Una expedición y una persecución [LIBRE] [4/4]
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Una expedición y una persecución [LIBRE] [4/4]
Odvionthel, un humilde académico residente de Hekshold de mediana edad habían recientemente puesto sus manos en unos raros tomos sobre el cultivo de ingredientes esenciales para compuestos alquímicos, y se disponía a disfrutar de una relajante tarde de estudio cuando unos rumores provenientes de la ciudad de Beltrexus llegaron a sus oídos.
En la capital se comenzaban a escuchar rumores de un extraño ser que rondaba por los bosques de las islas, las descripciones daban a entender que se trataba de un hombre con piel de manga incandescente que calcinaba a todo ser vivo con el cual entraba en contacto.
Cualquier erudito que se respetaba hubiese desechado semejantes patrañas como cuentos de borrachos con alucinaciones inducidas por setas y pociones de dudosa procedencia, pero los rumores no acaban ahí.
Hace unas semanas, cerca de unos tres días después de que los refugiados de Lunargenta llegaran a las islas, se encontró un grupo de lobos que fueron asesinados, lo mas curioso es que en sus cuerpos se encontraban quemaduras con forma de manos, pero eso no era lo mas curioso: aparentemente los animales fueron abatidos con el uso de una herramienta afilada, tras lo cual se dieron mas avistamientos del “hombre calcinado”, como lo llamaban los pobladores, a lo cual las autoridades respondieron poniendo una recompensa a cualquiera que pudiese dar luz sobre este misterio, o bien acabar con la amenaza de la criatura.
Como era de esperarse, un buen numero de caza recompensas, espadas de alquiler y otros individuos de moralidad cuestionable se dieron a la tarea de ganarse un “dinero fácil”, la mayoría desaparecieron sin dejar rastro.
Un grupo en particular llamo la atención de las autoridades locales cuando de ocho brujos mercenarios de poca monta, solo uno regreso con vida, hablando desvaríos sobre un gigante cuya piel era negra como el carbón cubierta de cicatrices que brillaban con la intensidad de los fuegos de un dragón y ojos igual de brillantes, cuyo toque incineraba la carne y su destreza marcial dejaba en ridículo a todos los miembros del grupo.
Un grupo de guardias fue despachado a investigar el asunto, no encontraron rastro del supuesto hombre calcinado, pero si a los cadáveres de varios matones a los cuales se les habían despojado de pertenencias como dinero, provisiones y en un caso en particular, el líder del grupo anterior mencionado, su arma personal, una espada larga.
Los guardias estaban listos a decir que se trataba de bandidos o piratas que habían instigado estos rumores para poder tomar ventaja de aventureros desprevenidos, pero lo cierto era que, entre las heridas, las cuales incluían varios cortes y puñaladas realizados con lo que obviamente era algún tipo de sable, se encontraban unas extrañas quemaduras que, si habían sido hechas con magia, requería el contacto directo de piel a piel entre el perpetrador y la víctima.
Toda esta información adicional logro llamar la atención del estudioso, quien, inmediatamente comenzó a reunir un grupo de colegas con el cual ir en una expedición científica con el fin de investigar este peculiar caso.
Hasta el momento había conseguido inscribir la ayuda de una vieja alumna suya, una joven alquimista independiente llamada Ingul y sus dos asistentes, un par de fornidos jóvenes llamados Volin y Kratag.
Pero un ratón de biblioteca y una reclusa de laboratorio y sus dos asistentes no eran para nada capacitados de emprender este viaje solos, así que, para disgusto del erudito, se vieron en la penosa necesidad de contratar los servicios de guarda espaldas para la comitiva.
Mientras que Ingul y Volin se dedicaron a preparar las provisiones para la empresa, Odvionthel buscaba información sobre el paradero del ultimo avistamiento del hombre calcinado y Kratag se dedicaba a la tarea de inscribir a los escoltas, cosa que resulto más difícil de lo esperado.
El joven brujo se paseo por la ciudad durante un buen rato, nadie parecía interesado en ir tras el monstro del toque de fuego después de los últimos sucesos, aun por una posible recompensa monetaria.
*******************************************************************************************************************************************************
Klinge observaba su nuevo trofeo de guerra, una magnifica espada larga que tomo del cadáver del ultimo brujo que fue a cazarlo, el diseño era simple, pero bastante elegante, la hoja estaba decorada con unos sencillos patrones geométricos y era engañosamente ligera para el largo de la cuchilla, volviéndola un arma que se podía usar igual de cómodamente en una mano como en dos.
El espadachín le daba un par de vueltas para sentir su balance, a pesar de su relativo poco peso se sentía el prominente impacto de la espada a cada corte que ejecutaba, lo que le hacia pensar en como un caza recompensas tan incompetente tendría el ojo de elegir tan impecable arma.
Una vez que el líder de aquella panda de ineptos se quedo corto de proyectiles que lanzarle ayudado de su magia el desenfundo esta espada que posiblemente nunca llego a blandir en vida suya, puesto que empezó a agitarla de un lado al otro como su fuera alguna clase de mamporra, Klinge desvió un par de estos mal ejecutados ataques sin mucho esfuerzo con su viejo sable oxidado y degolló al brujo con un rápido movimiento de su muñeca.
El resto de la pandilla cayo de formas similares, tras verse imposibilitado en el uso de sus magias ofensivas, ya sea porque se les acabar la “munición” o por estar a una distancia demasiado cercana, tomaron unas armas improvisadas en mano y cargaron contra el maldito gritando a todo pulmón y escupiendo obscenidades como si eso lo fuera a debilitar de algún modo.
Por desgracia para ellos, sus años como mercenario le dieron al joven suficiente practica y experiencia como para lidiar con una situación similar, y su entrenamiento como gladiador clandestino lo hacia mas que calificado para despachar esa chusma.
Uno de los bandidos no murió, y en su lugar, salió huyendo con el rabo entre las patas, incluso dejo caer su hacha de mano al piso mientras corría por su vida, tal ves con su testimonio conseguía que los matones con busca de dinero fácil lo dejaran en paz por un tiempo.
Klinge seguía practicando en la bruma de la madrugada, después de usar ese viejo sable se sentía bien regresar a algo mas familiar, pero una idea vino a su mente, el espadachín tomo su hoja oxidada en la mano izquierda y la examino de cerca, a pesar de sus esfuerzos no conseguía afilarla hasta el punto que cortara de forma prístina, y su alcance era limitado comparado a sus viejas espadas, pero la guardia que cubría toda su mano le resulto útil en realizar paradas y con la práctica que tuvo últimamente ya había mas o menos dominado su nueva arma.
El sol de la mañana empezaba a levantarse en el cielo, disipando la neblina nocturna, el mercenario es apartado de su entrenamiento por ruidos que provenían de una madriguera bajo las raíces de un árbol cercano, el guerrero suelta un leve suspiro en su rostro sonriente mientras volvía a enfundar sus armas y se agachaba en frente a la madriguera para saludar a la pequeña de cabellos rojizo que salía a gateadas de la cueva -¿dormiste bien Skady?- preguntaba con una gentileza en su voz que nadie sospecharía de alguien con su imagen, la pequeña se arrodillo sobre el suelo del bosque tallándose los ojos con sus pequeñas manitas mientras soltaba un largo bostezo.
De pronto el estomago de la pequeña empezó a gruñir -¿tienes hambre no?- pregunto el mercenario, la pequeña respondió poniendo sus manos sobre su barriguita -vamos a desayunar, alcánzame la bolsa- Skady se volvió a meter dentro de la madriguera y saco a rastras una gran bolsa de viaje, la cual se la paso a su guardián, quien empezó a sacar de ella una variedad de provisiones tomadas de los matones que fueron a por el espadachín.
El guerrero le paso una manzana verde a la niña mientras sacaba una cantimplora vacía -iré al rio a cargarla- anuncio antes de revolver el cabello de la pequeña, quien ya estaba comiendo la manzana, con su mano cubierta por un grueso guante de cuero.
El mercenario miraba su mano vacía mientras iba a por agua, aunque fuera un poco incomodo llevarlos puestos todo el tiempo, mínimo los guantes le permitían tocar a alguien sin que este quedara chamuscado; llegado al arroyo el chillido del águila en los cielos que lo perseguía donde quiera que iba volvió a sonar en sus oídos -condenado pájaro- murmuro entre dientes mientras se agachaba a cargar la cantimplora.
En la capital se comenzaban a escuchar rumores de un extraño ser que rondaba por los bosques de las islas, las descripciones daban a entender que se trataba de un hombre con piel de manga incandescente que calcinaba a todo ser vivo con el cual entraba en contacto.
Cualquier erudito que se respetaba hubiese desechado semejantes patrañas como cuentos de borrachos con alucinaciones inducidas por setas y pociones de dudosa procedencia, pero los rumores no acaban ahí.
Hace unas semanas, cerca de unos tres días después de que los refugiados de Lunargenta llegaran a las islas, se encontró un grupo de lobos que fueron asesinados, lo mas curioso es que en sus cuerpos se encontraban quemaduras con forma de manos, pero eso no era lo mas curioso: aparentemente los animales fueron abatidos con el uso de una herramienta afilada, tras lo cual se dieron mas avistamientos del “hombre calcinado”, como lo llamaban los pobladores, a lo cual las autoridades respondieron poniendo una recompensa a cualquiera que pudiese dar luz sobre este misterio, o bien acabar con la amenaza de la criatura.
Como era de esperarse, un buen numero de caza recompensas, espadas de alquiler y otros individuos de moralidad cuestionable se dieron a la tarea de ganarse un “dinero fácil”, la mayoría desaparecieron sin dejar rastro.
Un grupo en particular llamo la atención de las autoridades locales cuando de ocho brujos mercenarios de poca monta, solo uno regreso con vida, hablando desvaríos sobre un gigante cuya piel era negra como el carbón cubierta de cicatrices que brillaban con la intensidad de los fuegos de un dragón y ojos igual de brillantes, cuyo toque incineraba la carne y su destreza marcial dejaba en ridículo a todos los miembros del grupo.
Un grupo de guardias fue despachado a investigar el asunto, no encontraron rastro del supuesto hombre calcinado, pero si a los cadáveres de varios matones a los cuales se les habían despojado de pertenencias como dinero, provisiones y en un caso en particular, el líder del grupo anterior mencionado, su arma personal, una espada larga.
Los guardias estaban listos a decir que se trataba de bandidos o piratas que habían instigado estos rumores para poder tomar ventaja de aventureros desprevenidos, pero lo cierto era que, entre las heridas, las cuales incluían varios cortes y puñaladas realizados con lo que obviamente era algún tipo de sable, se encontraban unas extrañas quemaduras que, si habían sido hechas con magia, requería el contacto directo de piel a piel entre el perpetrador y la víctima.
