[Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
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[Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
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Los cultos…
Existen muchos motivos por los cuales las personas deciden unirse a estos esotéricos grupos.
La aceptación, el miedo a la soledad, la búsqueda de una hermandad; no existen limites en la estupidez humana, por ello es por lo que no debéis sorprenderos de aquellos que pierden su identidad por pertenecer a esa hilarante red de reglas fijas y raciocinio colectivo.
Nada está fuera de lugar en esas instituciones.
Un año atrás, un enorme perro y una adorable biocibernetica, fueron encomendados para hallar un extraño fragmento de llave en los campos de maíz a las afueras de Dundarak, donde tuvieron el infortunio de toparse cara a cara con algunos miembros de una secta ‘‘radical’’.
Claro que, en ese entonces, el caos se centraba en la epidemia y no en la terrible verdad que se albergaba tras los ideales de los sectarios.
Religión, política, arquetipos, ambiciones…
Cualquiera parece un excelente detonante para formar una creencia abstracta de la realidad que envuelve la vida de los mortales.
Queridos lectores.
Para entender a fondo lo que sucedió con la secta, os ruego que me permitáis guiaros en el principio de esta retorcida cruzada que, aunque no lo creáis, fue forjada en el candor del más siniestro de los sentimientos:
El amor.
¡Las cosas que los mortales hacéis por amor!
Emily Ravenheart era una joven aristocrática proveniente de Lunargenta, quien fue llevada a Dundarak para trabajar como institutriz en un prestigioso colegio.
Nada parecía fuera de lo ordinario en su pequeño mundo…hasta que ‘‘él’’ apareció.
Charles Daveman parecía ser el caballero de brillante armadura que Emily siempre deseó, aunque muy tarde descubriría la verdadera naturaleza escondida dentro de la retorcida mente de ese hombre.
¡Oh, si sólo lo hubiera sabido antes!
Ahogó un pequeño grito en su garganta y abrió los ojos desmesuradamente, mientras trataba de borrar los recuerdos que había quedado plasmados en su cabeza.
Instintivamente observó la pequeña esfera de cristal que yacía frente a ella, buscando, entre todas las almas que transitaban por Aerandir, a aquel que podría resolver tan tétrico misterio.
La respuesta le sorprendió y estoy segura de que vosotros también os sorprenderíais si vieseis el rostro de un enorme perro con grandes habilidades y poco ingenio.
Bueno, ella no era quién para juzgar las decisiones del destino.
Especialmente cuando los hilos ya habían comenzado a moverse y no faltaba mucho para que el extraño héroe hiciese su aparición en escena.
Aunque el final de esa historia…
Todavía no estaba escrito.
Los cultos…
Existen muchos motivos por los cuales las personas deciden unirse a estos esotéricos grupos.
La aceptación, el miedo a la soledad, la búsqueda de una hermandad; no existen limites en la estupidez humana, por ello es por lo que no debéis sorprenderos de aquellos que pierden su identidad por pertenecer a esa hilarante red de reglas fijas y raciocinio colectivo.
Nada está fuera de lugar en esas instituciones.
Un año atrás, un enorme perro y una adorable biocibernetica, fueron encomendados para hallar un extraño fragmento de llave en los campos de maíz a las afueras de Dundarak, donde tuvieron el infortunio de toparse cara a cara con algunos miembros de una secta ‘‘radical’’.
Claro que, en ese entonces, el caos se centraba en la epidemia y no en la terrible verdad que se albergaba tras los ideales de los sectarios.
Religión, política, arquetipos, ambiciones…
Cualquiera parece un excelente detonante para formar una creencia abstracta de la realidad que envuelve la vida de los mortales.
Queridos lectores.
Para entender a fondo lo que sucedió con la secta, os ruego que me permitáis guiaros en el principio de esta retorcida cruzada que, aunque no lo creáis, fue forjada en el candor del más siniestro de los sentimientos:
El amor.
¡Las cosas que los mortales hacéis por amor!
Emily Ravenheart era una joven aristocrática proveniente de Lunargenta, quien fue llevada a Dundarak para trabajar como institutriz en un prestigioso colegio.
Nada parecía fuera de lo ordinario en su pequeño mundo…hasta que ‘‘él’’ apareció.
Charles Daveman parecía ser el caballero de brillante armadura que Emily siempre deseó, aunque muy tarde descubriría la verdadera naturaleza escondida dentro de la retorcida mente de ese hombre.
¡Oh, si sólo lo hubiera sabido antes!
Ahogó un pequeño grito en su garganta y abrió los ojos desmesuradamente, mientras trataba de borrar los recuerdos que había quedado plasmados en su cabeza.
Instintivamente observó la pequeña esfera de cristal que yacía frente a ella, buscando, entre todas las almas que transitaban por Aerandir, a aquel que podría resolver tan tétrico misterio.
La respuesta le sorprendió y estoy segura de que vosotros también os sorprenderíais si vieseis el rostro de un enorme perro con grandes habilidades y poco ingenio.
Bueno, ella no era quién para juzgar las decisiones del destino.
Especialmente cuando los hilos ya habían comenzado a moverse y no faltaba mucho para que el extraño héroe hiciese su aparición en escena.
Aunque el final de esa historia…
Todavía no estaba escrito.
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- Mesa de adivinación:
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El cielo se pintaba con pequeños destellos purpúreos, mostrando que la noche se acercaba apresuradamente, mientras el astro rey se ocultaba en el horizonte.
La pitonisa aguardaba pacientemente, enfocando su concentración en los hilos del destino que se ataban alrededor del ex-guarda. No comprendía los motivos, pero parecía que su alma se había entrelazado con los de la susurrante voz que había llegado a ella un par de días atrás.
Hacía años que no enfocaba sus extrañas habilidades en el pasado y tampoco es como que le interesase mucho esforzarse en entender el por qué de las cosas. No obstante, el hecho de que Emily recurriese a ella en lugar de Melissa había bastado para disparar sus alertas.
-Parece que no falta mucho.
Miró atentamente a la puerta de su carromato, concentrando su magia para brindarle una pequeña guía al hombre-bestia.
La feria se había marchado la noche anterior, aunque, en esta ocasión, Marissa no había partido junto a sus colegas, pues había algo mucho más importante que requería su presencia en ese lugar.
De forma indecisa acarició las últimas llaves doradas que yacían en el bolso atado a su cinturón.
-Sí -habló para si misma, girando un par de veces la sortija ambarina que colgaba de su cuello-. Algo está alterando el curso del destino.
Y, al parecer, Asher formaba parte fundamental de lo que estaba por acontecer.
- Marissa Whisperheart:
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Asher Daregan: ¡Henos aquí! Me has pedido un poco de acción y finalmente la he traído. Espero estés listo, pues esta historia la he creado exclusivamente para vos y no pretendo dejarte salir ileso tan fácilmente. Abordaremos algunos temas esotéricos e incluso te adentraré en la trama que se ha estado cocinando para más adelante. Sé lo mucho que te gustan los PNJ's, así que espero disfrutes de los que he preparado para este mastereado. Basta de cháchara, comencemos. En este primer post me interesa saber cómo has llegado hasta aquí. Sí, puedes renegar todo lo que quieras, pero eso no cambiará que no te adentraré de lleno en mi mundo. Tranquilo, te prometo que me esforzaré por brindarte más acción en los post siguientes.Debido a que la complejidad no será tanta, he pensado en no permitir el uso de tu PNJ acompañante. No obstante, lo dejaré a tu elección, aunque debes saber que de agregarlo al mastereado podríamos alargarnos un poquito más y no quedará exento de sufrir dentro de la historia. Conoces mi mecanica. Habrá momentos en que tu avance se verá determinado por la voluntad de los Dioses, aunque el desenlace dependerá completamente de tus decisiones. Me conoces, así que no habrá necesidad de quejas y reproches más adelante. ¿Listo para jugar? Porque estoy ansiandolo.
P.D: No debo recordartelo, pero no tienes permitido usar a Marissa por ningún motivo, aunque, claro, podrás hacerle todas las preguntas que desees y narrar tu encuentro con ella. Lamentablemente no puedo asegurar que esté dispuesta a responderte.
P.D: No debo recordartelo, pero no tienes permitido usar a Marissa por ningún motivo, aunque, claro, podrás hacerle todas las preguntas que desees y narrar tu encuentro con ella. Lamentablemente no puedo asegurar que esté dispuesta a responderte.
Última edición por Wyn el Mar 19 Mar 2019, 18:54, editado 1 vez
Wyn
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
Cerré los ojos e inspiré hondo, descansando por unos instantes. Aún tenía que acostumbrarme a aquello.
Me había arriesgado mucho al grabar esa última runa en mi cuerpo. Podría haber perdido la vista por completo. Había sido un proceso muy experimental, y por lo que sabía, no se había hecho antes. Por eso me había asegurado de hacerlo bien. Tan bien como pudiese, al menos.
Abrí los ojos. No dorados, sino azules. Efectivamente, podía verlo. Podía ver el éter. Aquella materia omnipresente, solo percibida por razas mágicas. Nadie había llegado a verlo con tanta claridad. Pero yo sí. Por supuesto, solo era realmente visible en cantidades relativamente concentradas. Los brujos y dragones estaban rodeados de aquello que solo podía definir como un "polvo espectral." No se comportaba como un sólido, o líquido, o gas. A veces eran glóbulos espesos y uniformes. Otras, nubes casi transparentes.
No solo rodeaban a los usuarios de magia. Cualquier objeto encantado acumulaba aquella sustancia a su alrededor. Brillo era una fuente muy clara. Cada vez que activaba una de sus runas, estas absorbían la materia, consumiéndola y desprendiéndola poco después.
Los efectos adversos parecían mínimos. Al parecer, el tatuaje rúnico que rodeaba mi ojo izquierdo y conectaba con la cicatriz se hacía visible mientras los usaba, incluso a través de mi pelaje. El que mi iris pasase de ámbar a azul no era mi intención, pero volvía a su color natural cuando la runa se apagaba. Pero lo interesante eran las estelas.
Dundarak estaba repleta de ellas. Distintos colores señalaban el paso de cada persona. A veces más, a veces menos. Había aprendido mucho en esos últimos días. Pero aún quería saber más.
Por eso aquellos paseos. Largas caminatas a distintas horas del día para experimentar con mis nuevos ojos. ¿Podía mantenerlos durante mucho tiempo? ¿Podía combatir mientras los usaba? ¿Podía identificar el poder de cada persona con ellos? Hasta el momento, la respuesta a las tres preguntas había sido un "sí." Había llegado a mantenerlos durante una hora antes de tener que descansar. No necesitaba de concentración adicional una vez se volvían azules. Y aún no sabía a ciencia cierta que podía hacer cada persona, pero no tardaría en aprender las diferencias exactas.
Pero a decir verdad, tenía otro motivo para volver a aquel poblado. Cuando pasé por aquel sitio semanas atrás, no pude investigar a fondo. Aquella era una buena oportunidad. Quizás hubiese algo que nadie había encontrado hasta entonces.
En cierta forma, lo había.
Contemplé la caravana, extrañado. El rastro llevaba hasta allí. Había algo... extrañamente siniestro en ella. Algo que me decía que me pusiese en guardia.
Estiré el brazo y abrí la mano, murmurando el encantamiento. El pomo de Brillo se materializó en mi mano, seguido del resto de la espada poco después. El sujetar el arma me tranquilizó un poco, permitiendome convencerme de que no había motivos para alertarme. Sería solo un viajero. Solté la espada, permitiendo que se desvaneciese antes de que llegase a tocar el suelo. Después, aseguré la corona sobre mi cabeza y me acerqué.
Pese al frío, la puerta estaba abierta. Sin embargo, unas pesadas cortinas cubrían la entrada.
-¿Hola?- llamé. El olor a incienso tapaba cualquier rastro humano. Me adentré en la caravana, asegurándome de que mi cabeza no chocase contra el marco de la entrada.
Una mujer me miraba al otro lado de una mesa. El aura de éter era mucho más intenso en aquel lugar. No solo por la mujer. Los objetos que yacían sobre la mesa también lo emitían. Pero había algo que brillaba más que todos ellos. Sacudí la cabeza, haciendo que mis ojos volvieran a su tono natural.
-Disculpa. No estaba seguro de...- Corté la frase, pensando durante unos segundos. -...Me estabas esperando, ¿no?-
Un tiempo atrás, me habría mostrado escéptico. Pero Lise Meitner me había demostrado que algunas cosas que creía imposibles eran reales. Entre ellas, la adivinación. Si bien no consideraba que el destino fuese algo real, era innegable que había formas de predecir el futuro con relativa exactitud.
Suspiré y me senté sobre la silla enfrente de mi. Iba a ser uno de "esos" días. Miré a la mujer.
-Asher Daregan. Centinela del Norte.- me presenté. No solía llamarme de aquella forma a menudo, pero cualquier intención de pasar desapercibido sería inútil con una persona hábil en la adivinación.
Además, la Corona Astada tendía a llamar la atención, por si mi aspecto físico no era suficiente.
-¿Como te llamas? ¿Sabes por qué estoy aquí?- La pregunta era legítima. Solo tenía algunas sospechas. -Espera...- Alcé mi mano y volví a invocar a Brillo. Esta vez, solo el pomo. El anillo plateado cayó sobre la palma de mi mano. -¿Tiene algo que ver con esto?- inquirí, comparándolo con el anillo de su colgante.
Me había arriesgado mucho al grabar esa última runa en mi cuerpo. Podría haber perdido la vista por completo. Había sido un proceso muy experimental, y por lo que sabía, no se había hecho antes. Por eso me había asegurado de hacerlo bien. Tan bien como pudiese, al menos.
Abrí los ojos. No dorados, sino azules. Efectivamente, podía verlo. Podía ver el éter. Aquella materia omnipresente, solo percibida por razas mágicas. Nadie había llegado a verlo con tanta claridad. Pero yo sí. Por supuesto, solo era realmente visible en cantidades relativamente concentradas. Los brujos y dragones estaban rodeados de aquello que solo podía definir como un "polvo espectral." No se comportaba como un sólido, o líquido, o gas. A veces eran glóbulos espesos y uniformes. Otras, nubes casi transparentes.
No solo rodeaban a los usuarios de magia. Cualquier objeto encantado acumulaba aquella sustancia a su alrededor. Brillo era una fuente muy clara. Cada vez que activaba una de sus runas, estas absorbían la materia, consumiéndola y desprendiéndola poco después.
Los efectos adversos parecían mínimos. Al parecer, el tatuaje rúnico que rodeaba mi ojo izquierdo y conectaba con la cicatriz se hacía visible mientras los usaba, incluso a través de mi pelaje. El que mi iris pasase de ámbar a azul no era mi intención, pero volvía a su color natural cuando la runa se apagaba. Pero lo interesante eran las estelas.
Dundarak estaba repleta de ellas. Distintos colores señalaban el paso de cada persona. A veces más, a veces menos. Había aprendido mucho en esos últimos días. Pero aún quería saber más.
Por eso aquellos paseos. Largas caminatas a distintas horas del día para experimentar con mis nuevos ojos. ¿Podía mantenerlos durante mucho tiempo? ¿Podía combatir mientras los usaba? ¿Podía identificar el poder de cada persona con ellos? Hasta el momento, la respuesta a las tres preguntas había sido un "sí." Había llegado a mantenerlos durante una hora antes de tener que descansar. No necesitaba de concentración adicional una vez se volvían azules. Y aún no sabía a ciencia cierta que podía hacer cada persona, pero no tardaría en aprender las diferencias exactas.
Pero a decir verdad, tenía otro motivo para volver a aquel poblado. Cuando pasé por aquel sitio semanas atrás, no pude investigar a fondo. Aquella era una buena oportunidad. Quizás hubiese algo que nadie había encontrado hasta entonces.
En cierta forma, lo había.
[. . .]
Contemplé la caravana, extrañado. El rastro llevaba hasta allí. Había algo... extrañamente siniestro en ella. Algo que me decía que me pusiese en guardia.
Estiré el brazo y abrí la mano, murmurando el encantamiento. El pomo de Brillo se materializó en mi mano, seguido del resto de la espada poco después. El sujetar el arma me tranquilizó un poco, permitiendome convencerme de que no había motivos para alertarme. Sería solo un viajero. Solté la espada, permitiendo que se desvaneciese antes de que llegase a tocar el suelo. Después, aseguré la corona sobre mi cabeza y me acerqué.
Pese al frío, la puerta estaba abierta. Sin embargo, unas pesadas cortinas cubrían la entrada.
-¿Hola?- llamé. El olor a incienso tapaba cualquier rastro humano. Me adentré en la caravana, asegurándome de que mi cabeza no chocase contra el marco de la entrada.
Una mujer me miraba al otro lado de una mesa. El aura de éter era mucho más intenso en aquel lugar. No solo por la mujer. Los objetos que yacían sobre la mesa también lo emitían. Pero había algo que brillaba más que todos ellos. Sacudí la cabeza, haciendo que mis ojos volvieran a su tono natural.
-Disculpa. No estaba seguro de...- Corté la frase, pensando durante unos segundos. -...Me estabas esperando, ¿no?-
Un tiempo atrás, me habría mostrado escéptico. Pero Lise Meitner me había demostrado que algunas cosas que creía imposibles eran reales. Entre ellas, la adivinación. Si bien no consideraba que el destino fuese algo real, era innegable que había formas de predecir el futuro con relativa exactitud.
Suspiré y me senté sobre la silla enfrente de mi. Iba a ser uno de "esos" días. Miré a la mujer.
-Asher Daregan. Centinela del Norte.- me presenté. No solía llamarme de aquella forma a menudo, pero cualquier intención de pasar desapercibido sería inútil con una persona hábil en la adivinación.
Además, la Corona Astada tendía a llamar la atención, por si mi aspecto físico no era suficiente.
-¿Como te llamas? ¿Sabes por qué estoy aquí?- La pregunta era legítima. Solo tenía algunas sospechas. -Espera...- Alcé mi mano y volví a invocar a Brillo. Esta vez, solo el pomo. El anillo plateado cayó sobre la palma de mi mano. -¿Tiene algo que ver con esto?- inquirí, comparándolo con el anillo de su colgante.
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Varias menciones a mi habilidad de nivel 7: Llamada del Éter.Ahora sabes por qué quería esperar a tenerla.
Asher Daregan
Aerandiano de honor
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
El extraño llegó a escena justo como la bola de cristal lo había predicho, aunque el encuentro fue mucho más peculiar de lo que imaginó.
