Rutinas rotas [Privado] [Cerrado]
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Cada pocos meses, Taliesin se aseguraba de pasar por su pueblo para visitar a su madre y a su hija. Irina había crecido mucho en el último año, y cada vez que la veía el vampiro se quedaba sorprendido y admirado. Reconocía a su difunta esposa en sus rasgos y sus movimientos, de una manera que era incluso chocante. Seguía siendo una niña, pero no por muchos años más. Pronto comenzaría a cuestionar sus palabras, a tener su propia vida. La idea lo asustaba un poco.
Cuando visitaba lo hacía por días, y le era difícil decidir el momento en que volver a partir para buscarse la vida. Ahora que no tenía una residencia permanente, no podía llevarse a Irina con él, y odiaba el momento de la separación. Una parte de él temía que la siguiente vez que volviera, lo hiciera para descubrir que su hija había cambiado de manera inesperada e irreconciliable.
Hacía ya varios días que debería haberse ido, pero estaba extendiendo su estancia. Era una noche lluviosa pero tranquila, tarde en la madrugada, y se encontraba en casa leyendo mientras bebía vino. Su familia se había ido a dormir hacía tiempo, y pronto le tocaría a él. Cuando escuchó llamar a la puerta, se tensó inmediatamente. Era demasiado pronto, o demasiado tarde, para una visita. Se levantó y, con cuidado, apartó una cortina para ver de qué se trataba...
- ¡Zöe!
No dudó un segundo después de eso. Corrió a la puerta y nada más abrirla le dio un abrazo. Hacía tanto que no la veía. En aquel segundo no se preocupó de nada más que de expresar su alegría.
Sophitia también estaba allí, y también le dio un abrazo alegre y un beso en la mejilla.
- ¡Qué sorpresa más extraña! ¡Pero maravillosa! - Rió, encantado - ¡Pasad, ya casi se hace de día!
La sonrisa se congeló cuando vió el carro tras ellas. Había una persona allí tirada, aparentemente dormida o desmayada. Taliesin lo reconoció, pero estaba más pálido y delgado de lo que recordaba. Miró a Zöe y a Sophitia, sin comprender. Pero el sol estaba demasiado cerca y las preguntas tendrían que esperar.
- Entrémoslo. Tenemos una habitación vacía, al fondo del pasillo.
Cuando visitaba lo hacía por días, y le era difícil decidir el momento en que volver a partir para buscarse la vida. Ahora que no tenía una residencia permanente, no podía llevarse a Irina con él, y odiaba el momento de la separación. Una parte de él temía que la siguiente vez que volviera, lo hiciera para descubrir que su hija había cambiado de manera inesperada e irreconciliable.
Hacía ya varios días que debería haberse ido, pero estaba extendiendo su estancia. Era una noche lluviosa pero tranquila, tarde en la madrugada, y se encontraba en casa leyendo mientras bebía vino. Su familia se había ido a dormir hacía tiempo, y pronto le tocaría a él. Cuando escuchó llamar a la puerta, se tensó inmediatamente. Era demasiado pronto, o demasiado tarde, para una visita. Se levantó y, con cuidado, apartó una cortina para ver de qué se trataba...
- ¡Zöe!
No dudó un segundo después de eso. Corrió a la puerta y nada más abrirla le dio un abrazo. Hacía tanto que no la veía. En aquel segundo no se preocupó de nada más que de expresar su alegría.
Sophitia también estaba allí, y también le dio un abrazo alegre y un beso en la mejilla.
- ¡Qué sorpresa más extraña! ¡Pero maravillosa! - Rió, encantado - ¡Pasad, ya casi se hace de día!
La sonrisa se congeló cuando vió el carro tras ellas. Había una persona allí tirada, aparentemente dormida o desmayada. Taliesin lo reconoció, pero estaba más pálido y delgado de lo que recordaba. Miró a Zöe y a Sophitia, sin comprender. Pero el sol estaba demasiado cerca y las preguntas tendrían que esperar.
- Entrémoslo. Tenemos una habitación vacía, al fondo del pasillo.
Última edición por Taliesin Skatha el Dom Jun 07 2020, 12:51, editado 1 vez
Taliesin Skatha
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Re: Rutinas rotas [Privado] [Cerrado]
Viajar con un convaleciente tenía múltiples complicaciones. El más evidente era que nos obligaba a reducir nuestra velocidad de marcha, ya que teníamos que tirar de un carro por caminos no siempre en buen estado, las ruedas de madera solían atorarse ya sea en el lodo o con piedras. Luego estaba la cuestión de tener que detenernos cada vez que parecía que Kirill empeoraba, no podíamos tenerlo a la intemperie cuando su fiebre subía o sí su cuerpo estaba demasiado frío.
En cualquier caso, el camino había sido largo, y la Vampiro aprovechaba cada momento de silencio para hacer notar su descontento y comentar que estaba totalmente en desacuerdo con lo que estábamos haciendo.
-Para empezar, siquiera estamos seguras de porqué lo buscaba Taliesin -
-Eso es cierto -
-¿Y sí lo buscaba porque era peligroso y quería encargarse de él antes de que hiciera algo malo? -
-Taliesin no parece ser de ese tipo de persona -
-¿”de ese tipo de persona”? ¿A qué tipo te refieres? ¿A los que somos precavidos? -
-Al tipo de persona que decide acabar con una vida sólo por si acaso -
Estábamos ingresando ya al pueblo donde el Vampiro nos había dicho que estaría, Sophitia se quedó callada y no continuó la discusión. Todavía faltaba un rato para que saliera el sol, sin embargo algunos trabajadores ya se habían levantado de sus camas y se preparaban para comenzar con la rutina diaria. Como era de esperarse, miraron con desconfianza a dos extrañas que llegaban arrastrando un carro con un hombre inconsciente.
-Será mejor que nos apuremos - Yo estaba llevando el carro, pero al sentir la urgencia Sophitia empezó a empujar desde atrás para que fuéramos más rápido.
Cuando llegamos toqué a la puerta dos veces, por el horario supuse que al menos Taliesin debía estar despierto. En cuanto lo vi asomarse a la puerta sonreí, no tuve necesidad de pensarlo o analizarlo, simplemente el gesto salió automáticamente.
-Es muy bueno verte ¿Sí? -
-Más bien es algo que tenemos que celebrar - Agregó Sophi correspondiendo al abrazo - Aunque hay que ver sí Tali está de acuerdo luego de que vea el paquete que traemos - Se apartó para que vea a Kirill - Lo encontramos de camino, estaba...-
-Espera, es peligroso para los tres el seguir aquí. Tenemos que llevarlo a algún sitio donde pueda descansar - Entonces el Vampiro propuso el usar una habitación - De acuerdo -
Levanté a Kirill del carro, y seguí a Taliesin al interior de la vivienda.
-Estábamos viajando cuando comenzó a seguirnos en el bosque. En cuanto dijo su nombre supusimos que era la persona que buscabas - Lo apoyé con cuidado en la cama y me aseguré de que estuviera bien tapado, no hacía frío en el ambiente, sin embargo Kirill seguía teniendo su temperatura corporal muy baja - ¿Hicimos bien en traerlo? - Mire a Taliesin y espere a que confirmara o no mi parecer.
En cualquier caso, el camino había sido largo, y la Vampiro aprovechaba cada momento de silencio para hacer notar su descontento y comentar que estaba totalmente en desacuerdo con lo que estábamos haciendo.
-Para empezar, siquiera estamos seguras de porqué lo buscaba Taliesin -
-Eso es cierto -
-¿Y sí lo buscaba porque era peligroso y quería encargarse de él antes de que hiciera algo malo? -
-Taliesin no parece ser de ese tipo de persona -
-¿”de ese tipo de persona”? ¿A qué tipo te refieres? ¿A los que somos precavidos? -
-Al tipo de persona que decide acabar con una vida sólo por si acaso -
Estábamos ingresando ya al pueblo donde el Vampiro nos había dicho que estaría, Sophitia se quedó callada y no continuó la discusión. Todavía faltaba un rato para que saliera el sol, sin embargo algunos trabajadores ya se habían levantado de sus camas y se preparaban para comenzar con la rutina diaria. Como era de esperarse, miraron con desconfianza a dos extrañas que llegaban arrastrando un carro con un hombre inconsciente.
-Será mejor que nos apuremos - Yo estaba llevando el carro, pero al sentir la urgencia Sophitia empezó a empujar desde atrás para que fuéramos más rápido.
Cuando llegamos toqué a la puerta dos veces, por el horario supuse que al menos Taliesin debía estar despierto. En cuanto lo vi asomarse a la puerta sonreí, no tuve necesidad de pensarlo o analizarlo, simplemente el gesto salió automáticamente.
-Es muy bueno verte ¿Sí? -
-Más bien es algo que tenemos que celebrar - Agregó Sophi correspondiendo al abrazo - Aunque hay que ver sí Tali está de acuerdo luego de que vea el paquete que traemos - Se apartó para que vea a Kirill - Lo encontramos de camino, estaba...-
-Espera, es peligroso para los tres el seguir aquí. Tenemos que llevarlo a algún sitio donde pueda descansar - Entonces el Vampiro propuso el usar una habitación - De acuerdo -
Levanté a Kirill del carro, y seguí a Taliesin al interior de la vivienda.
-Estábamos viajando cuando comenzó a seguirnos en el bosque. En cuanto dijo su nombre supusimos que era la persona que buscabas - Lo apoyé con cuidado en la cama y me aseguré de que estuviera bien tapado, no hacía frío en el ambiente, sin embargo Kirill seguía teniendo su temperatura corporal muy baja - ¿Hicimos bien en traerlo? - Mire a Taliesin y espere a que confirmara o no mi parecer.
Zöe
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Re: Rutinas rotas [Privado] [Cerrado]
Lo llevaron a la habitación sin mayor dificultad. Tras ponerlo sobre la cama, Taliesin le sacó las botas, lo incorporó para quitarle el abrigo, y finalmente lo tapó con una manta. Al tocarle la frente, sintió que su temperatura estaba elevada. En ese momento el joven entreabrió los ojos, pero parecían no ser capaces de enfocar o comprender.
- Hicisteis bien - respondió a media voz, sin quitarle un ojo a Kirill -. Aunque no esperaba volverlo a ver así. No parece que le haya ido bien este último año.
El joven estaba mucho más delgado y tenía un aspecto malsano, quizás fruto de su enfermedad. Taliesin no podía sentirse verdaderamente preocupado por alguien a quien en realidad no conocía, y por ello podía reaccionar fríamente. Hacía mucho desde que viera a Kirill por primera y última vez, y ya casi había dado por sentado que aquel hombre no lo buscaría nunca.
- Ésta es la habitación donde suelo dormir yo - señaló a las ventanas tapiadas -. Es la única así en la casa, así que tendremos que acomodarla para dormir en el suelo - relajó su gesto, aunque de manera algo forzada -. El hombre enfermo y casi desconocido se lleva la cama. Mañana con más tiempo podemos organizarnos de otra manera.
Abrió un armario y comenzó a sacar mantas, que tendrían que servir como colchón para Sophitia y él mismo aquel día. Mientras lo hacía, se escuchó a Kirill moverse bajo la manta como si intentara quitársela. Taliesin le dedicó una mirada breve, suspiró, y fue a escribir una nota en un pergamino que tenía sobre la mesa.
- No podemos hacer mucho por él de momento. Dejaré una nota para que compren medicina para bajar la fiebre. Parece estar delirando.
Salió fuera de la habitación y dejó el pergamino en la cocina, de la que se llevó además un paño y un barreño de agua. Tras volver a la habitación, se sentó en un taburete junto a Kirill y le colocó el paño mojado en la frente.
