Ropa interior de Nogseberk [Elian] [Trabajo] [Noche]
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Ropa interior de Nogseberk [Elian] [Trabajo] [Noche]
Hacía poco me había encontrado la que probablemente fuese la oferta de trabajo más extraña que había visto, o al menos la más extraña dentro de las peticiones moralmente aceptables. El trabajo me pedía que fuese a una aldea perdida en medio del norte a buscar a un tipo que había ido allí a recoger ropa interior y que llevase de vuelta esa prenda intacta, y mi curiosidad me impedía dejar pasar una oportunidad como esa de saber que tipo de ropa interior era merecedora de que se contratase a mercenarios para recuperarla. Además, solo nos pedía que recuperásemos la prenda y no parecía darle mucha importancia a la seguridad de su socio, así que parecía una forma fácil de conseguir dinero.
Y así había acabado en Nogseberk, una aldea en las Estepas del Norte perdida de la mano de los dioses que probablemente solo conocieran los habitantes de las aldeas vecinas y los cuatro locos con interés por la ropa interior rara. Ya era de noche y se podía notar que con el frío los escasos habitantes del pueblo preferían estar en su casa a en la calle, porque se podían notar los fuegos encendidos en las chimeneas por la luz de las ventanas, pero en las calles no había ni un alma. Afortunadamente, tras un par de vueltas por la aldea, me crucé con una anciana que había salido a recoger leña de la que tenía apilada junto a la pared.
- Disculpe señora.
- Me da igual lo que vendas, no me interesa.- Me interrumpió sin darme tiempo ni a presentarme.
- No, no quiero vender nada. Solo estaba buscando a alguien.
- No me importa. Y no te acerques, maleante.- Contestó la señora con evidente desconfianza.
- Solo quería saber dónde puedo encontrar a Carl.- Respondí mientras daba un par de pasos para alejarme confiando en que así se mostrara menos hostil.
- ¿A quién?
- ¿Carl Zonzilius?
- No me suena. No hay ningún Carl Zonloquesea en esta aldea.
- Es que no es de aquí. Es un mercader del sur que vino a buscar ropa interior.
- Ah, ya se quien dices. El extranjero loco ese. No entiendo como nadie puede venir de tan lejos por unos trapos. A vosotros los sureños os patina la cabeza.
- Eeeeh... Vale. ¿Y sabes cómo encontrarle?
- Llevo unos días sin verle, pero se solía quedar en la taberna.
- Gracias. No la molesto más.- Me di la vuelta para dirigirme a la taberna, pero entonces caí en la cuenta de que no sabía llegar y me giré de nuevo para preguntarla.- Bueno, una última cosa. ¿Cómo se llega a la taberna?
- Pues giras en la esquina esta a la izquierda, vas hasta el pozo y giras a la derecha, entonces cuando llegues a la casa grande, te metes a la derecha otra vez y llegas a la plaza, y el edificio que tiene un abrevadero es.
- Bien, bien, Entonces ahora ya si me voy.
Seguí las instrucciones de la anciana, pero antes del segundo cambio de sentido ya había olvidado las indicaciones. Por suerte, el pueblo era pequeño y no estuve vagando mucho tiempo antes de encontrar la plaza y el edificio del abrevadero. Y tras asegurarme de que era efectivamente el lugar que me habían indicado, empujé la puerta para entrar a la taberna.
Y así había acabado en Nogseberk, una aldea en las Estepas del Norte perdida de la mano de los dioses que probablemente solo conocieran los habitantes de las aldeas vecinas y los cuatro locos con interés por la ropa interior rara. Ya era de noche y se podía notar que con el frío los escasos habitantes del pueblo preferían estar en su casa a en la calle, porque se podían notar los fuegos encendidos en las chimeneas por la luz de las ventanas, pero en las calles no había ni un alma. Afortunadamente, tras un par de vueltas por la aldea, me crucé con una anciana que había salido a recoger leña de la que tenía apilada junto a la pared.
- Disculpe señora.
- Me da igual lo que vendas, no me interesa.- Me interrumpió sin darme tiempo ni a presentarme.
- No, no quiero vender nada. Solo estaba buscando a alguien.
- No me importa. Y no te acerques, maleante.- Contestó la señora con evidente desconfianza.
- Solo quería saber dónde puedo encontrar a Carl.- Respondí mientras daba un par de pasos para alejarme confiando en que así se mostrara menos hostil.
- ¿A quién?
- ¿Carl Zonzilius?
- No me suena. No hay ningún Carl Zonloquesea en esta aldea.
- Es que no es de aquí. Es un mercader del sur que vino a buscar ropa interior.
- Ah, ya se quien dices. El extranjero loco ese. No entiendo como nadie puede venir de tan lejos por unos trapos. A vosotros los sureños os patina la cabeza.
- Eeeeh... Vale. ¿Y sabes cómo encontrarle?
- Llevo unos días sin verle, pero se solía quedar en la taberna.
- Gracias. No la molesto más.- Me di la vuelta para dirigirme a la taberna, pero entonces caí en la cuenta de que no sabía llegar y me giré de nuevo para preguntarla.- Bueno, una última cosa. ¿Cómo se llega a la taberna?
- Pues giras en la esquina esta a la izquierda, vas hasta el pozo y giras a la derecha, entonces cuando llegues a la casa grande, te metes a la derecha otra vez y llegas a la plaza, y el edificio que tiene un abrevadero es.
- Bien, bien, Entonces ahora ya si me voy.
Seguí las instrucciones de la anciana, pero antes del segundo cambio de sentido ya había olvidado las indicaciones. Por suerte, el pueblo era pequeño y no estuve vagando mucho tiempo antes de encontrar la plaza y el edificio del abrevadero. Y tras asegurarme de que era efectivamente el lugar que me habían indicado, empujé la puerta para entrar a la taberna.
Corlys Glokta
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Re: Ropa interior de Nogseberk [Elian] [Trabajo] [Noche]
Como de costumbre, Elian se había presentado en casa de Nimdar y Valammere sin avisar y, como de costumbre, había sido recibido con una sonrisa y un cuenco de sopa caliente con que sacarse de los huesos el frío de las estepas. La pareja estaba sentada al otro lado de la recia mesa de madera de olmo que él mismo había ayudado a construir años atrás cuando la puerta de la cabaña se abrió, dejando entrar una ráfaga de aire helado del exterior.
—¡Tío Elian! —dijo Aryz cerrando la puerta tras de sí—. Me pareció ver a alguien por el Camino Bajo. ¿Vienes desde la Ciudad?
Elian asintió.
—Con toda esta nieve —dijo—, los caminos son más rápidos.
El muchacho asintió mientras se despojaba de botas y abrigo. Valammere se levantó y sirvió otro cuenco de sopa.
—¿Te acordaste de apagar el farol antes de cerrar el establo? —preguntó mientras se lo pasaba a su hijo.
—No —soltó Aryz—, lo dejé para que los yaks pudieran jugar a las cartas tranquilos.
Ella alzó las cejas y Nimdar carraspeó desde la mesa con gesto serio y la mirada fija en el muchacho. Aryz suspiró hondo antes de sentarse a la mesa.
—Lo apagué bien apagado —confirmó finalmente.
Elian, curioso, cruzó una mirada con Nimdar, pero Aryz la interceptó y, antes de que su padre abriera la boca, habló él:
—Solo se me olvidó una vez, ¿vale? Y no llegó a quemarse nada, no sé por qué os ponéis tan pesados con eso. ¿Cuánto tiempo planeas quedarte esta vez? —añadió precipitadamente dirigiéndose a Elian.
—Solo estoy de paso —respondió Elian, recostado en su silla y con una mal disimulada sonrisa en los labios—. Estoy buscando la aldea de… —Sacó un papel de un bolsillo interior de la chaqueta, lo desdobló y buscó entre las líneas ahí escritas—. Nogseberk.
—Está cerca —informó Valammere, que había vuelto a sentarse—. Si sales de mañana, no tendrás que pasar la noche al raso. ¿Se trata de un encargo?
—¿Prendas íntimas de calidad? —murmuró Nimdar, que había tomado la hoja de papel de manos de su primo y leía la misiva con curiosidad.
Su esposa se acercó a él y una extraña sonrisa se fue dibujando en sus labios a medida que avanzaba por entre las líneas de tinta. Aryz levantó la cabeza de su cuenco de sopa, prestando atención a la conversación.
—Un comerciante extraviado —dijo Elian encogiéndose de hombros.
—Te acompañaré —dijo Nimdar—. La gente de los pueblos reacciona mejor a caras conocidas.
—Quedaste en ayudar a Ziris con la cerca —murmuró Valammere, que había tomado la carta de manos de su esposo y seguía leyendo.
—Puedo ir yo —se ofreció Aryz. Los tres adultos lo miraron—. También soy una cara conocida. Además, si resulta que el tipo se ha perdido en la nieve, puede que un reconocimiento aéreo venga bien, ¿no?
Llegaron a la aldea de Nogseberk a la noche siguiente, y fueron directos a la plaza del pueblo, a la taberna. El local era amplio y acogedor, construído en piedra, más abundante en las frías estepas que la madera. Los gruesos muros y una enorme chimenea mantenían a sus ocupantes aislados del frío exterior. Los pesados tapices y el aroma a carne guisada que llegaba desde la parte de atrás, aportaban el toque hogareño.
Elian se acercó con calma a la barra, dejando atrás varias mesas ocupadas por hombres y mujeres de aspecto recio (pastores, supuso), y pidió una cerveza.
—Otra —dijo enérgica la voz de Aryz a su lado.
Elian consideró al chico durante un instante antes de asentir. Ya era casi un hombre, después de todo.
—Estamos buscando a alguien —le dijo al tabernero, un hombre medio calvo y de oronda silueta, mientras éste colocaba sendas jarras llenas frente a ellos—. Un tal Carl, de apellido, Zoncilius. Mercader. ¿Se aloja aquí, por un casual?
Tomó entonces su jarra pero, antes de llevársela a los labios, extendió la otra mano para bajar la de su sobrino, que ya había dado cuenta casi de la mitad de la suya.
—Despacio, muchacho, que no se va a escapar.
—¡Tío Elian! —dijo Aryz cerrando la puerta tras de sí—. Me pareció ver a alguien por el Camino Bajo. ¿Vienes desde la Ciudad?
Elian asintió.
—Con toda esta nieve —dijo—, los caminos son más rápidos.
El muchacho asintió mientras se despojaba de botas y abrigo. Valammere se levantó y sirvió otro cuenco de sopa.
—¿Te acordaste de apagar el farol antes de cerrar el establo? —preguntó mientras se lo pasaba a su hijo.
—No —soltó Aryz—, lo dejé para que los yaks pudieran jugar a las cartas tranquilos.
Ella alzó las cejas y Nimdar carraspeó desde la mesa con gesto serio y la mirada fija en el muchacho. Aryz suspiró hondo antes de sentarse a la mesa.
—Lo apagué bien apagado —confirmó finalmente.
Elian, curioso, cruzó una mirada con Nimdar, pero Aryz la interceptó y, antes de que su padre abriera la boca, habló él:
—Solo se me olvidó una vez, ¿vale? Y no llegó a quemarse nada, no sé por qué os ponéis tan pesados con eso. ¿Cuánto tiempo planeas quedarte esta vez? —añadió precipitadamente dirigiéndose a Elian.
—Solo estoy de paso —respondió Elian, recostado en su silla y con una mal disimulada sonrisa en los labios—. Estoy buscando la aldea de… —Sacó un papel de un bolsillo interior de la chaqueta, lo desdobló y buscó entre las líneas ahí escritas—. Nogseberk.
—Está cerca —informó Valammere, que había vuelto a sentarse—. Si sales de mañana, no tendrás que pasar la noche al raso. ¿Se trata de un encargo?
—¿Prendas íntimas de calidad? —murmuró Nimdar, que había tomado la hoja de papel de manos de su primo y leía la misiva con curiosidad.
Su esposa se acercó a él y una extraña sonrisa se fue dibujando en sus labios a medida que avanzaba por entre las líneas de tinta. Aryz levantó la cabeza de su cuenco de sopa, prestando atención a la conversación.
—Un comerciante extraviado —dijo Elian encogiéndose de hombros.
—Te acompañaré —dijo Nimdar—. La gente de los pueblos reacciona mejor a caras conocidas.
—Quedaste en ayudar a Ziris con la cerca —murmuró Valammere, que había tomado la carta de manos de su esposo y seguía leyendo.
—Puedo ir yo —se ofreció Aryz. Los tres adultos lo miraron—. También soy una cara conocida. Además, si resulta que el tipo se ha perdido en la nieve, puede que un reconocimiento aéreo venga bien, ¿no?
Llegaron a la aldea de Nogseberk a la noche siguiente, y fueron directos a la plaza del pueblo, a la taberna. El local era amplio y acogedor, construído en piedra, más abundante en las frías estepas que la madera. Los gruesos muros y una enorme chimenea mantenían a sus ocupantes aislados del frío exterior. Los pesados tapices y el aroma a carne guisada que llegaba desde la parte de atrás, aportaban el toque hogareño.
Elian se acercó con calma a la barra, dejando atrás varias mesas ocupadas por hombres y mujeres de aspecto recio (pastores, supuso), y pidió una cerveza.
—Otra —dijo enérgica la voz de Aryz a su lado.
Elian consideró al chico durante un instante antes de asentir. Ya era casi un hombre, después de todo.
—Estamos buscando a alguien —le dijo al tabernero, un hombre medio calvo y de oronda silueta, mientras éste colocaba sendas jarras llenas frente a ellos—. Un tal Carl, de apellido, Zoncilius. Mercader. ¿Se aloja aquí, por un casual?
Tomó entonces su jarra pero, antes de llevársela a los labios, extendió la otra mano para bajar la de su sobrino, que ya había dado cuenta casi de la mitad de la suya.
—Despacio, muchacho, que no se va a escapar.
- Aryz, joven dragón de 17 años que, definitivamente, no es hijo de Elian:
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Elian
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Re: Ropa interior de Nogseberk [Elian] [Trabajo] [Noche]
La taberna resultó tener bastante más vida que el resto del pueblo, aunque tampoco era algo que resultara demasiado difícil. Al entrar en ella pude ver a varias personas de aspecto recio, que debían ser locales, y algo bastante más sorprendente, en la barra junto a un crío había un elfo. Aunque cuando le escuché preguntar sobre Carl entendí que lo que le había traído hasta este pueblo en medio de ninguna parte era lo mismo que a mi, la extraña misión de la ropa interior.
- Si que se alojaba aquí, pero ya se marchó hace más de una semana.
La respuesta del tabernero no me sorprendió después de las palabras de la anciana de que llevaba unos días sin verle, aunque hubiera estado bien encontrarle allí y terminar rápidamente nuestra misión. Pero ya que no iba a tener esa suerte, habría que intentar descubrir algo más sobre todo este asunto. Y como no esperaba que de primeras este hombre se mostrara mucho más amigable que la anciana de antes utilicé un poco de mi magia para intentar parecerle más simpático[1].
- ¿Y no sabrá por casualidad hacia dónde se dirigía Carl, no?
El hombre me miró con suspicacia, pero algo debía haber funcionado el truco porque tras unos momentos comenzó a hablar.
- Lo último que dijo era que ya le habían preparado lo que buscaba e iba a recogerlo. Creo que tenía intención de pasar por aquí de nuevo antes de volverse porque se dejó algunas pertenencias. No recuerdo dónde dijo que iba, pero quizás esté entre sus notas.
