El último sueño [Libre] [3/3] [Cerrado]
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El último sueño [Libre] [3/3] [Cerrado]
Una patada rompió con facilidad la desvencijada puerta del prostíbulo. Se escucharon gritos de espanto, sorpresa y algunos insultos, muchos de los presentes habían sido interrumpidos en pleno acto, otros estaban bajo efectos de plantas alucinógenas mezcladas con alcohol, estos últimos siquiera llegaron a reaccionar antes de que los soldados de la Guardia irrumpieran en el lugar.
En líneas generales ese tipo de antros eran ignorados a consciencia, principalmente porque no eran pocos los agentes de la guardia que los frecuentaban, además de que se lo consideraba un servicio público más que una actividad ilegal. Pero está vez había demasiado por perder en el medio, no era posible el pasarlo por alto, y todos los que estaban realizando el allanamiento lo tenían claro.
Apresar, golpear y revisar a las mismas mujeres que en más de una oportunidad les habían brindado servicios de los más variados no era agradable para los soldados. La única que parecía indiferente a la situación era Sashenka, quien consideraba que ya se habían tardado bastante en intervenir ese negocio.
El asunto era sumamente complejo, el cabecilla de una familia bastante importante de Lunargenta estaba dormido y nada parecía poder despertarlo. Desesperados, la esposa y los hijos habían recurrido a todo tipo de ayuda, contrataron a los mejores doctores, sacerdotes de varias religiones, y hasta chamanes. Pero sin importar lo que intentaran, el Hombre continuaba profundamente dormido.
La única conclusión a la que habían podido llegar es que alguien había intentado matarlo, y por motivos desconocidos sólo habían logrado dejarlo en un estado de reposo. Con semejante resultado lo más lógico había sido el intentar averiguar en qué lugares había estado el hombre antes de caer en ese sueño eterno.
-En la zona comercial evaluando unas especias.
-En el puerto supervisando la llegada de su mercancía.
-En el prostíbulo para tener un momento de esparcimiento personal.
-Y en una cena con algunos socios.
El lugar más evidente para empezar era el lupanar, en ese tipo de antros se tramaban todo tipo de actos viles. Sashenka estaba entre los encargados de revisar cada una de las habitaciones del lugar, en busca de cualquier cosa que pudiera ser sospechosa, algo que tuviera restos de veneno, una pista que pusiera al descubierto algún complot ¡Cualquier cosa!
La dragona abrió una de las habitaciones y empezó por dar vuelta los colchones, arrojar las sábanas a un lado, abrir todos los muebles y sacar lo que había adentro, revisar entre la ropa de las muchachas y mientras tanto hacerles preguntas.
-¿Dónde estuviste ayer durante todo el día? ¿Conocías al Señor D´Angelo? ¿Lo viste cuando llegó aquí? ¿Viste con quien estaba? - Sí las respuestas le parecían razonables pasaba a la siguiente muchacha, sí algo en el discurso le parecía sospechoso continuaba preguntando.
Salió de la primer habitación y pasó a la siguiente, le faltaban al menos cuatro cuartos más. Abajo, en la sala principal, el resto de los Guardias se encargaban de hacer interrogatorios similares a los clientes y a las prostitutas que estaban allí. La cuadra había sido cerrada y no permitían que la gente se acercara, aún así ya se había juntado una buena cantidad de curiosos.
En líneas generales ese tipo de antros eran ignorados a consciencia, principalmente porque no eran pocos los agentes de la guardia que los frecuentaban, además de que se lo consideraba un servicio público más que una actividad ilegal. Pero está vez había demasiado por perder en el medio, no era posible el pasarlo por alto, y todos los que estaban realizando el allanamiento lo tenían claro.
Apresar, golpear y revisar a las mismas mujeres que en más de una oportunidad les habían brindado servicios de los más variados no era agradable para los soldados. La única que parecía indiferente a la situación era Sashenka, quien consideraba que ya se habían tardado bastante en intervenir ese negocio.
El asunto era sumamente complejo, el cabecilla de una familia bastante importante de Lunargenta estaba dormido y nada parecía poder despertarlo. Desesperados, la esposa y los hijos habían recurrido a todo tipo de ayuda, contrataron a los mejores doctores, sacerdotes de varias religiones, y hasta chamanes. Pero sin importar lo que intentaran, el Hombre continuaba profundamente dormido.
La única conclusión a la que habían podido llegar es que alguien había intentado matarlo, y por motivos desconocidos sólo habían logrado dejarlo en un estado de reposo. Con semejante resultado lo más lógico había sido el intentar averiguar en qué lugares había estado el hombre antes de caer en ese sueño eterno.
-En la zona comercial evaluando unas especias.
-En el puerto supervisando la llegada de su mercancía.
-En el prostíbulo para tener un momento de esparcimiento personal.
-Y en una cena con algunos socios.
El lugar más evidente para empezar era el lupanar, en ese tipo de antros se tramaban todo tipo de actos viles. Sashenka estaba entre los encargados de revisar cada una de las habitaciones del lugar, en busca de cualquier cosa que pudiera ser sospechosa, algo que tuviera restos de veneno, una pista que pusiera al descubierto algún complot ¡Cualquier cosa!
La dragona abrió una de las habitaciones y empezó por dar vuelta los colchones, arrojar las sábanas a un lado, abrir todos los muebles y sacar lo que había adentro, revisar entre la ropa de las muchachas y mientras tanto hacerles preguntas.
-¿Dónde estuviste ayer durante todo el día? ¿Conocías al Señor D´Angelo? ¿Lo viste cuando llegó aquí? ¿Viste con quien estaba? - Sí las respuestas le parecían razonables pasaba a la siguiente muchacha, sí algo en el discurso le parecía sospechoso continuaba preguntando.
Salió de la primer habitación y pasó a la siguiente, le faltaban al menos cuatro cuartos más. Abajo, en la sala principal, el resto de los Guardias se encargaban de hacer interrogatorios similares a los clientes y a las prostitutas que estaban allí. La cuadra había sido cerrada y no permitían que la gente se acercara, aún así ya se había juntado una buena cantidad de curiosos.
Última edición por Sashenka Dozorova el Vie 29 Mayo - 9:23, editado 1 vez
Sashenka Dozorova
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Re: El último sueño [Libre] [3/3] [Cerrado]
Actualizando base de datos...
— Entonces Arthur, permíteme comprobar que he copiado toda la información correctamente. —le indiqué a mi hermano, una vez se vio finalizada la transferencia de datos.
El poblado de Lunargenta. Capital de la provincia de Verisar. Seno de la humanidad en Aerandir.
Habíamos llegado hace un par de días, como parte de nuestra operación de distribución y entrega de recursos a través de todo el continente, asignada por el jefe de la hacienda de los granjeros Ront. Me hallaba junto a Arthur, despojado de mi armadura, caminando calmadamente entre la multitud de residentes de la capital; cada quien inmerso en su propia historia que relatar.
Optamos por permanecer un tiempo en la ciudad, como parte de una misión de estudio y recolección de información acerca de los habitantes y las diversas zonas que frecuentan.
Arthur nombró la operación como: "Vacaciones".
— ¿Dices que Lunargenta se vio conquistada por individuos vampíricos? —cuestioné, dictando la información que ahora figuraba en mis datos.
— ¿Bajo la guía de un sujeto raro que no llegó ni a cumplir un mes con la corona? —predijo Arthur el siguiente párrafo— Correcto.
— Eso explica la presencia de estos grupos clandestinos en la ciudad. —razoné.
Hace unos días, me vi en la necesidad de eliminar a un grupo de vampiros que acechaba la zona donde residíamos; en pos del bienestar común. El grupo se hacía llamar: "Las Águilas de Sangre".
Este ente secuestraba y asesinaba individuos durante el anochecer. La naturaleza de los actos con los que torturaban a sus presas podían definirse con una expresión: Grotescos.
— Debemos seguir investigando. Es necesario eliminar este tipo de asociaciones inmediatamente. —declaré con seriedad.
— Si, si, Adam, lo que tú digas. —confirmó Arthur, encogiéndose de hombros con una risilla— Con tal de estar lejos del trabajo pesado de la hacienda. Estoy harto de ordeñar vacas.
¡ALERTA!
Actividad sospechosa detectada...
Realizando análisis del perímetro...
Detuvimos nuestro avance ante un conglomerado de individuos que se hallaban situados alrededor de un edificio; un establecimiento, al parecer. Un grupo de soldados de La Guardia les impedía el acceso.
— ¿Qué está ocurriendo allá...? —preguntó curioso el muchacho, señalando el lugar.
No tardamos en desplazarnos para formar parte de la multitud, intentando obtener mejor visión de los acontecimientos.
— Disculpe, señorita. —me acerqué a una damisela, parte del grupo que permanecía apartado de la muchedumbre— ¿Podría indicarnos que ha acontecido en este lugar?
— Entonces Arthur, permíteme comprobar que he copiado toda la información correctamente. —le indiqué a mi hermano, una vez se vio finalizada la transferencia de datos.
El poblado de Lunargenta. Capital de la provincia de Verisar. Seno de la humanidad en Aerandir.
Habíamos llegado hace un par de días, como parte de nuestra operación de distribución y entrega de recursos a través de todo el continente, asignada por el jefe de la hacienda de los granjeros Ront. Me hallaba junto a Arthur, despojado de mi armadura, caminando calmadamente entre la multitud de residentes de la capital; cada quien inmerso en su propia historia que relatar.
Optamos por permanecer un tiempo en la ciudad, como parte de una misión de estudio y recolección de información acerca de los habitantes y las diversas zonas que frecuentan.
Arthur nombró la operación como: "Vacaciones".
— ¿Dices que Lunargenta se vio conquistada por individuos vampíricos? —cuestioné, dictando la información que ahora figuraba en mis datos.
— ¿Bajo la guía de un sujeto raro que no llegó ni a cumplir un mes con la corona? —predijo Arthur el siguiente párrafo— Correcto.
— Eso explica la presencia de estos grupos clandestinos en la ciudad. —razoné.
Hace unos días, me vi en la necesidad de eliminar a un grupo de vampiros que acechaba la zona donde residíamos; en pos del bienestar común. El grupo se hacía llamar: "Las Águilas de Sangre".
Este ente secuestraba y asesinaba individuos durante el anochecer. La naturaleza de los actos con los que torturaban a sus presas podían definirse con una expresión: Grotescos.
— Debemos seguir investigando. Es necesario eliminar este tipo de asociaciones inmediatamente. —declaré con seriedad.
— Si, si, Adam, lo que tú digas. —confirmó Arthur, encogiéndose de hombros con una risilla— Con tal de estar lejos del trabajo pesado de la hacienda. Estoy harto de ordeñar vacas.
¡ALERTA!
Actividad sospechosa detectada...
Realizando análisis del perímetro...
Detuvimos nuestro avance ante un conglomerado de individuos que se hallaban situados alrededor de un edificio; un establecimiento, al parecer. Un grupo de soldados de La Guardia les impedía el acceso.
— ¿Qué está ocurriendo allá...? —preguntó curioso el muchacho, señalando el lugar.
No tardamos en desplazarnos para formar parte de la multitud, intentando obtener mejor visión de los acontecimientos.
— Disculpe, señorita. —me acerqué a una damisela, parte del grupo que permanecía apartado de la muchedumbre— ¿Podría indicarnos que ha acontecido en este lugar?
Prometeo
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Re: El último sueño [Libre] [3/3] [Cerrado]
Estolas estaba trabajando con una pareja, un hombre-bestia y una elfa con un peculiar fetiche por las setas, cuando la guardia de la ciudad entró a tropel en el establecimiento. En un primer momento la pecosa pensó que podría ser un grupo de soldados borrachos que buscaba divertirse, pero los gritos pronto indicaron lo contrario, sin embargo ella no cejó en su labor hasta que una mujer derribó la puerta de su habitación.
