El hombre de negro (capitulo 1) [TEMA CERRADO]
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El hombre de negro (capitulo 1) [TEMA CERRADO]
Amelia volvía a casa, en sus manos traía la canasta con la comida que había comprado, ese día había comprado mas de la normal que compraba todos los días, ya que ese día, le había dejado dejado quedarse a una joven humana que estaba de paso hasta llegar a su hogar, una aldea a 40 kilómetros al norte, le gustaban los invitados, no mucha gente se quedaba en su casa, ya que era su tienda, el primer piso la tienda y el segundo su casa, aunque no quedaba muy claro.
Esa noche, el vecindario estaba, de una forma extraña, e inquietante, solo,ni un alma se podía ver, y eso alerto enormemente a la joven, ya que todas las noches habían unas dos o tres personas caminando, "¿pero quien saldria un domingo por la noche?" pensó Amelia, y ese pensamiento la hizo reírse de ella misma y la tranquilizo, pero su calma se disipo cuando vio el segundo piso de la tienda, la ventana que daba a la calle, la habitación de su huésped, Sylvia, la joven parecía estar atada, formando una cruz con su cuerpo, de sus brazos se podían ver unas heridas sanguinolentas, que soltaban unas pequeñas gotas de sangre al suelo.
Amelia corrió dentro de la tienda, tirando la canasta al suelo desperdigando su contenido, pero eso no le importo, corrió al segundo piso de la casa y se dirigió a la habitación de Sylvia, la puerta estaba cerrada con seguro, así que no pudo abrirla, pero eso no la detuvo y con sus poderes derribo la puerta y lo que vio la dejo helada, un hombre alto, de manos largas, solo se veía su silueta negra, tenia los hombros subidos, portaba un abrigo enorme y un sombrero de copa, dándole un aspecto sombrío y misterioso.
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Amelia desenvaino su daga y la apunto hacia el, pero la silueta empezó, sin mover ningún musculo, a moverse a la izquierda, Amelia entro a la habitación pero al entrar y girar hacia donde el hombre se movió pero había desaparecido, Amelia volteo hacia donde se suponía que estaba Sylvia, y efectivamente estaba, pero estaba atada en cruz su cuerpo estaba destrozado, no solo tenia heridas en sus brazos, su pecho estaba abierto en canal hasta la pelvis, y a pesar de estar así, ni una sola gota de sangre salia del cuerpo, Amelia grito antes de desmayarse.
Esa noche, el vecindario estaba, de una forma extraña, e inquietante, solo,ni un alma se podía ver, y eso alerto enormemente a la joven, ya que todas las noches habían unas dos o tres personas caminando, "¿pero quien saldria un domingo por la noche?" pensó Amelia, y ese pensamiento la hizo reírse de ella misma y la tranquilizo, pero su calma se disipo cuando vio el segundo piso de la tienda, la ventana que daba a la calle, la habitación de su huésped, Sylvia, la joven parecía estar atada, formando una cruz con su cuerpo, de sus brazos se podían ver unas heridas sanguinolentas, que soltaban unas pequeñas gotas de sangre al suelo.
Amelia corrió dentro de la tienda, tirando la canasta al suelo desperdigando su contenido, pero eso no le importo, corrió al segundo piso de la casa y se dirigió a la habitación de Sylvia, la puerta estaba cerrada con seguro, así que no pudo abrirla, pero eso no la detuvo y con sus poderes derribo la puerta y lo que vio la dejo helada, un hombre alto, de manos largas, solo se veía su silueta negra, tenia los hombros subidos, portaba un abrigo enorme y un sombrero de copa, dándole un aspecto sombrío y misterioso.
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Amelia desenvaino su daga y la apunto hacia el, pero la silueta empezó, sin mover ningún musculo, a moverse a la izquierda, Amelia entro a la habitación pero al entrar y girar hacia donde el hombre se movió pero había desaparecido, Amelia volteo hacia donde se suponía que estaba Sylvia, y efectivamente estaba, pero estaba atada en cruz su cuerpo estaba destrozado, no solo tenia heridas en sus brazos, su pecho estaba abierto en canal hasta la pelvis, y a pesar de estar así, ni una sola gota de sangre salia del cuerpo, Amelia grito antes de desmayarse.
Última edición por Mia Nigthingale el Mar 14 Abr - 20:22, editado 1 vez
Mia Nigthingale
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Re: El hombre de negro (capitulo 1) [TEMA CERRADO]
- Bueno señores, gracias por la comida y la bebida - exprese alegremente poniéndome de pie - pero mañana empieza la semana y necesito prepararme para los sermones matutinos.
- Que los celestiales lo proteja en su descanso señor Sauron. - dijo la dama con una amplia sonrisa coqueta al monje.
- Igual que a ustedes hermanos.
Sin ninguna otra palabra, ni mirar atrás salí de beber en el bar aquella noche profunda, feligreses conocidos míos dueños de la taberna me habían invitado unas copas y la cena aprovechando la noche no laboral. Beltreux era una ciudad sumamente movida toda la semana pero al atravesar el umbral de acceso al exterior del local, esa noche, ni un alma creaba sombra bajo la luz de la luna.
- Qué momento mas poetico para retratar la ciudad que nunca duerme, totalmente vacía- no conocía este lado de Beltreux -debería seguir salir más seguido estos días por la noche a disfrutar de la paz regocijante de sociego.
Crucé ambos brazos por dentro de mis ropas y comencé a caminar con dirección al albergue que alquilaba, no quedaba muy lejos pero tenía un buen tramo a pie para disfrutar el majestuoso silencio, escuchaba cada uno de mis pasos moviendo la grava del terreno, los Grillos y otros insectos entonaban un réquiem dulce y armonioso, era tal el reposo que podía oír como el aire besaba mis fauces al ingresar a mis pulmones y volvía a salir en un ciclo intermitente.
El camino se abría pasó limpio y claro, no tenía obstáculos por lo que me di el gusto de cerrar los ojos para disfrutar del letargo, no contaba en ese momento con aquel grito desgarrador rompió la serenidad de mi andar y mis pensamientos, volví a la realidad de la cruda medievalidad y gire rostro al camino lateral para luego quedar estupefacto.
No estaba muy cerca del escenario, pero se veía cuerpo crucificado al frente de una casa.
Entre pánico y empecé a correr preocupado del origen del grito, acercándome aquella fachada la horrorosas escena presentaba su mejor obra ante mis ojos, una muchacha joven siendo víctima de tal atrocidad, parecia estar seca, hasta la última gota. Sin recaudos ingrese a la vivienda por la puerta principal, el causante podría aún estar dentro y había que detenerlo o quizás habrían más personas heridas que necesitarían mi ayuda; nada, completamente vacío.
La casa parecía abandonada, no se escuchaba un sonido tampoco, en ese instante hacía juego con el resto de la ciudad, estaba en silencio.
Noté las escaleras y de inmediato las subí. Allí en el cuarto del fondo qué traía su puerta abierta yacía una joven acostada en el suelo, además del cadáver expuesto al exterior.
Me acerqué de inmediato a buscar su pulso en el cuello arridillandome a su lado y corriendo a un lado su larga cabellera oscura. La muchacha estaba viva pero al parecer se había desmayado, y cómo no hacerlo y luego de ver una escena así. Sus manos estaban limpias y no había rastros de sangre por ningún lado, menos en su rostro de tez clara, eso, sumado al hecho de que estuviera en el piso desparramada e inconciente y que no tenia una belleza galardonada clásica como la de los vampiros, generaba fuertes indicios de que no fuera la asesina pero no por ello quedaba descartada como como posible sospechosa del delito.
- Señorita! - levanté la voz para llamarla mientras con mi mano golpeaba suavemente su mejilla - señorita se encuentra bien, esta herida?
- Que los celestiales lo proteja en su descanso señor Sauron. - dijo la dama con una amplia sonrisa coqueta al monje.
- Igual que a ustedes hermanos.
Sin ninguna otra palabra, ni mirar atrás salí de beber en el bar aquella noche profunda, feligreses conocidos míos dueños de la taberna me habían invitado unas copas y la cena aprovechando la noche no laboral. Beltreux era una ciudad sumamente movida toda la semana pero al atravesar el umbral de acceso al exterior del local, esa noche, ni un alma creaba sombra bajo la luz de la luna.
- Qué momento mas poetico para retratar la ciudad que nunca duerme, totalmente vacía- no conocía este lado de Beltreux -debería seguir salir más seguido estos días por la noche a disfrutar de la paz regocijante de sociego.
Crucé ambos brazos por dentro de mis ropas y comencé a caminar con dirección al albergue que alquilaba, no quedaba muy lejos pero tenía un buen tramo a pie para disfrutar el majestuoso silencio, escuchaba cada uno de mis pasos moviendo la grava del terreno, los Grillos y otros insectos entonaban un réquiem dulce y armonioso, era tal el reposo que podía oír como el aire besaba mis fauces al ingresar a mis pulmones y volvía a salir en un ciclo intermitente.
El camino se abría pasó limpio y claro, no tenía obstáculos por lo que me di el gusto de cerrar los ojos para disfrutar del letargo, no contaba en ese momento con aquel grito desgarrador rompió la serenidad de mi andar y mis pensamientos, volví a la realidad de la cruda medievalidad y gire rostro al camino lateral para luego quedar estupefacto.
No estaba muy cerca del escenario, pero se veía cuerpo crucificado al frente de una casa.
Entre pánico y empecé a correr preocupado del origen del grito, acercándome aquella fachada la horrorosas escena presentaba su mejor obra ante mis ojos, una muchacha joven siendo víctima de tal atrocidad, parecia estar seca, hasta la última gota. Sin recaudos ingrese a la vivienda por la puerta principal, el causante podría aún estar dentro y había que detenerlo o quizás habrían más personas heridas que necesitarían mi ayuda; nada, completamente vacío.
La casa parecía abandonada, no se escuchaba un sonido tampoco, en ese instante hacía juego con el resto de la ciudad, estaba en silencio.
Noté las escaleras y de inmediato las subí. Allí en el cuarto del fondo qué traía su puerta abierta yacía una joven acostada en el suelo, además del cadáver expuesto al exterior.
Me acerqué de inmediato a buscar su pulso en el cuello arridillandome a su lado y corriendo a un lado su larga cabellera oscura. La muchacha estaba viva pero al parecer se había desmayado, y cómo no hacerlo y luego de ver una escena así. Sus manos estaban limpias y no había rastros de sangre por ningún lado, menos en su rostro de tez clara, eso, sumado al hecho de que estuviera en el piso desparramada e inconciente y que no tenia una belleza galardonada clásica como la de los vampiros, generaba fuertes indicios de que no fuera la asesina pero no por ello quedaba descartada como como posible sospechosa del delito.
