Hablando de cordura... No pierdas la cabeza. [Cerrado]
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Hablando de cordura... No pierdas la cabeza. [Cerrado]
Llevaba dias tratando con bandidos de dudosa reputación, incluso, tuvo que medirse con algún que otro "machote" que lo veía como alguien a vacilarle. Como si el fuese a importarle mucho lo que le dijieran. Se limitaba a sonreirles y encogerse de hombros, dejandolos a ojos de la gente como simples tontainas. A veces dejaban de molestarlo y otras se atrevían a ponerle una mano encima, lo que accionaba en cuestión de segundos una rápida fractura de meñique por parte de Alexander, para luego, hundir media ropera en un punto vital del cuerpo.
Claro, no se esperaban que detras de ese rostro de adolescente, y ese cuerpo desarrollado más para atraer mujeres que no para partir cráneos, fuese a ser tan mortal.
Hace unos dias, en una de sus visitas a un burdel, junto a Chris, apalizaron a un hombre hasta desfigurarle la cara con tal de obtener información valiosa, aunque al parecer, no muy secreta. Pues el borracho cantó al primer puñetazo, pero... ¿Cual era la elegancia de un buen interrogatorio sin un poco de dolor al projimo? La gracia del poder. La sensación de su cuello endurecerse bajo el agarre firme de sus manos ensangrentadas.... El exquisito sonido del "crack" al partir el pómulo de un puñetazo... "Gritos y más gritos agónicos , sí, porfavor, música para mis oidos."
Estaba abrazado a Christelle. La peliblanca llevaba toda la noche dormida, abrazada a su robusto pecho tras un poco de diversión, mas él no pegaba ojo durante horas. El sol entraba por una de las ranuras de su tienda y les iluminaba de pies a cintura, tumbados en una cama provista de pieles de lobo y algo de heno. Acarició durante unos minutos la cabecita de Chris mientras perdia la mirada en ningún lado más que en sus pensamientos.
Finalmente, apartó el brazo de Chris de su pecho y se levantó, desnudo. Escuchó los quejidos de Chris, que volvía a esconderse entre tan cálidas mantas que guardaban tantos secretos en su interior...
Se rascó el muslo y bostezo. Se desperezó estirandose en mitad de la tienda, sabía que hoy iba a ser un dia duro.
- Vuelve a la cama... -Imperó Chris entre pausas perezosas.
Alexander se rió y decidió ignorarla. Se embutió bajo la armadura que le robó a un mercante en la ciudad de Lunargenta.
Es una curiosa historia la de aquel día. Mientras Chris seducía al mercante con sus curvas pronunciadas y desde luego, poco disimuladas, Alexander se coló detras del mostrador y sacó una de las armaduras, aprovechandose del mercante embriagado por el escote de su compañera.
Acabó de ajustarse la armadura y guardó su estoque en la vaina. Más tarde salió de su tienda para respirar profundamente el aire saturado a meado de gato y excremento humano. Que pureza, casi como en casa.
Se tomó la libertad de explorar un poco la zona mientras seguía a su objetivo.
Según escuchó en una conversación entre su objetivo y el tal "Matthews", un mercader de vinos hacía mucho tiempo que le debía dinero, y cada vez que se presentaba en el burdel, evadia las preguntas del dueño. Así que ese matón, en verdad, era una especie de "cobrador" que iba a limpiar el titulo de Matthews, encargandose de aquel estafador.
Se había informado de ese tal mercante. Al parecer, en Ciudad Lagarto, no era muy dificil descubrir paraderos y secretitos. Memorizó sus rutas, sus paseos, qué vendía y cual era su calidad, quien le acompañaba, donde vivía, entre otros datos de menor importancia.
Pasadas unas horas de persecucciones felinas y sigilosas, su objetivo se encontró con el mercante en un callejón. El gordinflón iba protegido por un hombreton de mucho músculo pero poco cerebro, lo que causó en Alexander un alargamiento de su sonrisa maliciosa, se regocijaba viendo la escena pátetica del matón intentando intimidar al mercante y su guardaespaldas.
Salió de su escondite, que no eran más que un par de cajas apilotonadas. Se subió a ellas y brincó, cayendo en los hombros de aquel mastodonte.
Alzó triunfal su estoque, mirando al cielo. Aprovechando la confusión del momento para clavarlo en la nuca de grandullón, que cayó de rodillas al momento, dejando vendido al mercante.
El matón lo miró confuso, sin saber si atacarle o no. Alexander se peinó el tupé que había quedado un poco más desaliñado de lo que estaba ya y miró al matón, parpadeando.- Oh si, tu... Estas despedido.- Antes de que el matón hiciese nada, le arrojó la ropera, quedando cernida en su pecho, derribandolo.
Alexander respiró profundamente. No había nada como el trabajo duro bien hecho. Y entonces, se acordó del mercante. Se giró y lo miró, ahí, tembloroso como una gallina.
- ¡No me mates, no me mates! ¡Por favor, te daré lo que quieras! -Alexander parpadeó y se le acercó. Le ofreció una mano, para ayudarle a que se levantara, fue ahí cuando le sonrió, limpiandole el polvo de los hombros.- Eh... Eh... Tranquilo, no voy a matarte.- Rodeó ambos hombros del tipo con su brazo- Pe-pero dime... ¿Sabes lo que es el dolor? Porqué voy a encargarme de que lo sientas como nunca.- Rió mientras apretaba el cuerpo del mercante contra el suyo, impidiendo su huida.
Con las cabezas del mercante y del patetico matón metidas en un saco, apareció de entre la oscuridad de la noche y se quedó detras de Matthews, que estaba apoyado encima de una valla, bebiendo de una copa de vino. Le lanzó el saco, que golpeó la barandilla y seguidamente se estampó en el suelo en un sonido gutural.
- No acepto ofertas de dos por uno.-Musitó en las sombras, mirando a su alrededor por si alguien fuese a acercarse- Aunque, te estoy haciendo un favor librandote del matón, así que invita la casa. Pero, deberías buscarte a mejores o vas a perder dinero teniendo a ese, -señaló con el indice a la cabeza calva del matón que rodó por el suelo- bajo tus ordenes.
Claro, no se esperaban que detras de ese rostro de adolescente, y ese cuerpo desarrollado más para atraer mujeres que no para partir cráneos, fuese a ser tan mortal.
Hace unos dias, en una de sus visitas a un burdel, junto a Chris, apalizaron a un hombre hasta desfigurarle la cara con tal de obtener información valiosa, aunque al parecer, no muy secreta. Pues el borracho cantó al primer puñetazo, pero... ¿Cual era la elegancia de un buen interrogatorio sin un poco de dolor al projimo? La gracia del poder. La sensación de su cuello endurecerse bajo el agarre firme de sus manos ensangrentadas.... El exquisito sonido del "crack" al partir el pómulo de un puñetazo... "Gritos y más gritos agónicos , sí, porfavor, música para mis oidos."
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Estaba abrazado a Christelle. La peliblanca llevaba toda la noche dormida, abrazada a su robusto pecho tras un poco de diversión, mas él no pegaba ojo durante horas. El sol entraba por una de las ranuras de su tienda y les iluminaba de pies a cintura, tumbados en una cama provista de pieles de lobo y algo de heno. Acarició durante unos minutos la cabecita de Chris mientras perdia la mirada en ningún lado más que en sus pensamientos.
Finalmente, apartó el brazo de Chris de su pecho y se levantó, desnudo. Escuchó los quejidos de Chris, que volvía a esconderse entre tan cálidas mantas que guardaban tantos secretos en su interior...
Se rascó el muslo y bostezo. Se desperezó estirandose en mitad de la tienda, sabía que hoy iba a ser un dia duro.
- Vuelve a la cama... -Imperó Chris entre pausas perezosas.
Alexander se rió y decidió ignorarla. Se embutió bajo la armadura que le robó a un mercante en la ciudad de Lunargenta.
Es una curiosa historia la de aquel día. Mientras Chris seducía al mercante con sus curvas pronunciadas y desde luego, poco disimuladas, Alexander se coló detras del mostrador y sacó una de las armaduras, aprovechandose del mercante embriagado por el escote de su compañera.
Acabó de ajustarse la armadura y guardó su estoque en la vaina. Más tarde salió de su tienda para respirar profundamente el aire saturado a meado de gato y excremento humano. Que pureza, casi como en casa.
Se tomó la libertad de explorar un poco la zona mientras seguía a su objetivo.
Según escuchó en una conversación entre su objetivo y el tal "Matthews", un mercader de vinos hacía mucho tiempo que le debía dinero, y cada vez que se presentaba en el burdel, evadia las preguntas del dueño. Así que ese matón, en verdad, era una especie de "cobrador" que iba a limpiar el titulo de Matthews, encargandose de aquel estafador.
Se había informado de ese tal mercante. Al parecer, en Ciudad Lagarto, no era muy dificil descubrir paraderos y secretitos. Memorizó sus rutas, sus paseos, qué vendía y cual era su calidad, quien le acompañaba, donde vivía, entre otros datos de menor importancia.
Pasadas unas horas de persecucciones felinas y sigilosas, su objetivo se encontró con el mercante en un callejón. El gordinflón iba protegido por un hombreton de mucho músculo pero poco cerebro, lo que causó en Alexander un alargamiento de su sonrisa maliciosa, se regocijaba viendo la escena pátetica del matón intentando intimidar al mercante y su guardaespaldas.
Salió de su escondite, que no eran más que un par de cajas apilotonadas. Se subió a ellas y brincó, cayendo en los hombros de aquel mastodonte.
Alzó triunfal su estoque, mirando al cielo. Aprovechando la confusión del momento para clavarlo en la nuca de grandullón, que cayó de rodillas al momento, dejando vendido al mercante.
El matón lo miró confuso, sin saber si atacarle o no. Alexander se peinó el tupé que había quedado un poco más desaliñado de lo que estaba ya y miró al matón, parpadeando.- Oh si, tu... Estas despedido.- Antes de que el matón hiciese nada, le arrojó la ropera, quedando cernida en su pecho, derribandolo.
Alexander respiró profundamente. No había nada como el trabajo duro bien hecho. Y entonces, se acordó del mercante. Se giró y lo miró, ahí, tembloroso como una gallina.
- ¡No me mates, no me mates! ¡Por favor, te daré lo que quieras! -Alexander parpadeó y se le acercó. Le ofreció una mano, para ayudarle a que se levantara, fue ahí cuando le sonrió, limpiandole el polvo de los hombros.- Eh... Eh... Tranquilo, no voy a matarte.- Rodeó ambos hombros del tipo con su brazo- Pe-pero dime... ¿Sabes lo que es el dolor? Porqué voy a encargarme de que lo sientas como nunca.- Rió mientras apretaba el cuerpo del mercante contra el suyo, impidiendo su huida.
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Con las cabezas del mercante y del patetico matón metidas en un saco, apareció de entre la oscuridad de la noche y se quedó detras de Matthews, que estaba apoyado encima de una valla, bebiendo de una copa de vino. Le lanzó el saco, que golpeó la barandilla y seguidamente se estampó en el suelo en un sonido gutural.
- No acepto ofertas de dos por uno.-Musitó en las sombras, mirando a su alrededor por si alguien fuese a acercarse- Aunque, te estoy haciendo un favor librandote del matón, así que invita la casa. Pero, deberías buscarte a mejores o vas a perder dinero teniendo a ese, -señaló con el indice a la cabeza calva del matón que rodó por el suelo- bajo tus ordenes.
