Estamos bien [Maguita+libre]

En medio de mi casi huida a toda velocidad no pude evitar escuchar el discurso de Bio, era casi tan malo como el mío y tocaba más sensibilidades que el que yo misma había ofrecido “Seh, así se hace juas” pensé con tanto sentimiento que por poco me echaba a reír con las manos en el estómago. En tanto intentaba no llamar la atención en mi salida y hacía lo posible por no sumarme a la burla de la “sin-teticidad” de Lexie (vamos… era un vampiro, no necesitaba aquello) percibí que alguien se acercaba peligrosamente a mí. Con una mano en un bolsillo oculto sosteniendo la daga, el ataque llegó de una forma tan inesperada como feliz. Me relajé y le sonreí con la misma naturalidad con la que estaba siendo tratada. Solté el arma y puse la mano sobre su brazo mientras me volvía hacia atrás para encontrar la mirada de un chico bestia del tipo gatuno; entender su expresión a las apuradas hubiese sido imposible, no solo por su casi inexistencia de rasgos humanos, sino por la presión de la bruja en versión portable.

El cambio de temperatura era reconfortante, miré a la pequeña con una sonrisa perpetua, parecía no querer borrarse. Me detuve apenas un momento para acariciar su mejilla con el nudillo de mi dedo índice. Que bueno es volver a verte, muy bueno miré sus ojos y puse una mano sobre su cabeza, instintivamente la comparé con Blackuart, ambos deberían de tener más o menos la misma edad. No podía dejar de pensar en él, en Ulmer y mis propios hijitos. Arrugué el entrecejo recordando lo que me había dicho y pregunté con una expresión juguetona ¿Y qué te hace pensar que sé sobre gente peluda? estar rodeada de niños y jóvenes como ella me habían dado una especie de experiencia acumulada para evadir situaciones de preguntas extremas. Por algún motivo, los ojos amarillos del chico bestia gato vinieron a mi mente. “Nah… ¿no?” abrí los ojos grandes. Antes de que comenzara a hablar comencé a preparar el campo de batalla. Si necesitaba consejos y no se los pedía a su padre eso se veía del color de las pulgas… suspiré.

Voy a advertirte que mis experiencias siempre son extremas. Todo lo que veas o escuches cuando estés conmigo no debes intentarlo o repetirlo y es meramente para tu conocimiento, ¿de acuerdo? presentía que después de todo eso Bio totalmente me iba a odiar. Nunca salía nada bueno cuando un joven se acercaba a mí por consejos… ¡Ah! Pero si estás tan grande. Con nuestros vestidos a juego y mi peluca, hoy parecemos como madre e hija. ¿Te apetece algo especial? pregunté intentando evadir el tema, aunque estaba segura que no sería por mucho tiempo. En esos momentos caminábamos por las mismas calles por las que había visto a mi ex hombre bestia años atrás. Si ella realmente quería una conversación de mujer a mujer esa anécdota saldría a la luz tarde o temprano… Perdida en el mundo de las ideas, no vi un entretecho bajo y me golpee tan fuerte la cabeza que caí de espalda.

Oh ¡mie!... mi…espalda ja… ¿ja? corregí a tiempo mientras me sobaba la frente e intentaba ponerme en pie. Estoy bien… nada por lo que alarmarse. Entonces, ¿ya pensaste qué haremos en lo que queda de nuestra noche de chicas? ¿Deberíamos aprovechar nuestros trajes o no? pregunté guiñándole un ojo. Esperaba que mi Emel creciera para ser como ella y que siempre encontrase alguien bueno que le guiara y aconsejara cuando yo ya no estuviera.

    Todo había pasado muy rápido, y la verdad es que no sabía cómo es que había recibido un besito del hocico de Den. ¿Había sido algo “casual”, un besito tierno? Yo no acostumbraba a darle besitos en la boca a la gente que quiero de forma “casual”, pero conocía a varios niños que para ellos era normal ese tipo de afecto.



