Misión para el gremio de Asesinos-Catacumbas[QUEST]

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Hacía mucho frio en las catacumbas de Lunargenta. Esto no detenía al apodado "Ojos de Asesino", esperar a su nuevo recluta. Le había seguido sus movimientos de hace tiempo, y quería darle una oportunidad para ingresar al negocio. Estaba en lo que parecía ser una mansión, pero no lo era en ese lugar, sino una casona grande, con ventanas selladas, y apenas se ingresaba, una escalinata bajaba a un piso inferior, a una gran sala de estar muy acogedora para el tiempo que había.

En su carta había escrito a su posible nuevo recluta que lo esperaba a esa hora y lugar, dándole las indicaciones de que ingresara sin golpear la puerta, pues estaría abierta para él.

Ojos se Asesinos lo esperaba sentado en un sillón, de espalda a la entrada que estaba al pie de la escalera de entrada, observando las llamas de una chimenea. A un lado había una mesita de madera y detrás de él, abarcando las el cuarto, un par de sillones más. Bajo sus pies, una alfombra de tono bordó.

Sobre la mesita, había una pipa apagada, un par de pergaminos y a un lado, este extraño objeto.



Apenas ingresa su hombre, cuando oye la puerta crujir un poco al abrirse, observa a ambos lados de él, en las dos puertas que salían a otras habitaciones y asiente con la cabeza a unos cuantos colegas.

Había recibido aquella carta con tan interesante invitación. una invitación que no era fácil ignorar, incluso se habían tomado la molestia de vigilar mis acciones, cosa que me parecía inquietante.
alguien que te vigila sin siquiera saberlo... eso realmente que daba nervios. aun así decidí acudir a los aposentos del llamado "Ojos de asesino".

El frío calaba en los huesos a pesar de traer puesta una túnica con capucha café que cubría mis vestimentas originales. tapaba parcialmente mi rostro mientras me deslizaba bajo el manto nocturno al lugar citado. por fin llegue a la casona y dispuse a tocar hasta que recordé que la carta decía que no seria necesario, la puerta estaría abierta y podría ingresar en ella sin obstáculo alguno. Eso seria prudente por parte de un asesino?

Abri despacio la puerta y me tope con una escalinata. Paso tras paso, escalon a escalon me dirigi a la parte de abajo hasta llegar a una puerta que abri de forma lenta bajo el crujir de sus bisagras.

Lo primero que hice al ingresar en la basta habitación, fue echar un vistazo en ella, notando cada uno de sus rincones y decoración. era un lugar bastante acogedor que sin lugar a dudas contrastaba totalmente con el inclemente clima de afuera. redirigí mi mirada a mi aparente anfitrion.

Saludos... heme aquí finalmente, bajo la hora y el lugar especificados en la carta que enviaron. es difícil decir si debo sentirme honrado o quizás acosado bajo la vigilancia ejercida, aunque igualmente debo agradecerle ante interesante invitación.
El joven llevo su mano a su pecho en signo de respeto y servicio

Dígame señor de asesinos, de que forma puedo servirle?

Nota: Revisa los usos de B y V, H, C, S, MB, y MP.

-¿Señor de asesinos...?-repitió con ironía y volteó el sillón para mirar al hombre. Lo miró de arriba abajo por su cabello de forma extraña y de color blanco.

Un gato vino de la puerta de la derecha, color amarillo, peludo y grande y saltó al regazo del hombre, que acarició con una mano mientras la otra la dejaba apoyada en el apoyabrazos. El hombre tenía una mirada penetrante.
-Señor Johannes, aún no eres bienvenido a mi familia. Tendrás una serie de pruebas antes de ingresar-Miró el pequeño adorno que estaba en la mesita de a lado y comentó-Pero eres afortunado, nuestro antiguo ayudante tuvo un percance inesperado, y necesitamos que alguien nos realice un trabajo. Habla un poco de tí, tu hisotria y que cosas haces, para comprobar que hemos visto bien tus movimientos-habló mirandolo fijo.

Disfrute por un breve momento el calor que despedía la chimenea, hacia tiempo que no me encontraba en un lugar calido, el crujir de la madera bajo las llamas era reconfortante.

