Silencio, calma, andares de un errante (Libre/interpretativo) [0/3]
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Silencio, calma, andares de un errante (Libre/interpretativo) [0/3]
¿Cuanto tiempo había podido pasar? No estaba seguro de ello, había perdido la noción del tiempo hacia ya bastante mientras me recuperaba de mis heridas en soledad; recluido como un ermitaño alejado de todas aquellas personas que conocía y que ahora no sabía que había sido de ellas, pero necesitaba tiempo para mi, para pensar en todas mis vivencias e intentar entender que estaba pasando aunque esa búsqueda mental no había funcionado demasiado bien que se pudiera decir. Seguía con muchas dudas en algunos aspectos que me atormentaban por las noches, como recuerdos de lo sucedido en aquel lugar con la lycantropa y los demás, o lo sucedido con aquel dragón y la loca que lo retenía.
Bueno de eso ya había pasado tiempo, un tiempo que me había servido para sanar y recuperar mis fuerzas, seguía con un lío en mi cabeza pero era momento de volver a la civilización, a buscar a mis conocidos y a seguir luchando por los demás. Un camino noble según muchos, una estupidez según otros pero era lo que yo había decidido hacer con mi vida, el ayudar a los mas necesitados y personas que estuvieran en peligro; seguramente por eso me había metido en tantos peligros que habían dejado cicatrices de guerra en mi cuerpo recordándome las cosas que había hecho y de las que no me arrepentía para nada.
Aquel día, en el que un atardecer anaranjado dominaba el cielo, había vuelto por fin a la península de Verisar camino a la ciudad de Lunargenta, un lugar que conocía o creía conocer de antaño pues suponía que ahora estaría cambiado. No tenía mucha fe de encontrar a viejos conocidos allí pero era un buen punto donde volver a ponerme a hacer mis andadas de nuevo; a volver a ayudar a los demás sin esperar nada o muy poco a cambio de mi ayuda si es que la necesitaban o la solicitaban pues a veces me metía yo solo en disputas que tal vez no eran cosa mía.
Mis andares eran tranquilos mientras una leve brisa golpeaba mi rostro y hacía mecer las hojas de los árboles que me rodeaban en aquel bosque, donde la poca luz del sol que quedaba se colaba entre las ramas. El lugar era bonito con los arboles en su máximo esplendor, las flores abiertas e incluso algunos arboles florecidos también. Se notaba que la primavera estaba presente y que la vida había vuelto a los bosques de ahí que mis ojos se pasearan por todo lo que veía, como si de un anciano fuera, aunque tampoco era el joven que era antes, en aquellos momentos tenía unos cuantos años mas.
Detuve mi avance junto a un árbol grande, con un hueco en el centro de su base como si de un túnel se tratase. Seguramente aquel sería un árbol antiguo con mucha historia que contar si pudiera hacerlo; estar allí mirando aquel monumental árbol me hacía pensar en todo lo que me había perdido en estos años que había estado apartado de la sociedad, no solo de la humana sino de la sociedad en general... ¿Cuantas cosas me habría perdido y cuantas habrían cambiado? Seguramente muchas por eso mismo era hora de ponerse al día y volver a ser el caballero andante que solía ser.
Keyan Farlander
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Re: Silencio, calma, andares de un errante (Libre/interpretativo) [0/3]
El resonar de las ramas la espabiló, interrumpiendo una de las muchas conjeturas y pensamientos que la habían acechado durante la breve siesta. Llenó sus fosas nasales con la copiosa brisa. Sus pies desnudos pisaban la fría hierba del bosque, estirando y contrayendo los dedos, fundiéndose en uno. Se desperezó, haciendo crujir los huesos de su espalda. Ya casi no había luz natural donde se encontraba, los tonos cálidos del color naranja se apoderaban del verde del bosque, sin duda el caer de la tarde era inminente y los numerosos árboles a su alrededor atrapaban la poca luz que había. Buscó visualmente el lugar más idóneo para escribirle a Cymus, no tenía mucho que contarle, pero hacía ya bastante tiempo que no lo hacía.