    Hice mi salida triunfal del evento, todo había salido muy extraño, pero no fue tan malo, me divertí y volvía ver a varias personas a quienes les tenía un aprecio inmenso, como por ejemplo a Wood, la lobita consentidora que me protegió mientras jugaba a ser reina; y sinceramente creo que no conocía una mejor persona para esta situación, tan diferente para mí, como para que me ayudara a comprender y saber cómo reaccionar, así que aproveché el momento de salida de los premios para pegarme como una garrapata a Wood y buscarle conversación para luego ver cómo le pedía consejos ¿amorosos?

    Me encontraba inquieta, y es que a pesar de que llevaba mucho tiempo sin verme con la loba, y que debería aprovechar el tiempo con ella para saber de su vida y conversar mucho, yo estaba en estado de crisis porque no sabía qué iba a pasar con el chico gato, claramente ya no lo veía como mi amigo, compañero de aventuras… ahora era un chico que quiere estar conmigo. Todo eso estaba resultando ser más complicado que explicar por qué existe la noche y el día, pero esperaba que con ayuda de Wood todo se solucionara.

-Sí, sí… muy bueno volver a vernos – pronuncié sin siquiera saber qué estaba diciendo mientras caminaba de un lado a otro, hasta sentir su mano en mi cabeza.

-¡¡ERES PELUDA!! - dije con naturalidad, pero luego me di cuenta de que aquella afirmación no era nada obvia -O sea, es que…- tenía que reparar aquello -Tú me entiendes- moví mis bracitos de un lado a otro tratando de explicarme … pero no conseguí algo que hiciera que todo sonara menos feo.

    Me ruboricé, y por suerte Wood volvió a hablar para advertirme sobre sus consejos, a lo que yo asentí y le sonreí -De acuerdo… No repetir- me dije a mí misma para recordar eso como una regla fundamental en todo este intercambio de información.

    Consideré muy tierno el comentario de mamá Wood sobre que parecíamos madre e hija; nunca había tenido una figura materna cerca, y siempre estuve tratando de alejar a las feas que me querían robar a mi papá; pero ahora que lo pensaba Wood había sido lo más cercano que tenía de una madre, y eso que nuestra relación había sido de unos pocos encuentros inesperados; aunque debo admitir que con esos encuentros se gano gran parte de mi cariño.

    Negué con la cabeza a la pregunta de la loba sobre si se me apetecía algo, y luego PUM.

-Uhh- pronuncié alarmandome un poco y llevando mis dos manos sobre mis labios -¿Estás bien?-. Al escuchar que todo estaba bien solté el aire que tenía como retenido y me llevé la mano a la cabeza para rascarmela ¿Aprovechar nuestra ropa?

-Bueno, podemos hacer lo que tú quieras- dije despreocupada, ya que al final lo más importante para mí en ese momento era saber cómo manejar eso de que un hombre bestia esté dándote besitos, y que mi papá no se enoje… ¿yo también tendría que darle besitos a él? ¡Ayy! Todo es muy complicado.

Claramente la pequeña no tan pequeña, comenzaba a tener ese tipo de inquietudes… una mujer podía intuirlo. Aunque yo no hubiese tenido una juventud como la de ella, lo había visto muchas veces a mi alrededor. Magazubi estaba nerviosa pero era fuerte, tenía ese tipo de fuerza que yo recién comenzaba a conocer en mí misma. Por un minuto me cuestioné si yo hubiese nacido bajo el seno de otra raza ¿mi niñez hubiese sido como la de ella? ¿habrían sido las cosas diferentes?. Negué con la cabeza para mí y me puse en pie; vi a la princesa que tenía frente a mí y amenicé la expresión. Tendría suficiente tiempo para pensar en mis problemas cuando volviera a estar sola, algo que últimamente sucedía muy seguido. De momento alejaría las ideas sombrías y me dedicaría a una velada de chicas. Era una idea completamente atrayente. Mmmm… fruncí el ceño e hice los gestos un poco exagerados Una conversación importante siempre es mejor en la tranquilidad de una habitación y muy relajadas, ¿no te parece?.

