The fire of a campfire — [Privado Destino]
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The fire of a campfire — [Privado Destino]
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Este lugar místico estaba cubierto de hojas rojas, que habían perdido su vitalidad debido a la sequedad del ambiente. A medida que avanzaba, podía escuchar el suave crujir de las hojas bajo sus pies y el esporádico sonido de los animales que se movían a su alrededor.
Sin embargo, Deston no podía disfrutar plenamente de la belleza del bosque, ya que llevaba varios días sin dormir y su cansancio se hacía cada vez más evidente. Arrastraba su cuerpo fatigado, luchando contra el sueño que lo acosaba. Su única meta en ese momento era encontrar un lugar adecuado para descansar y reponer fuerzas.
— Solo aguanta un poco màs — Se decia a si mismo, mientras caminaba.
Con su equipaje a cuestas, Deston buscaba desesperadamente troncos secos para encender una fogata. Sabía que necesitaba cocinar un poco de carne de puerco que había guardado para alimentarse. Cada paso que daba era un esfuerzo,.
Finalmente, encontró un claro en el bosque, lo suficientemente amplio como para establecer su campamento. Reunió los troncos que había recolectado y, con la ayuda de un poco de pólvora, encendió el fuego utilizando una roca como chispa. Con cada chispa que saltaba, el fuego cobraba vida, crepitando y creciendo lentamente.
Deston observaba maravillado cómo la fogata tomaba forma, iluminando el claro con su cálido resplandor. El calor reconfortante del fuego envolvía su cuerpo, aliviando su fatiga y brindándole un momento de tranquilidad en medio de la penumbra del bosque.
— Si hubiera sacado la grasa del cerdo seria mas delicioso — Un serpenteo salio de su boca, dejando mostrar aquella pársel larga que tenia Deston.
Mientras la carne de puerco se cocinaba lentamente sobre las llamas, Deston se recostó junto al fuego, dejando que su cuerpo se relajara y su mente se alejara de las preocupaciones diarias.
Mientras saboreaba su comida, observaba el humo que se elevaba en espirales hacia el cielo oscuro. Sin embargo, una preocupación inquietaba su mente, temiendo que el humo pudiera atraer visitas no deseadas.
— Espero que este humo no llame la atención de nadie indeseado. — murmurando para sí mismo
El aroma de la carne asada llenaba el aire, envolviendo a Deston en una deliciosa tentación. — ¿Será que estoy siendo demasiado imprudente al encender esta fogata? — Frunciendo el ceño.
Disfrutaba de su comida mientras sus colmillos desgarraban suavemente la carne del puerco en cada bocado. El sabor jugoso y ahumado llenaba su boca, satisfaciendo su apetito y brindándole energía renovada.
Aunque estaba inmerso en su comida, Deston no podía evitar levantar la mirada de vez en cuando para observar el humo que se elevaba de la fogata. La preocupación de atraer visitas no deseadas persistía en su mente.
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Re: The fire of a campfire — [Privado Destino]
Encontrar a los objetivos muertos tendría que haber sido una buena noticia, pues algún alma generosa le había ahorrado mucho trabajo al elfo asesino de oscuros cabellos. Sin embargo, aquella estaba lejos de ser la verdad que quisiera haber contemplado. Destino recorrió de prisa los laberínticos pasillos de aquel escondite oculto en las islas de los brujos, que de no ser porque su empleador le había ofrecido un pequeño mapa del escondite, le habría tomado mucho tiempo encontrar los objetivos de su misión.
Tras recorrer de prisa un largo camino pavimentado por cadáveres, Destino llegó a lo que parecía ser el centro de operaciones de lo que quedaba de aquel lugar. Manchas de sangre hechas con manos en las paredes sugerían que alguien había llegado hasta ahí tratando de huir, pero sus esfuerzos habían sido en vano.
Por fortuna, aún no era muy tarde, estaban ahí, el objetivo y el causante de toda esa muerte y devastación. El elfo se recostó de espaldas a la pared acercándose a la puerta para asomarse sigiloso y observar, llevándose una gran sorpresa en el proceso, el bandido que era su objetivo suplicaba por su vida a los pies de la que parecía ser apenas una niña de cabellos azules, la cual no dijo una palabra y sin piedad lo estranguló con una cadena.