Cogió sus botas, el arco y sus escasas pertenencias. Buscaba el entorno perfecto. Vislumbró un majestuoso árbol a lo lejos, un pequeño halo de luz lo iluminaba casi celestialmente, haciéndose paso a través de las ramas. «¡Es perfecto!», pensó la elfa.
Cada vez que se paraba a escribirle a Cymus buscaba un sitio con algo especial, con encanto natural, algo que la hiciera sonreír. Cuando lo encontraba, se podía pasar horas y horas escribiendo y leyendo en voz alta todos sus borradores, con sus tachones y correcciones incluidos. Lo hacía desde el primer día, desde el día que abandonó su hogar en busca de sus propias preguntas y darle sus acordes respuestas.
Le reconfortaba pensar que la estaría escuchando desde algún lugar… De esa manera su solitario viaje se le haría algo más llevadero.
A medida que se iba acercando, pudo advertir la presencia de un hombre que parecía tan fascinado con el árbol como lo estaba ella.
Hincó su rodilla derecha en el suelo dejando caer sus bártulos, a pocos metros del hombre de pelo cano, y tocó el pasto, como si de una caricia se tratara.
—Creo que hay algo mágico en este lugar. ¿No crees? —Declaró con una sonrisa en los labios, mirándole directamente a los ojos.
Desvió la mirada para contemplar la magnífica cavidad arbórea que se había formado naturalmente a lo largo de los años en el tronco. Se acercó y posó sus manos sobre él, mimándolo. No se había equivocado, de facto había algo mágico en aquel lugar.
Acomodó su cuerpo a un lado de la cavidad, reposando su espalda en el veterano tronco.
Sacó papel y un lápiz, quedándose mirando al último durante unos segundos, como si de ahí fuera a brotar la inspiración.
Frunció el ceño y resopló, clavando de nuevo la mirada en el misterioso hombre.
— ¿Y bien? ¿Cuál es tu historia?
Cogió sus botas, el arco y sus escasas pertenencias. Buscaba el entorno perfecto. Vislumbró un majestuoso árbol a lo lejos, un pequeño halo de luz lo iluminaba casi celestialmente, haciéndose paso a través de las ramas. «¡Es perfecto!», pensó la elfa.
Cada vez que se paraba a escribirle a Cymus buscaba un sitio con algo especial, con encanto natural, algo que la hiciera sonreír. Cuando lo encontraba, se podía pasar horas y horas escribiendo y leyendo en voz alta todos sus borradores, con sus tachones y correcciones incluidos. Lo hacía desde el primer día, desde el día que abandonó su hogar en busca de sus propias preguntas y darle sus acordes respuestas.
Le reconfortaba pensar que la estaría escuchando desde algún lugar… De esa manera su solitario viaje se le haría algo más llevadero.
A medida que se iba acercando, pudo advertir la presencia de un hombre que parecía tan fascinado con el árbol como lo estaba ella.
Hincó su rodilla derecha en el suelo dejando caer sus bártulos, a pocos metros del hombre de pelo cano, y tocó el pasto, como si de una caricia se tratara.
—Creo que hay algo mágico en este lugar. ¿No crees? —Declaró con una sonrisa en los labios, mirándole directamente a los ojos.
Desvió la mirada para contemplar la magnífica cavidad arbórea que se había formado naturalmente a lo largo de los años en el tronco. Se acercó y posó sus manos sobre él, mimándolo. No se había equivocado, de facto había algo mágico en aquel lugar.
Acomodó su cuerpo a un lado de la cavidad, reposando su espalda en el veterano tronco.
Sacó papel y un lápiz, quedándose mirando al último durante unos segundos, como si de ahí fuera a brotar la inspiración.
