[Privado-Reivy] Desentrañando secretos. [Cerrado]
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Finalmente el sol se había escondido, nuevamente en esos bosques reinaban a quienes les pertenecían y allí, Lyra se puso en camino.
No había pasado mucho tiempo desde su visita a Sacrestic o su desvío por aquel loco ilusionado pueblo. No habían sido más que paradas que había planeado para descansar y alimentarse un poco, además de claro, conseguir un poco de dinero o divertirse un rato sí se lo permitía.
Pero a fin de cuentas había llegado, la sede de los Du'Sacrier, tuvo bastantes sentimientos encontrados cruzándose en su cabeza y en su corazón, balas disparadas que le hacían sentir algo que no recordaba hace mucho tiempo, le dolía la nostalgia y eso hizo que un apretar en ambas manos juntando un puño se hiciera presente a la par que caminaba por el arco de la entrada. Empujó la fuerte puerta de madera rodeada por piedras formando una muralla bastante grande, que tan a salvo mantuvo a todo su clan durante años y finalmente ahí estaba, la vista preciosa del bastión, reconocía cada habitación por los pequeños huecos que actuaban tanto como ventanas y huecos defensivos en caso de ataques.
No pudo evitar respirar de forma más calmada, inflando su pecho y dejando salir aire de forma exagerada para intentar apaciguar esos pensamientos, o más bien, lo que lograban en su cuerpo. No se sentía tranquila para nada, por alguna razón estaba nerviosa, quizá por el viaje y todo por lo que había pasado, pero ciertamente no se encontraba ni cerca de estar serena.
— Revisa todo, solo una última vez... — Repitió hablando sola, acomodó la cuerda de su arco que cruzaba sus pechos, poniéndose en camino a directamente el baluarte que era su hogar, o que al menos una vez lo consideró así.
Extrañamente se tomaba su tiempo, paso a paso, observando toda la belleza que alguna vez no pudo apreciar, quizá la soledad le había puesto así, pero ciertamente era un sentimiento que no le gustaba para nada, le hacía sentir débil, débil y vulnerable, la gente así no terminaba muy bien en su experiencia.
Caminó por todo el hall, pasando por los pasillos en las barracas, el comedor, la cocina, y finalmente terminó por dirigirse a los pisos superiores, donde todo aquel que se haya ganado su lugar obtendría una habitación privada e incluso algunos lujos más, Lyra era una de ellos.
Acariciaba las paredes de la escalera caracol en el centro del lugar, pasando sus fríos dedos por el aún más frío adoquín, gris y aburrido como sus pensamientos ahora mismo. Hasta llegar por un oscuro pasillo a la habitación de su padre, la del centro, la más grande, la más lujosa y la más lejana a todas las demás.
Se acostó unos minutos en la cama, sus ojos poco a poco se acostumbraron a el cálido abrazo de la oscuridad, la sombra forzada a un vampiro. Cuanto olvido quería tener en ese momento, para ser más fuerte, para no decepcionar a nadie que no se encontrase en el mundo, o que así al menos creía. Al fin y al cabo comenzó a encender los braceros en los costados de la habitación, unos cuatro para mantenerla bien iluminada, optó por tomar una lámpara de aceite y encendiéndola, se sentó en el único escritorio que alí había, a escazos metros de la cama matrimonial y el ropero a su costado.
Era un escritorio con unos seis cajones y de momento, aquella mesa estaba repleta de papeles, planeaba leerlos todos, quería saber el paradero del dueño de aquel lugar.
No había pasado mucho tiempo desde su visita a Sacrestic o su desvío por aquel loco ilusionado pueblo. No habían sido más que paradas que había planeado para descansar y alimentarse un poco, además de claro, conseguir un poco de dinero o divertirse un rato sí se lo permitía.
Pero a fin de cuentas había llegado, la sede de los Du'Sacrier, tuvo bastantes sentimientos encontrados cruzándose en su cabeza y en su corazón, balas disparadas que le hacían sentir algo que no recordaba hace mucho tiempo, le dolía la nostalgia y eso hizo que un apretar en ambas manos juntando un puño se hiciera presente a la par que caminaba por el arco de la entrada. Empujó la fuerte puerta de madera rodeada por piedras formando una muralla bastante grande, que tan a salvo mantuvo a todo su clan durante años y finalmente ahí estaba, la vista preciosa del bastión, reconocía cada habitación por los pequeños huecos que actuaban tanto como ventanas y huecos defensivos en caso de ataques.
No pudo evitar respirar de forma más calmada, inflando su pecho y dejando salir aire de forma exagerada para intentar apaciguar esos pensamientos, o más bien, lo que lograban en su cuerpo. No se sentía tranquila para nada, por alguna razón estaba nerviosa, quizá por el viaje y todo por lo que había pasado, pero ciertamente no se encontraba ni cerca de estar serena.
— Revisa todo, solo una última vez... — Repitió hablando sola, acomodó la cuerda de su arco que cruzaba sus pechos, poniéndose en camino a directamente el baluarte que era su hogar, o que al menos una vez lo consideró así.
Extrañamente se tomaba su tiempo, paso a paso, observando toda la belleza que alguna vez no pudo apreciar, quizá la soledad le había puesto así, pero ciertamente era un sentimiento que no le gustaba para nada, le hacía sentir débil, débil y vulnerable, la gente así no terminaba muy bien en su experiencia.
Caminó por todo el hall, pasando por los pasillos en las barracas, el comedor, la cocina, y finalmente terminó por dirigirse a los pisos superiores, donde todo aquel que se haya ganado su lugar obtendría una habitación privada e incluso algunos lujos más, Lyra era una de ellos.
Acariciaba las paredes de la escalera caracol en el centro del lugar, pasando sus fríos dedos por el aún más frío adoquín, gris y aburrido como sus pensamientos ahora mismo. Hasta llegar por un oscuro pasillo a la habitación de su padre, la del centro, la más grande, la más lujosa y la más lejana a todas las demás.
Se acostó unos minutos en la cama, sus ojos poco a poco se acostumbraron a el cálido abrazo de la oscuridad, la sombra forzada a un vampiro. Cuanto olvido quería tener en ese momento, para ser más fuerte, para no decepcionar a nadie que no se encontrase en el mundo, o que así al menos creía. Al fin y al cabo comenzó a encender los braceros en los costados de la habitación, unos cuatro para mantenerla bien iluminada, optó por tomar una lámpara de aceite y encendiéndola, se sentó en el único escritorio que alí había, a escazos metros de la cama matrimonial y el ropero a su costado.
Era un escritorio con unos seis cajones y de momento, aquella mesa estaba repleta de papeles, planeaba leerlos todos, quería saber el paradero del dueño de aquel lugar.
Última edición por Lyra el Vie 20 Dic - 9:44, editado 1 vez
Lyra
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Re: [Privado-Reivy] Desentrañando secretos. [Cerrado]
Una tarde, mientras montábamos un campamento al pie de un rio, Lavey cogió el mapa que yo llevaba siempre en la bolsa y comenzó a preguntar por los símbolos que tenía dibujados.
Algunos de ellos pude explicarlos, pero la mayoría aun me eran desconocidos. Habían algunas marcas que intuía lo que significaban, por el lugar en el que estaban y las historias que me contaban mis abuelos, y era a una de esas hacia donde nos dirigíamos.
Sobrevolábamos los cielos del oeste, la noche ya nos arropaba y bajo nuestras alas se extendía el manto de la arboleda. Si mis sospechas eran correctas, llegar al punto del mapa durante la noche resultaría mucho más gratificante que por el día.
Comenzamos el descenso, atravesamos los arboles del bosque y en poco tiempo visualizamos una fortaleza amurallada. Gruñí de forma grave y corta indicándole a Lavey que aterrizábamos en el patio de aquel lugar.