- Me alegro sinceramente de veros - retomó entonces, recuperando un tono alegre al instante -. Temía que visitarais cuando yo no estuviera aquí. Paso poco tiempo en este lugar. Desde que me fui de Lunargenta... no tengo una base de operaciones como tal. Irina se alegrará de veros. Y contadme, ¿cómo habéis estado? Ponedme al día de todo.
- Hicisteis bien - respondió a media voz, sin quitarle un ojo a Kirill -. Aunque no esperaba volverlo a ver así. No parece que le haya ido bien este último año.
El joven estaba mucho más delgado y tenía un aspecto malsano, quizás fruto de su enfermedad. Taliesin no podía sentirse verdaderamente preocupado por alguien a quien en realidad no conocía, y por ello podía reaccionar fríamente. Hacía mucho desde que viera a Kirill por primera y última vez, y ya casi había dado por sentado que aquel hombre no lo buscaría nunca.
- Ésta es la habitación donde suelo dormir yo - señaló a las ventanas tapiadas -. Es la única así en la casa, así que tendremos que acomodarla para dormir en el suelo - relajó su gesto, aunque de manera algo forzada -. El hombre enfermo y casi desconocido se lleva la cama. Mañana con más tiempo podemos organizarnos de otra manera.
Abrió un armario y comenzó a sacar mantas, que tendrían que servir como colchón para Sophitia y él mismo aquel día. Mientras lo hacía, se escuchó a Kirill moverse bajo la manta como si intentara quitársela. Taliesin le dedicó una mirada breve, suspiró, y fue a escribir una nota en un pergamino que tenía sobre la mesa.
- No podemos hacer mucho por él de momento. Dejaré una nota para que compren medicina para bajar la fiebre. Parece estar delirando.
Salió fuera de la habitación y dejó el pergamino en la cocina, de la que se llevó además un paño y un barreño de agua. Tras volver a la habitación, se sentó en un taburete junto a Kirill y le colocó el paño mojado en la frente.
- Me alegro sinceramente de veros - retomó entonces, recuperando un tono alegre al instante -. Temía que visitarais cuando yo no estuviera aquí. Paso poco tiempo en este lugar. Desde que me fui de Lunargenta... no tengo una base de operaciones como tal. Irina se alegrará de veros. Y contadme, ¿cómo habéis estado? Ponedme al día de todo.
Taliesin Skatha
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Re: Rutinas rotas [Privado] [Cerrado]
No quise apartarme de la cabecera de la cama, mi sistema seguía tirando de mi para que revisara constantemente los signos vitales de Kirill. Por el momento estaba estable, pero su estado era tan serio que cambiaba constantemente, apoyé mi mano fría sobre su frente y eso pareció aliviar un poco su malestar.
-Al principio se mostraba reticente a venir con nosotras, pero luego se sintió tan débil que no tuvo otra alternativa más que permitir que lo llevemos -
-Es un bonito modo de describir la situación. En realidad comenzó a seguirnos de la nada - Dijo Sophi quien no había entrado a la habitación y hablaba apoyada en el marco de la puerta - Y el muy terco insistió en que él podía caminar solo hasta que se desmayó y tuvimos que traerlo en un carro -
Le hice un gesto a Sophitia para que bajara la voz.
-Está muy enfermo, es normal que se muestre irritable - Escuché la explicación de Taliesin sobre la habitación - Entiendo. Entonces tu, Sophitia y Kirill pasarán el día aquí adentro, probablemente él dormirá casi todo el tiempo - Agarré algunas de las mantas que sacó del armario y lo ayude a acomodarlas - Iré a por las medicinas, aunque no podré vigilarlo si hago eso - Mire a la Vampiro, quien no se había movido del pasillo desde que llegamos.
-¿Qué? - Se quedó mirándome unos segundos - Oh, no, no, me niego, yo también necesito dormir, no quiero pasarme todo el día cuidando de ese idiota. Que se atragante con su propio vómito, es lo mejor que puede hacer -
-Sabes que eso no es correcto - Entonces Taliesin regresó con un paño y agua para calmar los síntomas de la fiebre - Yo también estoy ¿Feliz? de haberte encontrado - Asentí y sonreí.
-De todos modos es mejor que no estés más en Lunargenta, los Humanos están muy paranoicos y parece que pueden detectarnos en seguida. Sandorai y el Norte no están mucho mejor, están preparándose para invadir algo, pero no encontramos a nadie que nos pueda dar demasiados datos confiables - Se encogió de hombros - El continente es un caos, lo mejor que podemos hacer por ahora es escondernos -
-Estuvimos viajando, evitando los caminos principales ¿Correcto? Aunque llegar a Sacrestic Ville está resultando ser más difícil de lo que creíamos -
-Muchos Humanos dando vueltas, mucha vigilancia -
-Pero prometí regresar, por lo que tarde o temprano llegaremos - Sophi no hizo más comentarios - Hay muchas sensaciones nuevas que me ¿Gustaría? comentar contigo, Taliesin ¿Sí? Quizás... Quizás en la noche - No tenía la oportunidad de hablar sobre cosas así con mucha gente, y el Vampiro parecía tener la facilidad para entender lo que me ocurría incluso aunque no supiera cómo funcionaba la mente de un Bio - Será mejor que continuemos luego -
Kirill seguía dormido en la cama, agitándose de vez en vez, Sophitia se había sentado sobre unas mantas en el extremo opuesto de la habitación. Cuando cerraran la puerta se quedarían completamente a oscuras, a pesar de que afuera ya comenzaba a vislumbrarse los primeros rayos de sol.
-Al principio se mostraba reticente a venir con nosotras, pero luego se sintió tan débil que no tuvo otra alternativa más que permitir que lo llevemos -
-Es un bonito modo de describir la situación. En realidad comenzó a seguirnos de la nada - Dijo Sophi quien no había entrado a la habitación y hablaba apoyada en el marco de la puerta - Y el muy terco insistió en que él podía caminar solo hasta que se desmayó y tuvimos que traerlo en un carro -
Le hice un gesto a Sophitia para que bajara la voz.
-Está muy enfermo, es normal que se muestre irritable - Escuché la explicación de Taliesin sobre la habitación - Entiendo. Entonces tu, Sophitia y Kirill pasarán el día aquí adentro, probablemente él dormirá casi todo el tiempo - Agarré algunas de las mantas que sacó del armario y lo ayude a acomodarlas - Iré a por las medicinas, aunque no podré vigilarlo si hago eso - Mire a la Vampiro, quien no se había movido del pasillo desde que llegamos.
-¿Qué? - Se quedó mirándome unos segundos - Oh, no, no, me niego, yo también necesito dormir, no quiero pasarme todo el día cuidando de ese idiota. Que se atragante con su propio vómito, es lo mejor que puede hacer -
-Sabes que eso no es correcto - Entonces Taliesin regresó con un paño y agua para calmar los síntomas de la fiebre - Yo también estoy ¿Feliz? de haberte encontrado - Asentí y sonreí.
-De todos modos es mejor que no estés más en Lunargenta, los Humanos están muy paranoicos y parece que pueden detectarnos en seguida. Sandorai y el Norte no están mucho mejor, están preparándose para invadir algo, pero no encontramos a nadie que nos pueda dar demasiados datos confiables - Se encogió de hombros - El continente es un caos, lo mejor que podemos hacer por ahora es escondernos -
-Estuvimos viajando, evitando los caminos principales ¿Correcto? Aunque llegar a Sacrestic Ville está resultando ser más difícil de lo que creíamos -
-Muchos Humanos dando vueltas, mucha vigilancia -
-Pero prometí regresar, por lo que tarde o temprano llegaremos - Sophi no hizo más comentarios - Hay muchas sensaciones nuevas que me ¿Gustaría? comentar contigo, Taliesin ¿Sí? Quizás... Quizás en la noche - No tenía la oportunidad de hablar sobre cosas así con mucha gente, y el Vampiro parecía tener la facilidad para entender lo que me ocurría incluso aunque no supiera cómo funcionaba la mente de un Bio - Será mejor que continuemos luego -
Kirill seguía dormido en la cama, agitándose de vez en vez, Sophitia se había sentado sobre unas mantas en el extremo opuesto de la habitación. Cuando cerraran la puerta se quedarían completamente a oscuras, a pesar de que afuera ya comenzaba a vislumbrarse los primeros rayos de sol.
Zöe
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Re: Rutinas rotas [Privado] [Cerrado]
Mientras mojaba la frente del joven, se fijó un poco más en sus facciones enfermizas. Era extraño verlo así, con las ojeras marcadas y la piel pálida. Incluso antes de aquello, era difícil ver similitudes físicas entre él y Kirill, y ahora resultaba casi imposible. Quizás lo único que tenían en común era el apellido. Pero igualmente, el joven necesitaba ayuda y no iban a dejarlo solo.
- El continente es un caos - coincidió con Sophitia -. Es un tiempo extraño y peligroso para nosotros. No sé qué se cuece en Sacrestic; tampoco me he acercado por allí. Me resulta mucho más seguro quedarme en la periferia. E intentar no encontrarme con según quién.
Por ejemplo, con Huracán, con la que había hecho un trato que prefería olvidar. Esperaba que la cazadora lo diera por muerto pasado un tiempo. Tampoco tenía muchas ganas de ver a los vampiros de Sacrestic. Y con todo aquello, había dejado de ver a la gente que sí le importaba, como Zöe. Y Dag... aquella debía ser la razón por la que su amiga iba a Sacrestic. Pero no había suficiente tiempo para sacar una conversación que podía convertirse en larga y difícil de maniobrar.
- Me quedaré en vela por ahora. Cuando tengas las medicinas, mételas en la habitación sin abrir mucho la puerta, y yo me encargaré del resto. De noche podremos hablar más.
Se quedó sentado en el taburete, cuidando de Kirill, mientras Sophitia se acomodaba para dormir y Zöe se retiraba para salir al nuevo día. "Qué joven es", pensó Taliesin, sintiéndose de golpe algo más viejo. Jamás había tenido una ocasión tan buena para estudiar sus facciones. Sí había algo en él que le recordaba a sí mismo, y a lo poco que recordaba de su padre.
- ¿Cómo lo llevas con Zöe? - Preguntó de golpe, y le lanzó una rápida mirada a Sophitia antes de volver a Kirill - ¿Sigue sin saber quién eres? ¿Os conocéis mejor?
Podrían no volver a tener un momento a solas, así que era la mejor ocasión para preguntarle a Sophitia cómo estaba en aquel tema. Y ayudar con ello, si podía. De todas formas, no había mucho que pudiera decir al respecto; escuchó a la mujer durante todo el tiempo que ella quiso hablar, y le dio consejos e ideas, pero era tarde y al final ambos se quedaron en un silencio cansado. Taliesin aguantó despierto como había prometido. hasta que la puerta se entornó y Zöe dejó las medicinas dentro, muy rápido, antes de volver a cerrarla.
- Buenos días, papá - le dijo Irina a través de la puerta -. Estoy con Zöe. Voy a ir a presentársela a mis amigos.
- Muy bien, cariño. Pasadlo bien y hasta la noche.
La medicina venía con unas pocas indicaciones sobre cómo usarla, que Irina había apuntado con cuidado y una bonita caligrafía cursiva. Taliesin lo leyó con cuidado y sólo al llegar al final procedió a mezclar y aplicar las hierbas como le habían indicado.
------------
- Los días no duran tanto - le decía Irina a Zöe -. Entre las tareas que me pone papá y lo que hay por hacer en casa y lo que hay fuera, se pasan muy rápido. Mira - y levantó un cuaderno para que lo viera Zöe -, todo eso de tareas.