- Señorita! - levanté la voz para llamarla mientras con mi mano golpeaba suavemente su mejilla - señorita se encuentra bien, esta herida?
Sauron Guardgris
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Re: El hombre de negro (capitulo 1) [TEMA CERRADO]
Amelia abrió los ojos, estaba en su cama, sentía los parpados pesados, le pasaba cada vez que despertaba, pero esa mañana, cuando vio lo que había delante suyo, abrió sus parpados por completos, y dejo de sentirlos pesados.
-¿Eliphas?-dijo algo somnolienta
-¿perdona? dijo el muchacho delante suyo, no era Eliphas, el joven era rubio, Eliphas tenia el cabello castaño
-lo siento, te confundí con otra persona, ¿quien eres?- dijo algo desconfiada, era así de desconfiada con todos, pero ganaba la confianza poco después, pero esa mañana no, no después de lo de anoche.
Amelia lo vio sin una pizca de confianza, "¿sera el? no, el solo tiene una túnica, no un sombrero ni un abrigo"
-¿estas bien? anoche que te encontré tirada en el suelo de esa habitación estabas pálida como un trozo de hielo-
-si,¿ que paso con el cadáver de Sylvia?
--se la llevaron, la enterraran esta tarde-
- su familia quedara destrozada, y yo no hice NADA- Amelia con el grito tiro un jarrón al suelo con sus poderes y empezó a llorar.
La joven clériga quedo sorprendida por esto, y sintió algo de lastima por esa joven.
-¿era tu hermana?-
-no, era una invitada, pero era una muy buena persona, estaba a punto de llegar a su casa, y ese desgraciado la mato- dijo sollozando, y luego vio a la joven-¿ quien eres?
-soy un clérigo, mi nombre es Sauron- dijo sonriendo.
-soy Amelia, soy bruja- dijo devolviendole la sonrisa con los ojos llorosos.
-lo deduje por la capa roja y por la tienda de conjuros, seguro querrás saber que paso con el asesino-
-si, ¿que le paso? ¿lo atraparon?-
-no, no lo hicieron, aun, no saben quien es, aunque creen que es un vampiro por haberle drenado la sangre, y por que ataco en la noche-
-un vampiro no lo hizo, salgo todas las noches a una taberna cercana, jamas he visto un vampiro ni en la taberna ni en la calle, siempre veo brujos, humanos, hasta elfos, pero nunca un vampiro- Amelia se levanto de la cama y camino a la biblioteca que tenia en su casa y regreso con un libro-el que lo hizo fue un hombre bestia, para culpar un vampiro y no se entrometieran en sus asuntos, para seguir sacando la sangre-
-para que quiere la sangre, ¿para alimentarse?-
-no, la recolecta para un ritual, veras, Sylvia era virgen, la sangre virgen es la mejor para rituales-Amelia abrió el libro en una pagina con un símbolo extraño, una estrella de nueve puntas encerrada en un rombo-quiere invocar algo que destruirá beltrezux como lo conocemos y nosotros debemos detenerlo-
La cleriga vio algo sorprendida a la joven cuyos ojos irradiaban una sola cosa, ODIO
Amelia salio de la habitación y entro a la bañera, se baño en menos de cinco minutos, se vistió, se puso su capa y preparo su daga, Sauron la vio con extrema sorpresa.
-¿que es lo que piensas hacer?-
-ir a buscar a ese infeliz, lo primero es ir con el sheriff del pueblo, después con los médicos para ver pruebas, suena irreal pero es lo que debo hacer-
-¿piensas ir tu sola? eso podría matarte, le dreno toda la sangre a una muchacha, déjame ir contigo-
-¿estas seguro que quieres venir?-
-seguro, lo mas probable es que vuelva a atacar esta noche, esperemos a esta noche y tratemos de atacarlo, lo seguiremos a su casa, y entonces sabremos de quien se trata-
-bien, pero primero a hablar con el sheriff-
Amelia se giro, y procedió a salir de la tienda, y tratar de matar a ese infeliz, con ayuda de ese joven que conocía de apenas unos minutos pero por alguna razón se sintió segura con el, ese misterioso joven.
Mia Nigthingale
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Re: El hombre de negro (capitulo 1) [TEMA CERRADO]
Desconocía sobre rituales antiguos y todo eso, estaba algo desvariante al respecto, incrédulo también y es que este mundo estaba lleno de cosas inexplicables, pero todo siempre fue obra de la mano de los Celestiales y claro, de la voluntad y libre albedrío.
No podía mostrarme incrédulo cuando para ella tenía una connotación tan fehaciente, sería una falta de respeto de mi parte, una completa imprudencia. Pero tampoco podía dejarla sola y lavarme las manos del asunto. Dos mejor que uno para enfrentarse a lo que sea que mato a aquella muchacha.
Bajamos las escaleras y salimos por delante.
Ella quería hablar con el Sheriff del pueblo, pero no sé qué más podría decirnos del suceso. No creo que la seguridad local comparta información tan fácilmente con cualquier ciudadano, menos en lugares tan grandes como Beltreux, lo mismo aplicaba a la morgue, a no ser que fuese un familiar directo, dudo que nos dieran algo de información sin pensar que éramos proporcionalmente sospechosos al caso en cuestión, no... No era buena idea recurrir a las instituciones que se encargaron del caso "una lástima, de haber sabido que terminaría enrollado en todo esto, hubiera examinado el cuerpo más detenidamente" Deje escapar un suspiro de mis labios mientras reflexionaba el plan de acción siguiendo a la muchacha, ella iba hecha una furia decidida a toda velocidad y me costaba seguirle el paso, era complicado tratar con mujeres así.
"Uffff... que pereza" pensó.
- Amelia! - no estaba seguro de recordar si afirmó aquel como su nombre de pila, andar distraído era una jugada de doble filo por lo general, mi pecado recurrente - em... mejor vamos a la taberna más cercana! - dije levantando la voz con la esperanza que cesara su apresurado andar. - Los cantineros suelen llevar al día los chismes importantes de cada pueblo, y a diferencia de los funcionarios públicos, son más fáciles de sobornar por un poco de información, o por un nombre que nos brinde información.
Tenía algo de experiencia en rastreo y búsqueda de anteriores trabajos, si pretendía que la ayudase lo haría, pero lejos estaba de querer hacer paseos y recorridos en vano. No la conocía, no sabía si tenía alguna influencia en esta ciudad, pero si conocía a la gente del pueblo y no recordaba haber escuchado de ella.
Miré a un lado y al otro, el pueblo comenzaba a moverse lentamente, el sol recién se asomaba por el horizonte y no pude sentirme más desmotivada por no haber podido pegar ojo en toda la noche; tampoco sería capaz de acudir a los sermones matutinos, seguro extrañarían mi presencia. Más atrás, estaba la taberna de Mezzi y Falcon, amigos feligreses con los que bebí la noche anterior. Falcon no era fan de prestarse al cotillero popular pero Mezzi... ese seguro no calla boca cuando le preguntemos, si algo ocurría por estos lares, ella tenía la primicia seguro y solo debía sonreirle para sacarle información. "Debo dejar de meterme en problemas ajenos..."
Su bar estaría serrado a estas horas, pero siempre podíamos golpear por la puerta de atrás, en la vivienda, para charlar con ellos más tranquilamente.
"Dragones Celestiales, se los imploro, si esta es solo una prueba mas para mi camino, permitanme acabar con ella de inmediato."
________________________________________________No podía mostrarme incrédulo cuando para ella tenía una connotación tan fehaciente, sería una falta de respeto de mi parte, una completa imprudencia. Pero tampoco podía dejarla sola y lavarme las manos del asunto. Dos mejor que uno para enfrentarse a lo que sea que mato a aquella muchacha.
Bajamos las escaleras y salimos por delante.
Ella quería hablar con el Sheriff del pueblo, pero no sé qué más podría decirnos del suceso. No creo que la seguridad local comparta información tan fácilmente con cualquier ciudadano, menos en lugares tan grandes como Beltreux, lo mismo aplicaba a la morgue, a no ser que fuese un familiar directo, dudo que nos dieran algo de información sin pensar que éramos proporcionalmente sospechosos al caso en cuestión, no... No era buena idea recurrir a las instituciones que se encargaron del caso "una lástima, de haber sabido que terminaría enrollado en todo esto, hubiera examinado el cuerpo más detenidamente" Deje escapar un suspiro de mis labios mientras reflexionaba el plan de acción siguiendo a la muchacha, ella iba hecha una furia decidida a toda velocidad y me costaba seguirle el paso, era complicado tratar con mujeres así.
"Uffff... que pereza" pensó.
- Amelia! - no estaba seguro de recordar si afirmó aquel como su nombre de pila, andar distraído era una jugada de doble filo por lo general, mi pecado recurrente - em... mejor vamos a la taberna más cercana! - dije levantando la voz con la esperanza que cesara su apresurado andar. - Los cantineros suelen llevar al día los chismes importantes de cada pueblo, y a diferencia de los funcionarios públicos, son más fáciles de sobornar por un poco de información, o por un nombre que nos brinde información.
Tenía algo de experiencia en rastreo y búsqueda de anteriores trabajos, si pretendía que la ayudase lo haría, pero lejos estaba de querer hacer paseos y recorridos en vano. No la conocía, no sabía si tenía alguna influencia en esta ciudad, pero si conocía a la gente del pueblo y no recordaba haber escuchado de ella.
Miré a un lado y al otro, el pueblo comenzaba a moverse lentamente, el sol recién se asomaba por el horizonte y no pude sentirme más desmotivada por no haber podido pegar ojo en toda la noche; tampoco sería capaz de acudir a los sermones matutinos, seguro extrañarían mi presencia. Más atrás, estaba la taberna de Mezzi y Falcon, amigos feligreses con los que bebí la noche anterior. Falcon no era fan de prestarse al cotillero popular pero Mezzi... ese seguro no calla boca cuando le preguntemos, si algo ocurría por estos lares, ella tenía la primicia seguro y solo debía sonreirle para sacarle información. "Debo dejar de meterme en problemas ajenos..."
Su bar estaría serrado a estas horas, pero siempre podíamos golpear por la puerta de atrás, en la vivienda, para charlar con ellos más tranquilamente.
"Dragones Celestiales, se los imploro, si esta es solo una prueba mas para mi camino, permitanme acabar con ella de inmediato."
OFF ROL
Primero que nada, gracias por tener en cuenta que no tienes forma de saber que soy mujer.
Y por las dudas, si vamos a la taberna, ellos son Falcon y Mezzi
- Mezzi y Falcon:
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Ambos son feligreces de Sau. Eso quiere decir que son muy debotos a la Fe de los Dragones Celestiales. Es normal que esten dando gracias o mencionandolos bastante amenudo.
