Reunión Parte I: El intercambio [Libre 1/3] [Trama/Noche]
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Reunión Parte I: El intercambio [Libre 1/3] [Trama/Noche]
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Vulwulfar - Pasado: Un año atrás
Vuwulfar - Actualidad
Este evento ocurrió en la trama hace un año y medio. En resumen, Paul tiene un grupo de "secuaces" que trabajaron con él por unos años. Entre estos era un brujo llamado Máyic, una licántropa apodada Talia y un humano conocido como Andy. La licántropa fue secuestrada y torturada por los enemigos de Paul, quienes también tenía cuentas pendientes con la mujer loba. A pesar de que lograron rescatarla en una batalla épica entre los dos bandos, la señorita quedó permanentemente afectada por la crueldad de sus rivales. Al no tener otra alternativa más viable, se encargaron de contactar a un clan de elfos (Los Telperiën) para que la curaran de esta minusvalía, pero estos querían un favor a cambio: capturar a Guldan, un nigromante que amenazó destruir a la familia Telperiën y su reputación.
---------------------------------------------------------------------Reunión Parte I: El Intercambio
Vulwulfar - Pasado: Un año atrás
-Por favor...-Supliqué con mucha insistencia, mientras que mis vestiduras empapadas se arrastraban por el suelo, casi logrando que mi compostura termine desparramada en el lodo de la ciudad. Era de madrugada, quizá a tres o cuatro horas antes de que amaneciera. A mis dos costados se encontraba Andy y Máyic, quienes me observaban con incredulidad al notar que estaba arrodillado ante el trío de elfos en frente mío. Nunca me habían visto en este estado, ni tampoco se imaginaban la importancia de esta mujer en mi vida. Desde que les conocí, en el fondo sentía que tenía una responsabilidad inmensa de cuidarles ya que trabajaban para mí. En efecto, todo esto era nada más ni nada menos que mi culpa, puesto que vivía mi vida despreocupado de las consecuencias que algún día se juntarían para atormentarme.
Talia estaba descansando en mis brazos. Su apariencia era horripilante, porque en cada rincón de su cuerpo había una herida profunda con un color amarillento, pudriéndose lentamente hasta el punto de infectarse y llamar la atención de los gusanos que apenas se asomaban rogando por un pedazo de carne. -¡No le queda mucho! Ya lleva una semana en esta condición. Sé que he hecho cosas atroces a sus especies, pero en verdad necesito de vuestra ayuda.-La lluvia no cesaba y cantaba en el silencio de la escena. Yo era el centro de atención en ese entonces; nadie se atrevía a pronunciar una palabra, ni a favor mío o en contra mía. La desesperación me consumía lentamente, junto con las ganas de desenvainar mi espada y degollar a estos malditos hombres pálidos que dedican sus vidas a la pureza en un mundo repleto de pecado.
-Está bien.-Comentó el hombre más viejo de su raza. -Nosotros cuidaremos de ella. Nos tomará unos cuantos meses, pero prometemos que regresará a la normalidad.-Dio un paso hacia adelante. Mi rostro se encontraba mirando hacia el pavimento, al tiempo que las gotas de mi frente se deslizaban por mi nariz hasta impactar en el suelo. De repente, sentí una sombra y en unos segundos, noté que el peso de mis brazos se desvanecía. Cuando parpadeé, me di cuenta que ellos tenía alzada a la licántropa. Respiré mi primer aire de tranquilidad en tanto tiempo.
-Pero necesitamos algo a cambio.-Comentaron al girarse en rumbo a su bosque. -Queremos que traigáis el cadáver de Guldan a esta misma zona.-Todos reaccionaron de forma alarmante al oír su propuesta. Máyic tragó saliva, pero no fue capaz de debatir al respecto, es decir, nos estaban haciendo un favor al fin y al cabo. -¿G...Guldan? ¿El temible nigromante de la península?-Tartamudeó Andy lleno de nervios, aunque también se llenó de mucha adrenalina; No iba a ser nada fácil. -Así es. Él regresará a Vuwulfar exactamente dentro de un año. Será la única oportunidad de liquidarle, porque este sujeto es muy misterioso en sus andanzas.-No me importaba quién era este tipo. Sin duda buscaría la forma de matarle.
-Nosotros somos omniscientes.-Suscitaron de forma metafórica. -Nosotros sabremos cuando él esté muerto. No os preguntéis cómo, si no más bien dedicaos a cumplir con vuestra parte, ¿Entendido? Si lo logran, les entregaremos a la licántropa completamente sana.-Al aclarar esto, ni se molestaron en dar pistas o algún consejo. Ellos simplemente siguieron su rumbo a Sandorai, dejándonos en incertidumbre.
