La tormenta tras la calma. [privado] [Finn Devlin] [Finalizado]
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La tormenta tras la calma. [privado] [Finn Devlin] [Finalizado]
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No había sido sencillo mover la mayoría de tesoros desde Isla tortuga hasta el navío encallado en su orilla. Finn y Eilydh habían dispuesto de la ayuda de los marineros que aunque en un principio se habían ilusionado al poder ver al fin todos los tesoros ocultos en aquella gruta, la idea de tener que transportarlos todos al navio de la playa no les hizo bastante ilusioón.
Por supuesto Finn y Eilydh se habían asegurado que escondían parte de un gran botín en el barco de Finn. Les pareció la mejor idea pues no querían compartir todas sus ganancias. Al fin y al cabo ambos casi mueren dos veces por aquellos tesoros. Por otro lado, decidieron no tomar todo lo que había guardado en la gruta..
No hay nada que funcione mejor para guardar algo que la sutileza de la simplicidad: Si alguien decidía ir a explorar aquella cueva, los objetos de valor esparcidos por ella nublarían la visión de un simple barco atado con humildes cuerdas a una roca y había menos posibilidades de que decidiesen también robar el barco. Aún así, sabían que era una medida poco eficaz y deberían cambiarla cuanto antes.
Sin embargo ahora tenían otros planes en la cabeza. Eilydh planteó a Finn la idea de mejorar las condiciones de su pequeña embarcación y gastar un poco en armas buenas y quizás algunos hombres para reemplazar a los perdidos. Desde luego, la chica tenía poco interés en más hombres pero se estaba quedando sin ropa que llevar, y necesitaba comprar alguna más. Además quería comprar una espada nueva y le apetecía envolverse un poco en la tranquilidad del bullicio de una ciudad con puerto, aunque odiase a los brujos que eran la mayoría de su población. La vida pirata no le atraía tanto como para no hacer una parada en la civilización.
La elfa y el humano habían tenido un momento en la gruta del tesoro en Isla tortuga. Desde luego Eilydh no negaba que el humano le atraía, pero por alguna razón aquella atracción la hacía vulnerable a pensar menos, y no estaba segura si quería explorar en su totalidad aquello... aunque justo aquello era lo que le decía la cabeza y la cabeza no siempre mandaba en la elfa. El efo había correspondido a aquel beso y juntos habían vuelto al barco para dar la noticia de su victoria y recompensa. No habían podido quedarse a solas desde aquel momento y en cierto modo Eilydh lo temía, como se teme a algo que sabes que va a hacerte feliz pero cambiarte al mismo tiempo.
-Deja que te cure esas heridas- dijo la chica tras limpiar el sudor de su propia frente al cargar los últimos baúles en el barco.- Sobre todo porque alguna de ellas te las he causado yo...- sonrió mientras se concentraba de nuevo en algo que le recordase a su lugar seguro y sentía el cosquilleo propio de la sanación.
Su propia muñeca estaba hecha añicos y aunque ya unida por una costra enorme y bordes de corte limpio, Eilydh apenas podía moverla así que aquel proceso le era dificultoso.
Divisaron las primeras líneas del puerto de Beltrexus unas doce horas después de zarpar de Isla tortuga. Las aguas cercanas al mar en aquella zona estaban ennegrecidas producto de los desechos de los brujos. El olor del puerto se incrustó en el fino olfato de la chica, que no pudo reprimir un gesto de desagrado al llegar.
Última edición por Eilydh el Vie 21 Jun - 1:12, editado 1 vez
Eilydh
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Re: La tormenta tras la calma. [privado] [Finn Devlin] [Finalizado]
No se podía decir que las cosas no habían salido bien, teníamos parte del tesoro y habíamos vuelto victoriosos junto a los piratas que nos apoyaban, además de que había recuperado mi barco donde también habíamos guardado una porción de los tesoros, solamente que estos eran para nosotros y solo para nosotros. Por otro lado habíamos preparados diferentes formas de despistar a posibles buscadores de tesoros y de alguna forma las cosas no estaban siendo demasiado peligrosas cuando nos acercábamos a la ciudad con puerto mas cercana, la idea era comprar nuevos hombres, armas, provisiones, todo lo necesario para una nueva partida hacia los mares y posiblemente dejando la costa atrás. Pero nada aseguraba que nuestra presencia fuera bienvenida en aquellos lares. Cuando Eily comenzó a sanar mis heridas sentí el cosquilleo de estas y la mire de reojo mientras el barco se encontraba a poca distancia del puerto con aguas negras producto de las magias de los brujos.
- Creo que es mas importante que te cures esa muñeca que curar mis heridas, porque esa herida te la he generado yo… Casi te arranco la mano. - Era cierto, casi la dejo sin una mano con aquel golpe de daga y a todo esto, todavía no le había devuelto su arma, pero ya lo haría en otro momento pues el puerto nos dio la bienvenida. No eramos el único barco encallado en el puerto y ordene a los hombres empezar a moverse, preparar todo para que el barco quedara bien encallado y anclado en el puerto. Los piratas dispusieron una enorme plancha de madera para bajar las cajas necesarias, vacías para ser llenadas en la ciudad y por mi parte no tenia otra cosa que hacer que ir hacia el puerto y pisar tierra firme otra vez.
- Escuche que los brujos y los elfos no os lleváis demasiado bien ¿Es verdad o simplemente otro de los rumores populares? - Le comente a Eily mientras empezaba a bajar por la rampa de madera hasta llegar a tocar puerto. Los brujos no eran una raza de la que tuviera demasiada información, si acaso sabía que nada mas eran “humanos que usaban magia.” - Iremos a comprar por nuestra cuenta, necesito ver que puedo comprar y además quiero pasar una noche en calma por una vez, deje a los hombres que compren las provisiones y además… - Saque una pequeña bolsa de monedas de oro de entre las pieles de mi ropaje y esboce una sonrisa de lo mas egoísta. - Tengo dinero para disfrutar todo lo que quiera. - Entre lo que entraba la cerveza bien fría, comida a montones y quizás una buena siesta en mi camarote.
- Creo que es mas importante que te cures esa muñeca que curar mis heridas, porque esa herida te la he generado yo… Casi te arranco la mano. - Era cierto, casi la dejo sin una mano con aquel golpe de daga y a todo esto, todavía no le había devuelto su arma, pero ya lo haría en otro momento pues el puerto nos dio la bienvenida. No eramos el único barco encallado en el puerto y ordene a los hombres empezar a moverse, preparar todo para que el barco quedara bien encallado y anclado en el puerto. Los piratas dispusieron una enorme plancha de madera para bajar las cajas necesarias, vacías para ser llenadas en la ciudad y por mi parte no tenia otra cosa que hacer que ir hacia el puerto y pisar tierra firme otra vez.
- Escuche que los brujos y los elfos no os lleváis demasiado bien ¿Es verdad o simplemente otro de los rumores populares? - Le comente a Eily mientras empezaba a bajar por la rampa de madera hasta llegar a tocar puerto. Los brujos no eran una raza de la que tuviera demasiada información, si acaso sabía que nada mas eran “humanos que usaban magia.” - Iremos a comprar por nuestra cuenta, necesito ver que puedo comprar y además quiero pasar una noche en calma por una vez, deje a los hombres que compren las provisiones y además… - Saque una pequeña bolsa de monedas de oro de entre las pieles de mi ropaje y esboce una sonrisa de lo mas egoísta. - Tengo dinero para disfrutar todo lo que quiera. - Entre lo que entraba la cerveza bien fría, comida a montones y quizás una buena siesta en mi camarote.
Finn Devlin
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Re: La tormenta tras la calma. [privado] [Finn Devlin] [Finalizado]
Eilydh sonrió ante la ocurrencia del humano mientras curaba sus heridas. Su mano había empezado a cerrar y en menos de dos días no sería más que una señal encima de la cicatriz en forma de estrella. Aquello sin emabrgo si que dificultaba el proceso de curación del chico lo suficiente como para entorpecer su rapidez.
Eilydh no se quejaba; En los 3 días que hacía que se conocían podía señalar en el torso desnudo del hombre y sus brazos qué cicatrices llevaban su nombre y cuales no. Se sentía un poco orgullosa de poder poner su nombre de manera figurada en el torso del humano, pero aquello no iba a decirselo. Pero sobre todo era extraño como podía recordar otra piel que no era la suya propia.
Finn le dio ordenes a los marineros que encallaron el barco y se apresuraron a gastar todas sus monedas en la taberna más cercana. Los ninños bucaneros los siguieron, ansiando los últimos buches en las jarras de cerveza de los más mayores y cargando con las espadas de madera que Finn les había dado.
-Espero que no hayas confiado en ellos para comprar nada importante- le dijo Eilydh mientras los veía partir- Y espero que hayas calculado dos hombres extra a los que piensas conseguir como medida de precaución por cada hombre que pase la noche en el calabozo esta noche- rió. Sabía que mañana la mayoría los iba a saludar ebrios o con resaca.
Eilydh escuchó la pregunta que Finn le hizo con respecto a los brujos y la chica compuso su mejor gesto de vikinga y respondió, imitando la voz que Finn usaba cuando insultaba:
-Ves este nido de serpientes a tu alrededor- bromeó- Pues si esos brujos idiotas no hubiesen ganado a mis antepasados en la última guerra,.. serían unas serpientes orejudas- Soltó una carcajada y le guiñó un ojo aún con el gesto de "Finn enfadado" en sus finas facciones.- Aún así nunca he conocido a uno, así que mi odio es, supongo, infundado.-añadió relajándose.
El hombre sugirió ir a comprar cada uno por su cuenta.
-Oh.. si claro- mintió Eilydh intentando ocultar su decepción -Yo también tengo mucho que comprar- sonrió. Se había embrutecido mucho en los últimos días pero aún era una elfa. Necesitaba un baño a ser posible de aromas frescos, un nuevo vestido y arreglar su cabello enmarañado. Pero no iba a decirle aquello al hombre, temía que se riese de sus necesidades más rudimentarias.
