Un rastro difícil de rastrear [Libre][2/3] (Cerrado)

- No te estoy mintiendo, eso es lo que decía el anuncio. – Comenté mientras me agachaba para acariciar el suelo, la tierra estaba fría, algo húmeda por la lluvia de hace poco. – “Le garantizamos una jugosa recompensa”   No exagero, así que debe ser algo bueno. – Acerqué la nariz al suelo y olfateé un poco, nada, solo estaba el olor a hierbas y lodo.- Tú deberías estar haciendo esta aparte del trabajo, Azrael, tienes una mejor nariz que yo. – Escuché como el joven lobo hacia un sonido posiblemente de queja mientras me levantaba del suelo, como de costumbre, el animal prefería escapar de sus labores de rastreo para mantener su nariz limpia ¿Limpia para qué? No tenía la menor idea.

    Sacudí la suciedad de mis manos en el pantalón y observe los árboles por un momento “¿A dónde hubiese escapado si fuera un bandido?” Esa era la pregunta principal, quizá necesitaba un poco de ayuda para expandir mis opciones. Me acerqué a Azrael y le di unas palmadas en la cabeza mientras me colocaba de cuclillas para hablar con el lobo. – Muy bien amigo, ya que no quieres olfatear, necesito que pienses ¿A dónde irías tú si fueras un bandido? – El lobo se quedó en silencio unos momentos y luego soltó un suave aullido. – Claro, al norte, debía esperármelo, pero no planeo volver al norte. – El lobo ladeó la cabeza y volvió a aullar. - ¿En serio preguntas eso? Deberías recordar lo que sucedió la última vez que me perdí en el norte. – Azrael solo sacudió la cola, al parecer esperaba una explicación lógica. - ¡Pasó esto! – Fue mi única respuesta mientras le enseñaba el ojo congelado, otra desgracia con la naturaleza, al parecer el pie de arena no había sido suficiente. – Pero ya da igual, realmente. – Volví a palmear suavemente la cabeza del animal y me levanté, por el momento no añadiría “El norte” como opción viable. – Bueno, es momento de seguir buscando chico.

   Realmente no era una búsqueda que considerara sencilla, tenía entendido que el asalto a los artistas había sucedido un par de días atrás, cualquier rufián con sentido común hubiese escapado a alguna ciudad… aunque no era la primer caravana que resultaba saqueada estos días, al parecer estos sujetos deberían tener un escondite cerca de los caminos a Lunargenta “Eso o son más rápidos que una flecha” Esperaba que fuera la primer opción, sin duda.

Zelas se encontraba en una travesía guiada por una de las cosas mas sagradas que habitaban este planeta, nada mas ni nada menos que una aventura maniobrada por las riendas del dinero, se ofrecía una suculenta recompensa a quien fuera capaz de encontrar a los ladrones o las cosas robadas, cualquiera estaba bien por Zelas, al fin y al cabo el dinero mandaba y el elfo lo conseguiría de una u otra manera.

entonces vio a una persona junto a un animal, parecían discutir sobre un asunto similar al motivo por el que el se encontraba en ese lugar "que individuo mas raro, sin embargo cualquier ayuda vendría bien" sin mucho pensárselo el elfo se acerco hacia el humano y su creatura, ignorando lo que el humano había hablado con su animal, Zelas respondió solo la única pregunta que valía la pena, -si me permites, si yo fuera un rufián me movería en esa dirección- dijo apuntando hacia una hilera de arboles que tenían algunas ramas cortadas. -también vienes por la recompensa?, que tal si unimos fuerzas temporalmente, digo, se supone que es una banda de forajidos, dudo que tu y tu animal sean suficientes- dijo Zelas apelando a la razón y con sus manos a la vista para no parecer una amenaza, al fin y al cabo en el peor de los casos, siempre podía cubrirse en algún árbol para defenderse.

Esperaba que si me quedaba allí quieto el viento trajera alguna pista, el problema es que mi nariz súper común no hubiese podido olfatear anda aunque así hubiese sido  “Y los sonidos se deforman con la distancia”  quizá simplemente debería rendirme con aquello, una jugosa recompensa no valía lo suficientemente la pena como para estar matándome así al espalda “Pero si me retiro ahora, puede que los sujetos vuelvan a atacar a alguien indefenso” vaya dilema moral ¿Debía escoger entre irme y causar otra desgracia o seguir? Una dura elección que estaba por  consultar con el lobo cuando una voz llegó de la nada.

- ¡Ah! – Debía aceptar que había sido tomado por sorpresa, el viento me había traicionado y había estado tan ocupado con mis pensamientos que no había escuchado los pasos, pero no podía dejar que un extraño creyera aquello. – Ah…ahaha, claro, que buen chiste Azrael, que lobo tan ingenioso. – Dije por lo bajo aclarándome la garganta mientras me giraba para ver al desconocido.

Al inicio me costó digerir las palabras que el recién llegado mencionaba, quizá porque seguía tratando de ocultar la respiración rápida, una posible puñalada por la espalda asustaba a cualquiera, luego fui entendiendo mejor de que iba todo aquello “Claramente es un trampa, no me apuñaló antes para apuñalarme fuera de la ruta y así nadie consiguiera mi cadáver.” Muy ingenioso, levantar las manos para fingir que es un amigo y luego ZAZ, un cuchillo en mi garganta.

- Así que dices que se fueron por allí. – Comenté observando la dirección apuntada por el joven, sin duda planeaba matarme en medio de la fauna, eso explicaría porque me llevaría a los adentros del bosque. – Si, vengo por la recompensa. – “El asunto es peor de lo que creía, saben que sus cabezas tienen precios.”  - Aunque eso de unir fuerzas temporales no suena para nada mal. – “Hasta que se acabe el tiempo y termine desangrándome cerca del río.” – Creo que podría servir por el momento. – “Claro que servirá, él sujeto no sabe que sé lo que realmente sabe, eso me ganará tiempo para escapar y buscar a sus compañeros, ahora solo debía pensar cómo.”

   Asentí con la cabeza y di una palmada en mi pierna para llamar la atención de Azrael antes de empezar a caminar, acercarme a aquella hilera de árboles solo agudizaba la sensación de algún metal enterrándose en mi costado “¿Y si es una emboscada?” una opción muy viable, cinco sujetos contra un pobre hombre y su compañero peludo “O simplemente una flecha sale disparada y se entierra en mi nuca” Por los Dioses, habían tantas malas opciones, lo mejor sería mantener ocupado al contrario para evitar que diera algún tipo de señal si alguien esperaba en la maleza.

- Así que… también andas en búsqueda de estos bandidos ¿Leíste uno de esos afiches que estaban por allí? Supongo que entonces traes algún arma contigo. – Aquello debería servir que tan lejos llegarían las mentiras, nadie en su sano juicio iría sin armas en una misión tan peligrosa. - ¿De dónde vienes?

El elfo noto la reacción del humano y aguanto una carcajada lo mejor que pudo, obviamente se había asustado y lo intentaba disimular con su animal, entretenido por la situación noto como ciertas palabras salían con un tono de sospecha desde la boca del humano, -no digo que se hayan ido por ahí, pero si yo fuera un bandido.... sin lugar a dudas ese seria el camino que tomaría.... ademas hay algunas ramas rotas lo cual indica que probablemente alguien estuvo transitando por acá-.