Pero aquel día iba a escaquearse totalmente. Su padre lo entendería: Zöe estaba allí y tenía que enseñársela a todo el mundo, como quien se jacta de tener un juguete nuevo. No había tiempo para hacer eso, jugar, y además hacer las estúpidas tareas del día.
- No tienes que decirle a nadie que papá está aquí - le explicó a la biocibernética. Era nueva allí, y por supuesto no sabría las reglas, así que Irina tenía que explicárselas con paciencia y cierta condescendencia -. Porque si sus viejos amigos lo ven verán que no ha envejecido desde que nací yo, y eso es raro. Puedes decir que has venido a verme a mí. Y nos vas a contar cómo está Lunargenta y la guerra.
- El continente es un caos - coincidió con Sophitia -. Es un tiempo extraño y peligroso para nosotros. No sé qué se cuece en Sacrestic; tampoco me he acercado por allí. Me resulta mucho más seguro quedarme en la periferia. E intentar no encontrarme con según quién.
Por ejemplo, con Huracán, con la que había hecho un trato que prefería olvidar. Esperaba que la cazadora lo diera por muerto pasado un tiempo. Tampoco tenía muchas ganas de ver a los vampiros de Sacrestic. Y con todo aquello, había dejado de ver a la gente que sí le importaba, como Zöe. Y Dag... aquella debía ser la razón por la que su amiga iba a Sacrestic. Pero no había suficiente tiempo para sacar una conversación que podía convertirse en larga y difícil de maniobrar.
- Me quedaré en vela por ahora. Cuando tengas las medicinas, mételas en la habitación sin abrir mucho la puerta, y yo me encargaré del resto. De noche podremos hablar más.
Se quedó sentado en el taburete, cuidando de Kirill, mientras Sophitia se acomodaba para dormir y Zöe se retiraba para salir al nuevo día. "Qué joven es", pensó Taliesin, sintiéndose de golpe algo más viejo. Jamás había tenido una ocasión tan buena para estudiar sus facciones. Sí había algo en él que le recordaba a sí mismo, y a lo poco que recordaba de su padre.
- ¿Cómo lo llevas con Zöe? - Preguntó de golpe, y le lanzó una rápida mirada a Sophitia antes de volver a Kirill - ¿Sigue sin saber quién eres? ¿Os conocéis mejor?
Podrían no volver a tener un momento a solas, así que era la mejor ocasión para preguntarle a Sophitia cómo estaba en aquel tema. Y ayudar con ello, si podía. De todas formas, no había mucho que pudiera decir al respecto; escuchó a la mujer durante todo el tiempo que ella quiso hablar, y le dio consejos e ideas, pero era tarde y al final ambos se quedaron en un silencio cansado. Taliesin aguantó despierto como había prometido. hasta que la puerta se entornó y Zöe dejó las medicinas dentro, muy rápido, antes de volver a cerrarla.
- Buenos días, papá - le dijo Irina a través de la puerta -. Estoy con Zöe. Voy a ir a presentársela a mis amigos.
- Muy bien, cariño. Pasadlo bien y hasta la noche.
La medicina venía con unas pocas indicaciones sobre cómo usarla, que Irina había apuntado con cuidado y una bonita caligrafía cursiva. Taliesin lo leyó con cuidado y sólo al llegar al final procedió a mezclar y aplicar las hierbas como le habían indicado.
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- Los días no duran tanto - le decía Irina a Zöe -. Entre las tareas que me pone papá y lo que hay por hacer en casa y lo que hay fuera, se pasan muy rápido. Mira - y levantó un cuaderno para que lo viera Zöe -, todo eso de tareas.
Pero aquel día iba a escaquearse totalmente. Su padre lo entendería: Zöe estaba allí y tenía que enseñársela a todo el mundo, como quien se jacta de tener un juguete nuevo. No había tiempo para hacer eso, jugar, y además hacer las estúpidas tareas del día.
- No tienes que decirle a nadie que papá está aquí - le explicó a la biocibernética. Era nueva allí, y por supuesto no sabría las reglas, así que Irina tenía que explicárselas con paciencia y cierta condescendencia -. Porque si sus viejos amigos lo ven verán que no ha envejecido desde que nací yo, y eso es raro. Puedes decir que has venido a verme a mí. Y nos vas a contar cómo está Lunargenta y la guerra.
Taliesin Skatha
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Re: Rutinas rotas [Privado] [Cerrado]
Hacía mucho tiempo que no pasaba un rato a solas con Taliesin, Sophitia no sabía cómo sentirse al respecto, por un lado estaba contenta de verlo y de compartir unas horas con él. Por otro lado, la Vampiro sabía que el hombre no era de los que se conformaba con una charla ligera y ya, no al menos con sus afectos, por lo que Sophi se esperaba que en cuanto Zöe estuviera lejos, la fatídica pregunta se presentara.
Y no tuvo que esperar mucho.
-Se podría decir que... Bien - Se removió en las mantas, no es que no apreciara que se preocupara por ella, por el contrario, estaba agradecida de tener la posibilidad de hablar de eso con alguien. Pero no era buena lidiando con sus propias emociones, y el tener que ponerlas en palabras lo hacía más difícil - Aún no se lo dije, quiero... Quiero esperar - Lo cierto era que Sophi no estaba muy segura de qué era lo que esperaba ¿Que la recuerde por sí misma? ¿Que tuviera emociones? Nada de eso tenía sentido - Nos toleramos mucho más... En realidad, ya no me enojo tanto. Ella aprende de todo lo que ve, con la eficiencia típica de su raza -
Luego la Vampiro entró como en una especie de sopor, estaba muy cansada por el viaje, no solo por caminar tantas horas, sino por los nervios que había pasado, estando todo el tiempo alerta. Sophitia sentía que Zöe no era en verdad consciente de lo peligroso que era lo que estaban intentando, ella sólo caminaba en línea recta hacia Sacrestic Ville, como sí los ejércitos fueran a abrirse al verlas llegar.
El sonido de la puerta fue lo que la despertó, pero tan solo abrió los ojos y no dijo nada hasta que volvieron a quedarse solos.
-Tu conoces a ese Dag - Dijo la Vampiro, poniéndose en pie y acercándose a la cama - Dime ¿Con qué voy a encontrarme? Zöe está totalmente convencida de que debe regresar, así que no puedo persuadirla de lo contrario. Al menos me gustaría saber con qué voy a encontrarme - Bajó la vista y se fijó en Kirill - Sabes lo que tiene ¿Cierto? Eres muy listo, seguro debes saberlo - Se cruzó de brazos - Lo que él tiene muy pocas veces se puede curar -
------------------------------------------------------------------------------------------
Irina caminaba por la calle principal tirando de mi mano.
Cuando se había despertado se sorprendió de verme en el comedor y la madre de Taliesin hizo una exclamación de sorpresa. Por suerte la niña me recordaba de aquella vez que nos habíamos cruzado en una festividad, y pudo explicarle a la anciana mujer quien era, disipando sus preocupaciones. Luego fue mi turno de explicar la situación, la abuela de Irina fue en busca de los remedios, no quería que los vecinos me vieran tan temprano saliendo de la vivienda.
Así que me quedé a solas con la hija de Taliesin, la pequeña me mostró su habitación, sus cuadernos con tareas, sus viejas muñecas las cuales ya no usaba porque ya era una chica grande, pero aún así las guardaba con mucho cuidado. Escuchamos que la anciana había regresado y luego de pasarle las medicinas al Vampiro, ya no había nada que pudiera hacer hasta la noche.
Y así habíamos llegado a ese momento, con Irina caminando emocionada en dirección a donde se juntaban sus amigos.
-De acuerdo, no les diré nada ¿Correcto? - El lugar no estaba muy lejos, ya que eran jovencitos del barrio, hijos e hijas de las familias vecinas - Tu Abuela dijo que regresaras a una hora adecuada para poder comer y terminar los deberes -
Y no tuvo que esperar mucho.
-Se podría decir que... Bien - Se removió en las mantas, no es que no apreciara que se preocupara por ella, por el contrario, estaba agradecida de tener la posibilidad de hablar de eso con alguien. Pero no era buena lidiando con sus propias emociones, y el tener que ponerlas en palabras lo hacía más difícil - Aún no se lo dije, quiero... Quiero esperar - Lo cierto era que Sophi no estaba muy segura de qué era lo que esperaba ¿Que la recuerde por sí misma? ¿Que tuviera emociones? Nada de eso tenía sentido - Nos toleramos mucho más... En realidad, ya no me enojo tanto. Ella aprende de todo lo que ve, con la eficiencia típica de su raza -
Luego la Vampiro entró como en una especie de sopor, estaba muy cansada por el viaje, no solo por caminar tantas horas, sino por los nervios que había pasado, estando todo el tiempo alerta. Sophitia sentía que Zöe no era en verdad consciente de lo peligroso que era lo que estaban intentando, ella sólo caminaba en línea recta hacia Sacrestic Ville, como sí los ejércitos fueran a abrirse al verlas llegar.
El sonido de la puerta fue lo que la despertó, pero tan solo abrió los ojos y no dijo nada hasta que volvieron a quedarse solos.
-Tu conoces a ese Dag - Dijo la Vampiro, poniéndose en pie y acercándose a la cama - Dime ¿Con qué voy a encontrarme? Zöe está totalmente convencida de que debe regresar, así que no puedo persuadirla de lo contrario. Al menos me gustaría saber con qué voy a encontrarme - Bajó la vista y se fijó en Kirill - Sabes lo que tiene ¿Cierto? Eres muy listo, seguro debes saberlo - Se cruzó de brazos - Lo que él tiene muy pocas veces se puede curar -
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Irina caminaba por la calle principal tirando de mi mano.
Cuando se había despertado se sorprendió de verme en el comedor y la madre de Taliesin hizo una exclamación de sorpresa. Por suerte la niña me recordaba de aquella vez que nos habíamos cruzado en una festividad, y pudo explicarle a la anciana mujer quien era, disipando sus preocupaciones. Luego fue mi turno de explicar la situación, la abuela de Irina fue en busca de los remedios, no quería que los vecinos me vieran tan temprano saliendo de la vivienda.
Así que me quedé a solas con la hija de Taliesin, la pequeña me mostró su habitación, sus cuadernos con tareas, sus viejas muñecas las cuales ya no usaba porque ya era una chica grande, pero aún así las guardaba con mucho cuidado. Escuchamos que la anciana había regresado y luego de pasarle las medicinas al Vampiro, ya no había nada que pudiera hacer hasta la noche.
Y así habíamos llegado a ese momento, con Irina caminando emocionada en dirección a donde se juntaban sus amigos.
-De acuerdo, no les diré nada ¿Correcto? - El lugar no estaba muy lejos, ya que eran jovencitos del barrio, hijos e hijas de las familias vecinas - Tu Abuela dijo que regresaras a una hora adecuada para poder comer y terminar los deberes -
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Re: Rutinas rotas [Privado] [Cerrado]
- Perdona por despertarte - se disculpó al ver que Sophitia se levantaba, interrumpiendo sólo un momento la mezcla para la medicina. La pregunta que le hizo lo sorprendió. ¿Con qué iba a encontrarse? -. No tengo ni idea. Sinceramente. Dag... Debió ser un buen hombre en algún momento. Pero perdió la cordura. No es estable, no está en control de si mismo, y se agarra a Zöe con intensidad y... celos. Ella se empeña en cuidarlo. Y ahora... lo están utilizando como una marioneta, para ser un representante de los vampiros con una agenda que... yo no conozco bien. Pero tampoco comparto.
La mezcla estaba lista, así que volvió con Kirill e intentó incorporarlo para hacérsela tragar. El joven se movió y abrió un poco los ojos. Pareció enfocarlos en Taliesin, pero no hizo gesto de reconocerlo.
