Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Uriel no parecía encontrarse muy bien. No era para menos, el espectáculo no había sido para nada agradable. La bruja maldecía para sus adentros el arranque del pequeño cibernético. Era como tener a un niño a su cargo. A dos, contando al pequeño vampiro. No podía correr detrás de uno si tenía que quedarse cuidando del otro. En realidad, no podía salir corriendo detrás de uno porque no veía más allá de dos pasos, pero eso eran detalles menores. El caso era que se encontraba haciendo de niñera en mitad de la noche y rodeada de un peligro indeterminado.
Por fortuna, el vampirito tenía mayor presencia de ánimo de la que sugería el sonido de sus arcadas. No sólo se prestó a ser sus ojos en persecución de su amigo, sino que insistió en ello, e hizo una gran labor. Avanzar a oscuras por el bosque guiada por un niño se contaba, sin lugar a dudas, entre las experiencias más singulares a las que se había enfrentado Valeria, pero, por extraño que pudiera parecer, la voz de aquel crío indicándole los obstáculos a su paso le resultaba entrañable, acogedora incluso.
Finalmente, llegaron a una zona llana, otro pequeño claro, y Uriel la soltó. La bruja pudo ver una figura de corta estatura algo más adelante y dedujo que debía de tratarse de Zero. Tanto el vampiro como el cibernético miraban algo que había más adelante. Valeria agudizó la vista todo lo que fue capaz, pero no lograba ver de qué se trataba. Hasta que oyó otra voz infantil pidiéndoles que se alejaran. No era la primera vez que se encontraba con algo así y si algo había sacado en claro la bruja de la experiencia es que, cuando un crío le pide a una que se aleje, sin duda, necesita ayuda desesperadamente. Lo cual no significaba que ellos estuvieran fuera de peligro, como pudo comprobarse a continuación.
Val no llegó a ver lo que había ocurrido, solo que una sombra pareció moverse a lo lejos y el bulto que había identificado como Zero se colocó inmediatamente entre aquello y Uriel, para caer colapsado en el suelo. La bruja supo, por el sonido de las pisadas alejándose, que el causante de aquellas convulsiones se había marchado.
Oyó la advertencia del pequeño bio cuando ya corría hacia él. Paró en seco. No sabía qué hacer; no entendía qué podía causar una reacción así en un biocibernético. El chiquillo temblaba, tosía y pronunciaba palabras aparentemente sin sentido. Entendió la parte de “aumentando temperatura” al percibir el intenso calor que emanaba de su pequeño cuerpo. Por alguna razón, su “sistema” estaba aumentando la temperatura de su cuerpo. ¿Hasta dónde llegaría?
Por precaución, agarró al joven Uriel y tiró de él para apartarlo de su amigo. El calor era tan intenso que no hacía falta tocarlo para sentirlo y el vapor que manaba de él también resultaba peligroso. Valeria había visto emanar vapor de los brazos de Zöe en una ocasión, pero ella estaba consciente en aquel momento y no parecía correr ningún riesgo. Zero, sin embargo...
La bruja no sabía qué hacer para ayudar. No veía apenas nada a su alrededor y no recordaba haberse sentido tan preocupada y tan impotente desde que su hermano enfermó —¿Cuándo se va a curar Luke?—. Finalmente, el niño dejó de hablar y de moverse. Valeria se acercó un poco, pero su cuerpo aún emanaba mucho calor.
—Esperemos un poco —empezó a decir—, seguro que se despierta enseguida.
Pero Uriel no sólo no parecía escucharla, sino que ahora era él el que salía corriendo. Sólo tenía que ocuparse de dos críos y, de nuevo, uno desaparecía y el otro parecía enfermo —o peor—. Cómo se fiaban de ella con los chiquillos de la Academia era un misterio para la bruja.
Al cabo de unos minutos, la temperatura de Zero se reguló de nuevo. Sola en la oscuridad con el pequeño biocibernético, Valeria se arrodilló junto a él. Parecía dormir y tenía el aspecto relajado y despreocupado de un niño corriente. Sin saber qué otra cosa hacer por él, colocó la cabeza del pequeño en su regazo y esperó mientras acariciaba distraídamente su cabello. Pasaron los minutos y, cuando se quiso dar cuenta, había empezado a tararear una lenta canción de cuna que hacía muchos años que no escuchaba. Se sorprendió de lo bien que la recordaba.
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OFF: La reacción de Uri ha sido acordada con su user.
Por fortuna, el vampirito tenía mayor presencia de ánimo de la que sugería el sonido de sus arcadas. No sólo se prestó a ser sus ojos en persecución de su amigo, sino que insistió en ello, e hizo una gran labor. Avanzar a oscuras por el bosque guiada por un niño se contaba, sin lugar a dudas, entre las experiencias más singulares a las que se había enfrentado Valeria, pero, por extraño que pudiera parecer, la voz de aquel crío indicándole los obstáculos a su paso le resultaba entrañable, acogedora incluso.
Finalmente, llegaron a una zona llana, otro pequeño claro, y Uriel la soltó. La bruja pudo ver una figura de corta estatura algo más adelante y dedujo que debía de tratarse de Zero. Tanto el vampiro como el cibernético miraban algo que había más adelante. Valeria agudizó la vista todo lo que fue capaz, pero no lograba ver de qué se trataba. Hasta que oyó otra voz infantil pidiéndoles que se alejaran. No era la primera vez que se encontraba con algo así y si algo había sacado en claro la bruja de la experiencia es que, cuando un crío le pide a una que se aleje, sin duda, necesita ayuda desesperadamente. Lo cual no significaba que ellos estuvieran fuera de peligro, como pudo comprobarse a continuación.
Val no llegó a ver lo que había ocurrido, solo que una sombra pareció moverse a lo lejos y el bulto que había identificado como Zero se colocó inmediatamente entre aquello y Uriel, para caer colapsado en el suelo. La bruja supo, por el sonido de las pisadas alejándose, que el causante de aquellas convulsiones se había marchado.
Oyó la advertencia del pequeño bio cuando ya corría hacia él. Paró en seco. No sabía qué hacer; no entendía qué podía causar una reacción así en un biocibernético. El chiquillo temblaba, tosía y pronunciaba palabras aparentemente sin sentido. Entendió la parte de “aumentando temperatura” al percibir el intenso calor que emanaba de su pequeño cuerpo. Por alguna razón, su “sistema” estaba aumentando la temperatura de su cuerpo. ¿Hasta dónde llegaría?
Por precaución, agarró al joven Uriel y tiró de él para apartarlo de su amigo. El calor era tan intenso que no hacía falta tocarlo para sentirlo y el vapor que manaba de él también resultaba peligroso. Valeria había visto emanar vapor de los brazos de Zöe en una ocasión, pero ella estaba consciente en aquel momento y no parecía correr ningún riesgo. Zero, sin embargo...
La bruja no sabía qué hacer para ayudar. No veía apenas nada a su alrededor y no recordaba haberse sentido tan preocupada y tan impotente desde que su hermano enfermó —¿Cuándo se va a curar Luke?—. Finalmente, el niño dejó de hablar y de moverse. Valeria se acercó un poco, pero su cuerpo aún emanaba mucho calor.
—Esperemos un poco —empezó a decir—, seguro que se despierta enseguida.
Pero Uriel no sólo no parecía escucharla, sino que ahora era él el que salía corriendo. Sólo tenía que ocuparse de dos críos y, de nuevo, uno desaparecía y el otro parecía enfermo —o peor—. Cómo se fiaban de ella con los chiquillos de la Academia era un misterio para la bruja.
Al cabo de unos minutos, la temperatura de Zero se reguló de nuevo. Sola en la oscuridad con el pequeño biocibernético, Valeria se arrodilló junto a él. Parecía dormir y tenía el aspecto relajado y despreocupado de un niño corriente. Sin saber qué otra cosa hacer por él, colocó la cabeza del pequeño en su regazo y esperó mientras acariciaba distraídamente su cabello. Pasaron los minutos y, cuando se quiso dar cuenta, había empezado a tararear una lenta canción de cuna que hacía muchos años que no escuchaba. Se sorprendió de lo bien que la recordaba.
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Reike
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
El vampirito miró inquisitivamente al niño sin ocultar su repugnancia ni un poco ¡Otra vez ese putrefacto olor! No era tan penetrante como el otro tipo, pero seguía siendo repugnante hasta el punto de hacer fruncir el ceño al infante y taparse la boca y nariz con su mano. Estaba de bastante mal humor y el rancio aroma del niño a sangre podrida no hacía más que empeorarlo, Uriel estaba apunto de soltar algunas palabras despectivas para desquitar su molestia ¡Nunca esperó que por culpa de su mal humor Zero saldría herido!
“¿eh? ¿...? ¿Z-Zero….? ”
Si Uriel hubiera estado en sus cabales le hubiera sido casi una broma esquivar la sangre, de hecho incluso estando en su modo más caprichoso y malhumorado lo hubiera echo ¡Zero no debería haberse interpuesto! Y aún así…..Uriel se quedó mirando al pequeño con un rostro de total confusión, como si viese algo alienígena e inentendible ¿Porque? Zero sabía que como vampiro era mucho más ágil y rápido que un humano promedio ¿Entonces...? ¿Porque?
“¡Zero!”
Como si estuviera poseído por algo, el cuerpo de Uriel se movió por sí solo en un intento de socorrer a su amigo incluso sabiendo que era peligroso. Se arrodilló a su lado y con sus manos temblorosas intentó tocar la espalda de su amigo, deteniéndose apenas unos centímetros antes de tocarlo por la advertencia del mismo Zero. Uriel frunció el ceño y retiró su mano, sus ojos estaban empañados en preocupación y temor.
“Z-Zero….¡A-Ah! En-Entonces yo….”
Tartamudeando en un nervioso hilillo de voz asustado, el vampiro retiró su capa semi destruida que un día tomó de una casa abandonada, hará allá un par de meses. Interponiendo la capa entre Zero y Uriel, el infante abrazó sin dudarlo a su amigo cada vez más visiblemente desesperado. El bio no deja de murmurar cosas con una mecánica e inhumana voz, confundiendo al pequeño vampiro, pero aún así se negó a separarse del niño ¡No abandonaría a su suerte a un amigo! El cuerpo de Zero comenzó a cada vez ser más y más caliente, hasta el punto de que sentía su piel quemándose levemente cada vez más ¡Incluso la capa comenzaba a tostarse levemente!
“¡S-Suéltame! ¡Z-Zero, Zero!”
Sintió el abrazo de la bruja intentado separarlo del cuerpo convulsionante de Zero, Uriel luchó desesperadamente para liberarse de ella ¡Era su amigo! No había forma de que un pequeño de nueve años….¡No quería que Zero muriera! ¡Aún cuando se juró que protegería a sus amigos! ¡Hizo una promesa sobre el apellido Nova! El vampirito, luchó por unos segundos más hasta que finalmente, impotente, dejó de luchar y comenzó a sollozar silenciosamente.
“....”
Incluso cuando finalmente Reike lo soltó, Uriel permaneció quieto e impasible, mirando al cuerpo inerte de Zero fijamente. Incluso cuando el pequeño bio era compuesto y sereno, mientras dormía, lucía más indefenso y infantil. sonriendo con autodesprecio, Uriel se aproximó y acarició levemente la mejilla de Zero para ver su temperatura; Era fría al tacto, lo único que le recordaba que era la piel de un niño era su suavidad. Recordando sus estudios en La Esfera, el infante buscó el pulso del niño cosa en la que falló estrepitosamente.
¿Tal vez los biocibernéticos funcionan diferente?
Sin atreverse a pensar lo peor, el vampiro retiró sus dedos del cuello de Zero y permaneció en silencio un par de segundo, hasta que finalmente un destello carmesí en su quijada mostró que le vampirito estaba mordiéndose los labios con frustración tan fuerte que sin querer clavó sus colmillos vampíricos en estos, haciéndolos sangrar.