Tras asesinarlo, la chica tomó el medallón del bandido y lo guardó en sus bolsillos -Puedes quedarte con el crédito del asesinato, pero si valoras tu vida, deja el medallón- Dijo el elfo mientras entraba a la sala caminando lentamente mientras se mantenía en guardia con una de sus espadas. Aquellas palabras parecieron no tener efecto alguno en la chica que se limitó a sonreír de manera burlesca, aquel pequeño gesto distrajo a Destino hasta que fue demasiado tarde.
Cuando notó que las cadenas de la chica no estaban ya no le quedaba tiempo para reaccionar, uno de los pies del pelinegro fue enredado con la cadena y halado con fuerza hacia un lado para quitarlo de la puerta por donde la jovencita huyó de prisa. Tras estrellarse aparatosamente contra varios objetos que se le vinieron encima, el elfo consiguió ponerse otra vez de pie para iniciar una persecución contra aquella ladrona.
Salió del escondite de los bandidos sin rastro de la chica, aunque sí pudo ver a lo lejos el fuego de una fogata, sin duda parecía un buen lugar para comenzar a buscar. Mientras tanto, la joven de cabellos azules, ocultando sus cadenas con invisibilidad, se acercó a aquel misterioso hombre bestia que había encendido una fogata en el bosque, algo demasiado llamativo para una fugitiva, pero que le podría dar un poco de ventaja si necesitaba tener un rehén.
Incapaz de hablar, la jovencita salió de los arbustos cuyo ruido la habría delatado seguramente. Con las manos en alto en señal de estar indefensa y desarmada, se acercó al hombre bestia, le señaló la fogata y luego se abrazó con gesto de frío, con la intención de preguntar si podría acercarse para calentarse un poco en la imprudente fogata.
[1] Nada que decir pero el offrol se ve bonito. Tras recorrer de prisa un largo camino pavimentado por cadáveres, Destino llegó a lo que parecía ser el centro de operaciones de lo que quedaba de aquel lugar. Manchas de sangre hechas con manos en las paredes sugerían que alguien había llegado hasta ahí tratando de huir, pero sus esfuerzos habían sido en vano.
Por fortuna, aún no era muy tarde, estaban ahí, el objetivo y el causante de toda esa muerte y devastación. El elfo se recostó de espaldas a la pared acercándose a la puerta para asomarse sigiloso y observar, llevándose una gran sorpresa en el proceso, el bandido que era su objetivo suplicaba por su vida a los pies de la que parecía ser apenas una niña de cabellos azules, la cual no dijo una palabra y sin piedad lo estranguló con una cadena.
Tras asesinarlo, la chica tomó el medallón del bandido y lo guardó en sus bolsillos -Puedes quedarte con el crédito del asesinato, pero si valoras tu vida, deja el medallón- Dijo el elfo mientras entraba a la sala caminando lentamente mientras se mantenía en guardia con una de sus espadas. Aquellas palabras parecieron no tener efecto alguno en la chica que se limitó a sonreír de manera burlesca, aquel pequeño gesto distrajo a Destino hasta que fue demasiado tarde.
Cuando notó que las cadenas de la chica no estaban ya no le quedaba tiempo para reaccionar, uno de los pies del pelinegro fue enredado con la cadena y halado con fuerza hacia un lado para quitarlo de la puerta por donde la jovencita huyó de prisa. Tras estrellarse aparatosamente contra varios objetos que se le vinieron encima, el elfo consiguió ponerse otra vez de pie para iniciar una persecución contra aquella ladrona.
Salió del escondite de los bandidos sin rastro de la chica, aunque sí pudo ver a lo lejos el fuego de una fogata, sin duda parecía un buen lugar para comenzar a buscar. Mientras tanto, la joven de cabellos azules, ocultando sus cadenas con invisibilidad, se acercó a aquel misterioso hombre bestia que había encendido una fogata en el bosque, algo demasiado llamativo para una fugitiva, pero que le podría dar un poco de ventaja si necesitaba tener un rehén.
Incapaz de hablar, la jovencita salió de los arbustos cuyo ruido la habría delatado seguramente. Con las manos en alto en señal de estar indefensa y desarmada, se acercó al hombre bestia, le señaló la fogata y luego se abrazó con gesto de frío, con la intención de preguntar si podría acercarse para calentarse un poco en la imprudente fogata.
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Re: The fire of a campfire — [Privado Destino]
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En el corazón de la espesura, el bosque yacía en su tranquila soledad, un santuario de paz en medio de la inquietud del mundo. La fogata, única fuente de luz y calor en la negrura de la noche, quebraba el fuego con un chisporroteo constante.