- Necesito que bebas esto - le dijo el vampiro, suave pero autoritario. El chico le hizo caso y bebió, pero no parecía del todo consciente. En cuanto hubo terminado, volvió a caer sobre la cama. - Lo cierto es que Dag me da pena - continuó -. Está loco, y lo están utilizando en lugar de intentar ayudarlo - negó con la cabeza; era algo exasperante y le traía malos recuerdos -. Unos quieren matarlo y otros dicen que es un Dios. Sólo es un hombre enfermo.
Hablando de lo cual, volvieron a mirar a Kirill. Sophitia se refirió a lo que le ocurría, y Taliesin tuvo que admitir que no parecía una enfermedad común. Esperaba que no fuera eso, pero en el fondo sí lo sospechaba.
- Tú lo sabrás mejor que yo si has visto cómo ha evolucionado. Pero tiene los síntomas. Si es así, tendremos que buscarle una dosis. Si no... Las medicinas no harán más que aliviar el estado, pero la faltade dosis puede ser mortal. ¿No sabrás cuánto lleva sin?
Era frustrante no poder hacer nada hasta la noche, con tantas horas por delante. Aquella era una localidad pequeña, pero con puerto, y por suerte eso significaba que había tráfico de todo tipo. Probablemente alguien entre los marineros pudiera venderles algo que darle a Kirill.
-----
El día con Zöe fue bastante bien. Sólo había que ignorar lo que decía sobre "hacer deberes" y darle nuevas órdenes, como "jugar con nosotros".
- Si no nos buscas en El Escondite, podríamos perdernos y terminar en el fondo de un pozo, y morirnos ahí sin que nadie nos encuentre nunca. Y será tu culpa por no querer jugar. Y entonces te desconectarán.
Le dijo que los deberes estaban hechos y que solía comer tarde, así que no había de que preocuparse. Y frente a sus amigos, se jactó de tener una biocibernética que hacía lo que ella le decía.
- Es porque están hechos para proteger a los humanos - les explicaba a los demás, sacando a la luz lo poco que le había explicado su padre a ella.
El caso es que al final Zöe la obligó a ir a comer antes de lo que ella habría querido. Su abuela se lo agradeció; le dijo que Irina no solía ser muy obediente, pero lo dijo con cariño y no con reprobación. Malaia, la madre de Taliesin, aún no estaba hecha a la idea de los biocibernéticos. En sus años de vida, jamás había visto a uno; y ahora tenía a una en su casa, comiendo su comida. La miró con curiosidad, pero encantada de estar viendo algo nuevo. "La vida nunca deja de darte sorpresas", pensó con agradecimiento. Ya había recibido muchas sorpresas malas, así que ahora sólo podían llegar buenas.
Malaia se pasó el día tejiendo y cocinando. Ahora que tenía a Taliesin en casa, no solía ir a pasar la tarde con sus amigas, sentadas fuera cada una en su silla. Aunque no viera a su hijo, le gustaba la idea de que ambos estaban bajo el mismo techo. Y si pasara algo, quería estar cerca. Así que aquellos días en casa se volvían muy productivos, y adelantaba trabajo y preparaba tartas que venderles a los marineros. Cuando Irina se fue a hacer sus tareas, le preguntó a Zöe si quería ayudarla con estas tareas, mientras conversaban.
Cuando al fin comenzó a bajar la luz, Malaia cerró las ventanas de su casa. Siempre lo hacía así, estuviera o no Taliesin en casa, para no cambiar sus hábitos cuando él venía. Así, maximizaba el tiempo que su hijo podía salir de su habitación. Una vez estuvieron todas cerradas, llamó a la puerta y esperó que saliera su hijo. Sabía que tenían varios invitados, así que había preparado cena para todos.
La mezcla estaba lista, así que volvió con Kirill e intentó incorporarlo para hacérsela tragar. El joven se movió y abrió un poco los ojos. Pareció enfocarlos en Taliesin, pero no hizo gesto de reconocerlo.
- Necesito que bebas esto - le dijo el vampiro, suave pero autoritario. El chico le hizo caso y bebió, pero no parecía del todo consciente. En cuanto hubo terminado, volvió a caer sobre la cama. - Lo cierto es que Dag me da pena - continuó -. Está loco, y lo están utilizando en lugar de intentar ayudarlo - negó con la cabeza; era algo exasperante y le traía malos recuerdos -. Unos quieren matarlo y otros dicen que es un Dios. Sólo es un hombre enfermo.
Hablando de lo cual, volvieron a mirar a Kirill. Sophitia se refirió a lo que le ocurría, y Taliesin tuvo que admitir que no parecía una enfermedad común. Esperaba que no fuera eso, pero en el fondo sí lo sospechaba.
- Tú lo sabrás mejor que yo si has visto cómo ha evolucionado. Pero tiene los síntomas. Si es así, tendremos que buscarle una dosis. Si no... Las medicinas no harán más que aliviar el estado, pero la faltade dosis puede ser mortal. ¿No sabrás cuánto lleva sin?
Era frustrante no poder hacer nada hasta la noche, con tantas horas por delante. Aquella era una localidad pequeña, pero con puerto, y por suerte eso significaba que había tráfico de todo tipo. Probablemente alguien entre los marineros pudiera venderles algo que darle a Kirill.
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El día con Zöe fue bastante bien. Sólo había que ignorar lo que decía sobre "hacer deberes" y darle nuevas órdenes, como "jugar con nosotros".
- Si no nos buscas en El Escondite, podríamos perdernos y terminar en el fondo de un pozo, y morirnos ahí sin que nadie nos encuentre nunca. Y será tu culpa por no querer jugar. Y entonces te desconectarán.
Le dijo que los deberes estaban hechos y que solía comer tarde, así que no había de que preocuparse. Y frente a sus amigos, se jactó de tener una biocibernética que hacía lo que ella le decía.
- Es porque están hechos para proteger a los humanos - les explicaba a los demás, sacando a la luz lo poco que le había explicado su padre a ella.
El caso es que al final Zöe la obligó a ir a comer antes de lo que ella habría querido. Su abuela se lo agradeció; le dijo que Irina no solía ser muy obediente, pero lo dijo con cariño y no con reprobación. Malaia, la madre de Taliesin, aún no estaba hecha a la idea de los biocibernéticos. En sus años de vida, jamás había visto a uno; y ahora tenía a una en su casa, comiendo su comida. La miró con curiosidad, pero encantada de estar viendo algo nuevo. "La vida nunca deja de darte sorpresas", pensó con agradecimiento. Ya había recibido muchas sorpresas malas, así que ahora sólo podían llegar buenas.
Malaia se pasó el día tejiendo y cocinando. Ahora que tenía a Taliesin en casa, no solía ir a pasar la tarde con sus amigas, sentadas fuera cada una en su silla. Aunque no viera a su hijo, le gustaba la idea de que ambos estaban bajo el mismo techo. Y si pasara algo, quería estar cerca. Así que aquellos días en casa se volvían muy productivos, y adelantaba trabajo y preparaba tartas que venderles a los marineros. Cuando Irina se fue a hacer sus tareas, le preguntó a Zöe si quería ayudarla con estas tareas, mientras conversaban.
Cuando al fin comenzó a bajar la luz, Malaia cerró las ventanas de su casa. Siempre lo hacía así, estuviera o no Taliesin en casa, para no cambiar sus hábitos cuando él venía. Así, maximizaba el tiempo que su hijo podía salir de su habitación. Una vez estuvieron todas cerradas, llamó a la puerta y esperó que saliera su hijo. Sabía que tenían varios invitados, así que había preparado cena para todos.
Taliesin Skatha
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Re: Rutinas rotas [Privado] [Cerrado]
Las palabras que escuchaba solo lograban que la Vampiro sintiera más reticencia con respecto a ese sujeto, Sophi no era ni tan buena ni tan paciente como su madre, le importaba muy poco que ese tal Dag estuviera enfermo. Sophitia no quería sonar egoísta, pero llegado el caso le importaba un comino quedar como la mala del cuento, sí ese hombre no le convencía, se encargaría de mostrarle que no podía hacer lo que se le antojara, y luego de persuadirlo que era mejor que liberara a Zöe de propia voluntad...
Se quedó en silencio hasta que Taliesin terminara su explicación.
-Ya me lo puedo imaginar, se aprovecha de cómo funciona el cerebro de Zöe para que se quede con él ¿Sabes que se comprometieron? Me lo dijo hace algunas semanas - Se cruzó de brazos enojada - ¿Como puede hacer eso? Es obvio que ella le va a decir que si, siquiera tiene voluntad para decidir qué quiere comer en el desayuno - Se estaba enrollando en su propio mal humor, al final resopló exasperada - Es un maldito oportunista -
Siquiera lo conocía, pero Sophi ya había decidido que no le caía bien, todas las cosas que Zöe inocentemente le había contado ya generaba sospechas, pero sí además Taliesin tenía sus reservas, entonces no había más que decir. Suspiró y entonces enfocó su mirada en Kirill, era de agradecer que estuviera dormido, así no molestaba con sus tonterías de orgullo exageradamente inflado.
-No puedo decirlo con exactitud... Pero nos llevo un tiempo llegar aquí y no le dimos ni una dosis. Además de que era evidente que llevaba sin consumir desde antes - Sophitia había visto muchas veces lo que ese tipo de cosas les hacía a las personas, muchos de sus compañeros habían muerto por culpa del consumo - Si vemos que para la noche no mejoró, podríamos ir a comprar una dosis a algún lado, quizás en otro pueblo, o donde tu digas, conoces mejor la zona -
----------------------------------------------------
-Eso no sería bueno ¿Sí? Entonces tendré que ir...- El razonamiento de Irina parecía tener algo sospechoso, pero en cualquier caso, mi sistema lo consideró válido y ese fue motivo suficiente para que la siguiera durante todo el día. Los amigos de la joven me observaron con mucha curiosidad, como solía ocurrir siempre al principio, pero tardaron poco en tomar confianza y pronto se divertían haciéndome preguntas, mirando mis partes metálicas y al final haciéndome partícipe de sus juegos infantiles.
Cuando consideré que el tiempo transcurrido era aceptable, insistí a Irina para que regresaramos a casa. El resto de la tarde fue sin sobresaltos, ayudando a la madre de Taliesin en todas aquellas tareas que requirieran de más fuerza, llegar a sitios más altos o simplemente ser paciente, como cuando tejía y yo sostenía los hilos de la lana para que no se enredaran.
Hacer la cena fue algo interesante, hacía mucho tiempo que no estaba en una casa familiar, y ahora mis sentidos podían entender las cosas de otra manera. Aún no podía decir sí algo me parecía rico o no, pero ayude en toda la parte de cortar y picar los elementos para la comida, y podía decir sí algo estaba picante, salado o crudo. Así que fui de cierta ayuda para Malaia, y ella así me lo hizo saber.
Cuando llegó el atardecer, los dos vampiros pudieron por fin salir de la habitación. Sophitia se desperezó y saludo a la vieja mujer con una sonrisa y un gesto bastante relajado.
-¿Como se encuentra Kirill? - La Vampiro negó con la cabeza - Entonces tendremos que llevarlo con un curandero -
-No, ya sabemos lo que tiene. Iremos a buscar medicina a un sitio que conocemos - Miró a Taliesin - Pero antes me gustaría beber algo - Hizo un gesto de incomodidad - Me refiero a algo de alcohol, no a... Bueno... Ya saben -
Se quedó en silencio hasta que Taliesin terminara su explicación.
