Una sombra sobre Lunargenta [Privado] [CERRADO]
Página 2 de 2. • Comparte
Página 2 de 2. • 1, 2
Re: Una sombra sobre Lunargenta [Privado] [CERRADO]
Bueno, y así es como un tipo que no se consideraba un héroe y ejercía el oficio de mercenario, se quedaba atrás para cubrir el avance de sus compañeros. Sin cobrar una maldita moneda en el proceso.
Ah, la vida estaba llena de ironías.
- Nos vemos en un rato-, comentó con optimismo.
«Si no me matan antes», pensó con la filosofía contraria.
Pero, bueno, durante la guerra la conversación estaba sobrevalorada. Digamos que toda acción, o palabra innecesaria, que te pudiera distraer de los verdaderos peligros era demasiado mortal para ser deseable.
Ahora es cuando dirán que Vincent habla mucho cuando combate. Pues… Sí que es cierto… Pero Vincent controla, es un profesional, no lo hagan en casa.
El brujo usó el resto de sus bolas de fuego para mantener a raya a los enemigos mientras sus compañeros avanzaban y los elfos del perímetro se encargaban de los que conseguían llegar al suelo.
Ay, pero todo lo bueno se acababa en la vida, y tras gastar todos sus proyectiles su situación se complicaba. Había utilizado todos sus proyectiles y ahora sólo le quedaba para combatir una exigua cantidad de artefactos y habilidades.
El impresionante poder contenido dentro de su espada de fuego, su otra espada, dagas, su excelente técnica marcial, así como los cortes de aire que podía hacer con su arma y magia, un dragón de fuego y demás cosas que podían matar o ayudar a matar.
El mercenario estaba contra la espada y la pared con tantos recursos a su alcance para salir airoso de ello.
Bromas aparte, nuestro querido isleño se decidió por la técnica de corte a distancia para acabar con el mayor número de dragones antes de que pudieran tomar contacto con el suelo. Y tras un rato de combate aparecieron en la entrada refuerzos por parte de los elfos
Podría comentar qué dijeron los recién llegados al bueno de Vinc, pero nuestro mercenario más famoso sólo entendió la mitad de lo que dijo. Lo cual le hizo pensar que la excusa para acercarse a Níniel, conocer más de la cultura élfica, debería hacerlo más a menudo. Luego pensó en otra cosa y estuvo seguro de que tampoco iba tan despacio con las lecciones de idioma.
Todo tenía su momento y lugar. Así que siguió concentrado en el combate que tenía con los dragones. Pues lo que había entendido a medias es que los mandaba su líder a luchar.
No obstante, al menos podía imaginar con certeza que sus amigos habían llegado al lugar adecuado. A dónde quería llegar aquel líder de los elfos, pues, de otro modo, no habría debilitado su posición mandando sus hombres a otro lugar.
Tras un gran destello, que Vincent percibió de refilón a pesar de estar de espaldas a la entrada del castillo, los elfos comenzaron a vitorear, pues aquella luz fue la señal de que los demás habían logrado su propósito y también la seña para que los dragones abandonaran el combate.
En definitiva, la señal de la victoria de unos y la derrota de otros, que supuso el final de aquella batalla. Un combate contra gente, al menos para él, con motivos desconocidos.
Pero las razones de los dragones por ahora le eran indiferentes. Habían ganado y él debía reencontrarse con sus amigos. Las explicaciones ya llegarían.
- ¿Y cuál es nuestro siguiente objetivo? Si no es mucha indiscreción-, comentó, sin dirigir su mirada hacia ningún elfo en concreto, cuando entró en la sala y escuchó a Niniel dar las directrices solicitadas por la anciana.
Tenía curiosidad, pero tampoco iba a forzar a nadie a explicarse. No tan pronto, al menos. Tenían heridos y eso era prioritario. Había vivido lo suficiente para saber que, a veces, la hospitalidad solamente era un modo de encierro.
De momento, los elfos habían demostrado que eran personas necesitadas y no habían sido hostiles con ellos. La situación con los dragones, defensiva, aunque había que saber por qué los atacaron y cuáles eran sus motivos para conocer la historia. Pero, no era menos cierto que los necesitaban a ellos por el núcleo de la esfera de Chimar.
- Yo no soy experto en curas, pero en más de una batalla he estado y sé tratar con heridos. Si me dicen dónde puedo ayudar más, allí estaré-, comentó, pese a lo que había razonado.
Los elfos no se habían mostrado hostiles contra ellos, ni contra la ciudad humana, así que los seguiría ayudando. Simplemente, que mal mercenario sería, o, peor aún, adulto, si confiara a ciegas en toda persona que le necesitara para sus propios intereses.
El tiempo le diría qué tipo de personas eran, más allá de su lógico interés en salvar su tierra flotante.
Ah, la vida estaba llena de ironías.
- Nos vemos en un rato-, comentó con optimismo.
«Si no me matan antes», pensó con la filosofía contraria.
Pero, bueno, durante la guerra la conversación estaba sobrevalorada. Digamos que toda acción, o palabra innecesaria, que te pudiera distraer de los verdaderos peligros era demasiado mortal para ser deseable.
Ahora es cuando dirán que Vincent habla mucho cuando combate. Pues… Sí que es cierto… Pero Vincent controla, es un profesional, no lo hagan en casa.
El brujo usó el resto de sus bolas de fuego para mantener a raya a los enemigos mientras sus compañeros avanzaban y los elfos del perímetro se encargaban de los que conseguían llegar al suelo.
Ay, pero todo lo bueno se acababa en la vida, y tras gastar todos sus proyectiles su situación se complicaba. Había utilizado todos sus proyectiles y ahora sólo le quedaba para combatir una exigua cantidad de artefactos y habilidades.
El impresionante poder contenido dentro de su espada de fuego, su otra espada, dagas, su excelente técnica marcial, así como los cortes de aire que podía hacer con su arma y magia, un dragón de fuego y demás cosas que podían matar o ayudar a matar.
El mercenario estaba contra la espada y la pared con tantos recursos a su alcance para salir airoso de ello.
Bromas aparte, nuestro querido isleño se decidió por la técnica de corte a distancia para acabar con el mayor número de dragones antes de que pudieran tomar contacto con el suelo. Y tras un rato de combate aparecieron en la entrada refuerzos por parte de los elfos
Podría comentar qué dijeron los recién llegados al bueno de Vinc, pero nuestro mercenario más famoso sólo entendió la mitad de lo que dijo. Lo cual le hizo pensar que la excusa para acercarse a Níniel, conocer más de la cultura élfica, debería hacerlo más a menudo. Luego pensó en otra cosa y estuvo seguro de que tampoco iba tan despacio con las lecciones de idioma.
Todo tenía su momento y lugar. Así que siguió concentrado en el combate que tenía con los dragones. Pues lo que había entendido a medias es que los mandaba su líder a luchar.
No obstante, al menos podía imaginar con certeza que sus amigos habían llegado al lugar adecuado. A dónde quería llegar aquel líder de los elfos, pues, de otro modo, no habría debilitado su posición mandando sus hombres a otro lugar.
Tras un gran destello, que Vincent percibió de refilón a pesar de estar de espaldas a la entrada del castillo, los elfos comenzaron a vitorear, pues aquella luz fue la señal de que los demás habían logrado su propósito y también la seña para que los dragones abandonaran el combate.
En definitiva, la señal de la victoria de unos y la derrota de otros, que supuso el final de aquella batalla. Un combate contra gente, al menos para él, con motivos desconocidos.
Pero las razones de los dragones por ahora le eran indiferentes. Habían ganado y él debía reencontrarse con sus amigos. Las explicaciones ya llegarían.
- ¿Y cuál es nuestro siguiente objetivo? Si no es mucha indiscreción-, comentó, sin dirigir su mirada hacia ningún elfo en concreto, cuando entró en la sala y escuchó a Niniel dar las directrices solicitadas por la anciana.
Tenía curiosidad, pero tampoco iba a forzar a nadie a explicarse. No tan pronto, al menos. Tenían heridos y eso era prioritario. Había vivido lo suficiente para saber que, a veces, la hospitalidad solamente era un modo de encierro.
