Improvisando sobre la marcha [Privado] [Merida]
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Improvisando sobre la marcha [Privado] [Merida]
No es como si no le gustara representar ese papel, modestia aparte, Matt consideraba que era uno de los que mejor le salían. Pero esa noche el estafador se sentía fastidiado, por la mañana se había pasado horas buscando unos zapatos color abeto que hicieran juego con su chaqueta y no había podido encontrar ni un solo par, al final se había tenido que conformar con los que tenía puestos que eran color egeo ¡Un espanto!
Observo con fijación una mota de polvo que flotaba por el carro, el ambiente olía a viejo, y el hombre sabía exactamente porque. A medida que regresaba a la realidad una voz gastada y cascada comenzó a taladrar sus oídos… Y eso le hizo recordar a Matthew el por qué se había evadido de la realidad en primer lugar.
-Escuché que Robert tiene una nueva esposa, y que es una niña que apenas pasa los diez y seis años. La pobre chica está tan perdida… ¿Puedes creer que le dijo Norma a Rosalie? ¿Es que no sabe nada? ¿Qué les enseñan a las jóvenes hoy en día? Cuando yo tenía su edad me conocía todos los nombres de las damas de la corte y sus doncellas, además de características de sus respectivas familias-
Owens no aportaba comentario alguno, la dama tampoco lo esperaba, solo necesitaba que su presencia estuviera allí y de vez en vez asintiera. Era algo así como una dama de compañía. Hacía ya muchos años que la Condesa no recibía la visita ni de sus hijos, mucho menos de sus nietos… La verdad sea dicha, los únicos que la soportaban eran los de la servidumbre, y probablemente era porque no les quedaba otra alternativa.
La mujer, muy coqueta, nunca decía cuál era su verdadera edad, pero uno podía adivinar que fácilmente superaba los ochenta, sus herederos hacía mucho que esperaban que falleciera, pero allí seguí, fuerte y sana, para desgracia de sus hijos y de Matthew.
El estafador se consolaba pensando en que solo tenía que aguantar durante esas fiesta, robaría tantas joyas como pudiera y luego “Adios Duquesa” , con un poco de suerte siquiera tendría que quedarse hasta muy tarde.
-La aguja de este corsé esta espantosamente apretada – “Oh, por favor, no me hagas imaginarte en corsé” - Voy a despedir al inútil que lo hizo, obviamente no tomo bien mis medidas – El carro se sacudió y a la Duquesa se le desacomodo la peluca.
-Deja Querida, yo te lo arreglo – Se ofreció el estafador mientras esbozaba una sonrisa encantadora.
-¡Quítate! ¡No vas a saber cómo hacerlo! – Grito la anciana de muy mala manera, apartando las manos de Matt sin la menor consideración – Tu solo estate quieto y llévame por la fiesta, es lo único que tienes que hacer – Le repitió sus órdenes mientras se acomodaba el pelo postizo - Fue Silvia quien te recomendó ¿No es cierto?
-Así es, Señora – Dijo Matt sin cambiar su tono en lo más mínimo, como si nada de la situación le molestara – Fui su acompañante durante los festejos de la primavera, y quedó más que satisfecha con mis servicios –
-Pues ya veremos, francamente hasta el momento tu papel resulta bastante mediocre, es decir ¿Zapatos color egeo? Esperaba algo un poco más refinado –
“Los benditos zapatos, lo sabía ¿Cómo puede ser que esta maldita vieja tenga tan buena vista?”
-No es sencillo encontrar buenos zapateros hoy en día – La Duquesa bufo pero no dijo más nada, el carro se sacudió nuevamente, esta vez con más fuerza – Parece ser que los caminos no están en buen estado -
Observo con fijación una mota de polvo que flotaba por el carro, el ambiente olía a viejo, y el hombre sabía exactamente porque. A medida que regresaba a la realidad una voz gastada y cascada comenzó a taladrar sus oídos… Y eso le hizo recordar a Matthew el por qué se había evadido de la realidad en primer lugar.
