[cerrado] Luces sobre la arena [privado]
Página 1 de 1. • Comparte
[cerrado] Luces sobre la arena [privado]
Caelia me encontró sobre el tejado, estaba segura de que ella intuía mis intenciones. Mi tiempo en Roilkat estaba acabando. Tenía lástima de no haberme encontrado aún con Elen, ella había mencionado que estaría parando en esta ciudad por algún tiempo. Suspiré, aún pensaba quedarme unos días más, pero sentía que mi sangre demandaba volver a los caminos. Era difícil comportarse como una buena mascota doméstica cuando estás acostumbrada a ir por ahí haciendo desastres y reverenciándote ante nada, ni siquiera la misma muerte. Después del encuentro con el capitán Asher las cosas entre nosotras habían continuado fluyendo con normalidad, aunque podía ver en sus extraños ojos un mayor deseo de posesión.
Se sentó a mi lado y miró las estrellas, era una noche inusualmente despejada, parecía que los dioses quisieran mostrar sus secretos a quienes se atrevieran a poner sus ojos en la transparencia del suelo que ellos pisaban. “Estúpidos dioses” pensé con cierto rencor, estaba segura de que Fenrir hubiera pensado lo mismo. El sereno era fuerte, el frío no tardaría en bajar sobre nosotras con su fuerte impronta. La humana se aclaró la garganta y me giré para verla. Nuestra comunicación era muy natural, era raro que en todo el día intercambiáramos alguna palabra. El hecho de que quisiera mi atención tan directamente, despertó mi curiosidad. - Tenemos festejos esta noche- señaló al Noreste y pude ver unas luces a la distancia. Las hogueras comenzaban a encenderse.
Enarqué una ceja, su respuesta no fue más que bajar silenciosamente. Alcanzamos a su familia en las puertas que salían de la ciudad. Caelia había insistido que fuera con mi armadura, no tenía por qué negarme, pero tampoco ninguna razón por la que debiera socializar, así que aprovechando el encantamiento de pudor en la armadura, recurrí a mi forma de lobo. Caelia no lo admitiría, pero estaba rebosante de alegría de llevar a su lobo en esa forma. “Tch” era tan fácil hacerla feliz que a veces me sentía culpable. Nos tardamos en alcanzar a sus familiares porque insistió en dibujar runas sobre todo mi pelaje.
El lugar de encuentro era una planicie rodeada de grandes rocas, cuando estábamos llegando, alguien hizo sonar un cuerno de guerra y el sonido de os tambores comenzó a llenar el ambiente. Era una celebración de guerra, para la guerra. - Los clanes se reúnen. Los lazos se fortalecen- esa fue toda la explicación que recibí. Caelia me mantenía a su lado con un delgado cordón de cuero, pero sus ojos estaban en otro lugar, tal vez allí donde los hombres parecían escupir fuego o quizás en un gran baile donde dos bandos de al menos cuarenta guerreros cada uno, parecía disputarse un terreno invisible a través de gestos fieros y señas que solo las personas de las armas podrían hacer.
Hombres y mujeres por igual, de diferentes clanes y procedencias, se reunían allí esa noche, tan heterogéneos como la imaginación pueda alcanzar, pero de alguna forma ninguno desentonaba, todos formaban una sola unidad compacta y compleja. Quería liberarme de la correa e ir a participar también a alguna de esas batallas, chocar mis hachas de una forma amistosa con cualquiera de los que estaban allí. Caelia me atrajo hacia sí, muchos ojos se desviaron hacia nosotros, ahora comprendía el por qué de las runas, eran el distintivo de su casa, una señal de abolengo, y yo era la nueva adquisición, una exótica adquisición. De haber sabido antes que algo así se estaba gestando, me hubiera prestado con más entusiasmo. Lo que estaba viendo era digno de ser recordado.
Se sentó a mi lado y miró las estrellas, era una noche inusualmente despejada, parecía que los dioses quisieran mostrar sus secretos a quienes se atrevieran a poner sus ojos en la transparencia del suelo que ellos pisaban. “Estúpidos dioses” pensé con cierto rencor, estaba segura de que Fenrir hubiera pensado lo mismo. El sereno era fuerte, el frío no tardaría en bajar sobre nosotras con su fuerte impronta. La humana se aclaró la garganta y me giré para verla. Nuestra comunicación era muy natural, era raro que en todo el día intercambiáramos alguna palabra. El hecho de que quisiera mi atención tan directamente, despertó mi curiosidad. - Tenemos festejos esta noche- señaló al Noreste y pude ver unas luces a la distancia. Las hogueras comenzaban a encenderse.
Enarqué una ceja, su respuesta no fue más que bajar silenciosamente. Alcanzamos a su familia en las puertas que salían de la ciudad. Caelia había insistido que fuera con mi armadura, no tenía por qué negarme, pero tampoco ninguna razón por la que debiera socializar, así que aprovechando el encantamiento de pudor en la armadura, recurrí a mi forma de lobo. Caelia no lo admitiría, pero estaba rebosante de alegría de llevar a su lobo en esa forma. “Tch” era tan fácil hacerla feliz que a veces me sentía culpable. Nos tardamos en alcanzar a sus familiares porque insistió en dibujar runas sobre todo mi pelaje.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
- tambores:
El lugar de encuentro era una planicie rodeada de grandes rocas, cuando estábamos llegando, alguien hizo sonar un cuerno de guerra y el sonido de os tambores comenzó a llenar el ambiente. Era una celebración de guerra, para la guerra. - Los clanes se reúnen. Los lazos se fortalecen- esa fue toda la explicación que recibí. Caelia me mantenía a su lado con un delgado cordón de cuero, pero sus ojos estaban en otro lugar, tal vez allí donde los hombres parecían escupir fuego o quizás en un gran baile donde dos bandos de al menos cuarenta guerreros cada uno, parecía disputarse un terreno invisible a través de gestos fieros y señas que solo las personas de las armas podrían hacer.
Hombres y mujeres por igual, de diferentes clanes y procedencias, se reunían allí esa noche, tan heterogéneos como la imaginación pueda alcanzar, pero de alguna forma ninguno desentonaba, todos formaban una sola unidad compacta y compleja. Quería liberarme de la correa e ir a participar también a alguna de esas batallas, chocar mis hachas de una forma amistosa con cualquiera de los que estaban allí. Caelia me atrajo hacia sí, muchos ojos se desviaron hacia nosotros, ahora comprendía el por qué de las runas, eran el distintivo de su casa, una señal de abolengo, y yo era la nueva adquisición, una exótica adquisición. De haber sabido antes que algo así se estaba gestando, me hubiera prestado con más entusiasmo. Lo que estaba viendo era digno de ser recordado.
Off: Hmm... Aún no le hago ficha a Caelia, pero es callada y fuerte. Usa arco y cimitarra.
- luce asi:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Última edición por Woodpecker el Mar 9 Oct - 2:05, editado 1 vez
Woodpecker
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 838
Nivel de PJ : : 6
Re: [cerrado] Luces sobre la arena [privado]
- Tengo calor y también frio – La voz de Lyn se alzó sobre el ruido del gentío que les rodeaba - Y hay arena por todas partes. ¡Por todas partes, Mortal! – La vampiresa, tras dejar escapar un gruñido, se sentó apoyando su espalda sobre una de las tantas piedras que había en el lugar. – Por no hablar que… - Se detuvo cuando uno de los tantos nórgedos que estaban asistiendo a aquella especie de ceremonia se colocó junto a ella, bajó la voz y esperó a que el hombre pasase de largo. - ¿Soy yo o deberían estar bailando con música? – Tan pronto la ojiazul dijo eso un cuerno de guerra se alzó sobre el silencio de la noche.
Cuando el sonido del cuerno se fundió con los murmullos generalizado de los espectadores, el característico sonido que producían decenas de tambores comenzó a acompañar a los hombres y mujeres que danzaban alrededor de la inmensa pira.
Eltrant sonrió ante las palabras de su compañera y se acomodó junto a ella, clavando los ojos en la gigantesca hoguera que los nórgedos habían levantado en el centro de aquel curioso claro. Lyn, dando por finalizada la primera parte de aquella conversación, procedió a desabrochar las correas que mantenían sujeta la bota que cubría su pie derecho.
- ¡Más arena! ¡Que novedad! – Lyn agitó la bota que tenía en la mano. - ¡Acabó de vaciarla! ¿¡Cómo es posible que…!? – Otro de los nórgedos pasó junto a Lyn, la vampiresa saludó a la mujer agitando levemente la mano y esbozando la sonrisa más encantadora que podía ofrecerle. – Entrañable velada. – dijo tan sonriente como de costumbre, la guerrera nórgeda enarcó una ceja y continuó su camino, dejando a la pareja sola una vez más.
- ¿Te tengo que volver a recordar que venir ha sido idea tuya? – Preguntó Eltrant cuando se vieron de nuevos solos, dejando escapar un sonoro bostezo, acomodando ambas manos tras su nuca. – Podías haberte quedado en la posada. – Afirmó, la vampiresa infló los mofletes como toda respuesta y se cruzó de brazos.
- ¡Pero quería ver el arenal! – Sentenció. – Otra vez, al menos. – afirmó a continuación bajando un poco la voz; Jugueteó con su flequillo, sonriendo tímidamente. – Hacia mucho que no venía por aquí y las últimas veces me quedé en la ciudad… - Sacudió la cabeza y lanzó su bota a un lado con fuerza. - ¡Aunque ahora recuerdo el por qué! – Exclamó agitando el puño en dirección a la bota, como si el zapato fuese la causante de todas sus supuestas desgracias.
Tras intercambiar una larga mirada con Lyn que acabó en una pequeña carcajada, Eltrant volvió a depositar toda su atención en el evento. Era… extraño, por lo que le habían dicho aquello era una especie de rito de unión, de preparación para la guerra: Los distintos clanes que habitaban en el arenal lo realizaban, al parecer, para sentirse más hermanados de cara a las distintas batallas que iban a librar bajo el estandarte de la Sheik Bashira.
Nunca pasaba un día sin que aprendiese algo nuevo.
Enarcó una ceja al ver en la linde de su visión al gigantesco lobo pasear junto a una mujer, no muy lejos del centro de la acción. Entrecerró los ojos, tratando de vislumbrar mejor al animal, el cual no era especialmente visible bajo la tenue luz de la hoguera.
Llevaba armadura, una repleta de escritos. ¿Un perro de guerra? Descartó aquella idea, era demasiado grande para ser un can normal, los únicos lobos de aquel tamaño que conocía…
- ¿Un licántropo? –
Se incorporó hasta que su espalda quedó paralela con la piedra que tenía tras él y estudió a la mujer que llevaba al animal más detenidamente. Lyn, que estaba recolocándose la bota con la que había discutido momentos atrás, se giró hacia él al oír aquella palabra e, inmediatamente, buscó con la mirada al animal al que se refería Eltrant.
- Debe de serlo. – dijo la ojiazul. – O eso o ese lobo está sobrealimentado. – Agregó a continuación encogiéndose de hombros.
Fuese como fuese, por el número de miradas que la mujer y el lycan estaban atrayendo, aquella pareja debía de pertenecer, como mínimo, a algún clan importante. No pudo evitar preguntarse, no obstante, quien sería capaz de prestarse a caminar con una correa en torno a su cuello.
Sería alguna costumbre local que, como de costumbre, se le escapaba.
- ¿Eltrant Tale? – El castaño desvió su mirada hasta el hombre de mediana edad que, de pie junto a la roca en la que estaban, le sonreía enigmáticamente. – Es usted, ¿Verdad? – Preguntó enseguida el calvo, acercándose a un más a la pareja.
Eltrant asintió como toda respuesta y se levantó de dónde estaba, Lyn le siguió poco después sacudiéndose sus ropajes y farfullando algo entre dientes que Eltrant estaba seguro contenía la palabra “arena”.
- ¿Eres el Chamán? – Preguntó Eltrant de vuelta, cruzándose de brazos. - ¿Neral? - El hombre amplió su sonrisa y asintió con suavidad.
Era una sonrisa extraña, Eltrant no era capaz de decir que fallaba de ella, la mejor manera de describirla, a sus ojos, es que parecía ensayada, como si la hubiese repetido un centenar de veces frente a su reflejo hasta conseguir la que deseaba.
- Por favor, puede decirlo. – dijo el hombre sin alzar la voz demasiado, lo justo como para que sus palabras fuesen comprensibles bajo el sonido de los tambores. – Te esperabas otro tipo de persona. ¿No es cierto? – Sin perder la sonrisa asintió levemente. – ¿A un hombre-bestia, quizás? – El Chamán parecía incluso divertido con aquello, Eltrant frunció levemente el ceño. - Los humanos también tenemos guía, señor Tale. – dijo llevando la mano hasta su cuello, dónde oculto bajo sus ropajes había un tótem relativamente similar al que había visto a Syl tallar y que no tardó en mostrar a la pareja. - Sabiendo esto... ¿Es tan descabellado pensar que alguien nativo de Verisar haya dedicado su vida a los espíritus? – Preguntó a continuación, aun cuando era evidente por su expresión que no deseaba respuesta alguna por parte del castaño.
- Supongo que no. – dijo Eltrant al cabo de unos segundos en silencio. - ¿Podemos…? – El hombre volvió a asentir.
- ¿Ir al grano? Por supuesto. – Neral le hizo una seña a Eltrant para que le siguiese y se encaminó al otro extremo del claro a paso lento. – Veo que ha venido armado, como le aconsejé por carta. – observó sin apenas girarse a mirar al exmercenario - Me alegro que no se lo tomase como una broma, suele pasar. – Desvió su mirada hacía Lyn – Aunque no pensé que… - Negó con la cabeza. – Bueno, no importa. – Admitió sorteando a las distintas personas que miraban el baile y al licántropo.
- Es mi compañera, viene conmigo. – Había algo que no le gustaba en la forma de hablar de Neral. Pero como había sucedido con su sonrisa, no sabía decir exactamente qué era lo que le incomodaba de todo aquello.
- Lo entiendo, lo entiendo. No es ningún problema, no me entiendas mal. – Contestó Neral, quitándole importancia al asunto. – Como suelen decir: Toda ayuda es poca. – Aseveró deteniéndose en un lugar apartado del claro. – Y creo que va a necesitarla, señor Tale – Eltrant bajó ambas manos hasta su cinturón y volvió a girarse hacía la pira.
Desde allí se podía ver toda la fiesta: los bailes, la música… los invitados. Era un lugar lo suficientemente apartado como para que nadie se diese cuenta de lo que estaba hablando o de que estaban siquiera allí.
- Le he invitado a este evento por qué sé de su… - Pareció dudar durante unos instantes antes de terminar la frase. – …alianza, sí. – Asintió para sí. – De su alianza con el pueblo nórgedo. – dijo. – Creo recordar que nuestra Sheik le tiene en gran estima. – Con las manos entrelazadas a su espalda se volvió hacía las danzas y las señaló de una cabezada.
Neral suspiró profundamente y cerró los ojos.
- Me temo que hay alguien… - Se calló de nuevo antes de terminar la frase, sacudió la cabeza. – Señor Tale, ha llegado hasta mis oídos que un grupo… de personas disconformes con la situación de gobierno actual planea enemistar a los clanes entre ellos. – Advirtió. – Y, como creo que empezará a intuír, van a usar este evento para ello. – dijo señalando a todo el claro, moviendo el brazo lentamente frente a sus ojos.
Eltrant se quedó en silencio, pensativo, sin saber cómo reaccionar ante aquella información.
- Ya veo… - dijo pasándose la mano por la barba, siguiendo con la mirada todo lo que señalaba el Chamán. - ¿Y no llamo yo demasiado la atención para esto? – Preguntó a continuación. – Soy un extranjero – dijo.
- Eso es lo importante. – Neral entrelazó ambas manos frente a su pecho, ocultándolas bajo las amplias mangas de la túnica que vestía. – En estos momentos, Señor Tale, soy incapaz de discernir que clan desea la guerra y cual no. – dijo finalmente, volviendo a cerrar los ojos.
Cuando el sonido del cuerno se fundió con los murmullos generalizado de los espectadores, el característico sonido que producían decenas de tambores comenzó a acompañar a los hombres y mujeres que danzaban alrededor de la inmensa pira.
Eltrant sonrió ante las palabras de su compañera y se acomodó junto a ella, clavando los ojos en la gigantesca hoguera que los nórgedos habían levantado en el centro de aquel curioso claro. Lyn, dando por finalizada la primera parte de aquella conversación, procedió a desabrochar las correas que mantenían sujeta la bota que cubría su pie derecho.
- ¡Más arena! ¡Que novedad! – Lyn agitó la bota que tenía en la mano. - ¡Acabó de vaciarla! ¿¡Cómo es posible que…!? – Otro de los nórgedos pasó junto a Lyn, la vampiresa saludó a la mujer agitando levemente la mano y esbozando la sonrisa más encantadora que podía ofrecerle. – Entrañable velada. – dijo tan sonriente como de costumbre, la guerrera nórgeda enarcó una ceja y continuó su camino, dejando a la pareja sola una vez más.
- ¿Te tengo que volver a recordar que venir ha sido idea tuya? – Preguntó Eltrant cuando se vieron de nuevos solos, dejando escapar un sonoro bostezo, acomodando ambas manos tras su nuca. – Podías haberte quedado en la posada. – Afirmó, la vampiresa infló los mofletes como toda respuesta y se cruzó de brazos.
- ¡Pero quería ver el arenal! – Sentenció. – Otra vez, al menos. – afirmó a continuación bajando un poco la voz; Jugueteó con su flequillo, sonriendo tímidamente. – Hacia mucho que no venía por aquí y las últimas veces me quedé en la ciudad… - Sacudió la cabeza y lanzó su bota a un lado con fuerza. - ¡Aunque ahora recuerdo el por qué! – Exclamó agitando el puño en dirección a la bota, como si el zapato fuese la causante de todas sus supuestas desgracias.
Tras intercambiar una larga mirada con Lyn que acabó en una pequeña carcajada, Eltrant volvió a depositar toda su atención en el evento. Era… extraño, por lo que le habían dicho aquello era una especie de rito de unión, de preparación para la guerra: Los distintos clanes que habitaban en el arenal lo realizaban, al parecer, para sentirse más hermanados de cara a las distintas batallas que iban a librar bajo el estandarte de la Sheik Bashira.
Nunca pasaba un día sin que aprendiese algo nuevo.
Enarcó una ceja al ver en la linde de su visión al gigantesco lobo pasear junto a una mujer, no muy lejos del centro de la acción. Entrecerró los ojos, tratando de vislumbrar mejor al animal, el cual no era especialmente visible bajo la tenue luz de la hoguera.
Llevaba armadura, una repleta de escritos. ¿Un perro de guerra? Descartó aquella idea, era demasiado grande para ser un can normal, los únicos lobos de aquel tamaño que conocía…
- ¿Un licántropo? –
Se incorporó hasta que su espalda quedó paralela con la piedra que tenía tras él y estudió a la mujer que llevaba al animal más detenidamente. Lyn, que estaba recolocándose la bota con la que había discutido momentos atrás, se giró hacia él al oír aquella palabra e, inmediatamente, buscó con la mirada al animal al que se refería Eltrant.
- Debe de serlo. – dijo la ojiazul. – O eso o ese lobo está sobrealimentado. – Agregó a continuación encogiéndose de hombros.
Fuese como fuese, por el número de miradas que la mujer y el lycan estaban atrayendo, aquella pareja debía de pertenecer, como mínimo, a algún clan importante. No pudo evitar preguntarse, no obstante, quien sería capaz de prestarse a caminar con una correa en torno a su cuello.
Sería alguna costumbre local que, como de costumbre, se le escapaba.
- ¿Eltrant Tale? – El castaño desvió su mirada hasta el hombre de mediana edad que, de pie junto a la roca en la que estaban, le sonreía enigmáticamente. – Es usted, ¿Verdad? – Preguntó enseguida el calvo, acercándose a un más a la pareja.
Eltrant asintió como toda respuesta y se levantó de dónde estaba, Lyn le siguió poco después sacudiéndose sus ropajes y farfullando algo entre dientes que Eltrant estaba seguro contenía la palabra “arena”.
- ¿Eres el Chamán? – Preguntó Eltrant de vuelta, cruzándose de brazos. - ¿Neral? - El hombre amplió su sonrisa y asintió con suavidad.
Era una sonrisa extraña, Eltrant no era capaz de decir que fallaba de ella, la mejor manera de describirla, a sus ojos, es que parecía ensayada, como si la hubiese repetido un centenar de veces frente a su reflejo hasta conseguir la que deseaba.
- Por favor, puede decirlo. – dijo el hombre sin alzar la voz demasiado, lo justo como para que sus palabras fuesen comprensibles bajo el sonido de los tambores. – Te esperabas otro tipo de persona. ¿No es cierto? – Sin perder la sonrisa asintió levemente. – ¿A un hombre-bestia, quizás? – El Chamán parecía incluso divertido con aquello, Eltrant frunció levemente el ceño. - Los humanos también tenemos guía, señor Tale. – dijo llevando la mano hasta su cuello, dónde oculto bajo sus ropajes había un tótem relativamente similar al que había visto a Syl tallar y que no tardó en mostrar a la pareja. - Sabiendo esto... ¿Es tan descabellado pensar que alguien nativo de Verisar haya dedicado su vida a los espíritus? – Preguntó a continuación, aun cuando era evidente por su expresión que no deseaba respuesta alguna por parte del castaño.
- Supongo que no. – dijo Eltrant al cabo de unos segundos en silencio. - ¿Podemos…? – El hombre volvió a asentir.
- ¿Ir al grano? Por supuesto. – Neral le hizo una seña a Eltrant para que le siguiese y se encaminó al otro extremo del claro a paso lento. – Veo que ha venido armado, como le aconsejé por carta. – observó sin apenas girarse a mirar al exmercenario - Me alegro que no se lo tomase como una broma, suele pasar. – Desvió su mirada hacía Lyn – Aunque no pensé que… - Negó con la cabeza. – Bueno, no importa. – Admitió sorteando a las distintas personas que miraban el baile y al licántropo.