De momento, los elfos habían demostrado que eran personas necesitadas y no habían sido hostiles con ellos. La situación con los dragones, defensiva, aunque había que saber por qué los atacaron y cuáles eran sus motivos para conocer la historia. Pero, no era menos cierto que los necesitaban a ellos por el núcleo de la esfera de Chimar.
- Yo no soy experto en curas, pero en más de una batalla he estado y sé tratar con heridos. Si me dicen dónde puedo ayudar más, allí estaré-, comentó, pese a lo que había razonado.
Los elfos no se habían mostrado hostiles contra ellos, ni contra la ciudad humana, así que los seguiría ayudando. Simplemente, que mal mercenario sería, o, peor aún, adulto, si confiara a ciegas en toda persona que le necesitara para sus propios intereses.
El tiempo le diría qué tipo de personas eran, más allá de su lógico interés en salvar su tierra flotante.
Vincent Calhoun
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 975
Nivel de PJ : : 9
Re: Una sombra sobre Lunargenta [Privado] [CERRADO]
En medio de la batalla, justo cuando las fuerzas de los defensores empezaban a verse sobrepasadas, una intensa luz que provenía de la vidriera tras el gran portón funciono como señal de victoria para los elfos, el cristal ahora estaba lleno de vida y los atacantes comenzaron su huida y muchos de ellos no lograrían escapar de la furia élfica que ellos mismos provocaron.
-Victoria...- Expreso Al'theas en un suspiro, había muchas preguntas en su cabeza que tendrían que esperar, a su alrededor había muchos elfos heridos con los que había luchado codo con codo ese día, y aunque el caballero esmeralda no era ningún curandero poseía ciertas habilidades mágicas con las que podría aliviar a los mas graves con la esperanza de darles tiempo que sanadores expertos como la Alta Encantadora Níniel tuviera tiempo de realizar sus milagros.
Mientras Al'theas se encargaba de hacer lo que podía, no podía parar de preguntarse quienes eran aquellos draconidos, porque atacaron y que pretendían, y si las intenciones de este lugar era únicamente ermitañas... también se pregunto si habría algún enemigo capturado al que pudieran interrogar...
Momentos después, Níniel apareció en escena, realizando su labor como sanadora, el elfo pensó n acercarse a ella para preguntarle si podía ayudarla en algo mas o preguntarle si se había perdido alguna novedad, pero en ese momento uno de los guardias llamado Lathander se acerco para informarle de que tendrían habitaciones en las que hospedarse, aparentemente sin darle a opción a rechazar la oferta... por lo que lo siguió hasta dicha habitación.
Aquel lugar era acogedor, el guardia le mostro brevemente la habitación y no tardo en marcharse para continuar sus labores. Y por supuesto Al'theas no iba a quedarse de brazos cruzados allí, por lo que decidió salir y comenzar a explorar el lugar, observando las manchas de sangre de cuerpos apartados aun decorando los pasillos. El elfo no hizo ningún esfuerzo por ser sigiloso, pero tampoco intentaba llamar la atención, hasta que una sala llamo su atención. Era una especie de biblioteca a juzgar por la gran cantidad de libros que albergaba, muchos de ellos tirados por el suelo, y cuando fue a recoger uno... este le llamo particularmente la atención, hablaba sobre portales, otros mundos mas allá del velo astral, no era un libro de fabulas o gestas, si no uno que pretendía ser científico, y podía leerlo en perfecto elfico, pero lo que mas cogió por sorpresa fue el nombre del autor... "Thronduil Tinarandel"... el nombre de su abuelo.
-¡¿Que?!...- Escapo de sus labios completamente sorprendido ¿que hacia aquí en un lugar como este y tan alejado de Aerandir un libro escrito por su abuelo? ¿y desde cuando había sido un estudioso de este tipo de cosas? ¿acaso vivió aquí antes de la gran guerra en Aerandir? miles de preguntas se formaron en su cabeza en ese mismo momento, y no tardo en tomar asiento en una silla de apariencia cristalina, material que imperaba en toda la biblioteca... y comenzó a leer todo lo que podía de ese libro.
-Victoria...- Expreso Al'theas en un suspiro, había muchas preguntas en su cabeza que tendrían que esperar, a su alrededor había muchos elfos heridos con los que había luchado codo con codo ese día, y aunque el caballero esmeralda no era ningún curandero poseía ciertas habilidades mágicas con las que podría aliviar a los mas graves con la esperanza de darles tiempo que sanadores expertos como la Alta Encantadora Níniel tuviera tiempo de realizar sus milagros.
Mientras Al'theas se encargaba de hacer lo que podía, no podía parar de preguntarse quienes eran aquellos draconidos, porque atacaron y que pretendían, y si las intenciones de este lugar era únicamente ermitañas... también se pregunto si habría algún enemigo capturado al que pudieran interrogar...
Momentos después, Níniel apareció en escena, realizando su labor como sanadora, el elfo pensó n acercarse a ella para preguntarle si podía ayudarla en algo mas o preguntarle si se había perdido alguna novedad, pero en ese momento uno de los guardias llamado Lathander se acerco para informarle de que tendrían habitaciones en las que hospedarse, aparentemente sin darle a opción a rechazar la oferta... por lo que lo siguió hasta dicha habitación.
Aquel lugar era acogedor, el guardia le mostro brevemente la habitación y no tardo en marcharse para continuar sus labores. Y por supuesto Al'theas no iba a quedarse de brazos cruzados allí, por lo que decidió salir y comenzar a explorar el lugar, observando las manchas de sangre de cuerpos apartados aun decorando los pasillos. El elfo no hizo ningún esfuerzo por ser sigiloso, pero tampoco intentaba llamar la atención, hasta que una sala llamo su atención. Era una especie de biblioteca a juzgar por la gran cantidad de libros que albergaba, muchos de ellos tirados por el suelo, y cuando fue a recoger uno... este le llamo particularmente la atención, hablaba sobre portales, otros mundos mas allá del velo astral, no era un libro de fabulas o gestas, si no uno que pretendía ser científico, y podía leerlo en perfecto elfico, pero lo que mas cogió por sorpresa fue el nombre del autor... "Thronduil Tinarandel"... el nombre de su abuelo.
-¡¿Que?!...- Escapo de sus labios completamente sorprendido ¿que hacia aquí en un lugar como este y tan alejado de Aerandir un libro escrito por su abuelo? ¿y desde cuando había sido un estudioso de este tipo de cosas? ¿acaso vivió aquí antes de la gran guerra en Aerandir? miles de preguntas se formaron en su cabeza en ese mismo momento, y no tardo en tomar asiento en una silla de apariencia cristalina, material que imperaba en toda la biblioteca... y comenzó a leer todo lo que podía de ese libro.
Al'theas Tinarandel
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 143
Nivel de PJ : : 1
Re: Una sombra sobre Lunargenta [Privado] [CERRADO]
Valeria estuvo a punto de caerse de la ventana cuando la pequeña esfera llegó a su destino y la sala se iluminó con un fuerte destello de luz. Logró agarrarse a tiempo y apretó con fuerza los párpados, donde brillaba la silueta de una mujer alada, por alguna razón. La imagen no se había difuminado del todo cuando, aún parpadeando para tratar de reacomodar la vista, descendió y se reunió con el grupo que se había acercado ante la huida de los atacantes.
Por lo visto, no todo había salido como los elfos esperaban y Valeria buscó con la mirada a Zero mientras redirigía su éter hacia las fundas ocultas bajo su camisa, esperando el primer grito de «¡bruja!» o, bueno, su equivalente élfico con el que se sentía bastante familiarizada gracias a Siva Ojosverdes. Para su sorpresa, nadie la acusó de haberle hecho algo a la esfera, sino que todas las miradas se dirigieron a Níniel cuando la tal Edelgost decidió hacerle caso a ella en lugar de al resto.
—Cifrado genético, claro —murmuró Zero—. La Esfera ha sobrescrito la programación original.
—¿La program… qué?
