[Cerrado] Los que viven en el valle de muerte [Trama: La Nueva Lunargenta]

**Bio** Miér Sep 19 2018, 07:18

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Los sonidos pasaban por mis oídos a tal velocidad que sentía moverme tan lento como… pues, algo lento, alcancé a ver los hechos desarrollarse como si fueran un teatro muy extraño, parpadeé apenas y había un dragón atacando a la revividora, volví a parpadear y ya no estaba, ni tampoco la otra chica, volví a parpadear y todo había terminado, la magia en el aire, las locas psicópatas, no quedaba nada más que un agujero en el techo que amenazaba con caerse sobre nosotros en cualquier momento.

Ni siquiera supe cómo, pero fui arrastrado lejos de ese lugar mientras algunos pedazos seguían cayendo lentamente, toqué mi frente donde tenía una segunda boca que lanzaba sangre a borbotones -Esto no se ve bien- Dije para mí mismo -Ni siquiera se ve- Saqué una de mis dagas para verme en el reflejo -Rayos, no debí ver- La herida era mucho peor de lo que esperaba, me acerqué a las ropas que había dejado uno de los nigromantes y envolví mi cabeza con ella -Rauko… Xana… Werner…- Comencé a llamar a mis compañeros por si alguno estaba cerca pero algo más se estaba acercando.

Sonidos extraños se escuchaban desde el lugar por donde había sido el derrumbe, alcé la vista y con la visión algo borrosa alcancé a ver una lluvia de kags cayendo en cascada por el agujero -De… mo… nios…- Dejé caer los brazos antes de apartarme de un salto y esquivar a las criaturas que pasaron trepidantes a mi lado tropezando con todo, incluso entre ellas.

Caí a un lado del camino, lentamente comenzaba a pasarse mi mareo y aunque la frente no dejaba de doler, al menos ya no parecía que se me fuera a salir el cerebro -Rauko… Xana… Werner…- Llamé de nuevo mientras avanzaba con una mano apoyada a la pared, no tenía suficientes fuerzas para correr pero sabía que había gente buena en las catacumbas, no todos los que tenían refugio allí eran escoria, algunos simplemente no tenían a dónde ir, y si esa manada de Kags no era detenida, muchas personas iban a perder lo poco que tenían.

Intenté correr pero mi triste esfuerzo solo me llevó al piso en una aparatosa caída, apreté los puños y di un golpe al piso ahogado en la impotencia, tomé aire y comencé a levantarme de nuevo con las pocas fuerzas que tenía, no sabía de dónde habían salido esas criaturas pero era necesario detenerlas de cualquier manera.

**Rauko** Vie Sep 21 2018, 00:31

Una vez encontré a Xana miré a mi alrededor para asegurarme de que Amaterasu finalmente había muerto y, al no encontrar rastro de esa nigromante, coloqué a Xana en mi espalda, con sus brazos rodeándome y su débil respiración rozando mi mejilla.

–Xana, ¿estás bien?... Xana, ¿me escuchas? –le hablé preocupado, pero no hubo respuesta–. Todo terminó. Saldremos de aquí y haré que te recuperes. Te prometo que todo estará bien.

Esa promesa no iba dirigida hacia ella, sino para mí mismo intentando aliviarme.

–Rau… ko… –alcanzó a susurrar.

–Mejor no hables, no te esfuerces. Solo déjame encargarme de todo.

–Estoy… bien… No te… preocupes…

–No hables, ¿sí? Por favor, guarda tus energías.

–Yo… lo-lo siento. –Sus labios temblaban–. Otra… vez soy… una carga…

–No –negué al instante–, no digas eso. Nunca vuelvas a decir eso. Así que relájate.

Empecé a canalizar la energía de mi cuerpo hacia mi espalda, buscando transferirla hacia Xana y ayudarla así a recuperarse.

Me sentí miserable. Se suponía que solo íbamos a investigar sobre los llamados “Guerreros de sangre”. ¿Cómo es que habíamos terminado de esta forma?

De pronto escuché el llamado de Bio. Como era de esperarse, él estaba vivo todavía, pero ¿y el Capitán? ¿Él estaba bien?

Intenté responderle al vampiro, pero justo en ese instante una lluvia de Kags entraron por el agujero en el techo. Creí que ahora sí moriríamos, sin embargo, no fue así. Esa manada salvaje corrió por todos los pasillos de las catacumbas, sin notar que yo estaba en un rincón oscuro, detrás de algunos escombros del techo.

Unos segundos después ya no había Kags cerca, así que salí del escondite y busqué a Bio. Nuevamente escuché su voz y eso me permitió saber su ubicación. Caminé hacia él y lo vi debilitado; la batalla con Amaterasu nos había dejado mal a pesar de que ella no luchó con todas sus capacidades, y eso era aterrador.

–Bio, ¿estás bien? –le pregunté justo antes de percatarme de que la respuesta negativa era más que obvia–. Supongo que no sabes dónde está el Capitán Werner, ¿no?

Me situé a su lado y me coloqué de cuclillas para estar a su nivel y examinarlo con la vista. Su cuerpo no parecía tener ningún daño, excepto por su cabeza cuyo vendaje improvisado se teñía de rojo.

–Atién… delo –dijo Xana en mi oído–. Estoy… mejor.

Sí que estaba mejor, pero esa mejoría era poca. Aun así, ambos sabíamos que Bio podría morir por hemorragia si no era tratado pronto.

A regañadientes la recosté en el suelo y luego coloqué ambas manos en la frente de Bio. No es que no quisiera ayudar al vampiro, pero obviamente prefería ayudar a la elfa.

–No lograrás hacer nada en este estado, así que quédate quieto, a menos que quieras morir por obstinado. –le aconsejé a Bio.

En unos segundos por lo menos podría cerrar la herida y detener la hemorragia, pero no gastaría más de mi tiempo para también no dejar cicatriz. Por ahora me preocupaba más Xana que otra cosa. Si ella estuviera bien, entonces estaría dispuesto a darle el tratamiento completo al vampiro. No obstante, tenía la sensación de que de todas formas no habría suficiente tiempo para recuperarse.

Invitado Dom Sep 23 2018, 00:10

Las noticias son confusas, pero todo parece indicar la victoria es de lo chicos buenos. Chimar sonríe sinceramente cuando escucha al asustado mensajero dar noticias a las tropas del puerto, nace una nueva era.

Puedes explicarme otra vez enano… ¿¡dónde estabas cuando arriesgaba el trasero tan valientemente!?

Observaba… con ojos transparentes.

Bien “lo agarra y le restriega el puño en la cabeza” ¡¡la próxima no te vuelvas invisible y ven a ayudarme!! “lo suelta luego de varios segundos mientras suspira” al menos trajiste manzanas, por eso tu castigo es leve.

Canel se sujeta la cabeza con cierta mueca de malestar pero no se queja, sabe que lo tiene bien merecido. También vale destacar que la acción de Maquiavelo fue más teatro que otra cosa, nunca se pasa con sus hermanos… aunque se lo merezcan.

Bueno “muerde la manzana” una historia más para la edda poética.

Tomará tiempo restablecer la ciudad a un mínimo escenario de control pero sin los vampiros rondando el ejército debería tener las cosas fáciles. Eso no significa que puedan prescindir de los independientes claro esta y esa es la razón principal por la que Chimar sigue fuera de su fortaleza.

Algo malo se mueve bajo la tierra.

Otra vez con… un momento, lo escucho también.

El enano genio se acerca hasta cierta tapa de alcantarilla descubierta justo a tiempo para observar una masiva horda de bichos raros recorriendo el túnel inferior, malas noticias para mucha gente sin sentido de la estética.

Odio cuando tienes razón Canel...

Luego de cerciorarse de que los bichos no vuelven a pisar un lugar recorrido el pequeño genio baja al subsuelo, la ciudad tiene una red subterránea enorme que aglomera alcantarillas y catatumbas ancestrales.

Es claro que el olor no cambia sin importar cuanto tiempo se pase lejos de este sitio “suspira” avísame si viene el enjambre enanito.

No es un enjambre, es una horda.

De forma automática el joven intelectual niega con la cabeza, si Dem aprendió a comportarse tiene fe en que su otro hermano brujo pueda llevar conversaciones decentes sin arquear cejas en los demás.

¿Algún ser vivo y menos feo que los perros raros por aquí?

Ircan Dom Sep 23 2018, 00:41

-Tenías que poner todo tu peso sobre mi... ¿verdad? - me quejé por octava vez mientras caminaba apoyándome en las paredes de las casas llevándome la otra mano a la espalda.

-No te estabas quieto, jefe. - respondió Toro despreocupado. -La próxima vez evitaras que te encandile una vampiresa buenorra.

-¡Como si hubiese tenido alguna opción! - salté mirándolo furioso y levantándole el puño para acto seguido llevármela de nuevo a la espalda. -¡Ay! ¡A partir de ahora estarás a dieta!

-¡Eh jefe! ¡Que con eso no se juega!

Pero antes de que pudiera seguir aquella interesante conversación ambos escuchamos el sonido de centenares de patas dirigirse hacia nosotros. Como por arte de magia, de una esquina comenzaron a aparecer decenas de kags que se dirigían hambrientos a por nosotros.

-¿¡Pero de dónde salen estos!? - exclamé al tiempo que desenvainaba mis aceros.

-¡Ni idea! - Toro desenvaino el mandoble y lo clavó en el suelo al tiempo que daba un fuerte bramido al tiempo que su forma cambiaba creando a su alrededor un aura terrorífica¹. -Pero nosotros no seremos sus presas. ¡Será al revés!

Por el efecto de la terrorífica figura de Toro , las criaturas comenzaron a dar media vuelta huyendo del hombre bestia que cargaba contra ellas, con aquella endemoniada aura.

-¿Es que el mal no descansa nunca? - di un suspiro y seguí mi compañero a la caza de los kags. Era evidente que no podíamos dejarlos sueltos por la calle, muchos inocentes pagarían por ello.

En nuestra persecución pude ver el rastro que había dejado la guerra en la ciudad: Casas quemadas, cadáveres a medio comer o calcinados dispersos por las calles, destrucción... Era una visión infernal lo que en otra hora habían sido calles llenas de gente y vida.

"Los informantes deberíamos haber actuado antes... Hemos fallado a nuestro deber..." me mordí el labio y seguí corriendo dejando atrás el sentimiento de culpa, ya lo recobraría luego.

Cuando ya estaba ya a punto del desmayo por la trepidante carrera vi como a los kags se los tragaba la tierra, literalmente. Sin previo aviso, el suelo se abrió a sus pies y todos cayeron hacia las profundidades de la ciudad.