Desde ese día, cada uno se fue por su lado. No supimos qué sucedió con cada uno o si volveríamos a reunirnos cuando llegara el momento. Yo sabía perfectamente que ese año pasaría con velocidad, así que me perdí de Aerandir por un periodo para entrenar y ser más fuerte
-----------------------------Talia estaba descansando en mis brazos. Su apariencia era horripilante, porque en cada rincón de su cuerpo había una herida profunda con un color amarillento, pudriéndose lentamente hasta el punto de infectarse y llamar la atención de los gusanos que apenas se asomaban rogando por un pedazo de carne. -¡No le queda mucho! Ya lleva una semana en esta condición. Sé que he hecho cosas atroces a sus especies, pero en verdad necesito de vuestra ayuda.-La lluvia no cesaba y cantaba en el silencio de la escena. Yo era el centro de atención en ese entonces; nadie se atrevía a pronunciar una palabra, ni a favor mío o en contra mía. La desesperación me consumía lentamente, junto con las ganas de desenvainar mi espada y degollar a estos malditos hombres pálidos que dedican sus vidas a la pureza en un mundo repleto de pecado.
-Está bien.-Comentó el hombre más viejo de su raza. -Nosotros cuidaremos de ella. Nos tomará unos cuantos meses, pero prometemos que regresará a la normalidad.-Dio un paso hacia adelante. Mi rostro se encontraba mirando hacia el pavimento, al tiempo que las gotas de mi frente se deslizaban por mi nariz hasta impactar en el suelo. De repente, sentí una sombra y en unos segundos, noté que el peso de mis brazos se desvanecía. Cuando parpadeé, me di cuenta que ellos tenía alzada a la licántropa. Respiré mi primer aire de tranquilidad en tanto tiempo.
-Pero necesitamos algo a cambio.-Comentaron al girarse en rumbo a su bosque. -Queremos que traigáis el cadáver de Guldan a esta misma zona.-Todos reaccionaron de forma alarmante al oír su propuesta. Máyic tragó saliva, pero no fue capaz de debatir al respecto, es decir, nos estaban haciendo un favor al fin y al cabo. -¿G...Guldan? ¿El temible nigromante de la península?-Tartamudeó Andy lleno de nervios, aunque también se llenó de mucha adrenalina; No iba a ser nada fácil. -Así es. Él regresará a Vuwulfar exactamente dentro de un año. Será la única oportunidad de liquidarle, porque este sujeto es muy misterioso en sus andanzas.-No me importaba quién era este tipo. Sin duda buscaría la forma de matarle.
-Nosotros somos omniscientes.-Suscitaron de forma metafórica. -Nosotros sabremos cuando él esté muerto. No os preguntéis cómo, si no más bien dedicaos a cumplir con vuestra parte, ¿Entendido? Si lo logran, les entregaremos a la licántropa completamente sana.-Al aclarar esto, ni se molestaron en dar pistas o algún consejo. Ellos simplemente siguieron su rumbo a Sandorai, dejándonos en incertidumbre.
Desde ese día, cada uno se fue por su lado. No supimos qué sucedió con cada uno o si volveríamos a reunirnos cuando llegara el momento. Yo sabía perfectamente que ese año pasaría con velocidad, así que me perdí de Aerandir por un periodo para entrenar y ser más fuerte
Vuwulfar - Actualidad
- Vuwulfar [Ilustración]:
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El clima se asemejaba bastante a esa álgida noche que marcó mi vida para siempre. Esta vez regresaba a la misma ciudad con un propósito diferente; las ansias de ver a mi querida licántropa con un mejor aspecto físico. A decir verdad, también tenía la esperanza de ver a mis secuaces en esta misma zona, sin embargo, tenía que aceptar la realidad y entender que algunos de ellos probablemente se olvidaron de aquella pesadilla mórbida y, por ende, quizá prefirieron dedicarse a otras cosas menos peligrosas. En el caso de Máyic, él mencionó algo al respecto de regresar a Beltrexus para continuar con sus clases de nigromancia. Por otro lado, Andy se mantuvo fiel a los sentimientos que tenía por la mujer loba, prometiéndome que se quedaría a vivir en Vulwulfar hasta que volviera a ver a Talia. Yo, en cambio, me fui por mi propio camino para meditar mis decisiones, reparar mi comportamiento, y regresar con intenciones más productivas que simplemente matar por placer.
