En lugar desconocido[Libre 5/5]

Había avanzado en su forma de lobo muchísimos km, entre bosque y bosque, había evitado cualquier poblado de seres con formas humanoides. La verdad es que nunca se había alejado tanto de Ulmer, sabía que existían diferentes seres pero los había visto de lejos y ni había tenido contacto con ellos. Excepto con los detestables vampiros, solo esperaba no encontrarse con ellos, aunque sabía que por donde estaba caminando era poco posible que se encontrara alguno.

Volvió a su forma humana, con sus vestimentas oscuras y su abrigo de cuero bien curtido. Quizás en algún poblado de los alrededores de aquel bosque necesitaban animales o pieles, unos para alimentar a la población y otros para curtir las pieles. Solo se tenía que dedicar a cazar un par de animales o quizás necesitaban encontrar alguien que pudiera rastrear a alguien peligroso o algún asesino. Se tenía que ganar la vida y con sus habilidades de Licántropo  podía mas o menos ganarse un par de monedas aunque tuviera que dedicarse a buscar cosas o rastrear con las autoridades como si fuera una mercenaria.

Olió el ambiente, humo, leña y carbón, había una casa o cabaña cerca de allí. La joven con su mirada pintada se acercó cautelosa para acabar observando un tipo de posada, se quedo agazapada en cuclillas mientras miraba el aspecto de aquel lugar, parecía abandonado pero estaba en activo, gente entraba y salida de forma periódica. Miró sus bolsillos, apenas tenía un par de monedas, asi que todavía tenía toda la tarde para buscar algún sitio para resguardarse para pasar la noche o algún  árbol alto, aunque siempre podría recurrir a construirse una madriguera.

Había salido de una pequeña posada, casi perdida en la enormidad del bosque, al terminar de alimentarse adecuadamente después de días comiendo solo algunas presas pequeñas que conseguía por ahí. Con su arco y experiencia como cazador, y la ventaja de su grandiosa vista, no es que le faltarán alimentos, pero cualquiera terminaría cansado de comer siempre la misma carne, los mismos frutos y los mismos vegetales si no estaban preparados de una forma medianamente decente...

Ryuu decidió que no partiría de inmediato, y en cambio optó por descansar hasta el día siguiente. No había necesidad alguna de apresurarse, ya llegaría a la ciudad de los elfos y a Lunargenta en algún momento. Subió a un árbol alto que se encontraba en las cercanías de aquella posada y se recostó en una resistente rama, desde la cual descubrió que se tenía una gran vista panorámica del paisaje. Un frondoso y verde bosque rodeaba la construcción, transmitiendo una sensación de paz y tranquilidad que no se podría apreciar desde abajo. Era un lugar completamente desconocido, pero a la vez familiar. Al joven le recordaba a su aldea, abandonada no hace mucho tiempo. Sin embargo la sentía lejana, ya que nunca había salido de allí.
Mientras observaba el lugar, sus amarillos ojos detectaron a una joven que miraba hacia la posada, medio oculta entre la vegetación. Era una actitud un tanto extraña, como si estuviera espiando algo. ¿Necesitaría ayuda? ¿Buscaba a alguien? No parecía buscar problemas, o al menos no tenía el aspecto de alguien malvado.

Bajó del árbol hasta quedar detrás de la desconocida, sin molestarse en ocultar sus movimientos. No es como si un ave del tamaño de un humano, con túnica, arco y flechas fuera a pasar desapercibido fácilmente.
-¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda con algo?- preguntó el águila a la joven.

Zelas había tenido la mejor de las ideas al haber comprado aquella botella con un extraño licor en su interior, por desgracia había tenido la no tan genial idea de beberla mientras caminaba en el bosque, ahora se encontraba ebrio y caminando en zig-zag como si fuera una serpiente, estaba con sus ropas desordenadas en alguna parte había perdido una de sus cuatro cimitarras por lo que ahora solo tenia tres, cosa que aun no notaba debido a su estado etílico.

-yo-yo yo.... ya no recuerdo que iba a decirrr- se dijo a si mismo mientras apuntaba a la nada, ya ni sabia siquiera  hacia donde se dirigía, solo se dejaba arrastrar al igual que sus palabras, la sensación de embriaguez siempre le causaba gracia, al menos hasta que las cosas giraban sin control, se acerco a un árbol a orinar largo y tendido, una vez termino y se cubrió su elfocidad(?) con sus ropas noto cerca de el una posada, ideal para comer algo por lo que se encamino a ese lugar cuando algo paso por el rabillo de su ojo que le llamo la atención, parecía un ave exageradamente grande, pero a su vez tenia complexión humana, bastante llamativa y sorprendente cosa que hacia que el elfo se preguntara si era real lo que veía o era producto de su embriaguez, cerca de el lugar donde descendía eso se encontraba una mujer por lo que Zelas, arrastrando las palabras le advirtió lo mejor que pudo -Cuidado!!!! un pajaro grruuughh- no alcanzo a decir lo ultimo, debido a que se vio obligado a doblar parte de su cuerpo mientras bajaba la cabeza y vomitaba profusamente gran parte de el licor que había ingerido, ahora se apoyaba en un árbol mientras todo le daba vueltas......

Estaba tan absorta en los olores que desprendía aquel lugar que no se dio cuenta de que alguien estaba por allí cerca. Se sobresalto al escuchar una voz detrás de ella y se giró medio irguiéndose mientras fruncía el ceño mirando sorprendida a un.....¿pájaro que hablaba?, no era un águila....un águila con arco y con ropa. Se quedó un momento mirando al hombre de forma descarada mientras lo analizaba de arriba a abajo. La mirada de Selene seguramente molestaría a cualquiera y mas siendo tan descarada, pero llevaba mucho tiempo viajando en su forma de loba que la costaba controlar sus facciones y sus gestos en su forma humana.

