[Misión informantes] Lilas y grosellas
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[Misión informantes] Lilas y grosellas
Beltrexus, 23:00 p.m.
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Tras rescatar a Víctor y disuadir el ataque del toro flamígero a la ciudad de Dundarak, los informantes volvieron a reencontrarse tiempo después en Beltrexus. Sus caminos volvieron a dividirse ya que Rauko y Elen estaban ocupados buscando la manera de deshacer la maldición que la nigromante Amaterasu le había puesto a la elfa amiga de Rauko.
Por otra parte, Manuela había estado tratando de relacionar el ataque de los nigromantes con otros muchos que se estaban sucediendo en Aerandir. Por ello, convocó a sus tres mejores hombres: No les había dado demasiados detalles de esta misión, únicamente que previamente deberían desarrollar sus habilidades como espías y conseguir determinada información. Así, su sobrino, Armand quedó con el trío en las afueras de Beltrexus en una lluviosa noche de invierno, en la ciudad de los brujos, donde el gremio tenía la sede.
-Beltrexus es una ciudad muy tranquila. Los índices de delincuencia son los más bajos de todo Aerandir. – informó, dato que era cierto. – Toda la calaña y escoria de la ciudad se esconde en el Estrella Azul, un burdel de lujo en el que se concentran traficantes, asesinos, prostitutas y otras maravillas de la ciudad. – continuó. Explicando su misión detrás de los muros. – Esta noche se celebra la final del torneo de cartas de Aerandir, y de todos los rincones del mundo han venido grandes campeones y gente influyente del mundo, pero tras este juego, hay una gran y peligrosa mafia detrás. – comentó haciendo especial hincapié en este aspecto. – El torneo me da igual, lo único que sé en relación a la misión es que alguien podría saber quién está detrás de los ataques de Dundarak. Manuela y yo creemos que el ataque de Amaterasu no fue fruto de la casualidad. – hizo una breve pausa. – Nuestros espías han interceptado una carta en la que mencionan que un tipo bajo el pseudónimo de Rostrohermoso podría tener algún tipo de relación con la nigromante. Vuestra misión es sencilla: Encontrarlo y obtener algo información del ataque o de quién hay detrás de él. Lo que sea. Cualquier cosa que obtengáis es más que lo que tenemos.– continuó diciendo Armand. – Pero tened cuidado. Recordad que sois espías, de primeras no os dejarán entrar sin invitación y, además, si vais preguntando por Rostrohermoso lo más probable es que jamás este os de la información. Y antes de que lo preguntéis, no, no tenemos ninguna descripción del hombre. – se colocó una capucha misteriosa. – No puedo permanecer mucho más tiempo aquí, debo volver cuanto antes o cogeré un constipado por esta lluvia. – apremió en una frase que podría parecer irónica pero que iba totalmente en serio. Y les entregó un pequeño papel con el plano del local.
- Burdel:
- Nivel -1
- Termas
- Almacén
Nivel 0
- Cantina
- Sala del torneo
Nivel 1
- Adivina
- Habitaciones
La información que Armand había mandado recuperar al trío de informantes era bastante poco concisa y poco detallada. Pero a fin de cuentas, ¿eran espías, no? O eso querían ser. Su misión parecía sencilla, al menos de primeras. Podrían distribuirse de muchas maneras y actuar de la manera que considerasen con total libertad.
* * * * * * * * * *
Bien, informantes, estáis ante una misión de tránsito que os ayudará a continuar con la trama de los nigromantes. Como es un torneo importante, me voy a permitir el lujo de introducir muchos personajes que he ido introduciendo en otras historias. Vuestra misión será encontrar a Rostrohermoso y obtener información sobre Amaterasu o los ataques.
La misión de los tres es la misma así que no habrá instrucciones específicas para cada uno por ahora. En este primer turno, poneos de acuerdo y encontrad una manera coherente de entrar al burdel y de dividiros las tareas de la manera que consideréis. Sed discretos pues podéis fallar en vuestra misión. El orden de los turnos será el siguiente: Bio-Ashryn-Fredericksen.
Ger
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
Era una noche tormentosa y fría, chapoteabamos agua por todos lados mientras nos dirigíamos al lugar donde nos esperaba el joven Armand para darnos una nueva misión -Vamos Ryn- Dije a mi compañera ofreciéndole mi mano para apurarla y al mismo tiempo evitar que resbalara en alguno de los constantes charcos de lodo y acabara estampada contra el piso -De prisa, no podemos dejar que Chucho llegue antes- Dije para apresurarla -Sería una deshonra para ti, para mí, para nuestros ancestros, para nuestras va...- Interrumpí la frase al resbalar levemente y caer en una serie de pataleos que con pericia me evitaron ser yo quien se estampara contra el piso de una manera nada elegante.
Finalmente tras varios tropezones y resbalones, casualmente míos la mayoría; llegamos a donde se encontraba nuestro jefe para esta nueva tarea -Señor Armand- Dije inclinándome levemente en un gesto típico de los nobles humanos -Señor Chucho- Repetí el gesto para saludar al otro informante y luego nos dispusimos a escuchar la explicación que Armand tenía para darnos; era una tarea sumamente dura, tendríamos que pasar toda la noche rodeados de mujeres fáciles y desnudas, con mucho licor y música festiva, un ambiente lleno de libertinaje, sexo y bebidas embriagantes -Y pensar que me pagan por estas cosas- Me dije en mi mente mientras volaba mi imaginación.
Intenté no reír cuando fue mencionado el nombre del sujeto que debíamos buscar, y es que Rostrohermoso no era algo que resultara especialmente intimidante -Armand, no... Espera- Dije para evitar que se fuera y luego guardé silencio durante unos instantes; la lluvia caía con fuerza mojándonos a ambos; nos miramos fijamente durante un rato hasta que el chico comenzó a impacientarse -No, nada, solo quería que te mojaras un poco más- Le dije al jovencito solo para molestarlo -Vamos, pequeños saltamontes- Dije a los novatos que me acompañarían en esta nueva aventura en tan inhóspito lugar.
¡Alto!- Me detuve poniendo mis manos en los hombros de mis compañeros de gremio -Necesitamos una coartada, nombres clave, bigotes falsos- Me adelanté un paso para mirar la cara de Ashryn -No, mejor olvida los bigotes falsos, no te quedarían bien- Corregí mientras pensaba en la mejor estrategia -Tú serás una aristocrática jovencita con deseos de... Probar... Los placeres del mundo- Le dije a la elfa esperando convencerla, luego me acerqué a Chucho poniendo mi mano en su hombro -Nosotros seremos un par de ingenuos e inocentes chicos que fueron convencidos por esta mala mujer para venir a este... Lugar de perdición- Esbocé una gran sonrisa ante tan brillante plan -Les recuerdo que está lloviendo, hay que darnos prisa- Les dije para apresurarlos esperando que aceptaran o plantearan un mejor plan; algo me decía que el fulano Rostrohermoso no iba a ser alguien fácil de encontrar.
Finalmente tras varios tropezones y resbalones, casualmente míos la mayoría; llegamos a donde se encontraba nuestro jefe para esta nueva tarea -Señor Armand- Dije inclinándome levemente en un gesto típico de los nobles humanos -Señor Chucho- Repetí el gesto para saludar al otro informante y luego nos dispusimos a escuchar la explicación que Armand tenía para darnos; era una tarea sumamente dura, tendríamos que pasar toda la noche rodeados de mujeres fáciles y desnudas, con mucho licor y música festiva, un ambiente lleno de libertinaje, sexo y bebidas embriagantes -Y pensar que me pagan por estas cosas- Me dije en mi mente mientras volaba mi imaginación.
Intenté no reír cuando fue mencionado el nombre del sujeto que debíamos buscar, y es que Rostrohermoso no era algo que resultara especialmente intimidante -Armand, no... Espera- Dije para evitar que se fuera y luego guardé silencio durante unos instantes; la lluvia caía con fuerza mojándonos a ambos; nos miramos fijamente durante un rato hasta que el chico comenzó a impacientarse -No, nada, solo quería que te mojaras un poco más- Le dije al jovencito solo para molestarlo -Vamos, pequeños saltamontes- Dije a los novatos que me acompañarían en esta nueva aventura en tan inhóspito lugar.
¡Alto!- Me detuve poniendo mis manos en los hombros de mis compañeros de gremio -Necesitamos una coartada, nombres clave, bigotes falsos- Me adelanté un paso para mirar la cara de Ashryn -No, mejor olvida los bigotes falsos, no te quedarían bien- Corregí mientras pensaba en la mejor estrategia -Tú serás una aristocrática jovencita con deseos de... Probar... Los placeres del mundo- Le dije a la elfa esperando convencerla, luego me acerqué a Chucho poniendo mi mano en su hombro -Nosotros seremos un par de ingenuos e inocentes chicos que fueron convencidos por esta mala mujer para venir a este... Lugar de perdición- Esbocé una gran sonrisa ante tan brillante plan -Les recuerdo que está lloviendo, hay que darnos prisa- Les dije para apresurarlos esperando que aceptaran o plantearan un mejor plan; algo me decía que el fulano Rostrohermoso no iba a ser alguien fácil de encontrar.
Bio
Aerandiano de honor
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
Le picó la espalda con un palito y no funcionó. Intentó hablándole de forma clara, pero suave y tampoco dio resultado. En ese punto estaba por lanzarle una manzana, cuando una nueva idea se le ocurrió; una divertida ocurrencia le atravesó por la mente. No es como que tuviese ganas de hacerlo —otra vez—, solo que…bueno, ¿a quién engañaba? Claro que quería volver a hacerlo, así que no iba a desaprovechar la oportunidad. Se acercó despacito hasta el cazador, cuidando quedar a una distancia prudencial que evitara que le clavara alguna flecha o la golpeara con una roca. Nada bueno podía resultar de aquella travesura, pero una aventura era más divertida si huele a peligro, por lo que no se permitió dudar y acercó sus labios a la mejilla del chico, aprovechando para susurrarle de forma burlesca, antes de apartarse para evitar cualquier daño que su persona pudiese sufrir por tal atrevimiento.
—Frederick…Manuela nos necesita y si no te despiertas me aseguraré de esta vez sí chuparte el alma —le sacó la lengua y tomó su mochila para empezar a caminar—. Te propongo un trato —pensó una manera de motivar tan largo viaje—. Si llegas primero a Beltrexus prometo comerme esas horrendas ardillas sin rechistar, pero si yo gano —sonrió de manera picara—, tendrás que ir en una cita conmigo.
Sabía que lo que proponía era completamente imposible; no obstante, tenía ganas de ver que tanto se esforzaría su compañero por evitar a toda costa pasar más tiempo con ella del ya establecido, por lo que antes de que Candau estuviese completamente lucido se puso a correr como si no hubiese un mañana. Según su sentido de la orientación, el atajo que estaba tomando le daría una ventaja sobre el cazador; aunque, existía el hecho de que él era más ágil, conocía mejor el bosque y no tenía reparos a la hora de buscar cómo salirse con la suya, así que evidentemente se encontraba en desventaja. Iba tan concentrada en llegar a la embarcación que la llevaría a Beltrexus, que ni siquiera se fijó que estaba a punto de chocar con alguien hasta que cayó de bruces en el suelo. Levantó la mirada, rezándole a Imbar para que aquella alma no fuese otro bandido o algo peor y no pudo evitar esbozar una sonrisa al encontrarse con el vampiro que tanto apreciaba.
— ¡Bio! —Le sonrió—. Me da gusto verte. ¿Manuela también te mandó llamar? —Arqueó una ceja dubitativa y rápidamente se puso de pie—. Espera, no tenemos mucho tiempo —se sacudió el vestido y su capa, tomando del brazo a su compañero—. Hice una apuesta con Chucho y debo llegar primero que él, así que corre.
Ni siquiera le dio tiempo de reaccionar, pues de la nada ya se encontraba jaloneándolo para que avanzara apresuradamente. Grave error, considerando que de un momento a otro el vampiro tomó las riendas del camino y ahora era él quien la llevaba casi volando. Al arribar en el puerto de las Islas Illidenses se vio corriendo una vez más como si no hubiese un mañana, siendo ayudada por Bio para no caerse en los charcos de lodo, aunque esto no fue muy efectivo, puesto que el vampiro no tardó en tambalearse cual gelatina, haciendo malabares para no terminar estampado en el piso, ante la risa burlesca de la ojiazul, quien no dudó en tomar su mano de nuevo para volver a su carrera. Realmente no estaba segura de cómo le haría para ganar aquella, pero tendría que hacerlo por el bien de su estómago, ya que no estaba dispuesta a comer aquellos animalitos, definitivamente tenía que ganar.
—¡Todo sea por nuestras vacas! —gritó antes de llegar a su destino, notando que Armand ya se encontraba ahí, pero otra silueta llamó su atención y no pudo evitar inflar las mejillas—. ¿Fue un empate?
Rogaba porque Frederick no le hubiese ganado, no se había esforzador corriendo como burro sin mecate para que al final él llegase primero. Armand no tardó en ponerlos al tanto de la misión, haciendo que Ashy hiciera un leve puchero, pues no quería volver a entrar en uno de esos lugares de mala muerte donde casi violaban a Elt. Claro que negarse solo estaba en sus pensamientos, considerando que ni de chiste se atrevería a desobedecer ordenes de su jefa, menos cuando estaba segura de que le faltaba poco para un ascenso, o al menos de un pequeño aumento. Miró a Bio cuando los animó a ponerse en marcha y optó por no moverse de su lugar. Lo conocía lo suficiente como para saber que no tardaría mucho en darse cuenta que necesitaban un plan antes de infiltrarse en aquel burdel y efectivamente no pasó mucho tiempo antes de que les gritara que se detuvieran, a lo que la rubia solo se encogió de hombros, mostrándole que no había dado ni un solo paso.
— ¿Puedo fingir ser una especie de vampira con una peluca rojiza? —Preguntó con inocencia, esperando poder usar un disfraz similar al que deseaba—. Puedo embarrarme de salsa de tomate y fingir que soy toda una experta en la seducción —le dio una pequeña mordida en el hombro— ¿Ves? Ya soy todo un vampiro —le guiñó un ojo y sonrió—. Aunque la idea del bigote no suena nada mal —se llevó un dedo a su mentón, ponderando sus opciones—. O podríamos fingir ser el Sr. y la Sra. Smith de nuevo y que Fre…amm Chucho sea nuestro mayordomo sordo y poco inteligente.
Sonrió triunfal ante su maravillosa idea y esperó la respuesta de sus compañeros, aunque algo en su interior le decía que sus sugerencias no iban a ser tomadas muy en cuenta. Bueno, una vez había pasado por mujer de moral distraída, no creía que le fuese a costar mucho volver a retomar ese papel y esta vez sería para un trabajo y no para robarle algo a un guardia. Lo que si no estaba segura era de poder lograr hacerlo bien con Frederick entrando en pánico cada cinco minutos.
—Frederick…Manuela nos necesita y si no te despiertas me aseguraré de esta vez sí chuparte el alma —le sacó la lengua y tomó su mochila para empezar a caminar—. Te propongo un trato —pensó una manera de motivar tan largo viaje—. Si llegas primero a Beltrexus prometo comerme esas horrendas ardillas sin rechistar, pero si yo gano —sonrió de manera picara—, tendrás que ir en una cita conmigo.
Sabía que lo que proponía era completamente imposible; no obstante, tenía ganas de ver que tanto se esforzaría su compañero por evitar a toda costa pasar más tiempo con ella del ya establecido, por lo que antes de que Candau estuviese completamente lucido se puso a correr como si no hubiese un mañana. Según su sentido de la orientación, el atajo que estaba tomando le daría una ventaja sobre el cazador; aunque, existía el hecho de que él era más ágil, conocía mejor el bosque y no tenía reparos a la hora de buscar cómo salirse con la suya, así que evidentemente se encontraba en desventaja. Iba tan concentrada en llegar a la embarcación que la llevaría a Beltrexus, que ni siquiera se fijó que estaba a punto de chocar con alguien hasta que cayó de bruces en el suelo. Levantó la mirada, rezándole a Imbar para que aquella alma no fuese otro bandido o algo peor y no pudo evitar esbozar una sonrisa al encontrarse con el vampiro que tanto apreciaba.
— ¡Bio! —Le sonrió—. Me da gusto verte. ¿Manuela también te mandó llamar? —Arqueó una ceja dubitativa y rápidamente se puso de pie—. Espera, no tenemos mucho tiempo —se sacudió el vestido y su capa, tomando del brazo a su compañero—. Hice una apuesta con Chucho y debo llegar primero que él, así que corre.
Ni siquiera le dio tiempo de reaccionar, pues de la nada ya se encontraba jaloneándolo para que avanzara apresuradamente. Grave error, considerando que de un momento a otro el vampiro tomó las riendas del camino y ahora era él quien la llevaba casi volando. Al arribar en el puerto de las Islas Illidenses se vio corriendo una vez más como si no hubiese un mañana, siendo ayudada por Bio para no caerse en los charcos de lodo, aunque esto no fue muy efectivo, puesto que el vampiro no tardó en tambalearse cual gelatina, haciendo malabares para no terminar estampado en el piso, ante la risa burlesca de la ojiazul, quien no dudó en tomar su mano de nuevo para volver a su carrera. Realmente no estaba segura de cómo le haría para ganar aquella, pero tendría que hacerlo por el bien de su estómago, ya que no estaba dispuesta a comer aquellos animalitos, definitivamente tenía que ganar.
—¡Todo sea por nuestras vacas! —gritó antes de llegar a su destino, notando que Armand ya se encontraba ahí, pero otra silueta llamó su atención y no pudo evitar inflar las mejillas—. ¿Fue un empate?
Rogaba porque Frederick no le hubiese ganado, no se había esforzador corriendo como burro sin mecate para que al final él llegase primero. Armand no tardó en ponerlos al tanto de la misión, haciendo que Ashy hiciera un leve puchero, pues no quería volver a entrar en uno de esos lugares de mala muerte donde casi violaban a Elt. Claro que negarse solo estaba en sus pensamientos, considerando que ni de chiste se atrevería a desobedecer ordenes de su jefa, menos cuando estaba segura de que le faltaba poco para un ascenso, o al menos de un pequeño aumento. Miró a Bio cuando los animó a ponerse en marcha y optó por no moverse de su lugar. Lo conocía lo suficiente como para saber que no tardaría mucho en darse cuenta que necesitaban un plan antes de infiltrarse en aquel burdel y efectivamente no pasó mucho tiempo antes de que les gritara que se detuvieran, a lo que la rubia solo se encogió de hombros, mostrándole que no había dado ni un solo paso.
— ¿Puedo fingir ser una especie de vampira con una peluca rojiza? —Preguntó con inocencia, esperando poder usar un disfraz similar al que deseaba—. Puedo embarrarme de salsa de tomate y fingir que soy toda una experta en la seducción —le dio una pequeña mordida en el hombro— ¿Ves? Ya soy todo un vampiro —le guiñó un ojo y sonrió—. Aunque la idea del bigote no suena nada mal —se llevó un dedo a su mentón, ponderando sus opciones—. O podríamos fingir ser el Sr. y la Sra. Smith de nuevo y que Fre…amm Chucho sea nuestro mayordomo sordo y poco inteligente.
Sonrió triunfal ante su maravillosa idea y esperó la respuesta de sus compañeros, aunque algo en su interior le decía que sus sugerencias no iban a ser tomadas muy en cuenta. Bueno, una vez había pasado por mujer de moral distraída, no creía que le fuese a costar mucho volver a retomar ese papel y esta vez sería para un trabajo y no para robarle algo a un guardia. Lo que si no estaba segura era de poder lograr hacerlo bien con Frederick entrando en pánico cada cinco minutos.
Ashryn Elaynor
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
No sabía porque demonios había accedido a aquello, quizá porque pensé que al fin podría dormir más de lo normal, que no debería preocuparme porque me apuñalaran en las costillas después de que la luna se metía. La verdad es que si había podido dormir un poco mejor que antes, ya no veía salir la luna y luego de un buen rato vagando en el bosque la salida del sol… bueno, si lo hacía, no quería perder la costumbre y solo me tomaba un día para descansar a gusto
La sensación de las babas había hecho que me despertara, resultaba asqueroso, lo que faltaba es que un animal salvaje me hubiese tomado por sorpresa, jamás se sabía que cosas del bosque podían acercarse cuando uno descansaba. Aquella voz conocida me hizo despertarme más alerta de lo que hubiese hecho el ruido de un animal, ya sabía de dónde venían las babas, efectivamente era de un ser del bosque.
Me senté mientras me limpiaba la mejilla con la manga de mi camisa, ¿Acaso aquella elfa no se cansaba de atentar contra mi vida? Quizá era de esas personas que disfrutan con el dolor, tanto propio como ajeno, tarde o temprano me tocaría tomar medidas en el asunto pero pro el momento supuse que me tocaba escuchar mientras seguía limpiando las babas.
La alerta de Ashryn había sido grave, esta vez sí pretendía chuparme el alma, siempre supe que era un ser maligno que se alimentaba de almas y ahora tenía pruebas, ahora todo mundo debía de creerme.
- ¡Lo sabía! – Dije mientras trataba de alejarme de la chupa almas. – Todo este tiempo intentabas robarme el alma… espera ¿Manuela nos necesita? – No había captado aquella parte del mensaje ¿Qué sucedía ahora?
Desgraciadamente los datos nuevamente no fueron los suficientes, ya no me asombraba, aquella elfa solo servía para babearme y tratar de robarme el alma. Claro, también servía para hacerme entrar en pánico, esta vez uso un trato que no sonaba muy amistoso, si perdía debía ir a una cita, posiblemente “una cita” era una referencia a “Tú ultima cena.” Antes de siquiera quejarme Ashryn ya había salido corriendo, eso era una mala señal, tomé rápido mi bolsa que estaba vacía por el momento y ajuste el carcaj con las flechas, por ultimo guardé el arco en el carcaj y salí corriendo, no sabía cuanta ventaja me llevaba la chupa almas pero no pensaba perder.
Escalé rápidamente un árbol y aproveché a saltar de rama en rama, aquello era mucho mejor que correr y el único peligro que había era que me cayese como de costumbre y me doblara una pierna, pero esta vez no sería así… o eso esperaba. Me sujeté todo lo que podía de las ramas mientras avanzaba, si no hubiese sido por aquello ya hubiese topado los dientes en el suelo.
Tardé un rato en llegar hasta la embarcación que me llevaría hasta las islas Illidenses pero por suerte no había rastro alguno de la elfa “Bien, supongo que deberá acostumbrarse a las ardillas.” Aunque realmente también comía conejos a escondidas, tenía mejor sabor, sería divertido ver como de ahora en adelante la elfa se alimentaba de ardillas mientras yo seguía con mi dieta de diferentes animalitos.
No sabía cómo pero finalmente había llegado al compás de la lluvia, no tenía que esperar equipaje alguno ya que todas mis cosas las llevaba a la mano, bajé del barco y me apresuré a buscar el punto de encuentro, aquello sería lo más difícil del asunto. Entre barro y caminando por todos lados pidiendo la indicación logre llegar al punto donde Armand esperaba, por serte era el primero en llegar.
La elfa no demoró en llegar y sorprendentemente estaba junto a Bio “Oh no, esta noche va a ser muy larga.” Ya me había resignado a los sucesos, malos apodos, intentos de asesinato por parte de la elfa, que puedo decir, era lo que cualquier ser en el mundo podía desear… claro, ni yo me lo creía, otra vez tenía mala suerte en mi vida.
- Ni loco, yo gané, preparate para comer ardillas desde que despiertes hasta que te duermas. - Dije en respuesta a la elfa, un empate no era una opción. – Saludos Bio. – Dije tratando de no mostrar molestia alguna por lo de “Chucho”, al menos esta vez había sido acompañado pro un “Señor”… aunque yo no era tan viejo.
El trabajo que ibamso a tener sonaba algo complicado, además el sitio sonaba desagradable, adentro iba a estar todo tipo de personas, aquello iba a ser algo difícil con lo cual lidiar… a menos que entrara en uno de mis planes improvisados interpretando a alguien, eso ya me había servido una vez y no veía por qué no funcionaría de nuevo.
Luego de que Armand se mojara un poco a causa de una broma del vampiro estaba dispuesto a tomar rumbo al trabajo, no había nada que me detuviese, solo la alerta del vampiro ¿Ahora qué sucedía? ¿Habían visto algo interesante o se les había ocurrido algo? Las ideas de que hacer iban i venían, algunas sonaban bien y otras… no tanto, ni loco iba a ser un mayordomo poco inteligente, sordo quizá.
- Veamos, primero que nada necesitamos invitación… y creo que ninguno cuenta con ella. – Aquel era el punto más importante. – Segundo, serías un desastre como vampira. – Dije mirando fijamente a Ashryn.– Quizá puedas chupar almas y eso… pero como vampira no cuelas. Disfrázate de ardilla si quieres,así te familiares con tus próximas comidas.- Tome un poco de aire mientras pasaba las manos por mi cara. – Tristemente apoyo la idea de los jóvenes y la aristócrata, pero aun queda un problema… - Estiré mi camisa verde tratando darlo a entender con facilidad.– Necesito algo menos resaltante, eso solo sirve para camuflarme en el bosque, estaremos rodeado de gente de alta clase y vestir como ellos es lo más importante en el asunto… Tengo una idea pero no es tan caritativa, buscar en las cercanías a los nobles o a la gente que toma un descanso y tomar sus ropas prestadas, luego quitarles la invitación si la traen encima ¿Qué dicen?
La sensación de las babas había hecho que me despertara, resultaba asqueroso, lo que faltaba es que un animal salvaje me hubiese tomado por sorpresa, jamás se sabía que cosas del bosque podían acercarse cuando uno descansaba. Aquella voz conocida me hizo despertarme más alerta de lo que hubiese hecho el ruido de un animal, ya sabía de dónde venían las babas, efectivamente era de un ser del bosque.
Me senté mientras me limpiaba la mejilla con la manga de mi camisa, ¿Acaso aquella elfa no se cansaba de atentar contra mi vida? Quizá era de esas personas que disfrutan con el dolor, tanto propio como ajeno, tarde o temprano me tocaría tomar medidas en el asunto pero pro el momento supuse que me tocaba escuchar mientras seguía limpiando las babas.
La alerta de Ashryn había sido grave, esta vez sí pretendía chuparme el alma, siempre supe que era un ser maligno que se alimentaba de almas y ahora tenía pruebas, ahora todo mundo debía de creerme.