Se sentía furioso, triste, confuso…..preocupado. Quería retroceder en el tiempo para evitar que Zero le salvara, quería arrancarle la garganta a mordiscos al niñato bastardo que los atacó…..Pero por sobre todas las cosas quería darse una paliza a sí mismo por permitir que sucediera. Uriel era caprichoso, arrogante y rara vez pensaba en otros e incluso los degradaba a meros juguetes aveces, hasta hace no mucho, Zero era lo mismo. La percepción de un amigo que tenía Uriel era el de un juguete que debía de ser tratado bien, pero seguía siendo un juguete ¡No fue hasta una noche en un extraño lago que cambió su percepción! Desde aquel día ya jamás se atrevió a verlo como un mero juguete, sino como….
“Maldita basura…..voy a matarte"
Murmurando con odio y amargura esas palabras, Uriel se giró para salir corriendo tras la pista del bastardo que los atacó. Sentía como la ira e impotencia carcomía cada rincón de su mente y le hacía correr detrás del aroma putrefacto a sangre ¡Se cobraría esto! No por su honor, orgullo o por su promesa….
“Nadie le pone la mano encima a mi amigo y vive para contarlo...”
Uri
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Ausente a lo que ocurre a su alrededor, el pequeño Zero poco puede opinar. Sin duda le conmovería el aprecio que muestran sus amigos, es algo que puede calentar incluso el alma sintética.
Sonara extraño pero Z9.42 siempre ha tenido la capacidad de despertar lo bueno en cualquier persona, nunca se rinde con la gente. A pesar de ser muy maduro, tiene una obstinación por verle valor a todo el mundo, incluso si no se lo merecen.
Si bien es algo que muchos niños tienen, él lo lleva al extremo. Su naturaleza es el conjunto de varios factores que hacen un individuo único, una persona que de verdad se preocupar por ser de “los chicos buenos”.
¿Que hace a una persona buena o mala?, sería correcto decir que su capacidad por mantenerse en el buen camino, no variar esa línea de pensamiento y sobre todo, jamás darse convencido con las personas… o viceversa.
Mientras tanto en el mundo real, Uri sucumbe ante el odio y sale corriendo con intenciones de castigar severamente al causante de todo. Es claro que la pequeña maquina se ha convertido en alguien importante para él.
Reike por su parte permanece con el chiquillo aumentado, ya sea por preocupación o porque no puede navegar en el entorno nocturno sin una luz de guía. Su trato con el niño maquina se vuelve entonces más cercano.
La nana que canta hace que Zero sonría al instante, una reacción no esperada pues está totalmente desconectado mientras su sistema se recupera. Allí en el regazo de Reike, rompe una vez más las posibilidades al tomarla de la mano y soltar algunas palabras.
Gracias mamá…
¿Un recuerdo fantasma?, posiblemente, es una de las pocas cosas que superaría el estado actual para mandar señales al exterior. Indiferentemente de todo, esto lo hace sentir bien incluso en la inconsciencia total.
Mientras todo esto transcurre, Uri avanza más y más en el oscuro bosque. No tiene dudas en su misión moviéndose solo por instinto asesino. La venganza puede ser un combustible muy potente aunque trae severos problemas.
A medida que avanza, es posible para el notar los numerosos cuerpos enmascarados. Miembros del círculo de Exos abatidos por la extraña enfermedad que parece convivir en el cuerpo del chiquillo.
Claro que solo quedan los despojos, no hay rastro del pequeño desconocido y es imposible hallarlo estas alturas. Aprovecho bien su ventana de oportunidad, con su conocimiento del terreno no fue difícil desaparecer.
Pero no todo está perdido, uno de los hechiceros utiliza sus últimas fuerzas para poner cierto sello de seguridad en un pergamino. Dicha magia acaba con él aunque es natural hacer tales sacrificios cuando sirves a Exos, la pieza de información sellada permanece con una luz titilante a espera de que alguien la recoja… claro que no tienen que ser sus propias gentes.
Sonara extraño pero Z9.42 siempre ha tenido la capacidad de despertar lo bueno en cualquier persona, nunca se rinde con la gente. A pesar de ser muy maduro, tiene una obstinación por verle valor a todo el mundo, incluso si no se lo merecen.
Si bien es algo que muchos niños tienen, él lo lleva al extremo. Su naturaleza es el conjunto de varios factores que hacen un individuo único, una persona que de verdad se preocupar por ser de “los chicos buenos”.
¿Que hace a una persona buena o mala?, sería correcto decir que su capacidad por mantenerse en el buen camino, no variar esa línea de pensamiento y sobre todo, jamás darse convencido con las personas… o viceversa.
Mientras tanto en el mundo real, Uri sucumbe ante el odio y sale corriendo con intenciones de castigar severamente al causante de todo. Es claro que la pequeña maquina se ha convertido en alguien importante para él.
Reike por su parte permanece con el chiquillo aumentado, ya sea por preocupación o porque no puede navegar en el entorno nocturno sin una luz de guía. Su trato con el niño maquina se vuelve entonces más cercano.
La nana que canta hace que Zero sonría al instante, una reacción no esperada pues está totalmente desconectado mientras su sistema se recupera. Allí en el regazo de Reike, rompe una vez más las posibilidades al tomarla de la mano y soltar algunas palabras.
Gracias mamá…
¿Un recuerdo fantasma?, posiblemente, es una de las pocas cosas que superaría el estado actual para mandar señales al exterior. Indiferentemente de todo, esto lo hace sentir bien incluso en la inconsciencia total.
Mientras todo esto transcurre, Uri avanza más y más en el oscuro bosque. No tiene dudas en su misión moviéndose solo por instinto asesino. La venganza puede ser un combustible muy potente aunque trae severos problemas.
A medida que avanza, es posible para el notar los numerosos cuerpos enmascarados. Miembros del círculo de Exos abatidos por la extraña enfermedad que parece convivir en el cuerpo del chiquillo.
Claro que solo quedan los despojos, no hay rastro del pequeño desconocido y es imposible hallarlo estas alturas. Aprovecho bien su ventana de oportunidad, con su conocimiento del terreno no fue difícil desaparecer.
Pero no todo está perdido, uno de los hechiceros utiliza sus últimas fuerzas para poner cierto sello de seguridad en un pergamino. Dicha magia acaba con él aunque es natural hacer tales sacrificios cuando sirves a Exos, la pieza de información sellada permanece con una luz titilante a espera de que alguien la recoja… claro que no tienen que ser sus propias gentes.
Z9-42
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Valeria sintió otro nudo en su garganta tan pronto como el chiquillo tomó su mano, pero fue aquél “gracias mamá” lo que le trajo de nuevo aquel sentimiento de desazón que había experimentado durante el improvisado “ataque” de la masa de aldeanos, en el que nada había podido hacer por los dos pequeños que la acompañaban. Volvía a sentirse igual de impotente. Sus ojos se empañaron, haciendo que las líneas que dibujaban el cuerpo del pequeño bio-cibernético se hicieran aún más difusas y dando paso a otro tipo de oscuridad.
La bruja parpadeó varias veces para apartar las lágrimas que querían escapar de sus ojos. Apretó ligeramente la mano del pequeño y, respirando profundamente al darse cuenta de que le temblaba, la apartó con cuidado. «Al menos, ahora sé que está vivo», se dijo, tratando de centrar su mente en asuntos prácticos. Se había estado dejando llevar por las emociones desde que les rodeara aquella turba de aldeanos y se le había ido la noche de las manos, pero aún no era tarde para tomar las riendas de nuevo.
Lo primero que necesitaba era algo de luz. Tampoco le vendría mal un poco de calor, aunque sólo fuera para apartar los pensamientos lúgubres de su cabeza. Se concentró un momento en el éter a su alrededor. No necesitaba “ver” cuando se encontraba en ese estado de meditación. “Palpando” por las cercanías dio con varias ramas secas que atrajo hacia donde ella y el pequeño Zero se encontraban. Las arregló en una especie de montículo y tomó una de las ramitas más pequeñas en una mano. Valeria no dominaba el poder de los elementos, pero hasta un niño podía prender una rama seca si se concentraba lo suficiente. Le llevó un momento, pero pronto una pequeña hoguera iluminaba el claro. Sí, la luz les exponía tanto como les ayudaba, pero no había mucho que hacer al respecto. Si alguien se acercaba, aún disponía de una daga y un puñado de cuchillos para defenderse, además de todas las piedras que pudiera encontrar.
¿Qué era lo que le había dicho Zöe? Que sólo bebía agua cuando su sistema se recalentaba, para reponer líquido. Pues bien, el chiquillo había estado hirviendo hasta hacía un momento, quizá necesitase reponer agua cuando despertase. Revisó su cantimplora. Estaba mediada. Suspiró y volvió a concentrarse: sólo necesitaba convocar un poco de agua de los alrededores, la suficiente para rellenar el recipiente, y podía notar el rocío de la noche. «Bien, esto no debería llevar mucho tiempo». A medida que que iba consiguiendo pequeños objetivos, iba recuperando su confianza. No sabía lo que tardaría Zero en despertar y no podía hacer nada por el pequeño Uriel, pero tampoco era del todo impotente.
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OFF: Subrayado el uso de la habilidad racial de telequinesis.
La muchacha despertó en medio de un intenso dolor en el abdomen. Aún era de noche. Con un poco de concentración, consiguió modular el éter suficiente para encender una vela antes de que otro calambre le hiciera retorcerse de nuevo. Podía sentir la humedad, pero no vio la sangre hasta que retiró la sábana que la cubría. No hacía falta ser un genio para saber lo que estaba pasando.
Tan pronto como el dolor se lo permitió, se levantó de la cama, pero, al retirar las raídas sábanas resultó evidente que el colchón ya estaba arruinado. ¿Cuánto tiempo llevaba sangrando? Tomó un paño limpio de un cajón, se lo colocó entre las piernas y se sentó en un rincón. Aquello no podía durar mucho más.
«Es mejor así», se dijo cuando las primeras lágrimas empezaron a correr por sus mejillas, «serías una madre horrible; igual que la tuya, puede que hasta peor». A pesar de sus intentos de consolarse a sí misma, las lágrimas crecían en intensidad a medida que disminuía el dolor en el vientre. «No seas estúpida», seguía insistiendo, «ahora podrás ir a la maldita Academia. Es mejor así». La muchacha se abrazó a sus rodillas y continuó llorando hasta que el sol del amanecer se posó sobre su espalda.
Tan pronto como el dolor se lo permitió, se levantó de la cama, pero, al retirar las raídas sábanas resultó evidente que el colchón ya estaba arruinado. ¿Cuánto tiempo llevaba sangrando? Tomó un paño limpio de un cajón, se lo colocó entre las piernas y se sentó en un rincón. Aquello no podía durar mucho más.
«Es mejor así», se dijo cuando las primeras lágrimas empezaron a correr por sus mejillas, «serías una madre horrible; igual que la tuya, puede que hasta peor». A pesar de sus intentos de consolarse a sí misma, las lágrimas crecían en intensidad a medida que disminuía el dolor en el vientre. «No seas estúpida», seguía insistiendo, «ahora podrás ir a la maldita Academia. Es mejor así». La muchacha se abrazó a sus rodillas y continuó llorando hasta que el sol del amanecer se posó sobre su espalda.
La bruja parpadeó varias veces para apartar las lágrimas que querían escapar de sus ojos. Apretó ligeramente la mano del pequeño y, respirando profundamente al darse cuenta de que le temblaba, la apartó con cuidado. «Al menos, ahora sé que está vivo», se dijo, tratando de centrar su mente en asuntos prácticos. Se había estado dejando llevar por las emociones desde que les rodeara aquella turba de aldeanos y se le había ido la noche de las manos, pero aún no era tarde para tomar las riendas de nuevo.