Toda esta información adicional logro llamar la atención del estudioso, quien, inmediatamente comenzó a reunir un grupo de colegas con el cual ir en una expedición científica con el fin de investigar este peculiar caso.
Hasta el momento había conseguido inscribir la ayuda de una vieja alumna suya, una joven alquimista independiente llamada Ingul y sus dos asistentes, un par de fornidos jóvenes llamados Volin y Kratag.
Pero un ratón de biblioteca y una reclusa de laboratorio y sus dos asistentes no eran para nada capacitados de emprender este viaje solos, así que, para disgusto del erudito, se vieron en la penosa necesidad de contratar los servicios de guarda espaldas para la comitiva.
Mientras que Ingul y Volin se dedicaron a preparar las provisiones para la empresa, Odvionthel buscaba información sobre el paradero del ultimo avistamiento del hombre calcinado y Kratag se dedicaba a la tarea de inscribir a los escoltas, cosa que resulto más difícil de lo esperado.
El joven brujo se paseo por la ciudad durante un buen rato, nadie parecía interesado en ir tras el monstro del toque de fuego después de los últimos sucesos, aun por una posible recompensa monetaria.
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Klinge observaba su nuevo trofeo de guerra, una magnifica espada larga que tomo del cadáver del ultimo brujo que fue a cazarlo, el diseño era simple, pero bastante elegante, la hoja estaba decorada con unos sencillos patrones geométricos y era engañosamente ligera para el largo de la cuchilla, volviéndola un arma que se podía usar igual de cómodamente en una mano como en dos.
El espadachín le daba un par de vueltas para sentir su balance, a pesar de su relativo poco peso se sentía el prominente impacto de la espada a cada corte que ejecutaba, lo que le hacia pensar en como un caza recompensas tan incompetente tendría el ojo de elegir tan impecable arma.
Una vez que el líder de aquella panda de ineptos se quedo corto de proyectiles que lanzarle ayudado de su magia el desenfundo esta espada que posiblemente nunca llego a blandir en vida suya, puesto que empezó a agitarla de un lado al otro como su fuera alguna clase de mamporra, Klinge desvió un par de estos mal ejecutados ataques sin mucho esfuerzo con su viejo sable oxidado y degolló al brujo con un rápido movimiento de su muñeca.
El resto de la pandilla cayo de formas similares, tras verse imposibilitado en el uso de sus magias ofensivas, ya sea porque se les acabar la “munición” o por estar a una distancia demasiado cercana, tomaron unas armas improvisadas en mano y cargaron contra el maldito gritando a todo pulmón y escupiendo obscenidades como si eso lo fuera a debilitar de algún modo.
Por desgracia para ellos, sus años como mercenario le dieron al joven suficiente practica y experiencia como para lidiar con una situación similar, y su entrenamiento como gladiador clandestino lo hacia mas que calificado para despachar esa chusma.
Uno de los bandidos no murió, y en su lugar, salió huyendo con el rabo entre las patas, incluso dejo caer su hacha de mano al piso mientras corría por su vida, tal ves con su testimonio conseguía que los matones con busca de dinero fácil lo dejaran en paz por un tiempo.
Klinge seguía practicando en la bruma de la madrugada, después de usar ese viejo sable se sentía bien regresar a algo mas familiar, pero una idea vino a su mente, el espadachín tomo su hoja oxidada en la mano izquierda y la examino de cerca, a pesar de sus esfuerzos no conseguía afilarla hasta el punto que cortara de forma prístina, y su alcance era limitado comparado a sus viejas espadas, pero la guardia que cubría toda su mano le resulto útil en realizar paradas y con la práctica que tuvo últimamente ya había mas o menos dominado su nueva arma.
El sol de la mañana empezaba a levantarse en el cielo, disipando la neblina nocturna, el mercenario es apartado de su entrenamiento por ruidos que provenían de una madriguera bajo las raíces de un árbol cercano, el guerrero suelta un leve suspiro en su rostro sonriente mientras volvía a enfundar sus armas y se agachaba en frente a la madriguera para saludar a la pequeña de cabellos rojizo que salía a gateadas de la cueva -¿dormiste bien Skady?- preguntaba con una gentileza en su voz que nadie sospecharía de alguien con su imagen, la pequeña se arrodillo sobre el suelo del bosque tallándose los ojos con sus pequeñas manitas mientras soltaba un largo bostezo.
De pronto el estomago de la pequeña empezó a gruñir -¿tienes hambre no?- pregunto el mercenario, la pequeña respondió poniendo sus manos sobre su barriguita -vamos a desayunar, alcánzame la bolsa- Skady se volvió a meter dentro de la madriguera y saco a rastras una gran bolsa de viaje, la cual se la paso a su guardián, quien empezó a sacar de ella una variedad de provisiones tomadas de los matones que fueron a por el espadachín.
El guerrero le paso una manzana verde a la niña mientras sacaba una cantimplora vacía -iré al rio a cargarla- anuncio antes de revolver el cabello de la pequeña, quien ya estaba comiendo la manzana, con su mano cubierta por un grueso guante de cuero.
El mercenario miraba su mano vacía mientras iba a por agua, aunque fuera un poco incomodo llevarlos puestos todo el tiempo, mínimo los guantes le permitían tocar a alguien sin que este quedara chamuscado; llegado al arroyo el chillido del águila en los cielos que lo perseguía donde quiera que iba volvió a sonar en sus oídos -condenado pájaro- murmuro entre dientes mientras se agachaba a cargar la cantimplora.
- Nota:
- Ok, para los miembros de mi tema, lamento que el post sea tan largo, la primera parte sirve para dar contexto, también es la parte por la cual se supone que entren al tema, ustedes serán los escoltas de la expedición científica, al mismo tiempo estaré describiendo las acciones de Klinge para que no parezca que no este roleando con el personaje, como sea, espero que disfruten del tema.
- Espadas:
- Pensé que seria pertinente poner unas imágenes de referencia de las armas que lleva mi personaje consigo.
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Klinge
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Re: Una expedición y una persecución [LIBRE] [4/4]
Y ahí estaba yo, siguiendo mis entrenamientos nocturnos que me propuse para seguir mejorando mi agilidad, sigilo y dominio de la katana. En los bosques, iba saltando de rama en rama, mucha veces cayendo desde varios metros por resbalar, no llegar o simplemente por practicar acrobacias que creía que me servirían en algún combate. Entre salto y salto, trataba de cortar ramas con el filo de lo que podría ser el mayor recuerdo que tengo de mi padre. Una katana familiar adquirida tras duros entrenamientos cuando solo era una niña.
Después de un par de horas, mi tripa se quejaba de no haber comido desde hace bastante tiempo. Baje de los árboles en busca de algún animal o cualquier cosa de la que pudiese alimentarme. Tardé menos de lo que pensé, de entre unos arbustos que había en frente de mi, saltaron un par de conejos. Al verlos, empecé a salibar bastante. Los estuve persiguiendo un rato, sigilosa, acechando aquellas presas diminutas. Hasta que salté i con un corte limpio, maté a ese par de animalitos.
Encendí una pequeña hoguera, los cociné y me los comí.
Pues ya tienes comida tripa mía, no deberías quejarte hasta que vuelva a anochecer.
Cuando terminé, apagué el fuego y me tumbé en la hierba contemplando el cielo estrellado hasta que me quedé dormida.
Con los primeros rayos del sol iluminando mi rostro, me desperté y empecé a caminar por el bosque, con la esperanza de encontrarme con un río, pozo o cualquier cosa con la que calmar mi sed. Al poco tiempo, escuché el canto del agua en movimiento. Fuí hacia la dirección de donde procedía hasta que llegué a un arroyo. Me agaché, me lavé la cara y seguidamente empecé a beber, sin utilizar ningún recipiente. Bebí hasta que mi cuerpo dijo basta.
“Una debe llenar siempre el estómago, porque nunca se sabe cuando podrá volver a beber o comer.” Me decía mientras me secaba la cara.
Una vez acicalada y matada la sed, llegué a un camino el cual decidí seguir. Más adelante encontré un letrero que me indicaba que cerca había una ciudad. Como no tenía nada planeado para el día, hice caso de aquel letrero y puse rumbo hacia la ciudad.
Después de un par de horas, mi tripa se quejaba de no haber comido desde hace bastante tiempo. Baje de los árboles en busca de algún animal o cualquier cosa de la que pudiese alimentarme. Tardé menos de lo que pensé, de entre unos arbustos que había en frente de mi, saltaron un par de conejos. Al verlos, empecé a salibar bastante. Los estuve persiguiendo un rato, sigilosa, acechando aquellas presas diminutas. Hasta que salté i con un corte limpio, maté a ese par de animalitos.
Encendí una pequeña hoguera, los cociné y me los comí.
Pues ya tienes comida tripa mía, no deberías quejarte hasta que vuelva a anochecer.
Cuando terminé, apagué el fuego y me tumbé en la hierba contemplando el cielo estrellado hasta que me quedé dormida.
Con los primeros rayos del sol iluminando mi rostro, me desperté y empecé a caminar por el bosque, con la esperanza de encontrarme con un río, pozo o cualquier cosa con la que calmar mi sed. Al poco tiempo, escuché el canto del agua en movimiento. Fuí hacia la dirección de donde procedía hasta que llegué a un arroyo. Me agaché, me lavé la cara y seguidamente empecé a beber, sin utilizar ningún recipiente. Bebí hasta que mi cuerpo dijo basta.
“Una debe llenar siempre el estómago, porque nunca se sabe cuando podrá volver a beber o comer.” Me decía mientras me secaba la cara.
Una vez acicalada y matada la sed, llegué a un camino el cual decidí seguir. Más adelante encontré un letrero que me indicaba que cerca había una ciudad. Como no tenía nada planeado para el día, hice caso de aquel letrero y puse rumbo hacia la ciudad.
Nami
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Re: Una expedición y una persecución [LIBRE] [4/4]
La dragona pelirroja se encontraba en el archipiélago Illdense cuando los primeros rayos de luz tenue golpeaba la cara de la joven que se encontraba durmiendo en el portal de aquella taberna pues no tenia dinero para pagar un hospedaje, era mas, ni conocía el significado de esa palabra pues de donde ella es no usaban de eso, todo lo que comían, o hacían era criado y refinado dentro de su mismo pueblo por lo que muchas cosas de este “nuevo mundo” que se abría ante la joven eran desconocidas.