- ¡Lo sabía! – Dije mientras trataba de alejarme de la chupa almas. – Todo este tiempo intentabas robarme el alma… espera ¿Manuela nos necesita? – No había captado aquella parte del mensaje ¿Qué sucedía ahora?
Desgraciadamente los datos nuevamente no fueron los suficientes, ya no me asombraba, aquella elfa solo servía para babearme y tratar de robarme el alma. Claro, también servía para hacerme entrar en pánico, esta vez uso un trato que no sonaba muy amistoso, si perdía debía ir a una cita, posiblemente “una cita” era una referencia a “Tú ultima cena.” Antes de siquiera quejarme Ashryn ya había salido corriendo, eso era una mala señal, tomé rápido mi bolsa que estaba vacía por el momento y ajuste el carcaj con las flechas, por ultimo guardé el arco en el carcaj y salí corriendo, no sabía cuanta ventaja me llevaba la chupa almas pero no pensaba perder.
Escalé rápidamente un árbol y aproveché a saltar de rama en rama, aquello era mucho mejor que correr y el único peligro que había era que me cayese como de costumbre y me doblara una pierna, pero esta vez no sería así… o eso esperaba. Me sujeté todo lo que podía de las ramas mientras avanzaba, si no hubiese sido por aquello ya hubiese topado los dientes en el suelo.
Tardé un rato en llegar hasta la embarcación que me llevaría hasta las islas Illidenses pero por suerte no había rastro alguno de la elfa “Bien, supongo que deberá acostumbrarse a las ardillas.” Aunque realmente también comía conejos a escondidas, tenía mejor sabor, sería divertido ver como de ahora en adelante la elfa se alimentaba de ardillas mientras yo seguía con mi dieta de diferentes animalitos.
No sabía cómo pero finalmente había llegado al compás de la lluvia, no tenía que esperar equipaje alguno ya que todas mis cosas las llevaba a la mano, bajé del barco y me apresuré a buscar el punto de encuentro, aquello sería lo más difícil del asunto. Entre barro y caminando por todos lados pidiendo la indicación logre llegar al punto donde Armand esperaba, por serte era el primero en llegar.
La elfa no demoró en llegar y sorprendentemente estaba junto a Bio “Oh no, esta noche va a ser muy larga.” Ya me había resignado a los sucesos, malos apodos, intentos de asesinato por parte de la elfa, que puedo decir, era lo que cualquier ser en el mundo podía desear… claro, ni yo me lo creía, otra vez tenía mala suerte en mi vida.
- Ni loco, yo gané, preparate para comer ardillas desde que despiertes hasta que te duermas. - Dije en respuesta a la elfa, un empate no era una opción. – Saludos Bio. – Dije tratando de no mostrar molestia alguna por lo de “Chucho”, al menos esta vez había sido acompañado pro un “Señor”… aunque yo no era tan viejo.
El trabajo que ibamso a tener sonaba algo complicado, además el sitio sonaba desagradable, adentro iba a estar todo tipo de personas, aquello iba a ser algo difícil con lo cual lidiar… a menos que entrara en uno de mis planes improvisados interpretando a alguien, eso ya me había servido una vez y no veía por qué no funcionaría de nuevo.
Luego de que Armand se mojara un poco a causa de una broma del vampiro estaba dispuesto a tomar rumbo al trabajo, no había nada que me detuviese, solo la alerta del vampiro ¿Ahora qué sucedía? ¿Habían visto algo interesante o se les había ocurrido algo? Las ideas de que hacer iban i venían, algunas sonaban bien y otras… no tanto, ni loco iba a ser un mayordomo poco inteligente, sordo quizá.
- Veamos, primero que nada necesitamos invitación… y creo que ninguno cuenta con ella. – Aquel era el punto más importante. – Segundo, serías un desastre como vampira. – Dije mirando fijamente a Ashryn.– Quizá puedas chupar almas y eso… pero como vampira no cuelas. Disfrázate de ardilla si quieres,así te familiares con tus próximas comidas.- Tome un poco de aire mientras pasaba las manos por mi cara. – Tristemente apoyo la idea de los jóvenes y la aristócrata, pero aun queda un problema… - Estiré mi camisa verde tratando darlo a entender con facilidad.– Necesito algo menos resaltante, eso solo sirve para camuflarme en el bosque, estaremos rodeado de gente de alta clase y vestir como ellos es lo más importante en el asunto… Tengo una idea pero no es tan caritativa, buscar en las cercanías a los nobles o a la gente que toma un descanso y tomar sus ropas prestadas, luego quitarles la invitación si la traen encima ¿Qué dicen?
Fredericksen
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
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El burdel no es que estuviera únicamente plagado de nobles, sino más bien de un compendio de gente de todas las clases sociales. Los apasionados a las cartas (y a las mujeres) eran los que atiborraban aquel local.
Una vez lograron entrar, la cantina sería lo primero que visualizarían nada más entrar, el lugar estaba repleto de mujeres ligeras de ropa o que directamente se mostraban sin escrúpulos tal y como los dioses las trajeron al mundo. Había otras, más pudorosas, que formaban parte de los invitados, y lo mismo podía decirse de muchos de los invitados.
-¡Apúntense al torneo! ¡Queda una plaza libre para la partida de cartas! ¿Alguno de ustedes quiere participar? – clamaba un tipo, que parecía ser el organizador del torneo. – Conseguid la ficha de jugador pagando la cuota de inscripción de 300 aeros la recompensa es de… ¡1000 aeros! – invitaba aquel hombre de una manera muy cordial. -
Había mucha gente en el local, entre los que destacaban:
Una mesa con cortesanas en la que destaca la figura de una que parece ser la jefa, ellas son las que más tiempo pasaban en aquel lugar, por lo que cualquiera de ellas podría saber, tal vez, algo acerca del hombre que buscaban.
- Talía Karenina:
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Dos tipos, uno más pequeño y espabilado y otro una mole medio imbécil, disfrazados. Estaban sentados en una mesa especial y sobre ellos pesaba el cartel de VIP. Asegurando ser la "consigna de dinero". Candau tal vez los hubiese visto, o quizás aún no los hubiera conocido.
- Crane:
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- Barricus:
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Un hombre bestia con figura de lince. Con aspecto de guerrero, vestido con armadura y con cara de no ser mal tipo. Lucía una ficha de jugador del torneo.
- Imargo Ja'Zad:
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- Vladimir el Inmortal:
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Una chica joven, vestida con un abrigo que tomaba nota de todo cuanto veía, y realizaba notas constantemente en su libreta, con mucha prisa y muy nerviosa, haciendo entrevistas a todos los presentes, especialmente a aquellos que veía con ficha de jugador. Una periodista sin lugar a dudas.
- Pipa Wright:
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Otra mujer que danzaba sobre el escenario con gran habilidad, realizando movimientos con habilidades de fuego, demostrando ser también bruja. Tal vez supiese algo si frecuentaba aquel lugar.
- Keira Brabery:
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Un gentleman bastante anciano que, con su elegante vestimenta y su porte seria, parecía un tipo competitivo, aficionado a las cartas. La insignia que llevaba en la chaqueta lo identificaba como profesor de la academia tensái.
- Ernest Rutherford:
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* * * * * * * * * * * *
No sé muy bien a qué acuerdo habéis llegado para entrar, pero os he entendido que lo vais a hacer por la puerta normal como dios manda, adoptando una identidad falsa. Me parece bien, no tendréis problemas para ello. Terminad de narrar vuestra entrada y os encontraréis con los distintos personajes en la primera estancia.
Sabéis que me gusta dar libertad en mis misiones, cada uno podréis relacionaros con uno de los 7 grupos y preguntarle lo que queráis con disimulo. Sois espías, y los objetivos tienen personalidades distintas, así que usad la psicología para obtener la información. Podéis ir juntos si lo preferís, pero abarcaréis menos. Adicionalmente, uno podrá apuntarse al torneo de cartas (estiraos, es la recompensa en aeros de la misión), las posibilidades de ganar son bajas, pero podéis conseguirlo y tal vez os ayude a resolver la misión. Recordad que vuestra misión principal es conseguir información de los ataques de los nigromantes en general, y de Amaterasu en particular.
Ger
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
Me había emocionado cuando la rubia mencionó que veríamos a Chucho, tenía muy buenos recuerdos junto a él, como la vez que los maleantes intentaron matarnos, o la vez que las sirenas intentaron matarnos, o la vez que... Bueno de momento no había más veces con intentos de matarnos, por ahora -No creo que sea un empate- Le susurré al notar que el joven cazador ya se encontraba allí.
¿Comer ardillas?- Pensé sin decir nada, vaya que tenían manías extrañas los jóvenes de ahora, antes de entrar Ryn compartió algunas de sus ideas -Me gustan las pelirrojas pero no creo que- Interrumpí mis palabras ante la repentina mordida -No, no, mordidas no, son mi debilidad- Dije alejándome para esconderme detrás del arquero -Si vas a comerte a alguien, que sea a Chuchito, es un sacrificio que estoy dispuesto a aceptar- Dije bromeando y rápidamente secundé al chico en su opinión de que el papel de vampira era muy poco creíble.
La tercera opción sonaba más aceptable, aunque tenía al menos una objeción -Espera, él no tiene cara de mayordomo, ni de sordo, ni de... Bueno...- No terminé la frase gracias a que el chico planteó algunas dudas y sugerencias, algunas interesantes, otras relacionadas con ardillas como aperitivo, pero entre las interesantes, lo de la invitación resultaba un problema -Pero que desastre de idea ¿Y te haces llamar cazador?- Protesté ante el plan del joven para luego aportar mi propio plan que estaba muy bien pensado -Es mejor buscar en las cercanías a los nobles o a la gente que toma un descanso y tomar sus ropas prestadas, luego quitarles la invitación si la traen encima- Dije en tono serio señalando a unos arbustos cerca de la entrada.
Vamos, vengan conmigo- Les dije acercándome al camino que llevaba directo a la entrada donde pasaban algunos hombres muy bien vestidos -Esperaremos al indicado- Susurré mientras veíamos pasar a un sujeto de la estatura de Chucho y vestido con un elegante y formal traje negro de gala -Ese no es el indicado- Negué con la cabeza dispuesto a esperar otro -Éste sí que lo es- Señalé al que ahora se acercaba, un hombre del tamaño de nuestro arquero pero más o menos con el triple de su peso -Ayuda, por favor, no puedo ponerme el vestido- [1] Dije escondido usando la voz de Ryn para atraer al incauto -Ayuda por favor, estoy indefensa y desnuda- Añadí con la misma voz para asegurarme de atraerlo y funcionó.
El sujeto acudió caballerosamente y con muy buenas intenciones en busca de aquella damisela en apuros pero solo encontró un fuerte golpe en su cuello que lo derribó -Así se hace, rápido y sin dolor- Al terminar de decirlo noté que comenzaba a levantarse así que le di otro golpe para terminar de neutralizarlo -Listo- Dije pero aún seguía intentando levantarse -Oh vamos ya duérmete- Dije empujando la cabeza del hombre contra el piso a patadas aunque seguía sin quedar neutralizado así que tomé una piedra del piso y -No, ya por favor deja de golpearme, toma mi dinero, es todo lo que tengo- Dijo entregándome una pequeña bolsa con monedas y otras cosas que cayeron al piso -No queremos tu dinero- Dije mientras tomaba la bolsa y la llevaba a mi bolsillo, entre sus cosas habían caído también un par de atractivas invitaciones para el acaudalado joven y apuesto Gregory G. Y una acompañante, seguro serviría para que el par de chicos entraran sin problemas, claro, después que despojaran al sujeto de su ropa.
Ya, cálmate, mírame, mírame, ya, no más golpes- Dije al sujeto para calmarlo mientras le hacía señas a Chucho y Ryn para que lo golpearan -Esto se ve interesante- Dije tomando lo que parecía ser una otra invitación, hablaba de un selecto torneo de cartas, si era tal como se veía, mucha gente importante estaría allí -Con eso podrán entrar- Dije ofreciéndoles la entrada mientras yo me quedaba con la tarjeta del torneo -Los espero adentro, mantendremos contacto visual entre nosotros pero hay que parecer desconocidos, si algo sale mal solo salgan de ahí y finjan que no me conocen- Les advertí teniendo en cuenta mi habilidad especial para meterme en problemas.
Al ver la tarjeta en la puerta me invitaron a entrar sin problemas, esperaba que fuera igual para el par de jovencitos, no sabía cuánto podía tardar Chucho en mudarse de ropa pero esperaba que fuera rápido; al entrar al lugar me pareció menos indecoroso que aquel lugar cutre donde había entrado antes en Lunargenta con Niniel, éste parecía ser un poco más ostentoso, aunque la gente sí seguía siendo igual de asquerosa.
Sin embargo algo llamó mi atención, y fue aquel hombre anunciando a gritos un torneo, esperaban a uno más y yo había encontrado la nota, no podía ser casualidad -Aquí me tienes- Dije levantando la nota y acercándome para comprar la fulana ficha. Una vez con esta en mi poder me acerqué a donde se encontraban los que debían ser el resto de participantes; di un sondeo con la vista de las personas que se encontraban cerca hasta que fui absorbido por el rincón donde se daría el torneo, en donde un par de sujetos llamaron mi atención; el viejo de la escuela de brujos estaba cerca de casa, pero el vampiro (porque estaba seguro que lo era) y el hombre bestia claramente no pertenecían ahí.
Me acerqué y tomé una silla para colocarme justo entre el albino y el peludo hombre-bestia, con el más viejo al frente para mantener la atención sobre los dos sospechosos con mayor facilidad -Por favor, tengan piedad, es mi primera vez- Dije con voz lastimosa para tratar de ganarme su lástima y hacer que me subestimaran, aunque considerando que no tenía idea de lo que íbamos a jugar, tal vez sí fuera mi primera vez en dicho juego...
¿Comer ardillas?- Pensé sin decir nada, vaya que tenían manías extrañas los jóvenes de ahora, antes de entrar Ryn compartió algunas de sus ideas -Me gustan las pelirrojas pero no creo que- Interrumpí mis palabras ante la repentina mordida -No, no, mordidas no, son mi debilidad- Dije alejándome para esconderme detrás del arquero -Si vas a comerte a alguien, que sea a Chuchito, es un sacrificio que estoy dispuesto a aceptar- Dije bromeando y rápidamente secundé al chico en su opinión de que el papel de vampira era muy poco creíble.
La tercera opción sonaba más aceptable, aunque tenía al menos una objeción -Espera, él no tiene cara de mayordomo, ni de sordo, ni de... Bueno...- No terminé la frase gracias a que el chico planteó algunas dudas y sugerencias, algunas interesantes, otras relacionadas con ardillas como aperitivo, pero entre las interesantes, lo de la invitación resultaba un problema -Pero que desastre de idea ¿Y te haces llamar cazador?- Protesté ante el plan del joven para luego aportar mi propio plan que estaba muy bien pensado -Es mejor buscar en las cercanías a los nobles o a la gente que toma un descanso y tomar sus ropas prestadas, luego quitarles la invitación si la traen encima- Dije en tono serio señalando a unos arbustos cerca de la entrada.
Vamos, vengan conmigo- Les dije acercándome al camino que llevaba directo a la entrada donde pasaban algunos hombres muy bien vestidos -Esperaremos al indicado- Susurré mientras veíamos pasar a un sujeto de la estatura de Chucho y vestido con un elegante y formal traje negro de gala -Ese no es el indicado- Negué con la cabeza dispuesto a esperar otro -Éste sí que lo es- Señalé al que ahora se acercaba, un hombre del tamaño de nuestro arquero pero más o menos con el triple de su peso -Ayuda, por favor, no puedo ponerme el vestido- [1] Dije escondido usando la voz de Ryn para atraer al incauto -Ayuda por favor, estoy indefensa y desnuda- Añadí con la misma voz para asegurarme de atraerlo y funcionó.
El sujeto acudió caballerosamente y con muy buenas intenciones en busca de aquella damisela en apuros pero solo encontró un fuerte golpe en su cuello que lo derribó -Así se hace, rápido y sin dolor- Al terminar de decirlo noté que comenzaba a levantarse así que le di otro golpe para terminar de neutralizarlo -Listo- Dije pero aún seguía intentando levantarse -Oh vamos ya duérmete- Dije empujando la cabeza del hombre contra el piso a patadas aunque seguía sin quedar neutralizado así que tomé una piedra del piso y -No, ya por favor deja de golpearme, toma mi dinero, es todo lo que tengo- Dijo entregándome una pequeña bolsa con monedas y otras cosas que cayeron al piso -No queremos tu dinero- Dije mientras tomaba la bolsa y la llevaba a mi bolsillo, entre sus cosas habían caído también un par de atractivas invitaciones para el acaudalado joven y apuesto Gregory G. Y una acompañante, seguro serviría para que el par de chicos entraran sin problemas, claro, después que despojaran al sujeto de su ropa.
Ya, cálmate, mírame, mírame, ya, no más golpes- Dije al sujeto para calmarlo mientras le hacía señas a Chucho y Ryn para que lo golpearan -Esto se ve interesante- Dije tomando lo que parecía ser una otra invitación, hablaba de un selecto torneo de cartas, si era tal como se veía, mucha gente importante estaría allí -Con eso podrán entrar- Dije ofreciéndoles la entrada mientras yo me quedaba con la tarjeta del torneo -Los espero adentro, mantendremos contacto visual entre nosotros pero hay que parecer desconocidos, si algo sale mal solo salgan de ahí y finjan que no me conocen- Les advertí teniendo en cuenta mi habilidad especial para meterme en problemas.
Al ver la tarjeta en la puerta me invitaron a entrar sin problemas, esperaba que fuera igual para el par de jovencitos, no sabía cuánto podía tardar Chucho en mudarse de ropa pero esperaba que fuera rápido; al entrar al lugar me pareció menos indecoroso que aquel lugar cutre donde había entrado antes en Lunargenta con Niniel, éste parecía ser un poco más ostentoso, aunque la gente sí seguía siendo igual de asquerosa.
Sin embargo algo llamó mi atención, y fue aquel hombre anunciando a gritos un torneo, esperaban a uno más y yo había encontrado la nota, no podía ser casualidad -Aquí me tienes- Dije levantando la nota y acercándome para comprar la fulana ficha. Una vez con esta en mi poder me acerqué a donde se encontraban los que debían ser el resto de participantes; di un sondeo con la vista de las personas que se encontraban cerca hasta que fui absorbido por el rincón donde se daría el torneo, en donde un par de sujetos llamaron mi atención; el viejo de la escuela de brujos estaba cerca de casa, pero el vampiro (porque estaba seguro que lo era) y el hombre bestia claramente no pertenecían ahí.
Me acerqué y tomé una silla para colocarme justo entre el albino y el peludo hombre-bestia, con el más viejo al frente para mantener la atención sobre los dos sospechosos con mayor facilidad -Por favor, tengan piedad, es mi primera vez- Dije con voz lastimosa para tratar de ganarme su lástima y hacer que me subestimaran, aunque considerando que no tenía idea de lo que íbamos a jugar, tal vez sí fuera mi primera vez en dicho juego...
- Traje para Fred:
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Bio
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
Cruzó los brazos con un leve puchero al sentirse ofendida por el poco apoyo que había recibido de sus compañeros, pues si ella se lo proponía podía ser una excelente actriz; aunque, en realidad, rara vez se lo llegaba a proponer, así que técnicamente no tenía mucha credibilidad. Sin embargo, su berrinche solo duró un par de segundos, pues no tardó en soltar una risa graciosa, cuando Bio le dijo que se comiera al muchacho en lugar de a él. ¡Si el vampiro supiera todo lo que Frederick se creía con facilidad, no habría manera de detener la oleada de bromas! Claro que ella no iba a revelar esa información…aun. Después de todo, no era el momento ni el lugar y ya no podían perder más tiempo. Escuchó atentamente el plan del cazador, llevándose la palma de la mano a su frente cuando Bio rechazó aquella estrategia por plantear ‘‘una mejor’’, que no era más que la misma idea expuesta anteriormente.
—Hay un fallo en tu lógica, mi amigo —miró a Candau, retomando la conversación de la apuesta—. Dije que me comería esas horrendas ardillas si perdía la apuesta, más no dije cuando comenzaría a hacerlo —sonrió maliciosamente—. Así que empezaré a comerlas dentro de cien años —se aplaudió mentalmente por tan maravillosa forma de salirse con la suya—. Deben estar bromeando…
Bajo protesta la ojiazul siguió a sus compañeros, pensando en la idea de dejar que los dos siguiesen con lo acordado, mientras ella buscaba la manera de entrar al burdel; quizá haciendo pasar por una de las cortesanas. Ya lo había hecho una vez, ¿qué tan difícil podría ser intentarlo de nuevo? Sus pensamientos fueron interrumpidos por su propia voz, resonando al lado de ella y por un segundo estuvo a punto de darle un ataque de pánico, hasta que entendió que aquello era producido por el vampiro. ¡¿Pero qué rayos?! ¡Ella jamás diría algo semejante! ¡Eso era un ultraje a su persona! Frunció el ceño y le dio un ligero golpe en la cabeza al vampiro, dejándole en claro que no estaba de acuerdo en su pésima actuación y que encontraría la manera de vengarse en el futuro, mientras observaba al pobre incauto que tendría que sufrir las consecuencias del engaño de Bio.
Cerró los ojos un par de veces, rogándole a Imbar que el hombre cayera inconsciente de una bendita vez, para ya no tener que sufrir la paliza que le estaban generando, cosa que curiosamente no sucedía. Las señales del vampiro fueron tan claras, que la rubia no dudó en que Candau las acataría sin problemas, por lo que antes de que el pobre hombre volviese a ser masacrado por otro de los suyos, se quitó uno de sus zapatos y lo golpeó con todas sus fuerzas en la sien, negándose a mirar por si acaso no había conseguido mandarlo a los brazos de Morfeo. No quería saber si su acción causó el efecto deseado, ya era bastante penoso haber tenido que rematar al sujeto, aunque, claro, debía aclarar que ella lo hizo única y exclusivamente para que Frederick no fuese rudo con él y no porque realmente quisiera hacerle algún daño.
— ¡Oh por Imbar! ¿Lo maté? —Preguntó preocupada al notar que, efectivamente, el hombre no se movía—. Pero si no le di muy duro… —estaba por empezar a llorar, cuando un pequeño ronquido escapó de los labios de su víctima, sacándole un suspiro de alivio, volviendo a colocarse su zapato—. ¿Qué es esto? —Miró el sobre que Bio les había entregado, percatándose que era la invitación del caballero y en la cual se le permitía entrar con una acompañante—. Espera… ¿Estás diciendo que entremos juntos? —Sus mejillas se turnaron rojas—. Bio, espera, no puedes estar hablando en serio —trató de razonar con él—. Candau me vendería por un puñado de lentejas, no creo que sea buena idea que…
El muy ingrato ni siquiera la dejó terminar, pues de un momento a otro se había dirigido a toda prisa hacia el lugar, diciendo que los vería ahí. Ashy no tuvo más remedio que suspirar derrotada, maldiciendo a su suerte, maldiciendo a Bio, maldiciendo a Manuela y a todo lo que se le atravesaba por la mente. Tendría que poner mucho de sí misma para que aquello no resultara en un completo desastre o de lo contrario tendría que decirle adiós a su anhelado acenso. Se preparó mentalmente y le pidió a los Dioses toda la paciencia con la que no la habían bendecido desde su nacimiento, para después acercarse al cazador, ayudándole a acomodarse la corbata y sacudiéndole el traje ligeramente. Esa noche estaba destinada al fracaso y si no llegaba a un acuerdo con él podrían terminar muy mal, pues, aunque no lo aceptase de frente, la rubia le tenía bastante miedo a su jefa.
—De acuerdo, Frederick —lo miró con seriedad—. No eres muy bueno en estas cosas, pero tendrás que dejar tu paranoia a un lado si no queremos ser descubiertos —hizo una pequeña pausa—. A la primera oportunidad me separaré de ti para buscar información donde crea que es más conveniente, pero hasta entonces tendremos que fingir que nos llevamos de maravilla o nadie se creerá el cuento de los amantes —sonrió—. ¿Le parece bien una tregua, Sr. Gregory G.?
Le entregó la invitación y comenzó a caminar al Estrella Azul, soltándose el cabello y acomodándolo de la mejor manera. Ni de chiste iba a tomarlo del brazo. Él no era Bio y la actuación no era precisamente un arte que el joven pareciera dominar, por lo que tendría que ingeniárselas para que esa farsa fuese un tanto creíble. Una vez que se encontró dentro del burdel se mantuvo cerca del cazador durante un buen rato, sonriendo y echando vistazos discretos a la multitud. Varios rostros captaron su atención, pero solo uno logró interesarla más que lo otros, por lo que, sin perder más tiempo y separándose discretamente de su compañero se acercó al hombre mayor, cuyo porte le parecía bastante intrigante.
—Disculpe —sonrió de manera encantadora—. ¿Podría tomar asiento? —Señaló el lugar vacío al lado de él—. Me gustaría observar el famoso torneo del que tanto hablan desde aquí, si no le supone algún inconveniente.
Observó a Bio con discreción y volvió a sonreírle al caballero. Ciertamente no tenía ni la más remota idea de cómo le haría para sacar respuestas de alguien en ese lugar, además de cuidar del vampiro, quien tenía el don de terminar siempre a punto de morir y, por si fuera poco, su objetivo no le daba la impresión de ser alguien fácil de tratar. Tendría que hacer gala de sus escasos dones para socializar, aunque por el momento el camino de la discreción parecía ser el más adecuado; solo había un pequeño problema, y es que se había enfocado tanto en mantener vigilado al vampiro y en acercarse hombre mayor, que olvidó por completo al cazador y lo que sea en lo que se estuviese involucrando.
—Hay un fallo en tu lógica, mi amigo —miró a Candau, retomando la conversación de la apuesta—. Dije que me comería esas horrendas ardillas si perdía la apuesta, más no dije cuando comenzaría a hacerlo —sonrió maliciosamente—. Así que empezaré a comerlas dentro de cien años —se aplaudió mentalmente por tan maravillosa forma de salirse con la suya—. Deben estar bromeando…
Bajo protesta la ojiazul siguió a sus compañeros, pensando en la idea de dejar que los dos siguiesen con lo acordado, mientras ella buscaba la manera de entrar al burdel; quizá haciendo pasar por una de las cortesanas. Ya lo había hecho una vez, ¿qué tan difícil podría ser intentarlo de nuevo? Sus pensamientos fueron interrumpidos por su propia voz, resonando al lado de ella y por un segundo estuvo a punto de darle un ataque de pánico, hasta que entendió que aquello era producido por el vampiro. ¡¿Pero qué rayos?! ¡Ella jamás diría algo semejante! ¡Eso era un ultraje a su persona! Frunció el ceño y le dio un ligero golpe en la cabeza al vampiro, dejándole en claro que no estaba de acuerdo en su pésima actuación y que encontraría la manera de vengarse en el futuro, mientras observaba al pobre incauto que tendría que sufrir las consecuencias del engaño de Bio.