-No me extraña que esto sea de la época de Leo. -Comentaba Lavey arreglándose el pelo mientras sus dedos perdían las escamas que le quedaban. -Está abandonado.
-Eso parece. -Tenía una rodilla apoyada en el suelo y anudaba una de mis botas mientras le respondía a la rubia. -A ver si tenemos suerte y encontramos a alguien.
Me puse en pie y encendí un pequeño farol que llevaba guardo en la bolsa.
Atravesamos el patio y abrimos el portón de la casa, la puerta se cerró sin hacer un gran estruendo, pero el vacío del fuerte era tan grande que el sonido se expandió por el lugar.
-¡Hola! -Grité. -¡¿Hay alguien!?
-Claro que si mama. -Lavey me miró con desdén. -Anunciemos nuestra llegada, para que los bandidos que puedan haber aquí se escondan y nos hagan una emboscada. -La adolescente puso los ojos en blanco. -Eres un genio.
-No seas ceniza. No siempre tienen que haber bandidos en los lugares abandonados. ¿¡Holaaa!? -Volví a repetir subiendo las escaleras.
-No, claro que no. -murmuró la lagartija. -Solo casi siempre. -Los ojos de Vey se tornaron grises y la muchacha escrutó el edificio. -Mira que lo sabía. -Refunfuño. -En el piso de arriba hay varias manchas de calor... están estáticas, seguramente sean fuego. Y también hay otra figura alargada, seguramente alguien que quiera matarnos.
-Eso es maravilloso. Igual esa persona puede contarnos algo. -Me giré al llegar arriba de la escalera y sonreí a mi hija. -Vamos.
-¿Pero has oído algo de lo que dije? -La joven alzó los brazos exasperada. -¿Y si quiere matarnos?
-Si eso pasa, estoy segura de que podrás defenderme.
-¿No se supone que es al revés? -Preguntó Lavey levantando una ceja. -La madre eres tú y yo la hija.
-Es cierto. -La lagartija estaba colocada a mi lado, así no me hizo falta mover la cabeza para sacarle la lengua. -Pero creo recordar, como era... "Yo te voy a proteger, Centella".
Puse la voz aguda imitando el tono de mi hija y me golpee el pecho como ella hacia muchas veces.
-Cállate... -Respondió ruborizada.
-No quiero. -Reí entre dientes mientras tocaba la puerta donde se suponía que estaban las manchas de calor. -Buenas noches. -Saludé, sin abrir la puerta. -¿Podemos entrar? No venimos con malas intenciones.
-¿Y porque razón se supone que te tienen que creer? -Preguntó mordaz la rubia, cruzándose de brazos.
__________________
Off: Lavey habilidad Huella de calor.
Algunos de ellos pude explicarlos, pero la mayoría aun me eran desconocidos. Habían algunas marcas que intuía lo que significaban, por el lugar en el que estaban y las historias que me contaban mis abuelos, y era a una de esas hacia donde nos dirigíamos.
Sobrevolábamos los cielos del oeste, la noche ya nos arropaba y bajo nuestras alas se extendía el manto de la arboleda. Si mis sospechas eran correctas, llegar al punto del mapa durante la noche resultaría mucho más gratificante que por el día.
Comenzamos el descenso, atravesamos los arboles del bosque y en poco tiempo visualizamos una fortaleza amurallada. Gruñí de forma grave y corta indicándole a Lavey que aterrizábamos en el patio de aquel lugar.
-No me extraña que esto sea de la época de Leo. -Comentaba Lavey arreglándose el pelo mientras sus dedos perdían las escamas que le quedaban. -Está abandonado.
-Eso parece. -Tenía una rodilla apoyada en el suelo y anudaba una de mis botas mientras le respondía a la rubia. -A ver si tenemos suerte y encontramos a alguien.
Me puse en pie y encendí un pequeño farol que llevaba guardo en la bolsa.
Atravesamos el patio y abrimos el portón de la casa, la puerta se cerró sin hacer un gran estruendo, pero el vacío del fuerte era tan grande que el sonido se expandió por el lugar.
-¡Hola! -Grité. -¡¿Hay alguien!?
-Claro que si mama. -Lavey me miró con desdén. -Anunciemos nuestra llegada, para que los bandidos que puedan haber aquí se escondan y nos hagan una emboscada. -La adolescente puso los ojos en blanco. -Eres un genio.
-No seas ceniza. No siempre tienen que haber bandidos en los lugares abandonados. ¿¡Holaaa!? -Volví a repetir subiendo las escaleras.
-No, claro que no. -murmuró la lagartija. -Solo casi siempre. -Los ojos de Vey se tornaron grises y la muchacha escrutó el edificio. -Mira que lo sabía. -Refunfuño. -En el piso de arriba hay varias manchas de calor... están estáticas, seguramente sean fuego. Y también hay otra figura alargada, seguramente alguien que quiera matarnos.
-Eso es maravilloso. Igual esa persona puede contarnos algo. -Me giré al llegar arriba de la escalera y sonreí a mi hija. -Vamos.
-¿Pero has oído algo de lo que dije? -La joven alzó los brazos exasperada. -¿Y si quiere matarnos?
-Si eso pasa, estoy segura de que podrás defenderme.
-¿No se supone que es al revés? -Preguntó Lavey levantando una ceja. -La madre eres tú y yo la hija.
-Es cierto. -La lagartija estaba colocada a mi lado, así no me hizo falta mover la cabeza para sacarle la lengua. -Pero creo recordar, como era... "Yo te voy a proteger, Centella".
Puse la voz aguda imitando el tono de mi hija y me golpee el pecho como ella hacia muchas veces.
-Cállate... -Respondió ruborizada.
-No quiero. -Reí entre dientes mientras tocaba la puerta donde se suponía que estaban las manchas de calor. -Buenas noches. -Saludé, sin abrir la puerta. -¿Podemos entrar? No venimos con malas intenciones.
-¿Y porque razón se supone que te tienen que creer? -Preguntó mordaz la rubia, cruzándose de brazos.
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Off: Lavey habilidad Huella de calor.
Reivy Abadder
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Re: [Privado-Reivy] Desentrañando secretos. [Cerrado]
Estaba sumida en los papeles que tenía delante, algunos eran registros de compras, otro una lista de los combatientes, una gran larga lista poseía las habilidades de forma crítica de cada uno, estrategias, tácticas, eran notas de un general, o esas pintas tenían.
Sabía que su tutor era alguien cuidadoso, pero no sabía que eso significaba que llegaba a este punto. Aunque al menos eso le dijo como pocas veces las cosas les salían mal. Se veía que era de pensar mucho las cosas antes de hacerlas.
Finalmente encontró algo que le separaba al resto, bastantes cartas, un gran conjunto de ellas, parecían guardadas y almacenadas.
"Leo" Decía en una nota al costado de ellas en el mismo cajón que las encontró y claro, Lyra siendo la curiosa que era abrió la última de ellas.
No relataba mucho más allá de ser una carta casual, entre amantes, o eso le hacía parecer, pues extrañamente parecían estar cotilleándose desde ese lado del papel, le faltaba el otro, el de su padre, pero más o menos sin contexto se podía armar uno con ellos.
Empezó a leer poco a poco cada una, esta vez decidiendo empezar por la primera para entender mejor, no sabía desde cuanto tenía esas cartas el ex lider de su clan, pero parecía bastante. Lyra nunca había conocido a alguien llamado Leo, ni siquiera escucharlo nombrar. Aunque por como se hablaba con su padre, era fija que era mujer, de eso estaba casi segura, a menos que Luther haya sido alguien que no salió del closet, pero no le tomaba por alguien así.
Algo le llamó especialmente la atención y le puso a pensar demás. "Esta próxima semana me pondré en camino, prepárame provisiones que iré tras sus aldeas" ¿Qué significaba eso? Sabía que su padre solía atacar aldeas humanas cercanas a los clanes enemigos para privarlos de comida, pero... ¿Hacía que alguien más lo haga?
