Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
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Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
- Aviso:
- Olvidé mencionar que este trabajo sirve a su vez d epresentación e un NPj para la trama que estan llevando actualmente Eirik y Fribba
Medio adormilado como siempre deambulaba de un lado a otro de la ciudad de Lunargenta. Miró su bolsillo aún tenía todos los aeros que había encontrado en la mina, pero a pesar de que pesaban en su bolsa de monedas, sabía de sobras que no le durarían toda la vida. Así que a sabiendas que buscar un trabajo que le diese unos pocos aeros más era lo más sensato, se puso a buscarlo a regañadientes. No sabía dónde meterse, hiciese lo que hiciese se le daría mal. Pues tenía la sensación de que lo único que sabía hacer era cazar y caer dormido en los momentos más inoportunos, además ya estaba muy entrado el atardecer y pronto anochecería ¿Donde demonios iba a encontrar un trabajo nocturno?
Un horrible hedor a comida quemada y a suciedad le trajo la respuesta por vía aérea, pues cuando esa peste le atizó en las fosas nasales no pudo evitar mirar hacía la procedencia de aquella tufarada
-Arrg… Por los dioses dragón… ¿Qué demonios están cociendo aquí? –se preguntó en voz alta, se trataba de un edificio de madera y piedra de tamaño mediando con dos plantas, la inferior parecía ser una taberna y las superiores daban a balcones medio derruidos. Era una posada-. “Lecho de pulgas”… -leyó en voz alta el nombre de la taberna, luego alzó una ceja con incredulidad-. Pfff… Pues no inspira mucha confianza.. . –comentó para sí, en ese momento salía una hedionda mujer envasada y digo envasada por que el vestido le venía tan ajustado que no se podía decir que lo portase. Con muchas prisas hasta que llegó delante de Eirik
-Vienes por el puesto de trabajo ¿Verdad que sí? –preguntó la fofa mujer de manera antipática, Eirik fue a responder algo peor la mujer se le adelanto cogiéndolo de la mano y arrastrándolo hasta el interior de la posada mientras decía-. Fantástico, pensaba que no encontraríamos un camarero para esta noche… -siguió parloteando
-¿Esta noche? –preguntó el licántropo confundido, la mujer asintió, abrió la puerta del local y de un empujón lo entró
-Claro, claro. Necesitamos un camarero para el turno de noche de hoy, que al que teníamos le mordió una rata ayer y ha contraído la peste, menudo ingrato. Por cierto me llamo Morgana, pero tú me llamaras señorita ¿Queda claro? –Explicó de manera pomposa, luego le dio un par de empujones más a Eirik-. Así que venga, mientras llega la noche coge el cubo y empieza a fregar –ordenó pomposamente haciendo un gesto con las manos
-¡¿Fregar?! –exclamó Eirik frunciendo el ceño-.¿Pero no se supone que voy a servir mesas? –preguntó retóricamente
-Pero para servir mesas, primero tiene que estar todo limpio, así que venga, empieza que el suelo no se friega solo. - la mujer lo miró de arriba abajo, en una expresión que Eirik prefería no descifrar-. Tienes suerte de ser guapete, si no te echaría a patadas, así que no vuelvas a replicarme –finalizó dándole el cubo de manera brusca, un poco de agua con jabón salpicó al licántropo que soltó un gruñido, y se dio la vuelta para ir a empezar a fregar
<< Y tú tienes suerte de que necesite el dinero si no te arrancaría el moño ese que tienes en la cabeza… >>pensó mientras se iba refunfuñando cosas inteligibles, sin darse cuenta de que la posadera lo seguía con la mirada y no observaba precisamente sus andares
-¡Y nada de refunfuñar! Es muy molesto –finalizó sonriendo con malicia, observando como el nuevo camarero empezaba a fregar el suelo, para luego voltearse de nuevo a ver si por casualidad podía enredar a otro incauto que pasase por delante del herrumbroso “Lecho de pulgas”
<< Bonita noche la que me espera… >>pensó con sarcasmo, pues de todos los lugares para trabajar, tenía que haber acabado siendo el ceniciento de aquella mujer gorda y repelente.
Última edición por Eirik Argyle el Jue Ago 21 2014, 01:13, editado 2 veces
Eirik Argyle
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Re: Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
Las ultimas luces del día se difuminaban en el horizonte lejano haciendo un interesante mosaico que por supuesto no estaba dispuesta a observar. Tenía sed de sangre o al menos, de descuartizar algo. Había hambre y el heno y la alfalfa de Furia no se pagaban solos. El gremio no me había llamado para nada en especial y los recursos escaseaban. Matar para robar no era lo mío, imaginarme haciéndolo por trabajo, hacía que se le quitara la gracia. Entonces ¿qué hacer?
Caminaba pensativa, vagando por las calles con Chy tan agarrado de mi brazo que de ser una humana normal, me lo lastimaba con esas terribles garritas suyas. Furia estaba en los establos del gremio, muy a salvo de todas las perversidades de esa ciudad impía. Un vozarrón de mujer barata me atrajo, lo siguiente fue ese olor tan… tan… bueno, tan “puaj”. “-Demonios, y yo que creía que antes no me aseaba-” fue lo único que atiné a pensar cuando esa hediondez me atacó por la espalda cuando dejé de observarla como un intento vano de huir de aquella perversidad andante. Tragué saliva; el tanque se acercaba rápidamente y era casi imposible esquivarlo. Tendría que ser valiente y afrontar el ataque lo más valientemente posible. La pregunta era ¿podría?
…Y pude
Terminé siendo arrastrada hasta “Lecho de Pulgas” en donde un tipo con culito sexy trapeaba el piso medio dormido. Morgana y yo súbitamente nos convertimos en las mejores amigas. Nos devolvimos una sonrisa y ella se perdió tras la puerta de la cocina mientras a mi me tocaba ordenar las mesas y sillas que habían sido levantados para un mejor aseo, así como el resto de la limpieza con esos horrendos plumeros cliché de las viejas amas de casa ricas. Siempre me había reido de esa… burocracia y heme ahí, hasta con un delantal.
El andrajo ese de lugar estaba quedando bastante mono y hasta comenzaban a llegar uno o dos clientes. Tal vez era el momento de saludar, pero eso de acercarme a otros licanes me ponía algo nerviosa. Poco a poco me fui acercando a él, desde hacía rato le había estado observando y no parecía de esos tipos malos o alguien de la manada. Con un poco de suerte y terminaba el trabajo de la noche con éxito. El tipo parecía pedirle permiso a un pie para mover el otro sin contar con que juraría que se estaba durmiendo en el trabajo. Sonreí de lado “Típico macho cabrón”.
Estando a dos o tres pasos de él, algo me cosquilleó la nariz y no pude contener un fuerte estornudo. Use el delantal para limpiarme y sin mirarlo a los ojos me presenté. Parece que Morgana nos tiene bien vigilados. Es hora de que vayas acabando con el piso o ambos estaremos de patitas en la calle. . Enarqué una ceja y fui levantando mi mirada desde sus piernas hasta su rostro mientras hablaba. Han llegado los primeros ilusos, ¿vas o voy?. Hice una larga pausa y proseguí, observándole seriamente sus ojos silvestres. A propósito, me dicen Wood.
Caminaba pensativa, vagando por las calles con Chy tan agarrado de mi brazo que de ser una humana normal, me lo lastimaba con esas terribles garritas suyas. Furia estaba en los establos del gremio, muy a salvo de todas las perversidades de esa ciudad impía. Un vozarrón de mujer barata me atrajo, lo siguiente fue ese olor tan… tan… bueno, tan “puaj”. “-Demonios, y yo que creía que antes no me aseaba-” fue lo único que atiné a pensar cuando esa hediondez me atacó por la espalda cuando dejé de observarla como un intento vano de huir de aquella perversidad andante. Tragué saliva; el tanque se acercaba rápidamente y era casi imposible esquivarlo. Tendría que ser valiente y afrontar el ataque lo más valientemente posible. La pregunta era ¿podría?
…Y pude
Terminé siendo arrastrada hasta “Lecho de Pulgas” en donde un tipo con culito sexy trapeaba el piso medio dormido. Morgana y yo súbitamente nos convertimos en las mejores amigas. Nos devolvimos una sonrisa y ella se perdió tras la puerta de la cocina mientras a mi me tocaba ordenar las mesas y sillas que habían sido levantados para un mejor aseo, así como el resto de la limpieza con esos horrendos plumeros cliché de las viejas amas de casa ricas. Siempre me había reido de esa… burocracia y heme ahí, hasta con un delantal.
El andrajo ese de lugar estaba quedando bastante mono y hasta comenzaban a llegar uno o dos clientes. Tal vez era el momento de saludar, pero eso de acercarme a otros licanes me ponía algo nerviosa. Poco a poco me fui acercando a él, desde hacía rato le había estado observando y no parecía de esos tipos malos o alguien de la manada. Con un poco de suerte y terminaba el trabajo de la noche con éxito. El tipo parecía pedirle permiso a un pie para mover el otro sin contar con que juraría que se estaba durmiendo en el trabajo. Sonreí de lado “Típico macho cabrón”.
Estando a dos o tres pasos de él, algo me cosquilleó la nariz y no pude contener un fuerte estornudo. Use el delantal para limpiarme y sin mirarlo a los ojos me presenté. Parece que Morgana nos tiene bien vigilados. Es hora de que vayas acabando con el piso o ambos estaremos de patitas en la calle. . Enarqué una ceja y fui levantando mi mirada desde sus piernas hasta su rostro mientras hablaba. Han llegado los primeros ilusos, ¿vas o voy?. Hice una larga pausa y proseguí, observándole seriamente sus ojos silvestres. A propósito, me dicen Wood.
Última edición por Woodpecker el Jue Ago 21 2014, 01:14, editado 1 vez
Woodpecker
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Re: Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
Pasaba el mocho de un lado para otro sin entusiasmo, mientras la otra ilusa que al igual que él había caído en las zarpas de Morgana se dedicaba a limpiar el polvo vestido de chacha
<< Al menos a mí no me ha hecho ponerme ninguna ropita ridícula…>> intentó darse ánimos y mirándola de reojo con parsimonia, según había podido olfatear aquella mujer era de su especia. Por suerte no era nadie de su manada, así que tendría la noche en paz, si la dueña de aquel antro le dejaba claro. Además, para su desgracia ya notaba como lentamente un irresistible sopor se apoderaba de él, bostezó perezosamente, escurriendo y limpiando con cada vez menos energía, como si poco a poco se les estuviesen acabando las pilas, llegando incluso a avanzar de manera torpe. Se detuvo un momento para ver si se le pasaba un poco la repentina e inoportuna ñoña, solo iba a ser un momento, un minutito nada más para despe…
Un estornudo hizo que se despertase dando un pequeño bote en el sitio, miró a los lados confundido, para poco después darse cuenta que se había quedado dormido de pie, apoyado en el mocho mientras fregaba. Entonces vio a la joven a dos o tres pasos de él, la miró unos instantes inexpresivos, sin decir nada. Preguntándose qué quería.
-. Parece que Morgana nos tiene bien vigilados. Es hora de que vayas acabando con el piso o ambos estaremos de patitas en la calle. –pidió ella con algo parecido a la simpatía pero en un tono que a fin de cuentas, Eirik no supo interpretar, él miró que ya le quedaba menos de un cuarto de suelo por fregar, luego volvió a mirar la joven y asintió lentamente en un gesto un tanto huraño. Siguió fregando sin más, hasta que escuchó entrar a un par de clientes, dos jovencitas que entraban parloteando sin parar y riendo a carcajadas como gallinas, Eirik parpadeó lentamente con tanta expresividad como la que mostraría un zapato, acto seguido escurrió el mocho y siguió fregando, preguntándose qué demonios empleaban como jabón, aquello olía a arenques pasados-. .Han llegado los primeros ilusos, ¿vas o voy?-preguntó ella, él la miró de reojo, mientras la joven lo repasaba de abajo hacia arriba con interés, hasta irarle directamente a los ojos-. A propósito, me dicen Wood. –se presentó la muchacha, Eirik la miró también a los ojos unos segundos antes de responder;
-Eirik. –Simple y llanamente, acto seguido de nuevo prosiguió fregando-. Haz lo que quieras –respondió a la primera pregunta sin entusiasmo
-¡No! ¡No!¡No! –Entró en escena Morgana plantándose delante de los jóvenes-. Aquí se hace lo que YO quiera –aseguró malhumorada, luego le quitó el mocho a Eirik de las manos-. Son unas jovencitas y les agradará que las atienda un hombre, así que ya estas tardando en ir a hacerles el pedido “ojitos azules” –regañó cambiando el mocho por una pequeña libretita y un lápiz que puso en las manos del joven que frunció el ceño
-¡Pero si no he acabado de fregar! –protestó Eirik al que aquella mujer empezaba a atacarle los nervios, ella lo señaló con el dedo acusadoramente
-¡Si no has acabado no es mi problema! –Luego se cruzó de brazos en expresión soberbia-. Ya me lo compensarás luego fregando platos –decidió
-¡Y una mierda! –exclamó indignado, Morgana lo miró hecha un basilisco
-¡He dicho que no me repliques y controla esa lengua o fregaras también los baños! –Amenazó con maldad, luego se puso detrás del licántropo y comenzó a darle empujoncitos-. Y ahora venga, que no quiero hacer esperar a las clientas… –le dio prisas en tono algo burlón
-¡Ah…!La madre que la… -refunfuñó mientras iba hacia la mesa, el licántropo tensó los hombros al escuchar un:
-¡Y nada de refunfuñar! –canturreó de manera jocosa la tabernera, crispando más los nervios de Eirik que respiró hondo para no darse la vuelta y pegarle cuatro gritos bien dados. La mujer se volteó hacia Wood y le dio un par de codazos amistosos en el costado-. Tiene mal genio, pero hay que admitir que tiene buen culo ¿he? –rió la mujer, mientras bromeaba con su otra trabajadora, luego la miró de reojo-. Y ahora a trabajar tu también, termina de fregar lo que le ha faltado a él. –en un tono más amable que el que había empleado con el licántropo-. Si terminas antes de que vengan más clientes nos tomaremos un té –ofreció con simpatía antes de atender de nuevo a sus asuntos.
Eirik a regaña diente se acercó a las jóvenes y a su manera les atendió, ella entre risitas bobas que irritaron al licántropo pidieron, y este se dio la vuelta refunfuñando, yendo hacia la cocina para dar el pedido, paso por detrás de la barra y camino hasta la entrada de la cocina, que bajaba por unas pequeñas escaleras, las cuales nada más apoyar el pie emitieron un “crash”
-¡Su puta madre! –exclamó Eirik a grito pelado al ver que la escalera se había roto y se le había hundido el pie, no tardó dos segundos en aparecer Morgana por el marco de la puerta
-¡Vas a tener que reparar eso! –ordenó y después desapareció de la misma forma pomposa de la que había aparecido. Eirik soltó un gruñido y sacó el pie de dentro del escalón y siguió bajando hasta la cocina. Donde un hombre obeso removía un guiso espeso y de color gris que apestaba a matarratas.
<< Al menos a mí no me ha hecho ponerme ninguna ropita ridícula…>> intentó darse ánimos y mirándola de reojo con parsimonia, según había podido olfatear aquella mujer era de su especia. Por suerte no era nadie de su manada, así que tendría la noche en paz, si la dueña de aquel antro le dejaba claro. Además, para su desgracia ya notaba como lentamente un irresistible sopor se apoderaba de él, bostezó perezosamente, escurriendo y limpiando con cada vez menos energía, como si poco a poco se les estuviesen acabando las pilas, llegando incluso a avanzar de manera torpe. Se detuvo un momento para ver si se le pasaba un poco la repentina e inoportuna ñoña, solo iba a ser un momento, un minutito nada más para despe…
Un estornudo hizo que se despertase dando un pequeño bote en el sitio, miró a los lados confundido, para poco después darse cuenta que se había quedado dormido de pie, apoyado en el mocho mientras fregaba. Entonces vio a la joven a dos o tres pasos de él, la miró unos instantes inexpresivos, sin decir nada. Preguntándose qué quería.