Las calles se veían desoladas. Cabe recalcar que era de madrugada, así como hace un año atrás, donde los ciudadanos están durmiendo o entienden que a estas horas pueden correr riesgos si deambulan libremente por la calle. Estas son las horas de los turistas, guerreros, gente infame de Aerandir quienes tienen la fuerza necesaria como para sobrevivir, no de gente débil que no podría defenderse en caso de que el caos se apoderara de la situación. Este era el momento exacto para cumplir con aquel intercambio que plantearon los elfos antes de su partida. -El intercambio.-Susurré por lo bajo, caminando por cada callejón de la ciudad en busca del tal Guldan. En mi mano izquierda llevaba un pergamino, el cual me entregó un hombre-lagarto hace unas semanas, que contiene un dibujo indicativo de su rostro.
Las calles se veían desoladas. Cabe recalcar que era de madrugada, así como hace un año atrás, donde los ciudadanos están durmiendo o entienden que a estas horas pueden correr riesgos si deambulan libremente por la calle. Estas son las horas de los turistas, guerreros, gente infame de Aerandir quienes tienen la fuerza necesaria como para sobrevivir, no de gente débil que no podría defenderse en caso de que el caos se apoderara de la situación. Este era el momento exacto para cumplir con aquel intercambio que plantearon los elfos antes de su partida. -El intercambio.-Susurré por lo bajo, caminando por cada callejón de la ciudad en busca del tal Guldan. En mi mano izquierda llevaba un pergamino, el cual me entregó un hombre-lagarto hace unas semanas, que contiene un dibujo indicativo de su rostro.
- rostro de Guldan, el nigromante:
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Ellos dijeron que él estaría en esta ciudad en este mismo día, a la misma hora, en el mismo lugar. Un elfo no le mentiría a nadie, ¿verdad? El intercambio era simple: Matar a Guldan, entregarles su cadáver, y ver a Talia de nuevo.
Paul Brown Moreau
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Re: Reunión Parte I: El intercambio [Libre 1/3] [Trama/Noche]
El brujo se había tomado un nuevo permiso y había dejado su biblioteca de Belltrexus al cargo de su hombre de confianza. Llevaba tiempo sin viajar y había llegado el momento de volver a explorar mundo, conocer nuevos secretos con los que enriquecer sus libros o limpiar Aerandir de nuevos siervos de la oscuridad.
Hacia tanto frío que incluso su cuerpo, a pesar de ser un brujo amigo del fuego, se quedaba impregnado de él. El cuero de su pantalón y chaleco no ayudaba, especialmente sobre sus descubiertos brazos. A su espalda, en su funda, llevaba su dorada espada de hoja cristalina que no parecía más que una espada normal y corriente, suficiente para proteger a su amo.
Los pasos de Logan le llevaron hasta la lúgubre y fría ciudad de Vulwulfar, en la península de Verisar. El viaje fue largo y eso le llevó a llegar a la ciudad en plena noche, cuando los peligros aumentaban. Aunque la realidad era que, al menos de forma subconsciente, buscaba llegar a esas horas. Sabía que la noche era idónea para encontrar villanos por las calles y tenía ganas de incinerar a alguno de ellos. No se imaginaba que pronto tendría una oportunidad de saciar esa necesidad.
El pelirrojo conocía las señas de una posada que le habían sugerido y, sus pasos hacia allí, lo llevaron a la callejuela por la que estaba pasando el vampiro.
Como buen observador, Logan vio que aquel sujeto llevaba un pergamino en su mano y que parecía estar buscando algo o a alguien.
-Perdone, no soy de aquí pero... ¿puedo ayudarle en algo? -le preguntó el joven, cuando estaba lo suficientemente cerca de él.
Hacia tanto frío que incluso su cuerpo, a pesar de ser un brujo amigo del fuego, se quedaba impregnado de él. El cuero de su pantalón y chaleco no ayudaba, especialmente sobre sus descubiertos brazos. A su espalda, en su funda, llevaba su dorada espada de hoja cristalina que no parecía más que una espada normal y corriente, suficiente para proteger a su amo.
Los pasos de Logan le llevaron hasta la lúgubre y fría ciudad de Vulwulfar, en la península de Verisar. El viaje fue largo y eso le llevó a llegar a la ciudad en plena noche, cuando los peligros aumentaban. Aunque la realidad era que, al menos de forma subconsciente, buscaba llegar a esas horas. Sabía que la noche era idónea para encontrar villanos por las calles y tenía ganas de incinerar a alguno de ellos. No se imaginaba que pronto tendría una oportunidad de saciar esa necesidad.
El pelirrojo conocía las señas de una posada que le habían sugerido y, sus pasos hacia allí, lo llevaron a la callejuela por la que estaba pasando el vampiro.
Como buen observador, Logan vio que aquel sujeto llevaba un pergamino en su mano y que parecía estar buscando algo o a alguien.