-¡Han entrado en las catacumbas! - le grite a Toro.

-¡Eso es malo! - respondió el mercenario sin perder ritmo. - Si crean una madriguera está ciudad estará perdida. ¡Tenemos que seguirlos! - y sin más salto al agujero, escuchándose a los pocos segundos el estruendoso sonido que hizo al hacer pie con todo su enorme cuerpo.

-Genial... - seguí a mi compañero en un salto, pero yo no tuve tanta suerte y al dolor de la espalda tuve que añadir el de las rodillas al darme con ellas contra el suelo. - Mierda...

Apreté los dientes y maldije para dentro. Intentando recuperarme del dolor, o al menos fingiendo hacerlo, alcé la mirada y pude ver que no eramos los únicos allí. No había kags, había personas y...

-¿Bio? ¿Eres tu?

Me acerqué para cerciorarme que no me había confundido y que en efecto era el vampiro que me había permitido formar parte de los informantes.

- ¡Si! ¡Eres tu! ¿Qué te ha pasado? - pregunté cuando fui consciente de la herida que tenía en la cabeza y que le estaba curando al que a todas luces parecía ser un elfo. - ¿Quienes sois vosotros? - señale también a la elfa que parecía no encontrarse muy bien. -¿También perseguís a los kags? ¿Os han atacado?

**Bio** Lun Sep 24 2018, 07:00

Estaba muy atontado por los golpes recibidos, sentía como si me hubiese atropellado un barco, uno enorme -¿Qué es Werner?- Pregunté mareado antes que el pingüino brillante con voz de Rauko comenzara a sanarme -Creo que no veo bien- Dije con los ojos entrecerrados y viendo cómo se distorsionaba la cara de aquel personaje, a veces más larga, a veces más ancha, hasta que al final comenzó a tomar forma definida.

En medio de la conmoción escuché llegar a alguien más, uno cuyas pisadas retumbaban en todo el lugar, y otro cuya voz me resultaba familiar -¿Qué es Bio?- Respondí a su pregunta con otra pregunta antes de levantarme cuando la magia del elfo terminó de recuperarme, me levanté de un salto y mareado volví al piso antes de decir pío, ciertamente no era mi día más saludable y posiblemente tardaría un buen rato en reponerme.

Llevé la mano a mi frente, aún tenía la herida pero al menos ya no parecía que se me iban a salir las tripas por la frente, había dejado de sangrar al menos, apreté el trapo en mi frente para hacer presión y evitar que pasara a peor pero luego volví a levantarme aunque con más cautela -Kags, sí, esas cosas, entraron muchos, no sé de dónde, pero no deben quedarse- Respondí algo agitado -Las catacumbas son el escondite de muchas ratas y delincuentes, pero también hay buenas personas que no tienen a dónde ir, ellos no tendrán cómo defenderse si son atacados, debemos detener… los…

Mi vista se volvió a nublar por un instante pero volvió rápido -Hay alguien más ahí- Señalé sin poder ver más que un par de siluetas difusas y pequeñas -Adelántense un poco, yo los alcanzaré- Recosté mi mano a la pared para respirar un rato y recobrar mis fuerzas. En ese instante se escucharon gritos y objetos cayendo -Ya encontraron sus primeras víctimas y no van a detenerse- Advertí antes de ponerme en movimiento al poco ritmo que podía avanzar.

Varios pasillos por delante de nosotros, una parte de la manada de kags hacía destrozos con la mercancía de un indefenso vendedor, uno que no dudó un instante en correr por su vida dejando atrás su mercancía, tristemente su mercancía estaba compuesta de adolescentes de ropas mermadas y una marca de esclavitud en sus muslos que tristemente serían el primer plato de aquellas bestias.

**Rauko** Mar Sep 25 2018, 23:50

Repentinamente algo pesado cayó del agujero y di un respingo. Llevé una mano a la empuñadura de mi espada y examiné rápidamente al par de intrusos: un hombre-toro enorme y un encapuchado que necesitaba practicar sus aterrizajes.

–¿Chucho? –me pregunté a mí mismo, en voz baja, entrecerrando los ojos para intentar ver si el encapuchado era Chucho, pero la oscuridad del lugar no ayudaba–. ¿Eh? ¿No me recuerdas, Candau? –fue mi respuesta a su pregunta–. Vamos, soy Rauko, el elfo que te ayudó a buscar la copa dorada y asesinar a la sirena ermitaña que le cantaba a su colección de cráneos.

Dicho en voz alta… eso sonaba un poco a locura. Tal vez debí decirlo de otra manera.

Concentré energía de luz en mi mano para que este sirviera de linterna improvisada, logrando así iluminar lo suficiente para percatarme de que el encapuchado no era Chucho.

–Oh, vaya, de verdad no eres Chucho… En ese caso: Hola, soy Rauko –me presenté y después señalé a mi compañera– y esta de aquí es Xana. –Ella, todavía recostada en el suelo y con las pocas fuerzas que tenía, levantó una mano para saludar y forzó una sonrisa–. Somos amigos de Bio. –El vampiro intentó levantarse y seguidamente impactó con el suelo–. Hey, cuidado –increpé–, casi caes sobre Xana. –Me coloqué de cuclillas al lado de la elfa y puse mis manos en su abdomen para transferirle más de mi energía.

Fue entonces cuando llegó el momento de ser un héroe y salvar a los habitantes de las catacumbas. Pero ¿por qué? ¿No fue suficiente con derrotar a Amaterasu? Yo ya tenía flojera hasta de seguir respirando ¿y ahora debía luchar más?

Bio señaló a dos nuevos intrusos, esta vez un par de pequeños. Miré a la dirección de estos e identifiqué a uno, aunque no recordaba muy bien su nombre.

–¡Shimar, hola! –Levanté una mano para saludar y luego volví a colocarla en Xana–. Parece que siempre nos encontramos cuando hay problemas, ¿eh? Tal vez que estemos cerca es un presagio de cosas malas –bromeé, suponiendo que a eso se le pudiera llamar “bromear”.

Pronto todos comenzaron la cacería de Kags, pero yo no me moví: permanecí con Xana, quien, por desgracia, al notar mi presencia aún con ella, abrió la boca para decir algo que yo no quería escuchar.

–… Ve. No te… preocupes por… mí. –Me mostró un pulgar arriba–. Estaré… bien. –Creó una esfera de luz y la hizo levitar frente a ella, intentando decirme con ello que tenía suficiente poder para protegerse, aunque no me pareció convincente de todas formas.

No obstante, no me quedé con ella precisamente para cuidarla, sino que ella era una excusa para no tener que seguir luchando. Pero, si no quería verme mal, ya no había de otra que ser un héroe.

Asentí con la cabeza, desenvainé mi espada y seguí a los demás.

Así llegué al lugar donde los Kags masacraban a unos adolescentes, sin duda esclavos, cuya sangre comenzaba a verse por doquier.

–Maldición –murmuré, tanto enojado como triste e indignado por la horrorosa escena ante mí.

Dejándome llevar por mis sentimientos no pensé en ningún plan y simplemente me lancé a la batalla. Salté hacia un Kag y caí sobre él, sobre su coraza. Tratando de no perder el equilibrio, con una mano me sujeté de él y con la otra agarré la espada, la cual clavé en uno de los costados del animal, derribando a este al instante.

De inmediato salté hacia otro, pero los movimientos violentos de este nuevo Kag me impidieron aterrizar bien sobre él y fui de su espalda al suelo. Por suerte reaccioné rápido y amortigüé la caída con mis brazos, para luego rodar, levantarme y realizar un corte horizontal para seccionar las dos patas zurdas de un Kag.

Desafortunadamente eran demasiados Kags para mí solo. No, tal vez para todo el grupo. Así que, a menos que contáramos con un poder bastante destructivo, necesitábamos un buen plan.

Invitado Sáb Sep 29 2018, 17:27

Chimar junto con Canel avanzan hasta donde se escuchan golpes y voces, no les toma mucho encontrarse rodeados de personajes variopintos. El enano genio ya conoce a varios de ellos… aunque algunos no sepan pronunciar bien su nombre.

Es Chimar…

Recuerda a Rauko, tuvo una aventura extraña con él hace meses. Parece que sigue conservando a su compañera elfa y es que dicho personaje es tan útil como el diminuto brujo ilusorio que ahora sigue al inventor a todas partes.

Bio sin duda es el que se ha llevado la peor parte, este individuo a compartido algunas aventuras con Chimar. Aunque siempre termina herido puede resultar muy útil mientras sigue funcionando debido a su voluntad.

Los otros dos si son desconocidos para el joven intelectual, un hombre toro y su amigo con pinta de humano corriente. Al menos no se puede decir que no llevan musculo a la batalla, con el hibrido tendrán medio camino ganado.

Parece que todos estamos aquí por la misma razón jeje.

Todos quieren evitar lo inevitable…

Canel siempre tan optimista, su hermano mayor planea al menos salvar parte del conglomerado subterráneo. Este último no logra evitar preguntarse si los ladrones siguen funcionando bajo la ciudad, escucho rumores extraños pero no pueden ser reales bajo ningún concepto.

Varios gritos ponen en alerta a todos, al final es Rauko quien lidera la marcha hasta que llegan a un escenario grotesco. Esclavos asesinados por la horda de bichos demenciales, bestias que despiertan el interés en…

¡Quiero uno!

¡Quiero uno!

Ambos niños hablan al unísono, las criaturas que tienen delante les parecen geniales. ¿Qué se puede decir?, los mocosos tienen una forma de pensamiento extraña que suele apreciar en forma distinta la realidad.

El elfo se lanza a la batalla y aunque consigue un buen inicio pronto se ve superado por el número de hostiles, literalmente se enfrenta al cumulo de bichos solo en lo que parece un claro acto suicida.

De acuerdo “suspira” enanos al rescate y todo eso jajaja.

Segundos después Maquiavelo arroja su esferita metálica al mayor cumulo de bichos, tarda poco en explotar liberando su terrible poder. Muchos seres del desierto terminan volando en todas direcciones mientras el doble languidece aturdido.

Off:

Ircan Jue Oct 04 2018, 02:02

No podía imaginarme que tras una guerra se iba a reunir tanta gente con ganas de luchar... bueno... Ganas no había muchas, pero si existía cierta obligación. La única persona que conocía estaba completamente fuera de combate tenía que confiar en una persona que me había llamado...

