Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
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Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
Las jornadas de vuelo eran largas y pesadas, desde el rescate de la torre volar se había vuelto agotador. Las heridas ya estaban cerradas pero tenia varios golpes que, intuía, habían provocado pequeñas roturas en mis músculos cerca de la unión de las alas. Por otra parte la electricidad que recorría mi cuerpo con cada impulso sanguíneo era todo un peligro para la niña, continuamente tenia que estar pendiente de cancelar los impulsos y cansaba mas de lo esperado, así que tuve que encontrar la manera de redirigirlo hacia mis cuernos para que se almacenara allí como si fuera un condensador y de esa manera no dañar a la pequeña Lavey que iba siempre arriba de mi lomo o durmiendo dentro de una de las garras delanteras. Claro que el tema del condensador tenia sus inconvenientes, cada cierto tiempo tocaba descargar la energía acumulada lo que significa dar la posición y el recorrido del vuelo por lo que últimamente caminavamos mas, esa era una razón la otra era... Bueno, porque una vez la nena se encaramo por mi cuello queriendo tocar mis cuernos porque quería saber que estaba haciendo y por querer evitar que se quedara frita di media vuelta sobre mi misma y callo al vació durante 5 o 10 metros hasta que la alcance. Ese día las dos nos asustamos mucho.
-Reivy ¿Falta mucho? estoy cansada y me duele ahí abajo y creo que la compresa esta llena. y y y tengo hambre...
Estábamos a varias horas de la ciudad de Lunargenta y hacia varios días que tome la decisión de no volar mas por miedo a que las descargas atrajeran a individuos indeseados por lo que el camino para Lavey se estaba haciendo pesado por culpa de la menstruación, aunque ya apenas marcaba al ser la primera los dolores seguían sin remitir.
-Esta bien Vey, solo faltan unas horas hasta que lleguemos pero se nos hará de noche antes de ver las puertas de la ciudad.- Con cariño acaricie la cabeza de la niña. -Acamparemos aquí y mañana estaremos en el mercado ¿Me ayudas a preparar el fuego?
Lavey hizo una enérgica afirmación con la cabeza y comenzó a tironear de la mochila para sacarme los enseres de cocina. En poco tiempo ya estaba levantado el pequeño campamento que comenzamos a considerar nuestro hogar, era increíble la felicidad (y los dolores de cabeza) que podía provocar una pequeña alma como la de esa niña. Y aunque mi viaje hasta ahora no se sentia solitario, la entrada de Lavey en mi vida había dado un giro de 360 grados a mi mundo, ahora todo era para dos: Caza para dos, agua para dos, monedas para dos y diversión para dos...
Despues de la cena, los aseos y cuidados necesarios para las heridas de Lavey las dos caimos rendidas.
A la mañana siguiente el sol parecía no querer salir, sin embargo, las nubes que lo tapaban no sentenciaban lluvias. La chica se la paso hablando todo el camino, se notaba que estaba ansiosa.
-Y quiero una mochila muy grande... como la tuya de grande Rei-Rei y ropa bonita ¡y un cinturón! mama me enseño que los cinturones son importante, no quiero que me pase como al tío Tete que se le cayeron los pantalones en el baile de invierno. -En ese momento las dos nos miramos unos instantes sin decir nada y comenzamos a reír con la imagen. -Y también quiero una capa y ropa interior limpia Mmmm... !Y mas ropa¡ -La pequeña quería muchas y el monedero no alcanzaría para todas, pero con un poco de suerte llegaría para las mas importantes y para alguna sorpresa.- Y no me puedes decir que no, porque tu tienes mucha ropa Centella.
Cuando Lavey me llamo por el apodo que me puso mi abuelo me quede clavada en el sitio por un instante, solo le había contado aquella anécdota una vez pero recuerdo que la niña había hecho muchas preguntas sobre mi familia y luego sobre el porque mi forma de dragón emitía esos impulsos eléctricos. Por lo visto ella piensa igual que tu, abuelo. Lavey siguió hablando todo el camino sobre lo que quería y lo que haría con ello y sobre lo que me quería comprar a mi, desde luego no se podía negar que tenia mucha energía. Cualquiera diría que vivió uno de los peores desastre de nuestra tierra.
A falta de 2 o 3 horas para el medio día llegamos a las puertas de la ciudad y la conducta de Lavey fue la de cualquier otro niño. Corría de un lado a otro tirando de la manga de mi camisa, daba pequeños botes de emoción preguntando y tocando todo lo que veía.
-Waaaaaao este sitio es increíble Reivy. Mira eso de ahí y aquello otro ¿y esa casa de que es? Bu-bur... ¡Burdel! ¿!Que es un Burdel?! ¿Podemos entrar?
-Shhhhh baja la voz Lavey. Y no, no podemos entrar. Vamos a ir a la plaza central a buscar lo que necesitas.
-Pero esos hombres están entrando, yo también quiero ir.
Lavey tenia los carrillos inflados y los brazos en jarra, sin entender porque esos putañeros podían entrar y ella no. La insistencia de la niña se estaba ganando las miradas indiscretas de los hombres y las risas flojas de las mujeres y madres del lugar al ver en el aprieto que la pequeña me tenia metido. ¿Que hace un sitio como este tan cerca de la calle principal?
-Vey escúchame bien. -Me agache para quedar a su altura y la mire con la seriedad de cualquier madre cuando esta apunto de reñir a su hijo.- En ese sitio, solo entra la gente grande que quiere engañar a su mujer y las que se sienten solas. Así que no vamos a entrar. Porque tu ni estas sola ni quieres engañar a tu mujer ¿verdad?
Casi de inmediato la pequeña se quedo de piedra mirando alternativamente la puerta del burdel y mi cara. El rosto de Lavey pasaba de uno serio a otro a punto de llorar para terminar en la cara que pondría cualquier infante cuando esta apunto de decir algo muy importante.
-Yo ya no estoy sola y nunca te dejaría sola para engañarte con otras amigas.- Sin esperar mi respuesta me cogió la mano y tiro con fuerza para seguir caminando hacia delante.- No quiero entrar a ese sitio, vamonos Reivy.
Sonreí con ternura ante la asociación de ideas que había echo Lavey y continuamos caminando hasta la plaza de la ciudad. La primera parada: El escaparate de la tienda de ropa.
______
Habilidad racial: Transformación en Dragón
-Reivy ¿Falta mucho? estoy cansada y me duele ahí abajo y creo que la compresa esta llena. y y y tengo hambre...
Estábamos a varias horas de la ciudad de Lunargenta y hacia varios días que tome la decisión de no volar mas por miedo a que las descargas atrajeran a individuos indeseados por lo que el camino para Lavey se estaba haciendo pesado por culpa de la menstruación, aunque ya apenas marcaba al ser la primera los dolores seguían sin remitir.
-Esta bien Vey, solo faltan unas horas hasta que lleguemos pero se nos hará de noche antes de ver las puertas de la ciudad.- Con cariño acaricie la cabeza de la niña. -Acamparemos aquí y mañana estaremos en el mercado ¿Me ayudas a preparar el fuego?
Lavey hizo una enérgica afirmación con la cabeza y comenzó a tironear de la mochila para sacarme los enseres de cocina. En poco tiempo ya estaba levantado el pequeño campamento que comenzamos a considerar nuestro hogar, era increíble la felicidad (y los dolores de cabeza) que podía provocar una pequeña alma como la de esa niña. Y aunque mi viaje hasta ahora no se sentia solitario, la entrada de Lavey en mi vida había dado un giro de 360 grados a mi mundo, ahora todo era para dos: Caza para dos, agua para dos, monedas para dos y diversión para dos...
Despues de la cena, los aseos y cuidados necesarios para las heridas de Lavey las dos caimos rendidas.
A la mañana siguiente el sol parecía no querer salir, sin embargo, las nubes que lo tapaban no sentenciaban lluvias. La chica se la paso hablando todo el camino, se notaba que estaba ansiosa.
-Y quiero una mochila muy grande... como la tuya de grande Rei-Rei y ropa bonita ¡y un cinturón! mama me enseño que los cinturones son importante, no quiero que me pase como al tío Tete que se le cayeron los pantalones en el baile de invierno. -En ese momento las dos nos miramos unos instantes sin decir nada y comenzamos a reír con la imagen. -Y también quiero una capa y ropa interior limpia Mmmm... !Y mas ropa¡ -La pequeña quería muchas y el monedero no alcanzaría para todas, pero con un poco de suerte llegaría para las mas importantes y para alguna sorpresa.- Y no me puedes decir que no, porque tu tienes mucha ropa Centella.
Cuando Lavey me llamo por el apodo que me puso mi abuelo me quede clavada en el sitio por un instante, solo le había contado aquella anécdota una vez pero recuerdo que la niña había hecho muchas preguntas sobre mi familia y luego sobre el porque mi forma de dragón emitía esos impulsos eléctricos. Por lo visto ella piensa igual que tu, abuelo. Lavey siguió hablando todo el camino sobre lo que quería y lo que haría con ello y sobre lo que me quería comprar a mi, desde luego no se podía negar que tenia mucha energía. Cualquiera diría que vivió uno de los peores desastre de nuestra tierra.
A falta de 2 o 3 horas para el medio día llegamos a las puertas de la ciudad y la conducta de Lavey fue la de cualquier otro niño. Corría de un lado a otro tirando de la manga de mi camisa, daba pequeños botes de emoción preguntando y tocando todo lo que veía.
-Waaaaaao este sitio es increíble Reivy. Mira eso de ahí y aquello otro ¿y esa casa de que es? Bu-bur... ¡Burdel! ¿!Que es un Burdel?! ¿Podemos entrar?
-Shhhhh baja la voz Lavey. Y no, no podemos entrar. Vamos a ir a la plaza central a buscar lo que necesitas.
-Pero esos hombres están entrando, yo también quiero ir.
Lavey tenia los carrillos inflados y los brazos en jarra, sin entender porque esos putañeros podían entrar y ella no. La insistencia de la niña se estaba ganando las miradas indiscretas de los hombres y las risas flojas de las mujeres y madres del lugar al ver en el aprieto que la pequeña me tenia metido. ¿Que hace un sitio como este tan cerca de la calle principal?
-Vey escúchame bien. -Me agache para quedar a su altura y la mire con la seriedad de cualquier madre cuando esta apunto de reñir a su hijo.- En ese sitio, solo entra la gente grande que quiere engañar a su mujer y las que se sienten solas. Así que no vamos a entrar. Porque tu ni estas sola ni quieres engañar a tu mujer ¿verdad?
Casi de inmediato la pequeña se quedo de piedra mirando alternativamente la puerta del burdel y mi cara. El rosto de Lavey pasaba de uno serio a otro a punto de llorar para terminar en la cara que pondría cualquier infante cuando esta apunto de decir algo muy importante.
-Yo ya no estoy sola y nunca te dejaría sola para engañarte con otras amigas.- Sin esperar mi respuesta me cogió la mano y tiro con fuerza para seguir caminando hacia delante.- No quiero entrar a ese sitio, vamonos Reivy.
Sonreí con ternura ante la asociación de ideas que había echo Lavey y continuamos caminando hasta la plaza de la ciudad. La primera parada: El escaparate de la tienda de ropa.
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Última edición por Reivy Abadder el Vie Abr 13 2018, 15:34, editado 3 veces
Reivy Abadder
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
Estaba nuevamente en Lunargenta, una de las ciudades más importantes del continente, sino la más importante. Mis anteriores visitas habían sido en tiempos bastante particulares, primero en plena pandemia, luego cuando los vampiros controlaban la ciudad, ahora parecía que poco a poco todo volvía a estar en parámetros más normales. De todos modos, los orgánicos parecían haberse acostumbrado a vivir en un ambiente donde las cosas más extrañas podían ocurrir en cualquier momento.
Entre en la ciudad caminando lentamente, mis sistemas no estaban funcionando de modo normal, mi brazo que había sido dañado primero por un dragón enfurecido y luego por las acciones poco amables de Hefesto, estaba prácticamente inutilizable, colgaba de un solo cable por debajo de mi ropa. Además, aún no había terminado de quitar todas las astillas de mi cuerpo, eran tan pequeñas que resultaba lo que los orgánicos llamaban “Un incordio”, el poder sacarlas.
El ser de huesos que me acompañaba para todos lados, mejor conocido como Perro, se veía muy animado de estar por fin rodeado de otras personas, incluso aunque estos se alejaban asustados al verlo. Eso no tenía sentido, Perro no mostraba una actitud agresiva hacia ellos, y su única característica particular era el ser un montón de huesos.
Había regresado a la ciudad en busca de repuestos para poder repararme, claro que ese tipo de piezas no se vendían en cualquier lado, en verdad era muy poco probable que pudiera conseguir alguna. Pero si existía alguna posibilidad de encontrarlas, seguramente sería allí, donde orgánicos de todos lados llegaban para comerciar, mi otra opción era ir a la base de los bio, pero mi última visita a esa zona no había sido muy satisfactoria.
Me dirigí a la parte comercial primeramente, allí conseguiría de alguna forma las cosas que necesitaba, luego lo más acertado sería ir con Los Gorriones donde podría estar tranquila mientras realizaba las reparaciones mas urgentes. No era muy buena en eso que los orgánicos llamaban “negociar”, no lograba entender porque decían un precio que no era, los objetos tenían un único valor arbitrario instalado por los orgánicos, que variada de acuerdo a las circunstancias no tenía ningún sentido para mí, así que las pocas interacciones que había tenido con algún vendedor habían sido bastante desafortunadas.
Encontré un puesto en el que ofrecían todo tipo de chatarra, era uno de esos comerciantes que se encargaba de re-vender o intercambiar aquellos objetos que para el resto de las personas era basura. Con la mano que aún podía utilizar me puse a registrar en busca de algo que pudiera servirme, mientras tanto el orgánico intentaba convencerme de que comprara diferentes cosas que a mi entender eran totalmente inútiles pero que él aseguraba que cambiarían mi vida.
Habían algunos fragmentos rotos de metal, los aparte del montón.
-¡Muy buena elección!- Me dijo el vendedor, aunque no estaba segura de que supiera el porqué esas piezas eran valiosas – Veo que tiene buen ojo para esto, Señori…Seño… Emm …
-Zöe, mi nombre es Zöe – Al orgánico se le complicaba definir mi genero, supuse que era educado el facilitarle la cuestión – Me llevaré estas piezas – Le dije mientras señalaba un montón de pedazos de metal rotos – Su valor considerando el peso y que algunas son aleaciones y no metales puros es este. Así es como es - Le aclare con seriedad mientras le ofrecía algunas monedas.
-Si claro, entiendo, pero debe tener en cuenta que con los acontecimientos recientes, y los vampiros…
-Nada de eso es relevante para la negociación que estamos realizando, mis cálculos son correctos, este es su valor – Le di las monedas y me levante para irme.
Entre en la ciudad caminando lentamente, mis sistemas no estaban funcionando de modo normal, mi brazo que había sido dañado primero por un dragón enfurecido y luego por las acciones poco amables de Hefesto, estaba prácticamente inutilizable, colgaba de un solo cable por debajo de mi ropa. Además, aún no había terminado de quitar todas las astillas de mi cuerpo, eran tan pequeñas que resultaba lo que los orgánicos llamaban “Un incordio”, el poder sacarlas.
El ser de huesos que me acompañaba para todos lados, mejor conocido como Perro, se veía muy animado de estar por fin rodeado de otras personas, incluso aunque estos se alejaban asustados al verlo. Eso no tenía sentido, Perro no mostraba una actitud agresiva hacia ellos, y su única característica particular era el ser un montón de huesos.
Había regresado a la ciudad en busca de repuestos para poder repararme, claro que ese tipo de piezas no se vendían en cualquier lado, en verdad era muy poco probable que pudiera conseguir alguna. Pero si existía alguna posibilidad de encontrarlas, seguramente sería allí, donde orgánicos de todos lados llegaban para comerciar, mi otra opción era ir a la base de los bio, pero mi última visita a esa zona no había sido muy satisfactoria.
Me dirigí a la parte comercial primeramente, allí conseguiría de alguna forma las cosas que necesitaba, luego lo más acertado sería ir con Los Gorriones donde podría estar tranquila mientras realizaba las reparaciones mas urgentes. No era muy buena en eso que los orgánicos llamaban “negociar”, no lograba entender porque decían un precio que no era, los objetos tenían un único valor arbitrario instalado por los orgánicos, que variada de acuerdo a las circunstancias no tenía ningún sentido para mí, así que las pocas interacciones que había tenido con algún vendedor habían sido bastante desafortunadas.
Encontré un puesto en el que ofrecían todo tipo de chatarra, era uno de esos comerciantes que se encargaba de re-vender o intercambiar aquellos objetos que para el resto de las personas era basura. Con la mano que aún podía utilizar me puse a registrar en busca de algo que pudiera servirme, mientras tanto el orgánico intentaba convencerme de que comprara diferentes cosas que a mi entender eran totalmente inútiles pero que él aseguraba que cambiarían mi vida.
Habían algunos fragmentos rotos de metal, los aparte del montón.
-¡Muy buena elección!- Me dijo el vendedor, aunque no estaba segura de que supiera el porqué esas piezas eran valiosas – Veo que tiene buen ojo para esto, Señori…Seño… Emm …
-Zöe, mi nombre es Zöe – Al orgánico se le complicaba definir mi genero, supuse que era educado el facilitarle la cuestión – Me llevaré estas piezas – Le dije mientras señalaba un montón de pedazos de metal rotos – Su valor considerando el peso y que algunas son aleaciones y no metales puros es este. Así es como es - Le aclare con seriedad mientras le ofrecía algunas monedas.
-Si claro, entiendo, pero debe tener en cuenta que con los acontecimientos recientes, y los vampiros…
-Nada de eso es relevante para la negociación que estamos realizando, mis cálculos son correctos, este es su valor – Le di las monedas y me levante para irme.
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
En la vidriera se mostraban toda clase de trajes y vestidos, así como piezas individuales como pantalones y chalecos y algunos accesorios que iban desde hebillas lujosas para zapatos y cinturones hasta pequeños pendientes que hacían juego con las prendas mas cara. Entre la multitud se escuchaban pequeños murmullos y un raro sonido de huesos chocando, pero estaba tan obnubilada por el escaparate que no me percate de los pequeños detalles que sonaban por el mercado.
-Vamos Lavey, seguro que encontramos algo bonito aquí.- Entre derecha a la tienda y tal era la emoción por comprar para la niña que no preste atención cuando la campana de la puerta solo sonó una única vez. De inmediato una buena moza salio a atenderme.- Buenos días, ando buscando ropa de viaje para una zagala de unos 13 años. Tiene que ser cómoda y duradera, a ser posible de colores oscuros.
La vendedora animada al intuir una compra segura me adentro en la tienda buscando las prendas pedidas, ante mi se presentaba un estante lleno con diversos artículos de viaje, camisas de lino, chalecos de cuero blando, pantalones de algodón y lana...
Mientras tanto en el mismo plano temporal pero en un espacio diferente una pequeña niña de pelo rubio tenia toda su atención y curiosidad captada en una mujer de cabellos plateados que portaba un muñeco a su espalda y un acompañante huesudo.
Lavey seguía de cerca pero a una distancia prudente al extraño grupo, la pequeña le tenia miedo a la peculiar criatura que debería de estar muerta y sin embargo caminaba por arte de magia, no había piel ni músculos ni tripas en aquel ser y sin embargo andaba como si estuviera vivo y fuera un perro normal y corriente.
-Y tu que eres? Eres malo o bueno? es ella tu dueña? -No estaba claro como había acertado el sexo de la mujer, igual fue por la estrechez de su espalda o por las caderas mas amplias a las de los hombres o quizá era la ausencia del fuerte aroma a macho cabrio, pero la cuestión era que Lavey se había perdido de la vista de la dragona de aire y se encontraba a un par de metros mirando a la espalda de la desconocida.- Y ese muñeco? es tu juguete? esta vivo? puedo jugar con el? -El can se dio la vuelta al percatarse de la niña, la miraba con la cabeza ladeada, con las cuencas vacías y la cola huesuda moviéndose con simpatía.- Yo creo que tu eres bueno.- Pronuncio la niña acercándose a un mas y agachándose hasta quedar a la altura del animal.- Tu eres un perro verdad? -Ante la llamada del animal por la raza que resulto ser también su nombre el cuadrúpedo dio un salto en el sitio y comenzó a mover mas rápido la cola mientras daba claras señales de querer jugar. Sin embargo ante aquel movimiento la niña se asusto y callo de culo al polvoriento suelo, aunque el susto duro poco.- Quieres jugar perrito?
