Corazón de valor [Privado][Logan/Sango][Cerrado]

Su primera intención o, más bien, su plan original, no incluía atravesar el desierto para alcanzar Vulwulfar. El camino del norte, ofrecía una serie de ventajas que dejaban en nada el inconveniente de tener que caminar un par de días más. Sin embargo, Ben, se sentía atraído por el arenal. Se sentía maravillado por las inmensas dunas, el paisaje cambiante, las grandes extensiones de cordillera rocosa con escasa presencia vegetal y aun así, habitaban bestias que merecían su respeto y admiración. No solamente atravesaba el desierto por ahorrarse un día de viaje sino por rendirle homenaje, al menos en su memoria, al fiel compañero que había perdido hacía un año.

Ben, que sabía interpretar algunas de las señales del desierto gracias a su colaboración con los nórgedos de Dalmasca, estudió una medialuna hecha con rocas. Sonrió para sí mismo y se apresuró a seguir hasta el pueblo más cercano, al cual llegó tras media campanada después de encontrar la señal. Ben se quitó la capucha y sin dudarlo un solo instante se fue a la taberna.

- ¡Eh! ¡Tú!- Una voz femenina sonó a su espalda.

Sango se giró y miró a una mujer que se le acercaba con un brazo en alto.

- Un buen rato por veinte monedas, ¿qué me dices?- giró sobre sí misma sin dejar de caminar hacia él.

Ben la miró y sonrió. La mujer caminó a su alrededor poniéndole las manos encima y jugando con la capa. La mujer dio un paso atrás al ver las armas, pero rápidamente volvió a la carga. Sango sonrió aún más y se metió en la taberna ignorando los insultos de la mujer.

La taberna, para su sorpresa, era amplia y fresca, con espacio entre mesas y taburetes y los barriles apilados a un lado, y con suerte llenos, le dieron muy buenas sensaciones a Sango.

- Buenas. Lo más frio que tengas, gracias.

- Lo reservo para las peleas. Te puedo ofrecer cerveza, algo fría estará...- Ben hizo una mueca.

- ¿Peleas? Organizáis peleas y el premio es bebida fría- El tono de Sango sonaba a reproche.

- El arenal es un sitio para gente dura, valiente... Esta es una forma de mantenernos en forma y garantizar nuestra supervivencia. Sí, bebida fría y algo más, pero claro, por el resto no has preguntado- el posadero se había tomado el tono de Sango casi como un insulto.

- Bien. Si para beber algo frio hay que pelear que así sea, me apunto. Pero antes, explícame las reglas y ponme algo fuerte.-

Los combates, según le habían comentado, empezarían al anochecer, eso le dejaba un margen para descansar. Decidió entonces pedir una habitación para poder relajarse mientras pensaba en la bebida fría. Se despojó del exceso de ropa y se tumbó.

Lamentó, entonces, no haber gastado veinte monedas.

No llegó a dormirse durante el tiempo que estuvo tumbado, simplemente se quedó allí dejando que miles de millones de imágenes, voces, reflexiones y otro tipo de pensamientos inundaran su cabeza, mezclándose en terribles historias, agradables recuerdos y extrañas conversaciones. Finalmente, cuando su cabeza descansó y todo quedó en calma, Sango decidió bajar para saciar sus necesidades más mundanas, y justo en esos momentos era algo frio para beber.

- ¿Todavía no puedo beber algo frio?- Preguntó Sango acercándose a la barra.

- ¿Eh? Ah, tú... No, ya te lo dije: pelea y bebes algo frio. Así de fácil.

A su espalda, un joven pelirrojo, como él, también pedía cerveza fría. Cosa normal por otra parte. Sango no pudo evitar sonreír. El tabernero pasó a explicar, nuevamente, las reglas para conseguir un buen trago. Debía estar acostumbrado a aquello porque lo hizo con mucha calmada y profesional.

- Claro, todo sea por la cerveza bien fría- estrechó la mano y le miró.- Soy Sango.- Ben dio una palmada cuando escuchó que eran los primeros.- Los primeros en luchar, los primeros en brindar- Ben sonrió a Logan y a continuación se puso en marcha.