“Wood, recuerda… recuerda. Eres adulta, sé como Julien y no como Black. Un buen plan un buen plan un buen plan… relajación, aguas termales… mmm” pensar en aguas termales me recordó a las últimas veces en las que me había puesto pervertida con Alex. Apreté los dientes, mal curso de ideas “Aguas termales… ¿estrella azul?” bajé la mirada sopesándolo un momento. Los ojos inocentes de Magazubi casi me atraviesan el corazón como una flecha con veneno. No es mucho, pero… ya que el tiempo apremia, vayamos a la posada en la que estoy parando sugerí, eliminando la idea con un zape mental. Comencé a caminar sin darle mucho tiempo; estaba casi convencida que ella vivía por esos rumbos, o al menos tenía donde quedarse, pero en esa situación Bio se vería implicado y nosotras no queríamos un hombre en esa relación, no queríamos que nadie más escuchara lo que nos íbamos a decir. Suponía.

La posada que había encontrado era mucho mejor que la primera en la que me había quedado años atrás. Estaba en una zona mejor y no muy distante a la escuela de esos brujos, sin embargo había llovido hacía poco y algunas aguas de dudosa procedencia bajaban por entre los adoquines de la calle. Aquí vamos advertí justo antes de tomarla en mis brazos como la princesa que era y comenzar a saltar de un lado a otro. La miré sonriente Pesas menos que mis dos hijos y el mocoso adjunto le dije recordando esas escasas tardes de juegos con ellos. Por lo general dejaba los momentos lúdicos a otras personas, yo sabía más de hacerles perder la paciencia y llorar. Era divertido verlos entrar en pánico por una tontera… cuando nos volviéramos a reunir tenía que jugar con ellos por todo el tiempo que estábamos siendo separados.

Oh… mmm… si esto te incomoda… me detuve a unos pasos de mi puerta bajándola con cuidado Estaba en mi propio mundo. Estoy acostumbrada a cargar a todos aquellos que están por debajo de esta línea señalé la altura de mi diafragma, allí donde terminaba ese corsé rosa. Abrí la puerta y dejé que entrase primero. Con un aire hogareño comencé a encender las velas, siempre me había sentido bien en la oscuridad, pero mi creciente sentido común me gritaba que era necesario. La luz de la luna llena entraba por la única ventana del cuarto. Tiré de una cuerda y al poco tiempo el agua caliente proveniente de tuberías, comenzó a llenar una gran tina en una esquina de la habitación. Las posadas de los brujos eran geniales, o al menos esa. Bendita magia comenté en un gesto teatral mientras me quitaba la peluca y comenzaba a desnudarme. Ahora soy toda oídos. ¿Me acompañas? pregunté con una sonrisa y señalando una barra de jabón.

    Mamá Wood comentó que podríamos ir a una cómoda habitación para conversar y estar “relajadas”, idea que de momento no me pareció mala; en realidad lo que me importaba era salir de este montón de dudas que se apilaban en mi cabeza, estaba que explotaba porque siempre había sido coqueta y juguetona, pero … en juego, de ahí viene la palabra juguetona. He estado con el vampiro sensualote de Paul, y con el calamar cariñoso del Capi (Cap. Werner), también con el amargado de Artaban y con el caballeroso Oso (Yomo); y sé que todos me aman y están locos por mí, pero… ¿de una manera diferente? Ninguno me había dado un beso en los labios, y a demás estoy segura de que ninguno de ellos querría, por respeto y todo ese rollo de la sociedad; pero Dendrei se había pasado.

    Me quedé mirando a la lobita con aire inquieto, porque necesitaba llegar a cualquier lado para que me aconsejara, pero ella parecía en otro mundo… hasta que volvió después de que me le quedé mirando un tiempo. Cuando por fin dijo que iríamos a su posada fue como si me entrara un rayo de energía. Wood caminaba en tiempo “normal”, pero yo quería llegar YA.

    Hice ademan en querer empujarla por la espalda para que se apurara pero fuuu… me tomó por sorpresa que me cargara con tanta facilidad. Al principio me retorcí un poco, no estaba nada acostumbrada a eso, mi papá (Bio) era un flojo que creo que no me cargó ni siquiera cuando no podía caminar, seguro me montaba en un carrito o me sentaba en una sábana y me arrastraba por el piso. La verdad, no me costó tanto acostumbrarme a la cargada de Wood; es mamá loba, es casi imposible no sentirse cómodo con ella, así que me dejé llevar sin decir nada; aquello fue un sedante para mí.

