Herencia [QUEST]
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Luego de tomar algunos alimentos en casa de mi anfitrión, Tome un pequeño fardo de viaje para evitar detenerme a tomar alimentos, y seguir la senda del río hacia el norte me evitaría la molesta tarea de buscar algo de agua. Debía ahorrarme cualquier contratiempo y anticiparme a cualquier cosa que me obligara a detenerme. Personalmente, quería llevar esta misión en el menor tiempo posible, pero claro... Siempre era posible encontrar obstáculos en el camino.
Me dirigí directamente hacia los establos de la residencia Castegliani y monte el caballo que serviría como mi primer medio de transporte. Los empleados del señor Heber abrieron las puertas y emprendí la marcha a toda velocidad. Cabalgue a través de las calles más vacías de la ciudad amurallada, procurando utilizar callejones y algunas calles desoladas evitando la calle principal en donde seguramente estorbarían la cabalgata del caballo. Finalmente llegue hasta la puerta principal de la ciudad. Dirigí mi vista hacia el este. El cielo parecía verse envuelto en poderosas y rojizas llamas que antecedían a la muerte del sol en el horizonte. La noche se avecinaba y avanzaba rápidamente ganando terreno y envolviendo cada ser y objeto a su paso. Mi corazón latía con fuerza y la excitación por una nueva aventura, crecía a cada segundo en mi pecho. Debía apresurarme y aprovechar hasta el ultimo rayo de sol. - !Vamos! Dije mientras apresuraba al cuadrúpedo. - Sin pausa hasta el Oeste... Pensé.- ¿Que caraj...? Dijo uno de los guardias de la puerta mientras pasaba en medio de ambos a toda velocidad.
Mi destino era bien conocido. Aquel lago estaba cerca de la sede del gremio, por lo que conocía el camino a la perfección. Si quería mantenerme fuera de problemas, debía mantenerme a raya del territorio elfico y al mismo tiempo, justo a la frontera del bosque del este. Desde la península, podía dirigirme en dirección hacia el noroeste y dentro de algunos días podría llegar a las orillas del Tymer para continuar desde ahí hacia el norte.
La noche llegaba sin previo aviso. Mi caballo se negaba a cabalgar rápidamente. El cielo se mantenía nublado y la luz de la luna no brillaba sobre nosotros, haciendo más difícil el camino. Hace algunos minutos nos habíamos alejado de las afueras de la ciudad y habíamos llegado hasta el frondoso y silencioso bosque que colindaba con las fronteras elficas. Estábamos envueltos y posiblemente perdidos ante la profunda oscuridad que dibujaba extraños y siniestros rostros a través de sus hojas y sus frondosas ramas. Algunos sonidos, posiblemente de animales nocturnos en busca de algún alimento, inquietaban al caballo haciéndole retroceder unos pasos. - Sin lugar a dudas eres veloz... Pero también eres bastante cobarde. Dije susurrando. Muchas veces me vi envuelto en esta clase de situación, pero nunca subestimaría los peligros que se ocultan tras árboles y arbustos. Baje del caballo y tome sus riendas para guiarle a través del camino. No había otra opción, debíamos continuar de esta forma y más tarde tomar un descanso. Al llegar el alba, todo seria más sencillo.
Fue así como en las noches debía avanzar lentamente abriéndome paso entre la penumbra. El equino solo se prestaba a galopar con velocidad durante el día, pero al anochecer todo era distinto. Mi sentido de orientación me dictaba mi proximidad al bosque del este. Habían pasado ya un par de días desde que salí de Lunargenta. Ahora me había preparado un poco mejor y había improvisado una pequeña antorcha para guiar mis pasos a través de la noche. Los alrededores se mantenían sospechosamente silenciosos, una atmósfera en la que simplemente es imposible mantenerse tranquilo. A las lejanías, pudimos escuchar un fuerte aullido, parecía provenir de un lugar lejano. El caballo relincho y forcejeo por soltarse, lo sujete con fuerza y lo obligue a seguir caminando mientras cubría mi rostro por el frío.
De repente, el caballo se levanto sobre sus patas traseras y relincho con fuerza. Intente calmarlo pero mis intentos parecían en vano. Al parecer el animal sabia algo más que yo. Los arbustos a mi alrededor comenzaron a moverse caóticamente. Ahora lo sabia, no estábamos solos en ese silencioso lugar. Una gran sombra se abalanzo con un salto sobre nosotros, reaccione rápidamente y repelí su ataque con ayuda de mi brazo. – Maldición… Se trataba de una manada de lobos. Poco a poco salían de entre la espesura y ya habían fijado sus presas. El caballo no pudo más, lucho con todas sus fuerzas y logro soltar sus riendas de mis manos. En cuanto estuvo libre, comenzó a correr con temor y se alejo del lugar. Un par de lobos fueron tras de él. – Maldito caballo cobarde… Supongo que así será mejor. Desenfunde mis katares y encare a la manada.
Todo había pasado muy rápido. Nunca estuve seguro de cuantas bestias me habían enfrentado. Solo habían quedado tres de ellos muertos por los grandes cortes en su cuello y lomo, los otros avían escapado. Una mordida en mi pierna y algunos rasguños en mi espalda. El recuento de daños, a pesar de todo, había sido poco. Atendí las heridas y reanude la marcha hacia el río. Sin el caballo tardaría un poco más en llegar, aunque quizás si continuaba corriendo podría cubrir más terreno durante la noche ya que ahora no contaba con el lastre de llevar al equino.
Un par de días más me llevo el llegar hasta el lugar donde encontraría mi siguiente transporte. Estaba cansado. Mi descanso había sido breve y la caminata muy larga. Aun así, no podía llegar tarde. El ocaso estaba cerca. Caminaba por la orilla del río hasta que pude ver a lo lejos lo que parecía ser un pequeño bote amarrado a un grupo de tablas que cumplían la función de un pequeño muelle. Un sujeto con una larga barba de cabellos canosos y de aspecto austero, aguardaba de pie sosteniendo una pequeña lámpara de aceite en sus manos.
Cuando el sujeto me vio, me inspecciono de pies a cabeza y sonrió amablemente una vez que estuve más cerca. El hombre soltó un espeso escupitajo y saludo con una amarillenta y torcida sonrisa. – Saludos caballero. Recupere el aliento antes de hablar – Saludos… Vengo de parte de Heber de Castegliani. ¿Es ustedes quien me ayudara a cruzar el río? El sujeto río de forma grosera y tomo un viejo remo del piso. – Por supuesto, pero debo decir… Llega un poco tarde. Menciono con una aguardentosa voz, mientras subía al pequeño bote. Preferí no decir nada, este sujeto solo era un empleado más y no debía rendir cuentas a él. – jajaja. No quise ofenderlo. Subí al bote, tome asiento cruzado de brazos, dándole la espalda a mi “capitán” y permanecí en silencio mientras el sujeto desamarraba el bote y nos ponía en marcha hacia el oeste.
- Sostenga esto por favor. Pidió el hombre quien depositaba la lámpara en mis manos. – La noche llegara pronto y debemos mantener iluminado el camino. Por cierto, me llaman “diente flojo”. – Es un gusto. Respondí a secas. La oscuridad había llegado nuevamente. El brillo de la llama en la lámpara se reflejaba en el agua oscura que permanecía sumamente quieta, solo perturbada por el movimiento de nuestro bote. El cielo, en esta ocasión, parecía menos nublado, solo algunas nubes llenaban el firmamento. Para mi era imposible ver el otro lado del río, pero al parecer mi compañero sabia exactamente lo que hacia pues no vacilaba ante ninguno de sus esfuerzos. – Vaya… Es usted muy callado. Menciono el hombre con un tono burlesco. – Supongo que no hay mucho de que hablar. Y en realidad no lo había, quería aprovechar este corto trayecto para descansar. – Al llegar al otro lado, deberá cuidar sus espaldas. Las tierras del Oeste están plagadas de vampiros y oscuros secretos emanan de las minas. Aseguro el sujeto, quizás en algún intento por intimidarme. – Sé exactamente lo que hay del otro lado. Descuide…
Diente flojo ceso su parloteo finalmente convencido por mi frío y desinteresado comportamiento. El sonido del agua corriendo era algo relajante. Me sentía mejor al disfrutar del paseo sin escuchar la molesta voz de aquel sujeto. Luego de algunos minutos, parecíamos acercarnos a la orilla. Me puse de pie y espere hasta que el pequeño bote en callara. – Finalmente… Baje del bote seguido de mi compañero, quien tomo la lámpara de mis manos y dejo el remo sobre el bote. – Sígueme. Nos abrimos paso a través de un sendero rodeado por grandes árboles mientras mi compañero silbaba una canción. Dentro de poco llegamos hasta una pequeña cabaña apenas iluminada. Afuera había un caballo amarrado a un viejo poste de madera. – Adentro aguarda la persona que le dará nuevos detalles sobre su trabajo. Espere aquí por favor. Diente flojo se adelanto y abrió la chirriante puerta despacio. Ingreso tras un tenue tono de luz amarillenta y desapareció cerrando la puerta tras de él.
Al lado de la cabaña, pude ver un pequeño pozo de piedra con un balde de madera lleno de agua. Me acerque hasta él y tome un poco del liquido vital para beber y mojar mi rostro. Había dormido poco durante todos estos días y necesitaba mantenerme alerta y concentrado para recibir las siguientes instrucciones.
Me dirigí directamente hacia los establos de la residencia Castegliani y monte el caballo que serviría como mi primer medio de transporte. Los empleados del señor Heber abrieron las puertas y emprendí la marcha a toda velocidad. Cabalgue a través de las calles más vacías de la ciudad amurallada, procurando utilizar callejones y algunas calles desoladas evitando la calle principal en donde seguramente estorbarían la cabalgata del caballo. Finalmente llegue hasta la puerta principal de la ciudad. Dirigí mi vista hacia el este. El cielo parecía verse envuelto en poderosas y rojizas llamas que antecedían a la muerte del sol en el horizonte. La noche se avecinaba y avanzaba rápidamente ganando terreno y envolviendo cada ser y objeto a su paso. Mi corazón latía con fuerza y la excitación por una nueva aventura, crecía a cada segundo en mi pecho. Debía apresurarme y aprovechar hasta el ultimo rayo de sol. - !Vamos! Dije mientras apresuraba al cuadrúpedo. - Sin pausa hasta el Oeste... Pensé.- ¿Que caraj...? Dijo uno de los guardias de la puerta mientras pasaba en medio de ambos a toda velocidad.
Mi destino era bien conocido. Aquel lago estaba cerca de la sede del gremio, por lo que conocía el camino a la perfección. Si quería mantenerme fuera de problemas, debía mantenerme a raya del territorio elfico y al mismo tiempo, justo a la frontera del bosque del este. Desde la península, podía dirigirme en dirección hacia el noroeste y dentro de algunos días podría llegar a las orillas del Tymer para continuar desde ahí hacia el norte.
La noche llegaba sin previo aviso. Mi caballo se negaba a cabalgar rápidamente. El cielo se mantenía nublado y la luz de la luna no brillaba sobre nosotros, haciendo más difícil el camino. Hace algunos minutos nos habíamos alejado de las afueras de la ciudad y habíamos llegado hasta el frondoso y silencioso bosque que colindaba con las fronteras elficas. Estábamos envueltos y posiblemente perdidos ante la profunda oscuridad que dibujaba extraños y siniestros rostros a través de sus hojas y sus frondosas ramas. Algunos sonidos, posiblemente de animales nocturnos en busca de algún alimento, inquietaban al caballo haciéndole retroceder unos pasos. - Sin lugar a dudas eres veloz... Pero también eres bastante cobarde. Dije susurrando. Muchas veces me vi envuelto en esta clase de situación, pero nunca subestimaría los peligros que se ocultan tras árboles y arbustos. Baje del caballo y tome sus riendas para guiarle a través del camino. No había otra opción, debíamos continuar de esta forma y más tarde tomar un descanso. Al llegar el alba, todo seria más sencillo.
Fue así como en las noches debía avanzar lentamente abriéndome paso entre la penumbra. El equino solo se prestaba a galopar con velocidad durante el día, pero al anochecer todo era distinto. Mi sentido de orientación me dictaba mi proximidad al bosque del este. Habían pasado ya un par de días desde que salí de Lunargenta. Ahora me había preparado un poco mejor y había improvisado una pequeña antorcha para guiar mis pasos a través de la noche. Los alrededores se mantenían sospechosamente silenciosos, una atmósfera en la que simplemente es imposible mantenerse tranquilo. A las lejanías, pudimos escuchar un fuerte aullido, parecía provenir de un lugar lejano. El caballo relincho y forcejeo por soltarse, lo sujete con fuerza y lo obligue a seguir caminando mientras cubría mi rostro por el frío.
De repente, el caballo se levanto sobre sus patas traseras y relincho con fuerza. Intente calmarlo pero mis intentos parecían en vano. Al parecer el animal sabia algo más que yo. Los arbustos a mi alrededor comenzaron a moverse caóticamente. Ahora lo sabia, no estábamos solos en ese silencioso lugar. Una gran sombra se abalanzo con un salto sobre nosotros, reaccione rápidamente y repelí su ataque con ayuda de mi brazo. – Maldición… Se trataba de una manada de lobos. Poco a poco salían de entre la espesura y ya habían fijado sus presas. El caballo no pudo más, lucho con todas sus fuerzas y logro soltar sus riendas de mis manos. En cuanto estuvo libre, comenzó a correr con temor y se alejo del lugar. Un par de lobos fueron tras de él. – Maldito caballo cobarde… Supongo que así será mejor. Desenfunde mis katares y encare a la manada.
Todo había pasado muy rápido. Nunca estuve seguro de cuantas bestias me habían enfrentado. Solo habían quedado tres de ellos muertos por los grandes cortes en su cuello y lomo, los otros avían escapado. Una mordida en mi pierna y algunos rasguños en mi espalda. El recuento de daños, a pesar de todo, había sido poco. Atendí las heridas y reanude la marcha hacia el río. Sin el caballo tardaría un poco más en llegar, aunque quizás si continuaba corriendo podría cubrir más terreno durante la noche ya que ahora no contaba con el lastre de llevar al equino.
Un par de días más me llevo el llegar hasta el lugar donde encontraría mi siguiente transporte. Estaba cansado. Mi descanso había sido breve y la caminata muy larga. Aun así, no podía llegar tarde. El ocaso estaba cerca. Caminaba por la orilla del río hasta que pude ver a lo lejos lo que parecía ser un pequeño bote amarrado a un grupo de tablas que cumplían la función de un pequeño muelle. Un sujeto con una larga barba de cabellos canosos y de aspecto austero, aguardaba de pie sosteniendo una pequeña lámpara de aceite en sus manos.
Cuando el sujeto me vio, me inspecciono de pies a cabeza y sonrió amablemente una vez que estuve más cerca. El hombre soltó un espeso escupitajo y saludo con una amarillenta y torcida sonrisa. – Saludos caballero. Recupere el aliento antes de hablar – Saludos… Vengo de parte de Heber de Castegliani. ¿Es ustedes quien me ayudara a cruzar el río? El sujeto río de forma grosera y tomo un viejo remo del piso. – Por supuesto, pero debo decir… Llega un poco tarde. Menciono con una aguardentosa voz, mientras subía al pequeño bote. Preferí no decir nada, este sujeto solo era un empleado más y no debía rendir cuentas a él. – jajaja. No quise ofenderlo. Subí al bote, tome asiento cruzado de brazos, dándole la espalda a mi “capitán” y permanecí en silencio mientras el sujeto desamarraba el bote y nos ponía en marcha hacia el oeste.
- Sostenga esto por favor. Pidió el hombre quien depositaba la lámpara en mis manos. – La noche llegara pronto y debemos mantener iluminado el camino. Por cierto, me llaman “diente flojo”. – Es un gusto. Respondí a secas. La oscuridad había llegado nuevamente. El brillo de la llama en la lámpara se reflejaba en el agua oscura que permanecía sumamente quieta, solo perturbada por el movimiento de nuestro bote. El cielo, en esta ocasión, parecía menos nublado, solo algunas nubes llenaban el firmamento. Para mi era imposible ver el otro lado del río, pero al parecer mi compañero sabia exactamente lo que hacia pues no vacilaba ante ninguno de sus esfuerzos. – Vaya… Es usted muy callado. Menciono el hombre con un tono burlesco. – Supongo que no hay mucho de que hablar. Y en realidad no lo había, quería aprovechar este corto trayecto para descansar. – Al llegar al otro lado, deberá cuidar sus espaldas. Las tierras del Oeste están plagadas de vampiros y oscuros secretos emanan de las minas. Aseguro el sujeto, quizás en algún intento por intimidarme. – Sé exactamente lo que hay del otro lado. Descuide…
Diente flojo ceso su parloteo finalmente convencido por mi frío y desinteresado comportamiento. El sonido del agua corriendo era algo relajante. Me sentía mejor al disfrutar del paseo sin escuchar la molesta voz de aquel sujeto. Luego de algunos minutos, parecíamos acercarnos a la orilla. Me puse de pie y espere hasta que el pequeño bote en callara. – Finalmente… Baje del bote seguido de mi compañero, quien tomo la lámpara de mis manos y dejo el remo sobre el bote. – Sígueme. Nos abrimos paso a través de un sendero rodeado por grandes árboles mientras mi compañero silbaba una canción. Dentro de poco llegamos hasta una pequeña cabaña apenas iluminada. Afuera había un caballo amarrado a un viejo poste de madera. – Adentro aguarda la persona que le dará nuevos detalles sobre su trabajo. Espere aquí por favor. Diente flojo se adelanto y abrió la chirriante puerta despacio. Ingreso tras un tenue tono de luz amarillenta y desapareció cerrando la puerta tras de él.
Al lado de la cabaña, pude ver un pequeño pozo de piedra con un balde de madera lleno de agua. Me acerque hasta él y tome un poco del liquido vital para beber y mojar mi rostro. Había dormido poco durante todos estos días y necesitaba mantenerme alerta y concentrado para recibir las siguientes instrucciones.
Última edición por Johannes el Jue Nov 06 2014, 18:19, editado 1 vez
Johannes
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Re: Herencia [QUEST]
Poco tiempo tuvo Johannes para poder refrescarse, pues la puerta se abrió súbitamente escupiendo a Diente Flojo a tal velocidad que estuvo a punto de caer. El caballo largó un relincho de sorpresa y se echó hacia atrás, pero estaba bien amarrado y no pudo escapar. El hombre de la sonrisa amarilla, escupió a un lado y masculló palabras inentendibles mientras tomaba su farol y deshacía sus pasos hacia la canoa. Antes de irse, le hizo una señal de adiós al silencioso acompañante y le señaló la puerta.
Tras el umbral Johannes encontraría un espacio sencillo pero acogedor. Una sala, tres puertas y la mesa al entrar a la derecha. El hogar estaba encendido, por lo que hacía calor, más no por ello existía alguna sensación incómoda. Una mujer de rubios cabellos, delgados como un hilo y suaves como la seda se encontraba recostada en el marco de la única puerta abierta. Tras de sí una tina con agua evidentemente caliente. Vestía como una guerrera, las cicatrices de los enfrentamientos abrazaban su femenina armadura, mientras que aquellas que no se pueden ver habían moldeado su carácter.
-Johannes Voltaire- le diría haciéndole seña para que entrara. -Llega usted bastante tarde- le diría a modo de observación mientras se acercaba a él y le tendía la mano. -Puede llamarme Mila- sus ojos verde esmeralda parecerían penetrarle y buscar en su alma por algunos instantes. -En fin. No quiero saber qué pasó o qué dejó de pasarle. Le queda muy poco camino por andar. En este lugar soy los ojos y oídos de Castegliani y también su voz. Un hombre oliendo así sería detectado por cualquiera…- bajaría la mirada y caminaría hasta una confortable silla.
-No he querido ofenderle, pero debe de saber que la presentación es importante. Tómese un baño, cenará e irá directo a la cama. Me ocuparé de su caballo y si es necesario le despertaré antes de que amanezca. Los datos del joven Adrian estarán sobre la mesa antes de que parta. Mañana- sus palabras eran contundentes y si el humano era inteligente, sabría aprovecharlas. -Cuidaré sus espaldas solo por esta noche y sí, debe creer en mí si se está haciendo esa pregunta- sin más le daría la espalda para ponerse a trabajar en una especie de guisado que no olía para nada mal.
Tras el umbral Johannes encontraría un espacio sencillo pero acogedor. Una sala, tres puertas y la mesa al entrar a la derecha. El hogar estaba encendido, por lo que hacía calor, más no por ello existía alguna sensación incómoda. Una mujer de rubios cabellos, delgados como un hilo y suaves como la seda se encontraba recostada en el marco de la única puerta abierta. Tras de sí una tina con agua evidentemente caliente. Vestía como una guerrera, las cicatrices de los enfrentamientos abrazaban su femenina armadura, mientras que aquellas que no se pueden ver habían moldeado su carácter.
-Johannes Voltaire- le diría haciéndole seña para que entrara. -Llega usted bastante tarde- le diría a modo de observación mientras se acercaba a él y le tendía la mano. -Puede llamarme Mila- sus ojos verde esmeralda parecerían penetrarle y buscar en su alma por algunos instantes. -En fin. No quiero saber qué pasó o qué dejó de pasarle. Le queda muy poco camino por andar. En este lugar soy los ojos y oídos de Castegliani y también su voz. Un hombre oliendo así sería detectado por cualquiera…- bajaría la mirada y caminaría hasta una confortable silla.