No había visto nunca a un hombre-bestia, pero debían de ser lo que tenía delante, sus padres la habían contando de su existencia pero ella no había estado delante de uno en su vida. Quería tocar a ver si era plumas de verdad, pero.....¿eso estaría socialmente aceptado? con los animales era mucho más fácil que con los humanos, demasiadas reglas sociales. La agotaba eso de pensar tanto cuando tenía que intereactuar con alguien.

"Mierda, me esta mirando raro, y encima me  ha preguntado...claro, tengo que contestarle...supongo" pensaba mientras intentaba colocarse de forma erguida pero a la defensiva. Pensaba que en su forma no animal estaba bastante indefensa  y solo tenía su daga para defenderse en esa forma.-Esto...si todo bien, solo que no soy del lugar....-dijo no sin antes carraspear, de llevar casi semanas si hablar con nadie su voz salio ronca.

-¡Oh dios! que es ese olor-exclamo tapándose la nariz al notar un olor entre orina, alcohol muy fuerte que se aproximaba hacia ellos, hasta que de pronto observó a un elfo que se aproximaba en estado deplorable."Mierda, mas gente, ahora yo que hago" aquellos pensamientos la agobiaban tenía que interactuar con dos personas y no parecer rara, si con una persona o bestia o lo que fuera la costaba, con dos se iba a querer morir.

De pronto grito que tuviera cuidado con el pájaro y antes que pudiera decir nada mas vomito lo que provoco que la chica de ojos verdosos se tapara la nariz con desagrado. "¿Era un elfo borracho?....pensaba que eran mas estirados...."-pensó mientras lo observaba-creo que ese no esta bien-dijo la Niktos. Quizás si se escapaba mientras se ocupaba el hombre bestia del elfo....aunque históricamente ambos tanto licantropos como hombres bestia fueron experimentos y creados por los humanos, quizás la entendiera algo más.

Era evidente por la reacción de la joven que jamás había visto a un hombre bestia como Ryuu, o al menos no auno de tipo ave. Su mirada, que alternaba entre el gris y el verde dependiendo de la luz que le iluminaba los ojos, paseaba de arriba a abajo, recorriendo la figura de su interlocutor con curiosidad. No era la primera vez que se veía sometido a esa clase de inspección desde que abandonó su hogar, pero todavía no estaba acostumbrado a ello. Sin embargo, no se molestó ya que era una reacción completamente natural ante algo desconocido.

-Seguramente yo haría esa misma cara si repentinamente ella se transformara en lobo o algo así...- pensaba Ryuu, mientras esbozaba a una sonrisa, tratando de demostrar que la inquisitiva mirada de la chica no lo incomodaba tanto.
Recibió la respuesta a su pregunta con algo de alivio, ya que indicaba que no parecía haber ningún peligro en la cercanía. Entonces apareció aquel elfo, gritando algo acerca del ave, vomitando y casi sin poder ponerse de pie. Ante semejante entrada, el rostro de Ryuu sin ninguna duda debe haber sido casi la misma de la chica hace unos momentos.

-Ehhh... No, no creo que se encuentre nada bien... Tal vez sea mejor que te quedes un rato allí y te recuperes un poco, antes de tratar de ponerte en pie de nuevo. Dame eso... murmuró, mientras intentaba quitarle de su mano la botella casi vacía que aún sostenía el elfo. Se volteó a mirar a la chica, a la vez que seguía hablándole. -En esa posada se come muy bien. Yo tampoco soy de esta zona, así que no podría ayudarte mucho respecto a los alrededores. Por lo que pude ver, tienen algunas habitaciones para pasar la noche y vi un tablón con anuncios dentro. No sé si eso te sirve de ayuda... Puaj, este tipo apesta... Siempre imaginé a los elfos como gente elegante y sofisticada, supongo que siempre hay excepciones eh...-
El joven trataba de guiar al ebrio elfo a un árbol cercano para que se sentara hasta que pudiera mantenerse en pie nuevamente.

El olor a licor y fermentación que llevaba Zelas solo le hacia marearse mas, cuando por fin se compuso un poco noto que alguien intentaba quitarle la botella ante lo cual forcejeo un poco... digno de un borracho -oyee.. pague por esto y me lo terminare!!!- acto seguido termino el forcejeo con el victorioso y se empino lo que quedaba de la botella hasta terminar de vaciarla, irónicamente esto le devolvió un poco de estabilidad e incluso ya no arrastraba tanto las palabras.

Entonces cayo en cuenta que el hombre pájaro era mas amable de lo que su apariencia mostraba, miro a la chica, y luego al hombre pájaro, entonces hizo lo mismo un par de veces hasta guiar su mirada a la botella vacía,, -vaya, este licor si que es fuerte... veo a un hombre pájaro, a una chica, creo que ya bebí lo suficiente como para alucinar- acto seguido lanzo la botella lejos y decidió que la posada seria un buen lugar para un necesario baño.

Se dispuso a caminar confiado cuando luego de 3 pasos dados correctamente, el cuarto le jugo una mala pasada y trastabillo, estuvo a punto de darse fuertemente contra el piso cuando en un movimiento rápido se apoyo en su mano y dio una voltereta para quedar nuevamente de pie, levanto un brazo en señal de victoria mientras lanzaba una carcajada triunfante, y al no ver por donde iba se tropezó en una rama y se dio de lleno contra en piso.

No se levanto inmediatamente, principalmente porque no podía, así que hizo lo racional -ustedes... no se si son reales o no, pero si me ayudan a llegar a la posada les invito la comida...- entonces espero en el suelo mientras intentaba que el mundo girara un poco mas lento.