—Al transplantar el cerebro de la Esfera al interior del castillo, éste ha sustituido al original, moribundo. Y como el cerebro de la Esfera obedecía a la señorita Níniel…
—Sí, ya entiendo —interrumpió Valeria, más bien para que el chico se callara, ya que estaba empezando a atraer miradas.
La idea central estaba bastante clara, en cualquier caso, aunque eso de transplantar cerebros como si fueran avlomas daba un poco de repelús. No tanto como darse cuenta de que, una vez más, habían sido «invitados» a permanecer en el castillo lo quisieran o no. Vincent preguntó entonces por el siguiente objetivo y Valeria no esperó a la traducción.
—«El barco que se mueve bajo el agua», supongo —le respondió.
—Hemos cambiado de rumbo —confirmó Zero—, el castillo se mueve hacia el mar.
Cuando les ofrecieron habitaciones para descansar, Valeria sugirió a Zero que marchara con Al’theas y el tal Lathander. Quizá podría ir componiendo un mapa del lugar en esa cabecita bio-cibernética suya. Ella, por su parte, se ofreció para atender a los heridos junto con Níniel y Vincent.
—Tengo experiencia en medicina de combate y preparación de remedios —explicó, mientras abría la bolsa donde guardaba su equipo básico—. Y supongo que querrán reservar el éte… los milagros para los heridos más graves.
La anciana elfa asintió tras un momento de cavilación y le dijo algo en élfico a una de sus acompañantes, que se despegó de ella para acercarse a Valeria. Su actitud no era particularmente hostil, pero llevaba tantas armas encima que resultaba difícil no sentirse intimidada.
Su misión, sin embargo, no parecía la de vigilar a la intrusa, sino la de hacer de intermediaria. Algo que se puso de manifiesto cuando Valeria se agachó junto a uno de los heridos, una mujer con quemaduras en el brazo. La arquera se tensó al verla acercarse, pero la otra elfa le dijo algo de lo que Valeria solo entendió una palabra que se parecía a «curandera» y, tras un instante de duda, le ofreció el brazo herido.
—Calhoun —llamó Valeria—, ¿me ayudas a quitarle el brazalete? El cuero debe de estar rozándole esa quemadura en la muñeca…
----------
OFF: Perdón por la tardanza, no pensé que había pasado tanto tiempo.
Como entre los efectos pasivos para el castillo, Níniel eligió el del Nexo para transportarse a las viviendas de los habitantes, aprovecho para dejar por aquí enlace a mi casita (incluye también el taller), para que sepáis que tenéis acceso. Eso sí, está cerquita de Beltrexus, así que si tenéis orejitas picudas, no os extrañéis si os miran raro al salir de la propiedad:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Por lo visto, no todo había salido como los elfos esperaban y Valeria buscó con la mirada a Zero mientras redirigía su éter hacia las fundas ocultas bajo su camisa, esperando el primer grito de «¡bruja!» o, bueno, su equivalente élfico con el que se sentía bastante familiarizada gracias a Siva Ojosverdes. Para su sorpresa, nadie la acusó de haberle hecho algo a la esfera, sino que todas las miradas se dirigieron a Níniel cuando la tal Edelgost decidió hacerle caso a ella en lugar de al resto.
—Cifrado genético, claro —murmuró Zero—. La Esfera ha sobrescrito la programación original.
—¿La program… qué?
—Al transplantar el cerebro de la Esfera al interior del castillo, éste ha sustituido al original, moribundo. Y como el cerebro de la Esfera obedecía a la señorita Níniel…
—Sí, ya entiendo —interrumpió Valeria, más bien para que el chico se callara, ya que estaba empezando a atraer miradas.
La idea central estaba bastante clara, en cualquier caso, aunque eso de transplantar cerebros como si fueran avlomas daba un poco de repelús. No tanto como darse cuenta de que, una vez más, habían sido «invitados» a permanecer en el castillo lo quisieran o no. Vincent preguntó entonces por el siguiente objetivo y Valeria no esperó a la traducción.
—«El barco que se mueve bajo el agua», supongo —le respondió.
—Hemos cambiado de rumbo —confirmó Zero—, el castillo se mueve hacia el mar.
Cuando les ofrecieron habitaciones para descansar, Valeria sugirió a Zero que marchara con Al’theas y el tal Lathander. Quizá podría ir componiendo un mapa del lugar en esa cabecita bio-cibernética suya. Ella, por su parte, se ofreció para atender a los heridos junto con Níniel y Vincent.
—Tengo experiencia en medicina de combate y preparación de remedios —explicó, mientras abría la bolsa donde guardaba su equipo básico—. Y supongo que querrán reservar el éte… los milagros para los heridos más graves.
La anciana elfa asintió tras un momento de cavilación y le dijo algo en élfico a una de sus acompañantes, que se despegó de ella para acercarse a Valeria. Su actitud no era particularmente hostil, pero llevaba tantas armas encima que resultaba difícil no sentirse intimidada.
Su misión, sin embargo, no parecía la de vigilar a la intrusa, sino la de hacer de intermediaria. Algo que se puso de manifiesto cuando Valeria se agachó junto a uno de los heridos, una mujer con quemaduras en el brazo. La arquera se tensó al verla acercarse, pero la otra elfa le dijo algo de lo que Valeria solo entendió una palabra que se parecía a «curandera» y, tras un instante de duda, le ofreció el brazo herido.
—Calhoun —llamó Valeria—, ¿me ayudas a quitarle el brazalete? El cuero debe de estar rozándole esa quemadura en la muñeca…
----------
OFF: Perdón por la tardanza, no pensé que había pasado tanto tiempo.
Como entre los efectos pasivos para el castillo, Níniel eligió el del Nexo para transportarse a las viviendas de los habitantes, aprovecho para dejar por aquí enlace a mi casita (incluye también el taller), para que sepáis que tenéis acceso. Eso sí, está cerquita de Beltrexus, así que si tenéis orejitas picudas, no os extrañéis si os miran raro al salir de la propiedad:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Reike
Admin
Admin
Cantidad de envíos : : 1879
Nivel de PJ : : 5
Re: Una sombra sobre Lunargenta [Privado] [CERRADO]
A pesar de lo virulento del ataque, los daños a aquel jardín élfico en el cielo no habían sido considerables. El estilo de lucha defensivo de los elfos y el rápido avance de los enemigos hacia su objetivo había limitado los daños a unos pocos desperfectos materiales y algunos heridos, que gracias a la capacidad innata de curación de los hijos del bosque ya estaban tratándose a sí mismos o entre ellos. Solo aquellos con heridas de mayor gravedad necesitaron de los cuidados de los brujos, y muchos menos de las sacerdotisas. En cuanto los cuerpos de los dragones fueron retirados, algo que se llevó a cabo con gran celeridad, ya que su presencia resultaba ofensiva para la pureza y belleza del lugar, fue casi como si nunca se hubiese producido un ataque. Al menos a simple vista. Incluso algunos árboles y plantas parcialmente quemados fueron rápidamente sanados por unos elfos con máscaras que Níniel señaló como Aedas, cantores de árboles.
Por supuesto pasar de vivir aislados a tener entre ellos a tanta gente nueva, incluyendo a brujos, una chica gato y a un extraño niño-no niño, causaba bastante revuelo e incluso recelo, pero con varios de ellos, incluida la propia líder del lugar y algunos de sus mejores guerreros, asegurándoles que eran amigos y aliados, pronto los recién llegados verían como dicho recelo comenzaba a tornarse en curiosidad. Algunos mostraban interés por sus ropas, otros parecían encontrar divertidas sus pequeñas orejitas redondas, y sonreían al mirarlas y luego tocarse las suyas propias. Pasado un tiempo, incluso Catherine se vio rodeada por un pequeño grupo de niños que la miraban con sus ojos brillando de la emoción, aunque la felina no lo estaba tanto.
-De no haber sido por vuestra ayuda esta estampa habría sido muy diferente ahora. Nuevamente os agradezco vuestra ayuda, sin duda providencial, y de más de una manera.- La anciana sacerdotisa sonrió, hizo un par de gestos y delegó las tareas faltantes a su nieto antes de invitar a los visitantes de nuevo al interior, donde una vez reunidos todos, y tras esperar a que se sirviera un refrigerio, se dispuso a responder a sus preguntas.