Frunció el ceño y resopló, clavando de nuevo la mirada en el misterioso hombre.
— ¿Y bien? ¿Cuál es tu historia?
Última edición por Kyria el Dom 23 Mayo - 16:45, editado 1 vez
Kyria
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Re: Silencio, calma, andares de un errante (Libre/interpretativo) [0/3]
El camino era tranquilo, extrañamente tranquilo. La bruja hacía mucho que no disfrutaba de un viaje así, sin problemas ni sobresaltos. Lo recordaba y atesoraba, con su linda Lyn, tan hermosa ella... ¿Qué sería de su vampírica vida? ¿Y de Eltrant? Es que el último viaje que pudo disfrutar, curiosamente, fue antes de conocer a Tina. -Qué coincidencia...- dijo al aire en un suspiro. -¿Qué? ¿Qué cosa?- preguntó de inmediato la chica comadreja, quien estaba esperando cualquier oportunidad para hablar. La respuesta de la bruja solo fue una mirada de soslayo y un gesto de indignación.
Continuaron avanzando por el camino. Destino: un elfo. Pero el de aquel variopinto par: incierto. Mina solo tenía una pista muy vaga acerca de su siguiente objetivo, tan vaga que prefería postergar la búsqueda y disfrutar un poco de los caminos de la península en aquella bonita época del año. No pretendía más que eso, pero no contaba con la lubricada fluidez social de Tina, quien avistó un árbol curioso y corrió allí, pues habían dos personas admirándolo y, naturalmente, ella quería hablar con alguien. -¡N-No!- exclamó quedito, estirando la mano en un iluso intento de detener a la chica. -Que yo no quiero conocer a nadie...- se quejó en voz baja, viendo su tranquilidad desvanecerse mientras Tina corría hacia los extraños.
-¡Hola! Soy Tina y ella es Mina- saludó alegremente al hombre y a la elfa (las orejas la delataban) -A que está bonito este árbol, ¿cierto?, yo lo vi desde por allá- se giró y señaló hacia el camino desde dónde venía -Debe ser un árbol muy viejo... ¿tendrá un nido adentro?- dijo y se dispuso a meterse en el hueco del añoso árbol.
Mina llegó corriendo -¡Tina no!- exclamó, agarrando a la chica por la cola antes de que se escabullera dentro -No sabes lo que podría haber allí- la reprendió -Justamente- respondió la chica jalando su colita -¿Cómo voy a saber qué hay si no lo he visto?- aclaró, liberando su rabito del agarre de Mina, mirándola feo y desapareciendo luego por el hueco, dejando a la bruja con los desconocidos, perpleja.
Lentamente, volteó a mirarlos uno a uno, sonriendo con incomodidad. -Lo siento... ella es muy impetuosa- explicó. -Aunque sí da curiosidad saber qué hay allí- añadió y se inclinó un poco para ver dentro.
Continuaron avanzando por el camino. Destino: un elfo. Pero el de aquel variopinto par: incierto. Mina solo tenía una pista muy vaga acerca de su siguiente objetivo, tan vaga que prefería postergar la búsqueda y disfrutar un poco de los caminos de la península en aquella bonita época del año. No pretendía más que eso, pero no contaba con la lubricada fluidez social de Tina, quien avistó un árbol curioso y corrió allí, pues habían dos personas admirándolo y, naturalmente, ella quería hablar con alguien. -¡N-No!- exclamó quedito, estirando la mano en un iluso intento de detener a la chica. -Que yo no quiero conocer a nadie...- se quejó en voz baja, viendo su tranquilidad desvanecerse mientras Tina corría hacia los extraños.
-¡Hola! Soy Tina y ella es Mina- saludó alegremente al hombre y a la elfa (las orejas la delataban) -A que está bonito este árbol, ¿cierto?, yo lo vi desde por allá- se giró y señaló hacia el camino desde dónde venía -Debe ser un árbol muy viejo... ¿tendrá un nido adentro?- dijo y se dispuso a meterse en el hueco del añoso árbol.
