La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
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Luego del encuentro con aquellos tres viajeros Sashenka no había tenido mayores inconvenientes. El viaje hacía el norte era largo y la mayoría de las personas seguro sentirían en falta el tener algo de compañía así fuera solo para charlar de vez en vez. Pero la dragona era de hablar poco, incluso con sus más cercanos, y no sufría para nada al tener que pasar las largas jornadas de caminata y las oscuras noches en completo silencio.
Ahora que había tenido la oportunidad de ver más en detalle la Arboleda Central, le había resultado un paisaje bastante agradable, cuando había hecho ese mismo viaje de ida lo había realizado dentro de un carro, por lo que no prestó mucha atención. El sonido de las copas de los inmensos árboles siendo movidas por el viento generaban un aura de tranquilidad. De todas maneras, su orgullo de dragona le seguía diciendo que las montañas nevadas del norte eran un paisaje mucho más majestuoso.
No le faltaba demasiado para llegar a la frontera con el territorio de sus congéneres, así que movió las riendas del caballo para que apurara el paso, si bien no se llevaba bien con su familia, sí amaba mucho las tierras que la vieron nacer. Vio a los lejos la copa de un inmenso roble y lo reconoció de cuando había pasado por allí en otras ocasiones, era un árbol bien conocido por tener un número incontables de años, sus frondosas ramas y sus inmensas raíces servían como un sitio de descanso para los viajeros y comerciantes que pasaban por allí.
Sin embargo, en esa ocasión la pausa era más bien obligatoria, porque habían varios carros y personas esperando en el camino, con unos guardias locales que les impedían el paso. Sasha se acercó con cuidado, intentando averiguar qué ocurría.
-Manténganse alejados - Decía uno de ellos.
-En cuanto liberemos el camino les dejaremos seguir - Aclaraba otro.
Mientras tanto la gente se quejaba porque hacía ya un buen rato que estaban esperando, el sol bajaba poco a poco, y nadie quería estar en los caminos cuando se hiciera de noche, a merced de los bandidos y las criaturas nocturnas.
-Ya no se está a salvo en ningún lado - Comentaba una señora.
-Escuché que los hicieron pedazos... - Le comentaba otra.
-Disculpen ¿Saben qué ocurre? - Pregunto Sashenka aun subida al caballo, con su habitual gesto neutro.
-Sí, parece que algo atacó a una caravana de mercantes que pasaba por aquí en la mañana -
-Es espantoso, parece que dejaron... Pedazos de sus cuerpos solamente - La mujer se puso pálida mientras lo decía -
-Ya veo - No les agradeció, solo intentó rodear los carros para poder ver mejor la escena.
Última edición por Sashenka Dozorova el Mar 8 Sep - 17:51, editado 1 vez
Sashenka Dozorova
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Re: La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
Comenzaba sus andanzas por Aerandir, había pasado mucho tiempo desde aquel incidente pero el odio siguió corriendo por sus venas hasta entonces. Se había vuelto un lobo un tanto solitario, no quería a penas tener relación con nadie.
Su mochila y sus pieles eran su compañía, ¿podría denominarse a sí mismo como una especie de caza tesoros?. Llevaba sus botines en aquella faltriquera, por pequeños que fuesen, un colmillo dorado a cuestas y su apreciado anillo eran ahora mismo sus mas queridos bienes.
Decidido a encaminarse hacia el Norte, había escuchado historias de su padre en aquella arboleda, parecía peligrosa, pero según lo que su padre le había contado, podría ver cosas jamas vistas entre aquellos árboles,criaturas nunca vistas para los lobos de nuestro clan se adentraban en aquellos bosques, lo que de verdad llenaba de ilusión al joven lobo, aunque sin demostrarlo demasiado, no quería que los viajeros que se le cruzaban notasen su euforia, le daba un poco de, como decirlo, ¿vergüenza, quizás?.
Había parado en Ulmer a comprarse unas cuantas mudas para afrontar el camino, y por qué no de paso comprarse algo de abrigo para afrontar las noches. La soledad no era buena, ya lo había vivido en sus propias carnes durante diez años, aquella elfa espontánea que había aparecido ante su choza hace un par de días le hizo pensar que quizás debería volver a la taberna, igual algún borracho sin temor a perder su jarra llena de cerveza, o incluso su vida, quisiera acompañarlo. Aunque pensándolo mejor, en ese caso sería mejor compañía la soledad.
-¿Has visto lo que ha pasado justo a la entrada?....-Decía con preocupación un anciano, sentado a los pies de un molino.
-No he visto nada, pero un vecino nos ha dicho hace unos días que las noches no eran seguras ya por aquí-Comentaba una señora, sentada a su lado con unas migajas de pan entre las manos, repartiéndolas entre las palomas.--Comentaba que algo, no sabía el que, había atacado a su rebaño, matando por lo menos a media docena de ovejas.
Mirándolos de reojo, poniendo el oído, claramente para darse por enterado de la situación, no les hizo mucho caso, acomodó su capucha,acariciando su barba hacia abajo poniéndola literalmente paralela a su camisa y se dispuso a subir aquel camino. Parecía interminable, cada vez que alzaba la vista era para llevarse un disgusto, no le gustaba mucho caminar al joven lobo.
Gente iba y venía por aquel sendero interminable, se escuchaban gritos, interesantes y a su vez un tanto preocupantes. Algo corría por el aire sin dar tregua, no era la brisa cálida del verano, no era el polvillo que levantaban aquellas gentes con sus pasos apurados... Era un olor muy fuerte,el olfato mejorado había despertado algo en la mente del lobo, algo contra lo que llevaba luchando tanto tiempo. Tenía un olfato un tanto especial, echando la vista no muy atrás, si recordaba lo que habían dicho aquellos pueblerinos y lo relacionaba con aquel olor para él inconfundible, ¿quizás se trataba de una cacería? ¿o de un asesinato? amenizó el paso para darse cuenta de lo que pasaba.
Restos de sangre salteados por el camino caminaban también bajo sus pies..alzó la vista y a eso de unos 20 metros cuesta arriba, una horrible escena.....tocó con los dedos aquel rastro. se llevó el índice a la nariz y se dió cuenta inmediatamente de que algo había surgido de las colinas. Parecía no haber pasado mucho tiempo, ya que la sangre todavía estaba fresca. Siguió caminando con incertidumbre hacia la escena pero un corrillo de señoras y una mujer subida a su caballo ponían fin a su camino, parecía que no les habían dejado pasar.
El lobo se volvió hacia atrás unos metros, no quería ni preguntar, dejó su mochila en el suelo y se sentó bajo un árbol muy poblado,solo quería un poco de sombra. Aunque ya era tarde y pronto vendría la noche, por lo que se acomodó. Esperando a qeu lo avisaran para poder seguir su camino. Le importaba lo más mínimo aquella masacre.
Su mochila y sus pieles eran su compañía, ¿podría denominarse a sí mismo como una especie de caza tesoros?. Llevaba sus botines en aquella faltriquera, por pequeños que fuesen, un colmillo dorado a cuestas y su apreciado anillo eran ahora mismo sus mas queridos bienes.
Decidido a encaminarse hacia el Norte, había escuchado historias de su padre en aquella arboleda, parecía peligrosa, pero según lo que su padre le había contado, podría ver cosas jamas vistas entre aquellos árboles,criaturas nunca vistas para los lobos de nuestro clan se adentraban en aquellos bosques, lo que de verdad llenaba de ilusión al joven lobo, aunque sin demostrarlo demasiado, no quería que los viajeros que se le cruzaban notasen su euforia, le daba un poco de, como decirlo, ¿vergüenza, quizás?.
Había parado en Ulmer a comprarse unas cuantas mudas para afrontar el camino, y por qué no de paso comprarse algo de abrigo para afrontar las noches. La soledad no era buena, ya lo había vivido en sus propias carnes durante diez años, aquella elfa espontánea que había aparecido ante su choza hace un par de días le hizo pensar que quizás debería volver a la taberna, igual algún borracho sin temor a perder su jarra llena de cerveza, o incluso su vida, quisiera acompañarlo. Aunque pensándolo mejor, en ese caso sería mejor compañía la soledad.
-¿Has visto lo que ha pasado justo a la entrada?....-Decía con preocupación un anciano, sentado a los pies de un molino.
-No he visto nada, pero un vecino nos ha dicho hace unos días que las noches no eran seguras ya por aquí-Comentaba una señora, sentada a su lado con unas migajas de pan entre las manos, repartiéndolas entre las palomas.--Comentaba que algo, no sabía el que, había atacado a su rebaño, matando por lo menos a media docena de ovejas.
Mirándolos de reojo, poniendo el oído, claramente para darse por enterado de la situación, no les hizo mucho caso, acomodó su capucha,acariciando su barba hacia abajo poniéndola literalmente paralela a su camisa y se dispuso a subir aquel camino. Parecía interminable, cada vez que alzaba la vista era para llevarse un disgusto, no le gustaba mucho caminar al joven lobo.
Gente iba y venía por aquel sendero interminable, se escuchaban gritos, interesantes y a su vez un tanto preocupantes. Algo corría por el aire sin dar tregua, no era la brisa cálida del verano, no era el polvillo que levantaban aquellas gentes con sus pasos apurados... Era un olor muy fuerte,el olfato mejorado había despertado algo en la mente del lobo, algo contra lo que llevaba luchando tanto tiempo. Tenía un olfato un tanto especial, echando la vista no muy atrás, si recordaba lo que habían dicho aquellos pueblerinos y lo relacionaba con aquel olor para él inconfundible, ¿quizás se trataba de una cacería? ¿o de un asesinato? amenizó el paso para darse cuenta de lo que pasaba.
Restos de sangre salteados por el camino caminaban también bajo sus pies..alzó la vista y a eso de unos 20 metros cuesta arriba, una horrible escena.....tocó con los dedos aquel rastro. se llevó el índice a la nariz y se dió cuenta inmediatamente de que algo había surgido de las colinas. Parecía no haber pasado mucho tiempo, ya que la sangre todavía estaba fresca. Siguió caminando con incertidumbre hacia la escena pero un corrillo de señoras y una mujer subida a su caballo ponían fin a su camino, parecía que no les habían dejado pasar.
El lobo se volvió hacia atrás unos metros, no quería ni preguntar, dejó su mochila en el suelo y se sentó bajo un árbol muy poblado,solo quería un poco de sombra. Aunque ya era tarde y pronto vendría la noche, por lo que se acomodó. Esperando a qeu lo avisaran para poder seguir su camino. Le importaba lo más mínimo aquella masacre.
Ull Whitestorm
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Re: La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
El caballero regresaba a su hogar en el blanco norte, después de perderse otra vez como ya parecía ser costumbre en él.
-No lo entiendo. Llegué a Sandorai sin problemas, pero cuando tuve que regresar desde las Ruinas me perdí. Cada vez que debo alterar mi curso por algún motivo acabo perdido. Una vez que regrese a casa, debería estudiar todos los mapas que pueda, junto con las rutas más directas a los puntos más importantes de Aerandir. Tal vez así pueda evitar que me ocurra de nuevo.- Por suerte para el encapuchado, el enorme árbol era un viejo conocido para él, y un infalible punto de referencia.
Eiz se encontraba sentado en el suelo, con su inseparable Skyyge a su lado, mientras pensaba en posibles soluciones. Destacaba un poco entre la multitud allí reunida, debido a esa aura de misterio que lo rodeaba sin que él se hubiera dado cuenta. Llevaba su capucha puesta, al igual que el pañuelo, por lo que su rostro permanecía completamente oculto, a excepción de sus grises ojos. No lo había hecho por ningún motivo en especial, sólo que ya llevaba varias horas allí y el sueño comenzaba a hacerse presente. Por eso decidió ponerse la capucha, para que los últimos rayos del sol no le dieran de lleno en la cara.
Por lo que había escuchado desde su llegada, hubo un horrible ataque unos kilómetros más adelante en el camino. Unos guardias impedían el paso mientras otros retiraban los cadáveres. El dragón podría seguir su camino fácilmente si se transformaba y levantaba vuelo, pero un descanso no le venía mal después de tan largo viaje. Se dispuso a entregarse al sueño cuando escuchó cerca una voz familiar que lo sobresaltó un poco.
-Disculpen ¿Saben qué ocurre?-
En un principio, creyó que el sueño le estaba jugando una broma, pero al escuchar que la conversación seguía un poco más antes de terminar abruptamente, supo que era real.
Abrió los ojos de nuevo y observó las cercanías, encontrando a la atractiva mujer que, en otras circunstancias, hubiera sido su esposa. Ella intentaba, al parecer, ver la escena que la muchedumbre ocultaba. Eiz se puso de pie, alegre de ver una cara conocida después de un buen tiempo, y más aún si se trataba de la Dozorova. Quitándose la capucha en el camino, finalmente la alcanzó. Extendió una mano como para llamarle la atención al tocar su hombro, pero cuando recordó de quién se trataba decidió que sería mejor simplemente hablarle.
-¿Sash... Sashenka? ¿Eres tú? Sí que ha pasado tiempo, ¿cómo te encuentras?- Titubeó un poco al principio... Iba a llamarla "Sasha", pero de repente le pareció que no había tanta familiaridad entre ellos como para llamarla así. Supuso que ese tipo de dudas a la hora de hablarle eran algo normal. Después de todo, no sabía cómo debería dirigirse a quien debía ser su esposa por un matrimonio arreglado que no se llevó a cabo porque ella se negó...
-No lo entiendo. Llegué a Sandorai sin problemas, pero cuando tuve que regresar desde las Ruinas me perdí. Cada vez que debo alterar mi curso por algún motivo acabo perdido. Una vez que regrese a casa, debería estudiar todos los mapas que pueda, junto con las rutas más directas a los puntos más importantes de Aerandir. Tal vez así pueda evitar que me ocurra de nuevo.- Por suerte para el encapuchado, el enorme árbol era un viejo conocido para él, y un infalible punto de referencia.
Eiz se encontraba sentado en el suelo, con su inseparable Skyyge a su lado, mientras pensaba en posibles soluciones. Destacaba un poco entre la multitud allí reunida, debido a esa aura de misterio que lo rodeaba sin que él se hubiera dado cuenta. Llevaba su capucha puesta, al igual que el pañuelo, por lo que su rostro permanecía completamente oculto, a excepción de sus grises ojos. No lo había hecho por ningún motivo en especial, sólo que ya llevaba varias horas allí y el sueño comenzaba a hacerse presente. Por eso decidió ponerse la capucha, para que los últimos rayos del sol no le dieran de lleno en la cara.
Por lo que había escuchado desde su llegada, hubo un horrible ataque unos kilómetros más adelante en el camino. Unos guardias impedían el paso mientras otros retiraban los cadáveres. El dragón podría seguir su camino fácilmente si se transformaba y levantaba vuelo, pero un descanso no le venía mal después de tan largo viaje. Se dispuso a entregarse al sueño cuando escuchó cerca una voz familiar que lo sobresaltó un poco.
-Disculpen ¿Saben qué ocurre?-
En un principio, creyó que el sueño le estaba jugando una broma, pero al escuchar que la conversación seguía un poco más antes de terminar abruptamente, supo que era real.
Abrió los ojos de nuevo y observó las cercanías, encontrando a la atractiva mujer que, en otras circunstancias, hubiera sido su esposa. Ella intentaba, al parecer, ver la escena que la muchedumbre ocultaba. Eiz se puso de pie, alegre de ver una cara conocida después de un buen tiempo, y más aún si se trataba de la Dozorova. Quitándose la capucha en el camino, finalmente la alcanzó. Extendió una mano como para llamarle la atención al tocar su hombro, pero cuando recordó de quién se trataba decidió que sería mejor simplemente hablarle.
-¿Sash... Sashenka? ¿Eres tú? Sí que ha pasado tiempo, ¿cómo te encuentras?- Titubeó un poco al principio... Iba a llamarla "Sasha", pero de repente le pareció que no había tanta familiaridad entre ellos como para llamarla así. Supuso que ese tipo de dudas a la hora de hablarle eran algo normal. Después de todo, no sabía cómo debería dirigirse a quien debía ser su esposa por un matrimonio arreglado que no se llevó a cabo porque ella se negó...
Eiz Adelskald
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Re: La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
Tras algunas conversaciones con sus conocidos y su compañera, deciden preparar el drakkar para un nuevo viaje rumbo los reinos del este otra vez. Kendovlah con cada viaje se planteaba la idea de conseguir una tripulación, pero siempre estaba el debate por el corto capital que tenían. A duras penas daba para la mantención del taller y el barco, tomando en cuenta los estudios del brujo y sus constantes viajes.