- Gracias por la información. ¿Cree que podría echar un ojo a esas notas y decirnos dónde buscar? Parece que su socio estaba preocupado por su seguridad.- Metí la mano en mi zurrón para buscar algo con lo que pagarle.- Ah, ¿y me pone una cerveza?- Terminé diciendo mientras dejaba unas monedas sobre la barra por la cerveza y la información.
El hombre me puso la cerveza y se retiró. Entonces aproveché para desactivar mi presencia vampírica, que no acostumbraba a usarla y me resultaba muy cansado mantenerla, y me giré hacia el elfo y el chaval.
- ¿Vosotros también estáis aquí por el encargo de encontrar a Carl y la ropa misteriosa?- Pregunté mientras le daba un trago a mi bebida.- Ah, olvidaba presentarme. Soy Corlys.- Dije mientras les extendía el brazo.
- Si que se alojaba aquí, pero ya se marchó hace más de una semana.
La respuesta del tabernero no me sorprendió después de las palabras de la anciana de que llevaba unos días sin verle, aunque hubiera estado bien encontrarle allí y terminar rápidamente nuestra misión. Pero ya que no iba a tener esa suerte, habría que intentar descubrir algo más sobre todo este asunto. Y como no esperaba que de primeras este hombre se mostrara mucho más amigable que la anciana de antes utilicé un poco de mi magia para intentar parecerle más simpático[1].
- ¿Y no sabrá por casualidad hacia dónde se dirigía Carl, no?
El hombre me miró con suspicacia, pero algo debía haber funcionado el truco porque tras unos momentos comenzó a hablar.
- Lo último que dijo era que ya le habían preparado lo que buscaba e iba a recogerlo. Creo que tenía intención de pasar por aquí de nuevo antes de volverse porque se dejó algunas pertenencias. No recuerdo dónde dijo que iba, pero quizás esté entre sus notas.
- Gracias por la información. ¿Cree que podría echar un ojo a esas notas y decirnos dónde buscar? Parece que su socio estaba preocupado por su seguridad.- Metí la mano en mi zurrón para buscar algo con lo que pagarle.- Ah, ¿y me pone una cerveza?- Terminé diciendo mientras dejaba unas monedas sobre la barra por la cerveza y la información.
El hombre me puso la cerveza y se retiró. Entonces aproveché para desactivar mi presencia vampírica, que no acostumbraba a usarla y me resultaba muy cansado mantenerla, y me giré hacia el elfo y el chaval.
- ¿Vosotros también estáis aquí por el encargo de encontrar a Carl y la ropa misteriosa?- Pregunté mientras le daba un trago a mi bebida.- Ah, olvidaba presentarme. Soy Corlys.- Dije mientras les extendía el brazo.
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[1]Presencia Vampírica: [Mágica] Puedo alterar la percepción de los demás sobre mí, haciéndoles verme más aterrador o atractivo, sin que sepan por qué. En este caso usada para parecer más atractivo.
Corlys Glokta
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Re: Ropa interior de Nogseberk [Elian] [Trabajo] [Noche]
Cuando Aryz posó de nuevo la jarra en la barra, Elian probó un sorbo de la suya. Como ya imaginaba, el mercader en cuestión ya no estaba en la posada. Habría sido demasiado fácil. Abrió la boca para preguntar al posadero si sabía hacia dónde se dirigía, pero un recién llegado se le adelantó, así que tomó otro trago y se dedicó a disfrutar del leve toque cítrico que le habían añadido al brebaje.
Teniendo en cuenta la desconfianza propia de la gente de aquellos lares, el posadero se mostró realmente amigable con el desconocido, hasta accedió a consultar las notas del tal Carl. Elian asintió con aprobación y dejó la cerveza en la barra. Luego tomó el brazo que le ofrecía el desconocido.
—Yo soy Elian. —Sonó un eructo, seguido de una jarra vacía posándose también en la barra con muy poca delicadeza—. Y el borrachín es Aryz.
—¡Eh, que estoy perfectamente!
Elian le dio una palmada en el hombro a su sobrino sin ocultar una sonrisa.
—Ahora. Espera un rato y ya me contarás. Y sí —añadió dirigiéndose de nuevo a Corlys—, en principio buscamos a ese tal Carl, aunque no negaré que me pica la curiosidad el asunto ese de la ropa.
Y no era solo porque no lograba imaginar qué aspecto podía tener la ropa interior masculina “realmente sensual”, sino también porque, si alguien estaba dispuesto a tomarse esas molestias por coleccionarla, tal vez él estaba perdiendo oportunidades de mercado por no saber confeccionarla.
—¿Te parece que trabajemos juntos? Ya sabes, cuatro ojos ven más que dos y todo eso.
—Seis —interrumpió Aryz.
—¿Eh?
—Son seis ojos, no cuatro. Somos tres.
—Solo era un decir.
—Ya, un decir que deja al “crío” fuera. Muy conveniente.
Elian rió con ganas antes de retomar el hilo de la conversación:
—De acuerdo, muchacho, tienes razón. ¿Y dónde llevarías tu par de ojos a buscar en primer lugar?
—Minerva Zebrowska —respondió el muchacho sin dudar.
—”Zebrowska terminó el diseño por fin” —leyó el posadero, que acababa de regresar con un cuaderno en la mano—. “Empezaba a pensar que se me congelaría el culo de tanto esperar”. Blandos sureños, ¡si le di la habitación más cálida! En fin, eso es lo último que dice aquí.
—Gracias —murmuró Elian, al tiempo que le lanzaba una mirada inquisitiva a su sobrino.
—Si buscaba ropa interior de calidad, tenía que ser Minerva —dijo él con un leve encogimiento de hombros—. Es la mejor diseñadora de la zona.
—Y eso lo sabes porque…
—Nos compra lana a veces. Dice que nuestros yaks son los mejores.
—Entiendo. ¿Y sabes por un casual dónde vive? —el chico asintió y Elian se dirigió de nuevo a Corlys—: Pues, si te parece bien, podemos hacerle una visita por la mañana y…
—Trabaja de noche —interrumpió Aryz. Elian lo miró de nuevo—. Dice que la luna la inspira.
Elian tomó entonces su jarra de cerveza y dio un largo trago, observando a su sobrino con interés. El muchacho jugueteó con la jarra vacía, evitando la mirada de su tío.
—De acuerdo —dijo Elian al fin—. Supongo que podríamos ir ahora. Cuando nos acabemos la bebida.
—-------
OFF: Asumo que te parecerá bien que trabajemos juntos, pero corrígeme si me equivoco. Siéntete libre de manejar a Aryz. Es un chaval de 17 años un tanto impertinente, pero de buen corazón.
Teniendo en cuenta la desconfianza propia de la gente de aquellos lares, el posadero se mostró realmente amigable con el desconocido, hasta accedió a consultar las notas del tal Carl. Elian asintió con aprobación y dejó la cerveza en la barra. Luego tomó el brazo que le ofrecía el desconocido.
—Yo soy Elian. —Sonó un eructo, seguido de una jarra vacía posándose también en la barra con muy poca delicadeza—. Y el borrachín es Aryz.
—¡Eh, que estoy perfectamente!
Elian le dio una palmada en el hombro a su sobrino sin ocultar una sonrisa.
—Ahora. Espera un rato y ya me contarás. Y sí —añadió dirigiéndose de nuevo a Corlys—, en principio buscamos a ese tal Carl, aunque no negaré que me pica la curiosidad el asunto ese de la ropa.
Y no era solo porque no lograba imaginar qué aspecto podía tener la ropa interior masculina “realmente sensual”, sino también porque, si alguien estaba dispuesto a tomarse esas molestias por coleccionarla, tal vez él estaba perdiendo oportunidades de mercado por no saber confeccionarla.
—¿Te parece que trabajemos juntos? Ya sabes, cuatro ojos ven más que dos y todo eso.
—Seis —interrumpió Aryz.
—¿Eh?
—Son seis ojos, no cuatro. Somos tres.
—Solo era un decir.
—Ya, un decir que deja al “crío” fuera. Muy conveniente.
Elian rió con ganas antes de retomar el hilo de la conversación:
—De acuerdo, muchacho, tienes razón. ¿Y dónde llevarías tu par de ojos a buscar en primer lugar?
—Minerva Zebrowska —respondió el muchacho sin dudar.
—”Zebrowska terminó el diseño por fin” —leyó el posadero, que acababa de regresar con un cuaderno en la mano—. “Empezaba a pensar que se me congelaría el culo de tanto esperar”. Blandos sureños, ¡si le di la habitación más cálida! En fin, eso es lo último que dice aquí.
—Gracias —murmuró Elian, al tiempo que le lanzaba una mirada inquisitiva a su sobrino.
—Si buscaba ropa interior de calidad, tenía que ser Minerva —dijo él con un leve encogimiento de hombros—. Es la mejor diseñadora de la zona.
—Y eso lo sabes porque…
—Nos compra lana a veces. Dice que nuestros yaks son los mejores.
—Entiendo. ¿Y sabes por un casual dónde vive? —el chico asintió y Elian se dirigió de nuevo a Corlys—: Pues, si te parece bien, podemos hacerle una visita por la mañana y…
—Trabaja de noche —interrumpió Aryz. Elian lo miró de nuevo—. Dice que la luna la inspira.
Elian tomó entonces su jarra de cerveza y dio un largo trago, observando a su sobrino con interés. El muchacho jugueteó con la jarra vacía, evitando la mirada de su tío.
—De acuerdo —dijo Elian al fin—. Supongo que podríamos ir ahora. Cuando nos acabemos la bebida.
—-------
OFF: Asumo que te parecerá bien que trabajemos juntos, pero corrígeme si me equivoco. Siéntete libre de manejar a Aryz. Es un chaval de 17 años un tanto impertinente, pero de buen corazón.
Elian
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Re: Ropa interior de Nogseberk [Elian] [Trabajo] [Noche]
El elfo y el chaval que parecía ser su familiar no élfico se presentaron y me confirmaron que estaban aquí por lo mismo que yo, encontrar las ropa interior al peculiar contratista.
- Si, ya me tiene intrigado que es lo que busca, no tengo ni idea de como debe ser esa ropa interior, y que nos haya contratado independientemente para buscarla solo aumenta la intriga.- Entonces me giré hacia el muchacho.- Y si quieres convencer a alguien de que no vas borracho no les digas que estás perfectamente, eso es lo que dicen todos los que si lo están.
Durante una breve discusión entre Elian y Aryz sobre semántica y la inclusión del chaval en el trabajo, el adulto me propuso que trabajáramos juntos en esa búsqueda. Pero antes de que aceptara su oferta, el chaval dijo algo sobre quien era la posible diseñadora a quien debíamos encontrar para poder avanzar, y entonces el posadero confirmó su identidad como una tal Minerva Zebrowska. Afortunadamente, parecía Aryz la conocía, y quizás si que fuera a ser de utilidad. Además parecía que la mujer gustaba de trabajar de noche, lo cual era un gran detalle por evitarme convertirme en cenizas con la luz del día.
- Vaya, quien iba a pensar que aquí el chaval iba a tener las respuestas. Pero parece un buen plan, podemos trabajar todos juntos, que seguro que así acabamos antes con esto.- Entonces me giré al joven y le pregunté.- ¿Porque sabes donde vive, no?
- Por supuesto que si. Aunque suele venir ella a por la lana, a veces se la he tenido que llevar porque estaba muy ocupada para acercarse.
- Excelente. Pues danos un momento a Elian y a mi para que acabemos esto como gente que sabe que no es buen plan beberse la jarra de un trago y vamos.
Después de acabarnos la cerveza nos pusimos en marcha guiados por el chico, aunque los tropiezos que tenía a veces no me aportaban mucha confianza sobre su capacidad para llevarnos hasta esa mujer. Y que acabásemos saliendo del pueblo tampoco ayudaba a mejorar esa imagen.
- ¿Estamos saliendo del pueblo?
- ¿No ves que si?
- Vale, ¿y dónde vive esa mujer pues?
- No vive en el pueblo, pero no está muy lejos, llegaremos pronto.
- Ah. Que normal todo...- Aunque tampoco es que pudiera esperar otra cosa de la mujer que estaba haciendo esa ropa interior realmente sensual que buscábamos.
- Minerva es buena gente, pero es bastante peculiar y no se suele juntar con los de aquí. Alguna vez dijo algo de que son unos paletos que no saben apreciar su arte. No se refiere a mi, claro, pero ya sabes como es la gente.
Asentí como si entendiera lo que me decía, porque aunque no tenía ni idea de como eran en ese pueblo, lo de que la gente de estos lugares no fuese precisamente agradable con extranjeros o cualquiera que se saliera un poco de lo que esperaban era algo que ya había vivido.
Estuvimos andando un rato más largo de lo que esperaba que fuera ese "pronto" que había dicho Aryz, y cuando pasamos por segunda vez frente a un árbol partido por un rayo y Aryz dio un par de tumbos antes de escoger la dirección empecé a sospechar que igual lo de que nos guiara el chico igual no había sido el mejor plan. Y como el chaval no parecía la persona más razonable, opté por comunicarle mis dudas a Elian.
- ¿Tu estás seguro de que sabemos por dónde estamos yendo?
- Si, ya me tiene intrigado que es lo que busca, no tengo ni idea de como debe ser esa ropa interior, y que nos haya contratado independientemente para buscarla solo aumenta la intriga.- Entonces me giré hacia el muchacho.- Y si quieres convencer a alguien de que no vas borracho no les digas que estás perfectamente, eso es lo que dicen todos los que si lo están.
Durante una breve discusión entre Elian y Aryz sobre semántica y la inclusión del chaval en el trabajo, el adulto me propuso que trabajáramos juntos en esa búsqueda. Pero antes de que aceptara su oferta, el chaval dijo algo sobre quien era la posible diseñadora a quien debíamos encontrar para poder avanzar, y entonces el posadero confirmó su identidad como una tal Minerva Zebrowska. Afortunadamente, parecía Aryz la conocía, y quizás si que fuera a ser de utilidad. Además parecía que la mujer gustaba de trabajar de noche, lo cual era un gran detalle por evitarme convertirme en cenizas con la luz del día.
- Vaya, quien iba a pensar que aquí el chaval iba a tener las respuestas. Pero parece un buen plan, podemos trabajar todos juntos, que seguro que así acabamos antes con esto.- Entonces me giré al joven y le pregunté.- ¿Porque sabes donde vive, no?
- Por supuesto que si. Aunque suele venir ella a por la lana, a veces se la he tenido que llevar porque estaba muy ocupada para acercarse.
- Excelente. Pues danos un momento a Elian y a mi para que acabemos esto como gente que sabe que no es buen plan beberse la jarra de un trago y vamos.
Después de acabarnos la cerveza nos pusimos en marcha guiados por el chico, aunque los tropiezos que tenía a veces no me aportaban mucha confianza sobre su capacidad para llevarnos hasta esa mujer. Y que acabásemos saliendo del pueblo tampoco ayudaba a mejorar esa imagen.
- ¿Estamos saliendo del pueblo?
- ¿No ves que si?
- Vale, ¿y dónde vive esa mujer pues?
- No vive en el pueblo, pero no está muy lejos, llegaremos pronto.
- Ah. Que normal todo...- Aunque tampoco es que pudiera esperar otra cosa de la mujer que estaba haciendo esa ropa interior realmente sensual que buscábamos.
- Minerva es buena gente, pero es bastante peculiar y no se suele juntar con los de aquí. Alguna vez dijo algo de que son unos paletos que no saben apreciar su arte. No se refiere a mi, claro, pero ya sabes como es la gente.