Mina llegó corriendo -¡Tina no!- exclamó, agarrando a la chica por la cola antes de que se escabullera dentro -No sabes lo que podría haber allí- la reprendió -Justamente- respondió la chica jalando su colita -¿Cómo voy a saber qué hay si no lo he visto?- aclaró, liberando su rabito del agarre de Mina, mirándola feo y desapareciendo luego por el hueco, dejando a la bruja con los desconocidos, perpleja.
Lentamente, volteó a mirarlos uno a uno, sonriendo con incomodidad. -Lo siento... ella es muy impetuosa- explicó. -Aunque sí da curiosidad saber qué hay allí- añadió y se inclinó un poco para ver dentro.
Mina Harker
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Re: Silencio, calma, andares de un errante (Libre/interpretativo) [0/3]
Pese a la llegada de la primavera, el frío nunca desaparecía por completo del helado norte. Eiz estaba más que acostumbrado y no le molestaba, si no fuera así no podría controlar el hielo tal y como anhelaba desde hace tiempo. Aún así, el lancero disfrutaba de viajar en esa época del año hacia tierras más cálidas para contemplar el enorme contraste entre su querida Dundarak y otras regiones.
Fue así como llegó a la zona de Verisar, más precisamente a un camino alejado del ajetreo característico de las rutas principales, perdido en medio de un pacífico bosque.
El lancero se veía rodeado de diversas tonalidades de verde, salpicado por algunos otros colores gracias a las flores que poblaban el lugar. Era uno de esos lugares que le recuerdan a uno los mágicos bosques de las historias para niños, casi provocando que el noble esperase ver a alguna pequeña criatura amistosa salir a su encuentro. Por supuesto, nada de eso ocurriría. Como lo habían probado tantas veces sus propias aventuras (o desventuras) durante su viaje de entrenamiento y las muchas noticias esparcidas por todo Aerandir, era mucho más seguro afirmar que lo que saltaría a su encuentro sería algún tipo de criatura peligrosa.
-No parece haber peligro alguno... Y ya viene siendo hora de descansar un poco...-
Como si intentase convencerse a sí mismo, el dragón usó la excusa del cansancio para sentarse junto a un gran y viejo árbol. Lanza en mano (en parte para poder sentarse cómodamente y en parte para reaccionar rápido en caso de un ataque), comenzó a observar el paisaje. Poco a poco, el cansancio acumulado se hizo notar, y no mucho más tarde Eiz se encontraba durmiendo tranquilamente.
-¡Tina, no!-
Un grito, que parecía cargar preocupación en él, despertó de un sobresalto al oriundo de Dundarak. Rápidamente, se puso de pie y en guardia. Viendo que no había nadie con él y que nada sucedía, decidió ir en dirección al grito, creyendo que alguien más necesitaba asistencia.
Sin embargo, lo único que encontró fue a tres personas frente a un viejo árbol, al parecer hablando despreocupadamente.
-Ehm... ¿Están todos bien? Me pareció oír un grito...-
De repente, Eiz se sintió un poco tonto. ¿Y si había confundido un sueño con la realidad?
Fue así como llegó a la zona de Verisar, más precisamente a un camino alejado del ajetreo característico de las rutas principales, perdido en medio de un pacífico bosque.
El lancero se veía rodeado de diversas tonalidades de verde, salpicado por algunos otros colores gracias a las flores que poblaban el lugar. Era uno de esos lugares que le recuerdan a uno los mágicos bosques de las historias para niños, casi provocando que el noble esperase ver a alguna pequeña criatura amistosa salir a su encuentro. Por supuesto, nada de eso ocurriría. Como lo habían probado tantas veces sus propias aventuras (o desventuras) durante su viaje de entrenamiento y las muchas noticias esparcidas por todo Aerandir, era mucho más seguro afirmar que lo que saltaría a su encuentro sería algún tipo de criatura peligrosa.
