[Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]

Gruñí. No iba a poder seguir así. Por muchos demonios que matase, siempre había más. Iba a tener que buscar otra estrategia.

Sin embargo, empecé a oír una voz. El responsable de todo aquello había decidido revelarse. Y entonces, como un idiota cualquiera, empezó a hablar, dándome el tiempo necesario para prepararme.

Saqué el frasco de líquido dorado de mi cinturón. Aquella situación parecía apropiada para aquello. Cuidadosamente, incliné el recipiente. Dos gotas. [1] No debía excederme, después de todo. Las dejé caer sobre mi garra izquierda. La runa del metal comenzó a brillar notablemente en un tono carmesí. Un leve siseo salía de mi mano. Ardía. Estaba deseando usarla.

Para cuando alcé la mirada, aquel tipo aún no había dejado de hablar. No había sido suficiente con llevarme allí, también pretendía matarme de aburrimiento. Iba a volverse irritante. Podía olerlo...

Por suerte, tenía algo más. Los anillos del sol y de la luna no eran los únicos con un gran poder. Puse aquel que descansaba delante de mi y soplé. El aliento resonó con la extraña gema. [2] Si hacía lo que prometía, aquello iba a acabar rápido.

No tuve tiempo para nada más antes de que el hombre, monstruo o lo que fuese, se lanzase a por mi. Su primer ataque se encontró con la hoja de Brillo, pero fue lo suficientemente fuerte para hacerme retroceder un poco. Alcé la hoja, bloqueando un segundo ataque descendente, y retrocedí de un salto, mucho más lejos de lo que creía posible.

El demonio no iba a darme ningún respiro. Cargó de nuevo, levantando la arena a su paso. No iba a ganar nada poniéndome a la defensiva todo el rato. Pasé dos dedos por la Corona Astada sobre mi cabeza, activando su poder. Solo necesitaba aquel pequeño empujón. Me lancé a por él, aún más rápido que el propio demonio. Si tenía alguna duda sobre si podía enfrentarse a mi, no lo mostró.

Debería haberla tenido. [3]

El bastardo salió volando al impactar, atravesando más de una duna en su trayecto. Le perseguí, aprovechando la energía de aquel lugar para moverme hasta que me encontré en el lugar donde finalmente había caído. No tardó en levantarse. Aún tenía sed de sangre.

Resoplé, lanzando a Brillo cerca de mis pies, enterrada sobre la arena. Un desafío.

Su rugido de ira hizo que el resto de demonios se mantuviesen al margen, atemorizados. Aquellos macabros ojos rojos podían matar a alguien. Respondí con una sonrisa. Me había hecho utilizar los últimos trucos que me quedaban, a decir verdad. Iba a hacer que contasen.

El primer tajo fue dirigido a mi corazón. Me moví a un lado, evitándolo por tan solo unos pelos, y la palma de mi garra impactó contra su pecho.

"Game over" then. [4]

Una tremenda explosión devolvió la luz a aquel desierto sin luna, esparciendo arena en todas direcciones y calcinando al hombre demonio que, una vez más, salió rodando por el suelo. Yo también me vi cayendo sobre la arena, afectado por el impulso, pero el dolor desgarrador que cubría mi brazo era lo que más me preocupaba.

Lo agité, gruñendo. ¿Aún podía moverlo? La respuesta era "más o menos". Demasiada fuerza.

Recogí a Brillo. Esperaba que aquello hubiese sido suficiente.



Mi alma sigue conmigo, bien guardada con mis sueños y esperanzas. Gracias al anillo de los ases, mi runa es buena.

[1] Usado objeto: Elixir Reforzador para reforzar la habilidad Estallido (Regalo de hace dos Yulés. Masacre patrocinada por tu amado Master Fehu)
[2] Usado objeto: Anillo de los Ases para garantizar runa buena. (¿Adivina que master dio esto en su evento? Wyfehu is real)
[3] Usado objeto: La Corona Astada para apalizar al Lorde de manera Basta
[4] Usada habilidad: Estallido