Cerró los ojos un par de veces, rogándole a Imbar que el hombre cayera inconsciente de una bendita vez, para ya no tener que sufrir la paliza que le estaban generando, cosa que curiosamente no sucedía. Las señales del vampiro fueron tan claras, que la rubia no dudó en que Candau las acataría sin problemas, por lo que antes de que el pobre hombre volviese a ser masacrado por otro de los suyos, se quitó uno de sus zapatos y lo golpeó con todas sus fuerzas en la sien, negándose a mirar por si acaso no había conseguido mandarlo a los brazos de Morfeo. No quería saber si su acción causó el efecto deseado, ya era bastante penoso haber tenido que rematar al sujeto, aunque, claro, debía aclarar que ella lo hizo única y exclusivamente para que Frederick no fuese rudo con él y no porque realmente quisiera hacerle algún daño.
— ¡Oh por Imbar! ¿Lo maté? —Preguntó preocupada al notar que, efectivamente, el hombre no se movía—. Pero si no le di muy duro… —estaba por empezar a llorar, cuando un pequeño ronquido escapó de los labios de su víctima, sacándole un suspiro de alivio, volviendo a colocarse su zapato—. ¿Qué es esto? —Miró el sobre que Bio les había entregado, percatándose que era la invitación del caballero y en la cual se le permitía entrar con una acompañante—. Espera… ¿Estás diciendo que entremos juntos? —Sus mejillas se turnaron rojas—. Bio, espera, no puedes estar hablando en serio —trató de razonar con él—. Candau me vendería por un puñado de lentejas, no creo que sea buena idea que…
El muy ingrato ni siquiera la dejó terminar, pues de un momento a otro se había dirigido a toda prisa hacia el lugar, diciendo que los vería ahí. Ashy no tuvo más remedio que suspirar derrotada, maldiciendo a su suerte, maldiciendo a Bio, maldiciendo a Manuela y a todo lo que se le atravesaba por la mente. Tendría que poner mucho de sí misma para que aquello no resultara en un completo desastre o de lo contrario tendría que decirle adiós a su anhelado acenso. Se preparó mentalmente y le pidió a los Dioses toda la paciencia con la que no la habían bendecido desde su nacimiento, para después acercarse al cazador, ayudándole a acomodarse la corbata y sacudiéndole el traje ligeramente. Esa noche estaba destinada al fracaso y si no llegaba a un acuerdo con él podrían terminar muy mal, pues, aunque no lo aceptase de frente, la rubia le tenía bastante miedo a su jefa.
—De acuerdo, Frederick —lo miró con seriedad—. No eres muy bueno en estas cosas, pero tendrás que dejar tu paranoia a un lado si no queremos ser descubiertos —hizo una pequeña pausa—. A la primera oportunidad me separaré de ti para buscar información donde crea que es más conveniente, pero hasta entonces tendremos que fingir que nos llevamos de maravilla o nadie se creerá el cuento de los amantes —sonrió—. ¿Le parece bien una tregua, Sr. Gregory G.?
Le entregó la invitación y comenzó a caminar al Estrella Azul, soltándose el cabello y acomodándolo de la mejor manera. Ni de chiste iba a tomarlo del brazo. Él no era Bio y la actuación no era precisamente un arte que el joven pareciera dominar, por lo que tendría que ingeniárselas para que esa farsa fuese un tanto creíble. Una vez que se encontró dentro del burdel se mantuvo cerca del cazador durante un buen rato, sonriendo y echando vistazos discretos a la multitud. Varios rostros captaron su atención, pero solo uno logró interesarla más que lo otros, por lo que, sin perder más tiempo y separándose discretamente de su compañero se acercó al hombre mayor, cuyo porte le parecía bastante intrigante.
—Disculpe —sonrió de manera encantadora—. ¿Podría tomar asiento? —Señaló el lugar vacío al lado de él—. Me gustaría observar el famoso torneo del que tanto hablan desde aquí, si no le supone algún inconveniente.
Observó a Bio con discreción y volvió a sonreírle al caballero. Ciertamente no tenía ni la más remota idea de cómo le haría para sacar respuestas de alguien en ese lugar, además de cuidar del vampiro, quien tenía el don de terminar siempre a punto de morir y, por si fuera poco, su objetivo no le daba la impresión de ser alguien fácil de tratar. Tendría que hacer gala de sus escasos dones para socializar, aunque por el momento el camino de la discreción parecía ser el más adecuado; solo había un pequeño problema, y es que se había enfocado tanto en mantener vigilado al vampiro y en acercarse hombre mayor, que olvidó por completo al cazador y lo que sea en lo que se estuviese involucrando.
Ashryn Elaynor
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
Irónicamente el vampiro resultaba temerle a las mordidas, aunque cualquiera debía temerle a las mordeduras que pudiese realizar aquella elfa, no había que dejarse engañar de aquellos ojos inocentes y aquellas mejillas rosadas, era un recipiente de maldad pura que simplemente esperaba el momento preciso para ponerle fin a tu existencia, incluso con mordidas.
- ¿Espera qué? No voy a ser ningún sacrificio… o eso espero ¿No lo seré cierto? - Ahora tenía algo de temor, no quería ser sacrificio de nadie.
Por lo visto mi idea había sido un total desastre, hasta había puesto en mal nombre mi reputación de cazador por lo visto… aunque no sabía en que influía lo uno con lo otro pero por la manera que lo había dicho Bio debía ser algo grave. Estuve atento al nuevo plan que el vampiro sugería, me sonaba familiar de algún sitio.
- Eso no es tan m… - Tardé un segundo más de lo que debía en analizar todas las palabras del plan, ya sabía porque me era tan familiar. – Un momento, esa es mi idea. – Un leve vistazo a la elfa que se daba una palmada en el rostro confirmaba mi teoría… o quizá era una manera de sacudir sus pensamientos-
Mientras seguía al vampiro al sitió que indicaba observé a Ashryn con cierta disconformidad, no me importaba que no hubiese dicho cuándo comenzaría a comer ardillas yo había ganado la apuesta y ella debía cumplir… ojala le fuese grato despertar mordiendo el cuerpo del animalito muerto, ya me las ingeniaría para que comiera ardillas. Mientras tramaba planes en mi cabeza la voz de la elfa me hizo reaccionar ¿Qué demonios le pasaba ahora? Por lo visto eso de ser un ser malvado también la había llevado a tener deseos sucios.
- Sabía que acabarías mal. – Susurré negando con la cabeza para luego observar como la elfa agredía al pobre Bio. – Y ahora le pegas sin razón alguna ¿Acaso no te cansas de ser tan cruel?
Un sujeto se había acercado ante la llamada natural de el conocido “Revolcón en el arbusto” con la desgracia de que se topó fue con un golpe del vampiro. EL sujeto talla gigante terminó en el suelo, allí debía de haberse acabado el asunto pero por lo visto se negaba a caer inconsciente, una mala idea ya que el vampiro lo siguió maltratando esperando dejarlo fuera de combate.
Hubo un momento algo confuso entre tanto maltrato, el vampiro había confirmado que ya no habrían más golpes pero había hecho una señal que indicaba lo contrario ¿Quizá significaba que había que rematarlo? O posiblemente era la señal de “mátenlo para no dejar testigos”. Revisé mi carcaj en busca de una flecha, posiblemente lo mejor era no dejar testigos por muy mal que sonara… pero si dejábamos alguno nuestra misión podría fallar ¿Completar la misión o tener empatía a la vida? Vaya dilema más cruel. Otro golpe al sujeto me hizo girar la vista evitando resolver el dilema en el que ahora estaba metido, había sido la elfa quien se encargó del asunto.
- Creo que con el olor que proviene de ese zapato cualquiera moriría. – Dije mientras me tapaba la nariz y observaba al sujeto en el suelo. – Ahora ahógalo en tus lagrimas para que nadie encuentre el cuerpo… espera, primero hay que obtener la ropa.
Al decir eso me fije por primera vez en lo que estaba sucediendo, el atuendo de aquel sujeto era el que yo debía usar, eso debía de ser una broma, en aquel pantalón había espacio suficiente como para dos personas ¿Cómo rayos se supone que usara eso sin parecer un idiota? Bien, mi trajecito verde a veces me hacía parecer raro, pero no me hacía ver como idiota.
- ¿Y si esperamos a alguien con una talla más…decente? – Sugerí mientras Bio entregaba un sobre en el que supuse que se encontraba nuestro método de entrada.
Por lo visto el Bio no escuchó ninguna sugerencia luego de plantear lo que debíamos hacer una vez dentro del burdel, ni la mía ni las de la elfa que parecía también tener ciertas disconformidades. Por lo visto esta iba a ser una larga noche y quizá no iba a ser tan amena, aunque nunca se sabía, existían diferentes posibilidades a fin de cuentas.
- Para aclarar, no te vendería por un puñado de lentejas… quizá por algunos kilos de carne. – Caminé hasta el sujeto inconsciente en el suelo y empujándolo de un lado a otro retire las prendas que parecían ser más importantes, solo iba a necesitar la camisa y la corbata por el momento, ni loco usaría aquel abrigo ridículo ni esos pantalones gigantes.
Mientras terminaba de adaptar las prendas enormes a mi regular forma la elfa se había acercado por lo visto a ayudarme con la corbata, tanta amabilidad siempre era señal de algo malo. Aparté las manos de la elfa mientras alisaba la camisa lo mejor que pude y la observé esperando a ver que planeaba hacer o decir ahora, aunque por costumbre sabía que no sería nada bueno para mí.
- ¿Estás tratando de decir que debo dejar mi paranoia? Pero es lo que me ha mantenido vivo tanto tiempo, si no fuese por ella ya me hubieses chupado el alma hace tiempo. – Cerré un poco los ojos tratando de captar algún mensaje oculto en las palabras de la joven pero al parecer no había ninguna. - De acuerdo, mientras cumplas eso de que te separarás apenas puedas… y sigue sin agradarme el plan de “amantes”.
Tener que ser acompañado de Ashryn hasta aquel burdel no era la cosa más agradable del mundo, ciertamente resultaba irónico, estaba caminando directo a un sitio de mujeres que buscaban la manera de quitarle la energía a sus pobres presas… un momento, con razón la elfa parecía tan calmada, iba a estar rodeada de mujeres que también absorbían fuerza vital, para ella era como estar en casa.
- Que sitio tan peculiar… se puede sentir cierto aire exótico. – Analicé con la vista el lugar para luego señalarle discretamente a la elfa a una de las bailarinas. – Tienen hasta movimientos hipnóticos.
La elfa finalmente pareció retirase lo cual me daba la libertad de ingeniármelas, se podría decir que estando solo podía tener todo bajo control, solamente debía tener claros mis objetivos. Lo primero era buscar ropa más decente y para ello quizá debía buscar el sitio donde las “parejas” pasaban sus momentos felices, robarle la ropa tirada al pobre sujeto y voilá. Lo otro era buscar a ese tal rostro hermoso, por descarte debía de ser alguien feo, generalmente los nombres para encubrir eran todo lo contrario a la verdad.
Caminé por el burdel apartando una que otra persona para poder caminar, resultaba tedioso el hecho de caminar entre cuerpos sudorosos y bailes extravagantes, claro, también me giraba a veces a ver, nunca había presenciado algo similar y resultaba extraño. Otro leve recorrido con la mirada a los presentes me hizo notar ciertos rostros similares sentados en una mesa, era aquel par de sujetos que me habían tratado de sacar dinero una vez en Vulwulfar ¿Qué hacían allí en este momento? Bueno, había quedado claro que habría gente de mala calaña, eso explicaba todo, por el momento no me acercaría pero más avanzada la noche posiblemente pasará “accidentalmente” por allí.
Había varios sitios por donde empezar a buscar, ¿Qué debía hacer primero? Normalmente me inclinaría por esperar a que la desgracia me alcanzara, era algo a lo que ya estaba acostumbrado, fuese lo que hiciera todo terminaba patas arriba o mal para mí. Tomé aire mientras trataba de tomar confianza, si la desgracia me acompañaba a todos lados ¿Por qué no arriesgarme y ya?
Mientras terminaba de tomar valor alguien pasó apresuradamente junto a mí empujándome por error, me había tomado totalmente desprevenido y termine cayendo sobre una de las mesas. Me reincorporé lo más rápido que pude girándome para disculparme con las personas de la mesa, tenía planeado todo lo que iba a decir pero me quedé totalmente en blanco al ver que había caído justamente en la mesa de las mujeres de poca ropa.
- Yo… esto, creo que lo ¿Lamento? – Por lo visto aun no estaba totalmente preparado para hablar con esas personas, tomé aire y traté de recordar alguna escena de mi pasado, quizá comportarme como un noble podía servir… claro, ya había dado una mala impresión. - Si, quizá lamento mi leve irrupción pero no creo que sea algún problema. – Me erguí todo lo que pude mientras hacía leves movimientos con la mano y paseaba la mirada entre las presentes ¿Qué demonios estaba haciendo? Simplemente debía correr pero ya era muy tarde, solo me quedaba fingir ser ese tal “Sr. Gregory”- Soy Gregory G… - “¿Qué demonios significaba la otra G del nombre?” Bueno, nuevamente a improvisar. – Gregory Gale, a vuestro servicios. - Aun con toda la calma que podía fingir me estaba muriendo por dentro de panico ¿Si algo fallaba? Y además una de las cortesanas en la mesa me daba mala espina, tenía ciertos aires a ser la de mayor rango entre todas.
- ¿Espera qué? No voy a ser ningún sacrificio… o eso espero ¿No lo seré cierto? - Ahora tenía algo de temor, no quería ser sacrificio de nadie.
Por lo visto mi idea había sido un total desastre, hasta había puesto en mal nombre mi reputación de cazador por lo visto… aunque no sabía en que influía lo uno con lo otro pero por la manera que lo había dicho Bio debía ser algo grave. Estuve atento al nuevo plan que el vampiro sugería, me sonaba familiar de algún sitio.
- Eso no es tan m… - Tardé un segundo más de lo que debía en analizar todas las palabras del plan, ya sabía porque me era tan familiar. – Un momento, esa es mi idea. – Un leve vistazo a la elfa que se daba una palmada en el rostro confirmaba mi teoría… o quizá era una manera de sacudir sus pensamientos-
Mientras seguía al vampiro al sitió que indicaba observé a Ashryn con cierta disconformidad, no me importaba que no hubiese dicho cuándo comenzaría a comer ardillas yo había ganado la apuesta y ella debía cumplir… ojala le fuese grato despertar mordiendo el cuerpo del animalito muerto, ya me las ingeniaría para que comiera ardillas. Mientras tramaba planes en mi cabeza la voz de la elfa me hizo reaccionar ¿Qué demonios le pasaba ahora? Por lo visto eso de ser un ser malvado también la había llevado a tener deseos sucios.
- Sabía que acabarías mal. – Susurré negando con la cabeza para luego observar como la elfa agredía al pobre Bio. – Y ahora le pegas sin razón alguna ¿Acaso no te cansas de ser tan cruel?
Un sujeto se había acercado ante la llamada natural de el conocido “Revolcón en el arbusto” con la desgracia de que se topó fue con un golpe del vampiro. EL sujeto talla gigante terminó en el suelo, allí debía de haberse acabado el asunto pero por lo visto se negaba a caer inconsciente, una mala idea ya que el vampiro lo siguió maltratando esperando dejarlo fuera de combate.
Hubo un momento algo confuso entre tanto maltrato, el vampiro había confirmado que ya no habrían más golpes pero había hecho una señal que indicaba lo contrario ¿Quizá significaba que había que rematarlo? O posiblemente era la señal de “mátenlo para no dejar testigos”. Revisé mi carcaj en busca de una flecha, posiblemente lo mejor era no dejar testigos por muy mal que sonara… pero si dejábamos alguno nuestra misión podría fallar ¿Completar la misión o tener empatía a la vida? Vaya dilema más cruel. Otro golpe al sujeto me hizo girar la vista evitando resolver el dilema en el que ahora estaba metido, había sido la elfa quien se encargó del asunto.
- Creo que con el olor que proviene de ese zapato cualquiera moriría. – Dije mientras me tapaba la nariz y observaba al sujeto en el suelo. – Ahora ahógalo en tus lagrimas para que nadie encuentre el cuerpo… espera, primero hay que obtener la ropa.
Al decir eso me fije por primera vez en lo que estaba sucediendo, el atuendo de aquel sujeto era el que yo debía usar, eso debía de ser una broma, en aquel pantalón había espacio suficiente como para dos personas ¿Cómo rayos se supone que usara eso sin parecer un idiota? Bien, mi trajecito verde a veces me hacía parecer raro, pero no me hacía ver como idiota.
- ¿Y si esperamos a alguien con una talla más…decente? – Sugerí mientras Bio entregaba un sobre en el que supuse que se encontraba nuestro método de entrada.
Por lo visto el Bio no escuchó ninguna sugerencia luego de plantear lo que debíamos hacer una vez dentro del burdel, ni la mía ni las de la elfa que parecía también tener ciertas disconformidades. Por lo visto esta iba a ser una larga noche y quizá no iba a ser tan amena, aunque nunca se sabía, existían diferentes posibilidades a fin de cuentas.
- Para aclarar, no te vendería por un puñado de lentejas… quizá por algunos kilos de carne. – Caminé hasta el sujeto inconsciente en el suelo y empujándolo de un lado a otro retire las prendas que parecían ser más importantes, solo iba a necesitar la camisa y la corbata por el momento, ni loco usaría aquel abrigo ridículo ni esos pantalones gigantes.
Mientras terminaba de adaptar las prendas enormes a mi regular forma la elfa se había acercado por lo visto a ayudarme con la corbata, tanta amabilidad siempre era señal de algo malo. Aparté las manos de la elfa mientras alisaba la camisa lo mejor que pude y la observé esperando a ver que planeaba hacer o decir ahora, aunque por costumbre sabía que no sería nada bueno para mí.
- ¿Estás tratando de decir que debo dejar mi paranoia? Pero es lo que me ha mantenido vivo tanto tiempo, si no fuese por ella ya me hubieses chupado el alma hace tiempo. – Cerré un poco los ojos tratando de captar algún mensaje oculto en las palabras de la joven pero al parecer no había ninguna. - De acuerdo, mientras cumplas eso de que te separarás apenas puedas… y sigue sin agradarme el plan de “amantes”.
Tener que ser acompañado de Ashryn hasta aquel burdel no era la cosa más agradable del mundo, ciertamente resultaba irónico, estaba caminando directo a un sitio de mujeres que buscaban la manera de quitarle la energía a sus pobres presas… un momento, con razón la elfa parecía tan calmada, iba a estar rodeada de mujeres que también absorbían fuerza vital, para ella era como estar en casa.
- Que sitio tan peculiar… se puede sentir cierto aire exótico. – Analicé con la vista el lugar para luego señalarle discretamente a la elfa a una de las bailarinas. – Tienen hasta movimientos hipnóticos.
La elfa finalmente pareció retirase lo cual me daba la libertad de ingeniármelas, se podría decir que estando solo podía tener todo bajo control, solamente debía tener claros mis objetivos. Lo primero era buscar ropa más decente y para ello quizá debía buscar el sitio donde las “parejas” pasaban sus momentos felices, robarle la ropa tirada al pobre sujeto y voilá. Lo otro era buscar a ese tal rostro hermoso, por descarte debía de ser alguien feo, generalmente los nombres para encubrir eran todo lo contrario a la verdad.
Caminé por el burdel apartando una que otra persona para poder caminar, resultaba tedioso el hecho de caminar entre cuerpos sudorosos y bailes extravagantes, claro, también me giraba a veces a ver, nunca había presenciado algo similar y resultaba extraño. Otro leve recorrido con la mirada a los presentes me hizo notar ciertos rostros similares sentados en una mesa, era aquel par de sujetos que me habían tratado de sacar dinero una vez en Vulwulfar ¿Qué hacían allí en este momento? Bueno, había quedado claro que habría gente de mala calaña, eso explicaba todo, por el momento no me acercaría pero más avanzada la noche posiblemente pasará “accidentalmente” por allí.
Había varios sitios por donde empezar a buscar, ¿Qué debía hacer primero? Normalmente me inclinaría por esperar a que la desgracia me alcanzara, era algo a lo que ya estaba acostumbrado, fuese lo que hiciera todo terminaba patas arriba o mal para mí. Tomé aire mientras trataba de tomar confianza, si la desgracia me acompañaba a todos lados ¿Por qué no arriesgarme y ya?
Mientras terminaba de tomar valor alguien pasó apresuradamente junto a mí empujándome por error, me había tomado totalmente desprevenido y termine cayendo sobre una de las mesas. Me reincorporé lo más rápido que pude girándome para disculparme con las personas de la mesa, tenía planeado todo lo que iba a decir pero me quedé totalmente en blanco al ver que había caído justamente en la mesa de las mujeres de poca ropa.
- Yo… esto, creo que lo ¿Lamento? – Por lo visto aun no estaba totalmente preparado para hablar con esas personas, tomé aire y traté de recordar alguna escena de mi pasado, quizá comportarme como un noble podía servir… claro, ya había dado una mala impresión. - Si, quizá lamento mi leve irrupción pero no creo que sea algún problema. – Me erguí todo lo que pude mientras hacía leves movimientos con la mano y paseaba la mirada entre las presentes ¿Qué demonios estaba haciendo? Simplemente debía correr pero ya era muy tarde, solo me quedaba fingir ser ese tal “Sr. Gregory”- Soy Gregory G… - “¿Qué demonios significaba la otra G del nombre?” Bueno, nuevamente a improvisar. – Gregory Gale, a vuestro servicios. - Aun con toda la calma que podía fingir me estaba muriendo por dentro de panico ¿Si algo fallaba? Y además una de las cortesanas en la mesa me daba mala espina, tenía ciertos aires a ser la de mayor rango entre todas.
Fredericksen
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
El vampiro fue el primero en sentarse en la mesa de juego, con los cuatro participantes. El hombre bestia lince, el tipo que a todas leguas Víctor había sospechado era un vampiro, no hacía falta ser demasiado avispado para ello, y el veterano profesor de la escuela tensái. Tuvieron unos minutos para hablar entre ellos.
-Bienvenido. – le dijo Imargo amistosamente, haciéndole un gesto con la cabeza.
-Para todo hay una primera vez. – dijo el vampiro albino, sonriendo. Parecía un tipo misterioso.
-Y bien, ¿con quién tengo el gusto de jugar? – preguntó Ernest Rutherford, le tocaba servir a él. – Soy el profesor Rutherford. Profesor de Historia y Política de Aerandir en el Hekshold.
-Mi nombre es Vladimir y soy un apasionado de la baraja. – continuó el vampiro. – Diréis que por qué estoy aquí. Bueno, tuve un pequeño percance en el Oeste hace unos meses y una amiga me ha pedido que no pierda el ojo a cierta persona. – luego volvió a reír. Se creía, en efecto, más listo que todos.
-¿Y está usted seguro de que tiene a buen recaudo su objetivo, señor Vladimir? ¿De que tiene a esa persona controlada? - rió Imargo mientras tomaba la baraja que Rutherford ya acababa de repartir. – A mí también me han encargado seguir a alguien, y aunque de este noble deporte de caballeros sé lo justo, sé que mi encargo está perfectamente a salvo. Tal vez el viejo sea el único al que verdaderamente interesa este juego. – comentó Imargo de manera muy escamosa el lince, con una ligera sonrisilla, y observando sus cartas. - ¡Oh! Mi nombre es Imargo Ja’zad, caballeros, de las tierras de los nórgedos. ¿Dónde están mis modales? – el lince había mentido en su origen, aunque lo dijo de manera convincente. Miró entonces a Víctor. - ¿Y tú eres?
-Perdónenme. Aún no estoy preparado. – preguntó el anciano. Se ajustó las gafas de culo de botella para ver bien y se giró hacia Bio. – Perdón, caballero, ¿puede cogerme la dentadura postiza? Estaba en el vaso de vino y se cayó. Yo ya no estoy para agacharme. ¡Ay en mis buenos tiempos podría hacerlo cinco veces! – Ashryn, que parecía estar escuchando la conversación por completo, se acercó ahora hasta la mesa para pedir sentarse junto a los campeones. - ¡Sí, guapa! Por supuesto. ¡Oh! Eres una elfa. ¡Qué tiempos aquellos cuando iba a Sandorái. Me acuerdo una vez que… – y comenzó a contar a todos los presentes una historia en los bosques de Sandorái. Pero de aquella manera tan lenta y aburrida que utilizaban los ancianos para relatar sus pesadas historias. Después de cinco minutos hablando, Imargo habló.
-¿Alguien piensa cortar a nuestro charlatán amigo? – preguntó molesto. El vampiro albino rió, sorbió del vino que tenía en la mesa y se giró hacia el viejales, que aún seguía hablando.
-Señor Rutherford, ¿por qué no empieza a contar ovejas? ¿Le parece? – le dijo Vladimir, pasándole una mano por delante de la cara y el rostro del anciano cambió, perdió su mirada en el techo.
-Una oveja, dos ovejas, tres ovejas… - empezó a contar el hombre, le había hecho una especie de conjuro. ¿Acaso tenía el vampiro algún tipo de control mental?
-Qué descanso para mis oídos. – rió Vladimir, volviendo a recostarse orgulloso sobre su asiento.
El organizador llegó poco después a la mesa. Explicó las reglas del torneo, consistiría en un juego de tres rondas, y el que más puntos acumulara por ronda se llevaría entonces el premio.
-¿Lo han entendido caballeros? – preguntó el tipo para dejar claro que habían entendido las instrucciones.
-Claro, tengo casi quinientos años. Dan para mucho. – aclaró Vladimir con aires de sobrado.
-No. Pero no importa. – dijo Imargo, que no tenía ni idea de jugar. - Ya improvisaré algo.
-Noventa y seis ovejas, noventa y siete ovejas. – continuó un Rutherford al que un hilo de baba ya corría por la boca, miraba al cielo.
-¡Oh, disculpe! – Vladimir le dio un golpe en la cabeza y el hombre pareció volver en sí. – Ya está arreglado.
-Bien. ¡Pues que empiece el torneo! – y tocó un cornetín, atrayendo gran parte de la atención del local sobre la mesa en la que jugaban los cuatro participantes.