-Quizás podríamos vernos para..- se paró un momento intentando que aquello no pusiese al hombre en un aprieto- Para la cena- carraspeó distraída- T enemos cosas que discutir...- se sonrojó recordando las manos de Finn sobre su espalda- sobre el barco- añadió rapida y camufló su rojez con un interés intenso en una de las manzanas que se vendían en un puesto cercano
.Eilydh no se quejaba; En los 3 días que hacía que se conocían podía señalar en el torso desnudo del hombre y sus brazos qué cicatrices llevaban su nombre y cuales no. Se sentía un poco orgullosa de poder poner su nombre de manera figurada en el torso del humano, pero aquello no iba a decirselo. Pero sobre todo era extraño como podía recordar otra piel que no era la suya propia.
Finn le dio ordenes a los marineros que encallaron el barco y se apresuraron a gastar todas sus monedas en la taberna más cercana. Los ninños bucaneros los siguieron, ansiando los últimos buches en las jarras de cerveza de los más mayores y cargando con las espadas de madera que Finn les había dado.
-Espero que no hayas confiado en ellos para comprar nada importante- le dijo Eilydh mientras los veía partir- Y espero que hayas calculado dos hombres extra a los que piensas conseguir como medida de precaución por cada hombre que pase la noche en el calabozo esta noche- rió. Sabía que mañana la mayoría los iba a saludar ebrios o con resaca.
Eilydh escuchó la pregunta que Finn le hizo con respecto a los brujos y la chica compuso su mejor gesto de vikinga y respondió, imitando la voz que Finn usaba cuando insultaba:
-Ves este nido de serpientes a tu alrededor- bromeó- Pues si esos brujos idiotas no hubiesen ganado a mis antepasados en la última guerra,.. serían unas serpientes orejudas- Soltó una carcajada y le guiñó un ojo aún con el gesto de "Finn enfadado" en sus finas facciones.- Aún así nunca he conocido a uno, así que mi odio es, supongo, infundado.-añadió relajándose.
El hombre sugirió ir a comprar cada uno por su cuenta.
-Oh.. si claro- mintió Eilydh intentando ocultar su decepción -Yo también tengo mucho que comprar- sonrió. Se había embrutecido mucho en los últimos días pero aún era una elfa. Necesitaba un baño a ser posible de aromas frescos, un nuevo vestido y arreglar su cabello enmarañado. Pero no iba a decirle aquello al hombre, temía que se riese de sus necesidades más rudimentarias.
-Quizás podríamos vernos para..- se paró un momento intentando que aquello no pusiese al hombre en un aprieto- Para la cena- carraspeó distraída- T enemos cosas que discutir...- se sonrojó recordando las manos de Finn sobre su espalda- sobre el barco- añadió rapida y camufló su rojez con un interés intenso en una de las manzanas que se vendían en un puesto cercano
Eilydh
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Re: La tormenta tras la calma. [privado] [Finn Devlin] [Finalizado]
Una guerra entre elfos y brujos, seguro que fue una guerra digna de ver y por el tono que Eily parecía decirlo seguro que la conocia, eso o se estaba burlando de mi imitando mi forma de hablar, pero lo tomé mas como una amistosa broma que otra cosa. Me quede mirándola durante unos segundos, notando ese sonrojo en rostro cuando intentaba excusarse para marchar a hacer sus cosas y entonces le tuve que responder a sus palabras para que quedara bien claro. - Nos vemos en la cubierta cuando caiga la noche, no me hagas esperar mucho. - Aquello último fue dicho con una voz medio enojada en tono burlesco, pero claro, todo mi tono de voz era medio enojado o como si fuera un animal salvaje, así que no había demasiada diferencia. Una vez nuestros caminos fueron separados por las calles del mercado pude darme cuenta de que había mas cosas que comprar de las que pensaba. Empecé a encargar provisiones para el barco, porque sabía de sobra que las cosas importantes no las iban a comprar los piratas que ahora residían en una taberna.
Después de comprar exitosamente provisiones como comida y armas me toco buscar algún instrumento guía y claro, los vendedores de estas cosas no se tomaban demasiado bien que un “bruto salvaje” tocará sus inventos. - ¡Alto, alto! ¿Que crees que haces? Sera mejor que vuelvas a tu cueva de una… - Tome por el cuello de su roja camisa a un brujo delgado como un insecto, que tenia los dedos largos y unos ojos afilados como los de una serpiente, pero que lo alce con tanta facilidad que las palabras se le entorpecieron en la boca. - Pu… Puede comprar claro, adelante. - No dije una palabra y solamente solté una risita mientras lo dejaba de nuevo en el suelo, comprando una brújula, un catalejo y poco instrumento mas de navegación.
Los guarde en una bolsa de cuero que me había afianzado y también me pare por tiendas de comida para comprar una pata de cerdo recién hecha que comí por la calle como si nada, estas tiendas que vendían comida para la calle era lo mejor que podrían tener estos brujos. - Esta cayendo la noche ¿Debería volver ya? No compre nada para la cena, pero encargue algunas cosas… Creo que esto bastará. - Y compre una cosa mas, se podría decir que era un capricho. Entonces puse rumbo hacia el barco donde con suerte solamente estaríamos yo y Eily ¿Porque? Dudaba mucho que el resto de los hombres quisiera volver con tanto dinero en sus bolsillos y solamente los jóvenes volverían buscando comida o descanso, así que era momento de estar… Solos.
Después de comprar exitosamente provisiones como comida y armas me toco buscar algún instrumento guía y claro, los vendedores de estas cosas no se tomaban demasiado bien que un “bruto salvaje” tocará sus inventos. - ¡Alto, alto! ¿Que crees que haces? Sera mejor que vuelvas a tu cueva de una… - Tome por el cuello de su roja camisa a un brujo delgado como un insecto, que tenia los dedos largos y unos ojos afilados como los de una serpiente, pero que lo alce con tanta facilidad que las palabras se le entorpecieron en la boca. - Pu… Puede comprar claro, adelante. - No dije una palabra y solamente solté una risita mientras lo dejaba de nuevo en el suelo, comprando una brújula, un catalejo y poco instrumento mas de navegación.
Los guarde en una bolsa de cuero que me había afianzado y también me pare por tiendas de comida para comprar una pata de cerdo recién hecha que comí por la calle como si nada, estas tiendas que vendían comida para la calle era lo mejor que podrían tener estos brujos. - Esta cayendo la noche ¿Debería volver ya? No compre nada para la cena, pero encargue algunas cosas… Creo que esto bastará. - Y compre una cosa mas, se podría decir que era un capricho. Entonces puse rumbo hacia el barco donde con suerte solamente estaríamos yo y Eily ¿Porque? Dudaba mucho que el resto de los hombres quisiera volver con tanto dinero en sus bolsillos y solamente los jóvenes volverían buscando comida o descanso, así que era momento de estar… Solos.
Finn Devlin
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Re: La tormenta tras la calma. [privado] [Finn Devlin] [Finalizado]
Las callejuelas de Beltrrexus parecían estar animadas. Los vendedores ambulantes pregonaban sus mercancías a bocallena y el tumulto de la multitud se mezclaba con el ir y venir de carromatos. Eilydh se aseguró un baño de agua caliente en una de las posadas más concurridas de la zona.
El dueño con ropajes brujos no vio con muy buenos ojos el hecho de que la elfa no fuese a pasar la noche en la habitación por la que había pagado y susurró algo hiriente cuando la chica pagó por los servicios de tres mozas para que la ayudasen
Después de dos horas Eilydh escogió tres vestidos distintos y unos pantalones con una camisa, adecuados para entrenar con Finn. Se sentía distinta ahora que había adecentado su aspecto, sus cabellos largos sueltos alrededor de sus hombros y una pequeña trenza enredada en ellos acabada en una gema azul intenso.
-rGacias por vuestra ayuda, pequeñas.- se acercó para darles a cada una una moneda pero las niñas corrieron a esconderse. temerosas de que Eilydh fuese a hacerles daño. Eilydh miró de nuevo a las chicas, de no más de 10 años. Veía moratones en al menos dos de ellas y tras incitarlas para que se acercasen, contó varias heridas. Las niñas por supuesto estaban bien entrenadas y no contaron nada de lo que aquel hombre les hacía cada vez que no alcanzaban a tender la ropa, o un cliente se quejaba de que la cerveza estaba aguada, pero Eilydh había visto aquello con demasiada frecuencia en los bosques, y aquello la llenó de ira.
Bajó las escaleras enrabietada, iba a enseñarle al dueño de aquella posada como se trataba a una dama, por pequeña que fuese.
El hombre la miró con ojos sospechosos y Eilydh no se andó con rodeos. Agarró del cuello al hombre y le señaló las marcas de las niñas.
-Espero que esa sea tu cara de pedir perdón, hombrecillo.- dijo mientras bloqueaba sus patadas- porque esas tres chicas van a escucharte decirlo lentamente.
-GUARDIAS- gritó el hombre.
Los guardias no tardaron en aparecer, pero para entonces Eilydh ya llevaba ventaja. Había agarrado a las niñas de la mano y corría. Se fue sin pagar de la posada y con tres niñas siguiéndola, corriendo en sus tacones negros y su vestido del mismo color. Las niñas parecían estar divirtiéndose. Eilydh se paró en un callejón y les habló a las tres.
-Voy a daros la libertad de elegir vuestra suerte. Podéis venir conmigo .y aprender a pelear como yo lo he hecho , o quedaros aquí y seguir las enseñanzas de todos los hombres que os traten mal en vuestra vida- dijo. La respuesta no se hizo esperar. Las niñas se agarraron de la mano y la siguieron. Eilydh estaba enfadada con aquellos brujos que a pesar de haber estado en la posada viendo cómo maltrataban a las niñas no hicieron nada para evitarlo. Rompió tiendas callejeras, robó algo de comer para las chicas y se dedicó a descargar la furia que tenía con quien se encontraba.