Pelear por conseguir un trago frio era, sin duda alguna, una de las cosas más extrañas que había hecho en su vida. No es que tuviera nada en contra, pero estaba convencido de que había alguna otra manera de conseguir el premio sin tener que pelear. Sin embargo, Ben se limitó a asentir y aceptar las normas. La gente del desierto, y eso incluía a los habitantes de Roilkat, los nórgedos de Dalmasca y el resto de habitantes de los pueblos del arenal, estaba hecha de otra pasta, no todos aguantarían una vida entera, ni tan siquiera unos años, sin embargo, ellos llevaban allí generaciones enteras y eso era admirable.

Cuando se metió en el recinto los presentes gritaron y pudo escuchar y ver como el dinero iba de un lado a otro. Allí, alguien listo, si se lo proponía, podía hacer mucho dinero. Ben se quitó la camisa y la tiró a un lado. Acto seguido hizo unos estiramientos rápidos y se preparó para el combate. Su estrategia era clara: aguantar y aprovechar su momento. Al fin y al cabo, le había mantenido con vida todo este tiempo, ¿por qué cambiar ahora? Adoptó una posición defensiva y ahora sí, miró a Logan, su rival.

Él no sería el primero en atacar.

(*) Combate pactado.

El árbitro lo había dejado bien claro: sin armas y sin magias, golpes bajos admitidos y dejar inconsciente o tirar al agua al rival. Con todo eso en mente, y después de que el árbitro señalara el comienzo del combate, Ben se concentró en Logan.

Los saltos que daba le dieron una pista de cómo podía ser el siguiente ataque: algo rápido, quizás para probarle. Ben dobló las rodillas y alzó los brazos hasta dejar las manos a la altura de la cara, preparados para interceptar el ataque, el cual no se hizo esperar.

Logan se acercó y lanzó su zurda contra su estómago. Ben bajó los brazos para detener el ataque y justo al instante supo que había cometido un error porque la diestra del pelirrojo se acercaba a toda velocidad a su cara. Ben, en un movimiento de reflejos, se impulsó hacia atrás gracias a que pudo empujarse con el brazo de Logan. Cayó la suelo y dio una voltereta hacia atrás quedándose peligrosamente cerca del agua. Los gritos que se escuchaban era de todo tipo: "¡Tíralo ahora!", "¡Al agua!", "Reacciona!", ""Quince por el de los botes!".

Ben caminó casi la borde del foso para alejarse de Logan sin apartar la mirada. No esperaba que fuera tan rápido, quizá su táctica de defenderse a toda costa no iba a funcionar tan bien como él creía. Decidió, entonces, lanzarse al ataque, pero  imitando el estilo de Logan. Se plantó nuevamente en el suelo pero esta vez con la pierna derecha hacia atrás. Levantó los brazos y cargó su peso en la pierna derecha. en un movimiento lento pero seguro. Trataría de derribar al pelirrojo.

Apoyó el pie izquierdo que utilizó como pivote para lanzar, primero, el puño diestro al aire que, según pensaba, serviría a parte de distraer, para darse más impulso con el que imprimir un extra de fuerza al verdadero ataque: una patada con la pierna derecha dirigida a barrer Logan.

(*) Combate pactado.

Parecía que la estratagema del brujo había funcionado y poco falto para que ese gancho logrará su objetivo. Tal vez Ben subestimo a su adversario. Tal vez creyó por su forma de hablar que Logan no sabía combatir pero lo cierto es que en ningún momento había dicho eso. Muchas han sido las ocasiones en las que el pelirrojo ha tenido que sobrevivir sin si magia, por lo que cierto entrenamiento en el combate tiene.

El gancho no logro su objetivo pero si hizo que Ben estuviera a punto de caer al agua, incluso la gente animo a Logan a aprovecha el momento. Sin embargo, el brujo sabía que era peligroso. Avalanzarse ahora podía servir al adversario para que fuera Logan quien se viera arrojado al agua.

Logan vio como su oponente cambiaba su actitud y como tomaba posición más ofensiva, idéntica a la suya. Aquello hizo que el pelirrojo sonreirá, pues entendió aquello como una forma de Ben de valorarlo como buen adversario.

El ataque de Ben llegaba y Logan vio su puño en su rostro. El pelirrojo fue a levantar el antebrazo buscando desviar el puño pero no hubo ningún puñetazo. Lo que si hubo fue un barrido con el que Logan estuvo a punto de caer derribado. Afortunadamente, los reflejos de Logan le permitieron usar su mano libre para, al caer, apoyarse con ella en el suelo y usarla como punto de apoyo para, al terminar de apoyar la otra mano, redirigir el peso de su cuerpo en sus piernas, para hacer un giro en el suelo y golpear con los pies en el culo de Ben. Aquello haría que Ben se viera impulsado hacia delante mientras sufría el golpe en sus nalgas y su cuerpo quedaba apenas a un metro del agua.