¿Cuánto más seguirían moviéndose los hilos del destino?
Daba igual, no tenían más tiempo que perder.
Escuchó atentamente todo lo que Asher tenía que decir, antes de comenzar con la explicación. Aun así, no escondió su sorpresa cuando este mostró la sortija de la luna que había sido creada por su padre.
-Marissa -respondió de forma tajante-. Ese es mi nombre -se irguió en su asiento, afilando la mirada-. Desconozco por qué estás aquí, pero puedo asegurar de que no es una coincidencia. Claro que eso ya lo sabes -hizo una pequeña pausa-. Tú destino se encuentra entrelazado con el de un espíritu. ¿Por qué? No lo sé -señaló la bola de cristal-. Como podrás notar, el pasado no es precisamente mi fuerte. Sólo esto sé -cruzó los dedos de sus manos y apoyó su mentón en ellos, mirándole fijamente-. En algún punto de tu vida cambiaste el curso de las cosas y eso te unió a esa alma sin descanso eterno, y no podrás escapar de ello tan fácilmente -frunció el ceño, meditando un momento en lo que estaba por decir-. El mal que ha asechado a ese ser te persigue también.
Un movimiento de su mano logró que el vapor dentro de la bola de cristal comenzase a tomar distintas formas, mostrándole a Asher fragmentos de la vida de Emily Ravenheart. Su llegada a Dundarak, su trabajo como institutriz y, de manera borrosa, la silueta de un desconocido que parecía importante en la historia de aquella mujer.
El recuerdo más trascendente, sin embargo, sería la extraña construcción que se alzaba en el misterioso acantilado a las afueras del poblado.
En antaño fue, quizás, la finca más admirada de todos los reinos del norte; pero, ahora, nadie se atrevía a acercarse a los alrededores, pues muchos aseguraban que el lugar estaba maldito y que cosas malas ocurrían a todo aquel que entraba ahí.
¡Oh, querido Dante! ¡Cuánta sabiduría hubo en tus palabras!
No había lugar para la esperanza una vez que algún incauto cruzaba las puertas de la mansión Ravenheart.
Claro que, con el destino en constante cambio, existía la más remota posibilidad de que este héroe tan poco ortodoxo pudiese modificar el curso de las cosas.
-Si logras regresar con vida -retomó la palabra- te haré entrega de mi sortija del sol. No obstante, debo ser muy clara con esto, pues de ninguna manera podré ayudarte si decides adentrarte en ese sitio -volvió a mirar su bola de cristal-. Algo sumamente poderoso está bloqueando mi magia, impidiéndome tener una visión clara de tu destino -hizo una pequeña pausa, concentrando su magia-. Afortunadamente hay algo que sí puedo hacer por ti, pero su efecto dependerá de la fortaleza de tus habilidades.
La sortija de la luna empezaría a reaccionar y el místico vapor purpúreo saldría de la esfera, envolviendo cada rincón de aquel carromato con sus mágicos destellos.
¿Conocéis la adicción a la espinaca en polvo?
¿Esa que os hace entrar en un estado idílico en dónde todo es paz, armonía éxtasis? ¿No?
Bueno, os recomiendo consultar a Master Ger, pues aquí no encontraréis nada parecido.
Sin embargo, la magia de la pitonisa tendría su propio efecto especial, y para cuando Asher pudiese enfocar su mirada, notaría como una extraña silueta espectral tomaría forma poco a poco frente a él, seguida de otra…y otra más.
Una por una, las almas sin descanso aparecerían frente al hombre, antes de desvanecerse nuevamente frente a sus ojos, convirtiéndose en pequeñas estelas de luz que podrían ser convocadas por el poder de la sortija.
-Debo advertirte los riesgos que conlleva usar esta magia -le entregó un pequeño relicario con un peculiar grabado en él-. Te invito a ser prudente.
La lúgubre noche pintaría el paisaje con una tétrica fachada que invitaría a cualquiera a dar la vuelta y regresar sobre sus pasos.
Las nubes se arremolinaban presagiando una tormenta y los truenos orquestarían la singular sinfonía de muerte que rodeaba a la construcción, misma que sería avivada por la repentina aparición de uno de esos espectros, justo frente a la reja que separaba a la mansión del mundo exterior.
-Por favor, Sr. Daregan -le habló de forma suplicante-. No debe estar aquí. No es seguro para usted -hizo una pequeña pausa-. Mi alma ha esperado para ser liberada, pero temo que estás en un gran peligro -ladeó la cabeza con resignación-. Debido a que ha quedado unido a nosotros, prometemos seguirle y ayudarle en lo posible -señaló a su alrededor-. Desafortunadamente, nuestras pequeñas habilidades en el mundo de los vivos podrían afectarle. Guiarle no supondrá ningún esfuerzo, pero si requiere una ayuda extra será mejor que la guarde para un momento de extrema necesidad -señaló el relicario-. Mi collar le permitirá convocarnos cuando lo considere necesario y le suplicamos que no subestime los peligros que le aguardan.
La advertencia de Emily había sido contundente, ahora Asher debería decidir hacia dónde avanzar.
Podría destrozar la puerta principal y entrar como cualquier hijo de la gran muralla, armando un gran alboroto y delatándose a sí mismo o, por otro lado, podría elegir uno de los caminos que se ramificaban del sendero de la izquierda.
Desde luego, todo conllevaría una consecuencia…
Y no precisamente buena.
¿Cuánto más seguirían moviéndose los hilos del destino?
Daba igual, no tenían más tiempo que perder.
Escuchó atentamente todo lo que Asher tenía que decir, antes de comenzar con la explicación. Aun así, no escondió su sorpresa cuando este mostró la sortija de la luna que había sido creada por su padre.
-Marissa -respondió de forma tajante-. Ese es mi nombre -se irguió en su asiento, afilando la mirada-. Desconozco por qué estás aquí, pero puedo asegurar de que no es una coincidencia. Claro que eso ya lo sabes -hizo una pequeña pausa-. Tú destino se encuentra entrelazado con el de un espíritu. ¿Por qué? No lo sé -señaló la bola de cristal-. Como podrás notar, el pasado no es precisamente mi fuerte. Sólo esto sé -cruzó los dedos de sus manos y apoyó su mentón en ellos, mirándole fijamente-. En algún punto de tu vida cambiaste el curso de las cosas y eso te unió a esa alma sin descanso eterno, y no podrás escapar de ello tan fácilmente -frunció el ceño, meditando un momento en lo que estaba por decir-. El mal que ha asechado a ese ser te persigue también.
Un movimiento de su mano logró que el vapor dentro de la bola de cristal comenzase a tomar distintas formas, mostrándole a Asher fragmentos de la vida de Emily Ravenheart. Su llegada a Dundarak, su trabajo como institutriz y, de manera borrosa, la silueta de un desconocido que parecía importante en la historia de aquella mujer.
El recuerdo más trascendente, sin embargo, sería la extraña construcción que se alzaba en el misterioso acantilado a las afueras del poblado.
En antaño fue, quizás, la finca más admirada de todos los reinos del norte; pero, ahora, nadie se atrevía a acercarse a los alrededores, pues muchos aseguraban que el lugar estaba maldito y que cosas malas ocurrían a todo aquel que entraba ahí.
¡Oh, querido Dante! ¡Cuánta sabiduría hubo en tus palabras!
No había lugar para la esperanza una vez que algún incauto cruzaba las puertas de la mansión Ravenheart.
Claro que, con el destino en constante cambio, existía la más remota posibilidad de que este héroe tan poco ortodoxo pudiese modificar el curso de las cosas.
-Si logras regresar con vida -retomó la palabra- te haré entrega de mi sortija del sol. No obstante, debo ser muy clara con esto, pues de ninguna manera podré ayudarte si decides adentrarte en ese sitio -volvió a mirar su bola de cristal-. Algo sumamente poderoso está bloqueando mi magia, impidiéndome tener una visión clara de tu destino -hizo una pequeña pausa, concentrando su magia-. Afortunadamente hay algo que sí puedo hacer por ti, pero su efecto dependerá de la fortaleza de tus habilidades.
La sortija de la luna empezaría a reaccionar y el místico vapor purpúreo saldría de la esfera, envolviendo cada rincón de aquel carromato con sus mágicos destellos.
¿Conocéis la adicción a la espinaca en polvo?
¿Esa que os hace entrar en un estado idílico en dónde todo es paz, armonía éxtasis? ¿No?
Bueno, os recomiendo consultar a Master Ger, pues aquí no encontraréis nada parecido.
Sin embargo, la magia de la pitonisa tendría su propio efecto especial, y para cuando Asher pudiese enfocar su mirada, notaría como una extraña silueta espectral tomaría forma poco a poco frente a él, seguida de otra…y otra más.
Una por una, las almas sin descanso aparecerían frente al hombre, antes de desvanecerse nuevamente frente a sus ojos, convirtiéndose en pequeñas estelas de luz que podrían ser convocadas por el poder de la sortija.
-Debo advertirte los riesgos que conlleva usar esta magia -le entregó un pequeño relicario con un peculiar grabado en él-. Te invito a ser prudente.
La lúgubre noche pintaría el paisaje con una tétrica fachada que invitaría a cualquiera a dar la vuelta y regresar sobre sus pasos.
Las nubes se arremolinaban presagiando una tormenta y los truenos orquestarían la singular sinfonía de muerte que rodeaba a la construcción, misma que sería avivada por la repentina aparición de uno de esos espectros, justo frente a la reja que separaba a la mansión del mundo exterior.
-Por favor, Sr. Daregan -le habló de forma suplicante-. No debe estar aquí. No es seguro para usted -hizo una pequeña pausa-. Mi alma ha esperado para ser liberada, pero temo que estás en un gran peligro -ladeó la cabeza con resignación-. Debido a que ha quedado unido a nosotros, prometemos seguirle y ayudarle en lo posible -señaló a su alrededor-. Desafortunadamente, nuestras pequeñas habilidades en el mundo de los vivos podrían afectarle. Guiarle no supondrá ningún esfuerzo, pero si requiere una ayuda extra será mejor que la guarde para un momento de extrema necesidad -señaló el relicario-. Mi collar le permitirá convocarnos cuando lo considere necesario y le suplicamos que no subestime los peligros que le aguardan.
La advertencia de Emily había sido contundente, ahora Asher debería decidir hacia dónde avanzar.
Podría destrozar la puerta principal y entrar como cualquier hijo de la gran muralla, armando un gran alboroto y delatándose a sí mismo o, por otro lado, podría elegir uno de los caminos que se ramificaban del sendero de la izquierda.
Desde luego, todo conllevaría una consecuencia…
Y no precisamente buena.
- Emily Ravenheart:
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- Puerta principal:
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- Sendero de la izquierda:
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- Escenario del faro:
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- Cabaña cruzando el puente:
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- Debajo del puente:
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Asher Daregan: ¿Qué te parece si empezamos la diversión? A partir de este momento podrás ver y escuchar las voces de las almas que no han encontrado su descanso eterno. Así es, podrás ver fantasmas. Aunque no te recomiendo que no te acostumbres, pues sólo será durante este tema. No podemos dejar una habilidad como esa sin supervisión de un adulto, ¿o sí? Emily no desea que te aventures en ese lugar, pero será muy tarde para retroceder, así que te invito a elegir sabiamente, pues cada escenario tiene una pista importante en su interior. A partir del siguiente post comenzaremos a jugar con la voluntad de los Dioses, así que espero que estés listo. ¡Oh! Casi lo olvido, podrás convocar a tus pequeños aliados espectrales, pero esto tendrá un ligero costo de magia. ¿Qué tipo de habilidades poseen Emily y los otros? Bueno, lo descubriremos más adelante, pero reserva tu magia para más adelante, pues con todo lo que te espera...la vas a necesitar.
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
La adivina parecía... enfadada, casi. Como si le hubiese herido de alguna forma. O como si fuese a hacerlo en el futuro.
Me mordí la lengua. Si, claro, ¿por qué iba a tener nada que ver con un espíritu? No era como si hubiese matado a más gente de la que podía contar. Podría haber sido cualquier cosa. Ni siquiera tenía que haberles afectado de forma directa. Si sumaba todos los familiares y amigos cercanos de la gente con la que había acabado, el número de gente con motivos para vengarse era absurdo.
Y, sin embargo, no era nadie así. Fruncí el ceño, mientras veía la vida de una mujer a través de aquella bola de cristal. Emily... ¿una profesora? Era poco probable que le hubiese hecho daño de forma directa. No esperaba reconocer el nombre, por supuesto, pero mis trabajos pasados no solían tener nada que ver con gente de ese tipo de oficios. Después de todo, había atormentado mayormente a mercaderes, nobles, guardias... o gente de los bajos fondos. Sin embargo, no parecía que hubiese tenido una mala vida. Podía encajar perfectamente en la aristocracia.
Mis pensamientos se dirigieron hacia la figura. Un hombre desconocido. Quizás...
Marissa prometió una gran recompensa a cambio de aquello. Su propio anillo. Tenía que estar involucrada de forma personal si estaba dispuesta a sacrificar algo así. ¿Una amiga de Emily, quizás? ¿O alguien interesado en la finca? Fuera como fuese, habría un gran peligro al que enfrentarme. Algo lo suficientemente fuerte para interferir con la adivina.
Guardé silencio, aceptando la extraña niebla que la vidente había invocado. El vapor morado recubrió mi cuerpo. Traté de relajarme e inspirar. El olor era fuerte, pero me contuve.
Para cuando pude ver algo de nuevo, varios espectros me rodeaban. Me llevé la mano al ojo izquierdo, asegurándome de que no hubiese activado la runa. No. Debía haber sido el vapor. Las figuras fantasmagóricas aparecían y se desvanecían de forma difusa. ¿Eran una entidad real?
Un regalo más. Un colgante. No hacía falta cambiar mi color de ojos para saber la magia que poseía.
-Gracias por tu ayuda.- dije, inclinando la cabeza. -Me aseguraré de cumplir con mi parte.-
Con eso, salí de la caravana y fui hacia la finca. Pensé en volver a Dundarak y llamar a Syl, pero... no. En cuestiones como aquellas, tenía que valerme por mi cuenta. Era el único que podía ver los fantasmas, de todos modos, por lo que estaría poniendo en peligro a mi compañero sin necesidad.
Emily no tardó en mostrarse una vez me acerqué a la zona. La voz de la mujer se hizo clara en mis oídos. En cierta forma, sentía cierta pena por ella.
-No te preocupes por mi. Si alguien puede lidiar con esto, soy yo.- afirmé con seguridad. Fuera lo que fuese, no podía ser peor que una Tarasca o un Jinete Oscuro. Miré la parcela, y luego, a Emily. -Te daré el descanso que necesitas. Pero me vendría bien saber a que me enfrento... Hay alguien ahí dentro. ¿Quien es? ¿Que puede hacer? ¿Tiene algún punto débil?- inquirí. Era información práctica. "Conoce a tu enemigo, y conócete a ti mismo." Pero también había otras cosas.
Invoqué a Brillo en mi mano mientras examinaba mis posibles opciones. Tenía que conocer el lugar. Sin embargo, sin un explorador a mano, solo me quedaba contar con Emily y mis propias habilidades para atravesar la zona sin caer en algún tipo de trampa.
El camino a mi izquierda parecía rodear la zona. Un gran faro iluminaba periódicamente la zona. Me aseguré de evitar la luz. Cualquier precaución era poca. Contemplé el puente, y la cabaña al otro lado de este. Apreté la mandíbula. Tendría que cruzar deprisa. Pero antes... Abrí los ojos, atento a cualquier rastro de éter. Si había algún encantamiento cerca, tendría que sortearlo.
... Nada.
Me apresuré por encima de este, manteniéndome a uno de los extremos, hasta llegar al otro lado. La casa estaba arruinada. Me mantuve agachado, con todos los sentidos enfocados a aquel sitio. Era peligroso meterme en un espacio cerrado como aquel, pero era posible que encontrase algún tipo de pista.
Aún faltaba mucho que aprender, después de todo.
Me mordí la lengua. Si, claro, ¿por qué iba a tener nada que ver con un espíritu? No era como si hubiese matado a más gente de la que podía contar. Podría haber sido cualquier cosa. Ni siquiera tenía que haberles afectado de forma directa. Si sumaba todos los familiares y amigos cercanos de la gente con la que había acabado, el número de gente con motivos para vengarse era absurdo.
Y, sin embargo, no era nadie así. Fruncí el ceño, mientras veía la vida de una mujer a través de aquella bola de cristal. Emily... ¿una profesora? Era poco probable que le hubiese hecho daño de forma directa. No esperaba reconocer el nombre, por supuesto, pero mis trabajos pasados no solían tener nada que ver con gente de ese tipo de oficios. Después de todo, había atormentado mayormente a mercaderes, nobles, guardias... o gente de los bajos fondos. Sin embargo, no parecía que hubiese tenido una mala vida. Podía encajar perfectamente en la aristocracia.
Mis pensamientos se dirigieron hacia la figura. Un hombre desconocido. Quizás...
Marissa prometió una gran recompensa a cambio de aquello. Su propio anillo. Tenía que estar involucrada de forma personal si estaba dispuesta a sacrificar algo así. ¿Una amiga de Emily, quizás? ¿O alguien interesado en la finca? Fuera como fuese, habría un gran peligro al que enfrentarme. Algo lo suficientemente fuerte para interferir con la adivina.
Guardé silencio, aceptando la extraña niebla que la vidente había invocado. El vapor morado recubrió mi cuerpo. Traté de relajarme e inspirar. El olor era fuerte, pero me contuve.
Para cuando pude ver algo de nuevo, varios espectros me rodeaban. Me llevé la mano al ojo izquierdo, asegurándome de que no hubiese activado la runa. No. Debía haber sido el vapor. Las figuras fantasmagóricas aparecían y se desvanecían de forma difusa. ¿Eran una entidad real?
Un regalo más. Un colgante. No hacía falta cambiar mi color de ojos para saber la magia que poseía.
-Gracias por tu ayuda.- dije, inclinando la cabeza. -Me aseguraré de cumplir con mi parte.-
Con eso, salí de la caravana y fui hacia la finca. Pensé en volver a Dundarak y llamar a Syl, pero... no. En cuestiones como aquellas, tenía que valerme por mi cuenta. Era el único que podía ver los fantasmas, de todos modos, por lo que estaría poniendo en peligro a mi compañero sin necesidad.