Por su parte, Candau fue a la mesa de las cortesanas. Desde luego, la mejor opción desde el punto de vista masculino, pero aquellas jóvenes sabían otras muchas cosas más que la información que buscaba Fredericksen. El cazador, ataviado con sus nuevos y ¿elegantes? ropajes mostró una versión nerviosa de sí mismo. Estaba claro que aquel nerviosismo venía por la presión, lo que estaba por ver era si la inquietud se debía a la presión de la tarea encomendada por Armand o a la presión de los ajustadísimos y voluptuosos corsés de las cortesanas. La cuestión es que no dijo qué quería, ni qué deseaba, simplemente se presentó como si llamase Gregory Gale. ¿Qué harían entonces unas cortesanas cualesquiera de cualquier lupanar del mundo?
-¿A nuestro servicio? – rieron las unas con las otras, eran cinco en total. – Más bien, nosotros al tuyo, querido. – y se levantó la morena, la que tenía pinta de ser la mayor. Eran chicas de edad variable entre los 18 y los 30 años. Caminó sensual hacia él y le rodeó por detrás, acariciándole el cuello. – ¡Vienes con cinco a la vez! Me sorprende que tengas para todas tanta cantidad de… - hizo un gesto como que mordía algo, apretando el entrecejo. – … dinero. – Rió ella y el resto de sus compañeras, y la prostituta se colocó entonces frente a él, muy pegada, y le deshizo el nudo de la corbata que le había hecho Ashryn. - ¿Quieres que hablemos arriba? – le preguntó, mientras las otras cinco comenzaban a rodearle.
Bio: Has decidido participar en el torneo, me gusta la gente valiente. Esta primera conversación te podría venir bien para ver si alguno de los presentes es Rostrohermoso y su relación con la revividora. ¿Será alguno? Refleja tus pensamientos sobre ellos. Puedes indagar con ellos en tus dudas, hacerles preguntas, comentarios, o hacerle señas o indicaciones a Ashryn para que investigue ella por su cuenta. Tu no te podrás mover de la mesa o desertarás el juego.
En lo relativo al juego, a partir de ahora, durante los próximos tres turnos lanzaré tres runas. La primera irá por Vladimir, la segunda por Imargo y la tercera por Rutherford. Tú tendrás que lanzar también una runa. Permíteme el lujo de copiarte tu idea de las carreras de upeleros. Es simplemente brillante.
Runa muy buena: 5 ptos
Runa buena: 4 ptos
Runa media: 3 ptos
Runa mala: 2 ptos
Runa pésima: 1 pto
El pj que sume más puntos tras tres rondas ganará el juego y se llevará los 1000 aeros.
Ashryn: Has escuchado toda la conversación como Bio. Puedes sacar tus propias conclusiones al respecto. Tú si tienes movilidad para desplazarte por toda la taberna e interactuar con el resto de personajes, o puedes preguntarle a alguno de la mesa también lo que consideres. Tal vez juntos descubráis más cosas.
Fredericksen: ¡Buena elección la tuya, pillín! Al no decir nada más que tu nombre, las prostitutas creen que vienes a otra cosa. Tendrás que ser más directo con ellas o bien subir al piso de arriba, en mis hilos jamás prohíbo a nadie hacer nada así que si prefieres divertirte, adelante (eso sí, por favor, no me pidas que describa lo que pasará).
-Bienvenido. – le dijo Imargo amistosamente, haciéndole un gesto con la cabeza.
-Para todo hay una primera vez. – dijo el vampiro albino, sonriendo. Parecía un tipo misterioso.
-Y bien, ¿con quién tengo el gusto de jugar? – preguntó Ernest Rutherford, le tocaba servir a él. – Soy el profesor Rutherford. Profesor de Historia y Política de Aerandir en el Hekshold.
-Mi nombre es Vladimir y soy un apasionado de la baraja. – continuó el vampiro. – Diréis que por qué estoy aquí. Bueno, tuve un pequeño percance en el Oeste hace unos meses y una amiga me ha pedido que no pierda el ojo a cierta persona. – luego volvió a reír. Se creía, en efecto, más listo que todos.
-¿Y está usted seguro de que tiene a buen recaudo su objetivo, señor Vladimir? ¿De que tiene a esa persona controlada? - rió Imargo mientras tomaba la baraja que Rutherford ya acababa de repartir. – A mí también me han encargado seguir a alguien, y aunque de este noble deporte de caballeros sé lo justo, sé que mi encargo está perfectamente a salvo. Tal vez el viejo sea el único al que verdaderamente interesa este juego. – comentó Imargo de manera muy escamosa el lince, con una ligera sonrisilla, y observando sus cartas. - ¡Oh! Mi nombre es Imargo Ja’zad, caballeros, de las tierras de los nórgedos. ¿Dónde están mis modales? – el lince había mentido en su origen, aunque lo dijo de manera convincente. Miró entonces a Víctor. - ¿Y tú eres?
-Perdónenme. Aún no estoy preparado. – preguntó el anciano. Se ajustó las gafas de culo de botella para ver bien y se giró hacia Bio. – Perdón, caballero, ¿puede cogerme la dentadura postiza? Estaba en el vaso de vino y se cayó. Yo ya no estoy para agacharme. ¡Ay en mis buenos tiempos podría hacerlo cinco veces! – Ashryn, que parecía estar escuchando la conversación por completo, se acercó ahora hasta la mesa para pedir sentarse junto a los campeones. - ¡Sí, guapa! Por supuesto. ¡Oh! Eres una elfa. ¡Qué tiempos aquellos cuando iba a Sandorái. Me acuerdo una vez que… – y comenzó a contar a todos los presentes una historia en los bosques de Sandorái. Pero de aquella manera tan lenta y aburrida que utilizaban los ancianos para relatar sus pesadas historias. Después de cinco minutos hablando, Imargo habló.
-¿Alguien piensa cortar a nuestro charlatán amigo? – preguntó molesto. El vampiro albino rió, sorbió del vino que tenía en la mesa y se giró hacia el viejales, que aún seguía hablando.
-Señor Rutherford, ¿por qué no empieza a contar ovejas? ¿Le parece? – le dijo Vladimir, pasándole una mano por delante de la cara y el rostro del anciano cambió, perdió su mirada en el techo.
-Una oveja, dos ovejas, tres ovejas… - empezó a contar el hombre, le había hecho una especie de conjuro. ¿Acaso tenía el vampiro algún tipo de control mental?
-Qué descanso para mis oídos. – rió Vladimir, volviendo a recostarse orgulloso sobre su asiento.
El organizador llegó poco después a la mesa. Explicó las reglas del torneo, consistiría en un juego de tres rondas, y el que más puntos acumulara por ronda se llevaría entonces el premio.
-¿Lo han entendido caballeros? – preguntó el tipo para dejar claro que habían entendido las instrucciones.
-Claro, tengo casi quinientos años. Dan para mucho. – aclaró Vladimir con aires de sobrado.
-No. Pero no importa. – dijo Imargo, que no tenía ni idea de jugar. - Ya improvisaré algo.
-Noventa y seis ovejas, noventa y siete ovejas. – continuó un Rutherford al que un hilo de baba ya corría por la boca, miraba al cielo.
-¡Oh, disculpe! – Vladimir le dio un golpe en la cabeza y el hombre pareció volver en sí. – Ya está arreglado.
-Bien. ¡Pues que empiece el torneo! – y tocó un cornetín, atrayendo gran parte de la atención del local sobre la mesa en la que jugaban los cuatro participantes.
Por su parte, Candau fue a la mesa de las cortesanas. Desde luego, la mejor opción desde el punto de vista masculino, pero aquellas jóvenes sabían otras muchas cosas más que la información que buscaba Fredericksen. El cazador, ataviado con sus nuevos y ¿elegantes? ropajes mostró una versión nerviosa de sí mismo. Estaba claro que aquel nerviosismo venía por la presión, lo que estaba por ver era si la inquietud se debía a la presión de la tarea encomendada por Armand o a la presión de los ajustadísimos y voluptuosos corsés de las cortesanas. La cuestión es que no dijo qué quería, ni qué deseaba, simplemente se presentó como si llamase Gregory Gale. ¿Qué harían entonces unas cortesanas cualesquiera de cualquier lupanar del mundo?
-¿A nuestro servicio? – rieron las unas con las otras, eran cinco en total. – Más bien, nosotros al tuyo, querido. – y se levantó la morena, la que tenía pinta de ser la mayor. Eran chicas de edad variable entre los 18 y los 30 años. Caminó sensual hacia él y le rodeó por detrás, acariciándole el cuello. – ¡Vienes con cinco a la vez! Me sorprende que tengas para todas tanta cantidad de… - hizo un gesto como que mordía algo, apretando el entrecejo. – … dinero. – Rió ella y el resto de sus compañeras, y la prostituta se colocó entonces frente a él, muy pegada, y le deshizo el nudo de la corbata que le había hecho Ashryn. - ¿Quieres que hablemos arriba? – le preguntó, mientras las otras cinco comenzaban a rodearle.
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Bio: Has decidido participar en el torneo, me gusta la gente valiente. Esta primera conversación te podría venir bien para ver si alguno de los presentes es Rostrohermoso y su relación con la revividora. ¿Será alguno? Refleja tus pensamientos sobre ellos. Puedes indagar con ellos en tus dudas, hacerles preguntas, comentarios, o hacerle señas o indicaciones a Ashryn para que investigue ella por su cuenta. Tu no te podrás mover de la mesa o desertarás el juego.
En lo relativo al juego, a partir de ahora, durante los próximos tres turnos lanzaré tres runas. La primera irá por Vladimir, la segunda por Imargo y la tercera por Rutherford. Tú tendrás que lanzar también una runa. Permíteme el lujo de copiarte tu idea de las carreras de upeleros. Es simplemente brillante.
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Ashryn: Has escuchado toda la conversación como Bio. Puedes sacar tus propias conclusiones al respecto. Tú si tienes movilidad para desplazarte por toda la taberna e interactuar con el resto de personajes, o puedes preguntarle a alguno de la mesa también lo que consideres. Tal vez juntos descubráis más cosas.
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
El miembro 'Ger' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
Acomodé mi silla como bien pude procurando quedar de espaldas a la pared, de modo que tuviera una vista panorámica del local, o al menos ver tanto como me lo permitieran los estorbos que no dejaban de pasar caminando, finalmente me senté quedando en una buena posición cerca del rincón -¿Ruther qué?- Pregunté confuso -¿Puedo llamarte Rufo? No se me da bien aprenderme nombres largos- Dije al viejo que ciertamente se parecía bastante simpático y agradable, aunque un poco rarito, aunque a fin de cuentas todos los brujos me parecían bastante raros.
No soy quién para cuestionar sus razones- Sonreí al vampiro -Yo soy...- Dudé unos instantes antes de responderle al hombre bestia, decir mi nombre real podría suponer un problema luego de la misión, pero no decirlo podría suponer un problema durante la misión, el vampiro parecía un tipo listo, de tierras lejanas, tan lejanas como para haber visto alguno de los afiches de aquella recompensa -Víctor- Dije finalmente para evitar problemas si alguien me reconocía, a fin de cuentas la recompensa ya había quedado atrás y el otro vampiro parecía más peligroso que yo -También estoy siguiendo a alguien, aunque por razones diferentes- Giré el rostro con cuidado en busca de mi estimado Chucho -Ese chico de allá- Señalé al joven que se veía muy bien acompañado -Es todo un seductor, dicen que no hay quien se le resista, no importa que sean hombres o mujeres- Soltaba la historia conforme me venía a la mente con cuidado de no contradecirme -Pero tiene la mala costumbre de meterse con personas...- Hice una pausa mientras me frotaba el mentón -Personas ajenas- Mentí descaradamente mientras el chico daba crédito a mis palabras por la manera como era rodeado por mujeres, aunque no es que fuera difícil conseguir eso de esas mujeres.
Volví mi atención a la mesa para tomar al fin las cartas que me había entregado el viejo y les dije en un tono de voz más bajo -Mi trabajo es evitar que se meta con las personas equivocadas, me han pedido sobre todo mantenerlo alejado de un tal... Rostrohermoso- Comenté como si fuera un secreto para nosotros -Pero no tengo idea de quién sea- Comenté recostándome en la silla para ver mis cartas a buen resguardo; en ese momento el anciano me pidió algo que resultaba un poco asqueroso, afortunadamente la elfa me salvó de semejante tarea -Ah, claro, lo haría con gusto, pero ella está más cerca- Dije mientras pateaba la dentadura que estaba justo entre mis pies y la mandaba a los pies de Ashryn -Seguro será más agradable si es ella quien lo ayuda, además dicen que las elfas traen buena suerte, no la deje ir- Le dije al viejo señalando a mi compañera de gremio a la que le hice una seña con los ojos para que hiciera lo suyo con el anciano; no tenía idea de qué era “lo suyo” pero seguramente ella sabría, le guiñé un ojo a la elfa al tiempo que la señalaba con ambas manos en un gesto pícaro.
Sin embargo para entonces el viejo ya se había ido de este mundo, relataba una historia tan larga como aburrida acerca de... Pues ya realmente no sabía de qué iba y solo podía limitarme a asentir con la cabeza y esperar que la historia se terminara pronto, por suerte a petición del que se había presentado como Imargo, el vampiro hizo un truco bastante particular y aunque había resultado gracioso al momento, la habilidad como tal y los usos que podría tener me resultaba un poco peligrosa, no solo por la manera de aplicarla, sino también por la manera tan rápida de deshacerla que resultaba difícil darse cuenta de algo.
El organizador del torneo no demoró en llegar y tras presentarse como tal, explicó las reglas que parecían bastante sencillas -¿Qué pasa si alguien hace trampas?- Pregunté al organizador -A nadie le gustan los tramposos- Dirigí la vista a las cartas para no mirar a nadie en específico; sería interesante conocer las sanciones antes de arriesgarme a ser yo quien hiciera trampas -Rostrohermoso...- Dije con una sonrisa burlesca dirigiéndome al albino -Espero que al menos no sea de nuestra raza, con ese nombre sería una deshonra- Reí mientras negaba con la cabeza mirando mis cartas; tal vez era un poco arriesgado pues el tal Rostrohermoso podría tener aliados, pero deberían estar de acuerdo en que no era un nombre muy intimidante; descartar al albino como uno de esos aliados parecía una buena idea.
No soy quién para cuestionar sus razones- Sonreí al vampiro -Yo soy...- Dudé unos instantes antes de responderle al hombre bestia, decir mi nombre real podría suponer un problema luego de la misión, pero no decirlo podría suponer un problema durante la misión, el vampiro parecía un tipo listo, de tierras lejanas, tan lejanas como para haber visto alguno de los afiches de aquella recompensa -Víctor- Dije finalmente para evitar problemas si alguien me reconocía, a fin de cuentas la recompensa ya había quedado atrás y el otro vampiro parecía más peligroso que yo -También estoy siguiendo a alguien, aunque por razones diferentes- Giré el rostro con cuidado en busca de mi estimado Chucho -Ese chico de allá- Señalé al joven que se veía muy bien acompañado -Es todo un seductor, dicen que no hay quien se le resista, no importa que sean hombres o mujeres- Soltaba la historia conforme me venía a la mente con cuidado de no contradecirme -Pero tiene la mala costumbre de meterse con personas...- Hice una pausa mientras me frotaba el mentón -Personas ajenas- Mentí descaradamente mientras el chico daba crédito a mis palabras por la manera como era rodeado por mujeres, aunque no es que fuera difícil conseguir eso de esas mujeres.
Volví mi atención a la mesa para tomar al fin las cartas que me había entregado el viejo y les dije en un tono de voz más bajo -Mi trabajo es evitar que se meta con las personas equivocadas, me han pedido sobre todo mantenerlo alejado de un tal... Rostrohermoso- Comenté como si fuera un secreto para nosotros -Pero no tengo idea de quién sea- Comenté recostándome en la silla para ver mis cartas a buen resguardo; en ese momento el anciano me pidió algo que resultaba un poco asqueroso, afortunadamente la elfa me salvó de semejante tarea -Ah, claro, lo haría con gusto, pero ella está más cerca- Dije mientras pateaba la dentadura que estaba justo entre mis pies y la mandaba a los pies de Ashryn -Seguro será más agradable si es ella quien lo ayuda, además dicen que las elfas traen buena suerte, no la deje ir- Le dije al viejo señalando a mi compañera de gremio a la que le hice una seña con los ojos para que hiciera lo suyo con el anciano; no tenía idea de qué era “lo suyo” pero seguramente ella sabría, le guiñé un ojo a la elfa al tiempo que la señalaba con ambas manos en un gesto pícaro.
Sin embargo para entonces el viejo ya se había ido de este mundo, relataba una historia tan larga como aburrida acerca de... Pues ya realmente no sabía de qué iba y solo podía limitarme a asentir con la cabeza y esperar que la historia se terminara pronto, por suerte a petición del que se había presentado como Imargo, el vampiro hizo un truco bastante particular y aunque había resultado gracioso al momento, la habilidad como tal y los usos que podría tener me resultaba un poco peligrosa, no solo por la manera de aplicarla, sino también por la manera tan rápida de deshacerla que resultaba difícil darse cuenta de algo.
El organizador del torneo no demoró en llegar y tras presentarse como tal, explicó las reglas que parecían bastante sencillas -¿Qué pasa si alguien hace trampas?- Pregunté al organizador -A nadie le gustan los tramposos- Dirigí la vista a las cartas para no mirar a nadie en específico; sería interesante conocer las sanciones antes de arriesgarme a ser yo quien hiciera trampas -Rostrohermoso...- Dije con una sonrisa burlesca dirigiéndome al albino -Espero que al menos no sea de nuestra raza, con ese nombre sería una deshonra- Reí mientras negaba con la cabeza mirando mis cartas; tal vez era un poco arriesgado pues el tal Rostrohermoso podría tener aliados, pero deberían estar de acuerdo en que no era un nombre muy intimidante; descartar al albino como uno de esos aliados parecía una buena idea.
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
Su mirada paseaba del vampiro al hombre al que se había acercado y viceversa. Normalmente la ojiazul confiaba plenamente en sus instintos y se dejaba llevar por ellos; lo que curiosamente solía funcionarle a la perfección, al menos el noventa por ciento de las veces, aunque, por lo visto esta vez iba a ser una excepción. El caballero mayor le permitió sentarse junto a él, mientras observaba a la competencia de su amigo con discreción, poniendo especial atención al intercambio de palabras que se suscitaba entre ellos, esperando captar algún retazo de valiosa información por parte de ellos, lanzándole una mirada de muerte al vampiro por la bromita de la dentadura y resignándose a tomarla del suelo para entregársela al hombre. Hasta el momento, el tal Vladimir era quien parecía más sospechoso, pero apenas si tuvo tiempo de reparar en esta idea, puesto que las palabras de Bio la hicieron parpadear un tanto confundida, mientras lentamente dirigía sus orbes cristalinos a la silueta del cazador.
En otras circunstancias seguramente le habría aplaudido al vampiro su habilidad para salirse con la suya y la facilidad con la que inventaba historias rebuscadas; incluso ella le habría creído, sino fuese porque conocía demasiado bien a Frederick, o al menos eso había pensado. Todo pasó en cámara lenta ante sus ojos, mientras sus mejillas se tornaban rojas y una desconocida ira iba arremolinándose en su interior, haciéndole fruncir el ceño al ver al cazador rodeado por aquellas mujeres de moral distraída. ¡Al demonio con Rostrohermoso! ¡El muy ingrato estaba disfrutando! Eso no se iba a quedar así. Se pondría de pie, se acercaría a ellas con la daga de Bio en mano y les sacaría los ojos. Esas furcias se iban a arrepentir de haberse acercado al cazador y él tendría la peor parte por permitirlo.
La voz de Bio llamó su atención, ganándose de nuevo una muy irritable mirada por parte de la rubia, quien en esos momentos ya no estaba segura de a quien odiaba más, si a las susodichas, al cazador o al vampiro entrometido. Con el ultimo ápice de cordura volvió a centrar su atención en los presentes, escuchando al hombre mayor seguir contando ovejas medio dormido y al organizador dar inicio al dichoso torneo. Ashy ladeó la cabeza un poco, tratando de entender los gestos de su compañero; incluso llegó a pensar que le estaba dando una especie de ataque y eso la preocupó. No podía dejar que su compañero se quedara sin más neuronas, definitivamente tantos intentos de muerte ya estaban cobrando facturas, incluso comenzaba a pensar que tan mal sentido del humor se debiera a una lesión neuro-encefálica grave, aunque curiosamente parecía estar lo suficientemente bien como para seguir haciendo bromas sin sentido, esta vez para con Vladimir.
Con mucha discreción y cuidando no ser notada por nadie se puso de pie, caminando sigilosamente por la taberna como si estuviese un tanto perdida. La verdad es que no tenía idea de a dónde, o mejor dicho a quién debía dirigirse esta vez, pues hasta ahora su investigación estaba resultando un completo fiasco. Afortunadamente había olvidado la situación de Candau, o de lo contrario ya habría cometido una masacre en aquel lugar. En esta ocasión una chica fue quien llamó su atención. Ella escribía con rapidez y hacía pequeñas preguntas a algunos de los presentes, además, no se veía tan peligrosa, por lo que su vida no correría mucho peligro, o eso creía. Puso su mejor cara de vergüenza, la cual, aunada a su real desorientación solo podía considerarse como una entrada exitosa. Pasó muy cerca de la joven, mirando para todos lados y finalmente se acercó de frente, hablándole con timidez.
—Disculpe, no quise importunarla —la miró como si estuviese un poco incomoda—. Estoy un tanto perdida y nadie ha sabido responderme. ¿Podría indicarme por favor donde se encuentra el tocador?
¡Alabadas sean las distracciones! Pues de lo contrario no hubiese existido poder en el mundo que evitara que descuartizara a las mujeres y al pervertido cazador. Además, había logrado salir de la vista de los participantes del torneo y tenía la oportunidad de buscar pistas por su propia cuenta. ¡Hombres! No se podía confiar en ellos, o al menos no podía confiar en los que conocía.
En otras circunstancias seguramente le habría aplaudido al vampiro su habilidad para salirse con la suya y la facilidad con la que inventaba historias rebuscadas; incluso ella le habría creído, sino fuese porque conocía demasiado bien a Frederick, o al menos eso había pensado. Todo pasó en cámara lenta ante sus ojos, mientras sus mejillas se tornaban rojas y una desconocida ira iba arremolinándose en su interior, haciéndole fruncir el ceño al ver al cazador rodeado por aquellas mujeres de moral distraída. ¡Al demonio con Rostrohermoso! ¡El muy ingrato estaba disfrutando! Eso no se iba a quedar así. Se pondría de pie, se acercaría a ellas con la daga de Bio en mano y les sacaría los ojos. Esas furcias se iban a arrepentir de haberse acercado al cazador y él tendría la peor parte por permitirlo.
La voz de Bio llamó su atención, ganándose de nuevo una muy irritable mirada por parte de la rubia, quien en esos momentos ya no estaba segura de a quien odiaba más, si a las susodichas, al cazador o al vampiro entrometido. Con el ultimo ápice de cordura volvió a centrar su atención en los presentes, escuchando al hombre mayor seguir contando ovejas medio dormido y al organizador dar inicio al dichoso torneo. Ashy ladeó la cabeza un poco, tratando de entender los gestos de su compañero; incluso llegó a pensar que le estaba dando una especie de ataque y eso la preocupó. No podía dejar que su compañero se quedara sin más neuronas, definitivamente tantos intentos de muerte ya estaban cobrando facturas, incluso comenzaba a pensar que tan mal sentido del humor se debiera a una lesión neuro-encefálica grave, aunque curiosamente parecía estar lo suficientemente bien como para seguir haciendo bromas sin sentido, esta vez para con Vladimir.
Con mucha discreción y cuidando no ser notada por nadie se puso de pie, caminando sigilosamente por la taberna como si estuviese un tanto perdida. La verdad es que no tenía idea de a dónde, o mejor dicho a quién debía dirigirse esta vez, pues hasta ahora su investigación estaba resultando un completo fiasco. Afortunadamente había olvidado la situación de Candau, o de lo contrario ya habría cometido una masacre en aquel lugar. En esta ocasión una chica fue quien llamó su atención. Ella escribía con rapidez y hacía pequeñas preguntas a algunos de los presentes, además, no se veía tan peligrosa, por lo que su vida no correría mucho peligro, o eso creía. Puso su mejor cara de vergüenza, la cual, aunada a su real desorientación solo podía considerarse como una entrada exitosa. Pasó muy cerca de la joven, mirando para todos lados y finalmente se acercó de frente, hablándole con timidez.
—Disculpe, no quise importunarla —la miró como si estuviese un poco incomoda—. Estoy un tanto perdida y nadie ha sabido responderme. ¿Podría indicarme por favor donde se encuentra el tocador?
¡Alabadas sean las distracciones! Pues de lo contrario no hubiese existido poder en el mundo que evitara que descuartizara a las mujeres y al pervertido cazador. Además, había logrado salir de la vista de los participantes del torneo y tenía la oportunidad de buscar pistas por su propia cuenta. ¡Hombres! No se podía confiar en ellos, o al menos no podía confiar en los que conocía.
Ashryn Elaynor
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
El lado positivo del asunto es que por el momento mi actuación había servido “Muy bien, ya no tendré problemas ¿¡Pero a qué costo!?” Las mujeres parecían estar burlándose de mis palabras, ¿Tan idiota había sonado? Creo que no, quizá con algo de nerviosismo pero no había dicho algo torpe que pudiese poner en dudas mi papel de noble… el problema ahora es que debía continuar con aquello hasta conseguir más información, en aquel momento no sabía si haber caído sobre la mesa de las cortesanas había sido una fortuna o una desgracia, quizá 50/50.
La acotación de una de las cortesanas me había hecho notar donde había quedado mi error, estaba claro que ellas eran las que estaban al servicio, mientras hubiese dinero de por medio podían abrir cualquier cosa… literalmente ¿En qué demonios estaba pensando ahora? Lo que menos necesitaba era a alguna mujer succionándome la fuerza vital, por muy importante que fuese la misión no llegaría hasta aquel extremo… quizá caminara al borde del acantilado pero no saltaría a el, de eso ni hablar.
