Wilhelmina (Mina Harker & Sango) [Trama Global Objetos Malditos]
Página 1 de 1. • Comparte
Wilhelmina (Mina Harker & Sango) [Trama Global Objetos Malditos]
—Has sido rápida —dijo APP-Bel al escuchar la voz de Wilhelmina a su espalda—. Eso me gusta.
Estaba inclinado sobre su mesa de trabajo, revisando dos artilugios que recordaban, muy vagamente, a un par de guantes, o el esqueleto de unos, tal vez. Tras considerar cuál por un momento, tomó uno entre sus manos y se volvió hacia la bruja.
—Ven, tengo algo para ti. Extiende tu brazo. El de la mano no dominante, no quisiera entorpecerte en tu misión.
Colocó la pieza sobre la mano de Mina y, con unas pequeñas abrazaderas, ajustó cada uno de los dedos al artilugio. Finalmente, cerró una última abrazadera en torno a la muñeca de la bruja, que sentiría un pequeño pinchazo.
—Disculpa por eso. Es necesario para sintonizarlo con tu éter y que lo puedas usar. Se lo habría puesto a A47I —añadió, señalando con un gesto de la cabeza a la muchacha que esperaba como una sombra en un rincón de la habitación—, pero una pieza como esta reduciría enormemente su capacidad de maniobra. Muéstrale, A47I.
A su orden, la muchacha, de aspecto frágil y menudo, dio un paso al frente, adelantó ambos brazos y, con un doble clic, desencajó ambas muñecas, que se giraron hasta que cada una de sus manos abrazó el antebrazo propio, al tiempo que unas afiladas cuchillas partían desde los codos y se colocaban en posición, donde en una chica normal habría un par de manos. APP-Bel hizo un gesto de asentimiento y la muchacha retrajo de nuevo las cuchillas, que fueron sustituidas, con otro par de clics, por sus aparentemente delicadas manos.
—Ella será tu acompañante —explicó APP-Bel—. Es lo bastante… discreta como para no suponer un obstáculo a tus artes para la infiltración, pero podrá protegerte si se ven en problemas. También podrá guiarte por la ruta menos transitada. Y ahora, tu misión. —APP-Bel se acomodó contra su mesa de trabajo y cruzó los brazos frente al pecho mientras hablaba—. Como imaginarás, Nuestro Señor no nos abandonará en estos momentos de tribulación. Ya ha enviado ayuda, un objeto de gran poder para añadir a nuestro arsenal. Pero, lamentablemente, el envío llegó con un poco de retraso y ahora está esperando al otro lado del campamento enemigo. Necesitamos que alguien lo entre discretamente en el Edén y creo que tú eres la persona indicada para esa tarea. Este prototipo —añadió señalando el artilugio que le había colocado en torno a la mano— te ayudará a transportar el objeto. Ya lo entenderás cuando lo veas.
Y con esas palabras, dio por concluida la reunión.
Al otro lado del cerco impuesto por la Guardia, oculta entre la maleza de una pequeña arboleda, Aglaea Lossithil esperaba impaciente con dos de sus hombres. Mientras la elfa vigilaba cada movimiento en el campamento, sus compañeros custodiaban una gran caja de un material oscuro que parecía absorber la poca luz que aún no terminaba de ocultarse tras la línea del horizonte.
Mina, tu objetivo para este turno es sencillo de explicar: cruzar el cerco que asedia a Edén para reunirte con Aglaea, que ya está deseando desembarazarse de su paquete. Para ello, puedes valerte no solo de tus propias artes, sino también de A47I, biocibernética de nivel 1 especializada en sigilo y ataque con armas implantadas (y sí, puedes valerte también de sus habilidades raciales, tal vez te sean útiles para atravesar el cerco enemigo).
Sin embargo, algo me dice que estás más interesada en escapar de APP-Bel que en ayudarle. Puedes hacer eso, si lo prefieres, pero A47I no te lo va a poner tan fácil (en este caso, sus habilidades estarán en tu contra).
Por otro lado, la Guardia sospechará de cualquiera que llegue al campamento desde el lado del Edén. Tal vez si les llevaras un regalo de bienvenida al barrio...
Estaba inclinado sobre su mesa de trabajo, revisando dos artilugios que recordaban, muy vagamente, a un par de guantes, o el esqueleto de unos, tal vez. Tras considerar cuál por un momento, tomó uno entre sus manos y se volvió hacia la bruja.
—Ven, tengo algo para ti. Extiende tu brazo. El de la mano no dominante, no quisiera entorpecerte en tu misión.
Colocó la pieza sobre la mano de Mina y, con unas pequeñas abrazaderas, ajustó cada uno de los dedos al artilugio. Finalmente, cerró una última abrazadera en torno a la muñeca de la bruja, que sentiría un pequeño pinchazo.
—Disculpa por eso. Es necesario para sintonizarlo con tu éter y que lo puedas usar. Se lo habría puesto a A47I —añadió, señalando con un gesto de la cabeza a la muchacha que esperaba como una sombra en un rincón de la habitación—, pero una pieza como esta reduciría enormemente su capacidad de maniobra. Muéstrale, A47I.
A su orden, la muchacha, de aspecto frágil y menudo, dio un paso al frente, adelantó ambos brazos y, con un doble clic, desencajó ambas muñecas, que se giraron hasta que cada una de sus manos abrazó el antebrazo propio, al tiempo que unas afiladas cuchillas partían desde los codos y se colocaban en posición, donde en una chica normal habría un par de manos. APP-Bel hizo un gesto de asentimiento y la muchacha retrajo de nuevo las cuchillas, que fueron sustituidas, con otro par de clics, por sus aparentemente delicadas manos.
—Ella será tu acompañante —explicó APP-Bel—. Es lo bastante… discreta como para no suponer un obstáculo a tus artes para la infiltración, pero podrá protegerte si se ven en problemas. También podrá guiarte por la ruta menos transitada. Y ahora, tu misión. —APP-Bel se acomodó contra su mesa de trabajo y cruzó los brazos frente al pecho mientras hablaba—. Como imaginarás, Nuestro Señor no nos abandonará en estos momentos de tribulación. Ya ha enviado ayuda, un objeto de gran poder para añadir a nuestro arsenal. Pero, lamentablemente, el envío llegó con un poco de retraso y ahora está esperando al otro lado del campamento enemigo. Necesitamos que alguien lo entre discretamente en el Edén y creo que tú eres la persona indicada para esa tarea. Este prototipo —añadió señalando el artilugio que le había colocado en torno a la mano— te ayudará a transportar el objeto. Ya lo entenderás cuando lo veas.
Y con esas palabras, dio por concluida la reunión.
Al otro lado del cerco impuesto por la Guardia, oculta entre la maleza de una pequeña arboleda, Aglaea Lossithil esperaba impaciente con dos de sus hombres. Mientras la elfa vigilaba cada movimiento en el campamento, sus compañeros custodiaban una gran caja de un material oscuro que parecía absorber la poca luz que aún no terminaba de ocultarse tras la línea del horizonte.
__________________
Mina, tu objetivo para este turno es sencillo de explicar: cruzar el cerco que asedia a Edén para reunirte con Aglaea, que ya está deseando desembarazarse de su paquete. Para ello, puedes valerte no solo de tus propias artes, sino también de A47I, biocibernética de nivel 1 especializada en sigilo y ataque con armas implantadas (y sí, puedes valerte también de sus habilidades raciales, tal vez te sean útiles para atravesar el cerco enemigo).
Sin embargo, algo me dice que estás más interesada en escapar de APP-Bel que en ayudarle. Puedes hacer eso, si lo prefieres, pero A47I no te lo va a poner tan fácil (en este caso, sus habilidades estarán en tu contra).
Por otro lado, la Guardia sospechará de cualquiera que llegue al campamento desde el lado del Edén. Tal vez si les llevaras un regalo de bienvenida al barrio...
Última edición por Fehu el Jue Abr 28 2022, 16:40, editado 1 vez
Fehu
Master
Master
Cantidad de envíos : : 1559
Nivel de PJ : : 0
Re: Wilhelmina (Mina Harker & Sango) [Trama Global Objetos Malditos]
Con su mano derecha sostenía su antebrazo izquierdo, mientras abría y cerraba la mano, acomodándose a aquel guantelete que le colocó APP-Bel. Apenas lo vio, sintió rechazo y tuvo que contener el impulso de dar un paso atrás, no podía negarse o resistirse, así que dejó que se lo pusiera. En el momento que una pequeña aguja perforó su piel, sintió un frío recorrer su cuerpo y una pesadez que le ahogaba un poco. Su éter se había ensuciado y le costó varios minutos acostumbrarse a aquella carga. Quiso preguntar qué objeto tendría que transportar, pero prefirió callar y asintió –Traeré el objeto- dijo y miró a A47I –Traeremos el objeto- corrigió y le guiñó el ojo a la chica. Le recordó a su preciosa Zöe.
Hizo una leve reverencia y giró sobre sus talones para partir, A47I la siguió, un par de pasos atrás. Mientras salían del Edén ambas estuvieron en silencio, pero este se volvió insoportable. -¿Solo hablas cuando te lo ordenan?- preguntó a la chica, deteniéndose para esperarla y poder caminar juntas. –Afirmativo- respondió ella –Mi función es ejecutar órdenes. No me fue ordenado entablar conversación contigo. Solo cuidarte y vigilar que cumplas el objetivo- añadió la chica, sin mirar ni una vez a la bruja. –Por lo menos eres elocuente con tus respuestas- observó Mina. –Me recuerdas a una querida amiga, ella también es una bio-cibernética pero es mucho más conversadora que tú- le contó. –Percibo que te gusta hablar- señaló A47I. –Pues sí, me gusta conocer a mis socios- explicó. –Por cierto, ¿qué clase de nombre es A47I?- preguntó, retóricamente. Antes de continuar con la idea, la chica respondió –El que me fue asignado por mis superiores-
Mina sonrió y rió un poco. –Parece que todas ustedes son igual de literales. No, me refiero a que eso no es un nombre, parece un número de serie. Necesitas ponerte un nombre con el que te pueda llamar, A47I es muy complicado de pronunciar. Mmmm… a ver… ¿De qué tienes cara?- dijo y la observó unos instantes –Sara, ahora tu nombre es Sara y responderás a él cuando te hable- ordenó. –Copiado- respondió A47I mientras introducía la orden en su memoria.
Cuando estuvieron a las afueras del campamento de la Guardia, Mina y A47I se agazaparon tras unos convenientes arbustos, observando el movimiento del lugar. La vigilancia era continua, así que, para acercarse, la ilusionista creó ilusiones que camuflaba a ambas, haciéndolas prácticamente invisibles[1]. La bruja contemplaba sus opciones -¿Y si rodeamos el campamento?- propuso en voz baja. A47I hizo los cálculos –No, es muy grande, nos tardaríamos mucho. Hay que atravesarlo- informó la bio.
Mina asintió lentamente, resignándose a tener que correr aquel riesgo. Ideas corrían por su cabeza, pensando en cómo infiltrarse allí. Había una que resaltaba sobre las demás y le pareció que era la mejor opción. Miró a A47I y la tomó por los hombros para girarla y obligarla a mirarle de frente. –Sara, vamos a entrar, pero para hacerlo, tenemos que engañar a todos. Te voy a llevar como un rehén, o sea, me haré pasar por un soldado y diré que te atrapé. Tienes que seguirme la corriente, ¿entendido?- explicó a la bio-cibernética que asintió mecánicamente mientras procesaba el comando.
Cuando la bruja aleccionaba a la bio, explicándole con detalle el plan, muy cerca de ellas pasó un hombre. Se veía común y corriente, como cualquiera que transitaba por la calle, pero no, él era especial. A medida que se acercaba, se escuchaba mejor su voz cantante. -Mi niña bonita, mi dulce princesa, me siento en las nubes, cuando tú me besas- tarareaba en alto mientras entraba al campamento.
Por su lado, Mina y A47I se preparaban para poner en marcha su plan. Mina se encargó de atraer a uno de los guardias que vigilaba el perímetro hacia lo tupido del bosque haciendo gala de unas preciosas, voluptuosas y sensuales ilusiones. A47I lo neutralizaba. Ambas lo desvistieron y cubrieron con hojas el cadáver del hombre. –Lo siento mucho- se disculpó con el hombre, acomodándole el cabello. –Por suerte eres feo y hediondo, no ibas a tener mucho éxito en esta vida. Ojalá reencarnes como un hermoso hombre tigre- deseó para el alma de este que tuvo que sacrificar para obtener su libertad. Y, si su plan funcionaba, uno de los poderosos objetos que tanto ansiaba el Hombre Muerto.
Se vistió con la armadura del guardia, que era una escueta pechera y un casco bastante magullado. Tras memorizarse la apariencia de este, se cubrió de ilusiones para parecerse a él y poder pasar medio desapercibida. -¿Estás lista?- preguntó a A47I, pero más a ella misma. Hizo unos cortos saltitos en el puesto, sacudiendo los brazos para entrar en calor y hacer circular la sangre. Luego mal amarró las muñecas de la bio-cibernética y esta de inmediato tomó la postura de estar descompuesta. Incluso comenzó a echar humito de una de sus orejas. –Eres magnífica, Sara- elogió la bruja –Ojalá pudiera quedarme contigo al finalizar esta odisea- pensó y le acarició la carita. ¿Entendería A47I de afecto?
A la entrada del campamento, los guardias les impidieron el paso -¿Qué es esto, Eugene? ¿A quién traes?- increpó uno de ellos. –Una prisionera- respondió Mina, haciendo una voz grave. -¿Qué le pasó a tu voz?- preguntó el otro –No fue fácil atraparla, me llevé varios golpes. Uno me llegó al cuello- respondió, señalando con la cabeza a A47I. Siempre le preguntaban por la voz cuando hacía ese truco, así que ya tenía respuestas preparadas. Ambos soldados lo miraron extrañados y observaron un rato a A47I -¿Dices que la atrapaste?- quiso asegurarse el que habló primero -¡Pero si se la traigo al comandante! Vengo a entregarla, mira, es una de esas cosas que parecen humanas pero no lo son, estaba espiándonos entre los arbustos, segurito hay más de estas cosas allí afuera- dijo, sembrando aquella duda en ambos soldados que se miraron y asintieron.
El que habló segundo llamó a otro soldado que estaba cerca y lo dejó en su puesto –Vamos, te llevaré con el Comandante de tu regimiento- indicó, haciendo un gesto para que lo siguiera. Mina obedeció y jaló a A47I que hasta caminaba chueco, dejando una estela de humito tras de sí.
Avanzaban por el campamento sin problemas, las ilusiones que la cubrían funcionaban muy bien y la actuación de A47I era merecedora de un premio. Parecía que ya iban a llegar a la carpa del Comandante, se habían adentrado mucho. –Ehm… amigo… yo… quisiera que me dieras unos minutos a solas con esta cosita- pidió Mina y miró al guardia con malicia, un gesto que en la cara que veía el hombre, daba repelús. -¿Qué? ¿Acaso tú vas a… perjudicar a la bio-cibernética? Qué asco- respondió el guardia. –Pero si no se va a dar cuenta, estas cosas no sienten nada y mírala, tan bien hechecita que está, ¿no quieres venir?- dijo ella, asqueando aún más al hombre. –Anda, apúrate, te espero afuera de la carpa del Comandante- aceptó y le hizo un gesto con la mano para que se fuera. Mina se emocionó de veras y se apuró en arrastrar a A47I lejos de allí. Por supuesto, lo que hizo fue terminar de cruzar el campamento. Ese guardia tendría que esperar sentado a que regresara.
Cuando dejaron atrás el campamento, A47I recobró su postura y dejó de echar humito. Mina terminó con las ilusiones y ambas se apresuraron a entrar a la arboleda para, por fin, encontrarse con Aglaea Lossithil, quien las recibió con las armas en alto. La bio-cibernética abrió un compartimiento de su abdomen de donde sacó un pequeño pergamino enrollado y lacrado con el sello de APP-Bel, era la forma en que demostrarían que venían de su parte.
-¡Tardaron mucho!- exclamó, bajando las armas. –Por fin te vas a llevar esto- dijo, mirando la perturbadora caja negra que sus hombres custodiaban.