Por suerte, tenían muchos quehaceres y esto en gran parte le servía a Lisette para adaptarse y olvidar una preocupante adicción a la bebida tras haber dejado su profesión de asesina.
Tenían rumbo fijo al norte, otra celebración se llevaría acabo dentro de poco. Sin embargo, desembarcar en Ulmer había sido punto estratégico para el brujo. Habían aún muchos puntos en su mapa que investigar en el este, algunos también en el norte. Estaba eso y cierto incidente ocurrido en el día de la alianza que deseaba investigar. Al menos lo último era un punto en que ambos estaban de acuerdo.
—Nos acercamos. El gran roble, por fin podemos verlo —Anunció Lisette a un distraído joven de túnica negra. Este como dicta la costumbre se encontraba sumido en lecturas pendientes de la academia. No alcanza a notar cuando la rubia se detiene, por lo que el percance es inevitable.
—Al menos podrías avisar cuando te detienes —Responde torpemente tras haber chocado con la espalda de la mujer. Da un fugaz vistazo al frente y pasa por su lado mientras busca con la punta del dedo donde había dejado su lectura.
Justo cuando estaba por continuar su atrasado estudio, una colleja fuerte amenaza con dejarle un moretón y casi volver a tirar su libro. —Eres terrible, Kendovlah. ¡Sin la ratona te he dicho que dejes esa costumbre! —Bramó la tirana compañera para volver adelantarse. Nuevamente el chico decidió que era mejor no discutirle, pero terco como él solo no iba a dejar de lado su lectura por un simple tropezón.
Mientras se acercaban y de reojo, el estudioso con la capucha negra podía notar como cada vez se internaban más y más en un embotellamiento de carretas y viajeros que se aglomeraban en un punto. En principio no presto mayor atención hasta que las conversaciones llegaban de a poco a su oído.
La rubia volvió a detenerse frente a Kendovlah, pero este pudo advertirlo. Marco la página y cerró el libro justo a tiempo cuando otra pareja parecía unirse a la conversación entre los viajeros. Algo había alcanzado a escuchar sobre un posible desmembramiento en masa, algunos metros por delante podía ver algunos hombres trabajando en la escena del crimen.
Sintió cierto escalofrío correr por su espalda cuando los dedos afirmaban su mentón en pose pensativa. Basto moverse hacía un lado, por fin se había anticipado a las collejas de la rubia, para sorpresa de ambos. —Te dije que avisaras —Le reprochó el brujo, sin embargo no pudo evitar ser victima de una segunda colleja.
Tras sobarse la cabeza, Kendovlah detiene otro posible reproche de la rubia mientras se acerca más a los viajeros. —¿No se sabe que ha sido? Lo que describen no es un patrón común de ladrones o asesinos —Pregunta algo curioso.
—Deberías revisar tus puntos de investigación, puede que estemos cerca de alguno —Sugirió la rubia algo más calmada al brujo. Era una posibilidad como afirmaba la bruja, pero aunque no lo fuese, de momento suponía un impedimento para seguir el camino trazado. Sin duda tendrían que conseguir información antes de descartar o sacar conclusiones.
Por suerte, tenían muchos quehaceres y esto en gran parte le servía a Lisette para adaptarse y olvidar una preocupante adicción a la bebida tras haber dejado su profesión de asesina.
Tenían rumbo fijo al norte, otra celebración se llevaría acabo dentro de poco. Sin embargo, desembarcar en Ulmer había sido punto estratégico para el brujo. Habían aún muchos puntos en su mapa que investigar en el este, algunos también en el norte. Estaba eso y cierto incidente ocurrido en el día de la alianza que deseaba investigar. Al menos lo último era un punto en que ambos estaban de acuerdo.
—Nos acercamos. El gran roble, por fin podemos verlo —Anunció Lisette a un distraído joven de túnica negra. Este como dicta la costumbre se encontraba sumido en lecturas pendientes de la academia. No alcanza a notar cuando la rubia se detiene, por lo que el percance es inevitable.
—Al menos podrías avisar cuando te detienes —Responde torpemente tras haber chocado con la espalda de la mujer. Da un fugaz vistazo al frente y pasa por su lado mientras busca con la punta del dedo donde había dejado su lectura.
Justo cuando estaba por continuar su atrasado estudio, una colleja fuerte amenaza con dejarle un moretón y casi volver a tirar su libro. —Eres terrible, Kendovlah. ¡Sin la ratona te he dicho que dejes esa costumbre! —Bramó la tirana compañera para volver adelantarse. Nuevamente el chico decidió que era mejor no discutirle, pero terco como él solo no iba a dejar de lado su lectura por un simple tropezón.
Mientras se acercaban y de reojo, el estudioso con la capucha negra podía notar como cada vez se internaban más y más en un embotellamiento de carretas y viajeros que se aglomeraban en un punto. En principio no presto mayor atención hasta que las conversaciones llegaban de a poco a su oído.
La rubia volvió a detenerse frente a Kendovlah, pero este pudo advertirlo. Marco la página y cerró el libro justo a tiempo cuando otra pareja parecía unirse a la conversación entre los viajeros. Algo había alcanzado a escuchar sobre un posible desmembramiento en masa, algunos metros por delante podía ver algunos hombres trabajando en la escena del crimen.
Sintió cierto escalofrío correr por su espalda cuando los dedos afirmaban su mentón en pose pensativa. Basto moverse hacía un lado, por fin se había anticipado a las collejas de la rubia, para sorpresa de ambos. —Te dije que avisaras —Le reprochó el brujo, sin embargo no pudo evitar ser victima de una segunda colleja.
Tras sobarse la cabeza, Kendovlah detiene otro posible reproche de la rubia mientras se acerca más a los viajeros. —¿No se sabe que ha sido? Lo que describen no es un patrón común de ladrones o asesinos —Pregunta algo curioso.
—Deberías revisar tus puntos de investigación, puede que estemos cerca de alguno —Sugirió la rubia algo más calmada al brujo. Era una posibilidad como afirmaba la bruja, pero aunque no lo fuese, de momento suponía un impedimento para seguir el camino trazado. Sin duda tendrían que conseguir información antes de descartar o sacar conclusiones.
Kendovlah
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Re: La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
Los ánimos se impacientaban cada vez más a medida que el sol bajaba, los comerciantes y campesinos miraban con resquemor y algunos empezaban a hacer hacía atrás sus carros con la intención de desandar el camino,buscar alguna posada para pasar la noche e intentarlo de nuevo al día siguiente. Pero quienes tenían sus viviendas cercas no querían resignarse así que seguían esperando y protestando.
Quienes decidieron irse temprano fueron los más afortunados de esa trágica jornada.
-¿Será que van a tardar mucho más? - Dijo una de las señoras con la que Sasha había hablado antes.
-No parece que puedan terminar pronto - Uno de los carruajes atacados se había puesto de lado y habían tenido que traer a dos caballos para poder tirar de él y apartarlo del camino.
Se bajó del caballo, aunque siguió firmemente parada, sosteniendo las riendas por las dudas de que la situación cambiara. Fue entonces que sintió que le tocaban el hombro, Sashenka se volteó sin imaginar por un segundo que se encontraría con un rostro conocido, su gesto fue por un instante de sorpresa, abriendo ligeramente la boca y levantando una sola ceja. Pero enseguida regresó a su expresión seria, no porque tuviera nada en su contra, ese era el gesto que mantenía en líneas generales.
-Eizark Adelskald - Dijo mientras hacía una respetuosa inclinación, pero no como una dama, sino como un soldado - Ciertamente ha pasado mucho tiempo - Su tono era formal, no denotaba sí estaba contenta o no con la repentina aparición del joven, era la forma de hablar que utilizaba en general cuando estaba en las fiestas que organizaban sus familias - Me encuentro bien, intentando regresar a la casa de mis padres - Remarcó bien la parte de “casa de mis padres” para dejar en claro que no lo consideraba su hogar.
Alguien cerca de ellos preguntó “¿No se sabe que ha sido?”.
-Eso no es obra de ningún grupo de ladrones - Dijo una de las señoras que le había contestado antes a Sasha.
-Tiene que ser obra de monstruos - Parecía ser una mujer que nunca en su vida había visto nada más raro que animales de granja, pero que había escuchado de seres escalofriantes en cuentos y todos se englobaban en la categoría “Monstruos”.
-Aparentemente algo atacó a un grupo de mercaderes que pasaban por el camino, la guardia local se está encargando de retirar los restos de los cuerpos y el carro destruido - Amplió la respuesta Sasha, observando al joven que había preguntado.
De los rayos del sol ya quedaba muy poco, aquellos que contaban con antorchas comenzaron a sacarlas de los bolsos para prenderlas. La espesura del bosque se torna sombrío, y unas figuras grotescas comienzan a surgir...
-------------------------------------------------------
- Lo que aparecen son Trasgos ( [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] ) pueden poner tantos como quieran.
- Y son liderados por un Troll de bosque ( [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] ) que está un poco más atrás porque espera a que no haya nada de luz para poder salir.
Quienes decidieron irse temprano fueron los más afortunados de esa trágica jornada.
-¿Será que van a tardar mucho más? - Dijo una de las señoras con la que Sasha había hablado antes.
-No parece que puedan terminar pronto - Uno de los carruajes atacados se había puesto de lado y habían tenido que traer a dos caballos para poder tirar de él y apartarlo del camino.
Se bajó del caballo, aunque siguió firmemente parada, sosteniendo las riendas por las dudas de que la situación cambiara. Fue entonces que sintió que le tocaban el hombro, Sashenka se volteó sin imaginar por un segundo que se encontraría con un rostro conocido, su gesto fue por un instante de sorpresa, abriendo ligeramente la boca y levantando una sola ceja. Pero enseguida regresó a su expresión seria, no porque tuviera nada en su contra, ese era el gesto que mantenía en líneas generales.
-Eizark Adelskald - Dijo mientras hacía una respetuosa inclinación, pero no como una dama, sino como un soldado - Ciertamente ha pasado mucho tiempo - Su tono era formal, no denotaba sí estaba contenta o no con la repentina aparición del joven, era la forma de hablar que utilizaba en general cuando estaba en las fiestas que organizaban sus familias - Me encuentro bien, intentando regresar a la casa de mis padres - Remarcó bien la parte de “casa de mis padres” para dejar en claro que no lo consideraba su hogar.
Alguien cerca de ellos preguntó “¿No se sabe que ha sido?”.
-Eso no es obra de ningún grupo de ladrones - Dijo una de las señoras que le había contestado antes a Sasha.
-Tiene que ser obra de monstruos - Parecía ser una mujer que nunca en su vida había visto nada más raro que animales de granja, pero que había escuchado de seres escalofriantes en cuentos y todos se englobaban en la categoría “Monstruos”.
-Aparentemente algo atacó a un grupo de mercaderes que pasaban por el camino, la guardia local se está encargando de retirar los restos de los cuerpos y el carro destruido - Amplió la respuesta Sasha, observando al joven que había preguntado.
De los rayos del sol ya quedaba muy poco, aquellos que contaban con antorchas comenzaron a sacarlas de los bolsos para prenderlas. La espesura del bosque se torna sombrío, y unas figuras grotescas comienzan a surgir...
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Sashenka Dozorova
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Re: La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
El sol bajaba cada vez más y aquel incidente aún no se daba por terminado, la siesta le estaba sentando mejor que nunca ya que venía cansado de un largo viaje. Aquella brisa primaveral le estaba sentando de vicio, hacía olvidarse de todos los problemas que tenía y que seguramente estaban por venir. El ajetreo de los pueblerinos de la zona hizo que abriera un ojo y los mirase de reojo, puso el oído para intentar enterarse de la conversación, pero entre tanto murmullo era incapaz de entender mucha cosa. Parecía que todos sabían, o al menos sospechaban, lo que podría haber causado tal estropicio.
Se levantó lentamente, frotándose los ojos para despertar un poco y acariciando la barba con suavidad se acercó a un guardia, ya estaba cansado de tanta espera, quería seguir su camino.
-¿Habéis terminado ya? Necesito seguir mi camino, o me dejáis pasar o tendré que pasar yo por la fuerza-.Dijo, cansado te tanta espera.
-Tiene usted que esperar,señor, todavía estamos valorando la gravedad del asunto, lamentamos la espera, pronto podrá continuar con su viaje-.Lo cual parecía ser una simple mentira para tranquilizar al muchacho.
Se dio la vuelta convencido de que el guardia le estaba mintiendo, algo raro estaba pasando allí, cuando decidió acercarse a la multitud a preguntar que si ya se sabía lo que había ocurrido en aquel lugar, las señoras parecían desesperadas, hasta le hablaban de monstruos. Se centró en lo que le parecía más coherente dentro de tantas suposiciones, la mujer del caballo parecía segura de lo que decía.
-Espero que terminen rápido, voy camino al Norte y la verdad no tengo mucho tiempo-.Dijo el licántropo, se le estaba terminando la paciencia.
Algo se acercaba rápidamente, a penas se veía nada con el ocaso, mirases a donde mirases salían por todas partes, unos se acercaban y otros se escondían entre la maleza, no se sabía lo que era. El joven se transformó rápidamente en lobo y se puso delante de la multitud, invadido por un instinto protector. Se sacudió el pelaje gris e hinchó el pecho, como si aquello que se acercaba le fuese a coger miedo y se fueran a dar la vuelta.Se levantó lentamente, frotándose los ojos para despertar un poco y acariciando la barba con suavidad se acercó a un guardia, ya estaba cansado de tanta espera, quería seguir su camino.
-¿Habéis terminado ya? Necesito seguir mi camino, o me dejáis pasar o tendré que pasar yo por la fuerza-.Dijo, cansado te tanta espera.
-Tiene usted que esperar,señor, todavía estamos valorando la gravedad del asunto, lamentamos la espera, pronto podrá continuar con su viaje-.Lo cual parecía ser una simple mentira para tranquilizar al muchacho.
Se dio la vuelta convencido de que el guardia le estaba mintiendo, algo raro estaba pasando allí, cuando decidió acercarse a la multitud a preguntar que si ya se sabía lo que había ocurrido en aquel lugar, las señoras parecían desesperadas, hasta le hablaban de monstruos. Se centró en lo que le parecía más coherente dentro de tantas suposiciones, la mujer del caballo parecía segura de lo que decía.
-Espero que terminen rápido, voy camino al Norte y la verdad no tengo mucho tiempo-.Dijo el licántropo, se le estaba terminando la paciencia.
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-Detrás de mi, señoras, no teman, creo que ya sabemos quienes son los culpables.-Se avecinaba pelea, algo le decía que iba a tener que dar la cara por aquellas personas que a priori parecían indefensas.
La mujer del caballo, y alguien quien quiera que fuese el que estaba con ella adoptaron también una postura defensiva, parecían tener las mismas ideas que el joven lobo. Habría que defender a esa gente para que no hubiese más muertes y continuase la tragedia.
Acto seguido, lo que parecía un troll salió de entre la arboleda, rompiendo con sus enormes brazos media docena de árboles centenarios que había allí, saliendo sus ramas disparadas en todas direcciones, golpeando así a una de las señoras que estaban en aquella escena. Aún así el lobo no se echó hacia atrás y seguía totalmente decidido de cual era su objetivo en aquel momento, él quería sobrevivir, pero su corazón le decía que tenía que pelear.
Ull Whitestorm
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Re: La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
-Y se supone que yo soy el noble del frío...- pensaba Eiz, mientras respondía el saludo militar de Sasha de la misma forma. A pesar de conocerse desde pequeños, la chica se dirigía a él como lo hacía con cualquier noble en las reuniones sociales. Reconocía esa conducta a la perfección ya que él también se comportaba así. Supuso que sería algo bastante común entre los hijos de familias importantes.
La espera se estaba haciendo eterna, y varios de los allí presentes lo estaban demostrando. Algunos eligieron regresar por donde habían llegado, mientras que los que se quedaban encendían antorchas para iluminar los alrededores. Tras intercambiar unas palabras con otros viajeros, el silencio se apoderó de los presentes repentinamente. Chillidos y gruñidos podían oírse en las cercanías, indicando que había tragos al acecho. Un poco más alejado se escuchaba el inconfundible sonido de un troll. Los tragos no eran nada por sí solos, pero al atacar en grupo eran una amenaza considerable. Si a eso se le suma un troll y gente incapaz de luchar, se obtiene la receta perfecta para un desastre.