Lo primero que necesitaba era algo de luz. Tampoco le vendría mal un poco de calor, aunque sólo fuera para apartar los pensamientos lúgubres de su cabeza. Se concentró un momento en el éter a su alrededor. No necesitaba “ver” cuando se encontraba en ese estado de meditación. “Palpando” por las cercanías dio con varias ramas secas que atrajo hacia donde ella y el pequeño Zero se encontraban. Las arregló en una especie de montículo y tomó una de las ramitas más pequeñas en una mano. Valeria no dominaba el poder de los elementos, pero hasta un niño podía prender una rama seca si se concentraba lo suficiente. Le llevó un momento, pero pronto una pequeña hoguera iluminaba el claro. Sí, la luz les exponía tanto como les ayudaba, pero no había mucho que hacer al respecto. Si alguien se acercaba, aún disponía de una daga y un puñado de cuchillos para defenderse, además de todas las piedras que pudiera encontrar.
¿Qué era lo que le había dicho Zöe? Que sólo bebía agua cuando su sistema se recalentaba, para reponer líquido. Pues bien, el chiquillo había estado hirviendo hasta hacía un momento, quizá necesitase reponer agua cuando despertase. Revisó su cantimplora. Estaba mediada. Suspiró y volvió a concentrarse: sólo necesitaba convocar un poco de agua de los alrededores, la suficiente para rellenar el recipiente, y podía notar el rocío de la noche. «Bien, esto no debería llevar mucho tiempo». A medida que que iba consiguiendo pequeños objetivos, iba recuperando su confianza. No sabía lo que tardaría Zero en despertar y no podía hacer nada por el pequeño Uriel, pero tampoco era del todo impotente.
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Reike
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
La ira carcomía el corazón y mente del niño ¿Cuándo fue que se sintió tan iracundo? Ya ni siquiera se acuerda, de echo ¿Alguna vez lo hizo? De vuelta con su maestro, estaba bastante conforme y feliz con su vida como para hacerlo, y apenas recordaba su vida como humano como para recordar ¿Alguna vez estuvo tan furioso?
Quitando las ramas y corriendo ágilmente entre las raíces y arbustos, siguió el rastro del putrefacto olor pegado a estas. Se sentía un poco nostálgico, pero su nostalgia era extrañamente molesta ¿Era algo que deseaba olvidar? O tal vez…
“Si tan solo.....”
La imagen fantasma de una mujer pelirroja en sus últimos momentos apareció en al cabeza de Uriel. El charco de sangre y sus ropas ensangrentadas simples se camuflaban entre sus hermosos cabellos rojos como el fuego, sus sonrisa era hermosa pero para Uriel le era una burla hacia el. Ante la imagen un dolor de cabeza comenzó a llenar el cerebro del vampirito, detuvo su carrera para sujetar su dolorida cabeza entre gimoteos de dolor.
“ Hugg…..ghh….ah….”
la mujer de esa imagen musitaba algo entre sus labios de un carnosos y hermosos carmesí-rosado, ella intentó alzar su mano para tocarle pero Uriel miró indiferente como no lo logró, era una imagen lamentable pero Uriel parecía no importarle. De hecho era hasta molesto, sentía una ira incontrolable hacía esa mujer ¿Quién era y porque sentía que la odiaba? Quería hacer que se callase, llamarla hipócrita y mentirosa incluso cuando no podía escuchar que le estaba diciendo.
“Ah...gh….Ca-hgg...ah...ah….ca-…..lla-….ghm...”
Uriel intentó hacer que se callara incluso si sabía que la mujer de esa imagen no podía oírle. No quería escucharla, no quería verla ni quería tocarla….No quería recordarla. Aún así, como si ella lo hiciera apropósito, siguió hablando sin volumen, como si su voz fuera cortada. Aún así, Uriel sabía que estaba diciendo, le gustase o no, lo sabía….
“Ama-....”
“¡CÁLLATE! ¡Ese no es mi nombre…!”
Gritando mientras golpeaba un tronco con su mano cerrada, Uriel bramó esas furiosas palabras. El árbol se revolvió y dejó caer unas pocas hojas, su mano comenzó a sangrar y doler pero Uriel parecía no importarle. Finalmente esa imagen desapareció, la mujer ensangrentada desapareció y regresó al bosque, a su vez el dolor de cabeza comenzó a desaparecer gradualmente. Uriel siguió jadeando y gimiendo hasta que pudo recuperar su cordura levemente….
“Ese ya no es….mi nombre….”
Dejándose caer de rodillas al suelo, Uriel descansó un rato ¿Porque recordó eso? No se supone que deba, pueda ni quiera hacerlo ¿Entonces porque tuvo que recordarla? Esa odiosa mujer que le dio a luz y le abandonó únicamente dejando ese desagradable nombre para él, incluso cuando fue ella la que hizo algo imperdonable…
“No quería recordarte....mamá…...Ah~ Tengo que vengar a Zero…..”
Una extraña rabia y sensación de soledad llenó el pecho de Uriel, su rostro era deprimente y dolorido pero enseguida recuperó el enfoque. Su amigo había sido herido, debía hacer pagar a los hijos de puta que le dañaron ¡No debía dejar que esa maldita mujerzuela le afectase!
“Tengo que ir….”
Recuperando su marcha, Uriel siguió su camino persiguiendo el rastro del niño fugitivo. Enseguida se halló ante una extraña imagen, innumerable tipos enmascarados muertos tirados en el suelo. Uriel pateó a uno para girarlo y entonces:
“Asqueroso….Debe de ser obra del niño ese….”
El cadáver estaba en claro mal estado. El cuerpo del tipo estaba lleno de sangre putrefacta y maloliente que reconoció era del extraño niño ¿Incluso con esas gruesas ropas y la máscara fue infectado? Por primera vez comprendió realmente porque Zero le gritó que no se acercara, interponer una capa no era lo suficiente, si no fuera por el gradual calor de Zero que mató lo que sea que fuera Uriel también hubiera…..Sintió un escalofrío bajar por su espalda y su rostro se volvió un poco pálido, parecía que le debía otra a Zero..
“¿Eh? Esto es….¿Un pergamino...? ¿Tal vez un mensaje? Lo mismo le interesa a Zero....Esta algo sucio, mejor no lo toco con las manos desnudas por si acaso….”
Uriel recordó que tenía algunos recambios de ropas de verano con él, no quería ensuciar sus ropas de verano con algo tan asqueroso pero finalmente decidió sacrificarlas. Sacó los pantalones cortos de lino destinados a que Uriel los usara para no pasar calor, habría usado la camisa pero de hecho ya la estaba usando por haber dado su abrigo de Invierno a cierta chica desvalida de Ohdà. Enredando entre los pantalones sin usar el pergamino, decidió que merecía la pena enseñárselo al grupo una vez volviera con ellos. En cuanto al niño….Con tanto olor a podrido y a sangre contaminada ya no podía distinguir su rastro, lo había perdido completamente.
“Debo de regresar con Zero y la señorita….¡Ah!.....”
Entonces se percató del estúpido error que cometió, exactamente lo que pasa cuando uno se separa imprudentemente del grupo sin ser familiar con el entorno en donde se estaba. Un escalofrío recorrió la espalda del vampiro: Olía demasiado a sangre putrefacta para retroceder siguiendo el rastro de olor que tomó para llegar, no era familiar con el entorno y estaba demasiado furioso como para saber qué diablos estaba haciendo.
“¿Donde se supone que esta esto…..?”
Y así Uriel se dio cuenta de que la había jodido a lo grande….
Uri
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Luego de su curiosa frase, Zero vuelve a dormir. Se muestra sereno en todo momento y es que ha fijado a Reike como una figura de confianza, quizás peca de inocente pero algo en su interior le dice que está seguro con ella.
Asi es Z9-42, ve lo mejor en las personas, incluso si ellas mismas no están convencidas. No es una capacidad muy habitual tanto en el mundo vivo inteligente como en la existencia bio pero la habilidad está allí, lo define.
Quizás es su inocencia infantil intrínseca que intenta manifestarse incluso en su realidad actual, o solo que es buena persona. Sea como sea, no le ha traído pesares hasta el momento y es algo que lo “llena” personalmente.
Completamente ausente a lo que ocurre en el mundo, no puede notar la tristeza que embarga a su amiga. De ser el caso no hubiera tardado en intentan generar alguna frase de apoyo, por suerte la misma mujer supera su estado con fortaleza.
Dicho personaje no tarda entonces en establecer una fogata usando sus habilidades arcanas, finalmente puede ver lo que sucede a su alrededor. La calidez de las llamas hace que el chiquillo aumentado se sienta más cómodo, algo que refleja en su rostro.
Lo siguiente que hace Reike es reunir agua, nuevamente usa la magia para el proceso. Es sorprendente la amplia gama de posibilidades que tienen los usuarios arcanos, incluso en elementos diferentes al suyo.
Ya sea por la cantidad de acciones que suceden alrededor o porque su sistema se recupera más rápido al sentirse seguro, Z9-42 comienza a despertar media hora antes de lo previsto. Se encuentra entonces con el rostro de Reike y no tarda en agradecerle.
Muchas gracias señorita Reike, ahora estoy mejor.
Trata de levantarse pero no puede siquiera despegar del suelo, al parecer solo su parte mental ha vuelto a funcionar plenamente. De momento sufre una debilidad extrema que le impide hacer acciones físicas.
Creo que… me quedare aquí algunos minutos “sonríe”.
Mira entonces la cantimplora de su aliada, no le toma mucho adivinar sus intenciones. Ciertamente sus reservas de líquido bajaron bastante con la fiebre de esterilización, no le vendría mal reponerlas.
¿Podría…?
No puede tomar la cantimplora, ni siquiera es capaz ponerse en la posición recomendada para no ahogarse. Tal inutilidad le hace sentir vergüenza, no por algún pensamiento de inferioridad, más bien debido a las molestias causadas a terceros.
Discúlpeme…
No tarda entonces en recordar a su otro compañero, Uriel. No se encuentra cerca y Z9-42 calcula un 99% de posibilidades de que haya emprendido la cacería del chico desconocido por su cuenta… esto le hace sentir de inmediato una masiva preocupación.
¡Uriel!, ¿¡Dónde está!?
Se exalta bastante, incluso trata de levantarse una segunda vez aunque sin variar el resultado. Su rostro es de preocupación palpable y el sistema lógico esta tan enfocado en otras cosas que no puede calmarlo de manera técnica.
¿Estará bien?... tiene que “sus ojos se humedecen” quizás se perdió como el tío Joel, solo necesita una señal para volver a casa “su mirada se pierde entonces en un recuerdo fantasma”.
Asi es Z9-42, ve lo mejor en las personas, incluso si ellas mismas no están convencidas. No es una capacidad muy habitual tanto en el mundo vivo inteligente como en la existencia bio pero la habilidad está allí, lo define.
Quizás es su inocencia infantil intrínseca que intenta manifestarse incluso en su realidad actual, o solo que es buena persona. Sea como sea, no le ha traído pesares hasta el momento y es algo que lo “llena” personalmente.
Completamente ausente a lo que ocurre en el mundo, no puede notar la tristeza que embarga a su amiga. De ser el caso no hubiera tardado en intentan generar alguna frase de apoyo, por suerte la misma mujer supera su estado con fortaleza.
Dicho personaje no tarda entonces en establecer una fogata usando sus habilidades arcanas, finalmente puede ver lo que sucede a su alrededor. La calidez de las llamas hace que el chiquillo aumentado se sienta más cómodo, algo que refleja en su rostro.
Lo siguiente que hace Reike es reunir agua, nuevamente usa la magia para el proceso. Es sorprendente la amplia gama de posibilidades que tienen los usuarios arcanos, incluso en elementos diferentes al suyo.
