[QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
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[QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
El sol del día surgía enrojecido, una noche más las calles de la ciudad se habían visto manchadas de sangre sin que la guardia ni nadie hubiera visto nada, mas no había muerto un campesino cualquiera esa vez. Se trataba de Thorik, un hijo de casa noble que tras años de estudios había tenido la ocasión de ser aprendiz del mismísmo Einar, conocido en cualquier sitio donde los herreros fueran se familiarizan con ese nombre, el cual había conseguido enmarcar en la memoria de los algunos libros de la biblioteca.
Ahora que en el gremio se respiraba al fin tranquilidad por haber nombrado un posible sucesor del conocimiento del anciano Einar que parecía estar cada día más demacrado por la edad, la cual le corrompía cada día más por dentro, aumentando los miedos del propio Einar como de los demás maestres. Los distintos herreros y fundidores se peleaban por ser el favorito de ese anciano que en realidad les aborrecía a todos ellos y lo había expresado en voz alta en más de una ocasión. Planteaba pruebas que sabía que sus maestres no iban a realizar ya que les supondría abandonar su casa gremial durante bastante tiempo y exponerse a ciertos riesgos, mas Thorik lo había hecho con éxito para sorpresa del barrio mercante que lo celebró por lo alto.
Era pues, un día trágico en el que los martillos no repicarían en las distintas herrerías y comercios. Una gran masa ocuparía la entrada de la casa gremial de los herreros cerca de la plaza de los mercaderes, donde se encontrarían discutiendo entre ellos.- Malditos egoístas rastreros, deberíais cerrar las bocazas y empezar a complacer al maestre de vuestro gremio. -Gritaría un mercader bastante bien vestido en espera de que el grupo de herreros que había en la plaza respondieran a sus provocaciones. -¿¡Por qué no cierras tú la tienducha y te largas para complacer al viejo!? - Gritaría uno de los hombres toscos que se encontraba en el embrollo, esperando que su interlocutor aceptara, era una cuestión de competencia y una situación extraña para todos los mercaderes, si el maestre no estaba contento, los herreros no trabajan, ergo todos los productos derivados de la fundición se detenían, desde columnas a tornillos, y era lo que provocaba que todos, incluso algunos nobles se vieran metidos en el asunto.
____
Off: La quest va... ¿Queréis saberlo? Al entrar, tendréis que interactuar bien con los herreros a la puerta del gremio, meteros en la discusión de delante la puerta o preguntar a los nobles que están cerca de la gente. Podéis hablar de cualquier cosa con los NPC's, la respuesta de los cuales diré yo. La quest puede tomar caminos distintos para cada uno (o no) dependiendo de qué os interese averiguar. Podéis intentar llegar al maestre para darle el pésame, preguntar cualquier cosa a los herreros, investigar la misteriosa muerte del aprendiz, las opciones son inacabables... A recabar información, suerte.
Requisitos:
-[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
- Necesitaréis una buena motivación para encontraros frente a la casa gremial de los herreros, la falta de hierro os ha causado un problema, estáis escandalizados con el rumor del asesinato, os sorprende que la gente no trabaje (?) etc. Sorprenderme.
Ahora que en el gremio se respiraba al fin tranquilidad por haber nombrado un posible sucesor del conocimiento del anciano Einar que parecía estar cada día más demacrado por la edad, la cual le corrompía cada día más por dentro, aumentando los miedos del propio Einar como de los demás maestres. Los distintos herreros y fundidores se peleaban por ser el favorito de ese anciano que en realidad les aborrecía a todos ellos y lo había expresado en voz alta en más de una ocasión. Planteaba pruebas que sabía que sus maestres no iban a realizar ya que les supondría abandonar su casa gremial durante bastante tiempo y exponerse a ciertos riesgos, mas Thorik lo había hecho con éxito para sorpresa del barrio mercante que lo celebró por lo alto.
Era pues, un día trágico en el que los martillos no repicarían en las distintas herrerías y comercios. Una gran masa ocuparía la entrada de la casa gremial de los herreros cerca de la plaza de los mercaderes, donde se encontrarían discutiendo entre ellos.- Malditos egoístas rastreros, deberíais cerrar las bocazas y empezar a complacer al maestre de vuestro gremio. -Gritaría un mercader bastante bien vestido en espera de que el grupo de herreros que había en la plaza respondieran a sus provocaciones. -¿¡Por qué no cierras tú la tienducha y te largas para complacer al viejo!? - Gritaría uno de los hombres toscos que se encontraba en el embrollo, esperando que su interlocutor aceptara, era una cuestión de competencia y una situación extraña para todos los mercaderes, si el maestre no estaba contento, los herreros no trabajan, ergo todos los productos derivados de la fundición se detenían, desde columnas a tornillos, y era lo que provocaba que todos, incluso algunos nobles se vieran metidos en el asunto.
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Off: La quest va... ¿Queréis saberlo? Al entrar, tendréis que interactuar bien con los herreros a la puerta del gremio, meteros en la discusión de delante la puerta o preguntar a los nobles que están cerca de la gente. Podéis hablar de cualquier cosa con los NPC's, la respuesta de los cuales diré yo. La quest puede tomar caminos distintos para cada uno (o no) dependiendo de qué os interese averiguar. Podéis intentar llegar al maestre para darle el pésame, preguntar cualquier cosa a los herreros, investigar la misteriosa muerte del aprendiz, las opciones son inacabables... A recabar información, suerte.
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Ger
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Una vez más el sol nacía por el horizonte comenzando así un nuevo día. Los primeros rayos de sol se colaron por la ventana de la habitación de Tarken en Lunargenta haciendo que el joven semielfo abriera los ojos lentamente, algo aturdido aún. Hacía tiempo que no probaba las bondades de un mullido colchón y una cómoda almohada, y quizá la sensación de tranquilidad que tenía después de haber regresado de su exilio lo habían sumido en un profundo sueño reparador del cuál parecía no querer salir.
Pese a todo, el cazador se desperezó estirando brazos y piernas al tiempo que tensaba sus músculos para reactivar un poco su cuerpo:
-Buenos días Noctis...- ,exclamó con un medio bostezo.
El halcón peregrino dio un leve chillido en respuesta y dio fugaz batido de alas en lo que pareció igualmente un desperezarse para recibir la mañana. Al mirar por la ventana, algo hizo que el entrecejo de Tarken se frunciera contrariado. El astro rey nacía aquel día con un tinte carmesí, algo que identificó con rapidez el semielfo:
-Malas nuevas hermano mío, el día anuncia la muerte de alguien. Que la madre lo guíe por buen camino si así ha de merecerlo...-
Alzando aquella plegaria a los dioses, Tarken se pertrechó con su ropa habitual para dirigirse al mercado en pos de rearmar su maltrecho inventario.
Al cabo de un rato de paseo tranquilo, el semielfo llegó a la zona donde se concentraba el grueso de las herrerías de la ciudad. Para sorpresa de Tarken, una trifulca parecía tener lugar entre comerciantes de la zona pues los insultos y maldiciones volaban raudos entre unos y otros. El joven cazador, se acercó a un herrero que conocía por haber comprado material alguna que otra vez que además parecía mantenerse en una segunda línea de confrontación. La tensión se podía cortar con un cuchillo y Tarken no quería tomar partido en semejante altercado, menos aún sin saber qué había sucedido:
-Disculpad...- ,exclamó con semblante serio y tono conciliador, -...¿a qué se debe tanto jaleo?-
Mientras aguardaba la respuesta de aquel herrero, Tarken miró a su alrededor observando que los hornos ese día estaban apagados, algo no iba bien sin duda.
Pese a todo, el cazador se desperezó estirando brazos y piernas al tiempo que tensaba sus músculos para reactivar un poco su cuerpo:
-Buenos días Noctis...- ,exclamó con un medio bostezo.
El halcón peregrino dio un leve chillido en respuesta y dio fugaz batido de alas en lo que pareció igualmente un desperezarse para recibir la mañana. Al mirar por la ventana, algo hizo que el entrecejo de Tarken se frunciera contrariado. El astro rey nacía aquel día con un tinte carmesí, algo que identificó con rapidez el semielfo:
-Malas nuevas hermano mío, el día anuncia la muerte de alguien. Que la madre lo guíe por buen camino si así ha de merecerlo...-
Alzando aquella plegaria a los dioses, Tarken se pertrechó con su ropa habitual para dirigirse al mercado en pos de rearmar su maltrecho inventario.
Al cabo de un rato de paseo tranquilo, el semielfo llegó a la zona donde se concentraba el grueso de las herrerías de la ciudad. Para sorpresa de Tarken, una trifulca parecía tener lugar entre comerciantes de la zona pues los insultos y maldiciones volaban raudos entre unos y otros. El joven cazador, se acercó a un herrero que conocía por haber comprado material alguna que otra vez que además parecía mantenerse en una segunda línea de confrontación. La tensión se podía cortar con un cuchillo y Tarken no quería tomar partido en semejante altercado, menos aún sin saber qué había sucedido:
-Disculpad...- ,exclamó con semblante serio y tono conciliador, -...¿a qué se debe tanto jaleo?-
Mientras aguardaba la respuesta de aquel herrero, Tarken miró a su alrededor observando que los hornos ese día estaban apagados, algo no iba bien sin duda.
Tarken
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
El calor de los primeros rayos del sol junto al frio de la noche, que parecía resistirse aún, acariciaba el cabello de la joven dragona, moviéndolo a su antojo.
Después de la ajetreada noche con le leónido en el cementerio, Levia se había quedado con la armadura… destrozada. Llevaba unas telas que el mismo monje le había colocado, sujetando las partes rotas, cubriendo su cuerpo, ya que las pieles no habían soportado su última transformación. Había intentado coserlas como otras tantas veces, pero ya era inútil, era hora de comprar algo nuevo.
Le habían dicho que en la misma Lunargenta, en la parte más sur, en la península, los hornos calentaban los minerales, los martillos picaban creando armaduras y armas… Así que la joven se dirigió a paso lento hacia la zona.
Se colocó bien la capa, tapando su torso, ya que no quería ir enseñando los restos de su antigua armadura.
Sus ojos repasaban las casas de la península, sin poder evitar fruncir el ceño. Todo aquello era distinto a como lo había imaginado… No había ruido de trabajo, ni olor a fuego ni hierro, la gente no hacía cola ante las paradas…
Sus pasos la guiaron hasta lo que le pareció el centro, ya que en una pequeña plaza la gente estaba reunida, hablando… o más bien dicho discutiendo.
La chica alzó las cejas. Si, estaban discutiendo, pero aquello no era de su incumbencia, así que pasó de largo. No quería meterse, pero sin poder evitarlo, llegó a sus oídos algo de una muerte, un muchacho, un noble.
Raro, muy raro. Los hornos estaban parados, la gente no trabajaba ¿Quizás estaban todos de luto? Junto a las forjas no habían materiales… ¿no habían materiales? ¿Se había equivocado de lugar?
Estaba parada frente al gremio de herreros, indiscutiblemente lo era. Había algunos hombres en la puerta, grandes, con manos gruesas y fuertes, apoyados en los marcos.
No cesaban los rumores sobre aquella muerte, aunque no pudo oír claramente quien había sido el culpable, ni de que o como había muerto. Si, muy raro… pensó la dragona frunciendo aún más el ceño, si era posible.
-Hola.- dijo la joven frente a los herreros, con voz un tanto grave. -¿Va todo bien?- No, no va bien, pensó ella, pero intentó ser un poco amable, ya que no quería enzarzarse en ninguna pelea, ni mucho menos causar más molestias a toda aquella gente, que parecía que ya tenían bastante.
Después de la ajetreada noche con le leónido en el cementerio, Levia se había quedado con la armadura… destrozada. Llevaba unas telas que el mismo monje le había colocado, sujetando las partes rotas, cubriendo su cuerpo, ya que las pieles no habían soportado su última transformación. Había intentado coserlas como otras tantas veces, pero ya era inútil, era hora de comprar algo nuevo.
Le habían dicho que en la misma Lunargenta, en la parte más sur, en la península, los hornos calentaban los minerales, los martillos picaban creando armaduras y armas… Así que la joven se dirigió a paso lento hacia la zona.
Se colocó bien la capa, tapando su torso, ya que no quería ir enseñando los restos de su antigua armadura.
Sus ojos repasaban las casas de la península, sin poder evitar fruncir el ceño. Todo aquello era distinto a como lo había imaginado… No había ruido de trabajo, ni olor a fuego ni hierro, la gente no hacía cola ante las paradas…
Sus pasos la guiaron hasta lo que le pareció el centro, ya que en una pequeña plaza la gente estaba reunida, hablando… o más bien dicho discutiendo.
La chica alzó las cejas. Si, estaban discutiendo, pero aquello no era de su incumbencia, así que pasó de largo. No quería meterse, pero sin poder evitarlo, llegó a sus oídos algo de una muerte, un muchacho, un noble.
Raro, muy raro. Los hornos estaban parados, la gente no trabajaba ¿Quizás estaban todos de luto? Junto a las forjas no habían materiales… ¿no habían materiales? ¿Se había equivocado de lugar?
Estaba parada frente al gremio de herreros, indiscutiblemente lo era. Había algunos hombres en la puerta, grandes, con manos gruesas y fuertes, apoyados en los marcos.
No cesaban los rumores sobre aquella muerte, aunque no pudo oír claramente quien había sido el culpable, ni de que o como había muerto. Si, muy raro… pensó la dragona frunciendo aún más el ceño, si era posible.
-Hola.- dijo la joven frente a los herreros, con voz un tanto grave. -¿Va todo bien?- No, no va bien, pensó ella, pero intentó ser un poco amable, ya que no quería enzarzarse en ninguna pelea, ni mucho menos causar más molestias a toda aquella gente, que parecía que ya tenían bastante.
Levia
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Las calles de Lunargenta se tornaban muy calientes cuando las mañanas luminosas se acercaban, algunos pajaritos cantaban y otros te taladraban las piernas. -Que hermosa forma de despertar- ironía en la mañana, una técnica muy buena para sonreirle al día que tienes por delante.
Mis ropas estaban desgastadas, el blanco de mi pequeño vestido se había convertido en un ocre pálido, mi cabello estaba hecho un moño con un palito que encontré en el suelo el día anterior, mis zapaticos ya casi negros de tanto pasear, pero no me importaba, al parecer a nadie le importaba y eso estaba bien, así que salí de mi refugio tras una casa, camine feliz entre muchas otras viviendas que parecían ser muy humildes pero acogedoras y no me salvé...
De una casita rosada salió una señora muy bien vestida con perlas y un gorrito negro a tocar las puertas de sus vecinas, al parecer eran tres señoras parlanchinas, esas que nunca dejan un chisme sin comentar; no les di mucha importancia y seguí mi camino hacía el centro, quería ver si podía conseguir algo que comer y algo que hacer. No sé si fue suerte o desgracia que aquellas parlanchinas señoras me vieran, pero a los segundos de haber pasado en frente de ellas me señalaron, dos de ellas se aproximaron a mí y me empujaron a una casa de madera, al parecer querían utilizarme de muñeca: me bañaron, me vistieron con ropas -que me quedaban algo grande- y me dieron un caldo -no se veía nada rico pero lleno mi estomago y me pareció suficiente-. Me cargaron de un lado a otro mientras me quejaba, no me gustaba la idea de que esas locas me bañaran como a un perro -no quería bañarme-, me sentía bien estando con mi vieja ropa, igual a nadie le importaba, excepto a esas 3 locas... Conversaban de sus maridos difuntos, de algunos juegos de azar, de lo costosa que esta la vida, de lo lindo que sería que sus nietas la visitasen, de sus problemas dermatológicos, de algún chico nuevo en la ciudad -que al parecer tenía buen cuerpo-, hablaron de varias muertes en el poblado, de las desgracias familiares del “papi” de la cuadra, de la joven que perdió su pureza ayer y de un tal hombre sabio. Si, un hombre sabio; esas señoras siguieron comentando sucesos pero sólo escuche "hombre sabio" y aproveche unos segundos de silencio -que pensé que no llegarían-, para preguntarles sobre aquel hombre que tiene altos conocimientos y quería compartirlos para dejar un legado.