Sin más su concentración fue arrebatada de lo que yacía frente a ella, dejó las cartas rápidamente en la mesa en lo que pasos en el pasillo le hicieron tomar el arco en su espalda, con un solo movimiento logró apuntarlo a la puerta usando su zurda, y con una flecha que sacó de su carcaj con la mano diestra se preparó para disparar.
Al tocar la puerta tensó su mano y la tiró aún más atrás, hasta escuchar la voz, eso le hizo relajar un poco, al menos eran educadas.
— Buenas noches. ¿Podemos entrar? No venimos con malas intenciones. — Un gruñir salió de la boca de la asesina al oírle, era peor así, sí eran hostiles tan solo les asesinaba y todo quedaba allí, pero ahora sería molesto estar desconfiando de alguien en la puerta.
— ¿Y cómo me aseguro yo de eso? — Dijo tras comenzar a moverse hacia una ventana que poseía el lugar, tenía vidrio, pero calculó que era fácilmente rompible, como los vidrios de la época, y claro, todo esto sin dejar de apuntar a dicha puerta, no confiaba para nada en una voz desconocida, menos invadiendo su antiguo hogar de esa manera.
— ¿Qué haces aquí? ¿Vienes a saquear? Sí es así voltéate y vete. Así te perdonaré la vida y olvidaré este asunto. —
Sabía que su tutor era alguien cuidadoso, pero no sabía que eso significaba que llegaba a este punto. Aunque al menos eso le dijo como pocas veces las cosas les salían mal. Se veía que era de pensar mucho las cosas antes de hacerlas.
Finalmente encontró algo que le separaba al resto, bastantes cartas, un gran conjunto de ellas, parecían guardadas y almacenadas.
"Leo" Decía en una nota al costado de ellas en el mismo cajón que las encontró y claro, Lyra siendo la curiosa que era abrió la última de ellas.
No relataba mucho más allá de ser una carta casual, entre amantes, o eso le hacía parecer, pues extrañamente parecían estar cotilleándose desde ese lado del papel, le faltaba el otro, el de su padre, pero más o menos sin contexto se podía armar uno con ellos.
Empezó a leer poco a poco cada una, esta vez decidiendo empezar por la primera para entender mejor, no sabía desde cuanto tenía esas cartas el ex lider de su clan, pero parecía bastante. Lyra nunca había conocido a alguien llamado Leo, ni siquiera escucharlo nombrar. Aunque por como se hablaba con su padre, era fija que era mujer, de eso estaba casi segura, a menos que Luther haya sido alguien que no salió del closet, pero no le tomaba por alguien así.
Algo le llamó especialmente la atención y le puso a pensar demás. "Esta próxima semana me pondré en camino, prepárame provisiones que iré tras sus aldeas" ¿Qué significaba eso? Sabía que su padre solía atacar aldeas humanas cercanas a los clanes enemigos para privarlos de comida, pero... ¿Hacía que alguien más lo haga?
Sin más su concentración fue arrebatada de lo que yacía frente a ella, dejó las cartas rápidamente en la mesa en lo que pasos en el pasillo le hicieron tomar el arco en su espalda, con un solo movimiento logró apuntarlo a la puerta usando su zurda, y con una flecha que sacó de su carcaj con la mano diestra se preparó para disparar.
Al tocar la puerta tensó su mano y la tiró aún más atrás, hasta escuchar la voz, eso le hizo relajar un poco, al menos eran educadas.
— Buenas noches. ¿Podemos entrar? No venimos con malas intenciones. — Un gruñir salió de la boca de la asesina al oírle, era peor así, sí eran hostiles tan solo les asesinaba y todo quedaba allí, pero ahora sería molesto estar desconfiando de alguien en la puerta.
— ¿Y cómo me aseguro yo de eso? — Dijo tras comenzar a moverse hacia una ventana que poseía el lugar, tenía vidrio, pero calculó que era fácilmente rompible, como los vidrios de la época, y claro, todo esto sin dejar de apuntar a dicha puerta, no confiaba para nada en una voz desconocida, menos invadiendo su antiguo hogar de esa manera.
— ¿Qué haces aquí? ¿Vienes a saquear? Sí es así voltéate y vete. Así te perdonaré la vida y olvidaré este asunto. —
Lyra
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Re: [Privado-Reivy] Desentrañando secretos. [Cerrado]
-No quería decirte esto pero, -Lavey se frotaba las manos y me miraba con cara de triunfo. -te lo dije.
-Muy bien, -Respondí arrastrando las palabras entre los dientes. -¿quieres un premio? -Mi hija sonrió de oreja a oreja moviendo la cabeza en una afirmación. -Pues no tengo. -Giré la cabeza hacia la puerta y la abrí un par de centímetros, lo suficiente para que la luz del interior se colara por el pasillo. -Ciertamente, no tienes forma de saberlo, pero venimos de buena fe. Estoy buscando información de una persona, una mujer que pudo estar aquí hace mucho tiempo, su nombre era Leonora. -Empuje un poco más la puerta. -Nos podemos quedar fuera del cuarto, tranquila. Nos basta con que nos digas donde podemos encontrar información sobre el tema. ¿Hay alguna biblioteca aquí dentro?
-Claro Centella. -Interrumpió con ironía la rubia. -Porque está claro que la desconocida del otro lado es la dueña del lugar y no una saqueadora.
-Shh. No seas mal pensada. -Le chisté a la adolescente y sin dejar de mirar a la puerta moví una mano hacia su posición. -¿Desde cuando eres tan desconfiada?
-Desde siempre. -Refutó la lagartija, cruzando los brazos una vez más.
Volví a mover el brazo para hacer callar a mi hija.
Mientras esperaba a las palabras de la desconocida observé por el hueco de la puerta lo que había en el interior de la habitación. Se podía ver un brasero en una de las esquinas y una cama con las sabanas arrugadas.
-Muy bien, -Respondí arrastrando las palabras entre los dientes. -¿quieres un premio? -Mi hija sonrió de oreja a oreja moviendo la cabeza en una afirmación. -Pues no tengo. -Giré la cabeza hacia la puerta y la abrí un par de centímetros, lo suficiente para que la luz del interior se colara por el pasillo. -Ciertamente, no tienes forma de saberlo, pero venimos de buena fe. Estoy buscando información de una persona, una mujer que pudo estar aquí hace mucho tiempo, su nombre era Leonora. -Empuje un poco más la puerta. -Nos podemos quedar fuera del cuarto, tranquila. Nos basta con que nos digas donde podemos encontrar información sobre el tema. ¿Hay alguna biblioteca aquí dentro?
-Claro Centella. -Interrumpió con ironía la rubia. -Porque está claro que la desconocida del otro lado es la dueña del lugar y no una saqueadora.
-Shh. No seas mal pensada. -Le chisté a la adolescente y sin dejar de mirar a la puerta moví una mano hacia su posición. -¿Desde cuando eres tan desconfiada?
-Desde siempre. -Refutó la lagartija, cruzando los brazos una vez más.
Volví a mover el brazo para hacer callar a mi hija.
Mientras esperaba a las palabras de la desconocida observé por el hueco de la puerta lo que había en el interior de la habitación. Se podía ver un brasero en una de las esquinas y una cama con las sabanas arrugadas.
Reivy Abadder
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Re: [Privado-Reivy] Desentrañando secretos. [Cerrado]
Aquella voz, un "Te lo dije" resonó en la puerta del otro lado, sí estuviera más tranquila hubiera sonreído pero, en esa situación, quizá de vida o muerte estaba completamente seria.
La puerta pareció que iba a abrirse de manera lenta, tensó aún más la cuerda del arco, sí por alguna razón su mano se resbalaba o su brazo se cansaba, iba a salir disparada una flecha a una velocidad considerable para causar una buena herida.