____________________________________
[1]Uso de habilidad de nivel 0 “Si es culebra, te pica [Mágica, Ilusiones, 2 usos]”
Hizo una leve reverencia y giró sobre sus talones para partir, A47I la siguió, un par de pasos atrás. Mientras salían del Edén ambas estuvieron en silencio, pero este se volvió insoportable. -¿Solo hablas cuando te lo ordenan?- preguntó a la chica, deteniéndose para esperarla y poder caminar juntas. –Afirmativo- respondió ella –Mi función es ejecutar órdenes. No me fue ordenado entablar conversación contigo. Solo cuidarte y vigilar que cumplas el objetivo- añadió la chica, sin mirar ni una vez a la bruja. –Por lo menos eres elocuente con tus respuestas- observó Mina. –Me recuerdas a una querida amiga, ella también es una bio-cibernética pero es mucho más conversadora que tú- le contó. –Percibo que te gusta hablar- señaló A47I. –Pues sí, me gusta conocer a mis socios- explicó. –Por cierto, ¿qué clase de nombre es A47I?- preguntó, retóricamente. Antes de continuar con la idea, la chica respondió –El que me fue asignado por mis superiores-
Mina sonrió y rió un poco. –Parece que todas ustedes son igual de literales. No, me refiero a que eso no es un nombre, parece un número de serie. Necesitas ponerte un nombre con el que te pueda llamar, A47I es muy complicado de pronunciar. Mmmm… a ver… ¿De qué tienes cara?- dijo y la observó unos instantes –Sara, ahora tu nombre es Sara y responderás a él cuando te hable- ordenó. –Copiado- respondió A47I mientras introducía la orden en su memoria.
Cuando estuvieron a las afueras del campamento de la Guardia, Mina y A47I se agazaparon tras unos convenientes arbustos, observando el movimiento del lugar. La vigilancia era continua, así que, para acercarse, la ilusionista creó ilusiones que camuflaba a ambas, haciéndolas prácticamente invisibles[1]. La bruja contemplaba sus opciones -¿Y si rodeamos el campamento?- propuso en voz baja. A47I hizo los cálculos –No, es muy grande, nos tardaríamos mucho. Hay que atravesarlo- informó la bio.
Mina asintió lentamente, resignándose a tener que correr aquel riesgo. Ideas corrían por su cabeza, pensando en cómo infiltrarse allí. Había una que resaltaba sobre las demás y le pareció que era la mejor opción. Miró a A47I y la tomó por los hombros para girarla y obligarla a mirarle de frente. –Sara, vamos a entrar, pero para hacerlo, tenemos que engañar a todos. Te voy a llevar como un rehén, o sea, me haré pasar por un soldado y diré que te atrapé. Tienes que seguirme la corriente, ¿entendido?- explicó a la bio-cibernética que asintió mecánicamente mientras procesaba el comando.
Cuando la bruja aleccionaba a la bio, explicándole con detalle el plan, muy cerca de ellas pasó un hombre. Se veía común y corriente, como cualquiera que transitaba por la calle, pero no, él era especial. A medida que se acercaba, se escuchaba mejor su voz cantante. -Mi niña bonita, mi dulce princesa, me siento en las nubes, cuando tú me besas- tarareaba en alto mientras entraba al campamento.
Por su lado, Mina y A47I se preparaban para poner en marcha su plan. Mina se encargó de atraer a uno de los guardias que vigilaba el perímetro hacia lo tupido del bosque haciendo gala de unas preciosas, voluptuosas y sensuales ilusiones. A47I lo neutralizaba. Ambas lo desvistieron y cubrieron con hojas el cadáver del hombre. –Lo siento mucho- se disculpó con el hombre, acomodándole el cabello. –Por suerte eres feo y hediondo, no ibas a tener mucho éxito en esta vida. Ojalá reencarnes como un hermoso hombre tigre- deseó para el alma de este que tuvo que sacrificar para obtener su libertad. Y, si su plan funcionaba, uno de los poderosos objetos que tanto ansiaba el Hombre Muerto.
Se vistió con la armadura del guardia, que era una escueta pechera y un casco bastante magullado. Tras memorizarse la apariencia de este, se cubrió de ilusiones para parecerse a él y poder pasar medio desapercibida. -¿Estás lista?- preguntó a A47I, pero más a ella misma. Hizo unos cortos saltitos en el puesto, sacudiendo los brazos para entrar en calor y hacer circular la sangre. Luego mal amarró las muñecas de la bio-cibernética y esta de inmediato tomó la postura de estar descompuesta. Incluso comenzó a echar humito de una de sus orejas. –Eres magnífica, Sara- elogió la bruja –Ojalá pudiera quedarme contigo al finalizar esta odisea- pensó y le acarició la carita. ¿Entendería A47I de afecto?
A la entrada del campamento, los guardias les impidieron el paso -¿Qué es esto, Eugene? ¿A quién traes?- increpó uno de ellos. –Una prisionera- respondió Mina, haciendo una voz grave. -¿Qué le pasó a tu voz?- preguntó el otro –No fue fácil atraparla, me llevé varios golpes. Uno me llegó al cuello- respondió, señalando con la cabeza a A47I. Siempre le preguntaban por la voz cuando hacía ese truco, así que ya tenía respuestas preparadas. Ambos soldados lo miraron extrañados y observaron un rato a A47I -¿Dices que la atrapaste?- quiso asegurarse el que habló primero -¡Pero si se la traigo al comandante! Vengo a entregarla, mira, es una de esas cosas que parecen humanas pero no lo son, estaba espiándonos entre los arbustos, segurito hay más de estas cosas allí afuera- dijo, sembrando aquella duda en ambos soldados que se miraron y asintieron.
El que habló segundo llamó a otro soldado que estaba cerca y lo dejó en su puesto –Vamos, te llevaré con el Comandante de tu regimiento- indicó, haciendo un gesto para que lo siguiera. Mina obedeció y jaló a A47I que hasta caminaba chueco, dejando una estela de humito tras de sí.
Avanzaban por el campamento sin problemas, las ilusiones que la cubrían funcionaban muy bien y la actuación de A47I era merecedora de un premio. Parecía que ya iban a llegar a la carpa del Comandante, se habían adentrado mucho. –Ehm… amigo… yo… quisiera que me dieras unos minutos a solas con esta cosita- pidió Mina y miró al guardia con malicia, un gesto que en la cara que veía el hombre, daba repelús. -¿Qué? ¿Acaso tú vas a… perjudicar a la bio-cibernética? Qué asco- respondió el guardia. –Pero si no se va a dar cuenta, estas cosas no sienten nada y mírala, tan bien hechecita que está, ¿no quieres venir?- dijo ella, asqueando aún más al hombre. –Anda, apúrate, te espero afuera de la carpa del Comandante- aceptó y le hizo un gesto con la mano para que se fuera. Mina se emocionó de veras y se apuró en arrastrar a A47I lejos de allí. Por supuesto, lo que hizo fue terminar de cruzar el campamento. Ese guardia tendría que esperar sentado a que regresara.
Cuando dejaron atrás el campamento, A47I recobró su postura y dejó de echar humito. Mina terminó con las ilusiones y ambas se apresuraron a entrar a la arboleda para, por fin, encontrarse con Aglaea Lossithil, quien las recibió con las armas en alto. La bio-cibernética abrió un compartimiento de su abdomen de donde sacó un pequeño pergamino enrollado y lacrado con el sello de APP-Bel, era la forma en que demostrarían que venían de su parte.
-¡Tardaron mucho!- exclamó, bajando las armas. –Por fin te vas a llevar esto- dijo, mirando la perturbadora caja negra que sus hombres custodiaban.
____________________________________
[1]Uso de habilidad de nivel 0 “Si es culebra, te pica [Mágica, Ilusiones, 2 usos]”
- Inventario:
- CALAVERITA DE MINA HARKER [CONSUMIBLE]: Recuerdo del Festival: Calaverita de Azúcar "Puede que parezca un dulce como cualquiera, pero esta pequeña calaverita no es para nada comestible. Cuando te encuentres en peligro lánzala al suelo y creará una cortina de humo que nublará la visibilidad de tus enemigos, brindándote la oportunidad de escapar o de crear una distracción".
ANILLO DE ASES [CONSUMIBLE]: Creado por el dios Bragi a través de los sacerdotes brujos. Está formado por ceniza compactada y dura, tanto como una roca. Después de quemar lo que traía desgracia, este anillo os dará suerte:
- Si lo soplas, cuando tengas que tirar runas, la suerte será “buena”, independientemente de la runa que salga. Pero, no tendrá efecto si las runas están condicionadas por otra maldición. Sólo tiene un uso. Después, perderá todo el poder y pasará a ser un mero objeto decorativo.
FLORES DE BRAGIVÄL [CONSUMIBLE]: Estas flores han caído sobre vuestras manos. Si le entregáis una de estas flores a alguien, quedará embobado por vosotros durante dos turnos y tratarán de ser serviciales con vosotros y complaceros. ¡Ojo! No os desearán, ni estarán enamorados. Simplemente buscarán llamar vuestra atención y cumplir lo que les pidáis, siempre y cuando sean órdenes sencillas y que no impliquen herirse a sí mismos o a otros.
QUEMADOR DE INCIENSO [ARMA][SUPERIOR]: Potencia tus habilidades ilusionistas.
Habilidad: crea una densa capa de humo de 2 metros de radio sobre Mina. La utilizas para atrapar a un enemigo. Éste no podrá salir de la niebla y sentirá como una manos invisibles le atrapan del cuello.
Duración: 1 turno
Uso: 1 vez por turno
ARMADURA [COMÚN]: Habilidad [Rasgo]: la armadura tiene la capacidad de ser ligera o media según convenga, siendo su tipo principal el ligero.
DAGAS "COLMILLO DE LA GORGONA [ARMA] [NORMAL]: Con el encantamiento "Arma de Electricidad".
MONEDA PIRATA [CONSUMIBLE - 2 USOS]: Moneda Pirata. Moneda falsa de hecha de cinn (metal muy similar al oro). Podrá utilizarse para comprar los servicios o información de un npc de un tema con Master (misión, desafío, maestereado...) Al entregarla, se deberá lanzar La Voluntad de los Dioses. Si la suerte es Mala o Muy Mala, el npc se dará cuenta que la moneda es falsa y ganaréis su enemistad en lugar de sus servicios. No podrá utilizarse contra personajes hostiles. Ganáis monedas, 2 Usos.
CARAMELO DE JADE [2 CARGAS]: Este dulce alquímico es una de las más curiosas creaciones de Ivern, ingerir este pequeño caramelo te permitirá usar una habilidad de nivel 9 o menos, sin consumir uno de sus usos.
3 x FLOR ESCARCHADA [CONSUMIBLE] Sin duda, ésta es la mayor creación de Ivern. El poseedor de la flor podrá masticarla para utilizar una habilidad mágica a su elección de cualquiera de los personajes que participaron en la fiesta de los colores (Aradia Hazelmere, Bio, Elian, Hazel Wind, Ingela, Magazubi, Mina Harker, Nero Crimson, Rauko, Reike, Shinoroa Ryuu, Taelan, Vincent Calhoun). Los personajes de nivel 0-3, pueden elegir una habilidad de hasta un nivel superior al suyo; los personajes de nivel 4 en adelante, pueden elegir una habilidad de nivel 4 o inferior
Mina Harker
Moderador/a
Moderador/a
Cantidad de envíos : : 394
Nivel de PJ : : 3
Re: Wilhelmina (Mina Harker & Sango) [Trama Global Objetos Malditos]
Aglaea Lossithil guardó las armas y el pergamino tan rápido que Mina no habría tenido tiempo ni de ver dónde. Por la postura relajada de la asesina, cualquiera habría dudado que estaba completamente armada y en posición apenas unos instantes antes.
—Bien, ya estaba hartándome de hacer de guardia. No es para lo que me pagan normalmente, si saben lo que quiero decir.
Cualquiera habría pensado que realizar una simple entrega era un trabajo mucho más grato que aquello por lo que le pagaban normalmente. Sin embargo, Aglaea disfrutaba de su trabajo. Además, estaba deseando librarse de la mocosa.
—Por aquí, un poco más adentro —indicó—. ¿Piensan cruzar ese campamento las dos solas con la caja a cuestas?
No es que le preocupase lo más mínimo lo que hicieran con el paquete, solo quería librarse de él para ir a gastarse el dinero cobrado. Simplemente, le apeteció conversar.
—Solo nos llevaremos el contenido —respondió A47I—. Wilhelmina puede sujetarla.
Los ojos de Aglaea se posaron entonces en la mano de Mina. Asintió con un gesto de reconocimiento al percibir el extraño guante que llevaba. Después, se volvió hacia sus hombres.
—Caballeros, estamos a punto de completar nuestra misión. Prepárense para abrir la tapa a mi señal. —Después se volvió hacia Mina—. La mocosa es muy escurridiza, así que estáte preparada. Colócate aquí, bien cerca de la… Un momento —se interrumpió. Ya no le hablaba a Mina, sino que se dirigió a sus compañeros con el gesto tenso—. ¿Se puede saber por qué hay una rendija abierta?
Era cierto, mirando la oscura caja desde cerca, podía apreciarse una minúscula apertura en una de sus aristas. Los dos hombres se miraron incómodos.
—Bueno, es que… la niña tenía miedo de la oscuridad. Decía que no podía respirar y pensé que una rendija tan pequeña no…
El hombre no llegó a terminar la frase, el cuchillo de Aglaea le atravesó la garganta y, antes de que hubiese terminado de caer al suelo, ya se apoyaba en la nuez de su compañero.
—¿Cuándo abrieron la caja? —preguntó.
—¡Ahora mismo, lo juro! Justo antes de que llegaran.
Aglaea guardó el cuchillo y le dio un puñetazo en el estómago casi en un mismo movimiento.
—Ya las estás buscando o acabarás como Argos.
—Pero, no ha podido salir por una rendija tan pequeña, la habríamos visto.
—¿Quieres apostar? —respondió la elfa con un deje amargo.
Como respondiendo a la pregunta, se oyó el grito de la niña a pocos metros de donde ellos se encontraban, su etérea imagen aún oculta por los árboles.
—¡Socorro, vienen a por mí! ¡Qué alguien me ayude, por favor!
Mina: Alguien ha metido la pata, pero no has sido tú, así que no es tu problema, ¿cierto? Tú ya estás fuera de Edén y fuera del campamento de la Guardia. ¿No era eso lo que querías? ¿Quién podría reprocharte que te largaras con viento fresco? Salvo, quizá, A47I, o Aglaea, o… ¿Recuerdas que APP-Bel tenía un segundo guante? Dime, ¿qué harás? ¿Cazar a la niña? [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] Solo Aglaea y tú pueden tocarla. Y una vez que la tengas, ¿qué harás con ella? ¿La llevarás al campamento, con APP-Bel, lejos de toda esta locura? Tanto si huyes como si pretendes rescatar a la chiquilla, te enfrentarás a A47I y Aglaea (Aglaea, nivel 4, dagas gemelas y cuchillos arrojadizos; el otro asesino estará ocupado con la niña). Alternativamente, puedes tratar de convencer a Sango de que te ayude. Un guerrero fuerte como él podría resultar útil, ¿no crees, querida? Si regresas al campamento (con o sin Jani), descubrirás que el Edén ha lanzado su ataque, pero no podrás intervenir en este turno.
Sango: Qué haces fuera del campamento de la Guardia ya entrada la noche es cosa tuya, pero no me opongo a que me lo cuentes. Te encuentras casualmente en la arboleda en la que se estaba llevando a cabo el intercambio y ves a una chiquilla traslúcida [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] huyendo aterrorizada de dos asesinos elfos (Aglaea, nivel 4, dagas gemelas y cuchillos arrojadizos; y un varón de nivel 3, espada corta y guantelete metálico), una bio-cibernética de aspecto enclenque, pero con dos cuchillas por manos (nivel 1) y, posiblemente, Mina. Aparte de alucinar con la escena, puedes tratar de proteger a la niña fantasma (no podrás tocarla a ella, pero sus perseguidores son perfectamente tangibles, aunque Aglaea es bastante rápida). Si, por el contrario, decides que eso no es asunto tuyo y mejor vuelves al campamento, descubrirás que el Edén ha lanzado su ataque, pero no podrás intervenir en este turno.
