Atrapa al ladrón-Cimientos [MASTER/quest]

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Su capucha ondeaba tras él por la misma velocidad con la que huía. El ruido de las herraduras del animal sonaba con ritmo en su paso y presuroso. Sus armas entrechocaban entre sí en su cinturón, una espada, dagas y algunos dardos.

Galopó por callejones entre edificios construidos allí, donde podía versen verse borrachos tirados, mujeres semidesnudas con dos o tres tipos apretándose en algún rincón, grupos de hombres encapuchados, y algunos a los que se les podía ver el rostro, miraban con una sonrisa malévola, surcada por cicatrices, a cualquier extraño que pasara.

Se podían oír peleas, y gritos de gente en algún lado. ¿Qué lugar era este, debajo de una ciudad maravillosa como lo era Lunargenta? No todo parecía ser color rosa... Donde quiera que fueres, siempre hay una sombra de misterios y un lado oscuro. es que descubrir y decepcionarse.

La persecuccion con aquel ladron me condujo a un lugar que nunca antes habia visto de la ciudad. Estaba situado debajo de la ciudad al parecer, y el aspecto que tenia no era nada agradable a la vista. Los suburbios de aquella ciudad ofrecian un plano bastante diferente de Lunargenta. Edificios en mal estado, callejones oscuros que no parecian guardar buenas intenciones... Pero sobretodo lo que mas llamaba la atencion eran los habitantes.

La mayoria iban encapuchados, ademas de albergar numerosas cicatrices en su anatomia, en su rostro mayoritariamente. Sonrisas malevolas y miradas incomodas e indiscretas observaban todo lo que le pareciera ajeno y extraño. Algunos tenian mas pinta de ser animales que humanos corrientes. En este trozo de la ciudad residian todas aquellas personas que lo perdieron todo, o se perdieron ellos mismos como personas humanas que son, o que eran...

Al poco rato de llegar a las catacumbas de la ciudad, el ladron empezo a sumergirse en infinidad de callejones oscuros. Con mi vista noctuna lo segui como buenamente pude, aunque preferi mantener un ritmo constante en vez de ir rapido a por mi objetivo. Es verdad que yo solo podria darle caza, pero tambien me interesaba que el humano de antes no se perdiese por esta zona, toda ayuda me seria de utilidad ahora mismo. Me limite a seguir al hombre desde una distancia prudencial, con el fin de asegurarme de que el humano que se ofrecio a ayudar no me perdia de vista. Su cooperacion podria servirme.

Dos jinetes más se sumaron al maleante, escoltándolo. Se metieron a una calle donde la escolta se volteó bruscamente en sus caballos, haciéndoles parar sobre sus dos patas traseras, relinchando e intimidando al felino y a Aquilaus. El otro logró perderse de vista por el momento.

Ambos ayudantes del primer ladrón, desenfundaron sus armas y bajaron de un salto de sus animales, esperando a los contrincantes. Vestían de negro, con una máscara y capucha negra que ondeaba al ritmo de sus movimientos. Parecían ser rápidos y ágiles. Deberían tener mucho cuidado con ellos, o buscar una forma de engañarlos para escapar detrás del maleante al que debían seguir.

Otro hombre apareció por detrás de Zarknoss y Aquilaus. Estaban rodeados por tres ahora. Pero este nuevo, era corpulento, grande, de cuerpo pesado y musculoso. Portaba un hacha muy pesada. Tenia el torso desnudo, apenas con unos tirantes que se ajustaban cruzados en su pecho. Su pelo rizado, rubio caia en mechones desprolijos sobre su rostro y ojos de un asesino verdugo. Tenía una sonrisa demente, deseando divertirse un poco.

- ¿Quien viene a jugar primero con el "Gigante Aplastagusanos"?-dijo con voz gruesa el gigantón.

Dos encapuchados de un lado de la calle, un gigante apodado aplastagusanos del otro.

El humano que habia visto antes se ofrecio finalmente a ayudar, puesto que andaba detras mia dispuesto a dar caza al ladron. Intente divisar con un plan pero me era dificil... Tal y como dijo mi compañero, las calles de las catacumbas eran algo estrechas, a la par que tampoco habian muchos caminos a elegir. Dispararle una flecha podria ser buena idea, fallariamos probablemente, pero no pasaba nada por intentarlo - Opta por la flecha si asi lo prefieres - le dije sin ni siquiera girarme para visualizarle. Los pasos de su caballo me informaban de que se encontraba detras de mi.