-Perdone, no soy de aquí pero... ¿puedo ayudarle en algo? -le preguntó el joven, cuando estaba lo suficientemente cerca de él.
Logan Allen
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Re: Reunión Parte I: El intercambio [Libre 1/3] [Trama/Noche]
Ya llevaba 2 días en Vulwulfar, regresaba de mi misión en Baslodia donde la ciudad había sido invadida por una plaga de ratas y la guardia optó por pagarle a cualquiera que ayudara a controlar tan detestable evento. Sin embargo, con la premura de la situación le entregué mi parte a un científico enfermo. A veces podemos hacer cosas deplorables por unas cuantas monedas extras… (1)
Desde mi encuentro con aquel hombre de piel verde había empezado a tener eructos que me costaba controlar (2). De momento no me había traído problemas, pero era incomodo tratar de entablar conversación con algún habitante *Burrp*.
Me agradaba el clima de esta ciudad, disfrutaba de sus lluvias y su frio habitual. Sin embargo, durante la última noche el ambiente estaba más tenso que de costumbre, la niebla que cubría las calles desoladas era más densa y se podría sentir una incomodidad indescriptible.
Mientras deambulaba por las aceras de la ciudad con intención de un aperitivo, un personaje incauto me llamó la atención, no parecía un habitante de la fría ciudad, el pelirrojo llevaba ropas cortas que no le brindaban suficiente abrigo y menos en las noches frías de Vulwulfar.
Me intrigaba, no lo veía como un objetivo, pero admito que resultaba llamativo y para saciar mi curiosidad quería ver hacia donde se dirigía. Empecé a seguirlo aprovechándome de los oscuros rincones y procurando no llamar su atención.
A las pocas cuadras se desvió en un callejón y se topó con una figura oscura, no podía distinguir bien quien era o que decía, podía ver con naturalidad en la oscuridad, pero tratando de que no se percataran de mi presencia guardé una distancia prudente.
*Burrp* ¡Demonios! – susurré mientras me ocultaba en la esquina que daba al callejón, ¿el pelirrojo se había percatado de mi mientras lo seguía? ¿escucharon el eructo? No sabía que sucedería, pero solo podía maldecir al científico que me causó tan estúpida condición.
__________
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(1) En Rottenatt [Evento Social] link: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
(2) Mal del puerco [MALDICION]: durante los dos próximos temas que abras, tu personaje sufrirá de incontrolables episodios de eructos que serán imposibles de controlar y muy difíciles de disimular. Durante dichos temas, cualquier intento de seducir o convencer a otros mediante carisma o atractivo físico serán fracasos estrepitosos.(*Burrp*)
Desde mi encuentro con aquel hombre de piel verde había empezado a tener eructos que me costaba controlar (2). De momento no me había traído problemas, pero era incomodo tratar de entablar conversación con algún habitante *Burrp*.
Me agradaba el clima de esta ciudad, disfrutaba de sus lluvias y su frio habitual. Sin embargo, durante la última noche el ambiente estaba más tenso que de costumbre, la niebla que cubría las calles desoladas era más densa y se podría sentir una incomodidad indescriptible.
Mientras deambulaba por las aceras de la ciudad con intención de un aperitivo, un personaje incauto me llamó la atención, no parecía un habitante de la fría ciudad, el pelirrojo llevaba ropas cortas que no le brindaban suficiente abrigo y menos en las noches frías de Vulwulfar.
Me intrigaba, no lo veía como un objetivo, pero admito que resultaba llamativo y para saciar mi curiosidad quería ver hacia donde se dirigía. Empecé a seguirlo aprovechándome de los oscuros rincones y procurando no llamar su atención.
A las pocas cuadras se desvió en un callejón y se topó con una figura oscura, no podía distinguir bien quien era o que decía, podía ver con naturalidad en la oscuridad, pero tratando de que no se percataran de mi presencia guardé una distancia prudente.
*Burrp* ¡Demonios! – susurré mientras me ocultaba en la esquina que daba al callejón, ¿el pelirrojo se había percatado de mi mientras lo seguía? ¿escucharon el eructo? No sabía que sucedería, pero solo podía maldecir al científico que me causó tan estúpida condición.