-Cuando seas grande como nosotras seguro vas a querer casarte con un hombre sabio- dijo una de las señoras -pero no me refier...- me interrumpieron para seguir discutiendo – Aww si ese tal Einar esta buenísimo- dijo la otra – Yo lo conocí cuando estaba joven, los lentes se me erizan de sólo recordarlo- alcancé a comentar – si es muy sabio dudo que le dedique tiempo a su cuerpo, supongo que le dedicará más tiempo a leer- otra se impresionó y se sintió ofendida – muchachita, aquí los sabios saben bien- se rieron todas pensando en aquel señor – al menos lo conocen?- pregunte desafiando la información de las revoltosas cotorras, pero todas se miraron a las caras dudando de lo que iban a decir – jajaaaaa... ninguna lo conoce y ya están pensando en otras cosas con aquel señor, al menos saben donde puedo encontrarlo?- agregué -no, no sabemos pero si vas a ir a verlo luego vienes y nos comentas lo sabroso que esta- otra comenta – es un herrero sabio, debe estar...- agrega otra voz – pero no esta mejor que Doroteo y menos de ese tal Reik que llego la semana pasada- me sentía ya aturdida – uff pero esa ya es carne fresca, podrían ser nuestros nietos- rieron todas cotorreando. Al terminarme mi comida le di las gracias a aquellas señoras, quería salir corriendo como diera lugar; me regalaron como 23 consejos -sin exagerar- todos con motivos diferentes y luego de eso pude escapar de ahí.
-Al fin aire fresco- respire y corrí sin mirar atrás para llegar al centro de la ciudad, habían muchas mujeres lamentándose, muchos hombres dudosos, pero se notaba en el ambiente que algo no estaba bien, así que golpeé la barriga de un señor a preguntarle que sucedía – Ha muerto... murió el joven Thorik, tenía un gran futuro por delante y las autoridades incompetentes aun no han hecho nada, todos esperábamos que fuese el pupilo del señor Einar- contestó un poco desacuerdo con las autoridades; reconocí el nombre y puse en juego mis cartas – Oh, me gustaría darle el sentido pésame al señor herrero, aquel sabio señor- no sabía si hablaba del mismo personaje así que quise asegurarme de ello – Claro pequeña dirígete por allí, no creo que tenga problema en recibirte- respondí aliviada – Gracias, muy amable- dije y sin perder tiempo me dirigí a lo que parecía una casa llena de herreros, todos con robusta voz, casi tan robusta como su cuerpo, me acerque a uno de los herreros de la entrada y le pregunté con cortesía – Señor, me gustaría darle sentido pésame a el Gran Einar- lo miro tiernamente a los ojos – porfis porfis porfis podría entrar a verlo?- pregunté mientras ignoraba a toda la gente alrededor y a los otros señores que discutían.
Mis ropas estaban desgastadas, el blanco de mi pequeño vestido se había convertido en un ocre pálido, mi cabello estaba hecho un moño con un palito que encontré en el suelo el día anterior, mis zapaticos ya casi negros de tanto pasear, pero no me importaba, al parecer a nadie le importaba y eso estaba bien, así que salí de mi refugio tras una casa, camine feliz entre muchas otras viviendas que parecían ser muy humildes pero acogedoras y no me salvé...
De una casita rosada salió una señora muy bien vestida con perlas y un gorrito negro a tocar las puertas de sus vecinas, al parecer eran tres señoras parlanchinas, esas que nunca dejan un chisme sin comentar; no les di mucha importancia y seguí mi camino hacía el centro, quería ver si podía conseguir algo que comer y algo que hacer. No sé si fue suerte o desgracia que aquellas parlanchinas señoras me vieran, pero a los segundos de haber pasado en frente de ellas me señalaron, dos de ellas se aproximaron a mí y me empujaron a una casa de madera, al parecer querían utilizarme de muñeca: me bañaron, me vistieron con ropas -que me quedaban algo grande- y me dieron un caldo -no se veía nada rico pero lleno mi estomago y me pareció suficiente-. Me cargaron de un lado a otro mientras me quejaba, no me gustaba la idea de que esas locas me bañaran como a un perro -no quería bañarme-, me sentía bien estando con mi vieja ropa, igual a nadie le importaba, excepto a esas 3 locas... Conversaban de sus maridos difuntos, de algunos juegos de azar, de lo costosa que esta la vida, de lo lindo que sería que sus nietas la visitasen, de sus problemas dermatológicos, de algún chico nuevo en la ciudad -que al parecer tenía buen cuerpo-, hablaron de varias muertes en el poblado, de las desgracias familiares del “papi” de la cuadra, de la joven que perdió su pureza ayer y de un tal hombre sabio. Si, un hombre sabio; esas señoras siguieron comentando sucesos pero sólo escuche "hombre sabio" y aproveche unos segundos de silencio -que pensé que no llegarían-, para preguntarles sobre aquel hombre que tiene altos conocimientos y quería compartirlos para dejar un legado.
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-Cuando seas grande como nosotras seguro vas a querer casarte con un hombre sabio- dijo una de las señoras -pero no me refier...- me interrumpieron para seguir discutiendo – Aww si ese tal Einar esta buenísimo- dijo la otra – Yo lo conocí cuando estaba joven, los lentes se me erizan de sólo recordarlo- alcancé a comentar – si es muy sabio dudo que le dedique tiempo a su cuerpo, supongo que le dedicará más tiempo a leer- otra se impresionó y se sintió ofendida – muchachita, aquí los sabios saben bien- se rieron todas pensando en aquel señor – al menos lo conocen?- pregunte desafiando la información de las revoltosas cotorras, pero todas se miraron a las caras dudando de lo que iban a decir – jajaaaaa... ninguna lo conoce y ya están pensando en otras cosas con aquel señor, al menos saben donde puedo encontrarlo?- agregué -no, no sabemos pero si vas a ir a verlo luego vienes y nos comentas lo sabroso que esta- otra comenta – es un herrero sabio, debe estar...- agrega otra voz – pero no esta mejor que Doroteo y menos de ese tal Reik que llego la semana pasada- me sentía ya aturdida – uff pero esa ya es carne fresca, podrían ser nuestros nietos- rieron todas cotorreando. Al terminarme mi comida le di las gracias a aquellas señoras, quería salir corriendo como diera lugar; me regalaron como 23 consejos -sin exagerar- todos con motivos diferentes y luego de eso pude escapar de ahí.
-Al fin aire fresco- respire y corrí sin mirar atrás para llegar al centro de la ciudad, habían muchas mujeres lamentándose, muchos hombres dudosos, pero se notaba en el ambiente que algo no estaba bien, así que golpeé la barriga de un señor a preguntarle que sucedía – Ha muerto... murió el joven Thorik, tenía un gran futuro por delante y las autoridades incompetentes aun no han hecho nada, todos esperábamos que fuese el pupilo del señor Einar- contestó un poco desacuerdo con las autoridades; reconocí el nombre y puse en juego mis cartas – Oh, me gustaría darle el sentido pésame al señor herrero, aquel sabio señor- no sabía si hablaba del mismo personaje así que quise asegurarme de ello – Claro pequeña dirígete por allí, no creo que tenga problema en recibirte- respondí aliviada – Gracias, muy amable- dije y sin perder tiempo me dirigí a lo que parecía una casa llena de herreros, todos con robusta voz, casi tan robusta como su cuerpo, me acerque a uno de los herreros de la entrada y le pregunté con cortesía – Señor, me gustaría darle sentido pésame a el Gran Einar- lo miro tiernamente a los ojos – porfis porfis porfis podría entrar a verlo?- pregunté mientras ignoraba a toda la gente alrededor y a los otros señores que discutían.
- Carita tierna para el herrero:
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Magazubi
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Ciertamente la mañana apenas había comenzado y parecía que los distintos comerciantes que venían a abastecerse para el resto del día de los materiales de hierro cada vez estaban más nerviosos. Los cuatro nobles que había observaban desde la lejanía, a la espera de que bien la plebe o la guardia les ofreciera un espectáculo de violencia callejera. Pronto un despliegue de hombres con armadura y la insignia de la casa real rodeaban la plaza en un intento de intimidar a ambas facciones, pues aunque el rey no quería intervenir personalmente, si que deseaba orden público en las calles de la gran ciudad.
Junto al grupo de herreros de la plaza se encontraba un hombre de gran tamaño y larga melena pelirroja recogida en una trenza. Sus brazos y manos demostraban que realmente era digno de ser llamado herrero, y aquellas facciones propias de su gente las sabía reconocer también en sus clientes, que aunque no los recordaba si reconocía a un moldeador de hierro cuando lo veía.- Buenas compañero.- Respondería al muchacho sin dejar de mantener la vista en los mercaderes.- El gran maestre ha dicho que hoy no se trabaja y hemos de asegurarnos que todos los herreros cumplen con el día de luto. - Siguió hablando cruzando sus tan peludos como anchos brazos, demostrando al hacerlo la increíble fuerza que debía tener en cada uno, dirigiendo su mirada asesina hacia los demás mercaderes que pretendían entrar a hablar con Einar.- Alguien ha asesinado a su alumno esta noche en plena calle y está convencido que ha sido la competencia. Sea como sea, está dispuesto a fastidiar a toda la ciudad si él está enfadado. - Continuó, echando una leve risotada que dejaba entender que aprobaba las decisiones de su casa gremial.- Es una lástima, el pobre había pasado las tres pruebas al fin. -Finalizó mirando entonces a su interlocutor por un breve instante.
Frente la puerta del gremio se encontraban cuatro de los maestres herreros de Lunargenta, que cumpliendo con los deseos del Einar se asegurarían de que nadie le importunase, especialmente una masa enfurecida. Eran apenas cuatro hombres, pero tales armarios intimidaban incluso a la guardia provista de porras de metal y armas. Una mujer cuya armadura había visto días mejores se acercaba a los barbudos maestres y preguntaba por la situación. De haberse tratado de otra persona la hubieran echado de malas formas, pero era una mujer bella y el más joven de los maestres no pudo resistirse a responder.- Veo que este día de luto ha llegado en mal momento también para ti. - Dijo primeramente el primero de aquellos hombres gigantescos, haciendo que sus compañeros, que también se habían percatado del estado de la armadura rieran a su costa.- Le recomiendo que vuelva otro día, esto estallará de un momento a otro.- Acabó por decir, apoyando un mazo de un metro en sus hombros.- No tienen suficiente con boicotear a todo el gremio, sino que luego pretenden que sigamos trabajando. -Finalizó con un tono enfurecido hacia los mercaderes que seguían lanzando injurias a sus compañeros en la plaza, aunque antes que pudiera darse cuenta una niña pequeña intentaba colarse en el gremio, siendo detenida por uno de los maestres que había haciendo guardia, el más viejo, que poseía una cara con la que la edad se había cebado, todos los pelos de su cuerpo eran canas y le faltaban algunos dientes, no obstante tenía la fuerza suficiente como para aguantar también uno de aquellos pesados mazos en su espalda.
Este se pondría frente a la niña y la escucharía con cara de pocos amigos, cogiendola por la muñeca con brusquedad, podría sentir sus ásperas manos y su tenaz agarre, podría aplastarle el brazo sin el menor esfuerzo.- ¿¡De quién es esta cría!? - Gritaría con un buen vozarrón, ignorando sus peticiones y haciendo que por un momento las miradas de todos cuantos enfrente de la casa gremial se dirigieran hacia él, aunque sin respuesta.- Putos huérfanos... - Dijo sin soltarla, mirándola de arriba abajo, una mirada lasciva que aunque el resto de la gente no se percatara, de muy seguro disgustaría a la pequeña.
____
Bueno, os advierto que la tensión es cada vez es mayor en el lugar y a medida que pase el rato irá a más. Tenéis carta blanca para seguir dialogando, intentar una acción o iros de la plaza. Si se diera el caso de que vuestros caminos se separan ya especificaré el orden de posteo que por ahora sigue siendo Tarken, Levia, Magazubi y Ger. Suerte.
Junto al grupo de herreros de la plaza se encontraba un hombre de gran tamaño y larga melena pelirroja recogida en una trenza. Sus brazos y manos demostraban que realmente era digno de ser llamado herrero, y aquellas facciones propias de su gente las sabía reconocer también en sus clientes, que aunque no los recordaba si reconocía a un moldeador de hierro cuando lo veía.- Buenas compañero.- Respondería al muchacho sin dejar de mantener la vista en los mercaderes.- El gran maestre ha dicho que hoy no se trabaja y hemos de asegurarnos que todos los herreros cumplen con el día de luto. - Siguió hablando cruzando sus tan peludos como anchos brazos, demostrando al hacerlo la increíble fuerza que debía tener en cada uno, dirigiendo su mirada asesina hacia los demás mercaderes que pretendían entrar a hablar con Einar.- Alguien ha asesinado a su alumno esta noche en plena calle y está convencido que ha sido la competencia. Sea como sea, está dispuesto a fastidiar a toda la ciudad si él está enfadado. - Continuó, echando una leve risotada que dejaba entender que aprobaba las decisiones de su casa gremial.- Es una lástima, el pobre había pasado las tres pruebas al fin. -Finalizó mirando entonces a su interlocutor por un breve instante.
Frente la puerta del gremio se encontraban cuatro de los maestres herreros de Lunargenta, que cumpliendo con los deseos del Einar se asegurarían de que nadie le importunase, especialmente una masa enfurecida. Eran apenas cuatro hombres, pero tales armarios intimidaban incluso a la guardia provista de porras de metal y armas. Una mujer cuya armadura había visto días mejores se acercaba a los barbudos maestres y preguntaba por la situación. De haberse tratado de otra persona la hubieran echado de malas formas, pero era una mujer bella y el más joven de los maestres no pudo resistirse a responder.- Veo que este día de luto ha llegado en mal momento también para ti. - Dijo primeramente el primero de aquellos hombres gigantescos, haciendo que sus compañeros, que también se habían percatado del estado de la armadura rieran a su costa.- Le recomiendo que vuelva otro día, esto estallará de un momento a otro.- Acabó por decir, apoyando un mazo de un metro en sus hombros.- No tienen suficiente con boicotear a todo el gremio, sino que luego pretenden que sigamos trabajando. -Finalizó con un tono enfurecido hacia los mercaderes que seguían lanzando injurias a sus compañeros en la plaza, aunque antes que pudiera darse cuenta una niña pequeña intentaba colarse en el gremio, siendo detenida por uno de los maestres que había haciendo guardia, el más viejo, que poseía una cara con la que la edad se había cebado, todos los pelos de su cuerpo eran canas y le faltaban algunos dientes, no obstante tenía la fuerza suficiente como para aguantar también uno de aquellos pesados mazos en su espalda.
Este se pondría frente a la niña y la escucharía con cara de pocos amigos, cogiendola por la muñeca con brusquedad, podría sentir sus ásperas manos y su tenaz agarre, podría aplastarle el brazo sin el menor esfuerzo.- ¿¡De quién es esta cría!? - Gritaría con un buen vozarrón, ignorando sus peticiones y haciendo que por un momento las miradas de todos cuantos enfrente de la casa gremial se dirigieran hacia él, aunque sin respuesta.- Putos huérfanos... - Dijo sin soltarla, mirándola de arriba abajo, una mirada lasciva que aunque el resto de la gente no se percatara, de muy seguro disgustaría a la pequeña.