Asentí como si entendiera lo que me decía, porque aunque no tenía ni idea de como eran en ese pueblo, lo de que la gente de estos lugares no fuese precisamente agradable con extranjeros o cualquiera que se saliera un poco de lo que esperaban era algo que ya había vivido.
Estuvimos andando un rato más largo de lo que esperaba que fuera ese "pronto" que había dicho Aryz, y cuando pasamos por segunda vez frente a un árbol partido por un rayo y Aryz dio un par de tumbos antes de escoger la dirección empecé a sospechar que igual lo de que nos guiara el chico igual no había sido el mejor plan. Y como el chaval no parecía la persona más razonable, opté por comunicarle mis dudas a Elian.
- ¿Tu estás seguro de que sabemos por dónde estamos yendo?
Corlys Glokta
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Re: Ropa interior de Nogseberk [Elian] [Trabajo] [Noche]
Elian se tomó un poco más del tiempo estrictamente necesario para terminarse la cerveza, por el mero hecho de que le divertía ver a su sobrino inquieto por partir. Había mucho de Nimdar en su personalidad, si bien no en su aspecto físico.
Cuando por fin salieron, Aryz se puso a la cabeza con total confianza, salvo algún que otro tropiezo. O unos cuantos. Bueno, el aire fresco le vendría bien, mientras solo fuesen tropiezos, no pasaba nada.
A menos que pasara. ¿Estaban caminando en círculos? Porque ese árbol se parecía sospechosamente a otro que habían pasado hacía un rato. Y al parecer, Elian no era el único que empezaba a sospechar.
—Normalmente, te diría que sí, pero… —respondió a Corlys—. ¿Es posible que se le haya pasado alguna bifurcación? Supongo que normalmente irá con más luz y la verdad es que no tiene tan buena vista.
—¡Eh! ¿Qué habláis?
—Nada, solo estaba pensando que quizá era buena idea descansar un rato. Para reubicar el camino con más calma, ya sabes.
—¿Qué dices? ¡Sé perfectamente dónde estamos!
—Seguro que sí, pero…
—Puede que no tanto. Es que suelo ir por aire, ¿sabes? No se ve igual desde aquí abajo —dijo Aryz mientras se abría el chaquetón de piel y lo dejaba sobre el árbol partido.
—¿Qu-qué haces? —dijo Elian, que en realidad ya se imaginaba la respuesta.
—Solo un reconocimiento rápido, en nada estamos allí, ya verás.
—No, no, espera. En tu estado no es buena id…
Pero el chico ya se había quitado la parte de arriba y, tras forcejear un instante con los pantalones sin ningún éxito, había optado por transformarse con ellos puestos. Elian dio un salto hacia atrás, tirando de Corlys, para evitar que el reptil los barriera con un ala. Y luego con la cola, porque el chico no paraba de moverse para librarse del estorbo de los pantalones rasgados.
Finalmente, el dragón emprendió la carrera, tropezó a los dos pasos y dio con las fauces en el suelo, se levantó, sacudió la cabeza, echó a trotar de nuevo y alzó el vuelo. Si se le puede llamar vuelo a patear los arbustos impulsado por las alas. Tropezó con un matorral un poco más alto, besó el suelo de nuevo, volvió a impulsarse y esta vez sí echó a volar, con unas cuantas ramas colgando de un jirón de tela.
Elian observó durante un momento cómo el chico se tambaleaba en el aire, perdía el equilibrio, caía unos cuantos metros y volvía a alzarse temblorosamente. Hasta que, en un momento dado, se perdió tras una loma, demasiado lejos incluso para sus ojos de elfo.
—Tu madre me va a matar —murmuró mientras comenzaba a recoger la ropa que había dejado atrás Aryz—. Y luego tu padre me curará, para poder matarme otra vez. Lo siento, Corlys —añadió en voz más alta, echándose las prendas a la bolsa—. Debí esperar a que se le pasara antes de emprender camino. En fin, yo tengo que encontrar a mi sobrino, o me meteré en un lío. ¿Crees que sabrás encontrar el camino de vuelta? Aryz es buen chaval, de verdad. Si dijo que sabía dónde vivía la diseñadora, cuando aún estaba sobrio, yo estoy seguro de que dice la verdad. Pero entendería que no te diera demasiada confianza ahora mismo.
—-------
OFF: Primera complicación: Nuestro guía conduce bajo la influencia y, bueno, para encontrar nuestro camino, primero habrá que encontrarlo a él.
Cuando por fin salieron, Aryz se puso a la cabeza con total confianza, salvo algún que otro tropiezo. O unos cuantos. Bueno, el aire fresco le vendría bien, mientras solo fuesen tropiezos, no pasaba nada.
A menos que pasara. ¿Estaban caminando en círculos? Porque ese árbol se parecía sospechosamente a otro que habían pasado hacía un rato. Y al parecer, Elian no era el único que empezaba a sospechar.
—Normalmente, te diría que sí, pero… —respondió a Corlys—. ¿Es posible que se le haya pasado alguna bifurcación? Supongo que normalmente irá con más luz y la verdad es que no tiene tan buena vista.
—¡Eh! ¿Qué habláis?
—Nada, solo estaba pensando que quizá era buena idea descansar un rato. Para reubicar el camino con más calma, ya sabes.
—¿Qué dices? ¡Sé perfectamente dónde estamos!
—Seguro que sí, pero…
—Puede que no tanto. Es que suelo ir por aire, ¿sabes? No se ve igual desde aquí abajo —dijo Aryz mientras se abría el chaquetón de piel y lo dejaba sobre el árbol partido.
—¿Qu-qué haces? —dijo Elian, que en realidad ya se imaginaba la respuesta.
—Solo un reconocimiento rápido, en nada estamos allí, ya verás.
—No, no, espera. En tu estado no es buena id…
Pero el chico ya se había quitado la parte de arriba y, tras forcejear un instante con los pantalones sin ningún éxito, había optado por transformarse con ellos puestos. Elian dio un salto hacia atrás, tirando de Corlys, para evitar que el reptil los barriera con un ala. Y luego con la cola, porque el chico no paraba de moverse para librarse del estorbo de los pantalones rasgados.
Finalmente, el dragón emprendió la carrera, tropezó a los dos pasos y dio con las fauces en el suelo, se levantó, sacudió la cabeza, echó a trotar de nuevo y alzó el vuelo. Si se le puede llamar vuelo a patear los arbustos impulsado por las alas. Tropezó con un matorral un poco más alto, besó el suelo de nuevo, volvió a impulsarse y esta vez sí echó a volar, con unas cuantas ramas colgando de un jirón de tela.
Elian observó durante un momento cómo el chico se tambaleaba en el aire, perdía el equilibrio, caía unos cuantos metros y volvía a alzarse temblorosamente. Hasta que, en un momento dado, se perdió tras una loma, demasiado lejos incluso para sus ojos de elfo.
—Tu madre me va a matar —murmuró mientras comenzaba a recoger la ropa que había dejado atrás Aryz—. Y luego tu padre me curará, para poder matarme otra vez. Lo siento, Corlys —añadió en voz más alta, echándose las prendas a la bolsa—. Debí esperar a que se le pasara antes de emprender camino. En fin, yo tengo que encontrar a mi sobrino, o me meteré en un lío. ¿Crees que sabrás encontrar el camino de vuelta? Aryz es buen chaval, de verdad. Si dijo que sabía dónde vivía la diseñadora, cuando aún estaba sobrio, yo estoy seguro de que dice la verdad. Pero entendería que no te diera demasiada confianza ahora mismo.
—-------
OFF: Primera complicación: Nuestro guía conduce bajo la influencia y, bueno, para encontrar nuestro camino, primero habrá que encontrarlo a él.
Última edición por Elian el Jue Mayo 12 2022, 14:26, editado 1 vez (Razón : Subrayar la complicación (una parte, al menos))
Elian
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Re: Ropa interior de Nogseberk [Elian] [Trabajo] [Noche]
Elian confirmó mis sospechas sobre que el chico no supiera ubicarse adecuadamente en el estado en el que iba. El problema es que nos escuchó y comenzó una sucesión de malas decisiones que me llevarían a ver un dragón con los pantalones por las rodillas intentando alzar el vuelo entre los arbustos. A punto estuvo de barrerme con las alas y posteriormente con la cola, pero mi compañero élfico estuvo ágil y logró apartarme antes de que me mandara a volar a mi del golpe. Para mi sorpresa, tras un aterrizaje involuntario logró alzar el vuelo. No era un vuelo demasiado grácil pero aun así se estaba alejando de nosotros bastante más de lo que sería deseable. Cuando terminó por desaparecer tras una loma, Elian se vio obligado a ir a buscarle, y en vista de que ya estaba metido en ese berenjenal, opté por ayudarle en su búsqueda.
- No te preocupes, cosas más raras se han visto. Aunque me extraña que sus padres no le hayan enseñado que no si bebes no vueles.- Me encogí de hombros y me puse a andar en dirección a la loma donde habíamos perdido el rastro del dragón.- En fin, te ayudaré a buscarle. Que también estoy metido en esto, y probablemente pueda ver mejor de noche que tu. Además, si le encontramos igual hay suerte y se le pasa la castaña y nos puede indicar bien el camino.
Tras una carrera para subir a la loma, pude ver que el dragón iba dando bandazos más que avanzar en ninguna dirección y gracias a eso no había llegado a alejarse demasiado, a pesar de que volando podría avanzar mucho más que nosotros a pie si fuera capaz de mantener un rumbo. Pero aunque su estilo de vuelo se pareciera al de un murciélago herido, seguía en el aire, y mientras que siguiera así, no podría continuar la búsqueda de las ropas por falta de guía y de compañero que seguiría intentando interceptar al guía.
- ¿Tienes alguna idea de cómo bajarle de allí arriba? Bueno, una idea que implica que baje entero, porque lanzándole algo seguro que cae, pero igual te matan aun más sus padres.- A una mala estaba bastante seguro de poder darle con algún palo cuando estuviese a poca altura y confiar en que la caída no fuese excesiva, pero dudaba que esa idea fuera a gustarle a Elian.- ¿Y no tenéis los elfos alguna magia que pase las borracheras? Un dragón sobrio sería bastante menos preocupante.
Aunque antes de que me contestara me puse en marcha no fuera a ser que lograra ubicarse y le acabásemos perdiendo. Aunque viendo como se elevaba en el aire para dejarse caer y volver a remontar el vuelo solo podía preguntarme si con eso no habría logrado encontrar ya la casa de la tal Minerva desde el aire. Con un poco de suerte igual hasta lográbamos llegar a nuestro objetivo mientras tratábamos de alcanzar al dragón borracho.
- No te preocupes, cosas más raras se han visto. Aunque me extraña que sus padres no le hayan enseñado que no si bebes no vueles.- Me encogí de hombros y me puse a andar en dirección a la loma donde habíamos perdido el rastro del dragón.- En fin, te ayudaré a buscarle. Que también estoy metido en esto, y probablemente pueda ver mejor de noche que tu. Además, si le encontramos igual hay suerte y se le pasa la castaña y nos puede indicar bien el camino.
Tras una carrera para subir a la loma, pude ver que el dragón iba dando bandazos más que avanzar en ninguna dirección y gracias a eso no había llegado a alejarse demasiado, a pesar de que volando podría avanzar mucho más que nosotros a pie si fuera capaz de mantener un rumbo. Pero aunque su estilo de vuelo se pareciera al de un murciélago herido, seguía en el aire, y mientras que siguiera así, no podría continuar la búsqueda de las ropas por falta de guía y de compañero que seguiría intentando interceptar al guía.
- ¿Tienes alguna idea de cómo bajarle de allí arriba? Bueno, una idea que implica que baje entero, porque lanzándole algo seguro que cae, pero igual te matan aun más sus padres.- A una mala estaba bastante seguro de poder darle con algún palo cuando estuviese a poca altura y confiar en que la caída no fuese excesiva, pero dudaba que esa idea fuera a gustarle a Elian.- ¿Y no tenéis los elfos alguna magia que pase las borracheras? Un dragón sobrio sería bastante menos preocupante.
Aunque antes de que me contestara me puse en marcha no fuera a ser que lograra ubicarse y le acabásemos perdiendo. Aunque viendo como se elevaba en el aire para dejarse caer y volver a remontar el vuelo solo podía preguntarme si con eso no habría logrado encontrar ya la casa de la tal Minerva desde el aire. Con un poco de suerte igual hasta lográbamos llegar a nuestro objetivo mientras tratábamos de alcanzar al dragón borracho.
Corlys Glokta
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Re: Ropa interior de Nogseberk [Elian] [Trabajo] [Noche]
—Ya, bueno —respondió Elian al comentario de Corlys sobre beber y volar—, está en esa edad en que no hace mucho caso de lo que dicen sus padres hasta que ha comprobado por sí mismo por qué se lo dicen. En cualquier caso, gracias por la ayuda, don “veo mejor que un elfo en la noche” —añadió con una teatral reverencia que invitaba a Corlys a liderar el camino—. ¿Sabes?, no mucha gente admitiría algo así tan alegremente después del… incidente de Lunargenta. Mis respetos.
Subió la loma al trote, detrás de Corlys, mientras planeaba cómo vengarse del chaval por hacerle correr colina arriba. Con lo agradable que podía haber sido un paseo tranquilo bajo las estrellas. Una vez en la cima, mientras se tomaba un momento para recuperar el aliento, pudo comprobar que el muchacho (al menos, esperaba que aquel manchón fuera él y no otro dragón ebrio que pasaba por allí) no se había alejado tanto como temía. Sin duda, algo tendría que ver lo errático de sus movimientos.
—¿Lanzarle algo? No creas que no le tengo ganas ahora mismo. Pero sí, podría ser excesivo. Aunque… —Se detuvo un momento a masticar la idea que se le acababa de venir a la mente antes de proseguir—. Bueno, no es muy fuerte. Si uno de nosotros lograra impulsarse lo bastante alto para agarrarlo, se vería obligado a descender por el peso extra.
La cuestión era cómo, pero aún tenían cierta distancia que cubrir mientras se le daba vueltas a la idea.
—Seguro que alguna sacerdotisa en algún templo de sanación tiene algo para eso, aunque la mayoría te arrugaría el morro por pedir algo tan mundano —rió, o empezó a reír antes de darse cuenta de que necesitaba los pulmones para respirar a la carrera—. Yo podría curar una herida en un caso de emergencia o, si Imbar colabora, quizá pueda darle algo que le ayude a recuperarse un poco más deprisa. De todas formas, no me gustaría privarle de la maravillosa experiencia de la resaca, después del estupendo paseo que nos ha regalado.
Comenzaban a acercarse, o más bien, el chico había dejado de alejarse. A Elian le alivió que pareciera volar en círculos, eso podía indicar que, al menos, no había olvidado que buscaba algo. Lo que no quedaba claro era si no terminaba de buscarlo o había olvidado qué buscaba. Lo importante era que Corlys y él habían llegado a una zona de matorral espeso y eso le dio una idea.
—¿Sabes algo de carpintería? —preguntó mientras sacaba una pequeña hacha de su bolsa(1).
Le dio el hacha a Corlys y posó sus manos en el arbusto más grueso que vio. Murmuró una breve plegaria al tiempo que lo imbuía con su luz y sus ramas accedieron a crecer y engrosarse(2). No mucho, no necesitaban grandes troncos para lo que tenía pensado, sino madera flexible.
—¿Recuerdas lo que dije antes de impulsarnos? Creo que podría funcionar con una mezcla entre el mecanismo de una ballesta y una trampa de presión pero al revés, solo que algo más grande. Tampoco demasiado, o no acabaríamos nunca, pero si trabajamos deprisa, podríamos aprovechar uno de sus descensos.