-¿Chucho? - le miré extrañado mientras el lobo de mi interior rugía amenazando con comérselo por tal insulto. - Mmmm... - me llevo la mano con un dolor de cabeza como los de antes, al parecer el lobo ha se siente muy ofendido, pero ya hay demasiado cuadrúpedos sanguinarios sueltos como para añadir uno más. - No, me temo que te has equivocado. - cierro los ojos cuando me apunta con una luz y se da cuenta de su error. -Un placer. - conseguí decir cuando volví a recuperar la vista añadiendo un ademán con la cabeza. - Yo soy Ircan, y el es Toro. - agregué señalando al hombre bestia que aún seguía manteniendo los efectos de su aspecto.

Mientras la conversación tenía lugar y Bio comenzaba a delirar, aparecieron dos personas más... bueno... personas... más bien era niños ¿Por qué estaban ahí? ¿Estarían huyendo de algo? Y mira que no era el más indicado para hablar en ese momento, tenía diecisiete años así que... Pero parecen que todos se conocen, los únicos fuera de lugar al parecer eramos Toro y yo.

Pero los problemas, y el motivo por el que había llegado ahí, no tarda en reclamarnos con nuevos gritos provenientes del pasillo a nuestra izquierda. Lo que hizo que Toro y yo nos miráramos de forma cómplice, de una forma indirecta eso era culpa nuestra.

-Vamos.

Salimos corriendo mientras Rauko y el inconsciente Bio se quedaban atrás, aunque el primero no tardó en alcanzarnos.

"Es rápido..."

Al llegar a la fuente de los gritos la escena era demoledora. Había gente de mi edad encerrados en jaulas y estaban siendo devorados por los kags que las comenzaban a destrozar y a morderles a través de los barrotes.

"O no..." pero todo eso se paralizo cuando ambos niños dijeron que querían una de esas criaturas. - ¿Estáis locos? ¡Si son casi más grandes que vosotros! - me quedé mirándolos incrédulo. "¿De dónde habrán salido? Sin lugar a dudas no son niños normales."

Y vayan si no lo eran. Después de que Rauko se lanzará heroicamente contra los kags, con buenos resultados iniciales que pronto se convirtieron en una situación complicada para él, uno de los niños, el que decía llamarse Chimar, sacó una especie de esfera y la lanzó al medio de la jauría. A los pocos segundos está exploto repartiendo kags y vísceras a partes iguales. Fui echado hacia atrás por el impacto de aquella visión y por la sorpresa de la explosión, ¿en dónde me había metido?

-¡Vamos jefe! - Toro rugido, y aún imbuido por su aspecto infernal se abalanzó sobre los kags zarandeando el mandoble como si fuera una honda, despachando caninos con la misma que un campesino siega el trigo con su guadaña.

Toro reía como si aquello fuera divertido y no tuviera otra razón para su existencia, lo que no dejaba de ser espeluznante. Pero eso, unido a su aspecto y al bomba provocó que la manada sintiera que lo mejor era volver a desplazarse por los túneles. Eso no dejaba de ser malo, pero al menos ya habíamos salvado a las primeras victimas de la noche.

Yo por mi parte me centré en romper las cerraduras y en ayudar a salir a aquellos que habían sido alcanzados por los kags.

-¿Estas bien? - le dije a una chica de mi edad que tenía una marca en el muslo que me dejó horrorizado. - No te preocupes, ya eres libre. - le tapé la marca con la mano. - Nadie podrá arrancarte tu libertad. - miré al elfo. - Rauko, ¿tu no puedes hacer nada para borrar estás marcas? Los elfos pueden sanar este tipo de cosas, ¿no?

"¡No digas tonterías! ¡Los kags se escapan! Son la prioridad ahora mismo. Ves a matarlos y deja de jugar al heroe bonachon e imbeil." ladró el lobo en mi interior intentando romper mi determinación.

-Si hace falta cazaré yo sólo a todos los kags... - eso iba más para el lobo que para los demás. - Pero está gente también merece ser salvada...

**Bio** Vie Oct 05 2018, 07:23

No iba a negarlo, me extrañaba un poco que Rauko conociera al pequeño humano y su amigo rarito, el elfo resultaba ser más popular de lo que pensaba, aunque no era momento para pensar en esas cosas, las presentaciones habían sido cortas pues el peligro frente a nosotros demandaba reacciones veloces -De prisa, vayan a…- Ni siquiera hizo falta terminar de decirlo cuando los jovencitos se lanzaron al ataque, definitivamente no dejaban de sorprender, a este paso les daba unos dos o tres años de vida como mucho, una pena.

Gracias a la magia de Rauko, la herida en mi frente dolía menos, aunque no dejaba de ser una molestia, apreté la cinta que llevaba en mi cabeza para evitar que se me salieran los pulmones por la frente y comenzé a correr detrás de Ircan y su cornudo amigo; al llegar al origen de los gritos encontramos una escena espeluznante, y es que los mercaderes de esclavos habían escapado dejando atrás sus “mercancías”, jovencitos y jovencitas marcados para ser vendidos con fines que resultaba más sano no imaginar.

Retrocedí un par de pasos ante la explosión causada por los niños mientras algunos kags pasaban volando sobre mi cabeza, otros que habían quedado ligeramente aturdidos en el suelo se levantaba sacudiendo la cabeza solo para ser rebanados por el arma del hombre bestia -Vaya, necesito un amigo como ese- Y sí que me ahorraría mucho trabajo, aunque no era momento de ponerse a pensar en esas cosas, las criaturas comenzaron a correr en cuanto el primero de ellos lo hizo, tal vez como animales de manada necesitaban seguir a un líder, algo que tal vez podría resultar de ayuda… O podríamos solo dejar que el cornudo los matara a todos, parecía divertirse.

Los que no parecían divertirse en absoluto eran las víctimas de los esclavistas -Déjame ayudarte- Dije acercándome a Ircan pero al instante estalló el pánico en la chica más cercana -Colmillos, colmillos- Me señaló aterrada -Es uno de ellos- Coloqué una mano en mi boca para ocultar el rasgo más revelador de mi raza y no es que fueran fáciles de notar, definitivamente era una chica muy observadora, o había tenido que aprender por las malas a reconocer a aquellos que le hacían daño -No, espera, no soy un… bueno, supongo que sí soy… pero no…- Era difícil explicar, tan difícil como imaginar lo que habían tenido que sufrir estas personas durante el tiempo que la cuidad había estado bajo el control de los vampiros.

Pronto otros se fueron sumando al ataque de pánico colectivo, algunos incluso me señalaban mientras se aferraban a sus jaulas y se negaban a salir -Ok, está bien, me alejaré- Retrocedí lentamente con las manos en alto hasta que una piedra golpeó mi espalda haciéndome arrugar el rostro, miré atrás y otras víctimas tomaban escombros para lanzarme -Es uno de ellos, es uno de ellos- Repetían y aunque resultaba molesto, al menos parecía dar ánimos a otros de salir de sus jaulas recién abiertas para lanzarme cosas.

Tristemente, no podía culparlos, intentaba esquivar tantas piedras como podía pero pronto comenzaban a superarme -Pues, sí, acabamos de salvarlos de una loca nigromante devora almas, de-na-da, ingratos- Fue lo que dije antes de ser interrumpidos de nuevo por más gritos, las bestias parecían haber encontrado un nuevo festín, esta vez los gritos venían de mujeres más adultas.

Tras un largo pasillo, un hombre obeso golpeaba a una mujer de ropas roídas y maltrechas, pero el mismo, por mero capricho del destino, los kags saltaron sobre él en primer lugar devorándole el rostro, pero luego sin duda irían por la mujer que reposaba en el piso indefensa o por sus compañeras que asustadas observaban desde el local que les servía de burdel barato, al menos ya quedaba solo un poco más de la mitad de la manada de animales.

**Rauko** Sáb Oct 06 2018, 20:15

–Oh…, no –murmuré, temiendo que la esfera realmente fuera una granada–. ¡Oh, no! –grité cuando Chimar arrojó la esfera.

Sin pensarlo di un enorme salto para alejarme del explosivo, a pesar de que ya me encontraba a una distancia posiblemente segura.

Segundos después hubo una explosión. Salieron volando partes de Kags en distintas direcciones, mientras algunos de estos animales, los cuales sobrevivieron con mutilaciones o estaban aturdidos, intentaron huir cuanto antes.

–Vaya, Zhimar, eso fue asombroso –felicité al pequeño, pronunciando mal su nombre a propósito, solo por simple capricho mío.

Me lancé al ataque y decapité rápidamente a dos kags. Luego mi atención fue puesta en Toro. Ahora que lo observé en un lugar más iluminado, no pude evitar sentirme intimidado por algún motivo. De hecho, me aparté de forma instintiva cuando lo vi venir a mi dirección aniquilando a todos los kags en su camino. ¿Dónde estaba él y Chimar cuando tuve que luchar contra Amaterasu? Con ambos hubiera sido más fácil.

Sacudí mi cabeza para volver a centrarme en lo importante: exterminar a los… Bueno, pensándolo bien, tal vez Toro podría encargarse de eso solo. Por ello preferí ayudar a Ircan.

Entonces noté que, en vez de hablar con cualquier esclavo, Ircan prefirió hablar con una chica de, aparentemente, nuestra misma edad. Él sabía que lo primero era ganarse la confianza de los esclavos, que, además de ser menores de 15 años, seguramente tendrían traumas y desconfianza hacia cualquiera.

Por esto, aprovechando sus encantos masculinos, Ircan se acercó a la esclava, la cual lo vería como alguien atractivo y, por tanto, podría confiar en él con más rapidez que cualquier otro. Y mientras ella, la mayor del grupo, confiara en nosotros, los demás serían más propensos a confiar también.

¡Ese Ircan era un genio! Lo pensó tan bien que hasta sentí envidia de su rápido razonamiento lógico… Aunque puede que yo estuviera sobrepensando una simple casualidad, ¿quién sabe?

–Sí puedo –respondí a Ircan–, pero me tardaré un poco con cada esclavo; estas marcas no son exactamente poca cosa –agregué, guardando mi espada.

Repentinamente Ircan dijo algo que no parecía ir dirigido a mí. ¿Acaso tenía amigos imaginarios, sufría de esquizofrenia o tenía alucinaciones? Sea como sea, preferí no responder.

Y antes de que mis manos tocaran a algún esclavo, estos se alarmaron cuando Bio se acercó.