Emily no tardó en mostrarse una vez me acerqué a la zona. La voz de la mujer se hizo clara en mis oídos. En cierta forma, sentía cierta pena por ella.
-No te preocupes por mi. Si alguien puede lidiar con esto, soy yo.- afirmé con seguridad. Fuera lo que fuese, no podía ser peor que una Tarasca o un Jinete Oscuro. Miré la parcela, y luego, a Emily. -Te daré el descanso que necesitas. Pero me vendría bien saber a que me enfrento... Hay alguien ahí dentro. ¿Quien es? ¿Que puede hacer? ¿Tiene algún punto débil?- inquirí. Era información práctica. "Conoce a tu enemigo, y conócete a ti mismo." Pero también había otras cosas.
Invoqué a Brillo en mi mano mientras examinaba mis posibles opciones. Tenía que conocer el lugar. Sin embargo, sin un explorador a mano, solo me quedaba contar con Emily y mis propias habilidades para atravesar la zona sin caer en algún tipo de trampa.
El camino a mi izquierda parecía rodear la zona. Un gran faro iluminaba periódicamente la zona. Me aseguré de evitar la luz. Cualquier precaución era poca. Contemplé el puente, y la cabaña al otro lado de este. Apreté la mandíbula. Tendría que cruzar deprisa. Pero antes... Abrí los ojos, atento a cualquier rastro de éter. Si había algún encantamiento cerca, tendría que sortearlo.
... Nada.
Me apresuré por encima de este, manteniéndome a uno de los extremos, hasta llegar al otro lado. La casa estaba arruinada. Me mantuve agachado, con todos los sentidos enfocados a aquel sitio. Era peligroso meterme en un espacio cerrado como aquel, pero era posible que encontrase algún tipo de pista.
Aún faltaba mucho que aprender, después de todo.
Asher Daregan
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
-Él…quiere conseguir la inmortalidad -explicó Emily-. Una inmortalidad en la que no tenga debilidades… -hizo una pequeña pausa, convirtiéndose en una pequeña estela de luz que flotaría alrededor del ex-guarda-. Si tiene posee alguna flaqueza…lo desconocemos.
Asher continuaría avanzando por el sendero, hasta llegar a la cabaña del otro lado del puente.
-Sr. Daregan, por favor -una nueva silueta aparecería frente a Asher-. Escuche nuestras advertencias. Aléjese mientras pueda.
Rose adoptaría la misma forma de Emily, manteniéndose cerca del joven, convertida en una esfera de luz.
Un extraño cuervo se posaría frente a la caja rojiza que parecía usarse como almacenaje de correos y misivas, mirando al extraño como si presagiase algún fatídico desenlace en aquella instintiva decisión.
Los cuervos no tienen muy buena reputación en Aerandir, pero eso ya lo sabéis de sobra.
El interior de la cabaña no mostraría algo relevante, al menos no a plena vista, pues se hallaría repleta de bagatelas y utensilios inútiles. Algunas partes corporales hechas de madera y otros materiales decorarían el desgastado suelo que crujiría con cada paso del hombre-bestia.
Debajo del puente yacería una pútrido maniquí, similar al que usan los marionetistas, cuyos ojos se moverían por voluntad propia sin ningún tipo de encantamiento.
-Aún no es tarde… -dos rostros espectrales se reflejarían en el agua-. Huya de aquí.
La entrada al faro se vería bloqueada por un potente rayo, mismo que cortaría momentáneamente con la luz que emitía aquel misterioso edificio.
En momentos así es cuando se agradecen los escasos atributos de inteligencia, pues la agilidad y rapidez serían lo que evitarían que Asher terminase chamuscado, tal y como él había hecho con los campos de maíz el año anterior.
Al reestablecerse la energía, el faro dirigiría su luz a un punto en específico, pero para encontrarlo tendría que arriesgarse a entrar a la propiedad.
¿Cómo lo haría?
Realmente es irrelevante, queridos lectores. Aunque debéis prepararos, porque, seguramente, algo terminaría destrozado en este lugar.
Después de que hiciera…lo que sea que hizo para entrar a la mansión, el enorme can se encontraría con el primer avistamiento de la construcción Ravenheart.
Unas desgastadas escaleras, esculturas femeninas y otras más de los místicos cuervos. Además, habría un pequeño pozo al lado derecho de la entrada. Una buena opción para cualquier viajero con sed, ¿no?
Desafortunadamente no habría ni una gota de agua en ese lugar y todo lo que recibiría sería un grito desgarrador, acompañado por un grupo de feroces murciélagos. No aconsejaría mirar el interior por mucho tiempo, pues el techo del pozo no tardaría en sucumbir y deshacerse en mil pedazos.
Una excelente bienvenida para un sitio que ha estado abandonado por siglos, ¿no lo creéis así?
La mansión Ravenheart que en antaño pudo haber sido una preciosa construcción, ahora mostraba la inclemencia del tiempo y de los años. Un incendio no había arrasado con todo a su paso, convirtiéndola en un montón de escombros y chatarra.
La parte posterior mostraría un pasaje hacia el cementerio privado de la finca, aunque contabilizar el número de cuerpos que yacían ahí no sería una labor para un mercenario.
-Sr. Daregan -Emily volvería a materializarse frente a él, en un último esfuerzo por razonar-. No entre ahí por favor.
¿Le haría caso?
¡Por supuesto que no!
Los mortales no sabéis seguir advertencias.
La luz del faro apuntaría a una de las tumbas cercanas a la entrada, misma que, irónicamente, tendría grabado el nombre de Asher en su lapida. La tierra de la tumba estaría blanda, como si alguien la hubiese abultado hace poco.
Este es el momento en el que se requiere de una pala para averiguar lo que se encuentra enterrado en ese extraño recinto de descanso eterno.
¡Hey! ¡Nadie juzgaría los métodos usados para…pues para cavar!
Lamentablemente la tierra comenzaría a moverse. Primero lentamente, después de forma estruendosa…y, bada bin, bada baum, Asher terminaría cayendo varios metros en el suelo, con el único recuerdo de un rostro humano en su mente.
- ¡Sr. Daregan!
Gritarían las voces del interior, cuando el hombre-bestia despertara. Aunque en esos momentos ya no se encontraría en el exterior.
Asher continuaría avanzando por el sendero, hasta llegar a la cabaña del otro lado del puente.
-Sr. Daregan, por favor -una nueva silueta aparecería frente a Asher-. Escuche nuestras advertencias. Aléjese mientras pueda.
Rose adoptaría la misma forma de Emily, manteniéndose cerca del joven, convertida en una esfera de luz.
Un extraño cuervo se posaría frente a la caja rojiza que parecía usarse como almacenaje de correos y misivas, mirando al extraño como si presagiase algún fatídico desenlace en aquella instintiva decisión.
Los cuervos no tienen muy buena reputación en Aerandir, pero eso ya lo sabéis de sobra.
El interior de la cabaña no mostraría algo relevante, al menos no a plena vista, pues se hallaría repleta de bagatelas y utensilios inútiles. Algunas partes corporales hechas de madera y otros materiales decorarían el desgastado suelo que crujiría con cada paso del hombre-bestia.
Debajo del puente yacería una pútrido maniquí, similar al que usan los marionetistas, cuyos ojos se moverían por voluntad propia sin ningún tipo de encantamiento.
-Aún no es tarde… -dos rostros espectrales se reflejarían en el agua-. Huya de aquí.
La entrada al faro se vería bloqueada por un potente rayo, mismo que cortaría momentáneamente con la luz que emitía aquel misterioso edificio.
En momentos así es cuando se agradecen los escasos atributos de inteligencia, pues la agilidad y rapidez serían lo que evitarían que Asher terminase chamuscado, tal y como él había hecho con los campos de maíz el año anterior.
Al reestablecerse la energía, el faro dirigiría su luz a un punto en específico, pero para encontrarlo tendría que arriesgarse a entrar a la propiedad.
¿Cómo lo haría?
Realmente es irrelevante, queridos lectores. Aunque debéis prepararos, porque, seguramente, algo terminaría destrozado en este lugar.
Después de que hiciera…lo que sea que hizo para entrar a la mansión, el enorme can se encontraría con el primer avistamiento de la construcción Ravenheart.
Unas desgastadas escaleras, esculturas femeninas y otras más de los místicos cuervos. Además, habría un pequeño pozo al lado derecho de la entrada. Una buena opción para cualquier viajero con sed, ¿no?
Desafortunadamente no habría ni una gota de agua en ese lugar y todo lo que recibiría sería un grito desgarrador, acompañado por un grupo de feroces murciélagos. No aconsejaría mirar el interior por mucho tiempo, pues el techo del pozo no tardaría en sucumbir y deshacerse en mil pedazos.
Una excelente bienvenida para un sitio que ha estado abandonado por siglos, ¿no lo creéis así?
La mansión Ravenheart que en antaño pudo haber sido una preciosa construcción, ahora mostraba la inclemencia del tiempo y de los años. Un incendio no había arrasado con todo a su paso, convirtiéndola en un montón de escombros y chatarra.
La parte posterior mostraría un pasaje hacia el cementerio privado de la finca, aunque contabilizar el número de cuerpos que yacían ahí no sería una labor para un mercenario.
-Sr. Daregan -Emily volvería a materializarse frente a él, en un último esfuerzo por razonar-. No entre ahí por favor.
¿Le haría caso?
¡Por supuesto que no!
Los mortales no sabéis seguir advertencias.
La luz del faro apuntaría a una de las tumbas cercanas a la entrada, misma que, irónicamente, tendría grabado el nombre de Asher en su lapida. La tierra de la tumba estaría blanda, como si alguien la hubiese abultado hace poco.
Este es el momento en el que se requiere de una pala para averiguar lo que se encuentra enterrado en ese extraño recinto de descanso eterno.
¡Hey! ¡Nadie juzgaría los métodos usados para…pues para cavar!
Lamentablemente la tierra comenzaría a moverse. Primero lentamente, después de forma estruendosa…y, bada bin, bada baum, Asher terminaría cayendo varios metros en el suelo, con el único recuerdo de un rostro humano en su mente.
- ¡Sr. Daregan!
Gritarían las voces del interior, cuando el hombre-bestia despertara. Aunque en esos momentos ya no se encontraría en el exterior.
- Rose:
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- Rostros de las niñas:
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- Escenario inicial:
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- Murcielagos:
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- Victor:
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☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀
Asher Daregan: No me gusta hacer uso de este tipo de recursos, pero he decidido que aceleremos las cosas lo más posible. En lugar de dar vueltas por varios post, he decidido darte un tour rápido y llevarte directo al meollo del asunto. Ya estás en lo importante, pues has terminado de cara en la guarida de tu enemigo. También te he brindado pistas de lo que está ocurriendo, así que puedes ir formando tus conclusiones. Elegir una puerta determinará el siguiente escenario así que elige sabiamente. También deberás lanzar La voluntad de los Dioses, a fin de determinar el grado de complejidad de la siguiente ronda. Descuida, no te cortaré un brazo...aún..
Wyn
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
Nada útil dentro de la cabaña. Suspiré. No sería tan fácil, supuse. Quizás hubiese algo en el faro.
Más fantasmas decidieron ponerse en mi camino. Lo que había sido enternecedor en un principio acabaría volviéndose irritante si seguían así. Sí, sí, había peligro. Era consciente de ello. Por eso estaba allí. ¿Quien más iba a hacerlo si no era yo?
-Ya que estoy aquí y no tengo pensado irme, decid algo que me ayude.- dije entre dientes una vez vi a los espectros en el agua. -Algo como "el bastardo está por allí, decapítalo mientras está distraído..."- musité mientras me acercaba al edificio.
Contemplé la estructura con mis "otros ojos." Tal y como pensaba, varios encantamientos hacían que el faro funcionase sin necesidad de que alguien lo mantuviese. Luz, movimiento y tiempo. No eran particularmente complejos. Sin embargo, había algo más. Algo que solo vi al intentar acercarme.
Electricidad.
Retrocedí de un salto, evitando por poco un potente rayo que surgió justo de donde estaba pisando. Esbocé una mueca. Aquello había sobrecargado las runas del faro. Tardaron unos momentos en reestablecerse, pero esta vez, la luz apuntó a un sitio en concreto...
El adentrarme en la mansión no fue particularmente difícil. Aparte de los murciélagos, todo estaba... bueno, muerto. No hubo más trampas mortales durante unos instantes. Cualquiera pensaría que ese sitio estaba abandonado. Entré en el cementerio. De ahí debían venir todos aquellos fantasmas. ¿Cuanta gente había muerto en ese sitio? La luz apuntaba a una de las tumbas en concreto. Fruncí el ceño y me acerqué para leer la lápida.
¿Mi nombre? Chasqueé la lengua. Lo que más miedo daba sobre aquello era la idea de que fuesen a enterrarme como a un humano.
Sin embargo, lo que aquello implicaba podía ser un problema. Alguien sabía que iba a estar allí. Todo aquello estaba planeado de antemano. Pero ni siquiera yo sabía que esa noche iba a encontrarme en aquel lugar... a diferencia de Marissa.
La adivina me había visto venir. Me había guiado, incluso, para que la encontrase a ella y me hablase sobre aquel sitio. Y era la única que había mostrado algún interés en que fuese a la mansión, prometiendo incluso una generosa recompensa. Todos los fantasmas hasta entonces me habían intentado avisar de algún peligro.
Aun así, había cosas que no encajaban. Después de todo, me había otorgado la habilidad para verlos. Si realmente fuese un plan para... matarme o lo que fuese, no habría puesto advertencias flotantes por el camino. La segunda opción sería que el dueño de aquel sitio también tuviese algún poder de adivinación. Lo cual explicaría, en parte, el por qué Marissa no podía ver parte del futuro.
En cualquier caso, el resultado no dejaba de ser irritante. Si podían predecir incluso cosas que no sabía que iba a hacer, me encontraba frente a un adversario peligroso.
Pisé la tierra de "mi tumba" con cuidado. Era reciente. ¿Que encontraría si excavaba? Dudaba que fuese un ataúd. Aunque al menos no me habían puesto en una fosa común. Me arrodillé, examinando la lápida con más cuidado.
Fue entonces cuando la tierra se abrió bajo mis patas, y empecé a descender rápidamente. Miré hacia arriba. La cara de un humano. El culpable de aquello, a juzgar por su expresión. Alguien contento de que hubiese acabado en su trampa.
Pero no iba a caer tan fácilmente.
Hundí mi garra metálica en la tierra, frenando mi caída momentáneamente. Tenía que saltar. Sin embargo, mis piernas no respondían. ¿Que momento era ese para que las runas de mi cuerpo dejasen de funcionar?
No. No todas.
La sonrisa del hombre se borró en el instante en el que me vio frenar. Alcé la otra mano. No iba a poder trepar. Incluso la tierra bajo mi garra estaba cediendo, poco a poco. Tensé mi mano libre. Si intentaba impulsarme, me cocinaría a mi mismo en aquel agujero. Solo quedaba una opción.
La runa de mi palma derecha dejó escapar un brillo carmesí. [1] Hubo un estruendo ensordecedor, y una nube de fuego surgió hacia arriba, dirigida hacia el hombre que esperaba contemplar mi caída.
Cualquier agarre que me quedase se perdió en aquel instante, mientras me precipitaba hacia abajo impulsado por mi propia explosión.
Me erguí, algo aturdido. A pesar del dolor de cabeza, no parecía haber sufrido heridas graves. Repasé mentalmente lo que había pasado. Ah, el viejo... esperaba que le hubiese quemado la cara, como mínimo.
Me sacudí la tierra. ¿Donde estaba? El escenario no tenía nada que ver con el lugar donde había estado antes. Una sala verde y cuatro fantasmas. Los mismos de antes. Cada uno, delante de una puerta.
-Vais a ver otro fantasma pronto, pero no voy a ser yo.- advertí, repasando las posibilidades con la mirada. -Pero dejad de decirme que no siga. Ya es un poco tarde para echarme atrás.-
Volví a invocar a Brillo en mi mano. Finalmente, me acerqué a la puerta de la derecha, aquella frente a la que se encontraba Emily.
[1] Habilidad: Estallido
Más fantasmas decidieron ponerse en mi camino. Lo que había sido enternecedor en un principio acabaría volviéndose irritante si seguían así. Sí, sí, había peligro. Era consciente de ello. Por eso estaba allí. ¿Quien más iba a hacerlo si no era yo?
-Ya que estoy aquí y no tengo pensado irme, decid algo que me ayude.- dije entre dientes una vez vi a los espectros en el agua. -Algo como "el bastardo está por allí, decapítalo mientras está distraído..."- musité mientras me acercaba al edificio.
Contemplé la estructura con mis "otros ojos." Tal y como pensaba, varios encantamientos hacían que el faro funcionase sin necesidad de que alguien lo mantuviese. Luz, movimiento y tiempo. No eran particularmente complejos. Sin embargo, había algo más. Algo que solo vi al intentar acercarme.
Electricidad.
Retrocedí de un salto, evitando por poco un potente rayo que surgió justo de donde estaba pisando. Esbocé una mueca. Aquello había sobrecargado las runas del faro. Tardaron unos momentos en reestablecerse, pero esta vez, la luz apuntó a un sitio en concreto...
El adentrarme en la mansión no fue particularmente difícil. Aparte de los murciélagos, todo estaba... bueno, muerto. No hubo más trampas mortales durante unos instantes. Cualquiera pensaría que ese sitio estaba abandonado. Entré en el cementerio. De ahí debían venir todos aquellos fantasmas. ¿Cuanta gente había muerto en ese sitio? La luz apuntaba a una de las tumbas en concreto. Fruncí el ceño y me acerqué para leer la lápida.
¿Mi nombre? Chasqueé la lengua. Lo que más miedo daba sobre aquello era la idea de que fuesen a enterrarme como a un humano.
Sin embargo, lo que aquello implicaba podía ser un problema. Alguien sabía que iba a estar allí. Todo aquello estaba planeado de antemano. Pero ni siquiera yo sabía que esa noche iba a encontrarme en aquel lugar... a diferencia de Marissa.
La adivina me había visto venir. Me había guiado, incluso, para que la encontrase a ella y me hablase sobre aquel sitio. Y era la única que había mostrado algún interés en que fuese a la mansión, prometiendo incluso una generosa recompensa. Todos los fantasmas hasta entonces me habían intentado avisar de algún peligro.
