Pistas en la noche [Libre][3/3]
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Pistas en la noche [Libre][3/3]
Existían muchas maneras de iniciar una aventura, un viaje o un trabajo. Todas siempre de manera diferente, en el caso de Alexander sus trabajos siempre iniciaban de la misma forma, eran peticiones u órdenes. Esta vez no sería la excepción, ya que luego de haber estado en el local de Fidelle, había decidido tomar un encargo que lucía prometedor. Los datos proporcionados al vampiro no era extensos, le informaban de una comunidad nómada que había estado por la zona de Sacrest Ville y sus afueras, lo extraño es que estos viajeros lucían atuendos similares unos de otros y no solían andar solos mientras preguntaban cosas extrañas a los pueblerinos, el sitio en el cual podía encontrarlos no estaba definido, los extraños vagaban de día por la ciudad pero llegada la noche desaparecían, se creía que poseían un campamento en el bosque y se albergaban allí por ahora.
Rastrear siempre era la parte tediosa de aquel trabajo, no podías actuar hasta conseguir a la presa "No solo es exterminar, es sacarles información." Aquella parte había sido clara en el papel, antes de proceder debía hacer hablar a sus víctimas. Los pasos del albino sonaban por el bosque, lo único que acompañaba el sonido de las hojas o ramas quebrándose bajo las botas de este era él de uno que otro animal nocturno.
Los tenues rayos de luz lunar se colaban entre las ramas de los árboles, iluminando tramos de camino cada cierta distancia. La brisa era fresca, soplaba lentamente y arrastraba a su paso una que otra hoja del suelo. Alexander caminaba sin mucha preocupación, confiaba en que aquello sería pan comido y si algún peligro se presentaba salir de este no sería problema.
- ¿Qué tan lejos pueden estar unos malditos nómadas? - Susurró el vampiro acuclillándose y buscando pistas que le pudiesen dirigir, lastimosamente no había mucha vida en aquel sendero ¿Debería optar por acercarse a la vía principal y revisar si en algún momento los pasos se desviaban al bosque? Eso sonaba lógico, pero no le agradaba la idea de quedar expuesto por caminos que solían ser más transitados. - Más vale que valga la pena. - Farfulló nuevamente saliendo del sendero por el que iba, en dirección al camino principal que conectaba el pueblo con el bosque, con fortuna conseguiría a un viajero o comerciante que le pudiese dar información de cosas extrañas en el bosque o fogatas "Y si se trata de un campamento, sería mucho mejor." Pero aquello sería mucho pedir ¿Cuánta gente realmente se detenía a detallar el paisaje en medio de la noche? O lo que era mucho mejor ¿Cuantos se detenían al ver un extraño cerca de Sacrest? Alex esperaba que la respuesta a esa pregunta al menos tuviese "1" en sus opciones como respuesta o debería detener al primer idiota que se topare.
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Rastrear siempre era la parte tediosa de aquel trabajo, no podías actuar hasta conseguir a la presa "No solo es exterminar, es sacarles información." Aquella parte había sido clara en el papel, antes de proceder debía hacer hablar a sus víctimas. Los pasos del albino sonaban por el bosque, lo único que acompañaba el sonido de las hojas o ramas quebrándose bajo las botas de este era él de uno que otro animal nocturno.
Los tenues rayos de luz lunar se colaban entre las ramas de los árboles, iluminando tramos de camino cada cierta distancia. La brisa era fresca, soplaba lentamente y arrastraba a su paso una que otra hoja del suelo. Alexander caminaba sin mucha preocupación, confiaba en que aquello sería pan comido y si algún peligro se presentaba salir de este no sería problema.
- ¿Qué tan lejos pueden estar unos malditos nómadas? - Susurró el vampiro acuclillándose y buscando pistas que le pudiesen dirigir, lastimosamente no había mucha vida en aquel sendero ¿Debería optar por acercarse a la vía principal y revisar si en algún momento los pasos se desviaban al bosque? Eso sonaba lógico, pero no le agradaba la idea de quedar expuesto por caminos que solían ser más transitados. - Más vale que valga la pena. - Farfulló nuevamente saliendo del sendero por el que iba, en dirección al camino principal que conectaba el pueblo con el bosque, con fortuna conseguiría a un viajero o comerciante que le pudiese dar información de cosas extrañas en el bosque o fogatas "Y si se trata de un campamento, sería mucho mejor." Pero aquello sería mucho pedir ¿Cuánta gente realmente se detenía a detallar el paisaje en medio de la noche? O lo que era mucho mejor ¿Cuantos se detenían al ver un extraño cerca de Sacrest? Alex esperaba que la respuesta a esa pregunta al menos tuviese "1" en sus opciones como respuesta o debería detener al primer idiota que se topare.
Última edición por Alexander H el Lun Oct 22 2018, 01:41, editado 1 vez
Alexander H
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Re: Pistas en la noche [Libre][3/3]
Estaba segura de que esta vez conseguiría lo que necesitaba. El destino era una cosa curiosa y la guiaba a la otra punta del mundo.
Se podría decir que los asuntos en la base de los bio se habían ligeramente calmado -aunque eso fuera decir demasiado- y por primera vez ella agradeció el tener el trabajo que ahora pesaba sobre sus hombros. La calma del camino, ademas de su peligro, le permitían estar en armonía con sus propios pensamientos aunque una persona común y corriente pensaría lo contrario.
Al comienzo se había dicho que necesitaría alguien que la escoltara pero Oromë había declinado la propuesta siendo políticamente correcta al comienzo para luego inclinarse por los gritos e insultos. Al final y para suerte de ellos, desistieron de seguir sugiriendolo antes de que recurriera a la siguiente etapa de negación la cual se basaba en lanzar golpes a diestra y siniestra como una energúmena.
No es que a ella le molestara que alguien más la acompañara, pero la costumbre de viajar sola y no tener que preocuparse por nadie más que no fuera ella misma era mucho mejor. Ademas, tenía más asuntos que resolver que el solo hecho de buscar a alguien útil que pudiera fabricar las drogas que tanto necesitaban. No solo servirían para mantener a los ladrones a raya sino que aumentaría enormemente el dinero que entraba a la "ciudad"... Claro, si es que encontraba a alguien tan habilidoso que no le importara dedicarse a la delincuencia.
Su primera opción había sido el avisarle a alguien muy conocido por ella a quien había enviado carta tras carta sin respuesta alguna... La ultima carta que colmó su paciencia había regresado en los brazos de un jovenzuelo huérfano que había recurrido al hurto al no tener una mejor opción para vivir que el servir a los más mañosos a la espera de que alguno se dignara a enseñarle sus trucos.
-Señorita, esto a sido regresado y parece que lo han abierto- D'Leh sostenía un paquete del largo de su antebrazo y es que era exactamente eso lo que sostenía y lo que ella había empaquetado para enviar. -Diablos, ese maldito se ha ido y no fue capaz de avisarme. Si lo encuentro lo mato- Gruñó mientras tomaba el apestoso y extremadamente descompuesto miembro y luego lo lanzaba tan lejos como su fuerza le permitió.
Desde ese día se había vuelto una misión el encontrar a alguien que pudiera suplantar por un tiempo a su primera opción, aunque dudaba que hubiera alguien tan bueno. D'Leh, tan servicial como era le había comentado que en Sacrest Ville había gente que podría serle útil. El único problema es que eran gente honorable pero que tal vez con un poco de dinero esa honradez podría aflojarse. "Niño listo, tal vez debería enseñarle yo como recompensa" pensó mientras le regalaba una moneda de oro.