–¡Oigan, cálmense, no teman! –exclamé, colocándome entre los esclavos y el vampiro, con los brazos extendidos hacia los lados–. Él ha arriesgado su vida incontables veces para proteger a inocentes. Incluso tiene su propio orfanato donde cuida a niños sin hogar. De hecho, él nos rescató de las calles a mí, a este chico encapuchado y a los otros dos niños con nosotros; nos dio un techo y comida cuando no teníamos nada y nos crio como si fuéramos sus propios hijos. Así que no hay por qué temer. Están a salvo con nosotros porque haremos lo que sea para protegerlos.

Por lo menos lo último era más o menos cierto.

Entonces se escucharon gritos; alguien más estaba en peligro.

–Lo lamento, no podremos ayudarles ahora –les dije a los esclavos–. Pero escuchen bien: huyan por aquí. –Señalé el lugar por donde vinimos–. Ahí encontrarán a una elfa y ella los guiará a un lugar seguro. –Desenvainé mi espada extra, la cual no había usado en toda la noche, y se la entregué con ambas manos a la chica–. Toma, úsala si alguien es tan estúpido como para intentar arrancarte tu libertad.

Dicho eso emprendí una carrera hacia el lugar de los gritos y canalicé energía en las piernas para ganar más velocidad.

Por desgracia no había tiempo para alcanzar a la manada, así que di un salto potenciado. Una vez a la altura suficiente, concentré energía para crear un halo de luz frente a mí, halo que convergió en un rayo que impactó con fuerza en la cabeza del Kag que lideraba la ofensiva.[1]

El objetivo cayó inconsciente. Algunos tropezaron torpemente con él, formando así, de una manera un tanto hilarante, una montaña de Kags que bloquearía el camino para el resto de sus congéneres, los cuales se giraron para intentar volver.

(☞ﾟ∀ﾟ)☞ OFFROL ☜(ﾟ∀ﾟ☜)

[1] Habilidad nivel 0: Lente convergente.

Invitado Lun Oct 08 2018, 18:02

La granada de Chimar causa bajas entre los bichos pero nada comparado con el ataque masivo que desencadena su aliado hibrido, tiene un estilo del luchar que le vuelve una maquina asesina de área.

Viéndose con numerosas pérdidas la manada inicia una retirada masiva, dejan atrás decenas de cadáveres en pésimo estado a medida que corren hacia adelante como el cauce de un rio desbordado.

Ya con algo de tranquilidad los demás pasan a preocuparse por otras cosas, casi todas relacionadas con los prisioneros recién liberados. No cabe duda de que su vida ha sido miserable bastante tiempo.

Aunque las jaulas son abiertas muchos se niegan a salir por un nuevo motivo, la presencia de cierto vampiro entre sus salvadores. Maquiavelo mira de reojo al herido personaje aliado pero descarta cualquier peligro para su integridad o la de Canel, es tan bueno como Ralphy.

Al final los esclavos libres toman suficiente valor para arrojarle cosas a Bio, un intento de linchamiento bastante irónico si se tienen en cuenta todos los factores. Por suerte para el personaje en desventaja sus colegas intervienen.

Vale…

Chimar arquea una ceja ante la historia que redacta el elfo pálido… menudo cumulo de tonterías. Si hay alguien al que se le pueden endosar tales argumentos es al propio inventor, en este punto es como un orfanato no oficial para Lunargenta.

Gritos de pánico reclaman la atención de todos los personajes circundantes, los perros extraños se están desayunando a otro grupo. Todos concuerdan unánimemente que es tiempo de seguir la marcha.

Pronto todo queda en segundo plano, tienen nueva misión. El niño inventor cruza miradas con su hermanito pues deben seguir. Por lo menos la gente liberada ya está a salvo y tiene un futuro mejor a la vuelta de la esquina.

Avanzan al unísono aunque es Rauko quien toma la iniciativa al momento de luchar, no le van bien los nombres complicados pero al menos puede defenderse. Deja fuera de combate al primer hostil marcando el preludio de la nueva batalla.

Déjame hacerlo esta vez hermano.

Sin dudarlo un instante Maquiavelo de carta blanca a su amiguito, este último sonríe para luego comenzar a tocar su tambor. Con cada golpe crece su tamaño hasta alcanzar la altura de un gigante desencadenando que la horda pase a retirarse aterrada.

Jajaja, ¡Eres el enano más alto de la historia!

Off:

Ircan Mar Oct 09 2018, 22:04

Las buenas noticias se desvanecieron enseguida, al igual que la luz de la esperanza en los ojos de la joven. Me mordí el labio por la impotencia, había demasiadas personas que salvar y eramos tan pocos... Además, la condición de Bio hacía que todo fuera más difícil, aunque no fuera culpa del único vampiro que sabía que no era un monstruo.

-No deben desconfiar de él. - le dije a la chica antes de que se fuera armada con el arma facilitada por Rauko.

Apreté los puños y seguí con gran enfado al grupo, ¿porque le estaban ocurriendo esas cosas a aquellos que menos se podían defender?

Toro caminaba delante mía, aún con ese aspecto brutal, aún le quedaba algún tiempo hasta que desapareciera el efecto, entonces tendríamos un problema si no había conseguido reducir drásticamente el número de kags.

-Bio... ¿te encuentras mejor? Vamos a necesitarte para acabar con ellos. No podemos seguir jugando a este juego de persecuciones. - mire al vampiro cuando me puse a su altura. - Están dejando tras de si demasiadas victimas...

En ese momento, Rauko dio un gran salto ayudándose con una especie de impulso extra, cayendo luego, como un águila, sobre el supuesto líder de la manada de kags. Esto, a parte del bloqueo que se había producido en lo que parecía ser un cuello de botella, no sólo detuvo la carrera. Pero no evito que otros pasaran el estrecho hacia lo que parecía ser una especie de poblado, comiéndose nada más entrar a un hombre que golpeaba a una mujer. Ya estaba bien de victimas.

Me adelanté al grupo pasando entre las piernas de uno de los niños que ahora se había convertido en un gigante. Desenvaino ambas espadas y enfrento a un kag que me viene de frente. El lobo de mi interior y yo nos fundimos por un momento ante el movimiento, dándole un toque amarillento a mis ojos por un breve instante.

No os detuvimos y seguimos adelante, pero justo un segundo antes de que el kag nos alcance dimos un ágil y sutil salto en diagonal hacia un lado, bajando los aceros hasta su costado para dejarle dos lindas y profundas rajas. Sin tomarnos un respiro continuamos hasta el kag que amenazaba a la mujer. Me lancé deslizándome entre sus piernas ayudado por los líquidos asquerosos de aquella cloaca, aprovechando para cortar los tendones de las dos patas de su extremo derecho. Eso llamó su atención lo suficiente como para que se fijara en mi y no en la mujer. Me detuve derrapando, gracias al brazo y a mis pies, pero el kag lanzó una mordida con toda la velocidad que podía, pero salté para evitarlo, haciendo una pirueta en el aire que finalizó con un grito furioso que prácticamente mueve a mi espada a caer como un gran colmillo, empalando su cuello.

Me situé delante de la mujer mirando furioso al resto de kags, no iba a permitir que nadie más saliera dañado aquella noche, a parte de que todo aquello era culpa mía, si no hubiésemos atacado a los kags hubiese sido mejor... Negué con la cabeza, seguramente hubiesen atacado a otras personas, no había tiempo para pensar en aquello. Toro no tardó en llegar para darme apoyo con un gran bramido que hizo que aquellas bestias, ya dudosas con la presencia del niño gigante, ya comenzaran a dudar de nueco si enfrentarnos les iba a llevar a sobrevivir.

**Bio** Lun Oct 15 2018, 02:18

Las palabras de Ircan denotaban cierta preocupación, tal vez era tiempo de sacar pecho y hacer frente a aquella amenaza con la seriedad que se merecía o muchas personas podían salir lastimadas -Intentaré ser de más ayuda- Apreté los puños mientras aceleraba el paso dejando atrás a los asustados ciudadanos que me habían tomado como el objeto de su furia, frente a nosotros los gritos de aquella mujer aterrada. Rauko fue el primero en lanzarse al ataque desencadenando una serie de eventos que terminaron con los mismos kags bloqueando su camino.

Había entre las bestias uno con un aspecto peculiar, además de ser más grande que el resto, tenía una cicatriz que le recorría la mitad del rostro y sobre la cabeza un mechón de pelo dorado, ese mismo se giró marcándonos como su próximo banquete, hizo uno de esos raros sonidos de kags y otros tres se colocaron frente a él como guardianes pero antes que consiguieran alinearse todos, el pequeño niño raro comenzó a tocar su tambor al mismo tiempo que aumentaba su tamaño progresivamente, abrí los ojos pasmado de la impresión pero luego alcancé a notar que se trataba de una ilusión, y es que no podía ser explicado de otro modo pero por suerte los kags no lo notarían.

Quien no se quedó mirando aquella ilusión fue Ircan quien se lanzó de inmediato a luchar contra aquellas criaturas demostrando tener más ferocidad que ellas, los iba ponchando unos tras otros como si no hubiera mañana aprovechando el alboroto causado por la ilusión del grandulón, un par de kags intentaron escapar por los bordes alejándose del coloso pero rápidamente me puse frente a ellos para detenerlos, saqué mis dagas y me quedé quieto para atraerlos, al verlos bastante cerca me aparté a un lado e incrusté una de mis dagas en el cuello de uno dejándole una herida que lo mataría desangrado, el otro recibió una patada que lo hizo perder el equilibrio y caer, una vez en el piso lo agarré por una pata y lo estrellé varias veces contra los muros hasta que ya no se movía.

Lo solté y me recosté mareado a la pared, sacudí la cabeza y me puse en marcha, con lo débil que estaba no podría luchar mucho contra aquellas bestias, pero sin duda podría entretenerlas para que mis compañeros se encargaran de todo, corrí de frente hacia el líder de la manada evitando las fauces de los que me encontré por el camino -Hay que cortar la cabeza- Dije a mis compañeros esperando que me entendieran la idea, corrí directamente hacia el líder que estaba resguardado por sus tres fieles guardianes y que no tardaron en lanzarse sobre mí para protegerlo -Solo un poco más- Susurré mientras saltaba sobre ellos y continuaba corriendo -Vaya que son rápidos- Tal vez fuera por lo débil que me encontraba pero los malditos comenzaban a alcanzarme -Solo un poco más- Dije de nuevo mientras me lanzaba para caer a un par de metros del líder que se mantenía atento y soberbio, me di la vuelta para quedar boca arriba y detener a uno de aquellos animales que me había saltado encima.

