Engaños en el burdel. (QUEST +18)

Pronto el área en que se encontraban Santiago y Edward parecía estar cada vez mas animada, en especial para el compañero del humano pues al parecer una de las mujeres del cabaret parecía estar extrañamente interesada en el, pues al llegar a la ubicación de su compañero esta hecho a la que ya estaba dándole compañía a Santiago, desde ese momento parecía que el tímido joven se quedaría "solo" pues su compañero estaba con las manos ocupadas.


El ladrón dejo de pensar en su disgusto con el alcohol por lo que rápidamente volvió a su papel de joven tímido y noble, hasta que la mujer que traía su copa de vino se le acerco con un gran escote, el cual no pudo no ver, para sentarse junto al joven y darle de beber de una forma mas que sensual.



Edward parecía estar nervioso ante la extraña mujer que parecía estar seduciéndole, por lo que intento alejar un poco la mirada pero no pudo, pues luego de verla detenidamente se quedo unos momentos mirando los ojos de esta.

- El vino me parece una magnífica idea. - afirmó la bella joven de cabello castaño. Las acciones de su posible cliente la habían cautivado, no solo por su generosidad al pedir la bebida, sino por su comportamiento directo y hasta algo altanero, característico de las personas poderosas.

- Y cuando el vino os haya saciado... - no terminó la frase, simplemente decidió continuar lo que él había empezado momentos atrás. Antes de alejar sus labios de nuevo lo miró fijamente, insinuándole cual sería el paso siguiente.

La camarera trajo un carrito entero de botellas de vino, cada una sumergida en un recipiente con hielo. Esto atrajo la atención de varias jóvenes, con hambre de dinero, incluyendo a la de cabello negro que había sido rechazada por el vampiro. Se acercó y se sentó del lado libre del elfo. - ¿Os está tratando bien Katerina, mi señor? -

La joven castaña se pegó aún más a Dastan, mostrándole a su compañera que le pertenecía. Aquello era toda una competición entre féminas. - Crees que no es así, Lona? - respondió colando su mano en la camisa del hombre.

La dama del vestido rojo tomó la copa entre sus manos e hizo la intención de beber, sin apartar sus ojos aún de los del hombre sobre el que estaba prácticamente estirada. Jugó con el borde de la copa entre sus labios, sin beber, y entonces mostró discretamente sus colmillos en una sonrisa, para que solo él pudiese verlos. - Preferiría probar otra cosa... -

Estiró la mano, sabiendo que alguna camarera le retiraría el baso de inmediato, y cuando al fin tuvo ambas manos libres agarró al vampiro del cuello de la camisa, pegando su cuerpo al suyo y olfateando debajo de su oreja. - ¿Motivo? ¿Acaso no es motivo suficiente el que despertaseis mi sed? -

Tiró de él hacia arriba, para que la acompañase a algún lado. - Venid. Se de un lugar donde ambos podremos conseguir lo que queremos. - La voz con la que lo dijo de por si indicaba qué era lo que quería, al igual que pensaba que el vampiro querría lo mismo, en un lugar como aquel. Entonces lo guió hacia un pasillo sin salida, lleno de habitaciones a ambos lados, jalándolo hacia una de ellas.

La doncella que se encargaba del tímido noble sonrió ante sus palabras. - Melinda. - contestó antes de besarlo en los labios sin aviso alguno. No forzó a su cliente, pues pudo haber sido un beso mucho más ardiente, pero no lo fue, optó por empezar suavemente.

- Realmente no encajáis en este ambiente, señor... - le incitó a presentarse.

- Pero lo cierto es que me agrada este cambio. ¿Qué hacéis aquí? - La joven empezaba a interesarse más en aquel hombre tímido. Sonreía cada vez más a menudo y parecía como si las mejillas se le enrojeciesen de vez en cuando, algo poco habitual en el oficio.

La joven que tenía consigo pareció complacida por el comportamiento de Tarken, no sólo eso sino que lo correspondió con igual atrevimiento devolviéndole el beso que él le había robado tan sólo un instante antes. El semielfo parecía tener toda su atención ahora que había creado todo un personaje realizando aquel dispendio de bebidas e hipotéticos gastos sin medida. Además, esto precisamente hizo que la joven que había sido relegada por la rubia de severo carácter, se acercara interesada en él protagonizando lo que sería una pelea por la atención de Tarken.