Claro que a esta altura había sido más fácil decirlo que hacerlo. No había más datos que aquellos ya dados por el joven y si tenía que sincerarse pues no le agradaba mucho la idea de ir a una zona repleta de vampiros. Como extra, no quería ser reconocida a la primera por lo que prefirió hacer el viaje en su forma de dragón humanoide, cubriendo lo mas que podía sus rasgos con una enorme capa oscura, evitando así también que sus blancas escamas brillaran demasiado a la luz de la luna . La desconfianza hacia el mundo entero le decía que como alguien viera sus rasgos humanos y su descendencia de dragón, sería cuestión de tiempo antes de que cualquier sabandija buscara dinero por su cabeza. Si podía hacerles creer que era una mujer bestia mejor que mejor.
Ya no estaba lejos de la villa, su caballo estaba más nervioso de lo acostumbrado y sabía que no era solo por la oscuridad. "Tal vez el pueblo entero se levantó de una larga siesta diurna y eso es lo que le molesta tanto".
Se podría decir que los asuntos en la base de los bio se habían ligeramente calmado -aunque eso fuera decir demasiado- y por primera vez ella agradeció el tener el trabajo que ahora pesaba sobre sus hombros. La calma del camino, ademas de su peligro, le permitían estar en armonía con sus propios pensamientos aunque una persona común y corriente pensaría lo contrario.
Al comienzo se había dicho que necesitaría alguien que la escoltara pero Oromë había declinado la propuesta siendo políticamente correcta al comienzo para luego inclinarse por los gritos e insultos. Al final y para suerte de ellos, desistieron de seguir sugiriendolo antes de que recurriera a la siguiente etapa de negación la cual se basaba en lanzar golpes a diestra y siniestra como una energúmena.
No es que a ella le molestara que alguien más la acompañara, pero la costumbre de viajar sola y no tener que preocuparse por nadie más que no fuera ella misma era mucho mejor. Ademas, tenía más asuntos que resolver que el solo hecho de buscar a alguien útil que pudiera fabricar las drogas que tanto necesitaban. No solo servirían para mantener a los ladrones a raya sino que aumentaría enormemente el dinero que entraba a la "ciudad"... Claro, si es que encontraba a alguien tan habilidoso que no le importara dedicarse a la delincuencia.
Su primera opción había sido el avisarle a alguien muy conocido por ella a quien había enviado carta tras carta sin respuesta alguna... La ultima carta que colmó su paciencia había regresado en los brazos de un jovenzuelo huérfano que había recurrido al hurto al no tener una mejor opción para vivir que el servir a los más mañosos a la espera de que alguno se dignara a enseñarle sus trucos.
-Señorita, esto a sido regresado y parece que lo han abierto- D'Leh sostenía un paquete del largo de su antebrazo y es que era exactamente eso lo que sostenía y lo que ella había empaquetado para enviar. -Diablos, ese maldito se ha ido y no fue capaz de avisarme. Si lo encuentro lo mato- Gruñó mientras tomaba el apestoso y extremadamente descompuesto miembro y luego lo lanzaba tan lejos como su fuerza le permitió.
Desde ese día se había vuelto una misión el encontrar a alguien que pudiera suplantar por un tiempo a su primera opción, aunque dudaba que hubiera alguien tan bueno. D'Leh, tan servicial como era le había comentado que en Sacrest Ville había gente que podría serle útil. El único problema es que eran gente honorable pero que tal vez con un poco de dinero esa honradez podría aflojarse. "Niño listo, tal vez debería enseñarle yo como recompensa" pensó mientras le regalaba una moneda de oro.
Claro que a esta altura había sido más fácil decirlo que hacerlo. No había más datos que aquellos ya dados por el joven y si tenía que sincerarse pues no le agradaba mucho la idea de ir a una zona repleta de vampiros. Como extra, no quería ser reconocida a la primera por lo que prefirió hacer el viaje en su forma de dragón humanoide, cubriendo lo mas que podía sus rasgos con una enorme capa oscura, evitando así también que sus blancas escamas brillaran demasiado a la luz de la luna . La desconfianza hacia el mundo entero le decía que como alguien viera sus rasgos humanos y su descendencia de dragón, sería cuestión de tiempo antes de que cualquier sabandija buscara dinero por su cabeza. Si podía hacerles creer que era una mujer bestia mejor que mejor.
Ya no estaba lejos de la villa, su caballo estaba más nervioso de lo acostumbrado y sabía que no era solo por la oscuridad. "Tal vez el pueblo entero se levantó de una larga siesta diurna y eso es lo que le molesta tanto".
- Spoiler:
- PD: Para hacerse una idea de como se ve Oromë miren la ficha, me da pereza buscar el link XD
Oromë Vánadóttir
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Re: Pistas en la noche [Libre][3/3]
La agitación por la carrera quemaba el cuerpo de la vampiresa, un esfuerzo notorio de casi tres horas. Su capucha se había desplazado de su lugar, dejando el cabello plateado brillar cuando captaba los rayos de la luna en el movimiento continuo. Su zorro plateado corría a su lado, tan rápido como ella, a veces se sorprendía de cuan rápido y fiero era. Pero no era el momento de admirar la belleza de su mascota, tenía que escapar a como dé lugar, todos sus sentidos la gritaban de que apriete el paso si quiere salir viva de esta.
El camino, principal era una apuesta segura si quería despistar, ya que el bosque escondía muchos sitios que la puedan servir y muchos otros viajeros que esperaba encontrar para que la faciliten su huida. Pero aun no veía a nadie.
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3 horas antes…. Sacrest Ville
Alana estaba esperando su turno para la audiencia con uno de los historiadores más importantes de la comunidad de los vampiros. Tenía demasiadas preguntas que hacerle, pero sin duda tenía que ser de lo más cuidadosa.
Mordisquitos, su zorro plateado, dormía sobre sus piernas. Sus suaves ronquidos hacían eco en el enorme y suntuosamente decorado pasillo. Aún era pronto, pero ella se las había arreglado para dormir en el edificio sin que nadie se dé cuenta, para poder “pillar” a este hombre.
-Esss usssted, Alana?
Pregunto una voz suave y un poco seseante, la mujer miró hacia la persona que hablaba con ella, era un hombre pequeño, tenía el rostro muy similar a una serpiente, aunque nada de su aspecto le hacía pensar que fuera una. Observo sus colmillos saliendo por el fino labio y confirmaba claramente que era un vampiro.
-Sí, soy yo.
Respondió la mujer bajo su capucha pesada de color negro, que no revelaba nada de ella. La mujer se levantó, moviendo a su mascota.
-Essta cossa, no puede passsar!
La vampiresa dejo al zorro sobre el banco y le susurro –Estate aquí, no tardaré mucho y si ves u oyes algo, corre…- comento ella, rascando al animal tras su oreja peluda, antes de pasar tras aquel hombre. Alana observo aquella habitación que estaba decorada en verde y oro con pesadas cortinas en los ventanales con cristales de colores que representaban historias olvidadas. No se atrevía a moverse mucho más de lo necesario, pero se fijó en todas las posibles salidas y entradas. Cada rincón con sombras sólidas, cada cosa que pueda ser usada como arma.. Era una costumbre que ha adquirido a lo largo de su existencia.
“No se puede confiar en nadie!”
Hace tan solo una semana que dejo a Rumpel, tras aquella misión para la construcción de la ciudad Lagarto y lo que ha visto ahí aun la hacía estremecerse. Había prometido al mago volver en poco tiempo, pero este viaje se estaba empezando a complicar y más tras descubrir su verdadero nombre…o al menos, es lo que la ha dicho….Danior Leiningen. Y ella, no podía volver a su maestro, hasta que las dudas de su cabeza no tengan alguna respuesta.