Mis brazos comenzaban a flaquear y el animal parecía ser cada vez más pesado, regalé una patada en el hocico a otro pero el tercero sí logró morderme la pierna haciéndome soltar un grito, uno que le dolería más a ellos que a mí [1] mi magia no tardaría mucho en actuar, afectando al líder y sus guardianes además de cualquier otra bestia a menos de 5 metros, quienes comenzarían a sentirse más débiles y adoloridos por todo el cuerpo, un dolor psicológico y temporal que seguro mis compañeros aprovecharían para convertirlo en físico y permanente -Chiiicooooos- Les dije desde el piso esperando que me los quitaran de encima a tiempo.

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[1]Habilidad de Nivel 10: El Caos Reptante

**Rauko** Jue Oct 18 2018, 00:41

De pronto el compañerito de Chimar empezó a crecer hasta adquirir un tamaño gigantesco, logrando intimidar a los kags.

Debía ser una ilusión, pues no había más alternativas razonables para su crecimiento prematuro y exagerado. Pero saber eso no me era realmente importante, así que dejé de pensar sobre ello.

Ircan no se quedó atrás y se lanzó al ataque, haciendo gala de su habilidad como guerrero. Poco después Toro se acercó a su compañero, todavía intimidando a los Kags e incluso a mí mismo; con solo verlo a los ojos ya sentía un escalofrío recorrer mi columna y se me ponían los vellos de punta.

Ignorando eso decidí desacoplar mi espada de hojas duales para tener una cuchilla en cada mano. Luego concentré más energía en mis piernas y salí disparado hacia mis futuras víctimas.

Bio fue a por dos kags que se alejaron de la manada. Yo, por mi parte, aprovechando que el vampiro y el enorme hombre-toro habían llamado la atención, decidí atacar a los Kags distraídos, clavándole una cuchilla al cráneo de uno, decapitando a otro y seccionando extremidades del siguiente en mi camino.

En apenas un instante acabé con tres antes de que el resto se alertara e hicieran algo al respecto. Los kags, al tener a Ircan y a Toro por un lado y al niño gigante por el otro, decidieron intentar agruparse en el centro en una improvisada formación defensiva.

Pero Bio actuó con más rapidez y corrió hacia el aparente líder de la manada. Sin embargo, al final un kag cayó sobre el vampiro, deteniéndolo antes de que este lograra su cometido.

Flexioné ligeramente mis piernas, incliné mi cuerpo hacia adelante, fijé mi mirada en mi objetivo, empuñé las cuchillas con fuerza y, aunque lo siguiente me estaba desgastando más de lo que preví, volví a reunir más energía en mis piernas.

Emprendí una carrera, sin embargo, ahora era difícil llegar hasta el líder, pues había muchos kags estorbando en el camino. Así que, aunque no estaba completamente seguro de mis propias habilidades, opté por algo más acrobático: correr por encima de los kags.

Afortunadamente estos animales, además de poseer una coraza en sus espaldas, también tenían suficiente fuerza para resistir mi peso. Aun así, cuando creí estar a la distancia adecuada, preferí dar un potente salto para intentar caer directamente sobre el líder.

Y así fue.

Aterricé justamente sobre su cabeza, la cual, gracias a mi peso y la velocidad en mi caída, terminó estampándose contra el suelo. Luego esperé la reacción de los demás animales; tal vez tener al kag como rehén podría desencadenar un desenlace favorable. Sin embargo, estos no dudaron en venir a mi dirección para eliminarme. Al instante di el golpe de gracia al líder, clavándole mis dos cuchillas en sus sienes, dándole una muerte instantánea.

Pero esto tampoco tuvo un desenlace favorable.

Los kags que no habían sido afectados por la magia de Bio, al percatarse de la muerte de su líder, entraron en pánico y corrieron sin control hacia todas direcciones. No tenían a quién seguir. Tampoco sentían que estarían a salvo si permanecían en grupo. Solo sabían que debían huir por cualquier camino que pudieran tomar.

Invitado Vie Oct 19 2018, 00:42

Con Canel haciendo su numerito de magia el pequeño genio destina esfuerzos en acabar hostiles de forma independiente, hace que su ballesta disminuya el tiempo de recarga para luego despachar engendros en seguidilla.

Sus aliados no se quedan atrás, realizando tareas individuales con el objetivo de dañar severamente a la horda. Consiguen bajas aunque centran esfuerzos en un elemento particular, el alfa.

A Chimar le hubiera gustado darle el golpe de gracia a tan imponente bestia, pero al final es el trabajo conjunto quien se gana la medalla. Ircan le localiza, Bio abre el camino y Rauko dispensa un certero golpe final.

Con el líder muerto los seres emprenden una retirada masiva, huyendo en todas direcciones sin seguir patrón especifico. Resulta obvio que lograron su objetivo de salvar vidas inocentes en el mundo subterráneo.

El niño brujo vuelve a tocar el tambor y lo hace hasta que recupera su tamaño normal, es una pequeña caja de sorpresas. Su hermano le alborota el cabello por un trabajo bien hecho antes de acercarse al resto del grupo.

No creo que sean una amenaza ahora… dudo que haya más de un alfa por horda.

Una simple deducción lógica pues las criaturas del desierto no son su especialidad, tendrá que bastar como opinión profesional. En segundos la sección queda despejada de animales, estos simplemente corren obviando todo.

Es claro que sin su líder no tienen la voluntad necesaria para andar atacando, aunque mantienen un número alto es posible que se esparzan a los cuatro vientos. Quizás traten de volver al arenal aunque es un largo camino.

Él era su fuerza, ahora que están solos tienen miedo.

Chimar mira entonces al grupito de aventureros unidos por el momento, algunos tendrán cicatrices para recordar la experiencia… es difícil saber si queda un sitio en el cuerpo de bio para albergar otra pero se le da el beneficio de la duda.

Buen trabajo frijoles, casi tan bueno como el que haría un niño “sonríe con malicia”.

No pudo evitarlo, es un enano al final. Parece que las cloacas vuelven a ser un lugar seguro, entre comillas obviamente pues se manejan muchas cosas feas debajo de la ciudad. Es suficiente con decir que nada se intentara comer a los desafortunados.

¿Y ahora qué?... ¿No piensan invitarle una comida a estos pobres niños huérfanos? “pone cara de mocoso bueno”.

Ircan Dom Oct 28 2018, 15:33

Bio entró en acción, y como era de esperarse de alguien como él, eso dio un resultado vital a la batalla. Su actuación en busca del jefe de la manada fue la que nos dio la esperanza de acabar con todo aquello de un golpe. Me intenté acercar para ayudarle, pero cuando Bio gritó me sentí mareado y caí irremediablemente al suelo junto a Toro, que había perdido los efectos de su forma espectral y ahora se había debilitado, por lo que el chillido de Bio fue la ultima estocada a su resistencia.

Por suerte para nosotros, el resto de compañeros no se vieron afectados por el grito puesto que estaban más alejados del vampiro. Gracias a ello, el elfo consiguió acercarse al alfa usando las cabezas y cuerpos de los kags como puente y trampolín. Aunque mareado, pude ver como las hojas de Rauko atravesaban la cabeza del animal clavándola al suelo al instante. De no haber sido tan rápido seguramente Toro y yo hubiésemos tenido muchos problemas con el resto de kags que no habían sido afectados por el grito.

Sin su líder, los pocos kags que habían quedado ahora se mostraban dubitativos y comenzaron a huir desperdigados, sin un claro rumbo, por las salidas que ofrecía aquella galería de las catacumbas.

Al parecer nos habíamos ganado un momento de tranquilidad, pero... ¿había acabado nuestro trabajo? Los kags seguían en el as catacumbas y aunque ahora iban en grupos muy pequeños sin un líder claro, no podíamos dejarlos a sus anchas sin control, pues a lo mejor era cuestión de tiempo que apareciera otro líder o crearan sus propias guaridas en las catacumbas, lo que daría un resultado catastrófico a futuro.

Una vez recuperado me acerqué para ver si la mujer que había sido atacada se encontraba bien. Tenía algunos arañazos y en su rostro aún seguía marcada la expresión del terror a la muerte, pero no era nada que el tiempo o unas cuantas vendas limpias no pudieran curar.

-Creo que es un buen momento para huir señora. Creo que es el mejor momento para que usted y sus compañeras puedan encontrar una vida alejada de la oscuridad de este lugar. - le dije en referencia al improvisado prostíbulo a mi espalda.

Me giré a la improvisada comitiva que habíamos formado escuchando las palabras de uno de los niños, Chimar había dicho que se llamaba.

-Creo que es pronto para eso. - le sonreí. - Puede que ahora en pequeños grupos no sean una gran amenaza como antes, pero si que lo serán para gentes que anden en solitario, o más aún si establecen guaridas o aparece otro alfa. Creo que deberíamos acabar con ellos antes de que eso pase. - miré a todos. - Nosotros vamos a hacerlo. - señalé a Toro y a mi. - ¿Alguien más?

**Bio** Miér Oct 31 2018, 00:26

Me alegró ver que los esfuerzos no fueron en vano, un excelente trabajo en equipo ayudó a neutralizar al líder de la manada causando que el resto de las bestias huyeran en varias direcciones; me senté en el piso tomando aire para relajarme un rato mientras que Chimar pedía celebrar por el éxito en la empresa, sin embargo en un instante Ircan nos devolvió a la triste realidad, aquellas criaturas seguían siendo un peligro y si estaban asustados no dudarían en atacar a quien se acercara -Rayos- Di un golpe al piso con los puños y me levanté para aclarar la triste realidad -Me temo que por ahora la situación nos ha sobrepasado, esas cosas han corrido en todas direcciones- Señalé con pocas esperanzas -Difícilmente podremos con esto siendo tan pocos.

Y justo cuando solo me estaba imaginando el peor de los escenarios, una voz resaltó entre los curiosos que comenzaban a asomarse -Si necesitan ayuda, mis colaboradores y yo, podemos ofrecerla- Giré repentinamente para ver a aquella harapienta mujer con ropa andrajosa, su aspecto tétrico y descuidado le restaban mucha feminidad y de no ser por la voz habría estado seguro que se trataba de un hombre, incluso se escuchaba más ruda que yo -Pero desde luego, habrá un precio por ello- Desde luego, estando en las catacumbas era demasiado bueno para ser cierto que alguien nos ayudara sin pedir algo a cambio.

No obstante, necesitábamos toda la ayuda posible y dinero no era algo que me faltara -Yo pagaré tu precio, necesitamos la ayuda- Dije confiado ignorando por completo lo que iban a pedirme, o más bien, a pedirnos.

