¿Un dios es falso si se le sigue adorando? [Zelas Hazelmere] [Trabajo]

No esperaba haber vuelto al norte de esa forma, y siendo realista, ni siquiera esperaba haber vuelto al norte tan pronto. No me sentía preparada para afrontarlo de nuevo. Empezaba a recordar porque no lo había pisado desde que me fui al pueblo de mi madre. Me temblaban las piernas y no era por el frío, o al menos no sólo por eso. Pero haber leído ese mensaje había sido toda la razón que había necesitado en su momento.

Lo sé, en mi templo somos conocidos por no atacar las creencias de los demás y en ser pacifistas. Lo sé, pero no considero apropiado seguir mostrando tolerancia a estos herejes que profanan nuestra fe mediante prácticas extremistas contrarias al verdadero espíritu dracónico.

Esta secta acusa de malvados a los que tienen la sabiduría de reconocer que los autoproclamados dragones ancestrales, los que murieron hace poco causando tantos estragos, no fueron más que impostores. Y, no satisfechos con eso, sus almas impuras los encaminan a intentar asesinarnos, incluso a las personas importantes de Dundarak, dañando aún más la santa imagen de nuestro credo.

Tras mucha meditación, he sentido que ya es momento de hacer algo al respecto.

Otros monjes han investigado y descubrieron un sitio donde se congrega uno de los grupos de esta secta. Es muy hermético y solo los dioses sabrán qué practican en sus reuniones, pero no tengo dudas de que no son virtuosas.

Debido a mi ceguera, a que no quiero arriesgar a mis conocidos y a que no confío en los inútiles guardias de Gundarak, hago este anuncio en busca de ayuda. Recompensaré adecuadamente a los valientes que puedan infiltrarse en la secta, descubrir sus malévolos planes y detenerlos de una manera permanente.

Y es que quizás en el momento volviera a tener dudas de lo que estaba haciendo, pero al leer esas palabras, la ira me había invadido y me había faltado tiempo para preparar provisiones y salir volando inmediatamente hacia Gungarak. Aunque cada vez que mi determinación flaqueaba, volver a leer el escrito me volvía a centrar en mi objetivo, erradicar esa orden hasta que no quedase ni un cultista ni una piedra. Esos residuos dracónicos se atrevían a adorar a esos falsos dioses que habían llevado la muerte y la destrucción a nuestra tierra. Y no les valía con eso, sino que estaban tratando de continuar ese camino de sangre asesinando a quienes no comulgaban con sus ideas.

Me gustaría decir que estaba yendo a ese lugar porque alguien debía hacer lo correcto, pero siendo sincera, me había arrastrado la misma ansia de sangre que los movía a ellos. Ellos adoraban a Thariza y sus compañeros, y siendo que mi padre se había sacrificado para acabar con esa dragona monstruosa, yo no podía sino asegurarme de que nadie volviera a mencionar ese nombre con adoración.

Aunque una cosas eran mis ganas de hacer algo, y otra muy diferente mi capacidad para lograrlo. Tenía localizadas las ruinas en la montaña que habían rehabilitado para ocultarse, pero lograr entrar se me estaba complicando. Había tratado de buscar las entradas por las que se movía esa gente, pero aunque sabía que tenía que haber más, la única que había encontrado era la puerta principal de la fortaleza. Hubiera estado muy bien tratar de forzar la entrada disimuladamente, pero ya lo había intentado y lo único que había logrado era descubrir que no valía para forzar cerraduras. Y por desgracia, atacar la fortaleza era inviable por tantas razones que ni siquiera en mi peor día estaría dispuesta a intentarlo, pues el grosor de las paredes, que mis poderes fueran inútiles contra la roca y tener una secta llena de dragones parecía suficiente para disuadir a nadie de primeras.

Y viéndome sin más opciones, asumí que el único sistema iba a ser atacar a uno de los cultistas cuando salieran, robar su atuendo y hacerme pasar por él para volver a colarme. Así que solamente tenía que esperar a que alguno de esos sucios herejes saliera a por provisiones, a llevar a cabo algún asesinato, o a lo que fuera que hicieran los locos esos.

O al menos ese era mi plan, al que iba dando vueltas mientras pensaba en todo lo que había perdido por culpa de sus falsos dioses para mantenerme motivada, ya que esperar agachada detrás de un enebro roñoso en medio de la nieve empezaba a ser una tarea bastante pesada.

Estepas y llanuras nevadas