Las llamas danzaban y se retorcían, lanzando chispas hacia el cielo estrellado. El humo, espeso y gris, se elevaba en espirales hacia los árboles, envolviendo sus copas en un manto de neblina.
Deston, sentado junto al fuego, masticaba un trozo de cerdo asado. El sabor salado y la textura crujiente llenaban su boca con cada bocado. Los sonidos del bosque, los pájaros yendo y viniendo, el crujir de las hojas bajo la brisa, eran su única compañía.
— La proxima cazare un venado, su sabor es mejor que el cerdo —
De repente, un sonido rompió la tranquilidad del bosque: una rama que se quebraba. De entre los arbustos emergió una figura pequeña y frágil, una niña.
Deston se quedó perplejo. ¿Una niña sola en un bosque como este? Su mente, siempre alerta, ya estaba en guardia ante esta situación inusual.
La niña, temblorosa y asustada, hizo un gesto hacia la fogata. Buscaba calor, un refugio contra el frío de la noche. Deston asintió, invitándola a acercarse.
Pero mientras lo hacía, su mano se deslizó hacia el mango de su espada, dejando caer el ropaje del kimono en un movimiento tan suave que pasó desapercibido.
Con una voz clara y curiosa, Deston preguntó: — ¿Por qué una niña está sola en un bosque? — Su tono era calmado, pero sus ojos nunca dejaron de vigilar a la niña. En un mundo tan peligroso, uno nunca podía bajar la guardia, incluso ante la inocencia de una niña.
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Re: The fire of a campfire — [Privado Destino]
Los cabellos azules de la jovencita llovían despreocupadamente sobre su cabello, apenas movidos por las esporádicas ráfagas de viento que le acompañaban en su leve danza. Mostró sus manos en señal de estar desarmada, de momento sus cadenas se mantenían invisibles pero alertas, pues para su corta edad había viajado mucho y conocido a más de un pervertido que quería pasarse de listo a cambio de darle un poco de comida.
No obstante, los hombres bestia, contrario a lo que se pudiera pensar, en muchos casos solían ser menos bestias y más protectores con ella, por lo que aquel enorme lagarto le inspiraba cierta seguridad, no solo porque no parecía querer hacerle daño, sino que además parecía ser lento y torpe, por lo que en caso de problemas lo podía dejar atrás como carnada para distraer a su perseguidor.
La chica escuchó la pregunta y trató de responder, pero ninguna palabra salió de su boca. Se señaló a sí misma, y luego juntando los dedos índice y pulgar los deslizó por sus labios de lado a lado para luego negar con la cabeza, indicando con esto que no podía hablar. Acto seguido se abrazó a sí misma como evidencia del frío que sentía y señaló la fogata de manera interrogante para luego juntar las manos en señal de súplica.
A pesar del impedimento de su voz, la chiquilla había aprendido algunos trucos de manipulación y victimismo, al menos en su experiencia, parecer débil le daba mejores resultados que actuar de manera agresiva, y a menudo requería menos esfuerzo. Mostró ambas manos al frente en señal de alerta y prestó atención al entorno, debía mantenerse en guardia para no ser tomada por sorpresa, pero al mismo tiempo quería parecer indefensa.
Se acercó a la chimenea con cuidado, acercando sus manos a la misma para calentarlas un poco, sus dedos temblaban de frío, y a este punto se había vuelto tan buena engañando, que ni yo como escritor, sé si está sintiendo frío de verdad o solo es un truco, de cualquier manera, su gesto fue interrumpido por un potente rugido, no de una bestia salvaje, sino de su estómago que ya estaba pidiendo algo de comer, y es que podrá parecer una angelita, pero come como un kraken.
Por otro lado, Destino la había intentado seguir de cerca, pero ahora con la aparición de un tercer involucrado todo comenzaba a complicarse , la chica no estaba sola, y si había uno cerca, posiblemente hubiera otros más, incluso quizás el elfo ya estaba siendo vigilado y aún no lo sabía, así que antes de actuar prefirió seguir en las sombras y rodear la zona en busca de más amenazas, aunque sin perder de vista la luz de la fogata donde ahora se refugiaba aquella molesta chiquilla.