La escena es quedó congelada por un momento, la bestia miraba a la soldado con la cara desencajada y lujuriosa mientras sostenía con sus zarpas los glúteos de la elfa y esta a su vez miraba de reojo a la desconocida, con la boca abierta y la lengua fuera, en un intento de alcanzar la seta que Estolas sostenía entre sus pechos.
—¿Qu-que es todo esto? —Alcanzó a decir el hombre— Pagamos expresamente para que...
La morena con la armadura de la guardia dio un paso al frente y acto seguido, un seco bofetón impactó en el pómulo del hombre-bestia.
La mujer limpió los nudillos del guantelete sin bajar la mirada. Ella era la ley, eso había quedado claro.
Unos minutos después (uno en realidad... quizás menos) la pareja ya tenía en sus manos la ropa que antes estaba en el suelo y habían salido de la habitación.
Estolas se quedó de pie, desnuda, en un lugar de la estancia donde no molestara a la mujer. Miraba como esta revolvía todo el cuarto, al jefe no le iba a gustar nada todo esto.
—¿Dónde estuviste ayer durante todo el día? —la mirada de la guarda era seria.
—Estuve todo el día aquí, Señora. Trabajando —añadió Estolas mientras cogía una tela que la mujer le acababa de lanzar para que se tapara.
—¿Conocías al Señor D´Angelo?
—Sí, Señora.
—¿Lo viste cuando llegó aquí?
—Sí, Señora —la loba repitió las dos palabras con el mismo tono de voz de la respuesta anterior.
—¿Viste con quien estaba?
—Sí, Señora. Estuvo conmigo —continuó Estolas, sin cambiar su registro vocal.
La escena es quedó congelada por un momento, la bestia miraba a la soldado con la cara desencajada y lujuriosa mientras sostenía con sus zarpas los glúteos de la elfa y esta a su vez miraba de reojo a la desconocida, con la boca abierta y la lengua fuera, en un intento de alcanzar la seta que Estolas sostenía entre sus pechos.
—¿Qu-que es todo esto? —Alcanzó a decir el hombre— Pagamos expresamente para que...
La morena con la armadura de la guardia dio un paso al frente y acto seguido, un seco bofetón impactó en el pómulo del hombre-bestia.
La mujer limpió los nudillos del guantelete sin bajar la mirada. Ella era la ley, eso había quedado claro.
Unos minutos después (uno en realidad... quizás menos) la pareja ya tenía en sus manos la ropa que antes estaba en el suelo y habían salido de la habitación.
Estolas se quedó de pie, desnuda, en un lugar de la estancia donde no molestara a la mujer. Miraba como esta revolvía todo el cuarto, al jefe no le iba a gustar nada todo esto.
—¿Dónde estuviste ayer durante todo el día? —la mirada de la guarda era seria.
—Estuve todo el día aquí, Señora. Trabajando —añadió Estolas mientras cogía una tela que la mujer le acababa de lanzar para que se tapara.
—¿Conocías al Señor D´Angelo?
—Sí, Señora.
—¿Lo viste cuando llegó aquí?
—Sí, Señora —la loba repitió las dos palabras con el mismo tono de voz de la respuesta anterior.
—¿Viste con quien estaba?
—Sí, Señora. Estuvo conmigo —continuó Estolas, sin cambiar su registro vocal.
Marceline
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Re: El último sueño [Libre] [3/3] [Cerrado]
La Dragona se quedó mirando la escena, durante algunos segundos su mente parecía no identificar la imagen, como si no pudiera entender la manera en que todas esas piezas encajaban entre sí. Claramente una muchachita criada en una familia sin ninguna necesidad económica no podía siquiera pensar que ese tipo de cosas ocurrían, que las personas podían realizar el acto del coito de muchas maneras muy distintas y no necesariamente porque buscaran procrear.
Arrugó la nariz y frunció el ceño “Asquerosos degenerados, este mundo está lleno de inmoralidad” pensó Sasha mientras se acercaba a uno de ellos y le daba una bofetada en pleno rostro. No solo eran repugnantes, además creían que tenían derecho a quejarse, eso era entre lamentable e indignante a ojos de la dragona.
-Ustedes dos - Dijo señalando el Hombre-Bestia y a la elfa - Largo de aquí, abajo hay más guardias que les harán un interrogatorio - Incluso el olor del lugar le resultaba repugnante - ¡Largo! - La armadura, más el gesto y una mano sobre el mango de la lanza fueron suficiente incentivo para hacer que salieran.
La otra muchacha siguió en su sitio, su gesto no denotaba emoción alguna, siquiera podría decirse que pareciera preocupada por la presencia de Sashenka allí. Sí la Guardia hubiese tenido una pizca de empatía probablemente le hubiese llamado la atención, pero en lo único que podía pensar en ese momento es que al menos la joven estaba callada y quieta, lo cual facilitaba su trabajo.
Cuando escuchó la respuesta afirmativa dejó de revolver ¡Acaba de encontrar a una testigo directa o quizás a la principal sospechosa! Se giró sobre los talones y agarró a la chica de un brazo.
-Vendrás conmigo entonces - La arrastró hasta el pilón de ropa que la misma Sasha acababa de sacar del ropero - Ponte algo decente porque saldremos ahora mismo - En ningún momento parecía dudar de lo que decía, quizás siquiera pensaba en que la muchacha podría negarse, o que a alguien podría no parecerle bien que se tomara ese tipo de libertades.
En cuanto la joven se terminó de cambiar volvió a agarrarla del brazo y la llevó escalera abajo, de ser necesario la arrastraría, pasando por la sala común hasta llegar a la puerta de entrada al recinto, donde uno de los superiores de Sashenka esperaba. La dragona se paró firme frente al caballero, sin soltar a la muchacha.
-Señor, encontré a una testigo directa que asegura haber visto ayer al Señor D´Angelo - Dio solo la información necesaria, sí hacía demasiado alboroto de todo eso alguno de los soldados podría querer intervenir y llevarse el crédito - Permiso para llevarla al cuartel y continuar con el interrogatorio -
-Permiso concedido, debes sacarle tanta información como sea posible. La situación es muy delicada - Sasha asintió, hizo un nuevo saludo marcial y salió a la calle.
Pero cuando quiso apartar a la multitud para salir de allí, una mano sujetó a la joven prostituta desde el otro lado.
-¿A donde crees que la llevas? - Al principio Dozorova no identificó de quien se trataba, pero por contexto terminó suponiendo que era el dueño del establecimiento - Es una de mis mejores chicas, si te la llevas perderé una enorme cantidad de dinero ¿Quien me lo va a pagar? -
-Son asuntos de la Guardia, Señor. Su “muchacha” es testigo - Tiro un poco más de la joven para que la suelte - Me importa muy poco su dinero malhabido, esto es un asunto oficial -
Arrugó la nariz y frunció el ceño “Asquerosos degenerados, este mundo está lleno de inmoralidad” pensó Sasha mientras se acercaba a uno de ellos y le daba una bofetada en pleno rostro. No solo eran repugnantes, además creían que tenían derecho a quejarse, eso era entre lamentable e indignante a ojos de la dragona.
-Ustedes dos - Dijo señalando el Hombre-Bestia y a la elfa - Largo de aquí, abajo hay más guardias que les harán un interrogatorio - Incluso el olor del lugar le resultaba repugnante - ¡Largo! - La armadura, más el gesto y una mano sobre el mango de la lanza fueron suficiente incentivo para hacer que salieran.
La otra muchacha siguió en su sitio, su gesto no denotaba emoción alguna, siquiera podría decirse que pareciera preocupada por la presencia de Sashenka allí. Sí la Guardia hubiese tenido una pizca de empatía probablemente le hubiese llamado la atención, pero en lo único que podía pensar en ese momento es que al menos la joven estaba callada y quieta, lo cual facilitaba su trabajo.
Cuando escuchó la respuesta afirmativa dejó de revolver ¡Acaba de encontrar a una testigo directa o quizás a la principal sospechosa! Se giró sobre los talones y agarró a la chica de un brazo.
-Vendrás conmigo entonces - La arrastró hasta el pilón de ropa que la misma Sasha acababa de sacar del ropero - Ponte algo decente porque saldremos ahora mismo - En ningún momento parecía dudar de lo que decía, quizás siquiera pensaba en que la muchacha podría negarse, o que a alguien podría no parecerle bien que se tomara ese tipo de libertades.
En cuanto la joven se terminó de cambiar volvió a agarrarla del brazo y la llevó escalera abajo, de ser necesario la arrastraría, pasando por la sala común hasta llegar a la puerta de entrada al recinto, donde uno de los superiores de Sashenka esperaba. La dragona se paró firme frente al caballero, sin soltar a la muchacha.
-Señor, encontré a una testigo directa que asegura haber visto ayer al Señor D´Angelo - Dio solo la información necesaria, sí hacía demasiado alboroto de todo eso alguno de los soldados podría querer intervenir y llevarse el crédito - Permiso para llevarla al cuartel y continuar con el interrogatorio -
-Permiso concedido, debes sacarle tanta información como sea posible. La situación es muy delicada - Sasha asintió, hizo un nuevo saludo marcial y salió a la calle.
Pero cuando quiso apartar a la multitud para salir de allí, una mano sujetó a la joven prostituta desde el otro lado.
-¿A donde crees que la llevas? - Al principio Dozorova no identificó de quien se trataba, pero por contexto terminó suponiendo que era el dueño del establecimiento - Es una de mis mejores chicas, si te la llevas perderé una enorme cantidad de dinero ¿Quien me lo va a pagar? -
-Son asuntos de la Guardia, Señor. Su “muchacha” es testigo - Tiro un poco más de la joven para que la suelte - Me importa muy poco su dinero malhabido, esto es un asunto oficial -
Sashenka Dozorova
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Re: El último sueño [Libre] [3/3] [Cerrado]
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— ¡No estamos seguros! Un grupo de la Guardia irrumpió a la fuerza en el edificio. —informó la señorita mientras seguía observando la escena— Dicen que este lugar ha sido un prostíbulo exótico por las noches, frecuentado por los mismos soldados. También escuché que algo terrible le había ocurrido al señor D'Angelo.
— ¿Un prostíbulo...? —cuestioné incrédulo.
— ¿El señor D'Angelo...? Un segundo. —dudó Arthur— Adam, ¿no se llamaba así el señor de...?
— ¿Ayer? Correcto, pero... —aprobé su moción, pero se presentaron varios inconvenientes con aquella ruta de pensamientos— El señor D'Angelo permaneció toda la tarde del día de ayer junto a nosotros... No pudo estar enfermo, no presentaba ningún síntoma de algúna...
Intenté proceder con mi alegato, pero nuestra conversación fue espiada por uno de los soldados que cuidaba la entrada.
— ¿Con que así son las cosas, niñatos? —se acercó raudo, cogiendo a Arthur del brazo— Vendrán con nosotros. Andando. —ordenó.
¡ALERTA!
Iniciando protocolos de combate...
Me interpuse rápidamente entre el guardia y mi hermano, liberándole de su agarre con una maniobra y un veloz empujón que le hizo retroceder un par de pasos. Arthur tragó saliva.
La multitud guardó silencio mientras nos observaba. Eramos ahora el foco de su atención.
— Atrás. —ordené inexpugnable con severidad.
— ¿Pero q-q-qué...? —musitó el guardia, recuperando por poco el equilibrio— ¿¡Cómo te atreves!? ¿¡Quién te has creído, niño bonito!?
— Cooperaremos voluntariamente con la investigación. —dicté con seriedad— No hay necesidad de recurrir a métodos de intimidación.
— ¡No me interesa! —proclamó airado— ¡No te librarás tan fácil de ésta!
Su orgullo herido le impedía razonar apropiadamente, un comportamiento que demostraba ser común en los seres humanos de la península; y de todo el continente en general.
Dispuesto a demostrar su superioridad, dirigió su puño directo a mi rostro con un torpe, lento y predecible movimiento.