Se cruzó de brazos mientras observaba como el hombre águila le intentaba quitar la botella al elfo borracho que tenia delante. Dejo caer el peso de su cuerpo en una pierna ladeando así su cadera mientras enarcaba una ceja incrédula ante la situación. No sabía que demonios pasaba en aquel bosque que había tanta gente, aunque era verdad que era culpa de ella, al estar tan cerca de un sitio habitable como era la posada.

El hombre bestia enseguida empezó a contarle lo bien que estaba esa posada, pero la verdad, ni tenía mucho dinero y ahora no sabía si era buena idea ir a aquel lugar después de encontrarse ese percal. Parecía que estaba todo controlado pero al ver como el elfo resistía a dejar la botella y encima, se lo bebió lo que quedaba tirando la botella eso molestó a la Lycan. "Malditos elfos se creen que el bosque es suyo, malditos altaneros"pensaba en su cabeza mientras se dirigía a coger la botella, eso podía provocar un incendió en el bosque o algún animal se podría hacer daño.

El elfo parecía bastante sorprendido por ver a una chica y al otro hombre animal en el bosque, aunque bueno ella estaba igual de sorprendida al ver a un hombre borracho por allí. Se dio la vuelta para ver la situación quedandosela la boca abierta al ver como el elfo, a pesar de su estado, parecía defenderse bastante bien. Fuen entonces cuando las palabras del borracho hizo que se moviera hacia delante. ¿Invitaba a comer? a lo mejor con un poco de suerte también les invitaría a pasar la noche y la conjunción de: comida caliente y cama, a Selene la encantaba.

-Venga, por que no....yo te ayudo individuo de orejas picudas y borracho-se expresó mientras se acercaba por atrás mientras con la botella le daba golpecitos en la espalda para que andará y dirigirle a la posada. ¿Era una interesada? pues sí, pero pocas veces la ofrecían comida y quizás techo para dormir de forma gratis y si no era así se podía escapar en forma de lobo. -¿me ayudas hombre con plumas?-dijo mirando al hombre bestia un poco mas tranquila y animada sabiendo que iba a llenar su estomago.

Ryuu se sorprendió por la gran capacidad acrobática del elfo cuando éste se encontraba en semejante condición, pero su sorpresa no duró mucho ya que acto seguido el joven de orejas picudas se cayó y no pudo levantarse nuevamente. Aunque al parecer no confiaba mucho en lo que le mostraban sus ojos, pidió ayuda a la chica y al águila, prometiendo una comida a cambio. Ante semejante oferta, la muchacha cambió drásticamente  la forma en que observaba al elfo. Pasó de una mirada como de reproche a una de gran interés.
-Supongo que lo que ella estaba buscando era un lugar donde comer, eh...- pensó el joven bestia.

-Venga, por que no....yo te ayudo individuo de orejas picudas y borracho ¿Me ayudas, hombre con plumas?-
Divertido ante el cambio en la actitud de la chica de ojos cambiantes, Ryuu le respondió .
-Claro que sí. Por cierto, me llamo Ryuu. ¿Y ustedes?- dijo con una sonrisa,presentándose a sus dos interlocutores al mismo tiempo. Luego agregó que ya había comido algo antes y que no hacía falta que el elfo lo invitara, aunque agradecía el gesto.

Aunque el elfo no parecía pesar demasiado, seguramente costaría trasladarlo hasta la posada si éste no cooperaba. Y dada la condición en la que se encontraba, seguramente ése sería el caso. Con un suspiro de resignación (y conteniendo un poco la respiración para no sentir esa bizarra y nada agradable mezcla de aromas que provenía del borracho), se acercó a él para ayudarlo a levantarse.

El elfo se puso de pie nuevamente gracias a la ayuda que le habían ofrecido aquellos extraños seres que aun no entendía si eran reales o no, mientras el hombre pájaro le ayudaba a caminar, la chica le daba golpecitos en la espalda, ante lo que el ebrio Zelas no dudo en aprovechar -podrías subir la botella un poco, mis hombros me están matando(?)- dijo mientras caminaban en una irreal situación, entonces el hombre pájaro se presento como Ryuu, lo cual hizo que el elfo se preguntara si su mente realmente tenia la capacidad para crear a un ser imaginario como el, con nombre y historia de fondo, su cuestionamiento no duro mucho porque se distrajo al sentir el olor a comida -mi nombre ya lo saben, pero se los repito porque no estoy seguro si ya me había presentado... soy Zelas Hazelmere... ja lo dije bien a la primera, ya nada me puede malir sal(?)- sin percatarse de lo ultimo que había dicho entro a la posada junto a sus acompañantes.

-Quiero una habitación donde pueda darme un baño, ropa limpia y comidas calientes para mis acompañantes- acto seguido dejo caer una bolsa llena de aeros sobre el escritorio de la dueña de la posada, habían mas aeros de los que realmente debía pagar, pero eso no le importaba al elfo, puesto que la mayoría de el dinero que llevaba casi siempre era robado, mientras una de las ayudantes de la posada guiaba a sus acompañantes al lugar donde comerían, otra le ayudaba al elfo a llegar a su habitación a la vez que se despedía con la mano momentáneamente de sus acompañantes.

Por lo visto el elfo borracho tenía un nombre, era Zelas, con su apellido apenas se quedo la Lycantropa, demasiado tenia con quedarse con los nombre de la gente. Aunque seguramente pronto se la olvidaría del nombre, por que después de eso seguramente no le volvería a ver la cara mucho más, aunque era gracioso que pensará que ellos dos eran parte de la imaginación del elfo así podrían desaparecer antes. El hombre águila también se presentó, se llamaba Ryuu, la verdad es que era un nombre bastante propicio para su raza y sobretodo fácil de recordar al ser corto. "Bueno, ahora se supone que me toca presentarme" pensó mientras Ryuu ayudaba a acercar al elfo a la posada.-Mi nombre es Selene-dijo finalmente antes de entrar en la posada.