Los pasos de aquel hombre seseante, la llevaban cada vez más hacia el corazón de aquel edificio. Ya han pasado 4 habitaciones con sus respectivos pasillos todos llenos de libros y papeles archivados en filas y al fin una sala de colores cremas y dorados la daba la bienvenida. La mujer observo la pesada mesa que estaba en mitad de aquel sitio. Era labrada y decorada con ostentación y sobre ella había miles de papeles y libros….Los ojos morados repasaron el resto de aquel sitio, todo estaba lleno de libros. Era un caos, pero un caos controlado, las posibles salidas de aquella habitaciones estaban accesibles y la chica dio buena cuenta de cómo acceder a ellas, si la era preciso. Había demasiadas velas por todas partes, sobre los libros.
Un hombre de cabello azabache brillante estaba tras una de las pilas de los libros, estudiando algo.
-Gran hissstoriador, esssta esss sssu visssita, Alana…
Un hombre apuesto, con un aroma a libros y lavanda estaba ante ella a una velocidad que hasta para ella era algo sorprendente. Sus ojos volvieron a buscar las salidas, su sentido común gritaba que deje aquello y salga corriendo. Pero ella trago duro y se obligó a mirarlo a los ojos azules, aparentando tranquilidad… El hombre se acercó a ella y retiró su capucha, mirándola a los ojos como un duelo.
-A qué has venido aquí, mi niña ¿?
-Necesito obtener información sobre una familia de los vampiros…Leningen, los conoce ¿?
La mirada se hizo intensa y la vampiresa sintió como sus rodillas empezaba a temblar ante aquel hombre. Había algo en él que ella no podía describir, pero la hacía querer confesar todo y dejar q él haga lo que sea con su existencia.
-Porque, alguien como tú, un vampiro sin apellido si quiera, pregunta por una de las familias más importante de esta parte del mundo?
El aliento cálido la estaba pegando en el rostro, mientras ella se acaba dar cuenta, que aquel hombre seseante desapareció y la puerta tras ella estaba cerrada.
Alana ni si quiera lo había notado. La mujer, empezaba a sentir como si aquel despacho la ahogaba.
-Solo le pido información, necesito saber a cerca de los integrantes de esta familia y si hay aun descendientes vivos. Y las razones de ello, no es asunto suyo.
Dijo ella cortante, desafiando al vampiro de nuevo.
“Estúpida! pero porque no te muerdes la lengua y usas algo de tu sentido común….”
Su pensamiento era cortado, por una parálisis por un peso sobre ella y un dolor punzante en su cuello. El vampiro, la tenía a su merced y ella ni siquiera ha podido hacer nada…
“Quien es este hombre….?”
El olor a sangre la hizo sentir rabia e impotencia…
-Asique eres Ethenilda, la hija perdida y la asesina de uno de tus hermanos…...pero que interesante…
La voz y el calor en su oído, hizo que se estremezca, era un depredador y ha leído en su sangre lo que ella ni si quiera sabía hace un par de días….El olor a lavanda se hizo más intenso y los brazos masculinos la abrazaron aún más fuerte, privándola de toda movilidad con su cuerpo…
Pero por suerte unas velas estaban sobre unos libros no muy lejos de ellos, con un gran esfuerzo la chica movió su pie derecho tirando una de las pilas de libros y con ello las velas que rápidamente prenden fuego a varios ejemplares escritos…
-Veo que tú aun no lo recuerdas. Siento mucho haberte probado así, pero todos mienten y como historiador no me puedo permitir andar a oscuras. Además la sangre nunca miente. Y ahora que ya sé quién eres, te quedarás aquí. Tu padre me dará lo que yo pida por devolverte para que recibas el castigo merecido por la muerte de Danior. Más, tu padre es sabio, seguro que te devuelve a mí cuando recuerdes todo.
El fuego se hizo más fuerte y la presión sobre su cuerpo ceso. El vampiro estaba mirando donde las llamas devoraban sus manuscritos…Liberando a Alana de golpe, mientras empezaba a apagar aquel desastre, la vampiresa forzó la puerta que cedió bajo la fuerza sobrehumana y corrió por el pasillo que había memorizado…
-Maldita, niña malcriada! Cogedla! No dejen que escape! Viva o muerta!
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Momento presente…
Las fuerzas estaban fallado a la vampiresa. Y su mente palpitaba con todo lo que sucedió. Aun podía sentir el aliento del vampiro sobre su piel y esa sensación de impotencia absoluta. De cómo la ha mordido y ese olor a lavanda. Ni si quiera sabía cómo se llamaba, pero sin duda él sabía sobre ella.
Los pasos tras ella se hicieron más audibles mientras una figura aparecía en el camino, aun a una distancia importante. No podía distinguir quien era, sus sentidos estaban ocupados con otras cosas. Recogió en brazos a Mordisquitos, que empezaba a flaquear y simplemente se deslizo hacia el primer agujero que ha visto convocando las sombras y poniendo la capucha sobre su cabello… Esperaba que con otro viajante, sus perseguidores la pierdan por completo. Y ella, pueda descansar y al final analizar con tranquilidad lo que ha sucedido unas horas antes.
-No hagas ruido...
Susurro a su mascota y esperó.
El camino, principal era una apuesta segura si quería despistar, ya que el bosque escondía muchos sitios que la puedan servir y muchos otros viajeros que esperaba encontrar para que la faciliten su huida. Pero aun no veía a nadie.
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3 horas antes…. Sacrest Ville
Alana estaba esperando su turno para la audiencia con uno de los historiadores más importantes de la comunidad de los vampiros. Tenía demasiadas preguntas que hacerle, pero sin duda tenía que ser de lo más cuidadosa.
Mordisquitos, su zorro plateado, dormía sobre sus piernas. Sus suaves ronquidos hacían eco en el enorme y suntuosamente decorado pasillo. Aún era pronto, pero ella se las había arreglado para dormir en el edificio sin que nadie se dé cuenta, para poder “pillar” a este hombre.
-Esss usssted, Alana?
Pregunto una voz suave y un poco seseante, la mujer miró hacia la persona que hablaba con ella, era un hombre pequeño, tenía el rostro muy similar a una serpiente, aunque nada de su aspecto le hacía pensar que fuera una. Observo sus colmillos saliendo por el fino labio y confirmaba claramente que era un vampiro.
-Sí, soy yo.
Respondió la mujer bajo su capucha pesada de color negro, que no revelaba nada de ella. La mujer se levantó, moviendo a su mascota.
-Essta cossa, no puede passsar!
La vampiresa dejo al zorro sobre el banco y le susurro –Estate aquí, no tardaré mucho y si ves u oyes algo, corre…- comento ella, rascando al animal tras su oreja peluda, antes de pasar tras aquel hombre. Alana observo aquella habitación que estaba decorada en verde y oro con pesadas cortinas en los ventanales con cristales de colores que representaban historias olvidadas. No se atrevía a moverse mucho más de lo necesario, pero se fijó en todas las posibles salidas y entradas. Cada rincón con sombras sólidas, cada cosa que pueda ser usada como arma.. Era una costumbre que ha adquirido a lo largo de su existencia.
“No se puede confiar en nadie!”
Hace tan solo una semana que dejo a Rumpel, tras aquella misión para la construcción de la ciudad Lagarto y lo que ha visto ahí aun la hacía estremecerse. Había prometido al mago volver en poco tiempo, pero este viaje se estaba empezando a complicar y más tras descubrir su verdadero nombre…o al menos, es lo que la ha dicho….Danior Leiningen. Y ella, no podía volver a su maestro, hasta que las dudas de su cabeza no tengan alguna respuesta.