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Bueno, os advierto que la tensión es cada vez es mayor en el lugar y a medida que pase el rato irá a más. Tenéis carta blanca para seguir dialogando, intentar una acción o iros de la plaza. Si se diera el caso de que vuestros caminos se separan ya especificaré el orden de posteo que por ahora sigue siendo Tarken, Levia, Magazubi y Ger. Suerte.
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Tarken se quedó cruzado de brazos viendo como el bullicio era cada vez mayor así como la tensión era ya casi palpable. El hombretón que tenía junto a él respondió a su pregunta haciendo que su proyección al respecto fuera de aprobación a la postura de su gremio, sin duda el semielfo compartía la tradición de guardar luto por aquellos caídos y, más aún, habiendo tenido lugar la noche antes y de forma tan atroz. Sin embargo no parecían compartir tal cosa los furibundos mercaderes que veían como sus negocios mermaban por la demora que les supondría un día entero sin el repicar de los martillos sobre el metal candente.
Según comentaban la situación, Tarken volvió su mirada al fornido herrero para luego perder la vista en el frente procesando todo aquello que le decía. El semielfo conocía sobradamente la fama de Einar, la exigencia de sus pruebas debido al celo con el que guardaba su conocimiento en la fragua, el simple hecho de que alguien al fin hubiera logrado alzarse como su aprendiz era todo un acontecimiento, sin embargo había quedado empañado por la muerte del joven. Tarken además quedó atónito cuando el herrero que le expuso todo lo sucedido comentó la posibilidad de que la competencia del anciano hubiera urdido aquel asesinato. El semielfo enarcó su ceja derecha pensativo, inmerso en un mar de cuestiones y preguntas. Alzó la mano derecha para mesar su mentón buscando en su compleja red de pensamientos alguna idea que supusiera un remedio para aquella situación, cuando menos un atisbo de aliviar aquella tensión que podría desembocar en algo mucho peor que un cruce de insultos e improperios. Finalmente la guardia de Lunargenta no se hizo esperar y un grupo de hombres ataviados de armaduras luciendo la insignia real rodeó el escenario dando a entender que no permitirían altercados más graves.
El semielfo repasó mentalmente lo que conocía del viejo maestro herrero pues quería entender el motivo de la muerte del tan esperado aprendiz. El conocimiento de Einar hacía tiempo que corría el riesgo de perderse, el anciano cada vez contaba más inviernos y el poco aprecio por sus compañeros de profesión había concluido en la dilatación del nombramiento de un sucesor digno de su sabiduría. Ahora que por fin se había alzado uno para tal honor la desgracia sobrevino al gremio con su asesinato, mas ahora Tarken se preguntaba si realmente la competencia había sido capaz de tal cobardía. El hecho de tener un sucesor supondría para los rivales de Einar más décadas a la sombra de la calidad de su acero por lo que era comprensible desde un aterrador y frío punto de vista, con la muerte del muchacho eliminaban por así decirlo semejante competencia durante más años y, una vez muerto el anciano, podrían alzarse a un primer plano en el mercado de las fraguas.
El joven cazador suspiró pues sin duda deseaba llegar al fondo de todo aquello, si bien además era una oportunidad para ganarse el favor de un gremio con el cual no sólo simpatizaba sino que además no tardaría mucho en defender igualmente. Tarken miró a los mercaderes enardecidos y decidió tomar parte en aquella historia. El semielfo se adelantó y se dirigió a la entrada del gremio, deseaba plantearle algo al anciano Einar para apaciguar su ira. Mientras emprendía la marcha se giró un instante para exclamar al herrero que lo había informado:
-Os agradezco la información, espero se cumpla el día de luto compañero, es lo menos que mereciera cualquiera de nosotros.-
Tarken se acercó a los herreros que custodiaban la entrada del gremio, uno de los cuales sujetaba a una niña pequeña que seguramente había intentado colarse o quién sabría:
-Buen día compañeros...- ,exclamó en tono firme, -...me gustaría hablar con el maestro Einar, no me gustaría que esta afrenta quedara sin resolver y además de aprendiz de herrero tengo ciertas.....capacidades....de las que podría servirse el gran maestre para resolver este entuerto y vengar la muerte de nuestro compañero.-
Al decir esto, el semielfo se detuvo un instante a observar el rostro de dolor de la pequeña a la cual el herrero sujetaba con tal fuerza que por un instante pensó que la muñeca de la niña cedería y acabaría separada de su brazo. Los ojos del semielfo se clavaron en aquel hombre y exclamó esta vez con tono más severo:
-Ya ha corrido bastante sangre esta noche, no seáis insensato y soltadla de una vez.-
Según comentaban la situación, Tarken volvió su mirada al fornido herrero para luego perder la vista en el frente procesando todo aquello que le decía. El semielfo conocía sobradamente la fama de Einar, la exigencia de sus pruebas debido al celo con el que guardaba su conocimiento en la fragua, el simple hecho de que alguien al fin hubiera logrado alzarse como su aprendiz era todo un acontecimiento, sin embargo había quedado empañado por la muerte del joven. Tarken además quedó atónito cuando el herrero que le expuso todo lo sucedido comentó la posibilidad de que la competencia del anciano hubiera urdido aquel asesinato. El semielfo enarcó su ceja derecha pensativo, inmerso en un mar de cuestiones y preguntas. Alzó la mano derecha para mesar su mentón buscando en su compleja red de pensamientos alguna idea que supusiera un remedio para aquella situación, cuando menos un atisbo de aliviar aquella tensión que podría desembocar en algo mucho peor que un cruce de insultos e improperios. Finalmente la guardia de Lunargenta no se hizo esperar y un grupo de hombres ataviados de armaduras luciendo la insignia real rodeó el escenario dando a entender que no permitirían altercados más graves.
El semielfo repasó mentalmente lo que conocía del viejo maestro herrero pues quería entender el motivo de la muerte del tan esperado aprendiz. El conocimiento de Einar hacía tiempo que corría el riesgo de perderse, el anciano cada vez contaba más inviernos y el poco aprecio por sus compañeros de profesión había concluido en la dilatación del nombramiento de un sucesor digno de su sabiduría. Ahora que por fin se había alzado uno para tal honor la desgracia sobrevino al gremio con su asesinato, mas ahora Tarken se preguntaba si realmente la competencia había sido capaz de tal cobardía. El hecho de tener un sucesor supondría para los rivales de Einar más décadas a la sombra de la calidad de su acero por lo que era comprensible desde un aterrador y frío punto de vista, con la muerte del muchacho eliminaban por así decirlo semejante competencia durante más años y, una vez muerto el anciano, podrían alzarse a un primer plano en el mercado de las fraguas.
El joven cazador suspiró pues sin duda deseaba llegar al fondo de todo aquello, si bien además era una oportunidad para ganarse el favor de un gremio con el cual no sólo simpatizaba sino que además no tardaría mucho en defender igualmente. Tarken miró a los mercaderes enardecidos y decidió tomar parte en aquella historia. El semielfo se adelantó y se dirigió a la entrada del gremio, deseaba plantearle algo al anciano Einar para apaciguar su ira. Mientras emprendía la marcha se giró un instante para exclamar al herrero que lo había informado:
-Os agradezco la información, espero se cumpla el día de luto compañero, es lo menos que mereciera cualquiera de nosotros.-
Tarken se acercó a los herreros que custodiaban la entrada del gremio, uno de los cuales sujetaba a una niña pequeña que seguramente había intentado colarse o quién sabría:
-Buen día compañeros...- ,exclamó en tono firme, -...me gustaría hablar con el maestro Einar, no me gustaría que esta afrenta quedara sin resolver y además de aprendiz de herrero tengo ciertas.....capacidades....de las que podría servirse el gran maestre para resolver este entuerto y vengar la muerte de nuestro compañero.-
Al decir esto, el semielfo se detuvo un instante a observar el rostro de dolor de la pequeña a la cual el herrero sujetaba con tal fuerza que por un instante pensó que la muñeca de la niña cedería y acabaría separada de su brazo. Los ojos del semielfo se clavaron en aquel hombre y exclamó esta vez con tono más severo:
-Ya ha corrido bastante sangre esta noche, no seáis insensato y soltadla de una vez.-
Tarken
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Levia alzó una ceja ante las risas de aquellos hombres. Pero controló sus ganas de… responder, ya que si realmente supieran porque bestia así quizás callarían.
-¿Esperar otro día?- dijo ella tras las palabras del más joven de los hombres, cazándose de brazos, viendo que apoyaba un gran mazo en su espalda, haciendo que todos sus músculos se tensasen… aquello a la dragona le pareció una provocación, una demostración de fuerza. Quería enseñarles de lo que ella era capaz, pero lo más sensato era no hacerlo, por ella y por todos, ya que se suponía que estaban de luto… y normalmente eso conllevaba una pena.
–Como ves, como veis…- miro a cada uno de los hombres a los ojos. -…mi indumentaria deja mucho que desear. No puedo partir con estas ropas, que dejan ver más de lo que cubrían. –hizo una pequeña pausa, aunque no lo suficiente como para que alguno le contestase. –No hace falta que os pongáis a trabajar, entiendo vuestro pesar.
Si, realmente aquellos hombres eran impresionantes, sus brazos eran tan grandes como el tronco de un roble, su de altura superaba a la de la joven con algo más que una cabeza, y de alguno de ellos incluso más.
Los ojos de la chica repasaron por la plaza, algunas personas parecían afectadas por lo sucedido, otras, simplemente parecían colorados porque las cosas estaban paradas. Parecía que aquellas personas, en su gran mayoría, eran los nobles, cosa que a la dragona no le sorprendió, ya que muchos de ellos no conocen a las personas que están detrás de todo lo que consumen o compran, por lo que no sentirían la muerte ni el luto.
Vio como uno de los más ancianos la agarraba al brazo de una niña que se había intentado colar, y gritaba a viva voz. Levia tuvo el impulso de ir a socorrer a la niña ¿pero que hacia allí aquella pequeña?
Pasando por entre los fuertes hombres, la dragona se colocó delante del anciano y cogió a la niña en brazos, haciendo que la soltase colocando su propia mano sobre la del anciano, justo a la vez que un hombre de voz fuerte hablase, pidiendo que todo aquello acabase.
Dejó a la niña tras ella, quedando ante el anciano. No sabía porque siempre debía de comportase así con los niños, pero le salía solo.
-¿Estas bien, pequeña?- dijo mirándola tan solo un segundo para después mirar de nuevo al anciano.
-Buenos días, siento lo ocurrido, aunque no hace falta que nos alteremos con… una simple muchacha.- dijo respetuosa aunque con voz dura, intentando calmar la tensión que se había apoderado de aquel hombre y ambiente ante tal situación. -… la muerte nos llega a todos, aunque nunca esperamos que sea a tan temprana edad. –miró al suelo, recordando las palabras el monje la noche anterior. -¿Podía pasar para hablar con el maestro? Me gustaría poder ayudarle con el tema de la muerte de su sucesor.- no, definitivamente no había tenido suficiente con todo el cementerio. Debía esperar un día más sin armadura, pero no podía quedarse de brazos cruzados, al menos intentaría ayudar con lo que fuese, ya que en aquellas situaciones nunca viene mal la ayuda.
-¿Esperar otro día?- dijo ella tras las palabras del más joven de los hombres, cazándose de brazos, viendo que apoyaba un gran mazo en su espalda, haciendo que todos sus músculos se tensasen… aquello a la dragona le pareció una provocación, una demostración de fuerza. Quería enseñarles de lo que ella era capaz, pero lo más sensato era no hacerlo, por ella y por todos, ya que se suponía que estaban de luto… y normalmente eso conllevaba una pena.
–Como ves, como veis…- miro a cada uno de los hombres a los ojos. -…mi indumentaria deja mucho que desear. No puedo partir con estas ropas, que dejan ver más de lo que cubrían. –hizo una pequeña pausa, aunque no lo suficiente como para que alguno le contestase. –No hace falta que os pongáis a trabajar, entiendo vuestro pesar.
Si, realmente aquellos hombres eran impresionantes, sus brazos eran tan grandes como el tronco de un roble, su de altura superaba a la de la joven con algo más que una cabeza, y de alguno de ellos incluso más.
Los ojos de la chica repasaron por la plaza, algunas personas parecían afectadas por lo sucedido, otras, simplemente parecían colorados porque las cosas estaban paradas. Parecía que aquellas personas, en su gran mayoría, eran los nobles, cosa que a la dragona no le sorprendió, ya que muchos de ellos no conocen a las personas que están detrás de todo lo que consumen o compran, por lo que no sentirían la muerte ni el luto.
Vio como uno de los más ancianos la agarraba al brazo de una niña que se había intentado colar, y gritaba a viva voz. Levia tuvo el impulso de ir a socorrer a la niña ¿pero que hacia allí aquella pequeña?
Pasando por entre los fuertes hombres, la dragona se colocó delante del anciano y cogió a la niña en brazos, haciendo que la soltase colocando su propia mano sobre la del anciano, justo a la vez que un hombre de voz fuerte hablase, pidiendo que todo aquello acabase.
Dejó a la niña tras ella, quedando ante el anciano. No sabía porque siempre debía de comportase así con los niños, pero le salía solo.
-¿Estas bien, pequeña?- dijo mirándola tan solo un segundo para después mirar de nuevo al anciano.
-Buenos días, siento lo ocurrido, aunque no hace falta que nos alteremos con… una simple muchacha.- dijo respetuosa aunque con voz dura, intentando calmar la tensión que se había apoderado de aquel hombre y ambiente ante tal situación. -… la muerte nos llega a todos, aunque nunca esperamos que sea a tan temprana edad. –miró al suelo, recordando las palabras el monje la noche anterior. -¿Podía pasar para hablar con el maestro? Me gustaría poder ayudarle con el tema de la muerte de su sucesor.- no, definitivamente no había tenido suficiente con todo el cementerio. Debía esperar un día más sin armadura, pero no podía quedarse de brazos cruzados, al menos intentaría ayudar con lo que fuese, ya que en aquellas situaciones nunca viene mal la ayuda.
Levia
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
El plan carita tierna al parecer no había dado frutos ya que un hombre de avanzada edad había tenido la osadía de tratarme como a un muñeco. Aquella áspera mano me tomó fuertemente por la muñeca y me separó unos cuantos centímetros del suelo, me sentí como un pedazo de carne de res cruda a punto de ser ofertada en un gran mercado y lo peor de la situación es que literalmente sí me ofertó -¿¡De quién es esta cría!?- dijo aquel señor mostrándome a las personas presentes – Que pena. Qué le sucede a este fg$@t* señor?-. Volteé a ver bien la expresión y el rostro de aquel hombre tan abusador – ese ... hijo de su grandísima, viejo verde, que vaya a meterse un martillo por donde más le guste- pensé al tiempo que aquel me miraba de una forma tan desagradable y asquerosa. Lo mordí, le clave mis pequeños dientes con todas mis fuerzas en aquella mano, deseaba que le quedaran mis dientes de por vida marcados en esa sudorosa piel -Lo odioooooooooooo-.