De vuelta en la tienda... la moza se había tomado la libertad de elegir varios conjuntos con diversos colores, todos bonitos y alegres acordes a la edad de la niña indicada.
-Todos son muy bonitos pero no soy yo, sino la niña la que tiene que elegir el que mas le guste.- La mujer me miro extrañada sin entender mi frase.- Lo siento señora pero no la entiendo, aquí no hay ninguna niña. Entro usted sola.- En ese preciso instante saltaron las alarmas di vuelta sobre mis talones y al no ver a Lavey salí gritando de la tienda.- Guárdeme esa ropa, volveré enseguida.
No podía ser que hubiera perdido a la chiquilla, estaba aquí hacia un momento, como no me di cuenta de que no entro conmigo. De repente y mientras me adentraba en el gentío comenzaron aparecer las señales en mi mente. La falta de respuestas, la carencia de una segunda campanada en la puerta, la ausencia del peso de su mano agarrando mi pantalón o la manga de la camisa. Tenia que encontrarla, no podía estar muy lejos... no había pasado tanto tiempo.
Y por fin la escuche, aquella risa aniñada y alegre que indicaba que fuera lo fuere que estuviese haciendo estaba bien. Suspire aliviada al tiempo que mi corazón volvía a su sitio, la encontré metros mas adelante jugando con un siniestro animal que parecía que de siniestro tenia solo lo físico.
-Lavey que estas haciendo? -La niña que ahora acariciaba la cabeza del perro se giro al oír su nombre. -Mira Reivy que perrito mas simpático tiene esta chica, es mi nuevo amigo y creo que ese peluche que tiene a la espalda es su juguete... -La mirada severa que ahora tenia mi cara le dejo muy claro a la niña que había echo algo mal.- Adiós perrito, me tengo que ir. -Lavey camino despacio hasta llegar a mi, con la cara triste y mirando al suelo. -Porque te fuiste de mi lado? Que hubiera pasado si te llegas a perder y no te encuentro? -Ante las nuevas posibilidades la niña se asusto, jamas abría pensado algo así. Gruesas lagrimas empezaban asomarse en los ojos de la pequeña. -Lo siento Rei, no lo volveré hacer. -Suspire apenada al ver las lagrima y poniendo la mano en su cabeza cambie mi cara a una mas neutral.- Esta bien Vey, por suerte no paso nada. Señorita le pido disculpas por los problemas que le haya podido causar mi niña.
Por primera vez desde el encuentro me pare a mirar a la mujer, que por cierto estaba de buen ver, aunque también era cierto que los extraños orificios en su cabeza le daban cierto aire intimidador, sin embargo, el peculiar color metálico de sus ojos llamaba poderosamente mi atención. ¿Seria ella uno de esos Bios de los que habla la gente en las tabernas?
-Vamos Lavey, seguro que encontramos algo bonito aquí.- Entre derecha a la tienda y tal era la emoción por comprar para la niña que no preste atención cuando la campana de la puerta solo sonó una única vez. De inmediato una buena moza salio a atenderme.- Buenos días, ando buscando ropa de viaje para una zagala de unos 13 años. Tiene que ser cómoda y duradera, a ser posible de colores oscuros.
La vendedora animada al intuir una compra segura me adentro en la tienda buscando las prendas pedidas, ante mi se presentaba un estante lleno con diversos artículos de viaje, camisas de lino, chalecos de cuero blando, pantalones de algodón y lana...
Mientras tanto en el mismo plano temporal pero en un espacio diferente una pequeña niña de pelo rubio tenia toda su atención y curiosidad captada en una mujer de cabellos plateados que portaba un muñeco a su espalda y un acompañante huesudo.
Lavey seguía de cerca pero a una distancia prudente al extraño grupo, la pequeña le tenia miedo a la peculiar criatura que debería de estar muerta y sin embargo caminaba por arte de magia, no había piel ni músculos ni tripas en aquel ser y sin embargo andaba como si estuviera vivo y fuera un perro normal y corriente.
-Y tu que eres? Eres malo o bueno? es ella tu dueña? -No estaba claro como había acertado el sexo de la mujer, igual fue por la estrechez de su espalda o por las caderas mas amplias a las de los hombres o quizá era la ausencia del fuerte aroma a macho cabrio, pero la cuestión era que Lavey se había perdido de la vista de la dragona de aire y se encontraba a un par de metros mirando a la espalda de la desconocida.- Y ese muñeco? es tu juguete? esta vivo? puedo jugar con el? -El can se dio la vuelta al percatarse de la niña, la miraba con la cabeza ladeada, con las cuencas vacías y la cola huesuda moviéndose con simpatía.- Yo creo que tu eres bueno.- Pronuncio la niña acercándose a un mas y agachándose hasta quedar a la altura del animal.- Tu eres un perro verdad? -Ante la llamada del animal por la raza que resulto ser también su nombre el cuadrúpedo dio un salto en el sitio y comenzó a mover mas rápido la cola mientras daba claras señales de querer jugar. Sin embargo ante aquel movimiento la niña se asusto y callo de culo al polvoriento suelo, aunque el susto duro poco.- Quieres jugar perrito?
De vuelta en la tienda... la moza se había tomado la libertad de elegir varios conjuntos con diversos colores, todos bonitos y alegres acordes a la edad de la niña indicada.
-Todos son muy bonitos pero no soy yo, sino la niña la que tiene que elegir el que mas le guste.- La mujer me miro extrañada sin entender mi frase.- Lo siento señora pero no la entiendo, aquí no hay ninguna niña. Entro usted sola.- En ese preciso instante saltaron las alarmas di vuelta sobre mis talones y al no ver a Lavey salí gritando de la tienda.- Guárdeme esa ropa, volveré enseguida.
No podía ser que hubiera perdido a la chiquilla, estaba aquí hacia un momento, como no me di cuenta de que no entro conmigo. De repente y mientras me adentraba en el gentío comenzaron aparecer las señales en mi mente. La falta de respuestas, la carencia de una segunda campanada en la puerta, la ausencia del peso de su mano agarrando mi pantalón o la manga de la camisa. Tenia que encontrarla, no podía estar muy lejos... no había pasado tanto tiempo.
Y por fin la escuche, aquella risa aniñada y alegre que indicaba que fuera lo fuere que estuviese haciendo estaba bien. Suspire aliviada al tiempo que mi corazón volvía a su sitio, la encontré metros mas adelante jugando con un siniestro animal que parecía que de siniestro tenia solo lo físico.
-Lavey que estas haciendo? -La niña que ahora acariciaba la cabeza del perro se giro al oír su nombre. -Mira Reivy que perrito mas simpático tiene esta chica, es mi nuevo amigo y creo que ese peluche que tiene a la espalda es su juguete... -La mirada severa que ahora tenia mi cara le dejo muy claro a la niña que había echo algo mal.- Adiós perrito, me tengo que ir. -Lavey camino despacio hasta llegar a mi, con la cara triste y mirando al suelo. -Porque te fuiste de mi lado? Que hubiera pasado si te llegas a perder y no te encuentro? -Ante las nuevas posibilidades la niña se asusto, jamas abría pensado algo así. Gruesas lagrimas empezaban asomarse en los ojos de la pequeña. -Lo siento Rei, no lo volveré hacer. -Suspire apenada al ver las lagrima y poniendo la mano en su cabeza cambie mi cara a una mas neutral.- Esta bien Vey, por suerte no paso nada. Señorita le pido disculpas por los problemas que le haya podido causar mi niña.
Por primera vez desde el encuentro me pare a mirar a la mujer, que por cierto estaba de buen ver, aunque también era cierto que los extraños orificios en su cabeza le daban cierto aire intimidador, sin embargo, el peculiar color metálico de sus ojos llamaba poderosamente mi atención. ¿Seria ella uno de esos Bios de los que habla la gente en las tabernas?
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
Una voz aguda me distrajo del final de mis compras, cuando me gire para ver me encontré con una pequeña niña observando a Perro con mucha atención. Analice su complexión y los datos arrojaron que debía tener mas o menos la misma edad que el pequeño Gwynn y el joven Chimar, seguramente esto era lo que los orgánicos llamaban: Casualidades. Aunque claramente solo era una cuestión de probabilidad, con un margen de años entre cero y treinta, encontrar gente en la mitad era bastante probable.
-Así es, se trata de un perro. Aunque su apariencia difiere de los demás, en todos los otros aspectos se comporta como cualquiera de su raza - Mire a Neil cuando la niña lo señalo, no parecía buena idea dejar que jugara con él, podría romperlo y eso me molestaría - Es mio, pero no es un juguete y no esta vivo, lo siento, no puedo prestártelo - Me agache y le sonreí a la pequeña tal como había aprendido a hacerlo para Los Gorriones cuando estaban ansiosos o enojados por algo, ese gesto parecía reconfortarlos - Pero puedes jugar con Perro, es muy bueno y seguramente disfrutara de pasar tiempo contigo.
Observando en mas detalle a la pequeña, se notaba que no era de por allí, tenía ropas de viaje y si bien eran prolijas, era evidente que les había dado buen uso. Si no era de la ciudad, tenía que estar con alguien, una orgánica tan joven no podía transportarse entre pueblos estando sola. Mire en los alrededores en busca de alguien que pareciera estar preocupada, no tarde en vislumbrar a una mujer de mediana edad y cabello oscuro que se acercaba apurada.
-¿Problemas? - Analice la oración, "Problema: Conjunto de hechos o circunstancias que dificultan la consecución de algún fin", no había pasado el suficiente tiempo con la niña como para que algo así sucediera, además de que parecía incapaz de poder causarme ningún tipo de inconveniente - Lavey no me causo problemas en lo absoluto, mostró un enorme interés por Perro y yo decidí explicarle para que no le quedaran dudas.
Mientras hablabamos Perro no dejaba de caminar alrededor de la niña, saltando para llamar su atención, probablemente a la espera de mas mimos, lo cual no tenía sentido ya que si no tenía piel no había forma de que los sintiera. Quizás eran resagos de cuando estaba vivo, igual que me sucedía a mi a veces.
-Mi nombre es Zöe - Sonreí lo más parecido posible a como lo hacían los orgánicos cuando se presentaban - No teman, no les haré daño - Siempre decía eso, luego de varios intentos de hablar con otras especies y que prefirieran evitarme por mi condición había agregado esa oración - Ni Perro tampoco las lastimara, es un buen perro a pesar de no estar vivo - Como si entendiera que hablábamos de él dio algunos ladridos, cosa extraña porque no tenía cuerdas vocales - Creo que es la magia lo que lo mantiene en movimiento, si Lavey quiere jugar con él puede hacerlo - No veía mucho problema en eso, y de todos modos yo necesitaba tiempo para poder repararme.
Desafortunadamente, en ese preciso momento el brazo que hasta entonces se había sostenido con lo justo, decidió desprenderse del todo, cayendo pesadamente al piso. Me quede mirando el miembro tirado durante unos segundos, luego lo agarre y lo acerqué a lo que ahora era un hueco en mi hombro.
-Quizás tarde más de lo previsto... -
-Así es, se trata de un perro. Aunque su apariencia difiere de los demás, en todos los otros aspectos se comporta como cualquiera de su raza - Mire a Neil cuando la niña lo señalo, no parecía buena idea dejar que jugara con él, podría romperlo y eso me molestaría - Es mio, pero no es un juguete y no esta vivo, lo siento, no puedo prestártelo - Me agache y le sonreí a la pequeña tal como había aprendido a hacerlo para Los Gorriones cuando estaban ansiosos o enojados por algo, ese gesto parecía reconfortarlos - Pero puedes jugar con Perro, es muy bueno y seguramente disfrutara de pasar tiempo contigo.
Observando en mas detalle a la pequeña, se notaba que no era de por allí, tenía ropas de viaje y si bien eran prolijas, era evidente que les había dado buen uso. Si no era de la ciudad, tenía que estar con alguien, una orgánica tan joven no podía transportarse entre pueblos estando sola. Mire en los alrededores en busca de alguien que pareciera estar preocupada, no tarde en vislumbrar a una mujer de mediana edad y cabello oscuro que se acercaba apurada.
-¿Problemas? - Analice la oración, "Problema: Conjunto de hechos o circunstancias que dificultan la consecución de algún fin", no había pasado el suficiente tiempo con la niña como para que algo así sucediera, además de que parecía incapaz de poder causarme ningún tipo de inconveniente - Lavey no me causo problemas en lo absoluto, mostró un enorme interés por Perro y yo decidí explicarle para que no le quedaran dudas.
Mientras hablabamos Perro no dejaba de caminar alrededor de la niña, saltando para llamar su atención, probablemente a la espera de mas mimos, lo cual no tenía sentido ya que si no tenía piel no había forma de que los sintiera. Quizás eran resagos de cuando estaba vivo, igual que me sucedía a mi a veces.
-Mi nombre es Zöe - Sonreí lo más parecido posible a como lo hacían los orgánicos cuando se presentaban - No teman, no les haré daño - Siempre decía eso, luego de varios intentos de hablar con otras especies y que prefirieran evitarme por mi condición había agregado esa oración - Ni Perro tampoco las lastimara, es un buen perro a pesar de no estar vivo - Como si entendiera que hablábamos de él dio algunos ladridos, cosa extraña porque no tenía cuerdas vocales - Creo que es la magia lo que lo mantiene en movimiento, si Lavey quiere jugar con él puede hacerlo - No veía mucho problema en eso, y de todos modos yo necesitaba tiempo para poder repararme.
Desafortunadamente, en ese preciso momento el brazo que hasta entonces se había sostenido con lo justo, decidió desprenderse del todo, cayendo pesadamente al piso. Me quede mirando el miembro tirado durante unos segundos, luego lo agarre y lo acerqué a lo que ahora era un hueco en mi hombro.
-Quizás tarde más de lo previsto... -
Zöe
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
-Menudo pateo más importante para conseguir unos pedazos de metal. - las quejas de Toro habían sido continuas durante todo el camino.
-Si te gusta comer y dormir bajo un techo esos "pedazos de metal" cobran una mayor importancia. - repetí tras perder la cuenta de cuantas veces lo había hecho ya.
-Yo trabajo y tengo techo con esto. - mostró sus marcados músculos. -Los pedazos de metal sólo me sirven si están afilados, sino son tan inútiles como una boñiga de caballo.
Suspiré largamente y me llevé la mano al rostro, arrastrándola por él. A mi también me cansaba tener que hacer aquel viaje tan largo para obtener los suministros para la herrería. Pero si no lo hacía yo nadie podría, y me moriría de hambre sin los ingresos de Tom.
-Míralo pues como una inversión. Esos pedazos de hierro me permitirán hacerte una armadura, con la que sacarás más rendimiento a tus músculos, ¿eso te gusta más?
-Ahí ya comenzamos a entendernos, jefe. Si, definitivamente te acompañaré.- Toro sonrió de oreja a oreja caminando ahora de forma alegre por el camino.
"Pero si ya me estas acompañando...." cerré los ojos y negué con la cabeza. -Espero que no te quejes más. - y recé para que pararan de producirse aquellas repetitivas discusiones, o bien que viéramos ya las puertas de Lunargente, ambas me servían.
-¡Mira jefe! ¡Ahí están!
Abrí los ojos y seguí el dedo de Toro. Por fin las pétreas murallas de la mayor ciudad de los humanos se mostraba ante mi.
-Por fin... Gracias a los dioses.
Para traspasar las puertas tuvimos que identificarnos, pagar el peaje y un extra por las armas, como era normal en aquellas ciudades. Gastos que habían sido asumidos por el dinero que nos dio Tom. Ahora sólo faltaba encontrar el puesto del comerciante que antes de la pandemia proveía a Tom de material.
-Muy bien. ¿Dónde está ese escuálido al que hay que aporrear?
Toro parecía estar impaciente por cumplir su parte del plan. Era uno de los motivos por el cual le había pedido que viniera, a parte del ejercicio de escolta, últimamente en mis viajes había sufrido bastantes encuentros poco agradables. Pero su parte sólo era el plan B. Lo primero era negociar, en lo que más probable es que no hubiera ningún problema y Toro sólo exhibiría su semblante que ya de por si coartaba. Si las cosas se ponían feas, puede que tuviéramos que recurrir a otros métodos. Aunque personalmente dudaba que el mercader fuera en contra de lo estipulado en el contrato firmado y que aún no había rescindido. De no hacerlo, nuestra tarea era sacarle el dinero que se le debía a Tom. Pan comido siempre y cuando el mercader no tuviera buenas influencias en la Guardia.
-¡Toro! ¡Ni se te ocurra actuar sin que yo te lo diga! Recuerda el plan.
-¡Por supuesto jefe! No se preocupe. Ningún cliente a tenido nunca queja de mi, usted no va a ser menos. -Toro me sonrió mientras me mostraba su mano con el pulgar alzado.
Fuera cual fuera la circunstancia me hacía gracia que Toro me tratara de "jefe" y "usted" pese a que me sacaba cuatro cabezas y dos cuerpos, una manía que él mismo había cogido cuando le salvé la vida.
-Perfecto. Vayamos a buscar al mercader.
-Si te gusta comer y dormir bajo un techo esos "pedazos de metal" cobran una mayor importancia. - repetí tras perder la cuenta de cuantas veces lo había hecho ya.
-Yo trabajo y tengo techo con esto. - mostró sus marcados músculos. -Los pedazos de metal sólo me sirven si están afilados, sino son tan inútiles como una boñiga de caballo.
Suspiré largamente y me llevé la mano al rostro, arrastrándola por él. A mi también me cansaba tener que hacer aquel viaje tan largo para obtener los suministros para la herrería. Pero si no lo hacía yo nadie podría, y me moriría de hambre sin los ingresos de Tom.
-Míralo pues como una inversión. Esos pedazos de hierro me permitirán hacerte una armadura, con la que sacarás más rendimiento a tus músculos, ¿eso te gusta más?
-Ahí ya comenzamos a entendernos, jefe. Si, definitivamente te acompañaré.- Toro sonrió de oreja a oreja caminando ahora de forma alegre por el camino.
"Pero si ya me estas acompañando...." cerré los ojos y negué con la cabeza. -Espero que no te quejes más. - y recé para que pararan de producirse aquellas repetitivas discusiones, o bien que viéramos ya las puertas de Lunargente, ambas me servían.
-¡Mira jefe! ¡Ahí están!
Abrí los ojos y seguí el dedo de Toro. Por fin las pétreas murallas de la mayor ciudad de los humanos se mostraba ante mi.
-Por fin... Gracias a los dioses.
* * *
Para traspasar las puertas tuvimos que identificarnos, pagar el peaje y un extra por las armas, como era normal en aquellas ciudades. Gastos que habían sido asumidos por el dinero que nos dio Tom. Ahora sólo faltaba encontrar el puesto del comerciante que antes de la pandemia proveía a Tom de material.
-Muy bien. ¿Dónde está ese escuálido al que hay que aporrear?
Toro parecía estar impaciente por cumplir su parte del plan. Era uno de los motivos por el cual le había pedido que viniera, a parte del ejercicio de escolta, últimamente en mis viajes había sufrido bastantes encuentros poco agradables. Pero su parte sólo era el plan B. Lo primero era negociar, en lo que más probable es que no hubiera ningún problema y Toro sólo exhibiría su semblante que ya de por si coartaba. Si las cosas se ponían feas, puede que tuviéramos que recurrir a otros métodos. Aunque personalmente dudaba que el mercader fuera en contra de lo estipulado en el contrato firmado y que aún no había rescindido. De no hacerlo, nuestra tarea era sacarle el dinero que se le debía a Tom. Pan comido siempre y cuando el mercader no tuviera buenas influencias en la Guardia.