— ¿Leonora eh...? ¿Sabes quién es? Cuéntame y quizá te deje entrar. — Preguntó secamente mientras el sonido de la cuerda tensarse se hizo presente, su mano temblaba ligeramente de la cantidad de fuerza que estaba haciendo.
Y para motivarlas un poco más a contarles, decidió dejarles una pizca de lo que sabía de allí.
— Alguien quien se apoda "Leo" estuvo enviando cartas a este lugar, quizá hasta se hospedó, eso no lo sé con seguridad, pero la información aquí dicta que así fue. Cuentenme de ella, parecen que saben quien es. —
— Ah, y... Sí poseen armas, dejenlas en el piso ahí afuera. —
Su mano se ablandó un poco y dejó de tensar tan fuerte aquella cuerda tras recitar aquello, esperaría pacientemente una respuesta mientras.
La puerta pareció que iba a abrirse de manera lenta, tensó aún más la cuerda del arco, sí por alguna razón su mano se resbalaba o su brazo se cansaba, iba a salir disparada una flecha a una velocidad considerable para causar una buena herida.
— ¿Leonora eh...? ¿Sabes quién es? Cuéntame y quizá te deje entrar. — Preguntó secamente mientras el sonido de la cuerda tensarse se hizo presente, su mano temblaba ligeramente de la cantidad de fuerza que estaba haciendo.
Y para motivarlas un poco más a contarles, decidió dejarles una pizca de lo que sabía de allí.
— Alguien quien se apoda "Leo" estuvo enviando cartas a este lugar, quizá hasta se hospedó, eso no lo sé con seguridad, pero la información aquí dicta que así fue. Cuentenme de ella, parecen que saben quien es. —
— Ah, y... Sí poseen armas, dejenlas en el piso ahí afuera. —
Su mano se ablandó un poco y dejó de tensar tan fuerte aquella cuerda tras recitar aquello, esperaría pacientemente una respuesta mientras.
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Re: [Privado-Reivy] Desentrañando secretos. [Cerrado]
Mis ojos se abrieron de par en par mirando a Lavey con emoción.
-La conoce. -Susurré. -Sabe su nombre.
-¿Y cómo sabes que esa Leo es tu Leo? -La joven hablaba con palabras mordaces y sin modular el volumen. -Podría ser Leopolda.
-Tch... De la ilusión también se vive, ¿vale? -La lagartija levanto los hombros con indiferencia. -De acuerdo, -Proseguí, levantado la voz. -vamos a dejar las armas en el suelo.
-¡¿Estás loca!? -Gritó en voz baja la lagartija. -Podría ser una trampa. Seguro que es una trampa.
Saqué la espada del cinto, sin hacer caso al comentario, y la dejé apoyada contra el marco de la puerta. Con un gesto le indique a mi hija que hiciera lo mismo, pero tan solo se cruzó de brazos. Suspiré y negué con la cabeza, Lavey podía ser más terca que las mulas.
-Ahora voy abrir. -Indiqué. -No voy a estar todo el tiempo hablándole a una puerta. -Coloqué la mano sobre la madera y la moví hasta que quedó abierta. -Soy la bisnieta de Leo, Reivy. Leo era una dragona elemental de aire, era la comandante de una escuadra elite de dragones, participo en varias guerras y dedico parte de su vida a recorrer los rincones de este mundo. -Paré un segundo para coger aire y sonreír. -Me gustaría ver esas cartas de las que hablas.
-La conoce. -Susurré. -Sabe su nombre.
-¿Y cómo sabes que esa Leo es tu Leo? -La joven hablaba con palabras mordaces y sin modular el volumen. -Podría ser Leopolda.
-Tch... De la ilusión también se vive, ¿vale? -La lagartija levanto los hombros con indiferencia. -De acuerdo, -Proseguí, levantado la voz. -vamos a dejar las armas en el suelo.
-¡¿Estás loca!? -Gritó en voz baja la lagartija. -Podría ser una trampa. Seguro que es una trampa.
Saqué la espada del cinto, sin hacer caso al comentario, y la dejé apoyada contra el marco de la puerta. Con un gesto le indique a mi hija que hiciera lo mismo, pero tan solo se cruzó de brazos. Suspiré y negué con la cabeza, Lavey podía ser más terca que las mulas.
-Ahora voy abrir. -Indiqué. -No voy a estar todo el tiempo hablándole a una puerta. -Coloqué la mano sobre la madera y la moví hasta que quedó abierta. -Soy la bisnieta de Leo, Reivy. Leo era una dragona elemental de aire, era la comandante de una escuadra elite de dragones, participo en varias guerras y dedico parte de su vida a recorrer los rincones de este mundo. -Paré un segundo para coger aire y sonreír. -Me gustaría ver esas cartas de las que hablas.
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Re: [Privado-Reivy] Desentrañando secretos. [Cerrado]
Sus manos estaban sudando, hacía tiempo que no se sentía así, atrapada, generalmente la del otro lado de la puerta era ella.
Le generaba cierto temor, pero aún así se mantenía seria, mirando la madera de la puerta con atención, ya podría decirse que sabía hasta cada detalle de los tablones que la conformaban.
"Vamos a dejar las armas en el suelo." Resonó en su cabeza, su mente se relajó por un segundo pero no por mucho, bien sabía que las armas muchas veces eran tan solo de muestra y que algunos poseían poderes más allá de su habilidad física, de hecho, algunos de sus ex compañeros vampiros poseían dichas habilidades mágicas.
Escuchó apenas el hierro hacer eco en el pasillo, asumió que dejó la espada en el suelo y pronto, comenzando a abrir la puerta tras ese aviso, tensó con la fuerza que sus brazos y manos le dieron con cierto control, apuntando a la morena que apareció en la ahora abierta entrada.
Lo primero que vería sería a Lyra, junto a la ventana, en una posición recta, preparada para soltar una flecha, cosa que hizo con indiferencia, mirando a Reivy. La flecha velozmente viajó entre la ojos claros y el espacio entre su cabeza y el marco de la puerta, parándose contra la pared de piedra a sus espaldas para rebotar y caer al suelo.
Y en poco menos de un segundo, ya tenía otra preparada en la cuerda, esta vez sí estaba apuntando a Reivy, y lo dió a saber tras mover ligeramente su postura hacia el costado.
Esa era su forma de mostrar que sí jodía con ella, ya sabía lo que le pasaría.
— ¿Puedes probar algo de lo que acabas de decir? No se puede confiar mucho en las palabras de la gente por aquí. — Habló con su cuerpo completamente quieto y tenso, la adrenalina ya la había dopado en cierta manera. — ¿Alguna insignia? ¿Algo que recuerdes de tú supuesta abuela y que podría estar escrito aquí? Porque sí no es así, no confío en ti lo suficiente para dejarte tocar nada. —
Le generaba cierto temor, pero aún así se mantenía seria, mirando la madera de la puerta con atención, ya podría decirse que sabía hasta cada detalle de los tablones que la conformaban.
"Vamos a dejar las armas en el suelo." Resonó en su cabeza, su mente se relajó por un segundo pero no por mucho, bien sabía que las armas muchas veces eran tan solo de muestra y que algunos poseían poderes más allá de su habilidad física, de hecho, algunos de sus ex compañeros vampiros poseían dichas habilidades mágicas.
Escuchó apenas el hierro hacer eco en el pasillo, asumió que dejó la espada en el suelo y pronto, comenzando a abrir la puerta tras ese aviso, tensó con la fuerza que sus brazos y manos le dieron con cierto control, apuntando a la morena que apareció en la ahora abierta entrada.
Lo primero que vería sería a Lyra, junto a la ventana, en una posición recta, preparada para soltar una flecha, cosa que hizo con indiferencia, mirando a Reivy. La flecha velozmente viajó entre la ojos claros y el espacio entre su cabeza y el marco de la puerta, parándose contra la pared de piedra a sus espaldas para rebotar y caer al suelo.