-. Parece que Morgana nos tiene bien vigilados. Es hora de que vayas acabando con el piso o ambos estaremos de patitas en la calle. –pidió ella con algo parecido a la simpatía pero en un tono que a fin de cuentas, Eirik no supo interpretar, él miró que ya le quedaba menos de un cuarto de suelo por fregar, luego volvió a mirar la joven y asintió lentamente en un gesto un tanto huraño. Siguió fregando sin más, hasta que escuchó entrar a un par de clientes, dos jovencitas que entraban parloteando sin parar y riendo a carcajadas como gallinas, Eirik parpadeó lentamente con tanta expresividad como la que mostraría un zapato, acto seguido escurrió el mocho y siguió fregando, preguntándose qué demonios empleaban como jabón, aquello olía a arenques pasados-. .Han llegado los primeros ilusos, ¿vas o voy?-preguntó ella, él la miró de reojo, mientras la joven lo repasaba de abajo hacia arriba con interés, hasta irarle directamente a los ojos-. A propósito, me dicen Wood. –se presentó la muchacha, Eirik la miró también a los ojos unos segundos antes de responder;
-Eirik. –Simple y llanamente, acto seguido de nuevo prosiguió fregando-. Haz lo que quieras –respondió a la primera pregunta sin entusiasmo
-¡No! ¡No!¡No! –Entró en escena Morgana plantándose delante de los jóvenes-. Aquí se hace lo que YO quiera –aseguró malhumorada, luego le quitó el mocho a Eirik de las manos-. Son unas jovencitas y les agradará que las atienda un hombre, así que ya estas tardando en ir a hacerles el pedido “ojitos azules” –regañó cambiando el mocho por una pequeña libretita y un lápiz que puso en las manos del joven que frunció el ceño
-¡Pero si no he acabado de fregar! –protestó Eirik al que aquella mujer empezaba a atacarle los nervios, ella lo señaló con el dedo acusadoramente
-¡Si no has acabado no es mi problema! –Luego se cruzó de brazos en expresión soberbia-. Ya me lo compensarás luego fregando platos –decidió
-¡Y una mierda! –exclamó indignado, Morgana lo miró hecha un basilisco
-¡He dicho que no me repliques y controla esa lengua o fregaras también los baños! –Amenazó con maldad, luego se puso detrás del licántropo y comenzó a darle empujoncitos-. Y ahora venga, que no quiero hacer esperar a las clientas… –le dio prisas en tono algo burlón
-¡Ah…!La madre que la… -refunfuñó mientras iba hacia la mesa, el licántropo tensó los hombros al escuchar un:
-¡Y nada de refunfuñar! –canturreó de manera jocosa la tabernera, crispando más los nervios de Eirik que respiró hondo para no darse la vuelta y pegarle cuatro gritos bien dados. La mujer se volteó hacia Wood y le dio un par de codazos amistosos en el costado-. Tiene mal genio, pero hay que admitir que tiene buen culo ¿he? –rió la mujer, mientras bromeaba con su otra trabajadora, luego la miró de reojo-. Y ahora a trabajar tu también, termina de fregar lo que le ha faltado a él. –en un tono más amable que el que había empleado con el licántropo-. Si terminas antes de que vengan más clientes nos tomaremos un té –ofreció con simpatía antes de atender de nuevo a sus asuntos.
Eirik a regaña diente se acercó a las jóvenes y a su manera les atendió, ella entre risitas bobas que irritaron al licántropo pidieron, y este se dio la vuelta refunfuñando, yendo hacia la cocina para dar el pedido, paso por detrás de la barra y camino hasta la entrada de la cocina, que bajaba por unas pequeñas escaleras, las cuales nada más apoyar el pie emitieron un “crash”
-¡Su puta madre! –exclamó Eirik a grito pelado al ver que la escalera se había roto y se le había hundido el pie, no tardó dos segundos en aparecer Morgana por el marco de la puerta
-¡Vas a tener que reparar eso! –ordenó y después desapareció de la misma forma pomposa de la que había aparecido. Eirik soltó un gruñido y sacó el pie de dentro del escalón y siguió bajando hasta la cocina. Donde un hombre obeso removía un guiso espeso y de color gris que apestaba a matarratas.
Última edición por Eirik Argyle el Jue Ago 21 2014, 01:15, editado 1 vez
Eirik Argyle
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Re: Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
“¡Vaya, pero que amor de persona!” fue lo único que pude pensar cuando me ignoró brutalmente, aunque de alguna forma daba gracias porque no hubiese cargado contra mí o no me hubiera corrido de su lado. Complacida me quedé cuando dijo su nombre y que hiciera lo que quisiera. De hecho, casi se me escapa el rabo de tanta felicidad. Eso si que hubiera sido pasar vergüenza… El hecho es que cuando me disponía a marchar hacia las jovencitas, apareció Morgana.
Esa mujer parecía ser inteligente en algunos aspectos, pero demasiado bruta en otros. Hasta diría que una mula de carga podría tener un poco más de sentido de administración. ¿Cómo que no era su problema que no acabara de fregar? Si el lugar estaba sucio entonces no sería nada bueno. Suspiré. Intentar decir algo mientras ese tanque hablaba era imposible, creo que ni las noticias me dejaría pasar. Volví a suspirar y cambié el peso de mis piernas de una a la otra y de la otra a la una varias veces, esperando por mis órdenes o que me dejara lugar para continuar trapeando. Después de todo, acabaría en un abrir y cerrar de ojos, no como ese cabrón de Eirik que se la pasaba haciendo amores con el palo de fregar.
-Ni que di… comencé a responder cuando al fin el refunfuñón y la gorda se hubieran puesto de acuerdo, pero en seguida me mandó a trapear. Tenía ganas de romperle el cubo en la cabeza. “¡Si quiere trabajo, que no me converse!” Sentía que una vena en la frente se me iba a romper. La mujer me caía naturalmente bien y eso implicaba deseos asesinos cada dos por tres. Me tomé un minuto para respirar, antes de seguir con la tarea inconclusa, pero ella volvió a interrumpir. ¿Un té? le respondí arqueando una ceja, pero era ya muy tarde. Cuando quería podía ser más veloz que el sonido. Eché mi labio inferior hacia afuera y pensé que no estaba nada mal. La patroncita tenía sus cosas malas también. Sonreí con malicia y procuré echarle un vistazo alculito destreza de Eirik haciendo su trabajo mientras yo acababa el mio.
La sala que terminaba de trapear era ovalada. Las chicas se habían sentado en las mesas más cercanas a la puerta y del lado completamente opuestas al hogar… que aún estaba por encender. Me preguntaba qué sucedería si lo hacía. Solo esperaba que no hubiera una explosión que me hiciera volver a limpiar todo en tiempo récord. Las mesas estaban ya ordenadas y dispuestas. Al parecer el licántropo era mejor camarero que trapeador. Por mi parte había acabado con el piso y me dirigía a reportarme con Morgana cuando escuché las palabrotas del hombre. Me partí a reir, llamando la atención de las chicas.
Descuiden, es una broma de la casa. Iré a por unas hogazas de pan les sonreí y desaparecí del lugar. Aún me limpiaba las lágrimas de mis mejillas cuando pasé por la barra y vi la cara de mi compañero, además del olor de la cocina… definitivamente la posada en la que había trabajado anteriormente era todo un lujo en comparación a esa. Y eso, que mi estómago resistía muchas cosas. Aspiré profundo, tratando de familiarizarme más rápido con el ambiente. Le mostré todos mis dientes en una sonrisa al joven y pasé expresa donde la jefa para reportar los avances y pedir permiso para buscar madera, encender el hogar y limpiar vasos para preparar la parte del bar de la casa. Además de todo eso, la mujer me dio una sarta de órdenes que intenté recordar por la mitad. Estaba segura de que ella se encargaría del resto.
Antes de salir de la cocina, tomé una fuente con panes y aparté unos para la mesa. Ten Eirik, parece que tus admiradoras preferirán que su camarero estrella se los lleve le guiñé un ojo y procuré apurarme para encender el hogar y continuar con las tareas.
Diez minutos antes de que el reloj diera las nueve, había terminado todo lo que se me había encomendado. Morgana parecía relativamente complacida y aún no aparecían clientes del sexo opuesto, aunque las mujeres abundaban a montones. El te no había sido necesario y estaba feliz por ello; no tenía buenos recuerdos tomando esas infusiones extrañas. Respiré aliviada y me senté para esperar nuevas órdenes. Me sentía mejor en esa cocina que en la sala ovalada, aunque no me hubiera importado estar tras la barra.
-¿Estás cómoda?
-Ujum –dije echándome a la boca un trocito de carne que se le había caído del sartén
-¿Está bueno?
-Mucho- en realidad no era la gran cosa y el pedacito era tan pequeño y yo tenía tanta hambre que ni me había enterado, pero siempre me habían dicho que agasajara a los cocineros-
-Lo se, esta ha sido una de las recetas favoritas de la casa y ha sido pasada de …. ella siguió con su solo monótono, hasta que dijo algo de tener 5 minutos para bañarme y limpiarme antes de que llegaran los invitados a quienes debía atender.
Miré el reloj de la pared y salí como alma que lleva el diablo para una especie de baño para echarme unos baldes de agua fría encima.
Esa mujer parecía ser inteligente en algunos aspectos, pero demasiado bruta en otros. Hasta diría que una mula de carga podría tener un poco más de sentido de administración. ¿Cómo que no era su problema que no acabara de fregar? Si el lugar estaba sucio entonces no sería nada bueno. Suspiré. Intentar decir algo mientras ese tanque hablaba era imposible, creo que ni las noticias me dejaría pasar. Volví a suspirar y cambié el peso de mis piernas de una a la otra y de la otra a la una varias veces, esperando por mis órdenes o que me dejara lugar para continuar trapeando. Después de todo, acabaría en un abrir y cerrar de ojos, no como ese cabrón de Eirik que se la pasaba haciendo amores con el palo de fregar.
-Ni que di… comencé a responder cuando al fin el refunfuñón y la gorda se hubieran puesto de acuerdo, pero en seguida me mandó a trapear. Tenía ganas de romperle el cubo en la cabeza. “¡Si quiere trabajo, que no me converse!” Sentía que una vena en la frente se me iba a romper. La mujer me caía naturalmente bien y eso implicaba deseos asesinos cada dos por tres. Me tomé un minuto para respirar, antes de seguir con la tarea inconclusa, pero ella volvió a interrumpir. ¿Un té? le respondí arqueando una ceja, pero era ya muy tarde. Cuando quería podía ser más veloz que el sonido. Eché mi labio inferior hacia afuera y pensé que no estaba nada mal. La patroncita tenía sus cosas malas también. Sonreí con malicia y procuré echarle un vistazo al
La sala que terminaba de trapear era ovalada. Las chicas se habían sentado en las mesas más cercanas a la puerta y del lado completamente opuestas al hogar… que aún estaba por encender. Me preguntaba qué sucedería si lo hacía. Solo esperaba que no hubiera una explosión que me hiciera volver a limpiar todo en tiempo récord. Las mesas estaban ya ordenadas y dispuestas. Al parecer el licántropo era mejor camarero que trapeador. Por mi parte había acabado con el piso y me dirigía a reportarme con Morgana cuando escuché las palabrotas del hombre. Me partí a reir, llamando la atención de las chicas.
Descuiden, es una broma de la casa. Iré a por unas hogazas de pan les sonreí y desaparecí del lugar. Aún me limpiaba las lágrimas de mis mejillas cuando pasé por la barra y vi la cara de mi compañero, además del olor de la cocina… definitivamente la posada en la que había trabajado anteriormente era todo un lujo en comparación a esa. Y eso, que mi estómago resistía muchas cosas. Aspiré profundo, tratando de familiarizarme más rápido con el ambiente. Le mostré todos mis dientes en una sonrisa al joven y pasé expresa donde la jefa para reportar los avances y pedir permiso para buscar madera, encender el hogar y limpiar vasos para preparar la parte del bar de la casa. Además de todo eso, la mujer me dio una sarta de órdenes que intenté recordar por la mitad. Estaba segura de que ella se encargaría del resto.
Antes de salir de la cocina, tomé una fuente con panes y aparté unos para la mesa. Ten Eirik, parece que tus admiradoras preferirán que su camarero estrella se los lleve le guiñé un ojo y procuré apurarme para encender el hogar y continuar con las tareas.
Diez minutos antes de que el reloj diera las nueve, había terminado todo lo que se me había encomendado. Morgana parecía relativamente complacida y aún no aparecían clientes del sexo opuesto, aunque las mujeres abundaban a montones. El te no había sido necesario y estaba feliz por ello; no tenía buenos recuerdos tomando esas infusiones extrañas. Respiré aliviada y me senté para esperar nuevas órdenes. Me sentía mejor en esa cocina que en la sala ovalada, aunque no me hubiera importado estar tras la barra.
-¿Estás cómoda?
-Ujum –dije echándome a la boca un trocito de carne que se le había caído del sartén
-¿Está bueno?
-Mucho- en realidad no era la gran cosa y el pedacito era tan pequeño y yo tenía tanta hambre que ni me había enterado, pero siempre me habían dicho que agasajara a los cocineros-
-Lo se, esta ha sido una de las recetas favoritas de la casa y ha sido pasada de …. ella siguió con su solo monótono, hasta que dijo algo de tener 5 minutos para bañarme y limpiarme antes de que llegaran los invitados a quienes debía atender.
Miré el reloj de la pared y salí como alma que lleva el diablo para una especie de baño para echarme unos baldes de agua fría encima.
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Re: Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
El cocinero era un hombre bajito, rechoncho, calvo y vestido con ropas de un verde oscuro acompañadas de un gorrito de cocinero a juego, el cocinero o miró de reojo mientras removía el puchero, Eirik lo miró de arriba abajo manteniendo las distancias. Aquel hombre olía tan raro debido a lo que estaba cocinando que no supo identificar la raza, pero a juzgar por aquella cara de bobo, seguro que era humano.
-¿Qué quieres? –preguntó el hombre evocando algo que parecía pimienta en el caldo, Eirik siguió los granitos de condimento con la mirada sin entender que sentido tenía echarle pimienta a una sopa, bueno sopa… Aquello era una especie de puré grumoso de color grisáceo y de olor nauseabunda-. ¿Has hecho un pedido? ¡Chico! –le llamó la atención al ver que el camarero se había quedado embobado mirando el caldo, el de ojos azules dio un pequeño respingo
-¿Qué..? Si… -respondió al fin en tono suave, pero al mismo tiempo arisco, el cocinero arqueó una ceja
-¿Y bien? –preguntó retóricamente extendiendo una mano para que le diese la nota, Eirik así lo hizo, el cocinero la recogió de sus manos y empezó a examinarla poniéndose la cuchara de madera sobre la oreja y frunciendo los labios. Poco después de leerla miró de reojo a Eirik, que estaba mirando a su alrededor, más por costumbre que otra cosa. La cocina era bastante amplia, pero muy mal distribuida, había varios muebles viejos mal puestos y algunos estantes que estaban a medio caer, en medio había una hoguera donde se cocinaba y los ingredientes colgaban del techo estaban distribuidos sin orden alguno, al igual que los instrumentos de cocina, la mayoría de estos sucios, igual que todo lo que eran platos, vasos y cubiertos.-.¿Tienes hambre? –preguntó el cocinero acercándole un plato con aquel puré espeso, Eirik negó con la cabeza. En realidad estaba hambriento, pero prefería volver a las minas y enfrentarse a dos basiliscos y a un espectro que jugársela comiendo aquello, y mira que había comido cosas extrañas sin rechistar. El cocinero se encogió de hombros-. Como quieras –dejó el plato a un lado del cual huyeron unas cuantas cucarachas al sentir el impacto del lato en el mueble, el licántropo las observó huir medio adormilado, entonces el cocinero sin previo aviso le estrechó la mano-. Me llamo Boris ¿Y tú eres?–se presentó con una extraña sonrisa de dientes torcidos sin que nadie se lo hubiese pedido.