-No he querido ofenderle, pero debe de saber que la presentación es importante. Tómese un baño, cenará e irá directo a la cama. Me ocuparé de su caballo y si es necesario le despertaré antes de que amanezca. Los datos del joven Adrian estarán sobre la mesa antes de que parta. Mañana- sus palabras eran contundentes y si el humano era inteligente, sabría aprovecharlas. -Cuidaré sus espaldas solo por esta noche y sí, debe creer en mí si se está haciendo esa pregunta- sin más le daría la espalda para ponerse a trabajar en una especie de guisado que no olía para nada mal.
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Off: Johannes leerá la ficha como si fuese el resultado de la investigación de Mila. Una de las puertas restantes estará abierta -la habitación designada para ti- la otra será la de ella
Thorn
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Re: Herencia [QUEST]
El agua se escurría entre mis dedos tal como el tiempo lo había hecho luego de todos los obstáculos que se habían presentado a lo largo de mi travesía. Sin previo aviso, la puerta de la casa de abrió de manera súbita expulsando a quien momentos atrás me había ayudado a cruzar el río. Parecía algo enfadado o quizás avergonzado. Sin decir una sola palabra, regreso por el sendero para ingresar en el bote. Dio una breve de una señal y se perdió nuevamente entre la oscuridad de la noche. Quien quiera que estuviese dentro del lugar, quizás poseería un duro carácter.
Ingrese lentamente en la casa y cerré la puerta tras de mi. Un extraño pero apetitoso aroma llenaba el aire. La estancia parecía agradable a pesar del escaso numero de muebles o decoración. Parecía un lugar calido donde cualquiera podría descansar tranquilamente durante una dura y cansada noche. Frente a una de las puertas, aguardaba y observaba quien parecía ser mi contacto. Le dirigí una mirada tan seria como fría luego de que ella mencionara mi nombre. - Saludos... Respondí mientras daba algunos pasos hacia el centro de la habitación. Ajuste la bufanda sobre mi nariz y boca y me cruce de brazos mientras escuchaba el breve comentario y presentación de la dama quien fijaba su mirada en mis ojos. Al igual que ella lo hacia, sostuve mi mirada sin desviar mi atención.
Olfatee un poco mis ropas luego de su comentario sobre mi aroma. Aunque no era muy desagradable, sin lugar a dudas cualquier lobo o vampiro podría detectarme a varios metros a la redonda. Ese siempre había sido un problema a la hora de mantener el sigilo. Es por eso que prefería encarar a mis oponentes antes que perder el tiempo intentan ganar el factor sorpresa. La mujer se acerco a pequeños pasos hacia mi. Cuando estuvo suficientemente me aparte para que continuara su paso y tomo asiento en una de las sillas a mis espaldas.
- Descuide. No es ninguna ofensa. Asegure para agregar algo a la charla. Para mi gusto, esa mujer daba demasiadas indicaciones. - Baño, cena y a dormir... Hablaba como algún especie de madre o nana. Pocos eran los ánimos para dar la contraria a sus palabras, por lo que seguiría sus "consejos" por ahora, al menos hasta que volviera a partir. - Entendido. Dije para cerrar la conversación.
Si la dama no tenia más que agregar, me retire hacia el lugar donde me esperaba un calido y reconfortante baño. Luego de despojarme de la armadura, las armas y todas mis ropas, sumergí mis pensamientos en el vapor que emanaba la tina. El cansancio en mis músculos se desvanecía poco a poco. Cerré los ojos y me deje envolver por cada una de las ideas que hasta ahora divagaban en mi cabeza. El trayecto hacia el lago seria corto desde aquí. Lo peor del viaje había quedado ya atrás o al menos eso esperaba.
El baño había sido corto. A pesar de todo, no podía sentirme totalmente tranquilo en el lugar. Había comido un poco de aquel platillo que Mila había dejado servido para mi sobre la mesa y me había retirado al cuarto que se me asigno para descansar. El lugar no tenia mucho, solo una pequeña cama, al parecer no muy cómoda, un par de lámparas para iluminar el sitio y una pequeña mesa justo al rincón. Una vez ahí, Sacudí mi cabello para deshacerme del resto de agua y me aproxime hasta la pequeña mesa de noche para tomar la carta que hablaría sobre el joven, mi objetivo.
… Le di lectura en voz baja. Aunque contenía bastantes detalles útiles, uno se mantenía en misterio: Su paradero. Coloque la carta nuevamente sobre la superficie de la mesa y me dirigí hacia el muro, a un lado de la cama. No muy confiado ante las palabras de la dama, tome asiento sobre el piso y me cruce de brazos para descansar. Intentaría dormir, pero mi siempre continua sospecha me haría permanecer alerta. El cansancio agobiaba, pero un sin fin de preguntas continuaban formulándose en mi interior. Quizás mañana podría preguntar a mila y ella sabría un poco más del como podría encontrar al joven Adrian.
Ingrese lentamente en la casa y cerré la puerta tras de mi. Un extraño pero apetitoso aroma llenaba el aire. La estancia parecía agradable a pesar del escaso numero de muebles o decoración. Parecía un lugar calido donde cualquiera podría descansar tranquilamente durante una dura y cansada noche. Frente a una de las puertas, aguardaba y observaba quien parecía ser mi contacto. Le dirigí una mirada tan seria como fría luego de que ella mencionara mi nombre. - Saludos... Respondí mientras daba algunos pasos hacia el centro de la habitación. Ajuste la bufanda sobre mi nariz y boca y me cruce de brazos mientras escuchaba el breve comentario y presentación de la dama quien fijaba su mirada en mis ojos. Al igual que ella lo hacia, sostuve mi mirada sin desviar mi atención.
Olfatee un poco mis ropas luego de su comentario sobre mi aroma. Aunque no era muy desagradable, sin lugar a dudas cualquier lobo o vampiro podría detectarme a varios metros a la redonda. Ese siempre había sido un problema a la hora de mantener el sigilo. Es por eso que prefería encarar a mis oponentes antes que perder el tiempo intentan ganar el factor sorpresa. La mujer se acerco a pequeños pasos hacia mi. Cuando estuvo suficientemente me aparte para que continuara su paso y tomo asiento en una de las sillas a mis espaldas.
- Descuide. No es ninguna ofensa. Asegure para agregar algo a la charla. Para mi gusto, esa mujer daba demasiadas indicaciones. - Baño, cena y a dormir... Hablaba como algún especie de madre o nana. Pocos eran los ánimos para dar la contraria a sus palabras, por lo que seguiría sus "consejos" por ahora, al menos hasta que volviera a partir. - Entendido. Dije para cerrar la conversación.
Si la dama no tenia más que agregar, me retire hacia el lugar donde me esperaba un calido y reconfortante baño. Luego de despojarme de la armadura, las armas y todas mis ropas, sumergí mis pensamientos en el vapor que emanaba la tina. El cansancio en mis músculos se desvanecía poco a poco. Cerré los ojos y me deje envolver por cada una de las ideas que hasta ahora divagaban en mi cabeza. El trayecto hacia el lago seria corto desde aquí. Lo peor del viaje había quedado ya atrás o al menos eso esperaba.
El baño había sido corto. A pesar de todo, no podía sentirme totalmente tranquilo en el lugar. Había comido un poco de aquel platillo que Mila había dejado servido para mi sobre la mesa y me había retirado al cuarto que se me asigno para descansar. El lugar no tenia mucho, solo una pequeña cama, al parecer no muy cómoda, un par de lámparas para iluminar el sitio y una pequeña mesa justo al rincón. Una vez ahí, Sacudí mi cabello para deshacerme del resto de agua y me aproxime hasta la pequeña mesa de noche para tomar la carta que hablaría sobre el joven, mi objetivo.
… Le di lectura en voz baja. Aunque contenía bastantes detalles útiles, uno se mantenía en misterio: Su paradero. Coloque la carta nuevamente sobre la superficie de la mesa y me dirigí hacia el muro, a un lado de la cama. No muy confiado ante las palabras de la dama, tome asiento sobre el piso y me cruce de brazos para descansar. Intentaría dormir, pero mi siempre continua sospecha me haría permanecer alerta. El cansancio agobiaba, pero un sin fin de preguntas continuaban formulándose en mi interior. Quizás mañana podría preguntar a mila y ella sabría un poco más del como podría encontrar al joven Adrian.
Johannes
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Re: Herencia [QUEST]
La madrugada se presentaba calurosa con una suave brisa fresca. El olor a café recién hecho y pan con huevos revueltos inundaba la sala. Mila había tocado la puerta de Johannes con tres golpes secos y contundentes, luego se dedicó a lo suyo mientras le esperaba. Cuando él apareciera el desayuno estaría servido a la luz un mechero y varias velas.
- Espero que haya tenido un descanso decente- ese era su mejor intento de ser cortés. Le señaló un asiento y ella tomó su lugar - Un chico curioso ese Adrian. Diría que se da más lujos de los que debería por su situación, probablemente ahora su vida se haya vuelto a cuadros después de haberse sentido “liberado”, ¿no cree?- la mujer le dio un sorbo a su bebida y miró a Johannes con seriedad.
- La última vez que se le vio fue a las afueras de Sacrestic, viniendo hacia una antigua casa de la familia en el lago. Es territorio vampiro y de la familia de la difunta lo cela a capa y espada. Saben que soy la mano derecha de Heber, por lo que me seguirán. ¿Si me entiende? Después de salir de esa puerta, usted no me conocerá.
Una vez todo dispuesto ella saldría en un caballo tan negro como el averno a todo galope rumbo a Sacrestic.
- Espero que haya tenido un descanso decente- ese era su mejor intento de ser cortés. Le señaló un asiento y ella tomó su lugar - Un chico curioso ese Adrian. Diría que se da más lujos de los que debería por su situación, probablemente ahora su vida se haya vuelto a cuadros después de haberse sentido “liberado”, ¿no cree?- la mujer le dio un sorbo a su bebida y miró a Johannes con seriedad.
- La última vez que se le vio fue a las afueras de Sacrestic, viniendo hacia una antigua casa de la familia en el lago. Es territorio vampiro y de la familia de la difunta lo cela a capa y espada. Saben que soy la mano derecha de Heber, por lo que me seguirán. ¿Si me entiende? Después de salir de esa puerta, usted no me conocerá.
Una vez todo dispuesto ella saldría en un caballo tan negro como el averno a todo galope rumbo a Sacrestic.
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Describe un lugar en donde encuentres al joven e intenta aproximártele
Thorn
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Re: Herencia [QUEST]
No estaba seguro de la hora. El sol aun no se colaba entre las cortinas y ni un ave mantenía su canto en el cielo. Extrañas imágenes llenaban mi cabeza y aunque había podido dormir adecuadamente, algo me mantenía intranquilo. La noche había pasado como si de un parpadeo el mundo hubiese dado un gran salto y las horas hubiesen pasado más rápido. Breves y secos golpes a la madera regresaron mi estado de alerta. No hubo necesidad de un segundo intento o algunas palabras para lograr el cometido. Me puse de pie y estire mis extremidades para prepararme a salir.
Salí silenciosamente de la habitación y me uní a la pequeña mesa donde el desayuno estaba servido y mi anfitriona aguardaba con una inexpresiva mirada. - Así fue. Dije para responder sus palabras. Tome asiento frente a ella e intente ingerir los alimentos que me ofrecía. Mientras comía, ella externaba algunos comentarios sobre el joven Adrian. No era un tema para el cual tuviese mucho que decir, en realidad, ignoraba un poco los motivos del porque de su comportamiento. Lo único que me importaba era cumplir con el objetivo encomendado. Si aquel joven se rehusaba a acompañarme hasta Lunargenta, estaba dispuesto a recurrir a métodos poco pasivos para lograr mi cometido. Contaba con una amplia selección de artilugios que facilitarían mi trabajo. - Si busca escuchar mi opinión, se ha conferido demasiado poder. No sabe como mejarlo... Hice una pequeña pausa para dar un sorbo a mi café. - Para su padre, es solo un crió perdido y para mi... Es mi objetivo... Mencione con aquel tono frío y desinteresado, característico en mi hablar, esperando ser claro.
Continué con aquel ritual sereno y poco efusivo para alimentarme, mientras Mila continuaba su charla. En aquellas palabras me había dado una buena pista e idea para comenzar con mi búsqueda, no habría más preguntas que tuviera que hacer. - Lo entiendo muy bien. Respondí mientras ingería el ultimo bocado.
Sin más que agregar, todo estaba listo para seguir. Mila salio de prisa y luego de montar su caballo, el galope del equino se hizo cada vez menos susceptible al oído. Se había alejado rápidamente. El lugar quedo envuelto en un completo silencio. Mi vista se mantuvo fija en la nada mientras mi cuerpo parecía mantenerse sumergido en un largo y paralizante transe. Eleve la mirada de golpe y me levante de la silla. Ahora era mi turno. Ajuste mis guates y acomode las katares sobre mi cintura. Salí al encuentro de mi nuevo compañero, un gran ejemplar que se encargaría de llevarme hasta las proximidades del lago. Monté al lomo del caballo y comenzamos la marcha.
Mientras galopábamos, La luz del día finalmente despuntaba tras él horizonte, dando una maravillosa visión en una majestuosa fusión entre el azul y el naranja. Ahora el bosque parecía lleno de vida ante el fino roció que proporcionaba un reconfortante aroma a hierva mojada. La brisa matutina refrescaba mi rostro y proporcionaba un extra para levantar fuerzas y ánimos.
Era un poco más del medio día. Me había acercado bastante a Sacrestic Ville, pero no había ingresado a la ciudad. Me había dejado llevar por las indicaciones de Mila y en vez de eso, dirigí los pasos del caballo hacia las afueras de la ciudad, cerca del lago. Una vez ahí, encontré lo que parecía ser un pequeño sendero que atravesaba ambos lugares. Al juzgar por la escasa hierva que crecía sobre el sendero, era muy probable que se mantuviera bajo un transito considerablemente constante. Si debía apostar a algún sitio, entonces era este. Me aleje un poco del camino para atar al caballo a la fuerte rama de un árbol y regrese para tomar asiento a un lado del camino, mientras me mantenía a la espera de alguien. Mire hacia el cielo para cerciorarme de la posición del sol. Mientras el cielo se mantuviera iluminado, no tendría problemas con los vampiros de la zona.
Solo un pequeño y estrecho camino de polvo y tierra, rodeado de grandes árboles y algunos frondosos arbustos que lo envolvían en un peculiar misterio.
Los segundos corrieron y se convirtieron en minutos. Los minutos transcurrieron y se transformaron en horas. Ningún ser vivo, a excepción de algunas liebres y aves, había atravesado el camino. - Quizás fue mala idea... Susurre ante las circunstancias. A pesar de mi basta paciencia, el sol se ocultaría pronto y este no era el mejor lugar para mantener mi posición. Justo cuando creí que el día se vería perdido, pude escuchar algunos pasos acercándose. Alguien tarareaba una melodía mientras su proximidad era cada vez mayor. Eche un vistazo para averiguar de quien o que se trataba. Era un joven, un joven idéntico o por lo menos muy parecido a la descripción en la carta de Mila. Si realmente se trataba del joven Adrian, entonces toda la espera habría valido la pena.
Ahora, primeramente debía asegurarme de que realmente era él. En otro trabajo, simplemente me habría acercado sin decir una sola palabra y así de repente, habría rajado su cuello de lado a lado para concluir el encargo, pero ahora era diferente. La aniquilación no era mi objetivo, por lo que intentaría una breve presentación y la averiguación de su identidad. Salí de prisa de los arbustos, esperando no levantar sospechas y me quede parado en medio del camino mientras el joven se acercaba. - Saludos buen joven... Dije con una falsa sonrisa en mi rostro. Como en muchos de mis trabajos, debía adaptarme y entrar en el papel de una persona amable. - Vera, estoy un poco perdido, ¿puede indicarme como puedo llegar a Sacrestic Ville? se lo agradecería mucho joven... Pause un momento mientras balbuceaba. ¿Cual es su nombre? Pregunte antes de que pudiera responder a mi cuestión anterior. Si el joven caía fácilmente, respondería de inmediato y si no... Bueno... ya me las arreglaría.
Salí silenciosamente de la habitación y me uní a la pequeña mesa donde el desayuno estaba servido y mi anfitriona aguardaba con una inexpresiva mirada. - Así fue. Dije para responder sus palabras. Tome asiento frente a ella e intente ingerir los alimentos que me ofrecía. Mientras comía, ella externaba algunos comentarios sobre el joven Adrian. No era un tema para el cual tuviese mucho que decir, en realidad, ignoraba un poco los motivos del porque de su comportamiento. Lo único que me importaba era cumplir con el objetivo encomendado. Si aquel joven se rehusaba a acompañarme hasta Lunargenta, estaba dispuesto a recurrir a métodos poco pasivos para lograr mi cometido. Contaba con una amplia selección de artilugios que facilitarían mi trabajo. - Si busca escuchar mi opinión, se ha conferido demasiado poder. No sabe como mejarlo... Hice una pequeña pausa para dar un sorbo a mi café. - Para su padre, es solo un crió perdido y para mi... Es mi objetivo... Mencione con aquel tono frío y desinteresado, característico en mi hablar, esperando ser claro.
Continué con aquel ritual sereno y poco efusivo para alimentarme, mientras Mila continuaba su charla. En aquellas palabras me había dado una buena pista e idea para comenzar con mi búsqueda, no habría más preguntas que tuviera que hacer. - Lo entiendo muy bien. Respondí mientras ingería el ultimo bocado.
Sin más que agregar, todo estaba listo para seguir. Mila salio de prisa y luego de montar su caballo, el galope del equino se hizo cada vez menos susceptible al oído. Se había alejado rápidamente. El lugar quedo envuelto en un completo silencio. Mi vista se mantuvo fija en la nada mientras mi cuerpo parecía mantenerse sumergido en un largo y paralizante transe. Eleve la mirada de golpe y me levante de la silla. Ahora era mi turno. Ajuste mis guates y acomode las katares sobre mi cintura. Salí al encuentro de mi nuevo compañero, un gran ejemplar que se encargaría de llevarme hasta las proximidades del lago. Monté al lomo del caballo y comenzamos la marcha.
Mientras galopábamos, La luz del día finalmente despuntaba tras él horizonte, dando una maravillosa visión en una majestuosa fusión entre el azul y el naranja. Ahora el bosque parecía lleno de vida ante el fino roció que proporcionaba un reconfortante aroma a hierva mojada. La brisa matutina refrescaba mi rostro y proporcionaba un extra para levantar fuerzas y ánimos.
Era un poco más del medio día. Me había acercado bastante a Sacrestic Ville, pero no había ingresado a la ciudad. Me había dejado llevar por las indicaciones de Mila y en vez de eso, dirigí los pasos del caballo hacia las afueras de la ciudad, cerca del lago. Una vez ahí, encontré lo que parecía ser un pequeño sendero que atravesaba ambos lugares. Al juzgar por la escasa hierva que crecía sobre el sendero, era muy probable que se mantuviera bajo un transito considerablemente constante. Si debía apostar a algún sitio, entonces era este. Me aleje un poco del camino para atar al caballo a la fuerte rama de un árbol y regrese para tomar asiento a un lado del camino, mientras me mantenía a la espera de alguien. Mire hacia el cielo para cerciorarme de la posición del sol. Mientras el cielo se mantuviera iluminado, no tendría problemas con los vampiros de la zona.
Solo un pequeño y estrecho camino de polvo y tierra, rodeado de grandes árboles y algunos frondosos arbustos que lo envolvían en un peculiar misterio.
Los segundos corrieron y se convirtieron en minutos. Los minutos transcurrieron y se transformaron en horas. Ningún ser vivo, a excepción de algunas liebres y aves, había atravesado el camino. - Quizás fue mala idea... Susurre ante las circunstancias. A pesar de mi basta paciencia, el sol se ocultaría pronto y este no era el mejor lugar para mantener mi posición. Justo cuando creí que el día se vería perdido, pude escuchar algunos pasos acercándose. Alguien tarareaba una melodía mientras su proximidad era cada vez mayor. Eche un vistazo para averiguar de quien o que se trataba. Era un joven, un joven idéntico o por lo menos muy parecido a la descripción en la carta de Mila. Si realmente se trataba del joven Adrian, entonces toda la espera habría valido la pena.
Ahora, primeramente debía asegurarme de que realmente era él. En otro trabajo, simplemente me habría acercado sin decir una sola palabra y así de repente, habría rajado su cuello de lado a lado para concluir el encargo, pero ahora era diferente. La aniquilación no era mi objetivo, por lo que intentaría una breve presentación y la averiguación de su identidad. Salí de prisa de los arbustos, esperando no levantar sospechas y me quede parado en medio del camino mientras el joven se acercaba. - Saludos buen joven... Dije con una falsa sonrisa en mi rostro. Como en muchos de mis trabajos, debía adaptarme y entrar en el papel de una persona amable. - Vera, estoy un poco perdido, ¿puede indicarme como puedo llegar a Sacrestic Ville? se lo agradecería mucho joven... Pause un momento mientras balbuceaba. ¿Cual es su nombre? Pregunte antes de que pudiera responder a mi cuestión anterior. Si el joven caía fácilmente, respondería de inmediato y si no... Bueno... ya me las arreglaría.
