El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
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El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Para la mayoría de las personas el que llegue la fecha de su cumpleaños es motivo de alegría. Para empezar, por haber logrado sobrevivir otro año, pero además porque era un día especial en el que la gente se suponía que te felicitaba o tenía algún tipo de detalle significativo para contigo.
En el caso de Matt, sólo significaba que estaba un año más viejo y esa idea lo atormentaba.
Cuando el sol salió por el horizonte, el Virrey ya estaba levantado, quizás no había dormido en toda la noche, y se encontraba de pie frente al espejo. Eso no sería tan raro, todo el mundo sabía que Matthew adoraba contemplar su figura en el reflejo, pero esta vez era diferente, se lo notaba desanimado y mucho más serio de lo normal. Acercaba el rostro y miraba de modo casi obsesivo los detalles, giraba para un lado y para el otro, si encontraba alguna arruga suspiraba, maldiciendo al paso del tiempo.
Se acercó a la ventana de la habitación, desde allí se podía ver todo el frente de la casa, junto a Eyre habían organizado todo a la espera de muchos invitados. Largas mesas ocupaban todo el frente de la casa, y a los costados habían instalado varias carpas con mesas más chicas, para quienes preferían comer menos acompañados. Claramente el sentido común de Eyre había primado en toda esa organización, sí hubiese dependido de Matt habrían puesto malabaristas subidos a elefantes, o guerreros peleando a muerte mientras hacían equilibrio sobre pelotas gigantes.
La Hechicera había tachado más de la mitad de las cosas que Owens había puesto en la lista de compras para la fiesta, y en los últimos dos días casi había tenido una crisis de nervios al ver las banderas y manteles que Matt había encargado.... Tuvieron que devolverlas todas. Separado por unos metros estaría la tienda dónde se sentarían el Cumpleañero, Eyre, y las personas mas cercanas a ellos. Tendrían su propia comida y su servicio por separado, aunque probablemente Matthew no se aguantaría mucho tiempo sentado en un solo lugar.
Eyre, por su lado, ya había terminado con su parte de la organización. Era agotador, sin duda, pero también resultaba divertido para la hechicera utilizar su magia en algo frívolo como aquello, y no en complicados encantamientos que la mantenían noches en vela con los ojos cansados de tanto ojear libros polvorientos. Las bebidas se mantendrían llenas, las bandejas con manjares siempre a la temperatura perfecta, y los manteles eliminarían mágicamente las manchas de vino que, sin duda, los invitados más torpes derramarían sobre ellos. La joven lo tenía todo pensado: sería una fiesta digna de la nobleza, pero adecuada a la… ¿cómo decirlo? A la no tan alta alcurnia de Ciudad Lagarto.
Ahora, tras recibir la mañana dándose un baño caliente, regresaba a la habitación para decidir cuál vestido se pondría para la importante ocasión. No obstante, desvió su trayecto al divisar al mayor observando por la ventana. Se acercó de puntillas a él y lo sorprendió abrazándolo por la espalda. Sabía leer en ese ceño fruncido que algo le estaba aquejando y, tras tanto tiempo a su lado, creía saber el qué.
-¡Anímate! Será divertido. -Apretó con fuerza los brazos y le dejó un sonoro beso en la espalda- Vamos, Virrey, tiene que elegir su atuendo. ¿O espera recibir a sus invitados en camisón?-
Matthew suspiró antes de darse vuelta y corresponder al abrazo de Eyre.
-Lo sé, lo sé, a ello voy - La beso y eso en cierto modo apaciguó su inquietud - Seguramente no falta mucho para que lleguen los más puntuales -
La celebración comenzaba a media tarde, pero se extendería hasta la noche sin problema, y Eyre ya había pensado una forma para mantener la iluminación sin necesidad de estar cambiando velas. El cumpleañero se puso la camisa que había elegido para la ocasión, con un hermoso chaleco que había sido hecho a medida, se puso un colgante con un símbolo muy particular “Sé de alguien que le gustará ver esto” pensó mientras terminaba de ajustarse el cuello.
Para cuando ambos terminaron de vestirse, ya algunos invitados habían llegado, Owens era de la idea que llegar temprano a una fiesta era de mala educación, así que se hizo esperar. Cuando consideró que había pasado un tiempo prudente, abrió la puerta para que Eyre pase primera y luego salió él.
-Bienvenidos a todos - Dijo con su voz en un tono más grave de lo normal, quizás era la seriedad de su gesto lo que lo acentuaba. Rápidamente lo modificó, sonriendo ampliamente para ofrecer una mejor imagen - Espero que se diviertan en mi fiesta de cumpleaños, coman, beban, disfruten, hoy todo corre por mi cuenta - Una copa apareció en su mano, la levantó para hacer un brindis generalizado y dar comienzo de manera oficial a la fiesta - ¡A su salud, amigos! -
Como dije en la invitación, esto es una imitación de Evento, la idea es que disfruten de una fiesta a lo grande.
-Como es Libre, si llegan a los 8 post van a recibir experiencia.
-Sí quieren hacer 1 solo post también es válido.
-Es Interpretativo, así que nada de pvp
-No es necesario que esperen a que pase la ronda entera para postear. Solo eviten el doble post.
-El Tema seguirá abierto tanto como sea necesario.
-[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Un agradecimiento especial a la User de Eyre que me ayudó a armar el post.
Pasenla bien ^^
En el caso de Matt, sólo significaba que estaba un año más viejo y esa idea lo atormentaba.
Cuando el sol salió por el horizonte, el Virrey ya estaba levantado, quizás no había dormido en toda la noche, y se encontraba de pie frente al espejo. Eso no sería tan raro, todo el mundo sabía que Matthew adoraba contemplar su figura en el reflejo, pero esta vez era diferente, se lo notaba desanimado y mucho más serio de lo normal. Acercaba el rostro y miraba de modo casi obsesivo los detalles, giraba para un lado y para el otro, si encontraba alguna arruga suspiraba, maldiciendo al paso del tiempo.
Se acercó a la ventana de la habitación, desde allí se podía ver todo el frente de la casa, junto a Eyre habían organizado todo a la espera de muchos invitados. Largas mesas ocupaban todo el frente de la casa, y a los costados habían instalado varias carpas con mesas más chicas, para quienes preferían comer menos acompañados. Claramente el sentido común de Eyre había primado en toda esa organización, sí hubiese dependido de Matt habrían puesto malabaristas subidos a elefantes, o guerreros peleando a muerte mientras hacían equilibrio sobre pelotas gigantes.
- Ejemplos de las mesas:
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La Hechicera había tachado más de la mitad de las cosas que Owens había puesto en la lista de compras para la fiesta, y en los últimos dos días casi había tenido una crisis de nervios al ver las banderas y manteles que Matt había encargado.... Tuvieron que devolverlas todas. Separado por unos metros estaría la tienda dónde se sentarían el Cumpleañero, Eyre, y las personas mas cercanas a ellos. Tendrían su propia comida y su servicio por separado, aunque probablemente Matthew no se aguantaría mucho tiempo sentado en un solo lugar.
- Carpa:
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Eyre, por su lado, ya había terminado con su parte de la organización. Era agotador, sin duda, pero también resultaba divertido para la hechicera utilizar su magia en algo frívolo como aquello, y no en complicados encantamientos que la mantenían noches en vela con los ojos cansados de tanto ojear libros polvorientos. Las bebidas se mantendrían llenas, las bandejas con manjares siempre a la temperatura perfecta, y los manteles eliminarían mágicamente las manchas de vino que, sin duda, los invitados más torpes derramarían sobre ellos. La joven lo tenía todo pensado: sería una fiesta digna de la nobleza, pero adecuada a la… ¿cómo decirlo? A la no tan alta alcurnia de Ciudad Lagarto.
Ahora, tras recibir la mañana dándose un baño caliente, regresaba a la habitación para decidir cuál vestido se pondría para la importante ocasión. No obstante, desvió su trayecto al divisar al mayor observando por la ventana. Se acercó de puntillas a él y lo sorprendió abrazándolo por la espalda. Sabía leer en ese ceño fruncido que algo le estaba aquejando y, tras tanto tiempo a su lado, creía saber el qué.
-¡Anímate! Será divertido. -Apretó con fuerza los brazos y le dejó un sonoro beso en la espalda- Vamos, Virrey, tiene que elegir su atuendo. ¿O espera recibir a sus invitados en camisón?-
Matthew suspiró antes de darse vuelta y corresponder al abrazo de Eyre.
-Lo sé, lo sé, a ello voy - La beso y eso en cierto modo apaciguó su inquietud - Seguramente no falta mucho para que lleguen los más puntuales -
La celebración comenzaba a media tarde, pero se extendería hasta la noche sin problema, y Eyre ya había pensado una forma para mantener la iluminación sin necesidad de estar cambiando velas. El cumpleañero se puso la camisa que había elegido para la ocasión, con un hermoso chaleco que había sido hecho a medida, se puso un colgante con un símbolo muy particular “Sé de alguien que le gustará ver esto” pensó mientras terminaba de ajustarse el cuello.
- Ropa de Matt:
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Para cuando ambos terminaron de vestirse, ya algunos invitados habían llegado, Owens era de la idea que llegar temprano a una fiesta era de mala educación, así que se hizo esperar. Cuando consideró que había pasado un tiempo prudente, abrió la puerta para que Eyre pase primera y luego salió él.
-Bienvenidos a todos - Dijo con su voz en un tono más grave de lo normal, quizás era la seriedad de su gesto lo que lo acentuaba. Rápidamente lo modificó, sonriendo ampliamente para ofrecer una mejor imagen - Espero que se diviertan en mi fiesta de cumpleaños, coman, beban, disfruten, hoy todo corre por mi cuenta - Una copa apareció en su mano, la levantó para hacer un brindis generalizado y dar comienzo de manera oficial a la fiesta - ¡A su salud, amigos! -
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Buenas a todos ^^Antes que nada les agradezco de todo corazón el que se hayan anotado, es en verdad importante para mi. Como dije en la invitación, esto es una imitación de Evento, la idea es que disfruten de una fiesta a lo grande.
-Como es Libre, si llegan a los 8 post van a recibir experiencia.
-Sí quieren hacer 1 solo post también es válido.
-Es Interpretativo, así que nada de pvp
-No es necesario que esperen a que pase la ronda entera para postear. Solo eviten el doble post.
-El Tema seguirá abierto tanto como sea necesario.
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Un agradecimiento especial a la User de Eyre que me ayudó a armar el post.
Pasenla bien ^^
Última edición por Matthew Owens el Miér Mayo 27 2020, 20:55, editado 3 veces
Matthew Owens
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Le quería sonar que a ella la habían echado de aquella ciudad con órdenes de no volver jamás. ¿Pero había estado ella siquiera en Ciudad Lagarto? ¿Había alguna vez terminado en las jaulas de ejecución, si bien brevemente? ¿Había su visita resultado en que fuera perseguida alguna vez por un sicario del Virrey? Todo aquello le quería sonar; pero era como un sueño, ¡tan irreal! ¿Por qué habría querido matarla su viejo amigo Giorgio, el hijo de la costurera?
- Yo lo conocía de pequeño - le explicaba en aquel momento a un invitado que se había acercado a coger comida en las mesas centrales. Thaiss se había asentado allí, porque así evitaba idas y venidas y porque era la mejor forma de emboscar y empezar a hablar con gente que sólo venía a por comida, no conversación -. Ninguno de los niños que jugabamos con él entonces habríamos dicho que llegaría tan lejos en la vida. En número de años, me refiero. Era tan torpe que todos pensamos que moriría de un traspié desafortunado. Pero al contrario, debe haber tenido muchísima suerte; ¿cómo si no habría llegado a Virrey? La mala suerte de cuando era niño se debe haber compensado con buena suerte de adulto. Es como el retro-karma pero es retro-suerte. ¿Sabes?
La comida estaba razonablemente buena. Al menos en ese aspecto, Matthew Owens sabía lo que hacía. En opinión de Thaiss, el hombre creía saber lo que hacía en muchos otros aspectos, pero en realidad era una bala perdida. La ladrona agarró unas cuantas uvas y las comió distraidamente, apenas mirando a la persona a la que había interceptado. Pero cuando esta intentó alejarse de las mesas centrales (con el plato aún medio vacío), Thaiss se desplazó para evitarlo.
- ¿Cuántos años dicen que cumple? ¿Cuarenta? En realidad se conserva bastante bien para cuarenta. Si fueran menos, por ejemplo, treinta y dos, entonces diría que se conserva bastante mal, porque ya tiene muchas arrugas para esa edad. Se pone muchos polvos y ungüentos para ocultarlo, pero si te fijas (o incluso si no te fijas mucho, basta con mirarle), tiene la frente ya muy marcada. Oye - continuó, cambiando de tema sin pausa alguna en medio. Esta vez, miró a su interlocutor directamente a los ojos -, deberíamos darle una sorpresa. Es su cumpleaños, después de todo. Alguien debería hacer algo. ¿Qué me dices? ¿Somos sus más mejores amigos de toda la vida o no? Aún no sé qué exactamente, pero probablemente deberíamos colarnos en su casa mientras no mire y sorprenderlo. Quizás cantemos cumpleaños feliz desde los balcones. ¿Qué me dices?
------
Offrol: Thaiss habla hasta con las piedras. Si alguien quiere ser la persona con la que se ha puesto a hablar y a la que le ofrece hacer una locura, bienvenido sea ;).
- Yo lo conocía de pequeño - le explicaba en aquel momento a un invitado que se había acercado a coger comida en las mesas centrales. Thaiss se había asentado allí, porque así evitaba idas y venidas y porque era la mejor forma de emboscar y empezar a hablar con gente que sólo venía a por comida, no conversación -. Ninguno de los niños que jugabamos con él entonces habríamos dicho que llegaría tan lejos en la vida. En número de años, me refiero. Era tan torpe que todos pensamos que moriría de un traspié desafortunado. Pero al contrario, debe haber tenido muchísima suerte; ¿cómo si no habría llegado a Virrey? La mala suerte de cuando era niño se debe haber compensado con buena suerte de adulto. Es como el retro-karma pero es retro-suerte. ¿Sabes?
La comida estaba razonablemente buena. Al menos en ese aspecto, Matthew Owens sabía lo que hacía. En opinión de Thaiss, el hombre creía saber lo que hacía en muchos otros aspectos, pero en realidad era una bala perdida. La ladrona agarró unas cuantas uvas y las comió distraidamente, apenas mirando a la persona a la que había interceptado. Pero cuando esta intentó alejarse de las mesas centrales (con el plato aún medio vacío), Thaiss se desplazó para evitarlo.
- ¿Cuántos años dicen que cumple? ¿Cuarenta? En realidad se conserva bastante bien para cuarenta. Si fueran menos, por ejemplo, treinta y dos, entonces diría que se conserva bastante mal, porque ya tiene muchas arrugas para esa edad. Se pone muchos polvos y ungüentos para ocultarlo, pero si te fijas (o incluso si no te fijas mucho, basta con mirarle), tiene la frente ya muy marcada. Oye - continuó, cambiando de tema sin pausa alguna en medio. Esta vez, miró a su interlocutor directamente a los ojos -, deberíamos darle una sorpresa. Es su cumpleaños, después de todo. Alguien debería hacer algo. ¿Qué me dices? ¿Somos sus más mejores amigos de toda la vida o no? Aún no sé qué exactamente, pero probablemente deberíamos colarnos en su casa mientras no mire y sorprenderlo. Quizás cantemos cumpleaños feliz desde los balcones. ¿Qué me dices?
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Offrol: Thaiss habla hasta con las piedras. Si alguien quiere ser la persona con la que se ha puesto a hablar y a la que le ofrece hacer una locura, bienvenido sea ;).
Thaiss
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
El cumpleaños de Matthew… Había sido tan desconsiderado como para comenzar a hacerlo a media tarde, sabía de sobra que no podía salir de mi casa a media tarde. Tras varios suspiros que calmaron mi frustración decidí que emplearía el tiempo restante a buscar un vestido adecuado. Varias horas después y luego de haber destrozado todos los vestidos en un ataque de ira contra la moda, decidí que iría como siempre. Ya no vestía harapos y aquel hombre había decidido fastidiarme comenzando el cumpleaños antes de la puesta de sol. Sí, iría con mi traje de siempre. Aunque con el sombrero de capitana que me había regalado Werner hacía tiempo.
No era muy dada a las fiestas, pero como hija debía acudir. Y además… Estaba bien eso de que para variar la comida fuera a ti y no tuviera que ir a cazarla yo misma. Me senté a la mesa de Matt, obviamente, al menos me había dejado un sitio allí, faltaría más. Observaba a los invitados mientras me relamía. Uno tenía pinta de hacer mucho ejercicio, con lo que tendría sangre abundante y rica. Pero aquel otro era más apuesto… Cuál elegir, cuál elegir… Era como observar una bandeja entera de manjares y pensar por cual empezar y cuál dejar para el final. Comenzar por el más rico, o dejarlo para después…
Cuando me di cuenta estaba bajo la mesa bebiendo tranquilamente la sangre de uno de los invitados. Nadie lo echaría de menos, estaba lo suficientemente apartado como para parecer uno de esos gorrones que se cuelan en una fiesta aparentando conocer a alguien. ¿Que por qué estaba debajo de la mesa? Pues aún con mi nuevo estatus de Sacerdotisa, la gente suele irse corriendo cuando ven que te alimentas de uno de los suyos y que aún por encima lo haces con alegría.
Salí de debajo al terminar, me acerqué a Matt y le susurré al oído -Feliz acercamiento a la muerte, padre, espero con ganas las arrugas del año que viene. - Eso serviría como pequeña venganza por haberme dejado sin poder asistir desde el principio. Me aparté y me fui a bailar al medio de la sala, con suerte alguno o alguna de los invitados se me uniría y podríamos pasar una velada divertida.
---No era muy dada a las fiestas, pero como hija debía acudir. Y además… Estaba bien eso de que para variar la comida fuera a ti y no tuviera que ir a cazarla yo misma. Me senté a la mesa de Matt, obviamente, al menos me había dejado un sitio allí, faltaría más. Observaba a los invitados mientras me relamía. Uno tenía pinta de hacer mucho ejercicio, con lo que tendría sangre abundante y rica. Pero aquel otro era más apuesto… Cuál elegir, cuál elegir… Era como observar una bandeja entera de manjares y pensar por cual empezar y cuál dejar para el final. Comenzar por el más rico, o dejarlo para después…
Cuando me di cuenta estaba bajo la mesa bebiendo tranquilamente la sangre de uno de los invitados. Nadie lo echaría de menos, estaba lo suficientemente apartado como para parecer uno de esos gorrones que se cuelan en una fiesta aparentando conocer a alguien. ¿Que por qué estaba debajo de la mesa? Pues aún con mi nuevo estatus de Sacerdotisa, la gente suele irse corriendo cuando ven que te alimentas de uno de los suyos y que aún por encima lo haces con alegría.
Salí de debajo al terminar, me acerqué a Matt y le susurré al oído -Feliz acercamiento a la muerte, padre, espero con ganas las arrugas del año que viene. - Eso serviría como pequeña venganza por haberme dejado sin poder asistir desde el principio. Me aparté y me fui a bailar al medio de la sala, con suerte alguno o alguna de los invitados se me uniría y podríamos pasar una velada divertida.
Off: Iri se ha ido a bailar, puede unirse quien quiera
Irinnil Fawkes
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Estolas lentamente estaba consiguiendo cambios. Cambios que le costaban sudor, lágrimas y... y demasiadas cosas como para describirlas todas.
Nala, a petición de Matt, había confiscado el joyero de Estolas y ahora este estaba roto y tirado en algún lugar de la ciudad. La loba se había vuelto loca cuando la abstinencia le atacó, llegando incluso a morder a la pobre Nala.
Desde ese momento Estolas tenía un riguroso seguimiento. Ahora tan solo se le permitía un tipo de droga y las dosis estaban controladas y cada vez más alejadas una de otras.
Actualmente Estolas todavía camina en el filo de la navaja, pero la pelirroja comienza a vislumbrar que puede haber algo más, algo que no sea sexo y drogas.
Estolas, al igual que medio mundo, había sido invitada a la celebración de su amo, y por una vez ella había decidido que iría porque quería, no porque debiese acudir.
Habló con Brenda para escoger algunas prendas. La enana, que ya conocía a Estolas, se sorprendió al saber que nadie le había mandado aquello. La contable quiso indagar sobre los gustos de la loba, pero lo único que esta supo decir fue "Quiero que sea bonito... que se me vea bonita, pero no como aquí" había respondido, haciendo referencia al lupanar.
Brenda (ya fuera innato o aprendido por los gustos de Matt) escogió una prenda que Estolas atesoraría de por vida.
Un vestido largo y blanco, de tela rasa en el corpiño, con mangas de encaje traslucido y una falda que seguía el mismo patrón, pero que se degradaba, siendo densa y opaca en la cintura y fina y trasparente en los tobillos.
Era un vestido monocromático y Estolas no portaba joya alguna, pero así debía ser pues la esencia del conjunto residía en la piel pecosa que dejaba ver la tela.
Estolas tomó la decisión de coger uno de los tantos caballos de su jefe, le pidió al mozo que cambiara la silla de montar por una de amazona y se sentó en ella con la espalda recta y las piernas cruzadas.
Al llegar a la fiesta el sol estaba bajo, el mozo que atendía a los carruajes la ayudó a bajar y tuvo que hacer un esfuerzo no abrir la boca, el muchacho la estaba mirando como si ella fuera de la nobleza.
Estolas lo conocía, pero hasta esa misma noche lo único que él había querido era llenar su entrada trasera.
Las miradas de la gente se le antojaban extrañas, siempre había estado en el punto de mira de todos (por obvias razones), pero estas miradas eran diferentes. No había lujuria ni deseos descontrolados en los ojos que la seguían, eran más bien miradas que preguntaban, que querían saber quién era y donde salía Estolas.