—Bien, ya estaba hartándome de hacer de guardia. No es para lo que me pagan normalmente, si saben lo que quiero decir.
Cualquiera habría pensado que realizar una simple entrega era un trabajo mucho más grato que aquello por lo que le pagaban normalmente. Sin embargo, Aglaea disfrutaba de su trabajo. Además, estaba deseando librarse de la mocosa.
—Por aquí, un poco más adentro —indicó—. ¿Piensan cruzar ese campamento las dos solas con la caja a cuestas?
No es que le preocupase lo más mínimo lo que hicieran con el paquete, solo quería librarse de él para ir a gastarse el dinero cobrado. Simplemente, le apeteció conversar.
—Solo nos llevaremos el contenido —respondió A47I—. Wilhelmina puede sujetarla.
Los ojos de Aglaea se posaron entonces en la mano de Mina. Asintió con un gesto de reconocimiento al percibir el extraño guante que llevaba. Después, se volvió hacia sus hombres.
—Caballeros, estamos a punto de completar nuestra misión. Prepárense para abrir la tapa a mi señal. —Después se volvió hacia Mina—. La mocosa es muy escurridiza, así que estáte preparada. Colócate aquí, bien cerca de la… Un momento —se interrumpió. Ya no le hablaba a Mina, sino que se dirigió a sus compañeros con el gesto tenso—. ¿Se puede saber por qué hay una rendija abierta?
Era cierto, mirando la oscura caja desde cerca, podía apreciarse una minúscula apertura en una de sus aristas. Los dos hombres se miraron incómodos.
—Bueno, es que… la niña tenía miedo de la oscuridad. Decía que no podía respirar y pensé que una rendija tan pequeña no…
El hombre no llegó a terminar la frase, el cuchillo de Aglaea le atravesó la garganta y, antes de que hubiese terminado de caer al suelo, ya se apoyaba en la nuez de su compañero.
—¿Cuándo abrieron la caja? —preguntó.
—¡Ahora mismo, lo juro! Justo antes de que llegaran.
Aglaea guardó el cuchillo y le dio un puñetazo en el estómago casi en un mismo movimiento.
—Ya las estás buscando o acabarás como Argos.
—Pero, no ha podido salir por una rendija tan pequeña, la habríamos visto.
—¿Quieres apostar? —respondió la elfa con un deje amargo.
Como respondiendo a la pregunta, se oyó el grito de la niña a pocos metros de donde ellos se encontraban, su etérea imagen aún oculta por los árboles.
—¡Socorro, vienen a por mí! ¡Qué alguien me ayude, por favor!
__________________
Mina: Alguien ha metido la pata, pero no has sido tú, así que no es tu problema, ¿cierto? Tú ya estás fuera de Edén y fuera del campamento de la Guardia. ¿No era eso lo que querías? ¿Quién podría reprocharte que te largaras con viento fresco? Salvo, quizá, A47I, o Aglaea, o… ¿Recuerdas que APP-Bel tenía un segundo guante? Dime, ¿qué harás? ¿Cazar a la niña? [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] Solo Aglaea y tú pueden tocarla. Y una vez que la tengas, ¿qué harás con ella? ¿La llevarás al campamento, con APP-Bel, lejos de toda esta locura? Tanto si huyes como si pretendes rescatar a la chiquilla, te enfrentarás a A47I y Aglaea (Aglaea, nivel 4, dagas gemelas y cuchillos arrojadizos; el otro asesino estará ocupado con la niña). Alternativamente, puedes tratar de convencer a Sango de que te ayude. Un guerrero fuerte como él podría resultar útil, ¿no crees, querida? Si regresas al campamento (con o sin Jani), descubrirás que el Edén ha lanzado su ataque, pero no podrás intervenir en este turno.
Sango: Qué haces fuera del campamento de la Guardia ya entrada la noche es cosa tuya, pero no me opongo a que me lo cuentes. Te encuentras casualmente en la arboleda en la que se estaba llevando a cabo el intercambio y ves a una chiquilla traslúcida [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] huyendo aterrorizada de dos asesinos elfos (Aglaea, nivel 4, dagas gemelas y cuchillos arrojadizos; y un varón de nivel 3, espada corta y guantelete metálico), una bio-cibernética de aspecto enclenque, pero con dos cuchillas por manos (nivel 1) y, posiblemente, Mina. Aparte de alucinar con la escena, puedes tratar de proteger a la niña fantasma (no podrás tocarla a ella, pero sus perseguidores son perfectamente tangibles, aunque Aglaea es bastante rápida). Si, por el contrario, decides que eso no es asunto tuyo y mejor vuelves al campamento, descubrirás que el Edén ha lanzado su ataque, pero no podrás intervenir en este turno.
Fehu
Master
Master
Cantidad de envíos : : 1559
Nivel de PJ : : 0
Re: Wilhelmina (Mina Harker & Sango) [Trama Global Objetos Malditos]
El crujido del cuero, y el sonido metálico de la cota ajustándose a su nueva posición captó la atención del galeno que giró la cabeza antes de dejar unos papeles en la banqueta que usaba como mesa. La luz de la vela y las antorchas del exterior permitieron a Sango ver el rostro cansado del médico.
- Venga, Sango, ya lo hemos hablado, no puedes salir.
Ben ignoró el comentario y se agachó para echar mano al cinto de las armas. Él también estaba cansado. Cansado de que le retuvieran en la tienda de los heridos; cansado de que le prometieran que el comandante quería hablar con él sobre lo ocurrido en el castillo de los Karst; cansado de esperar lo inevitable.
- Tengo que salir. El aire está viciado, necesito moverme.
- No creo que estés del todo recuperado, soldado- advirtió con tono severo el galeno.- Quédate ahí, estamos en un asedio, es peligroso moverse por el campamento y más hoy, que ha habido una incursión y uno de los nuestros ha muerto.
Sango esbozó una ligera sonrisa. Se tomó su tiempo para apretar el cinto y hacer un nudo de seguridad. Por último cogió el escudo y caminó lentamente hacia el galeno.
- ¿No estoy preparado? No tienes ni idea. He combatido seres que salían del mismísimo Helheim, he visto lo que ese maldito frasco y su contenido es capaz de hacer... Esperar es la peor decisión que podíamos haber tomado. Un asalto, cargar con todo...
- Cientos de muertos, ¿para qué? Soldado, te lo advierto, en esta tienda estás bajo mi mando y te ordeno que te quedes donde estás.
- ¿Para qué? Para esperar a esos hijos de puta en el más allá y atormentarlos por el resto de la eternidad.
Ben golpeó con el hombro al galeno cuando pasó a su lado. Este no replicó ni trató de llamarlo a filas. Tomarían nota, sin duda, pero él no podía continuar allí. Desde que le trasladaron del castillo de la familia Karst, había permanecido en hospitales de campaña, recibiendo atenciones y cuidados además de promesas incumplidas.
Nadie de los allí presentes parecían conscientes del grave peligro que corrían. Nadie de los allí presentes le había preguntado por qué una bruja con la que había aparecido en aquel castillo había decidido traicionarle en el último momento. ¿Por qué había confiado en ella? Tenía que haberlo visto venir: la maldición que pesaba sobre Huracán era una señal clara y evidente de que algo iba mal, entonces, ¿por qué ayudarla? Eso era lo que creía. Pero la realidad era que había sido utilizado.
Paseó sin rumbo por el campamento. Ceños fruncidos, preocupación, ansiedad, miedo... Las caras de sus compañeros más jóvenes eran un lienzo sobre el que se plasmaban todas aquellas emociones. Por su parte, los veteranos, jugaban con las runas, incluso se atrevían a bromear y reír, conscientes de que podía ser su última noche. Pero todos compartían el mismo objetivo. Su paseo tenía un segundo objetivo que era localizar el grupo del capitán Karst y de su Asland. Pero sabía que no estaba allí. Se lo habían dicho siempre que preguntaba por ella. No lo había creído en un primer momento, pero a fuerza de repetirlo.
Sus pasos le llevaron fuera del campamento, salió por el lado de las letrinas y nadie dio la voz de alarma cuando Ben siguió caminando hacia una arboleda. Estaba solo pese a estar rodeado de camaradas. En poco tiempo había sufrido choques emocionales muy fuertes: un reencuentro con Asland y Anders Holgers; la traición de Huracán; el abandono, seguramente forzado, de los primeros, pero aún así... ¿Qué pruebas eran aquellas? ¿Qué destino habían tejido para él las Nornas?
Una revelación acompañada de una fuerza que le oprimió el pecho le golpeó como un martillo de un herrero: ¿estaba cerca el fin? Uno llegaba al mundo solo y salía de él de la misma manera, ¿eran los últimos sucesos el preludio de lo inevitable? Se reconfortó con el tacto del hacha, la reliquia familiar, incansable compañera de fatigas. A lo lejos, una voz.
- ¡Socorro, vienen a por mí! ¡Qué alguien me ayude, por favor!
La muchacha corría directamente hacia él. Sango se puso en guardia, escudo en la zurda y hacha en la diestra.
- ¡Alto! ¡En nombre de la Guardia te ordeno que te detengas!- Siguió corriendo hacia él y Sango pudo ver que había algo que no cuadraba con aquella chiquilla. Bajó el arma e hincó una rodilla en el suelo.- ¿¡ Qué haces aquí sola a estas...!?- cuando fue a sujetarla por el brazo no pudo.
Se puso en pie y dio un paso atrás, asombrado por la visión. La chica le repetía una y otra vez que necesitaba ayuda. A lo lejos, sonidos en la arboleda, más allá, supuso, Eden. Sonrió a la joven y alzó de nuevo la mirada. Sí. Lo entendió. Los Dioses, le habían dado un nuevo propósito: aquella muchacha, aquella visión era su heraldo y él aceptó su nuevo cometido.
- Quédate detrás de mi.
Dio tres pasos al frente y aguardó con las armas en posición de reposo. Echó un último vistazo a su espalda para asegurarse que la muchacha seguía con él y le dedicó una sonrisa antes de volver la cabeza hacia el peligro.
El primer perseguidor no tardó mucho más en hacerse ver.
- Venga, Sango, ya lo hemos hablado, no puedes salir.
Ben ignoró el comentario y se agachó para echar mano al cinto de las armas. Él también estaba cansado. Cansado de que le retuvieran en la tienda de los heridos; cansado de que le prometieran que el comandante quería hablar con él sobre lo ocurrido en el castillo de los Karst; cansado de esperar lo inevitable.
- Tengo que salir. El aire está viciado, necesito moverme.
- No creo que estés del todo recuperado, soldado- advirtió con tono severo el galeno.- Quédate ahí, estamos en un asedio, es peligroso moverse por el campamento y más hoy, que ha habido una incursión y uno de los nuestros ha muerto.
Sango esbozó una ligera sonrisa. Se tomó su tiempo para apretar el cinto y hacer un nudo de seguridad. Por último cogió el escudo y caminó lentamente hacia el galeno.
- ¿No estoy preparado? No tienes ni idea. He combatido seres que salían del mismísimo Helheim, he visto lo que ese maldito frasco y su contenido es capaz de hacer... Esperar es la peor decisión que podíamos haber tomado. Un asalto, cargar con todo...
- Cientos de muertos, ¿para qué? Soldado, te lo advierto, en esta tienda estás bajo mi mando y te ordeno que te quedes donde estás.
- ¿Para qué? Para esperar a esos hijos de puta en el más allá y atormentarlos por el resto de la eternidad.
Ben golpeó con el hombro al galeno cuando pasó a su lado. Este no replicó ni trató de llamarlo a filas. Tomarían nota, sin duda, pero él no podía continuar allí. Desde que le trasladaron del castillo de la familia Karst, había permanecido en hospitales de campaña, recibiendo atenciones y cuidados además de promesas incumplidas.
Nadie de los allí presentes parecían conscientes del grave peligro que corrían. Nadie de los allí presentes le había preguntado por qué una bruja con la que había aparecido en aquel castillo había decidido traicionarle en el último momento. ¿Por qué había confiado en ella? Tenía que haberlo visto venir: la maldición que pesaba sobre Huracán era una señal clara y evidente de que algo iba mal, entonces, ¿por qué ayudarla? Eso era lo que creía. Pero la realidad era que había sido utilizado.
Paseó sin rumbo por el campamento. Ceños fruncidos, preocupación, ansiedad, miedo... Las caras de sus compañeros más jóvenes eran un lienzo sobre el que se plasmaban todas aquellas emociones. Por su parte, los veteranos, jugaban con las runas, incluso se atrevían a bromear y reír, conscientes de que podía ser su última noche. Pero todos compartían el mismo objetivo. Su paseo tenía un segundo objetivo que era localizar el grupo del capitán Karst y de su Asland. Pero sabía que no estaba allí. Se lo habían dicho siempre que preguntaba por ella. No lo había creído en un primer momento, pero a fuerza de repetirlo.
Sus pasos le llevaron fuera del campamento, salió por el lado de las letrinas y nadie dio la voz de alarma cuando Ben siguió caminando hacia una arboleda. Estaba solo pese a estar rodeado de camaradas. En poco tiempo había sufrido choques emocionales muy fuertes: un reencuentro con Asland y Anders Holgers; la traición de Huracán; el abandono, seguramente forzado, de los primeros, pero aún así... ¿Qué pruebas eran aquellas? ¿Qué destino habían tejido para él las Nornas?
Una revelación acompañada de una fuerza que le oprimió el pecho le golpeó como un martillo de un herrero: ¿estaba cerca el fin? Uno llegaba al mundo solo y salía de él de la misma manera, ¿eran los últimos sucesos el preludio de lo inevitable? Se reconfortó con el tacto del hacha, la reliquia familiar, incansable compañera de fatigas. A lo lejos, una voz.
- ¡Socorro, vienen a por mí! ¡Qué alguien me ayude, por favor!
La muchacha corría directamente hacia él. Sango se puso en guardia, escudo en la zurda y hacha en la diestra.
- ¡Alto! ¡En nombre de la Guardia te ordeno que te detengas!- Siguió corriendo hacia él y Sango pudo ver que había algo que no cuadraba con aquella chiquilla. Bajó el arma e hincó una rodilla en el suelo.- ¿¡ Qué haces aquí sola a estas...!?- cuando fue a sujetarla por el brazo no pudo.
Se puso en pie y dio un paso atrás, asombrado por la visión. La chica le repetía una y otra vez que necesitaba ayuda. A lo lejos, sonidos en la arboleda, más allá, supuso, Eden. Sonrió a la joven y alzó de nuevo la mirada. Sí. Lo entendió. Los Dioses, le habían dado un nuevo propósito: aquella muchacha, aquella visión era su heraldo y él aceptó su nuevo cometido.
- Quédate detrás de mi.
Dio tres pasos al frente y aguardó con las armas en posición de reposo. Echó un último vistazo a su espalda para asegurarse que la muchacha seguía con él y le dedicó una sonrisa antes de volver la cabeza hacia el peligro.
El primer perseguidor no tardó mucho más en hacerse ver.
Sango
Héroe de Aerandir
Héroe de Aerandir
Cantidad de envíos : : 567
Nivel de PJ : : 5
Re: Wilhelmina (Mina Harker & Sango) [Trama Global Objetos Malditos]
Estaba muy cerca, ya casi podía saborear su libertad. Lo primero que haría al liberarse de APP-Bel sería volver a Beltrexus y abrazar a su madre con fuerza. Sí, definitivamente eso sería. Por todos los dioses, ¡qué sentimental se pone Mina cuando se enfrenta al cautiverio! Lo más seguro es que no haría eso, pero en aquel momento, mientras la elfa llamada Aglaea Lossithil no disimulaba su alegría por terminar el trabajo, Mina solo pensaba en su dulce mamita.