Johannes
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Re: Herencia [QUEST]
El chico se volteó súbitamente al escuchar a Johannes aparecer y antes de darse cuenta ya tenía su espada en mano, apuntando peligrosamente al cuello del asesino aunque a varios pasos de distancia. En sus ojos no había miedo sino resignación. Saludos buen hombre le respondería con una reverencia informal con su cabeza, bajando tan solo un poco el arma. Parecía muy desconfiado acerca de este nuevo desconocido.
El chico pareció tensar más su estanza cuando se le pidió dar su nombre, más sin embargo le sonrió fríamente dando un paso hacia atrás, señalando hacia el Oeste. Sacrestic está a no menos de un día. Pero la oscuridad acecha y a no ser que sea un vampiro le sugiero que se mantenga al margen de los caminos. Hizo una pausa premeditada para luego apuntar al cielo, donde algunas estrellas comenzaban a superponerse a la claridad del cielo Si sigue el camino de las estrellas más fuertes encontrará la casa de una anciana que tiene su casa repleta de ajos sonrió con malicia. Apuntaba hacia casa de Mila por algún motivo.
¿Adrian? llamaría una voz desde tras unos arbustos, los que se empezaron a mover, indicando la proximidad de alguien de estatura alta No vas a adivinar lo que dicen mis contactos… cuando no escuchó respuesta alguna cortó las ramas que se interponían entre él y el joven con su gran hacha y se interpuso entre Johannes y el joven. Apartaos infiel. Aquél que quiera tomar la vida de mi amo morirá en el intento
La piel del hombre era muy pálida, sus ojos estaban envueltos en negros sacos. Parecía en la mitad de sus treinta, musculado, llevaba un pantalón y botas. El resto del cuerpo al descubierto. Su cabello había sido rapado y no había seña de ningún otro tipo de vello en él. Miraba a Johannes con la frialdad de un asesino. Adrian le puso una mano en el hombro y éste pareció destensarse apenas un poco. Hablad impío y quizás vuestra alma halle la paz cuando vuestro cuerpo sea tomado por el filo de mi arma. ¿Os ha enviado lord Jester? ¿La familia de él? ¿O un tercero? su tono mostraba interés y poca paciencia. A la menor de las insinuaciones atacaría de frente.
El chico pareció tensar más su estanza cuando se le pidió dar su nombre, más sin embargo le sonrió fríamente dando un paso hacia atrás, señalando hacia el Oeste. Sacrestic está a no menos de un día. Pero la oscuridad acecha y a no ser que sea un vampiro le sugiero que se mantenga al margen de los caminos. Hizo una pausa premeditada para luego apuntar al cielo, donde algunas estrellas comenzaban a superponerse a la claridad del cielo Si sigue el camino de las estrellas más fuertes encontrará la casa de una anciana que tiene su casa repleta de ajos sonrió con malicia. Apuntaba hacia casa de Mila por algún motivo.
¿Adrian? llamaría una voz desde tras unos arbustos, los que se empezaron a mover, indicando la proximidad de alguien de estatura alta No vas a adivinar lo que dicen mis contactos… cuando no escuchó respuesta alguna cortó las ramas que se interponían entre él y el joven con su gran hacha y se interpuso entre Johannes y el joven. Apartaos infiel. Aquél que quiera tomar la vida de mi amo morirá en el intento
La piel del hombre era muy pálida, sus ojos estaban envueltos en negros sacos. Parecía en la mitad de sus treinta, musculado, llevaba un pantalón y botas. El resto del cuerpo al descubierto. Su cabello había sido rapado y no había seña de ningún otro tipo de vello en él. Miraba a Johannes con la frialdad de un asesino. Adrian le puso una mano en el hombro y éste pareció destensarse apenas un poco. Hablad impío y quizás vuestra alma halle la paz cuando vuestro cuerpo sea tomado por el filo de mi arma. ¿Os ha enviado lord Jester? ¿La familia de él? ¿O un tercero? su tono mostraba interés y poca paciencia. A la menor de las insinuaciones atacaría de frente.
Thorn
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Re: Herencia [QUEST]
El viento, que hace algunos minutos jugaba entre la hierva y las hojas de los árboles, pareció enmudecer ante el sonido del blandir de la hoja del joven Adrian. - Imprudente... Fue la primera impresión que tuve sobre el muchacho. Los rayos del sol matizaban en el horizonte. Las nubes parecían incendiarse mientras surcaban el claro cielo que pronto daría la bienvenida al anochecer. Los grillos silbaban sus confusas y poco estéticas melodías mientras la quietud se mantenía constante sobre el páramo. El muchacho frente a mi, a pesar de su corta edad, se mantenía firme y seguro, como si estuviese rodeado por algún tipo de garantía oculta.
A pesar de todo, había contestado a mi saludo y aunque no era lo que esperaba, respondió a mi pregunta. Levante las manos lentamente y puse en clara visión las palmas vacías de mis manos. - Tranquilícese. Pedí con una benevolente sonrisa. - Supongo que usted estará bien preparado ¿no es asi? Agregue en respuesta a su advertencia sobre la noche y el riesgo que conllevaba permanecer cerca de los caminos. - ¿Ajos? Reí sutilmente mientras volvía a bajar las manos y las colocaba a los costados. - No será necesario. Di medio paso hacia el joven quien hasta ahora mantenía su distancia. - No respondió mi segunda pregunta... Planeaba acercarme lo más que pudiera hacia él. Si el muchacho se mostraba hostil, entonces quizás todo se volvería más sencillo.
Antes de que continuara mi avance, algunos ruidos seguidos por una grave voz rompieron el silencio que nos rodeaba. Aparentemente llamaban al muchacho. Ahora mis sospechas estaban confirmadas. Frente a mi, con aquella absurda sonrisa, se erguía mi objetivo. El sujeto que salía de los arbustos parecía no saber lo que sucedía. Cuado finalmente pudo notar que algo no ocurría normalmente, ceso sus palabras y salio en la búsqueda de Adrian.
La presencia del hombre parecía algo imponente. Si mis prejuicios no se equivocaban, podría decir con seguridad que no se trataba de un humano, pues la palidez en su piel y aquel brillo muerto en sus ojos no me expresaban algo distinto a oscuridad. Cualquiera que se encontrara frente a frente con él se sentiría amenazado de inmediato, incluso su mirar demandaba temor y respeto. El hombre se interpuso entre mi y el joven Adrian, insinuando acusaciones mal fundamentadas y amenazando sin tregua a cualquiera que intentase acercarse. - ¿Tu amo? Pregunte, alzando una ceja. Parecía que el sujeto estaba empeñado en repeler mi presencia y hacerme dar la vuelta para retirarme de inmediato, pero no lo haría. No retrocedí un solo paso ante su intromisión. Ya antes, en varias ocasiones, había estado frente a frente ante la muerte encarnada. Podría manejar este peculiar encuentro.
- Sus sospechas son correctas, aunque no del todo cercanas a la verdad. Me cruce de brazos mientras ignoraba al imponente sujeto.- Ni el tal lord Jester ni su familia. Respondí, dejando un claro margen de sospecha ante mis palabras. - No he venido a tomar la vida de nadie, no pretendo hacerlo... Asegure, esta vez mirando a ambos. - ... No quiero dirigirme a alguien que no sea usted. Aparte a su... "Sirviente" y podremos conversarlo de manera formal. El tono de mi voz era claro y sincero. - Si una respuesta inmediata es lo que busca, debe acompañarme a la ciudad amurallada de Lunargenta. Su seguridad será mi prioridad. Estire la mano hacia el joven ofreciéndola como si se tratara de un pacto o acuerdo.
Con la otra mano descubrí mi rostro que se mantenía con un semblante sereno. Di una mirada rápida y furtiva hacia el cielo. Algunos rayos de luz aun nos acompañaban. Si la necedad del par de sujetos era poca, podríamos estar en el Tymer al amanecer, pero si sus planes fuesen otros, entonces habría que esperar cualquier cosa. Me mantuve a la espera ante cualquier respuesta que pudieran ofrecerme, a la vez que me mantuve alerta ante cualquier intento siniestro por parte del agresivo sujeto.
A pesar de todo, había contestado a mi saludo y aunque no era lo que esperaba, respondió a mi pregunta. Levante las manos lentamente y puse en clara visión las palmas vacías de mis manos. - Tranquilícese. Pedí con una benevolente sonrisa. - Supongo que usted estará bien preparado ¿no es asi? Agregue en respuesta a su advertencia sobre la noche y el riesgo que conllevaba permanecer cerca de los caminos. - ¿Ajos? Reí sutilmente mientras volvía a bajar las manos y las colocaba a los costados. - No será necesario. Di medio paso hacia el joven quien hasta ahora mantenía su distancia. - No respondió mi segunda pregunta... Planeaba acercarme lo más que pudiera hacia él. Si el muchacho se mostraba hostil, entonces quizás todo se volvería más sencillo.
Antes de que continuara mi avance, algunos ruidos seguidos por una grave voz rompieron el silencio que nos rodeaba. Aparentemente llamaban al muchacho. Ahora mis sospechas estaban confirmadas. Frente a mi, con aquella absurda sonrisa, se erguía mi objetivo. El sujeto que salía de los arbustos parecía no saber lo que sucedía. Cuado finalmente pudo notar que algo no ocurría normalmente, ceso sus palabras y salio en la búsqueda de Adrian.
La presencia del hombre parecía algo imponente. Si mis prejuicios no se equivocaban, podría decir con seguridad que no se trataba de un humano, pues la palidez en su piel y aquel brillo muerto en sus ojos no me expresaban algo distinto a oscuridad. Cualquiera que se encontrara frente a frente con él se sentiría amenazado de inmediato, incluso su mirar demandaba temor y respeto. El hombre se interpuso entre mi y el joven Adrian, insinuando acusaciones mal fundamentadas y amenazando sin tregua a cualquiera que intentase acercarse. - ¿Tu amo? Pregunte, alzando una ceja. Parecía que el sujeto estaba empeñado en repeler mi presencia y hacerme dar la vuelta para retirarme de inmediato, pero no lo haría. No retrocedí un solo paso ante su intromisión. Ya antes, en varias ocasiones, había estado frente a frente ante la muerte encarnada. Podría manejar este peculiar encuentro.
- Sus sospechas son correctas, aunque no del todo cercanas a la verdad. Me cruce de brazos mientras ignoraba al imponente sujeto.- Ni el tal lord Jester ni su familia. Respondí, dejando un claro margen de sospecha ante mis palabras. - No he venido a tomar la vida de nadie, no pretendo hacerlo... Asegure, esta vez mirando a ambos. - ... No quiero dirigirme a alguien que no sea usted. Aparte a su... "Sirviente" y podremos conversarlo de manera formal. El tono de mi voz era claro y sincero. - Si una respuesta inmediata es lo que busca, debe acompañarme a la ciudad amurallada de Lunargenta. Su seguridad será mi prioridad. Estire la mano hacia el joven ofreciéndola como si se tratara de un pacto o acuerdo.
Con la otra mano descubrí mi rostro que se mantenía con un semblante sereno. Di una mirada rápida y furtiva hacia el cielo. Algunos rayos de luz aun nos acompañaban. Si la necedad del par de sujetos era poca, podríamos estar en el Tymer al amanecer, pero si sus planes fuesen otros, entonces habría que esperar cualquier cosa. Me mantuve a la espera ante cualquier respuesta que pudieran ofrecerme, a la vez que me mantuve alerta ante cualquier intento siniestro por parte del agresivo sujeto.
Última edición por Johannes el Mar Nov 18 2014, 20:44, editado 1 vez
Johannes
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Re: Herencia [QUEST]
El joven observaba a Johannes entre curioso y entretenido, pero jamás había relajado su posición que mantuvo desde el primer momento del encuentro. El hombre que recién había llegado se mostraba tenso y alerta, algunos de los músculos de sus brazos y abdomen se movían de forma involuntaria y con bastante violencia. Asintió una sola vez rápido y firme ante la pregunta del desconocido pero no dio más explicación. Tanto Adrian como su compañero intercambiaron miradas cuando escucharon que el desconocido no pretendía tomar ninguna vida.
-Le apartaré, pero no porque usted lo demande, sino porque es mi voluntad- le respondió el joven, haciendo sutilmente a su acompañante hacia un costado y posicionándose hombro a hombro con él. Ante la incrédula mirada furibunda de éste, el joven simplemente se encogió de hombros y dijo - Amhuj, esto es nuevo. Vamos a ver de qué se trata- una sonrisa confiada se resbaló entre sus labios mientras se volvía hacia el de los blancos cabellos para prestarle atención.
Si no pertenece a ninguna facción y no nos conocemos- hizo una pausa como olfateándolo, aprehendiéndole exhaustivamente -Porque estoy seguro de ello, entonces… ¿por qué mi seguridad es su prioridad?- un gesto burlón se pintaba entre sus facciones, tocó con el codo a su gran guardián y dejó que el desconocido respondiera. Luego de un tiempo prudencial continuó, con su cara fresca y lavada. - Mi protector es Amhuj y sólo el es necesario y suficiente para mi protección- entrecerró los ojos y enfundó su espada.
Y si cree que le vamos a acompañar, deberá saber que no es la situación. - Palmeó el alto hombro de su compañero y éste guardó su arma. Ambos se dieron la media vuelta, pero estaba claro que no dejaban de cuidar los movimientos del humano. -Supongo que no eres un mal tipo. ¿Por qué no nos acompañas en la casa? Es lo suficientemente grande para que entremos los tres. Podrás irte en cuanto despunte el amanecer- Su voz parecía sincera, aunque parecía disfrutar de un chiste interno.
-Le apartaré, pero no porque usted lo demande, sino porque es mi voluntad- le respondió el joven, haciendo sutilmente a su acompañante hacia un costado y posicionándose hombro a hombro con él. Ante la incrédula mirada furibunda de éste, el joven simplemente se encogió de hombros y dijo - Amhuj, esto es nuevo. Vamos a ver de qué se trata- una sonrisa confiada se resbaló entre sus labios mientras se volvía hacia el de los blancos cabellos para prestarle atención.
Si no pertenece a ninguna facción y no nos conocemos- hizo una pausa como olfateándolo, aprehendiéndole exhaustivamente -Porque estoy seguro de ello, entonces… ¿por qué mi seguridad es su prioridad?- un gesto burlón se pintaba entre sus facciones, tocó con el codo a su gran guardián y dejó que el desconocido respondiera. Luego de un tiempo prudencial continuó, con su cara fresca y lavada. - Mi protector es Amhuj y sólo el es necesario y suficiente para mi protección- entrecerró los ojos y enfundó su espada.
Y si cree que le vamos a acompañar, deberá saber que no es la situación. - Palmeó el alto hombro de su compañero y éste guardó su arma. Ambos se dieron la media vuelta, pero estaba claro que no dejaban de cuidar los movimientos del humano. -Supongo que no eres un mal tipo. ¿Por qué no nos acompañas en la casa? Es lo suficientemente grande para que entremos los tres. Podrás irte en cuanto despunte el amanecer- Su voz parecía sincera, aunque parecía disfrutar de un chiste interno.
Primero que nada, siento no haber podido postear antes, en esta semana los turnos se alterarán, el martes no tendrás la obligación de postear y yo te responderé en cuanto tu lo hagas para recuperar el turno.
Si decides acompañarle, encontrarás una casa de dos pisos amplia. Describela. En su interior habrá una fiesta loca de jóvenes
Thorn
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Re: Herencia [QUEST]
Mi mano había quedado tendida sin recibir respuesta alguna por parte del joven Adrian. Hice lo más sensato y recupere mi brazo para dejarlo en su posición natural, a mi costado. A pesar de esto, el joven había apartado a su gran compañero tal como yo lo prefería. Si hubiese tenido que dar una sola explicación a ese sujeto, probablemente solo habría perdido mi tiempo o habría que repetir cada frase como si se tratara de una pared. Aunque Adrian continuaba con su desinteresado papel, un poco de confianza afloraba segundo a segundo en nuestra conversación.
El misterio asomo a través de sus palabras. ¿A que se refería con "facción"? Al juzgar por los hechos, había más de una persona buscando a este niño bajo motivos que desconocía. Quizás habría causado problemas o simplemente mantenían asuntos pendientes con él. Fuese lo que fuese, no debía importarme. Lo único por lo que debía preocuparme es en cumplir con el encargo del que se hacia llamar mi cliente, y en los métodos que utilizaría para llevar a cabo mi cometido. Pensé rápidamente en alguna respuesta para su cuestionamiento, algo que no creara conflicto y provocara una retirada forzada a partir de este punto. - Supongo que no tengo motivos aparentes... Mencione, dándole una total razón sobre sus sospechas. ... Pero no es que las necesite. Si decide ir conmigo, llegara sano y salvo hasta Lunargenta. Mire de reojo al alto y fornido sujeto que le acompañaba. Quizás ninguno de los dos estaría tranquilo ante la idea de separarse. - Supongo que este hombre puede venir con nosotros también, no habría problema alguno. El encargo solo hablaba del joven Adrian, pero usaría cualquier cosa me sirviera para persuadir al muchacho en mi petición por acompañarme.
La respuesta que obtuve, nada fue satisfactoria. El joven había sido tajante con une breve respuesta: No pretendía acompañarme. Ni siquiera había dado un breve margen por la esperanza de un cambio de ideas. Lo había dejado muy claro. Cubrí nuevamente mi rostro con la bufanda y mis labios dibujaron una clara muestra de disgusto que ellos no pudieron apreciar. - Que lastima... Mi mano, con un gran sigilo y maestría se dirigió hacia uno de los bolsillos en mi cintura. El movimiento fue disfrazado por un movimiento de simple tranquilidad. Ambos dieron media vuelta, aparentando ignorarme por completo, pero antes de que pudiera hacer cualquier cosa, El joven de cabello ondulado volvió a tomar la palabra y me invito a seguirlos hasta su hogar. ¿Hablaba en serio? ahora conocía mis intenciones pero aun así lo había hecho. volví a tomar una compostura calmada. mi mano ya no se encontraba en contacto con una de mis armas. - Supongo que estará bien... respondí brevemente.
Podría continuar de este modo, al menos hasta averiguar una forma de llevar a Adrian conmigo sin la necesidad de comenzar una riña. No sabia de lo que era capaz su guardián, pero evitaría tomar cualquier riesgo innecesario. Si para la mañana el chico se mantenía firme en su decisión, le haría saber que yo no partiría de regreso con las manos vacías.
Mientras caminábamos, el chico y su guardián avanzaban muy de cerca mientras intercambiaban miradas y de vez en cuando susurraban palabras las cuales me fue imposible escuchar. No podía hacer nada más que sentirme un poco molesto ante su actuar de tan mal gusto. Los seguí a través del desolado sendero que se internaba cada vez más en la arboleda mientras mantenía una distancia prudente. El sol se había ocultado tras el horizonte y el numero de estrellas en el firmamento aumentada a cada minuto. Ahora era difícil el percibir el lugar donde apoyaba los pies.
Luego de algunos minutos, llegamos a un claro donde podría ser apreciada una gran casa con un aspecto que, aunque un poco descuidado, se erguía espléndidamente en medio de la nada. El hogar era rodeado por una modesta muralla que serviría para mantener alejados a los curiosos o a cualquier indeseado. Adrian y su hombre continuaron avanzando, pasando por debajo de un par de estructuras monolíticas y un pequeño arco que fungía como la puerta de entrada. Ingresamos a lo que parecía ser un pequeño patio que antecedía a la puerta principal del hogar. No pude evitar notar lo descuidado que se mantenía el césped y las flores que crecían desmesuradamente en el terreno sin ningún tipo de cuidado.
Gracias a mi distracción, no pude percatarme del momento en el que el muchacho y el gran sujeto habían desaparecido tras la puerta que aparentemente habían dejado abierta para que yo ingresara. Era claro que no contaban con un sentido de la cortesía aunque tampoco es que yo hubiese esperado una invitación formal para entrar. Antes de ingresar, quería echar un vistazo al lugar donde se suponía pasaría la noche. Se suponía esta seria la casa de la madre fallecida del joven. Sin lugar a dudas en sus manos había quedado una propiedad extensa y por de más elegante. La fachada era típica, bastante similar a cualquiera que se pudiese encontrar en Sacrestic y sus al rededores. Los colores que decoraban los muros se mantenían oscuros pero eso no evitaba que el lugar poseyera cierto encanto.
Sin más preámbulo, me dirigí hasta la entrada, ingrese y cerré la puerta tras de mi. El lugar contaba con un amplio recibidor decorado con algunos lienzos tejidos a mano y una vieja pero elegante alfombra en medio de la habitación. Justo en el centro, en el otro extremo, yacía una gran escalera de madera con un fino acabado que se dividía en dos secciones que conducían hasta las habitaciones superiores de la casa. A los lados, dos puertas. Una de ellas se mantenía cerrada, Aunque estaba confeccionada con madera y un bello cristal tallado, no podía ver lo se escondía tras ella y o que clase de habitación podría contener. La otra de ellas, se mantenía abierta, como si me ofreciera alguna clase de invitación. De su interior emanaba una adecuada y calida iluminación a través de un pequeño pasillo y al final de este, una multitud de voces y risas podrían ser escuchadas.
