Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
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Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Finalmente luego de tanto ocio algo llega a oídos del niño sintético, información pertinente sobre Exos. Los mirmidones consiguen hacerse con varios mensajes que sugieren una operación contraria.
Esta vez se trata del círculo, grupo que maneja las cosas esotéricas del brujo descarriado. Esto sin duda da pistas importantes sobre la naturaleza de lo que enfrentara el niño robot, cada “departamento” enemigo suele tener parámetros muy claros.
Con todo el mundo convulsionado por Sandorai es fácil para cualquier facción llevar a cabo sus planes sin mayores contratiempos, este tipo de panorama es perfecto para el maestro de marionetas y sus maquinaciones.
Todo esto trae a Zero a su posición actual, una encrucijada en medio del territorio humano. Las grandes ciudades están a varios pueblos de distancia por lo que se puede notar el ambiente de aislamiento.
El contexto nocturno tampoco ayuda mucho vale destacar, por varias razones los viajeros suelen evitar moverse en la oscuridad. Peligros mundanos que Z9-42 puede sortear como cualquier otro aventurero.
Sus fuerzas se quedan acuarteladas en la Olimpus una vez más y es que aún no confía lo suficiente como para utilizarlas en primera línea, sabe que tarde o temprano el momento llegara pero tratara de posponerle todo el tiempo necesario.
Peca de proteccionista al extremo y lo sabe, como una madre sobreprotectora. No desea perder gente con la que convive diariamente, una posibilidad bastante real cuando se combate a Exos de frente.
Es más fácil arriesgar todo cuando solo la propia vida está en riesgo, da una libertad enorme de acción al no generar remordimientos ni otras sensaciones culposas… bastante curioso si tenemos en cuenta el instinto de auto preservación que tiene todo ser vivo.
Estas cosas pasan por la mente del “niño” mientras estudia un informe en la oscuridad del camino, sus ojos aumentados poseen propiedades ópticas de visión nocturna. En cierto modo comparte eso con los vampiros y otras razas únicas.
Los datos están claros, miembros del circulo de Exos fueron destinados a revisar una situación “potencialmente viable” en el cuadrante rural cercano. Aunque se trate de una investigación espontanea no sería prudente desestimarle.
Los encuentros con Verne han despejado toda duda en la mente del niño bio, las cosas nunca terminan bien para cualquier personaje tercero en las maquinaciones de Exos o sus largos tentáculos.
Esta vez se trata del círculo, grupo que maneja las cosas esotéricas del brujo descarriado. Esto sin duda da pistas importantes sobre la naturaleza de lo que enfrentara el niño robot, cada “departamento” enemigo suele tener parámetros muy claros.
Con todo el mundo convulsionado por Sandorai es fácil para cualquier facción llevar a cabo sus planes sin mayores contratiempos, este tipo de panorama es perfecto para el maestro de marionetas y sus maquinaciones.
Todo esto trae a Zero a su posición actual, una encrucijada en medio del territorio humano. Las grandes ciudades están a varios pueblos de distancia por lo que se puede notar el ambiente de aislamiento.
El contexto nocturno tampoco ayuda mucho vale destacar, por varias razones los viajeros suelen evitar moverse en la oscuridad. Peligros mundanos que Z9-42 puede sortear como cualquier otro aventurero.
Sus fuerzas se quedan acuarteladas en la Olimpus una vez más y es que aún no confía lo suficiente como para utilizarlas en primera línea, sabe que tarde o temprano el momento llegara pero tratara de posponerle todo el tiempo necesario.
Peca de proteccionista al extremo y lo sabe, como una madre sobreprotectora. No desea perder gente con la que convive diariamente, una posibilidad bastante real cuando se combate a Exos de frente.
Es más fácil arriesgar todo cuando solo la propia vida está en riesgo, da una libertad enorme de acción al no generar remordimientos ni otras sensaciones culposas… bastante curioso si tenemos en cuenta el instinto de auto preservación que tiene todo ser vivo.
Estas cosas pasan por la mente del “niño” mientras estudia un informe en la oscuridad del camino, sus ojos aumentados poseen propiedades ópticas de visión nocturna. En cierto modo comparte eso con los vampiros y otras razas únicas.
Los datos están claros, miembros del circulo de Exos fueron destinados a revisar una situación “potencialmente viable” en el cuadrante rural cercano. Aunque se trate de una investigación espontanea no sería prudente desestimarle.
Los encuentros con Verne han despejado toda duda en la mente del niño bio, las cosas nunca terminan bien para cualquier personaje tercero en las maquinaciones de Exos o sus largos tentáculos.
Z9-42
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
«Para que luego digan que la gente de pueblo es más inocente», pensaba Valeria mientras se quitaba de encima al tipo inconsciente, que fue a caer pesadamente al suelo desde el pescante. La bruja bajó la vista, sólo para comprobar que, efectivamente, no se levantaba. «En fin, a ver si así aprende a no aprovecharse de viajeras indefensas». Suspiró y dirigió la mirada al caballo.
—Y ahora, ¿qué? —murmuró.
Se suponía que el tipo iba a llevarla al siguiente pueblo, pero con el infeliz inconsciente en el suelo, iba a tener que tomar ella las riendas del asunto, nunca mejor dicho. Suspiró de nuevo, tomó dichas riendas y las agitó sin demasiado convencimiento.
—Arre —dijo—, camina, o... lo que sea.
La yegua no se movió. La bruja bajó del carro y probó a tirar del animal desde delante. Nada.
—¡Maldita mula vieja! —amenazó entrecerrando los ojos— ¡Así te quedes coja una semana!
Era evidente que los animales no eran lo suyo y lo cierto era que prefería viajar en barco. Con un resoplido de rabia, subió al carro en busca de su bolsa. Sacó los pantalones y las botas y se los puso por debajo del vestido. Después, levantó el bajo de este e hizo un nudo a un costado, por encima de la cadera, para facilitar el movimiento, pues le iba a tocar caminar. «Y encima, de noche», pensó con resignación. «Eso para que te fíes de la estupidez ajena».
Ya había empezado a andar, cuando se lo pensó mejor y volvió sobre sus pasos. Se agachó junto al hombre, le sacó el dardo que le había clavado en la pierna, lo limpió con la vieja camisa del tipo y volvió a recogerse el pelo con él. Después de considerarlo durante un momento, tomó también la bolsa del hombre, pasó las monedas que tenía a la propia y dejó caer el viejo saquito encima del aldeano.
—Por las molestias —le dijo, como si pudiese oírla.
Por último, descolgó el farol que alumbraba el camino desde el pescante y lo hizo flotar por encima de ella, para ir alumbrando sus pasos mientras avanzaba. No sabía cuánto duraría el aceite, así que era mejor no perder más tiempo allí.
—Pervertido, Mula Vieja —saludó con una reverencia—, ¡hasta más ver! —Y echó a andar sin volver la vista atrás.
----------
Uso de habilidad racial: Telequinesis
—Y ahora, ¿qué? —murmuró.
Se suponía que el tipo iba a llevarla al siguiente pueblo, pero con el infeliz inconsciente en el suelo, iba a tener que tomar ella las riendas del asunto, nunca mejor dicho. Suspiró de nuevo, tomó dichas riendas y las agitó sin demasiado convencimiento.
—Arre —dijo—, camina, o... lo que sea.
La yegua no se movió. La bruja bajó del carro y probó a tirar del animal desde delante. Nada.
—¡Maldita mula vieja! —amenazó entrecerrando los ojos— ¡Así te quedes coja una semana!
Era evidente que los animales no eran lo suyo y lo cierto era que prefería viajar en barco. Con un resoplido de rabia, subió al carro en busca de su bolsa. Sacó los pantalones y las botas y se los puso por debajo del vestido. Después, levantó el bajo de este e hizo un nudo a un costado, por encima de la cadera, para facilitar el movimiento, pues le iba a tocar caminar. «Y encima, de noche», pensó con resignación. «Eso para que te fíes de la estupidez ajena».
Ya había empezado a andar, cuando se lo pensó mejor y volvió sobre sus pasos. Se agachó junto al hombre, le sacó el dardo que le había clavado en la pierna, lo limpió con la vieja camisa del tipo y volvió a recogerse el pelo con él. Después de considerarlo durante un momento, tomó también la bolsa del hombre, pasó las monedas que tenía a la propia y dejó caer el viejo saquito encima del aldeano.
—Por las molestias —le dijo, como si pudiese oírla.
Por último, descolgó el farol que alumbraba el camino desde el pescante y lo hizo flotar por encima de ella, para ir alumbrando sus pasos mientras avanzaba. No sabía cuánto duraría el aceite, así que era mejor no perder más tiempo allí.
—Pervertido, Mula Vieja —saludó con una reverencia—, ¡hasta más ver! —Y echó a andar sin volver la vista atrás.
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
El vampirito bebió animadamente sangre del cadáver frente a él. Su edad debía rondar los 45 a 50 años de edad y por sus ropas parecía un mercader pueblerino que viajaba a vender sus cosechas a una gran ciudad. Tal vez se encontró con bandidos, o tal vez hizo a enfadar a alguien que no debía porque lo encontró tirado en el suelo al lado de su burra, aún así, a Uriel poco le importaba ¡Comida fresca y gratis! No solo eso ¡Además deliciosa! Hacía tiempo que no sentía el deleite de sangre fresca y nutritiva ¡Y los animales apenas habían tocado los restos! Tuvo mucha suerte de toparse con él.
“Estoy lleno~”
Dijo felizmente el vampirito mientras se estiraba con una dulce risita. La comida de esa noche fue tan deliciosa que simplemente no quería detenerse y terminó por llenar hasta el último hueco de su infantil estómago, afortunadamente, como su apetito era el de un niño aún quedaba sangre para llenar la cantimplora. Su quijada estaba algo manchada en sangre pero afortunadamente sus ropas aún no lo estaban…..demasiado.
Sus grandes ojos marrón-miel entonces comenzaron a bailar hacía los alrededores con curiosidad. Originalmente halló el cuerpo en una ruta junto a una carreta vacía pero con esfuerzo logró mover el cuerpo hacia una zona con más árboles para evitar ser visto alimentándose ¡Pero nunca se sabía! Cuando un vampiro devoraba su mayor obsesión y único alimento, tendían a olvidar lo que les envolvía y se convertían en bestias frenéticas sedientas de sacar hasta la última gota de líquido vital ¡Así que debía situarse una vez más, ahora que finalmente recuperó su compostura por precaución!
Nadie a la vista~ ¿hmm?
Uriel miró atentamente, pero al no encontrar nada parecía que iba a volver a centrar su atención al cuerpo de la persona, que por el olor, sabía era un elfo ¡Pero entonces lo vio! La arboleda en donde estaba no era demasiado espesa, y era fácil si se era un vampiro ver el camino que había más adelante incluso con la hilera de árboles en frente de él. normalmente, Uriel se hubiera dado prisa en esconderse para evitar ser visto pero la tenue figura negruzca le era familiar. Curiosamente se asomó entre los árboles para poder verlo con más claridad.
Era una figura pequeña y denotaba un poco de fragilidad ¿Un niño? Pero su andar era muy adecuado y sólido para tratarse de uno ¡Y no parecía para nada asustado de caminar en medio de la noche solito! Y su figura….
¡Zero!
En cuanto reconoció a su preciado amigo bio Uriel esbozó una enorme y radiante sonrisa de genuina felicidad ¡Hacía un tiempo que no le veía! La última vez que se vieron fue en las cercanías de Vulwurfar, en un lago que poseía una extraña magia ¡Pero ya hacía un tiempo de aquello! Sintiéndose algo nostálgico, el vampirito tomó su bolsa de investigación rápidamente para ir a saludar a su robótico amigo ¡Pero entonces recordó que su quijada seguía algo manchada en sangre! Sabiendo que a Zero no le hacía demasiada gracia la sangre, el vampirito rápidamente sacó su cantimplora de agua y la limpió para dejarlo lo más medianamente decente para que su el bio no se sorprendiera o se llevara un disgusto.
“¡Bien!”
Finalmente presentable, el vampirito correteó fuera de entre los árboles olvidando que su camisa seguía un poco manchada en sangre. Podía discernir la figura de Zero, caminando y alejándose poco a poco de la zona. Aprovechando que el vampirito se acercaba desde su espalda, Uriel dejó de correr en cuanto estuvo lo suficentemente cerca como para que el bio escuchara su pasos y se puso a acecharlo con una travies y juguetona sonrisa malvada.
“¡Wuuuuah!”
Abrazando a su amigo por la espalda y gritando a la vez, el vampirito buscó darle un susto de broma al pequeño. Riendo juguetonamente, el vampiro aprovechó para ver si Zero estaba bien físicamente ¡No podía evitar preocuparse de que esa maldita sabandija rata de Verne le hubiera herido! Sonriendo aliviado al no detectar nada raro en su cuerpo, el vampirito le dejó ir y con su tono cargado de felicidad y arrogancia infantil dijo.
“¡Eres ingenuo Zero! Debes cuidarte siempre de vampiros maaaaalos~ Fufuahaha~”
El vampirito procedió a soltar sus palabras, obviamente haciendo referencia a su naturaleza, a modo de juego y advertencia para su amigo ¡Dado que era Uriel estaba bien, pero si hubiera sido otro vampiro podría haber sido realmente peligroso!
“¡Hace tiempo que no nos vemos, Zero! ¿Qué tal has estado~?"
Uri
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Luego de revisar el informe, Zero guarda su misiva y pasa a caminar. La dirección es tan clara como su objetivo, tanto las fuerzas de Exos como los mirmidones son muy metódicos en cuanto a detalles técnicos se refiere.
A medida que avanza, detecta un elemento aproximándose. Desgraciadamente resulta tener una discreción bastante alta y le toma por sorpresa en un fuerte abrazo… por muy extraño que suene si se dice con detenimiento.
El niño robot se queda paralizado sin saber muy bien cómo reaccionar, es zarandeado de un lado a otro hasta que finalmente la situación se aclara. Parece que su amigo Uriel no ha perdido la euforia intrínseca que lo caracteriza.
Una vez Z9-42 recupera su libertad, mira de forma extraña al niño vampiro. Su rostro es una mezcla entre extrañeza, curiosidad, un poco de miedo y cierta pizca de diversión infantil, como cuando un niño descubre su fiesta sorpresa de cumpleaños.
Acto seguido y en giro aún más raro de los acontecimientos, el niño maquina le propina un abrazo a su aliado. La acción dura varios segundos hasta que finalmente el pensamiento analítico del “chico” lo devuelve a su estado normal.
Lo… lo siento “pone una mueca confusa” no sé qué ocurrió… no volverá a pasar.
Luego de disculparse, pasa a escuchar las curiosidades del chico oscuro. Justo después de su broma acerca de la naturaleza que le caracteriza, pregunta cómo ha transcurrido la escala de tiempo que estuvo separado del pequeño Zero.
A pasado tiempo, me alegra verte otra vez “sonríe” todo ha transcurrido de manera aceptable desde nuestro último encuentro para mí, espero que sea el caso para ti también.
A medida que hablan, una luz comienza a manifestarse por el camino. El chiquillo artificial no pierde tiempo y discretamente realiza un escaneo a la distancia, se trata de una lámpara de aceite que sirve de iluminación a una fémina.
Curiosamente el nuevo elemento parece no estar sujetando la lámpara en cuestión, eso suena un poco las alarmas dentro del pequeño bio pero descarta cualquier tipo del peligro con un concepto lógico… las fuerzas de Exos no caminarían en medio de la carretera real con una luz revelando su posición.
Se acerca alguien pero no creo que sea una amenaza.
Dice para que Uriel no despabile de mala manera, se debe tratar de una viajera. Es claro que las carreteras de Aerandir por muy desoladas que parezcan siempre son un sitio ideal para toparse con gente interesante.
A medida que avanza, detecta un elemento aproximándose. Desgraciadamente resulta tener una discreción bastante alta y le toma por sorpresa en un fuerte abrazo… por muy extraño que suene si se dice con detenimiento.
El niño robot se queda paralizado sin saber muy bien cómo reaccionar, es zarandeado de un lado a otro hasta que finalmente la situación se aclara. Parece que su amigo Uriel no ha perdido la euforia intrínseca que lo caracteriza.