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(2) Mal del puerco [MALDICION]: durante los dos próximos temas que abras, tu personaje sufrirá de incontrolables episodios de eructos que serán imposibles de controlar y muy difíciles de disimular. Durante dichos temas, cualquier intento de seducir o convencer a otros mediante carisma o atractivo físico serán fracasos estrepitosos.(*Burrp*)
Zagreus
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Re: Reunión Parte I: El intercambio [Libre 1/3] [Trama/Noche]
Puerto de Vulwulfar
El mar se veía extrañamente tranquilo, de tal manera que parecía un espejismo o una ilusión producida por alguien en vez de sentirse real. Las olas eran casi inexistentes, tan escasas como el número de barcos que habitaban la zona y las personas que deambulaban por los alrededores de esta, sembrando así una especie de preocupación a los guardias que se encontraban allí protegiendo la zona. Uno de ellos no tardó en percatarse de semejante noche tan diferente que, tragando saliva, empezó a caminar apresuradamente hacia su general, quien se veía muy tranquilo. -Eh... Sé que sonará loco, capitán, pero creo he visto algo espeluznante y pensé que estaba soñando, pero dadas las circunstancias, es posible que no esté equivocado y-Mencionó el soldado novato conocido como Asger mientras que tartamudeaba y trataba de calmarse entre tanta agitación. Su jefe, por otro lado, frunció el ceño y le propinó una estruendosa bofetada para que se callara de una buena vez. El sonido resonó por casi todo el puerto, sin embargo, el eco se detuvo repentinamente, algo que simplemente agregaba más incertidumbre a esta escena. Ninguno se percató de esto.
-Es tu primer día y ya estás flipando, tío. A ver, ¿qué pasa?-Preguntó el mandamás irritado, aunque algo curioso de lo que podría revelarle.
-Disculpe, señor. Hace unos minutos, mientras vigilaba la ciudad, vi unas gárgolas desplazándose por los tejados de las casas. No sé de dónde vienen ni qué hacen aquí. Es posible que lo esté imaginando, porque no le voy a negar, tengo muchos nervios.-
-¿Gárgolas? ¿En la Península de Verisar?-
-Sí-
-¡Menuda estupidez! Piérdete de mi vista, payaso.-Soltó una carcajada, para después alzar su mano con intención de golpear al muchacho, pero este salió despavorido hacia la posición que le habían asignado. Asger aún se veía muy convencido de lo que relató, no obstante, cerró su boca y no tuvo otra alternativa más que continuar trabajando. Cabe mencionar que esa misma noche habían pocos guardias en la ciudad; lo máximo eran cinco o seis, ya que los otros se fueron momentáneamente a Lunargenta para ayudar con la reconstrucción de la capital. Se decía que iban a regresar en la tarde y aún faltaban varias horas para que amaneciera.
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Calles de Vulwulfar
El mar se veía extrañamente tranquilo, de tal manera que parecía un espejismo o una ilusión producida por alguien en vez de sentirse real. Las olas eran casi inexistentes, tan escasas como el número de barcos que habitaban la zona y las personas que deambulaban por los alrededores de esta, sembrando así una especie de preocupación a los guardias que se encontraban allí protegiendo la zona. Uno de ellos no tardó en percatarse de semejante noche tan diferente que, tragando saliva, empezó a caminar apresuradamente hacia su general, quien se veía muy tranquilo. -Eh... Sé que sonará loco, capitán, pero creo he visto algo espeluznante y pensé que estaba soñando, pero dadas las circunstancias, es posible que no esté equivocado y-Mencionó el soldado novato conocido como Asger mientras que tartamudeaba y trataba de calmarse entre tanta agitación. Su jefe, por otro lado, frunció el ceño y le propinó una estruendosa bofetada para que se callara de una buena vez. El sonido resonó por casi todo el puerto, sin embargo, el eco se detuvo repentinamente, algo que simplemente agregaba más incertidumbre a esta escena. Ninguno se percató de esto.
-Es tu primer día y ya estás flipando, tío. A ver, ¿qué pasa?-Preguntó el mandamás irritado, aunque algo curioso de lo que podría revelarle.
-Disculpe, señor. Hace unos minutos, mientras vigilaba la ciudad, vi unas gárgolas desplazándose por los tejados de las casas. No sé de dónde vienen ni qué hacen aquí. Es posible que lo esté imaginando, porque no le voy a negar, tengo muchos nervios.-
-¿Gárgolas? ¿En la Península de Verisar?-
-Sí-
-¡Menuda estupidez! Piérdete de mi vista, payaso.-Soltó una carcajada, para después alzar su mano con intención de golpear al muchacho, pero este salió despavorido hacia la posición que le habían asignado. Asger aún se veía muy convencido de lo que relató, no obstante, cerró su boca y no tuvo otra alternativa más que continuar trabajando. Cabe mencionar que esa misma noche habían pocos guardias en la ciudad; lo máximo eran cinco o seis, ya que los otros se fueron momentáneamente a Lunargenta para ayudar con la reconstrucción de la capital. Se decía que iban a regresar en la tarde y aún faltaban varias horas para que amaneciera.