Ya sea por la cantidad de acciones que suceden alrededor o porque su sistema se recupera más rápido al sentirse seguro, Z9-42 comienza a despertar media hora antes de lo previsto. Se encuentra entonces con el rostro de Reike y no tarda en agradecerle.
Muchas gracias señorita Reike, ahora estoy mejor.
Trata de levantarse pero no puede siquiera despegar del suelo, al parecer solo su parte mental ha vuelto a funcionar plenamente. De momento sufre una debilidad extrema que le impide hacer acciones físicas.
Creo que… me quedare aquí algunos minutos “sonríe”.
Mira entonces la cantimplora de su aliada, no le toma mucho adivinar sus intenciones. Ciertamente sus reservas de líquido bajaron bastante con la fiebre de esterilización, no le vendría mal reponerlas.
¿Podría…?
No puede tomar la cantimplora, ni siquiera es capaz ponerse en la posición recomendada para no ahogarse. Tal inutilidad le hace sentir vergüenza, no por algún pensamiento de inferioridad, más bien debido a las molestias causadas a terceros.
Discúlpeme…
No tarda entonces en recordar a su otro compañero, Uriel. No se encuentra cerca y Z9-42 calcula un 99% de posibilidades de que haya emprendido la cacería del chico desconocido por su cuenta… esto le hace sentir de inmediato una masiva preocupación.
¡Uriel!, ¿¡Dónde está!?
Se exalta bastante, incluso trata de levantarse una segunda vez aunque sin variar el resultado. Su rostro es de preocupación palpable y el sistema lógico esta tan enfocado en otras cosas que no puede calmarlo de manera técnica.
¿Estará bien?... tiene que “sus ojos se humedecen” quizás se perdió como el tío Joel, solo necesita una señal para volver a casa “su mirada se pierde entonces en un recuerdo fantasma”.
Z9-42
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
—Zero —dijo inmediatamente la bruja al ver abrirse los ojos del muchacho—, por fin te despiertas. —«Estaba muy preocupada»— ¿Te encuentras bien?
Valeria estaba tan aliviada de ver al muchacho reaccionar de nuevo, que hubiera saltado en el sitio. Una nueva sombra de preocupación asomó de nuevo a su rostro al notar el estado de debilidad general del pequeño. Aún así, trató de que no se notara. Era evidente para ella, tanto por sus palabras como por su sonrisa, que Zero no quería darle importancia al asunto.
—Claro, quédate tanto como quieras —le dijo, poniendo especial cuidado en usar el verbo “querer” y no “necesitar”. No iba a ser ella quien llamase la atención sobre la merma en las capacidades del chiquillo. Sólo esperaba que fuese algo pasajero.
Al notar cómo el niño observaba la cantimplora, se apresuró a acercársela, pero, viendo que no podría sostenerla, le ayudó a incorporarse, usando su propio cuerpo como apoyo, y llevó ella misma la cantimplora a los labios del muchacho. La sostuvo con cuidado hasta que el pequeño Zero quedó saciado.
Satisfechas las necesidades inmediatas, el pequeño bio-cibernético no tardó en recordar a su amigo. Era inevitable, pero aún así, Valeria no estaba mentalmente preparada para lo que tenía que comunicarle.
—Me temo que salió corriendo tras el otro chico antes de que pudiera detenerle —le respondió con gesto triste—. No, espera. —La bruja lo sujetó con cuidado cuando intentaba, sin mucho resultado, levantarse de nuevo— No puedes hacer nada por él hasta…
“Hasta que te recuperes”, quería haber dicho, pero el muchacho empezó a gimotear (¡sí, a gimotear!) algo acerca de un “tío Joel”, que se había perdido. Aquello desconcertó a Valeria. Entonces, calló en la cuenta de algo: no era la primera vez que veía al niño así. Ni si quiera era la primera vez que veía al niño así aquella noche.
Volvió a recordar su conversación con Zöe. Habían pasado meses desde aquello, pero Val había tomado notas y las había estudiado detenidamente. Recordaba perfectamente lo que la bio-cibernética le había contado acerca de querer recuperar sus recuerdos, al menos, algunos de ellos. ¿Era posible que fuera eso lo que le estaba pasando a Zero?
Mientras abrazaba al muchacho para consolarlo, trató de volver mentalmente atrás en el desarrollo de la noche. “Nada me hará daño si estoy contigo, ¿verdad?”, el episodio después de recibir la pedrada, ahora esto con su supuesto tío. En todas las ocasiones tenía la misma mirada perdida. ¿Sería un fallo de su sistema o su vida anterior pugnando por salir? El caso era que el muchacho no parecía recordar nada de lo acontecido cuando pasaba el episodio. Pero no podía ser algo programado, pues era evidente que lo dejaba tremendamente expuesto, aunque fuera por unos instantes.
—Está bien, cielo —le susurró la bruja, abrazándole con una mano y acariciándole el pelo con la otra—, le haremos una señal para que pueda volver a casa.
Una señal. Era una buena idea, si no atraía además a quien quiera que estuviera detrás de aquellos sucesos. En cualquier caso, no tenían otra, así que tendría que prepararse para lo que viniera. Sin moverse del sitio, la bruja se concentró en el éter a su alrededor. Tiró de algunas ramas hasta partirlas y las echó sobre la improvisada hoguera. La madera húmeda generaría mucho humo. Sólo esperaba que el pequeño vampiro fuera capaz de verlo.
Valeria estaba tan aliviada de ver al muchacho reaccionar de nuevo, que hubiera saltado en el sitio. Una nueva sombra de preocupación asomó de nuevo a su rostro al notar el estado de debilidad general del pequeño. Aún así, trató de que no se notara. Era evidente para ella, tanto por sus palabras como por su sonrisa, que Zero no quería darle importancia al asunto.
—Claro, quédate tanto como quieras —le dijo, poniendo especial cuidado en usar el verbo “querer” y no “necesitar”. No iba a ser ella quien llamase la atención sobre la merma en las capacidades del chiquillo. Sólo esperaba que fuese algo pasajero.
Al notar cómo el niño observaba la cantimplora, se apresuró a acercársela, pero, viendo que no podría sostenerla, le ayudó a incorporarse, usando su propio cuerpo como apoyo, y llevó ella misma la cantimplora a los labios del muchacho. La sostuvo con cuidado hasta que el pequeño Zero quedó saciado.
Satisfechas las necesidades inmediatas, el pequeño bio-cibernético no tardó en recordar a su amigo. Era inevitable, pero aún así, Valeria no estaba mentalmente preparada para lo que tenía que comunicarle.
—Me temo que salió corriendo tras el otro chico antes de que pudiera detenerle —le respondió con gesto triste—. No, espera. —La bruja lo sujetó con cuidado cuando intentaba, sin mucho resultado, levantarse de nuevo— No puedes hacer nada por él hasta…
“Hasta que te recuperes”, quería haber dicho, pero el muchacho empezó a gimotear (¡sí, a gimotear!) algo acerca de un “tío Joel”, que se había perdido. Aquello desconcertó a Valeria. Entonces, calló en la cuenta de algo: no era la primera vez que veía al niño así. Ni si quiera era la primera vez que veía al niño así aquella noche.
Volvió a recordar su conversación con Zöe. Habían pasado meses desde aquello, pero Val había tomado notas y las había estudiado detenidamente. Recordaba perfectamente lo que la bio-cibernética le había contado acerca de querer recuperar sus recuerdos, al menos, algunos de ellos. ¿Era posible que fuera eso lo que le estaba pasando a Zero?
Mientras abrazaba al muchacho para consolarlo, trató de volver mentalmente atrás en el desarrollo de la noche. “Nada me hará daño si estoy contigo, ¿verdad?”, el episodio después de recibir la pedrada, ahora esto con su supuesto tío. En todas las ocasiones tenía la misma mirada perdida. ¿Sería un fallo de su sistema o su vida anterior pugnando por salir? El caso era que el muchacho no parecía recordar nada de lo acontecido cuando pasaba el episodio. Pero no podía ser algo programado, pues era evidente que lo dejaba tremendamente expuesto, aunque fuera por unos instantes.
—Está bien, cielo —le susurró la bruja, abrazándole con una mano y acariciándole el pelo con la otra—, le haremos una señal para que pueda volver a casa.
Una señal. Era una buena idea, si no atraía además a quien quiera que estuviera detrás de aquellos sucesos. En cualquier caso, no tenían otra, así que tendría que prepararse para lo que viniera. Sin moverse del sitio, la bruja se concentró en el éter a su alrededor. Tiró de algunas ramas hasta partirlas y las echó sobre la improvisada hoguera. La madera húmeda generaría mucho humo. Sólo esperaba que el pequeño vampiro fuera capaz de verlo.
Reike
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
“Wuuuah….¡Todo es exactamente lo mismo! No veo diferencia alguna…..”
Caminando entre los árboles, Uriel buscó por algo que le resultase mínimamente familiar pero lo único remotamente familiar era el pútrido olor a sangre que impregnaba los alrededores. Quejándose en voz alta, el menor mostró su preocupación ¡Esto él pasaba por correr sin pensarlo!
Jamás me había enfadado tanto…..Extraño ¿Porque yo….? Nunca, nunca antes…..Hugg….
Ante esas preguntas sin respuesta, un profundo dolor de cabeza volvió a atacar a Uriel hasta el punto de hacerle caer sobre sus propias piernas mientras sujetaba su cabeza dolorosamente ¡Una vez más volvía a suceder! ¡Esto le pasaba por intentar recordar! Quitando rápidamente esas ideas de su cabeza, Uriel se levantó y aún apoyándose en los grandes troncos y con un rostro pálido siguió caminando.
“¿Hmmm? ¿Eso es..humo? ¡Ah! ¿Puede ser...?”
El vampirito comenzó a correr entre los oscuros matorrales que solo podían ser divisados si se era un vampiro ¡Ojala fuera lo que estaba pensando! Cada vez sentía el humo más cerca y los alrededores más familiares ¡Sentía que estaba cerca! Acelerando su paso el vampiro ensanchó su enorme feliz sonrisa, casi dejando salir sus incisivos largos y afilados de vampiro.
“¡Zero!”
En cuanto vio las dos conocidas figuras, el infante dejó salir una exclamación alegre y llena de alivio, sin dudarlo se abalanzó sobre le bio y se aferró a él fuertemente. Sentía sus ojos cada vez más humos hasta finalmente notar la calidez húmeda bajando por sus mejillas, gimoteando el vampiro llamó el nombre de su preciado amigo:
“¡Z-Zero, Z-Zero! Es-Estoy tan feliz hugg...sniff”
LLoró aproximadamente unos 5 minutos en los cuales el vampiro se negó a separarse un solo milímetro del bio ¡Estaba realmente aliviado! Cuando no encontró el pulso del menor y notó que su cuerpo estaba extremadamente frío, Uriel en lo más profundo de su ser pensó en lo peor; ¿Y si Zero estaba muerto? El pensamiento le horrorizó tanto y a la vez lo cegó de ira ¿Perdería de nuevo a su? ¿Eh? ¿Perder que? ¿Había perdido algo? Pero estaba bastante seguro de que…..¿No? ¡Tal vez solo se lo estaba imaginando! Él ciertamente no perdió nada importante antes ¡Solo una falsa alarma~!
“Lo siento Zero…..Por mi culpa saliste herido….”
finalmente separándose un poco del niño, Uriel se disculpó mientras secaba con sus manitas el rastro de lágrimas en sus ojos. Como si recordara algo, el vampirito hizo un sonidito de exclamación algo ronco por su llorosa voz y de inmediato sacó el pergamino que encontró antes aún envuelto por los pantalones;
“No pude matar a esa sucia alimaña pero encontré esto junto a unos cadáveres ¿Crees es algo importante? ¡Oh! no lo toque con las manos desnudas, tiene el mismo olor que esa asquerosidad maloliente... ”
El vampirito le tendió el pergamino junto a las ropas, olvidando completamente que seguían en el suelo después de que el mismo Uriel se abalanzó sobre Zero cual león sobre su presa.