Ante la pregunta de la recién llegada, no pudo responder cuando la joven que parecía llamarse Katerina se acercó aún más, si eso era posible, marcando territorio, sin embargo, el semielfo sonrió con la misma expresión altanera y respondió:

-Calma mis hermosas damas, los Devries somos más que conocidos no sólo por nuestra fortuna sino por nuestra insaciable sed.- ,con una sonrisa maliciosa, Tarken alzó el brazo libre y cogió de la mano a la mujer morena de tan hermosa mirada y la sentó a su lado, teniendo ahora las dos jóvenes para sí, -Katerina y Lona, bellos nombres para dos hermosas rosas.-

Tarken mantenía su actitud airada y atrevida lo que acompañó besando en esta ocasión a la recién llegada para, después de saborear los labios de la hermosa mujer que se llamaba Lona, separó sus labios para volver a unirlos con la que acariciaba su pecho y besarla de nuevo. Aquello era una auténtica locura, pero debía seguir con su papel y, quizá otro comportamiento hubiera sido desacertado pues tenía la certeza de que continuando así, lograría dar con la que había robado el cuadro tan sólo viendo como intentaban robarle a él. Siendo así, decidió seguir hablando de fortuna y riquezas para contemplar la reacción de las dos mujeres que tenía a su lado y comprobar si alguna se delataba:

.Mientras pienso qué hago con vosotras dos, bebamos algo de vino.- ,Tarken miró a su alrededor con algo de decepción y exclamó con desdén, -Además, ¿no hay lugar donde podamos estar más cómodos? Soy un amante del arte y aquí no veo ni la sombra de un buen lienzo o escultura y los divanes parecen haber sido fabricados por manos de hombres bestia por los dioses.- ,el joven semielfo devolvió su mirada a ambas mujeres y les sonrió con semblante igualmente altanero al tiempo que acariciaba sendos rostros con suavidad, -Cómo me complacería teneros entre las sábanas de seda de mis aposentos, en mi hermosa villa de verano, con vuestros cuerpos bañados por la luz de mis lámparas de oro blanco....-

El semielfo no perdía detalle de cada gesto que hacía cualquiera de las dos, buscando algún indicio de avidez en sus ojos, aquello era como una cacería de expresiones.

La joven se presento como Melinda, pero apenas se hubo presentado, esta le dio un beso en los labios al joven Edward, fue entonces cuando Karel comenzó a sentir "el peso" de su actuación pues debía controlarse y no salir de su papel a toda costa.El beso que la mujer dio al joven, fue suave y no forzado, pero a pesar de ello, Karel, en su interior hubiese deseado algo mas ardiente, lo que no pudo ser a causa del "personaje" que representaba.




Con aquella platica, Karel sabia que necesitaba saber mas cosas sobre la mujer que tenia frente a el, para descartarla como posible ladrona, por lo que le hizo una pregunta, la cual según su respuesta, podría levantar una leve sospecha para el joven.

A ambas muchachas cautivaron las habladurías del semi-elfo, sin saber que no eran más que mentiras. Lona, con la experiencia que había ganado en aquel local, sabía que podría recibir jugosos obsequios de dicho caballero si lo hacía bien, pero no pareció mostrar una expresión excesivamente diferente a la del resto de las jóvenes del lugar, simplemente se acurrucó más contra el cuerpo de su cliente. Mientras tanto, Katerina, pues era más del tipo soñador, sin darse cuenta se le escapó su instinto de marujéo, el cual dormía en su interior.

- Antes había un valioso cuadro en una de las habitaciones, pero desgraciadamente desapareció. - comentó distraída mientras seguía trabajándose al rico caballero. Lona le lanzó una mirada, la cual claramente indicaba "¡Calla tonta, hay cosas que no deben ser dichas a los clientes!" a lo cual la mujer castaña se encogió de hombros, al darse cuenta de su desliz. - Bueno... Eso fue ya hace unos días y hay cosas más interesantes por hablar y hacer. - terminó susurrando, buscando un nuevo beso de parte del hombre, al cual Lona decidió quedarse para sí, quedando ambas encima del señor Devries.

La joven de intensos labios carmesí cerró la puerta tras de si. Aquellas puertas no tenían llave, pues no se creía necesario además de ser más seguro así para ambas partes, pero sí había una forma de mostrar que estaba siendo usada la habitación, la cual era colgar en el pomo un hilo color rosado, el cual descansaba en un gancho en el marco de la puerta. Así lo hizo y después empujó ardientemente al vampiro a la lujosa cama del centro. - Jacqueline - dijo sin detenerse, mientras se colocaba encima del hombre abriendo lentamente su camisa desde arriba.

- Este no es un mal trabajo. Disfruto y además la sangre viene a mí como regalada. Además de que hay hombres a los que les excitan ambas cosas... Al mismo tiempo... - susurró mientras acercaba sus labios al cuello de su cliente. - Aunque nunca lo probé a la inversa... Suena apetitoso... -

Con ello quedaron claras sus intenciones. No parecía ser consciente de la identidad del vampiro, y si así fuese no lo dejaba ver. Lo único que parecía anhelar era la sangre y el placer, y en esta situación quería probar ambos a la vez, en un intercambio de fluidos varios.