-Momento. ¿El paquete es una niña?- quiso confirmar la bruja, desconcertada, cayendo en cuenta que en ningún momento le dijeron exactamente qué era lo que había ido a buscar. Ella había asumido que era alguno de esos objetos especiales. Ya había visto uno, semanas atrás en Ciudad Lagarto. Había sentido su poder y ansiado poseerlo de una manera que no podía explicar. Ahora solo lo quería para poder cambiarlo por su libertad, sin considerar qué era ni qué hacía. -¿Qué clase de niña es para tener que llevarla en una caja así?- indagó al ver la jaula especial en la que era transportada. -Sara, explícame que no entiendo- exigió, molesta. -No hay tiempo, Mina.- respondió impertérrita, mirando fijamente el cubo metálico.
-¿Se puede saber por qué hay una rendija abierta?- exclamó Aglaea Lossithil, enganchándose a discutir con sus hombres. El rostro impasible de A47I se desencajó, asustando un poquito a la ilusionista. Acto seguido, la biocibernética se largó a correr por donde posiblemente había escapado la niña. -¡Eh! ¡Sara! ¡Espérame!- exclamó Mina quien no esperó para correr tras ella. ¡Socorro, vienen a por mí! ¡Qué alguien me ayude, por favor!- escucharon, a unos pocos metros frente a ellas. La voz sonaba frágil y etérea.
A47I y Mina habían arrancado antes, pero Aglaea Lossithil las alcanzó rápidamente, uno de sus hombres también había acortado distancias y les pisaba los talones. Saltaron unos arbustos, cual atletas en una carrera de obstáculos, y se encontraron de frente a la fantasmagórica niña, quien se ocultaba tras un hombre, un soldado preparado para la pelea. Mina sintió ganas de hacer muchas preguntas, pero supo de inmediato que tendría que hacerlas más tarde.
Tras un instante de silencio y vacilación, los cuatro se lanzaron sobre la niña y el soldado, pero Una rama gruesa azotó al secuáz de la elfa, tirándolo al suelo. Lo golpeaba sin parar, incesante, no le permitía incorporarse, con tanta fuerza, que astillas de madera volaban por los aires tras cada impacto1. Mina iba a salir de allí con aquella niñita, de una forma u otra, así que tendría que eliminar a los demás. No podía pelear con todos a la vez y no quería enfrentarse directamente a "Sara" porque le había tomado cariño, así que eliminaría a Aglaea Lossithil, con la esperanza de que el soldado, que se veía presto a defender a la chica, se encargara de la bio cibernética.
La elfa se lanzó hacia la niña, tenía que atraparla a como diera lugar o de lo contrario no recibiría su recompensa. Una más que merecida después de todo el trabajo que le había costado atraparla. No podía perderla estando tan cerca de culminar, había tenido el éxito en la bolsa. Pero Mina no lo permitiría y le cortó el paso, dándole un empujón con el hombro, que ella salvó con gracia, pero tuvo que saltar a un lado. -¿Pero qué haces?- le interpeló sorprendida -Deberías irte, ya cumpliste, la niña queda bajo mi custodia- respondió con firmeza la ilusionista, subiendo la guardia para pelear -Yo cuidaré muy bien de ella. Estará a salvo conmigo. Yo la sacaré de este peligroso lugar.- dijo en voz alta, para que el soldado y la niña la escucharan y entendieran que ella era una aliada.
Pero eso no fue lo que más llamó la atención de Aglaea Lossithil, sino que aparecieron numerosas dagas2 alrededor de ella. -Te recomiendo que te marches y te lleves al resto de tu gente- advirtió Mina, quien lanzó una rápida mirada al tipo que aún recibía golpes del tronco. -Es un consejo que te doy desde el fondo de mi corazón- añadió, para sumarle un poco más de énfasis a su amenaza.
____________________
1 Uso de la habilidad de nivel 2 Tu mandarina en gajos [Mágica, Telequinesis]
2 Uso del talento Ilusiones Avanzado
-Momento. ¿El paquete es una niña?- quiso confirmar la bruja, desconcertada, cayendo en cuenta que en ningún momento le dijeron exactamente qué era lo que había ido a buscar. Ella había asumido que era alguno de esos objetos especiales. Ya había visto uno, semanas atrás en Ciudad Lagarto. Había sentido su poder y ansiado poseerlo de una manera que no podía explicar. Ahora solo lo quería para poder cambiarlo por su libertad, sin considerar qué era ni qué hacía. -¿Qué clase de niña es para tener que llevarla en una caja así?- indagó al ver la jaula especial en la que era transportada. -Sara, explícame que no entiendo- exigió, molesta. -No hay tiempo, Mina.- respondió impertérrita, mirando fijamente el cubo metálico.
-¿Se puede saber por qué hay una rendija abierta?- exclamó Aglaea Lossithil, enganchándose a discutir con sus hombres. El rostro impasible de A47I se desencajó, asustando un poquito a la ilusionista. Acto seguido, la biocibernética se largó a correr por donde posiblemente había escapado la niña. -¡Eh! ¡Sara! ¡Espérame!- exclamó Mina quien no esperó para correr tras ella. ¡Socorro, vienen a por mí! ¡Qué alguien me ayude, por favor!- escucharon, a unos pocos metros frente a ellas. La voz sonaba frágil y etérea.
A47I y Mina habían arrancado antes, pero Aglaea Lossithil las alcanzó rápidamente, uno de sus hombres también había acortado distancias y les pisaba los talones. Saltaron unos arbustos, cual atletas en una carrera de obstáculos, y se encontraron de frente a la fantasmagórica niña, quien se ocultaba tras un hombre, un soldado preparado para la pelea. Mina sintió ganas de hacer muchas preguntas, pero supo de inmediato que tendría que hacerlas más tarde.
Tras un instante de silencio y vacilación, los cuatro se lanzaron sobre la niña y el soldado, pero Una rama gruesa azotó al secuáz de la elfa, tirándolo al suelo. Lo golpeaba sin parar, incesante, no le permitía incorporarse, con tanta fuerza, que astillas de madera volaban por los aires tras cada impacto1. Mina iba a salir de allí con aquella niñita, de una forma u otra, así que tendría que eliminar a los demás. No podía pelear con todos a la vez y no quería enfrentarse directamente a "Sara" porque le había tomado cariño, así que eliminaría a Aglaea Lossithil, con la esperanza de que el soldado, que se veía presto a defender a la chica, se encargara de la bio cibernética.
La elfa se lanzó hacia la niña, tenía que atraparla a como diera lugar o de lo contrario no recibiría su recompensa. Una más que merecida después de todo el trabajo que le había costado atraparla. No podía perderla estando tan cerca de culminar, había tenido el éxito en la bolsa. Pero Mina no lo permitiría y le cortó el paso, dándole un empujón con el hombro, que ella salvó con gracia, pero tuvo que saltar a un lado. -¿Pero qué haces?- le interpeló sorprendida -Deberías irte, ya cumpliste, la niña queda bajo mi custodia- respondió con firmeza la ilusionista, subiendo la guardia para pelear -Yo cuidaré muy bien de ella. Estará a salvo conmigo. Yo la sacaré de este peligroso lugar.- dijo en voz alta, para que el soldado y la niña la escucharan y entendieran que ella era una aliada.
Pero eso no fue lo que más llamó la atención de Aglaea Lossithil, sino que aparecieron numerosas dagas2 alrededor de ella. -Te recomiendo que te marches y te lleves al resto de tu gente- advirtió Mina, quien lanzó una rápida mirada al tipo que aún recibía golpes del tronco. -Es un consejo que te doy desde el fondo de mi corazón- añadió, para sumarle un poco más de énfasis a su amenaza.
____________________
1 Uso de la habilidad de nivel 2 Tu mandarina en gajos [Mágica, Telequinesis]
2 Uso del talento Ilusiones Avanzado
Mina Harker
Moderador/a
Moderador/a
Cantidad de envíos : : 394
Nivel de PJ : : 3
Re: Wilhelmina (Mina Harker & Sango) [Trama Global Objetos Malditos]
A47I inició la comunicación tan pronto como Mina atacó al elfo. La respuesta le llegó casi en el acto: Aglaea y tú traerán el Objeto y a la bruja. Mata al soldado. La bio-cibernética sacó sus cuchillas y se prestó a cumplir la orden. Primero, el soldado, luego ayudaría a la elfa contra la bruja.
Jani, que había encontrado una pequeña esperanza en la sonrisa de aquel hombre, retrocedió un poco más al ver acercarse aquella figura, no mucho más alta que ella misma, pero con dos enormes cuchillas donde debería tener las manos. ¿Dónde estaban Arancel y Doce Horas? Quería volver a Calalini, allí estaría segura.
Mientras tanto, Aglaea se vio acorralada como no se había sentido en mucho tiempo. Aquellas eran demasiadas dagas. ¿Debería largarse sin más? Como en respuesta a su pregunta, una figura encapuchada se materializó a la derecha de la bruja. Aglaea sabía que la visión era solo para sus ojos, un recordatorio de que, fuera a donde fuera, Randall Flagg sabría encontrarla. Aún así, una parte de ella no pudo evitar asombrarse de que la bruja no se percatara de aquella presencia tan cercana. No, no habría salida fácil para ella. Debía acabar el trabajo a cualquier precio. ¿Pero qué hacer frente a tantas cuchillas apuntando en su dirección?
En aquel momento, el extraño guante articulado se apretó con fuerza contra la mano y muñeca de Mina. La bruja sentiría una punción y algo, pronto descubriría qué, siendo arrancado de ella y absorbido por el artilugio. Las dagas desaparecieron. Aglaea sonrió y se preparó para atacar.
Mina: Mi querida Wilhelmina, espero que no creyeras que la dulce “Sara” vino contigo únicamente para servir de apoyo. APP-Bel conoce de tu traición gracias a la Mente Colmena del Edén y ha activado la función extra del pequeño aparatito que te entregó. Has perdido tu magia (conservas las habilidades raciales Don Mágico y Superioridad Arcana, pero ni rastro de ilusiones o telequinesis), pero no estás del todo indefensa, ¿no es así? Espero que lo sea, porque una asesina de nivel 4 va a por ti. Puedes intentar quitarte el guante (si Aglaea te da cuartel), pero sabes lo bastante de ingeniería para entender que arrancártelo de golpe podría causar daños irreparables. Además, es la única pista que tienes para descubrir a dónde ha ido tu magia.
Sango: No tengo mucho que decir: tu pequeño heraldo depende de ti. Te enfrentas a una menuda bio-cibernética de nivel 1, pero que no te engañen ni su tamaño ni su nivel. Al estar cerca del Edén, sus capacidades físicas se ven considerablemente aumentadas. Además, puede autorrepararse con cualquier pedazo de metal a su alcance, incluidas tus armas.
Jani, que había encontrado una pequeña esperanza en la sonrisa de aquel hombre, retrocedió un poco más al ver acercarse aquella figura, no mucho más alta que ella misma, pero con dos enormes cuchillas donde debería tener las manos. ¿Dónde estaban Arancel y Doce Horas? Quería volver a Calalini, allí estaría segura.
Mientras tanto, Aglaea se vio acorralada como no se había sentido en mucho tiempo. Aquellas eran demasiadas dagas. ¿Debería largarse sin más? Como en respuesta a su pregunta, una figura encapuchada se materializó a la derecha de la bruja. Aglaea sabía que la visión era solo para sus ojos, un recordatorio de que, fuera a donde fuera, Randall Flagg sabría encontrarla. Aún así, una parte de ella no pudo evitar asombrarse de que la bruja no se percatara de aquella presencia tan cercana. No, no habría salida fácil para ella. Debía acabar el trabajo a cualquier precio. ¿Pero qué hacer frente a tantas cuchillas apuntando en su dirección?
En aquel momento, el extraño guante articulado se apretó con fuerza contra la mano y muñeca de Mina. La bruja sentiría una punción y algo, pronto descubriría qué, siendo arrancado de ella y absorbido por el artilugio. Las dagas desaparecieron. Aglaea sonrió y se preparó para atacar.
__________________
Mina: Mi querida Wilhelmina, espero que no creyeras que la dulce “Sara” vino contigo únicamente para servir de apoyo. APP-Bel conoce de tu traición gracias a la Mente Colmena del Edén y ha activado la función extra del pequeño aparatito que te entregó. Has perdido tu magia (conservas las habilidades raciales Don Mágico y Superioridad Arcana, pero ni rastro de ilusiones o telequinesis), pero no estás del todo indefensa, ¿no es así? Espero que lo sea, porque una asesina de nivel 4 va a por ti. Puedes intentar quitarte el guante (si Aglaea te da cuartel), pero sabes lo bastante de ingeniería para entender que arrancártelo de golpe podría causar daños irreparables. Además, es la única pista que tienes para descubrir a dónde ha ido tu magia.
Sango: No tengo mucho que decir: tu pequeño heraldo depende de ti. Te enfrentas a una menuda bio-cibernética de nivel 1, pero que no te engañen ni su tamaño ni su nivel. Al estar cerca del Edén, sus capacidades físicas se ven considerablemente aumentadas. Además, puede autorrepararse con cualquier pedazo de metal a su alcance, incluidas tus armas.
Fehu
Master
Master
Cantidad de envíos : : 1559
Nivel de PJ : : 0
Re: Wilhelmina (Mina Harker & Sango) [Trama Global Objetos Malditos]
Varia figuras aparecieron de entre los arbustos, a la carrera. Uno de ellos cayó al instante, golpeado por algo que fue incapaz de ver pero que causó efecto inmediato. A continuación un gran número de objetos flotaron a lo lejos pero no pudo distinguirlos debido a que se acercaban hacia él a gran velocidad con las armas en ristra.
Se fijo en que el tamaño de su rival podía ser un problema: no tenía problema con gente de un tamaño similar al suyo, incluso más grandes, pero que fueran más pequeños le obligaba a forzar una posición que no le gustaba ya que estaba obligado a bajar la posición de guardia del escudo y por tanto a luchar fuera de su zona de confort.
La primera embestida tuvo por objetivo el escudo, el cual no golpeó de frente sino que utilizó una de las cuchillas para apartarlo y estocar con la otra. Ben tuvo que saltar hacia atrás y luego dar un par de pasos laterales para esquivar otras dos estocadas que fueron seguidas de un salto y un golpe descendente que esquivó echándose a un lado. Aprovechó la ventaja de quedar de pie para patear a su atacante y desequilibrarlo. Sin embargo no cumplió su objetivo ya que su atacante no cedió y se lanzó nuevamente hacia él.
En el siguiente golpe, las dagas impactaron en el escudo (1) convirtiéndose casi al instante en piedra. El ataque cesó y Sango aprovechó para estudiar a su rival que, pese a tener bastante peso en los brazos estiró estos y empezó a girar sobre sí misma y dirigirse en su dirección. Los primeros golpes los paró con el escudo pero tuvo que retirarse varios pasos porque el avance, aunque lento parecía imposible de parar. No le dio tregua y saltó hacia él. Le dio tiempo a interponer el escudo pero ambos cayeron al suelo.
La biocibernética se puso rápidamente en pie lo que permitió a Sango lanzar un golpe de barrido hacia sus piernas que golpearon su objetivo y lo tiró al suelo. En el movimiento de caída consiguió golpearle el brazo derecho y Ben perdió el arma. Se colocó a horcajadas sobre la bio y cogió el escudo para estampárselo contra la cabeza una vez. Cuando cargaba el segundo golpe los brazos de la bio lo levantaron en el aire, la bio rodó sobre sí misma y Sango cayó en el suelo de rodillas sobre lo que quedaba de su hacha. De alguna forma el hacha había perdido la mitad de la cabeza. Sango se tomó un instante para mirar el hacha y luego a la bio. Pronto lo entendió.
- No eres consciente de lo que acabas de hacer...
La reliquia familiar de Ben acababa de ser medio destruida. Un hacha, que había permanecido en su familia durante varias generaciones. Un hacha que comenzó teniendo un uso profesional, ya que el abuelo de su padre la usaba para cortar madera. Los herederos la fueron usando, gastando y afilando hasta llegar al punto de ser un hacha inservible para el uso intensivo que se le pretendía dar. Fue el abuelo de Sango el que la mandó reformar para convertirla en un hacha de combate.