Aun así, había cosas que no encajaban. Después de todo, me había otorgado la habilidad para verlos. Si realmente fuese un plan para... matarme o lo que fuese, no habría puesto advertencias flotantes por el camino. La segunda opción sería que el dueño de aquel sitio también tuviese algún poder de adivinación. Lo cual explicaría, en parte, el por qué Marissa no podía ver parte del futuro.
En cualquier caso, el resultado no dejaba de ser irritante. Si podían predecir incluso cosas que no sabía que iba a hacer, me encontraba frente a un adversario peligroso.
Pisé la tierra de "mi tumba" con cuidado. Era reciente. ¿Que encontraría si excavaba? Dudaba que fuese un ataúd. Aunque al menos no me habían puesto en una fosa común. Me arrodillé, examinando la lápida con más cuidado.
Fue entonces cuando la tierra se abrió bajo mis patas, y empecé a descender rápidamente. Miré hacia arriba. La cara de un humano. El culpable de aquello, a juzgar por su expresión. Alguien contento de que hubiese acabado en su trampa.
Pero no iba a caer tan fácilmente.
Hundí mi garra metálica en la tierra, frenando mi caída momentáneamente. Tenía que saltar. Sin embargo, mis piernas no respondían. ¿Que momento era ese para que las runas de mi cuerpo dejasen de funcionar?
No. No todas.
La sonrisa del hombre se borró en el instante en el que me vio frenar. Alcé la otra mano. No iba a poder trepar. Incluso la tierra bajo mi garra estaba cediendo, poco a poco. Tensé mi mano libre. Si intentaba impulsarme, me cocinaría a mi mismo en aquel agujero. Solo quedaba una opción.
La runa de mi palma derecha dejó escapar un brillo carmesí. [1] Hubo un estruendo ensordecedor, y una nube de fuego surgió hacia arriba, dirigida hacia el hombre que esperaba contemplar mi caída.
Cualquier agarre que me quedase se perdió en aquel instante, mientras me precipitaba hacia abajo impulsado por mi propia explosión.
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Me erguí, algo aturdido. A pesar del dolor de cabeza, no parecía haber sufrido heridas graves. Repasé mentalmente lo que había pasado. Ah, el viejo... esperaba que le hubiese quemado la cara, como mínimo.
Me sacudí la tierra. ¿Donde estaba? El escenario no tenía nada que ver con el lugar donde había estado antes. Una sala verde y cuatro fantasmas. Los mismos de antes. Cada uno, delante de una puerta.
-Vais a ver otro fantasma pronto, pero no voy a ser yo.- advertí, repasando las posibilidades con la mirada. -Pero dejad de decirme que no siga. Ya es un poco tarde para echarme atrás.-
Volví a invocar a Brillo en mi mano. Finalmente, me acerqué a la puerta de la derecha, aquella frente a la que se encontraba Emily.
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[1] Habilidad: Estallido
Asher Daregan
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
El miembro 'Asher Daregan' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
Los mortales tenéis un método bastante peculiar para crecer en el mundo de los vivos. Según dicen, aprendéis de vuestros errores, convirtiéndoos en personas más sabias y prudentes a la hora de actuar.
Por supuesto, existen causitas que en lugar de aprender de las experiencias pasadas, siguen empeñándose en cometer las mismas estupideces de novatos.
Esto quedaría demostrado en el momento en que Asher lanzase un último ataque hacia Victor, justo antes de su inminente caída.
¿Acertaría?
Aún no lo sabrá. Será su castigo por ir de kamikaze en mi mundo.
Tras reponerse de la caída y dar un monologo sobre cosechar más almas errantes, el enorme hombre-bestia se dirigiría a la puerta de Emily.
Por supuesto, si hubiese prestado atención en lugar de presentar su currículo como posible ‘‘Shinigami’’, se daría cuenta de que los fantasmas que lo ayudaban habían sido atrapados dentro del misterioso cristal de las puertas, brindándoles una apariencia corpórea.
Nadar en lo que sea que nadaban no sería nada agradable, pero al menos sus mentes y percepciones seguirían conectadas con el ex-guarda.
Lo primero que se encontraría tras aquella puerta sería un bello paisaje de un campo lleno de cuervos, mismos que parecían coexistir con una inmensa cantidad de cuerpos de todas clases y con algo en común: sin un ápice de vida.
Otra peculiaridad del escenario sería la inmensa cantidad de éter en el ambiente, la cual dificultaría el andar de nuestro héroe y le cortaría la respiración, haciéndole apoyar una rodilla en el suelo durante un instante.
¿Veis que todo en exceso es malo?
Al ser un hombre-bestia no sería capaz de procesar la excesiva cantidad mágica de ese lugar, con la rapidez natural que tendría alguien que sí nació para controlar dichas habilidades, como lo haría un brujo o un elfo. Sin embargo, y como nadie se ha atrevido a contradecirle, Asher lograría reponerse de aquel golpe inicial para seguir avanzando en su travesía.
Los cuervos observarían todos y cada uno de sus pasos, pero no se acercarían a él.
El cielo estaría teñido de un maravilloso color carmesí, asemejando la sangre de los caídos y cuyo final no podía vislumbrarse en las cercanías.
¿Dundarak? No.
Ni siquiera podía decirse que aquello fuese Aerandir.
La tierra comenzaría a temblar y los cuerpos cobrarían vida, gracias al exquisito poder mágico que sobreabundaba el terreno.
Queridos lectores, tomad asiento y disfrutad de la batalla, pues un ejercito de no-muertos se alzaría en el horizonte justo a la hora del té.
Por supuesto, a esa hora, el hombre-bestia ya se encontraría lo suficientemente repuesto como para pelear con cientos de esas criaturas. Perdón, ¿he dicho cientos? Quise decir: miles.
Esta es la parte donde nos deleitamos con la destreza de un buen peleador. Buenos reflejos y fuerza, aunque con escasa inteligencia. No hay razón para ser exigentes, pues esto es lo mejor que tenemos a la mano.
Kaboom por aquí, splash por allá.
El deleite de un mortal peleando por su vida es una exquisitez de la que no podría privaros.
- ¡Sr. Daregan! -La voz de Emily resonaría en los oídos del hombre-bestia, justo a mitad de la batalla-. ¡El invocador está cerca de usted!
Y no se equivocaba, pues a unos cuantos metros, sobre una pequeña montaña de aquel escenario, se podría vislumbrar la silueta de un hombre, quien sostenía la empuñadura de su katana, observando la batalla con aquellos misteriosos y brillosos ojos zafiros, aguardando el momento en que un oponente digno llegase hasta él.
¿Qué clase de sitio era ese?
Podría decir que se trataba del infierno, pero aún faltaba un poco para poder confirmarlo.
Por supuesto, existen causitas que en lugar de aprender de las experiencias pasadas, siguen empeñándose en cometer las mismas estupideces de novatos.
Esto quedaría demostrado en el momento en que Asher lanzase un último ataque hacia Victor, justo antes de su inminente caída.
¿Acertaría?
Aún no lo sabrá. Será su castigo por ir de kamikaze en mi mundo.
Tras reponerse de la caída y dar un monologo sobre cosechar más almas errantes, el enorme hombre-bestia se dirigiría a la puerta de Emily.
Por supuesto, si hubiese prestado atención en lugar de presentar su currículo como posible ‘‘Shinigami’’, se daría cuenta de que los fantasmas que lo ayudaban habían sido atrapados dentro del misterioso cristal de las puertas, brindándoles una apariencia corpórea.
Nadar en lo que sea que nadaban no sería nada agradable, pero al menos sus mentes y percepciones seguirían conectadas con el ex-guarda.
Lo primero que se encontraría tras aquella puerta sería un bello paisaje de un campo lleno de cuervos, mismos que parecían coexistir con una inmensa cantidad de cuerpos de todas clases y con algo en común: sin un ápice de vida.
Otra peculiaridad del escenario sería la inmensa cantidad de éter en el ambiente, la cual dificultaría el andar de nuestro héroe y le cortaría la respiración, haciéndole apoyar una rodilla en el suelo durante un instante.
¿Veis que todo en exceso es malo?
Al ser un hombre-bestia no sería capaz de procesar la excesiva cantidad mágica de ese lugar, con la rapidez natural que tendría alguien que sí nació para controlar dichas habilidades, como lo haría un brujo o un elfo. Sin embargo, y como nadie se ha atrevido a contradecirle, Asher lograría reponerse de aquel golpe inicial para seguir avanzando en su travesía.
Los cuervos observarían todos y cada uno de sus pasos, pero no se acercarían a él.
El cielo estaría teñido de un maravilloso color carmesí, asemejando la sangre de los caídos y cuyo final no podía vislumbrarse en las cercanías.
¿Dundarak? No.
Ni siquiera podía decirse que aquello fuese Aerandir.
La tierra comenzaría a temblar y los cuerpos cobrarían vida, gracias al exquisito poder mágico que sobreabundaba el terreno.
Queridos lectores, tomad asiento y disfrutad de la batalla, pues un ejercito de no-muertos se alzaría en el horizonte justo a la hora del té.
Por supuesto, a esa hora, el hombre-bestia ya se encontraría lo suficientemente repuesto como para pelear con cientos de esas criaturas. Perdón, ¿he dicho cientos? Quise decir: miles.
Esta es la parte donde nos deleitamos con la destreza de un buen peleador. Buenos reflejos y fuerza, aunque con escasa inteligencia. No hay razón para ser exigentes, pues esto es lo mejor que tenemos a la mano.
Kaboom por aquí, splash por allá.
El deleite de un mortal peleando por su vida es una exquisitez de la que no podría privaros.
- ¡Sr. Daregan! -La voz de Emily resonaría en los oídos del hombre-bestia, justo a mitad de la batalla-. ¡El invocador está cerca de usted!
Y no se equivocaba, pues a unos cuantos metros, sobre una pequeña montaña de aquel escenario, se podría vislumbrar la silueta de un hombre, quien sostenía la empuñadura de su katana, observando la batalla con aquellos misteriosos y brillosos ojos zafiros, aguardando el momento en que un oponente digno llegase hasta él.
¿Qué clase de sitio era ese?
Podría decir que se trataba del infierno, pero aún faltaba un poco para poder confirmarlo.
- Fantasmas corpóreos:
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- Escenario:
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- Primer boss:
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- Control sobre los no-muertos:
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☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀
Asher Daregan: ¿No estás contento? Te he acercado más a la trama global que se avecina. Debo admitir que tu elección me ha encantado, pues no esperaba que eligieras a mi boss favorito. En este post te adentrarás en el escenario de la primera puerta y, como puedes ver, tu misión será sobrevivir al ataque de los no-muertos y al efecto del excesivo flujo de magia de ese mundo. Si aún piensas que esto es obra de un brujo, puedes prepararte para la decepción, pues esto es más complejo de lo que crees. Como sé que no te gusta desperdiciar tiempo, pero en vista de que es importante, NO tendrás permitido atacar al Boss directamente. Al menos no en este turno. Para ello vamos a jugar un poco. Deberás lanzar La Voluntad de los Dioses, cuyos resultados obtendrán las siguientes consecuencias para el siguiente post.
Runa buena/muy buena: Nos enfrentaremos tú y yo en duelo y, aunque mis habilidades en combate son excelentes, ganarás el encuentro, marchándote ileso y con una gran cantidad de información que te dará una idea más clara de lo que estás enfrentando en esta historia. Además, tendrás el honor de ser el primero en enterarte de lo que se aproxima a Aerandir.
Runa media/Runa mala: Nos enfrentaremos en duelo y nos alargaremos en un tercer post (para esta puerta). El resultado dependerá de la suerte que nos acompañe en nuestro próximo turno y en ese entonces lanzaré también La Voluntad de los Dioses para mi propio PNJ. Claro, esto no quiere decir que salgas ileso.
Runa muy mala: Nos enfrentaremos en duelo y me temo que no saldrás de aquí bien parado. Terminarás con heridas y magulladuras que dificultarán tu avance y dejarás de recibir la ayuda de los fantasmas durante un buen tiempo, lo cual ocasionará una desorientación y te acercará a un peldaño del bad ending, limitando tus habilidades de forma impredecible.
P.D: No podrás utilizar a mi PNJ por ningún motivo. En lo demás tendrás total libertad creativa para defenderte y deshacerte de los no-muertos. Ahora sí:
Runa buena/muy buena: Nos enfrentaremos tú y yo en duelo y, aunque mis habilidades en combate son excelentes, ganarás el encuentro, marchándote ileso y con una gran cantidad de información que te dará una idea más clara de lo que estás enfrentando en esta historia. Además, tendrás el honor de ser el primero en enterarte de lo que se aproxima a Aerandir.
Runa media/Runa mala: Nos enfrentaremos en duelo y nos alargaremos en un tercer post (para esta puerta). El resultado dependerá de la suerte que nos acompañe en nuestro próximo turno y en ese entonces lanzaré también La Voluntad de los Dioses para mi propio PNJ. Claro, esto no quiere decir que salgas ileso.
Runa muy mala: Nos enfrentaremos en duelo y me temo que no saldrás de aquí bien parado. Terminarás con heridas y magulladuras que dificultarán tu avance y dejarás de recibir la ayuda de los fantasmas durante un buen tiempo, lo cual ocasionará una desorientación y te acercará a un peldaño del bad ending, limitando tus habilidades de forma impredecible.
P.D: No podrás utilizar a mi PNJ por ningún motivo. En lo demás tendrás total libertad creativa para defenderte y deshacerte de los no-muertos. Ahora sí:
¡Que empiece el juego!
Wyn
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
Intenté percibir el éter. Pero aquello fue como mirar directamente al sol. Tanta intensidad... estaba tan concentrado, que era imposible ver nada en absoluto. Cambié de ojos al instante. No me serviría de nada en aquel lugar... ¿Pero que podía provocar aquello?
Adentrarme fue más difícil de lo que imaginaba. Tanta magia en aquel lugar... ¿Como era posible? El éter no solía afectar a las razas sin magia... pero ahí estaba. Luchando por respirar y avanzar. Caí al suelo un instante, pero no tardé en levantarme.
Temblé ligeramente. Era intoxicante. Una larga carcajada surgió de mi pecho mientras la tierra se movía. Había encontrado oro. Y con ello, una oportunidad perfecta para demostrarlo.
No muertos. Cientos de ellos. La idea de que tanta gente hubiese muerto allí provocó que aquella satisfacción se tintase con ira. Iba a destruir por completo a quien hubiese provocado aquello. Saqué el pequeño totem de dragón de mi bolsillo y lo hundí en el suelo, mirando hacia la horda de cadáveres que lentamente se acercaban hacia mi.
-Dragón de luz. Incineralos a todos.- ordené, alzando la palma de mi mano. [1] La figura de madera creció rápidamente, quedándose firme y alzándose hasta los dos metros. La magia de aquel lugar lo potenció aún más. El aliento de fuego que exhaló cubrió varios metros de llamas, cubriendo los cadáveres y debilitando su carne hasta que fueron reducidos a una masa negruzca en el suelo.
Más de los no muertos caminarían por encima de ellos. Pero con el incesante combustible que proporcionaba aquella habitación, no llegarían lejos. Por otra parte, estaban aquellos fuera del alcance de las llamas. Aquellos que me buscaban.
Iban a ver de lo que era capaz un Centinela.
Alcé la espada en alto. La segunda runa de Brillo se iluminó por encima de todas. El éter empezó a arremolinarse en torno a mi, a ser devorado por aquel arma. [2] Parecía que no había un límite. A medida que lo absorbía, la densidad se despejaba ligeramente... y yo me alimentaba de su energía. Nunca lo había sentido con tanta intensidad. Recorría todo mi ser, dándome energía suficiente para acabar con cualquier cosa. Solo necesitaba un elemento para canalizarlo.
Una chispa.
Cogí la piedra eléctrica de mi bolsillo y la aplasté.[3] La descarga salió directa hacia Brillo, y la explosión eléctrica que me rodeó hizo que pareciese de día en aquella caverna. La tormenta del exterior no era nada en comparación.
Me lancé hacia el primer no muerto con una energía que no había sentido en mi vida. Mi espada lo atravesó como si fuese mantequilla, y el rayo que siguió se encadenó con una docena de cuerpos. No me detuve. Seguí avanzando, abriéndome camino hacia el centro del ejercito. No podían tocarme. No antes de que la electricidad que emitía mi cuerpo les alcanzase y derribase.
Los que no ardían por el totem, convulsionaban en el suelo.
Aquello siguió durante un rato. Los no muertos parecían no tener límites en cuanto a su número. No importaba. Con cada enemigo que caía, la oportunidad que buscaba se acercaba más y más. Cuando no hubo más tierra, y el suelo era solo un manto de cuerpos putrefactos... fue cuando llegó el momento.
Clavé mi espada en el torso de uno de los cadáveres, sujetándola con ambas manos. La electricidad hizo el resto. El suelo no era un buen conductor, pero la carne... la carne servía bastante mejor.
El contacto entre todos hizo que el escenario se convirtiese en un circuito cerrado. El trueno lo recorrió todo, fulminando el ejercito reanimado por el mismo éter que los volvía a matar.
La voz de la fantasma me avisó. El responsable estaba cerca. Resultaba difícil reconocerlo entre la marabunta, pero allí estaba. Aquella mirada lo dejaba muy claro. Quería un duelo.
Me acerqué hasta quedarme a una distancia segura y le apunté con la espada, aún imbuida por el torrente de relámpagos.
-Ven. Únete a tu ejército.-
Me has dado un tonel de gasolina y una habitación de enemigos. Si no tuviese una cerilla, me habría visto en apuros. Asher seguirá potenciado durante un par de turnos más.
[1] Uso de objeto master: Cabeza de dragón. Un pequeño totem de una cabeza de dragón. Al colocarlo en el suelo y rezarle una plegaria, aumentará de tamaño hasta alcanzar los dos metros. Ésta no podrá moverse del lugar. En esta posición, lanzará el aliento de fuego en contra de vuestros enemigos.
[2] Uso de habilidad: Absorber
[3] Uso de habilidad: Descarga
Adentrarme fue más difícil de lo que imaginaba. Tanta magia en aquel lugar... ¿Como era posible? El éter no solía afectar a las razas sin magia... pero ahí estaba. Luchando por respirar y avanzar. Caí al suelo un instante, pero no tardé en levantarme.
Temblé ligeramente. Era intoxicante. Una larga carcajada surgió de mi pecho mientras la tierra se movía. Había encontrado oro. Y con ello, una oportunidad perfecta para demostrarlo.