Una vez Z9-42 recupera su libertad, mira de forma extraña al niño vampiro. Su rostro es una mezcla entre extrañeza, curiosidad, un poco de miedo y cierta pizca de diversión infantil, como cuando un niño descubre su fiesta sorpresa de cumpleaños.
Acto seguido y en giro aún más raro de los acontecimientos, el niño maquina le propina un abrazo a su aliado. La acción dura varios segundos hasta que finalmente el pensamiento analítico del “chico” lo devuelve a su estado normal.
Lo… lo siento “pone una mueca confusa” no sé qué ocurrió… no volverá a pasar.
Luego de disculparse, pasa a escuchar las curiosidades del chico oscuro. Justo después de su broma acerca de la naturaleza que le caracteriza, pregunta cómo ha transcurrido la escala de tiempo que estuvo separado del pequeño Zero.
A pasado tiempo, me alegra verte otra vez “sonríe” todo ha transcurrido de manera aceptable desde nuestro último encuentro para mí, espero que sea el caso para ti también.
A medida que hablan, una luz comienza a manifestarse por el camino. El chiquillo artificial no pierde tiempo y discretamente realiza un escaneo a la distancia, se trata de una lámpara de aceite que sirve de iluminación a una fémina.
Curiosamente el nuevo elemento parece no estar sujetando la lámpara en cuestión, eso suena un poco las alarmas dentro del pequeño bio pero descarta cualquier tipo del peligro con un concepto lógico… las fuerzas de Exos no caminarían en medio de la carretera real con una luz revelando su posición.
Se acerca alguien pero no creo que sea una amenaza.
Dice para que Uriel no despabile de mala manera, se debe tratar de una viajera. Es claro que las carreteras de Aerandir por muy desoladas que parezcan siempre son un sitio ideal para toparse con gente interesante.
Z9-42
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
—No puede ser por aquí —murmuraba Valeria con la vista fija en el cielo. Según le indicaba la posición de las estrellas, se estaba moviendo hacia el oeste, pero el pueblo que buscaba estaba hacia el norte—. Tendría que haber tomado el otro camino en la bifurcación.
Por supuesto, también era posible que el camino, simplemente, diera una vuelta amplia para rodear algún accidente del terreno. ¿Debía volver a la bifurcación o seguir adelante a la espera de un giro a la izquierda? «Me pregunto si el mercader tendría un mapa en aquel carro», se dijo.
Maldiciendo su suerte, tomó la decisión de volver a la bifurcación y probar el otro camino mientras aún estuviera a una distancia asequible. Caminaría un trecho similar y decidiría entonces si seguir por el camino del este o volver de nuevo al del oeste. Suspiró y echó a andar de regreso, con su lámpara flotando unos pasos por delante de ella.
Continuaba mirando a las estrellas cada vez que los árboles se lo permitían, pues, tras varios años de viajes marítimos, eran el mejor método de orientación que conocía. Por seguridad también procuraba prestar atención a los sonidos a su alrededor, ya fueran voces o ruedas de carro, aunque no llegó a oír mucho más que grillos y un par de lechuzas. «De todas formas», pensó, «aunque alguien apareciese, probablemente vería mi luz antes de que tuviese tiempo de esconderme». No se preocupó demasiado por el inconveniente: no había nada que hacerle, sin la luz, no veía para caminar y acampar, sola, hasta la mañana, tampoco era mucho más seguro. Así que tendría que ser la luz.
Aún no había alcanzado el cruce, cuando le pareció distinguir movimiento en el camino, unos metros por delante de dónde ella estaba. Si había alguien allí, ya haría rato que la había visto llegar, así que no tenía caso tratar de darse la vuelta o esconderse. En lugar de eso, hizo avanzar la lámpara con un gesto de la mano. El camino ante sí se oscurecería, pero podría ver lo que quiera que la esperaba en el camino.
Y lo que la esperaba eran dos niños. «¿Niños que viajan solos en mitad de la noche sin una triste luz?», razonó con un punto de inquietud en la boca del estómago. O bien los habían abandonado, o se trataba de una trampa para hacer creer a viajeros incautos que eran dos niños abandonados y, así, caer sobre ellos cuando se acercasen a socorrerlos.
La bruja era una mujer desconfiada, así que ya estaba por darse la vuelta, con todos los sentidos puestos en los alrededores, cuando, al mover la lámpara, se dio cuenta de que había visto antes a uno de los muchachos.
—¿Zero? —preguntó al aire.
«¡Zero!», le respondió entusiasmado su cerebro «¡una de las últimas generaciones!». Si Zöe, con sus ciento y pico años, tenía mapas de Aerandir en su cabeza, él tendría que tenerlos también. Quizá, hasta fueran más detallados y actualizados. Aquello bastó para que Valeria cambiase de idea y se acercara, aunque sin perder detalle de cualquier sonido extraño que pudiera darse en el entorno.
—Zero —le dijo—, no sé de dónde has salido, pero me alegro de verte. —Luego echó un vistazo al niño que viajaba con él. Al menos, la ropa que llevaba puesta era de niño; ropa que, a la luz de su lámpara podía verse claramente manchada de sangre—. ¿Estás herido? —preguntó descolgándose la bolsa del hombro en un rápido gesto—. Tengo conocimientos de medicina, puedo ayudarte. —A no ser que fuera también biocibernético, claro. Ahí sí que estaba un poco perdida todavía. «A ver», repasó, «¿qué otras razas pueden ver en la oscuridad?».
Por supuesto, también era posible que el camino, simplemente, diera una vuelta amplia para rodear algún accidente del terreno. ¿Debía volver a la bifurcación o seguir adelante a la espera de un giro a la izquierda? «Me pregunto si el mercader tendría un mapa en aquel carro», se dijo.
Maldiciendo su suerte, tomó la decisión de volver a la bifurcación y probar el otro camino mientras aún estuviera a una distancia asequible. Caminaría un trecho similar y decidiría entonces si seguir por el camino del este o volver de nuevo al del oeste. Suspiró y echó a andar de regreso, con su lámpara flotando unos pasos por delante de ella.
Continuaba mirando a las estrellas cada vez que los árboles se lo permitían, pues, tras varios años de viajes marítimos, eran el mejor método de orientación que conocía. Por seguridad también procuraba prestar atención a los sonidos a su alrededor, ya fueran voces o ruedas de carro, aunque no llegó a oír mucho más que grillos y un par de lechuzas. «De todas formas», pensó, «aunque alguien apareciese, probablemente vería mi luz antes de que tuviese tiempo de esconderme». No se preocupó demasiado por el inconveniente: no había nada que hacerle, sin la luz, no veía para caminar y acampar, sola, hasta la mañana, tampoco era mucho más seguro. Así que tendría que ser la luz.
Aún no había alcanzado el cruce, cuando le pareció distinguir movimiento en el camino, unos metros por delante de dónde ella estaba. Si había alguien allí, ya haría rato que la había visto llegar, así que no tenía caso tratar de darse la vuelta o esconderse. En lugar de eso, hizo avanzar la lámpara con un gesto de la mano. El camino ante sí se oscurecería, pero podría ver lo que quiera que la esperaba en el camino.
Y lo que la esperaba eran dos niños. «¿Niños que viajan solos en mitad de la noche sin una triste luz?», razonó con un punto de inquietud en la boca del estómago. O bien los habían abandonado, o se trataba de una trampa para hacer creer a viajeros incautos que eran dos niños abandonados y, así, caer sobre ellos cuando se acercasen a socorrerlos.
La bruja era una mujer desconfiada, así que ya estaba por darse la vuelta, con todos los sentidos puestos en los alrededores, cuando, al mover la lámpara, se dio cuenta de que había visto antes a uno de los muchachos.
—¿Zero? —preguntó al aire.
«¡Zero!», le respondió entusiasmado su cerebro «¡una de las últimas generaciones!». Si Zöe, con sus ciento y pico años, tenía mapas de Aerandir en su cabeza, él tendría que tenerlos también. Quizá, hasta fueran más detallados y actualizados. Aquello bastó para que Valeria cambiase de idea y se acercara, aunque sin perder detalle de cualquier sonido extraño que pudiera darse en el entorno.
—Zero —le dijo—, no sé de dónde has salido, pero me alegro de verte. —Luego echó un vistazo al niño que viajaba con él. Al menos, la ropa que llevaba puesta era de niño; ropa que, a la luz de su lámpara podía verse claramente manchada de sangre—. ¿Estás herido? —preguntó descolgándose la bolsa del hombro en un rápido gesto—. Tengo conocimientos de medicina, puedo ayudarte. —A no ser que fuera también biocibernético, claro. Ahí sí que estaba un poco perdida todavía. «A ver», repasó, «¿qué otras razas pueden ver en la oscuridad?».
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Uriel estaba a punto de decirle al bio que de hecho estaba feliz de ser abrazado por un amigo, pero decidió no decir nada dado que tampoco quería presionar a Zero. Dejándolo pasar, siguió compartiendo cada pequeña aventura suya con el pequeño robot, exagerando todo con sus bracitos y efectos especiales que animadamente el vampirito ponía.
Solo detuvo su animada voz y su juguetona expresión feliz cuando vio por el rabillo del ojo la luz anaranjada de una lámpara, que poco después vino acompañado de una advertencia por parte de Zero. Uriel se giró y, aunque no perdió su toque inocente y feliz, su mirada parecía más seria y serena mientras se preparaba para sacar su puñal, precavido para la más pequeña muestra de hostilidad.
Aquella detrás de la luz era una mujer, por como hacía flotar la lámpara era una bruja sin ninguna duda. Un niño promedio no podría verlo, pero al tener una excelente visión nocturna de vampiro pudo ver cada pequeña acción y gesto de la mujer; En cuanto los vio pareció querer alejarse. un poco aliviado, Uriel estaba por dejar el mango de su puñal pero de inmediato regresó a apretarlo con fuerza en cuanto se percató que de hecho la mujer se aproximaba y miraba fijamente a Zero.
Ah, se conocen…..
Pensando eso, y mientras la bruja se dirigía a Zero, Uriel dejó el mango del puñal y pasó a mirar la mujer con una inocente curiosidad infantil. La mujer era de facciones simples, pero sus bonitos ojos dorados le agradaban bastante, sus ropas revelaban que era una viajera. Uriel sonrió un poco curioso de que si le preguntase a la mujer por alguna aventura le fuera a responder.
“Buenas noches, señorita ¡Mi nombre es Uriel Nova! Pero si lo prefiere puede llamarme Uri~ ¡Oh! ¡Y también…!”
Una vez más, Uriel abrazó por la espalda a Zero de forma cariñosa e infantil mientras una amplia sonrisa se formaba en sus labios. Apoyando la barbilla en el hombro de Zero, y fijando sus grandes y juguetones ojitos marrón-miel en la mujer añadió de forma alegre:
“¡Soy amigo de Zero! Fufu~”
Uriel procuró usar una voz divertida y alegre, pero no grito a pesar de que en una situación normal lo hubiera hecho ¡No se podía evitar! Justo a su lado estaba el oído de Zero ¿Y que clase de amigo dañaba la oreja de su preciado amigo? ¡Solo los niños malos! Y Como Uriel no era un niño malo, tampoco lo haría. Recordando que Zero se sentía incómodo si se prolongaba el contacto fisico demasiado, Uriel dejó al bio y pasó a juguetear mientras correteaba alrededor de la bruja. En cuanto la voz de la mujer le preguntó por su estado, el vampirito reveló una suave sonrisa nerviosa y una mirada un tanto culpable que se clavó en su amigo bio.
“Esta bien señorita, no es mía…..Estoy….bien.”
Bajando un poco su mirada, procuró no mirar a Zero. No se avergonzaba de ser un vampiro, y tampoco tenía problemas en admitir que tenía hambre de sangre pero, sabiendo el rechazo de Zero por arrebatar vidas, le costaba admitir que había devorado vivo a un humano que encontró inocente al lado de su carreta ¿Con qué ojos le miraría su amigo? ¿Se decepcionará? Uriel le ponía nervioso solo pensarlo, así que pretendió no darse cuenta y con una animada voz cambió el tema.
“¿Quién es usted, señorita?”
Solo detuvo su animada voz y su juguetona expresión feliz cuando vio por el rabillo del ojo la luz anaranjada de una lámpara, que poco después vino acompañado de una advertencia por parte de Zero. Uriel se giró y, aunque no perdió su toque inocente y feliz, su mirada parecía más seria y serena mientras se preparaba para sacar su puñal, precavido para la más pequeña muestra de hostilidad.
Aquella detrás de la luz era una mujer, por como hacía flotar la lámpara era una bruja sin ninguna duda. Un niño promedio no podría verlo, pero al tener una excelente visión nocturna de vampiro pudo ver cada pequeña acción y gesto de la mujer; En cuanto los vio pareció querer alejarse. un poco aliviado, Uriel estaba por dejar el mango de su puñal pero de inmediato regresó a apretarlo con fuerza en cuanto se percató que de hecho la mujer se aproximaba y miraba fijamente a Zero.
Ah, se conocen…..
Pensando eso, y mientras la bruja se dirigía a Zero, Uriel dejó el mango del puñal y pasó a mirar la mujer con una inocente curiosidad infantil. La mujer era de facciones simples, pero sus bonitos ojos dorados le agradaban bastante, sus ropas revelaban que era una viajera. Uriel sonrió un poco curioso de que si le preguntase a la mujer por alguna aventura le fuera a responder.
“Buenas noches, señorita ¡Mi nombre es Uriel Nova! Pero si lo prefiere puede llamarme Uri~ ¡Oh! ¡Y también…!”
Una vez más, Uriel abrazó por la espalda a Zero de forma cariñosa e infantil mientras una amplia sonrisa se formaba en sus labios. Apoyando la barbilla en el hombro de Zero, y fijando sus grandes y juguetones ojitos marrón-miel en la mujer añadió de forma alegre:
“¡Soy amigo de Zero! Fufu~”
Uriel procuró usar una voz divertida y alegre, pero no grito a pesar de que en una situación normal lo hubiera hecho ¡No se podía evitar! Justo a su lado estaba el oído de Zero ¿Y que clase de amigo dañaba la oreja de su preciado amigo? ¡Solo los niños malos! Y Como Uriel no era un niño malo, tampoco lo haría. Recordando que Zero se sentía incómodo si se prolongaba el contacto fisico demasiado, Uriel dejó al bio y pasó a juguetear mientras correteaba alrededor de la bruja. En cuanto la voz de la mujer le preguntó por su estado, el vampirito reveló una suave sonrisa nerviosa y una mirada un tanto culpable que se clavó en su amigo bio.
“Esta bien señorita, no es mía…..Estoy….bien.”
Bajando un poco su mirada, procuró no mirar a Zero. No se avergonzaba de ser un vampiro, y tampoco tenía problemas en admitir que tenía hambre de sangre pero, sabiendo el rechazo de Zero por arrebatar vidas, le costaba admitir que había devorado vivo a un humano que encontró inocente al lado de su carreta ¿Con qué ojos le miraría su amigo? ¿Se decepcionará? Uriel le ponía nervioso solo pensarlo, así que pretendió no darse cuenta y con una animada voz cambió el tema.
“¿Quién es usted, señorita?”
Uri
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Resulta una agradable sorpresa que la figura femenina en curso de intercepción sea Reike, personaje que Zero conoció en las islas brujas. Ambos individuos congeniaron bien en esa oportunidad vale destacar.
El pequeño robot saluda con su mano derecha mientras ostenta una amplia sonrisa, pronto es abordado otra vez por el joven Uriel quien parece no poder evitar hacer contacto directo cada que puede.
Una vez el niño vampiro se presenta, pasa a separarse. Eventualmente da algunas vueltas como si se tratara de cualquier chico corriente… es curioso que pueda emular mejor la naturaleza infantil que el propio Z9-42.
Me alegra verle de nuevo señorita Reike.
Curiosamente este encuentro casual tiene lugar con dos elementos que Zero conoce de antemano, incluso podría decirse que les tiene confianza. En su mente se asoma la posibilidad de usarles como apoyo en la gesta que tiene delante.
No tarda en negar con la cabeza para sí mismo, Exos solo le corresponde a los mirmidones. Si involucra contactos inexpertos en el tema, podría ocasionar terribles desenlaces… riesgo que no está dispuesto a correr otra vez.
La mujer hechicera no tarda en notar la sangre que mancha el ropaje de Uriel, este último asegura que los fluidos no son suyos y que se encuentra en óptimo estado de salud. Sin duda tiene que ver con su naturaleza vampírica.