Shophie se levanto del suelo y muchos se quedaron mirándola, ella solo sonrió pues no era una persona y o criatura que albergara maldad alguna e irradiaba un aura de ingenuidad pues en su mente esas personas de distintas razas que la observaban solo les estaban dando los buenos días, por lo que la dragona se dedico a sonreír tranquilamente y decir en un tono alegre y lleno de inocencia -Buenos dias!!!!!- Dijo la pelirroja en alto y con las mismas observo sus ropas, estas estaban manchadas del polvo que había en el suelo por lo que las sacudió un poco, limpiando estas y después acomodarse el cabello antes de iniciar su viaje por estas tierras. ¿Su equipaje?, no llevaba, pues lo que comía se lo proporcionaba ella misma cazando o mas bien corriendo como una energúmena detrás de algún animal grande para alimentarse, pues ella era del buen comer y no tragaba poco.
El día recién comenzaba y la joven comenzó a pasearse por aquella ciudad cuando algo despertó su curiosidad, en una pared de algún tipo de establecimiento había un grupo de personas balbuceando algo de que solo un brujo había llegado con vida y esta muerto de miedo, la joven se acerco a ver que era aquello y afino sus oídos para escuchar el relato de que había no se que negro que parecía quemado por el fuego de un dragón, esa palabra hizo que la joven pelirroja interrumpiera la historia de aquel tipo escuálido al cual miro fijamente, seguramente aquel tipo había notado que la pelirroja era una dragona, pues en sus ojos rojo fuego se hallaba la mirada de la criatura cuyo fuego parecía que había quemado a aquella cosa que no llego escuchar lo que era, la joven entonces romipo el silencio y le pregunto al escuálido brujo muerto de miedo -Disculpe, pero ¿podría decirme donde....-? La dragona no pudo terminar su pregunta pues el tipo salio corriendo como un despavorido sin decirle nada, solo gritando, Shophie en ese momento suspiro y llevo sus manos a la cintura “¿Por que se abra ido corriendo?” pensaba para si misma cuando sus ojos visualizaron algo que le llamo la atención, en esa misma pared donde vio al grupo de hombres malolientes vio un cartel, la pelirroja se acerco a mirarlo y comenzó a leer su contenido, al parecer en esta ciudad tenían un problema con cierto ser, seguramente el mismo por el que aquel debilucho salio por patas, en un principio la joven paso del tema y se fue a realizar su caza de desayuno, probablemente entrenaría algo antes de volver.
Pasaron dos días desde que vio el cartel la cabeza de la pelirroja se encontraba hecha un lío, ¿Podría tratarse de un dragón?, esa pregunta rondaba su cabeza mientras se encontraba tumbada,pues si de verdad se tratase de uno, ese comportamiento seria muy inusual, esta vez Shophie se encontraba en una cama de la taberna, pues tras la vuelta de la joven a la ciudad, ayudo al tabernero con ciertos clientes molestos y este en agradecimiento le dejo pasar la noche. Shophie se levanto de la cama y bajo las escaleras para salir de aquella taberna, cuando escucho la voz de un hombre pidiendo ayuda y ofreciendo una recompensa a cambio, el trabajo que mencionaba era la de esa cosa negra que la pelirroja vio en aquella pared pero nadie de los presentes le presto atención, era mas se reían de el, algo que hizo perder los papeles a la joven, Shophie bajo las escaleras a lo bruto y golpeo con fuerza la cabeza de aquel hombre de pintas raras contra la mesa solo para luego decir cabreada -¿Acaso no te enseñaron a no reírte de los demás, debería darte vergüenza, acaso no tienes vergüenza? Pensaba que la escoria tendría algo mas de vergüenza, debería de sacarte de aquí a patadas- La pelirroja miro con mirada ardiente a aquel chico que vino a la taberna pidiendo ayuda para el asunto, llevando la mano izquierda a su cintura y señalándose con el pulgar de su mano derecha le dijo a aquel chico- Yo te ayudare en ese tema,- Shophie observaba a aquella persona esperando por su afirmación manteniendo esa posición con una sonrisa llena de confianza.
Shophie se levanto del suelo y muchos se quedaron mirándola, ella solo sonrió pues no era una persona y o criatura que albergara maldad alguna e irradiaba un aura de ingenuidad pues en su mente esas personas de distintas razas que la observaban solo les estaban dando los buenos días, por lo que la dragona se dedico a sonreír tranquilamente y decir en un tono alegre y lleno de inocencia -Buenos dias!!!!!- Dijo la pelirroja en alto y con las mismas observo sus ropas, estas estaban manchadas del polvo que había en el suelo por lo que las sacudió un poco, limpiando estas y después acomodarse el cabello antes de iniciar su viaje por estas tierras. ¿Su equipaje?, no llevaba, pues lo que comía se lo proporcionaba ella misma cazando o mas bien corriendo como una energúmena detrás de algún animal grande para alimentarse, pues ella era del buen comer y no tragaba poco.
El día recién comenzaba y la joven comenzó a pasearse por aquella ciudad cuando algo despertó su curiosidad, en una pared de algún tipo de establecimiento había un grupo de personas balbuceando algo de que solo un brujo había llegado con vida y esta muerto de miedo, la joven se acerco a ver que era aquello y afino sus oídos para escuchar el relato de que había no se que negro que parecía quemado por el fuego de un dragón, esa palabra hizo que la joven pelirroja interrumpiera la historia de aquel tipo escuálido al cual miro fijamente, seguramente aquel tipo había notado que la pelirroja era una dragona, pues en sus ojos rojo fuego se hallaba la mirada de la criatura cuyo fuego parecía que había quemado a aquella cosa que no llego escuchar lo que era, la joven entonces romipo el silencio y le pregunto al escuálido brujo muerto de miedo -Disculpe, pero ¿podría decirme donde....-? La dragona no pudo terminar su pregunta pues el tipo salio corriendo como un despavorido sin decirle nada, solo gritando, Shophie en ese momento suspiro y llevo sus manos a la cintura “¿Por que se abra ido corriendo?” pensaba para si misma cuando sus ojos visualizaron algo que le llamo la atención, en esa misma pared donde vio al grupo de hombres malolientes vio un cartel, la pelirroja se acerco a mirarlo y comenzó a leer su contenido, al parecer en esta ciudad tenían un problema con cierto ser, seguramente el mismo por el que aquel debilucho salio por patas, en un principio la joven paso del tema y se fue a realizar su caza de desayuno, probablemente entrenaría algo antes de volver.
Pasaron dos días desde que vio el cartel la cabeza de la pelirroja se encontraba hecha un lío, ¿Podría tratarse de un dragón?, esa pregunta rondaba su cabeza mientras se encontraba tumbada,pues si de verdad se tratase de uno, ese comportamiento seria muy inusual, esta vez Shophie se encontraba en una cama de la taberna, pues tras la vuelta de la joven a la ciudad, ayudo al tabernero con ciertos clientes molestos y este en agradecimiento le dejo pasar la noche. Shophie se levanto de la cama y bajo las escaleras para salir de aquella taberna, cuando escucho la voz de un hombre pidiendo ayuda y ofreciendo una recompensa a cambio, el trabajo que mencionaba era la de esa cosa negra que la pelirroja vio en aquella pared pero nadie de los presentes le presto atención, era mas se reían de el, algo que hizo perder los papeles a la joven, Shophie bajo las escaleras a lo bruto y golpeo con fuerza la cabeza de aquel hombre de pintas raras contra la mesa solo para luego decir cabreada -¿Acaso no te enseñaron a no reírte de los demás, debería darte vergüenza, acaso no tienes vergüenza? Pensaba que la escoria tendría algo mas de vergüenza, debería de sacarte de aquí a patadas- La pelirroja miro con mirada ardiente a aquel chico que vino a la taberna pidiendo ayuda para el asunto, llevando la mano izquierda a su cintura y señalándose con el pulgar de su mano derecha le dijo a aquel chico- Yo te ayudare en ese tema,- Shophie observaba a aquella persona esperando por su afirmación manteniendo esa posición con una sonrisa llena de confianza.
Shophie D.Nova
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Re: Una expedición y una persecución [LIBRE] [4/4]
Fueron días, quizás meses que había dejado la acción como Guardián Ancestral, no por elección, si no por reflexión. Últimamente no dejaban de morir inocentes por mis actos "heroicos". Pero si me pasaba años lamentando eso entonces nunca iba a poder cambiar, varios días atrás me levante de mi cama decidido a seguir lo que había dejado, o al menos una ultima vez. Toque el hombro de Merlín mientras pasaba por su lado, quien estaba desayunando, la señal fue clara y no tardo en entenderla, partimos sin demora buscando una nueva ciudad a la cual ayudar.
Por el largo camino no habíamos hablado demasiado, aunque si intercambiamos un par de miradas. No tardamos tantos días en llegar a aquellas Islas, mi hermano nos había dado una ruta que era mas rápida que cualquier otra, y para dos dragones eso no es mucho. La costa era ventosa, pero no hacia frió, o al menos nosotros no lo sentíamos, empece a caminar con Merlín, esta vez decidido a romper aquel silencio incomodo que estaba perturbando.
-- Sabes Merlín, el otro día estaba muy dudoso... pensé en darte una capa, ya sabes, como la que estoy llevando. -- Dije sonriendo de lado y mirándolo, enarcando una ceja.
-- No me digas, ¿que te hizo cambiar de opinión? -- pregunto serio, ahora dirigiendo su mirada hacia mi.
-- La forma en la que comes, seria un desperdicio hacerte una. -- conteste empujándolo levemente, Merlín había soltado una leve risa. Luego de caminar durante unas horas, llegamos a un pueblo que nunca antes habíamos visto, solo fueron minutos los que caminamos para enterarnos de aquellos rumores sobre los cadáveres incendiados junto a ese hombre que calcinaba a la gente. Esa gente no estaba tranquila, ambos lo habíamos notado, debíamos ayudarlos a poder estar en paz nuevamente, habíamos escuchado de un grupo que pagaba buscando "guarda espaldas". Merlín y yo no trabajábamos por dinero, debíamos hacer justicia y traer la paz de nuevo al pueblo.
Buscamos aquel grupo de personas por varios minutos, el pueblo no era muy "grande" por lo que no nos llevo demasiado tiempo descubrir donde se encontraban aquellos sujetos. Al verlos, toque el hombro de Merlín, señalando aquel grupo. Ambos empezamos a caminar en su dirección algo lentos, al llegar sonreí mirándolos -- Sabemos que buscan hombres para su "viaje"... nosotros dos nos ofrecemos a protegerlos, a ustedes y a todo su grupo sin esperar nada a cambio. -- dije con un tono serio, mirándolo fijamente. Merlín miro al sujeto y se acerco mas a nosotros.
-- Quiere decir que los acompañaremos gustosos, pero no queremos la paga. -- dijo asintiendo, explicando de otra manera lo que yo había dicho, negué confundido, de todas maneras había funcionado, el sujeto nos extendió su mano con una sonrisa -- Bienvenidos sean entonces. -- asentí sonriendo, ya estábamos adentro. Me senté contra la pared de una tienda, a mi lado Merlín había hecho lo mismo.