Última edición por Alexander Eastwitch el Vie 27 Mar 2020, 03:17, editado 1 vez
Alexander Eastwitch
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Re: Hablando de cordura... No pierdas la cabeza. [Cerrado]
La Maldición lo tenía a maltraer ese día, Matt se sentía sin energías, con una punzada en el costado que ninguna planta ni poción parecía solucionar. Luego de haber pasado el día entero doblado entre las mantas, despotricó contra su mala suerte, insultó a cualquiera de las muchachas que se atreviera a entrar en la habitación, incluso le arrojó cosas a Brenda para que lo dejara en paz.
Pero por más enojado que estuviera, aunque se desquitara con todo lo que lo rodeaba, lo cierto era que no tenía manera de deshacerse de ese malestar. Ya había intentado con ir al médico, al chamán, con varios Hechiceros, pero nada funcionaba, la maldición que le había impuesto el Hombre Muerto se quedaría hasta que a él se le antojara quitársela.
Se levantó de la cama con dificultad, se vistió y se peinó. Estuvo un largo rato frente al espejo de su habitación, estaba tan pálido que alguien podría confundirlo con un vampiro, se peinó el pelo hacía atrás para acentuar aún más el parecido. En cuanto dio un paso afuera varias de las muchachas se acercó para pedir distintas cosas:
-Matt podrías... -
-No -
-Matt necesitamos que... -
-No puedo-
-¿Acaso estás...?
-Sí, exactamente. Así que déjenme solo -
Todas las que vivían con Owens desde hacía algún tiempo sabían de los malestares que lo aquejaban de vez en cuando, aunque muy pocos conocían los motivos. Así que cuando lo veían en tan mal estado dejaban los problemas diarios de lado y le daban un poco de espacio. El Virrey apreciaba el que fueran consideradas, agarró una botella de vino que estaba sobre una de las mesas y una copa.
-Necesito tiempo - Murmuró mientras salía.
Caminó hasta salir de la parte central de la ciudad, mientras más se alejaba mejor se sentía, aunque la presencia de la Mano Bio seguía allí siempre. Se apoyó en una valla, miró la botella y por un segundo se sintió tentado de tomar directamente del pico, pero eso sería horriblemente maleducado, así que al final se sirvió un poco y se quedó mirando el desolado paisaje. La luna iluminaba un campo completamente seco, había algún cadáver de oveja a lo lejos, los granjeros ya habían dejado de intentar plantar en esas tierra.
Las cavilaciones del Virrey fueron interrumpidas por el sonido de unas cabezas rodando. Con gesto aburrido Matt bajó la vista, luego giró apenas para ver de quien se trataba, se le ocurrían varias personas que podían aparecer de esa manera, le habría gustado que fuera Irinnil, pero para su decepción no era así.
-Hola, buenas noches ¿Como estas tu? Yo bien, gracias por preguntar - Empezó la charla con tono sarcástico - ¿Quien eres? ¿Te lavaste las manos luego de cortar esas cabezas? - Frunció la nariz en un gesto de asco - Ah, creo que conozco a esos dos - Se agachó un poco para verlos más en detalle - Creo que ese me debía dinero, y aquel era quien debía cobrarlo. Vaya problema ¿Tú los mataste? - Sonrió de medio lado - ¿Y ahora a quien le cobro mi dinero? -
Pero por más enojado que estuviera, aunque se desquitara con todo lo que lo rodeaba, lo cierto era que no tenía manera de deshacerse de ese malestar. Ya había intentado con ir al médico, al chamán, con varios Hechiceros, pero nada funcionaba, la maldición que le había impuesto el Hombre Muerto se quedaría hasta que a él se le antojara quitársela.
Se levantó de la cama con dificultad, se vistió y se peinó. Estuvo un largo rato frente al espejo de su habitación, estaba tan pálido que alguien podría confundirlo con un vampiro, se peinó el pelo hacía atrás para acentuar aún más el parecido. En cuanto dio un paso afuera varias de las muchachas se acercó para pedir distintas cosas:
-Matt podrías... -
-No -
-Matt necesitamos que... -
-No puedo-
-¿Acaso estás...?
-Sí, exactamente. Así que déjenme solo -
Todas las que vivían con Owens desde hacía algún tiempo sabían de los malestares que lo aquejaban de vez en cuando, aunque muy pocos conocían los motivos. Así que cuando lo veían en tan mal estado dejaban los problemas diarios de lado y le daban un poco de espacio. El Virrey apreciaba el que fueran consideradas, agarró una botella de vino que estaba sobre una de las mesas y una copa.
-Necesito tiempo - Murmuró mientras salía.
Caminó hasta salir de la parte central de la ciudad, mientras más se alejaba mejor se sentía, aunque la presencia de la Mano Bio seguía allí siempre. Se apoyó en una valla, miró la botella y por un segundo se sintió tentado de tomar directamente del pico, pero eso sería horriblemente maleducado, así que al final se sirvió un poco y se quedó mirando el desolado paisaje. La luna iluminaba un campo completamente seco, había algún cadáver de oveja a lo lejos, los granjeros ya habían dejado de intentar plantar en esas tierra.
Las cavilaciones del Virrey fueron interrumpidas por el sonido de unas cabezas rodando. Con gesto aburrido Matt bajó la vista, luego giró apenas para ver de quien se trataba, se le ocurrían varias personas que podían aparecer de esa manera, le habría gustado que fuera Irinnil, pero para su decepción no era así.
-Hola, buenas noches ¿Como estas tu? Yo bien, gracias por preguntar - Empezó la charla con tono sarcástico - ¿Quien eres? ¿Te lavaste las manos luego de cortar esas cabezas? - Frunció la nariz en un gesto de asco - Ah, creo que conozco a esos dos - Se agachó un poco para verlos más en detalle - Creo que ese me debía dinero, y aquel era quien debía cobrarlo. Vaya problema ¿Tú los mataste? - Sonrió de medio lado - ¿Y ahora a quien le cobro mi dinero? -
Matthew Owens
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Re: Hablando de cordura... No pierdas la cabeza. [Cerrado]
Dio un paso en la oscuridad, con la capa de las sombras que ofrecía la noche abrazando su cuerpo, fundiendolo con el ambiente nocturno, siendo únicamente su jovial rostro, de facciones anguladas y atractivas, ser iluminado por luz lunar. Por la cara, no parecía un asesino capaz de cortar cabezas.
- ¿Te ciñes a una deuda pudiendo tener todas las mercancias que triplican seguramente el valor de lo que te debe ese?-Señaló con su indice la cabeza del mercante, y fue ahí cuando presenció la Mano Bio.
Se mantuvo en su posición, apoyando ambas manos en las caderas, cerca del estoque. Dificil de ver, pues aún seguía oculto en la capa de sombras.
Alexander no era de sentir miedo, sino respeto. Ya se habia encargado de guardaespaldas anteriormente, una mano no iba ser mayor reto. Pero, despues de tantas secuelas de experiencias,prefiere otorgar el beneficio de la duda y no pecar de sobervia. No almenos tan seguido, como cuando era incluso más joven.
Aunque, parecía ser imposible mostrar siquiera respeto. Su voz, aunque joven, escupía arrogancia y orgullo. Palabras seguras de lo que decían y de sus acciones.
- La fama te precede. No paro de oir tu nombre haya por donde vaya. -En el silencio de la noche, se oyeron los nudillos tronarse como tambores. Luego, un carraspeo, que anunciaba otra petición- El trato es simple, dime un nombre, un precio y desaparecerá de tu lista si me satisfacce la suma de la recompensa. ¿Así es como van los negocios, no?- Sonrió en el haz de luz lunar que iluminaba únicamente su rostro.
- ¿Te ciñes a una deuda pudiendo tener todas las mercancias que triplican seguramente el valor de lo que te debe ese?-Señaló con su indice la cabeza del mercante, y fue ahí cuando presenció la Mano Bio.
Se mantuvo en su posición, apoyando ambas manos en las caderas, cerca del estoque. Dificil de ver, pues aún seguía oculto en la capa de sombras.
Alexander no era de sentir miedo, sino respeto. Ya se habia encargado de guardaespaldas anteriormente, una mano no iba ser mayor reto. Pero, despues de tantas secuelas de experiencias,prefiere otorgar el beneficio de la duda y no pecar de sobervia. No almenos tan seguido, como cuando era incluso más joven.
Aunque, parecía ser imposible mostrar siquiera respeto. Su voz, aunque joven, escupía arrogancia y orgullo. Palabras seguras de lo que decían y de sus acciones.
- La fama te precede. No paro de oir tu nombre haya por donde vaya. -En el silencio de la noche, se oyeron los nudillos tronarse como tambores. Luego, un carraspeo, que anunciaba otra petición- El trato es simple, dime un nombre, un precio y desaparecerá de tu lista si me satisfacce la suma de la recompensa. ¿Así es como van los negocios, no?- Sonrió en el haz de luz lunar que iluminaba únicamente su rostro.
Alexander Eastwitch
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Re: Hablando de cordura... No pierdas la cabeza. [Cerrado]
Matt se masajeó los ojos y suspiró, habían veces que sentía que estaba muy grade para este tipo de interacciones. Se notaba que el muchacho apenas cumplía la mayoría de edad, y no es como si Owens no recordara cómo era él mismo en esas épocas, pero había un buen motivo por el que no se había hecho cargo de ninguno de sus hijos ilegítimos. Al menos el joven se veía bien, eso era un aliciente para la cantidad de tonterías que decía.
-También es más trabajo para mi. Tengo que mandar a buscar la mercancía, contarla y ver el modo de vendérsela a alguien - Lo señaló directo al medio del pecho - ¿Quieres congraciarte conmigo? Entonces no hagas nada sin preguntarme antes -
Siguió la mirada del muchacho hasta llegar a la Mano Bio, sonrió de medio lado y tomó otro trago de vino.
-Así que conociste a mi compañera ¿Te habían llegado los rumores? ¿O es que no llevas el suficiente tiempo en la ciudad como para tener contactos? Relajate, no va a hacerte daño, no se moverá de allí hasta que yo me mueva - Dejó escapar una carcajada sin gracia - Solo escucha lo que digo, parezco un demente. Pero es cierto, me sigue vaya a donde vaya -
Había intentado averiguar cómo ocurría y llegó a la conclusión de que era cuestión de magia, en cualquier sitio donde Matthew se quedara, allí aparecía la mano. En cualquier caso, Owens intentaba tomarlo con humor, aunque cada día su capacidad de quitarle importancia se iba agotando.
-Oh, muchas gracias, es que la gente no tiene nada más interesantes de lo que hablar, necesitan llenar con algo la gran cantidad de tiempo libre que tienen - La mirada de Matt era pesada, sumado a lo pálido que estaba le daba un aire muy etéreo. De pronto se cansó de beber vino, arrojó la copa por arriba del hombro y apoyó la botella en la valla, escuchando con ligera atención la propuesta del niño - Que interesante, suena muy sencillo. El asunto es el siguiente, está no es una Ciudad como otras, ni yo soy un gobernante común y corriente - Se sonrió de modo gatuno - No soy yo el que debe convencerte por medio del dinero para que hagas un trabajo para mi. Eres tu quien debes convencerme que eres mejor que el resto de los matones que se ofrecen a diario a hacer todo tipo de trabajos para mi por el precio mínimo -
Se peinaba la barba con dos dedos, observando, evaluando, juzgando cómo se tomaba el muchacho que le hubiese dado vuelta la situación. Tal vez sí su día no hubiese sido tan malo, habría tenido un poco más de consideración con el chico, pero estaba bastante cansado de que las personas quisieran demostrar que eran mejores que el resto en base a traer cadáveres “¿Quién se creen que tiene que limpiar todo el desastre cuando se van?” Pensó el Estafador “No yo, claro está, pero seguro alguien debe hacerlo”
-También es más trabajo para mi. Tengo que mandar a buscar la mercancía, contarla y ver el modo de vendérsela a alguien - Lo señaló directo al medio del pecho - ¿Quieres congraciarte conmigo? Entonces no hagas nada sin preguntarme antes -
Siguió la mirada del muchacho hasta llegar a la Mano Bio, sonrió de medio lado y tomó otro trago de vino.