El hombre con el que Sasha había hablado unos instantes atrás resultó ser un licántropo, que rápidamente saltó a la acción para proteger a los presentes. Eiz no había interactuado mucho con esa raza, pero no se los había imaginado como seres capaces de arriesgarse por desconocidos. Aunque siempre se ha dicho por ahí que no hay que juzgar un libro por su cubierta.
Siguiendo el ejemplo del hombre lobo, el caballero preparó su lanza y comenzó a dirigir a los demás hacia atrás. Por suerte, los tragos no los habían llegado a rodear por completo aún, de forma que podrían regresar por el camino sin peligro. Pero nada garantizaba la seguridad de la gente una vez que se alejaran del Roble. Lo ideal sería que los guardias escoltaran a los civiles mientras Eiz y los demás ganaban tiempo, o viceversa.
Sacó de su bolsillo el emblema de su familia, grabado en una pequeña medalla, y se lo mostró a uno de los guardias.
-Soy Eizark Adelskald, hijo mayor de Kylma y Ovedur, nobles de Dundarak. Sé que no tengo autoridad alguna en estas tierras, pero les pido por favor que escolten a todos aquellos que no puedan combatir de regreso por ese camino hasta el pueblo más cercano. Trataremos de ganarles algo de tiempo. Si alguien desea acompañarnos, es más que bienvenido.-
Los guardias, una vez superada la sorpresa, se dividieron en parejas. Dos encabezaron la evacuación, mientras que los otros protegerían la retaguardia. Todavía no habían abandonado el lugar cuando los trasgos empezaron el ataque a Eiz y compañía.
-Muéstrame de qué es capaz la Guardia de Lunargenta, Sasha.- Una sonrisa se veía en el rostro del lancero mientras dirigía ese desafío amistoso a su congénere. No tenía ninguna duda de que vería un buen despliegue de su parte. Aún así, los números de los trasgos no eran muy alentadores. Sólo se acercaban cinco de ellos, pero había más que permanecían ocultos entre la vegetación.
Eiz encaró al primer trasgo, cargando rápidamente con Skygge imbuida en su elemento.¹ La carga le permitió dañar bastante el hombro de la criatura, impidiendo que empuñara su arma apropiadamente. Luego se retiró a su posición original, esperando que las criaturas se acercaran. Al ser superados en número, el caballero pretendía aprovechar la longitud de su lanza para mantenerlos alejados y atacar hombros y rodillas, dificultando el movimiento de sus oponentes.
°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°
¹Habilidad de nivel 0:Lanza de la justicia
[Activable] Poniendo su arma por delante, toma impulso e impacta con toda su fuerza elemental contra su enemigo.
Enfriamiento: 3 turnos
La espera se estaba haciendo eterna, y varios de los allí presentes lo estaban demostrando. Algunos eligieron regresar por donde habían llegado, mientras que los que se quedaban encendían antorchas para iluminar los alrededores. Tras intercambiar unas palabras con otros viajeros, el silencio se apoderó de los presentes repentinamente. Chillidos y gruñidos podían oírse en las cercanías, indicando que había tragos al acecho. Un poco más alejado se escuchaba el inconfundible sonido de un troll. Los tragos no eran nada por sí solos, pero al atacar en grupo eran una amenaza considerable. Si a eso se le suma un troll y gente incapaz de luchar, se obtiene la receta perfecta para un desastre.
El hombre con el que Sasha había hablado unos instantes atrás resultó ser un licántropo, que rápidamente saltó a la acción para proteger a los presentes. Eiz no había interactuado mucho con esa raza, pero no se los había imaginado como seres capaces de arriesgarse por desconocidos. Aunque siempre se ha dicho por ahí que no hay que juzgar un libro por su cubierta.
Siguiendo el ejemplo del hombre lobo, el caballero preparó su lanza y comenzó a dirigir a los demás hacia atrás. Por suerte, los tragos no los habían llegado a rodear por completo aún, de forma que podrían regresar por el camino sin peligro. Pero nada garantizaba la seguridad de la gente una vez que se alejaran del Roble. Lo ideal sería que los guardias escoltaran a los civiles mientras Eiz y los demás ganaban tiempo, o viceversa.
Sacó de su bolsillo el emblema de su familia, grabado en una pequeña medalla, y se lo mostró a uno de los guardias.
-Soy Eizark Adelskald, hijo mayor de Kylma y Ovedur, nobles de Dundarak. Sé que no tengo autoridad alguna en estas tierras, pero les pido por favor que escolten a todos aquellos que no puedan combatir de regreso por ese camino hasta el pueblo más cercano. Trataremos de ganarles algo de tiempo. Si alguien desea acompañarnos, es más que bienvenido.-
Los guardias, una vez superada la sorpresa, se dividieron en parejas. Dos encabezaron la evacuación, mientras que los otros protegerían la retaguardia. Todavía no habían abandonado el lugar cuando los trasgos empezaron el ataque a Eiz y compañía.
-Muéstrame de qué es capaz la Guardia de Lunargenta, Sasha.- Una sonrisa se veía en el rostro del lancero mientras dirigía ese desafío amistoso a su congénere. No tenía ninguna duda de que vería un buen despliegue de su parte. Aún así, los números de los trasgos no eran muy alentadores. Sólo se acercaban cinco de ellos, pero había más que permanecían ocultos entre la vegetación.
Eiz encaró al primer trasgo, cargando rápidamente con Skygge imbuida en su elemento.¹ La carga le permitió dañar bastante el hombro de la criatura, impidiendo que empuñara su arma apropiadamente. Luego se retiró a su posición original, esperando que las criaturas se acercaran. Al ser superados en número, el caballero pretendía aprovechar la longitud de su lanza para mantenerlos alejados y atacar hombros y rodillas, dificultando el movimiento de sus oponentes.
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¹Habilidad de nivel 0:Lanza de la justicia
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Eiz Adelskald
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Re: La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
Gracias a las respuestas de los viajeros, Kendovlah pudo confirmar que tardarían mucho en volver a habilitar el camino. Además, siendo que la guardia estaba revisando, no era muy buena idea que Lisette anduviese merodeando por ahí luego de su último accidente en ciudad lagarto.
—Bueno, ¿que me dices? —Le pregunta a su compañera mientras deja su mochila en el suelo y comienza a rebuscar en el interior—. El mejor de tres se encarga de la cena.
No hubo respuesta, la rubia simplemente se limitó a cubrirse el rostro con la palma por la resignación. A pesar del tiempo juntos, aún tenían un problema bastante serio de comunicación.
—Vale, aguafiestas —Terminó la conversación cuando unos ruidos pesados comenzaron a escucharse cerca. Los reflejos del brujo no eran tan rápidos, a diferencia de la humana quien ya había desenfundado sus dagas junto al resto de los aventureros.
Por su parte, el brujo se llevo una mano al mentón en pose pensativa y la otra al mango de su espada. Naturalmente, la gente común se asusto al ver la transformación del lobo. Luego de haber conocido a Havok, Kendovlah comenzaba a creer que ese: «No teman» Debía de ser usado con frecuencia. El brujo por su parte si mantuvo la calma, sinceramente era más escalofriante ver la transformación de un lobo bípedo en combate.
—Genio, necesitamos un plan, ahora —Escuchó decir a su compañera, pero por segundos se mantuvo pensativo. Hasta que asiente.
—¿No te parece curioso que los acompañe el grandote? —Responde aún algo absorto en sus planes. Claro, que su compañera lo entiende y decide despabilarlo con otra colleja.
—¡El plan! —.
—¡Auch! —Se soba la cabeza y suspira—. Bien, el resto que se encargue de los pequeños. Cascarrabias, a por el gigante. Distraelo.
La rubia esta vez se limitó a sonreír y saltar al combate. Siguiendo el plan, arrojó una piedra al Troll para llamar su atención y comenzó a esquivar sus golpes a corta distancia. El brujo de negro, por fin desenvaina su espada y avanza hacía el combate.
—Luz —Dice en un tono casi meliodoso cuando su acero comenzaba a iluminar mejor la zona. Sabía que a los Trolls no le gustaban ni la luz ni el fuego, después de haberlos enfrentado antes y algunas investigaciones por amor a la lectura, acabar con uno en solitario era la forma más fácil.
—Contamos con suficientes hombres —Comenzó a hablar a la mujer en el caballo luego de que Eizark se presentase. Supuso que ambos eran nobles de alguna ciudad.
—Ya he peleado contra Trolls antes, que los Trasgos no interfieran —Ordenó mientras comenzaba a juntar éter en su mano libre. La estrategia estaba lista, solo faltaba preparar el hechizo y usar el anzuelo.
-Kendovlah activa el encantamiento fuente de luz en su espada de acero.
-Lisette de momento solo esta esquivando ataques, Kendovlah quedo preparando un hechizo para el siguiente turno.
—Bueno, ¿que me dices? —Le pregunta a su compañera mientras deja su mochila en el suelo y comienza a rebuscar en el interior—. El mejor de tres se encarga de la cena.
No hubo respuesta, la rubia simplemente se limitó a cubrirse el rostro con la palma por la resignación. A pesar del tiempo juntos, aún tenían un problema bastante serio de comunicación.
—Vale, aguafiestas —Terminó la conversación cuando unos ruidos pesados comenzaron a escucharse cerca. Los reflejos del brujo no eran tan rápidos, a diferencia de la humana quien ya había desenfundado sus dagas junto al resto de los aventureros.
Por su parte, el brujo se llevo una mano al mentón en pose pensativa y la otra al mango de su espada. Naturalmente, la gente común se asusto al ver la transformación del lobo. Luego de haber conocido a Havok, Kendovlah comenzaba a creer que ese: «No teman» Debía de ser usado con frecuencia. El brujo por su parte si mantuvo la calma, sinceramente era más escalofriante ver la transformación de un lobo bípedo en combate.
—Genio, necesitamos un plan, ahora —Escuchó decir a su compañera, pero por segundos se mantuvo pensativo. Hasta que asiente.
—¿No te parece curioso que los acompañe el grandote? —Responde aún algo absorto en sus planes. Claro, que su compañera lo entiende y decide despabilarlo con otra colleja.
—¡El plan! —.
—¡Auch! —Se soba la cabeza y suspira—. Bien, el resto que se encargue de los pequeños. Cascarrabias, a por el gigante. Distraelo.
La rubia esta vez se limitó a sonreír y saltar al combate. Siguiendo el plan, arrojó una piedra al Troll para llamar su atención y comenzó a esquivar sus golpes a corta distancia. El brujo de negro, por fin desenvaina su espada y avanza hacía el combate.
—Luz —Dice en un tono casi meliodoso cuando su acero comenzaba a iluminar mejor la zona. Sabía que a los Trolls no le gustaban ni la luz ni el fuego, después de haberlos enfrentado antes y algunas investigaciones por amor a la lectura, acabar con uno en solitario era la forma más fácil.
—Contamos con suficientes hombres —Comenzó a hablar a la mujer en el caballo luego de que Eizark se presentase. Supuso que ambos eran nobles de alguna ciudad.
—Ya he peleado contra Trolls antes, que los Trasgos no interfieran —Ordenó mientras comenzaba a juntar éter en su mano libre. La estrategia estaba lista, solo faltaba preparar el hechizo y usar el anzuelo.
Off:
-Kendovlah activa el encantamiento fuente de luz en su espada de acero.
-Lisette de momento solo esta esquivando ataques, Kendovlah quedo preparando un hechizo para el siguiente turno.
Kendovlah
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Re: La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
Cuando parecía que todos tendrían que resignarse a pasar la noche allí, los ruidos provenientes de la espesura llamaron su atención. Primero fueron unas pocas ramas rotas, algún que otro gruñido, pero en seguida se hizo evidente que se estaban enfrentando a algo mucho más peligroso que un par de maleantes.
Hacía mucho tiempo que Sashenka no veía a criaturas como esas, y el recuerdo que tenía de ellas eran de lo más desagradables. Pero lejos de asustarse, eso sólo generó en ella la absoluta certeza de que acabaría con ellos así tuviera que hacerlo uno por uno. Soltó las riendas de su caballo y fue en busca de su lanza y su escudo las cuales guardaba en la mochila que cargaba el animal.
La mayoría de los que estaban alrededor comenzaron a correr y gritar, las mujeres agarraron a los niños e intentaron alejarse, unos pocos de los hombres agarraron palos para plantarle frente al enemigo. También estaban los guardias locales, esos estaban más entrenados, y al menos tenían espadas, así que dentro de lo posible, estaban preparados. Para sorpresa de muchos, uno de los hombres que estaba allí se transformó en lobo, Sasha se lo quedó mirando unos segundos, no era el primer Licántropo que veía pero igual fue inesperado.
Aunque el Lobo hizo gestos de que se quedaran detrás de él, de ninguna manera la dragona iba a permitir que estuviera solo en la primer línea. Se acercó hasta donde estaba y recibieron juntos a los primeros trasgos que se animaron a acercarse, Sashenka recibió a uno con el escudo y lo lanzó por arriba de su cabeza, cuando cayó al piso lo atravesó con la lanza.
Sonrió cuando escuchó las palabras de su ex prometido.
-Intenta no quedarte muy atrás, Eiz - En ese tipos de situaciones podía verse mucho más de la verdadera Sasha.
Dio un giro y cortó a uno de los monstruos a la altura del estómago, y otro en las piernas, ninguno de los dos pudo volver a la batalla. Otro de los Trasgos se acercó por el costado, pero la dragona ya tenía listo su escudo y en cuanto la bestia lo tocó no sólo se encontró con la dureza de la madera, sino también con un potente cascote de tierra que le dio de lleno en el pecho.
Fue entonces que se asomó el Troll, a esos Sasha nunca los había visto, así que se quedó azorada y ese momento de distracción fue suficiente para que varios trasgos la rodearan. Aún así, la Dozorova no se los dejaría fácil, levantó la lanza e intentó mantenerlos alejados.
----------------------------------------------_
*Habilidad de nivel 1: Escudo Elemental: (Mantenida) Mientras se mantenga esta habilidad activa, cada golpe físico recibido en el escudo del dragón hará que su elemento salga desprendido de aquel como contraataque hacia el atacante.
Duración: 2 Turnos
Enfriamiento: 5 Turnos
Hacía mucho tiempo que Sashenka no veía a criaturas como esas, y el recuerdo que tenía de ellas eran de lo más desagradables. Pero lejos de asustarse, eso sólo generó en ella la absoluta certeza de que acabaría con ellos así tuviera que hacerlo uno por uno. Soltó las riendas de su caballo y fue en busca de su lanza y su escudo las cuales guardaba en la mochila que cargaba el animal.
La mayoría de los que estaban alrededor comenzaron a correr y gritar, las mujeres agarraron a los niños e intentaron alejarse, unos pocos de los hombres agarraron palos para plantarle frente al enemigo. También estaban los guardias locales, esos estaban más entrenados, y al menos tenían espadas, así que dentro de lo posible, estaban preparados. Para sorpresa de muchos, uno de los hombres que estaba allí se transformó en lobo, Sasha se lo quedó mirando unos segundos, no era el primer Licántropo que veía pero igual fue inesperado.
Aunque el Lobo hizo gestos de que se quedaran detrás de él, de ninguna manera la dragona iba a permitir que estuviera solo en la primer línea. Se acercó hasta donde estaba y recibieron juntos a los primeros trasgos que se animaron a acercarse, Sashenka recibió a uno con el escudo y lo lanzó por arriba de su cabeza, cuando cayó al piso lo atravesó con la lanza.
Sonrió cuando escuchó las palabras de su ex prometido.
-Intenta no quedarte muy atrás, Eiz - En ese tipos de situaciones podía verse mucho más de la verdadera Sasha.
Dio un giro y cortó a uno de los monstruos a la altura del estómago, y otro en las piernas, ninguno de los dos pudo volver a la batalla. Otro de los Trasgos se acercó por el costado, pero la dragona ya tenía listo su escudo y en cuanto la bestia lo tocó no sólo se encontró con la dureza de la madera, sino también con un potente cascote de tierra que le dio de lleno en el pecho.
Fue entonces que se asomó el Troll, a esos Sasha nunca los había visto, así que se quedó azorada y ese momento de distracción fue suficiente para que varios trasgos la rodearan. Aún así, la Dozorova no se los dejaría fácil, levantó la lanza e intentó mantenerlos alejados.
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*Habilidad de nivel 1: Escudo Elemental: (Mantenida) Mientras se mantenga esta habilidad activa, cada golpe físico recibido en el escudo del dragón hará que su elemento salga desprendido de aquel como contraataque hacia el atacante.