—Buenas noches, Matt —Estolas hizo una pausa y miró a la chica que lo acompañaba—. Eyre —inclinó levemente la cabeza—, una fiesta maravillosa.
La loba evitó felicitar a Matthew. Cualquiera que trabajara y que estuviera cerca de él en la carpa, sabía que su vanidad hacia que este día fuera un amargo recordatorio de que todos envejecen.
—Y apenas acaba de comenzar —añadió, mirando a la pista de baile—. No le entretengo más, todavía le quedan muchos saludos que dar —Estolas volvió a inclinar la cabeza—. Si me necesita, estaré en la pista de baile.
¿Estolas había bailado alguna vez por voluntad propio? No... Hasta hoy.
En la pista de baile sonaba una canción lenta, acompasada por un cuarteto de cuerda, unas flautas y un vibrante bombo de fondo que marcaba el paso sin que los oyentes fueran conscientes.
—Buenas noches, Señorita Irin —Estolas conocía el nombre completo de reciente convertida, pero su padre hacia hincapié en usar diminutivos—. Me gustaría bailar con usted, si me lo permite.
La pelirroja inclinó la cabeza en señal de saludo y extendió una mano esperando que fuera tomada.
¿Si sabía bailar? por supuesto que sí. Estolas conocía cada paso de cada danza, pero esta sería la primera vez que bailaría porque así lo quería ella. Cogería la mano ajena y apoyaría la suya en la cintura contraria porque deseaba hacerlo.
Estolas cerró los ojos un instante, escuchando la melodía, moviendo los pies siguiéndola y guiando a su vez a la antigua elfa. Abrió los ojos y dibujo una pequeña sonrisa.
___________
Off:
Feliz cumpleaños Matt! ¿Te pensabas que no lo iba a decir?
Disfruta mucho de este tema y de los post tan especiales que estos personajes te hacen.
Irin, espero que te guste bailar con esta loba.
Nala, a petición de Matt, había confiscado el joyero de Estolas y ahora este estaba roto y tirado en algún lugar de la ciudad. La loba se había vuelto loca cuando la abstinencia le atacó, llegando incluso a morder a la pobre Nala.
Desde ese momento Estolas tenía un riguroso seguimiento. Ahora tan solo se le permitía un tipo de droga y las dosis estaban controladas y cada vez más alejadas una de otras.
Actualmente Estolas todavía camina en el filo de la navaja, pero la pelirroja comienza a vislumbrar que puede haber algo más, algo que no sea sexo y drogas.
Estolas, al igual que medio mundo, había sido invitada a la celebración de su amo, y por una vez ella había decidido que iría porque quería, no porque debiese acudir.
Habló con Brenda para escoger algunas prendas. La enana, que ya conocía a Estolas, se sorprendió al saber que nadie le había mandado aquello. La contable quiso indagar sobre los gustos de la loba, pero lo único que esta supo decir fue "Quiero que sea bonito... que se me vea bonita, pero no como aquí" había respondido, haciendo referencia al lupanar.
Brenda (ya fuera innato o aprendido por los gustos de Matt) escogió una prenda que Estolas atesoraría de por vida.
Un vestido largo y blanco, de tela rasa en el corpiño, con mangas de encaje traslucido y una falda que seguía el mismo patrón, pero que se degradaba, siendo densa y opaca en la cintura y fina y trasparente en los tobillos.
Era un vestido monocromático y Estolas no portaba joya alguna, pero así debía ser pues la esencia del conjunto residía en la piel pecosa que dejaba ver la tela.
Estolas tomó la decisión de coger uno de los tantos caballos de su jefe, le pidió al mozo que cambiara la silla de montar por una de amazona y se sentó en ella con la espalda recta y las piernas cruzadas.
Al llegar a la fiesta el sol estaba bajo, el mozo que atendía a los carruajes la ayudó a bajar y tuvo que hacer un esfuerzo no abrir la boca, el muchacho la estaba mirando como si ella fuera de la nobleza.
Estolas lo conocía, pero hasta esa misma noche lo único que él había querido era llenar su entrada trasera.
Las miradas de la gente se le antojaban extrañas, siempre había estado en el punto de mira de todos (por obvias razones), pero estas miradas eran diferentes. No había lujuria ni deseos descontrolados en los ojos que la seguían, eran más bien miradas que preguntaban, que querían saber quién era y donde salía Estolas.
—Buenas noches, Matt —Estolas hizo una pausa y miró a la chica que lo acompañaba—. Eyre —inclinó levemente la cabeza—, una fiesta maravillosa.
La loba evitó felicitar a Matthew. Cualquiera que trabajara y que estuviera cerca de él en la carpa, sabía que su vanidad hacia que este día fuera un amargo recordatorio de que todos envejecen.
—Y apenas acaba de comenzar —añadió, mirando a la pista de baile—. No le entretengo más, todavía le quedan muchos saludos que dar —Estolas volvió a inclinar la cabeza—. Si me necesita, estaré en la pista de baile.
¿Estolas había bailado alguna vez por voluntad propio? No... Hasta hoy.
En la pista de baile sonaba una canción lenta, acompasada por un cuarteto de cuerda, unas flautas y un vibrante bombo de fondo que marcaba el paso sin que los oyentes fueran conscientes.
—Buenas noches, Señorita Irin —Estolas conocía el nombre completo de reciente convertida, pero su padre hacia hincapié en usar diminutivos—. Me gustaría bailar con usted, si me lo permite.
La pelirroja inclinó la cabeza en señal de saludo y extendió una mano esperando que fuera tomada.
¿Si sabía bailar? por supuesto que sí. Estolas conocía cada paso de cada danza, pero esta sería la primera vez que bailaría porque así lo quería ella. Cogería la mano ajena y apoyaría la suya en la cintura contraria porque deseaba hacerlo.
Estolas cerró los ojos un instante, escuchando la melodía, moviendo los pies siguiéndola y guiando a su vez a la antigua elfa. Abrió los ojos y dibujo una pequeña sonrisa.
___________
Off:
Feliz cumpleaños Matt! ¿Te pensabas que no lo iba a decir?
Disfruta mucho de este tema y de los post tan especiales que estos personajes te hacen.
Irin, espero que te guste bailar con esta loba.
Marceline
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Eilydh se había pensado muy y mucho cómo, cuándo y si atender a aquella exagerada celebración. Los motivos principales eran obvios en su cabeza: Un año más tan solo tenía la importancia mínima que todos los humanos decidiesen darle.Pero claro, en aquella situación, aquel humano en particular, la había acogido en su ciudad e involucrado a regañadientes en su día a día por el módico precio de traicionar a su estirpe y convertirse en estafadora por asociación. No era un humano cualquiera.
Así que la elfa supuso que aquella afirmación respondía básicamente a todas sus preguntas y que por lo tanto debía al menos hacer acto de presencia.
No se lo había dicho aún a Owens, por supuesto. El hombre llevaba semanas hablándole de tal y cual preparativo exacto para su fiesta. La había mandado a pedir presupuesto para tres animales de carga distintos en menos de 3 días, cada cual más apoteósico, casi tanto como la cara de decepción en su rostro cuando los tres eran descartados justo a la mañana siguiente de haber sido reservados tras sospechosamente "Haberlo pensado de manera fría y racional"
Eilydh empezaba a pensar que la manera fría y racional tenía nombre de mujer, pero no dijo nada y como siempre escuchó las ideas locas de Owens día tras día, esas que le iluminaban los ojos para después pasar a ser un recuerdo en su cabeza al día siguiente, cuando venía a verla con ideas más factibles y menos estrambóticas.
La única idea que parecía permanecer de todas aquellas que bombardeaba en la cabeza del hombre día sí y día también era el hecho de que el hombre había mencionado varias veces a lo largo de su tiempo juntos era la extraña obsesión del hombre por que Eilydh se le uniese en su delirio de capitán de barco y usase ropa de corsario adaptada. Sus adaptaciones, por supuesto pasaban por el deje de proxeneta e involucraban menos tela de la que Eilydh estaba acostumbrada a usar, y por lo tanto lejos de su aceptación
Pero claro... era su cumpleaños.
El día en cuestión la elfa se despertó tarde. No estaba dispuesta a darle la satisfacción al hombre de estar en aquella celebración la primera, demasiado tenía con todo lo que llevaba organizando. Cerró los ojos unos segundos antes de darse de bruces con su propio reflejo en el espejo: Había soltado su cabello y tan solo dos pequeñas trenzas se entremezclaban entre ellos. Aquello debía valer. Eilydh creía recordar cuánto apreciaba Owens su cabello libre. Suspiró y respondió al leve toque en su puerta.
-Los caballos estan aquí, señora- dijo un hombre barbudo a modo de saludo.
-Perfecto. Asegúrate de que los hombres montan en ellos antes de que salgan las prostitutas. El fuego debe prenderse exactamente a la vez que empiecen los malabares. No estoy muy segura que imagen mental tenía tu virrey de como evitar un incendio en su propia ciudad, pero estoy demasiado ocupada para pensar en eso.
Eilydh salió de s habitación y entro sin llamar a la de al lado. El grupo de mujeres allí presentes estaban demasiado ocupadas maquillándose y vistiéndose como para reparar en la elfa, aunque Eilydh no pudo evitar ver como alguna que otra daba un codazo a su compañera señalando el esfuerzo de la elfa por lucir bien aquel día. Aquello la molestó, pero se sumió en su lugar feliz durante algunos segundos. Matt Owens le debía una muy grande. Enorme.
-Las chicas están listas, Eille. Pero yo no pienso...-
-Vamos Brenda.. no debe estar tan mal... ¿Tu has visto mi cabello?- dijo Eilydh echando a un lado el biombo que ocultaba a Brenda. Tuvo que aguantar una risa bastante natural. y se apresuró a alabarla antes de hacerlo parecer peor- Estás bien... al estilo Matt-
La enana no estaba de buen humor, y Eilydh estaba segura de que tanto ella como Brenda deseaban por su propio bien que apreciase aquello.
-Tan solo no entiendo por qué Matt querría algo así yo...-
-¿Estas intentando entender la mente de Matt, Brenda? Dijo que iba a ser un banquete de rico... quizás quería que parecieses noble... o yo que se...- dijo Eilydh alejándose- En 5 minutos salimos. Estate segura de no perder a los pavos.
La cara de Brenda decía mucho sobre lo que quería perder en aquel momento, pero Eilydh la ignoró y caminó fuera de la habitación no sin antes darle órdenes a las chicas.
-Voy sobre Ash'alá. Después van los caballos.... Dejen tiempo y espacio por si algo sale mal- trago saliva- y después salgan ustedes ¿entienden? Asegúrense de que la estrella queda en el centro, sino no tiene gracia.
Jamás había estado tan estresada.
Matt le debía una bastante gorda.
--------Así que la elfa supuso que aquella afirmación respondía básicamente a todas sus preguntas y que por lo tanto debía al menos hacer acto de presencia.
No se lo había dicho aún a Owens, por supuesto. El hombre llevaba semanas hablándole de tal y cual preparativo exacto para su fiesta. La había mandado a pedir presupuesto para tres animales de carga distintos en menos de 3 días, cada cual más apoteósico, casi tanto como la cara de decepción en su rostro cuando los tres eran descartados justo a la mañana siguiente de haber sido reservados tras sospechosamente "Haberlo pensado de manera fría y racional"
Eilydh empezaba a pensar que la manera fría y racional tenía nombre de mujer, pero no dijo nada y como siempre escuchó las ideas locas de Owens día tras día, esas que le iluminaban los ojos para después pasar a ser un recuerdo en su cabeza al día siguiente, cuando venía a verla con ideas más factibles y menos estrambóticas.
La única idea que parecía permanecer de todas aquellas que bombardeaba en la cabeza del hombre día sí y día también era el hecho de que el hombre había mencionado varias veces a lo largo de su tiempo juntos era la extraña obsesión del hombre por que Eilydh se le uniese en su delirio de capitán de barco y usase ropa de corsario adaptada. Sus adaptaciones, por supuesto pasaban por el deje de proxeneta e involucraban menos tela de la que Eilydh estaba acostumbrada a usar, y por lo tanto lejos de su aceptación
Pero claro... era su cumpleaños.
El día en cuestión la elfa se despertó tarde. No estaba dispuesta a darle la satisfacción al hombre de estar en aquella celebración la primera, demasiado tenía con todo lo que llevaba organizando. Cerró los ojos unos segundos antes de darse de bruces con su propio reflejo en el espejo: Había soltado su cabello y tan solo dos pequeñas trenzas se entremezclaban entre ellos. Aquello debía valer. Eilydh creía recordar cuánto apreciaba Owens su cabello libre. Suspiró y respondió al leve toque en su puerta.
-Los caballos estan aquí, señora- dijo un hombre barbudo a modo de saludo.
-Perfecto. Asegúrate de que los hombres montan en ellos antes de que salgan las prostitutas. El fuego debe prenderse exactamente a la vez que empiecen los malabares. No estoy muy segura que imagen mental tenía tu virrey de como evitar un incendio en su propia ciudad, pero estoy demasiado ocupada para pensar en eso.
Eilydh salió de s habitación y entro sin llamar a la de al lado. El grupo de mujeres allí presentes estaban demasiado ocupadas maquillándose y vistiéndose como para reparar en la elfa, aunque Eilydh no pudo evitar ver como alguna que otra daba un codazo a su compañera señalando el esfuerzo de la elfa por lucir bien aquel día. Aquello la molestó, pero se sumió en su lugar feliz durante algunos segundos. Matt Owens le debía una muy grande. Enorme.
-Las chicas están listas, Eille. Pero yo no pienso...-
-Vamos Brenda.. no debe estar tan mal... ¿Tu has visto mi cabello?- dijo Eilydh echando a un lado el biombo que ocultaba a Brenda. Tuvo que aguantar una risa bastante natural. y se apresuró a alabarla antes de hacerlo parecer peor- Estás bien... al estilo Matt-
La enana no estaba de buen humor, y Eilydh estaba segura de que tanto ella como Brenda deseaban por su propio bien que apreciase aquello.
-Tan solo no entiendo por qué Matt querría algo así yo...-
-¿Estas intentando entender la mente de Matt, Brenda? Dijo que iba a ser un banquete de rico... quizás quería que parecieses noble... o yo que se...- dijo Eilydh alejándose- En 5 minutos salimos. Estate segura de no perder a los pavos.
La cara de Brenda decía mucho sobre lo que quería perder en aquel momento, pero Eilydh la ignoró y caminó fuera de la habitación no sin antes darle órdenes a las chicas.
-Voy sobre Ash'alá. Después van los caballos.... Dejen tiempo y espacio por si algo sale mal- trago saliva- y después salgan ustedes ¿entienden? Asegúrense de que la estrella queda en el centro, sino no tiene gracia.
Jamás había estado tan estresada.
Matt le debía una bastante gorda.
El sonido de las trompetas inundó la estancia que Eyre y Matt se habían esforzado en adornar de la manera más aburrida posible. Las mesas dispuestas de manera ordenadas era un estímulo que empezaba a agravar la obsesión intensa de desorden en la mente de Eilydh, los músicos que anunciaban la llegada de la procesión interrumpieron cualquier baile, comida o aglomeración de manera brusca, echando a los invitados de un lado a otro, al fin y al cabo aquellos hombres no eran más que los borrachos de las tabernas de ciudad lagarto, tan solo vestidos con ropajes coloridos.
Estos se dispusieron a un lado y otro y su orden dejó entrever a Eilydh, montada en Ash'alá, que rugía feliz acercándose a la mesa principal. Cuando llegó donde el Virrey se había posicionado con Eyre, Ash'alá saltó justo delante y se inclinó en una leve reverencia que molestó a Eilydh, pero que la continuó su dueña, enfocándose en su papel.
-Queridísimo.... prometido- dijo sabiendo que se jugaba demasiado en aquella frase y esperando que Eyre entendiese la ironía y la broma implícita en ella- Desde que te conocí he empezado a entender el porqué la frase: En ciudad de locos el más cuerdo se cree rey" no tiene sentido. Cualquiera que haya pasado más de dos segundos a tu lado entiende que en esta ciudad de locos, el menos cuerdo evidentemente es el Virrey. Y eso, amigo mio... es lo que te hace todas las pamplinas.... quehaceres- dijo rápidamente- a las que dedicas tu tiempo tan especiales....-
Le guiñó un ojo al virrey, avergonzada por su expresión de afecto a otra persona en público. Pero aquello cumplía otro de los requisitos de la larga lista de "Sueños en mi cumpleaños, por Matt Owens" así que la elfa simplemente se movió hacia un lado y dejó que todo sucediese.
- Mejor con musica:
Los caballos iniciaban la procesión. La musica tocada por los borrachos del pueblo inició de nuevo y las voces femeninas de sus mujeres se les unieron en su cantar.Cinco caballos formados a cada lado en una fila tras otro en paralelo. Sobre ellos, los mercaderes de la ciudad habían decidido que artículos eran menos valioso de lo que vendían y le habían prendido fuego, pasándoselos entre ellos cual malabaristas macabros, vestidos con sombreros que cubrían parte de su frente y sus ojos. Los caballos andaban evitando ser quemados como podían y al acercarse a la mesa principal del virrey, como Ash'alá hicieron una reverencia antes de alejarse a su lugar establecido.
La visión que habían dejado los caballos era suplantada por la de Brenda, que llevaba atadas a sus manos 4 pavos reales, a los que dificilmente podía hacer mover sin que estos intentasen picarle. Uno de ellos había decidido pararse en medio de la fila y abrir su plumaje inmenso, dificultando que la enana andase en linea recta. La mujer, frustrada tiraba de él camuflando blasfemias e insultos con una sonrisa que decía: Voy a matar al virrey.
- BRENDA:
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Para cuando llegó a donde se sentaba Matt con Eyre, hizo una reverencia desprendiendo de ella su peluca y musitó algo así como "felicidades" que apenas se oyó por los cantos descoordinados de los integrantes de banda de borrachos.
La estancia se llenó entonces de color.
Las prostitutas salieron a escena tras Brenda, vestidas con trajes que recordaban a bailarinas exóticas de las mil y una noche. Todas tapaban sus rostros con pañuelos traslúcidos que apenas dejaban ver sus sonrisas escondidas y sus ojos alegres. Sus vientres y caderas se movían al compás del la música de los borrachos con gran alegría y coordinación.Una de ellas se acercó al Virrey y le plantó un beso en la mejilla para después darle una flor blanca algo marchita y volver a unirse al resto.
- Prostitutas:
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Estas siguieron bailando y animando a la gente a hacer lo mismo a medida que la música sonaba. En un momento determinado, las prostitutas compusieron un círculo y alzaron sus vestidos, desvelando un nuevo atuendo más revelador a medida que la música se aceleraba en señal de momento culmen. Sus vestidos sirvieron de pantalla traslúcida que ocultaba a quien bailaba en el centro, hasta ahora inapreciable. Todas esperaban tan solo la señal exacta para desvelar la enorme sorpresa.
Eilydh miró a Matt intentando descubrir si estaba disfrutando o no aquello. Sabía lo que estaba a punto de pasar y aunque arriesgado... No podía ser de otra manera.
----------
Post en correlación con.... alguien más. La paciencia es un don, amigüitos.
Feliz cumpleaños, mi mejor prometido falso.
Eilydh
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
No pasé mucho tiempo sola en el borde de la pista de baile, Estolas se me acercó casi nada más llegar. Le sonreí, contenta de tener alguien con quien bailar que no fuese un desconocido cualquiera que terminaría debajo de la mesa de Matt pudriéndose poco a poco.
- ¡Esty, has venido! -La miré de arriba abajo con un poco de envidia por su precioso vestido. Si no hubiera roto los míos unas horas antes seguro que seríamos la envidia de toda la sala en muy poco tiempo. Suspiré y le tendí la mano, agachando la cabeza. - ¿Permitírtelo? -Torcí el gesto. -Mmm… No, no te lo permito, te lo agradezco, es lo que más ilusión me hace ahora mismo.
Me agarró de la cintura, por lo que yo hice lo mismo. No sabía bailar muy bien, bueno, más o menos, lo normal para entretener borrachos. Pero ¿algo así de lento? Me sentía un poco torpe al principio pero me dejé llevar. Estolas lo hacía tan bien que apenas tuve que pensar los pasos.
Si algún borracho se acercaba para intentar interrumpirnos bastaba una gélida mirada con mis ojos rojos para que retrocediera tan rápido como había llegado. Pero la interrupción no llegó por parte de los acosadores ebrios, si no por parte de un desfile de… prostitutas. Lo único que pude pensar es “oh, el postre”.
Di un tirón de Esty para que no nos arrollaran en medio de su actuación, por lo que terminamos en una esquina de la sala. Había llegado el final de nuestra pequeña danza personal.
- Oh. Una pena que nos hayan interrumpido… Me lo estaba pasando tan bien… -La miré enseñando los colmillos. -¿Cuál elegirías tú? Ahora mismo no tengo mucha hambre pero… Luego… -Me quedé pensativa observando el desfile. Matt no me dejaría comerme a la elfa, así que tenía que elegir alguna de las otras.
Aparté la vista y la fijé de nuevo en la licántropa. -¿Sabes? Me gusta esta Esty, estás encantadora esta noche. Búscame luego, me debes medio baile como mínimo. -Le di una caricia antes de envolverme en mi sombra y desaparecer hacia una esquina oscura y apartada. Evitando lo máximo posible el ruido de la música.
- ¡Esty, has venido! -La miré de arriba abajo con un poco de envidia por su precioso vestido. Si no hubiera roto los míos unas horas antes seguro que seríamos la envidia de toda la sala en muy poco tiempo. Suspiré y le tendí la mano, agachando la cabeza. - ¿Permitírtelo? -Torcí el gesto. -Mmm… No, no te lo permito, te lo agradezco, es lo que más ilusión me hace ahora mismo.