En cuanto la joven Melinda escuchó la razón por la cual aquel hombre se encontraba en el burdel soltó un leve suspiro, algo decepcionada. Sin darse cuenta había empezado a enamorarse del joven caballero, tal y como algunas veces le sucedía, pero trató de no dejarlo ver en demasía. En lugar de mostrar sus celos por la afortunada decidió aprovechar el poco rato que lo tendría solo para ella y responder a su pregunta.

- ¿Mis gustos...? - comentó levemente extrañada. - No suelen ser muy comunes esta clase de preguntas. - dijo sonriendo complacida. - Pues... En mis ratos libres me gusta pasear junto a mi caballo. ¿Vos montáis Edward? -

Trató de ser paciente con aquella alma vergonzosa, pues ella también solía serlo en el pasado, pero no pudo resistirse a la atracción que flotaba en el aire y empezó a pasear sus dedos por su cuello y oreja, mientras le miraba fijamente a los ojos, escuchándole hablar.

Off Rol: Siento la demora, pero con esto la quest queda retomada. No temáis de ser más atrevidos con las preguntas, pues es información lo que buscáis, pero sin dejar de ser cautos al mismo tiempo. Desde ahora pondré un límite de posts para la quest, el cual no será revelado hasta que se acerque al tope permitido. A la vez aprovecho para recordar que en cuanto nombréis, aunque sea de manera inconsciente, las palabras claves sobre la ladrona, una gran pista será revelada. Suerte.

El joven confeso estar comprometido a la joven cortesana junto a el, para que pronto este se diera cuenta del pequeño suspiro que esta había dado, aquello pudo tener un tono de desilusión por parte de la joven, que apenas pudo notar el joven "investigador" planeo algo rápidamente para sacar algún provecho de lo que pudo significar aquella acción de suspirar.

Luego de aquel suspiro que llamo la atención del muchacho, la joven respondió la pregunta en la que Edward tenia bastante esperanza, la cual rápidamente se esfumo pues no era lo que esperaba escuchar.


Aquel tono de alegría actuado pronto cambiaría por uno de leve tristeza, pues daría comienzo el pequeño plan que Edward había improvisado en su mente, lo cual comenzó con un pequeño suspiro.


Aquello era el pequeño plan improvisado de Edward, pues si lograba ver que la joven que al parecer se había interesado en él pudiera dibujar algún pequeño gesto en su rostro al escuchar su rechazo contra los ladrones, aquello seria suficiente para que el joven pensara mas en ella como la sospechosa del robo.

El ardid del medio elfo parecía haber surtido efecto, al menos esa fue la impresión que tuvo el cazador de Sandorai cuando la joven que se llamaba Katerina soltó aquella bomba. Tarken ya tenia su primer indicio acerca del robo y no lo soltaría tan fácilmente muy a pesar de Lona que casi devoró a su compañera cuando dijo aquello.

Sonriendo abiertamente, Tarken escuchó el intento de Katerina de desviar su atención, sin embargo, acariciando el rostro de aquella mujer y mirándola con aire vencedor, Tarken exclamó airadamente:

-¿Sólo uno fue robado? Vaya, debía ser el único que mereciera la pena por aquí de lo contrario los ladrones se habrían llevado el resto.- ,al decir esto Tarken tomó otro sorbo de vino y continuó entre caricias de las dos damas, -Porque debieron ser un grupo bien preparado, no se roba en casa de Berno así como así, sin duda han mostrado gran habilidad.....y buen gusto claro.-

El joven halconero se incorporó del diván haciendo que ambas mujeres se quedaran sentadas de forma sensual y mirándolo, interesadas en qué era lo que iba a hacer ahora. Tarken sonrió una vez más, de aquella forma altiva que había mantenido toda la velada y exclamó:

-Por los dioses, daría lo que fuera por ver ese cuadro entre vosotras como estuviera yo hace un instante. Un artículo como ese se me hace irresistible...- ,diciendo esto se acercó lentamente a las dos jóvenes para besarlas una tras la otra, -Hasta el hecho de pensarlo me excita sobremanera, una valiosa obra de arte....robada....vuestros cuerpos rodeándola....dios, decidme que sabéis más de ese cuadro, lo deseo, os deseo a vosotras con él, debe ser mío.-

El semielfo tomó asiento de nuevo entre las dos mujeres aunque esta vez soltó la copa para tener ambas manos libres. El juego de seducción continuaba y esperaba que al menos Katerina cayera en la trampa y dejara salir más información de sus carnosos labios.

//Off-rol
Perdón por los colores, estoy desde el móvil. Luego edito.