----------
OFF: (1) Kit de Carpintería inferior
(2) Control de la Naturaleza
Subrayado: Uso de la profesión Carpintería (o inicio de su uso) para proponer la construcción de algo parecido a una trampa de resorte, pero que impulse en vez de atrapar, de ahí la idea del mecanismo de la ballesta. Algo rudimentario, que tampoco tenemos toda la noche y Elian es bastante alto, solo necesitaría un poco de impulso extra.
Subió la loma al trote, detrás de Corlys, mientras planeaba cómo vengarse del chaval por hacerle correr colina arriba. Con lo agradable que podía haber sido un paseo tranquilo bajo las estrellas. Una vez en la cima, mientras se tomaba un momento para recuperar el aliento, pudo comprobar que el muchacho (al menos, esperaba que aquel manchón fuera él y no otro dragón ebrio que pasaba por allí) no se había alejado tanto como temía. Sin duda, algo tendría que ver lo errático de sus movimientos.
—¿Lanzarle algo? No creas que no le tengo ganas ahora mismo. Pero sí, podría ser excesivo. Aunque… —Se detuvo un momento a masticar la idea que se le acababa de venir a la mente antes de proseguir—. Bueno, no es muy fuerte. Si uno de nosotros lograra impulsarse lo bastante alto para agarrarlo, se vería obligado a descender por el peso extra.
La cuestión era cómo, pero aún tenían cierta distancia que cubrir mientras se le daba vueltas a la idea.
—Seguro que alguna sacerdotisa en algún templo de sanación tiene algo para eso, aunque la mayoría te arrugaría el morro por pedir algo tan mundano —rió, o empezó a reír antes de darse cuenta de que necesitaba los pulmones para respirar a la carrera—. Yo podría curar una herida en un caso de emergencia o, si Imbar colabora, quizá pueda darle algo que le ayude a recuperarse un poco más deprisa. De todas formas, no me gustaría privarle de la maravillosa experiencia de la resaca, después del estupendo paseo que nos ha regalado.
Comenzaban a acercarse, o más bien, el chico había dejado de alejarse. A Elian le alivió que pareciera volar en círculos, eso podía indicar que, al menos, no había olvidado que buscaba algo. Lo que no quedaba claro era si no terminaba de buscarlo o había olvidado qué buscaba. Lo importante era que Corlys y él habían llegado a una zona de matorral espeso y eso le dio una idea.
—¿Sabes algo de carpintería? —preguntó mientras sacaba una pequeña hacha de su bolsa(1).
Le dio el hacha a Corlys y posó sus manos en el arbusto más grueso que vio. Murmuró una breve plegaria al tiempo que lo imbuía con su luz y sus ramas accedieron a crecer y engrosarse(2). No mucho, no necesitaban grandes troncos para lo que tenía pensado, sino madera flexible.
—¿Recuerdas lo que dije antes de impulsarnos? Creo que podría funcionar con una mezcla entre el mecanismo de una ballesta y una trampa de presión pero al revés, solo que algo más grande. Tampoco demasiado, o no acabaríamos nunca, pero si trabajamos deprisa, podríamos aprovechar uno de sus descensos.
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OFF: (1) Kit de Carpintería inferior
(2) Control de la Naturaleza
Subrayado: Uso de la profesión Carpintería (o inicio de su uso) para proponer la construcción de algo parecido a una trampa de resorte, pero que impulse en vez de atrapar, de ahí la idea del mecanismo de la ballesta. Algo rudimentario, que tampoco tenemos toda la noche y Elian es bastante alto, solo necesitaría un poco de impulso extra.
Elian
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Re: Ropa interior de Nogseberk [Elian] [Trabajo] [Noche]
No le faltaba razón a Elian cuando decía que los jóvenes no solían hacer mucho caso cuando les decían algo, yo había sido un buen ejemplo de eso en su época, aunque me gustaba pensar que no era tan imbécil como para ponerme a volar borracho. En lo que no estaba tan seguro de que tuviera razón el elfo era en respetarme por revelar lo que era, porque lo único que demostraba era ser un inconsciente.
- Bueno, esconderse está bien, pero al final te cansas.- Le comenté mientras seguíamos persiguiendo al chaval.- Pero que conste que no tengo nada que ver con esos ilusos con delirios de grandeza que se creyeron que conquistar Lunargenta era un buen plan.
Por suerte para todos, especialmente para el dragón alcoholizado, Elian tuvo una idea de como bajarle sin lanzarle una piedra, y que implicara montar un mecanismo para lanzarse a si mismo parecía un plan viable, sobre todo por la parte que implicaba que yo me quedara en tierra sin arriesgarme a apuntar mal y que me estampara contra la ladera. Tras recibir su hacha y escuchar el plan sobre el mecanismo a construir me puse a cortar las ramas del arbusto que estaba haciendo crecer.
- No soy el mejor carpintero que se haya visto, pero algo me apaño.
Una vez que tuve las ramas del tamaño necesario, empecé a darles forma con el hacha, encargándome de las partes más sencillas y dejando el trabajo más fino al elfo, que tendría las herramientas adecuadas a mano. Tras un trabajo rápido, conseguimos preparar una plataforma que se tensaba como una ballesta y al soltar el mecanismo lanzaría lo que estaba sobre ella hacia arriba y en dirección al valle, aprovechando la pendiente de la loma.
- Espero que elijas bien el momento de soltarlo. Es un buen trabajo para lo rápido que lo hemos hecho, pero no creo que sobreviva a un uso. Y bueno, tampoco creo que te siente bien la caída si no le alcanzas.- No es que el mecanismo tuviera la fuerza para lanzarle demasiado lejos, pero una caída de un par de veces más la altura del elfo unido a la diferencia con el suelo por estar en una zona elevada no podría sentarle demasiado bien a nadie.- Bueno, cuando mandes lo suelto.- Le dije mientras iba tensando el mecanismo. «No me apetece ser quien tenga la culpa si te suelto antes de tiempo y que acabemos teniendo un elfo contusionado además de un dragón en estado de embriaguez.»- Y espero que lo bajes lo suficientemente entero como para que mañana tenga la experiencia completa de la borrachera. Que después de habernos obligado a montar esto no merece menos.
Aunque lo que había comentado el elfo sobre pociones que hicieran que se pasase el efecto del alcohol sonaba interesante para el futuro, debía encontrar si había alguna con más ganas de hacer negocio que orgullo por sus artes para que me proveyera.
- Bueno, esconderse está bien, pero al final te cansas.- Le comenté mientras seguíamos persiguiendo al chaval.- Pero que conste que no tengo nada que ver con esos ilusos con delirios de grandeza que se creyeron que conquistar Lunargenta era un buen plan.
Por suerte para todos, especialmente para el dragón alcoholizado, Elian tuvo una idea de como bajarle sin lanzarle una piedra, y que implicara montar un mecanismo para lanzarse a si mismo parecía un plan viable, sobre todo por la parte que implicaba que yo me quedara en tierra sin arriesgarme a apuntar mal y que me estampara contra la ladera. Tras recibir su hacha y escuchar el plan sobre el mecanismo a construir me puse a cortar las ramas del arbusto que estaba haciendo crecer.
- No soy el mejor carpintero que se haya visto, pero algo me apaño.
Una vez que tuve las ramas del tamaño necesario, empecé a darles forma con el hacha, encargándome de las partes más sencillas y dejando el trabajo más fino al elfo, que tendría las herramientas adecuadas a mano. Tras un trabajo rápido, conseguimos preparar una plataforma que se tensaba como una ballesta y al soltar el mecanismo lanzaría lo que estaba sobre ella hacia arriba y en dirección al valle, aprovechando la pendiente de la loma.
- Espero que elijas bien el momento de soltarlo. Es un buen trabajo para lo rápido que lo hemos hecho, pero no creo que sobreviva a un uso. Y bueno, tampoco creo que te siente bien la caída si no le alcanzas.- No es que el mecanismo tuviera la fuerza para lanzarle demasiado lejos, pero una caída de un par de veces más la altura del elfo unido a la diferencia con el suelo por estar en una zona elevada no podría sentarle demasiado bien a nadie.- Bueno, cuando mandes lo suelto.- Le dije mientras iba tensando el mecanismo. «No me apetece ser quien tenga la culpa si te suelto antes de tiempo y que acabemos teniendo un elfo contusionado además de un dragón en estado de embriaguez.»- Y espero que lo bajes lo suficientemente entero como para que mañana tenga la experiencia completa de la borrachera. Que después de habernos obligado a montar esto no merece menos.
Aunque lo que había comentado el elfo sobre pociones que hicieran que se pasase el efecto del alcohol sonaba interesante para el futuro, debía encontrar si había alguna con más ganas de hacer negocio que orgullo por sus artes para que me proveyera.
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Subrayado: Uso de la profesión Carpintería para para construir algo mezclando una trampa de resorte y el mecanismo de una ballesta para lanzar a alguien en el aire.
Corlys Glokta
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Re: Ropa interior de Nogseberk [Elian] [Trabajo] [Noche]
—Se me da mejor trabajar el cuero que la madera, si te digo la verdad, pero soy bastante competente —dijo Elian, acordándose del barco que había construido para Sango, sin duda, lo mejor que había construido hasta la fecha.
Comparado con un barco, lo que tenía en mente era pan comido, solo tenía que tallar la palanca y el amartillador más grandes de lo habitual. Tras comprobar que Corlys sabía defenderse con su parte, tomó un cincel y se puso a dar forma al tirador y el tope. Trabajando tan rápido, le quedaron un tanto bastos, pero una vez fijados al sobrio armazón que había construido Corlys, comprobó se movían como debían. Aunque no le extrañaría que se astillasen en el proceso.
Mientras reía para sí ante la posibilidad de clavarse una astilla al utilizar un armatoste creado para lanzar a una persona por el aire como si fuera un pedrusco, sacó una cuerda y unas bandas de cuero de su bolsa, para rematar el trabajo(1).
—Mientras aguante mi peso el tiempo suficiente para completar ese uso, me daré por satisfecho —dijo mientras observaba con cierto orgullo la monstruosidad que habían montado en tan poco tiempo—. Y, descuida —añadió con más fanfarronería que seguridad—, los elfos somos resistentes.
Contrariamente a la jactancia de un momento antes, necesitó unos segundos y unas cuantas respiraciones profundas para decidirse a colocarse en posición. Flexionó las piernas, se preparó para el impulso y… se echó a reír.
—Esto tiene que ser lo más estúpido que he hecho en una buena temporada. En fin… —volvió a ponerse en posición, con la vista fija en su sobrino, que se acercaba y alejaba, subiendo y bajando, siempre circundando la misma zona—. ¡Ahora!
La sensación de ascender repentinamente mientras su estómago se quedaba varios pasos más atrás no fue de las más agradables que había experimentado, pero al menos logró mantener los ojos abiertos. Al menos, hasta que una de las ramas que colgaban de los restos del pantalón de Aryz le golpeó en la cara. Adelantó los brazos a la desesperada y agarró algo escamoso a lo que se sujetó con todas sus fuerzas.
Su sobrino pataleó, para librarse del peso extra, y él también, para ejercer más fuerza hacia abajo. El chico empezó a descender en círculos, más deprisa de lo que a él le habría gustado, pero no tanto como para que resultara realmente preocupante. Bueno, quizá un poco preocupante, pero más que nada porque ahora el chico volaba directo a la ladera donde esperaba Corlys.
Elian dobló un poco las piernas cuando vio acercarse el suelo, después posó los pies y tuvo que correr un par de pasos, arrastrado por el muchacho, hasta que logró afianzarse en el suelo y tirar de su pata hacia abajo. Tras el frenazo, el dragón se desplomó en el suelo y volvió a convertirse en un Aryz completamente desnudo que, apoyándose en las manos, se alzó lo justo para vomitar hasta la primera papilla.
—Bueno, qué, ¿has encontrado la casa? —preguntó Elian sin piedad alguna.
El muchacho asintió débilmente y, solo entonces, Elian sacó la ropa que había recogido antes de la carrera nocturna, junto con unos pantalones suyos de repuesto, y se la echó encima.
—Tendrás que atártelos con una cuerda y darles unas cuantas vueltas a las perneras.
—-------
OFF: (1) Kit de Curtiduría regular. Menciono la curtiduría por coherencia, pero solo considero relevante el uso de la profesión Carpintería.
Subrayado: Uso de la profesión Carpintería para terminar de construir latrampa mortal rudimentaria “ballesta” humana.
Comparado con un barco, lo que tenía en mente era pan comido, solo tenía que tallar la palanca y el amartillador más grandes de lo habitual. Tras comprobar que Corlys sabía defenderse con su parte, tomó un cincel y se puso a dar forma al tirador y el tope. Trabajando tan rápido, le quedaron un tanto bastos, pero una vez fijados al sobrio armazón que había construido Corlys, comprobó se movían como debían. Aunque no le extrañaría que se astillasen en el proceso.
Mientras reía para sí ante la posibilidad de clavarse una astilla al utilizar un armatoste creado para lanzar a una persona por el aire como si fuera un pedrusco, sacó una cuerda y unas bandas de cuero de su bolsa, para rematar el trabajo(1).
—Mientras aguante mi peso el tiempo suficiente para completar ese uso, me daré por satisfecho —dijo mientras observaba con cierto orgullo la monstruosidad que habían montado en tan poco tiempo—. Y, descuida —añadió con más fanfarronería que seguridad—, los elfos somos resistentes.
Contrariamente a la jactancia de un momento antes, necesitó unos segundos y unas cuantas respiraciones profundas para decidirse a colocarse en posición. Flexionó las piernas, se preparó para el impulso y… se echó a reír.
—Esto tiene que ser lo más estúpido que he hecho en una buena temporada. En fin… —volvió a ponerse en posición, con la vista fija en su sobrino, que se acercaba y alejaba, subiendo y bajando, siempre circundando la misma zona—. ¡Ahora!
La sensación de ascender repentinamente mientras su estómago se quedaba varios pasos más atrás no fue de las más agradables que había experimentado, pero al menos logró mantener los ojos abiertos. Al menos, hasta que una de las ramas que colgaban de los restos del pantalón de Aryz le golpeó en la cara. Adelantó los brazos a la desesperada y agarró algo escamoso a lo que se sujetó con todas sus fuerzas.
Su sobrino pataleó, para librarse del peso extra, y él también, para ejercer más fuerza hacia abajo. El chico empezó a descender en círculos, más deprisa de lo que a él le habría gustado, pero no tanto como para que resultara realmente preocupante. Bueno, quizá un poco preocupante, pero más que nada porque ahora el chico volaba directo a la ladera donde esperaba Corlys.
Elian dobló un poco las piernas cuando vio acercarse el suelo, después posó los pies y tuvo que correr un par de pasos, arrastrado por el muchacho, hasta que logró afianzarse en el suelo y tirar de su pata hacia abajo. Tras el frenazo, el dragón se desplomó en el suelo y volvió a convertirse en un Aryz completamente desnudo que, apoyándose en las manos, se alzó lo justo para vomitar hasta la primera papilla.
—Bueno, qué, ¿has encontrado la casa? —preguntó Elian sin piedad alguna.
El muchacho asintió débilmente y, solo entonces, Elian sacó la ropa que había recogido antes de la carrera nocturna, junto con unos pantalones suyos de repuesto, y se la echó encima.
—Tendrás que atártelos con una cuerda y darles unas cuantas vueltas a las perneras.