Ben se levantó con el mango y el acero que quedaba del hacha, ahora convertido en una suerte de maza y se lanzó hacia la bio sin ningún tipo de sentido, enceguecido por la ira y la rabia y el deseo de venganza por haber destruido una reliquia familiar, un objeto que para él, era sagrado.
Embistió a la pequeña con el escudo que contestó golpeando nuevamente el escudo, sin embargo esta vez no le dejó armar los brazos y se tiró sobre ella para golpearla varias veces en la cabeza con la maza improvisada. Cada golpe reducía la resistencia y la fuerza de la biocibernética del Eden y lo sabía. Soltó la maza y la golpeó repetidas veces con el escudo hasta que lo cogió con las dos manos y lo usó para golpear la garganta sin darle tregua hasta que consiguió separar la cabeza del cuerpo. Tiró el escudo a un lado y cogió la cabeza para estamparla varias veces contra el suelo mientras maldecía a aquel ser.
Cuando hubo terminado, lanzó la cabeza a un lado y recuperó el escudo y lo que quedaba del hacha que se colgó a un lado mientras observaba la pelea que tenía lugar. Esos cabrones pagarían por lo que acababan de hacer. Se acercó hacia ellas. Desenvainó la espada y se clavó en el sitio en el que podía distinguir a dos mujeres peleando.
(2) Gritó, liberó adrenalina y rezó porque aquella mujer que ahora se centraba en él estuviera en paz con los Dioses. Pensamientos oscuros se le pasaron por la cabeza pero entonces recordó por qué estaba allí.
- Chiquilla, ¿sigues ahí? Bien. Sé testigo, cuéntales a los Dioses que Ben Nelad lucha por y para ellos. ¡Que la fuerza de Thor guíe mi brazo!
De nuevo, espada en mano, se puso en posición defensiva. La elfa corría hacia él.
(1) Encantamiento del escudo - El escudo posee un encantamiento de Defensa Pétrea (Asher): Cada vez que el objeto encantado es golpeado por un ataque de otro objeto (arma, guante, bota, etc.), el objeto atacante se cubrirá de piedras alrededor del lugar del impacto, por dos turnos. Esto le volverá más pesado, puede inutilizar su filo o puntas, dificultar movimiento y, en general, dificultará su uso y efectividad.
(2) Uso de habilidad - Aqui os espero: Un rugido, como el oleaje rompiendo en un acantilado, sale de las entraña de Sango captando la atención de sus adversarios que se lanzan hacia él. Por su parte Sango obtiene una mejora en el aguante, durante un turno, fruto de la adrenalina liberada en el grito.
Mi hacha...
Se fijo en que el tamaño de su rival podía ser un problema: no tenía problema con gente de un tamaño similar al suyo, incluso más grandes, pero que fueran más pequeños le obligaba a forzar una posición que no le gustaba ya que estaba obligado a bajar la posición de guardia del escudo y por tanto a luchar fuera de su zona de confort.
La primera embestida tuvo por objetivo el escudo, el cual no golpeó de frente sino que utilizó una de las cuchillas para apartarlo y estocar con la otra. Ben tuvo que saltar hacia atrás y luego dar un par de pasos laterales para esquivar otras dos estocadas que fueron seguidas de un salto y un golpe descendente que esquivó echándose a un lado. Aprovechó la ventaja de quedar de pie para patear a su atacante y desequilibrarlo. Sin embargo no cumplió su objetivo ya que su atacante no cedió y se lanzó nuevamente hacia él.
En el siguiente golpe, las dagas impactaron en el escudo (1) convirtiéndose casi al instante en piedra. El ataque cesó y Sango aprovechó para estudiar a su rival que, pese a tener bastante peso en los brazos estiró estos y empezó a girar sobre sí misma y dirigirse en su dirección. Los primeros golpes los paró con el escudo pero tuvo que retirarse varios pasos porque el avance, aunque lento parecía imposible de parar. No le dio tregua y saltó hacia él. Le dio tiempo a interponer el escudo pero ambos cayeron al suelo.
La biocibernética se puso rápidamente en pie lo que permitió a Sango lanzar un golpe de barrido hacia sus piernas que golpearon su objetivo y lo tiró al suelo. En el movimiento de caída consiguió golpearle el brazo derecho y Ben perdió el arma. Se colocó a horcajadas sobre la bio y cogió el escudo para estampárselo contra la cabeza una vez. Cuando cargaba el segundo golpe los brazos de la bio lo levantaron en el aire, la bio rodó sobre sí misma y Sango cayó en el suelo de rodillas sobre lo que quedaba de su hacha. De alguna forma el hacha había perdido la mitad de la cabeza. Sango se tomó un instante para mirar el hacha y luego a la bio. Pronto lo entendió.
- No eres consciente de lo que acabas de hacer...
La reliquia familiar de Ben acababa de ser medio destruida. Un hacha, que había permanecido en su familia durante varias generaciones. Un hacha que comenzó teniendo un uso profesional, ya que el abuelo de su padre la usaba para cortar madera. Los herederos la fueron usando, gastando y afilando hasta llegar al punto de ser un hacha inservible para el uso intensivo que se le pretendía dar. Fue el abuelo de Sango el que la mandó reformar para convertirla en un hacha de combate.
Ben se levantó con el mango y el acero que quedaba del hacha, ahora convertido en una suerte de maza y se lanzó hacia la bio sin ningún tipo de sentido, enceguecido por la ira y la rabia y el deseo de venganza por haber destruido una reliquia familiar, un objeto que para él, era sagrado.
Embistió a la pequeña con el escudo que contestó golpeando nuevamente el escudo, sin embargo esta vez no le dejó armar los brazos y se tiró sobre ella para golpearla varias veces en la cabeza con la maza improvisada. Cada golpe reducía la resistencia y la fuerza de la biocibernética del Eden y lo sabía. Soltó la maza y la golpeó repetidas veces con el escudo hasta que lo cogió con las dos manos y lo usó para golpear la garganta sin darle tregua hasta que consiguió separar la cabeza del cuerpo. Tiró el escudo a un lado y cogió la cabeza para estamparla varias veces contra el suelo mientras maldecía a aquel ser.
Cuando hubo terminado, lanzó la cabeza a un lado y recuperó el escudo y lo que quedaba del hacha que se colgó a un lado mientras observaba la pelea que tenía lugar. Esos cabrones pagarían por lo que acababan de hacer. Se acercó hacia ellas. Desenvainó la espada y se clavó en el sitio en el que podía distinguir a dos mujeres peleando.
(2) Gritó, liberó adrenalina y rezó porque aquella mujer que ahora se centraba en él estuviera en paz con los Dioses. Pensamientos oscuros se le pasaron por la cabeza pero entonces recordó por qué estaba allí.
- Chiquilla, ¿sigues ahí? Bien. Sé testigo, cuéntales a los Dioses que Ben Nelad lucha por y para ellos. ¡Que la fuerza de Thor guíe mi brazo!
De nuevo, espada en mano, se puso en posición defensiva. La elfa corría hacia él.
(1) Encantamiento del escudo - El escudo posee un encantamiento de Defensa Pétrea (Asher): Cada vez que el objeto encantado es golpeado por un ataque de otro objeto (arma, guante, bota, etc.), el objeto atacante se cubrirá de piedras alrededor del lugar del impacto, por dos turnos. Esto le volverá más pesado, puede inutilizar su filo o puntas, dificultar movimiento y, en general, dificultará su uso y efectividad.
(2) Uso de habilidad - Aqui os espero: Un rugido, como el oleaje rompiendo en un acantilado, sale de las entraña de Sango captando la atención de sus adversarios que se lanzan hacia él. Por su parte Sango obtiene una mejora en el aguante, durante un turno, fruto de la adrenalina liberada en el grito.
Mi hacha...
Sango
Héroe de Aerandir
Héroe de Aerandir
Cantidad de envíos : : 567
Nivel de PJ : : 5
Re: Wilhelmina (Mina Harker & Sango) [Trama Global Objetos Malditos]
La imagen del rostro sorprendido y asustado de la elfa alimentó en Mina una confianza insensata. No era para menos, sus ilusiones eran capaces de manipular la percepción de las mentes de las personas, haciéndoles creer que lo que veían era tan real como los efectos que estas causaban en ellas; en este caso eran dagas, pero bien podría ser un enjambre de avispas asesinas -que habría estado bastante bueno- o un remolino de fuego. Mina podía transformarse una tensai de los cuatro elementos, controlar las fuerzas de la naturaleza, convertirse en cualquier ser que existiera o no, aunque le costaría un poco más de esfuerzo si la mente que quería influenciar era más fuerte que la media. Sus ilusiones solo limitaban con la imaginación de aquella traviesa mujer.
Se preparó para atacar, aprovechando que Aglaea había quedado pasmada. Sería rápido, definitivamente tenía que aprovechar la ventaja. Pero no logró dar un paso cuando un dolor punzante en su muñeca se extendió por todo su cuerpo, ramificándose, abriéndose paso dolorosamente por el centro mismo de sus huesos. Con su otra mano, Mina sujetó su muñeca, aquella en la que APP-Bel le había puesto ese extraño guantelete, porque lo que la hizo gritar de horror, fue la sensación cuando lo que fuese que se expandió en su cuerpo, se retrajo de vuelta al guante, llevándose consigo todo su poder mágico. Sus rodillas flaquearon y toda la confianza que había sentido, así como sus dagas flotantes, desaparecieron.
Cuando alzó la mirada, la elfa se había lanzado sobre ella, empuñando sendas dagas en cada mano, buscando encajárselos en algún punto vital. La bruja alcanzó a esquivarla por poco, girando su cuerpo. Lo que siguió fue un despliegue acrobático por parte de ambas; la elfa atacaba con ambas dagas, la bruja esquivaba y contraatacaba golpeando con puños y patadas cuando tenía oportunidad.1 Al principio, la bruja trató de poner distancia entre ellas para lograr sacar alguna de sus armas, pero Aglaea no daba tregua.
El enfrentamiento cuerpo a cuerpo estaba en su momento álgido, cuando un poderoso grito las sobresaltó. Ambas giraron para ver a quien lo había emitido, no era otro que el soldado que había encontrado la niña. Espada en mano, lucía enmarañado y sucio -Así no se veía antes- fue el pensamiento que se cruzó por la mente de Mina, quien no entendía lo que pasaba. No fue sino hasta ver los pedazos del cuerpo de A47I desperdigado al rededor de él que entendió lo que había pasado. Quedó impactadísima. Aliviada también. Y con ganas de reírse, de paso sea dicho. ¡La cara que pondría APP-Bel!
Y fue entonces que cayó en cuenta que, mientras divagaba, la elfa había perdido todo interés en ella, corrido hacia el soldado y comenzado a pelear con él con mucho más vigor y zaña del que había puesto en ella. Se sintió ligeramente ofendida. También se percató que la niñita estaba allí agazapada. Sería cosa de agarrarla y largarse, aquel hombre de potentes pulmones había dejado bien muerta a Sara, muy seguramente podía encargarse de la elfa.
Pero... ¿Y si no? ¿Y si ella se lo cargaba a él? Entonces la elfa recordaría su existencia y solo pensar en tener que enfrentarla de nuevo le daba mucha flojera. Mina no podía correr ese riesgo.
Mientras ella pensaba en todas esas cosas, el soldado y la elfa intercambiaban golpes con tal fuerza, que el choque de las dagas contra el escudo del soldado sacaba chispas. Cuando por fin se decidió y desenvainó sus propias dagas, Aglaea dominaba el combate, el soldado estaba doblegado y tenía una de las dagas clavadas en el costado del muslo izquierdo*. De alguna manera, la elfa le había quitado la espada y lo atacaba con ella. Estaba tan concentrada en decapitar al hombre, que no vio venir a la bruja quien, sin pensarlo dos veces, arremetió contra ella y le encajó ambas armas en la parte baja de la espalda hasta el tope del mango. Mientras las giraba, y como por si fuera poco, al momento en que entraron en contacto con su cuerpo, se activó el encantamiento de las dagas, las cuales tenían el poder de electrocutar a su víctima2. El maldito de APP-Bel le había quitado su magia, pero la bruja tenía algunos trucos bajo la manga.
Si la elfa gritaba, los espasmos por la electricidad recorriendo su cuerpo lo ahogaba. No fue sino hasta que Mina sacó sus dagas que aquella tortura se detuvo y Aglaea Lossithil cayó al suelo de bruces. Con el pie y poco cuidado, la ilusionista la puso bocarriba, apoyó su rodilla sobre el pecho de la elfa y, rápidamente, le clavó una de sus dagas al costado del cuello. La sacó de inmediato y dejó que se desangrara. Su rostro pétreo, no demostraba sentimiento alguno. Limpió sus armas con la ropa de la elfa antes de guardarlas, luego cerró los ojos y suspiró.
Al abrirlos, encontró que ahí estaba la niña, mirándola aterrorizada, y el hombre, incorporándose. -¿Están bien?- les preguntó con un interés que no sabía de dónde había salido. Se levantó y fue con el soldado -Oye pues... gracias.- dijo escuetamente antes de que su atención se fuera con Jani. Avanzó hacia ella -Niña, ven, tenemos que irnos de aquí.- dijo, ofreciéndole la mano enguantada. -Tenemos que alejarnos de este infierno.- indicó con altivez.
Naturalmente, la niña no tomó su mano sino que fue con el soldado que la miraba con recelo y desconfianza. A lo lejos se escuchaba el característico sonido de la batalla y Mina sabía que tenían el tiempo en contra. Se dio cuenta que si quería salir de allí, con la niña, tenía que usar otra estrategia. -Mira niña, los que me mandaron a buscarte me tenían presa hace meses, anhelo mi libertad tanto como tú, por favor créeme. Solo quiero volver a casa... yo...- por primera vez en quién sabe cuanto tiempo, Mina habló con sinceridad. Resopló, sus hombros cayeron al igual que su postura -Yo... tengo miedo.- reconoció finalmente. -Por favor, vámonos- pidió casi en ruego, mirando a la niña y al soldado. -Tengo que descubrir qué es esto que me pusieron, me ha quitado mis poderes mágicos- explicó, mostrándoles el guante que apretaba su mano y muñeca. -Él claramente necesita ayuda médica y el campamento no es opción, definitivamente no podemos ir allí por ayuda.- aseguró, siendo enfática en lo último. -Y tú... pequeña...- miró a la chica -No te puedes quedar sola. Si te atrapan, no sé qué harán contigo y por lo visto tienes mejores oportunidades conmigo que con APP-Bel.- reconoció, esperando que así estuvieran de acuerdo en quedarse juntos y alejarse lo más posible de aquel lugar.
_______________________________
1Uso del talento Combate Marcial Avanzado
2Uso de las dagas Colmillo de la Gorgona [Arma][Normal] con el encantamiento Arma de Electricidad
*Sango dio permiso para poner que Aglaea lo estaba machucando a gusto.
Se preparó para atacar, aprovechando que Aglaea había quedado pasmada. Sería rápido, definitivamente tenía que aprovechar la ventaja. Pero no logró dar un paso cuando un dolor punzante en su muñeca se extendió por todo su cuerpo, ramificándose, abriéndose paso dolorosamente por el centro mismo de sus huesos. Con su otra mano, Mina sujetó su muñeca, aquella en la que APP-Bel le había puesto ese extraño guantelete, porque lo que la hizo gritar de horror, fue la sensación cuando lo que fuese que se expandió en su cuerpo, se retrajo de vuelta al guante, llevándose consigo todo su poder mágico. Sus rodillas flaquearon y toda la confianza que había sentido, así como sus dagas flotantes, desaparecieron.
Cuando alzó la mirada, la elfa se había lanzado sobre ella, empuñando sendas dagas en cada mano, buscando encajárselos en algún punto vital. La bruja alcanzó a esquivarla por poco, girando su cuerpo. Lo que siguió fue un despliegue acrobático por parte de ambas; la elfa atacaba con ambas dagas, la bruja esquivaba y contraatacaba golpeando con puños y patadas cuando tenía oportunidad.1 Al principio, la bruja trató de poner distancia entre ellas para lograr sacar alguna de sus armas, pero Aglaea no daba tregua.