[1] Nada que decir pero el offrol se ve bonito. No obstante, los hombres bestia, contrario a lo que se pudiera pensar, en muchos casos solían ser menos bestias y más protectores con ella, por lo que aquel enorme lagarto le inspiraba cierta seguridad, no solo porque no parecía querer hacerle daño, sino que además parecía ser lento y torpe, por lo que en caso de problemas lo podía dejar atrás como carnada para distraer a su perseguidor.
La chica escuchó la pregunta y trató de responder, pero ninguna palabra salió de su boca. Se señaló a sí misma, y luego juntando los dedos índice y pulgar los deslizó por sus labios de lado a lado para luego negar con la cabeza, indicando con esto que no podía hablar. Acto seguido se abrazó a sí misma como evidencia del frío que sentía y señaló la fogata de manera interrogante para luego juntar las manos en señal de súplica.
A pesar del impedimento de su voz, la chiquilla había aprendido algunos trucos de manipulación y victimismo, al menos en su experiencia, parecer débil le daba mejores resultados que actuar de manera agresiva, y a menudo requería menos esfuerzo. Mostró ambas manos al frente en señal de alerta y prestó atención al entorno, debía mantenerse en guardia para no ser tomada por sorpresa, pero al mismo tiempo quería parecer indefensa.
Se acercó a la chimenea con cuidado, acercando sus manos a la misma para calentarlas un poco, sus dedos temblaban de frío, y a este punto se había vuelto tan buena engañando, que ni yo como escritor, sé si está sintiendo frío de verdad o solo es un truco, de cualquier manera, su gesto fue interrumpido por un potente rugido, no de una bestia salvaje, sino de su estómago que ya estaba pidiendo algo de comer, y es que podrá parecer una angelita, pero come como un kraken.
Por otro lado, Destino la había intentado seguir de cerca, pero ahora con la aparición de un tercer involucrado todo comenzaba a complicarse , la chica no estaba sola, y si había uno cerca, posiblemente hubiera otros más, incluso quizás el elfo ya estaba siendo vigilado y aún no lo sabía, así que antes de actuar prefirió seguir en las sombras y rodear la zona en busca de más amenazas, aunque sin perder de vista la luz de la fogata donde ahora se refugiaba aquella molesta chiquilla.
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Re: The fire of a campfire — [Privado Destino]
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Deston, con sus penetrantes ojos amarillos, observaba con intensidad a una pequeña niña que se acercaba cautelosamente a la fogata. La niña, atraída por el calor del fuego, parecía cada vez más confiada en su acercamiento. Sus ojos, llenos de curiosidad y cautela, estaban fijos en la fogata, ignorando la presencia de Deston a unos metros de distancia.
Un sonido tenue rompió el silencio de la noche, un rugido estomacal proveniente de la niña, revelando su necesidad de comida. Sin apartar su mirada de la niña, Deston extendió su mano libre y lanzó un pedazo de cerdo que había estado asando en una vara de madera. El otro brazo de Deston, con su mano firmemente envuelta alrededor del mango de su arma, permanecía en alerta.
— Entonce no puedes hablar, màs dificil para una niña ser incapaz de comunicarce con palabras en un bosque tan lejos de algun poblado —
Deston, con una lengua similar a la de una serpiente, emitió un silbido leve. Este sonido parecía ser una especie de señal, un aviso para los demás o solo un habito que tiene. Sus ojos amarillos nunca dejaron de analizar su entorno. — Tu frio ha sido caseado y tu hambre tambièn —
Gracias a su membrana especial, Deston podía percibir las radiaciones infrarrojas que emitían los seres vivos alrededor de él. Este don le permitió detectar una radiación similar a la del cuerpo humano, proveniente de los arbustos a unos metros de distancia.
unque consciente de la presencia oculta, Deston no mostró signos de alarma. Simplemente continuó observando su entorno, su atención dividida entre la niña hambrienta y el misterioso ser que se escondía en la oscuridad del bosque.
El bosque, fresco y silencioso, estaba sumido en las sombras del crepúsculo. La noche caía con su manto estrellado, y la única luz existente provenía de la fogata. Las llamas danzaban sobre los troncos de madera, emitiendo un crepitar constante que rompía el silencio de la noche. Las chispas saltaban de la fogata, cayendo alrededor como estrellas fugaces.
— Intenta decirme que te ha traido a estas tierras lejanas — El humo, denso y gris, se elevaba hacia el cielo oscuro. La brisa de la noche, fresca y ligera, se llevaba consigo el humo, hasta que desaparecía en la inmensidad del cielo nocturno.