No muertos. Cientos de ellos. La idea de que tanta gente hubiese muerto allí provocó que aquella satisfacción se tintase con ira. Iba a destruir por completo a quien hubiese provocado aquello. Saqué el pequeño totem de dragón de mi bolsillo y lo hundí en el suelo, mirando hacia la horda de cadáveres que lentamente se acercaban hacia mi.
-Dragón de luz. Incineralos a todos.- ordené, alzando la palma de mi mano. [1] La figura de madera creció rápidamente, quedándose firme y alzándose hasta los dos metros. La magia de aquel lugar lo potenció aún más. El aliento de fuego que exhaló cubrió varios metros de llamas, cubriendo los cadáveres y debilitando su carne hasta que fueron reducidos a una masa negruzca en el suelo.
Más de los no muertos caminarían por encima de ellos. Pero con el incesante combustible que proporcionaba aquella habitación, no llegarían lejos. Por otra parte, estaban aquellos fuera del alcance de las llamas. Aquellos que me buscaban.
Iban a ver de lo que era capaz un Centinela.
Alcé la espada en alto. La segunda runa de Brillo se iluminó por encima de todas. El éter empezó a arremolinarse en torno a mi, a ser devorado por aquel arma. [2] Parecía que no había un límite. A medida que lo absorbía, la densidad se despejaba ligeramente... y yo me alimentaba de su energía. Nunca lo había sentido con tanta intensidad. Recorría todo mi ser, dándome energía suficiente para acabar con cualquier cosa. Solo necesitaba un elemento para canalizarlo.
Una chispa.
Cogí la piedra eléctrica de mi bolsillo y la aplasté.[3] La descarga salió directa hacia Brillo, y la explosión eléctrica que me rodeó hizo que pareciese de día en aquella caverna. La tormenta del exterior no era nada en comparación.
Me lancé hacia el primer no muerto con una energía que no había sentido en mi vida. Mi espada lo atravesó como si fuese mantequilla, y el rayo que siguió se encadenó con una docena de cuerpos. No me detuve. Seguí avanzando, abriéndome camino hacia el centro del ejercito. No podían tocarme. No antes de que la electricidad que emitía mi cuerpo les alcanzase y derribase.
Los que no ardían por el totem, convulsionaban en el suelo.
Aquello siguió durante un rato. Los no muertos parecían no tener límites en cuanto a su número. No importaba. Con cada enemigo que caía, la oportunidad que buscaba se acercaba más y más. Cuando no hubo más tierra, y el suelo era solo un manto de cuerpos putrefactos... fue cuando llegó el momento.
Clavé mi espada en el torso de uno de los cadáveres, sujetándola con ambas manos. La electricidad hizo el resto. El suelo no era un buen conductor, pero la carne... la carne servía bastante mejor.
El contacto entre todos hizo que el escenario se convirtiese en un circuito cerrado. El trueno lo recorrió todo, fulminando el ejercito reanimado por el mismo éter que los volvía a matar.
La voz de la fantasma me avisó. El responsable estaba cerca. Resultaba difícil reconocerlo entre la marabunta, pero allí estaba. Aquella mirada lo dejaba muy claro. Quería un duelo.
Me acerqué hasta quedarme a una distancia segura y le apunté con la espada, aún imbuida por el torrente de relámpagos.
-Ven. Únete a tu ejército.-
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Me has dado un tonel de gasolina y una habitación de enemigos. Si no tuviese una cerilla, me habría visto en apuros. Asher seguirá potenciado durante un par de turnos más.
[1] Uso de objeto master: Cabeza de dragón. Un pequeño totem de una cabeza de dragón. Al colocarlo en el suelo y rezarle una plegaria, aumentará de tamaño hasta alcanzar los dos metros. Ésta no podrá moverse del lugar. En esta posición, lanzará el aliento de fuego en contra de vuestros enemigos.
[2] Uso de habilidad: Absorber
[3] Uso de habilidad: Descarga
Asher Daregan
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
El miembro 'Asher Daregan' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
Podría narraros una hermosa y épica batalla entre un boss de calidades superiores y un hombre-bestia con el cerebro de un maní, pero estoy segura de que sería robaros vuestro valioso tiempo.
Con una grácil destreza, Asher consiguió deshacerse de los no-muertos, al tiempo que su cuerpo se acostumbrara a la exagerada cantidad de éter en el ambiente.
Vino buscando cobre y encontró oro.
Creo que he escuchado esa frase con anterioridad, así que eso le resta la originalidad prevista.
Hay que darle algo de crédito por aprovechar la energía mágica que se le otorgaba, pues esos ataques estarían potenciados de forma extraordinaria. Podríais suponer que así se siente la clase privilegiada al disfrutar de las cosas a manos llenas.
¡Chin, pum, pam, tortillas, papas!
Los no-muertos fueron vencidos y el ex-guarda sería capaz de llegar hasta la montaña donde el Dios Yato controlaba a sus sirvientes, con una inesperada sorpresa en sus ojos zafiros.
Parecía haber encontrado un oponente digno, tras siglos y siglos de ser considerado un ente implacable de la destrucción y la guerra. Desenvainó su katana y de un salto se incorporó a la batalla, resistiendo a los agiles ataques de ese guerrero que había aparecido de la nada en su mundo.
No daré detalles de cómo fue que aquello culminó, pues, de lo contrario, terminaría alargando esta historia innecesariamente.
Luego de una ardua lucha por demostrar quién de los dos era el mejor, Yato descubriría que el extraño le superaba con creces, aunque no existía nada más honroso que morir a manos de un verdadero oponente.
No obstante, Yato revelaría algo de información a su verdugo, explicándole que alguien había alterado el flujo del espacio-tiempo, permitiendo que el éter fluyera de Terranova a un lugar apartado en las dimensiones y su mundo no era el único afectado.
Alguien estaba tratando de unir a las distintas dimensiones para algún propósito desconocido, pero que tarde o temprano acabaría con Aerandir y había comenzado en aquella madriguera, con esas inocentes almas que no podían cruzar al descanso eterno.
La puerta por la que había llegado Asher volvería a materializarse, permitiendo volver a la sala principal. No obstante, apenas cruzar el umbral, la puerta caería llevándose al espíritu de Emily Ravenheart hacia un lugar desconocido e impidiendo la conexión entre el hombre-bestia y el espíritu.
Rose y las gemelas continuarían suspendidas en sus respectivas cámaras ‘‘ectoplasmicas’’ y ahora debería elegir otra de ellas hacia la cual dirigirse.
- ¡Tú! -El lugar retumbaría con una voz masculina llena de ira-. ¡Tú te la llevaste! ¡Pero tu suerte se acabará y no podrás salir de aquí!
Fuese real o no, ahora el tiempo se le agotaba y con ello la cantidad excesiva de maana que había adquirido de Terranova.
Con una grácil destreza, Asher consiguió deshacerse de los no-muertos, al tiempo que su cuerpo se acostumbrara a la exagerada cantidad de éter en el ambiente.
Vino buscando cobre y encontró oro.
Creo que he escuchado esa frase con anterioridad, así que eso le resta la originalidad prevista.
Hay que darle algo de crédito por aprovechar la energía mágica que se le otorgaba, pues esos ataques estarían potenciados de forma extraordinaria. Podríais suponer que así se siente la clase privilegiada al disfrutar de las cosas a manos llenas.
¡Chin, pum, pam, tortillas, papas!
Los no-muertos fueron vencidos y el ex-guarda sería capaz de llegar hasta la montaña donde el Dios Yato controlaba a sus sirvientes, con una inesperada sorpresa en sus ojos zafiros.
Parecía haber encontrado un oponente digno, tras siglos y siglos de ser considerado un ente implacable de la destrucción y la guerra. Desenvainó su katana y de un salto se incorporó a la batalla, resistiendo a los agiles ataques de ese guerrero que había aparecido de la nada en su mundo.
No daré detalles de cómo fue que aquello culminó, pues, de lo contrario, terminaría alargando esta historia innecesariamente.
Luego de una ardua lucha por demostrar quién de los dos era el mejor, Yato descubriría que el extraño le superaba con creces, aunque no existía nada más honroso que morir a manos de un verdadero oponente.
No obstante, Yato revelaría algo de información a su verdugo, explicándole que alguien había alterado el flujo del espacio-tiempo, permitiendo que el éter fluyera de Terranova a un lugar apartado en las dimensiones y su mundo no era el único afectado.
Alguien estaba tratando de unir a las distintas dimensiones para algún propósito desconocido, pero que tarde o temprano acabaría con Aerandir y había comenzado en aquella madriguera, con esas inocentes almas que no podían cruzar al descanso eterno.
La puerta por la que había llegado Asher volvería a materializarse, permitiendo volver a la sala principal. No obstante, apenas cruzar el umbral, la puerta caería llevándose al espíritu de Emily Ravenheart hacia un lugar desconocido e impidiendo la conexión entre el hombre-bestia y el espíritu.
Rose y las gemelas continuarían suspendidas en sus respectivas cámaras ‘‘ectoplasmicas’’ y ahora debería elegir otra de ellas hacia la cual dirigirse.
- ¡Tú! -El lugar retumbaría con una voz masculina llena de ira-. ¡Tú te la llevaste! ¡Pero tu suerte se acabará y no podrás salir de aquí!
Fuese real o no, ahora el tiempo se le agotaba y con ello la cantidad excesiva de maana que había adquirido de Terranova.
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Asher Daregan: ¡Alabada sea esa suerte! Ahora ya sabes por qué tu cuerpo tardó un poco en acostumbrarse al éter de ese sitio. Alguien está intentando acceder a otros mundos. ¿De qué forma? Tendrás que descubrirlo, pero esas almas que han pedido tu ayuda están relacionadas y tu deber sigue siendo liberarlas. Aunque...has perdido a Emily, aún tienes a Rose y sus hijas. Pudo haber sido peor. Elige sabiamente hacia qué puerta te dirigirás, pues tendrás que lanzar la Voluntad de los Dioses que determinará qué el grado de complejidad que deberás enfrentar a continuación.
Wyn
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
Fue el primero en atacar. Rechacé los primeros golpes de su espada. Su técnica era rápida. Muy rápida. Pero no tan impredecible como podía ser. ¿Me estaba tanteando? ¿Quien se creía que era para ponerme a prueba?
Me lancé hacia él con una embestida, pero no hubo impacto alguno. El hombre había desaparecido. No. Aún seguía ahí, unos metros a mi espalda. Se había movido sin moverse. Chasqueé la lengua. Iba a necesitar algo más que eso para impresionarme.
Contemplé a mi oponente. El éter venía de su espada. Esbocé una sonrisa lobuna. Aquellos encantamientos... eran comparables a los de Brillo. Pero el hombre no era un brujo. No esperaba encontrarme a alguien similar en un lugar como ese.
Bueno. Similar solo en armas.
Tomé la ofensiva, lanzándome hacia un lado antes de zigzaguear con un tajo hacia el estómago. No tuve éxito: el tipo retrocedió limpiamente. Con reflejos así, tendría que tomarlo por sorpresa. La electricidad de mi cuerpo se intensificó, pareciendo querer atraparlo. Cargué de nuevo, y una vez más, el tipo desapareció para poner distancia entre ambos.
Me apuntó con la katana. Y entonces, recitó algo en un idioma que no conocía. Runas desconocidas empezaron a recorrer la hoja.
Quizás fuese momento de moverse. No quería ver todos sus trucos de primera mano, por mucha curiosidad que tuviese. El rayo oscuro que proyectó de su arma fulminó todo lo que tenía delante. O, lo que es decir, un montón de cadáveres ya chamuscados y tierra.
Dos podían jugar a desaparecer de la vista, y el hombre no fue testigo de esto hasta que me encontré detrás de él y mi pierna impactó en su espalda. [1] La patada desencadenó una descarga eléctrica, liberando la suficiente fuerza como para lanzar a aquel nigromante por el suelo frente a él. Sonreí, satisfecho.
-Nada mal...- dijo, levantándose con sangre recorriéndole la frente. Parecía que los tumbos le habían afectado. Debía trabajar más en su defensa. -He estado esperando... tanto tiempo...-
Sujetó su arma con ambas manos, mostrándola en alto. Decenas de réplicas espectrales empezaron a formarse en el aire, multiplicandose una y otra vez. Todas las espadas me apuntaron. Dejé escapar una risa amarga. Aquello no iba a intimidarme.
El anillo lunar empezó a vibrar, prestándome parte del poder que había acumulado en ese sitio [2]. Las hojas volaron hacia mi. Mi espada bloqueó los ataques uno a uno, dejando escapar más chispas y destellos con cada golpe. Pese a la absurda cantidad de armas, mi concentración no flaqueó. Poco a poco, conseguí abrirme paso entre la multitud de asaltos.
Hasta que finalmente, la tormenta subsidió. Se detuvieron en el aire. Y, con un chasquido, empezaron a moverse, esta vez todas al mismo tiempo.
Clavé a Brillo en el suelo y extendí ambas manos. Tensé mis brazos. Si aquello salía mal... No, no quería pensarlo.
Una gigantesca explosión surgió de mis manos [3], envolviendo a aquellas réplicas fantasmales en la nube incandescente. La onda expansiva levantó y empujó a los no muertos caídos que aún me rodeaban, desperdigándolos más aún. Mis pies se hundieron en la tierra.
Me sorprendía que tanto mis brazos como mi equipo hubiesen sobrevivido a aquello.
No tuve tiempo para descansar. En un parpadeo, el hombre estaba encima de mi, lanzando un último ataque desesperado. Por desgracia para él, no estaba tan vulnerable como aparentaba. En ese mismo instante, Brillo se materializó en mi mano, impactando de lleno contra su katana.
La hoja de su espada se rompió, partiéndose por la mitad con un estruendo que resonó por toda la zona. Abrió los ojos de par en par, sorprendido, a la vez que mi garra se hundía en su estómago.
Retrocedió, tambaleándose hacia atrás y separándose de mi guantelete. No llegó a dar un paso más antes de derrumbarse sobre sus rodillas. Me miró a los ojos. No había derrota en su rostro. Parecía... satisfecho, incluso.
-¿De qué... mundo... vienes?- preguntó. -Ah... da igual. Lo has hecho bien.-
Fruncí el ceño. ¿Mundo? ¿Acaso aquello no era Aerandir?
-¿Qué está pasando?- pregunté. Aún estaba preparado para defenderme, pero el hombre no parecía tener intención de intentar nada más. Con esas heridas, no sobreviviría.
-Alguien intenta unir mundos. Dimensiones. Estás en Terranova... aunque quizás preferirías volver a tu lugar... antes de que lo destruya.- dijo. Su voz se había debilitado mucho. No tardó en caer, muerto, en el suelo.
Cogí la empuñadura de su katana. El arma estaba rota, y probablemente no podría repararla... aun así, valía la pena estudiar lo que pudiese de ella, si es que podía sacarla de ese sitio. La guardé en una de mis bolsas. Para cuando me di la vuelta, la puerta por la que había llegado a aquel lugar había vuelto a aparecer.
No iba a abusar de mi suerte. Atravesé el umbral, pero incluso al volver a Aerandir me esperaban más sorpresas desagradables. Emily desapareció junto a la puerta, dejando tres más que elegir.
Suspiré hondo. Y finalmente, con paso determinado, abrí la puerta en la que flotaba Rose.
Me lancé hacia él con una embestida, pero no hubo impacto alguno. El hombre había desaparecido. No. Aún seguía ahí, unos metros a mi espalda. Se había movido sin moverse. Chasqueé la lengua. Iba a necesitar algo más que eso para impresionarme.
Contemplé a mi oponente. El éter venía de su espada. Esbocé una sonrisa lobuna. Aquellos encantamientos... eran comparables a los de Brillo. Pero el hombre no era un brujo. No esperaba encontrarme a alguien similar en un lugar como ese.
Bueno. Similar solo en armas.
Tomé la ofensiva, lanzándome hacia un lado antes de zigzaguear con un tajo hacia el estómago. No tuve éxito: el tipo retrocedió limpiamente. Con reflejos así, tendría que tomarlo por sorpresa. La electricidad de mi cuerpo se intensificó, pareciendo querer atraparlo. Cargué de nuevo, y una vez más, el tipo desapareció para poner distancia entre ambos.
Me apuntó con la katana. Y entonces, recitó algo en un idioma que no conocía. Runas desconocidas empezaron a recorrer la hoja.
Quizás fuese momento de moverse. No quería ver todos sus trucos de primera mano, por mucha curiosidad que tuviese. El rayo oscuro que proyectó de su arma fulminó todo lo que tenía delante. O, lo que es decir, un montón de cadáveres ya chamuscados y tierra.
Dos podían jugar a desaparecer de la vista, y el hombre no fue testigo de esto hasta que me encontré detrás de él y mi pierna impactó en su espalda. [1] La patada desencadenó una descarga eléctrica, liberando la suficiente fuerza como para lanzar a aquel nigromante por el suelo frente a él. Sonreí, satisfecho.
-Nada mal...- dijo, levantándose con sangre recorriéndole la frente. Parecía que los tumbos le habían afectado. Debía trabajar más en su defensa. -He estado esperando... tanto tiempo...-
Sujetó su arma con ambas manos, mostrándola en alto. Decenas de réplicas espectrales empezaron a formarse en el aire, multiplicandose una y otra vez. Todas las espadas me apuntaron. Dejé escapar una risa amarga. Aquello no iba a intimidarme.
El anillo lunar empezó a vibrar, prestándome parte del poder que había acumulado en ese sitio [2]. Las hojas volaron hacia mi. Mi espada bloqueó los ataques uno a uno, dejando escapar más chispas y destellos con cada golpe. Pese a la absurda cantidad de armas, mi concentración no flaqueó. Poco a poco, conseguí abrirme paso entre la multitud de asaltos.
Hasta que finalmente, la tormenta subsidió. Se detuvieron en el aire. Y, con un chasquido, empezaron a moverse, esta vez todas al mismo tiempo.
Clavé a Brillo en el suelo y extendí ambas manos. Tensé mis brazos. Si aquello salía mal... No, no quería pensarlo.
Una gigantesca explosión surgió de mis manos [3], envolviendo a aquellas réplicas fantasmales en la nube incandescente. La onda expansiva levantó y empujó a los no muertos caídos que aún me rodeaban, desperdigándolos más aún. Mis pies se hundieron en la tierra.
Me sorprendía que tanto mis brazos como mi equipo hubiesen sobrevivido a aquello.
