El gorrión rojo viaja al sur en invierno [Kaladar - Zöe - Uri - Byron - Bruna] [Libre] [5/5] [COMPLETO]
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Re: El gorrión rojo viaja al sur en invierno [Kaladar - Zöe - Uri - Byron - Bruna] [Libre] [5/5] [COMPLETO]
“Ya veo ¡Entonces iré yo! Si pasa algo definitivamente gritaré “Ayuuudaaaaaa” fufu~...”
Asintiendo al as palabras de Bruna, Uriel se giró y comenzó a trotar ¡Incluso si es solo esta bien! Tampoco es como si fuera realmente débil, de hecho era bastante capaz para un niño. El niño observó la daga que le entregó la osa con una sonrisita, era simple, la típica daga de metal un poco gastada ¡Pero le servía! Utilizando su cinturón como un funda para la daga, el niño se dirigió no hacía Zöe o Kaladar, sino entre las tiendas de los bandidos.
Uriel en primer camino sin ser notado entre los grandes y fornidos hombre no porque temiese ser descubierto ¡Sino porque no quería verlos ni en pintura! Para el vampirito ese grupo de maleantes ya estaba muerto ¡No quería ni verles!
Para el vampirito fue sencillo encontrar la “armería” si es que podía llamarse así. Era más bien un especie de almacén, enfermería, armería que tenía bastantes funciones. La tienda era solo un poco más pequeña que la del líder y estaba custodiada por un medio adormecido hombre. Suspirando frustrado porque debía dirigirle la palabra para recuperar su puñal, Uriel se aproximó al humano de aspecto intimidante y le dijo;
“Voy a acompañar a la señorita Zöe ¡Necesito que me devolváis mi puñal”
“¿Ahh? Mira niño, incluso si eres un invitado de la jefa, si no te largas ahora voy a darte tal golpiza que no sabrás ni tu nombre ¡Ahora vete!”
“¡Primero dame mi puñal!”
“Mocoso...”
El bandido intentó darle un puñetazo al vampiro pero este, ágilmente, logró ponerse a un lado para que el hombre no lograse alcanzarle ¡Incluso aprovechó para escabullirse dentro de la tienda!
“¡Oye, tú, vuelve aquí ahora! ¡Joder!”
Pero el bandido no pudo impedir que Uriel entrase como Juan por su casa. Mientras el hombre le seguía por detrás, el vampirito se dedicó a buscar su puñal entre el cúmulo de camas, suministros, armas y objetos requisados para finalmente encontrarla sobre un mueble probablemente robado. Tomándola y desenvainadola para ver su estado, el niño finalmente se dignó a observar al bandido que todo este tiempo estuvo gritandole y regañandole.
“¡Deja la jodida daga en su lugar! Diablos ¿En que pensaba la jefa en traer un jodido niño?”
“¡Primero! No es una daga, es un puñal ¡Segundo! Es mía para empezar ¡Tercero! La misma Zöe dijo que me la devolvería ¡Así que cierra el pico y déjame irme! ”
Quedando sin palabras, el bandido se quedó mirando al niño que no tardó ni un segundo en dejarlo ahí sin inmutarse siquiera por su reacción. Una vez fuera, el infante devolvió el puñal de nuevo colgando de su funda de cuero, luego comenzó a trotar ahora sí en dirección a donde los dos adultos fueron.
Uri
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Re: El gorrión rojo viaja al sur en invierno [Kaladar - Zöe - Uri - Byron - Bruna] [Libre] [5/5] [COMPLETO]
[Tres horas antes]
Byron se encontraba caminando por un camino cercano al bosque. Acababa de comprarse un hermoso cistro en el Reposo del Dragón, y quería viajar a alguna aldea para darse a conocer como bardo. Antaño había tenido mala suerte viajando a su aire, pero unos aventureros le habían ayudado a sobrevivir. Se preguntó qué sería de Nami y Kaladar, y mientras recordaba su última aventura, comenzó a anochecer.
Atravesó el camino en dirección al bosque buscando un claro donde poder pasar la noche, cuando vio un gorrión rojo en la rama de un árbol.
"¿Se supone que los gorriones vuelan al Sur en invierno?" se preguntó, el joven zorro.
Apunto estaba de acampar en un pequeño claro cuando vio la luz de unas hogueras entre los árboles, y oyó un barullo de voces. Se preguntó si sería un campamento de comerciantes y si podría entretenerles con su música durante la cena, para ganarse su confianza y no dormir solo, de modo que se acercó.
Y cuando se acercaba, las voces empezaron a sonar más fuerte. Una joven mujer-bestia se peleaba con unos hombres.
Estuvo pensando en intervenir pero, podía defenderse perfectamente sola. De pronto, vio un rostro conocido entre la gente, estaba delante de una de las tiendas, junto con una mujer con el pelo perlado y un niño, su amigo Kaladar.
La última vez que le vio casi le mata al convertirse en lobo, pero es difícil no querer a ese carismático viajero.
Decidió observar desde una prudente distancia, y vio como entre todos solucionaban el problema entre los hombres del campamento y la mujer-bestia. Entraron en una tienda y cuando Arean estuvo dispuesto a entrar, nada más verle, dos hombres le pararon en seco:
-¿Otro tipo de fuera? -preguntó uno de ellos, resignado. El otro le miró.
-¿Le capturamos también?- dijo el otro.
Yo intervine, sacando el cistro de detrás de mi espalda.
-No vengo a hacer nada imprudente, muchachos. Soy un bardo y vengo a cantar, a contar historias, y a hacer las delicias de vuestros oídos esta noche- dije. Noté la mirada de varios de los hombres en mi, y como vi que no me hacían nada, me senté cerca de una hoguera donde habían varios hombres descansando, y empecé a tocar.
Mi sorpresa aumentó cuando vi que muchos otros hombres se reunieron a mi alrededor para oír la dulce melodía de mi cistro.
Estuve un buen rato entreteniendo a los hombres, mientras vigilaba la puerta de la tienda de Kaladar. No quería interrumpir lo que fuese que estuviese haciendo. Tras un rato, le vi salir de la tienda con la mujer del pelo perlado. Dejé de tocar, haciendo una reverencia, y me coloqué el cistro a la espalda, para seguirles.
Vi como hablaban y me mantuve a una distancia prudente para no oír su conversación.
-¡KAL!- Grité, pues quería que el notase mi presencia sin acercarme demasiado. Recé para no estar interrumpiendo una conversación interesante, pues no quería molestar.
Byron se encontraba caminando por un camino cercano al bosque. Acababa de comprarse un hermoso cistro en el Reposo del Dragón, y quería viajar a alguna aldea para darse a conocer como bardo. Antaño había tenido mala suerte viajando a su aire, pero unos aventureros le habían ayudado a sobrevivir. Se preguntó qué sería de Nami y Kaladar, y mientras recordaba su última aventura, comenzó a anochecer.
Atravesó el camino en dirección al bosque buscando un claro donde poder pasar la noche, cuando vio un gorrión rojo en la rama de un árbol.
"¿Se supone que los gorriones vuelan al Sur en invierno?" se preguntó, el joven zorro.
Apunto estaba de acampar en un pequeño claro cuando vio la luz de unas hogueras entre los árboles, y oyó un barullo de voces. Se preguntó si sería un campamento de comerciantes y si podría entretenerles con su música durante la cena, para ganarse su confianza y no dormir solo, de modo que se acercó.
Y cuando se acercaba, las voces empezaron a sonar más fuerte. Una joven mujer-bestia se peleaba con unos hombres.
Estuvo pensando en intervenir pero, podía defenderse perfectamente sola. De pronto, vio un rostro conocido entre la gente, estaba delante de una de las tiendas, junto con una mujer con el pelo perlado y un niño, su amigo Kaladar.
La última vez que le vio casi le mata al convertirse en lobo, pero es difícil no querer a ese carismático viajero.
Decidió observar desde una prudente distancia, y vio como entre todos solucionaban el problema entre los hombres del campamento y la mujer-bestia. Entraron en una tienda y cuando Arean estuvo dispuesto a entrar, nada más verle, dos hombres le pararon en seco:
-¿Otro tipo de fuera? -preguntó uno de ellos, resignado. El otro le miró.
-¿Le capturamos también?- dijo el otro.
Yo intervine, sacando el cistro de detrás de mi espalda.
-No vengo a hacer nada imprudente, muchachos. Soy un bardo y vengo a cantar, a contar historias, y a hacer las delicias de vuestros oídos esta noche- dije. Noté la mirada de varios de los hombres en mi, y como vi que no me hacían nada, me senté cerca de una hoguera donde habían varios hombres descansando, y empecé a tocar.
Mi sorpresa aumentó cuando vi que muchos otros hombres se reunieron a mi alrededor para oír la dulce melodía de mi cistro.