Calculé un sinnúmero de contraataques que podía ejecutar en respuesta ante las grandes aberturas de su ataque. Sin embargo, preferí mantener mi serenidad y pacifismo, recibiendo su golpe directamente en el rostro.
Sonreí amable, mientras escuchaba sus nudillos quebrarse ante el sólido metal bajo mi piel.
— Repito, cooperaremos voluntariamente.
— ¡No estamos seguros! Un grupo de la Guardia irrumpió a la fuerza en el edificio. —informó la señorita mientras seguía observando la escena— Dicen que este lugar ha sido un prostíbulo exótico por las noches, frecuentado por los mismos soldados. También escuché que algo terrible le había ocurrido al señor D'Angelo.
— ¿Un prostíbulo...? —cuestioné incrédulo.
— ¿El señor D'Angelo...? Un segundo. —dudó Arthur— Adam, ¿no se llamaba así el señor de...?
— ¿Ayer? Correcto, pero... —aprobé su moción, pero se presentaron varios inconvenientes con aquella ruta de pensamientos— El señor D'Angelo permaneció toda la tarde del día de ayer junto a nosotros... No pudo estar enfermo, no presentaba ningún síntoma de algúna...
Intenté proceder con mi alegato, pero nuestra conversación fue espiada por uno de los soldados que cuidaba la entrada.
— ¿Con que así son las cosas, niñatos? —se acercó raudo, cogiendo a Arthur del brazo— Vendrán con nosotros. Andando. —ordenó.
¡ALERTA!
Iniciando protocolos de combate...
Me interpuse rápidamente entre el guardia y mi hermano, liberándole de su agarre con una maniobra y un veloz empujón que le hizo retroceder un par de pasos. Arthur tragó saliva.
La multitud guardó silencio mientras nos observaba. Eramos ahora el foco de su atención.
— Atrás. —ordené inexpugnable con severidad.
— ¿Pero q-q-qué...? —musitó el guardia, recuperando por poco el equilibrio— ¿¡Cómo te atreves!? ¿¡Quién te has creído, niño bonito!?
— Cooperaremos voluntariamente con la investigación. —dicté con seriedad— No hay necesidad de recurrir a métodos de intimidación.
— ¡No me interesa! —proclamó airado— ¡No te librarás tan fácil de ésta!
Su orgullo herido le impedía razonar apropiadamente, un comportamiento que demostraba ser común en los seres humanos de la península; y de todo el continente en general.
Dispuesto a demostrar su superioridad, dirigió su puño directo a mi rostro con un torpe, lento y predecible movimiento.
Calculé un sinnúmero de contraataques que podía ejecutar en respuesta ante las grandes aberturas de su ataque. Sin embargo, preferí mantener mi serenidad y pacifismo, recibiendo su golpe directamente en el rostro.
Sonreí amable, mientras escuchaba sus nudillos quebrarse ante el sólido metal bajo mi piel.
— Repito, cooperaremos voluntariamente.
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Re: El último sueño [Libre] [3/3] [Cerrado]
Estolas asintió con la cabeza y se vistió con lo más decente y rápido que había, un vestido oscuro y unos zapatos de suela fina que dejaban a la vista el empeine.
La loba siguió a la guardia sin rechistar ni quejarse por el férreo agarre de la mujer. Al llegar al salón guardó silencio, no dijo nada (jamás se le ocurriría decir algo) cuando reconoció al superior de la morena.
Sabia su nombre, o mejor dicho el nombre con el que le gustaba que Estolas lo llamara "Uther domador de bestias".
Un rol bastante común entre los clientes de la loba, a muchos hombres les gustaba ejercer la dominación y jugar a capturar y poseer a la licantropa salvaje, con todas sus doloras consecuencias incluidas... aunque para eso había que pagar un extra y la gente era muy tacaña. Alguno había jugado con el extra sin pagarlo y le había tocado apoquinar más monedas al terminar, bajo la amenaza de los matones del local o con el ultimátum de no volver a contratar los servicios de Estolas.
—No me están deteniendo, Señor —se aventuró a aclarar Estolas, cuando el hombre y la mujer comenzaron a tironear de ella—. Solo quiere que conteste unas preguntas.
—A callar, zorra. Nadie te ha dado vela en este entierro —el dueño del local volvió a mirar a la guarda—. Si tienes que hacerle preguntas, házselas aquí.
Ninguno de los dos cedía un palmo y Estolas solo podía sentir los zarandeos y los tirones en sus brazos. La loba arrugó el ceño un instante, cuando uno de los tirones tensó sus músculos más de la cuenta.
Aquello continuó hasta que el caballero, al mando de la redada, puso una mano en el hombro del humano.
—Necesitamos llevar a Estolas al cuartel —nadie había pronunciado su nombre durante la riña—. No se preocupe, la trataremos bien y la tendrá de vuelta pronto.
El jefe de la pelirroja reconoció enseguida a su cliente, sabía perfectamente quien era y sus preferencias. Si le pasaba algo a su chica se lo haría pagar con creces.
Sin decir nada soltó el brazo de la loba, el caballero sacó su mano del hombro del humano y volvió a su puesto.
Tras aquel contratiempo solo cabía esperar que el viaje al cuartel seria tranquilo y rápido, pero lejos estaba la loba de llegar a donde la morena quería.
Aún estaban atravesando la muchedumbre cuando se toparon con la siguiente pelea... si es que se le puede llamar pelea a lo que Estolas veía. Una pelea implica que uno o más participantes reciben y dan golpes entre sí, esto era más bien como ver a un guardia borracho golpear una pared, pues el hombre que protegía a un muchacho se había dejado golpear la cara sin siquiera cubrirse o devolver el ataque.
La loba siguió a la guardia sin rechistar ni quejarse por el férreo agarre de la mujer. Al llegar al salón guardó silencio, no dijo nada (jamás se le ocurriría decir algo) cuando reconoció al superior de la morena.
Sabia su nombre, o mejor dicho el nombre con el que le gustaba que Estolas lo llamara "Uther domador de bestias".
Un rol bastante común entre los clientes de la loba, a muchos hombres les gustaba ejercer la dominación y jugar a capturar y poseer a la licantropa salvaje, con todas sus doloras consecuencias incluidas... aunque para eso había que pagar un extra y la gente era muy tacaña. Alguno había jugado con el extra sin pagarlo y le había tocado apoquinar más monedas al terminar, bajo la amenaza de los matones del local o con el ultimátum de no volver a contratar los servicios de Estolas.
—No me están deteniendo, Señor —se aventuró a aclarar Estolas, cuando el hombre y la mujer comenzaron a tironear de ella—. Solo quiere que conteste unas preguntas.
—A callar, zorra. Nadie te ha dado vela en este entierro —el dueño del local volvió a mirar a la guarda—. Si tienes que hacerle preguntas, házselas aquí.
Ninguno de los dos cedía un palmo y Estolas solo podía sentir los zarandeos y los tirones en sus brazos. La loba arrugó el ceño un instante, cuando uno de los tirones tensó sus músculos más de la cuenta.
Aquello continuó hasta que el caballero, al mando de la redada, puso una mano en el hombro del humano.
—Necesitamos llevar a Estolas al cuartel —nadie había pronunciado su nombre durante la riña—. No se preocupe, la trataremos bien y la tendrá de vuelta pronto.
El jefe de la pelirroja reconoció enseguida a su cliente, sabía perfectamente quien era y sus preferencias. Si le pasaba algo a su chica se lo haría pagar con creces.
Sin decir nada soltó el brazo de la loba, el caballero sacó su mano del hombro del humano y volvió a su puesto.
Tras aquel contratiempo solo cabía esperar que el viaje al cuartel seria tranquilo y rápido, pero lejos estaba la loba de llegar a donde la morena quería.
Aún estaban atravesando la muchedumbre cuando se toparon con la siguiente pelea... si es que se le puede llamar pelea a lo que Estolas veía. Una pelea implica que uno o más participantes reciben y dan golpes entre sí, esto era más bien como ver a un guardia borracho golpear una pared, pues el hombre que protegía a un muchacho se había dejado golpear la cara sin siquiera cubrirse o devolver el ataque.
Marceline
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Re: El último sueño [Libre] [3/3] [Cerrado]
“¡Que pérdida de tiempo!” pensaba la dragona mientras miraba con furia al encargado del prostíbulo “Inútil, inservible, pedazo de basura indigna” los insultos se acumulaban en la cabeza de la dragona, y estaba a punto de pasar a la violencia cuando otro de los Guardias se acercó. El gesto de Sasha era serio y duro, había algo en la conversación de esos dos que no terminaba de cerrarle, como un aire de reconocimiento mutuo.
-Así que se llama Estolas - Fue lo único que dijo Sashenka cuando la interacción entre los dos hombres terminó. Miró fijamente a su superior, este le sostuvo la mirada unos segundos, pero luego la apartó.
Era toda la confirmación que necesitaba.
-Vamonos - Siguió arrastrando a la muchacha en dirección al cuartel, cuando un nuevo problema se interpuso en su camino - Por las escamas de... - Apretó la mandíbula y empezó a apartar a la gente que había comenzado a rodear a los dos luchadores.
Aparentemente uno de los Guardias quería agarrar a un joven para interrogarlo, Sasha supuso que tendrían que haber dicho o hecho algo antes de eso que justificara el querer llevarlos. En cualquier caso, el más corpulento de los dos no estaba haciendo siquiera un esfuerzo por resistirse, y no parecía que el Guardia pudiera hacer mucho por obligarlo tampoco.
-Basta ya de toda esta tontería - Dijo Sasha con énfasis mientras se acercaba, el sujeto que había tirado el primer golpe se agarraba la mano y gritaba de dolor “¿Con qué se golpeó?” para cuando Dozorova había mirado ya toda la acción había terminado - Dicen que vendrán sin resistirse, no es necesario utilizar la violencia -
Siquiera se fijo sí su compañero estaba bien, sí era tan estúpido como para lastimarse una mano solo en medio de una pelea no se merecía el que Sasha perdiera su tiempo. Con su gesto serio, que a muchas personas le daba la sensación que era en realidad de enojo, la dragona se puso entre medio de los dos y miró fijamente al muchacho.
-Acompáñenos al Cuartel de la Guardia, por favor - Sasha evaluaba la situación, sí se resistían no podría con todos ellos, sólo tenía dos manos y ellos eran tres. Aunque la muchacha parecía que no pensaba resistirse “Pero podría ser una trampa” y que intentara escapar en cuanto la soltara - Serán sólo algunas preguntas y los dejaremos ir, es por un caso sumamente importante -
Los superiores querían respuestas rápido, la familia D´Angelo era muy influyente en la ciudad y la Guardia quedaría muy mal parada sí no encontraban al o los culpables pronto, se verían como unos inútiles frente a los ojos del público.
-Es por aquí - Dijo la dragona mientras se abría paso entre el gentío, sin soltar a Estolas en ningún momento.
-----------------------------
*Sientánse libres de describir la llegada al cuartel.
-Así que se llama Estolas - Fue lo único que dijo Sashenka cuando la interacción entre los dos hombres terminó. Miró fijamente a su superior, este le sostuvo la mirada unos segundos, pero luego la apartó.
Era toda la confirmación que necesitaba.
-Vamonos - Siguió arrastrando a la muchacha en dirección al cuartel, cuando un nuevo problema se interpuso en su camino - Por las escamas de... - Apretó la mandíbula y empezó a apartar a la gente que había comenzado a rodear a los dos luchadores.
Aparentemente uno de los Guardias quería agarrar a un joven para interrogarlo, Sasha supuso que tendrían que haber dicho o hecho algo antes de eso que justificara el querer llevarlos. En cualquier caso, el más corpulento de los dos no estaba haciendo siquiera un esfuerzo por resistirse, y no parecía que el Guardia pudiera hacer mucho por obligarlo tampoco.