Para ustedes, estas criaturas son un misterio, pero para nosotros los norgedos, son simples mascotas- Con mucha confianza cubrió su boca con las manos y comenzó a gritar de manera extraña al tiempo que algunos sujetos más entre los curiosos y con el mismo aspecto harapiento que ella, se movían en dirección a donde habían ido las criaturas.

¿Pero qué rayos hacen? No hay tiempo para tonterías- Dije de mala gana dándome la vuelta para comenzar la búsqueda por mí mismo pero para mi sorpresa, las criaturas venían de regreso corriendo como una estampida; sin su líder seguían desorientados pero venían tras los sonidos que hacía aquella mujer y mientras tanto sus colaboradores se encargaron de atraparlos, resultaba difícil saber cuántos eran sus colaboradores pues se movían entre la multitud de curiosos que ahora nos rodeaba, lo que les daba una molesta ventaja.

Algunos de los kags se resistieron cuanto pudieron pero fueron asesinados, otros simplemente fueron más dóciles y acabaron por ceder al verse atrapados por cuerdas y redes, no recordaba cuántas de aquellas criaturas habían escapado pero seguramente estaban ahí casi todos ellos cuando la mujer levantó su mano y un silencio se adueñó de la escena -Y como acordamos, hay un precio por este trabajo- Había hecho casi todo el trabajo por nosotros y aunque me alegraba, me sentía también inseguro, más aún cuando comenzó sus demandas -Demandamos como pago… al vampiro- Me señaló directamente -Y a los mocosos- Señaló luego a los dos infantes del grupo, un precio bastante elevado para lo fácil que les había resultado, sin duda se estaban aprovechando de la situación -¿Y si nos negamos?- Pregunté con curiosidad, seguramente sacarían mayores ganancias vendiéndonos como esclavos, que lo que pudiéramos pagar en aeros.

Como si fuera una demostración de poder, bastó una seña para que uno de sus secuaces liberara a uno de los kags, el cual apenas escuchó sus sonidos, comenzó a gruñirnos de manera amenazante -¿Y si se niegan?- Rio confiada -No querrán intentarlo- Y así era como resolvíamos un problema metiéndonos en otro peor.

Norgeda desterrada:

**Rauko** Jue Nov 01 2018, 03:38

Al principio tuve un mal presentimiento, pero todo fue mejor de lo que esperaba. Aun así, aún no habíamos terminado, aún debíamos cazar. Todo para salvar a unos civiles, y no todos ellos merecían nuestro altruismo.

Suspiré. Quería descansar después de todo lo ocurrido en esa noche tan problemática, pero mi tediosa obligación moral no me lo permitiría.

El niño gigante recuperó su tamaño original y él, junto a Chimar, nos dijeron que era hora de celebrar. Por un momento pensé en seguirles la corriente y olvidarme de los kags. Hasta acoplé el par de cuchillas para tener una sola espada y guardarla. Sin embargo, Ircan nos hizo entrar en razón.

–Bueno, no podré dormir en paz si dejo a esos kags sueltos, así que… –expliqué de forma relajada, para luego señalarme con el pulgar y esbozar una sonrisa desafiante– cuenta conmigo.

Pero eso llegaría hasta ahí, pues Bio explicó que no lo lograríamos. Eso significaba que ya tenía mi excusa para irme a casa a descansar y comer biusas. Era lo que deseaba. No obstante, a pesar de esto, no estaba cómodo con este final.

Repentinamente, unos cuantos extraños aparecieron y nos ayudaron a cambio de un “precio” que debíamos pagarles. Permanecí en silencio, solo mirando cómo estos personajes atraían a los kags para asesinarlos o capturarlos con una facilidad envidiable.

Fue luego de eso que exigieron como pago a Bio y al par de niños. Lo peor era que ahora ellos tenían a unos cuantos kags bajo su control. Estábamos en desventaja y, si ellos lo deseaban, no podríamos ni negarnos a entregarles nuestros anos. Por suerte no querían eso de nosotros… ¿cierto?

–¿Qué planean hacer con ellos? –inquirí.

–Eso no te incumbe a ti –respondió la mujer–, a menos que quieras unírteles –agregó maliciosamente–, pero sé que no querrás eso.

Apreté los puños. Esto no me gustaba para nada, pero ¿qué podía hacer al respecto?

–Ahora sígannos –les indicó a sus tres nuevos esclavos, mientras iniciaba su recorrido hacia algún lugar–. Y será mejor que nadie más nos siga, a menos que quieran ver morir a estas personas –sentenció, refiriéndose a los espectadores que solo observaban por curiosidad.

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–Tranquilos, están a salvo ahora –dijo uno de los médicos encargados de ayudar a los heridos en la guerra–. Nosotros les ayudaremos. –Hizo una señal a sus compañeros para que atendieran al grupo de adolescentes que llegaban.

Xana, tras guiar a los esclavos a un lugar seguro, se preguntó si debía volver a las catacumbas o debía ser atendida por los médicos. Después de todo, todavía seguía débil, pero no podría sentirse tranquila sabiendo que yo seguía arriesgando mi vida.

Se mordió el labio, sintiéndose asquerosamente impotente.

En su estado no sería de demasiada ayuda. Eso lo sabía muy bien. Pero me había prometido que cuidaría mi espalda y, después de todo lo que hice por ella, estaba determinada a cumplir su palabra. Sentía que me lo debía. Así que se puso en marcha.

Intentó dialogar con algunos soldados que estaban por la zona, esperando que nos ayudaran. Sin embargo, al escuchar “catacumbas” todos respondieron de la misma manera: negándose.

Indignada, volvió sola hacia las catacumbas, pero, cuando se lanzó por el agujero, terminó cayendo sobre sus rodillas y apoyando las manos en el suelo. No tenía fuerzas suficientes y ahora se sentía adolorida, lo que le haría moverse con más dificultad.

–Maldición, maldición, maldición. ¿Por qué sigo siendo tan inútil?

Se maldijo una y otra vez. Apretó los dientes y los puños. Entendió que no podía cumplir con su promesa. Y entonces sus ojos se humedecieron.

–Lo siento, Rauko…

Tras su lamento, levantó la mirada, preparándose para volver a la superficie. No obstante, en ese momento notó algo metálico, de aspecto ominoso y, sobre todo, con una extraña oscuridad impregnado sobre él.

–¿Eso es…? –empezó Xana, acercándose con cautela al objeto que le resultaba repugnantemente familiar.

Aquello que había encontrado era algo maldito. Le recordaba a su pasado infausto. Con solo estar cerca del objeto ya se sentía podrida. Quería alejarse y fingir no haberlo visto.

… Pero, aunque le desagradara, ese objeto maldito era lo que necesitaba justo ahora.

Invitado Vie Nov 02 2018, 23:48

Lo que parecía la treta perfecta para conseguir comida gratis termina en nada por culpa del sujeto que viene con el toro, menudo aguafiestas. Chimar suspira sin querer darle la razón aunque sabe bien que sus argumentos tienen lógica.

Los demás tampoco se ven muy animados a la idea de salir en busca de solo los dioses saben cuántos bichos dispersos, al enano le gusta ser un héroe y todo eso pero el día ha sido terriblemente largo con todo el asunto del desembarco.

Yo digo que… no molestaran más.

Ahora mismo solo quiere ir a meterse en la tina caliente de la esfera y quedarse allí hasta ser una pasa humana, podrá ser un niño pero su energía tiene límites. Incluso Canel tiene un aire de cansado.

Para bien o para mal aparecen salvadores a la vuelta de la esquina, un grupo harapiento de personajes con experiencia en cazar perros feos. Maquiavelo sonríe con todos los dientes pues parece que su suerte comienza a cambiar.

Antes de aceptar bien el trato los exiliados del desierto atraen a la manada y comienzan a cortar cabezas como si del mercado marino se tratara, ahora el genio entiende porque llevan espadas curvas.

Matan a muchos y capturan unos cuantos, por desgracia todo se va al drenaje cuando revelan su precio. Chimar podría acceder en que conserven al vampiro pero tiene demasiado aprecio personal como para sacrificarse por el equipo en esta oportunidad.

Rápidamente queda claro que las criaturas capturadas obedecen ciegamente a sus nuevos amos gracias a trucos de sonido… no es una situación muy segura que digamos por lo que viene siendo hora de usar el arma secreta.

Canel, agua.

¿Seguro hermano?

“El genio asiente”.

Con dicha señal el pequeño brujito se pone manos a la obra, alterando la visión de los presentes hostiles y sus mascotas. Pronto la situación se torna bastante extraña en el sentido más literal posible.

Los perros junto con sus recientes amos empiezan a comportarse de forma anormal, miran con temor el suelo a medida que sus espasmos nerviosos se vuelven más evidentes. Eventualmente inician una carrera sin motivo alguno para los espectadores no alterados.

Chimar sabe lo que pasa, su hermanito está generando la ilusión masiva de una inundación. Tiene tanto poder que prácticamente emula una real en todo sentido y si los pobres diablos quedan atrapados en ella se desmayaran al “ahogarse”.

¿Ahora si podemos comer?

Off:

Ircan Mar Nov 06 2018, 21:41

Podía notar las apesadumbradas miradas de mis compañeros. Sabía que en un momento como aquel, y tras un día complicado, como lo que se esperaba de una guerra, lo que menos te puede apetecer es limpiar aquellas cloacas de criaturas. Pero soy de la opinión que si te pones a hacer algo no lo dejas hasta el final.

En un principio nadie se opuso, pero Bio comentó que no podríamos con eso nosotros solos. Al parecer los dioses nos escucharon, o al menos eso pensé al principio; cada vez comprendía mejor que los dioses tienen un extraño sentido del humor.

Los inesperados aliados resultaron ser unos expertos en aquellas criaturas, eran norgedos según ellos. En apenas unos minutos ya habían atraído mansamente a todas ellas, matando a las rebeldes y quedándose con las sumisas. Esta ayuda no fue gratuita por supuesto, Bio había aceptado un trato sin saber si quiera las condiciones.

-Ha sido un incauto al aceptar algo sin saber el precio... - susurro Toro con gran razón.

Me limité a asentir con la cabeza y mirar como se sucedían las cosas.

La revelación del pago no tardó en llegar una vez se habían encargado de las criaturas. Exigían llevarse a los pequeños y a Bio. ¿Por qué querrían ellos especialmente a dos niños y a un vampiro? Descarte la posibilidad de venderlos por esclavos, si fueran esclavistas nos hubieran querido atrapar a todos, no a la mitad del grupo. Ahí había algo más oculto, no era un simple tema de querer obtener dinero con su venta.