-Ya ha corrido bastante sangre esta noche, no seáis insensato y soltadla de una vez.- Escuché aquella frase proveniente de una voz fuerte, parecía provenir de un gran héroe o príncipe de cuento, así que deje de observar al asqueroso herrero y fijé mi mirada en aquel hombre alto y bello que parecía traer buenas intenciones -Creo que me casaría con él si no fuese tan cobarde. Cómo va a decir eso? Ni se atreve a hacer algo por mí, sólo está ahí parado como una columna sin hacer nada. Él debería golpear en el estomago al viejo feo y luego romperle la boca, cortarle los ojos en picadillos, rescatarme como su bella princesa y llevarme en caballo a pasear por los verdes bosques- Suspiro mientras pienso en los verdes ojos del caballero y en la ineptitud de su participación, estaba realmente desilusionada de mi príncipe perfecto.
Al parecer la venta de carne había sido productiva, ya que no sólo mi falso príncipe fue a “socorrerme”, se acercó velozmente a nosotros una mujer muy elegante en cuanto al caminar y su actitud – ya que sus ropas no estaban en tan buen estado-, quedé perpleja en cuanto me tomo con sus frías manos para separarme de aquel sucio herrero – es mi heroína...- pienso por un segundo – woao, un súper hombre con escultural cuerpo y voz fuerte no pudo hacer lo que una chica hizo en 5 segundos. Ayy, nosotras las mujeres somos lo máximo, que hombres ni que nada, al final son más débiles. Lo único que tienen es su fuerza y ya ni en eso porque la valiente fue mi heroína y no ese saco de músculos- pienso mientras aquella joven me colocaba cerca de ella de forma protectora.
- Gracias... estoy bien- le respondo tiernamente a la señorita de cabellos negros mientras mi mano consigue la de ella – Sí ella entra, yo también- pensé rápidamente. - Gracias a ti también, fuiste de mucha ayuda- le digo dirigiéndome al caballero musculoso con un tono de ironía y acidez.
Me sentí más segura con la joven a mi lado, su presencia emanaba liderazgo y decisión, eso me gustaba y me daba cierta gracia ya que eran dos cualidades que a mi príncipe soñado le faltaban.
Con mi cadera procedí a hacer circulitos pequeños y gracioso que trataban de ser un baile mientras susurraba – mujeres al poder, mujeres al poder, mujeres al poder...- en tono de canción burlona, para luego sacarle la lengua a ambos hombres para dejarles ver mi mueca de vencedora.
-Ya ha corrido bastante sangre esta noche, no seáis insensato y soltadla de una vez.- Escuché aquella frase proveniente de una voz fuerte, parecía provenir de un gran héroe o príncipe de cuento, así que deje de observar al asqueroso herrero y fijé mi mirada en aquel hombre alto y bello que parecía traer buenas intenciones -Creo que me casaría con él si no fuese tan cobarde. Cómo va a decir eso? Ni se atreve a hacer algo por mí, sólo está ahí parado como una columna sin hacer nada. Él debería golpear en el estomago al viejo feo y luego romperle la boca, cortarle los ojos en picadillos, rescatarme como su bella princesa y llevarme en caballo a pasear por los verdes bosques- Suspiro mientras pienso en los verdes ojos del caballero y en la ineptitud de su participación, estaba realmente desilusionada de mi príncipe perfecto.
Al parecer la venta de carne había sido productiva, ya que no sólo mi falso príncipe fue a “socorrerme”, se acercó velozmente a nosotros una mujer muy elegante en cuanto al caminar y su actitud – ya que sus ropas no estaban en tan buen estado-, quedé perpleja en cuanto me tomo con sus frías manos para separarme de aquel sucio herrero – es mi heroína...- pienso por un segundo – woao, un súper hombre con escultural cuerpo y voz fuerte no pudo hacer lo que una chica hizo en 5 segundos. Ayy, nosotras las mujeres somos lo máximo, que hombres ni que nada, al final son más débiles. Lo único que tienen es su fuerza y ya ni en eso porque la valiente fue mi heroína y no ese saco de músculos- pienso mientras aquella joven me colocaba cerca de ella de forma protectora.
- Gracias... estoy bien- le respondo tiernamente a la señorita de cabellos negros mientras mi mano consigue la de ella – Sí ella entra, yo también- pensé rápidamente. - Gracias a ti también, fuiste de mucha ayuda- le digo dirigiéndome al caballero musculoso con un tono de ironía y acidez.
Me sentí más segura con la joven a mi lado, su presencia emanaba liderazgo y decisión, eso me gustaba y me daba cierta gracia ya que eran dos cualidades que a mi príncipe soñado le faltaban.
Con mi cadera procedí a hacer circulitos pequeños y gracioso que trataban de ser un baile mientras susurraba – mujeres al poder, mujeres al poder, mujeres al poder...- en tono de canción burlona, para luego sacarle la lengua a ambos hombres para dejarles ver mi mueca de vencedora.
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OffRol
El susurro final de mi intervención es en tono de voz muy bajito, pero los tres son capaces de oírlo si así lo quieren...
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Magazubi
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Los guardias alrededor de la plaza se miraban entre ellos en espera de una orden del capitán. Aunque los nobles no interviniesen directamente, presionaban con su mera presencia a los mercaderes que estaban discutiendo con los herreros y fundidores de la plaza. Un primer encontronazo, uno de los mercaderes lanzó algo en dirección a los herreros, varios hombres se apelotonaron e intercambiaron algunas patadas antes que los propios herreros los separasen al ver el avance de la guardia. La guardia no tenía miramientos sobre quién tenía razón o quién había empezado qué, limpiarían la plaza a golpe de porra de ser necesario. - ¡El rey no consentirá ningún disturbio en sus calles! - Dijo el capitán de aquellos hombres de armas, haciendo que los demás guardias se pusieran firmes a la espera de que les ordenaran cargar.
En la entrada del gremio los maestres mirarían con desagrado al más anciano, aunque nada podían decirle a un maestre que les superaba en edad, se mantuvieron vigilando la entrada ante los posibles disturbios de la plaza. No obstante el anciano parecía estremecerse cuando la niña le mordía el pulgar, haciéndole que gesticulara con brusquedad y le levantara la mano amenazante.- ¡Maldita cría...! - Dijo primeramente llevándose el adolorido pulgar a la otra mano antes de darle una lección a la muchacha que ahora se vería respaldada por lo que podían ser sus figuras paternas. Aunque el hombre empleó palabras para calmar al maestre, la mujer desposeída de una armadura decente posaría la mano sobre la suya, obligando al maestre a calmarse si no quería empeorar la situación de la plaza por golpear a una mujer y una niña, lo que daría la suficiente mala imagen al gremio como para justificar la violencia en las calles.
El viejo se chuparía el pulgar que sangraba marcado por los colmillos de la pequeña luchadora, la cual parecía sentirse segura para bailar y hacer burla a aquellos hombres gigantescos y malhumorados. - Esta niña será vuestra responsabilidad, responderéis por sus actos.- Dijo primeramente el anciano mirando a la mujer que se había plantado como muro protector de la bruja. Los otros tres maestres se preguntarían si realmente estaban haciendo lo correcto, aunque sin duda no era el lugar para una criatura.- Pasad, el Gran Maestre se encuentra en el piso de arriba, aunque dijo que no quería ver a nadie.- Finalizó, apartándose para que pudieran pasar a ayudar si realmente venían a eso.
La muerte del joven Thorik había conmocionado a toda la ciudad por igual, aunque especialmente Einar se encontraría profundamente decepcionado en el tercer piso de la casa gremial. Dentro de su forja particular, se encontraría doblegando una barra de hierro negro sobre el fuego incandescente, tenía que trabajar para evadirse de todos los pensamientos que le invadían.
___
Off: Si finalmente deseáis pasar, podéis llegar hasta Einar y hablar con él. Los diálogos del anciano serán controlados únicamente por mi, por lo que si lo necesitarais podemos hacer más de una ronda de diálogos. Suerte.
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En la entrada del gremio los maestres mirarían con desagrado al más anciano, aunque nada podían decirle a un maestre que les superaba en edad, se mantuvieron vigilando la entrada ante los posibles disturbios de la plaza. No obstante el anciano parecía estremecerse cuando la niña le mordía el pulgar, haciéndole que gesticulara con brusquedad y le levantara la mano amenazante.- ¡Maldita cría...! - Dijo primeramente llevándose el adolorido pulgar a la otra mano antes de darle una lección a la muchacha que ahora se vería respaldada por lo que podían ser sus figuras paternas. Aunque el hombre empleó palabras para calmar al maestre, la mujer desposeída de una armadura decente posaría la mano sobre la suya, obligando al maestre a calmarse si no quería empeorar la situación de la plaza por golpear a una mujer y una niña, lo que daría la suficiente mala imagen al gremio como para justificar la violencia en las calles.
El viejo se chuparía el pulgar que sangraba marcado por los colmillos de la pequeña luchadora, la cual parecía sentirse segura para bailar y hacer burla a aquellos hombres gigantescos y malhumorados. - Esta niña será vuestra responsabilidad, responderéis por sus actos.- Dijo primeramente el anciano mirando a la mujer que se había plantado como muro protector de la bruja. Los otros tres maestres se preguntarían si realmente estaban haciendo lo correcto, aunque sin duda no era el lugar para una criatura.- Pasad, el Gran Maestre se encuentra en el piso de arriba, aunque dijo que no quería ver a nadie.- Finalizó, apartándose para que pudieran pasar a ayudar si realmente venían a eso.
La muerte del joven Thorik había conmocionado a toda la ciudad por igual, aunque especialmente Einar se encontraría profundamente decepcionado en el tercer piso de la casa gremial. Dentro de su forja particular, se encontraría doblegando una barra de hierro negro sobre el fuego incandescente, tenía que trabajar para evadirse de todos los pensamientos que le invadían.
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Off: Si finalmente deseáis pasar, podéis llegar hasta Einar y hablar con él. Los diálogos del anciano serán controlados únicamente por mi, por lo que si lo necesitarais podemos hacer más de una ronda de diálogos. Suerte.
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
El bullicio tras de sí hizo que el joven semielfo se girara para ver qué ocurría pues la milicia entró en acción para aplacar los ánimos por la vía más dura, sin duda los guardias de Lunargenta no estaban dispuesto a permitir una batalla campal en el mercado y menos aún si uno de los bandos de tal batalla estaba conformado por el gremio de herreros.
Mientras los protectores de la ciudad daban cuenta del tumulto, el hombretón que retenía a la pequeña se pronunció finalmente soltando a la cría. La dentellada de la pequeña hizo que la soltara y la mujer que se adelantó a defenderla hizo el resto para que el herrero no satisfaciera sus ganas de dar una lección a aquella niña. Pese a todo, lo único importante para Tarken fue la concesión de un permiso para entrar a ver al anciano gran maestre del gremio Einar. No sólo presentaría sus respetos sino que tenía la determinación de resolver el enigma tras la muerte del aprendiz Thorik.
El cazador se dirigió al gigantesco herrero que había decidido no lastimar a la pequeña y exclamó antes de pasar al interior:
-Buena decisión.- ,luego agachó levemente la cabeza a modo de agradecimiento y enprendió el paso al interior del gremio.
Tarken entró en la casa gremial y comenzó a ascender hasta el tercer piso, lugar donde podría encontrar al gran maestre. A medida que ascendía, el calor era cada vez mayor, a pesar de no escucharse el repicar de los martillos, una fragua permanecía encendido y, nada más alcanzar la estancia principal de Einar, Tarken contempló al anciano inmerso en el arte de la forja. Una barra de metal estaba lista para ser maleada por el maestro herrero, tras ser tratada por el abrazo del fuego, el incandescente metal comenzó a sufrir las acometidas del martillo de Einar, haciendo que decenas de chispas saltaran por doquier. Los golpes certeros y firmes del anciano hicieron que el semielfo lo observara durante un instante, deleitándose en la destreza de aquel hombre. Al cabo de unos segundos, el semielfo se adelantó haciendo notar su presencia al anciano pues hasta ahora lo había estado observando en silencio. Tarken se adelantó y, con un tono de admiración y firmeza, exclamó:
-Es un honor presentarme ante vos maestro Einar.- ,dijo agachando la cabeza, -Falcon es mi nombre y, a sabiendas de vuestro poco agrado por las visitas y más aún en un día como hoy, vengo a presentaros mis servicios en este asunto. Habré de deciros que, a pesar de mi escaso conocimiento en la forja en el cual soy tan sólo un iniciado, tengo los medios y la capacidad para dar con el autor o autores de la muerte de maese Thorik y espero aceptéis mi participación en tal asunto.-
Al decir esto, Tarken llevó su mano derecha al pecho a modo de promesa, promesa por la cual quería demostrar al anciano que no cejaría en el empeño de hallar respuesta a tan turbio asunto. Luego quedó en silencio aguardando la réplica del gran maestre.
Mientras los protectores de la ciudad daban cuenta del tumulto, el hombretón que retenía a la pequeña se pronunció finalmente soltando a la cría. La dentellada de la pequeña hizo que la soltara y la mujer que se adelantó a defenderla hizo el resto para que el herrero no satisfaciera sus ganas de dar una lección a aquella niña. Pese a todo, lo único importante para Tarken fue la concesión de un permiso para entrar a ver al anciano gran maestre del gremio Einar. No sólo presentaría sus respetos sino que tenía la determinación de resolver el enigma tras la muerte del aprendiz Thorik.
El cazador se dirigió al gigantesco herrero que había decidido no lastimar a la pequeña y exclamó antes de pasar al interior:
-Buena decisión.- ,luego agachó levemente la cabeza a modo de agradecimiento y enprendió el paso al interior del gremio.
Tarken entró en la casa gremial y comenzó a ascender hasta el tercer piso, lugar donde podría encontrar al gran maestre. A medida que ascendía, el calor era cada vez mayor, a pesar de no escucharse el repicar de los martillos, una fragua permanecía encendido y, nada más alcanzar la estancia principal de Einar, Tarken contempló al anciano inmerso en el arte de la forja. Una barra de metal estaba lista para ser maleada por el maestro herrero, tras ser tratada por el abrazo del fuego, el incandescente metal comenzó a sufrir las acometidas del martillo de Einar, haciendo que decenas de chispas saltaran por doquier. Los golpes certeros y firmes del anciano hicieron que el semielfo lo observara durante un instante, deleitándose en la destreza de aquel hombre. Al cabo de unos segundos, el semielfo se adelantó haciendo notar su presencia al anciano pues hasta ahora lo había estado observando en silencio. Tarken se adelantó y, con un tono de admiración y firmeza, exclamó:
-Es un honor presentarme ante vos maestro Einar.- ,dijo agachando la cabeza, -Falcon es mi nombre y, a sabiendas de vuestro poco agrado por las visitas y más aún en un día como hoy, vengo a presentaros mis servicios en este asunto. Habré de deciros que, a pesar de mi escaso conocimiento en la forja en el cual soy tan sólo un iniciado, tengo los medios y la capacidad para dar con el autor o autores de la muerte de maese Thorik y espero aceptéis mi participación en tal asunto.-
Al decir esto, Tarken llevó su mano derecha al pecho a modo de promesa, promesa por la cual quería demostrar al anciano que no cejaría en el empeño de hallar respuesta a tan turbio asunto. Luego quedó en silencio aguardando la réplica del gran maestre.
Tarken
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Levia apretó los labios. El que la niña mordiese a aquel anciano herrero no ayudaba a calmar el ambiente, y el pequeño canturreo de después tampoco. Aunque costaba un poco de entenderla, para que los hombres no lo tomasen como burla, la dragona carraspeó, intentando que no la escucharan.
Asintió ante las palabras del hombre… hacerse cargo de la niña… quizás con suerte se portaba bien, y después de eso se iba con… ¿estarían fuera sus padres?