Los pasos de aquel hombre seseante, la llevaban cada vez más hacia el corazón de aquel edificio. Ya han pasado 4 habitaciones con sus respectivos pasillos todos llenos de libros y papeles archivados en filas y al fin una sala de colores cremas y dorados la daba la bienvenida. La mujer observo la pesada mesa que estaba en mitad de aquel sitio. Era labrada y decorada con ostentación y sobre ella había miles de papeles y libros….Los ojos morados repasaron el resto de aquel sitio, todo estaba lleno de libros. Era un caos, pero un caos controlado, las posibles salidas de aquella habitaciones estaban accesibles y la chica dio buena cuenta de cómo acceder a ellas, si la era preciso. Había demasiadas velas por todas partes, sobre los libros.
Un hombre de cabello azabache brillante estaba tras una de las pilas de los libros, estudiando algo.
-Gran hissstoriador, esssta esss sssu visssita, Alana…
Un hombre apuesto, con un aroma a libros y lavanda estaba ante ella a una velocidad que hasta para ella era algo sorprendente. Sus ojos volvieron a buscar las salidas, su sentido común gritaba que deje aquello y salga corriendo. Pero ella trago duro y se obligó a mirarlo a los ojos azules, aparentando tranquilidad… El hombre se acercó a ella y retiró su capucha, mirándola a los ojos como un duelo.
-A qué has venido aquí, mi niña ¿?
-Necesito obtener información sobre una familia de los vampiros…Leningen, los conoce ¿?
La mirada se hizo intensa y la vampiresa sintió como sus rodillas empezaba a temblar ante aquel hombre. Había algo en él que ella no podía describir, pero la hacía querer confesar todo y dejar q él haga lo que sea con su existencia.
-Porque, alguien como tú, un vampiro sin apellido si quiera, pregunta por una de las familias más importante de esta parte del mundo?
El aliento cálido la estaba pegando en el rostro, mientras ella se acaba dar cuenta, que aquel hombre seseante desapareció y la puerta tras ella estaba cerrada.
Alana ni si quiera lo había notado. La mujer, empezaba a sentir como si aquel despacho la ahogaba.
-Solo le pido información, necesito saber a cerca de los integrantes de esta familia y si hay aun descendientes vivos. Y las razones de ello, no es asunto suyo.
Dijo ella cortante, desafiando al vampiro de nuevo.
“Estúpida! pero porque no te muerdes la lengua y usas algo de tu sentido común….”
Su pensamiento era cortado, por una parálisis por un peso sobre ella y un dolor punzante en su cuello. El vampiro, la tenía a su merced y ella ni siquiera ha podido hacer nada…
“Quien es este hombre….?”
El olor a sangre la hizo sentir rabia e impotencia…
-Asique eres Ethenilda, la hija perdida y la asesina de uno de tus hermanos…...pero que interesante…
La voz y el calor en su oído, hizo que se estremezca, era un depredador y ha leído en su sangre lo que ella ni si quiera sabía hace un par de días….El olor a lavanda se hizo más intenso y los brazos masculinos la abrazaron aún más fuerte, privándola de toda movilidad con su cuerpo…
Pero por suerte unas velas estaban sobre unos libros no muy lejos de ellos, con un gran esfuerzo la chica movió su pie derecho tirando una de las pilas de libros y con ello las velas que rápidamente prenden fuego a varios ejemplares escritos…
-Veo que tú aun no lo recuerdas. Siento mucho haberte probado así, pero todos mienten y como historiador no me puedo permitir andar a oscuras. Además la sangre nunca miente. Y ahora que ya sé quién eres, te quedarás aquí. Tu padre me dará lo que yo pida por devolverte para que recibas el castigo merecido por la muerte de Danior. Más, tu padre es sabio, seguro que te devuelve a mí cuando recuerdes todo.
El fuego se hizo más fuerte y la presión sobre su cuerpo ceso. El vampiro estaba mirando donde las llamas devoraban sus manuscritos…Liberando a Alana de golpe, mientras empezaba a apagar aquel desastre, la vampiresa forzó la puerta que cedió bajo la fuerza sobrehumana y corrió por el pasillo que había memorizado…
-Maldita, niña malcriada! Cogedla! No dejen que escape! Viva o muerta!
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Momento presente…
Las fuerzas estaban fallado a la vampiresa. Y su mente palpitaba con todo lo que sucedió. Aun podía sentir el aliento del vampiro sobre su piel y esa sensación de impotencia absoluta. De cómo la ha mordido y ese olor a lavanda. Ni si quiera sabía cómo se llamaba, pero sin duda él sabía sobre ella.
Los pasos tras ella se hicieron más audibles mientras una figura aparecía en el camino, aun a una distancia importante. No podía distinguir quien era, sus sentidos estaban ocupados con otras cosas. Recogió en brazos a Mordisquitos, que empezaba a flaquear y simplemente se deslizo hacia el primer agujero que ha visto convocando las sombras y poniendo la capucha sobre su cabello… Esperaba que con otro viajante, sus perseguidores la pierdan por completo. Y ella, pueda descansar y al final analizar con tranquilidad lo que ha sucedido unas horas antes.
-No hagas ruido...
Susurro a su mascota y esperó.
Alana
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Re: Pistas en la noche [Libre][3/3]
Alex había estado pensando cómo proceder en caso de un encuentro ¿Debería presentar el papel de alguien malo? ¿Debería comportarse con brusquedad? Aquel método nunca era el más satisfactorio para la contraparte, las cosas solían acabar mal y lo último que necesitaba ahora eran problemas, ya le incordiaba lo suficiente el hecho de no tener un rastro como para que se tuviese que preocupar porque algún idiota le quisiera atravesar con una lanza o espada.
El vampiro se palmeó la cara varias veces antes de salir al camino, debía imitar a alguien asustado o desesperado, no era un papel que se le diese bien pero era lo que quedaba en aquel momento. Su caminata firme cambió a una postura encorvada, frotaba las manos sobre su pecho constantemente simulando un tenue temblor mientras de vez en cuando miraba sin motivo alguno a sus espaldas.
Había preparado el discurso en su cabeza mientras caminaba, era el mismo discurso que solía usar para engatusar a la gente, solo debía cambiar una que otra palabra y debería encajar a la perfección "Los viajeros bondadosos siempre quieren ayudar para satisfacer su ego" Y era aquello lo que les arruinaba, los volvía simple herramientas que cualquiera con dos dedos de frente podría manipular.
Una pequeña flama de emoción se encendió dentro de Alexander al escuchar pasos frente a él, este levantó la mirada que había tenido clavada en el suelo para toparse con un jinete desconocido. El desconocido cubría su figura con una capa del color de la noche por lo cual era difícil de reconocerle "¿ Y si es una presa?" El mercenario no podía arriesgarse a atacar sin saber aquel dato, debería confiar que aquella capa no era el atuendo de los nómadas, al menos por ahora.
- Alto... por favor... deténgase. - Empezó diciendo el albino mientras levantaba ambas manos, observando con una mirada de dolor al jinete. - Le ruego que pare un momento... necesito su ayuda. - Este tragó saliva y apresuró el paso ante el caballo, levantando la vista intentando ver el rostro bajo la capucha. - Es un milagro toparme con un viajero... no puede imaginar la noche que he tenido. - Dijo acercando una mano temblorosa al caballo. - Un grupo me atacó hace un par de horas... me emboscaron a mí y a mi hermano, él me defendió... pero no pudo escapar, aquella gente lo tomó y se lo llevó. No se a donde lo llevaron... necesito su ayuda, necesito que me ayude a salvarlo. - "Vamos, si eres un aventurero debes morder el anzuelo." - Cuando se lo llevaron... él dejó caer su espada, puedo usarla para defenderme si las cosas se ponen mal ¿Me ayudaría? Puedo... puedo pagarle de ser necesario.