-Basta ya de toda esta tontería - Dijo Sasha con énfasis mientras se acercaba, el sujeto que había tirado el primer golpe se agarraba la mano y gritaba de dolor “¿Con qué se golpeó?” para cuando Dozorova había mirado ya toda la acción había terminado - Dicen que vendrán sin resistirse, no es necesario utilizar la violencia -
Siquiera se fijo sí su compañero estaba bien, sí era tan estúpido como para lastimarse una mano solo en medio de una pelea no se merecía el que Sasha perdiera su tiempo. Con su gesto serio, que a muchas personas le daba la sensación que era en realidad de enojo, la dragona se puso entre medio de los dos y miró fijamente al muchacho.
-Acompáñenos al Cuartel de la Guardia, por favor - Sasha evaluaba la situación, sí se resistían no podría con todos ellos, sólo tenía dos manos y ellos eran tres. Aunque la muchacha parecía que no pensaba resistirse “Pero podría ser una trampa” y que intentara escapar en cuanto la soltara - Serán sólo algunas preguntas y los dejaremos ir, es por un caso sumamente importante -
Los superiores querían respuestas rápido, la familia D´Angelo era muy influyente en la ciudad y la Guardia quedaría muy mal parada sí no encontraban al o los culpables pronto, se verían como unos inútiles frente a los ojos del público.
-Es por aquí - Dijo la dragona mientras se abría paso entre el gentío, sin soltar a Estolas en ningún momento.
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*Sientánse libres de describir la llegada al cuartel.
Sashenka Dozorova
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Re: El último sueño [Libre] [3/3] [Cerrado]
—¡Maldi... ción! —se quejó el guardia, retirando su puño inmediatamente, arrugando el rostro con un gesto de dolor y envolviendo su nudillo con su otra mano; intentando mitigar el daño. —Maldito... —bufó en agonía. —¡Eres un hijo de...!
Antes que aquel guardia pudiera proceder con su rabieta, una mujer se abrió camino entre la muchedumbre con autoridad, provocando que los aldeanos y los guardias retrocedieran atemorizados; inclusive Arthur se apegó a mi espalda en busca de protección. Dio la orden que detuvo el conflicto en ese mismo instante, mientras arrastraba por el brazo a una pequeña joven de cabellos rojizos.
Realizando análisis del sujeto...
La mujer demostraba un semblante serio tras el profundo espesor de sus ojos. Severa e inexpugnable. Lucía aquella insignia que le identificaba como un miembro de La Guardia de Lunargenta. La otra chica, por otro lado, se mostraba misteriosa. De no ser por el carmín de sus cabellos, y la peculiar distribución de irregularidades en los pigmentos de su rostro, un orgánico promedio no sería capaz de detectar su presencia en circunstancias naturales. Su mirada se hallaba vacía, daba entender que se hallaba ausente de los acontecimientos.
—De acuerdo. Guíe el camino. —le indiqué a la señorita con serenidad, aprobando su moción. Escuché a Arthur tragar saliva, estaba nervioso y asustado por la mujer. —Haremos lo necesario. —aclaré con una afirmación antes de seguir sus pasos. —Andando, Arthur. Ya le has escuchado. Solo serán un par de preguntas. Estaremos bien. —me giré para llamar a mi hermano e intentar calmarle con una sonrisa. Este asintió con un suspiro y procedió a caminar detrás de mi.
Nuestro viaje al cuartel de La Guardia ocurrió sin mayores contratiempos... Considerando que lo que estaba ocurriendo no entraba en el rango de un contratiempo, ¿correcto?
¡ALERTA!
Comportamiento inusual detectado...
Realizando análisis del perímetro...
Creí que solo era una casualidad en la primera oportunidad. Pensé que solo estaba nervioso en la segunda. Pero entendí de qué se trataba cuando Arthur casi murió de pánico cuando se percató de que observaba lo que hacía. Su cara enrojeció a niveles abismales, mientras una curva burlona tenía mi rostro con una sonrisa.
—Te gusta. —dicté, conociendo demasiado bien el caso. Existían muchos precedentes.
—No es cierto. —contestó, evitando mi mirada. Si lo era. Mientras más se encogía entre sus hombros, más se delataba.
—Si lo es. —reí burlón, intentando provocarle.
—Claro que no. —gruñó obstinado, cruzándose de brazos. —No me molestes.
—¿Por qué no intentas hablarle? —pregunté risueño y optimista, intentando motivarle.
—¿Estás loco? ¿Y morir en el intento? —me miró incrédulo. Solo pude continuar riendo.
—No seas exagerado... Es fácil. —instruí sonriendo, lleno de optimismo. —¡Observa!
—¡Adam! ¡No! —exclamó intentando detenerme, pero ya era demasiado tarde.
Nos hallabamos ya en el cuartel, en el momento en que le tendí mi mano a la señorita de cabellos rojizos. Arthur, sin duda alguna, tenía tendencia a lo improbable. Le sonreí cordial, sumergiéndome en el vacío de aquellos ojos. Mi joven hermano se limitó a dedicarle una sonrisa incómoda a la señorita con un suave saludo con la mano. Su rostro podía explotar en cualquier momento.
—Hola, señorita. —me presenté con amabilidad. —Soy Adam, Adam Ront. Y él es mi hermano, Arthur. Es un placer conocerle.
Antes que aquel guardia pudiera proceder con su rabieta, una mujer se abrió camino entre la muchedumbre con autoridad, provocando que los aldeanos y los guardias retrocedieran atemorizados; inclusive Arthur se apegó a mi espalda en busca de protección. Dio la orden que detuvo el conflicto en ese mismo instante, mientras arrastraba por el brazo a una pequeña joven de cabellos rojizos.
Realizando análisis del sujeto...
La mujer demostraba un semblante serio tras el profundo espesor de sus ojos. Severa e inexpugnable. Lucía aquella insignia que le identificaba como un miembro de La Guardia de Lunargenta. La otra chica, por otro lado, se mostraba misteriosa. De no ser por el carmín de sus cabellos, y la peculiar distribución de irregularidades en los pigmentos de su rostro, un orgánico promedio no sería capaz de detectar su presencia en circunstancias naturales. Su mirada se hallaba vacía, daba entender que se hallaba ausente de los acontecimientos.
—De acuerdo. Guíe el camino. —le indiqué a la señorita con serenidad, aprobando su moción. Escuché a Arthur tragar saliva, estaba nervioso y asustado por la mujer. —Haremos lo necesario. —aclaré con una afirmación antes de seguir sus pasos. —Andando, Arthur. Ya le has escuchado. Solo serán un par de preguntas. Estaremos bien. —me giré para llamar a mi hermano e intentar calmarle con una sonrisa. Este asintió con un suspiro y procedió a caminar detrás de mi.
[…]
Nuestro viaje al cuartel de La Guardia ocurrió sin mayores contratiempos... Considerando que lo que estaba ocurriendo no entraba en el rango de un contratiempo, ¿correcto?
¡ALERTA!
Comportamiento inusual detectado...
Realizando análisis del perímetro...
Creí que solo era una casualidad en la primera oportunidad. Pensé que solo estaba nervioso en la segunda. Pero entendí de qué se trataba cuando Arthur casi murió de pánico cuando se percató de que observaba lo que hacía. Su cara enrojeció a niveles abismales, mientras una curva burlona tenía mi rostro con una sonrisa.
—Te gusta. —dicté, conociendo demasiado bien el caso. Existían muchos precedentes.
—No es cierto. —contestó, evitando mi mirada. Si lo era. Mientras más se encogía entre sus hombros, más se delataba.
—Si lo es. —reí burlón, intentando provocarle.
—Claro que no. —gruñó obstinado, cruzándose de brazos. —No me molestes.
—¿Por qué no intentas hablarle? —pregunté risueño y optimista, intentando motivarle.
—¿Estás loco? ¿Y morir en el intento? —me miró incrédulo. Solo pude continuar riendo.
—No seas exagerado... Es fácil. —instruí sonriendo, lleno de optimismo. —¡Observa!
—¡Adam! ¡No! —exclamó intentando detenerme, pero ya era demasiado tarde.
Nos hallabamos ya en el cuartel, en el momento en que le tendí mi mano a la señorita de cabellos rojizos. Arthur, sin duda alguna, tenía tendencia a lo improbable. Le sonreí cordial, sumergiéndome en el vacío de aquellos ojos. Mi joven hermano se limitó a dedicarle una sonrisa incómoda a la señorita con un suave saludo con la mano. Su rostro podía explotar en cualquier momento.
—Hola, señorita. —me presenté con amabilidad. —Soy Adam, Adam Ront. Y él es mi hermano, Arthur. Es un placer conocerle.
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Re: El último sueño [Libre] [3/3] [Cerrado]
El cambio de una zona a otra de la ciudad pasó de ser gradual a dar saltos exageradamente grandes. El lupanar de Estolas se encontraba en una de las zonas bajas, no muy lejos de la entrada a las catacumbas, las casas estaban destrozadas por la guerra y la gente malvivía en chabolas.
Con el pasar de las calles las casas se fueron manteniendo más erguidas, conservaban la mayoría de sus piedras y tejas y los faroles comenzaban a estar encendidos. Pero al cruzar el puente la ciudad cambio de forma radical, como si un carnicero hubiera pegado un trozo de venado con uno de cerdo.
Las calles estaban empedradas e iluminadas, el olor a orín casi ni se sentía, la casas estaban rectas y alineadas, sus fachadas adornadas y los postigos echados y asegurados... y guardias, caminaban en parejas con las lanzas en los brazos o el escudo colgado de la espalda, sus insignias brillaban y sus caras estaban relajadas.
El cuartel de la guardia de Lunargenta no se quedaba atrás, una pequeña fortificación en medio de la ciudad, una puerta por que cabían dos caballos, uno al lado de otro, y unas almenas donde arqueros de guardia miraban pasar a la gente.
Estolas retuvo su paso durante un segundo al ver la mano del muchacho, extendió el brazo libre y correspondió el saludo.
—El placer es mío —la loba observó al hombre, no le había pedido su nombre, pero sus palabras y gestos indicaban que quería saberlo —. Mi nombre es Estolas.
Con el pasar de las calles las casas se fueron manteniendo más erguidas, conservaban la mayoría de sus piedras y tejas y los faroles comenzaban a estar encendidos. Pero al cruzar el puente la ciudad cambio de forma radical, como si un carnicero hubiera pegado un trozo de venado con uno de cerdo.
Las calles estaban empedradas e iluminadas, el olor a orín casi ni se sentía, la casas estaban rectas y alineadas, sus fachadas adornadas y los postigos echados y asegurados... y guardias, caminaban en parejas con las lanzas en los brazos o el escudo colgado de la espalda, sus insignias brillaban y sus caras estaban relajadas.
El cuartel de la guardia de Lunargenta no se quedaba atrás, una pequeña fortificación en medio de la ciudad, una puerta por que cabían dos caballos, uno al lado de otro, y unas almenas donde arqueros de guardia miraban pasar a la gente.
Estolas retuvo su paso durante un segundo al ver la mano del muchacho, extendió el brazo libre y correspondió el saludo.
—El placer es mío —la loba observó al hombre, no le había pedido su nombre, pero sus palabras y gestos indicaban que quería saberlo —. Mi nombre es Estolas.
Marceline
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Re: El último sueño [Libre] [3/3] [Cerrado]
Por lo pronto Sashenka pretendía cumplir con su palabra, no iba a retener a esas personas más de lo necesario, les sacaría la información que le sirviera y luego les pediría amablemente que se retiraran. Eso siempre y cuando sus declaraciones no los hicieran entrar en la categoría de sospechosos, pero en ese caso estarían hablando de otra cosa muy distinta.
Caminó con paso marcial hasta el Cuartel, con la espalda recta y dando pasos largos, sus gestos denotaban que no era una persona muy dada a mantener charla casuales o que pretendiera encarar el interrogatorio con amabilidad. Era la primera imagen que se llevaban todos de Sasha, una persona fría y exageradamente estricta que sólo tenía una cosa en mente.