-¿Te duele el culo? -pregunto Logan mientras se reincorporaba y comenzaba a caminar hacia Ben, esbozando una sonrisa -. Tranquilo, déjame que te las refresque.

Logan no iba a pedir tiempo en pensar un ataque por lo que su intención no era otra que darle un buen empujón para que cayera al agua.

OFF: Combate pactado.

Lo había conseguido, aunque a medias. Sí, consiguió derribar a Logan, pero este se había recuperado de manera asombrosa. Casi sin saber muy bien cómo, sus piernas le golpearon el trasero haciéndole trastabillar hacia delante. Un golpe del todo inesperado que casi hace que Ben cayera al agua.

Se quedó al borde del foso fingiendo hacer equilibrios para no caer. Pese a los gritos, Sango pudo escuchar la burla de su rival. Supo, entonces, cuál era la intención de Logan: lanzarle al agua. Y aquella información, pese a estar de espaldas, resultó ser útil. Muy útil. Iba a intentar algo, una locura, pero esperaba que le saliera bien. Por la cabeza se le pasó si realmente caer al foso implicaba la derrota, pese a las indicaciones del árbitro. Un baño refrescante, seguramente, no estaría mal. Las miradas de la gente y los gritos delataron el principio del fin del combate.

Cuando notó que Logan corría hacia él para darle un empujón, Ben, que había fingido estar sin equilibrio, se giró rápidamente y se agachó poniéndose de cuclillas. Cuando Logan llegó hasta él Ben cargó con su hombro hacia la cintura del pelirrojo pero sin llegar a impactar. Acto seguido sujetó con fuerza las piernas de Logan y se levantó con un movimiento energético que creyó que le daría poco margen de reacción. A media altura, a punto de estar completamente de pie, Ben empujó las piernas de Logan hacia arriba ayudando, de esta manera, a completar el giro que daría, finalmente, con el cuerpo de su rival en el agua.

Las salpicaduras de agua llegaron a él al tiempo que el árbitro se acercaba y le levantaba el brazo reconociendo su victoria. Los gritos se dividían en abucheos y decepción, supuso que sería pasajero y que la inversión que habían realizado en su contra pronto volvería a ellos, y, por otra parte, gritos de alegría. No había ganador sin derrotado.

- Venga, salid de aquí, el próximo combate empezará enseguida- apremió el árbitro.

Después de recoger su camisa y volver a ponérsela, Sango esperó a Logan. Había sido una experiencia, cuanto menos, extraña. Por una parte se sentía bien por haber ganado una pelea; pero por otra parte el respeto que sentía hacia su oponente, Logan, le impedía, de alguna manera, disfrutar plenamente de la victoria. Ambos adoptaron estrategias distintas y supieron adaptarse a los ataques del contrario. Quizás no había sido un combate con golpes, pero sí de mucha inteligencia y pragmatismo al saber leer lo que cada situación requería de ellos. Y aquella capacidad, se dijo Sango, Logan la poseía.

- Bien, amigo Logan, los Dioses estarán complacidos con esta pelea, pero lo prometido es deuda y ahora nos toca brindar-


(*) Combate y resultado pactado.

El premio fue bien recibido por Sango, que se lanzó a por la cerveza como si llevara días sin beber. No mentían cuando decían que la cerveza estaba fría. Solo había conseguido un efecto similar cuando utilizaba su espada con su antiguo encantamiento de hielo. Pero aquella era una historia que no venía al caso.

Le resultó más interesante saber que Logan Allen, brujo, pertenecía a una familia con cierto renombre, tal y como supuso al escuchar la pregunta del tabernero, y además con una historia trágica. Ben no se despegó de la conversación pese a que no hacía más que dar sorbos cortos a la cerveza y comer. Sí, estuvo atento a toda la conversación y más aún cuando mencionaron la posibilidad de que un kag, enorme, estuviera detrás de los problemas con la cadena de suministro del pueblo. Posó la jarra con delicadeza.