Sauron Guardgris
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Re: El hombre de negro (capitulo 1) [TEMA CERRADO]
-a la cantina...me parece buena idea, vayamos, gracias a la nieve traigo un saco lleno de monedas-
La bendición de la nieve era muy usual en su aldea y tenia la costumbre de decirlo de vez en cuando cuando algo bueno solía hacer, como ese día, Amelia y Sauron se dirigieron detrás de la taberna, Amelia toco la puerta, y no para su sorpresa abrió Mezzi la cantinera.
-¡Amelia! es un gusto volver a verte, ¿vienes a traer algún encargo que pidió mi gordo hermano?-dijo riendo.
-no, vengo con el- dijo señalando a Sauron.
-¡Hola! que los dragones celestiales le bendigan-
-Mezzi, venimos por lo de anoche-
-no te referirás a los asesinatos-
-¿asesinatos? ¿fueron mas de uno?
-entren, los dos, pero me deberás algo de dinero por esta información-
Amelia le paso el saco de dinero a la cantinera y Amelia y Sauron entraron a la cantina, al entrar, lo primero que noto Amelia era que el hermano de Mezzi, Falcon estaba limpiando de nuevo la barra de bebidas, por alguna razón, cada vez que Amelia entraba veía a Falcon limpiando la barra, cuando los tres entraron a la cantina, Falcon los vio y los vio de forma algo fría, pero era algo normal en el.
-hola Falcon, por que cada vez que entro te veo limpiando-
-secretos del trabajo, si el cantinero no esta haciendo nada, la gente tiende a estresarse, y no quiero que se vayan mas clientes, ahora no podemos permitírnoslo-
-¿por que no? muchas personas vienen a esta cantina, tienen la mejor cerveza de miel de todo Beltrexus-
-ah, que esos imbéciles que dirigen la ley de esta ciudad, pensaron que era buena idea poner toque de queda desde las 7:00 de la noche hasta las 7:00 de la mañana, deberían ponérselas a todos los adolescentes vírgenes, pero no a toda la ciudad-
Amelia miro a Sauron
-¿ves? usa sangre de vírgenes-
-ese bastardo imbécil chupa sangre nos dejara sin dinero-
-tu que has escuchado sobre esto Mezzi-
Obvio, que mata jóvenes vírgenes, y que les drena la sangre a todos, ni una gota-
-y ¿la gente que piensa que lo provoca?-
-querida, eso es tan obvio que ni siquiera voy a decir obvio- Mezzi rio-es un vampiro, esta mañana destruyeron un negocio de joyería vampirica,mataron a una vampiro, solo por sospecha-
-yo creo que fue un brujo, sin ofender Amelia-
-tranquilo Falcon-
-carajo hermano, estas loco, los brujos no matan a otros brujos, o al menos eso me dijeron-
Amelia vio con sorpresa a Sauron y después a Mezzi
-¿mataron a un brujo anoche?-
-si, según me contó la mercader que me trae la miel para la cerveza, mataron a un niño bestia, al brujo, a una elfa-
.y a la chica que se quedaba en casa de Amelia-
Amelia a oír esto soltó unas cuantas lagrimas, lo que llamo la atención de Mezzi
-linda, no llores por eso, los dragones celestiales la tienen en un lugar mejor ahora, ¿¡ves lo que haces calvito!?-
Falcon hizo una expresion de ira y sorpresa.
-lo mismo que tu gordita-
-jajajaja, si estas mas gordo tu-
-no te preocupes, estoy bien-
-bueno, lo que importa es que se pide que las casas que tengan jóvenes vírgenes, o vírgenes, sellen bien sus casas, de arriba a abajo- Mezzi vio por la ventana, uno de los agentes de la ley-lo siento pero deben irse, lo ultimo que les puedo decir es que la cosa se fue al norte de la ciudad-
Mezzi empujo a ambos para sacarlos fuera de la cantina, por el mismo lado por el que entraron, ahora salían.
Amelia sabia lo que debía hacer ahora.
-Debemos esperar a esta noche, esta noche saldremos, con cuidado y atraparemos al imbécil, no creo que nos haga nada, no soy virgen y por tu cara no lo pareces, quédate a almorzar a mi casa, cocino bien, y no es para cortejarte, no quiero relaciones sentimentales ahora, ¿que te parece?-
La bendición de la nieve era muy usual en su aldea y tenia la costumbre de decirlo de vez en cuando cuando algo bueno solía hacer, como ese día, Amelia y Sauron se dirigieron detrás de la taberna, Amelia toco la puerta, y no para su sorpresa abrió Mezzi la cantinera.
-¡Amelia! es un gusto volver a verte, ¿vienes a traer algún encargo que pidió mi gordo hermano?-dijo riendo.
-no, vengo con el- dijo señalando a Sauron.
-¡Hola! que los dragones celestiales le bendigan-
-Mezzi, venimos por lo de anoche-
-no te referirás a los asesinatos-
-¿asesinatos? ¿fueron mas de uno?
-entren, los dos, pero me deberás algo de dinero por esta información-
Amelia le paso el saco de dinero a la cantinera y Amelia y Sauron entraron a la cantina, al entrar, lo primero que noto Amelia era que el hermano de Mezzi, Falcon estaba limpiando de nuevo la barra de bebidas, por alguna razón, cada vez que Amelia entraba veía a Falcon limpiando la barra, cuando los tres entraron a la cantina, Falcon los vio y los vio de forma algo fría, pero era algo normal en el.
-hola Falcon, por que cada vez que entro te veo limpiando-
-secretos del trabajo, si el cantinero no esta haciendo nada, la gente tiende a estresarse, y no quiero que se vayan mas clientes, ahora no podemos permitírnoslo-
-¿por que no? muchas personas vienen a esta cantina, tienen la mejor cerveza de miel de todo Beltrexus-
-ah, que esos imbéciles que dirigen la ley de esta ciudad, pensaron que era buena idea poner toque de queda desde las 7:00 de la noche hasta las 7:00 de la mañana, deberían ponérselas a todos los adolescentes vírgenes, pero no a toda la ciudad-
Amelia miro a Sauron
-¿ves? usa sangre de vírgenes-
-ese bastardo imbécil chupa sangre nos dejara sin dinero-
-tu que has escuchado sobre esto Mezzi-
Obvio, que mata jóvenes vírgenes, y que les drena la sangre a todos, ni una gota-
-y ¿la gente que piensa que lo provoca?-
-querida, eso es tan obvio que ni siquiera voy a decir obvio- Mezzi rio-es un vampiro, esta mañana destruyeron un negocio de joyería vampirica,mataron a una vampiro, solo por sospecha-
-yo creo que fue un brujo, sin ofender Amelia-
-tranquilo Falcon-
-carajo hermano, estas loco, los brujos no matan a otros brujos, o al menos eso me dijeron-
Amelia vio con sorpresa a Sauron y después a Mezzi
-¿mataron a un brujo anoche?-
-si, según me contó la mercader que me trae la miel para la cerveza, mataron a un niño bestia, al brujo, a una elfa-
.y a la chica que se quedaba en casa de Amelia-
Amelia a oír esto soltó unas cuantas lagrimas, lo que llamo la atención de Mezzi
-linda, no llores por eso, los dragones celestiales la tienen en un lugar mejor ahora, ¿¡ves lo que haces calvito!?-
Falcon hizo una expresion de ira y sorpresa.
-lo mismo que tu gordita-
-jajajaja, si estas mas gordo tu-
-no te preocupes, estoy bien-
-bueno, lo que importa es que se pide que las casas que tengan jóvenes vírgenes, o vírgenes, sellen bien sus casas, de arriba a abajo- Mezzi vio por la ventana, uno de los agentes de la ley-lo siento pero deben irse, lo ultimo que les puedo decir es que la cosa se fue al norte de la ciudad-
Mezzi empujo a ambos para sacarlos fuera de la cantina, por el mismo lado por el que entraron, ahora salían.
Amelia sabia lo que debía hacer ahora.
-Debemos esperar a esta noche, esta noche saldremos, con cuidado y atraparemos al imbécil, no creo que nos haga nada, no soy virgen y por tu cara no lo pareces, quédate a almorzar a mi casa, cocino bien, y no es para cortejarte, no quiero relaciones sentimentales ahora, ¿que te parece?-
Mia Nigthingale
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Re: El hombre de negro (capitulo 1) [TEMA CERRADO]
Me ponia algo nervioso estar en aquel sitio. La noche anterior, practicamente sali hullendo de un intento de embriagadez por parte de Mezzi, los Dragones sabian que tenia un respeto inmaculado por ella, pero a veces resultaba ser muy densa con todo esto de pretenderme. No habia un "No" que satisfaciera esa mujer.
Decidí entonces quedarme al margen en esta investigación, aparentemente la morena y Mezzi se conocían y que mejor oportunidad de salir integro de esta situacion, mas cuando andaba apresurado, o por lo menos, apresurado por salir de allí; meditaba secretamente que tan efectiva resuto mi idea de caer en aquel lugar.
La charla de aquellas resultaba llevadera y entretenida, crei estar escapando de la situacion de manera olimpica, pero podia sentirla, sus ojos clabandose en mi entre cada vacio sin llenar, poniendome los pelos de punta. Miraba de reojo y me hacia el distraido y alli estaba, aquella sonrisa de oreja a oreja mirandome.
Hacerse el idiota era simple, caminaba y daba vueltas mirando las paredes entre ventanas, donde unos marcos de lienzo se exibian con escenas de doma y casa de algunos animales salvajes, todo muy rustico y pintado por el mismo pincel, unas botellas viejas de vidrio soplado bellisimamente con extrañas inscripciones, herramientas de madera y hierro muy particulares y poco comunes, el bar era un museo de la historia del lugar.
Amelia logró información bastante interesante, miré a los ojos de la bruja casi al unísono siguiendo con sus movimientos, era precisamente lo que necesitábamos saber. "Demasiadas muertes para un solo día... sospechoso nuestro criminal no está siendo muy precavido ni ingenioso, dejar un rastro de muerte hará más fácil la tarea de casa para carroñeros desesperados por entregar cabezas caballeros a cambio de algunas pocas monedas."
Quería hacerle más preguntas al respecto pero la presencia de guardias merodeando por el pueblo parecía ponerlos nerviosos a los dos hermanos, algo bastante llamativo "no fuimos los primeros a quienes brindaron información", para cuándo podemos caer en lo que estaba pasando fuimos echados sin poder resistirnos de allí. La pesadilla dentro de aquel lugar habia terminado de manera satisfactoria para mí y mis miedos, de no ser por unas palabras qué fueron susurradas a mi oído en aquel aventón. Mezzi sabía lograr que me sonroje.