- Es mi compañera, viene conmigo. – Había algo que no le gustaba en la forma de hablar de Neral. Pero como había sucedido con su sonrisa, no sabía decir exactamente qué era lo que le incomodaba de todo aquello.
- Lo entiendo, lo entiendo. No es ningún problema, no me entiendas mal. – Contestó Neral, quitándole importancia al asunto. – Como suelen decir: Toda ayuda es poca. – Aseveró deteniéndose en un lugar apartado del claro. – Y creo que va a necesitarla, señor Tale – Eltrant bajó ambas manos hasta su cinturón y volvió a girarse hacía la pira.
Desde allí se podía ver toda la fiesta: los bailes, la música… los invitados. Era un lugar lo suficientemente apartado como para que nadie se diese cuenta de lo que estaba hablando o de que estaban siquiera allí.
- Le he invitado a este evento por qué sé de su… - Pareció dudar durante unos instantes antes de terminar la frase. – …alianza, sí. – Asintió para sí. – De su alianza con el pueblo nórgedo. – dijo. – Creo recordar que nuestra Sheik le tiene en gran estima. – Con las manos entrelazadas a su espalda se volvió hacía las danzas y las señaló de una cabezada.
Neral suspiró profundamente y cerró los ojos.
- Me temo que hay alguien… - Se calló de nuevo antes de terminar la frase, sacudió la cabeza. – Señor Tale, ha llegado hasta mis oídos que un grupo… de personas disconformes con la situación de gobierno actual planea enemistar a los clanes entre ellos. – Advirtió. – Y, como creo que empezará a intuír, van a usar este evento para ello. – dijo señalando a todo el claro, moviendo el brazo lentamente frente a sus ojos.
Eltrant se quedó en silencio, pensativo, sin saber cómo reaccionar ante aquella información.
- Ya veo… - dijo pasándose la mano por la barba, siguiendo con la mirada todo lo que señalaba el Chamán. - ¿Y no llamo yo demasiado la atención para esto? – Preguntó a continuación. – Soy un extranjero – dijo.
- Eso es lo importante. – Neral entrelazó ambas manos frente a su pecho, ocultándolas bajo las amplias mangas de la túnica que vestía. – En estos momentos, Señor Tale, soy incapaz de discernir que clan desea la guerra y cual no. – dijo finalmente, volviendo a cerrar los ojos.
_________________________________________________________
Eltrant Tale
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1378
Nivel de PJ : : 10
Re: [cerrado] Luces sobre la arena [privado]
Era extremadamente difícil mantener un porte digno cuando te estás babeando, literalmente, para meterte entre chanzas y entrenamientos. Yo no conocía de nada a los pueblos nórgedos, a los clanes o la asociación de la familia de Caelia en todo aquello, pero amaba lo que estaba viendo. Mi estado perpetuo de nostalgia se había levantado, sentía que me habían quitado varios años de encima y me habían hecho a nueva. Lo único que me mantenía con las patas en la tierra era la delgadísima correa, una señal de pertenencia que era más bien un mensaje velado para el resto, que dicho sea de paso, me prestaban más atención de lo que le di crédito en un principio.
Caelia tenía la mano tan firme como su temple. Mantenía su propio terreno por sí misma sin la necesidad de mi presencia. Sentía que comenzaba a ser tiempo de ponerme en dos patas y unirme a la celebración, después de todo, para eso eran todas esas extrañas inscripciones en mi cuerpo, suponía. La familia socializaba mucho, es decir, estaba bien que lo hicieran, es sólo que dentro de mí, me ponía crecientemente más impaciente. Yo era del tipo que le da un golpe en la espalda a sus compañeros y luego va a unirse a los festejos de guerra. No de los que se sienta pacientemente mientras los demás socializan. Sentía que había algo de lo que me estaba perdiendo. Bueno, ya que me ponía a pensar en ello, a Caelia tampoco le gustaba hablar mucho y lo estaba haciendo. Comencé a mirar el festejo con otros ojos.
No me habían llevado allí como una exótica mascota, tendría que haber sabido mejor si se trataba de ella. Dejé escapar un bufido con cierta antipatía; un hombre que estaba pasando cerca de mí se sorprendió, apurándose a alejarse. La humana me miró con significancia. Le devolví el gesto y me acarició la cabeza, casi que podía leer en sus ojos “buena chica, te has dado cuenta”. Está bien, tenía que admitir que yo era una invitada en su casa y que tenía que ganarme el derecho de participar, pero estaba siendo tratada como una lisiada mental. Negué con la cabeza y le arrugué la nariz. Si me llevaban a una ocasión así, al menos podría haberme dado una pequeña pista. Dejé salir mi respiración fuertemente, como si fuese un suspiro. Seguía haciéndome la ofendida, secretamente intentaba chantajearla emocionalmente para ganarme el jamón que tenían de reserva en su alacena. Olía a que sería una delicia…
Estaba en medio de ese meloso intercambio cuando sentí el tufo de un vampiro. Instintivamente se me pararon los pelos de la espalda. Muchos clanes sí, y muchos desconocidos también, pero esa era gente del desierto, gente del sol. Gruñí por lo bajo y comencé a seguir el rastro. Caelia me liberó, probablemente mi expresión ya no era la de la mascota buena; llevaba entre mis dientes la soga de cuero para que nadie interfiriera. A causa de mis últimos encuentros no agradables entre los vampiros de Lunargenta y mi rabo, no tenía mucha esperanza que uno de ellos estuviera allí para algo bueno. Finalmente di con el origen del rastro. Era una vampiresa bastante peculiar que pululaba alrededor de… me detuve en seco, Caelia casi me pasa a llevar. En sus manos tenía su arco, miró a un hombre que parecía tener alguna especie de rango y luego depositó su vista en las personas alrededor de él para finalmente mirarme a mí. “Tch” tenía que haber una explicación para ese encuentro fortuito y para que un integrante de la guarda estuviera en compañía de una vampiresa -en los tiempos que corrían-
Cerré mis ojos y volví a la forma humana, envolviendo la correa alrededor de mi cuello como si fuese un collar. “Dieciocho” pensé La última vez que vi a Schott estabas en la guardia y ahora te encuentro en medio del desierto en compañía de una vampiresa escupí las palabras enarcando una ceja, y luego sonreí de oreja a oreja, abriendo mis brazos en son de paz, tenía la intención de abrazarle ¡Eltrant! Estás viejo reí y golpee suavemente uno de sus hombros. En su caso el tiempo le había sentado como a un buen vino, su apariencia era distinta, pero se veía bastante más apetecible, ya no era un humanucho enclenque y mal alimentado. Tenía toda una nueva presencia, una impronta más avasalladora, sobre todo si teníamos en cuenta su compañía.
Caelia tenía la mano tan firme como su temple. Mantenía su propio terreno por sí misma sin la necesidad de mi presencia. Sentía que comenzaba a ser tiempo de ponerme en dos patas y unirme a la celebración, después de todo, para eso eran todas esas extrañas inscripciones en mi cuerpo, suponía. La familia socializaba mucho, es decir, estaba bien que lo hicieran, es sólo que dentro de mí, me ponía crecientemente más impaciente. Yo era del tipo que le da un golpe en la espalda a sus compañeros y luego va a unirse a los festejos de guerra. No de los que se sienta pacientemente mientras los demás socializan. Sentía que había algo de lo que me estaba perdiendo. Bueno, ya que me ponía a pensar en ello, a Caelia tampoco le gustaba hablar mucho y lo estaba haciendo. Comencé a mirar el festejo con otros ojos.
No me habían llevado allí como una exótica mascota, tendría que haber sabido mejor si se trataba de ella. Dejé escapar un bufido con cierta antipatía; un hombre que estaba pasando cerca de mí se sorprendió, apurándose a alejarse. La humana me miró con significancia. Le devolví el gesto y me acarició la cabeza, casi que podía leer en sus ojos “buena chica, te has dado cuenta”. Está bien, tenía que admitir que yo era una invitada en su casa y que tenía que ganarme el derecho de participar, pero estaba siendo tratada como una lisiada mental. Negué con la cabeza y le arrugué la nariz. Si me llevaban a una ocasión así, al menos podría haberme dado una pequeña pista. Dejé salir mi respiración fuertemente, como si fuese un suspiro. Seguía haciéndome la ofendida, secretamente intentaba chantajearla emocionalmente para ganarme el jamón que tenían de reserva en su alacena. Olía a que sería una delicia…
Estaba en medio de ese meloso intercambio cuando sentí el tufo de un vampiro. Instintivamente se me pararon los pelos de la espalda. Muchos clanes sí, y muchos desconocidos también, pero esa era gente del desierto, gente del sol. Gruñí por lo bajo y comencé a seguir el rastro. Caelia me liberó, probablemente mi expresión ya no era la de la mascota buena; llevaba entre mis dientes la soga de cuero para que nadie interfiriera. A causa de mis últimos encuentros no agradables entre los vampiros de Lunargenta y mi rabo, no tenía mucha esperanza que uno de ellos estuviera allí para algo bueno. Finalmente di con el origen del rastro. Era una vampiresa bastante peculiar que pululaba alrededor de… me detuve en seco, Caelia casi me pasa a llevar. En sus manos tenía su arco, miró a un hombre que parecía tener alguna especie de rango y luego depositó su vista en las personas alrededor de él para finalmente mirarme a mí. “Tch” tenía que haber una explicación para ese encuentro fortuito y para que un integrante de la guarda estuviera en compañía de una vampiresa -en los tiempos que corrían-
Cerré mis ojos y volví a la forma humana, envolviendo la correa alrededor de mi cuello como si fuese un collar. “Dieciocho” pensé La última vez que vi a Schott estabas en la guardia y ahora te encuentro en medio del desierto en compañía de una vampiresa escupí las palabras enarcando una ceja, y luego sonreí de oreja a oreja, abriendo mis brazos en son de paz, tenía la intención de abrazarle ¡Eltrant! Estás viejo reí y golpee suavemente uno de sus hombros. En su caso el tiempo le había sentado como a un buen vino, su apariencia era distinta, pero se veía bastante más apetecible, ya no era un humanucho enclenque y mal alimentado. Tenía toda una nueva presencia, una impronta más avasalladora, sobre todo si teníamos en cuenta su compañía.
Woodpecker
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 838
Nivel de PJ : : 6
Re: [cerrado] Luces sobre la arena [privado]
Se giró sobre sí mismo, incrédulo, cuando oyó la voz de una persona que hacía años que no veía.
- ¿Wood? – ¿El lycan que habían estado paseando por el evento era ella? – ¿Qué haces tú…? - No pasó por alto la forma en la que su vieja amiga había pronunciado la palabra “vampiresa”, suspiró y negó con la cabeza, trató de obviarlo. – La guardia y yo... – Se detuvo un instante rememorando momentáneamente de que en aquel momento era un fugitivo de la ley por culpa del Hombre Muerto. – …hemos tenido nuestros altibajos. – Aseguró con sencillez. – Hace mucho que no visto de azul. – dijo al final como toda explicación.
Lyn, a su lado, jugueteaba con su flequillo algo nerviosa. Eltrant podía verlo en su expresión, ella también había oído la forma en la que Wood se había referido a su condición. Y aunque estaba bastante acostumbrada a ser tratada con desprecio era bastante evidente que no se sentía precisamente cómoda al ver a la amiga de Wood con el arco entre sus manos.
Sin moverse de dónde estaba, Eltrant colocó una de sus manos en el hombro de la ojiazul, tratando de tranquilizarla. Cosa que, como bien notó, solo consiguió en parte, pero fue mínimamente suficiente como para proseguir la conversación.
Respondiendo de forma algo aparatosa al abrazo de Wood, finalmente, esbozó una sonrisa.
- Me alegro de volver a verte. Y no estoy tan viejo, solo han sido un par de años. – dijo al final separándose de la loba, bajando ambas manos hasta su cinturón aun sonriendo. - Ella es… –
- Yo soy Lyn – Cortó la ojiazul frunciendo levemente el ceño y avanzado un par de pasos, momento en el que relajó la expresión para esbozar una sonrisa, una que estaba bastante seguro que, en parte, se había obligado a realizar. – “Vampiresa” me gusta. – Aseveró. – Pero mi nombre me gusta más. – Indicó antes de permitir a Wood que hablase. – No suele asociarse con “Un monstruo horrible que se alimenta de sangre” – Expuso casualmente, como si fuese algo de sentido común que todos allí ya sabían. – Cosa que, por cierto, no soy. - La vampiresa tendió su mano derecha a Wood esperando que esta la aceptase.
Enarcó una ceja al ver la reacción de su compañera, normalmente nadie solía adivinar su condición con tanta facilidad, probablemente eso era lo que la había dejado sin habla durante unos instantes.
Eso y el arco de la mujer nórgeda.
- Me gusta el color de tu pelo. – dijo al final, aun con la mano levantada frente a la loba. - ¿Es natural? – preguntó.
Eltrant encontró curiosa la reacción de Wood y de su acompañante nórgeda. Por lo que le habían explicado, los nórgedos eran un pueblo relativamente comprensivo con los vampiros, aun cuando vivían en la tierra del sol no eran pocos los vampiros que, de algún modo, habían acabado viviendo en la lejana Dalmasca, en el interior del arenal.
- Caelia. ¿No es verdad? – Neral, que había permanecido en silencio durante toda la conversación, prestando especial atención a las palabras que había pronunciado Lyn, se colocó frente a Eltrant con aquella sonrisa que parecía no perder nunca y se dirigió directamente a la muchacha que acompañaba a Wood. - ¿Eras la primogénita de tu clan? – Preguntó. – Discúlpame si me equivoco, muchas veces sois demasiados para seguir los pormenores de vuestras vidas. – añadió sacudiendo con suavidad la cabeza. – Y yo siendo solo uno de los tantos chamanes de Dalmasca. – dijo. – Honestamente, me veo incapaz de seguir a todos los clanes. – dijo – En cualquier caso: ¿Estáis disfrutando de la fiesta? – Preguntó a continuación, su tono de voz en aquel momento sonó extraño, practicamente paternal, tambien se encargó de indicar con un suave gesto de muñeca a que Caelia bajase el arco que tenía entre sus manos.
Aun con su aparente confianza, Neral parecía algo indeciso acerca de que palabras decir, miraba a Wood como si estuviese analizando cada pequeño cambio en su rostro, cada reacción a las palabras que este pronunciaba.
- Neral. – dijo Eltrant al ver esto repetirse una tercera vez, colocando una mano en su hombro. – Es de confianza. – dijo, era cierto que hacía años que no veía a la licántropa, pero estaba seguro que podía seguir diciendo aquellas palabras sin temor a equivocarse.
El chamán, sin desenlazar las manos, se quedó en silencio unos segundos, pensativo.
– Me temo que el señor Tale y… su amiga se encuentran en la ceremonia porque yo mismo se los he pedido. – dijo sin alzar la voz. – Ha llegado hasta mis oídos que planean enemistar a los clanes entre sí para minar la capacidad de gobierno de la Sheik. – Frunció el ceño, fue la primera vez que veía hacerlo en toda la noche – El señor Tale ya ha ayudado a los Nórgedos en el pasado y esperaba que pudiese volver a hacerlo, eso es todo. – Afirmó volviendo a recuperar la paciencia que le caracterizaba.
Neral volvió a girarse hacía la pira, la cual ahora brillaba con más fuerza aún.
- Espero que el señor Tale tenga razón y usted no pertenezca al clan conflictivo, Caelia. - Inspiró profundamente. – Lo único con lo que contamos es con la sorpresa. -
- ¿Wood? – ¿El lycan que habían estado paseando por el evento era ella? – ¿Qué haces tú…? - No pasó por alto la forma en la que su vieja amiga había pronunciado la palabra “vampiresa”, suspiró y negó con la cabeza, trató de obviarlo. – La guardia y yo... – Se detuvo un instante rememorando momentáneamente de que en aquel momento era un fugitivo de la ley por culpa del Hombre Muerto. – …hemos tenido nuestros altibajos. – Aseguró con sencillez. – Hace mucho que no visto de azul. – dijo al final como toda explicación.
Lyn, a su lado, jugueteaba con su flequillo algo nerviosa. Eltrant podía verlo en su expresión, ella también había oído la forma en la que Wood se había referido a su condición. Y aunque estaba bastante acostumbrada a ser tratada con desprecio era bastante evidente que no se sentía precisamente cómoda al ver a la amiga de Wood con el arco entre sus manos.
Sin moverse de dónde estaba, Eltrant colocó una de sus manos en el hombro de la ojiazul, tratando de tranquilizarla. Cosa que, como bien notó, solo consiguió en parte, pero fue mínimamente suficiente como para proseguir la conversación.
Respondiendo de forma algo aparatosa al abrazo de Wood, finalmente, esbozó una sonrisa.
- Me alegro de volver a verte. Y no estoy tan viejo, solo han sido un par de años. – dijo al final separándose de la loba, bajando ambas manos hasta su cinturón aun sonriendo. - Ella es… –
- Yo soy Lyn – Cortó la ojiazul frunciendo levemente el ceño y avanzado un par de pasos, momento en el que relajó la expresión para esbozar una sonrisa, una que estaba bastante seguro que, en parte, se había obligado a realizar. – “Vampiresa” me gusta. – Aseveró. – Pero mi nombre me gusta más. – Indicó antes de permitir a Wood que hablase. – No suele asociarse con “Un monstruo horrible que se alimenta de sangre” – Expuso casualmente, como si fuese algo de sentido común que todos allí ya sabían. – Cosa que, por cierto, no soy. - La vampiresa tendió su mano derecha a Wood esperando que esta la aceptase.
Enarcó una ceja al ver la reacción de su compañera, normalmente nadie solía adivinar su condición con tanta facilidad, probablemente eso era lo que la había dejado sin habla durante unos instantes.
Eso y el arco de la mujer nórgeda.
- Me gusta el color de tu pelo. – dijo al final, aun con la mano levantada frente a la loba. - ¿Es natural? – preguntó.
Eltrant encontró curiosa la reacción de Wood y de su acompañante nórgeda. Por lo que le habían explicado, los nórgedos eran un pueblo relativamente comprensivo con los vampiros, aun cuando vivían en la tierra del sol no eran pocos los vampiros que, de algún modo, habían acabado viviendo en la lejana Dalmasca, en el interior del arenal.
- Caelia. ¿No es verdad? – Neral, que había permanecido en silencio durante toda la conversación, prestando especial atención a las palabras que había pronunciado Lyn, se colocó frente a Eltrant con aquella sonrisa que parecía no perder nunca y se dirigió directamente a la muchacha que acompañaba a Wood. - ¿Eras la primogénita de tu clan? – Preguntó. – Discúlpame si me equivoco, muchas veces sois demasiados para seguir los pormenores de vuestras vidas. – añadió sacudiendo con suavidad la cabeza. – Y yo siendo solo uno de los tantos chamanes de Dalmasca. – dijo. – Honestamente, me veo incapaz de seguir a todos los clanes. – dijo – En cualquier caso: ¿Estáis disfrutando de la fiesta? – Preguntó a continuación, su tono de voz en aquel momento sonó extraño, practicamente paternal, tambien se encargó de indicar con un suave gesto de muñeca a que Caelia bajase el arco que tenía entre sus manos.
Aun con su aparente confianza, Neral parecía algo indeciso acerca de que palabras decir, miraba a Wood como si estuviese analizando cada pequeño cambio en su rostro, cada reacción a las palabras que este pronunciaba.
- Neral. – dijo Eltrant al ver esto repetirse una tercera vez, colocando una mano en su hombro. – Es de confianza. – dijo, era cierto que hacía años que no veía a la licántropa, pero estaba seguro que podía seguir diciendo aquellas palabras sin temor a equivocarse.
El chamán, sin desenlazar las manos, se quedó en silencio unos segundos, pensativo.
– Me temo que el señor Tale y… su amiga se encuentran en la ceremonia porque yo mismo se los he pedido. – dijo sin alzar la voz. – Ha llegado hasta mis oídos que planean enemistar a los clanes entre sí para minar la capacidad de gobierno de la Sheik. – Frunció el ceño, fue la primera vez que veía hacerlo en toda la noche – El señor Tale ya ha ayudado a los Nórgedos en el pasado y esperaba que pudiese volver a hacerlo, eso es todo. – Afirmó volviendo a recuperar la paciencia que le caracterizaba.
Neral volvió a girarse hacía la pira, la cual ahora brillaba con más fuerza aún.
- Espero que el señor Tale tenga razón y usted no pertenezca al clan conflictivo, Caelia. - Inspiró profundamente. – Lo único con lo que contamos es con la sorpresa. -
Eltrant Tale
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1378
Nivel de PJ : : 10
Re: [cerrado] Luces sobre la arena [privado]
Un par de años solamente… si, un poco más también, mi lado irónico se reía en una mezcla de apatía y sufrimiento, mi lado más humano le sonreía a Eltrant y observaba con curiosidad a su acompañante. De acuerdo, había vuelto a meter la pata; no había querido sonar taaaaan agraviante, sólo un poquito, como ese toque de limón en un té negro. Negué con la cabeza espantando el recuerdo de Siria, era el momento de hacer la paz, no de tomar la merienda. Me disponía a saludar a la autodenominada Lyn, pero parecía tener un carácter fuerte. Casi que tenía ganas de poner los ojos en blanco, momentos atrás Eltrant le estaba dando valor y ahora estaba por darme un sermón. “Tch” pensé, escuchándola. Con los vampiros una nunca sabía.
Está bien, está bien levanté las manos, en señal de rendición, recordé que Caelia estaba tras de mí y le negué con la cabeza, pensaba introducirla, pero todavía no tenía la oportunidad. Ella había reaccionado sobre mi reacción y ahora estaba desconcertada. Asintió y se quedó quieta, esperando ver cómo se desenvolvían los hechos. Podía ver la curiosidad en sus ojos, pero no dijo nada. Puedo conceder que no eres horrible, pero sí un monstruo, es decir… ambas lo somos nos señalé A no ser que te alimentes del aire y seas una nueva generación… entrecerré los ojos y me acerqué un poco a ella. Luego sonreí y agaché mi cabeza para que tocara mi pelo si quería. Se quedó así luego de mi primera transformación… es algo que todavía me perturba, a veces me encogí de hombros. A mi me gusta más el tuyo, pasa más desapercibido y se parece a como era el mío antes suspiré.