Podía escuchar como fuera el ambiente no era mucho mejor del que había allí dentro. Los hombres “armados” no tenían pinta de andarse con tonterías, y estaban dispuestos a devolver la paz a golpe de porras. Por mucho que los hornos de apagasen, por mucho que los trabajadores de tomasen un día de luto, las calles no podían entrar en caos, todo debía seguir su curso, todo debía estar tranquilo, en cierto modo.
-Pasad, el Gran Maestre se encuentra en el piso de arriba, aunque dijo que no quería ver a nadie.
El moreno pasó por delante de ella, diciéndole unas palabras al herrero, agachando la cabeza de manera respetuosa antes de adentrarse en el interior del gremio de herreros. Sus pasos parecían fuertes y seguros, igual que él. En aquel momento la dragona odió ir vestida de aquella manera, poco respeto ganaba así… aunque no se le podía hacer nada, al menos no en un día.
-Gracias…- fue lo único que dijo Levia antes de pasar al interior del gremio en busca de las escaleras, aunque no era tarea muy difícil, ya que el semi-elfo iba unos pasos por delante de ella y solo debía seguir sus pasos.
Sus pasos eran lentos, no quería estar tras el hombre durante toda la ascensión por los peldaños, pegada a él como un piojo, por lo que caminando de manera pausada determinó una distancia segura y adecuada entre ellos.
Mientras iba subiendo, los curiosos ojos de la dragona iban de un lado a otra, mirando objetos y cuadros, dibujos y materiales, todo aquello era relativamente nuevo para ella. Había estado en algunas forjas, comprando armas en su gran mayoría, pero nunca se había detenido a mirar todo aquel tipo de cosas, le era curioso.
El tercer piso, allí donde se encontraba Einar, el gran maestro de los herreros, el conocedor de todos aquellos conocimientos y técnicas…
El calor golpeó el rostro de la dragona, haciendo que dirigiese su vista de manera irremediable a la fuente de aquel abrasador fuego. El anciano de barba canosa estaba picando, creando de la nada formas que parecían imposibles.
Herrería… ¿cómo de una piedra se podían hacer cosas tan bonitas como su propia hacha? Observó como con maña y soltura, el hombre daba aquellos fuertes golpes de martillos, siempre certeros, siempre precisos. El sonido llenaba toda la estancia, haciendo que la cabeza de la chica pudiese pensar en bien poco, parecía hipnotizada viendo aquello.
El moreno de media melena también se había quedado a un lado, observando aquello. Hablando, sacó a la muchacha de su trance, sacudiendo la cabeza como si espantase aquella sensación.
Parecía que al moreno le brillasen los ojos, parecía ciertamente entusiasmado por hablar con el maestro.
Iniciado… entonces aquel tal Falcon era un aspirante a herrero… ¿estaría haciendo todo aquello por ayudar realmente, o por ganarse la confianza del anciano, y posteriormente pedirle sus conocimientos como “forma de pago”?
La chica escuchó alzando una de sus negras cejas, esperando a que finalizase. No quería inmiscuirse en la conversación, pero ella también estaba en la estancia, y había ido por motivos similares, así que se aproximó hacia ellos lentamente, sin interrumpir al semi-elfo.
Cuando este finalizó de hablar, los labios de Levia se separaron, dispuesta a presentarse. Pero aquello no sucedió, al menos no aun. El hombre hizo un gesto, se colocó la mano en el pecho, parecía un noble dando su palabra, demostrando su honor, su hombría… La chica esperó unos instantes, palpando el silencio que se había hecho en la sala.
-Buenos días…maestro Einar- dijo imitando el titulo con el que le había nombrado el hombre. Se le hacía raro llamar maestro a alguien, ya que la joven dragona no había sido instruida en nada, por lo que nunca había conocido ni tratado con personas que debían ser llamadas maestro. –Siento lo que le ha ocurrido al joven Thorik…- incluso después de lo de la noche en el cementerio, seguía sin saber cómo hablar con una persona cuando esta padecía de la pena de la muerte de un ser querido o amado. No era lo suyo eso de ir consolando, y temía que si decía las típicas cosas que solía decir todo el mundo sonaría falso, por lo que decidió soltar lo primero que se le pasase por la cabeza, intentando no decir nada fuera de lugar.
Levia sabía que había muerto un chico, que se habían encontrado el cadáver en la misma calle, y ahora además Falcon estaba hablando de autor o autores de la muerte, afirmando toda sospecha de asesinato. Si, alguien debía de solucionar todo aquello, el semi-elfo se había propuesto a ayudar, pero Levia también lo había hecho, solo faltaba decírselo a Einar, y que este no les echase a patadas a los dos de la habitación.
-Me gustaría ayudarle a solucionar lo ocurrido, todos… merecemos saber la verdad. –recuerdos del pasado recorrieron su mente. La verdad podía transmitir paz y serenidad, pero en otras ocasiones podía traerle a la propia persona afectada a disputas internas. Esperaba que Einar, con su edad y sabiduría, supiera llevar bien la verdad.
Asintió ante las palabras del hombre… hacerse cargo de la niña… quizás con suerte se portaba bien, y después de eso se iba con… ¿estarían fuera sus padres?
Podía escuchar como fuera el ambiente no era mucho mejor del que había allí dentro. Los hombres “armados” no tenían pinta de andarse con tonterías, y estaban dispuestos a devolver la paz a golpe de porras. Por mucho que los hornos de apagasen, por mucho que los trabajadores de tomasen un día de luto, las calles no podían entrar en caos, todo debía seguir su curso, todo debía estar tranquilo, en cierto modo.
-Pasad, el Gran Maestre se encuentra en el piso de arriba, aunque dijo que no quería ver a nadie.
El moreno pasó por delante de ella, diciéndole unas palabras al herrero, agachando la cabeza de manera respetuosa antes de adentrarse en el interior del gremio de herreros. Sus pasos parecían fuertes y seguros, igual que él. En aquel momento la dragona odió ir vestida de aquella manera, poco respeto ganaba así… aunque no se le podía hacer nada, al menos no en un día.
-Gracias…- fue lo único que dijo Levia antes de pasar al interior del gremio en busca de las escaleras, aunque no era tarea muy difícil, ya que el semi-elfo iba unos pasos por delante de ella y solo debía seguir sus pasos.
Sus pasos eran lentos, no quería estar tras el hombre durante toda la ascensión por los peldaños, pegada a él como un piojo, por lo que caminando de manera pausada determinó una distancia segura y adecuada entre ellos.
Mientras iba subiendo, los curiosos ojos de la dragona iban de un lado a otra, mirando objetos y cuadros, dibujos y materiales, todo aquello era relativamente nuevo para ella. Había estado en algunas forjas, comprando armas en su gran mayoría, pero nunca se había detenido a mirar todo aquel tipo de cosas, le era curioso.
El tercer piso, allí donde se encontraba Einar, el gran maestro de los herreros, el conocedor de todos aquellos conocimientos y técnicas…
El calor golpeó el rostro de la dragona, haciendo que dirigiese su vista de manera irremediable a la fuente de aquel abrasador fuego. El anciano de barba canosa estaba picando, creando de la nada formas que parecían imposibles.
Herrería… ¿cómo de una piedra se podían hacer cosas tan bonitas como su propia hacha? Observó como con maña y soltura, el hombre daba aquellos fuertes golpes de martillos, siempre certeros, siempre precisos. El sonido llenaba toda la estancia, haciendo que la cabeza de la chica pudiese pensar en bien poco, parecía hipnotizada viendo aquello.
El moreno de media melena también se había quedado a un lado, observando aquello. Hablando, sacó a la muchacha de su trance, sacudiendo la cabeza como si espantase aquella sensación.
Parecía que al moreno le brillasen los ojos, parecía ciertamente entusiasmado por hablar con el maestro.
Iniciado… entonces aquel tal Falcon era un aspirante a herrero… ¿estaría haciendo todo aquello por ayudar realmente, o por ganarse la confianza del anciano, y posteriormente pedirle sus conocimientos como “forma de pago”?
La chica escuchó alzando una de sus negras cejas, esperando a que finalizase. No quería inmiscuirse en la conversación, pero ella también estaba en la estancia, y había ido por motivos similares, así que se aproximó hacia ellos lentamente, sin interrumpir al semi-elfo.
Cuando este finalizó de hablar, los labios de Levia se separaron, dispuesta a presentarse. Pero aquello no sucedió, al menos no aun. El hombre hizo un gesto, se colocó la mano en el pecho, parecía un noble dando su palabra, demostrando su honor, su hombría… La chica esperó unos instantes, palpando el silencio que se había hecho en la sala.
-Buenos días…maestro Einar- dijo imitando el titulo con el que le había nombrado el hombre. Se le hacía raro llamar maestro a alguien, ya que la joven dragona no había sido instruida en nada, por lo que nunca había conocido ni tratado con personas que debían ser llamadas maestro. –Siento lo que le ha ocurrido al joven Thorik…- incluso después de lo de la noche en el cementerio, seguía sin saber cómo hablar con una persona cuando esta padecía de la pena de la muerte de un ser querido o amado. No era lo suyo eso de ir consolando, y temía que si decía las típicas cosas que solía decir todo el mundo sonaría falso, por lo que decidió soltar lo primero que se le pasase por la cabeza, intentando no decir nada fuera de lugar.
Levia sabía que había muerto un chico, que se habían encontrado el cadáver en la misma calle, y ahora además Falcon estaba hablando de autor o autores de la muerte, afirmando toda sospecha de asesinato. Si, alguien debía de solucionar todo aquello, el semi-elfo se había propuesto a ayudar, pero Levia también lo había hecho, solo faltaba decírselo a Einar, y que este no les echase a patadas a los dos de la habitación.
-Me gustaría ayudarle a solucionar lo ocurrido, todos… merecemos saber la verdad. –recuerdos del pasado recorrieron su mente. La verdad podía transmitir paz y serenidad, pero en otras ocasiones podía traerle a la propia persona afectada a disputas internas. Esperaba que Einar, con su edad y sabiduría, supiera llevar bien la verdad.
Levia
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
El viejo ya había recibido su merecido castigo por tratarme mal. Mi mano enseguida se encontró con la de la joven que me salvó, no quería darle problemas después de haberme liberado de ese viejo tan desagradable así que me dispuse a seguir sus pasos tratando de pasar desapercibida y más cuando el asqueroso ese le había asignado la responsabilidad de mis actos.
Me adentré en la fortaleza de los herreros en compañía de la chica de oscura melena y la seguí por las escaleras por donde se dirigía el hombre que no sabe salvar niñas en peligro... - ya las escuelas para príncipes no son lo que eran antes-. Al llegar al tercer piso me detengo en la entrada de la habitación en donde estaba la única fuente de luz y trabajo en aquel recinto. Primero pasó el caballero haciendo una presentación aburrida, larga y muy típica de cualquier persona, ofreciendo su colaboración y servicios – No entienden que se siente mal por la muerte del joven? Van a venir tres personas poco importantes en la sociedad a calmar sus pesares?- pensé en cuanto la joven decidió entrar a seguir el estereotipo de aquel hombre, aunque tenía un toque diferente, ella era más simple pero precisa lo cuál hizo que me convencieran más sus intenciones. Yo por mi parte me quede mirando en la entrada lo inoportuno que fue venir hasta aquí a hablarle a un señor que realmente está pasando por una situación difícil y tres tontos venimos a molestarlo en su momento de descarga de rabia y energía – Seguro se sentirá mucho mejor cuando una niña se pare al frente de él a jurarle su colaboración en una investigación- pensé irónicamente -Nadie se dará cuenta si me escapo un momentico, iré a ver si este sitio tiene alguna biblioteca con libros especiales o historias que no haya leído, total... no creo conveniente que llegue una tercera persona a molestar-
Me alejé lentamente de la entrada y baje por las escaleras tratando de evitar todo el ruido haciendo pasos certeros y cortos que me permitieran movilizarme sigilosamente, agarré uno de los cuadros del camino y lo coloqué al revés para que se viera de forma divertida – así se ve mejor- parecía un desorden de colores oscuros, pero la apreciación de las formas era mejor en la nueva posición; al estar distraída pensando en aquel cuadro fallo un escalón y ruedo de pompi por los dos escalones que me quedaban para llegar al segundo piso, había un pasillo oscuro y bastante largo – si esto es oscuro es porque algo ocultan, hay que investigar- me acerqué al pasillo gateando como un bebe hasta llegar a la zona más tenue en donde empecé a rodar intentando imitar a algún fugitivo o espía profesional, me paré repentinamente y tomé posición de “combate” (o eso imitaba) para luego ir acercándome lentamente ya con un poco de temor.
Me adentré en la fortaleza de los herreros en compañía de la chica de oscura melena y la seguí por las escaleras por donde se dirigía el hombre que no sabe salvar niñas en peligro... - ya las escuelas para príncipes no son lo que eran antes-. Al llegar al tercer piso me detengo en la entrada de la habitación en donde estaba la única fuente de luz y trabajo en aquel recinto. Primero pasó el caballero haciendo una presentación aburrida, larga y muy típica de cualquier persona, ofreciendo su colaboración y servicios – No entienden que se siente mal por la muerte del joven? Van a venir tres personas poco importantes en la sociedad a calmar sus pesares?- pensé en cuanto la joven decidió entrar a seguir el estereotipo de aquel hombre, aunque tenía un toque diferente, ella era más simple pero precisa lo cuál hizo que me convencieran más sus intenciones. Yo por mi parte me quede mirando en la entrada lo inoportuno que fue venir hasta aquí a hablarle a un señor que realmente está pasando por una situación difícil y tres tontos venimos a molestarlo en su momento de descarga de rabia y energía – Seguro se sentirá mucho mejor cuando una niña se pare al frente de él a jurarle su colaboración en una investigación- pensé irónicamente -Nadie se dará cuenta si me escapo un momentico, iré a ver si este sitio tiene alguna biblioteca con libros especiales o historias que no haya leído, total... no creo conveniente que llegue una tercera persona a molestar-
Me alejé lentamente de la entrada y baje por las escaleras tratando de evitar todo el ruido haciendo pasos certeros y cortos que me permitieran movilizarme sigilosamente, agarré uno de los cuadros del camino y lo coloqué al revés para que se viera de forma divertida – así se ve mejor- parecía un desorden de colores oscuros, pero la apreciación de las formas era mejor en la nueva posición; al estar distraída pensando en aquel cuadro fallo un escalón y ruedo de pompi por los dos escalones que me quedaban para llegar al segundo piso, había un pasillo oscuro y bastante largo – si esto es oscuro es porque algo ocultan, hay que investigar- me acerqué al pasillo gateando como un bebe hasta llegar a la zona más tenue en donde empecé a rodar intentando imitar a algún fugitivo o espía profesional, me paré repentinamente y tomé posición de “combate” (o eso imitaba) para luego ir acercándome lentamente ya con un poco de temor.
Magazubi
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
A medida que el grupo entraba al gremio, observarían que los diferentes pisos estaban dotados de yunques, librerías, fraguas y herramientas para el oficio de los herreros que residían la casa gremial, y a medida que subían de piso, los materiales eran mejores, más grandes y pesados, capaces de moldear cualquier metal que los dioses hubieran dispuesto en el subsuelo de aerandir. En el tercer piso, una puerta separaba la forja del Gran Maestre, la fragua desprendía un calor inhumano por la cantidad de carbón en ascuas que podía mantener, elevando a grados insospechables el interior. El inmenso yunque en el que golpeaba debía pesar varias toneladas de acero forjado, estando recubierto por una gruesa capa de adamantium en la parte superior.