-Ya me lo puedo imaginar, se aprovecha de cómo funciona el cerebro de Zöe para que se quede con él ¿Sabes que se comprometieron? Me lo dijo hace algunas semanas - Se cruzó de brazos enojada - ¿Como puede hacer eso? Es obvio que ella le va a decir que si, siquiera tiene voluntad para decidir qué quiere comer en el desayuno - Se estaba enrollando en su propio mal humor, al final resopló exasperada - Es un maldito oportunista -
Siquiera lo conocía, pero Sophi ya había decidido que no le caía bien, todas las cosas que Zöe inocentemente le había contado ya generaba sospechas, pero sí además Taliesin tenía sus reservas, entonces no había más que decir. Suspiró y entonces enfocó su mirada en Kirill, era de agradecer que estuviera dormido, así no molestaba con sus tonterías de orgullo exageradamente inflado.
-No puedo decirlo con exactitud... Pero nos llevo un tiempo llegar aquí y no le dimos ni una dosis. Además de que era evidente que llevaba sin consumir desde antes - Sophitia había visto muchas veces lo que ese tipo de cosas les hacía a las personas, muchos de sus compañeros habían muerto por culpa del consumo - Si vemos que para la noche no mejoró, podríamos ir a comprar una dosis a algún lado, quizás en otro pueblo, o donde tu digas, conoces mejor la zona -
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-Eso no sería bueno ¿Sí? Entonces tendré que ir...- El razonamiento de Irina parecía tener algo sospechoso, pero en cualquier caso, mi sistema lo consideró válido y ese fue motivo suficiente para que la siguiera durante todo el día. Los amigos de la joven me observaron con mucha curiosidad, como solía ocurrir siempre al principio, pero tardaron poco en tomar confianza y pronto se divertían haciéndome preguntas, mirando mis partes metálicas y al final haciéndome partícipe de sus juegos infantiles.
Cuando consideré que el tiempo transcurrido era aceptable, insistí a Irina para que regresaramos a casa. El resto de la tarde fue sin sobresaltos, ayudando a la madre de Taliesin en todas aquellas tareas que requirieran de más fuerza, llegar a sitios más altos o simplemente ser paciente, como cuando tejía y yo sostenía los hilos de la lana para que no se enredaran.
Hacer la cena fue algo interesante, hacía mucho tiempo que no estaba en una casa familiar, y ahora mis sentidos podían entender las cosas de otra manera. Aún no podía decir sí algo me parecía rico o no, pero ayude en toda la parte de cortar y picar los elementos para la comida, y podía decir sí algo estaba picante, salado o crudo. Así que fui de cierta ayuda para Malaia, y ella así me lo hizo saber.
Cuando llegó el atardecer, los dos vampiros pudieron por fin salir de la habitación. Sophitia se desperezó y saludo a la vieja mujer con una sonrisa y un gesto bastante relajado.
-¿Como se encuentra Kirill? - La Vampiro negó con la cabeza - Entonces tendremos que llevarlo con un curandero -
-No, ya sabemos lo que tiene. Iremos a buscar medicina a un sitio que conocemos - Miró a Taliesin - Pero antes me gustaría beber algo - Hizo un gesto de incomodidad - Me refiero a algo de alcohol, no a... Bueno... Ya saben -
Zöe
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Re: Rutinas rotas [Privado] [Cerrado]
Se puso en tensión cuando Sophitia mencionó que Dag y Zöe se habían prometido. En realidad, ya lo sabía. Hacía mucho que le había visto el anillo a la biocibernética y que lo habían hablado... muy superficialmente. Pero era como si parte de él hubiera esperado que, habiendo pasado tanto tiempo, aquel sinsentido se hubiera esfumado por si mismo. Taliesin apretó los labios. No podía más que admitir que compartía, en mayor o menos grado, todas las aprehensiones de Sophitia.
- Hablaré con Zöe - fue todo lo que llegó a decir, con todo su cuerpo aún en tensión -. Ahora deberíamos dormir.
No fue un sueño cómodo, ni muy reparador. Kirill gemía de cuando en cuando y lo despertaba. Tenía fiebre y, a juzgar por las palabras inconexas que soltaba, alucionaciones. Taliesin se levantó varias veces para comprobar su estado, pero no había mucho más que pudiera hacer por el momento.
Tras horas de sueño inquieto, al fin escuchó a su madre cerrando todas las contraventanas. Sus pasos se desplazaban de un lugar a otro de la casa hasta, al fin, llegar frente a su puerta y cerrar la última de ellas. Taliesin se levantó y se preparó, y al fin salió cuando Malaia tocó la puerta. Le dio un abrazo para saludarla.
- Ya tengo la cena preparada - informó ella, y saludó de vuelta a Sophitia.
Los ojos de Malaia fueron de la pirata a Taliesin. Lo cierto es que tenía ciertas dudas sobre estar alojando a otro vampiro. Pero era la misma raza a la que pertenecía su hijo, y no podía expresarlas en voz altas sin resultar contradictoria y... posiblemente hiriente. Así que determinó que confiaría ciegamente, y la sonrisa que apareció en sus labios pronto se afianzó y se volvió sentida.
- He sacado algo de vino para la cena. Estará bien que repongáis fuerzas antes de salir.
Había, de hecho, dos jarras de vino sobre la mesa, donde normalmente sólo había una. Malaia apartó una de ellas e indicó: "esta es para Zöe". Aquel era vino normal. El otro era vino con sangre de animal. Era la única forma que habían encontrado para que comer juntos resultara más o menos normal. Y en aquel caso, siendo que había otro invitado más que Malaia pensaba bebería vino, había añadido una jarra más.
-----
- Voy con vosotros - anunció Irina cuando terminaron de cenar. Se olvidó de recoger su plato y comenzó a atarse los zapatos.
Taliesin normalmente accedía a llevar a su hija a todas partes. Pero si iban a comprar opiaceos... Aquella parecía una decisión desacertada. Así que con paciencia le explicó a su hija que en aquella ocasión no podría venir, porque alguien tenía que quedarse vigilando al hombre enfermo en la habitación y ella haría un excelente trabajo con eso.
- ¿Quién es?
El vampiro levantó la mirada hacia su madre y suspiró. No sabía ni cómo responder a esa pregunta, así que negó un poco con la cabeza y desvió la mirada de vuelta a su hija. Al aciriciarle el cabello, cayó por primera vez en que era de la misma tonalidad que el del hombre que se encontraba en la habitación.
- Volveremos pronto - anunció, y después de cubrirse con un abrigo con capucha, salió junto a Zöe y Sophitia -. Vamos al puerto. Alguien allí podrá vendernos lo que buscamos.
- Hablaré con Zöe - fue todo lo que llegó a decir, con todo su cuerpo aún en tensión -. Ahora deberíamos dormir.
No fue un sueño cómodo, ni muy reparador. Kirill gemía de cuando en cuando y lo despertaba. Tenía fiebre y, a juzgar por las palabras inconexas que soltaba, alucionaciones. Taliesin se levantó varias veces para comprobar su estado, pero no había mucho más que pudiera hacer por el momento.
Tras horas de sueño inquieto, al fin escuchó a su madre cerrando todas las contraventanas. Sus pasos se desplazaban de un lugar a otro de la casa hasta, al fin, llegar frente a su puerta y cerrar la última de ellas. Taliesin se levantó y se preparó, y al fin salió cuando Malaia tocó la puerta. Le dio un abrazo para saludarla.
- Ya tengo la cena preparada - informó ella, y saludó de vuelta a Sophitia.
Los ojos de Malaia fueron de la pirata a Taliesin. Lo cierto es que tenía ciertas dudas sobre estar alojando a otro vampiro. Pero era la misma raza a la que pertenecía su hijo, y no podía expresarlas en voz altas sin resultar contradictoria y... posiblemente hiriente. Así que determinó que confiaría ciegamente, y la sonrisa que apareció en sus labios pronto se afianzó y se volvió sentida.
- He sacado algo de vino para la cena. Estará bien que repongáis fuerzas antes de salir.
Había, de hecho, dos jarras de vino sobre la mesa, donde normalmente sólo había una. Malaia apartó una de ellas e indicó: "esta es para Zöe". Aquel era vino normal. El otro era vino con sangre de animal. Era la única forma que habían encontrado para que comer juntos resultara más o menos normal. Y en aquel caso, siendo que había otro invitado más que Malaia pensaba bebería vino, había añadido una jarra más.
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- Voy con vosotros - anunció Irina cuando terminaron de cenar. Se olvidó de recoger su plato y comenzó a atarse los zapatos.
Taliesin normalmente accedía a llevar a su hija a todas partes. Pero si iban a comprar opiaceos... Aquella parecía una decisión desacertada. Así que con paciencia le explicó a su hija que en aquella ocasión no podría venir, porque alguien tenía que quedarse vigilando al hombre enfermo en la habitación y ella haría un excelente trabajo con eso.
- ¿Quién es?
El vampiro levantó la mirada hacia su madre y suspiró. No sabía ni cómo responder a esa pregunta, así que negó un poco con la cabeza y desvió la mirada de vuelta a su hija. Al aciriciarle el cabello, cayó por primera vez en que era de la misma tonalidad que el del hombre que se encontraba en la habitación.
- Volveremos pronto - anunció, y después de cubrirse con un abrigo con capucha, salió junto a Zöe y Sophitia -. Vamos al puerto. Alguien allí podrá vendernos lo que buscamos.
Taliesin Skatha
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Re: Rutinas rotas [Privado] [Cerrado]
Sophitia sonrió ampliamente al ver que la madre de Taliesin no había malinterpretado sus duchos, cuando reconocían su raza muchos orgánicos tendían a pensar de manera prejuiciosa. Sumado a eso, había notado que ciertas actitudes y entonaciones que utilizaba la Vampiro resultaban en cierta forma agresivas para otras personas, aunque aún no lograba diferenciar cuales eran.
La cena pasó sin mayores contratiempos, más allá de que nos turnaramos para ver sí Kirill seguía estable, dándole así algo de descanso a Taliesin que lo había vigilado todo el día. Quería preguntarles qué era lo que habían averiguado, pero cada vez que intenté sacar el tema Sophitia me interrumpió e insistió en que no había que hablar de ese tipo de cosas mientras se comía.
-Regresaremos pronto ¿Sí? - Le dije a Irina y sonreí - Debes ayudar a tu Abuela, cuidar a Kirill no es sencillo -
-Por no decir que es un pesado y un verdadero grano en el... - La Vampiro hablaba desde la calle, de brazos cruzados - Simplemente dale un golpe en la cabeza sí molesta mucho - Sonrió de medio lado y le guiño un ojo a la niña.
Habían dicho que íbamos al puerto, así que comencé a caminar en esa dirección. Como era un pueblo chico a esas horas las calles estaban completamente vacías, la Vampiro iba caminando adelante, con las manos en los bolsillos en una actitud [ANALIZANDO] “Finge estar relajada” Sí, podría decirse que era eso.
-¿Qué es lo que vamos a comprar en el puerto? ¿Allí venden remedios? - Pregunté mirando a Taliesin.
-Venden muchos tipos de remedios. Se llaman tragos y si tienes suerte no te los dan rebajados -
-No deberías beber esas cosas, luego te enfermas y vomitas - Ciertamente los orgánicos de todas las razas se descomponían al tomar ese tipo de bebidas, pero en los vampiros a veces parecían tener efectos mucho peores.
-No soy Irina, no puedes mandarme a dormir ni decirme qué hacer - Seguía dándome la espalda, aunque la comparación me pareció curiosa. Decidí no indagar más allá.
-No le respondiste a Malaia cuando preguntó por la identidad de Kirill ¿Por qué? -
Cuando llegamos al puerto sí había algo más de movimiento, probablemente porque las rutinas de los marineros no era como la de todo el resto, pasaban poco tiempo en tierra y cuando lo hacían parecían sentir la necesidad de hacer muchas cosas. Increíblemente, Sophitia no tardó en encontrar conocidos, me quedé a un lado con Taliesin mientras ella hablaba.