Deston, observaba el escenario. Una multitud de pensamientos se agolpaban en su mente, creando un torbellino de dudas y sospechas. ¿Era la niña realmente una niña? ¿Estaba siendo atraído a una trampa? La posibilidad de un ataque inminente pesaba sobre él como una nube oscura.
Aunque atormentado por estas preguntas, Deston se mantenía impasible. Estaba preparado para cualquier eventualidad, dispuesto a luchar o huir según lo dictase la situación. Sin embargo, su rostro mostraba una calma y serenidad inquebrantables, como si fuera ajeno a la tensión del momento.
Soltó un suspiro, un ruido sutil que apenas se podía oír sobre el chisporroteo de la fogata. Sus ojos amarillos se posaron en la niña, observándola con una mezcla de vigilancia y tranquilidad. A pesar de las dudas que lo asediaban, Deston se mantenía en control, esperando el momento adecuado para actuar.
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Re: The fire of a campfire — [Privado Destino]
La joven bruja tomó con premura el alimento y lo devoró de manera voraz, como si llevara días sin comer nada, y quizás así era. Más confiada se acercó al fuego y se sentó con las piernas cruzadas, dejando la fogata entre ella y su interlocutor mientras devoraba el pedazo de cerdo en grandes mordidas. Juntó sus manos al frente para agradecer por el bocado y luego se preparó para responder a las interrogantes.
Primero afirmó con la cabeza, indicado que la dificultad de comunicarse dificultaba todo, algo que se notaba en su cara de frustración cada vez que trataba de comunicar una idea y los demás entendían cualquier otra cosa. Sin embargo, lo que la había llevado hasta ahí realmente era algo que no podía contar, al menos no con exactitud, sería mejor inventarse otra historia.
Puso una mano en su estómago y luego apretó con las manos haciendo un sonido de gruñido, luego hizo un gesto con las manos como si tomara algo y luego simuló correr, dando a entender que, por hambre, había robado comida. Luego hizo la silueta de varios hombres y se puso a sí misma unos cuernos de maldad “hombres malos”. Hizo gestos de persecución con sus manos, siendo ella misma la perseguida.
Luego dramatizó su propia situación al estar en medio del bosque, perdida, sin saber qué camino tomar, señaló hacia atrás y negó con la mano, simbolizando el no poder volver, y luego, aprovechó el momento para dibujar con sus manos la silueta de un hombre con cabello largo y espadas, un hombre malvado que la perseguía.
Si todo le había salido bien, había dejado todas las migas de pan para que, en caso de aparecer su perseguidor, el hombre bestia sintiera por empatía o piedad, la necesidad de proteger a la joven indefensa del malvado hombre de cabello largo. Aunque se mostraba un poco más tranquila y confiada, la chica no dejaba de prestar atención al entorno, pues sospechaba que la fogata iba a atraer irremediablemente a su perseguidor, pero la presencia de un tercero lo mantendría a raya.
Destino por su parte, estaba en un problema más grande y la chiquilla había pasado a un segundo plano, pues en sus intentos por mantenerse oculto había caído en medio de un nido de serpientes, se mantenía inmóvil mientras las víboras lo observaban acechantes, el más leve movimiento podía desencadenar una sucesión de ataques de parte de aquellas criaturas que sin duda pondrían en aprietos al asesino, definitivamente ya no podía ser peor para él.
[1] Nada que decir pero el offrol se ve bonito. Primero afirmó con la cabeza, indicado que la dificultad de comunicarse dificultaba todo, algo que se notaba en su cara de frustración cada vez que trataba de comunicar una idea y los demás entendían cualquier otra cosa. Sin embargo, lo que la había llevado hasta ahí realmente era algo que no podía contar, al menos no con exactitud, sería mejor inventarse otra historia.
Puso una mano en su estómago y luego apretó con las manos haciendo un sonido de gruñido, luego hizo un gesto con las manos como si tomara algo y luego simuló correr, dando a entender que, por hambre, había robado comida. Luego hizo la silueta de varios hombres y se puso a sí misma unos cuernos de maldad “hombres malos”. Hizo gestos de persecución con sus manos, siendo ella misma la perseguida.
Luego dramatizó su propia situación al estar en medio del bosque, perdida, sin saber qué camino tomar, señaló hacia atrás y negó con la mano, simbolizando el no poder volver, y luego, aprovechó el momento para dibujar con sus manos la silueta de un hombre con cabello largo y espadas, un hombre malvado que la perseguía.