-Así que conociste a mi compañera ¿Te habían llegado los rumores? ¿O es que no llevas el suficiente tiempo en la ciudad como para tener contactos? Relajate, no va a hacerte daño, no se moverá de allí hasta que yo me mueva - Dejó escapar una carcajada sin gracia - Solo escucha lo que digo, parezco un demente. Pero es cierto, me sigue vaya a donde vaya -
Había intentado averiguar cómo ocurría y llegó a la conclusión de que era cuestión de magia, en cualquier sitio donde Matthew se quedara, allí aparecía la mano. En cualquier caso, Owens intentaba tomarlo con humor, aunque cada día su capacidad de quitarle importancia se iba agotando.
-Oh, muchas gracias, es que la gente no tiene nada más interesantes de lo que hablar, necesitan llenar con algo la gran cantidad de tiempo libre que tienen - La mirada de Matt era pesada, sumado a lo pálido que estaba le daba un aire muy etéreo. De pronto se cansó de beber vino, arrojó la copa por arriba del hombro y apoyó la botella en la valla, escuchando con ligera atención la propuesta del niño - Que interesante, suena muy sencillo. El asunto es el siguiente, está no es una Ciudad como otras, ni yo soy un gobernante común y corriente - Se sonrió de modo gatuno - No soy yo el que debe convencerte por medio del dinero para que hagas un trabajo para mi. Eres tu quien debes convencerme que eres mejor que el resto de los matones que se ofrecen a diario a hacer todo tipo de trabajos para mi por el precio mínimo -
Se peinaba la barba con dos dedos, observando, evaluando, juzgando cómo se tomaba el muchacho que le hubiese dado vuelta la situación. Tal vez sí su día no hubiese sido tan malo, habría tenido un poco más de consideración con el chico, pero estaba bastante cansado de que las personas quisieran demostrar que eran mejores que el resto en base a traer cadáveres “¿Quién se creen que tiene que limpiar todo el desastre cuando se van?” Pensó el Estafador “No yo, claro está, pero seguro alguien debe hacerlo”
Matthew Owens
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Re: Hablando de cordura... No pierdas la cabeza. [Cerrado]
Se cruzó de brazos y frunció el ceño. No entendía por qué tanta queja cuando quizás había duplicado el dinero que le debía aquel cobrador. Dió un paso al frente, dejando ahora que la luna lo iluminase al completo. Ataviado con sus pertrechos oscuros y con el rostro níveo de semblante frio en dirección a la de Matthews.
-Me caes bien.- Dibujó una sonrisa afilada, de esas que pinchan el estomágo al verlas. Se acercó con los puños cerrados, paso a paso, tomandose su tiempo. Se plantó a un par de metros de Matt, ya era visible al completo, abandonando la capa de las sombras que lo ocultaba.- Eres listo, demasiado diría yo. Por como hablas se me hace que no solamente dependes de calaña como esta.-Se arrodilló y agarró por la oreja la cabeza del matón, levantandola del suelo. La miró y ensanchó la sonrisa que tenía. Se la enseñó a Matt, apretando la otra oreja. Luego la lanzó hacía atras de sus hombros, como basura. Suspiró y lo miró fijamente.
Se frotó las manos, asegurandose de no haberse manchado. Llevó ambas manos a la nuca y rió alegre- No soy de los que dependen de los contactos. Prefiero sonsacar la información a mi manera. Pero sí, escuché un par de conversaciones. Y no solo de tu compañera. Muchas personas van contando por ahí tu ubicación, tus tratos y tus "inmoralidades". Claro es que no es tan divertido como obtener información mediante la violencia, pero almenos no es tan pesado.- Sacó una mano de su nuca y se miró las uñas, como dejando de lado la conversación.
Escuchó a Matt, como si lo que dijiera fuera a ser diferente a lo que solían decir los demás contratadores arrogantes. Inspiró, serenandose. Pasó un largo rato antes de que volviera a levantar la voz, quedando ambos en un silencio algo incomodo, pues Alexander no apartaba su mirada afilada de los ojos de Matt. Borró su semblante serio y frívolo, explotando por uno alegre y entusiasta- Ah... ¡Sí! Por fin... -Hizó un gesto, como si agarrase algo en el aire y lo apretase con todas sus fuerzas- Sí es cierto lo que contaban. No eres común, no te acojonas facilmente. Pensaba que el truquito de las cabezas ya te pondría en alerta, pero no. Y sabes hablar, oh... Si... Sabes como tratar con gente como yo. -Rió para si mismo, sin importarle lo lúnatico que parecía ahora mismo.
Llevaba toda su vida rodeado de patanes que solamente se cubrían bajo una capa de seriedad, como si eso fuera a intimidarlo. Se hacían los reyes de todo el mundo, pero cuando alguien se presentaba con un par de cabezas cortadas, toda esa virilidad se venía abajo y nacían los llantos. Sin embargo, esta vez era diferente. El virrey ni se inmutó. Le dió la impresión de que era alguien que habia visto demasiadas cabezas cortadas con anterioridad como para sorprenderse ya.
- Tu quieres a alguien que se merezca tu confianza. Yo quiero a alguien que no este jugando a matones y asesinos por una vez en mi vida. Te propongo algo, yo te libro de todos esos patanes "diarios" que se presentan ante ti, como me has dicho. Y a cambio, tu... Me das algo con lo que sobrevivir este mes.
No le gustaban esos juegos, tanta tonteria para hacer lo que se le daba bien. Desde el momento en que hundió hierro en carne humana, se había dedicado a eso. No le importaba el daño que causara, no tenía remordimientos, todo lo que hacía era para su bien y para que Christelle sobreviviese. Mataba si tenía que hacerlo, robaba si necesitaba, el resto eran pasatiempos.
-Me caes bien.- Dibujó una sonrisa afilada, de esas que pinchan el estomágo al verlas. Se acercó con los puños cerrados, paso a paso, tomandose su tiempo. Se plantó a un par de metros de Matt, ya era visible al completo, abandonando la capa de las sombras que lo ocultaba.- Eres listo, demasiado diría yo. Por como hablas se me hace que no solamente dependes de calaña como esta.-Se arrodilló y agarró por la oreja la cabeza del matón, levantandola del suelo. La miró y ensanchó la sonrisa que tenía. Se la enseñó a Matt, apretando la otra oreja. Luego la lanzó hacía atras de sus hombros, como basura. Suspiró y lo miró fijamente.
Se frotó las manos, asegurandose de no haberse manchado. Llevó ambas manos a la nuca y rió alegre- No soy de los que dependen de los contactos. Prefiero sonsacar la información a mi manera. Pero sí, escuché un par de conversaciones. Y no solo de tu compañera. Muchas personas van contando por ahí tu ubicación, tus tratos y tus "inmoralidades". Claro es que no es tan divertido como obtener información mediante la violencia, pero almenos no es tan pesado.- Sacó una mano de su nuca y se miró las uñas, como dejando de lado la conversación.
Escuchó a Matt, como si lo que dijiera fuera a ser diferente a lo que solían decir los demás contratadores arrogantes. Inspiró, serenandose. Pasó un largo rato antes de que volviera a levantar la voz, quedando ambos en un silencio algo incomodo, pues Alexander no apartaba su mirada afilada de los ojos de Matt. Borró su semblante serio y frívolo, explotando por uno alegre y entusiasta- Ah... ¡Sí! Por fin... -Hizó un gesto, como si agarrase algo en el aire y lo apretase con todas sus fuerzas- Sí es cierto lo que contaban. No eres común, no te acojonas facilmente. Pensaba que el truquito de las cabezas ya te pondría en alerta, pero no. Y sabes hablar, oh... Si... Sabes como tratar con gente como yo. -Rió para si mismo, sin importarle lo lúnatico que parecía ahora mismo.
Llevaba toda su vida rodeado de patanes que solamente se cubrían bajo una capa de seriedad, como si eso fuera a intimidarlo. Se hacían los reyes de todo el mundo, pero cuando alguien se presentaba con un par de cabezas cortadas, toda esa virilidad se venía abajo y nacían los llantos. Sin embargo, esta vez era diferente. El virrey ni se inmutó. Le dió la impresión de que era alguien que habia visto demasiadas cabezas cortadas con anterioridad como para sorprenderse ya.
- Tu quieres a alguien que se merezca tu confianza. Yo quiero a alguien que no este jugando a matones y asesinos por una vez en mi vida. Te propongo algo, yo te libro de todos esos patanes "diarios" que se presentan ante ti, como me has dicho. Y a cambio, tu... Me das algo con lo que sobrevivir este mes.
No le gustaban esos juegos, tanta tonteria para hacer lo que se le daba bien. Desde el momento en que hundió hierro en carne humana, se había dedicado a eso. No le importaba el daño que causara, no tenía remordimientos, todo lo que hacía era para su bien y para que Christelle sobreviviese. Mataba si tenía que hacerlo, robaba si necesitaba, el resto eran pasatiempos.
Alexander Eastwitch
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Re: Hablando de cordura... No pierdas la cabeza. [Cerrado]
-¡Vaya! Me quedo más tranquilo, en verdad me tenía preocupado - Respondió cuando el joven dijo que “le caía bien” - Me da la sensación que eres del tipo de niño que tiene muchos problemas con la autoridad ¿No es así? - Se limpiaba las uñas, aprovechando la luz de la luna - La calaña como esta cumple su función... Al menos mientras tienen la cabeza sobre sus hombros. Lo bueno es que son fáciles de reemplazar - Hizo una pausa y miró a los ojos al muchacho - Todos somos fáciles de reemplazar -
Le gustaba eso de que hablaran de él, sobre todo porque tenía bastante cuidado sobre qué decían y cómo lo decían, asegurándose de que hubiese la suficiente información engañosa entremezclada con la verdadera hasta que fuera muy confuso cual era cual. Miró con asco las manos del joven luego de que hubiese manoseado esa cabeza y como única medida de limpieza hubiese utilizado el frotarlas.
-¿Mis inmoralidades? Jajajaja - Se empezó a reír con ganas, apoyando una mano en su estómago - Jajajaja, cuéntame más, muero de curiosidad. He llegado a escuchar cosas de lo más estúpidas - Se agarró de la valla para auparse - ¿Asustarme? ¿Debería? ¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿Que me mates? ¿Que me secuestres? ¿Que me tortures? Pffff, hay cosas más horribles, cosas.... - Desvió la mirada hacía la Mano Bio - Cosas como esa ¿Sabes lo que hace? -
Sin decirle nada, se bajó de la valla y comenzó a caminar cruzando el campo marchito, sentía la tierra seca bajo sus botas, algún tallo muerto y huesos de animales, verdaderamente parecían una ciudad fantasma. En su interior ya sabía lo que tenía que hacer si quería que eso se detuviera, en primer lugar alejarse de la ciudad, y en segundo lugar ir en busca del Hombre Muerto.
La idea no terminaba de convencerle, a pesar de que en cierto modo había trabajado para él, al ponerle esa maldición había dejado en claro que no le simpatizaba.