Con cierta tristeza, el joven maquina baja la mirada. Le tiene aprecio a su amigo pero aún posee sentimientos encontrados respecto al tema, basta esperar que su dieta de esta noche no haya acabado con una vida inteligente.
Mientras los dos conocidos del chiquillo artificial se ponen al día, dicho personaje aumentado no puede evitar revisar el mapa digital en su mente. Están peligrosamente cerca del evento que estudian las fuerzas del círculo.
Esta zona no es segura… lamento no poder dar la información completa pero deben alejarse “mira con cierta vergüenza” tengo una labor muy peligrosa que desempeñar aquí.
No le agrada dar tales órdenes a sus conocidos aunque es por una buena razón, Uriel ya debe saber en qué tipo de situaciones anda involucrado Z9-42 y los efectos residuales que suelen ocasionar.
La carretera que lleva al sur debería continuar siendo seg…
De repente es interrumpido por algo vistoso, la detonación a distancia de un conjuro mágico. Cierto proyectil rojo sale disparado al cielo y ocasiona una nube luminosa con su explosión, el equivalente arcano de una bengala.
Rojo es peligro…
El pequeño robot saluda con su mano derecha mientras ostenta una amplia sonrisa, pronto es abordado otra vez por el joven Uriel quien parece no poder evitar hacer contacto directo cada que puede.
Una vez el niño vampiro se presenta, pasa a separarse. Eventualmente da algunas vueltas como si se tratara de cualquier chico corriente… es curioso que pueda emular mejor la naturaleza infantil que el propio Z9-42.
Me alegra verle de nuevo señorita Reike.
Curiosamente este encuentro casual tiene lugar con dos elementos que Zero conoce de antemano, incluso podría decirse que les tiene confianza. En su mente se asoma la posibilidad de usarles como apoyo en la gesta que tiene delante.
No tarda en negar con la cabeza para sí mismo, Exos solo le corresponde a los mirmidones. Si involucra contactos inexpertos en el tema, podría ocasionar terribles desenlaces… riesgo que no está dispuesto a correr otra vez.
La mujer hechicera no tarda en notar la sangre que mancha el ropaje de Uriel, este último asegura que los fluidos no son suyos y que se encuentra en óptimo estado de salud. Sin duda tiene que ver con su naturaleza vampírica.
Con cierta tristeza, el joven maquina baja la mirada. Le tiene aprecio a su amigo pero aún posee sentimientos encontrados respecto al tema, basta esperar que su dieta de esta noche no haya acabado con una vida inteligente.
Mientras los dos conocidos del chiquillo artificial se ponen al día, dicho personaje aumentado no puede evitar revisar el mapa digital en su mente. Están peligrosamente cerca del evento que estudian las fuerzas del círculo.
Esta zona no es segura… lamento no poder dar la información completa pero deben alejarse “mira con cierta vergüenza” tengo una labor muy peligrosa que desempeñar aquí.
No le agrada dar tales órdenes a sus conocidos aunque es por una buena razón, Uriel ya debe saber en qué tipo de situaciones anda involucrado Z9-42 y los efectos residuales que suelen ocasionar.
La carretera que lleva al sur debería continuar siendo seg…
De repente es interrumpido por algo vistoso, la detonación a distancia de un conjuro mágico. Cierto proyectil rojo sale disparado al cielo y ocasiona una nube luminosa con su explosión, el equivalente arcano de una bengala.
Rojo es peligro…
Z9-42
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Después de haber visto la expresión que se le había quedado a Zero cuando le sugirió jugar con los demás niños en aquel puerto, Valeria no pudo evitar una sonrisa divertida cuando el niño que se presentó como Uriel Nova se abrazó cariñosamente al pequeño biocibernético. Casi parecían dos críos normales.
Pero a Valeria le constaba que uno de ellos no lo era y podía deducir que el otro, tampoco. Viajaba de noche, sin iluminación, y tenía sangre fresca en la camisa que no era suya. Tampoco se lo veía particularmente traumatizado por lo que hubiese causado esa salpicadura. No había que ser un genio para atar cabos.
—Entiendo —se limitó a decir. Aunque, a decir verdad, había algo que no entendía: «¿Quién diablos convierte a un crío y con qué objetivo?».
Podía ver la incomodidad de ambos muchachos ante la situación. Sin duda, Zero conocía la naturaleza de su amigo y, teniendo en cuenta lo que ahora sabía la bruja acerca de los biocibernéticos, debía de costarle trabajo conciliar dicha naturaleza con las demandas de su “sistema”.
—Yo me llamo Reike —respondió a la pregunta del vampirito, tan dispuesta como él a cambiar de tema—, encantada de conocerte, Uriel. —Y dirigió una sonrisa amable a ambos chicos— Zero y yo coincidimos en mi tierra hace algún tiempo, pero no nos habíamos vuelto a ver desde entonces. Ha sido toda una sorpresa encontrarlo de nuevo en mitad de la nada. ¿Os dirigís a algún sitio en particular?
Al indagar acerca del sitio al que se dirigían, la bruja no pudo evitar preguntarse por aquél del que vendrían, en particular, el pequeño Uriel. Su mente volvió automáticamente al tipo que había dejado tirado en el suelo; no había muchas más opciones, dadas las circunstancias. ¿Se sentía culpable de la posible suerte de aquel tipo? Para nada.
En aquel momento, Zero les sorprendió con una extraña advertencia. La primera vez que se vieron, había estado a punto de desvelar algo acerca de una misión, pero en esta ocasión el chico ni siquiera se molestó en disimular. Sin duda, le preocupaba que unos “orgánicos” se vieran afectados por cualquiera que fuese la peligrosa labor que tenía entre manos. Valeria, sin embargo, tenía otros planes en mente: «No se abandona al tipo que lleva el mapa, a menos que puedas arrebatárselo de las manos», cosa muy poco factible en aquella situación.
—Rojo es peligro, sí —murmuró la bruja con la mirada perdida en la brillante nube luminosa que acababa de aparecer en el cielo. Lo cierto era que, tratándose de magia, cualquier color podía ser peligroso; de hecho, su propia magia ni siquiera tenía color. Aún así, no era el momento de ponerse puntillosos. Suspiró, se acomodó de nuevo la bolsa a la espalda y miró al chiquillo aumentado con expresión seria y decidida—. ¿Es allí a donde vamos?
Pero a Valeria le constaba que uno de ellos no lo era y podía deducir que el otro, tampoco. Viajaba de noche, sin iluminación, y tenía sangre fresca en la camisa que no era suya. Tampoco se lo veía particularmente traumatizado por lo que hubiese causado esa salpicadura. No había que ser un genio para atar cabos.
—Entiendo —se limitó a decir. Aunque, a decir verdad, había algo que no entendía: «¿Quién diablos convierte a un crío y con qué objetivo?».
Podía ver la incomodidad de ambos muchachos ante la situación. Sin duda, Zero conocía la naturaleza de su amigo y, teniendo en cuenta lo que ahora sabía la bruja acerca de los biocibernéticos, debía de costarle trabajo conciliar dicha naturaleza con las demandas de su “sistema”.
—Yo me llamo Reike —respondió a la pregunta del vampirito, tan dispuesta como él a cambiar de tema—, encantada de conocerte, Uriel. —Y dirigió una sonrisa amable a ambos chicos— Zero y yo coincidimos en mi tierra hace algún tiempo, pero no nos habíamos vuelto a ver desde entonces. Ha sido toda una sorpresa encontrarlo de nuevo en mitad de la nada. ¿Os dirigís a algún sitio en particular?
Al indagar acerca del sitio al que se dirigían, la bruja no pudo evitar preguntarse por aquél del que vendrían, en particular, el pequeño Uriel. Su mente volvió automáticamente al tipo que había dejado tirado en el suelo; no había muchas más opciones, dadas las circunstancias. ¿Se sentía culpable de la posible suerte de aquel tipo? Para nada.
En aquel momento, Zero les sorprendió con una extraña advertencia. La primera vez que se vieron, había estado a punto de desvelar algo acerca de una misión, pero en esta ocasión el chico ni siquiera se molestó en disimular. Sin duda, le preocupaba que unos “orgánicos” se vieran afectados por cualquiera que fuese la peligrosa labor que tenía entre manos. Valeria, sin embargo, tenía otros planes en mente: «No se abandona al tipo que lleva el mapa, a menos que puedas arrebatárselo de las manos», cosa muy poco factible en aquella situación.
—Rojo es peligro, sí —murmuró la bruja con la mirada perdida en la brillante nube luminosa que acababa de aparecer en el cielo. Lo cierto era que, tratándose de magia, cualquier color podía ser peligroso; de hecho, su propia magia ni siquiera tenía color. Aún así, no era el momento de ponerse puntillosos. Suspiró, se acomodó de nuevo la bolsa a la espalda y miró al chiquillo aumentado con expresión seria y decidida—. ¿Es allí a donde vamos?
Reike
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
“Señorita Reike entonces…..Hmmmm ¡Bien! Encantado señorita~”
Uriel escuchó atentamente a la bruja mientras seguía curioseando sobre ella en su cabeza. Estaba algo nervioso porque pensaba que tal vez Reike podría medio sospechar que era un vampiro ¡Pero parece que no le dió más vuelta! ¿No lo notó o sencillamente lo notó pero no le importa? Veía más factible la primera, pero de todas formas prefería no pensar en ello ¡Siempre y cuando no fuese peligroso para él estaba bien que ella lo supiera! De todas formas, si no fuera por el estigma, Uriel no tendría problemas en admitir su raza abiertamente.
“¡Oh! Entonces estoy en el lugar indicado en el momento indicado~”
De forma animada, el vampirito miró al bio, incluso si sus expresiones y forma de hablar aún había su dulzura e inocencia naturales ya en él su tono era extrañamente más serio y maduro, su mirada era también un poco más afilada; No estaba bromeando.
“¡Que clase de amigo soy si no estoy al lado cuando se me necesita!”
Uriel le dio una palmada en la espalda a Zero mientras decía eso, su sonrisa era la usual pero era extrañamente más confiable. Incluso si muchas de sus actitudes y forma de pensar eran más bien caóticas e inducían a cometer actos bastante….mal, había una cosa que Uriel tenía clara; No dejaría sola cualquier persona preciada. No era algo como vampiro, sino como persona. No solo eso, había hecho un juramento en los Gorriones de no abandonar a su suerte a un gorrión cuando se le necesitase.
“¡Oh! Y solo para que lo sepas, Zero ¡Iré incluso si tratas de impedirlo! sabes que nunca me doy por vencido~”
Uriel sabía perfectamente que al igual que él no estaba dispuesto a dejarle solo ante el peligro, el bio no lo estaba en meterle en líos peligrosos ¡Pero tampoco es como si el bio tuviera alternativas! El vampirito era cabezota, arrogante y ególatra ¡Si decía que iba con él, es que lo haría! Y lamentablemente para Zero, Uriel nunca cedía una vez decidía seriamente algo. Además, si resultaba que el responsable de todo esto era Verne una vez más….
Esta vez apuntaré a la cabeza, maldita rata callejera
Por unos segundos, al a par que esos pensamiento, una luz oscura y llena de sed de sangre brilló en los grandes ojos marrón miel del vampiro. Pero solo eso, unos segundos, de inmediato regresó a su juguetona e inocente brillantez
“Mu~ ¡Siempre haces lo mismo! Siempre te las das de adulto….¡Pues lastima! ¡No tengo intenciones de dejarte sola! FuahhahahahaHAHA-...¿Hmmm?”
En el momento que Uriel comenzó a carcajear, un intenso carmesí llenó el cielo estrellado y puso nervioso por un segundo a Uriel, por instinto pensó en el Sol. Suspirando aliviado al ver que solo era magia, Uriel pasó a ver entonces el rostro de Zero; Parece que las cosas se están poniendo feas.
“¡Vamos! ¡Enséñanos el camino, Zero”
Uriel escuchó atentamente a la bruja mientras seguía curioseando sobre ella en su cabeza. Estaba algo nervioso porque pensaba que tal vez Reike podría medio sospechar que era un vampiro ¡Pero parece que no le dió más vuelta! ¿No lo notó o sencillamente lo notó pero no le importa? Veía más factible la primera, pero de todas formas prefería no pensar en ello ¡Siempre y cuando no fuese peligroso para él estaba bien que ella lo supiera! De todas formas, si no fuera por el estigma, Uriel no tendría problemas en admitir su raza abiertamente.
“¡Oh! Entonces estoy en el lugar indicado en el momento indicado~”
De forma animada, el vampirito miró al bio, incluso si sus expresiones y forma de hablar aún había su dulzura e inocencia naturales ya en él su tono era extrañamente más serio y maduro, su mirada era también un poco más afilada; No estaba bromeando.
“¡Que clase de amigo soy si no estoy al lado cuando se me necesita!”
Uriel le dio una palmada en la espalda a Zero mientras decía eso, su sonrisa era la usual pero era extrañamente más confiable. Incluso si muchas de sus actitudes y forma de pensar eran más bien caóticas e inducían a cometer actos bastante….mal, había una cosa que Uriel tenía clara; No dejaría sola cualquier persona preciada. No era algo como vampiro, sino como persona. No solo eso, había hecho un juramento en los Gorriones de no abandonar a su suerte a un gorrión cuando se le necesitase.
“¡Oh! Y solo para que lo sepas, Zero ¡Iré incluso si tratas de impedirlo! sabes que nunca me doy por vencido~”
Uriel sabía perfectamente que al igual que él no estaba dispuesto a dejarle solo ante el peligro, el bio no lo estaba en meterle en líos peligrosos ¡Pero tampoco es como si el bio tuviera alternativas! El vampirito era cabezota, arrogante y ególatra ¡Si decía que iba con él, es que lo haría! Y lamentablemente para Zero, Uriel nunca cedía una vez decidía seriamente algo. Además, si resultaba que el responsable de todo esto era Verne una vez más….
Esta vez apuntaré a la cabeza, maldita rata callejera
Por unos segundos, al a par que esos pensamiento, una luz oscura y llena de sed de sangre brilló en los grandes ojos marrón miel del vampiro. Pero solo eso, unos segundos, de inmediato regresó a su juguetona e inocente brillantez
“Mu~ ¡Siempre haces lo mismo! Siempre te las das de adulto….¡Pues lastima! ¡No tengo intenciones de dejarte sola! FuahhahahahaHAHA-...¿Hmmm?”
En el momento que Uriel comenzó a carcajear, un intenso carmesí llenó el cielo estrellado y puso nervioso por un segundo a Uriel, por instinto pensó en el Sol. Suspirando aliviado al ver que solo era magia, Uriel pasó a ver entonces el rostro de Zero; Parece que las cosas se están poniendo feas.
“¡Vamos! ¡Enséñanos el camino, Zero”
Uri
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Con un ligero suspiro, Zero se resigna a continuar debatiendo el tema con sus aliados. Claramente nada de lo que diga les hará cambiar de opinión, es algo fácil de apreciar en las señales corporales y otros signos... al menos para él.
La razón por la cual quieren ponerse en un peligro innecesario se le escapa al chico máquina… aunque irónicamente es algo que la propia creación lleva haciendo desde que tuvo plena libertad de acción.
Puede decirse con total propiedad que en su pequeño pecho late “un alma aventurera”, figurativamente hablando claro. Esto es aplicable también a las personas que tiene delante por obvias razones.
Muchas gracias.
Sonríe de manera cordial, pese a que la situación toma un camino no deseado. Después de todo si los personajes cercanos poseen la voluntad de acompañarle al peligro de buenas a primeras, significa que tienen un vínculo.
Tengan cuidado, la situación es peligrosamente viable.
Acto seguido inicia la marcha, siempre manteniendo un desplazamiento táctico. También cuida de que sus aliados no se separen demasiado, bien sabe que Uriel puede ser un tanto infantil durante eventos peliagudos.
A medida que avanzan, el chiquillo robot revisa su posición en el mapa mental actualizado. El único satélite de Aerandir ahora mismo se encuentra al otro lado del planeta pero la información residual es igual de útil.
No les toma mucho llegar al pueblo cercano, la zona de interés para Exos engloba a tres de estas pequeñas aldeas. A simple vista no parece tener nada extraño, claro que esta percepción cambia cuando se ve a sus habitantes aun despiertos y pegados de las ventanas entrecerradas.
