Cenizas en la Ciudad Lagarto [Tema 3/3 Evento Captura y Castigo Oromë]
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Cenizas en la Ciudad Lagarto [Tema 3/3 Evento Captura y Castigo Oromë]
Tenía la mano izquierda levantada y abierta. Cuando cerrase el puño, los arqueros dispararían la lluvia de flechas y los guerreros saldrían a la vanguardia a combatir contra las bestias, humanos, cibernéticos y ladrones de la ciudad lagarto. Los cuatro ejércitos enemigos estaban en clara desventaja. Apenas quedaban los líderes de cada formación. Era el momento perfecto para salir del escondrijo y presentarse en armas. A la señal.
Vlomra Ryalvia esperó unos segundos a que los leónicos y el centinela desaparecieran por el camino del norte. Los hombres bestias parecían tener el control de la situación. Después estarían los cibernéticos. Los humanos, pese a superar en número a todos los demás, eran los peores parados. Vlomra no conseguía ver a ningún humano en pie. El foco de la lluvia de flechas debería centrarse en las bestias, en los pájaros del cielo para ser precisos. Las espadas irían atacarían a cualquier persona que se cruzase en su camino, sea guardia o ladrón.
Con la mano libre, palpó los saquitos de su cinturón: polvos cegadores, venenos para la punta de flecha y el saquito con el cristal de Imbar, el que planeaba utilizar para capturar al fuego amante.
—Un poco más. — dijo muy despacio y en voz muy bajo para que solo sus hermanos pudieran escucharle.
Vislumbró a una mujer encendiendo una hoguera y echando una cabeza de mujer al fuego. Ella debía de ser Oromë. Una segunda mujer, dejó caer lo que parecían unos pedazos de carne. La llama viró, pasó de tener el pelo lacio a rizado.
Unos metros más allá, un hombre tigre refrenaba las flechas de energía del cibernético inmortal poniendo sus dagas en cruz. La bestia tenía todas las de perder. Sus garras presentaban quemaduras de primer y segundo grado. Por muy valiente que se prestase, no era rival para el cibernético. Vlomra creía que nadie sería rival para él. Había escuchado al cibernético decir que había sido bendecido por la magia de El Nigromante, aquel que llamaban El Hombre Muerto. Sería mejor evitarlo a toda costa. Vlomra Ryalvia lo señaló con la cabeza al lado contrario del cibernético.
—Entrar y salir. Mataremos a las mujeres frente a la hoguera. Conseguimos el fuego y nos vamos. — esta vez, no se preocupó por hablar despacio.
Cerró el puño.
Empujó con una mano a la mujer de cabello moreno y la tiró al suelo. Habría preferido tirarla a la hoguera y que su cuerpo de bruja sirviese como ofrenda al objeto de Egdecomb. Sin embargo, lord Prytton se encontraba demasiado debilitado como para preocuparse a dónde apuntaba. Caminaba arrastrando el pie izquierdo, el cual había dejado de sentir. Los diversos ataques de viento y neblina de las dragonas le habían dejado medio ciego. En el vientre tenía una brecha en el vientre con un muy mal aspecto; en el momento que dejase de sostenerla con la mano derecha moriría desangrado. Solo había una oportunidad y si la malgastaba o se distraía demasiado en pretextos equivocados, acabaría como todos los demás.
Se colocó frente a la hoguera. El fuego viró en el hombre sano y joven que quería ser: el hombre amante. Con la mano libre, sacó del bolsillo los miembros amputados de los cadáveres que se había encontrado: dientes, dedos, lengua…. Los mezcló con el puñado de pelo que había conseguido arrancar a la pequeña dragona. Con eso bastaría, pensaba sería suficiente para curar sus heridas.
Oromë y la bruja presenciaron el poder del hombre amante (ellas la vieron como la mujer amante). Las heridas de lord Prytton desparecieron al completo, sin dejar rastro de ellas. El cabello retomó el rubio natural y la piel cobró un tono rosado y sano que nunca había tenido.
—Todas las enfermedades de Aerandir desparecieran en un abrir y cerrar de ojos — dijo el humano mirando sus limpias manos (no era una frase muy diferente a la que Rhea había dicho cuando encontró a el fuego). — ¿Os dais cuenta? Fue un solo brujo quien creó el fuego. No solo esta arma, sino 19 con poderes semejantes. Podríamos hacer maravillas con ellas. Se acabaron las guerras, las hambrunas y las enfermedades. — llevó la mano derecha a la empuñadura de su espada — Vosotros los ladrones de Lagarto no entendéis de lo que estoy hablando. Sois codiciosos por naturaleza. Pensáis en cuánto vale un objeto, no en lo que éste puede hacer por Aerandir. — desenvainó y golpeó con la empuñadura la cara de Oromë. — No me dais ninguna lástima.
—Tú a mí tampoco.
La espada de Alward en manos de Tami Dankworth se interpuso al espadón de lord Prytton en el momento en que éste iba a acabar con la vida de Oromë.
Las dagas se resbalaron de sus manos entumecidas por la electricidad. APP-Bel mostraba una sonrisa agradable bajo su media máscara. Caminó lentamente, como si con cada paso estuviera celebrando su inminente victoria, hacia el hombre tigre. Sus pisadas resonaban con chispas eléctricas. El hombre tigre echó la vista atrás, buscaba el apoyo de Asher a su espalda. Él no estaba allí, se había marchado a socorrer a su amigo en Dundarak. Respiró profundamente y se echó al suelo dando una vuelta sobre sí mismo. La única posibilidad que tenía para enfrentarse a APP-Bel y vencer era asegurándose que el cibernético no podría herir (o que las heridas desapareciesen en el acto). Zafar mostró todos sus dientes en una agrietada sonrisa al ver la luz de la hoguera.
Los pájaros cantaron una canción para cada ladrón y héroe de la Ciudad Lagarto. Alward Sevna era un guerrero que había dado su vida por la causa de su ciudad y, como recompensa, obtuvo una vida adicional. Mina Harker era la bruja de la valentía, la espina clavada en la garra del león. Lavey y Reivy eran el clamor de las llamas y el viento que alimenta el incendio, dos dragonas que unidas en perfecta armonía. Matthew Owens, que hasta el momento se había dedicado a observar, pasó a convertirse en el maestro de llaves y guardián de secretos. Los pájaros desvelaron sus intenciones en una canción que solo Vardagen podía entender. En mitad del círculo, se encontraba la dragona Oromë. Ella había atraído a los cuatro ejércitos al lugar. Luchó con ahínco esta el punto de antepuso la vida de los demás héroes a la suya propia.
Ladrones y guardias. Bestias y cibernéticos. Los elfos hicieron acto de presencia. La lluvia de flecha alcanzó a muchos de los pájaros de la bandada del hombre búho y terminó por matar a los hombres y mujeres que quedaban heridos en el suelo. Cinco elfos de brillantes armaduras salieron de sus escondites espadas en mano. Vardagen no se sorprendió al verles. Un pájaro cantor oculto en las ramas de un ciprés, estuvo repitiendo las instrucciones de Vlomra Ryalvia.
Vardagen desplegó sus alas. Él tenía sus propios secretos y un único objetivo: destruir los objetos malditos de Egdecomb. Áddila había pensado igual que él. Su función, en esta obra, era la de convencer a La Guardia y a La Factoría de los peligros que los 19 objetos guardaban. Una tarea sumamente complicada puesto que ambas facciones pretendía utilizar la magia bajo sus propios fines.
Llegó el momento de poner sus intenciones en escenas. Los entremeses habían finalizado, éste era el auténtico espectáculo. De las alas del búho saltaron centenares de plumas afiladas como cuchillas. Los pájaros del cielo caían en picado contra los enemigos: todo el mundo que quisiera hacerse con el pájaro amante (hombre amante o mujer amante).
* General: Último tema de “Las cenizas de la Ciudad Lagarto”, aquí se dice todo. Transcurre durante la noche. En los dos últimos turnos, empezará a amanecer (Oromë cuida de Sena).
No hay mucho que explicar en este tema. Continúa la acción del tema anterior. Cada uno de vosotros tendrá sus propios objetivos en referencia a uno de los “bosses” del tema: Zafar, APP-Bel, Vlomra, Vardagen y Lord Prytton. Prestad atención a las heridas de cada uno y quienes pueden servir como potenciales aliados para vuestra causa. Más importante todavía, pensad en cuál es vuestra causa. Lo entenderéis más adelante.
Un dato interesante que hasta ahora no se había desvelado es que el objeto utiliza el reflejo de las personas para llamar su atención y seducirles.
*Zafar (Factoría): quiere los objetos del 19 para crear un hogar de hombres bestias donde no se encuentre marginados por su condición racial.
*Lord Prytton (Guardia): quiere los objetos del 19 para succionar las heridas de Lunargenta en las últimas guerras.
*APP-Bel (Hombre Muerto): quiere los objetos del 19 para entregárselos a su señor. Él planea hacer de Aerandir una tierra justa sin banderas, Dioses ni distinciones raciales. El Nigromante sería la única figura de poder.
*Vlomra Ryalvia (Clan Sodvne): quiere los objetos del 19 para entregárselos a Árbol Madre como tributo. Esto sanará el destierro del Clan Sodvne y les permitirá regresar a casa.
*Vardagen (independiente): pretende destruir los objetos del 19. El frasco del no-nato de Bosne enloqueció a su hermano. Busca venganza. Áddila estaba aliada con él en secreto.
El juego se vuelve más interesante en el momento en el que el fuego amante, caprichoso, servirá la voluntad rondará aquellos que han tenido relación con él.
El objetivo común y principal de vosotros 4 usuarios será proteger o asesinar a Oromë de los ataques que tienen lugar. Cada uno de vosotros tenéis intereses marcados que especificaré de forma personalizada más abajo.
Como somos muchos usuarios en el evento, lo haremos de la siguiente manera: en cada capítulo seleccionaré a uno o varios vosotros. Diré: “Se decidirá la continuación o final de este personaje”. Esto quiere decir que es posible, según el daño recibido y las acciones tomadas durante el tema. De ser “final”. Este usuario quedará noqueada por el resto del capítulo (tal vez aparezca en el capítulo de Eltrant o Dag) dando paso a un siguiente personaje. Lo mismo diré con algunos npcs menos poderosos e importantes que otros.
El orden de turnos de posteo será el marcado a continuación. No está de más decir que quién se lo salte será penalizado. Igual que será penalizado el metarol y las faltas de respeto hacia otros usuarios.
Cabe señalar que, aunque haya mencionado los personajes principales de cada grupo, podéis inventaros todo un ejército de hombres de La Guardia de humanos o de bestias de La Factoría. Estos personajes servirán como carne de cañón (salvo en los casos que diga lo contrario). Carecerán de nivel y especialización y no formarán parte relevante de la trama.
Tenéis un máximo de 2 a 4 turnos de combate. Una vez finalizado los 4 turnos, cerraré el tema aunque no hayáis cumplido los objetivos, daré la resolución y empezaremos el siguiente. Tranquilos. Es normal no cumplir los objetivos ya que si digo que X debe de hacer algo e Y debe impedir que X haga ese algo, es imposible que los dos tengan éxito en su empresa.
El pvp corre de vuestra cuenta. Demando lógica y respeto. La suerte que Oromë ha sacado en el oráculo no influye en el pvp.
1. Oromë Vanadóttir: Lord Prytton, APP-Bel y Zafar son los enemigos más próximos. Busca una alianza férrea (solo una, no podrás elegir Guardia y elfos a la vez, por ejemplo) y sírvete de ella para poder vencer a las demás facciones. Sola, no podrás atacar a ninguno de ellos. Podrás utilizar a la mujer amante en el primer y último turno.
*Sacrificando la cabeza de cualquier personaje de nivel inferior a 4 podrás devolver la cabeza de Áddila a su lugar, lo que te garantiza la alianza con Vardagen y Áddila. (No consume turnos)
*Para aliarte con los cibernéticos deberás cortarte una oreja y lanzarla a la hoguera. Esto incrementará el poder de APP-Bel.
Por último, sentirás rechazo y enfado de cualquier persona que tenga a la mujer amante en tu lugar. Es decir, en el momento que Reivy tenga acceso a la mujer amante dejará de ser tu amiga.
Recuerda que Sena debe de mantenerse a tu lado. Servirá como una sanguijuela: absorberá (chupará) la sangre infectada de tus heridas y la reemplazada con su magia por nueva y sana.
Consecuencia de la suerte del Oráculo: Los dioses te sonríen. Tu vínculo con Sena te otorga una habilidad para SOLO este tema:
Sin sangre (mantenida): Sena utiliza su magia para preservar la sangre en tu sistema circulatorio. Tus heridas no sangrarán y no sentirás ningún daño. En el turno que dure esta habilidad, podrás alejarte de Sena.
Duración: 1 turno
Enfriamiento: 4 turnos
2. Reivy Abbader: Lord Prytton, APP-Bel y Zafar son los enemigos más próximos. Busca una alianza férrea (solo una, no podrás elegir Guardia y Elfos a la vez, por ejemplo) y sírvete de ella para poder vencer a las demás facciones. Sola, no podrás atacar a ninguno de ellos. Podrás utilizar a la mujer amante en el segundo turno.
*Sacrificando cinco pájaros de la bandada de Vardagen, conseguirás la alianza de los elfos. (No consume turnos)
*Para aliarte con los cibernéticos deberás cortarte una oreja y lanzarla a la hoguera. Esto incrementará el poder de APP-Bel.
Por último, sentirás rechazo y enfado de cualquier persona que tenga a la mujer amante en tu lugar. Es decir, en el momento que Oromë tenga acceso a la mujer amante dejará de ser tu amiga.
3. Matthew Owens conoces los objetos malditos de Egdecomb porque Amanda te contó su historia. Ella pretende utilizarlos para resucitar el primer vampiro. Corre el rumor que el alma Habak ha poseído a un vampiro real. Laluth quiere conocer a este vampiro, ofrecerles y los objetos del 19 y presentarle frente al altar de Habak para unir el cuerpo y el alma del Dios Vampiro. Los hijos de Habak no te exigen que les acompañes en su credo. Tienes tus propios objetivos. Has estado observando la guerra desde la distancia y anotando mentalmente cada paso que se daba. Sabes que se necesita un objeto que absorba el calor para capturar la llama (Oromë utilizaba un cántaro rodado y Vlomra pretende utilizar un cristal de Sandorai). Tu objetivo será el de conseguir el objeto por cuenta. No lo tendrás fácil, Vardagen y Vlomra van detrás de ti.
A partir del turno 2, tendrás la posibilidad de acceder a la hoguera. Ahora mismo estás lejos del lugar. En el momento que consigas algo con lo que absorber el fuego, frenarás el orden de posesión de la llama. Es decir, si consigues la llama en el turno 3, antes de que Mina postee, ella no tendrá acceso a utilizar su poder en el tercer turno ni Oromë en el cuarto. Interrumpes ese orden. Una vez tengas el objeto, no podrás utilizar. Solo se puede utilizar mientras haya una hoguera.
Posibilidad de aliarte con la facción más interesante solo mediante la palabra.
4. Mina Harker Lord Prytton, APP-Bel y Zafar son los enemigos más próximos. Busca una alianza férrea (solo una, no podrás elegir Guardia y Elfos a la vez, por ejemplo) y sírvete de ella para poder vencer a las demás facciones. Sola, no podrás atacar a ninguno de ellos. Podrás utilizar a la mujer amante en el tercer turno.
*Conseguirás la alianza de los hombres bestias echando la mano izquierda de Tami a la hoguera. Esto conseguirá curar las heridas de Zafar. (No consume turnos)
*Para aliarte con los cibernéticos deberás cortarte una oreja y lanzarla a la hoguera. Esto incrementará el poder de APP-Bel.
Por último, sentirás rechazo y enfado de cualquier persona que tenga a la mujer amante en tu lugar. Es decir, en el momento que Reivy tenga acceso a la mujer amante dejará de ser tu amiga.
En este tema se decidirá el final o continuación de los siguientes personajes:
TODOS
No hay una regla de consumo de turnos como en anteriores temas. Esta es la batalla final. Todo el tema, los cuatro turnos, se deberán concentrar en el comabte.
Vlomra Ryalvia esperó unos segundos a que los leónicos y el centinela desaparecieran por el camino del norte. Los hombres bestias parecían tener el control de la situación. Después estarían los cibernéticos. Los humanos, pese a superar en número a todos los demás, eran los peores parados. Vlomra no conseguía ver a ningún humano en pie. El foco de la lluvia de flechas debería centrarse en las bestias, en los pájaros del cielo para ser precisos. Las espadas irían atacarían a cualquier persona que se cruzase en su camino, sea guardia o ladrón.
Con la mano libre, palpó los saquitos de su cinturón: polvos cegadores, venenos para la punta de flecha y el saquito con el cristal de Imbar, el que planeaba utilizar para capturar al fuego amante.
—Un poco más. — dijo muy despacio y en voz muy bajo para que solo sus hermanos pudieran escucharle.
Vislumbró a una mujer encendiendo una hoguera y echando una cabeza de mujer al fuego. Ella debía de ser Oromë. Una segunda mujer, dejó caer lo que parecían unos pedazos de carne. La llama viró, pasó de tener el pelo lacio a rizado.
Unos metros más allá, un hombre tigre refrenaba las flechas de energía del cibernético inmortal poniendo sus dagas en cruz. La bestia tenía todas las de perder. Sus garras presentaban quemaduras de primer y segundo grado. Por muy valiente que se prestase, no era rival para el cibernético. Vlomra creía que nadie sería rival para él. Había escuchado al cibernético decir que había sido bendecido por la magia de El Nigromante, aquel que llamaban El Hombre Muerto. Sería mejor evitarlo a toda costa. Vlomra Ryalvia lo señaló con la cabeza al lado contrario del cibernético.
—Entrar y salir. Mataremos a las mujeres frente a la hoguera. Conseguimos el fuego y nos vamos. — esta vez, no se preocupó por hablar despacio.
Cerró el puño.
- Personajes destacables:
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Especialización: Camino de la restauración (maestría en plegaria)
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Especialización: Camino de la naturaleza (maestría en naturaleza)
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Especialización: Camino del impulso (maestría en armas cortantes a una mano)
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Empujó con una mano a la mujer de cabello moreno y la tiró al suelo. Habría preferido tirarla a la hoguera y que su cuerpo de bruja sirviese como ofrenda al objeto de Egdecomb. Sin embargo, lord Prytton se encontraba demasiado debilitado como para preocuparse a dónde apuntaba. Caminaba arrastrando el pie izquierdo, el cual había dejado de sentir. Los diversos ataques de viento y neblina de las dragonas le habían dejado medio ciego. En el vientre tenía una brecha en el vientre con un muy mal aspecto; en el momento que dejase de sostenerla con la mano derecha moriría desangrado. Solo había una oportunidad y si la malgastaba o se distraía demasiado en pretextos equivocados, acabaría como todos los demás.
Se colocó frente a la hoguera. El fuego viró en el hombre sano y joven que quería ser: el hombre amante. Con la mano libre, sacó del bolsillo los miembros amputados de los cadáveres que se había encontrado: dientes, dedos, lengua…. Los mezcló con el puñado de pelo que había conseguido arrancar a la pequeña dragona. Con eso bastaría, pensaba sería suficiente para curar sus heridas.
Oromë y la bruja presenciaron el poder del hombre amante (ellas la vieron como la mujer amante). Las heridas de lord Prytton desparecieron al completo, sin dejar rastro de ellas. El cabello retomó el rubio natural y la piel cobró un tono rosado y sano que nunca había tenido.
—Todas las enfermedades de Aerandir desparecieran en un abrir y cerrar de ojos — dijo el humano mirando sus limpias manos (no era una frase muy diferente a la que Rhea había dicho cuando encontró a el fuego). — ¿Os dais cuenta? Fue un solo brujo quien creó el fuego. No solo esta arma, sino 19 con poderes semejantes. Podríamos hacer maravillas con ellas. Se acabaron las guerras, las hambrunas y las enfermedades. — llevó la mano derecha a la empuñadura de su espada — Vosotros los ladrones de Lagarto no entendéis de lo que estoy hablando. Sois codiciosos por naturaleza. Pensáis en cuánto vale un objeto, no en lo que éste puede hacer por Aerandir. — desenvainó y golpeó con la empuñadura la cara de Oromë. — No me dais ninguna lástima.
—Tú a mí tampoco.
La espada de Alward en manos de Tami Dankworth se interpuso al espadón de lord Prytton en el momento en que éste iba a acabar con la vida de Oromë.
- Personajes destacables:
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Especialización: Guerrero (maestría en armas contundentes a una manos)
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Especialización: señora de las sangre (maestría en potencia)
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Especialización: Duelista (maestría en armas cortantes a dos manos)
- Personajes destacables:
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Especialización: Guerrero (maestría cortantes a una mano)
Miembro de La Factoría
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Especialización: luchadora bestial (maestría en combate bestial)
Miembro de la Factoría
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Especialización: luchadora bestial (maestría en combate aéreo)
Miembro de la Factoría
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Especialización: timador (maestría en juego de manos)
Miembro de la Factoría
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Especialización: bárbaro (maestría en combate desarmado)
Miembro de la Guardia
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Las dagas se resbalaron de sus manos entumecidas por la electricidad. APP-Bel mostraba una sonrisa agradable bajo su media máscara. Caminó lentamente, como si con cada paso estuviera celebrando su inminente victoria, hacia el hombre tigre. Sus pisadas resonaban con chispas eléctricas. El hombre tigre echó la vista atrás, buscaba el apoyo de Asher a su espalda. Él no estaba allí, se había marchado a socorrer a su amigo en Dundarak. Respiró profundamente y se echó al suelo dando una vuelta sobre sí mismo. La única posibilidad que tenía para enfrentarse a APP-Bel y vencer era asegurándose que el cibernético no podría herir (o que las heridas desapareciesen en el acto). Zafar mostró todos sus dientes en una agrietada sonrisa al ver la luz de la hoguera.
- Personajes destacables:
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Especialización: Fortaleza de metal (maestría en armas contundentes a una mano)
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Especialización: Máquina construyendo máquinas (maestría en fabricación)
Adicional: maestría en elemental (viento)
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Los pájaros cantaron una canción para cada ladrón y héroe de la Ciudad Lagarto. Alward Sevna era un guerrero que había dado su vida por la causa de su ciudad y, como recompensa, obtuvo una vida adicional. Mina Harker era la bruja de la valentía, la espina clavada en la garra del león. Lavey y Reivy eran el clamor de las llamas y el viento que alimenta el incendio, dos dragonas que unidas en perfecta armonía. Matthew Owens, que hasta el momento se había dedicado a observar, pasó a convertirse en el maestro de llaves y guardián de secretos. Los pájaros desvelaron sus intenciones en una canción que solo Vardagen podía entender. En mitad del círculo, se encontraba la dragona Oromë. Ella había atraído a los cuatro ejércitos al lugar. Luchó con ahínco esta el punto de antepuso la vida de los demás héroes a la suya propia.
Ladrones y guardias. Bestias y cibernéticos. Los elfos hicieron acto de presencia. La lluvia de flecha alcanzó a muchos de los pájaros de la bandada del hombre búho y terminó por matar a los hombres y mujeres que quedaban heridos en el suelo. Cinco elfos de brillantes armaduras salieron de sus escondites espadas en mano. Vardagen no se sorprendió al verles. Un pájaro cantor oculto en las ramas de un ciprés, estuvo repitiendo las instrucciones de Vlomra Ryalvia.
Vardagen desplegó sus alas. Él tenía sus propios secretos y un único objetivo: destruir los objetos malditos de Egdecomb. Áddila había pensado igual que él. Su función, en esta obra, era la de convencer a La Guardia y a La Factoría de los peligros que los 19 objetos guardaban. Una tarea sumamente complicada puesto que ambas facciones pretendía utilizar la magia bajo sus propios fines.
Llegó el momento de poner sus intenciones en escenas. Los entremeses habían finalizado, éste era el auténtico espectáculo. De las alas del búho saltaron centenares de plumas afiladas como cuchillas. Los pájaros del cielo caían en picado contra los enemigos: todo el mundo que quisiera hacerse con el pájaro amante (hombre amante o mujer amante).
- Personajes destacables:
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Especialización: Amo de las bestias (maestría en mascotas)
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* General: Último tema de “Las cenizas de la Ciudad Lagarto”, aquí se dice todo. Transcurre durante la noche. En los dos últimos turnos, empezará a amanecer (Oromë cuida de Sena).
No hay mucho que explicar en este tema. Continúa la acción del tema anterior. Cada uno de vosotros tendrá sus propios objetivos en referencia a uno de los “bosses” del tema: Zafar, APP-Bel, Vlomra, Vardagen y Lord Prytton. Prestad atención a las heridas de cada uno y quienes pueden servir como potenciales aliados para vuestra causa. Más importante todavía, pensad en cuál es vuestra causa. Lo entenderéis más adelante.
Un dato interesante que hasta ahora no se había desvelado es que el objeto utiliza el reflejo de las personas para llamar su atención y seducirles.
*Zafar (Factoría): quiere los objetos del 19 para crear un hogar de hombres bestias donde no se encuentre marginados por su condición racial.
*Lord Prytton (Guardia): quiere los objetos del 19 para succionar las heridas de Lunargenta en las últimas guerras.
*APP-Bel (Hombre Muerto): quiere los objetos del 19 para entregárselos a su señor. Él planea hacer de Aerandir una tierra justa sin banderas, Dioses ni distinciones raciales. El Nigromante sería la única figura de poder.