Les hizo una señal para que la siguieran por adentro del edificio. Lo primero que se encontraban era un puesto de guardia, el cual siempre tenía que tener al menos a cuatro soldados, sumados a los que desde arriba vigilaban con sus arcos listos para intervenir ante cualquier situación irregular. Luego se abría un ámplio patio circular donde soldados iban y venían, cumpliendo con sus distintas funciones, había espacio para dejar los caballos y el equipo, allí podían hacer el recambio y tomar lo que necesitaran para salir a hacer sus rondas.
El resto del edificio se repartía entre habitaciones donde los Guardias comían o descansaban entre servicio y servicio, salas para interrogatorios o reuniones, y las celdas. Sasha buscó alguna sala que estuviera vacía para realizar las indagaciones pertinentes, cuando encontró una les hizo un gesto para que entraran y cerró la puerta en cuanto todos hubiesen ingresado.
-Siéntense por favor - La dragona se mantuvo de pie, con la espalda apoyada contra la puerta, como si temiera que intentaran escapar - Mi nombre es Sashenka Dozorova, pertenezco a la Guardia de Lunargenta y soy una de las designadas en el caso del Señor D´Angelo - Hizo la presentación que correspondía sin ningún tipo de interés en realizar mayores interacciones sociales - Necesito que me digan en detalle de dónde lo conocen, cuando fue la última vez que lo vieron y si creen que pudiera haber alguien que quisiera hacerle daño - Se cruzó de brazos y frunció el ceño - Quiero que entiendan la gravedad del caso, estamos hablando de un intento de asesinato, el Señor D´Angelo sigue vivo pero su estado es sumamente delicado -
Al decir eso último prestó atención al gesto que pusieran los tres sospechosos, Sasha quería saber sí el dato los sorprendía o sí parecían conocer el estado en que se encontraba la víctima. Cualquier detalle podría darle a la dragona la pista que necesitaba para asegurar que alguno de ellos no era un simple testigo casual que pasaba por allí, y que en realidad era uno de los perpetradores regresando a la escena del crimen.
En cuanto terminó de hacer la primer ronda de preguntas se quedó en silencio, esperando a que cada uno contara su versión de los hechos.
--------------------------------------------------------
*Más allá de las cosas que yo comenté, inventen lo que quieran sobre el Pnj D´Angelo. Actividades, pasatiempos, personalidad, gustos, etc, etc. No tengo nada de esto planeado de antemano, así que no teman arruinar la trama o algo parecido.
Caminó con paso marcial hasta el Cuartel, con la espalda recta y dando pasos largos, sus gestos denotaban que no era una persona muy dada a mantener charla casuales o que pretendiera encarar el interrogatorio con amabilidad. Era la primera imagen que se llevaban todos de Sasha, una persona fría y exageradamente estricta que sólo tenía una cosa en mente.
Les hizo una señal para que la siguieran por adentro del edificio. Lo primero que se encontraban era un puesto de guardia, el cual siempre tenía que tener al menos a cuatro soldados, sumados a los que desde arriba vigilaban con sus arcos listos para intervenir ante cualquier situación irregular. Luego se abría un ámplio patio circular donde soldados iban y venían, cumpliendo con sus distintas funciones, había espacio para dejar los caballos y el equipo, allí podían hacer el recambio y tomar lo que necesitaran para salir a hacer sus rondas.
El resto del edificio se repartía entre habitaciones donde los Guardias comían o descansaban entre servicio y servicio, salas para interrogatorios o reuniones, y las celdas. Sasha buscó alguna sala que estuviera vacía para realizar las indagaciones pertinentes, cuando encontró una les hizo un gesto para que entraran y cerró la puerta en cuanto todos hubiesen ingresado.
-Siéntense por favor - La dragona se mantuvo de pie, con la espalda apoyada contra la puerta, como si temiera que intentaran escapar - Mi nombre es Sashenka Dozorova, pertenezco a la Guardia de Lunargenta y soy una de las designadas en el caso del Señor D´Angelo - Hizo la presentación que correspondía sin ningún tipo de interés en realizar mayores interacciones sociales - Necesito que me digan en detalle de dónde lo conocen, cuando fue la última vez que lo vieron y si creen que pudiera haber alguien que quisiera hacerle daño - Se cruzó de brazos y frunció el ceño - Quiero que entiendan la gravedad del caso, estamos hablando de un intento de asesinato, el Señor D´Angelo sigue vivo pero su estado es sumamente delicado -
Al decir eso último prestó atención al gesto que pusieran los tres sospechosos, Sasha quería saber sí el dato los sorprendía o sí parecían conocer el estado en que se encontraba la víctima. Cualquier detalle podría darle a la dragona la pista que necesitaba para asegurar que alguno de ellos no era un simple testigo casual que pasaba por allí, y que en realidad era uno de los perpetradores regresando a la escena del crimen.
En cuanto terminó de hacer la primer ronda de preguntas se quedó en silencio, esperando a que cada uno contara su versión de los hechos.
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*Más allá de las cosas que yo comenté, inventen lo que quieran sobre el Pnj D´Angelo. Actividades, pasatiempos, personalidad, gustos, etc, etc. No tengo nada de esto planeado de antemano, así que no teman arruinar la trama o algo parecido.
Sashenka Dozorova
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Re: El último sueño [Libre] [3/3] [Cerrado]
Arthur estaba a punto de desmayarse de los nervios, mientras yo mantenía una sonrisa cordial para la señorita. Como le había dicho, fue sumamente sencillo; el mundo no se había caído. Habíamos entablado efectivamente una relación con el sujeto, podíamos proceder con la operación principal. Ya tendríamos tiempo para resolver el "problema" de Arthur, posteriormente.
Atendí a la señal de la guardia que nos había traído a aquél lugar, sacudiendo a Arthur en el proceso para hacerle espabilar, siguiendo sus pasos hacia él interior del edificio.
La base principal de La Guardia era, sin duda, un lugar impresionante. Las columnas se hallaban construidas bajo cimiento sólido, característica fundamental para asegurar la resistencia de una construcción, así como sus muros bien protegidos; vigilados cada uno de sus puntos ciegos por fervientes arqueros.
Tras adentrarnos en los pasillos de la base, finalmente fuimos llevados hasta una pequeña habitación. La zona se hallaba diseñada para este tipo de charlas interrogativas, supuse, puesto que se hallaba en conexión con las celdas de retención. Arthur tragó saliva.
Procedimos a ingresar y sentarnos en los taburetes situados frente al mesón, obedeciendo las órdenes de la mujer. Le observaba sereno. Lamentablemente no podía decir lo mismo de Arthur, quien era un mar de nervios. No solo por la presión que aquella mujer ejercía con su autoridad, tener que sentarse junto a Estolas también añadía su aporte a la ecuación.
El interrogatorio había comenzado.
—Unidad Prometeo, a su servicio. —revelé mi identidad, como parte del protocolo de interacción social, dándole a entender intencionalmente mi naturaleza biocibernética.
—¿Qué...? —susurró Arthur, sorprendido de lo que acababa de hacer. No tendía a revelar mi identidad a menudo, era parte del protocolo de seguridad. Sin embargo, creía que las circunstancias lo ameritaban. —A-Arthur Ront. —comunicó el muchacho tras una pausa. —Vengo con él. —procedió a esconderse entre sus hombros, asustado. Yo me encargaría de esto.
—Conocimos al señor D'Angelo el día de ayer, al mediodía, en el mercado central. —comencé a explicar, mirando a la señorita directamente. —No teníamos idea de que fuera un hombre tan importante en la ciudad. Le ayudamos a cargar con las compras que había realizado. Nos llevó hasta una humilde vivienda en el sector oeste. Compartimos con él hasta el ocaso. —manifesté con seriedad. —Se mostró a nosotros como un hombre amable y humilde. No parecía la clase de individuos que llevan una doble vida o frecuenten prostíbulos. —añadí, esperando que Estolas pudiera dar mejor luz sobre aquel asunto.
Esperaría con paciencia el testimonio de Estolas, antes de proceder a manifestar mis inquietudes.
—Señorita, ¿podría revelarnos más datos sobre el estado del señor D'Angelo? —solicité. —Entiendo que es una información confidencial. Pero, como unidad diseñada para la resolución de problemas y capaz de mantener la discreción del asunto, tengo la necesidad de asistir en el caso en lo máximo que se me permita. —manifesté sereno.
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Re: El último sueño [Libre] [3/3] [Cerrado]
Estolas obedeció, pero fue la última en sentarse y no porque quisiera estar de pie, sino porque ella no tenía derecho a elegir dónde hacerlo.
Siguiendo el protocolo anterior la loba fue la última en dar declaración.
—Mi nombre es Estolas, licantropa, trabajo de prostituta en el lupanar que frecuenta el señor D'Angelo. Suele pedir nuestros servicios varias veces a la semana, normalmente dos o tres chicas. Sus fetiches son bastante comunes aunque ayer el jefe me dio un ungüento, un lubricante afrodisiaco que el señor D'Angelo deseaba usar... —Estola se calló por un segundo— Al menos eso dijo el jefe cuando me lo dio. Cuando su tiempo había concluido el señor D'Angelo estaba profundamente dormido, ninguno consiguió despertarlo. Los matones del local fueron los que se llevaron al señor D'Angelo de regreso a su casa.
Estolas no tenía nada más que decir, por lo que guardó silencio y esperó a que la mujer formulara nuevas preguntas. Ella misma podía aportar más datos sobre su cliente, pero algo le decía que Prometeo no quería esa clase de datos, o quizás sí.
—Conozco más datos sobre el señor D'Angelo, pero son de carácter, intimo... sexual —aclaró la loba.
Y era cierto que Estolas desconocía por qué o quién había causado el mal a su cliente, pero eso no significaba que no tuviera las respuestas del enigma.
Las mejores armas son aquellas que no saben que lo son.
Siguiendo el protocolo anterior la loba fue la última en dar declaración.
—Mi nombre es Estolas, licantropa, trabajo de prostituta en el lupanar que frecuenta el señor D'Angelo. Suele pedir nuestros servicios varias veces a la semana, normalmente dos o tres chicas. Sus fetiches son bastante comunes aunque ayer el jefe me dio un ungüento, un lubricante afrodisiaco que el señor D'Angelo deseaba usar... —Estola se calló por un segundo— Al menos eso dijo el jefe cuando me lo dio. Cuando su tiempo había concluido el señor D'Angelo estaba profundamente dormido, ninguno consiguió despertarlo. Los matones del local fueron los que se llevaron al señor D'Angelo de regreso a su casa.
Estolas no tenía nada más que decir, por lo que guardó silencio y esperó a que la mujer formulara nuevas preguntas. Ella misma podía aportar más datos sobre su cliente, pero algo le decía que Prometeo no quería esa clase de datos, o quizás sí.
—Conozco más datos sobre el señor D'Angelo, pero son de carácter, intimo... sexual —aclaró la loba.
Y era cierto que Estolas desconocía por qué o quién había causado el mal a su cliente, pero eso no significaba que no tuviera las respuestas del enigma.
Las mejores armas son aquellas que no saben que lo son.
Marceline
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Re: El último sueño [Libre] [3/3] [Cerrado]
En líneas generales, Sasha los escuchó en silencio mientras daban sus declaraciones, estaba más concentrada en intentar percibir sí decían la verdad que en su descripción de los hechos. De buenas a primeras, el Bio-Cibernético la tenía desconcertada, jamás se había encontrado con uno de su raza, así que lo único que conocía de ellos era lo que se decía al pasar.