Decidió tomarla delantera en la caminata, al fin y al cabo no tenia motivos para desconfiar, y en el peor de los casos, pelearía o correría según la situación, cuando le pregunto por el anuncio y por sus armas, decidió responder mientras se quitaba su capa y la amarraba a su cintura, dejando al descubierto las ropas cómodas del elfo, y un arnés que sujetaba sus cimitarras a su espalda, en forma de X, ubicadas de tal forma que un ataque rápido se podía ejecutar en 4 direcciones diferentes, -que clase de loco decide embarcarse en una aventura sin un arma?, vengo de muchos lugares, quiero recorrer esta tierra en su totalidad, ver cosas que nadie haya visto en el mundo, y conocer personas interesantes, no es divertido limitarse a vivir en un solo lugar- acto seguido sujeto su collar, por un momento recordó a alguien importante para el mas desestimo aquel recuerdo en el mismo tiempo que guardo el collar entre sus ropas, -que hay de ti y el animal, llevan muchos tiempo juntos?- pregunto al momento que miraba a sus alrededores, unos sonidos extraños le llamaron la atención y se mantuvo alerta en caso de que algo pudiera ocurrir.....

Las excusas del desconocido eran perfectas “Si yo fuera un bandido” por supuesto que era un bandido, por eso sabía el camino, una rama rota podía significar cualquier cosa, hasta un animal salvaje como aquel jabalí que una vez casi había acabado conmigo “Malditos animales con exceso de fuerza”  pero no caería tan fácil en aquella trampa, estaba preparado y esperaba que Azrael también pudiera reaccionar a tiempo “Es un lobo inteligente, seguro que lo hará.”

Lo extraño fue que aquel elfo decidió adelantarme, por lo general si tratas de engañar a alguien vas a sus espaldas y luego das el golpe final, así no hay oportunidades de que la víctima escape “Aunque siempre he tenido suerte y escapo” aunque luego fue algo obvio porque había tomado la delantera, las armas de aquel sujeto no eran simples dagas, con un movimiento rápido mis tripas estarían por toda la hierba antes de siquiera poder reaccionar.

- Claro… que clase de loco decide salir sin protección.- Repitió recordando la última vez que había terminado colgando de un árbol. – Así que un trotamundos, nada mal para un ban…digo, un aventurero. – Asentí para ocultar que casi había metido tremendamente la pata, aunque la historia me recordaba de gran manera a Gillidan, aquel elfo también había tenido aquella misión…aunque su final había sido algo apresurado, aún le faltaban muchas cosas por ver, vivir y aprender.  – ¿Yo y Azrael? Realmente no estamos juntos, me gustan más ya sabes… las mujeres, eso de animales no va conmigo. – Escuché como el lobo soltaba un aullido y bajé la mirada por observarlo. – ¿Y qué planeas decir con eso? Si tratabas de ofenderme no lograste nada, te vendría bien recordar quien salvó tu pellejo cuando te estabas muriendo de frío.

  Regresé la mirada al camino y noté como el elfo se ponía algo tenso “Perfecto, ya está listo para asesinarme” Llevé la mano lentamente a mi espalda por si era necesario desenfundar el carcaj, no sería yo quien se llevara esa flecha en la nuca hoy. Escuché un movimiento algo brusco en los matorrales y me obligué a apartar la mirada a la fauna, retirando rápidamente el arco para contemplar como un arbusto se había movido.

- Genial ¿Entonces ya planean volverme sopa? – Pregunté tensando una flecha y tomando distancia del elfo. – Sabía que esto de conseguir pistas tan rápido no era normal.

Ahora Zelas no se contuvo y simplemente desato una ruidosa carcajada, mientras caminaban el humano decía cosas que al elfo cada vez le entraban mas en gracia -no me refería a eso, pero en fin no tiene sentido explicártelo y no puedo permitirme seguir riendo tan fuerte- dijo al momento que controlaba su risa, caminaba con las manos detrás de la cabeza completamente despreocupado o al menos, eso quería dar a entender, puesto que una de sus manos descansaba "torpemente" en una de sus cimitarras.

Los sonidos se intensificaron y los delirios de su "compañero" humano comenzó a hacer cosas bastante divertidas y sin sentido, el hecho de apuntar al elfo con una flecha, y mencionar algo de hacerlo sopa -nose que cosa rara esta pasando por tu cabeza, pero... que asco, enserio sopa de humano, el solo pensarlo me da nauseas, deberias apuntar eso a otro lado, podrias salir herido- acto seguido en un movimiento rapido lanzo su cimitarra hacia los arbustos, y tirando de un fino cable hizo que esta volviera a su mano mientras se movia relajadamente. -entonces... vas a disparar o vemos a quien pertenece la sangre- dijo sin quitarle la vista al humano y a su animal.

Había sido obvio que el elfo estaba listo para asesinarme, había tenido en todo momento las manos cerca de las cimitarras, que estuviera medio ciego no significaba que no pudiera haberme dado cuenta de aquello. Aunque fue sorprendente que aun siendo apuntado no tuviera miedo, vaya que tenía confianza en sus habilidades ¿Acaso planeaba tener la suficiente velocidad para cortarme en cinco antes de yo poder acertarle? “Bueno… muchos dudan de mi puntería, pero yo si estoy seguro de que no podría”  y si no me quería hacer sopa, significaba que lo planeado era mucho peor.

   Estaba por disparar la primer flecha cuando aquel sujeto arrojó su cimitarra contra los arbustos “¡Salvaje, mató a su compañero solo porque lo delató!” Me encontraba con alguien de lo peor, pero ahora que solo tenía un arma, sí que le podía hacer frente, no lo dudaba “Espera… eso es trampa”  el tipo había jalado de algo y volvía a tener el arma en su mano ¿A qué clase de lunático se le ocurre amarrar un cable a sus proyectiles? Ahora que había visto la verdad, solo quedaba una cosa por hacer.  Tiré el arco al suelo y me dejé caer de rodillas colocando ambas manos en el cuello.

- Claro “Veamos a quien pertenece la sangre” muy ingeniosa frase final antes de matar a tu prisionero, pero de todos modos no es como si quisiera vivir mucho… bueno, realmente si quiero, pero ya no es que pueda hacer mucho. – Si utilizaba al lobo quizá pudiera hacer algo… solo debía silbar y Azrael se lanzaría contra él ¿No? “Espera ¿Dónde rayos te metiste?” El lobo me había abandonado a mi suerte, ahora estaba solo yo y aquel sujeto. – Solo quiero que sea rápido, la última vez que un sujeto usó espadas contra mí fue para quitarme la lengua… aunque era algo por mi bocota o algo así. – Me encogí de hombros y contemplé a mi ejecutor, lo positivo es que no estaba temblando de miedo… o que no tenía miedo, pero sabía bien como acabaría de todo. - ¿Yo también debería decir una frase final? – Fue mi última pregunta, al menos así me iría con los Dioses con algo de dignidad.

  Estaba por seguir divagando cuando escuché otro sonido de los arbustos, era Azrael saliendo de aquel sitio con una ardilla muerta en la boca “Oh no, es peor de lo que creí” entre las filas de los bandidos habían ardillas, con ardillas y aquel elfo tramposo, nadie podría detenerlos. El lobo dejó el cadáver del animal a mi lado y aulló, sentándose tranquilamente. – Si, ya vi que es lo que traes, este sujeto está confabulando con las ardillas, no tenemos salvación. – Azrael bufó por lo bajo y volvió a aullar. - ¿A qué te refieres? Es claro que él es parte de los bandidos. – Que animal tan terco, aún con sus dos ojos sanos no podía ver la verdad. – Es muy tarde de todos modos, este sujeto nos matara aquí y ahora por descubrir con quienes trabaja, gracias por nada, Azrael. – Negué con tristeza y regresé la mirada al elfo, pensando bien mis últimas palabras. – Si mes vas a picar en trocitos, al menos deja mi rostro intacto.