*Vlomra Ryalvia (Clan Sodvne): quiere los objetos del 19 para entregárselos a Árbol Madre como tributo. Esto sanará el destierro del Clan Sodvne y les permitirá regresar a casa.
*Vardagen (independiente): pretende destruir los objetos del 19. El frasco del no-nato de Bosne enloqueció a su hermano. Busca venganza. Áddila estaba aliada con él en secreto.
El juego se vuelve más interesante en el momento en el que el fuego amante, caprichoso, servirá la voluntad rondará aquellos que han tenido relación con él.
El objetivo común y principal de vosotros 4 usuarios será proteger o asesinar a Oromë de los ataques que tienen lugar. Cada uno de vosotros tenéis intereses marcados que especificaré de forma personalizada más abajo.
Como somos muchos usuarios en el evento, lo haremos de la siguiente manera: en cada capítulo seleccionaré a uno o varios vosotros. Diré: “Se decidirá la continuación o final de este personaje”. Esto quiere decir que es posible, según el daño recibido y las acciones tomadas durante el tema. De ser “final”. Este usuario quedará noqueada por el resto del capítulo (tal vez aparezca en el capítulo de Eltrant o Dag) dando paso a un siguiente personaje. Lo mismo diré con algunos npcs menos poderosos e importantes que otros.
El orden de turnos de posteo será el marcado a continuación. No está de más decir que quién se lo salte será penalizado. Igual que será penalizado el metarol y las faltas de respeto hacia otros usuarios.
Cabe señalar que, aunque haya mencionado los personajes principales de cada grupo, podéis inventaros todo un ejército de hombres de La Guardia de humanos o de bestias de La Factoría. Estos personajes servirán como carne de cañón (salvo en los casos que diga lo contrario). Carecerán de nivel y especialización y no formarán parte relevante de la trama.
Tenéis un máximo de 2 a 4 turnos de combate. Una vez finalizado los 4 turnos, cerraré el tema aunque no hayáis cumplido los objetivos, daré la resolución y empezaremos el siguiente. Tranquilos. Es normal no cumplir los objetivos ya que si digo que X debe de hacer algo e Y debe impedir que X haga ese algo, es imposible que los dos tengan éxito en su empresa.
El pvp corre de vuestra cuenta. Demando lógica y respeto. La suerte que Oromë ha sacado en el oráculo no influye en el pvp.
1. Oromë Vanadóttir: Lord Prytton, APP-Bel y Zafar son los enemigos más próximos. Busca una alianza férrea (solo una, no podrás elegir Guardia y elfos a la vez, por ejemplo) y sírvete de ella para poder vencer a las demás facciones. Sola, no podrás atacar a ninguno de ellos. Podrás utilizar a la mujer amante en el primer y último turno.
*Sacrificando la cabeza de cualquier personaje de nivel inferior a 4 podrás devolver la cabeza de Áddila a su lugar, lo que te garantiza la alianza con Vardagen y Áddila. (No consume turnos)
*Para aliarte con los cibernéticos deberás cortarte una oreja y lanzarla a la hoguera. Esto incrementará el poder de APP-Bel.
Por último, sentirás rechazo y enfado de cualquier persona que tenga a la mujer amante en tu lugar. Es decir, en el momento que Reivy tenga acceso a la mujer amante dejará de ser tu amiga.
Recuerda que Sena debe de mantenerse a tu lado. Servirá como una sanguijuela: absorberá (chupará) la sangre infectada de tus heridas y la reemplazada con su magia por nueva y sana.
Consecuencia de la suerte del Oráculo: Los dioses te sonríen. Tu vínculo con Sena te otorga una habilidad para SOLO este tema:
Sin sangre (mantenida): Sena utiliza su magia para preservar la sangre en tu sistema circulatorio. Tus heridas no sangrarán y no sentirás ningún daño. En el turno que dure esta habilidad, podrás alejarte de Sena.
Duración: 1 turno
Enfriamiento: 4 turnos
2. Reivy Abbader: Lord Prytton, APP-Bel y Zafar son los enemigos más próximos. Busca una alianza férrea (solo una, no podrás elegir Guardia y Elfos a la vez, por ejemplo) y sírvete de ella para poder vencer a las demás facciones. Sola, no podrás atacar a ninguno de ellos. Podrás utilizar a la mujer amante en el segundo turno.
*Sacrificando cinco pájaros de la bandada de Vardagen, conseguirás la alianza de los elfos. (No consume turnos)
*Para aliarte con los cibernéticos deberás cortarte una oreja y lanzarla a la hoguera. Esto incrementará el poder de APP-Bel.
Por último, sentirás rechazo y enfado de cualquier persona que tenga a la mujer amante en tu lugar. Es decir, en el momento que Oromë tenga acceso a la mujer amante dejará de ser tu amiga.
3. Matthew Owens conoces los objetos malditos de Egdecomb porque Amanda te contó su historia. Ella pretende utilizarlos para resucitar el primer vampiro. Corre el rumor que el alma Habak ha poseído a un vampiro real. Laluth quiere conocer a este vampiro, ofrecerles y los objetos del 19 y presentarle frente al altar de Habak para unir el cuerpo y el alma del Dios Vampiro. Los hijos de Habak no te exigen que les acompañes en su credo. Tienes tus propios objetivos. Has estado observando la guerra desde la distancia y anotando mentalmente cada paso que se daba. Sabes que se necesita un objeto que absorba el calor para capturar la llama (Oromë utilizaba un cántaro rodado y Vlomra pretende utilizar un cristal de Sandorai). Tu objetivo será el de conseguir el objeto por cuenta. No lo tendrás fácil, Vardagen y Vlomra van detrás de ti.
A partir del turno 2, tendrás la posibilidad de acceder a la hoguera. Ahora mismo estás lejos del lugar. En el momento que consigas algo con lo que absorber el fuego, frenarás el orden de posesión de la llama. Es decir, si consigues la llama en el turno 3, antes de que Mina postee, ella no tendrá acceso a utilizar su poder en el tercer turno ni Oromë en el cuarto. Interrumpes ese orden. Una vez tengas el objeto, no podrás utilizar. Solo se puede utilizar mientras haya una hoguera.
Posibilidad de aliarte con la facción más interesante solo mediante la palabra.
4. Mina Harker Lord Prytton, APP-Bel y Zafar son los enemigos más próximos. Busca una alianza férrea (solo una, no podrás elegir Guardia y Elfos a la vez, por ejemplo) y sírvete de ella para poder vencer a las demás facciones. Sola, no podrás atacar a ninguno de ellos. Podrás utilizar a la mujer amante en el tercer turno.
*Conseguirás la alianza de los hombres bestias echando la mano izquierda de Tami a la hoguera. Esto conseguirá curar las heridas de Zafar. (No consume turnos)
*Para aliarte con los cibernéticos deberás cortarte una oreja y lanzarla a la hoguera. Esto incrementará el poder de APP-Bel.
Por último, sentirás rechazo y enfado de cualquier persona que tenga a la mujer amante en tu lugar. Es decir, en el momento que Reivy tenga acceso a la mujer amante dejará de ser tu amiga.
En este tema se decidirá el final o continuación de los siguientes personajes:
TODOS
No hay una regla de consumo de turnos como en anteriores temas. Esta es la batalla final. Todo el tema, los cuatro turnos, se deberán concentrar en el comabte.
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Re: Cenizas en la Ciudad Lagarto [Tema 3/3 Evento Captura y Castigo Oromë]
Ella ya no se sentía una persona, no. Era una masa de sentimientos enredados entre si, cada vez más apretados, tanto que le arrebataban el aire y adormecían sus pensamientos más coherentes, dejándola solamente con sus instintos más primitivos.
El lord había usado el objeto que con tanto recelo Oromë trató de esconder. "Mio, mio, mio..." pensaba con furia. -¿Te crees mejor que yo? No eres mas que un niño deseando llamar la atención. Conozco muy bien a los de tu clase, crees que porque eres parte del ejercito todos te seguirán. ¿Cuanto tiempo podrías manejar los objetos hasta que te claven un cuchillo por la espalda?- A Oromë le estaba costando mantener su forma humana y no saltarle a la yugular. Sabía que no tenía oportunidad de vencerlo con todas sus heridas. -Lo que deberás pagar para sanar esta tierra equivale al daño que ya tiene; no cambiaras nada- Si estos malditos no hubieran llegado era muy probable que la dragona jamas usara a la mujer amante como todo buen dragón que protege su tesoro; así lo habría hecho ella... Tal vez.
No esperaba el golpe y mucho menos a Tami interponiéndose para defenderla. Algo bueno había ocurrido en el momento más necesario. -¡Mami!- Sena corrió a su lado y la ayudó a erguirse a su altura, la sangre goteando de su nariz como un río. Estaba torcida y como si la pequeña vampiro hubiera hecho esto antes, apretó el puente de su nariz y con un rápido movimiento la enderezó, arrancándole un gruñido a Oromë, quien se apresuro a tirar la cabeza hacia atrás mientras se paraba, con Sena sujetándose de ella, tratando de sanar frenar el sangrado con su magia. Ella no la soltaría por nada.
Una tercer sombra se acercó a ellas, Dan, que pasaba los ojos entre ambas mujeres y luego donde Tami. -¡Sena!¿Qué haces? Es peligroso y tu...¿Qué le has hecho?- Podría responderle, incluso en medio de tal caos, pero la vampiresa se había colocado los pantalones de adulto y le hablaba a Dan con prisas. -Dragona cuida de mi y yo cuido de ella, Oromë ayudarme a mi, ¿Dan y Tami ayudan a mami?- En su casa se plasmaba la confusión pero si Tami había bloqueado aquel ataque mortal, poniendo su propia vida en juego, entonces era por algo y él no sería quien para cuestionar a su líder. -Entonces vengan con nosotros, rápido-... -No puedo- Dijo la peliplateada, y por un segundo ambos se miraron, el cuestionamiento en la cara del chico. -El objeto, si lo dejo...- Era simple, ella lo quería pero entre todas las cosas no deseaba que nadie mas lo sacara de las llamas, no con todo lo que le costo contenerlo.
Tami aún mantenía a raya al hombre de la guardia pero era cuestión de tiempo para que el ganara sobre ella. Las opciones eran pocas y peligrosas; cualquier movimiento sin calcular terminaría dejándola peor que antes. ¡Pero al diablo! No dejaría que se repitiera lo sucedido en con Rheas; el Lord estaba a un paso de ser su versión masculina. No pasaría, no con ella aquí.
A pesar de la diferencia de altura Tami dio un cabezazo justo en la nariz de Prytton, uno que lo sacó de balance para arremeter un rodillazo justo en su ingle y así quitárselo de encima lo suficiente para correr donde Dan, Sena y Oromë; el grupo en medio de una discusión. -¡No me iré, esos malditos no se lo quedaran!- La dragona gruñía a un Dan a punto de perder los estribos y cuando la pelirroja estuvo a nada de participar en la pelea verbal y recordarles que no había tiempo para ello, las flechas cayeron del cielo junto con las aves. Por consiguiente un hombre alado el cual le hizo a Oromë pensar en Addila arrojó sus propias plumas afiladas al grupo de elfos que se acercaba.
Vardagen lanzó sus plumas sin distinción salvo a aquellas de los cuales sus aves cantaban canciones, uno de ellos pegado a su hombre indicó donde se encontraba la dragona blanca, no muy lejos de donde un hombre se sujetaba su partes, el rostro fruncido en ira mientras esperaba que su dolor se calmara. -Tu- Dijo, una vez aterrizado a pocos metros del pequeño grupo. -Las aves lo cantan, lo que has hecho por tus aliados que esta escrito a lo largo de tu piel, también lo que ha ocurrido con Addila- Y en pocas palabras más le contó las intenciones de ella y la de él, verdades que no sabía y le atravesaron como un puñetazo en la cara. Oromë miró a Sena, con molestia por esa falta de información. -Nunca preguntaste mami- La niña se excusó. -Tenía que hacerlo, era la única opción para curar a Alward Sevna, y no me arrepentiré de ello. Pero... Podría traerla de regreso si eso significa que me ayudaras a que estos bastardos no obtengan el objeto- Y todo estuvo dicho.
Marcar un objetivo no era difícil, tenía muchos a su alrededor y mientras la mitad de ellos se dividió adelantándose para acabar con los obstáculos, los demás siguieron a Oromë donde su próxima victima: Un cerdo con cuchillos de carnicero colgando de su cadera. -Es un hombre bestia fiel a Zafar, imagino que no te importara...-, -Addila es la única quien no está de acuerdo con ellos, tráela de regreso y mis aves la guiaran aquí. Ya hay varias custodiando su cuerpo en el lugar donde la dejaste- Ella simplemente asintió y con Sena pegada a su lado minimizando sus dolencias, arremetieron contra el enemigo.
Las aves de Zafar que aun seguían en pie comenzaron a picotearla la cara al cerdo quien luchaba por quitárselas de encima con uno de sus cuchillos. Sena se lanzó a sus piernas para sujetárselas y Oromë saltó en el momento en que los pájaros se alejaron para sujetarlo con sus piernas y hacer presión en su cuello, sofocándolo lentamente hasta hacerle perder el conocimiento. El enorme puerco cayó con fuerza al suelo y sin hacerse esperar Oromë tomó uno de las tantas armas colgando del cuerpo dormido de este y separó su cabeza del resto.
La llama ardía y bailaba con entusiasmo, la observaba y la llamaba y aunque odiaba todo lo relacionado a ella, no podía evitar desearla como un vagabundo desea una vida mejor.
De no ser por las aves de Vardagen y que Tami y Dan habían logrado acabar con cuanto sobreviviente encontraban deseoso de acabar con ellos, el sortear a todos los que estaban en su camino hubiera sido una tarea doblemente costosa. De por si la cabeza era más pesada que la del petirrojo a quien había matado antes. "Ya casi" Se dijo a si misma y apenas estuvo a un metro de distancia con Sena pisandole los talones, arrojó la cabeza al fuego y esta chirrió como si no fuera más que papel.
A lo lejos, en una carpa vacía pájaros comenzaban a picotear las cuerdas del Addila y ella lentamente despertaba del sueño de los muertos.
•Cortó la cabeza de Raklen para revivir a Addila y aliarme con Vardagen. Uso el fuego el primer turno.
El lord había usado el objeto que con tanto recelo Oromë trató de esconder. "Mio, mio, mio..." pensaba con furia. -¿Te crees mejor que yo? No eres mas que un niño deseando llamar la atención. Conozco muy bien a los de tu clase, crees que porque eres parte del ejercito todos te seguirán. ¿Cuanto tiempo podrías manejar los objetos hasta que te claven un cuchillo por la espalda?- A Oromë le estaba costando mantener su forma humana y no saltarle a la yugular. Sabía que no tenía oportunidad de vencerlo con todas sus heridas. -Lo que deberás pagar para sanar esta tierra equivale al daño que ya tiene; no cambiaras nada- Si estos malditos no hubieran llegado era muy probable que la dragona jamas usara a la mujer amante como todo buen dragón que protege su tesoro; así lo habría hecho ella... Tal vez.
No esperaba el golpe y mucho menos a Tami interponiéndose para defenderla. Algo bueno había ocurrido en el momento más necesario. -¡Mami!- Sena corrió a su lado y la ayudó a erguirse a su altura, la sangre goteando de su nariz como un río. Estaba torcida y como si la pequeña vampiro hubiera hecho esto antes, apretó el puente de su nariz y con un rápido movimiento la enderezó, arrancándole un gruñido a Oromë, quien se apresuro a tirar la cabeza hacia atrás mientras se paraba, con Sena sujetándose de ella, tratando de sanar frenar el sangrado con su magia. Ella no la soltaría por nada.
Una tercer sombra se acercó a ellas, Dan, que pasaba los ojos entre ambas mujeres y luego donde Tami. -¡Sena!¿Qué haces? Es peligroso y tu...¿Qué le has hecho?- Podría responderle, incluso en medio de tal caos, pero la vampiresa se había colocado los pantalones de adulto y le hablaba a Dan con prisas. -Dragona cuida de mi y yo cuido de ella, Oromë ayudarme a mi, ¿Dan y Tami ayudan a mami?- En su casa se plasmaba la confusión pero si Tami había bloqueado aquel ataque mortal, poniendo su propia vida en juego, entonces era por algo y él no sería quien para cuestionar a su líder. -Entonces vengan con nosotros, rápido-... -No puedo- Dijo la peliplateada, y por un segundo ambos se miraron, el cuestionamiento en la cara del chico. -El objeto, si lo dejo...- Era simple, ella lo quería pero entre todas las cosas no deseaba que nadie mas lo sacara de las llamas, no con todo lo que le costo contenerlo.
Tami aún mantenía a raya al hombre de la guardia pero era cuestión de tiempo para que el ganara sobre ella. Las opciones eran pocas y peligrosas; cualquier movimiento sin calcular terminaría dejándola peor que antes. ¡Pero al diablo! No dejaría que se repitiera lo sucedido en con Rheas; el Lord estaba a un paso de ser su versión masculina. No pasaría, no con ella aquí.
A pesar de la diferencia de altura Tami dio un cabezazo justo en la nariz de Prytton, uno que lo sacó de balance para arremeter un rodillazo justo en su ingle y así quitárselo de encima lo suficiente para correr donde Dan, Sena y Oromë; el grupo en medio de una discusión. -¡No me iré, esos malditos no se lo quedaran!- La dragona gruñía a un Dan a punto de perder los estribos y cuando la pelirroja estuvo a nada de participar en la pelea verbal y recordarles que no había tiempo para ello, las flechas cayeron del cielo junto con las aves. Por consiguiente un hombre alado el cual le hizo a Oromë pensar en Addila arrojó sus propias plumas afiladas al grupo de elfos que se acercaba.
Vardagen lanzó sus plumas sin distinción salvo a aquellas de los cuales sus aves cantaban canciones, uno de ellos pegado a su hombre indicó donde se encontraba la dragona blanca, no muy lejos de donde un hombre se sujetaba su partes, el rostro fruncido en ira mientras esperaba que su dolor se calmara. -Tu- Dijo, una vez aterrizado a pocos metros del pequeño grupo. -Las aves lo cantan, lo que has hecho por tus aliados que esta escrito a lo largo de tu piel, también lo que ha ocurrido con Addila- Y en pocas palabras más le contó las intenciones de ella y la de él, verdades que no sabía y le atravesaron como un puñetazo en la cara. Oromë miró a Sena, con molestia por esa falta de información. -Nunca preguntaste mami- La niña se excusó. -Tenía que hacerlo, era la única opción para curar a Alward Sevna, y no me arrepentiré de ello. Pero... Podría traerla de regreso si eso significa que me ayudaras a que estos bastardos no obtengan el objeto- Y todo estuvo dicho.
Marcar un objetivo no era difícil, tenía muchos a su alrededor y mientras la mitad de ellos se dividió adelantándose para acabar con los obstáculos, los demás siguieron a Oromë donde su próxima victima: Un cerdo con cuchillos de carnicero colgando de su cadera. -Es un hombre bestia fiel a Zafar, imagino que no te importara...-, -Addila es la única quien no está de acuerdo con ellos, tráela de regreso y mis aves la guiaran aquí. Ya hay varias custodiando su cuerpo en el lugar donde la dejaste- Ella simplemente asintió y con Sena pegada a su lado minimizando sus dolencias, arremetieron contra el enemigo.
Las aves de Zafar que aun seguían en pie comenzaron a picotearla la cara al cerdo quien luchaba por quitárselas de encima con uno de sus cuchillos. Sena se lanzó a sus piernas para sujetárselas y Oromë saltó en el momento en que los pájaros se alejaron para sujetarlo con sus piernas y hacer presión en su cuello, sofocándolo lentamente hasta hacerle perder el conocimiento. El enorme puerco cayó con fuerza al suelo y sin hacerse esperar Oromë tomó uno de las tantas armas colgando del cuerpo dormido de este y separó su cabeza del resto.
La llama ardía y bailaba con entusiasmo, la observaba y la llamaba y aunque odiaba todo lo relacionado a ella, no podía evitar desearla como un vagabundo desea una vida mejor.
De no ser por las aves de Vardagen y que Tami y Dan habían logrado acabar con cuanto sobreviviente encontraban deseoso de acabar con ellos, el sortear a todos los que estaban en su camino hubiera sido una tarea doblemente costosa. De por si la cabeza era más pesada que la del petirrojo a quien había matado antes. "Ya casi" Se dijo a si misma y apenas estuvo a un metro de distancia con Sena pisandole los talones, arrojó la cabeza al fuego y esta chirrió como si no fuera más que papel.
A lo lejos, en una carpa vacía pájaros comenzaban a picotear las cuerdas del Addila y ella lentamente despertaba del sueño de los muertos.
•Cortó la cabeza de Raklen para revivir a Addila y aliarme con Vardagen. Uso el fuego el primer turno.
Oromë Vánadóttir
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Re: Cenizas en la Ciudad Lagarto [Tema 3/3 Evento Captura y Castigo Oromë]
Mis heridas habían sido sanadas ¿Pero a que precio? ¿Mereció la pena cambiar una lenta recuperación por una cura milagrosa? No, no lo mereció. Por culpa de aquel maldito dragón que bailaba en el fuego Lavey recibió una saeta en el pecho y ahora respiraba como si fuera un pez fuera del agua. Los celestiales me castigaban por usar aquel artefacto maligno, sacaron mi alma de la fila de los condenados y pusieron a mi hija en las puertas de la muerte.
Arrodillada y con el cuerpo de Lavey pegado al mio dejó de importarme lo que sucedía alrededor, solo quería salvarla a ella sin importarme el costo a pagar.
Un siseo comenzó a resonar en mi mente, me llamaba, me pedía alimento, casi parecía suplicar que me quedara junto al fuego, que la llevara conmigo. No, aquella extraña y atrayente magia era la causante de todo lo que estaba sucediendo, la locura del Lord comandante, la avaricia de los hombres-bestia, la obsesión de Oromë.
Oromë... los siseos se intensificaron con ira, estábamos aquí por ella, para ella ¿Y que hacia? Venderse al mejor postor, olvidarse de las personas que la ayudaron. La niña a la que llamas sobrina se muere Y NO HACES NADA PARA EVITARLO. Pensaba con rabia y tristeza golpeando el suelo con el puño. ¿Así es como pagas a las únicas que acudieron en tu ayuda? Los que habían sido enemigos ahora se aliaban con ella y las que aun seguían siendo aliadas ahora eran menospreciadas y abandonadas en el campo de batalla como si ya estuvieran muertas. ¿Porque nos haces esto Oromë?
Las flechas comenzaron a caer y con ella lo hicieron los pájaros, junto a estos llovieron plumas que se ensartaban en los cuerpos ajenos como si fueran dagas, apenas tuve tiempo de recoger un escudo del suelo y protegernos, también cayó a la tierra un cuerpo porcino sin cabeza, el dragón amante gritó en mi mente un nombre. Junto al fuego la mujer que se suponía que era mi amiga tiraba a las llamas la cabeza del cerdo ¿Porque seguía haciéndolo? Había que destruir aquel artefacto no alimentarlo.
De nuevo el siseo habló, esta vez era suave y cálido como la nana de una madre me arrullaba, me cantaba sus buenas acciones logrando desestimar mi pensamiento destructivo y susurraba una solución a mi problema. Los pájaros estaban con Oromë y los elfos contra ella si les despejaba el camino tendrían que ayudarme. Los elfos son buenos sanadores seguro que pueden salvar a Lavey.
Igual que al comienzo de la noche tome forma de dragón dejando el cuerpo de Lavey bajo el mio, un grupo de elfos entró a la refriega, pero no peleaban, solo esquivaban y golpeaban los justo para avanzar. La estrategia les estaba saliendo a pedir de boca hasta que se toparon con aquel humano de armadura negra que estuvo todo el tiempo junto a Lord Prytton. Para mi sorpresa aquel hombre, que parecía rozar los 60 inviernos, no sostenía arma alguna en sus manos y encaraba a un elfo de pelo grisáceo a puño limpio. Paraba los golpes de la espada elfica con las protecciones de su antebrazo o bien con sus propias manos enfundadas por unos guanteletes puntiagudos, el espadachín comprendió con rapidez la estrategia y dejo de atacar al hombre para centrarse en golpear las hebillas y enganches de la armadura, el bárbaro que estaba cegado en destrozar al elfo no percibió el rayo que impactó en su espalda desequilibrandolo y quitandole el tiempo de reacción para el repentino aire que amenazaba con arrastrarlo y succionarlo hasta hacerlo caer al suelo.
_____
Off: Habilidad racial, transformacion en dragon.
Vlomra Ryalvia entra en combate con Henry Bowers y recibe mi apoyo.
Arrodillada y con el cuerpo de Lavey pegado al mio dejó de importarme lo que sucedía alrededor, solo quería salvarla a ella sin importarme el costo a pagar.
Un siseo comenzó a resonar en mi mente, me llamaba, me pedía alimento, casi parecía suplicar que me quedara junto al fuego, que la llevara conmigo. No, aquella extraña y atrayente magia era la causante de todo lo que estaba sucediendo, la locura del Lord comandante, la avaricia de los hombres-bestia, la obsesión de Oromë.