Me agarró de la cintura, por lo que yo hice lo mismo. No sabía bailar muy bien, bueno, más o menos, lo normal para entretener borrachos. Pero ¿algo así de lento? Me sentía un poco torpe al principio pero me dejé llevar. Estolas lo hacía tan bien que apenas tuve que pensar los pasos.
Si algún borracho se acercaba para intentar interrumpirnos bastaba una gélida mirada con mis ojos rojos para que retrocediera tan rápido como había llegado. Pero la interrupción no llegó por parte de los acosadores ebrios, si no por parte de un desfile de… prostitutas. Lo único que pude pensar es “oh, el postre”.
Di un tirón de Esty para que no nos arrollaran en medio de su actuación, por lo que terminamos en una esquina de la sala. Había llegado el final de nuestra pequeña danza personal.
- Oh. Una pena que nos hayan interrumpido… Me lo estaba pasando tan bien… -La miré enseñando los colmillos. -¿Cuál elegirías tú? Ahora mismo no tengo mucha hambre pero… Luego… -Me quedé pensativa observando el desfile. Matt no me dejaría comerme a la elfa, así que tenía que elegir alguna de las otras.
Aparté la vista y la fijé de nuevo en la licántropa. -¿Sabes? Me gusta esta Esty, estás encantadora esta noche. Búscame luego, me debes medio baile como mínimo. -Le di una caricia antes de envolverme en mi sombra y desaparecer hacia una esquina oscura y apartada. Evitando lo máximo posible el ruido de la música.
Irinnil Fawkes
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
"Esty" así la llamaba Irin, un apodo que Estolas agradecía en secreto. La loba no poseía recuerdos de alguien cambiándole o acortando el nombre, sin que ello implicar connotaciones sexuales. La hija del virrey le había puesto aquel diminutivo porque así lo quería, porque le gustaba como sonaba, porque le quedaba bien o simplemente porque era más corto. La licantropa no conocía las motivaciones de la vampiresa, pero le gustaba, y le bastaba con saber que lo hacía sin segundas intenciones.
Y es no era todo, para mayor colofón resulta que a Irinnil le hacia ilusión que Estolas la sacara a bailar. Aquello provocó que la pelirroja sonriera.
Aquella entrada fue... demasiado repentina. Estolas conocía los planes de la prometida falsa para chafar los de la verdadera y satisfacer a Matt. Sin embargo hubiera querido que tardaran más en llegar, quiso pensar que tendría más tiempo, que podría alejarse unos minutos más de aquella jaula alfombrada.
Una vez más sus pensamientos se equivocaban y, una vez más, sus doctrinas le demostraban las razones por las que no se le permitía pensar.
—Sí, una lástima —Respondió la pecosa con tono melancólico—. Yo también me estaba... divirtiendo.
La loba dejó de sonreír y se quedó en silencio por sus propias palabras. ¿A caso era cierto? ¿Se estaba divirtiendo? Si, lo hacía. Y darse cuenta de ello provocó múltiples sensaciones en Estolas.
Sonreía de medio lado, contenta por descubrir lo que estaba sintiendo, pero con amargura por esta haciendo algo que no debía.
—A, pues... —los pensamientos de la chica se desviaron y se concentró en su máxima, satisfacer. Observó a Irin y luego a sus compañeras. Estolas había comenzado a ver un patrón en los gustos de la vampiresa. El hecho de que escondiera los cuerpos bajo el escritorio de Matt ayudaba a definir la selección.— Esa.
Concluyó, señalando a una elfa. Era Nala hacia donde apunta su dedo.
Fueron seis palabras las que descolocaron a Estolas, "me gusta esta Esty, estás encantadora." Seis palabras simples y sinceras que hicieron ruborizar a la loba, aunque con tanta peca apenas se notaba.
¿Quién hubiera imaginado que una prostituta podía sonrojarse? ¿Quién hubiera pensado que sería con algo tan simple? ¿Qué horrores había vivido la muchacha para que algo tan simple provocara aquel efecto?
—Claro —termino diciendo con sonrisa tímida—. Te buscare cuando mis compañeras se hayan marchado.
Y es no era todo, para mayor colofón resulta que a Irinnil le hacia ilusión que Estolas la sacara a bailar. Aquello provocó que la pelirroja sonriera.
Aquella entrada fue... demasiado repentina. Estolas conocía los planes de la prometida falsa para chafar los de la verdadera y satisfacer a Matt. Sin embargo hubiera querido que tardaran más en llegar, quiso pensar que tendría más tiempo, que podría alejarse unos minutos más de aquella jaula alfombrada.
Una vez más sus pensamientos se equivocaban y, una vez más, sus doctrinas le demostraban las razones por las que no se le permitía pensar.
—Sí, una lástima —Respondió la pecosa con tono melancólico—. Yo también me estaba... divirtiendo.
La loba dejó de sonreír y se quedó en silencio por sus propias palabras. ¿A caso era cierto? ¿Se estaba divirtiendo? Si, lo hacía. Y darse cuenta de ello provocó múltiples sensaciones en Estolas.
Sonreía de medio lado, contenta por descubrir lo que estaba sintiendo, pero con amargura por esta haciendo algo que no debía.
—A, pues... —los pensamientos de la chica se desviaron y se concentró en su máxima, satisfacer. Observó a Irin y luego a sus compañeras. Estolas había comenzado a ver un patrón en los gustos de la vampiresa. El hecho de que escondiera los cuerpos bajo el escritorio de Matt ayudaba a definir la selección.— Esa.
Concluyó, señalando a una elfa. Era Nala hacia donde apunta su dedo.
Fueron seis palabras las que descolocaron a Estolas, "me gusta esta Esty, estás encantadora." Seis palabras simples y sinceras que hicieron ruborizar a la loba, aunque con tanta peca apenas se notaba.
¿Quién hubiera imaginado que una prostituta podía sonrojarse? ¿Quién hubiera pensado que sería con algo tan simple? ¿Qué horrores había vivido la muchacha para que algo tan simple provocara aquel efecto?
—Claro —termino diciendo con sonrisa tímida—. Te buscare cuando mis compañeras se hayan marchado.
Marceline
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
No se podía negar, que la inherente y poderosa curiosidad de felino estaba unida al brujo mercenario, del mismo modo que la piel estaba unida a su carne y ella, a su vez, a los huesos. Del mismo modo que todo espíritu estaba ligado a un cuerpo físico, salvando excepcionales situaciones mágicas.
Esa curiosidad tan acostumbrada a ser relacionada con los nobles gatos de elegante andar, pero que lo estaba aún más con cualquier ser de los denominados “inteligentes”. Sí, algunos sujetos, de cada una de las sociedades y naciones de aquel oscuro mundo, hacían pensar más de una vez si de verdad eran seres inteligentes con la capacidad de dominar el mundo, más, lo cierto, es que lo dominaban a su manera en cada lugar con una bandera atada a un palo, y que si algo loable había en ellos era sus ganas de progresar, aunque fuese por ser más fuerte que el prójimo.
Si la fe movía montañas, la necesidad movía mundos. Y la necesidad que tenía conocido brujo de saciar su curiosidad era infinita.
- Interesante. Esta parte del mundo ha crecido mucho en los últimos tiempos-, se dijo el brujo, mirando, bajo la privacidad de su capucha, hacia la zona con tiendas que tenía al alcance de la vista.
¿Carpas y tiendas? Eso no era nada raro por aquellos lares. El coste de estas, el contenido de las mesas que podía ver desde su poción, y la impresionante casa que daba cobijo a toda aquella parafernalia… eso ya era harina de otro costal.
Vincent avanzó con paso sereno pero constante, tranquilo, mirándolo todo, deleitándose con todo lo que podría desear mostrar un anfitrión o anfitriona para una de sus fiestas. Disfrutando de la visión de las juguetonas luces de las velas sobre las mesas de aquella tarde que se marchaba para dar paso a la noche. De la apetitosa comida y sus olores. En definitiva, de todo aquello que se le podía pedir a un buen festín.
- Vaya, vaya. Así que no he errado mi destino-, se susurró en esta ocasión.
Pues resultaba que sí era la casa del hombre al que buscaba, más no tenía ni idea de que se trataba de una festividad por su cumpleaños, hasta que el propio anfitrión les dio las gracias a todos por asistir a ella. Alguna de las personas con las que se había cruzado al andar por ese barrio tan singular, y a las que había preguntado por donde podría encontrar al sujeto en cuestión, había comentado si era un invitado a su fiesta. Y él, como buen brujo, había dicho la verdad, o más o menos.
Claro que era un invitado. Solo llevaba esas ropas de viaje porque acababa de llegar de una lejana travesía.
Eso último no era del todo mentira, lo lejos que estuvieran dos lugares entre sí, era muy relativo y subjetivo, después de todo.
Por supuesto, Vincent, ya con la capucha de su capa de viaje bajada hacia atrás, se sumó al brindis y alzó su copa para felicitar al bueno de Matt por seguir en pie un año más. En ese último año, seguro que no todos podían decir lo mismo.
El brujo no sabía si alguien le hubiera reconocido, si ello pudiera incluso haberlo hecho el propio Matt Owens o la hechicera que lo acompañaba y aún recordaba de la Academia de magia.
No importaba realmente, ya que este mercenario había venido al lugar movido por su propia curiosidad, y mentiría si no dijese que en parte había sido saciada. Aunque era más divertido aún, si cabe, pues como casi siempre, al tiempo que se saciaba con interesantes revelaciones, nuevos conocimientos se presentaban ante él.
¿Por qué? ¿Por qué un no tan joven estudiante de la academia tenía tantas riquezas? Pero sobre todo, ¿por qué en esa “ciudad” de tiendas y casuchas de nueva construcción tan apartada de las casas de los comerciantes o la nobleza de siempre?
El hijo o hermano de un, o una, adinerado comerciante que quisiera estudiar en Beltrexus, eso lo podía llegar a entender, pero… ¿allí? ¿en aquel lugar?
Aquel estudiante, y alguna vez cliente en su taller, era algo más que un simple aprendiz.
"Curioso. Muy curioso", pensó Vinc, dibujando una media sonrisa pícara en el rostro, antes de tomar un trago de aquel tan exquisito licor.
Felicidades al bueno de Matt
Mi post solo es una introducción para colocarme por la zona, por si nadie quiere leerme que ya lo sepa jajaja. Libre para interartuar con quien venga :3
Esa curiosidad tan acostumbrada a ser relacionada con los nobles gatos de elegante andar, pero que lo estaba aún más con cualquier ser de los denominados “inteligentes”. Sí, algunos sujetos, de cada una de las sociedades y naciones de aquel oscuro mundo, hacían pensar más de una vez si de verdad eran seres inteligentes con la capacidad de dominar el mundo, más, lo cierto, es que lo dominaban a su manera en cada lugar con una bandera atada a un palo, y que si algo loable había en ellos era sus ganas de progresar, aunque fuese por ser más fuerte que el prójimo.
Si la fe movía montañas, la necesidad movía mundos. Y la necesidad que tenía conocido brujo de saciar su curiosidad era infinita.
- Interesante. Esta parte del mundo ha crecido mucho en los últimos tiempos-, se dijo el brujo, mirando, bajo la privacidad de su capucha, hacia la zona con tiendas que tenía al alcance de la vista.
¿Carpas y tiendas? Eso no era nada raro por aquellos lares. El coste de estas, el contenido de las mesas que podía ver desde su poción, y la impresionante casa que daba cobijo a toda aquella parafernalia… eso ya era harina de otro costal.
Vincent avanzó con paso sereno pero constante, tranquilo, mirándolo todo, deleitándose con todo lo que podría desear mostrar un anfitrión o anfitriona para una de sus fiestas. Disfrutando de la visión de las juguetonas luces de las velas sobre las mesas de aquella tarde que se marchaba para dar paso a la noche. De la apetitosa comida y sus olores. En definitiva, de todo aquello que se le podía pedir a un buen festín.
- Vaya, vaya. Así que no he errado mi destino-, se susurró en esta ocasión.
Pues resultaba que sí era la casa del hombre al que buscaba, más no tenía ni idea de que se trataba de una festividad por su cumpleaños, hasta que el propio anfitrión les dio las gracias a todos por asistir a ella. Alguna de las personas con las que se había cruzado al andar por ese barrio tan singular, y a las que había preguntado por donde podría encontrar al sujeto en cuestión, había comentado si era un invitado a su fiesta. Y él, como buen brujo, había dicho la verdad, o más o menos.
Claro que era un invitado. Solo llevaba esas ropas de viaje porque acababa de llegar de una lejana travesía.
Eso último no era del todo mentira, lo lejos que estuvieran dos lugares entre sí, era muy relativo y subjetivo, después de todo.
Por supuesto, Vincent, ya con la capucha de su capa de viaje bajada hacia atrás, se sumó al brindis y alzó su copa para felicitar al bueno de Matt por seguir en pie un año más. En ese último año, seguro que no todos podían decir lo mismo.
El brujo no sabía si alguien le hubiera reconocido, si ello pudiera incluso haberlo hecho el propio Matt Owens o la hechicera que lo acompañaba y aún recordaba de la Academia de magia.
No importaba realmente, ya que este mercenario había venido al lugar movido por su propia curiosidad, y mentiría si no dijese que en parte había sido saciada. Aunque era más divertido aún, si cabe, pues como casi siempre, al tiempo que se saciaba con interesantes revelaciones, nuevos conocimientos se presentaban ante él.
¿Por qué? ¿Por qué un no tan joven estudiante de la academia tenía tantas riquezas? Pero sobre todo, ¿por qué en esa “ciudad” de tiendas y casuchas de nueva construcción tan apartada de las casas de los comerciantes o la nobleza de siempre?
El hijo o hermano de un, o una, adinerado comerciante que quisiera estudiar en Beltrexus, eso lo podía llegar a entender, pero… ¿allí? ¿en aquel lugar?
Aquel estudiante, y alguna vez cliente en su taller, era algo más que un simple aprendiz.
"Curioso. Muy curioso", pensó Vinc, dibujando una media sonrisa pícara en el rostro, antes de tomar un trago de aquel tan exquisito licor.
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Felicidades al bueno de Matt
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
-¿Por qué siento que últimamente sólo vamos juntas a eventos sociales, Nay?
-¿Me estás escuchando, maldita?
La pelirroja rió, abrazando a la morena por detrás mientras caminaban hacia la casa. No tenía pérdida: o la encontrabas por el ruido de la fiesta o por la estela de gente que se dirigía hacia allí como peregrinos atraídos a su lugar sagrado. Habían llegado a Ciudad Lagarto apenas dos semanas atrás, y estar allí era una casualidad como cualquier otra, pues no tenían nada que hacer en ningún sitio salvo vagabundear por el mapa.
A veces era conveniente tener mucho tiempo por delante, uno podía hacer turismo mientras pensaba a qué mierda dedicarse en esta perra vida. O decidía dónde quedarse y qué lugar podía llamar hogar, si es que existía eso para ellas.
La verdad es que llamarlo ciudad era ser generoso. El lugar apenas si era un poblado, medio lleno de chabolas y dispersas casas de madera, con algunas edificaciones dignas a todas luces pertenecientes a gente con dinero. ¿Mandatarios? Probablemente. ¿Clases altas? Mmmeh, quién sabe. Hacia allí marchaban las vampiresas, hacia el mismo centro del lugar: a la fiesta. Fue Fémur la que se entusiasmó viendo el despliegue del desfile, pero Nayru fue la que sugirió unirse, para sorpresa de la primera. Unas preguntas acá y allá la informaron de qué estaba pasando, por qué, cómo y para quién.
No tenían nada mejor que hacer que ir a la casa de Matthew Owens a divertirse y... observar.
-Sí, sí. Cumpleaños, fiesta, gente ebria que beber. Cosas divertidas. Yo siempre te presto atención, bestezuela. Dijiste que el tipo tenía un lupanar, ¿no? Ojalá haya una orgía... -fantaseó.
-Si vas a meternos en problemas avísame primero para que pueda abandonarte.
La risa de ambas se perdió en el barullo creciente de la gente que se congregaba. La casa del cumpleañero era grande, con un amplio y cuidado jardín en la entrada que algunas personas comenzaban a confundir con el baño. Era primer hora de la noche y el entusiasmo del desfile todavía duraba, con animales por aquí, bailarinas por allá, música, luces... una enana con cara de venganza vestida de la manera más ridícula. No llegaban tarde, pero la fiesta llevaba unas horas en marcha y empezaba a dar sus frutos: la mesa de la comida parecía un campo de batalla, se adivinaba todo tipo de actividad sospechosa bajo los faldones de los manteles y no paraban de reponer los barriles de bebida, que no necesariamente acababa siempre en los vasos. O las gargantas. O el suelo.
El espectáculo era interesante. Gente de casi toda calaña confluía con naturalidad en aquella casa como una orquestada banda de estorninos. Prostitutas gastadas, drogadictos ausentes, asesinos evidentes, panaderos honestos... Aforo ilimitado para todo el que quisiera venir. A Nayru le gustó eso.
Aunque le gustaba todavía más la jornada de puertas abiertas. Sentía mucha curiosidad por la figura de Matthew Owens y pensaba que ésta era la oportunidad perfecta para... averiguar cosas. El tiempo y las circunstancias dirían si provechosas o no.
-Hay una morenaza junto al bufet, Nay. Te veo en un rato -comentó Fémur con los ojos brillantes y su habitual sonrisa amplia.
La vampiresa morena rió para sí, paseando a su propio ritmo mientras observaba el entorno con ojos atentos. Se acercó a una mesa y agarró un trozo de pan, que fue desmigando según caminaba, absorta en el pasamanos dispuesto para que la gente felicitase al señor del cumpleaños. Achinó los ojos con interés.
Mientras tanto la pelirroja se encontró con el primer chasco de la noche. La morenaza de pelo rizado era tan bonita como grande era su verborrea sin sentido. Estaba planteándose si valía la pena seguir allí, por muy lindo que se comiese las uvas, cuando de su boca salió la palabra mágica jamás pronunciada: caos. ¿Colarse en la casa y chillar desde los balcones? Sonaba divertido. Y ella siempre se apuntaba a las cosas divertidas, y si conseguía algo para Nay, mejor que mejor.
-Me parece una idea estupenda, preciosa. Ya sabes, a nuestro amiguis le han montado un desfile pero se ve que le gusta el jaleo. Vamos, me apunto.
¿Cómo se llamaba el dueño, de nuevo?
-¿Me estás escuchando, maldita?
La pelirroja rió, abrazando a la morena por detrás mientras caminaban hacia la casa. No tenía pérdida: o la encontrabas por el ruido de la fiesta o por la estela de gente que se dirigía hacia allí como peregrinos atraídos a su lugar sagrado. Habían llegado a Ciudad Lagarto apenas dos semanas atrás, y estar allí era una casualidad como cualquier otra, pues no tenían nada que hacer en ningún sitio salvo vagabundear por el mapa.
A veces era conveniente tener mucho tiempo por delante, uno podía hacer turismo mientras pensaba a qué mierda dedicarse en esta perra vida. O decidía dónde quedarse y qué lugar podía llamar hogar, si es que existía eso para ellas.
La verdad es que llamarlo ciudad era ser generoso. El lugar apenas si era un poblado, medio lleno de chabolas y dispersas casas de madera, con algunas edificaciones dignas a todas luces pertenecientes a gente con dinero. ¿Mandatarios? Probablemente. ¿Clases altas? Mmmeh, quién sabe. Hacia allí marchaban las vampiresas, hacia el mismo centro del lugar: a la fiesta. Fue Fémur la que se entusiasmó viendo el despliegue del desfile, pero Nayru fue la que sugirió unirse, para sorpresa de la primera. Unas preguntas acá y allá la informaron de qué estaba pasando, por qué, cómo y para quién.
No tenían nada mejor que hacer que ir a la casa de Matthew Owens a divertirse y... observar.
-Sí, sí. Cumpleaños, fiesta, gente ebria que beber. Cosas divertidas. Yo siempre te presto atención, bestezuela. Dijiste que el tipo tenía un lupanar, ¿no? Ojalá haya una orgía... -fantaseó.
-Si vas a meternos en problemas avísame primero para que pueda abandonarte.
La risa de ambas se perdió en el barullo creciente de la gente que se congregaba. La casa del cumpleañero era grande, con un amplio y cuidado jardín en la entrada que algunas personas comenzaban a confundir con el baño. Era primer hora de la noche y el entusiasmo del desfile todavía duraba, con animales por aquí, bailarinas por allá, música, luces... una enana con cara de venganza vestida de la manera más ridícula. No llegaban tarde, pero la fiesta llevaba unas horas en marcha y empezaba a dar sus frutos: la mesa de la comida parecía un campo de batalla, se adivinaba todo tipo de actividad sospechosa bajo los faldones de los manteles y no paraban de reponer los barriles de bebida, que no necesariamente acababa siempre en los vasos. O las gargantas. O el suelo.
El espectáculo era interesante. Gente de casi toda calaña confluía con naturalidad en aquella casa como una orquestada banda de estorninos. Prostitutas gastadas, drogadictos ausentes, asesinos evidentes, panaderos honestos... Aforo ilimitado para todo el que quisiera venir. A Nayru le gustó eso.
Aunque le gustaba todavía más la jornada de puertas abiertas. Sentía mucha curiosidad por la figura de Matthew Owens y pensaba que ésta era la oportunidad perfecta para... averiguar cosas. El tiempo y las circunstancias dirían si provechosas o no.
-Hay una morenaza junto al bufet, Nay. Te veo en un rato -comentó Fémur con los ojos brillantes y su habitual sonrisa amplia.
La vampiresa morena rió para sí, paseando a su propio ritmo mientras observaba el entorno con ojos atentos. Se acercó a una mesa y agarró un trozo de pan, que fue desmigando según caminaba, absorta en el pasamanos dispuesto para que la gente felicitase al señor del cumpleaños. Achinó los ojos con interés.