Zelas limpiaba su cimitarra con su capa mientras veía al humano debatirse internamente y al final se dejaba caer rindiéndose ante el elfo, un poco decepcionante sin lugar a dudas, esperaba que este momento hilarante durara un poco mas, pero al ver como el humano se resignaba a su muerte al elfo no le quedo mas que acercarse a el y recoger el arco que el humano había tirado -entiende que no me interesa matarte, solo vengo por la recompensa igual que tu, así que porque no te levantas y me ayudas a atrapar a los bandidos- acto seguido dejo caer el arco sobre el humano.

Observo como el animal traía una ardilla de los arbustos y se sintió bastante decepcionado por no haber asesinado a un bandido, al parecer la paranoia del humano era contagiosa, cuando escucho lo de la conspiración con las ardillas, tanto Zelas como el lobo ladearon sus cabezas confundidos y levantaron los hombros, completamente ignorantes sobre lo que estaba hablando -que tienen que ver las ardillas con todo esto?, en fin deja de lloriquear, trabajo solo, salvo ahora que estamos junto en la misión para encontrar a los bandidos, mas estoy empezando a arrepentirme de esta asociación, ahora no se que clase de paranoia te esta comiendo la cabeza pero te necesito concentrado- al escuchar que seguía lloriqueando sobre su muerte Zelas hizo algo impensable, se acerco y lo abofeteo con firmeza, al punto que el mismo lobo se sorprendió, -ahora escucha con atención, primero no soy parte de los bandidos, segundo mantén la compostura, si vas a morir hazlo con algo de orgullo por los dioses, ahora puedes ayudarme a atrapar a los bandidos o puedes marcharte, cualquiera de las 2 esta bien por mi, pero debes tomar una decisión, no estoy para ser tu niñero- por un momento pensó como debía de sentirse Cornaith sobre el, mas descarto esa idea rápidamente puesto que Zelas jamas seria así de patético... acto seguido hizo que el humano se pusiera de pie y limpio y estiro un poco sus ropas, luego se dio la vuelta y camino en busca de algún rastro, curiosamente el lobo también se dispuso a buscar algo que fuera de ayuda....

Ahora más que resignado, estaba confundido, principalmente porque no lloraba, era incapaz de llorar desde hace algún tiempo. Lo segundo fue porque el elfo me había regresado el arco ¿Realmente estaba hablando en serio? Quizá si me había equivocado esta vez y no era un bandido, solo otra pobre alma desgraciada que iba de desgracia en desgracia “Igual que yo, quien lo diría”

- La ardilla tiene mucho que ver ¿Acaso no conoces el mal que le hacen a la sociedad? – Era algo que todo sujeto con dos dedos de frente podía entender ¡Pero claro, ahora yo era el paranoico! Si ese sujeto no planeaba matarme con sus cimitarras, me mataría con sus palabras.  Estaba por volver a abrir la boca cuando finalmente recibí el golpe final, el orejas punzantes me había abofeteado, si planeaba romperme el cuello con aquel golpe, no lo había logrado.

- ¿Mantener… la compostura? – Repetí casi en un murmullo, acariciándome la zona que había sido golpeada. -  Pero si yo siempre mantengo la compostura, se perfectamente lo que hago. – Tuve que fulminar con la mirada al animal que estaba en el suelo, había escuchado claramente su risa. – No eres quien para reírte, menos en esas condiciones. - Comenté tomando el cadáver de la ardilla para seguir mirándolo unos segundos antes de meterlo en mi bolsa de suministros. – Allí te quedarás callada, ahora si ¿Por dónde íbamos? – Preguntó cuándo aquel sujeto le limpiaba la suciedad de las ropas, al parecer ahora se sentía mal por golpearme. – Ah sí, bandidos, buscar bandidos, si planeas traicionar de tal manera a tus compañeros supongo que está bien, no les diré que fuiste tú quien me llevo a ellos.

  Observó por un momento como el lobo seguía al elfo, ahora si buscaba pistas “Azrael eres un maldito traidor, te he cuidado lo mejor que puedo y te vas con el primer extraño que ves.” Pero luego tendríamos una charla donde aclararíamos todo, quizá alguno de los dos terminaría gravemente herido, quizá ese alguien era yo, pero de todos modos la charla se daría

Caminé un poco observando el suelo, las únicas pisadas que había eran de animales y las del elfo, quizá una que otra hoja en el camino, pero nada fuera de lo común. – Pareciera que últimamente hubiesen más lobos en el bosque… - Dije mientras cruzaba los brazos y miraba las marcas del piso. – Azrael, espero que te controles si consigues alguna de esas bestias por allí. – Ante el comentario el animal se detuvo y me observó mientras levantaba las orejas.- ¿Qué? – Aquella reacción me parecía extraña, pero el animal soltó un gruñido sin apartar la vista. – Le dije bestia a ellos, no a ti ¿Por qué debes tratarme siempre así? – El animal hizo silencio y siguió olisqueando el suelo en busca de algo. – Cielos, ya uno no puede decir nada ¿Tú lograste conseguir algo, orejas punzantes? – Aquello fue dirigido al elfo, pero esperaba que Azrael no volviera a tomarlo como algo personal por sus orejas “Cada días más sensible, se está juntando mucho con Delilah.”

El humano al parecer había reaccionado, sin lugar a dudas Zelas no era del tipo que ayudaba a los demás a mantener la compostura, mas en esta situación no podía permitírselo, al menos no aun, el escuchar las cosas que hablaba el humano le daban ganas de reír, la interacción humano-animal sin duda era graciosa y Zelas dejaba escapar una risa de tanto en tanto, era una de las maravillas de viajar por el mundo, la mayoría de la gente siempre tenia algo que ofrecer, ya fueran cosas normales o excentricidades, observo como las ramas se mantenían quebradas a lo lejos, lugares específicos que indicaban un camino, mas ahora debían tomar una decisión.

-creo que encontré un indicio, los arboles mas adelante tienen algunas ramas quebradas, siguen el mismo patrón y puede que sea algo, ahora sin embargo debemos decidir si seguiremos el camino, o prepararemos una emboscada... cualquiera de las 2 esta bien por mi, mas tu eres el inseguro acá, y un error nos puede costar caro- dijo esto ultimo mirándolo seriamente, el humano había resultado gracioso pero ahora la vida y el dinero estaban en juego, y Zelas no iba a permitirse perder ninguna de las 2, los sonidos en el bosque eran traicioneros, mas sabia como moverse sin que le detectaran y planeaba ocupar eso a su favor dependiendo de la elección del humano.

- ¿Planeas realizar una emboscada siendo solo nosotros dos contra quizás cientos? Ahora dudo que seas un traidor, un suicida…quizá.- Me había tomado un tiempo para observar  el camino que el elfo había mencionado, sin dudas había un patrón extraño, aunque lo notaba un poco bajo para que fuera un rastro humano. – Seguir el camino tampoco es lo mejor… a menos que me presentes como tu prisionero, cosa que dudo que quieras hacer.- Añadí aquello ultimo levantando un poco las manos, pensando en alguna opción viable.- Deberíamos echar un ojo, de lejos… bueno, yo literalmente solo puedo echar un ojo, tú echa los dos por si acaso. – Comenté dándome unos golpecitos en el ojo congelado, que suerte tenían algunos.

Debía pensar aquello bien, los Dioses me habían dado una segunda oportunidad “Bueno, realmente era una décima ¿Pero quién las cuenta?” Si seguíamos la ruta y realmente era el rastro de rufianes, había una alta probabilidad de que termináramos como abono para los árboles de aquella zona… y planear una emboscada ¿Cómo se supone que planearíamos algo contra lo que no teníamos la menor idea que nos esperaba? “Nos esperaría gente de mala caña, eso era lo seguro.”