“No es así, sí vi uno” pensó cuando de pronto vino a su mente un recuerdo bastante viejo. Era una cena de gala, ella tenía unos once años, y estaba sentada junto a sus padres, vestida como si fuera una muñeca tamaño real. Los anfitriones habían prometido una sorpresa luego de la cena, las luces se apagaron y dejaron iluminado únicamente el centro de la sala, allí trajeron sentado en una silla con ruedas lo que parecía el torso de un humano. Lo primero que había pensado la niña Sasha es que era un cadáver, y sintió un poco de miedo, pero sus padres la regañarian si cambiaba su gesto neutro, así que se aguanto. Pero para sorpresa de todos los invitados, el torso se movía ¡Y hablaba! Luego explicaron que se trataba de un Bio que habían encontrado tirado en medio de la nieve, y que estaban pensando en conservarlo como un juguete para los niños ya que no podía hacerles daño.
-¿Es cierto que ustedes no lastiman a otras razas? - Preguntó Sashenka mirando a Prometeo intensamente - No me mientas, Bio. Si lo haces lo sabré -
La otra joven en cambio no le generaba sospecha alguna, su incapacidad para tener iniciativa o siquiera algún mínimo de voluntad la descartaban como sospechosa. Aunque su relato era interesante, no por los detalles asquerosos que hicieron que la dragona frunciera la boca y la nariz en un gesto de repulsión, sino por esa pomada que era algo novedoso en las habituales prácticas del señor D´Angelo.
-Entonces... Una humilde vivienda en la zona oeste. Y un extraño lubricante afrodisiaco - Sashenka pensaba en voz alta - Ambas cosas son extrañas, el hombre tiene su casa en la parte más rica de la ciudad ¿Que hacía en esa otra casa? Y luego de hacer todas esas asquerosidades en el prostíbulo ya no volvió a despertarse... - Las dos cosas eran sospechosas, pero sí tenía que elegir una... muy a su pesar, tendría que regresar al Lupanar.
Comenzó a caminar de un lado al otro de la sala mientras pensaba qué debería hacer, la pregunta del bio interrumpió sus cavilaciones.
-¿Qué detalles quieres? Sigue con vida, pero no despierta, su respiración es normal, sus signos en general no tienen problemas, pero no se despierta. Sí sigue así no morirá de algo extraño, morirá de hambre, debilitado por el paso del tiempo - Señaló a la joven llamada Estolas - Tu, vendrás conmigo, necesito que me metas en el prostíbulo de nuevo y que me ayudes a encontrar esa pomada -
“No es así, sí vi uno” pensó cuando de pronto vino a su mente un recuerdo bastante viejo. Era una cena de gala, ella tenía unos once años, y estaba sentada junto a sus padres, vestida como si fuera una muñeca tamaño real. Los anfitriones habían prometido una sorpresa luego de la cena, las luces se apagaron y dejaron iluminado únicamente el centro de la sala, allí trajeron sentado en una silla con ruedas lo que parecía el torso de un humano. Lo primero que había pensado la niña Sasha es que era un cadáver, y sintió un poco de miedo, pero sus padres la regañarian si cambiaba su gesto neutro, así que se aguanto. Pero para sorpresa de todos los invitados, el torso se movía ¡Y hablaba! Luego explicaron que se trataba de un Bio que habían encontrado tirado en medio de la nieve, y que estaban pensando en conservarlo como un juguete para los niños ya que no podía hacerles daño.
-¿Es cierto que ustedes no lastiman a otras razas? - Preguntó Sashenka mirando a Prometeo intensamente - No me mientas, Bio. Si lo haces lo sabré -
La otra joven en cambio no le generaba sospecha alguna, su incapacidad para tener iniciativa o siquiera algún mínimo de voluntad la descartaban como sospechosa. Aunque su relato era interesante, no por los detalles asquerosos que hicieron que la dragona frunciera la boca y la nariz en un gesto de repulsión, sino por esa pomada que era algo novedoso en las habituales prácticas del señor D´Angelo.
-Entonces... Una humilde vivienda en la zona oeste. Y un extraño lubricante afrodisiaco - Sashenka pensaba en voz alta - Ambas cosas son extrañas, el hombre tiene su casa en la parte más rica de la ciudad ¿Que hacía en esa otra casa? Y luego de hacer todas esas asquerosidades en el prostíbulo ya no volvió a despertarse... - Las dos cosas eran sospechosas, pero sí tenía que elegir una... muy a su pesar, tendría que regresar al Lupanar.
Comenzó a caminar de un lado al otro de la sala mientras pensaba qué debería hacer, la pregunta del bio interrumpió sus cavilaciones.
-¿Qué detalles quieres? Sigue con vida, pero no despierta, su respiración es normal, sus signos en general no tienen problemas, pero no se despierta. Sí sigue así no morirá de algo extraño, morirá de hambre, debilitado por el paso del tiempo - Señaló a la joven llamada Estolas - Tu, vendrás conmigo, necesito que me metas en el prostíbulo de nuevo y que me ayudes a encontrar esa pomada -
Sashenka Dozorova
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Re: El último sueño [Libre] [3/3] [Cerrado]
Estolas permaneció en su sitio mientras Sashenka daba vueltas por la sala, la loba siquiera se movió del sitio o la miró directamente.
—Si Señora.
Respondió levantándose y siguiendo a la guardia, sin mirar o preocuparse por el bio que dejaba atrás. Sin hablar, a menos que la morena le preguntara, y caminando un paso por detrás de ella.
La muchedumbre se había dispersado en la entrada del lupanar, unos pocos guardias custodiaban la entrada para que nadie interfiriera, las compañeras de trabajo de Estolas estaban diseminadas por el salón principal del edificio o apoyadas en la baranda del piso superior, mirando y chismorreando sobre los guardias que conocían o sobre lo que podía haberle pasado al señor D'Angelo. Sin embargo se notaba la falta de tres presencias. El dueño del lupanar, el soldado que lo había convencido de dejar marchar a Estolas y los matones que normalmente protegían a las trabajadoras.
—Por aquí, por favor —indico la pelirroja señalando las escaleras—. El ungüento debería seguir en la habitación.
Tras subir a la siguiente planta Estolas giró una esquina y entró en el dormitorio, donde antes estuvo trabajando. La loba abrió el cajón de una mesita de noche y sacó un pequeño cuenco de cerámica, aunque apenas tenía contenido. Una parte había sido consumida en el acto que dejó al señor D'Angelo en un profundo sueño, la otra estaba desparramada por el cajón como resultado de la agresiva búsqueda de la guardia.
—Espero que sea suficiente para su investigación —dijo, tendiéndole el cuenco a la morena—. También puede preguntarle a mi jefe, seguro que sabrá decirle el nombre del alquimista que la fabricó.
—Si Señora.
Respondió levantándose y siguiendo a la guardia, sin mirar o preocuparse por el bio que dejaba atrás. Sin hablar, a menos que la morena le preguntara, y caminando un paso por detrás de ella.
La muchedumbre se había dispersado en la entrada del lupanar, unos pocos guardias custodiaban la entrada para que nadie interfiriera, las compañeras de trabajo de Estolas estaban diseminadas por el salón principal del edificio o apoyadas en la baranda del piso superior, mirando y chismorreando sobre los guardias que conocían o sobre lo que podía haberle pasado al señor D'Angelo. Sin embargo se notaba la falta de tres presencias. El dueño del lupanar, el soldado que lo había convencido de dejar marchar a Estolas y los matones que normalmente protegían a las trabajadoras.
—Por aquí, por favor —indico la pelirroja señalando las escaleras—. El ungüento debería seguir en la habitación.
Tras subir a la siguiente planta Estolas giró una esquina y entró en el dormitorio, donde antes estuvo trabajando. La loba abrió el cajón de una mesita de noche y sacó un pequeño cuenco de cerámica, aunque apenas tenía contenido. Una parte había sido consumida en el acto que dejó al señor D'Angelo en un profundo sueño, la otra estaba desparramada por el cajón como resultado de la agresiva búsqueda de la guardia.
—Espero que sea suficiente para su investigación —dijo, tendiéndole el cuenco a la morena—. También puede preguntarle a mi jefe, seguro que sabrá decirle el nombre del alquimista que la fabricó.
Marceline
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Re: El último sueño [Libre] [3/3] [Cerrado]
La obediencia de la joven era sumamente conveniente, Sasha estaba acostumbrada a que las personas se quejaran más e intentaran negarse a hacer lo que les pedía, pero por suerte Estolas parecía carecer de criterio propio. Casi no había terminado de decir que sí que la dragona ya la había agarrado de la mano y tiraba de ella nuevamente para que salieran del lugar.
-No es necesario que ustedes dos vengan, quédense aquí. Si no encuentro ninguna pista en el Prostíbulo regresaré a buscarlos para que me lleven a esa vivienda donde vieron al Señor D´Angelo - Salí con la muchacha y cerré con llave la habitación - Vámonos - Como durante ningún momento había opuesto resistencia, deje que hiciéramos el camino de regreso sin que la llevara arrastrando.
Cuando llegaron al lugar aún había algunos Guardias, el sitio no era tan grande pero evidentemente se estaban tomando su tiempo. Sashenka siguió a Estolas hasta las habitaciones y allí espero parada en la puerta de brazos cruzados a que la joven encontrara la pomada de la que había hablado.
Le sacó el frasco de las manos y miró el contenido, lo acercó un poco a su nariz pero no pudo identificar las plantas con las que estaba hecho. Lo cierto era que la dragona tampoco era alquimista como para poder saber ese tipo de cosas, necesitaba a un profesional.
-Sí, llévame con tu jefe, tengo que hacerle varias preguntas - Habían varias posibilidades, o bien el dueño del local había hecho uso de esa crema sin saber sus posibles efectos secundarios, o quizás lo había aplicado a consciencia de las posibles consecuencias para provocarle un daño permanente al Señor D´Angelo. Sí la segunda opción era la correcta, seguramente había algún tipo de interés económico tras todo eso - No le diremos que tenemos esto ¿De acuerdo? - Sasha miró con severidad a la joven - Es una orden -
Quería ver si el hombre le mentía o no, y para eso era mejor que no supiera todo lo que Sashenka conocía sobre el incidente.
Siguió a Estolas por todo el lugar, pero no había ni rastros de los hombres que buscaban, finalmente luego de preguntar a algunas de las muchachas que trabajaban allí, pudieron enterarse que los habían visto salir juntos por la puerta de atrás del local.
-¿Sabes sí se conocían por fuera de este sitio? - Le pregunto a la joven, no era obligatorio que supiera algo así, pero quizás conocía algún rumor - Quizás todavía estemos a tiempo de alcanzarlos -
Pero al salir por atrás no había ni rastro de ellos, Sasha golpeó el marco de la puerta con frustración, sabía que allí había algo raro pero en cuanto parecía que se acercaba la pista volvía a desaparecer.
-¿A dónde pudieron haber ido? - La pregunta era dicha en voz alta pero era más para sí misma que para Estolas.
-No es necesario que ustedes dos vengan, quédense aquí. Si no encuentro ninguna pista en el Prostíbulo regresaré a buscarlos para que me lleven a esa vivienda donde vieron al Señor D´Angelo - Salí con la muchacha y cerré con llave la habitación - Vámonos - Como durante ningún momento había opuesto resistencia, deje que hiciéramos el camino de regreso sin que la llevara arrastrando.
Cuando llegaron al lugar aún había algunos Guardias, el sitio no era tan grande pero evidentemente se estaban tomando su tiempo. Sashenka siguió a Estolas hasta las habitaciones y allí espero parada en la puerta de brazos cruzados a que la joven encontrara la pomada de la que había hablado.
Le sacó el frasco de las manos y miró el contenido, lo acercó un poco a su nariz pero no pudo identificar las plantas con las que estaba hecho. Lo cierto era que la dragona tampoco era alquimista como para poder saber ese tipo de cosas, necesitaba a un profesional.