También es fácil detallar como algunas casas están barricadas y tienen cierto símbolo rojo en sus puertas, lo registros del chiquillo artificial arrojan una concordancia rápido pues son los mismos que se utilizaron para señalar las casas infectadas durante la peste reciente.
Creo que hay riesgo biológico, lo mejor será no acercarnos a los sitios marcados.
Si el círculo anda detrás de un elemento infeccioso, la situación es más severa de lo que originalmente calculo Z9-42. Las facciones de Aerandir no tienen mecanismos para combatir epidemias, el fracaso durante la última lo demuestra.
Disculpen “toca una puerta sin marcar” necesitamos información… sé que están escuchando detrás, no representamos un peligro.
La razón por la cual quieren ponerse en un peligro innecesario se le escapa al chico máquina… aunque irónicamente es algo que la propia creación lleva haciendo desde que tuvo plena libertad de acción.
Puede decirse con total propiedad que en su pequeño pecho late “un alma aventurera”, figurativamente hablando claro. Esto es aplicable también a las personas que tiene delante por obvias razones.
Muchas gracias.
Sonríe de manera cordial, pese a que la situación toma un camino no deseado. Después de todo si los personajes cercanos poseen la voluntad de acompañarle al peligro de buenas a primeras, significa que tienen un vínculo.
Tengan cuidado, la situación es peligrosamente viable.
Acto seguido inicia la marcha, siempre manteniendo un desplazamiento táctico. También cuida de que sus aliados no se separen demasiado, bien sabe que Uriel puede ser un tanto infantil durante eventos peliagudos.
A medida que avanzan, el chiquillo robot revisa su posición en el mapa mental actualizado. El único satélite de Aerandir ahora mismo se encuentra al otro lado del planeta pero la información residual es igual de útil.
No les toma mucho llegar al pueblo cercano, la zona de interés para Exos engloba a tres de estas pequeñas aldeas. A simple vista no parece tener nada extraño, claro que esta percepción cambia cuando se ve a sus habitantes aun despiertos y pegados de las ventanas entrecerradas.
También es fácil detallar como algunas casas están barricadas y tienen cierto símbolo rojo en sus puertas, lo registros del chiquillo artificial arrojan una concordancia rápido pues son los mismos que se utilizaron para señalar las casas infectadas durante la peste reciente.
Creo que hay riesgo biológico, lo mejor será no acercarnos a los sitios marcados.
Si el círculo anda detrás de un elemento infeccioso, la situación es más severa de lo que originalmente calculo Z9-42. Las facciones de Aerandir no tienen mecanismos para combatir epidemias, el fracaso durante la última lo demuestra.
Disculpen “toca una puerta sin marcar” necesitamos información… sé que están escuchando detrás, no representamos un peligro.
Z9-42
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Zero caminaba en cabeza, mostrando una actitud protectora hacia sus acompañantes. A Valeria no le extrañó, teniendo en cuenta lo que sabía del muchacho. El otro crío, Uriel, resultaba más inquietante en aquellos momentos. Tenía el aspecto y el comportamiento de un chiquillo normal y corriente, pero le había parecido ver algo realmente oscuro en su mirada durante un segundo. «Al menos, parece que ha comido», se dijo. Era un problema menos del que preocuparse.
Llegaron a una aldea y pronto quedó claro que allí ocurría algo extraño. La gente no estaba durmiendo, sino que los espiaban por las ventanas; o no tenían práctica haciéndolo, o no les importaba que ellos se dieran cuenta de que estaban siendo observados. El hecho de que algunas casas estuvieran marcadas y barricadas no contribuía a relajar el ambiente.
—¿Riesgo bi-qué? —se preguntó la bruja en voz alta.
No tenía la menor intención de acercarse a las casas marcadas, pues gritaban “cuarentena” a cualquiera que tuviera ojos par verlas. El chiquillo aumentado se dirigió a una de las casas sin marcar. A pesar de que era evidente que sus habitantes les habían visto llegar, nadie contestó al llamado del niño. Valeria puso una mano en el hombro del pequeño para indicarle que se apartara y volvió a tocar con los nudillos.
—Por favor —le dijo a la puerta—, viajo con dos niños. Sólo necesitamos un momento. —Oyó movimiento al otro lado y acercó la oreja para enterarse de lo que pasaba.
—No lo hagas, Marta —dijo un hombre de voz cansada.
—Son niños, Ron, no podemos dejarlos afuera. —La voz de la mujer sonaba preocupada.
Discutieron durante un momento pero, finalmente, Ron claudicó y Marta les abrió la puerta y los apremió para que entraran, cerrando la puerta tan deprisa tras ellos, que no les dio opción a quedarse en el umbral. El hombre, un señor de pelo gris y rostro arrugado que se ayudaba de un bastón para caminar, les miró con el ceño fruncido y se acercó deprisa a una de las ventanas para volver a espiar el exterior.
—Disculpad a mi suegro —les dijo Marta mientras los invitaba a avanzar hasta la cocina, donde aún había un fuego encendido—, las cosas no van bien en el pueblo últimamente. Hay gente extraña rondando por ahí, no es seguro estar fuera a estas horas.
«Ni dentro», pensó Valeria, «si ni siquiera se atreven a irse a dormir». Evitó hacer comentarios al respecto.
—Hemos visto que hay algunas casas marcadas, como si estuvieran en cuarentena. ¿Es que hay alguna epidemia? —La mujer se frotó las manos nerviosa y evitó la mirada de la bruja— Tengo conocimientos médicos —dijo Valeria para animarla a hablar—, tal vez pueda ayudar.
Llegaron a una aldea y pronto quedó claro que allí ocurría algo extraño. La gente no estaba durmiendo, sino que los espiaban por las ventanas; o no tenían práctica haciéndolo, o no les importaba que ellos se dieran cuenta de que estaban siendo observados. El hecho de que algunas casas estuvieran marcadas y barricadas no contribuía a relajar el ambiente.
—¿Riesgo bi-qué? —se preguntó la bruja en voz alta.
No tenía la menor intención de acercarse a las casas marcadas, pues gritaban “cuarentena” a cualquiera que tuviera ojos par verlas. El chiquillo aumentado se dirigió a una de las casas sin marcar. A pesar de que era evidente que sus habitantes les habían visto llegar, nadie contestó al llamado del niño. Valeria puso una mano en el hombro del pequeño para indicarle que se apartara y volvió a tocar con los nudillos.
—Por favor —le dijo a la puerta—, viajo con dos niños. Sólo necesitamos un momento. —Oyó movimiento al otro lado y acercó la oreja para enterarse de lo que pasaba.
—No lo hagas, Marta —dijo un hombre de voz cansada.
—Son niños, Ron, no podemos dejarlos afuera. —La voz de la mujer sonaba preocupada.
Discutieron durante un momento pero, finalmente, Ron claudicó y Marta les abrió la puerta y los apremió para que entraran, cerrando la puerta tan deprisa tras ellos, que no les dio opción a quedarse en el umbral. El hombre, un señor de pelo gris y rostro arrugado que se ayudaba de un bastón para caminar, les miró con el ceño fruncido y se acercó deprisa a una de las ventanas para volver a espiar el exterior.
—Disculpad a mi suegro —les dijo Marta mientras los invitaba a avanzar hasta la cocina, donde aún había un fuego encendido—, las cosas no van bien en el pueblo últimamente. Hay gente extraña rondando por ahí, no es seguro estar fuera a estas horas.
«Ni dentro», pensó Valeria, «si ni siquiera se atreven a irse a dormir». Evitó hacer comentarios al respecto.
—Hemos visto que hay algunas casas marcadas, como si estuvieran en cuarentena. ¿Es que hay alguna epidemia? —La mujer se frotó las manos nerviosa y evitó la mirada de la bruja— Tengo conocimientos médicos —dijo Valeria para animarla a hablar—, tal vez pueda ayudar.
Reike
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Uriel siguió obedientemente a Zero justo detrás de él, sin osar hacer ningún movimiento por su cuenta que pudiera ponerlos en riesgo innecesario ¡Aunque ganas no le faltaban! Era capaz de entender que no comprendía los planes de Zero y que no conocía su entorno debido a que su maestro le prohibió terminantemente pisar alguna aldea de la zona al ser informado de la ubicación de Uriel. Dado que no quería que Zero se enfadara con él, y que valoraba su propia vida, se mantuvo tranquilo todo el recorrido que fácilmente pudo mantener debido a sus capacidades físicas de vampiro.
La aldea a la que fueron a parar puso en primera instancia nervioso e inquieto a Uriel dado que tenía prohibido acercarse a estas por orden directa del maestro, pero enseguida se contuvo y se esforzó para alejarlo de su mente ¡Era por el bien de un amigo! Dado que estaba ayudando a un amigo, debía estar bien saltarse órdenes.
El tamaño de la aldea debía ser promedio, casi rozando lo pequeño; No debían sobrepasar las 25 casas rusticas y de madera propia de familias humildes. Pero Uriel se sintió curioso por las deterioradas y abandonadas casas marcadas con un símbolo carmesí, dado que tenía prohibido acercarse a aldeas afectadas por la epidemia era la primera vez que las veía, no podía evitar mirarlas entre curioso y nervioso.
“¿No duermen?....”
Murmuró para sí mismo mientras ojeaba las figuras de personas observando desde las ventanas de sus viviendas, en cuanto Uriel pasaba sus ojos marrón-miel por estas las personas parecían esconderse levemente o nerviosamente fingían estar haciendo otra cosa, Uriel no pudo ocultar una risita divertida, como si lo encontrara divertido. Solo volvió a centrar su atención al grupo cuando escuchó los golpecitos regulares de Zero contra la puerta de madera de una de las pequeñas casas, dando un leve trote, se posicionó al lado de la bruja y el bio.
Sin hablar, el vampiro esperó pacientemente a que las cosas sucedieran, dedicándose únicamente a espiar los alrededores y lo que hacían las personas desde los marcos de sus ventanas, e incluso respondió al saludo de una pequeña niñita castaña que le saludó moviendo su manita antes de ser apartada apresuradamente por lo que parecía ser su madre.
Gracias a las palabras de Reike y la amabilidad de la mujer que habitaba esa casa, finalmente pudieron pasar a una incluso cuando el hombre que ahí también vivía estaba abiertamente en contra. Uriel, pasó adentro aún guardando silencio pero en cuanto vio a la mujer dijo con un tono agradecido y alegre:
“Gracias por invitarnos, amable señora”
Luego regresó a su inusual silencio mientras exploraba con la mirada la morada de madera húmeda y barro. La casa no debía medir más de 7 pasos y era de una única sala bien iluminada gracias a una rústica chimenea encendida, todas las cosas básicas de una casa básica estaban puestas eficientemente en esa única sala; En un lateral se podía ver una rústica y pequeña cocina que incluya una zona para limpiar los platos de madera, un horno de madera y un lugar donde cocinar comida. También se podía ver una zona que servía de despensa y una única cama de paja. El suelo era de tierra y en el centro de la vivienda había una pequeña mesa con 2 sillas. Era una versión normal y corriente de una casa promedio de Aerandir, sencilla y eficiente.
“¿Hmm?”
Uriel entonces fijó sus ojos infantiles en el señor, quien no había abierto la boca desde que entraron a la casa y estaba sentado en la mesa de madera. El señor estaba observándolos fríamente pero a la vez con desconfianza, aún así, no había hostilidad más allá de la preocupación que debía sentir por su propia seguridad y el de la mujer. A Uriel le dejó una buena impresión.
Uri
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Los intentos de Zero por ganar acceso a la vivienda resultan infructuosos, afortunadamente su compañera sabe cómo influir en el ser inteligente de manera más eficiente. Al terminar su argumento, la puerta principal se abre.
Nada más entrar, se cierra el único punto de acceso otra vez. Son recibidos por dos personajes con distintos niveles de aceptación, es claro que el anciano de la casa no les ve con buenos ojos de buenas a primeras pero contiene cualquier comentario desagradable.
Por otro lado la mujer se muestra amistosa, especialmente con los niños. Es de esa clase de personas que recuerda el cometido principal de la naturaleza viva, cuidar a las nuevas generaciones por sobre todo.
No es un concepto muy aplicable a ambos enanos pero la intención es lo que cuenta, después de todo mantienen la apariencia de dos niños jóvenes y en cierto modo su comportamiento… visto en ese sentido no es fácil dar un argumento cerrado.
Son informados de que la aldea no es segura, algo que Z9-42 escucha de manera atenta. Reike decide pasar directamente al punto de la enfermedad aunque esto no genera buena reacción en su anfitriona.
Solo queremos saber que ocurre, no deseamos importunar…
La voz infantil de Z9-42 sirve para relajar tensión y antes de darse cuenta la dama se resigna, después de todo ahora los tres forasteros son parte activa de la situación cambiante al encontrarse en el área.
Comenzó hace pocos meses…
¡Marta!
¡Ahora les concierne también!
“El hombre toma una postura silenciosa”.
Son dos figuras pequeñas, cuando se acercan a una casa, la gente en su interior enferma… tratamos de atraparles pero son muy escurridizos.
Hemos perdido a mucha gente buena por esos dos.
Hace dos días llegaron unos enmascarados, hechiceros preguntando por el problema, no fueron amables pero evitaron causar problemas.
La luz en el cielo, ¿Que la ocasiono?
Pusieron una trampa a las dos figuras, lograron pillarles y salieron tras de ellas, usaron esa magia para llamar a los suyos e iniciar la persecución.
Zero se queda meditando varios segundos, no puede ser un remanente de la pandemia pues esta acabo hace un año. Que las fuerzas de Exos estén detrás de los causantes sin duda vuelve todo más misterioso.
Muchas gracias por su ayuda, ahora debemos continuar… este problema no durara mucho más.
Nada más entrar, se cierra el único punto de acceso otra vez. Son recibidos por dos personajes con distintos niveles de aceptación, es claro que el anciano de la casa no les ve con buenos ojos de buenas a primeras pero contiene cualquier comentario desagradable.
Por otro lado la mujer se muestra amistosa, especialmente con los niños. Es de esa clase de personas que recuerda el cometido principal de la naturaleza viva, cuidar a las nuevas generaciones por sobre todo.
No es un concepto muy aplicable a ambos enanos pero la intención es lo que cuenta, después de todo mantienen la apariencia de dos niños jóvenes y en cierto modo su comportamiento… visto en ese sentido no es fácil dar un argumento cerrado.
Son informados de que la aldea no es segura, algo que Z9-42 escucha de manera atenta. Reike decide pasar directamente al punto de la enfermedad aunque esto no genera buena reacción en su anfitriona.
Solo queremos saber que ocurre, no deseamos importunar…
La voz infantil de Z9-42 sirve para relajar tensión y antes de darse cuenta la dama se resigna, después de todo ahora los tres forasteros son parte activa de la situación cambiante al encontrarse en el área.
Comenzó hace pocos meses…
¡Marta!
¡Ahora les concierne también!
“El hombre toma una postura silenciosa”.
Son dos figuras pequeñas, cuando se acercan a una casa, la gente en su interior enferma… tratamos de atraparles pero son muy escurridizos.
Hemos perdido a mucha gente buena por esos dos.
Hace dos días llegaron unos enmascarados, hechiceros preguntando por el problema, no fueron amables pero evitaron causar problemas.
La luz en el cielo, ¿Que la ocasiono?
Pusieron una trampa a las dos figuras, lograron pillarles y salieron tras de ellas, usaron esa magia para llamar a los suyos e iniciar la persecución.
Zero se queda meditando varios segundos, no puede ser un remanente de la pandemia pues esta acabo hace un año. Que las fuerzas de Exos estén detrás de los causantes sin duda vuelve todo más misterioso.
Muchas gracias por su ayuda, ahora debemos continuar… este problema no durara mucho más.
Z9-42
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Después de algunas tensiones entre sus dos anfitriones y la intervención del pequeño Zero, la mujer les explicó lo que estaba ocurriendo, con ciertas reticencias por parte del hombre. Valeria escuchaba con atención.
Le sorprendió lo de las “figuras pequeñas”. Ni siquiera “personas” o “individuos”, simplemente “figuras”. Seres escurridizos que propagaban enfermedades de forma, aparentemente, consciente e intencionada. ¿Con qué objeto? ¿Estarían experimentando con aquella gente? A la bruja no le gustaba aquello.
