Aeros en las ruinas
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Aeros en las ruinas
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En lo profundo del bosque de Sandorai, todavía hoy se pueden apreciar imperturbables las ruinas en las que antiguamente se reunían los druidas elfos. A pesar de los años que han pasado y aunque estos rituales hayan caído en desuso aun puede sentirse la atmósfera mística que envuelve este ancestral lugar, capaz de envolver las almas de los viajeros que por caprichos del destino llegan a encontrar este perdido lugar, que hace tanto que ha caído en el olvido.Tan solo las ruinas permanecen ya inamovibles como único testigo de los sacrificios que estos llevaban a cabo para honrar a la naturaleza o a los dioses de la lucha.
Pero los dioses no siempre se contentaban con simples ofrecimientos de alimentos, bebida o sacrificios de cualquier tipo, en ocasiones los propios dioses se dejaban llevar por la codicia que tan solo se atribuía propiamente a los seres mortales y pedían oro. ¿Quién sabe lo que entre estas viejas paredes se pueda hallar?¿Que mágicos secretos se esconderán entre los restos del pasado? Ocultos en algún lugar de las ruinas, tal vez aun sea posible encontrar alguna de estas ofrendas que sin duda alegraría el día al primer aventurero afortunado que se tope con ellas.
Para obtener los aeros, debes:
* No debes de estar participando en ninguna quest o trabajo.
*El primero que llega se lo queda.
*Debes escribir un mínimo de 20 lineas, explicando el motivo que te ha llevado a este lugar y que destino tienes.
*Es un lugar antiguo en el que se llevaban a cabo rituales mágicos, por lo tanto es bastante místico, deberás describir las sensaciones que le hace sentir un lugar así a tu personaje.
*Eres libre de hacer que tenga algún tipo de experiencia reveladora o reflexión profunda si así lo deseas.
En lo profundo del bosque de Sandorai, todavía hoy se pueden apreciar imperturbables las ruinas en las que antiguamente se reunían los druidas elfos. A pesar de los años que han pasado y aunque estos rituales hayan caído en desuso aun puede sentirse la atmósfera mística que envuelve este ancestral lugar, capaz de envolver las almas de los viajeros que por caprichos del destino llegan a encontrar este perdido lugar, que hace tanto que ha caído en el olvido.Tan solo las ruinas permanecen ya inamovibles como único testigo de los sacrificios que estos llevaban a cabo para honrar a la naturaleza o a los dioses de la lucha.
Pero los dioses no siempre se contentaban con simples ofrecimientos de alimentos, bebida o sacrificios de cualquier tipo, en ocasiones los propios dioses se dejaban llevar por la codicia que tan solo se atribuía propiamente a los seres mortales y pedían oro. ¿Quién sabe lo que entre estas viejas paredes se pueda hallar?¿Que mágicos secretos se esconderán entre los restos del pasado? Ocultos en algún lugar de las ruinas, tal vez aun sea posible encontrar alguna de estas ofrendas que sin duda alegraría el día al primer aventurero afortunado que se tope con ellas.
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*El primero que llega se lo queda.
*Debes escribir un mínimo de 20 lineas, explicando el motivo que te ha llevado a este lugar y que destino tienes.
*Es un lugar antiguo en el que se llevaban a cabo rituales mágicos, por lo tanto es bastante místico, deberás describir las sensaciones que le hace sentir un lugar así a tu personaje.
*Eres libre de hacer que tenga algún tipo de experiencia reveladora o reflexión profunda si así lo deseas.
Wyn
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Re: Aeros en las ruinas
Después de tanta intensidad en la aldea de las aves necesitaba un momento a solas. No me gustaría que se malinterpretaran mis palabras, por eso no había dicho nada, pero tanta atención me ponía nerviosa. Eran cálidos y me trataban bien, me ofrecían comida, los polluelos querían jugar conmigo, la reina había sido amigable... No tendría por qué quejarme, y tampoco tendría por qué querer irme, sin embargo, en aquel lugar me sentía como en la casa en un extraño: podía ser buen anfitrión, pero seguía siendo un desconocido al fin y al cabo. Eran como yo, pero al mismo tiempo no lo eran. "¿Es este realmente mi hogar?".