Hasta que los guardias la pillaron.
Podría decirse que Eilydh fue puntual en llegar al barco. Estaba vestida elegantemente con un vestido de seda negro y dorado. Sus cabellos bien decorados y las tres niñas traían con ellas algo de comida y bebida. El único problema es que tres guardias llevaron a Eilydh al barco en volandas, con esta resistiéndose a cualquier ataque de los tres y blasfemándolos.
Cuando llegaron a la pasarela del navío Eilydh indicó a las niñas que avanzasen sin ella. Por su parte, os guardias llamaron a gritos al capitán del barco, lo que aún enfureció más a la chica.
-Es suya esta elfa?- le preguntaron a Finn mientras la posicionaban en la plataforma y la empujaban a entrar- Si es así le queda terminantemente prohibido regresar a Beltreux. Al menos por... - Uno de los guardias la examinó detenidamente- Dos meses.- dijo finalmente y se alejó de la plataforma mientras Eilydh subía por ella.
Miró a Finn como retándolo a decir algo y luego a las niñas. Finalmente Eilydh habló diciendo:
-Vienen con nosotros- No fue una pregunta, Eilydh formuló aquella frase con la certitud que podría decir como se llamaba o de que color eran sus ojos.
Esperaba tener por fin un poco de paz.
El dueño con ropajes brujos no vio con muy buenos ojos el hecho de que la elfa no fuese a pasar la noche en la habitación por la que había pagado y susurró algo hiriente cuando la chica pagó por los servicios de tres mozas para que la ayudasen
Después de dos horas Eilydh escogió tres vestidos distintos y unos pantalones con una camisa, adecuados para entrenar con Finn. Se sentía distinta ahora que había adecentado su aspecto, sus cabellos largos sueltos alrededor de sus hombros y una pequeña trenza enredada en ellos acabada en una gema azul intenso.
-rGacias por vuestra ayuda, pequeñas.- se acercó para darles a cada una una moneda pero las niñas corrieron a esconderse. temerosas de que Eilydh fuese a hacerles daño. Eilydh miró de nuevo a las chicas, de no más de 10 años. Veía moratones en al menos dos de ellas y tras incitarlas para que se acercasen, contó varias heridas. Las niñas por supuesto estaban bien entrenadas y no contaron nada de lo que aquel hombre les hacía cada vez que no alcanzaban a tender la ropa, o un cliente se quejaba de que la cerveza estaba aguada, pero Eilydh había visto aquello con demasiada frecuencia en los bosques, y aquello la llenó de ira.
Bajó las escaleras enrabietada, iba a enseñarle al dueño de aquella posada como se trataba a una dama, por pequeña que fuese.
El hombre la miró con ojos sospechosos y Eilydh no se andó con rodeos. Agarró del cuello al hombre y le señaló las marcas de las niñas.
-Espero que esa sea tu cara de pedir perdón, hombrecillo.- dijo mientras bloqueaba sus patadas- porque esas tres chicas van a escucharte decirlo lentamente.
-GUARDIAS- gritó el hombre.
Los guardias no tardaron en aparecer, pero para entonces Eilydh ya llevaba ventaja. Había agarrado a las niñas de la mano y corría. Se fue sin pagar de la posada y con tres niñas siguiéndola, corriendo en sus tacones negros y su vestido del mismo color. Las niñas parecían estar divirtiéndose. Eilydh se paró en un callejón y les habló a las tres.
-Voy a daros la libertad de elegir vuestra suerte. Podéis venir conmigo .y aprender a pelear como yo lo he hecho , o quedaros aquí y seguir las enseñanzas de todos los hombres que os traten mal en vuestra vida- dijo. La respuesta no se hizo esperar. Las niñas se agarraron de la mano y la siguieron. Eilydh estaba enfadada con aquellos brujos que a pesar de haber estado en la posada viendo cómo maltrataban a las niñas no hicieron nada para evitarlo. Rompió tiendas callejeras, robó algo de comer para las chicas y se dedicó a descargar la furia que tenía con quien se encontraba.
Hasta que los guardias la pillaron.
Podría decirse que Eilydh fue puntual en llegar al barco. Estaba vestida elegantemente con un vestido de seda negro y dorado. Sus cabellos bien decorados y las tres niñas traían con ellas algo de comida y bebida. El único problema es que tres guardias llevaron a Eilydh al barco en volandas, con esta resistiéndose a cualquier ataque de los tres y blasfemándolos.
Cuando llegaron a la pasarela del navío Eilydh indicó a las niñas que avanzasen sin ella. Por su parte, os guardias llamaron a gritos al capitán del barco, lo que aún enfureció más a la chica.
-Es suya esta elfa?- le preguntaron a Finn mientras la posicionaban en la plataforma y la empujaban a entrar- Si es así le queda terminantemente prohibido regresar a Beltreux. Al menos por... - Uno de los guardias la examinó detenidamente- Dos meses.- dijo finalmente y se alejó de la plataforma mientras Eilydh subía por ella.
Miró a Finn como retándolo a decir algo y luego a las niñas. Finalmente Eilydh habló diciendo:
-Vienen con nosotros- No fue una pregunta, Eilydh formuló aquella frase con la certitud que podría decir como se llamaba o de que color eran sus ojos.
Esperaba tener por fin un poco de paz.
Eilydh
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Re: La tormenta tras la calma. [privado] [Finn Devlin] [Finalizado]
Como bien había previsto los jóvenes ya se encontraban ordenando las cajas de provisiones, llevando las mesas de madera desde la cocina a la cubierta para tener una cena bajo el manto de las estrellas, además de sillas, todo esto porque seguramente los piratas mayores se lo habían ordenado, pero también porque estos eran los mas responsables en seguir las ordenes que yo les había dado. Me quede mirándolos mientras dejaba las cosas que yo había comprado en una de las mesas, eran largas y de patas fuertes donde tranquilamente podrían dar de comer a una docena de hombres, había otras mas pequeñas y como mucho los únicos que estaríamos para cenar seriamos los jóvenes, yo y Eily. - ¿Como va la cena, renacuajos de agua dulce? - Comente mirando como uno de esos parecía llevar ollas y sartenes a la cocina. - ¡Estamos en ello Capitan! - Claro, había llegado algo antes de lo previsto para dejar las cosas. Pasaron los minutos y el olor a cena lista, pescado, carne, verduras, todo bien cocinado por los cocineros - pirata de la embarcación lleno el ambiente y solo faltaba una persona.
Pero nunca espere que la elfa llegara en volandas de los guardias y acompañada de tres niñas. Tuve que aguantarme la risa por esa escena hasta que una carcajada se escapó de mis labios antes de asentir a las palabras de los guardias. - No he dicho nada, solo me sorprende ver que la has armado suficiente como para que te traigan los guardias y ahora tengas tres hijas ¿El tiempo transcurre de otra manera en esta isla? ¿Quien es el padre? - Claramente estaba bromeando y deje que las pequeñas elfas fueran libres por la cubierta, podría ser una buena adquisición para los jóvenes, así como una distracción.
- Ya están colocando la cena, las provisiones están listas y los piratas en sus tabernas… Solo estamos tu, yo, los jóvenes y tres niñas elfas, pero antes. - Me acerque a Eily lo bastante como para que pudiera sentir mi respiración sobre la suya durante unos segundos y entonces lleve la mano a mi cintura a la vez que tomaba su mano con cuidado, dejándole dos cosas, uno era la daga que le pertenecía y otro era un colgante, en realidad lo importante no era la cuerda de cuero negro barata sino la punta de flecha con una runa élfica tallada en la misma. - Esto es suyo y para ti, no me preguntes como encontré esa punta de flecha, pero vi a una anciana elfa vender estas cosas en uno de los rincones del mercado y supe bien que te gustaría tener algo de tus ancestros de este lugar. - Me giré dando pasos hacia la mesa y sentándome en una de las sillas, la comida estaba sirviéndose y los jovenzuelos llevaron jarras de cerveza y vasos con otras bebidas para nosotros. - ¡Hora del banquete! ¡Todo el que tenga hambre es momento de atacar! - Y como si de un grito de guerra se tratase, yo, las niñas elfas y una docena de jóvenes piratas empezamos a devorar la comida presente.
Pero nunca espere que la elfa llegara en volandas de los guardias y acompañada de tres niñas. Tuve que aguantarme la risa por esa escena hasta que una carcajada se escapó de mis labios antes de asentir a las palabras de los guardias. - No he dicho nada, solo me sorprende ver que la has armado suficiente como para que te traigan los guardias y ahora tengas tres hijas ¿El tiempo transcurre de otra manera en esta isla? ¿Quien es el padre? - Claramente estaba bromeando y deje que las pequeñas elfas fueran libres por la cubierta, podría ser una buena adquisición para los jóvenes, así como una distracción.
- Ya están colocando la cena, las provisiones están listas y los piratas en sus tabernas… Solo estamos tu, yo, los jóvenes y tres niñas elfas, pero antes. - Me acerque a Eily lo bastante como para que pudiera sentir mi respiración sobre la suya durante unos segundos y entonces lleve la mano a mi cintura a la vez que tomaba su mano con cuidado, dejándole dos cosas, uno era la daga que le pertenecía y otro era un colgante, en realidad lo importante no era la cuerda de cuero negro barata sino la punta de flecha con una runa élfica tallada en la misma. - Esto es suyo y para ti, no me preguntes como encontré esa punta de flecha, pero vi a una anciana elfa vender estas cosas en uno de los rincones del mercado y supe bien que te gustaría tener algo de tus ancestros de este lugar. - Me giré dando pasos hacia la mesa y sentándome en una de las sillas, la comida estaba sirviéndose y los jovenzuelos llevaron jarras de cerveza y vasos con otras bebidas para nosotros. - ¡Hora del banquete! ¡Todo el que tenga hambre es momento de atacar! - Y como si de un grito de guerra se tratase, yo, las niñas elfas y una docena de jóvenes piratas empezamos a devorar la comida presente.