Oromë... los siseos se intensificaron con ira, estábamos aquí por ella, para ella ¿Y que hacia? Venderse al mejor postor, olvidarse de las personas que la ayudaron. La niña a la que llamas sobrina se muere Y NO HACES NADA PARA EVITARLO. Pensaba con rabia y tristeza golpeando el suelo con el puño. ¿Así es como pagas a las únicas que acudieron en tu ayuda? Los que habían sido enemigos ahora se aliaban con ella y las que aun seguían siendo aliadas ahora eran menospreciadas y abandonadas en el campo de batalla como si ya estuvieran muertas. ¿Porque nos haces esto Oromë?
Las flechas comenzaron a caer y con ella lo hicieron los pájaros, junto a estos llovieron plumas que se ensartaban en los cuerpos ajenos como si fueran dagas, apenas tuve tiempo de recoger un escudo del suelo y protegernos, también cayó a la tierra un cuerpo porcino sin cabeza, el dragón amante gritó en mi mente un nombre. Junto al fuego la mujer que se suponía que era mi amiga tiraba a las llamas la cabeza del cerdo ¿Porque seguía haciéndolo? Había que destruir aquel artefacto no alimentarlo.
De nuevo el siseo habló, esta vez era suave y cálido como la nana de una madre me arrullaba, me cantaba sus buenas acciones logrando desestimar mi pensamiento destructivo y susurraba una solución a mi problema. Los pájaros estaban con Oromë y los elfos contra ella si les despejaba el camino tendrían que ayudarme. Los elfos son buenos sanadores seguro que pueden salvar a Lavey.
Igual que al comienzo de la noche tome forma de dragón dejando el cuerpo de Lavey bajo el mio, un grupo de elfos entró a la refriega, pero no peleaban, solo esquivaban y golpeaban los justo para avanzar. La estrategia les estaba saliendo a pedir de boca hasta que se toparon con aquel humano de armadura negra que estuvo todo el tiempo junto a Lord Prytton. Para mi sorpresa aquel hombre, que parecía rozar los 60 inviernos, no sostenía arma alguna en sus manos y encaraba a un elfo de pelo grisáceo a puño limpio. Paraba los golpes de la espada elfica con las protecciones de su antebrazo o bien con sus propias manos enfundadas por unos guanteletes puntiagudos, el espadachín comprendió con rapidez la estrategia y dejo de atacar al hombre para centrarse en golpear las hebillas y enganches de la armadura, el bárbaro que estaba cegado en destrozar al elfo no percibió el rayo que impactó en su espalda desequilibrandolo y quitandole el tiempo de reacción para el repentino aire que amenazaba con arrastrarlo y succionarlo hasta hacerlo caer al suelo.
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Reivy Abadder
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Re: Cenizas en la Ciudad Lagarto [Tema 3/3 Evento Captura y Castigo Oromë]
El estafador tarareaba mientras contemplaba el paisaje desde las colinas.
♫Tinker Tanner con ojos tan brillantes, ♫
♫hoy está en la plaza, ♫
♫pero cuando llegue el alba, ♫
♫Tinker Tanner estará en los caminos.♫
Jugaba a arrojar ambas dagas al aire y volverlas a agarrar sin lastimarse.
♫TInker Tanner vino a la ciudad♫
♫Con mercancía para vender♫
♫Son ollas y cuchillos♫
♫para hombres y esposas♫
♫y toda variedad de carnes♫
♫desde Dundarak hasta Beltrexus, ♫
♫¡Él trae las carnes más dulces! ♫
Se escuchó una explosión a lo lejos y el Humano dejó de cantar un segundo, miró en la dirección en que vino el estruendo y silbó.
-Me pregunto... ¿Quién pagará por todo esto? - Una risa burlona se escapó de entre sus labios y tuvo que hacer un esfuerzo para que no se volviera una carcajada - Asher hizo un buen trabajo ¿No lo crees? No sabía que le gustaba tanto el prender fuego cosas -No es como si le gustara que todo el trabajo de meses se fuera a la basura en pocos minutos, pero había que admitir cuando un trabajo estaba bien hecho.
El humano se apoyó en el borde del barranco y se deslizó con cuidado hasta el piso, luego sacudió sus manos y su ropa para quitarse el polvo. El mensaje de advertencia le había llegado antes que al resto, Matthew sabía que los ejércitos se acercaban, sabía qué era lo que venían a buscar, aunque no se había imaginado que era Oromë la portadora... Hasta que vio los carteles de “Se busca”, entonces todas las piezas encajaron.
El primer plan del moreno había sido que fueran otros los que redujeran y le quitaran el objeto a la dragona, para luego robárselo a ellos. Pero habían resultado ser una panda de inútiles que siquiera podían quitarle ese cacharro mágico a una mujer herida de muerte. “Si quieres que un trabajo esté bien hecho, debes hacerlo tu mismo, Owens” pensó Matt, reconociendo su genialidad sin un atisbo de vergüenza.
Levantó la mano y una figura de dragón voló hasta ella*, increíblemente era la segunda vez que esa preciosa figura le resultaba tan útil. Sin ella no hubiese podido espiar de tan cerca todas las cosas que sucedían, había logrado juntar los datos suficientes para poder pensar varios planes alternativos. Palpó sus bolsillos y allí estaba, con eso no tendría de qué preocuparse al momento de tener que agarrar la figura, y luego había que pensar en algún lugar donde guardarlo.
Comenzó a caminar por la ciudad, por SU ciudad. El piso estaba lleno de cadáveres de todas las razas, habían focos de incendio esparcidos por todos lados ya nadie intentaba apagarlos. A pesar de eso, el estafador aparentaba estar tranquilo, se asomaba dentro de las carpas que aún no estaban prendidas fuego, hasta que encontró lo que necesitaba.
-¡He aquí! ¡El cazo mágico! - Le dijo Matt a su compañera que lo miraba con nerviosismo - No pongas esa cara, sabes que me pone de muy mal humor cuando te pones así - Dijo en tono serio - ¿Acaso no confías en mí?-Volvió a sonreír de la nada y eso era mucho más escalofriante.
-¡Cl-claro que confío en ti! -
-Buena chica - Guardó el “cazo mágico” y se dirigió por fin hacia donde sabía que estaba Oromë, primero caminando, luego trotando y finalmente corriendo.
Unos minutos más tarde un Matt más desalineado, e intentando recuperar el aliento llegaba junto a la dragona más buscada de todo Aerandir.
-Oromë ¿Qué está pasando? ¿Por qué nos atacan? Y... ¿Quienes son tus nuevos amigos? - Hizo una leve inclinación de cabeza a modo de saludo respetuoso frente a todos los seres que rodeaban ahora a la dragona. La cara de Matthew era la de alguien que está llegando tarde a una reunión importante y no conoce a absolutamente nadie, ni sabe de qué están hablando - ¿Cuál es el problema? - Se acercó a Oromë con gesto preocupado, su postura decía “Ven, confía en mí. Ya hiciste suficiente, puedes dejarme el resto”.
-----------------------------------------
*Me pareció que el uso de la "Escultura Pequeño Dragón" era un buen modo de justificar que Matt supiera todo lo que pasó.
** Matt usa su Habilidad de Nivel 0 "Charlatan"
♫Tinker Tanner con ojos tan brillantes, ♫
♫hoy está en la plaza, ♫
♫pero cuando llegue el alba, ♫
♫Tinker Tanner estará en los caminos.♫
Jugaba a arrojar ambas dagas al aire y volverlas a agarrar sin lastimarse.
♫TInker Tanner vino a la ciudad♫
♫Con mercancía para vender♫
♫Son ollas y cuchillos♫
♫para hombres y esposas♫
♫y toda variedad de carnes♫
♫desde Dundarak hasta Beltrexus, ♫
♫¡Él trae las carnes más dulces! ♫
Se escuchó una explosión a lo lejos y el Humano dejó de cantar un segundo, miró en la dirección en que vino el estruendo y silbó.
-Me pregunto... ¿Quién pagará por todo esto? - Una risa burlona se escapó de entre sus labios y tuvo que hacer un esfuerzo para que no se volviera una carcajada - Asher hizo un buen trabajo ¿No lo crees? No sabía que le gustaba tanto el prender fuego cosas -No es como si le gustara que todo el trabajo de meses se fuera a la basura en pocos minutos, pero había que admitir cuando un trabajo estaba bien hecho.
El humano se apoyó en el borde del barranco y se deslizó con cuidado hasta el piso, luego sacudió sus manos y su ropa para quitarse el polvo. El mensaje de advertencia le había llegado antes que al resto, Matthew sabía que los ejércitos se acercaban, sabía qué era lo que venían a buscar, aunque no se había imaginado que era Oromë la portadora... Hasta que vio los carteles de “Se busca”, entonces todas las piezas encajaron.
El primer plan del moreno había sido que fueran otros los que redujeran y le quitaran el objeto a la dragona, para luego robárselo a ellos. Pero habían resultado ser una panda de inútiles que siquiera podían quitarle ese cacharro mágico a una mujer herida de muerte. “Si quieres que un trabajo esté bien hecho, debes hacerlo tu mismo, Owens” pensó Matt, reconociendo su genialidad sin un atisbo de vergüenza.
Levantó la mano y una figura de dragón voló hasta ella*, increíblemente era la segunda vez que esa preciosa figura le resultaba tan útil. Sin ella no hubiese podido espiar de tan cerca todas las cosas que sucedían, había logrado juntar los datos suficientes para poder pensar varios planes alternativos. Palpó sus bolsillos y allí estaba, con eso no tendría de qué preocuparse al momento de tener que agarrar la figura, y luego había que pensar en algún lugar donde guardarlo.
Comenzó a caminar por la ciudad, por SU ciudad. El piso estaba lleno de cadáveres de todas las razas, habían focos de incendio esparcidos por todos lados ya nadie intentaba apagarlos. A pesar de eso, el estafador aparentaba estar tranquilo, se asomaba dentro de las carpas que aún no estaban prendidas fuego, hasta que encontró lo que necesitaba.
-¡He aquí! ¡El cazo mágico! - Le dijo Matt a su compañera que lo miraba con nerviosismo - No pongas esa cara, sabes que me pone de muy mal humor cuando te pones así - Dijo en tono serio - ¿Acaso no confías en mí?-Volvió a sonreír de la nada y eso era mucho más escalofriante.
-¡Cl-claro que confío en ti! -
-Buena chica - Guardó el “cazo mágico” y se dirigió por fin hacia donde sabía que estaba Oromë, primero caminando, luego trotando y finalmente corriendo.
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Unos minutos más tarde un Matt más desalineado, e intentando recuperar el aliento llegaba junto a la dragona más buscada de todo Aerandir.
-Oromë ¿Qué está pasando? ¿Por qué nos atacan? Y... ¿Quienes son tus nuevos amigos? - Hizo una leve inclinación de cabeza a modo de saludo respetuoso frente a todos los seres que rodeaban ahora a la dragona. La cara de Matthew era la de alguien que está llegando tarde a una reunión importante y no conoce a absolutamente nadie, ni sabe de qué están hablando - ¿Cuál es el problema? - Se acercó a Oromë con gesto preocupado, su postura decía “Ven, confía en mí. Ya hiciste suficiente, puedes dejarme el resto”.
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*Me pareció que el uso de la "Escultura Pequeño Dragón" era un buen modo de justificar que Matt supiera todo lo que pasó.
** Matt usa su Habilidad de Nivel 0 "Charlatan"
- Agradecimiento :
- Un agradecimiento especial a Siria y Elyn que me tradujeron la canción de Tinker Tanner ^^
Matthew Owens
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Re: Cenizas en la Ciudad Lagarto [Tema 3/3 Evento Captura y Castigo Oromë]
No había terminado de comprender qué había logrado exactamente al tirar aquellos pedazos de cuerpo al fuego danzante, cuando el perro sarnoso reculó. Habían sido sus piedras, seguramente, lo que lo habían espantado. Es que ni mil runas eran rival para Mina Harker. El perro mágico, hocico de jabalí dio media vuelta y puso patas en polvorosa, llevándose a su jauría de bestias hediondas consigo, todas como él, con el rabo entre las patas, humillados y derrotados. La ilusionista rió orgullosa, preciosa y altanera, a pesar del dolor que las quemaduras causaban en su cuerpo.
Ahora podría dedicarse a algo más importante, como por ejemplo, entender qué era esa magia sucia que tenía en frente. Se acercaba despacio, cuando el esbirro de un hombre la empujó. De vuelta al suelo, golpeó con el puño y lo miró furiosa -¿Quién eres, bastardo infeliz?- le gritó, comenzando a ponerse de pie. Mientras ella lograba enderezarse, el tipo, quien luego supo era un tal Lord Prytton, comenzó a hablar de la magia de 19 objetos, de sanar todas las enfermedades de Aerandir. Mina arrugó el entrecejo. -Nah, este no es más que otro charlatán- se dijo en voz bajita, revisando su costado con una mueca de dolor.
Lo bueno es que había descubierto que el fuego bailarín le había sanado el cuerpo al amante de Cinan y al esbirro le había devuelto las entrañas al vientre, entonces podría sanarle las quemaduras. ¿De qué más era capaz aquella mujer de fuego? Solo podría saberlo si se la llevaba. ¿Cinan se la daría si se la pedía "por favor"?
Lo dudaba.
De igual manera, no tuvo mucho tiempo como para pensar en aquello, pues el esbirro, ahora sano y rejuvenecido atacaba a Cinan. Una chica saltó de la nada y la defendió, interponiéndose, antes de que Mina pudiese reaccionar. Aunque no es como si ella lo hubiese hecho. -Qué popular es esta desgreñada- pensó la bruja, mirando desde su palco toda la escena, ajena a todo el combate. Miró a ambos lados, buscando una ruta de escape. Por mucho que sentía una fuerte atracción hacia aquella llama seductora y siseante, más era su instinto de supervivencia que le decía que saliera de allí. Era suficiente, no más Ciudad Lagarto, ni ladrones de mierda. Adiós contigo Ciudad Lagarto, vuela alto.
Ella había sido presa de la mala suerte, solo por eso se había visto envuelta en aquel caos y no pretendía quedarse más tiempo tentando a la poca buena fortuna que le estaba quedando. Alguna broma le estaría jugando Bragi para tenerla así en esa situación. Alcanzó a dar cuatro pasos, refunfuñando sonoramente, cuando una lluvia de filosas plumas cayó del cielo. Logró esquivarlas malamente, algunas alcanzaron a rozarla y causarle cortes en los brazos, finos y dolorosos cortes que sangraban profundamente.
Corrió y se refugió en una carpa que estaba a medio caer, a medio incendiar, a medio hundir. Respiraba agitada. Su hermoso cabello se le pegaba en la sudada frente y habían mechones apelmasados con sangre propia y ajena. Estaba en un estado deplorable y ella lo sabía. Pero necesitaba un momento para reagruparse; consigo misma, claro está, porque estaba sola en esto. -Una salida- se dijo. -Una conveniente, cómoda y cobarde salida- repitió, pasándose las manos por la cabeza. Cerró los ojos y resopló.
-Yo puedo darte una- escuchó de una voz grave y cansada. Mina dio un brinco, sobresaltada, al darse cuenta que no estaba sola en aquel lugar. Esconderse en ese tenderete a punto de caerse no solo se le había ocurrido a la bruja. Un hombre tigre se apretaba una herida en el costado, una fea quemadura que de no ser atendida pronto, le costaría la vida. -Soy Zafar y si me ayudas a conseguir el Fuego Danzante, te sacaré de aquí- aseguró con su melosa y seductora voz. Ella lo miró con suspicacia -Querido, soy una ladrona- dijo, sonriendo burlona -Y yo un timador, preciosa- le respondió suspirando -Pero no estamos en momentos de ponernos remilgosos ni exigentes con las características de nuestros aliados, ¿cierto?- añadió, haciendo reír de buena gana a la ilusionista.
-Lo que necesito que hagas es que encuentres a Tami Dankworth le cortes una mano y la eches al Fuego, sabré cuando lo hayas hecho- dijo y esbozó una media sonrisa -Vaya que lo sabré- rió, mirando su herida, levantando un poco la mano que la presionaba. -Ah, perfecto... pan comido. ¿Y cómo sabré que cumplirás tu parte del trato?- preguntó ella, poniéndose de pie. El tigre asintió. Con un gesto de dolor, llevó la mano a su cinto y le pasó un envase de vidrio -Toma, aquí pensaba guardar el Fuego Danzante- explicó -Es el único envase que tengo, como puedes ver, en el que podría llevarme el fuego, si tú lo tienes, no me podría ir sin ti. Por cierto, ¿Cómo te llamas?- señaló, mirándola con sus hermosos ojos ambarinos. -Mimilú- respondió ella. No le creyó mucho, pero sí el hecho de que sin el fuego, él no la dejaría. Así que fuera como fuese, tendría que tomarlo.
Agarró el frasquito y se lo metió en el sostén, de ahí no se le saldría. Afuera ya había comenzado otra batalla campal. Mina no tenía idea quién era la tal Tami Dankworth, sonaba a niñita consentida de Lunargenta. -¡Tami Dankworth! ¿Dónde está Tami Dankworth?- comenzó a gritar, esquivando golpes. Su suerte cambiaba, pues de alguna manera volvió cerca al fuego danzante, donde divisó a Cinan y su pequeña vampiresa. Seguían vivas y luchaban contra un enorme hombre cerdo. Aquello no era tan bueno, que la desgreñada estuviera viva. Al fin y al cabo, tendría que enfrentarla para tomar el Fuego Danzante -Yo soy Tami Dankworth- respondió una chica que terminaba de desencajar su espadón del pecho de un pobre paleto -¿Quién me busca?- preguntó curiosa, mirando a la bruja de pies a cabeza.
Mina sonrió, y estiró su mano -Mucho gusto, soy Mimilú- dijo con cortesía. Tami, algo confundida, agarró la espada con la mano izquierda estiró la derecha para estrechar la de Mina. Era algo extraño encontrarse con tales formalidades en medio de una batalla así -El gusto es mío- respondió. -Oh, no lo creo...- lamentó la bruja, quien habiendo tomado un cuchillo de un cuerpo tirado por ahí, cortó de un tajo la mano que apretaba con fuerza.
Tami cayó de rodillas al suelo, soltando la espada, apretó el muñon del que comenzó a brotar sangre descontroladamente. Comenzó a dar gritos. -¿Ves? No te iba a dar gusto conocerme. Lo siento mucho, querida- dijo Mina alejándose de la aterrada y desconcertada Tami. Ahora solo le faltaba echar la mano a las llamas mágicas.
Ahora podría dedicarse a algo más importante, como por ejemplo, entender qué era esa magia sucia que tenía en frente. Se acercaba despacio, cuando el esbirro de un hombre la empujó. De vuelta al suelo, golpeó con el puño y lo miró furiosa -¿Quién eres, bastardo infeliz?- le gritó, comenzando a ponerse de pie. Mientras ella lograba enderezarse, el tipo, quien luego supo era un tal Lord Prytton, comenzó a hablar de la magia de 19 objetos, de sanar todas las enfermedades de Aerandir. Mina arrugó el entrecejo. -Nah, este no es más que otro charlatán- se dijo en voz bajita, revisando su costado con una mueca de dolor.
Lo bueno es que había descubierto que el fuego bailarín le había sanado el cuerpo al amante de Cinan y al esbirro le había devuelto las entrañas al vientre, entonces podría sanarle las quemaduras. ¿De qué más era capaz aquella mujer de fuego? Solo podría saberlo si se la llevaba. ¿Cinan se la daría si se la pedía "por favor"?
Lo dudaba.
De igual manera, no tuvo mucho tiempo como para pensar en aquello, pues el esbirro, ahora sano y rejuvenecido atacaba a Cinan. Una chica saltó de la nada y la defendió, interponiéndose, antes de que Mina pudiese reaccionar. Aunque no es como si ella lo hubiese hecho. -Qué popular es esta desgreñada- pensó la bruja, mirando desde su palco toda la escena, ajena a todo el combate. Miró a ambos lados, buscando una ruta de escape. Por mucho que sentía una fuerte atracción hacia aquella llama seductora y siseante, más era su instinto de supervivencia que le decía que saliera de allí. Era suficiente, no más Ciudad Lagarto, ni ladrones de mierda. Adiós contigo Ciudad Lagarto, vuela alto.
Ella había sido presa de la mala suerte, solo por eso se había visto envuelta en aquel caos y no pretendía quedarse más tiempo tentando a la poca buena fortuna que le estaba quedando. Alguna broma le estaría jugando Bragi para tenerla así en esa situación. Alcanzó a dar cuatro pasos, refunfuñando sonoramente, cuando una lluvia de filosas plumas cayó del cielo. Logró esquivarlas malamente, algunas alcanzaron a rozarla y causarle cortes en los brazos, finos y dolorosos cortes que sangraban profundamente.
Corrió y se refugió en una carpa que estaba a medio caer, a medio incendiar, a medio hundir. Respiraba agitada. Su hermoso cabello se le pegaba en la sudada frente y habían mechones apelmasados con sangre propia y ajena. Estaba en un estado deplorable y ella lo sabía. Pero necesitaba un momento para reagruparse; consigo misma, claro está, porque estaba sola en esto. -Una salida- se dijo. -Una conveniente, cómoda y cobarde salida- repitió, pasándose las manos por la cabeza. Cerró los ojos y resopló.
-Yo puedo darte una- escuchó de una voz grave y cansada. Mina dio un brinco, sobresaltada, al darse cuenta que no estaba sola en aquel lugar. Esconderse en ese tenderete a punto de caerse no solo se le había ocurrido a la bruja. Un hombre tigre se apretaba una herida en el costado, una fea quemadura que de no ser atendida pronto, le costaría la vida. -Soy Zafar y si me ayudas a conseguir el Fuego Danzante, te sacaré de aquí- aseguró con su melosa y seductora voz. Ella lo miró con suspicacia -Querido, soy una ladrona- dijo, sonriendo burlona -Y yo un timador, preciosa- le respondió suspirando -Pero no estamos en momentos de ponernos remilgosos ni exigentes con las características de nuestros aliados, ¿cierto?- añadió, haciendo reír de buena gana a la ilusionista.
-Lo que necesito que hagas es que encuentres a Tami Dankworth le cortes una mano y la eches al Fuego, sabré cuando lo hayas hecho- dijo y esbozó una media sonrisa -Vaya que lo sabré- rió, mirando su herida, levantando un poco la mano que la presionaba. -Ah, perfecto... pan comido. ¿Y cómo sabré que cumplirás tu parte del trato?- preguntó ella, poniéndose de pie. El tigre asintió. Con un gesto de dolor, llevó la mano a su cinto y le pasó un envase de vidrio -Toma, aquí pensaba guardar el Fuego Danzante- explicó -Es el único envase que tengo, como puedes ver, en el que podría llevarme el fuego, si tú lo tienes, no me podría ir sin ti. Por cierto, ¿Cómo te llamas?- señaló, mirándola con sus hermosos ojos ambarinos. -Mimilú- respondió ella. No le creyó mucho, pero sí el hecho de que sin el fuego, él no la dejaría. Así que fuera como fuese, tendría que tomarlo.
Agarró el frasquito y se lo metió en el sostén, de ahí no se le saldría. Afuera ya había comenzado otra batalla campal. Mina no tenía idea quién era la tal Tami Dankworth, sonaba a niñita consentida de Lunargenta. -¡Tami Dankworth! ¿Dónde está Tami Dankworth?- comenzó a gritar, esquivando golpes. Su suerte cambiaba, pues de alguna manera volvió cerca al fuego danzante, donde divisó a Cinan y su pequeña vampiresa. Seguían vivas y luchaban contra un enorme hombre cerdo. Aquello no era tan bueno, que la desgreñada estuviera viva. Al fin y al cabo, tendría que enfrentarla para tomar el Fuego Danzante -Yo soy Tami Dankworth- respondió una chica que terminaba de desencajar su espadón del pecho de un pobre paleto -¿Quién me busca?- preguntó curiosa, mirando a la bruja de pies a cabeza.
Mina sonrió, y estiró su mano -Mucho gusto, soy Mimilú- dijo con cortesía. Tami, algo confundida, agarró la espada con la mano izquierda estiró la derecha para estrechar la de Mina. Era algo extraño encontrarse con tales formalidades en medio de una batalla así -El gusto es mío- respondió. -Oh, no lo creo...- lamentó la bruja, quien habiendo tomado un cuchillo de un cuerpo tirado por ahí, cortó de un tajo la mano que apretaba con fuerza.
Tami cayó de rodillas al suelo, soltando la espada, apretó el muñon del que comenzó a brotar sangre descontroladamente. Comenzó a dar gritos. -¿Ves? No te iba a dar gusto conocerme. Lo siento mucho, querida- dijo Mina alejándose de la aterrada y desconcertada Tami. Ahora solo le faltaba echar la mano a las llamas mágicas.
Mina Harker
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Re: Cenizas en la Ciudad Lagarto [Tema 3/3 Evento Captura y Castigo Oromë]
Ojala lo entendiera, Oromë observaba a buena distancia a su amiga que le reprochaba sus acciones. No podía negar que esperaba minimamente un gracias por curarla y no dejar a Lavey sin madre, pero para toda buena acción siempre hay una contraparte.
De poder haberlo evitado recibiría con placer la saeta que la niña había recibido, pero no fue así, dudaba que hubiera un universo alterno donde podría haber sido ella. De no ser por Sena seguramente ya se habría desangrado, lo cual sería un alivio para el posible dolor que la pequeña vampiro estaba mitigando con su magia. Allí donde se mirara había una herida capaz de dejarla fuera de combate y esta vez para siempre. -No tengo opción... Debo hacer esto- El objeto era un premio extra si su alianza con Vardagen resultaba positiva. Desviaba el punto de enfoque de sus enemigos a ella misma y de sus seres queridos.