La hermosa vampira se apartó un poco de su presa amorosa. - ¿Cuadros? - Entrecerró un poco los ojos. - No estáis aquí solo por las mujeres, ¿verdad? - Se vio algo desilusionada, pues no era conversar lo que deseaba, y no solo eso, pues había descubierto el motivo por el que se encontraba ahí su caballero. - Ya veo... ¿Todo esto es por lo del cuadro robado? ¿Qué sois, un detective? No... ¿Un esbirro del dueño? - Entonces se le iluminó el rostro, pues se le había ocurrido algo que él no podría rechazar, o eso creía. - Muy bien, os contaré lo que sé. Me es igual quien seáis. Pero... - Se acercó de nuevo a su cuello, pegando su cuerpo al suyo. - Tengo sed... Si me dais de beber, os lo contaré. -
- ¡No Edward, no! No es ningún sueño tonto... - se apresuró a responder la joven de dorado cabello. Una luz de esperanza se dibujó en su rostro, mientras que mostraba la tristeza que sintió por las palabras del caballero. - No creo que sean estupideces, al contrario, creo que es una forma hermosa de pensar... - sonrió, tratando de contagiarle la sonrisa a él también. - Para ladrones están los verdaderos, pero vos no lo sois. Si de verdad no queréis casaros, no deberíais hacerlo, aunque... Esa es solo mi humilde opinión... - Claramente no se veía como la típica prostituta, sino más bien como una joven soñadora, pero no ladrona. - Hace poco robaron un cuadro en una de las habitaciones. ¡Eso es ser un ladrón! No vos... Vos sois demasiado amable para serlo. Por suerte la ladrona ya fue atrapada... -

La joven al fin se percató de que se estaba saliendo del tema principal por el que el caballero estaba ahí, y ni a ella misma le molestaría ofrecer sus servicios a la persona de la cual se estaba enamorando. Ignoró esta vez la timidez del hombre y volvió a besarlo, esta vez de forma mucho más íntima.
El semi-elfo llamó levemente la atención de algunas personas cercanas, al levantarse elevando algo la voz, pero no le prestaron más atención. Una vez que volvío a recostarse, rodeado por cada lado por una de las bellas doncellas, estas se miraron la una a la otra por corto rato.

- Bueno... Era un cuadro valioso, sí, pero no fueron ladrones los que lo robaron, sino una ladrona... - comentó esta vez sorpresivamente la joven de largo cabello negro.

Katerina volvió a pegarse al cuerpo del caballero, aún más excitadas por sus recientes palabras. - Sí, pero no debéis preocuparos, el cuadro ya vuelve a estar en manos del señor Berno, esta vez en un lugar más seguro. Aunque no se si querría despedirse de él ni por todo el dinero del mundo... - Se acercó a los labios del hombre y le robó un largo beso, mientras Lona empezaba a bajarle la mano desde el pecho hasta la pierna de forma sensual.

- Podríamos ir a una de las habitaciónes si queréis, mi señor. Ahí tendríamos... Más privacidad. - ofreció Lona.

Off rol: Karel no será capaz de postear durante toda la semana siguiente, por lo que en cuando le toque a él simplemente saltad su turno y esperaremos a que regrese. Si tarda más de lo esperado yo mismo avisaré de que saltaremos su turno, pero hasta entonces postead vosotros dos en el orden siguiente: - Drake - Tarken. Suerte.

El joven semielfo, recostado de nuevo sobre el diván y víctima de las caricias de ambas mujeres, escuchó sus palabras atentamente. Lo cierto fue que se sorprendió al oír aquella información, al menos esa fue su expresión cuando le dijeron que había sido una sola persona, una ladrona en concreto. Poco a poco iba llegando al quid de la cuestión y decidió que era la hora de la última estocada, cuando menos era la hora de ser más directo de lo que había sido hasta ahora, después de todo su ardid había funcionado y sendas doncellas estaban embelesadas con él.

Ante la proposición de abandonar el salón, Tarken le sonrió a Lona y asintió con expresión complaciente. Sin embargo, el semielfo acarició su rostro y exclamó:

-De todos modos habréis de decirme quién es esa ladrona mis hermosas damas, estoy seguro de que sabéis quién es, vuestros ojos no pueden engañarme queridas y la curiosidad ya me está matando...-

Al decir esto besó a cada una de ellas con pasión y lujuria, respiró con fuerza, como ansioso por tomarlas, sin embargo concluyó antes de levantarse para ir a una de las habitaciones:

-Vamos mis damas, la habitación nos aguarda así podréis terminar esa historia del cuadro por el camino.-

Luego de las palabras del joven, este se sorprendió al ver la reacción de la bella mujer a su lado, pues aquella forma en la que respondió no se la esperaba, de hecho, algo dentro de el parecía comenzar a sentir atracción por aquella joven soñadora, lo cual no le agradaba pues si aquello aumentaba podría traer algún problema en su trabajo.

Después de la inesperada respuesta de Melinda y de la sonrisa de este, Edward hizo caso de lo que intentaba contagiar la joven con aquella sonrisa para luego agradecerle.