Uri
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Una cosa esta clara, Reike es una buena persona. No solo soporta las ocurrencias alteradas de Zero, además consuela al niño bastante bien. La pequeña maquina encuentra en su abrazo una seguridad hace tanto tiempo olvidada.
Poco a poco comienza calmarse, sus palpitaciones y respiración toman un carácter normal con los minutos. Lo único que no varía es su mirada perdida, como si no estuviera en el mismo plano que su amiga.
Mamá, Gracias por ayudar a tío Joel… lamento lo que dije la otra noche “por un momento parece que quiere llorar pero se calma” su muerte no fue culpa de nadie, sólo ocurrió… sólo ocurrió.
Al término de la última palabra, sus ojos vuelven enfocarse. Entonces como si despertara de un largo sueño, estudia la situación que le rodea con ignorancia. Cuando nota el maternal abrazo que lo envuelve no puede evitar poner cierta mueca divertida.
Discúlpeme señorita Reike, no suelo tener tantos errores de comportamiento seguidos… creo que usted me recuerda a alguien, aunque no sé quién puede ser.
Cuando el niño aumentado se siente en confianza, los recuerdos fantasmas se proliferan, eso sin mencionar las faltas al decoro… podría decirse que comete todos los errores de una persona normal en la misma situación aunque magnificados.
Quiero que sepa, si alguna vez necesita mi ayuda, la tendrá sin preguntas.
Es justo decir que Z9-42 se encuentra en deuda con su amiga ahora, después de todo la aventura hubiera culminado en desastre de haber proseguido su rumbo solitario. Bien parece que todo es mejor en grupo.
Las buenas noticias no cesan y es que Uri aparece por entre los matorrales, al ver que sus aliados están bien no tarda en abalanzarse. Propina un fuerte abrazo al niño robot quien no puede hacer otra cosa más que intentar corresponder dada su debilidad.
Luego de severos minutos y después de lo que sin duda fueron muecas curiosas por parte de Reike, el pequeño vampiro retoma su espacio personal mientras se seca las lágrimas. Lo siguiente son las disculpas.
No fue culpa tuya ni de nadie, lo importante es que todos estamos bien “forma una sonrisa cordial”.
El segundo niño informa que su enemigo infectado escapo aunque no viene con las manos vacías, trae un pergamino que Z9-42 reconoce. Los operativos de Exos les usan para transmitir mensajes entre sí.
No se acerquen al pergamino “se aclara la garganta” Exos.
Al decir el nombre de su enemigo, el papiro mágico levita y se despliega. Pronto una voz comienza a emanar del papel, se trata de un registro sonoro. No es la primera vez que el maestro mirmidón está en contacto con algo similar pero no se puede decir lo mismo de sus amigos.
Sujeto muestra infección expansiva, tasa viral desproporcionada “se escuchan alguno quejidos” no está relacionado con la plaga, es un patógeno diferente “pasa a vomitar” resultaría un elemento mortal en ciudades grandes, se ajusta a nuestros propósitos “el malestar sonoro se intensifica” no está dispuesto a cooperar pero su cuerpo es más que suficiente, enviar cazadores especiales y cuidado con la sangre… Exos… transfórmame en un instrumento de divinidad…
Una vez el sujeto de la voz suelta su último aliento, el papiro pasa a consumirse. La información queda registrada en la memoria de Zero por lo que puede dar su misión por terminada… con preocupantes noticias que comunicar al concejo.
Objetivo completado, muchas gracias “sujeta el brazo de Reike” pero creo que… aun debo recuperarme “suspira cansado” al menos media hora, disculpen las molestias amigos.
Poco a poco comienza calmarse, sus palpitaciones y respiración toman un carácter normal con los minutos. Lo único que no varía es su mirada perdida, como si no estuviera en el mismo plano que su amiga.
Mamá, Gracias por ayudar a tío Joel… lamento lo que dije la otra noche “por un momento parece que quiere llorar pero se calma” su muerte no fue culpa de nadie, sólo ocurrió… sólo ocurrió.
Al término de la última palabra, sus ojos vuelven enfocarse. Entonces como si despertara de un largo sueño, estudia la situación que le rodea con ignorancia. Cuando nota el maternal abrazo que lo envuelve no puede evitar poner cierta mueca divertida.
Discúlpeme señorita Reike, no suelo tener tantos errores de comportamiento seguidos… creo que usted me recuerda a alguien, aunque no sé quién puede ser.
Cuando el niño aumentado se siente en confianza, los recuerdos fantasmas se proliferan, eso sin mencionar las faltas al decoro… podría decirse que comete todos los errores de una persona normal en la misma situación aunque magnificados.
Quiero que sepa, si alguna vez necesita mi ayuda, la tendrá sin preguntas.
Es justo decir que Z9-42 se encuentra en deuda con su amiga ahora, después de todo la aventura hubiera culminado en desastre de haber proseguido su rumbo solitario. Bien parece que todo es mejor en grupo.
Las buenas noticias no cesan y es que Uri aparece por entre los matorrales, al ver que sus aliados están bien no tarda en abalanzarse. Propina un fuerte abrazo al niño robot quien no puede hacer otra cosa más que intentar corresponder dada su debilidad.
Luego de severos minutos y después de lo que sin duda fueron muecas curiosas por parte de Reike, el pequeño vampiro retoma su espacio personal mientras se seca las lágrimas. Lo siguiente son las disculpas.
No fue culpa tuya ni de nadie, lo importante es que todos estamos bien “forma una sonrisa cordial”.
El segundo niño informa que su enemigo infectado escapo aunque no viene con las manos vacías, trae un pergamino que Z9-42 reconoce. Los operativos de Exos les usan para transmitir mensajes entre sí.
No se acerquen al pergamino “se aclara la garganta” Exos.
Al decir el nombre de su enemigo, el papiro mágico levita y se despliega. Pronto una voz comienza a emanar del papel, se trata de un registro sonoro. No es la primera vez que el maestro mirmidón está en contacto con algo similar pero no se puede decir lo mismo de sus amigos.
Sujeto muestra infección expansiva, tasa viral desproporcionada “se escuchan alguno quejidos” no está relacionado con la plaga, es un patógeno diferente “pasa a vomitar” resultaría un elemento mortal en ciudades grandes, se ajusta a nuestros propósitos “el malestar sonoro se intensifica” no está dispuesto a cooperar pero su cuerpo es más que suficiente, enviar cazadores especiales y cuidado con la sangre… Exos… transfórmame en un instrumento de divinidad…
Una vez el sujeto de la voz suelta su último aliento, el papiro pasa a consumirse. La información queda registrada en la memoria de Zero por lo que puede dar su misión por terminada… con preocupantes noticias que comunicar al concejo.
Objetivo completado, muchas gracias “sujeta el brazo de Reike” pero creo que… aun debo recuperarme “suspira cansado” al menos media hora, disculpen las molestias amigos.
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Una parte de Valeria se sintió profundamente aliviada cuando Zero volvió en sí; otra parte, se resistió a liberarlo de su abrazo. Era cierto que, en los últimos meses, por haber estado en contacto con los brujos más pequeños de la Academia, se estaba acostumbrando a su trato. Aún así, consolar críos no era algo natural en ella. Sin embargo, ver al pequeño bio-cibernético en un estado tan vulnerable, sabiendo de lo que era capaz en condiciones normales, había despertado algo en ella que no sabía que existía. Se separó de él después de asegurarse de que se encontraba bien, pero mantuvo la mirada fija en el pequeño, escrutando cada uno de sus movimientos y sus reacciones.
—No tiene importancia —dijo, haciendo a un lado las disculpas del muchacho con un gesto de la mano.
No pudo evitar sonreír ante el ofrecimiento del pequeño. “Tendrá mi ayuda sin preguntas”; una oferta tan inocente como tentadora. «Si supieras con quién estás hablando», se dijo. Pero lo cierto era que no tenía intención de tomarle la palabra, no a Zero.
El vampirito encontró el camino de vuelta y la bruja se hizo a un lado para permitir que ambos muchachos dieran rienda suelta a su emoción, al menos, uno de ellos. Los observaba con interés, tomando nota mental de las similitudes entre ellos. Ambos contaban con dos vidas en su haber. ¿Habría olvidado el pequeño Uriel su vida anterior, igual que le habían hecho olvidar a Zero? ¿Recordaría él a su madre o sería también un recuerdo borroso para el pequeño?
Se preguntó qué les habría pasado a los dos muchachos. Zero le había dejado caer que murió y fue transformado después. Sin embargo, los recuerdos de su vida seguían conectados a él de algún modo, aunque era evidente que él no era consciente de ello. El caso de Uriel se le antojaba a la bruja incluso más perverso. Alguien se topó con un niño vivo y decidió transformarlo. Un vampiro no se crea por accidente.
Valeria entendía perfectamente el valor de un chiquillo como herramienta, aquella había sido su infancia, y no podía negar que el valor se multiplica si el niño en cuestión cuenta con años y años para seguir aprendiendo mientras aún mantiene su forma infantil. Eran el utensilio perfecto y, en otras circunstancias, quizás a ella misma le hubiese parecido una gran idea hacer uso de ellos. Por alguna razón, sin embargo, en las circunstancias presentes, esa idea sólo le producía náuseas.
La aparición del pergamino encantado la sacó de su ensimismamiento. Escuchó las palabras registradas en él con atención y, aunque no las entendió todas, sí que captó la esencia de la comunicación: alguien estaba experimentando con las gentes de la zona y parecían estar muy interesados en la posibilidad de utilizar la enfermedad como arma. ¿Es que pretendían crear otra epidemia? Valeria recordó con horror la plaga que se había extendido por el continente hacía aún tan poco tiempo. No podía permitirse que algo así sucediera otra vez. El pequeño, por otro lado, daba su misión por concluida. ¿Era eso lo que había ido a buscar a aquel lugar, la información? De acuerdo con lo que había dicho Uriel, no quedaba nadie más, por lo que no había mucho que pudieran hacer. Aún así, la bruja iba a necesitar una explicación; después de ver aquello, ya no podía desentenderse del tema.
—Descuida —le dijo al muchacho cuando se agarró de su brazo—. Aún faltan varias horas para el amanecer —añadió llevando la mirada a Uriel—, tenemos tiempo de buscar un refugio para entonces. —¿Cuándo se había convertido en la guardiana de los dos muchachos?— Mientras tanto, tal vez puedas contarme quién es esta gente y qué es eso de Exos.
—No tiene importancia —dijo, haciendo a un lado las disculpas del muchacho con un gesto de la mano.
No pudo evitar sonreír ante el ofrecimiento del pequeño. “Tendrá mi ayuda sin preguntas”; una oferta tan inocente como tentadora. «Si supieras con quién estás hablando», se dijo. Pero lo cierto era que no tenía intención de tomarle la palabra, no a Zero.
El vampirito encontró el camino de vuelta y la bruja se hizo a un lado para permitir que ambos muchachos dieran rienda suelta a su emoción, al menos, uno de ellos. Los observaba con interés, tomando nota mental de las similitudes entre ellos. Ambos contaban con dos vidas en su haber. ¿Habría olvidado el pequeño Uriel su vida anterior, igual que le habían hecho olvidar a Zero? ¿Recordaría él a su madre o sería también un recuerdo borroso para el pequeño?