La verdad es que el elfo parecía que tenía poder adquisitivo, enseguida dispuso una bolsa de aeros en la barra de la posada, donde dio unas pautas explicitas al dueño. A lo mejor aquel elfo iba a ser legal, pero pronto se despidió de ellos para irse a una habitación, le iría bien eso de asearse y dormir un rato. Mientras tanto les indicó a la Licantropa y al hombre bestia que se acercarán a una mesa un poco más al fondo. Ella encogió los hombros aceptando las indicaciones esperando que Ryuu se sentará con ella, a ver si podía preguntarle cosas de su raza, le parecía muy interesante, aunque quizás fuera descortés de su parte, pero Selene no entendía de eso.

-ahora mismo os pongo algo de comer-dijo el dueño de la posada. Ella se sentó con cierta sonrisa en los labios, por fin iba a comer algo y encima no tenía que tirar de los pocos ahorros que tenía. Era su día de suerte, de estar en su forma de lobo seguramente estaría agitando la cola.-venga, Tú, Ryuu, aprovecha a comer, no todos los días se puede comer caliente-dijo bastante animada mientra apoyaba su espalda en el respaldo e inclinaba un poco la silla hacía atrás. Mientras su vista se fijaba en la puerta de la cocina esperando deseosa que llegaran los platos.

Ambos individuos se presentaron. El elfo se llamaba Zelas y la muchacha, Selene. El primero pidió una habitación para sí mismo y unos platos de comida para la chica y Ryuu, ignorando (¿o tal vez no lo escuchó?) el intento del joven bestia de rechazar la invitación.

El elfo partió inmediatamente hacia su habitación, asistido por una de las empleadas del lugar. No le vendría nada mal una ducha y algo de descanso, tal vez así logre recuperar al menos la estabilidad suficiente para caminar por sus propios medios. Acto seguido, Selene tomó asiento en una de las mesas del fondo de la posada, al parecer bastante entusiasmada por el plato de comida que traerían. Ryuu pensó en rechazar nuevamente los alimentos, pero la alegría de la chica lo hizo reconsiderar. Sería una falta de respeto dejarla allí sola cuando le insistía en que se sentara a la mesa con ella. Además, tenía razón... Desde que partió de su aldea, éste había sido el primer día en el que comía una comida caliente y decente. Aunque ya no tuviera hambre, al menos comería un poco para no quedarse con las ganas.

-Sí, es cierto. No siempre puedes contar con la suerte de que un elfo pasado de copas te pague la comida, supongo... Por la forma en que me estuviste mirando, deduzco que jamás habías visto un hombre bestia, ¿cierto? Esa clase de mirada la veo muy seguido últimamente, así que no tienes que preocuparte por si me molesta o no. Ya me estoy acostumbrando...- comentó Ryuu, sonriendo. Recordaba la cara de asombro de la chica al verlo, y el hecho de que luego apartara un poco la mirada y sus movimientos apresurados, como avergonzada de su propia reacción.

-Ahora que lo pienso, yo me encuentro en una situación similar... Es la primera vez que hablo con un humano que no sea mi padre. Bueno, no la primera vez que hablo con uno, sino no podría haber pedido la comida antes... Me refiero a mantener una conversación, ya sabes a lo que me refiero, ¿no?- terminó de hablar un tanto nervioso al darse cuenta del conjunto de tonterías que acababa de decir.

Zelas fue llevado por una de las asistentes a una habitación donde encontró una sencilla tina de madera ideal para lo que necesitaba -Enseguida le traeremos una muda de ropa, le gustaría que laváramos sus ropas mientras descansa en nuestro recinto?- el elfo por su parte ya había comenzado a a desvestirse, como nunca antes en su vida luchaba por quitarse el arnés que sujetaba sus cimitarras, cuando cayo en cuenta que la joven aun lo observaba divertida, se encogió de hombros como rindiéndose en sobre el asunto, la muchacha se acerco y quito el seguro de el arnés que estaba a simple vista, haciendo que el mismo se cayera por inercia. -Con gusto aceptare el servicio que ofrecen, ahora podría alguna de ustedes ayudarme a llenar la bañera?- dijo sonriendo, puesto que ahora veía a dos mujeres idénticas al frente de el, la muchacha rodó los ojos puesto que el elfo estaba demasiado ebrio como para hacer cualquier cosa y en cuestión de segundos lleno la bañera sacando el agua de un gran barril que se encontraba a un costado de el baño, acto seguido salio de la habitación para dejar al elfo asearse tranquilo.

Ni bien se quedo solo, el elfo se desvistió con una facilidad increíble para alguien en su estado etílico y sin mas se sumergió en la bañera, salpicando agua fría en todas direcciones, el agua que estaba mas fría de lo que esperaba, actuó como si fuera una pócima mágica le quito de golpe gran parte de la borrachera, Zelas entonces comenzó a restregarse todo rápidamente al momento que tomaba un par de botellas con esencias que le ayudarían a limpiarse mejor, cuando la joven volvió con la muda de ropas, procedió a dejarlas en la cama y comenzó a recoger la ropa de el elfo que estaba repartida en el baño, el elfo aprovecho entonces de pedirle que prepararan un plato de comida para cuando bajara con sus acompañantes, los cuales ya sabia eran reales, la muchacha asintió y salio dejando al elfo para que continuara con su limpieza...

Ella estaba mirando en dirección a la cocina esperando que llegara la comida. Estaba deseosa por comer algo caliente y en breves lo tendría. El elfo debía o estar espabilándose o durmiendo la mona, pero esos pensamientos se dispersaron cuando empezó a escuchar hablar a su compañero de mesa. Su vista se volvió a él y se encogió de hombros, para ella no era normal encontrarse personas de diferentes razas, había vivido mucho tiempo en el mismo sitio hasta que se puso en marcha de un lado a otro, por lo que sabía que se encontraría muchas especies pero a veces no estaba preparado para ello.