Aquella sonrisa dibujada en el rostro del joven permaneció por un buen momento incluso al escuchar lo del robo y el culpable capturado, pero aquella sonrisa se vio interrumpida por un intimo beso de parte de la bella mujer por el cual Edward se dejo llevar para contestar con pasión dejando un poco de lado su papel. Para cuando se dio cuenta de su error, el joven separo suavemente sus labios de la joven.


Mientras esperaba la respuesta de la joven, Edward pensaba en como sacar algo mas de información de una forma no evidente, pues no quería incomodar a tan bella joven.

Siento la larga espera -_-

NUEVO ORDEN:  Tarken - Drake - Karel
CUIDADO: Ha habido un giro repentino, pero no os desaniméis, aún podéis cumplir con la mión, aunque de una forma un poco diferente. El objetivo ha cambiado! Suerte.

Ambas mujeres se levantaron del cómodo sofá, ansiosas por seguir a su misterioso caballero, pero no estaban tan ansiosas por el tema del robo, el cual tanto le interesaba a él.

- Lo cierto es que poco más sabemos... - comentó Lona algo apenada por no poder revelarle más. - No nos dijeron nada más, ni quién fue ni cual fue su castigo, pero es extraño... Ninguna de las chicas falta, por lo que es como si no hubiese sido castigada de ninguna forma... - continuó Katerina pensativa.

Llegaron al pasillo de las habitaciones y se dirigieron, apegadas al caballero que las escogió, hacia una de las habitaciones que creían vacías, pero no era así. Fue  Lona la primera en entrar y, por lo tanto, la primera en gritar. A continuación, también Katerina soltó un chillido y más gente se acercó a ver lo que había pasado. Dentro de la habitación había el cuerpo muerto de una joven de bronceada piel, cabello pelirrojo rizado y ojos verdes esmeralda, tendida en el suelo con el cuello desgarrado y manchado de sangre, una mano cortada y tirada al lado del cuerpo, y un cuadro a sus pies, de aspecto antiguo.

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La vampiresa lo miró excitada, pero aún así fingió algo de reproche por las salvajes acciones de su acompañante, claro que, totalmente fingido. - Este era un caro vestido, ¿sabéis? - protestó con voz seductora, mientras empezó a acariciar el rostro del caballero, para acabar zampándose sus labios en un largo y asfixiante beso. - Está bien... Os diré un poco ahora... Y el otro poco después. - De un rápido y ágil movimiento tumbó al vampiro colocándose sobre él y prosiguió. - Lo cierto es que la ladrona ya fue atrapada, pero... - Ahí terminó de hablar, mientras acercaba sus colmillos al cuello de Drake para que cumpla con su parte del trato, pero de repente fueron sorprendidos por un grito que les obligó a parar, seguido de otros más.
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La joven se alegró mucho de que el beso le hubiese sido devuelto, por ello también se apenó un poco cuando el caballero se echó atrás, pero lo atribuyó a su vergonzosa personalidad.

- ¿Que os apetece beber a vos? - Llamó a una camarera con la mano y la joven y bajita mujer se acercó expectante. - ¿Un poco de vino tal vez? ¿Cual preferís? -

Karel no fue capaz de contestar, pues unos chillidos, cada vez más numerosos, empezaron a oirse desde la zona de las habitaciones. La camarera, vencida por la curiosidad, también fue a acercarse al lugar del crimen, y lo cierto es que la joven de cabello claro que acompañaba al ladrón camuflado también se mostró nerviosa por el alboroto. No fueron pocos los que fueron expresamente al lugar para unirse al gentío horrorizado. - ¿Qué habrá pasado...? -

Tarken, bien flanqueado por ambas mujeres, caminó por los pasillos del burdel en dirección a una habitación donde se suponía que estaría a solas con ellas para continuar con toda aquella farsa que había montado para descubrir la identidad de la ladrona del cuadro de Berno. Aún disimulando con sonrisas cómplices y caricias sensuales hacia aquellas dos mujeres, el semielfo intentaba pensar en cual sería su próximo paso pues, después de todo tanto Lona como Katerina no parecían conocer quién de las doncellas del burdel había sustraído el cuadro.

Aún así, Tarken seguía con su papel, a sabiendas de lo que requerirían de él sendas doncellas. Su cuerpo comenzó a tensarse por momentos cuando la habitación a la que se dirigían se encontraba frente a ellos. Lona, entre risas juguetonas, abrió la puerta de la habitación, sin embargo, su rostro se desencajó casi al instante y un poderoso grito de terror y espanto brotó de las profundidades de su garganta. Al comprobar de qué se trataba, Katerina hizo exactamente lo mismo mientras contemplaban horrorizadas el cadáver de aquella muchacha de cabellos cobrizos.