Se preguntó qué les habría pasado a los dos muchachos. Zero le había dejado caer que murió y fue transformado después. Sin embargo, los recuerdos de su vida seguían conectados a él de algún modo, aunque era evidente que él no era consciente de ello. El caso de Uriel se le antojaba a la bruja incluso más perverso. Alguien se topó con un niño vivo y decidió transformarlo. Un vampiro no se crea por accidente.
Valeria entendía perfectamente el valor de un chiquillo como herramienta, aquella había sido su infancia, y no podía negar que el valor se multiplica si el niño en cuestión cuenta con años y años para seguir aprendiendo mientras aún mantiene su forma infantil. Eran el utensilio perfecto y, en otras circunstancias, quizás a ella misma le hubiese parecido una gran idea hacer uso de ellos. Por alguna razón, sin embargo, en las circunstancias presentes, esa idea sólo le producía náuseas.
La aparición del pergamino encantado la sacó de su ensimismamiento. Escuchó las palabras registradas en él con atención y, aunque no las entendió todas, sí que captó la esencia de la comunicación: alguien estaba experimentando con las gentes de la zona y parecían estar muy interesados en la posibilidad de utilizar la enfermedad como arma. ¿Es que pretendían crear otra epidemia? Valeria recordó con horror la plaga que se había extendido por el continente hacía aún tan poco tiempo. No podía permitirse que algo así sucediera otra vez. El pequeño, por otro lado, daba su misión por concluida. ¿Era eso lo que había ido a buscar a aquel lugar, la información? De acuerdo con lo que había dicho Uriel, no quedaba nadie más, por lo que no había mucho que pudieran hacer. Aún así, la bruja iba a necesitar una explicación; después de ver aquello, ya no podía desentenderse del tema.
—Descuida —le dijo al muchacho cuando se agarró de su brazo—. Aún faltan varias horas para el amanecer —añadió llevando la mirada a Uriel—, tenemos tiempo de buscar un refugio para entonces. —¿Cuándo se había convertido en la guardiana de los dos muchachos?— Mientras tanto, tal vez puedas contarme quién es esta gente y qué es eso de Exos.
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
“¡Oh! Entonces si era importante…..”
No comprendía del todo lo que sucedía peor por la expresión de Zero y el contenido del pergamino podía entender al menos que era un gran hallazgo para Zero ¡Eso hizo que el pecho de Uriel se pusiera más ligera! Incluso si se le decía que no fue su culpa y que estaba bien eso no lograba detener la sensación de culpabilidad, peor saber que al menos pudo aportar algo al menor le hacía feliz.
Poniéndose de pie y limpiándose el polvo, Uriel no mostró demasiado interés en lo que Exos refería, no le importaba que pretendían ni tampoco que buscaban simplemente quería destruirlos y bailar sobre sus cuerpos ¡Un odio totalmente irracional! Pero lo cierto es que la ira contra la organización tenía algunas razones a pesar de que a primera vista parecía que simplemente no les agradaba; Verne, el daño provocado a Zero, la monstruosidad con sangre putrefacta y finalmente todos los problemas causado. Eran pequeñas y grandes cosas que iban haciendo que el pequeño los odiara más y más.
“El amanecer….Deben faltar unas 3 o 4 horas...”
Como vampiro sabía medir por costumbre cuanto faltaba para el amanecer, 4 horas parecían mucho tiempo pero la verdad es que era bastante poco ¡Debían encontrar un buen refugio! No solo para descansar y obtener explicaciones, sino para que el vampirito pudiera encontrar un buen lugar que le separarse de los rayos del Sol. Asintiendo a las palabras de Reike, el infante volvió a aproximarse a Zero y con un tono preocupado preguntó;
“¿Necesitas ayuda? ¿Puedes caminar correctamente?”
Casi pareciendo más un hermano que un amigo, Uriel hizo una mago de ofrecerle su mano al bio con torpeza y preocupación ¡No estaba acostumbrado a preocuparse por otros! Uriel era por lo general indiferente y se anteponía a sí mismo ante que cualquier otro ser o objeto, no acostumbraba a ser tan cuidadoso y protector con otro ser y mucho menos a sabía como se suponía que debía tratarlo.
“E-Esto….veamos…..Hay una casa abandonada no muy lejos de aquí, lo usé las otras noches como refugio ¿Está bien? No está demasiado lejos….media hora como máximo creo.”
Torpemente, decidió cambiar el tema ¡Qué difícil era cuidar de otros! Por lo general, Uriel sólo hacía lo que le placía y sus acciones de amabilidad y/o protección eran reflejos o actos inconscientes, intentar ser “bueno” deliberadamente era difícil y extraño, le daba un poco de miedo e inseguridad pero trató de sobrellevarlo lo mejor que pudo.
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Ahora con el grupo reunido, Zero respira más aliviado. Se siente en confianza con los personajes a su alrededor, para el son personas muy importantes ahora mismo y no es el tipo de “chico” que olvida eso con facilidad.
Reike desestima las preocupaciones del pequeño sintético acerca del comportamiento molesto que ha mostrado, es una buena persona. No es agradable para Z9-42 tomar el papel de carga ante otros personajes.
Es la propia hechicera quien saca a relucir un tema importante, la necesidad de buscar refugio para Uriel. La joven maquina había olvidado por completo dicho punto, ciertamente forma una mueca un tanto arrepentida por el fallo.
Al menos tienen tiempo, suficientes horas para que la integridad del niño vampiro no sufra daño alguno. Con cierta lógica el chiquillo aumentado es incapaz de evitar pensar en lo complicado que debe ser no poder operar normalmente en el día.
Exos es… como yo y a la vez muy diferente.
Su mirada entonces se vuelve nerviosa, no quiere involucrar a alguien importante en tales tramas… no Reike. Desgraciadamente ya sabe demasiado, sin una aclaración la duda podría ponerle en un riesgo mayor.
Hay dos caminos ahora mismo señorita Reike, puedo contarle todo o puede ignorar lo ocurrido… de ambos es imposible volver.
Una advertencia expresada con seriedad, conocer la verdad sobre Exos suele traer complicaciones para todos los involucrados. No es una cuestión intrínsecamente relacionada a la confianza, es un tema de supervivencia.
Zero entonces toma la mano de su compañero oscuro, acepta su ayuda con firmeza. Debería ser fácil para Uriel sentir la debilidad del pequeño robot, como el agarre se vuelve endeble antes de recomponerse, algo que se repite sin fin.
Estoy bien “su rostro se pone más pálido que de costumbre pero luego pasa al color normal” es solo cansancio aunque agradezco mucho tu ayuda.
Sonríe de manera amena, no puede evitar mostrarse amistoso cuando está siendo ayudado. El niño vampiro no tarda en dar una solución a los problemas actuales, conoce el refugio perfecto contra el sol.
Debemos llegar a esa casa entonces.
Por algunos instantes Zero medita cierto punto, si su amigo conoce el trasfondo real que engloba a Exos. Nunca ha parecido importarle pese a terminar envuelto en varias tramas, claro que todo apunta a que es un efecto de su extraña personalidad.
Reike desestima las preocupaciones del pequeño sintético acerca del comportamiento molesto que ha mostrado, es una buena persona. No es agradable para Z9-42 tomar el papel de carga ante otros personajes.
Es la propia hechicera quien saca a relucir un tema importante, la necesidad de buscar refugio para Uriel. La joven maquina había olvidado por completo dicho punto, ciertamente forma una mueca un tanto arrepentida por el fallo.
Al menos tienen tiempo, suficientes horas para que la integridad del niño vampiro no sufra daño alguno. Con cierta lógica el chiquillo aumentado es incapaz de evitar pensar en lo complicado que debe ser no poder operar normalmente en el día.
Exos es… como yo y a la vez muy diferente.
Su mirada entonces se vuelve nerviosa, no quiere involucrar a alguien importante en tales tramas… no Reike. Desgraciadamente ya sabe demasiado, sin una aclaración la duda podría ponerle en un riesgo mayor.
Hay dos caminos ahora mismo señorita Reike, puedo contarle todo o puede ignorar lo ocurrido… de ambos es imposible volver.
Una advertencia expresada con seriedad, conocer la verdad sobre Exos suele traer complicaciones para todos los involucrados. No es una cuestión intrínsecamente relacionada a la confianza, es un tema de supervivencia.
Zero entonces toma la mano de su compañero oscuro, acepta su ayuda con firmeza. Debería ser fácil para Uriel sentir la debilidad del pequeño robot, como el agarre se vuelve endeble antes de recomponerse, algo que se repite sin fin.
Estoy bien “su rostro se pone más pálido que de costumbre pero luego pasa al color normal” es solo cansancio aunque agradezco mucho tu ayuda.
Sonríe de manera amena, no puede evitar mostrarse amistoso cuando está siendo ayudado. El niño vampiro no tarda en dar una solución a los problemas actuales, conoce el refugio perfecto contra el sol.
Debemos llegar a esa casa entonces.
Por algunos instantes Zero medita cierto punto, si su amigo conoce el trasfondo real que engloba a Exos. Nunca ha parecido importarle pese a terminar envuelto en varias tramas, claro que todo apunta a que es un efecto de su extraña personalidad.
Z9-42
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Exos es… como yo y a la vez muy diferente.
¿Quería eso decir que Exos era una persona? ¿Un biocibernético? Zöe le había dicho algo acerca de “individuos defectuosos”. Se suponía que ella debía reportarlos a la base si encontraba alguno. ¿Sería algo así con el tal Exos?
Tras esa esquiva respuesta, el pequeño Zero le presenta una opción entre dos vías. Una opción que no es tal. No existe opción posible para la bruja. Desde el mismo momento en que se embarcó en su viaje de conocimiento sobre aquella raza, el objetivo había sido aprender todo lo posible. La información era para ella lo más importante. La información es poder; el poder es necesario, el poder otorga seguridad. No iba a renunciar a la información cuando la tenía al alcance de la mano, aunque se la quemase. ¿Ignorar lo ocurrido? ¡Nunca!
—Quiero saber, Zero —dijo con firmeza—. ¿Quién o qué es Exos? ¿Cuál es su objetivo? ¿Qué es lo que tú sabes y por qué te enfrentas a él en solitario? —«¿Cómo vas a hacer esto tú solo?, ¿y si te vuelve a pasar lo de hoy? Cualquiera podría encontrarte y entonces...». La bruja sacudió la cabeza a los lados para apartar aquel pensamiento de su cabeza— Quiero saberlo todo, todo lo que sepas. Si están planeando algo con ese… pa-tó-ge-no… —Se estremeció al recordar al tipo de los vómitos— No podemos dejar que algo así se extienda por Aerandir. No después de lo que pasó con el mal del norte.
Valeria aún recordaba los días pasados en el Esmeralda, cuando sus compañeros fueron cayendo uno a uno, presas de aquella enfermedad. Veintidós fallecidos, cuatro supervivientes; ese había sido el conteo, sin contar con lo que se encontraron aquellos cuatro cuando lograron volver a tierra. No, no podía permitirse otra epidemia como aquella. Si alguien estaba intentando reproducirla, había que pararles los pies como fuera.
Pero aquel no era el momento. Debían encontrar un refugio para el pequeño Uriel antes de que el sol se asomase por el horizonte. Ya habría tiempo de hablar cuando estuvieran a cubierto. Valeria dejó que el vampirito ayudase a su amigo a avanzar, mientras recogía una rama prendida a modo de antorcha a modo de antorcha y apagaba el resto de la hoguera. Los niños se las entendían bien con la oscuridad, pero ella aún necesitaba luz.
Entre la necesidad de ir haciéndose con más leños y prendiéndolos antes de que terminara de apagarse el antiguo, y la debilidad del joven bio-cibernético, el avance no fue sencillo, pero finalmente, arribaron a la casa abandonada de la que hablaba Uriel. Mientras dejaba que los pequeños se instalasen, la bruja se dedicó a inspeccionar el lugar, asegurándose de que estarían seguros y de tapar las ventanas que hiciera falta para evitar que la luz del sol dañase al muchacho vampiro. Cuando estuvo satisfecha con la inspección, regresó con los dos chicos y se sentó frente Zero con expresión seria. Era el momento de descubrir la verdad.