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Calles de Vulwulfar
Seguí desplazándome por la ciudad en busca de aquél sujeto. A pesar de ser vampiro, aún sentía ese helado clima en mi piel que, lentamente, se colaba por debajo de mis vestiduras y recorría todo mi cuerpo hasta estremecerme. Para ser sincero, era raro que las calles estuvieran tan desoladas donde ningún ciudadano o guardia caminaba por la zona, quizá para proteger el mercado o las posadas de algún ataque barbárico. Era cierto que todos corríamos peligro, al menos los que se encontraban en este pueblo tan desolado y con una lluvia increíblemente ensordecedora.
Me dirigí por un callejón con este pergamino en la mano. En el fondo de mi corazón deseaba encontrarme con Andy, quien había mencionado que él esperaría todo lo que necesitara para volvernos a encontrar. Sin embargo, tenía que ser realista al respecto y entender que ese muchacho probablemente esté muerto. -Debo acabar con ese brujo. No tengo otra alternativa-Dije con mucha determinación. No había otra opción más que llenarme de valor y enfrentar a uno de los nigromantes más habilidosos de este mundo. Evidentemente, la vida de Talia estaba en mis manos y todo este conflicto era nada más ni nada menos que mi culpa. Mi grupo de secuaces se disolvió como el viento; Máyic, Andy, y Talia ya no estaba aquí para ayudarme, protegerme, o solamente acompañarme en mis aventuras de chupasangre malévolo. Si había alguna alternativa de tenernos de vuelta, así sea uno o dos de ellos, este era el primer paso de nuestro presumible resurgimiento después de un año.
Entretanto, oí una voz que me sorprendió de la nada. Abrí los ojos con sorpresa, asustado de lo que podría ser, casi a punto de ponerme en guardia y enfrentar a aquel ser viviente que se había acercado. Lo observé algo confundido, porque no esperaba que alguien anduviera por esta localidad en la madrugada. El hombre tenía un cabello pelirrojo llamativo y una figura simpática para ser un guerrero. En lo personal, yo asumiría que él era un simple ciudadano de la zona que un guerrero o turista, no obstante, la gente puede sorprenderte. En resumen, él ofreció su ayuda de la forma más amable que he escuchado, también revelando que él no era de esta zona. Al escuchar esto, no bajé mi guardia, porque eso prácticamente significaría que este tipo puede ser peligroso.
-Agradezco tu amabilidad, amigo mío.-Sonreí ladinamente mientras lo miraba fijamente. No podía confiar tan fácil. Quizá él trabajaba para Guldan, aunque por otro lado, no había nada qué perder. Si él no era nadie a quién temer, pues una mano no vendría mal. -Hay un brujo rondando por aquí. Has tenido el infortunio de estar aquí en el peor momento.-Comenté ahora con seriedad. -Es un nigromante y un ente poderoso. Le estoy buscando para acabar con su vida. Este es su rostro.-Sin más preámbulo, le enseñé el pergamino y esperé que aquel pelirrojo lo tomara para que se familiarizara con su aspecto. Esperé su respuesta con tranquilidad, para ver cómo él reaccionaba.
De repente, oí un eructo a la distancia. No tardé en girar mi rostro y desenfundar mi espada. Este ruido no venía de alguna casa, porque aquel sonido resonó por este mismo callejón. -¿Qué mierda fue eso?-Miré hacia los dos extremos. No vi absolutamente nada, pero no iba a descansar hasta encontrar al responsable. También podría tratarse de un guardia. Quién sabe, pero era mejor asegurarse antes de el tal Guldan planeara emboscarnos. No sé quién era el pelirrojo ese, pero los dos teníamos que trabajar en equipo si queríamos sobrevivir.
Me dirigí por un callejón con este pergamino en la mano. En el fondo de mi corazón deseaba encontrarme con Andy, quien había mencionado que él esperaría todo lo que necesitara para volvernos a encontrar. Sin embargo, tenía que ser realista al respecto y entender que ese muchacho probablemente esté muerto. -Debo acabar con ese brujo. No tengo otra alternativa-Dije con mucha determinación. No había otra opción más que llenarme de valor y enfrentar a uno de los nigromantes más habilidosos de este mundo. Evidentemente, la vida de Talia estaba en mis manos y todo este conflicto era nada más ni nada menos que mi culpa. Mi grupo de secuaces se disolvió como el viento; Máyic, Andy, y Talia ya no estaba aquí para ayudarme, protegerme, o solamente acompañarme en mis aventuras de chupasangre malévolo. Si había alguna alternativa de tenernos de vuelta, así sea uno o dos de ellos, este era el primer paso de nuestro presumible resurgimiento después de un año.