- No creo que sea un solo kag el que está detrás de los ataques- dijo lentamente.- Son bestias gregarias, que rara vez se las ve solas. Hablas de una gran bestia, sí... Es posible que tengamos a uno de los "cabronazos" como decís por aquí- sonrió.- No será fácil, menos aún si las comanda un cabronazo, pero algo se puede hacer, sí...

Sango se echó hacia atrás y se cruzó de brazos. Valoraba qué opciones podían tener ellos dos si se enfrentaban a un grupo de kags, cuando se le ocurrió otra posibilidad.

- Un cabronazo solo podría estar comandado por un domador. Entre los nórgedos hay gente así y creedme cuando os digo que estos serían capaces de ponerse delante de cien bestias de estas y conducirlas y comandarlas sin ningún tipo de problema- miró a Logan y luego al tabernero.- Debemos valorar esa posibilidad.

Hizo una pausa para refrescarse la garganta.

- En cualquier caso, sí, si el kag atacó caravanas comerciales, la bestia debe morir- sentenció Sango.- Bien, dicho esto, no va a ser fácil darle o darles caza. Pero sin duda jugamos con que no se espera oposición organizada- se pasó un pulgar por la comisura de los labios.- Un ataque frontal contra un cabronazo sería muy imprudente, pero, no descartable. Habría que tenderle algún tipo de trampa, con un cebo vivo mejor y atacarle lo más rápido posible, nunca a la cabeza y menos al lomo. Las patas, y el abdomen son vulnerables, piel dura, pero se puede atravesar con una espada- se rascó la cabeza.- Si bien no aconsejo un ataque frontal, no hay que descartarlo, sobre todo si van en grupo, sería lanzar un desafío al alfa y creo que daría resultado, si este kag o kags, han tenido éxito hasta ahora, estarán confiados. No son animales muy listos.

Ben terminó su exposición con un largo trago. Estaba claro que su preferencia era un ataque por sorpresa, evitando alertar al grupo si es que lo había y vigilando que el cabronazo no estuviera controlado por alguna persona con ganas de venganza o por algún tipo de rencilla personal.

En cuanto a la historia de Logan, se dijo que no sería muy prudente hablar de aquello. No. Quizás, una vez hubieran acabado con la amenaza podría averiguar algo más.

De momento, disfrutaría, algo más, del pequeño festín que les habían preparado.

Alzó las cejas ante la propuesta de Logan de ponerse delante del kag. No pensaba precisamente en esa clase de cebo pero supuso que tendría que valer. Al fin y al cabo, cualquier animal, para aquella gente, era más valiosa que un par de desconocidos. Relajó el rostro y pensó en cómo deberían actuar a continuación.

Ben creía que él podía funcionar mejor como cebo, tenía armadura, escudo y experiencia con kags. Sin embargo, poder ver desde lejos el comportamiento del kag o de la manada al completo, le daría la oportunidad de adaptarse, gritar una orden o reaccionar rápidamente ante una amenaza no prevista. Además, algo le decía que no sería capaz de hacer cambiar de opinión al brujo. Sango se levantó y se sacudió la ropa.

- Bien. Lo primero es lo primero. Tengo el equipo en la habitación, cogeré lo necesario y partiremos ahora de noche- se giró para ir a la habitación pero se detuvo y estuvo a punto de decir algo pero siguió su camino.

De camino a la habitación le dio vueltas al animal que cazaban los kags. No recordaba su nombre pero sabía que eran algo parecido a gatos grandes, linces o una mezcla de ambas. Sí, aquellas bestias combatirían a muerte con los kags. Pero, ¿y si había una inteligencia superior controlando una manada? La presencia de un domador no era descartable. Abrió la puerta de su habitación y entró.

Tras un tiempo, Ben salió de la habitación con la armadura puesta y las armas colgando a ambos lados, finalmente, el escudo lo agarraba con firmeza. Se acercó nuevamente al lugar que habían ocupado momentos atrás y cogió su jarra que apuró de un trago largo y uno más corto. Se acercó a Logan.

- Que los Dioses nos guarden.-

Salió de la taberna con paso decidido. El desierto le recibió con una oscura noche y una bofetada de indiferencia. La luna no les ayudaría ya que esta no se encontraba en su fase llena, no obstante emitía luz, tenue, pero una luz que les valdría. Tendría que ser así. Se pasó la lengua por los labios.