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OFF: (1) Kit de Curtiduría regular. Menciono la curtiduría por coherencia, pero solo considero relevante el uso de la profesión Carpintería.
Subrayado: Uso de la profesión Carpintería para terminar de construir la
Elian
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Re: Ropa interior de Nogseberk [Elian] [Trabajo] [Noche]
Cuando el elfo me dio la señal, activé el mecanismo y vi como se alzaba volando.
- No tengo ninguna duda de ello. Solo confiemos en que no sea tu última estupidez.- Comentaba más para mi mismo que para nadie, pues Elian ya se encontraba en el aire.
No era el vuelvo más grácil que había visto, aunque tampoco es que recordara haber visto nunca a uno de los suyos volar, pero para mi sorpresa consiguió engancharse al dragón y consiguió hacerlo descender. Para mi desgracia, el descenso estaba siendo bastante más rápido de lo que esperábamos y además venían en mi dirección.
Viendo que si me caían los dos encima iba a quedar como hubiera quedado Elian de haber fallado en agarrar al dragón, corrí hacia uno de los arbustos y me tiré tras él para usarlo como parapeto. Y tuve suerte de hacerlo, porque aunque el elfo consiguió aterrizar corriendo, el dragón cayó al suelo de forma bastante menos elegante y dio un par de botes hasta estamparse contra el matorral y volver a transformarse. Ni siquiera tuve tiempo de decir nada antes de salir corriendo de mi refugio, pues Aryz empezó a vaciar todo el contenido de su estómago sobre él. Habiendo esquivado el vómito, me puse en pie como si nada hubiera pasado y asentí a las palabras del elfo antes de preguntarle yo.
- Y bien, ¿hacia dónde queda la casa?- El chaval señaló hacia el oeste.- Muy bien. Pues pongámonos en marcha, que no tenemos toda la noche.- «Y suerte tienes de que Elian te haya recogido la ropa, que después de esto ya te merecías un paseo al frío para serenarte.»
Con la persecución absurda nos habíamos alejado demasiado de cualquier cosa parecida a un camino e íbamos a tener que atravesar el matorral para llegar. No me emocionaba la idea de atravesar arbustos confiando en no acabar como un colador ni pillar ninguna garrapata, pero habría que jugársela si no queríamos acabar otra vez perdidos, y usar al dragón como guía en ese estado tampoco parecía una opción.
- En fin. Pues con energía a por esa ropa interior misteriosa. Y no pongas esa cara chaval, que si bebes como un animal tienes que asumir todas las fases, no solo las bonitas.
A pesar de que el trayecto no fue especialmente cómodo, Aryz tenía razón en que no estaba demasiado lejos del pueblo y no tardamos mucho en llegar a una explanada donde se alzaba una casa. El edificio parecía estar bastante cuidado para estar en medio de ninguna parte. Al acercarnos más vi que no había ninguna luz dada, lo que no debería ser raro a esas horas, sino fuera porque el dragón nos había dicho antes que solía trabajar de noche. No me gustaba la sensación que me estaba dando, pero tampoco tenía razones para pensar que algo malo iba a pasar, podía ser simplemente que estaba descansando esa noche.
- Creo que debería llamar Aryz. A él ya le conoce, quedará menos raro si aparece en mitad de la noche.
El chico soltó un gruñido lastimero que no sabía si es que no pretendía ser más que una queja o simplemente yo no podía comprenderlo.
- Ya. Bueno, igual deberíamos acompañarle, no suena especialmente comunicativo.
- No tengo ninguna duda de ello. Solo confiemos en que no sea tu última estupidez.- Comentaba más para mi mismo que para nadie, pues Elian ya se encontraba en el aire.
No era el vuelvo más grácil que había visto, aunque tampoco es que recordara haber visto nunca a uno de los suyos volar, pero para mi sorpresa consiguió engancharse al dragón y consiguió hacerlo descender. Para mi desgracia, el descenso estaba siendo bastante más rápido de lo que esperábamos y además venían en mi dirección.
Viendo que si me caían los dos encima iba a quedar como hubiera quedado Elian de haber fallado en agarrar al dragón, corrí hacia uno de los arbustos y me tiré tras él para usarlo como parapeto. Y tuve suerte de hacerlo, porque aunque el elfo consiguió aterrizar corriendo, el dragón cayó al suelo de forma bastante menos elegante y dio un par de botes hasta estamparse contra el matorral y volver a transformarse. Ni siquiera tuve tiempo de decir nada antes de salir corriendo de mi refugio, pues Aryz empezó a vaciar todo el contenido de su estómago sobre él. Habiendo esquivado el vómito, me puse en pie como si nada hubiera pasado y asentí a las palabras del elfo antes de preguntarle yo.
- Y bien, ¿hacia dónde queda la casa?- El chaval señaló hacia el oeste.- Muy bien. Pues pongámonos en marcha, que no tenemos toda la noche.- «Y suerte tienes de que Elian te haya recogido la ropa, que después de esto ya te merecías un paseo al frío para serenarte.»
Con la persecución absurda nos habíamos alejado demasiado de cualquier cosa parecida a un camino e íbamos a tener que atravesar el matorral para llegar. No me emocionaba la idea de atravesar arbustos confiando en no acabar como un colador ni pillar ninguna garrapata, pero habría que jugársela si no queríamos acabar otra vez perdidos, y usar al dragón como guía en ese estado tampoco parecía una opción.
- En fin. Pues con energía a por esa ropa interior misteriosa. Y no pongas esa cara chaval, que si bebes como un animal tienes que asumir todas las fases, no solo las bonitas.
A pesar de que el trayecto no fue especialmente cómodo, Aryz tenía razón en que no estaba demasiado lejos del pueblo y no tardamos mucho en llegar a una explanada donde se alzaba una casa. El edificio parecía estar bastante cuidado para estar en medio de ninguna parte. Al acercarnos más vi que no había ninguna luz dada, lo que no debería ser raro a esas horas, sino fuera porque el dragón nos había dicho antes que solía trabajar de noche. No me gustaba la sensación que me estaba dando, pero tampoco tenía razones para pensar que algo malo iba a pasar, podía ser simplemente que estaba descansando esa noche.
- Creo que debería llamar Aryz. A él ya le conoce, quedará menos raro si aparece en mitad de la noche.
El chico soltó un gruñido lastimero que no sabía si es que no pretendía ser más que una queja o simplemente yo no podía comprenderlo.
- Ya. Bueno, igual deberíamos acompañarle, no suena especialmente comunicativo.
Corlys Glokta
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Re: Ropa interior de Nogseberk [Elian] [Trabajo] [Noche]
Con Corlys guiando la marca y Aryz arrastrando los pies por detrás, Elian no pudo evitar distraerse apartando y volviendo a soltar las ramas de los arbustos a su paso. Pero, cuando el chaval se hubo llevado un par de ramalazos, o puede que tres, en cualquier caso, no más de cuatro, terminó por apiadarse un poco.
—Ten, bebe un poco —le dijo ofreciéndole su cantimplora—, te vendrá bien.
En un principio, el chico puso cara de asco, pero finalmente, se decidió por hacer caso. Esa vez, al menos.
La casa de la tal Zebrowska estaba a oscuras. Elian miró a su sobrino con los ojos entrecerrados, pero no sirvió de nada, porque el chico ni se percató. En cualquier caso, lo agarró por el hombro y lo acercó hacia la puerta, colocándose él detrás y a un lado. El primer toque no recibió respuesta alguna.
—Avcstardunrto —murmuró Aryz antes de golpear la puerta otra vez, un poco más fuerte.
Cuando Elian ya empezaba a pensar que el lugar estaba completamente desierto, o que la mujer dormía con una buena cantidad de cera en los oídos, le pareció escuchar algo en el interior. Poco después, se escuchó claramente la tranca de la puerta al desbloquearse desde dentro y, a través de una rendija, se filtró una línea vertical de luz titilante que se fue ensanchando a medida que la puerta se abría por completo.
La mujer que les abrió la puerta, con una lámpara en una mano y un palo de lo más extraño colgando de la muñeca de la otra, llevaba puesto un curioso atuendo en cuero rojo oscuro. Elian supuso que no la habían despertado, porque no había forma de que alguien pudiera dormir con algo tan ajustado, y ponérselo le habría llevado bastante más tiempo del que había tardado en atender la puerta. La dama los miró de arriba abajo, relajada, como si fuera de lo más normal que tres hombres fueran por ahí llamando a las puertas en medio de la noche.
—¿En qué puedo ayudarles, caballeros? —dijo—. ¿Vienen a probarse algún modelo o se trata de un encargo especial?
Aryz soltó algo parecido a un gruñido, mezclado con un graznido y un chillido de zorro y la mujer, Minerva Zebrowska, aparentemente, mostró al fin señales de reconocimiento.
—Tu eres el muchacho Gaona, ¿cierto? Archie. Tienes mala cara, chico, ¿por qué no pasas y te sientas un rato?
Extendió la invitación al trío completo y los guió por un pasillo hasta una sala con cómodos asientos acolchados. Antes de que encendiera la lámpara que iluminaba aquel rincón de la casa, a Elian le pareció que se filtraba algo de luz desde abajo. ¿Quizá tenía su taller en el sótano? Eso explicaría que no hubieran visto luz al llegar.
—Muchas gracias —dijo aceptando el refrigerio que les ofreció su anfitriona—. Minerva Zebrowska, imagino. Yo soy Elian, pariente de Nimdar, el caballero que nos acompaña se llama Corlys. Verá, estamos siguiendo la pista de un tal Carl Zoncilius. Al parecer, le habían encargado que viniera a recoger una prenda de gran calidad, pero no se ha vuelto a saber de él.
—No me suena —dijo ella.
—¿Seguro? La última anotación en su diario afirmaba que venía hacia aquí porque usted había terminado el diseño por fin.
Zebrowska meditó un momento, mientras Elian probaba aquella especie de buñuelo. Estaba dulce.
—¿El mercader del sur? Sí, vino por aquí hace unos días. Recogió su pedido y se marchó.
En aquel momento, se oyó un golpe abajo, como si algo grande y duro hubiese caído de una mesa o una estantería.
—El gato —dijo Minerva—. Ya anda haciendo de las suyas.
—Ten, bebe un poco —le dijo ofreciéndole su cantimplora—, te vendrá bien.
En un principio, el chico puso cara de asco, pero finalmente, se decidió por hacer caso. Esa vez, al menos.
La casa de la tal Zebrowska estaba a oscuras. Elian miró a su sobrino con los ojos entrecerrados, pero no sirvió de nada, porque el chico ni se percató. En cualquier caso, lo agarró por el hombro y lo acercó hacia la puerta, colocándose él detrás y a un lado. El primer toque no recibió respuesta alguna.
—Avcstardunrto —murmuró Aryz antes de golpear la puerta otra vez, un poco más fuerte.
Cuando Elian ya empezaba a pensar que el lugar estaba completamente desierto, o que la mujer dormía con una buena cantidad de cera en los oídos, le pareció escuchar algo en el interior. Poco después, se escuchó claramente la tranca de la puerta al desbloquearse desde dentro y, a través de una rendija, se filtró una línea vertical de luz titilante que se fue ensanchando a medida que la puerta se abría por completo.
La mujer que les abrió la puerta, con una lámpara en una mano y un palo de lo más extraño colgando de la muñeca de la otra, llevaba puesto un curioso atuendo en cuero rojo oscuro. Elian supuso que no la habían despertado, porque no había forma de que alguien pudiera dormir con algo tan ajustado, y ponérselo le habría llevado bastante más tiempo del que había tardado en atender la puerta. La dama los miró de arriba abajo, relajada, como si fuera de lo más normal que tres hombres fueran por ahí llamando a las puertas en medio de la noche.
—¿En qué puedo ayudarles, caballeros? —dijo—. ¿Vienen a probarse algún modelo o se trata de un encargo especial?
Aryz soltó algo parecido a un gruñido, mezclado con un graznido y un chillido de zorro y la mujer, Minerva Zebrowska, aparentemente, mostró al fin señales de reconocimiento.
—Tu eres el muchacho Gaona, ¿cierto? Archie. Tienes mala cara, chico, ¿por qué no pasas y te sientas un rato?
Extendió la invitación al trío completo y los guió por un pasillo hasta una sala con cómodos asientos acolchados. Antes de que encendiera la lámpara que iluminaba aquel rincón de la casa, a Elian le pareció que se filtraba algo de luz desde abajo. ¿Quizá tenía su taller en el sótano? Eso explicaría que no hubieran visto luz al llegar.
—Muchas gracias —dijo aceptando el refrigerio que les ofreció su anfitriona—. Minerva Zebrowska, imagino. Yo soy Elian, pariente de Nimdar, el caballero que nos acompaña se llama Corlys. Verá, estamos siguiendo la pista de un tal Carl Zoncilius. Al parecer, le habían encargado que viniera a recoger una prenda de gran calidad, pero no se ha vuelto a saber de él.
—No me suena —dijo ella.
—¿Seguro? La última anotación en su diario afirmaba que venía hacia aquí porque usted había terminado el diseño por fin.
Zebrowska meditó un momento, mientras Elian probaba aquella especie de buñuelo. Estaba dulce.
—¿El mercader del sur? Sí, vino por aquí hace unos días. Recogió su pedido y se marchó.
En aquel momento, se oyó un golpe abajo, como si algo grande y duro hubiese caído de una mesa o una estantería.
—El gato —dijo Minerva—. Ya anda haciendo de las suyas.
- Imagen de referencia para el modelito de la señora (porra incluida):
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Elian
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Re: Ropa interior de Nogseberk [Elian] [Trabajo] [Noche]
Tras llamar parecía que nadie nos iba a responder, pero tras un rato se empezó a oír como se desbloqueaba la puerta y apareció una señora vestida completamente de cuero rojo con una especie de porra en la mano. Me hubiera sorprendido de que nos hablara como si nuestra presencia fuera de lo más normal, sino fuera porque estaba tratando de procesar el aspecto que traía. Afortunadamente, Elian se veía más acostumbrado a estas situaciones y reaccionó con más agilidad, preguntando a la señora mientras yo me limitaba a seguirles y aceptar un refrigerio mientras les escuchaba.
Elian descubrió que el hombre había pasado por aquí, aunque Minerva decía que se había ido ya hacía unos días. Mientras conversaban se escuchó un golpe fuerte en el sótano, y aunque su afirmación sobre el gato no sonaba demasiado convincente, aun nos quedaba información por conseguir. Aunque antes de que llegara a preguntar, el dragón levantó la cabeza de su vaso para hablar.
- Aryz. Me llamo Aryz.- Y tras esas declaraciones volvió a dejar caer la cabeza hacia delante y se quedó quieto en silencio.
- Ah, cierto. Lo siento, chico.
- Bueno, ¿y hace cuántos días que vino el mercader a recoger el pedido?- La pregunté mientras observaba los buñuelos, lamentando que desde que me transformara no pudiera saborear esos postres como se merecían.
- Hmmmm... Hace justo una semana, si.- Respondió tras tomarse un momento para pensarlo.
- ¿Por casualidad te dijo hacia donde se dirigía?
- No me dio tanta información. Aunque comentó que se iba a volver directo. Así que iría directamente al sur si no tenía intención de descansar en el pueblo.- Comentó mientras iba jugueteando con la porra entre sus manos con una inquietante habilidad.
- Ah, pues gracias por- Entonces se escuchó un golpe aun más fuerte proveniente de abajo.- Joder. ¿Qué ha sido eso?- Minerva se encogió de hombros como si fuera lo más normal del mundo.- Si que debes tener gatos grandes, supongo.
- Ya ves. ¿Queréis bajar a comprobarlo?