Mientras tanto la pelirroja se encontró con el primer chasco de la noche. La morenaza de pelo rizado era tan bonita como grande era su verborrea sin sentido. Estaba planteándose si valía la pena seguir allí, por muy lindo que se comiese las uvas, cuando de su boca salió la palabra mágica jamás pronunciada: caos. ¿Colarse en la casa y chillar desde los balcones? Sonaba divertido. Y ella siempre se apuntaba a las cosas divertidas, y si conseguía algo para Nay, mejor que mejor.
-Me parece una idea estupenda, preciosa. Ya sabes, a nuestro amiguis le han montado un desfile pero se ve que le gusta el jaleo. Vamos, me apunto.
¿Cómo se llamaba el dueño, de nuevo?
Dos vampiresas aleatorias entran en el chat. (?)
Nay se queda paseando un poco por la fiesta, mirando y observando sin rumbo aparente.
Fémur se apunta con Thaiss a hacer el loco, porque, qué es un cumpleaños si no pasan cosas locas.
Última edición por Nayru el Lun Abr 06 2020, 18:58, editado 1 vez (Razón : corrección faltas ortográficas)
Nayru
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
¿Cuánto tiempo había pasado en ese lugar?
¿Cuánto tiempo había pasado desde que conocí en persona a Matthew Owens?
No estaba seguro. No estaba seguro de muchas cosas.
Sabía que la vida era la misma, entre barrotes o no. En una jaula o fuera de ella. Creía, incluso, que estaba más cerca de la libertad que antes. Conocía por hecho de que era más libre que el resto de personas que había visto pasearse por ahí, a mi alrededor.
Todos estaban encadenados. La mayoría siquiera lo notaba, si bien sólo bastaba un vistazo para darse cuenta. Yo lo veía. Veía cadenas de vicio, cadenas de soledad, cadenas de deber. Algunos andaban tranquilos, ignorando el desastre que hacían al arrastrar su cadena. Otros apenas podían caminar. En comparación con eso, ¿qué eran un par de barrotes de metal sucio?
— Es una increíble estupidez. —dije con la voz ronca de quien no ha hablado en un rato— Y créeme que soy quién para criticar estupideces.
— No tien—
—No, no, no. No me estoy negando —le interrumpí, acentuando mis palabras con el repicar de una lata— Sólo reconozco que es una increíble estupidez. ¿Cuándo empiezan los preparativos? —continué, con una sonrisa.
En el aire había fuego, el olor a comida, a festividad. Me había acostumbrado a la vida en los barrotes, y no había vino tan delicioso como la gracia que me daba el volver a moverme con libertad por una razón tan tonta. Las mujeres vestidas —si se le puede llamar vestimenta— de vivos colores, danzaban de una forma que no había conocido antes de todo ese asunto, pero que dominaba en el momento por las semanas de práctica. Son impresionantes las situaciones que inventan las personas para ver mujeres bonitas haciendo cosas eróticas.
Las prostitutas formaron un círculo, anunciando que había llegado el momento.
A mujeres bonitas, y bueno... a mí.
Con un movimiento sincronizado con otra explosión de música y llamas, las mujeres revelaron el centro del círculo, ahí donde estaba yo, en una plataforma de madera, bailando con la misma vestimenta, con la misma emoción, pero con algo más de habilidad, sacudiendo las caderas —y con ella los cascabeles— de forma casi hipnótica. Porque al inicio parecía ser alguna broma, pero no tardé en encabezar las lecciones. En algún momento pasé de ser una mascota al bailarín principal. No sé qué decía eso de las prostitutas del lugar. O de mí.
...Curioso.
Bajé de la plataforma con un salttito calculado, y sin interrumpir el ritmo los bailarines nos acercamos lentamente a donde se encontraba Matthew, abriéndose lentamente el círculo para volver a poner el énfasis en mí.
Observé a los ojos a Matthew, adornando mi función con una sonrisa brillante. La música aumentó su intensidad, y tras unos momentos de la tensión más alta, llegó el final de aquello, con lo que terminamos todos respirando aceleradamente y viéndonos bonitos, recibiendo aplausos del público.
Hice un par de reverencias a mi alrededor, y volví a encarar a Matthew. Me acerqué un par de pasos, con la gracia de un gato, y le volví a ver a los ojos por un momento.
—¡Larga vida al Virrey! —alcé la voz, estirando los brazos al frío cielo. La gente vitoreó en respuesta— Larga vida, Matthew. —repetí con un tono más íntimo, en voz más baja. Hice una última reverencia, más extravagante que las anteriores.
Algunos estaban encadenados por el pasado, otros por su profesión. Por la mala suerte de la vida
Otros... simplemente estaban anclados al tiempo.
¿Cuánto tiempo había pasado desde que conocí en persona a Matthew Owens?
No estaba seguro. No estaba seguro de muchas cosas.
Sabía que la vida era la misma, entre barrotes o no. En una jaula o fuera de ella. Creía, incluso, que estaba más cerca de la libertad que antes. Conocía por hecho de que era más libre que el resto de personas que había visto pasearse por ahí, a mi alrededor.
Todos estaban encadenados. La mayoría siquiera lo notaba, si bien sólo bastaba un vistazo para darse cuenta. Yo lo veía. Veía cadenas de vicio, cadenas de soledad, cadenas de deber. Algunos andaban tranquilos, ignorando el desastre que hacían al arrastrar su cadena. Otros apenas podían caminar. En comparación con eso, ¿qué eran un par de barrotes de metal sucio?
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— Es una increíble estupidez. —dije con la voz ronca de quien no ha hablado en un rato— Y créeme que soy quién para criticar estupideces.
— No tien—
—No, no, no. No me estoy negando —le interrumpí, acentuando mis palabras con el repicar de una lata— Sólo reconozco que es una increíble estupidez. ¿Cuándo empiezan los preparativos? —continué, con una sonrisa.
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En el aire había fuego, el olor a comida, a festividad. Me había acostumbrado a la vida en los barrotes, y no había vino tan delicioso como la gracia que me daba el volver a moverme con libertad por una razón tan tonta. Las mujeres vestidas —si se le puede llamar vestimenta— de vivos colores, danzaban de una forma que no había conocido antes de todo ese asunto, pero que dominaba en el momento por las semanas de práctica. Son impresionantes las situaciones que inventan las personas para ver mujeres bonitas haciendo cosas eróticas.
Las prostitutas formaron un círculo, anunciando que había llegado el momento.
A mujeres bonitas, y bueno... a mí.
Con un movimiento sincronizado con otra explosión de música y llamas, las mujeres revelaron el centro del círculo, ahí donde estaba yo, en una plataforma de madera, bailando con la misma vestimenta, con la misma emoción, pero con algo más de habilidad, sacudiendo las caderas —y con ella los cascabeles— de forma casi hipnótica. Porque al inicio parecía ser alguna broma, pero no tardé en encabezar las lecciones. En algún momento pasé de ser una mascota al bailarín principal. No sé qué decía eso de las prostitutas del lugar. O de mí.
...Curioso.
Bajé de la plataforma con un salttito calculado, y sin interrumpir el ritmo los bailarines nos acercamos lentamente a donde se encontraba Matthew, abriéndose lentamente el círculo para volver a poner el énfasis en mí.
Observé a los ojos a Matthew, adornando mi función con una sonrisa brillante. La música aumentó su intensidad, y tras unos momentos de la tensión más alta, llegó el final de aquello, con lo que terminamos todos respirando aceleradamente y viéndonos bonitos, recibiendo aplausos del público.
Hice un par de reverencias a mi alrededor, y volví a encarar a Matthew. Me acerqué un par de pasos, con la gracia de un gato, y le volví a ver a los ojos por un momento.
—¡Larga vida al Virrey! —alcé la voz, estirando los brazos al frío cielo. La gente vitoreó en respuesta— Larga vida, Matthew. —repetí con un tono más íntimo, en voz más baja. Hice una última reverencia, más extravagante que las anteriores.
Algunos estaban encadenados por el pasado, otros por su profesión. Por la mala suerte de la vida
Otros... simplemente estaban anclados al tiempo.
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Alward se sentía avergonzado, abochornado y cortado. Estaba de brazos cruzados, tapándose el rostro con una de sus manos, tras la cual se encontraba el rubor que daba como consecuencia estar en ese estado. ¿La razón? Una desbocada Eiko devorando toda la comida que encontrada a su paso, que iba de mesa en mesa sin pudor alguno cuando ya se cansaba de lo que había en la que estaba.
De vez en cuando, los invitados con los que la bruja compartía mesa la miraban de forma extraña, y hasta con desdén, y no todos eran invitados de alta alcurnia (esos eran lo de menos). Lo realmente preocupante era molestar a algún residente de Ciudad Lagarto que tuviese poco o ningún respeto por la paz ceremonial que reinaba en la fiesta. Tensa, pero paz al fin y al cabo.
En la mesa en la que la morena se encontraba en aquel momento, había un tipo especialmente con mala pinta sentado; todo fornido, grande como una montaña y calvo, con un cicatriz en un ojo. Alward tragó fuertemente saliva e interrumpió el atracón de su amiga agarrándola de la cintura y aupándola hacia arriba y fuera de la mesa.
-¡Eeeehh! ¿¡Pero qué haces!?-Decía mientras pataleaba y hacía aspavientos con un muslo de pollo en su mano derecha.
-¡Tienes que comportarte!-La dejó en el suelo, era increíble lo poco que pesaba para lo que comía-No sería agradable que recibieras una puñalada en los riñones-Torció el gesto con un tono incriminatorio.
Por supuesto, la bruja no iba a aceptar aquella regañina, para ella sin sentido. Le dio un bocado al muslo de pollo mientras miraba con desdén al castaño. Este le mantenía la misma mirada.
-¿Y para qué me traes si no me dejas disfrutar de la fiesta?
-¿No puedes disfrutar de la fiesta sin tener que acabar con las reservas de comida?-Se cruzó de brazos y dio varios toques con su pie derecho en el suelo mientras mantenía una mirada impasible.
-Sabes que no.-Dijo con total naturalidad y pasando de la regañina de Alward. A esto, añadió una sonrisa y un último bocado al muslo de pollo.
Alward resopló. No había nada que hacer, lo había asumido.
-Vale, pues si te quieren echar o te encuentras con alguna espada atravesando tu pecho, no vengas a pedir ayuda
-¡Vale!-Contestó totalmente feliz, dándose media vuelta y regresando a las mesas mientras le decía "adiós" con la mano a su amigo. Sumado a eso, tiró el hueso del muslo que se había comido, este impacto (a conciencia) en la cabeza de Alward.
Alward suspiró, resignado. No tenía sentido ir detrás de Eiko, sabía de sobra lo que se hacía, lo había hecho cientos de veces, pero el hecho de estar en ese lugar lo ponía especialmente tenso, en particular por el último encuentro que tuvo con el anfitrión de la fiesta...
Rebuscó en su zurrón y sacó una invitación, la de la fiesta. Alguien se la había mandado, y dudaba que fuese el propio Matthew Owens. ¿El por qué estaba allí? Ni él podía responderlo. Pensaba que, después de que habían tenido el detalle de invitarlo, qué menos que presentarse. Katrina se había negado en rotundo a ir, a Luna le daba pereza viajar tan lejos, y Raven... mejor ni preguntarle, ya que seguramente ni hubiese contestado.
Guardó la invitación y alzó la mirada, ¿Qué haría para pasar el rato? Entonces vio a Thaiss, el cual fue su rayo de esperanza. Uno nunca se aburría con ella. Decidió acercarse a saludarla, pero entonces se cruzó con alguien y chocó.
-L-lo siento...-Se disculpó y puso rumbo de nuevo hacia su conocida, pero para ese entonces alguien ya la había interceptado y se quedó a mitad de camino, sin saber muy bien qué hacer, entre el tipo al que había golpeado sin querer y Thaiss. Además, se le cayó sin darse la invitación a los pies del primero.
__________________________________________________________
Off: Medio interactúo con Thaiss y la acompañante de Nayru. Además, me choco con el bueno de Vinc.
De vez en cuando, los invitados con los que la bruja compartía mesa la miraban de forma extraña, y hasta con desdén, y no todos eran invitados de alta alcurnia (esos eran lo de menos). Lo realmente preocupante era molestar a algún residente de Ciudad Lagarto que tuviese poco o ningún respeto por la paz ceremonial que reinaba en la fiesta. Tensa, pero paz al fin y al cabo.
En la mesa en la que la morena se encontraba en aquel momento, había un tipo especialmente con mala pinta sentado; todo fornido, grande como una montaña y calvo, con un cicatriz en un ojo. Alward tragó fuertemente saliva e interrumpió el atracón de su amiga agarrándola de la cintura y aupándola hacia arriba y fuera de la mesa.
-¡Eeeehh! ¿¡Pero qué haces!?-Decía mientras pataleaba y hacía aspavientos con un muslo de pollo en su mano derecha.
-¡Tienes que comportarte!-La dejó en el suelo, era increíble lo poco que pesaba para lo que comía-No sería agradable que recibieras una puñalada en los riñones-Torció el gesto con un tono incriminatorio.
Por supuesto, la bruja no iba a aceptar aquella regañina, para ella sin sentido. Le dio un bocado al muslo de pollo mientras miraba con desdén al castaño. Este le mantenía la misma mirada.
-¿Y para qué me traes si no me dejas disfrutar de la fiesta?
-¿No puedes disfrutar de la fiesta sin tener que acabar con las reservas de comida?-Se cruzó de brazos y dio varios toques con su pie derecho en el suelo mientras mantenía una mirada impasible.
-Sabes que no.-Dijo con total naturalidad y pasando de la regañina de Alward. A esto, añadió una sonrisa y un último bocado al muslo de pollo.
Alward resopló. No había nada que hacer, lo había asumido.
-Vale, pues si te quieren echar o te encuentras con alguna espada atravesando tu pecho, no vengas a pedir ayuda
-¡Vale!-Contestó totalmente feliz, dándose media vuelta y regresando a las mesas mientras le decía "adiós" con la mano a su amigo. Sumado a eso, tiró el hueso del muslo que se había comido, este impacto (a conciencia) en la cabeza de Alward.
Alward suspiró, resignado. No tenía sentido ir detrás de Eiko, sabía de sobra lo que se hacía, lo había hecho cientos de veces, pero el hecho de estar en ese lugar lo ponía especialmente tenso, en particular por el último encuentro que tuvo con el anfitrión de la fiesta...
Rebuscó en su zurrón y sacó una invitación, la de la fiesta. Alguien se la había mandado, y dudaba que fuese el propio Matthew Owens. ¿El por qué estaba allí? Ni él podía responderlo. Pensaba que, después de que habían tenido el detalle de invitarlo, qué menos que presentarse. Katrina se había negado en rotundo a ir, a Luna le daba pereza viajar tan lejos, y Raven... mejor ni preguntarle, ya que seguramente ni hubiese contestado.
Guardó la invitación y alzó la mirada, ¿Qué haría para pasar el rato? Entonces vio a Thaiss, el cual fue su rayo de esperanza. Uno nunca se aburría con ella. Decidió acercarse a saludarla, pero entonces se cruzó con alguien y chocó.
-L-lo siento...-Se disculpó y puso rumbo de nuevo hacia su conocida, pero para ese entonces alguien ya la había interceptado y se quedó a mitad de camino, sin saber muy bien qué hacer, entre el tipo al que había golpeado sin querer y Thaiss. Además, se le cayó sin darse la invitación a los pies del primero.
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Off: Medio interactúo con Thaiss y la acompañante de Nayru. Además, me choco con el bueno de Vinc.
Alward Sevna
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Era una tonta, la mas grande y estúpida de todas. De acuerdo, sí, ella misma había elegido quedarse por un tiempo en la ciudad antes de volverse una nómada por milésima vez, pero no contaba con terminar aceptando el ir a una fiesta. Y no era cualquier fiesta, sino que era la de Matthew, ni mas ni menos.
Comenzaba a creer que ya había cruzado una linea en su locura habitual de la cual no regresaría ni con todos los tés de hierbas que pudiera beber, ni con los medicamentos que tanto empeño creaba su primo para ella.
Aun así, tenía que admitir que no hallaba muchas opciones para arreglarse y esto le daba algo con que distraerse. Podría beber, relajarse al saber que nadie intentaría en su sano -o no tan sano- juicio, de arruinar el cumpleaños de Matt. No a menos que quisieran terminar siendo el centro de atención y el protagonista de una masacre publica... Aunque no sería una fiesta en Ciudad Lagarto si no hubiera al menos una muerte para variar. En parte, tanto jolgorio, baile, hombres y mujeres por igual disfrutando de la compañía de otro en las esquinas mas oscuras, ciertamente causaban un poco de decepción en Oromë.
No había llegado temprano, quiso alargar el tiempo tanto como pudiera para arreglar hasta el mínimo detalle de su rostro y cuerpo. Tenía tantas marcas nuevas en su piel que no deseaba usar algo que dejara ver sus brazos o su espalda. Había optado por un ajustado vestido negro de mangas largas; de frente era algo bastante simple y carente de gracia. El cuello de este apenas si revelaba su clavícula, pero la magia estaba en la espalda: Un dragón dorado estaba bordado en la tela, su cabeza asomando suavemente por uno de los hombros y su largo cuerpo girando alrededor hasta el final de este, como si se acomodara a la figura de la albina.
Por el momento mantenía la compostura en la carpa principal, se relajaba en su pequeño asiento, de tanto en tanto acomodaba un mechón en su cabello recogido o bebía pequeños sorbos de vino de su copa. Veía el desaparecer del sol, a la espera de que Sena pudiera llegar y disfrutar un poco también. -Sabes, esto no está tan mal para variar... Algo de entretenimiento sano- Miro a Owens mientras sorbía una vez mas. -Feliz cumpleaños por cierto, anciano- Bromeó.
La entrada de las bailarinas no le agradó del todo, esperaba algo más llamativo como hombres lanzando cuchillos a un invitado a elección, o mujeres soplando fuego con alcohol de sus bocas.
Esta vez, vació su copa, algo molesta al respecto, sus mejillas rechonchas por el vino mientras lo tragaba, pero no alcanzó a hacerlo todo cuando vio al bailarín que se le hizo conocido. Fue un ataque directo a su cara, una ola que se llevo toda decepción e hizo que escupiera el vino en la nuca de un sirviente. -PFF JAJAJAJAJAJ ¡MEFISTO!- Gritó en reconocimiento sin dejar de reírse con fuerza, las lagrimas saltándole de los ojos mientras luchaba por limpiarlas antes de que se arruinara su maquillaje.
Se sostuvo el estomago con fuerza y trataba de contener las sacudidas. Era el mejor baile jamas.
Cuando logró calmar su emoción logró dirigirse al elfo. -¿Qué haces aquí, y vestido así?- Un nuevo ataque de risa hizo su aparición pero logró mantener la seriedad mejor que la primera vez. Decidió que era el momento de ir a buscar a su niña, alguien debía traerla hasta aquí pero deseaba tomar algo de aire y esperarla fuera. Se levantó de su lugar y estuvo por dar un paso cuando vio a Alward de lejos y se paralizó. -¿Qué hace aquí?- Dijo a nadie en particular. No pudo mover un solo pie y volvió a sentarse con fuerza. Muchos sentimientos se apoderaban de ella, tanto buenos como malos y no supo discernir cuales eran mas fuertes.
•Hablo con Matt, luego con Mefisto y menciono a Alward.
•También menciono que espero a que venga Sena, mi npc. Si alguien desea ser su acompañante y traerla para entablar alguna charla es más que bienvenido.
Comenzaba a creer que ya había cruzado una linea en su locura habitual de la cual no regresaría ni con todos los tés de hierbas que pudiera beber, ni con los medicamentos que tanto empeño creaba su primo para ella.
Aun así, tenía que admitir que no hallaba muchas opciones para arreglarse y esto le daba algo con que distraerse. Podría beber, relajarse al saber que nadie intentaría en su sano -o no tan sano- juicio, de arruinar el cumpleaños de Matt. No a menos que quisieran terminar siendo el centro de atención y el protagonista de una masacre publica... Aunque no sería una fiesta en Ciudad Lagarto si no hubiera al menos una muerte para variar. En parte, tanto jolgorio, baile, hombres y mujeres por igual disfrutando de la compañía de otro en las esquinas mas oscuras, ciertamente causaban un poco de decepción en Oromë.
No había llegado temprano, quiso alargar el tiempo tanto como pudiera para arreglar hasta el mínimo detalle de su rostro y cuerpo. Tenía tantas marcas nuevas en su piel que no deseaba usar algo que dejara ver sus brazos o su espalda. Había optado por un ajustado vestido negro de mangas largas; de frente era algo bastante simple y carente de gracia. El cuello de este apenas si revelaba su clavícula, pero la magia estaba en la espalda: Un dragón dorado estaba bordado en la tela, su cabeza asomando suavemente por uno de los hombros y su largo cuerpo girando alrededor hasta el final de este, como si se acomodara a la figura de la albina.
Por el momento mantenía la compostura en la carpa principal, se relajaba en su pequeño asiento, de tanto en tanto acomodaba un mechón en su cabello recogido o bebía pequeños sorbos de vino de su copa. Veía el desaparecer del sol, a la espera de que Sena pudiera llegar y disfrutar un poco también. -Sabes, esto no está tan mal para variar... Algo de entretenimiento sano- Miro a Owens mientras sorbía una vez mas. -Feliz cumpleaños por cierto, anciano- Bromeó.
La entrada de las bailarinas no le agradó del todo, esperaba algo más llamativo como hombres lanzando cuchillos a un invitado a elección, o mujeres soplando fuego con alcohol de sus bocas.