Tarken se detuvo en seco sorprendido por semejante visión. La joven yacía sin vida en el suelo de aquella habitación con el cuello totalmente desgarrado y una mano seccionada. La sangre adornaba el suelo alrededor de la chica mientras que un cuadro de aspecto anticuado descansaba a sus pies:

-¿Pero qué...?-

El semielfo se quedó perplejo, incluso parpadeó un par de veces para reaccionar ante tal horror. Atraídos por los gritos de las doncellas que acompañaban a Tarken, algunos clientes y empleados acudieron intrigados. Sin comerlo ni beberlo, un pequeño tumulto se fue formando a la entrada de aquella habitación expectantes de información de lo sucedido. Los murmullos iban creciendo mientras que Tarken fijaba su atención en la escena. Colocando su cuerpo en la entrada de la habitación para que nadie entrara, el semielfo exclamó en tono seguro y dictatorial:

-Que nadie se atreva a entrar ni toque nada.- ,las doncellas que lo acompañaban lloraban desoladas mientras se acurrucaban sobre el pecho del semielfo, -¿Sabéis quién es? ¿Trabajaba aquí también?-

Mientras el semielfo impedía la entrada de cualquier mortal en aquella habitación y aguardaba la respuesta de las doncellas a esas simples preguntas, una idea cruzó su mente y cabía la posibilidad de que aquella misma fuera la ladrona. Aquel cuadro parecía valioso y quizá la muchacha pretendía robarlo hasta que alguien la sorprendió.....o quizá ella sorprendió al verdadero ladrón. En tanto que esperaba a que las muchachas hablaran, Tarken escudriñaba la habitación y la escena con sus ojos de elfo desde aquella posición privilegiada que era la entrada de la puerta. La seguridad del burdel no tardaría en llegar asimismo y ya vería que tenía pensado hacer Berno después de aquello.

La pregunta de Edward fue respondida por otra con un contexto igual a la que el había hecho y antes de que pudiese contestar una camarera había sido llamada por Melinda, preguntando si su decisión seria vino de algún tipo, casi como si lo aconsejara, pero antes de que el joven pudiese contestar un grito resonó por todo el local llamando la atención de trabajadores y clientes, y por supuesto, Karel no era una excepción, por lo que apenas escuchar el grito miro a su acompañante.


Edward corrió rápidamente al lugar del incidente para encontrarse con un cadáver de una joven pelirroja el cual yacía en el suelo ensangrentado sobre el cual pocas personas comenzaban a amontonarse lentamente, entre ellos "Dastan" y luego de unos segundos "Santiago" quien mentía diciendo ser un detective para acercarse mas al lugar de los hechos.

Apenas vio el cadáver, Karel comenzaba a pensar que el "juego" de atrapar al ladrón había cambiado por uno tal vez un poco peligroso, el de dar con un o unos asesinos. Al paso de unos minutos, Melinda llegaba para formar parte del tumulto formado al rededor del cadáver, preguntando que abría pasado en aquel lugar, ante esto, Edward, tras escuchar la voz de la joven le llamo mas adelante, pues por su cabeza había pasado una extraña pregunta. ¿Podría ser aquella el individuo que había robado el cuadro de Berno? de ser así, Melinda podría contestar aquello pues parecía que ella sabia de la identidad del culpable el cual según sus palabras ya había sido capturado, por lo que apenas esta llego al lado de Edward para presenciar aquel cuerpo sin vida, el joven miro a su acompañante y pregunto.

Ambas jóvenes estaban bastante afectadas, pero aún así consiguieron, a duras penas, contestar a las preguntas de su caballero. - Sí... Esa es Linett... Es... Era una de nuestras compañeras... - musitó Lona , mientras que Katerina se apretujaba contra el semi-elfo, completamente desolada.

Melinda se unió a empujunos a su dulce caballero, tapándose la boca horrorizada en cuanto pudo vislumbrar siquiera el interior de la habitación. - Yo... No lo veo bien... - respondió con la voz y la respiración alteradas. - Hay mucha gente... Pero es posible que... ¿Linett? ¡Dios mío, es Linett! - Aquella noticia la había sorprendido tanto que se agarró con una mano a la manga de Edward, sin mostrar intención alguna de soltarle.

Los guardias que vigilaban las puertas y que simplemente permanecían de pie junto a las paredes no hicieron nada. Le lanzaron una mirada a una de las doncellas, la que parecía tener algún poder en el burdel, o al menos mayor que el resto de las doncellas, algo como una ama de llaves, y esta asintió algo nerviosa aún por lo ocurrido. Empezó a acercarse al grupo de gente que bloqueaba la puerta de los echos y poco a poco consiguió disolverlo, consiguiendo convencer a doncellas y clientes de que volviesen a sus asuntos, hasta que solo quedaron los tres infiltrados y las tres muchachas que acompañaban a dos de ellos, pues la vampira decidió quedarse atrás.