-No parece haber peligro alguno... Y ya viene siendo hora de descansar un poco...-
Como si intentase convencerse a sí mismo, el dragón usó la excusa del cansancio para sentarse junto a un gran y viejo árbol. Lanza en mano (en parte para poder sentarse cómodamente y en parte para reaccionar rápido en caso de un ataque), comenzó a observar el paisaje. Poco a poco, el cansancio acumulado se hizo notar, y no mucho más tarde Eiz se encontraba durmiendo tranquilamente.
-¡Tina, no!-
Un grito, que parecía cargar preocupación en él, despertó de un sobresalto al oriundo de Dundarak. Rápidamente, se puso de pie y en guardia. Viendo que no había nadie con él y que nada sucedía, decidió ir en dirección al grito, creyendo que alguien más necesitaba asistencia.
Sin embargo, lo único que encontró fue a tres personas frente a un viejo árbol, al parecer hablando despreocupadamente.
-Ehm... ¿Están todos bien? Me pareció oír un grito...-
De repente, Eiz se sintió un poco tonto. ¿Y si había confundido un sueño con la realidad?
Eiz Adelskald
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Re: Silencio, calma, andares de un errante (Libre/interpretativo) [0/3]
Observaba aquel enorme y antiguo árbol con respeto absoluto además de una admiración digna de cualquiera que se parara a mirar la mas magnifica escultura creada hasta la fecha. Realmente después de mis vivencias hacían que viera las cosas naturales como aquellas con otros ojos, admirándolas mas de lo que lo podría haber hecho antes; tal vez por eso mismo había preferido desaparecer y tomarme un tiempo en soledad con la naturaleza para aclarar mejor mis ideas en mi cabeza pues después de todo en mi cabeza habían muchas preguntas que hasta la fecha seguían sin respuesta alguna.
El silencio que reinaba a mi alrededor fue cortado por unos pasos que se acercaban a donde yo estaba parado por eso mismo mi instinto me hizo llevar una de mis manos a mi espada, aunque no la había desenfundado pero si la sujetaba por si requería de ello pero al parecer quien se colocaba a mi lado era una joven que parecía humana y que comentaba una cosa del árbol. -Monumentos así de naturales son los que realmente merecen ser admirados por aquellos que pasan por delante de ellos.- Le respondí con tranquilidad pero sin retirar mi mano de mi arma, no parecía ser peligrosa pero mas valía caballero cauto que caballero muerto, era algo que me habían enseñado muy bien en mi infancia.
De repente otras dos personas se nos unieron sin nosotros quererlo, dos chicas donde una de ellas se fue directamente dentro de lo que era el espacio que tenía aquel árbol que estaba observando momentos antes en solitario. Seguramente por el tiempo que había estado solo me hacía sentirme un poco incomodo rodeado de gente que no conocía; en fin era algo que me debía ir quitando poco a poco para así poder volver a la civilización de una vez por todas. -No te preocupes no es molesto ver a alguien con espíritu aventurero para variar.- Dije quitando finalmente la mano de mi espada y dejándola quieta a mi costado. -Puede ser que la de.- Añadí sin mas a las últimas palabras de la chica que había llegado hacia nada.
Finalmente una tercera persona, esta vez un chico, apareció preguntando si todo estaba bien allí, seguramente si estaba cerca hubiera escuchado el grito de la chica de cabellos oscuros y se habría pensado que algo malo había pasado "¿sería un buen samaritano?" de nuevo mi desconfianza asomaba pero dado que todos estábamos allí bastante tranquilos daría un pequeño voto de confianza a todos los presentes. -No sucede nada caballero simplemente admirábamos este árbol y compartíamos opiniones ¿desea unirse a nuestra conversación?- Invite educadamente observando al desconocido.