- Perfecto ahora qué haremos...- a veces me preocupaban las personas que reaccionaban por odio, por lo general el "odio" al igual que otras emociones fuertes alejaban a uno de la claridad, de la serenidad y de la paz necesaria para medir y evaluar sus acciones, las palabras de Mezzi parecieron ser suficientes para apaciguar su ira no era quién para volver a preocuparla con mis dudas sobre el extraño comportamiento de los hermanos. Ella estaba demasiado decidida.
- Je... no.. no soy viergen... - dije anonadado por sus palabras recordando la noche que habia pasado Reivy; ella era de mis recuerdos más placenteros y felices, aunque era una mujer, calculo que nuestra primera vez contaba para afirmar mi no virginidad. - Claro que te acepto el plato de comida. Quizás no lo sepas pero soy un monje, y uno bastante particular, ya que mis votos son la austeridad y pobreza, dependo friamerte de alimentar la fe en los feligreses de Beltrexus durante el sermón matutino para que alguno de ellos se apiade de mi y me brindé comida, abrigo y techo. Lejos estoy de pensar que cada persona que me ofrece racionamiento está interesada de manera afectiva.
"Relaciones sentimentales??? gracias por la advertencia (?" pensaba algo entretenido, las muchachas jóvenes de pueblo tenian pensamientos muy simples y puros.
Volvimos entonces a su casa, escenario del crimen la noche anterior, aún estaba desordenado y tétrico, lo mínimo que podía hacer en agradecimiento por la comida era darle una mano con el desorden morboso del cuarto Superior.
-Tú cocina tranquila y no te preocupes del desastre de arriba, yo me ocuparé de limpiarlo.
Entramos por la tienda de la parte principal, ya conocía el recorrido pertinente, no nos detuvimos demasiado y seguimos a la cocina dónde pude buscar un balde de madera para recoger agua y un trapo de uso; de inmediato subí las escaleras sin investigar de mas, un pasillo de puertas cerradas se abria paso hasta el lugubre lugar del asesinato. La puerta estaba tirada a un lado, parecía Integra pero había sido arrancada de las clavijas con mucha fuerza, el jarrón roto seguía el piso y habían manchas pequeñas de sangre que incrementaban hacia la ventana, igual no eran tantas como habría de suponerse con un occiso de tales lesiones.
- Realmente buscan su sangre, parecen restos de un drenaje prolijo en vez de una pelea.
Decidí entonces quedarme al margen en esta investigación, aparentemente la morena y Mezzi se conocían y que mejor oportunidad de salir integro de esta situacion, mas cuando andaba apresurado, o por lo menos, apresurado por salir de allí; meditaba secretamente que tan efectiva resuto mi idea de caer en aquel lugar.
La charla de aquellas resultaba llevadera y entretenida, crei estar escapando de la situacion de manera olimpica, pero podia sentirla, sus ojos clabandose en mi entre cada vacio sin llenar, poniendome los pelos de punta. Miraba de reojo y me hacia el distraido y alli estaba, aquella sonrisa de oreja a oreja mirandome.
Hacerse el idiota era simple, caminaba y daba vueltas mirando las paredes entre ventanas, donde unos marcos de lienzo se exibian con escenas de doma y casa de algunos animales salvajes, todo muy rustico y pintado por el mismo pincel, unas botellas viejas de vidrio soplado bellisimamente con extrañas inscripciones, herramientas de madera y hierro muy particulares y poco comunes, el bar era un museo de la historia del lugar.
Amelia logró información bastante interesante, miré a los ojos de la bruja casi al unísono siguiendo con sus movimientos, era precisamente lo que necesitábamos saber. "Demasiadas muertes para un solo día... sospechoso nuestro criminal no está siendo muy precavido ni ingenioso, dejar un rastro de muerte hará más fácil la tarea de casa para carroñeros desesperados por entregar cabezas caballeros a cambio de algunas pocas monedas."
Quería hacerle más preguntas al respecto pero la presencia de guardias merodeando por el pueblo parecía ponerlos nerviosos a los dos hermanos, algo bastante llamativo "no fuimos los primeros a quienes brindaron información", para cuándo podemos caer en lo que estaba pasando fuimos echados sin poder resistirnos de allí. La pesadilla dentro de aquel lugar habia terminado de manera satisfactoria para mí y mis miedos, de no ser por unas palabras qué fueron susurradas a mi oído en aquel aventón. Mezzi sabía lograr que me sonroje.
- Perfecto ahora qué haremos...- a veces me preocupaban las personas que reaccionaban por odio, por lo general el "odio" al igual que otras emociones fuertes alejaban a uno de la claridad, de la serenidad y de la paz necesaria para medir y evaluar sus acciones, las palabras de Mezzi parecieron ser suficientes para apaciguar su ira no era quién para volver a preocuparla con mis dudas sobre el extraño comportamiento de los hermanos. Ella estaba demasiado decidida.
- Je... no.. no soy viergen... - dije anonadado por sus palabras recordando la noche que habia pasado Reivy; ella era de mis recuerdos más placenteros y felices, aunque era una mujer, calculo que nuestra primera vez contaba para afirmar mi no virginidad. - Claro que te acepto el plato de comida. Quizás no lo sepas pero soy un monje, y uno bastante particular, ya que mis votos son la austeridad y pobreza, dependo friamerte de alimentar la fe en los feligreses de Beltrexus durante el sermón matutino para que alguno de ellos se apiade de mi y me brindé comida, abrigo y techo. Lejos estoy de pensar que cada persona que me ofrece racionamiento está interesada de manera afectiva.
"Relaciones sentimentales??? gracias por la advertencia (?" pensaba algo entretenido, las muchachas jóvenes de pueblo tenian pensamientos muy simples y puros.
Volvimos entonces a su casa, escenario del crimen la noche anterior, aún estaba desordenado y tétrico, lo mínimo que podía hacer en agradecimiento por la comida era darle una mano con el desorden morboso del cuarto Superior.
-Tú cocina tranquila y no te preocupes del desastre de arriba, yo me ocuparé de limpiarlo.
Entramos por la tienda de la parte principal, ya conocía el recorrido pertinente, no nos detuvimos demasiado y seguimos a la cocina dónde pude buscar un balde de madera para recoger agua y un trapo de uso; de inmediato subí las escaleras sin investigar de mas, un pasillo de puertas cerradas se abria paso hasta el lugubre lugar del asesinato. La puerta estaba tirada a un lado, parecía Integra pero había sido arrancada de las clavijas con mucha fuerza, el jarrón roto seguía el piso y habían manchas pequeñas de sangre que incrementaban hacia la ventana, igual no eran tantas como habría de suponerse con un occiso de tales lesiones.
- Realmente buscan su sangre, parecen restos de un drenaje prolijo en vez de una pelea.
Sauron Guardgris
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el hombre de negro
Amelia se quedo pensativa al oír que el monje no era virgen, tal vez en la noche iría por el el hombre de negro, después de que el monje aceptase la invitación, el monje y Amelia caminaron por la caliente calle, el sol ese día era abrasador y picante, y algo que Amelia no soportaba era el calor, la hacia sudar y eso para ella era asqueroso, como buena chica femenina que era, así que fue casi un milagro el haber llegado a la tienda, al regresar, Amelia vio la canasta que había tirado la noche anterior, según parecía no habían plagas que molestasen la comida así que podría usarla, esa mañana no había limpiado la tienda, pero al menos puso el letrero de "cerrado" en la puerta.
El monje le dijo que ella cocinara y el limpiaría el desastre de arriba, al llegar arriba, ambos se dirigieron a la cocina ella para cocinar y el por un balde de agua. Amelia lo vio irse y ella procedió a cocinar, las codornices las limpio bien de arriba a abajo, después las unto con mantequilla de cerdo y las cubrió con lonjas de tocino y las metió al horno, pero también metió unas cuatro o cinco empanadas de paloma, eran bastante apetitosas y ricas así que lo vio como una buena opción para la cena, ahora solo debía esperar a que las codornices estuviesen listas, y le aburría esperar así que fue a su cuarto por su kalimba, cuando volvía la joven vio al monje mientras este limpiaba el cuarto de... el cuarto que antes perteneció a Sylvia por una noche, mientras lo veía percibió lo sucio que estaba, y en sus brazos se podían ver unos moretones, como de cadenas le dio algo de lastima, lastima no, tristeza, pero se le quito al pensar que habían personas, que le dejaban quedarse en su casas y le dejaban comer y dormir en ellas, "quizá lo invite a quedarse a dormir en mi casa, cuando atrapemos al desgraciado, el pobre como dormiría con esa cosa dándole caza a el y a todos los demás vírgenes", mientras pensaba esto, Amelia llego a la cocina y mientras se asaban las codornices y las empanadas, se sentó al lado de la ventana para que le diera algo de luz en el pálido rostro y mientras le daba luz, empezó a tocar su kalimba.
-la cena estara lista como en 10 minutos mas o menos-
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(la melodía que toco Amelia)
Cuando termino de tocar, Amelia reviso el horno las codornizes estaban doradas y las empanadas igual, saco ambas bandejas y una la de las empanadas, las puso en la ventana para que airearan y las codornices las empezó a bañar en miel y las cocino por cinco minutos mas, después de cocinadas las sirvio con las empanadas y procedió a sacar una botella de vino, lo puso todo en la mesa de abajo, y grito:
-¡A CENAR!
El monje le dijo que ella cocinara y el limpiaría el desastre de arriba, al llegar arriba, ambos se dirigieron a la cocina ella para cocinar y el por un balde de agua. Amelia lo vio irse y ella procedió a cocinar, las codornices las limpio bien de arriba a abajo, después las unto con mantequilla de cerdo y las cubrió con lonjas de tocino y las metió al horno, pero también metió unas cuatro o cinco empanadas de paloma, eran bastante apetitosas y ricas así que lo vio como una buena opción para la cena, ahora solo debía esperar a que las codornices estuviesen listas, y le aburría esperar así que fue a su cuarto por su kalimba, cuando volvía la joven vio al monje mientras este limpiaba el cuarto de... el cuarto que antes perteneció a Sylvia por una noche, mientras lo veía percibió lo sucio que estaba, y en sus brazos se podían ver unos moretones, como de cadenas le dio algo de lastima, lastima no, tristeza, pero se le quito al pensar que habían personas, que le dejaban quedarse en su casas y le dejaban comer y dormir en ellas, "quizá lo invite a quedarse a dormir en mi casa, cuando atrapemos al desgraciado, el pobre como dormiría con esa cosa dándole caza a el y a todos los demás vírgenes", mientras pensaba esto, Amelia llego a la cocina y mientras se asaban las codornices y las empanadas, se sentó al lado de la ventana para que le diera algo de luz en el pálido rostro y mientras le daba luz, empezó a tocar su kalimba.