-Veamos, llevo tan solo poco tiempo fuera de mi aldea, he vivido siempre allí y había salido solo a los alrededores, no solemos tener muchas visitas.-comentó dando a entender que pocos hombres bestias había visto y menos con plumas o aspecto de águila. Había visto alguno que otro en forma de lobo o perro, pero poca cosa más. En ese momento llevaron un plato de pollo asado a la mesa y unos platos con cuchillo y tenedor. La boca se la estaba haciendo agua y viendo ese manjar tenía los ojos como platos.

Arrancó un muslo del pollo y se lo coloco en el plato mientras un hombre les ponía dos vasos con tres jarras una de hidromiel y otra de vino y una más de cerveza"Vaya, el elfo si ha pagado muy bien" pensó la Lycan. Justo antes de dar el primer bocado volvió a hablar pero tuvo que prestar totamente atención para enender."Vaya creo que no soy la única que eso de hablar no se la da bien" pensó, aunque no entendía por que hablaba tanto.

-Bueno, tranquilo no estas hablando con ningún humano-comentó como si nada, pensando que Ryuu habría captado el olor de que ella no era humana, aunque claro, "espera un momento, los sentidos olfativos de los aguilas no estan tan desarrollados como los míos quizás pensaba que era humana" meditó mientras lo miraba de nuevo para luego encogerse de hombros mientras se servía hidromiel y luego comenzaba a comerse el muslo de pollo.

Justo como le había pasado a él, Selene comentó que no solía alejarse de su pueblo, al cual no llegaban muchas visitas de otras razas. Mientras ella se servía una porción del pollo asado que dejaron en la mesa, Ryuu miraba sorprendido la cantidad de cosas que traía la mesera. Tomó un vaso de hidromiel y comenzó a beberlo, mientras escuchaba a su compañera con atención. Sus últimas palabras lo tomaron por sorpresa una vez que las procesó por completo.

-Bueno, tranquilo no estas hablando con ningún humano-
-¿Qué? Espera un momento, entonces... ¿No eres humana?- preguntó, sorprendido. Por un momento se le pasó por la mente verificar si ella tenía alguna cola de reptil o alguna característica animal que no hubiera notado, ya que quizá se tratara de una mujer bestia con rasgos mayormente humanos. Ya había conocido casos así antes. Sin embargo, contuvo la tentación ya que no era buena idea. Primero porque era de mala educación hacer algo así, y segundo porque se podría interpretar como un intento de sobrepasarse con ella.
Aún así, no pudo evitar observar más detenidamente (dentro de lo socialmente aceptable, por supuesto) su rostro. Era el de una humana común y corriente, al igual que su olor, aunque ésto último no es información muy confiable ya que su olfato no está tan desarrollado como su vista.

-Sin lugar a dudas, este encuentro fortuito está lleno de pequeñas sorpresas.- pensó Ryuu mientras acababa con su bebida y se disponía a comer un poco del pollo que tenía delante.

El elfo había cerrado sus ojos por unos momentos y casi le costo la vida cuando despertó casi ahogándose en la bañera, a la cual maldijo entre dientes y salio de ella para secarse y vestirse con las ropas que le habían dejado, parecían limpias y de alguna forma la medida estándar le quedaba bien, se acomodo en la cama y entonces recordó que le había encargado comida a la empleada de la posada, "cierto, comida, creo que vine con mas personas... no lo recuerdo, bueno tengo hambre" pensó el elfo mientras procedía a equiparse su arnés que llevaba sus cimitarras y ladeo la cabeza al notar que faltaba una, mas decidió ocuparse de el hambre primero y salio de su habitación, ahora aseado y con ropa limpia se dirigió hacia donde repartían la comida.

Cuando Zelas apareció en el comedor noto como la chica y el hombre pájaro eran en efecto reales, así que se acerco y tomo asiento cerca de ellos al momento que tomaba un vaso vació que estaba cerca y se servia cerveza -propongo un brindis por la gente real, y porque mi mente no me vuelva a jugar trucos cuando estoy ebrio- dijo levantando su vaso, para acto seguido beberlo de golpe mientras esperaba a que le trajeran su comida, el mundo ya volvía a girar a su velocidad normal, mas nunca sabría cuando todo le volvería a dar vueltas, así que debía aprovechar de comer y beber todo lo que pudiera en ese lapso de tiempo, sin mas observo a sus acompañantes mientras esperaba que llegara su comida.

Bebió un largo sorbo de su vaso que contenía hidromiel mientras el Ryuu volvía a preguntar algo que era obvio. Lo miró mientras entrecerraba el ceño. Parecía sorprendido al notar que ella no era humana, no todos los que no era humanos tenían forma de bestia como la de él. Dejó el vaso sobre la mesa para fijar su mirada verde grisácea en él hombre águila mientras se limpiaba la boca con la lengua.

-no, no soy humana y tu raza y la mía tenemos el mismo origen-comentó divertida. No quería decir en voz alta que era un Licantropo, muca gente se asustaba por la naturaleza salvaje u otra les trataba como animales. Ahora solo quería comer tranquilamente en ese caso, descansar en una cómoda cama y proseguir su viaje sin destino fijo.

Fue entonces cuando notó un olor dirigirse hacia ellos. Su vista se volvió hasta Zelas y observó como se dirigía a la mesa, se sentaba y se servía el contenido de una de las jarras en un vaso que había puesto tiempo atrás una de las posaderas del lugar. Era muy raro aquel elfo, les tenía como seres engreidos, altaneros y orgullosos, pero él era distinto, parecía que no le importaba absolutamente nada.