Poco despues dos jinetes se unieron a la contienda. Vestian con ropajes oscuros y portaban mascaras. Rapidos y agiles supongo, para llevar esa clase de conjunto. Detras nuestra, un "giganton" con un hacha enorme aparecio en el callejon. Con su voz grave y su arma de grandes proporciones trato de amenazarnos. Huir de ellos a la minima causaria problemas, enfrentarnos provocaria que el ladron huyese si tardamos mucho. Teniamos que engañarles de alguna manera

Pare en seco al ver a los jinetes deteniendo mi avance. En cuanto bajaron y nuestros tres oponentes hicieran acto de presencia, le hize una seña al humano de que atacara al bandido de la derecha - A mi orden... - le dije tan solo para no dar muchas indicaciones al enemigo.

Aun a cuatro patas, desenvaine mi espada derecha. Con la mano derecha me la acerque a la boca para sostener el mango con mis dientes y me dirigi a por el encapuchado negro de mi derecha. Mi objetivo no era golpearle, sino darle la sensacion de que iba a ir unica y exclusivamente a por el. Antes de ponerme a corta distancia con el, me frene de golpe con mis patas delanteras, dando una pequeña voltereta lateral a ras del suelo hacia mi derecha ayudandome de mis piernas traseras para hacer esto posible, de tal forma que quedaria al lado del encapuchado de la derecha, a un metro y medio aproximadamente de distancia.

Tras esto, le ordene al humano que atacase al encapuchado de la derecha haciendo una seña con mi mano izquierda. Una seña que consistia en apuntar al caballo del humano y con un movimiento brusco apuntar con dicha mano al torso del encapuchado. Con esto queria revelarle que atacara su torso, con el fin de lanzarme hacia el bandido para atacar sus piernas, siempre y cuando el humano tomase la iniciativa y se lanzase el tambien.

Si se lanzaba atacaria al bandido lanzandome hacia sus piernas. En cuanto alcance el rango suficiente para atacarle a "mele", mi primer ataque constaria de un sablazo dirigido a sus rodillas de izquierda a derecha, efectuado con tan solo girar mi cabeza, puesto que la empuñadura de mi espada la sostenia con mis dientes.

Mi prioridad era atacar a uno de los bandidos para abrirnos paso de forma rapida. El otro no supondria problema a corto plazo, tan solo seria problematico si monta a lomos de su caballo y nos sigue, que seguramente sera lo que pase. El grandullon era fuerte, pero grande y lento, con cuidado podriamos prescindir de el.

Cuando ambos terminaron de batallar a los encapuchados con una buena estrategia, vino el "aplastagusanos" demasiado veloz para ambos, dándoles una sorpresa, y tomó a Aquilaus con una fuerza extraordinaria por su peso y lo lanzó contra una pared, haciéndole golpear fuertemente la cabeza, dejándolo inmóvil en el suelo.

Miró a Zarknoss para ver que hacía. Si lo atacaba a él o iría detrás de el ladrón antes que escapara. Le daba igual si el felino escapaba, pero ya tenía a uno para divertirse. Tomó su hacha y se interpuso entre el humano y el hombre bestia por las dudas, esperando...

Aquilaus quedó tendido en el suelo, completamente inconsciente por el momento. Tenía un corte en un costado de la cabeza, donde sangraba.

Zarknoss debía decidir si dejar ir al ladrón o ayudar a su compañero.


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Off rol: Aquilaus, puedes despertar en tu proximo post y seguir de acuerdo a las acciones en que quedes despues de lo que Zarknoss haga.

Justo despues de terminar con el bandido de la derecha, el de la izquierda parecia no responder ante nuestras acciones. Estaria atemorizado, o estaria reservandose para despues, quien sabe... El gigante apodado como "aplastagusanos" sorprendio a Aquilaus por su espalda. Lo agarro con fuerza y lo arrojo contra una pared, como si de un saco se tratase. Demasiada fuerza tenia aquel hombre, nos llevaria lo nuestro tirarlo abajo.

Una vez acabe con el encapuchado de la derecha, me gire en direccion al giganton que tomo por sorpresa al humano. El cuerpo de este cayo contra el suelo, el impacto de la pared lo habia dejado aturdido. Podia dejarle para seguir al ladron o ir a rescatarle, aunque no tarde en decidirme. En cuanto el gigante arrojo a Aquilaus, me lance hacia el gigante con el proposito de que creyera que le iba a atacar.

Al situarme a unos 3 metros de distancia, con la empuñadura de la espada aun en mi boca, arroje mi arma con un fuerte giro de cabeza hacia sus piernas, concretamente a la altura de las rodillas. Depende de su reaccion, tomaria una decision u otra.