-Eirik –respondió sin más, entonces Boris soltó una fuerte risotada
-¡Pero si sabes hablar! –Bromeó soltándole al fin la mano y dándose la vuelta para seguir cocinando, cosa que Eirik aprovechó para limpiarse la mano en el pantalón, pues aquel hombre se la había llenado de grasa-. Así que la vieja Morgana te ha arrasado hasta aquí ¿He? –preguntó de forma retorica cortando algo que en su mejor día fueron zanahorias, ahora apenas eran unos tronquitos grisáceos y mohosos con hojas pochas-. Ya es mala suerte… -comentó poniendo una cazuela a hervir, luego lo miró de reojo buscando algo en unas cajas-. Seguro que hacía rato que esa vieja bruja te había echado el ojo… -siguió deduciendo sacando unas patatas un poco florecidas-. Anda, se buen chico y pélame esto –pidió de forma simpática pasándole los tubérculos, Eirik los agarró en el aire y buscó un sitio donde ponerse-. Eres la clase de tipo que le gustan… –lo miró con una sonrisa socarrona unos segundos y volvió a ponerse con lo que estaba haciendo, esta vez con unas cebollas bandurrias, que comenzó a pelar-. Sí… Como el pobre Timy… -divagó con algo de nostalgia, Eirik dedujo que debía de referirse al camarero que hubo antes de él, al que le había mordido una rata-. Espero que se recupere –finalizó poniéndose a la labor de nuevo-. Alguien callado y tranquilo al que mangonear… -
-¡He! No te pases… –advirtió con un gruñido y sacando su cuchillo de caza para ponerse a pelar las patatas, ante la advertencia Boris rio
-Y además con mal genio, debes encantarle –se burló divertido secándose el sudo de la frente con un trapo que algún día fue blanco-. ¡Pero qué haces! –exclamó el hombre al ver a Eirik con el enorme y tosco cuchillo de caza, el licántropo lo miró sin comprender por qué se escandalizaba, luego se encogió de hombros
-¿Qué? A mí me va bien… -aseguró en tono despreocupado, provocando así de nuevo que el cocinero comenzase a reír a carcajadas, luego le dio unas fuertes palmadas en la espalda
-¡¿Sabes Eirik?!¡Eres un tipo curioso ya lo creo! –siguió riendo de forma animada, Eirik se encogió de hombros y siguió a los suyo. Al menos el cocinero no era tan cretino como la propietaria del local.
Cando Boris terminó el pedido, Eirik salió de la cocina esquivando el agujero y con cuidado, pues había podido comprobar que todos los escalones estaban podridos, ni uno se salvaba
<< Tendré que arreglarlo luego… >>pensó yendo hacia la barra, pues aún le faltaban servir las bebidas antes de llevar el pedido a la mesa, dejó la bandeja sobre la barra y entonces apareció Wood con un platito de madera con varios panecillos
-Ten Eirik, parece que tus admiradoras preferirán que su camarero estrella se los lleve- bromeó la joven guiñándole un ojo, Eirik tomó el platito y lo añadió a la bandeja
-Gracias –comentó sin más de manera algo huraña dándose la vuelta para volver al trabajo, luego la miró de reojo y frunció un poco el ceño-. Wood… -la llamó en tono átono de espaldas a ella y mirándola desde su hombro-. Si vuelves a la cocina, cuidado con las escaleras, están todas podridas –la avisó algo distante y sin atreverse a mirarla demasiado, no le gustaba hablar con la gente. Pero pensó que aquella advertencia era necesaria pues a simple vista parecía que solo había un escalón en mal estado. Luego cada uno se fue por su lado.
Eirik fue hacia los barriles a llenar las jarras de hidromiel que habían pedido las jóvenes, aunque en vista del éxito de la cocina, se temía que la bebida estaría en un estado semejante. Una vez más acertó, la hidromiel solía tener un color dorado oscurito, amielado, sin embargo aquel liquido era una especie de aguachirri con espuma de fregar y de color pálido. Eirik se abstuvo de pensar nada al respecto, sencillamente acabaría de trabajar aquella noche y listos, al día siguiente iría a la biblioteca, buscaría los libros que quería, los leería lo más rápido posible para quitárselos de encima y volvería a la arboleda para no salir de ahí NUNCA más.
Suspiró observando cómo se llenaban las jarras, arrodillado delante del barril, además él tuvo por el que salía el líquido estaba tan entaponado que este tardaría muchísimo en llenarse. Pensó en lo idiota que había sido en marcharse de la Arboleda, ahora entendía por qué su manada jamás salía de ahí. El mundo resultaba un lugar estresante y en fin… Lleno de gente, eso es lo que opinaba que sobraba, muchísimas personas, porque tener que relacionarse tanto resultaba realmente estre…
La voz de Wood lo hizo reaccionar, se vio tal y como había estado, arrodillado delate del barril, mientras el hidromiel caía lentamente, pero ahora la jarra estaba colmada y el clarimengo liquido se derramaba y formaba un charco que amenazaba con mancharle las rodillas. Entendió que se había quedado dormido sin darse cuenta de nuevo, pero no le dio importancia, volvió a tapar el tubito y cuando fue a darle las gracias a Wood por el aviso sonó la voz de Morgana diciendo:
-¡Vas a limpiar eso! –exigió, él miró con incredulidad a la propietaria del local, estaba a su lado de pie y con un gato blanco en brazos al que estaba acariciando-.Y ahora coge otras dos jarras y ya que vas a servir la comida a esas señoritas, sírveles unas jarras de bebida a los de al lado –ordenó en tono mandón, antes de marcharse de forma pomposa.
Sin añadir nada más Eirik se levantó maldiciendo entre dientes, se acercó al armario donde guardaban las jarras y cuando fue a abrirlo, la puerta no solo dio un fuerte e irritante chirrido, sino que además se le quedó en la mano. Eirik miró la puerta que aun sostenía en la mano totalmente estupefacto, parpadeó un par de veces para procesar lo que acababa de suceder y finalmente se tensó y frunció el ceño y los labios al escuchar tras de sí un:
-Así que rompiéndome los muebles ¿He? –por parte de la propietaria, que como si tuviese un radar para los problemas se había colocado detrás de él rauda como un rayo. Lo que Eirik no sabía es que la mujer le estaba mandando ciertas cosas a propósito para que o le quedase más remedio que repararlas, ahorrándose así mano de obra.
-¿Qué quieres? –preguntó el hombre evocando algo que parecía pimienta en el caldo, Eirik siguió los granitos de condimento con la mirada sin entender que sentido tenía echarle pimienta a una sopa, bueno sopa… Aquello era una especie de puré grumoso de color grisáceo y de olor nauseabunda-. ¿Has hecho un pedido? ¡Chico! –le llamó la atención al ver que el camarero se había quedado embobado mirando el caldo, el de ojos azules dio un pequeño respingo
-¿Qué..? Si… -respondió al fin en tono suave, pero al mismo tiempo arisco, el cocinero arqueó una ceja
-¿Y bien? –preguntó retóricamente extendiendo una mano para que le diese la nota, Eirik así lo hizo, el cocinero la recogió de sus manos y empezó a examinarla poniéndose la cuchara de madera sobre la oreja y frunciendo los labios. Poco después de leerla miró de reojo a Eirik, que estaba mirando a su alrededor, más por costumbre que otra cosa. La cocina era bastante amplia, pero muy mal distribuida, había varios muebles viejos mal puestos y algunos estantes que estaban a medio caer, en medio había una hoguera donde se cocinaba y los ingredientes colgaban del techo estaban distribuidos sin orden alguno, al igual que los instrumentos de cocina, la mayoría de estos sucios, igual que todo lo que eran platos, vasos y cubiertos.-.¿Tienes hambre? –preguntó el cocinero acercándole un plato con aquel puré espeso, Eirik negó con la cabeza. En realidad estaba hambriento, pero prefería volver a las minas y enfrentarse a dos basiliscos y a un espectro que jugársela comiendo aquello, y mira que había comido cosas extrañas sin rechistar. El cocinero se encogió de hombros-. Como quieras –dejó el plato a un lado del cual huyeron unas cuantas cucarachas al sentir el impacto del lato en el mueble, el licántropo las observó huir medio adormilado, entonces el cocinero sin previo aviso le estrechó la mano-. Me llamo Boris ¿Y tú eres?–se presentó con una extraña sonrisa de dientes torcidos sin que nadie se lo hubiese pedido.
-Eirik –respondió sin más, entonces Boris soltó una fuerte risotada
-¡Pero si sabes hablar! –Bromeó soltándole al fin la mano y dándose la vuelta para seguir cocinando, cosa que Eirik aprovechó para limpiarse la mano en el pantalón, pues aquel hombre se la había llenado de grasa-. Así que la vieja Morgana te ha arrasado hasta aquí ¿He? –preguntó de forma retorica cortando algo que en su mejor día fueron zanahorias, ahora apenas eran unos tronquitos grisáceos y mohosos con hojas pochas-. Ya es mala suerte… -comentó poniendo una cazuela a hervir, luego lo miró de reojo buscando algo en unas cajas-. Seguro que hacía rato que esa vieja bruja te había echado el ojo… -siguió deduciendo sacando unas patatas un poco florecidas-. Anda, se buen chico y pélame esto –pidió de forma simpática pasándole los tubérculos, Eirik los agarró en el aire y buscó un sitio donde ponerse-. Eres la clase de tipo que le gustan… –lo miró con una sonrisa socarrona unos segundos y volvió a ponerse con lo que estaba haciendo, esta vez con unas cebollas bandurrias, que comenzó a pelar-. Sí… Como el pobre Timy… -divagó con algo de nostalgia, Eirik dedujo que debía de referirse al camarero que hubo antes de él, al que le había mordido una rata-. Espero que se recupere –finalizó poniéndose a la labor de nuevo-. Alguien callado y tranquilo al que mangonear… -
-¡He! No te pases… –advirtió con un gruñido y sacando su cuchillo de caza para ponerse a pelar las patatas, ante la advertencia Boris rio
-Y además con mal genio, debes encantarle –se burló divertido secándose el sudo de la frente con un trapo que algún día fue blanco-. ¡Pero qué haces! –exclamó el hombre al ver a Eirik con el enorme y tosco cuchillo de caza, el licántropo lo miró sin comprender por qué se escandalizaba, luego se encogió de hombros
-¿Qué? A mí me va bien… -aseguró en tono despreocupado, provocando así de nuevo que el cocinero comenzase a reír a carcajadas, luego le dio unas fuertes palmadas en la espalda
-¡¿Sabes Eirik?!¡Eres un tipo curioso ya lo creo! –siguió riendo de forma animada, Eirik se encogió de hombros y siguió a los suyo. Al menos el cocinero no era tan cretino como la propietaria del local.
Cando Boris terminó el pedido, Eirik salió de la cocina esquivando el agujero y con cuidado, pues había podido comprobar que todos los escalones estaban podridos, ni uno se salvaba
<< Tendré que arreglarlo luego… >>pensó yendo hacia la barra, pues aún le faltaban servir las bebidas antes de llevar el pedido a la mesa, dejó la bandeja sobre la barra y entonces apareció Wood con un platito de madera con varios panecillos
-Ten Eirik, parece que tus admiradoras preferirán que su camarero estrella se los lleve- bromeó la joven guiñándole un ojo, Eirik tomó el platito y lo añadió a la bandeja
-Gracias –comentó sin más de manera algo huraña dándose la vuelta para volver al trabajo, luego la miró de reojo y frunció un poco el ceño-. Wood… -la llamó en tono átono de espaldas a ella y mirándola desde su hombro-. Si vuelves a la cocina, cuidado con las escaleras, están todas podridas –la avisó algo distante y sin atreverse a mirarla demasiado, no le gustaba hablar con la gente. Pero pensó que aquella advertencia era necesaria pues a simple vista parecía que solo había un escalón en mal estado. Luego cada uno se fue por su lado.
Eirik fue hacia los barriles a llenar las jarras de hidromiel que habían pedido las jóvenes, aunque en vista del éxito de la cocina, se temía que la bebida estaría en un estado semejante. Una vez más acertó, la hidromiel solía tener un color dorado oscurito, amielado, sin embargo aquel liquido era una especie de aguachirri con espuma de fregar y de color pálido. Eirik se abstuvo de pensar nada al respecto, sencillamente acabaría de trabajar aquella noche y listos, al día siguiente iría a la biblioteca, buscaría los libros que quería, los leería lo más rápido posible para quitárselos de encima y volvería a la arboleda para no salir de ahí NUNCA más.
Suspiró observando cómo se llenaban las jarras, arrodillado delante del barril, además él tuvo por el que salía el líquido estaba tan entaponado que este tardaría muchísimo en llenarse. Pensó en lo idiota que había sido en marcharse de la Arboleda, ahora entendía por qué su manada jamás salía de ahí. El mundo resultaba un lugar estresante y en fin… Lleno de gente, eso es lo que opinaba que sobraba, muchísimas personas, porque tener que relacionarse tanto resultaba realmente estre…
La voz de Wood lo hizo reaccionar, se vio tal y como había estado, arrodillado delate del barril, mientras el hidromiel caía lentamente, pero ahora la jarra estaba colmada y el clarimengo liquido se derramaba y formaba un charco que amenazaba con mancharle las rodillas. Entendió que se había quedado dormido sin darse cuenta de nuevo, pero no le dio importancia, volvió a tapar el tubito y cuando fue a darle las gracias a Wood por el aviso sonó la voz de Morgana diciendo:
-¡Vas a limpiar eso! –exigió, él miró con incredulidad a la propietaria del local, estaba a su lado de pie y con un gato blanco en brazos al que estaba acariciando-.Y ahora coge otras dos jarras y ya que vas a servir la comida a esas señoritas, sírveles unas jarras de bebida a los de al lado –ordenó en tono mandón, antes de marcharse de forma pomposa.
Sin añadir nada más Eirik se levantó maldiciendo entre dientes, se acercó al armario donde guardaban las jarras y cuando fue a abrirlo, la puerta no solo dio un fuerte e irritante chirrido, sino que además se le quedó en la mano. Eirik miró la puerta que aun sostenía en la mano totalmente estupefacto, parpadeó un par de veces para procesar lo que acababa de suceder y finalmente se tensó y frunció el ceño y los labios al escuchar tras de sí un:
-Así que rompiéndome los muebles ¿He? –por parte de la propietaria, que como si tuviese un radar para los problemas se había colocado detrás de él rauda como un rayo. Lo que Eirik no sabía es que la mujer le estaba mandando ciertas cosas a propósito para que o le quedase más remedio que repararlas, ahorrándose así mano de obra.
Eirik Argyle
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Re: Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
Las palabras del joven me tomaron desprevenida. De hecho, al momento de pronunciar mi nombre mi corazón casi me dio un vuelco. “¿Será que se arrepintió?” pero para mi sorpresa sólo tenía buenas intenciones. Respiré tranquila y con un gesto de entendimiento proseguí con mis cosas. Tenía razón, la primera vez había bajado los escalones de dos en dos y no me había dado cuenta de que hasta un escalón tenía un agujero, ¡uno como para meter un pie dentro! Probablemente mi peso ayudaba bastante a que esas porquerías no se rompieran debajo de mi.
Hice una nota mental de que debía hablarle de eso a Morgana, pero ahora no había tiempo. La ducha de agua helada había durado dos minutos mas de lo previsto y las gotas traslúcidas –probablemente lo único “transparente” en ese lugar- caían de mi pelo sin orden alguno mientras intentaba encontrar un atuendo limpio. Finalmente el cocinero, que al principio confundí con el puerco de la cena y al que casi ataco en un momento de hambre, me pasó unos atuendos de camarero.