- Toqué ésta canción:
Estuve un buen rato entreteniendo a los hombres, mientras vigilaba la puerta de la tienda de Kaladar. No quería interrumpir lo que fuese que estuviese haciendo. Tras un rato, le vi salir de la tienda con la mujer del pelo perlado. Dejé de tocar, haciendo una reverencia, y me coloqué el cistro a la espalda, para seguirles.
Vi como hablaban y me mantuve a una distancia prudente para no oír su conversación.
-¡KAL!- Grité, pues quería que el notase mi presencia sin acercarme demasiado. Recé para no estar interrumpiendo una conversación interesante, pues no quería molestar.
Arean Tikari
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Re: El gorrión rojo viaja al sur en invierno [Kaladar - Zöe - Uri - Byron - Bruna] [Libre] [5/5] [COMPLETO]
¿Bella compañía? No estaba acostumbrada a que se refirieran a mí de esa manera, era lo que los orgánicos llamaban un elogio [Alabanza de las virtudes y méritos de una persona o cosa] era una característica considerada positiva, entonces podía considerar que Kaladar veía con buenos ojos mi compañía ¡Eso era algo bueno! Los orgánicos eran más colaborativos cuando la persona que tenían al lado era de su agrado.
-Es cierto, pareces tener una complexión saludable y fuerte – No había podido revisar su cuerpo completo, pero si varios de los humanos lo habían golpeado y aún así podía moverse con tanta ligereza tenía que ser alguien con una contextura resistente. Asentí al escuchar su pedido – Esta bien, te revisaré cuando regresemos al campamento ¿Si? –
La parte del terreno por la que habíamos tomado se inclinaba ligeramente, por lo que nuestro avance se hizo más lento para evitar posibles caídas. Me sostuve del tronco de un árbol en un momento que mis pies resbalaron en la tierra húmeda, le señalé a Kaladar la parte del piso que era insegura y continué bajando.
-No está demasiado lejos – [ANALIZANDO] – Aparentemente estaba junto al campamento de los bandidos antes de que nos moviéramos, pero cuando avanzas con grandes grupos de gente no puedes ir muy rápido, por lo que la distancia no es tanta – Le sonreí de modo mecánico – Siendo solo dos es más sencillo –
Mover a todo un grupo de personas implicaba no solo el que cada uno caminara, sino también armar y desarmar tiendas, cargar las provisiones, arrear al ganado en el caso de tener uno, elegir los caminos más amplios y despejados. En verdad el viajar con los humanos no me había beneficiado en lo relacionado a acercarme a la Base de los Bio- cibernéticos, pero no podía negarme a sus demandas de convertirme en Líder.
-Caminaba – Mire de reojo al hombre [ANALIZANDO] quizás esa respuesta no fuera suficiente – Me dirijo a la Base de los Bio, así que caminaba en línea recta para llegar más rápido. Si bien mi sistema puede marcarme el camino más directo, no puede detectar a los grupos de orgánicos que puedo encontrarme en el medio. Entre en el campamento por casualidad, tal como lo hicieron ustedes – La noche nos envolvía, tuve que pasar mi visión a modo nocturno para no chocar con árboles y piedras – Supongo que los bandidos no sabían qué deberían hacer ante alguien de mi raza. No soy una amenaza para ellos –
Me detuve repentinamente.
-Allí es – Señalé bajando por una parte del terreno, parecía ser un canal hecho por un río que hace mucho tiempo se había secado – Si descendemos por allí encontraremos una cueva bajo las raíces de un gran árbol, en el cuaderno decía que lo había enterrado y tapado con piedras – Estando ya lejos del campamento lo más práctico hubiese sido reemprender mi camino hacia la Base, pero le había prometido a Uriel que regresaría. No tenía más alternativa que volver.
Escuché que alguien llamaba a Kaladar, me giré y vi a un Hombre-Bestia [ANALIZANDO] evidentemente nos había seguido, eso era algo bueno, así podría ayudar a llevar la monedas y no tendría que cargarlas sola. Le sonreí.
-Hola, mi nombre es Zöe -
-Es cierto, pareces tener una complexión saludable y fuerte – No había podido revisar su cuerpo completo, pero si varios de los humanos lo habían golpeado y aún así podía moverse con tanta ligereza tenía que ser alguien con una contextura resistente. Asentí al escuchar su pedido – Esta bien, te revisaré cuando regresemos al campamento ¿Si? –
La parte del terreno por la que habíamos tomado se inclinaba ligeramente, por lo que nuestro avance se hizo más lento para evitar posibles caídas. Me sostuve del tronco de un árbol en un momento que mis pies resbalaron en la tierra húmeda, le señalé a Kaladar la parte del piso que era insegura y continué bajando.
-No está demasiado lejos – [ANALIZANDO] – Aparentemente estaba junto al campamento de los bandidos antes de que nos moviéramos, pero cuando avanzas con grandes grupos de gente no puedes ir muy rápido, por lo que la distancia no es tanta – Le sonreí de modo mecánico – Siendo solo dos es más sencillo –
Mover a todo un grupo de personas implicaba no solo el que cada uno caminara, sino también armar y desarmar tiendas, cargar las provisiones, arrear al ganado en el caso de tener uno, elegir los caminos más amplios y despejados. En verdad el viajar con los humanos no me había beneficiado en lo relacionado a acercarme a la Base de los Bio- cibernéticos, pero no podía negarme a sus demandas de convertirme en Líder.
-Caminaba – Mire de reojo al hombre [ANALIZANDO] quizás esa respuesta no fuera suficiente – Me dirijo a la Base de los Bio, así que caminaba en línea recta para llegar más rápido. Si bien mi sistema puede marcarme el camino más directo, no puede detectar a los grupos de orgánicos que puedo encontrarme en el medio. Entre en el campamento por casualidad, tal como lo hicieron ustedes – La noche nos envolvía, tuve que pasar mi visión a modo nocturno para no chocar con árboles y piedras – Supongo que los bandidos no sabían qué deberían hacer ante alguien de mi raza. No soy una amenaza para ellos –
Me detuve repentinamente.
-Allí es – Señalé bajando por una parte del terreno, parecía ser un canal hecho por un río que hace mucho tiempo se había secado – Si descendemos por allí encontraremos una cueva bajo las raíces de un gran árbol, en el cuaderno decía que lo había enterrado y tapado con piedras – Estando ya lejos del campamento lo más práctico hubiese sido reemprender mi camino hacia la Base, pero le había prometido a Uriel que regresaría. No tenía más alternativa que volver.
Escuché que alguien llamaba a Kaladar, me giré y vi a un Hombre-Bestia [ANALIZANDO] evidentemente nos había seguido, eso era algo bueno, así podría ayudar a llevar la monedas y no tendría que cargarlas sola. Le sonreí.
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Re: El gorrión rojo viaja al sur en invierno [Kaladar - Zöe - Uri - Byron - Bruna] [Libre] [5/5] [COMPLETO]
Gracias a su demonstración de fuerza de antes no le resultaba difícil a la ursina mantener bajo control los violentos impulsos de esos humanos, incluso si no cargara consigo ese dichoso martillo de guerra, mas alto que un hombre adulto, sus garras y dientes eran suficientes para intimidar a esos rufianes.
Lo curioso es que algunos de esos bandidos parecían mas alegres con la presencia de la mujer bestia que otros, ella llego a escuchar a uno decir “ver como estos idiotas tratan de portarse para no hacer enojar a la osa es mas entretenido que escuchar tocar a ese bardo”. Eso llamo la atención de la ursina, quien se acercó a ese hombre y le pregunto con curiosidad -¿Cuál bardo?- dijo estando frente al ladrón sentado sobre un tronco de madera.
Este levanto la mirada para ver el rostro de la ursina y responderle -hace poco un hombre bestia, un tipo con orejas de zorro, vino por casualidad y se puso a tocar ese laúd raro suyo, o lo que fuera que tocaba ese tipo- dijo un poco irritado por su poco conocimiento sobre instrumentos musicales.
-¿Qué paso con ese bardo?- pregunto Bruna un poco preocupada al no verlo en los alrededores.
-se fue detrás de la jefa y ese tipo raro de antes- dijo encogiéndose de hombros -parecía conocer a ese sujeto ahora que lo pienso- agrego rascándose la barbilla.
Ahora resultaba que también Kaladar era un sujeto “famoso”, no solo el pequeño Uri lo reconocía, pero también un zorro salido de la nada y fue a seguirlos, eso le preocupaba por lo que le podría pasar a Zöe.
Bruna decidió regresar a por su martillo a la tienda, quería estar preparada por si acaso, fuera de la entrada de la tienda de Zöe se encontraba uno de los bandidos mejor equipados haciendo guardia a la entrada, llevaba una rudimentaria armadura de placas de hierro y cargaba con una lanza con una cuchilla encorvada en forma de gancho como arma, la mayoría de los tesoros saqueados por la banda estaban en esa tienda, y por lo que podía entender al escuchar conversaciones entre los rufianes, varios de los mas veteranos del grupo habían acordado que alguien de confianza se quedara vigilando la tienda para evitar que los nuevos tomaran mas de lo que les correspondía de la “tesorería”.