Aquella treta debía ser suficiente para engañar al jinete, no se había dejado ningún cabo suelto y todos los puntos dichos no se contradecían o al menos así lo había sentido el mercenario ¿No había expuesto todos los puntos para recibir la colaboración? Hasta le había ofrecido dinero de ser necesario, aquello debía bastar. Alexander centró la mirada en la capucha cuando las nubes permitieron que un par de rayos de luna interrumpieran en el bosque, iluminando parte de la ruta junto a los presentes, lo único que le extrañó es que pudo ver un par de escamas antes de que la iluminación se volviese a perder.
El vampiro se palmeó la cara varias veces antes de salir al camino, debía imitar a alguien asustado o desesperado, no era un papel que se le diese bien pero era lo que quedaba en aquel momento. Su caminata firme cambió a una postura encorvada, frotaba las manos sobre su pecho constantemente simulando un tenue temblor mientras de vez en cuando miraba sin motivo alguno a sus espaldas.
Había preparado el discurso en su cabeza mientras caminaba, era el mismo discurso que solía usar para engatusar a la gente, solo debía cambiar una que otra palabra y debería encajar a la perfección "Los viajeros bondadosos siempre quieren ayudar para satisfacer su ego" Y era aquello lo que les arruinaba, los volvía simple herramientas que cualquiera con dos dedos de frente podría manipular.
Una pequeña flama de emoción se encendió dentro de Alexander al escuchar pasos frente a él, este levantó la mirada que había tenido clavada en el suelo para toparse con un jinete desconocido. El desconocido cubría su figura con una capa del color de la noche por lo cual era difícil de reconocerle "¿ Y si es una presa?" El mercenario no podía arriesgarse a atacar sin saber aquel dato, debería confiar que aquella capa no era el atuendo de los nómadas, al menos por ahora.
- Alto... por favor... deténgase. - Empezó diciendo el albino mientras levantaba ambas manos, observando con una mirada de dolor al jinete. - Le ruego que pare un momento... necesito su ayuda. - Este tragó saliva y apresuró el paso ante el caballo, levantando la vista intentando ver el rostro bajo la capucha. - Es un milagro toparme con un viajero... no puede imaginar la noche que he tenido. - Dijo acercando una mano temblorosa al caballo. - Un grupo me atacó hace un par de horas... me emboscaron a mí y a mi hermano, él me defendió... pero no pudo escapar, aquella gente lo tomó y se lo llevó. No se a donde lo llevaron... necesito su ayuda, necesito que me ayude a salvarlo. - "Vamos, si eres un aventurero debes morder el anzuelo." - Cuando se lo llevaron... él dejó caer su espada, puedo usarla para defenderme si las cosas se ponen mal ¿Me ayudaría? Puedo... puedo pagarle de ser necesario.
Aquella treta debía ser suficiente para engañar al jinete, no se había dejado ningún cabo suelto y todos los puntos dichos no se contradecían o al menos así lo había sentido el mercenario ¿No había expuesto todos los puntos para recibir la colaboración? Hasta le había ofrecido dinero de ser necesario, aquello debía bastar. Alexander centró la mirada en la capucha cuando las nubes permitieron que un par de rayos de luna interrumpieran en el bosque, iluminando parte de la ruta junto a los presentes, lo único que le extrañó es que pudo ver un par de escamas antes de que la iluminación se volviese a perder.
Alexander H
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Re: Pistas en la noche [Libre][3/3]
Ella no era un perro, ni un hombre bestia. No tenía tan buen olfato como estos pero su complexión a diferencia de cualquier otro dragón que no tuviera la capacidad de Oromë para verse como un lagarto de metro ochenta que camina erguida no sería tan habilidoso como lo era esta mujer para cambiar partes de ella y mejorarse si la situación así lo requería.
La verdad requería de una precisión de la que carecía, no era tan exacta como hubiese deseado pero con eso le bastaba. El caballo lo había sentido mucho antes que ella y esa había sido la señal para esforzarse un poco más. "Dios como odio los vampiros con su tan silencioso andar y su maldita costumbre de ser tan... vampiros"
La figura se acercaba a ella con las manos alzadas en señal de "por favor, no me lastime" y Oromë bien podría haber seguido andando, en realidad, quería hacerlo pero él -parecía y sonaba como un él- estaba delante del animal queriendo calmarlo. "En tus sueños calmaras a este animal". Se habría molestado en hablarle al comienzo de su verborragia pero como alma curiosa que era lo dejó seguir, la pena en su voz derramándose por sus labios, pero...
-Oh pobrecillo, ¿Por que os han atacado?¿Hay algo que pueda hacer?- Hizo su mejor esfuerzo por que su voz sonara tan dolida como la suya, destacando su acento femenino, algo complicado de lograr con esta forma tan poco humana. -Déjame bajar para que te ayude, debo tener algo aquí para que puedas beber y luego iremos al pueblo para que las autoridades nos ayuden¿si?- La dragona no tenía la menor idea de si había alguna autoridad a la cual responder pero si estaba segura de una cosa.
Se bajó del caballo, lentamente para no alterar la tela que la cubría y luego se dispuso a buscar en un pequeño bolso sobre su caballo. -Casi me das un susto de muerte jovencito, el caballo por poco y me tira de la silla. Ustedes los vampiros son muy silenciosos, debe haber sido eso sí, porque dudo que él pueda oler una sangre que casualmente no llevas sobre tu piel...- Dejo de rebuscar y volteó lentamente su mirada sobre el muchacho, la noche era tan oscura como la brea pero tenía atisbo de su apariencia ya grabadas en su retina. -Tampoco hueles a alguien más, hueles bien dentro de lo que se considera normal. Así que ¿Porque mejor no dejamos esta estupidez y me dices que quieres?. Si planeas robarme te aseguro que no te será fácil- Bajó la capucha de su capa para mostrar sus enormes fauces, su cola moviéndose de lado a lado sobresaliendo de la capa, la punta de esta amenazante y lista para clavarse en medio de su pecho si daba un solo paso. Un suave rugido de advertencia salió de lo más profundo de su garganta mientras se cruzaba de brazos.
Sus ojos se desviaron un solo momento, un minúsculo cambio en el aire, el sonido inexistente ahora era perceptible. "¿Una emboscada?No, él no huele a nadie más." El tiempo parecía ir más lento y le hacían creer que tenía toda una vida para saber que estaba ocurriendo aquí, pero eso no era más que una ilusión. Tal vez todos estos días viajando sola en completo silencio la hicieron un poco más susceptible... o paranoica. Fuera lo que fuera, odiaba las multitudes. -¿Trajiste acompañantes para robarme? Esperaba más de un condenado- Las palabras eran como ácido, horribles y mal intencionadas. No es que realmente le importara eso de la sangre de los dragones, eso era historia antigua; le interesaba más saber si tendría que aplazar sus planes para al final derramar sangre nueva.
Oromë se lamentaba el haber sido toda una arpía y no aceptar los escoltas ahora.
La verdad requería de una precisión de la que carecía, no era tan exacta como hubiese deseado pero con eso le bastaba. El caballo lo había sentido mucho antes que ella y esa había sido la señal para esforzarse un poco más. "Dios como odio los vampiros con su tan silencioso andar y su maldita costumbre de ser tan... vampiros"
La figura se acercaba a ella con las manos alzadas en señal de "por favor, no me lastime" y Oromë bien podría haber seguido andando, en realidad, quería hacerlo pero él -parecía y sonaba como un él- estaba delante del animal queriendo calmarlo. "En tus sueños calmaras a este animal". Se habría molestado en hablarle al comienzo de su verborragia pero como alma curiosa que era lo dejó seguir, la pena en su voz derramándose por sus labios, pero...