-Escuché que Robert tiene una nueva esposa, y que es una niña que apenas pasa los diez y seis años. La pobre chica está tan perdida… ¿Puedes creer que le dijo Norma a Rosalie? ¿Es que no sabe nada? ¿Qué les enseñan a las jóvenes hoy en día? Cuando yo tenía su edad me conocía todos los nombres de las damas de la corte y sus doncellas, además de características de sus respectivas familias-
Owens no aportaba comentario alguno, la dama tampoco lo esperaba, solo necesitaba que su presencia estuviera allí y de vez en vez asintiera. Era algo así como una dama de compañía. Hacía ya muchos años que la Condesa no recibía la visita ni de sus hijos, mucho menos de sus nietos… La verdad sea dicha, los únicos que la soportaban eran los de la servidumbre, y probablemente era porque no les quedaba otra alternativa.
La mujer, muy coqueta, nunca decía cuál era su verdadera edad, pero uno podía adivinar que fácilmente superaba los ochenta, sus herederos hacía mucho que esperaban que falleciera, pero allí seguí, fuerte y sana, para desgracia de sus hijos y de Matthew.
El estafador se consolaba pensando en que solo tenía que aguantar durante esas fiesta, robaría tantas joyas como pudiera y luego “Adios Duquesa” , con un poco de suerte siquiera tendría que quedarse hasta muy tarde.
-La aguja de este corsé esta espantosamente apretada – “Oh, por favor, no me hagas imaginarte en corsé” - Voy a despedir al inútil que lo hizo, obviamente no tomo bien mis medidas – El carro se sacudió y a la Duquesa se le desacomodo la peluca.
-Deja Querida, yo te lo arreglo – Se ofreció el estafador mientras esbozaba una sonrisa encantadora.
-¡Quítate! ¡No vas a saber cómo hacerlo! – Grito la anciana de muy mala manera, apartando las manos de Matt sin la menor consideración – Tu solo estate quieto y llévame por la fiesta, es lo único que tienes que hacer – Le repitió sus órdenes mientras se acomodaba el pelo postizo - Fue Silvia quien te recomendó ¿No es cierto?
-Así es, Señora – Dijo Matt sin cambiar su tono en lo más mínimo, como si nada de la situación le molestara – Fui su acompañante durante los festejos de la primavera, y quedó más que satisfecha con mis servicios –
-Pues ya veremos, francamente hasta el momento tu papel resulta bastante mediocre, es decir ¿Zapatos color egeo? Esperaba algo un poco más refinado –
“Los benditos zapatos, lo sabía ¿Cómo puede ser que esta maldita vieja tenga tan buena vista?”
-No es sencillo encontrar buenos zapateros hoy en día – La Duquesa bufo pero no dijo más nada, el carro se sacudió nuevamente, esta vez con más fuerza – Parece ser que los caminos no están en buen estado -
Matthew Owens
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Re: Improvisando sobre la marcha [Privado] [Merida]
Marchaba a Lunargenta, por el juego al que me invitaron a pie descalzo y empoderado de mis capacidades al ser mi primera travesía. Mi humor era radiante como el sol que calentaba el tapado que llevaba puesto haciéndolo insufrible y caliente, salir de Shadorai no era fácil con mi rostro, pues era un mito urbano de terror, la bruja del bosque y si la suerte estaba de mi lado, solo habría gente huyendo de mí, pero lo que me tenía al reguardo y en alerta era empezar a recibir piedrazos en pos ahuyentarme de cualquier ruta trazada por los imbéciles aldeanos.
Llegando a las afueras de Vulwulfar, entre cotilleo y anuncios cerca del tablón del bardo local, información interesante dio a mi oído prontamente: la "Gran Bruja" que salvo al pequeño pueblo del norte de la temible maldición de "la Seer" en aquella oportunidad era una de las tantas invitadas de honor a la fiesta de Garðr a las afueras de Lunargenta en Verisar. Quizás el odio sembrado en mis recuerdos o el destrato que recibía de las personas de allí ya sea por mi mal aspecto o impresionante olor fue lo que me saco de las casillas, desviando mi objetivo un instante y cambiando la senda boscosa por el camino de ripio en fin de dar con aquel jolgorio evento que tal vez me permitiese una venganza.
Dos días después ya me encontraba a las afueras de aquella gran ciudad por la zona sur, voces con indicaciones me decían por dónde ir, pero las mismas se mostraban incrédulas y burlonas incluso al manifestar yo las razones de mi viaje, y es que lo único que sabía de mi meta era el nombre de la fiesta, mas ni siquiera el del pueblo.
- Por favor buena mujer, me indicaría como llegar hasta la fiesta de Garðr? - sujeta a mi pordiosero aspecto para generar lastima ajena y evitar el destrato.