Y en poco menos de un segundo, ya tenía otra preparada en la cuerda, esta vez sí estaba apuntando a Reivy, y lo dió a saber tras mover ligeramente su postura hacia el costado.
Esa era su forma de mostrar que sí jodía con ella, ya sabía lo que le pasaría.
— ¿Puedes probar algo de lo que acabas de decir? No se puede confiar mucho en las palabras de la gente por aquí. — Habló con su cuerpo completamente quieto y tenso, la adrenalina ya la había dopado en cierta manera. — ¿Alguna insignia? ¿Algo que recuerdes de tú supuesta abuela y que podría estar escrito aquí? Porque sí no es así, no confío en ti lo suficiente para dejarte tocar nada. —
Lyra
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Re: [Privado-Reivy] Desentrañando secretos. [Cerrado]
Tras la puerta se encontraba una mujer, de pelo moreno y ojos claros, bueno... de un ojo claro, porque en el derecho corría una cicatriz vertical. Una herida provocada en algún punto del pasado, que parecía haber dañado el globo ocular, dejándolo opaco.
Me hubiera gustado seguir mirando a aquella desconocida, pero la mujer soltó la cuerda del arco y aunque la flecha no apuntaba hacia a mí, yo me aparté hacia el lado contrario por inercia.
-Woo... eso ha estado cerca. Se tiene que ser más cuidadosa ¿y si hubiera estado más cerca del marco?
Mis palabras sonaban tranquilas y amables. El tiro, que suponía que era una advertencia, había alertado a Lavey y ahora tenía una pierna adelantada y la mano sobre la empuñadura del arco.
-¿Podrías bajar el arco? por favor. No me gustaría recibir un flechazo porque se te resbalen los dedos. -Sonreí como si aquella mujer no me estuviera apuntando a la cara, con un arma que me puede sacar un ojo. -Se me ocurren varias maneras de demostrar lo que digo, pero una de ellas requiere estar en el patio. Y tampoco sé si en las cartas se menciona la forma física de Leo. -Me pasé la mano por el pelo de forma distraída. -Sí que tengo algo que igual te sirve. -Hurgué en el morral hasta sacar el mapa. -Mira, aquí está el emblema de esta casa, marcando la posición de la vivienda. -Estiré el brazo sin atravesar la puerta. Si la mujer quería verlo tendría que acercarse. -Este mapa lo hizo Leo. Y tiene algunas cosas escritas, igual puedes reconocer la letra de las cartas.
Durante la charla, Lavey estaba en silencio y atenta a los movimientos de la desconocida. Seguía con la mano sobre el arco, preparada para defender a su madre si era necesario. Observando el interior de la habitación desde el ángulo que la puerta ofrecía, elucubrando posibles movimientos que le permitieran usar el entorno a su favor.
Me hubiera gustado seguir mirando a aquella desconocida, pero la mujer soltó la cuerda del arco y aunque la flecha no apuntaba hacia a mí, yo me aparté hacia el lado contrario por inercia.
-Woo... eso ha estado cerca. Se tiene que ser más cuidadosa ¿y si hubiera estado más cerca del marco?
Mis palabras sonaban tranquilas y amables. El tiro, que suponía que era una advertencia, había alertado a Lavey y ahora tenía una pierna adelantada y la mano sobre la empuñadura del arco.
-¿Podrías bajar el arco? por favor. No me gustaría recibir un flechazo porque se te resbalen los dedos. -Sonreí como si aquella mujer no me estuviera apuntando a la cara, con un arma que me puede sacar un ojo. -Se me ocurren varias maneras de demostrar lo que digo, pero una de ellas requiere estar en el patio. Y tampoco sé si en las cartas se menciona la forma física de Leo. -Me pasé la mano por el pelo de forma distraída. -Sí que tengo algo que igual te sirve. -Hurgué en el morral hasta sacar el mapa. -Mira, aquí está el emblema de esta casa, marcando la posición de la vivienda. -Estiré el brazo sin atravesar la puerta. Si la mujer quería verlo tendría que acercarse. -Este mapa lo hizo Leo. Y tiene algunas cosas escritas, igual puedes reconocer la letra de las cartas.
Durante la charla, Lavey estaba en silencio y atenta a los movimientos de la desconocida. Seguía con la mano sobre el arco, preparada para defender a su madre si era necesario. Observando el interior de la habitación desde el ángulo que la puerta ofrecía, elucubrando posibles movimientos que le permitieran usar el entorno a su favor.
Reivy Abadder
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Re: [Privado-Reivy] Desentrañando secretos. [Cerrado]
— Woo... eso ha estado cerca. Se tiene que ser más cuidadosa ¿y si hubiera estado más cerca del marco? —
Oyó mientras observaba a la morena delante de ella, dió también un rápido vistazo a la rubia que yacía a su costado, mientras tanto, seguía apuntando a la mayor. — Te hubiera rozado de todas maneras. — Fue la única contestación, luego solo dejó que hable y se justifique.
Escuchó sus palabras con atención, y ante su intento de persuadirla a bajar el arco, hizo caso omiso, al menos de momento, no mostró expresión alguna ante su voz.
Al colocar la mano en su morral, Lyra le miró atentamente, aún tensando la cuerda, fue hasta que vió aquel símbolo, la carta y el mapa que hizo memoria rápidamente y ahora sí, fue bajando el arco hasta dejarlo destensado a la altura de su cintura.
— Tú lo que sea... ¿Qué clase de persona era? ¿Por qué ayudaba a Luther? — Pensó que lo sabría, después de todo, le había mostrado todo aquello, fue por eso que aún alerta, le señaló el escritorio a la izquierda de Reivy, una vez entrando junto a la esquina, encontraría las cartas y los papeles que probaban que Leo y Luther se hablaban entre sí, y quizá algo más.
— Ahí hay algunas cartas de tú supuesta abuela. Leelas en voz alta sí te apetece, yo no llegué a leerlas todas, me llegaron dos intrusas antes de que eso pase. — Tosió y su mirada quedó fija en la rubia, que había visto ya anteriormente dar un paso adelante hacia su arco. — Y sí van a entrar, sus cosas quedan ahí afuera. — Advirtió, era sumamente precavida, sobre todo con gente que no conocía, debía serlo, era normal para una asesina que también quieran matarla, más aún lo sería sí no sabía el paradero de su clan entero, y bien era sabido entre algunos vampiros que diferentes clanes se solían pelear por territorios. Quizá algún aprovechador había enviado a esas dos.
Oyó mientras observaba a la morena delante de ella, dió también un rápido vistazo a la rubia que yacía a su costado, mientras tanto, seguía apuntando a la mayor. — Te hubiera rozado de todas maneras. — Fue la única contestación, luego solo dejó que hable y se justifique.
Escuchó sus palabras con atención, y ante su intento de persuadirla a bajar el arco, hizo caso omiso, al menos de momento, no mostró expresión alguna ante su voz.
Al colocar la mano en su morral, Lyra le miró atentamente, aún tensando la cuerda, fue hasta que vió aquel símbolo, la carta y el mapa que hizo memoria rápidamente y ahora sí, fue bajando el arco hasta dejarlo destensado a la altura de su cintura.
— Tú lo que sea... ¿Qué clase de persona era? ¿Por qué ayudaba a Luther? — Pensó que lo sabría, después de todo, le había mostrado todo aquello, fue por eso que aún alerta, le señaló el escritorio a la izquierda de Reivy, una vez entrando junto a la esquina, encontraría las cartas y los papeles que probaban que Leo y Luther se hablaban entre sí, y quizá algo más.