Una vez acabadas las presentaciones formales y las disculpas con el tal Boros… Bromos, Boromir, ¡Boris! Subí hasta el salón en donde la jefa esperaba en mejores vestiduras, con una gata blanca, peluda y extremadamente gorda. Volví a estornudar. Esa masa de carne y grasa me miraba muy feo, como con desdén y orgullo desmedido para ser parte del mobiliario de aquél decadente lugar. Ese bicho tenía sus momentos contados, sobre todo después que descubrí que sus pelos me daban alergia.
Intercambié un par de palabras con Morgana. Ella me indicó nuevas tareas y que atendiera a los clientes que comenzaban a llegar. Me acerqué a Eirik para consultarle acerca de cómo dirigirme a los clientes, pero él parecía en otro mundo. Como de costumbre, la gorda mujer estaba por aquí y por allá y antes de que pudiera acercarme al joven, ella ya le estaba zumbando en la oreja. De haber estado en los zapatos de él, probablemente ya la hubiera callado. Suspiré y fui a atender a los jóvenes que no parecían muy convencidos de su elección… aunque cuando me vieron sonrieron. Al parecer habían encontrado algo de lo que burlarse fuera de sus pequeños y estancados recursos diarios y monótonas realidades.
Ellos ordenaron y esta vez fue mi momento de ir a visitar a Boris. De pasada olfatee el aguamiel que mi compañero había derramado “Joder, huele a veneno” fue lo único que pensé al ver que la madera bajo la humedad comenzaba a corroerse. El resto de mi atención se enfocaba en tratar de no romper el mobiliario y no perder alguna extremidad en el intento.
Parece que Mormor quiere retenerte por estos lares le dije de pasada al joven, palmeándole la espalda baja. Podríamos echarle unas bromas, ¿no crees? le pregunté con cierta picantez mientras llevaba las órdenes para mi mesa.
Hice una nota mental de que debía hablarle de eso a Morgana, pero ahora no había tiempo. La ducha de agua helada había durado dos minutos mas de lo previsto y las gotas traslúcidas –probablemente lo único “transparente” en ese lugar- caían de mi pelo sin orden alguno mientras intentaba encontrar un atuendo limpio. Finalmente el cocinero, que al principio confundí con el puerco de la cena y al que casi ataco en un momento de hambre, me pasó unos atuendos de camarero.
Una vez acabadas las presentaciones formales y las disculpas con el tal Boros… Bromos, Boromir, ¡Boris! Subí hasta el salón en donde la jefa esperaba en mejores vestiduras, con una gata blanca, peluda y extremadamente gorda. Volví a estornudar. Esa masa de carne y grasa me miraba muy feo, como con desdén y orgullo desmedido para ser parte del mobiliario de aquél decadente lugar. Ese bicho tenía sus momentos contados, sobre todo después que descubrí que sus pelos me daban alergia.
Intercambié un par de palabras con Morgana. Ella me indicó nuevas tareas y que atendiera a los clientes que comenzaban a llegar. Me acerqué a Eirik para consultarle acerca de cómo dirigirme a los clientes, pero él parecía en otro mundo. Como de costumbre, la gorda mujer estaba por aquí y por allá y antes de que pudiera acercarme al joven, ella ya le estaba zumbando en la oreja. De haber estado en los zapatos de él, probablemente ya la hubiera callado. Suspiré y fui a atender a los jóvenes que no parecían muy convencidos de su elección… aunque cuando me vieron sonrieron. Al parecer habían encontrado algo de lo que burlarse fuera de sus pequeños y estancados recursos diarios y monótonas realidades.
Ellos ordenaron y esta vez fue mi momento de ir a visitar a Boris. De pasada olfatee el aguamiel que mi compañero había derramado “Joder, huele a veneno” fue lo único que pensé al ver que la madera bajo la humedad comenzaba a corroerse. El resto de mi atención se enfocaba en tratar de no romper el mobiliario y no perder alguna extremidad en el intento.
Parece que Mormor quiere retenerte por estos lares le dije de pasada al joven, palmeándole la espalda baja. Podríamos echarle unas bromas, ¿no crees? le pregunté con cierta picantez mientras llevaba las órdenes para mi mesa.
Woodpecker
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Re: Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
Eirik medio sonrió ante la proposición de Wood, la verdad es que la idea de hacerle un par de putadas a Morgana le atraía bastante, al fin y al cabo esa vieja arpía se lo merecía. Pero en fin, no valía la pena, además esas escaleras tenían que arreglarse ya que cualquiera podía hacerse daño. Aunque le gustaría que aquel “cualquiera” fuese Morgana dándose un buen trompazo.
-Suena de coña… -comenzó a decir divertido, levantándose con las jarras de aquel liquido aguachirri amarillo que pretendía ser aguamiel-. Pero no se me da bien gastar bromas –comentó divertido, acto seguido se fue a servir la mesa. Una vez hecho se asomó a la cocina para preguntarle a Boris por las herramientas y el material para reparar los escalones, el cocinero le respondió que estaban en el trastero y donde podía encontrarlos, allí se dirigió.
El trastero era una amplia habitación oscura, llena de telarañas, polvo y en fin trastos. Eirik rebusco medio a oscuras las herramientas, casi todas viejas y medio oxidadas y junto a ellas encontró unos cuantos tablones de madera. Eirik supuso que aquellos eran los materiales que necesitaba, así que los recogió y se encaminó a la cocina, donde de nuevo bajó los podridos escalones y con la ayuda de un martillo comenzó a levantaros uno por uno. Por suerte la madera estaba tan podrida que incluso podía arrancarla con las manos, aunque de tanto en tanto debía de hacer pausas para pasarle los pedidos a Wood, pues sin los tres escalones que Eirik había levantado, nadie podía bajar ni subir de la cocina.
Comenzó a reconstruir las escaleras, aunque a decir verdad ni siquiera sabía si lo haría bien pues no era carpintero. Pero en fin… Ya que Morgana se había puesto tan pesada, luego no podría quejarse. Se detuvo un momento a observar lo que estaba haciendo, ladeó un poco la cabeza
<< Pues tampoco esta tan mal… >>comentó para sí, antes de retomar lo que estaba haciendo con unos cuantos clavos sujetos en su boca. Empezó a clavar los clavos para terminar de formar el primer escalón, cuando se quedó dormido de golpe otra vez.
off-rol: perdona lo corto que es pero esta semana estoy un poco ocupada...
-Suena de coña… -comenzó a decir divertido, levantándose con las jarras de aquel liquido aguachirri amarillo que pretendía ser aguamiel-. Pero no se me da bien gastar bromas –comentó divertido, acto seguido se fue a servir la mesa. Una vez hecho se asomó a la cocina para preguntarle a Boris por las herramientas y el material para reparar los escalones, el cocinero le respondió que estaban en el trastero y donde podía encontrarlos, allí se dirigió.
El trastero era una amplia habitación oscura, llena de telarañas, polvo y en fin trastos. Eirik rebusco medio a oscuras las herramientas, casi todas viejas y medio oxidadas y junto a ellas encontró unos cuantos tablones de madera. Eirik supuso que aquellos eran los materiales que necesitaba, así que los recogió y se encaminó a la cocina, donde de nuevo bajó los podridos escalones y con la ayuda de un martillo comenzó a levantaros uno por uno. Por suerte la madera estaba tan podrida que incluso podía arrancarla con las manos, aunque de tanto en tanto debía de hacer pausas para pasarle los pedidos a Wood, pues sin los tres escalones que Eirik había levantado, nadie podía bajar ni subir de la cocina.
Comenzó a reconstruir las escaleras, aunque a decir verdad ni siquiera sabía si lo haría bien pues no era carpintero. Pero en fin… Ya que Morgana se había puesto tan pesada, luego no podría quejarse. Se detuvo un momento a observar lo que estaba haciendo, ladeó un poco la cabeza
<< Pues tampoco esta tan mal… >>comentó para sí, antes de retomar lo que estaba haciendo con unos cuantos clavos sujetos en su boca. Empezó a clavar los clavos para terminar de formar el primer escalón, cuando se quedó dormido de golpe otra vez.
off-rol: perdona lo corto que es pero esta semana estoy un poco ocupada...
Eirik Argyle
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Re: Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
Suspiré cuando Eirik me dio esa respuesta. Realmente parecía que era del tipo que jugaban bromas. Yo era buena para incitar, pero hasta ahí nomás. Vale…vale le respondí, continuando con mis cosas. Era el primer licántropo que me caía bien desde el fallecido.
El susodicho se puso a reparar los escalones, por lo que de vez en cuando tenía que ofrecer de puente entre mis pedidos y la cocina y viceversa. Los clientes, por más sorprendente que pareciese comenzaban a agolparse y no había ya demasiado lugar. De seguir así, tendrás que venir a echarme un cable hombre. Que se que te está quedando mono y todo, pero las chachis chachis esas necesitan de testosterona… le informé señalando a unas coquetas que no dejaban de intentar aparentar lo que no eran. Respiré profundamente y ensayé mi mejor cara de buenos amigos ¿Crees que asusto asi? le pregunté con las cejas enarcadas, pero luego me arrepentí mejor no respondas, no importa respondí mas para mí que para él, mientras tomaba mi pedido del mismo Boris que se estiraba sobre las espalda de Eirik.
No los ataques no los ataques nolosa me repetía para mí en susurros como si fuese un mantra. En mis manos llevaba una cena de los más extraña con carnes que parecían oler como pavo, lechón y cordero todo junto, además de una ensalada que parecía más un puré de bebé vomitado que la comida para un humano. “Seguro son fuertes estos pinches animales de dos patas” me convencí a mi misma mientras entregaba los víveres con la mejor cara de póker e iba a atender otros pedidos.
El olor al humo de las pipas, el tabaco y el alcohol comenzaron a ganarse el aire limpio del lugar. Se notaba que los hombres habían comenzado a llegar. Sólo me preocupaba qué hacer su un borracho depravado y fuera de control se aparecía. No había tenido tiempo de tocar ese tema con Morgana… Poco tiempo después, la susodicha apareció con su típico gato odioso en el cuello, como si fuese su bufanda o un accesorio. Tranqué los dientes y traté de enfocarme en ese bastión de jefa que tenía.
¿Algún comentario? pregunté rápidamente mientras iba de camino a llevarle la cuenta a unas clientes que se marchaban. Ella negó con la cabeza y continué. Los minutos pasaron y sin darme cuenta, el reloj marcó la media noche. Entonces, una música comenzó a sonar y los pies de varios desconocidos se movían al compás amenazando con romper aquél viejo piso de tablas medio apolilladas. Levanté la cabeza y busqué alguna respuesta al azar.
El susodicho se puso a reparar los escalones, por lo que de vez en cuando tenía que ofrecer de puente entre mis pedidos y la cocina y viceversa. Los clientes, por más sorprendente que pareciese comenzaban a agolparse y no había ya demasiado lugar. De seguir así, tendrás que venir a echarme un cable hombre. Que se que te está quedando mono y todo, pero las chachis chachis esas necesitan de testosterona… le informé señalando a unas coquetas que no dejaban de intentar aparentar lo que no eran. Respiré profundamente y ensayé mi mejor cara de buenos amigos ¿Crees que asusto asi? le pregunté con las cejas enarcadas, pero luego me arrepentí mejor no respondas, no importa respondí mas para mí que para él, mientras tomaba mi pedido del mismo Boris que se estiraba sobre las espalda de Eirik.
No los ataques no los ataques nolosa me repetía para mí en susurros como si fuese un mantra. En mis manos llevaba una cena de los más extraña con carnes que parecían oler como pavo, lechón y cordero todo junto, además de una ensalada que parecía más un puré de bebé vomitado que la comida para un humano. “Seguro son fuertes estos pinches animales de dos patas” me convencí a mi misma mientras entregaba los víveres con la mejor cara de póker e iba a atender otros pedidos.
El olor al humo de las pipas, el tabaco y el alcohol comenzaron a ganarse el aire limpio del lugar. Se notaba que los hombres habían comenzado a llegar. Sólo me preocupaba qué hacer su un borracho depravado y fuera de control se aparecía. No había tenido tiempo de tocar ese tema con Morgana… Poco tiempo después, la susodicha apareció con su típico gato odioso en el cuello, como si fuese su bufanda o un accesorio. Tranqué los dientes y traté de enfocarme en ese bastión de jefa que tenía.
¿Algún comentario? pregunté rápidamente mientras iba de camino a llevarle la cuenta a unas clientes que se marchaban. Ella negó con la cabeza y continué. Los minutos pasaron y sin darme cuenta, el reloj marcó la media noche. Entonces, una música comenzó a sonar y los pies de varios desconocidos se movían al compás amenazando con romper aquél viejo piso de tablas medio apolilladas. Levanté la cabeza y busqué alguna respuesta al azar.
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Re: Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
Morgana que estaba comprobando que el trabajo se estaba haciendo por su posada, después de cruzarse con Wood fue a vigilar a Eirik, la verdad es que se alegraba de haber encontrado a alguien lo bastante ingenuo como para tomarle el pelo de aquella mala manera. La mujer frunció el ceño en desaprobación cuando o encontró durmiendo sobre las escaleras y con los clavos metidos en la boca. Hizo un ruñido de desaprobación y atravesó como un rayo la estancia hasta llenar una jarra de aquel hidromiel que parecía pis de gato, volvió hasta donde estaba Eirik dormido y le derramo el frío líquido encima.
El licántropo se levantó dando un respingo
-¡Deja de holgazanear y termina eso! –exigió Morgana acariciando de nuevo a su gato, después se dio la vuelta aguantándose la risa dejando solo a un confundido Eirik con la boca llena de clavos y expresión somnolienta. Cuando al fin pudo reaccionar siguió reparando los escalones.
Una vez finalizada su obra observó cómo había quedado
<< Se nota que no los ha hecho un constructor, pero no están mal… >>apoyó el pie en ellos ar comprobar su solidez y sonrió satisfecho al ver que eran seguros, así que sin más se dirigió al piso superior a seguir con su trabajo de camarero, donde Morgana lo recibió con los brazos cruzados y una sonrisa ladina
-Muy bonito, pero recuerda que te pago para que sirvas mesas, no para que hagas chapuzas. –lo reprendió en tono burlón al mismo tiempo que le daba una bandeja, con la libretita de nuevo y lo azuzaba hacia las mesas-. Venga, mueve ese culito respingón tuyo y a trabajar –siguió
-Pero…Pero… -era lo único que Eirik cada vez más confundido alcanzaba a decir
-Nada de peros –lo cortó ella alzando una ceja con impertinencia, Eirik soltó un gruñido
-¡A la mierda! –exclamó yendo de nuevo al trabajo cada vez más irritado por aquella humana. De hecho ganas de lanzarle una bota a la cabeza y mandar bien lejos aquel trabajo no le faltaban, pero una vez más, no es que le sobrasen precisamente los aeros. Asi que lo más inteligente pensó que era aguantarse un poco, solo sería aquella noche.
Recogió los platos sucios de una de las mesas y despidió a las gallinas cluecas que no dejaban de intentar parlotear con él entre risitas tontas, con un movimiento de cabeza, después de giró y llevó los platos hacia la cocina mientras ellas por detrás no dejaban de gritar
-¡Hasta la próxima guapetón! ¡Mañana volveremos a verte! –en un tono irritante, Eirik bufó
<< Con suerte mañana estaré muy lejos de aquí… >>se consoló a sí mismo. Bajó a la cocina, donde Boris lo saludó y felicitó por su trabajo con las escaleras, aprovechó y le dio el pedido de otra mesa, el cocinero se lo entregó. Eirik sin más se dio la vuelta y tuvo que levantar la bandeja para no chocar de morros con Wood, que estaba justo detrás de él.
-Perdona, no te había visto –se disculpó en un tono átono, más por cortesía que por que realmente lo sintiera, pues era evidente de que no tenía ojos en el trasero.
El licántropo se levantó dando un respingo
-¡Deja de holgazanear y termina eso! –exigió Morgana acariciando de nuevo a su gato, después se dio la vuelta aguantándose la risa dejando solo a un confundido Eirik con la boca llena de clavos y expresión somnolienta. Cuando al fin pudo reaccionar siguió reparando los escalones.