-Ya sabéis, según he oído, que nuestro hogar se elevó a los cielos hace más o menos mi años. Lo hicimos para alejarnos del conflicto con los brujos, aunque no solo por ellos. El mundo estaba cambiando, y hacia algo que no nos gustaba. Por eso decidimos, alejarnos. Aquí tenemos todo lo que necesitamos, lejos de la superficie y sus problemas...Eso pensábamos entonces, ahora creo que nos equivocamos, que me equivoqué.- La anciana hizo una pausa pensativa. Catherine enarcó una ceja cayendo en la cuenta de que aquella pasa arrugada estaba admitiendo tener más de mil años. Níniel también parecía encontrarlo poco común, pero no sorprendente.
-Aunque lejos, Edelgost tiene sus formas de observar la superficie. He visto algunas cosas en estos mil años. Muchas nos dieron la razón...otras todo lo contrario. La última guerra contra esos...invasores de otro mundo fue sin duda un punto de inflexión. Me hizo creer que hay cosas por las que merece la pena luchar, incluso por las que merece la pena dejar atrás el pasado. Los grandes dragones lo sabían...En ese momento decidí poner Edelgost de nuevo al servicio de Árbol madre y ayudar. Pero nuestro primer encuentro con los invasores fue también el último. Su extraña magia dañó gravemente nuestro cristal madre. Logramos vencer a duras penas pero, como habéis visto, no estábamos en condiciones de seguir luchando.- Una nueva pausa, algo parecía pesar en el corazón de la anciana. - No. Eso es lo que me he dicho a mi misma todo este tiempo. Realmente... tuve miedo de perderlo todo. Volví a alejar mi hogar de todo, y seguramente lo hubiese mantenido así de no haberse agravado el estado del gran cristal.- Parecía avergonzarse de esa decisión.
-No es una decisión sencilla de tomar. La responsabilidad del liderazgo de todo un clan es una carga muy pesada.- Dijo Níniel.
-Tu madre te ha enseñado bien. Conocí a la madre de tu abuela, Ashelia. Me alegra ver que hay cosas que no cambian, y que las Thenidiel continúan siendo unas sanadoras prodigiosas, y con criterio.-
-En realidad Ashelia era mi abuela. Agradezco sus palabras. Yo también espero que mis habilidades y actos honren al clan y su legado.-
La anciana asintió. -Y eso nos lleva al día de hoy. Dos elfos, dos brujos, y dos miembros de razas a las que no puedo poner nombre ayudando a unos desconocidos elfos aislacionistas que hasta donde sabían podrían estar robándoles. Salvándoles de unos enemigos que no conocen y luchando una lucha que no es la suya...- Su segundo punto de inflexión.
-Lo que nos lleva a la recompensa prometida y, ya que estamos, a decirnos quien rayos eran esos tipos escupe fuego. Por las ganas que os tienen parece que les debéis dinero o algo así...- Verbalizó la felina, una pregunta que ya habían verbalizado antes algunos de los allí presentes y que aún esperaba respuesta. La anciana asintió nuevamente.
-."Los colmillos de Kahvozein". El cristal madre que habéis ayudado a salvar hoy fue un regalo de los grandes dragones. Su sangre cristalizada, ni más ni menos, o eso dice la historia. Sea cierto o no, los dragones que nos atacaron forman parte de un grupo que cree que así es, lo cual lo convierte en la reliquia más sagrada imaginable para ellos. Poco les importa si los grandes dragones se lo entregaron a los elfos miles de años antes de haber creado a los semi-dragones, y mucho menos que dependamos completamente de él. Son los elegidos, y les pertenece.- Estaba claro que encontraba esa idea risible -Llevan milenios exigiéndola, incluso trataron de robarla hace dos mil años...Por suerte el consejo de Dundarak tomó cartas en el asunto. Cuando el castillo se elevó pensamos que también quedaron atrás sus absurdas pretensiones, pero desde que el cristal fue dañado no es la primera vez que logran rastrearnos.- Negó con la cabeza lentamente .- Era de esperar que no desaprovecharían nuestro momento de mayor debilidad para intentarlo de nuevo. Seguro que lo harán de nuevo, y si yo fuera de ellos lo haría cuando estemos recuperando el corazón que nos falta.-
-¿Es hacia donde nos dirigimos? ¿A buscar otro núcleo?- Aprovecho para preguntar Níniel.
-¿Nucleo? No es mal nombre. Si. El cristal está ya recuperado, pero hemos localizado un segundo...núcleo que no solo nos permitirá dejarlo como nuevo, si no incluso volverlo más poderoso que antes. Sabemos que se encuentra en un...no conozco la palabra en común...Un barco que está bajo el agua...pero no hundido, puede, o podía, moverse bajo el agua. No conozco los detalles.- De repente la Sabia pareció cansada.
-Ummm, lo lamento. Muchas emociones en un solo día. A veces se me olvida que ya no estoy en mis ochocientos...- Se permitió una sonrisa y miró a la peliblanca. -Me gustaría que nos ayudaseis a recuperarlo. A rechazar a esos dragones y...Luego hablaremos de Edelgost... y su futuro...Ahora necesito descansar.- Dijo levantándose con cierta dificultad, ayudada por una de aquellas guerreras tan bien armadas. Se despidió del grupo y les dejó solos con toda aquella información para digerir.
-Esa vieja no es ninguna tonta. Ha respondido a lo que le interesa, pero a la hora de hablar dela recompensa se hace la cansada...-
OFF: Partiré la trama en dos, por lo que esta es la última ronda de esta primera parte. Se mantiene el permiso para explorar Edelgost, comentar entre pjs lo que se quiera, especialmente sobre la nueva información recibida. Si necesitáis alguna info puedo responder por Discord. En la segunda parte iremos a por el segundo núcleo.
Por supuesto pasar de vivir aislados a tener entre ellos a tanta gente nueva, incluyendo a brujos, una chica gato y a un extraño niño-no niño, causaba bastante revuelo e incluso recelo, pero con varios de ellos, incluida la propia líder del lugar y algunos de sus mejores guerreros, asegurándoles que eran amigos y aliados, pronto los recién llegados verían como dicho recelo comenzaba a tornarse en curiosidad. Algunos mostraban interés por sus ropas, otros parecían encontrar divertidas sus pequeñas orejitas redondas, y sonreían al mirarlas y luego tocarse las suyas propias. Pasado un tiempo, incluso Catherine se vio rodeada por un pequeño grupo de niños que la miraban con sus ojos brillando de la emoción, aunque la felina no lo estaba tanto.
-De no haber sido por vuestra ayuda esta estampa habría sido muy diferente ahora. Nuevamente os agradezco vuestra ayuda, sin duda providencial, y de más de una manera.- La anciana sacerdotisa sonrió, hizo un par de gestos y delegó las tareas faltantes a su nieto antes de invitar a los visitantes de nuevo al interior, donde una vez reunidos todos, y tras esperar a que se sirviera un refrigerio, se dispuso a responder a sus preguntas.
-Ya sabéis, según he oído, que nuestro hogar se elevó a los cielos hace más o menos mi años. Lo hicimos para alejarnos del conflicto con los brujos, aunque no solo por ellos. El mundo estaba cambiando, y hacia algo que no nos gustaba. Por eso decidimos, alejarnos. Aquí tenemos todo lo que necesitamos, lejos de la superficie y sus problemas...Eso pensábamos entonces, ahora creo que nos equivocamos, que me equivoqué.- La anciana hizo una pausa pensativa. Catherine enarcó una ceja cayendo en la cuenta de que aquella pasa arrugada estaba admitiendo tener más de mil años. Níniel también parecía encontrarlo poco común, pero no sorprendente.