-Veo que estas bajando tus expectativas, eso me gusta - Se encogió de hombros - Lamentablemente ya tengo a un asesino a mis servicios, y uno muy bueno - Sonrió mostrando los dientes - Pero no te desanimes, tengo dos propuestas para hacerte, seguro podremos llegar a un acuerdo porque, como bien dijiste, estoy buscando gente en la cual confiar - Ridículamente mentiroso, “confiar” y “Matthew” no iban en la misma oración, era tan desconfiado que siquiera se presentaba con su verdadero nombre “Y hablando de nombres” - No me dijiste cómo te llamas -
Se estaban acercando a la ciudad, y como era de noche estaba todo en plena actividad, las tabernas llenas, las casas con las puertas abiertas de par en par, los prostíbulos en pleno funcionamiento y los salones repletos.
-Te diré cuales son tus alternativas - Levantó un dedo - Uno, trabajar en la puerta de mi establecimiento evitando que entren los imbéciles de turno o sacando a los que molestan a las muchachas, con un sueldo fijo.-Levanto un segundo dedo - Dos, ser el guerrero que me representa en la Arena de combate, claro que en ese caso tus ganancias van a depender de a cuantos puedas derrotar y de sí las apuestas están a tu favor o en contra - Pasó un brazo por arriba de sus hombros y le sonrió - ¿Qué piensas? ¿Un salario fijo y seguro? ¿O enormes sumas de dinero pero dejando tu suerte al azar?-
Le gustaba eso de que hablaran de él, sobre todo porque tenía bastante cuidado sobre qué decían y cómo lo decían, asegurándose de que hubiese la suficiente información engañosa entremezclada con la verdadera hasta que fuera muy confuso cual era cual. Miró con asco las manos del joven luego de que hubiese manoseado esa cabeza y como única medida de limpieza hubiese utilizado el frotarlas.
-¿Mis inmoralidades? Jajajaja - Se empezó a reír con ganas, apoyando una mano en su estómago - Jajajaja, cuéntame más, muero de curiosidad. He llegado a escuchar cosas de lo más estúpidas - Se agarró de la valla para auparse - ¿Asustarme? ¿Debería? ¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿Que me mates? ¿Que me secuestres? ¿Que me tortures? Pffff, hay cosas más horribles, cosas.... - Desvió la mirada hacía la Mano Bio - Cosas como esa ¿Sabes lo que hace? -
Sin decirle nada, se bajó de la valla y comenzó a caminar cruzando el campo marchito, sentía la tierra seca bajo sus botas, algún tallo muerto y huesos de animales, verdaderamente parecían una ciudad fantasma. En su interior ya sabía lo que tenía que hacer si quería que eso se detuviera, en primer lugar alejarse de la ciudad, y en segundo lugar ir en busca del Hombre Muerto.
La idea no terminaba de convencerle, a pesar de que en cierto modo había trabajado para él, al ponerle esa maldición había dejado en claro que no le simpatizaba.
-Veo que estas bajando tus expectativas, eso me gusta - Se encogió de hombros - Lamentablemente ya tengo a un asesino a mis servicios, y uno muy bueno - Sonrió mostrando los dientes - Pero no te desanimes, tengo dos propuestas para hacerte, seguro podremos llegar a un acuerdo porque, como bien dijiste, estoy buscando gente en la cual confiar - Ridículamente mentiroso, “confiar” y “Matthew” no iban en la misma oración, era tan desconfiado que siquiera se presentaba con su verdadero nombre “Y hablando de nombres” - No me dijiste cómo te llamas -
Se estaban acercando a la ciudad, y como era de noche estaba todo en plena actividad, las tabernas llenas, las casas con las puertas abiertas de par en par, los prostíbulos en pleno funcionamiento y los salones repletos.
-Te diré cuales son tus alternativas - Levantó un dedo - Uno, trabajar en la puerta de mi establecimiento evitando que entren los imbéciles de turno o sacando a los que molestan a las muchachas, con un sueldo fijo.-Levanto un segundo dedo - Dos, ser el guerrero que me representa en la Arena de combate, claro que en ese caso tus ganancias van a depender de a cuantos puedas derrotar y de sí las apuestas están a tu favor o en contra - Pasó un brazo por arriba de sus hombros y le sonrió - ¿Qué piensas? ¿Un salario fijo y seguro? ¿O enormes sumas de dinero pero dejando tu suerte al azar?-
Matthew Owens
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Re: Hablando de cordura... No pierdas la cabeza. [Cerrado]
Se quedó en silencio mientras escuchaba las extrovertidas palabras salir de la boca de aquel hombre. No se imaginaba que fuese así, todos siempre se ocultaban bajo esa capa de "matón" y de hombre peligroso. Pero él más que un hombre peligrioso, parecía que tenía a hombres peligriosos trabajando a su servicio.
- Alexander, Alexander Eastwitch.-Espetó, llevando sus manos a la nuca, con un movimiento perezoso.- Pero, puedes llamarme Alex.-Sonrió mostrando sus facciones galanes, aunque, algo raras de ver en un hombre con una cara tan juvenil. De vez en cuando sus ojos se desviaban de la atención de Matt e iban a parar en la mano- ¿Por qué tienes esa mano? ¿Qué hace?
Siguió a Matt al tiempo que su mirada se paseaba por la ciudad. ¿Vería su choza desde este lugar? Intentó buscarla, pero las palabras de Matt le desconcentraban, y de algún modo, por raro que fuese, hizo que frunciera su ceño ante el contratiempo.
-¿Tengo cara de ser un tipo al que le guste pasar horas de pie en un prostibulo? Bueno... La compañía nunca viene mal, la verdad, pero preferiría otra situación. -Hizo una breve pausa, rascandose la barbilla mientras se imaginaba en una puerta de algún prostibulo, partiendole la cara a algún muchachuelo pasado de listo mientra las prostitutas gritaban su nombre, animandole a que de más fuerte. Tampoco era una mala idea... Pero, era aburrida. Y por experiencia, aburrido y él no iban de la mano.
La idea de ser un luchador de la Arena no le entusiasmaba mucho. Matar era su especialidad, se había adiestrado para eso, quitar vidas. Pero... Una Arena? ¿A los ojos de todos? Su estilo eran las puñaladas, y su factor sorpresa era decisivo en sus ataques, ¿Qué podría hacer estando de pie con todos conociendo su posición?- No soy un guerrero. Soy un asesino, destaco en las puñaladas y los ataques por la espalda. Pero si estas tan seguro que puedas aprovechar mis aptitudes en una Arena, mientras me prometas dinero, no me voy a negar. - Apoyó una de sus manos en el pomo de su estoque mientras caminaba, asintiendo a la par que Matt hablaba. Ya lo había librado de un patán y cumplido con uno de sus contratos al mismo tiempo, por lo que tampoco era un inutil sobervio. - ¿Y qué me puedes contar acerca de la Arena, eh?
- Alexander, Alexander Eastwitch.-Espetó, llevando sus manos a la nuca, con un movimiento perezoso.- Pero, puedes llamarme Alex.-Sonrió mostrando sus facciones galanes, aunque, algo raras de ver en un hombre con una cara tan juvenil. De vez en cuando sus ojos se desviaban de la atención de Matt e iban a parar en la mano- ¿Por qué tienes esa mano? ¿Qué hace?
Siguió a Matt al tiempo que su mirada se paseaba por la ciudad. ¿Vería su choza desde este lugar? Intentó buscarla, pero las palabras de Matt le desconcentraban, y de algún modo, por raro que fuese, hizo que frunciera su ceño ante el contratiempo.
-¿Tengo cara de ser un tipo al que le guste pasar horas de pie en un prostibulo? Bueno... La compañía nunca viene mal, la verdad, pero preferiría otra situación. -Hizo una breve pausa, rascandose la barbilla mientras se imaginaba en una puerta de algún prostibulo, partiendole la cara a algún muchachuelo pasado de listo mientra las prostitutas gritaban su nombre, animandole a que de más fuerte. Tampoco era una mala idea... Pero, era aburrida. Y por experiencia, aburrido y él no iban de la mano.
La idea de ser un luchador de la Arena no le entusiasmaba mucho. Matar era su especialidad, se había adiestrado para eso, quitar vidas. Pero... Una Arena? ¿A los ojos de todos? Su estilo eran las puñaladas, y su factor sorpresa era decisivo en sus ataques, ¿Qué podría hacer estando de pie con todos conociendo su posición?- No soy un guerrero. Soy un asesino, destaco en las puñaladas y los ataques por la espalda. Pero si estas tan seguro que puedas aprovechar mis aptitudes en una Arena, mientras me prometas dinero, no me voy a negar. - Apoyó una de sus manos en el pomo de su estoque mientras caminaba, asintiendo a la par que Matt hablaba. Ya lo había librado de un patán y cumplido con uno de sus contratos al mismo tiempo, por lo que tampoco era un inutil sobervio. - ¿Y qué me puedes contar acerca de la Arena, eh?
Alexander Eastwitch
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Re: Hablando de cordura... No pierdas la cabeza. [Cerrado]
El Estafador sonrió de modo gatuno.
-¿Que qué hace? Antes de que te lo diga respondeme una cosa ¿A qué Dios le rezas? ¿Qué divinidad se ganó tus plegarias? Yo era de los que no creían en nada que no fuera el Deseo, la única cosa que parecía tener una existencia real en mi vida - Hizo una pausa dramática antes de continuar - Pero lamentablemente me equivoqué, jugué con fuerzas que me superaban y termine con esta maldición, porque eso es lo que es, una maldición. Mientras esta cosa esté cerca mío, estaré constantemente enfermo, todo el ganado morirá y ni el mejor granjero logrará que algo crezca en los campos de esta ciudad - Le dio dos palmaditas en el musculoso pecho - Así que ya saben, niños y niñas, no hagan enojar a los dioses o lo pagarán bien caro -
Claramente ese muchacho, Alex, se tenía mucha confianza, cualquier persona solía contentarse con la primera oferta que Matt les hiciera, al fin y al cabo, no siempre se tenía la oportunidad de trabajar para el Virrey. Pero ese joven se daba aires de importancia y consideraba que las opciones no estaban a su nivel “Que risa que me das” pensó el Estafador.
-Tienes cara de ser un tipo que necesita hacerse importante rápidamente. Y yo tengo cara de ser un sujeto que vuelve importante a la gente en poco tiempo. Así que veo la cuestión como bastante sencilla, yo digo, tu dices, pero al final la cuestión es que yo digo ¿No lo crees? ¡Ah! - Le apoyó un dedo en los labios para silenciarlo - No contestes. Te ves mucho más hermoso cuando estas callado, de verdad -
Luego se beso el dedo que había apoyado en la boca de Alex, se empezó a reír a carcajadas y captó la atención de la gente que los rodeaban. Algunos se encogieron de hombros, otros se sonrieron, algunos más observaron con mala cara, todos conocían al Virrey y sus extrañas actuaciones, ya nada les podía sorprender de él.
-Con qué te convenció más la idea de la arena, eres un muchachito arriesgado, apostaras tu vida en cada pelea. Cada batalla podría ser la última - Levantó una ceja, mirándolo fijamente como si quisiera comprobar que el joven estaba en verdad decidido - Bien, llegamos a tu nuevo puesto de trabajo - Le señaló la entrada del prostíbulo - Serás el guardián de la puerta - Sí, Matthew le había dado exactamente la opción opuesta a la que Alex había elegido - Oh, pero no te preocupes, tengo en cuenta tus inquietudes - Y dicho eso se puso a buscar algo.