Finn Devlin
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Re: La tormenta tras la calma. [privado] [Finn Devlin] [Finalizado]
El humano estaba de buen humor. La chica pensó que era la primera vez que lo veía así y el verlo sonreir y bromear hizo que todo su mal humor se pasase.
-Tenías razón sobre tus bromas..- dijo llevando uno de sus dedos a la punta de la nariz Finn a modo de gesto burlón- son malísimas. Quien quiera que se ría de ellas solo te quiere llevar a la cama.. - dijo intentando contener una media sonrisa- Pero si has de saber.. estas señoritas se nos acaban de unir para entrenar. Pensé en ampliar la variedad de tus alumnos... para que así aprendan cómo se pelea de verdad.- añadió. No quería dar detalles, pero esperaba también poder enseñarles algo a las niñas. Tenía ciertas ideas en la cabeza sobre lo que quería hacer ahora que tenía algo por lo que luchar.
Finn había organizado aquella velada para todos sobre la cubierta. Eilydh escuchó la manera en la que le hablaba a los hombrecillos, la calma y a la vez solemnidad que usaba en el tono al dirigirse a ellos, como un gigante intentando acariciar un pétalo. Al parecer Finn también tenía un corazón grande.Pero lo ocultaba bastante bien entre tanto músculo e ira. Aquella vez Eilydh no pudo reprimir una sonrisa,
Antes de sentarse a la mesa, el hombre buscó su atención y la chica le correspondió siguiéndolo un poco apartados de los niños.
-Si no te conociese un poco, Finny, diría que estas intentando robarme el corazón - dijo la chica iluminada por un cielo de estrellas.Aquello pretendía ser simplemente un comentario jocoso, pero la respiración dulce del chico sobre la suya por unos segundos la tensó y comprendió que aquel justo no era momento para que molestase al hombre, y parecía que por fin el guerrero dejaba entrever la persona que quizás era en la intimidad de sus allegados.
Finn le devolvió la daga. La chica había olvidado por completo que él la seguía teniendo y al encontrarla de nuevo frente a ella fue como recuperar una parte que había perdido. Lo agradeció con una caricia en la mano que le devolvía el arma. Pero las sorpresas no acababan allí.
El hombre puso además en sus manos una pequeña cuerda de cuero enredada con una punta de flecha élfica. Eilydh se olvidó por completo de aquella daga y enfocó su atención en el colgante. Observándolo con ojos abiertos como plato, moviendola sobre sus manos y finalmente hablando.
-Es [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]- dijo la chica acomodándola en el centro de su mano mostrando la herida en su muñeca ya casi cerrada- Curioso que hayas elegido esa..- dijo sonriendo y alzó la mirada para mirar al chico- Simboliza el balance, la harmonía... pero también el caos.- se mordió el labio inferior sin saber que decir. Aquello era un regalo tan personal y tan acertado que había dejado a la chica sin palabras. Y eso no pasaba con frecuencia.
Lo abrazó agradecida agarrándose a su cintura por lo que parecieron mil años y a la vez tan sólo tres segundos. Antes de retirarse llevó su dedo a los labios del chico, como había hecho días atrás. Sentía el compás de su respiración en su pecho y tuvo que cerrar los ojos un segundo y suspirar antes de apartar el dedo de aquellos labios que la estaban tentando.
Pero debía mantenerse fuerte. Lo de aquella gruta ya había sido un desliz, y la elfa no quería enredar sus pensamientos a los de Finn por miedo a que acabasen en un mal lugar.., y fuese aún más vulnerable.
Contó hasta 10 y se retiró un poco de él, arrepintiéndose al minuto.
-Es esta la runa que vas a tatuarme?- dijo finalmente, jugueteando con el collar en sus dedos. Finalmente pasó la cuerda y lo ajustó en su cuello dejando que cayese por su pecho y se perdiese allí donde su escote acababa.
-Yo no tengo nada que darte!- dijo la chica, sonrojada y aún sin saber qué decir miró su daga, que la había seguido desde que tenía 10 años. Pensó en el significado que tenía para ella y quizás aquello fuese lo más personal que la elfa podría dar.- Quédatela.- dijo devolviéndole el arma- Al fin y al cabo tu eres el que le dió el uso para la que fue creada. Pero no dejes que nadie más elfo la vea. Sino...- pensó un poco sus palabras. Seguro que ya había al menos doce elfos que lo buscaban, en especial si su padre se había enterado que la había sacado de la comunidad en el acantilado- Que diablos... muestrala donde quieras.. al fin y al cabo para que sirve la libertad si no es para arriesgarla?- añadió.
Como acto reflejo volvó a abrazarlo. Escuchaba su corazón latir fuerte en sus orejas puntiagudas.
- EY!! COMO SIGAIS TARDANDO OS QUEDAIS SIN LECHÓN!- se escuchó la voz de uno de los niños seguida de la risa complice de los demás.
-Oh.. no... Tu no has visto a Finn cuando esta hambriento- dijo Eilydh dirigiendose al niño- Una vez.. mató a un hombrelobo porque le robó un ciervo que había cazado.. y cuando se comió al ciervo.. como seguía teniendo hambre, decidió asar al hombre lobo y comerselo también.
Las niñas elfas se asustaron y el cocinero los apresuró a sentarse una vez más..
Miró a Finn... en algún momento tenían una conversación pendiente.
-Tenías razón sobre tus bromas..- dijo llevando uno de sus dedos a la punta de la nariz Finn a modo de gesto burlón- son malísimas. Quien quiera que se ría de ellas solo te quiere llevar a la cama.. - dijo intentando contener una media sonrisa- Pero si has de saber.. estas señoritas se nos acaban de unir para entrenar. Pensé en ampliar la variedad de tus alumnos... para que así aprendan cómo se pelea de verdad.- añadió. No quería dar detalles, pero esperaba también poder enseñarles algo a las niñas. Tenía ciertas ideas en la cabeza sobre lo que quería hacer ahora que tenía algo por lo que luchar.
Finn había organizado aquella velada para todos sobre la cubierta. Eilydh escuchó la manera en la que le hablaba a los hombrecillos, la calma y a la vez solemnidad que usaba en el tono al dirigirse a ellos, como un gigante intentando acariciar un pétalo. Al parecer Finn también tenía un corazón grande.Pero lo ocultaba bastante bien entre tanto músculo e ira. Aquella vez Eilydh no pudo reprimir una sonrisa,
Antes de sentarse a la mesa, el hombre buscó su atención y la chica le correspondió siguiéndolo un poco apartados de los niños.
-Si no te conociese un poco, Finny, diría que estas intentando robarme el corazón - dijo la chica iluminada por un cielo de estrellas.Aquello pretendía ser simplemente un comentario jocoso, pero la respiración dulce del chico sobre la suya por unos segundos la tensó y comprendió que aquel justo no era momento para que molestase al hombre, y parecía que por fin el guerrero dejaba entrever la persona que quizás era en la intimidad de sus allegados.
Finn le devolvió la daga. La chica había olvidado por completo que él la seguía teniendo y al encontrarla de nuevo frente a ella fue como recuperar una parte que había perdido. Lo agradeció con una caricia en la mano que le devolvía el arma. Pero las sorpresas no acababan allí.
El hombre puso además en sus manos una pequeña cuerda de cuero enredada con una punta de flecha élfica. Eilydh se olvidó por completo de aquella daga y enfocó su atención en el colgante. Observándolo con ojos abiertos como plato, moviendola sobre sus manos y finalmente hablando.
-Es [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]- dijo la chica acomodándola en el centro de su mano mostrando la herida en su muñeca ya casi cerrada- Curioso que hayas elegido esa..- dijo sonriendo y alzó la mirada para mirar al chico- Simboliza el balance, la harmonía... pero también el caos.- se mordió el labio inferior sin saber que decir. Aquello era un regalo tan personal y tan acertado que había dejado a la chica sin palabras. Y eso no pasaba con frecuencia.
Lo abrazó agradecida agarrándose a su cintura por lo que parecieron mil años y a la vez tan sólo tres segundos. Antes de retirarse llevó su dedo a los labios del chico, como había hecho días atrás. Sentía el compás de su respiración en su pecho y tuvo que cerrar los ojos un segundo y suspirar antes de apartar el dedo de aquellos labios que la estaban tentando.
Pero debía mantenerse fuerte. Lo de aquella gruta ya había sido un desliz, y la elfa no quería enredar sus pensamientos a los de Finn por miedo a que acabasen en un mal lugar.., y fuese aún más vulnerable.
Contó hasta 10 y se retiró un poco de él, arrepintiéndose al minuto.
-Es esta la runa que vas a tatuarme?- dijo finalmente, jugueteando con el collar en sus dedos. Finalmente pasó la cuerda y lo ajustó en su cuello dejando que cayese por su pecho y se perdiese allí donde su escote acababa.
-Yo no tengo nada que darte!- dijo la chica, sonrojada y aún sin saber qué decir miró su daga, que la había seguido desde que tenía 10 años. Pensó en el significado que tenía para ella y quizás aquello fuese lo más personal que la elfa podría dar.- Quédatela.- dijo devolviéndole el arma- Al fin y al cabo tu eres el que le dió el uso para la que fue creada. Pero no dejes que nadie más elfo la vea. Sino...- pensó un poco sus palabras. Seguro que ya había al menos doce elfos que lo buscaban, en especial si su padre se había enterado que la había sacado de la comunidad en el acantilado- Que diablos... muestrala donde quieras.. al fin y al cabo para que sirve la libertad si no es para arriesgarla?- añadió.
Como acto reflejo volvó a abrazarlo. Escuchaba su corazón latir fuerte en sus orejas puntiagudas.
- EY!! COMO SIGAIS TARDANDO OS QUEDAIS SIN LECHÓN!- se escuchó la voz de uno de los niños seguida de la risa complice de los demás.
-Oh.. no... Tu no has visto a Finn cuando esta hambriento- dijo Eilydh dirigiendose al niño- Una vez.. mató a un hombrelobo porque le robó un ciervo que había cazado.. y cuando se comió al ciervo.. como seguía teniendo hambre, decidió asar al hombre lobo y comerselo también.