Estaba a punto de ofrecerle una disculpa por mi excelente demostración de la forma caca de expresarme, esa era después de todo, una de las razones por las que prefería andar en cuatro patas y gruñir en vez de hablar. Te ahorras varias cosas cuando no entienden exactamente lo que dices sino lo que intentas decir. Me aclaré la garganta, pero no pude evitar prestarle más atención al hombre que se dirigía a mi humana. Miré a Eltrant ¿Dalmasca? pregunté, finalmente poniendo mis ojos en su noctámbula compañera. Caelia respondió a su pregunta con una movimiento afirmativo de cabeza, sus ojos se habían suavizado, pero no parecía muy convencida con el tal chamán ese. ¿En serio? ¿Chamán de esos que bailan alrededor de las fogatas y piden que llueva? Porque aquí está más seco que la escama del anca de un Tamedo susurré. No era como que la vampiresa ahora fuese mi mejor amiga, pero en todas las semanas que llevaba allí no me había enterado de nada de lo que realmente sucedía por esos parajes, ni me había empapado especialmente en las costumbres.
Sabía que las mujeres solían cubrirse la cabeza, que estaban los nórgedos, que había habido una guerra… que había una fuerza dentro de la ciudad y otra fuera, pero me faltaba mucha más información, información que nunca quise pedir en la casa de los Bramuk, la familia de Caelia. No me gustó cuando el tal chamán tomó la mano de Caelia, quería morderlo. Nadie le decía a ella qué hacer, mucho menos un desconocido. Si quería tener su arco en su mano, estaba en todo su derecho. La intervención de Eltrant fue muy a tiempo. Caelia me lanzó una mirada y yo le devolví otra, no sabía si ella sabía lo que estaba ocurriendo, pero había algo en sus ojos que me decía que definitivamente ocultaba algo.
- De acuerdo
Me tenté de la risa y tuve que cubrir mi rostro con una mano para disimular un poco. ¿De verdad? mi voz salía temblorosa, sentí la mirada de varios y me aclaré la garganta. Es decir, es terrible lo que está diciendo, sólo que Caelia… ¿de verdad esa es toda la respuesta? la chica puso una cara de confusión que sólo avivó la llama de mi risa, esta vez las carcajadas eran extremadamente limpias.
- ¿La Sheik es una buena guerrera?
Mi risa se detuvo por la mitad y me paré derecha, tensa. Levanté una ceja y miré a los alrededores en alerta. ¿Esa mujer estaba loca? La forma en la que lo había dicho era como si ella perteneciera a uno de los clanes conflictivos ¡y si lo fuera! ¿estaba loca por hacer esa pregunta? Instintivamente me puse a su lado y miré a Eltrant con ojos grandes, no sabía cómo reaccionar, es decir, el hombre deposita su confianza en mí y Caelia va y hace una escena ¿Sabes lo que estás…? comencé a preguntarle a la humana, pero ella me apartó de su lado con el arco, golpeándome en un hombro. Ella decía poco, pero siempre sabía lo que decía. Había sido tonto de mí actuar de esa forma y tomar su introspección a la ligera.
- ¿La Sheik es capaz de gobernarnos? volvió a preguntar, levantando su cabeza desafiante. Conocía esa mirada de decisión, se había puesto en su modo terco. Dejé caer mis brazos, tenía que intentar pensar como ella ¿por qué haría esa pregunta? ¿Intentaba desafiar a los demás? No... no era su estilo, tampoco llamar la atención como lo estaba hanciendo. Miró al Neral ese y le apuntó con la punta de su arco. -¿Con quién estás?- preguntó, señalándolo. Me quedé en blanco.
Más vale que sí sea susurré, sintiendo que todos los años que se me habían levantado se me venían encima. Caelia era una fuerza de la naturaleza. No sabía por qué se había puesto de esa manera Espero que tengas un buen argumento para convencerla, porque esto se puede poner mal y la verdad que no quiero arruinar otra fiesta. Esta vez quería disfrutar volví a susurrar, tratando de llamar la atención de Eltrant o Lyn. No se que se le metió en la cabeza pero por favor, que sea por las buenas, no quiero verme obligada a elegir. Caelia por su parte, me miraba como a una mascota traidora, de esas que se van con los primeros que le ofrecen comida.
A ver, yo no tenía tantos amigos o conocidos en los que estaba en buenos términos ¿era mucho pedirle a esos malditos dioses que hubiera armonía en mi pequeño circulito de amistades? Tch ¿dónde estaban las anécdotas y el alcohol? No quería saltearme esos pasos e ir directo a la pelea de bar. ¿Y qué era esa pregunta final? Me masajee la sien y mordí mis labios. “Si yo fuera Caelia... y señalara al chaman -¿se puede hacer eso?- hmm... ¿tal vez lo estaba inculpando de tirar la piedra y esconder la mano? si sólo era uno mas, no tendría que tener tanta información” entrecerré los ojos y volví a mi forma de lobo, me quedé sentada, atenta, prestando atención a lo que sucedía
Está bien, está bien levanté las manos, en señal de rendición, recordé que Caelia estaba tras de mí y le negué con la cabeza, pensaba introducirla, pero todavía no tenía la oportunidad. Ella había reaccionado sobre mi reacción y ahora estaba desconcertada. Asintió y se quedó quieta, esperando ver cómo se desenvolvían los hechos. Podía ver la curiosidad en sus ojos, pero no dijo nada. Puedo conceder que no eres horrible, pero sí un monstruo, es decir… ambas lo somos nos señalé A no ser que te alimentes del aire y seas una nueva generación… entrecerré los ojos y me acerqué un poco a ella. Luego sonreí y agaché mi cabeza para que tocara mi pelo si quería. Se quedó así luego de mi primera transformación… es algo que todavía me perturba, a veces me encogí de hombros. A mi me gusta más el tuyo, pasa más desapercibido y se parece a como era el mío antes suspiré.
Estaba a punto de ofrecerle una disculpa por mi excelente demostración de la forma caca de expresarme, esa era después de todo, una de las razones por las que prefería andar en cuatro patas y gruñir en vez de hablar. Te ahorras varias cosas cuando no entienden exactamente lo que dices sino lo que intentas decir. Me aclaré la garganta, pero no pude evitar prestarle más atención al hombre que se dirigía a mi humana. Miré a Eltrant ¿Dalmasca? pregunté, finalmente poniendo mis ojos en su noctámbula compañera. Caelia respondió a su pregunta con una movimiento afirmativo de cabeza, sus ojos se habían suavizado, pero no parecía muy convencida con el tal chamán ese. ¿En serio? ¿Chamán de esos que bailan alrededor de las fogatas y piden que llueva? Porque aquí está más seco que la escama del anca de un Tamedo susurré. No era como que la vampiresa ahora fuese mi mejor amiga, pero en todas las semanas que llevaba allí no me había enterado de nada de lo que realmente sucedía por esos parajes, ni me había empapado especialmente en las costumbres.
Sabía que las mujeres solían cubrirse la cabeza, que estaban los nórgedos, que había habido una guerra… que había una fuerza dentro de la ciudad y otra fuera, pero me faltaba mucha más información, información que nunca quise pedir en la casa de los Bramuk, la familia de Caelia. No me gustó cuando el tal chamán tomó la mano de Caelia, quería morderlo. Nadie le decía a ella qué hacer, mucho menos un desconocido. Si quería tener su arco en su mano, estaba en todo su derecho. La intervención de Eltrant fue muy a tiempo. Caelia me lanzó una mirada y yo le devolví otra, no sabía si ella sabía lo que estaba ocurriendo, pero había algo en sus ojos que me decía que definitivamente ocultaba algo.
- De acuerdo
Me tenté de la risa y tuve que cubrir mi rostro con una mano para disimular un poco. ¿De verdad? mi voz salía temblorosa, sentí la mirada de varios y me aclaré la garganta. Es decir, es terrible lo que está diciendo, sólo que Caelia… ¿de verdad esa es toda la respuesta? la chica puso una cara de confusión que sólo avivó la llama de mi risa, esta vez las carcajadas eran extremadamente limpias.
- ¿La Sheik es una buena guerrera?
Mi risa se detuvo por la mitad y me paré derecha, tensa. Levanté una ceja y miré a los alrededores en alerta. ¿Esa mujer estaba loca? La forma en la que lo había dicho era como si ella perteneciera a uno de los clanes conflictivos ¡y si lo fuera! ¿estaba loca por hacer esa pregunta? Instintivamente me puse a su lado y miré a Eltrant con ojos grandes, no sabía cómo reaccionar, es decir, el hombre deposita su confianza en mí y Caelia va y hace una escena ¿Sabes lo que estás…? comencé a preguntarle a la humana, pero ella me apartó de su lado con el arco, golpeándome en un hombro. Ella decía poco, pero siempre sabía lo que decía. Había sido tonto de mí actuar de esa forma y tomar su introspección a la ligera.
- ¿La Sheik es capaz de gobernarnos? volvió a preguntar, levantando su cabeza desafiante. Conocía esa mirada de decisión, se había puesto en su modo terco. Dejé caer mis brazos, tenía que intentar pensar como ella ¿por qué haría esa pregunta? ¿Intentaba desafiar a los demás? No... no era su estilo, tampoco llamar la atención como lo estaba hanciendo. Miró al Neral ese y le apuntó con la punta de su arco. -¿Con quién estás?- preguntó, señalándolo. Me quedé en blanco.
Más vale que sí sea susurré, sintiendo que todos los años que se me habían levantado se me venían encima. Caelia era una fuerza de la naturaleza. No sabía por qué se había puesto de esa manera Espero que tengas un buen argumento para convencerla, porque esto se puede poner mal y la verdad que no quiero arruinar otra fiesta. Esta vez quería disfrutar volví a susurrar, tratando de llamar la atención de Eltrant o Lyn. No se que se le metió en la cabeza pero por favor, que sea por las buenas, no quiero verme obligada a elegir. Caelia por su parte, me miraba como a una mascota traidora, de esas que se van con los primeros que le ofrecen comida.
A ver, yo no tenía tantos amigos o conocidos en los que estaba en buenos términos ¿era mucho pedirle a esos malditos dioses que hubiera armonía en mi pequeño circulito de amistades? Tch ¿dónde estaban las anécdotas y el alcohol? No quería saltearme esos pasos e ir directo a la pelea de bar. ¿Y qué era esa pregunta final? Me masajee la sien y mordí mis labios. “Si yo fuera Caelia... y señalara al chaman -¿se puede hacer eso?- hmm... ¿tal vez lo estaba inculpando de tirar la piedra y esconder la mano? si sólo era uno mas, no tendría que tener tanta información” entrecerré los ojos y volví a mi forma de lobo, me quedé sentada, atenta, prestando atención a lo que sucedía
Woodpecker
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 838
Nivel de PJ : : 6
Re: [cerrado] Luces sobre la arena [privado]
Entornó los ojos y, apartando a un lado a Neral, se colocó frente a Caelia.
¿Aquello había sido alguna especie de confesión? ¿De verdad una nórgeda estaba preguntado si Bashira era una la gobernante que se merecían? No sabía de muchas personas capaces de preguntar a eso con tanta arrogancia, no después de lo que Bashira había hecho por su gente.
Solo los pocos partidarios de Shalam que quedaban en el arenal.
Cuando la mujer apuntó con el arco a Neral, Eltrant de forma casual, casi instintiva, depositó su mano derecha en la empuñadura de Recuerdo. Asintió con suavidad a las palabras de Wood cuando esta pidió a los presentes resolverlo todo por las buenas poco antes de volver a convertirse en un lobo.
Estaban empezando a atraer miradas, tenían que acabar con aquello rápido.
Neral, que no había apartado su mirada de Caelia en ningún momento, se mostraba más cauto, sin embargo, como un gato al que habían acorralado en un callejón, parecía a punto de saltar en cualquier momento.
Afortunadmaente, no pasó nada similar.
- Creo que sé lo que me intenta decir, Caelia. – dijo Neral recuperando un poco la compostura, respirando profundamente. – Sí, pienso que Bashira es una buena Sheik. – dijo – No habría llamado a un hombre del que se dice que levantó a Kagzilla con una mano para ayudarla. – dijo señalando a Eltrant, este desvió levemente la mirada, aquellos rumores seguían en el arenal. - La Sheik ha hecho innumerables progresos para el pueblo nórgedo. – Continuó diciendo sin alterar un ápice el tono de su voz. – Y yo estoy con ese pueblo, moriría por ese pueblo. – dijo frunciendo el ceño, algo le decía que Neral se había sentido insultado al recibir aquella pregunta. – Así que, primogénita del Clan Bramuk, le agradecería que bajase su arma si no va a usarla. – Indicó con cierta brusquedad en sus palabras, aquello no era una petición, era una orden.
¿Qué clase de tipo era Neral en realidad? Vestía como un chamán y se comportaba lejanamente como uno, pero estaba empezando a ver que aquello no era más que una fachada, o que al menos lo era en parte.
¿Una especie de espía? Eltrant imaginaba que todos los reyes de Aerandir tendrían de esos a su cargo, aunque siempre se los había imaginado más como… Alanna.
- ¿Y si nos relajamos todos un poco, nos damos las manos y cantamos una de estas alegres melodías que…? – Lyn se llevó ambas manos hasta la nuca y se centró en oír mejor la canción que sonaba de fondo; a oídos de Eltrant no eran más que sonidos guturales. – Bueno, vale. ¿Y si bailamos? – Esbozó una sonrisa, Eltrant se llevó la mano hasta la cara y viéndose incapaz de contenerla, dejó escapar una pequeña carcajada.
- Entonces… - Eltrant se colocó entre Neral y Caelia. - ¿Alguno tiene una idea de que pueden estar planeando para enemistar a los clanes? – Preguntó - ¿Qué se puede usar aquí para eso? – Volvió a otear el lugar, esperando que alguna idea se le viniese de pronto a la cabeza.
¿Aquello había sido alguna especie de confesión? ¿De verdad una nórgeda estaba preguntado si Bashira era una la gobernante que se merecían? No sabía de muchas personas capaces de preguntar a eso con tanta arrogancia, no después de lo que Bashira había hecho por su gente.
Solo los pocos partidarios de Shalam que quedaban en el arenal.
Cuando la mujer apuntó con el arco a Neral, Eltrant de forma casual, casi instintiva, depositó su mano derecha en la empuñadura de Recuerdo. Asintió con suavidad a las palabras de Wood cuando esta pidió a los presentes resolverlo todo por las buenas poco antes de volver a convertirse en un lobo.
Estaban empezando a atraer miradas, tenían que acabar con aquello rápido.
Neral, que no había apartado su mirada de Caelia en ningún momento, se mostraba más cauto, sin embargo, como un gato al que habían acorralado en un callejón, parecía a punto de saltar en cualquier momento.
Afortunadmaente, no pasó nada similar.
- Creo que sé lo que me intenta decir, Caelia. – dijo Neral recuperando un poco la compostura, respirando profundamente. – Sí, pienso que Bashira es una buena Sheik. – dijo – No habría llamado a un hombre del que se dice que levantó a Kagzilla con una mano para ayudarla. – dijo señalando a Eltrant, este desvió levemente la mirada, aquellos rumores seguían en el arenal. - La Sheik ha hecho innumerables progresos para el pueblo nórgedo. – Continuó diciendo sin alterar un ápice el tono de su voz. – Y yo estoy con ese pueblo, moriría por ese pueblo. – dijo frunciendo el ceño, algo le decía que Neral se había sentido insultado al recibir aquella pregunta. – Así que, primogénita del Clan Bramuk, le agradecería que bajase su arma si no va a usarla. – Indicó con cierta brusquedad en sus palabras, aquello no era una petición, era una orden.
¿Qué clase de tipo era Neral en realidad? Vestía como un chamán y se comportaba lejanamente como uno, pero estaba empezando a ver que aquello no era más que una fachada, o que al menos lo era en parte.
¿Una especie de espía? Eltrant imaginaba que todos los reyes de Aerandir tendrían de esos a su cargo, aunque siempre se los había imaginado más como… Alanna.
- ¿Y si nos relajamos todos un poco, nos damos las manos y cantamos una de estas alegres melodías que…? – Lyn se llevó ambas manos hasta la nuca y se centró en oír mejor la canción que sonaba de fondo; a oídos de Eltrant no eran más que sonidos guturales. – Bueno, vale. ¿Y si bailamos? – Esbozó una sonrisa, Eltrant se llevó la mano hasta la cara y viéndose incapaz de contenerla, dejó escapar una pequeña carcajada.
- Entonces… - Eltrant se colocó entre Neral y Caelia. - ¿Alguno tiene una idea de que pueden estar planeando para enemistar a los clanes? – Preguntó - ¿Qué se puede usar aquí para eso? – Volvió a otear el lugar, esperando que alguna idea se le viniese de pronto a la cabeza.
Eltrant Tale
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1378
Nivel de PJ : : 10
Re: [cerrado] Luces sobre la arena [privado]
“¿Kagzilla?” me hubiera reído con muchas ganas si la situación no hubiese sido tan tensa. En ese arenal la gente hablaba de una forma muy chistosa y tenían sus propios modismos, pero “¿Kagzilla como una mezcla de Kag con una silla con zeta?” sabía que debía de ser una forma de expresión que desconocía y por la forma en la que el hombre lo interpuso, debía de ser una especie superdesarrollada de Kag –probablemente-. Ojee a Eltrant con una nueva luz. Definitivamente eso era algo encomiable, yo no me acercaría a uno de esos a no ser que tuviera un excelente motivo, uno de peso, más pesado que ese Kag… mal chiste interno. Sacudí la cabeza. No se me pasó la reacción de Caelia ante la afirmación de que el chamán moriría por el pueblo, creo que eso de levantar la ceja se le había pegado de mí. Me sentí ligeramente orgullosa por esa mínima representación mía en ella.
“Así que lo está probando, inteligente Caelia”
La propuesta de Lyn fue divertida, la vampiresa parecía tener buenas intenciones, esperaba que su idea funcionara, aunque lo veía bastante parco. Al menos Caelia bajó su arco para finalmente devolverlo a la espalda. ¿Eso quería decir que confiaba en él? Me buscó con la mirada y vino hacia mí, levanté el hocico, haciéndome la ofendida. La joven ignoró a Neral y me abrazó del cuello, luego se dirigió a Eltrant y Lyn. - Un ataque a la celebración- me puse en pie, liberándome de sus brazos y volviendo a la forma humana. Caelia… comencé a decir, mi voz era grave. - Siento lo de tu hombro- susurró, depositando una mano sobre la armadura.
No confías en Neros afirmé
- ¿Tú si?
No es como si mi opinión importase
Negó con la cabeza, como si yo fuera alguna especie de tarada, y volvió a mirar a la pareja -Mis respetos a uno de los extranjeros más cercanos a la gran Bashira, sus hazañas no son pocas entre nuestra gente- Se paró a mi lado, cruzando sus brazos frente al pecho - La traición se paga con la vida. Debe de tener buenas razones para confiar en el que se hace llamar chamán- sentenció. Siempre todo lo que ella decía era con un aire tan digno que me ganaba el lado bueno, sus ojos siempre me convencían. - Pobres argumentos para convencer a una guerrera. La fuerza no une a los nórgedos- suspiré esas palabras no eran una elección aleatoria Dices que hay que convencer a una familia poderosa ¿me equivoco? Y asumo que es lo suficientemente influyente como para que no cualquiera quiera interponerse. ¿También habrá un ataque? Tendrías que haber empezado por eso mascullé imitándola en su figura.
Me miró como mostrándome lo obvio, incluso había cargado por mí mi hacha. Suspiré.
- Juntas- enarqué una ceja “¿Está celosa? Todo eso porque no la había presentado en tiempo y forma? ¿En serio?” Caelia no dejaba de ser joven e impetuosa... - Espadas contratadas, lenguas de veneno, y seguidores del traidor- acompañaba cada parte con una seña, las personas con lengua de veneno estaban alrededor de nosotros al parecer. Me atusé el pelo en una señal de desesperación, cuando le daba por ponerse misteriosa, Caelia no ayudaba, parecía que poco le importaba lo que sucedía, o podía ser que su familia ya estuviera moviéndose por otros canales. Tendrás un plan le dije a Eltrant Dime que tienes un plan, por favor apreté los dientes. - Debemos detener a las espadas- ella sonrió enigmáticamente.
Cerré los ojos tratando de imaginarme un mundo paralelo en donde ella me viera como a una persona humana y no como a una mascota de pelea que solo se suelta para matar cosas. Me gustaba que no me tuvieran mucho en cuenta, era más fácil partir con el corazón liviano, pero en momentos como ese era desconcertante y difícil. Es decir, me había arrastrado con Asher y sus nómadas como si fuese un día de campo... me golpee la cara con ambas manos, dejándola cubierta. Tenía que ser alguna especie de castigo de Fenrir por prestarle mi hacha sólo por un techo y comida, ignorando mis otras responsabilidades fuera de ese arenal. Podía haber mostrado más dignidad desde el principio para ser tratada de otra manera, ahora sólo tenía que poner mi pecho frente a cualquier enemigo como una simple mercenaria.
“Así que lo está probando, inteligente Caelia”
La propuesta de Lyn fue divertida, la vampiresa parecía tener buenas intenciones, esperaba que su idea funcionara, aunque lo veía bastante parco. Al menos Caelia bajó su arco para finalmente devolverlo a la espalda. ¿Eso quería decir que confiaba en él? Me buscó con la mirada y vino hacia mí, levanté el hocico, haciéndome la ofendida. La joven ignoró a Neral y me abrazó del cuello, luego se dirigió a Eltrant y Lyn. - Un ataque a la celebración- me puse en pie, liberándome de sus brazos y volviendo a la forma humana. Caelia… comencé a decir, mi voz era grave. - Siento lo de tu hombro- susurró, depositando una mano sobre la armadura.