- Los kags suelen salir de noche. Bueno, como la mayoría de las criaturas del desierto, incluso los humanos de este pueblo parecen reactivarse con la noche- señaló a la taberna.- Sea como fuere, deberíamos ir a los riscos que hay al norte. A los kags les gustan las cavernas, normal con este calor.

A Ben, durante el camino, se le ocurrieron varios escenarios que compartió, alegremente, con Logan.

- El primero es que podrían estar siguiéndonos, preparándose para una emboscada, aunque aquí no haya bosque- se felicitó a sí mismo por el chiste.- Ni se te ocurra correr por las rocas, son más rápidos que tú y están más acostumbrados. Si te ves en peligro, metete debajo de una piedra, cubre tu espalda y lanza espadazos contra todo lo que se mueva- dijo en tono serio.- No deberíamos entrar en su... guarida, caverna o como quieras llamarlo. Deberíamos esperar a que salga o salgan- le gustaba recordar la posibilidad de que no fuera solo uno- o bien esperar a que regresen, cuando estén cansados dar el golpe- dudó unos instantes.- ¿Qué opinas? Muerto el kag, el domador no debería ser problema.

La luna, tras ellos, ascendía lentamente.


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- Olvídate del domador.

Sango le había dado vueltas al asunto y estaba convencido de que debían centrar sus esfuerzos en coordinarse contra un kag o grupo de kags.

- Si quieres un consejo, y no lo digo a malas, no deberías andar ofreciendo tu arma a la ligera, y menos aún la tuya y con las habilidades que me has descrito- se detuvo para mirar a Logan.- Es tu seguro de vida, el único objeto del mundo en el que podrás confiar para sacarte de un aprieto. Créeme, yo no llevo dos armas por casualidad, de hecho, debería llevar más.

Reemprendió la marcha después de aconsejar al brujo. Le dio vueltas a sus palabras y se reafirmó en ellas máxime cuando un guerrero caído en combate sería llamado al Valhalla solo si moría con su arma en la mano. Siempre había sido así y aquello no cambiaría de la noche a la mañana.

- Tal y como yo lo veo, nos interesa un combate abierto. Sí, a los kags también, pero al menos nosotros tendremos tiempo y espacio para reaccionar. No veo mal tu idea si es que todavía quieres seguir...

Sango se agachó de manera instintiva y tiró de Logan hacia el suelo. Señaló una forma que se movía en el horizonte, a unos cien o quizás ciento cincuenta pasos de distancia. Sango tragó saliva. Le hizo señas a Logan para que se alejara en dirección perpendicular al avance de la forma que parecía avanzar hacia ellos. Ben desenvainó lentamente la espada e hincó una rodilla en el suelo.

No tenía muy claro si se trataba del kag o de otra cosa pero lo que estaba claro era que avanzaba, tranquilamente, hacia ellos. Ben decidió no moverse ya que podría atraer la atención del kag, solo lo haría si Logan estaba en peligro. La sombra se detuvo y tras una larga pausa rugió en la noche. Sin duda era un kag y Ben, de manera instintiva empuñó con más fuerza aun la espada. Al rugido que había emitido la sombra le respondieron tres o cuatro rugidos de menor intensidad. Todos ellos a su espalda.

Habían caído en una emboscada.

El anillo de fuego era del todo inesperado. Ben se quedó embobado unos instantes contemplando como el círculo se iba cerrando con ellos en su interior. Fue una gran idea por parte del brujo ya que habían impedido que los kags atacaran desde algún punto desconocido. Logan había conseguido tiempo y en esta situación significaba la primera victoria de la guerra que estaba por librarse.

- Hay que neutralizar al cabronazo- dijo observando al kag que recorría el anillo y rugía.- Vale, tengo una idea... ¿Qué... qué pasa?

Logan desapareció ante sus ojos. La tierra se había tragado al brujo y tal y como observó Ben, el fuego desapareció. Ben se puso en pie y gritó al agujero.

- ¡Logan, aguanta!

Un kag se le acercó y le lanzó un mordisco que Ben esquivó, instintivamente, saltando hacia atrás y respondió con una estocada que impactó en la dura carcasa del lomo de aquella bestia. Sango gruñó y caminó hacia atrás con el escudo al frente y la espada a media altura, preparado para golpear. Sus ojos tenían que volver a acostumbrarse a la tenue luz de la luna.