-¡Toro! ¡Ni se te ocurra actuar sin que yo te lo diga! Recuerda el plan.
-¡Por supuesto jefe! No se preocupe. Ningún cliente a tenido nunca queja de mi, usted no va a ser menos. -Toro me sonrió mientras me mostraba su mano con el pulgar alzado.
Fuera cual fuera la circunstancia me hacía gracia que Toro me tratara de "jefe" y "usted" pese a que me sacaba cuatro cabezas y dos cuerpos, una manía que él mismo había cogido cuando le salvé la vida.
-Perfecto. Vayamos a buscar al mercader.
Ircan
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
Lavey se sacaba las lagrimas y volvía animarse con las vueltas y los ladridos del perro, empujada por la invitación de su dueña pero aun faltaba la aprobación de la mayor de la dragonas. La pequeña clavo los ojos en el intenso azul de la otra, con esa cara que ponen todos los niños cuando piden permiso a sus padres sin saber si les darían una respuesta afirmativa pero deseos y esperanzados por escuchar el tan deseado "si". En esta ocasión la pelea la gano la rubia que se puso a jugar con Perro con una sonrisa alegre.
-No sabes hasta que punto me alivia escuchar tu respuesta Zöe. Lavey es buena chica pero a veces se pone muy intensa y alborotadora.
-Es verdad. Soy buena por... Aaah! -La frase de la niña quedo a medias y grito al ver caer el brazo de la biotica.- S-se te a caído el brazo! Estas bien? te duele? puedo ayudarte? como se cura? te vas a morir? -En la cara de Lavey se dibujaban una amalgama de sentimientos, miedo, pánico, preocupación... -No te puedes morir, Perro no se puede quedar solo. Reivy tenemos que hacer algo. -La chiquilla se giro hacia mi nerviosa y decidida mientras Zöe recogía su extremidad.- No podemos dejar que se muera, el perrito se quedaría solo. Haz algo!
El desprendimiento del miembro también me había sobre cogido a mi, no se veía sangre en el suelo, ni dolor aparente en la cara de la mujer y a juzgar por sus palabras parecía que ya sabia lo que le pasaba y que tenia solución. En estos momentos daba la sensación que se le había caído el brazo a Lavey y no a Zöe, lo mas rápido seria despistar su mente y para lograr eso lo primero era que dejara de mirar hacia el problema.
-Lavey... Vey cálmate, Zöe va estar bien.- Tome a la niña de los hombros y le di la vuelta para que se centrara en mi.- Ella no es como nosotras, es... creo que es una Biotica, una especie de maquina. Su brazo tiene solución, se puede reparar. -Ahora le pasaba las manos por la cabeza y la cara acariciándola, dándole el confort que necesitaba.- Perro no se va a quedar solo, ni ella se va a morir.
-Pe-pero se le a caído el brazo... seguro que le duele y... -Opto por callar a la niña abrazándola dando a la vez un pequeño siseo que pedía silencio.- Zöe ¿Hay algo que podamos hacer para ayudarte? ¿Necesitas alguna clase de material en particular?
La explosión de sentimiento de Lavey se fue calmando lentamente, se podían escuchar pequeños sollozos ahogados en mi pecho. Con el paso de los segundos la infante pareció comprender la situación y con un fuerte sonido de mocos siendo devueltos a su sitio y un par de restregones en mi ropa Lavey se recompuso y miro a la mujer.
- Si quieres puedo cuidar de Perro mientras te curas Zöe.
-No sabes hasta que punto me alivia escuchar tu respuesta Zöe. Lavey es buena chica pero a veces se pone muy intensa y alborotadora.
-Es verdad. Soy buena por... Aaah! -La frase de la niña quedo a medias y grito al ver caer el brazo de la biotica.- S-se te a caído el brazo! Estas bien? te duele? puedo ayudarte? como se cura? te vas a morir? -En la cara de Lavey se dibujaban una amalgama de sentimientos, miedo, pánico, preocupación... -No te puedes morir, Perro no se puede quedar solo. Reivy tenemos que hacer algo. -La chiquilla se giro hacia mi nerviosa y decidida mientras Zöe recogía su extremidad.- No podemos dejar que se muera, el perrito se quedaría solo. Haz algo!
El desprendimiento del miembro también me había sobre cogido a mi, no se veía sangre en el suelo, ni dolor aparente en la cara de la mujer y a juzgar por sus palabras parecía que ya sabia lo que le pasaba y que tenia solución. En estos momentos daba la sensación que se le había caído el brazo a Lavey y no a Zöe, lo mas rápido seria despistar su mente y para lograr eso lo primero era que dejara de mirar hacia el problema.
-Lavey... Vey cálmate, Zöe va estar bien.- Tome a la niña de los hombros y le di la vuelta para que se centrara en mi.- Ella no es como nosotras, es... creo que es una Biotica, una especie de maquina. Su brazo tiene solución, se puede reparar. -Ahora le pasaba las manos por la cabeza y la cara acariciándola, dándole el confort que necesitaba.- Perro no se va a quedar solo, ni ella se va a morir.
-Pe-pero se le a caído el brazo... seguro que le duele y... -Opto por callar a la niña abrazándola dando a la vez un pequeño siseo que pedía silencio.- Zöe ¿Hay algo que podamos hacer para ayudarte? ¿Necesitas alguna clase de material en particular?
La explosión de sentimiento de Lavey se fue calmando lentamente, se podían escuchar pequeños sollozos ahogados en mi pecho. Con el paso de los segundos la infante pareció comprender la situación y con un fuerte sonido de mocos siendo devueltos a su sitio y un par de restregones en mi ropa Lavey se recompuso y miro a la mujer.
- Si quieres puedo cuidar de Perro mientras te curas Zöe.
Reivy Abadder
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
No hubiese esperado que la caída de mi brazo resultara tan impactante para la niña orgánica, su gesto paso en un instante de la alegría al miedo y yo no pude hacer nada más que quedarme viendo como su tutora se hacía cargo. “Impotencia: Falta de poder para hacer algo”, eso era lo que debería sentir en un momento así, ya que ninguna de mis funciones me permitía el poder empatizar con una criatura viva.
-No debes preocuparte, no poseo receptores de dolor y mi cuerpo tendría que ser seriamente dañado para que dejara de funcionar – Me agache para quedar a la altura de la niña, no podía verme porque estaba con el rostro apoyado contra el cuerpo de la otra mujer, quizás era mejor así, los orgánicos se impresionaban muy fácilmente –Tampoco le pasara nada a Perro, algo que no está vivo no puede morir ¿Correcto?
En realidad éramos un grupo de seres que imitábamos a los orgánicos, cada uno con su limitación y a su modo. Yo había sido creada en base a un cuerpo humano, aunque ya no se me podía considerar como tal, la mayor parte de mis órganos internos habían sido remplazados y mi mente había sido intervenida para que siguiera una programación preestablecida. El muñeco Neil había sido fabricado para que tuviera una forma humanoide y realizar así espectáculos para los niños. Suponía además que Perro había sido un perro de verdad en algún momento, el escaneo sobre sus huesos confirmaba que eran reales.
-Tu tutora tiene razón, no estamos hechos de los mismos materiales ni tenemos funciones parecidas – Cualquier prueba que pudiera darle solo asustaría aún más a la pequeña, así que deje que simplemente confiara en mi palabra. Me puse en pie nuevamente – Agradezco tu preocupación, en verdad solo necesito un sitio donde poder estar sentada y tranquila para poder repararme, mis funciones incluyen la de mantenimiento y reparación de Bio- cibernéticos.
No eran las únicas que me miraban, si bien era de común conocimiento que existían los autómatas y que estábamos repartidos por Aerandir, no éramos tan numerosos como para ser parte del paisaje habitual de la ciudad. Las personas a nuestro alrededor miraban mi brazo, los puertos en mi cabeza, las pequeñas partes de metal que sobresalían en mi piel morena.
-Sería de gran ayuda si cuidas a Perro – Le respondí a la niña, y el huesudo canino parecía estar de acuerdo, hacía mucho que no se divertía tanto. Comenzó a hacer un juego que ya era habitual en él, corría unos metros y miraba hacia atrás como para que lo siguieran, luego regresaba, daba algunas vueltas alrededor de la joven y volvía a repetir el proceso – Aún no sé porque hace eso, no tiene ningún sentido.
Iba a levantar el bolso donde llevaba las piezas que había comprado, pero no podía cargarla y a la vez llevar mi brazo, así que puse el miembro adentro de la mochila, aunque sobresalía por arriba al igual que el títere. De esa manera podía llevar todo con una sola mano.
-Oye, espera, espera un segundo – Un humano se arrimó muy apurado a mí, se acercó al bolso y agarró el brazo sin decirme nada - ¿Cuánto pides por esto? Esta hecho de un excelente material, nunca había visto algo tan bien diseñado, vamos, dime un precio, pagare lo que sea.
-No debes preocuparte, no poseo receptores de dolor y mi cuerpo tendría que ser seriamente dañado para que dejara de funcionar – Me agache para quedar a la altura de la niña, no podía verme porque estaba con el rostro apoyado contra el cuerpo de la otra mujer, quizás era mejor así, los orgánicos se impresionaban muy fácilmente –Tampoco le pasara nada a Perro, algo que no está vivo no puede morir ¿Correcto?
En realidad éramos un grupo de seres que imitábamos a los orgánicos, cada uno con su limitación y a su modo. Yo había sido creada en base a un cuerpo humano, aunque ya no se me podía considerar como tal, la mayor parte de mis órganos internos habían sido remplazados y mi mente había sido intervenida para que siguiera una programación preestablecida. El muñeco Neil había sido fabricado para que tuviera una forma humanoide y realizar así espectáculos para los niños. Suponía además que Perro había sido un perro de verdad en algún momento, el escaneo sobre sus huesos confirmaba que eran reales.
-Tu tutora tiene razón, no estamos hechos de los mismos materiales ni tenemos funciones parecidas – Cualquier prueba que pudiera darle solo asustaría aún más a la pequeña, así que deje que simplemente confiara en mi palabra. Me puse en pie nuevamente – Agradezco tu preocupación, en verdad solo necesito un sitio donde poder estar sentada y tranquila para poder repararme, mis funciones incluyen la de mantenimiento y reparación de Bio- cibernéticos.
No eran las únicas que me miraban, si bien era de común conocimiento que existían los autómatas y que estábamos repartidos por Aerandir, no éramos tan numerosos como para ser parte del paisaje habitual de la ciudad. Las personas a nuestro alrededor miraban mi brazo, los puertos en mi cabeza, las pequeñas partes de metal que sobresalían en mi piel morena.
-Sería de gran ayuda si cuidas a Perro – Le respondí a la niña, y el huesudo canino parecía estar de acuerdo, hacía mucho que no se divertía tanto. Comenzó a hacer un juego que ya era habitual en él, corría unos metros y miraba hacia atrás como para que lo siguieran, luego regresaba, daba algunas vueltas alrededor de la joven y volvía a repetir el proceso – Aún no sé porque hace eso, no tiene ningún sentido.
Iba a levantar el bolso donde llevaba las piezas que había comprado, pero no podía cargarla y a la vez llevar mi brazo, así que puse el miembro adentro de la mochila, aunque sobresalía por arriba al igual que el títere. De esa manera podía llevar todo con una sola mano.
-Oye, espera, espera un segundo – Un humano se arrimó muy apurado a mí, se acercó al bolso y agarró el brazo sin decirme nada - ¿Cuánto pides por esto? Esta hecho de un excelente material, nunca había visto algo tan bien diseñado, vamos, dime un precio, pagare lo que sea.
Zöe
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
-Esto es enorme jefe, ¿cómo se supone que vamos a encontrar al susodicho? - Toro había quedado abrumado por la exuberante cantidad de edificios, así como lo estrechas y pobladas que estaban las calles, eso sin hacer mención al olor.
Nunca había sido más consciente de las diferencias de olores entre humanos y licántropos, o por lo menos la diferencia de estos últimos con los habitantes de Lunargenta.
-La verdad es que no tengo ni idea. Más allá de que habitaba cerca del mercado Tom no me dio más información. - empecé a sopesar la situación mirando a un lado y al otro, intentando encontrar algún tipo de pista. Pero era imposible, entre tanto gentío era casi imposible ver los carteles. -Creo que deberemos de preguntar.
Entre empujones de unos y de otros conseguimos preguntar a unos pocos mercaderes, pero nadie sabía nada de nuestro hombre.
-Me estoy agobiando un poco jefe. - Toro se frotó los brazos como si se quitará algo.
-Yo también. -no me hizo faltar mirar en detenimiento para saber el por qué de su gesto, pues a mi también se me había pegado el sudor de los transeúntes a la ropa, así como su olor. "No es una ciudad para licántropos ni hombres bestia supongo."
-¡Mira! ¡Ahí adelante parece haber un hueco libre!
Toro comenzó a abrirse paso empujando sin contemplaciones a todo aquel que se interpusiera en su camino. Podía comprender su urgencia por encontrar un espacio con algo de "aire limpio", pero sabía que aquel acto podría tener consecuencias por parte de La Guardia, así que fui detrás de él disculpándome rápidamente con todo el que veía pero sin entretenerme mucho.
-¡Ahhh! ¡Por fin! -Toro hinchó sus pulmones todo lo que pudo, lo que era bastante debido a su gran constitución.
Yo por mi parte me escabullí por detrás suya y me coloqué dentro de circulo, agradeciendo aquel pequeño respiro, aunque no tardé en preguntarme porque la gente había dejado tan abierto aquel espacio. No tardé en identificar a una rubia niña pequeña, a una más mayor a su lado, ¿sería su madre?, que miraban a otra mujer manca y de cabellos plateados, un plateado algo extraño. Esta a su vez estaba encarada hacía un hombre, bien vestido y que, aunque no lo pareciera estaba franqueado por dos hombres de oscuras intenciones. El hombre sostenía en sus manos un brazo algo raro. No podía decir nada más de él pues estaba de espaldas.
"Si todo el mundo se aparta es porque puede que este tipo sea influyente... y si es influyente puede tener la información que necesito..." pensé mientras me rascaba el mentón acercándome inconscientemente. -Disculpa.- alargué la mano y le toqué el hombre para llamarlo, lo que provocó ciertos murmullos entre la gente que nos miraba.-¿Sabrías por casualidad...?
-¿¡Quién se atreve a tocarme mientras negocio!?- se giró lanzándome una mirada furibunda.
Me quedé mirándole algo perplejo, mientras percibía como la tensión en el ambiente comenzaba a crecer. Aunque tener a Toro cubriéndote las espaldas, creo que es algo que tranquiliza a cualquiera.
________________________________________________________________________________________________________
Perdón por la espera u.u. Por cierto he cambiado el color del comerciante porque el blanco es el que usa mi pj jajaja. Sorry.
Nunca había sido más consciente de las diferencias de olores entre humanos y licántropos, o por lo menos la diferencia de estos últimos con los habitantes de Lunargenta.
-La verdad es que no tengo ni idea. Más allá de que habitaba cerca del mercado Tom no me dio más información. - empecé a sopesar la situación mirando a un lado y al otro, intentando encontrar algún tipo de pista. Pero era imposible, entre tanto gentío era casi imposible ver los carteles. -Creo que deberemos de preguntar.
Entre empujones de unos y de otros conseguimos preguntar a unos pocos mercaderes, pero nadie sabía nada de nuestro hombre.
-Me estoy agobiando un poco jefe. - Toro se frotó los brazos como si se quitará algo.
-Yo también. -no me hizo faltar mirar en detenimiento para saber el por qué de su gesto, pues a mi también se me había pegado el sudor de los transeúntes a la ropa, así como su olor. "No es una ciudad para licántropos ni hombres bestia supongo."
-¡Mira! ¡Ahí adelante parece haber un hueco libre!
Toro comenzó a abrirse paso empujando sin contemplaciones a todo aquel que se interpusiera en su camino. Podía comprender su urgencia por encontrar un espacio con algo de "aire limpio", pero sabía que aquel acto podría tener consecuencias por parte de La Guardia, así que fui detrás de él disculpándome rápidamente con todo el que veía pero sin entretenerme mucho.
-¡Ahhh! ¡Por fin! -Toro hinchó sus pulmones todo lo que pudo, lo que era bastante debido a su gran constitución.
Yo por mi parte me escabullí por detrás suya y me coloqué dentro de circulo, agradeciendo aquel pequeño respiro, aunque no tardé en preguntarme porque la gente había dejado tan abierto aquel espacio. No tardé en identificar a una rubia niña pequeña, a una más mayor a su lado, ¿sería su madre?, que miraban a otra mujer manca y de cabellos plateados, un plateado algo extraño. Esta a su vez estaba encarada hacía un hombre, bien vestido y que, aunque no lo pareciera estaba franqueado por dos hombres de oscuras intenciones. El hombre sostenía en sus manos un brazo algo raro. No podía decir nada más de él pues estaba de espaldas.
"Si todo el mundo se aparta es porque puede que este tipo sea influyente... y si es influyente puede tener la información que necesito..." pensé mientras me rascaba el mentón acercándome inconscientemente. -Disculpa.- alargué la mano y le toqué el hombre para llamarlo, lo que provocó ciertos murmullos entre la gente que nos miraba.-¿Sabrías por casualidad...?
-¿¡Quién se atreve a tocarme mientras negocio!?- se giró lanzándome una mirada furibunda.
Me quedé mirándole algo perplejo, mientras percibía como la tensión en el ambiente comenzaba a crecer. Aunque tener a Toro cubriéndote las espaldas, creo que es algo que tranquiliza a cualquiera.
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Perdón por la espera u.u. Por cierto he cambiado el color del comerciante porque el blanco es el que usa mi pj jajaja. Sorry.
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
Aquello era indignante, El mundo esta lleno de oportunistas. El cuerpo aun estaba caliente y ya teníamos a un fulano delante que quería llevarse el brazo de la chica. Tanto Perro como Lavey dejaron de jugar y comenzaron a mirar fijamente al desconocido esperando una señal para lanzarse por el. La biotica por otro lado parecía estar analizando la situación, no se movía ni emitía gesto alguno. Pues lo llevas claro, que te piensas que te vas a llevar el brazo, subnormal de monte.
-¿Y tu quien te has creído que eres? -Me coloque entre ellos dos y en un impulsivo arrebato le saque el brazo de la manos. -No solo, pretendes quedarte con algo que no es tuyo... -Movía enérgicamente el miembro robotico que por la inercia del zarandeo movía la muñeca y señalaba al mercader con los dedos flácidos.- ...sino que a de mas lo has sacado deliberadamente de la mochila de mi compañera. Pues ya puede irse con viento fresco a otra parte porq...
En el justo momento en que pretendía abofetear al malandrín con la mano de Zöe un muchacho de una edad bastante parecida a la de Lavey apareció acompañado con mastodonte astado que le quitaría el hipo hasta al gladiador mas veterano. Si se hubiera quedado quieto el golpe hubiera ido a donde quería, si el tipo no hubiera interrumpido ahora sus gritos irían dirigidos hacia mi, pero no fue así. El bofetón fue directo a la calva del tipo que ahora comenzaba a enrojecerse producto del manotazo. Puff así estas mas guapo jajajaja. Sin darme cuenta la niña se colo por las piernas de todo y termino entre el comerciante y mi cuerpo. Parecía que aquel golpe era la señal que esperaba.
-Déjanos en paz, ese brazo no es tuyo, aquí no te queremos. -Por algún motivo el perro huesudo parecía imitar todo lo que la niña hacia y de igual manera comenzó a ladrar al tipo desde detrás de su dueña. -Vete a un burdel, seguro que ahí encuentras lo que quieres.
La niña sin saberlo y habiendo entendido erróneamente el concepto de las casas de placer soltó una maravillosa perla que casi me hace perder la cara seria y enfadada que traía hacia el busca-pleitos. Sin darse cuenta Lavey acababa de dejar en muy mala posición al fulano. -Esto es inaceptable!! -El comerciante rojo de ira y vergüenza no sabia hacia donde mirar, le estaban atacando por todos los bandos, aunque bien era cierto que el muchacho recién llegado parecía buscar solo unas indicaciones.