Esta vez, vació su copa, algo molesta al respecto, sus mejillas rechonchas por el vino mientras lo tragaba, pero no alcanzó a hacerlo todo cuando vio al bailarín que se le hizo conocido. Fue un ataque directo a su cara, una ola que se llevo toda decepción e hizo que escupiera el vino en la nuca de un sirviente. -PFF JAJAJAJAJAJ ¡MEFISTO!- Gritó en reconocimiento sin dejar de reírse con fuerza, las lagrimas saltándole de los ojos mientras luchaba por limpiarlas antes de que se arruinara su maquillaje.
Se sostuvo el estomago con fuerza y trataba de contener las sacudidas. Era el mejor baile jamas.
Cuando logró calmar su emoción logró dirigirse al elfo. -¿Qué haces aquí, y vestido así?- Un nuevo ataque de risa hizo su aparición pero logró mantener la seriedad mejor que la primera vez. Decidió que era el momento de ir a buscar a su niña, alguien debía traerla hasta aquí pero deseaba tomar algo de aire y esperarla fuera. Se levantó de su lugar y estuvo por dar un paso cuando vio a Alward de lejos y se paralizó. -¿Qué hace aquí?- Dijo a nadie en particular. No pudo mover un solo pie y volvió a sentarse con fuerza. Muchos sentimientos se apoderaban de ella, tanto buenos como malos y no supo discernir cuales eran mas fuertes.
- Vestido de Oromë:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
•Hablo con Matt, luego con Mefisto y menciono a Alward.
•También menciono que espero a que venga Sena, mi npc. Si alguien desea ser su acompañante y traerla para entablar alguna charla es más que bienvenido.
Oromë Vánadóttir
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
La expresión de su interlocutora pareció avivarse y Thaiss supo inmediatamente que había dado en el clavo. ¡Maravilloso! Sonrió encantada, y asintió con convicción a lo que la mujer decía.
- Le encanta el jaleo. Sólo hay que ver todo esto. En cuanto más jaleo, más le gusta. Igual que a los niños pequeños.
De soslayo, vio un movimiento brusco (tenía que estar un poco atenta a lo que ocurría a su alrededor; después de todo, si quería darle una sorpresa a Matt debía evitar que Matt o sus sicarios le dieran una sorpresa a ella), y se escuchó un golpe y un "lo siento". Al girarse, ¡ahí estaba Alward! Mientras observaba al caballero, y al otro hombre contra el que éste se había chocado, Thaiss se metió un buen cacho de queso en la boca y lo masticó rapidamente. Había que coger fuerzas para lo siguiente.
- Justo en el momento en el que más te necesitaba. ¡Y has traído a un amigo contigo! Cuatro es el número ideal - sentenció desplazándose hasta estar entre la desconocida, Alward, y el otro hombre -. Así que manos a la obra.
Puso los brazos en jarras e instauró en su rostro un gesto reflexivo y autoritario. Lo que iba a seguir era un tema muy serio, así que más valía abandonar la actitud bromista y concentrarse. La felicidad del cumpleañero dependía de ello.
- Como todos sabéis, el que conocéis como Matthew Owens es un hombre excéntrico, al que le encanta todo lo que se sale de proporción. Es decir, mirad esta fiesta. Todo porque cumple cuarenta años. Pero dentro de todo, ¿no está todo demasiado tranquilo? Quiero decir, ¿dónde están los faisanes y los malabaristas colgados del techo de las carpas? Le conozco desde hace veinte años, y puedo asegurar que esto es demasiado sosegado para Matt. No sé quién le he organizado la fiesta, pero el pobre debe estar pasándolo mal. Así que como buenos amigos suyos - ¿por qué si no estaríamos en esta fiesta si no fuéramos buenos amigos suyos? - es nuestra responsabilidad darle una sorpresa. Una sorpresa maravillosa. Será nuestro regalo de cumpleaños. Estaba pensando en que podríamos colarnos en la casa, ir a las ventanas, y cantarle cumpleaños feliz. Pero posiblemente se nos ocurra otra cosa cuando estemos dentro.
Miró a sus tres compañeros, uno a uno. La chica desconocida, Alward, y el hombre con capa de viaje. Parecían un buen equipo, y estaba orgullosa de haberlo reunido. Tuvo un momento de agradecimiento y sensibilidad.
- Matt tiene mucha suerte de poder contar con amigos como vosotros. Bien, ganémonos el pan. ¡A la casa!
Dicho lo cual, lideró la marcha hacia uno de los costados de la misma.
---
Off: interactuo con Fémur (acompañante de Nayru), Alward y Vincent.
- Le encanta el jaleo. Sólo hay que ver todo esto. En cuanto más jaleo, más le gusta. Igual que a los niños pequeños.
De soslayo, vio un movimiento brusco (tenía que estar un poco atenta a lo que ocurría a su alrededor; después de todo, si quería darle una sorpresa a Matt debía evitar que Matt o sus sicarios le dieran una sorpresa a ella), y se escuchó un golpe y un "lo siento". Al girarse, ¡ahí estaba Alward! Mientras observaba al caballero, y al otro hombre contra el que éste se había chocado, Thaiss se metió un buen cacho de queso en la boca y lo masticó rapidamente. Había que coger fuerzas para lo siguiente.
- Justo en el momento en el que más te necesitaba. ¡Y has traído a un amigo contigo! Cuatro es el número ideal - sentenció desplazándose hasta estar entre la desconocida, Alward, y el otro hombre -. Así que manos a la obra.
Puso los brazos en jarras e instauró en su rostro un gesto reflexivo y autoritario. Lo que iba a seguir era un tema muy serio, así que más valía abandonar la actitud bromista y concentrarse. La felicidad del cumpleañero dependía de ello.
- Como todos sabéis, el que conocéis como Matthew Owens es un hombre excéntrico, al que le encanta todo lo que se sale de proporción. Es decir, mirad esta fiesta. Todo porque cumple cuarenta años. Pero dentro de todo, ¿no está todo demasiado tranquilo? Quiero decir, ¿dónde están los faisanes y los malabaristas colgados del techo de las carpas? Le conozco desde hace veinte años, y puedo asegurar que esto es demasiado sosegado para Matt. No sé quién le he organizado la fiesta, pero el pobre debe estar pasándolo mal. Así que como buenos amigos suyos - ¿por qué si no estaríamos en esta fiesta si no fuéramos buenos amigos suyos? - es nuestra responsabilidad darle una sorpresa. Una sorpresa maravillosa. Será nuestro regalo de cumpleaños. Estaba pensando en que podríamos colarnos en la casa, ir a las ventanas, y cantarle cumpleaños feliz. Pero posiblemente se nos ocurra otra cosa cuando estemos dentro.
Miró a sus tres compañeros, uno a uno. La chica desconocida, Alward, y el hombre con capa de viaje. Parecían un buen equipo, y estaba orgullosa de haberlo reunido. Tuvo un momento de agradecimiento y sensibilidad.
- Matt tiene mucha suerte de poder contar con amigos como vosotros. Bien, ganémonos el pan. ¡A la casa!
Dicho lo cual, lideró la marcha hacia uno de los costados de la misma.
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Off: interactuo con Fémur (acompañante de Nayru), Alward y Vincent.
Thaiss
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
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Resumen:-Thaiss está parada junto a las mesas de comida y le habla sin parar a cualqueira que se acerque
-Irinnil vino tarde y algo ofendida de que la fiesta comenzó a horas en que ella no podía asistir. Se comió a uno de los invitados a escondidas y dejó el cuerpo bajo la mesa de Matt. Luego se fue a bailar con Marceline.
-Marceline vino muy bien arreglada, cosa extraña en ella, se presentó frente a Matt y Eyre, saludo formal y luego se fue a bailar con Irinnil.
-Eilydh entró a la fiesta haciendo como en Aladino cuando llega fingiendo ser un Sultán. Con caballos, pavos reales, bailarinas prostitutas, malabaristas ebrios. Todo lo que Matt quería pero se controló en no hacer para que sea una fiesta más o menos normal. Se detuvo frente a Matt y Eyre.
-Mefisto estaba arriba de todo el jolgorio que organizó Eil, bailando como odalisca.
-Vincent vino a la fiesta pero sólo brindó desde lejos.
-Nayru llega junto a su acompañante. Fémur se va con Thaiss. Nay se queda dando vueltas.
-Alward llega y ve a Thaiss, se acerca a ella y choca con Vincent.
-Oromë bebe en la carpa principal. Se ríe del baile de Mefisto. Ve a Alward
-Thaiss recluta a Alward, Fémur y Vincent para hacer líos en la casa de Matt
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Era obvio que Irinnil se enojaría, Matt sabía que sería así desde el primer momento que había comenzado a planear la fiesta. La lógica decía que un cumpleaños debía comenzar no demasiado temprano, pero tampoco muy tarde, al fin y al cabo, no todos los invitados eran perdidos de la vida, también habían caballeros, comerciantes y enviados de otras ciudades. Pero no había manera de convencer a la Vampiro, así que el Virrey simplemente se resignó a recibir algún tipo de venganza a cambio.
Las primeras horas de fiesta fueron bastante tranquilas, las personas pasaban, presentaban su saludo y luego se iban a disfrutar de la celebración. De pronto Matt escuchó algo bajo la mesa, levantó el mantel y para su sorpresa allí estaba Irinnil.... Y un pequeño bocado que había decidido darse a escondidas.
-Gracias, Hija mía - Respondió Owens con la sonrisa congelada - Te agradezco el que te decidieras a venir y por el... Bonito obsequio que dejaste abajo - Intentaba moverlo con el pie para que no molestara - Ve a disfrutar de la fiesta, y si necesitas algo no dudes en decirmelo - Miró a Eyre como disculpándose - Está en esos años difíciles... - Justo después de ella llegó Estolas, se la veía en verdad hermosa- Te ves... Magnifica, Querida. Ese estilo te sienta más que bien. Por favor, al menos por hoy, diviertete - La loba no necesitaba de su permiso, pero por si fuera necesario, se lo acababa de dar con todo gusto.
Parecía que el resto de la fiesta se desarrollaría sin mayores repercusiones, pero de pronto la música dejó de sonar. Matthew estaba en ese momento jugando con su comida, sin tragar un solo bocado, y el cambio repentino en el ambiente lo hizo levantar la mirada. Lo primero que vio fue a los caballos entrando en escena, y luego había de todo, bailarinas, malabaristas, trompetas, tambores, colores, bailes ¡Todas las cosas que Matt había tachado de la lista! El Estafador que quedó con la boca abierta, y cuando vio quien era la mente tras toda esa organización sonrió ampliamente, estaba en verdad feliz.
Eil se abrió paso entre el público, montada en su tigre, Owens quería ponerse de pie y aplaudir pero entonces la elfa habló y se le congeló la sangre en las venas. No es como si Eyre no supiera de la existencia de Eilydh, pero ponerlo en palabras tan claras y frente a todo el mundo.
-Emmmmm - Intentaba pensar alguna buena excusa que lo sacara de ese incomodo momento cuando de pronto apareció la sorpresa final del espectáculo - ¿¿¡¡Ese es Mefisto bailando como odalisca!!?? - Gritó Matt mientras señalaba al elfo sobre la tarima, y en cuanto la mayoría de los presentes miraron en esa dirección, Matthew Owens se escondió bajo la mesa, pasó por arriba del cadáver que Irinnil había dejado y se escabulló por el fondo de la carpa, como en sus mejores años de ladrón.
Claro que huir como el cobarde que era no lo liberaría de la furia de su amada tan fácilmente. Si algo tenía Eyre era paciencia, y no le importaba esperar a que llegara el día siguiente para reprender al humano. Pero, por el momento, no le aguaría la fiesta ante todos sus invitados.
La impávida sonrisa de la joven bruja había permanecido inmutable excepto por un único instante, ese en el cual cierta elfa había tenido el descaro de referirse a su prometido como, bueno… su prometido. Allí, los ojos de Eyre destellaron por apenas un segundo con una emoción poco habitual en ella.
-Menos mal que estamos rodeadas de locos. -Se dirigió a la muchacha con tanta naturalidad que nadie adivinaría que, en sus adentros, estaba deseándole el peor de los destinos- Porque, de no ser así, alguien se preguntaría cómo puede un hombre tener dos prometidas, ¿no crees?-
Matthew Owens
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Llegue a la isla escoltada por Derek, hacía semanas me entere de este acontecimiento en particular y al encontrarlo en Vulwurfar le pedí su ayuda para alcanzar el sitio. Tras la lucha con sus mil negativas, finalmente accedió a escoltarme quedarse en la ciudad central esa noche y traerme de vuelta al continente finalizada la reunión. Sola no sabría llegar y no podía chillar ni refutarle nada, era un favor de más de tres días de viaje ida y vuelta.
En el viaje le comente la situación, quería estar presente en la fiesta por el natalicio de Matthew, nos conocimos en un breve lapso en el cual quizás, deje una mala impresión. No buscaba disculparme o remediarlo, más bien solo hacer acto de presencia y si había oportunidad decirle... "Felicidades"
Derek me compro un vestido acorde a mi edad, o mejor dicho, a lo que él consideraba acorde. Esa tarde se tomó la molestia de bañarme, vestirme y hasta desenredar mi enmarañado cabello.
- No necesitas llamar la atención, te haré un antifaz para cubrir tu herida. Uno de un bello animal.... un conejo tal vez.
- No es necesario... no me avergüenza.
- Lo sé, pero aleja a las personas y de por sí, ya eres muy difícil de tratar - hice un puchero al escuchar sus palabras - Si fuera por mi niña, te aislaría del mundo y te encerraría en una enorme torre custodiada por un dragón, pero no es el caso.
Como ya aclare, era imposible que le haga rabietas considerando el enorme favor del cual debía estar agradecida.
«««««« »»»»»»
Caminamos hasta la entrada del lugar donde todos concurrían para la gran celebración, antes de atravesar el umbral me había asegurado de rogarle e implorarle que me acompañara, pero él no era un hombre de estas galas, las detestaba y se rehusó rotundamente, los licántropos no tenían el afán de socializar.
- Hasta aquí mi lady, valla e intente divertirse.... - me dijo cambiando el tono de su voz haciéndolo sonar más principesco y noble - y recuerde las reglas mi cenicienta...
- No alcohol, no muchachos, y a la media noche aquí en la puerta te espero. - si los hubiera tenido, mis ojos estarían en blanco mostrando la apatía a tanto cuidado, pero al no poseer tal órgano, no pudo notar mi descontento a su control.
«««««« »»»»»»
Entrelace mis dedos luego de hacer una rápida lectura con mi telequinesis, lo bueno de las islas al sur, era el gran porcentaje de humedad en el ambiente que generaba la sensación paradisíaca que muchos buscaban. No percibía mas que bultos, muchos bultos de obstáculos que se movían en una dirección al unísono permitiéndome seguirlos cual rebaño.
Llevaba aquel vestido largo bastante estrecho en la parte superior, bastante incomodo, el cabello suelto hacia atrás inflado por los rulos después de tanto peinado, ni una sola mecha caía sobre mi rostro que por primera vez cubría con una especie de mascara, de una tela muy suave de algodón con perforaciones múltiples y comprimidas; Derek me aseguro que no se notaba mi cicatriz tras ella.
Camine hasta donde el bullicio era aterrador, los bultos parecían conformar una mancha enorme y amorfa complicando la situación para esquivarlas. Trate de refugiarme en algún lado, pero solo choque con un par de personas antes de llegar a un área un poco más libre y dispara.
"No lograre que Mat me vea para disculparme" pensé de inmediato afligiéndome "disculparme???? heee??? Que estoy pensando!?!?!" levante ambas manos a mi rostro y palmee contra las mejillas "trata de pasarlo bien, será esta noche no más...".
Nunca había asistido a una fiesta y la música era de agrado, muy diferente a lo que solía escucharse en tabernas de mala muerte. El ritmo era hipnotizante y me llenaba de júbilo por alguna razón, era muy extraño. Sin pensarlo demasiado y escuchando las necesidades de mi cuerpo, comencé a ladearme de un lado al otro en aquel rincón susurrando la melodía de fondo.
- tarara tara tarara~
En el viaje le comente la situación, quería estar presente en la fiesta por el natalicio de Matthew, nos conocimos en un breve lapso en el cual quizás, deje una mala impresión. No buscaba disculparme o remediarlo, más bien solo hacer acto de presencia y si había oportunidad decirle... "Felicidades"
Derek me compro un vestido acorde a mi edad, o mejor dicho, a lo que él consideraba acorde. Esa tarde se tomó la molestia de bañarme, vestirme y hasta desenredar mi enmarañado cabello.
- No necesitas llamar la atención, te haré un antifaz para cubrir tu herida. Uno de un bello animal.... un conejo tal vez.
- No es necesario... no me avergüenza.
- Lo sé, pero aleja a las personas y de por sí, ya eres muy difícil de tratar - hice un puchero al escuchar sus palabras - Si fuera por mi niña, te aislaría del mundo y te encerraría en una enorme torre custodiada por un dragón, pero no es el caso.
Como ya aclare, era imposible que le haga rabietas considerando el enorme favor del cual debía estar agradecida.
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Caminamos hasta la entrada del lugar donde todos concurrían para la gran celebración, antes de atravesar el umbral me había asegurado de rogarle e implorarle que me acompañara, pero él no era un hombre de estas galas, las detestaba y se rehusó rotundamente, los licántropos no tenían el afán de socializar.
- Hasta aquí mi lady, valla e intente divertirse.... - me dijo cambiando el tono de su voz haciéndolo sonar más principesco y noble - y recuerde las reglas mi cenicienta...
- No alcohol, no muchachos, y a la media noche aquí en la puerta te espero. - si los hubiera tenido, mis ojos estarían en blanco mostrando la apatía a tanto cuidado, pero al no poseer tal órgano, no pudo notar mi descontento a su control.
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Entrelace mis dedos luego de hacer una rápida lectura con mi telequinesis, lo bueno de las islas al sur, era el gran porcentaje de humedad en el ambiente que generaba la sensación paradisíaca que muchos buscaban. No percibía mas que bultos, muchos bultos de obstáculos que se movían en una dirección al unísono permitiéndome seguirlos cual rebaño.
Llevaba aquel vestido largo bastante estrecho en la parte superior, bastante incomodo, el cabello suelto hacia atrás inflado por los rulos después de tanto peinado, ni una sola mecha caía sobre mi rostro que por primera vez cubría con una especie de mascara, de una tela muy suave de algodón con perforaciones múltiples y comprimidas; Derek me aseguro que no se notaba mi cicatriz tras ella.
- Vestimenta y mascara:
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Camine hasta donde el bullicio era aterrador, los bultos parecían conformar una mancha enorme y amorfa complicando la situación para esquivarlas. Trate de refugiarme en algún lado, pero solo choque con un par de personas antes de llegar a un área un poco más libre y dispara.
"No lograre que Mat me vea para disculparme" pensé de inmediato afligiéndome "disculparme???? heee??? Que estoy pensando!?!?!" levante ambas manos a mi rostro y palmee contra las mejillas "trata de pasarlo bien, será esta noche no más...".
Nunca había asistido a una fiesta y la música era de agrado, muy diferente a lo que solía escucharse en tabernas de mala muerte. El ritmo era hipnotizante y me llenaba de júbilo por alguna razón, era muy extraño. Sin pensarlo demasiado y escuchando las necesidades de mi cuerpo, comencé a ladearme de un lado al otro en aquel rincón susurrando la melodía de fondo.
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Felicidades Matt!!!! Espero nos divirtamos todos en la partida! ~lo se... muy miss universo~ Te deseo mucha felicidad y paz mundial(?
Merida DunBroch
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Todos, o prácticamente todos habían recibido una invitación para la gran fiesta. Hubo un grandísimo revuelo en la tienda por la chicas arreglándose, buscando qué ponerse, qué zapatos llevar, como arreglarse el cabello, las joyas.. Mientras tanto, yo no sabía si realmente ir. No quería ir de metido, o estar fuera de lugar en semejante celebración, por más que las chicas me insistieran.
Cuando se hizo el horario, todas se fueron a la fiesta y, sorprendentemente, me quedé solo en la tienda. Realmente era algo extraño, o al menos un paisaje que nunca pensé que vería. Me quedé allí, deambulando, hasta que pensé "Y bueno.. ¿Por qué no?"
La casa de Matthew no estaba demasiado lejos, aunque por lo mucho que me había acostumbrado a viajar en los últimos años no era la mejor persona para juzgar la distancia. Me había puesto unos pantalones y botas de color oscuro y una camisa de seda negra, lo cual no era muy usual en mí ya que solía aferrarme a algo claro o de lino, pero por ser una ocasión elegante, más valía vestirse como tal.
A medida que llegaba, prácticamente no podía dar crédito a mis ojos de lo que veía. Había estado en alguna que otra fiesta de alta sociedad con algún que otro componente de entretenimiento exótico, pero sin duda esto era lo más estrafalario que había visto. Pavos reales, un tigre, odaliscas.. Me acerqué hasta el lugar pero, al parecer, estaba entrando por la "parte de atrás", ya que había una serie de tiendas cuyas aperturas me daban la espalda.
Caminaba por detrás de estas para eventualmente llegar al final y acceder a la parte donde se desarrollaba la fiesta, cuando de pronto un tipo salió de la nada de debajo de una de las tiendas, llevándome por delante y casi haciendo que me cayera al suelo dándome un tremendo susto. Cualquier persona que me conociera sabía que detestaba la violencia gratuita, y nunca alzaba la voz; pero las cosas sorpresivas que no veía venir ni con mi olfato ni por algún sonido me ponían muy nervioso -¡¿Qué te pasa?! ¡¿Acaso eres idiota o además de idiota eres..?!- se me cayó el alma a los pies cuando delante de mí vi ni más ni menos que al virrey de Ciudad Lagarto -..además de idiota, el cumpleañero.- reí apenas, aún sobresaltado por el susto de hacía apenas unos segundos y con el pulso acelerado.