Si saltaba para evadir el ataque, bastaria con pasar por uno de sus lados para sortearle y llegar hasta Aquilaus. Si lo bloqueaba, pararia de esprintar a cuatro patas para saltar en direccion a su hombro izquierdo, ejerciendo en el salto mas fuerza con las piernas que con los brazos. Queria evadir al agresor de Aquilaus saltando por encima suya, apoyando mi garra en su hombro para pasar de largo por arriba con una voltereta.

Sea cual sea la decision, si lograba sortearle iria directo por Aquilaus. Como lo estampo contra una pared no quedo lejos de nosotros, puesto que las calles son estrechas y llegar hasta el despues de evadir al giganton no era tarea dificil ni costosa, ni siquiera llevaria mucho tiempo. Si la espada lanzada anteriormente habia sido evadida, pasaria de largo por debajo del gigante, cayendo al suelo, por lo cual la recogeria y la envainaria de nuevo. Al llegar al humano accidentado, lo recogi con mis dos brazos y me dirigi hacia el caballo, esta vez estando "érguido". Lo apoye un poco mas atras del asiento donde estaba el sentado anteriormente y me monte yo posteriormente a lomos del caballo.

Ese humano controlaba al caballo con... creo que era asi... - pense con algo de duda. Coji las riendas del animal y le di un buen tiron hacia atras, con el fin de que el caballo arrancara con algo de suerte. Entre que es la primera vez que montaba a caballo y el peso que este tenia que soportar con dos personas, necesitaria suerte, quizas mucha.

El gigantón logró esquivar el arma, pero por un movimiento absurdo tropezó y cuando Zarknoss consiguió rescatar a Aquilaus, fue tras ellos cuando retomaron la persecución tras el ladrón. Éste se había adelantado bastante, pero no era imposible de alcanzarle.

Aquilaus iría recuperándose, pero el golpe que tenía le había dejado débil. Debería tratarse pronto su herida.

Cuando avanzaron un largo trecho más entre los adoquines de las calles de los suburbios de Lunargenta, llegó un punto donde no vieron rastro alguno del ladrón. En el suelo podían ver algo brillante, era una de las joyas: un brazalete de oro con piedras diamantes incrustadas adornando la joya, muy valiosa.

Cuando se detuvieran a tomar la joya, de la nada surgirían tres mujeres semidesnudas abalanzándose sobre ellos, arrojándolos al suelo y tratando de quitarles la ropa. Dos tomaron a Zarknoss y la otra a Aquilaus, quien recibió otro golpe de caída, quizá haciéndole mas daño.

-Estás herido, déjame que te cure...-dijo una de las mujeres, con cabello rubio, acercando sus labios a él, y acariciando su cabello. Era como si usaran la calle misma, en medio de todo, de cama. Lo mismo sucedió con el felino, a quien las dos mujeres tomaron salvajemente.

Eran presas fáciles, y los estaban fastidiando mucho, sin embargo, el infortunio del humano, más la demora a causa de las mujeres, le complicaban la persecución. Una divisó la joya y deseaba robarla. ¿Cómo lograrían deshacerse de ellas?

Seguiamos al ladron a traves de las calles oscuras de las catacumbas de Lunargenta. A pesar de ser la primera vez que montaba en caballo, tampoco parecia muy dificil montar y domar este animal. La persecuccion transcurria algo mas tranquila de lo que se esperaba. Hasta que no nos habiamos recorrido un largo trecho no sucedio nada en especial. El giganton nos perseguia, pero con esa lentitud que tenia tardaria bastante en alcanzarnos. No habia que olvidar la enorme hacha que portaba entre sus manos, eso debe pesar muchisimo, con lo cual lo retrasaria mas.

Despues de un buen rato persiguiendo nuestro objetivo, una especie de objeto brillante se pudo divisar en la distancia - Sera una de las reliquias que le robaron? - no estaba seguro de ello, pero si lo era entonces deberia recuperarla. Di un buen tiron hacia atras con las riendas del caballo, el cual paro al cabo de unos segundos. Agarre con firmeza el cuerpo de Aquilaus para que no se cayese en cuanto el caballo parase de golpe - Tranquilo, en cuanto acabemos con esto te mandare a un medico - dije bajando del caballo para recoger el objeto. Se trataba de un brazalete con adornos incrustados en el, tenia un aspecto bastante bello y lujoso, asi que deberia de ser una de las reliquias. Se le habra caido al ladron durante el trayecto, supongo.

Antes de poder recogerlo, una mujer semidesnuda se abalanzo sobre Aquilaus, tratando de quitarle la ropa. Parecia estar desesperada por tratar con un hombre de esa manera, o quizas sea una sirvienta del ladron al que perseguiamos, que tan solo nos queria distraer de nuestro proposito.