La cortesana que parecía la mayor entre todas aquellas mujeres se levantó dispuesta a acercarse, sus movimientos eran similares a los que tenían las otras mujeres en aquel ambiente, eran lentos pero hipnóticos, traté de evitar quedarme mirando como un idiota aquello ¿Acaso había algún estilo de magia de por medio? “No idiota, simplemente es lo que siente cualquier hombre ante una situación así.” Sí, eso tenía mucho más sentido, aunque no sabía porque yo mismo me insultaba en mis pensamientos para aclarar las cosas… era como si mi conciencia tuviese voluntad propia ¿Era eso lo que llamaban “La voz de la razón”?
La cortesana me rodeó mientras acariciaba mi cuello, aquel acto hizo que se me erizara la piel, era una especia de tacto tan extraño e incomodo, cada vez me arrepentía más de haberme presentado y no haber salido corriendo pero como decían los actores callejeros “La obra debe continuar pase lo que pase”… claro, yo nunca fui un actor callejero pero de enano me agradaba verlos actuar.
- Quizá tenga dinero suficiente para las 5… o quizá tenga algo más. – Aporté mientras acomodaba las mangas de mi camisa tal cual hacían los nobles cuando trataban de mantener el porte “¿Qué demonios estoy haciendo? De suerte tengo dinero ¿Y qué era ese algo más que había mencionado?” A este paso me terminaría ahogando en mi propia mentira, quizá fingir un ataque al corazón me salvara.
La mujerzuela ahora se había posicionado frente a mí, ya había entendido que la risa que soltaban no era de burla si no era un estilo de… ¿Seducción? Si, pasarse por jovencitas “inocentes” y burlonas, así atraían a sus presas y luego los engatusaban, lo peor es que por mi descuido ya había caído en la trampa y retirarme podía ser una fatal idea, solo me quedaba aprovechar el momento para sacar toda la información posible.
Podía sentir la respiración de la mujer gracias a la proximidad entre los dos, “El aire se está poniendo cada vez más frió, ya comenzó a chupar mi alma.” O quizá solo había sido una corriente de aire fresca, no, imposible, ya había llegado mi hora final y lo mejor sería apresurar a jugar mi cartas en el asunto. Clavé la mirada en la cortesana que se había atrevido a acercarse, la mujer ya había deshecho el nudo de la corbata por lo que quizá llevase algo de prisa… o era una costumbre para que la presa soltase el dinero.
Sin dudar en mis actos tomé las manos de la mujer y las aparté con cuidado sin soltarlas, sin mostrar agresividad y con la intención de que creyese que le seguía el juego, lo mejor sería no dejarme intimidar… o al menos no dejarme intimidar más de lo que ya estaba. Mostrar superioridad siempre ayudaba, así se mostraba quien tenía el control y la chica parecía saber cómo aprovechar eso.
- Podemos hablar arriba, aunque primero preciso los servicios de alguien más… me dijeron que Rostrohermoso me ayudaría a encontrarlo. – Terminé de soltar con cuidado las manos de la mujer y me incliné un poco para susurrarle al oído, otra técnica que supuse que ayudaría en aquel tipo de situaciones. – Luego de eso solo precisaré el servicio de una persona y supongo que sabes muy bien quién será.– “Nuevamente diciendo estupideces ¿Por qué rayos me habían elegido para ser un informante? Todo lo que hacía era confundirme a mí mismo.” Volví a mi porte recto ajustando la corbata y sonriendo a la cortesana, una falsa sonrisa de la nobleza era la cereza del pastel para aquello. – Aunque no me sorprendería que ya estuviese frente al mismo Rostrohermoso. – Aparté un mechón de cabello que caía por la mejilla de la chica y en aquel mismo momento deseé que alguien me sacara de aquel problema, quizá un golpe por la espalda o que me apuñalaran, todo podía ser mejor a lo que estaba haciendo en aquel instante.
La acotación de una de las cortesanas me había hecho notar donde había quedado mi error, estaba claro que ellas eran las que estaban al servicio, mientras hubiese dinero de por medio podían abrir cualquier cosa… literalmente ¿En qué demonios estaba pensando ahora? Lo que menos necesitaba era a alguna mujer succionándome la fuerza vital, por muy importante que fuese la misión no llegaría hasta aquel extremo… quizá caminara al borde del acantilado pero no saltaría a el, de eso ni hablar.
La cortesana que parecía la mayor entre todas aquellas mujeres se levantó dispuesta a acercarse, sus movimientos eran similares a los que tenían las otras mujeres en aquel ambiente, eran lentos pero hipnóticos, traté de evitar quedarme mirando como un idiota aquello ¿Acaso había algún estilo de magia de por medio? “No idiota, simplemente es lo que siente cualquier hombre ante una situación así.” Sí, eso tenía mucho más sentido, aunque no sabía porque yo mismo me insultaba en mis pensamientos para aclarar las cosas… era como si mi conciencia tuviese voluntad propia ¿Era eso lo que llamaban “La voz de la razón”?
La cortesana me rodeó mientras acariciaba mi cuello, aquel acto hizo que se me erizara la piel, era una especia de tacto tan extraño e incomodo, cada vez me arrepentía más de haberme presentado y no haber salido corriendo pero como decían los actores callejeros “La obra debe continuar pase lo que pase”… claro, yo nunca fui un actor callejero pero de enano me agradaba verlos actuar.
- Quizá tenga dinero suficiente para las 5… o quizá tenga algo más. – Aporté mientras acomodaba las mangas de mi camisa tal cual hacían los nobles cuando trataban de mantener el porte “¿Qué demonios estoy haciendo? De suerte tengo dinero ¿Y qué era ese algo más que había mencionado?” A este paso me terminaría ahogando en mi propia mentira, quizá fingir un ataque al corazón me salvara.
La mujerzuela ahora se había posicionado frente a mí, ya había entendido que la risa que soltaban no era de burla si no era un estilo de… ¿Seducción? Si, pasarse por jovencitas “inocentes” y burlonas, así atraían a sus presas y luego los engatusaban, lo peor es que por mi descuido ya había caído en la trampa y retirarme podía ser una fatal idea, solo me quedaba aprovechar el momento para sacar toda la información posible.
Podía sentir la respiración de la mujer gracias a la proximidad entre los dos, “El aire se está poniendo cada vez más frió, ya comenzó a chupar mi alma.” O quizá solo había sido una corriente de aire fresca, no, imposible, ya había llegado mi hora final y lo mejor sería apresurar a jugar mi cartas en el asunto. Clavé la mirada en la cortesana que se había atrevido a acercarse, la mujer ya había deshecho el nudo de la corbata por lo que quizá llevase algo de prisa… o era una costumbre para que la presa soltase el dinero.
Sin dudar en mis actos tomé las manos de la mujer y las aparté con cuidado sin soltarlas, sin mostrar agresividad y con la intención de que creyese que le seguía el juego, lo mejor sería no dejarme intimidar… o al menos no dejarme intimidar más de lo que ya estaba. Mostrar superioridad siempre ayudaba, así se mostraba quien tenía el control y la chica parecía saber cómo aprovechar eso.
- Podemos hablar arriba, aunque primero preciso los servicios de alguien más… me dijeron que Rostrohermoso me ayudaría a encontrarlo. – Terminé de soltar con cuidado las manos de la mujer y me incliné un poco para susurrarle al oído, otra técnica que supuse que ayudaría en aquel tipo de situaciones. – Luego de eso solo precisaré el servicio de una persona y supongo que sabes muy bien quién será.– “Nuevamente diciendo estupideces ¿Por qué rayos me habían elegido para ser un informante? Todo lo que hacía era confundirme a mí mismo.” Volví a mi porte recto ajustando la corbata y sonriendo a la cortesana, una falsa sonrisa de la nobleza era la cereza del pastel para aquello. – Aunque no me sorprendería que ya estuviese frente al mismo Rostrohermoso. – Aparté un mechón de cabello que caía por la mejilla de la chica y en aquel mismo momento deseé que alguien me sacara de aquel problema, quizá un golpe por la espalda o que me apuñalaran, todo podía ser mejor a lo que estaba haciendo en aquel instante.
Fredericksen
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
Mientras repartían, Víctor correspondió al grupo manteniendo una actitud dialogante y cordial. Imargo no perdió detalle de su carta de presentación. Y cuando éste pronunció el nombre de Rostrohermoso, sonrió y se concentró en mirar las cartas. ¿Era él susodicho? ¿O tal vez buscaban a la misma persona? El vampiro podría ver la reacción del hombre lince, que no tardaría en contestarle.
-Me caes bien, Víctor. – Hizo notar Imargo al escuchar este comentario, con el que pretendía establecer algo de compenetración con el mismo y que éste se enterase de que era su aliado.
-Creo que vuestro amigo no necesitará mucha más ayuda. – comentó Mirando a Fred, que estaba siendo rodeado por las cortesanas. – Ni siquiera del posible… Rostrohermoso. ¡Qué nombre más aterrador! – bromeó Vladimir.
-¡Yo soy Rostrohermoso! – bramó el viejo para todo el local. - ¿No veis lo guapo que soy y lo bien que me conservo para mi edad?
-Seguro que sí, abuelo… - suspiró sin sonreír el hombre bestia, lanzando una nueva carta.
El vampiro terminaría ganando la primera de las rondas, y todos los jugadores quedaron asustados por la maña con la que movió las cartas. Consiguió sacar varios puntos de ventaja a los demás, incluso a aquel veterano jugador que parecía ser Rutherford.
-Una impresionante jugada, compañero de raza. – le felicitó Vladimir mientras repartía una nueva ronda. - ¿Dónde habéis aprendido a jugar así? – le preguntó.
-¡Increíble! ¡Récord de puntos en primera ronda! – celebró el anciano. – Me gusta tener rivales a mi altura.
-Como su espalda siga encorvándose, cada vez tendrás más. – una nueva puñalada del lince hacia el abuelo, parecía aburrirle en demasía. Pero no le escuchó.
La segunda ronda continuó igual de dialogante, aunque los comentarios siguieron siendo banales. Vladimir trataba de evadir el nombre de Rostrohermoso e Imargo parecía interesado en contactar con Víctor, al que terminó pegándole una patada y mirándole a los ojos, tratando de llamar su atención.
-Árbitro, ¿pueden pausar el torneo un momento? Me han entrado unas ganas tremendas de hacer pipí y creo que no me aguanto. Es por la tensión. – solicitó el lince.
-¡Mozos de pacotilla! ¡Que tendréis treinta años! ¡Ay si tuvieseis mi edad! Dejadme que os cuente una historia… - y comenzó a hablar solo.
-A mí también me gustaría ir. – Pidió también Vladimir.
-¡Está bien! Pueden ir, pero las normas dictan que debe ser de uno en uno, para que no haya amaños. – comentó el árbitro del torneo. – Ya que lo ha pedido primero el caballero Imargo. Tendrá él el privilegio. Y luego irá en sentido horario, para evitar intereses. – en este orden, Bio sería el segundo.
El lince miró a Víctor sin saber muy bien qué decir o cómo reaccionar. Quería hablar con él en privado pero tampoco podía decírselo por miedo a que Vladimir le descubriese. Así, se levantó y le picó tres veces en el pie.
Sin decir nada y, mientras el viejo seguía contestando se dirigió a los aseos, concretamente al tercero de los urinarios y, en un lateral, con sus afiladas uñas de lince arañó el ya de por sí demarcado servicio y comenzó a dibujar una mesa con los cuatro sentados, así como con los cuatro concursantes caracterizados. No le fue difícil pintarse a sí mismo, al viejo lo caracterizó como un decrépito y aburrido anciano que no callaba y a Víctor como un vampiro con colmillos con el pelo arañado (como si estuviese pintado). Por último, retrató a Vladimir de la misma manera pero con pelo sin arañar y lo rodeó con un círculo. Sólo Víctor, si finalmente iba al servicio.
-¡Qué alivio! El siguiente. – comentó de una manera muy falsa, pues era un pésimo actor, una vez llegó a su sitio. Y justo cuando se sentaba volvió a picar en el pie de Víctor tres veces. Con esto esperaba que se dirigiera al tercer urinario, y también que fuese lo suficientemente inteligente como para borrar el dibujo, por si acaso lo veía después.
Por su parte, Ashryn se separó del grupo y se dirigió a la reportera de la boina y el sombrero, que miraba hacia todas partes sin dejar de apuntar todo lo que veía. Nada escapaba de los ojos de la audaz Pipa. Bueno sí, quizás la propia Ashryn, que pese a que parecía haberse colocado a su lado no pareció atraer la atención de la joven. - ¡Ese vestido es horrible! Va a ser la sensación. – cuchicheó la reportera entre lo bajo sobre una dama que pasaba delante suya. – Necesito “salseo”. Está siendo una noche aburrida. ¡Qué estamos en un burdel, recóncholis! – estiró sus brazos en modo de protesta y se ajustó la gorra, que le había caído hacia atrás ligeramente.
Se sentó en uno de los taburetes de la barra y, por fin, pareció llegar a su cerebro la pregunta que Ashryn le había formulado casi un minuto antes. Bebió de su jarra de cerveza y la miró de reojo. - ¿El tocador? ¿Qué dices, tía? ¿Tengo pinta de ser una meretriz? ¡Porque no lo soy! ¡Soy Pipa Wright! – Por su larga gabardina, desde luego no lo parecía. Era la mujer más tapada del local. En ese momento se fijó en la sanadora y se sorprendió. – ¡Oh! Tú eres la que miraba al joven que se divierte con las damas de compañía. – señaló a Fredericksen. - ¡Te gusta! ¡Vi tus miradas! ¡No puedes engañarme! ¿Eres su novia, verdad? ¡Necesito una exclusiva! Uy si yo viese a mi amor platónico yéndose por los barrios bajos… – la cotilla trató de sacar toda la información que podía de la elfa y a la vez trataba de hacerla enfadar para poder escribir una noticia de ello. Así funcionaba el periodismo. De este modo, tan rápido como pudo comenzó a anotar en su libreta y a decir en voz alta. – Humano le pone los cuernos a elfa con prostitutas… ¡Delante suya! ¡Un titular genial! ¿Cómo dices que te llamas, guapa? – chismorreó contenta.
En su estado “alegre” actual, Ashryn no iba a sacar nada en claro de la joven, a menos que decidiese preguntarle directamente.
La cortesana miró a los ojos a Fredericksen y rió. Parecía dispuesto a seguirle el juego y eso le encantaba. Se mordió el labio inferior con deseo, apretándolo tan fuerte que dejó sus propios dientes pintados del rojo carmesí que daba luz a su boca. Giró la cabeza hacia cierto lado con deseo y, cuando ésta le preguntó por Rostrohermoso, ella rió y lanzó una mirada cómplice hacia sus compañeras, que se acariciaban las unas a las otras sobre el sillón de detrás.
A la prostituta le encantó que éste le dijera al oído aquellas palabras, pero no era estúpida. A ella no le gustaba el joven en particular, simplemente quería ganarse sus honorarios. Se acercó a él mirándole a los ojos y luego se acercó a su oreja para susurrarle su respuesta. – Muy astuto, jovencito. Pero soy una furcia. – así se definió – No una joven adolescente a la que puedas engatusar con un simple juego de palabras. – trataba de seguirle el juego de palabras y, a la vez, continuar la seducción, y así metió la mano en su bolsillo, acariciándole la pierna, para sacarle una bolsita con aeros. – Quieres esa información tanto como yo… mmh… - cerró los ojos y gimió. – el dinero.
A continuación la prostituta le hizo girar suavemente y lo dirigió hacia la mesa en la que los cuatro jugadores estaban enfrascados. Señaló entonces con disimulo al vampiro de cabellos albinos. Bio y podría ver este gesto, pero jamás podrían distinguir si se estaba refiriendo a él o a alguno de los compañeros del lado. Para colmo, por mucho que Fredericksen tratase de informar pronto tendría a las cinco prostitutas a su alrededor, impidiéndole acercarse a los demás. Esperaban cobrar ahora su “recompensa” y no parecía que les fuese a gustar la negativa de éste.
* * * * * * * * * * * * *
Bio: Has ganado la primera ronda. Has descubierto una de las opciones de descubrir a Rostrohermoso, la más evidente. El viejo parece que no se entera de nada e Imargo parece ser tu aliado. Ahora sonsacarle información sobre Amaterasu sin que él mismo se entere te será más complicado. Pero nada que se espere de un rolero y embaucador como tú. Seguro que algo se te ocurre. No te olvides de tirar una nueva runa, que la partida continúa.
Ashryn: ¡Mi querida Pipa Wright! Buena elección. Me encanta este personaje. Una reportera cotilla como ella siempre es una buena opción para conseguir información. Ella probablemente no sepa quién es Rostrohermoso… ¡pero querrá enterarse! Encuentra una manera original de conseguir su ayuda. Como tarea opcional, puedes manejarla para tratar de sacar a Frederick del embrollo en el que se ha metido.
Fredericksen: Estaba claro que las prostitutas tenían que conocer a aquel con el nombre de Rostrohermoso. Era la opción más fácil y veo que tú lo viste claro. Ahora, el único problema será librarte de ellas. Si te vas sin más, tendrás problemas, tendrás que buscar la manera de “deshacerte” de las señoritas. Claro que la opción fácil (si no te ayuda nadie) es irte con ellas al piso de arriba, si Ashryn decide liberarte y si lo consideras, podrás contarle lo que has descubierto.
-Me caes bien, Víctor. – Hizo notar Imargo al escuchar este comentario, con el que pretendía establecer algo de compenetración con el mismo y que éste se enterase de que era su aliado.
-Creo que vuestro amigo no necesitará mucha más ayuda. – comentó Mirando a Fred, que estaba siendo rodeado por las cortesanas. – Ni siquiera del posible… Rostrohermoso. ¡Qué nombre más aterrador! – bromeó Vladimir.
-¡Yo soy Rostrohermoso! – bramó el viejo para todo el local. - ¿No veis lo guapo que soy y lo bien que me conservo para mi edad?
-Seguro que sí, abuelo… - suspiró sin sonreír el hombre bestia, lanzando una nueva carta.
El vampiro terminaría ganando la primera de las rondas, y todos los jugadores quedaron asustados por la maña con la que movió las cartas. Consiguió sacar varios puntos de ventaja a los demás, incluso a aquel veterano jugador que parecía ser Rutherford.
-Una impresionante jugada, compañero de raza. – le felicitó Vladimir mientras repartía una nueva ronda. - ¿Dónde habéis aprendido a jugar así? – le preguntó.
-¡Increíble! ¡Récord de puntos en primera ronda! – celebró el anciano. – Me gusta tener rivales a mi altura.
-Como su espalda siga encorvándose, cada vez tendrás más. – una nueva puñalada del lince hacia el abuelo, parecía aburrirle en demasía. Pero no le escuchó.
La segunda ronda continuó igual de dialogante, aunque los comentarios siguieron siendo banales. Vladimir trataba de evadir el nombre de Rostrohermoso e Imargo parecía interesado en contactar con Víctor, al que terminó pegándole una patada y mirándole a los ojos, tratando de llamar su atención.
-Árbitro, ¿pueden pausar el torneo un momento? Me han entrado unas ganas tremendas de hacer pipí y creo que no me aguanto. Es por la tensión. – solicitó el lince.
-¡Mozos de pacotilla! ¡Que tendréis treinta años! ¡Ay si tuvieseis mi edad! Dejadme que os cuente una historia… - y comenzó a hablar solo.
-A mí también me gustaría ir. – Pidió también Vladimir.
-¡Está bien! Pueden ir, pero las normas dictan que debe ser de uno en uno, para que no haya amaños. – comentó el árbitro del torneo. – Ya que lo ha pedido primero el caballero Imargo. Tendrá él el privilegio. Y luego irá en sentido horario, para evitar intereses. – en este orden, Bio sería el segundo.
El lince miró a Víctor sin saber muy bien qué decir o cómo reaccionar. Quería hablar con él en privado pero tampoco podía decírselo por miedo a que Vladimir le descubriese. Así, se levantó y le picó tres veces en el pie.
Sin decir nada y, mientras el viejo seguía contestando se dirigió a los aseos, concretamente al tercero de los urinarios y, en un lateral, con sus afiladas uñas de lince arañó el ya de por sí demarcado servicio y comenzó a dibujar una mesa con los cuatro sentados, así como con los cuatro concursantes caracterizados. No le fue difícil pintarse a sí mismo, al viejo lo caracterizó como un decrépito y aburrido anciano que no callaba y a Víctor como un vampiro con colmillos con el pelo arañado (como si estuviese pintado). Por último, retrató a Vladimir de la misma manera pero con pelo sin arañar y lo rodeó con un círculo. Sólo Víctor, si finalmente iba al servicio.
-¡Qué alivio! El siguiente. – comentó de una manera muy falsa, pues era un pésimo actor, una vez llegó a su sitio. Y justo cuando se sentaba volvió a picar en el pie de Víctor tres veces. Con esto esperaba que se dirigiera al tercer urinario, y también que fuese lo suficientemente inteligente como para borrar el dibujo, por si acaso lo veía después.
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Por su parte, Ashryn se separó del grupo y se dirigió a la reportera de la boina y el sombrero, que miraba hacia todas partes sin dejar de apuntar todo lo que veía. Nada escapaba de los ojos de la audaz Pipa. Bueno sí, quizás la propia Ashryn, que pese a que parecía haberse colocado a su lado no pareció atraer la atención de la joven. - ¡Ese vestido es horrible! Va a ser la sensación. – cuchicheó la reportera entre lo bajo sobre una dama que pasaba delante suya. – Necesito “salseo”. Está siendo una noche aburrida. ¡Qué estamos en un burdel, recóncholis! – estiró sus brazos en modo de protesta y se ajustó la gorra, que le había caído hacia atrás ligeramente.
Se sentó en uno de los taburetes de la barra y, por fin, pareció llegar a su cerebro la pregunta que Ashryn le había formulado casi un minuto antes. Bebió de su jarra de cerveza y la miró de reojo. - ¿El tocador? ¿Qué dices, tía? ¿Tengo pinta de ser una meretriz? ¡Porque no lo soy! ¡Soy Pipa Wright! – Por su larga gabardina, desde luego no lo parecía. Era la mujer más tapada del local. En ese momento se fijó en la sanadora y se sorprendió. – ¡Oh! Tú eres la que miraba al joven que se divierte con las damas de compañía. – señaló a Fredericksen. - ¡Te gusta! ¡Vi tus miradas! ¡No puedes engañarme! ¿Eres su novia, verdad? ¡Necesito una exclusiva! Uy si yo viese a mi amor platónico yéndose por los barrios bajos… – la cotilla trató de sacar toda la información que podía de la elfa y a la vez trataba de hacerla enfadar para poder escribir una noticia de ello. Así funcionaba el periodismo. De este modo, tan rápido como pudo comenzó a anotar en su libreta y a decir en voz alta. – Humano le pone los cuernos a elfa con prostitutas… ¡Delante suya! ¡Un titular genial! ¿Cómo dices que te llamas, guapa? – chismorreó contenta.
En su estado “alegre” actual, Ashryn no iba a sacar nada en claro de la joven, a menos que decidiese preguntarle directamente.
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La cortesana miró a los ojos a Fredericksen y rió. Parecía dispuesto a seguirle el juego y eso le encantaba. Se mordió el labio inferior con deseo, apretándolo tan fuerte que dejó sus propios dientes pintados del rojo carmesí que daba luz a su boca. Giró la cabeza hacia cierto lado con deseo y, cuando ésta le preguntó por Rostrohermoso, ella rió y lanzó una mirada cómplice hacia sus compañeras, que se acariciaban las unas a las otras sobre el sillón de detrás.
A la prostituta le encantó que éste le dijera al oído aquellas palabras, pero no era estúpida. A ella no le gustaba el joven en particular, simplemente quería ganarse sus honorarios. Se acercó a él mirándole a los ojos y luego se acercó a su oreja para susurrarle su respuesta. – Muy astuto, jovencito. Pero soy una furcia. – así se definió – No una joven adolescente a la que puedas engatusar con un simple juego de palabras. – trataba de seguirle el juego de palabras y, a la vez, continuar la seducción, y así metió la mano en su bolsillo, acariciándole la pierna, para sacarle una bolsita con aeros. – Quieres esa información tanto como yo… mmh… - cerró los ojos y gimió. – el dinero.
A continuación la prostituta le hizo girar suavemente y lo dirigió hacia la mesa en la que los cuatro jugadores estaban enfrascados. Señaló entonces con disimulo al vampiro de cabellos albinos. Bio y podría ver este gesto, pero jamás podrían distinguir si se estaba refiriendo a él o a alguno de los compañeros del lado. Para colmo, por mucho que Fredericksen tratase de informar pronto tendría a las cinco prostitutas a su alrededor, impidiéndole acercarse a los demás. Esperaban cobrar ahora su “recompensa” y no parecía que les fuese a gustar la negativa de éste.
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Bio: Has ganado la primera ronda. Has descubierto una de las opciones de descubrir a Rostrohermoso, la más evidente. El viejo parece que no se entera de nada e Imargo parece ser tu aliado. Ahora sonsacarle información sobre Amaterasu sin que él mismo se entere te será más complicado. Pero nada que se espere de un rolero y embaucador como tú. Seguro que algo se te ocurre. No te olvides de tirar una nueva runa, que la partida continúa.
Ashryn: ¡Mi querida Pipa Wright! Buena elección. Me encanta este personaje. Una reportera cotilla como ella siempre es una buena opción para conseguir información. Ella probablemente no sepa quién es Rostrohermoso… ¡pero querrá enterarse! Encuentra una manera original de conseguir su ayuda. Como tarea opcional, puedes manejarla para tratar de sacar a Frederick del embrollo en el que se ha metido.
Fredericksen: Estaba claro que las prostitutas tenían que conocer a aquel con el nombre de Rostrohermoso. Era la opción más fácil y veo que tú lo viste claro. Ahora, el único problema será librarte de ellas. Si te vas sin más, tendrás problemas, tendrás que buscar la manera de “deshacerte” de las señoritas. Claro que la opción fácil (si no te ayuda nadie) es irte con ellas al piso de arriba, si Ashryn decide liberarte y si lo consideras, podrás contarle lo que has descubierto.
Ger
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
La pregunta acerca de Rostrohermoso despertó más interés del que pensaba aunque tristemente aún no tendría nada concreto, todos bromearon acerca del nombre e incluso el viejo se atrevió de manera jocosa a declararse como ese tal Rostrohermoso; una sonrisa para con el hombre lince fue más que suficiente, a estas alturas y con lo confuso que era todo, no sabía realmente en quien confiar aunque el hombre bestia se postulaba como una opción aceptable; tomando en cuenta que aquel viejo no encontraría un pajar en una aguja, y que el vampiro era pues, eso, un vampiro, no habían muchas opciones para escoger.