"Que me odie, no me importa" Se dijo a si misma mientras le daba la espalda. Algo en su pecho se retorció pero no dejó que lo viera, era mejor de esta forma. Encontraría el modo de resolverlo todo y a ser posible no morir en el intento.
-¿A quien primero?- Gruñó en dirección a Vardagen, su cara de animal no dejaba ver exactamente lo que cruzaba por su mente. -Zafar a desaparecido de mi vista, las aves lo buscan... Céntrate en quien se acerca- Y algo en su voz la hizo congelarse en su lugar mientras Owens corría hacía ella.
-Tu...- Dijo suavemente, pero algo en su cara cambió, su ceño se frunció y la ira comenzaba a manar de ella. -¡Tu! ¿Donde estabas?- Gritó mientras arrastraba a Sena con ella, la cual se sujetaba de un trozo de tela de su camisa, siempre cerca.
Le dio un empujón, no lo bastante fuerte para hacerlo caer pero si lo necesario para que retrocediera un paso. -¡Te necesitaba hace horas!- Se separó un segundo nomas de la vampiro cuando esta soltó su mano, y una oleada de dolor le recorrió el cuerpo, la sangre volviendo a manar de sus heridas. Por poco y se cae de cara al suelo de no ser porque Vardagen estiró una de sus alas y logró sostenerla en posición erguida hasta que Sena tocó su piel. -El objeto... si lo toman, estamos acabados- Respiró profundamente en dirección a la fogata que ardía a sus ojos con forma de mujer.
Addila apenas había abierto los ojos y las aves a su alrededor comenzaron a llamarla, pidiendo su atención y guiándola donde Vardagen estaba. Sus últimos recuerdos aún brillando frente a sus ojos, la sensación de su garganta siendo desgarrada. En su camino desde el cielo no dejaba de tocarse el cuello, aún sin creer que estuviera viva.
-¡Tami!- Dan que no estaba tan lejos de su jefa había visto como la mujer había caído en la trampa de la joven que había acompañado a Oromë momentos antes. ¡Que maldita!, Tami había evitado que la dragona muriera y probablemente aquella bruja también si no hubiera aparecido en el momento justo. ¡Y así le pagaba!. -¡Traidora!- *Casi escupe sus pulmones mientras corría hacía ella, gritando su rabia y alzando su espada con la intención de partirla a la mitad.
Oromë, gracias al tacto de Sena, no se sentía físicamente agotada, pero mentalmente ya era otra historia. La presencia de Matthew no le ayudaba del todo a conseguir algo de paz, no luego de tanto tiempo desaparecido, no cuando las cosas se habían ido al diablo en cuestión de horas... Si solo hubiera logrado irse.
Estaba tan ensimismada en sus pensamientos que no notó al pequeño grupo que se comenzaba a juntar alrededor de ellos, un ataque inminente que las aves de Vardagen advirtieron y les dio tiempo suficiente para ponerse a la defensiva.
Una bestia tigre con enormes mazos en lugar de manos y a su lado el Lord. Si su mirada quemase ella ya estaría ardiendo como una antorcha. La dragona rugió entre dientes afilados como dagas, sus razones para matar al maldito eran casi tan grandes como lo serían para Reivy, y esta era la única forma que podía demostrarle cuanto le importaba, acabando con quien había amenazado a su querida sobrina; incluso Sena se atrevió a sisear en su dirección. Vardagen consideró la fortaleza de su equipo y el de sus enemigos; un vistazo a Owens que decía más que sus palabras. -Te estoy vigilando humano- Fue su única advertencia mientras estiraba sus alas y lanzaba sus afiladas plumas en dirección al Lord.
*Dan ataca a Mina
*Mi pequeño grupete se enfrenta al Lord Prytton y a Mara. Owens es libre de quedarse y luchar o irse por patas :3(porque le quiero musho(?)
Lamento la super tardanza, no volverá a pasar espero D:
De poder haberlo evitado recibiría con placer la saeta que la niña había recibido, pero no fue así, dudaba que hubiera un universo alterno donde podría haber sido ella. De no ser por Sena seguramente ya se habría desangrado, lo cual sería un alivio para el posible dolor que la pequeña vampiro estaba mitigando con su magia. Allí donde se mirara había una herida capaz de dejarla fuera de combate y esta vez para siempre. -No tengo opción... Debo hacer esto- El objeto era un premio extra si su alianza con Vardagen resultaba positiva. Desviaba el punto de enfoque de sus enemigos a ella misma y de sus seres queridos.
"Que me odie, no me importa" Se dijo a si misma mientras le daba la espalda. Algo en su pecho se retorció pero no dejó que lo viera, era mejor de esta forma. Encontraría el modo de resolverlo todo y a ser posible no morir en el intento.
-¿A quien primero?- Gruñó en dirección a Vardagen, su cara de animal no dejaba ver exactamente lo que cruzaba por su mente. -Zafar a desaparecido de mi vista, las aves lo buscan... Céntrate en quien se acerca- Y algo en su voz la hizo congelarse en su lugar mientras Owens corría hacía ella.
-Tu...- Dijo suavemente, pero algo en su cara cambió, su ceño se frunció y la ira comenzaba a manar de ella. -¡Tu! ¿Donde estabas?- Gritó mientras arrastraba a Sena con ella, la cual se sujetaba de un trozo de tela de su camisa, siempre cerca.
Le dio un empujón, no lo bastante fuerte para hacerlo caer pero si lo necesario para que retrocediera un paso. -¡Te necesitaba hace horas!- Se separó un segundo nomas de la vampiro cuando esta soltó su mano, y una oleada de dolor le recorrió el cuerpo, la sangre volviendo a manar de sus heridas. Por poco y se cae de cara al suelo de no ser porque Vardagen estiró una de sus alas y logró sostenerla en posición erguida hasta que Sena tocó su piel. -El objeto... si lo toman, estamos acabados- Respiró profundamente en dirección a la fogata que ardía a sus ojos con forma de mujer.
Addila apenas había abierto los ojos y las aves a su alrededor comenzaron a llamarla, pidiendo su atención y guiándola donde Vardagen estaba. Sus últimos recuerdos aún brillando frente a sus ojos, la sensación de su garganta siendo desgarrada. En su camino desde el cielo no dejaba de tocarse el cuello, aún sin creer que estuviera viva.
-¡Tami!- Dan que no estaba tan lejos de su jefa había visto como la mujer había caído en la trampa de la joven que había acompañado a Oromë momentos antes. ¡Que maldita!, Tami había evitado que la dragona muriera y probablemente aquella bruja también si no hubiera aparecido en el momento justo. ¡Y así le pagaba!. -¡Traidora!- *Casi escupe sus pulmones mientras corría hacía ella, gritando su rabia y alzando su espada con la intención de partirla a la mitad.
Oromë, gracias al tacto de Sena, no se sentía físicamente agotada, pero mentalmente ya era otra historia. La presencia de Matthew no le ayudaba del todo a conseguir algo de paz, no luego de tanto tiempo desaparecido, no cuando las cosas se habían ido al diablo en cuestión de horas... Si solo hubiera logrado irse.
Estaba tan ensimismada en sus pensamientos que no notó al pequeño grupo que se comenzaba a juntar alrededor de ellos, un ataque inminente que las aves de Vardagen advirtieron y les dio tiempo suficiente para ponerse a la defensiva.
Una bestia tigre con enormes mazos en lugar de manos y a su lado el Lord. Si su mirada quemase ella ya estaría ardiendo como una antorcha. La dragona rugió entre dientes afilados como dagas, sus razones para matar al maldito eran casi tan grandes como lo serían para Reivy, y esta era la única forma que podía demostrarle cuanto le importaba, acabando con quien había amenazado a su querida sobrina; incluso Sena se atrevió a sisear en su dirección. Vardagen consideró la fortaleza de su equipo y el de sus enemigos; un vistazo a Owens que decía más que sus palabras. -Te estoy vigilando humano- Fue su única advertencia mientras estiraba sus alas y lanzaba sus afiladas plumas en dirección al Lord.
*Dan ataca a Mina
*Mi pequeño grupete se enfrenta al Lord Prytton y a Mara. Owens es libre de quedarse y luchar o irse por patas :3(porque le quiero musho(?)
Lamento la super tardanza, no volverá a pasar espero D:
Oromë Vánadóttir
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Re: Cenizas en la Ciudad Lagarto [Tema 3/3 Evento Captura y Castigo Oromë]
No podía distraerme, no tenia tiempo para dedicar un pensamiento al humano que se reunía con Orome y el búho, así como tampoco tenia tiempo para averiguar donde se había metido aquella mujer desquiciada que quería arrancarme el pelo. Tenia suficiente con oír de lejos la refriega entre los bioticos de app-bel y las bestias de Zafar, tenia de sobra con la escuadra de elfos y el humano calvo que se peleaba con ellos. Buscar un hueco en medio de la batalla y lanzar un rayo sin herir al elfo era complicado pues se movía con rapidez y no paraba de dar vueltas sobre Bowers, una pareja de elfos pelirrojos esquivaron la contiendan hasta alcanzar mi posición.
-¿Porque nos ayudas?
Preguntó el hombre. Su misión era clara, matar a las mujeres cerca de la hoguera, pero en mitad de la batalla todo se enturbia y apoyar a un supuesto bando enemigo no es común, el elfo quería saber al menos la razón del cambio.
-Necesito vuestra ayuda. -El dúo no se sorprendió al oírme, lo que me daba a entender que o bien habían estado en el campamento desde el inicio de la trifulca o bien los rumores corrían muy rápido. -Vosotros sois elfos, salvadla por favor. Os ayudare a conseguir el fuego.
Sin dejar de mirarlos levanté una de las patas dejando ver a una Lavey que cada vez respiraba más lento.
-No necesitamos tu ayuda. -Argumentó la mujer. -Así como estas eres un blanco fácil y estas en nuestro camino.
-Se lo que buscáis y... -De nuevo aquel siseo se coló en mi mente pidiéndome que mirara al cielo, lo hice, podía ver como las aves caían al suelo ensartadas en flechas y ahora el fuego crepitaba hambriento. Entendí lo que quería y aunque estaba segura de que en el futuro me arrepentiría hice caso a su llamado, moví el aire sobre nuestras cabezas y un puñado de aves perdieron el control cayendo hacia la mujer amante, la cual parecía estar viva pues unas lenguas de fuego salieron al encuentro de los pájaros y los engulló. -El fuego me a hablado, me a pedido una ofrenda para vosotros y la e cumplido. ¿Que mejor forma de mostrar lealtad?
Los elfos se miraron entre ellos dudando de que hacer, no creían que aquello fuera a serles de utilidad, pero de improviso sintieron como el calor y la fuerza recorría su cuerpo, unos metros atrás su líder gritó orgulloso al notar la energía y asesto un golpe mortal al anciano luchador. -Bien... supongo que podemos fiarnos de ti. Salvaremos a tu hija. -La elfa miró bajo mis patas yo retrocedí sin dejar de mirarlos y ella llamó al hombre. -Haffneral nos necesita a los dos. -Lavey apenas entreabrió los ojos para mirar e intento hablar, pero solo tosió sangre. -Ahorra energía niña. -Fue lo único que dijo el elfo.
La mujer se arrodilló junto a la pequeña, el hombre buscó un hueco en el suelo y plantó una semilla en la tierra para seguidamente poner sus manos sobre ella. La pelirroja comenzó un cántico en su idioma, al acabar acercó las manos a la herida de Lavey y la saeta comenzó a salir sin que la tocara. Vey se quejaba por el dolor y se movía en el sitio, en un intento por evitar que se hiciera más daño en el proceso posé mi pata sobre el vientre de mi niña.
-Aun esta débil, pero con esto ya salio de la zona de peligro. - Comentaba la mujer con las manos en el pecho de Lavey mientras la herida se cerraba lentamente. -Él terminara de salvarla. Cumple tu parte.
Asentí, solo moví la cabeza y me fui, no sabia que más decir, todavía tenia la imagen del cuerpo inerte de mi hija bajo mis patas. Brame con fuerza y salí corriendo embistiendo por el camino a un hombre-bestia y un humano que peleaban entre si.
_____
Off: Uso a la mujer amante para aliarme con los elfos.
Vlomra vence a Bowser. Dsela usa plegaria de alivio para sacar la flecha de Lavey y Haffneral prepara fruto de eden.
Recordatorio: Las letras de mi dialogo en negrita son porque puedo hablar en forma dragón gracias a un objeto master.
-¿Porque nos ayudas?
Preguntó el hombre. Su misión era clara, matar a las mujeres cerca de la hoguera, pero en mitad de la batalla todo se enturbia y apoyar a un supuesto bando enemigo no es común, el elfo quería saber al menos la razón del cambio.
-Necesito vuestra ayuda. -El dúo no se sorprendió al oírme, lo que me daba a entender que o bien habían estado en el campamento desde el inicio de la trifulca o bien los rumores corrían muy rápido. -Vosotros sois elfos, salvadla por favor. Os ayudare a conseguir el fuego.
Sin dejar de mirarlos levanté una de las patas dejando ver a una Lavey que cada vez respiraba más lento.
-No necesitamos tu ayuda. -Argumentó la mujer. -Así como estas eres un blanco fácil y estas en nuestro camino.
-Se lo que buscáis y... -De nuevo aquel siseo se coló en mi mente pidiéndome que mirara al cielo, lo hice, podía ver como las aves caían al suelo ensartadas en flechas y ahora el fuego crepitaba hambriento. Entendí lo que quería y aunque estaba segura de que en el futuro me arrepentiría hice caso a su llamado, moví el aire sobre nuestras cabezas y un puñado de aves perdieron el control cayendo hacia la mujer amante, la cual parecía estar viva pues unas lenguas de fuego salieron al encuentro de los pájaros y los engulló. -El fuego me a hablado, me a pedido una ofrenda para vosotros y la e cumplido. ¿Que mejor forma de mostrar lealtad?
Los elfos se miraron entre ellos dudando de que hacer, no creían que aquello fuera a serles de utilidad, pero de improviso sintieron como el calor y la fuerza recorría su cuerpo, unos metros atrás su líder gritó orgulloso al notar la energía y asesto un golpe mortal al anciano luchador. -Bien... supongo que podemos fiarnos de ti. Salvaremos a tu hija. -La elfa miró bajo mis patas yo retrocedí sin dejar de mirarlos y ella llamó al hombre. -Haffneral nos necesita a los dos. -Lavey apenas entreabrió los ojos para mirar e intento hablar, pero solo tosió sangre. -Ahorra energía niña. -Fue lo único que dijo el elfo.
La mujer se arrodilló junto a la pequeña, el hombre buscó un hueco en el suelo y plantó una semilla en la tierra para seguidamente poner sus manos sobre ella. La pelirroja comenzó un cántico en su idioma, al acabar acercó las manos a la herida de Lavey y la saeta comenzó a salir sin que la tocara. Vey se quejaba por el dolor y se movía en el sitio, en un intento por evitar que se hiciera más daño en el proceso posé mi pata sobre el vientre de mi niña.
-Aun esta débil, pero con esto ya salio de la zona de peligro. - Comentaba la mujer con las manos en el pecho de Lavey mientras la herida se cerraba lentamente. -Él terminara de salvarla. Cumple tu parte.
Asentí, solo moví la cabeza y me fui, no sabia que más decir, todavía tenia la imagen del cuerpo inerte de mi hija bajo mis patas. Brame con fuerza y salí corriendo embistiendo por el camino a un hombre-bestia y un humano que peleaban entre si.
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Off: Uso a la mujer amante para aliarme con los elfos.
Vlomra vence a Bowser. Dsela usa plegaria de alivio para sacar la flecha de Lavey y Haffneral prepara fruto de eden.
Recordatorio: Las letras de mi dialogo en negrita son porque puedo hablar en forma dragón gracias a un objeto master.
Reivy Abadder
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Re: Cenizas en la Ciudad Lagarto [Tema 3/3 Evento Captura y Castigo Oromë]
Matthew hizo un gesto de desconcierto cuando Oromë se mostró acusadora con él, levantó las manos para alegar inocencia, pero la dragona apenas y si se detuvo el tiempo suficiente como para gritarle y empujarlo un poco, en seguida continuó dándole ordenes a todo el que se le acercaba. En contraste, el estafador parecía estar bastante tranquilo, miró la llama que era el origen de todos los problemas, la forma que tenía ante sus ojos era completamente caótica “Que hermosa es” pensó el humano.
-Si esto es lo que buscan todos, déjame encargarme de él. Tenemos que alejarlo de la ciudad o terminaran masacrando a todos – Entre los distintos ejércitos, el fuego y el descontrol, la población de Ciudad Lagarto había sido seriamente diezmada. Oromë parecía estar agotada y estuvo a punto de caerse, Matt iba a atraparla pero el Hombre-Lechuza la agarró antes, dirigiéndole una profunda mirada de sospecha el moreno - ¿Vas a confiar en personas que acabas de conocer y no en mi? – Dijo ligeramente ofendido – Soy el Virrey de la ciudad que están destruyendo – Bajó el tono pero su enojo iba en aumento – Soy el Virrey de toda la gente que están matando – Alrededor de ellos, los ejércitos de elfos, hombres-bestia, humanos y Bios peleaban entre sí – Así que decide si vas a ser parte de la solución o parte del problema –
Al estar fresco y con la mente clara, para Matthew era mucho más evidente la locura en la que todos estaban inmersos. A la mayoría de los presentes no los conocía, pero si sabia como eran Oromë y Mimilú normalmente, y sabia que ir corriendo bañadas en sangre, sacrificando distintos tipos de seres en una hoguera no era su estilo. Justo en ese momento algunos de los pájaros de Vardagen cayeron en las garras de la Amante, está vez había sido la otra dragona la responsable.
“Están todos completamente locos… ¡Qué maravilla!” pensó el estafador. Mientras los pájaros se lanzaban contra Lord Prytton, los elfos se acercaban atacando con sus flechas y sus espadas por el costado, y un poco más allá habían algunos Hombres-Bestia peleando con Bio-Cibernéticos. Unas flechas se acercaban volando a donde estaba Matthew, el humano tuvo que levantar una tabla lo más rápido que pudo para cubrirse, agachándose detrás.
-Que peligroso que es esto – Dijo mientras tiraba la madera a un lado – Será mejor que me apure – Hablaba para sí mismo, todos estaban tan ocupados en sus propias batallas que nadie le prestaba atención a Owens. Hay que decir que el Virrey era, por lo general, bastante llamativo, pero también se le daba muy bien el pasar desapercibido.
Sacó sus dagas y apuñaló al primer infeliz que se le cruzó, no estaba muy seguro de a qué bando debería responder, pero tampoco le importaba, solo pelaba para lentamente acercarse a la llama que era su verdadero objetivo. Ir caminando muy tranquilo hubiese sido demasiado evidente, sí en cambio se acercaba en el fragor de la batalla en general no causaría tantas sospechas.
Esquivó el puñetazo de alguien de la Guardia que había sobrevivido a los múltiples ataques que había sufrido su equipo, Owens le clavó la daga en la axila y se aseguró de retorcerla mucho antes de sacarla. La sangre caliente bañó su mano y parte del brazo, el moreno apoyó un pie en el soldado y lo pateo hacía atrás, sin molestarse en rematarlo. Una joven elfa se acercó también, llevaba dos dagas al igual que Matt así que el estilo de pelea tenía que ser distinto. El Virrey cambio de posición las dagas, haciendo que miraran hacia atrás, y levantó la guardia a la espera de la muchacha.
La elfa se acercó primera, haciendo unos primeros intentos con cortes rápidos de derecha a izquierda y otro de abajo hacia arriba. Matt interpuso sus propias dagas en ambas oportunidades, por lo que nuevamente quedaron atorados en postura de defensa. La pelea daba para largo, y Owens no paraba de pensar que era un tiempo que no tenía...
Por eso se puso tan contento cuando vio que desde atrás una maza le partía la cabeza a la muchacha elfa, Matt miró a ver a quien tenía que agradecerle, pero no parecía ser ningún aliado, en realidad, el hombre siquiera se había dado cuenta que la muchacha estaba ahí cuando agito su arma hacia atrás.
-JAJAJAJA - Se reía el moreno mientras trastabillaba hacía el fuego mágico “¡Están todos locos!” pensaba. Sacó el cazo que había agarrado antes y de un solo movimiento lo apoyó boca abajo sobre las llamas. Normalmente la falta de aire las hubiese extinguido, pero para su sorpresa no fue así - Problemas - Sacó la tapa de la cazuela y la pasó por abajo para luego poder dar vuelta el recipiente sin quemarse - Y ahora a llevarse esto -
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*Matt se guarda a la Mujer Amante
-Si esto es lo que buscan todos, déjame encargarme de él. Tenemos que alejarlo de la ciudad o terminaran masacrando a todos – Entre los distintos ejércitos, el fuego y el descontrol, la población de Ciudad Lagarto había sido seriamente diezmada. Oromë parecía estar agotada y estuvo a punto de caerse, Matt iba a atraparla pero el Hombre-Lechuza la agarró antes, dirigiéndole una profunda mirada de sospecha el moreno - ¿Vas a confiar en personas que acabas de conocer y no en mi? – Dijo ligeramente ofendido – Soy el Virrey de la ciudad que están destruyendo – Bajó el tono pero su enojo iba en aumento – Soy el Virrey de toda la gente que están matando – Alrededor de ellos, los ejércitos de elfos, hombres-bestia, humanos y Bios peleaban entre sí – Así que decide si vas a ser parte de la solución o parte del problema –
Al estar fresco y con la mente clara, para Matthew era mucho más evidente la locura en la que todos estaban inmersos. A la mayoría de los presentes no los conocía, pero si sabia como eran Oromë y Mimilú normalmente, y sabia que ir corriendo bañadas en sangre, sacrificando distintos tipos de seres en una hoguera no era su estilo. Justo en ese momento algunos de los pájaros de Vardagen cayeron en las garras de la Amante, está vez había sido la otra dragona la responsable.
“Están todos completamente locos… ¡Qué maravilla!” pensó el estafador. Mientras los pájaros se lanzaban contra Lord Prytton, los elfos se acercaban atacando con sus flechas y sus espadas por el costado, y un poco más allá habían algunos Hombres-Bestia peleando con Bio-Cibernéticos. Unas flechas se acercaban volando a donde estaba Matthew, el humano tuvo que levantar una tabla lo más rápido que pudo para cubrirse, agachándose detrás.
-Que peligroso que es esto – Dijo mientras tiraba la madera a un lado – Será mejor que me apure – Hablaba para sí mismo, todos estaban tan ocupados en sus propias batallas que nadie le prestaba atención a Owens. Hay que decir que el Virrey era, por lo general, bastante llamativo, pero también se le daba muy bien el pasar desapercibido.
Sacó sus dagas y apuñaló al primer infeliz que se le cruzó, no estaba muy seguro de a qué bando debería responder, pero tampoco le importaba, solo pelaba para lentamente acercarse a la llama que era su verdadero objetivo. Ir caminando muy tranquilo hubiese sido demasiado evidente, sí en cambio se acercaba en el fragor de la batalla en general no causaría tantas sospechas.
Esquivó el puñetazo de alguien de la Guardia que había sobrevivido a los múltiples ataques que había sufrido su equipo, Owens le clavó la daga en la axila y se aseguró de retorcerla mucho antes de sacarla. La sangre caliente bañó su mano y parte del brazo, el moreno apoyó un pie en el soldado y lo pateo hacía atrás, sin molestarse en rematarlo. Una joven elfa se acercó también, llevaba dos dagas al igual que Matt así que el estilo de pelea tenía que ser distinto. El Virrey cambio de posición las dagas, haciendo que miraran hacia atrás, y levantó la guardia a la espera de la muchacha.
La elfa se acercó primera, haciendo unos primeros intentos con cortes rápidos de derecha a izquierda y otro de abajo hacia arriba. Matt interpuso sus propias dagas en ambas oportunidades, por lo que nuevamente quedaron atorados en postura de defensa. La pelea daba para largo, y Owens no paraba de pensar que era un tiempo que no tenía...
Por eso se puso tan contento cuando vio que desde atrás una maza le partía la cabeza a la muchacha elfa, Matt miró a ver a quien tenía que agradecerle, pero no parecía ser ningún aliado, en realidad, el hombre siquiera se había dado cuenta que la muchacha estaba ahí cuando agito su arma hacia atrás.
-JAJAJAJA - Se reía el moreno mientras trastabillaba hacía el fuego mágico “¡Están todos locos!” pensaba. Sacó el cazo que había agarrado antes y de un solo movimiento lo apoyó boca abajo sobre las llamas. Normalmente la falta de aire las hubiese extinguido, pero para su sorpresa no fue así - Problemas - Sacó la tapa de la cazuela y la pasó por abajo para luego poder dar vuelta el recipiente sin quemarse - Y ahora a llevarse esto -
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*Matt se guarda a la Mujer Amante
Matthew Owens
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Re: Cenizas en la Ciudad Lagarto [Tema 3/3 Evento Captura y Castigo Oromë]
Mina corría esquivando focos de peleas, tenía que llegar pronto a la hoguera. ¿En qué momento se había alejado tanto? Recién estaba junto a ella. Ah, cierto, el chico.