— Ahí hay algunas cartas de tú supuesta abuela. Leelas en voz alta sí te apetece, yo no llegué a leerlas todas, me llegaron dos intrusas antes de que eso pase. — Tosió y su mirada quedó fija en la rubia, que había visto ya anteriormente dar un paso adelante hacia su arco. — Y sí van a entrar, sus cosas quedan ahí afuera. — Advirtió, era sumamente precavida, sobre todo con gente que no conocía, debía serlo, era normal para una asesina que también quieran matarla, más aún lo sería sí no sabía el paradero de su clan entero, y bien era sabido entre algunos vampiros que diferentes clanes se solían pelear por territorios. Quizá algún aprovechador había enviado a esas dos.
Lyra
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Re: [Privado-Reivy] Desentrañando secretos. [Cerrado]
-Pues no llegué a conocerla. -Respondí, dando un paso al interior de la habitación. -Todo lo que se de ella son por las historias de mis abuelos. -Seguí caminando por el dormitorio hasta llegar al escritorio. -Leo era una persona justa y de corazón noble. Una abanderada de las causas por las que luchaba, nunca dejaba a nadie atrás. -Comencé a ojear las cartas mientras Lavey entraba al cuarto, sin soltar el arco. -¿Quién es Luther?
-Claro. -Dijo mordaz Lavey. -Ahora mismo dejo mi arma y entro a una habitación, con una desconocida que nos ha estado apuntando con un arco. -La rubia seguía sin soltar su arma, pero en ella no había ninguna flecha. -Mi madre pecara de ingenua, pero yo no. Ni siquiera nos has dado tu nombre.
-Tú tampoco se lo has dado. -Puntualice, sin dejar de mirar las cartas. -Estamos en su casa. Las que tenemos que presentarnos somos nosotras.
-Suponiendo que no nos esté mintiendo. -Ahora sí que levanté la cabeza de las cartas, miré a mi hija y ella refunfuñó. -Lavey... mi nombre es Lavey.
-No te preocupes por ella. -Añadí, apoyándome en el filo de la mesa y sosteniendo una de las cartas. -Mis abuelos me contaron la historia de una congregación de vampiros, que estaban amenazados por otros. Nunca me dijeron como llegó Leo hasta aquí o porque motivo, pero sí que su ayuda fue esencial para defender la comunidad. -Dejé la carta sobre la mesa y mire a la mujer. -¿Sabes algo sobre aquello?
-Claro. -Dijo mordaz Lavey. -Ahora mismo dejo mi arma y entro a una habitación, con una desconocida que nos ha estado apuntando con un arco. -La rubia seguía sin soltar su arma, pero en ella no había ninguna flecha. -Mi madre pecara de ingenua, pero yo no. Ni siquiera nos has dado tu nombre.
-Tú tampoco se lo has dado. -Puntualice, sin dejar de mirar las cartas. -Estamos en su casa. Las que tenemos que presentarnos somos nosotras.
-Suponiendo que no nos esté mintiendo. -Ahora sí que levanté la cabeza de las cartas, miré a mi hija y ella refunfuñó. -Lavey... mi nombre es Lavey.
-No te preocupes por ella. -Añadí, apoyándome en el filo de la mesa y sosteniendo una de las cartas. -Mis abuelos me contaron la historia de una congregación de vampiros, que estaban amenazados por otros. Nunca me dijeron como llegó Leo hasta aquí o porque motivo, pero sí que su ayuda fue esencial para defender la comunidad. -Dejé la carta sobre la mesa y mire a la mujer. -¿Sabes algo sobre aquello?
Reivy Abadder
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Re: [Privado-Reivy] Desentrañando secretos. [Cerrado]
— Qué lastima. — Replicó para sí misma apenas escuchó las primeras palabras de Reivy. Había escuchado las palabras y luego la interrogante de la morena, pero sus ojos estaban puestos en la rubia, quien había pisado la habitación con aquel arco.
Le fulminó con la mirada mientras la flecha en su arco se tensaba contra la cuerda, no le estaba apuntando, pero en un fino y rápido movimiento podría apuntar y soltar aquella flecha a la vez.
— Eso es lo que harás sí quieres entrar, "Lavey". — Señaló el arco ajeno con la mirada para finalmente responder la pregunta ajena.
— Luther es mi padre, un hombre valiente e inteligente, siempre cuida y trata a los suyos como familia, no es el típico vampiro del que se oiga hablar, ni el orgullo de los demás clanes. — Escuchó las palabras ajenas antes de hablar manteniendo la mirada en Lavey para saber lo que escogía.
— Supongo que esa congregación somos nosotros, los Du'Sacrier, donde estás ahora mismo es nuestro bastión. — Luego pensó un poco más su respuesta. — Creo que Leo es quien estuvo enviandose y recibiendo cartas con Luther. Según leí era alguien que atacaba aldeas de ganado de los clanes ajenos al nuestro, para ya sabes... Ablandar la competencia, no hay nada más debil y salvaje que vampiro hambriento, supongo que esa era la estrategia que Luther le ofreció y que... Tú abuela cumplió. —
Miró a la morocha por momentos mientras hablaba, apretó sus puños mientras sentía su garganta secarse, el hecho de no estar en ese momento con todos sus camaradas y su líder, le hacían sentir extraña.
— Y sí buscas algo más, supongo que lo que tienes entre manos puede saciar tú curiosidad hasta un punto, no conozco toda la historia entre ellos dos, como dije, mi lectura se vio interrumpida por dos invasoras. — Señaló nuevamente con la mirada a Lavey, quien parecía aún sostener su arco.
Le fulminó con la mirada mientras la flecha en su arco se tensaba contra la cuerda, no le estaba apuntando, pero en un fino y rápido movimiento podría apuntar y soltar aquella flecha a la vez.
— Eso es lo que harás sí quieres entrar, "Lavey". — Señaló el arco ajeno con la mirada para finalmente responder la pregunta ajena.
— Luther es mi padre, un hombre valiente e inteligente, siempre cuida y trata a los suyos como familia, no es el típico vampiro del que se oiga hablar, ni el orgullo de los demás clanes. — Escuchó las palabras ajenas antes de hablar manteniendo la mirada en Lavey para saber lo que escogía.
— Supongo que esa congregación somos nosotros, los Du'Sacrier, donde estás ahora mismo es nuestro bastión. — Luego pensó un poco más su respuesta. — Creo que Leo es quien estuvo enviandose y recibiendo cartas con Luther. Según leí era alguien que atacaba aldeas de ganado de los clanes ajenos al nuestro, para ya sabes... Ablandar la competencia, no hay nada más debil y salvaje que vampiro hambriento, supongo que esa era la estrategia que Luther le ofreció y que... Tú abuela cumplió. —
Miró a la morocha por momentos mientras hablaba, apretó sus puños mientras sentía su garganta secarse, el hecho de no estar en ese momento con todos sus camaradas y su líder, le hacían sentir extraña.
— Y sí buscas algo más, supongo que lo que tienes entre manos puede saciar tú curiosidad hasta un punto, no conozco toda la historia entre ellos dos, como dije, mi lectura se vio interrumpida por dos invasoras. — Señaló nuevamente con la mirada a Lavey, quien parecía aún sostener su arco.
Lyra
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Re: [Privado-Reivy] Desentrañando secretos. [Cerrado]
Así que su padre era un vampiro. Teniendo en cuenta la edad de mi abuela, la de la morena y la fecha de las cartas, alcancé la deducción de que la mujer que tenía delante también sería una vampiresa.
Dejé las cartas sobre la mesa y seguí el juego de miradas entre mi hija la descendiente de Luther.
En las cartas habían palabras embelesadas, si lo que mi intuición no se equivocaba, Leo y Luther habrían mantenido alguna clase de relación romántica o al menos una amistad muy estrecha, ¿acaso mis aires libertinos eran también herencia de Leonora?