Lo de los supuestos hechiceros enmascarados no hizo mucho por aliviar la tensión que iba creciendo en su interior. Todo el pueblo parecía alterado, asustado; llevaban meses así, pero nadie parecía hacer nada, hasta que llegan unos misteriosos hechiceros de quién sabía dónde. ¿Cómo supieron lo que estaba pasando?
Ahora que lo pensaba, ¿cómo sabía Zero que allí pasaba algo? Les había advertido en el camino de que no era una zona segura. Estaba guiando el interrogatorio; de forma eficiente, debía añadir. Sin duda, parecía tener una cierta idea de lo que estaba ocurriendo. “…este problema no durará mucho más”. ¿Era esa su misión aquella noche?, ¿acabar con ese problema?
—Pero, ¿vais a salir ahora? —dijo la mujer con gesto de preocupación— ¿Con dos niños? —añadió mirando directamente a Valeria— ¡Es peligroso!
La bruja debió prever que eso de usar a los niños para entrar les iba a suponer un problema a la hora de salir. Ya era tarde para echarse atrás, así que tendría que ver la forma de salir del paso.
—Agradezco su preocupación —dijo acercándose a Uriel, que parecía observar la casa con curiosidad infantil, y tomándolo de la mano—, pero mi marido nos está esperando. Se preocupará si nos retrasamos. —Se acercó a Zero y también le tomó una mano con la que le quedaba libre—. Sobre todo, estando así las cosas. —La mujer no se veía muy convencida, pero asintió y les abrió la puerta— Gracias otra vez por la información. Vamos, muchachos.
Dicho esto, Valeria salió apresuradamente de la casa, para no dar ocasión a que alguno de sus acompañantes hiciese alguna observación inocente que mandara al traste su historia. Sin duda, viajar con niños era complicado. Una vez fuera, siguió caminando deprisa durante un trecho. No soltó a los niños hasta que doblaron un recodo que ocultó la casa de la que habían salido. Volvió a mirar a los lados antes de hablar.
—Zero, ¿tú sabes algo de lo que está ocurriendo aquí? —No era un reproche, simplemente, necesitaba conocer la información para saber a qué atenerse.
Le sorprendió lo de las “figuras pequeñas”. Ni siquiera “personas” o “individuos”, simplemente “figuras”. Seres escurridizos que propagaban enfermedades de forma, aparentemente, consciente e intencionada. ¿Con qué objeto? ¿Estarían experimentando con aquella gente? A la bruja no le gustaba aquello.
Lo de los supuestos hechiceros enmascarados no hizo mucho por aliviar la tensión que iba creciendo en su interior. Todo el pueblo parecía alterado, asustado; llevaban meses así, pero nadie parecía hacer nada, hasta que llegan unos misteriosos hechiceros de quién sabía dónde. ¿Cómo supieron lo que estaba pasando?
Ahora que lo pensaba, ¿cómo sabía Zero que allí pasaba algo? Les había advertido en el camino de que no era una zona segura. Estaba guiando el interrogatorio; de forma eficiente, debía añadir. Sin duda, parecía tener una cierta idea de lo que estaba ocurriendo. “…este problema no durará mucho más”. ¿Era esa su misión aquella noche?, ¿acabar con ese problema?
—Pero, ¿vais a salir ahora? —dijo la mujer con gesto de preocupación— ¿Con dos niños? —añadió mirando directamente a Valeria— ¡Es peligroso!
La bruja debió prever que eso de usar a los niños para entrar les iba a suponer un problema a la hora de salir. Ya era tarde para echarse atrás, así que tendría que ver la forma de salir del paso.
—Agradezco su preocupación —dijo acercándose a Uriel, que parecía observar la casa con curiosidad infantil, y tomándolo de la mano—, pero mi marido nos está esperando. Se preocupará si nos retrasamos. —Se acercó a Zero y también le tomó una mano con la que le quedaba libre—. Sobre todo, estando así las cosas. —La mujer no se veía muy convencida, pero asintió y les abrió la puerta— Gracias otra vez por la información. Vamos, muchachos.
Dicho esto, Valeria salió apresuradamente de la casa, para no dar ocasión a que alguno de sus acompañantes hiciese alguna observación inocente que mandara al traste su historia. Sin duda, viajar con niños era complicado. Una vez fuera, siguió caminando deprisa durante un trecho. No soltó a los niños hasta que doblaron un recodo que ocultó la casa de la que habían salido. Volvió a mirar a los lados antes de hablar.
—Zero, ¿tú sabes algo de lo que está ocurriendo aquí? —No era un reproche, simplemente, necesitaba conocer la información para saber a qué atenerse.
Reike
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
El vampirito solo salió de su estado silencioso cuando sintió la cálida palma de Reike sujetando su mano, el vampirito primero pareció confuso y un tanto sorprendido pero se dejó tomar desde que la persona no parecía tener malas intenciones ¡De hecho su mano le sujetaba bastante gentilmente! Uriel pareció encantado al respecto y con una sonrisita infantil estrechó la mano de la bruja a tiempo para cuando la mujer los sacó de la casa rápidamente. Caminaron un largo trecho hasta las afueras del pueblo, pero hubo algo que al vampirito le preocupó a medida que caminaban
“¿....? ¡Ah! Espera…¿Y las personas?”
Durante todo el camino observó las ventanas y aperturas de las casas, esperando volver a ver la figuras humanas en las ventanas pero en su lugar no había nada en estas, totalmente vacías. Como si nadie hubiera estado para empezar ahí. Uriel comenzó a tener un mal presentimiento, cosa que no tardó en confirmarse.
“Figuras pequeñas ¿No son ellos pequeños?”
“¿No son solo niños, y tienen un adulto con ellos? Parecen críos normales y corrientes”
“¿Quieres arriesgar a que nuestro bebé sea el siguiente?”
“¡No! P-Pero parecen críos normales….”
“Si lo son o no, no importa ¡Ya perdimos suficientes personas! No podemos permitir más...”
Incontables voces de pueblerinos comenzaron a rodearlos ruidosamente, las tenues figuras pudieron comenzar a mostrarse y lentamente se volvían más visibles para la bruja y el bio pero para el vampirito era más claro que el agua. Esos humanos…..Algunos parecían indecisos, otros enfadados e incluso unos pocos indiferentes pero todos tenían algo en común; Portaban armas. Cuchillos, herramienta de trabajo, piedras e incluso unos pocos espada. Uriel se pegó un poco a Reike mientras apretaba su mano.
“D-Debemos huir….Son demasiados.”
Tirando de la mano de Reike, Uriel señaló que debían actuar rápido antes de que los aldeanos lograran rodearlos exitosamente, cosa que como pensó Uriel pasó antes de que pudieran hacerlo. El vampirito dejó de tirar de su mano y en su lugar observó un poco asustado a la gran masa de humanos que no dejaban de murmurar cosas egoístas y auto justificativas, Uriel sabía lo aterrador que eran los humanos cuando cometían actos así bajo la explicación de “Es por el bien común”. El niño tembló y un poco asustado dijo, viendo como se aproximaban cada vez más y sus ojos se inundaban cada veza con más sed de sangre:
“A-Alejaos…...N-No…..¡Alejaos!”
Como si fuera por arte de magia, la gente comenzó a actuar diferente. Algunos parecían realmente arrepentidos de sus actos, otras observaron a Uriel con tristeza ¡Incluso unos pocos lloraron como niño! Una señora incluso se arrodilló para pedirle perdón al vampirito entre lágrimas. Como si el crimen de intentar dañarlos, especialmente dañara Uriel, fuera el mayor crímenes en sus vidas. Esta no era la primera vez que pasaba algo así…..Justo aquel día, en la misión con Kosir…..
“Por favor, vete ¡Y no vuelvas a esta aldea, por favor! ¡Solo corre!”
Los aldeanos abrieron entre todos un sendero hacia el bosque entre lágrimas y disculpas acompañadas de verdadera angustia. Uriel no supo qué decir, estaba realmente confuso, pero decidió que debían aprovechar la situación y tirando de la ropa de Reike dijo;
“D-Debemos huir ¡Rápido!”
..................................................Off rol.............................................................
Hab Nivel 0:
Piedad (mantenida) El vampiro hace gala de su inocente aspecto para levantar sentimiento parcial de misericordia a quienes miren sus ojos infantiles. El personaje afectado por la habilidad sentirá lástima de Uriel y tenderá a alejarse de él
Duración: 2 turnos.
Enfriamiento: 5 turnos.
“¿....? ¡Ah! Espera…¿Y las personas?”
Durante todo el camino observó las ventanas y aperturas de las casas, esperando volver a ver la figuras humanas en las ventanas pero en su lugar no había nada en estas, totalmente vacías. Como si nadie hubiera estado para empezar ahí. Uriel comenzó a tener un mal presentimiento, cosa que no tardó en confirmarse.
“Figuras pequeñas ¿No son ellos pequeños?”
“¿No son solo niños, y tienen un adulto con ellos? Parecen críos normales y corrientes”
“¿Quieres arriesgar a que nuestro bebé sea el siguiente?”
“¡No! P-Pero parecen críos normales….”
“Si lo son o no, no importa ¡Ya perdimos suficientes personas! No podemos permitir más...”
Incontables voces de pueblerinos comenzaron a rodearlos ruidosamente, las tenues figuras pudieron comenzar a mostrarse y lentamente se volvían más visibles para la bruja y el bio pero para el vampirito era más claro que el agua. Esos humanos…..Algunos parecían indecisos, otros enfadados e incluso unos pocos indiferentes pero todos tenían algo en común; Portaban armas. Cuchillos, herramienta de trabajo, piedras e incluso unos pocos espada. Uriel se pegó un poco a Reike mientras apretaba su mano.
“D-Debemos huir….Son demasiados.”
Tirando de la mano de Reike, Uriel señaló que debían actuar rápido antes de que los aldeanos lograran rodearlos exitosamente, cosa que como pensó Uriel pasó antes de que pudieran hacerlo. El vampirito dejó de tirar de su mano y en su lugar observó un poco asustado a la gran masa de humanos que no dejaban de murmurar cosas egoístas y auto justificativas, Uriel sabía lo aterrador que eran los humanos cuando cometían actos así bajo la explicación de “Es por el bien común”. El niño tembló y un poco asustado dijo, viendo como se aproximaban cada vez más y sus ojos se inundaban cada veza con más sed de sangre:
“A-Alejaos…...N-No…..¡Alejaos!”
Como si fuera por arte de magia, la gente comenzó a actuar diferente. Algunos parecían realmente arrepentidos de sus actos, otras observaron a Uriel con tristeza ¡Incluso unos pocos lloraron como niño! Una señora incluso se arrodilló para pedirle perdón al vampirito entre lágrimas. Como si el crimen de intentar dañarlos, especialmente dañara Uriel, fuera el mayor crímenes en sus vidas. Esta no era la primera vez que pasaba algo así…..Justo aquel día, en la misión con Kosir…..
“Por favor, vete ¡Y no vuelvas a esta aldea, por favor! ¡Solo corre!”
Los aldeanos abrieron entre todos un sendero hacia el bosque entre lágrimas y disculpas acompañadas de verdadera angustia. Uriel no supo qué decir, estaba realmente confuso, pero decidió que debían aprovechar la situación y tirando de la ropa de Reike dijo;
“D-Debemos huir ¡Rápido!”
..................................................Off rol.............................................................
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Enfriamiento: 5 turnos.
Uri
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Aunque al principio la mujer del lugar no ve de buena manera que quieran abandonar la seguridad que ofrecen cuatro paredes, termina por permitir su salida. Reike hace un excelente trabajo generando una historia en cierto modo creíble.
Zero se despide amablemente y camina llevado de la mano por el personaje arcano, vale destacar que mantiene una sonrisa inocente. Esto se debe más que todo a la propia iniciativa que tiene su compañera, el ligero contacto de seguridad que entablan.
Ligeros recuerdos fantasmas se forman en su mente, imágenes borrosas que disminuyen el tiempo alrededor… o solo en su pequeña cabeza. Antes, tomar la mano de alguien significaba algo, daba confianza personal pero a la vez era una forma de asegurar…
Nada me hará daño si estoy contigo, ¿Verdad?
Dice con los ojos clavados en Reike, pero su mirada esta difusa, en realidad no está allí. Eventualmente la pupila de sus globos oculares se enfoca cada vez más en la mujer, volviendo de la nada al mundo real.
Para ese entonces otra situación está en desarrollo, Uriel es el primero en percibirla e irónicamente es el propio niño maquina quien permanece ignorante más tiempo. Los aldeanos les confunden con las pequeñas figuras que tantas desgracias han causado.
No hay palabra que logre disminuir el odio colectivo, resulta claro que la turba a su alrededor se mueve más como una entidad de odio. Apelar a la conciencia individual en este caso es inútil pues cualquier tipo de inteligencia se encuentra en segundo plano.
Zero entonces accede a sus sistemas tácticos de forma automática, siente la necesidad de atacar primero. Este deseo por una respuesta violenta definitiva ya lo ha experimentado antes, solo la experiencia previa le permite evitar cometer los mismos errores trágicos aunque no sin esfuerzo.
No somos los causantes, deténganse po… “recibe una piedra en la frente”.
Sabe quién lo hizo, el granjero de mediana edad que se oculta tras una mujer. A medida que la sangre corre por la pequeña abertura contundente del golpe, Z9-42 no puede evitar mirarlo con decepción e incluso tristeza.
Afortunadamente no ocurren mayores contratiempos, la turba se disipa en un arrebato de conciencia. No tiene mucho sentido aunque el niño robot utiliza la lógica precisa de su cerebro aumentado para endosarle una causa al fenómeno, Uriel de alguna forma utilizo una contramedida vampira desconocida.
Tiene sentido, tales entidades oscuras poseen habilidades que les permiten nublar el juicio inteligente… o incluso reforzarlo como podría considerarse en este caso. Que el propio Uriel se muestre igual de sorprendido que sus amigos sin duda genera muchas dudas pero todo tiene un momento ideal para el debate y ahora mismo no lo es.
El pequeño robot entonces termina acercándose bastante al único elemento que le genera seguridad, la persona que tiene tomada su mano. Algunas lágrimas escurren de sus ojos y tiembla afectado, misma mirada perdida que hace instantes.
¿Qué le duele?, es imposible que sea el golpe de su frente, demasiado insignificante a pesar de haber causado daño. Tal vez lo rápido que el grupo de aldeanos se puso en su contra le trastorno, la poca confianza que le tiene el mundo a la hora de la verdad.
Duele…
Una palabra nacida por inercia haciendo referencia a algo más complejo que el simple malestar físico, ¿Pero qué?, lo único que puede recordar es la sensación cálida de amor siendo suplantada fugazmente por odio, miedo y dolor… un momento de debilidad ante las circunstancias que lo devolvieron a la humanidad plena por varios segundos.
Debemos seguir “se seca las lágrimas y suelta la mano de Reike” hay trabajo que hacer.
Zero se despide amablemente y camina llevado de la mano por el personaje arcano, vale destacar que mantiene una sonrisa inocente. Esto se debe más que todo a la propia iniciativa que tiene su compañera, el ligero contacto de seguridad que entablan.
Ligeros recuerdos fantasmas se forman en su mente, imágenes borrosas que disminuyen el tiempo alrededor… o solo en su pequeña cabeza. Antes, tomar la mano de alguien significaba algo, daba confianza personal pero a la vez era una forma de asegurar…
Nada me hará daño si estoy contigo, ¿Verdad?
Dice con los ojos clavados en Reike, pero su mirada esta difusa, en realidad no está allí. Eventualmente la pupila de sus globos oculares se enfoca cada vez más en la mujer, volviendo de la nada al mundo real.
Para ese entonces otra situación está en desarrollo, Uriel es el primero en percibirla e irónicamente es el propio niño maquina quien permanece ignorante más tiempo. Los aldeanos les confunden con las pequeñas figuras que tantas desgracias han causado.
No hay palabra que logre disminuir el odio colectivo, resulta claro que la turba a su alrededor se mueve más como una entidad de odio. Apelar a la conciencia individual en este caso es inútil pues cualquier tipo de inteligencia se encuentra en segundo plano.
Zero entonces accede a sus sistemas tácticos de forma automática, siente la necesidad de atacar primero. Este deseo por una respuesta violenta definitiva ya lo ha experimentado antes, solo la experiencia previa le permite evitar cometer los mismos errores trágicos aunque no sin esfuerzo.