Las niñas elfas se asustaron y el cocinero los apresuró a sentarse una vez más..
Miró a Finn... en algún momento tenían una conversación pendiente.
Eilydh
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Re: La tormenta tras la calma. [privado] [Finn Devlin] [Finalizado]
Tome la daga con una mano dejando que el abrazo de Eily fuera justo el tiempo que ella quisiese, no iba a negarle el abrazo después de todo y mi brazo libre también se torno alrededor de ella para que no se escapara con tanta facilidad. Me guarde la daga en la cintura dejando que Eily asustara a los niños en la mesa y entonces me gire con una sonrisa mucho mas sádica, con tal de seguirle el juego a la elfa. - ¡Y eso no fue todo! El hombre lobo tenia una familia y entonces también fui a buscarlos ¡Para tener comida durante toda la semana! ¡Así que ya pueden ir trayendo la comida de una vez! - Grite para asustar a la mayoría de los niños mientras los mas maduros simplemente se echaron unas risas, a los pocos segundos ya estábamos sentados en la mesa y comiendo toda clase de comidas que los jóvenes cocineros habían hecho para nosotros. - Y sobre la runa, si quieres que te tatué esa runa no tengo problema alguno, solo tienes que decirme dónde la quieres tatuada. - Comente luego de dar otro sorbo a la jarra de cerveza que tenia en mi mano, al contrario que otras veces, estaba comiendo mas calmado y tranquilo que la jauría de niños que devoraban la comida a mi alrededor como si fuera un león que sabe cuánto va a comer mientras los cachorros devoran todo con ansia y codicia.
Pasaron las horas y los mas jóvenes se quedaron dormidos en la cubierta, después de comer los pequeños les entró el sueño y era normal a su edad, ademas de que mas de uno se hizo el valiente intentando tomar cerveza y termino dormido como un oso en hibernación. Me levanté con una jarra de cerveza que acabe de un trago para dejarla en la mesa y me dirigí sin hablar con nadie hacia la zona de la cubierta que daba al mar, mirando el infinito mientras la luna plateada reflejaba su contorno en las aguas junto a las estrellas. Por unos segundos la paz me inundo, pensé que quizás vivir de esta manera no iba a ser una mala idea.
- Creo… - Mire a Eily de reojo, invitándola sin pedirle demasiado a que se acercara. - Creo que los dos tenemos que hablar ¿Verdad? Los pequeños se han dormido… ¿Prefieres ir a mi camarote…? Tengo una cama demasiado grande para que yo solo pueda disfrutarla bien. - Mi voz, al contrario que otras ocasiones, era algo mas fraternal y calmada, no era tan violenta como en otras ocasiones. Pero mis palabras si que fueron directas como acostumbraba a ser, no estaba borracho, estaba saciado y ahora con las ideas mas claras, pero si algo me caracterizaba era por ser directo con lo que buscaba y quería, sobretodo si algo me interesaba de verdad y lo que me interesaba ahora era… Aquella loca y aguerrida elfa que me acompañaba.
Pasaron las horas y los mas jóvenes se quedaron dormidos en la cubierta, después de comer los pequeños les entró el sueño y era normal a su edad, ademas de que mas de uno se hizo el valiente intentando tomar cerveza y termino dormido como un oso en hibernación. Me levanté con una jarra de cerveza que acabe de un trago para dejarla en la mesa y me dirigí sin hablar con nadie hacia la zona de la cubierta que daba al mar, mirando el infinito mientras la luna plateada reflejaba su contorno en las aguas junto a las estrellas. Por unos segundos la paz me inundo, pensé que quizás vivir de esta manera no iba a ser una mala idea.
- Creo… - Mire a Eily de reojo, invitándola sin pedirle demasiado a que se acercara. - Creo que los dos tenemos que hablar ¿Verdad? Los pequeños se han dormido… ¿Prefieres ir a mi camarote…? Tengo una cama demasiado grande para que yo solo pueda disfrutarla bien. - Mi voz, al contrario que otras ocasiones, era algo mas fraternal y calmada, no era tan violenta como en otras ocasiones. Pero mis palabras si que fueron directas como acostumbraba a ser, no estaba borracho, estaba saciado y ahora con las ideas mas claras, pero si algo me caracterizaba era por ser directo con lo que buscaba y quería, sobretodo si algo me interesaba de verdad y lo que me interesaba ahora era… Aquella loca y aguerrida elfa que me acompañaba.
Finn Devlin
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Re: La tormenta tras la calma. [privado] [Finn Devlin] [Finalizado]
La noche caía mientras los comensales devoraban la comida. Eilydh escuchó la risa de los niños, sincera mientras Finn bromeaba. Algunos no aguantaron el peso de sus barrigas llenas y acabaron durmiéndose en la misma mesa como la propia Eilydh había hecho varias veces en su juventud.
La chica los guió a todos a sus cuartos y se quedó a solas con Finn bajo el manto de estrellas, la llamó de manera poco sutil a acercarse y Eilydh hizo caso a su llamada reposándose sobre uno de los bordes del barco. Agarró la jarra de cerveza que el chico llevaba consigo y rememorando días atrás bebió un trago decidiendo dónde quería que la tatuase. Le vino una ligera idea del lugar exacto y una sonrisa rompió su silencio
Se acercó aún más al hombre, tanto que su cuerpo quedó a varios centímetros de distancia.
-En mis orejas- dijo finalmente, rompiendo a reir- Quiero que me tatues ambas, en una de ellas Finn y en la otra la runa del collar.- dijo finalmente, obviamente en tono de broma.
Antes de que protestase Eilydh le agarró una mano llevándola hasta el hueso externo de su cintura y apoyándola ahí.- Aquí creo que no estaría mal..- susurró con el corazón latiéndole aprisa. Se puso de puntillas y lo besó. Primero en la nariz y después en los labios. Fue un beso lento y concienzudo, menos furioso que el último que le había dado. Movió la mano de Finn hasta la parte baja de su espalda y ella misma enlazó sus manos una en su nuca y la otra en su espalda.
La sugerencia de Finn de pasar a su habitación la hizo sobresaltarse. Tensó todos sus músculos pues sabía lo que aquello implicaba,.. y se conocía en aquellas situaciones. Demasiado. Además una parte de ella aún seguía sin confiar en el hombre. Pero otra bastante importante tan solo lo quería tan cerca como fuese posible.
Se dejó guiar hasta la mitad de la cubierta, tímida.
Y un profundo dolor le atravesó el muslo derecho. Literalmente.
Giró la cabeza para mirar a su alrededor y vio como al menos 50 flechas se dirigían hacia ellos desde un lugar que no pudo visualizar.
Los estaban atacando.
La chica los guió a todos a sus cuartos y se quedó a solas con Finn bajo el manto de estrellas, la llamó de manera poco sutil a acercarse y Eilydh hizo caso a su llamada reposándose sobre uno de los bordes del barco. Agarró la jarra de cerveza que el chico llevaba consigo y rememorando días atrás bebió un trago decidiendo dónde quería que la tatuase. Le vino una ligera idea del lugar exacto y una sonrisa rompió su silencio
Se acercó aún más al hombre, tanto que su cuerpo quedó a varios centímetros de distancia.
-En mis orejas- dijo finalmente, rompiendo a reir- Quiero que me tatues ambas, en una de ellas Finn y en la otra la runa del collar.- dijo finalmente, obviamente en tono de broma.
Antes de que protestase Eilydh le agarró una mano llevándola hasta el hueso externo de su cintura y apoyándola ahí.- Aquí creo que no estaría mal..- susurró con el corazón latiéndole aprisa. Se puso de puntillas y lo besó. Primero en la nariz y después en los labios. Fue un beso lento y concienzudo, menos furioso que el último que le había dado. Movió la mano de Finn hasta la parte baja de su espalda y ella misma enlazó sus manos una en su nuca y la otra en su espalda.
La sugerencia de Finn de pasar a su habitación la hizo sobresaltarse. Tensó todos sus músculos pues sabía lo que aquello implicaba,.. y se conocía en aquellas situaciones. Demasiado. Además una parte de ella aún seguía sin confiar en el hombre. Pero otra bastante importante tan solo lo quería tan cerca como fuese posible.
Se dejó guiar hasta la mitad de la cubierta, tímida.
Y un profundo dolor le atravesó el muslo derecho. Literalmente.
Giró la cabeza para mirar a su alrededor y vio como al menos 50 flechas se dirigían hacia ellos desde un lugar que no pudo visualizar.
Los estaban atacando.
Eilydh
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Re: La tormenta tras la calma. [privado] [Finn Devlin] [Finalizado]
Una buena localización para un tatuaje sin duda, tendría que preparar todo lo necesario, pero antes tenia que disfrutar de la bella compañía de Eily. Primero sentir aquella mano guiándome para ser abrazado y la vi alzarse de puntillas, asi que no dude en ayudarla de buena manera, mis dos manos se pusieron sobre sus posaderas para, además de aprovechar el momento del beso que fue lento y mas duradero, alzarla lo bastante para que le beso se rompiese cuando quisiéramos. Empecé a caminar para llevarla hacia la entrada que llevaba a los camarones mientras mis manos surcaban su espalda con suaves caricias y mis labios no se separaban por demasiado tiempo de los suyos hasta que a mitad de la cubierta una, dos, tres… Hasta cincuenta flechas impactaron contra la cubierta del barco y separe rápidamente a Eily de mi lado cuando una flecha impacto justamente entre los dos. - Nos atacan ¿Pero quién podría… ? - No termine la pregunta porque estaba mas que claro quien nos estaba atacando.