-Sí, llévame con tu jefe, tengo que hacerle varias preguntas - Habían varias posibilidades, o bien el dueño del local había hecho uso de esa crema sin saber sus posibles efectos secundarios, o quizás lo había aplicado a consciencia de las posibles consecuencias para provocarle un daño permanente al Señor D´Angelo. Sí la segunda opción era la correcta, seguramente había algún tipo de interés económico tras todo eso - No le diremos que tenemos esto ¿De acuerdo? - Sasha miró con severidad a la joven - Es una orden -
Quería ver si el hombre le mentía o no, y para eso era mejor que no supiera todo lo que Sashenka conocía sobre el incidente.
Siguió a Estolas por todo el lugar, pero no había ni rastros de los hombres que buscaban, finalmente luego de preguntar a algunas de las muchachas que trabajaban allí, pudieron enterarse que los habían visto salir juntos por la puerta de atrás del local.
-¿Sabes sí se conocían por fuera de este sitio? - Le pregunto a la joven, no era obligatorio que supiera algo así, pero quizás conocía algún rumor - Quizás todavía estemos a tiempo de alcanzarlos -
Pero al salir por atrás no había ni rastro de ellos, Sasha golpeó el marco de la puerta con frustración, sabía que allí había algo raro pero en cuanto parecía que se acercaba la pista volvía a desaparecer.
-¿A dónde pudieron haber ido? - La pregunta era dicha en voz alta pero era más para sí misma que para Estolas.
Sashenka Dozorova
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Re: El último sueño [Libre] [3/3] [Cerrado]
Estolas asintió afirmativamente al recibir la orden de la mujer y seguidamente se puso a buscar a su jefe.
La loba sabía que no estaba en el local, pero aun así hizo caso a la orden de la guardia y se cercioro de que no quedara ninguna habitación por inspeccionar.
—No, Señora. Desconozco los movimientos de mi jefe fuera de su zona de trabajo —Estolas guió a Sashenka hasta la puerta trasera y dio un paso al frente para salir a la calle—. No sé dónde pueden haber ido, pero puedo encontrarlos. Si quiere.
La pelirroja esperó la respuesta de la guardia, miró la callejuela y se puso de rodillas apoyando las manos en el suelo.
Los sonidos de huesos y tendones rotos comenzaron a escucharse en la oscuridad de la noche, la piel se estiraba y deforma, le crecía pelo, las manos se encogían y los dedos se movían de posición, los pies se largaban y estiraban, el torso se enseñaba y los dientes crecían.1
Al cabo de unos segundos la humana pelirroja se había transformado en una loba de un color marrón suave, con pinceladas negras sobre un predominante fondo blanco.
La loba miró a la morena, olfateó el lugar y un rastro comenzó a dibujarse por el callejón.
La licantropa caminaba a paso raudo, a veces corría un par de metros, cuando el rastro parecía enfriarse o confundirse con la muchedumbre, pero siempre miraba hacia atrás en busca de la guardia.
Ninguna de las dos lo sabía, pero aquel rastro les conduciría hacia la apartada casa que el biocibernetico había descrito en la sala de interrogatorio.
_______
Off:
1- Habilidad racial.
La loba sabía que no estaba en el local, pero aun así hizo caso a la orden de la guardia y se cercioro de que no quedara ninguna habitación por inspeccionar.
—No, Señora. Desconozco los movimientos de mi jefe fuera de su zona de trabajo —Estolas guió a Sashenka hasta la puerta trasera y dio un paso al frente para salir a la calle—. No sé dónde pueden haber ido, pero puedo encontrarlos. Si quiere.
La pelirroja esperó la respuesta de la guardia, miró la callejuela y se puso de rodillas apoyando las manos en el suelo.
Los sonidos de huesos y tendones rotos comenzaron a escucharse en la oscuridad de la noche, la piel se estiraba y deforma, le crecía pelo, las manos se encogían y los dedos se movían de posición, los pies se largaban y estiraban, el torso se enseñaba y los dientes crecían.1
Al cabo de unos segundos la humana pelirroja se había transformado en una loba de un color marrón suave, con pinceladas negras sobre un predominante fondo blanco.
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La loba miró a la morena, olfateó el lugar y un rastro comenzó a dibujarse por el callejón.
La licantropa caminaba a paso raudo, a veces corría un par de metros, cuando el rastro parecía enfriarse o confundirse con la muchedumbre, pero siempre miraba hacia atrás en busca de la guardia.
Ninguna de las dos lo sabía, pero aquel rastro les conduciría hacia la apartada casa que el biocibernetico había descrito en la sala de interrogatorio.
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Marceline
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Re: El último sueño [Libre] [3/3] [Cerrado]
La característica que hasta el momento tan útil le había resultado, ahora estaba sacando de quicio a la Guardia. Estolas respondió con el mismo gesto vacío que no sabía nada de lo que su jefe hacía por fuera del edificio. Era de esperarse, sí probablemente la muchacha se quedaba quieta como una muñeca inerte en cuanto dejaban de usarla “Estás dejando que tu enojo razone por ti, calmate Sashenka” se dijo a sí misma la dragona, respirando profundo para intentar calmarse.
-¿Puedes encontrarlos? ¿Como? - Negó con la cabeza para acallar la respuesta - No importa, sí puedes hacerlo simplemente hazlo, no perdamos más tiempo - No le interesaban sus métodos, sólo quería conseguir soluciones, resolver el maldito caso para poder presentarlo ante sus superiores.
Cuando la muchacha se alejó pensó que iba a escapar, pero no fue así, sino que su cuerpo comenzó a tomar una postura y formas extrañas. Sasha jamás había visto la transformación de un Licántropo, así que se quedó con la boca abierta contemplando cómo lo que en apariencia era una chica humana hasta hacía tan solo un momento, ahora era un ser humanoide y luego directamente un lobo común y corriente.
Aún así, se recuperó rápido de la sorpresa, en primer lugar porque ella misma podía adoptar una forma diferente, pero además porque Estolas había salido corriendo y si no se apuraba la perdería de vista. Ahora la respuesta era clara, con el excelente olfato que era característico de los de su especie seguramente no le resultaría difícil el encontrar el rastro de su jefe.
Sashenka era una de las aprendices de la Guardia que más esmero le ponía a su entrenamiento, así que seguirle el paso a la Loba yendo al trote no le resultó para nada difícil. Al final terminaron en una casilla desvencijada del otro lado de la ciudad, probablemente era la que el Bio y su compañero habían mencionado en el interrogatorio. Cuando estaban todavía alejadas la Dragona le hizo un gesto a Estolas para que se detenga.
-Es demasiado sospechoso, va a ser mejor que nos acerquemos sin hacer ruido - Hasta donde sabia tanto el Caballero de la Guardia como el Jefe del Prostíbulo eran humanos, así que sí se acercaban lentamente no tenían porque escucharlas.
Sasha fue lentamente hasta la ventana, agachada en uno de los lados, y asomó apenas los ojos para ver qué ocurría adentro. Los dos hombres hablaban en susurros, pero parecían molestos, como sí no estuvieran llegando a un acuerdo. El hombre de la Guardia perdió la paciencia y agarró del cuello de la camisa al otro sujeto, golpeándolo contra la pared y levantándolo ligeramente el piso.
Sasha consideró que era momento de actuar, fue rápido hasta la puerta y la abrió de una patada.
-¡Alto! Deje ir a ese hombre, Señor. Exijo saber qué está ocurriendo aquí - El hombre de la Guardia tenía ya el filo de su arma sobre el cuello del dueño del prostíbulo.
-¿Puedes encontrarlos? ¿Como? - Negó con la cabeza para acallar la respuesta - No importa, sí puedes hacerlo simplemente hazlo, no perdamos más tiempo - No le interesaban sus métodos, sólo quería conseguir soluciones, resolver el maldito caso para poder presentarlo ante sus superiores.
Cuando la muchacha se alejó pensó que iba a escapar, pero no fue así, sino que su cuerpo comenzó a tomar una postura y formas extrañas. Sasha jamás había visto la transformación de un Licántropo, así que se quedó con la boca abierta contemplando cómo lo que en apariencia era una chica humana hasta hacía tan solo un momento, ahora era un ser humanoide y luego directamente un lobo común y corriente.
Aún así, se recuperó rápido de la sorpresa, en primer lugar porque ella misma podía adoptar una forma diferente, pero además porque Estolas había salido corriendo y si no se apuraba la perdería de vista. Ahora la respuesta era clara, con el excelente olfato que era característico de los de su especie seguramente no le resultaría difícil el encontrar el rastro de su jefe.
Sashenka era una de las aprendices de la Guardia que más esmero le ponía a su entrenamiento, así que seguirle el paso a la Loba yendo al trote no le resultó para nada difícil. Al final terminaron en una casilla desvencijada del otro lado de la ciudad, probablemente era la que el Bio y su compañero habían mencionado en el interrogatorio. Cuando estaban todavía alejadas la Dragona le hizo un gesto a Estolas para que se detenga.
-Es demasiado sospechoso, va a ser mejor que nos acerquemos sin hacer ruido - Hasta donde sabia tanto el Caballero de la Guardia como el Jefe del Prostíbulo eran humanos, así que sí se acercaban lentamente no tenían porque escucharlas.
Sasha fue lentamente hasta la ventana, agachada en uno de los lados, y asomó apenas los ojos para ver qué ocurría adentro. Los dos hombres hablaban en susurros, pero parecían molestos, como sí no estuvieran llegando a un acuerdo. El hombre de la Guardia perdió la paciencia y agarró del cuello de la camisa al otro sujeto, golpeándolo contra la pared y levantándolo ligeramente el piso.
Sasha consideró que era momento de actuar, fue rápido hasta la puerta y la abrió de una patada.
-¡Alto! Deje ir a ese hombre, Señor. Exijo saber qué está ocurriendo aquí - El hombre de la Guardia tenía ya el filo de su arma sobre el cuello del dueño del prostíbulo.
Sashenka Dozorova
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Re: El último sueño [Libre] [3/3] [Cerrado]
Al escuchar las palabras Estolas echó el cuerpo a tierra y se movió por detrás de la guardia. Al llegar bajo la ventana la loba pudo escuchar la conversación.
—Por tu culpa ahora terminara en la horca —el guardia tenia arrinconado al proxeneta.
—Te puedo conseguir otra, no te preocupes. Tan solo es una golfa más que nadie echara de menos —respondió el hombre con desgana.
—Es mi golfa, aborto humano —el guarda estaba cada vez más irritado —. Pago el doble para que tenga dos comidas diarias y no se desmalle cuando la contrato. Y tú vas y la haces el arma de tu fallido asesinato.
—D'angelo se acabara muriendo igual —el hombre dio un manotazo para librarse de su opresor—. El trato era que vosotros hicierais un paseo rápido por el local y os llevarais las pruebas a otra parte a cambio de compartir su fortuna. ¡Te ibas a encargar de todo y ahora tengo medio regimiento mirando gratis a mis chicas!
—¡Ella es mía! —Uther agarró al hombre por el cuello y lo golpeó contra la pared—. El trato se rompió cuando decidiste hacerla asesina —la puerta del edificio se abrió de golpe cuando el filo del arma estaba ya sobre el cuello del proxeneta—. Cadete Sashenka, no tiene de que preocuparse estoy atrapando al culpable de todo esto.
—Es mentira, no le crea. Intenta matarme porque quiere proteger a la asesina —en ese momento la loba entró en la estancia—. Ahí la tienes, es ella ¡Prendedla!
Estolas miró a los hombres y luego a Sashenka, que estaba a su lado. El guarda desvió la mirada, cerciorándose de que realmente ella estuviera ahí, abrió los ojos al verla y con una sonrisa desquiciada rajó la garganta del dueño del lupanar.