El enfrentamiento cuerpo a cuerpo estaba en su momento álgido, cuando un poderoso grito las sobresaltó. Ambas giraron para ver a quien lo había emitido, no era otro que el soldado que había encontrado la niña. Espada en mano, lucía enmarañado y sucio -Así no se veía antes- fue el pensamiento que se cruzó por la mente de Mina, quien no entendía lo que pasaba. No fue sino hasta ver los pedazos del cuerpo de A47I desperdigado al rededor de él que entendió lo que había pasado. Quedó impactadísima. Aliviada también. Y con ganas de reírse, de paso sea dicho. ¡La cara que pondría APP-Bel!
Y fue entonces que cayó en cuenta que, mientras divagaba, la elfa había perdido todo interés en ella, corrido hacia el soldado y comenzado a pelear con él con mucho más vigor y zaña del que había puesto en ella. Se sintió ligeramente ofendida. También se percató que la niñita estaba allí agazapada. Sería cosa de agarrarla y largarse, aquel hombre de potentes pulmones había dejado bien muerta a Sara, muy seguramente podía encargarse de la elfa.
Pero... ¿Y si no? ¿Y si ella se lo cargaba a él? Entonces la elfa recordaría su existencia y solo pensar en tener que enfrentarla de nuevo le daba mucha flojera. Mina no podía correr ese riesgo.
Mientras ella pensaba en todas esas cosas, el soldado y la elfa intercambiaban golpes con tal fuerza, que el choque de las dagas contra el escudo del soldado sacaba chispas. Cuando por fin se decidió y desenvainó sus propias dagas, Aglaea dominaba el combate, el soldado estaba doblegado y tenía una de las dagas clavadas en el costado del muslo izquierdo*. De alguna manera, la elfa le había quitado la espada y lo atacaba con ella. Estaba tan concentrada en decapitar al hombre, que no vio venir a la bruja quien, sin pensarlo dos veces, arremetió contra ella y le encajó ambas armas en la parte baja de la espalda hasta el tope del mango. Mientras las giraba, y como por si fuera poco, al momento en que entraron en contacto con su cuerpo, se activó el encantamiento de las dagas, las cuales tenían el poder de electrocutar a su víctima2. El maldito de APP-Bel le había quitado su magia, pero la bruja tenía algunos trucos bajo la manga.
Si la elfa gritaba, los espasmos por la electricidad recorriendo su cuerpo lo ahogaba. No fue sino hasta que Mina sacó sus dagas que aquella tortura se detuvo y Aglaea Lossithil cayó al suelo de bruces. Con el pie y poco cuidado, la ilusionista la puso bocarriba, apoyó su rodilla sobre el pecho de la elfa y, rápidamente, le clavó una de sus dagas al costado del cuello. La sacó de inmediato y dejó que se desangrara. Su rostro pétreo, no demostraba sentimiento alguno. Limpió sus armas con la ropa de la elfa antes de guardarlas, luego cerró los ojos y suspiró.
Al abrirlos, encontró que ahí estaba la niña, mirándola aterrorizada, y el hombre, incorporándose. -¿Están bien?- les preguntó con un interés que no sabía de dónde había salido. Se levantó y fue con el soldado -Oye pues... gracias.- dijo escuetamente antes de que su atención se fuera con Jani. Avanzó hacia ella -Niña, ven, tenemos que irnos de aquí.- dijo, ofreciéndole la mano enguantada. -Tenemos que alejarnos de este infierno.- indicó con altivez.
Naturalmente, la niña no tomó su mano sino que fue con el soldado que la miraba con recelo y desconfianza. A lo lejos se escuchaba el característico sonido de la batalla y Mina sabía que tenían el tiempo en contra. Se dio cuenta que si quería salir de allí, con la niña, tenía que usar otra estrategia. -Mira niña, los que me mandaron a buscarte me tenían presa hace meses, anhelo mi libertad tanto como tú, por favor créeme. Solo quiero volver a casa... yo...- por primera vez en quién sabe cuanto tiempo, Mina habló con sinceridad. Resopló, sus hombros cayeron al igual que su postura -Yo... tengo miedo.- reconoció finalmente. -Por favor, vámonos- pidió casi en ruego, mirando a la niña y al soldado. -Tengo que descubrir qué es esto que me pusieron, me ha quitado mis poderes mágicos- explicó, mostrándoles el guante que apretaba su mano y muñeca. -Él claramente necesita ayuda médica y el campamento no es opción, definitivamente no podemos ir allí por ayuda.- aseguró, siendo enfática en lo último. -Y tú... pequeña...- miró a la chica -No te puedes quedar sola. Si te atrapan, no sé qué harán contigo y por lo visto tienes mejores oportunidades conmigo que con APP-Bel.- reconoció, esperando que así estuvieran de acuerdo en quedarse juntos y alejarse lo más posible de aquel lugar.
_______________________________
1Uso del talento Combate Marcial Avanzado
2Uso de las dagas Colmillo de la Gorgona [Arma][Normal] con el encantamiento Arma de Electricidad
*Sango dio permiso para poner que Aglaea lo estaba machucando a gusto.
Mina Harker
Moderador/a
Moderador/a
Cantidad de envíos : : 394
Nivel de PJ : : 3
Re: Wilhelmina (Mina Harker & Sango) [Trama Global Objetos Malditos]
Mina trataba de dialogar con la pequeña Jani, pero la niña hacía rato que había dejado de verla, de oírla. Ajena al horror que acababa de desplegarse ante ella, buscaba con desesperación una señal de sus amigos. ¿Dónde estaban? ¿Por qué no podía verlos? ¿Acaso la habían abandonado?
¡Pero no, allí estaba el inconfundible pelaje infinitamente negro de Doce Horas! Había desaparecido de su vista tan rápido como apareció, pero estaba segura de haberlo visto. ¿Y no era la voz de Arancel la que le insistía en que siguiera concentrándose?
Así lo hizo y, por momentos, estaba segura de ver la isla, Calalini. Aparecía y desaparecía como si de un parpadeo se tratase. La niña se esforzó aún más. Debía volver, allí estaban sus amigos, allí nadie la perseguiría, allí estaría a salvo.
Le costó mucho, mucho más esfuerzo del que había empleado nunca, pero lo consiguió, logró llegar. Aunque no lo hizo sola.
Ante los ojos de Sango y Mina, el paisaje campestre que los rodeaba cambió por completo. Donde antes había una arboleda en la noche, los rodeaba ahora un yermo de arena negra bajo un cielo grisáceo que bien podía ser preludio de la noche o el amanecer. Cerca, podían oír el oleaje, aunque no verían nada parecido al mar.
Junto a la niña, que ya no se veía tan translúcida como antes, aparecieron un enorme gato negro, más negro aún que la arena, y un diminuto perro casi sin pelo. Los tres echaron a correr en la dirección en la que, hasta hacía un momento, estaba el campamento de la Guardia. No llegarían muy lejos.
Bienvenidos a Calalini, la isla imaginaria que puebla los sueños (y pesadillas) de la inestable Jani. Los acontecimientos se han precipitado, tanto con la magia de los Objetos, como en Edén, donde nuestros tuneladores han conseguido crear aún más daño. Llegamos al último turno y les ha pillado en esta extraña isla, no tan imaginaria. ¿Cómo salir de aquí?
Si se alejan del campamento (o donde suponen que está el campamento), darán pronto con el mar, distinguible de la arena únicamente porque, al tocarlo, moja. Además, esa sustancia, negra como la tinta, tratará de ganar terreno, ascendiendo por la superficie de cualquier miembro que entre en contacto con ella.
Si deciden seguir a Jani hacia el campamento (es decir, la sección del campamento más cercana a donde se encuentran), se toparán con una batalla un tanto lamentable. Además de desconcertados por el cambio de escenario, los biocibernéticos parecen haber perdido contacto con el Fruto y entre sí, mientras que aproximadamente la mitad de los Guardias, aquellos que en algún momento bebieron de la Fuente de la Juventud, parecen tener problemas para decidirse por una edad concreta: sus cuerpos pasan de la vejez a la juventud, y vuelta, de un momento al siguiente.
Si buscan a Jani, encontrarán que ella también está teniendo problemas. La sobrecarga de éter de la zona, al ser el escenario del uso simultáneo de nada menos que seis Objetos Malditos, está interfiriendo con los Objetos, destruyéndolos. Incluyéndola a ella. ¿Tratarán de ayudarla? De ser así, dejo en sus manos describir sus síntomas concretos y cómo la ayudarán, pero Doce Horas (el gran gato negro) y Arancel (el perro diminuto) no se lo pondrán fácil. Sienten que deben proteger a su amiga de cualquier extraño.
Sango, si tienes cómo, puedes intentar curarte, o puede que Mina quiera echarte una mano con eso. Al finalizar tu post, tira una runa. Representará la suerte que corran tus compañeros de la Guardia. No todos, sino aquellos que han bebido de la Fuente de la Juventud.
Mina, tú también deberás tirar una runa. Representará la suerte que correrán los biocibernéticos que han estado bajo la influencia del Fruto del Edén.
¡Pero no, allí estaba el inconfundible pelaje infinitamente negro de Doce Horas! Había desaparecido de su vista tan rápido como apareció, pero estaba segura de haberlo visto. ¿Y no era la voz de Arancel la que le insistía en que siguiera concentrándose?
Así lo hizo y, por momentos, estaba segura de ver la isla, Calalini. Aparecía y desaparecía como si de un parpadeo se tratase. La niña se esforzó aún más. Debía volver, allí estaban sus amigos, allí nadie la perseguiría, allí estaría a salvo.
Le costó mucho, mucho más esfuerzo del que había empleado nunca, pero lo consiguió, logró llegar. Aunque no lo hizo sola.
Ante los ojos de Sango y Mina, el paisaje campestre que los rodeaba cambió por completo. Donde antes había una arboleda en la noche, los rodeaba ahora un yermo de arena negra bajo un cielo grisáceo que bien podía ser preludio de la noche o el amanecer. Cerca, podían oír el oleaje, aunque no verían nada parecido al mar.
Junto a la niña, que ya no se veía tan translúcida como antes, aparecieron un enorme gato negro, más negro aún que la arena, y un diminuto perro casi sin pelo. Los tres echaron a correr en la dirección en la que, hasta hacía un momento, estaba el campamento de la Guardia. No llegarían muy lejos.
__________________
Bienvenidos a Calalini, la isla imaginaria que puebla los sueños (y pesadillas) de la inestable Jani. Los acontecimientos se han precipitado, tanto con la magia de los Objetos, como en Edén, donde nuestros tuneladores han conseguido crear aún más daño. Llegamos al último turno y les ha pillado en esta extraña isla, no tan imaginaria. ¿Cómo salir de aquí?
Si se alejan del campamento (o donde suponen que está el campamento), darán pronto con el mar, distinguible de la arena únicamente porque, al tocarlo, moja. Además, esa sustancia, negra como la tinta, tratará de ganar terreno, ascendiendo por la superficie de cualquier miembro que entre en contacto con ella.
Si deciden seguir a Jani hacia el campamento (es decir, la sección del campamento más cercana a donde se encuentran), se toparán con una batalla un tanto lamentable. Además de desconcertados por el cambio de escenario, los biocibernéticos parecen haber perdido contacto con el Fruto y entre sí, mientras que aproximadamente la mitad de los Guardias, aquellos que en algún momento bebieron de la Fuente de la Juventud, parecen tener problemas para decidirse por una edad concreta: sus cuerpos pasan de la vejez a la juventud, y vuelta, de un momento al siguiente.
Si buscan a Jani, encontrarán que ella también está teniendo problemas. La sobrecarga de éter de la zona, al ser el escenario del uso simultáneo de nada menos que seis Objetos Malditos, está interfiriendo con los Objetos, destruyéndolos. Incluyéndola a ella. ¿Tratarán de ayudarla? De ser así, dejo en sus manos describir sus síntomas concretos y cómo la ayudarán, pero Doce Horas (el gran gato negro) y Arancel (el perro diminuto) no se lo pondrán fácil. Sienten que deben proteger a su amiga de cualquier extraño.
Sango, si tienes cómo, puedes intentar curarte, o puede que Mina quiera echarte una mano con eso. Al finalizar tu post, tira una runa. Representará la suerte que corran tus compañeros de la Guardia. No todos, sino aquellos que han bebido de la Fuente de la Juventud.
Mina, tú también deberás tirar una runa. Representará la suerte que correrán los biocibernéticos que han estado bajo la influencia del Fruto del Edén.
Fehu
Master
Master
Cantidad de envíos : : 1559
Nivel de PJ : : 0
Re: Wilhelmina (Mina Harker & Sango) [Trama Global Objetos Malditos]
En el primer envite la guerrera evitó golpear con sus cuchillas el escudo, pese al reiterado intento de Sango de interponerlo frente a ella. Su velocidad y agilidad provocaron que Sango replanteara su estrategia y usara la longitud de la espada para mantenerla lejos en lugar de luchar donde las cortas cuchillas pudieran hacerle más daño. Ben soltó dos estocadas para que la asesina, pues aquel adjetivo encajaba mejor con su forma de luchar, se alejara y diera espacio a un cansado Ben.
Pero su estrategia no tuvo éxito esperado. La distancia que ganó sirvió para que la mujer cogiera impulso y atacara con las cuchillas al frente. Pero resultó ser un finta que Sango no supo ver y cuando interpuso el escudo, su atacante pivotó sobre un pie y giró sobre sí misma para ganarle el costado a Sango y apuñalarle en la pierna. Sango gritó de dolor y consiguió golpearla con el escudo para alejarla, pero ella, en lugar de echarse hacia atrás pasó tras él hacia el otro costado y le arrebató la espada con la que le golpeó hasta en tres ocasiones en la espalda antes de que los ataques cesaran.
Ben se tiró al suelo, molido por la tremenda paliza que acaba de recibir, puñalada incluida y consciente de la puñalada que tenía en la pierna. Apretó los dientes y posó la frente en la tierra y resopló varias veces, tratando de ahuyentar el dolor. Y de repente, como la respuesta a una plegaria no formulada, escuchó una voz.
Y el dolor desapareció. No le importó la sangre perdida, ni el agotamiento del intenso combate. No. Porque allí, en mitad de ninguna parte, abandonado por compañeros y traicionado por falsos amigos, proteger a su joven heraldo sirvió le trajo una voz del pasado. El reconocimiento de la misma, le devolvió a Midgard, al mundo real. Su voz, el reconocimiento del miedo, el robo de su éter... Levantó la cabeza y la reconoció. Sango se puso en pie, con ayuda del escudo que dejó tirado en el suelo después de cumplir su función de soporte. Allí, erguido frente a Mina, su mirada se encontró con la de ella y rezaba a los Dioses para que le dieran la fuerza suficiente para llegar hasta ella.
Sus brazos pasaron por encima de sus hombros y la apresaron contra él. Posó una mano en su cabeza y con la otra acarició su espalda con movimientos suaves. Sus labios, en un primer momento, descansaron sobre su cabeza y luego alzó la mirada a la fría noche y a las brillantes estrellas.
Y mientras estaba aferrado a Mina, todo a su alrededor cambió. De alguna manera y de forma gradual, la noche se tornó en un paisaje gris, ceniciento y carente de vida. El bosque y las colinas desaparecieron, sustituidas por unas arenas negras y un mar invisible cuyas olas, según pudo oír, rompían en algún lugar cercano.
Y cuando se consumó el cambio, se dejó caer en la arena. Apretó los dientes llevándose las manos a la herida y apretó con una mano mientras con la otra buscó la bota en la que había vertido el contenido de una poción de curación. Cuando la encontró se recostó de lado y se la ventiló de un trago, exprimiendo hasta la última gota antes de arrojarla a un lado.
- Ayúdame a tapar la herida por favor- le dijo a Mina.
Se rasgó la pernera que tenía más o menos limpia y la dividió en dos secciones, una más pequeña que la otra. Miró a Mina con expresión confiada para doblar el trapo pequeño hasta quedar en un cuadrado de sección similar a la mitad de la palma de la mano. Tragó saliva. El efecto calmante de la poción hizo efecto de manera instantánea.