- Tengo una idea, tú serás el cebo. – Asentí orgullosamente de aquella idea, cruzando los brazos mientras buscaba las palabras para seguir.- Caminarás por esa ruta, si te apuñalan… pues será porque los Dioses no te dieron su bendición. Pero aquí es donde entro yo para alterar un poco el destino. – Seguí la explicación, señalando las ramas de los árboles.- Voy a escalar y vigilaré desde las alturas, si veo a alguien o algo extraño, debería avisarte antes de que te despachen al sueño eterno. - Lleve la misma mano que había señalado los árboles a mi boca y luego imité el sonido de un ave. – Con esto debería avisarte, no habrá ardilla o bandido alguno que pueda darse cuenta que es una señal… a menos que también sean conocedores del tema, pero no te preocupes, Azrael como no puede escalar, debería seguirte de lejos ¿No es así muchacho? – Observé al lobo y este me observó a mí. - ¿No es así muchacho? – Repetí ante la falta de respuesta, le costó un poco pensarlo antes de finalmente ulular. – Si, eso creí ¿Qué opinas orejas filosas? Suena un buen plan y si todo sale mal, conseguirás esa muerte orgullosa que tanto mencionas.

El comentario sobre los ojos hizo que de nueva cuenta el elfo soltar otra carcajada, sin duda el humano era gracioso y le hacia tirar a la basura toda la seriedad que había logrado juntar, entonces escucho con cuidado el plan que el humano planteaba y todo apuntaba a que eso era una emboscada, por lo que ni siquiera se molesto en explicárselo al humano.-ok ojo loco supongamos que tu plan de emboscada funciona, hay un pequeño detalle... no tienes manera de moverte rápido si por algún motivo la pelea se moviera hasta acá, no tienes como moverte, y si alguien te ve, pues ya no tendrás que preocuparte del ojo que no funciona-

No había caso con el humano y Zelas no planeaba morir, se encogió de hombros y desenvaino 2 de sus cuatro cimitarras apunto con una de ellas al humano y hablo -seguiremos tu plan de emboscada ojo perezoso, mas no planeo morir, y si llegase a entrar en batalla, si no me ayudas no compartiré la recompensa, sino son los bandidos no mandes la señal, no vale la pena- acto seguido camino determinado, con un aire despreocupado a pesar de llevar sus armas empuñadas, hace bastante tiempo que no las había usado a su máxima capacidad y no creía que fuera necesario, con 2 cimitarras esta misión seria lo que estaba haciendo ahora, una paseo en el bosque.

El comportamiento agresivo del elfo estaba escalando más rápido de lo normal, tuve que llevarme una mano al pecho para hacerme el ofendido al escuchar tales palabras “¿No tengo como moverme rápido en el bosque?” Aquella era una de mis habilidades natas, podía ir y venir sin problema “Hasta podría superar a aquel elfo si me lo propusiera” Pero obviamente no me iba proponer a tanto, solo me mantendría a la raya para cumplir mi cometido.

Aquel sujeto me había dado la espalda y se había alejado con armas en mano, siguiendo mancillando mi imagen “¿Además planeaba dejarme sin mi parte del botín? Por los Dioses, al parecer los bandidos no son los verdaderos villanos en este momento” Me quedé un rato quieto en el lugar mientras pasaba el mal sabor de boca, analizando ahora el rumbo que tomaría a continuación.

- ¿Te puedes creer eso? Me dijo prácticamente “Inútil”. – Dije finalmente al lobo, una vez estuvimos solos.- “No tienes manera como moverte”. – Repetí moviendo las manos en el aire.- Claro que tengo como moverme, soy un genio desplazándome por el bosque. – Ahora fue turno de Azrael, que solo aulló. – Si si, me he caído un par de veces ¡Pero eso no quita que sea un genio en el asunto! Ahora comienza a moverte, sígueme por la sombra y estate alerta. – Una vez dadas las ordenes al lobo, me trepé en el árbol más cercano y observé los alrededores, no había rastro de nadie aparte del elfo “¿Y si apenas es el inicio de un largo viaje?” No se me había ocurrido aquello, fácilmente podíamos haber visto un rastro ¿Pero era reciente, viejo? Tuve que haber pensado mejor aquello.

Seguí mi camino saltando de rama en rama, apoyándome en las que veía más resistentes usando una mano para sujetarme al tronco mientras que con la otra sujetaba el arco, desde allí arriba era mucho más complicado ver si había una pista que nos pudiera dirigir a otro sitio “A menos que…” podía tratar de adelantarme un poco, después de todo, podía explorar mientras el elfo seguía siendo el cebo, si algo malo pasaba posiblemente gritaría “Dudo que no grite si le clavan una daña en el costado” y más dolería si descubrían que era un traidor.  

Tomada esta decisión, me moví algo más rápido, dejando al elfo atrás mientras estaba atento a cualquier cosa que me sirviera “¿Y si ellos tienen ardillas también cuidando las alturas?” Otra opción que había pasado totalmente por alto, últimamente me estaba volviendo descuidado, aunque no había conseguido nada por el momento, estaba por retroceder cuando algo diferente a los sonidos de la fauna me paralizó, murmullos “A menos que orejas punzantes hable solo y haga diferentes voces, esto debe ser lo que buscamos… eso u otra partida de caza recompensas” pero más valía estar alerta. Junté las manos alrededor de mi boca e hice la señal un par de veces, esperaba que el señor “Te quedarás sin tu parte” lo escuchara. Luego de hacer la señal observé bajo mí y silbé lo más bajo que pude, dándole la señal de espera al lobo.

Zelas caminaba despreocupadamente, sabia que como cebo funcionaria a la perfección, al fin y al cabo todo lo que hacia siempre le resultaba bien(?), mas no tenia señales de nada, el humano había actuado como ofendido, mas el elfo dudaba de que aquella cosa pudiera siquiera ofenderse, se compadeció por un momento del lobo, mas con la misma rapidez que el pensamiento llego, este se marcho. "soy el cebo, debo estar alerta, me pueden estar vigilando, mas quien se acercaría a alguien que esta empuñando armas, quizás deba guardarlas.... o a lo mejor eso están esperando.... ah maldito humano me contagio su paranoia" pensaba el elfo para si mismo cuando escucho el sonido de la señal mucho mas adelante de lo que pensaba escucharlo.

"Maldito bastardo, en que minuto se me adelanto jajaja" el humano sin lugar lo había sorprendido al parecer no era tan inútil como Zelas sospechaba, por ende se acerco sigilosamente para escuchar voces en la distancia, el elfo busco en los arboles y localizo al humano, por lo que se escondió detrás de un árbol cercano y entonces hizo lo que mejor sabia hacer, salio de su escondite y camino en dirección a las voces, -Por los dioses, como unos estúpidos bandidos pueden ocupar un lugar tan burdo como guarida, digo funciona momentáneamente pero dejar un rastro tan marcado... bueno no se puede pedir mucho de gente con inteligencia tan reducida.... me pregunto si valdrá la pena atrapar a semejantes tarados.... un desperdicio de tiempo sin lugar a dudas- Zelas seguía caminando despreocupado, y escuchaba múltiples pasos acercándose, por lo que la carnada estaba resultando.

Todo iba bien, había visto como el elfo se acercaba y tomaba refugio tras unos árboles “Ahora solo queda pensar bien que hacer antes de…” y al demonio con el plan, el elfo se había mostrado y se acercaba a ellos ¿Se tenía tanta confianza? Ni sabíamos si aquellos sujetos eran quienes buscábamos, maldita sea, luego yo era quien metía sin dudas la pata. Le hice una señal al lobo para que aguardara, no podíamos mostrar de golpe todas las cartas sobre la mesa, ya nos habíamos metido en suficientes problemas.