Un golpe de suerte me había dejado en la primera plaza del torneo aunque aún no debía confiarme, tan solo tenía que seguir haciendo lo que sea que hubiera hecho para tener a misma suerte; el vampiro de cabellos canos entre elogios pareció mostrarse molesto por haber comenzado tan mal, incluso hizo una pregunta que aprovecharía para interactuar un poco con él -Ha sido solo suerte- Sonreí con una mano detrás de mi cabeza -Generalmente pierdo, por eso mis amigos mueren por jugar conmigo- Dije al vampiro con una sonrisa pícara.
El hombre bestia tenía sin duda un sentido del humor bastante simpático, aunque esperaba de corazón no tener que convertirme en uno de sus objetivos nunca; justamente ahora insistía en patearme por alguna razón, aunque sus ojos que casi intentaban salir de su órbita, me señalaron inquisitivos como queriendo gritarme algo que no lograba entender hasta que finalmente, tal vez por desesperación o tal vez porque realmente tenía las ganas, pidió detener el juego para ir al baño -Yo también quiero, creo que algo me ha caído mal- Levanté la mano inmediatamente después dando apenas tiempo para que el albino también manifestara su deseo de ir; cosa que ya comenzaba a resultar bastante sospechosa.
Miré al tal Imargo a los ojos dándole a entender que iría con él aunque el árbitro nos indicó que solo podíamos ir de uno en uno; el primero fue el amigo peludo, quien tras toquetearme el pie tres veces se retiró; sus señales me resultaban confusas y mientras esperábamos me dediqué a hablar con el par de caballeros que habían quedado en la mesa -Y... ¿Les gusta el pan?- Pregunté de manera aleatoria buscando ganar algo de tiempo hasta que el hombre bestia regresó picándome de nuevo el pie tres veces -Mi turno- Me levanté de prisa mirando discretamente al hombre bestia para luego dirigirme al baño.
El camino al baño estaba adornado por algunas plantas que ornamentaban el pasillo y lo último que escuché detrás de mí fueron las risas de Imargo posiblemente ante otro de sus chistes que extrañamente solo le daban risa a él; entré al baño en donde esperaba encontrar alguna pista pero ¿Dónde? Miré a todos lados en busca de algún mensaje hasta que recordé que el sujeto me había picado en el pie tres veces, lo que significaba que... Pues ni idea, pero mientras lo pensaba entré al primero de los urinarios tres veces aunque no encontré nada -¿Qué intentabas decir? Peludo- Protesté al entrar al segundo en donde de hecho aproveché de liberar presión; finalmente más por resignación y descarte que por intuición entré al tercero de los baños en donde un extraño dibujo llamó mi atención.
Cuatro garabatos alrededor de un garabato más grande parecían algo difícil de descifrar, pero al acercarme más me pareció que me recordaban a los caballeros que compartían conmigo la mesa del torneo, el viejo y el lince eran fáciles por el tamaño de sus cabezonas, aunque los otros dos resultaban más enigmáticos, uno era yo, un yo muy mal dibujado, y el otro caballero no podía ser otro que el vampiro de cabellos canos, y lo había encerrado en un círculo, parecía ser una señal de que había encontrado a quien buscaba, aunque contactar a Rostrohermoso era apenas la primera parte del intrincado plan ¿Ahora qué?
En primer lugar saqué una de mis dagas para tratar de borrar los garabatos del hombre bestia, si el mensaje estaba dado y el vampiro era en cuestión el objetivo, lo mejor sería no dejar huellas que pudieran delatarnos ahora que el peludo se había revelado como un aliado; clavé las dagas en la madera y arranqué pedazo a pedazo el tosco dibujo, luego tomé los pedazos por una esquina y los lancé por la ventana, de alguna manera me había vuelto muy diestro lanzando cosas por las ventanas.
Sin más que hacer salí del baño en dirección a la mesa en donde se llevaba a cabo el torneo y me senté moviendo la mano simulando que ventilaba mi rostro -Vaya que sabes cómo dejar un mensaje, peludo- Dije con sarcasmo simulando que me refería al olor de lo que había hecho -Espero que sepas aguantar la respiración, ese no es un buen lugar para estar- Advertí al vampiro con la esperanza de que cambiara de idea y decidiera ir luego, por un instante se me ocurrió usar mi magia para convencerlo pero si fallaba y lo notaba el plan se iría por la borda y si ese plan fallaba debía ser culpa de los novatos, no mía.
Toda esperanza murió cuando se levantó el albino y fue al baño; miré a Imargo y asentí con la cabeza indicándole que estuviera tranquilo, no había dejado huellas afortunadamente, pues la actitud del vampiro no parecía la de alguien que quisiera ir al baño a hacer, eso que se hace en los baños -Tal parece que jugamos a lo mismo- Le dije a Imargo con disimulo pues no sabía de qué lado estaba el viejo, tristemente no dio tiempo de más, pues el supuesto Rostrohermoso regresó demasiado rápido -Hombre, que rápido, me has dado un susto de muerte- Puse la mano en mi pecho dramatizando un poco -Aunque ya he visto más de un muerto caminando así que tal vez pueda jugar incluso muerto- Hice un abanico con mis cartas y luego volví a juntarlas -Y bien ¿Seguimos?- Pregunté preparado para continuar jugando.
Hacer preguntas más directas sería demasiado sospechoso, por lo que preferí limitarme a abrir el tema sutilmente y dejar que todo se encaminara, si no funcionaba habría que llegar a métodos más hostiles...
Un golpe de suerte me había dejado en la primera plaza del torneo aunque aún no debía confiarme, tan solo tenía que seguir haciendo lo que sea que hubiera hecho para tener a misma suerte; el vampiro de cabellos canos entre elogios pareció mostrarse molesto por haber comenzado tan mal, incluso hizo una pregunta que aprovecharía para interactuar un poco con él -Ha sido solo suerte- Sonreí con una mano detrás de mi cabeza -Generalmente pierdo, por eso mis amigos mueren por jugar conmigo- Dije al vampiro con una sonrisa pícara.
El hombre bestia tenía sin duda un sentido del humor bastante simpático, aunque esperaba de corazón no tener que convertirme en uno de sus objetivos nunca; justamente ahora insistía en patearme por alguna razón, aunque sus ojos que casi intentaban salir de su órbita, me señalaron inquisitivos como queriendo gritarme algo que no lograba entender hasta que finalmente, tal vez por desesperación o tal vez porque realmente tenía las ganas, pidió detener el juego para ir al baño -Yo también quiero, creo que algo me ha caído mal- Levanté la mano inmediatamente después dando apenas tiempo para que el albino también manifestara su deseo de ir; cosa que ya comenzaba a resultar bastante sospechosa.
Miré al tal Imargo a los ojos dándole a entender que iría con él aunque el árbitro nos indicó que solo podíamos ir de uno en uno; el primero fue el amigo peludo, quien tras toquetearme el pie tres veces se retiró; sus señales me resultaban confusas y mientras esperábamos me dediqué a hablar con el par de caballeros que habían quedado en la mesa -Y... ¿Les gusta el pan?- Pregunté de manera aleatoria buscando ganar algo de tiempo hasta que el hombre bestia regresó picándome de nuevo el pie tres veces -Mi turno- Me levanté de prisa mirando discretamente al hombre bestia para luego dirigirme al baño.
El camino al baño estaba adornado por algunas plantas que ornamentaban el pasillo y lo último que escuché detrás de mí fueron las risas de Imargo posiblemente ante otro de sus chistes que extrañamente solo le daban risa a él; entré al baño en donde esperaba encontrar alguna pista pero ¿Dónde? Miré a todos lados en busca de algún mensaje hasta que recordé que el sujeto me había picado en el pie tres veces, lo que significaba que... Pues ni idea, pero mientras lo pensaba entré al primero de los urinarios tres veces aunque no encontré nada -¿Qué intentabas decir? Peludo- Protesté al entrar al segundo en donde de hecho aproveché de liberar presión; finalmente más por resignación y descarte que por intuición entré al tercero de los baños en donde un extraño dibujo llamó mi atención.
Cuatro garabatos alrededor de un garabato más grande parecían algo difícil de descifrar, pero al acercarme más me pareció que me recordaban a los caballeros que compartían conmigo la mesa del torneo, el viejo y el lince eran fáciles por el tamaño de sus cabezonas, aunque los otros dos resultaban más enigmáticos, uno era yo, un yo muy mal dibujado, y el otro caballero no podía ser otro que el vampiro de cabellos canos, y lo había encerrado en un círculo, parecía ser una señal de que había encontrado a quien buscaba, aunque contactar a Rostrohermoso era apenas la primera parte del intrincado plan ¿Ahora qué?
En primer lugar saqué una de mis dagas para tratar de borrar los garabatos del hombre bestia, si el mensaje estaba dado y el vampiro era en cuestión el objetivo, lo mejor sería no dejar huellas que pudieran delatarnos ahora que el peludo se había revelado como un aliado; clavé las dagas en la madera y arranqué pedazo a pedazo el tosco dibujo, luego tomé los pedazos por una esquina y los lancé por la ventana, de alguna manera me había vuelto muy diestro lanzando cosas por las ventanas.
Sin más que hacer salí del baño en dirección a la mesa en donde se llevaba a cabo el torneo y me senté moviendo la mano simulando que ventilaba mi rostro -Vaya que sabes cómo dejar un mensaje, peludo- Dije con sarcasmo simulando que me refería al olor de lo que había hecho -Espero que sepas aguantar la respiración, ese no es un buen lugar para estar- Advertí al vampiro con la esperanza de que cambiara de idea y decidiera ir luego, por un instante se me ocurrió usar mi magia para convencerlo pero si fallaba y lo notaba el plan se iría por la borda y si ese plan fallaba debía ser culpa de los novatos, no mía.
Toda esperanza murió cuando se levantó el albino y fue al baño; miré a Imargo y asentí con la cabeza indicándole que estuviera tranquilo, no había dejado huellas afortunadamente, pues la actitud del vampiro no parecía la de alguien que quisiera ir al baño a hacer, eso que se hace en los baños -Tal parece que jugamos a lo mismo- Le dije a Imargo con disimulo pues no sabía de qué lado estaba el viejo, tristemente no dio tiempo de más, pues el supuesto Rostrohermoso regresó demasiado rápido -Hombre, que rápido, me has dado un susto de muerte- Puse la mano en mi pecho dramatizando un poco -Aunque ya he visto más de un muerto caminando así que tal vez pueda jugar incluso muerto- Hice un abanico con mis cartas y luego volví a juntarlas -Y bien ¿Seguimos?- Pregunté preparado para continuar jugando.
Hacer preguntas más directas sería demasiado sospechoso, por lo que preferí limitarme a abrir el tema sutilmente y dejar que todo se encaminara, si no funcionaba habría que llegar a métodos más hostiles...
Bio
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
El miembro 'Bio' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
Definitivamente había sido mala idea acercarse a la chica de la gabardina, pues al final de ‘‘inofensiva’’ no tenía absolutamente nada. Al principio la ojiazul se quiso tirar del techo del burdel, cuando entendió que la manera de acercarse a la joven había sido pésima, pero lo que sucedió después fue mucho peor. Sin un ápice de delicadeza y con un tono burlesco en su voz, Pipa Wright le recordó el pequeño incidente de Frederick con aquellas damiselas, logrando que el color volviese a sus regordetas mejillas. Instintivamente miró hacia el cazador y esta vez a quien quería sacarle los ojos era a él, ya que en esos momentos el muy ingrato se encontraba pasándola de lo lindo, acomodándole tiernamente un mechón de cabello a aquella cortesana, mientras a ella la trataba como si fuese una especie de fenómeno.
Suficiente de Frederick y sus maltratos, esta vez sí lo haría escarmentar. Estaba a punto de tomar la daga de Bio que yacía oculta en su corsé, cuando la voz de la curiosa chica volvió a llamar su atención, evitando que se lanzara convertir al cazador en ensalada de lechuga. Parpadeó un par de veces, tratando de disipar el rubor de sus mejillas y rápidamente cayó en cuenta de que a la joven no le sacaría ninguna información valiosa, si no le brindaba algo a cambio. Las palabras de Pipa no hacían más que lastimarle el orgullo ya de por sí herido, aunque también le brindaron una valiosa idea que esperaba que funcionase. El tercer intento de la noche por encontrar a Rostrohermoso debía ser el bueno, puesto que ya se encontraba un tanto harta de no estar aportando nada a la misión. Cambió su expresión gentil por una más seria y miró a la joven con seguridad.
—Antes de responder a tu cotilleo debo proponerte un trato —habló con un tono que incitaba a la curiosidad, pensando si debía fiarse de ella, pues alguien tan entrometida podía ser peligrosa—. Tú quieres una noticia, ¿no? Pues yo quizá requiera tu ayuda más adelante. Te propongo brindarte una noticia picante, acompañada por el salseo de una peculiar escena a cambio de eso —no le dio tiempo de responder y señaló a Candau con un gesto de cabeza—. Ese chico de ahí es el padre de mi hija —bueno, eso no era totalmente mentira, pues ambos eran los cuidadores de Iliaki y por ende eso los volvía los padres de la misma—. Así que imaginarás mi terrible decepción, que mientras yo estoy trabajando para llevar a casa el sustento, él se la pase coqueteando con esa clase de mujeres —habló con un tonó dolido, esperando que la ansiada necesidad de chisme de la reportera hubiese mordido el anzuelo y así pudiese librarse de ella sin mucha dificultad, al menos por el momento.
Le brindó una última mirada y se dirigió a paso decidido hacia el cazador, dejando que la extraña sensación que crecía en su interior se apoderara de sus sentidos. Era en esos momentos donde nadie debería interponerse en su camino, o terminaría sufriendo un doloroso destino. Los hermosos orbes azulados obtuvieron un tono frío y furioso, mientras su gesto se endurecía en una mueca de completa molestia. Sin mucha delicadeza tomó del brazo a la mujer que había tenido el atrevimiento de tener sus asquerosas manos encima del cazador y la apartó de él dirigiéndole una muy seria mirada, que después la mandó al cazador. Ese hombre le había roto el corazón y nada le gustaría más a la rubia que romperle varios huesos, pero en esos momentos eran los celos los que la dominaban y muy en el fondo era consciente de que no se atrevería a hacerle daño.
— ¡Tú! ¡Grandísima creación de los dioses! —Exclamó enfurecida, esperando que Pipa se encontrase tomando nota de aquel espectáculo—. ¡Espero que tengas una buena explicación para esto! —Lo tomó del brazo, instándolo a ponerse de pie y miró a las cortesanas, advirtiéndoles con esos peligrosos ojos que ella no se dejaría intimidar—. ¡Vendrás conmigo y espero que hayas disfrutado de la velada, porque no volverás a tener una igual!
Jaló del brazo al cazador, sacándolo del circulo de mujeres, mientras luchaba mordiéndose el labio inferior para evitar romperse en llanto como una niña pequeña. Le dolía, vaya que le dolía, pero no era momento para pensar en su corazón lastimado, tenía que controlarse y buscar el momento preciso para volver a acercarse a la reportera. Guio a Frederick fuera de los baños, mirando en todas direcciones, buscando que todos los presentes de la taberna ya hubiesen pasado del incidente y se propuso la tarea de encontrar a la reportera. En ningun momento le dirigió la palabra a su compañero de gremio, ni siquiera podía mirarle, así que la tensión era bastante palpable, pues nunca más volvería a hablarle y eso era algo que se prometía a sí misma. Finalmente decidió que ya era tiempo de reencontrarse con la joven, pero antes de que pudiese abrirse paso hasta la misma, recordó el gesto que la cortesana había hecho hacia la mesa donde Bio se encontraba y trató de acomodar sus ideas.
La mesa donde el vampiro se encontraba debía tener algo que ver, a menos que la cortesana le hubiese indicado otra cosa al cazador. Miró a Bio con desconcierto, cuando el hombre de cabellos cenizos pasó junto a ella, adentrándose al baño. Una vez que el hombre entró en el tocador, la rubia no dudó en empujar a Frederick, haciéndole un gesto con la cabeza para que investigara si algo extraño sucedía ahí, él era hombre, no tendría problemas para justificar su presencia en los baños. En tanto que ella se quedaría a observar desde su distancia a la mesa del vampiro, asintiendo para mostrarle que creía estar enterada de algo. Cortó las mangas de su vestido y ató su largo cabello, buscando pasar desapercibida entre los rincones oscuros de la taberna, en parte para poder observar sin ser vista y en otra parte, para contener a Pipa por si acaso venía a ella con más preguntas, después de todo aun podía cobrarle el favor de aquella humillación pública si lo necesitaba.
Suficiente de Frederick y sus maltratos, esta vez sí lo haría escarmentar. Estaba a punto de tomar la daga de Bio que yacía oculta en su corsé, cuando la voz de la curiosa chica volvió a llamar su atención, evitando que se lanzara convertir al cazador en ensalada de lechuga. Parpadeó un par de veces, tratando de disipar el rubor de sus mejillas y rápidamente cayó en cuenta de que a la joven no le sacaría ninguna información valiosa, si no le brindaba algo a cambio. Las palabras de Pipa no hacían más que lastimarle el orgullo ya de por sí herido, aunque también le brindaron una valiosa idea que esperaba que funcionase. El tercer intento de la noche por encontrar a Rostrohermoso debía ser el bueno, puesto que ya se encontraba un tanto harta de no estar aportando nada a la misión. Cambió su expresión gentil por una más seria y miró a la joven con seguridad.
—Antes de responder a tu cotilleo debo proponerte un trato —habló con un tono que incitaba a la curiosidad, pensando si debía fiarse de ella, pues alguien tan entrometida podía ser peligrosa—. Tú quieres una noticia, ¿no? Pues yo quizá requiera tu ayuda más adelante. Te propongo brindarte una noticia picante, acompañada por el salseo de una peculiar escena a cambio de eso —no le dio tiempo de responder y señaló a Candau con un gesto de cabeza—. Ese chico de ahí es el padre de mi hija —bueno, eso no era totalmente mentira, pues ambos eran los cuidadores de Iliaki y por ende eso los volvía los padres de la misma—. Así que imaginarás mi terrible decepción, que mientras yo estoy trabajando para llevar a casa el sustento, él se la pase coqueteando con esa clase de mujeres —habló con un tonó dolido, esperando que la ansiada necesidad de chisme de la reportera hubiese mordido el anzuelo y así pudiese librarse de ella sin mucha dificultad, al menos por el momento.
Le brindó una última mirada y se dirigió a paso decidido hacia el cazador, dejando que la extraña sensación que crecía en su interior se apoderara de sus sentidos. Era en esos momentos donde nadie debería interponerse en su camino, o terminaría sufriendo un doloroso destino. Los hermosos orbes azulados obtuvieron un tono frío y furioso, mientras su gesto se endurecía en una mueca de completa molestia. Sin mucha delicadeza tomó del brazo a la mujer que había tenido el atrevimiento de tener sus asquerosas manos encima del cazador y la apartó de él dirigiéndole una muy seria mirada, que después la mandó al cazador. Ese hombre le había roto el corazón y nada le gustaría más a la rubia que romperle varios huesos, pero en esos momentos eran los celos los que la dominaban y muy en el fondo era consciente de que no se atrevería a hacerle daño.
— ¡Tú! ¡Grandísima creación de los dioses! —Exclamó enfurecida, esperando que Pipa se encontrase tomando nota de aquel espectáculo—. ¡Espero que tengas una buena explicación para esto! —Lo tomó del brazo, instándolo a ponerse de pie y miró a las cortesanas, advirtiéndoles con esos peligrosos ojos que ella no se dejaría intimidar—. ¡Vendrás conmigo y espero que hayas disfrutado de la velada, porque no volverás a tener una igual!
Jaló del brazo al cazador, sacándolo del circulo de mujeres, mientras luchaba mordiéndose el labio inferior para evitar romperse en llanto como una niña pequeña. Le dolía, vaya que le dolía, pero no era momento para pensar en su corazón lastimado, tenía que controlarse y buscar el momento preciso para volver a acercarse a la reportera. Guio a Frederick fuera de los baños, mirando en todas direcciones, buscando que todos los presentes de la taberna ya hubiesen pasado del incidente y se propuso la tarea de encontrar a la reportera. En ningun momento le dirigió la palabra a su compañero de gremio, ni siquiera podía mirarle, así que la tensión era bastante palpable, pues nunca más volvería a hablarle y eso era algo que se prometía a sí misma. Finalmente decidió que ya era tiempo de reencontrarse con la joven, pero antes de que pudiese abrirse paso hasta la misma, recordó el gesto que la cortesana había hecho hacia la mesa donde Bio se encontraba y trató de acomodar sus ideas.
La mesa donde el vampiro se encontraba debía tener algo que ver, a menos que la cortesana le hubiese indicado otra cosa al cazador. Miró a Bio con desconcierto, cuando el hombre de cabellos cenizos pasó junto a ella, adentrándose al baño. Una vez que el hombre entró en el tocador, la rubia no dudó en empujar a Frederick, haciéndole un gesto con la cabeza para que investigara si algo extraño sucedía ahí, él era hombre, no tendría problemas para justificar su presencia en los baños. En tanto que ella se quedaría a observar desde su distancia a la mesa del vampiro, asintiendo para mostrarle que creía estar enterada de algo. Cortó las mangas de su vestido y ató su largo cabello, buscando pasar desapercibida entre los rincones oscuros de la taberna, en parte para poder observar sin ser vista y en otra parte, para contener a Pipa por si acaso venía a ella con más preguntas, después de todo aun podía cobrarle el favor de aquella humillación pública si lo necesitaba.
Ashryn Elaynor
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
No sabía que había dicho esta vez para que la mujer se riese, generalmente solía decir una que otra broma para relajarme pero esta vez no había acudido a tal método ¿O si lo había hecho? No que yo recordase, lo extraño era la mirada que le había dado a las otras cortesanas, posiblemente era una señal de que Rostrohermoso estuviese entre ellas.
Mi plan daba resultado, la furcia se acercó a una distancia muy peligrosa, aquello no era bueno, tanta proximidad conllevaba resultados que no eran necesarios… Al parecer todo lo que había hecho estaba destinado al fracaso, la mujerzuela se denominó a sí misma como lo que de verdad era “Así que las palabras no funcionarán, vaya fiasco.” Si hablar no funcionaba no tenía nada más que hacer, traté de pensar un nuevo plan pero la mano de la mujer deslizándose por mi pierna me hizo sentir un escalofrío como nunca antes había sentido, ya era muy tarde para mí.
Por lo visto la condición de la información estaba por ser revelado, estaba claro que ella quería mi alma, ese gemido y la cercanía entre los dos lo dejaba claro. Cerré los ojos y alejé mi rostro tratando de ganar tiempo, quizá si le daba un cabezazo y la dejaba fuera de combate, no era tan mala idea ¿Pero como conseguiría la información? Un momento, la mujerzuela había dicho dinero, no quería mi alma solo mi dinero. Solté un leve suspiro de alegría sabiendo que viviría un día más.
La furcia me giró y señalo a la mesa donde estaba jugando mi compañero, la señal estaba claramente dirigida al de cabello blanco “Muy bien, entonces que aquel es rostrohermoso.” ¿Quién lo diría? Por primera vez yo estaba siendo útil, ni yo me esperaba tal acto.
Estaba por salir a informar de mi descubrimiento a la elfa cuando me vi atrapado entre cortesanas, claro, ya me habían dado la información y ahora querían su parte. Correr no serviría para nada, tratar de confundirlas dudaba que funcionase y dejarlas así como así no debía ser buena idea, tener mujeres furiosas queriendo su recompensa no podía ser algo que la gente quisiera.
Nada podía estar peor, o al menos eso pensé… no sabía que tan equivocado estaba. Ashryn había intervenido en aquel asunto y había apartado a la furcia que me había dado la información, en su mirada se podía reflejar el odio y la ira, en aquel momento no sabía si era más peligroso estar rodeado de mujerzuelas o estar solo con la elfa. Sin saber que hacer levanté la mano y salude tratando de ocultar mis nervios en una sonrisa, si antes no me había estallado con sus poderes oscuros quizá ahora si lo haría.
- Creo que tengo… una explicación, pero si tan solo me dejases vivir para decirla. – No sabía cómo pero mi voz denotaba miedo, un miedo justificado, estaba temiendo por mi vida.
Mientras la elfa me arrastraba fuera de la garra de las fulanas no evité girar la vista, quizá aquella situación no estaba tan mal “No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes.” Ahora debería escuchar cómo me chillaban a causa de mi mala suerte, así no tenía gracia esforzarse, hiciera lo que hiciera la cosa acabaría mal.
- Gracias por ayudarme supongo… aunque conociéndote planeas asesinarme justamente aquí ¿Cierto? – Observé que estábamos justo fuera de los baños, vaya sitio para ponerle fin a mis días, la gente me recordaría como “Candau, el arquero que murió fuera de los baños a manos de una elfa.” Sería una vergüenza para mi linaj… un momento, yo era el ultimo de mi linaje, no tenía sangre a la cual defraudar. – Aunque si planeas matarme al menso que sea empujándome por una ventana, así mi cadáver sería encontrado en un sitio más… agradable ¿No crees?
Por lo que parecía la elfa estaba aplicando la ley del hielo, muy bien, aquello podía ser algo bueno ya que no me aguantaría berrinches ni peleas, al fin algo bueno salía aparte de la información de rostrohermos “Oh cielos, debo decirle lo de Rostrohermoso antes de que me ejecute.”
- Aguarda un momento antes de despacharme, tengo información de… - Justo cuando estaba por soltar todo lo que sabía observé como el pelo blanco se acercaba, no podía decir nada si él estaba cerca, era mandar todo el trabajo por la borda. – de la tarifa que tienen las cortesanas, no son tan costosas. – Cerré los ojos esperando el golpe fatal por parte de la elfa, ya había jugado de más con mi suerte.
Rostrohermoso había entrado a los baños, por lo cual significaba que aun era peligroso hablar. En vez de recibir un golpe fatal solo sentí como la elfa me empujaba, abrí los ojos para notar cómo me daba la clara señal de que entrase al baño ¿Acaso sabía de lo que sucedía? Tomé aire planeando que hacer, si entraba al baño solo a pasear parecería sospechoso… debía hacerme pasar por un ebrio ¿Pero cómo? “Rayos, de nuevo debo hacer aquello.” Introduje el dedo en mi garganta y presione la úvula, cuando tuve la primer arcada entré corriendo al baño sin prestar atención a lo que podía hacer la elfa.