Tomé una rápida nota mental del nombre de la familia de la mujer y seguí escuchando. Al parecer el heroico cuento de mis abuelos distaba mucho de la realidad. No quise interrumpir el relato por lo que imagine que "el ganado", del que hablaba la vampiresa, hacía referencia a aldeas humanas.
Comencé a dudar de que estuviéramos hablando de la misma persona, Leo jamás atacaría a humanos indefensos solo agrandar el territorio de un clan de vampiros, ¿verdad?
-Ya... invasoras. -Cruce la mirada con el ojo bueno de la mujer. -Quédate tranquila, nos iremos pronto. -En las cartas se nombraban varias aldeas. -¿Sabes dónde están estas aldeas?
Dejé de apoyarme en la mesa y caminé hacia la vampiresa, señalando con el dedo los nombres en el papel y colocando mi cuerpo entre medias de ella y Lavey.
-Me gustaría visitarlas, ver si queda algo de ellas o los otros clanes de los que hablas. -Solté las cartas cuando la mano de la morena las sostuvo. -¿Sabes si ha sobrevivido alguno? o donde solían estar sus bastiones.
Lavey, que no cesaba en su desconfiada cabezonería, seguía sin soltar su arma, pero tampoco se había movido del sitio cuando me puse delante de ella. La rubia seguía esperando a que la desconocida se presentara, aunque algo le decía que no llegaría a conocer su nombre.
Dejé las cartas sobre la mesa y seguí el juego de miradas entre mi hija la descendiente de Luther.
En las cartas habían palabras embelesadas, si lo que mi intuición no se equivocaba, Leo y Luther habrían mantenido alguna clase de relación romántica o al menos una amistad muy estrecha, ¿acaso mis aires libertinos eran también herencia de Leonora?
Tomé una rápida nota mental del nombre de la familia de la mujer y seguí escuchando. Al parecer el heroico cuento de mis abuelos distaba mucho de la realidad. No quise interrumpir el relato por lo que imagine que "el ganado", del que hablaba la vampiresa, hacía referencia a aldeas humanas.
Comencé a dudar de que estuviéramos hablando de la misma persona, Leo jamás atacaría a humanos indefensos solo agrandar el territorio de un clan de vampiros, ¿verdad?
-Ya... invasoras. -Cruce la mirada con el ojo bueno de la mujer. -Quédate tranquila, nos iremos pronto. -En las cartas se nombraban varias aldeas. -¿Sabes dónde están estas aldeas?
Dejé de apoyarme en la mesa y caminé hacia la vampiresa, señalando con el dedo los nombres en el papel y colocando mi cuerpo entre medias de ella y Lavey.
-Me gustaría visitarlas, ver si queda algo de ellas o los otros clanes de los que hablas. -Solté las cartas cuando la mano de la morena las sostuvo. -¿Sabes si ha sobrevivido alguno? o donde solían estar sus bastiones.
Lavey, que no cesaba en su desconfiada cabezonería, seguía sin soltar su arma, pero tampoco se había movido del sitio cuando me puse delante de ella. La rubia seguía esperando a que la desconocida se presentara, aunque algo le decía que no llegaría a conocer su nombre.
Reivy Abadder
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Re: [Privado-Reivy] Desentrañando secretos. [Cerrado]
Pensando en aquella situación se percató de un lado que también había heredado de aquel hombre que le crió, su aire manipulativo e insensible, o al menos eso aparentaba sin investigarlo muy a fondo. En la mente de Lyra, Luther había seducido a aquella dragona con el fin de acabar finalmente con la molesta competencia de una vez por todas.
Claro que no sería fácil, seguramente conoció a esta de mucho tiempo y... También está el hecho de que le resultaba extraño que tan solo una mujer pudiera causar tanto estrago y más rápido que un grupo de vampiros, aunque claro, el solo poder usar la mitad del tiempo o sufrir uno de los dolores más grandes que ese mundo podía ofrecerles también les limitaba un poco.
— Mh... — Afirmó mirando a la morena sin decir mucho más, no era muy hospitalaria con la gente que no conocía o respetaba. — Algunas de ellas quedan, pero están resumidas en ruinas y muy poca gente queda allí. Entre los ataques de mi gente y la competencia usándolos de ganado, la mayoría se fueron a probar su suerte a otra parte o... Siguen ahí, esperando su muerte. —
Miró con atención ahora a la morocha que se colocaba entre ambas mujeres, miró los nombres, tomó las cartas y luego a ella, pensativa, no realmente en los nombres, en sí valía la pena contarle tanto a una extraña. — No es muy difícil dar con los otros clanes... No es noticia nueva que los vampiros se peleen entre sí por la poca comida que abunda por estos lares, he de ahí el porque mi clan se unió a la guerra de Lunargenta, además del hecho que... Sí no eres aliado, eres enemigo, supongo. —
Luego mirándola a los ojos nuevamente suspiró y comenzó a hablar. — Uno de los más débiles los Trufaris, el más cercano de aquí, sigue vivo, a duras penas, pero vivo. La aldea que solían atacar, creo que quedó en las ruinas, fue uno de los puntos de ataque de los que mi padre abusaba para dejarlos sin comida. — Luego observó los demás nombres sin poder decir mucho. — La última vez que vi a los demás fue en la cruzada a Lunargenta, no puedo decir mucho más, pero sé donde se encuentran, sí me das un mapa quizá te los marque, sí me muestras que puedes ser de confianza. —
Ojeó a ambas cuando terminó de musitar aquello, su arma no estaba en su espalda donde solía estar, pero tampoco la estaba tomando con ambas manos, la mantenía en su zurda mientras miraba a la ajena frente a ella.
Claro que no sería fácil, seguramente conoció a esta de mucho tiempo y... También está el hecho de que le resultaba extraño que tan solo una mujer pudiera causar tanto estrago y más rápido que un grupo de vampiros, aunque claro, el solo poder usar la mitad del tiempo o sufrir uno de los dolores más grandes que ese mundo podía ofrecerles también les limitaba un poco.
— Mh... — Afirmó mirando a la morena sin decir mucho más, no era muy hospitalaria con la gente que no conocía o respetaba. — Algunas de ellas quedan, pero están resumidas en ruinas y muy poca gente queda allí. Entre los ataques de mi gente y la competencia usándolos de ganado, la mayoría se fueron a probar su suerte a otra parte o... Siguen ahí, esperando su muerte. —
Miró con atención ahora a la morocha que se colocaba entre ambas mujeres, miró los nombres, tomó las cartas y luego a ella, pensativa, no realmente en los nombres, en sí valía la pena contarle tanto a una extraña. — No es muy difícil dar con los otros clanes... No es noticia nueva que los vampiros se peleen entre sí por la poca comida que abunda por estos lares, he de ahí el porque mi clan se unió a la guerra de Lunargenta, además del hecho que... Sí no eres aliado, eres enemigo, supongo. —
Luego mirándola a los ojos nuevamente suspiró y comenzó a hablar. — Uno de los más débiles los Trufaris, el más cercano de aquí, sigue vivo, a duras penas, pero vivo. La aldea que solían atacar, creo que quedó en las ruinas, fue uno de los puntos de ataque de los que mi padre abusaba para dejarlos sin comida. — Luego observó los demás nombres sin poder decir mucho. — La última vez que vi a los demás fue en la cruzada a Lunargenta, no puedo decir mucho más, pero sé donde se encuentran, sí me das un mapa quizá te los marque, sí me muestras que puedes ser de confianza. —
Ojeó a ambas cuando terminó de musitar aquello, su arma no estaba en su espalda donde solía estar, pero tampoco la estaba tomando con ambas manos, la mantenía en su zurda mientras miraba a la ajena frente a ella.
Lyra
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Re: [Privado-Reivy] Desentrañando secretos. [Cerrado]
Sonreí y asentí a la morena, regresé sobre mis pasos hacia el escritorio y extendí sobre él el mapa que llevaba encima, e hice un ademan con la mano para que la desconocida se acercara.