- Yo presionaré con este paño y tú aprieta con el otro.
La poción haría efecto, sí, pero, si no había sangre en el cuerpo de Sango, ¿de qué serviría? Era necesario aplicar un tapón provisional que cortara la pérdida de sangre mientras la herida cicatrizaba. Quería explicarle todo aquello a Mina e incluso detallar aún más la respuesta y contarle dónde lo había aprendido y posiblemente, entre medias, invitarla a sentarse a su lado... Pensamientos que volaban de un lado a otros mientras presionaba la herida y sus ojos se fijaban en todos y cada uno de los movimientos de Mina para aplicarle el vendaje provisional.
Se quedó tumbado unos instantes, mirando el cielo gris, escuchando el oleaje a lo lejos, calmando su agitada respiración y con la mano libre buscando algo. O a alguien. Porque en ese instante no quería saber nada de guerra, ni de armas, ni de personajes. Los Dioses habían decidido cruzar su caminos una vez más. Pero seguramente por motivos que nada tenían que ver con la ociosidad, sino porque consideraban que ambos desempeñarían un papel importante en el devenir del continente. Sonrió al cielo y asintió.
Después del breve descanso se puso en pie y recuperó su equipo, desperdigado por la arena, con ayuda de Mina. Se permitió echar un vistazo y fijarse en algún elemento que destacara del paisaje. Nada salvo su heraldo, huyendo, y una enorme bestia que la rondaba con el que Ben se quedó maravillado.
- Que los Dioses me lleven si esto no se parece al Helheim de las historias... No, no son historias- comentaba en voz alta- es la pura realidad. Estamos ante las mismísimas puertas del Helheim, aquel perro gigante es Garm, guardián del inframundo...
Ben se quedó en silencio, escuchando el oleaje. Una sensación de frio y abandono le apretó el pecho. ¿Cómo era posible que estuvieran allí? Pero no hacía frío y tampoco reinaba la oscuridad. Hela no les había recibido y la bestia no tenía los rasgos de un perro ni siquiera de un lobo. Si no estaban en el Helheim, no podían andar en un reino lejano. Empuñó la espada con fuerza.
- Mina, ¿dónde estamos?- Preguntó mientras su mirada seguía fija en su heraldo.- Los Dioses me empujaron hacia esa colina por alguna razón. Esa niña, mi heraldo, buscó mi protección y naturalmente se la concedí. Apareces de entre los árboles y entonces la colina se desvanece... Visiones del Helheim me acosan...- bajó la cabeza y dio un pequeño paso al frente.- Mi heraldo, al que protegí, no, protegimos, huye de nosotros. ¿Por qué?
Avanzó otro paso al frente. En dirección a la bestia y la niña. Sango se fijó en otro animal diminuto junto a ellos. Ben se giró para mirar a Mina.
- Debemos ir tras ella.
No esperó su reacción y avanzó lentamente, cojeando, hacia la niña. Sin embargo, a medida que se acercaba, los animales se ponían más tensos. Mina no tardó en adelantarle y los animales centraron su atención en ella. Sonrió y entendió que debía desviarse para llegar hasta la niña, que avanzaba con un ritmo errático por la negra arena de la playa.
La niña tenía la vista fija en el horizonte donde, de vez en cuando, Ben alzaba su mirada en el mismo punto esperando encontrar aquello que la niña tenía tanta obsesión por alcanzar, sin embargo el horizonte gris no cambió en ningún momento.
Caminó en paralelo durante el tiempo suficiente como para que Mina entretuviera a los animales. Ben cortó en perpendicular y alcanzó a la niña y la detuvo colocándole las manos en los hombros. Hincó la rodilla de la pierna herida en el suelo para quedar cara a cara con ella. Bajó sus manos a las de ella. Estaba ardiendo y tenía la mirada perdida, moqueaba y le temblaban los labios.
- Por todos los Dioses...- dijo antes de que el contacto con la niña desapareciera y le atravesara en su continuo avance hacia ninguna parte.
Sango se levantó ayudándose de la espada y se lanzó tras la niña que había aumentado el ritmo. Quería alejarse de él pero su estado se lo impedía.
- Niña, deja de resistirte. Estás empeorando las cosas...- Sango daba saltitos con una pierna para alcanzarla. Intentó sujetarla pero su mano la atravesó de nuevo.- Estás enferma, deja que te ayudemos.
La niña se detuvo y miró a Sango antes de poner los ojos en blanco y caer rendida al suelo. Ben cayó junto a ello y la zarandeó mientras le hablaba.
- Vamos, despierta. Joder, tiene que haber agua aquí- miró a un lado y a otro pero nada más que aren negra.
Le echó el pelo hacia un lado y le volvió a comprobar la temperatura de la cabeza. La chiquilla no aguantaría mucho en ese estado. Ben le colocó el frio acero de la espada en la frente para combatir su estado febril. Entonces se llevó la mano al cuello y tiró de la cuerda y se quedó mirando el colgante de escarcha que había recibido tiempo atrás y vio un punto rojo dentro del cristal.
- Que la gracia de este colgante pase a ella, oh Freyja no dejes que muera. Líbrala de la maldición, líbrala de la sombra que atribula la mente y el cuerpo de esta pobre niña. Líbrala de la carga que se le ha impuesto con tanta injusticia- posó el colgante en el pecho de la niña y una luz emanó de él, Sango abrió los ojos.- Freyja, que el hechizo que me concedes pase a ella, que del poder oscuro de los objetos renazca con poder renovado esta niña- alzó los brazos al cielo mientras el aura se intensificaba.- ¡Oh Diosa del fuego etéreo, concédeme el poder necesario para salvarla!
Posó, entonces, las manos en la cara de la niña y un aura luminosa, mucho más brillante, envolvió a Sango y a la niña. El corazón de Sango latía con fuerza mientras sus ojos se llenaban de lágrimas por el gran poder que se le había otorgado. Sólo esperaba que no fuera en vano.
Uso de esta habilidad de Niniel -gracias- cuando gasto el último uso del colgante.
"Nivel 4:[Mágica][Curación divina][2 usos] Círculo de sanación maestro (Milagro): Níniel conjura una curación en área que cura una herida de cualquier gravedad por turno a ella y a todo aliado cercano a ella.
Duración: 2 turnos"
Pero su estrategia no tuvo éxito esperado. La distancia que ganó sirvió para que la mujer cogiera impulso y atacara con las cuchillas al frente. Pero resultó ser un finta que Sango no supo ver y cuando interpuso el escudo, su atacante pivotó sobre un pie y giró sobre sí misma para ganarle el costado a Sango y apuñalarle en la pierna. Sango gritó de dolor y consiguió golpearla con el escudo para alejarla, pero ella, en lugar de echarse hacia atrás pasó tras él hacia el otro costado y le arrebató la espada con la que le golpeó hasta en tres ocasiones en la espalda antes de que los ataques cesaran.
Ben se tiró al suelo, molido por la tremenda paliza que acaba de recibir, puñalada incluida y consciente de la puñalada que tenía en la pierna. Apretó los dientes y posó la frente en la tierra y resopló varias veces, tratando de ahuyentar el dolor. Y de repente, como la respuesta a una plegaria no formulada, escuchó una voz.
Y el dolor desapareció. No le importó la sangre perdida, ni el agotamiento del intenso combate. No. Porque allí, en mitad de ninguna parte, abandonado por compañeros y traicionado por falsos amigos, proteger a su joven heraldo sirvió le trajo una voz del pasado. El reconocimiento de la misma, le devolvió a Midgard, al mundo real. Su voz, el reconocimiento del miedo, el robo de su éter... Levantó la cabeza y la reconoció. Sango se puso en pie, con ayuda del escudo que dejó tirado en el suelo después de cumplir su función de soporte. Allí, erguido frente a Mina, su mirada se encontró con la de ella y rezaba a los Dioses para que le dieran la fuerza suficiente para llegar hasta ella.
Sus brazos pasaron por encima de sus hombros y la apresaron contra él. Posó una mano en su cabeza y con la otra acarició su espalda con movimientos suaves. Sus labios, en un primer momento, descansaron sobre su cabeza y luego alzó la mirada a la fría noche y a las brillantes estrellas.
Y mientras estaba aferrado a Mina, todo a su alrededor cambió. De alguna manera y de forma gradual, la noche se tornó en un paisaje gris, ceniciento y carente de vida. El bosque y las colinas desaparecieron, sustituidas por unas arenas negras y un mar invisible cuyas olas, según pudo oír, rompían en algún lugar cercano.
Y cuando se consumó el cambio, se dejó caer en la arena. Apretó los dientes llevándose las manos a la herida y apretó con una mano mientras con la otra buscó la bota en la que había vertido el contenido de una poción de curación. Cuando la encontró se recostó de lado y se la ventiló de un trago, exprimiendo hasta la última gota antes de arrojarla a un lado.
- Ayúdame a tapar la herida por favor- le dijo a Mina.
Se rasgó la pernera que tenía más o menos limpia y la dividió en dos secciones, una más pequeña que la otra. Miró a Mina con expresión confiada para doblar el trapo pequeño hasta quedar en un cuadrado de sección similar a la mitad de la palma de la mano. Tragó saliva. El efecto calmante de la poción hizo efecto de manera instantánea.
- Yo presionaré con este paño y tú aprieta con el otro.
La poción haría efecto, sí, pero, si no había sangre en el cuerpo de Sango, ¿de qué serviría? Era necesario aplicar un tapón provisional que cortara la pérdida de sangre mientras la herida cicatrizaba. Quería explicarle todo aquello a Mina e incluso detallar aún más la respuesta y contarle dónde lo había aprendido y posiblemente, entre medias, invitarla a sentarse a su lado... Pensamientos que volaban de un lado a otros mientras presionaba la herida y sus ojos se fijaban en todos y cada uno de los movimientos de Mina para aplicarle el vendaje provisional.
Se quedó tumbado unos instantes, mirando el cielo gris, escuchando el oleaje a lo lejos, calmando su agitada respiración y con la mano libre buscando algo. O a alguien. Porque en ese instante no quería saber nada de guerra, ni de armas, ni de personajes. Los Dioses habían decidido cruzar su caminos una vez más. Pero seguramente por motivos que nada tenían que ver con la ociosidad, sino porque consideraban que ambos desempeñarían un papel importante en el devenir del continente. Sonrió al cielo y asintió.
Después del breve descanso se puso en pie y recuperó su equipo, desperdigado por la arena, con ayuda de Mina. Se permitió echar un vistazo y fijarse en algún elemento que destacara del paisaje. Nada salvo su heraldo, huyendo, y una enorme bestia que la rondaba con el que Ben se quedó maravillado.
- Que los Dioses me lleven si esto no se parece al Helheim de las historias... No, no son historias- comentaba en voz alta- es la pura realidad. Estamos ante las mismísimas puertas del Helheim, aquel perro gigante es Garm, guardián del inframundo...
Ben se quedó en silencio, escuchando el oleaje. Una sensación de frio y abandono le apretó el pecho. ¿Cómo era posible que estuvieran allí? Pero no hacía frío y tampoco reinaba la oscuridad. Hela no les había recibido y la bestia no tenía los rasgos de un perro ni siquiera de un lobo. Si no estaban en el Helheim, no podían andar en un reino lejano. Empuñó la espada con fuerza.
- Mina, ¿dónde estamos?- Preguntó mientras su mirada seguía fija en su heraldo.- Los Dioses me empujaron hacia esa colina por alguna razón. Esa niña, mi heraldo, buscó mi protección y naturalmente se la concedí. Apareces de entre los árboles y entonces la colina se desvanece... Visiones del Helheim me acosan...- bajó la cabeza y dio un pequeño paso al frente.- Mi heraldo, al que protegí, no, protegimos, huye de nosotros. ¿Por qué?
Avanzó otro paso al frente. En dirección a la bestia y la niña. Sango se fijó en otro animal diminuto junto a ellos. Ben se giró para mirar a Mina.
- Debemos ir tras ella.
No esperó su reacción y avanzó lentamente, cojeando, hacia la niña. Sin embargo, a medida que se acercaba, los animales se ponían más tensos. Mina no tardó en adelantarle y los animales centraron su atención en ella. Sonrió y entendió que debía desviarse para llegar hasta la niña, que avanzaba con un ritmo errático por la negra arena de la playa.
La niña tenía la vista fija en el horizonte donde, de vez en cuando, Ben alzaba su mirada en el mismo punto esperando encontrar aquello que la niña tenía tanta obsesión por alcanzar, sin embargo el horizonte gris no cambió en ningún momento.
Caminó en paralelo durante el tiempo suficiente como para que Mina entretuviera a los animales. Ben cortó en perpendicular y alcanzó a la niña y la detuvo colocándole las manos en los hombros. Hincó la rodilla de la pierna herida en el suelo para quedar cara a cara con ella. Bajó sus manos a las de ella. Estaba ardiendo y tenía la mirada perdida, moqueaba y le temblaban los labios.
- Por todos los Dioses...- dijo antes de que el contacto con la niña desapareciera y le atravesara en su continuo avance hacia ninguna parte.
Sango se levantó ayudándose de la espada y se lanzó tras la niña que había aumentado el ritmo. Quería alejarse de él pero su estado se lo impedía.
- Niña, deja de resistirte. Estás empeorando las cosas...- Sango daba saltitos con una pierna para alcanzarla. Intentó sujetarla pero su mano la atravesó de nuevo.- Estás enferma, deja que te ayudemos.
La niña se detuvo y miró a Sango antes de poner los ojos en blanco y caer rendida al suelo. Ben cayó junto a ello y la zarandeó mientras le hablaba.
- Vamos, despierta. Joder, tiene que haber agua aquí- miró a un lado y a otro pero nada más que aren negra.
Le echó el pelo hacia un lado y le volvió a comprobar la temperatura de la cabeza. La chiquilla no aguantaría mucho en ese estado. Ben le colocó el frio acero de la espada en la frente para combatir su estado febril. Entonces se llevó la mano al cuello y tiró de la cuerda y se quedó mirando el colgante de escarcha que había recibido tiempo atrás y vio un punto rojo dentro del cristal.
- Que la gracia de este colgante pase a ella, oh Freyja no dejes que muera. Líbrala de la maldición, líbrala de la sombra que atribula la mente y el cuerpo de esta pobre niña. Líbrala de la carga que se le ha impuesto con tanta injusticia- posó el colgante en el pecho de la niña y una luz emanó de él, Sango abrió los ojos.- Freyja, que el hechizo que me concedes pase a ella, que del poder oscuro de los objetos renazca con poder renovado esta niña- alzó los brazos al cielo mientras el aura se intensificaba.- ¡Oh Diosa del fuego etéreo, concédeme el poder necesario para salvarla!
Posó, entonces, las manos en la cara de la niña y un aura luminosa, mucho más brillante, envolvió a Sango y a la niña. El corazón de Sango latía con fuerza mientras sus ojos se llenaban de lágrimas por el gran poder que se le había otorgado. Sólo esperaba que no fuera en vano.
Uso de esta habilidad de Niniel -gracias- cuando gasto el último uso del colgante.
"Nivel 4:[Mágica][Curación divina][2 usos] Círculo de sanación maestro (Milagro): Níniel conjura una curación en área que cura una herida de cualquier gravedad por turno a ella y a todo aliado cercano a ella.
Duración: 2 turnos"
Sango
Héroe de Aerandir
Héroe de Aerandir
Cantidad de envíos : : 567
Nivel de PJ : : 5
Re: Wilhelmina (Mina Harker & Sango) [Trama Global Objetos Malditos]
El miembro 'Sango' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Tyr
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2215
Nivel de PJ : : 0
Re: Wilhelmina (Mina Harker & Sango) [Trama Global Objetos Malditos]
El hermoso discurso de mina no recibió una respuesta por parte de la niña, pero sí del soldado. Lo vio levantarse, con mucho esfuerzo y dolor. Luego renqueó hasta llegar frente a ella, sus miradas se cruzaron. Mina quedó helada. Él la rodeó con sus brazos fuertes, apretándola en un abrazo que ella no se esperaba. Al percibir su olor -de su piel, de su cabello, de su sudor- Mina sintió que el aire se le escapaba del pecho y que las piernas le flaqueaban. -Sango...- murmuró con un hilo de voz. Él besaba su frente y ella lo abrazó también, rodeándole la cintura y apretándolo como si quisiera fundirse en él. Todo a su alrededor desapareció y solo estaban él y ella, juntos, allí, ensangrentados, cansados, confundidos, pero juntos.