- Creo que debo posponer lo de la cama de momento ¿Que te parece arrancarle la cabeza a Emmet? - Dije señalando el barco que venía en dirección al puerto, era claramente un barco elfico por sus detalles y su blanca madera, ademas de que podía verse un trono en la cubierta y no quedaba duda de que era el. Desenvaine mi espada para poner detrás de la madera de la cubierta con tal de protegerme de las flechas que no dejaban de ser disparadas. - ¿Algún plan? Porque creo que nos van a abordar y somos… Dos, unos cuantos niños contra cincuenta elfos… Joder esto si que es emocionante. - Nuevamente la sangre me hervía con ganas de batalla, una sonrisa sádica en los labios.
No teníamos la ayuda de nuestra tripulación porque esta andaba en las tabernas y en caso de que llegasen a unirse ya seria tarde o quizás no, a lo mejor podíamos contar con la ayuda de los brujos magos de la isla, estoy seguro de que a estos no les iba a gustar nada la idea de tener elfos causando problemas... Espera eso es, los brujos pueden ser una inesperada ayuda, solo tenia que atraerlos de alguna forma.
- Creo que debo posponer lo de la cama de momento ¿Que te parece arrancarle la cabeza a Emmet? - Dije señalando el barco que venía en dirección al puerto, era claramente un barco elfico por sus detalles y su blanca madera, ademas de que podía verse un trono en la cubierta y no quedaba duda de que era el. Desenvaine mi espada para poner detrás de la madera de la cubierta con tal de protegerme de las flechas que no dejaban de ser disparadas. - ¿Algún plan? Porque creo que nos van a abordar y somos… Dos, unos cuantos niños contra cincuenta elfos… Joder esto si que es emocionante. - Nuevamente la sangre me hervía con ganas de batalla, una sonrisa sádica en los labios.
No teníamos la ayuda de nuestra tripulación porque esta andaba en las tabernas y en caso de que llegasen a unirse ya seria tarde o quizás no, a lo mejor podíamos contar con la ayuda de los brujos magos de la isla, estoy seguro de que a estos no les iba a gustar nada la idea de tener elfos causando problemas... Espera eso es, los brujos pueden ser una inesperada ayuda, solo tenia que atraerlos de alguna forma.
Finn Devlin
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Re: La tormenta tras la calma. [privado] [Finn Devlin] [Finalizado]
Llovían flechas por todas partes, las suficientes como para que Eilydh hiciese cálculos mentales de cuantos elfos había traido Emmet Se sorprendió que Finn los identificase antes que ella misma, y pudo ver como a lo lejos los brujos habían hecho una fogata en la arena.Quizás y la presencia de un barco élfico les había dado la voz de alarma. Las guerras Illienses habían sido hacía ya bastantes años pero al parecer el fulgor y protección de las tierras aún estaba vivo.
Sea como fuere aquellas personas decidieron ayudarlos y podían ver cómo se aventuraban en un navío más pequeño abordando el barco de los elfos. Eilydh dejó por un momento a Finn para despertar a las niñas. Ellas no sabían luchar, pero podían ayudar a recargar los cañones del navío mientras Finn o ellas mismas los disparaban. Además Eilydh mandó a una de ellas, la más menuda a escabullirse por uno de los camarotes y agenciarse de todos aquellos marineros que pudiese, por muy borracho que estuviesen. Le dio ordenes específicas de que "si no venían en menos de media hora Finn se llevaría el resto del tesoro del barco y jamás volverían a verlos" Mandó a uno de los bucaneros, el más pequeño para que supiese quienes eran los marineros que buscaban.
Mientras tanto los elfos se habían acercado al barco. Eilydh había agarrado su arco y disparaba flechas a diestro y siniestro esperando que alguna impactase en los cuerpos elfos. Antes de recargar su armamento de flechas, ayudó a Finn a introducir una de las balas del cañóny a girar la pesada màquina, para disparar en la proa del barco de Emmet y dificutarles el estar a flote.
La primera bala acabó en el agua, muy cerca de su objetivo, la segunda se estampó en el lugar exacto y por toda respuesta la cubierta de aquel barco comenzó a llenarse de agua mieintras los elfos, cuchillos en boca, nadaban hasta el barco de Finn.
Sea como fuere aquellas personas decidieron ayudarlos y podían ver cómo se aventuraban en un navío más pequeño abordando el barco de los elfos. Eilydh dejó por un momento a Finn para despertar a las niñas. Ellas no sabían luchar, pero podían ayudar a recargar los cañones del navío mientras Finn o ellas mismas los disparaban. Además Eilydh mandó a una de ellas, la más menuda a escabullirse por uno de los camarotes y agenciarse de todos aquellos marineros que pudiese, por muy borracho que estuviesen. Le dio ordenes específicas de que "si no venían en menos de media hora Finn se llevaría el resto del tesoro del barco y jamás volverían a verlos" Mandó a uno de los bucaneros, el más pequeño para que supiese quienes eran los marineros que buscaban.
Mientras tanto los elfos se habían acercado al barco. Eilydh había agarrado su arco y disparaba flechas a diestro y siniestro esperando que alguna impactase en los cuerpos elfos. Antes de recargar su armamento de flechas, ayudó a Finn a introducir una de las balas del cañóny a girar la pesada màquina, para disparar en la proa del barco de Emmet y dificutarles el estar a flote.
La primera bala acabó en el agua, muy cerca de su objetivo, la segunda se estampó en el lugar exacto y por toda respuesta la cubierta de aquel barco comenzó a llenarse de agua mieintras los elfos, cuchillos en boca, nadaban hasta el barco de Finn.
Eilydh
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Re: La tormenta tras la calma. [privado] [Finn Devlin] [Finalizado]
La única manera de dar un aviso a los brujos sobre este molesto ataque de elfos era dando un buen cañonazo, era cierto que quizás estaban atacando a un barco humano, pero algo me decía que los brujos aún sentían ese resentimiento hacia los elfos y además que no iban a permitir que los orejas puntiagudas hicieran el caos en uno de sus puertos importantes de la isla. Quizás las guerras quedaron atrás en las historias, pero para la gente las guerras nunca terminan. Por eso cuando las balas de los cañones surcaron los cielos de la noche para impactar sobre el barco de Emmet estaba mas que seguro que los brujos no se iban a quedar de brazos cruzados. El barco enemigo se acercaba mas y mas y había elfos nadando hacia nuestro navío mientras que otros simplemente esperaban la oportunidad para el abordaje con sus cuerdas a mano. - ¡Es hora de la matanza, la muerte destinada, que Odin este con todos esta noche! - Dije alzando la espada a los cielos y mirando un segundo hacia los mismos para poder ver como figuras montadas en diversos objetos o animales surcaban los mismos. Los brujos estaban aquí.
Montados como las brujas de los cuentos, en sus escobas, estos empezaron a lanzar bolas de fuego, hielo, a manipular el agua cercana o incluso atacar cuerpo a cuerpo con magias que desconocía, pero que eran contra los malditos elfos de Emmet. Y pude verlo, en la cubierta de su barco y con un atuendo de batalla se encontraba el líder de estos cabrones, usando a sus hombres como escudo de carne para no salir herido mientras avanzaba hacia nuestro navío. - ¡Eily aquí viene, su cabeza es para ti! - Dije moviendo mi espada con violencia y cortando los brazos a unos de los elfos que estaban por saltar a la cubierta, haciendo que este cayera al suelo de manera abrupta antes de ser rematado por mi.
Los elfos estaban entrando en la cubierta y el caos no tardo en formarse, estos estaban entrenados para combatir hasta con los dientes y por una vez estaba disfrutando de un combate a muerte, movía mi espada de manera violenta y causaba el bastante daño con un solo golpe como para que los elfos que me enfrentaban no se levantaran mas del suelo después de recibir uno, la sangre comenzó a mancharme y una risa loca se escapaba de mis labios.
Montados como las brujas de los cuentos, en sus escobas, estos empezaron a lanzar bolas de fuego, hielo, a manipular el agua cercana o incluso atacar cuerpo a cuerpo con magias que desconocía, pero que eran contra los malditos elfos de Emmet. Y pude verlo, en la cubierta de su barco y con un atuendo de batalla se encontraba el líder de estos cabrones, usando a sus hombres como escudo de carne para no salir herido mientras avanzaba hacia nuestro navío. - ¡Eily aquí viene, su cabeza es para ti! - Dije moviendo mi espada con violencia y cortando los brazos a unos de los elfos que estaban por saltar a la cubierta, haciendo que este cayera al suelo de manera abrupta antes de ser rematado por mi.
Los elfos estaban entrando en la cubierta y el caos no tardo en formarse, estos estaban entrenados para combatir hasta con los dientes y por una vez estaba disfrutando de un combate a muerte, movía mi espada de manera violenta y causaba el bastante daño con un solo golpe como para que los elfos que me enfrentaban no se levantaran mas del suelo después de recibir uno, la sangre comenzó a mancharme y una risa loca se escapaba de mis labios.
Finn Devlin
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Re: La tormenta tras la calma. [privado] [Finn Devlin] [Finalizado]
La noche se había iluminado con fuego: En el barco a medio hundir de los elfos, en las flechas de los brujos que tiraban desde la costa, en el reflejo en el agua de alrededor del barco y en los ojos de Eilydh.
Emmet se apresuró hacia la cubierta , salvaguardado por varios elfos guardias. Dio varias ordenes aquí y allá, buscando con los ojos a Eilydh. La elfa podía sentir su voz tensa hablandole a sus hombres, sus manos, ancianas pero guerreras preparandose para la batalla, sus orejas, atento a cualquier movimiento que la chica hiciese y la expusiese. Pero Eilydh tenía aquella ventaja, y no iba a dejarla pasar.
Subió hasta la cubierta alta, agazapada sobre si, con una daga que había encontrado en uno de los camarotes en la mano derecha. Oyó la voz del elfo llamándola, y el cántico de guerra de los de su especie inundandole las orejas, inperciptible para cualquier otro que no fuese de su misma raza.
Hablaba de venganza, de fuego eterno, de tierras robadas, de mujeres violadas, de niños muertos. Auguraba cambios, hablaba de la fuerza de los elfos de su unión como grupo. Intentaban despertar la naturaleza que yacía dormida dentro de la chica.