El guardián dejo pasar sin quejas a la ursina, el sabia que no era sabio hacerla enojar, y de todos modos, solo venia por lo suyo, Bruna no intercambio palabra con el custodio y entro en la tienda, ya dentro vio al martillo donde lo dejo y lo levanto del suelo sin problemas, para salir de vuelta usando el largo mango como bastón de caminar, quedando parada al lado del vigía.
Este le echaba una mirada a la mujer bestia y su arma, le puso incomodo que la cabeza del martillo, que dicho sea de paso era más ancha que su cráneo y más larga que su avambrazo, de codo a muñeca, estaba por encima de su propia cabeza aun cuando el otro extremo del arma estaba tocando el piso, la idea de la fuerza que tendría que tener alguien para blandir esa cosa en combate y el impacto que podía generar en las manos de semejante monstro hacía que le empezara a escurrir lentamente el sudor por la frente, no ayudaba el hecho de que alguien capaz de usar esa monstruosidad de arma estaba parada justo a su lado.
Lo curioso es que algunos de esos bandidos parecían mas alegres con la presencia de la mujer bestia que otros, ella llego a escuchar a uno decir “ver como estos idiotas tratan de portarse para no hacer enojar a la osa es mas entretenido que escuchar tocar a ese bardo”. Eso llamo la atención de la ursina, quien se acercó a ese hombre y le pregunto con curiosidad -¿Cuál bardo?- dijo estando frente al ladrón sentado sobre un tronco de madera.
Este levanto la mirada para ver el rostro de la ursina y responderle -hace poco un hombre bestia, un tipo con orejas de zorro, vino por casualidad y se puso a tocar ese laúd raro suyo, o lo que fuera que tocaba ese tipo- dijo un poco irritado por su poco conocimiento sobre instrumentos musicales.
-¿Qué paso con ese bardo?- pregunto Bruna un poco preocupada al no verlo en los alrededores.
-se fue detrás de la jefa y ese tipo raro de antes- dijo encogiéndose de hombros -parecía conocer a ese sujeto ahora que lo pienso- agrego rascándose la barbilla.
Ahora resultaba que también Kaladar era un sujeto “famoso”, no solo el pequeño Uri lo reconocía, pero también un zorro salido de la nada y fue a seguirlos, eso le preocupaba por lo que le podría pasar a Zöe.
Bruna decidió regresar a por su martillo a la tienda, quería estar preparada por si acaso, fuera de la entrada de la tienda de Zöe se encontraba uno de los bandidos mejor equipados haciendo guardia a la entrada, llevaba una rudimentaria armadura de placas de hierro y cargaba con una lanza con una cuchilla encorvada en forma de gancho como arma, la mayoría de los tesoros saqueados por la banda estaban en esa tienda, y por lo que podía entender al escuchar conversaciones entre los rufianes, varios de los mas veteranos del grupo habían acordado que alguien de confianza se quedara vigilando la tienda para evitar que los nuevos tomaran mas de lo que les correspondía de la “tesorería”.
El guardián dejo pasar sin quejas a la ursina, el sabia que no era sabio hacerla enojar, y de todos modos, solo venia por lo suyo, Bruna no intercambio palabra con el custodio y entro en la tienda, ya dentro vio al martillo donde lo dejo y lo levanto del suelo sin problemas, para salir de vuelta usando el largo mango como bastón de caminar, quedando parada al lado del vigía.
Este le echaba una mirada a la mujer bestia y su arma, le puso incomodo que la cabeza del martillo, que dicho sea de paso era más ancha que su cráneo y más larga que su avambrazo, de codo a muñeca, estaba por encima de su propia cabeza aun cuando el otro extremo del arma estaba tocando el piso, la idea de la fuerza que tendría que tener alguien para blandir esa cosa en combate y el impacto que podía generar en las manos de semejante monstro hacía que le empezara a escurrir lentamente el sudor por la frente, no ayudaba el hecho de que alguien capaz de usar esa monstruosidad de arma estaba parada justo a su lado.
Bruna
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Re: El gorrión rojo viaja al sur en invierno [Kaladar - Zöe - Uri - Byron - Bruna] [Libre] [5/5] [COMPLETO]
Sonreí alegremente ante la facilidad para engañar a la Cibernetica. Decirle que me desnudara fue mucho más sencillo de lo que imagine. La respuesta que dio a continuación para referirse a su viaje, pero, fue algo más ambigua.
- Caminaba. Me dirijo a la Base de los Bio, así que caminaba en línea recta para llegar más rápido. Si bien mi sistema puede marcarme el camino más directo, no puede detectar a los grupos de orgánicos que puedo encontrarme en el medio. Entre en el campamento por casualidad, tal como lo hicieron ustedes.Supongo que los bandidos no sabían qué deberían hacer ante alguien de mi raza. No soy una amenaza para ellos.
No hice comentarios ante la última frase. Sin duda, estaba seguro que si Zöe no tuviera un razonamiento lógico tan férreo, una "amenaza" seria el termino más atiende para encajarle. Seguido de un "a nivel global".
-Allí es - Dijo de pronto ella.
Miré en la dirección indicada y vi una especie de formación de canal que había acabado por hacer el río.
- Si descendemos por allí encontraremos una cueva bajo las raíces de un gran árbol, en el cuaderno decía que lo había enterrado y tapado con piedras
Asentí serio mientras miraba el terreno. Parecia un plan solido y siempre podía dejar a Zöe volver con Uri mientras yo trataba de adueñarme del contenido.
- Me parece...
- ¡Kal! - Gritó de pronto una conocida voz.
Me giré solo para confirmar que no había escuchado mal, y evidentemente ahí estaba el bardo.
Entrando entre la espesura y el camino hecho, apareció Byron, alcanzando lo que parecia ser a la pareja que llevaba un rato siguiendo. Yo lo miré un rato y sonreí, mirando de reojo a Zöe.
- Hola, mi nombre es Zöe.
Antes que el bardo pudiera decir nada, yo lo presente:
- Este de aquí, Zöe, es Byron. Un famosisimo trovador, conocido ademas por ser un gran individuo. ¿Verdad Byron?
Si iba a dar respuesta, lo corte.
- Es conocido por ser uno de esos buenos aventureros que siempre están haciendo favores. Ayuda a los necesitados y vela siempre por la justicia. ¿No es cierto?
De nuevo, le interrumpi.
- Menos mal que nos hemos encontrado con una persona tan buena y justa como tu, Byron. Veras... - Dije agarrandole del hombro mientras rodeaba su espalda con mi brazo. - ... en una cueva no muy lejana, hay un tesoro que unos bandidos robaron. - Procurando que Zöe no me viera, guiñe un ojo. - Es nuestro deber como buenos ciudadanos encontrarlo. - Guiño. - Y devolverlo a sus lejitimos dueños. - Guiño. - Y tu ahora que estas aquí, puedes ayudarme a encontrarlo. Y así Zöe podrá hacer camino de vuelta hacia su destino o bien hacia el campamento, lo que ella considere adiente.
Me giré entonces hacia la Bio.
- ¿No es cierto?
- Caminaba. Me dirijo a la Base de los Bio, así que caminaba en línea recta para llegar más rápido. Si bien mi sistema puede marcarme el camino más directo, no puede detectar a los grupos de orgánicos que puedo encontrarme en el medio. Entre en el campamento por casualidad, tal como lo hicieron ustedes.Supongo que los bandidos no sabían qué deberían hacer ante alguien de mi raza. No soy una amenaza para ellos.
No hice comentarios ante la última frase. Sin duda, estaba seguro que si Zöe no tuviera un razonamiento lógico tan férreo, una "amenaza" seria el termino más atiende para encajarle. Seguido de un "a nivel global".
-Allí es - Dijo de pronto ella.
Miré en la dirección indicada y vi una especie de formación de canal que había acabado por hacer el río.
- Si descendemos por allí encontraremos una cueva bajo las raíces de un gran árbol, en el cuaderno decía que lo había enterrado y tapado con piedras
Asentí serio mientras miraba el terreno. Parecia un plan solido y siempre podía dejar a Zöe volver con Uri mientras yo trataba de adueñarme del contenido.
- Me parece...
- ¡Kal! - Gritó de pronto una conocida voz.
Me giré solo para confirmar que no había escuchado mal, y evidentemente ahí estaba el bardo.
Entrando entre la espesura y el camino hecho, apareció Byron, alcanzando lo que parecia ser a la pareja que llevaba un rato siguiendo. Yo lo miré un rato y sonreí, mirando de reojo a Zöe.
- Hola, mi nombre es Zöe.
Antes que el bardo pudiera decir nada, yo lo presente:
- Este de aquí, Zöe, es Byron. Un famosisimo trovador, conocido ademas por ser un gran individuo. ¿Verdad Byron?