- Johana... ¡Ese es el cuadro robado...! ¿Qué ha pasado aquí...?- la nombró preocupada Melinda, la joven que acompañaba al ladrón. La mujer negó con la cabeza. - No chiquilla... No se nada... - Sin entender les lanzó un vistazo más a los guardias, que parmanecían inmóviles, y después miró a los 3 personajes que quedaban frente a la habitación. - No se qué estará pasando aquí... Pero al parecer esos de ahí no moverán un solo dedo, y algo me dice que es por vosotros, que trabajaré en este lugar pero mis ojos sirven a la perfección. Algo os traéis entre manos, así que resolvedlo y marchaos. - entonces la mujer se marchó a continuar con sus labores, dejando a las tres muchachas algo desconcertadas, junto a los tres hombres y el misterio por resolver.

Las doncellas que acompañaban a Tarken hablaron y finalmente nombraron a la mujer que yacía sin vida en el suelo de aquella habitación. El gentío parecía disolverse a manos de otra mujer que parecía llevar las riendas de la situación al menos por el momento, mas cuando llegó hasta la entrada de la habitación, se dirigió al semielfo al igual que a sus compañeros para requerirles que resolvieran aquel misterio. Pero, cómo podía ser....¿acaso Berno había cambiado las cláusulas del contrato?

Todo comenzaba a ser muy confuso. Aquella muchacha asesinada parecía ser incluso la autora del robo, más el cuadro junto a ella no era otro que el sustraído. La mujer se marchó dejando aquel recado a los tres "compañeros" así como el desconcierto en las tres doncellas que permanecían con ellos. Girándose hacia ellas, el semielfo las apartó de su pecho y dijo en tono severo:

-Si sabéis algo de lo sucedido ahora es el momento de decirlo. Más vidas podrían estar en juego y no es tiempo para ocultar nada. Pareciera como si esta chica hubiere sido la autora del robo del cuadro, pero esas marcas y el horror aquí mostrado hacen pensar en alguien que.....aguardad.....-

El semielfo miró de nuevo el cuerpo de la muchacha pelirroja y contempló el cuello desgarrado y manchado de sangre. Por un instante recordó la hermosa mujer que condujo a los tres hasta la entrada de la sala del burdel donde estaban las doncellas, su forma de caminar, sus ojos, su olor....una mujer lobo.... Por momentos Tarken pensó que quizá en aquel burdel había más de lo que podían imaginar...

-Hablad pues...- ,el rostro de Tarken se tornó frío como el hielo, -Qué sabéis...-

Una vez que le respondieran, el semielfo entraría en la habitación para inspeccionarla a fondo y buscar indicios tanto en el cuerpo de la mujer como en la misma habitación. Cualquier cosa que pudiera ponerle sobre la pista del asesino.....o asesina.

-

En cosa de segundos la identidad de la ladrona del cuadro fue rebelada pero de una forma diferente a la que una persona preferiría, pues esta se encontraba muerta, con el cuello destrozado y una de sus manos cortadas, aquello sin duda era un gran giro en el trabajo en que el joven había sido contratado, pues la investigación de un robo se había tornado en la investigación de un macabro asesinato, el cual ademas termino rebelando en parte la farsa montada por Karel ante su acompañante, Melinda, todo gracias a una extraña que se había presentado entre el tumulto para luego mermarlo y desaparecer en cosa de minutos.

Mientras las acompañantes de dos de los jóvenes en el lugar parecían confusas, uno de estos reacciono seriamente, interrogando a sus dos compañeras para extraer algo mas de información, pero el humano no hizo algo igual a eso, pues se detuvo a mirar el cadáver detenidamente, observando atentamente el cuello a la vez que escuchaba las palabras de sus "compañeros", tomando la palabra cuando estos hubieron terminado las suyas.



Aquellas palabras las dijo en un tono de seriedad, sin dar siquiera una sola mirada a su acompañante, a la cual le daría una explicación.

Las tres jóvenes, después del largo discurso de cada uno de los caballeros, se miraron entre ellas, cada vez más confundidas. Las dos que acompañaban al elfo parecían haber enmudecido por la extraña situación, pero consiguieron al menos negar con las cabezas, para hacerle ver que no sabían nada más. Después de todo eran bastante jóvenes y la vista a un cadáver no era ni mucho menos agradable para ninguna de ellas. Pero pareciese que Melinda logró salir de ese estado, gracias a las dulces palabras de su caballero, el cual a su pesar empezaba a parecerle cada vez más distante.