-- Si aquel sujeto aparece, no ataques. No juzguemos sus actos. -- le dije mirándolo, Merlín me miro riendo levemente.
-- Claro... pensé que estos meses en "reflexión" te iban a hacer cambiar Rakan, pero sigues igual. -- dijo con un tono sarcástico.
-- Si fueras otra persona quizás escucharía tus palabras, pero como eres tu Merlín, no me interesa. -- Ambos empezamos a reír mientras esperábamos a que aquel viaje comenzara
Por el largo camino no habíamos hablado demasiado, aunque si intercambiamos un par de miradas. No tardamos tantos días en llegar a aquellas Islas, mi hermano nos había dado una ruta que era mas rápida que cualquier otra, y para dos dragones eso no es mucho. La costa era ventosa, pero no hacia frió, o al menos nosotros no lo sentíamos, empece a caminar con Merlín, esta vez decidido a romper aquel silencio incomodo que estaba perturbando.
-- Sabes Merlín, el otro día estaba muy dudoso... pensé en darte una capa, ya sabes, como la que estoy llevando. -- Dije sonriendo de lado y mirándolo, enarcando una ceja.
-- No me digas, ¿que te hizo cambiar de opinión? -- pregunto serio, ahora dirigiendo su mirada hacia mi.
-- La forma en la que comes, seria un desperdicio hacerte una. -- conteste empujándolo levemente, Merlín había soltado una leve risa. Luego de caminar durante unas horas, llegamos a un pueblo que nunca antes habíamos visto, solo fueron minutos los que caminamos para enterarnos de aquellos rumores sobre los cadáveres incendiados junto a ese hombre que calcinaba a la gente. Esa gente no estaba tranquila, ambos lo habíamos notado, debíamos ayudarlos a poder estar en paz nuevamente, habíamos escuchado de un grupo que pagaba buscando "guarda espaldas". Merlín y yo no trabajábamos por dinero, debíamos hacer justicia y traer la paz de nuevo al pueblo.
Buscamos aquel grupo de personas por varios minutos, el pueblo no era muy "grande" por lo que no nos llevo demasiado tiempo descubrir donde se encontraban aquellos sujetos. Al verlos, toque el hombro de Merlín, señalando aquel grupo. Ambos empezamos a caminar en su dirección algo lentos, al llegar sonreí mirándolos -- Sabemos que buscan hombres para su "viaje"... nosotros dos nos ofrecemos a protegerlos, a ustedes y a todo su grupo sin esperar nada a cambio. -- dije con un tono serio, mirándolo fijamente. Merlín miro al sujeto y se acerco mas a nosotros.
-- Quiere decir que los acompañaremos gustosos, pero no queremos la paga. -- dijo asintiendo, explicando de otra manera lo que yo había dicho, negué confundido, de todas maneras había funcionado, el sujeto nos extendió su mano con una sonrisa -- Bienvenidos sean entonces. -- asentí sonriendo, ya estábamos adentro. Me senté contra la pared de una tienda, a mi lado Merlín había hecho lo mismo.
-- Si aquel sujeto aparece, no ataques. No juzguemos sus actos. -- le dije mirándolo, Merlín me miro riendo levemente.
-- Claro... pensé que estos meses en "reflexión" te iban a hacer cambiar Rakan, pero sigues igual. -- dijo con un tono sarcástico.
-- Si fueras otra persona quizás escucharía tus palabras, pero como eres tu Merlín, no me interesa. -- Ambos empezamos a reír mientras esperábamos a que aquel viaje comenzara
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Re: Una expedición y una persecución [LIBRE] [4/4]
El joven Kratag estaba bastante sorprendido, y alarmado, por la intervención de esa pelirroja, su fuerza y velocidad eran sorprendentes, pero su temperamento era tan ardiente como el color de su cabello y ojos -C-calma, calma…- dijo el brujo levantando y moviendo sus manos de modo tranquilizador -no hace falta que te pongas violenta, ven conmigo por favor- imploro el muchacho, a pesar de ser tan fornido, actuaba de forma bastante tímida. A parte de poseer una espalda ancha y una gran estatura, el rasgo físico más característico de aquel hombre era su lustroso cabello marrón que llevaba rapado a los lados de su cabeza.
El joven brujo guío a la muchacha por las calles de esa ciudad con dirección al lugar donde el resto del grupo preparaba la caravana para el viaje -mi nombre es Kratag, tu como te llamas?- pregunto el brujo ya con tono mas calmado a la extraña muchacha que lo acompañaba, por lo que podía deducir de su vestimenta no se trataba de una lugareña, y su cuerpo era mucho mas atlético que el de la mayoría de mujeres que había visto en su vida.
Cuando llegaron a la carreta donde Volin e Ingul se encargaban de revisar las provisiones del viaje, pudieron notar como dos hombres, que aparentaban ser un caballero y su escudero, estaban hablando con el otro asistente de la alquimista, desde la distancia no llegaron a escuchar toda la conversación, solo como este les decía -bienvenidos sean entonces- cuando el caballero y su escudero se alejaron de la carreta para conversar entre ellos Kratag se hacerlo a su hermano y le pregunto sobre el par de extraños, estando cara a cara la pelirroja pudo notar lo idéntico que eran ambos, las únicas diferencia física a destacar era que Volin dejaba crecer totalmente su cabello en una larga melena.
Otra cosa que los diferenciaba bastante era los colores en los que vestían, Kratag favorecía tonalidades de verte mientras que Volin centraba su preferencia en los tintes rojos, y la forma en la que actuaban, mientras que Kratag era mas reservado y tímido, Volin resultaba ser más confiado y extrovertido -dos sujetos que se ofrecieron a acompañarnos gratis- exclamo el pelilargo con una sonrisa.
-¿no te pareció sospechoso?- pregunto su hermano preocupado.
-por las pintas que tienen han de ser parte de alguna orden de caballeros- respondió señalando a los dos sentados frente a una tienda con su pulgar -no me pareció tan raro, ¿y la chica?- pregunto mirando a la muchacha detrás de Kratag.
-oh, ella fue la única que acepto mi oferta en la ultima posada que visite- le respondió dándose la vuelta para ver a la luchadora -es mas ruda de lo que parece, te lo aseguro.
-Volin necesito ayuda con unas cajas- dijo una joven mujer de cabeza rapada que vestía con un grueso atuendo negro con todo y guantes, a lo que el pelilargo le dio una palmada en el hombro a su hermano y se fue con ella con una expresión de “a trabajar” pintada en el rostro.
Kratag regreso con la muchacha y le dijo que lo acompañara mientras iba a encontrar a los otros dos sujetos -disculpen...- dijo tímidamente para llamar su atención -hola… formo parte de la comitiva, soy al que encargaron buscar escolta- agrego rascándose la cabeza para luego señalar a la pelirroja junto a el -ella también acepto venir con nosotros, quisiera saber sus nombres y a que se dedican- concluyo un poco apenado.
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Klinge regresaba de su viaje al rio a por agua para sentarse en el suelo frente a la pequeña Skady, quien estaba a la mitad de la manzana que le había dado el mercenario. Este le pasaba la cantimplora con agua y la niña tomo un pequeño sorbo para luego devolvérsela al guerrero, quien le sonreía con sus labios ennegrecidos.
Luego de tomar el mismo un poco de agua saco otra manzana de la bolsa y le dio un mordisco, pensando en que tenia suerte de que su maldición no quemaba todo lo que se llevaba a la boca para comer, mientras masticaba el pedazo de manzana.
La brisa en el bosque de esa mañana se sentía bien contra la piel de su cara, cosa que le dibujo otra pequeña sonrisa en los labios mientras miraba como la niña se daba el gusto con lo que parecían unas galletitas de jengibre.
El joven brujo guío a la muchacha por las calles de esa ciudad con dirección al lugar donde el resto del grupo preparaba la caravana para el viaje -mi nombre es Kratag, tu como te llamas?- pregunto el brujo ya con tono mas calmado a la extraña muchacha que lo acompañaba, por lo que podía deducir de su vestimenta no se trataba de una lugareña, y su cuerpo era mucho mas atlético que el de la mayoría de mujeres que había visto en su vida.
Cuando llegaron a la carreta donde Volin e Ingul se encargaban de revisar las provisiones del viaje, pudieron notar como dos hombres, que aparentaban ser un caballero y su escudero, estaban hablando con el otro asistente de la alquimista, desde la distancia no llegaron a escuchar toda la conversación, solo como este les decía -bienvenidos sean entonces- cuando el caballero y su escudero se alejaron de la carreta para conversar entre ellos Kratag se hacerlo a su hermano y le pregunto sobre el par de extraños, estando cara a cara la pelirroja pudo notar lo idéntico que eran ambos, las únicas diferencia física a destacar era que Volin dejaba crecer totalmente su cabello en una larga melena.
Otra cosa que los diferenciaba bastante era los colores en los que vestían, Kratag favorecía tonalidades de verte mientras que Volin centraba su preferencia en los tintes rojos, y la forma en la que actuaban, mientras que Kratag era mas reservado y tímido, Volin resultaba ser más confiado y extrovertido -dos sujetos que se ofrecieron a acompañarnos gratis- exclamo el pelilargo con una sonrisa.
-¿no te pareció sospechoso?- pregunto su hermano preocupado.
-por las pintas que tienen han de ser parte de alguna orden de caballeros- respondió señalando a los dos sentados frente a una tienda con su pulgar -no me pareció tan raro, ¿y la chica?- pregunto mirando a la muchacha detrás de Kratag.
-oh, ella fue la única que acepto mi oferta en la ultima posada que visite- le respondió dándose la vuelta para ver a la luchadora -es mas ruda de lo que parece, te lo aseguro.
-Volin necesito ayuda con unas cajas- dijo una joven mujer de cabeza rapada que vestía con un grueso atuendo negro con todo y guantes, a lo que el pelilargo le dio una palmada en el hombro a su hermano y se fue con ella con una expresión de “a trabajar” pintada en el rostro.
Kratag regreso con la muchacha y le dijo que lo acompañara mientras iba a encontrar a los otros dos sujetos -disculpen...- dijo tímidamente para llamar su atención -hola… formo parte de la comitiva, soy al que encargaron buscar escolta- agrego rascándose la cabeza para luego señalar a la pelirroja junto a el -ella también acepto venir con nosotros, quisiera saber sus nombres y a que se dedican- concluyo un poco apenado.
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Klinge regresaba de su viaje al rio a por agua para sentarse en el suelo frente a la pequeña Skady, quien estaba a la mitad de la manzana que le había dado el mercenario. Este le pasaba la cantimplora con agua y la niña tomo un pequeño sorbo para luego devolvérsela al guerrero, quien le sonreía con sus labios ennegrecidos.