No tuve tiempo para descansar. En un parpadeo, el hombre estaba encima de mi, lanzando un último ataque desesperado. Por desgracia para él, no estaba tan vulnerable como aparentaba. En ese mismo instante, Brillo se materializó en mi mano, impactando de lleno contra su katana.
La hoja de su espada se rompió, partiéndose por la mitad con un estruendo que resonó por toda la zona. Abrió los ojos de par en par, sorprendido, a la vez que mi garra se hundía en su estómago.
Retrocedió, tambaleándose hacia atrás y separándose de mi guantelete. No llegó a dar un paso más antes de derrumbarse sobre sus rodillas. Me miró a los ojos. No había derrota en su rostro. Parecía... satisfecho, incluso.
-¿De qué... mundo... vienes?- preguntó. -Ah... da igual. Lo has hecho bien.-
Fruncí el ceño. ¿Mundo? ¿Acaso aquello no era Aerandir?
-¿Qué está pasando?- pregunté. Aún estaba preparado para defenderme, pero el hombre no parecía tener intención de intentar nada más. Con esas heridas, no sobreviviría.
-Alguien intenta unir mundos. Dimensiones. Estás en Terranova... aunque quizás preferirías volver a tu lugar... antes de que lo destruya.- dijo. Su voz se había debilitado mucho. No tardó en caer, muerto, en el suelo.
Cogí la empuñadura de su katana. El arma estaba rota, y probablemente no podría repararla... aun así, valía la pena estudiar lo que pudiese de ella, si es que podía sacarla de ese sitio. La guardé en una de mis bolsas. Para cuando me di la vuelta, la puerta por la que había llegado a aquel lugar había vuelto a aparecer.
No iba a abusar de mi suerte. Atravesé el umbral, pero incluso al volver a Aerandir me esperaban más sorpresas desagradables. Emily desapareció junto a la puerta, dejando tres más que elegir.
Suspiré hondo. Y finalmente, con paso determinado, abrí la puerta en la que flotaba Rose.
_________________________________
[1] Usada habilidad: Impulso
[2] Usada habilidad de Brillo: Potenciar
[3] Usada habilidad: Estallido (gracias a la reducción de enfriamiento de Potenciar)
Asher Daregan
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
El miembro 'Asher Daregan' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
Las plegarias del hombre-bestia serían escuchadas y, finalmente, esta hermosa deidad se dignaría a continuar con la historia.
Yo podría contarles mi versión de los hechos, pero eso sería hacerles perder el tiempo y creo que habéis esperado mucho tiempo, para saber lo que ocurrió en aquella intensa batalla de la primera cámara.
Básteme decir que hubo mucha sangre, sudor y lágrimas. ¿De quién? Id a leer el post de Asher para que lo sepáis.
Antes de morir, Yato le brindaría la valiosa información que le ayudaría en su travesía y que, hasta entonces, había parecido un sueño imposible para los aerandianos.
La puerta por la que había atravesado era capaz de transportar a los mortales a una parte especifica de una dimensión perdida en el tiempo y el espacio. Además, dicho portal carecía de la capacidad suficiente como para conectar ambas dimensiones y, a su vez, abrir el paso para transitar libremente a través de ese mundo, convirtiéndolo en una prisión; tanto para aquellos que entraban en el escenario, como para los que quedaban atrapados ahí.
Todo esto quedaría grabado en las memorias del guerrero tras guardar la katana de su oponente caído. Y no sólo eso, sino que también obtendría una pista valiosa del hombre al que se enfrentaba. Una persona inteligente y despiadada que había vivido en una época remota, pero cuyo cuerpo aún vaga entre el mundo de los vivos.
¿Cómo? Era una excelente pregunta.
La siguiente puerta presentaría un panorama un tanto más alentador que el anterior. Hermosos paisajes se alzarían frente a él, repletos de frondosos arboles y vegetación verduzca. El cielo era tan azul como el océano, con arreboladas nubes blanquecinas que flotaban de forma traviesa en el cenit. El aire sería tan puro que casi costaría trabajo respirar.
El único inconveniente sería: la nula cantidad de éter en el ambiente.
Esto significaba una baja en todo aquello que necesitase magia para funcionar y, por ende, podía asumirse que las habilidades físicas serían las únicas a las cuales apelas en momentos de crisis.
¡Y vaya crisis estaba por atravesar!
La tierra empezaría a temblar y una enorme y fea criatura humanoide tomaría a Asher con facilidad, llevándolo hasta su boca.
Y así, mis queridos lectores, es como perdimos a nuestro queridísimo héroe…
¿Acaso no tengo talento para el drama?
El titan se detendría un momento antes de probar su bocadillo de perro al escabeche, observando con detenimiento aquello que estaba a punto de llevarse a la boca. Tal vez el sabor de ese indefenso cachorrito no le gustase lo suficiente o, tal vez, los Dioses preferían ver una muerte digna del gran Líder Nómada; pero lo cierto es que Asher no se convertiría en el aperitivo de la tarde.
Y no, no existía nada de benevolencia en esta ocasión.
Un rugido retumbaría en los alrededores, haciendo que el titán y todos los demás que se encontraban en las cercanías huyesen espavoridos.
A unos kilómetros de ahí, justo en el centro de lo que parecía ser el escenario perfecto para una nueva batalla, se encontraba un titán de enormes proporciones y mirada feroz. Los otros titanes no podrían igualarle en tamaño, fuerza y velocidad; especialmente cuando este tenía la consciencia suficiente como para controlarlos.
Con una amenaza que le quintuplicaba el tamaño, ¿qué haría el ex-guarda en esta ocasión?
Yo en su lugar contrataría servicios funerarios, pero, desde luego, la decisión sería suya.
Yo podría contarles mi versión de los hechos, pero eso sería hacerles perder el tiempo y creo que habéis esperado mucho tiempo, para saber lo que ocurrió en aquella intensa batalla de la primera cámara.
Básteme decir que hubo mucha sangre, sudor y lágrimas. ¿De quién? Id a leer el post de Asher para que lo sepáis.
Antes de morir, Yato le brindaría la valiosa información que le ayudaría en su travesía y que, hasta entonces, había parecido un sueño imposible para los aerandianos.
La puerta por la que había atravesado era capaz de transportar a los mortales a una parte especifica de una dimensión perdida en el tiempo y el espacio. Además, dicho portal carecía de la capacidad suficiente como para conectar ambas dimensiones y, a su vez, abrir el paso para transitar libremente a través de ese mundo, convirtiéndolo en una prisión; tanto para aquellos que entraban en el escenario, como para los que quedaban atrapados ahí.
Todo esto quedaría grabado en las memorias del guerrero tras guardar la katana de su oponente caído. Y no sólo eso, sino que también obtendría una pista valiosa del hombre al que se enfrentaba. Una persona inteligente y despiadada que había vivido en una época remota, pero cuyo cuerpo aún vaga entre el mundo de los vivos.
¿Cómo? Era una excelente pregunta.
La siguiente puerta presentaría un panorama un tanto más alentador que el anterior. Hermosos paisajes se alzarían frente a él, repletos de frondosos arboles y vegetación verduzca. El cielo era tan azul como el océano, con arreboladas nubes blanquecinas que flotaban de forma traviesa en el cenit. El aire sería tan puro que casi costaría trabajo respirar.
El único inconveniente sería: la nula cantidad de éter en el ambiente.
Esto significaba una baja en todo aquello que necesitase magia para funcionar y, por ende, podía asumirse que las habilidades físicas serían las únicas a las cuales apelas en momentos de crisis.
¡Y vaya crisis estaba por atravesar!
La tierra empezaría a temblar y una enorme y fea criatura humanoide tomaría a Asher con facilidad, llevándolo hasta su boca.
Y así, mis queridos lectores, es como perdimos a nuestro queridísimo héroe…
¿Acaso no tengo talento para el drama?
El titan se detendría un momento antes de probar su bocadillo de perro al escabeche, observando con detenimiento aquello que estaba a punto de llevarse a la boca. Tal vez el sabor de ese indefenso cachorrito no le gustase lo suficiente o, tal vez, los Dioses preferían ver una muerte digna del gran Líder Nómada; pero lo cierto es que Asher no se convertiría en el aperitivo de la tarde.
Y no, no existía nada de benevolencia en esta ocasión.
Un rugido retumbaría en los alrededores, haciendo que el titán y todos los demás que se encontraban en las cercanías huyesen espavoridos.
A unos kilómetros de ahí, justo en el centro de lo que parecía ser el escenario perfecto para una nueva batalla, se encontraba un titán de enormes proporciones y mirada feroz. Los otros titanes no podrían igualarle en tamaño, fuerza y velocidad; especialmente cuando este tenía la consciencia suficiente como para controlarlos.
Con una amenaza que le quintuplicaba el tamaño, ¿qué haría el ex-guarda en esta ocasión?
Yo en su lugar contrataría servicios funerarios, pero, desde luego, la decisión sería suya.
- Mundo:
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☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀
Asher Daregan: Te has estado burlando de mis referencias otaku durante todo el tema, así que he decidido traerte más. ¿Te gusta este nuevo escenario? En lo personal siento que algo de sangre le vendría mejor, pero eso es un gusto particular que poseemos mi querido Fehu y yo. Ya te has saciado de magia hasta reventar, así que pensé que un mundo opuesto te agradaría. No podrás utilizar ninguna habilidad mágica, tampoco objetos mágicos ni nada relacionado con la magia, pues no funcionarán en ese mundo. Lo único que tienes es tu espada, tu fuerza y tu buena suerte para salirte con la tuya. En esta ocasión ambos lanzaremos la Voluntad de los Dioses. Te explico:
Yo lanzaré por mi titán dos veces y tú una vez por tu pellejo. En mi caso será para equilibrar el tablero, pues sería muy injusto machacar a un usuario con los stats de un NPC que es quince veces más fuerte. A fin de evitar las dudas, me extenderé un poco más en la explicación:
Si mi suerte es buena/muy buena en la primera lanzada: Mi titán tendrá el doble de tus stats. Ejemplo: si tu fuerza es de 100, mi titán tendrá 200, pero si la segunda runa es menor a la tuya, entonces sus ataques no conseguirán acertarte por mucho que te ataque.
Si mi suerte es mala/muy mala en la primera lanzada: Mi titán tendrá sus stats en igualdad a las tuyas, pero si la segunda runa resulta ser mayor a la tuya entonces conseguirá asestarte los golpes y no podrás escapar. Por supuesto, no buscaremos matarte, sólo mutilar o dañar de gravedad.
¡Enjoy!
Yo lanzaré por mi titán dos veces y tú una vez por tu pellejo. En mi caso será para equilibrar el tablero, pues sería muy injusto machacar a un usuario con los stats de un NPC que es quince veces más fuerte. A fin de evitar las dudas, me extenderé un poco más en la explicación:
Si mi suerte es buena/muy buena en la primera lanzada: Mi titán tendrá el doble de tus stats. Ejemplo: si tu fuerza es de 100, mi titán tendrá 200, pero si la segunda runa es menor a la tuya, entonces sus ataques no conseguirán acertarte por mucho que te ataque.
Si mi suerte es mala/muy mala en la primera lanzada: Mi titán tendrá sus stats en igualdad a las tuyas, pero si la segunda runa resulta ser mayor a la tuya entonces conseguirá asestarte los golpes y no podrás escapar. Por supuesto, no buscaremos matarte, sólo mutilar o dañar de gravedad.
¡Enjoy!
Wyn
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
El miembro 'Wyn' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
La electricidad que me rodeaba se apagó. Gruñí. ¿Ahora que pasaba?
El mundo en el que había entrado estaba... sorprendentemente vacío. El cielo estaba claro. El aire era puro. Más que en cualquiera de los bosques... más que en el lugar donde nací, incluso. Pero faltaba algo.
Intenté abrir mis otros ojos. Pero por primera vez, no funcionaban. No me llevó mucho tiempo deducir que ninguna de las runas que poseía funcionaba.
No fue hasta entonces que me di cuenta del monstruo que se encontraba a mi espalda. Mis pies se separaron del suelo. Un... gigante. Una especie de gigante humano me había cogido.
-Tu eres la presa.- gruñí.
Hundí a Brillo en su puño, haciéndole soltar un gruñido de dolor y permitiéndome escapar de su agarre momentaneamente. Caí al suelo de pie y retrocedí, buscando algo de distancia antes del conflicto.
Sin embargo, otro sonido hizo que aquel ser se detuviese. Un rugido, aún más fuerte que el suyo. Su rostro expresó incertidumbre, y luego terror. Sin pensarselo dos veces, empezó a correr torpemente, desapareciendo tan rápido como había llegado.
Un monstruo aún más colosal se estaba acercando. Corría a una velocidad increible a pesar de su tamaño. Y venía hacia mi. Suspiré hondo. Esas cosas me pasaban por ayudar a la gente...
Sin magia a mi disposición, mi arsenal quedaba algo limitado. Por fortuna, aún tenía otras cosas. Saqué uno de los frascos protegidos por mi bolsa. Tras abrirlo, tragué su contenido sin pensarlo demasiado. [1] Un torrente de energía recorrió mi cuerpo. Tensé los brazos. Iba a tener que darle fuerte si quería tumbarlo. Aún tenía unos segundos antes de que las enormes zancadas del ser le permitiesen llegar hasta a mi. Sustituí el frasco vacío por uno más protegido, lleno hasta el borde de un líquido naranja. Lo sujeté con mi zurda, y esperé.
Leí sus movimientos. No eran diferentes a los de una persona con mente de animal. Para él, yo tendría el tamaño de un roedor... o quizás una paloma. Lamentablemente, no tenía alas. Pero, ¿que movimiento haría una persona si quisiese matar a un ser de ese tamaño?
Solo había dos respuestas naturales. Aplastar, o patear. Estaba en movimiento. La patada era más probable.
Cuando se acercó lo suficiente, respondí al instante. [2] Me lancé hacia un lado, esquivando su pie y acercándome al que seguía en tierra, intentando no perder el equilibrio por el viento que había levantado al moverse.
Salté encima de su pie, realizando un corte con Brillo en su tobillo. Al momento, me quité de encima: el reflejo del dolor hizo que se moviese al instante.
Los pies eran torpes. Lo que tenía que evitar eran las manos. Sin embargo, aquel titán no iba a dejarme las cosas fáciles. Retrocedió de un enorme salto, dejando mucha distancia entre ambos antes de volver a la carga. Pero cuando lo hizo, se encontraría con una sorpresa.
El "diminuto" ser ante él había lanzado algo. Un objeto aún más pequeño, pero que se acercaba directamente hacia él. En concreto, hacia su pecho. Algo tan insignificante no era motivo de alerta: no era como si algo así le fuese a hacer daño. Quizá por eso no intentó esquivarlo.
Pero en cuanto el frasco impactó contra su piel, una llamarada empezó a cubrir su torso. [3] El líquido cayó sobre él, dejando un río de llamas en algunas zonas de su muslo y pie.
Emprendí la carrera, rodeando al ser. El quemarlo había tenido el predecible efecto que tenía en casi cualquier ser vivo. El coloso cayó al suelo, golpeándose las zonas en llamas con las manos en un esfuerzo por apagarlas.
Estaba distraído. Expuesto. Llegué a quedarme detrás de él. Quizás tuviese una oportunidad para escapar, pero... No. No sabía si la puerta aún funcionaba. Y con su velocidad, no podía dejarlo atrás.
Tenía que defenderme.
Su cuello aún cerca del suelo. Salté hacia la nuca. Tenía que cortar allí. Era la mejor oportunidad que tenía.
El mundo en el que había entrado estaba... sorprendentemente vacío. El cielo estaba claro. El aire era puro. Más que en cualquiera de los bosques... más que en el lugar donde nací, incluso. Pero faltaba algo.
Intenté abrir mis otros ojos. Pero por primera vez, no funcionaban. No me llevó mucho tiempo deducir que ninguna de las runas que poseía funcionaba.
No fue hasta entonces que me di cuenta del monstruo que se encontraba a mi espalda. Mis pies se separaron del suelo. Un... gigante. Una especie de gigante humano me había cogido.
-Tu eres la presa.- gruñí.
Hundí a Brillo en su puño, haciéndole soltar un gruñido de dolor y permitiéndome escapar de su agarre momentaneamente. Caí al suelo de pie y retrocedí, buscando algo de distancia antes del conflicto.
Sin embargo, otro sonido hizo que aquel ser se detuviese. Un rugido, aún más fuerte que el suyo. Su rostro expresó incertidumbre, y luego terror. Sin pensarselo dos veces, empezó a correr torpemente, desapareciendo tan rápido como había llegado.
Un monstruo aún más colosal se estaba acercando. Corría a una velocidad increible a pesar de su tamaño. Y venía hacia mi. Suspiré hondo. Esas cosas me pasaban por ayudar a la gente...
Sin magia a mi disposición, mi arsenal quedaba algo limitado. Por fortuna, aún tenía otras cosas. Saqué uno de los frascos protegidos por mi bolsa. Tras abrirlo, tragué su contenido sin pensarlo demasiado. [1] Un torrente de energía recorrió mi cuerpo. Tensé los brazos. Iba a tener que darle fuerte si quería tumbarlo. Aún tenía unos segundos antes de que las enormes zancadas del ser le permitiesen llegar hasta a mi. Sustituí el frasco vacío por uno más protegido, lleno hasta el borde de un líquido naranja. Lo sujeté con mi zurda, y esperé.
Leí sus movimientos. No eran diferentes a los de una persona con mente de animal. Para él, yo tendría el tamaño de un roedor... o quizás una paloma. Lamentablemente, no tenía alas. Pero, ¿que movimiento haría una persona si quisiese matar a un ser de ese tamaño?
Solo había dos respuestas naturales. Aplastar, o patear. Estaba en movimiento. La patada era más probable.
Cuando se acercó lo suficiente, respondí al instante. [2] Me lancé hacia un lado, esquivando su pie y acercándome al que seguía en tierra, intentando no perder el equilibrio por el viento que había levantado al moverse.
Salté encima de su pie, realizando un corte con Brillo en su tobillo. Al momento, me quité de encima: el reflejo del dolor hizo que se moviese al instante.
Los pies eran torpes. Lo que tenía que evitar eran las manos. Sin embargo, aquel titán no iba a dejarme las cosas fáciles. Retrocedió de un enorme salto, dejando mucha distancia entre ambos antes de volver a la carga. Pero cuando lo hizo, se encontraría con una sorpresa.