-¿que hacías borracho en el bosque?-preguntó la Lycan con su 0 interacción social. Una persona hubiera saludado, habría preguntado que tal se encontraba y ya hubiera cuestionado lo que quisiera, pero la Niktos no se andaba con rodeos, para ella eso era andar con muchos vueltas innecesarias.

La respuesta de Selene lo dejó sorprendido. -No, no soy humana y tu raza y la mía tienen el mismo origen- explicó, crípticamente. Conocía bastante de la historia de Aerandir y el origen de las diferentes razas, ya que su padre se lo explicó todo desde muy temprana edad, disfrazado todo como cuentos para niños. Haciendo memoria, las únicas razas "creadas" eran los hombres bestia y los licántropos; y a juzgar por cómo lo dijo, definitivamente era lo segundo.
Sin embargo, no volvió a toca el tema, incluso con toda la curiosidad que sentía. Sin duda, Selene deseaba mantener eso como un secreto. El chico suponía que habría tenido algún percance debido a su raza, ¿o quizá había algún tipo de rechazo hacia los licántropos? Siendo un novato en lo que a las relaciones entre las razas se refiere, Ryuu no podía asegurarlo.

-¿que hacías borracho en el bosque?- escuchó que preguntaba la chica, mientras él estaba distraído en sus pensamientos. Se volteó para ver a Zelas, ya un poco mejor y con ropas limpias, tomando asiento junto a ellos y sirviéndose cerveza.
-Propongo un brindis por la gente real, y porque mi mente no me vuelva a jugar trucos cuando estoy ebrio- comentó el elfo, bebiendo rápidamente el contenido de su vaso.
Ryuu levantó su vaso también, divertido por el motivo del brindis. Continuando con la pregunta de Selene, él también inquirió al elfo.
-¿Ya te recuperaste por completo? Ah, gracias por la comida por cierto, casi olvidaba agradecerte...-
Continuó comiendo y bebiendo un poco más, mientras escuchaba lo que dirían los demás.

Observo a sus acompañantes al momento que le traían un plato de comida, manoteo rápidamente el pollo y le dio un buen bocado cuando escucho la pregunta que le hacia Selene -solo estaba ebrio en el bosque, nada de el otro mundo, no pensé que ese alcohol fuera tan potente... obviamente me equivoque- dijo al momento que se encogía de hombros y es que la mayoría de las veces el elfo no hacia las cosas por un motivo en particular, solo las hacia y pues terminaba de distintas formas, a veces bien, a veces mal.

Cuando Ryuu le agradecía, Zelas le hizo un gesto con un hueso de pollo aun en la mano, dando a entender que no era necesario, -no te preocupes, ustedes me ayudaron a llegar acá, si bien sigo ebrio, al menos ahora puedo caminar solo, eso y sobreviví al intento de asesinato por parte de la bañera.... no volveré a cerrar los ojos mientras me baño- dijo lo ultimo para si mismo, entonces quedo pensativo, si Ryuu comía pollo, eso no era una forma de canibalismo?, como todas las cosas con el elfo, el pensamiento fue sobre analizado por un par de segundos y entonces lo desecho.

Zelas comía rápidamente para aplacar los efectos de el alcohol, entonces se freno de golpe para no volver a vomitar, después de otro vaso de cerveza logro mantener la compostura, la linea entre estar bien ebrio y estar muy ebrio era demasiado fina y debía hacer lo posible por equilibrar la situación en caso de que tuviera que hacer algo.

Era consciente, de que nunca antes en su vida había estado tan sucia. Iori se frotó el leve sudor que humedecía su frente, y cuando observó el dorso de su mano vio que en su piel había un rastro oscuro. La mezcla entre la humedad de su piel y el polvo del camino. Genial. Aquello era nuevo. Evidentemente no le tenía miedo al trabajo duro ni a las durezas del camino, pero la falta de aseo era algo que le producía una ligera inquietud. Ya no tanto por la estética o el buen olor. Una muchacha criada en el campo como ella sabía de primera mano que mezclar vida con suciedad podía tener consecuencias médicas nada deseables. Afortunadamente aquel territorio estaba regado por múltiples corrientes de agua. Únicamente tenía que dejarse guiar un poco por el sonido y la orografía del terreno, y encontraba un riachuelo con facilidad.

Tardó solo unas leguas en encontrar una de las susodichas corrientes de agua, se detuvo en la orilla y miró su reflejo en la superficie irregular. Vale... Iori no tenía reflejo. Se encogió de hombros y metió las manos en el agua notando su gélida temperatura. Se lavó la cara en la quietud del bosque y se detuvo un rato a observar la forma en la que la luz mortecina incidía en las hojas que había en las copas de los árboles. Sin duda le gustaba mucho más aquel ambiente, que la locura que destilaba una gran ciudad como Lunargenta. Se giró dejando atrás el río y continuó avanzando, tratando de comprender qué era lo que empujaba a las personas a vivir en entornos tan áridos como aquellos. La ciudad la había asombrado, pero en su mente la muchacha la veía como algo inhóspito y poco fiable. A fin de cuentas... la comida tenía que ser introducida todas las mañanas en caravanas de mercaderes... si esto fallaba, no imaginaba a los habitantes de aquel lugar comiendo la piedra de sus edificios.

Alzó la vista, perdida en aquel tipo de razonamientos cuando a un lado del camino observó la entrada de una posada. Abrió mucho los ojos, y tardó apenas un segundo en tomar la decisión de que esa noche le apetecía mucho dormir a cubierto. No era de naturaleza quejica, y menos cuando ella misma había sido la que decidiera dejar su aldea atrás temporalmente para... ¿ver mundo? Sin embargo, la promesa de una cama mullida, la calidad de unas sábanas y un techo sobre ella que le asegurarse que la mayor parte de alimañas lo tendrían complicado para alcanzarla, la tentó irremediablemente. Encaminó sus pasos con energía hacia el interior de aquel local y abrió la puerta sin hacer ruido, pero con una gran sonrisa iluminando su cara.