Caminaba sin rumbo, pensando en las posibilidades que me ofrecía quedarme y las que, por el contrario, tendría al irme. Era un punto decisivo en mi vida. Me sentía como en una encrucijada, ante dos caminos que parecían buenos y malos a partes iguales. Sentía que aquel era el momento en el que tenía el completo control de mi destino y eso me asustaba muchísimo. "¿Por qué justo en este momento tengo yo el poder? No estoy preparada... ¿o sí?". Estaba tan sumergida en mi propia mente que ni siquiera me había dado cuenta de que el bosque se había vuelto cada vez menos espeso hasta que, de repente me encontré con unas enormes rocas. Observé con atención. Nunca había visto piedras así, aunque tampoco es que fuera experta en esas cosas, pero desde luego no recordaba ninguna de aquellos colores. Las posiciones de las piedras me resultaban extrañas, como si no hubieran surgido allí. "Tal vez sea alguna construcción élfica...". Tampoco conocía las construcciones que solían hacer los elfos... ni ninguna otra criatura en realidad.
Sentía algo extraño en aquel lugar, al principio era incómodo, pero poco a poco se convirtió en una sensación agradable de paz y serenidad. Pasé una mano por la roca y las plumas de mis alas, que por una vez no estaban cubiertas por mi capa, se erizaron. Me adentré en las ruinas observando con deleite que aquella estructura tan extraña me hacía sentir tan bien que hubiera podido dormir plácidamente en el mismo suelo, sin nada que me cubriese. Me senté, por fin, en una de las rocas y respiré hondo. Era asombroso como poco a poco las brumas que nublaban mis pensamientos se iban disipando.
Cerré los ojos y volví a respirar hondo sintiendo como una repentina pero suave y cálida brisa acariciaba mi pelo y mis plumas, reconfortándome como si fuera el abrazo de una madre. De repente, como si hubiera caído en un sueño, me vi a mi misma delante de dos caminos. Uno de ellos era llano, de piedra bien pulida, como las calles de la ciudad de Lunargenta, pero a los lados del camino no había nada, parecía que el camino era eterno y monótono, que nunca llegaría a ningún sitio concreto. El otro, por su parte, hacía mil curvas para llegar a una sombra que parecía indeterminada, como una ciudad; los lados del camino tenían árboles, algunos de ellos habían caído en él, impidiendo a los transeúntes avanzar. No sabía por qué, pero quería saber qué era lo que había al final de ese camino.
- ¿Qué camino quieres escoger, Purpurea?
Aquella voz femenina, con cierto tono maternal, venía de todas partes y de ninguna. Era una especie de presencia fuerte, intimidante y palpable, al mismo tiempo que suave, serena e incorpórea.
- No lo sé - me senté en la encrucijada - ¿No puedo quedarme aquí?
- En esta vida si te detienes, desapareces. ¿Es que acaso quieres desaparecer?
- No... Quiero seguir existiendo.
- Entonces, debes tomar una decisión, pequeña avecilla. ¿Qué quieres hacer? ¿Quieres quedarte con las aves y tener una vida estable, una comunidad... un hogar? ¿O por el contrario quieres conocer el mundo, a los seres que en él viven, hacerte fuerte y aprender a valerte por ti misma? El primero es fácil, el segundo es difícil, pero sólo tú puedes decidir.
- La primera opción... se parece bastante a la vida en el nido con Padre y Madre...
- Entonces decidiste salir de allí. ¿Te arrepientes? Si lo haces es el momento de volver atrás y empezar de nuevo.
Pensé durante un instante y recordé todo lo que había aprendido hasta entonces. Los buenos y malos momentos, a Drezlynd, a Geralt, al vampiro, a la vendedora de Lunargenta, al pirata Trafalgar, a Aisling (a quien le había prometido surcar juntas los cielos cuando mis alas estuvieran preparadas para volar), al encargado del establo que me había dado trabajo, a los peones del establo y, por última a las figuras siniestras, a Fritzen y a los demás elfos que me habían ayudado. Me levanté y de alguna forma supe que la presencia invisible estaba sonriendo.
- Veo que ya has decidido. Entonces mi trabajo a terminado. Buena suerte, pequeño polluelo, ahora eres la dueña de tu destino.
Parpadeé y al abrir los ojos me di cuenta de que seguía sentada en las ruinas del bosque. Sonreí y en voz alta di las gracias a aquella poderosa presencia que me había ayudado. "Es hora de volver a la aldea" pensé.
Caminaba sin rumbo, pensando en las posibilidades que me ofrecía quedarme y las que, por el contrario, tendría al irme. Era un punto decisivo en mi vida. Me sentía como en una encrucijada, ante dos caminos que parecían buenos y malos a partes iguales. Sentía que aquel era el momento en el que tenía el completo control de mi destino y eso me asustaba muchísimo. "¿Por qué justo en este momento tengo yo el poder? No estoy preparada... ¿o sí?". Estaba tan sumergida en mi propia mente que ni siquiera me había dado cuenta de que el bosque se había vuelto cada vez menos espeso hasta que, de repente me encontré con unas enormes rocas. Observé con atención. Nunca había visto piedras así, aunque tampoco es que fuera experta en esas cosas, pero desde luego no recordaba ninguna de aquellos colores. Las posiciones de las piedras me resultaban extrañas, como si no hubieran surgido allí. "Tal vez sea alguna construcción élfica...". Tampoco conocía las construcciones que solían hacer los elfos... ni ninguna otra criatura en realidad.