El hierro estaba candente, al rojo vivo, doblado en una trenza sobre si por la presión de las fuertes manos del anciano, que ahora se disponía a golpearlo para darle forma al objeto que estaba concibiendo en ese momento su mente cuando sus golpes fueron detenidos ante unas voces que le importunaban. Dando un último golpe con el martillo, Einar miraría con ojos coléricos a sus inesperados invitados, pensando que había dejado claro que no quería recibir visitas, se sentía realmente frustrado por la presencia del muchacho y se acercaría a él con cara de pocos amigos, aunque no interrumpió al primero de los visitantes mientras hablaba, le escuchaba cruzándose de brazos indicando que le quedaba poca paciencia.
Mas al escuchar que se trataba de un herrero parecía relajarse para saber en qué modo pretendía ofrecer sus servicios, haciendo que el Gran Maestre negara con la cabeza mientras escuchaba. ¿Cuántos se habían ofrecido a vengar al joven Thorik en ese oscuro día? Quizás decenas, mas no era la venganza lo que nublaba el raciocinio del maestre, sino el hecho de no tener ahora ningún heredero que pasase sus pruebas. La mujer se acercó para darle el pésame para ofrecerle sus servicios al igual que el hombre, fue entonces cuando Einar habló para sus visitas. - ¿Podéis resucitar a los muertos? - Diría cortante Einar, a la espera de la obvia reacción de sus interlocutores. Clavaría su marchitada vista sobre ambos algo decepcionado para volver a su primer sitio, cogiendo el martillo para seguir trabajando, con tal de que sus visitantes se fueran de forma tan educada como habían venido con tal de no importunar al Gran Maestre de los herreros en su tragedia.
Varios gritos en las calles harían que el anciano detuviera sus golpes para plantarse frente a uno de los ventanales que había en las paredes de la sala y que hacían posible que un humano pudiera sobrevivir trabajando el hierro en el interior de la casa. Al ver por la ventana observaría el escenario violento que había en las calles, ahora la guardia cargaba sin dudar contra todo el que se encontraba en la plaza, pues al parecer un nuevo enfrentamiento se había iniciado entre los ciudadanos que se negaban a desalojar el lugar cuando la guardia lo requirió. No iba a ser fácil reducir a los vándalos, pues los herreros de la plaza peleaban con sus puños contra los guardias armados con bastante efectividad. - ¡Estúpidos! - Gritaría simplemente, girándose para ver que la pareja seguía en la sala.- Podéis esperar en la casa del gremio hasta que esté todo calmado ahí fuera. - Resolvió casi al instante, no siendo capaz de enviar a una mujer al medio de los disturbios por mucho que su maltrecha armadura le revelara que se trataba de una guerrera.- Ese Thorik no era más que otro de esos malditos nobles tramposos. - Empezó a remugar el anciano, remojándose la cara con el agua tibia que había cerca del yunque.- Un asesinato de tal precisión en esta ciudad sólo lo ha podido cometer alguien de la Media Noche, la pregunta es quién dio la orden. - Dijo apoyándose en el yunque para descansar.- Qué sabréis la juventud. - Se quejaría sin muchos ánimos de seguir con su conversación, a la espera de que sus interlocutores marcharan o le ofrecieran algo que le fuera realmente de utilidad.
Ciertamente la pequeña le había pasado inadvertida al anciano Einar, demasiado ocupado en sus quehaceres cuando el grupo se presentó en la sala, por lo que cuando esta desapareció a espaldas de sus acompañantes no haría ninguna mención. Efectivamente, en el segundo piso había una zona oscurecida, al parecer descuidada de su vigilancia habitual por el ajetreo que se vivía en ese momento en las calles, pues ahora todos los herreros se verían rivalizando con nuevos refuerzos de la guardia, arremetiendo y deteniendo a todos cuantos hubiera en la plaza para ajustar cuentas con los tribunales a su debido tiempo. Magazubi se encontraría abierto un armario que contenía minerales cristalinos azules obtenidos del lirio, un mineral extraño y con propiedades mágicas de las que la pequeña bruja no sería consciente a simple vista. De estos materiales cristalizados los que más llamaban la atención eran los de color rojo, muy escasos en comparación a los demás.
_________
Bueno, por un lado Tarken y Levia tenéis carta blanca para dialogar, buscar a Magazubi o marcharos, aunque sed conscientes de que en la calle no estará pasando nada agradable en estos momentos. Por tu lado Maga, has encontrado un armario que contiene lirio, un material con propiedades mágicas bastante poderosas, por lo que si te acercas notarás la presencia de la magia en estos, especialmente en los rojos. Puedes decidir si coger uno o no, pero recuerda que la condición de niña no te salvará de la justicia medieval, por lo que recomiendo profesionalidad en el hurto o medir la balanza de beneficios-repercusiones. Suerte.
El hierro estaba candente, al rojo vivo, doblado en una trenza sobre si por la presión de las fuertes manos del anciano, que ahora se disponía a golpearlo para darle forma al objeto que estaba concibiendo en ese momento su mente cuando sus golpes fueron detenidos ante unas voces que le importunaban. Dando un último golpe con el martillo, Einar miraría con ojos coléricos a sus inesperados invitados, pensando que había dejado claro que no quería recibir visitas, se sentía realmente frustrado por la presencia del muchacho y se acercaría a él con cara de pocos amigos, aunque no interrumpió al primero de los visitantes mientras hablaba, le escuchaba cruzándose de brazos indicando que le quedaba poca paciencia.
Mas al escuchar que se trataba de un herrero parecía relajarse para saber en qué modo pretendía ofrecer sus servicios, haciendo que el Gran Maestre negara con la cabeza mientras escuchaba. ¿Cuántos se habían ofrecido a vengar al joven Thorik en ese oscuro día? Quizás decenas, mas no era la venganza lo que nublaba el raciocinio del maestre, sino el hecho de no tener ahora ningún heredero que pasase sus pruebas. La mujer se acercó para darle el pésame para ofrecerle sus servicios al igual que el hombre, fue entonces cuando Einar habló para sus visitas. - ¿Podéis resucitar a los muertos? - Diría cortante Einar, a la espera de la obvia reacción de sus interlocutores. Clavaría su marchitada vista sobre ambos algo decepcionado para volver a su primer sitio, cogiendo el martillo para seguir trabajando, con tal de que sus visitantes se fueran de forma tan educada como habían venido con tal de no importunar al Gran Maestre de los herreros en su tragedia.
Varios gritos en las calles harían que el anciano detuviera sus golpes para plantarse frente a uno de los ventanales que había en las paredes de la sala y que hacían posible que un humano pudiera sobrevivir trabajando el hierro en el interior de la casa. Al ver por la ventana observaría el escenario violento que había en las calles, ahora la guardia cargaba sin dudar contra todo el que se encontraba en la plaza, pues al parecer un nuevo enfrentamiento se había iniciado entre los ciudadanos que se negaban a desalojar el lugar cuando la guardia lo requirió. No iba a ser fácil reducir a los vándalos, pues los herreros de la plaza peleaban con sus puños contra los guardias armados con bastante efectividad. - ¡Estúpidos! - Gritaría simplemente, girándose para ver que la pareja seguía en la sala.- Podéis esperar en la casa del gremio hasta que esté todo calmado ahí fuera. - Resolvió casi al instante, no siendo capaz de enviar a una mujer al medio de los disturbios por mucho que su maltrecha armadura le revelara que se trataba de una guerrera.- Ese Thorik no era más que otro de esos malditos nobles tramposos. - Empezó a remugar el anciano, remojándose la cara con el agua tibia que había cerca del yunque.- Un asesinato de tal precisión en esta ciudad sólo lo ha podido cometer alguien de la Media Noche, la pregunta es quién dio la orden. - Dijo apoyándose en el yunque para descansar.- Qué sabréis la juventud. - Se quejaría sin muchos ánimos de seguir con su conversación, a la espera de que sus interlocutores marcharan o le ofrecieran algo que le fuera realmente de utilidad.
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Ciertamente la pequeña le había pasado inadvertida al anciano Einar, demasiado ocupado en sus quehaceres cuando el grupo se presentó en la sala, por lo que cuando esta desapareció a espaldas de sus acompañantes no haría ninguna mención. Efectivamente, en el segundo piso había una zona oscurecida, al parecer descuidada de su vigilancia habitual por el ajetreo que se vivía en ese momento en las calles, pues ahora todos los herreros se verían rivalizando con nuevos refuerzos de la guardia, arremetiendo y deteniendo a todos cuantos hubiera en la plaza para ajustar cuentas con los tribunales a su debido tiempo. Magazubi se encontraría abierto un armario que contenía minerales cristalinos azules obtenidos del lirio, un mineral extraño y con propiedades mágicas de las que la pequeña bruja no sería consciente a simple vista. De estos materiales cristalizados los que más llamaban la atención eran los de color rojo, muy escasos en comparación a los demás.
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Bueno, por un lado Tarken y Levia tenéis carta blanca para dialogar, buscar a Magazubi o marcharos, aunque sed conscientes de que en la calle no estará pasando nada agradable en estos momentos. Por tu lado Maga, has encontrado un armario que contiene lirio, un material con propiedades mágicas bastante poderosas, por lo que si te acercas notarás la presencia de la magia en estos, especialmente en los rojos. Puedes decidir si coger uno o no, pero recuerda que la condición de niña no te salvará de la justicia medieval, por lo que recomiendo profesionalidad en el hurto o medir la balanza de beneficios-repercusiones. Suerte.
Ger
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
El joven semielfo escuchó a aquella mujer hablar tras él. Algo había en ella que le parecía diferente, oculto bajo su piel. No sólo era su proyección en sus palabras, sino que Tarken tenía la sensación como si de su piel manara una fuerza que en contadas ocasiones había percibido, la última vez en su andadura por el manto helado.
Absorto en el contemplar de aquella mujer, Tarken parpadeó como si saliera de un sueño al escuchar la voz dura y profunda de Einar. Según parecía, el gran maestro herrero no estaba nada complacido por las palabras tanto del cazador halconero como de la joven guerrera, incluso hizo ademán de despreciarlos por su supuesta escasa edad. Siendo así, el mestizo de Sandorai se adelantó y exclamó con un tono más recio:
-Disculpad maestro Einar, mas estos ojos han contemplado más de un centenar de inviernos.Por mis venas no sólo corren la caza y la fragua, sino que la sangre inmortal de los elfos también fluye con fuerza desde mi corazón.- ,Tarken hizo una pausa para contemplar como reaccionaba el rostro del herrero, -Si bien no puedo resucitar a los muertos averiguaré quién es la mano que está detrás de todo esto. Así al menos sabré quién podría querer acabar con mi propia vida cuando me toméis como vuestro nuevo aprendiz.-
Tarken sacó su viejo cuchillo de caza, La hoja forjada por los suyos en los bosques de Sandorai brillaba con la luz del fuego de la forja. Su talla y su temple eran magníficos y, enarbolando el arma, Tarken la clavó en una mesa de madera cercana a su posición. Antes de girarse para adentrarse de nuevo en las calles de Lunargenta, exclamó con decisión:
-Vendré a por ella cuando tenga un nombre, maestro Einar. En ese momento me pondré a prueba ante vos.-
Al decir esto, el semielfo se dispuso a dejar la sala del maestro y buscar respuestas en las calles. Tenía muy claro por donde empezar y donde podría hallar respuestas, aunque lo primero era salir de allí sin problemas evitando o quizá participando en la pacificación que estaba teniendo lugar en la entrada del gremio.
Off-rol: Disculpad la demora, nuestro querido y amado y adorado master ya fue informado ayer de la causa de tan imperdonable acto. Espero no haber causado disgustos ni ansiedades. ^_^
Absorto en el contemplar de aquella mujer, Tarken parpadeó como si saliera de un sueño al escuchar la voz dura y profunda de Einar. Según parecía, el gran maestro herrero no estaba nada complacido por las palabras tanto del cazador halconero como de la joven guerrera, incluso hizo ademán de despreciarlos por su supuesta escasa edad. Siendo así, el mestizo de Sandorai se adelantó y exclamó con un tono más recio:
-Disculpad maestro Einar, mas estos ojos han contemplado más de un centenar de inviernos.Por mis venas no sólo corren la caza y la fragua, sino que la sangre inmortal de los elfos también fluye con fuerza desde mi corazón.- ,Tarken hizo una pausa para contemplar como reaccionaba el rostro del herrero, -Si bien no puedo resucitar a los muertos averiguaré quién es la mano que está detrás de todo esto. Así al menos sabré quién podría querer acabar con mi propia vida cuando me toméis como vuestro nuevo aprendiz.-
Tarken sacó su viejo cuchillo de caza, La hoja forjada por los suyos en los bosques de Sandorai brillaba con la luz del fuego de la forja. Su talla y su temple eran magníficos y, enarbolando el arma, Tarken la clavó en una mesa de madera cercana a su posición. Antes de girarse para adentrarse de nuevo en las calles de Lunargenta, exclamó con decisión:
-Vendré a por ella cuando tenga un nombre, maestro Einar. En ese momento me pondré a prueba ante vos.-
Al decir esto, el semielfo se dispuso a dejar la sala del maestro y buscar respuestas en las calles. Tenía muy claro por donde empezar y donde podría hallar respuestas, aunque lo primero era salir de allí sin problemas evitando o quizá participando en la pacificación que estaba teniendo lugar en la entrada del gremio.
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Off-rol: Disculpad la demora, nuestro querido y amado y adorado master ya fue informado ayer de la causa de tan imperdonable acto. Espero no haber causado disgustos ni ansiedades. ^_^
Tarken
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Vio como el anciano herrero se acercaba haca el hombre que estaba prácticamente a su lado, cruzando aquellos brazos tan fuertes, a pesar de su avanzada edad.
La pregunta a modo de respuesta, poniendo punto y final a la conversación, al menos por su parte, para después irse de nuevo a la zona de la forja, donde parecía estar más cómodo. Aporreando nuevamente con el martillo, la dragona se lo quedo mirando, aquel hombre parecía ya tan cansado…
Quizás aquel muchacho había sido algo más que su aprendiz, y futuro conocedor de todos sus conocimientos. Y por su reacción, más de una persona había molestado su luto aquel día… y dos desconocidos lo habían vuelto a hacer. No le molestaron sus palabras, más bien las entendía.
El moreno que tenía al lado fue el primero n romper el hilo después de la pregunta tan retorica que había lanzado Einar. Esta vez parecía más…él. No lo conocía, pero le daba la sanción de que era un hombre de carácter, y lo estaba demostrando, pero siempre siendo respetuoso. Eso le gustó.
La joven miraba al frente, buscando cualquier gesto en el herrero, gesto, movimiento, mirada… alguna cosa que le pudiese decir algo.
Los ojos de la dragona pasaron a mirar al moreno después de decir lo último, moviendo la cabeza casi de manera violenta, como si lo que estuviese escuchando la hubiese sorprendido, “Así al menos sabré quien podría querer acabar con mi propia vida cuando me toméis como vuestro nuevo aprendiz”. Vaya… pensó la dragona, elevando una de las comisuras de sus rojos labios, quizás un poco atrevido… ¿o creído? Pero ha demostrado confianza en sí mismo… le costó separar los ojos del… ¿elfo? No olía del todo…
Hubiese estado bien hablar, decir algo para ella también quedar bien, pero las palabras no parecían ordenarse de buena manera en su cabeza, como para formar una buena frase. No sabía que debía decir, ella no era de mucho hablar…
Apenas escuchó los gritos que provenían de la calle, sino que el grito del propio herrero la sacó de sus pensamientos.
Espera… acaba de insinuar lo que creo… pensó la joven alzando una ceja, siendo acompañada después por la otra. ¿Realmente había pelea y la excluían? ¿Realmente la estaban metiendo en el mismo saco que a las mujeres que con sus pomposos vestidos estaban viendo el espectáculo desde los balconcillos o el extremo de la plaza?