La sorpresa por la propuesta se me tuvo que notar en el rostro y me quedé mirando a Elian confiando en que fuera él quien se encargase de la situación. Unas semanas antes me habían intentado matar cuatro tipos grandes como un armario, y aun así me habían intimidado mucho menos de lo que hacía esta señora con su actitud calmada.
- No sé Elian, ¿queremos bajar a comprobarlo?- Le pregunté al elfo, aunque por el tono seguramente se me notaba que yo no tenía especiales ganas. Si no fuera porque la mujer estaba delante de nosotros, le hubiera propuesto creernos que todo lo que decía era cierto, coger a nuestro dragón embriagado y desentendernos de todo lo que estaba sucediendo en esa casa. Llegados a este punto, lo menos raro me parecería que fuese una de los míos y se estuviera comiendo a alguien abajo, aunque el abanico de posibilidades desde que estuviera realizando sacrificios humanos hasta que se hubiera montado una orgía entraban entre las opciones que veía como plausibles.
Elian descubrió que el hombre había pasado por aquí, aunque Minerva decía que se había ido ya hacía unos días. Mientras conversaban se escuchó un golpe fuerte en el sótano, y aunque su afirmación sobre el gato no sonaba demasiado convincente, aun nos quedaba información por conseguir. Aunque antes de que llegara a preguntar, el dragón levantó la cabeza de su vaso para hablar.
- Aryz. Me llamo Aryz.- Y tras esas declaraciones volvió a dejar caer la cabeza hacia delante y se quedó quieto en silencio.
- Ah, cierto. Lo siento, chico.
- Bueno, ¿y hace cuántos días que vino el mercader a recoger el pedido?- La pregunté mientras observaba los buñuelos, lamentando que desde que me transformara no pudiera saborear esos postres como se merecían.
- Hmmmm... Hace justo una semana, si.- Respondió tras tomarse un momento para pensarlo.
- ¿Por casualidad te dijo hacia donde se dirigía?
- No me dio tanta información. Aunque comentó que se iba a volver directo. Así que iría directamente al sur si no tenía intención de descansar en el pueblo.- Comentó mientras iba jugueteando con la porra entre sus manos con una inquietante habilidad.
- Ah, pues gracias por- Entonces se escuchó un golpe aun más fuerte proveniente de abajo.- Joder. ¿Qué ha sido eso?- Minerva se encogió de hombros como si fuera lo más normal del mundo.- Si que debes tener gatos grandes, supongo.
- Ya ves. ¿Queréis bajar a comprobarlo?
La sorpresa por la propuesta se me tuvo que notar en el rostro y me quedé mirando a Elian confiando en que fuera él quien se encargase de la situación. Unas semanas antes me habían intentado matar cuatro tipos grandes como un armario, y aun así me habían intimidado mucho menos de lo que hacía esta señora con su actitud calmada.
- No sé Elian, ¿queremos bajar a comprobarlo?- Le pregunté al elfo, aunque por el tono seguramente se me notaba que yo no tenía especiales ganas. Si no fuera porque la mujer estaba delante de nosotros, le hubiera propuesto creernos que todo lo que decía era cierto, coger a nuestro dragón embriagado y desentendernos de todo lo que estaba sucediendo en esa casa. Llegados a este punto, lo menos raro me parecería que fuese una de los míos y se estuviera comiendo a alguien abajo, aunque el abanico de posibilidades desde que estuviera realizando sacrificios humanos hasta que se hubiera montado una orgía entraban entre las opciones que veía como plausibles.
Corlys Glokta
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Re: Ropa interior de Nogseberk [Elian] [Trabajo] [Noche]
—Este buñuelo está delicioso —dijo Elian—. ¿De qué está hecho?
—Oh, es una receta familiar. Come más si quieres —respondió Minerva acercándole la bandeja.
Elian se recostó en el asiento, que además de ser cómodo, tenía un tacto realmente suave, y dejó que Corlys continuara la entrevista mientras saboreaba otra de esas pequeñas delicias.
Al parecer, el tipo al que buscaban les llevaba una semana de ventaja, pero eso a Elian no le preocupaba en aquel momento. Nada le preocupaba, si se paraba a pensarlo. Se sentía tranquilo y relajado, viendo el brillo de la lámpara encogerse y expandirse, y luego dar saltitos en torno a la habitación. ¿Le había hecho un corte de manga? No, cómo iba a hacer un corte de manga una llama. ¿Y por qué no? Era una llamita liberada y no tenía por qué seguir el mismo camino que las demás llamas.
—¿Eh? ¿Comprobarlo?
¿Comprobar qué? Se había distraído un poco, nada más, pero Corlys sí que parecía preocupado. Quiso decirle que tenía que relajarse un poco, o se le arrugaría la cara, además de ponérsele el pelo blanco. Pero entonces, le llegó al cerebro el resto de la conversación.
—¿El ruido del sótano? No sé, parece mucho trabajo por un gato.
—¡Vamos! —dijo Aryz levantándose con decisión.
Los ojos del muchacho atrajeron el brillo titilante de la lámpara, la llamita libertaria. Parecía buena señal.
—Pues vamos —dijo Elian levantándose a su vez, aunque no sin cierta dificultad.
Caminó tras el muchacho, siguiendo el camino iluminado por la llama de la libertad por aquel pasillo que se empeñaba en bambolearse de un lado a otro y tomó la delantera cuando alcanzaron la puerta indicada. Allí, de alguna forma, el suelo se escapó bajo sus pies y tardó un momento en encontrarlo de nuevo.
Estaba tumbado al pie de la escalera, aunque no recordaba cómo había llegado hasta allí, pero como no le dolía nada, tampoco le dio más vueltas. Lo importante era que tenía razón: aquel sitio olía a cuero, tintes y otros tejidos; no podía ser sino el taller de la señora Zebrowska. Intentó incorporarse, pero apenas logró ponerse de rodillas agarrándose a la pierna, extrañamente caliente, de un maniquí.
—¡Hey, Corlys! —llamó triunfante—. ¡He encontrado la ropa interior! Un momento —añadió un poco más bajo—, esto no parece muy cómodo.
En lo alto de la escalera, Aryz pareció despertarse un poco con el batacazo de su tío.
—¿Qué me he perdido? —le preguntó extrañado a Corlys.
----------
OFF: Subrayado: Comienzo de la primera parte de la segunda complicación: los buñuelos que comió Elian llevaban zarzabrasa [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] y el elfo está un poco afectado. El resto de la complicación se la dejo a Corlys, que ya se me alargaba mucho el post y me dio pereza seguir.
—Oh, es una receta familiar. Come más si quieres —respondió Minerva acercándole la bandeja.
Elian se recostó en el asiento, que además de ser cómodo, tenía un tacto realmente suave, y dejó que Corlys continuara la entrevista mientras saboreaba otra de esas pequeñas delicias.
Al parecer, el tipo al que buscaban les llevaba una semana de ventaja, pero eso a Elian no le preocupaba en aquel momento. Nada le preocupaba, si se paraba a pensarlo. Se sentía tranquilo y relajado, viendo el brillo de la lámpara encogerse y expandirse, y luego dar saltitos en torno a la habitación. ¿Le había hecho un corte de manga? No, cómo iba a hacer un corte de manga una llama. ¿Y por qué no? Era una llamita liberada y no tenía por qué seguir el mismo camino que las demás llamas.
—¿Eh? ¿Comprobarlo?
¿Comprobar qué? Se había distraído un poco, nada más, pero Corlys sí que parecía preocupado. Quiso decirle que tenía que relajarse un poco, o se le arrugaría la cara, además de ponérsele el pelo blanco. Pero entonces, le llegó al cerebro el resto de la conversación.
—¿El ruido del sótano? No sé, parece mucho trabajo por un gato.
—¡Vamos! —dijo Aryz levantándose con decisión.
Los ojos del muchacho atrajeron el brillo titilante de la lámpara, la llamita libertaria. Parecía buena señal.
—Pues vamos —dijo Elian levantándose a su vez, aunque no sin cierta dificultad.
Caminó tras el muchacho, siguiendo el camino iluminado por la llama de la libertad por aquel pasillo que se empeñaba en bambolearse de un lado a otro y tomó la delantera cuando alcanzaron la puerta indicada. Allí, de alguna forma, el suelo se escapó bajo sus pies y tardó un momento en encontrarlo de nuevo.
Estaba tumbado al pie de la escalera, aunque no recordaba cómo había llegado hasta allí, pero como no le dolía nada, tampoco le dio más vueltas. Lo importante era que tenía razón: aquel sitio olía a cuero, tintes y otros tejidos; no podía ser sino el taller de la señora Zebrowska. Intentó incorporarse, pero apenas logró ponerse de rodillas agarrándose a la pierna, extrañamente caliente, de un maniquí.
—¡Hey, Corlys! —llamó triunfante—. ¡He encontrado la ropa interior! Un momento —añadió un poco más bajo—, esto no parece muy cómodo.
En lo alto de la escalera, Aryz pareció despertarse un poco con el batacazo de su tío.
—¿Qué me he perdido? —le preguntó extrañado a Corlys.
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OFF: Subrayado: Comienzo de la primera parte de la segunda complicación: los buñuelos que comió Elian llevaban zarzabrasa [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] y el elfo está un poco afectado. El resto de la complicación se la dejo a Corlys, que ya se me alargaba mucho el post y me dio pereza seguir.
Elian
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Re: Ropa interior de Nogseberk [Elian] [Trabajo] [Noche]
Elian se veía sorprendentemente empanado y alegre mientras me respondía que eso no sonaba como un gato, y poco le costó a Aryz convencerle de bajar al sótano. «Joder. No te podías recuperar dentro de un rato, no. Te tenías que recuperar ahora y para apoyar a este otro en las ideas horribles.»
- Bueno, confío en vosotros.
- ¿Y no quieres comer tu también un buñuelo? Ya has visto que te han gustado a tu amigo.
- No, gracias, yo no...- Viendo lo decididos que iban mis compañeros hacia la trampilla, y especialmente que cuando se levantaron, Minerva se me quedó observando fijamente, me resigné a seguirles hacia el sótano.- Esperadme chicos, será mejor si vamos juntos.
Y a partir de ahí, todo sucedió más rápido de lo que esperaba, porque Elian adelantó sorprendentemente a su sobrino, solamente para precipitarse enérgicamente hacia el sótano. No llegué a ver la caída, pero por el sonido tenía que haber dolido, sólo con pensar en el golpe se me puso cara de dolor, pero al girarme hacia Minerva la vi observando las escaleras y sonriendo de forma perturbadora. Y quizás fuera porque me inquietaba ser el más cercano a esa señora, o quizás porque me preocupaba que habiendo visto su estado anterior el chico fuera a despeñarse siguiendo los pasos de su tío.
- Por aquí nada interesante. Y creo que la caída de tu tío la has podido ver mejor que yo.- Le empujé un poco para que se apartara y poder bajar por las escaleras.- Voy a bajar a ver que tal está. Al menos parece haber encontrado algo. Y viendo que grita es que no se ha matado.
Bajé las escaleras para ayudar a levantarse al elfo, pero esa parte se me olvidó en el momento en el que pude ver el sótano. Técnicamente se podría decir que era una sastrería, pero además de las mesas con tejidos, agujas y tijeras, había muchas más cosas. Podía ver un colgador lleno de porras y látigos, unos cepos como los que se usan para el escarnio público, muchas cuerdas... pero sin duda lo más raro eran tres personas quietos como estatuas y posando. Y aunque el tener gente aparentemente paralizada, aunque viendo como se esforzaban por mantener sus posiciones no parecían estarlo realmente, ya era bastante raro sin ayuda, el que sólo llevasen ropa interior y unas mordazas de tela le daba puntos, y los moratones que tenían en la piel ya terminaban de llevarlo al siguiente nivel.
- Venga Elian. Mejor vámonos de aquí.- Me agaché para tenderle el brazo y que se apoyara en mi en vez de en la estatua humana, y entonces me di cuenta de que la ropa interior perturbadora estaba todavía pillada con agujas. Realmente estaba usando a esa gente de maniquíes para hacer las prendas sobre ellos.- Ay que joderse...
- Elian, Corlys, ¿va todo bien? ¿Qué pasa ahí abajo?- Nos preguntó Aryz desde arriba.
- Eeeh... Si, no te preocupes, ahora subimos. Aquí sólo... dan clases de órgano.- «¿En serio, Corlys? ¿Clases de órgano? ¿Qué sentido tiene eso? ¿Siquiera cabe un órgano aquí dentro?»- Espéranos ahí, que ahora vamos.
- Vale. Supongo.
- Si. Espéralos aquí. Ya bajo yo a ayudarles.- Comentó Minerva junto al chaval justo antes de empezar a bajar las escaleras.- ¿Y seguro que no queréis quedaros y que os haga unas prendas a vuestra medida?- Se puso frente a nosotros y me dio un golpe con la porra en el pecho.
- Si, seguro. Solo queríamos recoger el encargo de ese tipo. Y de todas formas, ¿qué haces con esa gente?
- No les hago nada. Simplemente están posando para que pueda hacer mis mejores obras posibles. Y bueno, cuando me estoy tomando un descanso aprovechamos para divertirnos...- Respondió mientras me volví a apoyar su arma en el pecho.
Y en ese momento podría haber respondido que lo único que quería irme de aquí y cumplir nuestro trabajo, pero sólo quería salir huyendo de esa situación tan incómoda. Así que hice lo único que podía hacer en esa situación, retroceder hasta colocarme detrás de Elian y dejarle que encarase a Minerva. «Lo siento tío, me caes bien, y eres el único elfo majo que me he encontrado hasta ahora, pero esto es demasiado.»
- Bueno, confío en vosotros.
- ¿Y no quieres comer tu también un buñuelo? Ya has visto que te han gustado a tu amigo.
- No, gracias, yo no...- Viendo lo decididos que iban mis compañeros hacia la trampilla, y especialmente que cuando se levantaron, Minerva se me quedó observando fijamente, me resigné a seguirles hacia el sótano.- Esperadme chicos, será mejor si vamos juntos.
Y a partir de ahí, todo sucedió más rápido de lo que esperaba, porque Elian adelantó sorprendentemente a su sobrino, solamente para precipitarse enérgicamente hacia el sótano. No llegué a ver la caída, pero por el sonido tenía que haber dolido, sólo con pensar en el golpe se me puso cara de dolor, pero al girarme hacia Minerva la vi observando las escaleras y sonriendo de forma perturbadora. Y quizás fuera porque me inquietaba ser el más cercano a esa señora, o quizás porque me preocupaba que habiendo visto su estado anterior el chico fuera a despeñarse siguiendo los pasos de su tío.
- Por aquí nada interesante. Y creo que la caída de tu tío la has podido ver mejor que yo.- Le empujé un poco para que se apartara y poder bajar por las escaleras.- Voy a bajar a ver que tal está. Al menos parece haber encontrado algo. Y viendo que grita es que no se ha matado.
Bajé las escaleras para ayudar a levantarse al elfo, pero esa parte se me olvidó en el momento en el que pude ver el sótano. Técnicamente se podría decir que era una sastrería, pero además de las mesas con tejidos, agujas y tijeras, había muchas más cosas. Podía ver un colgador lleno de porras y látigos, unos cepos como los que se usan para el escarnio público, muchas cuerdas... pero sin duda lo más raro eran tres personas quietos como estatuas y posando. Y aunque el tener gente aparentemente paralizada, aunque viendo como se esforzaban por mantener sus posiciones no parecían estarlo realmente, ya era bastante raro sin ayuda, el que sólo llevasen ropa interior y unas mordazas de tela le daba puntos, y los moratones que tenían en la piel ya terminaban de llevarlo al siguiente nivel.