Ni bien había conseguido la mano de Tami, un muchacho salió de la nada y la atacó. Insolente. Él tenía una espada y ella solo contaba con un cuchillo. El chico era hábil con su arma, pero necesitaba espacio para blandirla. 1Ella en cambio era experta en lucha cuerpo a cuerpo y al contrario de él, espacio era lo que menos buscaba entre los dos. Logró desarmarlo con facilidad y a la hora de los puños, Dan no tuvo oportunidad contra la ágil Mina. Le llovieron las patadas. Hasta la mano mutilada de Tami le pegó.
Lo dejó inconsciente tirado en el piso, sintió piedad del pobre muchacho y por eso no acabó con su miserable existencia. Si bien no había tenido que esforzarse mucho en la pelea contra Dan, sí le costó espacio y tiempo, pues se había alejado de su objetivo y para cuando estuvo cerca, fue testigo de cómo el rastrero de Owens se llevaba la llama. Por un instante se quedó desconcertada, ¿estaba vivo ese miserable? ¿Dónde había estado metido? ¡Era un cobarde! ¡Todo ese tiempo había estado escondido! Maldito miserable, y ahora aparecía para robarse el asqueroso fuego mágico. Pero ella no lo permitiría.
-¡OWENS!- gritó, antes de lanzarse a correr tras de él. Su cuerpo herido tenía energías de sobra para enfrentarse a aquel gusano charlatán. No permitiría que se llevara su medio de escape de aquel infierno. Corría a toda velocidad, parecía una máquina, bien podía pasar por la versión petite de Zöe. Cuando estuvo bastante cerca, comenzó a usar su telekinesis sobre el cazo en el que Owens llevaba la llama, se la arrebataría de las manos. -No te la llevarás, malnacido- masculló, frenando en seco y usando todo su poder mágico para quitárselo de las manos.
__________________
1Uso de habilidad nivel 0, Combate desarmado.
Resumen del turno:
- Derroto a Dan, quien me enfrenta por haber traicionado a Tami.
- Persigo a Owens para quitarle la llama, lanzo una runa para ver si logro quitársela.
Ni bien había conseguido la mano de Tami, un muchacho salió de la nada y la atacó. Insolente. Él tenía una espada y ella solo contaba con un cuchillo. El chico era hábil con su arma, pero necesitaba espacio para blandirla. 1Ella en cambio era experta en lucha cuerpo a cuerpo y al contrario de él, espacio era lo que menos buscaba entre los dos. Logró desarmarlo con facilidad y a la hora de los puños, Dan no tuvo oportunidad contra la ágil Mina. Le llovieron las patadas. Hasta la mano mutilada de Tami le pegó.
Lo dejó inconsciente tirado en el piso, sintió piedad del pobre muchacho y por eso no acabó con su miserable existencia. Si bien no había tenido que esforzarse mucho en la pelea contra Dan, sí le costó espacio y tiempo, pues se había alejado de su objetivo y para cuando estuvo cerca, fue testigo de cómo el rastrero de Owens se llevaba la llama. Por un instante se quedó desconcertada, ¿estaba vivo ese miserable? ¿Dónde había estado metido? ¡Era un cobarde! ¡Todo ese tiempo había estado escondido! Maldito miserable, y ahora aparecía para robarse el asqueroso fuego mágico. Pero ella no lo permitiría.
-¡OWENS!- gritó, antes de lanzarse a correr tras de él. Su cuerpo herido tenía energías de sobra para enfrentarse a aquel gusano charlatán. No permitiría que se llevara su medio de escape de aquel infierno. Corría a toda velocidad, parecía una máquina, bien podía pasar por la versión petite de Zöe. Cuando estuvo bastante cerca, comenzó a usar su telekinesis sobre el cazo en el que Owens llevaba la llama, se la arrebataría de las manos. -No te la llevarás, malnacido- masculló, frenando en seco y usando todo su poder mágico para quitárselo de las manos.
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1Uso de habilidad nivel 0, Combate desarmado.
Resumen del turno:
- Derroto a Dan, quien me enfrenta por haber traicionado a Tami.
- Persigo a Owens para quitarle la llama, lanzo una runa para ver si logro quitársela.
Mina Harker
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Re: Cenizas en la Ciudad Lagarto [Tema 3/3 Evento Captura y Castigo Oromë]
El miembro 'Mina Harker' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: Cenizas en la Ciudad Lagarto [Tema 3/3 Evento Captura y Castigo Oromë]
Estaba agotada de todo esto de una manera imposible de explicar. Si solo fuera posible que cerrara los ojos y al abrirlos todo siguiera como antes sería una bendita alegria para ella.
Lamentablemente eso era imposible y tenía que lidiar con toda la mierda en la que se encontraba. Si tenía que sincerarse no confiaba en nadie, ni siquiera en su propia sombra, sino había que ver todo lo que ocasionó. -¿Acaso quieres que te responda o es retorico?- Ni siquiera a ella le gustaría su verdadera respuesta así que omitió el decírselo a Matthew; se estaba quedando sin opciones.
Él ya no estaba con ellos y sus nuevos enemigos le llevaban ventaja. Vardagen no podría solo contra dos, y ella ni con toda la gracia divina podría con uno teniendo a Sena pegada y dificultándole el movimiento. -Ve tras él, no podemos perder de vista el objeto, yo los contendré cuanto pueda- Sus ojos bailaron hasta el fuego creciente y de regreso al hombre emplumado. Iba a oponerse pero ¿Por qué? Ella quería el objeto tanto como el resto pero ¿donde estaba la diferencia de obtenerlo ella u otro?... Tampoco le gustó lo que pensaba pero ya no había vuelta atrás apenas la idea cruzó su mente.
Vardagen vio a sus aves siendo masacradas y sus plumas afiladas desviadas como si nada. Pero también vio como Addila desde el cielo caía en picado sobre la bestia felina y la arrastraba con ella de nuevo hacia arriba, asestándole un golpe con la cabeza y aferrándose a su blanco con fuerza a pesar de que esta desgarraba su piel con sus dientes. También observó juntó con el Lord como Mara caía velozmente y chocaba contra la tierra. No se levantó y esperaba que si no estaba muerto los huesos rotos y los órganos perforados hicieran el trabajo.
Por su parte corrió hasta ponerse a la altura de Prytton e hizo una voltereta, sus alas estiradas con la intención de cortarlo.
Matt le llevaba ventaja, todos a su alrededor estaban en mayor ventaja que ella. -Sena, haz algo por mi- Se agachó a su altura y le acarició el rostro mientras le explicaba, su semblante frunciéndose en clara negativa pero resignándose al final. Se separó de la niña y notó que la pequeña vampiro estaba concentrándose fuertemente para evitar que se desangrara a muerte. -Cinco minutos máximo mami- Dijo, asintió y corrió.
Tami había rasgado parte de su ropa bajo la armadura de su hermano. De algún modo había logrado contener la mayor parte de su sangre dentro de ella, pero no tenía muchas esperanzas de sobrevivir. Dan estaba inconsciente a pocos metros y no la ayudaría. Respiró con fuerza mientras iba detrás de la bruja; si iba a morir allí se aseguraría que aquella mujer la acompañara y que no consiguiera su objetivo, al menos lograría que alguien menos obtuviera el fuego amante.
Oromë se sentía ligera mientras corría. Sabía que el pedrusco que había usado ahora sería imposible de obtener, no con la mujer aún ardiendo. Necesitaba otro, cosa que no era demasiado complicado de conseguir considerando que estaban en medio de un campamento lleno de piedras.
Tomó la más pequeña que pudo encontrar y siguió su carrera hasta alcanzar a ver tanto a Matt como Mimilú. El fuego ya no estaba donde lo había dejado al principio pero podía sentirlo, la llamaba como antes, le decía cuanto odiaba estar en manos de otros... O tal vez se había vuelto loca y era su propio egoísmo hablando. De igual manera se lanzó en medio de ellos mientras el cazo parecía flotar de un sitio a otro de forma poco elegante. Estiró los brazos y abrazó la cazuela mientras paraba a pocos pasos de ellos. -¡Sena!- Gritó Oromë mientras la vampiro aparecía como si la hubieran convocado y se estiraba con la intención morder a Matthew para distraerlo y beber su sangre para leer todos sus pensamientos de paso. -Acabemos con esto ¿si?- Se dijo más para ella que para el resto mientras unía la piedra con lo que había dentro de la cazuela y luego se lo tragaba. Una sonrisa surcaba sus labios en todo momento, casi olvidándose lo que realmente quería hacer. "Tal vez si se une a mi y muero el objeto se desvanezca" Sena parecía querer llorar. La pelea ahora le resultaba tan tonta cuando bien podría hacer esto... "¿Hacer qué?" pensó. "Tal vez... unirse... con el objeto" Se dijo esta vez.
[size=34]•Uso de habilidad única de este tema: Sin sangre.
•Tiro dado para dejar a la suerte y a libertad de expresión si Sena bebe o no bebe o es demasiado enana o enclenque como para usar de chupon a Matt(?
•Y sí, me trago el objeto.[/size]
Lamentablemente eso era imposible y tenía que lidiar con toda la mierda en la que se encontraba. Si tenía que sincerarse no confiaba en nadie, ni siquiera en su propia sombra, sino había que ver todo lo que ocasionó. -¿Acaso quieres que te responda o es retorico?- Ni siquiera a ella le gustaría su verdadera respuesta así que omitió el decírselo a Matthew; se estaba quedando sin opciones.
Él ya no estaba con ellos y sus nuevos enemigos le llevaban ventaja. Vardagen no podría solo contra dos, y ella ni con toda la gracia divina podría con uno teniendo a Sena pegada y dificultándole el movimiento. -Ve tras él, no podemos perder de vista el objeto, yo los contendré cuanto pueda- Sus ojos bailaron hasta el fuego creciente y de regreso al hombre emplumado. Iba a oponerse pero ¿Por qué? Ella quería el objeto tanto como el resto pero ¿donde estaba la diferencia de obtenerlo ella u otro?... Tampoco le gustó lo que pensaba pero ya no había vuelta atrás apenas la idea cruzó su mente.
Vardagen vio a sus aves siendo masacradas y sus plumas afiladas desviadas como si nada. Pero también vio como Addila desde el cielo caía en picado sobre la bestia felina y la arrastraba con ella de nuevo hacia arriba, asestándole un golpe con la cabeza y aferrándose a su blanco con fuerza a pesar de que esta desgarraba su piel con sus dientes. También observó juntó con el Lord como Mara caía velozmente y chocaba contra la tierra. No se levantó y esperaba que si no estaba muerto los huesos rotos y los órganos perforados hicieran el trabajo.
Por su parte corrió hasta ponerse a la altura de Prytton e hizo una voltereta, sus alas estiradas con la intención de cortarlo.
Matt le llevaba ventaja, todos a su alrededor estaban en mayor ventaja que ella. -Sena, haz algo por mi- Se agachó a su altura y le acarició el rostro mientras le explicaba, su semblante frunciéndose en clara negativa pero resignándose al final. Se separó de la niña y notó que la pequeña vampiro estaba concentrándose fuertemente para evitar que se desangrara a muerte. -Cinco minutos máximo mami- Dijo, asintió y corrió.
Tami había rasgado parte de su ropa bajo la armadura de su hermano. De algún modo había logrado contener la mayor parte de su sangre dentro de ella, pero no tenía muchas esperanzas de sobrevivir. Dan estaba inconsciente a pocos metros y no la ayudaría. Respiró con fuerza mientras iba detrás de la bruja; si iba a morir allí se aseguraría que aquella mujer la acompañara y que no consiguiera su objetivo, al menos lograría que alguien menos obtuviera el fuego amante.
Oromë se sentía ligera mientras corría. Sabía que el pedrusco que había usado ahora sería imposible de obtener, no con la mujer aún ardiendo. Necesitaba otro, cosa que no era demasiado complicado de conseguir considerando que estaban en medio de un campamento lleno de piedras.
Tomó la más pequeña que pudo encontrar y siguió su carrera hasta alcanzar a ver tanto a Matt como Mimilú. El fuego ya no estaba donde lo había dejado al principio pero podía sentirlo, la llamaba como antes, le decía cuanto odiaba estar en manos de otros... O tal vez se había vuelto loca y era su propio egoísmo hablando. De igual manera se lanzó en medio de ellos mientras el cazo parecía flotar de un sitio a otro de forma poco elegante. Estiró los brazos y abrazó la cazuela mientras paraba a pocos pasos de ellos. -¡Sena!- Gritó Oromë mientras la vampiro aparecía como si la hubieran convocado y se estiraba con la intención morder a Matthew para distraerlo y beber su sangre para leer todos sus pensamientos de paso. -Acabemos con esto ¿si?- Se dijo más para ella que para el resto mientras unía la piedra con lo que había dentro de la cazuela y luego se lo tragaba. Una sonrisa surcaba sus labios en todo momento, casi olvidándose lo que realmente quería hacer. "Tal vez si se une a mi y muero el objeto se desvanezca" Sena parecía querer llorar. La pelea ahora le resultaba tan tonta cuando bien podría hacer esto... "¿Hacer qué?" pensó. "Tal vez... unirse... con el objeto" Se dijo esta vez.
[size=34]•Uso de habilidad única de este tema: Sin sangre.
•Tiro dado para dejar a la suerte y a libertad de expresión si Sena bebe o no bebe o es demasiado enana o enclenque como para usar de chupon a Matt(?
•Y sí, me trago el objeto.[/size]
Oromë Vánadóttir
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Re: Cenizas en la Ciudad Lagarto [Tema 3/3 Evento Captura y Castigo Oromë]
El miembro 'Oromë Vánadóttir' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: Cenizas en la Ciudad Lagarto [Tema 3/3 Evento Captura y Castigo Oromë]
Lavey estaba estable, tal y como dijo la elfa, su piel parecía querer recuperar su color y aquí y aya se mostraban pequeñas manchas oscuras, sin embargo su cuerpo seguía ardiendo. -Mi Ma-mad...Ti-tía... -La mujer miró al hombre que seguía con las manos sobre la tierra y se encogió de hombros. De la tierra salio un brote y del brote hojas, el pelirrojo apartó las manos y tirando con cuidado del brote salió una fruta en perfecto estado de madurez. Haffneral limpió con la mano el tierra del fruto y lo acercó a los labios de la rubia. -Come niña, esto te curara.
Lavey miró la roja y jugosa fruta redonda, no sabia de que árbol procedía ni sabia si seria una cura o un veneno, pero la dragoncilla no era tonta y sabia que su tiempo de vida se acababa, si aquello era una trampa porqué no matarla directamente. Con dificultad la joven abrió la boca y mordió, el sonido fue como el de una manzana, pero su sabor era dulce y suave, jamas había probado algo como aquello. Mordió de nuevo y apareció otro sabor, esta vez la fruta tenia pulpa y se le antojaba ácida aunque sabrosa, era casi como un limón. Lavey no se daba cuenta pero su piel ya no ardía y su pecho ya no dolía, su cuerpo había dejado de pesar y se sentía con la fuerza suficiente para moverlo.
-¿Quienes sois? -Alcanzó a preguntar la rubia incorporándose del suelo. -¿Donde esta mi... -Antes de que terminara la frase rugió un trueno en el fragor de la batalla, Lavey siguió la dirección del sonido con la mirada y encontró a su dragón multicolor peleando con el hombre que le había capturado. -El dragón hizo un pacto con nosotros. -Dijo el elfo. -Tu vida a cambio del objeto, ahora estáis en nuestro bando y tienes que ayudarnos a conseguir la mujer amante. -Lavey asintió y poniéndose de pie miró la hoguera, aquel fuego ahora era una simple llama que consumía madera. -Ya no esta. -Los elfos miraron a la niña, luego al fuego y por ultimo alrededor de este. No muy lejos una mujer, un hombre, su tía y una niña vampiro se peleaban por una cazuela voladora. -La tienen ellos, vamos. -Ordenó Dsela, quien ya esta corriendo hacia el grupo enemigo seguida por el elfo. Era la oportunidad de Lavey para escapar, pero su madre hizo una promesa por salvarla y no la rompería. Cuando la niña vio como su tía se tragaba lo que buscaban los elfos se arrepintió de no haber huido, no podía pelearse con Oromë, no quería dispararle, pero le debía la vida a esos elfos.
El comandante de la guardia de Lunargenta no se quedó mucho tiempo sin contrincante, en cuanto Cinan le dio esquinazo una lluvia de rayos le calló encima al humano, a la electricidad le siguió una embestida que buscaba empitonar al desgraciado hombrecillo, pero este paro el golpe interponiendo su espada.
-Vaya, vaya, pero si es mama dragón. Dime, ¿Tu hija todavía vive? -Podría haberle respondido con un sin fin de palabras, pero mi mente cada vez estaba más consumida por la ira, la pena y el salvajismo, lo único que salio de mi boca fue un potente rugido imbuido en magia elemental que desestabilizo e hizo retroceder al humano un par de metros. -Sabes, en cuanto acabe contigo y consiga la mujer amante buscare el cuerpo de tu hija, la reviviré y la haré mi esclava. - Prytton alzó la espada al tiempo que yo me levantaba sobre los cuartos traseros, no solo le daría un zarpazo, no, lo aplastaría con todo mi peso. O eso hubiera echo de no ser porque el humano se coló por el hueco de mis patas asestando un tajo bajo la axila, en otra ocasión hubiera visto la estrategia y seguramente no me hubiera dejado provocar, pero aunque este no era el caso su corte no llegó al destino. Mi cuerpo percibió el impulso eléctrico que recorrían los músculos del Lord y de manera instintiva alcé el vuelo.
Desde el cielo podía ver como el ejercito de robots arrasaba con los hombres-bestias. App-bel tenia bajo su pie a Zafar, este en un intento por defenderse clavo sus dagas en la pierna del biocibernetico, pero el seguidor del hombre muerto ni siquiera se inmuto. En su cara se dibujaba una macabra sonrisa metálica antes de lanzar una descarga eléctrico al pecho del tigre, el pelaje de Zafar se chamuscaba y sus manos se alejaban de las dagas para caer sobre el barro.
El líder del bando mecánico alzó la mano, dio unas directrices y todo el grupo comenzó a moverse hacia su objetivo, el objeto maldito de Egdecomb.
Los bios atacaban a todo lo que se movia, de las espaldas de la gran mayoría sobresalían unos cilindros rodeados de cobre que se cargaban y chisporroteaban antes de lanzar una descarga, cada vez era más complicado para Vlomra y su escuadra evadir el conflicto, los humanos no suponían un problema y las bestias estaban cada vez más diezmadas, pero ahora que el tercero en discordia llegaba hasta ellos la cosa se complicaba. A Vlomra no le paso desapercibido el funcionamiento de los bios que seguían al hombre muerto, el elfo sacó un cristal del bolsillo y tras susurrarle unas palabras las flechas dejaron de abatir aves y comenzaron a caer sobre los puntos débiles de la infantería biotica.
_____
Off: Haffneral termina de curar a Lavey con el fruto del edén y él Dsela y Lavey llegan junto a Oromë y compañía.
Uso habilidad Lectura eléctrica para esquivar el golpe de Prytton.
App-bel derrota a Zafar y manda a sus bios a por el objeto. Los elfos comienzan a derribaros.
Lavey miró la roja y jugosa fruta redonda, no sabia de que árbol procedía ni sabia si seria una cura o un veneno, pero la dragoncilla no era tonta y sabia que su tiempo de vida se acababa, si aquello era una trampa porqué no matarla directamente. Con dificultad la joven abrió la boca y mordió, el sonido fue como el de una manzana, pero su sabor era dulce y suave, jamas había probado algo como aquello. Mordió de nuevo y apareció otro sabor, esta vez la fruta tenia pulpa y se le antojaba ácida aunque sabrosa, era casi como un limón. Lavey no se daba cuenta pero su piel ya no ardía y su pecho ya no dolía, su cuerpo había dejado de pesar y se sentía con la fuerza suficiente para moverlo.
-¿Quienes sois? -Alcanzó a preguntar la rubia incorporándose del suelo. -¿Donde esta mi... -Antes de que terminara la frase rugió un trueno en el fragor de la batalla, Lavey siguió la dirección del sonido con la mirada y encontró a su dragón multicolor peleando con el hombre que le había capturado. -El dragón hizo un pacto con nosotros. -Dijo el elfo. -Tu vida a cambio del objeto, ahora estáis en nuestro bando y tienes que ayudarnos a conseguir la mujer amante. -Lavey asintió y poniéndose de pie miró la hoguera, aquel fuego ahora era una simple llama que consumía madera. -Ya no esta. -Los elfos miraron a la niña, luego al fuego y por ultimo alrededor de este. No muy lejos una mujer, un hombre, su tía y una niña vampiro se peleaban por una cazuela voladora. -La tienen ellos, vamos. -Ordenó Dsela, quien ya esta corriendo hacia el grupo enemigo seguida por el elfo. Era la oportunidad de Lavey para escapar, pero su madre hizo una promesa por salvarla y no la rompería. Cuando la niña vio como su tía se tragaba lo que buscaban los elfos se arrepintió de no haber huido, no podía pelearse con Oromë, no quería dispararle, pero le debía la vida a esos elfos.
Mientras tanto, en el campo de batalla...
El comandante de la guardia de Lunargenta no se quedó mucho tiempo sin contrincante, en cuanto Cinan le dio esquinazo una lluvia de rayos le calló encima al humano, a la electricidad le siguió una embestida que buscaba empitonar al desgraciado hombrecillo, pero este paro el golpe interponiendo su espada.
-Vaya, vaya, pero si es mama dragón. Dime, ¿Tu hija todavía vive? -Podría haberle respondido con un sin fin de palabras, pero mi mente cada vez estaba más consumida por la ira, la pena y el salvajismo, lo único que salio de mi boca fue un potente rugido imbuido en magia elemental que desestabilizo e hizo retroceder al humano un par de metros. -Sabes, en cuanto acabe contigo y consiga la mujer amante buscare el cuerpo de tu hija, la reviviré y la haré mi esclava. - Prytton alzó la espada al tiempo que yo me levantaba sobre los cuartos traseros, no solo le daría un zarpazo, no, lo aplastaría con todo mi peso. O eso hubiera echo de no ser porque el humano se coló por el hueco de mis patas asestando un tajo bajo la axila, en otra ocasión hubiera visto la estrategia y seguramente no me hubiera dejado provocar, pero aunque este no era el caso su corte no llegó al destino. Mi cuerpo percibió el impulso eléctrico que recorrían los músculos del Lord y de manera instintiva alcé el vuelo.
Desde el cielo podía ver como el ejercito de robots arrasaba con los hombres-bestias. App-bel tenia bajo su pie a Zafar, este en un intento por defenderse clavo sus dagas en la pierna del biocibernetico, pero el seguidor del hombre muerto ni siquiera se inmuto. En su cara se dibujaba una macabra sonrisa metálica antes de lanzar una descarga eléctrico al pecho del tigre, el pelaje de Zafar se chamuscaba y sus manos se alejaban de las dagas para caer sobre el barro.
El líder del bando mecánico alzó la mano, dio unas directrices y todo el grupo comenzó a moverse hacia su objetivo, el objeto maldito de Egdecomb.
Los bios atacaban a todo lo que se movia, de las espaldas de la gran mayoría sobresalían unos cilindros rodeados de cobre que se cargaban y chisporroteaban antes de lanzar una descarga, cada vez era más complicado para Vlomra y su escuadra evadir el conflicto, los humanos no suponían un problema y las bestias estaban cada vez más diezmadas, pero ahora que el tercero en discordia llegaba hasta ellos la cosa se complicaba. A Vlomra no le paso desapercibido el funcionamiento de los bios que seguían al hombre muerto, el elfo sacó un cristal del bolsillo y tras susurrarle unas palabras las flechas dejaron de abatir aves y comenzaron a caer sobre los puntos débiles de la infantería biotica.
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Off: Haffneral termina de curar a Lavey con el fruto del edén y él Dsela y Lavey llegan junto a Oromë y compañía.
Uso habilidad Lectura eléctrica para esquivar el golpe de Prytton.
App-bel derrota a Zafar y manda a sus bios a por el objeto. Los elfos comienzan a derribaros.
Reivy Abadder
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Re: Cenizas en la Ciudad Lagarto [Tema 3/3 Evento Captura y Castigo Oromë]
“¿Pensaste que sería tan sencillo?” se dijo Matt “Bueno, durante algunos segundos si, si lo creí”, pero claro que no lo sería, ahora mismo el estafador tenía en sus manos el objeto que había provocado toda esa discusión, estaba en el centro mismo del caos. En cuanto puso el cazo bajo su brazo todas las miraras se giraron hacía él, al Virrey le hubiese gustado tener algún objeto que lo volviera invisible, una capa quizás, se anotaría esa idea para más tarde.
De pronto sintió como si el cazo fuera tirado por manos ajenas, solo que no había nadie tirando. Owens levantó la vista al escuchar su nombre y se encontró con Mimilú que corría hacía él con toda la furia y la locura reflejada en sus ojos. A pesar de todo Matt le sonrió, como si quisiera decirle “Ups, me atrapaste”
-Qué bonito reencuentro – Comentó sin soltar el recipiente que albergaba el codiciado objeto, se encontraban en un tira y afloje con la Hechicera cuando Oromë apareció en escena – ¡Ory! ¡No me obligues a…! –
Era demasiado tarde, mientras la dragona abría el cazo y se llevaba el objeto a la boca, una niña vampiro saltaba sobre Matthew, con la intención de chupar su sangre. El estafador tenía bastante experiencia con esa raza, así que no se asustó, él mismo había sido vampiro en cierto sentido, sabía cómo reaccionar. Levantó el brazo para que fuera eso lo que la chica mordiera, y empujó hacia atrás, hasta dejarle la mandíbula trabada.