La chica colocó una mano en su propia cintura, esperando, ya que el “elfo” parecía aun no haber acabado, aunque aun sorprendida por las palabras del maestro. Clavó un cuchillo, obligándola a mirar de nuevo hacia él. Si, realmente parecía muy seguro de sí mismo, de su destino y futuro. Y tal como vino… se fue. Dejando al maestro de las artes de la herrería y a Levia solos en la sala.
-Sabe… por su comportamiento no parece que Thorik fuese otro de esos malditos nobles tramposos. – no sabía bien bien lo que era eso de la Media Noche, pero por como lo introdujo en la conversación parecía que se tratase de un grupo de asesinos a sueldo, o algo por el estilo. Pero consciente de su ignorancia en el tema, prefirió no mencionarlo. –Y yo quizás no soy de tan avanzada edad como… Falcon, pero no me gusta que me menosprecien por ello, y mucho menos por ser mujer. – dijo respecto a lo anterior que había mencionado el anciano, aunque quizás no se llevaban tantos años de diferencia.
- Le aseguro que podría con más de uno de sus humanos forzudos que tiene trabajando en las forjas, esos que muchas veces no conocen más que la fuerza. Pero también le digo que no me voy a meter, no es mi guerra, aunque si debo defenderme no dudare en hacerlo.- pasó los ojos por toda la sala, haciendo una pequeña pausa, aunque algo breve, para seguir hablando.
-Admiro mucho su trabajo, pero siento decirle que yo no soy una aspirante a ser su aprendiz ni nada por el estilo. Por otra parte, si necesita que vaya a por algunos materiales, aprovechando que hoy todos están de luto y mañana puede que haya mucho trabajo… de no ser así…- la muchacha se volvió, empezando a ir hacia las escaleras que le conducirían a la salida-… daré algunas vueltas por la cuidad, quizás puedo averiguar algo sobre lo del muchacho.- dijo girando la cabeza para mirar al anciano, esperando si este quería decirle algo.
Una leve y prácticamente invisible sonrisa fue su despedida, antes de descender hacia el piso de abajo.
La dragona frunció el ceño, aun bajando las escaleras, tenía la sensación de que se olvidaba algo. Cuando llegó a la parte de abajo, en la que se encontraba la puesta de salida, al ver al anciano con el que habían hablado minutos antes, el que les había dejado pasar, la dragona abrió mucho los ojos. -¿Y la niña?- se había olvidado totalmente de ella… posiblemente se había aburrido y ya estaría en la calle… Es lo más seguro… pensó la dragona saliendo por la puerta, esquivando a los grandes hombres que habían repartidos por la sala, sin parar en nada en particular.
La pregunta a modo de respuesta, poniendo punto y final a la conversación, al menos por su parte, para después irse de nuevo a la zona de la forja, donde parecía estar más cómodo. Aporreando nuevamente con el martillo, la dragona se lo quedo mirando, aquel hombre parecía ya tan cansado…
Quizás aquel muchacho había sido algo más que su aprendiz, y futuro conocedor de todos sus conocimientos. Y por su reacción, más de una persona había molestado su luto aquel día… y dos desconocidos lo habían vuelto a hacer. No le molestaron sus palabras, más bien las entendía.
El moreno que tenía al lado fue el primero n romper el hilo después de la pregunta tan retorica que había lanzado Einar. Esta vez parecía más…él. No lo conocía, pero le daba la sanción de que era un hombre de carácter, y lo estaba demostrando, pero siempre siendo respetuoso. Eso le gustó.
La joven miraba al frente, buscando cualquier gesto en el herrero, gesto, movimiento, mirada… alguna cosa que le pudiese decir algo.
Los ojos de la dragona pasaron a mirar al moreno después de decir lo último, moviendo la cabeza casi de manera violenta, como si lo que estuviese escuchando la hubiese sorprendido, “Así al menos sabré quien podría querer acabar con mi propia vida cuando me toméis como vuestro nuevo aprendiz”. Vaya… pensó la dragona, elevando una de las comisuras de sus rojos labios, quizás un poco atrevido… ¿o creído? Pero ha demostrado confianza en sí mismo… le costó separar los ojos del… ¿elfo? No olía del todo…
Hubiese estado bien hablar, decir algo para ella también quedar bien, pero las palabras no parecían ordenarse de buena manera en su cabeza, como para formar una buena frase. No sabía que debía decir, ella no era de mucho hablar…
Apenas escuchó los gritos que provenían de la calle, sino que el grito del propio herrero la sacó de sus pensamientos.
Espera… acaba de insinuar lo que creo… pensó la joven alzando una ceja, siendo acompañada después por la otra. ¿Realmente había pelea y la excluían? ¿Realmente la estaban metiendo en el mismo saco que a las mujeres que con sus pomposos vestidos estaban viendo el espectáculo desde los balconcillos o el extremo de la plaza?
La chica colocó una mano en su propia cintura, esperando, ya que el “elfo” parecía aun no haber acabado, aunque aun sorprendida por las palabras del maestro. Clavó un cuchillo, obligándola a mirar de nuevo hacia él. Si, realmente parecía muy seguro de sí mismo, de su destino y futuro. Y tal como vino… se fue. Dejando al maestro de las artes de la herrería y a Levia solos en la sala.
-Sabe… por su comportamiento no parece que Thorik fuese otro de esos malditos nobles tramposos. – no sabía bien bien lo que era eso de la Media Noche, pero por como lo introdujo en la conversación parecía que se tratase de un grupo de asesinos a sueldo, o algo por el estilo. Pero consciente de su ignorancia en el tema, prefirió no mencionarlo. –Y yo quizás no soy de tan avanzada edad como… Falcon, pero no me gusta que me menosprecien por ello, y mucho menos por ser mujer. – dijo respecto a lo anterior que había mencionado el anciano, aunque quizás no se llevaban tantos años de diferencia.
- Le aseguro que podría con más de uno de sus humanos forzudos que tiene trabajando en las forjas, esos que muchas veces no conocen más que la fuerza. Pero también le digo que no me voy a meter, no es mi guerra, aunque si debo defenderme no dudare en hacerlo.- pasó los ojos por toda la sala, haciendo una pequeña pausa, aunque algo breve, para seguir hablando.
-Admiro mucho su trabajo, pero siento decirle que yo no soy una aspirante a ser su aprendiz ni nada por el estilo. Por otra parte, si necesita que vaya a por algunos materiales, aprovechando que hoy todos están de luto y mañana puede que haya mucho trabajo… de no ser así…- la muchacha se volvió, empezando a ir hacia las escaleras que le conducirían a la salida-… daré algunas vueltas por la cuidad, quizás puedo averiguar algo sobre lo del muchacho.- dijo girando la cabeza para mirar al anciano, esperando si este quería decirle algo.
Una leve y prácticamente invisible sonrisa fue su despedida, antes de descender hacia el piso de abajo.
La dragona frunció el ceño, aun bajando las escaleras, tenía la sensación de que se olvidaba algo. Cuando llegó a la parte de abajo, en la que se encontraba la puesta de salida, al ver al anciano con el que habían hablado minutos antes, el que les había dejado pasar, la dragona abrió mucho los ojos. -¿Y la niña?- se había olvidado totalmente de ella… posiblemente se había aburrido y ya estaría en la calle… Es lo más seguro… pensó la dragona saliendo por la puerta, esquivando a los grandes hombres que habían repartidos por la sala, sin parar en nada en particular.
Levia
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
El pasillo ya llegaba a su fin, pude observar: una puerta en cada lado, un pequeño estante de libros colgado en la pared (con tres libritos) y al final del pasillo estaba un armario no muy grande con las puertas semi abiertas. Caminé sigilosa e intenté abrir la puerta que estaba a mi derecha y ésta no se abrió, estaba cerrada con llave; en eso escuche unos pasos fuertes que provenían de la escalera, así que corrí a una esquina y me senté lo más enrollada posible para que si se asomaba alguien no pudieran ver rastro de mí, pero el sonido del caminar se fue desvaneciendo rápidamente dándome luz verde para seguir husmeando, respiré profundo y aprovechando mi cercanía estiré mis manos para agarrar los libros que estaban en el estante pero no tenía el tamaño justo, mis dedos rozaban la cubierta y algunas páginas pero no era suficiente como para sujetar bien algún tomo así que con mis dedos empuje los libros a un lado, haciendo que uno de ellos se cayera, chocase contra el armario haciendo un pequeño estruendo y liberando del closet un pequeño cristal azul que rodó por el pasillo; los otros dos libros sólo se tumbaron sobre el estante haciendo más difícil mi tarea de bajarlos de ahí. -Otra persona va bajando? Ufff espero no se haya oído nada- escuché nerviosa los pasos pero estos eran más lentos que los de la primera vez; llevo el libro pesado a la esquina en donde me escondí antes, salgo corriendo a buscar el cristal que ya se encontraba en medio del pasillo y lo llevo conmigo para hacerme bolita sobre el libro que ahora estaba empollando en aquella salvadora esquina para ocultarme del posible peligro.
El ruido se disolvió permitiéndome volver a mí, estar más tranquila y todavía sobre el libro poder admirar la belleza del cristal que sostenían mis manos con detenimiento, perdiéndome en el. - Es tan raro, no había visto nada igual a esta joya, debe valer mucho- . Me levanté del libro y coloque aquel cristalsito azul sobre la cubierta mientras me acerque al armario para abrirlo y ver su contenido. -Woooo- dije para mi suspirando en cuanto vi un montón de cristales unos al lado de otros y mucho otros todos desordenados; habían cristales azules y unos pocos rojos. - Por qué tan poquitas piedras rojas si son tan lindas?- me aproximé a tomar una con ambas manos y me sentí diferente al estar tan cerca, rápido aparte mis manos del camino y cerré el armario un poco asustada, la barriga se me había revuelto -necesito saber que es eso- corrí a mi “esquina del saber” y al llegar me tumbe en el suelo para observar la piedra azul de cerca y ver si en el libro decía algo, pero la luz no me favorecía en nada. Tomé el libro pesadito y me lo lleve a una de las zonas más luminosas del pasillo para poder leer aquel tomo. Ojee por encima las paginas lo suficiente para que con los dibujitos pudiese entender que se trataba un libro de herrería, al parecer instrucciones para forjar unas armas – que aburridoooo, creo que deje caer el libro que no era...- hice una pausa y abrí mucho los ojos – esto es... las armas pueden tener “cosas especiales” ?- el libro estaba en un lenguaje bastante técnico – supongo que esos cristales son como adornitos especiales que les colocan a ciertas armas y armaduras, pero...- me surgen más dudas – como funcionaran? Funcionaran con todos? Yo quiero una! Para que será cada color? Serán armas super secretas y especiales? Ayyy pero si es así deben ser carisimas! Uyy pero esa azul yo la picaría y la montaría como collar, seguro se ve mejor en collar que en algún arma! Mmmmm a mi arco no le quedaría mal un trocito de piedrita, se vería muy lindo! Que pasaría si me llevo algún cristalcito?- mi mente cambia de enfoque – Y que tal si son piedritas de energía para cuando los herreros se cansan puedan seguir trabajando? Los herreros utilizan piedras mágicas y hechizadas? Y si algunas son malas y otras buenas?- mi mente empieza a especular miles de posibilidades con estas piedras – Y si son como objetos lanzables y así hechizados? Que hacen los herreros con ellas? Y lo más importante, por qué están en un pasillo oscuro? Si salen a la luz se rompen? O serán … - observo el libro a ver si me ayuda con alguna de las preguntas pero – Awwwwww que horrible este libro, odio los libros técnicos, los entiendo muy poco y estos dibujos son todos feos y no ilustran nada- digo bajito pasando mi molestía con aquel libro – Uhm pero ya ba... esto lo he visto antes...- digo al ver unos cuantos simbolitos en el libro – Pero no se que significan... así que todo esto es inútil- susurro mientras me llevo el libro a la esquina donde está el cristal y ahora parada sobre el libro trato de alcanzar los otros dos.
El ruido se disolvió permitiéndome volver a mí, estar más tranquila y todavía sobre el libro poder admirar la belleza del cristal que sostenían mis manos con detenimiento, perdiéndome en el. - Es tan raro, no había visto nada igual a esta joya, debe valer mucho- . Me levanté del libro y coloque aquel cristalsito azul sobre la cubierta mientras me acerque al armario para abrirlo y ver su contenido. -Woooo- dije para mi suspirando en cuanto vi un montón de cristales unos al lado de otros y mucho otros todos desordenados; habían cristales azules y unos pocos rojos. - Por qué tan poquitas piedras rojas si son tan lindas?- me aproximé a tomar una con ambas manos y me sentí diferente al estar tan cerca, rápido aparte mis manos del camino y cerré el armario un poco asustada, la barriga se me había revuelto -necesito saber que es eso- corrí a mi “esquina del saber” y al llegar me tumbe en el suelo para observar la piedra azul de cerca y ver si en el libro decía algo, pero la luz no me favorecía en nada. Tomé el libro pesadito y me lo lleve a una de las zonas más luminosas del pasillo para poder leer aquel tomo. Ojee por encima las paginas lo suficiente para que con los dibujitos pudiese entender que se trataba un libro de herrería, al parecer instrucciones para forjar unas armas – que aburridoooo, creo que deje caer el libro que no era...- hice una pausa y abrí mucho los ojos – esto es... las armas pueden tener “cosas especiales” ?- el libro estaba en un lenguaje bastante técnico – supongo que esos cristales son como adornitos especiales que les colocan a ciertas armas y armaduras, pero...- me surgen más dudas – como funcionaran? Funcionaran con todos? Yo quiero una! Para que será cada color? Serán armas super secretas y especiales? Ayyy pero si es así deben ser carisimas! Uyy pero esa azul yo la picaría y la montaría como collar, seguro se ve mejor en collar que en algún arma! Mmmmm a mi arco no le quedaría mal un trocito de piedrita, se vería muy lindo! Que pasaría si me llevo algún cristalcito?- mi mente cambia de enfoque – Y que tal si son piedritas de energía para cuando los herreros se cansan puedan seguir trabajando? Los herreros utilizan piedras mágicas y hechizadas? Y si algunas son malas y otras buenas?- mi mente empieza a especular miles de posibilidades con estas piedras – Y si son como objetos lanzables y así hechizados? Que hacen los herreros con ellas? Y lo más importante, por qué están en un pasillo oscuro? Si salen a la luz se rompen? O serán … - observo el libro a ver si me ayuda con alguna de las preguntas pero – Awwwwww que horrible este libro, odio los libros técnicos, los entiendo muy poco y estos dibujos son todos feos y no ilustran nada- digo bajito pasando mi molestía con aquel libro – Uhm pero ya ba... esto lo he visto antes...- digo al ver unos cuantos simbolitos en el libro – Pero no se que significan... así que todo esto es inútil- susurro mientras me llevo el libro a la esquina donde está el cristal y ahora parada sobre el libro trato de alcanzar los otros dos.
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OffRol
- Tarken:
- Tarken literalmente amé la actitud tan decidida que tomaste y tan engreída en cierto sentido... "-Si bien no puedo resucitar a los muertos averiguaré quién es la mano que está detrás de todo esto. Así al menos sabré quién podría querer acabar con mi propia vida cuando me toméis como vuestro nuevo aprendiz."
Nota: mi dialogo y pensamiento se mezclan porque como hablo para mi misma el tono de voz es super bajito.