El fuerte olor a comida mezclado con bebidas fermentadas la golpeó desde dentro, y se tomó un instante para mirar con calma el interior del local y hacerse una idea de lo que había allí. Había algo magnético en ella, por lo que los ojos azules de la muchacha no tardaron nada en identificar con sorpresa, la silueta de una figura conocida. Cerró la puerta con cuidado tras ella, y sin pensar realmente en lo que estaba haciendo avanzó hasta situarse de pie al lado de la chica que había conocido en la capital. - ¡Selene! eres Selene, ¿Verdad? - Cuando los ojos de ambas establecieron contacto, Iori ensanchó la sonrisa. - ¿Qué tal? ¡Qué sorpresa! No te veía desde ese día - Apenas había pasado una semana, pero durante el viaje la muchacha estaba perdiendo su capacidad de calcular el tiempo.

No pudo evitar entonces observar por pura curiosidad a las personas con las que ella compartía mesa. Iori se dio cuenta de que los había interrumpido y miró a los otros dos algo azorada. - Lamento la intromisión, no era mi intención molestar... ¿Ehhh?- Sus ojos se abrieron como platos al observar al hombre bestia que tenía delante. Su aspecto resultaba imponente, sobre todo con aquel pico de cazador tan prominente, con el que Iori imaginó que le debía de resultar muy fácil partir cualquier tipo de hueso. Había hablado en Lunargente con aquella mujer-oso de tamaño absurdamente  enorme, pero aquel ejemplar que tenía delante resultaba espectacular. Tras mirarlo unos segundos fijamente, más allá de lo que la buena educación hubiera recomendado, volvió a tomar la palabra.

- En mi aldea únicamente vivíamos humanos, nunca antes había visto a alguien como tú...- murmuró con un tono de admiración mal disimulado en la voz. Giró la cabeza hacia la otra figura, tardando unos segundos más en despegar los ojos azules del hombre-pájaro. - Y tampoco gente como tú - añadió mirando a lo que resultaba ser de forma inconfundible un elfo. - ¿Eres un elfo verdad? - Inquirió casi segura de su identidad, pero sin experiencia en aquello, ¿cómo estar plenamente segura? Había tantas cosas que la muchacha desconocía del mundo exterior... Iori afirmaba haber vivido en una aldea, pero cualquier persona podría sospechar con derecho que había estado viviendo hasta entonces en una cueva.

Después de hacer un brindis con hidromiel y que la Licantropa bebiera y se sirviera de nuevo en su vaso. Escuchó las palabras de ambos acompañantes. Parecía que el elfo estaba mas estable y todos estaban bastante agradecidos por su parte, además al estar ese grupo junto la verdad no la agobiaba, uno era un hombre bestia por tanto ambos dos podían comprenderse y aquel elfo era alguien bastante extraño, no era como el resto de elfos, menos la parte de que tenía tanto dinero como pensaba ella que tenía los elfos, por lo demás era mas amigable.

Era divertido escuchar que casi se ahogaba en la bañera, era muy curioso Zelas, pero antes de que pudiera decir nada observó a una elfa entrar. Olía parecido a Zelas menos por lo del olor a alcohol por lo que dio por hecho que era una elfa.-Mira, Zelas, una hembra de tu especie....y esta sola-dijo para que solo les oyera sus compañeros de mesa, en tono algo divertida pero irónica, aquel elfo la divertía y estando ebrio podía crear una situación bastante divertida.

Fue entonces cuando escuchó su nombre pronunciado por una voz femenina. Tomó su vaso de hidromiel mientras miraba el dirección de la humana que la había nombrado. Hizo un movimiento de cabeza hacia arriba como saludando a Iori mientras la veía demasiado feliz de verla. Se acercó al lugar mientras seguía hablando, la lycan con un movimiento de mano quito una silla de otra mesa que no había nadie sentado colocando el asiento en su mesa para que se sentará Iori-sientante-casi ordeno la Niktos a la humana que no hacia más que lanzar preguntas a sus compañeros, aunque esas preguntas seguramente las lanzaría ella. La gente estaba mirando y eso de llamar la atención no la gustaba mucho a la originaria de Ulmer.

Esta seguía hablando entusiasmada mientras observaba a sus dos acompañantes, la verdad es que el hombre águila era bastante llamativo.-come pollo, es mejor no dejar sobras, aunque bueno los cerdos se alimentan de sobras por tanto contra mas sobras mas jugosos sabrán-dijo la Lycan yéndose por las ramas ya que su instinto la llamaba a la caza y hacia mucho que no comía un cerdo bien alimentado. También se planteó si era buena idea que comiera la humana, puesto que un cerdo bien engordado era bastante sabroso, pero bueno, para alguien que conocía había que intentar ser "amable".

Ryuu tuvo que contener la risa al escuchar sobre la "bañera homicida" de Zelas. Era evidente que recuperaría al menos un poco de lucidez luego de sumergirse en el agua hasta casi ahogarse.
Siguieron comiendo y bebiendo un rato más, hasta que ingresaron dos mujeres a la posada. La primera era una elfa que comenzó a comer sola en el otro extremo del lugar, y a la cual Selene ya quería emparejar con el elfo de su mesa. Al parecer, la joven loba estaba buscando alguna forma de entretenerse un rato, y el chico bestia no podía negar que le divertía imaginar a un Zelas borracho tratando de impresionar a una dama.