-¿Te gusta? Es sangre de buena calidad, disfrútala – Le dijo Matt, sonriendo – Toma más, no seas tímida – Empujó aun más fuerte el brazo contra la boca de la niña, no había un solo rastro de pena en el rostro del Virrey. Había visto que Oromë necesitaba de esa vampiro para poder seguir en pie, así que la solución era bastante sencilla – Espero que lo hayas disfrutado, Querida – La chica se agarraba del brazo de Matt, pero el Humano no la dejaba soltarse, Owens sacó una de sus dagas invisibles y la clavó en el cuello de la niña.
En cuanto dejó de moverse la despegó de su brazo, ahora Oromë tenía el objeto dentro de su cuerpo, Matthew estaba decidido a llevársela, ya sea con su colaboración o sin ella. Sacudió la daga para quitarse un poco de la sangre que aún chorreaba de ella, podía sentir el brazo herido, pero una pequeña mordida no era la gran cosa.
Para empeorar la situación, App-bel se acercaba con sus Bios, el estafador odiaba a esa espantosa raza que carecía de emociones. Enfrentarlos no era una opción, optó por el plan B.
-Loth, sujeta a Oromë, yo me encargo de Mimilú – De entre los elfos que estaban atacando al grupo de los Bios salió una joven de cabellos exageradamente rojos y con una máscara que cubría la mitad de su rostro. La dragona tenía que reconocerla, solía estar cerca de Matt, en general lamentándose porque el Virrey no correspondía a su amor.
La elfa era acróbata y contorsionista de toda la vida, llegó junto a Oromë y la agarró, intentando reducirla. Mientras tanto Matthew sacó su segunda daga invisible y la lanzó contra Mimilú, no tenía intenciones de matarla, pero si erraba el tiro y le hacía daño de más tampoco se lamentaría.
Ya tenían a los Bio-Cibernéticos encima, Owens sacó del bolsillo una cabeza de drakkar, la apoyó en la tierra y retrocedió unos pasos. La estatuilla creció hasta alcanzar los dos metros, de su boca salieron unas llamas que apuntaban directo al grupo de App-Bel.
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-Mando a Loth (una Elfa lvl 3 que es un pnj regular de Matt) contra Oromë.Dejo que la User decida qué sucede.
-Uso la Habilidad "Arma arrojadiza" para tirar una daga contra Mina. <-- (Para esto es la 1° Runa)
-Uso el Objeto Máster "Cabeza de Drakkar: La cabeza del dragón aumentará de tamaño hasta alcanzar los dos metros. Ésta no podrá moverse del lugar del que le habéis colocado. En esta posición, lanzará el aliento de fuego en contra de vuestros enemigos." para intentar detener al grupo de App-Bel. <-- (Para esto es la 2° Runa)
De pronto sintió como si el cazo fuera tirado por manos ajenas, solo que no había nadie tirando. Owens levantó la vista al escuchar su nombre y se encontró con Mimilú que corría hacía él con toda la furia y la locura reflejada en sus ojos. A pesar de todo Matt le sonrió, como si quisiera decirle “Ups, me atrapaste”
-Qué bonito reencuentro – Comentó sin soltar el recipiente que albergaba el codiciado objeto, se encontraban en un tira y afloje con la Hechicera cuando Oromë apareció en escena – ¡Ory! ¡No me obligues a…! –
Era demasiado tarde, mientras la dragona abría el cazo y se llevaba el objeto a la boca, una niña vampiro saltaba sobre Matthew, con la intención de chupar su sangre. El estafador tenía bastante experiencia con esa raza, así que no se asustó, él mismo había sido vampiro en cierto sentido, sabía cómo reaccionar. Levantó el brazo para que fuera eso lo que la chica mordiera, y empujó hacia atrás, hasta dejarle la mandíbula trabada.
-¿Te gusta? Es sangre de buena calidad, disfrútala – Le dijo Matt, sonriendo – Toma más, no seas tímida – Empujó aun más fuerte el brazo contra la boca de la niña, no había un solo rastro de pena en el rostro del Virrey. Había visto que Oromë necesitaba de esa vampiro para poder seguir en pie, así que la solución era bastante sencilla – Espero que lo hayas disfrutado, Querida – La chica se agarraba del brazo de Matt, pero el Humano no la dejaba soltarse, Owens sacó una de sus dagas invisibles y la clavó en el cuello de la niña.
En cuanto dejó de moverse la despegó de su brazo, ahora Oromë tenía el objeto dentro de su cuerpo, Matthew estaba decidido a llevársela, ya sea con su colaboración o sin ella. Sacudió la daga para quitarse un poco de la sangre que aún chorreaba de ella, podía sentir el brazo herido, pero una pequeña mordida no era la gran cosa.
Para empeorar la situación, App-bel se acercaba con sus Bios, el estafador odiaba a esa espantosa raza que carecía de emociones. Enfrentarlos no era una opción, optó por el plan B.
-Loth, sujeta a Oromë, yo me encargo de Mimilú – De entre los elfos que estaban atacando al grupo de los Bios salió una joven de cabellos exageradamente rojos y con una máscara que cubría la mitad de su rostro. La dragona tenía que reconocerla, solía estar cerca de Matt, en general lamentándose porque el Virrey no correspondía a su amor.
La elfa era acróbata y contorsionista de toda la vida, llegó junto a Oromë y la agarró, intentando reducirla. Mientras tanto Matthew sacó su segunda daga invisible y la lanzó contra Mimilú, no tenía intenciones de matarla, pero si erraba el tiro y le hacía daño de más tampoco se lamentaría.
Ya tenían a los Bio-Cibernéticos encima, Owens sacó del bolsillo una cabeza de drakkar, la apoyó en la tierra y retrocedió unos pasos. La estatuilla creció hasta alcanzar los dos metros, de su boca salieron unas llamas que apuntaban directo al grupo de App-Bel.
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-Mando a Loth (una Elfa lvl 3 que es un pnj regular de Matt) contra Oromë.Dejo que la User decida qué sucede.
-Uso la Habilidad "Arma arrojadiza" para tirar una daga contra Mina. <-- (Para esto es la 1° Runa)
-Uso el Objeto Máster "Cabeza de Drakkar: La cabeza del dragón aumentará de tamaño hasta alcanzar los dos metros. Ésta no podrá moverse del lugar del que le habéis colocado. En esta posición, lanzará el aliento de fuego en contra de vuestros enemigos." para intentar detener al grupo de App-Bel. <-- (Para esto es la 2° Runa)
Matthew Owens
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Re: Cenizas en la Ciudad Lagarto [Tema 3/3 Evento Captura y Castigo Oromë]
El miembro 'Matthew Owens' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: Cenizas en la Ciudad Lagarto [Tema 3/3 Evento Captura y Castigo Oromë]
-¡BIEN!- gritó la insensata dando un saltito de alegría. Algo le estaba saliendo bien. Había logrado quitarle el cazo a Owens, iba a conseguir el fuego mágico, iba a poder salir de allí con el premio mayor. Aunque el pendejo la había atacado, pues sintió que algo cayó a sus pies y al tantear con la punta de su zapato, sintió un objeto afilado; le había lanzado una daga invisible.
Pero era de esperarse que su fuerza y habilidad de pelea era inversamente proporcional a su capacidad de meter cuento. Mina se agachó para recoger la daga y guardársela, al fin y al cabo, un arma mágica invisible era un cachivache muy útil. Lo guardaría con cariño. Estaba feliz, contenta, alegre, saldría de allí, ahora solo tendría que buscar a Zafar y alejarse de esa gente loca.
Pero no. No. Así no lo quería el destino.
La idiota de la desgreñada apareció y se tragó el fuego. SE LO TRAGÓ. Así, como quien se traga una pepita de sandía, ante el asombro y perplejidad de los presentes. -¿Pero es que no te puedes morir de una buena vez, Cinan? ¡Tú eres una maldita inoportuna!- exclamó dando un taconazo al suelo, frustrada. Hizo una mini pataleta -¡Maldita despelucada! ¡Mugrosa! ¡Hedionda! ¡Chimuela! ¡Muérete ya!- se quejaba, pateando con fuerza el piso. Sentía mucha rabia contra la peliblanca por haberse interpuesto entre ella y el fuego mágico. Pero no dejaría que se lo llevara. Se lo sacaría a como diera lugar.
Ni bien vio que Cinan caía al suelo tras haberse tragado el fuego, y superada la pataleta, corrió hacia ella, furiosa. Apresuró aún más el paso cuando vio que Loth había aparecido para sujetarla y, estando la dragona tan débil, no le estaba costando mucho esfuerzo. -¡Astápida!- chilló Mina al llegar junto a la peliblanca -¿Cómo se te ocurre tragarte mi fuego? ¡Maldita idiota!- reclamó enojada, mirándola furiosa. Se pasó la mano por la frente y resopló -Pero te perdono, Cinan, te perdono...- dijo, intentando calmarse, no quería descontrolarse frente a Loth.
Luego, alzó la mirada para saludar a la elfa, recordando que era la eterna enamorada de Owens y que seguramente estaba allí como aliada del bandido. Genial, él tenía a una compañera que lo ayudara y ella estaba sola, sin apoyo. Es que ya estaba hasta las tetas y más allá de toda aquella situación: estaba cansada, adolorida, herida, sucia, con la ropa hecha jirones y el pelo desarmado, todo le salía mal, nada de aquel caos le beneficiaba y no tenía control alguno sobre ningún suceso de los que acontecían, más bien todo la confundía. Se sentía como gallina en patio ajeno.
Y allí estaba Loth tan sumisa y pasiva para el beneficio de Owens, quien obviamente había pasado enjabonado por aquella batalla, que le llegó a arder la boca del estómago de la rabia -Querida...- dijo, con voz melosa, suprimiendo, ahogando en su ser todo aquel rencor -¿Dónde te habías metido todo este tiempo? Me hace tan feliz que estés bien- comentó sonriendo, ayudando a controlar a Cinan. Ya está, no iba a seguir peleando. Tenía que pensar qué hacer ahora, ya la situación había cambiado nuevamente.
Tras de ella había una muralla de bio cibernéticos que arrasaban con todo y todos, de hecho, había perdido la esperanza de volver con Zafar ya que claramente volver con él no era una opción, lo único que podía hacer era seguir hacia adelante, con Matthew y Loth y, de alguna manera, quedarse con el maldito fuego mágico. -Lo siento, Cinan... te tragaste el fuego y... no puedes quedártelo- se disculpó antes de propinar un fuerte puñetazo a la dragona en la cara. Repitió los golpes, una y otra vez, deseando que la dragona no fuera tan dura y pronto quedara inconsciente. -Vamos Loth, tenemos que llevar a Cinan con Owens e irnos de aquí- propuso a la elfa, esperando así establecer una nueva alianza, pues había quedado descartado el volver con Zafar y la única opción viable era irse con Matthew.
Pero era de esperarse que su fuerza y habilidad de pelea era inversamente proporcional a su capacidad de meter cuento. Mina se agachó para recoger la daga y guardársela, al fin y al cabo, un arma mágica invisible era un cachivache muy útil. Lo guardaría con cariño. Estaba feliz, contenta, alegre, saldría de allí, ahora solo tendría que buscar a Zafar y alejarse de esa gente loca.
Pero no. No. Así no lo quería el destino.
La idiota de la desgreñada apareció y se tragó el fuego. SE LO TRAGÓ. Así, como quien se traga una pepita de sandía, ante el asombro y perplejidad de los presentes. -¿Pero es que no te puedes morir de una buena vez, Cinan? ¡Tú eres una maldita inoportuna!- exclamó dando un taconazo al suelo, frustrada. Hizo una mini pataleta -¡Maldita despelucada! ¡Mugrosa! ¡Hedionda! ¡Chimuela! ¡Muérete ya!- se quejaba, pateando con fuerza el piso. Sentía mucha rabia contra la peliblanca por haberse interpuesto entre ella y el fuego mágico. Pero no dejaría que se lo llevara. Se lo sacaría a como diera lugar.
Ni bien vio que Cinan caía al suelo tras haberse tragado el fuego, y superada la pataleta, corrió hacia ella, furiosa. Apresuró aún más el paso cuando vio que Loth había aparecido para sujetarla y, estando la dragona tan débil, no le estaba costando mucho esfuerzo. -¡Astápida!- chilló Mina al llegar junto a la peliblanca -¿Cómo se te ocurre tragarte mi fuego? ¡Maldita idiota!- reclamó enojada, mirándola furiosa. Se pasó la mano por la frente y resopló -Pero te perdono, Cinan, te perdono...- dijo, intentando calmarse, no quería descontrolarse frente a Loth.
Luego, alzó la mirada para saludar a la elfa, recordando que era la eterna enamorada de Owens y que seguramente estaba allí como aliada del bandido. Genial, él tenía a una compañera que lo ayudara y ella estaba sola, sin apoyo. Es que ya estaba hasta las tetas y más allá de toda aquella situación: estaba cansada, adolorida, herida, sucia, con la ropa hecha jirones y el pelo desarmado, todo le salía mal, nada de aquel caos le beneficiaba y no tenía control alguno sobre ningún suceso de los que acontecían, más bien todo la confundía. Se sentía como gallina en patio ajeno.
Y allí estaba Loth tan sumisa y pasiva para el beneficio de Owens, quien obviamente había pasado enjabonado por aquella batalla, que le llegó a arder la boca del estómago de la rabia -Querida...- dijo, con voz melosa, suprimiendo, ahogando en su ser todo aquel rencor -¿Dónde te habías metido todo este tiempo? Me hace tan feliz que estés bien- comentó sonriendo, ayudando a controlar a Cinan. Ya está, no iba a seguir peleando. Tenía que pensar qué hacer ahora, ya la situación había cambiado nuevamente.
Tras de ella había una muralla de bio cibernéticos que arrasaban con todo y todos, de hecho, había perdido la esperanza de volver con Zafar ya que claramente volver con él no era una opción, lo único que podía hacer era seguir hacia adelante, con Matthew y Loth y, de alguna manera, quedarse con el maldito fuego mágico. -Lo siento, Cinan... te tragaste el fuego y... no puedes quedártelo- se disculpó antes de propinar un fuerte puñetazo a la dragona en la cara. Repitió los golpes, una y otra vez, deseando que la dragona no fuera tan dura y pronto quedara inconsciente. -Vamos Loth, tenemos que llevar a Cinan con Owens e irnos de aquí- propuso a la elfa, esperando así establecer una nueva alianza, pues había quedado descartado el volver con Zafar y la única opción viable era irse con Matthew.
Mina Harker
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Re: Cenizas en la Ciudad Lagarto [Tema 3/3 Evento Captura y Castigo Oromë]
-Esto es... tan raro- Dijo en vos baja pero se le escapó una sonrisa triunfante. Miro a Owens y le lanzó un beso, también vio llegar a Reivy y le sonrió con ternura a pesar de que algo muy dentro de ella le decía que había hecho algo muy malo, pero se olvidó enseguida, como si seguir el curso de sus propios pensamientos fuera tan difícil que ni se molestaba en terminar de formarlos.
También sintió dolor en su pecho pero la sensación de ardor dentro de ella no le dejó enfocarse en ello, así que simplemente desvió la mirada hacía la elfa que la sujetaba mientras Matt hería a Sena y ella no se levantaba. "¿Pueden morir tan fácilmente los vampiros?" pensó sin sentimiento alguno.
Algo más dentro de ella comenzó a doler, no, en todas partes. Sin Sena cerca sus heridas habían vuelto a abrirse y una fina linea de sangre comenzaba a caerle de la comisura así como del resto de sus heridas.
-Hola Loth, agradable verte la cara. Normalmente estas por debajo de la sombra de Owens así que se me había olvidado tu apariencia- Una burla sin gracia y una sonrisa carente de amabilidad en sus labios. -Mimilú, eso pasara más pronto que tarde- Se ahogó en sus palabras mientras la elfa la sujetaba y la bruja comenzaba a apalearla. Tendría que haberse defendido, la Oromë de siempre lo habría hecho al instante o mucho antes de darles la oportunidad pero se quedó allí escupiendo más sangre de lo normal, guardando las pocas fuerzas que tenía.
"Tonta, mujer estúpida" Pensó Tami cuando se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. Oromë se había tragado el objeto y probablemente era su fin, si con Rhea había sido una total locura y obsesión por este ¿Qué catástrofe le causaría a la dragona ahora que lo tenía dentro de su cuerpo?. ¿Matarla serviría? Tal vez, pero por el momento solo centró sus fuerzas en llegar donde aquella bruja le había cortado la mano. Su intención no era otra más que por ese instante lograr separar a ambas mujeres.
Ya no podía cargar dos espadas y una sola le era demasiado pesada considerando su estado, lo cual trataba de ignorar mientras se acercaba al grupo arrastrándola en el suelo y luego levantándola por sobre su cabeza para atizar un golpe con el mango en la nuca de Mina. -Lo pagaras caro- Dijo, y movió su pierna para darle una patada en el estomago. Se giro con rabia a ver a Oromë y le gritó palabras que al principio le parecían tontas viniendo de alguien que podría morir en cualquier momento. -Me lo tragué, no tengo fuego para curarte otra vez- Loth la seguía sosteniendo con fuerza y esta la miró a los ojos cuando la dragona se contorsionó para mirarle también. -¿Si te comiera, sería como hacer una ofrenda?- La inocencia en su pregunta descolocó a la elfa. Oromë era todo menos inocente y eso quedó más que claro cuando con la poca fuerza que le quedaba comenzó a cambiar de forma, dificultándole el agarre a la seguidora de Matt.
Su nueva estatura ahora le quitaba mas de una cabeza a Loth, se podía ver el miedo en sus ojos. -Veamos...- Tal vez ahora entendía un poco mejor lo que pensaba Zafar al hacer sus experimentos, no era más que prueba y error.
Su cola se agitó en el aire y atravesó a la elfa en el estomago hasta salir por su espalda. La observó caer sujetándose la herida mientras ella lamía la punta de su extremidad bañada en sangre. -Sabe feo- Frunció el ceño con asco mientras escupía un poco de la suya propia.
"¿Qué debo hacer ahora?" Se preguntó mientras las aves que se habían salvado, continuaban en el cielo y comenzaban a chillar, como si dijeran ¡Aquí está!. No le quedaban dudas de que eso era exactamente lo que hacían cuando dos figuras aladas se acercaron.
Algo en ella le hizo recordar lo que había prometido. -Cierto... tuyo para destruir, pero sácame de aquí- Enfocó sus ojos dorados tanto en Vardagen como en Addila. Había nuevos jugadores en el tablero ahora y aunque ellos eran sus verdaderos aliados, también los conocía lo suficiente para saber que ellos la abrirían de cuajo para sacar el objeto, especialmente Matt. "Seguramente le dejaría el trabajo a otro para que no se ensucie su ropa".
Tanto Addila como Vardagen se acercaron a ella como un escudo, solo bastó una mirada para saber que la única opción de conseguir el objeto era protegiéndola. Si lograban hacer que lo escupiera entero, o si tuvieran que matarla a ella para destruirlo, de igual manera no tenían tanto tiempo para ello aquí rodeados de enemigos.
•Uso de habilidad racial, cambio de forma a dragón humanoide
También sintió dolor en su pecho pero la sensación de ardor dentro de ella no le dejó enfocarse en ello, así que simplemente desvió la mirada hacía la elfa que la sujetaba mientras Matt hería a Sena y ella no se levantaba. "¿Pueden morir tan fácilmente los vampiros?" pensó sin sentimiento alguno.
Algo más dentro de ella comenzó a doler, no, en todas partes. Sin Sena cerca sus heridas habían vuelto a abrirse y una fina linea de sangre comenzaba a caerle de la comisura así como del resto de sus heridas.
-Hola Loth, agradable verte la cara. Normalmente estas por debajo de la sombra de Owens así que se me había olvidado tu apariencia- Una burla sin gracia y una sonrisa carente de amabilidad en sus labios. -Mimilú, eso pasara más pronto que tarde- Se ahogó en sus palabras mientras la elfa la sujetaba y la bruja comenzaba a apalearla. Tendría que haberse defendido, la Oromë de siempre lo habría hecho al instante o mucho antes de darles la oportunidad pero se quedó allí escupiendo más sangre de lo normal, guardando las pocas fuerzas que tenía.
"Tonta, mujer estúpida" Pensó Tami cuando se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. Oromë se había tragado el objeto y probablemente era su fin, si con Rhea había sido una total locura y obsesión por este ¿Qué catástrofe le causaría a la dragona ahora que lo tenía dentro de su cuerpo?. ¿Matarla serviría? Tal vez, pero por el momento solo centró sus fuerzas en llegar donde aquella bruja le había cortado la mano. Su intención no era otra más que por ese instante lograr separar a ambas mujeres.
Ya no podía cargar dos espadas y una sola le era demasiado pesada considerando su estado, lo cual trataba de ignorar mientras se acercaba al grupo arrastrándola en el suelo y luego levantándola por sobre su cabeza para atizar un golpe con el mango en la nuca de Mina. -Lo pagaras caro- Dijo, y movió su pierna para darle una patada en el estomago. Se giro con rabia a ver a Oromë y le gritó palabras que al principio le parecían tontas viniendo de alguien que podría morir en cualquier momento. -Me lo tragué, no tengo fuego para curarte otra vez- Loth la seguía sosteniendo con fuerza y esta la miró a los ojos cuando la dragona se contorsionó para mirarle también. -¿Si te comiera, sería como hacer una ofrenda?- La inocencia en su pregunta descolocó a la elfa. Oromë era todo menos inocente y eso quedó más que claro cuando con la poca fuerza que le quedaba comenzó a cambiar de forma, dificultándole el agarre a la seguidora de Matt.
Su nueva estatura ahora le quitaba mas de una cabeza a Loth, se podía ver el miedo en sus ojos. -Veamos...- Tal vez ahora entendía un poco mejor lo que pensaba Zafar al hacer sus experimentos, no era más que prueba y error.
Su cola se agitó en el aire y atravesó a la elfa en el estomago hasta salir por su espalda. La observó caer sujetándose la herida mientras ella lamía la punta de su extremidad bañada en sangre. -Sabe feo- Frunció el ceño con asco mientras escupía un poco de la suya propia.
"¿Qué debo hacer ahora?" Se preguntó mientras las aves que se habían salvado, continuaban en el cielo y comenzaban a chillar, como si dijeran ¡Aquí está!. No le quedaban dudas de que eso era exactamente lo que hacían cuando dos figuras aladas se acercaron.
Algo en ella le hizo recordar lo que había prometido. -Cierto... tuyo para destruir, pero sácame de aquí- Enfocó sus ojos dorados tanto en Vardagen como en Addila. Había nuevos jugadores en el tablero ahora y aunque ellos eran sus verdaderos aliados, también los conocía lo suficiente para saber que ellos la abrirían de cuajo para sacar el objeto, especialmente Matt. "Seguramente le dejaría el trabajo a otro para que no se ensucie su ropa".
Tanto Addila como Vardagen se acercaron a ella como un escudo, solo bastó una mirada para saber que la única opción de conseguir el objeto era protegiéndola. Si lograban hacer que lo escupiera entero, o si tuvieran que matarla a ella para destruirlo, de igual manera no tenían tanto tiempo para ello aquí rodeados de enemigos.
•Uso de habilidad racial, cambio de forma a dragón humanoide
Oromë Vánadóttir
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Re: Cenizas en la Ciudad Lagarto [Tema 3/3 Evento Captura y Castigo Oromë]
Al Lord comandante se le llenó el cuerpo de frustración al verme alzar el vuelo, comenzó a vociferar pidiendo que alguien le diera un arco, pero para cuando hubo conseguido uno yo ya estaba fuera de su alcance. Los elfos peleaban con el grueso de la infantería bio, los hombres-bestias daban sus últimos zarpazos con los humanos o huían del conflicto al igual que las diezmadas tropas del Prytton y en medio de todo aquello se distinguía una figura blanca como la nieve rodeada de enemigos.
La mujer amante volvía a estar en el interior de Oromë y Vey... ella ya no estaba tendida en el suelo, a medida que me acercaba al conflicto pude ver como mi niña se encontraba disparando flechas junto al dúo de elfos que la habían salvado, sabia que las artes sanadoras de los orejas puntiagudas eran excelentes, pero no esperaba ver a mi hija de vuelta en el ruedo tratando de cumplir el trato y al mismo tiempo evitando dañar a su tía.
Cinan estaba más muerta que viva, una vez más ante mis ojos se mostraba el precio a pagar de aquel objeto maldito el cual parecía querer cobrarse la vida de alguno de mis seres queridos y, una vez más yo haría lo que fuera por salvarlos.
Bramé desde el aire y comencé una caída en picado, redirigí toda la electricidad de mi cuerpo a la cornamenta y al mismo tiempo sentí que algo impactaba en mi cuerpo y me llenaba de energía, desde el suelo Lavey me había lanzado una de sus flechas potenciadoras, Abrí las garras delanteras y cuando estuve lo suficientemente cerca como para agarrar a Oromë descargue la electricidad de los cuernos en dos rayos que alcanzaron a los enemigos más cercanos.