Y funcionó. Eilydh se unió al canto, con voz profunda, casi acorde a las demás inundando la noche de melodía entre el estruendo de la batalla. Pero recordó sus manos heridas debido a uno de los suyos, los moratones en su pecho y espalda, las manos de Xanter apresandola, los ojos de Emmet, dispuesto a dar lo que fuese por hacerse con todos aquellos que viniesen pidiendo ayuda.
Y entonces desentonó. Cantó más alto que el resto, alzando su voz como una protesta sobre la de los demás; revelando su posición, sí, pero saboreando la sensación de no pertenecer a nada ni a nadie. Saltó sobre la cubierta y cayó en los hombros de Emmet, sentada a horcajadas sobre su espalda. Agarró la daga con fuerza y la blandió haciendo un corte limpio en el cuello del anciano.
Sus ojos revelaban el vacío de la noche. Los de Eilydh, las brasas tranquilas de un fuego apagándose.
Emmet se apresuró hacia la cubierta , salvaguardado por varios elfos guardias. Dio varias ordenes aquí y allá, buscando con los ojos a Eilydh. La elfa podía sentir su voz tensa hablandole a sus hombres, sus manos, ancianas pero guerreras preparandose para la batalla, sus orejas, atento a cualquier movimiento que la chica hiciese y la expusiese. Pero Eilydh tenía aquella ventaja, y no iba a dejarla pasar.
Subió hasta la cubierta alta, agazapada sobre si, con una daga que había encontrado en uno de los camarotes en la mano derecha. Oyó la voz del elfo llamándola, y el cántico de guerra de los de su especie inundandole las orejas, inperciptible para cualquier otro que no fuese de su misma raza.
Hablaba de venganza, de fuego eterno, de tierras robadas, de mujeres violadas, de niños muertos. Auguraba cambios, hablaba de la fuerza de los elfos de su unión como grupo. Intentaban despertar la naturaleza que yacía dormida dentro de la chica.
Y funcionó. Eilydh se unió al canto, con voz profunda, casi acorde a las demás inundando la noche de melodía entre el estruendo de la batalla. Pero recordó sus manos heridas debido a uno de los suyos, los moratones en su pecho y espalda, las manos de Xanter apresandola, los ojos de Emmet, dispuesto a dar lo que fuese por hacerse con todos aquellos que viniesen pidiendo ayuda.
Y entonces desentonó. Cantó más alto que el resto, alzando su voz como una protesta sobre la de los demás; revelando su posición, sí, pero saboreando la sensación de no pertenecer a nada ni a nadie. Saltó sobre la cubierta y cayó en los hombros de Emmet, sentada a horcajadas sobre su espalda. Agarró la daga con fuerza y la blandió haciendo un corte limpio en el cuello del anciano.
Sus ojos revelaban el vacío de la noche. Los de Eilydh, las brasas tranquilas de un fuego apagándose.
Eilydh
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Re: La tormenta tras la calma. [privado] [Finn Devlin] [Finalizado]
Había dos frentes en este combate, estaba Eily que tenia sus asuntos pendientes con Emmet y se estaba encargando del mismo a su manera, pero también estaba yo que no hacía otra cosa que matar todo lo que se ponía en mi camino. Cada elfo que entonaba una voz con el resto y se acercaba a mi era apagado con un rápido movimiento de espada, pero también recibía algún que otro corte en mi cuerpo que no me preocupaba tener, primero porque sabía que las heridas luego de este combate serian sanadas por la rubia elfa que me acompañaba y segundo porque ignoraba completamente el dolor mientras me entregaba al calor de la batalla. A mi alrededor yacían elfos desmembrados, algunos ya estaban muertos por la pérdida de sangre y otros agonizaban antes de morir. Pero poco a poco los elfos eran cada vez menos y el canto de batalla se rompió cuando todos empezaron a escapar en todas dirección. Esa era una señal mas que clara: Emmet estaba muerto.
Mire en dirección a la cubierta del barco de Emmet para poder ver como los brujos estaban lanzando bolas de fuego en su dirección, pensaban reducir ese barco que para ellos era un sacrilegio tenerlo en sus aguas, a cenizas y la putada es que Eily se encontraba en el. - ¡Eily sal de esa cubierta ahora mismo, vuelve aquí! - Grité por encima del clamor de la batalla mientras sacaba mi espada del cuerpo de otro de mis oponentes que había atravesado, por su pecho, para acabar rápidamente con su vida. Entonces una tremenda explosión de fuego inundo el ambiente cuando una docena de bolas candentes impactaron contra la blanca madera del barco de Emmet, se podía escuchar los gritos de los elfos siendo quemados y también el putrefacto olor a carne quemada.
Me asomé a la cubierta mientras lanzaba un cuerpo a las aguas, los jóvenes bucaneros y las niñas elfas estaban entreteniéndose con los moribundos, usando sus armas y acabando con sus vidas, mientras que yo buscaba con la mirada a la rubia elfa que, si había seguido mi grito, ahora estaría en el agua y lejos de la explosión que los brujos habían provocado.
Mire en dirección a la cubierta del barco de Emmet para poder ver como los brujos estaban lanzando bolas de fuego en su dirección, pensaban reducir ese barco que para ellos era un sacrilegio tenerlo en sus aguas, a cenizas y la putada es que Eily se encontraba en el. - ¡Eily sal de esa cubierta ahora mismo, vuelve aquí! - Grité por encima del clamor de la batalla mientras sacaba mi espada del cuerpo de otro de mis oponentes que había atravesado, por su pecho, para acabar rápidamente con su vida. Entonces una tremenda explosión de fuego inundo el ambiente cuando una docena de bolas candentes impactaron contra la blanca madera del barco de Emmet, se podía escuchar los gritos de los elfos siendo quemados y también el putrefacto olor a carne quemada.
Me asomé a la cubierta mientras lanzaba un cuerpo a las aguas, los jóvenes bucaneros y las niñas elfas estaban entreteniéndose con los moribundos, usando sus armas y acabando con sus vidas, mientras que yo buscaba con la mirada a la rubia elfa que, si había seguido mi grito, ahora estaría en el agua y lejos de la explosión que los brujos habían provocado.
Finn Devlin
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Re: La tormenta tras la calma. [privado] [Finn Devlin] [Finalizado]
El fulgor de la victoria la extasiaba y podía ver como Finn acababa con los elfos que venían a atacarlos, uno tras uno. Desde las sombras Eilydh se percató de que aquella cubierta estaba más y más incendiada. Corrió entre el gentío mientras los cuerpos caían al suelo. Evitó varias flechas pero algunas se clavaron en sus brazos, su pecho y espalda, no demasiado profundo pero lo suficiente como para hacerla sangras e incendiar el vestido que llevaba. Tuvo que parar varias veces a extinguirlo.
Pensó rápidamente, veía a Finn en la cubierta del otro barco levantando las manos, gritando algo que ella no podía oír, pero vió como una de las flechas certeras aterrizaba en la pólvora de los cañones elfos. Y aquella fue la señal que necesitó. Contó hasta tres , suficiente como escuchar el incipiente ruido de la pólvora al encenderse y luego saltó al agua. Mitad sumida en su impulso, mitad el impulso de la explosión del barco.
Eilydh nadó a contracorriente sintiendo el hedor de las aguas del puerto sobre su piel. Alcanzó la orilla minutos después llegando hasta donde los brujos se encontraron. Tan solo dio una bocanada de aire y tiró su cuerpo en la arena.
-Allí hay una viva!- oyó que decían los elfos- apresadla!- escuchó ruidos de pasos, manos agarrándola, personas hablando. Pero ella había tragado demasiada agua y salia y entraba continuamente de la consciencia.
Los brujos la llevaron a la torre más cercana del calabozo. Despertó cuando notó la piedra fría sobre su vestido mojado.
Pensó rápidamente, veía a Finn en la cubierta del otro barco levantando las manos, gritando algo que ella no podía oír, pero vió como una de las flechas certeras aterrizaba en la pólvora de los cañones elfos. Y aquella fue la señal que necesitó. Contó hasta tres , suficiente como escuchar el incipiente ruido de la pólvora al encenderse y luego saltó al agua. Mitad sumida en su impulso, mitad el impulso de la explosión del barco.
Eilydh nadó a contracorriente sintiendo el hedor de las aguas del puerto sobre su piel. Alcanzó la orilla minutos después llegando hasta donde los brujos se encontraron. Tan solo dio una bocanada de aire y tiró su cuerpo en la arena.
-Allí hay una viva!- oyó que decían los elfos- apresadla!- escuchó ruidos de pasos, manos agarrándola, personas hablando. Pero ella había tragado demasiada agua y salia y entraba continuamente de la consciencia.
Los brujos la llevaron a la torre más cercana del calabozo. Despertó cuando notó la piedra fría sobre su vestido mojado.
Eilydh
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Re: La tormenta tras la calma. [privado] [Finn Devlin] [Finalizado]
- Capitan estamos listos y en posiciones, cuando usted de la orden. - Bien, con todos los piratas listos solo restaba empezar… Esta caótica misión de rescate. Pero demos un momento una vista al pasado para poder comprender el porqué una banda al completo de piratas estaba a punto de asaltar una torre cercana al calabozo de la ciudad. La batalla contra los elfos de Emmet había salido bien, Emmet estaba muerto, la gran mayoría de los elfos estaban muertos o capturados, Eily entonces fue confundida con uno de estos elfos que se suponía que eran “malos” para los brujos y estos la tomaron prisionera en una de las torres donde no solamente estaba encerrada ella sino un monto de elfos que seguramente estaban allí antes que ella misma. Supe de la noticia cuando no pude verla regresar y también porque uno de mis hombres la había visto ser llevada a la fuerza por una docena de brujos. Entonces lo que teníamos que hacer era bastante simple y divertido: Rescatarla y armar el caos en la isla.