Luego de tomar el mismo un poco de agua saco otra manzana de la bolsa y le dio un mordisco, pensando en que tenia suerte de que su maldición no quemaba todo lo que se llevaba a la boca para comer, mientras masticaba el pedazo de manzana.
La brisa en el bosque de esa mañana se sentía bien contra la piel de su cara, cosa que le dibujo otra pequeña sonrisa en los labios mientras miraba como la niña se daba el gusto con lo que parecían unas galletitas de jengibre.
Klinge
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Re: Una expedición y una persecución [LIBRE] [4/4]
Estuve un buen rato andando por el camino, hasta que pude ver a la lejanía, lo que parecía ser una ciudad. Contenta de haberla encontrado, empecé a correr. Durante el camino me me crucé con un mercader, sentado en carro tirado por un viejo burro. A medida que me iba acercando, pude apreciar que era un viejo hombre, con su esposa. Cuando estuve lo suficientemente cerca, el hombre empezó a hablarme.
- Bueno días jovencita. - dijo con una voz alegre - ¿ Dónde vas con esas prisas ? ¿ Te persigue el " hombre calcinado" ?
- La verdad es que iba a visitar un poco aquella ciudad - respondí señalando el horizonte. - Y... ¿ qué es esto de un hombre calcinado ?
- ¿ No sabes nada sobre él ? Hay rumores de que un hombre ha matado a un grupo de brujos. Un superviviente ha soltado por la ciudad esos rumores.
- Oooh, ¿ y es fuerte ? - dije con una sonrisa y moviendo la cola enérgicamente de un lado a otro.
- No lo se chiquilla, yo solo estoy llevando estos alimentos para venderlos al pueblo vecino. Yo de ti iría con cautela.
- Vale, muchas gracias señor. - Me despedí con una sonrisa de oreja a oreja, pensando en meter mano a su carro.
El viejo arrancó el carro, y cunado la parte trasera de este pasaba por mi lado, de un tirón cogí el saco que sobresalía con la esperanza de ser comida. Por suerte para mí, había bastante pan, y recién hecho. Cargué el saco a mi espalada, y empecé a correr, esta vez con más ganas.
Al llegar a la entrada, dejé de correr, y caminé por la ciudad, comiendo el pan que había tomado prestado y preguntando a la gente sobre los rumores que me había contado el viejo. Parte de ellos, no habían oído hablar de el. Dí un par de vueltas por la ciudad sin encontrar nada. Cansada, me senté en unas escaleras, sin saber que hacer. Hasta que un par de personas pasaron enfrente de mi hablando sobre un loco que necesitaba gente para ir a por el monstruo del toque de fuego. Entre burlas y risas les pregunté donde estaba este loco. El silencio reinó unos instantes. - Vuelve a casa niña, esto no es un juego. - Esas palabras me enfurecieron. Puse mi mano en la Katana para atacar, pero vi que cerca había un par de guardias y me tranquilicé. Y con una risita falsa, respondí - Tenéis razón, volveré a casa con mi mamá - Cuando ese par de desgraciados se fueron, noté que alguien tiraba de mi cola. Al parecer era un niño, que mientras me señalaba un grupo de personas, me dijo:
- Aquellos de ahí son los hombre que buscas.
Miré hacia la dirección que el niño decía, y ahí había un grupo de personas preparando una carreta. Unos cuantos de ellos no parecían gran cosa. Los que me llamaron la atención fueron una pelirroja y una par de hombres que parecían ser caballero y escudero. Me fié del niño y me dirigí hacia ellos.
- Buenos días !! - grité al grupo de gente con una sonrisa y agitando la cola - ¿ Por casualidad estáis buscando a gente para ir a buscar al monstruo de fuego ? Por cierto, ¿ queréis pan ? - terminé la frase levantando el saco que llevaba.
- Bueno días jovencita. - dijo con una voz alegre - ¿ Dónde vas con esas prisas ? ¿ Te persigue el " hombre calcinado" ?
- La verdad es que iba a visitar un poco aquella ciudad - respondí señalando el horizonte. - Y... ¿ qué es esto de un hombre calcinado ?
- ¿ No sabes nada sobre él ? Hay rumores de que un hombre ha matado a un grupo de brujos. Un superviviente ha soltado por la ciudad esos rumores.
- Oooh, ¿ y es fuerte ? - dije con una sonrisa y moviendo la cola enérgicamente de un lado a otro.
- No lo se chiquilla, yo solo estoy llevando estos alimentos para venderlos al pueblo vecino. Yo de ti iría con cautela.
- Vale, muchas gracias señor. - Me despedí con una sonrisa de oreja a oreja, pensando en meter mano a su carro.
El viejo arrancó el carro, y cunado la parte trasera de este pasaba por mi lado, de un tirón cogí el saco que sobresalía con la esperanza de ser comida. Por suerte para mí, había bastante pan, y recién hecho. Cargué el saco a mi espalada, y empecé a correr, esta vez con más ganas.
Al llegar a la entrada, dejé de correr, y caminé por la ciudad, comiendo el pan que había tomado prestado y preguntando a la gente sobre los rumores que me había contado el viejo. Parte de ellos, no habían oído hablar de el. Dí un par de vueltas por la ciudad sin encontrar nada. Cansada, me senté en unas escaleras, sin saber que hacer. Hasta que un par de personas pasaron enfrente de mi hablando sobre un loco que necesitaba gente para ir a por el monstruo del toque de fuego. Entre burlas y risas les pregunté donde estaba este loco. El silencio reinó unos instantes. - Vuelve a casa niña, esto no es un juego. - Esas palabras me enfurecieron. Puse mi mano en la Katana para atacar, pero vi que cerca había un par de guardias y me tranquilicé. Y con una risita falsa, respondí - Tenéis razón, volveré a casa con mi mamá - Cuando ese par de desgraciados se fueron, noté que alguien tiraba de mi cola. Al parecer era un niño, que mientras me señalaba un grupo de personas, me dijo:
- Aquellos de ahí son los hombre que buscas.
Miré hacia la dirección que el niño decía, y ahí había un grupo de personas preparando una carreta. Unos cuantos de ellos no parecían gran cosa. Los que me llamaron la atención fueron una pelirroja y una par de hombres que parecían ser caballero y escudero. Me fié del niño y me dirigí hacia ellos.
- Buenos días !! - grité al grupo de gente con una sonrisa y agitando la cola - ¿ Por casualidad estáis buscando a gente para ir a buscar al monstruo de fuego ? Por cierto, ¿ queréis pan ? - terminé la frase levantando el saco que llevaba.
Nami
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Re: Una expedición y una persecución [LIBRE] [4/4]
Shophie observo a aquel hombre el cual le decía que se calmara, el chico se veia que era fuerte pero se sorprendió al ver que actuaba de manera tímida a pesar que era alto y se veia que tenia una buena espalda para cargar sacos, quizas podria llevar a la pelirroja mientras se echaba una siesta en su espalda pero la chica reprimio la idea y observo que el habia levantado los brazos y hacia gestos para que ella estuviera tranquila, ademas le dijo que no hacia falta que fuera violenta y que le siguiera Shophie solo le dedico una sonrisa y le dijo con tono alegre -¿te sigo jefe!- Dijo alegre mientras que el joven brujo la guiaba por calles de esa ciudad, durante el transcurso de la camina hacia donde fuera que este la llevaba el chico se presento como Kratag y le pregunto el nombre a la pelirroja la cual respondió -Me llamo Shophie, Shophie D.Nova, un gusto-.
Después de un tiempo “paseando” por las calles de la ciudad Kratag y Shophie llegaron a una carreta donde allí dos personas mas se encontraban revisando las provisiones para lo que la chica se habia ofrecido, ademas, vio a un par de hombres que llamaron la atención de Shophie casi en el acto, estos aparentaban ser un caballero con su escudero pero Shophie intuía que esos dos no eran lo que aparentaban, los notaba mucho mas como si formaran parte del todo y el nada que representaban los dragones, aunque la joven no estaba segura de eso y aunque sentía curiosidad por ello algo más le provoco ese mismo sentimiento, se trataba de Kratag y de del hombre que momentos antes hablaba con este nuevo personaje que aparecía frente a la pelirroja.
Shophie escucho como el chico pelilargo idéntico a Kratag dijo que esos dos hombres los cuales parecían caballero y escudero se habían ofrecido a acompañarnos a esta excursión gratis a lo que cuando la pelirroja estaba por hablar Kratag con un aire de preocupación le preguntó a su hermano si no le pareció sospechoso “si eso te parece sospechoso, espera a que te diga lo mismo”Pensó Shophie para sí misma mientras que ambos hermanos o eso suponía la chica que eran terminaban de hablar momento que aprovecho para decir -Sobre la recompensa... No la quiero- Dijo la pelirroja tan tranquila y tan pancha en el momento en el que se oyó la voz de una mujer pidiéndole al gemelo de Kratag que la ayudara, mientras que miraba a los hombres de armadura y harapiento de reojo, claramente estaba interesada en esos dos sujetos, ¿Por qué motivo?, ninguno, solo les parecio interesantes.
Kratag pidio a la pelirroja que le siguiera para encontrar a los dos sujetos en los que Shophie estaba ciertamente interesada pero se mantuvo en silencio cuando Kratag comenzó a hablar a los dos hombres preguntando por sus nombres y a que se dedicaban, Shophie no entendió si esa pregunta era para los dos hombres o para todos en general por lo que fue la primera en presentarse ante esos hombres y nuevamente ante el brujo. -Hola, mucho gusto, me llamo Shophie D.Nova, soy del pueblo Xuing yui y soy una dragona, me dedico a viajar por el mundo para encontrar mi camino, y e decido ayudar en esta expedición, ale ya esta ¿Quien sigue?-Shophie miro alegre cuando terminó de hablar, la pelirroja quedó a la espera de escuchar lo que los hombres tenían que decir pero, una nueva voz se hizo eco en el lugar, esta vez se trataba de una chica con rasgos animales por lo que Shophie asumió de inmediato que se trataba de una mujer-Bestia, la verdad era que a Shophie le agrado esa chica desde el primer momento que escucho su voz, parecía ser una chica alegre y enérgica y eso le agradaba, además de que era linda, se acercó a esta y la miró detenidamente solo para acto seguido darle un abrazo y decirle -¡Hola!, me llamo Shophie ¿como te llamas? ¿podemos ser amigas?-
Después de un tiempo “paseando” por las calles de la ciudad Kratag y Shophie llegaron a una carreta donde allí dos personas mas se encontraban revisando las provisiones para lo que la chica se habia ofrecido, ademas, vio a un par de hombres que llamaron la atención de Shophie casi en el acto, estos aparentaban ser un caballero con su escudero pero Shophie intuía que esos dos no eran lo que aparentaban, los notaba mucho mas como si formaran parte del todo y el nada que representaban los dragones, aunque la joven no estaba segura de eso y aunque sentía curiosidad por ello algo más le provoco ese mismo sentimiento, se trataba de Kratag y de del hombre que momentos antes hablaba con este nuevo personaje que aparecía frente a la pelirroja.