No somos los causantes, deténganse po… “recibe una piedra en la frente”.
Sabe quién lo hizo, el granjero de mediana edad que se oculta tras una mujer. A medida que la sangre corre por la pequeña abertura contundente del golpe, Z9-42 no puede evitar mirarlo con decepción e incluso tristeza.
Afortunadamente no ocurren mayores contratiempos, la turba se disipa en un arrebato de conciencia. No tiene mucho sentido aunque el niño robot utiliza la lógica precisa de su cerebro aumentado para endosarle una causa al fenómeno, Uriel de alguna forma utilizo una contramedida vampira desconocida.
Tiene sentido, tales entidades oscuras poseen habilidades que les permiten nublar el juicio inteligente… o incluso reforzarlo como podría considerarse en este caso. Que el propio Uriel se muestre igual de sorprendido que sus amigos sin duda genera muchas dudas pero todo tiene un momento ideal para el debate y ahora mismo no lo es.
El pequeño robot entonces termina acercándose bastante al único elemento que le genera seguridad, la persona que tiene tomada su mano. Algunas lágrimas escurren de sus ojos y tiembla afectado, misma mirada perdida que hace instantes.
¿Qué le duele?, es imposible que sea el golpe de su frente, demasiado insignificante a pesar de haber causado daño. Tal vez lo rápido que el grupo de aldeanos se puso en su contra le trastorno, la poca confianza que le tiene el mundo a la hora de la verdad.
Duele…
Una palabra nacida por inercia haciendo referencia a algo más complejo que el simple malestar físico, ¿Pero qué?, lo único que puede recordar es la sensación cálida de amor siendo suplantada fugazmente por odio, miedo y dolor… un momento de debilidad ante las circunstancias que lo devolvieron a la humanidad plena por varios segundos.
Debemos seguir “se seca las lágrimas y suelta la mano de Reike” hay trabajo que hacer.
Z9-42
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
La respuesta del biocibernético no fue la esperada. Una sombra cruzó su misma alma al oír la pregunta del pequeño, al ver aquella mirada infantil perdida quién sabía dónde. «Si lo que buscas es que nadie te haga daño», pensó Valeria con un nudo en la garganta, «me temo que te has arrimado al árbol equivocado». Si algo se le daba bien a la bruja era dañar a aquellos que se acercaban lo suficiente.
No supo qué responder, pero tampoco tuvo ocasión de hacerlo. El otro niño, Uriel, apretó con fuerza su mano, apremiante. Su temor estaba más que justificado, pues los estaban rodeando. ¿Había algo peor que una turba enfurecida? A Valeria sólo se lo ocurría una cosa: una turba asustada, la que los miraba en aquellos momentos mientras trataban de infundirse valor unos a otros a base de justificaciones.
Lo último que deseaba la bruja era meterse en una pelea; sobre todo, una que no creía poder ganar. Aún así, no iba a dejar que una pandilla de humanos palurdos acabaran con ella sin oponer resistencia. Sin soltar a sus compañeros, concentró toda su voluntad en establecer contacto con todas y cada una de las improvisadas armas que cargaban los aldeanos. No podría arrebatarlas todas a la vez, pero quizá ganasen tiempo para escapar si los pillaba por sorpresa.
La sorpresa se la llevó ella: una piedra que no llegó a tiempo de parar impactó contra la frente del pequeño Zero y, por alguna razón, aquello hizo que ella se sintiera terriblemente herida. Se volvió hacia el lugar del que vino el proyectil con la intención de darle su merecido al causante, pero justo en ese momento, Uriel les ordenó que se alejaran y… ¡lo hicieron!
La bruja sabía que la magia de los vampiros les permitía influir en la gente a su alrededor, pero conocer la teoría y verla en acción eran cosas distintas. Los aldeanos se mostraron realmente arrepentidos, pero lo que más sorprendió a Valeria fue darse cuenta de que Uriel parecía tan sorprendido como ella. En cualquier caso, no era momento de analizar las habilidades del muchacho, sino de salir de allí, así que tomó de nuevo las manos de los chicos y se alejó apresuradamente del pueblo.
Cuando se detuvo de nuevo, sintió una nueva punzada de dolor al darse cuenta de que el rostro de Zero estaba empapado de lágrimas. Se arrodilló frente a él para quedar a su altura, pero no sabía qué decir o hacer. ¿Debía abrazarle? Se suponía que los bio no podían sentir, pero entonces, ¿qué era lo que le ocurría al chico? No podía ser el corte en la frente, ni siquiera sangraba ya.
Sin previo aviso, el rostro del muchacho volvió a mostrarse inexpresivo, como si nada de lo que la bruja acababa de ver hubiera sucedido en realidad. Valeria reaccionó al cambio con más alivio que sorpresa y con un gesto de asentimiento. Antes de levantarse, sin embargo, se volvió al pequeño vampiro.
—¿Todo bien? —le preguntó y le dio un suave apretón en la mano.
El comportamiento de Uriel era mucho más acorde con su edad aparente que el de Zero, pero lo cierto era que Valeria no tenía forma de saber qué edad tenía en realidad y cómo afectaría todo aquello a su mente. Se preguntó si no habría sido mejor idea dejar que el biocibernético se ocupara de su misión mientras ella se llevaba al otro niño a un lugar seguro. «Ni siquiera tengo idea de si lo estaré subestimando o sobrestimando».
No supo qué responder, pero tampoco tuvo ocasión de hacerlo. El otro niño, Uriel, apretó con fuerza su mano, apremiante. Su temor estaba más que justificado, pues los estaban rodeando. ¿Había algo peor que una turba enfurecida? A Valeria sólo se lo ocurría una cosa: una turba asustada, la que los miraba en aquellos momentos mientras trataban de infundirse valor unos a otros a base de justificaciones.
Lo último que deseaba la bruja era meterse en una pelea; sobre todo, una que no creía poder ganar. Aún así, no iba a dejar que una pandilla de humanos palurdos acabaran con ella sin oponer resistencia. Sin soltar a sus compañeros, concentró toda su voluntad en establecer contacto con todas y cada una de las improvisadas armas que cargaban los aldeanos. No podría arrebatarlas todas a la vez, pero quizá ganasen tiempo para escapar si los pillaba por sorpresa.
La sorpresa se la llevó ella: una piedra que no llegó a tiempo de parar impactó contra la frente del pequeño Zero y, por alguna razón, aquello hizo que ella se sintiera terriblemente herida. Se volvió hacia el lugar del que vino el proyectil con la intención de darle su merecido al causante, pero justo en ese momento, Uriel les ordenó que se alejaran y… ¡lo hicieron!
La bruja sabía que la magia de los vampiros les permitía influir en la gente a su alrededor, pero conocer la teoría y verla en acción eran cosas distintas. Los aldeanos se mostraron realmente arrepentidos, pero lo que más sorprendió a Valeria fue darse cuenta de que Uriel parecía tan sorprendido como ella. En cualquier caso, no era momento de analizar las habilidades del muchacho, sino de salir de allí, así que tomó de nuevo las manos de los chicos y se alejó apresuradamente del pueblo.
Cuando se detuvo de nuevo, sintió una nueva punzada de dolor al darse cuenta de que el rostro de Zero estaba empapado de lágrimas. Se arrodilló frente a él para quedar a su altura, pero no sabía qué decir o hacer. ¿Debía abrazarle? Se suponía que los bio no podían sentir, pero entonces, ¿qué era lo que le ocurría al chico? No podía ser el corte en la frente, ni siquiera sangraba ya.
Sin previo aviso, el rostro del muchacho volvió a mostrarse inexpresivo, como si nada de lo que la bruja acababa de ver hubiera sucedido en realidad. Valeria reaccionó al cambio con más alivio que sorpresa y con un gesto de asentimiento. Antes de levantarse, sin embargo, se volvió al pequeño vampiro.
—¿Todo bien? —le preguntó y le dio un suave apretón en la mano.
El comportamiento de Uriel era mucho más acorde con su edad aparente que el de Zero, pero lo cierto era que Valeria no tenía forma de saber qué edad tenía en realidad y cómo afectaría todo aquello a su mente. Se preguntó si no habría sido mejor idea dejar que el biocibernético se ocupara de su misión mientras ella se llevaba al otro niño a un lugar seguro. «Ni siquiera tengo idea de si lo estaré subestimando o sobrestimando».
Reike
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Temblando levemente, Uriel no se separó de la bruja hasta que finalmente se alejaron lo suficiente de la aldea, solo entonces el vampirito aceptó separarse de ella a regañadientes, pero incluso entonces, no soltó la tibia mano del a mujer. En cuanto vio el estado de Zero, el vampiro se aproximó para cerciorarse de que el bio estuviera bien, intentando a su vez no estirar demasiado el brazo de Reike.
“¿E-Estas bien, Zero?”
Lo cierto es que al vampiro aún le temblaban las piernas, los humanos enfadados y en grupo le aterrorizaban por saber de lo que eran capaces ¡Le atemorizaba más que cualquier cosa! ¡Incluso más que los cazadores! Seguro que Zero debió sentirse aterrorizado también ¡Incluso esos humanos le lanzaron una roca en la frente! Solo de recordarlo le molestaba y le entraban ganas de devolvérselo al humano que lo hizo ¡Nadie hería a sus amigos frente a él!
“¡E-Esta bien! S-Si la lamo debería….”
La saliva de vampiro podía cerrar heridas leves como rasguños, aunque desconocía si funcionaba igual con bios ¡Aunque dudaba que fuera agradable para su amigo! No había casi personas que tentase a la suerte permitiendo a un vampiro lamer las heridas de uno. Retrocediendo dubitativo, el vampiro decidió que al menos había que limpiar la sangre con algo. Sacando la cantimplora llena de agua que siempre cargaba, se la tendió a Zero. Esa cantimplora la llevaba para despistar y a su vez para cualquier otro uso que requiriera agua ¡Incluso si no la podía ingerir podía ser usada para multitud de cosas! Como para limpiar la herida de Zero, por ejemplo.
“E-Es agua….Al menos limpiemos tu frente…..”
Uriel no se mostró demasiado sorprendido por el cambio repentino de actitud del chico ¡De hecho se le hacía curiosamente familiar! El vampirito no era bueno detectando las diferencias entre algo “artificial” a algo “natural”, para Uriel el mecánico Zero era solo un niño “diferente” y “excéntrico” que a final de cuentas, seguía siendo su amigo ¡Nada de lo que sorprenderse ! Aunque admitía que sentía curiosidad por la muestra de temor de Zero ¡No estaba acostumbrado a que el pequeño tuviera ese lado! Aún así, prefería al usual Zero ¡No le gustaba cuando sus amigos eran dañados! Y si hasta el maduro bio podía ponerse así por un piedrazo ¡Seguro tuvo que dolerle! Si tenía que elegir entre poder conocer otros lados del bio y que el niño no resultara herido prefería lo segundo.
“A-Ah….Sí ¡Lo estoy! Es solo que….estoy un poco ¡Solo un poquitito nervioso! ¡N-No es como si meros h-humanos me diesen m-miedo!”
Negándose a admitir su miedo frente a su amigo y la bruja, Uriel esbozó una forzada risita mientras tomaba una postura orgullosa que parecía tambalearse por sus rodilla temblorosas ¡No era difícil ver que el vampiro estaba mintiendo! Pero su orgullo infantil de vampiro le impedía admitir que humanos le podían intimidar ¡Nop! ¡Nunca lo admitiría! Como vampiro Nova que era ¡Completamente imposible!
Negándose a separarse demasiado de Zero pero tampoco soltando la seguridad de la mano de Reike, formando una posición…..algo complicada para seguir avanzando. Finalmente, cuando sus piernas ya no seguían temblando, le vampiro se dignó a soltar la mano de la bruja ¡Pero no porque ahora ya no tenía tanto miedo! ¡Nope! ¡Definitivamente no era por eso! Simplemente la soltó porque así podría seguir mejor al bio.
Uri
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Completamente superado su arrebato emocional, el chico robot se prepara para continuar… incluso con la herida aun sin tratar. No es que tenga peligro de evolucionar en algo terrible como si se fuera un ser biológico pero siempre viene bien tomar el camino recomendado.
Afortunadamente Uri entra en acción, limpia la herida del chico robot y la cura. En cierto modo la pequeña maquina agradece que no utilice su saliva para realizar el proceso, ese camino le generaba cierta vergüenza en sus aproximaciones mentales.
La simple acción del niño vampiro hace que la maquina le mire con un rostro “bobo” todo el proceso de limpieza, su mente se llena de fragmentos fantasma de memoria. No es la primera vez que alguien lo ayuda de esa forma, y no es la primera vez que siente tanto agradecimiento noble.
Gracias hermano…
Dice la frase con la mirada perdida, básicamente en piloto automático. Cuando vuelve a la realidad y nota que esta frente a su amigo Uriel, no puede evitar sonrojarse un poco lleno de mucha pena infantil.
¿Tuvo hermanos en su otra vida?, esos recuerdos no han aflorado mucho pero es natural teniendo en cuenta que suele codearse con aventureros adultos. Incluso como miembro de los gorriones, no es un elemento muy activo del clan que digamos.
Debemos continuar.
Lo cierto es que ya están listos para seguir avanzando, tienen una misión que completar y ahora mismo sus contrarios les pisan los talones. Se debe barajear incluso la posibilidad de que ya hayan llegado a la fuente de todo.
Avanzan por al menos veinte minutos, Z9-42 no expresa comentario y es que tiene los sistemas rastreadores funcionando al máximo para darles el camino correcto. Estos miembros del círculo saben cómo cubrir sus huellas.
Eventualmente llegan un claro, lugar donde las señales se disparan erráticamente. Al no encontrar personaje alguno el pequeño robot cree haber “mordido el anzuelo” de una trampa, la realidad es mucho peor.
En la línea de árboles se puede ver un personaje, lleva una elegante túnica adornada con dragones y cierta mascara que genera malas sensaciones. El nivel de alerta seria máximo pero algo en su comportamiento desconcierta.
Se mueve erráticamente, amaga gestos e incluso habla solo. Algo lo aqueja de manera severa aunque solo cuando retira su cobertura facial de golpe se puede tener en claro lo que ocurre, las venas de su rostro están brotadas con un extraño color negro.
Los ojos de Zero estudian al personaje, corre escaneos de varios tipos. A medida que el chico realiza sus estudios mentales, el brujo afectado comienza a vomitar una bilis negra abundante quejándose durante todo el proceso.
Cuando un fragmento carnoso sale de su boca se hace evidente que está expulsando órganos, totalmente contaminados por un elemento extraño. Ya no quedan dudas para el chico máquina, su sistema de alerta temprana confirma las sospechas.
Tiene un patógeno, una enfermedad muy severa… hagan lo que hagan no dejen que se acerque.
Los quejidos del desafortunado se vuelven más frenéticos a medida que lo blanco de sus ojos cambia a negro, segundos después posa los globos oculares desorbitados en el trio que tiene delante.
Atacara, no deben dejar que los toque.
Afortunadamente Uri entra en acción, limpia la herida del chico robot y la cura. En cierto modo la pequeña maquina agradece que no utilice su saliva para realizar el proceso, ese camino le generaba cierta vergüenza en sus aproximaciones mentales.
La simple acción del niño vampiro hace que la maquina le mire con un rostro “bobo” todo el proceso de limpieza, su mente se llena de fragmentos fantasma de memoria. No es la primera vez que alguien lo ayuda de esa forma, y no es la primera vez que siente tanto agradecimiento noble.
Gracias hermano…
Dice la frase con la mirada perdida, básicamente en piloto automático. Cuando vuelve a la realidad y nota que esta frente a su amigo Uriel, no puede evitar sonrojarse un poco lleno de mucha pena infantil.
¿Tuvo hermanos en su otra vida?, esos recuerdos no han aflorado mucho pero es natural teniendo en cuenta que suele codearse con aventureros adultos. Incluso como miembro de los gorriones, no es un elemento muy activo del clan que digamos.
Debemos continuar.
Lo cierto es que ya están listos para seguir avanzando, tienen una misión que completar y ahora mismo sus contrarios les pisan los talones. Se debe barajear incluso la posibilidad de que ya hayan llegado a la fuente de todo.