Luego miré a las dos chicas e hice una pequeña reverencia. -Me llamo Keyan Farlander, un gusto conoceros.- Volví a enderezarme para esta vez fijarme en la primera de las chicas que había aparecido y que antes me había lanzado una pregunta que había dejado sin responder. -Me temo que mi historia es bien simple señorita. Viajo de aquí para haya ayudando a aquellos que no pueden defenderse solos.- Le dije aunque en todo momento mi rostro se mostraba serio pues creo que hacia años que no sonreía de verdad así que mi rostro desde hace años era aquel el de absoluta seriedad aunque mis palabras fueran amables, educadas y mi tono fuera completamente relajado.
Keyan Farlander
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Re: Silencio, calma, andares de un errante (Libre/interpretativo) [0/3]
Miraba al hombre que tenía delante en busca de algo que le pudiera inspirar, aunque fuera únicamente la primera palabra. Hacía rodar el lápiz entre los dedos índice y pulgar, lo metía entre los demás dedos, haciéndolo girar y cambiar de un dedo a otro con una destreza digna de una literata sin inspiración. Resopló y volvió a mirar el papel, ahora teñido con una mezcla de polvo y pequeñas motas amarillas que descansaban sobre éste. Las apartó con la mano, dejando un pequeño rastro de su mismo color. No le dio tiempo a volver a centrar la mirada, cuando súbitamente dos chicas se cruzaron de lleno en su campo visual y tras ellas un grito de advertencia y varios intercambios verbales.
—Oh, vaya, hola Tina y… Mina —dijo casi automáticamente mirando a una y después a la otra. —No creo que haya nada muy fuera de lo común, será el hábitat de algún animalito de los miles que hay por aquí, pero compruébalo tu misma. Soy Kyria, por cierto —finalizó con una sonrisa.
Le apasionaba la gente curiosa. Se puede no tener talento alguno, pero si se es profundamente curioso…
¿Qué hay más puro que la búsqueda del conocimiento? «Curiosidad y conocimiento», pensó y deprisa cogió el lápiz que, casi indeliberadamente, empezaba a trazar finas líneas sobre el papel, quedándose todo lo demás como un cosquilloso ruido de fondo.
Apenas había recuperado su inspiración, cuando otra figura masculina irrumpía su fluidez. Éste parecía alarmado, aunque algo decepcionado con el panorama encontrado. Le sonrió afablemente sin mediar palabra, puesto que se había adelantado el apuesto caballero, que al parecer se llamaba Keyan Farlander. «Melodioso nombre», caviló mientras escribía con ganas, alzando un ojo e inclinando la cabeza hacia el hombre cuando este, al fin, le contestó.
—Suena a un trabajo bastante… ¿sacrificado? —inquirió curiosa. Las mil y una historias que debía de tener, sacaba a pasear su lado más indiscreto y un tanto entrometido —Cuéntanos más, por favor. ¡Tendrás mil y una hazañas!
La elfa dobló con sumo cuidado el papel juntamente con el lápiz, guardando ambas cosas a buen recaudo. Le enardecían las experiencias heroicas ajenas. Miró entusiasmada a las chicas, a quienes invitó a sentarse a su lado con un gesto, esperando que el caballero tuviera en su mochila de vivencias la mejor de las historias lista para ser contada.
—Oh, vaya, hola Tina y… Mina —dijo casi automáticamente mirando a una y después a la otra. —No creo que haya nada muy fuera de lo común, será el hábitat de algún animalito de los miles que hay por aquí, pero compruébalo tu misma. Soy Kyria, por cierto —finalizó con una sonrisa.
Le apasionaba la gente curiosa. Se puede no tener talento alguno, pero si se es profundamente curioso…
¿Qué hay más puro que la búsqueda del conocimiento? «Curiosidad y conocimiento», pensó y deprisa cogió el lápiz que, casi indeliberadamente, empezaba a trazar finas líneas sobre el papel, quedándose todo lo demás como un cosquilloso ruido de fondo.