-Creo que he estado cambiando desde la última vez que nos vimos ¿Correcto? - Busqué algún tipo de confirmación en la mirada del Vampiro, yo creía que así era, pero quizás me equivocaba.
La cena pasó sin mayores contratiempos, más allá de que nos turnaramos para ver sí Kirill seguía estable, dándole así algo de descanso a Taliesin que lo había vigilado todo el día. Quería preguntarles qué era lo que habían averiguado, pero cada vez que intenté sacar el tema Sophitia me interrumpió e insistió en que no había que hablar de ese tipo de cosas mientras se comía.
-Regresaremos pronto ¿Sí? - Le dije a Irina y sonreí - Debes ayudar a tu Abuela, cuidar a Kirill no es sencillo -
-Por no decir que es un pesado y un verdadero grano en el... - La Vampiro hablaba desde la calle, de brazos cruzados - Simplemente dale un golpe en la cabeza sí molesta mucho - Sonrió de medio lado y le guiño un ojo a la niña.
Habían dicho que íbamos al puerto, así que comencé a caminar en esa dirección. Como era un pueblo chico a esas horas las calles estaban completamente vacías, la Vampiro iba caminando adelante, con las manos en los bolsillos en una actitud [ANALIZANDO] “Finge estar relajada” Sí, podría decirse que era eso.
-¿Qué es lo que vamos a comprar en el puerto? ¿Allí venden remedios? - Pregunté mirando a Taliesin.
-Venden muchos tipos de remedios. Se llaman tragos y si tienes suerte no te los dan rebajados -
-No deberías beber esas cosas, luego te enfermas y vomitas - Ciertamente los orgánicos de todas las razas se descomponían al tomar ese tipo de bebidas, pero en los vampiros a veces parecían tener efectos mucho peores.
-No soy Irina, no puedes mandarme a dormir ni decirme qué hacer - Seguía dándome la espalda, aunque la comparación me pareció curiosa. Decidí no indagar más allá.
-No le respondiste a Malaia cuando preguntó por la identidad de Kirill ¿Por qué? -
Cuando llegamos al puerto sí había algo más de movimiento, probablemente porque las rutinas de los marineros no era como la de todo el resto, pasaban poco tiempo en tierra y cuando lo hacían parecían sentir la necesidad de hacer muchas cosas. Increíblemente, Sophitia no tardó en encontrar conocidos, me quedé a un lado con Taliesin mientras ella hablaba.
-Creo que he estado cambiando desde la última vez que nos vimos ¿Correcto? - Busqué algún tipo de confirmación en la mirada del Vampiro, yo creía que así era, pero quizás me equivocaba.
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Re: Rutinas rotas [Privado] [Cerrado]
- No estoy seguro de quién es exactamente Kirill - explicó simplemente.
Y esto era cierto. No sabía si era coincidental, un familiar lejano, o incluso un primo perdido. No había tenido ocasión de preguntarle a Kirill al respecto, de poner información en común. Y hasta que no supiera nada, era mejor no darle información incompleta e insustanaciada a Malaia; podía sacar conclusiones que sólo le harían daño.
- Empezar a hablar de mi padre, siendo que nunca hemos sabido qué fue de él, si está vivo en algún lugar, si tuvo una nueva familia... No es algo que sea fácil de sacar, no sin seguridad de, al menos, tener una nueva pieza de información. Cuando Kirill despierte podremos hablarlo más.
Sophitia se alejó para ir a charlar con unos conocidos, pero justo en ese momento el vampiro reconoció un antro cercano. Paró a la pirata antes de que se fuera y se lo señaló, y le indicó que allí solían moverse opiaceos en el pasado, aunque su conocimiento del lugar estaba anticuado por al menos 10 años. Era mejor que él no entrara donde podían reconocerlo, y se quedó fuera con Zöe, con la cara cubierta por una capucha a pesar de que no hubiera luz, ni casi nadie en la proximidad para verlo.
- ¿Has cambiado? - La pregunta lo sorprendió, porque él por el momento no había notado nada. Tampoco habían tenido aún ocasión para conversar demasiado -. ¿De qué formas dirías que has cambiado?
Entre hablar con sus conocidos e intentar comprar unas dósis, Sophitia podía tardar un buen rato en volver. Quizás era un buen momento para una charla privada con Zöe.
- Entonces estáis yendo a Sacrestic, ¿por Dag? ¿Estás segura de que es una buena idea? Hay mucha otra gente con la que tienes lazos, a la que puedes proteger, ¿qué te ata a él para poneros a tí y a Sophitia en peligro? - La respuesta, en parte, podía parecer obvia, así que Taliesin se adelantó. Con un gesto, indicó el anillo de Zöe. - Jamás hablamos de eso todo lo que me habría gustado. Me gustaría que... me lo explicaras.
Era una petición muy genérica y abierta, pero exactamente lo que quería Taliesin. Quería ver qué era lo primero que decía Zöe al respecto, qué vía de respuesta elegía habiendo muchas posibilidades. Se cruzó de brazos, dando a entender que esperaría con paciencia si la respuesta era larga; porque en realidad esperaba que fuera larga.
Y esto era cierto. No sabía si era coincidental, un familiar lejano, o incluso un primo perdido. No había tenido ocasión de preguntarle a Kirill al respecto, de poner información en común. Y hasta que no supiera nada, era mejor no darle información incompleta e insustanaciada a Malaia; podía sacar conclusiones que sólo le harían daño.
- Empezar a hablar de mi padre, siendo que nunca hemos sabido qué fue de él, si está vivo en algún lugar, si tuvo una nueva familia... No es algo que sea fácil de sacar, no sin seguridad de, al menos, tener una nueva pieza de información. Cuando Kirill despierte podremos hablarlo más.
Sophitia se alejó para ir a charlar con unos conocidos, pero justo en ese momento el vampiro reconoció un antro cercano. Paró a la pirata antes de que se fuera y se lo señaló, y le indicó que allí solían moverse opiaceos en el pasado, aunque su conocimiento del lugar estaba anticuado por al menos 10 años. Era mejor que él no entrara donde podían reconocerlo, y se quedó fuera con Zöe, con la cara cubierta por una capucha a pesar de que no hubiera luz, ni casi nadie en la proximidad para verlo.
- ¿Has cambiado? - La pregunta lo sorprendió, porque él por el momento no había notado nada. Tampoco habían tenido aún ocasión para conversar demasiado -. ¿De qué formas dirías que has cambiado?
Entre hablar con sus conocidos e intentar comprar unas dósis, Sophitia podía tardar un buen rato en volver. Quizás era un buen momento para una charla privada con Zöe.
- Entonces estáis yendo a Sacrestic, ¿por Dag? ¿Estás segura de que es una buena idea? Hay mucha otra gente con la que tienes lazos, a la que puedes proteger, ¿qué te ata a él para poneros a tí y a Sophitia en peligro? - La respuesta, en parte, podía parecer obvia, así que Taliesin se adelantó. Con un gesto, indicó el anillo de Zöe. - Jamás hablamos de eso todo lo que me habría gustado. Me gustaría que... me lo explicaras.
Era una petición muy genérica y abierta, pero exactamente lo que quería Taliesin. Quería ver qué era lo primero que decía Zöe al respecto, qué vía de respuesta elegía habiendo muchas posibilidades. Se cruzó de brazos, dando a entender que esperaría con paciencia si la respuesta era larga; porque en realidad esperaba que fuera larga.
Taliesin Skatha
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Re: Rutinas rotas [Privado] [Cerrado]
Los motivos de Taliesin eran válidos, revelar información nueva sin antes asegurarse de su certeza no agregaría nada a la discusión. Por el momento la única coincidencia entre los dos era el apellido y el desconocimiento del paradero del padre de Taliesin, lo cual en verdad dejaba más dudas que certidumbres.
-¿Como? - La pregunta me desconcertó durante unos segundos [ANALIZANDO] ¿Por qué me resultaba tan extraño? Quizás porque creía que el cambio era más evidente de lo que en realidad era. Sí, eso podía ser - Es... Algo... - Apoyé las palmas de las manos en el medio de mi pecho, la sensación estaba allí pero no la entendía lo suficiente como para poder explicarla - Es como si adentro mío ahora hubiesen muchas más cosas. No me refiero a más órganos, sino a... A cosas que no son materia -
La Vampiro se sonrió y fue hasta el fondo del lugar, tras unas cortinas transparentes había una figura que parecía de cierta importancia y, lo más relevante, que no estaba consumiendo nada.
En el tiempo que habíamos pasado juntos ambos tipos de situaciones se habían presentado, y Taliesin también había sido testigo de ello. En varias oportunidades había tenido que detenerlo a la fuerza para que no lastimara a otros orgánicos, aunque ahora estuviera entre otros de su especie eso no significaba que la amenaza estuviera controlada ni mucho menos.
Baje la mirada y me fije en el anillo, luego volví a mirar a Taliesin.
-Dag me lo dio durante el Ohda, dijo que... - [INGRESANDO A ARCHIVOS] - Dag dijo: “Eres lo que me mantiene cuerdo en este mundo de locos, Zöe. Si no me hubieras encontrado en esa cueva, yo... no sé qué sería de mí” - Repetí de forma textual las palabras que había dicho el vampiro - Luego sacó un anillo y dijo “Pero sé que tú sí puedes estar sin mí. No quiero que te quedes conmigo porque sí. Quiero que sepas que eres libre de irte. Sé que te resulta difícil, Zöe, pero intenta sentirlo y pregúntate ¿Realmente quieres quedarte a mi lado?”- Terminé de repetir los registros - Eso fue lo que ocurrió -
-¿Como? - La pregunta me desconcertó durante unos segundos [ANALIZANDO] ¿Por qué me resultaba tan extraño? Quizás porque creía que el cambio era más evidente de lo que en realidad era. Sí, eso podía ser - Es... Algo... - Apoyé las palmas de las manos en el medio de mi pecho, la sensación estaba allí pero no la entendía lo suficiente como para poder explicarla - Es como si adentro mío ahora hubiesen muchas más cosas. No me refiero a más órganos, sino a... A cosas que no son materia -
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Sophitia siguió la recomendación de Taliesin y entró en uno de los antros del muelle, para una persona promedio el entrar allí sería probablemente peligroso, pero la Vampiro se movía entre marineros y traficantes desde que era una niña, no había forma de que ese sitio la apabullara. Dentro habían variadas personas, casi todos eran hombres que evidenciaban haber tenido una vida bastante dura, aunque no faltaba tampoco algún hijo de rico que ya no era admitido en los fumaderos de más categoría pero necesitaba su dosis a como diera lugar. La Vampiro se sonrió y fue hasta el fondo del lugar, tras unas cortinas transparentes había una figura que parecía de cierta importancia y, lo más relevante, que no estaba consumiendo nada.
-------------------------------------
-Así es, le prometí a Dag que regresaría en cuanto terminara mis asuntos en las islas de los hechiceros - [ANALIZANDO] “No, no lo es” - No, no lo es - Dejé caer las manos, esa respuesta se había exteriorizado con mayor entonación de lo que era habitual - Le hice una promesa, debo cumplirla. Pero además, Dag es un Ser muy confundido, que rápidamente puede generar reacciones de violencia hacia las personas que lo rodean, o ponerse en peligro a sí mismo - En el tiempo que habíamos pasado juntos ambos tipos de situaciones se habían presentado, y Taliesin también había sido testigo de ello. En varias oportunidades había tenido que detenerlo a la fuerza para que no lastimara a otros orgánicos, aunque ahora estuviera entre otros de su especie eso no significaba que la amenaza estuviera controlada ni mucho menos.