La tienda no era grande, era enorme. Costaba imaginar cómo podía ser que algo de semejante tamaño, hecho enteramente en tela y madera, pudiera aguantar en pie. Alrededor de la estructura habían una enorme cantidad de tiendas más pequeñas, esas eran las habitaciones individuales de las prostitutas. Muchas de las carpas se conectaban con la del Virrey, pero otras estaban separadas, Owens no era posesivo y sabía respetar la intimidad de las muchachas. Por todo el perímetro habían mujeres y hombres de variada edad y raza, algunos vestidos, otros no tanto, miraban con gesto aburrido al recién llegado, intentando averiguar qué se traía entre manos está vez Matthew.
-¡Aquí está! - El Estafador había estado buscando algo entre unas cajas, sacó un banquito de tres patas y lo puso junto a la puerta - Así no tendrás que estar de pie ¿Feliz? - Y le sonrió con absoluta amabilidad, como si le hubiese hecho un favor.
-¿Que qué hace? Antes de que te lo diga respondeme una cosa ¿A qué Dios le rezas? ¿Qué divinidad se ganó tus plegarias? Yo era de los que no creían en nada que no fuera el Deseo, la única cosa que parecía tener una existencia real en mi vida - Hizo una pausa dramática antes de continuar - Pero lamentablemente me equivoqué, jugué con fuerzas que me superaban y termine con esta maldición, porque eso es lo que es, una maldición. Mientras esta cosa esté cerca mío, estaré constantemente enfermo, todo el ganado morirá y ni el mejor granjero logrará que algo crezca en los campos de esta ciudad - Le dio dos palmaditas en el musculoso pecho - Así que ya saben, niños y niñas, no hagan enojar a los dioses o lo pagarán bien caro -
Claramente ese muchacho, Alex, se tenía mucha confianza, cualquier persona solía contentarse con la primera oferta que Matt les hiciera, al fin y al cabo, no siempre se tenía la oportunidad de trabajar para el Virrey. Pero ese joven se daba aires de importancia y consideraba que las opciones no estaban a su nivel “Que risa que me das” pensó el Estafador.
-Tienes cara de ser un tipo que necesita hacerse importante rápidamente. Y yo tengo cara de ser un sujeto que vuelve importante a la gente en poco tiempo. Así que veo la cuestión como bastante sencilla, yo digo, tu dices, pero al final la cuestión es que yo digo ¿No lo crees? ¡Ah! - Le apoyó un dedo en los labios para silenciarlo - No contestes. Te ves mucho más hermoso cuando estas callado, de verdad -
Luego se beso el dedo que había apoyado en la boca de Alex, se empezó a reír a carcajadas y captó la atención de la gente que los rodeaban. Algunos se encogieron de hombros, otros se sonrieron, algunos más observaron con mala cara, todos conocían al Virrey y sus extrañas actuaciones, ya nada les podía sorprender de él.
-Con qué te convenció más la idea de la arena, eres un muchachito arriesgado, apostaras tu vida en cada pelea. Cada batalla podría ser la última - Levantó una ceja, mirándolo fijamente como si quisiera comprobar que el joven estaba en verdad decidido - Bien, llegamos a tu nuevo puesto de trabajo - Le señaló la entrada del prostíbulo - Serás el guardián de la puerta - Sí, Matthew le había dado exactamente la opción opuesta a la que Alex había elegido - Oh, pero no te preocupes, tengo en cuenta tus inquietudes - Y dicho eso se puso a buscar algo.
La tienda no era grande, era enorme. Costaba imaginar cómo podía ser que algo de semejante tamaño, hecho enteramente en tela y madera, pudiera aguantar en pie. Alrededor de la estructura habían una enorme cantidad de tiendas más pequeñas, esas eran las habitaciones individuales de las prostitutas. Muchas de las carpas se conectaban con la del Virrey, pero otras estaban separadas, Owens no era posesivo y sabía respetar la intimidad de las muchachas. Por todo el perímetro habían mujeres y hombres de variada edad y raza, algunos vestidos, otros no tanto, miraban con gesto aburrido al recién llegado, intentando averiguar qué se traía entre manos está vez Matthew.
-¡Aquí está! - El Estafador había estado buscando algo entre unas cajas, sacó un banquito de tres patas y lo puso junto a la puerta - Así no tendrás que estar de pie ¿Feliz? - Y le sonrió con absoluta amabilidad, como si le hubiese hecho un favor.
Matthew Owens
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Re: Hablando de cordura... No pierdas la cabeza. [Cerrado]
Poco a poco cualquier apice de emoción se fue desvaneciendo de su rostro. Buscó con la mirada esa mano que seguía al Virrey de ciudad Lagarto y la inspeccionó a fondo. Luego, volvió a sus ojos.
- Deliras.-Hizo una pausa antes de reprimir una carcajada. Se puso recto otra vez y anunció con voz firme y vibrante en el ambiente- No es esa mano. Es que habeís elegido el lugar donde no hay tierra que cultivar sino mierda que pisar.-Dijo en un tono cantrín, sonriendo ligeramente ante la gracia que le había hecho su propia rima.
Siguió al hombre que regentaba la ciudad. Aunque, más que un hombre le parecía un bufón, con esa actitud tan... Extraña. Aunque ni él mismo era digno de criticar a alguien. Sabía perfectamente sus defectos.
No iba a decir nada, no hasta que le puso el dedo en los labios. Rapidamente se echo hacia atras y el gesto de verle besarse la yema hizo que le entrara arcadas.
-No vuelvas a hacer eso, serás importante, pero no tengo ningún inconveniente en arrearte una ostia si es necesario.-Dictó frunciendo el ceño, empezaba a cansarse ya.
Escuchó con atención las palabras de Matt. Pareciese que su rostro se iba iluminando al fin, pero, cuando le señaló el puesto de lo que sería su nuevo trabajo, se quedó quieto, fijandole la mirada.
-...
Le vió salir con un taburete y plantarlo en la entrada de la carpa . Chasqueó la lengua y se limpió los dientes con esa misma. Parecía que fuese a reirse, incluso, su sonrisa se iba agrandando de a poco en poco, como si se reprimiese.
- ¿Guardian de la puerta?¡JAJAJAJA!-Estalló en miles de carcajadas sonoras. Las lagrimas le caían del rostro y se tuvo que encurvar hacia adelante para abrazarse el abdomen, que empezaba a punzarle por tan repentino esfuerzo.- ¡Es buenisimo!-Se estuvo riendo un largo rato más, hasta que se irguió bruscamente, cerrando su puño diestro y con un movimiento de caderas y torso, el puño ascendió veloz, intentando impactar en la barbilla de aquel gañan. Fue un movimiento casi perfecto, veloz, imporvisto, contundente. Hubiese acertado o no, intentó atraparle del cuello de la camisa.- Escuchame bien, tio listo. No he recorrido kilometros y kilometros de puta mierda para que ahora que estoy aqui, te burles de mi. ¿Quieres a un bufón del que reirte? Mirate al espejo, te ahorrarás unos dineritos. ¿[i]Capiche[/i]?-Sonrió alegremente,luego le hubiese soltado, para limpiarle los hombros.
Sabia que despues de haber intentado atacar a un hombre tan importante, no iba a salir vivo de la ciudad, por lo que se quedó ahí, con la esperanza de llevarse a un par de capullos antes de caer.
- Deliras.-Hizo una pausa antes de reprimir una carcajada. Se puso recto otra vez y anunció con voz firme y vibrante en el ambiente- No es esa mano. Es que habeís elegido el lugar donde no hay tierra que cultivar sino mierda que pisar.-Dijo en un tono cantrín, sonriendo ligeramente ante la gracia que le había hecho su propia rima.
Siguió al hombre que regentaba la ciudad. Aunque, más que un hombre le parecía un bufón, con esa actitud tan... Extraña. Aunque ni él mismo era digno de criticar a alguien. Sabía perfectamente sus defectos.
No iba a decir nada, no hasta que le puso el dedo en los labios. Rapidamente se echo hacia atras y el gesto de verle besarse la yema hizo que le entrara arcadas.
-No vuelvas a hacer eso, serás importante, pero no tengo ningún inconveniente en arrearte una ostia si es necesario.-Dictó frunciendo el ceño, empezaba a cansarse ya.
Escuchó con atención las palabras de Matt. Pareciese que su rostro se iba iluminando al fin, pero, cuando le señaló el puesto de lo que sería su nuevo trabajo, se quedó quieto, fijandole la mirada.
-...
Le vió salir con un taburete y plantarlo en la entrada de la carpa . Chasqueó la lengua y se limpió los dientes con esa misma. Parecía que fuese a reirse, incluso, su sonrisa se iba agrandando de a poco en poco, como si se reprimiese.
- ¿Guardian de la puerta?¡JAJAJAJA!-Estalló en miles de carcajadas sonoras. Las lagrimas le caían del rostro y se tuvo que encurvar hacia adelante para abrazarse el abdomen, que empezaba a punzarle por tan repentino esfuerzo.- ¡Es buenisimo!-Se estuvo riendo un largo rato más, hasta que se irguió bruscamente, cerrando su puño diestro y con un movimiento de caderas y torso, el puño ascendió veloz, intentando impactar en la barbilla de aquel gañan. Fue un movimiento casi perfecto, veloz, imporvisto, contundente. Hubiese acertado o no, intentó atraparle del cuello de la camisa.- Escuchame bien, tio listo. No he recorrido kilometros y kilometros de puta mierda para que ahora que estoy aqui, te burles de mi. ¿Quieres a un bufón del que reirte? Mirate al espejo, te ahorrarás unos dineritos. ¿[i]Capiche[/i]?-Sonrió alegremente,luego le hubiese soltado, para limpiarle los hombros.
Sabia que despues de haber intentado atacar a un hombre tan importante, no iba a salir vivo de la ciudad, por lo que se quedó ahí, con la esperanza de llevarse a un par de capullos antes de caer.
Alexander Eastwitch
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Re: Hablando de cordura... No pierdas la cabeza. [Cerrado]
Era normal que Alex no le creyera, Matthew mismo no lo creería si no fuera porque lo había visto con sus propios ojos. Ciertamente las tierras que habían elegido nunca se habían caracterizado por ser las más fértiles de la región, sí lo fueran no habrían estado abandonadas, pero al menos tenía algún tipo de planta, árboles, raíces varias... Ahora siquiera los yuyos crecían en ese área. Cualquier ganado que trajeran rápidamente enfermaba, dejaba de tener crías y al poco tiempo moría, sin importar lo joven y saludable que hubiese sido.
Y eso era sin contar el constante malestar que Owens sentía en carne propia.
-Jajaja, vaya, pero que delicado - Comentó Matt cuando el muchacho lo amenazó por primera vez - Menos mal que fue sólo en los labios y no fue... - Bajó la vista hasta la entrepierna del muchacho - Otras partes -
Siempre le daba bastante risa que los hombres fueran tan quisquillosos con ese tipo de cosas, como si su masculinidad fuera puesta en riesgo solo porque se acostaran una o dos veces con otro hombre. En todo caso, Matthew había descubierto que era uno de los métodos más veloces para hacerlos enojar, sobre todo si eran jóvenes gallos de riña que necesitaban demostrar lo viriles que eran.
Cuando Alex estalló en risas, Matt hizo lo mismo, ambos hombres se reían a carcajadas aunque en realidad se preparaban para lo que vendría a continuación. Las muchachas y muchachos que estaban alrededor se pusieron de pie y se fueron acercando de a poco, Owens esquivó el golpe, pero no lo devolvió. Podría haber esquivado cuando el joven lo agarró del borde de la camisa también, sólo que le resultaría más sencillo hacer lo que quería hacer sí lo mantenía cerca.