Una vez finalizada su obra observó cómo había quedado
<< Se nota que no los ha hecho un constructor, pero no están mal… >>apoyó el pie en ellos ar comprobar su solidez y sonrió satisfecho al ver que eran seguros, así que sin más se dirigió al piso superior a seguir con su trabajo de camarero, donde Morgana lo recibió con los brazos cruzados y una sonrisa ladina
-Muy bonito, pero recuerda que te pago para que sirvas mesas, no para que hagas chapuzas. –lo reprendió en tono burlón al mismo tiempo que le daba una bandeja, con la libretita de nuevo y lo azuzaba hacia las mesas-. Venga, mueve ese culito respingón tuyo y a trabajar –siguió
-Pero…Pero… -era lo único que Eirik cada vez más confundido alcanzaba a decir
-Nada de peros –lo cortó ella alzando una ceja con impertinencia, Eirik soltó un gruñido
-¡A la mierda! –exclamó yendo de nuevo al trabajo cada vez más irritado por aquella humana. De hecho ganas de lanzarle una bota a la cabeza y mandar bien lejos aquel trabajo no le faltaban, pero una vez más, no es que le sobrasen precisamente los aeros. Asi que lo más inteligente pensó que era aguantarse un poco, solo sería aquella noche.
Recogió los platos sucios de una de las mesas y despidió a las gallinas cluecas que no dejaban de intentar parlotear con él entre risitas tontas, con un movimiento de cabeza, después de giró y llevó los platos hacia la cocina mientras ellas por detrás no dejaban de gritar
-¡Hasta la próxima guapetón! ¡Mañana volveremos a verte! –en un tono irritante, Eirik bufó
<< Con suerte mañana estaré muy lejos de aquí… >>se consoló a sí mismo. Bajó a la cocina, donde Boris lo saludó y felicitó por su trabajo con las escaleras, aprovechó y le dio el pedido de otra mesa, el cocinero se lo entregó. Eirik sin más se dio la vuelta y tuvo que levantar la bandeja para no chocar de morros con Wood, que estaba justo detrás de él.
-Perdona, no te había visto –se disculpó en un tono átono, más por cortesía que por que realmente lo sintiera, pues era evidente de que no tenía ojos en el trasero.
Eirik Argyle
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Re: Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
Concentrada venía yo en la espalda y la parte trasera de Eirik. Si no viniera con una bandeja cargada, realmente hubiera pensando en saltarle por la espalda y hacerle alguna chiquillada pervertida. Sonreía para mí mientras me acercaba por su espalda. Sería que el karma me estaba pasando factura por todo lo malo que hice en la vida, porque estando próxima a él, se dio la media vuelta y de casualidad no nos damos de cabezas…o algo más. “Perdona, no te había visto ” dijo con ese característico tono suyo sin tono.
Descuida le respondí, haciéndome la distraída. Supongo que ya él tenía bastante con las gallinas cluecas que andaban en el salón como para aguantar otra más en ese momento. Se me arrugó la nariz por un olor que no había detectado antes en la cocina ese gato horrible estuvo haciendo de lo suyo por aquí? cuestioné ignorando la mojadura del licántropo. Pero pronto recordé por qué había huido de allí arriba, Ey, Boris, ¿qué es todo eso de la música? Temo por ese viejo piso… le pregunté al cocinero con verdadera curiosidad.
-¿Ya es medianoche? fue lo único que respondió. Le miré, nuevamente sentada, apoyando mi mentón sobre el respaldo de la silla y con las piernas bien abiertas. Estaba muy cansada como para sorprenderme, pero era curioso como se quitaba el delantal y parecía querer asearse un poco.
-Es la hora de la diversión y tras esas palabras, medio cantadas, desapareció escaleras arriba. Miré a Eirik y le hice señas como que estaba ido de la raya. Me encogí de hombros y comencé a fregar los trastes que comenzaban a apilarse en toda la cocina. Sólo esperaba que hubiera suficiente agua como para quitarle un poco la mugre pegada a tanto enser. Me remangué casi hasta los hombros y tras un buen respingo eché manos a trabajar.
Al menos habían pasado dos cuartos de hora cuando unos pasos pesados se escucharon bajando por las escaleras.
Descuida le respondí, haciéndome la distraída. Supongo que ya él tenía bastante con las gallinas cluecas que andaban en el salón como para aguantar otra más en ese momento. Se me arrugó la nariz por un olor que no había detectado antes en la cocina ese gato horrible estuvo haciendo de lo suyo por aquí? cuestioné ignorando la mojadura del licántropo. Pero pronto recordé por qué había huido de allí arriba, Ey, Boris, ¿qué es todo eso de la música? Temo por ese viejo piso… le pregunté al cocinero con verdadera curiosidad.
-¿Ya es medianoche? fue lo único que respondió. Le miré, nuevamente sentada, apoyando mi mentón sobre el respaldo de la silla y con las piernas bien abiertas. Estaba muy cansada como para sorprenderme, pero era curioso como se quitaba el delantal y parecía querer asearse un poco.
-Es la hora de la diversión y tras esas palabras, medio cantadas, desapareció escaleras arriba. Miré a Eirik y le hice señas como que estaba ido de la raya. Me encogí de hombros y comencé a fregar los trastes que comenzaban a apilarse en toda la cocina. Sólo esperaba que hubiera suficiente agua como para quitarle un poco la mugre pegada a tanto enser. Me remangué casi hasta los hombros y tras un buen respingo eché manos a trabajar.
Al menos habían pasado dos cuartos de hora cuando unos pasos pesados se escucharon bajando por las escaleras.
Woodpecker
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Re: Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
-¿Ese gato horrible estuvo haciendo de lo suyo por aquí? –la pregunta de Wood hizo que a Eirik s ele escapase un poco la risa, pues ese olor era el de la comida que acababa de hacer Boris, después preguntó por todo el jaleo de arriba instintivamente miró al techo
<< No pienso reparar eso… >>pensó Eirik al ver que el piso superior temblaba y caían motas de polvo, Boris explicó que a media noche, Morgana solía celebrar un pequeño baile, ya que la gente no alquilaba habitaciones a menos así consumirían comida y bebida toda la noche. En ese momento asomó Morgana por la puerta de la cocina
-Wood, arriba te he dejado un vestido para que te cambies y animes un poco la fiesta para los varones –luego miró a Eirik-. Y tú ojazos, también te vas a cambiar y vas a bailar con Wood –ordenó, Eirik la miró de manera fulminante
-Yo no bailo –fue su peculiar manera de expresar que no sabía bailar, la mujer se cruzó de brazos
-Tú harás lo que yo te diga, que para eso te pago –siguió protestando Morgana, Eirik gruñó
-¡Y una mierda! ¡No soy un jodido mono de feria! –exclamó furioso, la mujer levantó una ceja desafiante
-Muy bien, pues si no bailas, lavaras los platos, fregaras el suelo, servirás mesas, repararás el armario que has roto y fregaras los baños –ordenó, para de alguna forma convencerlo de que hiciese lo que se le pedía, pero Eirik era muy testarudo y cualquier cosa le parecía mejor que ponerse a hacer el payaso
-Perfecto –gruñó en tono desafiante, Morgana lo miró de manera fulminante
-Pues ya puedes empezar con los platos –indicó señalándole una montaña de trastos que casi tocaba el techo, Eirik refunfuñó y fue hacia allá, sin decir nada más se puso a fregar, Morgana furiosa miró a Wood-. ¿Y tú que vas a hacer? –preguntó de mal humor.
<< No pienso reparar eso… >>pensó Eirik al ver que el piso superior temblaba y caían motas de polvo, Boris explicó que a media noche, Morgana solía celebrar un pequeño baile, ya que la gente no alquilaba habitaciones a menos así consumirían comida y bebida toda la noche. En ese momento asomó Morgana por la puerta de la cocina
-Wood, arriba te he dejado un vestido para que te cambies y animes un poco la fiesta para los varones –luego miró a Eirik-. Y tú ojazos, también te vas a cambiar y vas a bailar con Wood –ordenó, Eirik la miró de manera fulminante
-Yo no bailo –fue su peculiar manera de expresar que no sabía bailar, la mujer se cruzó de brazos
-Tú harás lo que yo te diga, que para eso te pago –siguió protestando Morgana, Eirik gruñó
-¡Y una mierda! ¡No soy un jodido mono de feria! –exclamó furioso, la mujer levantó una ceja desafiante
-Muy bien, pues si no bailas, lavaras los platos, fregaras el suelo, servirás mesas, repararás el armario que has roto y fregaras los baños –ordenó, para de alguna forma convencerlo de que hiciese lo que se le pedía, pero Eirik era muy testarudo y cualquier cosa le parecía mejor que ponerse a hacer el payaso
-Perfecto –gruñó en tono desafiante, Morgana lo miró de manera fulminante
-Pues ya puedes empezar con los platos –indicó señalándole una montaña de trastos que casi tocaba el techo, Eirik refunfuñó y fue hacia allá, sin decir nada más se puso a fregar, Morgana furiosa miró a Wood-. ¿Y tú que vas a hacer? –preguntó de mal humor.
Eirik Argyle
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Re: Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
Claro… tenía que tratarse de Morgana. Llegó y como siempre vino a dar órdenes. ¿Es que le gustaba ser maniática o era así sin darse cuenta? Ya no sabía cómo actuar con relación a ella. Continué lavando los trastes sin darle demasiada importancia a lo que salía de su boca, pero eso de salir a mover el esqueleto con Eirik no me pareció nada mal… Aunque mas pronto que tarde, él se negó, barriendo de lleno mis casi nulas esperanzas mal nacidas de la nada.
Respiré hondo e hice malabares para que no se me cayera un plato enjabonado. Morgana me echó una mirada mientras continuaba su discusión con el licántropo. Finalmente quedó decido que el continuaría con los platos. Eché el aire que tenía atorado en el pecho durante no sé que cantidad de tiempo y más que rápido me puse al lado de la gordita, aunque lo suficientemente lejos como para evitar al gato. Claro que iré arriba le dije dándole apenas con el codo mientras le hacía “adiós” a Eirik.
Volvimos a intercambiar miradas con Morgana y corrí escaleras arriba como una niña tras un regalo. He visto cosas peores me dije para mi misma mientras veía el juego de prendas que estaban tendidos cuidadosamente sobre una cama mullida. Frente a mí, un espejo de pie. Rápidamente me quité esas ropas de camarero que me quedaban grandes. Había nadado dentro de ellas la mitad de la noche y ya era tiempo de tirarlo por ahí. Aunque… ese reemplazo. Wood con vestido me dije a mi misma imitando la voz de la estúpida pelirroja de Marthé. Lo cierto es, que desde que compré mi vestido en la tienda, siempre lo usaba, pero este… no era de guerrera precisamente.
Suspiré al verme vestida frente al espejo. Mirándome de cabo a rabo.
Se trataba de un vestido sin mucha gracia, lo decente era el corsé de cuero que lo ajusté bien a mi cintura. Eso de faldas largas no me gustaba para nada, sentía que las pisaría y me caería hecha una bola. Me eché el pelo hacia atrás y levanté las faldas para bajar las escaleras sintiéndome poco menos que una dama. Algunos recuerdos de mi mamá y de algo parecido a la felicidad comenzaron a destaparse con cada paso que daba.
En el salón la música era fuerte y las risas y pasos destacaban por sobre todo.
Respiré hondo e hice malabares para que no se me cayera un plato enjabonado. Morgana me echó una mirada mientras continuaba su discusión con el licántropo. Finalmente quedó decido que el continuaría con los platos. Eché el aire que tenía atorado en el pecho durante no sé que cantidad de tiempo y más que rápido me puse al lado de la gordita, aunque lo suficientemente lejos como para evitar al gato. Claro que iré arriba le dije dándole apenas con el codo mientras le hacía “adiós” a Eirik.
Volvimos a intercambiar miradas con Morgana y corrí escaleras arriba como una niña tras un regalo. He visto cosas peores me dije para mi misma mientras veía el juego de prendas que estaban tendidos cuidadosamente sobre una cama mullida. Frente a mí, un espejo de pie. Rápidamente me quité esas ropas de camarero que me quedaban grandes. Había nadado dentro de ellas la mitad de la noche y ya era tiempo de tirarlo por ahí. Aunque… ese reemplazo. Wood con vestido me dije a mi misma imitando la voz de la estúpida pelirroja de Marthé. Lo cierto es, que desde que compré mi vestido en la tienda, siempre lo usaba, pero este… no era de guerrera precisamente.
Suspiré al verme vestida frente al espejo. Mirándome de cabo a rabo.
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Se trataba de un vestido sin mucha gracia, lo decente era el corsé de cuero que lo ajusté bien a mi cintura. Eso de faldas largas no me gustaba para nada, sentía que las pisaría y me caería hecha una bola. Me eché el pelo hacia atrás y levanté las faldas para bajar las escaleras sintiéndome poco menos que una dama. Algunos recuerdos de mi mamá y de algo parecido a la felicidad comenzaron a destaparse con cada paso que daba.
En el salón la música era fuerte y las risas y pasos destacaban por sobre todo.
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Re: Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
Ignoraba cuanto tiempo llevaba fregando platos, pues parecía que la montaña no iba a terminar nunca, además Boris se empeñaba a hablar y bromear, aquel humano era majo. Peor tanta insistencia le cansaba, ya que él no era muy dado a dialogar.
De tanto en tanto no podía evitar mirar hacia el techo por temor a que este cediera a causa de los pasos de baile de la gente que había en el piso superior, esperando que si alguna vez el suelo cedía no estar presente para verlo. Finalmente terminó la interminable montaña de platos y utensilios de cocina, se levantó, se desperezó y recogió unos pedidos que Boris estaba acabando de preparar para ir a entregarlos, medio dormido se esforzó para recordar las mesas a las que pertenecían, ya que incluso el orden numérico de estas era caótico. Una vez arriba, subiendo las ya decentes escaleras, pues él mismo se había asegurado de reconstruirlas de manera más o menos adecuada pero sin duda resistente. Tuvo que esquivar a varias personas que se cruzaban en su camino, mientras se dedicaba a repartir los pedidos.
Sopa de buey, caldo de pollo, consomé de verduras y todo ello acompañado de aquella bebida insípida
<< Tenían que pedir solo líquidos, como no hay cosas jodidamente solidas en la carta no… >>pensó entre gruñidos intentando derramar lo menos posible lo que llevaba, lo sirvió sin demasiado esfuerzo y evitando hablar lo máximo posible con los clientes que a saber por qué intentaban dialogar con él. Tras esto recogió una de las mesas que habían quedado vacías, en la cual una de las jarras estaba medio llena<< No me extraña, yo no utilizaría esta mierda ni para matar ratas… >>comentó de nuevo en su cabeza con una sonrisa sarcástica, entonces un golpe de cadera le hizo derramar el contenido sobre la mesa-. ¡He! ¡Ves con más cuidado capu…! Ah, eres tu –cambió enseguida su tono de voz furioso por otro medio dormido, de todos los presentes en aquella posada quien se le hacía más o menos soportables eran Boris y Wood, y al parecer esta última le había querido llamar la atención. Empezó a recoger las cosas mientras ella bromeaba, el sencillamente asentía y sonreía un poco sin hacerle demasiado caso, luego la miró de reojo sin dejar de recoger-. Estas guapa –observó, a pesar de que le vestido no era gran cosa, a la licántropo le quedaba bien y tenía la sensación de que no había sido demasiado amable con ella, así que decidió que dedicarle alguna palabra amable a alguien no iba a matarle-. Nah, a mi estas moñadas no se me dan bien –respondió de manera despreocupada cuando la de cabellos plateados le preguntó por que prefería hacer de “esclavo” antes que bailar un poco, al mismo tiempo que terminaba de secar la mesa con un paño medio corroído por vete tú a saber qué.
off-rol: Esto lo he hecho básicamente para que nuestros pj interactuen, por que estamos yendo cada uno por nuestro lado. A partir de aqui puedes seguir la conversación, darla por finalizada o si no te parece bien esto enviarme mp y cambio.