Sin tener dudas de a donde debía dirigirme, camine lentamente para acercarme a la habitación tras el pasillo. El ruido de voces distintas se hacían mayores a cada paso. Debía mantenerme alerta y proceder con cuidado en caso de una emboscada. Una vez que gire en la esquina al final del pasillo, me encontré con algo que no había esperado. Me quede parado en medio de aquel desastre, casi petrificado. Un montón de jóvenes, algunos bastante ebrios, charlaban, reían, compartían la bebida y hacia muestra de la más ridícula de su fanfarronería. Varios muebles destrozados se esparcían por distintos sitios de la costosa y ya bastante sucia alfombra. Al parecer ninguno de ellos se había percatado aun de mi presencia, pero no tardarían mucho en hacerlo. Avance por la habitación ignorando sus sorprendidas y confusas miradas ante mi aparición. Buscaba al joven Adrian en medio de ese molesto barullo.
El misterio asomo a través de sus palabras. ¿A que se refería con "facción"? Al juzgar por los hechos, había más de una persona buscando a este niño bajo motivos que desconocía. Quizás habría causado problemas o simplemente mantenían asuntos pendientes con él. Fuese lo que fuese, no debía importarme. Lo único por lo que debía preocuparme es en cumplir con el encargo del que se hacia llamar mi cliente, y en los métodos que utilizaría para llevar a cabo mi cometido. Pensé rápidamente en alguna respuesta para su cuestionamiento, algo que no creara conflicto y provocara una retirada forzada a partir de este punto. - Supongo que no tengo motivos aparentes... Mencione, dándole una total razón sobre sus sospechas. ... Pero no es que las necesite. Si decide ir conmigo, llegara sano y salvo hasta Lunargenta. Mire de reojo al alto y fornido sujeto que le acompañaba. Quizás ninguno de los dos estaría tranquilo ante la idea de separarse. - Supongo que este hombre puede venir con nosotros también, no habría problema alguno. El encargo solo hablaba del joven Adrian, pero usaría cualquier cosa me sirviera para persuadir al muchacho en mi petición por acompañarme.
La respuesta que obtuve, nada fue satisfactoria. El joven había sido tajante con une breve respuesta: No pretendía acompañarme. Ni siquiera había dado un breve margen por la esperanza de un cambio de ideas. Lo había dejado muy claro. Cubrí nuevamente mi rostro con la bufanda y mis labios dibujaron una clara muestra de disgusto que ellos no pudieron apreciar. - Que lastima... Mi mano, con un gran sigilo y maestría se dirigió hacia uno de los bolsillos en mi cintura. El movimiento fue disfrazado por un movimiento de simple tranquilidad. Ambos dieron media vuelta, aparentando ignorarme por completo, pero antes de que pudiera hacer cualquier cosa, El joven de cabello ondulado volvió a tomar la palabra y me invito a seguirlos hasta su hogar. ¿Hablaba en serio? ahora conocía mis intenciones pero aun así lo había hecho. volví a tomar una compostura calmada. mi mano ya no se encontraba en contacto con una de mis armas. - Supongo que estará bien... respondí brevemente.
Podría continuar de este modo, al menos hasta averiguar una forma de llevar a Adrian conmigo sin la necesidad de comenzar una riña. No sabia de lo que era capaz su guardián, pero evitaría tomar cualquier riesgo innecesario. Si para la mañana el chico se mantenía firme en su decisión, le haría saber que yo no partiría de regreso con las manos vacías.
Mientras caminábamos, el chico y su guardián avanzaban muy de cerca mientras intercambiaban miradas y de vez en cuando susurraban palabras las cuales me fue imposible escuchar. No podía hacer nada más que sentirme un poco molesto ante su actuar de tan mal gusto. Los seguí a través del desolado sendero que se internaba cada vez más en la arboleda mientras mantenía una distancia prudente. El sol se había ocultado tras el horizonte y el numero de estrellas en el firmamento aumentada a cada minuto. Ahora era difícil el percibir el lugar donde apoyaba los pies.
Luego de algunos minutos, llegamos a un claro donde podría ser apreciada una gran casa con un aspecto que, aunque un poco descuidado, se erguía espléndidamente en medio de la nada. El hogar era rodeado por una modesta muralla que serviría para mantener alejados a los curiosos o a cualquier indeseado. Adrian y su hombre continuaron avanzando, pasando por debajo de un par de estructuras monolíticas y un pequeño arco que fungía como la puerta de entrada. Ingresamos a lo que parecía ser un pequeño patio que antecedía a la puerta principal del hogar. No pude evitar notar lo descuidado que se mantenía el césped y las flores que crecían desmesuradamente en el terreno sin ningún tipo de cuidado.
Gracias a mi distracción, no pude percatarme del momento en el que el muchacho y el gran sujeto habían desaparecido tras la puerta que aparentemente habían dejado abierta para que yo ingresara. Era claro que no contaban con un sentido de la cortesía aunque tampoco es que yo hubiese esperado una invitación formal para entrar. Antes de ingresar, quería echar un vistazo al lugar donde se suponía pasaría la noche. Se suponía esta seria la casa de la madre fallecida del joven. Sin lugar a dudas en sus manos había quedado una propiedad extensa y por de más elegante. La fachada era típica, bastante similar a cualquiera que se pudiese encontrar en Sacrestic y sus al rededores. Los colores que decoraban los muros se mantenían oscuros pero eso no evitaba que el lugar poseyera cierto encanto.
Sin más preámbulo, me dirigí hasta la entrada, ingrese y cerré la puerta tras de mi. El lugar contaba con un amplio recibidor decorado con algunos lienzos tejidos a mano y una vieja pero elegante alfombra en medio de la habitación. Justo en el centro, en el otro extremo, yacía una gran escalera de madera con un fino acabado que se dividía en dos secciones que conducían hasta las habitaciones superiores de la casa. A los lados, dos puertas. Una de ellas se mantenía cerrada, Aunque estaba confeccionada con madera y un bello cristal tallado, no podía ver lo se escondía tras ella y o que clase de habitación podría contener. La otra de ellas, se mantenía abierta, como si me ofreciera alguna clase de invitación. De su interior emanaba una adecuada y calida iluminación a través de un pequeño pasillo y al final de este, una multitud de voces y risas podrían ser escuchadas.
Sin tener dudas de a donde debía dirigirme, camine lentamente para acercarme a la habitación tras el pasillo. El ruido de voces distintas se hacían mayores a cada paso. Debía mantenerme alerta y proceder con cuidado en caso de una emboscada. Una vez que gire en la esquina al final del pasillo, me encontré con algo que no había esperado. Me quede parado en medio de aquel desastre, casi petrificado. Un montón de jóvenes, algunos bastante ebrios, charlaban, reían, compartían la bebida y hacia muestra de la más ridícula de su fanfarronería. Varios muebles destrozados se esparcían por distintos sitios de la costosa y ya bastante sucia alfombra. Al parecer ninguno de ellos se había percatado aun de mi presencia, pero no tardarían mucho en hacerlo. Avance por la habitación ignorando sus sorprendidas y confusas miradas ante mi aparición. Buscaba al joven Adrian en medio de ese molesto barullo.
Johannes
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Adrian no tardó en aparecer con dos copas en la mano, ambas de fino cristal tallado contenían un líquido ámbar casi transparente. Tras de él, como su sombra estaba su cuidador, observando sigilosamente a cada lado. Ahora ellos tres eran el centro de la atención y un montón de miradas curiosas se depositaban en el desconocido. El comensal le tendió una copa a Johannes y con media sonrisa se dirigió a todos, dando media vuelta para asegurarse de que nadie se perdiera de lo que estaba a punto de decir.
-¡Bienvenidos! Bienvenidos todos a mi hogar. Tengo el agrado de presentarles a mi nuevo guardaespaldas. Pueden llamarlo S-levantó su copa a la pequeña multitud y tomó un sorbo, luego se dirigió al hombre de cabellos blancos -S de sigilo, claro está- Antes de que pudieran intercambiar alguna palabra, un sable cortó la copa que reposaba en la diestra del joven y con efecto retardado ésta se partió. Con el contenido aún escurriéndose por sus manos, Adrian desenfundó su espada y bloqueó todos los ataques que iban hacia su garganta. Rápidamente, Amhuj tomó su lugar a las espaldas del chico y una cantidad considerable de invitados se apartó del lugar dejando un amplio círculo, similar a una arena de batalla.
Poco a poco otros se unían a la empresa de querer rebanar al joven terrateniente en pedazos. Adrian reía y de tanto en tanto tenía que retroceder sorpresivamente para limpiarse las lágrimas que le dificultaban la visión. –Amo, si continúa riéndose así terminará decapitado o sin corazón- le recordó su sirviente, que ahora luchaba en dos frentes. De pronto, el hombre pareció recordar la presencia de Johannes y se volvió hacia él. -Demuestra lo que puedes hacer- le dijo en un tono cuidadosamente serio. -No queremos muertos, el blanco son todos los que no tengan una joya de jade, como la que debes de tener escondida en alguna parte- finalizó la sentencia dándole una patada en la boca del estómago a su último contrincante.
Poco a poca nuevos rivales se hacían paso entre la gente. Adrian era el foco principal de pelea y parecía bastante bien acostumbrado a ese tipo de desenlace. -Pareces sorprendido- le diría en voz baja al asesino mientras hacía una pirueta para esquivar un par de colmillos dirigidos a su yugular. -Me agradas- concluiría con un guiño y dándole un moquete que le aflojó hasta las piernas su agresor.
-¡Bienvenidos! Bienvenidos todos a mi hogar. Tengo el agrado de presentarles a mi nuevo guardaespaldas. Pueden llamarlo S-levantó su copa a la pequeña multitud y tomó un sorbo, luego se dirigió al hombre de cabellos blancos -S de sigilo, claro está- Antes de que pudieran intercambiar alguna palabra, un sable cortó la copa que reposaba en la diestra del joven y con efecto retardado ésta se partió. Con el contenido aún escurriéndose por sus manos, Adrian desenfundó su espada y bloqueó todos los ataques que iban hacia su garganta. Rápidamente, Amhuj tomó su lugar a las espaldas del chico y una cantidad considerable de invitados se apartó del lugar dejando un amplio círculo, similar a una arena de batalla.
Poco a poco otros se unían a la empresa de querer rebanar al joven terrateniente en pedazos. Adrian reía y de tanto en tanto tenía que retroceder sorpresivamente para limpiarse las lágrimas que le dificultaban la visión. –Amo, si continúa riéndose así terminará decapitado o sin corazón- le recordó su sirviente, que ahora luchaba en dos frentes. De pronto, el hombre pareció recordar la presencia de Johannes y se volvió hacia él. -Demuestra lo que puedes hacer- le dijo en un tono cuidadosamente serio. -No queremos muertos, el blanco son todos los que no tengan una joya de jade, como la que debes de tener escondida en alguna parte- finalizó la sentencia dándole una patada en la boca del estómago a su último contrincante.
Poco a poca nuevos rivales se hacían paso entre la gente. Adrian era el foco principal de pelea y parecía bastante bien acostumbrado a ese tipo de desenlace. -Pareces sorprendido- le diría en voz baja al asesino mientras hacía una pirueta para esquivar un par de colmillos dirigidos a su yugular. -Me agradas- concluiría con un guiño y dándole un moquete que le aflojó hasta las piernas su agresor.
Thorn
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Re: Herencia [QUEST]
No me agradaba en lo más mínimo la forma en la que los presentes me miraban. Nunca me gusto ser el centro de la atención de las multitudes, ni siquiera de un pequeño grupo como el que se manifestaba a mi alrededor. Confine alternando mi visión en todas direcciones, buscando al muchacho y a su guardia, quienes me habían traído hasta aquí aun sin saber lo que podría estar recorriendo sus mentes. De vez en cuando mi mirada chocaba con alguna de los presentes, como si intentara mantenerlos al margen de su proximidad, no tenia la intención de causarles problemas y de igual modo esperaba que ellos mantuvieran su distancia. Mi rostro, como en casi toda ocasión, se mantenía parcialmente cubierto por la vieja bufanda de la pequeña Victoria. Solo podrían ver el resplandor carmesí brotando de mis globos oculares en un claro gesto de indiferencia.
Cuando el momento se mostraba muy tenso, Adrian apareció tras una puerta en el fondo, sosteniendo un par de copas en sus manos. El muchacho se acerco hasta mi y me ofreció uno de los recipientes que llevaba consigo. Extendí mi mano y con cuidado tome por el extremo superior la copa de fino cristal que me ofrecía. Lo haría más por instinto que por mera conciencia. Levante la copa y la posicione cerca de mi rostro para mirar de cerca su contenido. No es que no confiara en el joven, más bien no confiaba en nadie, mucho menos en medio de algún trabajo. Solo fingiría llevar el contenido para humedecer tenuemente mis labios sin llegar a tomar un solo trago de la bebida.
Adrian avanzo algunos pasos más para luego girar su atención hacia todos los presentes y dirigir algunas palabras. Nada me habría preparado para lo que escucharía en seguida. El descarado sujeto se había atrevido a anunciarme como su guardaespaldas y por si no fuera poco, a ponerme un ridículo y bastante sencillo sobrenombre. - Sigilo... Repetí en mis adentros. Algo que no iba muy acorde a mi naturaleza. Dirigí una acusatoria mirada hacia el joven, él conocía parcialmente mis intenciones y claro que no había venido hasta este sitio para ser el matón de un chiquillo, sin embargo... Podría seguir la corriente e intentar sacar provecho de la situación. Si realmente esas seria sus intenciones, podría ganar su confianza o aprecio y eso facilitaría en gran medida mi trabajo, pero ¿Hasta que punto? También cabía la probabilidad que de igual modo lo empeorara todo.
Di un paso hacia al frente, deseaba dar a conocer mi opinión, pero mi intento fue interrumpido por un rápido y muy acertado corte. Paral a suerte de algunos, el golpe solo se había cortado la copa que se mantenía firme sobre la mano de Adrian. Incluso antes de que los cristales tocaran el suelo, Adrian ya había blandido su arma y por si todo no terminaba de ser muy extraño en este lugar, todo se convirtió en una escena aun más confusa. - ¿pero que....? Apenas pude mencionar mientras retrocedía un par de pasos, derramando el contenido de mi copa.
Los sujetos que hasta ahora se habían mantenido tranquilos y observadores, ahora arremetían con fuerza voraz hacia la yugular de su anfitrión. No sabia que hacer o como debía reaccionar. Simplemente observaba como el muchacho hacia uso de sus habilidades para bloquear y repeler cada uno de los ataques que atentaban contra su integridad, mientras él solo reía y reía sin pausa. Aquel gran sujeto, llamado guardián de aquel joven, volvió su atención hacia mi. Demandaba ver un poco de mis habilidades sin la necesidad de arrebatar ninguna vida. También menciono aquel amuleto que me había sido entregado en Lunargenta. ¿Como sabia él que esa pieza se había mantenido oculta en mi persona? Arroje la copa de cristal hacia el piso, lejos de mi posición y busque bajo el brazal de mi armadura aquella pieza de jade. - Estas en lo cierto. Aquí esta. Asegure para él.
El chico no parecía muy preocupado por los ataque de sus contrincantes, incluso parecía estarlo disfrutarlo con gran naturalidad y proeza. Dejo salir algunas palabras dirigidas hacia mi. Claro que estaba sorprendido, no sabia lo que pasaba o porque de la nada todo este acto violento había comenzado, pero ahora que estaba involucrado, debía participar, aun a pesar de mis ánimos. Note que uno de los oponentes se abalanzaba hacia mi, estaba dispuesto a acabar conmigo. -No he venido a jugar... Susurre para mi mismo. - Ni hablar. Agregue con un tono de resignación. - Solo recuerda... No mates. Recordé en mi cabeza. Desenvaine con gran maestría mis dagas. El primero de mis oponentes se aproximaba con un golpe de su arma. Con mi diestra bloquee el intento y logre desviar su trayectoria para luego aterrizar un golpe hacia su abdomen con la empuñadura de la daga en mi mano izquierda. El hombre cayo de rodillas al suelo sofocado mientras rodeaba su estomago con sus brazos. - Terminemos rápidamente. Avance hacia las espaldas del joven para cubrir su retaguardia y me empeñe en sacar de combate a todo el que se acercara.
Cuando el momento se mostraba muy tenso, Adrian apareció tras una puerta en el fondo, sosteniendo un par de copas en sus manos. El muchacho se acerco hasta mi y me ofreció uno de los recipientes que llevaba consigo. Extendí mi mano y con cuidado tome por el extremo superior la copa de fino cristal que me ofrecía. Lo haría más por instinto que por mera conciencia. Levante la copa y la posicione cerca de mi rostro para mirar de cerca su contenido. No es que no confiara en el joven, más bien no confiaba en nadie, mucho menos en medio de algún trabajo. Solo fingiría llevar el contenido para humedecer tenuemente mis labios sin llegar a tomar un solo trago de la bebida.
Adrian avanzo algunos pasos más para luego girar su atención hacia todos los presentes y dirigir algunas palabras. Nada me habría preparado para lo que escucharía en seguida. El descarado sujeto se había atrevido a anunciarme como su guardaespaldas y por si no fuera poco, a ponerme un ridículo y bastante sencillo sobrenombre. - Sigilo... Repetí en mis adentros. Algo que no iba muy acorde a mi naturaleza. Dirigí una acusatoria mirada hacia el joven, él conocía parcialmente mis intenciones y claro que no había venido hasta este sitio para ser el matón de un chiquillo, sin embargo... Podría seguir la corriente e intentar sacar provecho de la situación. Si realmente esas seria sus intenciones, podría ganar su confianza o aprecio y eso facilitaría en gran medida mi trabajo, pero ¿Hasta que punto? También cabía la probabilidad que de igual modo lo empeorara todo.
Di un paso hacia al frente, deseaba dar a conocer mi opinión, pero mi intento fue interrumpido por un rápido y muy acertado corte. Paral a suerte de algunos, el golpe solo se había cortado la copa que se mantenía firme sobre la mano de Adrian. Incluso antes de que los cristales tocaran el suelo, Adrian ya había blandido su arma y por si todo no terminaba de ser muy extraño en este lugar, todo se convirtió en una escena aun más confusa. - ¿pero que....? Apenas pude mencionar mientras retrocedía un par de pasos, derramando el contenido de mi copa.
Los sujetos que hasta ahora se habían mantenido tranquilos y observadores, ahora arremetían con fuerza voraz hacia la yugular de su anfitrión. No sabia que hacer o como debía reaccionar. Simplemente observaba como el muchacho hacia uso de sus habilidades para bloquear y repeler cada uno de los ataques que atentaban contra su integridad, mientras él solo reía y reía sin pausa. Aquel gran sujeto, llamado guardián de aquel joven, volvió su atención hacia mi. Demandaba ver un poco de mis habilidades sin la necesidad de arrebatar ninguna vida. También menciono aquel amuleto que me había sido entregado en Lunargenta. ¿Como sabia él que esa pieza se había mantenido oculta en mi persona? Arroje la copa de cristal hacia el piso, lejos de mi posición y busque bajo el brazal de mi armadura aquella pieza de jade. - Estas en lo cierto. Aquí esta. Asegure para él.
El chico no parecía muy preocupado por los ataque de sus contrincantes, incluso parecía estarlo disfrutarlo con gran naturalidad y proeza. Dejo salir algunas palabras dirigidas hacia mi. Claro que estaba sorprendido, no sabia lo que pasaba o porque de la nada todo este acto violento había comenzado, pero ahora que estaba involucrado, debía participar, aun a pesar de mis ánimos. Note que uno de los oponentes se abalanzaba hacia mi, estaba dispuesto a acabar conmigo. -No he venido a jugar... Susurre para mi mismo. - Ni hablar. Agregue con un tono de resignación. - Solo recuerda... No mates. Recordé en mi cabeza. Desenvaine con gran maestría mis dagas. El primero de mis oponentes se aproximaba con un golpe de su arma. Con mi diestra bloquee el intento y logre desviar su trayectoria para luego aterrizar un golpe hacia su abdomen con la empuñadura de la daga en mi mano izquierda. El hombre cayo de rodillas al suelo sofocado mientras rodeaba su estomago con sus brazos. - Terminemos rápidamente. Avance hacia las espaldas del joven para cubrir su retaguardia y me empeñe en sacar de combate a todo el que se acercara.
Johannes
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Re: Herencia [QUEST]
Después de un buen rato de lucha, el ambiente en la gran sala se había puesto denso y encerrado. Aquellos que se habían apartado ahora intentaban mantener bajo control a los que habían sido vencidos para que no volvieran a luchar con aquella furia ciega. Cuando el último de los atacantes fue subyugado, se respiró cierto aire de tranquilidad. No habían bajas, pero si muchos nudillos y dientes rotos además de sangre y desorden.
-Los que estén sanos, ocúpense de despachar a los que no habían sido invitados, el resto ayúdenme a limpiar- dijo Adrian, habiendo retomado su compostura habitual, aunque ya no revelaba aquél aire impetuoso y gallardo. Parecía cansado y sin ánimos para prestar atención a nada. Cuando sus órdenes comenzaron a ser seguidas, se volvió hacia Johannes, Amhuj no se despegaba de su lado y parecía menos reacio ante la presencia del asesino. Tras un breve asentimiento del joven, éste desapareció por una puerta con celeridad.