-Jajajajaja - El Estafador no había parado de reír mientras transcurría toda la escena - Pero ey ¿Por qué tan enojado? Estoy seguro que seremos muy buenos amigos, quédate conmigo, vamos a reírnos mucho juntos - Sonrió mostrando todos los dientes, eso siempre era una mala señal - Vamos a pintarle una carita feliz, sosténganlo - Y en cuanto dio la orden todos los que estaban en el lugar sujetaron a la vez a Alex, no le hacían daño, sólo lo tiraron al piso y lo mantuvieron allí, boca arriba - Hace tiempo que quiero probar algo, y creo que serás el sujeto de prueba perfecto - Se sentó a horcajadas sobre la pelvis del joven y sacó de su cinturón un pequeño frasco con un líquido oscuro adentro* - Abre grande esa hermosa boquita que tienes - Lo agarró con fuerza de la mandíbula y apretó para obligarlo a abrir - Esto no va a matarte... O al menos eso creo - No lo dejó cerrar la boca hasta asegurarse de que lo hubiese tragado.
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*-3 Sangre de Sena
Y eso era sin contar el constante malestar que Owens sentía en carne propia.
-Jajaja, vaya, pero que delicado - Comentó Matt cuando el muchacho lo amenazó por primera vez - Menos mal que fue sólo en los labios y no fue... - Bajó la vista hasta la entrepierna del muchacho - Otras partes -
Siempre le daba bastante risa que los hombres fueran tan quisquillosos con ese tipo de cosas, como si su masculinidad fuera puesta en riesgo solo porque se acostaran una o dos veces con otro hombre. En todo caso, Matthew había descubierto que era uno de los métodos más veloces para hacerlos enojar, sobre todo si eran jóvenes gallos de riña que necesitaban demostrar lo viriles que eran.
Cuando Alex estalló en risas, Matt hizo lo mismo, ambos hombres se reían a carcajadas aunque en realidad se preparaban para lo que vendría a continuación. Las muchachas y muchachos que estaban alrededor se pusieron de pie y se fueron acercando de a poco, Owens esquivó el golpe, pero no lo devolvió. Podría haber esquivado cuando el joven lo agarró del borde de la camisa también, sólo que le resultaría más sencillo hacer lo que quería hacer sí lo mantenía cerca.
-Jajajajaja - El Estafador no había parado de reír mientras transcurría toda la escena - Pero ey ¿Por qué tan enojado? Estoy seguro que seremos muy buenos amigos, quédate conmigo, vamos a reírnos mucho juntos - Sonrió mostrando todos los dientes, eso siempre era una mala señal - Vamos a pintarle una carita feliz, sosténganlo - Y en cuanto dio la orden todos los que estaban en el lugar sujetaron a la vez a Alex, no le hacían daño, sólo lo tiraron al piso y lo mantuvieron allí, boca arriba - Hace tiempo que quiero probar algo, y creo que serás el sujeto de prueba perfecto - Se sentó a horcajadas sobre la pelvis del joven y sacó de su cinturón un pequeño frasco con un líquido oscuro adentro* - Abre grande esa hermosa boquita que tienes - Lo agarró con fuerza de la mandíbula y apretó para obligarlo a abrir - Esto no va a matarte... O al menos eso creo - No lo dejó cerrar la boca hasta asegurarse de que lo hubiese tragado.
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*-3 Sangre de Sena
- [Consumible]:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Sangre de papá: a cada turno que trascurre, el envenenado se encuentra más y más débil. Necesita beber de la sangre de Matthew para mantener su salud.
Matthew Owens
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Re: Hablando de cordura... No pierdas la cabeza. [Cerrado]
Gruñió y empezó a hiperventilar. Si algo no soportaba más que le manosearan sin su permiso, era que encima le agarrasen del cuerpo. Se retorció entre todas esas manos que le agarraban del cuerpo y de los brazos. Tuvo tiempo para soltar un par de patadas en la entrepierna de los que intentaban lanzarse a sus fuertes y agíles piernas. Pero, era inutil, eran 20 contra uno solo.
Cayó al piso con toda la marabunta encima.
-¡Soltadme cabrones! ¡¡¡Aarrghghgh!!!-No parecía ir a rendirse, entre el forcejeo tan violento resultaron un par de tabiques rotos porlos codazos y movimientos freneticos de su cuerpo.
Pero cuando Matthews se sentó encima, enseñandole ese vial, no le gustó para nada. Escondió sus labios, como solía hacer cuando Christelle se sentaba encima de él, en su cama, ondeando una pocima que en verdad lo dejaría con el mismo extasis que un orgásmo. Pero se hacía de rogar, le gustaba forcejear con ella a todas horas, que se enfadara y que sus mejillas cobraran el color rojizo de un enfado era si no igual, mejor, que un baile erótico.
Pero, Matthews no iba para nada en ese juego. Descorchó el vial y le apretó la mandibula, con fuerza, era impossible no ceder. Sus músculos estaban llegando al límite y la fatiga le ardía por todo el cuerpo. Se rindió, pues ya no podía hacer nada. Tragó ese liquido oscuro y de inmediato todos se apartaron. Miró a Matthews, iracundo, le escupió y cuando notó que ya nadie estaba encima de él, giró quedando boca abajo, tosiendo y gruñiendo, intentando vomitar, todo en vano.
-¿Q-qué me has hecho? ¿¡Qué es esto cabronazo?! -Forzó una arcada, pero nada salía. Solo empezaba a notar como la fuerza y su vigor abandonaba su cuerpo.- ...¿Q-qué... Es... Esto...? -Giró su mirada hacia a Matt, exijiendole una explicación con su mirada desesperada.
La había cagado. ¿Qué pasaría con Chris? Confiaba en que era independiente, pero él habia sido el que desde pequeño cuidó de ella. Ahora... Si él moría, ¿Quien iba a protejerla? Nadie podría, los dos eran el duo perfecto. Combinaban sus estilos de pelea y las potenciaban contra un enemigo en común, ambos agíles como zorros.
Se quedó de rodillas, con ambas manos rodeando su cuello que ardía y contraía su garganta, sintiendo la falta de aliento en su cuerpo. Miró a Matt, con la cara roja y enfurecida, esperando una respuesta.
Cayó al piso con toda la marabunta encima.
-¡Soltadme cabrones! ¡¡¡Aarrghghgh!!!-No parecía ir a rendirse, entre el forcejeo tan violento resultaron un par de tabiques rotos porlos codazos y movimientos freneticos de su cuerpo.
Pero cuando Matthews se sentó encima, enseñandole ese vial, no le gustó para nada. Escondió sus labios, como solía hacer cuando Christelle se sentaba encima de él, en su cama, ondeando una pocima que en verdad lo dejaría con el mismo extasis que un orgásmo. Pero se hacía de rogar, le gustaba forcejear con ella a todas horas, que se enfadara y que sus mejillas cobraran el color rojizo de un enfado era si no igual, mejor, que un baile erótico.
Pero, Matthews no iba para nada en ese juego. Descorchó el vial y le apretó la mandibula, con fuerza, era impossible no ceder. Sus músculos estaban llegando al límite y la fatiga le ardía por todo el cuerpo. Se rindió, pues ya no podía hacer nada. Tragó ese liquido oscuro y de inmediato todos se apartaron. Miró a Matthews, iracundo, le escupió y cuando notó que ya nadie estaba encima de él, giró quedando boca abajo, tosiendo y gruñiendo, intentando vomitar, todo en vano.
-¿Q-qué me has hecho? ¿¡Qué es esto cabronazo?! -Forzó una arcada, pero nada salía. Solo empezaba a notar como la fuerza y su vigor abandonaba su cuerpo.- ...¿Q-qué... Es... Esto...? -Giró su mirada hacia a Matt, exijiendole una explicación con su mirada desesperada.
La había cagado. ¿Qué pasaría con Chris? Confiaba en que era independiente, pero él habia sido el que desde pequeño cuidó de ella. Ahora... Si él moría, ¿Quien iba a protejerla? Nadie podría, los dos eran el duo perfecto. Combinaban sus estilos de pelea y las potenciaban contra un enemigo en común, ambos agíles como zorros.
Se quedó de rodillas, con ambas manos rodeando su cuello que ardía y contraía su garganta, sintiendo la falta de aliento en su cuerpo. Miró a Matt, con la cara roja y enfurecida, esperando una respuesta.
Alexander Eastwitch
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Re: Hablando de cordura... No pierdas la cabeza. [Cerrado]
El Joven oponía resistencia, y más de uno de los muchachos y muchachas de Matt salieron heridos al intentar agarrarlo. Pero no había manera de que pudiera resistirse a tantas manos a la vez, tarde o temprano se cansaría y terminaría cediendo, y así fue. El Estafador recién se acercó cuando el joven dejó de patalear y agitarse, prefería evitar el recibir golpes innecesarios “Ya bastante malestar siendo con la maldición como para agregar golpes” pensó mientras se sentaba sobre él.
-Hay varias cosas que tienes que aprender, y como no quieres estarte quieto, me obligas a enseñartelas a las malas - Dijo el Virrey mientras se inclinaba sobre Alex, mirando con atención cómo tragaba la sangre maldita - Deberías estar agradecido, las cosas que te voy a explicar te servirán para el resto de tu vida - Le cacheteó la mejilla de modo sobrador, como hacía unos segundos había hecho el muchacho con él - Sueltenlo - Dijo mientras se levantaba también.
Se quedó observando cómo el joven se revolcaba, la mirada de Matt era fría, a pesar de que seguía manteniendo su media sonrisa. Al final se puso de cunclillas, igualando así la altura del muchacho que se encontraba aún en el piso, le hizo un gesto para que se calmara, pero sobre todo para que dejara de gritar tanto.
-Esto que te acabas de tomar es una maldición - Le explicó Matt con mucha calma, sacó la botella de antes y se la mostró - Es sangre de una vampiro muy especial, la misma que me hizo esto, de hecho - Se arremangó el brazo derecho y mostró la cicatriz de una mordida - Un encanto de muchacha, no te imaginas cuanto - Volvió a acomodarse la manga - Pero seguro que lo que más quieres saber ahora es qué efectos tiene ¿Cierto? -
Por fin la noche estaba mejorando, el muchacho había convertido un día espantoso en algo entretenido, ahora Matthew se sentía de mucho mejor humor. Y sí el Virrey estaba de mejor humor, todos los que estaban alrededor sufrían mucho menos, así que era una buena noticia en líneas generales para todos los presentes... Menos para Alex.
-Vas a sentirte cada vez más y más débil, pero tranquilo, no vas a morir. Sería un desperdicio que un muchachito tan bonito terminara su vida tan rápido y de una manera tan ridícula - Le pasó una mano por el pelo, intentando ponerlo un poco en orden, y bajo hasta la mejilla de Alexander - Pero dentro de unos minutos estarás tan débil que no creo que puedas siquiera caminar -
Se puso de pie y le hizo un gesto a dos de los guardias de la puerta para que lo levantaran agarrándolo de los hombros.
-Si eres tan amable, sígueme - Le estaba tomando el pelo, no era necesaria la voluntad del muchacho en nada de lo que estaba ocurriendo - Vamos a hablar un rato ¿Te parece? Creo que empezamos nuestra relación con el pie izquierdo, y me siento terriblemente culpable por eso -
Llegaron hasta una sala amplia dentro de la carpa, el piso cubierto por alfombras amortiguaba el ruido que hacían sus botas al andar. Habían muchos almohadones para sentarse en el suelo, una mesa baja con algo de té caliente, y una viga de madera en el medio, donde los guardias ataron a Alex por las muñecas. Luego se retiraron y los dejaron solos.