-Aunque lejos, Edelgost tiene sus formas de observar la superficie. He visto algunas cosas en estos mil años. Muchas nos dieron la razón...otras todo lo contrario. La última guerra contra esos...invasores de otro mundo fue sin duda un punto de inflexión. Me hizo creer que hay cosas por las que merece la pena luchar, incluso por las que merece la pena dejar atrás el pasado. Los grandes dragones lo sabían...En ese momento decidí poner Edelgost de nuevo al servicio de Árbol madre y ayudar. Pero nuestro primer encuentro con los invasores fue también el último. Su extraña magia dañó gravemente nuestro cristal madre. Logramos vencer a duras penas pero, como habéis visto, no estábamos en condiciones de seguir luchando.- Una nueva pausa, algo parecía pesar en el corazón de la anciana. - No. Eso es lo que me he dicho a mi misma todo este tiempo. Realmente... tuve miedo de perderlo todo. Volví a alejar mi hogar de todo, y seguramente lo hubiese mantenido así de no haberse agravado el estado del gran cristal.- Parecía avergonzarse de esa decisión.
-No es una decisión sencilla de tomar. La responsabilidad del liderazgo de todo un clan es una carga muy pesada.- Dijo Níniel.
-Tu madre te ha enseñado bien. Conocí a la madre de tu abuela, Ashelia. Me alegra ver que hay cosas que no cambian, y que las Thenidiel continúan siendo unas sanadoras prodigiosas, y con criterio.-
-En realidad Ashelia era mi abuela. Agradezco sus palabras. Yo también espero que mis habilidades y actos honren al clan y su legado.-
La anciana asintió. -Y eso nos lleva al día de hoy. Dos elfos, dos brujos, y dos miembros de razas a las que no puedo poner nombre ayudando a unos desconocidos elfos aislacionistas que hasta donde sabían podrían estar robándoles. Salvándoles de unos enemigos que no conocen y luchando una lucha que no es la suya...- Su segundo punto de inflexión.
-Lo que nos lleva a la recompensa prometida y, ya que estamos, a decirnos quien rayos eran esos tipos escupe fuego. Por las ganas que os tienen parece que les debéis dinero o algo así...- Verbalizó la felina, una pregunta que ya habían verbalizado antes algunos de los allí presentes y que aún esperaba respuesta. La anciana asintió nuevamente.
-."Los colmillos de Kahvozein". El cristal madre que habéis ayudado a salvar hoy fue un regalo de los grandes dragones. Su sangre cristalizada, ni más ni menos, o eso dice la historia. Sea cierto o no, los dragones que nos atacaron forman parte de un grupo que cree que así es, lo cual lo convierte en la reliquia más sagrada imaginable para ellos. Poco les importa si los grandes dragones se lo entregaron a los elfos miles de años antes de haber creado a los semi-dragones, y mucho menos que dependamos completamente de él. Son los elegidos, y les pertenece.- Estaba claro que encontraba esa idea risible -Llevan milenios exigiéndola, incluso trataron de robarla hace dos mil años...Por suerte el consejo de Dundarak tomó cartas en el asunto. Cuando el castillo se elevó pensamos que también quedaron atrás sus absurdas pretensiones, pero desde que el cristal fue dañado no es la primera vez que logran rastrearnos.- Negó con la cabeza lentamente .- Era de esperar que no desaprovecharían nuestro momento de mayor debilidad para intentarlo de nuevo. Seguro que lo harán de nuevo, y si yo fuera de ellos lo haría cuando estemos recuperando el corazón que nos falta.-
-¿Es hacia donde nos dirigimos? ¿A buscar otro núcleo?- Aprovecho para preguntar Níniel.
-¿Nucleo? No es mal nombre. Si. El cristal está ya recuperado, pero hemos localizado un segundo...núcleo que no solo nos permitirá dejarlo como nuevo, si no incluso volverlo más poderoso que antes. Sabemos que se encuentra en un...no conozco la palabra en común...Un barco que está bajo el agua...pero no hundido, puede, o podía, moverse bajo el agua. No conozco los detalles.- De repente la Sabia pareció cansada.
-Ummm, lo lamento. Muchas emociones en un solo día. A veces se me olvida que ya no estoy en mis ochocientos...- Se permitió una sonrisa y miró a la peliblanca. -Me gustaría que nos ayudaseis a recuperarlo. A rechazar a esos dragones y...Luego hablaremos de Edelgost... y su futuro...Ahora necesito descansar.- Dijo levantándose con cierta dificultad, ayudada por una de aquellas guerreras tan bien armadas. Se despidió del grupo y les dejó solos con toda aquella información para digerir.
-Esa vieja no es ninguna tonta. Ha respondido a lo que le interesa, pero a la hora de hablar dela recompensa se hace la cansada...-
OFF: Partiré la trama en dos, por lo que esta es la última ronda de esta primera parte. Se mantiene el permiso para explorar Edelgost, comentar entre pjs lo que se quiera, especialmente sobre la nueva información recibida. Si necesitáis alguna info puedo responder por Discord. En la segunda parte iremos a por el segundo núcleo.
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1149
Nivel de PJ : : 10
Re: Una sombra sobre Lunargenta [Privado] [CERRADO]
Ah, no tardó en ser reclamado. Nuestro galante caballero se pondría sus ropajes de héroe, una vez más, y salvaría la situación con un talante afable y predispuesto al recato.
- Claro, sin problema-, comentó, acercándose a dónde se encontraba Reike. - Has elegido al brujo correcto. Años de experiencia garantizan mis servicios-, siguió diciendo, agachándose y apoyando una rodilla en el firme para poder maniobrar con la correa de la protección de la elfa. - En otra cosa no, pero soy experto en desnudar mujeres de todas las especies-, terminó por decir, mientras retiraba el cuero con cuidado.
No, claro que no. ¿Qué recato? Es Vincent, qué esperaban que ocurriese.
Pero, no se preocupen, aquello no creó una disputa doméstica porque tuvo la decencia de decirlo lo suficientemente bajo para que no sólo media sala pudiera escucharlo, sino también Níniel.
En serio. Que es Vincent Calhoun.
En cualquier caso, ser un descarado tenía sus ventajas. Todos sabían cuando este mercenario idiota estaba de bromas o cuando no. Y por certeras y realistas que fueran sus palabras, y por experto ilusionista de la ropa ajena femenina fuese, después de todo sí conocemos al bueno de Vinc.
Al menos la gente que la conoce. Puede que la elfa herida no le partiera la cabeza porque igual no tenía el brazo para muchas historias. Más, en fin, el riesgo valía la pena, sacar unos colores rojizos al personal demostraba que hasta una dama guerrera podía ruborizarse cuando el tipo que tenía enfrente lograba superar toda expectativa de imbecilidad.
De todos modos, su trabajo de retirador de brazaletes de cuero había terminado. Realizada su loable hazaña, que pasaría a la historia como el día en el que un brujo dio vergüenza ajena en tres frases, podría concretarse en otros menesteres. En un principio ayudar a más gente al increíble estilo Calhoun, pero, después de escuchar a la anciana que hablaba con Níniel.
Digamos que la curiosidad lobuna del brujo se había activado en toda su potencia. ¿Aprender más de los elfos, de mano de una sabia de aquel castillo flotante? Dónde había que firmar. Si hacía falta apostar todo el dinero de una persona ajena, lo haría.
- Aquellos invasores no tuvieron mucha consideración por los habitantes de este mundo-, comentó de pasada, tras acercarse a las mujeres. - Aunque, debo añadir que de aquello ha pasado mucho tiempo. Para los elfos un suspiro, pero no tan poco para el resto, es impresionante que la energía del cristal aguantara tanto tiempo pese a acabar dañado-, añadió.
Oh, sí. Mercenario, malandrín, herrero y también arcanista. Que nadie olvide su pasión por la magia y artes arcanas. Aquel cristal era una pieza de estudio para cualquiera con un mínimo de amor por la magia.
- Curiosa historia. Nunca escuché de esos colmillos-, añadió, como último dato, pero sin decir nada más para no interrumpir más a la señora.
Para él la historia tenía dos lados, el lógico y obvio, saber más de aquellos elfos del castillo volante y sus enemigos, y otro que tenía que ver más con su trabajo. Como hombre de armas, conocía un número extenso de grupos, compañías mercenarias y aquel grupo no le sonaba de absolutamente nada. Era totalmente nuevo para él. Aunque, de todos modos, siempre existían grupos secretos capaces de mantenerse en el anonimato.