Baje la mirada y me fije en el anillo, luego volví a mirar a Taliesin.
-Dag me lo dio durante el Ohda, dijo que... - [INGRESANDO A ARCHIVOS] - Dag dijo: “Eres lo que me mantiene cuerdo en este mundo de locos, Zöe. Si no me hubieras encontrado en esa cueva, yo... no sé qué sería de mí” - Repetí de forma textual las palabras que había dicho el vampiro - Luego sacó un anillo y dijo “Pero sé que tú sí puedes estar sin mí. No quiero que te quedes conmigo porque sí. Quiero que sepas que eres libre de irte. Sé que te resulta difícil, Zöe, pero intenta sentirlo y pregúntate ¿Realmente quieres quedarte a mi lado?”- Terminé de repetir los registros - Eso fue lo que ocurrió -
Zöe
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Re: Rutinas rotas [Privado] [Cerrado]
- ¿Desde cuándo? - Quiso saber - ¿Desde cuándo sientes más cosas dentro de tí?
Aquello no era nada que estuviera en el radar de Taliesin. Se tensó, olvidando por un instante todo lo demás que debían hablar; olvidando que no estaban en el mejor lugar para confidencias y revelaciones. Y sin embargo, sintiendo que aquello no podía esperar, fuera lo que fuera.
- Descríbeme lo que hay ahora - insistió, intentando que ella no se alejara demasiado de aquel tema, pero con paciencia -. Ponme una situación reciente, en la que pensaras que lo que hay dentro de tí fue muy diferente comparado con... antes.
Quería entender bien aquello. Era un cambio muy grande en su visión de quién era Zöe: siempre la había entendido como una persona con sentimientos diferentes a los que él entendía como humanos, pero con sentimientos al fin y al cabo. Pero parecía que algo de todo aquello había cambiado, y mucho. Algo más "humano" estaba aflorando. ¿Era la presencia de Sophitia lo que había causado esto? Aquella sería su primera sospecha, que la unión de una madre con su hija, invisible pero indeleble, podía tener una poderosa influencia.
Todo aquello le llevó a pensar en aquellos breves minutos en una mañana en la que ambos, otra vez, fueron humanos. En esa ocasión vió una Zöe muy diferente, con sentimientos y deseos, y miedos, que parecía quedarse encerrada en un cuerpo metálico. ¿Era eso lo que se despertaba dentro de ella?
- Cuando digo que querría que me lo explicaras, no me refiero a cómo sucedió en sí - intentó precisar, viendo lo muy objetivamente y descriptivamente que Zöe había abordado aquella pregunta -. No lo que él dijo, sino lo que esto evocó en tí.
Era sorprendente para Taliesin que un ser loco como Dag hubiera tenido la coherencia y humanidad de insistirle a Zöe para que tuviera en cuenta sus emociones y deseos personales. Si debía creer las palabras de la biocibernética - y las creía -, él le había dado una opción, no la había manipulado ni coaccionado para que se quedara con él. Al menos, no en las palabras, pero quizás sí de otra manera.
- La razón por la que le dijiste que sí querías quedarte a su lado.
No estaba seguro de si aquella era una cuestión demasiado complicada para Zöe. Pero debía intentarlo, con paciencia y poco a poco, sin dar pistas ni insistir demasiado.
- ¿Y qué harás una vez allí, con él? ¿Te quedarás? Prometiste volver, no quedarte. ¿Te dejará él irte?
Aquello no era nada que estuviera en el radar de Taliesin. Se tensó, olvidando por un instante todo lo demás que debían hablar; olvidando que no estaban en el mejor lugar para confidencias y revelaciones. Y sin embargo, sintiendo que aquello no podía esperar, fuera lo que fuera.
- Descríbeme lo que hay ahora - insistió, intentando que ella no se alejara demasiado de aquel tema, pero con paciencia -. Ponme una situación reciente, en la que pensaras que lo que hay dentro de tí fue muy diferente comparado con... antes.
Quería entender bien aquello. Era un cambio muy grande en su visión de quién era Zöe: siempre la había entendido como una persona con sentimientos diferentes a los que él entendía como humanos, pero con sentimientos al fin y al cabo. Pero parecía que algo de todo aquello había cambiado, y mucho. Algo más "humano" estaba aflorando. ¿Era la presencia de Sophitia lo que había causado esto? Aquella sería su primera sospecha, que la unión de una madre con su hija, invisible pero indeleble, podía tener una poderosa influencia.
Todo aquello le llevó a pensar en aquellos breves minutos en una mañana en la que ambos, otra vez, fueron humanos. En esa ocasión vió una Zöe muy diferente, con sentimientos y deseos, y miedos, que parecía quedarse encerrada en un cuerpo metálico. ¿Era eso lo que se despertaba dentro de ella?
- Cuando digo que querría que me lo explicaras, no me refiero a cómo sucedió en sí - intentó precisar, viendo lo muy objetivamente y descriptivamente que Zöe había abordado aquella pregunta -. No lo que él dijo, sino lo que esto evocó en tí.
Era sorprendente para Taliesin que un ser loco como Dag hubiera tenido la coherencia y humanidad de insistirle a Zöe para que tuviera en cuenta sus emociones y deseos personales. Si debía creer las palabras de la biocibernética - y las creía -, él le había dado una opción, no la había manipulado ni coaccionado para que se quedara con él. Al menos, no en las palabras, pero quizás sí de otra manera.
- La razón por la que le dijiste que sí querías quedarte a su lado.
No estaba seguro de si aquella era una cuestión demasiado complicada para Zöe. Pero debía intentarlo, con paciencia y poco a poco, sin dar pistas ni insistir demasiado.
- ¿Y qué harás una vez allí, con él? ¿Te quedarás? Prometiste volver, no quedarte. ¿Te dejará él irte?
Taliesin Skatha
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Re: Rutinas rotas [Privado] [Cerrado]
-Sucedió poco después de lo que pasó en la isla de los brujos - Taliesin había estado allí, así que no era necesario el explicarle demasiado - En un comienzo creí que nada había cambiado, pero a medida que los días pasaron, había algo diferente - Señalé mi cabeza - Hay algo más aquí, como si se hubiese despertado otra consciencia, y estoy segura que no es mi Sistema, esta es una voz femenina que me resulta muy familiar - Estaba segura que parte de mi sabía la respuesta, pero no la parte que podía recordar - Una situación reciente... - [ANALIZANDO] - Cuando hay algo de las conversaciones que no entiendo, algún gesto o una entonación, esa voz me explica qué es lo que quiere decir y entonces yo solo repito lo que me dijo. Suele estar en lo correcto -
Al principio lo consideré solo un error, no era la primera vez que mi sistema lanzaba mensajes que no podía entender, o que me confundían aún más. Pero a medida que la situación se repetía no me quedó duda de que era algo más, algo que el resto de mi programación no aceptaba.
-¿Lo que evocó en mí? - Eso era más difícil de recordar, mi base de datos era más precisa cuando se trataba de datos externos, como sonidos, escenas, palabras - Analicé la situación, indiferentemente de que había prometido a Dag el quedarme, y que las órdenes eran que debía protegerlo. Pensé que las cosas irían mejor si me quedaba cerca, podría vigilar que no se hiciera daño, y eso es algo bueno ¿Correcto? - Me quedé mirando fijamente a Taliesin - ¿Acaso estuvo mal? ¿Debería haber elegido otra cosa? -
Las siguientes preguntas eran suposiciones, no había manera de saber con certeza qué pasaría.
-No lo sé, creo que... Va a depender de en qué estado esté Dag. Cuando lo vi por última vez parecía estar bastante regulado, e incluso había dejado de tener esas actitudes violentas que lo caracterizaban. Es por eso que me atreví a hacer este viaje, confiando en que siempre y cuando el ambiente fuera controlado, él estaría estable - Muchas cosas podían salir mal en mi ausencia, pero el hacer este viaje había sido una prioridad, dada la cantidad de errores que estaba presentando mi sistema.
Vi salir a Sophitia del bar donde había entrado, estaba vociferando insultos pero a la vez se reía, en una de esas actitudes contradictorias que nunca lograba entender del todo. Se acercó con paso acelerado, sonriendo ampliamente y levantó un pulgar, mirando a Taliesin.
-Listo, conseguí un poco - Se puso en el medio de los dos, podía sentirse un ligero aroma a alcohol, pero también había otra cosa que mi sistema no lograba detectar - ¿Volvemos? -
-¿Qué es lo que conseguiste? ¿Medicina? -
-Sí, algo parecido. Tu no te preocupes - Le pasó la bolsa a Taliesin - ¿Puedo comer antes de volver? Hace días que no pruebo a un humano - Se agarró la panza para acentuar el pedido.
Al principio lo consideré solo un error, no era la primera vez que mi sistema lanzaba mensajes que no podía entender, o que me confundían aún más. Pero a medida que la situación se repetía no me quedó duda de que era algo más, algo que el resto de mi programación no aceptaba.
-¿Lo que evocó en mí? - Eso era más difícil de recordar, mi base de datos era más precisa cuando se trataba de datos externos, como sonidos, escenas, palabras - Analicé la situación, indiferentemente de que había prometido a Dag el quedarme, y que las órdenes eran que debía protegerlo. Pensé que las cosas irían mejor si me quedaba cerca, podría vigilar que no se hiciera daño, y eso es algo bueno ¿Correcto? - Me quedé mirando fijamente a Taliesin - ¿Acaso estuvo mal? ¿Debería haber elegido otra cosa? -
Las siguientes preguntas eran suposiciones, no había manera de saber con certeza qué pasaría.
-No lo sé, creo que... Va a depender de en qué estado esté Dag. Cuando lo vi por última vez parecía estar bastante regulado, e incluso había dejado de tener esas actitudes violentas que lo caracterizaban. Es por eso que me atreví a hacer este viaje, confiando en que siempre y cuando el ambiente fuera controlado, él estaría estable - Muchas cosas podían salir mal en mi ausencia, pero el hacer este viaje había sido una prioridad, dada la cantidad de errores que estaba presentando mi sistema.
Vi salir a Sophitia del bar donde había entrado, estaba vociferando insultos pero a la vez se reía, en una de esas actitudes contradictorias que nunca lograba entender del todo. Se acercó con paso acelerado, sonriendo ampliamente y levantó un pulgar, mirando a Taliesin.
-Listo, conseguí un poco - Se puso en el medio de los dos, podía sentirse un ligero aroma a alcohol, pero también había otra cosa que mi sistema no lograba detectar - ¿Volvemos? -
-¿Qué es lo que conseguiste? ¿Medicina? -
-Sí, algo parecido. Tu no te preocupes - Le pasó la bolsa a Taliesin - ¿Puedo comer antes de volver? Hace días que no pruebo a un humano - Se agarró la panza para acentuar el pedido.
Zöe
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Re: Rutinas rotas [Privado] [Cerrado]
Se quedó en silencio, sin terminar de comprender, ante la explicación que Zöe daba al respecto de aquella voz en su cabeza. Pero si podía sacar algo en claro de todo aquello, es que era una voz consejera, no problemática, que estaba aportándole a la biocibernética unas capacidades que ella antes no tenía. Aquello debía ser... ¿bueno? Pero agridulce de alguna manera, y un poco preocupante de una manera más personal; y es que sonaba que Zöe estaba dejando de ser exactamente la amiga que él conocía.
Con Zöe no tenía que pretender una falsa sonrisa reconfortante, así que se quedó en silencio, procesando aquello.
- Parece ser una voz buena para ti - admitió finalmente -. Te da más herramientas para enfrentarte al mundo. La cuestión es... de quién es esa voz... ¿La personificación de alguien de tu pasado? ¿De tu anterior vida?
Pero era imposible conocer la respuesta a esa pregunta.