El "diminuto" ser ante él había lanzado algo. Un objeto aún más pequeño, pero que se acercaba directamente hacia él. En concreto, hacia su pecho. Algo tan insignificante no era motivo de alerta: no era como si algo así le fuese a hacer daño. Quizá por eso no intentó esquivarlo.
Pero en cuanto el frasco impactó contra su piel, una llamarada empezó a cubrir su torso. [3] El líquido cayó sobre él, dejando un río de llamas en algunas zonas de su muslo y pie.
Emprendí la carrera, rodeando al ser. El quemarlo había tenido el predecible efecto que tenía en casi cualquier ser vivo. El coloso cayó al suelo, golpeándose las zonas en llamas con las manos en un esfuerzo por apagarlas.
Estaba distraído. Expuesto. Llegué a quedarme detrás de él. Quizás tuviese una oportunidad para escapar, pero... No. No sabía si la puerta aún funcionaba. Y con su velocidad, no podía dejarlo atrás.
Tenía que defenderme.
Su cuello aún cerca del suelo. Salté hacia la nuca. Tenía que cortar allí. Era la mejor oportunidad que tenía.
__________________________________
[1] Usado objeto Limitado: Poción de fuerza concentrada
[2] Usada habilidad: Instinto
[3] Usado objeto Limitado: Poción de fuego concentrada
Asher Daregan
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
El miembro 'Asher Daregan' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
¡Oh queridos lectores! ¡¿Cómo explicaros el desdén que los Dioses han mostrado en esta ronda, permitiendo un empate tan non grato?!
La última esperanza del joven perro había sido un frasquito. Un pequeño, pero importante frasquito con una poción de fuego que, de manera astuta, fue a parar en el pecho del coloso haciéndole perder el equilibrio durante unos instantes.
Manteniendo un ojo avizor en la pequeña presa que se había presentado frente a él se llevó una de las manos a la nuca, permitiendo que el corte le lacerara el dorso y, sin perder tiempo, lanzó un puñetazo a su blanco, asestándole contra uno de los arboles que se hallaban a unos 180 metros bosque adentro, el cual se encontraría hacia el suroeste.
La piel del titán comenzaría a emitir un vapor regenerativo, sanando las quemaduras de su pecho y la herida en su mano, mientras buscaba ponerse de pie para retomar la pelea.
No sería necesario que el coloso corriera demasiado, pues su velocidad y constitución le permitirían llegar al inmensurable bosque de Sinha en cuestión de minutos. La frondosa vegetación de ese lugar podría superar los 60 m de altura y atravesarlo de punta a punta podría llegar a tomarle a cualquier mortal alrededor de 3 o 4 días. Claro que para un titán de 15 m, recorrer dicho bosque no debería tomarle más de unas cuantas horas.
Explicaciones importantes que debéis tomar en cuenta cuando os enfrentáis en una batalla, pues podría suponer una ventaja entre la vida y la muerte.
Dos minutos, eso sería lo que tardaría el coloso en llegar desde su posición, aprovechando la ventaja que le brindaba la velocidad del viento a su favor, mismo que correría a 15 km/h, sumándole una ventaja de dos puntos sobre su velocidad física normal.
Con un lapso de 3 minutos para reponerse, Asher debería trazar su estrategia con rapidez, pues podría sentir como la tierra se estremecía cuanto más se adentraba el titán en el bosque Sinha.
Tic, tac, tic, tac…
Dentro de las fauces de la magnánima arboleda, el viento no correría con la misma intensidad, por lo que el titán se detendría durante unos 20 segundos a observar con atención a su alrededor, esperando dar con la ubicación de su objetivo.
¡BUM!
Los segundos habían transcurrido y el coloso dio un golpe a la tierra, logrando que el suelo en un radio de 10 m se resquebrajara, derribando arboles y desnivelando el terreno. Con la misma rapidez protegería nuevamente su nuca, asestando golpes a los arboles circunvecinos, esperando que en alguno de ellos se encontrase el pequeño insecto que había caído por obra y gracia divina en sus terrenos.
Uno…dos…tres… ¿quince? ¿Veinte?
Perdí la cuenta de cuántos creadores de oxigeno destrozaría el titán…antes de lanzar un terrible gruñido que sólo los dioses sabrían hasta dónde se habría escuchado, sin dejar de protegerse esa parte vital para él que se escondía tras la gruesa piel de su nuca.
Y como por arte de magia lograría vislumbrar un diminuto movimiento, mismo que serviría para prepararse sobre cualquier ataque proveniente de su oponente.
El titán lanzaría la primera serie de puñetazos. El primero por la izquierda y el siguiente por la derecha, para así alternar la protección de su punto débil entre un ataque y otro, mismo que vendría por intervalos de no más de 3 a 5 segundos, dependiendo el favor que pudiese obtener del viento y el espacio en cada uno de sus golpes.
¿Cuánto tardaría en asestarle? Bueno, eso dependería de qué tan rápido fuese el Líder Nómada en aprovechar el escenario a su alrededor.
Pero el desenlace…
Ese desenlace aún no estaba escrito…
La última esperanza del joven perro había sido un frasquito. Un pequeño, pero importante frasquito con una poción de fuego que, de manera astuta, fue a parar en el pecho del coloso haciéndole perder el equilibrio durante unos instantes.
Manteniendo un ojo avizor en la pequeña presa que se había presentado frente a él se llevó una de las manos a la nuca, permitiendo que el corte le lacerara el dorso y, sin perder tiempo, lanzó un puñetazo a su blanco, asestándole contra uno de los arboles que se hallaban a unos 180 metros bosque adentro, el cual se encontraría hacia el suroeste.
La piel del titán comenzaría a emitir un vapor regenerativo, sanando las quemaduras de su pecho y la herida en su mano, mientras buscaba ponerse de pie para retomar la pelea.
No sería necesario que el coloso corriera demasiado, pues su velocidad y constitución le permitirían llegar al inmensurable bosque de Sinha en cuestión de minutos. La frondosa vegetación de ese lugar podría superar los 60 m de altura y atravesarlo de punta a punta podría llegar a tomarle a cualquier mortal alrededor de 3 o 4 días. Claro que para un titán de 15 m, recorrer dicho bosque no debería tomarle más de unas cuantas horas.
Explicaciones importantes que debéis tomar en cuenta cuando os enfrentáis en una batalla, pues podría suponer una ventaja entre la vida y la muerte.
Dos minutos, eso sería lo que tardaría el coloso en llegar desde su posición, aprovechando la ventaja que le brindaba la velocidad del viento a su favor, mismo que correría a 15 km/h, sumándole una ventaja de dos puntos sobre su velocidad física normal.
Con un lapso de 3 minutos para reponerse, Asher debería trazar su estrategia con rapidez, pues podría sentir como la tierra se estremecía cuanto más se adentraba el titán en el bosque Sinha.
Tic, tac, tic, tac…
Dentro de las fauces de la magnánima arboleda, el viento no correría con la misma intensidad, por lo que el titán se detendría durante unos 20 segundos a observar con atención a su alrededor, esperando dar con la ubicación de su objetivo.
¡BUM!
Los segundos habían transcurrido y el coloso dio un golpe a la tierra, logrando que el suelo en un radio de 10 m se resquebrajara, derribando arboles y desnivelando el terreno. Con la misma rapidez protegería nuevamente su nuca, asestando golpes a los arboles circunvecinos, esperando que en alguno de ellos se encontrase el pequeño insecto que había caído por obra y gracia divina en sus terrenos.
Uno…dos…tres… ¿quince? ¿Veinte?
Perdí la cuenta de cuántos creadores de oxigeno destrozaría el titán…antes de lanzar un terrible gruñido que sólo los dioses sabrían hasta dónde se habría escuchado, sin dejar de protegerse esa parte vital para él que se escondía tras la gruesa piel de su nuca.
Y como por arte de magia lograría vislumbrar un diminuto movimiento, mismo que serviría para prepararse sobre cualquier ataque proveniente de su oponente.
El titán lanzaría la primera serie de puñetazos. El primero por la izquierda y el siguiente por la derecha, para así alternar la protección de su punto débil entre un ataque y otro, mismo que vendría por intervalos de no más de 3 a 5 segundos, dependiendo el favor que pudiese obtener del viento y el espacio en cada uno de sus golpes.
¿Cuánto tardaría en asestarle? Bueno, eso dependería de qué tan rápido fuese el Líder Nómada en aprovechar el escenario a su alrededor.
Pero el desenlace…
Ese desenlace aún no estaba escrito…
- Bosque Sinha:
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Asher Daregan: ¡Tada! En vista de que los Dioses nos han ignorado olímpicamente, tendremos que resolver esto como los hombres: a puño limpio. Como puedes ver te he brindado un poco de mis oxidadas habilidades bélicas, así que espero lo disfrutes, pues hace tiempo que no luchaba de esta manera con alguien, especialmente en un combate físico sin otro tipo de habilidades para darle sabor al asunto. Cierto es que en Aerandir el sistema es interpretativo, pero en esta ronda la interpretación será completamente secundaria (de ahí el hecho que no haya asegurado nada más que el haberte encontrado tras un lapso considerable de tiempo). Dado que este sistema no se ajusta totalmente al lore de Aerandir, he decidido que le dejemos a Master Tyr la decisión de lo que sucederá. En pocas palabras, todo lo que podemos hacer es ejecutar nuestros actos y, dependiendo de las runas, en la siguiente ronda se decidirá quién asesta a quién. Supongo que tienes tu experiencia tras luchar contra Elen Calhoun, así que no debo preocuparme por explicar más a fondo. Puedes hacer uso de cualquier hueco posible que exista en este post, así como de los datos que he brindado para ambientar el post. Buena suerte, futuro legionario. Que gane el mejor.
Wyn
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
El golpe me mandó volando. Los segundos se hicieron muy largos, lo suficiente para que odiase aquel plano por haberme privado de la magia de mis runas. No tardaría en impactar contra el suelo... o peor, un árbol. Recordé todo lo que sabía sobre mantener el control en el aire. Giré sobre mi mismo y sujeté a Brillo con fuerza.
Clavé mi espada en el suelo. Una oleada de tierra surgió a mi camino a medida que la hoja me frenaba lentamente. Finalmente, acabé quieto, aunque con los brazos agotados por el esfuerzo. Seguía siendo mejor que partirme la espalda.
¿Donde estaba?
Aquella expedición no estaba embocada al éxito. Primero una mansión llena de fantasmas, luego un cementerio... y ahora me veía en un maldito bosque.
Eso me pasaba por ayudar a la gente.
Como si no fuese suficiente, el rugido del coloso reveló que aún no había acabado conmigo. Comenzó a correr. No tendría mucho tiempo para trazar un plan.
Estaba bastante seguro de que los fantasmas no podrían ayudarme allí, y desconocía si la puerta volvería a abrirse pronto. Quizás en cuanto matase a aquel ser. Fuera como fuese, huir no era una buena opción. No iba a cansarse y no estaría a salvo en ninguna parte.
Me mantuve a nivel del suelo. Ahí era donde tenía ventaja. Podía ocultarme entre los gigantescos troncos... y lo que era más, el coloso tendría dificultades para verme y alcanzarme.
No tardaría en llegar.
Una vez lo hizo, empezó a atacar a ciegas. Estaba destrozando todo aquello. Sólo para intentar matarme. ¿Es que no tenía nada mejor que hacer?
Y entonces, me vio.
No pareció importarle si le servía de algo o no. Llevó su enorme puño hasta el suelo, buscando acabar conmigo. Tenía que tener una enorme sed de sangre. Y, sin embargo, lo único que hizo fue arrasar con la base de un árbol. Me escabullí, corriendo hacia otro de los troncos, pero el titán no iba a detenerse. Siguió atacando, destrozando el siguiente. No iba a poder huir eternamente.
Afortunadamente, no me hacía falta.
La base del tronco quedó absolutamente destrozada por el ataque de aquella cosa. Sin embargo, debido al ángulo del impacto, el árbol no cayó hacia atrás. Tras inclinarse en unos instantes que parecían horas, el árbol empezó a caer hacia el propio monstruo.
Podía ser todo lo grande que quisiera, pero aquella vegetación le cuadruplicaba en tamaño.
El enorme peso del tronco hizo que tuviese que sujetarlo con ambas manos mientras retrocedía. Pero aquel no era el único árbol del que debía preocuparse. Su furia desencadenada sobre la tierra había debilitado todos los que estaban a su alrededor, y sus movimientos entorpecidos fueron el último empujón que necesitaba.
Uno tras uno, los árboles comenzaron a tambalearse. Algunos, lejos del gigante. Otros, gracias a la carencia de viento dentro del bosque, cayeron hacia él.
Aquellos instantes de confusión me dieron el tiempo que necesitaba. Tras correr sobre uno de los árboles apoyados en diagonal, me subí a uno de los que aún se mantenían en pie. Pese al enorme impedimento de la vegetación, aquella abominación seguía intentando matarme, pero con sus manos ocupadas, lo único que le quedaba era un pie libre. Lanzó una patada al árbol sobre el que yo estaba encaramado, destrozando una vez más la base.
Previsiblemente, el árbol empezó a caer. Pero con mi peso apoyado en una dirección concreta, no fue difícil ver venir hacia donde. Me sujeté firmemente con la metálica a la corteza mientras descendía sobre el titán, dándole el último peso que necesitaba para hacerlo caer.
Había sido todo un detalle por su parte el protegerse la nuca antes. Ahora sabía donde tenía que atacar.
Comencé a correr. Era mi oportunidad, no se iba a quedar inmovilizado durante mucho tiempo. Salté hacia su cuello con la espada en alto. Iba a matar a aquella cosa.
Clavé mi espada en el suelo. Una oleada de tierra surgió a mi camino a medida que la hoja me frenaba lentamente. Finalmente, acabé quieto, aunque con los brazos agotados por el esfuerzo. Seguía siendo mejor que partirme la espalda.
¿Donde estaba?
Aquella expedición no estaba embocada al éxito. Primero una mansión llena de fantasmas, luego un cementerio... y ahora me veía en un maldito bosque.
Eso me pasaba por ayudar a la gente.
Como si no fuese suficiente, el rugido del coloso reveló que aún no había acabado conmigo. Comenzó a correr. No tendría mucho tiempo para trazar un plan.
Estaba bastante seguro de que los fantasmas no podrían ayudarme allí, y desconocía si la puerta volvería a abrirse pronto. Quizás en cuanto matase a aquel ser. Fuera como fuese, huir no era una buena opción. No iba a cansarse y no estaría a salvo en ninguna parte.
Me mantuve a nivel del suelo. Ahí era donde tenía ventaja. Podía ocultarme entre los gigantescos troncos... y lo que era más, el coloso tendría dificultades para verme y alcanzarme.
No tardaría en llegar.
Una vez lo hizo, empezó a atacar a ciegas. Estaba destrozando todo aquello. Sólo para intentar matarme. ¿Es que no tenía nada mejor que hacer?
Y entonces, me vio.
No pareció importarle si le servía de algo o no. Llevó su enorme puño hasta el suelo, buscando acabar conmigo. Tenía que tener una enorme sed de sangre. Y, sin embargo, lo único que hizo fue arrasar con la base de un árbol. Me escabullí, corriendo hacia otro de los troncos, pero el titán no iba a detenerse. Siguió atacando, destrozando el siguiente. No iba a poder huir eternamente.
Afortunadamente, no me hacía falta.
La base del tronco quedó absolutamente destrozada por el ataque de aquella cosa. Sin embargo, debido al ángulo del impacto, el árbol no cayó hacia atrás. Tras inclinarse en unos instantes que parecían horas, el árbol empezó a caer hacia el propio monstruo.
Podía ser todo lo grande que quisiera, pero aquella vegetación le cuadruplicaba en tamaño.
El enorme peso del tronco hizo que tuviese que sujetarlo con ambas manos mientras retrocedía. Pero aquel no era el único árbol del que debía preocuparse. Su furia desencadenada sobre la tierra había debilitado todos los que estaban a su alrededor, y sus movimientos entorpecidos fueron el último empujón que necesitaba.
Uno tras uno, los árboles comenzaron a tambalearse. Algunos, lejos del gigante. Otros, gracias a la carencia de viento dentro del bosque, cayeron hacia él.
Aquellos instantes de confusión me dieron el tiempo que necesitaba. Tras correr sobre uno de los árboles apoyados en diagonal, me subí a uno de los que aún se mantenían en pie. Pese al enorme impedimento de la vegetación, aquella abominación seguía intentando matarme, pero con sus manos ocupadas, lo único que le quedaba era un pie libre. Lanzó una patada al árbol sobre el que yo estaba encaramado, destrozando una vez más la base.
Previsiblemente, el árbol empezó a caer. Pero con mi peso apoyado en una dirección concreta, no fue difícil ver venir hacia donde. Me sujeté firmemente con la metálica a la corteza mientras descendía sobre el titán, dándole el último peso que necesitaba para hacerlo caer.
Había sido todo un detalle por su parte el protegerse la nuca antes. Ahora sabía donde tenía que atacar.
Comencé a correr. Era mi oportunidad, no se iba a quedar inmovilizado durante mucho tiempo. Salté hacia su cuello con la espada en alto. Iba a matar a aquella cosa.
Asher Daregan
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
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Tyr
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
Por los siglos de los siglos los juglares cantarían historias sobre la paliza que Asher recibiría en esa cálida tarde de verano. ¿O sería invierno? Realmente la estación no importaba. Lo verdaderamente importante sería el dolor que el joven perro sentiría en diversas partes de su cuerpo.
¿Quién le mandaría burlarse de esta hermosa deidad que rige desde los cielos?
Espero que toméis en cuenta las consecuencias la próxima vez que oséis dirigiros con tan poca propiedad.
No contaré las desgracias del pobre hombre-bestia, pues esta es una historia seria y no una tragicomedia, pero he de decir que no volvería a ser el mismo tras esa batalla.
Un puñetazo en el momento justo mandaría a nuestro héroe de regreso al portal por el que había entrado, cuyo umbral se cerraría llevándose el alma de Rose consigo.
La buena noticia: había conseguido salir de aquel infierno.
La mala noticia: el brazo izquierdo carecía de movilidad y su cuerpo tenía magulladuras en un 60%.
¡Pero estaba vivo! ¡Aleluya!
Con el andar de una muñeca de trapo Asher se dirigiría a la siguiente puerta. ¿Cuál? En realidad no importaba, pues la historia continuaría su curso.