Si iba a dar respuesta, lo corte.
- Es conocido por ser uno de esos buenos aventureros que siempre están haciendo favores. Ayuda a los necesitados y vela siempre por la justicia. ¿No es cierto?
De nuevo, le interrumpi.
- Menos mal que nos hemos encontrado con una persona tan buena y justa como tu, Byron. Veras... - Dije agarrandole del hombro mientras rodeaba su espalda con mi brazo. - ... en una cueva no muy lejana, hay un tesoro que unos bandidos robaron. - Procurando que Zöe no me viera, guiñe un ojo. - Es nuestro deber como buenos ciudadanos encontrarlo. - Guiño. - Y devolverlo a sus lejitimos dueños. - Guiño. - Y tu ahora que estas aquí, puedes ayudarme a encontrarlo. Y así Zöe podrá hacer camino de vuelta hacia su destino o bien hacia el campamento, lo que ella considere adiente.
Me giré entonces hacia la Bio.
- ¿No es cierto?
Kaladar
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Re: El gorrión rojo viaja al sur en invierno [Kaladar - Zöe - Uri - Byron - Bruna] [Libre] [5/5] [COMPLETO]
Uriel caminó felizmente por el campamento sin importarle demasiado las miradas consternadas de los bandidos. Como si fuera su propio campamento el infante se paseó por él con una amplia sonrisa juguetona repleta de inocencia. Estaba de bastante buen humor ¡No solo recuperó su preciado puñal! Sino que además la osa le prestó una fantástica daga ¡Justo como siempre deseó! De hecho, de vuelta al día que abandonó su hogar, Uriel prefería recibir una daga antes que un puñal pero por normas de la ceremonia debía utilizar una arma básica sin mucho valor.
Entonces, el infante comenzó escuchar una bonita melodía proveniente de donde se supone que debían estar Zöe y Kaladar. Ladeando su cabeza, el infante trotó juguetonamente hasta quedar a unos 10 metros del recién llegado hombre bestia. La melodía que tocaba era agradable y bastante tranquila aunque juguetona, el infante no pudo evitar esbozar una sonrisita interesada. Bajo un circunstancia normal, el vampirito se habría aproximado al bardo y habría escuchado atentamente cada una de las notas que salía de su instrumento musical ¡Nunca antes había escuchado un bardo antes! Cuando era un humano, su pueblo estaba demasiado perdido y olvidado como para ser visitado por bardos, y como vampiro jamás recibieron al vista de alguno por obvias razones. Aún así, el infante no se aproximó más al recordar porque fue hasta ese lugar.
Tal y como suponía Uriel, el par de adultos no andaban demasiado lejos y al poco de llegar se mostraron frente a él. El bardo sorprendentemente parecía conocer al “humano”, y este parecía bastante animado de verle también ¿Amigos? ¿o tal vez conocidos? Uriel no sentía una real interés en saberlo ¡Pero era su oportunidad para colarse en el grupo!
“Señor Kaladar, Señorita Zöe….”
Con un rostro sonriente el vampirito se aproximó trotando, posando momentáneamente los ojos en el desconocido hombre-bestia con un poco de curiosidad infantil pero enseguida, como si perdiera el interés, los apartó y volvió a dirigirlos hacía los dos conocidos adultos. Con una amplia sonrisa alegre el infante dijo;
“¡Perdón que les moleste! Creo que después de todo si les acompañaré ¡Ah! No tengo intención de ser un lastre~ Pero ahí afuera está reeeealmente oscuro ¡Y yo tengo una buena vista nocturna! Fufu~”
Esbozando una dulce sonrisita, el niño volvió a intentar convencer a los dos adultos de dejarles acompañarlos ¡Aunque ya estaba decidido! Incluso si se volvían a negar, Uriel les seguiría hurtadillas sin que lo notase ¡Como buen vampiro que era se le daba bien esconderse! Así que descaradamente volvió a pedírselo a pesar de que ya estaba decidido que les acompañaría.
“¡Ah! Encantado de conocerle, Señor bardo ¡Mi nombre es Uriel Nova, de la familia Nova! ¡Pero puedes llamarme Uri también~! ”
Al fin prestando atención al bardo zorro, el infante se giró con una amplia sonrisa para presentarse con una leve inclinación educada. Le gustaría preguntarle cosas que siempre le dio curiosidad de los Bardos, pero se contuvo en pos de la verdadera razón por la que estaba ahí.
“¡Su canción de antes fue preciosa, señor bardo!”
Uri
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Re: El gorrión rojo viaja al sur en invierno [Kaladar - Zöe - Uri - Byron - Bruna] [Libre] [5/5] [COMPLETO]
En cuanto grité el nombre de Kaladar, la mujer del pelo perlado se giró y me dijo sonriendo:
-Hola, mi nombre es Zöe-
Me pareció que su voz se oía un poco metálica, y entonces me fijé mejor en ella. Era una Bio. Era la primera vez que veía un miembro de aquella raza en persona, y lo único que había oído de ellos eran las antiguas leyendas.
Hice una reverencia en su dirección.
-Yo soy B...- y antes de que pudiese terminar de presentarme, Kaladar me interrumpió.
-Este de aquí, Zöe, es Byron. Un famosisimo trovador, conocido ademas por ser un gran individuo. ¿Verdad Byron?-
yo me sonrojé. Era la primera vez que Kaladar me lisonjeaba de aquella manera.
"Un momento..." pensé. Kaladar rara vez lisonjeaba a alguien, lo que hacía pensar que tal vez se trataba de una estratagema. Sin embargo, siempre es agradable oír buenas palabras, por lo que le dejé dorarme la píldora.
-Es conocido por ser uno de esos buenos aventureros que siempre están haciendo favores. Ayuda a los necesitados y vela siempre por la justicia. ¿No es cierto?-
Afirmé, sonriente. Era obvio que iba a pedirme un favor, pero no me importaban sus métodos. Prefería obviamente una cortés manipulación a una amenaza.
Me agarró del hombro y yo no lo impedí, siguiéndole el rollo. Sonreí y agaché las orejas como símbolo de sumisión. Me estaba hablando de un tesoro. De pronto, mis ojos se iluminaron, no tanto por el oro, si no por el hecho de poder vivir una nueva aventura junto con aquél aventurero que tanto admiraba.
Dijo que lo iba a devolver. No quise dudar de él, pero no parecía en modus operandis de Kal.
-Y tu ahora que estas aquí, puedes ayudarme a encontrarlo. Y así Zöe podrá hacer camino de vuelta hacia su destino o bien hacia el campamento, lo que ella considere adiente.- dijo, mirando a Zoe -¿No es cierto?-
-Yo le ayudaré con el tesoro, señorita Zoe, no se preocupe- dije, bajando la cabeza lentamente, en señal de afirmación y confianza.
De pronto, oí una voz infantil, así como unos pasos ligeros sobre la tierra:
-Señor Kaladar, Señorita Zöe.-
Un adorable cachorro humano trotaba en nuestra dirección, mientras sonreía.
Me fijé en sus dientes.
"¿Eso son colmillos?" pensé, sorprendido. "¿Será una cría de vampiro?"
Supuse que lo habrían convertido en su infancia, pues por lo que tenía entendido, los vampiros no podían engendrar vida.
De pronto, me noté bastante nervioso por la presencia del joven vampiro, que simplemente estaba pidiendo acompañarnos.
-¡Ah! Encantado de conocerle, Señor bardo ¡Mi nombre es Uriel Nova, de la familia Nova! ¡Pero puedes llamarme Uri también!- dijo, con una voz cantarina. El nerviosismo se esfumó al ver que se trataba de un jovencito encantador.
Hice una reverencia hacia el señorito:
-El gusto es mío, caballero- dije enternecido, con una sonrisa.
-¡Su canción de antes fue preciosa, señor bardo!- dijo el joven vampiro.
No pude evitar sonrojarme, pese a que intenté mantener la compostura.
-Muchas gracias, señor. Si usted lo desea, a la vuelta le enseñaré otras canciones- dije, complaciente.
Vi como el jovencito fijaba su atención en el camino que Kaladar estaba mirando. Teníamos que centrarnos en nuestra misión, pues entre más tiempo tardásemos, la noche sería más oscura. Me preocupaba el hecho de que un cachorrillo tan joven nos acompañase, pero supuse por la daga que blandía, que sería capaz de defenderse sólo.
Sin embargo, le estaría observando, procurando velar por su seguridad.
-Hola, mi nombre es Zöe-
Me pareció que su voz se oía un poco metálica, y entonces me fijé mejor en ella. Era una Bio. Era la primera vez que veía un miembro de aquella raza en persona, y lo único que había oído de ellos eran las antiguas leyendas.
Hice una reverencia en su dirección.
-Yo soy B...- y antes de que pudiese terminar de presentarme, Kaladar me interrumpió.