Escuchó movimiento a su derecha y giró en esa dirección al tiempo que describía un golpe descendente que solo cortó el aire. Percibió movimiento, otra vez, a su derecha y giró pero sin golpear. Un kag le mordió la pierna por detrás pero la presió desapareció casi al instante impacta la espada con el cuello del animal, que salió hacia atrás emitiendo estertores y exhalando su último aliento pocos pasos más allá.

- ¡Vamos! ¡Atacad de una puñetera vez!

Las bestias se decidieron a atacar movidas, en parte, por el grito de Sango y en parte por la rabia de ver a un compañero caer ante una presa, a priori, tan débil como era el humano. Ben no pudo evitar sonreír.

- ¡Odín, todopoderoso, se testigo!

Sango, escudo al frente, colocó la espada sobre el escudo y dobló las piernas. El primero atacó desde su izquierda, fintó hacia un lado y pasó de largo al tiempo que otro llegaba desde la derecha y repetía el movimiento. Llegó entonces un tercero que se abalanzó sobre él con un salto. Sango se encogió y tirando la pierna derecha hacia atrás consiguió agacharse hasta llegar al punto de tener un ángulo óptimo para lanzar una estocada rápida al frente y atravesar al kag que chilló pero cayó al suelo al instante.

Un rugido a su espalda hizo que Sango perdiera el control de la espada ya que al girarse no tuvo la fuerza suficiente para sacarla del cuerpo de su víctima. El cabronazo le envistió con tanta fuerza que Ben salió disparado hacia atrás una decena de pasos. El impacto contra la arena fue brutal. Un instante después fue consciente que no tenía ni espada ni escudo. Pero le quedaba el hacha.

Un kag de los pequeños le mordió la pierna, pero con la que le quedaba libre le pateó la cabeza hasta que los dientes aflojaron la presión. Ben se arrastró hacia atrás pero esta vez el mordisco fue a su cara. Puso el brazo delante a tiempo y con el brazo libre golpeó repetidas veces la cabeza del kag que aflojó la presión pero no le soltaba el brazo. Un segundo kag le mordió el hombro libre y Ben gritó tan fuerte que estaba seguro le estarían oyendo en Roilkat. Decidió, entonces rodar hacia el que le agarraba el brazo con tan buena suerte que el otro se soltó y Ben aprovechó para cargar todo su peso sobre el kag del brazo que ahora luchaba por salir de debajo de Ben que le gritaba insultos al tiempo que echaba mano del hacha y arremetía contra su cabeza hasta en doce ocasiones.

El otro kag, se metió por el agujero, que como vio Sango, no estaba muy lejos de donde estaba. Ben se levantó lentamente y se giró para encarar al kag cabronazo que se había quedado a cierta distancia contemplando la escena. Sango comprendió que aquel kag era mucho más listo de lo que aparentaba. Si se enfrentaba a él, no sería un combate de fuerza animal contra fuerza e inteligencia humana. No. Sería mucho más complicado y el cabronazo había movido bien sus fichas. Sin embargo, seguía siendo un animal. Sango alzó el hacha y le apuntó, pese al terrible dolor que sentía en el brazo derecho, invitándola a atacar.

- Vamos, el siguiente eres tú.

El animal se movió lentamente hacia él, con el cuerpo inclinado hacia delante. Ben dio un par de pasos atrás. Sus fuerzas estaban al límite y no se veía capacitado para aguantar un combate que excediera más de dos o tres movimientos.

La bestia se lanzó hacia él con una rapidez que no había previsto. Sango se lanzó al suelo y rodó para levantarse después de dos giros. El cabronazo cargó nuevamente contra él y en lugar de esquivar Ben armó el brazo hacia atrás y lanzó un golpe descendente que impactó contra el lomo del animal al tiempo que este le embestía y con la cabeza lo lanzaba hacia arriba. El cuerpo de Sango impactó de costado contra el suelo.

El cabronazo, tras él olisqueó el aire y rugió victorioso antes de que Sango se girara y le golpeara. Esta vez, el cabronazo rugió de dolor y Sango sonrió aliviado por tener unos instantes más. Se puso en pie como pudo y miró al kag que avanzaba lentamente hacia él con una herida muy fea en la cara. Sango le enseñó los dientes y dio un paso atrás para prepararse para el ataque final. Pero no encontró tierra firme. El mismo agujero que se había tragado a Logan, lo tragaba a él. Sango solo pudo gritar de rabia antes de que su cuerpo se golpeara contra la dura roca.