Shophie escucho como el chico pelilargo idéntico a Kratag dijo que esos dos hombres los cuales parecían caballero y escudero se habían ofrecido a acompañarnos a esta excursión gratis a lo que cuando la pelirroja estaba por hablar Kratag con un aire de preocupación le preguntó a su hermano si no le pareció sospechoso “si eso te parece sospechoso, espera a que te diga lo mismo”Pensó Shophie para sí misma mientras que ambos hermanos o eso suponía la chica que eran terminaban de hablar momento que aprovecho para decir -Sobre la recompensa... No la quiero- Dijo la pelirroja tan tranquila y tan pancha en el momento en el que se oyó la voz de una mujer pidiéndole al gemelo de Kratag que la ayudara, mientras que miraba a los hombres de armadura y harapiento de reojo, claramente estaba interesada en esos dos sujetos, ¿Por qué motivo?, ninguno, solo les parecio interesantes.
Kratag pidio a la pelirroja que le siguiera para encontrar a los dos sujetos en los que Shophie estaba ciertamente interesada pero se mantuvo en silencio cuando Kratag comenzó a hablar a los dos hombres preguntando por sus nombres y a que se dedicaban, Shophie no entendió si esa pregunta era para los dos hombres o para todos en general por lo que fue la primera en presentarse ante esos hombres y nuevamente ante el brujo. -Hola, mucho gusto, me llamo Shophie D.Nova, soy del pueblo Xuing yui y soy una dragona, me dedico a viajar por el mundo para encontrar mi camino, y e decido ayudar en esta expedición, ale ya esta ¿Quien sigue?-Shophie miro alegre cuando terminó de hablar, la pelirroja quedó a la espera de escuchar lo que los hombres tenían que decir pero, una nueva voz se hizo eco en el lugar, esta vez se trataba de una chica con rasgos animales por lo que Shophie asumió de inmediato que se trataba de una mujer-Bestia, la verdad era que a Shophie le agrado esa chica desde el primer momento que escucho su voz, parecía ser una chica alegre y enérgica y eso le agradaba, además de que era linda, se acercó a esta y la miró detenidamente solo para acto seguido darle un abrazo y decirle -¡Hola!, me llamo Shophie ¿como te llamas? ¿podemos ser amigas?-
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Re: Una expedición y una persecución [LIBRE] [4/4]
Durante unos largos minutos extra nos quedamos sentados lado a lado, mirando la gente y los locales. Al principio todo era muy emocionante y demás, pero luego al ver al grupo nuevamente que por cierto, cada vez se agrandaba mas y mas, cierta curiosidad despertó en mi y en Merlín. El grupo empezaba a moverse pero no en dirección al hombre calcinado, si no en dirección a nosotros, golpee el hombre de Merlín levemente mientras me levantaba con ambas manos. -- Hora de los saludos Merlín -- dije sacudiendo mi armadura mientras me paraba firmemente.
Hice una leve reverencia al ver nuevamente al grupo, Merlín se quedo quieto, lo mire mientras hacia la reverencia, frunciendo levemente el ceño. Volví a ponerme firme luego de aquella reverencia y puse mi típica sonrisa nuevamente -- Soy el Guardián Ancestral, protector de lo divino y lo justo. -- hice una breve pausa, esta vez señalando a Merlín -- Y este es mi aprendiz, Merlín. -- luego de haber dicho las presentaciones, me había dado cuenta que entre tanto titulo no había pronunciado mi nombre.
-- Y su nombre es Rakan. -- Acoto Merlín ni bien termine de hablar, lo mire y luego regrese mi mirada al resto del grupo, asintiendo. Aquellos sujetos, y con aquellos me refiero a cada uno del grupo tenían su propio motivo y rasgo, pude notarlo con solo mirar a cada uno, ninguno tenia nada en común. Una parte de mi se alegraba, poder compartir entre todos algo que no nos haga separarnos... por otra parte me entristecía aquel sujeto que calcinaba gente, no podía parar de preguntarme, ¿por qué lo hacia? una pregunta que pronto iba a ser resuelta.
Al ver a la chica que se acercaba con una bolsa de pan, Merlín y yo no dudamos en agarrar un pedacito cada uno -- Toda comida se agradece. -- dije agarrando mi pedazo de pan y mirándolos. -- Señoritas, Caballeros. -- hice nuevamente una reverencia ante todo el grupo -- Si me disculpan, mi compañero y yo seguiremos sentados esperando el comienzo del viaje, con la seguridad de que protegeremos a cada uno de ustedes. -- dije volviendo a la tienda en donde estábamos, sentándonos contra la pared, Merlín me mira. -- Quizás hablas mucho, le quita la esencia de "Guardián Ancestral" -- dijo riendo mientras comía el pan que había agarrado.
-- Trabajare en ello -- respondí, repitiendo la acción de Merlín, comiendo el pan y esperando a que el viaje comenzara, sabia que debía relacionarme con el resto del grupo, una mejor relación y comunicación iba a ayudarnos mucho, pero durante mis viajes, aprendí que a veces es mejor callarse y apartarse que intentar ser "demasiado" sociable con la gente, sinceramente a mucha gente en Aerandir le incomodaba eso... ciertamente incluyendo a Merlín.
Hice una leve reverencia al ver nuevamente al grupo, Merlín se quedo quieto, lo mire mientras hacia la reverencia, frunciendo levemente el ceño. Volví a ponerme firme luego de aquella reverencia y puse mi típica sonrisa nuevamente -- Soy el Guardián Ancestral, protector de lo divino y lo justo. -- hice una breve pausa, esta vez señalando a Merlín -- Y este es mi aprendiz, Merlín. -- luego de haber dicho las presentaciones, me había dado cuenta que entre tanto titulo no había pronunciado mi nombre.
-- Y su nombre es Rakan. -- Acoto Merlín ni bien termine de hablar, lo mire y luego regrese mi mirada al resto del grupo, asintiendo. Aquellos sujetos, y con aquellos me refiero a cada uno del grupo tenían su propio motivo y rasgo, pude notarlo con solo mirar a cada uno, ninguno tenia nada en común. Una parte de mi se alegraba, poder compartir entre todos algo que no nos haga separarnos... por otra parte me entristecía aquel sujeto que calcinaba gente, no podía parar de preguntarme, ¿por qué lo hacia? una pregunta que pronto iba a ser resuelta.
Al ver a la chica que se acercaba con una bolsa de pan, Merlín y yo no dudamos en agarrar un pedacito cada uno -- Toda comida se agradece. -- dije agarrando mi pedazo de pan y mirándolos. -- Señoritas, Caballeros. -- hice nuevamente una reverencia ante todo el grupo -- Si me disculpan, mi compañero y yo seguiremos sentados esperando el comienzo del viaje, con la seguridad de que protegeremos a cada uno de ustedes. -- dije volviendo a la tienda en donde estábamos, sentándonos contra la pared, Merlín me mira. -- Quizás hablas mucho, le quita la esencia de "Guardián Ancestral" -- dijo riendo mientras comía el pan que había agarrado.
-- Trabajare en ello -- respondí, repitiendo la acción de Merlín, comiendo el pan y esperando a que el viaje comenzara, sabia que debía relacionarme con el resto del grupo, una mejor relación y comunicación iba a ayudarnos mucho, pero durante mis viajes, aprendí que a veces es mejor callarse y apartarse que intentar ser "demasiado" sociable con la gente, sinceramente a mucha gente en Aerandir le incomodaba eso... ciertamente incluyendo a Merlín.
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Re: Una expedición y una persecución [LIBRE] [4/4]
Odvionthel regresaba a la caravana cargando unos pergaminos y libros con una sonrisa en el rostro, parecía que tuvo éxito en su cometido y estaba confiado que los demás tuvieron un éxito similar al suyo.
Para su agradable sorpresa, estaba en lo correcto, Ingul y Volin habían prácticamente terminado de cargar la carreta mientras que Kratag estaba conversando con un variopinto grupo de individuos que debían ser los escoltas que habían contratado.
Kratag estaba frunciendo el seño y acariciando sus sienes, no solo le toco que lidiar con un caballero obsesionado con la justicia, que siempre era mejor que un matón hambriento de dinero, seguía siendo un dolor de cabeza, sino que la chica que logro contratar en la taberna tampoco quería una recompensa y le suelta la bomba de que es una dragona, no sabia porque, pero toda la situación lo estresaba bastante, sin contar la chica bestia con orejas de zorro que apareció de la nada preguntando sobre su misión y ofreciendo pan.
El joven se resigno a tomar un suspiro, dejar caer sus hombros, recoger un pedazo de pan y decir -bienvenida a bordo, se te ofrece una recompensa monetaria, estos tres ya la rechazaron, por favor presentante con el grupo ya que viajaremos juntos unas semanas- dijo marchándose en dirección a la carreta, mientras le daba mordiscos al pedazo de pan.
El fornido muchacho se cruzaría con el intrépido líder de la comitiva ya en la carreta -¿Cómo fue?- le pregunto el erudito -conseguimos tres sujetos que trabajaran gratis- dijo algo irritado.
-¡¿gratis?!- exclamo estupefacto el brujo.
-gratis… es que donde se ha visto…- y así fue como Kratag empezó a dar vueltas en círculos llevándose las manos a la cabeza mientras empezaba un torbellino de quejas, insultos y maldiciones.
-tuvo un mal día- dijo Volin asomándose de la carreta -por cierto, aquí prácticamente acabamos- informo el otro hermano señalando el interior de la carreta con su pulgar.
-¡excelente!- exclamo el escolar, antes de poyar cuidadosamente sus libros y pergaminos sobre una de las cajas sobre la carreta -bueno… iré a conocer nuestros escoltas, ¿me acompañan?- agrego para luego encaminarse a donde estaban esos cuatro individuos, Ingul y Volin bajaron de la carreta y acompañaron al investigador mientras que Kratag se quedaba cuidando al par de caballos que arrastrarían la carreta.