Si todo le había salido bien, había dejado todas las migas de pan para que, en caso de aparecer su perseguidor, el hombre bestia sintiera por empatía o piedad, la necesidad de proteger a la joven indefensa del malvado hombre de cabello largo. Aunque se mostraba un poco más tranquila y confiada, la chica no dejaba de prestar atención al entorno, pues sospechaba que la fogata iba a atraer irremediablemente a su perseguidor, pero la presencia de un tercero lo mantendría a raya.
Destino por su parte, estaba en un problema más grande y la chiquilla había pasado a un segundo plano, pues en sus intentos por mantenerse oculto había caído en medio de un nido de serpientes, se mantenía inmóvil mientras las víboras lo observaban acechantes, el más leve movimiento podía desencadenar una sucesión de ataques de parte de aquellas criaturas que sin duda pondrían en aprietos al asesino, definitivamente ya no podía ser peor para él.
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Re: The fire of a campfire — [Privado Destino]
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En la penumbra que envolvía el bosque, el manto de la noche se desplegaba con el paso inexorable del tiempo. El frío penetrante se filtraba por entre las ramas desnudas de los árboles, trazando un camino invisible que dejaba un rastro de escalofríos a su paso. La ventisca, aunque moderada, añadía una capa de crudeza al ambiente, silbando melodías antiguas a través de las hojas caídas.
La fogata persistía, desafiante. Su luz parpadeante iluminaba el tronco que ardía, lanzando chispas hacia el cielo nocturno. Las columnas de humo se elevaban, danzando en el aire en un ballet etéreo, antes de desvanecerse en la oscuridad.
Deston observaba con atención a la pequeña niña que se encontraba sentada a su lado. Sus ojos, curtidos por el tiempo, se suavizaban al ver las expresiones de la infante.
Con una vivacidad que contrastaba con el ambiente sombrío, la niña gesticulaba y movía sus manos con entusiasmo, mientras narraba su historia, de cómo llegó a ese bosque, a esa fogata, a ese encuentro con Deston.
— Interesante como escapaste de todo eso — Él, por su parte, asentía, masticando un pedazo de carne que sostenía en sus manos. El sabor de la carne, combinado con el calor que emanaba de la fogata, proporcionaba un contraste bienvenido al frío que se cernía sobre ellos.
— Termina de comer, utiliza mi fuego para calentarte y luego sigue tu camino — Sin embargo, a pesar de la aparente tranquilidad de la escena, Deston no podía ignorar la presencia que acechaba en la penumbra.
A pesar de estar oculto, el calor que emanaba del ser desconocido era palpable, una señal de advertencia en medio de la tranquilidad del bosque. Pero en lugar de causarle miedo, este sentimiento sólo servía para afilar los sentidos de Deston, preparándolo para cualquier eventualidad.
La inquietud de Deston creció cuando notó otra fuente de calor, esta vez procedente de un nido de serpientes que, por alguna mala fortuna, el intruso había perturbado. La dimensión del nido era considerable, y Deston podía sentir el calor corporal de las serpientes a metros de distancia.
Con la precisión de un maestro de orquesta, Deston extendió su lengua, produciendo un silbido serpentino que vibró en el aire de la noche. Este sonido, inaudible para la mayoría, era una comunicación ancestral entre serpientes.
A su llamado, las serpientes comenzaron a moverse, deslizándose de manera uniforme en todas direcciones, creando un camino libre para el intruso oculto.
— Espero eso sea suficiente para que se marche — Para la niña, sin embargo, el sonido emitido por Deston parecería simplemente un silbido largo y armónico.
Pero en realidad, era una sinfonía de comunicación, un lenguaje antiguo compartido entre Deston y sus congéneres serpentinos, un lenguaje que había logrado dispersar a las serpientes y, al mismo tiempo, señalar la presencia del intruso.
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Re: The fire of a campfire — [Privado Destino]
Mientras devoraba vorazmente la comida que le había sido dada, la pequeña bruja se mantenía atenta al ambiente que, aunque no pasaba nada, se sentía cada vez más pesado y hostil, como si varios cazadores se acecharan unos a otros de manera simultánea y en cierta manera, así era. Aunque la paz de la comida se cortó bruscamente cuando el sonido de una caída entre los matorrales llamó la atención de los presentes.