Mientras el elfo se terminaba de hacer su aparición, escuché otros pasos acercarse a la zona, al parecer el cebo si había funcionado, ahora el asunto era sobrevivir a ¿A cuántos? Si mi matemática no fallaba, eran dos y quizá vinieran otros cien… puede que realmente tres más, pero debía dejar la posibilidad de cien. Dejé que el elfo se ocupara de sus problemas mientras avanzaba un poco más, esperando observar a quienes se acercaban y sorprenderlos si era posible por la espalda.

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- ¿Quién se supone que eres tú? – Preguntó uno de los sujetos que había estado hablando en el bosque, llevando la mano a su cadera lentamente al notar que había alguien más allí ahora. – No sabemos de qué hablas.
- Creo que no hay necesidad de aparentar, el chico lo sabe. – Preguntó el otro hombre, a diferencia del primero, parecía estar más curtido en aquellas situaciones. – Hasta viene con sus armas en las manos, muy bonitas a decir verdad. – Prosiguió el mayor, retirando el hacha de combate que llevaba en su espalda. – La pregunta es ¿Planeas seguir con esto o solo darás la vuelta y seguirás con tu vida? Hoy me siento amable, nosotros no te vimos, tú no nos viste y nada pasó. – El canoso arqueó una ceja y sonrió esperando la respuesta del elfo.
- Pero señor, si lo dejamos irse nos delatará.
- ¿Delatarnos? Por los Dioses Baine, es obvio que está aquí porque ya se conoce de nuestra presencia. – El hombre soltó una risa entre dientes negando con la cabeza. – Aun así, él solo no podría con todos nosotros y aún está lejos de lo que de verdad importa.

El mayor esperó pacientemente sosteniendo su arma larga con firmeza, sin quitarle el ojo de encima al recién llegado, si aquel sujeto hacía un movimiento en falso, sería masacrado sin dudarlo, ya había escuchado como los que esperaban se acercaban, siempre era bueno tener guarda espaldas cerca.

Apariencia del mayor:

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  Escuché un poco la conversación mientras me alejaba, aunque ahora que me alejaba solo eran murmullos, por suerte aun no sonaba metal contra metal…o contra la carne. Azrael se había quiero en aquel sitio, hasta que no hiciera la señal no atacaría o se movería, otra ventaja. El problema es que finalmente había localizado a quienes se acercaban, eran en efecto tres sujetos más, dos portaban ballestas y otro tenía las dagas en mano, esperando de igual manera una señal al parecer.

- Maldición… esas cosas son más fuertes que mi arco… aunque tardan más en cargarse. – Dije por lo bajo regresando un poco, sin duda era una espera de quien atacara primero… pero había una solución sencilla, desconcertarles antes de que fuera tarde. Chasqueé la lengua mientras sacaba la ardilla muerta de la bolsa, si veían a uno de los suyos muerto, eso les confundiría sin duda. – Ahora seré yo quien ríe. – Le susurré al cadáver antes de tensarlo en el arco y dispararlo contra la cabeza del canoso, mi plan no podía fallar.

La carnada había funcionado a la perfección, y 2 hombres habían picado de ella -yo?, solo soy alguien que esta buscando una recompensa...- dijo con una tranquilidad que demostraba unos nervios de acero... o de alguien muy ingenuo el mayor de los bandidos hacia gala de su sabiduría, sabia que esto era cuestión de ver quien hacia el primer movimiento, mas pasos se acercaban y el elfo debía moverse rápido. -que anciano mas generoso, les diste esa misma opción a las personas a las que les robaste?, mira no tengo nada personal en tu contra, pero la recompensa me llama la atención, ademas ahora que mencionaste eso que era importante, la curiosidad no me dejara tranquilo- la sonrisa burlona que mostraba el elfo hacia que los ánimos se caldearan.

-Vamos Baine, no seas iluso, hazle caso a tus mayores- dijo el elfo para sacar al bandido de sus casillas, entonces una ardilla muerta paso cerca de la cabeza del anciano, -que se supone que es esto?- pregunto el anciano, a lo que Zelas respondió lo primero que se le vino a la mente -no has escuchado hablar de las ardillas no muertas?, estas gobiernan el bosque, así que no creas que estoy solo- dijo lo ultimo riendo, haciendo que el mas joven perdiera la paciencia y se lanzara al ataque en contra de Zelas este solo necesito un movimiento ágil para esquivar la espada de este, y de paso hacerle un largo corte con la cimitarra en el brazo que su enemigo sostenía la espada, haciendo que el joven gritara ruidosamente, el bandido mayor se lanzo al ataque furioso y nuevamente el elfo demostró su habilidad pasando por el lado de su ataque esquivándolo con agilidad, el objetivo de Zelas eran los demás pasos que ahora sonaban ruidosamente, 2 ballestas llamaron la atención de el elfo y lanzo una de sus cimitarras directo a la cabeza de uno de los ballesteros, esta se enterró lo suficiente para que al momento de el elfo tirar del cable, el cuerpo de el bandido fuera arrastrado hacia adelante bloqueando el tiro de el otro ballestero, la distancia no era mucha por lo que en una carrera rápida, mientras el otro ballestero hacia lo posible por recargar lo mas pronto posible, el elfo sin embargo lo despacho con un rápido corte en la garganta, a la vez que recuperaba la cimitarra que estaba enterrada en la cabeza de su anterior objetivo.

El joven Baine se desangraba mientras el anciano hacia lo posible por contener la herida letal, confiado en que sus hombres podían encargarse de el elfo, otro bandido con una daga intentaba acabar con la vida de Zelas, mas sus furiosos cortes no se acercaban para nada a un Zelas que lo molestaba y jugaba con el, moviéndose de un lado a otro encontró una apertura para asestar una fuerte patada que lo mando al lado de el anciano que en vano intentaba ayudar al joven que había sido herido primero. -Entonces anciano, ahora quieres hablar de lo verdaderamente importante?- dijo en un tono burlón, a la vez que limpiaba la sangre de sus armas agitándolas bruscamente al aire.

habilidades usadas:

Estaba listo para el ataque, confiaba que el elfo necesitaría ayuda, después de todo cinco contra uno era la cosa más injusta que existía, dos de ellos tenían armas de largo alcance y el canoso parecía alguien curtido en batalla, por supuesto que todos serían un problema, al menos ese fue mi pensamiento inicial antes de contemplar cómo se los iba despachando uno por uno luego de que la ardilla apareciera en el campo de batalla, había sido una masacre, claro que sí, pero el elfo había salido intacto “¿Y se supone que ese sujeto esperaba que muriera con honor?” Cualquiera diría aquello si tuviera unas armas tan tramposas como esas.

- Alto, alto, calma calma, no hay necesidad de matarlos. – Dije saltando del árbol y apresurándome a los dos heridos junto a aquel sadista fanático de la muerte. -  Dioses, acabo de ver más sangre aquí en menos de cinco minutos que en cualquier otro problema que me metiera… y eso es mucho decir. – Vi como Azrael se acercaba también al parecer estaba confundido por los sucesos. – ¡Chico tapate los ojos, hay mucha violencia para ti! – Agregué esto acercándome ahora al lobo para taparle los ojos con las manos. -  Como decía… no necesitamos ver más muertos, solo queríamos recuperar un par de cosas y listo.

- ¿Recuperar cosas? No recuerdo haberle quitado nada a ustedes. – Comentó con dificultad, al parecer la herida había sido grave. – Primero que nada… parecen sujetos que no se dejarían quitar algo con facilidad.

- Eso parece ¿No? – Dije con una risa nerviosa observando los cadáveres en el suelo y la sangre que iba de aquí para allá. Si alguien pasaba por allí, sin duda creerían que los matones éramos nosotros y no quería volver a tener problemas con la guardia de la ciudad. – Pero venimos por alguien más.

- Maldita gente…cobare, que no puede arreglar sus problemas solos.