-Estoy maldito S, pero tú o tú empleador, quien quiera que sea ya lo saben ¿no es cierto?- se sentó en el piso y observó al de cabellos blancos. Aún mantenía su espada bien agarrada, listo para cualquier ataque sorpresa. -¿Quién te ha enviado? ¿Acaso te alquilaron para matarme? No serías el primero que se hace pasar por mi amigo para luego intentar deshacerse de mi entre mis sueños-. La respiración del joven volvía a tornarse acompasada y constante. Unas pequeñas gotas de sudor bajaban por su frente.
- Mi señor- diría Amhuj, con una nueva copa y una botella bajo su brazo -Gracias viejo-. Dijo el joven con una sonrisa de lado, cansada. Estiró su siniestra y aceptó la copa con líquido carmesí. -Sangre- le comentó al asesino, escrutándolo con suma atención. Su sirviente se mantenía a su lado, observante de los alrededores, asegurándose con su vista de que todos se dieran cuenta que la fiesta había acabado.
- Es valiente y está entrenado- dijo Amhuj, como si Johannes no estuviera presente, a lo que el joven respondió con un suave movimiento de cabeza. Sus ojos clavados en un cuadro colgado en la pared opuesta a él. Parecía estar debatiéndose, acariciaba su punto corazón con la mano de la copa mientras bajaba lentamente aquél líquido a través de su garganta. La mano de la espada restregaba con cuidado su sien, sin soltar el arma. Acostumbrado a esos lapsos, el sirviente se dirigió a Johannes. - ¿Sabes algo de brujería muchacho?-
-Los que estén sanos, ocúpense de despachar a los que no habían sido invitados, el resto ayúdenme a limpiar- dijo Adrian, habiendo retomado su compostura habitual, aunque ya no revelaba aquél aire impetuoso y gallardo. Parecía cansado y sin ánimos para prestar atención a nada. Cuando sus órdenes comenzaron a ser seguidas, se volvió hacia Johannes, Amhuj no se despegaba de su lado y parecía menos reacio ante la presencia del asesino. Tras un breve asentimiento del joven, éste desapareció por una puerta con celeridad.
-Estoy maldito S, pero tú o tú empleador, quien quiera que sea ya lo saben ¿no es cierto?- se sentó en el piso y observó al de cabellos blancos. Aún mantenía su espada bien agarrada, listo para cualquier ataque sorpresa. -¿Quién te ha enviado? ¿Acaso te alquilaron para matarme? No serías el primero que se hace pasar por mi amigo para luego intentar deshacerse de mi entre mis sueños-. La respiración del joven volvía a tornarse acompasada y constante. Unas pequeñas gotas de sudor bajaban por su frente.
- Mi señor- diría Amhuj, con una nueva copa y una botella bajo su brazo -Gracias viejo-. Dijo el joven con una sonrisa de lado, cansada. Estiró su siniestra y aceptó la copa con líquido carmesí. -Sangre- le comentó al asesino, escrutándolo con suma atención. Su sirviente se mantenía a su lado, observante de los alrededores, asegurándose con su vista de que todos se dieran cuenta que la fiesta había acabado.
- Es valiente y está entrenado- dijo Amhuj, como si Johannes no estuviera presente, a lo que el joven respondió con un suave movimiento de cabeza. Sus ojos clavados en un cuadro colgado en la pared opuesta a él. Parecía estar debatiéndose, acariciaba su punto corazón con la mano de la copa mientras bajaba lentamente aquél líquido a través de su garganta. La mano de la espada restregaba con cuidado su sien, sin soltar el arma. Acostumbrado a esos lapsos, el sirviente se dirigió a Johannes. - ¿Sabes algo de brujería muchacho?-
Thorn
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Re: Herencia [QUEST]
El ultimo de mis contendientes caía inconciente a mis pies. Lo aparte de mi camino con una leve patada y enfunde mis dagas para girar mi atención en todas direcciones. Al parecer todo había terminado. El semblante de algunos se mantenía furioso, claramente frustrados ante su intento. Algunos otros simplemente reacomodaban su nariz o su quijada y abandonaban la habitación que había servido como zona de combate, ya sea cargando a algunos de sus colegas o arrastrándose por la habitación hasta la salida.
Sacudí una fina capa de polvo de mis ropas. Un pequeño dolor sobre mi brazo se resentía levemente al haber recibido uno de los golpes de aquellos necios sujetos. Aparte de eso, no había sufrido ningún daño o rasguño aparente. Preste atención al joven de cabello ondulado. Luego del combate, su comportamiento parecía haber cambiado por completo, como si se tratara de una persona distinta a la que hace unos momentos se regodeaba con el sufrimiento causado a sus oponentes. El así llamado Amhuj, se mantenía cerca del muchacho, acompañándolo siempre. Pareciera que no lo dejaba solo ni un solo instante. El joven dirigió una mirada silenciosa hacia mi y luego de una breve seña, su guardián se retiro por la puerta del fondo, misma que había sido usada por Adrian.
Esta podría ser mi oportunidad para hablar un poco a solas con el singular muchacho. Me acerque a él tranquilamente y descubrí mi rostro con una seria mirada.- En efecto. Esa fue la información que se me ha dado, aunque... Aun ignoro de que se trata dicho infortunio. El chico apretó el mango de su espada, como aun estuviese preparado a recibir algún otro ataque. Reí sutilmente ante su comportamiento. Me parecía aun difícil creer que ese joven frente a mi poseyera tantos enemigos ahí afuera. Era claro que no se fiaba de cualquiera y muchos otros le habrían dado los precisos motivos para no hacerlo. Se dirigía nuevamente hacia mi, esta vez con un par de preguntas. Su segundo cuestionamiento estaba equivocado, claro esta. - No ha sido con esa intención. Probablemente, si me hubieran contratado para matarte, ya estarías muerto. Le dije con una mirada tan fría como la nieve del norte, aun así, se había dibujado una pequeña sonrisa de lado en mis labios.
Aun dudaba si debía revelar la identidad de quien seria mi benefactor al cumplir mi misión. El señor Castegliani no había mencionado nada sobre mantener un estricto régimen de anonimidad, pero estaba acostumbrado a que cada trabajo debía realizarse de esta forma. Por otro lado, si el joven valoraría el hecho de poseer a alguien con relación a su sangre, podría influir en su decisión por acompañarme por su propia voluntad. - Bien... Supongo que puede saberlo. Hice una pequeña pausa antes de continuar. Heber de Castegliani. Él me ha pedido que lo lleve hasta Lunargenta y estoy dispuesto a cumplir mi coman... Antes de terminar la frase, Amhuj volvió al salón con una nueva copa llena de un desconocido brebaje. El sujeto lo entrego a Adrian y este menciono su contenido. - ¿Sangre? Pregunte curioso. - ¿Tiene algo que ver con tu maldición? No espere del todo una respuesta.
El guardián del chico hizo saber su opinión al respecto de mi persona. Poca importancia di a sus palabras, en realidad no me importaba cualquier juicio que pudiera formular sobre mis habilidades. Adrian por su parte parecía sumergirse en sus propios pensamientos, su mirada se mantenía fija en algún punto de la habitación mientras se dejaba envolver en su peculiar bebida. Sentí que algún objeto colgaba de mi brazo, se trataba del amuleto de jade el cual había estado ignorando hasta ahora. - Debo saber. ¿Que es este objeto? ¿Tiene alguna relevancia para ustedes? Heber lo había entregado sin dar mucha explicación y aunque finalmente lo había utilizado, no quería pensar que el colgante solo tendría un vulgar uso como el de distinguir a enemigos de aliados.
- No sé nada al respecto. Respondí a la pregunta de Amhuj mientras miraba sus oscuros ojos. - Sin embargo... Mencione, esta vez analizando el estado del joven Adrian. ... Si decide venir conmigo a Lunargenta, ahí podrá encontrar eruditos en la materia. La ciudad posee a algunos de los mejores hechiceros de los cuales podría disponer. Mencione en un intento por persuadir a ambos.
Sacudí una fina capa de polvo de mis ropas. Un pequeño dolor sobre mi brazo se resentía levemente al haber recibido uno de los golpes de aquellos necios sujetos. Aparte de eso, no había sufrido ningún daño o rasguño aparente. Preste atención al joven de cabello ondulado. Luego del combate, su comportamiento parecía haber cambiado por completo, como si se tratara de una persona distinta a la que hace unos momentos se regodeaba con el sufrimiento causado a sus oponentes. El así llamado Amhuj, se mantenía cerca del muchacho, acompañándolo siempre. Pareciera que no lo dejaba solo ni un solo instante. El joven dirigió una mirada silenciosa hacia mi y luego de una breve seña, su guardián se retiro por la puerta del fondo, misma que había sido usada por Adrian.
Esta podría ser mi oportunidad para hablar un poco a solas con el singular muchacho. Me acerque a él tranquilamente y descubrí mi rostro con una seria mirada.- En efecto. Esa fue la información que se me ha dado, aunque... Aun ignoro de que se trata dicho infortunio. El chico apretó el mango de su espada, como aun estuviese preparado a recibir algún otro ataque. Reí sutilmente ante su comportamiento. Me parecía aun difícil creer que ese joven frente a mi poseyera tantos enemigos ahí afuera. Era claro que no se fiaba de cualquiera y muchos otros le habrían dado los precisos motivos para no hacerlo. Se dirigía nuevamente hacia mi, esta vez con un par de preguntas. Su segundo cuestionamiento estaba equivocado, claro esta. - No ha sido con esa intención. Probablemente, si me hubieran contratado para matarte, ya estarías muerto. Le dije con una mirada tan fría como la nieve del norte, aun así, se había dibujado una pequeña sonrisa de lado en mis labios.
Aun dudaba si debía revelar la identidad de quien seria mi benefactor al cumplir mi misión. El señor Castegliani no había mencionado nada sobre mantener un estricto régimen de anonimidad, pero estaba acostumbrado a que cada trabajo debía realizarse de esta forma. Por otro lado, si el joven valoraría el hecho de poseer a alguien con relación a su sangre, podría influir en su decisión por acompañarme por su propia voluntad. - Bien... Supongo que puede saberlo. Hice una pequeña pausa antes de continuar. Heber de Castegliani. Él me ha pedido que lo lleve hasta Lunargenta y estoy dispuesto a cumplir mi coman... Antes de terminar la frase, Amhuj volvió al salón con una nueva copa llena de un desconocido brebaje. El sujeto lo entrego a Adrian y este menciono su contenido. - ¿Sangre? Pregunte curioso. - ¿Tiene algo que ver con tu maldición? No espere del todo una respuesta.
El guardián del chico hizo saber su opinión al respecto de mi persona. Poca importancia di a sus palabras, en realidad no me importaba cualquier juicio que pudiera formular sobre mis habilidades. Adrian por su parte parecía sumergirse en sus propios pensamientos, su mirada se mantenía fija en algún punto de la habitación mientras se dejaba envolver en su peculiar bebida. Sentí que algún objeto colgaba de mi brazo, se trataba del amuleto de jade el cual había estado ignorando hasta ahora. - Debo saber. ¿Que es este objeto? ¿Tiene alguna relevancia para ustedes? Heber lo había entregado sin dar mucha explicación y aunque finalmente lo había utilizado, no quería pensar que el colgante solo tendría un vulgar uso como el de distinguir a enemigos de aliados.
- No sé nada al respecto. Respondí a la pregunta de Amhuj mientras miraba sus oscuros ojos. - Sin embargo... Mencione, esta vez analizando el estado del joven Adrian. ... Si decide venir conmigo a Lunargenta, ahí podrá encontrar eruditos en la materia. La ciudad posee a algunos de los mejores hechiceros de los cuales podría disponer. Mencione en un intento por persuadir a ambos.
Johannes
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Re: Herencia [QUEST]
Con un deje de efecto retardado, Adrian saboreó su bebida y comenzó a hablar, ausente - Castegliani… sí, he escuchado ese nombre de esa mujer- cada una de sus palabras salía lentamente, como si el sueño estuviese apoderándose de él. Con la punta de su espada señaló un punto alejado en la pared opuesta, el mismo que había estado observando todo ese rato. En la pintura se veía una joven lozana, en la mitad de sus veintes de cabello como el ébano y la piel más blanca que la nieve. Le devolvía una mirada intensa a quién le estuviera observando, su vestido carmesí destacaba sus atributos. -Hermosa ¿no es cierto?- la pregunta era retórica e hizo eco en la sala ya vacía.
- La sangre es nutritiva, es todo- se encogió de hombros, como si estuviese hablando del clima y se volvió hacia Johannes. -Asi que después de todo este tiempo ha decidido enviar a un asesino. Parece que esta vez se ha esforzado… los primeros que envió para llevarme parecían ladrones o estafadores, lo suficientemente idiotas como para dejarse matar por mí. Incluso envió una vez a una hermosa doncella, debo confesar que ella casi me atrapa- una sonrisa tímida se dibujó en su rostro, ahora se volvía hacia su fiel sirviente. -Veo que no sabes en qué consiste la maldición- insinuó cambiando abiertamente de tema. Le extendió la copa vacía a Amhuj y dejó que él continuara con su relato.
- Los parientes por parte de madre del joven Adrian no le aceptan en la familia por… un tema racial. No quieren que administre lo que su madre le heredó y han intentado matarlo: ahogándolo, quemándolo, envenenándolo, encerrándolo con bestias y finalmente enviando asesinos- el hombre se encogió de hombros y observó a Johannes a los ojos. - Lo mejor que han podido hacer es ponerle una maldición para que todo aquél que se cruce en su camino sea poseído por la sed de sangre y le mate. Un tiempo atrás descubrimos que esa piedra verde repele esa extraña magia-.
Adrian suspiró, iba ya por la tercer copa de su elixir -Acepto que mis gustos no son exactamente exquisitos, pero ellos se han pasado un poco- levantó una ceja mientras se levantaba - La última bruja enviada por mi padre puso otra maldición sobre mí- sin más, le dio su copa a Amhuj y lentamente desabotonó su camisa blanca manchada de sangre y otros humores. Un extraño color negro subía quién sabe desde donde hacia su corazón. Parecía un líquido bajo su piel que reverberaba con cada uno de sus respiros- Ella, antes de morir simplemente dijo que la cura estaba en Lunargenta- le sonrió a Johannes, era una sonrisa perniciosa y sabia. -He de morir luchando- envainó su espada y se golpeó el corazón dos veces asintiendo con su cabeza.
Amhuj parecía desconcertado y buscó ayuda con sus ojos en el asesino. Los eruditos más versados en la materia no han podido dar con la cura. Lo han intentado todo… puntualizó señalando varias cicatrices en el cuerpo del joven. - Me temo joven, que ha de llevar a Lunargenta los restos de mi amo- Adrian hinchó su pecho para llamar la atención y se dio media vuelta tambaleándose - Todo está dicho S, puedes volver donde ese viejo mercader podrido en su sucio dinero y decirle que su querida Roxanna le envía sus saludos, él entenderá al ver el veneno de su bruja en mi cuerpo- movió su mano en gesto de despedida y caminó hacia la puerta, súbitamente parecía haberse emborrachado.
- La sangre es nutritiva, es todo- se encogió de hombros, como si estuviese hablando del clima y se volvió hacia Johannes. -Asi que después de todo este tiempo ha decidido enviar a un asesino. Parece que esta vez se ha esforzado… los primeros que envió para llevarme parecían ladrones o estafadores, lo suficientemente idiotas como para dejarse matar por mí. Incluso envió una vez a una hermosa doncella, debo confesar que ella casi me atrapa- una sonrisa tímida se dibujó en su rostro, ahora se volvía hacia su fiel sirviente. -Veo que no sabes en qué consiste la maldición- insinuó cambiando abiertamente de tema. Le extendió la copa vacía a Amhuj y dejó que él continuara con su relato.
- Los parientes por parte de madre del joven Adrian no le aceptan en la familia por… un tema racial. No quieren que administre lo que su madre le heredó y han intentado matarlo: ahogándolo, quemándolo, envenenándolo, encerrándolo con bestias y finalmente enviando asesinos- el hombre se encogió de hombros y observó a Johannes a los ojos. - Lo mejor que han podido hacer es ponerle una maldición para que todo aquél que se cruce en su camino sea poseído por la sed de sangre y le mate. Un tiempo atrás descubrimos que esa piedra verde repele esa extraña magia-.
Adrian suspiró, iba ya por la tercer copa de su elixir -Acepto que mis gustos no son exactamente exquisitos, pero ellos se han pasado un poco- levantó una ceja mientras se levantaba - La última bruja enviada por mi padre puso otra maldición sobre mí- sin más, le dio su copa a Amhuj y lentamente desabotonó su camisa blanca manchada de sangre y otros humores. Un extraño color negro subía quién sabe desde donde hacia su corazón. Parecía un líquido bajo su piel que reverberaba con cada uno de sus respiros- Ella, antes de morir simplemente dijo que la cura estaba en Lunargenta- le sonrió a Johannes, era una sonrisa perniciosa y sabia. -He de morir luchando- envainó su espada y se golpeó el corazón dos veces asintiendo con su cabeza.
Amhuj parecía desconcertado y buscó ayuda con sus ojos en el asesino. Los eruditos más versados en la materia no han podido dar con la cura. Lo han intentado todo… puntualizó señalando varias cicatrices en el cuerpo del joven. - Me temo joven, que ha de llevar a Lunargenta los restos de mi amo- Adrian hinchó su pecho para llamar la atención y se dio media vuelta tambaleándose - Todo está dicho S, puedes volver donde ese viejo mercader podrido en su sucio dinero y decirle que su querida Roxanna le envía sus saludos, él entenderá al ver el veneno de su bruja en mi cuerpo- movió su mano en gesto de despedida y caminó hacia la puerta, súbitamente parecía haberse emborrachado.
Thorn
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Re: Herencia [QUEST]
La conversación parecía haber llegado a un punto más tranquilo. Algunos sujetos se habían encargado de limpiar todos los destrozos que habíamos provocado en la habitación y aunque no se veía como en el mejor de sus tiempos, ahora todo pareciera como si aquella turbulenta lucha no hubiese tenido lugar en el sitio. Ya todos se habían retirado. Tan solo restaba mi anfitrión, quien continuaba bebiendo a pausas de su copa y su fiel servidor y siempre compañero.
El joven elevo la punta de su arma para señalar al otro lado de la habitación aquello en lo que su mirada se había mantenido firme y perdida hasta ahora. Gire la mirada por encima de mi hombro para apreciar un cuadro colocado sobre el muro. Aquella obra ilustraba a una bella y joven mujer cuya mirada parecía expresar una inmortalizada vida sobre aquel blanco lienzo. Mi intuición me indicaba que s retrataba de la mujer de la cual el señor Castlegliani me había hablado un poco. Se trataba de la fallecida madre del joven Adrian. Preste atención nuevamente al muchacho que descansaba en el piso. Su mirada parecía hipnotizada ante la imagen de su madre, como si ella continuara de cuerpo presente en todo uso de su esplendida vida y estuviese de pie frente a nosotros, pero la realidad era distinta.
Me acerque hacia el muro más cercano para recargar mi espalda contra él. Baje la mirada y me cruce de brazos mientras escuchaba el breve relato del joven. Al parecer yo no era el primero en ser enviado en esta tarea y si llegase a fallar, era claro que tampoco seria el ultimo. - ¿Porque tanto esfuerzo por llevar a este chico hasta la ciudad? Cuestione en mis adentros. Heber debía tener buenas razones para continuar derrochando recursos de esa forma en una causa cuya naturaleza se mostraba firmemente perdida. Aunque alguien lograse llevar a ese joven al lado de su padre, dudo mucho que se mantuviera ahí por su propia voluntad. Cualquiera que fuese la respuesta, eso era algo que a mi no debía importarme, por ese motivo decidí no externar mis preguntas.
Amhuj se adelanto algunos pasos y tomo el lugar del joven para seguir con su narración. - Ya veo... Agregue simplemente a sus palabras. - Es increíble que continué con vida. En mi voz podía ser detectado un leve tono de admiración. - Entonces, lo mejor será que no pierda este amuleto. Mencione con una mirada irónica.
Reincorpore mi firme posición cuando el joven desabotono la prenda que cubría su torso. Me acerque un poco para mirar más de cerca aquel extraño suceso. En mis viajes jamás había podido ver algo similar a aquel bizarro espectáculo que se desarrollaba bajo la piel del muchacho. Entrecerré los ojos, intentando no demostrar demasiada sorpresa ante la situación. - Es muy peculiar... Debo confesar que para mi no tiene ningún precedente, pero he ahí la respuesta. Si es verdad lo que menciono aquella bruja, debe acompañarme a Lunargenta. Seguramente su padre sabrá algo al respecto.
Sin lugar a dudas estaba frente a un sujeto bastante testarudo. A pesar de que tenia parte de la solución, parecía que preferiría caer muerto a ir en búsqueda de la cura en la ciudad. Finalmente las palabras cesaron. Los labios de Amhuj se detuvieron al igual que los del joven. En este momento mi cabeza se lleno de un sin fin de ideas que revoloteaban sin tregua entre mis pensamientos, pero antes de que el muchacho cruzara la puerta para retirarse, rompí ese silencio. - No soy ningún mensajero... Si mirara mis ojos, podría notar una mirada llena de determinación. - Acostumbro cumplir cada una de mis misiones, de una forma u otra. De igual forma mire a su leal guardián quien, representaba uno de los retos a sortear en mi camino.