-la cena estara lista como en 10 minutos mas o menos-
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(la melodía que toco Amelia)
Cuando termino de tocar, Amelia reviso el horno las codornizes estaban doradas y las empanadas igual, saco ambas bandejas y una la de las empanadas, las puso en la ventana para que airearan y las codornices las empezó a bañar en miel y las cocino por cinco minutos mas, después de cocinadas las sirvio con las empanadas y procedió a sacar una botella de vino, lo puso todo en la mesa de abajo, y grito:
-¡A CENAR!
Mia Nigthingale
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Re: El hombre de negro (capitulo 1) [TEMA CERRADO]
Estaba sumamente concentrado y abocado a la labor que me auto había impuesto con las mangas arremangadas por encima de los hombros y me coloqué un trapo recogiendo mis cabellos hacia atrás para que no me molestasen mientras limpiaba; viendo como lloro en la taberna de Falcon, la muchacha parecía ser alguien muy emocional sin mencionar el odio, quizás todo este asunto la tocaba muy en lo personal y la muchacha que aquí murió era alguien demasiado importante en su corazón. Era su misión ayudar a las personas, y los rastros de una muerte sufrida eran algo que atentaban contra ella, no había de otra.
Junto con una escoba los restos del jarrón, y con el trapo fregó cada mancha de sangre hasta hacer lo imposible para que desapareciera, algo sumamente difícil considerando que la madera donde varias cayeron estaba ajada por el tiempo y no tenían el tratamiento adecuado para protegerlas de la humedad. Sentí la presencia de Amelia observándome pero no me detuve, pronto no me quedaría mucho más que quitar sabanas y doblar mantas.
Una triste melodía comenzó a sonar desde otro lugar y no pude evitar detenerme a disfrutarla, suave y débil... se escuchaba como si acariciara con sus notas mi alma, el sonido algo removió en mis recuerdos, no escuchaba algo tan dulce desde la noche de BRAGIVÄL, aquel recuerdo logro sacarme una sonrisa inesperada. Pero no podía desconcentrarme, tenía que terminar con este lio.
- Listo! - exclamé alegre levantándome del suelo donde estaba arrodillado, levante el brazo y seque mi frente del sudor con una sonrisa amplia, no había rastro alguno en aquel dormitorio que indicase una confrontación o un hecho tan atroz como el que había ocurrido. Junte el cuenco de madera y el trapo y me los lleve conmigo a la cocina, entré justo cuando llamo a comer.
El cálido ambiente parecía una escena familiar, nadie adivinaría que la casa fue víctima de tales estragos, pero mejor así, había empezado a preocuparme por esta muchacha tan inestable emocionalmente.
- La comida se ve deliciosa - dije mientras dejaba las cosas y lavaba mis manos en el cuenco de al lado. - Disculpa por hacerte cocinar, muchos ni siquiera cenan de noche.
Luego me quite la banda de mi cabeza acomodando mi largos cabellos y me senté despreocupado en uno de los sitos preparados en mesa.
Espere a que se sentara y me serví unas empanadas.
- El sonido de antes.... eras tú cierto? - pregunta retórica absurda, pues claro que ella fue quien entono tan mágico y simple sonido. - Que instrumento usabas?
Junto con una escoba los restos del jarrón, y con el trapo fregó cada mancha de sangre hasta hacer lo imposible para que desapareciera, algo sumamente difícil considerando que la madera donde varias cayeron estaba ajada por el tiempo y no tenían el tratamiento adecuado para protegerlas de la humedad. Sentí la presencia de Amelia observándome pero no me detuve, pronto no me quedaría mucho más que quitar sabanas y doblar mantas.
Una triste melodía comenzó a sonar desde otro lugar y no pude evitar detenerme a disfrutarla, suave y débil... se escuchaba como si acariciara con sus notas mi alma, el sonido algo removió en mis recuerdos, no escuchaba algo tan dulce desde la noche de BRAGIVÄL, aquel recuerdo logro sacarme una sonrisa inesperada. Pero no podía desconcentrarme, tenía que terminar con este lio.
- Listo! - exclamé alegre levantándome del suelo donde estaba arrodillado, levante el brazo y seque mi frente del sudor con una sonrisa amplia, no había rastro alguno en aquel dormitorio que indicase una confrontación o un hecho tan atroz como el que había ocurrido. Junte el cuenco de madera y el trapo y me los lleve conmigo a la cocina, entré justo cuando llamo a comer.
El cálido ambiente parecía una escena familiar, nadie adivinaría que la casa fue víctima de tales estragos, pero mejor así, había empezado a preocuparme por esta muchacha tan inestable emocionalmente.
- La comida se ve deliciosa - dije mientras dejaba las cosas y lavaba mis manos en el cuenco de al lado. - Disculpa por hacerte cocinar, muchos ni siquiera cenan de noche.
Luego me quite la banda de mi cabeza acomodando mi largos cabellos y me senté despreocupado en uno de los sitos preparados en mesa.
Espere a que se sentara y me serví unas empanadas.
- El sonido de antes.... eras tú cierto? - pregunta retórica absurda, pues claro que ella fue quien entono tan mágico y simple sonido. - Que instrumento usabas?
Sauron Guardgris
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Re: El hombre de negro (capitulo 1) [TEMA CERRADO]
Apenas Amelia llamo a la cena, el joven monje había llegado al comedor, tenia la misma apariencia que cuando limpiaba, el joven tenia un peculiar brillo en los ojos, alabo la comida, dijo que estaba deliciosa y eso hizo que Amelia sacara una sonrisa de rana, que era como su madre le decía a su sonrisa de felicidad total, y eso hacia a Amelia ruborizarse, pero sin nadie que le recordara su ranezca sonrisa casi ni le importaba y el color no aparecía en sus mejillas.
-no te preocupes, me gusta cocinar, y mi madre me enseño que hay que comer en las tres comidas como reyes, mi madre me dio una educación "de jovencita respetable"- le respondió Amelia cuando el joven monje le pidió disculpas por hacerla cocinar, pero a Amelia no le importaba
-ahora quítate esos trapos y siéntate a comer, y disfruta- el monje obedeció y se sentó.
Amelia se sentó en la mesa, y el joven monje se sirvió unas empanadas, el joven monje le pregunto, si la música que sonaba antes era de ella, que cual era el instrumento, Amelia se ruborizo, pensó: "mierda, ¿sera que la moleste?, ¡Amelia la groseria!" una educación respetable.
-lamento si te moleste, el instrumento era un kalimba, fue un regalo de mi madre el día de mi boda-
En la mente de Amelia desfilaron recuerdos de ese día, la nieve blanca y brillante, igual que su vestido, la sortija brillante, todo era perfecto pero llego la muerte y las masacres y esos recuerdos negativos la hicieron desprender una cuantas lagrimas, "¿otra vez llorando Amelia? que diría tu madre si te viera Amelia se limpio las lagrimas y dijo:
-me gusta tocarlo, la melodía era un vals que aprendí de pequeña, se llama "Merry go round of life" es una melodia que aunque sigue la forma normal del vals, me mueve mis recuerdos-
Amelia miro por la ventana, un vals desfilo por su mente, Amelia paso los platos servidos, y empezaron a comer.
-no te preocupes, me gusta cocinar, y mi madre me enseño que hay que comer en las tres comidas como reyes, mi madre me dio una educación "de jovencita respetable"- le respondió Amelia cuando el joven monje le pidió disculpas por hacerla cocinar, pero a Amelia no le importaba
-ahora quítate esos trapos y siéntate a comer, y disfruta- el monje obedeció y se sentó.
Amelia se sentó en la mesa, y el joven monje se sirvió unas empanadas, el joven monje le pregunto, si la música que sonaba antes era de ella, que cual era el instrumento, Amelia se ruborizo, pensó: "mierda, ¿sera que la moleste?, ¡Amelia la groseria!" una educación respetable.
-lamento si te moleste, el instrumento era un kalimba, fue un regalo de mi madre el día de mi boda-
En la mente de Amelia desfilaron recuerdos de ese día, la nieve blanca y brillante, igual que su vestido, la sortija brillante, todo era perfecto pero llego la muerte y las masacres y esos recuerdos negativos la hicieron desprender una cuantas lagrimas, "¿otra vez llorando Amelia? que diría tu madre si te viera Amelia se limpio las lagrimas y dijo:
-me gusta tocarlo, la melodía era un vals que aprendí de pequeña, se llama "Merry go round of life" es una melodia que aunque sigue la forma normal del vals, me mueve mis recuerdos-
Amelia miro por la ventana, un vals desfilo por su mente, Amelia paso los platos servidos, y empezaron a comer.
Mia Nigthingale
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Re: El hombre de negro (capitulo 1) [TEMA CERRADO]
Hice una pequeña reverencia en agradecimiento a los Dioses por el pan de cada día y empecé a comer, cada bocado que llevaba a mi boca lo disfrutaba al máximo pues nunca sabia cuando seria la próxima vez que mis labios tocaran comida tan buena y elaborada. Era una persona sumamente agradecida por ello.
"Un kalimba?" pensé intrigado, nunca había escuchado mencionar el instrumento, tampoco sabía mucho de cuestiones musicales pero siempre era bueno llevarse un conocimiento de regalo, era parte de la riqueza intercultural de esta ciudad tan grande.
- Baaaa.... que me va a molestar que toques, además lo hiciste muy pero muy bien... - dije mientras hacía ademanes con las manos y los ojos cerrados para que se quedara tranquila esbozando una sonrisa de oreja a oreja gustoso, pero algo no estaba bien; sus ojos se cargaron de lágrimas mientras estaba pensativa y comenzaba a desesperarme poco a poco, quizás se sintió mal por incomodarme pero no podía creer que realmente llorara por una razón tan estúpida.
- Oye.... - abrí grande los ojos alarmado y preocupado, no sabía que decirle, si me correspondía hacer algo para que ya no llorara, tenía debilidad por querer socorrer a mujeres débiles, más aun cuando lloran, pero esto era excesivo o eso pensé hasta que escuche sus palabras.
Quizás aquellos recuerdos eran muy dolorosos como para contenerlos, quizás eran muy preciados o se relacionaban a experiencias muy vividas como para resguardarlos, pero la afluente sentimental no podía ser frenada y he aquí el resultado, ella... llorando.
- No te preocupes, es normal llorar cuando se recuerda algo que sacude el alma - dije ya más sereno volviendo a mi labor en el plato - todos tenemos momentos de debilidad y ciertos sonidos nuestro punto de quiebre.
Ni por cerca recordaría el punto de inflexión mío, no había canciones lindas allí, no habían dulces melodías, ni una sonata breve... allí no había nada que recordar.
- Que recuerdos tienen tanto peso en tu alma como para que esta llore sin tu consentimiento? - pregunté ya inmiscuyéndome en asuntos que no me correspondía, pero no podía evitar intentar ayudar, su rostro se veía aún más hermoso cubierto de lágrimas. "Demonios y mis debilidades..." A veces odiaba ser tan así, tan predecible. - si quieres contarme.