Llegando con el grupo de aventureros se encontraba el erudito Odvionthel, un hombre de mediana edad, que a pesar de todo se conservaba bastante bien, vistiendo una túnica de color azul celeste bastante austera y escuetamente decorada -bueno…- dijo juntando sus palmas y frotándolas un rato tras volver a juntar sus manos detrás de su espalda -yo soy el que esta a cargo de esta expedición, mi nombre es Odvionthel, investigador, redactor, profesor y, actualmente, investigador de campo de la academia Hekshold- anuncio -los que me acompañan son Ingul, ex alumna mía, y su asistente Volin- dijo señalando a los dos brujos detrás de él.
-¿Qué tal?- dijo Volin dando un gesto de su mano.
-un gusto conocerlos- exclamaba Ingul mas formal dando una leve reverencia.
El profesor espero educadamente a que sus dos acompañantes intercambiaran saludos con el grupo -ya han de haber conocido a Kratag, el ahora mismo esta revisando los caballos- carraspeo -bueno… a continuación les explicare en detalle vuestro encargo- el profesor volvió a aclarar su garganta -nos encontramos en una expedición científica con el fin de desmentir, o confirmar, sea cual sea el caso, los rumores circundantes sobre el “hombre calcinado”, por lo que entendemos se trata de un ser particularmente peligroso, por ende la academia me concedió generosamente los fondos para poder contratar escoltas capaces, aquí es donde entran ustedes- dijo señalando con la mano extendida a los cuatro aventureros frente a el -aunque no tenemos intención de atacarlo, si es que llegamos a encontrarlo, por lo que sabemos, podría reaccionar de forma hostil a nuestra presencia, su trabajo será, esencialmente, contenerlo para que el personal no combatiente, ósea… nosotros, tenga tiempo de evacuar la zona a salvo y luego retirarse para evitar heridas infortunadas- en esta ultima parte su tono se escuchaba particularmente serio, el brujo no quería ser responsable de la perdida de vidas en esta empresa -su ultimo paradero estimado es cerca de la zona conocida como la cala de la luna, así que ahí es donde nos dirigimos, ¡en marcha!- anuncio finalmente el profesor, apuntando con un dedo al cielo mientras se dirigía a la carreta.
Kratag estaba ya sentando al frente con sus manos sobre las riendas de los caballos, Volin se sentó al lado suyo e Ingul del otro lado, Odvionthel por su parte se puso atrás de la carreta esperando a que el resto de la comitiva subiera a bordo y luego dar la orden de avanzar.
Con esa señal Kratag sacudió las riendas provocando un chasquido que puso en marcha a los caballos jalando la carreta fuera de la ciudad y dentro de los bosques.
Mientras tanto, Klinge permanecía sentado en el suelo del bosque con su espalda contra un tronco muerto con una expresión seria en su rostro, Skady parada frente a el lo observaba fijamente con una mirada inquisitiva -¡bueno lo admito!- exclamo finalmente exasperado -no tengo ni la más mínima idea de donde ir…
Para su agradable sorpresa, estaba en lo correcto, Ingul y Volin habían prácticamente terminado de cargar la carreta mientras que Kratag estaba conversando con un variopinto grupo de individuos que debían ser los escoltas que habían contratado.
Kratag estaba frunciendo el seño y acariciando sus sienes, no solo le toco que lidiar con un caballero obsesionado con la justicia, que siempre era mejor que un matón hambriento de dinero, seguía siendo un dolor de cabeza, sino que la chica que logro contratar en la taberna tampoco quería una recompensa y le suelta la bomba de que es una dragona, no sabia porque, pero toda la situación lo estresaba bastante, sin contar la chica bestia con orejas de zorro que apareció de la nada preguntando sobre su misión y ofreciendo pan.
El joven se resigno a tomar un suspiro, dejar caer sus hombros, recoger un pedazo de pan y decir -bienvenida a bordo, se te ofrece una recompensa monetaria, estos tres ya la rechazaron, por favor presentante con el grupo ya que viajaremos juntos unas semanas- dijo marchándose en dirección a la carreta, mientras le daba mordiscos al pedazo de pan.
El fornido muchacho se cruzaría con el intrépido líder de la comitiva ya en la carreta -¿Cómo fue?- le pregunto el erudito -conseguimos tres sujetos que trabajaran gratis- dijo algo irritado.
-¡¿gratis?!- exclamo estupefacto el brujo.
-gratis… es que donde se ha visto…- y así fue como Kratag empezó a dar vueltas en círculos llevándose las manos a la cabeza mientras empezaba un torbellino de quejas, insultos y maldiciones.
-tuvo un mal día- dijo Volin asomándose de la carreta -por cierto, aquí prácticamente acabamos- informo el otro hermano señalando el interior de la carreta con su pulgar.
-¡excelente!- exclamo el escolar, antes de poyar cuidadosamente sus libros y pergaminos sobre una de las cajas sobre la carreta -bueno… iré a conocer nuestros escoltas, ¿me acompañan?- agrego para luego encaminarse a donde estaban esos cuatro individuos, Ingul y Volin bajaron de la carreta y acompañaron al investigador mientras que Kratag se quedaba cuidando al par de caballos que arrastrarían la carreta.
Llegando con el grupo de aventureros se encontraba el erudito Odvionthel, un hombre de mediana edad, que a pesar de todo se conservaba bastante bien, vistiendo una túnica de color azul celeste bastante austera y escuetamente decorada -bueno…- dijo juntando sus palmas y frotándolas un rato tras volver a juntar sus manos detrás de su espalda -yo soy el que esta a cargo de esta expedición, mi nombre es Odvionthel, investigador, redactor, profesor y, actualmente, investigador de campo de la academia Hekshold- anuncio -los que me acompañan son Ingul, ex alumna mía, y su asistente Volin- dijo señalando a los dos brujos detrás de él.
-¿Qué tal?- dijo Volin dando un gesto de su mano.
-un gusto conocerlos- exclamaba Ingul mas formal dando una leve reverencia.
El profesor espero educadamente a que sus dos acompañantes intercambiaran saludos con el grupo -ya han de haber conocido a Kratag, el ahora mismo esta revisando los caballos- carraspeo -bueno… a continuación les explicare en detalle vuestro encargo- el profesor volvió a aclarar su garganta -nos encontramos en una expedición científica con el fin de desmentir, o confirmar, sea cual sea el caso, los rumores circundantes sobre el “hombre calcinado”, por lo que entendemos se trata de un ser particularmente peligroso, por ende la academia me concedió generosamente los fondos para poder contratar escoltas capaces, aquí es donde entran ustedes- dijo señalando con la mano extendida a los cuatro aventureros frente a el -aunque no tenemos intención de atacarlo, si es que llegamos a encontrarlo, por lo que sabemos, podría reaccionar de forma hostil a nuestra presencia, su trabajo será, esencialmente, contenerlo para que el personal no combatiente, ósea… nosotros, tenga tiempo de evacuar la zona a salvo y luego retirarse para evitar heridas infortunadas- en esta ultima parte su tono se escuchaba particularmente serio, el brujo no quería ser responsable de la perdida de vidas en esta empresa -su ultimo paradero estimado es cerca de la zona conocida como la cala de la luna, así que ahí es donde nos dirigimos, ¡en marcha!- anuncio finalmente el profesor, apuntando con un dedo al cielo mientras se dirigía a la carreta.
Kratag estaba ya sentando al frente con sus manos sobre las riendas de los caballos, Volin se sentó al lado suyo e Ingul del otro lado, Odvionthel por su parte se puso atrás de la carreta esperando a que el resto de la comitiva subiera a bordo y luego dar la orden de avanzar.
Con esa señal Kratag sacudió las riendas provocando un chasquido que puso en marcha a los caballos jalando la carreta fuera de la ciudad y dentro de los bosques.
Mientras tanto, Klinge permanecía sentado en el suelo del bosque con su espalda contra un tronco muerto con una expresión seria en su rostro, Skady parada frente a el lo observaba fijamente con una mirada inquisitiva -¡bueno lo admito!- exclamo finalmente exasperado -no tengo ni la más mínima idea de donde ir…
Klinge
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Re: Una expedición y una persecución [LIBRE] [4/4]
Tras ofrecer el pan, la pelirroja me salto y me envolvió con sus brazos, abrazándome, acompañada de una presentación:
- ¡Hola!, me llamo Shophie ¿como te llamas? ¿podemos ser amigas?
Su abrazo era muy cálido, y podría decirse que echaba de menos esta sensación. Hacía ya 5 años que no recibía un abrazo. El último fue el de mis padres el día que fui expulsada de mi tribu natal. Respondí al abrazo con un abrazo más fuerte, y me presenté.
- Me llamo Nami, y sí, podemos ser amigas - susurre a su oído mientras agitaba mi cola.
Cuando me separé de Shophie, vi a un par de hombres sentados apoyados en la pared de una tienda. Supuse que formaban parte de la expedición, pero aunque no formaran parte, les ofrecí pan. Se levantaron, y cogieron un trozo cada uno. -- Toda comida se agradece. -- dijo el caballero agarrando un pedazo de pan. Tras esto, volvieron al sitio donde estaban reposando. No parecían dos hombres con muchas ganas de hablar, pero entre ellos se oía muchos susurros. Al apartar la vista de ellos, otro hombre se me acercó. También cogió un trozo de pan, como todos los otros.
“ Parece ser que alguien no ha comido por la mañana. Espero que no se enteren que he tomado prestado el pan de aquel viejo “ - pensé con una sonrisa de oreja a oreja.
Bienvenida a bordo, se te ofrece una recompensa monetaria, estos tres ya la rechazaron, por favor presentante con el grupo ya que viajaremos juntos unas semanas. - dijo marchándose en dirección a la carreta, mientras le daba mordiscos al pedazo de pan.
Pues siempre se agradece una ayuda para cuidar a esta pequeña - respondí mientras ponía la mano en mi Katana, pues debía llevarla a un herrero para ponerla a punto. - Entonces me presentaré. Me llamo Nami, soy una mujer-bestia. Aventurera y exiliada. Solo hago que andar por doquier ayudando a la gente. Espero ayudar aqui tambien.
Tras unos instantes después de presentarme, vino un hombre de mediana edad, vistiendo una túnica de color azul celeste. Este se presentó como Odvionthel, y vino acompañado de todos aquellos que estaban trabajando alrededor de la carreta, que los presentó también. Nos explicó el objetivo de la expedición y el trabajo que debíamos hacer los escoltas. Tras ese gran discurso del profesor, este dijo, apuntando al cielo con dedo - En marcha.
Tras ese grito, todos se subieron al carro y se puso en marcha. Yo los seguí hasta adentrarnos en el bosque. Por mi parte, como era muy movida y caminar me parecía aburrido, me dió por subirme a los árboles e ir saltando de rama en rama, Obviamente mientras seguía la carreta.