-Este de aquí, Zöe, es Byron. Un famosisimo trovador, conocido ademas por ser un gran individuo. ¿Verdad Byron?-
yo me sonrojé. Era la primera vez que Kaladar me lisonjeaba de aquella manera.
"Un momento..." pensé. Kaladar rara vez lisonjeaba a alguien, lo que hacía pensar que tal vez se trataba de una estratagema. Sin embargo, siempre es agradable oír buenas palabras, por lo que le dejé dorarme la píldora.
-Es conocido por ser uno de esos buenos aventureros que siempre están haciendo favores. Ayuda a los necesitados y vela siempre por la justicia. ¿No es cierto?-
Afirmé, sonriente. Era obvio que iba a pedirme un favor, pero no me importaban sus métodos. Prefería obviamente una cortés manipulación a una amenaza.
Me agarró del hombro y yo no lo impedí, siguiéndole el rollo. Sonreí y agaché las orejas como símbolo de sumisión. Me estaba hablando de un tesoro. De pronto, mis ojos se iluminaron, no tanto por el oro, si no por el hecho de poder vivir una nueva aventura junto con aquél aventurero que tanto admiraba.
Dijo que lo iba a devolver. No quise dudar de él, pero no parecía en modus operandis de Kal.
-Y tu ahora que estas aquí, puedes ayudarme a encontrarlo. Y así Zöe podrá hacer camino de vuelta hacia su destino o bien hacia el campamento, lo que ella considere adiente.- dijo, mirando a Zoe -¿No es cierto?-
-Yo le ayudaré con el tesoro, señorita Zoe, no se preocupe- dije, bajando la cabeza lentamente, en señal de afirmación y confianza.
De pronto, oí una voz infantil, así como unos pasos ligeros sobre la tierra:
-Señor Kaladar, Señorita Zöe.-
Un adorable cachorro humano trotaba en nuestra dirección, mientras sonreía.
Me fijé en sus dientes.
"¿Eso son colmillos?" pensé, sorprendido. "¿Será una cría de vampiro?"
Supuse que lo habrían convertido en su infancia, pues por lo que tenía entendido, los vampiros no podían engendrar vida.
De pronto, me noté bastante nervioso por la presencia del joven vampiro, que simplemente estaba pidiendo acompañarnos.
-¡Ah! Encantado de conocerle, Señor bardo ¡Mi nombre es Uriel Nova, de la familia Nova! ¡Pero puedes llamarme Uri también!- dijo, con una voz cantarina. El nerviosismo se esfumó al ver que se trataba de un jovencito encantador.
Hice una reverencia hacia el señorito:
-El gusto es mío, caballero- dije enternecido, con una sonrisa.
-¡Su canción de antes fue preciosa, señor bardo!- dijo el joven vampiro.
No pude evitar sonrojarme, pese a que intenté mantener la compostura.
-Muchas gracias, señor. Si usted lo desea, a la vuelta le enseñaré otras canciones- dije, complaciente.
Vi como el jovencito fijaba su atención en el camino que Kaladar estaba mirando. Teníamos que centrarnos en nuestra misión, pues entre más tiempo tardásemos, la noche sería más oscura. Me preocupaba el hecho de que un cachorrillo tan joven nos acompañase, pero supuse por la daga que blandía, que sería capaz de defenderse sólo.
Sin embargo, le estaría observando, procurando velar por su seguridad.
Arean Tikari
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Re: El gorrión rojo viaja al sur en invierno [Kaladar - Zöe - Uri - Byron - Bruna] [Libre] [5/5] [COMPLETO]
Aparentemente no habíamos caminado solos ni por un instante, ese Hombre-bestia que era amigo de Kaladar iba tras nosotros, y también Uriel apareció de entre la espesura. Escuché en silencio la presentación que el hombre tan amablemente hacía, sin duda era un buen orgánico, se preocupaba de que todos nos conociéramos y explicaba con mucho detalle quien era cada uno, además, su amigo también era bueno, así es como lo presentó.
-Mucho gusto Byron, famosísimo trovador y un gran individuo, es un placer conocerte – Extendí la mano para saludarlo y la agite tres veces - Precisamente lo que necesitamos son aventureros dispuestos a hacer favores ¿Correcto? Así Kaladar no tendrá que hacer todo el trabajo solo-
Estaba ya muy oscuro, sobre todo en el bosque, donde las hojas de los árboles impedían que la luz de la luna llegara. Agarré a Uriel de la mano, quería asegurarme de que no se alejara de mi, si bien estando en un ambiente semejante era de los que más ventajas tenía, seguía siendo un niño, o al menos mi sistema lo detectaba como tal.
-Entonces pueden buscar en la cueva que le señalé a Kaladar, según las indicaciones del cuaderno las monedas tienen que estar allí – [ANALIZANDO] Mi trabajo parecía estar completo... baje la vista... y ahora Uri estaba conmigo - ¿Creen que podrán encargarse de sacar las monedas y encontrar a sus verdaderos dueños? –
Si la respuesta era afirmativa podría irme de allí, el dinero de los orgánicos no tenía ningún valor para mi, y Kaladar estaba en lo correcto cuando decía que lo mejor era devolvérselo a las personas que habían sido robadas, ellos le darían un buen uso. Miré a Uriel y le sonreí de modo mecánico, me había desobedecido al seguirme de todos modos, pero no le había pasado nada, así que no había motivo para estar enojada.
-No debiste habernos seguido ¿Si? – Me agaché y le di dos toques con el dedo en la frente – Tienes que ser un niño obediente – Me levanté y agregué – Pero por esta vez está bien, ahora deberíamos regresar –
Por suerte no era mucho camino, y tanto el vampiro como yo podíamos ver en la oscuridad, tendríamos que subir por el sendero de regreso, y luego andar entre la vegetación hasta llegar donde Bruna y los bandidos esperaban.
-O podríamos no regresar con ellos ¿Correcto? – Era una posibilidad que había analizado con anterioridad – Al estar con la Mujer- Oso ya no necesitan que los guie, podríamos continuar andando en dirección a la Base de los Bio-ciberneticos que era mi destino original – Mire a Uri para que me diera su opinión.
Mire por última vez a los dos hombres que tan amablemente se encargarían de devolver el dinero.
-Me despido, Kaladar. Y adiós Byron, famosísimo trovador y un gran individuo. Espero encuentren rápido a los comerciantes - Sonreí con unos segundos de retraso.
----------------------------------
A menos que necesiten algo más de Zöe esta sería su salida del tema. Les agradezco a todos por haber roleado con ella ^^
-Mucho gusto Byron, famosísimo trovador y un gran individuo, es un placer conocerte – Extendí la mano para saludarlo y la agite tres veces - Precisamente lo que necesitamos son aventureros dispuestos a hacer favores ¿Correcto? Así Kaladar no tendrá que hacer todo el trabajo solo-
Estaba ya muy oscuro, sobre todo en el bosque, donde las hojas de los árboles impedían que la luz de la luna llegara. Agarré a Uriel de la mano, quería asegurarme de que no se alejara de mi, si bien estando en un ambiente semejante era de los que más ventajas tenía, seguía siendo un niño, o al menos mi sistema lo detectaba como tal.
-Entonces pueden buscar en la cueva que le señalé a Kaladar, según las indicaciones del cuaderno las monedas tienen que estar allí – [ANALIZANDO] Mi trabajo parecía estar completo... baje la vista... y ahora Uri estaba conmigo - ¿Creen que podrán encargarse de sacar las monedas y encontrar a sus verdaderos dueños? –
Si la respuesta era afirmativa podría irme de allí, el dinero de los orgánicos no tenía ningún valor para mi, y Kaladar estaba en lo correcto cuando decía que lo mejor era devolvérselo a las personas que habían sido robadas, ellos le darían un buen uso. Miré a Uriel y le sonreí de modo mecánico, me había desobedecido al seguirme de todos modos, pero no le había pasado nada, así que no había motivo para estar enojada.
-No debiste habernos seguido ¿Si? – Me agaché y le di dos toques con el dedo en la frente – Tienes que ser un niño obediente – Me levanté y agregué – Pero por esta vez está bien, ahora deberíamos regresar –
Por suerte no era mucho camino, y tanto el vampiro como yo podíamos ver en la oscuridad, tendríamos que subir por el sendero de regreso, y luego andar entre la vegetación hasta llegar donde Bruna y los bandidos esperaban.
-O podríamos no regresar con ellos ¿Correcto? – Era una posibilidad que había analizado con anterioridad – Al estar con la Mujer- Oso ya no necesitan que los guie, podríamos continuar andando en dirección a la Base de los Bio-ciberneticos que era mi destino original – Mire a Uri para que me diera su opinión.
Mire por última vez a los dos hombres que tan amablemente se encargarían de devolver el dinero.
-Me despido, Kaladar. Y adiós Byron, famosísimo trovador y un gran individuo. Espero encuentren rápido a los comerciantes - Sonreí con unos segundos de retraso.