- Si niña - la señora me giro a el sentido indicado - sigue derecho por esta calle y llegaras a camino abierto, el castillo no está dentro de estos caminos estrechos por lo que solo te quedara ir uno o dos días a pie por el sendero, cuidado con las carrozas que a altas horas de la noche no suelen ver quien pasa y quién no.
- Dos días? - pregunté sorprendida.
- Vas con los ojos cubiertos y a pie descalza por un camino que a personas bajo circunstancias "normales" les tomaría más de medio día llegar, no es por marcarte diferencias pero ese tiempo no es tanto si lo piensas. - dijo y palmeo mi espalda - además, no querrás llegar en plena fiesta con esa mugre y esas pintas encima jajaja, entiendo que busques propinas o limosnas, pero no te dejaran acercarte mucho más allá de las rejas a palacio. Jajajaja No te dejaran entrar pequeña.
Me reserve cualquier comentario agresivo que buscaba deslizarse de mis labios, hastiada de recibir un comentario similar de cada persona con la que me cruzaba en el trayecto.
Parecía ser que este acontecimiento se embebía de manera ostentosa en glamur y dinero, dos cosas que no poseía y que entrando en razón, por muy justificables que fueran mis motivos o las "buenas intenciones" que pudiese inventar, no lograría ir más allá del portón de acceso. Necesitaba una cuartada y un aventón.
Varios carruajes eran los que se dirigían allí, varios a toda prisa que salían de la desembocadura de la calle principal al camino rocoso, no podría abordar ninguno de esos sin ser vista, necesitaba alguno que viniera de más al norte por una ruta menos transitada. Preferí no acercarme a estos y caminar colina arriba ladeando las casas fronterizas.
Más allá donde la luz no alumbraba plenamente, por vacíos de penumbras se movía un carro que parecía destartalarse por la callejuela descuidada no tan a prisa. No tenía un plan muy claro, pero al sentirlo cerca, salí de entre los arboles con la capucha baja, mostrando mi bellísimo rostro al descubierto con las hermosas ondas adornando alrededor de mi cara, parándome en el camino y quitando de las manos las riendas del cochero con ayuda de mi telequinesis para jalarlas bruscamente y que los animales que lo arrastraban se detengan clavando talón.
El cochero ante mi presencia y los hechos se asustó al punto de bajarse torpemente y desparramarse en el suelo y al verme nuevamente acercándome a él, levantarse a como pudiera y echarse a correr gritando como desquiciado.
- Una bruja!
Brujos habíamos muchos y no teníamos la mejor de las famas, pero era claro que por mi imagen se impactó.
______________Llegando a las afueras de Vulwulfar, entre cotilleo y anuncios cerca del tablón del bardo local, información interesante dio a mi oído prontamente: la "Gran Bruja" que salvo al pequeño pueblo del norte de la temible maldición de "la Seer" en aquella oportunidad era una de las tantas invitadas de honor a la fiesta de Garðr a las afueras de Lunargenta en Verisar. Quizás el odio sembrado en mis recuerdos o el destrato que recibía de las personas de allí ya sea por mi mal aspecto o impresionante olor fue lo que me saco de las casillas, desviando mi objetivo un instante y cambiando la senda boscosa por el camino de ripio en fin de dar con aquel jolgorio evento que tal vez me permitiese una venganza.
Dos días después ya me encontraba a las afueras de aquella gran ciudad por la zona sur, voces con indicaciones me decían por dónde ir, pero las mismas se mostraban incrédulas y burlonas incluso al manifestar yo las razones de mi viaje, y es que lo único que sabía de mi meta era el nombre de la fiesta, mas ni siquiera el del pueblo.
- Por favor buena mujer, me indicaría como llegar hasta la fiesta de Garðr? - sujeta a mi pordiosero aspecto para generar lastima ajena y evitar el destrato.
- Si niña - la señora me giro a el sentido indicado - sigue derecho por esta calle y llegaras a camino abierto, el castillo no está dentro de estos caminos estrechos por lo que solo te quedara ir uno o dos días a pie por el sendero, cuidado con las carrozas que a altas horas de la noche no suelen ver quien pasa y quién no.
- Dos días? - pregunté sorprendida.
- Vas con los ojos cubiertos y a pie descalza por un camino que a personas bajo circunstancias "normales" les tomaría más de medio día llegar, no es por marcarte diferencias pero ese tiempo no es tanto si lo piensas. - dijo y palmeo mi espalda - además, no querrás llegar en plena fiesta con esa mugre y esas pintas encima jajaja, entiendo que busques propinas o limosnas, pero no te dejaran acercarte mucho más allá de las rejas a palacio. Jajajaja No te dejaran entrar pequeña.