- Venga Elian. Mejor vámonos de aquí.- Me agaché para tenderle el brazo y que se apoyara en mi en vez de en la estatua humana, y entonces me di cuenta de que la ropa interior perturbadora estaba todavía pillada con agujas. Realmente estaba usando a esa gente de maniquíes para hacer las prendas sobre ellos.- Ay que joderse...
- Elian, Corlys, ¿va todo bien? ¿Qué pasa ahí abajo?- Nos preguntó Aryz desde arriba.
- Eeeh... Si, no te preocupes, ahora subimos. Aquí sólo... dan clases de órgano.- «¿En serio, Corlys? ¿Clases de órgano? ¿Qué sentido tiene eso? ¿Siquiera cabe un órgano aquí dentro?»- Espéranos ahí, que ahora vamos.
- Vale. Supongo.
- Si. Espéralos aquí. Ya bajo yo a ayudarles.- Comentó Minerva junto al chaval justo antes de empezar a bajar las escaleras.- ¿Y seguro que no queréis quedaros y que os haga unas prendas a vuestra medida?- Se puso frente a nosotros y me dio un golpe con la porra en el pecho.
- Si, seguro. Solo queríamos recoger el encargo de ese tipo. Y de todas formas, ¿qué haces con esa gente?
- No les hago nada. Simplemente están posando para que pueda hacer mis mejores obras posibles. Y bueno, cuando me estoy tomando un descanso aprovechamos para divertirnos...- Respondió mientras me volví a apoyar su arma en el pecho.
Y en ese momento podría haber respondido que lo único que quería irme de aquí y cumplir nuestro trabajo, pero sólo quería salir huyendo de esa situación tan incómoda. Así que hice lo único que podía hacer en esa situación, retroceder hasta colocarme detrás de Elian y dejarle que encarase a Minerva. «Lo siento tío, me caes bien, y eres el único elfo majo que me he encontrado hasta ahora, pero esto es demasiado.»
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OFF: Subrayado: Segunda parte de la segunda complicación: Minerva insiste en que nos quedemos a ser sus maniquís humanos.
Corlys Glokta
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Re: Ropa interior de Nogseberk [Elian] [Trabajo] [Noche]
Elian se dejó ayudar por Corlys mientras se esforzaba en encontrarle sentido a sus alrededores. ¿Por qué amordazar a unos maniquís? ¿Y por qué los habrían diseñado con esa cara de susto? Si él fuera escultor, les habría dado una cara más alegre.
Ahora que lo pensaba, un poco escultor sí que era. Igual podía darles unos retoques, si estaban hechos en madera. Seguro que Minerva se sentiría más inspirada con maniquís alegres.
Le dio unos golpecitos con los dedos al que tenía más cerca mientras Corlys conversaba con la diseñadora, pero aquello no sonaba a madera. A decir verdad, se sentía un poco blando. Un momento, ¿se le habían movido los ojos? ¿Y por qué se le había quedado la mano húmeda? Estaba seguro de que no se había puesto a sudar. Aunque sí que se sentía un tanto mareado.
—Creo que me estoy cayendo otra vez —dijo.
Pero en ese momento, Corlys se situó detrás de él, sirviéndole de apoyo. Sí que era un tipo agradable.
—¿Y bien? —dijo Minerva—. ¿No queréis probaros alguno?
—Esto… no, gracias. No te ofendas, los remates son excelentes, pero ¿no crees que ese cuero es demasiado rígido para una prenda interior? Y las tachuelas y hebillas metálicas no son algo que quiera tan cerca de mis bajos. Con perdón.
—¿No te gusta? Es mi más reciente colección. La llamo No sin mí, cielo.
—Ah, pues sí que le pega, sí. Y hace juego con la decoración, se ve que te implicas mucho en tu trabajo.
—Qué puedo decir: si vas a hacer algo, házlo bien, ¿no? Para crear arte hay que ponerle corazón.
—Un buen lema. Personalmente, paso más tiempo remendando botas y bolsos viejos. No hace mucho, tuve la oportunidad de crear un látigo de gran calidad y debo decir que el proceso resultó muy satisfactorio. A veces pienso que debería hacer algo más creativo con mi tiempo, pero entonces, ¿quién remendaría las botas?
—¡Cualquiera puede remendar unas botas! —respondió Minerva, casi a gritos—. ¡Las personas con talento tenemos la obligación de crear arte! ¿Quién quiere unas botas viejas pudiendo tener unas excelentes botas de diseño exclusivo?
—Bueno, no sé…
—¡Yo si lo sé! —lo cortó la diseñadora dando un fuerte golpe con la porra sobre su mesa de trabajo—. ¡Vas a crear las mejores botas de tu vida y lo vas a hacer ahora! ¡Tú, descálzate! —añadió señalando a Corlys con la porra—. ¡Este artista necesita un modelo!
Ahora que lo pensaba, un poco escultor sí que era. Igual podía darles unos retoques, si estaban hechos en madera. Seguro que Minerva se sentiría más inspirada con maniquís alegres.
Le dio unos golpecitos con los dedos al que tenía más cerca mientras Corlys conversaba con la diseñadora, pero aquello no sonaba a madera. A decir verdad, se sentía un poco blando. Un momento, ¿se le habían movido los ojos? ¿Y por qué se le había quedado la mano húmeda? Estaba seguro de que no se había puesto a sudar. Aunque sí que se sentía un tanto mareado.
—Creo que me estoy cayendo otra vez —dijo.
Pero en ese momento, Corlys se situó detrás de él, sirviéndole de apoyo. Sí que era un tipo agradable.
—¿Y bien? —dijo Minerva—. ¿No queréis probaros alguno?
—Esto… no, gracias. No te ofendas, los remates son excelentes, pero ¿no crees que ese cuero es demasiado rígido para una prenda interior? Y las tachuelas y hebillas metálicas no son algo que quiera tan cerca de mis bajos. Con perdón.
—¿No te gusta? Es mi más reciente colección. La llamo No sin mí, cielo.
—Ah, pues sí que le pega, sí. Y hace juego con la decoración, se ve que te implicas mucho en tu trabajo.
—Qué puedo decir: si vas a hacer algo, házlo bien, ¿no? Para crear arte hay que ponerle corazón.
—Un buen lema. Personalmente, paso más tiempo remendando botas y bolsos viejos. No hace mucho, tuve la oportunidad de crear un látigo de gran calidad y debo decir que el proceso resultó muy satisfactorio. A veces pienso que debería hacer algo más creativo con mi tiempo, pero entonces, ¿quién remendaría las botas?
—¡Cualquiera puede remendar unas botas! —respondió Minerva, casi a gritos—. ¡Las personas con talento tenemos la obligación de crear arte! ¿Quién quiere unas botas viejas pudiendo tener unas excelentes botas de diseño exclusivo?
—Bueno, no sé…
—¡Yo si lo sé! —lo cortó la diseñadora dando un fuerte golpe con la porra sobre su mesa de trabajo—. ¡Vas a crear las mejores botas de tu vida y lo vas a hacer ahora! ¡Tú, descálzate! —añadió señalando a Corlys con la porra—. ¡Este artista necesita un modelo!
- ejemplos de modelitos:
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- +18 pincha bajo tu propia responsabilidad:
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Elian
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Re: Ropa interior de Nogseberk [Elian] [Trabajo] [Noche]
Elian parecía seguir afectado por los pasteles, porque no me explicaba otra forma de que hablara tan calmadamente con esta señora. Pero tampoco me iba a quejar, al parecer estaba consiguiendo que no nos hiciera ponernos esa inquietante ropa interior. Pero su discusión sobre lo que hacía él con el cuero que trabajaba estaba llevando por unos derroteros que no me esperaba, porque la señora acabó ordenándome descalzarme para que Elian hiciera algún calzado de calidad y demostrase su valía. Y aunque me sonaba raro lo de ser modelo de nada, parecía la mejor opción de escapar enteros.
- Inmediatamente.- Respondí a la mujer mientras me quitaba una de las botas.- Bueno Elian, a esta mujer se ve que le gustan las cosas bien hechas, no hay más que ver el mobiliario de esta sala, que si le quitas lo perturbador está bastante bien hecho, así que confío en que si de verdad haces una obra de arte podremos irnos sin que tengamos que descubrir la habilidad que tiene con esa porra.
- ¿Qué farfulláis vosotros dos?
- Nada, solo le comentaba a Elian que esperaba que si hace su gran obra, consideres apropiado dejar que nos vayamos para poder completar el encargo que nos han hecho. Después de todo, un artista necesita financiación para poder sobrevivir y crear su próxima gran obra.
Minerva se me quedó mirando fijamente durante unos segundos que se me hicieron eternos.
- Por supuesto, no se le pueden poner puertas al arte.- Suspiré de alivio al escuchar que podríamos escapar y no acabaríamos convertidos en maniquís vivientes.- Pero no os iréis de aquí salvo que demuestre de lo que es capaz. Si con tanto remendar ha olvidado lo que es la creatividad, seguirá repitiéndolo hasta que lo haga.
- Ah, bien. Pues ya sabes Elian. Así, sin presiones.
Entre tanto se asomó la cabeza de Aryz que parecía estar impacientándose ante la espera.
- ¿Por qué estáis tardando tanto?
- No te preocupes, es que Minerva ha insistido en que tu tío demuestre sus habilidades.ç
- ¿Eh? ¿Qué habilidades? ¿Tiene algo que ver con lo del órgano que decías antes?- Dijo con un tono demasiado resabiado para mi gusto.
- No, no tiene nada que ver con tocar el órgano. Pero quiere ver que tal trabaja el cuero.- Ahora que lo decía en voz alta, me empezaba a dar cuenta que diciendo esto no estaba mejorando demasiado las ideas que se podía hacer el dragón, y que ni tocar el órgano ni trabajar el cuero se alejaban demasiado de lo que realmente estaban haciendo allí abajo.
- Inmediatamente.- Respondí a la mujer mientras me quitaba una de las botas.- Bueno Elian, a esta mujer se ve que le gustan las cosas bien hechas, no hay más que ver el mobiliario de esta sala, que si le quitas lo perturbador está bastante bien hecho, así que confío en que si de verdad haces una obra de arte podremos irnos sin que tengamos que descubrir la habilidad que tiene con esa porra.
- ¿Qué farfulláis vosotros dos?
- Nada, solo le comentaba a Elian que esperaba que si hace su gran obra, consideres apropiado dejar que nos vayamos para poder completar el encargo que nos han hecho. Después de todo, un artista necesita financiación para poder sobrevivir y crear su próxima gran obra.
Minerva se me quedó mirando fijamente durante unos segundos que se me hicieron eternos.
- Por supuesto, no se le pueden poner puertas al arte.- Suspiré de alivio al escuchar que podríamos escapar y no acabaríamos convertidos en maniquís vivientes.- Pero no os iréis de aquí salvo que demuestre de lo que es capaz. Si con tanto remendar ha olvidado lo que es la creatividad, seguirá repitiéndolo hasta que lo haga.
- Ah, bien. Pues ya sabes Elian. Así, sin presiones.
Entre tanto se asomó la cabeza de Aryz que parecía estar impacientándose ante la espera.
- ¿Por qué estáis tardando tanto?
- No te preocupes, es que Minerva ha insistido en que tu tío demuestre sus habilidades.ç
- ¿Eh? ¿Qué habilidades? ¿Tiene algo que ver con lo del órgano que decías antes?- Dijo con un tono demasiado resabiado para mi gusto.
- No, no tiene nada que ver con tocar el órgano. Pero quiere ver que tal trabaja el cuero.- Ahora que lo decía en voz alta, me empezaba a dar cuenta que diciendo esto no estaba mejorando demasiado las ideas que se podía hacer el dragón, y que ni tocar el órgano ni trabajar el cuero se alejaban demasiado de lo que realmente estaban haciendo allí abajo.
Corlys Glokta
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Re: Ropa interior de Nogseberk [Elian] [Trabajo] [Noche]
Elian tomó una de las botas de Corlys como modelo, no sabiendo muy bien qué hacer a continuación. Algo le dijo el hombre acerca de las cosas bien hechas, pero todo lo que le pasó a él por la cabeza fue que aquella bota había conocido mejores tiempos.
Pobre bota, debía de haber sido una vida muy sufrida la suya. Sin duda, merecía un buen trato para variar. Con un poco de ayuda, podría ser la bota más linda de su manada de botas. ¿Rebaño? ¿Bandada? No, hombre, si las botas no vuelan.
—Eso es —dijo Minerva colocándose a su lado—. Contempla la bota, analiza sus perfiles, redúcela a sus más básicas líneas y deja volar tu imaginación a partir de ahí.
Elian cerró los ojos y dejó que su mente vagara, como cuando le daba por tallar figurillas de madera. Solo que, en aquella ocasión, su mente no se contentó con enviarle algunas imágenes al azar, sino que, de repente, se encontró volando por la estepa con la luz del ocaso brillando en el horizonte. Bueno, lo cierto es que no podía verse el cuerpo como para saber si estaba volando, pero definitivamente avanzaba a gran velocidad, contemplando la estepa desde lo alto.
Un rebaño de yaks salvajes corría por la pradera y Elian, o lo que quiera que fuese ese ente que impersonaba, descendió para correr a su lado. Y descendió, y siguió descendiendo. Corría entre sus poderosas patas, viendo cómo golpeaban el suelo con fuerza, dejando su impronta en la estepa norteña.
—¡Lo tengo! —dijo entonces, volviendo al sótano de Minerva.
—Bueno, pues si va para largo, yo iré a echarme un sueñecito mientras trabajáis el cuero, tocáis el órgano o lo que se os ocurra a los tres, ahí juntitos —dijo Aryz desde lo alto de la escalera.
Pero Elian se sentía tan rabiosamente inspirado que no le prestó atención. Comenzó por arrancarle la suela a la vieja bota que tenía entre las manos, tenía algo mucho mejor en mente para eso.
El taller de Minerva estaba envidiablemente equipado, por lo que no tardó en encontrar lo que necesitaba. La piel de yak era perfecta para el invierno y las pezuñas… Bueno, lo cierto es que nunca había trabajado pezuñas para saber qué tan buenas eran, pero cierto era que se amoldaban a su visión perfectamente, así que agarró la otra bota se deshizo también de la vieja suela.
Nunca supo cuánto tiempo tardó en terminar su obra. A él le pareció apenas un instante, pero lo cierto era que, para cuando terminó, se sentía extrañamente pesado. Tenía la boca pastosa y la mente algo lenta. Si no supiera que solo había bebido una cerveza, y de eso hacía horas, pensaría que estaba sufriendo una resaca.
—Aquí están —dijo finalmente, mostrando el par de botas que había creado. Aunque no supo si se habría oído su voz, con la boca tan seca como la tenía.
----------
OFF: El primer subrayado es para indicar el uso de mi profesión Curtiduría (nivel experto, pero ando un poco drogado) para tratar de convencer a Minerva de que nos deje marchar vivitos y enteros de su sótano.Como solo se acepta el uso de una profesión a la hora de dar puntos, dejaré que sea el master quien decida cuál de los dos usos (este o el anterior de Carpintería) se merece más ese 1-2 pps. Y, bueno, que tampoco sé si esto resolverá la complicación del cuasi-secuestro, eso se lo dejo a Corlys. Edito: Ya que a Corlys le gustaron las botas y decidió comprarlas y, debido a ello, yo recibí los puntos de profesión correspondientes a la fabricación del objeto [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], me parece un poco feo pretender puntuar también aquí con la misma acción, así que me encomendaré por entero a la colaboración carpintera de la primera parte del trabajo.