La cosa es que, efectivamente, todo desapareció a su alrededor, y no figurativamente. En un abrir y cerrar de ojos, de estar en un claro de bosque, pasó a un lugar monocromático. -¿Pero qué mier...?- exclamó al darse cuenta de la transición. Tonos negros y grisáceos la rodeaban, el suelo, el cielo, todo oscuro. No era como si algo hubiese transformado el lugar donde estaban, estaba segura que los habían llevado a otro lugar porque, en un instante que hubo silencio, pudo oir el ruido de olas en una playa.
Miró a su alrededor, asustada, sin soltar a Sango. Cuando se fijó en la niña, esta ya no era etérea y traslúcida, se veía mucho más tangible y real de lo que lucía antes. Además, ahora tenía unas criaturas a su lado en clara postura de ataque. -¿Eso es un perro?- preguntó, porque la cosa pequeñita que ladró parecía una rata pelada. En contraste a la laucha, bufó un enorme gato peludo. Ambos animales parecían estar defendiendo a la niña y en cuanto ella partió a correr, esos dos la siguieron. Pero la niña era la menor de las preocupaciones de la ilusionista.
Sango se desplomó, se veía pálido. -Ayúdame a tapar la herida por favor- le pidió y ella se apresuró en seguir sus instrucciones, doblando el trozo de tela y apretando para que no saliera más sangre. La mente de la bruja estaba en blanco, perpleja por el maravilloso giro que había dado la historia. Vio que Sango tanteaba el suelo con su mano libre e instintivamente, estiró la propia para tomarle. La calidez de su palma le dio tranquilidad y paz. Conmovida, sentía las lágrimas de felicidad aglomerarse en sus ojos. Quiso preguntarle muchas cosas, pero nada salió de su boca. Prefirió echarse junto a él, recostada en su pecho. Cerró los ojos y sintió el corazón de Sango palpitar al ritmo del de ella.
Ambos se permitieron descansar unos instantes. Ella habría querido quedarse allí más tiempo, pero afortunadamente, él la aterrizó de vuelta a la realidad. -No, esto no es el Helheim- aseguró -Esto tiene pinta de ser algo peor- comentó, entregándole la espada que había recogido del suelo.
Sango siendo Sango. Mina no entendía ese espíritu defensor que él tenía. Pero ella no necesitaba entenderlo para quererlo. Sonrió y negó con la cabeza -No tengo ni idea de dónde estamos. Jamás había visto un lugar como este en mis viajes, ¿y tú?- quiso saber. La bruja resopló y tomó de nuevo la mano de Sango, trayéndolo hacia ella para explicarle lo que ella estaba haciendo allí y lo que ella creía que era esa niña. -Me enviaron a buscarla, por eso estaba en el bosque. La bio cibernética que rompiste... pues ella venía conmigo. No era mi aliada y el que acabaras con ella ha sido un enorme favor que me has hecho. Yo estaba captiva y quien me envió por la niña, me puso este aparato en la mano, supuestamente para poder sostenerla- explicó, mostrándole el dispositivo que le había robado la magia. -He pasado muchas cosas, y seguro tú también... luego me cuentas qué demonios es eso de visiones del Helheim- dijo.
Resopló. La niña huía de ellos -¡Claro que está huyendo de nosotros! No nos conoce y hasta hace nada la tenían encerrada en una caja- contó -La pobre ha pasado por tantas cosas, pobrecita- añadió, compadeciéndose de la chiquilla.
-¿El qué? ¿Seguirla? ¿A dónde?- Sango comenzó a avanzar tras la pequeña, lento pero determinado. La bruja no tuvo de otra más que ir con él.
Hacía mucho tiempo que la ilusionista perdió la pista de Ben. Eso le dolió mucho y por más tiempo de lo que ella jamás reconocería. Cuando se resignó a que no lo vería de nuevo, reprimió todos sus sentimientos y se mentalizó en que si se lo encontraba de nuevo, no sería igual. Todo eso se fue al carajo el momento en que lo reconoció. Eso sí, apenas salieran de ese entuerto, tenían bastante de que hablar.
La niña había dejado de avanzar, así que la bruja apresuró el paso, dejando atrás a Sango. Las dos extrañas criaturas se interpusieron en su camino, luciendo amenazantes. Los tres se quedaron quietos unos segundos. Apenas Mina movió un pie, el perrucho y el gato saltaron sobre ella.
Valiente como ella sola, la bruja arrancó a correr despavorida, perseguida por las dos bizarras criaturas.
Gritaba mientras corría. Los pies se le enterraban en la arena negra y tropezaba a cada tanto. No tenía su magia de ilusiones para distraerlos, así que solo podía correr y rezar porque las bestias se cansaran antes que ella.
La cosa es que, efectivamente, todo desapareció a su alrededor, y no figurativamente. En un abrir y cerrar de ojos, de estar en un claro de bosque, pasó a un lugar monocromático. -¿Pero qué mier...?- exclamó al darse cuenta de la transición. Tonos negros y grisáceos la rodeaban, el suelo, el cielo, todo oscuro. No era como si algo hubiese transformado el lugar donde estaban, estaba segura que los habían llevado a otro lugar porque, en un instante que hubo silencio, pudo oir el ruido de olas en una playa.
Miró a su alrededor, asustada, sin soltar a Sango. Cuando se fijó en la niña, esta ya no era etérea y traslúcida, se veía mucho más tangible y real de lo que lucía antes. Además, ahora tenía unas criaturas a su lado en clara postura de ataque. -¿Eso es un perro?- preguntó, porque la cosa pequeñita que ladró parecía una rata pelada. En contraste a la laucha, bufó un enorme gato peludo. Ambos animales parecían estar defendiendo a la niña y en cuanto ella partió a correr, esos dos la siguieron. Pero la niña era la menor de las preocupaciones de la ilusionista.
Sango se desplomó, se veía pálido. -Ayúdame a tapar la herida por favor- le pidió y ella se apresuró en seguir sus instrucciones, doblando el trozo de tela y apretando para que no saliera más sangre. La mente de la bruja estaba en blanco, perpleja por el maravilloso giro que había dado la historia. Vio que Sango tanteaba el suelo con su mano libre e instintivamente, estiró la propia para tomarle. La calidez de su palma le dio tranquilidad y paz. Conmovida, sentía las lágrimas de felicidad aglomerarse en sus ojos. Quiso preguntarle muchas cosas, pero nada salió de su boca. Prefirió echarse junto a él, recostada en su pecho. Cerró los ojos y sintió el corazón de Sango palpitar al ritmo del de ella.
Ambos se permitieron descansar unos instantes. Ella habría querido quedarse allí más tiempo, pero afortunadamente, él la aterrizó de vuelta a la realidad. -No, esto no es el Helheim- aseguró -Esto tiene pinta de ser algo peor- comentó, entregándole la espada que había recogido del suelo.
Sango siendo Sango. Mina no entendía ese espíritu defensor que él tenía. Pero ella no necesitaba entenderlo para quererlo. Sonrió y negó con la cabeza -No tengo ni idea de dónde estamos. Jamás había visto un lugar como este en mis viajes, ¿y tú?- quiso saber. La bruja resopló y tomó de nuevo la mano de Sango, trayéndolo hacia ella para explicarle lo que ella estaba haciendo allí y lo que ella creía que era esa niña. -Me enviaron a buscarla, por eso estaba en el bosque. La bio cibernética que rompiste... pues ella venía conmigo. No era mi aliada y el que acabaras con ella ha sido un enorme favor que me has hecho. Yo estaba captiva y quien me envió por la niña, me puso este aparato en la mano, supuestamente para poder sostenerla- explicó, mostrándole el dispositivo que le había robado la magia. -He pasado muchas cosas, y seguro tú también... luego me cuentas qué demonios es eso de visiones del Helheim- dijo.
Resopló. La niña huía de ellos -¡Claro que está huyendo de nosotros! No nos conoce y hasta hace nada la tenían encerrada en una caja- contó -La pobre ha pasado por tantas cosas, pobrecita- añadió, compadeciéndose de la chiquilla.
-¿El qué? ¿Seguirla? ¿A dónde?- Sango comenzó a avanzar tras la pequeña, lento pero determinado. La bruja no tuvo de otra más que ir con él.
Hacía mucho tiempo que la ilusionista perdió la pista de Ben. Eso le dolió mucho y por más tiempo de lo que ella jamás reconocería. Cuando se resignó a que no lo vería de nuevo, reprimió todos sus sentimientos y se mentalizó en que si se lo encontraba de nuevo, no sería igual. Todo eso se fue al carajo el momento en que lo reconoció. Eso sí, apenas salieran de ese entuerto, tenían bastante de que hablar.
La niña había dejado de avanzar, así que la bruja apresuró el paso, dejando atrás a Sango. Las dos extrañas criaturas se interpusieron en su camino, luciendo amenazantes. Los tres se quedaron quietos unos segundos. Apenas Mina movió un pie, el perrucho y el gato saltaron sobre ella.
Valiente como ella sola, la bruja arrancó a correr despavorida, perseguida por las dos bizarras criaturas.
Gritaba mientras corría. Los pies se le enterraban en la arena negra y tropezaba a cada tanto. No tenía su magia de ilusiones para distraerlos, así que solo podía correr y rezar porque las bestias se cansaran antes que ella.
Mina Harker
Moderador/a
Moderador/a
Cantidad de envíos : : 394
Nivel de PJ : : 3
Re: Wilhelmina (Mina Harker & Sango) [Trama Global Objetos Malditos]
El miembro 'Mina Harker' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Tyr
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2215
Nivel de PJ : : 0
Re: Wilhelmina (Mina Harker & Sango) [Trama Global Objetos Malditos]
Mina corrió rauda y valientemente (tropiezos aparte), pero no llegó muy lejos… antes de que la arena dejara de entorpecerle la carrera y comenzara a internarse en algo igualmente negro pero húmedo y viscoso. Perro y gato dejaron de perseguirla entonces, pero eso no eliminó por completo sus problemas.
Aquella sustancia, negra como la tinta, tenía vida propia y ascendía por su cuerpo con rapidez. La bruja buscaría volver a la arena, pero en medio de un infinito oscuro, ¿dónde comenzaba la arena y terminaba el mar? Antes de que encontrase respuesta a esa pregunta, la viscosa sustancia comenzó a arrastrarla hacia el fondo.
Mientras tanto, junto a la frágil muchacha, la fé de Sango se vería recompensada, pues Freyja veía con buenos ojos a sus devotos. A medida que la bendición penetraba en ella, la muchacha dejó de temblar y su mirada comenzó a enfocarse de nuevo.
Fue entonces cuando un estruendo en la distancia hizo que todo se tambaleara. Asustada, la pequeña Jani se incorporó y se abrazó a Sango, su única fuente de seguridad y firmeza en medio de una situación que no comprendía. Gritó cuando un terrible dolor que nacía de su interior y, al mismo tiempo, de algún punto externo en la distancia, le arrancó algo de las entrañas. Pero allí, bañada por la blanca luz que manaba de su salvador, sintió que el dolor remitía de nuevo.
Y Calalini desapareció.
Tampoco estaban ya en la arboleda de la que habían partido, sino que un descampado se abría ante ellos y, más allá, el campamento de la Guardia, sumido en el polvo y la confusión.
Pueden respirar tranquilos, han regresado al mundo real. Sango, has sanado el cuerpo y el éter de Jani, aunque no su mente (descuida, nadie esperaba que lo hicieras). Gracias a ti, vivirá para tener una infancia tan normal como una chiquilla esquizofrénica pueda tenerla. Mina, por desgracia, tu magia no regresará con tanta facilidad como el aire. Para saber por dónde anda y cómo recuperarla, y para ver, ambos, sus recompensas y otras sorpresas, sigan [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
Aquella sustancia, negra como la tinta, tenía vida propia y ascendía por su cuerpo con rapidez. La bruja buscaría volver a la arena, pero en medio de un infinito oscuro, ¿dónde comenzaba la arena y terminaba el mar? Antes de que encontrase respuesta a esa pregunta, la viscosa sustancia comenzó a arrastrarla hacia el fondo.
Mientras tanto, junto a la frágil muchacha, la fé de Sango se vería recompensada, pues Freyja veía con buenos ojos a sus devotos. A medida que la bendición penetraba en ella, la muchacha dejó de temblar y su mirada comenzó a enfocarse de nuevo.
Fue entonces cuando un estruendo en la distancia hizo que todo se tambaleara. Asustada, la pequeña Jani se incorporó y se abrazó a Sango, su única fuente de seguridad y firmeza en medio de una situación que no comprendía. Gritó cuando un terrible dolor que nacía de su interior y, al mismo tiempo, de algún punto externo en la distancia, le arrancó algo de las entrañas. Pero allí, bañada por la blanca luz que manaba de su salvador, sintió que el dolor remitía de nuevo.
Y Calalini desapareció.
Tampoco estaban ya en la arboleda de la que habían partido, sino que un descampado se abría ante ellos y, más allá, el campamento de la Guardia, sumido en el polvo y la confusión.
__________________
Pueden respirar tranquilos, han regresado al mundo real. Sango, has sanado el cuerpo y el éter de Jani, aunque no su mente (descuida, nadie esperaba que lo hicieras). Gracias a ti, vivirá para tener una infancia tan normal como una chiquilla esquizofrénica pueda tenerla. Mina, por desgracia, tu magia no regresará con tanta facilidad como el aire. Para saber por dónde anda y cómo recuperarla, y para ver, ambos, sus recompensas y otras sorpresas, sigan [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
Fehu
Master
Master
Cantidad de envíos : : 1559
Nivel de PJ : : 0
Temas similares
» [Trama Global Objetos Malditos] Asedio a Edén
» Aguas turbias (Reike & Ensoñador) [Trama Global Objetos Malditos]
» Reconocimiento (Magazubi & Ryuu) [Trama Global Objetos Malditos]
» Tensas negociaciones (Rauko) [Trama Global Objetos Malditos]
» Melody (Aradia Hazelmere) [Trama Global Objetos Malditos]
» Aguas turbias (Reike & Ensoñador) [Trama Global Objetos Malditos]
» Reconocimiento (Magazubi & Ryuu) [Trama Global Objetos Malditos]
» Tensas negociaciones (Rauko) [Trama Global Objetos Malditos]
» Melody (Aradia Hazelmere) [Trama Global Objetos Malditos]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 18:40 por Lukas
» La Procesión de los Skógargandr [Evento Samhain (Halloween)]
Hoy a las 18:15 por Eberus
» Derecho Aerandiano [Libre]
Hoy a las 02:17 por Tyr
» Lamentos de un corazón congelado [Libre 3/3]
Hoy a las 01:19 por Tyr
» 89. Una compañía hacia el caos [Privado]
Ayer a las 20:51 por Aylizz Wendell
» El retorno del vampiro [Evento Sacrestic]
Ayer a las 18:38 por Merié Stiffen
» Clementina Chonkffuz [SOLITARIO]
Ayer a las 16:48 por Mina Harker
» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
Ayer a las 13:24 por Tyr
» [Zona de Culto]Santuario del dragón de Mjulnr
Mar Nov 05 2024, 21:21 por Tyr
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Mar Nov 05 2024, 17:01 por Seraphine Valaryon
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Mar Nov 05 2024, 14:32 por Tyr
» [Zona de Culto] Oráculo de Fenrir
Mar Nov 05 2024, 03:02 por Tyr
» Solas, corazón del pueblo [Evento Sacrestic] [Noche] [Libre]
Dom Nov 03 2024, 17:02 por Zagreus
» Ecos De Guerra [Evento Sacrestic] [Noche]
Sáb Nov 02 2024, 23:21 por Sein Isånd
» De héroes olvidados y Rubíes Azules [Interpretativo] [Libre] [4/4] [Noche]
Miér Oct 30 2024, 21:54 por Eltrant Tale