¿Quería eso decir que Exos era una persona? ¿Un biocibernético? Zöe le había dicho algo acerca de “individuos defectuosos”. Se suponía que ella debía reportarlos a la base si encontraba alguno. ¿Sería algo así con el tal Exos?
Tras esa esquiva respuesta, el pequeño Zero le presenta una opción entre dos vías. Una opción que no es tal. No existe opción posible para la bruja. Desde el mismo momento en que se embarcó en su viaje de conocimiento sobre aquella raza, el objetivo había sido aprender todo lo posible. La información era para ella lo más importante. La información es poder; el poder es necesario, el poder otorga seguridad. No iba a renunciar a la información cuando la tenía al alcance de la mano, aunque se la quemase. ¿Ignorar lo ocurrido? ¡Nunca!
—Quiero saber, Zero —dijo con firmeza—. ¿Quién o qué es Exos? ¿Cuál es su objetivo? ¿Qué es lo que tú sabes y por qué te enfrentas a él en solitario? —«¿Cómo vas a hacer esto tú solo?, ¿y si te vuelve a pasar lo de hoy? Cualquiera podría encontrarte y entonces...». La bruja sacudió la cabeza a los lados para apartar aquel pensamiento de su cabeza— Quiero saberlo todo, todo lo que sepas. Si están planeando algo con ese… pa-tó-ge-no… —Se estremeció al recordar al tipo de los vómitos— No podemos dejar que algo así se extienda por Aerandir. No después de lo que pasó con el mal del norte.
Valeria aún recordaba los días pasados en el Esmeralda, cuando sus compañeros fueron cayendo uno a uno, presas de aquella enfermedad. Veintidós fallecidos, cuatro supervivientes; ese había sido el conteo, sin contar con lo que se encontraron aquellos cuatro cuando lograron volver a tierra. No, no podía permitirse otra epidemia como aquella. Si alguien estaba intentando reproducirla, había que pararles los pies como fuera.
Pero aquel no era el momento. Debían encontrar un refugio para el pequeño Uriel antes de que el sol se asomase por el horizonte. Ya habría tiempo de hablar cuando estuvieran a cubierto. Valeria dejó que el vampirito ayudase a su amigo a avanzar, mientras recogía una rama prendida a modo de antorcha a modo de antorcha y apagaba el resto de la hoguera. Los niños se las entendían bien con la oscuridad, pero ella aún necesitaba luz.
Entre la necesidad de ir haciéndose con más leños y prendiéndolos antes de que terminara de apagarse el antiguo, y la debilidad del joven bio-cibernético, el avance no fue sencillo, pero finalmente, arribaron a la casa abandonada de la que hablaba Uriel. Mientras dejaba que los pequeños se instalasen, la bruja se dedicó a inspeccionar el lugar, asegurándose de que estarían seguros y de tapar las ventanas que hiciera falta para evitar que la luz del sol dañase al muchacho vampiro. Cuando estuvo satisfecha con la inspección, regresó con los dos chicos y se sentó frente Zero con expresión seria. Era el momento de descubrir la verdad.
Reike
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Uriel sostuvo a su amigo por la espalda y del antebrazo gentilmente, posicionándose como una especie de soporte para que el bio pudiera caminar correctamente sin tropezarse. El vampiro parecía realmente preocupado ¡Podría confirmar en que un bio no caería por algo así! ¿Verdad? ¿Se recuperará verdad? “Ella” era conocida por ser la vampiresa más poderosa y fuerte de su generación pero, en sus últimos momentos, apenas podía caminar sin que nadie la sostuviera de la misma forma en la que ahora sostiene a su amigo ¿Zero también se marchitaría lentamente hasta morir? ¡No quería eso! Negando levemente, Uriel se forzó a quitarse esas ideas de la cabeza.
No recuerdes, Uriel ¡Es agua pasada! No es necesario que recuerdes cosas que ya han pasado.
Esta vez se mostró curioso sobre lo que estaban hablando el bio y la bruja ¿Iguales pero diferentes? ¡Aunque Zero era un chaval realmente simpático y amigable! No como esa horda de abusadores infantiles~ ¡Tenían de similares a Zero lo equivalente la noche y el día! El bio siempre se negó e evitó hablarle de sus problemas y Uriel tampoco se mostró realmente curiosos sobre ellos, en parte por la naturaleza caprichosa del infante y en otra por no presionar a su amigo ¡Pero esta vez sentía que quería saber! A sus ojos Exos no eran más que un puñado de bastardos que debían ser eliminados, no le importaban ellos, pero si le importaba Zero y quería saber más sobre su vida, responsabilidades y miedos ¡Es su deber como amigo!
“Oh, aunque yo ya estoy metido hasta el cuello en asunto….¡Estarlo más no hace ninguna diferencia!”
Ya había tenido contacto con Exos por ser cercano a Zero y probablemente seguirá teniéndolos siempre y cuando siguiera relacionándose con el bio ¡Tarde o temprano pasaría de ser un accidentado transeúnte a un aliado de Zero! Y obviamente, correría riesgos similares que el pequeño infante que sostenía cuidadosamente para que no cayera al caminar, no había demasiada diferencia.
La conocida casa abandonada en la que Uriel se refugió pudo ser fácilmente vista por el infante, este fácilmente pudo guiarlos hasta estar frente a ella. Ea una casa pequeña de barro y paja promedio de Aerandir, de un solo cuarto y sin mucho tiempo de abandono ¿Tal vez los dueños la dejaron al notar la enfermedad que se extendía por las cercanas aldeas? Uriel ayudó a su amigo a poder sentarse sobre un montón de paja polvoriento, luego, se aproximó a un montón de leña amontonada y humedecida por el descuido para tomar los pequeños tocones mas secos y en el hueco del suelo destinado a las fogatas. Se podían ver marcas recientes de un fuego hecho en ese mismo lugar ¡Incluso con el calor veraniego de noche refrescaba! Incluso si odiaba el fuego como buen vampiro, debía prender uno para no perder la temperatura corporal así que normalmente prendía alguna que otra fogata, las marcas recientes eran suyas de hecho.
Habiendo viajado por casi una década, el vampirito estaba bastante familiarizado con la acampada y la vida de aventurero nómada, sabía cómo prender un fuego perfectamente ¡en prácticamente 5 minutos ya había obtenido una pequeña llama! La madera no quemaba del todo bien por estar algo húmeda y roñosa pero cumplía lo suficiente sus dos cometidos, dar luz y calor a los tres ¡Con eso le bastaba!
Uri
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
El avance resulta accidentado, incluso con las fuerzas del pequeño robot volviendo poco a poco. Es de agradecer que Uriel tenga una resistencia superior a la de cualquier niño corriente o su desplazamiento hubiera transcurrido más lento.
Por otro lado ocurre algo que desarma al pequeño robot en cierto modo, sus aliados quieren conocer a profundidad la trama de Exos. No sabe muy bien como sentirse ante dicha realidad de buenas a primeras aunque termina por aceptar sus deseos.
Bien, se los diré en el refugio.
Es una historia larga y lo mejor será estar a cubierto, tanto por el bienestar de Uri como por la comodidad. Lo cierto es que Z9-42 también requiere un entorno tranquilo para sintetizar la enorme historia de su antagonista.
En cierto modo la pequeña maquina siente algo de alivio, podrá preparar mejor a su amigo vampiro respecto al tema. Después de todo ya se ha inmiscuido numerosas veces en las maquinaciones del bio descarriado como para ser considerado una amenaza.
Luego de una ralentizada caminata, logran llegar al refugio. Pese a todo hacen buen tiempo pues aún falta al menos una hora para el amanecer, claro que no pierden tiempo en entrar con nimiedades.
La casa abandonada se encuentra en sorprendente buen estado, es claro que Uriel le lleva usando como refugio ocasional un periodo extendido. Sabe dónde está todo y no encuentra problemas al iniciar cierta fogata.
Por su parte Z9-42 reposa en un cómodo montón de paja, el escenario está listo para dispensar la información. Con un patente suspiro da inicio a la historia que lleva definiendo su vida desde hace meses.
Exos es un bio, un bio muy antiguo “centra sus ojos en el fuego” nadie sabe realmente cuál es su plan pero el salvajismo de sus métodos no se discute.
El “traga saliva” asesina seres vivos inteligentes… experimenta con ellos. Tiene comunidades enteras llenas de personas que viven y mueren por su voluntad… es enfermizo.
Funde a los mirmidones para combatirle pues tiene una organización enorme bajo su control, hablo de cientos de individuos que le siguen incondicionalmente y cumplen todos sus delirios.
Hace una ligera pausa y se pierde en las llamas, son puntos que despiertan interrogantes. A ciencia cierta Z9-42 no sabe lo que planea su semejante pero tiene bien claro que es algo malo, los métodos no dejan espacio para dudas.
La amenaza del patógeno solo es uno de muchos proyectos que lleva en curso ahora mismo. Curiosamente logra camuflarse tan bien que rara vez alguien consigue siquiera saber su nombre, tiene gente en todos lados.
Es peligroso, impredecible pero muy maquinador, no deja cabo suelto y no desestima ninguna estrategia siempre que pueda llevarle a la victoria.
Esta claramente convencido de sus ideales, para sus seguidores es una especie de dios. Fuerte, poderoso… arrogante y cruel.
Abraza sus piernas con cierto malestar, le perturba saber que un bio puede llegar a tales estándares de depravación. Lo aterra a sobremanera profundizar en dicho trasfondo aunque en su momento tendrá que hacerlo.
Es un monstruo y debe ser detenido.
Por otro lado ocurre algo que desarma al pequeño robot en cierto modo, sus aliados quieren conocer a profundidad la trama de Exos. No sabe muy bien como sentirse ante dicha realidad de buenas a primeras aunque termina por aceptar sus deseos.
Bien, se los diré en el refugio.
Es una historia larga y lo mejor será estar a cubierto, tanto por el bienestar de Uri como por la comodidad. Lo cierto es que Z9-42 también requiere un entorno tranquilo para sintetizar la enorme historia de su antagonista.
En cierto modo la pequeña maquina siente algo de alivio, podrá preparar mejor a su amigo vampiro respecto al tema. Después de todo ya se ha inmiscuido numerosas veces en las maquinaciones del bio descarriado como para ser considerado una amenaza.
Luego de una ralentizada caminata, logran llegar al refugio. Pese a todo hacen buen tiempo pues aún falta al menos una hora para el amanecer, claro que no pierden tiempo en entrar con nimiedades.
La casa abandonada se encuentra en sorprendente buen estado, es claro que Uriel le lleva usando como refugio ocasional un periodo extendido. Sabe dónde está todo y no encuentra problemas al iniciar cierta fogata.
Por su parte Z9-42 reposa en un cómodo montón de paja, el escenario está listo para dispensar la información. Con un patente suspiro da inicio a la historia que lleva definiendo su vida desde hace meses.
Exos es un bio, un bio muy antiguo “centra sus ojos en el fuego” nadie sabe realmente cuál es su plan pero el salvajismo de sus métodos no se discute.
El “traga saliva” asesina seres vivos inteligentes… experimenta con ellos. Tiene comunidades enteras llenas de personas que viven y mueren por su voluntad… es enfermizo.
Funde a los mirmidones para combatirle pues tiene una organización enorme bajo su control, hablo de cientos de individuos que le siguen incondicionalmente y cumplen todos sus delirios.
Hace una ligera pausa y se pierde en las llamas, son puntos que despiertan interrogantes. A ciencia cierta Z9-42 no sabe lo que planea su semejante pero tiene bien claro que es algo malo, los métodos no dejan espacio para dudas.
