Los Aeros, la moneda de Aerandir

Antaño no existía la moneda, en la era de los dragones las gentes de Aerandir comerciaban por trueque, tal y como entendemos el truque en la tierra consiste en intercambiar cosas materiales, el cual se llevaba a cabo regularmente entre las poblaciones humanas, intercambiando frutas por pescado, o aquellos que tenían pescado lo intercambiaban con aquellos que tenían reses, y por lo tanto carne. Sin embargo, en las sociedades donde el éter era una fuente de poder, se llevaban a cabo intercambios mágicos o favores. Estos favores eran realizados por los seres mágicos de Aerandir, los druidas primigéneos, o bien entre ellos, es decir, un druida que tuviese el don de la tierra podía ayudar a otro druida a fortalecer sus cosechas, o incluso estos favores se llegaban a dar entre seres mágicos y no mágicos. Los humanos empezaron a depender de la magia para vivir, enriqueciendo a la población mágica.

Tal fue el punto que la población mágica se situó por encima de la humana, llegando incluso a esclavizar a población no mágica a cambio de estos favores. Empezaron a discernirse aquellos que usaban la magia para el bien propio de aquellos que la usaban de manera altruista para ayudar a los demás, algunas hipótesis apuntan a que fue esta una de las primeras brechas que separó a los druidas que ahora conocemos como elfos y que utilizan la magia de la luz, de los brujos, quienes basan su poder en la destrucción.

Se mantuvo este estatus entre personas mágicas y no mágicas, añadiendo además a la nueva raza de Aerandir, los que recibieron la gracia de los dragones, los caballeros-dragón, quienes oprimieron a las poblaciones no mágicas situadas más al norte del continente, pidiendo tributo a cambio de protección. Debían de dar una parte de sus cosechas a cambio de ser protegidos de los seres mágicos. Era una situación insostenible que desencadenó una serie de catástrofes, como la maldición de los vampiros.

Esta situación de abuso de poder por parte de las razas mágicas de Aerandir se mantuvo hasta la segunda oleada de colonizadores terrestres, los vikingos. Guerreros natos que también practicaban el trueque pero que conocían la moneda. Se establecieron en la península de Verisar y les hicieron frente por primera vez a los seres mágicos y comenzaron a ser una sociedad totalmente autogestionada sin necesidad de magia, por ello, los favores dejaron de realizarse entre la población humana.

Estos por su parte, desarrollaron rápidamente la minería y la siderurgia, creando hachas y espadas con los minerales que proporcionaba Aerandir. Las sociedades mágicas se empezaron a interesar por esta nueva tecnología llegada de la tierra, pero esta vez serían los humanos quien llevarían la batuta en las transacciones comerciales. Comenzaron a acuñar trozos de metal sellados con los que posteriormente forjarían las armas, de esta manera jamás volverían a abusar de la condición no mágica de los humanos, ya que los herreros tan solo aceptarían el número de trozos redondos y sellados que necesitase para forjar una espada.

Poco a poco el truque dejó de utilizarse incluso en los humanos, estos trozos de metal redondos y sellados se implantaron para realizar trueques justos, ya que los humanos tenían el monopolio de la minería aerandiana. Poco a poco se estandarizó la moneda, una moneda única que pasó de ser de acero, el material más preciado para realizar armamento, a ser la actual moneda, de una aleación de oro y cinn, habiendo incluso en el mercado actual la falsificación de la moneda que carece de oro, siendo totalmente de cinn.
 

Además del aero que se utiliza para las transacciones comerciales, existen otros tipos de moneda que acuñaron las diferentes razas de aerandir, todas ellas no tienen valor real a la hora de comerciar, pero sí tienen un gran valor ritual. Ejemplo de estas son el aero de jade, de los dragones, se utiliza en los templos para pedir deseos. El aero de sangre, forjado de los metales de lo más profundo de las minas de los reinos del oeste, sirven de ofrenda para el dios vampiro, incluso existen aeros de oro puro que sirven con el mismo fin, ofrendas para los difuntos en todo aerandir. Existen incluso personas que se dedican a coleccionar este tipo de aeros.