Escuche la entrada del felino tras aquella puerta y puse mirada sobre el, Es solo su gato...
Era un lugar desconocido para mi, ubicado en un lugar de muy mala reputación, no podía evitar sentirme un poco nervioso, después de todo, como se puede confiar plenamente en un monton de asesinos?. la mirada de aquel hombre era pesada, mas sin embargo no temia mirarlo a los ojos.

-Una serie de pruebas... no esperaría menos,  tiene que asegurarse de la calidad y eficacia del trabajo cierto?

-Quiere que le cuente un poco sobre mi? en realidad, no hay que decir mucho, provengo de una humilde familia asesinada a manos frías de unos cobardes, mi tío me enseño y entreno en lo que hay que saber sobre este negocio.

Todo esto podría resumirse al decir que estoy cansado de hacer pequeños y tontos trabajos sirviendo a señores que no tienen ni idea de lo que realmente hacen. asi que estoy listo para realizar sus pruebas en cuanto disponga de ellas. He estado esperando por mucho tiempo una oportunidad de esta magnitud y tenga por seguro que he de aprovecharla.

Desvíe mi mirada por un momento hacia la chimenea, en mis ojos se reflejaron las llamas danzantes. volví a mirar a los ojos a mi interlocutor con una mirada de sospecha.

-Dígame... Que fue lo que paso con su ultimo ayudante? y que es esa pieza que tanto mira en la mesa?

El hombre escuchó atento a las palabras de Johanne y asintió. Se crujieron los dedos de las manos, dejando que el gato se acurrucara en su regazo. Respondió tranquilamente mirando el pequeño adorno.
-No importa lo que ocurrió, ¿eso? eso lo usarás para el trabajo que tienes que hacer. Debes quitarle el pequeño corcho que tiene de sombrero esa "pieza" y verás que hay un líquido incoloro, e inoloro, que servirá para nuestra presa. Necesito que le des una lección a alguien, que demuestres que no es lo mejor en el arte del combate... Te aseguro que no será fácil... tendrás que ser astuto y listo... ¿Serás capaz?... Bien, nuestra presa se llama Eona, procura que beba ese líquido y rétala a un duelo, dile que has oído de ella y que sabes que es una buena luchadora, pero que quieres comprobarlo. Con esa sustancia, la muchacha tendrá movimientos torpes y no parecerá tan fuerte, por lo tanto te resultará fácil vencerla. No la mates, mientras la dejes en el suelo tirada me es suficiente-

Dijo el hombre y arqueó las cejas. Luego confesó.
-Soy un licántropo, exiliado de la manada, pero oí hablar de ella y sé que ha dado muchos problemas a la gente de por ahí, y no lo tolero. Nadie es mejor que el Gran Ojos de Asesino!-gritó molesto y dio un puñetazo en el apoyabrazos del sillón.

Lo miró con una sonrisa macabra, esperando si aceptaba o no la prueba.


Off rol:
Contesta la respuesta si aceptas o no.
Tu rol continua acá: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] deberás ser astuto y tendrá mucho esfuerzo de tu parte Si lo consigues, entrarás al gremio.

Mire una ves mas la pieza sobre la mesa, preguntándome de que tipo de sustancia se trataba, aunque realmente no debía interesarme, solo debía preocuparme sobre que método usaría para hacerle tragar la sustancia a mi victima.

Desvié por un momento mi mirada hacia el suelo, tratando de analizar un poco la diligencia.
Eona... Me pregunto que tan fuerte será y si viajara acompañada, realmente tendré que ser muy astuto e incluso quizás, un tanto mentiroso mas sin embargo, para nada es una misión que no pueda cumplir, incluso si no bebiera aquel liquido, creo que seria capaz de vencerla.

Levante la mirada a mi anfitrión nuevamente, formando una mirada de confianza y orgullo.
-Muy bien, acepto la tarea con gran entusiasmo. solo dígame, donde puedo encontrar a esa persona? le haré llegar su recado y cuando todo este hecho volveré para informárselo.

Di algunos pasos hacia la mesita para tomar la figura. la alcance con mi brazo y volví a retroceder para encaminarme a la salida.