Zöe explicó su razonamiento para prometerse a Dag de aquella manera tan aparentemente racional. El vampiro no pudo evitar preguntarse si no habría algo más por debajo, algo como aquella voz que ahora había ganado capacidad de expresión, que la había llevado a decir que sí. Quizás esa otra consciencia siempre había allí. Quizás, de una manera más oculta, había llevado a la biocibernética a tomar decisiones sin expresarlas como una voz lo haría, sino empujándola desde su subconsciente. No lo dijo en voz alta, sin embargo. Quizás lo haría en otra ocasión.
Sophitia volvió habiendo encontrado lo que buscaban, y Taliesin se lo agradeció con una sonrisa satisfecha y admirativa.
- Buen trabajo - la felicitó, guardando el pequeño saco que ella le había lanzado -. Está bien, encontremos a alguien y yo también aprovecharé para probar bocado. Hay que ser especialmente cuidadosos con las marcas que dejamos; es un pueblo pequeño y no quiero levantar sospechas.
Pasearon por el puerto durante un rato más antes de volver a encaminarse a la casa. De aquella manera, tendrían ocasión de encontrar a alguien que hubiera bebido demasiado, y que a la mañana siguiente no pudiera recordar cómo se había hecho los cortes que tendría en los brazos.
- Me temo que iréis a Sacrestic - le reveló a Sophitia en confianza cuando, al ir a alimentarse, dejaron a Zöe algo rezagada -. No podría convencerla de lo contrario. Pero id con cuidado, e intenta persuadirla para salir de allí en cuanto antes. Al menos, parece que ella misma no tiene motivos para permanecer allí. Y esa "voz" que escucha ahora podría ser útil para hacerle ver quedarse en Sacrestic es demasiado peligroso.
Era algo que la pirata ya tendría en cuenta, pero era una forma de decirle que confiaba en ella para proteger a la biocibernética. Sophitia era, de lejos, la vampiro más razonable con la que Taliesin había tenido el placer de interactuar, y sentía una confianza intuitiva en ella.
De vuelta al hogar, Irina saltó a darles la bienvenida y a preguntarle, específicamente a Zöe, dónde habían estado y qué habían hecho. La niña confiaba en que la biocibernética respondería a todas sus preguntas con veracidad, y disfrutaba enormemente de sentir el poder de sus propias palabras.
- ¿Os vais a quedar más días? - Preguntó, mirando a Malaia más que a Zöe, cuya voluntad, en opinión de Irina, era mucho más irrellevante.
Mientras tanto, Taliesin fue a ver cómo evolucionaba Kirill. Malaia había cuidado de él con mimo, como si fuera su propio hijo el que estuviera enfermo, y observó con preocupación cuando vio lo que Taliesin había traído consigo. Ninguno de los dos dijo nada mientras el vampiro preparaba una pequeña dosis de aquella medicina que no era tal. En cuanto se la administró, los movimientos del joven enfermo parecieron calmarse, y supieron que había tenido efecto.
- Tardará en recuperarse. Va a necesitar mucha atención.
- Puede quedarse aquí el tiempo que haga falta. Está tan delgado - y suspiró, descontenta ante el estado febril de aquel joven que no conocía de nada, y con el que no sabía tener relación alguna.
Con Zöe no tenía que pretender una falsa sonrisa reconfortante, así que se quedó en silencio, procesando aquello.
- Parece ser una voz buena para ti - admitió finalmente -. Te da más herramientas para enfrentarte al mundo. La cuestión es... de quién es esa voz... ¿La personificación de alguien de tu pasado? ¿De tu anterior vida?
Pero era imposible conocer la respuesta a esa pregunta.
Zöe explicó su razonamiento para prometerse a Dag de aquella manera tan aparentemente racional. El vampiro no pudo evitar preguntarse si no habría algo más por debajo, algo como aquella voz que ahora había ganado capacidad de expresión, que la había llevado a decir que sí. Quizás esa otra consciencia siempre había allí. Quizás, de una manera más oculta, había llevado a la biocibernética a tomar decisiones sin expresarlas como una voz lo haría, sino empujándola desde su subconsciente. No lo dijo en voz alta, sin embargo. Quizás lo haría en otra ocasión.
Sophitia volvió habiendo encontrado lo que buscaban, y Taliesin se lo agradeció con una sonrisa satisfecha y admirativa.
- Buen trabajo - la felicitó, guardando el pequeño saco que ella le había lanzado -. Está bien, encontremos a alguien y yo también aprovecharé para probar bocado. Hay que ser especialmente cuidadosos con las marcas que dejamos; es un pueblo pequeño y no quiero levantar sospechas.
Pasearon por el puerto durante un rato más antes de volver a encaminarse a la casa. De aquella manera, tendrían ocasión de encontrar a alguien que hubiera bebido demasiado, y que a la mañana siguiente no pudiera recordar cómo se había hecho los cortes que tendría en los brazos.
- Me temo que iréis a Sacrestic - le reveló a Sophitia en confianza cuando, al ir a alimentarse, dejaron a Zöe algo rezagada -. No podría convencerla de lo contrario. Pero id con cuidado, e intenta persuadirla para salir de allí en cuanto antes. Al menos, parece que ella misma no tiene motivos para permanecer allí. Y esa "voz" que escucha ahora podría ser útil para hacerle ver quedarse en Sacrestic es demasiado peligroso.
Era algo que la pirata ya tendría en cuenta, pero era una forma de decirle que confiaba en ella para proteger a la biocibernética. Sophitia era, de lejos, la vampiro más razonable con la que Taliesin había tenido el placer de interactuar, y sentía una confianza intuitiva en ella.
De vuelta al hogar, Irina saltó a darles la bienvenida y a preguntarle, específicamente a Zöe, dónde habían estado y qué habían hecho. La niña confiaba en que la biocibernética respondería a todas sus preguntas con veracidad, y disfrutaba enormemente de sentir el poder de sus propias palabras.
- ¿Os vais a quedar más días? - Preguntó, mirando a Malaia más que a Zöe, cuya voluntad, en opinión de Irina, era mucho más irrellevante.
Mientras tanto, Taliesin fue a ver cómo evolucionaba Kirill. Malaia había cuidado de él con mimo, como si fuera su propio hijo el que estuviera enfermo, y observó con preocupación cuando vio lo que Taliesin había traído consigo. Ninguno de los dos dijo nada mientras el vampiro preparaba una pequeña dosis de aquella medicina que no era tal. En cuanto se la administró, los movimientos del joven enfermo parecieron calmarse, y supieron que había tenido efecto.
- Tardará en recuperarse. Va a necesitar mucha atención.
- Puede quedarse aquí el tiempo que haga falta. Está tan delgado - y suspiró, descontenta ante el estado febril de aquel joven que no conocía de nada, y con el que no sabía tener relación alguna.
Taliesin Skatha
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Re: Rutinas rotas [Privado] [Cerrado]
“¿La personificación de alguien de tu pasado? ¿De tu anterior vida?”
Esas preguntas parecieron resonar en mi cabeza, se repitieron varias veces mientras mi sistema las analizaba, las dividía en cada uno de sus componentes y luego las volvía a rearmar. Tenía sentido, y en cierta forma ya lo sabia, que quien estaba allí era yo, aunque nada de eso tuviera sentido alguno... Pero era otra Yo dentro de Mi.
-No, no puedes - Dije rápidamente cuando Sophi preguntó.
-Oh, vamos... - Pero luego Taliesin se sumó a la propuesta - ¿Ves? Él también quiere. Hay un límite para lo que nos podemos aguantar el hambre -
-Bien, sí Taliesin va contigo estará bien ¿Sí? - Aunque la Vampiro era muy cuidadosa, a veces se dejaba llevar por su mal humor, en ese sentido, confiaba mucho más en Skatha, nunca lo había visto perder el control por el hambre.
Me mantuve a cierta distancia, ver a los vampiros comiendo no terminaba de estar en concordancia con lo que mi sistema exigía, así que prefería no verlo para que no tomara control sobre mis acciones. Mientras tanto, vigile que ningún otro orgánico se acercara por la zona, mientras menos involucrados hubiera seria mejor. Cuando terminaron de comer empezamos a caminar hacia la casa del Vampiro, Sophitia estaba pensativa, pero [ANALIZANDO] De buen ánimo general.
Pensé que al regresar Irina estaría durmiendo, pero por el contrario, se encontraba con la misma energía que por la tarde. Respondí exactamente lo que preguntaba, aunque hizo un gesto de “Decepción” Sí, eso parecía ser. Cuando no pude responder qué era lo que Sophitia había comprado en el muelle.
-No lo sé - Mire por la ventana, faltaban algunas horas para que salga el sol, pero quizás no fuera tiempo suficiente.
-Sí tu abuela nos lo permite, dormiré un día más aquí. Luego de eso nos tendremos que ir, íbamos de camino a un sitio de todos modos - Asentí.
-Parece la mejor opción, si salimos ahora mismo quizás no encontremos donde refugiarnos antes de que sea de día -
Tal como dijo la Vampiro, pasamos un día más en casa de Taliesin, y luego emprendimos el viaje hacia Sacrestic Ville nuevamente. Aunque por el camino tuvimos algunos problemas... Y en realidad nuestra llegada a la tierra de los Vampiros no sería ni tan rápido, ni de la forma en la que habíamos esperado.
Esas preguntas parecieron resonar en mi cabeza, se repitieron varias veces mientras mi sistema las analizaba, las dividía en cada uno de sus componentes y luego las volvía a rearmar. Tenía sentido, y en cierta forma ya lo sabia, que quien estaba allí era yo, aunque nada de eso tuviera sentido alguno... Pero era otra Yo dentro de Mi.
-No, no puedes - Dije rápidamente cuando Sophi preguntó.
-Oh, vamos... - Pero luego Taliesin se sumó a la propuesta - ¿Ves? Él también quiere. Hay un límite para lo que nos podemos aguantar el hambre -
-Bien, sí Taliesin va contigo estará bien ¿Sí? - Aunque la Vampiro era muy cuidadosa, a veces se dejaba llevar por su mal humor, en ese sentido, confiaba mucho más en Skatha, nunca lo había visto perder el control por el hambre.
Me mantuve a cierta distancia, ver a los vampiros comiendo no terminaba de estar en concordancia con lo que mi sistema exigía, así que prefería no verlo para que no tomara control sobre mis acciones. Mientras tanto, vigile que ningún otro orgánico se acercara por la zona, mientras menos involucrados hubiera seria mejor. Cuando terminaron de comer empezamos a caminar hacia la casa del Vampiro, Sophitia estaba pensativa, pero [ANALIZANDO] De buen ánimo general.
Pensé que al regresar Irina estaría durmiendo, pero por el contrario, se encontraba con la misma energía que por la tarde. Respondí exactamente lo que preguntaba, aunque hizo un gesto de “Decepción” Sí, eso parecía ser. Cuando no pude responder qué era lo que Sophitia había comprado en el muelle.
-No lo sé - Mire por la ventana, faltaban algunas horas para que salga el sol, pero quizás no fuera tiempo suficiente.
-Sí tu abuela nos lo permite, dormiré un día más aquí. Luego de eso nos tendremos que ir, íbamos de camino a un sitio de todos modos - Asentí.
-Parece la mejor opción, si salimos ahora mismo quizás no encontremos donde refugiarnos antes de que sea de día -
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Tal como dijo la Vampiro, pasamos un día más en casa de Taliesin, y luego emprendimos el viaje hacia Sacrestic Ville nuevamente. Aunque por el camino tuvimos algunos problemas... Y en realidad nuestra llegada a la tierra de los Vampiros no sería ni tan rápido, ni de la forma en la que habíamos esperado.
Zöe
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