Pero nuestras manos estaban atadas. Durante la recolección de criaturas ellos han tomado posiciones a nuestro alrededor, no dejando ni un frente libre, al mismo tiempo que estaban amenazando de forma indirecta a aquellos a quienes acabábamos de salvar y se habían acercado a curiosear.

-Tenemos que hacer algo... - dije entre dientes. "¿Pero qué?"

Ellos se acercaron a por su premio, pero al parecer los pequeños aún tenían que decir algo sobre aquel acuerdo. Chimar da ordenes a su hermano, algo que parece ser peligroso. Unos segundos despues los norgedos y sus mascotas están huyendo despavoridos por la sala.

"¿Magia?" miré boquiabierto al par de niños, justo en el momento en que Chimar pregunta de nuevo por la comida. - Oh... en breves iremos a comer, te lo has ganado compañero. - vuelvo a sacar ambas espadas. - ¡Toro!

-Sí.

No hizo falta orden, el orden bestía ya se había abalanzado a perseguir a los que habían osado aprovecharse de nosotros. Yo sonreír y seguí a mi compañero para reducir cualquier amenaza antes de que los efectos de la magia del pequeño acabara.

Animales y amos fueron cayendo ante nuestros aceros sin gran dificultad, ya que practicamente no nos veían. Hubo poca piedas con aquellos que se aprovechan de los necesitados y más de unos héroes del improvisto que se habían arriesgado a ayudar a la gente pese a su mal estado. Aunque dejamos uno vivo, al que había negociado con nosotros. A ese le esperaba un trato especial. Toro le había partido las rodillas como si fueran ramitas y lo traía cargado en el hombro para dejarlo en el centro del grupo.

-Bueno... yo tengo curiosidad por su extraña petición, ¿vosotros no? - miré con una sonrisa al antes orgulloso cabecilla, el si que no iba a ir a ninguna parte.

**Bio** Lun Nov 19 2018, 04:26

Justo cuando parecía que todo había mejorado, empeoró, los mercenarios que nos habían ayudado reclamaban un precio más alto de lo que podía pagar, afortunadamente el par de niños bien que sabían defenderse y vaya que defensa, sin siquiera mover un dedo consiguen mantener a raya a aquellas criaturas, un truco bastante perturbador pero que podría haber puesto fin a semejante persecución desde un inicio -¿Por qué esperar hasta ahora para usar eso?- Murmuré de mala gana mientras observaba el espectáculo.

Y apenas estaba comenzando, aprovechando el momento de pánico de los enemigos Ircan y su amigo el hombre Vaca se encargaron de exterminar a los enemigos hasta que diezmaron a todos dejando con vida solamente a la líder de aquellos matones interrogarla acerca de sus motivos, a lo que la mujer respondió con una dolorosa sonrisa debido al dolor en sus rodillas rotas que intentaba ocultar -¿Por qué le proteges? Es un vampiro, en una ciudad que acaba de ser liberada de malvados vampiros- Me señaló con rabia -Su cabeza vale una fortuna- Intentó levantarse y cayó de nuevo al piso -No tienes idea de cuántos de nosotros sufrimos por los que son como él- Sus ojos se llenaron de lágrimas de impotencia.

Tal discurso no hizo más que ganar la simpatía de los presentes, quienes de inmediato comenzaron a abuchearnos y lanzarnos frutas podridas, ella lo notó y ahora tenían de su lado a los curiosos, los indefensos de las catacumbas que intentábamos salvar, sin duda una inteligente jugada, pues a ojos de todos, eran ellos quienes habían conseguido salvarlos de las bestias y quienes habían dado el golpe de gracia para luego ser masacrados por los nuestros -No permitan que escapen- Alzó la voz señalando a Ircan y luego al resto mientras exageraba dramáticamente su dolor y me señalaba de nuevo -El vampiro, seguro el vampiro los está controlando, lo escuché dar la orden de matarnos, a nosotros, y a todos ustedes- Retrocedí al darme cuenta que la situación se estaba saliendo de control.

Y aunque todo se volvía inteligentemente en contra nuestra, había notado un detalle particular, aunque la negociante había dado la explicación de por qué me querían a mí, no habían dicho nada sobre los chicos que también eran parte de su pago, de ello solo podía suponer que no deseaban exponer sus verdaderos motivos para asegurar el apoyo de los presentes, lentamente fuimos rodeados por un cúmulo de personas armadas con simples palos e implementos rudimentarios, mientras otros más cautelosos se limitaban a arrojar cosas al grupo.

No debemos lastimarlos, los están engañando- Aclaré antes que el cornudo y el lobo hicieran puré a todos por igual, ahora estábamos en un aprieto del que no podíamos salir usando solo fuerza bruta, había que ser astutos, llegar a la mujer directamente y eliminarla podría terminar el engaño, pero también podría convertirla en un mártir que pusiera a todos en nuestra contra, al mismo tiempo las personas se acercaban cada vez más hasta rodearnos por completo.

**Rauko** Dom Nov 25 2018, 05:17

Había pensado en varios planes para rescatar a mis compañeros, pero, incluso en mi imaginación, todos terminaban conmigo estando en posición fetal y llorando por haber fracasado.

Pero preocuparse fue un desperdicio de energía.

Chimar pronunció canela y agua (un código secreto, quizás) y su pequeño amigo comprendió el mensaje. Después de unos segundos, nuestros enemigos enloquecieron, y tanto Ircan como Toro no escatimaron en darles el golpe de gracia.

Observé con una ceja arqueada, sin moverme. No tardé en concluir que el amigo de Chimar era un buen brujo ilusionista, tan buen brujo que me resultó molesto reconocer que él pudo haber acabado con los kags desde un principio. Y Bio hizo un comentario al respecto. Sin embargo, preferí solo fijarme en el hecho de que ya habíamos acabado con los enemigos.

–Bueno –dije, colocando las manos en mi nuca y esbozando una sonrisa jovial–, como me siento de buen humor y quiero agradecerles, adivinen quién invitará la comida. –Ensanché la sonrisa y reí entre dientes–. Pues Bio, por supuesto. Yo soy muy pobre.

Ircan trajo a la líder nórdega y esta empezó un discurso que no respondía a nuestra duda. Solo evadía el tema mientras se hacía la víctima, logrando que los espectadores se volvieran en nuestra contra, a pesar de que ella los había tenido como rehenes minutos atrás.

Solté un largo suspiro. Lo peor era que yo podía huir con mis saltos potenciados, pero mis compañeros no, y no podía abandonarlos, no después de que Bio voluntariamente nos invitara a comer.

-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-

Aquel objeto no era liviano. Cualquiera tendría que esforzarse para levantarlo. Así que a Xana se le hizo difícil llevarlo en su espalda. Varias veces tuvo que detenerse y descansar, y cada vez se le colmaba más la paciencia.

Cuando llegó a donde debería haber personas y, en vez de eso, se encontró sola, creyó haberse perdido y el pánico golpeó su pecho. Pero fue solo por un instante. Al voltear hacia un lado nos divisó. Estábamos aproximadamente a unos 20 metros, pero nos reconoció con facilidad. Se sintió aliviada al vernos a salvo y, aparentemente, también triunfantes. Casi se echó a reír pensando que todo su esfuerzo había sido inútil.

Fue justo ahí cuando nos acusaron de villanos y la multitud empezó a abuchearnos.

Xana se mantuvo quieta, intentando pensar algún plan para ayudarnos... Bueno, ya tenía un plan. Lo pensó enseguida. Pero buscó una alternativa, una que no involucrara usar aquello que llevaba sobre su espalda. No obstante, su mente no estaba contribuyendo y no había tiempo que desperdiciar.

Finalmente blandió el objeto que traía consigo. Era una espada de estética ominosa, el arma que Amaterasu había usado contra nosotros. Lo levantó con ambas manos y dejó, aunque a regañadientes, que el hechizo oscuro calara hasta lo más profundo de su ser.

No se percató de la metamorfosis hasta que ya había ocurrido. Su ropa seguía intacta, pero su piel, en cambio, había desaparecido por completo. Ahora la apariencia de Xana era la de un esqueleto capaz de infundir terror a aquellos que la vieran.

Se sorprendió y su corazón se aceleró. No contó con eso. Pero sí con lo siguiente.

Unos cuantos cadáveres a la vista fueron envueltos en un aura de oscuridad. Se alzaron sin carne encima. Se convirtieron en esqueletos andantes.

El aire se tornó gélido y el pánico invadió a las personas. Desenvainé mi espada y la empuñé con ambas manos, temiendo que Amaterasu hubiera revivido otra vez.

–Ineptos… –exclamó una chica, con una malicia inyectada en su voz, que se escuchó con eco. Todos volteamos a su dirección. Reconocí, por su ropa y voz, que era mi compañera, y sentí un escalofrío–. ¿Creyeron que me habían vencido, héroes entrometidos? ¿Creyeron que habían salvado a estas personas? –Colocó una mano huesuda sobre su dentadura y soltó una risa malvada, que, por cierto, parecía sobreactuada–. Ilusos. –Su voz se volvió ronca–. Esta vez sí lograré matarlos a todos y ustedes no podrán detenerme como siempre lo han hecho.

De pronto comprendí la situación y, esperando no estar equivocado, asumí mi papel.

–Te equivocas, malvada –dije, imitando a un noble caballero–. Nosotros te hemos vencido antes y hoy no será diferente. –Tomé una postura de combate–. La justicia siempre prevalecerá.

–¿Qué dices, querido? –Negó con la cabeza–. No… podrán… salvarlos… a todos.

Los esqueletos bloquearon todas las salidas y algunos se lanzaron hacia los civiles. Xana no planeaba herir a nadie, por supuesto. Solo sería una fachada. Sin embargo, sus manos empezaron a temblar al percatarse de que ya no tenía control sobre sus esbirros, que se convirtieron en una verdadera amenaza.

(☞ﾟ∀ﾟ)☞ OFFROL ☜(ﾟ∀ﾟ☜)

Y ustedes, tal vez, estarán pensando "¿Rauko, acaso eso es nigromancia? ¡Reportado, papu!". Pero tranquilos. Relajen las teticas. Tanto el Capi Wernar como yo obtuvimos una bonita espada mágica por ser chéveres durante la guerra, y la descripción de esa espadita está en este [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

Invitado Lun Nov 26 2018, 22:12

La táctica de Canel surte el efecto deseado como suele pasar siempre, el enano hechicero es bastante eficiente cuando de peleas se trata. Resulta irónico que antes de conocer a Chimar se dedicara enteramente a eludir cualquier contacto con los demás.