-Oh pobrecillo, ¿Por que os han atacado?¿Hay algo que pueda hacer?- Hizo su mejor esfuerzo por que su voz sonara tan dolida como la suya, destacando su acento femenino, algo complicado de lograr con esta forma tan poco humana. -Déjame bajar para que te ayude, debo tener algo aquí para que puedas beber y luego iremos al pueblo para que las autoridades nos ayuden¿si?- La dragona no tenía la menor idea de si había alguna autoridad a la cual responder pero si estaba segura de una cosa.
Se bajó del caballo, lentamente para no alterar la tela que la cubría y luego se dispuso a buscar en un pequeño bolso sobre su caballo. -Casi me das un susto de muerte jovencito, el caballo por poco y me tira de la silla. Ustedes los vampiros son muy silenciosos, debe haber sido eso sí, porque dudo que él pueda oler una sangre que casualmente no llevas sobre tu piel...- Dejo de rebuscar y volteó lentamente su mirada sobre el muchacho, la noche era tan oscura como la brea pero tenía atisbo de su apariencia ya grabadas en su retina. -Tampoco hueles a alguien más, hueles bien dentro de lo que se considera normal. Así que ¿Porque mejor no dejamos esta estupidez y me dices que quieres?. Si planeas robarme te aseguro que no te será fácil- Bajó la capucha de su capa para mostrar sus enormes fauces, su cola moviéndose de lado a lado sobresaliendo de la capa, la punta de esta amenazante y lista para clavarse en medio de su pecho si daba un solo paso. Un suave rugido de advertencia salió de lo más profundo de su garganta mientras se cruzaba de brazos.
Sus ojos se desviaron un solo momento, un minúsculo cambio en el aire, el sonido inexistente ahora era perceptible. "¿Una emboscada?No, él no huele a nadie más." El tiempo parecía ir más lento y le hacían creer que tenía toda una vida para saber que estaba ocurriendo aquí, pero eso no era más que una ilusión. Tal vez todos estos días viajando sola en completo silencio la hicieron un poco más susceptible... o paranoica. Fuera lo que fuera, odiaba las multitudes. -¿Trajiste acompañantes para robarme? Esperaba más de un condenado- Las palabras eran como ácido, horribles y mal intencionadas. No es que realmente le importara eso de la sangre de los dragones, eso era historia antigua; le interesaba más saber si tendría que aplazar sus planes para al final derramar sangre nueva.
Oromë se lamentaba el haber sido toda una arpía y no aceptar los escoltas ahora.
- Spoiler:
- Lamento la tardanza chicos D: y espero el post esté bien :3 cualquier cosilla mp sin miedo ^^
Oromë Vánadóttir
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Re: Pistas en la noche [Libre][3/3]
Alana escondida con su mascota, oía una conversación alejada de ella, más arriba del camino. No entendía nada, pero sí distinguía voces. No eran los vampiros que la perseguían, si es que eran vampiros.
“Así que era cierto, lo de que mi nombre es Ethenilda. Pero quien puede poner un nombre tan feo a su hija. Un capullo integral, sin duda! Un gilipollas que no se ha preocupado en encontrarme hace 100 años cuando...arg... Necesito saber sobre ellos lo máximo posible!”
La mujer casi se relajó y casi disipó sus sombras cuando por el otro lado ha oído varios hombres correr y tras ellos caballos a galope. No sabía cuántos eran, pero parecía que tenían toda la intención de cogerla. La pregunta era si era con vida o muerta también les era de valor. Aun así no les daría fácil caza y menos aún fácil captura.
Mordisquitos se aprieto contra su cuello y mantuvo sus ojos negros clavados en el camino. Era un animal fascinante! Alana no se arrepintió ni un poco por haberlo adquirido y salvado de aquellos incompetentes. Este animal era un guerrero, un animal con espirito de superviviente, inteligente y casi tan calculador como ella misma. Se sentía territorial sobre él.
Primero, ante ella y en dirección a las voces pasaron 3 hombres corriendo. Sin duda vampiros de la guardia, armadura ligera y con símbolos de distinción, armas brillantes a los lados y dos cuchillos en la parte de atrás de su espalda. Alana los había visto cuando entró en aquel edificio, dónde quemo el despacho. Tras ellos, dos monturas, caballos negros y sobre ellos encapuchados. La chica no ha podido ver sus armas o armaduras, ni distinguir que o quienes eran.
“Algo no anda bien con estos encapuchados…”
La vampiresa se encogió y se concentró en su magia para que las sombras los escondan por completo. No la apetecía para nada enfrentarse a 5 cazadores, asique dejo que pasen de largo y se quedó quieta por unos instantes para ver qué es lo que sucedía más adelante. No la detectaron, nada.
Alana odiaba los enfrentamientos abiertos, no era una gran guerrera. Pero en lo que era buena es en espiar y esconderse en los sitios menos esperados, ataques improvisados. Con suavidad tiro de su cuerpo y sin despojarse de su magia avanzó en la dirección a las voces y pies corriendo. Manteniéndose alejada a una distancia prudencial, tan solo para ver qué es lo que les harían a los hombres con los que se encontrarían más adelante. Necesitaba más información sobre los encapuchados.
Su mascota se ha mantenido en su cuello a modo de collar, con sus garras clavadas en la tela de su vestido. La mujer tiro un poco de la falda, solo lo necesario para que esta no se rasgue y no se trabe con nada en el camino, eran vestidos hechos para ella, con cortes estratégicos para que pueda correr sin problemas o trepar, o combatir. Sabía que el olor de su mascota era fuerte y podría engañar alguna nariz por un tiempo sobre su presencia en la zona. Asique usaría esa ventaja para observar y analizar, necesitaba tener más información sobre los puntos débiles y así puede que deshacerse de esa persecución.
La vampiresa encontró un árbol lo suficientemente grueso y trepó sobre él. Veía perfectamente dos figuras y un caballo, no distinguía mucho los rasgos, pero diría que uno de los hombres era hombre-bestia o algo así, por la cola evidente y un altura importante. Y podía observar como el encuentro de estos dos era inevitable con los cinco que la daban caza.
“Mmmm, me gustan las fiestas ajenas. Siempre hay cosas de las que una puede disfrutar de entre las sombras.”
“Así que era cierto, lo de que mi nombre es Ethenilda. Pero quien puede poner un nombre tan feo a su hija. Un capullo integral, sin duda! Un gilipollas que no se ha preocupado en encontrarme hace 100 años cuando...arg... Necesito saber sobre ellos lo máximo posible!”
La mujer casi se relajó y casi disipó sus sombras cuando por el otro lado ha oído varios hombres correr y tras ellos caballos a galope. No sabía cuántos eran, pero parecía que tenían toda la intención de cogerla. La pregunta era si era con vida o muerta también les era de valor. Aun así no les daría fácil caza y menos aún fácil captura.
Mordisquitos se aprieto contra su cuello y mantuvo sus ojos negros clavados en el camino. Era un animal fascinante! Alana no se arrepintió ni un poco por haberlo adquirido y salvado de aquellos incompetentes. Este animal era un guerrero, un animal con espirito de superviviente, inteligente y casi tan calculador como ella misma. Se sentía territorial sobre él.
Primero, ante ella y en dirección a las voces pasaron 3 hombres corriendo. Sin duda vampiros de la guardia, armadura ligera y con símbolos de distinción, armas brillantes a los lados y dos cuchillos en la parte de atrás de su espalda. Alana los había visto cuando entró en aquel edificio, dónde quemo el despacho. Tras ellos, dos monturas, caballos negros y sobre ellos encapuchados. La chica no ha podido ver sus armas o armaduras, ni distinguir que o quienes eran.
“Algo no anda bien con estos encapuchados…”
La vampiresa se encogió y se concentró en su magia para que las sombras los escondan por completo. No la apetecía para nada enfrentarse a 5 cazadores, asique dejo que pasen de largo y se quedó quieta por unos instantes para ver qué es lo que sucedía más adelante. No la detectaron, nada.