Adrian se retiro sin decir más. Me quede parado en medio de la habitación hasta que le perdí de vista por completo. El silencio de la noche envolvió el entorno con sus oscuras garras mientras buscaba la forma de asimilar todo lo sucedido en este desconocido lugar. Avance hasta un pequeño taburete recargado sobre el muro para tomar asiento y descansar luego de esta larga jornada. Lleve mi diestra hasta debajo de la bufanda roja para empuñar el pequeño colgante que llevaba en el cuello. Lo presione con fuerza con el afán de conseguir algo de paz por más complicado que pareciera. Debía analizar cada opción y posibilidad para conseguir mi próximo movimiento.
El joven elevo la punta de su arma para señalar al otro lado de la habitación aquello en lo que su mirada se había mantenido firme y perdida hasta ahora. Gire la mirada por encima de mi hombro para apreciar un cuadro colocado sobre el muro. Aquella obra ilustraba a una bella y joven mujer cuya mirada parecía expresar una inmortalizada vida sobre aquel blanco lienzo. Mi intuición me indicaba que s retrataba de la mujer de la cual el señor Castlegliani me había hablado un poco. Se trataba de la fallecida madre del joven Adrian. Preste atención nuevamente al muchacho que descansaba en el piso. Su mirada parecía hipnotizada ante la imagen de su madre, como si ella continuara de cuerpo presente en todo uso de su esplendida vida y estuviese de pie frente a nosotros, pero la realidad era distinta.
Me acerque hacia el muro más cercano para recargar mi espalda contra él. Baje la mirada y me cruce de brazos mientras escuchaba el breve relato del joven. Al parecer yo no era el primero en ser enviado en esta tarea y si llegase a fallar, era claro que tampoco seria el ultimo. - ¿Porque tanto esfuerzo por llevar a este chico hasta la ciudad? Cuestione en mis adentros. Heber debía tener buenas razones para continuar derrochando recursos de esa forma en una causa cuya naturaleza se mostraba firmemente perdida. Aunque alguien lograse llevar a ese joven al lado de su padre, dudo mucho que se mantuviera ahí por su propia voluntad. Cualquiera que fuese la respuesta, eso era algo que a mi no debía importarme, por ese motivo decidí no externar mis preguntas.
Amhuj se adelanto algunos pasos y tomo el lugar del joven para seguir con su narración. - Ya veo... Agregue simplemente a sus palabras. - Es increíble que continué con vida. En mi voz podía ser detectado un leve tono de admiración. - Entonces, lo mejor será que no pierda este amuleto. Mencione con una mirada irónica.
Reincorpore mi firme posición cuando el joven desabotono la prenda que cubría su torso. Me acerque un poco para mirar más de cerca aquel extraño suceso. En mis viajes jamás había podido ver algo similar a aquel bizarro espectáculo que se desarrollaba bajo la piel del muchacho. Entrecerré los ojos, intentando no demostrar demasiada sorpresa ante la situación. - Es muy peculiar... Debo confesar que para mi no tiene ningún precedente, pero he ahí la respuesta. Si es verdad lo que menciono aquella bruja, debe acompañarme a Lunargenta. Seguramente su padre sabrá algo al respecto.
Sin lugar a dudas estaba frente a un sujeto bastante testarudo. A pesar de que tenia parte de la solución, parecía que preferiría caer muerto a ir en búsqueda de la cura en la ciudad. Finalmente las palabras cesaron. Los labios de Amhuj se detuvieron al igual que los del joven. En este momento mi cabeza se lleno de un sin fin de ideas que revoloteaban sin tregua entre mis pensamientos, pero antes de que el muchacho cruzara la puerta para retirarse, rompí ese silencio. - No soy ningún mensajero... Si mirara mis ojos, podría notar una mirada llena de determinación. - Acostumbro cumplir cada una de mis misiones, de una forma u otra. De igual forma mire a su leal guardián quien, representaba uno de los retos a sortear en mi camino.
Adrian se retiro sin decir más. Me quede parado en medio de la habitación hasta que le perdí de vista por completo. El silencio de la noche envolvió el entorno con sus oscuras garras mientras buscaba la forma de asimilar todo lo sucedido en este desconocido lugar. Avance hasta un pequeño taburete recargado sobre el muro para tomar asiento y descansar luego de esta larga jornada. Lleve mi diestra hasta debajo de la bufanda roja para empuñar el pequeño colgante que llevaba en el cuello. Lo presione con fuerza con el afán de conseguir algo de paz por más complicado que pareciera. Debía analizar cada opción y posibilidad para conseguir mi próximo movimiento.
Johannes
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Re: Herencia [QUEST]
Amhuj asintió pensativo a las palabras del asesino y le señaló una puerta para que entrase a descansar -El amo le ha ofrecido un lugar para dormir y yo le ofrezco mi ayuda a usted. Si Lunargenta es la última esperanza, entonces podríamos hacer algo al respecto…- comenzó a caminar por el mismo lugar por el que su amo había salido y se volteó por unos segundos, abrió la boca como para decir algo, pero negó con la cabeza y desapareció tras el umbral de la puerta.
A la mañana siguiente Adrian se movía como pez en el agua y esperaba a Johannes con un buen desayuno en su mesa. Dos botellas distintas de rojo carmesí sobre la misma, café recién hecho, además de pan, queso, manteca y otras sustancias. -He estado pensando S, ¿no quieres trabajar para mí? No tienes que pensarlo mucho ahora, pero pienso que si tuviera en vez de uno, dos fieles guardianes nadie por aquí intentaría nada raro. - Sonrió de lado mientras se servía en una copa. -Tengo pensado restaurar todo esto, pero si muero quizás no lo pueda lograr, no hay tiempo…- sus ojos ligeramente desenfocados se perdieron del rostro del asesino por unos momentos y asintió con la cabeza algo ido.
-Amhuj encontró tú caballo S, un buen animal, pero sus líneas no son adecuadas para un buen semental- volvió a negar con la cabeza mientras sorbía del cristal. -Me queda menos de una luna- las líneas de su rostro parecieron recortarse por unos instantes - y no pienso morir sin haber yacido con una mujer - ahora un nuevo fuego iluminaba su rostro. -Si me consigues una, no me importaría acompañarte…-
El muchacho esperó las respuestas del asesino, él estaba dispuesto a negociar algunas cosas y dependería del de los blancos cabellos si al final se decantara por seguirle o no. Por su lado Amhuj se mantenía erguido a la derecha de su amo, con la expresión más blanca y serena que ni siquiera las estatuas pueden lograr. Nadie podía saber lo que pasaba por su mente, o si realmente estaba pensando en algo.
A la mañana siguiente Adrian se movía como pez en el agua y esperaba a Johannes con un buen desayuno en su mesa. Dos botellas distintas de rojo carmesí sobre la misma, café recién hecho, además de pan, queso, manteca y otras sustancias. -He estado pensando S, ¿no quieres trabajar para mí? No tienes que pensarlo mucho ahora, pero pienso que si tuviera en vez de uno, dos fieles guardianes nadie por aquí intentaría nada raro. - Sonrió de lado mientras se servía en una copa. -Tengo pensado restaurar todo esto, pero si muero quizás no lo pueda lograr, no hay tiempo…- sus ojos ligeramente desenfocados se perdieron del rostro del asesino por unos momentos y asintió con la cabeza algo ido.
-Amhuj encontró tú caballo S, un buen animal, pero sus líneas no son adecuadas para un buen semental- volvió a negar con la cabeza mientras sorbía del cristal. -Me queda menos de una luna- las líneas de su rostro parecieron recortarse por unos instantes - y no pienso morir sin haber yacido con una mujer - ahora un nuevo fuego iluminaba su rostro. -Si me consigues una, no me importaría acompañarte…-
El muchacho esperó las respuestas del asesino, él estaba dispuesto a negociar algunas cosas y dependería del de los blancos cabellos si al final se decantara por seguirle o no. Por su lado Amhuj se mantenía erguido a la derecha de su amo, con la expresión más blanca y serena que ni siquiera las estatuas pueden lograr. Nadie podía saber lo que pasaba por su mente, o si realmente estaba pensando en algo.
Thorn
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Re: Herencia [QUEST]
La radiante luz del sol se asomaba de manera temprana para iluminar tenuemente el lugar. Eso es lo que podía ver por el rabillo de mi ojo luego de acercarme para mirar por la ventana al fondo de la robusta habitación en donde había pasado la noche. Las ideas y extraños pensamientos no habían dejado de agolparse en mi cabeza durante el transcurso de la oscuridad. El descanso había sido adecuado y la calma se conservaba inusualmente constante. Lleve mi diestra hasta mi rostro para frotar un poco mis ojos y terminar por espabilarme.
Una vez que mis armas se encontraban en su lugar, salí en búsqueda de mi sin igual anfitrión. Ahí estaba él. Justo en la habitación de donde había salido la noche anterior. Sus energías parecían ahora renovadas y su animo, podría decirse, era tal y como lo precisaba un joven barón en el perfecto uso de su vida y energía, aun a pesar de aquella extraña marca y sentencia mortal que escondían sus ropas. Tome asiento en la silla más alejada de la mesa, justo al contrario de la posición de Adrian. Sentí un poco de nauseas cuando el aroma llego a invadir mi percepción olfativa, por ahora no tenia apetito o algún humor para ingerir alguno de los platillos que yacían sobre la lustrada madera.
- No quiero ofenderlo, pero no estoy de ninguna manera interesado. Replique ante su ofrecimiento sin dejar de notar su sonrisa, la cual no me parecía del todo adecuada en este momento. El joven comenzaba a tomar demasiadas libertades para conmigo. - No quiero desanimarlo pero... yo no me preocuparía por los matones. Es obvio que ustedes dos pueden salir bien librados ante cada intento, sin embargo, ni el mejor de los guerreros podría asegurar su supervivencia ante su terrible maldición. Le dije sin mirarlo a los ojos. De eso ya había tenido bastante. - Por otro lado... Hice una pequeña pausa mientras sacaba de mi bolsillo la carta que me había sido entregada antes de presentarme ante Heber. ... Ya trabajo para su padre. Servir a un solo señor ya es demasiado. Por eso le ruego, no debe confiar tanto en mi. Guarde el trozo de papel nuevamente entre mis ropas. Había intentado mantener aquella línea entre cazador y presa, pero aun así todo era bastante nuevo en esta tarea.
Un silencio incomodo surgió entre nosotros. No estaba seguro si aquel semblante lejano del joven habría tomado lugar por mis palabras o esa era la verdadera naturaleza del muchacho ante toda su desafortunada situación. Tome una pequeña taza que contenía café y le di un largo sorbo. El muchacho volvió a tomar la palabra, en esta ocasión para recordarme sobre mi error al haber abandonado al caballo en medio del bosque. Aclare mi garganta y me sentí como un novato ante mi terrible descuido. - Se lo agradezco. Es solo que no acostumbro a andar por ahí montando a un cuadrúpedo. Dije vagamente para intentar excusarme.
Con su nueva propuesta, no pude evitar reír. Primero de manera silenciosa y luego cada vez más efusiva, como no reía desde hace mucho. Desvié la mirada hacia otro lugar, intentando disimular mis gestos y tranquilizar los espasmos en mi abdomen. - Lo lamento, de verdad me has hecho reír. Desconocía si mi reacción había sido adecuada pero todo aquello era bastante irónico. El joven prefería escuchar a su libido antes de escuchar palabras de razón para ir hacia Lunargenta. Me levante de repente y estire mis músculos para reincorporarme. - Supongo que no será ningún problema. Seguro que con tu aspecto no será difícil conseguir a una dama, aunque... El lugar más cercano para encontrarla es Sacrestic. Un lugar muy deprimente y carente de todo encanto. Di algunos pasos hacia el joven para acercarme hacia él. Me posicione a sus espaldas y continué con mi charla. - Lunargenta es el lugar ideal para tontear con una gran variedad de damiselas. Podríamos visitar la parte acaudalada de la ciudad y verías damas portando sus hermosos vestidos largos de seda, y si la clase no es lo tuyo, podrías acompañarme a las catacumbas; La cuna del vicio y la depravación, donde tendrías que cuidarte las espaldas de incluso las mujeres con los escotes más prominentes y provocativos. Le mencione, casi susurrando en su oído.
- Ahora bien, escucha... No pienso perder más mi tiempo. Decídete de una vez o temo que tendrás que conocer mi lado menos amable. Le asegure, esperando que comprendiera mis palabras y mi tono serio tono de voz. Podría tomar mis palabras como una amenaza y no estaba lejos de serlo. Había permanecido el suficiente tiempo aquí y ahora contaba con la información necesaria para continuar con mi misión. - La elección será tuya. Llegar conciente o inconciente hasta Lunargenta. El joven y su fiel guardián podrían reaccionar al instante, a lo cual estaría preparado.
Una vez que mis armas se encontraban en su lugar, salí en búsqueda de mi sin igual anfitrión. Ahí estaba él. Justo en la habitación de donde había salido la noche anterior. Sus energías parecían ahora renovadas y su animo, podría decirse, era tal y como lo precisaba un joven barón en el perfecto uso de su vida y energía, aun a pesar de aquella extraña marca y sentencia mortal que escondían sus ropas. Tome asiento en la silla más alejada de la mesa, justo al contrario de la posición de Adrian. Sentí un poco de nauseas cuando el aroma llego a invadir mi percepción olfativa, por ahora no tenia apetito o algún humor para ingerir alguno de los platillos que yacían sobre la lustrada madera.
- No quiero ofenderlo, pero no estoy de ninguna manera interesado. Replique ante su ofrecimiento sin dejar de notar su sonrisa, la cual no me parecía del todo adecuada en este momento. El joven comenzaba a tomar demasiadas libertades para conmigo. - No quiero desanimarlo pero... yo no me preocuparía por los matones. Es obvio que ustedes dos pueden salir bien librados ante cada intento, sin embargo, ni el mejor de los guerreros podría asegurar su supervivencia ante su terrible maldición. Le dije sin mirarlo a los ojos. De eso ya había tenido bastante. - Por otro lado... Hice una pequeña pausa mientras sacaba de mi bolsillo la carta que me había sido entregada antes de presentarme ante Heber. ... Ya trabajo para su padre. Servir a un solo señor ya es demasiado. Por eso le ruego, no debe confiar tanto en mi. Guarde el trozo de papel nuevamente entre mis ropas. Había intentado mantener aquella línea entre cazador y presa, pero aun así todo era bastante nuevo en esta tarea.
Un silencio incomodo surgió entre nosotros. No estaba seguro si aquel semblante lejano del joven habría tomado lugar por mis palabras o esa era la verdadera naturaleza del muchacho ante toda su desafortunada situación. Tome una pequeña taza que contenía café y le di un largo sorbo. El muchacho volvió a tomar la palabra, en esta ocasión para recordarme sobre mi error al haber abandonado al caballo en medio del bosque. Aclare mi garganta y me sentí como un novato ante mi terrible descuido. - Se lo agradezco. Es solo que no acostumbro a andar por ahí montando a un cuadrúpedo. Dije vagamente para intentar excusarme.
Con su nueva propuesta, no pude evitar reír. Primero de manera silenciosa y luego cada vez más efusiva, como no reía desde hace mucho. Desvié la mirada hacia otro lugar, intentando disimular mis gestos y tranquilizar los espasmos en mi abdomen. - Lo lamento, de verdad me has hecho reír. Desconocía si mi reacción había sido adecuada pero todo aquello era bastante irónico. El joven prefería escuchar a su libido antes de escuchar palabras de razón para ir hacia Lunargenta. Me levante de repente y estire mis músculos para reincorporarme. - Supongo que no será ningún problema. Seguro que con tu aspecto no será difícil conseguir a una dama, aunque... El lugar más cercano para encontrarla es Sacrestic. Un lugar muy deprimente y carente de todo encanto. Di algunos pasos hacia el joven para acercarme hacia él. Me posicione a sus espaldas y continué con mi charla. - Lunargenta es el lugar ideal para tontear con una gran variedad de damiselas. Podríamos visitar la parte acaudalada de la ciudad y verías damas portando sus hermosos vestidos largos de seda, y si la clase no es lo tuyo, podrías acompañarme a las catacumbas; La cuna del vicio y la depravación, donde tendrías que cuidarte las espaldas de incluso las mujeres con los escotes más prominentes y provocativos. Le mencione, casi susurrando en su oído.
- Ahora bien, escucha... No pienso perder más mi tiempo. Decídete de una vez o temo que tendrás que conocer mi lado menos amable. Le asegure, esperando que comprendiera mis palabras y mi tono serio tono de voz. Podría tomar mis palabras como una amenaza y no estaba lejos de serlo. Había permanecido el suficiente tiempo aquí y ahora contaba con la información necesaria para continuar con mi misión. - La elección será tuya. Llegar conciente o inconciente hasta Lunargenta. El joven y su fiel guardián podrían reaccionar al instante, a lo cual estaría preparado.
Johannes
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Re: Herencia [QUEST]
El joven abrió un ojo más de la cuenta, pero continuó sorbiendo el líquido de su copa sin darse por aludido ante el espectáculo de su invitado, sin embargo no dejó de demostrar cierto disgusto velado cuando escuchó la definitiva refutación de su propuesta. Un leve color carmín, subía desde su cuello, adornando la punta de sus orejas, sin embargo tuvo la delicadeza de mantener su expresión blanca cuando escuchó la propuesta de su nueva nana en versión asesino.
Asintió ante el comentario de Sacrestic, las mujeres habían probado ser frívolas para con él y en realidad, muy en el fondo él era un alma romántica que buscaba el amor tras aquél acto carnal. Suspiró dando rienda suelta a sus delirios juveniles, pero un suave carraspeo por parte de Amhuj le recordó que estaba sentado en su silla y no entre las piernas de una mujer. Por lo que se acomodó en su lugar, parpadeó un par de veces y trató de repasar en su mente lo que S le había sugerido.
Adrian pareció imperturbable por el cambio en el tono de voz del hombre alquilado por su padre, sin embargo no fue él sino su sirviente quién dio un paso adelante hacia Johannes, con toda la voluminosidad de su cuerpo, si bien no lo dijo con palabras, lo demostró con su persona “No amenaces” decía su rostro, que se distorsionó cuando Adrian le tocó el brazo para sacarlo de su trance de bestia leal.-No tengo opción entonces. Supongo que tienes la orden de llevar mi cuerpo también- se zampó un pastelillo de crema, ensuciándose la comisura de los labios. Ciertamente en esos momentos parecía un niño milindroso.
-mmphh to sta delizioso- dijo con la boca llena ahora alternando la comida con leche fresca -Demonios, voy a extrañar a Marissela. Amhuj, ¿crees que podamos arreglar las cosas para que esté a salvo aquí?- le preguntó como si hablara del clima. Su voz estaba siendo cuidadosamente restringida, no dejando colar ninguna emoción en ella. -Las prefiero guerreras S quiero casarme y tener hijos, muchos, que hereden lo que es mio y si es posible que no sea humana, quiero que cuando muera le saque los ojos a esos malditos que tengo por familia- ahora le estaba dando una amplia sonrisa al hombre. -Está decidido. Amhuj, prepara todo, partiremos cuando el velo del sol más fuerte nos proteja- El hombre en cuestión pareció reaccionar en cámara lenta, como si no hubiera terminado de digerir las nuevas órdenes. Momentos después desaparecía a toda velocidad por la puerta haciendo aspavientos y gritando órdenes.
Dos mulas bien cargadas y tres caballos esperaban en los establos para transportar al trío. Un mensajero había partido varias horas antes con un puñado de cartas y un pequeño regimiento de veinte hombres habían sido dispuestos para proteger la propiedad en ausencia de su amo.
-¿Quiere llevar escolta S?, hay un par de hombres de confianza que pueden acompañarnos, fuertes y valientes- informaría el leal sirviente de forma sutil al que sería su guía antes de partir. Adrian iba y venía como un chiquillo observando y tocando todo lo posible a su paso, incluyendo varias faldas.
Asintió ante el comentario de Sacrestic, las mujeres habían probado ser frívolas para con él y en realidad, muy en el fondo él era un alma romántica que buscaba el amor tras aquél acto carnal. Suspiró dando rienda suelta a sus delirios juveniles, pero un suave carraspeo por parte de Amhuj le recordó que estaba sentado en su silla y no entre las piernas de una mujer. Por lo que se acomodó en su lugar, parpadeó un par de veces y trató de repasar en su mente lo que S le había sugerido.
Adrian pareció imperturbable por el cambio en el tono de voz del hombre alquilado por su padre, sin embargo no fue él sino su sirviente quién dio un paso adelante hacia Johannes, con toda la voluminosidad de su cuerpo, si bien no lo dijo con palabras, lo demostró con su persona “No amenaces” decía su rostro, que se distorsionó cuando Adrian le tocó el brazo para sacarlo de su trance de bestia leal.-No tengo opción entonces. Supongo que tienes la orden de llevar mi cuerpo también- se zampó un pastelillo de crema, ensuciándose la comisura de los labios. Ciertamente en esos momentos parecía un niño milindroso.