No confías en Neros afirmé
- ¿Tú si?
No es como si mi opinión importase
Negó con la cabeza, como si yo fuera alguna especie de tarada, y volvió a mirar a la pareja -Mis respetos a uno de los extranjeros más cercanos a la gran Bashira, sus hazañas no son pocas entre nuestra gente- Se paró a mi lado, cruzando sus brazos frente al pecho - La traición se paga con la vida. Debe de tener buenas razones para confiar en el que se hace llamar chamán- sentenció. Siempre todo lo que ella decía era con un aire tan digno que me ganaba el lado bueno, sus ojos siempre me convencían. - Pobres argumentos para convencer a una guerrera. La fuerza no une a los nórgedos- suspiré esas palabras no eran una elección aleatoria Dices que hay que convencer a una familia poderosa ¿me equivoco? Y asumo que es lo suficientemente influyente como para que no cualquiera quiera interponerse. ¿También habrá un ataque? Tendrías que haber empezado por eso mascullé imitándola en su figura.
Me miró como mostrándome lo obvio, incluso había cargado por mí mi hacha. Suspiré.
- Juntas- enarqué una ceja “¿Está celosa? Todo eso porque no la había presentado en tiempo y forma? ¿En serio?” Caelia no dejaba de ser joven e impetuosa... - Espadas contratadas, lenguas de veneno, y seguidores del traidor- acompañaba cada parte con una seña, las personas con lengua de veneno estaban alrededor de nosotros al parecer. Me atusé el pelo en una señal de desesperación, cuando le daba por ponerse misteriosa, Caelia no ayudaba, parecía que poco le importaba lo que sucedía, o podía ser que su familia ya estuviera moviéndose por otros canales. Tendrás un plan le dije a Eltrant Dime que tienes un plan, por favor apreté los dientes. - Debemos detener a las espadas- ella sonrió enigmáticamente.
Cerré los ojos tratando de imaginarme un mundo paralelo en donde ella me viera como a una persona humana y no como a una mascota de pelea que solo se suelta para matar cosas. Me gustaba que no me tuvieran mucho en cuenta, era más fácil partir con el corazón liviano, pero en momentos como ese era desconcertante y difícil. Es decir, me había arrastrado con Asher y sus nómadas como si fuese un día de campo... me golpee la cara con ambas manos, dejándola cubierta. Tenía que ser alguna especie de castigo de Fenrir por prestarle mi hacha sólo por un techo y comida, ignorando mis otras responsabilidades fuera de ese arenal. Podía haber mostrado más dignidad desde el principio para ser tratada de otra manera, ahora sólo tenía que poner mi pecho frente a cualquier enemigo como una simple mercenaria.
Woodpecker
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 838
Nivel de PJ : : 6
Re: [cerrado] Luces sobre la arena [privado]
Caelia era… curiosa de ver.
Eltrant no podía describirla con otras palabras, era la representación del pueblo Nórgedo echa persona, bastante similar a Bashira, incluso. Aunque tenía que admitir que su forma de hablar estaba empezando a cansarle, de no llegar a estar allí Wood Eltrant no habría captado nada de lo que la mujer estaba diciendo para empezar.
Demasiado misterio, demasiados juegos de palabras para su gusto.
Suspiró, se pasó la mano por la barba y se giró hacía Wood, buscando la traducción de la loba a las últimas palabras de la mujer. La nórgeda, por otro lado, parecía estar divirtiéndose con los rostros desconcertados de todos los presentes. Incluso Neral parecía estar fuera de lugar.
- ¿Entonces una familia poderosa…? – Entrecerró levemente los ojos, pensativo. – Espadas contratadas, traidores y lenguas de serpiente… - Susurró para sí, sin perder de vista a ninguno de los nórgedos que danzaban alrededor del fuego.
Caelia parecía saber más de lo que aparentaba, aunque por alguna razón no quería desvelar demasiado por el momento. Decidió no insistir, como mínimo la mujer parecía estar de su lado, confiaría en que esta tenía motivos de peso para no decir directamente el nombre del plan que conspiraba contra la Sheik.
Eltrant miró a Wood con cada de circunstancia cuando esta le preguntó si tenía un plan y suspiró con suavidad, por otro lado, Lyn estalló en carcajadas.
- ¡¿Un plan?! – Continuó riéndose, Eltrant esbozó una sonrisa, algo nervioso, y la obvió durante unos segundos, mientras pensaba con todas sus fuerzas como responder a lo que su vieja amiga había dicho.
Después sonrió genuinamente.
- Pues sí que tengo… -
- Dar espadazos no cuenta como plan. – Cortó la vampiresa casi de inmediato, limpiándose la solitaria lagrimilla que descendía por su mejilla.
- ¡Eso suele funcionar! – Exclamó Eltrant de vuelta, lo que hizo que la muchacha volviese a soltar una risotada y se viese obligada a apoyarse en Wood lo cual atrajo algunas miradas. – El caso es que… solo tenemos que ponerles nerviosos. – dijo Eltrant a los presentes - Que piensen que estamos cerca de descubrirles. – dijo cruzándose de brazos, acallando su voz un poco, temiendo que alguien pudiese estar escuchando – Obligarles a que actúen rápido y a que se equivoquen. – dijo agachándose momentáneamente frente a los presentes, ajustando de forma instintiva las correas de su armadura.
Se atusó la barba y miró, sin levantarse de dónde estaba, la celebración.
- La cosa es… ¿Cómo? -
Ya no bailaban, ahora los bailes habían dejado paso lo que parecía ser una sucesión de discursos que, uno a uno, todos los líderes de los clanes estaban dando. Se podían oír perfectamente desde dónde estaban, la mayoría trataban de la unidad de las gentes del desierto, de fuerza y apoyo en una época en la que los nórgedos iban a renacer como facción a tener en cuenta en Aerandir.
¿Cómo podían llamar la atención de todos los presentes sin desvelar totalmente lo que estaban tramando? Tenía que ser algo que solo las “lenguas de veneno” oyesen de forma casual y que los pusiese en alerta.
Necesitaba algo que llamase la atención lo suficiente, pero no demasiado como para que todos se pusiesen a la defensiva. No se le daba bien aquello, los complots y los secretos le eran difíciles de adivinar, siempre se la había dado mejor ser directo.
Pero, en aquel momento, aquello no iba a funcionar.
Tomó aire y, tras levantarse, se giró hacía los presentes, esperando que estos tuviesen alguna idea. No obstante, ahí fue el momento en el que volvió a percatarse de las distintas runas que adornaban su armadura.
- Wood. – dijo acercándose a la muchacha, repasando las distintas runas de la armadura de la mujer con la yema de sus dedos. – Creo que tengo una idea. – dijo a continuación buscando a Caelia con la mirada. - ¿Crees que podríais dar un discurso? – Preguntó girándose hacía el lugar frente a la pira en el que todos los nórgedos se congregaban para oír a los distintos jefes de los clanes.
Eltrant no podía describirla con otras palabras, era la representación del pueblo Nórgedo echa persona, bastante similar a Bashira, incluso. Aunque tenía que admitir que su forma de hablar estaba empezando a cansarle, de no llegar a estar allí Wood Eltrant no habría captado nada de lo que la mujer estaba diciendo para empezar.
Demasiado misterio, demasiados juegos de palabras para su gusto.
Suspiró, se pasó la mano por la barba y se giró hacía Wood, buscando la traducción de la loba a las últimas palabras de la mujer. La nórgeda, por otro lado, parecía estar divirtiéndose con los rostros desconcertados de todos los presentes. Incluso Neral parecía estar fuera de lugar.
- ¿Entonces una familia poderosa…? – Entrecerró levemente los ojos, pensativo. – Espadas contratadas, traidores y lenguas de serpiente… - Susurró para sí, sin perder de vista a ninguno de los nórgedos que danzaban alrededor del fuego.
Caelia parecía saber más de lo que aparentaba, aunque por alguna razón no quería desvelar demasiado por el momento. Decidió no insistir, como mínimo la mujer parecía estar de su lado, confiaría en que esta tenía motivos de peso para no decir directamente el nombre del plan que conspiraba contra la Sheik.
Eltrant miró a Wood con cada de circunstancia cuando esta le preguntó si tenía un plan y suspiró con suavidad, por otro lado, Lyn estalló en carcajadas.
- ¡¿Un plan?! – Continuó riéndose, Eltrant esbozó una sonrisa, algo nervioso, y la obvió durante unos segundos, mientras pensaba con todas sus fuerzas como responder a lo que su vieja amiga había dicho.
Después sonrió genuinamente.
- Pues sí que tengo… -
- Dar espadazos no cuenta como plan. – Cortó la vampiresa casi de inmediato, limpiándose la solitaria lagrimilla que descendía por su mejilla.
- ¡Eso suele funcionar! – Exclamó Eltrant de vuelta, lo que hizo que la muchacha volviese a soltar una risotada y se viese obligada a apoyarse en Wood lo cual atrajo algunas miradas. – El caso es que… solo tenemos que ponerles nerviosos. – dijo Eltrant a los presentes - Que piensen que estamos cerca de descubrirles. – dijo cruzándose de brazos, acallando su voz un poco, temiendo que alguien pudiese estar escuchando – Obligarles a que actúen rápido y a que se equivoquen. – dijo agachándose momentáneamente frente a los presentes, ajustando de forma instintiva las correas de su armadura.
Se atusó la barba y miró, sin levantarse de dónde estaba, la celebración.
- La cosa es… ¿Cómo? -
Ya no bailaban, ahora los bailes habían dejado paso lo que parecía ser una sucesión de discursos que, uno a uno, todos los líderes de los clanes estaban dando. Se podían oír perfectamente desde dónde estaban, la mayoría trataban de la unidad de las gentes del desierto, de fuerza y apoyo en una época en la que los nórgedos iban a renacer como facción a tener en cuenta en Aerandir.
¿Cómo podían llamar la atención de todos los presentes sin desvelar totalmente lo que estaban tramando? Tenía que ser algo que solo las “lenguas de veneno” oyesen de forma casual y que los pusiese en alerta.
Necesitaba algo que llamase la atención lo suficiente, pero no demasiado como para que todos se pusiesen a la defensiva. No se le daba bien aquello, los complots y los secretos le eran difíciles de adivinar, siempre se la había dado mejor ser directo.
Pero, en aquel momento, aquello no iba a funcionar.
Tomó aire y, tras levantarse, se giró hacía los presentes, esperando que estos tuviesen alguna idea. No obstante, ahí fue el momento en el que volvió a percatarse de las distintas runas que adornaban su armadura.
- Wood. – dijo acercándose a la muchacha, repasando las distintas runas de la armadura de la mujer con la yema de sus dedos. – Creo que tengo una idea. – dijo a continuación buscando a Caelia con la mirada. - ¿Crees que podríais dar un discurso? – Preguntó girándose hacía el lugar frente a la pira en el que todos los nórgedos se congregaban para oír a los distintos jefes de los clanes.
Eltrant Tale
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1378
Nivel de PJ : : 10
Re: [cerrado] Luces sobre la arena [privado]
La vampiresa se rió a costa de nosotros, levanté una ceja sintiendo cierto agravio… después pensé que tal vez ella veía a Eltrant como Caelia a mí, y sentí que no tenía que meterme en donde no me llamaran. De acuerdo, muy probablemente no tenía nada que decir, Lyn era del tipo pensador/estratega mientras que nosotros los que recibíamos las órdenes y nos manchábamos de sangre. Aunque el humano era más virtuoso que yo, puesto que rápidamente pareció hilvanar varias ideas. Le observé donde estaba, siguiendo con la vista lo que él veía, intentando ver como él. Pestañee un par de veces, estaba en blanco. Caelia mirándome fijamente a la cara y susurrando el nombre de “Fae” como para que no me olvidara la forma en la que ella me llamaba. No sabía qué me ponía más tensa, si la actitud despreocupada de Caelia o el hecho de que unos malditos intentaran arruinarlo todo. De cualquier forma, estaba parada allí, me sentía tan rígida como una tabla.
-Fae- le corrigió Caelia. Suspiré y encogí los hombros Aquí me conocen como Fae… es una larga historia suspiré enarcando una ceja. - Sí, debemos dar un discurso, pero eso no detendrá a las espadas contratadas de los seguidores del traidor- comentó Está bien… digamos que damos un discurso me quedé en blanco ¿Estás loco? miré mis runas y miré a cada uno de los presentes No no. Está totalmente mal. En primer lugar, estas runas son mi pase de entrada a esta fiesta privada, nada más. Segundo, no tengo ni una pequeña idea de lo que pasa en estos lares y tercero, soy mala con las palabras. Deberías de saberlo a estas alturas mascullé golpeando el suelo arenoso. Aquí está mi plan. Vamos fuera, nos adelantamos a quien sea que venga a atacar y barremos con todo.
- O… hacemos ambas cosas- Caelia sacó de entre su ropa la punta quebrada de una lanza - Si el amigo personal de la sheik se presenta con la prueba de que el clan Bramuk diezmó a los seguidores del traidor que están incitándonos…- Me miró y puse los ojos en blanco - Fae, te seguiré en cuanto pueda. Sólo necesitamos hacerlos dudar, con la ayuda de Eltrant lo lograremos- oh… por supuesto, me había olvidado sobre el lado político de la familia. Suspiré por enésima vez y asentí con la cabeza. De acuerdo, no me necesitan en la parte del discurso… ¿verdad? ¿Eso quiere decir que me puedo ir ahora mismo? pregunté dubitativa. Realmente odiaba atraer atención hacia mi persona. - Mis hermanos y tíos están en el arenal, esperando para emboscar a los traidores en cuanto se muevan. Sólo falta escuchar los otros discursos para conocer las intenciones del resto de lenguas de veneno- Que se conocerán si algo perturba sus planes... completé lo que había dejado en blanco. Me preguntaba si había contado con mi presencia para lograr sus planes y lo bien que le sentaba el ex guarda en todo el meollo en vez de mí. Lo sentía por el humano, pero yo feliz de intercambiar lugares.
Bien, finalmente comenzaba a entender por dónde venía la cuestión con todo ese entramado. Ajá… parece Eltrant que eres toda una celebridad. Disfrútalo le dije, golpeando suavemente su espalda y volviendo a la forma de lobo. Me hubiera gustado escuchar su discruso, pero tenía la oportunidad en bandeja de plata de ahorrarme la parte solemne y trabajar desde la oscuridad. Ni siquiera había algo que me hiciera dudarlo un momento; era tiempo de comenzar con la caza de brujas… o traidores nórgedos, en este caso. Podría acostumbrarme a eso, es decir, el desierto nocturno no era comparativo a mi primera batalla en los acuciantes calores bajo los rayos del sol. Me detuve un momento para esperar si habían comentarios de último momento, de lo contrario, partiría en busca del rastro de la familia de Caelia. Quería terminar todo rápido para poder hincarle el diente a algo rico, porque al final de todas esas cosas de clanes siempre haby comida ¿no?
-Fae- le corrigió Caelia. Suspiré y encogí los hombros Aquí me conocen como Fae… es una larga historia suspiré enarcando una ceja. - Sí, debemos dar un discurso, pero eso no detendrá a las espadas contratadas de los seguidores del traidor- comentó Está bien… digamos que damos un discurso me quedé en blanco ¿Estás loco? miré mis runas y miré a cada uno de los presentes No no. Está totalmente mal. En primer lugar, estas runas son mi pase de entrada a esta fiesta privada, nada más. Segundo, no tengo ni una pequeña idea de lo que pasa en estos lares y tercero, soy mala con las palabras. Deberías de saberlo a estas alturas mascullé golpeando el suelo arenoso. Aquí está mi plan. Vamos fuera, nos adelantamos a quien sea que venga a atacar y barremos con todo.
- O… hacemos ambas cosas- Caelia sacó de entre su ropa la punta quebrada de una lanza - Si el amigo personal de la sheik se presenta con la prueba de que el clan Bramuk diezmó a los seguidores del traidor que están incitándonos…- Me miró y puse los ojos en blanco - Fae, te seguiré en cuanto pueda. Sólo necesitamos hacerlos dudar, con la ayuda de Eltrant lo lograremos- oh… por supuesto, me había olvidado sobre el lado político de la familia. Suspiré por enésima vez y asentí con la cabeza. De acuerdo, no me necesitan en la parte del discurso… ¿verdad? ¿Eso quiere decir que me puedo ir ahora mismo? pregunté dubitativa. Realmente odiaba atraer atención hacia mi persona. - Mis hermanos y tíos están en el arenal, esperando para emboscar a los traidores en cuanto se muevan. Sólo falta escuchar los otros discursos para conocer las intenciones del resto de lenguas de veneno- Que se conocerán si algo perturba sus planes... completé lo que había dejado en blanco. Me preguntaba si había contado con mi presencia para lograr sus planes y lo bien que le sentaba el ex guarda en todo el meollo en vez de mí. Lo sentía por el humano, pero yo feliz de intercambiar lugares.
Bien, finalmente comenzaba a entender por dónde venía la cuestión con todo ese entramado. Ajá… parece Eltrant que eres toda una celebridad. Disfrútalo le dije, golpeando suavemente su espalda y volviendo a la forma de lobo. Me hubiera gustado escuchar su discruso, pero tenía la oportunidad en bandeja de plata de ahorrarme la parte solemne y trabajar desde la oscuridad. Ni siquiera había algo que me hiciera dudarlo un momento; era tiempo de comenzar con la caza de brujas… o traidores nórgedos, en este caso. Podría acostumbrarme a eso, es decir, el desierto nocturno no era comparativo a mi primera batalla en los acuciantes calores bajo los rayos del sol. Me detuve un momento para esperar si habían comentarios de último momento, de lo contrario, partiría en busca del rastro de la familia de Caelia. Quería terminar todo rápido para poder hincarle el diente a algo rico, porque al final de todas esas cosas de clanes siempre haby comida ¿no?
Woodpecker
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 838
Nivel de PJ : : 6
Re: [cerrado] Luces sobre la arena [privado]
Y al final, le tocaba dar el discurso a él.
Era gracioso, la mayoría de aquellas personas no le conocían, ni su nombre siquiera. Su presencia en Dalmasca durante los sucesos previos a la coronación, para muchos, no era más que un rumor, uno que solo podía confirmar la mismísima Sheik.
Pero allí estaba, pesando apresuradamente que iba a decir frente a los distintos clanes del desierto mientras Wood se alejaba lentamente para lidiar con “Las espadas contratadas”.
Caelia, mientras tanto, iría con él, aquello no le tranquilizaba demasiado. La Nórgeda seguía siendo igual de ilusiva que al principio, nada de lo que decía parecía tener sentido.
Aunque Wood la entendía.
- Lyn… - La vampiresa se giró hacía él. – Ve con W… - Se detuvo y miró a Caelia - Fae. – dijo señalando a la loba, que ahora en su forma animal se alejaba de dónde se encontraban.
- ¡Pero yo quería verte dar el discurso! – dijo inflando los mofletes, después suspiró y, tras varios segundos en silencio, asintió. – Más te vale repetírmelo después. – Aseveró fundiéndose con las sombras y marchándose tras Wood.
No tenía ni la más remota idea de cómo salir de aquel embrollo.
Se atusó la barba y tomó el aire que pudo.
Heral, a su lado, hizo una pequeña reverencia y se apartó a un lado, quedándose sentado sobre una piedra similar a la que, antes, había estado bajo Lyn.
- …vamos a acabar con esto cuanto antes. – Le dijo a Caelia dejando escapar el aire que contenía en sus pulmones, encaminándose hacía el circulo de personas en el que se estaban dando los discursos.
Atrajo miradas, por supuesto que lo hizo. Se abrió paso entre el gentío como buenamente pudo y, cortando a la mitad el discurso de un clan liderado por una mujer de cara de pocos amigos, Eltrant se internó en el círculo.
Le sabía un poco mal por la mujer, pero así captaría mejor la atención de todos.
- Siento… - La líder de aquel clan le miró con cara de pocos amigos y se deslizó hasta el resto de espectadores grácilmente, Eltrant no vio que dejase, siquiera, huellas en la arena. – Me lo tomaré como un sí. – dijo volviendo a buscar a Caelia con la mirada.
Un silencio abrumador se apoderó del lugar, todos miraban expectantes al extranjero que, por algún motivo, había decidido interrumpir el discurso de la cabeza del clan Eashira.
- Mi nombre es Eltrant Tale… - fue lo primero que dijo, muy lentamente, se notaba a la legua que no tenía nada preparado, pero ahora no podía echarse atrás.
- ¿Te refieres a Edén Taylor? – Cortó alguien del público. - ¿Ese que ayudó a la Sheik? – Añadió a continuación. Eltrant enarcó una ceja, pero no respondió, tenía que seguir hablando.
- El caso es que me han enviado aquí para… -
- ¡No, imbécil! – Exclamó otro. – ¡El nombre de ese tipo era Elran Tail! – Aseguró cruzándose de brazos justo después de darse varios golpes en el pecho.
Entrecerró los ojos, no sabía si estaba contento o no por aquello, pero en aquel momento no era precisamente lo que necesitaba.
- ¡El nombre no importa! – Exclamó Eltrant, algo molesto. – Estoy aquí en nombre de Bashira. – Aseguró frunciendo el ceño. – Un clan trata de perjudicar el nuevo gobierno de la Sheik. – dijo – Y he encontrado pruebas suficientes para desenmascararlo. – dijo. – Si digo esto es porque… sé quién eres. – Miró expectante a que alguno de los presentes se delatase, a que alguien decidiese huir o su expresión cambiase de golpe.
Pero no encontró nada en un principio.
- Tienes solo una oportunidad para rendirte pacíficamente. – Sentenció.
Una sucesión de susurros se apoderó del lugar, todos cuchicheaban con todos, preguntándose si, lo que decía el extranjero, era verdad. Tecnicamente, no lo era, aunque confiaba en Neral y en sus sospechas del complot, no tenían prueba alguna de que los presentes estaban implicados.