Apenas había recuperado su inspiración, cuando otra figura masculina irrumpía su fluidez. Éste parecía alarmado, aunque algo decepcionado con el panorama encontrado. Le sonrió afablemente sin mediar palabra, puesto que se había adelantado el apuesto caballero, que al parecer se llamaba Keyan Farlander. «Melodioso nombre», caviló mientras escribía con ganas, alzando un ojo e inclinando la cabeza hacia el hombre cuando este, al fin, le contestó.
—Suena a un trabajo bastante… ¿sacrificado? —inquirió curiosa. Las mil y una historias que debía de tener, sacaba a pasear su lado más indiscreto y un tanto entrometido —Cuéntanos más, por favor. ¡Tendrás mil y una hazañas!
La elfa dobló con sumo cuidado el papel juntamente con el lápiz, guardando ambas cosas a buen recaudo. Le enardecían las experiencias heroicas ajenas. Miró entusiasmada a las chicas, a quienes invitó a sentarse a su lado con un gesto, esperando que el caballero tuviera en su mochila de vivencias la mejor de las historias lista para ser contada.
Kyria
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Re: Silencio, calma, andares de un errante (Libre/interpretativo) [0/3]
Repentinamente, se había reunido un grupito pintoresco en torno a aquel añoso árbol, en el que la ilusionista se sentía incómoda sin su pequeña Tina, quien desde que viajaba con ella, se había convertido en su facilitadora social. Así que allí, sola, con el humano, la elfa y el dragón -porque su sentido mágico le indicaba que esas eran las razas de aquellos individuos- se sentía como gallina en patio ajeno. Además, no podía simplemente darse la vuelta e irse pues la mujerdreja seguía explorando el interior del tronco.
La incomodidad de la bruja era muy notoria en su expresión y la sonrisa forzada que esbozaba, pero intentaba ser amable. Suspiró. -Sí... Mina es mi nombre y el de la pequeña mujer bestia es Tina... sí... es gracioso cómo nuestros nombres riman... Tina y Mina. Mina y Tina- dijo, como para rellenar y no quedarse callada. -No pasa nada- explicó al joven dragón -Solo mi compañera que es curiosa y se ha metido en el tronco. El problema cuando salga es que yo tendré que limpiarla- aprovechó para quejarse y le regaló una sonrisa al muchacho para que no siguiera preocupado. -Todos nos hemos presentado de una forma u otra... ¿cuál es tu nombre?- le preguntó. En realidad no le interesaba conocerlo, de hecho, no le interesaba conocer a ninguno de los presentes, pero ya que estaban allí, nunca está de más entablar relaciones. No se sabe cuándo serán necesarias y, como decía su hermano, es mejor tener amigos que dinero.
Escuchó las presentaciones y sonrió -Keyan, Kyria, un gusto- dijo. La incomodidad se iba pasando a medida que el hielo se rompía entre ellos. Había notado que la elfa dibujaba mientras el hombre comentaba su profesión. Se asomaba con disimulo sobre la mujer para ver qué garabateaba en su libreta -¿Entonces es una suerte de mercenario?- preguntó a Keyan, pues ese detalle le llamó la atención.
La incomodidad de la bruja era muy notoria en su expresión y la sonrisa forzada que esbozaba, pero intentaba ser amable. Suspiró. -Sí... Mina es mi nombre y el de la pequeña mujer bestia es Tina... sí... es gracioso cómo nuestros nombres riman... Tina y Mina. Mina y Tina- dijo, como para rellenar y no quedarse callada. -No pasa nada- explicó al joven dragón -Solo mi compañera que es curiosa y se ha metido en el tronco. El problema cuando salga es que yo tendré que limpiarla- aprovechó para quejarse y le regaló una sonrisa al muchacho para que no siguiera preocupado. -Todos nos hemos presentado de una forma u otra... ¿cuál es tu nombre?- le preguntó. En realidad no le interesaba conocerlo, de hecho, no le interesaba conocer a ninguno de los presentes, pero ya que estaban allí, nunca está de más entablar relaciones. No se sabe cuándo serán necesarias y, como decía su hermano, es mejor tener amigos que dinero.