-mmphh to sta delizioso- dijo con la boca llena ahora alternando la comida con leche fresca -Demonios, voy a extrañar a Marissela. Amhuj, ¿crees que podamos arreglar las cosas para que esté a salvo aquí?- le preguntó como si hablara del clima. Su voz estaba siendo cuidadosamente restringida, no dejando colar ninguna emoción en ella. -Las prefiero guerreras S quiero casarme y tener hijos, muchos, que hereden lo que es mio y si es posible que no sea humana, quiero que cuando muera le saque los ojos a esos malditos que tengo por familia- ahora le estaba dando una amplia sonrisa al hombre. -Está decidido. Amhuj, prepara todo, partiremos cuando el velo del sol más fuerte nos proteja- El hombre en cuestión pareció reaccionar en cámara lenta, como si no hubiera terminado de digerir las nuevas órdenes. Momentos después desaparecía a toda velocidad por la puerta haciendo aspavientos y gritando órdenes.
* * *
Dos mulas bien cargadas y tres caballos esperaban en los establos para transportar al trío. Un mensajero había partido varias horas antes con un puñado de cartas y un pequeño regimiento de veinte hombres habían sido dispuestos para proteger la propiedad en ausencia de su amo.
-¿Quiere llevar escolta S?, hay un par de hombres de confianza que pueden acompañarnos, fuertes y valientes- informaría el leal sirviente de forma sutil al que sería su guía antes de partir. Adrian iba y venía como un chiquillo observando y tocando todo lo posible a su paso, incluyendo varias faldas.
Deberás comenzar el recorrido de retorno e idear un plan para el mismo. Puedes regresar a la casa de la mujer, pero ella no se encontrará allí.
Thorn
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Re: Herencia [QUEST]
La espera por emprender el viaje de regreso a la ciudad amurallada se había prolongado lo suficiente para que comenzara a preocuparme por las horas de luz con las que aun contábamos. El sol aún no estaba en su punto más alto pero en breve ocurriría. Me encontraba en el patio caminando de un lado a otro como un animal enjaulado. Siempre goce de un gran nivel de paciencia, casi inmutable, pero esto había sido demasiado. Por otro lado, me sentía satisfecho al saber que finalmente podría regresar a cumplir mi misión con el mínimo uso de fuerza aunque... ¿Que me estaba sucediendo? Durante mi corta estadía en este lugar me había comportado más como un vendedor parlanchín y menos como un mercenario.
De mis labios habían salido un gran numero de amenazas, pero… ¿Realmente las habría hecho cumplir? En ninguna de las ocasiones había estado realmente dispuesto a hacer uso de mis armas. Levante la mano hacia mi rostro y la observe durante algunos instantes sumergido en un profundo silencio. Desde la perdida de la visión y la recuperación al lado de la mujer que amo, mi espíritu de combate se había visto altamente afectado. Últimamente solo había utilizado mis habilidades por estrictas cuestiones de supervivencia, cuando en tiempos pasados habría atacado al joven Adrian sin la mínima intención de pensármelo dos veces. Ya sea para imponer mi voluntad o el simple hecho de saciar el retorcido deseo por chocar armas con las de un contrario. - Como sea... Susurre, restándole importancia.
Los hombres del joven heredero se habían mantenido ocupados todo el día. Llevando y trayendo, guardando y sacando... El muchacho les había dado trabajo y yo no podía hacer nada más que observar. Finalmente pude escuchar la voz de Amhuj muy cerca de aquí. Parecía provenir de los establos del hogar. Me acerque hasta el lugar con una mirada de impaciencia y curiosidad. ¿Que es todo eso? Cuestione levantando una ceja cuando note el grupo de bestias y la forma en la que iban cargadas. - ¿Realmente necesitan todo esto? Le dije con un leve y apagado suspiro de decepción. Para mi gusto, todas esas cosas solo nos harían más lento y muy probablemente llamaríamos la atención de sujetos ajenos a nosotros.
Me posicione a un lado del leal guardián quien mantenía una postura tan incrédula como la mía ante la decisión de su protegido. Me cruce de brazos mientras observaba como sus subordinados daban los últimos toques a la partida de su amo. - No será necesario. Pretendo que este viaje se mantenga en un estricto margen de discreción. Tendremos que atravesar territorios donde los humanos no son bienvenidos y no quisiera ofender a nadie haciendo presencia de un numeroso grupo de hombres armados. Solo al terminar la frase me percate nuevamente de aquel deseo por mantenerme fuera de problemas. - Esto es diferente. Llevo en los hombros la seguridad del chico. Pensé, intentando dar una excusa para mi mismo. - Aunque, con el comportamiento de tu amo, creo que será un poco complicado. Le asegure apuntando al muchacho quien mantenía un energético comportamiento husmeando todo a su paso como un pequeño cachorro en su plena etapa de la curiosidad y el conocimiento. - Me alegra que hayan decidido venir. Comente a Amhuj en un extraño impulso por externar mis ideas. - No es algo que suela decir frecuentemente pero... comienzan a agradarme. Confesé para el hombre mientras golpeaba su hombro con la palma de mi mano. No podría explicar con precisión que me había impulsado a decirlo, pero había algo en ambos que me hacia sentir cómodo.
Eche un nuevo vistazo al cielo, era hora de apresurar al hiperactivo muchacho- Sus hombres son algo lentos y usted ha demorado más que una chiquilla que se dirige a un baile. Le dije haciendo uso de una cautelosa mirada. Con la atención del muchacho, ahora podría discutir con él sobre la posible ruta que podríamos tomar. – Escuche. El camino que tome para llegar hasta aquí será una perfecta opción para seguir hasta la ciudad de los humanos, sin embargo, debido a su exagerada carga, debemos tomar una ruta un poco distinta. Sostuve mi barbilla mientras intentaba encontrar la forma de cruzar el río sin la necesidad de usar un bote. – Creo que lo tengo. En un punto intermedio, luego del bosque del Este, hay un viejo puente de madera diseñado para el uso de cargas pesadas. Si el puente sigue ahí podríamos usarlo para llegar hacia el Este y desde ahí podremos continuar sin mucho problema hacia Lunargenta. Esperaba que el muchacho estuviera de acuerdo conmigo, no quisiera perder más tiempo discutiendo con él. – Pero aun queda algo… El hecho de que probablemente encontremos a sus enemigos en el camino. Creo tener un buen plan para eso pero… Temo que no le parecerá nada agradable. Pause mi charla un breve instante mientras dejaba que el joven formulara sus propias ideas y yo retrocedía medio paso para ver de cuerpo completo al joven. – Debemos mantenerlo oculto y se me ocurre que quizás, podríamos hacerlo pasar por una chica. No se ofenda pero tiene la complexión de una dama que se ejercita y con los accesorios adecuados, esta descabellada idea podría resultar.
Gire mi atención hacia Amhuj y me asegure de que escuchar mi plan. – ¿Tu que opinas Amhuj? Es eso o arriesgarnos a combatir, perder tiempo y que Adrian desperdicie valiosos segundos de vida. Ni siquiera yo podría creer que el joven optara por escucharme, pero estaba muy optimista el día de hoy, así que la esperanza no terminaría hasta verla romperse con el filo de sus labios.
De mis labios habían salido un gran numero de amenazas, pero… ¿Realmente las habría hecho cumplir? En ninguna de las ocasiones había estado realmente dispuesto a hacer uso de mis armas. Levante la mano hacia mi rostro y la observe durante algunos instantes sumergido en un profundo silencio. Desde la perdida de la visión y la recuperación al lado de la mujer que amo, mi espíritu de combate se había visto altamente afectado. Últimamente solo había utilizado mis habilidades por estrictas cuestiones de supervivencia, cuando en tiempos pasados habría atacado al joven Adrian sin la mínima intención de pensármelo dos veces. Ya sea para imponer mi voluntad o el simple hecho de saciar el retorcido deseo por chocar armas con las de un contrario. - Como sea... Susurre, restándole importancia.
Los hombres del joven heredero se habían mantenido ocupados todo el día. Llevando y trayendo, guardando y sacando... El muchacho les había dado trabajo y yo no podía hacer nada más que observar. Finalmente pude escuchar la voz de Amhuj muy cerca de aquí. Parecía provenir de los establos del hogar. Me acerque hasta el lugar con una mirada de impaciencia y curiosidad. ¿Que es todo eso? Cuestione levantando una ceja cuando note el grupo de bestias y la forma en la que iban cargadas. - ¿Realmente necesitan todo esto? Le dije con un leve y apagado suspiro de decepción. Para mi gusto, todas esas cosas solo nos harían más lento y muy probablemente llamaríamos la atención de sujetos ajenos a nosotros.
Me posicione a un lado del leal guardián quien mantenía una postura tan incrédula como la mía ante la decisión de su protegido. Me cruce de brazos mientras observaba como sus subordinados daban los últimos toques a la partida de su amo. - No será necesario. Pretendo que este viaje se mantenga en un estricto margen de discreción. Tendremos que atravesar territorios donde los humanos no son bienvenidos y no quisiera ofender a nadie haciendo presencia de un numeroso grupo de hombres armados. Solo al terminar la frase me percate nuevamente de aquel deseo por mantenerme fuera de problemas. - Esto es diferente. Llevo en los hombros la seguridad del chico. Pensé, intentando dar una excusa para mi mismo. - Aunque, con el comportamiento de tu amo, creo que será un poco complicado. Le asegure apuntando al muchacho quien mantenía un energético comportamiento husmeando todo a su paso como un pequeño cachorro en su plena etapa de la curiosidad y el conocimiento. - Me alegra que hayan decidido venir. Comente a Amhuj en un extraño impulso por externar mis ideas. - No es algo que suela decir frecuentemente pero... comienzan a agradarme. Confesé para el hombre mientras golpeaba su hombro con la palma de mi mano. No podría explicar con precisión que me había impulsado a decirlo, pero había algo en ambos que me hacia sentir cómodo.
Eche un nuevo vistazo al cielo, era hora de apresurar al hiperactivo muchacho- Sus hombres son algo lentos y usted ha demorado más que una chiquilla que se dirige a un baile. Le dije haciendo uso de una cautelosa mirada. Con la atención del muchacho, ahora podría discutir con él sobre la posible ruta que podríamos tomar. – Escuche. El camino que tome para llegar hasta aquí será una perfecta opción para seguir hasta la ciudad de los humanos, sin embargo, debido a su exagerada carga, debemos tomar una ruta un poco distinta. Sostuve mi barbilla mientras intentaba encontrar la forma de cruzar el río sin la necesidad de usar un bote. – Creo que lo tengo. En un punto intermedio, luego del bosque del Este, hay un viejo puente de madera diseñado para el uso de cargas pesadas. Si el puente sigue ahí podríamos usarlo para llegar hacia el Este y desde ahí podremos continuar sin mucho problema hacia Lunargenta. Esperaba que el muchacho estuviera de acuerdo conmigo, no quisiera perder más tiempo discutiendo con él. – Pero aun queda algo… El hecho de que probablemente encontremos a sus enemigos en el camino. Creo tener un buen plan para eso pero… Temo que no le parecerá nada agradable. Pause mi charla un breve instante mientras dejaba que el joven formulara sus propias ideas y yo retrocedía medio paso para ver de cuerpo completo al joven. – Debemos mantenerlo oculto y se me ocurre que quizás, podríamos hacerlo pasar por una chica. No se ofenda pero tiene la complexión de una dama que se ejercita y con los accesorios adecuados, esta descabellada idea podría resultar.
Gire mi atención hacia Amhuj y me asegure de que escuchar mi plan. – ¿Tu que opinas Amhuj? Es eso o arriesgarnos a combatir, perder tiempo y que Adrian desperdicie valiosos segundos de vida. Ni siquiera yo podría creer que el joven optara por escucharme, pero estaba muy optimista el día de hoy, así que la esperanza no terminaría hasta verla romperse con el filo de sus labios.
Johannes
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Re: Herencia [QUEST]
- Vestido:
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-Oh mi querido, se me ensucia el vestido- diría Adrian con un intento de voz soprano amanerado mientras se tapaba la boca con un abanico de forma coqueta mientras se cruzaban con un par de miradas curiosas. Él se reacomodó el sobrero que disimulaba sus rulos y se sentó mejor sobre la montura. Arrimándose a Johannes le dijo en voz baja -Se me están acalambrando las bolas de estar sentado en esta montura de mujer, no se como pueden moverse así- más comentarios fueron imposibles, ya que aquellas personas que les habían pasado ahora volvían sobre sus pasos con la expresión ida. La maldición les había llamado.
Eran los primeros transeúntes que se cruzaban en la tarde, la noche amenazaba con caer y era preciso encontrar un lugar seguro donde dormir, claro, una vez habiéndose deshecho de los alborotadores.
* * *
Los preparativos estaban casi listos cuando Johannes comenzó a hacer sus comentarios -El amo opina que es innecesario, pero dado que iremos a casa de su señor padre debemos llevar las dádivas correspondientes, como la estricta etiqueta lo indica-. El hombre parecía tomarse muy a pecho lo de la visita y aunque Adrian le tratara de convencer de que no era un tema social, el hombre se mostraría terco como una mula. Con respecto a lo de los guardias extras, asintió sin la más leve consideración aunque sus ojos casi se desorbitan cuando escuchó la parte de que él y su amo no eran vistos como una plaga.
-Lo sabía, lo sabía, estaba claro que te enamorarías de nosotros. Pero me entristece que no quieras pasarte para el lado oscuro- le respondería el joven con cierto deje de pregunta , aún no se resignaba a perder a un leal sirviente. Se encogió de hombros y escuchó sin objeciones lo que S le decía. Su rostro no delataba sus cavilaciones, pero al parecer había comenzado una línea de razonamiento ya que había dejado de hurgar por todos lados. Asintió ante la idea del puente, en realidad él le tenía poca tolerancia al agua, de hecho, pensar en ella le daba náuseas. Nadie con vida conocía esa debilidad salvo Amhuj, por lo que el ofrecimiento le venía como anillo al dedo. Se disponía a dar una respuesta digna cuando el de cabellos blancos agregó la letra pequeña del contrato. Frunció el ceño y le escuchó.
Estuvo alrededor de uno o dos minutos observando el rostro de Johannes, buscando algún asomo de broma, pero al no encontrarlo comenzó a carcajearse hasta que las lágrimas le nublaron la vista, como en la noche anterior. -Sólo si tú eres el sirviente de mi prometido, Amhuj, en tú línea de pensamiento podría delatarnos, no hay nada que pueda disimular todos esos músculos a no ser que se disfrace de oso- y una nueva ola de carcajadas lo dobló dejándole morado por la falta de aire mientras reía. El referenciado levantó su mentón con un intento de salvaguardar su orgullo pero buena parte de la servidumbre había captado la situación y se reían por lo bajo.
-Anabell, ¡Sara!, ajusten uno de los más finos vestidos de Lady Ebora para el amo y ocúpense de darle una vista… Femenina- ante la última palabra, la masa de carne y músculos miró a su protegido con otros ojos y las risas cambiaron de dirección.
Excelente, un post excelente. Podrás deshacerte fácilmente de uno de los hombres, pero el segundo te costará este y otro turno, al principio te hará una herida en la pierna derecha. Su arma es una alabarda. Sus estats son:
- Spoiler:
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Fuerza 35 Destreza 30 Constitucion 35 Sabiduria 10 Inteligencia 10
Thorn
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Re: Herencia [QUEST]
Aun esceptico ante el comienzo de nuestro regreso hacia la ciudad y el hecho de que Adrian aceptara seguir mi bizarro plan, apresuraba el paso de mis compañeros aunque no podríamos ir más rápido debido a la pesada carga que debíamos llevar. Las horas habían transcurrido sin novedad alguna. Discretamente, digerí mi mirada hacia Adrian. Me preguntaba si realmente la cura de su maldición podría ser encontrada tras los muros de la ciudad y cuanto tiempo dispondríamos para llegar hasta ahí e intentar salvar su vida. Sin saberlo me había relacionado más de lo esperado con ellos. Por algunos minutos pensaba que ese joven podría ser un valioso miembro del gremio de asesinos pero me disgustaba pensar de ese modo. No podría llevar a alguien como él a ese maldito lugar donde debes dejar un fragmento de tu alma en cada trabajo. y ahora menos que en repetidas ocasiones había intentado formular el plan para desligarme de esa vida y comenzar otra vez desde un enfoque distinto.
No me preocuparía por ahora con aquellos asuntos. Ahora tenia más asuntos los cuales merecían mi atención. El sol se acercaba cada vez más hacia el Oeste, donde desaparecería tras la frontera de árboles y colinas, dando lugar a la noche en el territorio Vampirico. Pronto tendríamos que detenernos en algún lugar seguro para pasar la noche y mantenernos a salvo. - Y dime Adrian... ¿Como conociste a Amhuj? Pregunte con el único afán de mantener un aire animado en nuestra travesía, pero antes de que el joven pudiera responder, un par de sujetos con un semblante agresivo, aparecieron en el camino. - Silencio. Les dije para actuar lo mas naturalmente posible, sin alejar la vista de ellos.
Adrian intento entrar en su personaje fingiendo su tono de voz y haciendo afeminados ademanes que, aunque un poco sobreactuados, parecían darse de manera natural en su comportamiento. Los sujetos parecían haberse tragado el cuento, por lo que siguieron con su camino sin decir una sola palabra, aunque algo no me dejaba del todo tranquilo pues habían visto de una extraña manera al joven disfrazado. - Algo no esta bien... Adrian se acerco y comenzó a quejarse por el dolor que irradiaba en su entrepierna. - Deja de quejarte. Tus futuros descendientes estarán bien. Respondí con autoridad para hacerle bajar la voz.
Regrese mi atención al camino pero aun era temprano para ignorar nuestro pasado encuentro, ya que los sujetos parecían regresar marcados por la maldición de Adrian que había hecho efecto sobre ellos. Tomaron sus armas y fijaron una profunda y desafiante mirada contra el joven. - Veo que tu podrás ser disfrazado pero tu maldición no. El fiel guardián detuvo su caballo y tomo su arma para enfrentar a los hombres. - ¡No Amhuj! Le dije adelantando mi brazo para detenerlo. - Aléjate con Adrian y protégelo. Yo me encargare de este par, no debería ser tan difícil. El sujeto asintió a mis palabras y apresuro a su amo para alejarse un poco de la escena.
Baje del caballo y me adelante para interceptar a los agresores. Tan pronto cuando estuvimos lo suficientemente cerca, los dos comenzaron a atacar. Desenfunde mis dagas e intercepte ambos ataques con cada uno de mis brazos, sin embargo los había subestimado ya que uno de ellos logro desarmarme. Sin una de las dagas para defenderme, aquel que había logrado superar mi defensa, logro alcanzar la parte interna de mi pierna izquierda con su arma de largo alcance: Una alabarda. El sujeto sonrió con malicia al ver como mi sangre brotaba de entre mis pliegues y mi bota escurría un delgado hilo carmesí que terminaba humedeciendo la tierra. Ahora tenia una idea más de quien enfrentaba. Debía ser más cuidadoso de ahora en adelante.
Regresaron por una nueva carga. Sin el alcance de una de mis dagas, no podría hacer mucho más que defender por ahora. Deseaba volverla a su funda y tomar los katares pero la constante insistencia de los ataques no me daban respiro. Mi única oportunidad seria acabar uno por uno. Intente alejarme algunos pasos lo más rápido que el movimiento de la pierna me lo permitió, de esta forma, alguno debería acercarse más rápido que el otro y así fue. Uno de ellos, quien solo portaba una vieja y pesada espada lanzo su ataque hacia mi cabeza, pero sin poder igualar mi velocidad, fue derrotado por un fuerte golpe en la nuca con el mango de mi arma. Eso seria suficiente para neutralizarlo pero no lo mataría. Lo suficiente para mantener mi palabra.
- Uno menos. Mencione mientras miraba los ojos de aquel que quedaba en pie. Ambos analizamos la situación. Parecía que nuestros pasos se sincronizaban mientras caminábamos lentamente al rededor del otro. Me lance en un ataque frontal, el sujeto interpuso su arma conmigo pero él no había sido mi objetivo. Me escabullí entre sus piernas para llegar a su espalda y tomar mi otra daga. El sujeto reacciono rápidamente y ataco con un corte descendente. Aunque logre bloquearlo cruzando mis cuchillas frente a mi, el golpe había sido suficiente para hacerme caer de espalda y hojas salieron despedidas de mis manos. La fuerza de este hombre me superaba casi con creces. Parecía un maestro manipulando esa alabarda y si continuaba así, probablemente no tendría muchas oportunidades. Este era el mejor momento para probar mi nueva creación.
Me levante parcialmente con una de mis rodillas aun en el piso. Parecía estar a la merced de un nuevo intento por parte de mi contrincante, pero no pudo notar que la mano más cercana a mi espalda tomaba un pequeño frasco y desprendía de ella un pequeño corcho con mi dedo pulgar. Una vez abierta, rápidamente ingerí dicho compuesto y arroje el recipiente hacia el lado del camino. Mi agresor regresaba por más. Intentaría un nuevo corte el cual detendría con el ágil y casi imperceptible uso de mis katares. Ahora forcejeábamos por superar al otro, pero pronto aquella bebida que comenzaba a hacer efecto en mi cuerpo, podría ponerme en ventaja.