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Sashenka Dozorova
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Re: La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
Se había ido la luz del sol por completo, las únicas antorchas que había allí eran las que estaban sujetando algunas personas y algunos guardias que estaban en el lugar. Lamentablemente los guardias habían tenido la obligación de soltarlas y empuñar el arma para defender a esa gente, la cual se estaba marchando tirando las antorchas al suelo. El lobo se había fijado en aquel hombre que tenía una espada iluminada, la cual ayudaba a escabullirse por el lugar con la luz que desprendía.
Una mujer se había acercado al lobo, mirándola, el lobo pudo darse cuenta de su ira, y de que no estaría solo en la lucha contra los trasgos. Eran muchos, pero el lobo y la mujer se pusieron en primera fila para intentar contenerlos un poco. Había visto pelear a alguna mujer alguna vez, pero no con esa fortaleza, su forma de empuñar esa lanza estaba al alcance de muy pocos. Trasgos salían despedidos por detrás de los que estaban en primera línea, parecía haber más implicados en la defensa del lugar.
Los guardias habían dejado rezagada a una pobre mujer, y eso que uno de los presentes les había avisado de que se llevasen a los civiles lejos del lugar, cuando un par de trasgos corrieron rápidamente a por ella. La mujer gritaba de miedo temiendo por su muerte, pero si tuviese que buscar una manera de salvarse, dudo que la tuviera. Al momento el joven lobo se percató de que la mujer estaba en apuros y abandonó la primera línea para ir a ayudarla, se alzó rápidamente por la espalda de aquel trasgo, rompiéndole la espalda debido al golpe al instante. Quedaba el siguiente, el cual ya estaba echando su lanza hacia atrás, cargándola en dirección a dónde corría la mujer que en ese momento se encontraba en el suelo porque había tropezado. El trasgo quiso aprovechar ese momento pero el lobo abrió su boca y agarró al trasgo por la boca con todas sus fuerzas. Algo sonó, como si le rompiera la garganta de la fuerza que había hecho. El trasgo se cayó al momento al suelo muerto, esto les dio tiempo a los guardias de ayudar a levantarse a la mujer, parecían marcharse por el camino empedrado.
La mujer que acompañaba al lobo en la pelea se había quedado sola aguantando los golpes, seguramente había sido por su culpa, no debería dejarla sola y los trasgos ya la estaban rodeando. Parecía defenderse bastante bien pero cuatro patas y una mandíbula no venían nada mal. El troll se estaba acercando cada vez más, y la mujer estaba cada vez más rodeada de trasgos, pero entre tanto barullo al lobo le dio tiempo de ver los ojos de aquella mujer, se agazapó bajo su escudo, poniéndolo boca hacia arriba y en lo que se estaba acercando el troll hacia ella el lobo cogió carrerilla y de un salto se subió sobre su escudo, la mujer alzó sus rodillas para ayudar al lobo en un salto de unos cuantos metros hacia arriba,sacó sus enormes garras y le pegó un zarpazo en la cara al troll. Parecía que hacían buena sinergia en batalla, como si compartieran terreno de batalla más de una vez, pero no, era la primera. El troll comenzó a tambalearse y se echaba las manos hacia sus ojos, parecía haberlo cegado del zarpazo, eso seguramente les diese a los demás algo de tiempo para deshacerse de unos cuantos trasgos más.
Echando la vista otra vez hacia la mujer, de alguna manera tenía la mitad de trasgos de los que tenía antes encima, esa habilidad con la lanza era indiscutible. Aun así el joven lobo se acercó a ella placando a unos cuantos trasgos que tenía a su lado y volviéndose a poner a defender al resto de los presentes.
En esta batalla la suerte parecía estar de su lado. Cada vez les quedaban menos trasgos.
Una mujer se había acercado al lobo, mirándola, el lobo pudo darse cuenta de su ira, y de que no estaría solo en la lucha contra los trasgos. Eran muchos, pero el lobo y la mujer se pusieron en primera fila para intentar contenerlos un poco. Había visto pelear a alguna mujer alguna vez, pero no con esa fortaleza, su forma de empuñar esa lanza estaba al alcance de muy pocos. Trasgos salían despedidos por detrás de los que estaban en primera línea, parecía haber más implicados en la defensa del lugar.
Los guardias habían dejado rezagada a una pobre mujer, y eso que uno de los presentes les había avisado de que se llevasen a los civiles lejos del lugar, cuando un par de trasgos corrieron rápidamente a por ella. La mujer gritaba de miedo temiendo por su muerte, pero si tuviese que buscar una manera de salvarse, dudo que la tuviera. Al momento el joven lobo se percató de que la mujer estaba en apuros y abandonó la primera línea para ir a ayudarla, se alzó rápidamente por la espalda de aquel trasgo, rompiéndole la espalda debido al golpe al instante. Quedaba el siguiente, el cual ya estaba echando su lanza hacia atrás, cargándola en dirección a dónde corría la mujer que en ese momento se encontraba en el suelo porque había tropezado. El trasgo quiso aprovechar ese momento pero el lobo abrió su boca y agarró al trasgo por la boca con todas sus fuerzas. Algo sonó, como si le rompiera la garganta de la fuerza que había hecho. El trasgo se cayó al momento al suelo muerto, esto les dio tiempo a los guardias de ayudar a levantarse a la mujer, parecían marcharse por el camino empedrado.
La mujer que acompañaba al lobo en la pelea se había quedado sola aguantando los golpes, seguramente había sido por su culpa, no debería dejarla sola y los trasgos ya la estaban rodeando. Parecía defenderse bastante bien pero cuatro patas y una mandíbula no venían nada mal. El troll se estaba acercando cada vez más, y la mujer estaba cada vez más rodeada de trasgos, pero entre tanto barullo al lobo le dio tiempo de ver los ojos de aquella mujer, se agazapó bajo su escudo, poniéndolo boca hacia arriba y en lo que se estaba acercando el troll hacia ella el lobo cogió carrerilla y de un salto se subió sobre su escudo, la mujer alzó sus rodillas para ayudar al lobo en un salto de unos cuantos metros hacia arriba,sacó sus enormes garras y le pegó un zarpazo en la cara al troll. Parecía que hacían buena sinergia en batalla, como si compartieran terreno de batalla más de una vez, pero no, era la primera. El troll comenzó a tambalearse y se echaba las manos hacia sus ojos, parecía haberlo cegado del zarpazo, eso seguramente les diese a los demás algo de tiempo para deshacerse de unos cuantos trasgos más.
Echando la vista otra vez hacia la mujer, de alguna manera tenía la mitad de trasgos de los que tenía antes encima, esa habilidad con la lanza era indiscutible. Aun así el joven lobo se acercó a ella placando a unos cuantos trasgos que tenía a su lado y volviéndose a poner a defender al resto de los presentes.
En esta batalla la suerte parecía estar de su lado. Cada vez les quedaban menos trasgos.
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La escena de sashenka y ull saltando sobre su escudo para abalanzarse al troll fue hablada previamenteUll Whitestorm
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Re: La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
Eiz estaba un tanto sorprendido por la respuesta de Sasha. Si no recordaba mal, era la primera vez que la había escuchado hablarle de una forma tan amistosa. ¿Tal vez luchar su gusto por las batallas mejoraba su humor? Era extraño, sin dudas, pero lo que más le llamó la atención al dragón era su desempeño en combate. Eiz había estado entrenando por más tiempo, pero aún así se sentía como un novato al lado de la Dozorova. En el mismo tiempo en que ella había eliminado a dos o tres trasgos, él sólo logró incapacitar a uno; además de eso, su trabajo en equipo con el licántropo era digno de alabanzas para un grupo tan improvisado como ese.
-¿Qué significa esto? ¿Qué estuve haciendo todo este tiempo? ¿Cómo es posible que alguien con menos experiencia pueda superarme de semejante manera? Debo haberme concentrado demasiado en el estudio y la diplomacia, dejando de lado el aspecto militar de mi formación...- Una media sonrisa se dibujaba en el rostro del Adelskald, producto de esa mezcla de frustración y resignación que ahora lo invadía.
Mientras se perdía en sus pensamientos, Eiz no había notado que tres trasgos lo estaban rodeando. Volvió a la realidad cuando una de las criaturas se abalanzó de un salto hacia él, con un molesto chillido y daga en mano. Alertado por el sonido, consiguió evitar un golpe letal al agacharse, momento que aprovechó para levantar la lanza y herir gravemente al trasgo en su estómago. Los otros dos no se atrevían a acercarse aún, pero no le quitaban los ojos de encima al dragón.
-Ahora me ven...- Dejó que sus acciones terminaran la frase, al patear el suelo y levantar la tierra suelta y una nube de polvo que segarían a esos bichos. Atacó lo más rápido que pudo, apuñalando nuevamente en el estómago a uno y en el pecho al otro. No se molestó en comprobar si estaban muertos o no, de una u otra forma no volverían al combate.
Después de comprobar que no hubiera más criaturas entre él y la primera línea formada por Sasha y el licántropo, avanzó hasta reunirse de nuevo con la chica.
-Nada mal, Sasha. O la Guardia es mucho mejor de lo que esperaba, o debo estar perdiendo el toque. Sólo quedan el grandote y algunos de los chiquillos... Por su tamaño, imagino que será bastante lento. Podríamos atacar sus piernas y aprovechar la diferencia de velocidad para bloquear y evadir; así lograríamos distraerlo mientras el de la espada luminosa lo ataca.-
Eiz esperaría la respuesta del resto, entrando en acción en caso de que todos se mostraran de acuerdo.
-¿Qué significa esto? ¿Qué estuve haciendo todo este tiempo? ¿Cómo es posible que alguien con menos experiencia pueda superarme de semejante manera? Debo haberme concentrado demasiado en el estudio y la diplomacia, dejando de lado el aspecto militar de mi formación...- Una media sonrisa se dibujaba en el rostro del Adelskald, producto de esa mezcla de frustración y resignación que ahora lo invadía.
Mientras se perdía en sus pensamientos, Eiz no había notado que tres trasgos lo estaban rodeando. Volvió a la realidad cuando una de las criaturas se abalanzó de un salto hacia él, con un molesto chillido y daga en mano. Alertado por el sonido, consiguió evitar un golpe letal al agacharse, momento que aprovechó para levantar la lanza y herir gravemente al trasgo en su estómago. Los otros dos no se atrevían a acercarse aún, pero no le quitaban los ojos de encima al dragón.
-Ahora me ven...- Dejó que sus acciones terminaran la frase, al patear el suelo y levantar la tierra suelta y una nube de polvo que segarían a esos bichos. Atacó lo más rápido que pudo, apuñalando nuevamente en el estómago a uno y en el pecho al otro. No se molestó en comprobar si estaban muertos o no, de una u otra forma no volverían al combate.
Después de comprobar que no hubiera más criaturas entre él y la primera línea formada por Sasha y el licántropo, avanzó hasta reunirse de nuevo con la chica.
-Nada mal, Sasha. O la Guardia es mucho mejor de lo que esperaba, o debo estar perdiendo el toque. Sólo quedan el grandote y algunos de los chiquillos... Por su tamaño, imagino que será bastante lento. Podríamos atacar sus piernas y aprovechar la diferencia de velocidad para bloquear y evadir; así lograríamos distraerlo mientras el de la espada luminosa lo ataca.-
Eiz esperaría la respuesta del resto, entrando en acción en caso de que todos se mostraran de acuerdo.
Eiz Adelskald
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Re: La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
Lisette en esos momentos era quien mejor conocía a Kendovlah. Tras haberlo visto jugar tantas partidas de ajedrez pudo comprender que ganarle en un juego de estrategia era toda una hazaña. El chico con apenas veinte años, en el tablero siempre estaba al menos cuatro o cinco pasos más adelante. Algunas ocasiones había demostrado aplicar el mismo conocimiento en la vida real, y comenzaba a creer que también en el campo de batalla.
Pudo entender que la pelea contra el Troll no era parte de su plan, pero al igual que en el tablero el chico sería capaz de adaptar sus planes. La rubia no podía ser menos y comprendió que en una pelea así solo sería un estorbo. Después de todo seguía pensando como una asesina, se escondía y buscaba la oportunidad.
En esta ocasión, se escondió entre las sombras y se escabulló por detrás de su compañero.¹ Quería ver de lo que era capaz y había algo en su aura que le decía iba a gustarle su siguiente paso.
La mujer no se equivoco del todo, el brujo comprendió el cambio de escenario. Normalmente era de los que guardaban sus mejores cartas para el final, pero en esta ocasión depender de la sincronización con los demás guerreros no era una opción.
Arriesgarse y ser un cabeza hueca que se aferraba a sus ideales, viendo solo una jugada en el tablero... «Cosas de héroes, paso» Concluyó en su mente, recordando cierta conversación con cierta elfa. Era como él había dicho: «depende de cada uno», y Kendovlah hacía tiempo que dudaba de seguir ese camino.
El hechizo cambió. Salieron llamas de su palma extendida, sí, pero estas llamas poco a poco fueron tomando la forma de una calavera en llamas que se mantuvo levitando en el lugar por unos segundos. Ya no necesitaba esperar una distracción, ni que la línea frontal ideara un plan.
Centinela voló en ángulo de campana, para bajar hacía la cabeza del aturdido Troll, terminando con una explosión que lo debilitaría por la naturaleza del hechizo y además aturdiría más debido a la explosión del modo proyectil.¹
—Vaya fastidio, quería guardarme ese —Añadió molesto por la situación.
Se dirigió hacía uno de los carros más cercanos y se sentó apoyando la espada en uno de sus hombros mientras sacaba uno de sus libros. Tenía claro que en el frente sería incluso más inútil que su compañera, los trasgos restantes ya no serían un peligro ahora que el idiota de mayor tamaño estaba fuera de combate. Con eso en mente y aprovechando la luz de su encantamiento sacó uno de sus libros para dedicarse el resto de la batalla a leer.
Lisette por su parte sonrió al ver esa actitud. Había sido más que suficiente para evaluar el avance de su compañero, y efectivamente fue de su agrado. Como premio decidió sentarse a su lado, apoyando la espalda en su hombro libre y no discutir nada de momento. Ya tendrían tiempo para una discusión al respecto.
¹: Lisette emplea su especialización de asesina silenciosa para escabullirse fuera del combate.
¹: Kendovlah ataca al Troll con la explosión de su habilidad máster —Centinela. El fuego después de la explosión puede adherirse al enemigo como consecuencia. La habilidad al explotar entra en enfriamiento.
Pudo entender que la pelea contra el Troll no era parte de su plan, pero al igual que en el tablero el chico sería capaz de adaptar sus planes. La rubia no podía ser menos y comprendió que en una pelea así solo sería un estorbo. Después de todo seguía pensando como una asesina, se escondía y buscaba la oportunidad.
En esta ocasión, se escondió entre las sombras y se escabulló por detrás de su compañero.¹ Quería ver de lo que era capaz y había algo en su aura que le decía iba a gustarle su siguiente paso.
La mujer no se equivoco del todo, el brujo comprendió el cambio de escenario. Normalmente era de los que guardaban sus mejores cartas para el final, pero en esta ocasión depender de la sincronización con los demás guerreros no era una opción.
Arriesgarse y ser un cabeza hueca que se aferraba a sus ideales, viendo solo una jugada en el tablero... «Cosas de héroes, paso» Concluyó en su mente, recordando cierta conversación con cierta elfa. Era como él había dicho: «depende de cada uno», y Kendovlah hacía tiempo que dudaba de seguir ese camino.
El hechizo cambió. Salieron llamas de su palma extendida, sí, pero estas llamas poco a poco fueron tomando la forma de una calavera en llamas que se mantuvo levitando en el lugar por unos segundos. Ya no necesitaba esperar una distracción, ni que la línea frontal ideara un plan.
Centinela voló en ángulo de campana, para bajar hacía la cabeza del aturdido Troll, terminando con una explosión que lo debilitaría por la naturaleza del hechizo y además aturdiría más debido a la explosión del modo proyectil.¹
—Vaya fastidio, quería guardarme ese —Añadió molesto por la situación.
Se dirigió hacía uno de los carros más cercanos y se sentó apoyando la espada en uno de sus hombros mientras sacaba uno de sus libros. Tenía claro que en el frente sería incluso más inútil que su compañera, los trasgos restantes ya no serían un peligro ahora que el idiota de mayor tamaño estaba fuera de combate. Con eso en mente y aprovechando la luz de su encantamiento sacó uno de sus libros para dedicarse el resto de la batalla a leer.