La segunda mujer era una humana (¿o no?  Ryuu ya no confiaba tanto en su vista) que se dirigió alegremente hacia Selene. Daban la impresión de ser grandes amigas de acuerdo a la efusividad de la nueva compañera de mesa, pero a juzgar por la respuesta de la Lican tal vez no fuera así.
La chica nueva lanzó una nada disimulada mirada de asombro y ¿admiración? hacia Ryuu, argumentando que nunca había visto a nadie de su especie, antes de ver a Zelas con la misma sorpresa grabada en su rostro.

-Mucho gusto, soy Ryuu-saludó, aturdido por semejante entrada, mientras apartaba de su cara un par de plumas que se iban cayendo de su cabeza. -Tsk, que molesto. Odio cambiar de plumaje- murmuraba.

El elfo seguía comiendo y bebiendo con sus acompañantes, sacando un par de risas de vez en cuando y compartiendo como le gustaba de vez en cuando, entonces escucho a Selene hablar sobre la mujer que entraba a la posada, Zelas la observo de reojo y le dirigió la mirada de vuelta a Selene, -todas las mujeres son de mi especie!- dijo mientras le apuntaba con hueso de pollo, ya se sentía mejor, era el estado perfecto de la ebriedad, ni mucho, ni poco, lo preciso.

Seguían comiendo cuando llego una chica muy agitada y entusiasmada, señalando cosas obvias que al elfo le parecieron chistosas, entonces cuando le pregunto si era un elfo respondió en broma -espera déjame confirmar- dijo al momento que se limpiaba las manos y procedía a tocar sus orejas, -si, sigo siendo un elfo, pensé que las había perdido junto con la cimitarra- dijo riendo al momento que apuntaba una de las vainas vacías de el arnés que tenia puesto y sujetaba sus cimitarras, señalando la que faltaba.

-Toma asiento y come con nosotros, al fin y al cabo la bolsa de aeros con la que pague no me pertenecía, de modo que son ahora involuntariamente cómplices de un crimen- dijo lo ultimo con el mismo tono de broma con el que venia hablando todo este tiempo, dejandoles las duda, hablaba en serio? o era una broma?, solo el elfo sabia la verdad y aun no sabia si habría de revelarla. Observo las plumas de Ryuu y tomo una. -esto se convertirá en un regalo para alguien que conozco y le gusta escribir- dijo al momento que guardaba la pluma sujetándola a su arnés.

Si Iori hubiera tenido orejas de bestia, las hubiera plegado a ambos lados de su rostro ante la orden de la licántropa. Bajó la cabeza y se sentó con presteza, quedando en el banco con una posición rígida poco natural en un principio. - Sí señora - murmuró obediente mirándola de soslayo. No era fácil para una muchacha de aldea como ella lidiar con la energía magnética que rodeaba a la mujer. Porque Iori podía ser una muchacha  sin formación, pero había que ser tonto para no sentir el aura que rodeaba a Selene.

Miró al hombre-bestia y en sus labios se extendió una genuina sonrisa que le dedicó a él. - Encantada Ryuu, ¡Yo soy Iori! - Era la primera vez en los últimos tres días que se encontraba rodeada de gente. En una posada que parecía sugerir que allí, entre aquellas personas, la posibilidad de encontrarse a un dracónido nuevo era casi nula. El alivio, y la alegría de estar en un ambiente relajado como aquel la hacía pasarse un poco a la hora de mostrar sus emociones. El elfo le causó una grata impresión. Su apariencia resultaba igual de fascinante que los que se había encontrado en el bosque, y sin embargo, su actitud resultaba mucho más abierta y divertida. - Lo cierto es que son una pasada, nunca había visto unas tan de cerca...- murmuró escudriñando en la distancia corta la forma de sus orejas.

Observó la comida de la que estaban dando cuenta, y aunque estaba elaborando ya en su mente una frase amable para rechazar algo por lo que no había pagado, abrió mucho los ojos con consternación al escuchar lo que decía el elfo. - ¿Eeeeeh...? - La contrariedad se hizo evidente en el rostro de la muchacha y miró de forma alterna al elfo, a Ryuu y por último a Selene enarcando una ceja. Comían todos con buen apetito, pero Iori no sabía si aquel comentario había sido una broma o era algún tipo de situación turbia de la cual no quería formar parte.

Se iba a inclinar para aproximarse un poco más a la licántropa, la persona en la que más confiaba allí por la vez anterior en la que se había conocido, cuando una voz familiar sonó a su lado. Los ojos azules de la chica se abrieron mucho por la sorpresa al observar la figura de Aylizz parada delante de ella. No fue la belleza evidente de la que hacían gala los elfos, o la serenidad con la que habia dicho su nombre. La muchacha se puso tensa en el acto, y lanzó las manos a los lados para aferrarse a algo. Una paró en el antebrazo de Selene, la otra en la pierna de Zelas. Y apretó con toda la fuerza que podían sus falanges en ellos.

- ¿¡Qué!? ¿¡El dracónido!? - jadeó casi con un hilo de voz mientras los recuerdos del bosque entraban a golpetazos en su cabeza. Recordaba la caída del árbol. El rugido que casi le rompía los tímpanos, la destrucción que aquel ser había causado mientras avanzaba hacia el elfo de pelo negro... Pero por mucho que miró de lado a lado en la posada, la única figura que estaba allí delante era la elfa. - Dioses...- susurró bajando la cabeza sin soltar a las victimas de su agarre asustado. - Lo siento... creí ver... creí ver... - Tomó aire de forma profunda y se calmó lo suficiente como para volver a poner la cara despreocupada de antes. - Perdón... perdón a todos... - murmuró alzando un poco más la voz. - Ella es Aylizz - presentó al grupo mientras se incorporaba de nuevo, asegurándose de que las marcas de la batalla pasada de su mejilla quedaban ocultas tras su cabello oscuro. - ¿Qué tal te ha ido?- pregunto recuperando la sonrisa de nuevo en su rostro, tras aquel susto sin control.