De tanto en tanto no podía evitar mirar hacia el techo por temor a que este cediera a causa de los pasos de baile de la gente que había en el piso superior, esperando que si alguna vez el suelo cedía no estar presente para verlo. Finalmente terminó la interminable montaña de platos y utensilios de cocina, se levantó, se desperezó y recogió unos pedidos que Boris estaba acabando de preparar para ir a entregarlos, medio dormido se esforzó para recordar las mesas a las que pertenecían, ya que incluso el orden numérico de estas era caótico. Una vez arriba, subiendo las ya decentes escaleras, pues él mismo se había asegurado de reconstruirlas de manera más o menos adecuada pero sin duda resistente. Tuvo que esquivar a varias personas que se cruzaban en su camino, mientras se dedicaba a repartir los pedidos.
Sopa de buey, caldo de pollo, consomé de verduras y todo ello acompañado de aquella bebida insípida
<< Tenían que pedir solo líquidos, como no hay cosas jodidamente solidas en la carta no… >>pensó entre gruñidos intentando derramar lo menos posible lo que llevaba, lo sirvió sin demasiado esfuerzo y evitando hablar lo máximo posible con los clientes que a saber por qué intentaban dialogar con él. Tras esto recogió una de las mesas que habían quedado vacías, en la cual una de las jarras estaba medio llena<< No me extraña, yo no utilizaría esta mierda ni para matar ratas… >>comentó de nuevo en su cabeza con una sonrisa sarcástica, entonces un golpe de cadera le hizo derramar el contenido sobre la mesa-. ¡He! ¡Ves con más cuidado capu…! Ah, eres tu –cambió enseguida su tono de voz furioso por otro medio dormido, de todos los presentes en aquella posada quien se le hacía más o menos soportables eran Boris y Wood, y al parecer esta última le había querido llamar la atención. Empezó a recoger las cosas mientras ella bromeaba, el sencillamente asentía y sonreía un poco sin hacerle demasiado caso, luego la miró de reojo sin dejar de recoger-. Estas guapa –observó, a pesar de que le vestido no era gran cosa, a la licántropo le quedaba bien y tenía la sensación de que no había sido demasiado amable con ella, así que decidió que dedicarle alguna palabra amable a alguien no iba a matarle-. Nah, a mi estas moñadas no se me dan bien –respondió de manera despreocupada cuando la de cabellos plateados le preguntó por que prefería hacer de “esclavo” antes que bailar un poco, al mismo tiempo que terminaba de secar la mesa con un paño medio corroído por vete tú a saber qué.
off-rol: Esto lo he hecho básicamente para que nuestros pj interactuen, por que estamos yendo cada uno por nuestro lado. A partir de aqui puedes seguir la conversación, darla por finalizada o si no te parece bien esto enviarme mp y cambio.
Eirik Argyle
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Re: Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
Mientras bajaba las escaleras iba analizando aquellos a los que podría acercarme y los lugares que debería dejar en blanco. Partí entonces hacia el centro-sur del salón, había unos espacios bastante decentes y los hombres que abundaban allí no parecían bestias salvajes deseosas de carne y mujer.
La música era alegre y ya se había conformado una ronda, el piso cedía ante los pasos acompasados de los bailarines y las palmas se golpeaban al unísono de hombres y mujeres por igual. Muchos de los que se divertían estaban bastante entrados en copas y ya no les importaba beber aquello que parecía orín de gato; -sí, finalmente me di cuenta de que no se trataba de la comida de Boris-. En cuanto bajé, le quité su jarra de cerveza a un pasante y cuando se volteó para replicar, le tomé de la mano y comenzamos a bailar en el centro dela ronda mientras le daba largos sorbos a su bebida.
Ya me había olvidado de Morgana y de que apenas si sabía bailar. En poco tiempo no fue difícil aprender a moverme como lo hacían esos humanos y hasta le había agarrado el gusto. Incluso, no se hacía nada difícil beber ahora cualquier porquería que me invitasen con tal de palear la sed que esos trapos largos que llevaba por ropa me daban. El ritmo era cada vez más rápido, pero las risas y las burlas no cesaban. Estaba pasándolas a mis anchas. Alguna mano en el mi trasero acababa sutilmente doblada y algunas veces las mejillas de los hombres terminaban estampadas contra mi mano. Nada mal…
De pronto sentí algo suave en mi espalda baja. Mmm… se sentía rico, pero antes de que pudiera seguir disfrutándolo, escuché la réplica de su dueño –claro que sabía que se trataba de un hombre, ¡¿Qué piensan?!- Claro que soy yo ¿quién más iba a ser? le pregunté con una amplia sonrisa. Las copas ya habían comenzado a subírseme en la cabeza y me sentía poco menos que envalentonada.
Sentí que era el momento de brillar frente a Eirik, pero él simplemente asentía a cualquier cosa que le decía. Me eché sobre una mesa sin importarme que sobre ella aún hubieran platos y algunos torpes rezongones. Intenté parecer atractiva, pero creo que en ese momento se durmió por unos segundos “Cabrón” dije para mi misma mientras pensaba en volver a divertirme, había un tipo que me hacía ojitos desde que bajé las escaleras, pero dos palabras de Eirik me trajeron de vuelta.
Sonreí de oreja a oreja mientras volvía a acercarme a él. Vamos Eirik, no me digas que prefieres estar con esa cara de capullo echándote trastes encima y ensuciándote las manos, vente con nosotros…no mires atrás* comencé a cantarle, pero él se negó alegando que eso no se le daba bien.
-¡Se ha formado una pareja! gritaría alguien con voz de lotería mientras otro me empujaba sobre Eirik. Las copas de más ya se me habían subido completamente a la cabeza y no pude frenar mi cuerpo antes de estamparme de lleno contra él y darle un beso en la comisura de sus labios que más bien fue una morida.
-¡Aunch!, lo siento le dije, aunque en realidad no lo hacía.
________________________________
Off:* “vente con nosotros, no mirés atrás estamos juntos hasta el fin, somos lo que hacemos no pidas perdón…” xDDD
- Spoiler:
La música era alegre y ya se había conformado una ronda, el piso cedía ante los pasos acompasados de los bailarines y las palmas se golpeaban al unísono de hombres y mujeres por igual. Muchos de los que se divertían estaban bastante entrados en copas y ya no les importaba beber aquello que parecía orín de gato; -sí, finalmente me di cuenta de que no se trataba de la comida de Boris-. En cuanto bajé, le quité su jarra de cerveza a un pasante y cuando se volteó para replicar, le tomé de la mano y comenzamos a bailar en el centro dela ronda mientras le daba largos sorbos a su bebida.
Ya me había olvidado de Morgana y de que apenas si sabía bailar. En poco tiempo no fue difícil aprender a moverme como lo hacían esos humanos y hasta le había agarrado el gusto. Incluso, no se hacía nada difícil beber ahora cualquier porquería que me invitasen con tal de palear la sed que esos trapos largos que llevaba por ropa me daban. El ritmo era cada vez más rápido, pero las risas y las burlas no cesaban. Estaba pasándolas a mis anchas. Alguna mano en el mi trasero acababa sutilmente doblada y algunas veces las mejillas de los hombres terminaban estampadas contra mi mano. Nada mal…
De pronto sentí algo suave en mi espalda baja. Mmm… se sentía rico, pero antes de que pudiera seguir disfrutándolo, escuché la réplica de su dueño –claro que sabía que se trataba de un hombre, ¡¿Qué piensan?!- Claro que soy yo ¿quién más iba a ser? le pregunté con una amplia sonrisa. Las copas ya habían comenzado a subírseme en la cabeza y me sentía poco menos que envalentonada.
Sentí que era el momento de brillar frente a Eirik, pero él simplemente asentía a cualquier cosa que le decía. Me eché sobre una mesa sin importarme que sobre ella aún hubieran platos y algunos torpes rezongones. Intenté parecer atractiva, pero creo que en ese momento se durmió por unos segundos “Cabrón” dije para mi misma mientras pensaba en volver a divertirme, había un tipo que me hacía ojitos desde que bajé las escaleras, pero dos palabras de Eirik me trajeron de vuelta.
Sonreí de oreja a oreja mientras volvía a acercarme a él. Vamos Eirik, no me digas que prefieres estar con esa cara de capullo echándote trastes encima y ensuciándote las manos, vente con nosotros…no mires atrás* comencé a cantarle, pero él se negó alegando que eso no se le daba bien.
-¡Se ha formado una pareja! gritaría alguien con voz de lotería mientras otro me empujaba sobre Eirik. Las copas de más ya se me habían subido completamente a la cabeza y no pude frenar mi cuerpo antes de estamparme de lleno contra él y darle un beso en la comisura de sus labios que más bien fue una morida.
-¡Aunch!, lo siento le dije, aunque en realidad no lo hacía.
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Re: Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
Al escuchar la proposición de Wood no pudo evitar echarse a reír, inquietantemente cómodo. Hacía mucho tiempo que no se sentía a gusto con nadie de su especie…Bueno, de su especie y de cualquier otra. Bajó la mirada y medio sonrió
-No se me dan bien estas moñadas –respondió y luego la miró de reojo, aunque debía de confesar que se había visto tentado a aceptar la proposición de Wood. Pero definitivamente no. No era un hombre que bailase o pensase en pasárselo bien, sencillamente se dedicaba a vagar de un lado a otro como una medusa a la que arrastraba la corriente. Desgraciadamente el universo tenía otros planes
-¡Se ha formado una pareja! –gritó un idiota borracho, tras el cual otro imbécil igual de borracho empujó a Wood sobre él
-¡¿Qué demon…?!-no terminó de maldecir, pues Wood se estampó contra él, dándole un pequeño pero sugerente mordisco en la comisura del labio
-¡Auch! Lo siento –se disculpó ella, Eirik meneó la cabeza
-No…No pasa nada… -respondió nervioso y apartando la vista, luego la levantó de nuevo un poco mirando a la joven y volvió a apartarla inquieto, dio un par de pasos hacia atrás-. Creo que de… Debería… -comenzó a balbucear como un lerdo intentando que no se le notase tanto lo mucho que le intimidaba el contacto con otras personas-. Ir a arreglar algo… -aseguró señalando hacia el mueble que había roto por accidente, no sin antes chocar contra una mesa de manera torpe.
Normalmente Eirik, habría apartado a Wood y habría maldecido enfadado, pero esta vez no lo hizo por el simple y llano motivo de que ella estaba borracha y había sido un imbécil quien la había empujado. Por lo tanto había sido un accidente. Sin embargo mientras reparaba el mueble, el idiota que la había empujado fue hasta él a decirle alguna burrada como:
-¡He tío! ¡¿Pero qué haces?!¡ llévate la a la habitación! –no solo cometió la estupidez de decirle una chorrada si no que además se atrevió a ponerle la mano en el hombro, por lo que Eirik reaccionó rápido, se volteó y le dio un fuerte puñetazo al tipo en la cara, que cayó inconsciente en el suelo. El licántropo siguió su trabajo de reparar el mueble sin hacerle más caso que eso al tipo inconsciente. En ese momento se acercó Morgana
-Escucha guapetón, después de esto necesito que… -se detuvo a mirar al tipo inconsciente, parpadeó un par de veces y luego miró a Eirik-. ¿Y a este que le pasa? –preguntó sin que realmente le importase, el licántropo sin voltearse se encogió de hombros
-Esta torrado –respondió sin más y sin darle importancia, la mujer se encogió de hombros
-Mejor, eso significa que pagará muchas jarras de cerveza –aseguró, luego miró de nuevo a Eirik-. Ahí hay unos tipos que se están pasando de la raya –comentó, Eirik miró por encima de su hombro, luego se dio la vuelta y miró hacia donde señalaba la jefa, había dos tipos completamente ebrios molestando a alguien, que el licántropo no podía ver, pues lo tapaban, peor seguramente sería una mujer-. Necesito que les cojas todo su dinero y los eches –pidió sin más.
-No se me dan bien estas moñadas –respondió y luego la miró de reojo, aunque debía de confesar que se había visto tentado a aceptar la proposición de Wood. Pero definitivamente no. No era un hombre que bailase o pensase en pasárselo bien, sencillamente se dedicaba a vagar de un lado a otro como una medusa a la que arrastraba la corriente. Desgraciadamente el universo tenía otros planes
-¡Se ha formado una pareja! –gritó un idiota borracho, tras el cual otro imbécil igual de borracho empujó a Wood sobre él
-¡¿Qué demon…?!-no terminó de maldecir, pues Wood se estampó contra él, dándole un pequeño pero sugerente mordisco en la comisura del labio
-¡Auch! Lo siento –se disculpó ella, Eirik meneó la cabeza
-No…No pasa nada… -respondió nervioso y apartando la vista, luego la levantó de nuevo un poco mirando a la joven y volvió a apartarla inquieto, dio un par de pasos hacia atrás-. Creo que de… Debería… -comenzó a balbucear como un lerdo intentando que no se le notase tanto lo mucho que le intimidaba el contacto con otras personas-. Ir a arreglar algo… -aseguró señalando hacia el mueble que había roto por accidente, no sin antes chocar contra una mesa de manera torpe.
Normalmente Eirik, habría apartado a Wood y habría maldecido enfadado, pero esta vez no lo hizo por el simple y llano motivo de que ella estaba borracha y había sido un imbécil quien la había empujado. Por lo tanto había sido un accidente. Sin embargo mientras reparaba el mueble, el idiota que la había empujado fue hasta él a decirle alguna burrada como:
-¡He tío! ¡¿Pero qué haces?!¡ llévate la a la habitación! –no solo cometió la estupidez de decirle una chorrada si no que además se atrevió a ponerle la mano en el hombro, por lo que Eirik reaccionó rápido, se volteó y le dio un fuerte puñetazo al tipo en la cara, que cayó inconsciente en el suelo. El licántropo siguió su trabajo de reparar el mueble sin hacerle más caso que eso al tipo inconsciente. En ese momento se acercó Morgana
-Escucha guapetón, después de esto necesito que… -se detuvo a mirar al tipo inconsciente, parpadeó un par de veces y luego miró a Eirik-. ¿Y a este que le pasa? –preguntó sin que realmente le importase, el licántropo sin voltearse se encogió de hombros
-Esta torrado –respondió sin más y sin darle importancia, la mujer se encogió de hombros
-Mejor, eso significa que pagará muchas jarras de cerveza –aseguró, luego miró de nuevo a Eirik-. Ahí hay unos tipos que se están pasando de la raya –comentó, Eirik miró por encima de su hombro, luego se dio la vuelta y miró hacia donde señalaba la jefa, había dos tipos completamente ebrios molestando a alguien, que el licántropo no podía ver, pues lo tapaban, peor seguramente sería una mujer-. Necesito que les cojas todo su dinero y los eches –pidió sin más.
Eirik Argyle
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Re: Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
Tsch dije viéndole desaparecer entre la gente cuando Eirik decidió irse por las de él por allí, a trabajar. Alguien me tomó del brazo y como pude me puse a bailar. La pista se tabaleaba y parecía que iba sobre alguna especie de balsa en medio de un río potentoso. De no ser porque habían suficientes hombros en los que apoyarme probablemente para esas alturas ya me habría dado un buen porrazo. Siempre aceptaba un trago si compraban dos. Morgana debería de estar muy orgullosa de mí y darme un buen bonus o al menos una recomendación por estar bebiendo esa porquería que tenía allí.
-Eh ancianita- gritó alguien y volvió a hacerlo suficientes veces como para que me diera curiosidad. Al parecer se referían a mí. Eran unos tipos jóvenes echados en un rincón y bastante bien vestidos, al menos por lo que pude fijarme, porque todo estaba bastante borroso. Se sonrieron cuando captaron mi atención y me señalaron el pelo. No entendía nada, pero les sonreí y les señalé una jarra, pero negaron con la cabeza.