Cuando se hizo el horario, todas se fueron a la fiesta y, sorprendentemente, me quedé solo en la tienda. Realmente era algo extraño, o al menos un paisaje que nunca pensé que vería. Me quedé allí, deambulando, hasta que pensé "Y bueno.. ¿Por qué no?"
La casa de Matthew no estaba demasiado lejos, aunque por lo mucho que me había acostumbrado a viajar en los últimos años no era la mejor persona para juzgar la distancia. Me había puesto unos pantalones y botas de color oscuro y una camisa de seda negra, lo cual no era muy usual en mí ya que solía aferrarme a algo claro o de lino, pero por ser una ocasión elegante, más valía vestirse como tal.
A medida que llegaba, prácticamente no podía dar crédito a mis ojos de lo que veía. Había estado en alguna que otra fiesta de alta sociedad con algún que otro componente de entretenimiento exótico, pero sin duda esto era lo más estrafalario que había visto. Pavos reales, un tigre, odaliscas.. Me acerqué hasta el lugar pero, al parecer, estaba entrando por la "parte de atrás", ya que había una serie de tiendas cuyas aperturas me daban la espalda.
Caminaba por detrás de estas para eventualmente llegar al final y acceder a la parte donde se desarrollaba la fiesta, cuando de pronto un tipo salió de la nada de debajo de una de las tiendas, llevándome por delante y casi haciendo que me cayera al suelo dándome un tremendo susto. Cualquier persona que me conociera sabía que detestaba la violencia gratuita, y nunca alzaba la voz; pero las cosas sorpresivas que no veía venir ni con mi olfato ni por algún sonido me ponían muy nervioso -¡¿Qué te pasa?! ¡¿Acaso eres idiota o además de idiota eres..?!- se me cayó el alma a los pies cuando delante de mí vi ni más ni menos que al virrey de Ciudad Lagarto -..además de idiota, el cumpleañero.- reí apenas, aún sobresaltado por el susto de hacía apenas unos segundos y con el pulso acelerado.
Hadden Payne
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
No era un día como cualquier otro para la rutina del cibernético.
Había estado toda la mañana buscando algo que luzca más... Presentable que lo que solía usar, dudaba que le miren con buenos ojos sí iba con las camisas y camisetas sueltas que solía utilizar.
Todo había empezado cuando uno de sus pupilos comentó contento a otro sobre la fiesta que vendría, cuanto comerían, cuanto tomarían, y contando detalladamente los dotes de las mujeres que planeaban encamar, prostitutas, dedujo luego de oír un poco.
No se había prestado sumamente interesado, hasta que recordó cierta persona que le había robado algo, algo que le causó fallas en sus sistemas, molestia y un poco de dolor en el cuello durante mas de una semana.
Le había robado una pequeña pieza que había sustituído con un engranaje viejo y medieval que claramente no era del mismo tamaño.
Planeaba recuperarla, comer gratis, quizá beber un poco y conocer al famoso virrey del que tanto había oído hablar. De paso, hasta arreglaría con él alguna que otra propuesta que se le venía cruzando por la mente, luego de haber dado por terminado los robos que hacían algunos imbéciles a esta persona tan importante.
Una chaqueta negra, nueva, había conseguido de un mercader de la zona, con el que había tenido que luchar un poco por el precio, pero finalmente la consiguió, no era muy lujosa, pero tampoco lo hacía ver como el desastre que era, en cuestiones de ropajes.
Llegó por la tarde, el viaje fue solo una caminata de una hora, quizá más, realmente no registró el tiempo que llevaba caminando porque no le dió importancia, pero llegó en el momento justo, caballos, bailarinas, malabares con fuego, todo eso ocurría al momento que Sugar dió un paso por primera vez en las tiendas, teniendo que apartarse y entrar por uno de los costados, pues la entrada principal la ocupaban todos esos "artistas", la enana le sacó una carcajada al igual que el al parecer, exótico elfo.
Observó varias mesas, la mayoría ocupadas, algunas un tanto apartadas, vacías o llenas de individuos que aparentemente solo habían ido a aprovechar el plato de comida, decidió caminar un poco, algunas personas captaron su atención, y buscó con la mirada al virrey, pensó que sería fácil encontrarlo, pero la silla central de la mesa de importantes se mantenía vacía, ya le encontraría en otro momento, había tiempo, y disfrute por haber.
Encontrar gente extravagante no era difícil en la carpa principal, eso lo tomó por dado. Ladrones, borrachos disfrazados de colores y torpes haciendo el ridículo con alcohol encima era la norma entre los personajes que allí había, pero ciertas personas destacaban, más de lo normal, en especial una de las mujeres que había llamado su atención, la había ojeado una vez buscó al cumpleañero, sus ojos se toparon con ella y se quedó fijamente observándola por algunos segundos, eso fue hasta que decidió hablarle.
Una copa en mano, sirvió vino de una de las jarras, trago largo le dió y se encaminó hacia ella, con sus ojos bien puestos en ese albino cabello y finalmente, al detectarlos, sus orbes amarillentos que le ocasionaron cierta curiosidad, tal como cuando conoció a la elfa con sus puntiagudas orejas.
— ¿Mal momento? — Preguntó, pues notó a la lejanía que se levantó y volvió a sentarse con cierta rapidez.
Los ojos del bio, azúles, brillaban de cierta manera mientras observaba los amarillentos, pequeñas luces de tonos azulados, pero más blancos y grisáceos se cruzaban por sus iris.
Offrol:
Primero que nada y antes de pasarme de las 00:00. ¡Feliz cumpleaños Matt! Y más que nada a su usuaria, espero que la hayas pasado muy bonito hoy :D.
Resumen: Pasea por la fiesta, se ríe de Brenda, Mefisto, ojea un poco en general y va de camino a interactuar con Oromë
Había estado toda la mañana buscando algo que luzca más... Presentable que lo que solía usar, dudaba que le miren con buenos ojos sí iba con las camisas y camisetas sueltas que solía utilizar.
Todo había empezado cuando uno de sus pupilos comentó contento a otro sobre la fiesta que vendría, cuanto comerían, cuanto tomarían, y contando detalladamente los dotes de las mujeres que planeaban encamar, prostitutas, dedujo luego de oír un poco.
No se había prestado sumamente interesado, hasta que recordó cierta persona que le había robado algo, algo que le causó fallas en sus sistemas, molestia y un poco de dolor en el cuello durante mas de una semana.
Le había robado una pequeña pieza que había sustituído con un engranaje viejo y medieval que claramente no era del mismo tamaño.
Planeaba recuperarla, comer gratis, quizá beber un poco y conocer al famoso virrey del que tanto había oído hablar. De paso, hasta arreglaría con él alguna que otra propuesta que se le venía cruzando por la mente, luego de haber dado por terminado los robos que hacían algunos imbéciles a esta persona tan importante.
Una chaqueta negra, nueva, había conseguido de un mercader de la zona, con el que había tenido que luchar un poco por el precio, pero finalmente la consiguió, no era muy lujosa, pero tampoco lo hacía ver como el desastre que era, en cuestiones de ropajes.
- Spoiler:
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Llegó por la tarde, el viaje fue solo una caminata de una hora, quizá más, realmente no registró el tiempo que llevaba caminando porque no le dió importancia, pero llegó en el momento justo, caballos, bailarinas, malabares con fuego, todo eso ocurría al momento que Sugar dió un paso por primera vez en las tiendas, teniendo que apartarse y entrar por uno de los costados, pues la entrada principal la ocupaban todos esos "artistas", la enana le sacó una carcajada al igual que el al parecer, exótico elfo.
Observó varias mesas, la mayoría ocupadas, algunas un tanto apartadas, vacías o llenas de individuos que aparentemente solo habían ido a aprovechar el plato de comida, decidió caminar un poco, algunas personas captaron su atención, y buscó con la mirada al virrey, pensó que sería fácil encontrarlo, pero la silla central de la mesa de importantes se mantenía vacía, ya le encontraría en otro momento, había tiempo, y disfrute por haber.
Encontrar gente extravagante no era difícil en la carpa principal, eso lo tomó por dado. Ladrones, borrachos disfrazados de colores y torpes haciendo el ridículo con alcohol encima era la norma entre los personajes que allí había, pero ciertas personas destacaban, más de lo normal, en especial una de las mujeres que había llamado su atención, la había ojeado una vez buscó al cumpleañero, sus ojos se toparon con ella y se quedó fijamente observándola por algunos segundos, eso fue hasta que decidió hablarle.
Una copa en mano, sirvió vino de una de las jarras, trago largo le dió y se encaminó hacia ella, con sus ojos bien puestos en ese albino cabello y finalmente, al detectarlos, sus orbes amarillentos que le ocasionaron cierta curiosidad, tal como cuando conoció a la elfa con sus puntiagudas orejas.
— ¿Mal momento? — Preguntó, pues notó a la lejanía que se levantó y volvió a sentarse con cierta rapidez.
Los ojos del bio, azúles, brillaban de cierta manera mientras observaba los amarillentos, pequeñas luces de tonos azulados, pero más blancos y grisáceos se cruzaban por sus iris.
—————————————————————
Offrol:
Primero que nada y antes de pasarme de las 00:00. ¡Feliz cumpleaños Matt! Y más que nada a su usuaria, espero que la hayas pasado muy bonito hoy :D.
Resumen: Pasea por la fiesta, se ríe de Brenda, Mefisto, ojea un poco en general y va de camino a interactuar con Oromë
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Estolas se apartó del centro de la fiesta, rodeando a sus compañeras, y el resto del desfile de Eilydh, llegó a la mesa con manjares que jamás había visto. Un animal parecido a un cerdo pero mucho más grande y con una cabeza extraña, verduras y frutas flotando en una especie de ponche y barriles y copas con toda clase de bebidas. Y Estolas podía coger cuanto quisiera.
La loba cerró los ojos e inspiró, el aire estaba lleno de matices que se incrustaban en el paladar y abrían el estómago. La dama de burdel se decantó por un trozo del cerdo no cerdo, una fruta jugosa y una copa de vino de granada.
La licantropa saboreó el vino mientras caminaba a una mesa libre, y sin darse cuenta se vio sonriéndose a sí misma en el reflejo de la copa.
Al sentarse y probar la comida Estolas decidió dos cosas, preguntarle a Eyre que animal era aquel y pedirle a Matt vino de granada para sus descansos en la carpa.
—Yo a ti te conozco —un hombre rubio de talle alto y complexión delgada se puso delante de Estolas —. Eres la perra del lupanar, ¿a quién le has robado eso?
—A nadie, Ramses —respondió ella, después de limpiarse la boca con un trapo—. Este traje me lo consiguió la contable del virrey.
Estolas, una vez más, conocía al hombre con el que hablaba. Un brujo telekinetico al que solo atendía ella, por sus bizarras perversiones.
— ¿Esa enana grotesca del baile? Como si a esa le fueran a dejar comprar algo así. ¡No me mientas perra! —Sobra decir que Ramses no era un tipo con muchas luces—. Lo has robado. Pero no se lo contare a nadie si me bajas el pantalón y me la chupas.
—Hoy no estoy trabajando. Ven mañana a la carpa de Matthew y búscame allí.
La pelirroja estaba tratando de desviar la conversación y defenderse del hombre, estaba usando los apelativos serios de su amo (como su título o su nombre completo). Pero era evidente que el brujo no captaba los matices del cambio.
— ¡Cállate, zorra! —Ramses alzó la mano y golpeó el pómulo pecoso con los nudillos— ¿Me estás dando ordenes?
—No, Señor —Estolas agachó la cabeza y perdió el brillo en los ojos.
—Bien. Ahora ladra y chupa, perra.
Estolas asintió, se levantó de la silla y se puso de rodillas. El vestido, que con tanto esfuerzo había mantenido limpio, acaba de recibir las primeras manchas de la noche.
Ramses se quedó de pie, mirando con superioridad el desempeño de la loba.
________________
Off:
Esperando la intervención de Irin ^3^
La loba cerró los ojos e inspiró, el aire estaba lleno de matices que se incrustaban en el paladar y abrían el estómago. La dama de burdel se decantó por un trozo del cerdo no cerdo, una fruta jugosa y una copa de vino de granada.
La licantropa saboreó el vino mientras caminaba a una mesa libre, y sin darse cuenta se vio sonriéndose a sí misma en el reflejo de la copa.
Al sentarse y probar la comida Estolas decidió dos cosas, preguntarle a Eyre que animal era aquel y pedirle a Matt vino de granada para sus descansos en la carpa.
—Yo a ti te conozco —un hombre rubio de talle alto y complexión delgada se puso delante de Estolas —. Eres la perra del lupanar, ¿a quién le has robado eso?
—A nadie, Ramses —respondió ella, después de limpiarse la boca con un trapo—. Este traje me lo consiguió la contable del virrey.
Estolas, una vez más, conocía al hombre con el que hablaba. Un brujo telekinetico al que solo atendía ella, por sus bizarras perversiones.
— ¿Esa enana grotesca del baile? Como si a esa le fueran a dejar comprar algo así. ¡No me mientas perra! —Sobra decir que Ramses no era un tipo con muchas luces—. Lo has robado. Pero no se lo contare a nadie si me bajas el pantalón y me la chupas.
—Hoy no estoy trabajando. Ven mañana a la carpa de Matthew y búscame allí.
La pelirroja estaba tratando de desviar la conversación y defenderse del hombre, estaba usando los apelativos serios de su amo (como su título o su nombre completo). Pero era evidente que el brujo no captaba los matices del cambio.
— ¡Cállate, zorra! —Ramses alzó la mano y golpeó el pómulo pecoso con los nudillos— ¿Me estás dando ordenes?
—No, Señor —Estolas agachó la cabeza y perdió el brillo en los ojos.
—Bien. Ahora ladra y chupa, perra.
Estolas asintió, se levantó de la silla y se puso de rodillas. El vestido, que con tanto esfuerzo había mantenido limpio, acaba de recibir las primeras manchas de la noche.
Ramses se quedó de pie, mirando con superioridad el desempeño de la loba.
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Esperando la intervención de Irin ^3^
Marceline
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
La conclusión que estaba sacando era que en Ciudad Lagarto había gente de todo tipo. Literalmente. Y el hecho no dejaba de sorprenderla: no sólo estaban presentes los delincuentes variados de los que se hablaba en todas partes, sino que vio pasar algunos comerciantes engalanados de aspecto honrado; vio un par de personas que portaban emblemas al pecho, enviados de otros lugares, sin duda; vio incluso unas cuantas armaduras con sus respectivos soldados dentro.
Con tal despliegue se adivinaba que Ciudad Lagarto sufría los dolores de crecimiento de todo adolescente: estaba expandiéndose, y para ello reunía a su alrededor a aquellos que le fuesen necesarios, por muy dispar o fuera de lugar que pudiesen parecer sus presencias. Había juzgado mal, y la complacía sacarse de su propio error. Sin embargo, ¿cuántos de aquellos invitados residían allí, y cuántos venían nada más que de visita?
Nayru se sonrió, buscando algo en particular. Al fin y al cabo apenas si llevaba un par de semanas allí, no podía aprendérselo todo de golpe... alguien tendría que ponerla al día.
En círculos concéntricos, como un baile secreto, la vampiresa fue moviéndose entre los invitados. Peinando con cuidado, sin hacerse notar, preguntaba esto. Curioseaba aquello. Sonsacaba lo otro. Y a cada pieza de información que obtenía su sonrisa se iba ensanchando más y más, hasta casi dejar al descubierto los pálidos colmillos. La ladrona que intentó meter la mano en sus pantalones no para divertirse, sino para quitarle la bolsa, dijo con despecho que Matthew Owens era sádico y gay. El dueño de una pequeña licorería vaciada para la fiesta dijo que Matthew Owens escogía personalmente a sus chicas después acostarse con ellas. Una mujer oronda que olía a pan sugirió con aire soñador que Matthew Owens fue conde en otras tierras, hace mucho, muy lejos.
Ni una sola persona le dio un relato igual al anterior, pero todos coincidieron en que el Virrey que estaba loco y nadie entendía las cosas que hacía.
Ponderando la complejidad del personaje, la vampiresa acabó casi en el centro de la fiesta, la gente congregándose frente a lo que parecía un espectáculo de baile que... Cogió aire con sospresa. No se lo podía creer. Literalmente se pasó la mano por los ojos y volvió a mirar la escena. Primero incrédula, luego en shock, luego desternillándose de risa. Se abrió paso a empujones hasta la actuación de Mefisto: vestido con las mejores galas de una odalisca descarada, meneaba las caderas y los cascabeles como si el baile fuese su segunda naturaleza. ¿Quién lo diría? Pero se trataba de Mef. ¿Quién no lo diría?
El jolgorio fue tal, los aplausos tan entusiastas, que pensó que el elfo había errado la profesión en su vida: sin duda ganaría mucho más, y tendría una vida más cómoda, como bailarina de la corte. De cualquier corte. Puede que no le contrataran por los motivos correctos, pero...
Todavía riendo se acercó, aprovechando que allí también se encontraba Owens. No lo podía evitar, el tipo le producía curiosidad y quería saber más de él... más de lo que le contaban los rumores. Dirigió la mirada hacia el apartado privado donde el mandatario reunía a sus allegados, curiosa por conocer su reacción. No lo encontró. Giró la cabeza, buscándolo en vano. Suspiró, chasqueando la lengua con fastidio. Si era verdad que fue ladrón todavía conservaba sus habilidades.
Sin embargo Mefisto seguía ahí, y era difícil de perder. Algo en él... había cambiado. Es decir, a parte de su nuevo vestuario completamente adecuado para el invierno. No, ese algo no era evidente sólo con mirarlo, porque el maldito cabrón seguía siendo bueno con sus máscaras, pero... Algo... sutil. Al fondo de los ojos, en el poso de sus palabras, repiqueteaba diferente. Con convicción. ¿De qué? ¿Qué había pasado?
-¡Mefisto! -exclamó la vampiresa, saludando al elfo tomándolo por el antebrazo- Veo que has decidido dejar de ser un grano en el culo y redirigir tu vida. Dime que al menos la paga es buena.
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Fémur sonreía. Ampliamente, con descaro, podía verse en la expresión traviesa que comenzaba a asomar en su rostro. Aquella chica le hacía gracia, y no solo porque tuviese más o menos el tamaño de bolsillo de Nay: la manera en la que hablaba con total naturalidad de cualquier cosa era fascinante. No la conocía de nada, no tenía ni la más remota idea de si era amiga real o no del señor del cumpleaños, y le daba exactamente igual. Se preguntó cómo sabría su sangre.
Cuando quiso dar sus propias sugerencias se originó un pequeño encontronazo: un hombre de tez pálida se acercó hacia ellas al mismo tiempo que otro hombre de pelo corto hacía lo mismo, chocando con el primero y pidiendo perdón apresuradamente. O venían a ligar o debían ser conocidos de la morena, a ella no le sonaban de nada. O quizá se acercasen a comer. A menudo olvidaba que los humanos se alimentaban por su cuenta de otras cosas que ella ya había olvidado; qué diligentes.
Y sí, la mujer parecía conocer al menos a uno de esos hombres, porque directamente los metió a los dos en el plan maestro para alegrar la fiesta. Bajo el mando de la repentina pequeña capitana se pusieron los cuatro en marcha, dirección al interior de la casa.
-¿Alguien tiene algo en mente? Sugiero que hagamos algo con la tarta. ¿Conocéis a algún brujo? Porque sería genial hacer levitar la tarta desde el balcón. -sugirió en voz baja con cierta maldad infantil, dándose la vuelta mientras caminaba hacia atrás para poder ver las caras de todos- Si tienen fuegos artificiales deberíamos de pillar algunos y ponérselos encima, para que la sorpresa sea más sorpresa. ¡Ideas, ideas! Por cierto, me llaman Fémur; presentaos. Es incómodo llamaros Morenaza, Humano Uno y Humano Dos.
Ah, esto podría ser tan divertido.
Con tal despliegue se adivinaba que Ciudad Lagarto sufría los dolores de crecimiento de todo adolescente: estaba expandiéndose, y para ello reunía a su alrededor a aquellos que le fuesen necesarios, por muy dispar o fuera de lugar que pudiesen parecer sus presencias. Había juzgado mal, y la complacía sacarse de su propio error. Sin embargo, ¿cuántos de aquellos invitados residían allí, y cuántos venían nada más que de visita?
Nayru se sonrió, buscando algo en particular. Al fin y al cabo apenas si llevaba un par de semanas allí, no podía aprendérselo todo de golpe... alguien tendría que ponerla al día.
En círculos concéntricos, como un baile secreto, la vampiresa fue moviéndose entre los invitados. Peinando con cuidado, sin hacerse notar, preguntaba esto. Curioseaba aquello. Sonsacaba lo otro. Y a cada pieza de información que obtenía su sonrisa se iba ensanchando más y más, hasta casi dejar al descubierto los pálidos colmillos. La ladrona que intentó meter la mano en sus pantalones no para divertirse, sino para quitarle la bolsa, dijo con despecho que Matthew Owens era sádico y gay. El dueño de una pequeña licorería vaciada para la fiesta dijo que Matthew Owens escogía personalmente a sus chicas después acostarse con ellas. Una mujer oronda que olía a pan sugirió con aire soñador que Matthew Owens fue conde en otras tierras, hace mucho, muy lejos.
Ni una sola persona le dio un relato igual al anterior, pero todos coincidieron en que el Virrey que estaba loco y nadie entendía las cosas que hacía.
Ponderando la complejidad del personaje, la vampiresa acabó casi en el centro de la fiesta, la gente congregándose frente a lo que parecía un espectáculo de baile que... Cogió aire con sospresa. No se lo podía creer. Literalmente se pasó la mano por los ojos y volvió a mirar la escena. Primero incrédula, luego en shock, luego desternillándose de risa. Se abrió paso a empujones hasta la actuación de Mefisto: vestido con las mejores galas de una odalisca descarada, meneaba las caderas y los cascabeles como si el baile fuese su segunda naturaleza. ¿Quién lo diría? Pero se trataba de Mef. ¿Quién no lo diría?