"Un kalimba?" pensé intrigado, nunca había escuchado mencionar el instrumento, tampoco sabía mucho de cuestiones musicales pero siempre era bueno llevarse un conocimiento de regalo, era parte de la riqueza intercultural de esta ciudad tan grande.
- Baaaa.... que me va a molestar que toques, además lo hiciste muy pero muy bien... - dije mientras hacía ademanes con las manos y los ojos cerrados para que se quedara tranquila esbozando una sonrisa de oreja a oreja gustoso, pero algo no estaba bien; sus ojos se cargaron de lágrimas mientras estaba pensativa y comenzaba a desesperarme poco a poco, quizás se sintió mal por incomodarme pero no podía creer que realmente llorara por una razón tan estúpida.
- Oye.... - abrí grande los ojos alarmado y preocupado, no sabía que decirle, si me correspondía hacer algo para que ya no llorara, tenía debilidad por querer socorrer a mujeres débiles, más aun cuando lloran, pero esto era excesivo o eso pensé hasta que escuche sus palabras.
Quizás aquellos recuerdos eran muy dolorosos como para contenerlos, quizás eran muy preciados o se relacionaban a experiencias muy vividas como para resguardarlos, pero la afluente sentimental no podía ser frenada y he aquí el resultado, ella... llorando.
- No te preocupes, es normal llorar cuando se recuerda algo que sacude el alma - dije ya más sereno volviendo a mi labor en el plato - todos tenemos momentos de debilidad y ciertos sonidos nuestro punto de quiebre.
Ni por cerca recordaría el punto de inflexión mío, no había canciones lindas allí, no habían dulces melodías, ni una sonata breve... allí no había nada que recordar.
- Que recuerdos tienen tanto peso en tu alma como para que esta llore sin tu consentimiento? - pregunté ya inmiscuyéndome en asuntos que no me correspondía, pero no podía evitar intentar ayudar, su rostro se veía aún más hermoso cubierto de lágrimas. "Demonios y mis debilidades..." A veces odiaba ser tan así, tan predecible. - si quieres contarme.
Sauron Guardgris
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el hombre de negro
Amelia miro al monje, quizá este pensara que sus lagrimas eran estúpidas y lo eran, pero igual eso carcomía la mente de la joven bruja pero entonces ella decidió contarle bien la razón de sus lagrimas de perlas
-cuando era niña solía llorar demasiado, en mi aldea no era buen visto, mi madre era la sacerdotisa de la aldea, y entonces yo al oír toda esa gente diciéndole a mi madre sobre lo blanda que era, y me decidí a jamas volver a llorar-
Amelia vio por la ventana, empezó a anochecer.
- una niña de seis años no debería pensar en dejar de tener una reacción humana, pero no soy humana, y así pase toda mi vida, sin llorar-
no humana, pero ella no era humana, era una bruja
- y de hecho era algo bueno, ya que aprendí muchas cosas, como controlar el viento de forma perfecta-
Amelia abrió la ventana y con el viento movió un tulipán que había en un florero.
- y así me gane el respeto de toda esa gente que había en la aldea y entonces me gane mas que el respeto de un joven mago de cabellos castaños, se llamaba "Eliphas"-
Suspiro, los recuerdos de su amor joven la llenaron de arriba a abajo y eso le recordó de su misión, volver a ver a Eliphas
- era un joven en verdad encantador, amable, dulce y poderoso, fue amor instantáneo, mi madre y el organizaron la boda, se suponía que seria una noche perfecta, pero no lo fue-
Ahora era el recuerdo de su boda, el hermoso vestido, la nieve, todo era perfecto.
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-esa noche seria la sacerdotisa de la aldea, seria una estrella, pero no lo logre-
Otra vez se asomo su odio, su intenso odio.
- un ejercito de humanos, de armaduras plateadas y doradas acabaron con toda la aldea, mi madre murió y Eliphas...el desapareció, esa noche llore en el pecho de mi madre, después de casi once años sin hacerlo-
Amelia empezó a lagrimear.
- me desahogue y llore como nunca, el viento era salvaje, agarre su capa de sacerdotisa y huí de allí, y llegue aquí y me prometí jamas reprimir mis sentimientos, aunque eso no me ayuda demasiado, pero también me prometí que si en mi aldea no fui una estrella en este lugar seria la estrella mas brillante que alumbre el cielo-
Amelia se seco las lagrimas y sonrió al joven, regalandole una sonrisa de rana.
-bueno, sigamos comiendo-
-cuando era niña solía llorar demasiado, en mi aldea no era buen visto, mi madre era la sacerdotisa de la aldea, y entonces yo al oír toda esa gente diciéndole a mi madre sobre lo blanda que era, y me decidí a jamas volver a llorar-
Amelia vio por la ventana, empezó a anochecer.
- una niña de seis años no debería pensar en dejar de tener una reacción humana, pero no soy humana, y así pase toda mi vida, sin llorar-
no humana, pero ella no era humana, era una bruja
- y de hecho era algo bueno, ya que aprendí muchas cosas, como controlar el viento de forma perfecta-
Amelia abrió la ventana y con el viento movió un tulipán que había en un florero.
- y así me gane el respeto de toda esa gente que había en la aldea y entonces me gane mas que el respeto de un joven mago de cabellos castaños, se llamaba "Eliphas"-
Suspiro, los recuerdos de su amor joven la llenaron de arriba a abajo y eso le recordó de su misión, volver a ver a Eliphas
- era un joven en verdad encantador, amable, dulce y poderoso, fue amor instantáneo, mi madre y el organizaron la boda, se suponía que seria una noche perfecta, pero no lo fue-
Ahora era el recuerdo de su boda, el hermoso vestido, la nieve, todo era perfecto.
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-esa noche seria la sacerdotisa de la aldea, seria una estrella, pero no lo logre-
Otra vez se asomo su odio, su intenso odio.
- un ejercito de humanos, de armaduras plateadas y doradas acabaron con toda la aldea, mi madre murió y Eliphas...el desapareció, esa noche llore en el pecho de mi madre, después de casi once años sin hacerlo-
Amelia empezó a lagrimear.
- me desahogue y llore como nunca, el viento era salvaje, agarre su capa de sacerdotisa y huí de allí, y llegue aquí y me prometí jamas reprimir mis sentimientos, aunque eso no me ayuda demasiado, pero también me prometí que si en mi aldea no fui una estrella en este lugar seria la estrella mas brillante que alumbre el cielo-
Amelia se seco las lagrimas y sonrió al joven, regalandole una sonrisa de rana.
-bueno, sigamos comiendo-
Mia Nigthingale
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Re: El hombre de negro (capitulo 1) [TEMA CERRADO]
Pretendía que me contara más sobre ella, pero no esperaba que fuera tan simple conocer un pantallazo de su historia; la muchacha estaba afligida y como no estarlo, perdió todo cuanto tubo y disfrutó pero aun así sigue siendo noble y dulce. Tenía más fuerza de voluntad de la que demostraba, algo inesperado considerando que la había tachado como simple y común.
- Es una pena que no tuviste oportunidad de llorar cuando era necesario de pequeña - me atreví a decir, no quería hablar de su dolor tan vivo, pero no podía guiarme por las lágrimas atrasadas. - No tienes suerte, pues este mundo es muy crudo con las mujeres... - sabia mejor que nadie sobre eso - y mas aun cuando estas lloran.
Termine la última empanada y me dispuse a beber del vino, no tenía buena tolerancia al alcohol, pero había estado practicando varias noches atrás, confié en que una copita de mas no me nublaría el juicio como para estropear lo que se avecinaba.
- Pierdes automáticamente la batalla al dejar ver una gota en tu ojo, ya nadie te toma enserio, ya eres tachada por débil y careces de credibilidad o convencimiento - miraba mi copa y la giraba, notando como las olas color carmesí acariciaban el cristal en un suave vaivén. La voz de la experiencia hablaba por mí, lo complicada que fue mi vida cuando mi voz no era la de un hombre - las mujeres son débiles y los hombres no lloran, es una cuestión inflexible en nuestra sociedad.
No podía hablarle mucho de mi pasado sin mencionar esos detalles, por lo cual siempre prefería mantener distancia y ser algo reservado. Pero estaba en deuda argumental, no podía mostrarme impenetrable cuando ella me abría sus puertas tan amablemente.
- Yo pedir hace ya mucho tiempo a mi madre y a mi hermana, pude llorar sus pérdidas y gracias a ello puedo sentir paz. - quería darle un mensaje cargado de conocimiento empírico - creo que en tus lagrimas se esconde tu nueva fuerza, solo que aún no la dominas por completo y eso te hace descuidada y confiada. - Me levante de la mesa pues estaba ya saturado de la comida.
Camine hasta la mesada y me apoye allí junto a una ventana que me mostraba como ligeramente ascendía la luna.
- Es una pena que no tuviste oportunidad de llorar cuando era necesario de pequeña - me atreví a decir, no quería hablar de su dolor tan vivo, pero no podía guiarme por las lágrimas atrasadas. - No tienes suerte, pues este mundo es muy crudo con las mujeres... - sabia mejor que nadie sobre eso - y mas aun cuando estas lloran.
Termine la última empanada y me dispuse a beber del vino, no tenía buena tolerancia al alcohol, pero había estado practicando varias noches atrás, confié en que una copita de mas no me nublaría el juicio como para estropear lo que se avecinaba.
- Pierdes automáticamente la batalla al dejar ver una gota en tu ojo, ya nadie te toma enserio, ya eres tachada por débil y careces de credibilidad o convencimiento - miraba mi copa y la giraba, notando como las olas color carmesí acariciaban el cristal en un suave vaivén. La voz de la experiencia hablaba por mí, lo complicada que fue mi vida cuando mi voz no era la de un hombre - las mujeres son débiles y los hombres no lloran, es una cuestión inflexible en nuestra sociedad.
No podía hablarle mucho de mi pasado sin mencionar esos detalles, por lo cual siempre prefería mantener distancia y ser algo reservado. Pero estaba en deuda argumental, no podía mostrarme impenetrable cuando ella me abría sus puertas tan amablemente.
- Yo pedir hace ya mucho tiempo a mi madre y a mi hermana, pude llorar sus pérdidas y gracias a ello puedo sentir paz. - quería darle un mensaje cargado de conocimiento empírico - creo que en tus lagrimas se esconde tu nueva fuerza, solo que aún no la dominas por completo y eso te hace descuidada y confiada. - Me levante de la mesa pues estaba ya saturado de la comida.
Camine hasta la mesada y me apoye allí junto a una ventana que me mostraba como ligeramente ascendía la luna.