Eltrant, por otro lado, no pasó por alto el ligero picor que se apoderó de toda su piel, un hormigueo que conocía desgraciadamente bien. Afortunadamente para él, llegados a aquel punto era capaz de controlar la “maldición” lo suficientemente bien como para no convertirse en un licántropo en aquel lugar.
Pero estaba bastante seguro de que todos vieron como le crecía la cola de la parte trasera de su armadura, además de su barba, que se volvió sutilmente más espesa.
- Debería prestarle más atención a Lyn cuando me explica estas cosas… - Masculló para sí, entre dientes, tratando de disimular la cola, la cual parecía moverse como si tuviese voluntad propia; nunca iba a acostumbrarse a aquella cosa. – Me... pasa esto a veces. – Aseguró a todos los presentes. – En nada se va. – Indicó enseguida. – Lo de antes sigue en pie. – Trató de recuperar la compostura. – Sé que estás aquí, traidor a Bashira. Sal que todos te veamos. – Se cruzó de brazos y frunció el ceño, a su espalda, la cola iba de un lado a otro con aparente naturalidad.
Se vio obligada a salir de sus sombras tan pronto alcanzó a Wood.
- ¿Pero qué…? – Miró sus manos extrañada, tratando de convocar sus sombras. - ¿Enserio? ¿Ahora? – Se giró sobre sí misma y miró la luz que emanaba del claro en el que habían dejado al Mortal y a Caledia.
Si el castaño no había logrado controlar la transformación iban a tener que dar muchas explicaciones a los nórgedos para los que estaba hablando.
Se mordió el labio inferior y jugueteó con su flequillo, aun cuando estaba tentada de ir de vuelta a ver como estaba su compañero, se decidió, al cabo de unos segundos, por seguir a Wood.
Confió en que había seguido las instrucciones que le había dado.
Por algún motivo, ella era bastante natural a la hora de lidiar con su “licantropismo momentáneo”, como a ella le gustaba llamarlo.
El Mortal… por otro lado…
Suspiró, lanzando un último vistazo a las luces.
- Me han pedido que te acompañe. – dijo a Wood, tratando de ocultar su nerviosismo. – Así que… eso. – Sonrió a la loba, que aún no había salido de su forma animal. – Te sigo. – dijo colocándose junto a ella.
Off: Lo que les pasa a Eltrant y a Lyn es por esta "maldición" :
Era gracioso, la mayoría de aquellas personas no le conocían, ni su nombre siquiera. Su presencia en Dalmasca durante los sucesos previos a la coronación, para muchos, no era más que un rumor, uno que solo podía confirmar la mismísima Sheik.
Pero allí estaba, pesando apresuradamente que iba a decir frente a los distintos clanes del desierto mientras Wood se alejaba lentamente para lidiar con “Las espadas contratadas”.
Caelia, mientras tanto, iría con él, aquello no le tranquilizaba demasiado. La Nórgeda seguía siendo igual de ilusiva que al principio, nada de lo que decía parecía tener sentido.
Aunque Wood la entendía.
- Lyn… - La vampiresa se giró hacía él. – Ve con W… - Se detuvo y miró a Caelia - Fae. – dijo señalando a la loba, que ahora en su forma animal se alejaba de dónde se encontraban.
- ¡Pero yo quería verte dar el discurso! – dijo inflando los mofletes, después suspiró y, tras varios segundos en silencio, asintió. – Más te vale repetírmelo después. – Aseveró fundiéndose con las sombras y marchándose tras Wood.
No tenía ni la más remota idea de cómo salir de aquel embrollo.
Se atusó la barba y tomó el aire que pudo.
Heral, a su lado, hizo una pequeña reverencia y se apartó a un lado, quedándose sentado sobre una piedra similar a la que, antes, había estado bajo Lyn.
- …vamos a acabar con esto cuanto antes. – Le dijo a Caelia dejando escapar el aire que contenía en sus pulmones, encaminándose hacía el circulo de personas en el que se estaban dando los discursos.
Atrajo miradas, por supuesto que lo hizo. Se abrió paso entre el gentío como buenamente pudo y, cortando a la mitad el discurso de un clan liderado por una mujer de cara de pocos amigos, Eltrant se internó en el círculo.
Le sabía un poco mal por la mujer, pero así captaría mejor la atención de todos.
- Siento… - La líder de aquel clan le miró con cara de pocos amigos y se deslizó hasta el resto de espectadores grácilmente, Eltrant no vio que dejase, siquiera, huellas en la arena. – Me lo tomaré como un sí. – dijo volviendo a buscar a Caelia con la mirada.
Un silencio abrumador se apoderó del lugar, todos miraban expectantes al extranjero que, por algún motivo, había decidido interrumpir el discurso de la cabeza del clan Eashira.
- Mi nombre es Eltrant Tale… - fue lo primero que dijo, muy lentamente, se notaba a la legua que no tenía nada preparado, pero ahora no podía echarse atrás.
- ¿Te refieres a Edén Taylor? – Cortó alguien del público. - ¿Ese que ayudó a la Sheik? – Añadió a continuación. Eltrant enarcó una ceja, pero no respondió, tenía que seguir hablando.
- El caso es que me han enviado aquí para… -
- ¡No, imbécil! – Exclamó otro. – ¡El nombre de ese tipo era Elran Tail! – Aseguró cruzándose de brazos justo después de darse varios golpes en el pecho.
Entrecerró los ojos, no sabía si estaba contento o no por aquello, pero en aquel momento no era precisamente lo que necesitaba.
- ¡El nombre no importa! – Exclamó Eltrant, algo molesto. – Estoy aquí en nombre de Bashira. – Aseguró frunciendo el ceño. – Un clan trata de perjudicar el nuevo gobierno de la Sheik. – dijo – Y he encontrado pruebas suficientes para desenmascararlo. – dijo. – Si digo esto es porque… sé quién eres. – Miró expectante a que alguno de los presentes se delatase, a que alguien decidiese huir o su expresión cambiase de golpe.
Pero no encontró nada en un principio.
- Tienes solo una oportunidad para rendirte pacíficamente. – Sentenció.
Una sucesión de susurros se apoderó del lugar, todos cuchicheaban con todos, preguntándose si, lo que decía el extranjero, era verdad. Tecnicamente, no lo era, aunque confiaba en Neral y en sus sospechas del complot, no tenían prueba alguna de que los presentes estaban implicados.
Eltrant, por otro lado, no pasó por alto el ligero picor que se apoderó de toda su piel, un hormigueo que conocía desgraciadamente bien. Afortunadamente para él, llegados a aquel punto era capaz de controlar la “maldición” lo suficientemente bien como para no convertirse en un licántropo en aquel lugar.
Pero estaba bastante seguro de que todos vieron como le crecía la cola de la parte trasera de su armadura, además de su barba, que se volvió sutilmente más espesa.
- Debería prestarle más atención a Lyn cuando me explica estas cosas… - Masculló para sí, entre dientes, tratando de disimular la cola, la cual parecía moverse como si tuviese voluntad propia; nunca iba a acostumbrarse a aquella cosa. – Me... pasa esto a veces. – Aseguró a todos los presentes. – En nada se va. – Indicó enseguida. – Lo de antes sigue en pie. – Trató de recuperar la compostura. – Sé que estás aquí, traidor a Bashira. Sal que todos te veamos. – Se cruzó de brazos y frunció el ceño, a su espalda, la cola iba de un lado a otro con aparente naturalidad.
_____________________________________________________________
Se vio obligada a salir de sus sombras tan pronto alcanzó a Wood.
- ¿Pero qué…? – Miró sus manos extrañada, tratando de convocar sus sombras. - ¿Enserio? ¿Ahora? – Se giró sobre sí misma y miró la luz que emanaba del claro en el que habían dejado al Mortal y a Caledia.
Si el castaño no había logrado controlar la transformación iban a tener que dar muchas explicaciones a los nórgedos para los que estaba hablando.
Se mordió el labio inferior y jugueteó con su flequillo, aun cuando estaba tentada de ir de vuelta a ver como estaba su compañero, se decidió, al cabo de unos segundos, por seguir a Wood.
Confió en que había seguido las instrucciones que le había dado.
Por algún motivo, ella era bastante natural a la hora de lidiar con su “licantropismo momentáneo”, como a ella le gustaba llamarlo.
El Mortal… por otro lado…
Suspiró, lanzando un último vistazo a las luces.
- Me han pedido que te acompañe. – dijo a Wood, tratando de ocultar su nerviosismo. – Así que… eso. – Sonrió a la loba, que aún no había salido de su forma animal. – Te sigo. – dijo colocándose junto a ella.
________________________________________________________________
Off: Lo que les pasa a Eltrant y a Lyn es por esta "maldición" :
- Don Interracial:
Don interracial
En el quinto turno de los próximos tres temas que participéis os transformaréis, inevitablemente, en otra raza según las acciones que habéis tenido en este Evento. El efecto dura un solo turno. Yo os señalaré la raza que os transformaréis, la especialización y las habilidades que tendréis disponibles. Aquellos que habéis hecho trama entre vosotros tendréis acceso a más habilidades, de esta segunda raza, que los que han hecho un único post. Fácil: una habilidad por cada post que habéis escrito.
Eltrant Tale: Licántropo
Lyn: Licántropa
Eltrant Tale
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1378
Nivel de PJ : : 10
Re: [cerrado] Luces sobre la arena [privado]
La piedra y la arena eran frías bajo mis patas, sentía la necesidad de salir corriendo en cualquier dirección en busca de los problemas, pero me vi ante la necesidad de contenerme un poco, al menos hasta no ser vista por algún curioso que me hubiera seguido. Estaba por comenzar la carrera cuando tuve la imperiosa necesidad de darme la vuelta. Reconocí antes la voz de la vampiresa que su presencia, tenía cierta intuición que había algo distinto en ella, pero mis pensamientos estaban más focalizados en mantener a raya mis instintos que en cualquier idea ordenada. Le asentí a Lyn y dejé escapar un sonido gutural en señal de afirmación. No tardamos mucho en alcanzar un campamento nórgedo, olfatee el ambiente en busca de sangre, pero nada delataba que alguna batalla se hubiera llevado a cabo. Miré a la vampiresa y asentí. No olfateaba nada particular, pero reconocía algunas de las bestias que estaban amarradas, eran de los nuestros.
Unos Kags alertaron a los vigías. Me adelanté hacia las luces, alguien detuvo todo el movimiento anticipado -Es Fae- uno de los tíos de Caelia se acercó a mí, revisándome -¿Y Caelia?- preguntó, buscando con la mirada, pero sólo se encontró con Lyn. Dejé salir el aire aparatosamente por mi hocico, realmente echaba de menos esa poción que me permitía hablar en forma de lobo. Volví a la forma humana Se ha quedado tendiendo el cebo. Será mejor comenzar. Oh… ella es Lyn, una amiga le di una mirada a la vampiresa, no tenía idea en qué era buena, pero tampoco me iba a poner a preguntarle frente a Ventel. Espero que este pequeño destacamento no sea…
-No, estamos distribuidos. Los primeros que se encuentren con los matones encenderán las piras para dar aviso al resto- informó, acercándose a la joven para saludarla. Escudriñé el horizonte, pero en la forma humana era imposible saber qué podría estar pasando allí. Ese era uno de los momentos en los que me hubiera gustado tener al capitán Asher y sus nómadas cerca. A medida que me hacía vieja, sentía que era mejor pelear con amigos para proteger lo que uno tiene cerca de su corazón. Alguien dio una señal, levanté la vista y vi que a nuestra derecha, se encendía una pira en el horizonte. Escuché otra señal, a la izquierda también. Mierda mascullé, llevándome una mano a la cabeza. El tío de Caelia me miró - Iré a los de allá, Mourice está hacia allá- su voz estaba nerviosa, quería bien a su sobrino menor Nosotros nos encargamos me apresuré a asegurarle.
Esto… si quieres, puedes intentar montar sobre mi lomo… aunque preferiría que no le dije a la vampiresa, justo antes de transformarme y recurrir a mi mado alfa esperé a que Lyn tomara su decisión y salí corriendo a toda la velocidad que me daban las patas. Llegamos a tiempo para la refriega. No eran muchos, pero no quería subestimar a nadie. Di un gruñido de guerra y busqué al menor de los Bramuk, lo encontré cruzando aceros con un hombre león. Sin pensármelo dos veces, cargué contra la bestia, haciéndola volar un par de metros. Miré al chico aprehensivamente, era sólo un crío enclenque, no podía entender ese afán por ir de cabeza a la guerra. Negué con la cabeza, tampoco era como que yo era un buen ejemplo.
-¡Fae detrás!
Tuve tiempo apenas de moverme antes de que uno de los cuchillos arrojadizos del mocoso pasara rasante sobre mi cabeza para clavársele en un ojo a un hombre armado con una lanza. “Ay… que bueno” pensé. Era la primera vez que luchaba en una batalla real con el Bramuk chico y ya tenía que estar cuidándome de él, o era un inconsciente o me tenía mucha fe. Esperaba que fuera lo segundo, me quedé alrededor de él revoloteando e hiriendo a todos los que podía con mis garras y mis colmillos. El chico era como un magneto de gente que venía por su cabeza, probablemente parecía ser la mejor pieza de trofeo, mejor para mí, pues estaban aproximándose al degolladero.
Unos Kags alertaron a los vigías. Me adelanté hacia las luces, alguien detuvo todo el movimiento anticipado -Es Fae- uno de los tíos de Caelia se acercó a mí, revisándome -¿Y Caelia?- preguntó, buscando con la mirada, pero sólo se encontró con Lyn. Dejé salir el aire aparatosamente por mi hocico, realmente echaba de menos esa poción que me permitía hablar en forma de lobo. Volví a la forma humana Se ha quedado tendiendo el cebo. Será mejor comenzar. Oh… ella es Lyn, una amiga le di una mirada a la vampiresa, no tenía idea en qué era buena, pero tampoco me iba a poner a preguntarle frente a Ventel. Espero que este pequeño destacamento no sea…
-No, estamos distribuidos. Los primeros que se encuentren con los matones encenderán las piras para dar aviso al resto- informó, acercándose a la joven para saludarla. Escudriñé el horizonte, pero en la forma humana era imposible saber qué podría estar pasando allí. Ese era uno de los momentos en los que me hubiera gustado tener al capitán Asher y sus nómadas cerca. A medida que me hacía vieja, sentía que era mejor pelear con amigos para proteger lo que uno tiene cerca de su corazón. Alguien dio una señal, levanté la vista y vi que a nuestra derecha, se encendía una pira en el horizonte. Escuché otra señal, a la izquierda también. Mierda mascullé, llevándome una mano a la cabeza. El tío de Caelia me miró - Iré a los de allá, Mourice está hacia allá- su voz estaba nerviosa, quería bien a su sobrino menor Nosotros nos encargamos me apresuré a asegurarle.
Esto… si quieres, puedes intentar montar sobre mi lomo… aunque preferiría que no le dije a la vampiresa, justo antes de transformarme y recurrir a mi mado alfa esperé a que Lyn tomara su decisión y salí corriendo a toda la velocidad que me daban las patas. Llegamos a tiempo para la refriega. No eran muchos, pero no quería subestimar a nadie. Di un gruñido de guerra y busqué al menor de los Bramuk, lo encontré cruzando aceros con un hombre león. Sin pensármelo dos veces, cargué contra la bestia, haciéndola volar un par de metros. Miré al chico aprehensivamente, era sólo un crío enclenque, no podía entender ese afán por ir de cabeza a la guerra. Negué con la cabeza, tampoco era como que yo era un buen ejemplo.
-¡Fae detrás!
Tuve tiempo apenas de moverme antes de que uno de los cuchillos arrojadizos del mocoso pasara rasante sobre mi cabeza para clavársele en un ojo a un hombre armado con una lanza. “Ay… que bueno” pensé. Era la primera vez que luchaba en una batalla real con el Bramuk chico y ya tenía que estar cuidándome de él, o era un inconsciente o me tenía mucha fe. Esperaba que fuera lo segundo, me quedé alrededor de él revoloteando e hiriendo a todos los que podía con mis garras y mis colmillos. El chico era como un magneto de gente que venía por su cabeza, probablemente parecía ser la mejor pieza de trofeo, mejor para mí, pues estaban aproximándose al degolladero.
Off: Elt, te dejo a Caelia a ti, en este turno me la imagino incitando al responsable y sacando la punta de flecha para lanzarsela a alguien. Ya que Wood no está, podría comportarse como una chica normal xDD sería interesante de ver
Woodpecker
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 838
Nivel de PJ : : 6
Re: [cerrado] Luces sobre la arena [privado]
Para cuando su aspecto volvió a ser el de siempre los murmullos se habían convertido en voces y estas ya eran prácticamente multitudinarias.
Nadie parecía creer lo que estaba diciendo el castaño y, los pocos que lo hacían, no habían tardado apenas nada en culpar a los clanes que más odiaban de la supuesta traición.
Entrecerró los ojos, con los brazos aun cruzados, esperando que Caelia fuese capaz de aportar algo a aquello, él no dejaba de ser un extranjero del que muchos dudaban, el clan de la mujer parecía ser lo suficientemente importante como para acallar todas las voces.
Contra todo pronóstico la mujer sacó una de las flechas de su carcaj y, sin mediar palabra, caminó hasta el centro del corro que habían formado los nórgedos, colocándose justo al lado de Eltrant.
- ¿Qué estas planeando…? – De alguna forma, Eltrant ya estaba empezando a comprender algo de la personalidad de la mujer, no se sorprendió demasiado cuando esta, simplemente, se limitó a sonreír enigmáticamente y a colocar la flecha en su arco.
Todos callaron.
De nuevo, las voces y los gritos pasaron a ser murmullos.
La mujer tensó su arco y, aparentemente sin pensárselo demasiado, apuntó a un público que retrocedió horrorizado, muchos la tildaron a ella de traidora. Pero en sus ojos Eltrant vislumbró algo parecido a un brillo de reconocimiento.
Liberó su flecha sin decir nada.
Más gritos, algunos retrocedieron y otros echaron mano de sus armas.
Pero la flecha no llegó a alcanzar su destino, esta salió disparada por una fuerza externa y acabó clavada firmemente a los pies de la nórgedas.
- Esto es lo que necesitabas para salir tu cubil, serpiente. – dijo con una sonrisa de suficiencia.
Todos los presentes miraron a la mujer nórgeda que había estado a punto de recibir la flecha de Caelia con los ojos muy abiertos. Junto a ella, de inmediato, se aparecieron dos hombres que vestían largas túnicas de tonalidades oscuras.
No tardaron en hacerse con las lanzas que portaban a sus espaldas.
- El clan Bramuk siempre tan perceptivo. – dijo - ¿Cómo lo habéis descubierto? ¿Espías? – Tomó lentamente el arco que portaba a su espalda. – Ah, el viento se llevaba las palabras y vosotros las recogíais, seguro que vas a decirme algo así. – Eltrant llevó la mano hasta la empuñadura de Olvido, estudió a los recién llegados lentamente.
¿Cómo se habían aparecido?
De la nada más figuras comenzaron a presentarse, acercándose lentamente al lugar en el que estaba la pira desde todas direcciones. Eltrant prestó especial a los recién llegados, todos vestían armadura ligeras y lanzas y, el secreto tras su repentina aparición parecían ser las largas capas que dejaban caer al suelo.
- Encantamientos para moldear la luz. – dijo la mujer a Caelia señalando la capa que yacía en el suelo. – Si no odiase tanto a la nueva Sheik diría que ha hecho bien abriendo los mercados de las arenas a las gentes del continente. –
Respiró hondo y retrocedió un par de pasos, los nórgedos leales a Bashira que había en el lugar comenzaron a hacerse con sus respectivas armas. Estaban rodeados, ninguno parecía realmente preocupado.
Eltrant dejó caer su espada sobre su hombro.
¿Quién haría el primer movimiento?
Y se había metido en otra pelea.
¿Cómo acababa siempre así?
- “Ah, sí. El Mortal” – Se dijo en su cabeza, siguiendo de cerca a Wood, que volvía a estar en su forma animal.
Sus sombras habían vuelto de nuevo, apenas se había dado cuenta, pero el lapso de tiempo que podía pasar siendo una licantropa cada vez era menor. En cierto modo le apenaba, no había tenido la oportunidad de volver a ver la luz del sol y, por lo que sabía, estando en esa forma podría haberlo intentado.
Una parte de ella no se había atrevido a hacerlo, directamente.
No sabía decir por qué exactamente, quizás de daba miedo que fallase la maldición y se calcinara viva o puede que, simplemente, no desease recordar algo que no iba a poder a volver a ver nunca más.
Levantó un muro de sombras alrededor de ella cuando varios cuchillos buscaron su pecho, después miró y a Wood y dio una fuerte palmada frente a su cara, su propia sombra y las de la loba vibraron con suavidad. [1]
Las sombras les protegerían si alguien conseguía alcanzarles.
[1] Habilidad Lyn nivel 8: Guardián Oscuro.
Off: Puedes usar a Lyn en el siguiente turno si quieres, al pelear basicamente se dedica a molestar a los enemigos con sus sombras y todo eso :'D
Nadie parecía creer lo que estaba diciendo el castaño y, los pocos que lo hacían, no habían tardado apenas nada en culpar a los clanes que más odiaban de la supuesta traición.
Entrecerró los ojos, con los brazos aun cruzados, esperando que Caelia fuese capaz de aportar algo a aquello, él no dejaba de ser un extranjero del que muchos dudaban, el clan de la mujer parecía ser lo suficientemente importante como para acallar todas las voces.
Contra todo pronóstico la mujer sacó una de las flechas de su carcaj y, sin mediar palabra, caminó hasta el centro del corro que habían formado los nórgedos, colocándose justo al lado de Eltrant.
- ¿Qué estas planeando…? – De alguna forma, Eltrant ya estaba empezando a comprender algo de la personalidad de la mujer, no se sorprendió demasiado cuando esta, simplemente, se limitó a sonreír enigmáticamente y a colocar la flecha en su arco.