Entretanto, oí una voz que me sorprendió de la nada. Abrí los ojos con sorpresa, asustado de lo que podría ser, casi a punto de ponerme en guardia y enfrentar a aquel ser viviente que se había acercado. Lo observé algo confundido, porque no esperaba que alguien anduviera por esta localidad en la madrugada. El hombre tenía un cabello pelirrojo llamativo y una figura simpática para ser un guerrero. En lo personal, yo asumiría que él era un simple ciudadano de la zona que un guerrero o turista, no obstante, la gente puede sorprenderte. En resumen, él ofreció su ayuda de la forma más amable que he escuchado, también revelando que él no era de esta zona. Al escuchar esto, no bajé mi guardia, porque eso prácticamente significaría que este tipo puede ser peligroso.
-Agradezco tu amabilidad, amigo mío.-Sonreí ladinamente mientras lo miraba fijamente. No podía confiar tan fácil. Quizá él trabajaba para Guldan, aunque por otro lado, no había nada qué perder. Si él no era nadie a quién temer, pues una mano no vendría mal. -Hay un brujo rondando por aquí. Has tenido el infortunio de estar aquí en el peor momento.-Comenté ahora con seriedad. -Es un nigromante y un ente poderoso. Le estoy buscando para acabar con su vida. Este es su rostro.-Sin más preámbulo, le enseñé el pergamino y esperé que aquel pelirrojo lo tomara para que se familiarizara con su aspecto. Esperé su respuesta con tranquilidad, para ver cómo él reaccionaba.
De repente, oí un eructo a la distancia. No tardé en girar mi rostro y desenfundar mi espada. Este ruido no venía de alguna casa, porque aquel sonido resonó por este mismo callejón. -¿Qué mierda fue eso?-Miré hacia los dos extremos. No vi absolutamente nada, pero no iba a descansar hasta encontrar al responsable. También podría tratarse de un guardia. Quién sabe, pero era mejor asegurarse antes de el tal Guldan planeara emboscarnos. No sé quién era el pelirrojo ese, pero los dos teníamos que trabajar en equipo si queríamos sobrevivir.
Paul Brown Moreau
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Re: Reunión Parte I: El intercambio [Libre 1/3] [Trama/Noche]
Mientras el frío trataba de filtrarse por los huesos del pelirrojo, esté escucho atentamente la respuesta que el vampiro le había dado.
Parecía que el vampiro no había dudado ni un momento en comentarle acerca de la búsqueda que estaba realizando y, cuando escucho lo que pasaba, no pudo evitar sentirse complacido, pues ayudar contra un nigromante era de lo mejor con lo que podía toparse.
Tome el pergamino y observe el rostro. Después, mire de nuevo a los ojos del extraño.
- Pues si quieres puedo ayudarte -le dijo Logan mientras alzaba su diestra, formando una iluminante llama en su mano, haciendo ver al vampiro que él era un brujo y que podría serle de utilidad.
A continuación y de la misma forma que el vampiro, el pelirrojo escuchó el eructo y, mientras se daba media vuelta mirando hacia aquel callejón, el uso su llameante mano para desenvainar su espada de empuñadura dorada.
Lo que el vampiro podía ver, tras el desenvaino de Logan, es como el fuego del pelirrojo recorría el arma, dejando su hoja llameante. Logan aprovecho su fuego para que pareciera que la espada se había prendido por la propia acción del brujo, cuando lo cierto era que se trataba de la particularidad del arma, la cual podía dejar al descubierto la verdadera identidad del brujo.
- Te hemos oído. Será mejor que salgas. Llevo un tiempo sintiendo que alguien me sigue, tal vez sea tu brujo -dijo finalmente dirigiéndose a su nuevo amigo.
Parecía que el vampiro no había dudado ni un momento en comentarle acerca de la búsqueda que estaba realizando y, cuando escucho lo que pasaba, no pudo evitar sentirse complacido, pues ayudar contra un nigromante era de lo mejor con lo que podía toparse.
Tome el pergamino y observe el rostro. Después, mire de nuevo a los ojos del extraño.
- Pues si quieres puedo ayudarte -le dijo Logan mientras alzaba su diestra, formando una iluminante llama en su mano, haciendo ver al vampiro que él era un brujo y que podría serle de utilidad.
A continuación y de la misma forma que el vampiro, el pelirrojo escuchó el eructo y, mientras se daba media vuelta mirando hacia aquel callejón, el uso su llameante mano para desenvainar su espada de empuñadura dorada.
Lo que el vampiro podía ver, tras el desenvaino de Logan, es como el fuego del pelirrojo recorría el arma, dejando su hoja llameante. Logan aprovecho su fuego para que pareciera que la espada se había prendido por la propia acción del brujo, cuando lo cierto era que se trataba de la particularidad del arma, la cual podía dejar al descubierto la verdadera identidad del brujo.