Al menos el nuevo mundo parecía contar con algo de magia, lo que supondría una pequeña ventaja para alguien que se ha visto despojado de ella. Aunque pronto descubriría que la magia de este mundo no se asemejaría a la de Aerandir.
Con una extraña vestimenta y su aporreado cuerpo esparcido en medio de las plateadas dunas de arena, el joven perro tendría que moverse con rapidez, si no quería que tanto como su alma terminasen pulverizados por el extraño rayo que llegaría desde un punto ciego.
La espada comenzaría a brillar en su espalda, reaccionando a aquello que atacaba a su portador, como si quisiese anunciarle que estaba preparada para la batalla.
El único problema sería elegir a cuál de todos ellos enfrentarse…
¿Quién le mandaría burlarse de esta hermosa deidad que rige desde los cielos?
Espero que toméis en cuenta las consecuencias la próxima vez que oséis dirigiros con tan poca propiedad.
No contaré las desgracias del pobre hombre-bestia, pues esta es una historia seria y no una tragicomedia, pero he de decir que no volvería a ser el mismo tras esa batalla.
Un puñetazo en el momento justo mandaría a nuestro héroe de regreso al portal por el que había entrado, cuyo umbral se cerraría llevándose el alma de Rose consigo.
La buena noticia: había conseguido salir de aquel infierno.
La mala noticia: el brazo izquierdo carecía de movilidad y su cuerpo tenía magulladuras en un 60%.
¡Pero estaba vivo! ¡Aleluya!
Con el andar de una muñeca de trapo Asher se dirigiría a la siguiente puerta. ¿Cuál? En realidad no importaba, pues la historia continuaría su curso.
Al menos el nuevo mundo parecía contar con algo de magia, lo que supondría una pequeña ventaja para alguien que se ha visto despojado de ella. Aunque pronto descubriría que la magia de este mundo no se asemejaría a la de Aerandir.
Con una extraña vestimenta y su aporreado cuerpo esparcido en medio de las plateadas dunas de arena, el joven perro tendría que moverse con rapidez, si no quería que tanto como su alma terminasen pulverizados por el extraño rayo que llegaría desde un punto ciego.
La espada comenzaría a brillar en su espalda, reaccionando a aquello que atacaba a su portador, como si quisiese anunciarle que estaba preparada para la batalla.
El único problema sería elegir a cuál de todos ellos enfrentarse…
- Sereitei:
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- Traje de Shinigami:
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- Hollows:
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☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀
Asher Daregan: Bueno eso ha sido...excitante. Ya puedo jactarme de ser una de las pocas en poder propinarte unos buenos porrazos. Por ahora tu cuerpo está tan deshecho como las esperanzas de los mortales, pero tu alma está más que sanita. Como puedes ver, en este mundo hay magia, aunque pronto descubrirás que su uso podría comprometer la integridad de tu alma. Te he dado un post para reponerte y escapar de los Hollows, además deberás poner tu cuerpo a salvo si quieres volver en una pieza. Lanzaré la Voluntad de los Dioses por ti, a fin de determinar a cuál rango te enfrentarás.
Suerte mala/muy mala[/u]: Gillian.
Suerte media: Adjuchas.
Suerte mala/muy mala: Vasto Lorde.
Cada uno representará una dificultad peor que la anterior, aunque viendo tu prisa por terminar convertido en picadillo, he optado por adelantar las cosas. Buena suerte, pequeño padawan.
Suerte mala/muy mala[/u]: Gillian.
Suerte media: Adjuchas.
Suerte mala/muy mala: Vasto Lorde.
Cada uno representará una dificultad peor que la anterior, aunque viendo tu prisa por terminar convertido en picadillo, he optado por adelantar las cosas. Buena suerte, pequeño padawan.
Wyn
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
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Tyr
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
El plan... no había salido del todo bien.
Por fortuna, ya no estaba en aquel horrible mundo. Tras levantarme, me di cuenta de que había vuelto a atravesar la puerta. Estaba en Aerandir, o eso parecía. La parte mala, por supuesto, es que seguía en aquel horrible lugar.
Iba a matar a quien había construido aquello.
Intenté abrir el puño izquierdo. Nada. gruñí. Aún quedaban puertas, y no parecía haber ninguna otra salida. Suspiré. Necesitaba un descanso.
Lo peor estaba en mi brazo, pero tenía heridas por todo el cuerpo. Tras meditar mis opciones, me decidí por usar el poder de Brillo. Me arrodillé, dejando mi espada apoyada sobre mi hombro. Lentamente, rocé las inscripciones rúnicas hasta detenerme en la séptima runa. [1]
Una luz cálida empezó a recubrir la hoja, y, segundos después, las heridas que recubrían mi cuerpo. Me mantuve quieto, esperando pacientemente. Era agradable. Como un buen abrazo. Poco a poco, las magulladuras y cortes empezaron a desvanecerse. No desaparecieron del todo, pero ya no dolía.
Respiré hondo. Fuera lo que fuese, tendría que seguir.
Al atravesar la siguiente puerta... caí. Al parecer, estaba en algún tipo de arenal, como el de Roilkat. La arena blanquecina contrastaba perfectamente con la oscuridad del cielo. Ninguna luna a la vista. Genial. ¿Y que demonios estaba llevando?
Al menos era ligero.
Un haz de luz roja cubrió la zona. No estaba seguro de donde venía. Pero se acercaba, y deprisa. Pero aquel lugar tenía éter. Salté, aprovechando las runas de mis piernas para desaparecer de su trayectoria. [2] Ahora podía verlo claramente. Monstruos. Y uno de ellos destacaba por encima de todos. No era el más grande... sino el más humano. Sus ojos denotaban una sed... y no estaba seguro de que fuese de sangre.
Sea lo que fuese, se empezó a acercar, y a gran velocidad, dejando una nube de arena a su paso. Tendría que detenerlo. Apunté al monstruo con la punta de Brillo. Una sombra negra recorrió momentáneamente la hoja antes de crear un portal a varios metros de distancia. [3]
Una figura familiar salió de ella. Silencio se interpuso entre el monstruo y yo, lanzándose contra él con el objetivo de detener su movimiento. El demonio frenó en seco. Parecía casi asqueado.
Por supuesto, no me quedé quieto. Brillo hizo alusión a su nombre una vez más. La sujeté con ambas manos... y lancé un tajo al aire, creando la única luna que ese plano parecía tener. [4] El proyectil separó las arenas, moviéndose como una extensión del arma y dirigiéndose hacia aquel ser durante aquellos breves momentos en los que el ser de vacío podría retenerlo.
Por fortuna, ya no estaba en aquel horrible mundo. Tras levantarme, me di cuenta de que había vuelto a atravesar la puerta. Estaba en Aerandir, o eso parecía. La parte mala, por supuesto, es que seguía en aquel horrible lugar.
Iba a matar a quien había construido aquello.
Intenté abrir el puño izquierdo. Nada. gruñí. Aún quedaban puertas, y no parecía haber ninguna otra salida. Suspiré. Necesitaba un descanso.
Lo peor estaba en mi brazo, pero tenía heridas por todo el cuerpo. Tras meditar mis opciones, me decidí por usar el poder de Brillo. Me arrodillé, dejando mi espada apoyada sobre mi hombro. Lentamente, rocé las inscripciones rúnicas hasta detenerme en la séptima runa. [1]
Una luz cálida empezó a recubrir la hoja, y, segundos después, las heridas que recubrían mi cuerpo. Me mantuve quieto, esperando pacientemente. Era agradable. Como un buen abrazo. Poco a poco, las magulladuras y cortes empezaron a desvanecerse. No desaparecieron del todo, pero ya no dolía.
Respiré hondo. Fuera lo que fuese, tendría que seguir.
Al atravesar la siguiente puerta... caí. Al parecer, estaba en algún tipo de arenal, como el de Roilkat. La arena blanquecina contrastaba perfectamente con la oscuridad del cielo. Ninguna luna a la vista. Genial. ¿Y que demonios estaba llevando?
Al menos era ligero.
Un haz de luz roja cubrió la zona. No estaba seguro de donde venía. Pero se acercaba, y deprisa. Pero aquel lugar tenía éter. Salté, aprovechando las runas de mis piernas para desaparecer de su trayectoria. [2] Ahora podía verlo claramente. Monstruos. Y uno de ellos destacaba por encima de todos. No era el más grande... sino el más humano. Sus ojos denotaban una sed... y no estaba seguro de que fuese de sangre.
Sea lo que fuese, se empezó a acercar, y a gran velocidad, dejando una nube de arena a su paso. Tendría que detenerlo. Apunté al monstruo con la punta de Brillo. Una sombra negra recorrió momentáneamente la hoja antes de crear un portal a varios metros de distancia. [3]
Una figura familiar salió de ella. Silencio se interpuso entre el monstruo y yo, lanzándose contra él con el objetivo de detener su movimiento. El demonio frenó en seco. Parecía casi asqueado.
Por supuesto, no me quedé quieto. Brillo hizo alusión a su nombre una vez más. La sujeté con ambas manos... y lancé un tajo al aire, creando la única luna que ese plano parecía tener. [4] El proyectil separó las arenas, moviéndose como una extensión del arma y dirigiéndose hacia aquel ser durante aquellos breves momentos en los que el ser de vacío podría retenerlo.
______________________________________
[1] Usada habilidad de Brillo - Runa de Toriel para curar mis heridas
[2] Usada habilidad: Impulso
[3] Usada habilidad de Brillo - Invocar Vacío
[4] Usada habilidad: Corte de Energía
Asher Daregan
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Re: [Cerrado] [Mastereado] Corazón de Cuervo [Asher Daregan]
Los matices monocromáticos que pintaban el escenario del Seireitei, presagiarían los irónicos desenlaces posibles de aquel fatídico final encuentro.
Con el poder de Brillo respaldando la fortaleza de su alma, el valiente Asher se lanzaría de lleno contra los hollows, arrasando con los Gillian más próximos, mismos que se caracterizaban por ser los peones más débiles de su raza.
Para un mortal que había tenido la habilidad de llegar a la Sociedad de Almas con su cuerpo mortal el peligro era aún peor, pues el alma podía regenerarse en ese mundo, pero su pachoncita y sustanciosa existencia de carne y hueso no.
¡Pobre cosita!
Cuando por fin lograse acabar con siete de las Adjuchas, usando el poder de su pequeña criatura del vacío; el hombre-bestia sentiría el peso de la fatiga por cada poro… ¿o pelo? Bueno, el lugar no importaba, lo sentiría y punto. Lamentablemente no tendría la fuerza suficiente al llegar con el Vasto Lorde, quien se mantendría impávido, recibiendo el ataque del vasallo y del ‘‘extraño shinigami’’ sin mostrar un solo rasguño.
Tan cerca y a la vez tan lejos.
‘‘Game over’’ then.
-Finalmente -una voz resonaría frente a él-. ¿Te ha gustado lo que he preparado para ti? -Soltó una risa llena de arrogancia-. Cuando osaste destrozar la iglesia que mi padre construyó, liberaste el alma de mi amada Emily, robándome un fragmento que su etérea existencia me brindaba -hizo una pausa-. Vivir por siempre, esa ha sido la meta desde el principio y es posible al alimentarte de la energía de aquellos que ha abandonado este mundo -su voz sonaría rasposa por momentos-. Y no conforme con robarte a Emily, también me has quitado a mi familia...mi Rose y nuestras pequeña gemelas -el Vasto Lorde gruñiría desde su sitio, descubriendo su identidad por fin-. Te he seguido desde entonces, esperando el momento de cobrar mi ansiada venganza. Con tu alma conseguiré revivir y nunca más me desvaneceré.
Por supuesto, no puede existir una batalla digna sin un discurso del antagonista de la historia, acerca de cómo se ha llegado hasta aquí.
No lo digo yo, lo dice la biblia del anime.
Y así la batalla comenzaría.
El Vasto Lorde se movería con una velocidad superior a la del titán del bosque Sinha y la fluidez del ambiente sólo serviría para aumentar la agilidad y resistencia de ambos contendientes. No obstante, el cuerpo mortal tenía un limite de tiempo antes de necesitar reponerse y Asher tendría dos opciones.
1.- Arriesgarse a pelear hasta alcanzar ese punto muerto.
2.- Abandonar su cuerpo y dejar que su alma pelease en igualdad de circunstancias.
Podría ser el destino o una señal de que era tiempo.
¿Estaría listo?
Con el poder de Brillo respaldando la fortaleza de su alma, el valiente Asher se lanzaría de lleno contra los hollows, arrasando con los Gillian más próximos, mismos que se caracterizaban por ser los peones más débiles de su raza.
Para un mortal que había tenido la habilidad de llegar a la Sociedad de Almas con su cuerpo mortal el peligro era aún peor, pues el alma podía regenerarse en ese mundo, pero su pachoncita y sustanciosa existencia de carne y hueso no.
¡Pobre cosita!
Cuando por fin lograse acabar con siete de las Adjuchas, usando el poder de su pequeña criatura del vacío; el hombre-bestia sentiría el peso de la fatiga por cada poro… ¿o pelo? Bueno, el lugar no importaba, lo sentiría y punto. Lamentablemente no tendría la fuerza suficiente al llegar con el Vasto Lorde, quien se mantendría impávido, recibiendo el ataque del vasallo y del ‘‘extraño shinigami’’ sin mostrar un solo rasguño.
Tan cerca y a la vez tan lejos.
‘‘Game over’’ then.
-Finalmente -una voz resonaría frente a él-. ¿Te ha gustado lo que he preparado para ti? -Soltó una risa llena de arrogancia-. Cuando osaste destrozar la iglesia que mi padre construyó, liberaste el alma de mi amada Emily, robándome un fragmento que su etérea existencia me brindaba -hizo una pausa-. Vivir por siempre, esa ha sido la meta desde el principio y es posible al alimentarte de la energía de aquellos que ha abandonado este mundo -su voz sonaría rasposa por momentos-. Y no conforme con robarte a Emily, también me has quitado a mi familia...mi Rose y nuestras pequeña gemelas -el Vasto Lorde gruñiría desde su sitio, descubriendo su identidad por fin-. Te he seguido desde entonces, esperando el momento de cobrar mi ansiada venganza. Con tu alma conseguiré revivir y nunca más me desvaneceré.
Por supuesto, no puede existir una batalla digna sin un discurso del antagonista de la historia, acerca de cómo se ha llegado hasta aquí.
No lo digo yo, lo dice la biblia del anime.
Y así la batalla comenzaría.
El Vasto Lorde se movería con una velocidad superior a la del titán del bosque Sinha y la fluidez del ambiente sólo serviría para aumentar la agilidad y resistencia de ambos contendientes. No obstante, el cuerpo mortal tenía un limite de tiempo antes de necesitar reponerse y Asher tendría dos opciones.
1.- Arriesgarse a pelear hasta alcanzar ese punto muerto.
2.- Abandonar su cuerpo y dejar que su alma pelease en igualdad de circunstancias.
Podría ser el destino o una señal de que era tiempo.
¿Estaría listo?
- Vasto Lorde:
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Asher Daregan: Viendo lo desesperado que estás por abandonar este hermoso universo que he creado para vos, he decidido adelantar tu inevitable final el desenlace del mastereado. Sin embargo, al apresurar el tema no podré hacerte entrega de la llave dorada, pues la historia ha sido alterada a fin de terminar en el siguiente turno. ¡Qué pena! Pero todo tiene un costo y en mis dominios no hay excepciones. No, no, no quiero quejas, pues aún estás jugando por la preciada sortija encantada por el sol, así que todavía hay esperanzas. Finalmente ya has descubierto dónde se ha ocultado tu enemigo y por qué te ha hecho pasar por tanto, por lo que tu tarea será pelear frente a frente con tu él, tras decidir si te desharás de tu mortalidad o sí deseas que tus huesitos sigan pegados a tu alma. La decisión corre por cuenta de vos. Será igual que en la ronda con el titán:
Yo lanzaré por mi NPC dos veces y tú una vez por...lo que sea que decidas, tu cuerpo o tu alma.
Si mi suerte es buena/muy buena en la primera lanzada: Mi Vasto Lorde atacará con todos sus stats. Pero si la segunda runa es mala no conseguirá asestarte. Esto a fin de equilibrar qué tanto daño te dejaremos al finalizar este mastereado.
Stats en este caso:
Fuerza: 150
Destreza: 100
Constitución: 75
Sabiduría: 67
Inteligencia: 56
Si mi suerte es mala/muy mala en la primera lanzada: Mi Vasto Lorde tendrá sus stats a la mitad de las tuyos, pero si la segunda runa resulta ser mayor a la tuya entonces conseguirá asestarte los golpes, aunque sean más débiles. Por supuesto, siempre buscando dejarte en un coma sano que no te lleve a las puertas del averno.
Stats en este caso:
Fuerza: 75
Destreza: 50
Constitución: 37
Sabiduría: 33
Inteligencia: 28
NO HABRÁ RUNAS MEDIAS.
Automaticamente contarán como runa mala.
Dato importante: Si decides pelear con tu alma tus stats obtendrán automaticamente un bono de poder de camposí, como en YugiOh de 15 puntos, pero para ello deberás abandonar tu cuerpo temporalmente.
¡Enjoy!
Yo lanzaré por mi NPC dos veces y tú una vez por...lo que sea que decidas, tu cuerpo o tu alma.
Si mi suerte es buena/muy buena en la primera lanzada: Mi Vasto Lorde atacará con todos sus stats. Pero si la segunda runa es mala no conseguirá asestarte. Esto a fin de equilibrar qué tanto daño te dejaremos al finalizar este mastereado.
Stats en este caso:
Fuerza: 150
Destreza: 100
Constitución: 75
Sabiduría: 67
Inteligencia: 56
Si mi suerte es mala/muy mala en la primera lanzada: Mi Vasto Lorde tendrá sus stats a la mitad de las tuyos, pero si la segunda runa resulta ser mayor a la tuya entonces conseguirá asestarte los golpes, aunque sean más débiles. Por supuesto, siempre buscando dejarte en un coma sano que no te lleve a las puertas del averno.
Stats en este caso:
Fuerza: 75
Destreza: 50
Constitución: 37
Sabiduría: 33
Inteligencia: 28
NO HABRÁ RUNAS MEDIAS.
Automaticamente contarán como runa mala.
Dato importante: Si decides pelear con tu alma tus stats obtendrán automaticamente un bono de poder de campo
¡Enjoy!
Última edición por Wyn el Lun 04 Mar 2019, 00:06, editado 1 vez
Wyn
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