Lisette por su parte sonrió al ver esa actitud. Había sido más que suficiente para evaluar el avance de su compañero, y efectivamente fue de su agrado. Como premio decidió sentarse a su lado, apoyando la espalda en su hombro libre y no discutir nada de momento. Ya tendrían tiempo para una discusión al respecto.
Off:
¹: Lisette emplea su especialización de asesina silenciosa para escabullirse fuera del combate.
¹: Kendovlah ataca al Troll con la explosión de su habilidad máster —Centinela. El fuego después de la explosión puede adherirse al enemigo como consecuencia. La habilidad al explotar entra en enfriamiento.
Kendovlah
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Re: La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
Con esfuerzo apenas lograba mantener a los monstruos a una distancia prudente como para que no la lastimaran, en ese sentido el tener una lanza le otorgaba una ventaja, ya que la mayoría de sus enemigos llevaban dagas o espadas cortas. La ayuda de los guardias y de otros viajeros fue bien recibida de todos modos, de ninguna manera podría haberse encargado ella sola de tantos enemigos.
Uno de los Trasgos intentó morderla, y Sashenka lo golpeó con el mango de su arma en el medio de la cabeza, un horrible crujido dio cuenta de que le había partido el cráneo. Otro de los monstruos intentó colgarse de ella para apuñalarla pero la dragona se las ingenio para arrojarlo por arriba de su hombro. Fue entonces cuando el Lobo se acercó para darle una mano, acabando con varios de los Trasgos y dándole así un respiro a la Dozorova.
El Licántropo la miró, vio su escudo, ambos sabían que el Troll estaba a una distancia adecuada, y no fue necesario comunicarse con palabras. Sasha se agachó poniendo el escudo a una altura adecuada y cuando sintió el peso del animal hizo fuerza hacia arriba para impulsarlo. Luego sonrió, había resultado bastante entretenido.
Escucharon a un grupo de jinetes acercándose, eran los refuerzos de la guardia local que habían sido llamados por los que antes habían escapado. Galoparon con presteza hacía los Trasgos que quedaban, por otro lado, el Troll estaba herido y en cuanto pudo ver lo que pasaba a su alrededor entendió que su mejor opción era la retirara. Los soldados a caballo los persiguieron hasta el bosque, donde pronto perdieron el rastro, pero daba igual, lo importante es que la gente del camino ya no estaba en riesgo.
-Parece que no será necesario - Le respondió a Eiz mientras veían como los enemigos escapaban - Y el entrenamiento de la Guardia es regular, es mi propio esfuerzo lo que genera resultados - Comentó mientras guardaba la lanza - Es bueno ver que continuas luchando - Sabía que él tampoco estaba del todo conforme con el destino que su familia le había impuesto, Sashenka siempre apoyaba el que las personas decidieran por sí mismos lo que querían hacer.
Cuando los jinetes regresaban el cabecilla se separó del grupo principal para acercarse a ellos.
-Agradezco su ayuda, sí no los hubiesen retenido probablemente no habríamos llegado a tiempo - Hizo una ligera reverencia apoyando el brazo en su pecho e inclinando la cabeza apenas - Mi nombre es Fallahad, soy líder de los Guardias de esta región - Espero a que se presentaran y luego agregó - Este comportamiento en los Trasgos es muy inusual, en general atacan a grupos reducidos, viajeros perdidos que andan solos, mujeres indefensas... Pero no a un grupo de soldados enteros -
-Sus actos parecían ser guiados por la desesperación - Comentó la dragona, luego sacó la insignia que la acreditaba como miembro de la Guardia de Lunargenta - Mi nombre es Sashenka Dozorova - El hombre asintió.
-Estoy de acuerdo, parecían estar fuera de sí -
-¿Tal vez alguna otra cosa los asustaba? ¿Que puede desesperar a un grupo de Trasgos y a un Troll? -
-No lo sé, pero han tenido este comportamiento desde hace semanas, no es el primer ataque a los caminos que vemos - Hizo un gesto al resto de los soldados - Nos quedaremos recorriendo los caminos el resto de la noche, solo por sí deciden atacar de nuevo -
Uno de los Trasgos intentó morderla, y Sashenka lo golpeó con el mango de su arma en el medio de la cabeza, un horrible crujido dio cuenta de que le había partido el cráneo. Otro de los monstruos intentó colgarse de ella para apuñalarla pero la dragona se las ingenio para arrojarlo por arriba de su hombro. Fue entonces cuando el Lobo se acercó para darle una mano, acabando con varios de los Trasgos y dándole así un respiro a la Dozorova.
El Licántropo la miró, vio su escudo, ambos sabían que el Troll estaba a una distancia adecuada, y no fue necesario comunicarse con palabras. Sasha se agachó poniendo el escudo a una altura adecuada y cuando sintió el peso del animal hizo fuerza hacia arriba para impulsarlo. Luego sonrió, había resultado bastante entretenido.
Escucharon a un grupo de jinetes acercándose, eran los refuerzos de la guardia local que habían sido llamados por los que antes habían escapado. Galoparon con presteza hacía los Trasgos que quedaban, por otro lado, el Troll estaba herido y en cuanto pudo ver lo que pasaba a su alrededor entendió que su mejor opción era la retirara. Los soldados a caballo los persiguieron hasta el bosque, donde pronto perdieron el rastro, pero daba igual, lo importante es que la gente del camino ya no estaba en riesgo.
-Parece que no será necesario - Le respondió a Eiz mientras veían como los enemigos escapaban - Y el entrenamiento de la Guardia es regular, es mi propio esfuerzo lo que genera resultados - Comentó mientras guardaba la lanza - Es bueno ver que continuas luchando - Sabía que él tampoco estaba del todo conforme con el destino que su familia le había impuesto, Sashenka siempre apoyaba el que las personas decidieran por sí mismos lo que querían hacer.
Cuando los jinetes regresaban el cabecilla se separó del grupo principal para acercarse a ellos.
- Fallahad:
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-Agradezco su ayuda, sí no los hubiesen retenido probablemente no habríamos llegado a tiempo - Hizo una ligera reverencia apoyando el brazo en su pecho e inclinando la cabeza apenas - Mi nombre es Fallahad, soy líder de los Guardias de esta región - Espero a que se presentaran y luego agregó - Este comportamiento en los Trasgos es muy inusual, en general atacan a grupos reducidos, viajeros perdidos que andan solos, mujeres indefensas... Pero no a un grupo de soldados enteros -
-Sus actos parecían ser guiados por la desesperación - Comentó la dragona, luego sacó la insignia que la acreditaba como miembro de la Guardia de Lunargenta - Mi nombre es Sashenka Dozorova - El hombre asintió.
-Estoy de acuerdo, parecían estar fuera de sí -
-¿Tal vez alguna otra cosa los asustaba? ¿Que puede desesperar a un grupo de Trasgos y a un Troll? -
-No lo sé, pero han tenido este comportamiento desde hace semanas, no es el primer ataque a los caminos que vemos - Hizo un gesto al resto de los soldados - Nos quedaremos recorriendo los caminos el resto de la noche, solo por sí deciden atacar de nuevo -
Sashenka Dozorova
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El salto había sido increíble, dejar ciego al troll había dado tiempo a sus compañeros de batalla, sobre todo a la mujer del escudo, que no daba a basto con tantos trasgos a su alrededor, estaba ella como para que le viniese un troll a molestar.
El joven lobo se había hecho un poco de daño en la caída pero no parecía nada grave la verdad, nada que lo impidiese a seguir haciendo frente a aquella oleada de trasgos. Parecían disminuir en número por momentos, lo que hacía que el lobo se envalentonase a sabiendas de que estaban haciéndolo muy bien en aquella reyerta, aún así no podían bajar la guardia ya que desconocían verdaderamente el número real de aquellos seres fétidos.
Un trasgo se abalanzó de repente sobre el lomo del lobo, tenía toda la intención de clavar aquella lanza de punta muy afilada y con una especie de ungüento venenoso sobre su nuca, cuando el joven se dio cuenta de que el trasgo estaba cargando su lanza hacia detrás, se revolvió como pudo para así morderle la pierna izquierda al trasgo, le había arrancado un buen trozo y a decir verdad el trasgo ya no se fijaba tanto en clavar esa lanza al lobo, si no en su trozo de tibia que colgaba como si le hubiese caído una roca de media tonelada encima, no se iba a negar que la mandíbula del lobo era extremadamente fuerte.
Cuando ya se había quitado de encima aquel asqueroso trasgo vio que éste huía como podía, echando la vista hacia el lado opuesto vio que venían en lo que parecía la defensa del lugar aunque más vale tarde que nunca aunque ya estaba todo el pescado vendido. Unos cuantos jinetes, los perseguían, otros pocos al ver que los trasgos desaparecían entre la maleza ya se quedaron en el lugar del incidente.
Un tal Fallahad decía ser el jefe de la guardia del lugar, un poco tarde diría para llegar en la defensa, parecía ser el típico que mira los toros desde la barrera, según él no era normal estos ataques.
-Suelen atacar a carros con alimentos, incluso algún animal que ande solitario por el lugar.-El joven lobo lo escuchaba, no le gustaba ni un pelo aquel hombre, mucha palabrería pero el filo de su espada brillaba como si nunca lo hubiese usado. No quería imaginar la noche que pasarían estos hombres con ese principito de jefe, estaba muy seguro de poder defender los caminos en la penumbra, con lo que les había costado a los cuatro viajeros, a ellos que parecían no haber afilado la espada en meses, lo que les costaría.
-Incluso tenéis un chucho entre vosotros...A decir verdad, está muy bien amaestrado, ¿de quién es?- Miró hacia el joven licántropo, el cual se abalanzó sobre él transformándose otra vez en humano. Le puso su nariz pegada a su frente, ya que el joven lobo le sacaba unos centímetros de altura.
-Más le vale no estar en peligro esta noche, este chucho no está entrenado para pelear a oscuras.- El lobo estaba lleno de rabia, poco le faltaba para darle con todo el puño en la cara, sabía que no le costaría nada y encima lo dejaría dormido para toda la noche.
El joven se ajustó sus ropas, agarró sus pertenencias que todavía tenía debajo de aquel árbol y se dispuso a caminar hacia la entrada.
-¿Se puede pasar ya o todavía tengo que esperar otra noche más?-Estaba harto de estar esperando tanto tiempo en aquel lugar, que además sentía hostil.
El joven lobo se había hecho un poco de daño en la caída pero no parecía nada grave la verdad, nada que lo impidiese a seguir haciendo frente a aquella oleada de trasgos. Parecían disminuir en número por momentos, lo que hacía que el lobo se envalentonase a sabiendas de que estaban haciéndolo muy bien en aquella reyerta, aún así no podían bajar la guardia ya que desconocían verdaderamente el número real de aquellos seres fétidos.
Un trasgo se abalanzó de repente sobre el lomo del lobo, tenía toda la intención de clavar aquella lanza de punta muy afilada y con una especie de ungüento venenoso sobre su nuca, cuando el joven se dio cuenta de que el trasgo estaba cargando su lanza hacia detrás, se revolvió como pudo para así morderle la pierna izquierda al trasgo, le había arrancado un buen trozo y a decir verdad el trasgo ya no se fijaba tanto en clavar esa lanza al lobo, si no en su trozo de tibia que colgaba como si le hubiese caído una roca de media tonelada encima, no se iba a negar que la mandíbula del lobo era extremadamente fuerte.
Cuando ya se había quitado de encima aquel asqueroso trasgo vio que éste huía como podía, echando la vista hacia el lado opuesto vio que venían en lo que parecía la defensa del lugar aunque más vale tarde que nunca aunque ya estaba todo el pescado vendido. Unos cuantos jinetes, los perseguían, otros pocos al ver que los trasgos desaparecían entre la maleza ya se quedaron en el lugar del incidente.
Un tal Fallahad decía ser el jefe de la guardia del lugar, un poco tarde diría para llegar en la defensa, parecía ser el típico que mira los toros desde la barrera, según él no era normal estos ataques.
-Suelen atacar a carros con alimentos, incluso algún animal que ande solitario por el lugar.-El joven lobo lo escuchaba, no le gustaba ni un pelo aquel hombre, mucha palabrería pero el filo de su espada brillaba como si nunca lo hubiese usado. No quería imaginar la noche que pasarían estos hombres con ese principito de jefe, estaba muy seguro de poder defender los caminos en la penumbra, con lo que les había costado a los cuatro viajeros, a ellos que parecían no haber afilado la espada en meses, lo que les costaría.
-Incluso tenéis un chucho entre vosotros...A decir verdad, está muy bien amaestrado, ¿de quién es?- Miró hacia el joven licántropo, el cual se abalanzó sobre él transformándose otra vez en humano. Le puso su nariz pegada a su frente, ya que el joven lobo le sacaba unos centímetros de altura.
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-Más le vale no estar en peligro esta noche, este chucho no está entrenado para pelear a oscuras.- El lobo estaba lleno de rabia, poco le faltaba para darle con todo el puño en la cara, sabía que no le costaría nada y encima lo dejaría dormido para toda la noche.
El joven se ajustó sus ropas, agarró sus pertenencias que todavía tenía debajo de aquel árbol y se dispuso a caminar hacia la entrada.
-¿Se puede pasar ya o todavía tengo que esperar otra noche más?-Estaba harto de estar esperando tanto tiempo en aquel lugar, que además sentía hostil.
Ull Whitestorm
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Re: La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
Por suerte, todo había terminado. La rápida reacción de los combatientes les había permitido mantener la posición el tiempo suficiente para que los soldados evacuaran al resto, eliminando a varios trasgos en el proceso. Para sorpresa de Eiz, la cantidad de heridos era bastante baja, teniendo en cuenta que muchos de los presentes solo eran viajeros o campesinos. Estaba observando los alrededores cuando escuchó las palabras de Sasha.
-No me cabe ninguna duda. Creo que aún no conozco a nadie que se esfuerce más que tú- respondió el dragón, sonriendo.
Al llegar la guardia local y oír la presentación de su líder, Eiz también se presentó. Escuchó la explicación aportada por Fallahad, y tuvo que contener la risa al ver su cara cuando el licántropo se transformó. Le llamó la atención la actitud de éste último, ya que no comprendía a qué se debía. El lancero decidió ignorarlo de momento y concentrarse en lo importante: los ataques.
-Fallahad, has dicho que ya hubo otros ataques como éste antes. ¿Hay algún punto en común entre todos ellos?-
Un poco distraído aún por la sorpresa del "chucho", el guardia tardó unos segundos en responder.
-Sí, siempre se trataban de carros con alimentos y bebidas, y en todas las ocasiones los dejaron completamente vacíos.-
-Así que se trata de los típicos robos de trasgos, pero mejor organizados. Aunque normalmente se alejarían al ver a un grupo tan numeroso como el que había aquí, esta vez decidieron atacar. Algo o alguien los está afectando a tal punto que se vuelven mucho más osados de lo normal. Fallahad,si hay algo en lo que pueda ser de utilidad, dímelo. No puedo hablar por el resto, pero si sirve de algo, entonces yo me quedaré a ayudar.-
Recordó brevemente al anciano elfo de la maldición y cómo su encuentro fue bastante similar: Eiz metiéndose donde nadie lo había llamado para ayudar a completos desconocidos. Solamente esperaba que el final de ésta aventura fuera al menos un poco mejor que la de Sandorai con aquel viejo enmascarado.
-No me cabe ninguna duda. Creo que aún no conozco a nadie que se esfuerce más que tú- respondió el dragón, sonriendo.
Al llegar la guardia local y oír la presentación de su líder, Eiz también se presentó. Escuchó la explicación aportada por Fallahad, y tuvo que contener la risa al ver su cara cuando el licántropo se transformó. Le llamó la atención la actitud de éste último, ya que no comprendía a qué se debía. El lancero decidió ignorarlo de momento y concentrarse en lo importante: los ataques.
-Fallahad, has dicho que ya hubo otros ataques como éste antes. ¿Hay algún punto en común entre todos ellos?-
Un poco distraído aún por la sorpresa del "chucho", el guardia tardó unos segundos en responder.
-Sí, siempre se trataban de carros con alimentos y bebidas, y en todas las ocasiones los dejaron completamente vacíos.-
-Así que se trata de los típicos robos de trasgos, pero mejor organizados. Aunque normalmente se alejarían al ver a un grupo tan numeroso como el que había aquí, esta vez decidieron atacar. Algo o alguien los está afectando a tal punto que se vuelven mucho más osados de lo normal. Fallahad,si hay algo en lo que pueda ser de utilidad, dímelo. No puedo hablar por el resto, pero si sirve de algo, entonces yo me quedaré a ayudar.-
Recordó brevemente al anciano elfo de la maldición y cómo su encuentro fue bastante similar: Eiz metiéndose donde nadie lo había llamado para ayudar a completos desconocidos. Solamente esperaba que el final de ésta aventura fuera al menos un poco mejor que la de Sandorai con aquel viejo enmascarado.