El comentario de bio pone pensativo al inventor por algunos segundos, no existe error en su lógica. Si Canel hubiera usado su potente habilidad al principio ahora no tendrían tantos problemas pero… el enano a veces se hace rogar.

Pronto los pobres diablos que corren de un lado a otro como gallinas sin cabeza comienzan a caer bajo el filo de Ircan y su amigo hibrido, no les toma mucho despachar a toda la compañía dejando solo un enemigo con vida.

Aunque al principio la acción misericordiosa pudo tener intenciones lógicas, todo se fue por el drenaje sorprendentemente rápido. Es suficiente con decir que una voz femenina suele obrar maravillas en cualquier público exaltado.

Moraleja… no dejes a nadie con vida la próxima vez “suspira”.

Dice por lo bajo mientras una turba de idiotas se acerca, situación compleja sin duda. No queda bien en la lista de acciones navideña el asesinato de gente inocente… los paletos que se aproximan son peligrosos pero están siendo engañados.

Antes de que el inventor pueda pedirle una intervención poco violenta a su amiguito algo más aparece. Un esqueleto con voz femenina lanza el dialogo más teatral posible y Rauko se apresura a contestar, Maquiavelo deduce que algo raro se cuece pero aquella criatura es el menor de sus problemas.

Rayos…

Aparecen otros huesos animados por los laterales, bloquean las salidas para luego acercarse con intenciones más claras que su líder. Como si no fuera suficiente la sarta de problemas sufridos hasta el momento… ahora se suman muertos vivientes.

Están muy solos, quieren que alguien los acompañe en su tormento… no por maldad, más bien por miedo al olvido.

Y con el comentario aterrador característico del pequeño brujito comienza otra ronda de problemas, Chimar inicia las hostilidades disparando un virote incendiario al raquítico hostil más cercano.

¡¡Nos invitaron a comer y ustedes están retrasando nuestro festín!!

Espeta con cierta molestia en su voz, ambos enanos ya han pasado suficientes problemas en la ciudad por lo que merecen un premio. Al menos una cosa esta clara, Lunargenta nunca estuvo tan “animada” en toda su historia.

**Bio** Mar Dic 11 2018, 05:23

Si algo he aprendido de esta terrible experiencia es que los vampiros no salen de este tipo de situaciones como héroes, desde luego que esta no podía ser la excepción, pero las circunstancias parecían empeñadas en hacer que todo terminara de la peor manera posible, y es que aquella molesta mujer al verse superada utilizó el truco más bajo posible, aprovecharse de la situación para salvarse el cuello poniéndonos entre la espada y la pared al hacernos ver como villanos sin que pudiéramos defendernos.

Afortunadamente un evento inesperado captó la atención de los presentes, una voz conocida llamó nuestra atención, los furiosos habitantes de las catacumbas detuvieron su paso para dirigir sus miradas a aquella teatral entrada, mi vista viajó esquivando espaldas y cabezas hasta ver aquella cosa huesuda lanzando amenazas al tiempo que levantaba la espada -La espada- Me dije a mí mismo -Mí mismo, esa espada- Un escalofrío recorrió mi espalda al recordar a su antigua dueña, comenzaba a preocuparme cuando la teatral entrada de Rauko me hizo detenerme, claro, todo tenía que ser un elaborado plan, una simple distracción, incluso ese muerto que se estaba comiendo a la señora gorda se veía bastante real.

Luego me di cuenta que sí era bastante real, la situación comenzaba a salirse de control, a Xana parecía gustarle más de la cuenta recordar su oscuro pasado, uno del que yo mismo no estaba del todo enterado pero que ahora parecía jugarle en contra -Rauko, hay que detenerla- Dije señalándola mientras me lanzaba contra uno de los cadáveres ambulantes para mandarlo al piso, luchar contra aquellas criaturas parecía una batalla de nunca acabar, lo mejor sería dejar fuera de combate a Xana y salir todos de ese lugar.

Niños, necesitaremos una ruta de escape- Dije al par de enanos astutos -Rauko, detén a tu novia y tráela, saldremos de este lugar…- Mi frase no fue terminada, un golpe en mi cabeza me mandó directo al piso -Ah no, por supuesto que no me iré con las manos vacías- Dijo aquella molesta mujer que tanto nos había molestado y que de nuevo se preparaba para dar lata -Esa espada debe ser mía, mía- La mujer se lanzó a correr directamente hacia Xana y si Rauko no se daba prisa ella llegaría antes -No la dejes llegar- Le advertí mientras intentaba levantarme del piso.

Cuando apenas logré levantarme sentí las manos frías de un cadáver tomándome por un lado, lo empujé tan solo para ir a parar atrapado por otro más, empujé al segundo como pude pero se recuperaban demasiado rápido -Oigan ¿No nos falta alguien?- Pregunté mirando a los lados -Juraría que había más aliados acá, estoy seguro que sí- Miré a todos lados pero no había rastro alguno de ellos, era como si simplemente hubieran sido devorados por la tierra en apenas un parpadeo, lo peor era que todos seguían sin darse cuenta de ello, me intrigaba saber qué había pasado con ellos dos pero de momento teníamos problemas más importantes que resolver.

**Rauko** Vie Dic 14 2018, 05:39

Xana agitó la espada hacia todas direcciones, claramente nerviosa. Dejó de hablar y comportarse como la villana. Y, al notar eso, comprendí que ella ya no tenía el control. Chasqueé la lengua. Ahora todo se había complicado innecesariamente.

El amigo de Chimar me distrajo por un breve momento. Su comentario me pareció un poco… ¿raro? Sacudí mi cabeza para centrarme otra vez en lo importante.

Una vez más desacoplé mi espada en dos y lancé una sucesión de cortes hacia los enemigos cercanos. Caían fácilmente, pero eran demasiados como para poder vencerlos a todos.

–¡Lo sé! –le respondí a Bio, entre dientes, mientras seccionaba por la mitad a un esqueleto que estaba atacando a un civil.

De pronto la voz de Bio fue silenciada. Me giré para enterarme de lo sucedido.

–¡¿No tenías las rodillas rotas?! –le pregunté a la nórdega, más molesto que confundido. Ella me ignoró y corrió entre la multitud, evadiendo grácilmente a todos sus obstáculos.

En seguida concentré energía en mis piernas y comencé a dar varios saltos potenciados, consiguiendo desplazarme por sobre los esqueletos. Sin embargo, la mujer era más rápida que yo y pronto alcanzaría a Xana, cuya atención estaba puesta solo en su espada.

–¡Xana! –exclamé justo antes de aterrizar sobre un esqueleto, que terminó hecho pedazos. La elfa finalmente levantó la mirada y las cuencas de sus ojos apuntaron hacia la nórdega.

–¡¿Eh?! –alcanzó a decir cuando vio un puño dirigirse hacia su rostro. Por instinto intentó levantar la espada para atacar, pero el arma era tan pesada que fue imposible. Un dolor punzante penetró su nariz invisible y se extendió por todo el rostro mientras se desplomaba sobre el suelo. Pero no soltó la espada en ningún momento.

–¡Dame esa espada! –exigió la nórdega para proceder a lanzar una patada. Xana rápidamente expulsó energía de su cuerpo en una explosión resplandeciente.[1]

La nórdega fue impelida hacia atrás, aturdida y cegada, pero no lastimada; Xana no había podido concentrarse suficiente para hacer una explosión potente. Aun así, aproveché la oportunidad para acercarme deprisa y lanzar una estocada en dirección a la espalda de la nórdega. Ya no me importaba obtener respuestas, sino eliminar los problemas de una vez por todas.

–¡¿Qué…?! –dije con sorpresa cuando mi objetivo se inclinó hacia adelante y una de sus piernas trazó un arco desde el suelo hasta mi mandíbula. El golpe obligó a mi cuerpo girar hacia atrás y mi espalda sintió un doloroso aterrizaje.

–¡Rauko! –escuché la voz angustiada de Xana.

–¿Oh? ¿Qué pasa? ¿Acaso no eran enemigos? –preguntó la nórdega, con una ceja arqueada y una sonrisa mordaz–. Si no eres ni capaz de mentir, no mereces esa espada. –Se lanzó hacia Xana otra vez, pero se detuvo cuando vio una esfera de luz en la palma de la elfa, palma que apuntaba hacia el rostro ennegrecido de la nórdega. Luego se colocó entre Xana y yo, con ambas manos levantadas en señal de rendición–. Así que, detrás de esa ilusión, eres una elfa, ¿eh? Conozco a unos cuantos que pagarían bastante por tenerte en sus camas…

Xana disparó la esfera, la cual dejó una estela blanca tras de sí. La nórdega, sonriendo como si el desenlace hubiera sido tal como lo esperaba, se inclinó hacia un lado, logrando evadir el proyectil que ahora iría a parar en mí.

–Qué estúpida eres –se burló con satisfacción, corriendo otra vez hacia la elfa, quien movió una mano hacia atrás, haciendo con esto que la esfera cambiara su curso y se dirigiera nuevamente hacia la cabeza de la confiada nórdega.[2]

Tras una explosión de luz, nuestra enemiga cayó de bruces al suelo, inconsciente, con la parte posterior de su cabeza completamente calva y humeante.

–Eso fue genial, Xana –la felicité. Finalmente me levanté del suelo y caminé hacia ella, sobándome la mandíbula con el antebrazo–. Ahora dame esa espada. Quiero intentar detener a tus queridos esbirros. –Acoplé y guardé mis cuchillas.

–Ah, s-sí, claro, toma. –En contraste con su voz, me entregó la espada sin vacilar. Y cuando la tuve en mis manos, casi me fui al suelo al sentir el peso–. ¡¿Rauko, estás bien?!

–Sí, descuida, puedo levantarla.

–No, me refiero a… –me señaló. Miré mi cuerpo y, aunque me sentía normal, no había rastro de carne en mí. Xana, en cambio, recuperó su apariencia.

–Esto no es nada. También te pasó a ti. Pero lo importante ahora es… –Me volteé para mirar a la multitud de esqueletos. Intenté concentrarme en ellos, en darles órdenes, sin embargo, todo fue inútil–. Maldición… Xana, toma la espada y huyamos con los demás. Ya no queda opción. –Xana tomó el arma, robándome el aspecto de huesos, y yo empuñé mi propia espada–. No te separes de mí.

(☞ﾟ∀ﾟ)☞ OFFROL ☜(ﾟ∀ﾟ☜)

[1] Habilidad 1 de Xana: Nova de luz.
[2] Habilidad 3 de Xana: Nova mejorada.

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