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Re: El hombre de negro (capitulo 1) [TEMA CERRADO]
*para esta parte sera mejor que escuchen la siguiente cancion (para generar atmosfera): [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] *
El monje si sabia lo que Amelia sentía, lo vio mientras hablaba, comía y veía, casi con completa admiración, y el rubor ascendió a las mejillas de la joven y entonces recito un viejo poema que hacia mucho tiempo había aprendido.
"en las noches de verano te conoci"
"aquel vil sentimiento de completa desolacion"
"amor se llama y te destruye por completo"
"de diamantes brillantes se visten las damas"
"y de corazas sangrientas se visten los hombres"
"las damas lloran y los hombres luchan
Amelia vio hacia la luna y continuo.
"pero no te preocupes pequeña que la dama lucha con sus lagrimas"
"apenas la luna asciende las mujeres bailan llorando"
"y de esa manera su belleza es joven y eterna
Amelia se levanto y camino hacia el joven monje, y puso su mano en su hombro, y lo vio con lastima, reviso sus rasgos, eran demasiado delicados, casi como los de una chica y entonces la imaginación de Amelia la hizo pensar: "seguramente de niño sus rasgos eran mas femeninos y lo molestaban en la escuela, pobre de el" pero eso no explicaba las marcas de sus muñecas, "como marcas de cadena" Amelia lo vio asustada "cuanto ha podido sufrir este pobre joven pero de alguna manera, sucio y con marcas en sus muñecas, aun tenia un rostro angelical.
-las jóvenes de revista no lloran después de que su cara sea maquillada- Amelia le regalo una sonrisa dulce, pero la noche es sucia y puerca, y tanta camaradería los hizo olvidar el hombre de negro y de la brillante y aterradora noche se oyó un sórdido y brutal grito, Amelia giro hacia la noche y vio la silueta, esa maldita silueta, Amelia se alejo de el monje y salio de la tienda con su daga en mano y gritando uso el viento para llegar al hombre de negro pero este solo la agarro de el cuello, le olio el cuerpo y la soltó, la joven se golpeo en el tejado y cayo al suelo, ensuciandose y viendo como el hombre de negro se alejaba poco a poco.
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El monje si sabia lo que Amelia sentía, lo vio mientras hablaba, comía y veía, casi con completa admiración, y el rubor ascendió a las mejillas de la joven y entonces recito un viejo poema que hacia mucho tiempo había aprendido.
"en las noches de verano te conoci"
"aquel vil sentimiento de completa desolacion"
"amor se llama y te destruye por completo"
"de diamantes brillantes se visten las damas"
"y de corazas sangrientas se visten los hombres"
"las damas lloran y los hombres luchan
Amelia vio hacia la luna y continuo.
"pero no te preocupes pequeña que la dama lucha con sus lagrimas"
"apenas la luna asciende las mujeres bailan llorando"
"y de esa manera su belleza es joven y eterna
Amelia se levanto y camino hacia el joven monje, y puso su mano en su hombro, y lo vio con lastima, reviso sus rasgos, eran demasiado delicados, casi como los de una chica y entonces la imaginación de Amelia la hizo pensar: "seguramente de niño sus rasgos eran mas femeninos y lo molestaban en la escuela, pobre de el" pero eso no explicaba las marcas de sus muñecas, "como marcas de cadena" Amelia lo vio asustada "cuanto ha podido sufrir este pobre joven pero de alguna manera, sucio y con marcas en sus muñecas, aun tenia un rostro angelical.
-las jóvenes de revista no lloran después de que su cara sea maquillada- Amelia le regalo una sonrisa dulce, pero la noche es sucia y puerca, y tanta camaradería los hizo olvidar el hombre de negro y de la brillante y aterradora noche se oyó un sórdido y brutal grito, Amelia giro hacia la noche y vio la silueta, esa maldita silueta, Amelia se alejo de el monje y salio de la tienda con su daga en mano y gritando uso el viento para llegar al hombre de negro pero este solo la agarro de el cuello, le olio el cuerpo y la soltó, la joven se golpeo en el tejado y cayo al suelo, ensuciandose y viendo como el hombre de negro se alejaba poco a poco.
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Mia Nigthingale
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Re: El hombre de negro (capitulo 1) [TEMA CERRADO]
La mire de soslayo cuando sus labios comenzaron a moverse con palabras triste que buscaban sensibilizar aun que narraba una realidad muy ideal, una utopía que no tenía sentido, al menos ya no para mí. No necesitaba de armas tan débiles de nuevo, y me molestaba siquiera considerarlo.
Me fui en aquellos pensamientos a mundos del recuerdo muy lejanos a la cocina donde estábamos, mi mente estaba fuera de sí, pérdida y acorazada, quizás por eso no percibí tan cerca a la muchacha de cabellos blancos hasta que su mano en mi hombro me devolvió del trance.
Giré a ver su rostro algo confuso, desde tan cerca podía notar lo prolija y cuidada que estaba su piel, lo dulce que olía su aroma, lo delicada que eran sus facciones y la bella sensación de ser objetivo de sus enormes ojos en los que me sorprendí reflejado, sus pupilas estaba suficientemente cerca como para que aquellas orbes fueran un par de espejos que miraban mi alma. Cada musculo en su rostro transmitía y comunicaba, conocía es mirada: Lastima.
No pude evitarlo y mire molesto a otro lado de desquite, detestaba esa falsa y egoísta compasión, ella ni siquiera me conocía como para sostener esa pena por mí, ridículo.
Sus últimas palabras fueron quizás demasiado transparentes. "crees que no lloro porque este rostro es solo maquillaje??!?!" por qué dejaba que me afectara tanto, si Amelia lo decía de simple cortesía, no había forma de que supiera de lo que estaba hablando o de que me escondía yo. Esta mascara que sujetaba mi rostro, no era una máscara para mí, sino una realidad absoluta, era yo, y la máscara era mi pasado. Me tenía que convencer de ello.
Aún estaba abrumado cuanto nuestro sospechoso apareció, ella salió corriendo, yo me tarde en reaccionar.
Al salir tras ella vi la escena como una película de acción algo sorprendido. "Una bruja..." no lo esperaba, pero este no era el momento para ejercer un juicio de valor sobre ella.
No vi en que dirección se fue por que había quedado atónito en cuanto la atacó. No pude evitar correr a ella y amortiguar su caída al suelo con mi cuerpo. Nos desparramamos los dos en el suelo, recibirla me costó un golpe en el pecho, pero no mayor.
- NO actúes tan imprudentemente Amelia!!!! - la regañe bastante alterado - sé que estas llena de odio, pero si no actuamos precavidamente terminaras por matarte y hacer que me maten.
Estaba molesto. Me acomode en el suelo y tome la daga de su mano por el filo y se la quite con fuerza cortándome la palma ligeramente para luego arrojarla lo más lejos posible.
- Tienes magia, úsala! para que buscas acercarte si tienes todas las armas para luchar desde lejos. A caso no sabes usar tu poder? - y era a esto que me refería con el peligro de las personas que solo se movían por ira. No pensaban, no eran racionales y peor aún, no median consecuencias.
Me fui en aquellos pensamientos a mundos del recuerdo muy lejanos a la cocina donde estábamos, mi mente estaba fuera de sí, pérdida y acorazada, quizás por eso no percibí tan cerca a la muchacha de cabellos blancos hasta que su mano en mi hombro me devolvió del trance.
Giré a ver su rostro algo confuso, desde tan cerca podía notar lo prolija y cuidada que estaba su piel, lo dulce que olía su aroma, lo delicada que eran sus facciones y la bella sensación de ser objetivo de sus enormes ojos en los que me sorprendí reflejado, sus pupilas estaba suficientemente cerca como para que aquellas orbes fueran un par de espejos que miraban mi alma. Cada musculo en su rostro transmitía y comunicaba, conocía es mirada: Lastima.
No pude evitarlo y mire molesto a otro lado de desquite, detestaba esa falsa y egoísta compasión, ella ni siquiera me conocía como para sostener esa pena por mí, ridículo.
Sus últimas palabras fueron quizás demasiado transparentes. "crees que no lloro porque este rostro es solo maquillaje??!?!" por qué dejaba que me afectara tanto, si Amelia lo decía de simple cortesía, no había forma de que supiera de lo que estaba hablando o de que me escondía yo. Esta mascara que sujetaba mi rostro, no era una máscara para mí, sino una realidad absoluta, era yo, y la máscara era mi pasado. Me tenía que convencer de ello.
Aún estaba abrumado cuanto nuestro sospechoso apareció, ella salió corriendo, yo me tarde en reaccionar.
Al salir tras ella vi la escena como una película de acción algo sorprendido. "Una bruja..." no lo esperaba, pero este no era el momento para ejercer un juicio de valor sobre ella.
No vi en que dirección se fue por que había quedado atónito en cuanto la atacó. No pude evitar correr a ella y amortiguar su caída al suelo con mi cuerpo. Nos desparramamos los dos en el suelo, recibirla me costó un golpe en el pecho, pero no mayor.
- NO actúes tan imprudentemente Amelia!!!! - la regañe bastante alterado - sé que estas llena de odio, pero si no actuamos precavidamente terminaras por matarte y hacer que me maten.
Estaba molesto. Me acomode en el suelo y tome la daga de su mano por el filo y se la quite con fuerza cortándome la palma ligeramente para luego arrojarla lo más lejos posible.
- Tienes magia, úsala! para que buscas acercarte si tienes todas las armas para luchar desde lejos. A caso no sabes usar tu poder? - y era a esto que me refería con el peligro de las personas que solo se movían por ira. No pensaban, no eran racionales y peor aún, no median consecuencias.
Sauron Guardgris
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el hombre de negro
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Esas palabras fueron como bofetadas para Amelia, tenia razón, la ira y el odio la habían dominado, de nuevo, la sangre salpico el suelo, otra bofetada, la joven vio con determinación al joven, no sentía lastima por el, se veía enormemente poderoso, y ella también lo era, solo que debía dejar salir todo ese poder que poseía, por el que era alabada y reconocida en su aldea.
- tienes razón, debí ser mas inteligente así que en ese caso seremos inteligentes, usa la daga, yo tengo magia, iré por el lado izquierdo por los tejados, tu por las calles, confió en ti- Amelia beso la frente del joven -no se que tan veloz seas pero este hechizo te hará mas rápido, solo corre y lucha-
Amelia empezó a correr su vestido no era lo suficientemente largo así que no la molesto y de forma que la impresiono sus botas de tacón tampoco la molestaron nada, con el impulso que tenia Amelia salto, con el viento logro llegar al tejado, esta vez no seria tonta, empezó a correr con todas sus fuerzas, con su magia hizo despegar de los tejados las baldosas de estos, hay estaba, el hombre de negro tratando de entrar por una chimenea, Amelia corrió con mas fuerza, entonces salto y con un movimiento de sus brazos todas las baldosas que tenia acumuladas salieron disparadas hacia el hombre de negro, y efectivamente algunas lo golpearon, el hombre de negro la observo y entonces Amelia vio sus ojos, eran blancos y horribles, estaba enojado, salio disparado hacia la joven, pero Amelia salto dando una vuelta en el aire y esquivando su ataque, el hombre de negro tenia una mirada perpleja, pero corrió hacia la joven y logro golpearla, Amelia se golpeo y se choco en un tejado, el hombre de negro se abalanzo sobre ella, iba a matarla.