Eiz Adelskald
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Re: La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
—Necesito orinar —Fue lo primero que dijo cuando la batalla estaba por terminar. Lisette enarcó una ceja y suspiró levantándose antes. Justo en el momento que el brujo se estiraba perezoso, ya de píe en su sitio, pudo ver como llegaban los refuerzos. «Tienen un talento natural para llegar tarde» Pensó sin darle mucha importancia. Solo esperaba que pronto les dejarán continuar con su camino. Investigar la zona y el ataque había dejado de parecer algo interesante.
Se alejaron un poco de la escena de los carromatos, hacía uno de los costados del camino. Una pendiente pequeña les había impedido ver un pequeño río en la parte baja, pero de momento al brujo le preocupaba más hacer sus necesidades y las hizo medio escondido entre los matorrales.
Mientras tanto, Lisette pensó que sería buena idea mojarse la cara y quitarse la pereza que le dio al dejar la batalla. Ese mal sabor no se le quitaría fácil, pero había valido la pena. Su compañero comenzaba a comportarse más como el aventurero al que quería seguir, en vez de aquel niño que hacía poco había dejado el cuidado de sus padres.
—¡Hey Kendo, deberías venir a ver esto! —Gritó cuando el brujo terminaba de hacer lo suyo, quitándose un poco el mal humor.
Por suerte la mujer decidió no mojarse la cara con esa agua. Ambos reconocieron de inmediato dos tipos de contaminación. Ella por su parte pudo reconocer productos alquímicos, y algunos residuos de experimentos arcanos por parte del brujo. De alguna manera, esto logró despertar cierto interés en el joven.
La seriedad en el rostro del brujo fue suficiente para que Lisette comprendiese la posible gravedad del asunto. —¿Crees que son ellos? —Preguntó optando por tomar la misma postura.
—Contaminar un río con residuos mágicos, apropiarse de lugar ajeno y espantar criaturas para su conveniencia... —Comenzó a numerar posibles factores en voz alta—. Casi no cabe duda.
Se levantó luego de haber examinado el río más de cerca cuando sintió el característico dolor en su brazo. Lo sacudió haciendo una señal de su molestia y se puso a caminar río abajo, o al menos intento dar dos pasos cuando siente la mano de su compañera agarrar dicho hombro.
—Nahir me lo contó y el viejo dijo que no debías ir solo —Reprochó con una mirada mucho más severa que la del brujo. Este se limita a asentir y suspirar fastidiado.
Ya se encontraban de vuelta, esta vez Kendovlah mirando fijamente al que se dirigía al grupo que combatió contra los trasgos y el troll. Estaba claramente alterado, habían varios factores que le molestaban.
—Encontramos esto abajo en el río —Dice cuando de su bolsillo sale levitando una botella de pociones que habían encontrado en el lugar, ahora llena con una muestra del río. —Residuos arcanos y alquímicos, también note éter que no pertenece al lugar —Continuó hablando con tono severo—. Soy alumno del Hekshold y tengo razones de sobra para creer que esto esta relacionado con el comportamiento de las criaturas. Más te vale comenzar a hablar ahora si sabes algo.
Sentenció con tono aún más autoritario. Lisette por su parte se limitó a sonreír, levemente complacida. De no haber sido por esta, el brujo ya se encontraría camino al centro del asunto por su cuenta. Ser tratado como el joven que recién había dejado su hogar le molestaba profundamente con todo lo que había vivido en casi más de un año. Además la posibilidad de enfrentarse a ese grupo de brujos... No lo aparentaba tanto por fuera, pero por dentro parecía una bestia apunto de abalanzarse sobre su victima.
-Kendovlah utiliza su habilidad racial: telequinesis.
Se alejaron un poco de la escena de los carromatos, hacía uno de los costados del camino. Una pendiente pequeña les había impedido ver un pequeño río en la parte baja, pero de momento al brujo le preocupaba más hacer sus necesidades y las hizo medio escondido entre los matorrales.
Mientras tanto, Lisette pensó que sería buena idea mojarse la cara y quitarse la pereza que le dio al dejar la batalla. Ese mal sabor no se le quitaría fácil, pero había valido la pena. Su compañero comenzaba a comportarse más como el aventurero al que quería seguir, en vez de aquel niño que hacía poco había dejado el cuidado de sus padres.
—¡Hey Kendo, deberías venir a ver esto! —Gritó cuando el brujo terminaba de hacer lo suyo, quitándose un poco el mal humor.
Por suerte la mujer decidió no mojarse la cara con esa agua. Ambos reconocieron de inmediato dos tipos de contaminación. Ella por su parte pudo reconocer productos alquímicos, y algunos residuos de experimentos arcanos por parte del brujo. De alguna manera, esto logró despertar cierto interés en el joven.
La seriedad en el rostro del brujo fue suficiente para que Lisette comprendiese la posible gravedad del asunto. —¿Crees que son ellos? —Preguntó optando por tomar la misma postura.
—Contaminar un río con residuos mágicos, apropiarse de lugar ajeno y espantar criaturas para su conveniencia... —Comenzó a numerar posibles factores en voz alta—. Casi no cabe duda.
Se levantó luego de haber examinado el río más de cerca cuando sintió el característico dolor en su brazo. Lo sacudió haciendo una señal de su molestia y se puso a caminar río abajo, o al menos intento dar dos pasos cuando siente la mano de su compañera agarrar dicho hombro.
—Nahir me lo contó y el viejo dijo que no debías ir solo —Reprochó con una mirada mucho más severa que la del brujo. Este se limita a asentir y suspirar fastidiado.
(…)
Ya se encontraban de vuelta, esta vez Kendovlah mirando fijamente al que se dirigía al grupo que combatió contra los trasgos y el troll. Estaba claramente alterado, habían varios factores que le molestaban.
—Encontramos esto abajo en el río —Dice cuando de su bolsillo sale levitando una botella de pociones que habían encontrado en el lugar, ahora llena con una muestra del río. —Residuos arcanos y alquímicos, también note éter que no pertenece al lugar —Continuó hablando con tono severo—. Soy alumno del Hekshold y tengo razones de sobra para creer que esto esta relacionado con el comportamiento de las criaturas. Más te vale comenzar a hablar ahora si sabes algo.
Sentenció con tono aún más autoritario. Lisette por su parte se limitó a sonreír, levemente complacida. De no haber sido por esta, el brujo ya se encontraría camino al centro del asunto por su cuenta. Ser tratado como el joven que recién había dejado su hogar le molestaba profundamente con todo lo que había vivido en casi más de un año. Además la posibilidad de enfrentarse a ese grupo de brujos... No lo aparentaba tanto por fuera, pero por dentro parecía una bestia apunto de abalanzarse sobre su victima.
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-Kendovlah utiliza su habilidad racial: telequinesis.
Kendovlah
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Re: La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
Sasha estaba a punto de decirle que no se trataba de un perro, suponiendo que la comparación podía ser poco agradable para el Licántropo pero entendiendo que el Capitán no tenía porqué saber con quién estaba hablando. Pero no llegó a tiempo, antes de eso el Lobo se lanzó contra el Guardia y comenzó a increparlo de mala manera.
-No creo que sea necesario ponernos violentos - Comentó la dragona de brazos cruzados mirando a ambos hombres - Estamos del mismo lado en todo esto, y frente a nosotros hay un impredecible grupo de Trasgos. No es buena idea pelearnos entre nosotros - Su tono era serio y firme, del tipo de formas que se usan en la milicia.
Escuchó la consulta de Eiz y asintió, era una buena pregunta y la respuesta sorprendió a la dragona. Entonces los ataques no eran tan aleatorios ni tan injustificados como parecía, estaban buscando algo muy concreto: Bebida y Comida. Pero esas eran cosas que fácilmente podían conseguir de la naturaleza ¿Porque arriesgarse asaltando caravanas humanas cuando era más sencillo cazar un ciervo o beber del río?
La respuesta llegaría parcialmente de parte del otro sujeto que había ayudado con la defensa. El Hechicero que había atacado al Troll apareció de la nada con un frasco y aseguraba que eran residuos arcanos.
El Guardia parecía totalmente desconcertado.
-¿De dónde salió eso? ¿En el río? ¿El que pasa por debajo del Roble? - Se tapó la boca con una mano mientras pensaba al respecto - No sabía nada de eso, os lo juro - Respiró profundo y le contestó finalmente al Licántropo - Puedes seguir tu camino si quieres, pero debes saber que todas nuestras patrullas estarán concentradas en averiguar qué sucede aquí. Si algo te ocurre por el camino estarás solo - Y fue tajante con la afirmación.
-En todo caso, aunque estos no sean territorios de los dragones, estamos demasiado cerca del límite. Preferiría que este mal no se extienda más al norte - Sasha suspiró - Encontremos el origen de esto, es mejor que los Trasgos se sigan comportando como Trasgos -
-Bien, el arroyo que pasa por el Roble es uno de los más importantes de por aquí. No solo provee de agua a los viajeros, sino al pueblo y a la mayoría de los animales en el bosque - Se mordió la uña del pulgar, nervioso - Habíamos escuchado de un grupo de hombres que se instaló a unos kilómetros de aquí. Los granjeros decían que eran brujos, pero no le dimos mayor importancia ¿Qué pueden saber los aldeanos sobre hechicería? Creímos que solo eran extranjeros raros y ya -
-Quizás ambas cosas esten relacionadas - La dragona tamborileo con los dedos sobre su brazo mientras pensaba - Sigamos el cauce del río, veamos hasta dónde nos lleva, y el origen de esos residuos. Tal vez ese grupo de supuestos hechiceros tengan algo que ver, o quizás no -
-No creo que sea necesario ponernos violentos - Comentó la dragona de brazos cruzados mirando a ambos hombres - Estamos del mismo lado en todo esto, y frente a nosotros hay un impredecible grupo de Trasgos. No es buena idea pelearnos entre nosotros - Su tono era serio y firme, del tipo de formas que se usan en la milicia.
Escuchó la consulta de Eiz y asintió, era una buena pregunta y la respuesta sorprendió a la dragona. Entonces los ataques no eran tan aleatorios ni tan injustificados como parecía, estaban buscando algo muy concreto: Bebida y Comida. Pero esas eran cosas que fácilmente podían conseguir de la naturaleza ¿Porque arriesgarse asaltando caravanas humanas cuando era más sencillo cazar un ciervo o beber del río?
La respuesta llegaría parcialmente de parte del otro sujeto que había ayudado con la defensa. El Hechicero que había atacado al Troll apareció de la nada con un frasco y aseguraba que eran residuos arcanos.
El Guardia parecía totalmente desconcertado.
-¿De dónde salió eso? ¿En el río? ¿El que pasa por debajo del Roble? - Se tapó la boca con una mano mientras pensaba al respecto - No sabía nada de eso, os lo juro - Respiró profundo y le contestó finalmente al Licántropo - Puedes seguir tu camino si quieres, pero debes saber que todas nuestras patrullas estarán concentradas en averiguar qué sucede aquí. Si algo te ocurre por el camino estarás solo - Y fue tajante con la afirmación.
-En todo caso, aunque estos no sean territorios de los dragones, estamos demasiado cerca del límite. Preferiría que este mal no se extienda más al norte - Sasha suspiró - Encontremos el origen de esto, es mejor que los Trasgos se sigan comportando como Trasgos -
-Bien, el arroyo que pasa por el Roble es uno de los más importantes de por aquí. No solo provee de agua a los viajeros, sino al pueblo y a la mayoría de los animales en el bosque - Se mordió la uña del pulgar, nervioso - Habíamos escuchado de un grupo de hombres que se instaló a unos kilómetros de aquí. Los granjeros decían que eran brujos, pero no le dimos mayor importancia ¿Qué pueden saber los aldeanos sobre hechicería? Creímos que solo eran extranjeros raros y ya -
-Quizás ambas cosas esten relacionadas - La dragona tamborileo con los dedos sobre su brazo mientras pensaba - Sigamos el cauce del río, veamos hasta dónde nos lleva, y el origen de esos residuos. Tal vez ese grupo de supuestos hechiceros tengan algo que ver, o quizás no -
Sashenka Dozorova
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Re: La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
Luego de que aquel guardia inútil se metiese con la raza del joven lobo, éste, escuchando las palabras que le decía el otro guardia de que se quedaría solo si se adentraba en la arboleda y se volviese a encontrar otra vez con aquel grupo de trasgos sedientos de sangre, se pensó dos veces lo de seguir el camino en solitario. Al fin y al cabo no era buen momento para morir.
A decir verdad aquella mujer luchaba muy bien junto al joven lobo y eso que no se habían cruzado las caras nunca en su vida. Sin echar en falta aquel hombre de la lanza, que tuvo valor para lanzar aquel primer trasgo por los aires, su lanza parecía bastante resistente, y aquellos dos, el hombre y la mujer que habían traído esa agua aparentemente contaminada con dios sabe el que, también habían aportado su grano de arena en batalla.
Ellos parecían convencidos de saber lo que era, el joven lobo no le sonaba ni de lo que estaban hablando.
Quedándose a la entrada del sendero, echó la vista atrás y escucho las palabras de la mujer escudera, hablaba de dragones..
-'' No parece que sea una dragona... ''-Pensó el licántropo. Cierto es que había escuchado hablar de los dragones, pero nunca había tenido uno delante, sería asombroso poder conocer a uno.
Acercándose al gentío, el joven lobo miraba de reojo a aquel guardia estúpido, pero escuchando atentamente lo que éste decía. Hablaba de brujos, según los granjeros de la zona los hechiceros habían colocado un asentamiento a pocos kilómetros, no parecía que el problema derivase de ellos, al fin y al cabo ¿qué tenía que ver un grupo de trasgos con unos brujos?
-Tú, joven.- El tal Fallahad se dirigía al licántropo con ánimo de calmar esa tensión recíproca.-Te he visto en batalla y la verdad no puedo negar que le echas cojones, seguramente esta mujer necesita un acompañante de batalla, haceis una buena dupla.- Fallahad miraba a la mujer de reojo y riéndose entre dientes mientras agarraba las riendas de su caballo.
-Seguramente pueda arreglárselas ella sola, aunque no los tenga, le ha echado mas cojones que usted, que ha llegado tarde,mal y a rastro.- El joven no podía evitar contestarle mal al guardia, en verdad no se lo decía con maldad, simple y llanamente el humor del licantropo era un tanto especial.
A decir verdad aquella mujer luchaba muy bien junto al joven lobo y eso que no se habían cruzado las caras nunca en su vida. Sin echar en falta aquel hombre de la lanza, que tuvo valor para lanzar aquel primer trasgo por los aires, su lanza parecía bastante resistente, y aquellos dos, el hombre y la mujer que habían traído esa agua aparentemente contaminada con dios sabe el que, también habían aportado su grano de arena en batalla.
Ellos parecían convencidos de saber lo que era, el joven lobo no le sonaba ni de lo que estaban hablando.
Quedándose a la entrada del sendero, echó la vista atrás y escucho las palabras de la mujer escudera, hablaba de dragones..
-'' No parece que sea una dragona... ''-Pensó el licántropo. Cierto es que había escuchado hablar de los dragones, pero nunca había tenido uno delante, sería asombroso poder conocer a uno.
Acercándose al gentío, el joven lobo miraba de reojo a aquel guardia estúpido, pero escuchando atentamente lo que éste decía. Hablaba de brujos, según los granjeros de la zona los hechiceros habían colocado un asentamiento a pocos kilómetros, no parecía que el problema derivase de ellos, al fin y al cabo ¿qué tenía que ver un grupo de trasgos con unos brujos?
-Tú, joven.- El tal Fallahad se dirigía al licántropo con ánimo de calmar esa tensión recíproca.-Te he visto en batalla y la verdad no puedo negar que le echas cojones, seguramente esta mujer necesita un acompañante de batalla, haceis una buena dupla.- Fallahad miraba a la mujer de reojo y riéndose entre dientes mientras agarraba las riendas de su caballo.
-Seguramente pueda arreglárselas ella sola, aunque no los tenga, le ha echado mas cojones que usted, que ha llegado tarde,mal y a rastro.- El joven no podía evitar contestarle mal al guardia, en verdad no se lo decía con maldad, simple y llanamente el humor del licantropo era un tanto especial.