La amenaza del patógeno solo es uno de muchos proyectos que lleva en curso ahora mismo. Curiosamente logra camuflarse tan bien que rara vez alguien consigue siquiera saber su nombre, tiene gente en todos lados.
Es peligroso, impredecible pero muy maquinador, no deja cabo suelto y no desestima ninguna estrategia siempre que pueda llevarle a la victoria.
Esta claramente convencido de sus ideales, para sus seguidores es una especie de dios. Fuerte, poderoso… arrogante y cruel.
Abraza sus piernas con cierto malestar, le perturba saber que un bio puede llegar a tales estándares de depravación. Lo aterra a sobremanera profundizar en dicho trasfondo aunque en su momento tendrá que hacerlo.
Es un monstruo y debe ser detenido.
Z9-42
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Un bio-cibernético. ¿Un bio-cibernético estaba haciendo aquello? Valeria se preguntó si sería uno de esos ejemplares defectuosos de los que le había hablado Zöe. Si se trataba de “un bio muy antiguo”, tal vez su “sistema” había empezado a fallar. ¿Podía ser el caso? Aunque, y esto resultaba más perturbador, ¿y si ese Exos estaba realizando el cometido para el que había sido “programado”? Valeria se estremeció al pensarlo.
Mientras el muchacho observaba las llamas, perdido en sus pensamientos, la bruja consideró lo que acababa de decir. Había fundado a los mirmidones. Aquel pequeño de apariencia inocente había fundado una organización destinada a combatir una amenaza para Aerandir. Sabía bien que Zero no era un simple niño (¿no lo era?), pero después de lo que había visto aquella noche, le costaba imaginárselo al frente de un grupo de combate. Inconscientemente, alzó una mano con intención de apoyarla en el hombro del muchacho, pero en ese momento, se arrancó a hablar de nuevo. Dándose cuenta de lo que había estado a punto de hacer, retiró la mano de nuevo, algo turbada por la situación.
La descripción que dio el chiquillo aumentado de su enemigo no hizo que se sintiera mejor: Un fanático con poder, con multitud de gente a su servicio y que, además, sabe camuflarse a simple vista. ¿Y estaba experimentando con enfermedades? Aquello tenía todo el potencial de acabar en tragedia.
Lo que más perturbador le resultó a la bruja, sin embargo, fue la forma en que el muchacho hablaba de Exos. Daba la sensación de sentirse incómodo con la situación, incluso avergonzado; como si estuviese hablando de un pariente por quien tuviera que disculparse. La bruja jamás había sentido malestar por las cosas que hicieran o dejaran de hacer sus compatriotas. Por un momento, trató de imaginarse que sus hermanos hubieran vivido para convertirse en una amenaza mundial, pero pensar en ellos le resultaba demasiado doloroso, así que no tardó en desechar la idea.
Profundamente conmovida, alzó de nuevo la vista hacia aquel muchacho que, de forma aparentemente inocente, abrazaba sus piernitas sentado sobre un montón de paja. Parecía tan vulnerable en aquel momento, que Valeria sintió una repentina oleada de rabia. ¡Un muchacho tan joven no debería estar luchando por salvar el mundo, bio o no bio! ¿Quién diablos le había hecho esto, quién lo había lanzado a la aventura de aquella manera? Y luego estaban aquellos “errores de sistema”, aquellos recuerdos que venían para volver a marcharse sin quedar registrados siquiera en su mente. ¿Quién había sido aquel niño? Tras un momento de silencio, la bruja suspiró y se movió para acercarse al muchacho.
—Lo detendremos —murmuró.
Mientras el muchacho observaba las llamas, perdido en sus pensamientos, la bruja consideró lo que acababa de decir. Había fundado a los mirmidones. Aquel pequeño de apariencia inocente había fundado una organización destinada a combatir una amenaza para Aerandir. Sabía bien que Zero no era un simple niño (¿no lo era?), pero después de lo que había visto aquella noche, le costaba imaginárselo al frente de un grupo de combate. Inconscientemente, alzó una mano con intención de apoyarla en el hombro del muchacho, pero en ese momento, se arrancó a hablar de nuevo. Dándose cuenta de lo que había estado a punto de hacer, retiró la mano de nuevo, algo turbada por la situación.
La descripción que dio el chiquillo aumentado de su enemigo no hizo que se sintiera mejor: Un fanático con poder, con multitud de gente a su servicio y que, además, sabe camuflarse a simple vista. ¿Y estaba experimentando con enfermedades? Aquello tenía todo el potencial de acabar en tragedia.
Lo que más perturbador le resultó a la bruja, sin embargo, fue la forma en que el muchacho hablaba de Exos. Daba la sensación de sentirse incómodo con la situación, incluso avergonzado; como si estuviese hablando de un pariente por quien tuviera que disculparse. La bruja jamás había sentido malestar por las cosas que hicieran o dejaran de hacer sus compatriotas. Por un momento, trató de imaginarse que sus hermanos hubieran vivido para convertirse en una amenaza mundial, pero pensar en ellos le resultaba demasiado doloroso, así que no tardó en desechar la idea.
Profundamente conmovida, alzó de nuevo la vista hacia aquel muchacho que, de forma aparentemente inocente, abrazaba sus piernitas sentado sobre un montón de paja. Parecía tan vulnerable en aquel momento, que Valeria sintió una repentina oleada de rabia. ¡Un muchacho tan joven no debería estar luchando por salvar el mundo, bio o no bio! ¿Quién diablos le había hecho esto, quién lo había lanzado a la aventura de aquella manera? Y luego estaban aquellos “errores de sistema”, aquellos recuerdos que venían para volver a marcharse sin quedar registrados siquiera en su mente. ¿Quién había sido aquel niño? Tras un momento de silencio, la bruja suspiró y se movió para acercarse al muchacho.
—Lo detendremos —murmuró.
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Re: Dioses de la muerte [Libre] [CERRADO]
Uriel se quedó a una distancia prudente, ni muy lejos mi muy cerca del fuego. La luz incandescente del fuego apenas le daba al infante que parecía hipnotizado viendo la flamante figura bailarina que tintineaban crepitar al entrar en contacto con la leña media carbonizada ¡Solo salió de su hipnotismo cuando escuchó la voz de su amigo! Con un ligero gesto de cabeza, miró al bio y escuchó atentamente lo que tenía por contar.
Los gestos y movimientos de Uriel seguían cargados con su usual aura infantil pero su rostro no tenía ninguna sonrisa, no era seriedad, era más bien serenidad. Su usual sonrisa fue substituida por gestos neutrales llenos de una extraña y poco usual madurez, se podía ver que se estaba tomando en serio las palabras de Zero. Escuchando lo que en verdad era Exos, el infante apretó sus puños pero no dijo nada, siempre fue arrogante diciendo que no les gustaba y que les arrancaría la yugular a esa pandilla de abusadores infantiles a mordiscos en cuanto los tuviera enfrente ¿Pero era realmente así? siempre había tratado el tema con su usual egoísmo y arrogancia naturales en él, parecía que ya no podía seguir siendo tan suelto y caprichoso con el asunto; Ahora se percató de que era un tema serio.
“.....”
En cuanto dejó de escuchar la voz de Zero el vampiro lo miró con suavidad de reojo, sus ojos se achinaron en preocupación en cuanto le vio mirar el fuego mientras abrazaba sus rodillas ¿Era aquella la carga de Zero? Siempre se preguntó porqué Zero parecía un niño pero no actuaba como tal, pensaba que era antinatural y carente de lógica pero ahora comprendía que el único que estaba fuera de la línea era él ¿Podría él ser tal y como era si estuviera en los zapatos?Bueno, no es como si Uriel pudiera empatizar fácilmente con otros, para empezar. Pero sí podía sentir un malestar en su pecho cuando veía la figura de su amigo, explicando qué es aquello contra lo que lucha.
Me dije a mi mismo que no lo miraría nunca más como un juguete pero….¿Realmente dejé de hacerlo?
Dado que no se tomó en serio EXOS, tampoco intentó pensar qué significaba para Zero y por si fuera poco nunca se molestó siquiera en investigarlo ¿Se podía decir que realmente se preocupó por Zero? Aunque el vampiro de hecho si lo hacía, era algo vago y amorfo que Uriel no podía comprender o hacer con normalidad ¿Preocuparse era tan complicado? ¿Sería diferente si comprendiera cosas como “amistad”, “amor” y “familia””? Hizo un gesto para intentar alcanzar a Zero con su mano pero se detuvo apenas alzó la mano, se mordió los labios y miró al suelo. Si Exos era tan temible en verdad ¿Podía hacer algo siquiera por Zero?
“Zero...”
Murmuró el nombre de su amigo en voz baja con un anhelo, sentía que si no le llamaba el pequeño desaparecería sin dejar rastro. Esa frágil y pequeña figura que se sentía débil y endeble como cristal resquebrajado, aquella que sin embargo él salvó la vida en aquel lago aquella noche ¿No eran la misma que aquella que observa esta noche? El fuego hacía que la figura del niño fuera perfectamente visible pero a la vez hacía que la oscuridad a su alrededor fuera más recalcada y negra, por las ropas negras de Zero parecía como si esas sombras rodearan el pequeño cuerpo infantil de Zero en un abrazo…..era como si…..
“¡Zero!”
Rápidamente abrazó con fuerza al bio con un deje de desesperación, tenía miedo pero a la vez frustración. Era como si las sombras fueran a llevarse a Zero lejos, a un lugar donde ya no habría retorno ¡Eso asustó a Uriel! La oscuridad era el hogar y patio de juegos de Uriel, podía moverse a través de ella sin temor y abrazarla como si de una madre se tratara, pero en cuanto vio a Zero siendo atraído hacia esta sintió un profundo terror ¿Que pasaría una vez ese niño fuera totalmente tragado? Los vampiros eran hijos de la oscuridad, estaban bien y seguros en ella pero ese no era el lugar para un niño de corazón “bondadoso” y “justo” como Zero, su lugar era junto al Sol y la luz.
En cuanto se percató de su exagerada reacción y de sus bracitos rodeando por los hombros a Zero con desesperación el infante se sorprendió de sí mismo, actuó por impulso y no sabía que estaba haciendo exactamente ¡Solo quería asegurarse de que Zero no sería llevado a ningún lugar! Soltando al infante, Uriel se ruborizó levemente y miró tímidamente al bio mientras balbuceaba.
“A-Ah...Y-Yo….E-Esto….hahaha….N-No p-pe-......Zero, yo….”
Un tímido color rojizo se extendió por sus aniñadas mejillas, muy visible por su piel pálida de vampiro ¡Esta vez sí que la cagó! Arruinó del todo una conversación seria, quería que la tierra le tragase. Pero enseguida su timidez se desvaneció y en su lugar una mirada suplicante se clavó en su amigo, sabía que hizo algo “malo” pero no se arrepentía de ello. No podía sostener la mirada con Zero, bajó su cabeza esperando que fuera suficiente para que ocultara su estado de ánimo, lastima que sus labios tenían otros planes.
“Lo siento….Yo no puedo puedo protegerte de algo así….Lo siento….Aún así, quiero protegerte….No quiero que te lleven ¡No permitiré que te lleven!”
Ya no sabía que dijo y que dejó de decir, pero tenía una cosa clara; Su amigo….no, había una mejor forma de referirse a Zero…..No permitiría que Exos mataran al Zero que tenía por amigo, tampoco dejaría que la oscuridad se lo tragara y mucho menos permitiría que Zero luchase el solo contra Exos incluso si sabía que no tenía oportunidad contra ellos tal y como era…..Después de todo ellos dos eran….
“No permitiré que le pongan las manos encima a mi hermano, jamás….”
Uri
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