_________________________________No me preocuparía por ahora con aquellos asuntos. Ahora tenia más asuntos los cuales merecían mi atención. El sol se acercaba cada vez más hacia el Oeste, donde desaparecería tras la frontera de árboles y colinas, dando lugar a la noche en el territorio Vampirico. Pronto tendríamos que detenernos en algún lugar seguro para pasar la noche y mantenernos a salvo. - Y dime Adrian... ¿Como conociste a Amhuj? Pregunte con el único afán de mantener un aire animado en nuestra travesía, pero antes de que el joven pudiera responder, un par de sujetos con un semblante agresivo, aparecieron en el camino. - Silencio. Les dije para actuar lo mas naturalmente posible, sin alejar la vista de ellos.
Adrian intento entrar en su personaje fingiendo su tono de voz y haciendo afeminados ademanes que, aunque un poco sobreactuados, parecían darse de manera natural en su comportamiento. Los sujetos parecían haberse tragado el cuento, por lo que siguieron con su camino sin decir una sola palabra, aunque algo no me dejaba del todo tranquilo pues habían visto de una extraña manera al joven disfrazado. - Algo no esta bien... Adrian se acerco y comenzó a quejarse por el dolor que irradiaba en su entrepierna. - Deja de quejarte. Tus futuros descendientes estarán bien. Respondí con autoridad para hacerle bajar la voz.
Regrese mi atención al camino pero aun era temprano para ignorar nuestro pasado encuentro, ya que los sujetos parecían regresar marcados por la maldición de Adrian que había hecho efecto sobre ellos. Tomaron sus armas y fijaron una profunda y desafiante mirada contra el joven. - Veo que tu podrás ser disfrazado pero tu maldición no. El fiel guardián detuvo su caballo y tomo su arma para enfrentar a los hombres. - ¡No Amhuj! Le dije adelantando mi brazo para detenerlo. - Aléjate con Adrian y protégelo. Yo me encargare de este par, no debería ser tan difícil. El sujeto asintió a mis palabras y apresuro a su amo para alejarse un poco de la escena.
Baje del caballo y me adelante para interceptar a los agresores. Tan pronto cuando estuvimos lo suficientemente cerca, los dos comenzaron a atacar. Desenfunde mis dagas e intercepte ambos ataques con cada uno de mis brazos, sin embargo los había subestimado ya que uno de ellos logro desarmarme. Sin una de las dagas para defenderme, aquel que había logrado superar mi defensa, logro alcanzar la parte interna de mi pierna izquierda con su arma de largo alcance: Una alabarda. El sujeto sonrió con malicia al ver como mi sangre brotaba de entre mis pliegues y mi bota escurría un delgado hilo carmesí que terminaba humedeciendo la tierra. Ahora tenia una idea más de quien enfrentaba. Debía ser más cuidadoso de ahora en adelante.
Regresaron por una nueva carga. Sin el alcance de una de mis dagas, no podría hacer mucho más que defender por ahora. Deseaba volverla a su funda y tomar los katares pero la constante insistencia de los ataques no me daban respiro. Mi única oportunidad seria acabar uno por uno. Intente alejarme algunos pasos lo más rápido que el movimiento de la pierna me lo permitió, de esta forma, alguno debería acercarse más rápido que el otro y así fue. Uno de ellos, quien solo portaba una vieja y pesada espada lanzo su ataque hacia mi cabeza, pero sin poder igualar mi velocidad, fue derrotado por un fuerte golpe en la nuca con el mango de mi arma. Eso seria suficiente para neutralizarlo pero no lo mataría. Lo suficiente para mantener mi palabra.
- Uno menos. Mencione mientras miraba los ojos de aquel que quedaba en pie. Ambos analizamos la situación. Parecía que nuestros pasos se sincronizaban mientras caminábamos lentamente al rededor del otro. Me lance en un ataque frontal, el sujeto interpuso su arma conmigo pero él no había sido mi objetivo. Me escabullí entre sus piernas para llegar a su espalda y tomar mi otra daga. El sujeto reacciono rápidamente y ataco con un corte descendente. Aunque logre bloquearlo cruzando mis cuchillas frente a mi, el golpe había sido suficiente para hacerme caer de espalda y hojas salieron despedidas de mis manos. La fuerza de este hombre me superaba casi con creces. Parecía un maestro manipulando esa alabarda y si continuaba así, probablemente no tendría muchas oportunidades. Este era el mejor momento para probar mi nueva creación.
Me levante parcialmente con una de mis rodillas aun en el piso. Parecía estar a la merced de un nuevo intento por parte de mi contrincante, pero no pudo notar que la mano más cercana a mi espalda tomaba un pequeño frasco y desprendía de ella un pequeño corcho con mi dedo pulgar. Una vez abierta, rápidamente ingerí dicho compuesto y arroje el recipiente hacia el lado del camino. Mi agresor regresaba por más. Intentaría un nuevo corte el cual detendría con el ágil y casi imperceptible uso de mis katares. Ahora forcejeábamos por superar al otro, pero pronto aquella bebida que comenzaba a hacer efecto en mi cuerpo, podría ponerme en ventaja.
Objetos utilizados para creación de Poción: Pócima Inhibis x1 Veneno #1 x1 (En mi lista de tareas esta el inventario con ambas.)
En mi próximo turno el efecto de "Poción estimulante" estará activo.
Johannes
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Re: Herencia [QUEST]
Inclemente podría haberse llamado a ese hombre de la alabarda. La poción de Johannes comenzaba a hacer efecto sobre él mientras que el otro ni lerdo ni perezoso comenzaba a atacar para no dejar que ésta hiciera efecto sobre él. La voz de la experiencia parecía dictarle que no debía perder tiempo, pero aún no sabía que su destino ya estaba firmado. Su alabarda no dejaba de avanzar para palear su sed de sangre más cada vez parecían ser los ataques más lentos o… quizás la poción del humano estaba comenzando a hacer buen efecto.
El agresor que había quedado inconsciente comenzó a levantarse lentamente, sobándose la nuca. Una pareja de desconocidos llegaron al lugar y le socorrieron tratando de evitar la lucha o cualquier insinuación de los dos hombres que estaban enfrascados en ella. Sin embargo, al ver a Amhuj y Adrian medio escondido medio luchando entre ellos para ayudar al asesino la maldición les alcanzó y su ojos perdieron su brillo. El leal sirviente se cargó al que ya había sido herido y se trabó en pelea a mano limpia con el hombre recién llegado, mientras que su mujer fue tras un Adrian embotado en lazos y corsés. Ambos se perdieron en la oscuridad del bosque y no se escuchó más de ellos que gritos y chillidos.
El sol comenzaba a descender y los sonidos de la noche estaban comenzando a atravesar todos los corazones. Maldición o no, los agresores tenían la suficiente claridad de mente como para querer poner distancia entre ellos y Sacrestic Ville. Sus ataques se volvían cada vez más torpes y apresurados además de que el cansancio comenzaba a atacar sus reflejos. Aún así, las peleas no dejaban de estar bastante parejas.
___________________________El agresor que había quedado inconsciente comenzó a levantarse lentamente, sobándose la nuca. Una pareja de desconocidos llegaron al lugar y le socorrieron tratando de evitar la lucha o cualquier insinuación de los dos hombres que estaban enfrascados en ella. Sin embargo, al ver a Amhuj y Adrian medio escondido medio luchando entre ellos para ayudar al asesino la maldición les alcanzó y su ojos perdieron su brillo. El leal sirviente se cargó al que ya había sido herido y se trabó en pelea a mano limpia con el hombre recién llegado, mientras que su mujer fue tras un Adrian embotado en lazos y corsés. Ambos se perdieron en la oscuridad del bosque y no se escuchó más de ellos que gritos y chillidos.
El sol comenzaba a descender y los sonidos de la noche estaban comenzando a atravesar todos los corazones. Maldición o no, los agresores tenían la suficiente claridad de mente como para querer poner distancia entre ellos y Sacrestic Ville. Sus ataques se volvían cada vez más torpes y apresurados además de que el cansancio comenzaba a atacar sus reflejos. Aún así, las peleas no dejaban de estar bastante parejas.
Off: Siento la demora, ya estamos en la recta final
Thorn
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Re: Herencia [QUEST]
Mi oponente era fuerte. Aunque mi estrategia hubiese sido bloquear simplemente hasta que el sujeto se cansara, probablemente terminaria siendo superado por su sobresaliente resistencia. Su habilidad con aquella arma larga y peligrosa parecía no tener límites al momento de modificar su postura y nuevas y creativas formas para intentar someterme y terminar con mi vida, pero la opción había sido consumida y si corría con suerte, sus efectos pronto comenzarían a manifestarse.
Uno... el número de veces que utilice este compuesto y no precisamente en una batalla, más bien había sido un simple evento experimental. En aquella ocasión, todo había resultado según lo planeado y luego de algunos consejos más de mi maestro en el arte de los venenos y la alquimia, pude finalmente concretar lo que sería mi pase a la victoria en diversas ocasiones, pero aún había un detalle. En ese período de prueba, siempre resultaba lo mismo. Luego de un período de prueba los efectos positivos del compuesto desaparecían y lo que dejaban en su lugar, era un terrible dolor de músculos y una extraña sensación de sofocamiento y malestar. Por esa razón, debía ser veloz y terminar con aquel que no me daba tregua o de lo contrario, quedaría a su merced irremediablemente.
Finalmente comencé a notarlo. Mis sentidos se agudizaban cada vez más y los ataques de mi contrincante parecían volverse más débiles y predecibles. Podía sentirlo fluir por mis venas. Ahora mi fuerza era equiparable a la suya. Mientras momentos atrás había tenido que retroceder para evitar una nueva herida, ahora ganaba terreno de a poco, pero aún así, no podría saber aún quien venceria en esta cruda batalla.
Sin previo aviso, a mis espaldas pude escuchar algunas voces. No se trataba de adrián o amhuj. Sus tonos eran totalmente distintos. Pareciera que nuestra pelea comenzaba a ganar público y aunque hubiera deseado que mi oponente escuchara las palabras de razón y coincidencia de aquellos visitantes, no me daba un sólo segundo siquiera para percatarme de su apariencia. Su llegada bien podría haber sido de ayuda, pero ahora sabía que cualquiera que se tomará con mi joven protegido, caería en el espiral de aquella desafortunada maldición y eso nos traería más problemas.
Tal como lo dictaban mis sospechas, no pasó mucho tiempo cuando aquel par de visitantes sintió ese indescriptible e incontenible deseo por acabar con la vida del muchacho y todo aquel que interviniera en ese labor. Sólo podía poner atención durante fragmentos de segundo para notar el cómo Amhuj enfrentaba a una de las nuevas víctimas de la maldición. Sin embargo, su compañera, al no encontrar otro impedimento, se lanzó directamente hacia el jóven de cabellos risados. - ¡Adrián! Grite, aunque sin saber el exactamente porque ya que no podría hacer nada para ayudarlo por el momento. El muchacho y su agresora se internaron en el bosque. Algunos gritos cuya procedencia parecía confusa, surjieron de entre las hojas y una parvada de aves volo de entre las copas de los árboles.
- Maldición... mencioné entre dientes. Quería ir a buscar a mi protegido, pero el dueño de la alabarda bloqueaba mi paso, sin darme la posibilidad. Ambos parecíamos comenzar perder fuerzas ya que hubo una pequeña pausa entre nosotros mientras intercambiados miradas y un odioso y casi entendible silencio. Estábamos más igualados de lo que creía, aún cuando hubiera ingerido esa opción, pero mi falta de experiencia ante la toma de ese compuesto me había llevado a cometer un grave error. Al parecer estaba llevando mis musculos al límite y uno de ellos no estaba en su óptima forma: mi pierna. El corte había sido profundo y luego de exigir tanto, estaba comenzando a resentir cada gramo de esfuerzo.
Pronto anocheseria, y eso traería más problemas. Combatir contra esta gente sería una cosa, pero enfrentar a seres de la noche que ancian hundir los colmillos sobre un tibio cuello... definitivamente era algo por lo que no quería pasar. El sujeto volvía por más. Parecía, al igual que yo, apresurado por terminar con esto de una vez y salir de estos territorios. Si las cosas continuaban así, probablemente todos terminamos muertos. Luego de un rato de combate, había notado un hueco que quizás podría darme la ventaja. El hombre era fuerte, pero no muy veloz, asi que podria intentar aprovechar al máximo aquella desventaja. Con las katares no lo lograría. No. Sus hojas son grandes y proveen de una magnífica defensa y fortaleza, pero no contaban con la movilidad necesaria para este trabajo. Hábil y rápidamente enfunde las lenguas de dragón y tome las dagas . Debía ser cuidadoso pues con ellas no podría bloquear como hasta ahora, pero me darían la ventaja necesaria para encontrar aquel déficit para definir este combate.
Un corte más por parte de mi agresor, el cual fue esquivado con maestría. Ese era el momento. Su arma estaba abajo y la oportunidad estaba clara. Era él o yo después de todo y dudo mucho que pudiera neutralizar a esta bestia de una forma no fatal, así que me lancé hacia él con las puntas de mis armas. Mi objetivo sería clavar mis dagas en sus hombros. Me había hecho una promesa, al menos en esta misión: No matar. Pero es cierto lo que dicen... Viejas costumbres son difíciles de romper.
Uno... el número de veces que utilice este compuesto y no precisamente en una batalla, más bien había sido un simple evento experimental. En aquella ocasión, todo había resultado según lo planeado y luego de algunos consejos más de mi maestro en el arte de los venenos y la alquimia, pude finalmente concretar lo que sería mi pase a la victoria en diversas ocasiones, pero aún había un detalle. En ese período de prueba, siempre resultaba lo mismo. Luego de un período de prueba los efectos positivos del compuesto desaparecían y lo que dejaban en su lugar, era un terrible dolor de músculos y una extraña sensación de sofocamiento y malestar. Por esa razón, debía ser veloz y terminar con aquel que no me daba tregua o de lo contrario, quedaría a su merced irremediablemente.
Finalmente comencé a notarlo. Mis sentidos se agudizaban cada vez más y los ataques de mi contrincante parecían volverse más débiles y predecibles. Podía sentirlo fluir por mis venas. Ahora mi fuerza era equiparable a la suya. Mientras momentos atrás había tenido que retroceder para evitar una nueva herida, ahora ganaba terreno de a poco, pero aún así, no podría saber aún quien venceria en esta cruda batalla.
Sin previo aviso, a mis espaldas pude escuchar algunas voces. No se trataba de adrián o amhuj. Sus tonos eran totalmente distintos. Pareciera que nuestra pelea comenzaba a ganar público y aunque hubiera deseado que mi oponente escuchara las palabras de razón y coincidencia de aquellos visitantes, no me daba un sólo segundo siquiera para percatarme de su apariencia. Su llegada bien podría haber sido de ayuda, pero ahora sabía que cualquiera que se tomará con mi joven protegido, caería en el espiral de aquella desafortunada maldición y eso nos traería más problemas.
Tal como lo dictaban mis sospechas, no pasó mucho tiempo cuando aquel par de visitantes sintió ese indescriptible e incontenible deseo por acabar con la vida del muchacho y todo aquel que interviniera en ese labor. Sólo podía poner atención durante fragmentos de segundo para notar el cómo Amhuj enfrentaba a una de las nuevas víctimas de la maldición. Sin embargo, su compañera, al no encontrar otro impedimento, se lanzó directamente hacia el jóven de cabellos risados. - ¡Adrián! Grite, aunque sin saber el exactamente porque ya que no podría hacer nada para ayudarlo por el momento. El muchacho y su agresora se internaron en el bosque. Algunos gritos cuya procedencia parecía confusa, surjieron de entre las hojas y una parvada de aves volo de entre las copas de los árboles.
- Maldición... mencioné entre dientes. Quería ir a buscar a mi protegido, pero el dueño de la alabarda bloqueaba mi paso, sin darme la posibilidad. Ambos parecíamos comenzar perder fuerzas ya que hubo una pequeña pausa entre nosotros mientras intercambiados miradas y un odioso y casi entendible silencio. Estábamos más igualados de lo que creía, aún cuando hubiera ingerido esa opción, pero mi falta de experiencia ante la toma de ese compuesto me había llevado a cometer un grave error. Al parecer estaba llevando mis musculos al límite y uno de ellos no estaba en su óptima forma: mi pierna. El corte había sido profundo y luego de exigir tanto, estaba comenzando a resentir cada gramo de esfuerzo.
Pronto anocheseria, y eso traería más problemas. Combatir contra esta gente sería una cosa, pero enfrentar a seres de la noche que ancian hundir los colmillos sobre un tibio cuello... definitivamente era algo por lo que no quería pasar. El sujeto volvía por más. Parecía, al igual que yo, apresurado por terminar con esto de una vez y salir de estos territorios. Si las cosas continuaban así, probablemente todos terminamos muertos. Luego de un rato de combate, había notado un hueco que quizás podría darme la ventaja. El hombre era fuerte, pero no muy veloz, asi que podria intentar aprovechar al máximo aquella desventaja. Con las katares no lo lograría. No. Sus hojas son grandes y proveen de una magnífica defensa y fortaleza, pero no contaban con la movilidad necesaria para este trabajo. Hábil y rápidamente enfunde las lenguas de dragón y tome las dagas . Debía ser cuidadoso pues con ellas no podría bloquear como hasta ahora, pero me darían la ventaja necesaria para encontrar aquel déficit para definir este combate.
Un corte más por parte de mi agresor, el cual fue esquivado con maestría. Ese era el momento. Su arma estaba abajo y la oportunidad estaba clara. Era él o yo después de todo y dudo mucho que pudiera neutralizar a esta bestia de una forma no fatal, así que me lancé hacia él con las puntas de mis armas. Mi objetivo sería clavar mis dagas en sus hombros. Me había hecho una promesa, al menos en esta misión: No matar. Pero es cierto lo que dicen... Viejas costumbres son difíciles de romper.
Johannes
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Re: Herencia [QUEST]
El golpe final de Johannes iba a ser efectivo, de eso no había dudas más algo le arrebató a su presa, un terrible oso gris, alzado en sus patas traseras medía más de dos metros de altura y levantó del suelo al de la alabarda como si se tratara de un monigote, lanzándolo lejos del lugar. El animal le rugió al del pelo blanco pero una voz conocida le calmó, se trataba de Adrian ¡montado sobre la bestia!
Entre sus brazos una dama inconsciente, su delicado vestido ahora no era más que trapos sucios y rotos y lo que había sido un parasol ahora era el bocado de la gran bestia. El joven le sonrió a Voltaire y tiró a sus pies a la joven bajándose él mismo del gran animal, aunque desde el suelo no dejaba de darle miradas precautorias. De un tirón le sacó la brida hecha de puntillas, seda y otras telas y el animal huyó del lugar como si hubiese sido atacado por el fuego. Amhuj se hizo visible sudado y lleno de lodo, no mucho mejor que su señor.
-Estás herido S- diría el joven arrodillándose frente al asesino más antes de poder alcanzar la herida con su diestra cayó pesadamente al suelo. -¡Amo!- gritaría el sirviente echando una carrera y derrapando junto a los dos hombres.
El retorno fue penoso, lento, arduo, Adrian no había vuelto a despertar desde que colapsara en el bosque y había tenido fuertes episodios de fiebre que le habían hecho alucinar y nombrar a su madre, así como maldecir todos y cada uno de los nombres de su familia, de ambas familias. Al llegar a la casa de la familia Castegliani, el joven heredero tenía tan sólo un soplo de vida, pero tras un esfuerzo musitó lo que a los doctores y brujos le pareció una incoherencia:
-faldas por doquier….-
Entre sus brazos una dama inconsciente, su delicado vestido ahora no era más que trapos sucios y rotos y lo que había sido un parasol ahora era el bocado de la gran bestia. El joven le sonrió a Voltaire y tiró a sus pies a la joven bajándose él mismo del gran animal, aunque desde el suelo no dejaba de darle miradas precautorias. De un tirón le sacó la brida hecha de puntillas, seda y otras telas y el animal huyó del lugar como si hubiese sido atacado por el fuego. Amhuj se hizo visible sudado y lleno de lodo, no mucho mejor que su señor.
-Estás herido S- diría el joven arrodillándose frente al asesino más antes de poder alcanzar la herida con su diestra cayó pesadamente al suelo. -¡Amo!- gritaría el sirviente echando una carrera y derrapando junto a los dos hombres.
El retorno fue penoso, lento, arduo, Adrian no había vuelto a despertar desde que colapsara en el bosque y había tenido fuertes episodios de fiebre que le habían hecho alucinar y nombrar a su madre, así como maldecir todos y cada uno de los nombres de su familia, de ambas familias. Al llegar a la casa de la familia Castegliani, el joven heredero tenía tan sólo un soplo de vida, pero tras un esfuerzo musitó lo que a los doctores y brujos le pareció una incoherencia:
-faldas por doquier….-
Recompensas:
-600 aeros
- 7 puntos base+15 por buen desarrollo= 22 puntos de experiencia
- Las maldiciones parecen estar floreciendo en Aerandir y nuevos experimentos con minerales y cristales que se están dando a conocer están siendo llevados a cabo. Los investigadores que trabajan para Castegliani crearon una roca que contiene las propiedades de un nuevo cristal que se está volviendo intrusivo.
- roca maldita:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Tiene un solo uso, al contacto con la piel la roca será absorbida por el cuerpo de la persona a la que hayas elegido y ésta comenzará a volverse paranoica, con los nervios alterados y violenta. Los efectos son permanentes y empeorarán con el tiempo ya que la sustancia es adictiva. Puede ser curado por elfos o brujos.
Thorn
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