El jolgorio fue tal, los aplausos tan entusiastas, que pensó que el elfo había errado la profesión en su vida: sin duda ganaría mucho más, y tendría una vida más cómoda, como bailarina de la corte. De cualquier corte. Puede que no le contrataran por los motivos correctos, pero...
Todavía riendo se acercó, aprovechando que allí también se encontraba Owens. No lo podía evitar, el tipo le producía curiosidad y quería saber más de él... más de lo que le contaban los rumores. Dirigió la mirada hacia el apartado privado donde el mandatario reunía a sus allegados, curiosa por conocer su reacción. No lo encontró. Giró la cabeza, buscándolo en vano. Suspiró, chasqueando la lengua con fastidio. Si era verdad que fue ladrón todavía conservaba sus habilidades.
Sin embargo Mefisto seguía ahí, y era difícil de perder. Algo en él... había cambiado. Es decir, a parte de su nuevo vestuario completamente adecuado para el invierno. No, ese algo no era evidente sólo con mirarlo, porque el maldito cabrón seguía siendo bueno con sus máscaras, pero... Algo... sutil. Al fondo de los ojos, en el poso de sus palabras, repiqueteaba diferente. Con convicción. ¿De qué? ¿Qué había pasado?
-¡Mefisto! -exclamó la vampiresa, saludando al elfo tomándolo por el antebrazo- Veo que has decidido dejar de ser un grano en el culo y redirigir tu vida. Dime que al menos la paga es buena.
Fémur sonreía. Ampliamente, con descaro, podía verse en la expresión traviesa que comenzaba a asomar en su rostro. Aquella chica le hacía gracia, y no solo porque tuviese más o menos el tamaño de bolsillo de Nay: la manera en la que hablaba con total naturalidad de cualquier cosa era fascinante. No la conocía de nada, no tenía ni la más remota idea de si era amiga real o no del señor del cumpleaños, y le daba exactamente igual. Se preguntó cómo sabría su sangre.
Cuando quiso dar sus propias sugerencias se originó un pequeño encontronazo: un hombre de tez pálida se acercó hacia ellas al mismo tiempo que otro hombre de pelo corto hacía lo mismo, chocando con el primero y pidiendo perdón apresuradamente. O venían a ligar o debían ser conocidos de la morena, a ella no le sonaban de nada. O quizá se acercasen a comer. A menudo olvidaba que los humanos se alimentaban por su cuenta de otras cosas que ella ya había olvidado; qué diligentes.
Y sí, la mujer parecía conocer al menos a uno de esos hombres, porque directamente los metió a los dos en el plan maestro para alegrar la fiesta. Bajo el mando de la repentina pequeña capitana se pusieron los cuatro en marcha, dirección al interior de la casa.
-¿Alguien tiene algo en mente? Sugiero que hagamos algo con la tarta. ¿Conocéis a algún brujo? Porque sería genial hacer levitar la tarta desde el balcón. -sugirió en voz baja con cierta maldad infantil, dándose la vuelta mientras caminaba hacia atrás para poder ver las caras de todos- Si tienen fuegos artificiales deberíamos de pillar algunos y ponérselos encima, para que la sorpresa sea más sorpresa. ¡Ideas, ideas! Por cierto, me llaman Fémur; presentaos. Es incómodo llamaros Morenaza, Humano Uno y Humano Dos.
Ah, esto podría ser tan divertido.
Nayru divaga cosas e interactúa con Mef.
Fémur interactúa con Thaiss, Alward y Vincent.
Nayru
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
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Continúo la interacción con Alward, Thaiss y Fémur y les sigo hacia el fin del mundo (?.
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Continúo la interacción con Alward, Thaiss y Fémur y les sigo hacia el fin del mundo (?.
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Era impresionante la capacidad que tenían los seres pensantes para hilar situaciones con una facilidad de lo más pasmosa. Unas cuentas piezas de un puzle y solo era cuestión de tiempo que todas se encontraran y encajaran. Más, un buen mercenario en primera línea no podía tener una noche tranquila en ningún momento, menos aquel que se apellidaba Calhoun.
El brujo tuvo que dejar sus divagaciones a un lado y hacer acopio de equilibrio y agilidad para no tirarse el contenido de su copa por encima. Una mirada por encima de su hombro sirvió para corroborar que de repente tenía un nuevo “amigo”.
- No se preocupe-, contestó sin acritud, limpiándose el labio manchado de vino con un pañuelo sacado de uno de sus bolsillo. - En estas fiestas estos accidentes ocurren mucho más de lo que nos gustaría-, comentó con humor, alzando la copa a modo de saludo y aceptación de sus disculpas.
En festividades como aquella, era más que normal que los borrachos tropezaran con la gente o con el mobiliario. Los excesos eran un faceta bastante trasversal y común a todas las razas. Aunque, sin duda, aquel muchacho no parecía que hubiese tomado unos tragos de más.
Llegados a ese punto, era el momento de presentar y conocer mejor a ese nuevo amigo. Al menos era lo correcto entre personas con buenos modales. Al fin y al cabo, las fiestas eran para eso ¿no? Para conocer nueva gente o sentir vergüenza ajena de ella y viceversa.
El caso es que antes de poder ser alguien más formal y educado, el brujo se dio cuenta de que había un trozo de papel justo delante de sus pies.
- Vaya, esto qué es-, comentó, agachándose y recogiendo el papel. - Parece una invitación, ¿es suya? - preguntó, nada más leer su contenido.
El brujo no se había chocado con más personas en los últimos tiempos así que… la lógica le decía que debía ser de ese muchacho, o simplemente estaba allí desde antes y no se había percatado hasta ahora.
- Por cierto, mi nombre es…
Y ahí quedó la cosa, porque una mujer de bella factura y aún mayor verborrea se acercó hasta ellos. Por sus palabras, para el rubio fue fácil entender que la mujer conocía al chico que había tropezado contra él.
- Sí, nuestro buen Matt es todo un excéntrico cuando se trata de decorar fiestas-, comentó.
¿Era cierto? Ni pajolera idea, pero algo tenía que decir para parecer que era un amigo más del anfitrión de aquella festividad en la que, sin proponérselo, se había colado. El majo del brujo mercenario solo quería ir a ver al chico, como tácitamente habían quedado el día que le encantara su arma. Sí, seguro que Matt no deseaba verle nunca más, pero, eh, era el gran Vincent Calhoun, meter las narices donde no le llamaban era su verdadera vocación.
- Veinte años son muchos-, le contestó a la joven. - Yo es la primera vez que asisto a uno de sus cumpleaños.
Imposible que hubiese ido a alguno, si no lo conocía desde hacía más de un año.
- Y si me permite la pregunta, señorita…-. No sabía cómo se llamaba la joven, más dejar la frase en el aire era una buena forma de preguntarlo. - Vamos, que no quiero parecer desconfiado pero qué tipo de sorpresa sería.
Es que estaban las sorpresas agradables y las explosivas, y dudaba que el señor Matthew quisiera de las segundas.
En cualquier caso, no había que adelantar acontecimientos. No en vano, la joven de piel oscura no había venido sola, había llegado junto a una compañera pelirroja y, por alguna razón, no me pregunten por qué, el rubio mercenario notaba que esa mujer de carmesí cabellera los conocía tan bien como el propio brujo a ellos. Teniendo en cuenta las palabras de cada uno de ellos, era obvio que solo la mujer amante de las sorpresas y el joven tropieza con gente sin estar beodo, eran los únicos que se conocían entre sí. ¿Qué pintaban la pelirroja y él mismo en aquella historia?
- ¿Humano número dos? Al menos me merezco ser hermoso rubito-, bromeó. Curiosa forma de catalogar tenía aquella pelirroja. - Levitar tartas. Me han comentado que eso es tan de Beltrexus. Ya saben, esos estirados nobles brujos y sus extravagantes aficiones-, comentó, haciéndose el loco de por qué sabía que esas aficiones, en el fondo, eran ciertas. - Pero vamos a darle una buena noche a Matthew, supongo. ¿O la idea es explotarle la tarta en su cara colocando dentro un artefacto alquímico?
Tartas voladoras, fuegos artificiales. Quizás había mezclado un poco ambas ideas… y sí, ese vino pegaba duro, tal vez. En cualquier caso, lo cierto es que Vincent esperaba que solo tuvieran ganas de animar al pobre hombre, no joderle la fiesta. No tenía muchas ganas de salir de ese barrio, abriéndose paso a puras explosiones.
- Bueno, solo se vive una vez. Me apunto-, comentó, bebiéndose el vino de su copa de un trago. - Aunque no estaría de más saber con quienes tengo el gusto de entrar en casas ajenas sin permiso. Vincent, para servirles-, se presentó, dejando la copa vacía sobra la mesa más cercana a ellos. - Y si quieren fuegos artificiales y todas esas cosas, sin matar a nadie-, dejó claro eso último. - Tengo mis trucos bajo la manga-, terminó por decir, con una sonrisa dibujada en los labios y los brazos apoyados en los costados de su cintura en forma de jarra.
Última edición por Vincent Calhoun el Mar Abr 07 2020, 00:12, editado 1 vez
Vincent Calhoun
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Apartar a Nala de entre el grupo de bailarinas no fue muy difíicl. Ser la hija del Virrey tiene sus ventajas para ordenar pequeñeces a sus chicas. Me acompañó sin rechistar y sin preguntas a una esquina oscura de la fiesta. Lo único que me fastidió fue no ver su cara de sorpresa en cuanto mis colmillos se introdujeron en su cuello. Cuanta más sangre corría por mis labios mejor me sentía.
En cuanto terminé de alimentarme busqué un sitio donde dejar el cadáver, para molestar un poco más a Matt. Seguro que debajo de la mesa de manjares era suficiente. Aunque las probabilidades de que fuera a mirar allí debajo eran pocas, así que lo descarté. Además Esty estaba allí con…
Creo que en ese momento se me hinchó una vena desconocida para mi hasta aquel momento. Estaba tan enfadada que ni siquiera recuerdo cómo terminé a su lado, tal vez de sombra en sombra debido a la velocidad a la que había llegado. Lo suficiente como para interrumpir la escena.
- Levanta querida. -Dije mientras ponía un dedo bajo su barbilla y tiraba de ella. Tenía los ojos fijos en el hombre.
- ¿Y tú quien eres, quieres unirte? Adelante, hay para las dos. -Sonrió satisfecho de si mismo por aquella ocurrencia.
El hecho de que le diera una cucharilla de la mesa le hizo perder el hilo de lo que estaba ocurriendo, aquello era demasiado inesperado y totalmente fuera de lugar.
- ¿Tienes una idea de cuánto me ha costado ese vestido? - Señalé las manchas a la altura de las rodillas de Esty. El brujo se me quedó mirando durante unos segundos. Recordaría haberme visto de vez en cuando pasear por el prostíbulo, pero nunca dentro de una de las habitaciones, ni con menos ropa de la que llevaba en ese momento.
- Ni lo sé ni me importa, estamos en medio de algo, si no te vas a unir, lárgate de aquí o tendré que hacerte daño. -Dijo intentando amedrentarme como último recurso, iba a tirar la cucharilla hacia la mesa hasta el momento en que saqué los colmillos, sonriendo.
Me quedé observando mis uñas, distraída mientras hablaba. -Ha sido carísimo, podríamos decir que me ha costado un ojo de la cara, así que... -Levanté la mirada y lo observé fijamente. -Me debes un ojo. Tienes una cuchara y diez segundos. Si no… Es posible que me quede los dos… -Sonreí de nuevo.
Pero era un brujo, un brujo con mucho ego y muy caliente. Por lo que hizo lo que esperaba de él. Utilizó su telekinesis para lanzarme todos los utensilios que encontró a su alrededor. Tenedores, cucharas y cuchillos. Un pequeño salto a una sombra cercana fue suficiente para esquivarlo y volver a donde estaba un segundo antes.
- Creo que se te ha terminado el tiempo. O bueno. Mi paciencia. -Metí mis índices en cada uno de sus ojos, un pequeño gancho y un tirón después estaban en mi mano. Los dejé flotando en el ponche. Eso sería la segunda parte de mi venganza, mucho mejor que dejar un cadáver debajo de otra mesa.
Ignoré sus gritos e insultos. Tenía cosas más importantes que hacer que dedicarle más tiempo a aquel estúpido. Me agaché delante de Esty y, tras alcanzar un trapo, limpié lo que pude del vestido. No quedaría con aquel blanco resplandeciente pero había quitado casi todo. Me levanté de nuevo al terminar y le sonreí.
- Has venido a divertirte, no a divertir a otros. -Le arreglé un mechón de pelo que se le había movido. -Dar sin recibir y recibir sin dar… Ambos son polos opuestos en una misma afirmación que ninguno de los dos comprende. Siempre que se da algo se recibe algo a cambio, de otra forma se desnivela la balanza. Y eso, mi adorable amiga, es algo que no podemos permitir. - Me quedé un segundo pensativa. -Por ejemplo, mira ese… imbécil. Intentó recibir algo sin dar nada a cambio, por lo que me he quedado con sus ojos como pago. Equilibrio, equilibrio… Danza, es como una danza… ¡Baile! Me debes un baile. - La miré ilusionada. -Aunque antes… -Le metí la zancadilla al brujo sin ojos que correteaba a nuestro alrededor gritando. Terminó en el suelo desparramando sangre mientras le pisaba la espalda para volver a la pista de baile. Me agaché un segundo a su lado.
- No te vayas muy lejos, no he terminado contigo. -Le susurré.
En cuanto terminé de alimentarme busqué un sitio donde dejar el cadáver, para molestar un poco más a Matt. Seguro que debajo de la mesa de manjares era suficiente. Aunque las probabilidades de que fuera a mirar allí debajo eran pocas, así que lo descarté. Además Esty estaba allí con…
Creo que en ese momento se me hinchó una vena desconocida para mi hasta aquel momento. Estaba tan enfadada que ni siquiera recuerdo cómo terminé a su lado, tal vez de sombra en sombra debido a la velocidad a la que había llegado. Lo suficiente como para interrumpir la escena.
- Levanta querida. -Dije mientras ponía un dedo bajo su barbilla y tiraba de ella. Tenía los ojos fijos en el hombre.
- ¿Y tú quien eres, quieres unirte? Adelante, hay para las dos. -Sonrió satisfecho de si mismo por aquella ocurrencia.
El hecho de que le diera una cucharilla de la mesa le hizo perder el hilo de lo que estaba ocurriendo, aquello era demasiado inesperado y totalmente fuera de lugar.
- ¿Tienes una idea de cuánto me ha costado ese vestido? - Señalé las manchas a la altura de las rodillas de Esty. El brujo se me quedó mirando durante unos segundos. Recordaría haberme visto de vez en cuando pasear por el prostíbulo, pero nunca dentro de una de las habitaciones, ni con menos ropa de la que llevaba en ese momento.
- Ni lo sé ni me importa, estamos en medio de algo, si no te vas a unir, lárgate de aquí o tendré que hacerte daño. -Dijo intentando amedrentarme como último recurso, iba a tirar la cucharilla hacia la mesa hasta el momento en que saqué los colmillos, sonriendo.
Me quedé observando mis uñas, distraída mientras hablaba. -Ha sido carísimo, podríamos decir que me ha costado un ojo de la cara, así que... -Levanté la mirada y lo observé fijamente. -Me debes un ojo. Tienes una cuchara y diez segundos. Si no… Es posible que me quede los dos… -Sonreí de nuevo.
Pero era un brujo, un brujo con mucho ego y muy caliente. Por lo que hizo lo que esperaba de él. Utilizó su telekinesis para lanzarme todos los utensilios que encontró a su alrededor. Tenedores, cucharas y cuchillos. Un pequeño salto a una sombra cercana fue suficiente para esquivarlo y volver a donde estaba un segundo antes.
- Creo que se te ha terminado el tiempo. O bueno. Mi paciencia. -Metí mis índices en cada uno de sus ojos, un pequeño gancho y un tirón después estaban en mi mano. Los dejé flotando en el ponche. Eso sería la segunda parte de mi venganza, mucho mejor que dejar un cadáver debajo de otra mesa.
Ignoré sus gritos e insultos. Tenía cosas más importantes que hacer que dedicarle más tiempo a aquel estúpido. Me agaché delante de Esty y, tras alcanzar un trapo, limpié lo que pude del vestido. No quedaría con aquel blanco resplandeciente pero había quitado casi todo. Me levanté de nuevo al terminar y le sonreí.
- Has venido a divertirte, no a divertir a otros. -Le arreglé un mechón de pelo que se le había movido. -Dar sin recibir y recibir sin dar… Ambos son polos opuestos en una misma afirmación que ninguno de los dos comprende. Siempre que se da algo se recibe algo a cambio, de otra forma se desnivela la balanza. Y eso, mi adorable amiga, es algo que no podemos permitir. - Me quedé un segundo pensativa. -Por ejemplo, mira ese… imbécil. Intentó recibir algo sin dar nada a cambio, por lo que me he quedado con sus ojos como pago. Equilibrio, equilibrio… Danza, es como una danza… ¡Baile! Me debes un baile. - La miré ilusionada. -Aunque antes… -Le metí la zancadilla al brujo sin ojos que correteaba a nuestro alrededor gritando. Terminó en el suelo desparramando sangre mientras le pisaba la espalda para volver a la pista de baile. Me agaché un segundo a su lado.
- No te vayas muy lejos, no he terminado contigo. -Le susurré.
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Alward recogió la invitación que se le había caído y que, de forma bastante amable, el hombre con el que se había chocado se la devolvió. Se sorprendió al ver de pronto a la propia Thaiss a su lado, se volteó hacia esta con intención de saludarla, pero esta empezó a soltar verborrea sobre algo que no pudo llegar a comprender, en cuanto a contexto se refería.
-...eh... Th--De pronto, la morena se puso en una pose firme, con los brazos en jarras y un gesto autoritario. El cuerpo del Sevna reaccionó por acto reflejo y se puso también firme, no era la primera vez que de buenas a primeras tenía que montar una formación... luego se dio cuenta de que no estaba con ningún superior de la Guardia y relajó su pose, aún más confundido.-¿A qué te refieres con "manos a la obra"?
Thaiss no pareció escucharle en ningún momento y se puso a explicar un extravagante plan, no solo a él, sino a la pelirroja que al acompañaba y también al hombre con el que se había chocado. El castaño miró de soslayo a estos dos últimos, intentando deducir quiénes podrían ser y por qué estaban escuchando a la mujer de cabellos rizados.
No le prestó demasiada atención a lo que Thaiss dijo, tan solo se quedó con cosas sueltas; como que Matthew Owens tenía cuarenta años, que ambos se conocían desde hacía veinte y algo sobre darle una sorpresa por su regalo de cumpleaños. Allí fue cuando Alward se encontró en una verdadera encrucijada, ni siquiera le caía bien el anfitrión. Ahora se había arrepentido de verdad de haber asistido.
-¡Ni aunque me paguen voy a cantar!-Dijo medio ofendido y avergonzado, incluso se le pudo notar algún rubor en sus mejillas.
Aquello parecía una de las ideas locas de Thaiss, seguramente los otros dos pensaran lo mismo que Alward, después de todo se veían personas cuerdas y con más seriedad que la morena... pero no, ellos estaban completamente de acuerdo en hacer algo sorprendente y destacado.
-P-pero si yo ni siquiera soy su...-Ahora fue la pelirroja la que no le dejó acabar la oración. Esta se presentó, así que tenía que cumplir con el protocolo también-Soy Alward Sevna-Dijo en general, asintiendo su cabeza a modo de pequeña reverencia.-Deduzco que usted no es humana, señorita Fémur.-Después de todo, le había denominado como "Humano"; ningún humano denomina a nadie así.
El "Humano 2", después denominado por él mismo como "Vincent", dejó en el aire la idea de hacer explotar la tarta en la cara de Matthew. Alward entonces levantó la mano, como pidiendo el turno de palabra.
-Voto por esa idea-Soltó con total naturalidad, no sabiendo en realidad ni por qué, ya que en su mente seguía la idea de no participar en la sorpresa. Puede que la presión de grupo pudiera con él.
Pensándolo mejor, no le convenía hacer enfadar a Owens, ya que tenía un trato con él, y quién sabe cómo reaccionaría el susodicho ante una humillación hacia su persona, y más sabiendo que el Sevna estaba involucrado. Solo de pensarlo, un escalofrío le recorrió la espalda.
-...-Se quedó dudando de qué decir, cuando, sin tomar en consideración su opinión y dando por hecho que era afirmativa, Thaiss se dispuso a liderar la marcha hacia el interior de la casa.
Alward entonces corrió hacia el grupo, alarmado. Antes de que alguno de ellos cruzara el umbral de la puerta, se posición delante y extendió sus brazos hacia los lados, ¿El motivo?:
-¡Tened cuidado!-Bajó los brazos y se volteó, examinando el umbral tan solo con la mirada-Esta casa tiene trampas...-Lo sabía por experiencia, por suerte, ninguna de ellas le había explotado en la cara... aún.
Instó a sus tres acompañantes a que retrasasen su posición, tenía que comprobar si estaba en lo cierto. Con esmero, y totalmente implicado, agarró un barril cercano y lo llevó aupado, con gran esfuerzo hacia donde había llevado (obligados) al trío. Acto seguido, lo colocó en el suelo y una profunda espiración se escapó de sus pulmones cuando dejó de hacer fuerza. Tumbó el barril y le dio la suficiente fuerza de empuje para que pasara rodando por el umbral... Alward se quedó de cuclillas; no pasó absolutamente nada.
Se atusó el mentón.
-Estamos a salvo-Dijo poniéndose nuevamente en pie.-Pero no os confiéis.
"Estamos" dijo; definitivamente se había metido de lleno en el plan... ¡Pero de ninguna forma iba a cantar!