Todos callaron.
De nuevo, las voces y los gritos pasaron a ser murmullos.
La mujer tensó su arco y, aparentemente sin pensárselo demasiado, apuntó a un público que retrocedió horrorizado, muchos la tildaron a ella de traidora. Pero en sus ojos Eltrant vislumbró algo parecido a un brillo de reconocimiento.
Liberó su flecha sin decir nada.
Más gritos, algunos retrocedieron y otros echaron mano de sus armas.
Pero la flecha no llegó a alcanzar su destino, esta salió disparada por una fuerza externa y acabó clavada firmemente a los pies de la nórgedas.
- Esto es lo que necesitabas para salir tu cubil, serpiente. – dijo con una sonrisa de suficiencia.
Todos los presentes miraron a la mujer nórgeda que había estado a punto de recibir la flecha de Caelia con los ojos muy abiertos. Junto a ella, de inmediato, se aparecieron dos hombres que vestían largas túnicas de tonalidades oscuras.
No tardaron en hacerse con las lanzas que portaban a sus espaldas.
- El clan Bramuk siempre tan perceptivo. – dijo - ¿Cómo lo habéis descubierto? ¿Espías? – Tomó lentamente el arco que portaba a su espalda. – Ah, el viento se llevaba las palabras y vosotros las recogíais, seguro que vas a decirme algo así. – Eltrant llevó la mano hasta la empuñadura de Olvido, estudió a los recién llegados lentamente.
¿Cómo se habían aparecido?
De la nada más figuras comenzaron a presentarse, acercándose lentamente al lugar en el que estaba la pira desde todas direcciones. Eltrant prestó especial a los recién llegados, todos vestían armadura ligeras y lanzas y, el secreto tras su repentina aparición parecían ser las largas capas que dejaban caer al suelo.
- Encantamientos para moldear la luz. – dijo la mujer a Caelia señalando la capa que yacía en el suelo. – Si no odiase tanto a la nueva Sheik diría que ha hecho bien abriendo los mercados de las arenas a las gentes del continente. –
Respiró hondo y retrocedió un par de pasos, los nórgedos leales a Bashira que había en el lugar comenzaron a hacerse con sus respectivas armas. Estaban rodeados, ninguno parecía realmente preocupado.
Eltrant dejó caer su espada sobre su hombro.
¿Quién haría el primer movimiento?
____________________________________________________________
Y se había metido en otra pelea.
¿Cómo acababa siempre así?
- “Ah, sí. El Mortal” – Se dijo en su cabeza, siguiendo de cerca a Wood, que volvía a estar en su forma animal.
Sus sombras habían vuelto de nuevo, apenas se había dado cuenta, pero el lapso de tiempo que podía pasar siendo una licantropa cada vez era menor. En cierto modo le apenaba, no había tenido la oportunidad de volver a ver la luz del sol y, por lo que sabía, estando en esa forma podría haberlo intentado.
Una parte de ella no se había atrevido a hacerlo, directamente.
No sabía decir por qué exactamente, quizás de daba miedo que fallase la maldición y se calcinara viva o puede que, simplemente, no desease recordar algo que no iba a poder a volver a ver nunca más.
Levantó un muro de sombras alrededor de ella cuando varios cuchillos buscaron su pecho, después miró y a Wood y dio una fuerte palmada frente a su cara, su propia sombra y las de la loba vibraron con suavidad. [1]
Las sombras les protegerían si alguien conseguía alcanzarles.
________________________________________________
[1] Habilidad Lyn nivel 8: Guardián Oscuro.
Off: Puedes usar a Lyn en el siguiente turno si quieres, al pelear basicamente se dedica a molestar a los enemigos con sus sombras y todo eso :'D
Eltrant Tale
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1378
Nivel de PJ : : 10
Re: [cerrado] Luces sobre la arena [privado]
Oh, era casi poética la forma en la que se desarrollaba la pelea. Digamos que si bien nuestras fuerzas no estaban en su máximo, tampoco la de ellos. Estaba segura de que no esperaban que alguien les estuviera tendiendo una contraemboscada. Sentí la palmada de la mujer de Eltrant, era una encantadora de sombras, aullé de felicidad al verla usar ese elemento en la batalla. Una pequeña parte de mi se regocijaba de haberme encontrado a otra Carmilla. La chica era buena, sabía que no debía cuidarme las espaldas con ella presente, al menos no de ella, aunque daba un poco de miedo pensarla una posible oponente. Ese ex guarda… realmente había progresado como para haberse hecho de una poderosa aliada como ella; y muy peculiar también. La primera impresión que tuve de ella era que era una mujer vampira cuanto menos singular –es decir, esos ojos gigantes y el fleco en punta…- pero ahora veía que ella era naturalmente una fuerza imparable y original.
Siempre creí que el verdadero carácter de una persona se veía en la batalla y esta Lyn cada vez se mostraba más natural en su forma de pelear burlesca y desafiante. Había algo en eso que me hizo sentir bien. Al menos alguien se divertía… no como ese pequeñajo que luchaba como un salvaje rudimentario, cargando tras cada grito de guerra, levantando su arma como si fuese alguna especie de pararayos contra el mal. Me estaba cansando de oficiar de nana, no era mi estilo de lucha, no me sentía cómoda… pero sabía que era mi deber salvaguardar al menor del clan. Dadas las circunstancias, no me quedó más remedio que herir de gravedad a los adversarios, cayeran donde cayeran mis garras y dientes. Prefería siempre una muerte limpia, pero ese chico parecía querer estar siempre en todos lados. De no haber sido por Lyn, el mocoso se hubiera muerto al menos dos veces.
Aullé de alegría cuando vinieron nuestros refuerzos, el hermano mayor –siguiente a Caelia- venía con su propia fuerza. Con ellos de nuestro lado, fue cantar y coser. Alguien de los nuestros hizo una seña de fuego que fue respondida desde el área del tío Kaden, parecía que los buenos estábamos ganando. De nuestro lado comenzaron a corear, los mercenarios comenzaban a retroceder al notar nuestra ventaja numérica, con un recambio fresco de luchadores. -¡Fae!- ay… esos hermanos Bramuk, con tanto poder en los pulmones e ímpetu, ya me estaba dando cuenta de la razón por la que me cambiaron el nombre. Giré mi cabeza a tiempo para ver al mocosín saltar sobre mi lomo para espolearme como si fuese un caballo, señalando al que parecía el líder del escuadrón. - ¡A por él! ¡La victoria es nuestra! Iaaaaaii aaaaaiii aiiii- no sabía si la victoria era nuestra, sabía que tenía que tratarse de una huida estratégica, pero no le pincharía el globo al mocoso. ¿Quería capturar al líder? Era lo menos que podía hacer.
Me hice para atrás para darle impulso a mi cuerpo y salí disparada con toda la velocidad que me daban las patas. -Wooooah- dejé escapar un bufido de autosatisfacción, un caballo no podía ser tan genial como viajar a mi lomo. No volvería a ver a esos cuadrúpedos de la misma forma jamás. Volví mi mente al asunto cuando le estábamos dando alcance al hombre. Esquivé algunas flechas a tiempo, antes de dar un salto digno de mención y derribar al guerrero de su montura. El joven Mourice no resistió sobre mi lomo, pero cayó en tres patas a un lado, sus ojos no flaqueaban, era un guerrero con voluntad inquebrantable. Nuestro adversario comenzó a recuperarse, pero el equipo pequeñajo-lobo fue más rápido en inhabilitarlo. Sus compañeros no se dignaron en volver. El hermano mayor no tardó en llegar montado a caballo. Le dio unos golpes en la espalda al mocoso y ató al hombre sobre su caballo. -Fae, Mourice, llevad a este traidor a la celebración. Con suerte será prueba suficiente- Asentí, por como veía las cosas él se quedaría a limpiar el resto de los trapos sucios y/o tal vez se reuniría con su tío.
-Valiente señora de las sombras. ¿Nos harás el honor?- me podía cuando esos Bramuk salían con sus gestos caballerosos. Le ofrecía a Lyn –que no se cuándo había llegado- el caballo con el reo para que lo montara, mientras él se escarranchaba de nuevo sobre mi lomo. Evidentemente, tendríamos que tener una charla más adelante sobre espacio personal y límites. Sobre todo, eso de ir por ahí atacando a diestra y siniestra dejando los flancos abiertos. Cuidarle las espaldas me había valido unos cuántos cortes… unos cuántos más de los que me merecía. Al menos no había nada importante roto. Sólo muchos pequeños puntos de ardor.
Cuando llegamos, vi a Caelia en el centro de la tormenta, al lado de Eltrant. Típico. Gruñí y aullé con fiereza, teníamos que hacer una entrada triunfal y hacernos notar para que la prueba andante de la desarticulación del ataque fuera muy bien observada.
Off: De nuevo, te dejo abierto a ti el desarrollo de lo que sucede mientras no llegamos. Si necesitas hacer uso de Wood o cualquier personaje, eres libre de hacerlo nwn
Siempre creí que el verdadero carácter de una persona se veía en la batalla y esta Lyn cada vez se mostraba más natural en su forma de pelear burlesca y desafiante. Había algo en eso que me hizo sentir bien. Al menos alguien se divertía… no como ese pequeñajo que luchaba como un salvaje rudimentario, cargando tras cada grito de guerra, levantando su arma como si fuese alguna especie de pararayos contra el mal. Me estaba cansando de oficiar de nana, no era mi estilo de lucha, no me sentía cómoda… pero sabía que era mi deber salvaguardar al menor del clan. Dadas las circunstancias, no me quedó más remedio que herir de gravedad a los adversarios, cayeran donde cayeran mis garras y dientes. Prefería siempre una muerte limpia, pero ese chico parecía querer estar siempre en todos lados. De no haber sido por Lyn, el mocoso se hubiera muerto al menos dos veces.
Aullé de alegría cuando vinieron nuestros refuerzos, el hermano mayor –siguiente a Caelia- venía con su propia fuerza. Con ellos de nuestro lado, fue cantar y coser. Alguien de los nuestros hizo una seña de fuego que fue respondida desde el área del tío Kaden, parecía que los buenos estábamos ganando. De nuestro lado comenzaron a corear, los mercenarios comenzaban a retroceder al notar nuestra ventaja numérica, con un recambio fresco de luchadores. -¡Fae!- ay… esos hermanos Bramuk, con tanto poder en los pulmones e ímpetu, ya me estaba dando cuenta de la razón por la que me cambiaron el nombre. Giré mi cabeza a tiempo para ver al mocosín saltar sobre mi lomo para espolearme como si fuese un caballo, señalando al que parecía el líder del escuadrón. - ¡A por él! ¡La victoria es nuestra! Iaaaaaii aaaaaiii aiiii- no sabía si la victoria era nuestra, sabía que tenía que tratarse de una huida estratégica, pero no le pincharía el globo al mocoso. ¿Quería capturar al líder? Era lo menos que podía hacer.
Me hice para atrás para darle impulso a mi cuerpo y salí disparada con toda la velocidad que me daban las patas. -Wooooah- dejé escapar un bufido de autosatisfacción, un caballo no podía ser tan genial como viajar a mi lomo. No volvería a ver a esos cuadrúpedos de la misma forma jamás. Volví mi mente al asunto cuando le estábamos dando alcance al hombre. Esquivé algunas flechas a tiempo, antes de dar un salto digno de mención y derribar al guerrero de su montura. El joven Mourice no resistió sobre mi lomo, pero cayó en tres patas a un lado, sus ojos no flaqueaban, era un guerrero con voluntad inquebrantable. Nuestro adversario comenzó a recuperarse, pero el equipo pequeñajo-lobo fue más rápido en inhabilitarlo. Sus compañeros no se dignaron en volver. El hermano mayor no tardó en llegar montado a caballo. Le dio unos golpes en la espalda al mocoso y ató al hombre sobre su caballo. -Fae, Mourice, llevad a este traidor a la celebración. Con suerte será prueba suficiente- Asentí, por como veía las cosas él se quedaría a limpiar el resto de los trapos sucios y/o tal vez se reuniría con su tío.
-Valiente señora de las sombras. ¿Nos harás el honor?- me podía cuando esos Bramuk salían con sus gestos caballerosos. Le ofrecía a Lyn –que no se cuándo había llegado- el caballo con el reo para que lo montara, mientras él se escarranchaba de nuevo sobre mi lomo. Evidentemente, tendríamos que tener una charla más adelante sobre espacio personal y límites. Sobre todo, eso de ir por ahí atacando a diestra y siniestra dejando los flancos abiertos. Cuidarle las espaldas me había valido unos cuántos cortes… unos cuántos más de los que me merecía. Al menos no había nada importante roto. Sólo muchos pequeños puntos de ardor.
Cuando llegamos, vi a Caelia en el centro de la tormenta, al lado de Eltrant. Típico. Gruñí y aullé con fiereza, teníamos que hacer una entrada triunfal y hacernos notar para que la prueba andante de la desarticulación del ataque fuera muy bien observada.
Off: De nuevo, te dejo abierto a ti el desarrollo de lo que sucede mientras no llegamos. Si necesitas hacer uso de Wood o cualquier personaje, eres libre de hacerlo nwn
Woodpecker
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 838
Nivel de PJ : : 6
Re: [cerrado] Luces sobre la arena [privado]
Acometió contra el tipo que tenía más cerca.
Rodaron por el suelo durante varios segundos y, después, se encargó de que Olvido se hundiese en su pecho.
Aquello era demasiado caótico. ¿Qué nórgedos estaban de su lado? ¿Cuáles estaban en el bando contrario? Se levantó y, tras desencajar la espada del cadáver del traidor, buscó a su alrededor algún elemento en los ropajes de los atacantes que les identificase.
Masculló un par de insultos entre dientes.
Salvo por las capas encantadas y las lanzas que estos portaban, las fuerzas traidoras no tenían nada espacialmente llamativo en su forma de vestir.
Embistió, usando todo el peso de su cuerpo, a otro de los hombres que buscaba acabar con su vida. Después de hacer esto notó como el mástil de una lanza se deslizaba por su espalda rallando la armadura, sin dudarlo un instante se giró sobre sí mismo con Olvido completamente en horizontal y se aseguró de aquel ataque fuese el ultimo que el traidor a Bashira realizase.
Jadeando volvió a retroceder, empezó a notar como, poco a poco, se comenzaba a cerrar el circulo en el que los traidores se habían encargado de “encerrar” a todos los demás clanes.
La mujer que había hablado antes, la líder de aquella especie de revolución, estaba demasiado ocupada en aquel momento intercambiando flechas con Caelia como para dar alguna orden. Pero no parecía importar, todos se movían como uno solo, como si supiesen de antemano como actuar.
- Esto no va bien. – dijo para sí; Una obviedad que, quizás, necesitaba oír en voz alta.
Clavó a Olvido en el suelo, frente a él, durante unos instantes concentró todo el aire de la espada a su alrededor, cubrió su cuerpo como si fuese una segunda piel. Casi inmediatamente notó lo que ya conocía: su armadura se volvió más ligera, por un instante se vio capaz de darle la vuelta a todo aquello por su cuenta. [1]
Sin embargo, fue solo un instante, cuando un fuerte golpe en la cabeza le devolvió a la realidad.
Frunció el ceño, se llevó la mano hasta la frente, dónde el mástil de otra de las lanzas había abierto una brecha. Un soldado había trató de aprovechar aquel momento para acabar con su vida, tras notar como la lanza abría una grieta en su armadura, Eltrant se encargó de mostrarle que, aún desarmado, podía ser peligroso.
- Muy bien. – Arrancó la espada de la arena. – Ahora voy enserio. – Sentenció justo al mismo tiempo que un sonoro aullido se alzaba sobre el arenal.
Wood había vuelto, con Lyn y lo que parecían ser refuerzos.
__________________________________________________________________
[1] Primera Habilidad de Olvido: Resolución.
Off: ¡Nos tienen rodeados Wood! ¡Estamos perdiendo! ¡Haz algo! (???)
Rodaron por el suelo durante varios segundos y, después, se encargó de que Olvido se hundiese en su pecho.
Aquello era demasiado caótico. ¿Qué nórgedos estaban de su lado? ¿Cuáles estaban en el bando contrario? Se levantó y, tras desencajar la espada del cadáver del traidor, buscó a su alrededor algún elemento en los ropajes de los atacantes que les identificase.
Masculló un par de insultos entre dientes.
Salvo por las capas encantadas y las lanzas que estos portaban, las fuerzas traidoras no tenían nada espacialmente llamativo en su forma de vestir.
Embistió, usando todo el peso de su cuerpo, a otro de los hombres que buscaba acabar con su vida. Después de hacer esto notó como el mástil de una lanza se deslizaba por su espalda rallando la armadura, sin dudarlo un instante se giró sobre sí mismo con Olvido completamente en horizontal y se aseguró de aquel ataque fuese el ultimo que el traidor a Bashira realizase.
Jadeando volvió a retroceder, empezó a notar como, poco a poco, se comenzaba a cerrar el circulo en el que los traidores se habían encargado de “encerrar” a todos los demás clanes.
La mujer que había hablado antes, la líder de aquella especie de revolución, estaba demasiado ocupada en aquel momento intercambiando flechas con Caelia como para dar alguna orden. Pero no parecía importar, todos se movían como uno solo, como si supiesen de antemano como actuar.
- Esto no va bien. – dijo para sí; Una obviedad que, quizás, necesitaba oír en voz alta.
Clavó a Olvido en el suelo, frente a él, durante unos instantes concentró todo el aire de la espada a su alrededor, cubrió su cuerpo como si fuese una segunda piel. Casi inmediatamente notó lo que ya conocía: su armadura se volvió más ligera, por un instante se vio capaz de darle la vuelta a todo aquello por su cuenta. [1]
Sin embargo, fue solo un instante, cuando un fuerte golpe en la cabeza le devolvió a la realidad.
Frunció el ceño, se llevó la mano hasta la frente, dónde el mástil de otra de las lanzas había abierto una brecha. Un soldado había trató de aprovechar aquel momento para acabar con su vida, tras notar como la lanza abría una grieta en su armadura, Eltrant se encargó de mostrarle que, aún desarmado, podía ser peligroso.
- Muy bien. – Arrancó la espada de la arena. – Ahora voy enserio. – Sentenció justo al mismo tiempo que un sonoro aullido se alzaba sobre el arenal.
Wood había vuelto, con Lyn y lo que parecían ser refuerzos.
__________________________________________________________________
[1] Primera Habilidad de Olvido: Resolución.
Off: ¡Nos tienen rodeados Wood! ¡Estamos perdiendo! ¡Haz algo! (???)
Eltrant Tale
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1378
Nivel de PJ : : 10
Re: [cerrado] Luces sobre la arena [privado]
La entrada triunfal sólo duró un momento. Como siempre, había llegado con mis propios ánimos, sin darme cuenta del ambiente donde entraba, hasta que la realidad me golpeó la cara como una maza de hierro al rojo vivo. - ¡Caelia!- gritó Mourice, tirándose de mi lomo a su lado antes de que me detuviera. Dejé escapar un bufido y me hice lugar hasta el centro, aquellos que no me dieron paso, tuvieron que apartarse a base de garras y dientes en mi forma de lobo alfa -sin contar con que el nuevo tamaño y peso imponían- . El líder de los mercenarios que traíamos, se quejaba sobre el caballo. Caelia dio un paso al frente, desatándolo con facilidad para luego dejarlo caer a los pies de su rival.
- ¡Esta es la prueba! Estas víboras planeaban barrer con nosotros en medio de la festividad. Pero no lo permitiremos. Aquellos que sean leales a nuestra Bashira ¡uníos! A las alimañas se les arranca la ponzoña y se las echa a las fieras ¡que paguen!-
Oh, perfecto. La celebración de la guerra, para la guerra iba a terminar en una batalla... era poco más que poético, una especie de burla de los dioses que nos miraban fijamente con sus infinitos ojos desde el cielo. Atrás había quedado el ambiente festivo, ahora estaba cargado de electricidad; un movimiento en falso y ¡puf! Gruñí y me puse silenciosamente entre Caelia y Eltrant, observante. El discurso parecía estar convenciendo a algunos guerreros de otros clanes, que se habían mantenido al margen. - ¡A por los traidores!- puse los ojos en blanco ¿es que Mourice no leía el ambiente? Gruñí por lo bajo, había una mujer que parecía tener poder entre los que se oponían a la tal Sheik, dio un paso al frente y despegó su mirada de Caelia apenas el tiempo necesario para referirse a todos.
- ¿Nos llaman traidores cuando queremos conservar las más altas tradiciones? Somos Nórgedos, no los títeres de la ciudad ni tampoco la carne de primera fila para la guerra de un rey que nunca nos ha tendido la mano! Hermanos Nórgedos ¡intentan engañarnos! Este hombre no es más que un mercenario perdido- en ese mismo momento en el que le levantaba la cabeza, le degolló.
La acción no fue bien recibida, hubieron murmullos y comentarios. - ¡Es la hora! Quitemos el apoyo a Bashira, usemos a los Bramuk de ejemplo- gruñí y me abalancé a ella. El tiempo de los discursos había acabado y la hora del lobo sanguinario daba comienzo. La mujer era ágil, esquivó mis ataques y en el entretiempo Caelia se me adelantó, esa presa era suya. A la distancia pude escuchar claramente cómo se acercaba a gran velocidad la caballería que nos secundaba; era cuestión de tiempo para que fuera notorio para el resto. Sólo teníamos que hacer un poco de tiempo o liquidarlos antes. Si no había surtido efecto traer pruebas papables, a ver cómo reaccionaban con esa fuerza del desierto. Gruñí y dejé que el frenesí del depredador tomara posesión de mí. No tenía mucho que pensar ¿verdad? Sólo desgarrar y mancillar todo lo que viniera en mi contra o estuviera contra aquellos a los que debía proteger. A esas alturas más o menos conocía a los que estaban de mi lado. Podía reconocer claramente a muchos rostros amigos. Afortunadamente no habían más licántropos, así que los que me conocían deberían de apartarse ¿no?