Me reserve cualquier comentario agresivo que buscaba deslizarse de mis labios, hastiada de recibir un comentario similar de cada persona con la que me cruzaba en el trayecto.
Parecía ser que este acontecimiento se embebía de manera ostentosa en glamur y dinero, dos cosas que no poseía y que entrando en razón, por muy justificables que fueran mis motivos o las "buenas intenciones" que pudiese inventar, no lograría ir más allá del portón de acceso. Necesitaba una cuartada y un aventón.
Varios carruajes eran los que se dirigían allí, varios a toda prisa que salían de la desembocadura de la calle principal al camino rocoso, no podría abordar ninguno de esos sin ser vista, necesitaba alguno que viniera de más al norte por una ruta menos transitada. Preferí no acercarme a estos y caminar colina arriba ladeando las casas fronterizas.
Más allá donde la luz no alumbraba plenamente, por vacíos de penumbras se movía un carro que parecía destartalarse por la callejuela descuidada no tan a prisa. No tenía un plan muy claro, pero al sentirlo cerca, salí de entre los arboles con la capucha baja, mostrando mi bellísimo rostro al descubierto con las hermosas ondas adornando alrededor de mi cara, parándome en el camino y quitando de las manos las riendas del cochero con ayuda de mi telequinesis para jalarlas bruscamente y que los animales que lo arrastraban se detengan clavando talón.
El cochero ante mi presencia y los hechos se asustó al punto de bajarse torpemente y desparramarse en el suelo y al verme nuevamente acercándome a él, levantarse a como pudiera y echarse a correr gritando como desquiciado.
- Una bruja!
Brujos habíamos muchos y no teníamos la mejor de las famas, pero era claro que por mi imagen se impactó.
Telequinesis: Habilidad Racial.
Merida DunBroch
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Re: Improvisando sobre la marcha [Privado] [Merida]
El estafador estaba bastante resignado a que su noche fuera una experiencia de lo más desagradable, no solo por estar acompañado de tan encantadora dama, sino además porque tendría que sonreír y agradar a un montón de momias, tolerar sus comentarios, reírse de sus chistes, reír ante sus insinuaciones. La mayoría de las personas creían que ser un acompañante era tarea fácil, pero eso era porque creían que las mujeres que lo solicitaban eran siempre hermosuras despampanantes pero solitarias que deseaban solo la compañía de un gentil caballero.
Esa era una fantasía muy bonita, la realidad era otra cosa “La realidad siempre es otra cosa” pensó el humano mientras apoyaba nuevamente el codo en el marco de la ventana, regresando a sus meditaciones para lograr que la voz de la Señora se volviera nuevamente solo un sonido de fondo.
O al menos eso intentaba hasta que el carro paro de pronto, lo primero que pensó es que los habían interceptado unos bandidos “Eso sería sumamente irónico” Por una vez que Matt no tenía intenciones de robar, al menos por el momento, unos ladrones interrumpían con sus planes.
-¡¡Una Bruja!! – Escucharon que decía el cochero mientras se iba corriendo.
-¿Qué fue eso? ¿Qué paso? ¿Por qué nos detuvimos? – Decía la señora mientras se acomodaba de nuevo en su asiento – ¿Qué esperas? ¡Ve a ver qué pasa! – Golpeó en el hombro a Matt para que se apurara.
-De acuerdo, Querida – Matthew se sorprendía de la paciencia que podía llegar a tener a veces “Solo cuando el botín vale la pena, si no fuera por eso…” Seguramente ya le hubiese roto el pescuezo.
Owens se asomó por la ventana, en un principio no vio nada, miro para atrás y allí estaba el cochero corriendo calle abajo. Como desde el ángulo en el que estaba no podía ver con claridad, Matt decidió bajar y acercarse al asiento del conductor.
-¿Qué ves? ¿Hay algo? – El estafador no se molestó en contestarle, suficiente que iba a ir directo a una posible trampa como para encima tener que lidiar con sus insoportables graznidos.
Con paso precavido se acercó a la parte de adelante del carro, apoyó la mano en su daga invisible, pero jamás se imaginó encontrar a una muchacha allí. Estaba muy desarreglada, se notaba que vivía en las calles por su higiene y su aspecto en general, pero además de eso, Matthew se percató de que no podía ver.