Antes de acudir en su ayuda, otras dos se abalanzaron sobre mi de la misma manera. Intente deshacerme de ellas mientras me levantaba, pero me cogieron con tanta fuerza que incluso me arañaban los brazos, asi que tuve que actuar de una manera muy poco caballerosa. Saque mis garras y con un fuerte rugido felino les di un buen zarpazo poco mas arriba de los pechos de ambas mujeres, las cuales me estaban acosando en medio de la calle. Me sabia mal tratar a una pobre mujer asi, pero en cierto modo me molestaba esa manera con la que me trataban. Por otro lado, era un hombre prometido y debia mantener mi promesa y mi fidelidad a mi amada.

Una de ellas intento robar la reliquia, pero antes de que llegase a ponerle un dedo encima, desenvaine mi espada con la mano derecha, apuntando al rostro de la mujer - No tendre piedad porque seais mujeres... - le adverti mientras me agachaba para recoger el brazalete, depositandolo en una pequeña bolsa que tenia en el cinturon de mi armadura de cuero. Tras esto me dirigi a la mujer que trataba a Aquilaus. Si el humano no se deshizo de ella por su cuenta, ya me encargaria yo de hacerlo - Deja al humano en paz, YA! - le adverti con mi espada en mano.

Si todo se resolvia de manera pacifica, cogeria a Aquilaus de nuevo para cargarlo en el caballo, volviendo a montar sobre este - Volved a vuestros hogares. Nosotros no somos hombres con los que debais estar - envaine de nuevo mi arma y volvi a tomar las riendas del animal, prosiguiendo la persecuccion.

En el fondo, agradeci a los dioses que las mujeres que nos asaltaron eran humanas. Si llegaran a ser elfas... las cosas se habrian puesto muy complicadas para mi...

Las mujeres se apartaron y ambos amigos podían seguir el camino.

Justo cuando volvieran a ver al ladrón galopando en dirección a una de las últimas calles del suburbio antes de salir de la ciudad, pudieron ver a una mujer en el suelo, forcejeando con cuatro hombres que desgarraban sus ropas, y la golpeaban. Y un poco más lejos, a un quinto sujeto dándole una golpiza con una silla al que parecía ser la pareja de la mujer. Había desparramadas varias monedas por el suelo alrededor de esa escena.

-¡Socorro por favor! ¡No, basta... por favor!-sollozaba la muchacha quien tenía el rostro ensangrentado. El joven no se movía.

-Vamos desgraciada, no te esfuerces porque acabaras como él-uno la tomó del pelo y le giró bruscamente la cabeza en dirección al muchacho tendido boca abajo en el suelo, que aún seguía siendo golpeado en espalda y cabeza. Había mucha sangre en su cabeza, brazos y suelo bajo su abdomen.

Podían verse a los sujetos armados con cuchillos.

Estaban muy cerca de atrapar al ladrón y allí habían dos jóvenes a punto de morir.. o al menos la muchacha y cinco agresores.

Proseguimos nuestro recorrido. Aquilaus parecia recuperarse del golpe que sufrio anteriormente, aunque seguia algo herido por la pelea. La intervencion de aquellas mujeres parecio agravar un poco mas sus heridas, necesitaba llevarlo ante alguien despues de esto para que le curasen.

Despues de un rato de galope, tuvo lugar un succeso bastante tragico. En una de las ultimas calles de las catacumbas se pudo divisar a una joven sufriendo un maltrato por parte de cuatro hombres. A su vez, otro joven era azotado por un quinto hombre, le golpeaba con lo que parecia ser una silla. Una escena de por si bastante lamentable, incluyendo tambien los lamentos de la joven por sufrir tales tratos.

Podriamos bajar del caballo para ayudar, pero... Seria lo mas recomendable?

Por un lado, la distancia que teniamos con el ladron cada vez se acortaba mas. La salida de los suburbios, la cual tampoco estaba lejana a nosotros, conducia a las afueras de la ciudad. Si la salida nos llevara adentro de la ciudad podiamos dejarlo a su aire por un tiempo para ayudar a los desafortunados jovenes, ya que los guardias podian ayudarnos en nuestra labor, pero si salia de la ciudad, que era lo que estaba a punto de hacer, nuestra mision seria un fracaso.

Por otro lado, estos jovenes tambien estaban pidiendo auxilio, al igual que la señora de antes a la que nos habiamos ofrecido a ayudar. Solo habia una cosa que diferenciaba ambos casos. La primera señora queria recuperar un par de reliquias, objetos que tan solo alguien con mucho dinero podia comprar, o al menos eso era lo que Elise me decia sobre esa clase de objetos lujosos y brillantes. Los jovenes que tenemos ante nosotros son vidas humanas, personas con sentimientos...