-¿Y tu quien te has creído que eres? -Me coloque entre ellos dos y en un impulsivo arrebato le saque el brazo de la manos. -No solo, pretendes quedarte con algo que no es tuyo... -Movía enérgicamente el miembro robotico que por la inercia del zarandeo movía la muñeca y señalaba al mercader con los dedos flácidos.- ...sino que a de mas lo has sacado deliberadamente de la mochila de mi compañera. Pues ya puede irse con viento fresco a otra parte porq...
En el justo momento en que pretendía abofetear al malandrín con la mano de Zöe un muchacho de una edad bastante parecida a la de Lavey apareció acompañado con mastodonte astado que le quitaría el hipo hasta al gladiador mas veterano. Si se hubiera quedado quieto el golpe hubiera ido a donde quería, si el tipo no hubiera interrumpido ahora sus gritos irían dirigidos hacia mi, pero no fue así. El bofetón fue directo a la calva del tipo que ahora comenzaba a enrojecerse producto del manotazo. Puff así estas mas guapo jajajaja. Sin darme cuenta la niña se colo por las piernas de todo y termino entre el comerciante y mi cuerpo. Parecía que aquel golpe era la señal que esperaba.
-Déjanos en paz, ese brazo no es tuyo, aquí no te queremos. -Por algún motivo el perro huesudo parecía imitar todo lo que la niña hacia y de igual manera comenzó a ladrar al tipo desde detrás de su dueña. -Vete a un burdel, seguro que ahí encuentras lo que quieres.
La niña sin saberlo y habiendo entendido erróneamente el concepto de las casas de placer soltó una maravillosa perla que casi me hace perder la cara seria y enfadada que traía hacia el busca-pleitos. Sin darse cuenta Lavey acababa de dejar en muy mala posición al fulano. -Esto es inaceptable!! -El comerciante rojo de ira y vergüenza no sabia hacia donde mirar, le estaban atacando por todos los bandos, aunque bien era cierto que el muchacho recién llegado parecía buscar solo unas indicaciones.
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
Me quede observando al hombre, no había manera de que le vendiera mi brazo, el principal motivo era que no podía construir otro, y de quedarme sin ese miembro mis capacidades se verían seriamente reducidas. Iba a explicarle esto al humano cuando me vi interrumpida por un joven y su acompañante hombre-bestia.
-¿Qué es lo que necesita? – Le dije al muchacho, aún sin haber recuperado mi brazo - ¿Busca alguna mercadería en especial? – Mientras tanto la mujer que me había ofrecido su ayuda estaba en una efusiva discusión con el comerciante.
-¿Qué es lo que le sucede? ¿Acaso está usted loca? – La increpaba el sujeto absolutamente indignado – Es solo una bio- cibernético, siquiera tiene la capacidad de ofenderse ¡No tiene sentimientos! – Al ver a ese extraño perro acercándose hizo un gesto para que sus dos guardias se interpusieran – No soporto a estas personas que confunden lo que es real y lo que no…- Miró con un profundo odio a la niña que lo había mando a un Burdel, pero no le respondió.
-Sus afirmaciones son correctas, no poseo la capacidad de ofenderme o emocionarme de cualquier otra manera. Sin embargo… - Agarre el brazo que la mujer aún sostenía y lo puse en la mochila nuevamente – Esta pieza es de mi propiedad y es irreemplazable, si la retira del bolso sin mi consentimiento puede ser considerado robo.
-Solo se le puede robar a un ser vivo – Respondió con frialdad.
-…-Tenía sentido, las leyes se aplicaban para los seres que tenían a su vez derechos civiles, derechos que les eran otorgados por ser ciudadanos de cierta sociedad. “Derechos: Conjunto de principios, preceptos y reglas que rigen las relaciones humanas en toda sociedad civil, y a los que deben someterse todos los ciudadanos.”-Es cierto… Pero preferiría que no me lo quitara… Por favor.
Los Bio- cibernéticos no teníamos permiso de usar la violencia contra los orgánicos, así que mi única alternativa era el negarme educadamente y esperar que el humano entendiera mis motivos. Me agache e intenté calmar a Perro, se dejaba influenciar demasiado por las emociones de otros, y eso podía ser un problema.
Quizás todo sería más sencillo si ponía el brazo en su sitio, así fuera de modo provisorio, entonces el comerciante no tendría nada para comprar. Aun estaba agachada así que le hice un gesto a la pequeña Lavey para que se acercara.
-Sostén esto aquí, por favor – Con la niña sosteniendo el brazo en el sitio desplegué las herramientas en mi mano y comencé a trabajar allí mismo, solo conectaría unos pocos cables para que no se cayera – No tardaré mucho.
-Tch – Se quejó el comerciante – Solo complicas las cosas, pero si así lo quieres… Te compro completa – Dijo con una sonrisa altanera en el rostro - ¿Dónde está tu dueño? Negociaré el precio directamente con él.
-¿Qué es lo que necesita? – Le dije al muchacho, aún sin haber recuperado mi brazo - ¿Busca alguna mercadería en especial? – Mientras tanto la mujer que me había ofrecido su ayuda estaba en una efusiva discusión con el comerciante.
-¿Qué es lo que le sucede? ¿Acaso está usted loca? – La increpaba el sujeto absolutamente indignado – Es solo una bio- cibernético, siquiera tiene la capacidad de ofenderse ¡No tiene sentimientos! – Al ver a ese extraño perro acercándose hizo un gesto para que sus dos guardias se interpusieran – No soporto a estas personas que confunden lo que es real y lo que no…- Miró con un profundo odio a la niña que lo había mando a un Burdel, pero no le respondió.
-Sus afirmaciones son correctas, no poseo la capacidad de ofenderme o emocionarme de cualquier otra manera. Sin embargo… - Agarre el brazo que la mujer aún sostenía y lo puse en la mochila nuevamente – Esta pieza es de mi propiedad y es irreemplazable, si la retira del bolso sin mi consentimiento puede ser considerado robo.
-Solo se le puede robar a un ser vivo – Respondió con frialdad.
-…-Tenía sentido, las leyes se aplicaban para los seres que tenían a su vez derechos civiles, derechos que les eran otorgados por ser ciudadanos de cierta sociedad. “Derechos: Conjunto de principios, preceptos y reglas que rigen las relaciones humanas en toda sociedad civil, y a los que deben someterse todos los ciudadanos.”-Es cierto… Pero preferiría que no me lo quitara… Por favor.
Los Bio- cibernéticos no teníamos permiso de usar la violencia contra los orgánicos, así que mi única alternativa era el negarme educadamente y esperar que el humano entendiera mis motivos. Me agache e intenté calmar a Perro, se dejaba influenciar demasiado por las emociones de otros, y eso podía ser un problema.
Quizás todo sería más sencillo si ponía el brazo en su sitio, así fuera de modo provisorio, entonces el comerciante no tendría nada para comprar. Aun estaba agachada así que le hice un gesto a la pequeña Lavey para que se acercara.
-Sostén esto aquí, por favor – Con la niña sosteniendo el brazo en el sitio desplegué las herramientas en mi mano y comencé a trabajar allí mismo, solo conectaría unos pocos cables para que no se cayera – No tardaré mucho.
-Tch – Se quejó el comerciante – Solo complicas las cosas, pero si así lo quieres… Te compro completa – Dijo con una sonrisa altanera en el rostro - ¿Dónde está tu dueño? Negociaré el precio directamente con él.
Zöe
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
Ufff, quien diría que estaría en Lunargenta, ¡era increíble!, tiendas, mucha gente, era un nuevo mundo para mi. Luego de mi largo viaje pensaba ir a una taberna, para tomar algo y descansar... mi estadía no seria larga aquí, no estoy acostumbrado a vivir con millones de personas, ni con miles, ni con... bueno, mejor ni con 5. Lo mas tedioso era tener que ir esquivando a la gente, era eso o te chocabas, ¿Acaso no ven?, no tarde mucho en llegar a una zona donde había unos mercaderes. Yo estaba cansado así que decidí sentarme en un costado y ver como negociaban las cosas, la gente pasaba y me miraba, se que parecía una persona extraña con los ojos, pero no podía ir a ciegas con una venda, así que los cerré hasta casi quedarme dormido.... casi. No pude dejar de escuchar una pelea a lo lejos, es como si todo lo demás quedara sin sonido, y solo se escuchara esa conversación.
- Cuanto griterío, cuanta gente, ¿Como no se cansan? - Dije en voz baja, hablando solo.
Observe a una mujer ¡era un bio!, escuche sobre ellos.. Me quede mirando fijamente al ver que al lado de la mujer había un perro sin piel, era puro huesos. Y otra niña, y para rematar, un sujeto quejándose. No podía dejar que un hombre sea mal educado y egoísta al frente de unas damas.Así que no dude en acercarme... fui consciente de que habia otras 2 personas mas alrededor del comerciante
- Disculpe, ¿Me puede explicar por que molesta a estas señoritas? - Dije poniéndome cara a cara con el y mirándolo fijamente a los ojos. Luego lo agarre y lo aleje unos metros de mi.
- Así esta mejor. Ahora déjeme explicarle, usted no comprara a nadie, y si dicen que no esta a la venta, no esta a la venta. Y ni se le ocurra ponerle una mano encima a nadie... - Dije. No quería sonar duro, ni tratar de hacerme el gran caballero al frente de todos. Pero no me iba a quedar sentado.
- Solo... Vayase, Yo soy el dueño, y no esta a la venta. - Dije mirando al sujeto, parado firme sin moverme.
Offrol : Disculpen, no se como quieren llevar al Comerciante, así que la respuesta la dejo en ustedes.
- Cuanto griterío, cuanta gente, ¿Como no se cansan? - Dije en voz baja, hablando solo.
Observe a una mujer ¡era un bio!, escuche sobre ellos.. Me quede mirando fijamente al ver que al lado de la mujer había un perro sin piel, era puro huesos. Y otra niña, y para rematar, un sujeto quejándose. No podía dejar que un hombre sea mal educado y egoísta al frente de unas damas.Así que no dude en acercarme... fui consciente de que habia otras 2 personas mas alrededor del comerciante
- Disculpe, ¿Me puede explicar por que molesta a estas señoritas? - Dije poniéndome cara a cara con el y mirándolo fijamente a los ojos. Luego lo agarre y lo aleje unos metros de mi.
- Así esta mejor. Ahora déjeme explicarle, usted no comprara a nadie, y si dicen que no esta a la venta, no esta a la venta. Y ni se le ocurra ponerle una mano encima a nadie... - Dije. No quería sonar duro, ni tratar de hacerme el gran caballero al frente de todos. Pero no me iba a quedar sentado.
- Solo... Vayase, Yo soy el dueño, y no esta a la venta. - Dije mirando al sujeto, parado firme sin moverme.
Offrol : Disculpen, no se como quieren llevar al Comerciante, así que la respuesta la dejo en ustedes.
Rakan'Drag
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
"Nota mental.... Los humanos están más locos de lo que me pensaba. ¿Ya eran así cuando crecí junto a ellos? ¿O es que he pasado demasiado tiempo entre los licántropos? ¿Puede que sólo sea algo característico de la ciudad?" todo aquello se me pasó por la mente mientras miraba atónito la reacción del mercader y la de las dos mujeres que acompañaban a la robótica, aparentemente humanas.
Mientras tanto, Toro se estaba poniendo nervioso sin dejando de observar a los dos guardaespaldas del tipo. La situación se estaba saliendo un poco de desmadre. Para mi sorpresa la única que se ofreció por responderme fue la que estaba en el centro del problema.
-Pues busco...- pero no pude terminar la frase, el mercader estaba centrado en ser el centro de atención.
"¿Nos lo comemos?" casi estaba por darle el placer al lobo.
"Respira... aunque ya tiene valor que la única educada sea la robot."
Me crucé de brazos y me puse a observar el intercambio de opiniones sobre las leyes de propiedad privada, la ley que distinguía entre orgánicos e inorgánicos y demás temas relacionados. Incluso averigüe un poco practicas humanas urbanas, parece ser que la niña pequeña sabía la función de un burdel e invitaba al comerciante a ir.
-Jefe... ¿Por que esa niña está publicitando un burdel? - me susurró Toro al oido.
-No tengo ni idea... Quiero entender que ha sido un insulto... espero...- dí un suspiro.
-Gracias, jefe. Pensé que era el único en no enterarse de nada.
-Tranquilo, creo que ni ellos lo saben muy bien.
En ese momento apareció una nueva persona, que apareció diciendo que él era el duelo de la biocibernetica. Miré al nuevo participante de la reyerta arqueando una ceja, puede que llevará armadura pero esta no parecía en muy buen estado, había vivido demasiadas cosas sin el buen cuidado de un herrero1, fabricaba aquellas cosas sabía de lo que hablaba. No se si engañaría al mercader, esperaba que si, puede que aquello diera lugar a una solución pacifica. A parte, sus ojos soltaban una extraña luz, ¿sería también un biocibernetico? De ser así las cosas no creo que se solucionasen demasiado, seguramente el mercader querría comprar a los dos sujetos.
"Debería meterme en este jaleo" pensé rascándome el mentón mientras la situación se volvía cada vez más tensa. "Puede que la bio tenga información, aunque creo que no es de por aquí. Y el resto..." miré a los demás participantes. Todos llevaban ropas marcadas por los viajes. "No tengo mucho interés en esto.2"
Mi vista se posó sobre la chiquilla que posaba valientemente frente al mercader en actitud protectora.
"Maldita sea..." comencé a sobreponerme al deseo de irme de allí sin más y dejarlos con sus banales discusiones, pero... ¿No había tanto peligró no? Además... tenía a Toro, y los guardaespaldas sólo eran dos matados. "Me arrepentiré de esto..." resoplé con fuerza. -Toro.
-¿Si, jefe?
-Vamos a intervenir. - dije con una total convicción. Volví a alargar la mano y tiré del mercader. -¡Eh tu!
-¿Otra vez tu maldito campesino?- el mercader me dirigió una mirada de odio cargada de superioridad.
-Un campesino armado y... - chasqueé los dedos. -Con amigos muy fuertes. -Toro no tardó en desenfundar a su Degolladora apuntando a uno de los guardias con ella y dándole un puñetazo al otro noqueándolo en aquel instante. Aquellos hombres no tuvieron la menor oportunidad de reaccionar antes que el enorme hombre bestia. -O puede que esté más interesado en hablar todo esto junto al intendente de comercio, seguro que está interesado en saber de tus actividades para hacerte de objetos ajenos, usando la amenaza o el chantaje. ¿Por que si no un mercader llevaría dos guardias por la calle? ¿Mercado negro? No creo que por aquí interesen mucho los objetos de los biociberneticos - mostré la mayoría de los tenderetes dónde se vendían o bien comida o objetos manufacturados en piel o madera.
-Has...has...has atacado a mis guardias... ¡No se puede usar la violencia dentro de los muros! ¡La guardia se te echará encima! - el mercader me señalo con un dedo acusador, intentado buscar la seguridad en las palabras mientras sus piernas le traicionaban.
-Nada más lejos de la realidad. Yo sólo he visto a un tipo bien vestido, con otros dos mal vestidos intentando abusar de una pequeña niña inocente, ¿acaso no he oído que te la querías llevar a un burdel?. Yo sólo he actuado contra esa injusticia.- le guiñé un ojo a la niña rubia. -¿Verdad que sí pequeña? ¿Te está molestando esté hombre malo?.
_______________________________________________________________________________________________________
Off:
1: Hago mención de ese estado de la armadura ya que aunque digas que llevas una al ser nivel 0 aparecemos prácticamente sin nada jajaja, así que bueno valiéndome de las normas digo que está pues algo vieja y descuidada y ya. Espero que no siente mal.
2: Hago mención de la maldición que tengo de "Sigue vivo" que me impide meterme en conflictos peligrosos en los que pueda perder la vida.
Perdón por la tardanza
Mientras tanto, Toro se estaba poniendo nervioso sin dejando de observar a los dos guardaespaldas del tipo. La situación se estaba saliendo un poco de desmadre. Para mi sorpresa la única que se ofreció por responderme fue la que estaba en el centro del problema.
-Pues busco...- pero no pude terminar la frase, el mercader estaba centrado en ser el centro de atención.
"¿Nos lo comemos?" casi estaba por darle el placer al lobo.
"Respira... aunque ya tiene valor que la única educada sea la robot."
Me crucé de brazos y me puse a observar el intercambio de opiniones sobre las leyes de propiedad privada, la ley que distinguía entre orgánicos e inorgánicos y demás temas relacionados. Incluso averigüe un poco practicas humanas urbanas, parece ser que la niña pequeña sabía la función de un burdel e invitaba al comerciante a ir.
-Jefe... ¿Por que esa niña está publicitando un burdel? - me susurró Toro al oido.
-No tengo ni idea... Quiero entender que ha sido un insulto... espero...- dí un suspiro.
-Gracias, jefe. Pensé que era el único en no enterarse de nada.
-Tranquilo, creo que ni ellos lo saben muy bien.
En ese momento apareció una nueva persona, que apareció diciendo que él era el duelo de la biocibernetica. Miré al nuevo participante de la reyerta arqueando una ceja, puede que llevará armadura pero esta no parecía en muy buen estado, había vivido demasiadas cosas sin el buen cuidado de un herrero1, fabricaba aquellas cosas sabía de lo que hablaba. No se si engañaría al mercader, esperaba que si, puede que aquello diera lugar a una solución pacifica. A parte, sus ojos soltaban una extraña luz, ¿sería también un biocibernetico? De ser así las cosas no creo que se solucionasen demasiado, seguramente el mercader querría comprar a los dos sujetos.
"Debería meterme en este jaleo" pensé rascándome el mentón mientras la situación se volvía cada vez más tensa. "Puede que la bio tenga información, aunque creo que no es de por aquí. Y el resto..." miré a los demás participantes. Todos llevaban ropas marcadas por los viajes. "No tengo mucho interés en esto.2"
Mi vista se posó sobre la chiquilla que posaba valientemente frente al mercader en actitud protectora.
"Maldita sea..." comencé a sobreponerme al deseo de irme de allí sin más y dejarlos con sus banales discusiones, pero... ¿No había tanto peligró no? Además... tenía a Toro, y los guardaespaldas sólo eran dos matados. "Me arrepentiré de esto..." resoplé con fuerza. -Toro.
-¿Si, jefe?
-Vamos a intervenir. - dije con una total convicción. Volví a alargar la mano y tiré del mercader. -¡Eh tu!
-¿Otra vez tu maldito campesino?- el mercader me dirigió una mirada de odio cargada de superioridad.
-Un campesino armado y... - chasqueé los dedos. -Con amigos muy fuertes. -Toro no tardó en desenfundar a su Degolladora apuntando a uno de los guardias con ella y dándole un puñetazo al otro noqueándolo en aquel instante. Aquellos hombres no tuvieron la menor oportunidad de reaccionar antes que el enorme hombre bestia. -O puede que esté más interesado en hablar todo esto junto al intendente de comercio, seguro que está interesado en saber de tus actividades para hacerte de objetos ajenos, usando la amenaza o el chantaje. ¿Por que si no un mercader llevaría dos guardias por la calle? ¿Mercado negro? No creo que por aquí interesen mucho los objetos de los biociberneticos - mostré la mayoría de los tenderetes dónde se vendían o bien comida o objetos manufacturados en piel o madera.
-Has...has...has atacado a mis guardias... ¡No se puede usar la violencia dentro de los muros! ¡La guardia se te echará encima! - el mercader me señalo con un dedo acusador, intentado buscar la seguridad en las palabras mientras sus piernas le traicionaban.
-Nada más lejos de la realidad. Yo sólo he visto a un tipo bien vestido, con otros dos mal vestidos intentando abusar de una pequeña niña inocente, ¿acaso no he oído que te la querías llevar a un burdel?. Yo sólo he actuado contra esa injusticia.- le guiñé un ojo a la niña rubia. -¿Verdad que sí pequeña? ¿Te está molestando esté hombre malo?.
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1: Hago mención de ese estado de la armadura ya que aunque digas que llevas una al ser nivel 0 aparecemos prácticamente sin nada jajaja, así que bueno valiéndome de las normas digo que está pues algo vieja y descuidada y ya. Espero que no siente mal.