-Hay alguna otra cosa que quiera decirme?

El hombre le tiró un pergamino que estaba en la mesa e hizo gesto para que se retirara. Quería estar en calma y que le siguieran fastidiando.
-¡Ya, ve! Ahí tienes anotado unas cuantas cosas-

El papel hablaba de la ubicación donde estaría la próxima víctima.

Ojos de asesino se volvió a recostar en el sillón y continuó acariciando al gato negro. Éste ronroneaba contento acurrucado en el regazo.


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Off rol: ingresa como a cualquier rol normal al link que está en el post anterior. Suerte.

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Los jinetes viajaron durante horas con sus rehenenes, sin descanso, hasta que al anochecher llegaron a la ciudad de Lunargenta, pero en vez de seguir el camino por las calles, bajaron por unas escalinatas de piedra detrás de unas colinas, medio ocultas, a los suburbios de la misma.

Era fantástico como a su vez aterrador. Mucha gente aspecto lamentable, que vivía en la miseria, pero tambien se podía distinguir gente rica de dinero, siendoles infieles a sus mujeres, apostando, o pactando extraños negocios.

Los hombres detuvieron a los caballos frente a un edificio que Johannes conocía, pero de la puerta salió uno de los guardias de esa mansión, que se acercó a uno de ellos y tras unas indicaciones, y luego apartarse, volvieron a emprender la marcha por un rato más sin responder a las preguntas de los rehenes. Rato más tarde despues de andar entre calles con u nrumbo cada vez mas intrigante, se detuvieron e hicieron bajar a los que llevaban, frente a unas puertas de madera que se abrian en par.

Los condujeron con las manos atadas atrás, siendo escoltado por seis hombres enmascarados, dos de ellos los habían estado esperando. Ingresaron al edificio en penumbras, por lo que solo se podía ver siluetas de cajones, y había un olor putrefacto muy desagradable. Pero subieron unas escaleras después e cruzar lo que debía ser un hall a la luz de las velas, y esta vez pudieron apreciar la belleza de un salón de fiestas, que se ubicaba en un piso superior, donde los últimos rayos de la luz del ocaso traspasaban unas finas cortinas de una mansión en Lunargenta.

En el lugar había una alfombra de color rojo que hacía juego con las cortinas de los ventanales. Las puertas de madera estaban cerradas. Parecía ser una sala de estar, donde sillones y una gran chimenea que brindaba calor a todo el lugar. A un costado se encontraban unos estantes con diversas botellas de hidromiel y licores. Los sillones se ubicaban al medio y había un hombre sentado allí. Johannes lo conocía, era El señor de los Asesinos. Éste se levantó y extendió los brazos de forma amistosa a los recién llegados, dibujando una sonrisa de oreja a oreja.

Detrás de ellos, los guardias cerraron y trabaron las puertas, preo ninguno se retiró. Pudieron notar a un costado de los sillones un armero.
El señor de asesinos miró a los jóvenes, en el medio de la habitación y dijo de forma tranquila rodeándolos a paso lento, observando con detenimiento a sus ¿victimas?
-Johannes, buen trabajo... pero temo que no lo has hecho del todo bien y por ello hemos enviado a buscarte-pasó por detrás de ellos, sacando una daga de su cintura con el mayor ruido posible. Quizá los rehenes pudieran sentir esa tensión de que en cualquier momento les clavaría la daga por la espalda-Eona, ¿así te llamas? No respondas ahora, no son necesarias tus palabras muñeca-pasó la daga por el rostro de la joven rubia, casi como una caricia y acercó su rostro enfrentándola y sonriéndole muy cerca. Pero se apartó y se dirigió al sillón para sentarse de nuevo y ver qué decían ellos.

-No intentéis nada... Mis guardias tienen ballestas y son habilidosos con sus dagas-advirtió mirando a Eona.

Off rol: lamento la tardanza.

Entre la tensa situación, no me había percatado de cuanto tiempo habíamos estado galopando. Ninguna de mis preguntas fue contestada, en lugar de eso solo eran respondidas con un silencio agobiante y un movimiento brusco por parte de mi captor.