- Sh sh, no gastes tu energía, se nota que andas mal. – Aquello lo dije mirando las cimitarras teñidas del elfo, malditas armas tan mortales. – No venimos a quitarle nada, es en serio. – Asentí dándole palmadas al lobo en la cabeza una vez me aseguré que finalmente tenía los ojos cerrados y me acerqué al hombre mayor, observando a uno de los bandidos que orejas punzantes no había matado, al parecer la patada lo había dejado inconsciente “Bueno, esto no le servirá de mucho” pensé agachándome para quitar las dagas que había utilizado aquella persona y enfundarlas en mis zapatos. – Solo recuperar, lo juro.

- ¿Y qué hay de Baine?

- Bueno, tu colega no tiene mucha salvación. – Proseguí, señalando al elfo a mis espaldas con el pulgar. – Mi compañero aquí presente se le fue un poco la mano, no era parte del plan… pero ya no hay nada qué hacer. – Me encogí de hombros y arranqué la manga del sujeto que seguía inconsciente, vendando lo mejor posible la herida del mayor para detener el sangrado. – Yo personalmente le agradecería si nos colabora… y acabamos esto rápido ¿Nos llevaría a las cosas? Así nos marchamos en paz y todo eso.

El canoso lo pensó por unos momentos dirigiéndole una última mirada a su compañero caído en combate, luego se puso de pie y comenzó a caminar totalmente en silencio. Aplaudí una vez y suspiré, por fin todo iba bien, con suerte no volveríamos a ver el césped lleno de sangre, silbé para que Azrael finalmente abriera los ojos y me di un par de palmadas en la pierna indicándole que me siguiera.

- Lo hiciste bien. – Dije una vez estuve cerca del elfo, sin quitarle la vista al viejo que seguía avanzando pero dudaba que llegara tan lejos con esa herida. – aunque… no había necesidad de… ya sabes, matarlos a todos o casi todos. – Me volví a encoger de hombros y recogí la ardilla muerta del suelo para acariciarla. – Aunque no soy quien para decidir si merecían vivir o no… solo, procura derramar menos tripas por todos lados.

El elfo observo la situación, no entendía el cambio tan brusco que había tenido todo, se supone que era una pelea a muerte no?, -ah vamos, no entiendo, tenían la intención de matarme, si no me defendía el que estaría en el piso seria yo y eso seria completamente normal no?, no me culpes por actuar en consecuencia- dijo Zelas al momento que su compañero humano intentaba mediar en la situación, el mayor de los bandidos se veía molesto, y hablaba con palabras cargadas de resentimiento, Zelas lo sabia, estaba acostumbrado a vivir en un mundo donde los mas fuertes se creían con el derecho de hacer lo que estimaban conveniente.

Zelas había sido entrenado en el arte de la guerra hacia mucho tiempo, su familia siempre fue estricta en ese sentido y gracias a eso podía moverse libremente por el mundo, por lo mismo esta situación no le afectaba en lo absoluto, el mayor de los bandidos parecía acceder a lo que el humano pedía, mas Zelas no se confiaba, no era la primera vez que pasaba por algo así y ahora que había corrido sangre esto no se quedaría así, por lo que cuando empezó a moverse Zelas no lo dejo de observar, ni siquiera cuando su compañero humano lo felicitaba por su trabajo, aunque pensaba que se había excedido un poco, -oh, ojo de ardilla, créeme cuando te digo que si fuera por ellos, nosotros seriamos los que estaríamos desangradonos en el piso... así es el mundo en el que vivimos, matar o morir... hoy me toco matar y gracias a eso seguimos vivos... hasta el momento.... no te fíes de el y mantén tu arco listo.. procura que sean flechas esta vez- dijo esto ultimo al momento de caminar detrás del bandido mayor, procurando mantener una distancia prudente y sin soltar sus cimitarras...

Entendía que el elfo viera la matanza como el modo de defensa perfecto por naturaleza, justificaba cualquier acción “Pero aun así, está moralmente mal” no tenía que ser un genio para saber que habían métodos más factibles que matar a todo lo que me apuntara con algo, aunque siempre que dejaba a alguien vivo todo escalaba a peor tarde o temprano.

- Lo sé, no es como si nunca hubiese estado en el suelo. – Respondí guardando la ardilla en mi bolso de provisiones. - ¿O acaso crees que mi ojo es así desde que nací… o la lengua? Dioses la lengua realmente fue lo peor. – Sufrí un escalofrío al recordar todo aquel tiempo que simplemente hablar había sido una tortura, menos mal aquel enano había arreglado gran parte de los daños. – Pero no he muerto ni he tenido la necesidad de matar… muchos… humanos. – Agregué aquello último recordando la cantidad de animales que había tenido que cazar. –Aún así, no te preocupes, tengo casi todo bajo control, como te dije, nada se escapa de mi ojo y dudo que tenga las fuerzas suficientes para intentar algo.

Saqué un par de bayas de la bolsa y me las llevé a la boca mientras continuaba el camino por el que nos llevaba aquel viejo, curiosamente se había mantenido en silencio todo aquel tiempo “Aunque claro ¿Quién quisiera hablar con los hombres que mataron a sus amigos?” y tampoco es como si tuviera mucho que comentarle “Hey ¿Recuerdas ese día que te emboscamos? Que risas ¿No?” no sonaba para nada a una charla agradable.

El camino había a comenzado a liberarse de la fauna en exceso, habiendo más campo ahora entre los árboles, quizá era un sendero poco usado, sería bueno recordarlo en el futuro. Un par de metros más adelante el mayor se había detenido y se había girado, tenía el ceño fruncido mientras esperaba.

- ¿Qué pasa ahora?

- Ya llegamos. – Fue lo único que anunció, con una voz algo ronca.

- ¿Llegamos? Pero no veo nada… solo árboles y más árboles ¿Ya mencioné los árboles?

- Es allí, imbécil. – Aquel comentario de mala gana fue acompañado por el señalamiento a una cueva algo oculta. – Allí está guardado todo.

- Y podrías… no se ¿Sacar las cosas?  Mi papá me enseñó a no meterme en lugares oscuros con desconocidos,  un consejo muy útil a día de hoy.

- No tengo las energías suficientes, no luego del daño que me hizo tu amiguito. – Escupió aquellas últimas palabras arrugando el ceño observando al elfo.

- Pues parece que tenemos un dilema. – Me crucé de brazos y observé al sadista de las cimitarras. - ¿Qué opinas? Yo podría ir y echar un ojo, pero deberías quedarte aquí afuera con él, quizá Azrael te haga compañía… o vas tú y yo me quedó aquí, pareces tener más destreza en el campo cerrado, si alguien espera allí serías mejor contrincante.

-Bah, cobardes. – Fue el último alegato del hombre mientras nos observaba, rascando su barba.

Cueva :

-para ser alguien a quien le cortaron la lengua, sin duda hablas demasiado, ademas no te preocupes... tu me apuntaste con una flecha y no te mate- dijo lo ultimo mientras levantaba los hombros, ya llevaban un buen rato caminando cuando llegaron a un lugar un poco mas abierto, el bandido anciano parecía planear algo, la cueva y todo esto tenia sentido, pero siempre podían haber mas personas allá adentro, ahora el elfo se debatía sobre lo que debía hacer....