-Vey, ve a fuera y prepárate para irnos. -La rubia me miró como si estuviera loca. -Quiero llegar al siguiente lugar antes de que se haga de día. Si tengo que hablar con algún vampiro prefiero hacerlo sin el peligro de que se hagan polvo.
-Cinco minutos. -Respondió ella llevándose el arco a la espalda. -Si en cinco no estas abajo volveré a buscarte.
Lavey miró una última vez a la tuerta antes de marches de la habitación.
-¿Así te va bien de confianza? o me iré también sin saber tu nombre. -Me quedé apoyada en la pared junto a la mesa y crucé los brazos. -Te dije que no te haría nada.
La lagartija había bajado las escaleras lentamente, alargando el momento y prestando atención a lo que ocurría en el interior de la estancia. Una vez que llegó al patio la niña comenzó a dar vueltas sin dejar de mirar la ventana de la habitación, daba vueltas por el centro de la explanada y cada tanto miraba la luna. La rubia se transformó, a fin de cuentas para eso estaba ahí antes que su madre, para poder salir volando en cuanto ella bajara.
Pero el ser un reptil de cuatro metros no la hacía más paciente, ahora en lugar de una niña había un dragón dando vueltas en el patio.
-Vey, ve a fuera y prepárate para irnos. -La rubia me miró como si estuviera loca. -Quiero llegar al siguiente lugar antes de que se haga de día. Si tengo que hablar con algún vampiro prefiero hacerlo sin el peligro de que se hagan polvo.
-Cinco minutos. -Respondió ella llevándose el arco a la espalda. -Si en cinco no estas abajo volveré a buscarte.
Lavey miró una última vez a la tuerta antes de marches de la habitación.
-¿Así te va bien de confianza? o me iré también sin saber tu nombre. -Me quedé apoyada en la pared junto a la mesa y crucé los brazos. -Te dije que no te haría nada.
La lagartija había bajado las escaleras lentamente, alargando el momento y prestando atención a lo que ocurría en el interior de la estancia. Una vez que llegó al patio la niña comenzó a dar vueltas sin dejar de mirar la ventana de la habitación, daba vueltas por el centro de la explanada y cada tanto miraba la luna. La rubia se transformó, a fin de cuentas para eso estaba ahí antes que su madre, para poder salir volando en cuanto ella bajara.
Pero el ser un reptil de cuatro metros no la hacía más paciente, ahora en lugar de una niña había un dragón dando vueltas en el patio.
Reivy Abadder
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Re: [Privado-Reivy] Desentrañando secretos. [Cerrado]
Miró a la ojos claros fijamente por unos segundos, finalmente al Lavey largarse de la habitación, colocó el arco a su espalda y se acercó a la mesa para señalar fijamente un punto en el mapa, agradeció con una sonrisa el que se haya ido.
Rodeado del bosque del oeste, en la parte más externa de la diestra de aquel papel lleno de pequeños árboles dibujados, marcó allí con su dedo, finalmente levantó la vista a Reivy para hablar.
— Allí se encontraba su bastión no hace mucho tiempo, sí mal no recuerdo, no está en las mejores condiciones, creo que quedaron en la ruina luego de la guerra... — Carraspeó un poco para aclararse la voz y finalmente continuó. — Aunque poseen un vasto número de imbéciles que pueden llegar a ser peligrosos. — Finalmente terminó por un segundo y pensó, se olvidó de algo.
— Ah, sí. . . Y no le dan muy bien la bienvenida a extranjeros, son hostiles contra todo aquel que no esté en su estima. — Se señaló así misma de arriba a abajo y finalmente uno de sus colmillos — Y aún así, ya sabes, no se llevan muy bien con la mayoría. —
Luego optó por sentarse en el borde de la mesa a la vez que de reojo miraba a la ajena, quería ver su reacción, sus expresiones.
— ¿Planean ir solas hacia allí? No es de querer traerles mala fortuna, pero no creo que les fuera a ir muy bien... Menos sí... Caen así como lo hicieron conmigo. Tuvieron suerte de que nuestro bastión ya no es lo que solía ser. Soy Lyra. Du'Sacrier, por cierto. —
Rodeado del bosque del oeste, en la parte más externa de la diestra de aquel papel lleno de pequeños árboles dibujados, marcó allí con su dedo, finalmente levantó la vista a Reivy para hablar.
— Allí se encontraba su bastión no hace mucho tiempo, sí mal no recuerdo, no está en las mejores condiciones, creo que quedaron en la ruina luego de la guerra... — Carraspeó un poco para aclararse la voz y finalmente continuó. — Aunque poseen un vasto número de imbéciles que pueden llegar a ser peligrosos. — Finalmente terminó por un segundo y pensó, se olvidó de algo.
— Ah, sí. . . Y no le dan muy bien la bienvenida a extranjeros, son hostiles contra todo aquel que no esté en su estima. — Se señaló así misma de arriba a abajo y finalmente uno de sus colmillos — Y aún así, ya sabes, no se llevan muy bien con la mayoría. —
Luego optó por sentarse en el borde de la mesa a la vez que de reojo miraba a la ajena, quería ver su reacción, sus expresiones.
— ¿Planean ir solas hacia allí? No es de querer traerles mala fortuna, pero no creo que les fuera a ir muy bien... Menos sí... Caen así como lo hicieron conmigo. Tuvieron suerte de que nuestro bastión ya no es lo que solía ser. Soy Lyra. Du'Sacrier, por cierto. —
Lyra
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Re: [Privado-Reivy] Desentrañando secretos. [Cerrado]
-A mi hija le encanta disparar a imbéciles. -Comenté divertida al tiempo que miraba la nueva marca en el mapa. -Poca gracia les va hacer si se enteran de quien desciendo. De una forma u otra esa gente está destinada a ser mi enemigo, me gustaría que no fuera así y evitar acabar con ellos, pero si no se puede... -Me encogí de hombros y comencé a plegar el mapa. -Bonitos caninos, si volvemos a vernos quizás los pruebe. -Le guiñé un ojo a la vampiresa al guardar el mapa en el zurrón y caminé hacia la salida. -Tranquila, entraremos a ese lugar de forma... menos civilizada. Igual damos una vuelta antes para ver la situación desde arriba o aprovechamos la luz del día. Tampoco quiero masacrarlos, solo busco información. -Al llegar a la puerta agaché la espalda y recogí la espada que reposaba en el marco. -Lyra, ¿eh? Bonito nombre. -Antes de salir comprobé que el cinto estaba bien anudado y miré a la morena. -Ha sido un placer, espero que volvamos a vernos.
Al salir al patio me encontré a Lavey subida sobre uno de los muros, bajó de un salto y con un gruñido grave. Yo solo le respondí levantando los brazos y sonriendo despreocupada, como consecuencia Vey soltó una nube de humo negra por sus fosas nasales para después acercase hasta mi buscando que le acariciara la cabeza.
-Sí, ya lo sé. Pero tranquila, te dije que no pasaría nada. Ahora nos vamos a otro lugar y ahí se me voy a poner seria.
Tras decir aquello cambie de forma y ascendí al cielo, seguida de mi hija, rumbo al bastión de los Trufaris.
Al salir al patio me encontré a Lavey subida sobre uno de los muros, bajó de un salto y con un gruñido grave. Yo solo le respondí levantando los brazos y sonriendo despreocupada, como consecuencia Vey soltó una nube de humo negra por sus fosas nasales para después acercase hasta mi buscando que le acariciara la cabeza.
-Sí, ya lo sé. Pero tranquila, te dije que no pasaría nada. Ahora nos vamos a otro lugar y ahí se me voy a poner seria.
Tras decir aquello cambie de forma y ascendí al cielo, seguida de mi hija, rumbo al bastión de los Trufaris.
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