Alana odiaba los enfrentamientos abiertos, no era una gran guerrera. Pero en lo que era buena es en espiar y esconderse en los sitios menos esperados, ataques improvisados. Con suavidad tiro de su cuerpo y sin despojarse de su magia avanzó en la dirección a las voces y pies corriendo. Manteniéndose alejada a una distancia prudencial, tan solo para ver qué es lo que les harían a los hombres con los que se encontrarían más adelante. Necesitaba más información sobre los encapuchados.
Su mascota se ha mantenido en su cuello a modo de collar, con sus garras clavadas en la tela de su vestido. La mujer tiro un poco de la falda, solo lo necesario para que esta no se rasgue y no se trabe con nada en el camino, eran vestidos hechos para ella, con cortes estratégicos para que pueda correr sin problemas o trepar, o combatir. Sabía que el olor de su mascota era fuerte y podría engañar alguna nariz por un tiempo sobre su presencia en la zona. Asique usaría esa ventaja para observar y analizar, necesitaba tener más información sobre los puntos débiles y así puede que deshacerse de esa persecución.
La vampiresa encontró un árbol lo suficientemente grueso y trepó sobre él. Veía perfectamente dos figuras y un caballo, no distinguía mucho los rasgos, pero diría que uno de los hombres era hombre-bestia o algo así, por la cola evidente y un altura importante. Y podía observar como el encuentro de estos dos era inevitable con los cinco que la daban caza.
“Mmmm, me gustan las fiestas ajenas. Siempre hay cosas de las que una puede disfrutar de entre las sombras.”
Alana
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Re: Pistas en la noche [Libre][3/3]
El "chico" se sentía complacido de que su treta hubiese servido con aquel aventurero, aunque el tono de voz de aquel ser le parecía curioso, lucía como cualquier cosa menos mujer "¿Pero qué importa su sexo mientras pueda ayudar?" Mientras una herramienta pudiese cumplir su trabajo, no importaba como luciera.
- Las autoridades no... no tenemos tiempo para ello. - Dijo en un tono lastimero ante la afirmación de la jinete, sacudiendo las manos en el aire y negando con la cabeza.
Alexander se alejó un poco al ver que aquella persona disponía a desmontar al corcel, odiaba mantener aquel papel sumiso y paciente pero era su única opción. Cada segundo que pasaba se había esforzado para acelerar su respiración y hacerlo notorio, entre más pánico aparentase seguro que apresuraría a la cosa aquella a colaborar. El vampiro frotaba sus manos nerviosamente escuchando atentamente lo que aquella mujer, iguana lo que fuera decía "¿Por qué deben tardar tanto? Maldición" Aunque por un momento rompió su actitud de joven nervioso al escuchar que revelaban su naturaleza de vampiro.
El mercenario dejó las manos quietas mientras miraba fijamente los ojos de aquel ser, no le causaba malestar o temor, pero sentía que había algo allí que no podría salir bien y si ese era el caso debería arreglar los problemas de una forma u otra. Al escuchar la acusación final se limitó a suspirar y dejar aquella molesta posición encorvada, colocándose firme sin apartar la mirada de la bestia bajo el manto.
- Ya veo, así que se te da mal lidiar con chiquillos en problemas... qué asco. - Murmuró este rascándose la barbilla. - Pero si, ciertamente me agrada el hecho de dejar esta estupidez, es mucho más cómodo. - El vampiro le dirigió una corta sonrisa mostrando los colmillos, si aquella cosa presumiría sus atributos ¿Por qué el no debería? Estaba por continuar parloteando cuando se dio cuenta en que aquella cosa le dejaba de prestar atención, soltando otro suspiro y arrugando el ceño hasta que ella volvió a hablar. -¿Me veo como alguien que necesite ayuda para pisar una iguana? - Contestó de mala gana ante la acusación de la bestia escamosa. - No planeo siquiera robarte, si fueses la presa no me hubiese comportado como un idiota acercándome tan descuidadamente ¿Por quién me tomas?
El sonido que había distraído a la bestia comenzó a hacerse más notable, obligándole también a Alexander a girar en dirección a este para saber de qué se trataba, los causantes de la interrupción se detuvieron a pocos metros, parecían estar buscando algo en especifico "Al parecer es una noche ocupada." A simple vista no parecían ser gran problema, tres hombres a pie y dos montando ¿Cuál era el peligro?
- Espero tengan buenas noches. - Comenzó diciendo uno de los hombres montados. - No queremos ser un incordio, pero buscamos a una mujer, nuestra querida... hermana está perdida ¿Acaso la han visto?
En otra circunstancia quizá el mercenario se hubiese tomado la molestia de pensar y responder, de haber notado la duda en la palabra "hermana" pero había algo más importante "Trajes similares, todos ellos tienen ropa del mismo estilo" podía ser suerte, aunque no estaba seguro si aquellos eran parte de los nómadas que buscaba. Llevó la mano a la vaina de cuero en su espalda y desenfundó la espada de doble filo, sopesándola un poco en el aire.
- Búsquedas, búsquedas, búsquedas... esta es una noche de búsquedas. - Dijo el vampiro tomando el arma con ambas manos y dirigiendo la mirada por última vez a la bestia. - Espero que no deba preocuparme por un ataque por la espalda.
- Señor, por favor le pido que se calme, solo queremos saber si han visto a nuestra hermana. No queremos luchar.
Las palabras en aquel momento eran inútiles, lo único en la cabeza de Alex era cumplir una misión y justamente eso era lo que haría. Avanzó rápidamente hacia el primer oponente al cual no demoró en atravesar con su arma, clavando el filo de la espada desde el bajo vientre hasta que sobresaliera por la espalda del pobre alma que no había tenido oportunidad de defenderse. Tenía el rostro de aquel moribundo sujeto frente a él, observando como la vida abandonaba los ojos y la sangre se deslizaba desde el filo hasta la empuñadora del arma, manchando lentamente los dedos del vampiro.
Su ataque impulsivo le había hecho descuidar a los otros atacantes, solo regresó cuando sintió un tajo en su brazo. El dolor no fue mucho pero bastó para recordarle que no solo era uno o dos, los otros atacantes sin caballo estaban a la carga, uno tenía dagas en sus manos y él otro una hacha de mano. El vampiro intentó retirar su arma del actual cuerpo muerto antes de que los ataques llegaran pero no lo logró, soltó el mango a tiempo antes de que el hacha impactara contra sus brazos.
Sin arma alguna ahora la pelea se encontraba en desventaja, ambos oponentes se acercaban sin parar lanzando ataque tras ataque, buscando los puntos vitales del asesino. Alexander estaba por contra-atacar cuando una flecha se clavó en su hombro, haciéndole retroceder de nuevo. Al levantar la mirada vio que el proyectil había sido disparado por el jinete que no había hablado y se había mantenido a raya por el momento "Vamos, piensa algo rápido maldito idiota." ¿Le valía la pena sacrificarse para obtener un ataque letal? No eso ... pero había algo más, otra pieza sin explotar.
- ¡No te quedes quieta ,Envy, ataca! - No tenía ni menor idea de cómo se llamaba la reptil pero eso le daba igual, sus agresores también desconocían aquel dato. Solo debía dejar que centraran su atención en ella el momento suficiente mientras se recuperaba "Y si los aniquila, mucho mejor."
Su estrategia dio resultado en poco tiempo ya que el ritmo de ataques se detuvo un momento, el albino vio como el arquero ahora apuntaba a la reptil mientras le hacía un gesto al hombre del hacha que se dirigiera contra esta. Ahora quedándose contra un solo adversario no dudó en dejarse llevar nuevamente por su instinto, el hombre de las dagas volvió a arremeter esta vez con mayor decisión y Alex no se quedó atrás. Se agachó para evitar el primer golpe y luego retuvo la otra mano del agresor antes de que este tuviese oportunidad de usar su otra arma corta, sin perder el impulso continuó avanzando hasta derribar al su oponente y derrumbarlo sobre el suelo, quedando el vampiro sobre él.