-Dime Alex... ¿Tienes a alguien en el mundo que se preocupe por ti? - Preguntó el Estafador mientras tomaba asiento a una distancia segura.
-Hay varias cosas que tienes que aprender, y como no quieres estarte quieto, me obligas a enseñartelas a las malas - Dijo el Virrey mientras se inclinaba sobre Alex, mirando con atención cómo tragaba la sangre maldita - Deberías estar agradecido, las cosas que te voy a explicar te servirán para el resto de tu vida - Le cacheteó la mejilla de modo sobrador, como hacía unos segundos había hecho el muchacho con él - Sueltenlo - Dijo mientras se levantaba también.
Se quedó observando cómo el joven se revolcaba, la mirada de Matt era fría, a pesar de que seguía manteniendo su media sonrisa. Al final se puso de cunclillas, igualando así la altura del muchacho que se encontraba aún en el piso, le hizo un gesto para que se calmara, pero sobre todo para que dejara de gritar tanto.
-Esto que te acabas de tomar es una maldición - Le explicó Matt con mucha calma, sacó la botella de antes y se la mostró - Es sangre de una vampiro muy especial, la misma que me hizo esto, de hecho - Se arremangó el brazo derecho y mostró la cicatriz de una mordida - Un encanto de muchacha, no te imaginas cuanto - Volvió a acomodarse la manga - Pero seguro que lo que más quieres saber ahora es qué efectos tiene ¿Cierto? -
Por fin la noche estaba mejorando, el muchacho había convertido un día espantoso en algo entretenido, ahora Matthew se sentía de mucho mejor humor. Y sí el Virrey estaba de mejor humor, todos los que estaban alrededor sufrían mucho menos, así que era una buena noticia en líneas generales para todos los presentes... Menos para Alex.
-Vas a sentirte cada vez más y más débil, pero tranquilo, no vas a morir. Sería un desperdicio que un muchachito tan bonito terminara su vida tan rápido y de una manera tan ridícula - Le pasó una mano por el pelo, intentando ponerlo un poco en orden, y bajo hasta la mejilla de Alexander - Pero dentro de unos minutos estarás tan débil que no creo que puedas siquiera caminar -
Se puso de pie y le hizo un gesto a dos de los guardias de la puerta para que lo levantaran agarrándolo de los hombros.
-Si eres tan amable, sígueme - Le estaba tomando el pelo, no era necesaria la voluntad del muchacho en nada de lo que estaba ocurriendo - Vamos a hablar un rato ¿Te parece? Creo que empezamos nuestra relación con el pie izquierdo, y me siento terriblemente culpable por eso -
Llegaron hasta una sala amplia dentro de la carpa, el piso cubierto por alfombras amortiguaba el ruido que hacían sus botas al andar. Habían muchos almohadones para sentarse en el suelo, una mesa baja con algo de té caliente, y una viga de madera en el medio, donde los guardias ataron a Alex por las muñecas. Luego se retiraron y los dejaron solos.
-Dime Alex... ¿Tienes a alguien en el mundo que se preocupe por ti? - Preguntó el Estafador mientras tomaba asiento a una distancia segura.
Matthew Owens
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Re: Hablando de cordura... No pierdas la cabeza. [Cerrado]
Empezaba a notar como el cuero se le pegaba al cuerpo por el sudor. El tupé cayó, de lo mojado que estaba por su húmedad. Se dejó atar, ya no opuso resistencia. ¿Para qué? Apenas podía mover sus brazos y piernas.
-¿Q-qué... Me hici...Hiici...ste?-Alzó la cabeza y dejó que rebotara contra el poste en el que estaba atado. Ya notaba como la fuerza de sus cuerdas vocales se esfumaba.
Intentó mover las piernas, pero se quedó en un simple espasmo.
Le fijó la mirada y le escupió. -Eres el peor contratador que conozco. ¿Como esperas que te sirva despues de lo que me has hecho? Así no se gana la confianza de alguien, imbecil. - Bajó la cabeza, ya empezaba a molestarle estar en la misma posición.- Yo te ofrezco servirte a cambio de dinero para sobrevivir un día más con el que servirte... Y tu me envenenas, eres inutil...
Cerró los ojos con fuerza, ¿Qué era lo que habia tomado? ¿Por qué se sentía así? Christelle tenía cosas parecidas... Que lo dejaban medio muerto, pero eran venenos placenteros, no se podía mover por temor a que se esfumara esa sensación tan agradable. Sin embargo, lo que Matt le dió hacía que cada movimiento fuese una tortura. Podía notar los latidos de su corazón, lentos, a cada latido se le iban más las fuerzas por alguna razón.
- ¿Qué es lo que quieres de mi? ¿De qué me conoces? ¿Quien eres? ¿Como sabes si quiero a alguien? -Balbuceó preguntas y preguntas, pero no ofrecía una respuesta.
Las piernas le fallarón y poco a poco se deslizó por el poste hasta acabar con las piernas extendidas en el suelo y la cabeza gacha. No se fiaba de su palabra, este iba a ser su final. ¿Christelle sobreviviría sola? Para nada, él era quien la protejia, y ella quien se combinaba para el duo mortal. Si faltaba una pieza, eran inutiles. ¿Cuantos años se había preocupado por perfeccionar su estilo de combate junto al de ella? Los dos se potenciaban tanto a este punto, que era practicamente imposible vencerles. Algo debía ir muy mal si una persona podía contra ellos dos.
-¿Q-qué... Me hici...Hiici...ste?-Alzó la cabeza y dejó que rebotara contra el poste en el que estaba atado. Ya notaba como la fuerza de sus cuerdas vocales se esfumaba.
Intentó mover las piernas, pero se quedó en un simple espasmo.
Le fijó la mirada y le escupió. -Eres el peor contratador que conozco. ¿Como esperas que te sirva despues de lo que me has hecho? Así no se gana la confianza de alguien, imbecil. - Bajó la cabeza, ya empezaba a molestarle estar en la misma posición.- Yo te ofrezco servirte a cambio de dinero para sobrevivir un día más con el que servirte... Y tu me envenenas, eres inutil...
Cerró los ojos con fuerza, ¿Qué era lo que habia tomado? ¿Por qué se sentía así? Christelle tenía cosas parecidas... Que lo dejaban medio muerto, pero eran venenos placenteros, no se podía mover por temor a que se esfumara esa sensación tan agradable. Sin embargo, lo que Matt le dió hacía que cada movimiento fuese una tortura. Podía notar los latidos de su corazón, lentos, a cada latido se le iban más las fuerzas por alguna razón.
- ¿Qué es lo que quieres de mi? ¿De qué me conoces? ¿Quien eres? ¿Como sabes si quiero a alguien? -Balbuceó preguntas y preguntas, pero no ofrecía una respuesta.
Las piernas le fallarón y poco a poco se deslizó por el poste hasta acabar con las piernas extendidas en el suelo y la cabeza gacha. No se fiaba de su palabra, este iba a ser su final. ¿Christelle sobreviviría sola? Para nada, él era quien la protejia, y ella quien se combinaba para el duo mortal. Si faltaba una pieza, eran inutiles. ¿Cuantos años se había preocupado por perfeccionar su estilo de combate junto al de ella? Los dos se potenciaban tanto a este punto, que era practicamente imposible vencerles. Algo debía ir muy mal si una persona podía contra ellos dos.
Alexander Eastwitch
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Re: Hablando de cordura... No pierdas la cabeza. [Cerrado]
Parecía que por fin se estaban empezando a entender, Matthew miraba con satisfacción el estado en que se encontraba el muchacho, cómodamente sentado, se cruzó de piernas de un modo muy femenino, parecía que atravesaba con la mirada al asesino. Era tan joven, tan ingenuo, seguramente tenía plena confianza en su apariencia y en su fuerza, como todos los de sus edad, así que quitarle su energía era un punto débil absolutamente precioso para atacar “Era eso o desfigurarlo” pensó Owens, aunque esa era una medida más permanente.
-¿Acaso la poción te dejo sordo? Te lo dije, lo que acabas de beber es sangre de una vampiro muy especial, a medida que pase el tiempo vas a sentirte débil, nada más - Suspiro y revoleo los ojos - No seas dramático, te pondrás bien... O eso creo - Se sonrió - Vaya... Parece que sigues sin aprender modales ¿No que te caía bien? Acabas de herir mis sentimientos - Apoyó una mano sobre su corazón e hizo un gesto dolido - Al final voy a creer que solo lo decias porque creías que ibas a conseguir algún beneficio solo por decirme algunas palabras bonitas y traerme un par de cabezas ¿Era eso? -
Ahora que estaba más débil y atado, Matt se podía acercar. Le pasó una mano por el pelo, haciéndole una especie de mimo, sonreía pero su mirada se mantenía seria.
-¿Soy el peor contratador que hayas conocido? Pues claro que si, no se llega a ser el Virrey de Ciudad Lagarto siendo una persona amable y comprensiva, Pequeñín - Se puso a su lado y pasó un brazo por arriba de sus hombros, con la mano libre le agarró el mentón y lo obligó a mirar alrededor - ¿Ves a todas esas mujeres y hombres? Todos ellos vinieron a pedirme trabajo ¿Sabes cual es la diferencia entre ellos y tu? Que ellos sabían cuál era su lugar, no se presentaron con aires de grandeza, no me faltaron el respeto. Me pidieron, humildemente, que les diera una tarea para hacer, la que sea - Lo soltó y se puso en pie - Vas a servirme, cuando entiendas lo que está pasando, vas a estar ansioso por seguir mis órdenes -
Volvió a sentarse frente al muchacho, se sirvió un poco de té mientras escuchaba las preguntas que reflejaban la ansiedad por la que estaba pasando Alex. Tomó un sorbo y espero unos segundos para responder, como si estuviera pensando que sería adecuado decir y que no.
-No tengo idea de si tienes a alguien o no, tampoco se quien eres, o de donde vienes. Pero por lo desesperado que estas apostaria de que si tienes a alguien en esta ciudad - Se inclinó hacia adelante, intentando adivinar en la mirada del joven las respuestas - ¿Es algún pariente? ¿Una pareja? ¿Un amigo? - Volvió a recostarse contra la almohada - Será mejor que me lo digas, lo mandaré a buscar para que responda por ti - Levantó el dedo índice y lo apoyó en su propia mejilla - En general cuando tengo este tipo de casos, de muchachitos que no saben reconocer su lugar en el mundo, suele ser un buen incentivo el contactarse con alguien que sea importante para ellos -
Se encogió de hombros y se sirvió un poco más de té.
-Piénsalo tranquilo, yo tengo mucho tiempo. El que está un poco apremiado eres tu, jaja -
-¿Acaso la poción te dejo sordo? Te lo dije, lo que acabas de beber es sangre de una vampiro muy especial, a medida que pase el tiempo vas a sentirte débil, nada más - Suspiro y revoleo los ojos - No seas dramático, te pondrás bien... O eso creo - Se sonrió - Vaya... Parece que sigues sin aprender modales ¿No que te caía bien? Acabas de herir mis sentimientos - Apoyó una mano sobre su corazón e hizo un gesto dolido - Al final voy a creer que solo lo decias porque creías que ibas a conseguir algún beneficio solo por decirme algunas palabras bonitas y traerme un par de cabezas ¿Era eso? -
Ahora que estaba más débil y atado, Matt se podía acercar. Le pasó una mano por el pelo, haciéndole una especie de mimo, sonreía pero su mirada se mantenía seria.