-¡Oh vaya! ¿Estabas intentando hacer lo que yo imagino, Niña? – Owens no quitó la mano de su arma, si era alguien que podía parar un carro de la nada, no podía simplemente relajarse – No me digas que ibas para el baile – El camino llevaba principalmente para allí – Déjame decirte que vestida así es poco probable que te dejen entrar – Una idea comenzaba a surgir en la mente del estafador.
-¿Qué estás haciendo? ¡Ven aquí de una buena vez! ¡Vamos a llegar tarde! – Continuaba gritando la anciana desde atrás del carro.
-Discúlpame, Querida – Le dijo Matt a la joven desconocida – Tengo a un Ser absolutamente irritante viajando conmigo esta noche, pero creo que podríamos hacer un trato que nos beneficiaria a ambos ¿Quieres oírlo al menos? - El hombre no parecía preocuparse mucho por el aspecto que la chica presentaba “Todos es solucionable, con las herramientas adecuadas y la habilidad correcta”, pero si aceptaba su propuesta, esa noche podría resultar mucho más entretenida de lo que había creído.
Esa era una fantasía muy bonita, la realidad era otra cosa “La realidad siempre es otra cosa” pensó el humano mientras apoyaba nuevamente el codo en el marco de la ventana, regresando a sus meditaciones para lograr que la voz de la Señora se volviera nuevamente solo un sonido de fondo.
O al menos eso intentaba hasta que el carro paro de pronto, lo primero que pensó es que los habían interceptado unos bandidos “Eso sería sumamente irónico” Por una vez que Matt no tenía intenciones de robar, al menos por el momento, unos ladrones interrumpían con sus planes.
-¡¡Una Bruja!! – Escucharon que decía el cochero mientras se iba corriendo.
-¿Qué fue eso? ¿Qué paso? ¿Por qué nos detuvimos? – Decía la señora mientras se acomodaba de nuevo en su asiento – ¿Qué esperas? ¡Ve a ver qué pasa! – Golpeó en el hombro a Matt para que se apurara.
-De acuerdo, Querida – Matthew se sorprendía de la paciencia que podía llegar a tener a veces “Solo cuando el botín vale la pena, si no fuera por eso…” Seguramente ya le hubiese roto el pescuezo.
Owens se asomó por la ventana, en un principio no vio nada, miro para atrás y allí estaba el cochero corriendo calle abajo. Como desde el ángulo en el que estaba no podía ver con claridad, Matt decidió bajar y acercarse al asiento del conductor.
-¿Qué ves? ¿Hay algo? – El estafador no se molestó en contestarle, suficiente que iba a ir directo a una posible trampa como para encima tener que lidiar con sus insoportables graznidos.
Con paso precavido se acercó a la parte de adelante del carro, apoyó la mano en su daga invisible, pero jamás se imaginó encontrar a una muchacha allí. Estaba muy desarreglada, se notaba que vivía en las calles por su higiene y su aspecto en general, pero además de eso, Matthew se percató de que no podía ver.
-¡Oh vaya! ¿Estabas intentando hacer lo que yo imagino, Niña? – Owens no quitó la mano de su arma, si era alguien que podía parar un carro de la nada, no podía simplemente relajarse – No me digas que ibas para el baile – El camino llevaba principalmente para allí – Déjame decirte que vestida así es poco probable que te dejen entrar – Una idea comenzaba a surgir en la mente del estafador.
-¿Qué estás haciendo? ¡Ven aquí de una buena vez! ¡Vamos a llegar tarde! – Continuaba gritando la anciana desde atrás del carro.
-Discúlpame, Querida – Le dijo Matt a la joven desconocida – Tengo a un Ser absolutamente irritante viajando conmigo esta noche, pero creo que podríamos hacer un trato que nos beneficiaria a ambos ¿Quieres oírlo al menos? - El hombre no parecía preocuparse mucho por el aspecto que la chica presentaba “Todos es solucionable, con las herramientas adecuadas y la habilidad correcta”, pero si aceptaba su propuesta, esa noche podría resultar mucho más entretenida de lo que había creído.
Matthew Owens
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Re: Improvisando sobre la marcha [Privado] [Merida]
TEMA CERRADO POR ABANDONO
*Se le restan 5 puntos a Merida DunBroch y se le suman 2 puntos a Matthew Owens.
Zatch
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