-Lo tenemos. -Dsela y Haffneral habían puesto al corriente sobre su acuerdo a Vlomra, los planes del líder sufrieron un cambio inesperado, no pudo usar su cristal para apoderarse de la mujer amante, pero el resultado estaba siendo el mismo. -Cubrid la retirada del dragón. -Vociferaba Vlomra. -No dejéis que lo derriben.
Mientras alzaba el vuelo pasé por la lineas elfas y pude ver de nuevo a Lavey e hice lo único que se me ocurrió. Agaché la cola al pasar por encima de ella, la rubia saltó y se colgó de la extremidad escalando por ella lenta pero segura hasta alcanzar mi lomo.
Cargando con dos personas no llegaría muy lejos, aunque tampoco lo pretendía, con el estado de Cinan no seria capaz de llegar al siguiente pueblo ni aunque la llevara a ella sola, ahora mismo mi único objetivo era alcanzar el bosque y reunirme con los elfos. Aguanta amiga. Pensaba. Saldrás de esta, saldremos de esta. Ya lo veras.
En el centro de ciudad Lagarto los elfos comenzaban a replegarse hacia el bosque.
_______
Off: Lavey usa en Reivy Tiro de Rendimiento. Reivy usa Centella Dividida en los dos enemigos más cercanos a Oromë.
El bando de elfos cubre la retirada.
La mujer amante volvía a estar en el interior de Oromë y Vey... ella ya no estaba tendida en el suelo, a medida que me acercaba al conflicto pude ver como mi niña se encontraba disparando flechas junto al dúo de elfos que la habían salvado, sabia que las artes sanadoras de los orejas puntiagudas eran excelentes, pero no esperaba ver a mi hija de vuelta en el ruedo tratando de cumplir el trato y al mismo tiempo evitando dañar a su tía.
Cinan estaba más muerta que viva, una vez más ante mis ojos se mostraba el precio a pagar de aquel objeto maldito el cual parecía querer cobrarse la vida de alguno de mis seres queridos y, una vez más yo haría lo que fuera por salvarlos.
Bramé desde el aire y comencé una caída en picado, redirigí toda la electricidad de mi cuerpo a la cornamenta y al mismo tiempo sentí que algo impactaba en mi cuerpo y me llenaba de energía, desde el suelo Lavey me había lanzado una de sus flechas potenciadoras, Abrí las garras delanteras y cuando estuve lo suficientemente cerca como para agarrar a Oromë descargue la electricidad de los cuernos en dos rayos que alcanzaron a los enemigos más cercanos.
-Lo tenemos. -Dsela y Haffneral habían puesto al corriente sobre su acuerdo a Vlomra, los planes del líder sufrieron un cambio inesperado, no pudo usar su cristal para apoderarse de la mujer amante, pero el resultado estaba siendo el mismo. -Cubrid la retirada del dragón. -Vociferaba Vlomra. -No dejéis que lo derriben.
Mientras alzaba el vuelo pasé por la lineas elfas y pude ver de nuevo a Lavey e hice lo único que se me ocurrió. Agaché la cola al pasar por encima de ella, la rubia saltó y se colgó de la extremidad escalando por ella lenta pero segura hasta alcanzar mi lomo.
Cargando con dos personas no llegaría muy lejos, aunque tampoco lo pretendía, con el estado de Cinan no seria capaz de llegar al siguiente pueblo ni aunque la llevara a ella sola, ahora mismo mi único objetivo era alcanzar el bosque y reunirme con los elfos. Aguanta amiga. Pensaba. Saldrás de esta, saldremos de esta. Ya lo veras.
En el centro de ciudad Lagarto los elfos comenzaban a replegarse hacia el bosque.
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Off: Lavey usa en Reivy Tiro de Rendimiento. Reivy usa Centella Dividida en los dos enemigos más cercanos a Oromë.
El bando de elfos cubre la retirada.
Reivy Abadder
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Re: Cenizas en la Ciudad Lagarto [Tema 3/3 Evento Captura y Castigo Oromë]
Las llamas de la cabeza de Drakkar acababan con todo lo que tenían enfrente, los gritos de humanos y elfos se entremezclaron al ser alcanzados por el fuego… Pero los Bios apenas se vieron afectados, rápidamente cambiaron su formación, tres cibernéticos pasaron delante de la columna, se arrodillaron e interpusieron una especie de escudo. APP-bel siquiera tuvo que moverse de su camino, Matthew chaqueó la lengua mientras veía como el objeto mágico volvía a su tamaño.
-Como odio a esos bichos – Dijo el Virrey, guardando la figura en su bolsillo.
Se dio la vuelta para ir con Loth, su estrategia de distracción no había funcionado, por lo que tenían que correr como si no hubiese un mañana. Por suerte su fiel elfa si había cumplido con su objetivo… O casi. Mientras Owens se acercaba la situación parecía estar controlada, Oromë estaba firmemente sujeta, Mimilú intentaba dejarla inconsciente, pero claro, la suerte solo le sonríe a los audaces.
En cuestión de segundos Oromë se transformó y atravesó a Loth, mientras, una guerrera atacó a la Hechicera, de un momento a otro Matt se había quedado sin aliados. El Humano se mordió el labio “Cambiemos el enfoque” se dijo a sí mismo “No tienes a nadie que te secunde, hay como tres ejércitos peleando entre sí alrededor tuyo y ¡Un Maldito dragón se acaba de llevar volando a Oromë! ¿Por qué nadie me dijo que Ory podía hacer eso?”
Algo explotó junto a Owens y tuvo que saltar a un lado para no terminar hecho pedazos. Tosiendo y cubierto de tierra vio como el Objeto que tanto necesitaba se alejaba volando, con un ejército de elfos cubriendo su retirada. De haber sido un caballero seguramente se habría girado para ver cómo le iba a Mimilú y ayudarla en lo que pudiera.
Pero no era el caso. En un abrir y cerrar de ojos Matthew Owens desapareció del campo de batalla.
El cuerpo de Oromë iba dejando un reguero de sangre por donde pasaba, no había nadie ni entre los elfos, ni entre ninguna de las razas presentes que pudiera decir con seguridad cuál era la consecuencia de tragarse un Objeto tan poderoso. Pero en cualquier caso, Reivy había prometido que se lo entregaría a los elfos, y el primer tema de discusión era cómo lo sacarían del estómago de la dragona.
Claro que estando en medio de un enfrentamiento contra APP-Bel y lo que quedaba de la Guardia no parecía ser el mejor lugar para decidirlo. Cuando llegaron a los linderos del bosque le hicieron señas a Reivy para que bajara, uno de los elfos se acercó a Oromë y aplicó su habilidad de sanación para al menos dejarla fuera del umbral de la muerte.
-Llévensela de aquí - Ordenó mientras el grueso del ejercito elfo continuaba disparando.
-Venga conmigo, Señorita Oromë – Dijo una joven elfa que se acercó para ayudarla a caminar y alejarla de donde estaba todo el peligro.
Caminaron lentamente hasta meterse entre la vegetación, dejando que los guerreros se encargaran de detener a los ejércitos enemigos. Por fin la pelea de Oromë había terminado, para bien o para mal, había logrado salir de Ciudad Lagarto, había esquivado a la Guardia, a los Hombres-Bestia e incluso a los Bio- cibernéticos. Ahora podría cerrar los ojos y descansar ¿Cierto?
-No debe preocuparse, ya está a salvo – Dijo la elfa sonriendo de medio lado mientras continuaba caminando, quizás alejándose en exceso. *
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*Matthew usa el Objeto Máster "Beso de Shaira Mara" pero dejó el final abierto para que Sigel sea la que decide si funciona o no el engaño.
-Como odio a esos bichos – Dijo el Virrey, guardando la figura en su bolsillo.
Se dio la vuelta para ir con Loth, su estrategia de distracción no había funcionado, por lo que tenían que correr como si no hubiese un mañana. Por suerte su fiel elfa si había cumplido con su objetivo… O casi. Mientras Owens se acercaba la situación parecía estar controlada, Oromë estaba firmemente sujeta, Mimilú intentaba dejarla inconsciente, pero claro, la suerte solo le sonríe a los audaces.
En cuestión de segundos Oromë se transformó y atravesó a Loth, mientras, una guerrera atacó a la Hechicera, de un momento a otro Matt se había quedado sin aliados. El Humano se mordió el labio “Cambiemos el enfoque” se dijo a sí mismo “No tienes a nadie que te secunde, hay como tres ejércitos peleando entre sí alrededor tuyo y ¡Un Maldito dragón se acaba de llevar volando a Oromë! ¿Por qué nadie me dijo que Ory podía hacer eso?”
Algo explotó junto a Owens y tuvo que saltar a un lado para no terminar hecho pedazos. Tosiendo y cubierto de tierra vio como el Objeto que tanto necesitaba se alejaba volando, con un ejército de elfos cubriendo su retirada. De haber sido un caballero seguramente se habría girado para ver cómo le iba a Mimilú y ayudarla en lo que pudiera.
Pero no era el caso. En un abrir y cerrar de ojos Matthew Owens desapareció del campo de batalla.
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El cuerpo de Oromë iba dejando un reguero de sangre por donde pasaba, no había nadie ni entre los elfos, ni entre ninguna de las razas presentes que pudiera decir con seguridad cuál era la consecuencia de tragarse un Objeto tan poderoso. Pero en cualquier caso, Reivy había prometido que se lo entregaría a los elfos, y el primer tema de discusión era cómo lo sacarían del estómago de la dragona.
Claro que estando en medio de un enfrentamiento contra APP-Bel y lo que quedaba de la Guardia no parecía ser el mejor lugar para decidirlo. Cuando llegaron a los linderos del bosque le hicieron señas a Reivy para que bajara, uno de los elfos se acercó a Oromë y aplicó su habilidad de sanación para al menos dejarla fuera del umbral de la muerte.
-Llévensela de aquí - Ordenó mientras el grueso del ejercito elfo continuaba disparando.
-Venga conmigo, Señorita Oromë – Dijo una joven elfa que se acercó para ayudarla a caminar y alejarla de donde estaba todo el peligro.
Caminaron lentamente hasta meterse entre la vegetación, dejando que los guerreros se encargaran de detener a los ejércitos enemigos. Por fin la pelea de Oromë había terminado, para bien o para mal, había logrado salir de Ciudad Lagarto, había esquivado a la Guardia, a los Hombres-Bestia e incluso a los Bio- cibernéticos. Ahora podría cerrar los ojos y descansar ¿Cierto?
-No debe preocuparse, ya está a salvo – Dijo la elfa sonriendo de medio lado mientras continuaba caminando, quizás alejándose en exceso. *
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*Matthew usa el Objeto Máster "Beso de Shaira Mara" pero dejó el final abierto para que Sigel sea la que decide si funciona o no el engaño.
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Re: Cenizas en la Ciudad Lagarto [Tema 3/3 Evento Captura y Castigo Oromë]
Todo había sido inútil. Desde el principio de aquella historia hasta ese momento en que los ojos de Mina estaban fijos en los de Loth. Ambas yacían boca abajo en el suelo. Por primera vez en su vida, Wilhemina Harker no se quería levantar. Le daba igual todo aquello, le importaba poco lo que ocurriera después.
Cinan había salido volando; se transformó en dragón y se fue. ¿Cómo? Pues eso era un misterio para Mina, pues la dragona estaba a medio morir, pero de alguna manera logró sacar fuerzas de donde no tenía para transformarse y huir. No sin antes, claro está, asesinar cruelmente a la pobre y buena de Loth.
Owens, viendo su bien perdido, voló también. Puso patas en polvorosa y se largó, dejándola ahí tirada tras el golpe que le propinó Tami Hemsworth, quien tras asestar ese golpe en la nuca de la ilusionista, cayó también al piso inconsciente.
¿Qué podía hacer entonces la bruja de Beltrexus? Nada, quedarse ahí entre la mugre. Ya no tenía ganas de seguir luchando. No iba a ganar nada allí. Estaba cansada y le pareció la mejor de las ideas el quedarse allí echadita, mirando los profundos ojos de Loth. Un hilo de sangre había comenzado a correr por la comisura del labio de la elfa, pero pronto se detuvo. Sintió lástima por la pobre -Eso pasa cuando una mujer se enamora y se la pasa cuidándole el culo a un hombre- pensó, manteniéndose inmóvil.
Para ella la guerra había acabado. Una guerra que nunca entendió y que peleó sin entender por qué, en la que se vio envuelta y que perdió sin comprender a cabalidad por qué peleaba. Lo único que sabía con certeza era que Cinan era una dragona con suerte y que Owens era un miserable a quien tendría que matar.
Cinan había salido volando; se transformó en dragón y se fue. ¿Cómo? Pues eso era un misterio para Mina, pues la dragona estaba a medio morir, pero de alguna manera logró sacar fuerzas de donde no tenía para transformarse y huir. No sin antes, claro está, asesinar cruelmente a la pobre y buena de Loth.
Owens, viendo su bien perdido, voló también. Puso patas en polvorosa y se largó, dejándola ahí tirada tras el golpe que le propinó Tami Hemsworth, quien tras asestar ese golpe en la nuca de la ilusionista, cayó también al piso inconsciente.
¿Qué podía hacer entonces la bruja de Beltrexus? Nada, quedarse ahí entre la mugre. Ya no tenía ganas de seguir luchando. No iba a ganar nada allí. Estaba cansada y le pareció la mejor de las ideas el quedarse allí echadita, mirando los profundos ojos de Loth. Un hilo de sangre había comenzado a correr por la comisura del labio de la elfa, pero pronto se detuvo. Sintió lástima por la pobre -Eso pasa cuando una mujer se enamora y se la pasa cuidándole el culo a un hombre- pensó, manteniéndose inmóvil.
Para ella la guerra había acabado. Una guerra que nunca entendió y que peleó sin entender por qué, en la que se vio envuelta y que perdió sin comprender a cabalidad por qué peleaba. Lo único que sabía con certeza era que Cinan era una dragona con suerte y que Owens era un miserable a quien tendría que matar.
Mina Harker
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Re: Cenizas en la Ciudad Lagarto [Tema 3/3 Evento Captura y Castigo Oromë]
La última bestia cayó al suelo al mismo tiempo que la primera, resucitada por el preciado objeto, alzaba el vuelo. APP-Bel esgrimió una mueca muy humana, similar a la que mostró E-VHA, la madre de las máquinas, en el momento que Jules (acompañante de Huracán) acabó con ella. Oromë Vánadóttir, la mujer que había ido a buscar engulló la mujer amante. Acto seguido, los insolentes elfos la tomaron de los brazos y la ocultaron en el bosque. Las bestias de La Factoría sirvieron como distracción, sin tener conocimiento de causa. Zafar combatió por convicción, más que por justica, hasta el momento final de su vida. Los ladrones de la Ciudad Lagarto desparecieron junto con Oromë y los elfos. Los pájaros del hombre búho se esparcieron de forma que fuera inútil seguirles. APP-Bel se molestó en reconocer que había fracasado. Venció cada una de las batallas, individualmente, pero no puedo logar el objetivo por el cual había llegado hasta la ciudad e los ladrones: obtener el fuego amante, el objeto maldito de Egdecomb.
No te enojes, o te saldrán arrugas. Pensó APP-Bel para sus adentros haciendo lo posible para mostrar una actitud serena. Echó un vistazo a su alrededor. El lugar entero, lo que fue un espejismo con forma ciudad, se había convertido en una hoguera marchita. Las brasas terminarían por consumir dando paso a las cenizas.
APP-Bel caminó por los cuerpos fallecidos que había dejado la guerra como si los estuviera viendo sobre lo alto de un pozo. Éste era el tercer regalo que concedería al Maestro: carnada para su ejército de muertos vivientes. Esperó encontrar al humano que había convocado la cabeza de drakkar sobre los restos de madera del objeto. No estaba allí. APP-Bel retuvo la desagradable mueca humana. La dragona, aquella que sobrevolaba la noche junto con arrebato de electricidad; ella era un blanco grande y fácil, tendría que haber fallido. APP-Bel encontró su aroma de mujer sobre los cadáveres de los humanos de La Guardia, nada más. De nuevo, la mueca humana y, de nuevo, consiguió refrenarla.
Arrancó el brazo del cadáver de IR-12 y lo estacó en la tierra como si fuera una bandera. ¿Ciudad Lagarto? Ciudad de Malditos. Corrigió APP-Bel. La sonrisa de los humanos no le pareció tan desagradable como sus muecas de molestia.
Del brazo cercenado de IR-12 emergieron un gran número de raíces de metal, delgadas como la tela de una araña. Si los ladrones regresaban a sus hogares, cosa que acabarían haciendo tarde o temprano, se encontrarían con que éste ya no les obedecería. ¡Larga vida al Virrey! Se burló APP-Bel. Ésta fue la segunda ofrenda para El Maestro Flagg: una tierra a su nombre.
La primera ofrenda llegó de la mano de una mujer, una bruja. APP-Bel la escuchó gemir entre una multitud de cadáveres. ¿Qué te han hecho mujer? Hizo llamar a sus mejores médicos. Éstos acudieron con cataplasmas y piezas de metal. APP-Bel hizo una señal con la mano. La mujer ella bella y poderosa sin necesidad de ninguna mejora de metal.
—Ningún hombre debería poseer tu amor — dijo APP-Bel a la mujer con voz humana. — Ni siquiera los Dioses, nuevos o antiguos, son dignos de tal honor. — se arrodilló a su lado — Y no me malinterprete, yo tampoco soy digno, pero tampoco se lo voy a negar.
Vlomra Ryalvia no había tenido el placer de encontrarse con la Diosa Imbar como Danethil Sein en sus meditanciones, pero, de haberlo hecho, hubiera comparado la figura incandescente de Oromë con la Diosa.
Vardagen se quedó en un segundo plano. Vio a los ladrones rodear a la dragona preocupados y a los elfos abriendo camino por el bosque a la vez que echaban la vista atrás, hacia Oromë Vánadóttir. La chica había cometido la mayor estupidez o la mayor genialidad, según se viese. En el momento que engulló el objeto maldito de Egdecomb, su piel comenzó a brillar como si fuera una estrella caída en la noche. Los pájaros se asustaron. Cantaron canciones aterradoras que tenían que ver con sacrificios. Recordaron Hibou, el hermano de Vardagen. Antes de que Asher lo asesinara a sangre fría, había sido víctima de uno de los objetos malditos de Egdecomb de la misma manera que Oromë lo estaba haciendo.
El hombre búho se rascó el plumaje bajo el mentón. De no estar rodeado por los elfos y por los ladrones de la ciudad Lagarto, clavaría un cuchillo en la garganta de Oromë para sacarle el fuego maldito de las entrañas.
Áddila guardaba dos secretos: uno por parte de La Guardia y otro por parte de La Factoría de los hombres bestias. Ambos querían hacerse con la Ciudad Lagarto para formar una nueva base para sus compañías y con el objeto maldito de Egedcomb para someter a las demás razas para sus propios fines. Los humanos para garantizar su soberanía sobre el mundo mágico que no entendían y las bestias para vengarse por lo que se les hicieron en el pasado. Áddila era un águila y una hija de Lunargenta. Su honor le obligaba a obedecer a ambas facciones sin importar que, en un momento, éstas estuvieran enfrentadas. Había interiorizado que moriría a manos de Zafar o lord Prytton por desobediencia y traición, siendo que ella era la bestia y la hija de Lunargenta más fiel y obediente de la guarnición.
La mujer águila reía sin abrir la boca. El hecho de haber vuelto de entre los muertos le causaba gracia y el hecho de que tanto Zafar y Prytton estuvieran muertos le hizo orinarse encima.
Pasó las manos por sus mejillas y las descendió hacia el cuello. Se sentía tan bien. No podía creer que estuviera viva. Eran tan gracioso. No podía creer que fuera libre. ¡Era tan divertido! Sin credos raciales qué obedecer ni leyes impuestas por la tradición de una vieja ciudad. ¡Era libre!
Las gracias se las debía dar a los ladrones que había estado a punto de matar y, en especial, a la dragona que se consumía por el propio fuego que había engullido.
Áddila supo qué hacer por la canción que cantaban los pájaros de Vardagen. Se acercó a la dragona, dos elfos la llevaban en una camilla por el bosque. El cuerpo de Oromë estaba presente, pero su mente se había marchado. Los regüeldos que se escuchaban desde sus entrañas eran fruto de los gases generados por el fuego amante. Áddila dio un beso en la frente de la chica.
—La llevamos con nuestros mejores sanadores — explicaron los elfos. — debemos darnos prisa.
—Vuestros sacerdotes no pueden hacer nada por ella, — acarició el cabello de la dragona — lo único que la puede sanar es aquello que se ha tragado.
Desenvainó una espada corta. Los elfos fueron a refrenarla pensado que la utilizarían para abrir a la dragona en canal. Áddila les indicó con la mano libre que no tenía intención de herir a la persona que le había devuelto a la vida. La mujer águila se cortó dos dedos de su mano izquierda, el meñique y el índice, y los metió en la boca de la mujer obligándola a tragar. El fuego de su interior hizo el resto. El primer rostro que vio Oromë al abrir los ojos fue el de Áddila. Mientras los tuvo cerrados, creyó ver a Danethil Sein.
El hombre que se hacía llamar por muchos nombres viajó a la ciudad de las Cenizas (Lagarto) cinco días después de la guerra. La mano que APP-Bel había plantado seguía erguida como una endemoniada bandera. En la tierra se llegaba a ver un rastro de pisadas nítidas que parecían brillar como si estuvieran bañadas por una especie de agua clara. Eran las huellas que Oromë había dejado después de engullir el objeto maldito de Egdecomb y entrar en trance. El hombre se acercó a las huellas y las examinó con detalle. Una vez llegaban al bosque, se perdían entre los árboles. La dragona debió haberse desmayado. Los elfos del clan Sondve, quizás, la tomaron en volantas y la llevaron hacia alguno de sus muchos lugares seguro.
La bruja y el cibernético aparecieron desde un lateral de la ciudad Cenizas. El hombre les sonrió de buen agrado.
—Liberemos esta ciudad.
Los cadáveres hicieron ademán de levantarse. La mano-bandera se tiñó del color de las cenizas, parecía la mitad inferior del tronco de un difunto árbol.
* General: Ahora mismo, imagino, os estaréis preguntado: ¿qué cojones ha ocurrido? ¿Quién es El Blanco? ¿Quién ha ganado? Este evento lo he creado con la intención con la que solo el destino de los protagonistas del mismo, en este caso: el futuro de Oromë y de los demás miembros de La Ciudad Lagarto. Las demás tramas que hemos visto quedan abiertas y se resolverán en el futuro. Esto es: promesa de masterados, promesa de eventos, promesa de tramas….
La llama amante se ha fundido en el interior de Oromë, ella posee ahora el poder del objeto maldito. Se convirtió en una centella y entró en trance. Los elfos del clan Sondve quieren entregar los objetos malditos de Egdecomb a los pies de El Árbol Madre para que los Dioses les conceda el perdón y poder regresar de nuevo a su hogar. Es por este motivo por el cual tratan a Oromë de buen agrado. Los Ladrones contaréis con una fuerte alianza con los elfos Sondve. La mala noticia es que habéis generado una enemistad, tan fuerte como la anterior alianza, con La Guardia de Lunargenta y La Factoría de hombres bestias.
El hombre con muchos nombres (ya sabéis que se trata de Randall Flagg) ha limpiado La Ciudad Lagarto. Regresáis a ella y recuperáis vuestras pertenencias. La mano de metal os seguirá. Se erguirá en cualquiera de vuestros asentamientos.
Más adelante os relataré los resultados de manera individual.
Como hay muchos temas que no han finalizado, haremos lo siguiente. En lugar de premiar a todos los participantes del evento Sangre y Sombras, se premiará solo a aquellos que hayan terminado por completo su participación. Es decir, por ejemplo, a Elen Calhoun todavía le queda una participación en El significado de la Lealtad 3. Ella no recibirá premios hasta entonces.
Las recompensas se ordenarán de esta manera: una recompensa por tema participado de calidad común-épica (o habilidades o objeto o receta o cualquier premio de mismo valor…) excepto para los tres protagonistas (Dag, Orome y Eltrant) los cuales recibirán, además de estas 3 recompensas, una recompensa adicional de calidad épica-legendaria. No cuento maldiciones.
Los puntos de experiencia se ordenarán 15 puntos, 5 de base + 6 de originalidad + 4 de calidad del texto para todos los usuarios excepto para los tres protagonistas que será de 20 puntos, 10 de base + 6 de originalidad + 4 de calidad.
Referente a los aeros, todos recibís 200 aeros.
1. Oromë Vánadóttir : gracias a Áddila, regresas a la normalidad (al menos por un tiempo). Tu piel ha dejado de quemarse. Por momentos, parecías estar a punto de estallar. Te conviertes en el objeto del 19, lo que se significa: las diferentes facciones puestas en juego querrán poseerte y utilizarte. Los elfos te tratan bien. Sus intenciones son simples: mostrarte a Árbol Madre. Danethil Sein ha visto en sus visiones que Imbar podrá sanarte, pero solo si reúnen los otros 18 objetos. Confías en ellos. Te han ayudado a escapar de APP-Bel y los suyos. No tienes motivos para desconfiar.
Recompensas:
* +10 ptos de base
* +4 ptos de experiencia en función a la calidad del texto
* +6 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 20 ptos totales de experiencia
200 aeros
* Lanza de Áddila arma larga de calidad épica
Al beber repetidas veces de tu sangre de dragona, su aspecto físico se entremezcla con el tuyo.