Un minuto de distracción y ya había un par de guarros levantándome las faldas. Comencé a reirme de la nada, no podía parar. Era como si me hicieran cosquillas infinitas y con esto, mi cuerpo de cintura para abajo se volvió la de un lobo. Claro que las faldas tapaban bastante pero había aumentado unos cuantos centímetros de estatura y aún no paraba de reirme. Esos dos tipos comenzaron a picarme y llamar la atención de otros. La cosa se estaba complicando pero ya no tenía el mando de mi cuerpo. Mi mente parecía estar desconectada de él… aunque a decir verdad, tampoco pensaba dentro de los márgenes normales. “Estoy en problemas” pensé y eso me dio un ataque mayor de risa.
De pronto vi a Eirik, parecía un caballero andante abriéndose paso entre la gente cantante y sonante. Oi..iiigan tooooooooooodddossss dije en alto mientras me tambaleaba con una jarra de dudosa reputación servida hasta la mitad en mi diestra Este es mi a…migo EEEE un largo eructo se me salió quién sabe de dónde, nunca imaginé que tanto pudiera ser almacenado ahí dentro, tosí un poco y me enderecé Eirik le sonreí mientras trataba de mantenerme en pie. Cuando estuvo más cerca sentí que algo no andaba bien. No me dijjjizde que tenías hermanos. Todos son iguales de sexys. Frente a mí, habían tres Eiriks mirándome con ojos acusadores.
___________________
Off:Si crees que manejé demasiado a mi conveniencia la situación puedo editar. Lo siento si manejé demasiado a tu personaje .-.
-Eh ancianita- gritó alguien y volvió a hacerlo suficientes veces como para que me diera curiosidad. Al parecer se referían a mí. Eran unos tipos jóvenes echados en un rincón y bastante bien vestidos, al menos por lo que pude fijarme, porque todo estaba bastante borroso. Se sonrieron cuando captaron mi atención y me señalaron el pelo. No entendía nada, pero les sonreí y les señalé una jarra, pero negaron con la cabeza.
Un minuto de distracción y ya había un par de guarros levantándome las faldas. Comencé a reirme de la nada, no podía parar. Era como si me hicieran cosquillas infinitas y con esto, mi cuerpo de cintura para abajo se volvió la de un lobo. Claro que las faldas tapaban bastante pero había aumentado unos cuantos centímetros de estatura y aún no paraba de reirme. Esos dos tipos comenzaron a picarme y llamar la atención de otros. La cosa se estaba complicando pero ya no tenía el mando de mi cuerpo. Mi mente parecía estar desconectada de él… aunque a decir verdad, tampoco pensaba dentro de los márgenes normales. “Estoy en problemas” pensé y eso me dio un ataque mayor de risa.
De pronto vi a Eirik, parecía un caballero andante abriéndose paso entre la gente cantante y sonante. Oi..iiigan tooooooooooodddossss dije en alto mientras me tambaleaba con una jarra de dudosa reputación servida hasta la mitad en mi diestra Este es mi a…migo EEEE un largo eructo se me salió quién sabe de dónde, nunca imaginé que tanto pudiera ser almacenado ahí dentro, tosí un poco y me enderecé Eirik le sonreí mientras trataba de mantenerme en pie. Cuando estuvo más cerca sentí que algo no andaba bien. No me dijjjizde que tenías hermanos. Todos son iguales de sexys. Frente a mí, habían tres Eiriks mirándome con ojos acusadores.
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Off:Si crees que manejé demasiado a mi conveniencia la situación puedo editar. Lo siento si manejé demasiado a tu personaje .-.
Woodpecker
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Re: Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
Estaba comprobando que la puerta del mueble que acababa de arreglar funcionase bien, la abría y cerraba con cuidado comprobando que no se desmontase de nuevo.
<< Creo que esto ya está >>se palmeó a sí mismo la espalda satisfecho, la gente había empezado a formar un jolgorio aun mayor, como si algo les hubiese llamado la atención, sin embargo el licántropo lo ignoró, tal y como tenía por costumbre. Se puso a pensar en la siguiente tarea que debía de llevar a cabo, aquello de echar a un par de imbéciles que le había pedido Morgana cuando se dio la vuelta enseguida los encontró; Wood estaba muy borracha, rodeada de tipos igual de borrachos que la señalaban y la insultaban o se reían de ella y era fácil el adivinar el por qué, la parte inferior de la joven licántropo se había vuelto semi-lobo-. Hay que joderse… -refunfuñó llevándose una mano a la frente y es que por mucho que en Lunargenta se mezclasen muchas razas siempre había algún gilipollas que se escandalizaba por nada y al parecer, la mayoría se concentraban en aquel salón.
Se abrió paso entre la gente sin demasiado cuidado, al parecer Wood lo vio y exclamó:
-Oi..iiigan tooooooooooodddossss -tambalenadose con otra jarra en la mano derecha, tras lograr enderezarse un poco siguió hablando-. Este es mi a…migo EEEE –pero la frase se vio interrumpida por un gran y largo eructo de aquellos del tipo sostenido, de los que parecen nunca acabar y que despeinaba a los que están más cerca, cuando este finalmente halló su fin, la joven tosió un poco, al mismo tiempo que Eirik se plantaba delante suyo cruzándose de brazos y con una mirada reprochante, pero Wood no pareció captar su expresión y siguió riendo como una histérica mientras decía-. No me dijjjizde que tenías hermanos. Todos son iguales de sexys. –Eirik prefirió no preguntar, sencillamente apartó a otros cuatro imbéciles que le estaban levantando las faldas a la joven para ver su medio cuerpo de lobo, uno o hacía con tanta insistencia que al licántropo no le quedó más remedio que darle un fuerte puñetazo que lo tiró al suelo, seguido por un colectivo “¡OOooooooooh!” emitido por los presentes, él los ignoró, cogió a los idiotas que le habían estado levantando las faldas a Wood y fue hacia la puerta del lecho de pulgas, una vez allí los lanzó al exterior, luego el lobo se volteó furioso
-¡¿Qué coño estáis mirando?!¡Esto no es un puto espectáculo! –bramó malhumorado, al escuchar su tono violento la gente se sobresaltó y volvió a lo que estaban haciendo para no buscarse problemas. Fue hacia Wood que de nuevo estaba tambaleándose con más jarras de aquella extraña bebida en la mano-. Y una mierda… -gruñó, se plantó delante de Wood, le quitó la bebida de la mano y la cargó sobre sus hombros como si de un saco de patatas-. Se acabó, tú te vas a dormir –y dio esto se encaminó hacia recepción, donde cogió las llaves de una habitación desocupada y fue hacia las escaleras. Por el camino se cruzó con Morgana
-¿Y ahora qué haces? –preguntó la posadera, Eirik la miró malhumorado
-¿No ves como esta? –preguntó de forma retorica dándose un poco la vuelta para que la mujer pudiese ver el precario estado de la joven, Morgana rio e hizo un gesto con la mano
-Sí, mejor llévatela –siguió riendo y Eirik se encaminó hacia las escaleras que comenzó a subir
-Estate quieta de una vez –gruñó él sacudiéndola un poco para que se estuviese quieta, pues aunque no le costaba cargarla no era cómodo que no dejase de menearse sobre su hombro, finalmente llegó a la habitación, la abrió. Era una habitación algo pequeña y polvorienta, se notaba que no había muchos clientes que se quedasen a dormir, había un armario y una mesita al lado de una cama humilde, suficiente para dormir. Sin más preámbulos Eirik con Wood en el hombro se acercó a la cama y la depositó allí sin demasiado cuidado-. Venga, a dormir la mona –refunfuñó algo resignado, luego se dio la vuelta ignorando por completo a la joven, pero cuando fue a dar un paso cayó al suelo dormido.
off-rol: no te preocupes, me he reído muchísimo XD
<< Creo que esto ya está >>se palmeó a sí mismo la espalda satisfecho, la gente había empezado a formar un jolgorio aun mayor, como si algo les hubiese llamado la atención, sin embargo el licántropo lo ignoró, tal y como tenía por costumbre. Se puso a pensar en la siguiente tarea que debía de llevar a cabo, aquello de echar a un par de imbéciles que le había pedido Morgana cuando se dio la vuelta enseguida los encontró; Wood estaba muy borracha, rodeada de tipos igual de borrachos que la señalaban y la insultaban o se reían de ella y era fácil el adivinar el por qué, la parte inferior de la joven licántropo se había vuelto semi-lobo-. Hay que joderse… -refunfuñó llevándose una mano a la frente y es que por mucho que en Lunargenta se mezclasen muchas razas siempre había algún gilipollas que se escandalizaba por nada y al parecer, la mayoría se concentraban en aquel salón.
Se abrió paso entre la gente sin demasiado cuidado, al parecer Wood lo vio y exclamó:
-Oi..iiigan tooooooooooodddossss -tambalenadose con otra jarra en la mano derecha, tras lograr enderezarse un poco siguió hablando-. Este es mi a…migo EEEE –pero la frase se vio interrumpida por un gran y largo eructo de aquellos del tipo sostenido, de los que parecen nunca acabar y que despeinaba a los que están más cerca, cuando este finalmente halló su fin, la joven tosió un poco, al mismo tiempo que Eirik se plantaba delante suyo cruzándose de brazos y con una mirada reprochante, pero Wood no pareció captar su expresión y siguió riendo como una histérica mientras decía-. No me dijjjizde que tenías hermanos. Todos son iguales de sexys. –Eirik prefirió no preguntar, sencillamente apartó a otros cuatro imbéciles que le estaban levantando las faldas a la joven para ver su medio cuerpo de lobo, uno o hacía con tanta insistencia que al licántropo no le quedó más remedio que darle un fuerte puñetazo que lo tiró al suelo, seguido por un colectivo “¡OOooooooooh!” emitido por los presentes, él los ignoró, cogió a los idiotas que le habían estado levantando las faldas a Wood y fue hacia la puerta del lecho de pulgas, una vez allí los lanzó al exterior, luego el lobo se volteó furioso
-¡¿Qué coño estáis mirando?!¡Esto no es un puto espectáculo! –bramó malhumorado, al escuchar su tono violento la gente se sobresaltó y volvió a lo que estaban haciendo para no buscarse problemas. Fue hacia Wood que de nuevo estaba tambaleándose con más jarras de aquella extraña bebida en la mano-. Y una mierda… -gruñó, se plantó delante de Wood, le quitó la bebida de la mano y la cargó sobre sus hombros como si de un saco de patatas-. Se acabó, tú te vas a dormir –y dio esto se encaminó hacia recepción, donde cogió las llaves de una habitación desocupada y fue hacia las escaleras. Por el camino se cruzó con Morgana
-¿Y ahora qué haces? –preguntó la posadera, Eirik la miró malhumorado
-¿No ves como esta? –preguntó de forma retorica dándose un poco la vuelta para que la mujer pudiese ver el precario estado de la joven, Morgana rio e hizo un gesto con la mano
-Sí, mejor llévatela –siguió riendo y Eirik se encaminó hacia las escaleras que comenzó a subir
-Estate quieta de una vez –gruñó él sacudiéndola un poco para que se estuviese quieta, pues aunque no le costaba cargarla no era cómodo que no dejase de menearse sobre su hombro, finalmente llegó a la habitación, la abrió. Era una habitación algo pequeña y polvorienta, se notaba que no había muchos clientes que se quedasen a dormir, había un armario y una mesita al lado de una cama humilde, suficiente para dormir. Sin más preámbulos Eirik con Wood en el hombro se acercó a la cama y la depositó allí sin demasiado cuidado-. Venga, a dormir la mona –refunfuñó algo resignado, luego se dio la vuelta ignorando por completo a la joven, pero cuando fue a dar un paso cayó al suelo dormido.
off-rol: no te preocupes, me he reído muchísimo XD
Eirik Argyle
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Re: Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
Precisamente, Eirik no tenía cara de muchos amigos, o al menos, eso era lo que podía sentir de esa aura bastante oscura que le emanaba de todos lados. Intenté explicarle, pero aún tenía ese terrible ataque de risas y para colmo parecía que los que estaban alrededor no ayudaban mucho en la empresa. Luego tuve un saque de hipo repentino y finalmente perdí la habilidad del habla. Si no recuerdo mal, sentía que la lengua se me había dormido y no entraba del todo en mi boca, por lo que murmuraba cosas sin sentido, mordiéndomela.
Realmente parecía sacado, pero no comprendía del todo el por qué. Al parecer habían unos rellenos de gente por allí que le hacían perder la paciencia y sentí que me encendía… literalmente. Moría de calor y quería quitarme la ropa. Sentí a una chica sacada bramando, pero cuando me di cuenta de que era yo era bastante tarde. Estaba siendo acarreada como una bolsa de papas por mi compañero.
“¿Qué haces?” quería preguntarle cuando vi que nos dirigíamos en dirección a los cuartos, o bueno, cuando tuve algo de lucidez para darme cuenta de la dirección. Claro que tenía que hacerme la difícil, pero la urgencia más grande era tirarme al suelo y abrazarlo. Como si la tierra del piso de ese pulgoso lugar de lecho fuera mi mejor amiga y aliada. El movimiento de los pasos del licántropo hacía que se me revolviera la porquería que tenía dentro y quisiera salir, sobre todo por la posición en la que estaba, con la panza apretada.
Me mandó a estarme quieta con una voz de superior comando. No tuve objeción, pero me puse a llorar. Aunque esperaba hacerlo lo suficiente como para que se sintiera húmedo y molesto. ¡Já!. Perdí la noción del tiempo hasta que sentí que me había dado contra algo, aunque a mi alrededor sólo habían sábanas y olor a encierro rancio. Pestañee un par de veces y no me enteré de que había mundo hasta que unas molestas campanadas sonaron en mi oreja.
Mierda, ¡callen de una puta vez ese cacharro! grité aferrándome a una almohada con olor a sobaco. El dolor de cabeza no me dejaba pensar claro y para cuando las cosas esas que eran como campanadas se estuvieron calladas recordé que estaba en un medio tiempo de trabajo. Debo de haberla cagado… dije en una voz no muy alta que casi me da vuelta de la resaca que tenía. Pero que putada espeté estirándome lentamente para ver los daños esta vez. En algunas ocasiones se me iba la mano y me pasaba de olla. Siempre había sido una pésima tomadora y estas eran las consecuencias.
Afortunadamente, todo estaba en su lugar, excepto por ese chico… E…¿manuel? E..¿rnes..? ¡Eirik! Ese estaba tirado en el piso como muerto. Tuve que ponerle una mano en el hocico para ver si respiraba. Cuando me di cuenta de que estaba noqueado en el suelo, le tiré una frazada por arriba y le puse cuidadosamente una almohada que olía mejor que la que me había despertado. Aunque estoy segura de que con ese ronquido no lo hubiese despertado ni un Thanatos salvaje corriendo hacia él.
Después del rito, bajé las escaleras. El reloj daba las tres y Morgana estaba sentada haciendo guardia en una silla. Su gato me gruñó parando todos sus pelos y la mujer que dormitaba se despertó sobresaltada. Parece que has sobrevivido dijo entre una sonrisa disimulada, probablemente ella misma había tenido ese tipo de tiempos, aunque no quería imaginármelo. Estaba demasiado destruida…
Venga, échate el café que está en la cocina y ponte a limpiar. La noche está muriendo y tú trabajo con ella. Asentí con la cabeza y bajé al andrajo de cocina para buscar algo que me quitara las ganas de vomitar y ese terrible dolor de cabeza, aunque los olores rancios de allí no hacían más que incrementar mi malestar. Me llevé la zurda a la cabeza y me rasqué la panza mientras buscaba los enseres necesarios.
Realmente parecía sacado, pero no comprendía del todo el por qué. Al parecer habían unos rellenos de gente por allí que le hacían perder la paciencia y sentí que me encendía… literalmente. Moría de calor y quería quitarme la ropa. Sentí a una chica sacada bramando, pero cuando me di cuenta de que era yo era bastante tarde. Estaba siendo acarreada como una bolsa de papas por mi compañero.