Escuchó las presentaciones y sonrió -Keyan, Kyria, un gusto- dijo. La incomodidad se iba pasando a medida que el hielo se rompía entre ellos. Había notado que la elfa dibujaba mientras el hombre comentaba su profesión. Se asomaba con disimulo sobre la mujer para ver qué garabateaba en su libreta -¿Entonces es una suerte de mercenario?- preguntó a Keyan, pues ese detalle le llamó la atención.
Mina Harker
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Re: Silencio, calma, andares de un errante (Libre/interpretativo) [0/3]
-Ah, bien. Creí que alguien estaba en problemas, perdón por la intromisión.- intentaba justificarse el lancero. Sin duda se había visto bastante ridículo al llegar alarmado cuando todos estaban charlando tranquilamente.
El resto de los allí reunidos se presentaron de una u otra forma, por lo que el dragón hizo lo mismo.
-Me llamo Eizark Adelskald... Soy de una familia de nobles en Dundarak, pero no tienen que tratarme diferente. Pueden llamarme Eiz, encantado de conocerlos.-
El noble se había acostumbrado a presentarse ante desconocidos humildemente, inclinando un poco su cabeza para demostrar respeto, pero conservando algo de esa "dignidad" que le enseñaron a demostrar en todo momento. De esa forma, generalmente lograba que lo tratasen como a cualquier aventurero y no le dieran demasiada importancia a su título... Al menos cuando no fuera necesario, por supuesto.
-Así que un caballero errante que pone su espada a disposición de los indefensos... Suena como un buen inicio para una buena historia, sin duda. Al menos, una mucho más interesante que las aburridas negociaciones entre nobles...- Era evidente que la diplomacia le resultaba bastante aburrida al lancero, aún cuando conocía bien su utilidad.
El dragón tomó asiento junto al árbol, sumándose al resto del improvisado público que el caballero humano se había ganado de un momento a otro. Quitó a Skygge de su espalda para poder apoyarla en el árbol cómodamente, dejando el arma a un lado. Quién sabe cuándo aparecería alguna amenaza, por lo que era necesario tenerla al alcance.
El resto de los allí reunidos se presentaron de una u otra forma, por lo que el dragón hizo lo mismo.
-Me llamo Eizark Adelskald... Soy de una familia de nobles en Dundarak, pero no tienen que tratarme diferente. Pueden llamarme Eiz, encantado de conocerlos.-
El noble se había acostumbrado a presentarse ante desconocidos humildemente, inclinando un poco su cabeza para demostrar respeto, pero conservando algo de esa "dignidad" que le enseñaron a demostrar en todo momento. De esa forma, generalmente lograba que lo tratasen como a cualquier aventurero y no le dieran demasiada importancia a su título... Al menos cuando no fuera necesario, por supuesto.
-Así que un caballero errante que pone su espada a disposición de los indefensos... Suena como un buen inicio para una buena historia, sin duda. Al menos, una mucho más interesante que las aburridas negociaciones entre nobles...- Era evidente que la diplomacia le resultaba bastante aburrida al lancero, aún cuando conocía bien su utilidad.
El dragón tomó asiento junto al árbol, sumándose al resto del improvisado público que el caballero humano se había ganado de un momento a otro. Quitó a Skygge de su espalda para poder apoyarla en el árbol cómodamente, dejando el arma a un lado. Quién sabe cuándo aparecería alguna amenaza, por lo que era necesario tenerla al alcance.
Eiz Adelskald
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Re: Silencio, calma, andares de un errante (Libre/interpretativo) [0/3]
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