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Off: Sigue mi interacción con Thaiss, Fémur (acompañante de Nayru) y Vincent ^^
-...eh... Th--De pronto, la morena se puso en una pose firme, con los brazos en jarras y un gesto autoritario. El cuerpo del Sevna reaccionó por acto reflejo y se puso también firme, no era la primera vez que de buenas a primeras tenía que montar una formación... luego se dio cuenta de que no estaba con ningún superior de la Guardia y relajó su pose, aún más confundido.-¿A qué te refieres con "manos a la obra"?
Thaiss no pareció escucharle en ningún momento y se puso a explicar un extravagante plan, no solo a él, sino a la pelirroja que al acompañaba y también al hombre con el que se había chocado. El castaño miró de soslayo a estos dos últimos, intentando deducir quiénes podrían ser y por qué estaban escuchando a la mujer de cabellos rizados.
No le prestó demasiada atención a lo que Thaiss dijo, tan solo se quedó con cosas sueltas; como que Matthew Owens tenía cuarenta años, que ambos se conocían desde hacía veinte y algo sobre darle una sorpresa por su regalo de cumpleaños. Allí fue cuando Alward se encontró en una verdadera encrucijada, ni siquiera le caía bien el anfitrión. Ahora se había arrepentido de verdad de haber asistido.
-¡Ni aunque me paguen voy a cantar!-Dijo medio ofendido y avergonzado, incluso se le pudo notar algún rubor en sus mejillas.
Aquello parecía una de las ideas locas de Thaiss, seguramente los otros dos pensaran lo mismo que Alward, después de todo se veían personas cuerdas y con más seriedad que la morena... pero no, ellos estaban completamente de acuerdo en hacer algo sorprendente y destacado.
-P-pero si yo ni siquiera soy su...-Ahora fue la pelirroja la que no le dejó acabar la oración. Esta se presentó, así que tenía que cumplir con el protocolo también-Soy Alward Sevna-Dijo en general, asintiendo su cabeza a modo de pequeña reverencia.-Deduzco que usted no es humana, señorita Fémur.-Después de todo, le había denominado como "Humano"; ningún humano denomina a nadie así.
El "Humano 2", después denominado por él mismo como "Vincent", dejó en el aire la idea de hacer explotar la tarta en la cara de Matthew. Alward entonces levantó la mano, como pidiendo el turno de palabra.
-Voto por esa idea-Soltó con total naturalidad, no sabiendo en realidad ni por qué, ya que en su mente seguía la idea de no participar en la sorpresa. Puede que la presión de grupo pudiera con él.
Pensándolo mejor, no le convenía hacer enfadar a Owens, ya que tenía un trato con él, y quién sabe cómo reaccionaría el susodicho ante una humillación hacia su persona, y más sabiendo que el Sevna estaba involucrado. Solo de pensarlo, un escalofrío le recorrió la espalda.
-...-Se quedó dudando de qué decir, cuando, sin tomar en consideración su opinión y dando por hecho que era afirmativa, Thaiss se dispuso a liderar la marcha hacia el interior de la casa.
Alward entonces corrió hacia el grupo, alarmado. Antes de que alguno de ellos cruzara el umbral de la puerta, se posición delante y extendió sus brazos hacia los lados, ¿El motivo?:
-¡Tened cuidado!-Bajó los brazos y se volteó, examinando el umbral tan solo con la mirada-Esta casa tiene trampas...-Lo sabía por experiencia, por suerte, ninguna de ellas le había explotado en la cara... aún.
Instó a sus tres acompañantes a que retrasasen su posición, tenía que comprobar si estaba en lo cierto. Con esmero, y totalmente implicado, agarró un barril cercano y lo llevó aupado, con gran esfuerzo hacia donde había llevado (obligados) al trío. Acto seguido, lo colocó en el suelo y una profunda espiración se escapó de sus pulmones cuando dejó de hacer fuerza. Tumbó el barril y le dio la suficiente fuerza de empuje para que pasara rodando por el umbral... Alward se quedó de cuclillas; no pasó absolutamente nada.
Se atusó el mentón.
-Estamos a salvo-Dijo poniéndose nuevamente en pie.-Pero no os confiéis.
"Estamos" dijo; definitivamente se había metido de lleno en el plan... ¡Pero de ninguna forma iba a cantar!
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Off: Sigue mi interacción con Thaiss, Fémur (acompañante de Nayru) y Vincent ^^
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Estolas levantó el rostro observando la mano que la tocaba. Se trataba de Irin que por algún motivo, había acudido al rescate de la loba. Estolas se puso en pie, irguiéndose de manera mecánica, dio un paso atrás y se quedó a la espalda de la vampiresa.
De alguna forma, sin saber bien porque, las palabras de la muchacha sonaban tiernas a oídos de la licantropa.
El brillo en sus ojos continuaba apagado, pero en el fondo profundo de aquellas pupilas perdidas se atisbaba un pequeño punto de... si, esperanza.
Estolas colocó las manos delante de su falda, cruzando una sobre otra y mirando la cuchara que la albina le daba a Ramses. No sabía que pretendía hacer con ella, pero de alguna forma la loba sabía que la estaba defendiendo.
¿Porque se agachaba? ¿Que quería hacer Irinnil?
A la pecosa se le paró el corazón durante dos latidos cuando lo descubrió. La vampiresa le estaba limpiando el vestido.
—Gracias, —aquella palabra era apenas un susurro— por todo. Gracias, Irin. Yo...
La licantropa no sabía que más decir, todo lo que estaba escuchando iba en contra de sus enseñanzas. Ella tan solo era una muñeca, un mero objeto para diversión y disfrute de los demás. ¿Cómo podría ella recibir sin dar nada cambio? No... ¿Cómo podría tan siquiera pensar en recibir algo?
Amiga... no, "mi amiga" ¿A caso era cierto? ¿Estolas tenía una amiga? Un brillo fugaz refulgió en los iris claros.
—Espera —la loba cogió un trapo de la mesa, con delicadeza abrió las manos de Irin y limpió la sangre—. No... No te lo comas. No te gustaría —Estolas sabia, por las noches que habían pasado juntos, que Ramses tenía la sangre intoxicada—. Si, bailemos.
Concluyó la loba sin soltar la mano de Irin, dejándose llevar hasta la pista de baile donde el resto de sus compañeras seguían una coreografía.
De alguna forma (posiblemente porque Irinnil era la hija de Matt) habían logrado colarse en medio de todas aquella telas vaporosas, las caderas que hacían tintinear los cascabeles se habían apartado y dejado un espacio en blanco para el dúo.
Cualquiera diría que aquella danza estaba improvisada, el pelo plateado y el pelirrojo se movían al mismo son. Una llevaba vestido y la otra pantalones, pero el baile era igual o más sensual que el de las compañeras de Estolas. Él porque es difícil de decir, quien sabe... igual era porque ambas sonreían.
De alguna forma, sin saber bien porque, las palabras de la muchacha sonaban tiernas a oídos de la licantropa.
El brillo en sus ojos continuaba apagado, pero en el fondo profundo de aquellas pupilas perdidas se atisbaba un pequeño punto de... si, esperanza.
Estolas colocó las manos delante de su falda, cruzando una sobre otra y mirando la cuchara que la albina le daba a Ramses. No sabía que pretendía hacer con ella, pero de alguna forma la loba sabía que la estaba defendiendo.
¿Porque se agachaba? ¿Que quería hacer Irinnil?
A la pecosa se le paró el corazón durante dos latidos cuando lo descubrió. La vampiresa le estaba limpiando el vestido.
—Gracias, —aquella palabra era apenas un susurro— por todo. Gracias, Irin. Yo...
La licantropa no sabía que más decir, todo lo que estaba escuchando iba en contra de sus enseñanzas. Ella tan solo era una muñeca, un mero objeto para diversión y disfrute de los demás. ¿Cómo podría ella recibir sin dar nada cambio? No... ¿Cómo podría tan siquiera pensar en recibir algo?
Amiga... no, "mi amiga" ¿A caso era cierto? ¿Estolas tenía una amiga? Un brillo fugaz refulgió en los iris claros.
—Espera —la loba cogió un trapo de la mesa, con delicadeza abrió las manos de Irin y limpió la sangre—. No... No te lo comas. No te gustaría —Estolas sabia, por las noches que habían pasado juntos, que Ramses tenía la sangre intoxicada—. Si, bailemos.
Concluyó la loba sin soltar la mano de Irin, dejándose llevar hasta la pista de baile donde el resto de sus compañeras seguían una coreografía.
De alguna forma (posiblemente porque Irinnil era la hija de Matt) habían logrado colarse en medio de todas aquella telas vaporosas, las caderas que hacían tintinear los cascabeles se habían apartado y dejado un espacio en blanco para el dúo.
- La pareja:
Cualquiera diría que aquella danza estaba improvisada, el pelo plateado y el pelirrojo se movían al mismo son. Una llevaba vestido y la otra pantalones, pero el baile era igual o más sensual que el de las compañeras de Estolas. Él porque es difícil de decir, quien sabe... igual era porque ambas sonreían.
Marceline
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Resumen:
Merida: Llega a la fiesta y se queda disfrutando del jolgorio.
Hadden: Acaba de llegar también, se encuentra con Matt que está escapando de una situación complicada.
Sugar: Se suma a la fiesta con mucha elegancia, se acerca a hablar con Oromë en la carpa principal.
Marceline: Tiene un conveniente con un cliente que no quiere entender que no está en horario laboral.
Irinnil: Ve el apuro de Marceline e interviene. Deja al agresor sin ojos y tirado en el piso, aun está vivo ¡El ponche ahora tiene dos ojos flotando!
Nayru: Pasea por la fiesta intentando encontrar datos fiables sobre el Virrey. Se acerca a Mefisto para charlar. Su Acompañante Fémur se suma a la odisea de Thaiss.
Vincent: Sigue a Thaiss y a Fémur en su loca idea de entrar a la mansión, robar el pastel y posiblemente hacerlo explotar en la cara a Matt.
Alward: Sigue a Thaiss, Fémur y Vincent en el plan de darle una sorpresa a Matt. Advierte al grupo de que la casa tiene trampas.
Para el ojo incauto podía parecer que Matt cobardemente había huido de un conflicto que podía acabar con su vida, pero no se trataba de eso ¡Claro que no! Simplemente quería darles espacio a Eil y Eyre para que puedan discutir sus diferencias y llegar a un acuerdo, como las mujeres maduras y racionales que eran. Al fin y al cabo, el Estafador consideraba que él no tenía nada que ver en todo eso, las enojadas eran ellas.
Levantando la parte de abajo de la carpa, logró salir por atrás, se quedó mirando que no lo siguieran cuando de pronto se chocó con alguien.
-¡Hadden! Shhh - Le apoyó una mano en la boca para que no dijera nada más - Prefiero evitar que se enteren que salí por aquí atrás- Hizo una sonrisa encantadora - Me alegra que hayas sido tú, parecen haber muchas personas... Inoportunas, y algunos ya me están buscando -
Pasó un brazo alrededor de la cintura del joven, guiandolo lejos de la carpa principal, en dirección a las mesas de comida más alejadas.
-¿Hace mucho que llegaste? Había tanta gente que no pude acercarme a saludar uno por uno - Ahora estaban frente a la pista de baile, pero desde el lado opuesto a la mesa donde estaban los problemas - ¿Qué te parece hasta ahora? -
Pudo ver a Irinnil y a Marcy bailando, se veían espectaculares, Owens se quedó observándolas durante casi toda la danza, solo desviando la mirada cuando quiso servirse un poco de ponche. Estuvo a punto de tomarlo cuando notó que había algo en el líquido, se acercó un poco y con la ayuda de una cuchara pudo “pescar” el extraño objeto.
-¿Un ojo? - Dijo con curiosidad, inclinando la cabeza hacia el costado. Luego vio a un sujeto que se revolcaba en el piso, agarrándose la cara, con tanta música y baile no había notado que estaba allí - Ahhh... Ya veo... Creo que alguien no se estuvo portando bien - No era de sorprenderse que hubiese un herido, de hecho, ya podían agradecer que se hubiesen tardado tanto en derramar sangre “El cadáver que Irinnil dejó bajo la mesa no cuenta” pensó divertido Matthew.
Merida: Llega a la fiesta y se queda disfrutando del jolgorio.
Hadden: Acaba de llegar también, se encuentra con Matt que está escapando de una situación complicada.
Sugar: Se suma a la fiesta con mucha elegancia, se acerca a hablar con Oromë en la carpa principal.
Marceline: Tiene un conveniente con un cliente que no quiere entender que no está en horario laboral.
Irinnil: Ve el apuro de Marceline e interviene. Deja al agresor sin ojos y tirado en el piso, aun está vivo ¡El ponche ahora tiene dos ojos flotando!
Nayru: Pasea por la fiesta intentando encontrar datos fiables sobre el Virrey. Se acerca a Mefisto para charlar. Su Acompañante Fémur se suma a la odisea de Thaiss.
Vincent: Sigue a Thaiss y a Fémur en su loca idea de entrar a la mansión, robar el pastel y posiblemente hacerlo explotar en la cara a Matt.
Alward: Sigue a Thaiss, Fémur y Vincent en el plan de darle una sorpresa a Matt. Advierte al grupo de que la casa tiene trampas.
Para el ojo incauto podía parecer que Matt cobardemente había huido de un conflicto que podía acabar con su vida, pero no se trataba de eso ¡Claro que no! Simplemente quería darles espacio a Eil y Eyre para que puedan discutir sus diferencias y llegar a un acuerdo, como las mujeres maduras y racionales que eran. Al fin y al cabo, el Estafador consideraba que él no tenía nada que ver en todo eso, las enojadas eran ellas.
Levantando la parte de abajo de la carpa, logró salir por atrás, se quedó mirando que no lo siguieran cuando de pronto se chocó con alguien.
-¡Hadden! Shhh - Le apoyó una mano en la boca para que no dijera nada más - Prefiero evitar que se enteren que salí por aquí atrás- Hizo una sonrisa encantadora - Me alegra que hayas sido tú, parecen haber muchas personas... Inoportunas, y algunos ya me están buscando -
Pasó un brazo alrededor de la cintura del joven, guiandolo lejos de la carpa principal, en dirección a las mesas de comida más alejadas.
-¿Hace mucho que llegaste? Había tanta gente que no pude acercarme a saludar uno por uno - Ahora estaban frente a la pista de baile, pero desde el lado opuesto a la mesa donde estaban los problemas - ¿Qué te parece hasta ahora? -
Pudo ver a Irinnil y a Marcy bailando, se veían espectaculares, Owens se quedó observándolas durante casi toda la danza, solo desviando la mirada cuando quiso servirse un poco de ponche. Estuvo a punto de tomarlo cuando notó que había algo en el líquido, se acercó un poco y con la ayuda de una cuchara pudo “pescar” el extraño objeto.
-¿Un ojo? - Dijo con curiosidad, inclinando la cabeza hacia el costado. Luego vio a un sujeto que se revolcaba en el piso, agarrándose la cara, con tanta música y baile no había notado que estaba allí - Ahhh... Ya veo... Creo que alguien no se estuvo portando bien - No era de sorprenderse que hubiese un herido, de hecho, ya podían agradecer que se hubiesen tardado tanto en derramar sangre “El cadáver que Irinnil dejó bajo la mesa no cuenta” pensó divertido Matthew.
Matthew Owens
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
"Debe ser mi imaginación". Fue lo primero que le vino a la cabeza. Por un segundo la cara del humano estaba ahí, tal cual lo recordaba, y al siguiente simplemente se había desvanecido. Creyó estar necesitando dormir un poco más y se aseguraría de pedirle a su primo el somnífero más fuerte que tuviera, algo que la noqueara por un mes completo si era necesario.
Oromë volteó la cabeza con la fuerza de un resorte, todo para básicamente cacarearle a Matt sobre lo que veía y asegurarse que no estaba del todo loca -o al menos no al borde de sufrir alucinaciones-, pero descubrió que él había desaparecido y estaba acompañada de una Eyre peligrosamente calmada junto con una Eilydh que destilaba a su parecer fanfarronería. Que la tierra la tragase, no había escapatoria; la dragona no pensaba ni en un millón de años meterse en medio de ellas ni mucho menos defender a Matthew. Considerando que él no era ningún santo y ella precisamente no era la indicada. ¿Que diablos podría decir? Algo como: "Vamos Eyre sabes que no es necesario pelear. Eily, esto es una estupidez. Él no lo vale, digo mirenme, dormí con él solo para salirme con la mia, ¿Acaso me ven arrancándole los pelos a otra mujer por su atención? Ni que valiera para tanto..." Por los jodidos dioses no diría ni pío.
Tal vez en otro tiempo y lugar se les habría reído en la cara y se hubiera peleado por pelear, en aquel tiempo que tenía unos treinta con el cuerpo y la mentalidad de una joven de 18 años. Vaya vida alocada aquella, pero no había demasiadas diferencias a la que tenía ahora, salvo que hace 20 años planeaba dejar el Ejercito de Dundarak y hacer algo más con su vida que recibir ordenes y maltrato, mientras que ahora lo único que quería dejar era ese asiento y escapar tan lejos como fuera posible del campo de guerra de la bruja y la elfa.
— ¿Mal momento? — Levantó la vista y allí estaba su futuro salvador. Por poco y termina gritando un gracias a los dioses, pero mantuvo la compostura, observando cada detalle del muchacho delante de ella. No tenía que hacerlo demasiado para notar que era un bio, eso saltaba a la vista y Oromë era conocida por la curiosidad que solía poseerla al punto de rozar la paranoia.
Sus ojos eran raros y se encontró a si misma observándolos en total silencio por lo que pareció una eternidad. Se preguntó si seguirían brillando si se los quitaba.
-Eh, ¡No! De hecho, llegas en muy buen momento. Mira, me quede sin bebida, tienes que acompañarme- Lo dijo de tal forma que no le dio tiempo para hablar .
La dragona levantó la falda de su vestido y con su mano libre sujetó el brazo del bio y lo arrastró lejos de la carpa principal y hacia el resto de las mesas, en medio del gentío que parloteaba y bailaba. No había un lugar destinado precisamente a algún tipo de diversión en particular. -No tienes idea de lo que me has salvado. Me presentaría pero no suelo dar mi nombre real a desconocidos, pero puedes decirme Cinan- Tomó la primera jarra que encontró; aguardiente. Llenó el vaso de su compañero, el suyo, y se lo bebió de un tirón. Se le ocurrió un poco tarde que cualquiera con dos neuronas sumaria dos mas dos y sabría quien era ella, al fin de cuentas la buscaban la Factoria, el Ejercito de Lunargenta y aquel maldito hombre...
•Salgo "huyendo" con Sugar, bien lejitos de Eyre y Eilydh :3, diviértanse queridas xD
Oromë volteó la cabeza con la fuerza de un resorte, todo para básicamente cacarearle a Matt sobre lo que veía y asegurarse que no estaba del todo loca -o al menos no al borde de sufrir alucinaciones-, pero descubrió que él había desaparecido y estaba acompañada de una Eyre peligrosamente calmada junto con una Eilydh que destilaba a su parecer fanfarronería. Que la tierra la tragase, no había escapatoria; la dragona no pensaba ni en un millón de años meterse en medio de ellas ni mucho menos defender a Matthew. Considerando que él no era ningún santo y ella precisamente no era la indicada. ¿Que diablos podría decir? Algo como: "Vamos Eyre sabes que no es necesario pelear. Eily, esto es una estupidez. Él no lo vale, digo mirenme, dormí con él solo para salirme con la mia, ¿Acaso me ven arrancándole los pelos a otra mujer por su atención? Ni que valiera para tanto..." Por los jodidos dioses no diría ni pío.
Tal vez en otro tiempo y lugar se les habría reído en la cara y se hubiera peleado por pelear, en aquel tiempo que tenía unos treinta con el cuerpo y la mentalidad de una joven de 18 años. Vaya vida alocada aquella, pero no había demasiadas diferencias a la que tenía ahora, salvo que hace 20 años planeaba dejar el Ejercito de Dundarak y hacer algo más con su vida que recibir ordenes y maltrato, mientras que ahora lo único que quería dejar era ese asiento y escapar tan lejos como fuera posible del campo de guerra de la bruja y la elfa.
— ¿Mal momento? — Levantó la vista y allí estaba su futuro salvador. Por poco y termina gritando un gracias a los dioses, pero mantuvo la compostura, observando cada detalle del muchacho delante de ella. No tenía que hacerlo demasiado para notar que era un bio, eso saltaba a la vista y Oromë era conocida por la curiosidad que solía poseerla al punto de rozar la paranoia.
Sus ojos eran raros y se encontró a si misma observándolos en total silencio por lo que pareció una eternidad. Se preguntó si seguirían brillando si se los quitaba.
-Eh, ¡No! De hecho, llegas en muy buen momento. Mira, me quede sin bebida, tienes que acompañarme- Lo dijo de tal forma que no le dio tiempo para hablar .
La dragona levantó la falda de su vestido y con su mano libre sujetó el brazo del bio y lo arrastró lejos de la carpa principal y hacia el resto de las mesas, en medio del gentío que parloteaba y bailaba. No había un lugar destinado precisamente a algún tipo de diversión en particular. -No tienes idea de lo que me has salvado. Me presentaría pero no suelo dar mi nombre real a desconocidos, pero puedes decirme Cinan- Tomó la primera jarra que encontró; aguardiente. Llenó el vaso de su compañero, el suyo, y se lo bebió de un tirón. Se le ocurrió un poco tarde que cualquiera con dos neuronas sumaria dos mas dos y sabría quien era ella, al fin de cuentas la buscaban la Factoria, el Ejercito de Lunargenta y aquel maldito hombre...
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•Salgo "huyendo" con Sugar, bien lejitos de Eyre y Eilydh :3, diviértanse queridas xD
Oromë Vánadóttir
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