-¿Soy el peor contratador que hayas conocido? Pues claro que si, no se llega a ser el Virrey de Ciudad Lagarto siendo una persona amable y comprensiva, Pequeñín - Se puso a su lado y pasó un brazo por arriba de sus hombros, con la mano libre le agarró el mentón y lo obligó a mirar alrededor - ¿Ves a todas esas mujeres y hombres? Todos ellos vinieron a pedirme trabajo ¿Sabes cual es la diferencia entre ellos y tu? Que ellos sabían cuál era su lugar, no se presentaron con aires de grandeza, no me faltaron el respeto. Me pidieron, humildemente, que les diera una tarea para hacer, la que sea - Lo soltó y se puso en pie - Vas a servirme, cuando entiendas lo que está pasando, vas a estar ansioso por seguir mis órdenes -
Volvió a sentarse frente al muchacho, se sirvió un poco de té mientras escuchaba las preguntas que reflejaban la ansiedad por la que estaba pasando Alex. Tomó un sorbo y espero unos segundos para responder, como si estuviera pensando que sería adecuado decir y que no.
-No tengo idea de si tienes a alguien o no, tampoco se quien eres, o de donde vienes. Pero por lo desesperado que estas apostaria de que si tienes a alguien en esta ciudad - Se inclinó hacia adelante, intentando adivinar en la mirada del joven las respuestas - ¿Es algún pariente? ¿Una pareja? ¿Un amigo? - Volvió a recostarse contra la almohada - Será mejor que me lo digas, lo mandaré a buscar para que responda por ti - Levantó el dedo índice y lo apoyó en su propia mejilla - En general cuando tengo este tipo de casos, de muchachitos que no saben reconocer su lugar en el mundo, suele ser un buen incentivo el contactarse con alguien que sea importante para ellos -
Se encogió de hombros y se sirvió un poco más de té.
-Piénsalo tranquilo, yo tengo mucho tiempo. El que está un poco apremiado eres tu, jaja -
Matthew Owens
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Re: Hablando de cordura... No pierdas la cabeza. [Cerrado]
Levantó la cabeza, e hizo una mueca. Balanceó su cabeza de lado a lado, como si quisiera advertirle de algo.- N-no... No te escucho... Me pitan los oidos... -Tragó saliva y miró al techo, fingiendo una escena dramatica bastante creible.- Todo... Se mueve lento...
Vió como la figura de Matt se acercaba, con cara de enfado, como no. Era de esos que no les gustaba repetir las cosas. Le tomó del pelo, afianzando sus dedos encima de su cabellera y repitió palabra a palabra todo lo que había dicho. Al finalizar, tuvo la decencia de almenos preguntar si lo había entendido. A lo que Alexander le respondió dandole un cabezazo en pleno tabique.
Entonces, rompió a reirse a puro pulmón, con las fuerzas que le quedaban.- Que idiota... El Virrey engañado por un "muchachito altivo".-Siguió exhalando risas cuando vió que se agarraba la nariz, cayendo hacia atras, encima de las almohadas en las que hacía un segundo estaba sentado.
Tragó saliva, otra vez, pero ahora almenos tenía una sonrisa semi apagada en su rostro. Sabía que si queria salir con vida de ahí, tenía que acceder, así iban las cosas.- Sí crees que quiero acabar como alguno de tus putos y dejar que mi chica sirva como alguna de tus putas... Lo llevas claro...-Sin embargo, cedió- Christelle... Peliblanca, vive conmigo... En una de las chozas cercanas a la plaza del mercado central... Al oeste, o este quizás, no me acuerdo...-Sonrió, y le guiñó un ojo, con burla, como pudo.- la tienda es de una tela azul, y esta desgastada, esta en medio de dos carpas blancas... Son tiendas de brebajes y hierbas... De ahí robamos lo que necesitamos para los venenos de nuestras armas.- Echó la cabeza hacía atras, se esperaba que le iba a caer un castigo, y de los buenos. Pero así había sido criado él. Con una madre que le era más facil levantarle la mano que decirle las cosas. La autoridad no era algo con lo que lidiase bien, solía ir en contra de ella. Un Virrey no iba a ser una excepción. Si se quería obedencia por su parte, esa persona debía merecersela. Lo cual no era muy lógico sabiendo lo que perdía contra lo que podía ganar.
Solía contradecirse, ¿Por qué darle un voto de confianza y rebelar la identidad de su pareja a sabiendas de lo peligroso que era? Y más sabiendo que podrían acabar ambos como objetos sexuales. Lo cual, para él, tampoco era una traba siempre y cuando las clientes fueran mujeres. Pero no queria eso para Christelle. Aún así, tampoco tenía más opciones.
Vió como la figura de Matt se acercaba, con cara de enfado, como no. Era de esos que no les gustaba repetir las cosas. Le tomó del pelo, afianzando sus dedos encima de su cabellera y repitió palabra a palabra todo lo que había dicho. Al finalizar, tuvo la decencia de almenos preguntar si lo había entendido. A lo que Alexander le respondió dandole un cabezazo en pleno tabique.
Entonces, rompió a reirse a puro pulmón, con las fuerzas que le quedaban.- Que idiota... El Virrey engañado por un "muchachito altivo".-Siguió exhalando risas cuando vió que se agarraba la nariz, cayendo hacia atras, encima de las almohadas en las que hacía un segundo estaba sentado.
Tragó saliva, otra vez, pero ahora almenos tenía una sonrisa semi apagada en su rostro. Sabía que si queria salir con vida de ahí, tenía que acceder, así iban las cosas.- Sí crees que quiero acabar como alguno de tus putos y dejar que mi chica sirva como alguna de tus putas... Lo llevas claro...-Sin embargo, cedió- Christelle... Peliblanca, vive conmigo... En una de las chozas cercanas a la plaza del mercado central... Al oeste, o este quizás, no me acuerdo...-Sonrió, y le guiñó un ojo, con burla, como pudo.- la tienda es de una tela azul, y esta desgastada, esta en medio de dos carpas blancas... Son tiendas de brebajes y hierbas... De ahí robamos lo que necesitamos para los venenos de nuestras armas.- Echó la cabeza hacía atras, se esperaba que le iba a caer un castigo, y de los buenos. Pero así había sido criado él. Con una madre que le era más facil levantarle la mano que decirle las cosas. La autoridad no era algo con lo que lidiase bien, solía ir en contra de ella. Un Virrey no iba a ser una excepción. Si se quería obedencia por su parte, esa persona debía merecersela. Lo cual no era muy lógico sabiendo lo que perdía contra lo que podía ganar.
Solía contradecirse, ¿Por qué darle un voto de confianza y rebelar la identidad de su pareja a sabiendas de lo peligroso que era? Y más sabiendo que podrían acabar ambos como objetos sexuales. Lo cual, para él, tampoco era una traba siempre y cuando las clientes fueran mujeres. Pero no queria eso para Christelle. Aún así, tampoco tenía más opciones.
- Spoiler:
- Añado que la user de Matthews me dio permiso para manejar a su pj para la escena.
Alexander Eastwitch
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Re: Hablando de cordura... No pierdas la cabeza. [Cerrado]
La trampa era sencilla, hasta cierto punto podría decirse que era obvio, pero aún así Matt se acercó ¿Por que? Porque quería ver si el chico había aprendido algo de todo lo que le había dicho... Y quedaba demostrado que no. Cada palabra había entrado por un oído y salido por el otro, sin causar efecto alguno en ese terco muchachito inmaduro. Owens se agarró la nariz que había comenzado a sangrar, por suerte Alex estaba tan débil por la poción que el golpe no le dejaría la nariz torcida.
-Jajajajaja, dentro de la desgracia eres afortunado, Pequeño Imbécil - Dijo Matt, riendo a carcajadas - No tienes idea de lo que acabas de salvarte - Se señaló la nariz - Sí llegabas a dejar un daño permanente en mi rostro, me habría asegurado de que sufrieras torturas durante un año entero antes de matarte - Sorbió la sangre y la pasó a su boca, luego escupió todo eso en la cara de Alex - Jajaja -
Se quedó sentado en los almohadones, tirando la cabeza hacía atrás para que la nariz dejara de sangrar, mientras escuchaba toda la información que muy amablemente le brindaba el muchacho.
-¿Quien dijo que quiero que pertenezcas al grupo de mis muchachas? Ese sería un trabajo demasiado bueno para alguien como tu - Lo miró como si fuera poca cosa - No sabrías cómo satisfacer a una clienta ni aunque tu vida dependiera de ello. Eres tan egoísta que jamás te podrías poner en el lugar de otra persona, intentar averiguar qué les gusta, que no, ponerte en remilgado sí hacer alguna cosa no te gusta... - Negó con la cabeza - Definitivamente no sirves. Y hasta el momento no me has demostrado que sirvas para otra cosa tampoco -
Agarró la tetera que aún tenía agua caliente, se acercó contento hacia Alex y le tiró el líquido arriba de la cabeza lentamente, dejándo que lo mojara bien. Cuando terminó se la partió en la cara, quedándose solo con el asa de la jarra.
-Con que Christelle, ya veo - Tiró el asa y se dio la vuelta para regresar a sus almohadones - Esperemos que esa chica tenga más inteligencia que tu - Se pasó el dorso de la mano por la nariz para ver si seguía sangrando, parecía haberse detenido - Envíen a un mensajero, díganle que Alexander la espera en la tienda del Virrey, que hay un contrato que no se puede firmar sin su presencia -
Y mientras esperaban... Pues, tendría que divertirse de alguna manera.
-Jajajajaja, dentro de la desgracia eres afortunado, Pequeño Imbécil - Dijo Matt, riendo a carcajadas - No tienes idea de lo que acabas de salvarte - Se señaló la nariz - Sí llegabas a dejar un daño permanente en mi rostro, me habría asegurado de que sufrieras torturas durante un año entero antes de matarte - Sorbió la sangre y la pasó a su boca, luego escupió todo eso en la cara de Alex - Jajaja -
Se quedó sentado en los almohadones, tirando la cabeza hacía atrás para que la nariz dejara de sangrar, mientras escuchaba toda la información que muy amablemente le brindaba el muchacho.
-¿Quien dijo que quiero que pertenezcas al grupo de mis muchachas? Ese sería un trabajo demasiado bueno para alguien como tu - Lo miró como si fuera poca cosa - No sabrías cómo satisfacer a una clienta ni aunque tu vida dependiera de ello. Eres tan egoísta que jamás te podrías poner en el lugar de otra persona, intentar averiguar qué les gusta, que no, ponerte en remilgado sí hacer alguna cosa no te gusta... - Negó con la cabeza - Definitivamente no sirves. Y hasta el momento no me has demostrado que sirvas para otra cosa tampoco -
Agarró la tetera que aún tenía agua caliente, se acercó contento hacia Alex y le tiró el líquido arriba de la cabeza lentamente, dejándo que lo mojara bien. Cuando terminó se la partió en la cara, quedándose solo con el asa de la jarra.
-Con que Christelle, ya veo - Tiró el asa y se dio la vuelta para regresar a sus almohadones - Esperemos que esa chica tenga más inteligencia que tu - Se pasó el dorso de la mano por la nariz para ver si seguía sangrando, parecía haberse detenido - Envíen a un mensajero, díganle que Alexander la espera en la tienda del Virrey, que hay un contrato que no se puede firmar sin su presencia -
Y mientras esperaban... Pues, tendría que divertirse de alguna manera.
Matthew Owens
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