2: Hago mención de la maldición que tengo de "Sigue vivo" que me impide meterme en conflictos peligrosos en los que pueda perder la vida.
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Ircan
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
La vida tenia giros inesperados, aun no era capaz de entender como habíamos pasado de querer comprar ropa a estar metidas en una pelea con un puñado de desconocidos y un robot estropeado.
Todo parecía suceder muy deprisa, el mercader seguía insistiendo en querer llevarse a Zöe y su brazo, lo que aumentaba mis ganas de darle un calambrazo en medio del mercado y dejarlo seco en el sitio. No sin antes soltarle unas cuantas palabras dejandole en claro que la biotica estaba tan viva como cualquiera de los presentes, pero antes de que pudiera abrir la boca apareció un caballero andante de ojos brillantes, literalmente brillaban, era como si tuvieran luz propia. Seria una buena linterna para caminar en la oscura noche de los bosques y un faro en busca de problemas en mitad del territorio de los vampiros.
Podría jurar que aun no había transcurrido ni un minuto cuando el mastodonte compañero del desconocido numero 1 dejo por los suelos a uno de los guardias y al otro con visibles ganas de mearse encima.
-Es verdad, el me esta molestando. -Dijo de repente Lavey, con una sonrisa cómplice y siguiéndole el juego al muchacho. -Dijo que me llevaría a un burdel y que me haría cosas malas.
Ahora la pequeña ponía cara de pena como si le hubieran quitado su juguete favorito. El mercader que no podía creerse lo que estaba sucediendo y viéndose superado en números, monto en cólera. Agitando las manos y gritando un sin fin de improperios. -¿Pero vosotros quien os creáis? no sois mas que una panda de matones gandules. Esto no quedara así, tendréis noticias mías y ese cacharro andante sera mio. Muchachos, vamonos.
El comerciante hizo una seña al secuaz que quedaba en pie, moviéndose entre la niña dio un empujón al fulano de ojos luminosos y se perdió entre el gentío, dejando que su guardaespaldas arrastrara al inconsciente por el suelo hasta salir de la escena.
Lavey le saco la lengua al grupo de sinvergüenzas que ya había desaparecido entre la muchedumbre y volvió su cara hacia los nuevos receptores de curiosidad.
-Oye! Tu porque eres tan grande? -Le pregunto al hombre-bestia señalandole con el dedo. -Puedo subirme encima tuya? seguro que puedo ver todo el mercado si me llevas a caballito. Y a ti... -Ahora miraba al zagal de pelo rubio. -Porque tienes luz en los ojos? es un hechizo? me lo enseñas? -La joven estaba pasando por un momento de hiperactiva curiosidad y posaba su mirada en todas las caras que veía a su alrededor. -Tu eres amigo del chico grande verdad? te subiste encima suya alguna vez? y como os llamáis? Yo soy Lavey.
Miro a todo el mundo con una gran sonrisa esperando que contestaran todas sus preguntas. Yo por otro lado solo fui capaz de llevarme la mano a la cara y apretar el entrecejo con los dedos. Se termino el azúcar para esta niña.
-Vey, cielo... -La pequeña se me quedo mirando con cara risueña inconsciente de que todas aquellas preguntas podían ser incomodas. Termine por resignarme ante la inocente mirada de la infante y suspire esperando que los presentes no se molestaran. -No importa. En fin! Menos mal que el fulano ese se a ido. La verdad, si tu no hubieras echo nada. -Pronuncie levantando la cabeza y mirando al grandullón. -Los golpes los hubiera empezado a soltar yo. -De pronto recordé que el zagal que lo acompañaba entro a la trifulca preguntando una dirección. -Perdona ¿Donde decías que querías ir?
Todo parecía suceder muy deprisa, el mercader seguía insistiendo en querer llevarse a Zöe y su brazo, lo que aumentaba mis ganas de darle un calambrazo en medio del mercado y dejarlo seco en el sitio. No sin antes soltarle unas cuantas palabras dejandole en claro que la biotica estaba tan viva como cualquiera de los presentes, pero antes de que pudiera abrir la boca apareció un caballero andante de ojos brillantes, literalmente brillaban, era como si tuvieran luz propia. Seria una buena linterna para caminar en la oscura noche de los bosques y un faro en busca de problemas en mitad del territorio de los vampiros.
Podría jurar que aun no había transcurrido ni un minuto cuando el mastodonte compañero del desconocido numero 1 dejo por los suelos a uno de los guardias y al otro con visibles ganas de mearse encima.
-Es verdad, el me esta molestando. -Dijo de repente Lavey, con una sonrisa cómplice y siguiéndole el juego al muchacho. -Dijo que me llevaría a un burdel y que me haría cosas malas.
Ahora la pequeña ponía cara de pena como si le hubieran quitado su juguete favorito. El mercader que no podía creerse lo que estaba sucediendo y viéndose superado en números, monto en cólera. Agitando las manos y gritando un sin fin de improperios. -¿Pero vosotros quien os creáis? no sois mas que una panda de matones gandules. Esto no quedara así, tendréis noticias mías y ese cacharro andante sera mio. Muchachos, vamonos.
El comerciante hizo una seña al secuaz que quedaba en pie, moviéndose entre la niña dio un empujón al fulano de ojos luminosos y se perdió entre el gentío, dejando que su guardaespaldas arrastrara al inconsciente por el suelo hasta salir de la escena.
Lavey le saco la lengua al grupo de sinvergüenzas que ya había desaparecido entre la muchedumbre y volvió su cara hacia los nuevos receptores de curiosidad.
-Oye! Tu porque eres tan grande? -Le pregunto al hombre-bestia señalandole con el dedo. -Puedo subirme encima tuya? seguro que puedo ver todo el mercado si me llevas a caballito. Y a ti... -Ahora miraba al zagal de pelo rubio. -Porque tienes luz en los ojos? es un hechizo? me lo enseñas? -La joven estaba pasando por un momento de hiperactiva curiosidad y posaba su mirada en todas las caras que veía a su alrededor. -Tu eres amigo del chico grande verdad? te subiste encima suya alguna vez? y como os llamáis? Yo soy Lavey.
Miro a todo el mundo con una gran sonrisa esperando que contestaran todas sus preguntas. Yo por otro lado solo fui capaz de llevarme la mano a la cara y apretar el entrecejo con los dedos. Se termino el azúcar para esta niña.
-Vey, cielo... -La pequeña se me quedo mirando con cara risueña inconsciente de que todas aquellas preguntas podían ser incomodas. Termine por resignarme ante la inocente mirada de la infante y suspire esperando que los presentes no se molestaran. -No importa. En fin! Menos mal que el fulano ese se a ido. La verdad, si tu no hubieras echo nada. -Pronuncie levantando la cabeza y mirando al grandullón. -Los golpes los hubiera empezado a soltar yo. -De pronto recordé que el zagal que lo acompañaba entro a la trifulca preguntando una dirección. -Perdona ¿Donde decías que querías ir?
Reivy Abadder
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
Jamás hubiese imaginado que tantos orgánicos estarían pendientes de mi bienestar al mismo tiempo, me sentía confundida y no sabía a quién correspondía responderle primero. Parecía que lo más urgente era aclararle al hombre que había dicho ser mi dueño que no era así, que las personas que me habían construido habían fallecido hace ya mucho tiempo, y que por lo tanto era libre, tal como Gwynn me había dicho una vez hace ya tiempo.
Entonces se me ocurrió lo que podía estar pasando.
-¿Acaso se trata de una mentira para cubrirme?- Le pregunte al joven de ojos luminosos con sincera curiosidad, esa capacidad que poseían los orgánicos para poder decir cosas que no fueran ciertas siempre me había parecido fascinante- ¿Por qué lo haces? ¿Cómo se te ocurrió? – Era una excelente oportunidad para averiguar cómo funcionaba ese mecanismo. Preocupada en averiguar más sobre la mentira, siquiera me percaté de que las cosas se complicaban entre el resto de los integrantes de la conversación.
Cuando volví a prestar atención los guardias y el humano que los lideraba habían sido reducidos por el joven y el hombre- bestia. Incliné la cabeza ligeramente hacia un lado, evaluando la escena, al menos esta vez no parecía ser la única sorprendida por cómo se habían desarrollado los acontecimientos. Además, parecían estar mintiendo también, y la pequeña Lavey se sumaba ¡Increíble! Incluso el espécimen más joven del grupo podía faltar a la verdad con total soltura.
-Los orgánicos son seres en verdad maravillosos – Dije y sonreí de forma mecánica para que no se tomaran mi comentario a mal.
El comerciante se había rendido, el conflicto se había resuelto de forma casi pacifica, y ahora nos encontrábamos solos. [ERROR] En verdad la mitad de las personas de la feria nos miraba con bastante curiosidad, estaba acostumbrada a recibir miradas de extrañeza, pero seguramente los orgánicos podrían sentir eso que ellos llamaban “incomodidad”.
-Agradezco enormemente la ayuda que me brindaron – Perro daba vueltas y se paraba en dos patas, contento de estar rodeado por tanta gente – Creo que estamos resultando más llamativos de lo necesario, déjenme devolverles el favor, conozco un sitio donde podremos descansar hasta que todo este alboroto se haya calmado – Sonreí un poco más tarde de lo que hubiese sido correcto, coordinar tantos gestos al mismo tiempo me resultaba bastante difícil.
Me di la vuelta y comencé a caminar, suponiendo que aquellos del grupo que desearan seguirme así lo harían. Di la vuelta en el primer callejón que encontramos, los planos de la ciudad estaban perfectamente gravados en mi sistema, avancé sin dudarlo, doblando en varias calles hasta llegar a un viejo edificio que en apariencia estaba abandonado. Las ventanas estaban cerradas con tablas, y la puerta parecía no haberse movido desde hacía años, pero todo el asunto era una fachada.
-No deben preocuparse, nada de esto es sospechoso – Les asegure a los orgánicos que me habían seguido para no causar sospechas. Luego mire la puerta e hice una serie de toques con cierto ritmo en particular, se escuchó el sonido de una tabla moviéndose y al abrir la puerta un niño de unos siete años asomo la cabeza. Era más pequeño de lo que correspondía a su edad, característica bastante habitual en los huérfanos que crecían en la calle con falta de nutrientes fundamentales.
El niño miro primero con desconfianza, pero al verme una sonrisa ilumino su rostro.
-¡¡Zöe!! – Grito contento y me abrazo.
-Necesitamos usar este sitio, por favor – Le pedí mientras correspondía al abrazo con mi gesto neutro –Solo será por aproximadamente unos treinta y ocho minutos – El pequeño asintió y se metió adentro, se pudo escuchar el sonido de muchos pares de pies que corrían y se metían en distintos sitios. Cuando se hizo el silencio en el lugar les hice un gesto a los demás para que entren – Nadie debe conocer a los niños.
El lugar no era demasiado grande, se trataba más bien de una sala de estar improvisada, con algunas mesas y sillas de distintas formas, evidentemente rescatadas de diferentes lugares. Había algunos placares con comida fresca, incluso pan, lo que daba la pauta que era un sitio que ser visitaba a menudo. No había ni rastros de los niños, tampoco se veía por donde habían escapado, quedaría en el misterio.
-Este es un refugio para los niños, por si se meten en problemas y no pueden llegar a la sede central – Fui hacia una de las repisas y saque algunas tazas – Creo que, cuando se invita a alguien se le ofrece algo de beber ¿Correcto?
Entonces se me ocurrió lo que podía estar pasando.
-¿Acaso se trata de una mentira para cubrirme?- Le pregunte al joven de ojos luminosos con sincera curiosidad, esa capacidad que poseían los orgánicos para poder decir cosas que no fueran ciertas siempre me había parecido fascinante- ¿Por qué lo haces? ¿Cómo se te ocurrió? – Era una excelente oportunidad para averiguar cómo funcionaba ese mecanismo. Preocupada en averiguar más sobre la mentira, siquiera me percaté de que las cosas se complicaban entre el resto de los integrantes de la conversación.
Cuando volví a prestar atención los guardias y el humano que los lideraba habían sido reducidos por el joven y el hombre- bestia. Incliné la cabeza ligeramente hacia un lado, evaluando la escena, al menos esta vez no parecía ser la única sorprendida por cómo se habían desarrollado los acontecimientos. Además, parecían estar mintiendo también, y la pequeña Lavey se sumaba ¡Increíble! Incluso el espécimen más joven del grupo podía faltar a la verdad con total soltura.
-Los orgánicos son seres en verdad maravillosos – Dije y sonreí de forma mecánica para que no se tomaran mi comentario a mal.
El comerciante se había rendido, el conflicto se había resuelto de forma casi pacifica, y ahora nos encontrábamos solos. [ERROR] En verdad la mitad de las personas de la feria nos miraba con bastante curiosidad, estaba acostumbrada a recibir miradas de extrañeza, pero seguramente los orgánicos podrían sentir eso que ellos llamaban “incomodidad”.
-Agradezco enormemente la ayuda que me brindaron – Perro daba vueltas y se paraba en dos patas, contento de estar rodeado por tanta gente – Creo que estamos resultando más llamativos de lo necesario, déjenme devolverles el favor, conozco un sitio donde podremos descansar hasta que todo este alboroto se haya calmado – Sonreí un poco más tarde de lo que hubiese sido correcto, coordinar tantos gestos al mismo tiempo me resultaba bastante difícil.
Me di la vuelta y comencé a caminar, suponiendo que aquellos del grupo que desearan seguirme así lo harían. Di la vuelta en el primer callejón que encontramos, los planos de la ciudad estaban perfectamente gravados en mi sistema, avancé sin dudarlo, doblando en varias calles hasta llegar a un viejo edificio que en apariencia estaba abandonado. Las ventanas estaban cerradas con tablas, y la puerta parecía no haberse movido desde hacía años, pero todo el asunto era una fachada.
-No deben preocuparse, nada de esto es sospechoso – Les asegure a los orgánicos que me habían seguido para no causar sospechas. Luego mire la puerta e hice una serie de toques con cierto ritmo en particular, se escuchó el sonido de una tabla moviéndose y al abrir la puerta un niño de unos siete años asomo la cabeza. Era más pequeño de lo que correspondía a su edad, característica bastante habitual en los huérfanos que crecían en la calle con falta de nutrientes fundamentales.
El niño miro primero con desconfianza, pero al verme una sonrisa ilumino su rostro.
-¡¡Zöe!! – Grito contento y me abrazo.
-Necesitamos usar este sitio, por favor – Le pedí mientras correspondía al abrazo con mi gesto neutro –Solo será por aproximadamente unos treinta y ocho minutos – El pequeño asintió y se metió adentro, se pudo escuchar el sonido de muchos pares de pies que corrían y se metían en distintos sitios. Cuando se hizo el silencio en el lugar les hice un gesto a los demás para que entren – Nadie debe conocer a los niños.
- Guarida:
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El lugar no era demasiado grande, se trataba más bien de una sala de estar improvisada, con algunas mesas y sillas de distintas formas, evidentemente rescatadas de diferentes lugares. Había algunos placares con comida fresca, incluso pan, lo que daba la pauta que era un sitio que ser visitaba a menudo. No había ni rastros de los niños, tampoco se veía por donde habían escapado, quedaría en el misterio.
-Este es un refugio para los niños, por si se meten en problemas y no pueden llegar a la sede central – Fui hacia una de las repisas y saque algunas tazas – Creo que, cuando se invita a alguien se le ofrece algo de beber ¿Correcto?
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
Todo se había solucionado, el comerciante se fue junto a sus guardias, y ahí quedamos. No tardaron en hacer preguntas, y tampoco me iba a quedar callado. La gente nos miraba extraño, lo mejor era salir de ahí.
-Porque tienes luz en los ojos? es un hechizo? me lo enseñas? - Dijo la pequeña
La mire y sonreí, me agache y seguidamente puse mi mano en su hombro.
- Bien, voy a contestarte de a poco... no es un hechizo, no soy un mago. No puedo enseñarte nada, lo siento. - Evadí la primera pregunta esperando que la niña no lo note, tantas preguntas esperaba que no se acordara. Mientras la mujer y el hombre hablaban, mire a la bio, que no tardo en hacer preguntas igual que la niña.
-¿Acaso se trata de una mentira para cubrirme? - Dijo la bio curiosa... Sigo un código que respeto mucho, aunque claramente cometí una falta. La mire fijamente, sin saber que decirle... pero al cabo de 5 segundos conteste.
- Si, así es... era para cubrirte, no lo volveré a hacer... - sentía decepción, jure seguir los códigos, y no lo hice.
La mujer me miro, y al cabo de unos segundos volvió a hacer 2 preguntas mas.
-¿Por qué lo haces? ¿Cómo se te ocurrió? - Dijo, cada vez me sentía mas decepcionado.
- Por nuestro bien. - hice una pausa y automáticamente conteste la otra pregunta - En mi casa tuve tiempo de leer mucho, los bios son creados por gente, o algo así leí. Ademas escuche decir al sujeto que buscaba al dueño, lo mejor era hacerme pasar por el. Pero no me siento orgulloso, y se que había otra manera de evitarlo sin tener que mentir. - Luego de unos minutos, me puse a pensar ¿Realmente sera la ultima vez que miento?.. seguir un código no es nada fácil, pero yo quería seguirlo.
Estaba un poco distraído, pero escuche a la robot decir algo sobre devolver el favor.. así que la seguí. Empezamos a meternos por callejones, realmente no tenia buena pinta, pero no iba a juzgar sin saber a donde íbamos, quizá era un atajo. dimos varias vueltas hasta que llegamos a un edificio viejo y abandonado... o al menos eso parecía. La bio dijo que no nos preocupemos, que no era sospechoso. La mujer hizo una serie de toques, parecía una clave/contraseña. Ahí es cuando salio un niño moviendo una tabla, lo mire y apenas tenia 6 o 7 años. Empece a tener mis sospechas, ¿eran ladrones?, ¿con que clase de gente me metí?. Al cabo de unos minutos nos metimos adentro.
La bio saco un par de tazas y dijo – Creo que, cuando se invita a alguien se le ofrece algo de beber ¿Correcto? - Tenia modales tengo que admitirlo, pero no me gustaba nada.
- Disculpa, no se tu nombre.. pero creo que no debería estar acá.. déjame preguntarte algo, ¿eres legal?, ¿el chico era legal?... Los dragones te castigaran si mientes. - Aproveche para mirar las puntas, las cosas, los muebles.. todo era raro.
- No tengo sed, gracias. - Dije mientras la chica me ofrecía para tomar.Quizá trataba de envenenarme para robarme, no quería correr riesgos. Me levante y empece a tocar los muebles mientras caminaba y golpeaba las paredes, para haber si había un hueco..
- Lo siento... Lo siento, me estoy comportando como un mal educado, gracias por invitarme. - Me frene y me senté en una de las sillas, mirando fijamente a todos los que se encontraban en la sala.
- Sigo un código, es mi "Ethos", me considero un Paladín, un paladín de los dragones ancestrales. - Así es. El Paladín defiende una creencia, o un patrón.. ya sea un rey, o un plebeyo, o una religión. Los paladines se rigen por un código, y uno de esos códigos prohíbe juntarse con gente malvada, no importa los motivos. Un paladín, actúa con honor.
-Porque tienes luz en los ojos? es un hechizo? me lo enseñas? - Dijo la pequeña
La mire y sonreí, me agache y seguidamente puse mi mano en su hombro.
- Bien, voy a contestarte de a poco... no es un hechizo, no soy un mago. No puedo enseñarte nada, lo siento. - Evadí la primera pregunta esperando que la niña no lo note, tantas preguntas esperaba que no se acordara. Mientras la mujer y el hombre hablaban, mire a la bio, que no tardo en hacer preguntas igual que la niña.
-¿Acaso se trata de una mentira para cubrirme? - Dijo la bio curiosa... Sigo un código que respeto mucho, aunque claramente cometí una falta. La mire fijamente, sin saber que decirle... pero al cabo de 5 segundos conteste.
- Si, así es... era para cubrirte, no lo volveré a hacer... - sentía decepción, jure seguir los códigos, y no lo hice.