Había dado un par de pasos dentro del sanitario cuando el vomito salió de mi boca, la sensación como de costumbre era asquerosa y nada grata. Temblé tratando de calmarme mientras la siguiente arcada traía más comida que expulsar, levanté la mirada calmando mi respiración y observé como el albino parecía buscar algo, no demoró tanto y parecía regresar con mala cara. Al ver mi obra de arte de plantas y carne en el suelo arrugó la nariz me dirigió la mirada de disgusto, por lo visto hoy era el día de mirar mal a Fred.
Me tambaleé hasta una pared observando como Rostrohermoso abandonaba el baño, un encuentro directo no era lo más apto para hacer, si en algún momento había que interceptarlo para hablar lo mejor era hacerlo en compañía de alguno de mis colegas… quizá de Bio ya que Ashryn parecía algo molesta.
Limpié mi boca eliminando el rastro de vomito y salí cuidadosamente del baño, la elfa ya se había ido y volvía a estar solo, vaya velada más agradable. Regresar por donde había cortesanas no era una idea muy sabía… tal vez podía buscar más información para tener con que trabajar, entre más supiese mejor.
Mi plan daba resultado, la furcia se acercó a una distancia muy peligrosa, aquello no era bueno, tanta proximidad conllevaba resultados que no eran necesarios… Al parecer todo lo que había hecho estaba destinado al fracaso, la mujerzuela se denominó a sí misma como lo que de verdad era “Así que las palabras no funcionarán, vaya fiasco.” Si hablar no funcionaba no tenía nada más que hacer, traté de pensar un nuevo plan pero la mano de la mujer deslizándose por mi pierna me hizo sentir un escalofrío como nunca antes había sentido, ya era muy tarde para mí.
Por lo visto la condición de la información estaba por ser revelado, estaba claro que ella quería mi alma, ese gemido y la cercanía entre los dos lo dejaba claro. Cerré los ojos y alejé mi rostro tratando de ganar tiempo, quizá si le daba un cabezazo y la dejaba fuera de combate, no era tan mala idea ¿Pero como conseguiría la información? Un momento, la mujerzuela había dicho dinero, no quería mi alma solo mi dinero. Solté un leve suspiro de alegría sabiendo que viviría un día más.
La furcia me giró y señalo a la mesa donde estaba jugando mi compañero, la señal estaba claramente dirigida al de cabello blanco “Muy bien, entonces que aquel es rostrohermoso.” ¿Quién lo diría? Por primera vez yo estaba siendo útil, ni yo me esperaba tal acto.
Estaba por salir a informar de mi descubrimiento a la elfa cuando me vi atrapado entre cortesanas, claro, ya me habían dado la información y ahora querían su parte. Correr no serviría para nada, tratar de confundirlas dudaba que funcionase y dejarlas así como así no debía ser buena idea, tener mujeres furiosas queriendo su recompensa no podía ser algo que la gente quisiera.
Nada podía estar peor, o al menos eso pensé… no sabía que tan equivocado estaba. Ashryn había intervenido en aquel asunto y había apartado a la furcia que me había dado la información, en su mirada se podía reflejar el odio y la ira, en aquel momento no sabía si era más peligroso estar rodeado de mujerzuelas o estar solo con la elfa. Sin saber que hacer levanté la mano y salude tratando de ocultar mis nervios en una sonrisa, si antes no me había estallado con sus poderes oscuros quizá ahora si lo haría.
- Creo que tengo… una explicación, pero si tan solo me dejases vivir para decirla. – No sabía cómo pero mi voz denotaba miedo, un miedo justificado, estaba temiendo por mi vida.
Mientras la elfa me arrastraba fuera de la garra de las fulanas no evité girar la vista, quizá aquella situación no estaba tan mal “No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes.” Ahora debería escuchar cómo me chillaban a causa de mi mala suerte, así no tenía gracia esforzarse, hiciera lo que hiciera la cosa acabaría mal.
- Gracias por ayudarme supongo… aunque conociéndote planeas asesinarme justamente aquí ¿Cierto? – Observé que estábamos justo fuera de los baños, vaya sitio para ponerle fin a mis días, la gente me recordaría como “Candau, el arquero que murió fuera de los baños a manos de una elfa.” Sería una vergüenza para mi linaj… un momento, yo era el ultimo de mi linaje, no tenía sangre a la cual defraudar. – Aunque si planeas matarme al menso que sea empujándome por una ventana, así mi cadáver sería encontrado en un sitio más… agradable ¿No crees?
Por lo que parecía la elfa estaba aplicando la ley del hielo, muy bien, aquello podía ser algo bueno ya que no me aguantaría berrinches ni peleas, al fin algo bueno salía aparte de la información de rostrohermos “Oh cielos, debo decirle lo de Rostrohermoso antes de que me ejecute.”
- Aguarda un momento antes de despacharme, tengo información de… - Justo cuando estaba por soltar todo lo que sabía observé como el pelo blanco se acercaba, no podía decir nada si él estaba cerca, era mandar todo el trabajo por la borda. – de la tarifa que tienen las cortesanas, no son tan costosas. – Cerré los ojos esperando el golpe fatal por parte de la elfa, ya había jugado de más con mi suerte.
Rostrohermoso había entrado a los baños, por lo cual significaba que aun era peligroso hablar. En vez de recibir un golpe fatal solo sentí como la elfa me empujaba, abrí los ojos para notar cómo me daba la clara señal de que entrase al baño ¿Acaso sabía de lo que sucedía? Tomé aire planeando que hacer, si entraba al baño solo a pasear parecería sospechoso… debía hacerme pasar por un ebrio ¿Pero cómo? “Rayos, de nuevo debo hacer aquello.” Introduje el dedo en mi garganta y presione la úvula, cuando tuve la primer arcada entré corriendo al baño sin prestar atención a lo que podía hacer la elfa.
Había dado un par de pasos dentro del sanitario cuando el vomito salió de mi boca, la sensación como de costumbre era asquerosa y nada grata. Temblé tratando de calmarme mientras la siguiente arcada traía más comida que expulsar, levanté la mirada calmando mi respiración y observé como el albino parecía buscar algo, no demoró tanto y parecía regresar con mala cara. Al ver mi obra de arte de plantas y carne en el suelo arrugó la nariz me dirigió la mirada de disgusto, por lo visto hoy era el día de mirar mal a Fred.
Me tambaleé hasta una pared observando como Rostrohermoso abandonaba el baño, un encuentro directo no era lo más apto para hacer, si en algún momento había que interceptarlo para hablar lo mejor era hacerlo en compañía de alguno de mis colegas… quizá de Bio ya que Ashryn parecía algo molesta.
Limpié mi boca eliminando el rastro de vomito y salí cuidadosamente del baño, la elfa ya se había ido y volvía a estar solo, vaya velada más agradable. Regresar por donde había cortesanas no era una idea muy sabía… tal vez podía buscar más información para tener con que trabajar, entre más supiese mejor.
Fredericksen
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
Pipa comenzó a chillar loca de alegría por el notición que se acababa de sacar. – Hombre le pone los cuernos a su mujer con prostitutas delante de su cara. ¡Menudo titular me ha quedado! – susurraba para sí misma sin dejar de escribir y de dibujar la escena de la manera que mejor podía. Hacer dibujos para acompañar era parte de su trabajo en la realización de los periódicos. Del mismo modo, cuando la elfa se llevó al baño a Fredericksen, ésta no perdió la oportunidad de seguirles. – Esto no me lo pierdo. – dijo con gozo con una sonrisa de oreja a oreja.
En el momento en que llegaron, salió un Víctor que astutamente había borrado del baño el dibujo que había hecho Imargo para representar al vampiro, de manera que cuando Vladimir, o “Rostrohermoso”, como prefieran llamarlo, apareció en el baño, no pudo ver nada. Cruzó su mirada con la de Ashryn y Candau, que mantenían una acalorada y polémica discusión. Le hizo una elegante y pícara mirada a la elfa, que generaba cierta desconfianza a la vez, y continuó hasta los aseos, pero como no encontró nada, volvió a salir para sentarse en la mesa.
-Pueden continuar la partida, caballeros. – indicó el vampiro, volviendo a tomar sitio y retrocediendo su melena hacia atrás. El árbitro indicó entonces el comienzo de la tercera ronda. Víctor ya llevaba dos victorias.
-¡Oh! Parece que llueve. – dijo Imargo, haciendo como que veía caer el agua por la ventana - ¿Quedarán habitaciones libres? ¿Alguno me deja?
-¡Puede quedarse conmigo si lo desea, joven! – ofreció cortésmente Rutherford, lanzando una nueva carta a la mesa – ¡Tengo montones de historias que contarte! ¿Aún no os he contado aquella en la que…?
-¡Oh! No te molestes abuelo. De verdad. – le interrumpió el lince, con una sonrisa muy falsa. – No querría incordiar en la habitación de un octogenario.
-Nonagenario, hijo, ¡nonagenario! – la conversación se estaba desviando de a donde Imargo la quería dirigir.
Ante el ensimismamiento de Vladimir, que ahora no levantaba la mirada de sus cartas, con el brazo cruzado, y sin ni siquiera atender a la conversación, el lince le miró durante unos instantes para terminar volviendo a dirigirse a él.
-No hace falta que corráis a ofreceros. – respondió con ironía, golpeando ligeramente a Víctor – Intentaré reservar luego una habitación. No os lo toméis como algo personal, pero no podría dormir tranquilo al lado de ninguno de vosotros dos. Podríais tomarme como vuestra cena. Vlad, espero que tu habitación no esté al lado de la mía. – comentó para tratar de sacarle algo de información.
-Si no duermes en el segundo piso no tendrás problemas, amigo hombre bestia – bromeó el vampiro, momento que Imargo aprovechó para darle una nueva patada a Víctor, esta vez más fuerte, para ver si se había enterado del dato. Aún así, parecía que el vampiro se guardaba algo en la manga. ¿Era tan ingenuo el centinela como lo parecía o escondía algo? – De todos modos, los linces no son de mi agrado así que podéis estar tranquilo, siempre que no terminéis ganando la partida claro. – volvió a bromear en claro tono amistoso.
El vampiro, entonces, miró a las prostitutas a los ojos, y éstas, misteriosamente, cambiaron su aspecto, como si estuviesen poseídas.
* * * * * * * *
Bio: ¡Has ganado también la segunda ronda! Me había olvidado de tirar, pero he ido al oráculo del acantilado y ha sido éste quien ha dictado fortuna. Es muy probable si no obtienes mala runa, que ganes los 1000 aeros (700 efectivos quitando la cuota de inscripción). Además, ahora también sabes quién es y dónde se aloja Rostrohermoso. Te propongo un reto: Encontrar el modo de decirles a Ashryn y Fredericksen que suban al piso superior en busca de la habitación del vampiro sin que éste se de cuenta y sin levantarte del asiento pues sigues en el torneo. Acuérdate de tirar una runa para ganar el torneo.
Ashryn: ¡Te has ganado la confianza de Pipa por tu exclusiva! ¡Enhorabuena! Ahora te seguirá y podrás manejarla. No es útil en combate y es frágil, pero le gusta el cotilleo e irá buscando noticias. Tu acción te dará una ventaja de cara a este turno: Y es que es al ser la reportera muy astuta y perspicaz, podrás servirte de su habilidad de deducción para encontrar la habitación de Vladimir sin perder tiempo. Pero si hubiese conflicto, tendrás que protegerla para que no sufra daños. En el piso superior no hay nadie... por ahora, una fuerte migraña os entrará a los tres.
Fredericksen: Aunque esté dolida por tu affaire con las cortesanas, tendrás que acompañar a la elfa en la búsqueda de la información relativa a Vladimir. Se te levanta un fuerte dolor de cabeza, deberás decidir entrar con Ashryn a la habitación una vez la encuentre o quedarte fuera. Si optas por lo primero, encontraréis pistas acerca de Amaterasu, ya que dos ojos ven mejor que uno. Si decides quedarte fuera salvaguardando la puerta, verás de nuevo a las prostitutas acercándose a ti, pero esta vez, con una mirada muy distinta. No parecían los mismos ojos que te habían mirado instantes antes. En este caso deberás ponerte en guardia y pedirles explicaciones.
En el momento en que llegaron, salió un Víctor que astutamente había borrado del baño el dibujo que había hecho Imargo para representar al vampiro, de manera que cuando Vladimir, o “Rostrohermoso”, como prefieran llamarlo, apareció en el baño, no pudo ver nada. Cruzó su mirada con la de Ashryn y Candau, que mantenían una acalorada y polémica discusión. Le hizo una elegante y pícara mirada a la elfa, que generaba cierta desconfianza a la vez, y continuó hasta los aseos, pero como no encontró nada, volvió a salir para sentarse en la mesa.
-Pueden continuar la partida, caballeros. – indicó el vampiro, volviendo a tomar sitio y retrocediendo su melena hacia atrás. El árbitro indicó entonces el comienzo de la tercera ronda. Víctor ya llevaba dos victorias.
-¡Oh! Parece que llueve. – dijo Imargo, haciendo como que veía caer el agua por la ventana - ¿Quedarán habitaciones libres? ¿Alguno me deja?
-¡Puede quedarse conmigo si lo desea, joven! – ofreció cortésmente Rutherford, lanzando una nueva carta a la mesa – ¡Tengo montones de historias que contarte! ¿Aún no os he contado aquella en la que…?
-¡Oh! No te molestes abuelo. De verdad. – le interrumpió el lince, con una sonrisa muy falsa. – No querría incordiar en la habitación de un octogenario.
-Nonagenario, hijo, ¡nonagenario! – la conversación se estaba desviando de a donde Imargo la quería dirigir.
Ante el ensimismamiento de Vladimir, que ahora no levantaba la mirada de sus cartas, con el brazo cruzado, y sin ni siquiera atender a la conversación, el lince le miró durante unos instantes para terminar volviendo a dirigirse a él.
-No hace falta que corráis a ofreceros. – respondió con ironía, golpeando ligeramente a Víctor – Intentaré reservar luego una habitación. No os lo toméis como algo personal, pero no podría dormir tranquilo al lado de ninguno de vosotros dos. Podríais tomarme como vuestra cena. Vlad, espero que tu habitación no esté al lado de la mía. – comentó para tratar de sacarle algo de información.
-Si no duermes en el segundo piso no tendrás problemas, amigo hombre bestia – bromeó el vampiro, momento que Imargo aprovechó para darle una nueva patada a Víctor, esta vez más fuerte, para ver si se había enterado del dato. Aún así, parecía que el vampiro se guardaba algo en la manga. ¿Era tan ingenuo el centinela como lo parecía o escondía algo? – De todos modos, los linces no son de mi agrado así que podéis estar tranquilo, siempre que no terminéis ganando la partida claro. – volvió a bromear en claro tono amistoso.
El vampiro, entonces, miró a las prostitutas a los ojos, y éstas, misteriosamente, cambiaron su aspecto, como si estuviesen poseídas.
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Bio: ¡Has ganado también la segunda ronda! Me había olvidado de tirar, pero he ido al oráculo del acantilado y ha sido éste quien ha dictado fortuna. Es muy probable si no obtienes mala runa, que ganes los 1000 aeros (700 efectivos quitando la cuota de inscripción). Además, ahora también sabes quién es y dónde se aloja Rostrohermoso. Te propongo un reto: Encontrar el modo de decirles a Ashryn y Fredericksen que suban al piso superior en busca de la habitación del vampiro sin que éste se de cuenta y sin levantarte del asiento pues sigues en el torneo. Acuérdate de tirar una runa para ganar el torneo.
Ashryn: ¡Te has ganado la confianza de Pipa por tu exclusiva! ¡Enhorabuena! Ahora te seguirá y podrás manejarla. No es útil en combate y es frágil, pero le gusta el cotilleo e irá buscando noticias. Tu acción te dará una ventaja de cara a este turno: Y es que es al ser la reportera muy astuta y perspicaz, podrás servirte de su habilidad de deducción para encontrar la habitación de Vladimir sin perder tiempo. Pero si hubiese conflicto, tendrás que protegerla para que no sufra daños. En el piso superior no hay nadie... por ahora, una fuerte migraña os entrará a los tres.
Fredericksen: Aunque esté dolida por tu affaire con las cortesanas, tendrás que acompañar a la elfa en la búsqueda de la información relativa a Vladimir. Se te levanta un fuerte dolor de cabeza, deberás decidir entrar con Ashryn a la habitación una vez la encuentre o quedarte fuera. Si optas por lo primero, encontraréis pistas acerca de Amaterasu, ya que dos ojos ven mejor que uno. Si decides quedarte fuera salvaguardando la puerta, verás de nuevo a las prostitutas acercándose a ti, pero esta vez, con una mirada muy distinta. No parecían los mismos ojos que te habían mirado instantes antes. En este caso deberás ponerte en guardia y pedirles explicaciones.
Última edición por Ger el Jue Mar 16 2017, 21:46, editado 1 vez
Ger
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
El miembro 'Ger' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
El vampiro peliblanco regresó con una cara de decepción, tal vez al no encontrar ninguna evidencia de que hubiera una conspiración en su contra, cosa que de hecho no era cierta, para nada ¿O sí? Realmente no sabía cuáles fueran las intenciones del peludo o su interés en colaborar por mi causa, pero fuera como fuera su ayuda resultaba bastante útil y al parecer no estaba en sus planes detenerse, pues de inmediato inició una nueva estrategia para sacarle información al fulano Rostrohermoso; el nombre me seguía causando cierta gracia pero no era momento para hacer chistes ¿O sí? Si no era ahora ¿Cuándo? Si no era a él ¿A quién? Aunque debía ser cuidadoso para no delatarme, tal vez seguir la estrategia de Imargo era el mejor plan por ahora y podría aprender un par de cosas de espionaje ¿O no? ¿Y por qué ahora me hacía tantas preguntas?
Cerré los ojos y exhalé ante las respuestas del anciano esperando que el ingenio del peluche nos diera alguna otra pista y efectivamente no tardó en llegar, el vampiro se encontraba hospedado en el segundo piso, cosa que resultaba de gran ayuda aunque un poco imprecisa, debía haber varias habitaciones en ese piso ¿Cómo saber cuál era la correcta? Con lo refinado que se veía seguramente tendría la que se viera más lujosa, el siguiente problema es que aunque sonaba tentador correr de inmediato a buscar la habitación, no podía levantarme de la mesa sin parecer sospechoso, debía terminar el torneo y para entonces él también estaría libre.
Miré mis cartas antes de dar un vistazo a los demás, el hombre lince me iba a desgarrar la pierna a patadas así que le hice una mirada acompañada de un gesto de cabeza indicándole que ya le había entendido el mensaje, ahora solo debía saber qué hacer con él; ya que no podía abandonar mi lugar, tendría que recurrir al trabajo de equipo, alcé la vista en dirección a donde había visto a Chucho y que ahora para mi sorpresa se encontraba no muy lejos, y el pobre parecía aplastado por una avalancha verbal de la elfa -¿Pero qué rayos hacen estos dos?- Pensé sin querer mostrarme preocupado -Basta de diversión, tórtolos- [1] Dije a ambos con una voz que no saldría de mis labios sino de algún punto en los senos de Ashryn, esto solo para sembrar cizaña y que los ojos de Chucho se fueran hacia allá -Soy Bio, les hablo desde el corazón- [1] Añadí para tratar de explicarles el origen de aquella voz -Rostrohermoso es el vampiro a mi lado, tiene una habitación en el segundo piso, suban e investiguen- [1] Volví la mirada a la mesa para evitar sospechas tomando ahora como mi trabajo, mantener ocupado al albino tanto como me fuera posible.
Recibí el último juego de cartas del torneo, si esto terminaba demasiado pronto no les daría tiempo a los chicos de revisar las habitaciones, debía generar algo de tensión -Creo que ya tenemos un ganador- Dije sonriendo para llamar la atención de todos, principalmente del albino aunque al parecer él ya tenía otros planes, noté cómo con tan solo mirar a aquellas mujeres, cambiaron su actitud, no había dicho una palabra, no era magia de voz, entonces ¿Cómo lo hacía? Tal vez era mejor no descubrir ese misterio aún; había tenido la mala suerte de conocer varios tipos de mesmerismo, desde simple hipnosis hasta marcas de arañas gigantes, por lo que deduje debido al cambio de actitud de las mujeres que algo no andaba bien -Dense prisa, en caso de problemas arrójense por la ventana- [1] Añadí a los chicos como última indicación mientras mantenía otra conversación con los presentes en mi mesa -Sé que se esforzaron y ha sido un gran logro, pero la suerte ha estado de mi lado- Añadí resistiéndome a mostrar mi mano de cartas incluso cuando ya comenzaban a pedirla para calcular.
A estas alturas ya ni sabía si tenía o no tenía buen juego pues poco cuidado le había prestado a las cartas en medio del momento, una gota de sudor recorría mi frente pero al menos sabía que no era el único que estaba tenso, de hecho, comenzaba a disfrutar el suspenso que había generado en la mesa -Creo que hasta podríamos doblar la apuesta, me siento con suerte- Señalé al vampiro -Ofrezco mil aeros más a quien quiera atreverse- Señalé al vampiro -Tal vez esa baratija en tu pecho, valga algo, creo que incluso si pierdes saldrías ganando- No tenía idea de que fuera baratija o no, tal vez lo era, pero la idea de darles algo de tiempo extra a los novatos bien que valía el riesgo -Oh, espera, mejor no, creo que no- Miré nervioso mi juego de cartas -Creo que no es buena idea apostar nada con este pésimo juego- Dejé caer las cartas a la mesa y al menos un par de ellas cayeron boca abajo -Disculpen, que descuidado soy- Me excusé mientras volteaba las cartas aunque no sin antes derramar una copa cercana sobre la ropa del misterioso y temible Rostrohermoso -Mil disculpas, soy un desastre- Añadí para disculparme con una sonrisa de logro, ahora al menos tendría que ir a los aseos a revisarse ¿O directo a su habitación por más ropa? Ahora que lo pensaba bien, tal vez no hubiera sido una buena idea.
Di un rápido vistazo a mi alrededor, en el peor de los casos podría hacer que alguno de los presentes iniciara una pelea y escabullirme hasta donde estaban los niños, esas mujeres con rostros extraños me habían dado muy mala espina, aunque al menos tenía la certeza de que esa persona dulce, ingenua, indefensa y adorable estaría a salvo si se mantenía junto a Ashryn; sin duda ella sabría cuidar a Chucho.
[1] Habilidad de nivel 6: El que acecha en el umbral Cerré los ojos y exhalé ante las respuestas del anciano esperando que el ingenio del peluche nos diera alguna otra pista y efectivamente no tardó en llegar, el vampiro se encontraba hospedado en el segundo piso, cosa que resultaba de gran ayuda aunque un poco imprecisa, debía haber varias habitaciones en ese piso ¿Cómo saber cuál era la correcta? Con lo refinado que se veía seguramente tendría la que se viera más lujosa, el siguiente problema es que aunque sonaba tentador correr de inmediato a buscar la habitación, no podía levantarme de la mesa sin parecer sospechoso, debía terminar el torneo y para entonces él también estaría libre.
Miré mis cartas antes de dar un vistazo a los demás, el hombre lince me iba a desgarrar la pierna a patadas así que le hice una mirada acompañada de un gesto de cabeza indicándole que ya le había entendido el mensaje, ahora solo debía saber qué hacer con él; ya que no podía abandonar mi lugar, tendría que recurrir al trabajo de equipo, alcé la vista en dirección a donde había visto a Chucho y que ahora para mi sorpresa se encontraba no muy lejos, y el pobre parecía aplastado por una avalancha verbal de la elfa -¿Pero qué rayos hacen estos dos?- Pensé sin querer mostrarme preocupado -Basta de diversión, tórtolos- [1] Dije a ambos con una voz que no saldría de mis labios sino de algún punto en los senos de Ashryn, esto solo para sembrar cizaña y que los ojos de Chucho se fueran hacia allá -Soy Bio, les hablo desde el corazón- [1] Añadí para tratar de explicarles el origen de aquella voz -Rostrohermoso es el vampiro a mi lado, tiene una habitación en el segundo piso, suban e investiguen- [1] Volví la mirada a la mesa para evitar sospechas tomando ahora como mi trabajo, mantener ocupado al albino tanto como me fuera posible.
Recibí el último juego de cartas del torneo, si esto terminaba demasiado pronto no les daría tiempo a los chicos de revisar las habitaciones, debía generar algo de tensión -Creo que ya tenemos un ganador- Dije sonriendo para llamar la atención de todos, principalmente del albino aunque al parecer él ya tenía otros planes, noté cómo con tan solo mirar a aquellas mujeres, cambiaron su actitud, no había dicho una palabra, no era magia de voz, entonces ¿Cómo lo hacía? Tal vez era mejor no descubrir ese misterio aún; había tenido la mala suerte de conocer varios tipos de mesmerismo, desde simple hipnosis hasta marcas de arañas gigantes, por lo que deduje debido al cambio de actitud de las mujeres que algo no andaba bien -Dense prisa, en caso de problemas arrójense por la ventana- [1] Añadí a los chicos como última indicación mientras mantenía otra conversación con los presentes en mi mesa -Sé que se esforzaron y ha sido un gran logro, pero la suerte ha estado de mi lado- Añadí resistiéndome a mostrar mi mano de cartas incluso cuando ya comenzaban a pedirla para calcular.
A estas alturas ya ni sabía si tenía o no tenía buen juego pues poco cuidado le había prestado a las cartas en medio del momento, una gota de sudor recorría mi frente pero al menos sabía que no era el único que estaba tenso, de hecho, comenzaba a disfrutar el suspenso que había generado en la mesa -Creo que hasta podríamos doblar la apuesta, me siento con suerte- Señalé al vampiro -Ofrezco mil aeros más a quien quiera atreverse- Señalé al vampiro -Tal vez esa baratija en tu pecho, valga algo, creo que incluso si pierdes saldrías ganando- No tenía idea de que fuera baratija o no, tal vez lo era, pero la idea de darles algo de tiempo extra a los novatos bien que valía el riesgo -Oh, espera, mejor no, creo que no- Miré nervioso mi juego de cartas -Creo que no es buena idea apostar nada con este pésimo juego- Dejé caer las cartas a la mesa y al menos un par de ellas cayeron boca abajo -Disculpen, que descuidado soy- Me excusé mientras volteaba las cartas aunque no sin antes derramar una copa cercana sobre la ropa del misterioso y temible Rostrohermoso -Mil disculpas, soy un desastre- Añadí para disculparme con una sonrisa de logro, ahora al menos tendría que ir a los aseos a revisarse ¿O directo a su habitación por más ropa? Ahora que lo pensaba bien, tal vez no hubiera sido una buena idea.