De ves en cuando trataba de mirar de reojo a Eona para averiguar como se encontraba, no la conocía muy bien, pero parecía ser una mujer fuerte y calmada. Llegamos a parajes poco conocidos y descendimos por aquella majestuosa escalinata que nos llevo hasta lugares mas conocidos. Al llegar a las catacumbas por fin, la mayoría de mis preguntas fueron contestadas, nos acercábamos a un lugar que había conocido hace poco, sin lugar a dudas estos sujetos eran mandados por él.

Llegamos a aquella casa la cual había visitado hacia algunos días, pero para mi sorpresa no nos detuvimos ahí, al parecer el jefe tenia varias propiedades mas, eso me era algo interesante. Fuimos llevados a un nuevo edificio en penumbra, el olor era casi insoportable aunque mi mente estaba distraída en otros pensamientos, al cruzar aquel umbral mi visión fue deslumbrada por el brillo de la luz de las velas y cuando por fin pude recuperar toda mi vista, me sorprendí por el gran salón al que habíamos ingresado, me parecía un lugar exquisito, pensaba - Ojala estuviera aquí como un visitante y no como un prisionero.

Ahí en medio del salón por fin se dibujo ante mis ojos un rostro ya conocido, el precursor de mi misión. Me preguntaba porque había mandado a sus hombres y que es lo que tenia que decir al respecto, se acerco a nosotros y escuche sus palabras. - De hecho, todo iba muy bien, hasta que aparecieron tus matones haciendo la mas escandalosa y peor de las entradas. Me parece que en realidad me has dado muy poco tiempo y al parecer no confiabas en mi del todo si has mandado a tus hombres... Escuche el desenfundar de su daga, jamás me había gustado tener una daga a mis espaldas, nunca era algo bueno.

Bueno, que es lo que harás? aquí nos tienes ahora, a tu nuevo aspirante y a su presa, cual será tu siguiente movimiento señor?. mire de reojo a los guardias en la habitación para después clavar la mirada sobre ojos de asesino.

Ya de por si aquella situación no me daba buena espina. Casi no hablé con el "chico vino" pues tampoco había una forma adecuada de hacerlo dando estúpidos saltitos a caballo. - Auuuu... - Aullé cuando me percaté de que no faltaba mucho para llegar a la ciudad. Recibí las miradas asesinas de los encapuchados, pero no le di mucha importancia. Simplemente conté una excusa a la cual nadie podría creer, pero de todas formas no me contuve en volver a hacerlo un par de veces más, hasta que uno de ellos me dio un fuerte golpe en un costado. Aún así valió la pena. Pues siempre había algunos peones de la Manada rondando por aquellos lares y, aunque mi aullido fuese el de un humano, mi voz y olor les indicaría quien era y lo que quería. Así es. Esperaba que pronto un pequeño ejército de lobos llegase como un pequeño seguro, por si las cosas empeoraban. Después de todo, aunque fuese problemático, Thorbald no dejaría que su mejor asesina perdiese la vida a no ser que fuese bajo sus manos. Y aunque fuese así, y aún sabiendo que no era ninguna chivata, no arriesgaría que cualquier idiota sacase de mí toda la información que poseía.


La luz parpadeante de la chimenea, además de alguna que otra vela, iluminaban la exagerada habitación en tonos rojizos. Fueron también esas mismas llamas las que iluminaron el rostro del que parecía dirigirlo todo y, cómo no, era un licántropo exiliado. Su olor lo confirmaba, pero no solo eso, sino que alguna que otra cosa sabía sobre él. Después de todo, aún sin habernos visto nunca, fuimos compañeros en algún momento. "Camaradas" de la Manada. Y además de eso, tenía una copia casi completa de los archivos de la base de la Manada.

Le lancé una mirada al "chico vino", viendo ahora con claridad la realidad de nuestro encuenetro. Solté un bufido, a la vez que una sonrisa se dibujaba en mi rostro. Ya me decía mi instinto que no era un chico honrado. Al menos no en aquella ocasión.