El segundo subrayado indica el momento en que Elian deja de estar afectado por los efectos de la zarzabrasa. Ahora anda resacoso, como Aryz.
Pobre bota, debía de haber sido una vida muy sufrida la suya. Sin duda, merecía un buen trato para variar. Con un poco de ayuda, podría ser la bota más linda de su manada de botas. ¿Rebaño? ¿Bandada? No, hombre, si las botas no vuelan.
—Eso es —dijo Minerva colocándose a su lado—. Contempla la bota, analiza sus perfiles, redúcela a sus más básicas líneas y deja volar tu imaginación a partir de ahí.
Elian cerró los ojos y dejó que su mente vagara, como cuando le daba por tallar figurillas de madera. Solo que, en aquella ocasión, su mente no se contentó con enviarle algunas imágenes al azar, sino que, de repente, se encontró volando por la estepa con la luz del ocaso brillando en el horizonte. Bueno, lo cierto es que no podía verse el cuerpo como para saber si estaba volando, pero definitivamente avanzaba a gran velocidad, contemplando la estepa desde lo alto.
Un rebaño de yaks salvajes corría por la pradera y Elian, o lo que quiera que fuese ese ente que impersonaba, descendió para correr a su lado. Y descendió, y siguió descendiendo. Corría entre sus poderosas patas, viendo cómo golpeaban el suelo con fuerza, dejando su impronta en la estepa norteña.
—¡Lo tengo! —dijo entonces, volviendo al sótano de Minerva.
—Bueno, pues si va para largo, yo iré a echarme un sueñecito mientras trabajáis el cuero, tocáis el órgano o lo que se os ocurra a los tres, ahí juntitos —dijo Aryz desde lo alto de la escalera.
Pero Elian se sentía tan rabiosamente inspirado que no le prestó atención. Comenzó por arrancarle la suela a la vieja bota que tenía entre las manos, tenía algo mucho mejor en mente para eso.
El taller de Minerva estaba envidiablemente equipado, por lo que no tardó en encontrar lo que necesitaba. La piel de yak era perfecta para el invierno y las pezuñas… Bueno, lo cierto es que nunca había trabajado pezuñas para saber qué tan buenas eran, pero cierto era que se amoldaban a su visión perfectamente, así que agarró la otra bota se deshizo también de la vieja suela.
Nunca supo cuánto tiempo tardó en terminar su obra. A él le pareció apenas un instante, pero lo cierto era que, para cuando terminó, se sentía extrañamente pesado. Tenía la boca pastosa y la mente algo lenta. Si no supiera que solo había bebido una cerveza, y de eso hacía horas, pensaría que estaba sufriendo una resaca.
—Aquí están —dijo finalmente, mostrando el par de botas que había creado. Aunque no supo si se habría oído su voz, con la boca tan seca como la tenía.
- imagen aproximada de las nuevas y mejoradas botas de Corlys:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
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OFF: El primer subrayado es para indicar el uso de mi profesión Curtiduría (nivel experto, pero ando un poco drogado) para tratar de convencer a Minerva de que nos deje marchar vivitos y enteros de su sótano.
El segundo subrayado indica el momento en que Elian deja de estar afectado por los efectos de la zarzabrasa. Ahora anda resacoso, como Aryz.
Última edición por Elian el Miér Sep 14 2022, 18:07, editado 1 vez
Elian
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Re: Ropa interior de Nogseberk [Elian] [Trabajo] [Noche]
Elian se quedó mi bota y empezó a destrozarla, que era cierto que estaba ya gastada por el uso, pero confiaba en que hiciera algo bueno, porque sin suela no parecía que me fuera a servir para regresar, y si volver descalzo ya sonaría mal en el sur, peor sonaba hacerlo en pleno norte.
Aryz comentó algo sobre que si seguíamos haciendo cosas que sonaran mal nos esperaría descansando, y viendo lo que estaba haciendo Elian me empezaba a preguntar si no debería ir a acompañar al chico yo también, porque para estar viendo eso es posible que estuviera alucinando.
- Chaval, vete a descansar tranquilo, que cuando veas lo que está haciendo tu tío de verdad, creo que vas a preferir lo que sea que imaginaras.- «¿Por qué está empezando a parecer una pezuña esa bota?»
Cuando vi el resultado de la obra, me quedé totalmente desconcertado. Sabía que eran botas porque tenían un lugar por donde meter el pie, pero parecía que acababa de amputarle las patas a un yack para hacerlas. Pero frente a mi expresión de desconcierto al ver mis botas convertidas en eso, estaba Minerva mirándolas con una sonrisa de aprobación mientras asentía.
- ¿Ves? Esto si es arte. Has volcado tus sentimientos en esta obra. Aunque no vale con sólo que sean exclusivas, también debe cumplir su función. Al menos la que hayas pensado tu, que lo entienda el resto ya es su problema.- Entonces me señaló con la porra y se me quedó mirando fijamente.- Tu, prueba las botas.
Me apresuré a ponerme las extrañas botas, más por miedo a la señora que porque esperase que eso fuese algo con lo que pudiera andar. Pero al ponérmelas vi que mis prejuicios eran infundados, y que esta cosa de apariencia tan... sacada de la estepa norteña, era tremendamente cómoda.
- Vaya, Elian, no se que te han dado para que tengas este momento de genialidad, pero son una maravilla.- No estaba seguro de que fuese algo que pudiera llevar por una ciudad por si me tomaban por un loco, pero me sentía capacitado para subir cualquier montaña con estas botas.
- Anda, si hasta has conseguido que sea arte apreciado. Tienes futuro como artista, deberías dedicarte a esto y dejarte de remendar.- Suspiró y abrió la puerta.- Y como os dije podéis iros. No se le pueden poner barreras al arte, y no será en esta casa donde rompamos esa norma.
- Muchas gracias. Pero mejor si nos vamos yendo.- Prefería estar ya fuera de esa casa antes de que decidiera cambiar de idea, o se le ocurriera que Elian era un artista, pero el dragón y yo no cumplíamos los requisitos necesarios.- Aryz, ven ya para aquí que nos vamos.
Escuché un sonido gutural que me hacía suponer que estaba más dormido que despierto, pero al segundo grito de que viniera pareció captar el mensaje y ponerse en movimiento. Aunque mientras tardaba en llegar me di cuenta que con todo este asunto me había dispersado de nuestro objetivo de la ropa interior extraña.
- Ah, ¿no sabrás nada más del tipo que buscamos, no? Aunque bueno, a una mala también nos serviría si tienes ropa como la que te pidió.- No es que mi primera idea fuera olvidarme del tipo, pero si ni su jefe le quería de vuelta, yo tampoco tenía especiales reparos en olvidarme de él y recuperar solamente la ropa.
Aryz comentó algo sobre que si seguíamos haciendo cosas que sonaran mal nos esperaría descansando, y viendo lo que estaba haciendo Elian me empezaba a preguntar si no debería ir a acompañar al chico yo también, porque para estar viendo eso es posible que estuviera alucinando.
- Chaval, vete a descansar tranquilo, que cuando veas lo que está haciendo tu tío de verdad, creo que vas a preferir lo que sea que imaginaras.- «¿Por qué está empezando a parecer una pezuña esa bota?»
Cuando vi el resultado de la obra, me quedé totalmente desconcertado. Sabía que eran botas porque tenían un lugar por donde meter el pie, pero parecía que acababa de amputarle las patas a un yack para hacerlas. Pero frente a mi expresión de desconcierto al ver mis botas convertidas en eso, estaba Minerva mirándolas con una sonrisa de aprobación mientras asentía.
- ¿Ves? Esto si es arte. Has volcado tus sentimientos en esta obra. Aunque no vale con sólo que sean exclusivas, también debe cumplir su función. Al menos la que hayas pensado tu, que lo entienda el resto ya es su problema.- Entonces me señaló con la porra y se me quedó mirando fijamente.- Tu, prueba las botas.
Me apresuré a ponerme las extrañas botas, más por miedo a la señora que porque esperase que eso fuese algo con lo que pudiera andar. Pero al ponérmelas vi que mis prejuicios eran infundados, y que esta cosa de apariencia tan... sacada de la estepa norteña, era tremendamente cómoda.
- Vaya, Elian, no se que te han dado para que tengas este momento de genialidad, pero son una maravilla.- No estaba seguro de que fuese algo que pudiera llevar por una ciudad por si me tomaban por un loco, pero me sentía capacitado para subir cualquier montaña con estas botas.
- Anda, si hasta has conseguido que sea arte apreciado. Tienes futuro como artista, deberías dedicarte a esto y dejarte de remendar.- Suspiró y abrió la puerta.- Y como os dije podéis iros. No se le pueden poner barreras al arte, y no será en esta casa donde rompamos esa norma.
- Muchas gracias. Pero mejor si nos vamos yendo.- Prefería estar ya fuera de esa casa antes de que decidiera cambiar de idea, o se le ocurriera que Elian era un artista, pero el dragón y yo no cumplíamos los requisitos necesarios.- Aryz, ven ya para aquí que nos vamos.
Escuché un sonido gutural que me hacía suponer que estaba más dormido que despierto, pero al segundo grito de que viniera pareció captar el mensaje y ponerse en movimiento. Aunque mientras tardaba en llegar me di cuenta que con todo este asunto me había dispersado de nuestro objetivo de la ropa interior extraña.
- Ah, ¿no sabrás nada más del tipo que buscamos, no? Aunque bueno, a una mala también nos serviría si tienes ropa como la que te pidió.- No es que mi primera idea fuera olvidarme del tipo, pero si ni su jefe le quería de vuelta, yo tampoco tenía especiales reparos en olvidarme de él y recuperar solamente la ropa.
-------------------------------------
Hemos comentado que las extrañas botas que hace Elian serían unas Botas de Njord que en teoría me regala, pero en la práctica la compro por su precio de materiales (120 aeros).
Subrayado el fin de la complicación, Minerva nos libera después de la demostración de Elian.
Y última tirada del aniversario
Corlys Glokta
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Re: Ropa interior de Nogseberk [Elian] [Trabajo] [Noche]
El miembro 'Corlys Glokta' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: Ropa interior de Nogseberk [Elian] [Trabajo] [Noche]
De repente, Elian no se sentía tan seguro de su creación, aunque Minerva parecía realmente satisfecha. Miró expectante a Corlys mientras se ponía las botas y casi suspiró aliviado al ver que al hombre le gustaban. Respondió a la alabanza con un encogimiento de hombros.
—Supongo que estaba inspirado.
Fue en ese momento que se dio cuenta de que esa tensión que sentía en la barriga no eran nervios, sino sus tripas advirtiéndole de que se lo harían pagar al amanecer. Lo que no entendía era qué, si solo había tomado una cerveza.
Un momento, ¿qué era eso que había dicho Corlys? “No sé qué te han dado”. Elian consideró detenidamente a Minerva mientras ésta se encaminaba hacia la puerta del taller, pero empezaba a dolerle la cabeza y desistió enseguida. En fin, cosas de artistas.
Mientras Corlys preguntaba por el tipo que buscaban (¿Tipo?, ¿qué tipo? ¡Ah, sí, el comerciante!), Aryz descendió unas pocas escaleras, abrió mucho los ojos y volvió a ascenderlas, sin darles la espalda, mientras murmuraba atropelladamente:
—Esto… ya os espero en la salida.
Minerva, por su parte, inspiró lentamente por la nariz, antes de cruzar el taller para retirarle la mordaza a uno de los tipos que allí posaban. Un momento, ¿de dónde habían salido esos tipos y qué había sido de los maniquíes?
—Perro, habla —ordenó la diseñadora.
—Guau, guauuu —dijo el tipo.
Luego, sacó la lengua y comenzó a hiperventilar, mientras meneaba el trasero de lado a lado. Minerva suspiró de nuevo, antes de mencionar una única palabra con tono plano y desapasionado:
—Zezengorri.
Como por encanto, el hombre abandonó la mirada de cachorrito para dirigir su atención hacia Corlys y Elian y, con total normalidad, dijo:
—Yo me quedo aquí. Por mí, podéis decirle a mi socio que he muerto. Su pedido está ahí mismo.
Señaló con la barbilla un paquete cerrado, junto a la mesa de trabajo que, esa noche, había visto la llegada de unas exclusivas botas de diseño. Mientras Elian iba a recogerlo, le pareció ver que Minerva sonreía al tal Carl con algo parecido a la ternura por un instante. Justo antes de golpearlo con la porra en pleno pecho.
—¡A tu puesto! —ordenó.
Y a Elian casi se le cayó el paquete de las manos de la impresión. ¿Qué rayos estaba ocurriendo en aquel sótano?
—Bueno, que nosotros ya nos íbamos, ¿no, Corlys? Un placer, Señora, Caballeros.
Sin esperar respuesta, subió las escaleras de dos en dos y avanzó por el pasillo hasta la puerta de la casa, que un Aryz visiblemente impaciente ya sostenía abierta.
—Supongo que estaba inspirado.
Fue en ese momento que se dio cuenta de que esa tensión que sentía en la barriga no eran nervios, sino sus tripas advirtiéndole de que se lo harían pagar al amanecer. Lo que no entendía era qué, si solo había tomado una cerveza.
Un momento, ¿qué era eso que había dicho Corlys? “No sé qué te han dado”. Elian consideró detenidamente a Minerva mientras ésta se encaminaba hacia la puerta del taller, pero empezaba a dolerle la cabeza y desistió enseguida. En fin, cosas de artistas.
Mientras Corlys preguntaba por el tipo que buscaban (¿Tipo?, ¿qué tipo? ¡Ah, sí, el comerciante!), Aryz descendió unas pocas escaleras, abrió mucho los ojos y volvió a ascenderlas, sin darles la espalda, mientras murmuraba atropelladamente:
—Esto… ya os espero en la salida.
Minerva, por su parte, inspiró lentamente por la nariz, antes de cruzar el taller para retirarle la mordaza a uno de los tipos que allí posaban. Un momento, ¿de dónde habían salido esos tipos y qué había sido de los maniquíes?
—Perro, habla —ordenó la diseñadora.
—Guau, guauuu —dijo el tipo.
Luego, sacó la lengua y comenzó a hiperventilar, mientras meneaba el trasero de lado a lado. Minerva suspiró de nuevo, antes de mencionar una única palabra con tono plano y desapasionado:
—Zezengorri.
Como por encanto, el hombre abandonó la mirada de cachorrito para dirigir su atención hacia Corlys y Elian y, con total normalidad, dijo:
—Yo me quedo aquí. Por mí, podéis decirle a mi socio que he muerto. Su pedido está ahí mismo.
Señaló con la barbilla un paquete cerrado, junto a la mesa de trabajo que, esa noche, había visto la llegada de unas exclusivas botas de diseño. Mientras Elian iba a recogerlo, le pareció ver que Minerva sonreía al tal Carl con algo parecido a la ternura por un instante. Justo antes de golpearlo con la porra en pleno pecho.
—¡A tu puesto! —ordenó.
Y a Elian casi se le cayó el paquete de las manos de la impresión. ¿Qué rayos estaba ocurriendo en aquel sótano?
—Bueno, que nosotros ya nos íbamos, ¿no, Corlys? Un placer, Señora, Caballeros.
Sin esperar respuesta, subió las escaleras de dos en dos y avanzó por el pasillo hasta la puerta de la casa, que un Aryz visiblemente impaciente ya sostenía abierta.
Elian
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