Guardo una de sus cimitarras y acerco la otra al cuello del bandido -si llego a ver algo sospechoso o las cosas no están iguales cuando vuelva, procurare reunirte con tus compañeros... chico ardilla yo iré y sacare lo que sea que haya adentro, tu mantén un flecha apuntando a su cabeza en todo momento- habiendo dicho eso el elfo se adentro a la cueva, no había mucha visibilidad mas que la luz que entraba desde afuera así que Zelas tuvo que recurrir a sus sentidos hasta llegar a lo que parecía un cofre, cuando lo sujeto para arrastrarlo, algo se movió en su dirección a lo que el elfo por instinto simplemente lo mato, cuando lo pateo cerca de la luz que entraba se percato que era una ardilla, por cosas de la vida se había encontrado con 2 ese día y ambas habían terminado igual, cosas raras sin lugar a dudas, arrastro el cofre hasta estar lo bastante cerca de la entrada para avisarle a sus compañeros el humano y el lobo -estoy por salir con un cofre, no se si es lo que buscamos pero no parece haber nadie mas adentro... salvo quizás ardillas?- dijo lo ultimo con la intención de alterar al humano, por algún motivo su paranoia le resultaba graciosa.

Me había encogido de hombros mientras tensaba una flecha y apuntaba al canoso, no a la cabeza pero bastaba con apuntarle, prefería quedarme allí apuntando a meterme en una cueva, la última vez que había entrado en una me habían roto un par de huesos… y también habían partido mi dignidad “Pero esta vez las cosas son diferentes.”

- Así que… te dedicas a robar. – Comenté tratando de romper la tensión entre el bandido y mi persona. – Que trabajo tan… interesante.

- ¿De qué hablas?

- Solo quiero decir, no cualquiera tiene ¿El valor? Para ser un bandido… ni la desfachatez, ya sabes, hay que ser muy cara dura.

- Mejor cállate chico.

- Solo quería amenizar el ambien…

- Nos haces un favor a ambos cerrando la boca. – Dijo el sujeto mirándome con cara de pocos amigos “Cielos, que difícil es hoy en día hablar con la gente.” Me limité a suspirar y a estirar un poco los dedos sin soltar el arco, tarareando algo por lo bajo, si debía esperar con aquel amargado no sería en silencio.

El elfo había hablado luego de un rato, por lo visto estaba por salir con el botín pero lo peor del asunto era que había sido rodeado por ardillas, lo sabía, aquellos animales eran una plaga malvada. Tensé la flecha lo mejor que pude y apunté a la rodilla del anciano, entrecerrando el ojo sano.

- Dile a los animales que se retiren.

- Hey hey, calma, no se de que hablas. – Ahora si se había confundido y al parecer se había asustado “Por supuesto que se asustó, descubrimos a su fuerza secreta.” – No se dé que animales hablas.

- Las ardillas, no creas que no lo sé, conseguimos a una explorando el bosque y ahora aquí hay más.

- ¿Ardillas? ¿En el bosque? Quién lo diría. – Dijo con cierto sarcasmo en la voz, cosa que solo podía empeorar el asunto tratando de ocultar sus actos. Al ver que aquel hombre no daba la señal de retirada solo me quedaba una cosa por hacer, estaba por disparar la flecha para que las ardillas entendieran que su líder peligraba cuando una saeta me golpeó en la mano, el arcó se movió un poco y la flecha que iba a disparar terminó clavándose a pocos centímetros de los pies del viejo. - ¿¡Acaso estás loco!?

  Aquel ultimo comentario lo ignoré mientras me observaba la mano, algo me había golpeado con suficiente fuerza, podía ver hasta el proyectil en el suelo ¿Por qué no me había atravesado la piel? “Ah cierto… esta extremidad no es normal” a veces olvidaba que no contaba con un cuerpo común y corriente ahora.  El lobo que había estado tranquilo ahora estaba gruñendo en dirección a los árboles, tuve que girarme un momento para apreciar como un par de siluetas se movían por el bosque “Rayos, al parecer los de antes no eran los únicos”  Silbé para que Azrael tuviera permiso de atacar a cualquiera que se acercara, al menos en aquello esperaba que fuera obediente.

- Al parecer los consiguieron con las manos en la maza. – Dijo el mayor riendo entre dientes. Otra saeta salió disparada de entre las ramas y llevé por instinto la mano para cubrirme el rostro, sintiendo el impacto de la flecha contra el metal.

- Pues sí que es útil esto. – Susurré observando el brazo artificial antes de escuchar cómo se acercaban a mis espaldas, al parecer el anciano había tratado de aprovechar el despiste para atacarme a traición, solo que Azrael había saltado primero y ahora le mordía sin descanso un brazo al hombre. – Buen chico, mantenlo allí. – Comenté [1]sacando tres flechas del carcaj y tensándolas al unísono en el arco, todo comenzó a fluir más lento [2]mientras mi respiración se calmaba y dejaba de sentir por un momento los latidos del corazón. Los sonidos llegaban con más claridad al igual que la imagen del bosque, esperé unos segundos, el aire había dejado de llegar a mis pulmones cuando finalmente vi la sombra entre los matorrales, acto seguido otra saeta desde esa dirección.  Sin dudarlo solté las tres flechas y vi cómo se dirigían contra mi objetivo, no tardé en escuchar  un grito y luego algo desplomándose contra el suelo.

El virote que me habían disparado había pasado peligrosamente cerca de mí, podía sentir algo de sangre caer por mi sien mientras volvía a respirar, mi corazón latió frenéticamente por un momento mientras recuperaba el oxígeno,  al menos ahora que hacía aquello no me iba al borde del desmayo.

- ¡Maldito animal, quítate de encima! – El mayor seguía luchando contra el lobo que no daba descanso a su agarre, al menos aquel era un problema menos.

- ¡Orejas punzantes, no sé con cuantas ardillas tengas problemas allí adentro, pero más personas se acercan!

Uso de habilidades:

Estaba por salir de la cueva cuando escucho al humano decirle al bandido anciano que retirara a los animales "jajajaja ha valido completamente la pena" pensó para si mismo cuando escucho un sonido de metal chocando, se detuvo unos segundos pensando si salir rápido o no, el humano había hablado de métodos diferentes a matar lo cual dejaba al elfo con algo de curiosidad, mas al escuchar los gritos decidió salir rápidamente dejando el cofre en la entrada de la cueva.

La situación afuera era hilarante, el lobo mordía al bandido anciano, y el humano al parecer había esquivado unos proyectiles, los demás bandidos se acercaban y parecían rodearlos ante lo que Zelas desenvaino nuevamente su otra cimitarra, -de acuerdo, yo me encargo de este lado tu encárgate de el otro... tratare no matar a nadie pero no prometo nada- habiendo dicho esto se lanzo al ataque, movimientos sutiles y elegantes para esquivar y lanzar cortes precisos, fue una batalla en la que nuevamente lograban salir victoriosos, y Zelas había hecho lo posible por no matar a nadie.

-creo que salio bien de hecho no mate a.... olvídalo- luego de ver a sus enemigos se dio cuenta que los cortes realizados eran letales por la sangre que salia, de seguro les había cercenado las arterias, ahora tenían una muerte lenta y agónica, -ves lo que sucede cuando seguimos tu plan?, ahora eventualmente morirán pero sera doloroso y agónico, ademas que se sentirán atormentados conforme pasen los segundos y se acerquen a su inevitable muerte- de algún modo eso empeoro la situación porque empezó a escuchar lamentos de los bandidos y sus sollozos.Una situación completamente incomoda para todos, por lo mismo, Zelas fue en búsqueda de el cofre y comenzó a alejarse de ese lugar, esperando que el humano lo siguiera....

Era reconfortante haber escuchado al orejas punzantes, al parecer había sobrevivido al ataque de las ardillas y ahora estaba en condiciones de cubrirme la espalda, lo mejor de todo es que había dicho que intentaría no matar a nadie “Eso me ahorrará tener que ver todo bañado de sangre nuevamente.” No demoré en escuchar como las cimitarras del elfo comenzaban a hacer lo suyo mientras contemplaba como uno que otro bandido también daba la cara, aunque todavía podía escuchar movimientos entre las ramas.