Avanzan por al menos veinte minutos, Z9-42 no expresa comentario y es que tiene los sistemas rastreadores funcionando al máximo para darles el camino correcto. Estos miembros del círculo saben cómo cubrir sus huellas.
Eventualmente llegan un claro, lugar donde las señales se disparan erráticamente. Al no encontrar personaje alguno el pequeño robot cree haber “mordido el anzuelo” de una trampa, la realidad es mucho peor.
En la línea de árboles se puede ver un personaje, lleva una elegante túnica adornada con dragones y cierta mascara que genera malas sensaciones. El nivel de alerta seria máximo pero algo en su comportamiento desconcierta.
Se mueve erráticamente, amaga gestos e incluso habla solo. Algo lo aqueja de manera severa aunque solo cuando retira su cobertura facial de golpe se puede tener en claro lo que ocurre, las venas de su rostro están brotadas con un extraño color negro.
Los ojos de Zero estudian al personaje, corre escaneos de varios tipos. A medida que el chico realiza sus estudios mentales, el brujo afectado comienza a vomitar una bilis negra abundante quejándose durante todo el proceso.
Cuando un fragmento carnoso sale de su boca se hace evidente que está expulsando órganos, totalmente contaminados por un elemento extraño. Ya no quedan dudas para el chico máquina, su sistema de alerta temprana confirma las sospechas.
Tiene un patógeno, una enfermedad muy severa… hagan lo que hagan no dejen que se acerque.
Los quejidos del desafortunado se vuelven más frenéticos a medida que lo blanco de sus ojos cambia a negro, segundos después posa los globos oculares desorbitados en el trio que tiene delante.
Atacara, no deben dejar que los toque.
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
—No, meros humanos no deberían ser un gran problema —respondió la bruja al vampirito transformando una risita divertida en una sonrisa cómplice—. Aunque, muchos y tan juntos pueden ser un auténtico fastidio —añadió un poco más seria.
Lo cierto era que había sido un asunto peliagudo y no culpaba al niño por su tembleque de piernas. Ella misma estaba realmente aliviada en aquel momento. La situación podía haber acabado muy mal para los tres y, sin embargo, se habían librado con apenas un rasguño en la frente del biocibernético. Lo que todavía la intrigaba era que Uriel no fuera consciente de lo que había hecho en la aldea.
A pesar de las dificultades para avanzar, dejó que el muchacho apretase su mano todo el tiempo que lo necesitase; después de todo, le había salvado el pellejo. Zero, sin embargo, estaba tan concentrado en guiarles quién sabía a dónde, que, muy pronto, aquella postura se hizo inviable y el vampiro soltó por fin la mano de Valeria, permitiendo a ambos avanzar con más soltura.
Finalmente, el niño aumentado se detuvo en un claro. «Mal sitio», pensó la bruja mirando con inquietud hacia los árboles que los rodeaban. Se puso en guardia en cuanto divisó a un tipo con túnica en el borde del claro. Ni siquiera parecía hacer esfuerzos por ocultarse. A Val aquello no la hizo sentir más tranquila y, en un momento, dos pequeños cuchillos flotaban a su alrededor, esperando sus órdenes.
Pronto quedó claro, sin embargo, que aquel hombre no estaba en situación de amenazar a nadie; más bien, parecía enfermo. La confirmación llegó en cuanto se quitó la máscara y se arqueó sobre si mismo para vomitar algo asqueroso que no parecía la cena habitual de una persona del montón. La bruja se debatía entre dos emociones: el asco y la curiosidad. Le habría gustado apartar la vista y ahorrarse los detalles escabrosos de lo que estaba pasando, pero aquello era tan extraño que no podía apartar la mirada. ¿Era eso que acababa de vomitar un bazo?
La voz de Zero hizo que Valeria apartara la vista de los restos que adornaban el suelo, frente al hombre de la túnica. No entendía qué tenían que ver los patos con las enfermedades pero, en cualquier caso, no pensaba dejar que aquel tipo se le acercase. Sólo había un problema: de repente, el tipo había perdido el interés por vomitar sus entrañas y lo había enfocado en los tres viajeros. Y no parecía tener intenciones pacíficas.
—Muchachos —dijo la bruja con el tono calmado que usaría en una clase de meditación—, haced el favor de quedaros detrás de mí y cerrar los ojos.
Esperaba que le hicieran caso, porque lo que venía a continuación no iba a ser agradable de ver. Aunque, teniendo en cuenta lo que acababan de presenciar, el término “desagradable” era, sin duda, muy relativo.
Completamente fuera de sí, el hombre desenvainó una espada corta y se lanzó por el claro hacia ellos. Valeria no pensaba detenerse a negociar. En situaciones como aquella, sólo había un curso de acción saludable: contener la amenaza primero, hacer preguntas después. Se concentró en los dos cuchillos que flotaban a su lado y, sin moverse siquiera de donde estaba, los lanzó con toda la fuerza de su voluntad hacia el desconocido. Uno se clavó en su frente, el otro, en el centro del pecho.
Aquello detuvo momentáneamente el avance del atacante, que se tambaleó un poco hacia atrás y se sacudió durante un instante antes de volver a posar la vista sobre el grupo. Teniendo en cuenta que aún continuaba en pie después de vomitar sus entrañas, Valeria no esperaba que un par de cuchilladas fueran a detenerlo, pero la breve pérdida de equilibrio del hombre sirvió para que aflojara el agarre de su espada, cosa que la bruja aprovechó para arrebatarle el arma y volverla contra él. Un par de cuchillos arrojadizos no llegarían muy profundo, pero una espada afilada combinada con la fuerza de su telequinesis bien podía separar una cabeza del resto de su cuerpo. Si aquello no lo frenaba, no se le ocurría qué podría hacerlo. Tan pronto como el tipo reanudó la marcha hacia ellos, la espada atravesó su cuello.
----------
Uso de habilidad: Telequinesis mejorada, para manejar los cuchillos arrojadizos, primero, y la espada del atacante, después.
Lo cierto era que había sido un asunto peliagudo y no culpaba al niño por su tembleque de piernas. Ella misma estaba realmente aliviada en aquel momento. La situación podía haber acabado muy mal para los tres y, sin embargo, se habían librado con apenas un rasguño en la frente del biocibernético. Lo que todavía la intrigaba era que Uriel no fuera consciente de lo que había hecho en la aldea.
A pesar de las dificultades para avanzar, dejó que el muchacho apretase su mano todo el tiempo que lo necesitase; después de todo, le había salvado el pellejo. Zero, sin embargo, estaba tan concentrado en guiarles quién sabía a dónde, que, muy pronto, aquella postura se hizo inviable y el vampiro soltó por fin la mano de Valeria, permitiendo a ambos avanzar con más soltura.
Finalmente, el niño aumentado se detuvo en un claro. «Mal sitio», pensó la bruja mirando con inquietud hacia los árboles que los rodeaban. Se puso en guardia en cuanto divisó a un tipo con túnica en el borde del claro. Ni siquiera parecía hacer esfuerzos por ocultarse. A Val aquello no la hizo sentir más tranquila y, en un momento, dos pequeños cuchillos flotaban a su alrededor, esperando sus órdenes.
Pronto quedó claro, sin embargo, que aquel hombre no estaba en situación de amenazar a nadie; más bien, parecía enfermo. La confirmación llegó en cuanto se quitó la máscara y se arqueó sobre si mismo para vomitar algo asqueroso que no parecía la cena habitual de una persona del montón. La bruja se debatía entre dos emociones: el asco y la curiosidad. Le habría gustado apartar la vista y ahorrarse los detalles escabrosos de lo que estaba pasando, pero aquello era tan extraño que no podía apartar la mirada. ¿Era eso que acababa de vomitar un bazo?
La voz de Zero hizo que Valeria apartara la vista de los restos que adornaban el suelo, frente al hombre de la túnica. No entendía qué tenían que ver los patos con las enfermedades pero, en cualquier caso, no pensaba dejar que aquel tipo se le acercase. Sólo había un problema: de repente, el tipo había perdido el interés por vomitar sus entrañas y lo había enfocado en los tres viajeros. Y no parecía tener intenciones pacíficas.
—Muchachos —dijo la bruja con el tono calmado que usaría en una clase de meditación—, haced el favor de quedaros detrás de mí y cerrar los ojos.
Esperaba que le hicieran caso, porque lo que venía a continuación no iba a ser agradable de ver. Aunque, teniendo en cuenta lo que acababan de presenciar, el término “desagradable” era, sin duda, muy relativo.
Completamente fuera de sí, el hombre desenvainó una espada corta y se lanzó por el claro hacia ellos. Valeria no pensaba detenerse a negociar. En situaciones como aquella, sólo había un curso de acción saludable: contener la amenaza primero, hacer preguntas después. Se concentró en los dos cuchillos que flotaban a su lado y, sin moverse siquiera de donde estaba, los lanzó con toda la fuerza de su voluntad hacia el desconocido. Uno se clavó en su frente, el otro, en el centro del pecho.
Aquello detuvo momentáneamente el avance del atacante, que se tambaleó un poco hacia atrás y se sacudió durante un instante antes de volver a posar la vista sobre el grupo. Teniendo en cuenta que aún continuaba en pie después de vomitar sus entrañas, Valeria no esperaba que un par de cuchilladas fueran a detenerlo, pero la breve pérdida de equilibrio del hombre sirvió para que aflojara el agarre de su espada, cosa que la bruja aprovechó para arrebatarle el arma y volverla contra él. Un par de cuchillos arrojadizos no llegarían muy profundo, pero una espada afilada combinada con la fuerza de su telequinesis bien podía separar una cabeza del resto de su cuerpo. Si aquello no lo frenaba, no se le ocurría qué podría hacerlo. Tan pronto como el tipo reanudó la marcha hacia ellos, la espada atravesó su cuello.
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Uso de habilidad: Telequinesis mejorada, para manejar los cuchillos arrojadizos, primero, y la espada del atacante, después.
Reike
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Uriel se mostró inquieto, sin alejarse demasiado de Reike, quien parecía ser un “adulto amigable”. Algo no le gustaba, desde hace un rato huele algo desagradable; Sangre contaminada. Incluso si algunos no lo sabían, si se trataba de sangre, el olfato de un vampiro era bastante bueno ¡Uriel podía detectar fácilmente sangre en la zona e incluso saber la raza gracias a esta! Pero la que estaba oliendo era rancia, putrefacta...enfermiza. Conteniendo un poco su respiración, el vampirito luchó contra el nauseabundo olor ¡Era tan desagradable que ni siquiera podía detectar la raza!
“H-huh...”
Utilizando su manita para taparse la nariz, el vampirito se sintió tentado de avisar al grupo de que el olor era cada vez peor y más rancio ¿Acaso no lo olían? ¡Era lo más desagradable que jamás había olido! Una vez, durante su viaje, se vio obligado a beber sangre media putrefacta para no morir de hambre ¡Ni siquiera eso fue tan desagradable! ¡Al menos en ese momento pudo hacerse el tonto pensando en cosas felices! Pero con esto siquiera hacerse el sueco era útil para evadirse.
“Agh….E-Este lugar...”
En cuanto llegaron al claro, el vampiro comprendió que el origen de semejante repugnante olor era ese siti-......No, esa persona. el niño sintió un profundo escalofrío ante el hombre claramente enfermo frente a ellos ¡Era como si la misma persona fuera un montón de carne putrefacta! El olor de la sangre podía ser detectada en cada centímetro y pequeña parte de su cuerpo, y no era agradable, Uriel sentía que si olía a ese hombre por un rato más terminaría por vomitar. La maraña de sangre negruzca coagulada y órganos medio descompuestos revelaron lo que Uriel ya sabía; Sangre contaminada.
“¿Cómo puede vivir aún estando en ese estado?”
Si se movía es que estaba vivo ¡O al menos esa era su lógica! Gracias a sus estudios en La Esfera, sabía algunas cosas más sobre enfermedades aparte de conocimientos básicos sobre ciencia, química, matemáticas y lenguas ¡Sabía que existían algunas que te comían y podrían por dentro! ¡Como las fascitis necrosante, que te carcome por dentro! Pero sentía que había algo extraño en todo esto ¡¿Qué diablos tenía ese tipo para dejar la sangre en ese estado?!
No era necesario que Reike le pidiera que se escondiera detrás suyo ¡Ya lo había hecho hace bastante tiempo! Era perfectamente consciente de que no podía hacer mucho contra…..eso ¡Su única arma era un puñal y parecía ser que tocar a esa cosa era peligroso! En el peor de los casos tomaría la mano de Zero y le obligaría a salir corriendo de ahí a la fuerza junto a él ¡Sería ultra-duper fuerte pero no permitiría que su amigo se exponga a esa cosa!
Se hubiera tapado los ojos, pero prefirió taparse la nariz y boca con una mano y con la otra preparase para huir con Zero en un caso extremo ¡Gracias a los dioses que lo hizo! Cuanto más impactaban los cuchillos contra esa cosa más náuseas le entraban! ¡Estaba literalmente podrido por dentro! ¡Ahora en serio! ¿Cómo es que esa cosa seguía moviéndose estando en ese estado?
Uri
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Pese a que es un movimiento poco táctico, Reike decide tomar la batuta en el combate. La mejor opción hubiera sido el propio Zero debido a su capacidad para tolerar amenazas biológicas pero termina siendo replegado por el gesto protector de la bruja.
Su elemento hechicero hace gala de una formidable telequinesis para iniciar la ofensiva a distancia, ataca con cuchillos arrojadizos. Es claro que utiliza la técnica innata de su especie aunque se puede notar una destreza superior a la media.
La primera tanda de ataques derriba al enemigo, por desgracia sigue funcionando. Es extraño que pueda seguir moviéndose con heridas tan certeras lo que hace pensar al “chiquillo” de negro teorías extrañas.
La enfermedad no solo parece haber corrompido su cuerpo, también le otorga mayor resistencia a la muerte aunque suene irónico. Es una especie de alargamiento al sufrimiento que ofende a la naturaleza.
También puede tratarse de un mecanismo para diseminar la misma enfermedad, algo que algunos patógenos corrientes utilizan en ambos lados del portal. No es tan común vale destacar, denota inteligencia infecciosa.
La siguiente iniciativa de Reike termina por acabar con el sujeto, pese a sentir el filo en su cuello sigue avanzando hasta que la cabeza se separa. La sangre ennegrecida brotando de su cuello cercenado no es una imagen agradable sin duda.
Termino…
Expresa a medida que abandona la cobertura de su aliada, quiere estudiar bien el cadáver. No hace contacto por su puesto, su escáner avanzado se encarga de todo. Tristemente encuentra datos históricos nulos en el codex.
Enfermedad desconocida.
No hay precedente de la infección, ni siquiera con los registros de la plaga moderna. Si se trata de un nuevo patógeno inédito, es claro porque Exos desea apoderarse de él. Este tipo de cosas son capaces de amenazar la vida entera.
Debemos seguir, hay…
No puede terminar, nota que alguien les observa. Centra sus ojos en el follaje, su visión aumentada le permite detectar una figura pequeña mirando toda la escena. Claro que cuando esta entidad nota el fallo en su cobertura inicia la carrera.
¡Alto, necesito hacerte unas preguntas! “comentario que suelta a medida que inicia la persecución”.
Su elemento hechicero hace gala de una formidable telequinesis para iniciar la ofensiva a distancia, ataca con cuchillos arrojadizos. Es claro que utiliza la técnica innata de su especie aunque se puede notar una destreza superior a la media.
La primera tanda de ataques derriba al enemigo, por desgracia sigue funcionando. Es extraño que pueda seguir moviéndose con heridas tan certeras lo que hace pensar al “chiquillo” de negro teorías extrañas.
La enfermedad no solo parece haber corrompido su cuerpo, también le otorga mayor resistencia a la muerte aunque suene irónico. Es una especie de alargamiento al sufrimiento que ofende a la naturaleza.
También puede tratarse de un mecanismo para diseminar la misma enfermedad, algo que algunos patógenos corrientes utilizan en ambos lados del portal. No es tan común vale destacar, denota inteligencia infecciosa.
La siguiente iniciativa de Reike termina por acabar con el sujeto, pese a sentir el filo en su cuello sigue avanzando hasta que la cabeza se separa. La sangre ennegrecida brotando de su cuello cercenado no es una imagen agradable sin duda.
