..:: Red's Road ::.. [LIbre, Interpretativo] [CERRADO]

El camino había sido largo, agotador y hasta cierto punto desesperanzador, largas noches en vela sólo habían hecho que la idea que la animaba a seguir su largo camino se hiciera aún más presente, más persistente, punzante hasta el extremo de ser dolorosa. La peor parte era la incertidumbre, el desconocimiento de lo que encontraría al llegar a Dundarak, era la falta de certeza lo que hacía esa opresión en el pecho algo insoportable... y eso la irritaba, quizás por eso su ceño se fruncía con mayor asiduidad conforme se acercaba al norte y veía cambiar las estaciones frente a sus ojos azules.

Bajó de caballo y con un grito atronador descargó su espada sobre un árbol muy joven, la parte superior del árbol se desprendió bajo el peso de su golpe ~¡Maldita sea!~ un relincho nervioso puso en evidencia que había asustado al caballo, que la miraba inquieto con sus enormes ojos oscuros; Sonja se volvió hacia el pobre animal que resoplaba dando coces al piso; por primera vez en días su rostro se relajo según acercaba su mano hasta él; el caballo se removió inquieto, sin embargo la pelirroja lo sostuvo con fuerza para acercar su rostro y apoyar su frente en la cara del caballo ~Lo lamento, no quería asustarte~ susurró suavemente según acariciaba las peludas mejillas; su voz cadenciosa surgió efecto poco a poco y un profundo suspiro brotó de sus labios, quizás era tiempo de tomar un respiro o terminaría rompiéndose bajo la presión.

Cabalgó lentamente paseando su fría mirada por el horizonte, aquel que parecía que se podría extender de forma infinita si no fuese por la cordillera que se levantaba imponente al norte, un nuevo suspiro broto de sus labio entreabiertos, cargado de pesadez y cansancio. Cabalgó hasta encontrar una pequeña elevación que ofrecía cierta protección del viento inclemente que había comenzado a correr y que, según las nubes que pasaban como jirones sobre su cabeza, anunciaba una pronta lluvia; descendió del caballo para atarlo a un arbusto macilento que constituía lo más elevado de la escasa vegetación; encendió una pequeña fogata para calentar un poco su cuerpo helado, sentía frío en aquel lugar a pesar de lo crudo que era el invierno en el lugar donde había crecido, quizás se tratase de la ausencia de la única familia que le quedaba o del hecho que en su corta vida nunca había hecho un viaje tan largo.

Se arrebujó en la capa ribeteada de piel que le había acompañado desde su tierra natal y tomó asiento al lado de la fogata; sintió hambre y se dispuso a mascar un poco de la carne seca que aún llevaba en su aljaba, habían pasado varios días desde que había cazado aquella presa y se dijo que pronto tendría que volver a hacerlo.

Su mandíbula se tensó al sonido de algo o alguien acercándose, sabía que era algo normal pues seguía la ruta habitual de los viajeros que se encaminaban hacia Dundarak; sin embargo hacía algunos días que no había encontrado a algún otro viajero y aquella repentina aparición le había puesto alerta; se acomodó la capa y mantuvo aún mas cerca la espada que hasta entonces había descansado hendida en la tierra; sus vivaces ojos azules se centraron en el camino esperando...