Por ultimo, tambien era probable que los jovenes que estaban siendo masacrados fuera tan solo una trampa. Esperaria a que alguien se acercase a ayudarlos para que fueran todos a por el ayudante, o quizas no. Los humanos entre ellos son listos, pueden organizar trampas tan bien elaboradas que podian engañar a cualquiera.

Que valia mas la pena, recuperar unas reliquias o proteger unas vidas humanas? Mire a Aquilaus a los ojos. Necesitaba saber que tenia pensado hacer en ese momento, aunque yo ya lo tenia claro - Crees que podras cogerle tu solo? - le dije ofreciendole las riendas del caballo. Esperando una respuesta afirmativa por su parte, empeze a prepararme dispuesto a saltar del caballo a pleno galope - Nos reuniremos mas tarde en la casa de la señora. Cuidate vale? - le eche un ultimo vistazo al humano, antes de volver a mirar la terrible escena de antes. Tarde o temprano volveria a verle, ya que yo tenia una de las reliquias guardada en mi pequeña bolsa, y si queria conseguir la recompensa me necesitaba el a mi, y yo a el.

Apoye mis manos en el costado del caballo, sacando las uñas de ambas extremidades, tanto las manos como los pies, con cuidado para no cometer una pequeña estupidez, como por ejemplo que mis garras se clavasen en la carne del caballo sin querer. Con un rugido propio de un felino, el cual fue aumentando de intesidad poco a poco hasta convertirse en un rugido propio de una bestia salvaje, salte del caballo en marcha.

Al llegar al suelo di una pequeña voltereta hacia mi izquierda para amortiguar el golpe sufrido por la caida. Sin demorarme me dirigi a cuatro patas como una bestia a por los agresores de la joven. Al llegar donde estaban los cuatro primeros hombre que maltrataban a la mujer, me lance sobre el que mas cerca tenia de los cuatro, con el fin de arrojarlo al suelo de golpe. Despues me acerque adonde estaban el resto de hombres, desenvainando mis espadas en cuanto alcanzase a estar debajo de ellos. Me agacharia para dar un total de 3 espadazos a las rodillas de aquellos hombres, un espadazo para cada uno.

Tras esto terminaria mi accion ofensiva lanzado la espada de mi mano derecha a la espalda del otro hombre, cerca de su costado y de su riñon izquierdo. Desenvainando la otra espada, me acerque nuevamente a cuatro patas a por el quinto hombre para arrojarlo al suelo, cojiendolo de sus ropajes y tirando hacia atras con pura fuerza bruta. Esto tambien me permitira atacar al hombre si mi lanzamiento de espada habia fallado.

Tras esto, coji al hombre del suelo por su vestimenta, estando yo encima suya. Otro rugido felino profirio de mis mandibulas, mientras le miraba fijamente a los ojos y posteriormente mirar al resto del personal, incluyendo los jovenes para analizar sus futuras acciones. Tan solo esperaba que se largasen de mi vista, todos, tanto los hombres como los jovenes. Aunque fuese una bestia pacifica, eso no quitaba que fuera agresivo, e incluso aunque fuera una bestia, eso no significaba que no tuviese corazon ni sentimientos. Si esto ultimo no fuese cierto, ahora mismo los jovenes maltratados estarian en un lugar mejor.

La flecha que Aquilaus fue certera y el ladrón cayó al suelo rodando por el impacto. El caballo huyó.

Zarknoss logró acabar y ahuyentar a los cinco maleantes.

El ladrón, tendido en el suelo con varios golpes, aferraba el pequeño saco de joyas en una de sus manos enguantadas. Tenía capucha, vestimenta y una máscara de cuero negro. ¿Aquilaus lo llevaría a la ciudad a que fuera juzgado?

El joven que rescató Zarknoss parecía muy mal herido, y la chica corrió a abrazar al felino sin importarle lo que fuera. Lloró sobre su pecho y habló entre sollozos.

-Por favor, dime que no está muerto, no puedo revisarle, te lo suplico-lloraba la joven toda temblorosa.


Off rol: Misión finalizada con éxito. Posteen lo último en:


Para recibir vuestra recompensa deberán postear lo último en ese link, desarrollando vuestro regreso y lo que hicieron con los heridos. Aquilaus, tú decides si el joven está vivo o muerto.

RECOMPENSA:
20 de experiencia+5 extras por el desarrollo creativo+pendientes de rubíes rojos+200 Aeros