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A menos que necesiten algo más de Zöe esta sería su salida del tema. Les agradezco a todos por haber roleado con ella ^^
Zöe
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Re: El gorrión rojo viaja al sur en invierno [Kaladar - Zöe - Uri - Byron - Bruna] [Libre] [5/5] [COMPLETO]
La ursina daba vueltas en el campamento impaciente, había mandado hace tiempo a Uri para que vigilara a ese sujeto y aun no recibía noticias de él, su inquietud se comenzaba a contagiar entre los bandidos que se encontraban muy intranquilos con el prospecto de su jefa marchándose sola en el bosque de noche con un perfecto desconocido.
Varios de los bandidos en la cima de la jerarquía del grupo empezaron a cuestionar a la osa, quien por su parte intentaba mantenerse discreta sobre el tema, para evitar alarmarlos, pero ya había pasado demasiado tiempo, y Bruna finalmente cedió ante la insistencia de los bandidos y contarles todo sobre el diario, el tesoro y todo lo demás.
-¡El tesoro del jefe!- exclamo un bandido con armadura.
-seguro que ese bastardo quiere engañar a la jefa para quedarse con el tesoro, tenemos que ir, ella puede ser muy ingenua- dijo otro que cargaba con una ballesta en su espalda.
-calma, que no cunda el pánico, por el momento tenemos que mantener la situación bajo control, cinco de nosotros irán a buscar a la jefa, que alguien se quede aquí a mantener el resto tranquilos- dijo el de la armadura, quien se dio la vuelta a mirar a la mujer bestia -¿nos ayudarías a buscarlos?- le pregunto.
La osa soltó un suspiro y recargo su martillo de madera sobre su hombro -puedo ayudarlos a rastrarlos, reconozco bien el aroma de ese rufián- dijo molesta la ursina.
Después de eso, Bruna, acompañada de cinco hombres fuertemente armados, se adentraron en el bosque en busca de su jefa y ese tal Kaladar, gracias al olfato de la ursina, el grupo pudo moverse rápidamente entre los árboles, aun siendo de noche.
Ya estando cerca del lugar donde supuestamente se encontraba el tesoro, Bruna noto como Zöe se marchaba del lugar junto a Uri, la osa, ya mas tranquila al saber que estaban bien, decidió no avisarles a sus nuevos compañeros temporales de esto último.
En poco tiempo llegaron junto a Kaladar y su amigo zorro, quienes estaban junto a la entrada de una cueva, los cinco bandidos se habían esparcido para rodearlos, ninguno tenia sus armas desenfundadas, aun, puesto que ninguno quería empezar una situación violenta con su jefa en medio, Bruna se acerco a uno de los bandidos y este le pregunto sobre la bio.
-¿Dónde esta la jefa?- pregunto en voz baja.
-ya se fue con el niño- respondió con el mismo tono la osa.
-mejor así, no va a interferir con este asunto como siempre lo hace- dijo el bandido soltando una diabólica sonrisa.
-¡ahem!- tosió la osa para llamar la atención del bandolero.
-¿sin lastimarlos?- pregunto el bandido resignado.
-golpes, pero nada de muertes- respondió la osa con tono serio.
-muy bien…- suspiro el bandido quien dio un paso al frente, en dirección a los dos hombres -escucha, sabemos lo que planeas, la osa ya nos dijo todo…- dijo señalando a la mujer bestia detrás de si -es normal que nuestra jefa bio sea un poco ingenua, ¡pero no nos engañas a nosotros!- exclamo apoyando su mano izquierda sobre el pomo de su espada -por consideración a ella te daré este único aviso, lárgate de aquí, con las manos vacías, y no te pasara nada…- decía calmado, pero serio, luego puso su mano derecha sobre el mango de su espada, listo para desenfundar -intenta algo raro y no sales vivo de aquí- amenazo, conservando su tono tranquilo.
El resto de los bandidos siguieron el ejemplo de su camarada, empuñando sus armas, pero sin desenfundaras, en un gesto de advertencia, Bruna dio un paso al frente, clavando el mango de su martillo de guerra en el piso, avisando tanto a Kaladar de que ella apoyaba a los bandidos, como advirtiendo a estos últimos que no les dejaría matarlos asi sin mas.
Varios de los bandidos en la cima de la jerarquía del grupo empezaron a cuestionar a la osa, quien por su parte intentaba mantenerse discreta sobre el tema, para evitar alarmarlos, pero ya había pasado demasiado tiempo, y Bruna finalmente cedió ante la insistencia de los bandidos y contarles todo sobre el diario, el tesoro y todo lo demás.
-¡El tesoro del jefe!- exclamo un bandido con armadura.
-seguro que ese bastardo quiere engañar a la jefa para quedarse con el tesoro, tenemos que ir, ella puede ser muy ingenua- dijo otro que cargaba con una ballesta en su espalda.
-calma, que no cunda el pánico, por el momento tenemos que mantener la situación bajo control, cinco de nosotros irán a buscar a la jefa, que alguien se quede aquí a mantener el resto tranquilos- dijo el de la armadura, quien se dio la vuelta a mirar a la mujer bestia -¿nos ayudarías a buscarlos?- le pregunto.
La osa soltó un suspiro y recargo su martillo de madera sobre su hombro -puedo ayudarlos a rastrarlos, reconozco bien el aroma de ese rufián- dijo molesta la ursina.
Después de eso, Bruna, acompañada de cinco hombres fuertemente armados, se adentraron en el bosque en busca de su jefa y ese tal Kaladar, gracias al olfato de la ursina, el grupo pudo moverse rápidamente entre los árboles, aun siendo de noche.
Ya estando cerca del lugar donde supuestamente se encontraba el tesoro, Bruna noto como Zöe se marchaba del lugar junto a Uri, la osa, ya mas tranquila al saber que estaban bien, decidió no avisarles a sus nuevos compañeros temporales de esto último.
En poco tiempo llegaron junto a Kaladar y su amigo zorro, quienes estaban junto a la entrada de una cueva, los cinco bandidos se habían esparcido para rodearlos, ninguno tenia sus armas desenfundadas, aun, puesto que ninguno quería empezar una situación violenta con su jefa en medio, Bruna se acerco a uno de los bandidos y este le pregunto sobre la bio.
-¿Dónde esta la jefa?- pregunto en voz baja.
-ya se fue con el niño- respondió con el mismo tono la osa.
-mejor así, no va a interferir con este asunto como siempre lo hace- dijo el bandido soltando una diabólica sonrisa.
-¡ahem!- tosió la osa para llamar la atención del bandolero.
-¿sin lastimarlos?- pregunto el bandido resignado.
-golpes, pero nada de muertes- respondió la osa con tono serio.
-muy bien…- suspiro el bandido quien dio un paso al frente, en dirección a los dos hombres -escucha, sabemos lo que planeas, la osa ya nos dijo todo…- dijo señalando a la mujer bestia detrás de si -es normal que nuestra jefa bio sea un poco ingenua, ¡pero no nos engañas a nosotros!- exclamo apoyando su mano izquierda sobre el pomo de su espada -por consideración a ella te daré este único aviso, lárgate de aquí, con las manos vacías, y no te pasara nada…- decía calmado, pero serio, luego puso su mano derecha sobre el mango de su espada, listo para desenfundar -intenta algo raro y no sales vivo de aquí- amenazo, conservando su tono tranquilo.
El resto de los bandidos siguieron el ejemplo de su camarada, empuñando sus armas, pero sin desenfundaras, en un gesto de advertencia, Bruna dio un paso al frente, clavando el mango de su martillo de guerra en el piso, avisando tanto a Kaladar de que ella apoyaba a los bandidos, como advirtiendo a estos últimos que no les dejaría matarlos asi sin mas.
Bruna
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Re: El gorrión rojo viaja al sur en invierno [Kaladar - Zöe - Uri - Byron - Bruna] [Libre] [5/5] [COMPLETO]
Cuando entramos en la cueva, no fue especialemente complicado localizarlo. Quiero decir, había un camino marcado con tiza y una jodida X encima de una piedra. Miré a Byron mientras la movia.
- Como no este aquí, o bien somos subnormales o lo es el otro.
Y evidentemente, ahí estaba. Llenita de tierra y arena. La levante, saque mi Rapier y lo coloque haciendo palanca para que cediera el cierre.
El contenido... Me dejo sin palabras. Me senté en el suelo.
- Mierda.
Suspiré y tomé la caja. Luego no miré a Byron al decir:
- Ni una. Jodida. Palabra.
Al salir de la cueva con la caja y Byron, pude encontrarme el recibimiento. Me rasqué un poco la cabeza, disimuladamente. Y di un suspiro.
- Que ganas de buscar problemas osa... Y vosotros. ¿No veis que os he hecho el favor de buscarlo por vosotros? Venga, cogedlo.
Y sin más, deje la caja en el suelo y la empuje a uno de los bandidos mientras me cruzaba de hombros mirando a la osa.