Aunque las serpientes se habían alejado por alguna razón, la apertura de un camino sugirió a Destino que su presencia no era un secreto, y dado que no se podía marchar de ese lugar sin el medallón, que era a fin de cuentas el objetivo de su trabajo, así que se le ocurrió un plan un poco arriesgado, pero con posibilidades de funcionar, con las garras del guante metálico en su mano izquierda, apretó su pierna clavando dos de las agujas para simular la picadura de una serpiente.
Luego comenzó a caminar, no para alejarse, sino en la misma dirección en donde se encontraba la chica. Por la manera en que iban las cosas, aquel sujeto no parecía ser un aliado de la bruja, sino un elemento aleatorio que el azar había interpuesto entre ellos, uno que además parecía ser buena persona, por la manera en que había ayudado a la chica dándole de comer.
Arrastrando su pierna izquierda, logró llegar hasta donde finalmente la luz de la fogata acabó por descubrir su figura -Ayuda, por favor, Destino viene en paz- Dijo suplicante mientras abría los brazos para mostrar que estaba desarmado, pues antes de llegar había dejado sus espadas escondidas entre la maleza para tratar de no despertar sospechas.
Unos bandidos, asaltaron la aldea y...- Tosió dramáticamente y cayó de rodillas, con las manos en el piso pero sin dejar de mantener a la brujita ubicada de reojo. Ella por su parte, no podía atacar al elfo sin perder su fachada de niña buena, así que de momento no le quedaba más que seguir aquel teatro que había formado inicialmente, por un lado, contrariar la historia del recién llegado podría en duda su propia historia, mientras que continuarla podría dar fe de una aldea atacada por bandidos y aumentaba su credibilidad.
Apretó los puños con rabia y se acercó al hombre bestia, poniéndolo entre ella y el recién llegado, mientras fingía ser una niña asustada que no conocía a aquel hombre de cabello largo y negro -Por favor, agua, un poco de agua- Suplicó Destino con los ojos llorosos al tiempo que se apretaba la pierna para aumentar el dolor y parecer más adolorido de lo que realmente estaba, aquello se había convertido en un teatro melodramático en el que cada uno estaba esperando el momento preciso para atacar.
[1] Nada que decir pero el offrol se ve bonito. Aunque las serpientes se habían alejado por alguna razón, la apertura de un camino sugirió a Destino que su presencia no era un secreto, y dado que no se podía marchar de ese lugar sin el medallón, que era a fin de cuentas el objetivo de su trabajo, así que se le ocurrió un plan un poco arriesgado, pero con posibilidades de funcionar, con las garras del guante metálico en su mano izquierda, apretó su pierna clavando dos de las agujas para simular la picadura de una serpiente.
Luego comenzó a caminar, no para alejarse, sino en la misma dirección en donde se encontraba la chica. Por la manera en que iban las cosas, aquel sujeto no parecía ser un aliado de la bruja, sino un elemento aleatorio que el azar había interpuesto entre ellos, uno que además parecía ser buena persona, por la manera en que había ayudado a la chica dándole de comer.
Arrastrando su pierna izquierda, logró llegar hasta donde finalmente la luz de la fogata acabó por descubrir su figura -Ayuda, por favor, Destino viene en paz- Dijo suplicante mientras abría los brazos para mostrar que estaba desarmado, pues antes de llegar había dejado sus espadas escondidas entre la maleza para tratar de no despertar sospechas.
Unos bandidos, asaltaron la aldea y...- Tosió dramáticamente y cayó de rodillas, con las manos en el piso pero sin dejar de mantener a la brujita ubicada de reojo. Ella por su parte, no podía atacar al elfo sin perder su fachada de niña buena, así que de momento no le quedaba más que seguir aquel teatro que había formado inicialmente, por un lado, contrariar la historia del recién llegado podría en duda su propia historia, mientras que continuarla podría dar fe de una aldea atacada por bandidos y aumentaba su credibilidad.
Apretó los puños con rabia y se acercó al hombre bestia, poniéndolo entre ella y el recién llegado, mientras fingía ser una niña asustada que no conocía a aquel hombre de cabello largo y negro -Por favor, agua, un poco de agua- Suplicó Destino con los ojos llorosos al tiempo que se apretaba la pierna para aumentar el dolor y parecer más adolorido de lo que realmente estaba, aquello se había convertido en un teatro melodramático en el que cada uno estaba esperando el momento preciso para atacar.
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