* Compostura de dragón, Armadura calidad común
Habilidad: Concede la capacidad de sanar a cambio de un sacrificio proporcional al daño que se desea sanar. A falta de quemar los sacrificios en una hoguera, deberás comértelos para que estos funcionen.
En los primeros temas, no podrás sanar grandes heridas, solo pequeñas. A medida que utilices el poder y participando en temas referente a esta trama, éste se irá haciendo más fuerte.
Maldición: Oromë querrá sanar con mayor frecuencia. Sentirá la necesidad de estudiar sus nuevos poderes e incrementarlos. Los sacrificios por éstos también deberán de ser más grandes.
* Tus heridas son curadas por el sacrificio de Áddila y por los tratamientos con de los elfos.
2. Reivy Abadder: la buena noticia es que Lavey está bien. La mala, es que tu cuerpo no podrá resistir todo el daño que has ganado. Te has enfrentado a un centinela, nombres hombres de La Guardia de Lunargenta, un cibernético que se alimenta de la energía que dejaron los hombres de La Tierra y tres ejércitos de gran poder. Los elfos tratan tus heridas tan bien como pueden, pero apenas consiguen menguar el dolor.
Recompensas:
* +5 ptos de base
* +1 ptos de experiencia en función a la calidad del texto.
(Presta atención a las faltas de ortografía. No puedo concederte todos los puntos por culpa de las faltas.)
* +6 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 12 ptos totales de experiencia
200 aeros
* Objeto: Huevo élfico de dragón
Viento afín (gatillable)
(Solo se podrá utilizar en la forma humana): al verse atrapada por sus enemigos, Reivy se rodea de una corriente de aire con forma de torbellino con la que aleja a los enemigos. Aprovecha esta misma corriente para impulsarse hacia el cielo y facilitar su transformación a dragón.
Enfriamiento: 3 turnos
Maldiciones (o más bien “consecuencias”)
* Heridas por parte de Asher: te dejan la espalda quemada. Necesitarás agua clara para limpiar tus heridas. El próximo tema que abras deberá ser en la playa de los ancestros o en las zonas del norte de Aerandir. Tu cuerpo deberá permanecer enterrado en la arena o en la nieve, respectivamente, durante todo el tema. Si llegases a emerger, las quemaduras se intensificarían.
* Heridas por parte de las bestias de la Factoría: tienes una gran multitud de cortes. Por fortuna, tienen cura. Deberás tomar medicinas de calidad superior. De no tener dichas medicinas, las deberás comprar en un taller de medicina.
* Heridas por parte de los cibernéticos: sientes una sobrecarga de electricidad. Tus habilidades que tengan que ver con la electricidad serán anuladas por el siguiente tema.
3. Matthew Owens: El virrey de La Ciudad de Cenizas. Regresas a La Ciudad Lagarto tiempo después de la batalla. Recuperas todas tus pertenencias. Decides trasladar el asentamiento a otro lugar. La mano de metal te seguirá allá donde éste La Ciudad Lagarto, por nómada que ésta sea. La mano absorbe la energía de la tierra. Deja el lugar estéril. Las plantas no crecen en la tierra y los animales enferman sin motivos aparentes. Bajo tierra, las raíces de metal tienden a extenderse. Eres el virrey de una ciudad maldita.
Recompensas:
* +5 ptos de base
* +4 ptos de experiencia en función a la calidad del texto
* +6 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 15 ptos totales de experiencia
200 aeros
* Objeto, Sangre de Sena
Maldiciones
* Virrey de La Ciudad Cenizas: la mano de metal está ligada contigo de una manera que no sabes explicar. A medida que estés más cerca de ella, y por lo tanto más cerca de La Ciudad Lagarto, te sentirás más débil y enfermo. No puedes destruir la mano y tienes miedo que si la destruyen, acaben con tu vida. Deberás pedir consejo, en futuro mastereados (sí, tramas para el señor Owens), a personas más sabías que tú para que te digan qué hacer con ella.
4. Mina: APP-Bel te rescata de entre los cadáveres. Tienes dos opciones, tal y como lo ves en ese momento: darle la mano o dejar que te mate. Es un hombre agradable y guapo, por lo que decides lo primero. Te habla de brujos más poderosos que tu (de Shaira Mara y Randall Flagg, aunque no mencionan sus nombres) y te promete que aprenderás mucho de ellos. Estás junto a APP-Bel en el momento que Flagg alza a los muertos. Eso está mal, muy mal. Decides callar tus pensamientos por miedo a que hagan lo mismo contigo. Estás atrapada.
Recompensas:
* +5 ptos de base
* +4 ptos de experiencia en función a la calidad del texto
* +4 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 13 ptos totales de experiencia
200 aeros
* Quemador de incienso, se considera arma mágica de calidad superior.
Al ser la última persona con vida, a excepción de Hont, relacionada con el orfanato. Obtienes, además, los restos del edificio en ruinas.
Deberás hacer un tema interpretativo en Lunargenta en el que Tina te lleve hacia las ruinas del edificio. Ella te propone reformarlo y hacer de él un nuevo hogar. Al estar en ruinas, se considera que el edificio tiene la calidad de “una casa pobre”. Tienes la opción de mejorarlo en el futuro.
Maldición
Mala lengua: no podrás mentir a la gente de Randall Flagg. De hacerlo, sabrán en seguida que lo estás haciendo y te castigarán por ello.
No tienes más remedio que contarles lo que sabes acerca de los objetos malditos. Flagg te envía al norte, a Dundarak, donde sus hombres de confía planean un ataque contra Los Buscones y, en especial, contra Eltrant Tale.
Personajes que han fallecido en este último tema. He de decir que la vida o la muerte de los personajes no dependen de la suerte que os haya salido resultado, sino de vuestras acciones en el rol. La suerte es un adicional en caso de duda.
Dan , Raklen , Mara, Zafar, Henry Bowers y Lord Prytton .
Importante, y voy a ser muy pesada con esto: quiero que me digáis vuestras opiniones acerca del Evento. No tengáis miedo en criticar. Seguramente, todos los puntos negativos que me digáis, ya me los habré dicho yo. Tengo la sensación que he pensado en algo demasiado “grande” que ni yo misma he sabido abarcar. No quiero hablar más de la cuenta hasta que no terminemos todos los eventos. Me explayaré cuando toque (me estoy mordiendo mucho la lengua). Ahora mismo, decidme qué os ha gustado, que no, con qué os he sorprendido…. Compartid, si queréis, vuestras teorías del futuro de la trama. Y, lo más importante, ayudadme a que el siguiente evento sea mejor que éste.
No te enojes, o te saldrán arrugas. Pensó APP-Bel para sus adentros haciendo lo posible para mostrar una actitud serena. Echó un vistazo a su alrededor. El lugar entero, lo que fue un espejismo con forma ciudad, se había convertido en una hoguera marchita. Las brasas terminarían por consumir dando paso a las cenizas.
APP-Bel caminó por los cuerpos fallecidos que había dejado la guerra como si los estuviera viendo sobre lo alto de un pozo. Éste era el tercer regalo que concedería al Maestro: carnada para su ejército de muertos vivientes. Esperó encontrar al humano que había convocado la cabeza de drakkar sobre los restos de madera del objeto. No estaba allí. APP-Bel retuvo la desagradable mueca humana. La dragona, aquella que sobrevolaba la noche junto con arrebato de electricidad; ella era un blanco grande y fácil, tendría que haber fallido. APP-Bel encontró su aroma de mujer sobre los cadáveres de los humanos de La Guardia, nada más. De nuevo, la mueca humana y, de nuevo, consiguió refrenarla.
Arrancó el brazo del cadáver de IR-12 y lo estacó en la tierra como si fuera una bandera. ¿Ciudad Lagarto? Ciudad de Malditos. Corrigió APP-Bel. La sonrisa de los humanos no le pareció tan desagradable como sus muecas de molestia.
Del brazo cercenado de IR-12 emergieron un gran número de raíces de metal, delgadas como la tela de una araña. Si los ladrones regresaban a sus hogares, cosa que acabarían haciendo tarde o temprano, se encontrarían con que éste ya no les obedecería. ¡Larga vida al Virrey! Se burló APP-Bel. Ésta fue la segunda ofrenda para El Maestro Flagg: una tierra a su nombre.
La primera ofrenda llegó de la mano de una mujer, una bruja. APP-Bel la escuchó gemir entre una multitud de cadáveres. ¿Qué te han hecho mujer? Hizo llamar a sus mejores médicos. Éstos acudieron con cataplasmas y piezas de metal. APP-Bel hizo una señal con la mano. La mujer ella bella y poderosa sin necesidad de ninguna mejora de metal.
—Ningún hombre debería poseer tu amor — dijo APP-Bel a la mujer con voz humana. — Ni siquiera los Dioses, nuevos o antiguos, son dignos de tal honor. — se arrodilló a su lado — Y no me malinterprete, yo tampoco soy digno, pero tampoco se lo voy a negar.
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Vlomra Ryalvia no había tenido el placer de encontrarse con la Diosa Imbar como Danethil Sein en sus meditanciones, pero, de haberlo hecho, hubiera comparado la figura incandescente de Oromë con la Diosa.
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Vardagen se quedó en un segundo plano. Vio a los ladrones rodear a la dragona preocupados y a los elfos abriendo camino por el bosque a la vez que echaban la vista atrás, hacia Oromë Vánadóttir. La chica había cometido la mayor estupidez o la mayor genialidad, según se viese. En el momento que engulló el objeto maldito de Egdecomb, su piel comenzó a brillar como si fuera una estrella caída en la noche. Los pájaros se asustaron. Cantaron canciones aterradoras que tenían que ver con sacrificios. Recordaron Hibou, el hermano de Vardagen. Antes de que Asher lo asesinara a sangre fría, había sido víctima de uno de los objetos malditos de Egdecomb de la misma manera que Oromë lo estaba haciendo.
El hombre búho se rascó el plumaje bajo el mentón. De no estar rodeado por los elfos y por los ladrones de la ciudad Lagarto, clavaría un cuchillo en la garganta de Oromë para sacarle el fuego maldito de las entrañas.
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Áddila guardaba dos secretos: uno por parte de La Guardia y otro por parte de La Factoría de los hombres bestias. Ambos querían hacerse con la Ciudad Lagarto para formar una nueva base para sus compañías y con el objeto maldito de Egedcomb para someter a las demás razas para sus propios fines. Los humanos para garantizar su soberanía sobre el mundo mágico que no entendían y las bestias para vengarse por lo que se les hicieron en el pasado. Áddila era un águila y una hija de Lunargenta. Su honor le obligaba a obedecer a ambas facciones sin importar que, en un momento, éstas estuvieran enfrentadas. Había interiorizado que moriría a manos de Zafar o lord Prytton por desobediencia y traición, siendo que ella era la bestia y la hija de Lunargenta más fiel y obediente de la guarnición.
La mujer águila reía sin abrir la boca. El hecho de haber vuelto de entre los muertos le causaba gracia y el hecho de que tanto Zafar y Prytton estuvieran muertos le hizo orinarse encima.
Pasó las manos por sus mejillas y las descendió hacia el cuello. Se sentía tan bien. No podía creer que estuviera viva. Eran tan gracioso. No podía creer que fuera libre. ¡Era tan divertido! Sin credos raciales qué obedecer ni leyes impuestas por la tradición de una vieja ciudad. ¡Era libre!
Las gracias se las debía dar a los ladrones que había estado a punto de matar y, en especial, a la dragona que se consumía por el propio fuego que había engullido.
Áddila supo qué hacer por la canción que cantaban los pájaros de Vardagen. Se acercó a la dragona, dos elfos la llevaban en una camilla por el bosque. El cuerpo de Oromë estaba presente, pero su mente se había marchado. Los regüeldos que se escuchaban desde sus entrañas eran fruto de los gases generados por el fuego amante. Áddila dio un beso en la frente de la chica.
—La llevamos con nuestros mejores sanadores — explicaron los elfos. — debemos darnos prisa.
—Vuestros sacerdotes no pueden hacer nada por ella, — acarició el cabello de la dragona — lo único que la puede sanar es aquello que se ha tragado.
Desenvainó una espada corta. Los elfos fueron a refrenarla pensado que la utilizarían para abrir a la dragona en canal. Áddila les indicó con la mano libre que no tenía intención de herir a la persona que le había devuelto a la vida. La mujer águila se cortó dos dedos de su mano izquierda, el meñique y el índice, y los metió en la boca de la mujer obligándola a tragar. El fuego de su interior hizo el resto. El primer rostro que vio Oromë al abrir los ojos fue el de Áddila. Mientras los tuvo cerrados, creyó ver a Danethil Sein.
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El hombre que se hacía llamar por muchos nombres viajó a la ciudad de las Cenizas (Lagarto) cinco días después de la guerra. La mano que APP-Bel había plantado seguía erguida como una endemoniada bandera. En la tierra se llegaba a ver un rastro de pisadas nítidas que parecían brillar como si estuvieran bañadas por una especie de agua clara. Eran las huellas que Oromë había dejado después de engullir el objeto maldito de Egdecomb y entrar en trance. El hombre se acercó a las huellas y las examinó con detalle. Una vez llegaban al bosque, se perdían entre los árboles. La dragona debió haberse desmayado. Los elfos del clan Sondve, quizás, la tomaron en volantas y la llevaron hacia alguno de sus muchos lugares seguro.
La bruja y el cibernético aparecieron desde un lateral de la ciudad Cenizas. El hombre les sonrió de buen agrado.
—Liberemos esta ciudad.
Los cadáveres hicieron ademán de levantarse. La mano-bandera se tiñó del color de las cenizas, parecía la mitad inferior del tronco de un difunto árbol.
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* General: Ahora mismo, imagino, os estaréis preguntado: ¿qué cojones ha ocurrido? ¿Quién es El Blanco? ¿Quién ha ganado? Este evento lo he creado con la intención con la que solo el destino de los protagonistas del mismo, en este caso: el futuro de Oromë y de los demás miembros de La Ciudad Lagarto. Las demás tramas que hemos visto quedan abiertas y se resolverán en el futuro. Esto es: promesa de masterados, promesa de eventos, promesa de tramas….
La llama amante se ha fundido en el interior de Oromë, ella posee ahora el poder del objeto maldito. Se convirtió en una centella y entró en trance. Los elfos del clan Sondve quieren entregar los objetos malditos de Egdecomb a los pies de El Árbol Madre para que los Dioses les conceda el perdón y poder regresar de nuevo a su hogar. Es por este motivo por el cual tratan a Oromë de buen agrado. Los Ladrones contaréis con una fuerte alianza con los elfos Sondve. La mala noticia es que habéis generado una enemistad, tan fuerte como la anterior alianza, con La Guardia de Lunargenta y La Factoría de hombres bestias.
El hombre con muchos nombres (ya sabéis que se trata de Randall Flagg) ha limpiado La Ciudad Lagarto. Regresáis a ella y recuperáis vuestras pertenencias. La mano de metal os seguirá. Se erguirá en cualquiera de vuestros asentamientos.
Más adelante os relataré los resultados de manera individual.
Como hay muchos temas que no han finalizado, haremos lo siguiente. En lugar de premiar a todos los participantes del evento Sangre y Sombras, se premiará solo a aquellos que hayan terminado por completo su participación. Es decir, por ejemplo, a Elen Calhoun todavía le queda una participación en El significado de la Lealtad 3. Ella no recibirá premios hasta entonces.
Las recompensas se ordenarán de esta manera: una recompensa por tema participado de calidad común-épica (o habilidades o objeto o receta o cualquier premio de mismo valor…) excepto para los tres protagonistas (Dag, Orome y Eltrant) los cuales recibirán, además de estas 3 recompensas, una recompensa adicional de calidad épica-legendaria. No cuento maldiciones.
Los puntos de experiencia se ordenarán 15 puntos, 5 de base + 6 de originalidad + 4 de calidad del texto para todos los usuarios excepto para los tres protagonistas que será de 20 puntos, 10 de base + 6 de originalidad + 4 de calidad.
Referente a los aeros, todos recibís 200 aeros.
1. Oromë Vánadóttir : gracias a Áddila, regresas a la normalidad (al menos por un tiempo). Tu piel ha dejado de quemarse. Por momentos, parecías estar a punto de estallar. Te conviertes en el objeto del 19, lo que se significa: las diferentes facciones puestas en juego querrán poseerte y utilizarte. Los elfos te tratan bien. Sus intenciones son simples: mostrarte a Árbol Madre. Danethil Sein ha visto en sus visiones que Imbar podrá sanarte, pero solo si reúnen los otros 18 objetos. Confías en ellos. Te han ayudado a escapar de APP-Bel y los suyos. No tienes motivos para desconfiar.
Recompensas:
* +10 ptos de base
* +4 ptos de experiencia en función a la calidad del texto
* +6 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 20 ptos totales de experiencia
200 aeros
* Lanza de Áddila arma larga de calidad épica
- Lanza de Áddila :
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Habilidad: al apuntar el arma al cielo, un puñado de águilas acude al auxilio del portador. Las aves rapaces atacaran a cualquiera que se encuentre cerca, amigos y enemigos por igual.
Duración: 3 turnos
Enfriamiento: 1 vez por tema
Al beber repetidas veces de tu sangre de dragona, su aspecto físico se entremezcla con el tuyo.
- Nuevo aspecto:
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* Compostura de dragón, Armadura calidad común
- Compostura de Dragón:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Habilidad: durante las transformaciones de Orome, la armadura se amolda a su cuerpo y se considera de una calidad superior a la de base.
Habilidad: Concede la capacidad de sanar a cambio de un sacrificio proporcional al daño que se desea sanar. A falta de quemar los sacrificios en una hoguera, deberás comértelos para que estos funcionen.
En los primeros temas, no podrás sanar grandes heridas, solo pequeñas. A medida que utilices el poder y participando en temas referente a esta trama, éste se irá haciendo más fuerte.
Maldición: Oromë querrá sanar con mayor frecuencia. Sentirá la necesidad de estudiar sus nuevos poderes e incrementarlos. Los sacrificios por éstos también deberán de ser más grandes.
* Tus heridas son curadas por el sacrificio de Áddila y por los tratamientos con de los elfos.
2. Reivy Abadder: la buena noticia es que Lavey está bien. La mala, es que tu cuerpo no podrá resistir todo el daño que has ganado. Te has enfrentado a un centinela, nombres hombres de La Guardia de Lunargenta, un cibernético que se alimenta de la energía que dejaron los hombres de La Tierra y tres ejércitos de gran poder. Los elfos tratan tus heridas tan bien como pueden, pero apenas consiguen menguar el dolor.
Recompensas:
* +5 ptos de base
* +1 ptos de experiencia en función a la calidad del texto.
(Presta atención a las faltas de ortografía. No puedo concederte todos los puntos por culpa de las faltas.)
* +6 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 12 ptos totales de experiencia
200 aeros
* Objeto: Huevo élfico de dragón
- Huevo de dragón:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Después de ser curada por los elfos, pone un huevo. De éste saldrá una versión diminuta de ti que te asistirá en los combates. (Tiene 1 huevo, se considerará como una 1 carga).
Podrás tener más cargas por cada hombre con el que mantengas relaciones. (Hasta un máximo de 4 cargas). Una vez agotes estas cuatro cargas, Reivy pasará a ser estéril.
Duración: 1 turnos
Enfriamiento: 4 turnos
- Arco de Ryalvia:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Vlomra se encariña con Lavey, por lo que le regala su arco.
Viento afín (gatillable)
(Solo se podrá utilizar en la forma humana): al verse atrapada por sus enemigos, Reivy se rodea de una corriente de aire con forma de torbellino con la que aleja a los enemigos. Aprovecha esta misma corriente para impulsarse hacia el cielo y facilitar su transformación a dragón.
Enfriamiento: 3 turnos
Maldiciones (o más bien “consecuencias”)
* Heridas por parte de Asher: te dejan la espalda quemada. Necesitarás agua clara para limpiar tus heridas. El próximo tema que abras deberá ser en la playa de los ancestros o en las zonas del norte de Aerandir. Tu cuerpo deberá permanecer enterrado en la arena o en la nieve, respectivamente, durante todo el tema. Si llegases a emerger, las quemaduras se intensificarían.
* Heridas por parte de las bestias de la Factoría: tienes una gran multitud de cortes. Por fortuna, tienen cura. Deberás tomar medicinas de calidad superior. De no tener dichas medicinas, las deberás comprar en un taller de medicina.
* Heridas por parte de los cibernéticos: sientes una sobrecarga de electricidad. Tus habilidades que tengan que ver con la electricidad serán anuladas por el siguiente tema.
3. Matthew Owens: El virrey de La Ciudad de Cenizas. Regresas a La Ciudad Lagarto tiempo después de la batalla. Recuperas todas tus pertenencias. Decides trasladar el asentamiento a otro lugar. La mano de metal te seguirá allá donde éste La Ciudad Lagarto, por nómada que ésta sea. La mano absorbe la energía de la tierra. Deja el lugar estéril. Las plantas no crecen en la tierra y los animales enferman sin motivos aparentes. Bajo tierra, las raíces de metal tienden a extenderse. Eres el virrey de una ciudad maldita.
Recompensas:
* +5 ptos de base
* +4 ptos de experiencia en función a la calidad del texto
* +6 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 15 ptos totales de experiencia
200 aeros
* Objeto, Sangre de Sena
- Sangre de Sena:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Sangre de Sena (objeto):
En un momento de distracción, mientras Sena te mordía, recoges sangre de la vampiresa. Piensas que te puede servir para un futuro próximo: ahora. Esta sangre servirá como veneno. Quien bebe de ella sufrirá de la maldición de Sena “Sangre de mamá” modificada en honor a Matthew. 3 usos.
Podrás rellenar el frasco de sangre, una vez agotado los usos, si vuelves a encontrarte con Sena en un tema y le extraes su sangre maldita.
Sangre de papá: a cada turno que trascurre, el envenenado se encuentra más y más débil. Necesita beber de la sangre de Matthwe para mantener su salud..
Maldiciones
* Virrey de La Ciudad Cenizas: la mano de metal está ligada contigo de una manera que no sabes explicar. A medida que estés más cerca de ella, y por lo tanto más cerca de La Ciudad Lagarto, te sentirás más débil y enfermo. No puedes destruir la mano y tienes miedo que si la destruyen, acaben con tu vida. Deberás pedir consejo, en futuro mastereados (sí, tramas para el señor Owens), a personas más sabías que tú para que te digan qué hacer con ella.
4. Mina: APP-Bel te rescata de entre los cadáveres. Tienes dos opciones, tal y como lo ves en ese momento: darle la mano o dejar que te mate. Es un hombre agradable y guapo, por lo que decides lo primero. Te habla de brujos más poderosos que tu (de Shaira Mara y Randall Flagg, aunque no mencionan sus nombres) y te promete que aprenderás mucho de ellos. Estás junto a APP-Bel en el momento que Flagg alza a los muertos. Eso está mal, muy mal. Decides callar tus pensamientos por miedo a que hagan lo mismo contigo. Estás atrapada.
Recompensas:
* +5 ptos de base
* +4 ptos de experiencia en función a la calidad del texto
* +4 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 13 ptos totales de experiencia
200 aeros
* Quemador de incienso, se considera arma mágica de calidad superior.
- Quemador de incienso:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Potencia tus habilidades ilusionistas.
Habilidad: crea una densa capa de humo de 2 metros de radio sobre Mina. La utilizas para atrapar a un enemigo. Éste no podrá salir de la niebla y sentirá como una manos invisibles le atrapan del cuello.
Duración: 2 turnos
Enfriamiento: 5 turnos
- Armadura:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Habilidad (rasgo): la armadura tiene la capacidad de ser ligera o media según convenga. Siendo su tipo principal el ligero.
Al ser la última persona con vida, a excepción de Hont, relacionada con el orfanato. Obtienes, además, los restos del edificio en ruinas.
Deberás hacer un tema interpretativo en Lunargenta en el que Tina te lleve hacia las ruinas del edificio. Ella te propone reformarlo y hacer de él un nuevo hogar. Al estar en ruinas, se considera que el edificio tiene la calidad de “una casa pobre”. Tienes la opción de mejorarlo en el futuro.
Maldición
Mala lengua: no podrás mentir a la gente de Randall Flagg. De hacerlo, sabrán en seguida que lo estás haciendo y te castigarán por ello.
No tienes más remedio que contarles lo que sabes acerca de los objetos malditos. Flagg te envía al norte, a Dundarak, donde sus hombres de confía planean un ataque contra Los Buscones y, en especial, contra Eltrant Tale.
Personajes que han fallecido en este último tema. He de decir que la vida o la muerte de los personajes no dependen de la suerte que os haya salido resultado, sino de vuestras acciones en el rol. La suerte es un adicional en caso de duda.
Dan , Raklen , Mara, Zafar, Henry Bowers y Lord Prytton .
Importante, y voy a ser muy pesada con esto: quiero que me digáis vuestras opiniones acerca del Evento. No tengáis miedo en criticar. Seguramente, todos los puntos negativos que me digáis, ya me los habré dicho yo. Tengo la sensación que he pensado en algo demasiado “grande” que ni yo misma he sabido abarcar. No quiero hablar más de la cuenta hasta que no terminemos todos los eventos. Me explayaré cuando toque (me estoy mordiendo mucho la lengua). Ahora mismo, decidme qué os ha gustado, que no, con qué os he sorprendido…. Compartid, si queréis, vuestras teorías del futuro de la trama. Y, lo más importante, ayudadme a que el siguiente evento sea mejor que éste.
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