- ¡Fae!- ay… estuve a punto de cerrar mis fauces alrededor de ese mocoso. Usé el impulso para rajarle un brazo a lo largo a uno de nuestros enemigos que amenazaba con una lanza a alguien. No estaba precisamente en control de mí misma, sólo tenía la fuerza suficiente para redireccionar mis ataques a aquellos que tenía certeza, no estaban con nosotros. Por su parte, el joven Mourice, parecía estar haciendo un excelente trabajo, cuidando de mis flancos sin caerse de mi lomo. Estaba bien, podía perdonarle esa impetuosidad juvenil.
- ¡Esta es la prueba! Estas víboras planeaban barrer con nosotros en medio de la festividad. Pero no lo permitiremos. Aquellos que sean leales a nuestra Bashira ¡uníos! A las alimañas se les arranca la ponzoña y se las echa a las fieras ¡que paguen!-
Oh, perfecto. La celebración de la guerra, para la guerra iba a terminar en una batalla... era poco más que poético, una especie de burla de los dioses que nos miraban fijamente con sus infinitos ojos desde el cielo. Atrás había quedado el ambiente festivo, ahora estaba cargado de electricidad; un movimiento en falso y ¡puf! Gruñí y me puse silenciosamente entre Caelia y Eltrant, observante. El discurso parecía estar convenciendo a algunos guerreros de otros clanes, que se habían mantenido al margen. - ¡A por los traidores!- puse los ojos en blanco ¿es que Mourice no leía el ambiente? Gruñí por lo bajo, había una mujer que parecía tener poder entre los que se oponían a la tal Sheik, dio un paso al frente y despegó su mirada de Caelia apenas el tiempo necesario para referirse a todos.
- ¿Nos llaman traidores cuando queremos conservar las más altas tradiciones? Somos Nórgedos, no los títeres de la ciudad ni tampoco la carne de primera fila para la guerra de un rey que nunca nos ha tendido la mano! Hermanos Nórgedos ¡intentan engañarnos! Este hombre no es más que un mercenario perdido- en ese mismo momento en el que le levantaba la cabeza, le degolló.
La acción no fue bien recibida, hubieron murmullos y comentarios. - ¡Es la hora! Quitemos el apoyo a Bashira, usemos a los Bramuk de ejemplo- gruñí y me abalancé a ella. El tiempo de los discursos había acabado y la hora del lobo sanguinario daba comienzo. La mujer era ágil, esquivó mis ataques y en el entretiempo Caelia se me adelantó, esa presa era suya. A la distancia pude escuchar claramente cómo se acercaba a gran velocidad la caballería que nos secundaba; era cuestión de tiempo para que fuera notorio para el resto. Sólo teníamos que hacer un poco de tiempo o liquidarlos antes. Si no había surtido efecto traer pruebas papables, a ver cómo reaccionaban con esa fuerza del desierto. Gruñí y dejé que el frenesí del depredador tomara posesión de mí. No tenía mucho que pensar ¿verdad? Sólo desgarrar y mancillar todo lo que viniera en mi contra o estuviera contra aquellos a los que debía proteger. A esas alturas más o menos conocía a los que estaban de mi lado. Podía reconocer claramente a muchos rostros amigos. Afortunadamente no habían más licántropos, así que los que me conocían deberían de apartarse ¿no?
- ¡Fae!- ay… estuve a punto de cerrar mis fauces alrededor de ese mocoso. Usé el impulso para rajarle un brazo a lo largo a uno de nuestros enemigos que amenazaba con una lanza a alguien. No estaba precisamente en control de mí misma, sólo tenía la fuerza suficiente para redireccionar mis ataques a aquellos que tenía certeza, no estaban con nosotros. Por su parte, el joven Mourice, parecía estar haciendo un excelente trabajo, cuidando de mis flancos sin caerse de mi lomo. Estaba bien, podía perdonarle esa impetuosidad juvenil.
Off: Claro, vamos que te conozco. Bien que te gusta sacar a relucir esas habilidades que te ganaste con cada nivel fufufufuf
Woodpecker
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 838
Nivel de PJ : : 6
Re: [cerrado] Luces sobre la arena [privado]
Arremetió contra el tipo que tenía más cerca.
Apenas aguantó un parpadeo, la espada de Eltrant cortó la armadura ligera que este vestía como si fuese completamente inexistente, murió prácticamente al instante poco después de que su espada rebotase contra la armadura del castaño.
Continuó avanzando, zafándose como podía de los enemigos que decidían escogerle como objetivo. Estaban en desventaja, aun con los refuerzos era claramente evidente. ¿Cuántos de aquellos tipos eran verdaderamente Nórgedos y cuantos eran mercenarios? Era difícil de decir, sobre todo cuando la única “líder” de aquel grupo estaba enfrentándose a Caelia y parecía haberse olvidado por completo de sus tropas.
- ¡Lyn! – La vampiresa había vuelto, junto a Wood. No se la veía muy convencida de todo lo que estaba pasando, pero, aun así, la muchacha no se lo estaba pensando demasiado, ya había noqueado a vario de los lanceros con sus sombras.
- ¿¡Por qué siempre me metes en estos embrollos?! – Preguntó esquivando a otro asaltante y colocándose al lado de su compañero. - ¡Tengo la piel delicada, Mortal! – Levantó un muro de sombras frente a sus ojos, uno que la separó de uno de los mercenarios y que se encargó de deshacer cuando Eltrant lanzó un tajo contra este. - ¡No puedo arriesgarme a parecer un muñeco de trapo como tú! – Soltó retrocediendo otro par de pasos, esquivando una lanza y dejando que Eltrant golpease a ese segundo atacante con Olvido, lanzándolo lejos.
- ¡Eh! – Protestó Eltrant desviando otra de las tantas armas que buscaban su cuerpo - ¡No es culpa mía! – Exclamó agarrando a la vampiresa del hombro y apartándola de una lanza, Eltrant notó como otro escudo sombrío se aparecía a su espalda y bloqueaba el arma de otro soldado.
- ¡Ya, ya! – La vampiresa dio una de esas palmadas frente a su propia cara que Eltrant ya había visto tantas veces y acumuló oscuridad que acababa de crear entre sus manos. - ¡Eso es lo que dices siempre! – Lyn liberó la bola negruzca y esta, como si tuviese vida propia, no tardó en pegarse a la pierna del soldado que acababa de atacarla, el cual comenzó a gritar aterrado. [1]
Wood, mientras tanto, combatía en su forma animal. Hacía mucho tiempo que no la veía así y, tambien, hacía bien en recordar porque nunca, jamás, debía enfadarla hasta aquel punto.
- ¿¡Es que no os acabáis nunca!? – Una especie de pillar negro brotó de los pies de Lyn y desestabilizó a otro traidor lo justo para que Eltrant le diese un placase que lo tumbase contra el suelo. - ¡Eh! ¡Eh! – Dio un salto hacia atrás, una pica pasó peligrosamente cerca del vientre de la vampiresa. - ¿¡Es que no has oído lo que acabo de decir de mi piel?! – Dio otro salto hacia atrás y chasqueó la lengua. - ¡Mortal! – Eltrant, que acababa de abatir otro oponente y se encontraba en aquel momento desencajando a Olvido del cuerpo del cadáver, se giró a buscar a la muchacha.
- ¡Armadura! – Gritó, se deslizó entre los traidores que la separaban del exmercenario - ¡Ven a mí! – Añadió a continuación con una sonrisa de oreja a orea que solo podía ser descrita como “mordaz”.
- ¡No, espe-! –
No pudo ni terminar de negarse. La vampiresa ya se había convertido en una nube de humo para cuando Eltrant había pronunciado la primera palabra y, para cuando ya había comenzado a brotar el sonido de la segunda de sus labios, la ojiazul estaba hundiendo sus afilados colmillos en su cuello. [2]
Dolor y oscuridad.
Y después calma.
- Por todos los dioses, Lyn. – Apenas había pasado una fracción de segundo, sujetó a un lancero por el cuello y lo lanzó lo más lejos que pudo. – Avísame antes de hacer eso - Aquella fuerza unida a la que le proporcionaba el espadón que ahora se podía permitir blandir con una mano, hizo que algunos de los presentes retrocediesen un par de pasos.
- Sí, sí… - Según terminaba de oír aquellas palabras en su cabeza se agachó rápidamente para escapar de otra lanza y contratacó con todas sus fuerzas. – Pero sigue doliendo. – Indicó, se armó con un escudo de sobras en su brazo izquierdo, uno que se encargó de romper en la cara del primer enemigo al que vio.
______________________________________________
[1] Habilidad Lyn Nivel 5: Plaga de Sombras.
[2] Habiliad Lyn Nivel 7: Simbiosis.
Apenas aguantó un parpadeo, la espada de Eltrant cortó la armadura ligera que este vestía como si fuese completamente inexistente, murió prácticamente al instante poco después de que su espada rebotase contra la armadura del castaño.
Continuó avanzando, zafándose como podía de los enemigos que decidían escogerle como objetivo. Estaban en desventaja, aun con los refuerzos era claramente evidente. ¿Cuántos de aquellos tipos eran verdaderamente Nórgedos y cuantos eran mercenarios? Era difícil de decir, sobre todo cuando la única “líder” de aquel grupo estaba enfrentándose a Caelia y parecía haberse olvidado por completo de sus tropas.
- ¡Lyn! – La vampiresa había vuelto, junto a Wood. No se la veía muy convencida de todo lo que estaba pasando, pero, aun así, la muchacha no se lo estaba pensando demasiado, ya había noqueado a vario de los lanceros con sus sombras.
- ¿¡Por qué siempre me metes en estos embrollos?! – Preguntó esquivando a otro asaltante y colocándose al lado de su compañero. - ¡Tengo la piel delicada, Mortal! – Levantó un muro de sombras frente a sus ojos, uno que la separó de uno de los mercenarios y que se encargó de deshacer cuando Eltrant lanzó un tajo contra este. - ¡No puedo arriesgarme a parecer un muñeco de trapo como tú! – Soltó retrocediendo otro par de pasos, esquivando una lanza y dejando que Eltrant golpease a ese segundo atacante con Olvido, lanzándolo lejos.
- ¡Eh! – Protestó Eltrant desviando otra de las tantas armas que buscaban su cuerpo - ¡No es culpa mía! – Exclamó agarrando a la vampiresa del hombro y apartándola de una lanza, Eltrant notó como otro escudo sombrío se aparecía a su espalda y bloqueaba el arma de otro soldado.
- ¡Ya, ya! – La vampiresa dio una de esas palmadas frente a su propia cara que Eltrant ya había visto tantas veces y acumuló oscuridad que acababa de crear entre sus manos. - ¡Eso es lo que dices siempre! – Lyn liberó la bola negruzca y esta, como si tuviese vida propia, no tardó en pegarse a la pierna del soldado que acababa de atacarla, el cual comenzó a gritar aterrado. [1]
Wood, mientras tanto, combatía en su forma animal. Hacía mucho tiempo que no la veía así y, tambien, hacía bien en recordar porque nunca, jamás, debía enfadarla hasta aquel punto.
- ¿¡Es que no os acabáis nunca!? – Una especie de pillar negro brotó de los pies de Lyn y desestabilizó a otro traidor lo justo para que Eltrant le diese un placase que lo tumbase contra el suelo. - ¡Eh! ¡Eh! – Dio un salto hacia atrás, una pica pasó peligrosamente cerca del vientre de la vampiresa. - ¿¡Es que no has oído lo que acabo de decir de mi piel?! – Dio otro salto hacia atrás y chasqueó la lengua. - ¡Mortal! – Eltrant, que acababa de abatir otro oponente y se encontraba en aquel momento desencajando a Olvido del cuerpo del cadáver, se giró a buscar a la muchacha.
- ¡Armadura! – Gritó, se deslizó entre los traidores que la separaban del exmercenario - ¡Ven a mí! – Añadió a continuación con una sonrisa de oreja a orea que solo podía ser descrita como “mordaz”.
- ¡No, espe-! –
No pudo ni terminar de negarse. La vampiresa ya se había convertido en una nube de humo para cuando Eltrant había pronunciado la primera palabra y, para cuando ya había comenzado a brotar el sonido de la segunda de sus labios, la ojiazul estaba hundiendo sus afilados colmillos en su cuello. [2]
Dolor y oscuridad.
Y después calma.
- Por todos los dioses, Lyn. – Apenas había pasado una fracción de segundo, sujetó a un lancero por el cuello y lo lanzó lo más lejos que pudo. – Avísame antes de hacer eso - Aquella fuerza unida a la que le proporcionaba el espadón que ahora se podía permitir blandir con una mano, hizo que algunos de los presentes retrocediesen un par de pasos.
“Oh, vamos Mortal. Pero si te encanta”
- Sí, sí… - Según terminaba de oír aquellas palabras en su cabeza se agachó rápidamente para escapar de otra lanza y contratacó con todas sus fuerzas. – Pero sigue doliendo. – Indicó, se armó con un escudo de sobras en su brazo izquierdo, uno que se encargó de romper en la cara del primer enemigo al que vio.
“¿Pero, pero y lo azul que se ponen tus ojos cuando lo hago?”
______________________________________________
[1] Habilidad Lyn Nivel 5: Plaga de Sombras.
[2] Habiliad Lyn Nivel 7: Simbiosis.
Eltrant Tale
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1378
Nivel de PJ : : 10
Re: [cerrado] Luces sobre la arena [privado]
Digamos que mi control no era exactamente fino, por suerte para mí, Mourice estaba con la atención en todos lados, por lo que varias veces salvó a más de un nórgedo de los buenos. Por mi parte, estaba feliz de usar mis garras, mis colmillos, y este nuevo implemento sobre mi lomo, que servía mejor que una simple armadura. Venía con la función de ataque y defensa rápidos, además de la alarma incorporada de alerta temprana ante una eventualidad irreconciliable. Alguien me agarró del rabo y me jaló con mucha fuerza. Mourice salió despedido, cayendo entre amigos, yo me hice un arco para morder la mano que me retenía, pero me liberó a tiempo. Se trataba de un hombre bestia grande, era como la versión acorazada del armadillo que había matado durante la misión con el capitán Asher. Si le miraba con atención… Gruñí y cargué enceguecida contra él, sea pariente o no, le enviaría a que le hiciera compañía.
Avancé hacia una de sus piernas con la intención de tirarle al suelo, pero usó su cola para hacerme ver las estrellas. Caí sobre uno de mis brazos, derrapando un par de metros. Me puse en pie rápidamente y tomé la forma bípeda. Alguien gritó mi nombre y recibí mi buen hacha en el aire. Aún con mi modo alfa activo, recién comenzaba a ser rival en tamaño de aquella masa de coraza y cebo. Lancé mi aullido atronador lo que ocasionó que varios de los traidores que me rodeaban –así como algunos de los buenos…- resultasen afectados. Lo sentía por los de mi bando, pero era una ventaja que no estaba dispuesta a perder. Barrí contra los que tenía más cerca y solté mi asalto salvaje contra el hombre armadillo. Su cola terminó por partes, como para hacer a las brasas de la hoguera. En algún momento, parece que le herí en sus piernas, porque terminó en el suelo, momento que aproveché para atacar a otros miniaturas que querían aprovecharse del momento.
Eltrant por su parte, se había vuelto oscuro y tenía una presencia amenazadora. Mis instintos me decían que debía atacarle porque era un gran peligro, es decir… era la cosa más fuerte de todo el lugar. Si seguíamos así, terminaríamos con los malos antes de que llegaran los refuerzos… y hablando de oportunidad… Fuimos rodeados, por la caballería de los Bramuk y compañía. Mi cuerpo temblaba, quería seguir atacando, pero todo se había vuelto paz y calma, sólo se movía el armadillo que estaba bajo una de mis patas. Aún tenía el hacha en mis manos, se la clavé en el cuello, regalándole una muerte instantánea. Entonces levanté mis manos y volví a mi forma humana. Fue una tarea prácticamente imposible, el frenesí era un impulso muy difícil de reinar. Una vez que probabas la sangre, tu parte salvaje tomaba dominio sobre ti. A los dioses gracias, que me había vuelto una loba casi doméstica para entonces.
- Parece que hemos llegado tarde
Reconocí la voz del tío de Caelia y luego la vi a ella, arrastrando a su rival, aún viva pero muy apaleada. Internamente quería ir a clavarle una de mis garras metamorfoseadas a la culpable de que la fiesta se acabara, me crucé de brazos para asegurarme de mantenerme en mi sitio, pero mi cuerpo seguía mostrando signos de descontrol.
- Los dioses están con nosotros ¡los traidores han caído! ¡Viva Bashira!
Aullé coreando, junto con las voces de otros guerreros. Si no podía hacer nada físico, al menos podría gritar como un lobo sin pelo, nadie me quitaría ese placer. Los refuerzos comenzaron a hacer lo suyo, atrapando a quienes querían huir, limpiando el campo de batalla. Yo comencé a buscar a Eltrant, a Lyn y al tal Neral. ¡¿Eltrant?! llamé, intentaba usar mi nariz para rastrear a la vampiresa, pero sería una tarea titánica, teniendo en cuenta cómo estaba lo que había sido el lugar principal de la reunión y luego el escenario principal de la batalla.
Avancé hacia una de sus piernas con la intención de tirarle al suelo, pero usó su cola para hacerme ver las estrellas. Caí sobre uno de mis brazos, derrapando un par de metros. Me puse en pie rápidamente y tomé la forma bípeda. Alguien gritó mi nombre y recibí mi buen hacha en el aire. Aún con mi modo alfa activo, recién comenzaba a ser rival en tamaño de aquella masa de coraza y cebo. Lancé mi aullido atronador lo que ocasionó que varios de los traidores que me rodeaban –así como algunos de los buenos…- resultasen afectados. Lo sentía por los de mi bando, pero era una ventaja que no estaba dispuesta a perder. Barrí contra los que tenía más cerca y solté mi asalto salvaje contra el hombre armadillo. Su cola terminó por partes, como para hacer a las brasas de la hoguera. En algún momento, parece que le herí en sus piernas, porque terminó en el suelo, momento que aproveché para atacar a otros miniaturas que querían aprovecharse del momento.
Eltrant por su parte, se había vuelto oscuro y tenía una presencia amenazadora. Mis instintos me decían que debía atacarle porque era un gran peligro, es decir… era la cosa más fuerte de todo el lugar. Si seguíamos así, terminaríamos con los malos antes de que llegaran los refuerzos… y hablando de oportunidad… Fuimos rodeados, por la caballería de los Bramuk y compañía. Mi cuerpo temblaba, quería seguir atacando, pero todo se había vuelto paz y calma, sólo se movía el armadillo que estaba bajo una de mis patas. Aún tenía el hacha en mis manos, se la clavé en el cuello, regalándole una muerte instantánea. Entonces levanté mis manos y volví a mi forma humana. Fue una tarea prácticamente imposible, el frenesí era un impulso muy difícil de reinar. Una vez que probabas la sangre, tu parte salvaje tomaba dominio sobre ti. A los dioses gracias, que me había vuelto una loba casi doméstica para entonces.
- Parece que hemos llegado tarde
Reconocí la voz del tío de Caelia y luego la vi a ella, arrastrando a su rival, aún viva pero muy apaleada. Internamente quería ir a clavarle una de mis garras metamorfoseadas a la culpable de que la fiesta se acabara, me crucé de brazos para asegurarme de mantenerme en mi sitio, pero mi cuerpo seguía mostrando signos de descontrol.
- Los dioses están con nosotros ¡los traidores han caído! ¡Viva Bashira!
Aullé coreando, junto con las voces de otros guerreros. Si no podía hacer nada físico, al menos podría gritar como un lobo sin pelo, nadie me quitaría ese placer. Los refuerzos comenzaron a hacer lo suyo, atrapando a quienes querían huir, limpiando el campo de batalla. Yo comencé a buscar a Eltrant, a Lyn y al tal Neral. ¡¿Eltrant?! llamé, intentaba usar mi nariz para rastrear a la vampiresa, pero sería una tarea titánica, teniendo en cuenta cómo estaba lo que había sido el lugar principal de la reunión y luego el escenario principal de la batalla.
Off: Dejo subrayado un combo de habilidades de combate xD habis lvl 1, aullido atronador, lvl 6 asalto salvaje, enmarcados en lvl 3 alfa y lvl 5 frenesí del depredador owo
Woodpecker
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 838
Nivel de PJ : : 6
Re: [cerrado] Luces sobre la arena [privado]
Uno, dos, tres.
Contó mentalmente los traidores a los que derribó con su espada.
Cuatro.
Se deslizó a través del claro cortando todos los que trataban de detenerle.
Cinco.
Se sentía ligero, rápido, su armadura apenas pesaba sobre sus hombros. La ayuda que la propia Lyn y Olvido le brindaba podía llegar a ser aterradora. En sí, le daba un poco de miedo estar empezando a acostumbrarse a aquello.
Seis.
Se detuvo, con la espada en alto, jadeando. Miró el tipo que tenía a sus pies, había soltado su arma y suplicaba clemencia. Un característico pitido se apoderó de sus oídos, lo había oído ya una infinidad de veces: cuando le habían golpeado con fuerza en la cabeza, cuando una explosión le había lanzado por los aires.
¿Por qué lo oía en aquel momento?
Parpadeó repetidamente, volvió a la realidad. Se percató de que todo había terminado y a su alrededor los nórgedos festejaban alegres una victoria que hacía unos minutos parecía imposible.
Tan pronto escuchó aquello en su cabeza Lyn se materializó a su lado, una gruesa nube de sombras se movió con suavidad a su alrededor, según la vampiresa se acercaba hasta dónde estaba.
- ¿Qué? – Sacudió la cabeza – Sí, sí. – El traidor que se había rendido fue rápidamente aprehendido por algunos lealistas y arrastrado hasta el exterior del circulo en el que se había estado celebrando la ceremonia.
- ¿De verdad? – La vampiresa se cruzó de brazos y le miró inquisitivamente, Eltrant le ofreció una sonrisa tranquilizadora y depositó sus manos en los hombros de la muchacha.