La mujer me miro, y al cabo de unos segundos volvió a hacer 2 preguntas mas.
-¿Por qué lo haces? ¿Cómo se te ocurrió? - Dijo, cada vez me sentía mas decepcionado.
- Por nuestro bien. - hice una pausa y automáticamente conteste la otra pregunta - En mi casa tuve tiempo de leer mucho, los bios son creados por gente, o algo así leí. Ademas escuche decir al sujeto que buscaba al dueño, lo mejor era hacerme pasar por el. Pero no me siento orgulloso, y se que había otra manera de evitarlo sin tener que mentir. - Luego de unos minutos, me puse a pensar ¿Realmente sera la ultima vez que miento?.. seguir un código no es nada fácil, pero yo quería seguirlo.
Estaba un poco distraído, pero escuche a la robot decir algo sobre devolver el favor.. así que la seguí. Empezamos a meternos por callejones, realmente no tenia buena pinta, pero no iba a juzgar sin saber a donde íbamos, quizá era un atajo. dimos varias vueltas hasta que llegamos a un edificio viejo y abandonado... o al menos eso parecía. La bio dijo que no nos preocupemos, que no era sospechoso. La mujer hizo una serie de toques, parecía una clave/contraseña. Ahí es cuando salio un niño moviendo una tabla, lo mire y apenas tenia 6 o 7 años. Empece a tener mis sospechas, ¿eran ladrones?, ¿con que clase de gente me metí?. Al cabo de unos minutos nos metimos adentro.
La bio saco un par de tazas y dijo – Creo que, cuando se invita a alguien se le ofrece algo de beber ¿Correcto? - Tenia modales tengo que admitirlo, pero no me gustaba nada.
- Disculpa, no se tu nombre.. pero creo que no debería estar acá.. déjame preguntarte algo, ¿eres legal?, ¿el chico era legal?... Los dragones te castigaran si mientes. - Aproveche para mirar las puntas, las cosas, los muebles.. todo era raro.
- No tengo sed, gracias. - Dije mientras la chica me ofrecía para tomar.Quizá trataba de envenenarme para robarme, no quería correr riesgos. Me levante y empece a tocar los muebles mientras caminaba y golpeaba las paredes, para haber si había un hueco..
- Lo siento... Lo siento, me estoy comportando como un mal educado, gracias por invitarme. - Me frene y me senté en una de las sillas, mirando fijamente a todos los que se encontraban en la sala.
- Sigo un código, es mi "Ethos", me considero un Paladín, un paladín de los dragones ancestrales. - Así es. El Paladín defiende una creencia, o un patrón.. ya sea un rey, o un plebeyo, o una religión. Los paladines se rigen por un código, y uno de esos códigos prohíbe juntarse con gente malvada, no importa los motivos. Un paladín, actúa con honor.
Rakan'Drag
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
El mercader se fue airado, era lo mejor que podía hacer en ese momento, pero sin duda las represalias no terminarían en venir. Pese a mi actuación la guardia haría caso antes a un mercader local que a unos extranjeros, por lo que estaríamos en graves problemas, sobretodo yo y Toro.
"¿Por qué siempre acabo igual?" pensé mientras veía como el mercader desaparecía entre la muchedumbre.
Al menos la mujer se intereso por el motivo que me había traído a aquel lugar.
-Pues busco a un comerciante de metal a grandes cantidades que lo quiera transportar a Ulmer. - agradecía que alguien se interesara, pero no esperaba que aquella mujer pudiera darme una respuesta.
Pero no podíamos perder el tiempo en todo aquello, pues como bien pensaba seguramente pronto estaríamos en problemas. Por suerte, fue la biocibernética la que más rápido reaccionó, y por suerte dando una buena alternativa. Al parecer la bio tenía algún tipo de refugio en la ciudad y nos lo ofreció de buen grado.
"¿Para qué tendrá una bio un refugio? ¿Para huir de mercaderes como estos?"
Seguí al grupo quedando el ultimo seguido por Toro. Mientras caminábamos no paraba de mirar hacía atrás para asegurarme de que nadie nos seguía, huir a un lugar al que te han seguido era una estupidez. Para nuestra suerte nadie lo hizo, al menos que yo supiera.
Atravesamos las sinuosas y estrechas calles de la ciudad, dispuestas en lo que parecía ser un gran laberinto, sin duda sería fácil perderse en ella si no la conocías. Aún así, no tardamos en llegar al supuesto escondite, mientras la bio se encargaba de "la entrada", yo seguí vigilando por si algún guardia nos veía o por saber si habían comenzado a buscarnos. Tras unos cuantos minutos la robot nos dio entrada, al mismo tiempo que escuche el sonido de unos pequeños pasos que desaparecían de la casa.
"Niños... ¿Huerfanos?" no pude evitar sentir cierta simpatía, la vida podía ser muy cruel.
El lugar no estaba nada mal, tenía los elementos necesarios para dar al visitante cierta comodidad. Toro no tardó en acomodarse y en tomar algo de comida que había sido previamente ofrecida por la robot, yo por mi parte me dirigí a la ventana para vigiar la calle, no quería visitas inesperadas. Pero no todos estaban tan tranquilos, el chico de la luz en los ojos parecía bastante nervioso.
-Tranquilízate, ahora ninguno de los aquí presentes somos legales. Seguramente estamos siendo buscados por la guardia, es lo que tiene haberse tropezado con alguien que derrama soberbia por dónde pasa. - no aparté la vista de la ventana. -Da igual que sea por una causa justa o no, una buena bolsa de monedas puede comprar cualquier justicia. - eso me recordó mi anterior encuentro con Randall, aquel que me había maldecido con "la vida". Viendo todo aquello parecía que tenía cierta razón en usar aquellos métodos tan radicales. -Y bueno... los pobres también tenemos un código... el de sobrevivir...
Recordé aquella época en la que me pasé mendigando por el mundo siendo presa por la enfermedad, y no recibí más ayuda que la que me pudo dar mi pequeña habilidad de robo. Moví mis hombros e intenté ocultarme más en la capucha, no era un recuerdo muy agradable.
-Creo que deberemos de pasar aquí un tiempo. - miré a la robótica. -¿Hay alguna otra salida? Sólo por si acaso. ¿Y sabes dónde podría encontrar a ese comerciante de metales? - supuse que la bio tendría una fuente de datos mucho más estable y amplia que cualquiera de los reunidos, y si tenía un refugio es que al menos llevaba un tiempo en la ciudad.
"¿Por qué siempre acabo igual?" pensé mientras veía como el mercader desaparecía entre la muchedumbre.
Al menos la mujer se intereso por el motivo que me había traído a aquel lugar.
-Pues busco a un comerciante de metal a grandes cantidades que lo quiera transportar a Ulmer. - agradecía que alguien se interesara, pero no esperaba que aquella mujer pudiera darme una respuesta.
Pero no podíamos perder el tiempo en todo aquello, pues como bien pensaba seguramente pronto estaríamos en problemas. Por suerte, fue la biocibernética la que más rápido reaccionó, y por suerte dando una buena alternativa. Al parecer la bio tenía algún tipo de refugio en la ciudad y nos lo ofreció de buen grado.
"¿Para qué tendrá una bio un refugio? ¿Para huir de mercaderes como estos?"
Seguí al grupo quedando el ultimo seguido por Toro. Mientras caminábamos no paraba de mirar hacía atrás para asegurarme de que nadie nos seguía, huir a un lugar al que te han seguido era una estupidez. Para nuestra suerte nadie lo hizo, al menos que yo supiera.
Atravesamos las sinuosas y estrechas calles de la ciudad, dispuestas en lo que parecía ser un gran laberinto, sin duda sería fácil perderse en ella si no la conocías. Aún así, no tardamos en llegar al supuesto escondite, mientras la bio se encargaba de "la entrada", yo seguí vigilando por si algún guardia nos veía o por saber si habían comenzado a buscarnos. Tras unos cuantos minutos la robot nos dio entrada, al mismo tiempo que escuche el sonido de unos pequeños pasos que desaparecían de la casa.
"Niños... ¿Huerfanos?" no pude evitar sentir cierta simpatía, la vida podía ser muy cruel.
El lugar no estaba nada mal, tenía los elementos necesarios para dar al visitante cierta comodidad. Toro no tardó en acomodarse y en tomar algo de comida que había sido previamente ofrecida por la robot, yo por mi parte me dirigí a la ventana para vigiar la calle, no quería visitas inesperadas. Pero no todos estaban tan tranquilos, el chico de la luz en los ojos parecía bastante nervioso.
-Tranquilízate, ahora ninguno de los aquí presentes somos legales. Seguramente estamos siendo buscados por la guardia, es lo que tiene haberse tropezado con alguien que derrama soberbia por dónde pasa. - no aparté la vista de la ventana. -Da igual que sea por una causa justa o no, una buena bolsa de monedas puede comprar cualquier justicia. - eso me recordó mi anterior encuentro con Randall, aquel que me había maldecido con "la vida". Viendo todo aquello parecía que tenía cierta razón en usar aquellos métodos tan radicales. -Y bueno... los pobres también tenemos un código... el de sobrevivir...
Recordé aquella época en la que me pasé mendigando por el mundo siendo presa por la enfermedad, y no recibí más ayuda que la que me pudo dar mi pequeña habilidad de robo. Moví mis hombros e intenté ocultarme más en la capucha, no era un recuerdo muy agradable.
-Creo que deberemos de pasar aquí un tiempo. - miré a la robótica. -¿Hay alguna otra salida? Sólo por si acaso. ¿Y sabes dónde podría encontrar a ese comerciante de metales? - supuse que la bio tendría una fuente de datos mucho más estable y amplia que cualquiera de los reunidos, y si tenía un refugio es que al menos llevaba un tiempo en la ciudad.
Ircan
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
La idea de Zöe era mas que decente, no solo estaríamos a salvo sino que a de mas ella tendría un lugar donde reparar su brazo.
Caminaba en medio del grupo con la niña a mi lado y su huesudo compañero de juegos dando vueltas a su alrededor, Lavey acariciaba el cráneo de Perro bajando la mano por todas y cada una de sus vertebras mitigando levemente el repicar de los huesos. La otra mano la tenia guardada en el bolsillo del pantalón y estaba misteriosamente callada, solo me hizo falta una mirada rápida para ver el enfado pintado en su cara. Estaba claro que la falta de respuestas ya fuera deliberada o inconscientemente le había molestado, "Ni si quiera dijeron sus nombres, Maleducados." Pensó la joven con el ceño fruncido mientras seguía la procesión, el único que había contestado algunas de sus preguntas evadió las mas importante, el temible ¿Porque? de todos los niños y la respuesta a su nombre. Eso la enfadaba todavía mas porque le daba a entender que sus preguntas si se escucharon.
En pocos minutos llegamos a la precaria casa y al ver al niño Lavey se olvido por completo de su molestia, ahora tenia niños y niñas de su edad con los que jugar. Pero los niños no parecían tener las mismas intenciones que ella, corrían por el entablado del techo y las paredes, Lavey los seguía con la mirada y se acercaba a la pared de madera. Miraba entre los resquicios tratando de ver algo pero todo estaba oscuro, aunque si fuera por ella juraría que vio unos pies descalzos. Daba igual cuantas veces los llamara y los invitara a jugar, los niños no aprecian por ninguna parte. Resignada y nuevamente defraudada por la falta de interacción se sentó en el banco de la mesa, sintiendo que la observaban. Los niños estaban allí no tenia ninguna duda de ello.
-¿No seria mejor preguntar directamente en las minas? -Le pregunte al desconocido numero 1 mientras me sentaba y tomaba uno de los vaso de agua de Zöe servio sobre la mesa. -Seguro que allí puedes conseguir un mejor precio y si te vuelves comprador asiduo a lo mejor hasta te hacen descuento.
Desde mi lugar podía ver trabajar a la Bio con su brazo, era fascinante la soltura con la que trabajaba. Casi parecía hipnótico, ¿Me pregunto si tendré capacidades para la mecánica? El hombre-bestia por otro lado parecía perdido dentro del plato de comida, mientras que los otros dos aun no se fiaban de estar seguros en la pequeña guarida.
-Ojitos saltones, ¿Que es lo te a traído hasta Lunargenta? -Le hablaba al rubio sin despegar la vista del trabajo la maquina-humana. -También vienes de compras o estas solo de paso.
Caminaba en medio del grupo con la niña a mi lado y su huesudo compañero de juegos dando vueltas a su alrededor, Lavey acariciaba el cráneo de Perro bajando la mano por todas y cada una de sus vertebras mitigando levemente el repicar de los huesos. La otra mano la tenia guardada en el bolsillo del pantalón y estaba misteriosamente callada, solo me hizo falta una mirada rápida para ver el enfado pintado en su cara. Estaba claro que la falta de respuestas ya fuera deliberada o inconscientemente le había molestado, "Ni si quiera dijeron sus nombres, Maleducados." Pensó la joven con el ceño fruncido mientras seguía la procesión, el único que había contestado algunas de sus preguntas evadió las mas importante, el temible ¿Porque? de todos los niños y la respuesta a su nombre. Eso la enfadaba todavía mas porque le daba a entender que sus preguntas si se escucharon.
En pocos minutos llegamos a la precaria casa y al ver al niño Lavey se olvido por completo de su molestia, ahora tenia niños y niñas de su edad con los que jugar. Pero los niños no parecían tener las mismas intenciones que ella, corrían por el entablado del techo y las paredes, Lavey los seguía con la mirada y se acercaba a la pared de madera. Miraba entre los resquicios tratando de ver algo pero todo estaba oscuro, aunque si fuera por ella juraría que vio unos pies descalzos. Daba igual cuantas veces los llamara y los invitara a jugar, los niños no aprecian por ninguna parte. Resignada y nuevamente defraudada por la falta de interacción se sentó en el banco de la mesa, sintiendo que la observaban. Los niños estaban allí no tenia ninguna duda de ello.
-¿No seria mejor preguntar directamente en las minas? -Le pregunte al desconocido numero 1 mientras me sentaba y tomaba uno de los vaso de agua de Zöe servio sobre la mesa. -Seguro que allí puedes conseguir un mejor precio y si te vuelves comprador asiduo a lo mejor hasta te hacen descuento.
Desde mi lugar podía ver trabajar a la Bio con su brazo, era fascinante la soltura con la que trabajaba. Casi parecía hipnótico, ¿Me pregunto si tendré capacidades para la mecánica? El hombre-bestia por otro lado parecía perdido dentro del plato de comida, mientras que los otros dos aun no se fiaban de estar seguros en la pequeña guarida.
-Ojitos saltones, ¿Que es lo te a traído hasta Lunargenta? -Le hablaba al rubio sin despegar la vista del trabajo la maquina-humana. -También vienes de compras o estas solo de paso.
Reivy Abadder
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
Finalmente todos los orgánicos habían aceptado seguirme, algunos eran más reticentes que otros, pero en general parecían entender el razonamiento que guiaba mi propuesta. El joven de ojos luminosos parecía ser el más dubitativo, y parecía otorgarle a la palabra un valor mucho más profundo que el promedio de los de su especie. Había faltado a la verdad para protegerme, pero ahora se sentía culpable por haberlo hecho, no podía entender el que se sintiera así, pero tampoco parecía el momento idóneo para preguntárselo.
Perro sabía que cuando estábamos en un sitio cerrado tenía que comportarse y ser menos activo, así que en cuanto entramos en la habitación eligió un lugar para sentarse y se quedó allí, observando la situación. La pequeña orgánica parecía ser quien más llamaba su atención, y no tardo en ir a sentarse junto a sus pies, haciéndose mutua compañía mientras los adultos hablaban.
-Es cierto, lo lamento, fue mi error el no haberme presentado – Deje los vasos que estaba a punto de llevar a la mesa y me gire para hablarles de frente – Mi nombre es Zöe, y tal como dijiste fui construida – Sentía que el brazo se resbalaba mientras hablaba, volví a acomodarlo antes de continuar – No estén ansiosos, los niños ya se fueron y la guardia no conoce este sitio – Dije al ver que el orgánico buscaba posibles puertas ocultas y que otro preguntaba por salidas alternativas.
Serví vasos con agua para todos y además deje una jarra llena en el centro de la mesa, me tomo varios segundos extras porque solo tenía una mano para hacerlo. Luego me senté junto a ellos, aunque sin nada de beber en frente porque no requería de esa clase de cosas.
-¿Legal? ¿A qué te refieres exactamente con legal? ¿Hablamos de las leyes de los humanos, de los elfos, de los licántropos, de los vampiros o de los dragones? Según mis registros cada raza considera que es legal o ilegal diferentes cosas – Desplegué las herramientas de mis dedos y comencé a arreglar la articulación del hombro – Tomando en cuenta que estamos en territorio humano lo esperable sería que las leyes a aplicar sean las suyas. De ser así, entonces sus suposiciones son correctas, los niños son huérfanos que se manejan dentro de la ilegalidad [CLASIFICADO] Se me prohibió dar más información sobre ellos.
Mi brazo roto colgaba aún desde la articulación, pero ya había logrado conectar los cables principales, como el de energía y el de señales. Moví los dedos para comprobar que todo estaba funcionando como correspondía, luego la muñeca y finalmente el codo. Las respuestas eran algo lentas, pero satisfactorias considerando que era el primer intento, así que continué reparándolo.
-Las minas más cercanas están a muchos kilómetros de aquí, sin contar con que el transporte para llevar una carga tan pesada no será económico – Mire al orgánico que había preguntado directamente a los ojos – Conozco a varios comerciantes que venden metales – Agarré la bolsa que llevaba colgando de mi cinturón y la di vuelta sobre la mesa, adentro habían muchos pequeños pedazos de distintos tipos de metales, además de algunas piezas sencillas que probablemente habían pertenecido a otros autómatas en el pasado – Nunca compro en grandes cantidades, ya que no necesito mucho para repararme o para arreglar a otros Bio- cibernéticos.
Agarré el brazo que aún estaba flojo y con un fuerte empujón lo puso en el lugar, fue claramente audible el sonido que hizo al engancharse, de todas maneras aún tenía que hacerle algunos ajustes, así que continué con mi tarea.
-En verdad lamento haberlos puesto en semejante apuro, si puedo hacer algo para compensarlos no duden en pedírmelo.
Perro sabía que cuando estábamos en un sitio cerrado tenía que comportarse y ser menos activo, así que en cuanto entramos en la habitación eligió un lugar para sentarse y se quedó allí, observando la situación. La pequeña orgánica parecía ser quien más llamaba su atención, y no tardo en ir a sentarse junto a sus pies, haciéndose mutua compañía mientras los adultos hablaban.
-Es cierto, lo lamento, fue mi error el no haberme presentado – Deje los vasos que estaba a punto de llevar a la mesa y me gire para hablarles de frente – Mi nombre es Zöe, y tal como dijiste fui construida – Sentía que el brazo se resbalaba mientras hablaba, volví a acomodarlo antes de continuar – No estén ansiosos, los niños ya se fueron y la guardia no conoce este sitio – Dije al ver que el orgánico buscaba posibles puertas ocultas y que otro preguntaba por salidas alternativas.
Serví vasos con agua para todos y además deje una jarra llena en el centro de la mesa, me tomo varios segundos extras porque solo tenía una mano para hacerlo. Luego me senté junto a ellos, aunque sin nada de beber en frente porque no requería de esa clase de cosas.
-¿Legal? ¿A qué te refieres exactamente con legal? ¿Hablamos de las leyes de los humanos, de los elfos, de los licántropos, de los vampiros o de los dragones? Según mis registros cada raza considera que es legal o ilegal diferentes cosas – Desplegué las herramientas de mis dedos y comencé a arreglar la articulación del hombro – Tomando en cuenta que estamos en territorio humano lo esperable sería que las leyes a aplicar sean las suyas. De ser así, entonces sus suposiciones son correctas, los niños son huérfanos que se manejan dentro de la ilegalidad [CLASIFICADO] Se me prohibió dar más información sobre ellos.