Ull Whitestorm
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Re: La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
Eiz escuchó atentamente el intercambio de palabras entre Fallahad y el brujo, tratando de tomar nota de la información que habían conseguido hasta el momento y buscando los puntos más importantes.
-Coincido con Sasha. Es mejor terminar con esto antes de que se expanda hacia cualquier dirección. Resumiendo la información que tenemos hasta ahora... Un grupo de trasgos repentinamente ataca caravanas y carruajes para llevarse todo alimento y bebida que encuentren, de una manera demasiado organizada y osada para unos simples trasgos. Ah, y un troll se sumó a la fiesta. Además, hay evidencias en el agua de restos de pociones mágicas y rumores de unos hechiceros a unos kilómetros de aquí... Si realmente son brujos, ¿es posible que controlen a los trasgos y al troll con pociones vertidas en el río? Espero que no sea el caso, porque de ser así podrían controlar a cualquiera animal o criatura que beba de esa agua...- La pregunta iba dirigida obviamente al brujo del grupo, quien estaría más familiarizado con esas cosas, según suponía el lancero.
No había caso en seguir suponiendo cosas hasta no tener más información, por lo que se dispuso a seguir el pequeño arroyo, ignorando la pequeña discusión entre el licántropo y el soldado. Dependiendo de lo que encontraran al final, deberían hacerle una visita al grupo de supuestos hechiceros para corroborar si estaban implicados o no.
-Coincido con Sasha. Es mejor terminar con esto antes de que se expanda hacia cualquier dirección. Resumiendo la información que tenemos hasta ahora... Un grupo de trasgos repentinamente ataca caravanas y carruajes para llevarse todo alimento y bebida que encuentren, de una manera demasiado organizada y osada para unos simples trasgos. Ah, y un troll se sumó a la fiesta. Además, hay evidencias en el agua de restos de pociones mágicas y rumores de unos hechiceros a unos kilómetros de aquí... Si realmente son brujos, ¿es posible que controlen a los trasgos y al troll con pociones vertidas en el río? Espero que no sea el caso, porque de ser así podrían controlar a cualquiera animal o criatura que beba de esa agua...- La pregunta iba dirigida obviamente al brujo del grupo, quien estaría más familiarizado con esas cosas, según suponía el lancero.
No había caso en seguir suponiendo cosas hasta no tener más información, por lo que se dispuso a seguir el pequeño arroyo, ignorando la pequeña discusión entre el licántropo y el soldado. Dependiendo de lo que encontraran al final, deberían hacerle una visita al grupo de supuestos hechiceros para corroborar si estaban implicados o no.
Eiz Adelskald
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Re: La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
El joven brujo no pudo evitar llevar una mano al bolsillo, donde descansaba desde hacía mucho ya una piedra, recuerdo de su primera aventura fuera de casa. Era un intento de mantener la calma poco efectivo. Las palabras del guardia sin duda le daban ganas de molerle el rostro a golpes, pero debía aguantarse. Después de todo, por mucho tiempo la encargada de enfrentarse a dichos brujos había sido Brinnah y nadie más. La bruja mayor se aseguró de que el joven no supiera nada hasta su lecho de muerte y así sucedió; aún desconocía los verdaderos motivos de su madre y esto no le ayudaba a mantener la compostura.
—La próxima vez harían bien en investigar —Afirmó el brujo—. No todos los brujos somos buenos y si son quienes creo, tienen suerte de que quiera darles una paliza.
Dijo lo último casi con ánimos de contradecir a la mujer que parecía más preocupada por el territorio más al norte. Kendovlah más bien deseaba que fuesen ellos, aún tenía cuentas pendientes por el percance que tuvieron en el acantilado de la muerte tiempo atrás. «Leiza no me habría detenido» Pensó para si con ánimos de reprochar a Lisette, pero el grupo ya se había formado por mucho que el hechicero de negro dudase de su funcionalidad como tal.
Quién se presentó como Eizark al inicio de la batalla pareció ser el más animado por ir al frente, cosa que no le importó. Se mantuvo en la retaguardia del grupo junto a la rubia. Ambos tenían sus armas desenfundadas mientras caminaban. Lisette estaba lista para saltar al encuentro, mientras que Kendovlah se encargaba de iluminar el camino con su espada.
—Si son quienes creo, dudo que esa sea su verdadera intención. Más bien diría que se trata de un daño colateral —Respondió el joven al dragón que aseguraba ser noble. Había visto desde su primera aventura y con sus propios ojos, lo temible que podían resultar los experimentos de estos brujos. Lisette también podía hacerse una idea, el enemigo que enfrentaron cuando se conocieron funcionaba de manera similar.
—Sus experimentos puede que los ahuyentasen, y el hecho de haberse organizado no sea más que un intento por recuperar su territorio —Kendovlah no quiso admitirlo, pero tuvo que hacerlo para si mismo. En cierto sentido podía comprender la desesperación de los trasgos al no poder hacer nada por ellos mismos. El gesto en su rostro fue suficiente para que Lisette comprendiera la impotencia en el aprendiz de hechicero, y en respuesta posó una mano sobre su hombro.
—Puede que se trate de un grupo pequeño, pero aún así, me prohibieron actuar por mi cuenta —Continuó hablando tras el gesto de su compañera. De alguna forma cumplió su cometido, aunque tratándose de dicho asunto era difícil hacer que el genio estratega pensará con la cabeza fría. —Aún no estoy al nivel de mi madre, ella los mantuvo por mucho tiempo trabajando en las sombras sin recibir ayuda —Tomó un suspiro y se escondió el rostro con la capucha de su túnica. Sentía que el recuerdo de la mujer y la muerte de su padre harían mella de nuevo. —Ahora ella no está y me encomendaron muchas tareas y viajes antes de poder hacer lo que ella —Concluyó lo último casi a regañadientes.
Ya había entregado demasiada información personal y nunca resultaba de su agrado admitir debilidades. Ahora solo le quedaba volver a un estado normal mientras avanzaban al territorio que el líder de la guardia local les había indicado. Podía aún equivocarse con sus conclusiones, pero esperaba no hacerlo, después de todo solo ha conocido un grupo de brujos que actuaban en la mayoría de los casos siguiendo el mismo patrón.
—La próxima vez harían bien en investigar —Afirmó el brujo—. No todos los brujos somos buenos y si son quienes creo, tienen suerte de que quiera darles una paliza.
Dijo lo último casi con ánimos de contradecir a la mujer que parecía más preocupada por el territorio más al norte. Kendovlah más bien deseaba que fuesen ellos, aún tenía cuentas pendientes por el percance que tuvieron en el acantilado de la muerte tiempo atrás. «Leiza no me habría detenido» Pensó para si con ánimos de reprochar a Lisette, pero el grupo ya se había formado por mucho que el hechicero de negro dudase de su funcionalidad como tal.
Quién se presentó como Eizark al inicio de la batalla pareció ser el más animado por ir al frente, cosa que no le importó. Se mantuvo en la retaguardia del grupo junto a la rubia. Ambos tenían sus armas desenfundadas mientras caminaban. Lisette estaba lista para saltar al encuentro, mientras que Kendovlah se encargaba de iluminar el camino con su espada.
—Si son quienes creo, dudo que esa sea su verdadera intención. Más bien diría que se trata de un daño colateral —Respondió el joven al dragón que aseguraba ser noble. Había visto desde su primera aventura y con sus propios ojos, lo temible que podían resultar los experimentos de estos brujos. Lisette también podía hacerse una idea, el enemigo que enfrentaron cuando se conocieron funcionaba de manera similar.
—Sus experimentos puede que los ahuyentasen, y el hecho de haberse organizado no sea más que un intento por recuperar su territorio —Kendovlah no quiso admitirlo, pero tuvo que hacerlo para si mismo. En cierto sentido podía comprender la desesperación de los trasgos al no poder hacer nada por ellos mismos. El gesto en su rostro fue suficiente para que Lisette comprendiera la impotencia en el aprendiz de hechicero, y en respuesta posó una mano sobre su hombro.
—Puede que se trate de un grupo pequeño, pero aún así, me prohibieron actuar por mi cuenta —Continuó hablando tras el gesto de su compañera. De alguna forma cumplió su cometido, aunque tratándose de dicho asunto era difícil hacer que el genio estratega pensará con la cabeza fría. —Aún no estoy al nivel de mi madre, ella los mantuvo por mucho tiempo trabajando en las sombras sin recibir ayuda —Tomó un suspiro y se escondió el rostro con la capucha de su túnica. Sentía que el recuerdo de la mujer y la muerte de su padre harían mella de nuevo. —Ahora ella no está y me encomendaron muchas tareas y viajes antes de poder hacer lo que ella —Concluyó lo último casi a regañadientes.
Ya había entregado demasiada información personal y nunca resultaba de su agrado admitir debilidades. Ahora solo le quedaba volver a un estado normal mientras avanzaban al territorio que el líder de la guardia local les había indicado. Podía aún equivocarse con sus conclusiones, pero esperaba no hacerlo, después de todo solo ha conocido un grupo de brujos que actuaban en la mayoría de los casos siguiendo el mismo patrón.
Kendovlah
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Re: La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
Aparentemente los cinco irían a asergurarse que ese asunto de los hechiceros no fuera nada de lo que preocuparse, y en el caso de que sí lo fuera, encargarse de ellos para que la gente de la región pudiera volver a utilizar los caminos con tranquilidad.
Sasha fue la primera en abrirse camino, acercándose al río de donde el hechicero había sacado esas sospechosas muestras. Se agachó junto al agua, no estaba completamente turbia, pero su color no era normal y en algunas partes, donde el flujo natural se estancaba, era mucha más notoria la contaminación. La dragona se giró para ver las raíces del árbol, en apariencia no se veía afectado, pero las partes que estaban en contacto directo con el agua estaban de un tono más grisáceo.
-Nadie debería tomar de esta agua - Dijo en voz alta. Se puso en pie y asintió ante las palabras del joven hechicero - Yo también creo que es un daño colateral, incluso puede ser que siquiera estén enterados. Fallahad dijo que de esta agua bebían todos los que vivieran por aquí, personas, animales y plantas, es probable que todas las fuentes de agua de la zona estén contaminadas. Sí es así, lo normal sería que se vieran obligados a buscar bebida y comida de otras maneras.... Como asaltando caravanas de comerciantes -
Las piezas del rompecabeza comenzaban a unirse para formar una imagen total como mucho más sentido, eso no lograba conmover el corazón de la joven, tanto los Trasgos como los Hechiceros estaban haciendo algo que iba en contra de la Ley, así que debían ser castigados como correspondía. Sashenka comenzó a caminar junto al río, en contra de la corriente, para así llegar al sitio de donde provenían esos restos alquímicos, el mago hizo algunos comentarios más sobre el grupo sospechoso, aún así, seguían siendo sospechas. Tenían algunas indicaciones generales que les había dado el Jefe de la Guardia local sobre dónde encontrarlos, pero no eran nada precisas, así que era más confiable seguir el rastro de contaminación.
Estando a la distancia no se podía distinguir el tipo de figuras que había adentro, sólo podían notar que estaban allí porque de vez en vez una sombra iba de un lado a otro, haciendo sombra a los halos de luz que se vislumbraba por las rendijas. Sasha sacó su lanza y su escudo, avanzó unos pasos y entonces sintió que pisaba algo extraño, retiró rápidamente el pie y vio de qué se trataba: Eran restos de un trasgo muerto hace tiempo. Y no era el único, habían varios otros cuerpos dispersos aquí y allá.
-Intentaron remediar lo del agua, pero no pudieron hacer nada contra ellos - Susurró la dragona mientras daba otro paso.
-Bien ¿Qué deberíamos hacer? - Claramente podían simplemente entrar tirando la puerta abajo de una patada - Hay usuarios de magia adentro, no sé sí ingresar sin estar preparados sea una buena idea -
Sasha fue la primera en abrirse camino, acercándose al río de donde el hechicero había sacado esas sospechosas muestras. Se agachó junto al agua, no estaba completamente turbia, pero su color no era normal y en algunas partes, donde el flujo natural se estancaba, era mucha más notoria la contaminación. La dragona se giró para ver las raíces del árbol, en apariencia no se veía afectado, pero las partes que estaban en contacto directo con el agua estaban de un tono más grisáceo.
-Nadie debería tomar de esta agua - Dijo en voz alta. Se puso en pie y asintió ante las palabras del joven hechicero - Yo también creo que es un daño colateral, incluso puede ser que siquiera estén enterados. Fallahad dijo que de esta agua bebían todos los que vivieran por aquí, personas, animales y plantas, es probable que todas las fuentes de agua de la zona estén contaminadas. Sí es así, lo normal sería que se vieran obligados a buscar bebida y comida de otras maneras.... Como asaltando caravanas de comerciantes -
Las piezas del rompecabeza comenzaban a unirse para formar una imagen total como mucho más sentido, eso no lograba conmover el corazón de la joven, tanto los Trasgos como los Hechiceros estaban haciendo algo que iba en contra de la Ley, así que debían ser castigados como correspondía. Sashenka comenzó a caminar junto al río, en contra de la corriente, para así llegar al sitio de donde provenían esos restos alquímicos, el mago hizo algunos comentarios más sobre el grupo sospechoso, aún así, seguían siendo sospechas. Tenían algunas indicaciones generales que les había dado el Jefe de la Guardia local sobre dónde encontrarlos, pero no eran nada precisas, así que era más confiable seguir el rastro de contaminación.
- cabaña:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Estando a la distancia no se podía distinguir el tipo de figuras que había adentro, sólo podían notar que estaban allí porque de vez en vez una sombra iba de un lado a otro, haciendo sombra a los halos de luz que se vislumbraba por las rendijas. Sasha sacó su lanza y su escudo, avanzó unos pasos y entonces sintió que pisaba algo extraño, retiró rápidamente el pie y vio de qué se trataba: Eran restos de un trasgo muerto hace tiempo. Y no era el único, habían varios otros cuerpos dispersos aquí y allá.
-Intentaron remediar lo del agua, pero no pudieron hacer nada contra ellos - Susurró la dragona mientras daba otro paso.
- Los que viven en la cabaña:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
-Bien ¿Qué deberíamos hacer? - Claramente podían simplemente entrar tirando la puerta abajo de una patada - Hay usuarios de magia adentro, no sé sí ingresar sin estar preparados sea una buena idea -
Sashenka Dozorova
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Re: La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
El joven lobo optó por seguir al grupo bajo la advertencia que le había hecho aquel guardia sobre que si iba a ir solo por aquellos caminos seguramente correría peligro.
Caminando ya por la orilla del río observó que aquella mujer se agachaba para comprobar el estado del agua, el cual no parecía ni siquiera potable para los animales, seguramente muchos de ellos yacían por sus orillas y no nos habíamos dado cuenta. Aunque a decir verdad al licántropo le olía un tanto extraño por aquel lugar...
Escuchando lo que decía la mujer, Ull se separó un poco del grupo, el olor cada vez se hacía mas intenso por allí lo que le llamaba la atención, y fue caminando hasta dar con una cabaña de piedra con unas ventanas de madera, las cuales le recordaban un poco a su pequeño laboratorio improvisado en medio del bosque.
Sigilosamente se acercó lo máximo posible a la cabaña, rodeándola se percató de que uno de los ventanucos de la parte trasera de la cabaña estaba entreabierto y decidió observar lo que hacían dentro. Sin éxito nada mas que pudo distinguir 1 hombre con una especie de máscara con una nariz enorme, algo nunca visto, pero también pudo observar un par de sombras caminando por su interior y escuchar murmullos, los cuales eran muy difíciles de escuchar con nitidez.
Cuando quiso interesarse por sus compañeros de viaje para ver lo que estaban haciendo, la mujer estaba con la lanza y el escudo en mano, ¿qué podría haber pasado en tan poco periodo de tiempo? Un hombre parecía haber salido para algo de la cabaña, ya teníamos a dos confirmados.
El licántropo se puso a hacer señas a sus compañeros para que estos se acercasen hacia la parte de atrás ya que se podía observar con claridad el interior de la cabaña, movía sus brazos para que lo viesen ya que seguramente estuvieran más seguros en la trastienda de la cabaña.
-¡¡¡Psssssssst!! ¡Venid!-Susurraba el joven mientras arqueaba los brazos y señalaba el interior de la cabaña
Ull Whitestorm
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Re: La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
El grupo empezó a caminar, siguiendo la corriente de agua contaminada. Tanto Sasha como el brujo expusieron sus ideas sobre los hechiceros y su relación con los trasgos. Ambos creían que el daño provocado a las fuentes de agua de la zona era una desafortunada coincidencia y no el objetivo final del supuesto aquelarre.