Noté la daga contra mi espalda y después el filo acariciando mi mejilla, dejando detrás de si una fina línea de sangre. Y después el aliento apestoso de aquel lobo traidor... Ni me inmuté, al contrario, en cuanto pegó su rostro al mío le devolví la sonrisa. Claro que notaba los riesgos de aquella situación. ¡Pero venga! Era bien consciente de mi propio ser y personalidad. Soy una asesina la cual disfruta de la sangre y la muerte. No sería divertido si no experimentase alguna vez algo parecido en mi propia piel. Más que asustarme, hasta llegaba a excitarme.

Me eché a reír, primero con suavidad, pero cada vez con más y más fuerza, ignorando por completo las palabras del muchacho de pelo blanco, las cuales sonaron como las súplicas de un cachorro esperando las órdenes de su amo. - Perdonad. Esto sí que no me lo esperaba... - Dije tratando de limpiarme las lágrimas de risa con mi hombro, pues aún tenía las manos atadas. Con un movimiento de cabeza eché mi pelo hacia atrás y proseguí. - Tu eres el antiguo asesino de la Manada, ¿verdad? El que fue expulsado por el viejo Thorbald. Oí sobre ello. Qué humillación... - dije con una sonrisa juguetona. - Pero nunca supe por qué te dejaron marchar con vida... Tal vez este sea un buen momento para averiguarlo. - Incliné mi cabeza ligeramente de lado, esperando si contestaría o no a mi pregunta.

-No te conviene provocarme Eona..-habló el hombre, reflexionando un poco sobre lo que tenía planeado. Mientras continuaba caminando de un lado a otros frente a ellos, se rascaba la barbilla. Estuvo un rato en silencio, haciendo caso omiso a preguntas o respuestas.

-¿Aceptarías formar parte del gremio?-preguntó de pronto mirando a la licántropa- No era una mala oferta. Soltó una carajada y miró a Johannes, parándose frente a ellos-Bien muchacho, lo has intentado y el esfuerzo está, sin embargo debes mejorar. No estás del todo adentro, estarás bajo mi vigilancia. En cuanto tú, Eona, si no aceptaras, tendré que pensar que puedo hacer contigo. Conozco gente de la Manada, incluso tengo un par de amigos, y por supuesto, no son todos-el hombre se giró a mirar la chimenea y habló desde allí-Garantizaría tu seguridad en las catacumbas y alojamiento gratis donde desees. No pediré que te retires de tu clan, sólo que de vez en cuando hagas algún que otro trabajillo para mí-
El señor de asesinos, se giró para oír la respuesta de la muchacha.

Escuche la molesta risa de Eona, me pareció un gesto bastante indiscreto y precipitado considerando la situación, ahora veía porque había sido mi objetivo en primer lugar. se trataba de una persona demasiado orgullosa e impulsiva, seguramente una de esas acciones le había provocado estar ahora en este sitio, y claro que ese comportamiento le traería mas problemas en el futuro.

Al final de cuentas había sido el objetivo de ojos de asesino, no el mió, solo me había reservado a seguir ordenes. Las palabras de nuestro anfitrión, no me parecían del todo satisfactorias, no estaba satisfecho conmigo mismo, sabia que pude haberlo hecho mucho mejor si me hubieran dado un poco mas de tiempo. - Ni hablar... me esforzare mas para la próxima.

Me parece bien señor, ahora por favor, diga a sus hombre que desaten mis manos. Me acerque un poco a Eona y dirigí unas palabras a ella. - Me parece que te han ofrecido una muy buena propuesta, creo que deberías aceptarla, o acaso temes ser reprendida por faltar a la lealtad de tu amo, linda cachorra? anímate, me gustaría tener una aliada como tú.

Escuché silenciosamente la propuesta del lobo traidor. ¿Realmente perteneció a la Manada? Porque parecía demasiado estúpido para que fuese verdad. Debería de saber que era imposible que trabajase para él, no solo porque Thorbald era mi señor, sino porque si fue desterrado, ni siquiera aunque se tratase de una infiltración en sus filas no lo aceptaría. Y para terminar de poner la cereza en lo alto del pastel el "chico vino" me alentaba a aceptar... Que ilusos... Ambos...