Mi brazo roto colgaba aún desde la articulación, pero ya había logrado conectar los cables principales, como el de energía y el de señales. Moví los dedos para comprobar que todo estaba funcionando como correspondía, luego la muñeca y finalmente el codo. Las respuestas eran algo lentas, pero satisfactorias considerando que era el primer intento, así que continué reparándolo.
-Las minas más cercanas están a muchos kilómetros de aquí, sin contar con que el transporte para llevar una carga tan pesada no será económico – Mire al orgánico que había preguntado directamente a los ojos – Conozco a varios comerciantes que venden metales – Agarré la bolsa que llevaba colgando de mi cinturón y la di vuelta sobre la mesa, adentro habían muchos pequeños pedazos de distintos tipos de metales, además de algunas piezas sencillas que probablemente habían pertenecido a otros autómatas en el pasado – Nunca compro en grandes cantidades, ya que no necesito mucho para repararme o para arreglar a otros Bio- cibernéticos.
Agarré el brazo que aún estaba flojo y con un fuerte empujón lo puso en el lugar, fue claramente audible el sonido que hizo al engancharse, de todas maneras aún tenía que hacerle algunos ajustes, así que continué con mi tarea.
-En verdad lamento haberlos puesto en semejante apuro, si puedo hacer algo para compensarlos no duden en pedírmelo.
Zöe
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
Al final, todos juntos. Todos contestando las preguntas que nos hacíamos entre nosotros. La bio contesto mi pregunta sobre la legalidad... Y aunque no me gusto mucho, no era nada grave, simplemente robaban para sobrevivir. Después de todo eso los hace humanos. No podía dejar de ver a los 3 sujetos adultos, algo me decía que me metería en problemas. No podía dejar de sospechar, ¿Y si me trataban de noquear para robarme? Después de todo, ellos mismos dijeron que no eran nada "legales". ¿Y si todo esto era un plan?... Mi mente daba vueltas y vueltas. Pero después de unos segundos, la mujer de pelo negro pregunto.
-Ojitos saltones, ¿Que es lo te a traído hasta Lunargenta?. También vienes de compras o estas solo de paso. - La mire con los ojos entrecerrados, luego los abrí y conteste
- ¿Ojitos saltones?... No, no, solo estoy de paso. - Era la verdad, mi camino seguía, simplemente debía pasar por acá.
La mujer parecía bastante tranquila... no lo entendía. El otro sujeto, sin embargo, sospechaba al igual que yo... La mujer bio dijo algo sobre los niños, dijo que no podía hablar mas de ellos, que se le había prohibido.
- ¿Quien te prohibió hablar sobre ellos?... No importa. - Dije con duda, de todas formas no parecían secuestrados.
Mire a los 3, ya me estaba cansando, no podíamos seguir como 4 desconocidos. Así que me levante de un golpe en la mesa.
- Suficiente, vengan todos acá, nos vamos a presentar, y pongo en presencia a los dragones ancestrales, si mienten, van a sufrir... - Dije con un tono serio y frunciendo los ojos. - Soy Rakan... Rakan'Drag. Estoy acá por que nunca vine a una ciudad, ni siquiera a un poblado desde que era chico. Estoy de paso, no por mucho... protejo mi bosque, mi casa, y siéndoles sincero, son unas de las primeras personas que conozco que no sean de mi familia ... -Hice una breve pausa, y continué - confié en ustedes y les conté que hago, y por que estoy acá. Les sugiero hacer lo mismo. - Los mire, y pase de estar serio a sonreír. Me apoye contra una pared cruzando los brazos y empece a mirar a cada uno de ellos, esperando su respuesta, esperando a ver en quien se podía confiar.
-Ojitos saltones, ¿Que es lo te a traído hasta Lunargenta?. También vienes de compras o estas solo de paso. - La mire con los ojos entrecerrados, luego los abrí y conteste
- ¿Ojitos saltones?... No, no, solo estoy de paso. - Era la verdad, mi camino seguía, simplemente debía pasar por acá.
La mujer parecía bastante tranquila... no lo entendía. El otro sujeto, sin embargo, sospechaba al igual que yo... La mujer bio dijo algo sobre los niños, dijo que no podía hablar mas de ellos, que se le había prohibido.
- ¿Quien te prohibió hablar sobre ellos?... No importa. - Dije con duda, de todas formas no parecían secuestrados.
Mire a los 3, ya me estaba cansando, no podíamos seguir como 4 desconocidos. Así que me levante de un golpe en la mesa.
- Suficiente, vengan todos acá, nos vamos a presentar, y pongo en presencia a los dragones ancestrales, si mienten, van a sufrir... - Dije con un tono serio y frunciendo los ojos. - Soy Rakan... Rakan'Drag. Estoy acá por que nunca vine a una ciudad, ni siquiera a un poblado desde que era chico. Estoy de paso, no por mucho... protejo mi bosque, mi casa, y siéndoles sincero, son unas de las primeras personas que conozco que no sean de mi familia ... -Hice una breve pausa, y continué - confié en ustedes y les conté que hago, y por que estoy acá. Les sugiero hacer lo mismo. - Los mire, y pase de estar serio a sonreír. Me apoye contra una pared cruzando los brazos y empece a mirar a cada uno de ellos, esperando su respuesta, esperando a ver en quien se podía confiar.
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
La biocibernética, llamada Zöe, se me había adelantado en dar respuesta a la propuesta de la mujer.
-Efectivamente, no necesito comprar pequeñas cantidades, necesito a alguien que se encargue de llevar el metal por carra o por barco el material hasta Ulmer. -vi como la niña se enfurruñaba y se sentaba en un banco. Recordé que había hecho ciertas preguntas que por el momento en el que nos encontrábamos no habían tenido respuesta. Hice una pequeña mueca, podía comprender como se sentía, yo también era alguien curioso. -Antes se hacía, pero con el tema de la epidemia la cosa se paralizo, así que busco a aquella persona que lo hacía antes. Aunque no se si seguirá viva.
Me senté tomando uno de los vasos de agua que había servido Zöe
-Bueno, me alegra saber que este lugar es seguro, aunque me sentiría más tranquilo con una salida de emergencia. - miré a la robot que estaba reparándose uno de sus brazos. -¿Tu sabrías de alguien que antes de dedicara a llevar mercancías a Ulmer? Por cierto... ¿Necesitas ayuda? No se mucho de biocibernéticos, pero soy aprendiz de herrero a lo mejor puedo ayudarte en algo.
En ese momento el de ojos brillantes volvió a acribillar a preguntas a la cibor, no se molestaba en ocultar que no estaba cómodo en aquel lugar o en nuestra compañía, aunque yo tampoco es que conociera al resto, pero tener a Toro a mi lado me tranquilizaba bastante, ya había podido ser testigo de la fuerza del hombre bestia, y los presentes también habían vislumbrado una pequeña parte.
Sin previó aviso golpeó la mesa y se puso de pie, dándome un buen sobresalto y haciendo que Toro le dirigiera una mirada asesina, no se debía de sobresaltar así a la gente, y menos a un hombre bestia cuando está comiendo y siempre vive alerta máxima.
-Comprendo tu entusiasmo...- le hice un gesto a Toro para que se tranquilizará y no se pusiera a atravesar paredes con aquel hombre. -Pero, si estas entre desconocidos, no deberías ponerte a dar esos sobresaltos ni a montar interrogatorios... porque podrías poner nervioso a al guíen y las cosas podrían desmadrarse un poco, más cuando uno de ellos te saca dos cabezas y dos cuerpos... - no quise que sonará a una amenaza, de hecho no lo era, pero no me gustaba que un desconocido se pusiera a exigirme respuestas jurando sobre dioses que desconocía. -En resumen, hay que ser un poco más amables.- esperando a que todo se tranquilizase un poco continué. -Yo por mi parte, creo que no he dejado de repetir por qué estoy aquí, sólo os falta por saber mi nombre, que tampoco es que sea algo fundamental en la confianza. Me llamo Ircan y mi compañero se llama Toro, sí, es fácil adivinar su nombre. - señalé al bóvido que le dirigió un profundo bufido al rubio.
En ese momento Toro se levantó haciendo temblar la mesa y, para sorpresa de todos incluido yo, se dirigió a donde estaba la niña.
-No debes enfadarte. - Toro se puso de cuclillas mirando a la niña, aunque aún así seguía siendo demasiado grande. -Teníamos que huir y no podíamos quedarnos a responder preguntas y luego había que comer y no se debe de hablar con la boca llena. - el tono de Toro era todo dulzura, algo que contrastaba completamente con su apariencia.-Te pareces un poco al jefe,- me señalo con una mano- el también suele hacer preguntas en momentos inadecuados, aunque está aprendiendo a no hacerlo- soltó una poderosa carcajada que retumbó en toda la estancia. -Y ahora es el momento de responder preguntas. Soy tan grande porque como muchas verduras y mucha carne, una dieta bien equilibrada es fundamental, a parte de que hago mucho ejercicio. -Toro se rasco la perilla. -Y lo de subirte... No soy un caballo, soy un toro, así que es algo peligroso en lo que tu madre debería de opinar.
-Efectivamente, no necesito comprar pequeñas cantidades, necesito a alguien que se encargue de llevar el metal por carra o por barco el material hasta Ulmer. -vi como la niña se enfurruñaba y se sentaba en un banco. Recordé que había hecho ciertas preguntas que por el momento en el que nos encontrábamos no habían tenido respuesta. Hice una pequeña mueca, podía comprender como se sentía, yo también era alguien curioso. -Antes se hacía, pero con el tema de la epidemia la cosa se paralizo, así que busco a aquella persona que lo hacía antes. Aunque no se si seguirá viva.
Me senté tomando uno de los vasos de agua que había servido Zöe
-Bueno, me alegra saber que este lugar es seguro, aunque me sentiría más tranquilo con una salida de emergencia. - miré a la robot que estaba reparándose uno de sus brazos. -¿Tu sabrías de alguien que antes de dedicara a llevar mercancías a Ulmer? Por cierto... ¿Necesitas ayuda? No se mucho de biocibernéticos, pero soy aprendiz de herrero a lo mejor puedo ayudarte en algo.
En ese momento el de ojos brillantes volvió a acribillar a preguntas a la cibor, no se molestaba en ocultar que no estaba cómodo en aquel lugar o en nuestra compañía, aunque yo tampoco es que conociera al resto, pero tener a Toro a mi lado me tranquilizaba bastante, ya había podido ser testigo de la fuerza del hombre bestia, y los presentes también habían vislumbrado una pequeña parte.
Sin previó aviso golpeó la mesa y se puso de pie, dándome un buen sobresalto y haciendo que Toro le dirigiera una mirada asesina, no se debía de sobresaltar así a la gente, y menos a un hombre bestia cuando está comiendo y siempre vive alerta máxima.
-Comprendo tu entusiasmo...- le hice un gesto a Toro para que se tranquilizará y no se pusiera a atravesar paredes con aquel hombre. -Pero, si estas entre desconocidos, no deberías ponerte a dar esos sobresaltos ni a montar interrogatorios... porque podrías poner nervioso a al guíen y las cosas podrían desmadrarse un poco, más cuando uno de ellos te saca dos cabezas y dos cuerpos... - no quise que sonará a una amenaza, de hecho no lo era, pero no me gustaba que un desconocido se pusiera a exigirme respuestas jurando sobre dioses que desconocía. -En resumen, hay que ser un poco más amables.- esperando a que todo se tranquilizase un poco continué. -Yo por mi parte, creo que no he dejado de repetir por qué estoy aquí, sólo os falta por saber mi nombre, que tampoco es que sea algo fundamental en la confianza. Me llamo Ircan y mi compañero se llama Toro, sí, es fácil adivinar su nombre. - señalé al bóvido que le dirigió un profundo bufido al rubio.
En ese momento Toro se levantó haciendo temblar la mesa y, para sorpresa de todos incluido yo, se dirigió a donde estaba la niña.
-No debes enfadarte. - Toro se puso de cuclillas mirando a la niña, aunque aún así seguía siendo demasiado grande. -Teníamos que huir y no podíamos quedarnos a responder preguntas y luego había que comer y no se debe de hablar con la boca llena. - el tono de Toro era todo dulzura, algo que contrastaba completamente con su apariencia.-Te pareces un poco al jefe,- me señalo con una mano- el también suele hacer preguntas en momentos inadecuados, aunque está aprendiendo a no hacerlo- soltó una poderosa carcajada que retumbó en toda la estancia. -Y ahora es el momento de responder preguntas. Soy tan grande porque como muchas verduras y mucha carne, una dieta bien equilibrada es fundamental, a parte de que hago mucho ejercicio. -Toro se rasco la perilla. -Y lo de subirte... No soy un caballo, soy un toro, así que es algo peligroso en lo que tu madre debería de opinar.
Ircan
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
¿En presencia de los ancestrales? Tenia que estar bromeando, ¿Quien en su sano juicio los nombra para reclamar el saber de unos nombres? Por no hablar que no todos creen en ellos y raros son los que los pronuncian fuera de raza de los dragones. El muchacho había dejado en claro que era un dragón y a juzgar por su fe diría que es uno de esos monjes peregrinos que viaja extendiendo la palabra de su religión. De todas formas era raro ver a uno de ellos ataviado con armadura... pero cosas mas raras se han visto.
Mientras los hombres se presentaban la joven dragona los miraba satisfecha al escuchar sus nombres, ahora ya no le parecían tan maleducados sino mas bien de mente dispersa.
-Yo soy Reivy Abadeer y la niña es Lavey StormWolf. -La pequeña miro al rubio con una gran sonrisa mientras que por mi parte miraba a los presentes con ojos calmos. Por un segundo estuve tentada de inventarme un nombre y ver si en verdad me caía un rayo o algo similar, pero con la aparente tensión entre los hombres preferí dejarlo de lado. -De todas formas no era necesario nombrar a los dragones ancestrales para pedir nuestros nombres.
Tenia la boca abierta apunto de pronunciar alguna frase para relajar el ambiente, cuando el nombrado Toro se levanto de súbito de la mesa. Los músculos de mi cuerpo se tensaron de inmediato temiendo una trifulca en la pequeña habitación, si aquel grandullón comenzaba a soltar mamporros mi prioridad seria poner a salvo a la niña.
Por suerte eso no fue necesario, el cornudo tan solo saco su lado tierno para disculparse con la niña. Jamas hubiera pensado que un aguerrido mercenario lleno de cicatrices y de mirada dura fuera a tener tacto con los niños.
Lavey por su parte miraba al hombre-bestia con ojos pensativos y la mano sobre los labios pellizcándose el inferior con los dedos, cualquier cosa que la niña estuviera meditando debía de ser de gran importancia.
-Esta bien. -Dijo por fin con una enorme sonrisa. -Te perdono. -Desde la posición de Lavey la niña pudo ver todas las muelas del leviatan cuando este comenzó a reír, quedo sorprendida por la potencias de su voz pero mas sorprendida estaba por las respuesta. Aunque puso mala cara al escuchar las verduras. -A mi no me gustan las cosas verdes... pero haré un esfuerzo para ser tan grande como tu. -La muchacha hablaba confiada y decidida, sin saber que su dieta ya era equilibrada. -Rei a partir de ahora me tienes que dar una dieta equilibrada.
-Esta bien. A partir de hoy comida sana y equilibrada. -Le dije con una sonrisa divertida. Lavey ya estaba comenzando a decir un: Ella es... cuando la interrumpí. -Lavey no es es mi hija. La rescate hace un mes de una torre en Dundarak, es una de tantas huérfanas que dejo la pandemia de la pirámide a su paso.
Si bien era habitual que nos confundieran como hermanas o madre e hija, la realidad era se acercaba mas a una relación entre maestro y aprendiz que a cualquier otra cosa... pero claro, el roce hace el cariño.
-Toro tiene toda la razón, seria peligroso subirte encima suya. Aunque si me dijera que cuidara de que no te caigas al suelo y te rompas la crisma no tengo ningún proble... -Lavey absorta en su mundo ya no estaba escuchando lo que sucedía a su alrededor. Solo tenia ojos para mirar los grandes cuernos que veía delante de ella, embobada, con la boca entreabierta y el brazo estirado trataba de alcanzar el astado a como diera lugar. -Lavey!! deja los cuernos tranquilos.
La niña dio un respingo en el sitio, sorprendida por la llamada de atención encogió su cuello hasta que la nuca quedo enterrada entre los hombros, con una simple y escueta disculpa se quedo quieta. Tan cerca y la vez tan lejos de su objetivo.
Mientras los hombres se presentaban la joven dragona los miraba satisfecha al escuchar sus nombres, ahora ya no le parecían tan maleducados sino mas bien de mente dispersa.
-Yo soy Reivy Abadeer y la niña es Lavey StormWolf. -La pequeña miro al rubio con una gran sonrisa mientras que por mi parte miraba a los presentes con ojos calmos. Por un segundo estuve tentada de inventarme un nombre y ver si en verdad me caía un rayo o algo similar, pero con la aparente tensión entre los hombres preferí dejarlo de lado. -De todas formas no era necesario nombrar a los dragones ancestrales para pedir nuestros nombres.
Tenia la boca abierta apunto de pronunciar alguna frase para relajar el ambiente, cuando el nombrado Toro se levanto de súbito de la mesa. Los músculos de mi cuerpo se tensaron de inmediato temiendo una trifulca en la pequeña habitación, si aquel grandullón comenzaba a soltar mamporros mi prioridad seria poner a salvo a la niña.
Por suerte eso no fue necesario, el cornudo tan solo saco su lado tierno para disculparse con la niña. Jamas hubiera pensado que un aguerrido mercenario lleno de cicatrices y de mirada dura fuera a tener tacto con los niños.
Lavey por su parte miraba al hombre-bestia con ojos pensativos y la mano sobre los labios pellizcándose el inferior con los dedos, cualquier cosa que la niña estuviera meditando debía de ser de gran importancia.
-Esta bien. -Dijo por fin con una enorme sonrisa. -Te perdono. -Desde la posición de Lavey la niña pudo ver todas las muelas del leviatan cuando este comenzó a reír, quedo sorprendida por la potencias de su voz pero mas sorprendida estaba por las respuesta. Aunque puso mala cara al escuchar las verduras. -A mi no me gustan las cosas verdes... pero haré un esfuerzo para ser tan grande como tu. -La muchacha hablaba confiada y decidida, sin saber que su dieta ya era equilibrada. -Rei a partir de ahora me tienes que dar una dieta equilibrada.
-Esta bien. A partir de hoy comida sana y equilibrada. -Le dije con una sonrisa divertida. Lavey ya estaba comenzando a decir un: Ella es... cuando la interrumpí. -Lavey no es es mi hija. La rescate hace un mes de una torre en Dundarak, es una de tantas huérfanas que dejo la pandemia de la pirámide a su paso.
Si bien era habitual que nos confundieran como hermanas o madre e hija, la realidad era se acercaba mas a una relación entre maestro y aprendiz que a cualquier otra cosa... pero claro, el roce hace el cariño.
-Toro tiene toda la razón, seria peligroso subirte encima suya. Aunque si me dijera que cuidara de que no te caigas al suelo y te rompas la crisma no tengo ningún proble... -Lavey absorta en su mundo ya no estaba escuchando lo que sucedía a su alrededor. Solo tenia ojos para mirar los grandes cuernos que veía delante de ella, embobada, con la boca entreabierta y el brazo estirado trataba de alcanzar el astado a como diera lugar. -Lavey!! deja los cuernos tranquilos.
La niña dio un respingo en el sitio, sorprendida por la llamada de atención encogió su cuello hasta que la nuca quedo enterrada entre los hombros, con una simple y escueta disculpa se quedo quieta. Tan cerca y la vez tan lejos de su objetivo.
Reivy Abadder
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
Me confundía un poco ese modo que tenía de hablar el joven-posiblemente-dragón, primero me preguntaba algo, pero rápidamente se contradecía y me ordenaba que no le dijera nada. Si tomaba como base el orden de las oraciones entonces la última tenía que ser la que quedara como definitiva, así que no le conté nada sobre los distintos escondites que tenían los niños de la ratonera, ni porque tenía prohibido transmitir más información.
Pase a la siguiente pregunta.