Eiz no sabía cuál era la peor opción. Si realmente era coincidencia, entonces los brujos eran tan desalmados como para ignorar los daños colaterales; o eran tan estúpidos o inexpertos como para ignorar lo que habían provocado. Magia en manos de alguien malvado o inepto suele terminar con resultados desastrosos.
Al llegar a destino, una cabaña común y corriente, el licántropo se separó del grupo para inspeccionar la construcción desde otro ángulo. Por su parte, Eiz se quedó adelante de la casa, a una distancia prudente, junto con Sasha y Fallahad para discutir cómo procederían. Al escuchar las palabras de la dragona, una pequeña sonrisa se formaba en el rostro del lancero mientras le respondía.
-Lo mismo se puede decir de ellos. También tenemos usuarios de magia, además de dos capaces de transformarse en dragones enormes y uno en un gran lobo, sin contar con que tenemos el factor sorpresa de nuestro lado. Aún así, debemos tener cuidado de todas formas. Si se trata de un grupo más o menos grande o bien entrenado podríamos estar en problemas...- El dragón se quedó unos momentos en silencio, pensando, cuando el llamado del lobo lo sorprendió.
Se acercó rápidamente, pero en silencio, rogando porque los brujos no hubieran oído al chico. Observó por la ventana entreabierta, y vio a un tipo con máscara. El que había salido antes tenía la cara descubierta, por lo que había un mínimo de dos personas dentro. A juzgar por las sombras, había dos personas más.
-Con suerte, una de esas sombras es el que salió recién y en total son sólo tres personas. Con mala suerte, podrían ser una o dos más.- Eiz hablaba en susurros mientras volvía con el resto,esperando que el licántropo lo siguiera.
-Podríamos dividirnos en dos grupos. Que uno ataque por delante y el otro por detrás. He visto una puerta trasera, podemos usarla a nuestro favor.-
Eiz no sabía cuál era la peor opción. Si realmente era coincidencia, entonces los brujos eran tan desalmados como para ignorar los daños colaterales; o eran tan estúpidos o inexpertos como para ignorar lo que habían provocado. Magia en manos de alguien malvado o inepto suele terminar con resultados desastrosos.
Al llegar a destino, una cabaña común y corriente, el licántropo se separó del grupo para inspeccionar la construcción desde otro ángulo. Por su parte, Eiz se quedó adelante de la casa, a una distancia prudente, junto con Sasha y Fallahad para discutir cómo procederían. Al escuchar las palabras de la dragona, una pequeña sonrisa se formaba en el rostro del lancero mientras le respondía.
-Lo mismo se puede decir de ellos. También tenemos usuarios de magia, además de dos capaces de transformarse en dragones enormes y uno en un gran lobo, sin contar con que tenemos el factor sorpresa de nuestro lado. Aún así, debemos tener cuidado de todas formas. Si se trata de un grupo más o menos grande o bien entrenado podríamos estar en problemas...- El dragón se quedó unos momentos en silencio, pensando, cuando el llamado del lobo lo sorprendió.
Se acercó rápidamente, pero en silencio, rogando porque los brujos no hubieran oído al chico. Observó por la ventana entreabierta, y vio a un tipo con máscara. El que había salido antes tenía la cara descubierta, por lo que había un mínimo de dos personas dentro. A juzgar por las sombras, había dos personas más.
-Con suerte, una de esas sombras es el que salió recién y en total son sólo tres personas. Con mala suerte, podrían ser una o dos más.- Eiz hablaba en susurros mientras volvía con el resto,esperando que el licántropo lo siguiera.
-Podríamos dividirnos en dos grupos. Que uno ataque por delante y el otro por detrás. He visto una puerta trasera, podemos usarla a nuestro favor.-
Eiz Adelskald
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Re: La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
Durante el camino la incomodidad del brujo solo fue en aumento. Pudo sentir un peso en sus bolsillos que hacía tiempo no lo hacía. Las palabras del viejo Hanks habían quitado ese peso, pero ahora no estaba solo, por lo que tenía el pase para actuar.
Su puño ahora sostenía una piedra con una runa grabada, y efectivamente esta brillaba. Tanto la rubia como el el de la túnica negra se miraron. Era la primera vez que la asesina miraba esa impaciencia en el rostro del brujo, y era la primera vez que este sentía la preocupación real de poder perder a alguien apreciado. Este pesar en el brujo solo se acentuaba al saber lo que era perder alguien apreciado. La diferencia ahora radicaba en que si perdía a esa persona, cabía la gran posibilidad de que fuese su culpa y no sabía si estaba dispuesto a cargar con eso.
Volvió a guardar la piedra con algo de miedo, sin mencionar nada al respecto. Lisette no necesitó comprender la preocupación de su único amigo, por lo que simplemente sonrió y tras haber hablado los dos dragones, quiso avanzar para acompañar al licántropo. Sin embargo, se sorprendió al sentir los dedos del brujo entrelazarse con los suyos.
—Lo d-de ciudad l-lagarto —No pudo evitarlo, por alguna razón su rostro se ruborizó bastante y titubeo. Tragó suspiro y dejo verse. Su semblante se mostraba serio aunque su inseguridad y rubor se leían con increíble facilidad. —No lo pensaría dos veces si tengo que volver a hacerlo—.
Lisette no pudo evitarlo, por primera vez en mucho tiempo sonrió de forma honesta. Ni el mismo Kendovlah hasta entonces había visto esa expresión. Ella más que nadie pudo haber entendido el gesto sin palabras, sabía de las pocas habilidades sociales que este tenía y de lo mal que se le daban las palabras; por lo que sí, el gesto pudo derretir aunque fuese solo parte de ese iceberg que tenía en su interior.
—Sino quiero no me encontrarías, lo sabes —Respondió tranquila mientras soltaba su mano—. Blancas parten, genio. Necesitamos esa cabeza fría.
Irónicamente fueron palabras mágicas para un mago. La preocupación que sentía por su compañera pronto formo la imagen de un tablero de ajedrez en la cabeza de Kendovlah. Era cierto, sino quería cargar con esa culpa debía mover las piezas, pero ya.
El del hekshold observó los cadáveres antes de reunirse con el grupo. Presentaban heridas, pero no era magia elemental. «Un asedio sería fastidioso» Pensó. Conjuradores o ilusionistas eran la peor clase de magos que podían enfrentarse si no sabían el historial del rival y en este caso eran tres. Ya tenía la confirmación necesaria de que eran ellos, lo que tramaban estaba dentro y lo protegerían sin duda alguna.
—Tenemos ventaja mágica y numérica. No sabemos lo que hay adentro, llamaré a la puerta —Comenzó a planear rápidamente en voz alta cerca de los dragones.
Esta vez lo que levitaba frente a su mano era un pergamino, uno de sus favoritos. —Si adentro es riesgoso, sacándolos seguimos teniendo el factor sorpresa —El pergamino se poso frente a la puerta de entrada. Solo Kendovlah estaba unos metros delante, estaba funcionando de carnada. Sonrió mientras el pergamino se abría y en cuestión de segundos explotaba para echar la puerta abajo.
—Maldito loco, como te pongan un dedo encima —Expresó la rubia a regañadientes mientras sacaba las dagas y se preparaba para el combate. Sabía que el brujo aún tenía hechizos en la reserva, pero a pesar de todo seguía preocupándose por él.
-Kendovlah usa telequinesis con el pergamino y este es un pergamino explosivo que usa para derribar la puerta frontal de los brujos
Su puño ahora sostenía una piedra con una runa grabada, y efectivamente esta brillaba. Tanto la rubia como el el de la túnica negra se miraron. Era la primera vez que la asesina miraba esa impaciencia en el rostro del brujo, y era la primera vez que este sentía la preocupación real de poder perder a alguien apreciado. Este pesar en el brujo solo se acentuaba al saber lo que era perder alguien apreciado. La diferencia ahora radicaba en que si perdía a esa persona, cabía la gran posibilidad de que fuese su culpa y no sabía si estaba dispuesto a cargar con eso.
Volvió a guardar la piedra con algo de miedo, sin mencionar nada al respecto. Lisette no necesitó comprender la preocupación de su único amigo, por lo que simplemente sonrió y tras haber hablado los dos dragones, quiso avanzar para acompañar al licántropo. Sin embargo, se sorprendió al sentir los dedos del brujo entrelazarse con los suyos.
—Lo d-de ciudad l-lagarto —No pudo evitarlo, por alguna razón su rostro se ruborizó bastante y titubeo. Tragó suspiro y dejo verse. Su semblante se mostraba serio aunque su inseguridad y rubor se leían con increíble facilidad. —No lo pensaría dos veces si tengo que volver a hacerlo—.
Lisette no pudo evitarlo, por primera vez en mucho tiempo sonrió de forma honesta. Ni el mismo Kendovlah hasta entonces había visto esa expresión. Ella más que nadie pudo haber entendido el gesto sin palabras, sabía de las pocas habilidades sociales que este tenía y de lo mal que se le daban las palabras; por lo que sí, el gesto pudo derretir aunque fuese solo parte de ese iceberg que tenía en su interior.
—Sino quiero no me encontrarías, lo sabes —Respondió tranquila mientras soltaba su mano—. Blancas parten, genio. Necesitamos esa cabeza fría.
Irónicamente fueron palabras mágicas para un mago. La preocupación que sentía por su compañera pronto formo la imagen de un tablero de ajedrez en la cabeza de Kendovlah. Era cierto, sino quería cargar con esa culpa debía mover las piezas, pero ya.
El del hekshold observó los cadáveres antes de reunirse con el grupo. Presentaban heridas, pero no era magia elemental. «Un asedio sería fastidioso» Pensó. Conjuradores o ilusionistas eran la peor clase de magos que podían enfrentarse si no sabían el historial del rival y en este caso eran tres. Ya tenía la confirmación necesaria de que eran ellos, lo que tramaban estaba dentro y lo protegerían sin duda alguna.
—Tenemos ventaja mágica y numérica. No sabemos lo que hay adentro, llamaré a la puerta —Comenzó a planear rápidamente en voz alta cerca de los dragones.
Esta vez lo que levitaba frente a su mano era un pergamino, uno de sus favoritos. —Si adentro es riesgoso, sacándolos seguimos teniendo el factor sorpresa —El pergamino se poso frente a la puerta de entrada. Solo Kendovlah estaba unos metros delante, estaba funcionando de carnada. Sonrió mientras el pergamino se abría y en cuestión de segundos explotaba para echar la puerta abajo.
—Maldito loco, como te pongan un dedo encima —Expresó la rubia a regañadientes mientras sacaba las dagas y se preparaba para el combate. Sabía que el brujo aún tenía hechizos en la reserva, pero a pesar de todo seguía preocupándose por él.
Off:
-Kendovlah usa telequinesis con el pergamino y este es un pergamino explosivo que usa para derribar la puerta frontal de los brujos
Kendovlah
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Re: La solidez del roble [Libre] [4/4] [Cerrado]
Cada uno de los del grupo investigó el área a su manera, el Licántropo y Eizark se acercaron por turnos a la puerta de atrás de la cabaña, mientras que el hechicero prefirió evaluar la situación desde donde estaba. Por su parte, Sasha vigiló con atención al hombre que había salido de la casa, quien pronto volvió a entrar, luego se acercó unos pasos, intentando hacer el menor ruido posible. Quería intentar llegar a una de las ventanas del frente, pero cuando estaba a pocos metros una sombra pasó por el frente y tuvo que esconderse nuevamente para evitar que la vieran.
Retrocedió sobre sus pasos, sin haber logrado ningún avance. Por suerte, el joven que podía invocar magia parecía haber llegado a algún tipo de conclusión o plan. Miró con algo de sorpresa como hacía levitar un pergamino, sabía que los brujos podían hacer ese tipo de cosas pero nunca lo había visto.
-¿Qué vas a ...? - Llegó a susurrar la dragona antes de que el pergamino llegara a la puerta de la vivienda y literalmente explotara, arrancando la entrada de sus postigos - ¡Por los Ancestrales! - Exclamó Sashenka sin poder creer lo que veía.
Una gran polvareda se había levantado, podían escuchar gritos y gente tosiendo desde adentro. Los hechiceros salieron de la vivienda, haciendo a un lado la tierra con sus poderes para poder ver quienes eran los responsables. Para entonces el grupo entero estaba ya en guardia, y nuevamente la dragona se lanzó al ataque, intentando llegar a ellos antes de que pudieran hacer magia.
Pero fue repelida por una fuerza invisible, el Hechicero que estaba en el centro siquiera movió las manos, fue más bien un gesto de su cabeza lo que delató que había sido él quien había usando sus poderes. Sasha rodó y su cuerpo quedó oculto tras los altos pastizales del bosque, aunque se escuchaba que se quejaba así que al menos seguía consciente.
-No sé quienes son, no sé qué es lo que quieren - Dijo la figura principal - Pero aunque se estén arrepintiendo de habernos molestado ya no podrán huir -
La cabaña tras ellos se estaba incendiando, aparentemente algo en la explosión había empujado las llamas hacía líquidos que prendían con gran facilidad, no era necesario ser hechicero para darse cuenta que cualquier tipo de trabajo que hubiesen estado haciendo allí adentro estaba total y completamente arruinado.
Los tres se pusieron en guardia, lo que no esperaban era que Sashenka se levantara tan pronto y, hecha una fiera, saliera de entre las plantas para saltar en medio de ellos, apoyando el mango de la lanza en el suelo para aterrizar. Usando su poder de tierra provocó una onda expansiva que arrojó a los enemigos hacía los lados.*
--------------------------------------------------------
*Uso de Habilidad de nivel 0: Ataque con lanza: [Activable] Golpea el suelo con su lanza generando que la tierra bajo los pies de los enemigos que la rodean se mueva y los desestabilice.
Enfriamiento: 3 turnos
De todos modos eso no los lastima, sólo los separa. Son todos suyos chicos. ^^
Retrocedió sobre sus pasos, sin haber logrado ningún avance. Por suerte, el joven que podía invocar magia parecía haber llegado a algún tipo de conclusión o plan. Miró con algo de sorpresa como hacía levitar un pergamino, sabía que los brujos podían hacer ese tipo de cosas pero nunca lo había visto.
-¿Qué vas a ...? - Llegó a susurrar la dragona antes de que el pergamino llegara a la puerta de la vivienda y literalmente explotara, arrancando la entrada de sus postigos - ¡Por los Ancestrales! - Exclamó Sashenka sin poder creer lo que veía.
Una gran polvareda se había levantado, podían escuchar gritos y gente tosiendo desde adentro. Los hechiceros salieron de la vivienda, haciendo a un lado la tierra con sus poderes para poder ver quienes eran los responsables. Para entonces el grupo entero estaba ya en guardia, y nuevamente la dragona se lanzó al ataque, intentando llegar a ellos antes de que pudieran hacer magia.
Pero fue repelida por una fuerza invisible, el Hechicero que estaba en el centro siquiera movió las manos, fue más bien un gesto de su cabeza lo que delató que había sido él quien había usando sus poderes. Sasha rodó y su cuerpo quedó oculto tras los altos pastizales del bosque, aunque se escuchaba que se quejaba así que al menos seguía consciente.
-No sé quienes son, no sé qué es lo que quieren - Dijo la figura principal - Pero aunque se estén arrepintiendo de habernos molestado ya no podrán huir -
La cabaña tras ellos se estaba incendiando, aparentemente algo en la explosión había empujado las llamas hacía líquidos que prendían con gran facilidad, no era necesario ser hechicero para darse cuenta que cualquier tipo de trabajo que hubiesen estado haciendo allí adentro estaba total y completamente arruinado.
Los tres se pusieron en guardia, lo que no esperaban era que Sashenka se levantara tan pronto y, hecha una fiera, saliera de entre las plantas para saltar en medio de ellos, apoyando el mango de la lanza en el suelo para aterrizar. Usando su poder de tierra provocó una onda expansiva que arrojó a los enemigos hacía los lados.*
--------------------------------------------------------
*Uso de Habilidad de nivel 0: Ataque con lanza: [Activable] Golpea el suelo con su lanza generando que la tierra bajo los pies de los enemigos que la rodean se mueva y los desestabilice.
Enfriamiento: 3 turnos
De todos modos eso no los lastima, sólo los separa. Son todos suyos chicos. ^^
Sashenka Dozorova
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