Termino…
Expresa a medida que abandona la cobertura de su aliada, quiere estudiar bien el cadáver. No hace contacto por su puesto, su escáner avanzado se encarga de todo. Tristemente encuentra datos históricos nulos en el codex.
Enfermedad desconocida.
No hay precedente de la infección, ni siquiera con los registros de la plaga moderna. Si se trata de un nuevo patógeno inédito, es claro porque Exos desea apoderarse de él. Este tipo de cosas son capaces de amenazar la vida entera.
Debemos seguir, hay…
No puede terminar, nota que alguien les observa. Centra sus ojos en el follaje, su visión aumentada le permite detectar una figura pequeña mirando toda la escena. Claro que cuando esta entidad nota el fallo en su cobertura inicia la carrera.
¡Alto, necesito hacerte unas preguntas! “comentario que suelta a medida que inicia la persecución”.
Z9-42
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Definitivamente, aquello no era un espectáculo que quisiera volver a presenciar en un futuro próximo. Pero, viéndolo por el lado bueno, al menos no les había salpicado la sangre. Si es que podía llamarse sangre a aquel líquido negruzco y putrefacto.
—Espera, Zero —dijo la bruja cuando notó que el biocibernético se dirigía hacia el cadáver—, no toqu…
No le dio tiempo a terminar la frase, el chico ya había terminado su ¿análisis? ¿Ya estaba?, una miradita en la distancia y ¿listo? Aunque Valeria podría haber sacado la misma conclusión sin siquiera acercarse: no había visto, oído ni leído acerca de nada parecido en la vida. Empezaba a lamentar haberse ofrecido a acompañar al muchacho en su misión.
La bruja se debatía entre la curiosidad de estudiar aquello y el profundo asco que le producía la sola idea de acercarse. Agradeció internamente la presencia de Uriel y su evidente malestar, pues eso le daba la excusa perfecta para mantenerse a distancia, reconfortando al chico.
—¿Todo bien? —le preguntó mientras ponía una mano sobre su hombro.
En aquel momento, Zero, que había empezado a apremiarles para continuar, paró de hablar y dirigió la mirada hacia los árboles. Inquieta, Valeria miró hacia el mismo lugar. Sólo vio oscuridad, pero sí oyó un movimiento brusco de ramas justo antes de que de que el pequeño bio se lanzase en persecución de lo que fuera que les había estado observando. «¿Pero por qué siempre tiene que lanzarse?», se preguntó la bruja con cierto fastidio, aunque sabía bien la respuesta.
Miró el cadáver que acababan de despachar. No podían dejarlo así, si alguien lo tocaba, podía contagiarse y transmitir aquello por todas partes. La sola idea de otra pandemia, como la de Dundarak, le helaba la sangre. Tampoco podía dejar que Zero se alejase demasiado, lo perderían. Lo único que se le ocurrió fue lanzar su lámpara contra el cadáver esperando que quedase suficiente aceite para hacer arder los restos y no tanta como para alcanzar los árboles. Tomó de nuevo la mano del vampirito para salir en persecución del bio, ahora era ella la que lo necesitaba a él, pues no veía más allá de dos pasos por delante.
—Vas a tener que guiarme, muchacho, no podemos dejarlo sólo ahora.
—Espera, Zero —dijo la bruja cuando notó que el biocibernético se dirigía hacia el cadáver—, no toqu…
No le dio tiempo a terminar la frase, el chico ya había terminado su ¿análisis? ¿Ya estaba?, una miradita en la distancia y ¿listo? Aunque Valeria podría haber sacado la misma conclusión sin siquiera acercarse: no había visto, oído ni leído acerca de nada parecido en la vida. Empezaba a lamentar haberse ofrecido a acompañar al muchacho en su misión.
La bruja se debatía entre la curiosidad de estudiar aquello y el profundo asco que le producía la sola idea de acercarse. Agradeció internamente la presencia de Uriel y su evidente malestar, pues eso le daba la excusa perfecta para mantenerse a distancia, reconfortando al chico.
—¿Todo bien? —le preguntó mientras ponía una mano sobre su hombro.
En aquel momento, Zero, que había empezado a apremiarles para continuar, paró de hablar y dirigió la mirada hacia los árboles. Inquieta, Valeria miró hacia el mismo lugar. Sólo vio oscuridad, pero sí oyó un movimiento brusco de ramas justo antes de que de que el pequeño bio se lanzase en persecución de lo que fuera que les había estado observando. «¿Pero por qué siempre tiene que lanzarse?», se preguntó la bruja con cierto fastidio, aunque sabía bien la respuesta.
Miró el cadáver que acababan de despachar. No podían dejarlo así, si alguien lo tocaba, podía contagiarse y transmitir aquello por todas partes. La sola idea de otra pandemia, como la de Dundarak, le helaba la sangre. Tampoco podía dejar que Zero se alejase demasiado, lo perderían. Lo único que se le ocurrió fue lanzar su lámpara contra el cadáver esperando que quedase suficiente aceite para hacer arder los restos y no tanta como para alcanzar los árboles. Tomó de nuevo la mano del vampirito para salir en persecución del bio, ahora era ella la que lo necesitaba a él, pues no veía más allá de dos pasos por delante.
—Vas a tener que guiarme, muchacho, no podemos dejarlo sólo ahora.
Reike
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
“Huggg….D-Desagradable…..”
como si estuviera apunto de echar la papilla de su primer día, Uriel se arrodillo y se tapó la boca con ambas manos ¡Incluso tuvo que luchar contra las arcadas! Estuvo varios minutos agazapado y temblando levemente, sin atreverse a moverse por temor a vomitar. Solo levantó la cabeza en cuanto escuchó la voz de Zero seguido de su figura alejándose rápidamente ¡Diablos! ¡Maldito niño cabezota!
“¡E-Espera, Ze-...! Bhugggg….”
En cuanto gritó para detener al bio de hacer cosas imprudentes, la ardiente sensación de la bilis recorrió todo su esófago hasta finalmente no poder contener la profunda arcada que prácticamente sacudió todo su cuerpo ¡Hacía tiempo que no vomitaba! La última vez fue cuando, sin querer, bebió sangre de dragón en mal estado ¡Ese brebaje ya sabía mal cuando estaba bien, en mal estado era la receta para el caos! Apoyando las manos contra el suelo, el niño siguió echando cualquier contenido en su estómago durante unos segundo
“Aaaah…...aaaah…….ahhhhh”
Exhalando e inhalando sonoramente el niño trató de recomponerse. Frente a él había lo que antes estaba en su estómago, sangre a medio digerir. Cuando finalmente se recuperó, el vampirito se sentó sobre sus propias y se limpió la boca y nariz con un trozo de telas, el aroma ácido de la sangre a medio digerir trajo de vuelta al vampirito al mundo real ¡Debían seguir a Zero! Le ardía el esófago y aún sentía nauseas pero lo ignoró mientras se ponía un poco tambaleante de pìe.
“E-Estoy bien…..creo…..¡Más importante debemos seguir a Zero!”
En cuanto se aseguró que podía caminar con la suficiente normalidad, el vampirito se animó a responder a la pregunta de la bruja. Asintiendo a las palabras, le regaló una cansada y tímida sonrisa; Se sentía algo tímido por haber expulsado toda la papilla delante de ella ¡Pero no se podía evitar! En verdad se sentía enfermo por el olor de la sangre putrefacta. Antes de que siguiera vomitando, el vampirito tomó gentilmente la mano de Reike y la guió rápidamente ¡Afortunadamente Zero estaba herido! Como el olor de la sangre de biocibernetico era…..peculiar podía reconocerla y separarla fácilmente de todos los demás olores.
Como la peste putrefacta aún rondaba por los alrededores, el vampiro tuvo que detenerse y olfatear más exhaustivamente para volver reencontrar el leve rastro del aroma a sangre de Zero. Mientras caminaba, el vampirito le decía con una amigable tono a la bruja lo que había por el camino:
“Todo recto~ ¡Oh! Hay una raíz ¡Cuidado! Veamos…..esto ¡Oh! ¡Por aquí! Ese Zero ¡Mira que dejar a su amigo atrás! Fufu~ ese pequeño bastardo….¡En cuanto le vea voy a enseñarle una lección~! ¡Ah! ¡Cuidado con el arbusto, señorita Reike!”
A medida que el aroma se hacía más fuerte y la pestilencia se debilitaba el vampiro era más rápido y seguro, guiando cada vez mejor el recorrido hasta finalmente poder ver vagamente la espalda de su robótico amigo. Sin soltar la mano de la bruja, el vampiro esbozó una siniestra sonrisa ¡Dado que parecía que Zero se olvidó de ellos debía asegurarse de hacerle recordar sus existencias! En cuanto notó que el camino estaba lo suficientemente llano para que Reike pudiera avanzar sin necesidad de tropezarse, el vampiro soltó su mano y silenciosamente se aproximó al robot por la espalda mientras su sonrisa maliciosa se ensanchaba cada vez más. Levantó su mano hasta la altura de su rostro y con obvias intenciones maliciosas se preparó para abrazar al bio por la espalda, pero a medio camino por alguna razón se detuvo
“...”
sus brazos se quedaron quietos por unos segundos, estaba bastante seguro que aún no había sido notado ¡Si quería podía vengarse del niño dándole un buen susto! Pero por alguna razón decidió no hacerlo. Frunciendo el ceño, terminó por bajar los brazos mientras su rostro se volvía mal humorado
¡Hmp! Solo porque eres mi amigo lo dejaré pasar ¡Más te vale apreciar mi piedad, pequeño bastardo!
Pensando esas arrogantes palabras, el vampirito se puso al lado del bio sin hacer nada más. Su postura y cara revelaban que no estaba de buen humor, sus mejillas estaban hinchadas en un adorable e inocente puchero malhumorado, negándose ver al bio ¡Incluso si desistió de vengarse, quería al menos una disculpa! ¡O si no jamás volvería a hablarle nunca más!
Uri
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Zero avanza en carga siguiendo al escurridizo objetivo que diviso inicialmente, por desgracia pierde la completa noción de sus amigos. No es la primera vez que pasa y es que cuando se trata de Exos suele obsesionarse.
Debido a su salida rápida, no es capaz de observar nada de lo que hacen sus acompañantes en la retaguardia. Pero tiene la certeza de que estarán bien hasta que sigan su rumbo, las aproximaciones técnicas mentales no se equivocan.
A medida que el chico maquina avanza, nota que se enfrenta a un personaje bastante ágil. No tiene una velocidad aumentada ni mucho menos pero sabe bien como sortear elementos del terreno y usarlos a su favor, parece que fuera un…
Ambas figuras pequeñas llegan a un claro al mismo tiempo, en ese momento Z9-42 entiende que ha estado persiguiendo a un infante. Este último se detiene pero sigue dándole la espalda al chico artificial, sus intenciones no son claras.
La identificación mejorada revela que su edad es inferior a la del propio hardware que ostenta Zero, cinco años con una variante de dos meses en ambas direcciones de la escala… bastante joven en el espectro humano.
Alto, solo deseo hablar.
En ese momento aparece Uriel, algo le molesta pero ahora mismo el otro pequeño es quien tiene la completa atención de la joven creación. Poco a poco dicho personaje se voltea revelando que algo no va bien con su integridad.
Viste de negro, parece un chico relativamente normal pero algo destaca. La visión aumentada de ambos “niños” perseguidores sin duda les permite distinguir marcas de una enfermedad extraña en su cuello y rostro.
En cierto modo parece una réplica del pobre sujeto que observaron hace poco pero aquí la rara manifestación se mantiene focalizada, controlada de manera total. Es claro que ambos escenarios son muy diferentes.
Váyanse, no lo entenderán.
Necesito sab…
La conversación resulta corta, finalizada por el propio chiquillo enfermo. Dicho personaje se hace una ligera cortada en la mano y cuando tiene suficiente sangre acumulada arroja un poco, rumbo a Uriel.
Zero reacciona rápido entonces y se interpone, cuando hace contacto sus sistemas de alerta se vuelven locos. Cae al suelo mostrando algunas convulsiones, tal es la conmoción que el causante aprovecha para escapar.
No se acerquen… no me… no me toquen.
Con claro malestar, el pequeño artificial trata de mantenerse consiente. Por otro lado su sistema aumentado lucha para evitar el colapso total, fue corrompido por un patógeno tan fuerte que incluso amenaza su peculiar existencia.
Fallo… cascad… cascada critica “tiembla” bloqueadores ineficientes “tose severamente” sello roto, aplicando restablecimiento físico definitivo “pasa a acurrucarse” aumentado temperatura a cuarenta grados… ineficiente “comienza a transpirar bastante” sesenta grados… ineficiente “ahora convulsiona con violencia” cien grados… repuesta efectiva “se ve como escapa vapor de su cuerpo, como si se estuviera cocinando” patógeno eliminado, apagado total en…
No puede siquiera iniciar el conteo, cae desmayado. La desconcertante escena no es más que una imagen en voz propia de los comandos ejecutándose, la emergencia simplemente los hizo salir al mundo real.
Pocos minutos después, la temperatura del chico vuelve a un rango normal, deja de transpirar e incluso su semblante se muestra más sereno. Claro que se mantendrá inconsciente al menos una hora debido al trauma experimentado por su integridad.
Debido a su salida rápida, no es capaz de observar nada de lo que hacen sus acompañantes en la retaguardia. Pero tiene la certeza de que estarán bien hasta que sigan su rumbo, las aproximaciones técnicas mentales no se equivocan.
A medida que el chico maquina avanza, nota que se enfrenta a un personaje bastante ágil. No tiene una velocidad aumentada ni mucho menos pero sabe bien como sortear elementos del terreno y usarlos a su favor, parece que fuera un…
Ambas figuras pequeñas llegan a un claro al mismo tiempo, en ese momento Z9-42 entiende que ha estado persiguiendo a un infante. Este último se detiene pero sigue dándole la espalda al chico artificial, sus intenciones no son claras.
La identificación mejorada revela que su edad es inferior a la del propio hardware que ostenta Zero, cinco años con una variante de dos meses en ambas direcciones de la escala… bastante joven en el espectro humano.
Alto, solo deseo hablar.
En ese momento aparece Uriel, algo le molesta pero ahora mismo el otro pequeño es quien tiene la completa atención de la joven creación. Poco a poco dicho personaje se voltea revelando que algo no va bien con su integridad.
Viste de negro, parece un chico relativamente normal pero algo destaca. La visión aumentada de ambos “niños” perseguidores sin duda les permite distinguir marcas de una enfermedad extraña en su cuello y rostro.
En cierto modo parece una réplica del pobre sujeto que observaron hace poco pero aquí la rara manifestación se mantiene focalizada, controlada de manera total. Es claro que ambos escenarios son muy diferentes.
Váyanse, no lo entenderán.
Necesito sab…
La conversación resulta corta, finalizada por el propio chiquillo enfermo. Dicho personaje se hace una ligera cortada en la mano y cuando tiene suficiente sangre acumulada arroja un poco, rumbo a Uriel.
Zero reacciona rápido entonces y se interpone, cuando hace contacto sus sistemas de alerta se vuelven locos. Cae al suelo mostrando algunas convulsiones, tal es la conmoción que el causante aprovecha para escapar.
No se acerquen… no me… no me toquen.
Con claro malestar, el pequeño artificial trata de mantenerse consiente. Por otro lado su sistema aumentado lucha para evitar el colapso total, fue corrompido por un patógeno tan fuerte que incluso amenaza su peculiar existencia.
Fallo… cascad… cascada critica “tiembla” bloqueadores ineficientes “tose severamente” sello roto, aplicando restablecimiento físico definitivo “pasa a acurrucarse” aumentado temperatura a cuarenta grados… ineficiente “comienza a transpirar bastante” sesenta grados… ineficiente “ahora convulsiona con violencia” cien grados… repuesta efectiva “se ve como escapa vapor de su cuerpo, como si se estuviera cocinando” patógeno eliminado, apagado total en…
No puede siquiera iniciar el conteo, cae desmayado. La desconcertante escena no es más que una imagen en voz propia de los comandos ejecutándose, la emergencia simplemente los hizo salir al mundo real.
Pocos minutos después, la temperatura del chico vuelve a un rango normal, deja de transpirar e incluso su semblante se muestra más sereno. Claro que se mantendrá inconsciente al menos una hora debido al trauma experimentado por su integridad.
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