- Un tesoro es a veces algo menos y algo más. Para unos más y para otros menos... - Dije moviendo la mano mientras me encojia de hombros. - Para nuestra desgracia... Ahi no hay nada que crea que puede interesaros.
Mientras decia esas palabras, el bandido que tenia la caja cerca la fue abriendo y saco de ella...
- Em... Jefa... Esto son...
- Bellotas, si. - Dije yo asintiendo despació mientras daba un largo suspiro. - El tesoro de quienquiera que fuera, son esas (sin duda hermosas) bellotas.
- No me lo creo... - Dijo uno de los bandidos.
Yo me encogí de hombros alzando las manos.
- Podéis comprobarlo si queréis. No llevo un triste duro encima. - Mientras decía eso, me saque los bolsillos hacia fuera y enseñe mis bolsas. - También os animo a que miréis la puñetera cueva... No hay nada de valor.
Los hombres me miraban atónitos.
- Bien, sin más, Byron, vamonos. Es hora de que lleguemos al sud. Tengo cosas que hacer y tu un concierto que dar.
- Pero...
- Oh, si, gracias por recordarmelo, mozo. Tomaremos el camino del rio. Gracias. Un saludo. Adios.
Mientras decía eso, fui escabullendome entre los atónitos bandidos empujando a Byron. No iba a dejarme atrás ni a dejarle a el. Le debia una. Yo pagaba mis deudas.
- Ahora... Salgamos de aqui. - Le dije al zorro al oido.
- Como no este aquí, o bien somos subnormales o lo es el otro.
Y evidentemente, ahí estaba. Llenita de tierra y arena. La levante, saque mi Rapier y lo coloque haciendo palanca para que cediera el cierre.
El contenido... Me dejo sin palabras. Me senté en el suelo.
- Mierda.
Suspiré y tomé la caja. Luego no miré a Byron al decir:
- Ni una. Jodida. Palabra.
************************ DESPUES ************************
Al salir de la cueva con la caja y Byron, pude encontrarme el recibimiento. Me rasqué un poco la cabeza, disimuladamente. Y di un suspiro.
- Que ganas de buscar problemas osa... Y vosotros. ¿No veis que os he hecho el favor de buscarlo por vosotros? Venga, cogedlo.
Y sin más, deje la caja en el suelo y la empuje a uno de los bandidos mientras me cruzaba de hombros mirando a la osa.
- Un tesoro es a veces algo menos y algo más. Para unos más y para otros menos... - Dije moviendo la mano mientras me encojia de hombros. - Para nuestra desgracia... Ahi no hay nada que crea que puede interesaros.
Mientras decia esas palabras, el bandido que tenia la caja cerca la fue abriendo y saco de ella...
- Em... Jefa... Esto son...
- Bellotas, si. - Dije yo asintiendo despació mientras daba un largo suspiro. - El tesoro de quienquiera que fuera, son esas (sin duda hermosas) bellotas.
- No me lo creo... - Dijo uno de los bandidos.
Yo me encogí de hombros alzando las manos.
- Podéis comprobarlo si queréis. No llevo un triste duro encima. - Mientras decía eso, me saque los bolsillos hacia fuera y enseñe mis bolsas. - También os animo a que miréis la puñetera cueva... No hay nada de valor.
Los hombres me miraban atónitos.
- Bien, sin más, Byron, vamonos. Es hora de que lleguemos al sud. Tengo cosas que hacer y tu un concierto que dar.
- Pero...
- Oh, si, gracias por recordarmelo, mozo. Tomaremos el camino del rio. Gracias. Un saludo. Adios.
Mientras decía eso, fui escabullendome entre los atónitos bandidos empujando a Byron. No iba a dejarme atrás ni a dejarle a el. Le debia una. Yo pagaba mis deudas.
- Ahora... Salgamos de aqui. - Le dije al zorro al oido.
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Uso de habilidad: Backdoor.Kaladar sondea el terreno en busca de un hueco por el que meterse, ya sea para acabar detrás del enemigo y fuera de su campo de visión o bien para huir del combate por la mejor ruta posible.Kaladar
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Re: El gorrión rojo viaja al sur en invierno [Kaladar - Zöe - Uri - Byron - Bruna] [Libre] [5/5] [COMPLETO]
Me despedí cordialmente de Zöe, pues tenía que marcharse y estaba anocheciendo.
Debíamos hacernos pronto con aquello que Kaladar estaba buscando, pues el bosque se convertía en un lugar peligroso de noche. Afortunadamente el joven Uri acompañaría a la señorita Zöe.
-Lleven cuidado, por favor- comenté, antes de que marcharan -Espero que volvamos a vernos- dije, con una leve reverencia.
Kaladar y yo nos miramos, dispuestos a entrar en la cueva.
Dejé que él entrase primero, pero mi sorpresa fue magnífica en cuanto descubrí que el camino ya estaba marcado. Vi una equis marcada sobre una piedra, y me figuré que aquello que estábamos buscando se encontraría debajo de ésta.
Le levanté, con un pequeño esfuerzo, mientras escuchaba la cálida voz de Kal resonando en las paredes de aquella gruta.
-Como no este aquí, o bien somos subnormales o lo es el otro-
Reí por aquél comentario, y tras apartar la piedra me enjugué el sudor de la frente.
Había en efecto, un cofre, algo manchado con la tierra que le rodeaba.
Kaladar apareció con su espada, e intentó abrirlo haciendo palanca. Supuse que en su interior habría oro, joyas, o incluso algún objeto mágico valioso. Como poco me esperaba especias, pero fue un chasco descubrir que "el tesoro" en realidad no eran más que un puñado e bellotas.
"¿Un tesoro? ¿Para quién? Quizás para una ardilla" pensé.
-Mierda- dijo Kaladar, derrotado, sentándose en el suelo. Se levantó y tomó la caja.
-Ni una. Jodida. Palabra- dijo mi compañero.
Por supuesto que no diría nada, pero aquello me hizo pensar que quizás aquellas nueces no eran el tesoro que Kaladar estaba buscando. No quería meter el dedo en la yaga, de modo que salí tras el sin mediar palabra.
Los hombres que habían en el exterior eran sin duda los bandidos del campamento, acompañados por una osa, sin duda mujer-bestia... lo que me hozo preguntarme si conocía a Zöe y a Kaladar.
-Escucha, sabemos lo que planeas, la osa ya nos dijo todo… es normal que nuestra jefa bio sea un poco ingenua, ¡pero no nos engañas a nosotros! Por consideración a ella te daré este único aviso, lárgate de aquí, con las manos vacías, y no te pasara nada… intenta algo raro y no sales vivo de aquí-
Por mí podían quedarse todas las bellotas, no las quería para nada... pero no estaba seguro de la posición de Kal.
La osa dio un paso hacia el frente y clavó el martillo que llevaba en el suelo. Me estremecí. Tenía literalmente la cola entre las piernas, y estaba aterrado de pensar lo que sería capaz de hacer aquél martillo empuñado por la poderosa mujer-bestia.
-Que ganas de buscar problemas osa... Y vosotros. ¿No veis que os he hecho el favor de buscarlo por vosotros? Venga, cogedlo- dijo Kaladar, soltando el cofre mientras que yo levanté las manos, en señal de rendición.
-Un tesoro es a veces algo menos y algo más. Para unos más y para otros menos... Para nuestra desgracia... Ahi no hay nada que crea que puede interesaros-
Los bandidos abrieron el cofre y descubrieron las bellotas. Uno de ellos no se lo creía, y yo empecé a ponerme nervioso. Kaladar levantó las manos, y yo tragué saliva.
-Podéis comprobarlo si queréis. No llevo un triste duro encima.También os animo a que miréis la puñetera cueva... No hay nada de valor- Sin duda, mi amigo era muy resolutivo, pero yo solo rezaba para que aquella osa no la tomara con nosotros. Los bandidos, por su parte, tenían sorpresa en sus miradas.
-Bien, sin más, Byron, vayámonos. Es hora de que lleguemos al sur. Tengo cosas que hacer y tu un concierto que dar- por mí podíamos irnos a un concierto o al epicentro de un volcán activo, pues lo único que quería era huir de aquél recibimiento. Uno de los bandidos dijo algo y Kaladar continuó -Oh, si, gracias por recordármelo, mozo. Tomaremos el camino del río. Gracias. Un saludo. Adiós- yo no me despegaba de Kaladar, quería marcharme con él, y sabía que mientras él me acompañase, yo estaría a salvo.
-Ahora... Salgamos de aquí- me dijo al oído.
-No podría estar más de acuerdo- dije entre dientes, apretando el paso.
________
OFF ROL
Bueno, Bruna, he hablado con Kaladar y por su parte, está de acuerdo en que tú cierres el rol, si lo deseas; pues por él, ya podemos terminar. ¡Encantado de rolear con tod@s vosotr@s y espero que volvamos a encontrarnos pronto!^^
Debíamos hacernos pronto con aquello que Kaladar estaba buscando, pues el bosque se convertía en un lugar peligroso de noche. Afortunadamente el joven Uri acompañaría a la señorita Zöe.