- Supongo… que no vienen a hacer amigos. – Dije dando una corta risa nerviosa mientras, preparando otra flecha en el arco, la respuesta fue clara y concisa, el primer rufián arremetió contra mí y no dudé en clavarle una flecha en la rodilla, ahora sin dudas aquel hombre no podría ser un bandido o aventurero en el futuro “Más vale que deje de moverse de esta manera a que deje de moverse por estar muerto.”

Volví a tensar otra flecha y le disparé a la otra rodilla, solo por si acaso. Los demás que estaban esperando finalmente comenzaron a acercarse corriendo, podía ver una combinación de espadas, mazas y cuchillos en manos de  aquellas personas. Aproveché la distancia que aún tenía y continué disparando a las piernas de aquellos sujetos, aunque a algunos les daba, al parecer no aminoraban la marcha “Maldita sea, sus rodillas se mueven más rápido que las del otro hombre.” Al notar que la distancia ya no sería tan factible desenfundé la daga que había “tomado prestada” y colgué el arco a mi espalda, el primer golpe fue el de aquella maza, tuve que dar un salto al lado para esquivarlo y dirigí el arma que tenía en manos contra el hombro de aquel malhechor, el problema fue que cuando la daga consiguió piel el hombre gritó horriblemente, mientras la sangra salía sin parar.

- Mierda mierda mierda. – Había apuntado donde no era, ahora el gigantón había caído sobre sus rodillas sin oponer resistencia alguna, desangrándose en el suelo. – Juro que esa no era mi intención. – Dije a modo de disculpa contra el cadáver cuando vi la sombra de algo acercarse peligrosamente por mi espalda, esta vez me agaché justo a tiempo para ver el filo de una espada pasar sobre mi cabeza, me estaba poniendo de pie cuando otro ataque rápido se dirigió a mi costado, retrocedí lo mejor que pude, trastabillando con el reciente cadáver. La espada había logrado alcanzarme lo suficiente para romper mis camisa y cortar la piel “Bien, allí no soy de metal, es bueno saberlo.” El espadachín no me quería dar descanso alguno, una vez terminado el movimiento se abalanzó con una estocada directa a mi pecho.[1] En aquel momento en vez de apartarme o retroceder, levanté el brazo tratando de usar el metal para redirigir la espada, el único problema es que utilicé el brazo que no era, sufriendo un corte algo severo en mi extremidad. – Maldición. – Dije entre dientes sintiendo la sangre fluir, aun así seguí adelante y deslicé la daga por el brazo de aquel sujeto, en ese momento me daba igual si lo hería de muerte o no, estaba más concentrado en el daño que había recibido.

Retiré el arma blanca rápidamente viendo como este otro atacante con los ojos desorbitados trataba de parar la hemorragia con su mano libre, me alejé un par de pazos presionando mi propio brazo, él no era el único que debía preocuparse por la sangre. Escuché otros rápidos pasos y me giré preparado de nuevo, estaba seguro que el espadachín no podría seguir luchando por aquel flujo de sangre que caía por su brazo “Quizá pronto ni esté vivo” solo me sorprendí al ver que los pasos eran del ultimo atacante escapando, al parecer había reconsiderado severamente sus opciones.


- Bueno, eso debe contar como deshacerse sin asesinar. – Asentí presionando con algo más de fuerza el brazo para buscar al elfo con la mirada, topándome con la carnicería del contrario. – Esto debe ser una broma… - Mascullé caminando a aquel elfo que había sido tan descarado como para culparme de sus horribles actos “Aunque yo también maté a algunos… pero hey, otros quedaron vivos, eso me debe volver mejor persona” Posiblemente eso fuera cierto, suficiente como para vivir otro día sin remordimientos. Al notar como la oreja punzante escapaba con el cofre de pertenencias silbé a Azrael para que el lobo nos siguiera, aunque el animal había traído consigo a rastras al líder de los malhechores. – Buen chico, tú también hiciste un buen trabajo muchacho. – Palmeé al lobo en la cabeza con la mano llena de sangre, ensuciándole el pelaje de una manera poco agradable. Chasqueé la lengua al ver que arrastrar a aquel anciano y evitar el sangrado sería un problema, tomando un tiempo arranque parte de la ropa del bandido y la usé para hacerme un torniquete, así la sangre fluiría menos y no necesitaría dañar mis propias ropas. – Ahora andando. – Comenté al animal mientras me agachaba para arrastrar al viejo con el brazo sano, apurándome para no perderle el rastro al elfo. - ¡Espérame orejas afiladas!

Uso de habilidades:

Zelas llevaba poca distancia recorrida cuando escucho las palabras del chico ardilla, ya se había cansado de arrastrar el cofre por lo que ayuda no vendría mal, eso hasta que vio como uno de sus brazos tenia un corte horrible, el elfo hizo una muesca de asco, pero al ver los cadáveres que el humano había dejado se limito a levantar un pulgar en señal de aprobación, -vaya, si que tuviste problemas, ven deja probar algo para ayudarte-

El elfo se acerco al humano el cual miraba confundido, acto seguido puso sus manos sobre la herida de este y elevo una plegaria en su idioma natal el elfico -Anar, Imbar, Isil, hear my pray, heal this dumb human so its blood won't spray- en ese momento una luz comenzó a emanar de las manos de Zelas haciendo que poco a poco la herida se fuera cerrando, la magia de su raza era rara vez utilizada por el elfo, a poco menos de un minuto la herida estaba sanada, el elfo entonces sonrió confiado --ja! todavía tengo el toque, sera mejor que te quites el torniquete o cortaras la circulación de tu brazo, ahora ayúdame a cargar el cofre, no planeo hacerlo solo- dijo al momento que se paraba a un lado de el ya mencionado y sujetaba una de sus manijas, la misión había salido sin mayores inconvenientes y se venia una paga rápida para ambos....

habilidad utilizada:

- Realmente no fueron muchos problemas… le llamaría realmente un error de cálculos. – Comenté encogiéndome de hombros, al menos ya tenía la situación controlada con aquel torniquete, nada que algo de primeros auxilios no solventara o me hubiese salvado la vida en el pasado. – No, espera, no me toques ¿Qué pretendes que haces? – Aquel sádico se había regresado para acercar sus manos a mi herida, estaba claro que pretendía meter los dedos en la piel y desgarrarme el brazo “Por los Dioses, no luché tanto para morir así” Estaba por retirarme e intentar defenderme cuando el orejas punzantes comenzó a hablar y una luz extraña a brotar de sus manos.

   Aquellos segundos de agonía mental fueron mucho más largos que el combate sin duda, había quedado pasmado hasta que finalmente moví el brazo “Un momento… ya no duele tanto” Al parecer nuevamente me había equivocado y el elfo solo había intentado ayudar “Para ser un asesino sin escrúpulos, a veces parece ser buen sujeto” – ¿No era más sencillo que hubieses usado tu truco antes de… ya sabes, aplicarme el torniquete? Agradezco que no desgarré mi ropa para hacerlo. – Negué con la cabeza mientras deshacía las ataduras del brazo para dejar que la sangre siguiera su camino. – O mejor aún ¿Lo haces solo porque necesitas ayuda con el cofre? ¿Si estuvieras bien me habrías dejado desangrar? - Estiré un poco ambos brazos, arrugando luego el ceño al notar que había un problema. – Muy bien… llevamos las cosas ¿Pero quién arrastra al viejo? No planeo despertarlo y llevarlo de la mano hasta Lunargenta y si lo dejamos aquí, lo más probable es que regrese a las andadas. – Suspiré observando al anciano para luego ver al cofre. – Y por si acaso, asesinarlo no es una opción viable.