Estuvimos toda la mañana preparándonos para el combate, equipandonos con las armas que habíamos comprado para la ocasiones y a los pequeños les había dado dagas para que se pudieran defender además de ballestas, eran mas fáciles de usar que un arco, mas fáciles de aprender y también mucho mas letales contra la carne. Nos enfrentábamos a los brujos y los guardias del calabozo y la torre, por lo que no se antojaba una contienda simple. Di la primera señal con la mano para que un grupo de piratas se moviera entre los tejados de las casas cercanas y entonces los disparos de arco y ballesta resonaron en el cielo acabando con la vida de los guardias que custodiaban un pequeño muro que daba a las torres, los mas jóvenes bucaneros se escabulleron aprovechando esta distracción para abrir de par en par la puerta de madera que daba hacia la zona de la torre y lo siguiente fue entrar todos a tropel.
Fui el primero en ir hacia la torre enfrentándome a sus dos guardias, dos hombres altos, con armaduras de metal y con dos hachas, pero prontamente tenia a dos o tres de mis hombres ayudándome. El caos empezó a reinar en la zona como el fuego frente a la pólvora. - ¡Liberen a todos los prisioneros también para que se unan a la fiesta! - Grite pateando la puerta de la torre y entrando en la misma, iba a rescatar a Eily y después salir de esta loca isla de una vez por todas.
Estuvimos toda la mañana preparándonos para el combate, equipandonos con las armas que habíamos comprado para la ocasiones y a los pequeños les había dado dagas para que se pudieran defender además de ballestas, eran mas fáciles de usar que un arco, mas fáciles de aprender y también mucho mas letales contra la carne. Nos enfrentábamos a los brujos y los guardias del calabozo y la torre, por lo que no se antojaba una contienda simple. Di la primera señal con la mano para que un grupo de piratas se moviera entre los tejados de las casas cercanas y entonces los disparos de arco y ballesta resonaron en el cielo acabando con la vida de los guardias que custodiaban un pequeño muro que daba a las torres, los mas jóvenes bucaneros se escabulleron aprovechando esta distracción para abrir de par en par la puerta de madera que daba hacia la zona de la torre y lo siguiente fue entrar todos a tropel.
Fui el primero en ir hacia la torre enfrentándome a sus dos guardias, dos hombres altos, con armaduras de metal y con dos hachas, pero prontamente tenia a dos o tres de mis hombres ayudándome. El caos empezó a reinar en la zona como el fuego frente a la pólvora. - ¡Liberen a todos los prisioneros también para que se unan a la fiesta! - Grite pateando la puerta de la torre y entrando en la misma, iba a rescatar a Eily y después salir de esta loca isla de una vez por todas.
Finn Devlin
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Re: La tormenta tras la calma. [privado] [Finn Devlin] [Finalizado]
La luna apenas iluminaba aquella estancia circular. Los muros eran altos y la única ventana estaba a unos 3 metros de el suelo de aquel calabozo. La piedra en la que estaba envuelta la sala estaba permanentemente mojada, fruto del salpicar continuo de las olas en la torreta que mantenía la estanca fría y ensombrecida.
Los guardias de aquel calabozo estaban acostumbrados a aquel ambiente. Muchos parecían ensombrecidos en sus propios pensamientos dejando pasar horas y horas hasta que la luz llegase con ella el cambio de turno. Sin embargo, aquella había sido una noche fuera de lo común. No se veía tanto trajín de marineros y soldados desde hacía años y los procesos de internamiento que eran hecho normalmente con toda la pasividad el mundo estaban aligerados, saltando información importante sobre los rehenes, como por ejemplo nombre, apellido y edad.
Eilydh había sido posicionada en una celda solitaria. Podría decirse que fue afortunada por ser la única mujer del edificio, pues las demás celdas estaban aglomeradas con hombres, en su mayoría borrachos, sucios y sin haber visto a una mujer en cuanto menos dos semanas. Y por supuesto los elfos.
Pulcros de pies a cabeza pero heridos de la batalla, apesadumbrados por la pérdida de su lider, habían empezado a hacer planes para cuando fuesen liberados y tuviesen que volver al acantilado de la muerte.
Eilydh reconoció a muchos de los elfos porque compartió con ellos tiempo en el acantilado. El estómago le dolía tan solo de pensar que ellos habían ido hasta allí tan solo con el objetivo de matarla, después de pasar tantas semanas unidos bajo la esclavitud.
La chica nunca supo qué fue de aquella comunidad de elfos libres tras aquel día, pero en su mente , alguien noble y justo tomaría la tarea de ayudar a todo elfo osado que fuese a pedirles ayuda.
Estaba embriagada en aquellos pensamientos cuando oyó el estruendo de armas en la entrada de la prisión. Se sonrió a si misma escuchando a Finn recriminar a los guardias que dejasen libres a todos los presentes. Así era aquel hombre. No sabía de terminos medios, o todos o ninguno. O muerte o vida. O sí o no. Y estaba empezando a descubrirlo poco a poco.
ni que decir tiene que los guardias valoraban más sus vidas que su adulación al alguacil, y al ser una noche que comenzó tranquila no había mandamases que supervisasen que todos los reos estuviesen en sus celdas.
-Te llevas solo a tus elfos- dijo el pobre guardia armandose de valor frente al cuchillo de Finn- los demás prisioneros tienen sentencia y... - miró a Eilydh con suspicacia, Pensando que quizás ella fuese más facil de conmover- Imaginen que me harán a mi y a mi familia si descubren que todos los reos se han escapado durante la noche.
Eilydh lo miró mientras abría su celda y le quitaba los grilletes, aún con la espada de Finn en su espalda.
-No dirán nada si estas amordazado y medio muerto- Miró a Finn como intentando que leyese su mente- Pero quizás tus hijos no tienen culpa de lo que tu haces mal. - dijo de nuevo.
Ayudó a liberar a los elfos que quedaban, que parecían agradecidos de haber sido redimidos de una cárcel en terreno brujo.. al fin y al cabo aquel odio hacia la otra raza era mayor que el que tuviesen hacia Eilydh.
La chica giró la cabeza en señal de respeto a uno de los elfos que sabía sería el candidato para reemplazar a Emmet. Este dudó un momento antes de devolverle el gesto. Agradeció a Fin . que la hubiese liberado con una caricia en la cara y un guiño de ojos y salió de la cárcel sin intención de quedarse a atender los gritos de seducción de los otros reos ante la visión de una mujer en el pasillo.
Nunca jamás sería bienvenida en el acantilado, pero al menos no tendría una galera buscándola allá donde fuera... Aunque nadie habló nunca de elfos a pie...
Los guardias de aquel calabozo estaban acostumbrados a aquel ambiente. Muchos parecían ensombrecidos en sus propios pensamientos dejando pasar horas y horas hasta que la luz llegase con ella el cambio de turno. Sin embargo, aquella había sido una noche fuera de lo común. No se veía tanto trajín de marineros y soldados desde hacía años y los procesos de internamiento que eran hecho normalmente con toda la pasividad el mundo estaban aligerados, saltando información importante sobre los rehenes, como por ejemplo nombre, apellido y edad.
Eilydh había sido posicionada en una celda solitaria. Podría decirse que fue afortunada por ser la única mujer del edificio, pues las demás celdas estaban aglomeradas con hombres, en su mayoría borrachos, sucios y sin haber visto a una mujer en cuanto menos dos semanas. Y por supuesto los elfos.
Pulcros de pies a cabeza pero heridos de la batalla, apesadumbrados por la pérdida de su lider, habían empezado a hacer planes para cuando fuesen liberados y tuviesen que volver al acantilado de la muerte.
Eilydh reconoció a muchos de los elfos porque compartió con ellos tiempo en el acantilado. El estómago le dolía tan solo de pensar que ellos habían ido hasta allí tan solo con el objetivo de matarla, después de pasar tantas semanas unidos bajo la esclavitud.
La chica nunca supo qué fue de aquella comunidad de elfos libres tras aquel día, pero en su mente , alguien noble y justo tomaría la tarea de ayudar a todo elfo osado que fuese a pedirles ayuda.
Estaba embriagada en aquellos pensamientos cuando oyó el estruendo de armas en la entrada de la prisión. Se sonrió a si misma escuchando a Finn recriminar a los guardias que dejasen libres a todos los presentes. Así era aquel hombre. No sabía de terminos medios, o todos o ninguno. O muerte o vida. O sí o no. Y estaba empezando a descubrirlo poco a poco.
ni que decir tiene que los guardias valoraban más sus vidas que su adulación al alguacil, y al ser una noche que comenzó tranquila no había mandamases que supervisasen que todos los reos estuviesen en sus celdas.
-Te llevas solo a tus elfos- dijo el pobre guardia armandose de valor frente al cuchillo de Finn- los demás prisioneros tienen sentencia y... - miró a Eilydh con suspicacia, Pensando que quizás ella fuese más facil de conmover- Imaginen que me harán a mi y a mi familia si descubren que todos los reos se han escapado durante la noche.
Eilydh lo miró mientras abría su celda y le quitaba los grilletes, aún con la espada de Finn en su espalda.
-No dirán nada si estas amordazado y medio muerto- Miró a Finn como intentando que leyese su mente- Pero quizás tus hijos no tienen culpa de lo que tu haces mal. - dijo de nuevo.
Ayudó a liberar a los elfos que quedaban, que parecían agradecidos de haber sido redimidos de una cárcel en terreno brujo.. al fin y al cabo aquel odio hacia la otra raza era mayor que el que tuviesen hacia Eilydh.
La chica giró la cabeza en señal de respeto a uno de los elfos que sabía sería el candidato para reemplazar a Emmet. Este dudó un momento antes de devolverle el gesto. Agradeció a Fin . que la hubiese liberado con una caricia en la cara y un guiño de ojos y salió de la cárcel sin intención de quedarse a atender los gritos de seducción de los otros reos ante la visión de una mujer en el pasillo.
Nunca jamás sería bienvenida en el acantilado, pero al menos no tendría una galera buscándola allá donde fuera... Aunque nadie habló nunca de elfos a pie...
Eilydh
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