“¿Qué haces?” quería preguntarle cuando vi que nos dirigíamos en dirección a los cuartos, o bueno, cuando tuve algo de lucidez para darme cuenta de la dirección. Claro que tenía que hacerme la difícil, pero la urgencia más grande era tirarme al suelo y abrazarlo. Como si la tierra del piso de ese pulgoso lugar de lecho fuera mi mejor amiga y aliada. El movimiento de los pasos del licántropo hacía que se me revolviera la porquería que tenía dentro y quisiera salir, sobre todo por la posición en la que estaba, con la panza apretada.
Me mandó a estarme quieta con una voz de superior comando. No tuve objeción, pero me puse a llorar. Aunque esperaba hacerlo lo suficiente como para que se sintiera húmedo y molesto. ¡Já!. Perdí la noción del tiempo hasta que sentí que me había dado contra algo, aunque a mi alrededor sólo habían sábanas y olor a encierro rancio. Pestañee un par de veces y no me enteré de que había mundo hasta que unas molestas campanadas sonaron en mi oreja.
Mierda, ¡callen de una puta vez ese cacharro! grité aferrándome a una almohada con olor a sobaco. El dolor de cabeza no me dejaba pensar claro y para cuando las cosas esas que eran como campanadas se estuvieron calladas recordé que estaba en un medio tiempo de trabajo. Debo de haberla cagado… dije en una voz no muy alta que casi me da vuelta de la resaca que tenía. Pero que putada espeté estirándome lentamente para ver los daños esta vez. En algunas ocasiones se me iba la mano y me pasaba de olla. Siempre había sido una pésima tomadora y estas eran las consecuencias.
Afortunadamente, todo estaba en su lugar, excepto por ese chico… E…¿manuel? E..¿rnes..? ¡Eirik! Ese estaba tirado en el piso como muerto. Tuve que ponerle una mano en el hocico para ver si respiraba. Cuando me di cuenta de que estaba noqueado en el suelo, le tiré una frazada por arriba y le puse cuidadosamente una almohada que olía mejor que la que me había despertado. Aunque estoy segura de que con ese ronquido no lo hubiese despertado ni un Thanatos salvaje corriendo hacia él.
Después del rito, bajé las escaleras. El reloj daba las tres y Morgana estaba sentada haciendo guardia en una silla. Su gato me gruñó parando todos sus pelos y la mujer que dormitaba se despertó sobresaltada. Parece que has sobrevivido dijo entre una sonrisa disimulada, probablemente ella misma había tenido ese tipo de tiempos, aunque no quería imaginármelo. Estaba demasiado destruida…
Venga, échate el café que está en la cocina y ponte a limpiar. La noche está muriendo y tú trabajo con ella. Asentí con la cabeza y bajé al andrajo de cocina para buscar algo que me quitara las ganas de vomitar y ese terrible dolor de cabeza, aunque los olores rancios de allí no hacían más que incrementar mi malestar. Me llevé la zurda a la cabeza y me rasqué la panza mientras buscaba los enseres necesarios.
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Re: Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
Cuando se despertó, se encontró con que estaba tapado con una sábana y debajo de su cabeza había una almohada que olía a pies
-¡¿Pero qué coño?! –Exclamó poniéndose en pie de golpe, entonces procesó lo sucedido, había subido a Wood a la habitación a dormir la mona y de paso él había sufrido otro de sus episodios de sueño-. Joder… -refunfuñó echándose el pelo hacia atrás, por lo que algunos cabellos de su revuelto flequillo se quedaron tiesos hacia arriba. Ya no se escuchaba el jolgorio de la fiesta que había antes en el piso inferior, Eirik bufó-. Esa vieja bruja va a matarme… -anunció con desgana, recogió la sabana y la almohada, los metió ene l viejo y chirrioso armario, tras lo cual se dio la vuelta<< ¿Dónde…? >>pensó al no ver a la joven licántropo por ningún lado. No le dio más importancia, pues sencillamente pensó que ella ya habría despertado. Se encaminó hacia la puerta y la abrió, para después llegar a las escaleras y bajarlas lentamente.
-Vaya, a buenas horas ¿Estaba el suelo de la habitación a tu gusto? –preguntó de manera burlona Morgana nada más verle asomar por las escaleras que de alguna forma se había enterado de su siestecita, la mujer estaba sentada sobre una silla acariciando a su gato gordo, que lo miraba con recelo
-Cállate –refunfuñó él llegando al fin abajo, acompañado de las risas pomposas de la mujer
- Ve a la cocina, ahí está tu amiga tomándose un café, creo que a ti también te iría bien, después tienes mucho que hacer y no quiero que te duermas –remató, como si el simple ofrecimiento de café fuese demasiado bueno y ella corriese el riesgo de parecer alguien amable y no una vieja arpía con un enorme gato en su regazo. Eirik ni se molestó en responder, sencillamente fue hacia la cocina, estaba evidentemente toda sucia, sin embargo, Boris no asomaba por ningún lado. Al parecer habían cerrado la cocina y el cocinero estaba ya en sus aposentos durmiendo. Pero Wood si que estaba, Eirik se acercó a ella, no por nada en concreto, si no porque allí estaba la mesa con lo que debía de ser el tentempié de ambos, unas tazas de café y algunos bollos con mermelada. Sin decir absolutamente nada, tomó una de las tazas, se sirvió café y tomó un sorbo, arrugó un poco la nariz. Asqueroso. Era la única manera de describir aquello.
-¡¿Pero qué coño?! –Exclamó poniéndose en pie de golpe, entonces procesó lo sucedido, había subido a Wood a la habitación a dormir la mona y de paso él había sufrido otro de sus episodios de sueño-. Joder… -refunfuñó echándose el pelo hacia atrás, por lo que algunos cabellos de su revuelto flequillo se quedaron tiesos hacia arriba. Ya no se escuchaba el jolgorio de la fiesta que había antes en el piso inferior, Eirik bufó-. Esa vieja bruja va a matarme… -anunció con desgana, recogió la sabana y la almohada, los metió ene l viejo y chirrioso armario, tras lo cual se dio la vuelta<< ¿Dónde…? >>pensó al no ver a la joven licántropo por ningún lado. No le dio más importancia, pues sencillamente pensó que ella ya habría despertado. Se encaminó hacia la puerta y la abrió, para después llegar a las escaleras y bajarlas lentamente.
-Vaya, a buenas horas ¿Estaba el suelo de la habitación a tu gusto? –preguntó de manera burlona Morgana nada más verle asomar por las escaleras que de alguna forma se había enterado de su siestecita, la mujer estaba sentada sobre una silla acariciando a su gato gordo, que lo miraba con recelo
-Cállate –refunfuñó él llegando al fin abajo, acompañado de las risas pomposas de la mujer
- Ve a la cocina, ahí está tu amiga tomándose un café, creo que a ti también te iría bien, después tienes mucho que hacer y no quiero que te duermas –remató, como si el simple ofrecimiento de café fuese demasiado bueno y ella corriese el riesgo de parecer alguien amable y no una vieja arpía con un enorme gato en su regazo. Eirik ni se molestó en responder, sencillamente fue hacia la cocina, estaba evidentemente toda sucia, sin embargo, Boris no asomaba por ningún lado. Al parecer habían cerrado la cocina y el cocinero estaba ya en sus aposentos durmiendo. Pero Wood si que estaba, Eirik se acercó a ella, no por nada en concreto, si no porque allí estaba la mesa con lo que debía de ser el tentempié de ambos, unas tazas de café y algunos bollos con mermelada. Sin decir absolutamente nada, tomó una de las tazas, se sirvió café y tomó un sorbo, arrugó un poco la nariz. Asqueroso. Era la única manera de describir aquello.
Eirik Argyle
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Re: Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
Mis papilas gustativas no sentían nada, nada más que el calor del agua re-hervida que poco menos que quemaba. Claro que tuve que volver a calentar el café en un cacharro que encontré medio limpio por algún lugar, porque esa porquería fría sabía a… bueno, no sé, pero debía de saber peor que el recuerdo de las primeras pseudo cervezas que me había tomado. Los bollos al menos estaban blandos, y algo era algo…
Trataba de mantenerme despierta y sobre el banco en el que me había sentado mientras daba pequeños sorbos al café. Tenía la cabeza sostenida por ambas manos cuando escuché entrar a alguien. Levanté un poco la nariz para paladear el aire, se trataba de Eirik, era inconfundible. Sentía que ese chico aún tenía el aroma de los bosques rodeándole, o al menos sentía que era lo más fresco del lugar. Él era bastante silencioso en su andar y no dijo ni esta boca es mía al llegar.
Mantuve por un buen rato el silencio, mascando la comida y bajándola con ese líquido color negro dudoso. Era demasiado negro. Si yo fuera una chica decente probablemente te daría las gracias por lo que creo que hiciste. Dije en un arranque energético cuando sentí que me habían vuelto las fuerzas. Era la primera vez que estábamos solos y en esa situación con el licántropo y no dejaba de sentirse demasiado íntimo. Digamos que hipotéticamente quisiera devolverte el favor en un futuro… comencé a decir, pero me detuve.
Aunque estuviera agradecida y todo, no dejaba de ser yo y por la gran siete, ese cachorro estaba que se partía. Me bajé el café y me acerqué a su posición por la espalda, e ignorándole le di una suave mordida en una mejilla mientras le tocaba el trasero con muy poca sutileza …claro que no soy ni decente y esta es la realidad rematé para correr con las energías renovadas escaleras arriba, en donde Morgana me esperaba con trapeador en mano.
Esta vez, me había ganado el pan y algo más.
Trataba de mantenerme despierta y sobre el banco en el que me había sentado mientras daba pequeños sorbos al café. Tenía la cabeza sostenida por ambas manos cuando escuché entrar a alguien. Levanté un poco la nariz para paladear el aire, se trataba de Eirik, era inconfundible. Sentía que ese chico aún tenía el aroma de los bosques rodeándole, o al menos sentía que era lo más fresco del lugar. Él era bastante silencioso en su andar y no dijo ni esta boca es mía al llegar.
Mantuve por un buen rato el silencio, mascando la comida y bajándola con ese líquido color negro dudoso. Era demasiado negro. Si yo fuera una chica decente probablemente te daría las gracias por lo que creo que hiciste. Dije en un arranque energético cuando sentí que me habían vuelto las fuerzas. Era la primera vez que estábamos solos y en esa situación con el licántropo y no dejaba de sentirse demasiado íntimo. Digamos que hipotéticamente quisiera devolverte el favor en un futuro… comencé a decir, pero me detuve.
Aunque estuviera agradecida y todo, no dejaba de ser yo y por la gran siete, ese cachorro estaba que se partía. Me bajé el café y me acerqué a su posición por la espalda, e ignorándole le di una suave mordida en una mejilla mientras le tocaba el trasero con muy poca sutileza …claro que no soy ni decente y esta es la realidad rematé para correr con las energías renovadas escaleras arriba, en donde Morgana me esperaba con trapeador en mano.
Esta vez, me había ganado el pan y algo más.
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Re: Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
Las acciones de Wood lo pillaron de sorpresa, tanto que ni siquiera sabía que decir, cansado por la noche en general la miró de reojo cuando le mordisqueó la mejilla, para luego dar un respingo al notar como ella le tocaba el trasero a traición, diciendo:
-… Claro que no soy ni decente y esta es la realidad –para luego salir corriendo como alma que lleva el diablo fuera de la cocina. Él completamente pasmado la siguió con la mirada, con el café en la mano y cuando ella desapareció por increíble que pareciese sonrió arqueando las cejas, incluso se le escapó una leve risa. Aunque no solía gustarle que la gente lo tocase, tenía que admitir que el carácter fuerte y divertido de aquella joven le gustaba. ¿Cuánto hacía que no le caía bien alguien de su propia especie?
Cuando salió de su asombro meneó la cabeza y se puso a desayunar sin más. La noche estaba llegando a su fin y supuso que ya tendría tiempo luego de despedirse de Wood, ahora solo quería aprovechar aquellos minutos de desayuno incipiente para al menos descansar un poco antes de que Morgana le impusiera la última ráfaga de órdenes. Cerca de una media hora después subió al piso superior, donde Morgana le pidió que fregase el pasillo que llevaba a las habitaciones mientras Wood fregaba el inferior, luego le mandó ordenar el almacén. Entendiendo que por almacén Morgana se refería a un cuartucho polvoriento y lleno de telarañas a rebosar de cajas con comida medio rancia.
Y en eso Eirik gastó las últimas horas de la noche. Terminó aquella tarea un par de horas después del amanecer, volvió a recepción donde la propietaria le esperaba. Eirik miró a los lados y olfateó sutilmente el aire al no ver a Wood, tampoco detectaba su olor, ese aroma parecido al de un pinar después de una noche de lluvia, así que supuso que ella ya había terminado su parte del trabajo y se había marchado.
-He de decir que no esperaba mucho de ti. Pero las cosas como son, has hecho un buen trabajo, aquí tienes tu paga –comentó la mujer mirándolo con algo de altivez y entregándole sus honorarios, tras esto se despidió con una sonrisa maliciosa-. Tengo la sensación de que volveremos a vernos muy pronto… -bromeó con maldad la mujer, Eirik gruñó
-Y una mierda… -murmuró para sí antes de darse la vuelta e irse, mientras Morgana agitaba la mano y seguía despidiéndose, el licántropo ni se molestó en darse la vuelta, al fin había terminado aquella horrible noche en el Lecho de pulgas.
-… Claro que no soy ni decente y esta es la realidad –para luego salir corriendo como alma que lleva el diablo fuera de la cocina. Él completamente pasmado la siguió con la mirada, con el café en la mano y cuando ella desapareció por increíble que pareciese sonrió arqueando las cejas, incluso se le escapó una leve risa. Aunque no solía gustarle que la gente lo tocase, tenía que admitir que el carácter fuerte y divertido de aquella joven le gustaba. ¿Cuánto hacía que no le caía bien alguien de su propia especie?
Cuando salió de su asombro meneó la cabeza y se puso a desayunar sin más. La noche estaba llegando a su fin y supuso que ya tendría tiempo luego de despedirse de Wood, ahora solo quería aprovechar aquellos minutos de desayuno incipiente para al menos descansar un poco antes de que Morgana le impusiera la última ráfaga de órdenes. Cerca de una media hora después subió al piso superior, donde Morgana le pidió que fregase el pasillo que llevaba a las habitaciones mientras Wood fregaba el inferior, luego le mandó ordenar el almacén. Entendiendo que por almacén Morgana se refería a un cuartucho polvoriento y lleno de telarañas a rebosar de cajas con comida medio rancia.
Y en eso Eirik gastó las últimas horas de la noche. Terminó aquella tarea un par de horas después del amanecer, volvió a recepción donde la propietaria le esperaba. Eirik miró a los lados y olfateó sutilmente el aire al no ver a Wood, tampoco detectaba su olor, ese aroma parecido al de un pinar después de una noche de lluvia, así que supuso que ella ya había terminado su parte del trabajo y se había marchado.
-He de decir que no esperaba mucho de ti. Pero las cosas como son, has hecho un buen trabajo, aquí tienes tu paga –comentó la mujer mirándolo con algo de altivez y entregándole sus honorarios, tras esto se despidió con una sonrisa maliciosa-. Tengo la sensación de que volveremos a vernos muy pronto… -bromeó con maldad la mujer, Eirik gruñó
-Y una mierda… -murmuró para sí antes de darse la vuelta e irse, mientras Morgana agitaba la mano y seguía despidiéndose, el licántropo ni se molestó en darse la vuelta, al fin había terminado aquella horrible noche en el Lecho de pulgas.
Eirik Argyle
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Re: Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
Trabajo finalizado.
Reciben: 175 aeros c/u.
Eirik n0:15 puntos de exp.
Wood n1: 15 puntos de exp.
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Eirik n0:15 puntos de exp.
Wood n1: 15 puntos de exp.
Ansur
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