Con aquella lucha personal con, precisamente, los elfos del castillo volador, también totalmente desconocidos para él de antemano, quedaba claro que aquellos dos grupos habían mantenido una disputa secreta. Y los medios económicos, que habrían usado los Colmillos de Kahvozein para financiarse durante todo este tiempo, eran del todo opacos.
- Tranquila, Cath, con todo el tiempo que llevan aislados, seguramente tengan que conseguir nuevos ingredientes para hornear nuevas galletas. Ten un poco de paciencia-, bromeó, respeto a las ganas de cobrar de cierta fémina. - Bueno, ha sido interesante. No solamente por conocer toda esta parte de la historia perdida, sino también por saber que ando envuelto en una guerra milenaria. Esto lo ha vuelto más curioso que la mayoría de las veces que he tenido que luchar. Y si hay que recuperar otro cristal, será mejor que termine de ayudar con los heridos y descanse un poco. Un brujo cansado es tan útil como una gata hambrienta-, comentó, echándole una mano a la mujer bestia. - Si me disculpan, me pondré a ello-, terminó por decir, cuál despedida.
Los Colmillos de Kahvozein. Al menos ya sabía el nombre de los tipos con los que había luchado y que, con toda probabilidad, a los que tendría que volver a patearles el culo. Y que por muchos viajes que hubiera hecho a lo largo de su vida, siempre quedaban nuevas historias que conocer.
- Claro, sin problema-, comentó, acercándose a dónde se encontraba Reike. - Has elegido al brujo correcto. Años de experiencia garantizan mis servicios-, siguió diciendo, agachándose y apoyando una rodilla en el firme para poder maniobrar con la correa de la protección de la elfa. - En otra cosa no, pero soy experto en desnudar mujeres de todas las especies-, terminó por decir, mientras retiraba el cuero con cuidado.
No, claro que no. ¿Qué recato? Es Vincent, qué esperaban que ocurriese.
Pero, no se preocupen, aquello no creó una disputa doméstica porque tuvo la decencia de decirlo lo suficientemente bajo para que no sólo media sala pudiera escucharlo, sino también Níniel.
En serio. Que es Vincent Calhoun.
En cualquier caso, ser un descarado tenía sus ventajas. Todos sabían cuando este mercenario idiota estaba de bromas o cuando no. Y por certeras y realistas que fueran sus palabras, y por experto ilusionista de la ropa ajena femenina fuese, después de todo sí conocemos al bueno de Vinc.
Al menos la gente que la conoce. Puede que la elfa herida no le partiera la cabeza porque igual no tenía el brazo para muchas historias. Más, en fin, el riesgo valía la pena, sacar unos colores rojizos al personal demostraba que hasta una dama guerrera podía ruborizarse cuando el tipo que tenía enfrente lograba superar toda expectativa de imbecilidad.
De todos modos, su trabajo de retirador de brazaletes de cuero había terminado. Realizada su loable hazaña, que pasaría a la historia como el día en el que un brujo dio vergüenza ajena en tres frases, podría concretarse en otros menesteres. En un principio ayudar a más gente al increíble estilo Calhoun, pero, después de escuchar a la anciana que hablaba con Níniel.
Digamos que la curiosidad lobuna del brujo se había activado en toda su potencia. ¿Aprender más de los elfos, de mano de una sabia de aquel castillo flotante? Dónde había que firmar. Si hacía falta apostar todo el dinero de una persona ajena, lo haría.
- Aquellos invasores no tuvieron mucha consideración por los habitantes de este mundo-, comentó de pasada, tras acercarse a las mujeres. - Aunque, debo añadir que de aquello ha pasado mucho tiempo. Para los elfos un suspiro, pero no tan poco para el resto, es impresionante que la energía del cristal aguantara tanto tiempo pese a acabar dañado-, añadió.
Oh, sí. Mercenario, malandrín, herrero y también arcanista. Que nadie olvide su pasión por la magia y artes arcanas. Aquel cristal era una pieza de estudio para cualquiera con un mínimo de amor por la magia.
- Curiosa historia. Nunca escuché de esos colmillos-, añadió, como último dato, pero sin decir nada más para no interrumpir más a la señora.
Para él la historia tenía dos lados, el lógico y obvio, saber más de aquellos elfos del castillo volante y sus enemigos, y otro que tenía que ver más con su trabajo. Como hombre de armas, conocía un número extenso de grupos, compañías mercenarias y aquel grupo no le sonaba de absolutamente nada. Era totalmente nuevo para él. Aunque, de todos modos, siempre existían grupos secretos capaces de mantenerse en el anonimato.
Con aquella lucha personal con, precisamente, los elfos del castillo volador, también totalmente desconocidos para él de antemano, quedaba claro que aquellos dos grupos habían mantenido una disputa secreta. Y los medios económicos, que habrían usado los Colmillos de Kahvozein para financiarse durante todo este tiempo, eran del todo opacos.
- Tranquila, Cath, con todo el tiempo que llevan aislados, seguramente tengan que conseguir nuevos ingredientes para hornear nuevas galletas. Ten un poco de paciencia-, bromeó, respeto a las ganas de cobrar de cierta fémina. - Bueno, ha sido interesante. No solamente por conocer toda esta parte de la historia perdida, sino también por saber que ando envuelto en una guerra milenaria. Esto lo ha vuelto más curioso que la mayoría de las veces que he tenido que luchar. Y si hay que recuperar otro cristal, será mejor que termine de ayudar con los heridos y descanse un poco. Un brujo cansado es tan útil como una gata hambrienta-, comentó, echándole una mano a la mujer bestia. - Si me disculpan, me pondré a ello-, terminó por decir, cuál despedida.
Los Colmillos de Kahvozein. Al menos ya sabía el nombre de los tipos con los que había luchado y que, con toda probabilidad, a los que tendría que volver a patearles el culo. Y que por muchos viajes que hubiera hecho a lo largo de su vida, siempre quedaban nuevas historias que conocer.
Vincent Calhoun
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 975
Nivel de PJ : : 9
Re: Una sombra sobre Lunargenta [Privado] [CERRADO]
Al'theas se había quedado absorto en aquel particular libro, y con cada pagina que leía quedaba mas y mas sorprendido ante las revelaciones que descubría. Resulta que durante la guerra, su abuelo Thronduil Tinarandel había tenido una estrecha relación con los elfos de esta isla flotante, desarrollaron en conjunto experimentos en los que se entremezclaban la magia y la tecnología proveniente de los invasores de la Tierra. Aquel interés respondía a una necesidad de crear una defensa bélica contra los invasores y sus maquinas. Al final, la guerra había terminado antes de que se pudiera terminar aquella defensa... pero Thronduil temía que el enemigo pudiera volver, y decidió cambiar la naturaleza de su proyecto de la defensa al ataque, creando un portal con el que pudiera realizar invasiones a otros mundos de la misma forma que lo hacían los invasores de la Tierra, y quizás llevar la guerra a ese mundo y ponerle fin.
Sin embargo las cosas no salieron como estaban previstas. Si bien el portal funciono, Thronduil y un grupo de sus mejores caballeros esmeraldas atravesaron el portal de forma accidental, arrastrados por este y se cerro de forma imprevista, y nunca mas se supo de Thronduil o de ninguno de sus caballeros, y lo que quedaron atrás jamás lograron hacerlo funcionar a pesar de los intentos ni tampoco fue posible saber noticias de ninguno de ellos. El propio Thronduil advirtió que esta podría ser una posibilidad, y que si esto ocurriera, pidió que se les informara de su muerte y de sus aliados a sus seres queridos para no darles falsas esperanzas de un retorno que podría no llegar nunca.
-N-no puede ser... esto significa entonces... ¿que mi abuelo podría estar vivo?...- Fue lo primero que pensó Al'theas al leer el libro.
Sin embargo ya se había distraído leyendo demasiado tiempo, los demás aun no aparecían por ninguna parte, pero no estaba muy dispuesto a separarse de aquel libro todavía no era ningún ladrón, pero sentía que debía quedarse con aquel libro para investigarlo en otro momento, así que lo guardo en su talega y se dispuso a salir en busca de los demás.