- Te hemos oído. Será mejor que salgas. Llevo un tiempo sintiendo que alguien me sigue, tal vez sea tu brujo -dijo finalmente dirigiéndose a su nuevo amigo.
Logan Allen
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Re: Reunión Parte I: El intercambio [Libre 1/3] [Trama/Noche]
Las dos figuras se habían percatado de mi presencia -Demonios… -volví a susurrar. Pude escuchar cómo se desenfundaban dos espadas e incluso el sonido de una pequeña combustión que logró iluminar el piso a mi lado. Una ligera sensación de calor salía de aquel callejón ¿se trataría de fuego?, admito que mi curiosidad había aumentado por aquellas personas.
Sabía que lo más inteligente seria evitar la confrontación, escapar era una opción, pero al hacerlo perdería la oportunidad de contestar las dudas que me había planteado. Y evidentemente quedarme con la intriga o alguna pregunta sin resolver iba en contra de mis principios y anhelo de conocimiento. Por lo que decidí afrontar a los dos hombres y ver si podía saciar mi curiosidad.
Con ambas manos levantadas en señal de que estaba desarmado salí de la esquina y me paré en la salida del callejón. Logré ver las dos figuras, ambas con sus espadas en mano, una de ellas estaba prendida en fuego, ¿se trataría de algún artefacto poderoso o de la triquiñuela de algún mago? Cualquiera fuera la respuesta me parecía una conducta un tanto exagerada ante un simple eructo ¿Por qué estarían tan a la defensiva?
Hey, hey, tranquilos, no quiero luchar con ustedes– si bien el pelirrojo había hecho alarde de sus habilidades la figura a su lado me resultaba igual de amenazante, por lo visto estaba en desventaja numérica y sería tonto de mi parte medir fuerzas en aquellas condiciones.
Solamente pasaba por aquí, el ambiente hoy está un poco tenso… y bueno, últimamente he tenido esta estúpida condición de que a veces eructo sin querer, pido disculpas por tal bochornosa conducta.-quería desviar el tema e ignorar las palabras del pelirrojo que me acusaba de haberlo seguido.
Tras unos segundos de tensión bajé mis manos y señalé al otro lado del callejón.
Ya pueden bajar sus armas, y por favor díganle a su amigo encapuchado del fondo que guarde también su cuchillo.
Se trataba de un personaje encapuchado y de atuendos oscuros al otro lado del callejón, gracias a la luz que irradiaba de la espada incluso los humanos podrían notar aquella figura que en su mano cargaba un cuchillo y que con pasos decididos se acercaba a las espaldas de quienes me estaban amenazando con sus espadas.
Sabía que lo más inteligente seria evitar la confrontación, escapar era una opción, pero al hacerlo perdería la oportunidad de contestar las dudas que me había planteado. Y evidentemente quedarme con la intriga o alguna pregunta sin resolver iba en contra de mis principios y anhelo de conocimiento. Por lo que decidí afrontar a los dos hombres y ver si podía saciar mi curiosidad.
Con ambas manos levantadas en señal de que estaba desarmado salí de la esquina y me paré en la salida del callejón. Logré ver las dos figuras, ambas con sus espadas en mano, una de ellas estaba prendida en fuego, ¿se trataría de algún artefacto poderoso o de la triquiñuela de algún mago? Cualquiera fuera la respuesta me parecía una conducta un tanto exagerada ante un simple eructo ¿Por qué estarían tan a la defensiva?
Hey, hey, tranquilos, no quiero luchar con ustedes– si bien el pelirrojo había hecho alarde de sus habilidades la figura a su lado me resultaba igual de amenazante, por lo visto estaba en desventaja numérica y sería tonto de mi parte medir fuerzas en aquellas condiciones.
Solamente pasaba por aquí, el ambiente hoy está un poco tenso… y bueno, últimamente he tenido esta estúpida condición de que a veces eructo sin querer, pido disculpas por tal bochornosa conducta.-quería desviar el tema e ignorar las palabras del pelirrojo que me acusaba de haberlo seguido.
Tras unos segundos de tensión bajé mis manos y señalé al otro lado del callejón.
Ya pueden bajar sus armas, y por favor díganle a su amigo encapuchado del fondo que guarde también su cuchillo.
Se trataba de un personaje encapuchado y de atuendos oscuros al otro lado del callejón, gracias a la luz que irradiaba de la espada incluso los humanos podrían notar aquella figura que en su mano cargaba un cuchillo y que con pasos decididos se acercaba a las espaldas de quienes me estaban amenazando con sus espadas.
Zagreus
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