Por suerte para él, aún seguía empuñando el hacha.

Escupió al suelo tras escuchar el comentario de Logan. La promesa de algo increíble en esa caverna había sido el único motivo para no quedarse allí tirado. No caminaron mucho hasta que Sango pudo contemplar de lo que le hablaba el brujo.

- Qué cojones...

Puentes de piedra, roca tallada hasta tal punto de asemejarse a cualquier edificio de la superficie y la luz. Luz antinatural, artificial, una ilusión, algo que no pertenecía a aquel subterráneo.

- Hay que... hay que matar lo que sea que haya ahí.

Estaba terriblemente cansado y dolorido por los golpes de las bestias. Si los temores de Logan eran ciertos sin duda tendrían que hacer algo, pero, ¿estaba él preparado para una batalla más? La respuesta instantánea era no. Pero claro, ahora no le amenazaba un grupo de kags.

Sin previo aviso, al menos Sango no había tenido tiempo de reaccionar, Logan tiró de él y ambos salieron despedidos hacia delante, cayendo al agua. Claramente, el detalle de que Ben vestía armadura había pasado desapercibido para el brujo, por lo que Ben, al tiempo que luchaba por salir a flote, dirigía gran cantidad de pensamientos impuros hacia Logan y sus ascendencia. De alguna manera y tras bracear de manera enérgica para no morir ahogado en el agua, Ben consiguió salir del agua.

Se tiró en el suelo exhausto, no solo por el sobreesfuerzo al que se había visto obligado a realizar para salir del agua, sino que las heridas de piernas, brazos y hombro, habrían provocado una pérdida de sangre tal que las fuerzas empezaban a abandonarle.

- Sea lo que sea que quieres hacer, debemos hacerlo ya- su respiración era agitada pese a que su cuerpo le pidiera ponerse a dormir.

Se obligó a ponerse en pie, pero no pudo. Se quedó allí tirado un breve instante, cogiendo fuerzas, calmando su respiración y agarrando con firmeza el hacha. Apretó los dientes y se puso en pie con mucha dificultad.

- Si vamos a morir, mejor hacerlo con el hacha en la mano y peleando hasta el final.

Sin esperar por nadie, Ben caminó hacia el templo hasta una de las entradas a la cual se asomó y se quedó allí plantado. Clavó sus ojos en una persona que estaba claramente sorprendida de verle allí. Le mostró el hacha. El rostro de aquel hombre era de confusión, miedo, rabia y quizás arrepentimiento. Sin importar lo que hubiera a su alrededor, o el tipo de ataque que le pudiera lanzar el tipo del templo, Ben reemprendió su lenta carga contra el enemigo.

En su cabeza solo cabía un final.

Cuando vio que el hombre resultó ser un hechicero aceptó enseguida su destino. Las llamas que estaba conjurando tenían un claro objetivo: Sango. Lo sabían hasta en Lunargenta si pudieran observar la escena. Sin embargo, Ben no se detuvo. Abrazaba aquel final, lo aceptaba porque moriría en combate.

Su deseo de tener una buena muerte lo tenía tan ocupado que no se dio cuenta de lo que ocurrió con el hechicero, cómo sus llamas se volvieron contra él y como ardió hasta quedar un resto tan carbonizado que llegó a descomponerse en cenizas cuando Ben llegó a su altura. Estuvo allí plantado durante un buen rato tratando de  pensar en lo ocurrido.

- ¿Qué...?- Sabía que Logan andaba por allí cerca pero sus sentidos estaban muy embotados.- No...

Ben se despreocupó de Logan y buscó algún sitio donde salir de la caverna en la que estaban metidos. No quería pensar en otra cosa. Estaba bajo mínimos y muy probablemente necesitaría ayuda para salir de allí.

- Vámonos, no estoy bien... Necesito curarme y descansar.

Arrastró los pies por el suelo pero se detuvo al instante. Había recordado que en su bolsa de viaje tenía una elixir que restauraría su estado de salud. Sí, a falta de un galeno o de las artes élficas que tantas veces le habían salvado, debía buscarse otros métodos para salir de situaciones tan comprometidas como aquella. Solo tenía que salir de allí y caminar hasta el pueblo.

Si antes no caía rendido, claro.


Que no te moleste que haya pasado del comentario de Logan, pero me pareció lo más correcto seguir con la línea de "Sango en modo ahorro de energía" xD