-Lleven cuidado, por favor- comenté, antes de que marcharan -Espero que volvamos a vernos- dije, con una leve reverencia.
Kaladar y yo nos miramos, dispuestos a entrar en la cueva.
Dejé que él entrase primero, pero mi sorpresa fue magnífica en cuanto descubrí que el camino ya estaba marcado. Vi una equis marcada sobre una piedra, y me figuré que aquello que estábamos buscando se encontraría debajo de ésta.
Le levanté, con un pequeño esfuerzo, mientras escuchaba la cálida voz de Kal resonando en las paredes de aquella gruta.
-Como no este aquí, o bien somos subnormales o lo es el otro-
Reí por aquél comentario, y tras apartar la piedra me enjugué el sudor de la frente.
Había en efecto, un cofre, algo manchado con la tierra que le rodeaba.
Kaladar apareció con su espada, e intentó abrirlo haciendo palanca. Supuse que en su interior habría oro, joyas, o incluso algún objeto mágico valioso. Como poco me esperaba especias, pero fue un chasco descubrir que "el tesoro" en realidad no eran más que un puñado e bellotas.
"¿Un tesoro? ¿Para quién? Quizás para una ardilla" pensé.
-Mierda- dijo Kaladar, derrotado, sentándose en el suelo. Se levantó y tomó la caja.
-Ni una. Jodida. Palabra- dijo mi compañero.
Por supuesto que no diría nada, pero aquello me hizo pensar que quizás aquellas nueces no eran el tesoro que Kaladar estaba buscando. No quería meter el dedo en la yaga, de modo que salí tras el sin mediar palabra.
Los hombres que habían en el exterior eran sin duda los bandidos del campamento, acompañados por una osa, sin duda mujer-bestia... lo que me hozo preguntarme si conocía a Zöe y a Kaladar.
-Escucha, sabemos lo que planeas, la osa ya nos dijo todo… es normal que nuestra jefa bio sea un poco ingenua, ¡pero no nos engañas a nosotros! Por consideración a ella te daré este único aviso, lárgate de aquí, con las manos vacías, y no te pasara nada… intenta algo raro y no sales vivo de aquí-
Por mí podían quedarse todas las bellotas, no las quería para nada... pero no estaba seguro de la posición de Kal.
La osa dio un paso hacia el frente y clavó el martillo que llevaba en el suelo. Me estremecí. Tenía literalmente la cola entre las piernas, y estaba aterrado de pensar lo que sería capaz de hacer aquél martillo empuñado por la poderosa mujer-bestia.
-Que ganas de buscar problemas osa... Y vosotros. ¿No veis que os he hecho el favor de buscarlo por vosotros? Venga, cogedlo- dijo Kaladar, soltando el cofre mientras que yo levanté las manos, en señal de rendición.
-Un tesoro es a veces algo menos y algo más. Para unos más y para otros menos... Para nuestra desgracia... Ahi no hay nada que crea que puede interesaros-
Los bandidos abrieron el cofre y descubrieron las bellotas. Uno de ellos no se lo creía, y yo empecé a ponerme nervioso. Kaladar levantó las manos, y yo tragué saliva.
-Podéis comprobarlo si queréis. No llevo un triste duro encima.También os animo a que miréis la puñetera cueva... No hay nada de valor- Sin duda, mi amigo era muy resolutivo, pero yo solo rezaba para que aquella osa no la tomara con nosotros. Los bandidos, por su parte, tenían sorpresa en sus miradas.
-Bien, sin más, Byron, vayámonos. Es hora de que lleguemos al sur. Tengo cosas que hacer y tu un concierto que dar- por mí podíamos irnos a un concierto o al epicentro de un volcán activo, pues lo único que quería era huir de aquél recibimiento. Uno de los bandidos dijo algo y Kaladar continuó -Oh, si, gracias por recordármelo, mozo. Tomaremos el camino del río. Gracias. Un saludo. Adiós- yo no me despegaba de Kaladar, quería marcharme con él, y sabía que mientras él me acompañase, yo estaría a salvo.
-Ahora... Salgamos de aquí- me dijo al oído.
-No podría estar más de acuerdo- dije entre dientes, apretando el paso.
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OFF ROL
Bueno, Bruna, he hablado con Kaladar y por su parte, está de acuerdo en que tú cierres el rol, si lo deseas; pues por él, ya podemos terminar. ¡Encantado de rolear con tod@s vosotr@s y espero que volvamos a encontrarnos pronto!^^
Arean Tikari
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Re: El gorrión rojo viaja al sur en invierno [Kaladar - Zöe - Uri - Byron - Bruna] [Libre] [5/5] [COMPLETO]
La ursina no podía sino reír a carcajada abierta ante tal revelación, no sabia que se le hacia mas gracioso, que el tesoro del antiguo jefe resultaron unas bellotas, o que el plan de aquel truhan se fuera a la basura por un pequeño detalle como ese.
El bandido con la caja en las manos no podía creer a lo que veía, pero el hecho de que fueran unas bellotas no era lo que mas le preocupaba -¿nuestra jefa donde esta?- pregunto a al aire, visto que Kaladar y su amigo desaparecieron.
La osa se secaba una de las lagrimas de la risa mientras le respondía -ella se fue hace rato con el niño, los vi marchándose de camino aquí- dijo cargando su martillo sobre su hombro a lo que otro de los bandidos simplemente se llevo una mano al rostro con una sonrisa un poco sarcástica -sabía que haría algo como esto tarde o temprano- decía entre dientes -eso nos pasa por seguir a una bio como líder- protesto el de la caja levantándola al cielo como si quisiera brindar con ella.
Los bandidos decidieron regresar al campamento, compartiendo entre ellos las bellotas del su difunto líder entre ellos, y dejando el resto para la osa -¿Qué piensas hacer ahora?- le preguntaba otro de los bandidos que estaba mas cerca de la mujer bestia -bueno, me deben por atacarme antes, tomare algo de sus provisiones como compensación y me marchare- dijo Bruna ni corta ni perezosa, a lo cual ninguno de los bandoleros levanto una objeción, sabían que no era sabio enfrentarse a la ursina después de hoy.
Llegados al campamento, los cuatreros que siguieron a Bruna en el bosque les explicaban la situación al resto mientras esta se hacia con una buena porción de sus provisiones antes de marcharse del lugar, mientras que la banda decidía que hacer, algunos de los más listos se unirían a la guardia de Lunargenta, después de la guerra seguro estarían reclutando para reponer sus filas, otros seguirían sus vidas como bandidos, algunos quizás se volverían mercenarios en tierras extranjeras, o incluso, vivir pacíficamente como granjeros, al fin y al cabo era decisión de ellos y no le concernía a la mujer bestia que seguiría con sus viajes.
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Off rol: bueno este sería mi último post también, con esto daríamos el tema por cerrado entonces.
El bandido con la caja en las manos no podía creer a lo que veía, pero el hecho de que fueran unas bellotas no era lo que mas le preocupaba -¿nuestra jefa donde esta?- pregunto a al aire, visto que Kaladar y su amigo desaparecieron.
La osa se secaba una de las lagrimas de la risa mientras le respondía -ella se fue hace rato con el niño, los vi marchándose de camino aquí- dijo cargando su martillo sobre su hombro a lo que otro de los bandidos simplemente se llevo una mano al rostro con una sonrisa un poco sarcástica -sabía que haría algo como esto tarde o temprano- decía entre dientes -eso nos pasa por seguir a una bio como líder- protesto el de la caja levantándola al cielo como si quisiera brindar con ella.
Los bandidos decidieron regresar al campamento, compartiendo entre ellos las bellotas del su difunto líder entre ellos, y dejando el resto para la osa -¿Qué piensas hacer ahora?- le preguntaba otro de los bandidos que estaba mas cerca de la mujer bestia -bueno, me deben por atacarme antes, tomare algo de sus provisiones como compensación y me marchare- dijo Bruna ni corta ni perezosa, a lo cual ninguno de los bandoleros levanto una objeción, sabían que no era sabio enfrentarse a la ursina después de hoy.
Llegados al campamento, los cuatreros que siguieron a Bruna en el bosque les explicaban la situación al resto mientras esta se hacia con una buena porción de sus provisiones antes de marcharse del lugar, mientras que la banda decidía que hacer, algunos de los más listos se unirían a la guardia de Lunargenta, después de la guerra seguro estarían reclutando para reponer sus filas, otros seguirían sus vidas como bandidos, algunos quizás se volverían mercenarios en tierras extranjeras, o incluso, vivir pacíficamente como granjeros, al fin y al cabo era decisión de ellos y no le concernía a la mujer bestia que seguiría con sus viajes.
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Off rol: bueno este sería mi último post también, con esto daríamos el tema por cerrado entonces.
Bruna
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