Sonreía ante la atenta mirada del lobo y decidí primero contestar al humano. Pero solo palabras no servirían para "agradecerle" por lo que me había echo. Claro que eso no acabaría solo ahí. Aprovechando la cercanía me giré a él y con las manos aún a la espalda incliné la cabeza para darle un largo y apasionado beso. Se podría decir que duró más de lo necesario, pues estuve a punto de quedarme sin aire, pero al terminar no me aparté, me acerqué a su oreja y le susurré de tal forma que el lobo no pudiese oírnos con sus podridas orejas. - ¿Disfrutaste mi beso de la muerte? Volveremos a encontrarnos... -

Parecía que lo que había echo había funcionado bastante bien. Los guardas estaban, al menos, un poco desconcertados y ni me entretuve a observar la expresión del perro frente a mí, pues no era más que eso, un simple perro abandonado. Apreté los puños y en milésimas de segundo, con mi fuerza sobrehumana, rompí la soga que las mantenía unidos. Sin entretenerme corrí hacia la ventana, pues por el olfato sabía bastante bien dónde nos encontrábamos. Perseguida por unos gritos que me parecieron distantes y a cámara lenta, salté rompiendo el vidrio, colocando los brazos en cruz delante de mi rostro.

Al caer, ya no era más una humana cualquiera, sino un lobo en toda su belleza, corriendo con rapidez y agilidad entre las medio abandonadas calles de Lunargenta. Sabía dónde ir y qué hacer, pero lo primero era escapar, por esta vez... Eso sí, la venganza de la Sombra sería dulce...

El señor de los asesinos la dejó ir, soltando una carcajada con ganas. La licántropa dejó tras de sí cierta desconcertación en los guarda espaldas, y un rastro de vidrios. Ella sólo habría sufrido unos cuantos rasguños en el cuerpo, a causa de su salto.

El hombre miró a Johannes contento y le dijo.
-Bienvenido al gremio, pero aún nos debes algunas tareas para que podamos confiar en ti-Se acercó a una mesa donde habían varias botellas de hidromiel y acercó dos copas para luego verter el líquido y pasarle una a su nuevo recluta. -Brindemos por esto...-alzó su copa y bebió todo de un trago-No importa si no se unió, lo que me importaba era ver que tan arrogante era su actitud. Aunque me agradó ver su miedo. Ese beso exquisito que te dio, "el beso de la muerte "lo demostró. La desesperación hace locuras...-

Volvió a servir las copas una vez cuando se vaciaron y se sentó en el sillón, bebiendo más despacio. Parecía sentirse extasiado.
-Descuida, mis hombres no dejarán que te hagan daño. Tienes nuestra protección, te llamaremos en cuanto necesitemos algún trabajillo. Tienes alojamiento a cuenta de nuestra casa, siempre di, a nombre del Señor los Angelitos....-soltó otra carcajada.

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Bienvenido al gremio de Asesinos.

Recompensa: 350 aeros y alojamiento en una de las mansiones de la ciudad más importante.
Experiencia: 20 ptos.
Eona: 10 ptos.

off-rol: por esta ocasión dejare pasar ese metarol, pero será la ultima ves...
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Recibí el beso de Eona, a lo que la empuje para echarla hacia atrás, y desenfunde una de mis katares para apuntar a su garganta. Escupí al suelo en muestra de desagrado y la mire de forma penetrante. Escuche su amenaza sin inmutarme ni un poco. Cuando quieras, volveremos a vernos.

De un momento a otro había escapado. al parecer ojos de asesino así lo quería, ya que de haber sido otra cosa, seguramente sus hombres hubieran disparado sus ballestas. me acerque lentamente a la ventana por la que había saltado. Al parecer tu arrogancia es grande. me has subestimado, eso me dará una gran ventaja.

Tome la copa otorgada por mi anfitrión y bebí calmadamente de ella. escuche sus palabras y me sentí bien al saber que había logrado ingresas al gremio. Sin lugar a dudas, vera mucho mas de su servidor, no ha visto ni una pequeña parte de lo que mis acciones son capaz de llevar a cabo. y por ese estupido beso, no me preocupa.

Continué bebiendo de mi copa y me aproxime a uno de los sillones, para sentarme. Me parece perfecto, esperare por uno de sus trabajos...