—Estolas, soy yo, Uther. Tu domador —el guardia seguía sosteniendo el arma y se acercaba a la licantropa como si acabara de matar a un pollo en lugar de a un hombre—. Eres libre. Ahora podremos vivir juntos como siempre soñé —Estolas comenzó a retroceder, con las orejas echadas hacia atrás y la cabeza agachada—. Nos iremos a la villa donde nací y criaremos un montón de cachorritos— la loba topo contra la esquina de la pared y comenzó a gruñir—. Oh, vamos, no te enfades. Seremos muy felices.
—Por tu culpa ahora terminara en la horca —el guardia tenia arrinconado al proxeneta.
—Te puedo conseguir otra, no te preocupes. Tan solo es una golfa más que nadie echara de menos —respondió el hombre con desgana.
—Es mi golfa, aborto humano —el guarda estaba cada vez más irritado —. Pago el doble para que tenga dos comidas diarias y no se desmalle cuando la contrato. Y tú vas y la haces el arma de tu fallido asesinato.
—D'angelo se acabara muriendo igual —el hombre dio un manotazo para librarse de su opresor—. El trato era que vosotros hicierais un paseo rápido por el local y os llevarais las pruebas a otra parte a cambio de compartir su fortuna. ¡Te ibas a encargar de todo y ahora tengo medio regimiento mirando gratis a mis chicas!
—¡Ella es mía! —Uther agarró al hombre por el cuello y lo golpeó contra la pared—. El trato se rompió cuando decidiste hacerla asesina —la puerta del edificio se abrió de golpe cuando el filo del arma estaba ya sobre el cuello del proxeneta—. Cadete Sashenka, no tiene de que preocuparse estoy atrapando al culpable de todo esto.
—Es mentira, no le crea. Intenta matarme porque quiere proteger a la asesina —en ese momento la loba entró en la estancia—. Ahí la tienes, es ella ¡Prendedla!
Estolas miró a los hombres y luego a Sashenka, que estaba a su lado. El guarda desvió la mirada, cerciorándose de que realmente ella estuviera ahí, abrió los ojos al verla y con una sonrisa desquiciada rajó la garganta del dueño del lupanar.
—Estolas, soy yo, Uther. Tu domador —el guardia seguía sosteniendo el arma y se acercaba a la licantropa como si acabara de matar a un pollo en lugar de a un hombre—. Eres libre. Ahora podremos vivir juntos como siempre soñé —Estolas comenzó a retroceder, con las orejas echadas hacia atrás y la cabeza agachada—. Nos iremos a la villa donde nací y criaremos un montón de cachorritos— la loba topo contra la esquina de la pared y comenzó a gruñir—. Oh, vamos, no te enfades. Seremos muy felices.
Marceline
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Re: El último sueño [Libre] [3/3] [Cerrado]
-Cadete Sashenka, no tiene de qué preocuparse estoy atrapando al culpable de todo esto-
La dragona estaba algo desconcertada, no había podido escuchar toda la charla como lo había hecho Estolas, entendía que había algún tipo de trato entre esos hombres, y que el plan incluía hacerle lo que le habían hecho al Señor D´Angelo. Pero no comprendía porque estaban peleando, ni porque se intentaban culpar mutuamente.
Lo que sí entendía era que la muchacha estaba siendo incriminada, y eso no era justicia. Así que cuando la Loba la miró, le hizo un gesto con la mano para que se mantuviera atrás.
-Se lo repito, Señor, suelte a ese hombre, es un testigo importante del... - Siquiera había terminado la oración y el Dueño del Prostíbulo ya estaba haciendo gárgaras con su propia sangre. A Sashenka no se le movió ni un músculo de la cara, en lugar de eso, llevó la mano hacía su lanza y la otra al escudo - Estolas, retrocede, ponte detrás de mí -
-¡¡Estaba hablando con ella!! - El Guardia estaba desquiciado, le salía espuma de la boca mientras gritaba - ¡¡Tu lo que quieres es separarnos!! ¡¡Quieres llevartela!! -
-Señor, queda usted bajo arresto -
No había manera de razonar con él, siquiera escuchaba las palabras de Sasha, sólo se tiró al ataque con la espada que aun chorreaba sangre de su última víctima. La dragona detuvo el golpe con el escudo, y utilizando su habilidad de tierra, un bloque de piedra salió disparado hacía el Guardia. Este levantó el brazo para cubrirse, pero con eso perdió de vista a la Dozorova, quien no perdió la oportunidad para atravesarlo con la lanza.
Incluso estando herido de muerte con el arma de la dragona, su vista seguía fija en Estolas. Estiró la mano como si intentara alcanzarla, pero finalmente la pérdida de sangre fue demasiada y cayó inerte al piso. Sasha lo miró durante unos segundos, se agachó y le tomó el pulso solo para confirmar lo evidente, fijo su vista en el Dueño del Prostíbulo, ese siquiera tenía un cuello en el cual revisar algún pulso.
-Ya no tenemos sospechosos... - Miro a la Loba - ¿Sabes lo que va a ocurrir? Un incidente semejante no puede quedar impune, buscaran a alguien para echarle la culpa - Sí se tratara de algún pobre desgraciado no pasaría nada, se cerraba el caso y fin, pero el Señor D´Angelo era un caballero con mucho poder - ... Vete de la ciudad - Dijo con gesto serio - Es la única opción que tienes si quieres seguir viviendo. Vete de la ciudad y en lo posible no regreses nunca - Le hizo un gesto como a los perros - ¡Que te vayas! -
Luego tendría que volver a la central de la Guardia y explicar cómo había terminado todo de esa manera... Y aún así, a pesar de que se encontraba en una casa desvencijada con dos cadáveres, seguía siendo la misión que mejor le había salido hasta el momento.
--------------------------------
Habilidad de nivel 1: Escudo Elemental: (Mantenida) Mientras se mantenga esta habilidad activa, cada golpe físico recibido en el escudo del dragón hará que su elemento salga desprendido de aquel como contraataque hacia el atacante.
Duración: 2 Turnos
Enfriamiento: 5 Turnos
La dragona estaba algo desconcertada, no había podido escuchar toda la charla como lo había hecho Estolas, entendía que había algún tipo de trato entre esos hombres, y que el plan incluía hacerle lo que le habían hecho al Señor D´Angelo. Pero no comprendía porque estaban peleando, ni porque se intentaban culpar mutuamente.
Lo que sí entendía era que la muchacha estaba siendo incriminada, y eso no era justicia. Así que cuando la Loba la miró, le hizo un gesto con la mano para que se mantuviera atrás.
-Se lo repito, Señor, suelte a ese hombre, es un testigo importante del... - Siquiera había terminado la oración y el Dueño del Prostíbulo ya estaba haciendo gárgaras con su propia sangre. A Sashenka no se le movió ni un músculo de la cara, en lugar de eso, llevó la mano hacía su lanza y la otra al escudo - Estolas, retrocede, ponte detrás de mí -
-¡¡Estaba hablando con ella!! - El Guardia estaba desquiciado, le salía espuma de la boca mientras gritaba - ¡¡Tu lo que quieres es separarnos!! ¡¡Quieres llevartela!! -
-Señor, queda usted bajo arresto -
No había manera de razonar con él, siquiera escuchaba las palabras de Sasha, sólo se tiró al ataque con la espada que aun chorreaba sangre de su última víctima. La dragona detuvo el golpe con el escudo, y utilizando su habilidad de tierra, un bloque de piedra salió disparado hacía el Guardia. Este levantó el brazo para cubrirse, pero con eso perdió de vista a la Dozorova, quien no perdió la oportunidad para atravesarlo con la lanza.
Incluso estando herido de muerte con el arma de la dragona, su vista seguía fija en Estolas. Estiró la mano como si intentara alcanzarla, pero finalmente la pérdida de sangre fue demasiada y cayó inerte al piso. Sasha lo miró durante unos segundos, se agachó y le tomó el pulso solo para confirmar lo evidente, fijo su vista en el Dueño del Prostíbulo, ese siquiera tenía un cuello en el cual revisar algún pulso.
-Ya no tenemos sospechosos... - Miro a la Loba - ¿Sabes lo que va a ocurrir? Un incidente semejante no puede quedar impune, buscaran a alguien para echarle la culpa - Sí se tratara de algún pobre desgraciado no pasaría nada, se cerraba el caso y fin, pero el Señor D´Angelo era un caballero con mucho poder - ... Vete de la ciudad - Dijo con gesto serio - Es la única opción que tienes si quieres seguir viviendo. Vete de la ciudad y en lo posible no regreses nunca - Le hizo un gesto como a los perros - ¡Que te vayas! -
Luego tendría que volver a la central de la Guardia y explicar cómo había terminado todo de esa manera... Y aún así, a pesar de que se encontraba en una casa desvencijada con dos cadáveres, seguía siendo la misión que mejor le había salido hasta el momento.
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Habilidad de nivel 1: Escudo Elemental: (Mantenida) Mientras se mantenga esta habilidad activa, cada golpe físico recibido en el escudo del dragón hará que su elemento salga desprendido de aquel como contraataque hacia el atacante.
Duración: 2 Turnos
Enfriamiento: 5 Turnos
Sashenka Dozorova
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Re: El último sueño [Libre] [3/3] [Cerrado]
La loba movió las orejas al escuchar la voz femenina y, sin dejar de mirar a Uther, salió corriendo hacia Sashenka quedándose parada en el umbral de la puerta principal. Viendo como un bloque de piedra atravesaba la venta e impactaba de lleno en el soldado, sin embargo la visión del humano era imperturbable, para el hombre no había más mundo que Estolas y aquello le costó la vida.
No era la primera vez (ni sería la última) que los clientes de Estolas quedaban prendados de sus encantos.
Aquello casi podía ser un riesgo laboral, pues todas las mujeres y hombres del gremio han sufrido en más de una ocasión esta clase de desamor, aunque los más avispado nunca pierden la oportunidad de aprovecharse de la ceguera del cliente.
Sin embargo Uther tuvo la desgracia de encaprichase de la prostituta equivocada y halló la muerte, bajo el filo de una lanza que minutos antes se consideraba aliada.
Estolas se quedó quieta mientras la morena comprobaba el cuerpo y se sentó le dirigió la palabra. La loba se puso en pie en cuanto la guarda le ordenó marcha. Pero, ¿a dónde iría? ¿Cuán larga era la sombra de Lunargenta? ¿Cuánto interés tendrían en atraparla? ¿Se conformarían con cualquier prostituta? Nadie, salvo Sashenka, sabía que Estolas era a la mujer que buscaban.
Demasiadas preguntas y poco tiempo, Estolas retrocedió hasta salir por la puerta y echo a correr sin mirar atrás. No tenía comida ni agua, no tenía dinero ni partencias, por no tener no tenía ni ropa, acaba de romperla en el callejón al transformarse. ¿A dónde iría Estolas a morir ahora?
No era la primera vez (ni sería la última) que los clientes de Estolas quedaban prendados de sus encantos.
Aquello casi podía ser un riesgo laboral, pues todas las mujeres y hombres del gremio han sufrido en más de una ocasión esta clase de desamor, aunque los más avispado nunca pierden la oportunidad de aprovecharse de la ceguera del cliente.
Sin embargo Uther tuvo la desgracia de encaprichase de la prostituta equivocada y halló la muerte, bajo el filo de una lanza que minutos antes se consideraba aliada.
Estolas se quedó quieta mientras la morena comprobaba el cuerpo y se sentó le dirigió la palabra. La loba se puso en pie en cuanto la guarda le ordenó marcha. Pero, ¿a dónde iría? ¿Cuán larga era la sombra de Lunargenta? ¿Cuánto interés tendrían en atraparla? ¿Se conformarían con cualquier prostituta? Nadie, salvo Sashenka, sabía que Estolas era a la mujer que buscaban.
Demasiadas preguntas y poco tiempo, Estolas retrocedió hasta salir por la puerta y echo a correr sin mirar atrás. No tenía comida ni agua, no tenía dinero ni partencias, por no tener no tenía ni ropa, acaba de romperla en el callejón al transformarse. ¿A dónde iría Estolas a morir ahora?
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