-¿es que jamas oíste de las distracciones?- Amelia le guiño el ojo y sonrio-¡SAURON AHORA! grito Amelia al joven monje.
Esas palabras fueron como bofetadas para Amelia, tenia razón, la ira y el odio la habían dominado, de nuevo, la sangre salpico el suelo, otra bofetada, la joven vio con determinación al joven, no sentía lastima por el, se veía enormemente poderoso, y ella también lo era, solo que debía dejar salir todo ese poder que poseía, por el que era alabada y reconocida en su aldea.
- tienes razón, debí ser mas inteligente así que en ese caso seremos inteligentes, usa la daga, yo tengo magia, iré por el lado izquierdo por los tejados, tu por las calles, confió en ti- Amelia beso la frente del joven -no se que tan veloz seas pero este hechizo te hará mas rápido, solo corre y lucha-
Amelia empezó a correr su vestido no era lo suficientemente largo así que no la molesto y de forma que la impresiono sus botas de tacón tampoco la molestaron nada, con el impulso que tenia Amelia salto, con el viento logro llegar al tejado, esta vez no seria tonta, empezó a correr con todas sus fuerzas, con su magia hizo despegar de los tejados las baldosas de estos, hay estaba, el hombre de negro tratando de entrar por una chimenea, Amelia corrió con mas fuerza, entonces salto y con un movimiento de sus brazos todas las baldosas que tenia acumuladas salieron disparadas hacia el hombre de negro, y efectivamente algunas lo golpearon, el hombre de negro la observo y entonces Amelia vio sus ojos, eran blancos y horribles, estaba enojado, salio disparado hacia la joven, pero Amelia salto dando una vuelta en el aire y esquivando su ataque, el hombre de negro tenia una mirada perpleja, pero corrió hacia la joven y logro golpearla, Amelia se golpeo y se choco en un tejado, el hombre de negro se abalanzo sobre ella, iba a matarla.
-¿es que jamas oíste de las distracciones?- Amelia le guiño el ojo y sonrio-¡SAURON AHORA! grito Amelia al joven monje.
Mia Nigthingale
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Re: El hombre de negro (capitulo 1) [TEMA CERRADO]
No entendía nada, estaba molesto, pero ella era muy perspicaz. Sus labios se sintieron cálidos sobre mi fría piel de reptil dándome escalofríos y logrando que me sonrojara. Pronto partió en simple salto y no pude hacer más que maldecirla desde mis adentros.
Seguía siendo impulsiva, una característica sumamente peligrosa para una muchacha tan sencilla.
Me puse de pie de inmediato y empecé a correr en la misma dirección que ambos, el corazón comenzó a latir desbocado, desesperado, ahogando con sus pálpitos la base de mi cuello dificultándose respirar, miraba al frente y miraba arriba, en cada giro doblaba clavando los talones hasta la punta de los pies, era complicado seguirles el ritmo no por velocidad, sino por tantos obstáculos en el camino.
- Amelia! - grite en un momento, pero no los tenía en vista, no era posible que los huera perdida, eso no podía permitírmelo. Me concentre por un instante en percibirlos, no podían estar muy lejos si aun les mantenia el rastro, Seguí corriendo en la misma dirección y los encontré, justo cuando escuche un golpe cerca de allí. - Amelia.
Solo reaccione cuando la vi estrellándose contra un tejado. No llegaría de esta forma por lo que no me quedó de otra; solté el cinto que sujetaba mi túnica y en el impulso del salto la tela se deslizo de los brazos, una prenda diseñada para estos usos sin dudas, obra de artesanos de la montaña Dragón.
En un abrir y cerrar de ojos cada escama en mi cuerpo muto del color beige a un tono azuloso oscuro y comenzó a crecer; mi rostro se deformo dando paso a colmillos, ojos dorados e inmensas fosas nasales; finos alerones brotaron de mi espina dorsal mientras las garras se acomodaban sobre mis dedos y una larga cola surgió detrás, que sujeto todo lo que tenía como era de costumbre.
Al escuchar mi nombre rugí con ferocidad sintiéndome ligero como una pluma y tomando impulso para acercarme.
Abrí la boca exhibiendo los dientes y me embestí hacia él dispuesto a matarlo.
Si, el hombre de negro, estaba distraído, pero no por eso dejo de reaccionar. Dio un salto de inmediato esquivándome para alejarse rápidamente, pero no resultó ileso.
Había logrado rasgar su pierna en mi ataque, ahora sentía el sabor de su sangre recorriendo mi lengua.
***
Pensé e seguirlo poseído por la pelea, pero no podía tapar mi preocupación. No era esta la forma en la que me agradaba que las personas supieran que no era precisamente humano. Baje rápidamente de allí alojándome en un callejón, cambiando de forma y rápidamente cubriendo mi cuerpo desnudo con el hábito, para luego salir a la luz de la luna, buscándola a ella, quien no sabía si siguió tras el hombre de negro o si se quedó atónita con mi transformación. Odiaba tener confrontaciones, pero era lo más lógico. Aun mi boca y cuello estaban manchados con sangre.
- Diablos... - me queje escupiendo un tinte rojizo al suelo.
___________________________Seguía siendo impulsiva, una característica sumamente peligrosa para una muchacha tan sencilla.
Me puse de pie de inmediato y empecé a correr en la misma dirección que ambos, el corazón comenzó a latir desbocado, desesperado, ahogando con sus pálpitos la base de mi cuello dificultándose respirar, miraba al frente y miraba arriba, en cada giro doblaba clavando los talones hasta la punta de los pies, era complicado seguirles el ritmo no por velocidad, sino por tantos obstáculos en el camino.
- Amelia! - grite en un momento, pero no los tenía en vista, no era posible que los huera perdida, eso no podía permitírmelo. Me concentre por un instante en percibirlos, no podían estar muy lejos si aun les mantenia el rastro, Seguí corriendo en la misma dirección y los encontré, justo cuando escuche un golpe cerca de allí. - Amelia.
Solo reaccione cuando la vi estrellándose contra un tejado. No llegaría de esta forma por lo que no me quedó de otra; solté el cinto que sujetaba mi túnica y en el impulso del salto la tela se deslizo de los brazos, una prenda diseñada para estos usos sin dudas, obra de artesanos de la montaña Dragón.
En un abrir y cerrar de ojos cada escama en mi cuerpo muto del color beige a un tono azuloso oscuro y comenzó a crecer; mi rostro se deformo dando paso a colmillos, ojos dorados e inmensas fosas nasales; finos alerones brotaron de mi espina dorsal mientras las garras se acomodaban sobre mis dedos y una larga cola surgió detrás, que sujeto todo lo que tenía como era de costumbre.
Al escuchar mi nombre rugí con ferocidad sintiéndome ligero como una pluma y tomando impulso para acercarme.
Abrí la boca exhibiendo los dientes y me embestí hacia él dispuesto a matarlo.
Si, el hombre de negro, estaba distraído, pero no por eso dejo de reaccionar. Dio un salto de inmediato esquivándome para alejarse rápidamente, pero no resultó ileso.
Había logrado rasgar su pierna en mi ataque, ahora sentía el sabor de su sangre recorriendo mi lengua.
***
Pensé e seguirlo poseído por la pelea, pero no podía tapar mi preocupación. No era esta la forma en la que me agradaba que las personas supieran que no era precisamente humano. Baje rápidamente de allí alojándome en un callejón, cambiando de forma y rápidamente cubriendo mi cuerpo desnudo con el hábito, para luego salir a la luz de la luna, buscándola a ella, quien no sabía si siguió tras el hombre de negro o si se quedó atónita con mi transformación. Odiaba tener confrontaciones, pero era lo más lógico. Aun mi boca y cuello estaban manchados con sangre.
- Diablos... - me queje escupiendo un tinte rojizo al suelo.
Habilidad Racial: Transformación en Dragón
Habilidad por Nivel: Supervivencia Pasivo
Última edición por Sauron Guardgris el Mar 14 Abr - 20:29, editado 2 veces
Sauron Guardgris
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el hombre de negro
Amelia lo vio atónita, su piel escamosa, su rostro monstruoso, el no era humano, los alerones, las garras y la cola lo demostraban, ese joven monje era un dragón, Amelia abrió los ojos como platos, el joven...dragón lo alcanzo a herir con un mordisco en su pierna, estaba tan cerca de el hombre de negro que logro verlo, esa era una extraña noche.
Amelia salto del tejado a la calle, "un segundo, ¡Sauron!, tal vez este volviendo a su forma...humana, lo buscare después" Amelia empezó a correr buscando a la silueta malherida, pero mientras buscaba se resbalo, al caer maldijo algo inentendible, y al levantarse vio que su vestido tenia unas extrañas manchas oscuras en este, "¿que demonios es esto?" Amelia se agacho y toco algo de la sustancia, aunque era oscura tenia la misma sensación que la sangre fresca, era algo que sabia muy bien.
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Amelia empezó a caminar por la calle oscura en busca de este tipo, pero siguiendo el rastro de sangre solo llego al un bosque, empezó a caminar en el, la sangre no se detenía, hasta llegar a una parte mas oscura que las demás, solo un pequeño grupo de farolas se alcanzaba a ver, pero estas estaban mas separadas que de las demás, y solo empezó a seguirlas, hasta llegar a una vieja y horrenda casa, estaba mal cuidada y sucia, Amelia sintió algo de asco viéndola, era la casa de esa cosa, estaba segura, se encendieron algunas luces, Amelia corrió a esconderse a un arbusto, desde las descuidadas y viejas cortinas Amelia pudo ver la silueta de ese desgraciado, pero no podía entrar sola, en esos momentos extrañaba a tener a Sauron cerca, era mucho mas analítico que ella, seguramente Amelia correría dentro y atacaría a esa cosa, "si, y moriría, que estúpida soy, MIERDA"
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Amelia sintió una presencia detrás suyo.
-¿Sauron?
Amelia salto del tejado a la calle, "un segundo, ¡Sauron!, tal vez este volviendo a su forma...humana, lo buscare después" Amelia empezó a correr buscando a la silueta malherida, pero mientras buscaba se resbalo, al caer maldijo algo inentendible, y al levantarse vio que su vestido tenia unas extrañas manchas oscuras en este, "¿que demonios es esto?" Amelia se agacho y toco algo de la sustancia, aunque era oscura tenia la misma sensación que la sangre fresca, era algo que sabia muy bien.
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