- De verdad. – Aseveró ampliando dicha sonrisa, girándose entonces sobre sí mismo para buscar a la loba, cuya voz se alzaba por encima de los gritos de júbilo de todos los presentes.
Había sido… raro. Casi como revivir una de las pesadillas que había tenido tiempo atrás Térpoli. Suspiró, hacía mucho que estas habían desaparecido de su cabeza. ¿Habían vuelto por algún motivo? Esperaba que no, le gustaba poder dormir por las noches.
- ¡Wood! – Se acercó a la loba seguido de cerca por Lyn. – Quiero decir… - Miró a Caelia. – Fae – Lyn se apoyó en él y no dijo nada, se limitó a sonreír a la licántropa. Sabía que a la ojiazul no le había gustado demasiado su respuesta, después podrían hablarlo todo más detenidamente.
- ¿Por qué siempre que nos cruzamos las cosas acaban así? – Zarandeó a la mujer y dejó escapar una carcajada. – Al menos esta vez he acabado… - Bajó la mirada hasta su cuerpo, enarcó una ceja - ¿Sin heridas? –
- ¿¡Cómo puedes haber llegado al punto en el que eso es una sorpresa!? –
No tuvo tiempo de responder a Lyn con algo más que una carcajada, pues Neral se acercó hasta dónde estaban todos esquivando grácilmente los festejos que habían sustituido a la ceremonia e hizo una educada reverencia para captar la atención de todos.
- No esperaba… - Sonrió enigmáticamente. – Contar con tal tipo de ayuda. – Admitió. – Pero no ha estado mal, para variar. – Miró a Woodpecker – Muchas gracias. – dijo desviando sus ojos hasta la pira, la cual ahora comenzaba a apagarse lentamente.
Eltrant bajó ambas manos hasta al cinturón.
No estaba mal.
Respiró hondo y trató de concentrarse en la fiesta que se había apoderado del lugar. Parecían estar pasandoselo bien, sobretodo si tenían en cuenta que acababan de salir con vida por los pelos de una batalla en la que estaban en la más absoluta desventaja.
Contó mentalmente los traidores a los que derribó con su espada.
Cuatro.
Se deslizó a través del claro cortando todos los que trataban de detenerle.
Cinco.
Se sentía ligero, rápido, su armadura apenas pesaba sobre sus hombros. La ayuda que la propia Lyn y Olvido le brindaba podía llegar a ser aterradora. En sí, le daba un poco de miedo estar empezando a acostumbrarse a aquello.
Seis.
Se detuvo, con la espada en alto, jadeando. Miró el tipo que tenía a sus pies, había soltado su arma y suplicaba clemencia. Un característico pitido se apoderó de sus oídos, lo había oído ya una infinidad de veces: cuando le habían golpeado con fuerza en la cabeza, cuando una explosión le había lanzado por los aires.
¿Por qué lo oía en aquel momento?
“¡Eltrant!”
Parpadeó repetidamente, volvió a la realidad. Se percató de que todo había terminado y a su alrededor los nórgedos festejaban alegres una victoria que hacía unos minutos parecía imposible.
“¿Estás bien?”
Tan pronto escuchó aquello en su cabeza Lyn se materializó a su lado, una gruesa nube de sombras se movió con suavidad a su alrededor, según la vampiresa se acercaba hasta dónde estaba.
- ¿Qué? – Sacudió la cabeza – Sí, sí. – El traidor que se había rendido fue rápidamente aprehendido por algunos lealistas y arrastrado hasta el exterior del circulo en el que se había estado celebrando la ceremonia.
- ¿De verdad? – La vampiresa se cruzó de brazos y le miró inquisitivamente, Eltrant le ofreció una sonrisa tranquilizadora y depositó sus manos en los hombros de la muchacha.
- De verdad. – Aseveró ampliando dicha sonrisa, girándose entonces sobre sí mismo para buscar a la loba, cuya voz se alzaba por encima de los gritos de júbilo de todos los presentes.
Había sido… raro. Casi como revivir una de las pesadillas que había tenido tiempo atrás Térpoli. Suspiró, hacía mucho que estas habían desaparecido de su cabeza. ¿Habían vuelto por algún motivo? Esperaba que no, le gustaba poder dormir por las noches.
- ¡Wood! – Se acercó a la loba seguido de cerca por Lyn. – Quiero decir… - Miró a Caelia. – Fae – Lyn se apoyó en él y no dijo nada, se limitó a sonreír a la licántropa. Sabía que a la ojiazul no le había gustado demasiado su respuesta, después podrían hablarlo todo más detenidamente.
- ¿Por qué siempre que nos cruzamos las cosas acaban así? – Zarandeó a la mujer y dejó escapar una carcajada. – Al menos esta vez he acabado… - Bajó la mirada hasta su cuerpo, enarcó una ceja - ¿Sin heridas? –
- ¿¡Cómo puedes haber llegado al punto en el que eso es una sorpresa!? –
No tuvo tiempo de responder a Lyn con algo más que una carcajada, pues Neral se acercó hasta dónde estaban todos esquivando grácilmente los festejos que habían sustituido a la ceremonia e hizo una educada reverencia para captar la atención de todos.
- No esperaba… - Sonrió enigmáticamente. – Contar con tal tipo de ayuda. – Admitió. – Pero no ha estado mal, para variar. – Miró a Woodpecker – Muchas gracias. – dijo desviando sus ojos hasta la pira, la cual ahora comenzaba a apagarse lentamente.
Eltrant bajó ambas manos hasta al cinturón.
No estaba mal.
Respiró hondo y trató de concentrarse en la fiesta que se había apoderado del lugar. Parecían estar pasandoselo bien, sobretodo si tenían en cuenta que acababan de salir con vida por los pelos de una batalla en la que estaban en la más absoluta desventaja.
Eltrant Tale
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1378
Nivel de PJ : : 10
Re: [cerrado] Luces sobre la arena [privado]
Eltrant estaba bien y Lyn también; sonreí de oreja a oreja y asentí pagada de mí misma por tener amigos tan fuertes. Por un momento el humano me había parecido algo de otro mundo, como uno de los jinetes oscuros o una cosa maldita, pero bien podría atribuírselo al fragor de la batalla o al frenesí. Esa cuestión era algo bastante difícil de dominar incluso ahora, que los efectos se estaban acabando. No esperaba que Caelia me siguiese para mi reencuentro con la pareja y probablemente todos notaron lo poco sutil que fui, girando mi cabeza cuando el buen Elt se corregía a sí mismo para llamarme. Es… una excelente pregunta. Creo que aunque los años pasen, una no puede huir del destino que tiene contesté con una sonrisa de auténtica mofa. ¡Era una fiesta! ¿qué probabilidades habían? pregunté negando con la cabeza sin parar de sonreír como la loba boba que era.
Eh ¡eso es digno de elogio! felicité, dándole un par de golpes en la espalda. Yo tenía unos cuantos que principalmente me ardían. La armadura fungía muy bien cuando estaba en mi forma humana, pero… tendría que buscar algo para hacer que funcionara en las demás formas. Al menos el implemento Mourice había sido de mucha ayuda… hablando del mocoso, lo busqué con la vista y se encontraba en el centro de atención, recibiendo halagos y vítores. Negué con la cabeza, tenía que reconocer que con lo bruto que era, yo también le felicitaría sólo por el hecho de haber salido vivo. - Nadie lo soportará por algunas semanas- la humana complementó mis pensamientos. A veces me preguntaba si no tenía el poder de leer las mentes.
Eh… cuando guste respondí algo desencajada. Aún necesitaba muchas, pero muchas explicaciones. Además, era extremadamente raro recibir palabras gratas por matar y/o pelear. Pero esperemos que no se vuelva a repetir agregué cambiando nerviosamente mi peso sobre las piernas. Ese Neral no era exactamente alguien en quien sentía que podía confiar ¿cómo podría catalogarlo? ¿Sexto sentido licantrópico? No me gustaba su mirada, aunque bueno, podría decir lo mismo de la mitad de las personas con las que interactuaba diario.
Me paré al lado de Eltrant y me arriesgué a darle un muy suave golpecito en el brazo a Lyn, en plan compañeras. ¿Y me dirán como es que has llegado hasta aquí acompañado por una vampiresa? Parece que esta gente no está dispuesta a perderse el resto de la fiesta… yo no entiendo estas costumbres de por aquí. Es decir… nunca fui humana y hay cosas que no me cierran, pero los de Roilkat parecen ser extremadamente diferentes. En fin… ya que algunas personas no van a decirme nada, creo que he encontrado a unos voluntarios confiables les dije, poniéndome entre ambos y tomándolos de los hombros abrazándolos, también era una queja velada a Caelia. Digamos que la acción no era exactamente de lo más cómodo, teniendo en cuenta las armaduras, pero siempre había espacio para aplastarse los unos a los otros. No éramos maripositas de papel y acabábamos de demostrarlo.
Caelia nos trajo una botella de algo desconocido pero con olor a alcohol que hacía la boca agua - Los ancianos les envían esto. Yo tengo asuntos que atender- Caelia se llevó los dedos índice, medio y anular a los labios, los besó y tocó la frente de mis amigos - Que la buena fortuna les acompañe siempre. Tienen mi gratitud- dijo a modo de despedida. Le miré perderse entre la gente y me volví con una sonrisa de oreja a oreja. Cuando el gato se va, los ratones hacen fiesta me froté las manos en anticipación Que empiece lo bueno
Off: Lo siento Elt D= lo siento lo siento D= hmm… ¿te parece si cerramos por aquí? Supongo que querrás hacer un último post. Aunque si tienes algún otro plan… =D
Eh ¡eso es digno de elogio! felicité, dándole un par de golpes en la espalda. Yo tenía unos cuantos que principalmente me ardían. La armadura fungía muy bien cuando estaba en mi forma humana, pero… tendría que buscar algo para hacer que funcionara en las demás formas. Al menos el implemento Mourice había sido de mucha ayuda… hablando del mocoso, lo busqué con la vista y se encontraba en el centro de atención, recibiendo halagos y vítores. Negué con la cabeza, tenía que reconocer que con lo bruto que era, yo también le felicitaría sólo por el hecho de haber salido vivo. - Nadie lo soportará por algunas semanas- la humana complementó mis pensamientos. A veces me preguntaba si no tenía el poder de leer las mentes.
Eh… cuando guste respondí algo desencajada. Aún necesitaba muchas, pero muchas explicaciones. Además, era extremadamente raro recibir palabras gratas por matar y/o pelear. Pero esperemos que no se vuelva a repetir agregué cambiando nerviosamente mi peso sobre las piernas. Ese Neral no era exactamente alguien en quien sentía que podía confiar ¿cómo podría catalogarlo? ¿Sexto sentido licantrópico? No me gustaba su mirada, aunque bueno, podría decir lo mismo de la mitad de las personas con las que interactuaba diario.
Me paré al lado de Eltrant y me arriesgué a darle un muy suave golpecito en el brazo a Lyn, en plan compañeras. ¿Y me dirán como es que has llegado hasta aquí acompañado por una vampiresa? Parece que esta gente no está dispuesta a perderse el resto de la fiesta… yo no entiendo estas costumbres de por aquí. Es decir… nunca fui humana y hay cosas que no me cierran, pero los de Roilkat parecen ser extremadamente diferentes. En fin… ya que algunas personas no van a decirme nada, creo que he encontrado a unos voluntarios confiables les dije, poniéndome entre ambos y tomándolos de los hombros abrazándolos, también era una queja velada a Caelia. Digamos que la acción no era exactamente de lo más cómodo, teniendo en cuenta las armaduras, pero siempre había espacio para aplastarse los unos a los otros. No éramos maripositas de papel y acabábamos de demostrarlo.
Caelia nos trajo una botella de algo desconocido pero con olor a alcohol que hacía la boca agua - Los ancianos les envían esto. Yo tengo asuntos que atender- Caelia se llevó los dedos índice, medio y anular a los labios, los besó y tocó la frente de mis amigos - Que la buena fortuna les acompañe siempre. Tienen mi gratitud- dijo a modo de despedida. Le miré perderse entre la gente y me volví con una sonrisa de oreja a oreja. Cuando el gato se va, los ratones hacen fiesta me froté las manos en anticipación Que empiece lo bueno
Off: Lo siento Elt D= lo siento lo siento D= hmm… ¿te parece si cerramos por aquí? Supongo que querrás hacer un último post. Aunque si tienes algún otro plan… =D
Woodpecker
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 838
Nivel de PJ : : 6
Re: [cerrado] Luces sobre la arena [privado]
Wood estaba de tan buen humor como el resto de los nórgedos. Sonrió y respondió al manotazo que la mujer le había dado con un leve puñetazo en el hombro, trató de que fuese lo más suave posible, la mujer sí que había recibido alguna herida que otra.
Se cruzó de brazos y amplió aún más la sonrisa. Tenía que admitirlo: la había echado de menos.
Neral, tras oír las palabras de Wood, hizo una pequeña reverencia a los presentes y después de sonreír de la misma forma que lo había hecho hasta el momento, se giró sobre sí mismo y empezó a caminar hacía la linde del claro.
Era un tipo curioso. Eltrant estaba bastante seguro de que distaba mucho de ser un simple chamán. Incluso juraría que le había visto acabar con algunos de los traidores por su cuenta.
Dejó escapar una sonora carcajada cuando Wood sacó todo pensamiento de su cabeza y dio un abrazo a la pareja de errantes.
- Espacio personal, Wood – dijo sin dejar de reir.
A decir verdad, a ojos del castaño no fue algo especialmente cómodo, sobre todo porque todavía tenía la pesada coraza de placa sobre su cuerpo. Pero no pudo evitar sentirse contagiado por el júbilo generalizado que se había apoderado de aquel lugar.
Lyn, por su parte, se dejó llevar y respondió a aquel abrazo con uno propio, incluso se permitió levantar las piernas del suelo y
quedarse colgando de la loba.
- ¡Buena pregunta! – Exclamó Lyn, bajándose de la loba, quitándose de nuevo la bota y sacudiéndola, sin perder la sonrisa. - ¿¡Qué hacemos aquí todavía!? – Preguntó a Eltrant. - ¡Sigue habiendo arena! ¡Y nadie sabe cantar! – Añadió después.
Eltrant sacudió la cabeza y se encogió de hombros.
- Realmente… - Se llevó la mano hasta la frente, limpiándola del sudor y la sangre seca que había en la misma. – No tengo ningún… sitio en el que estar. – dijo al final, tras pasarse unos segundos pensando que hacer. – Oí rumores de que se necesitaba gente por la zona y… -
- ¡Y, como buena ama, ordené a mi fiel siervo que viniese aquí! – Completó Lyn, sentándose en el suelo y sacudiendo la otra bota con fuerza frente a ella. – ¡Las acababa de limpiar! – Protestó en voz baja, alzando la mirada hacía Wood, momento en el que una sonrisa complicidad se apareció en su cara.
Ese fue el momento en el que Caelia se acercó a los presentes y les entregó una botella que contenía, probablemente, el alcohol con más graduación que Eltrant había visto en su vida.
Con la botella aun en la mano, observó como la nórgeda, después de hacer aquel extraño gesto antes de despedirse de Lyn y Eltrant, se perdía entre la multitud y desaparecía.
- Caelia es… - Sonrió a Wood. – Una persona interesante. – Agregó, a la vez que olisqueaba el contenido de recipiente y se veía obligado a apartarlo de su cara debido al intenso olor que este desprendía. - ¿No te vas con ella? – Se aclaró la garganta y, con pequeñas lágrimas en los ojos, volvió a mirar la botella que tenía en la mano. – Oh, dioses. – Se la entregó a la loba sin esperar a que esta contestase y se pasó la mano por la cara, intentando apartar, a la vez, el olor que parecía haberse pegado a sus ropajes. – Alquimistas me han tirado esto encima para hacerme arder. – Comentó quitándose la capa – ¿De verdad esta gente se lo bebe? –
- ¡Y no tienen nada de vino! – Protestó la ojiazul, que volvía a estar de pie y junto a Wood. - ¡Dame eso! – Le arrebató la botella de las manos a la licántropa. - ¡Si voy a estar aquí más tiempo lo necesito! – Indicó dándole un largo trago al contenido.
Le esperaba una noche bastante más larga de lo que esperaba.
Se cruzó de brazos y amplió aún más la sonrisa. Tenía que admitirlo: la había echado de menos.
Neral, tras oír las palabras de Wood, hizo una pequeña reverencia a los presentes y después de sonreír de la misma forma que lo había hecho hasta el momento, se giró sobre sí mismo y empezó a caminar hacía la linde del claro.
Era un tipo curioso. Eltrant estaba bastante seguro de que distaba mucho de ser un simple chamán. Incluso juraría que le había visto acabar con algunos de los traidores por su cuenta.
Dejó escapar una sonora carcajada cuando Wood sacó todo pensamiento de su cabeza y dio un abrazo a la pareja de errantes.
- Espacio personal, Wood – dijo sin dejar de reir.
A decir verdad, a ojos del castaño no fue algo especialmente cómodo, sobre todo porque todavía tenía la pesada coraza de placa sobre su cuerpo. Pero no pudo evitar sentirse contagiado por el júbilo generalizado que se había apoderado de aquel lugar.
Lyn, por su parte, se dejó llevar y respondió a aquel abrazo con uno propio, incluso se permitió levantar las piernas del suelo y
quedarse colgando de la loba.
- ¡Buena pregunta! – Exclamó Lyn, bajándose de la loba, quitándose de nuevo la bota y sacudiéndola, sin perder la sonrisa. - ¿¡Qué hacemos aquí todavía!? – Preguntó a Eltrant. - ¡Sigue habiendo arena! ¡Y nadie sabe cantar! – Añadió después.
Eltrant sacudió la cabeza y se encogió de hombros.
- Realmente… - Se llevó la mano hasta la frente, limpiándola del sudor y la sangre seca que había en la misma. – No tengo ningún… sitio en el que estar. – dijo al final, tras pasarse unos segundos pensando que hacer. – Oí rumores de que se necesitaba gente por la zona y… -
- ¡Y, como buena ama, ordené a mi fiel siervo que viniese aquí! – Completó Lyn, sentándose en el suelo y sacudiendo la otra bota con fuerza frente a ella. – ¡Las acababa de limpiar! – Protestó en voz baja, alzando la mirada hacía Wood, momento en el que una sonrisa complicidad se apareció en su cara.
Ese fue el momento en el que Caelia se acercó a los presentes y les entregó una botella que contenía, probablemente, el alcohol con más graduación que Eltrant había visto en su vida.
Con la botella aun en la mano, observó como la nórgeda, después de hacer aquel extraño gesto antes de despedirse de Lyn y Eltrant, se perdía entre la multitud y desaparecía.
- Caelia es… - Sonrió a Wood. – Una persona interesante. – Agregó, a la vez que olisqueaba el contenido de recipiente y se veía obligado a apartarlo de su cara debido al intenso olor que este desprendía. - ¿No te vas con ella? – Se aclaró la garganta y, con pequeñas lágrimas en los ojos, volvió a mirar la botella que tenía en la mano. – Oh, dioses. – Se la entregó a la loba sin esperar a que esta contestase y se pasó la mano por la cara, intentando apartar, a la vez, el olor que parecía haberse pegado a sus ropajes. – Alquimistas me han tirado esto encima para hacerme arder. – Comentó quitándose la capa – ¿De verdad esta gente se lo bebe? –
- ¡Y no tienen nada de vino! – Protestó la ojiazul, que volvía a estar de pie y junto a Wood. - ¡Dame eso! – Le arrebató la botella de las manos a la licántropa. - ¡Si voy a estar aquí más tiempo lo necesito! – Indicó dándole un largo trago al contenido.
Le esperaba una noche bastante más larga de lo que esperaba.
Eltrant Tale
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1378
Nivel de PJ : : 10
Temas similares
» Humo sobre el agua [Privado] [Cerrado]
» Una sombra sobre Lunargenta [Privado] [CERRADO]
» Luces sobre Lunargenta [Int. Libre] [3/3]
» No sé nada sobre ti, nada sobre mi, nada sobre nada.[Privado/ Zöe] [CERRADO]
» Luces y sombras. [privado- Matthew Owens] [Finalizado}
» Una sombra sobre Lunargenta [Privado] [CERRADO]
» Luces sobre Lunargenta [Int. Libre] [3/3]
» No sé nada sobre ti, nada sobre mi, nada sobre nada.[Privado/ Zöe] [CERRADO]
» Luces y sombras. [privado- Matthew Owens] [Finalizado}
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 14:43 por Eilydh
» Días de tormenta + 18 [Privado]
Ayer a las 23:14 por Iori Li
» Laboratorio Harker [Alquimia+Ingeniería]
Ayer a las 19:13 por Zelas Hazelmere
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Ayer a las 16:18 por Mina Harker
» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
Ayer a las 5:53 por Lukas
» La Procesión de los Skógargandr [Evento Samhain (Halloween)]
Mar 19 Nov - 22:49 por Eltrant Tale
» Entre Sombras y Acero [LIBRE][NOCHE]
Mar 19 Nov - 22:42 por Cohen
» [Zona de culto] Altar de las Runas de los Baldíos
Lun 18 Nov - 12:29 por Tyr
» Susurros desde el pasado | Amice H.
Lun 18 Nov - 4:12 por Amice M. Hidalgo
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Sáb 16 Nov - 21:38 por Tyr
» Enjoy the Silence 4.0 {Élite]
Miér 13 Nov - 20:01 por Nana
» Vampiros, Gomejos, piernas para qué las tengo. [Privado]
Mar 12 Nov - 4:51 por Tyr
» Derecho Aerandiano [Libre]
Dom 10 Nov - 13:36 por Tyr
» Propaganda Peligrosa - Priv. Zagreus - (Trabajo / Noche)
Vie 8 Nov - 18:40 por Lukas
» Lamentos de un corazón congelado [Libre 3/3]
Vie 8 Nov - 1:19 por Tyr