Sentía algo extraño en aquel lugar, al principio era incómodo, pero poco a poco se convirtió en una sensación agradable de paz y serenidad. Pasé una mano por la roca y las plumas de mis alas, que por una vez no estaban cubiertas por mi capa, se erizaron. Me adentré en las ruinas observando con deleite que aquella estructura tan extraña me hacía sentir tan bien que hubiera podido dormir plácidamente en el mismo suelo, sin nada que me cubriese. Me senté, por fin, en una de las rocas y respiré hondo. Era asombroso como poco a poco las brumas que nublaban mis pensamientos se iban disipando.
Cerré los ojos y volví a respirar hondo sintiendo como una repentina pero suave y cálida brisa acariciaba mi pelo y mis plumas, reconfortándome como si fuera el abrazo de una madre. De repente, como si hubiera caído en un sueño, me vi a mi misma delante de dos caminos. Uno de ellos era llano, de piedra bien pulida, como las calles de la ciudad de Lunargenta, pero a los lados del camino no había nada, parecía que el camino era eterno y monótono, que nunca llegaría a ningún sitio concreto. El otro, por su parte, hacía mil curvas para llegar a una sombra que parecía indeterminada, como una ciudad; los lados del camino tenían árboles, algunos de ellos habían caído en él, impidiendo a los transeúntes avanzar. No sabía por qué, pero quería saber qué era lo que había al final de ese camino.
- ¿Qué camino quieres escoger, Purpurea?
Aquella voz femenina, con cierto tono maternal, venía de todas partes y de ninguna. Era una especie de presencia fuerte, intimidante y palpable, al mismo tiempo que suave, serena e incorpórea.
- No lo sé - me senté en la encrucijada - ¿No puedo quedarme aquí?
- En esta vida si te detienes, desapareces. ¿Es que acaso quieres desaparecer?
- No... Quiero seguir existiendo.
- Entonces, debes tomar una decisión, pequeña avecilla. ¿Qué quieres hacer? ¿Quieres quedarte con las aves y tener una vida estable, una comunidad... un hogar? ¿O por el contrario quieres conocer el mundo, a los seres que en él viven, hacerte fuerte y aprender a valerte por ti misma? El primero es fácil, el segundo es difícil, pero sólo tú puedes decidir.
- La primera opción... se parece bastante a la vida en el nido con Padre y Madre...
- Entonces decidiste salir de allí. ¿Te arrepientes? Si lo haces es el momento de volver atrás y empezar de nuevo.
Pensé durante un instante y recordé todo lo que había aprendido hasta entonces. Los buenos y malos momentos, a Drezlynd, a Geralt, al vampiro, a la vendedora de Lunargenta, al pirata Trafalgar, a Aisling (a quien le había prometido surcar juntas los cielos cuando mis alas estuvieran preparadas para volar), al encargado del establo que me había dado trabajo, a los peones del establo y, por última a las figuras siniestras, a Fritzen y a los demás elfos que me habían ayudado. Me levanté y de alguna forma supe que la presencia invisible estaba sonriendo.
- Veo que ya has decidido. Entonces mi trabajo a terminado. Buena suerte, pequeño polluelo, ahora eres la dueña de tu destino.
Parpadeé y al abrir los ojos me di cuenta de que seguía sentada en las ruinas del bosque. Sonreí y en voz alta di las gracias a aquella poderosa presencia que me había ayudado. "Es hora de volver a la aldea" pensé.
Purpurea
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Re: Aeros en las ruinas
~ Recibes 800 aeros
~Recibes: Espejo del espíritu guía; Cuando te sientas perdida mira tu reflejo en él y tu mente te transportará de nuevo a este lugar, donde escucharás de nuevo la voz que te guiará para que encuentres tu camino. Tiene tres usos. En cada uso el espejo se agrietara un poco hasta que finalmente la tercera vez que lo utilices el espejo se romperá del todo.
~Recibes: Espejo del espíritu guía; Cuando te sientas perdida mira tu reflejo en él y tu mente te transportará de nuevo a este lugar, donde escucharás de nuevo la voz que te guiará para que encuentres tu camino. Tiene tres usos. En cada uso el espejo se agrietara un poco hasta que finalmente la tercera vez que lo utilices el espejo se romperá del todo.
- Espejo del espíritu guía:
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Wyn
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