- Debo felicitarte por el corte, me tomaste desprevenido. - Fueron las últimas palabras del mercenario antes tomar el cráneo del sujeto y desnucarlo con un brusco movimiento. - Mierda, ya van dos y aún no consigo la información. - Alexander se levantó del suelo dejando al cadáver y se giró hacia el jinete que había funcionado como presentador de aquella noche, debía dejar al menos a uno vivo para que le llevasen a aquel campamento que buscaba. Levantó la mano hasta la flecha que tenía enterrada en el hombro y la arrancó sin pensarlo, salpicando algo de sangre en su ropa y en el césped. Aquellos actos de estupidez le costarían un par de vendajes.
- Las autoridades no... no tenemos tiempo para ello. - Dijo en un tono lastimero ante la afirmación de la jinete, sacudiendo las manos en el aire y negando con la cabeza.
Alexander se alejó un poco al ver que aquella persona disponía a desmontar al corcel, odiaba mantener aquel papel sumiso y paciente pero era su única opción. Cada segundo que pasaba se había esforzado para acelerar su respiración y hacerlo notorio, entre más pánico aparentase seguro que apresuraría a la cosa aquella a colaborar. El vampiro frotaba sus manos nerviosamente escuchando atentamente lo que aquella mujer, iguana lo que fuera decía "¿Por qué deben tardar tanto? Maldición" Aunque por un momento rompió su actitud de joven nervioso al escuchar que revelaban su naturaleza de vampiro.
El mercenario dejó las manos quietas mientras miraba fijamente los ojos de aquel ser, no le causaba malestar o temor, pero sentía que había algo allí que no podría salir bien y si ese era el caso debería arreglar los problemas de una forma u otra. Al escuchar la acusación final se limitó a suspirar y dejar aquella molesta posición encorvada, colocándose firme sin apartar la mirada de la bestia bajo el manto.
- Ya veo, así que se te da mal lidiar con chiquillos en problemas... qué asco. - Murmuró este rascándose la barbilla. - Pero si, ciertamente me agrada el hecho de dejar esta estupidez, es mucho más cómodo. - El vampiro le dirigió una corta sonrisa mostrando los colmillos, si aquella cosa presumiría sus atributos ¿Por qué el no debería? Estaba por continuar parloteando cuando se dio cuenta en que aquella cosa le dejaba de prestar atención, soltando otro suspiro y arrugando el ceño hasta que ella volvió a hablar. -¿Me veo como alguien que necesite ayuda para pisar una iguana? - Contestó de mala gana ante la acusación de la bestia escamosa. - No planeo siquiera robarte, si fueses la presa no me hubiese comportado como un idiota acercándome tan descuidadamente ¿Por quién me tomas?
El sonido que había distraído a la bestia comenzó a hacerse más notable, obligándole también a Alexander a girar en dirección a este para saber de qué se trataba, los causantes de la interrupción se detuvieron a pocos metros, parecían estar buscando algo en especifico "Al parecer es una noche ocupada." A simple vista no parecían ser gran problema, tres hombres a pie y dos montando ¿Cuál era el peligro?
- Espero tengan buenas noches. - Comenzó diciendo uno de los hombres montados. - No queremos ser un incordio, pero buscamos a una mujer, nuestra querida... hermana está perdida ¿Acaso la han visto?
En otra circunstancia quizá el mercenario se hubiese tomado la molestia de pensar y responder, de haber notado la duda en la palabra "hermana" pero había algo más importante "Trajes similares, todos ellos tienen ropa del mismo estilo" podía ser suerte, aunque no estaba seguro si aquellos eran parte de los nómadas que buscaba. Llevó la mano a la vaina de cuero en su espalda y desenfundó la espada de doble filo, sopesándola un poco en el aire.
- Búsquedas, búsquedas, búsquedas... esta es una noche de búsquedas. - Dijo el vampiro tomando el arma con ambas manos y dirigiendo la mirada por última vez a la bestia. - Espero que no deba preocuparme por un ataque por la espalda.
- Señor, por favor le pido que se calme, solo queremos saber si han visto a nuestra hermana. No queremos luchar.
Las palabras en aquel momento eran inútiles, lo único en la cabeza de Alex era cumplir una misión y justamente eso era lo que haría. Avanzó rápidamente hacia el primer oponente al cual no demoró en atravesar con su arma, clavando el filo de la espada desde el bajo vientre hasta que sobresaliera por la espalda del pobre alma que no había tenido oportunidad de defenderse. Tenía el rostro de aquel moribundo sujeto frente a él, observando como la vida abandonaba los ojos y la sangre se deslizaba desde el filo hasta la empuñadora del arma, manchando lentamente los dedos del vampiro.
Su ataque impulsivo le había hecho descuidar a los otros atacantes, solo regresó cuando sintió un tajo en su brazo. El dolor no fue mucho pero bastó para recordarle que no solo era uno o dos, los otros atacantes sin caballo estaban a la carga, uno tenía dagas en sus manos y él otro una hacha de mano. El vampiro intentó retirar su arma del actual cuerpo muerto antes de que los ataques llegaran pero no lo logró, soltó el mango a tiempo antes de que el hacha impactara contra sus brazos.
Sin arma alguna ahora la pelea se encontraba en desventaja, ambos oponentes se acercaban sin parar lanzando ataque tras ataque, buscando los puntos vitales del asesino. Alexander estaba por contra-atacar cuando una flecha se clavó en su hombro, haciéndole retroceder de nuevo. Al levantar la mirada vio que el proyectil había sido disparado por el jinete que no había hablado y se había mantenido a raya por el momento "Vamos, piensa algo rápido maldito idiota." ¿Le valía la pena sacrificarse para obtener un ataque letal? No eso ... pero había algo más, otra pieza sin explotar.
- ¡No te quedes quieta ,Envy, ataca! - No tenía ni menor idea de cómo se llamaba la reptil pero eso le daba igual, sus agresores también desconocían aquel dato. Solo debía dejar que centraran su atención en ella el momento suficiente mientras se recuperaba "Y si los aniquila, mucho mejor."
Su estrategia dio resultado en poco tiempo ya que el ritmo de ataques se detuvo un momento, el albino vio como el arquero ahora apuntaba a la reptil mientras le hacía un gesto al hombre del hacha que se dirigiera contra esta. Ahora quedándose contra un solo adversario no dudó en dejarse llevar nuevamente por su instinto, el hombre de las dagas volvió a arremeter esta vez con mayor decisión y Alex no se quedó atrás. Se agachó para evitar el primer golpe y luego retuvo la otra mano del agresor antes de que este tuviese oportunidad de usar su otra arma corta, sin perder el impulso continuó avanzando hasta derribar al su oponente y derrumbarlo sobre el suelo, quedando el vampiro sobre él.
- Debo felicitarte por el corte, me tomaste desprevenido. - Fueron las últimas palabras del mercenario antes tomar el cráneo del sujeto y desnucarlo con un brusco movimiento. - Mierda, ya van dos y aún no consigo la información. - Alexander se levantó del suelo dejando al cadáver y se giró hacia el jinete que había funcionado como presentador de aquella noche, debía dejar al menos a uno vivo para que le llevasen a aquel campamento que buscaba. Levantó la mano hasta la flecha que tenía enterrada en el hombro y la arrancó sin pensarlo, salpicando algo de sangre en su ropa y en el césped. Aquellos actos de estupidez le costarían un par de vendajes.
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