-Lo lamento, no conozco a un comerciante que lleve mercancía concretamente a Ulmer, pero puedo darte el listado de todos los comerciantes de la ciudad, filtrar a quienes venden metal y entregarte sus ubicaciones. De esa manera no necesitarías dar tantas vueltas buscándolos – Levanté el brazo para probar la articulación del hombro – Si tu especialidad no es la reparación de bio- cibernéticos no es buena idea que intentes realizar reparaciones… Sin embargo, me resultaría útil que lo mantuvieras apretado contra mi hombro mientras hago los ajustes finales.
La actitud del joven Rakan parecía poner nerviosos al resto del grupo, haciendo una comparación con otras introducciones quedaba claro que sus modos eran al menos algo grandilocuentes para lo que era una simple presentación. Más allá de esos detalles no me parecía que fuera extraño el pedir una información mas detallada de los integrantes. Le agradecí a Ircan su ayuda, ya mi brazo estaba arreglado, y luego me puse en pie para cumplir con los requerimientos estipulados por el muchacho de ojos brillantes.
-Mi nombre es Z03, pero los orgánicos consideran más sencillo llamarme Zöe. No nací, ni tampoco crecí, por lo mismo tampoco tengo familia, me construyeron hace muchos años en algún lugar de las tierras del norte. Mi objetivo en esta ciudad es indefinido, estoy en busca de algo pero aún no sé qué es – Miraba fijamente al joven de ojos brillantes, evaluando sus gestos para saber si algo de lo que le decía no era correcto dentro de esa conversación – Estuve viviendo algunos años con los dragones, visite gran parte de las tierras del norte, luego los territorios de los licántropos, y finalmente llegue aquí. No creo que vaya a quedarme mucho tiempo, pues tengo la sensación de que mi destino se encuentra en otro lugar.
Eso parecía abarcar todo lo que había hecho hasta la actualidad, al menos sin entrar en los extraños detalles intermedios, como por ejemplo la serie de acontecimientos que habían llevado a que ahora tuviera que reparar mi brazo. La presentación fue interrumpida por la animada charla de Lavey con Toro, volví a sentarme de forma mecánica e hice una evaluación de la situación.
-Probablemente salir ahora sería bastante seguro, si es lo que desean. Si no es así, pueden quedarse aquí por los próximos diez y seis minutos, que es el tiempo que nos queda antes de que los gorriones regresen.
Este sitio, al estar tan cerca del mercado, era utilizado bastante seguido por los niños, así que no podía disponer del lugar mucho más de lo requerido, mucho menos para motivos que no eran relacionados con el clan.
Pase a la siguiente pregunta.
-Lo lamento, no conozco a un comerciante que lleve mercancía concretamente a Ulmer, pero puedo darte el listado de todos los comerciantes de la ciudad, filtrar a quienes venden metal y entregarte sus ubicaciones. De esa manera no necesitarías dar tantas vueltas buscándolos – Levanté el brazo para probar la articulación del hombro – Si tu especialidad no es la reparación de bio- cibernéticos no es buena idea que intentes realizar reparaciones… Sin embargo, me resultaría útil que lo mantuvieras apretado contra mi hombro mientras hago los ajustes finales.
La actitud del joven Rakan parecía poner nerviosos al resto del grupo, haciendo una comparación con otras introducciones quedaba claro que sus modos eran al menos algo grandilocuentes para lo que era una simple presentación. Más allá de esos detalles no me parecía que fuera extraño el pedir una información mas detallada de los integrantes. Le agradecí a Ircan su ayuda, ya mi brazo estaba arreglado, y luego me puse en pie para cumplir con los requerimientos estipulados por el muchacho de ojos brillantes.
-Mi nombre es Z03, pero los orgánicos consideran más sencillo llamarme Zöe. No nací, ni tampoco crecí, por lo mismo tampoco tengo familia, me construyeron hace muchos años en algún lugar de las tierras del norte. Mi objetivo en esta ciudad es indefinido, estoy en busca de algo pero aún no sé qué es – Miraba fijamente al joven de ojos brillantes, evaluando sus gestos para saber si algo de lo que le decía no era correcto dentro de esa conversación – Estuve viviendo algunos años con los dragones, visite gran parte de las tierras del norte, luego los territorios de los licántropos, y finalmente llegue aquí. No creo que vaya a quedarme mucho tiempo, pues tengo la sensación de que mi destino se encuentra en otro lugar.
Eso parecía abarcar todo lo que había hecho hasta la actualidad, al menos sin entrar en los extraños detalles intermedios, como por ejemplo la serie de acontecimientos que habían llevado a que ahora tuviera que reparar mi brazo. La presentación fue interrumpida por la animada charla de Lavey con Toro, volví a sentarme de forma mecánica e hice una evaluación de la situación.
-Probablemente salir ahora sería bastante seguro, si es lo que desean. Si no es así, pueden quedarse aquí por los próximos diez y seis minutos, que es el tiempo que nos queda antes de que los gorriones regresen.
Este sitio, al estar tan cerca del mercado, era utilizado bastante seguido por los niños, así que no podía disponer del lugar mucho más de lo requerido, mucho menos para motivos que no eran relacionados con el clan.
Zöe
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
Mire cada reacción, cada gesto, cada respuesta... y no pude aguantar una risa que me salio de adentro
Entre risas, dije - Lo siento.... Lo siento - Luego de unos segundos riéndome, me puse serio y dije - Lo leí en un libro... dicen que funciona. - Me acerque al chico, puse mi mano en su hombro y sonreí - Bien hecho. - Su reacción en vez de violencia fue increíble, En cambio, la mujer parece haberse enojado cuando nombre a los dragones ancestrales, lo cual me da una idea de donde es a diferencia de los demás. Me acerque y la mire - ¿Te molesta que los invoque donde no se debe?... ¿por que?... no importa. - Me aleje y me apoye en una pared
Mire al toro y a la niña, quienes estaban hablando, todos se habían presentado, ¿y ahora que seguía?, el hombre no paraba de preguntar si sabíamos de un hombre que traía mercancía de Ulmer... Ni sabia que existe una ciudad llamada Ulmer, así que ni me moleste en contestar. La bio dijo -Probablemente salir ahora sería bastante seguro, si es lo que desean. Si no es así, pueden quedarse aquí por los próximos diez y seis minutos, que es el tiempo que nos queda antes de que los gorriones regresen.
Estaba claro que quería que nos vayamos, por mas que no lo deseáramos, era una manera de echarnos sin ser mal educado. Mire una vez mas a todos, la bio, la mujer, el encapuchado, el toro y la niña.
- Bien... yo me voy, tengo que hacer cumplir la voluntad de los dioses. - Me acerque a la entrada, sonreí y le guiñe el ojo a la niña, no sin antes decirle - Quizá algún día te enseño a tener mi "color" de ojos. - Sonreí a cada uno de los presentes y me fui... ahora tenia que caminar por los callejones solos.
Me puse a pensar, ¿Los guardias nos estarán buscando?, ¿que pasara con el comerciante?... Empece a caminar con cuidado, no quería que me viera el comerciante o alguno de sus guardias. Así que en vez de volver por donde vinimos, tome otro callejón, que ni sabia a donde llevaba, pero era mejor que toparme con los guardias.
Entre risas, dije - Lo siento.... Lo siento - Luego de unos segundos riéndome, me puse serio y dije - Lo leí en un libro... dicen que funciona. - Me acerque al chico, puse mi mano en su hombro y sonreí - Bien hecho. - Su reacción en vez de violencia fue increíble, En cambio, la mujer parece haberse enojado cuando nombre a los dragones ancestrales, lo cual me da una idea de donde es a diferencia de los demás. Me acerque y la mire - ¿Te molesta que los invoque donde no se debe?... ¿por que?... no importa. - Me aleje y me apoye en una pared
Mire al toro y a la niña, quienes estaban hablando, todos se habían presentado, ¿y ahora que seguía?, el hombre no paraba de preguntar si sabíamos de un hombre que traía mercancía de Ulmer... Ni sabia que existe una ciudad llamada Ulmer, así que ni me moleste en contestar. La bio dijo -Probablemente salir ahora sería bastante seguro, si es lo que desean. Si no es así, pueden quedarse aquí por los próximos diez y seis minutos, que es el tiempo que nos queda antes de que los gorriones regresen.
Estaba claro que quería que nos vayamos, por mas que no lo deseáramos, era una manera de echarnos sin ser mal educado. Mire una vez mas a todos, la bio, la mujer, el encapuchado, el toro y la niña.
- Bien... yo me voy, tengo que hacer cumplir la voluntad de los dioses. - Me acerque a la entrada, sonreí y le guiñe el ojo a la niña, no sin antes decirle - Quizá algún día te enseño a tener mi "color" de ojos. - Sonreí a cada uno de los presentes y me fui... ahora tenia que caminar por los callejones solos.
Me puse a pensar, ¿Los guardias nos estarán buscando?, ¿que pasara con el comerciante?... Empece a caminar con cuidado, no quería que me viera el comerciante o alguno de sus guardias. Así que en vez de volver por donde vinimos, tome otro callejón, que ni sabia a donde llevaba, pero era mejor que toparme con los guardias.
Rakan'Drag
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
Observé como a la pequeña, y puede que también a la mujer, se les caía la baba con la ternura de Toro. ¿Puede que aquello justificará todos los consejos de "amor" que me daba?
-Bueno no ha habido suerte con lo de "montar al toro"- le dirigió una sonrisa a Lavey. Entonces se dio cuenta que la pequeña había comenzado a tener una fijación con sus cuernos y había sido reprendida por ello. Toro soltó otra gran carcajada. -No hay ningún problema mujer. ¡Los cuernos están para lucirlos!. - no se como se tomarían el resto de razas que no fueran bóvidos aquel comentario, así que me tapé el rostro con la mano y negué con la cabeza. -¡Toca! ¡Toca pequeña!. - Toro inclinó la cabeza para acercarle los cuernos a Lavey. -Y no te preocupes pequeña. ¡Algún día tu también tendrás cuernos!
-¡Toro! le grité dirigiéndole una mirada asesina.
-¿Qué ocurre jefe?- me miró con una cara llena de pura inocencia sin comprender muy bien mi reacción.
Inflé los pulmones y di un largo suspiro.
-Deja de hacer... comentarios como ese... - miré hacía otro lado algo incomodo.
-Ahhh... Comprendo... -Toro se rasco la perilla y miró de nuevo a la pequeña. -En verdad... tardarás mucho en tener cuernos, ¡pero no debes desanimarte!
Deje caer mi cabeza sobre la mesa.
-No tiene remedio...- susurré frustrado.
Gracias a los dioses Zöe aceptó mi propuesta de ayudarla, al menos eso me distraería un poco de la vergüenza que estaba comenzando a experimentar. Le sujete el brazo tal y como me pidió y observé todo en detalle con la intención de aprender algo nuevo.
-Puede que algún día me interese por aprender. - sin embargo no podía competir con los artefactos que usaba la robot, ya que la mayoría ni me eran conocidos. -Si estaría muy bien tener ese listado. Me ahorraría bastante tiempo, y cuanto menos tiempos pase en esta ciudad mejor. Me siento un poco agobiado en esa calles...- mi tarea de ayudante había finalizado
Para improvisto mio, el de los ojos brillantes llamado Rakan'Drag, comenzó a reírse, casi igual que Toro unos minutos antes. Se acercó a mi y puso una mano sobre mi hombro, premiándome con un "bien hecho". Le miré algo perplejo sin comprender muy bien, pero el volvió a apoyarse en la pared.
Tras las palabras de Zöe premiándonos a irnos, algo relacionado con las acciones de unos tale gorriones, que supuse que tendría cierta relación con los niños que habían estado en la casa, Rakan no tardó en ser el primero en salir.
-Ese hombre es.... como mínimo... peculiar... - me había quedado igual de extrañado que Zöe, preguntaba al mismo tiempo que desestimaba su pregunta. -Bien, si me das ese listado no te importunaremos más. - le dirigí una sonrisa a la mecánica. -Ya nos has cubierto bastante.-me giré hacía la mujer. -No se muy bien vuestro itinerario. Pero si no tardáis mucho y os dirigís al norte podríamos compartir camino.
-Bueno no ha habido suerte con lo de "montar al toro"- le dirigió una sonrisa a Lavey. Entonces se dio cuenta que la pequeña había comenzado a tener una fijación con sus cuernos y había sido reprendida por ello. Toro soltó otra gran carcajada. -No hay ningún problema mujer. ¡Los cuernos están para lucirlos!. - no se como se tomarían el resto de razas que no fueran bóvidos aquel comentario, así que me tapé el rostro con la mano y negué con la cabeza. -¡Toca! ¡Toca pequeña!. - Toro inclinó la cabeza para acercarle los cuernos a Lavey. -Y no te preocupes pequeña. ¡Algún día tu también tendrás cuernos!
-¡Toro! le grité dirigiéndole una mirada asesina.
-¿Qué ocurre jefe?- me miró con una cara llena de pura inocencia sin comprender muy bien mi reacción.
Inflé los pulmones y di un largo suspiro.
-Deja de hacer... comentarios como ese... - miré hacía otro lado algo incomodo.
-Ahhh... Comprendo... -Toro se rasco la perilla y miró de nuevo a la pequeña. -En verdad... tardarás mucho en tener cuernos, ¡pero no debes desanimarte!
Deje caer mi cabeza sobre la mesa.
-No tiene remedio...- susurré frustrado.
Gracias a los dioses Zöe aceptó mi propuesta de ayudarla, al menos eso me distraería un poco de la vergüenza que estaba comenzando a experimentar. Le sujete el brazo tal y como me pidió y observé todo en detalle con la intención de aprender algo nuevo.
-Puede que algún día me interese por aprender. - sin embargo no podía competir con los artefactos que usaba la robot, ya que la mayoría ni me eran conocidos. -Si estaría muy bien tener ese listado. Me ahorraría bastante tiempo, y cuanto menos tiempos pase en esta ciudad mejor. Me siento un poco agobiado en esa calles...- mi tarea de ayudante había finalizado
Para improvisto mio, el de los ojos brillantes llamado Rakan'Drag, comenzó a reírse, casi igual que Toro unos minutos antes. Se acercó a mi y puso una mano sobre mi hombro, premiándome con un "bien hecho". Le miré algo perplejo sin comprender muy bien, pero el volvió a apoyarse en la pared.
Tras las palabras de Zöe premiándonos a irnos, algo relacionado con las acciones de unos tale gorriones, que supuse que tendría cierta relación con los niños que habían estado en la casa, Rakan no tardó en ser el primero en salir.
-Ese hombre es.... como mínimo... peculiar... - me había quedado igual de extrañado que Zöe, preguntaba al mismo tiempo que desestimaba su pregunta. -Bien, si me das ese listado no te importunaremos más. - le dirigí una sonrisa a la mecánica. -Ya nos has cubierto bastante.-me giré hacía la mujer. -No se muy bien vuestro itinerario. Pero si no tardáis mucho y os dirigís al norte podríamos compartir camino.
Ircan
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Re: Compras para una niña [Tema libre 4/4] [Tema Cerrado]
-Toco, toco... -Repetía la niña acercando las manos al bovino y aferrándolas a los cuernos. -Están duros y suaves... pero también astillados.
Lavey estaba tan ida con los cuernos de Toro, que ni se dio cuenta que su cuerpo se levantaba unos pocos centímetros de la silla cuando el hombre-bestia alzaba la cabeza para contestar a su jefe. Cuando se dio por satisfecha los soltó y su cabeza comenzó a recordar fragmentos de la conversación.
-Pero yo si tengo cuernos Toro. -Respondió la niña poniéndose de pie llena de orgullo. -Y son muy grandes... pero ahora no puedo enseñártelos, todavía no me sale bien. Pero... Pero! un día de estos te los enseño.
La niña daba por sentado que todo el mundo sabia que era una dragona, sin darse cuenta de lo rara que sonaba la frase. Ahora miraba a su alrededor dando se cuenta de que el hombre rubio ya no estaba y sin darle mucha mas importancia se acerco al borde de la mesa y bebió de uno de los vasos de agua.
-En eso tienes toda la razón Ircan. Yo tengo la sensación de que es un predicador.
Mientras hablaba con el encapuchado me preguntaba que clase de conteo llevaría la Bio para saber el tiempo. Mmm quizás cuenta los pulsos cardíacos, o tal vez percibe el movimiento del sol... ¿Tendrá alguna clase de reloj cerebral? Esta chica es todo un misterio. Tanto los hombres como la robotica parecían satisfechos con la estadía en la guarida y yo todavía tenia que volver a la tienda.
-Nostras todavía tenemos que ir a un par de tiendas, Tengo que recoger la ropa que deje pendiente en la sastrería y todavía me falta por conseguir una mochila para la niña y...
-ROPA!!! -Grito de la nada Lavey interrumpiéndome. -Mi ropa, hay que ir. Tenemos que ir, vamos vamos... -La joven agarro la manga de mi camisa y comenzó a tirar de mi. -No quiero que cierren la tienda y quiero ver que me elegiste. Vosotros queréis venir?
Dando un largo suspiro me levante del banco, camine lentamente por la habitación tironeada por la niña. -Bueno, la pequeña ya os invito. Pero si tenéis otras cosas que hacer no tenéis porque hacerle caso a esta caprichosa, Ahora mismo nosotras vamos al sur pero seguramente volvamos a la tierras heladas en un tiempo. Puede que nos volvamos a encontrar mas adelante. -Lavey volvió a interrumpirme demandando y exigiendo que el resto de adultos nos siguieran. -Vey, nosotras no podemos obligar a nadie a que nos haga compañía. Si ellos quieren venir vendrán, sino, tendremos que despedirnos aquí de ellos.
Lavey estaba tan ida con los cuernos de Toro, que ni se dio cuenta que su cuerpo se levantaba unos pocos centímetros de la silla cuando el hombre-bestia alzaba la cabeza para contestar a su jefe. Cuando se dio por satisfecha los soltó y su cabeza comenzó a recordar fragmentos de la conversación.
-Pero yo si tengo cuernos Toro. -Respondió la niña poniéndose de pie llena de orgullo. -Y son muy grandes... pero ahora no puedo enseñártelos, todavía no me sale bien. Pero... Pero! un día de estos te los enseño.
La niña daba por sentado que todo el mundo sabia que era una dragona, sin darse cuenta de lo rara que sonaba la frase. Ahora miraba a su alrededor dando se cuenta de que el hombre rubio ya no estaba y sin darle mucha mas importancia se acerco al borde de la mesa y bebió de uno de los vasos de agua.
-En eso tienes toda la razón Ircan. Yo tengo la sensación de que es un predicador.
Mientras hablaba con el encapuchado me preguntaba que clase de conteo llevaría la Bio para saber el tiempo. Mmm quizás cuenta los pulsos cardíacos, o tal vez percibe el movimiento del sol... ¿Tendrá alguna clase de reloj cerebral? Esta chica es todo un misterio. Tanto los hombres como la robotica parecían satisfechos con la estadía en la guarida y yo todavía tenia que volver a la tienda.
-Nostras todavía tenemos que ir a un par de tiendas, Tengo que recoger la ropa que deje pendiente en la sastrería y todavía me falta por conseguir una mochila para la niña y...
-ROPA!!! -Grito de la nada Lavey interrumpiéndome. -Mi ropa, hay que ir. Tenemos que ir, vamos vamos... -La joven agarro la manga de mi camisa y comenzó a tirar de mi. -No quiero que cierren la tienda y quiero ver que me elegiste. Vosotros queréis venir?
Dando un largo suspiro me levante del banco, camine lentamente por la habitación tironeada por la niña. -Bueno, la pequeña ya os invito. Pero si tenéis otras cosas que hacer no tenéis porque hacerle caso a esta caprichosa, Ahora mismo nosotras vamos al sur pero seguramente volvamos a la tierras heladas en un tiempo. Puede que nos volvamos a encontrar mas adelante. -Lavey volvió a interrumpirme demandando y exigiendo que el resto de adultos nos siguieran. -Vey, nosotras no podemos obligar a nadie a que nos haga compañía. Si ellos quieren venir vendrán, sino, tendremos que despedirnos aquí de ellos.
Reivy Abadder
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