- ¿Y ese tipo, es fuerte? - solté la pregunta al aire con la esperanza de que algún académico me respondiera
Nami
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Re: Una expedición y una persecución [LIBRE] [4/4]
Finalmente los lideres de la expedición daban el aviso para movernos, me levante algo lento pues había estado sentado mucho tiempo, al levantarme le extendí mi mano a Merlín, el cual la tomo levantándose junto a mi. Nos dirigimos ambos a donde se encontraba la carreta que parecía ser la que iba a llevarnos al lugar.
Nos subimos a la carreta primeros que todos, quedando así en una punta mientras esperábamos a que el resto se subiera y la carreta se pusiera en marcha, mire a los demás y luego a Merlín. -- Pensé que seriamos mas. -- dije al notar que no eramos demasiados, Merlín se limito a mirarme mientras se relajaba en su asiento, note como aquella chica que había empezado con nosotros, al entrar al bosque, salto del carro para empezar a ir por encima de nosotros a través de los arboles.
Sonreí, quedándome callado el resto del viaje y observando los alrededores, aún no sabia nada del sujeto y por lo que habíamos avanzado, no había huellas ni rastros de aquel. Claro esta que todavía no habíamos llegado al lugar, cada uno esperaba algo, estaba seguro de aquello, algunos se imaginaban casas en llamas, otros cadáveres prendidos fuego mientras personas ardientes corren por el pueblo en busca de agua... yo solo pensaba en si aquel sujeto estaba sufriendo, ¿que razones tenia para quemar gente? Pronto mis preguntas iban a ser respondidas.
Como todos estaban callados, Merlín decidió romper el silencio con una de sus dudas. -- ¿Qué haremos al llegar? -- una pregunta la cual no era necesaria, pero al mirarlo a los ojos, note su desconfianza con algunos miembros que nos acompañaban, sabía que no debía fiarse de todos ellos, podría decir que ninguno pero así era Merlín, desconfiado pero astuto, lo que lo hacia bastante diferente a mi.
Sin embargo, yo iba bastante confiado, de todos, incluso de nosotros mismos. Dos dragones, guardián y aprendiz, nada podía salir mal. Ademas, este viaje era bueno para Merlín, pues el debía entender y comprender a los enemigos, incluso apiadarse... o bueno, al menos en algunos casos. Yo incluso había perdido la cabeza en varias batallas, dando a muerte a varios enemigos. Pero no todos actúan por el mal de Aerandir, simplemente... son diferentes. Esperaba que Merlín lo entendiera al llegar, esperaba que todos lo hicieran.
Nos subimos a la carreta primeros que todos, quedando así en una punta mientras esperábamos a que el resto se subiera y la carreta se pusiera en marcha, mire a los demás y luego a Merlín. -- Pensé que seriamos mas. -- dije al notar que no eramos demasiados, Merlín se limito a mirarme mientras se relajaba en su asiento, note como aquella chica que había empezado con nosotros, al entrar al bosque, salto del carro para empezar a ir por encima de nosotros a través de los arboles.
Sonreí, quedándome callado el resto del viaje y observando los alrededores, aún no sabia nada del sujeto y por lo que habíamos avanzado, no había huellas ni rastros de aquel. Claro esta que todavía no habíamos llegado al lugar, cada uno esperaba algo, estaba seguro de aquello, algunos se imaginaban casas en llamas, otros cadáveres prendidos fuego mientras personas ardientes corren por el pueblo en busca de agua... yo solo pensaba en si aquel sujeto estaba sufriendo, ¿que razones tenia para quemar gente? Pronto mis preguntas iban a ser respondidas.
Como todos estaban callados, Merlín decidió romper el silencio con una de sus dudas. -- ¿Qué haremos al llegar? -- una pregunta la cual no era necesaria, pero al mirarlo a los ojos, note su desconfianza con algunos miembros que nos acompañaban, sabía que no debía fiarse de todos ellos, podría decir que ninguno pero así era Merlín, desconfiado pero astuto, lo que lo hacia bastante diferente a mi.
Sin embargo, yo iba bastante confiado, de todos, incluso de nosotros mismos. Dos dragones, guardián y aprendiz, nada podía salir mal. Ademas, este viaje era bueno para Merlín, pues el debía entender y comprender a los enemigos, incluso apiadarse... o bueno, al menos en algunos casos. Yo incluso había perdido la cabeza en varias batallas, dando a muerte a varios enemigos. Pero no todos actúan por el mal de Aerandir, simplemente... son diferentes. Esperaba que Merlín lo entendiera al llegar, esperaba que todos lo hicieran.
Rakan'Drag
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Re: Una expedición y una persecución [LIBRE] [4/4]
La carreta avanzaba con buen ritmo por los senderos de los bosques, el clima era agradable, y una leve brisa soplaba en el lugar, Odvionthel estaba leyendo uno de los libros que cargaba consigo cuando la pregunta de Nami hizo que el brujo desviara su atención de su lectura -bueno… los reportes que pude conseguir no dicen nada claro, pero un buen número de matones a sueldo y otra clase de mala vida fueron tras el para nunca ser encontrados de nuevo- respondió con un tono un poco preocupado -pero si es abiertamente hostil o no, no sabemos, ciertamente los individuos que fueron en su búsqueda no dan para confirmar lo uno ni lo otro, por lo que sabemos solo se defendía- dijo con una leve sonrisa, dirigida a aliviar su propia preocupación.
Merlín seria el siguiente en hacer una pregunta, una un poco mas justificada y menos extraña que la que soltó la chica bestia -lo primero será montar un campamento- dijo cerrando el libro en su mano izquierda mientras apuntaba el dedo índice de su mano derecha al cielo -los reportes indican que el hombre calcinado a sabido ser muy elusivo, puede que tardemos días en encontrar su rastro- agrego dándole un par de palmaditas a una caja cargada de provisiones en frente de el -otra cosa importante es evitar parecer que vamos con malas intenciones, nuestro objetivo es estudiar y documentar el caso de este individuo, no matar a un monstruo por cosas tan banales como dinero y gloria- concluyo con el ceño fruncido.
El resto del viaje hasta llegar a la cala de la luna fue tranquilo y sin complicaciones, la carreta se detuvo en un claro en los bosques cerca de un risco al atardecer, Odvionthel sugirió montar el campamento en posición justo detrás de unos árboles que lo protegerían de los vientos nocturnos provenientes del mar, antes de que el sol hubiese terminado de desaparecer en el horizonte, las tiendas estaban montadas, la fogata encendida, y el estofado cocinándose para la cena.
*******************************************************************************************************************************************************
La vida del mercenario no podía ser más tranquila en ese momento, él y su protegida pasaron todo el día en ese bosque descansando de sus viajes, aunque la espada de alquiler quería seguir adelante, lo cierto es que andar perdido por ahí caminando sin rumbo no le resultaba un prospecto muy invitante.
Estaba anocheciendo, el guerrero estaba recogiendo leña para hacer una fogata esta noche, cuando la pequeña pelirroja llego corriendo con el exaltada, indicándole que lo acompañara a un lugar.
El joven no dudo en dejar la leña que cargaba en el lugar e ir con ella a toda prisa, ya había visto esta clase de cosas y sabía que significaba, más caza recompensas.
Después de un rato, la pequeña guio al mercenario a la cima de una colina donde tenían vista de un claro en donde se podía notar que se había montado un campamento.
El maldito se puso panza contra el piso para acercarse mas al borde y poder ver mejor sin ser detectado, en la oscuridad de la noche y contra viento era imposible que lo detectara desde esa distancia, pero era mejor no arriesgarse.
Rápidamente noto que algo no encajaba, el grupo era muy pequeño, y la mayoría ni siquiera cargaba con armas o armaduras, viajaban bastante cargados y con una carreta, que parecía guardar muchas provisiones.
¿Serian peregrinos? Se pregunto el mercenario, no tenían pinta de ser cazadores buscando animales, tal ves eran aventureros, pero en busca de que, ¿había alguna leyenda de un tesoro escondido en el lugar?
El guerrero no estaba seguro, pero lo que, si sabía, es que no le convenia que estuviesen tan cerca de el en su condición actual.
Merlín seria el siguiente en hacer una pregunta, una un poco mas justificada y menos extraña que la que soltó la chica bestia -lo primero será montar un campamento- dijo cerrando el libro en su mano izquierda mientras apuntaba el dedo índice de su mano derecha al cielo -los reportes indican que el hombre calcinado a sabido ser muy elusivo, puede que tardemos días en encontrar su rastro- agrego dándole un par de palmaditas a una caja cargada de provisiones en frente de el -otra cosa importante es evitar parecer que vamos con malas intenciones, nuestro objetivo es estudiar y documentar el caso de este individuo, no matar a un monstruo por cosas tan banales como dinero y gloria- concluyo con el ceño fruncido.
El resto del viaje hasta llegar a la cala de la luna fue tranquilo y sin complicaciones, la carreta se detuvo en un claro en los bosques cerca de un risco al atardecer, Odvionthel sugirió montar el campamento en posición justo detrás de unos árboles que lo protegerían de los vientos nocturnos provenientes del mar, antes de que el sol hubiese terminado de desaparecer en el horizonte, las tiendas estaban montadas, la fogata encendida, y el estofado cocinándose para la cena.
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La vida del mercenario no podía ser más tranquila en ese momento, él y su protegida pasaron todo el día en ese bosque descansando de sus viajes, aunque la espada de alquiler quería seguir adelante, lo cierto es que andar perdido por ahí caminando sin rumbo no le resultaba un prospecto muy invitante.
Estaba anocheciendo, el guerrero estaba recogiendo leña para hacer una fogata esta noche, cuando la pequeña pelirroja llego corriendo con el exaltada, indicándole que lo acompañara a un lugar.
El joven no dudo en dejar la leña que cargaba en el lugar e ir con ella a toda prisa, ya había visto esta clase de cosas y sabía que significaba, más caza recompensas.
Después de un rato, la pequeña guio al mercenario a la cima de una colina donde tenían vista de un claro en donde se podía notar que se había montado un campamento.
El maldito se puso panza contra el piso para acercarse mas al borde y poder ver mejor sin ser detectado, en la oscuridad de la noche y contra viento era imposible que lo detectara desde esa distancia, pero era mejor no arriesgarse.
Rápidamente noto que algo no encajaba, el grupo era muy pequeño, y la mayoría ni siquiera cargaba con armas o armaduras, viajaban bastante cargados y con una carreta, que parecía guardar muchas provisiones.
¿Serian peregrinos? Se pregunto el mercenario, no tenían pinta de ser cazadores buscando animales, tal ves eran aventureros, pero en busca de que, ¿había alguna leyenda de un tesoro escondido en el lugar?
El guerrero no estaba seguro, pero lo que, si sabía, es que no le convenia que estuviesen tan cerca de el en su condición actual.
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Re: Una expedición y una persecución [LIBRE] [4/4]
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