Di un rápido vistazo a mi alrededor, en el peor de los casos podría hacer que alguno de los presentes iniciara una pelea y escabullirme hasta donde estaban los niños, esas mujeres con rostros extraños me habían dado muy mala espina, aunque al menos tenía la certeza de que esa persona dulce, ingenua, indefensa y adorable estaría a salvo si se mantenía junto a Ashryn; sin duda ella sabría cuidar a Chucho.
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
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Tyr
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
Estaba molesta. No, estaba furiosa y herida. Lo que necesitaba era salir de ahí y golpear un árbol hasta que las manos le sangrasen, para después ponerse a llorar como tanto lo necesitaba. ¿Infantil? Sí, mucho y no le importaba. Ni si quiera prestó atención al gesto que el peliblanco le dirigió antes de entrar al baño, pues se encontraba más concentrada en que Frederick averiguaba qué sucedía ahí adentro. Hay que admitir que los métodos del cazador fueron muy poco ortodoxos, pero se le reconocía el hecho de haberse visto tan convincente. Por su parte Ashy se escabulló por las partes menos iluminadas de la taberna, mirando a su compañero constantemente, pues dejar al vampiro solo nunca resultaba en algo bueno y eso lo había aprendido de mala manera. Le dirigió una muy severa mirada, transmitiéndole el mensaje de que lo haría escarmentar por la segunda humillación que le causaba en la noche.
Ahora que Bio les había confirmado que Rostrohermoso era el vampiro de cabellos canos, solo restaba encontrar la dichosa habitación del sospechoso, cosa que no parecía ser nada sencilla, menos cuando su compañero había dicho que ambos debían subir. ¿Cómo hacer eso cuando tenía unas ganas enormes de descuartizar a Frederick? Definitivamente saldría con un severo cuadro de estrés, luego de esa misión. Se llevó una mano al pecho, tratando de reprimir el susto de muerte que le había ocasionado la reportera al aparecerse a su lado, pero antes de reñirla por eso una idea se le atravesó por la mente. Pipa parecía estar bastante complacida por el titular que le había brindado su escena de celos anterior y ahora se llegaba el momento de cobrarle el favor.
—Pipa, necesito tu ayuda —le sonrió, eligiendo sus palabras con cuidado—. En el segundo piso se aloja una persona llamada Rostrohermoso, ¿podrías conseguir el número de su habitación? —Ella me arqueó una ceja, cómo si me recriminase mi falta de fe en sus habilidades—. Sorpréndeme.
La periodista se movió tan rápido como un rayo, mientras la ojiazul miraba en todas direcciones, buscando a Frederick por todos lados. No quería hablarle, no iba a hablarle, pero tenían que cumplir con la misión a como diese el lugar. Tomó aire y se acercó a él cuando lo divisó, esperando a que Pipa apareciera con la información solicitada. De alguna manera la joven tenía que ingeniárselas, ¿no? Tanta pasión por el cotilleo debía rendir frutos de alguna manera. De pronto algo atravesó su cabeza, haciéndole tambalear un poco a causa del dolor que de pronto la atacó sin motivos. Cada pensamiento le causaba una enorme punzada y las luces comenzaban a marearla. En medio del dolor trató de acomodar sus conocimientos, buscando un diagnóstico para lo que la aquejaba.
Una cefalea no llegaba al grado de dolor que lo que estaba padeciendo, pero tampoco podía considerarse como algo de peligro. Una migraña, eso era. Los síntomas encajaban perfecto; el único problema es que tal padecimiento limitaba muchísimo sus acciones, pues le era difícil concentrarse cuando todo hacía que le estallase la cabeza. Tendría que replantearse la idea de dejar de hacer corajes para con el cazador, si no quería terminar muriendo de un coraje. Recordar la escena del cazador solo sirvió para que otra punzada de dolor le taladrara el cerebro, y si no fuera porque se sujetó de la manga de Frederick, habría acabado en el piso. Para su fortuna Pipa no tardó en regresar con el número de habitación del supuesto Rostrohermoso, mostrándose orgullosa por su excelente trabajo. Intercambió una mirada con su compañero de gremio, buscando explicarle rápidamente la presencia de la joven junto a ellos, pero desafortunadamente no tenían mucho tiempo.
—Aguarden —habló con seriedad, mirando a Bio, esperando el momento adecuado para moverse al piso de arriba—. Ahora —los instó a moverse, cuando su compañero les indicó que se diesen prisa, mientras se encargaba de seguir distrayendo al dichoso Rostrohermoso—. Te explicaré todo después, pero ya que has decidido seguirnos mantente cerca de mí.
Le hubiese gustado no tener que cargar con la chica a todos lados, pero estaba claro que su instinto cotilla era más fuerte que ella y eso solo le sumaba más pesares a la de orbes azulados. Pues aparte del endemoniado dolor, de la ley del hielo que le estaba aplicando a Frederick y del hecho de estar en una misión peligrosa, ahora tenía que cuidar de la reportera. Bueno, debía dejar de quejarse y seguir con lo planeado. Una vez que llegaron al piso superior se dirigieron rápidamente a la supuesta habitación del albino. Miró en todas direcciones, esperando no ser descubiertos por nadie de los alrededores. Bueno, si la cosa fallaba podía ponerse a gritarle al cazador, retomando su supuesta pelea marital por culpa de las cortesanas, sería una buena forma de pasa desapercibidos, aunque esperaba no tener que llegar a eso. Tomó una bocanada de aire, mentalizándose para romper su voto de silencio, al menos hasta que acabaran con aquello.
— ¿Puedes abrirla? —Miró a Frederick, señalando el picaporte de la puerta—. Mis habilidades de cerrajería están un poco oxidadas—esta vez miró a la reportera—. Mientras tanto Pipa y yo cuidaremos que nadie se acerque —la reportera asintió, cosa que a Ashy no le sorprendió, considerando el hecho de que la joven estaba con ellos solo por una exclusiva más para su investigación.
Si el cazador se rehusaba no le quedaría más remedio que intentarlo ella misma, cosa que esperaba no tener que hacer, pues el dolor comenzaba a adormecerla y eso no era una buena señal. Uno de sus secretos más grandes era el lado de princesa mimada que brotaba en ella cuando se enfermaba, o cuando en casos como ese el dolor comenzaba a hacer mella en su cordura. Necesitaba mantenerse concentrada lo más posible o todo resultaría en un desastre…otra vez. ¿Qué es lo que se escondía en la habitación de Rostrohermoso? Más valía que fuese algo de mucha importancia, puesto que en su estado no toleraría arriesgarse así para nada.
Ahora que Bio les había confirmado que Rostrohermoso era el vampiro de cabellos canos, solo restaba encontrar la dichosa habitación del sospechoso, cosa que no parecía ser nada sencilla, menos cuando su compañero había dicho que ambos debían subir. ¿Cómo hacer eso cuando tenía unas ganas enormes de descuartizar a Frederick? Definitivamente saldría con un severo cuadro de estrés, luego de esa misión. Se llevó una mano al pecho, tratando de reprimir el susto de muerte que le había ocasionado la reportera al aparecerse a su lado, pero antes de reñirla por eso una idea se le atravesó por la mente. Pipa parecía estar bastante complacida por el titular que le había brindado su escena de celos anterior y ahora se llegaba el momento de cobrarle el favor.
—Pipa, necesito tu ayuda —le sonrió, eligiendo sus palabras con cuidado—. En el segundo piso se aloja una persona llamada Rostrohermoso, ¿podrías conseguir el número de su habitación? —Ella me arqueó una ceja, cómo si me recriminase mi falta de fe en sus habilidades—. Sorpréndeme.
La periodista se movió tan rápido como un rayo, mientras la ojiazul miraba en todas direcciones, buscando a Frederick por todos lados. No quería hablarle, no iba a hablarle, pero tenían que cumplir con la misión a como diese el lugar. Tomó aire y se acercó a él cuando lo divisó, esperando a que Pipa apareciera con la información solicitada. De alguna manera la joven tenía que ingeniárselas, ¿no? Tanta pasión por el cotilleo debía rendir frutos de alguna manera. De pronto algo atravesó su cabeza, haciéndole tambalear un poco a causa del dolor que de pronto la atacó sin motivos. Cada pensamiento le causaba una enorme punzada y las luces comenzaban a marearla. En medio del dolor trató de acomodar sus conocimientos, buscando un diagnóstico para lo que la aquejaba.
Una cefalea no llegaba al grado de dolor que lo que estaba padeciendo, pero tampoco podía considerarse como algo de peligro. Una migraña, eso era. Los síntomas encajaban perfecto; el único problema es que tal padecimiento limitaba muchísimo sus acciones, pues le era difícil concentrarse cuando todo hacía que le estallase la cabeza. Tendría que replantearse la idea de dejar de hacer corajes para con el cazador, si no quería terminar muriendo de un coraje. Recordar la escena del cazador solo sirvió para que otra punzada de dolor le taladrara el cerebro, y si no fuera porque se sujetó de la manga de Frederick, habría acabado en el piso. Para su fortuna Pipa no tardó en regresar con el número de habitación del supuesto Rostrohermoso, mostrándose orgullosa por su excelente trabajo. Intercambió una mirada con su compañero de gremio, buscando explicarle rápidamente la presencia de la joven junto a ellos, pero desafortunadamente no tenían mucho tiempo.
—Aguarden —habló con seriedad, mirando a Bio, esperando el momento adecuado para moverse al piso de arriba—. Ahora —los instó a moverse, cuando su compañero les indicó que se diesen prisa, mientras se encargaba de seguir distrayendo al dichoso Rostrohermoso—. Te explicaré todo después, pero ya que has decidido seguirnos mantente cerca de mí.
Le hubiese gustado no tener que cargar con la chica a todos lados, pero estaba claro que su instinto cotilla era más fuerte que ella y eso solo le sumaba más pesares a la de orbes azulados. Pues aparte del endemoniado dolor, de la ley del hielo que le estaba aplicando a Frederick y del hecho de estar en una misión peligrosa, ahora tenía que cuidar de la reportera. Bueno, debía dejar de quejarse y seguir con lo planeado. Una vez que llegaron al piso superior se dirigieron rápidamente a la supuesta habitación del albino. Miró en todas direcciones, esperando no ser descubiertos por nadie de los alrededores. Bueno, si la cosa fallaba podía ponerse a gritarle al cazador, retomando su supuesta pelea marital por culpa de las cortesanas, sería una buena forma de pasa desapercibidos, aunque esperaba no tener que llegar a eso. Tomó una bocanada de aire, mentalizándose para romper su voto de silencio, al menos hasta que acabaran con aquello.
— ¿Puedes abrirla? —Miró a Frederick, señalando el picaporte de la puerta—. Mis habilidades de cerrajería están un poco oxidadas—esta vez miró a la reportera—. Mientras tanto Pipa y yo cuidaremos que nadie se acerque —la reportera asintió, cosa que a Ashy no le sorprendió, considerando el hecho de que la joven estaba con ellos solo por una exclusiva más para su investigación.
Si el cazador se rehusaba no le quedaría más remedio que intentarlo ella misma, cosa que esperaba no tener que hacer, pues el dolor comenzaba a adormecerla y eso no era una buena señal. Uno de sus secretos más grandes era el lado de princesa mimada que brotaba en ella cuando se enfermaba, o cuando en casos como ese el dolor comenzaba a hacer mella en su cordura. Necesitaba mantenerse concentrada lo más posible o todo resultaría en un desastre…otra vez. ¿Qué es lo que se escondía en la habitación de Rostrohermoso? Más valía que fuese algo de mucha importancia, puesto que en su estado no toleraría arriesgarse así para nada.
Ashryn Elaynor
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Re: [Misión informantes] Lilas y grosellas
Se podía decir que todo aquel asunto me había dejado con mal sabor de boca, literalmente, después de regresar la poca comida que había en mi sentía un sabor extraño y nada agradable. No podía pasear libremente de acá para allá y buscar peligros nuevamente, quizá lo mejor solo era esperar y que las desgracias hicieran su trabajo como era de costumbre, siempre sucedía y de alguna manera me ayudaba… el problema es que temía de cómo se fuesen a hacer presentes.
No demoré en encontrar a la elfa que parecía querer pasar “desapercibida” entre las personas, aunque desde mi punto de vista parecía que hacía el ridículo, de vez en cuando le lanzaba una mirada a Bio, quizá ella ya sabía también lo del pelo blanco. Me estaba acercando lentamente a la elfa cuando escuché la voz del vampiro salir de su pecho “Oh no, ¿Acaso consumí alucinógenos otra vez?” Me pasé la mano por la frente tratando de relajarme, si estaba bajo efecto de plantas silvestres nada bueno podía pasar, iba a arruinar todo.
Me alejé lentamente de la elfa antes de que esta notara mi presencia y me quedé recostado a una pared mientras jugaba con mis manos ¿Qué se suponía que debía hacer ahora? Aquello había sido una clara alucinación leve, pronto podían llegar las peores y eso no era nada bueno. En aquel momento no sabía si el sudor que comenzaba a salir de mi frente era a causa de nervios o por efectos de la planta “¿En qué momento consumí algo? No recuerdo haber mordido plantas últimamente… al menos plantas sin reconocer.” Ya había perdido la cuenta de las veces que me había pasado aquello, antes no había sido tan grave pero ahora estaba en medio de una misión importante.
Mientras trataba de digerir toda la información y calmarme la elfa con cara de pocos amigos comenzaba a acercarse, justamente lo que me faltaba, una futura asesina ante mí en mi momento de mayor debilidad… aquello no podía ser para nada bueno. Estaba por salir corriendo cuando cierto dolor de cabeza comenzó a manifestarse, eso no era nada bueno, primero alucinaba y ahora tenía dolor de cabeza… ¿Qué demonios había consumido? Respire profundamente conteniéndome y resignándome a que la elfa terminara de acercarse, si descubría que estaba en drogado lo más probable es que mi vida acabara aquella misma noche.
Para mi sorpresa la elfa en vez de apuñalarme o escupirme la cara solo se afianzo a la manga de mi camisa talla súper grande “No es lo que esperaba realmente.” La cosa tal vez no estaba tan mal, podía ser que todo fuese causa de mi paranoia, hubiese profundizado más en el asunto si el dolor en mi cabeza no se hubiese ido agraviando con cada segundo que pasaba, ahora sentía como si varios mineros trataran estrellaran sus picos en mi cráneo tratando de buscar minerales, algo realmente molesto y desagradable.
Una nueva chica se hizo presente, amiga de Ashryn por lo visto… mientras a uno casi le chupaba el alma ella se había centrado en hacer amigas ¿Quién la entendía? Bueno, al menos la amiga de Ashryn parecía estar ayudando con información, eso era un bonus a nuestro favor… pero la verdadera pregunta era “¿PERO A QUÉ PRECIO?” Cada cosa que trataba de analizar solo me alteraba más y empeoraba el dolor que se me había presentado “¿Pero qué he comido para que me pase esto? Definitivamente debo dejar de morder plantas.” Vivir en el bosque ya comenzaba a pasar cuentas y me causaba problemas, si seguía así lo más probable es que acabase loco o desquiciado.
Mi compañera estaba indicando que esperáramos pero no sabía exactamente qué, fue la voz del vampiro nuevamente la que se hizo presente y dio una señal. Llevé las manos a mis oídos tratando de callar las voces de mi mente y… “Un momento, la elfa también la escucho y técnicamente estamos haciendo lo que escuché del pecho de esta… no estoy loco.” Una sonrisa iluminó mi rostro al saber que no estaba en drogas después de todo, solamente estaban haciendo un truco y no me habían avisado, en otro caso me hubiese molestado pero en aquel momento estaba más que nada feliz.
Seguí a la elfa y a su nueva amiga hasta que se detuvieron en lo que seguramente era la habitación de rostrohermoso, aquello parecía ser muy fácil, la identidad de el objetivo había sido descubierta sin correr muchos peligros… bueno, casi me mataban una furcias pero aun así, y ahora estábamos frente a la habitación de este.
- Claro que puedo abrirla. – Respondí a la elfa con tal seguridad que hasta yo mismo me lo creía. – Estaremos adentro más rápido de lo que canta un gallo.
No había mucho peligro, la elfa y su compañera vigilaban si alguien se acercaba lo cual significaba que podía analizar la situación. Me incliné junto al picaporte y lo observé detenidamente, si tan solo supiese que hacer… “Quizá si hago esto.” Giré lentamente el picaporte esperando que la puerta se abriese, claramente no lo hizo “Bueno, al menos lo intenté.” Había muchas opciones que considerar, tantas pero la maldita migraña no me dejaba saber cuáles eran.
Me di un leve golpe con la palma de la frente tratando de calmarme cuando me di cual era la respuesta, tome una silla que estaba cerca de la habitación y sin dudarlo la use para golpear la perilla con todas las fuerzas que tenía, afortunadamente no demoró en sucumbir ante los golpes… ahora venía lo difícil.
- Muy bien Ashryn, es tu turno de pegarme. – Dije mientras terminaba de partir la silla contra una de las paredes. – Nadie creerá que la puerta se partió mágicamente… así que digamos que fue una pequeña disputa y pasó lo que debía pasar. – Tomé una de las patas rotas de la silla y se la acerqué a la elfa mientras yo cerraba los ojos.
Al principio escuché como Ashryn se negaba ante aquello pero por lo visto no duró mucho en cambiar de opinión, sabía que existía cierto sadismo en su mirada de vez en cuando. Antes de siquiera poder decir algo más sentí como la madera chocaba contra mi pómulo derecho, no una y no dos veces… realmente tampoco fueron tres. Levanté los brazos a modo de defensa mientras detenía el sexto golpe, no sabía de dónde había salido tanta ira pero ahora le temía mucho más que antes a Ashryn .
- Ya… me convenciste. – Todo el mundo me daba vueltas y ahora sentía como en mi cabeza sonaban millones de árboles caer al suelo, si no había caído inconsciente era por puro milagro. – Creo que esto convencería a cualquiera. – Escupí un poco de sangre al suelo mientras me llevaba la mano a la parte hinchada de mi rostro, aquello tardaría un buen tiempo en sanar.
Me sostuve al marco de la puerta mientras le hacía una señal con la mano libre para que ambas chicas pasaran, antes de seguirlas debía recuperarme de la paliza que había recibido “Lo que uno llega a hacer por profesionalismo.” De nada serviría vigilar una puerta que ya estaba rota y además entré más gente buscara el habitación más rápido acabaría todo aquello.
- Esperen ¿Qué rayos se supone que vamos a revisar? – No había pensado en aquello antes de partir la puerta y de que me partiesen el rostro.
Me adentré a la habitación sacudiendo la cabeza y tratando de permanecer consiente, el lugar no estaba tan mal y tenía una ventana con linda vista al exterior, lo mejor de todo era que había ropa decente, al fin podría deshacerme de ese ridículo atuendo gigante. Mientras la elfa y su compañera hurgaban las cosas me dirigí a una camisa tirada sobre la cama y me despojé de mi ridículo traje. Con cuidado me coloqué la nueva camisa evitando el doloroso roce con mi rostro, ya tenía una cosa menos de la cual quejarme en la noche, solo me quedaba la migraña y mi nuevo rostro desfigurado.
- ¿Qué tal me queda? – Pregunté mientras miraba a la elfa que aun seguía con cierto enfado en el rostro, vaya mal humor tenía.
No demoré en encontrar a la elfa que parecía querer pasar “desapercibida” entre las personas, aunque desde mi punto de vista parecía que hacía el ridículo, de vez en cuando le lanzaba una mirada a Bio, quizá ella ya sabía también lo del pelo blanco. Me estaba acercando lentamente a la elfa cuando escuché la voz del vampiro salir de su pecho “Oh no, ¿Acaso consumí alucinógenos otra vez?” Me pasé la mano por la frente tratando de relajarme, si estaba bajo efecto de plantas silvestres nada bueno podía pasar, iba a arruinar todo.
Me alejé lentamente de la elfa antes de que esta notara mi presencia y me quedé recostado a una pared mientras jugaba con mis manos ¿Qué se suponía que debía hacer ahora? Aquello había sido una clara alucinación leve, pronto podían llegar las peores y eso no era nada bueno. En aquel momento no sabía si el sudor que comenzaba a salir de mi frente era a causa de nervios o por efectos de la planta “¿En qué momento consumí algo? No recuerdo haber mordido plantas últimamente… al menos plantas sin reconocer.” Ya había perdido la cuenta de las veces que me había pasado aquello, antes no había sido tan grave pero ahora estaba en medio de una misión importante.
Mientras trataba de digerir toda la información y calmarme la elfa con cara de pocos amigos comenzaba a acercarse, justamente lo que me faltaba, una futura asesina ante mí en mi momento de mayor debilidad… aquello no podía ser para nada bueno. Estaba por salir corriendo cuando cierto dolor de cabeza comenzó a manifestarse, eso no era nada bueno, primero alucinaba y ahora tenía dolor de cabeza… ¿Qué demonios había consumido? Respire profundamente conteniéndome y resignándome a que la elfa terminara de acercarse, si descubría que estaba en drogado lo más probable es que mi vida acabara aquella misma noche.
Para mi sorpresa la elfa en vez de apuñalarme o escupirme la cara solo se afianzo a la manga de mi camisa talla súper grande “No es lo que esperaba realmente.” La cosa tal vez no estaba tan mal, podía ser que todo fuese causa de mi paranoia, hubiese profundizado más en el asunto si el dolor en mi cabeza no se hubiese ido agraviando con cada segundo que pasaba, ahora sentía como si varios mineros trataran estrellaran sus picos en mi cráneo tratando de buscar minerales, algo realmente molesto y desagradable.
Una nueva chica se hizo presente, amiga de Ashryn por lo visto… mientras a uno casi le chupaba el alma ella se había centrado en hacer amigas ¿Quién la entendía? Bueno, al menos la amiga de Ashryn parecía estar ayudando con información, eso era un bonus a nuestro favor… pero la verdadera pregunta era “¿PERO A QUÉ PRECIO?” Cada cosa que trataba de analizar solo me alteraba más y empeoraba el dolor que se me había presentado “¿Pero qué he comido para que me pase esto? Definitivamente debo dejar de morder plantas.” Vivir en el bosque ya comenzaba a pasar cuentas y me causaba problemas, si seguía así lo más probable es que acabase loco o desquiciado.
Mi compañera estaba indicando que esperáramos pero no sabía exactamente qué, fue la voz del vampiro nuevamente la que se hizo presente y dio una señal. Llevé las manos a mis oídos tratando de callar las voces de mi mente y… “Un momento, la elfa también la escucho y técnicamente estamos haciendo lo que escuché del pecho de esta… no estoy loco.” Una sonrisa iluminó mi rostro al saber que no estaba en drogas después de todo, solamente estaban haciendo un truco y no me habían avisado, en otro caso me hubiese molestado pero en aquel momento estaba más que nada feliz.
Seguí a la elfa y a su nueva amiga hasta que se detuvieron en lo que seguramente era la habitación de rostrohermoso, aquello parecía ser muy fácil, la identidad de el objetivo había sido descubierta sin correr muchos peligros… bueno, casi me mataban una furcias pero aun así, y ahora estábamos frente a la habitación de este.
- Claro que puedo abrirla. – Respondí a la elfa con tal seguridad que hasta yo mismo me lo creía. – Estaremos adentro más rápido de lo que canta un gallo.
No había mucho peligro, la elfa y su compañera vigilaban si alguien se acercaba lo cual significaba que podía analizar la situación. Me incliné junto al picaporte y lo observé detenidamente, si tan solo supiese que hacer… “Quizá si hago esto.” Giré lentamente el picaporte esperando que la puerta se abriese, claramente no lo hizo “Bueno, al menos lo intenté.” Había muchas opciones que considerar, tantas pero la maldita migraña no me dejaba saber cuáles eran.
Me di un leve golpe con la palma de la frente tratando de calmarme cuando me di cual era la respuesta, tome una silla que estaba cerca de la habitación y sin dudarlo la use para golpear la perilla con todas las fuerzas que tenía, afortunadamente no demoró en sucumbir ante los golpes… ahora venía lo difícil.
- Muy bien Ashryn, es tu turno de pegarme. – Dije mientras terminaba de partir la silla contra una de las paredes. – Nadie creerá que la puerta se partió mágicamente… así que digamos que fue una pequeña disputa y pasó lo que debía pasar. – Tomé una de las patas rotas de la silla y se la acerqué a la elfa mientras yo cerraba los ojos.
Al principio escuché como Ashryn se negaba ante aquello pero por lo visto no duró mucho en cambiar de opinión, sabía que existía cierto sadismo en su mirada de vez en cuando. Antes de siquiera poder decir algo más sentí como la madera chocaba contra mi pómulo derecho, no una y no dos veces… realmente tampoco fueron tres. Levanté los brazos a modo de defensa mientras detenía el sexto golpe, no sabía de dónde había salido tanta ira pero ahora le temía mucho más que antes a Ashryn .
- Ya… me convenciste. – Todo el mundo me daba vueltas y ahora sentía como en mi cabeza sonaban millones de árboles caer al suelo, si no había caído inconsciente era por puro milagro. – Creo que esto convencería a cualquiera. – Escupí un poco de sangre al suelo mientras me llevaba la mano a la parte hinchada de mi rostro, aquello tardaría un buen tiempo en sanar.
Me sostuve al marco de la puerta mientras le hacía una señal con la mano libre para que ambas chicas pasaran, antes de seguirlas debía recuperarme de la paliza que había recibido “Lo que uno llega a hacer por profesionalismo.” De nada serviría vigilar una puerta que ya estaba rota y además entré más gente buscara el habitación más rápido acabaría todo aquello.
- Esperen ¿Qué rayos se supone que vamos a revisar? – No había pensado en aquello antes de partir la puerta y de que me partiesen el rostro.
Me adentré a la habitación sacudiendo la cabeza y tratando de permanecer consiente, el lugar no estaba tan mal y tenía una ventana con linda vista al exterior, lo mejor de todo era que había ropa decente, al fin podría deshacerme de ese ridículo atuendo gigante. Mientras la elfa y su compañera hurgaban las cosas me dirigí a una camisa tirada sobre la cama y me despojé de mi ridículo traje. Con cuidado me coloqué la nueva camisa evitando el doloroso roce con mi rostro, ya tenía una cosa menos de la cual quejarme en la noche, solo me quedaba la migraña y mi nuevo rostro desfigurado.
- ¿Qué tal me queda? – Pregunté mientras miraba a la elfa que aun seguía con cierto enfado en el rostro, vaya mal humor tenía.
- Spoiler:
- Ash me dio permiso para controlar a su personaje en el momento más feliz de su vida.
Fredericksen
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