- Pues... - respondió con voz temblorosa. - Lo cierto es que oí que la culpable fue una de nosotras, y que fue capturada al día siguiente, pero ninguna fue castigada. De eso... Sí, de eso hace exactamente una semana... - sus entristecidos ojos reposaron en su amado. - Decidme, Edward, ¿que significa todo esto? ¿Quienes sois? -

Después de eso tuvieron algo más de tiempo para revisar la muerta y la habitación del asesinato, pues no había duda alguna de que no lo fuese. Como al principio, pudieron ver una mano amputada, un cuello desgarrado, y un cuadro antiguo sin una sola gota de sangre, como si hubiese sido puesto expresamente ahí, dando un mensaje tal vez. A parte de eso, pocas cosas más pudieron ver. La habitación no parecía estar desordenada y la joven no tenía más heridas que las de la mano y cuello, así que no debió de tener oportunidad alguna contra su atacante.

Un par de minutos después, sin aviso alguno, apareció la joven enmascarada que inicialmente les había llevado hacia ahí, Melia. Se plantó frente a ellos, junto con dos guardaespaldas, que sumados a los seis de la sala hacían un numero considerable.

- Nos volvemos a ver. - Le echó un rápido vistazo a la sala del crimen y después, con toda tranquilidad, volvió a mirar a los tres hombres. Las doncellas se habían quedado no muy lejos de ellos, pero sí algo apartadas de la muerta. - Siento deciros esto, pero no disponéis de más tiempo. Sois tres, así que cada uno de vosotros puede darme su versión de la historia, de lo que creéis que ha pasado aquí. Si uno de vosotros acierta seréis libres. Sino... Ni siquiera yo se que hará Berno con vosotros. Le gustan los juegos, pero no es muy paciente que digamos... - suspiró, como si se quejase de su compañero.

Off Rol: ¡Se acerca el final de la quest! Suerte!

Las dos doncellas que habían acompañado hasta el momento al semielfo palidecían incrédulas ante semejante situación. No acertaban a decir nada lo cual hizo que Tarken suspirara con resignación para luego acariciar sus mejillas y decirles en tono agradable y tranquilizador:

-No os preocupéis mis damas.-

Después de esto escuchó las palabras de sus dos compañeros en aquella historia. Las teorías y posibilidades que existían en ese momento eran demasiadas y aquel giró de la trama en el burdel había dejado perplejo al semielfo. Una vez que terminaron de hablar ellos, la mujer que acompañaba al humano dijo algo que ciertamente les fue de utilidad, al menos para Tarken así fue. Los tres escudriñaron la estancia en busca de algún indicio que los pusiera en el buen camino aunque no obtuvieron mucho más de lo que ya habían visto.

Pasados unos minutos, la hermosa mujer enmascarada que los condujo en su momento hasta la gran sala del burdel apareció de nuevo en escena. Dos guardaespaldas la acompañaban por lo que la habitación antes vacía ahora estaba llena de gente. Sus palabras hicieron que Tarken enarcara una ceja y se llevara la mano al mentón pensativo. Repasó por un instante todo lo sucedido hasta ahora y todos los datos que tenía en su cabeza además de las palabras de la chica que hablara hacia tan sólo un instante. Ciertamente el tiempo apremiaba por lo que, haciendo acopio de voluntad, el semielfo se adelantó hacia aquella mujer para exponer su teoría en primer lugar:

-Habré de ser el primero en hablar, si a estos caballeros no les importa.- ,la mirada de Tarken cruzó el rostro de Drake y Karel para luego continuar, -Llegados a este punto ha quedado claro que esta joven que yace sin vida ante nosotros fue la misma que robó el cuadro, al menos a esto apunta todo más aún teniendo en cuenta que mis hermosas acompañantes han afirmado que "era" una de sus compañeras. Sin embargo, por otro lado, el cuadro descansa a sus pies sin marca alguna lo que nos dice que fue puesto ahí tras dar muerte a esta pobre muchacha. Aquí es donde empiezan mis dudas pues, tengo la impresión de que o bien se trata de un castigo ejemplar por sus actos o el verdadero ladrón quiso acabar con aquella única persona que sabía su identidad intentando además culparla a ella para cubrir sus espaldas. Sea como fuere, lo único seguro de esa cuestión es que la que dio muerte a Linnet sólo pudisteis ser vos milady, gozáis del favor de Berno y tengo la impresión de que todo gira en torno a vos en esta historia. La delicada garganta de Linnet atestigua algo que sólo vos, en vuestra forma menos hermosa, podríais hacer.-

Tarken sabía que ir contra aquella mujer quizá era toda una locura mas realmente así lo pensaba, como bien había dicho gozaba de la confianza de Berno y fue la única que no estuvo controlada casi en todo momento por los tres infiltrados. Aquel olor a lobo aún permanecía en las fosas nasales del semielfo, algo que le recordó a aquella alocada chica lobo Eona por eso pudo reconocer la condición de esa mujer y saber de lo que era capaz en su forma animal. Ahora sólo quedaba aguardar las palabras de sus compañeros y comprobar qué sucedía.