Para cuando Al'theas se reúne con los demás, la elfa mayor con la que están hablando menciona la existencia de un segundo núcleo para la isla, y todo parece indicar que tocara moverse de nuevo pronto.
-Así que... esto aun no ha terminado ¿eh?- Se dirige particularmente hacia la Alta Encantadora Níniel, para a continuación agregar... -He encontrado este libro... por lo visto perteneció a mi abuelo... me gustaría que le echaras un ojo... a ver que opinas...-
Al'theas no era un usuario de hechizos, pero Níniel además de serlo, su cultura podría servir de ayuda con respecto al contenido de aquel libro, ya que explicaba metodologías, tecnología, magia, e incluso localizaciones de los experimentos que se realizaron para engendrar dicha tecnología mágica y el lugar donde se supone que se alzo.
Quizás no fuera el momento mas oportuno, pero para el Elfo era importante, y quizás fuese mejor tener esta información en cuenta por si se topaban con otras pistas relacionadas ahora que parecía que les tocaría buscar e investigar mas de esta particular tecnología durante su búsqueda del segundo núcleo.
Sin embargo las cosas no salieron como estaban previstas. Si bien el portal funciono, Thronduil y un grupo de sus mejores caballeros esmeraldas atravesaron el portal de forma accidental, arrastrados por este y se cerro de forma imprevista, y nunca mas se supo de Thronduil o de ninguno de sus caballeros, y lo que quedaron atrás jamás lograron hacerlo funcionar a pesar de los intentos ni tampoco fue posible saber noticias de ninguno de ellos. El propio Thronduil advirtió que esta podría ser una posibilidad, y que si esto ocurriera, pidió que se les informara de su muerte y de sus aliados a sus seres queridos para no darles falsas esperanzas de un retorno que podría no llegar nunca.
-N-no puede ser... esto significa entonces... ¿que mi abuelo podría estar vivo?...- Fue lo primero que pensó Al'theas al leer el libro.
Sin embargo ya se había distraído leyendo demasiado tiempo, los demás aun no aparecían por ninguna parte, pero no estaba muy dispuesto a separarse de aquel libro todavía no era ningún ladrón, pero sentía que debía quedarse con aquel libro para investigarlo en otro momento, así que lo guardo en su talega y se dispuso a salir en busca de los demás.
Para cuando Al'theas se reúne con los demás, la elfa mayor con la que están hablando menciona la existencia de un segundo núcleo para la isla, y todo parece indicar que tocara moverse de nuevo pronto.
-Así que... esto aun no ha terminado ¿eh?- Se dirige particularmente hacia la Alta Encantadora Níniel, para a continuación agregar... -He encontrado este libro... por lo visto perteneció a mi abuelo... me gustaría que le echaras un ojo... a ver que opinas...-
Al'theas no era un usuario de hechizos, pero Níniel además de serlo, su cultura podría servir de ayuda con respecto al contenido de aquel libro, ya que explicaba metodologías, tecnología, magia, e incluso localizaciones de los experimentos que se realizaron para engendrar dicha tecnología mágica y el lugar donde se supone que se alzo.
Quizás no fuera el momento mas oportuno, pero para el Elfo era importante, y quizás fuese mejor tener esta información en cuenta por si se topaban con otras pistas relacionadas ahora que parecía que les tocaría buscar e investigar mas de esta particular tecnología durante su búsqueda del segundo núcleo.
Al'theas Tinarandel
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 143
Nivel de PJ : : 1
Re: Una sombra sobre Lunargenta [Privado] [CERRADO]
Ante la inevitable broma de Vincent, Valeria no pudo evitar una media sonrisa al recordar cierta noche en un invernadero. Sin embargo, la quemadura de la arquera era un tanto más grave que aquellas otras, por lo que no tardó en verse inmersa de nuevo en sus labores de cuidado.
Como suele ocurrir cuando una está concentrada, el tiempo pasó sin que apenas se diera cuenta y, con él, se produjo un notable cambio en el ambiente. No solo en el aire, que se sentía más húmedo que a su llegada, sino en la actitud de los habitantes del castillo en el cielo, que no se apartaban con el recelo inicial.
Cuando Zero regresó, encontró a Valeria contemplando absorta la labor de los cantores de árboles. Los chiquillos que, hasta hacía un momento, habían rodeado a la bruja desde una distancia prudencial mostraron mucha menos timidez con el muchacho, que vio su avance truncado hasta que la anciana sacerdotisa hizo acto de aparición. Había llegado el momento de las explicaciones.
La historia de la anciana habría sonado a leyenda de no haberse encontrado físicamente en aquel castillo flotante, de no haber contemplado su arcaica arquitectura ni escuchado el extraño dialecto de sus habitantes. Y de no haberle causado un escalofrío al recordar la invasión de Árbol Madre.
Otro dato se abrió paso hasta la mente de Valeria después de aquello: «¿Su abuela estaba viva hace mil años?». No por primera vez, se preguntó qué edad tendría Níniel. Los elfos siempre parecían mucho más jóvenes, pero… «Se ve que a Calhoun también le gustan mayores?». Aquella idea le hizo sonreír, a pesar de las circunstancias. La sonrisa se borró en cuanto salió el tema del segundo núcleo.
—¿Un submarino? —dijo Zero y, al instante, su expresión volvió a mostrarse ausente mientras murmuraba—: Yo tenía un…
El recuerdo pareció resbalar de la mente del muchacho como tantos otros y la frase quedó en el aire, pero la palabra «submarino» despertó en Valeria un recuerdo muy diferente. La organización ha sido desmantelada tras la neutralización de Exos, decía la comunicación. El submarino se encuentra inactivo y lejos de la costa. Sin el agente Z9-42 para activarlo, no supone un peligro para la población.
«Z9-42». Ese era el “nombre” que los bio-cibernéticos de la Base habían dado a Zero. La organización, los Mirmidones, era el grupo que Zero había fundado para detener al misterioso Exos. La Base se había comprometido a encargarse de él (o ella, o ello, quién sabía si se trataba siquiera de una persona) cuando interceptaron a Zero y “retocaron” su mente como quien poda un arbusto.
La parte del submarino, sin embargo, había sido un misterio para Valeria. Hasta ahora, al menos. ¿Un barco que se mueve bajo el agua? ¿Qué posibilidades había de que hubiera más de uno? Y, si se trataba del mismo, ¿qué ocurriría si Zero llegaba hasta él?
—¡Claro que ayudaremos! —dijo Zero ante la petición de la anciana—. ¿Verdad, señorita Reike?
Valeria asintió, ausente. ¿Acaso tenía forma de bajarse de aquel castillo antes de que llegara a su destino? Pero le preocupaba aquel destino, más que esos Colmillos de Kahvozein, fueran quienes fueran.
¿Debía compartir su preocupación con sus compañeros? Níniel estaba ocupada con el otro elfo, Al’theas, que se había sacado un libro de a saber donde. Y Vincent… probablemente soltaría un par de bromas para distraerla. La gata parecía tener la confianza de Níniel, pero si bien Valeria apreciaba su estilo directo, no parecía la más adecuada para un asunto tan delicado. Y Zero no dejaba de ser un niño.
Sería mejor esperar a ver cómo se desarrollaban los acontecimientos.
—¿Me enseñas dónde nos han alojado? —le dijo a Zero, camuflando su preocupación con un gesto de cansancio—. Creo que me vendría bien ese refrigerio que nos prometieron.
----------
OFF: Pues nos vemos en la segunda parte. Un placer ^^
Como suele ocurrir cuando una está concentrada, el tiempo pasó sin que apenas se diera cuenta y, con él, se produjo un notable cambio en el ambiente. No solo en el aire, que se sentía más húmedo que a su llegada, sino en la actitud de los habitantes del castillo en el cielo, que no se apartaban con el recelo inicial.
Cuando Zero regresó, encontró a Valeria contemplando absorta la labor de los cantores de árboles. Los chiquillos que, hasta hacía un momento, habían rodeado a la bruja desde una distancia prudencial mostraron mucha menos timidez con el muchacho, que vio su avance truncado hasta que la anciana sacerdotisa hizo acto de aparición. Había llegado el momento de las explicaciones.