    Cuando me bajó suspiré y me quejé internamente porque la posada debería quedar más lejos…

-¿Incomodarme?- me rasqué la cabeza sin entender a qué se refería -Ah, no no, para nada- batuqueé la cabecita como si estuviera recién despertando para darme cuenta de que ya habíamos llegado. Pasé con ella a su habitación y la escuché mientras se movía por el cuarto prendiendo velas y llenando una tina… hasta que…

    Me tapé los ojos muerta de pena y le dí la espalda a Wood -Ehmm-, nunca había estado en presencia de otra chica … así sin ropa, y a mí nadie me había visto sin nadita sino mi papá y ya hace varios años que ya no lo hacía; desde entonces ahora ese tipo de cosas me matan de vergüenza. No porque no supiera, sé que los niños tienen cosito, y las niñas cosita, pero ehmm, igual era un tanto incómodo.

-Yo me quedo aquí, tranquila… - le dije aún dándole la espalda y tratando de hacerme la despreocupada.

Mentiría si dijera que no me sorprendí por la reacción de Magazubi, siendo tan extrovertida como la conocía, no se me pasó por la mente que una acción tan simple le diera tanta vergüenza. “Perfecto Wood, acabas de asustar a la pequeña. ¿Estás conforme? ARREGLALO” mi voz interna cada vez se ponía más fuerte y grosera. De haber estado en mi forma feral hubiera agachado las orejas. Al gran lobo negro Fenrir gracias, que la jovencita no estaba viendo mis reacciones. “Es demasiado tierna” pensé abrazándome para no tomarla en mis brazos y colmarla a besos hasta que me apartase a pura violencia. Dejé salir el aire silenciosamente por la boca, iba a ser una noche larga…

Ah… pero el agua está tan caliente… es un desperdicio le respondí una vez que me había metido dentro de la tina, encargándome de hacer suficiente ruido como para que se atreviera a dar la vuelta. Entre los licántropos no tener ropa es bastante común por esto de las transformaciones. Cuando era joven nunca cargaba con nada importante porque cuando volvía a mi forma humana nunca podía encontrar lo que había dejado atrás reí y apoyé mi cabeza sobre la madera que comenzaba a hincharse. Si te acercas aquí lo único que verás son cicatrices de viejas peleas… aunque eso no es lo que te tenía tan nerviosa más temprano ¿o sí? pregunté arqueando una ceja y comenzando a enjabonarme, fingiendo ser casual. Estiré mis brazos y jugué con las burbujas, esperando su respuesta. Quería tomarla entre mis brazos y meterla conmigo dentro del agua.

Te estás perdiendo uno de los placeres más sencillos de la vida pequeña bruja advertí, arqueando una ceja y levantando una pierna para asearla apropiadamente. No deberías de darle tantas vueltas al asunto o tendrás tantos colores que terminarás sin ninguno bromee tratando de hacerle las cosas más fáciles a la bruja jovencita. Me detuve en seco, dejando caer la barra de jabón y miré a Maguita. No me digas que esto no se trata de consejos de mujeres sino de que no sabes qué hacer con un cadáver… ¿Mataste a alguna de las novias de tu papá? pregunté con un tono de fingido temor. Ciertamente era una de las posibilidades que no había tomado en consideración. Negué con la cabeza y me sumergí para buscar la barra perdida.

Si no lo dices claramente, creeré otras cosas locas, como por ejemplo que quieres dormir para siempre a algún chico que te haya hecho algo malo… ¿alguien te hizo algo malo? pregunté con una creciente seriedad mezclada con preocupación. Quizás en vez de pena ella estaba buscando ocultar las pruebas del delito. ¿Qué tal si alguien le hubiese hecho lo que a mí a su edad?. La inspeccioné con suspicacia. Realmente quisiera insistir a que me acompañases… podría hacer tu espalda. Se siente tan bien… Black era realmente bueno con sus manos… ese mocoso… Me mordí la lengua, no podía ponerme lacrimógena y entrar en pánico por mí misma como si estuviese sola. En esos momentos la protagonista tenía que ser la pequeña princesa.