La historia de la anciana habría sonado a leyenda de no haberse encontrado físicamente en aquel castillo flotante, de no haber contemplado su arcaica arquitectura ni escuchado el extraño dialecto de sus habitantes. Y de no haberle causado un escalofrío al recordar la invasión de Árbol Madre.
Otro dato se abrió paso hasta la mente de Valeria después de aquello: «¿Su abuela estaba viva hace mil años?». No por primera vez, se preguntó qué edad tendría Níniel. Los elfos siempre parecían mucho más jóvenes, pero… «Se ve que a Calhoun también le gustan mayores?». Aquella idea le hizo sonreír, a pesar de las circunstancias. La sonrisa se borró en cuanto salió el tema del segundo núcleo.
—¿Un submarino? —dijo Zero y, al instante, su expresión volvió a mostrarse ausente mientras murmuraba—: Yo tenía un…
El recuerdo pareció resbalar de la mente del muchacho como tantos otros y la frase quedó en el aire, pero la palabra «submarino» despertó en Valeria un recuerdo muy diferente. La organización ha sido desmantelada tras la neutralización de Exos, decía la comunicación. El submarino se encuentra inactivo y lejos de la costa. Sin el agente Z9-42 para activarlo, no supone un peligro para la población.
«Z9-42». Ese era el “nombre” que los bio-cibernéticos de la Base habían dado a Zero. La organización, los Mirmidones, era el grupo que Zero había fundado para detener al misterioso Exos. La Base se había comprometido a encargarse de él (o ella, o ello, quién sabía si se trataba siquiera de una persona) cuando interceptaron a Zero y “retocaron” su mente como quien poda un arbusto.
La parte del submarino, sin embargo, había sido un misterio para Valeria. Hasta ahora, al menos. ¿Un barco que se mueve bajo el agua? ¿Qué posibilidades había de que hubiera más de uno? Y, si se trataba del mismo, ¿qué ocurriría si Zero llegaba hasta él?
—¡Claro que ayudaremos! —dijo Zero ante la petición de la anciana—. ¿Verdad, señorita Reike?
Valeria asintió, ausente. ¿Acaso tenía forma de bajarse de aquel castillo antes de que llegara a su destino? Pero le preocupaba aquel destino, más que esos Colmillos de Kahvozein, fueran quienes fueran.
¿Debía compartir su preocupación con sus compañeros? Níniel estaba ocupada con el otro elfo, Al’theas, que se había sacado un libro de a saber donde. Y Vincent… probablemente soltaría un par de bromas para distraerla. La gata parecía tener la confianza de Níniel, pero si bien Valeria apreciaba su estilo directo, no parecía la más adecuada para un asunto tan delicado. Y Zero no dejaba de ser un niño.
Sería mejor esperar a ver cómo se desarrollaban los acontecimientos.
—¿Me enseñas dónde nos han alojado? —le dijo a Zero, camuflando su preocupación con un gesto de cansancio—. Creo que me vendría bien ese refrigerio que nos prometieron.
----------
OFF: Pues nos vemos en la segunda parte. Un placer ^^
Reike
Admin
Admin
Cantidad de envíos : : 1879
Nivel de PJ : : 5
Re: Una sombra sobre Lunargenta [Privado] [CERRADO]
Sellito administrativo
Me paso a dejar constancia de que este tema ha sido supervisado por un master y los beneficios asociados aprobados por la administración.
A falta de concluir la segunda parte de la trama, dejo por aquí el listado de los beneficios mencionados hasta el momento:
–Un Castillo Pequeño, junto con una Base y una Fortaleza como módulos añadidos, a nombre de Níniel. Su compra ya fue aprobada en el Mercado.
–Beneficio pasivo 1: Entre las nubes: La base (en este caso, el castillo) está posada sobre una serie de estructuras mágicas que le permiten elevarse en el aire y mantenerse suspendida por tiempo indefinido.
–Beneficio pasivo 2: Barrera protectora: El lugar está rodeado por una poderosa barrera mágica que impide el paso, excepto para los habitantes y los que tengan autorización de estos (salvo casos especiales -y justificados- en temas mastereados).
–Objeto para los habitantes 1:
–A falta de finalizar la trama, parece que los habitantes (quienes tienen derecho a reclamar el objeto mencionado) serán Níniel Thenidiel, Catherine Brie, Vincent Calhoun, Al'theas Tinarandel y Reike (Zero no cuenta a efectos de inventario). Indicádmelo en un off en la siguiente parte de la trama si me equivoco. En cualquier caso, como dueña del Castillo, Níniel tiene el derecho de extender su hospitalidad (y anillos) a otros PJs sin que sea necesaria intervención por parte del staff.
- Otros beneficios adquiridos que aún no se han mencionado on rol:
- –Beneficio pasivo 3: Nexo: La base dispondrá de portales fijos (pueden activarse o desactivarse) que la conectan con las otras casas, bases y talleres de sus habitantes para un rápido transporte.
–Objeto para los habitantes 2: Comunicador de bolsillo: [Artilugio, 2 usos] Disco metálico que permite establecer comunicación con otros habitantes de la base/castillo. Colocado sobre la palma de la mano frente al portador, proyecta, durante unos pocos minutos, una imagen a escala de la otra persona, además de transmitir su voz para una conversación en tiempo real. La batería mágica dura un máximo de dos rondas (sumando todos los usos).
Como nota final, los beneficios elegidos solo podrán cambiarse una única vez (cada uno) en otro tema mastereado. Sin embargo, ya que la trama aún está abierta, sería posible cambiar de idea hasta el cierre de la misma (conservando el derecho a un cambio posterior). De ser el caso, indicádmelo en un off en el siguiente tema.
*No se han entregado puntos de experiencia en este tema, deberéis solicitarlos por la vía habitual.
Fehu
Master
Master
Cantidad de envíos : : 1561
Nivel de PJ : : 0
Página 2 de 2. • 1, 2
Temas similares
» ¡Arde, Lunargenta! [Int. Libre] [3/3] [Cerrado]
» [Guerra en Lunargenta][Privado] Capitulo II - El Primero [Cerrado]
» Una sombra sin nombre. [Privado, Iltharion +18]
» [Guerra de Lunargenta][Libre][3/3] Exención [Cerrado]
» Las noches que quedan hasta llegar a Lunargenta [Privado]
» [Guerra en Lunargenta][Privado] Capitulo II - El Primero [Cerrado]
» Una sombra sin nombre. [Privado, Iltharion +18]
» [Guerra de Lunargenta][Libre][3/3] Exención [Cerrado]
» Las noches que quedan hasta llegar a Lunargenta [Privado]
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 16:30 por Iori Li
» El retorno del vampiro [Evento Sacrestic]
Hoy a las 14:43 por Eilydh
» Laboratorio Harker [Alquimia+Ingeniería]
Ayer a las 19:13 por Zelas Hazelmere
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Ayer a las 16:18 por Mina Harker
» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
Ayer a las 05:53 por Lukas
» La Procesión de los Skógargandr [Evento Samhain (Halloween)]
Mar Nov 19 2024, 22:49 por Eltrant Tale
» Entre Sombras y Acero [LIBRE][NOCHE]
Mar Nov 19 2024, 22:42 por Cohen
» [Zona de culto] Altar de las Runas de los Baldíos
Lun Nov 18 2024, 12:29 por Tyr
» Susurros desde el pasado | Amice H.
Lun Nov 18 2024, 04:12 por Amice M. Hidalgo
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Sáb Nov 16 2024, 21:38 por Tyr
» Enjoy the Silence 4.0 {Élite]
Miér Nov 13 2024, 20:01 por Nana
» Vampiros, Gomejos, piernas para qué las tengo. [Privado]
Mar Nov 12 2024, 04:51 por Tyr
» Derecho Aerandiano [Libre]
Dom Nov 10 2024, 13:36 por Tyr
» Propaganda Peligrosa - Priv. Zagreus - (Trabajo / Noche)
Vie Nov 08 2024, 18:40 por Lukas
» Lamentos de un corazón congelado [Libre 3/3]
Vie Nov 08 2024, 01:19 por Tyr