Pd: Editado porque no pueden haber minerales de muchos colores D':
Magazubi
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
El Gran Maestre había hecho ademán de no querer seguir la conversación con los que consideraba demasiado jóvenes, inconscientes de los problemas que un hombre de su edad y reputación pudiese tener. Chasqueando con la lengua, volvería de nuevo su vista al hombre moreno, que le confesaba tener sangre elfa, haber vivido muchos más inviernos que el própio Gran Maestre, el cual sonreía de medio lado ante sus palabras, algo más dispuesto a escuchar. Aunque sabría entonces que probablemente había subestimado a aquella pareja de individuos, no lo reconocería en su expresión o con palabras.
Escucharía, no obstante, el razonamiento que el aparentemente joven elfo, muy decidido en su cometido, quizá el destino había guiado sus pasos hasta las puertas de su gremio. Parecía dispuesto a encontrar al criminal, y aunque no fuera aquello más que palabras, el anciano ahora le oiría respetuosamente sin interrumpirlo, risueño, le gustaba la decisión de su invitado, que clavaba una daga de precioso acero elfico que reconocería tan solo con el primer golpe de vista.- Tienes lo que hay que tener... - Respondería desde su posición el Gran Maestre para luego continuar con su plática.- No creas que dejaré este cuchillo clavado mucho tiempo. - Advertiría finalmente a espaldas del hombre que marchaba directo a las calles alborotadas sin que el anciano pudiese añadir nada más, pues ahora las palabras de la mujer captaban su vista hacia ella, comprendiendo que no iban juntos en un principio como se había atrevido a suponer.
Einar dejaría ir una breve risotada ante las palabras de la mujer intentando defender la reputación de su antiguo aprendiz, y aunque no estuviera de humor para hablar de aquello con nadie, la fuerza de voluntad que le demostraba su interlocutora harían que el anciano retomara el respeto hacia ella, como había acontecido momentos antes con el semi elfo. - El oro puede suplir la habilidad en muchas ocasiones. - Diría brevemente para seguir escuchando a la dragona la cual, quería demostrar que podía ofrecer un buen servicio al gremio aunque no fuese una herrera.- No podrás demostrar gran cosa con esa armadura rota... - Respondería el anciano cuando esta le daba la espalda para marchar, con ánimo de herir su orgullo.- Tu necesitas algo y yo también, pero estamos de luto y nadie debe saber sobre tu cometido. - Siguió hablando, mientras como el elfo, ella pretendía dejarlo con la palabra en la boca.- Necesito experimentar con Stalhrim, puede ser de alto interés para ambos. - Dijo esas últimas palabras casi para si, ya que la segunda visitante apenas le dedicaba una mirada antes de irse, haciendo que el anciano volviese a su trabajo remugando.
En la puerta, los cuatro maestres seguían defendiendo la entrada al gremio, y prácticamente ningún insensato de la multitud enfurecida o la guardia se les acercaban. Los gritos y la marcha de los hombres con armadura resonarían en toda la plaza, ahora llena de una turba dispersa entre los que peleaban con los guardias y los que huían de estos. Cuando el elfo diera en la calle, la mayor parte de los insurrectos de ambos bandos se veían arrastrados por grupos de la guardia real para probar durante unos días el calabozo, dejando un espectáculo de sangre en la plaza por el que las mujeres gritaban e injuriaban al capitán de la guardia desde sus casas cuando él intentaba hablar desde el centro de la plaza. - ¡Permanezcan en sus casas, nadie puede entrar ni salir hasta la tarde! - Decretaría el capitán mientras alguno de sus hombres aun abatía a los que se seguían resistiendo a la detención, con el ciego propósito de pacificar las calles.
El libro que la pequeña Magazubi encontró estaba escrito por la mano del propio Einar. Una letra difícil de entender y llena de errores gramaticales que hacían difícil su lectura. Estaba no obstante, dotado de ilustraciones burdamente representadas por él. Cuando sus delgados dedos rozaran el cristal su mano de bruja se adheriría a este, haría que sus pupilas se dilatasen, sentiría una ondanada que no se podía describir con algo físico, le haría sentir cierto júbilo y sensación de poder por un instante, cuando aquella ondeada inicial parecía desvanecerse desde su hombro hasta regresar al cristal, percibiendo el cosquilleo propio de cuando el brazo se quedaba dormido cuando la energía mágica emanada regresaba de nuevo al cristal. Ahora la pequeña que ya habría experimentado por vez primera la influencia del lirio en su cuerpo podría decidir despegarse de este, mas las emanaciones de ida y vuelta de energía por parte del cristal se irían repitiendo con el contacto.
Si tras lo ocurrido finalmente seguía su lectura y llegaba a las últimas páginas del libro encontraría una ilustración de un cristal parecido al que ella tenía tan cerca.
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Off: Tarken y Levia, si decidís seguir por las calles, la guardia se os interpondrá, si decidís resistiros verbal o físicamente la respuesta del guardia será dada por mi en el siguiente post. Podéis también hablar con los maestres de la puerta o dirigiros al capitán (os interceptarán también antes de llegar a él, quizás con más contundencia), como siempre, tenéis carta blanca. Más tarde si tomáis caminos distintos daré instrucciones sobre el posteo. La plaza será totalmente "pacificada" en el siguiente turno, aun veréis en este post algo de brutalidad y persecuciones, recomiendo cautela.
Magazubi, tu por tu lado deberás describir las sensaciones de la niña al sentir la energía del lirio, esta te hará sentir durante unos instantes bastante poder por lo que te será tentador. Si el contacto es continuo la sensación de fuerza-debilidad se irá repitiendo aunque con menos percepción para ti cada vez. Por ahora puedes llevarte o no el cristal y salir del gremio, aunque tienes carta blanca.
Escucharía, no obstante, el razonamiento que el aparentemente joven elfo, muy decidido en su cometido, quizá el destino había guiado sus pasos hasta las puertas de su gremio. Parecía dispuesto a encontrar al criminal, y aunque no fuera aquello más que palabras, el anciano ahora le oiría respetuosamente sin interrumpirlo, risueño, le gustaba la decisión de su invitado, que clavaba una daga de precioso acero elfico que reconocería tan solo con el primer golpe de vista.- Tienes lo que hay que tener... - Respondería desde su posición el Gran Maestre para luego continuar con su plática.- No creas que dejaré este cuchillo clavado mucho tiempo. - Advertiría finalmente a espaldas del hombre que marchaba directo a las calles alborotadas sin que el anciano pudiese añadir nada más, pues ahora las palabras de la mujer captaban su vista hacia ella, comprendiendo que no iban juntos en un principio como se había atrevido a suponer.
Einar dejaría ir una breve risotada ante las palabras de la mujer intentando defender la reputación de su antiguo aprendiz, y aunque no estuviera de humor para hablar de aquello con nadie, la fuerza de voluntad que le demostraba su interlocutora harían que el anciano retomara el respeto hacia ella, como había acontecido momentos antes con el semi elfo. - El oro puede suplir la habilidad en muchas ocasiones. - Diría brevemente para seguir escuchando a la dragona la cual, quería demostrar que podía ofrecer un buen servicio al gremio aunque no fuese una herrera.- No podrás demostrar gran cosa con esa armadura rota... - Respondería el anciano cuando esta le daba la espalda para marchar, con ánimo de herir su orgullo.- Tu necesitas algo y yo también, pero estamos de luto y nadie debe saber sobre tu cometido. - Siguió hablando, mientras como el elfo, ella pretendía dejarlo con la palabra en la boca.- Necesito experimentar con Stalhrim, puede ser de alto interés para ambos. - Dijo esas últimas palabras casi para si, ya que la segunda visitante apenas le dedicaba una mirada antes de irse, haciendo que el anciano volviese a su trabajo remugando.
En la puerta, los cuatro maestres seguían defendiendo la entrada al gremio, y prácticamente ningún insensato de la multitud enfurecida o la guardia se les acercaban. Los gritos y la marcha de los hombres con armadura resonarían en toda la plaza, ahora llena de una turba dispersa entre los que peleaban con los guardias y los que huían de estos. Cuando el elfo diera en la calle, la mayor parte de los insurrectos de ambos bandos se veían arrastrados por grupos de la guardia real para probar durante unos días el calabozo, dejando un espectáculo de sangre en la plaza por el que las mujeres gritaban e injuriaban al capitán de la guardia desde sus casas cuando él intentaba hablar desde el centro de la plaza. - ¡Permanezcan en sus casas, nadie puede entrar ni salir hasta la tarde! - Decretaría el capitán mientras alguno de sus hombres aun abatía a los que se seguían resistiendo a la detención, con el ciego propósito de pacificar las calles.
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El libro que la pequeña Magazubi encontró estaba escrito por la mano del propio Einar. Una letra difícil de entender y llena de errores gramaticales que hacían difícil su lectura. Estaba no obstante, dotado de ilustraciones burdamente representadas por él. Cuando sus delgados dedos rozaran el cristal su mano de bruja se adheriría a este, haría que sus pupilas se dilatasen, sentiría una ondanada que no se podía describir con algo físico, le haría sentir cierto júbilo y sensación de poder por un instante, cuando aquella ondeada inicial parecía desvanecerse desde su hombro hasta regresar al cristal, percibiendo el cosquilleo propio de cuando el brazo se quedaba dormido cuando la energía mágica emanada regresaba de nuevo al cristal. Ahora la pequeña que ya habría experimentado por vez primera la influencia del lirio en su cuerpo podría decidir despegarse de este, mas las emanaciones de ida y vuelta de energía por parte del cristal se irían repitiendo con el contacto.
Si tras lo ocurrido finalmente seguía su lectura y llegaba a las últimas páginas del libro encontraría una ilustración de un cristal parecido al que ella tenía tan cerca.
- Escritos de Einar:
- Lirio[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]"Aunque llevo años trabajando con él, el lirio guarda muchos secretos que me apena reconocer en este escrito. Los brujos Illidenses sin duda no me han contado todo lo que saben sobre este, aunque si decían la verdad en cuanto a que servía como canalizador de objetos mágicos, siendo bien merecido el precio que pagamos por este. Con la ayuda del aliento de un dragón del gremio he conseguido dotar permanente con fuego un arma sin necesidad de que sea un brujo quien la porte, un gran avance sin duda para la humanidad y los que no estamos dotados de magia tan destructiva como nuestros vecinos de las islas."Lirio rojo[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
"Un hombre encapuchado se ha presentado a las puertas de la casa gremial con varios de estos cristales. Aunque su habla y su aspecto me perturbaran no ha sido comparable con mi sorpresa al escuchar su oferta. Realmente se trata de lirio, mas uno que nunca había visto, a un precio exhovitado. Al tocarlo con las manos he podido sentrilo con más intensidad que nunca. Mis primeros intentos para tratarlo han resultado ser un fracaso, mas no puedo quitarme de la cabeza el cristal rojo, pues me su imagen me ha desvelado ya en más de una ocasión mi sueño.
... Hoy al fin lo he conseguido, aunque he precisado de la ayuda de varios brujos del gremio, la presencia de la magia en los martillos nos ha permitido moldearlo para poder dotar una espada con varios fragmentos, mi obra maestra, todos ansían hacerse con ella."
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Off: Tarken y Levia, si decidís seguir por las calles, la guardia se os interpondrá, si decidís resistiros verbal o físicamente la respuesta del guardia será dada por mi en el siguiente post. Podéis también hablar con los maestres de la puerta o dirigiros al capitán (os interceptarán también antes de llegar a él, quizás con más contundencia), como siempre, tenéis carta blanca. Más tarde si tomáis caminos distintos daré instrucciones sobre el posteo. La plaza será totalmente "pacificada" en el siguiente turno, aun veréis en este post algo de brutalidad y persecuciones, recomiendo cautela.
Magazubi, tu por tu lado deberás describir las sensaciones de la niña al sentir la energía del lirio, esta te hará sentir durante unos instantes bastante poder por lo que te será tentador. Si el contacto es continuo la sensación de fuerza-debilidad se irá repitiendo aunque con menos percepción para ti cada vez. Por ahora puedes llevarte o no el cristal y salir del gremio, aunque tienes carta blanca.
Ger
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
El joven elfo salió decidido de la sala dejando tras de sí a aquella mujer con el gran maestro. Las últimas palabras que le brindó el gigantesco herrero resonaron en la mente de Tarken sabiendo que la forja de su cuchillo sería del interés de Einar, sólo un detalle más para ganarse siquiera su curiosidad.
Tras unas zancadas bien medidas, el medio elfo salió de nuevo a la calle donde pudo comprobar como la guardia cada vez tenía más controlada la situación, de hecho Tarken se detuvo al ver como las tropas pacificadoras ultimaban el desalojo de las calles. Siendo así, Tarken se acercó a los cuatro maestres del gremio, que parecían guardar con celo la entrada de la que era su casa. El cazador pretendía comenzar a recabar información para dar con la mano que estaba detrás de todo lo ocurrido con Thorik.
El joven halconero se cruzó de brazos y se integró entre los cuatro hombres y exclamó con tono calmado:
-Parece que la cosa se está calmando. Al menos así podremos guardar luto sin más contratiempos. ¿Muchos heridos?-
Tarken no perdía de vista la plaza y observó que el capitán de la guardia se hallaba tras todo el tumulto supervisando la acción de represión de sus hombres. Enarcó una ceja pensativo pues sopesó la posibilidad de interactuar con la figura de autoridad para encauzar a través suya la investigación que tenía entre manos:
-Disculpad maestros, pero ¿sabéis quizá si alguien ha investigado lo ocurrido? Entiendo que alguien habrá venido por aquí haciendo preguntas antes que yo, ¿no es así?- ,Tarken hizo una pausa y luego continuó, -Quizá me acerque a la zona de los nobles a ver que puedo averiguar. Aunque casi con total seguridad donde mejor podría indagar sería en el burdel, las chicas de Berno siempre se enteran de estas cosas.-
Al decir esto el joven medio elfo de quedó pensando su siguiente paso mientras contestaban los cuatro maestros. Sin duda cualquier información que no le hubieran dado ya sería interesante.
Tras unas zancadas bien medidas, el medio elfo salió de nuevo a la calle donde pudo comprobar como la guardia cada vez tenía más controlada la situación, de hecho Tarken se detuvo al ver como las tropas pacificadoras ultimaban el desalojo de las calles. Siendo así, Tarken se acercó a los cuatro maestres del gremio, que parecían guardar con celo la entrada de la que era su casa. El cazador pretendía comenzar a recabar información para dar con la mano que estaba detrás de todo lo ocurrido con Thorik.
El joven halconero se cruzó de brazos y se integró entre los cuatro hombres y exclamó con tono calmado:
-Parece que la cosa se está calmando. Al menos así podremos guardar luto sin más contratiempos. ¿Muchos heridos?-
Tarken no perdía de vista la plaza y observó que el capitán de la guardia se hallaba tras todo el tumulto supervisando la acción de represión de sus hombres. Enarcó una ceja pensativo pues sopesó la posibilidad de interactuar con la figura de autoridad para encauzar a través suya la investigación que tenía entre manos:
-Disculpad maestros, pero ¿sabéis quizá si alguien ha investigado lo ocurrido? Entiendo que alguien habrá venido por aquí haciendo preguntas antes que yo, ¿no es así?- ,Tarken hizo una pausa y luego continuó, -Quizá me acerque a la zona de los nobles a ver que puedo averiguar. Aunque casi con total seguridad donde mejor podría indagar sería en el burdel, las chicas de Berno siempre se enteran de estas cosas.-
Al decir esto el joven medio elfo de quedó pensando su siguiente paso mientras contestaban los cuatro maestros. Sin duda cualquier información que no le hubieran dado ya sería interesante.
Tarken
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
La morena descendió el primer escalón pensando en lo que le había dicho el anciano. No querría romper luto, pero si el hombre quería hablar con ella sobre cualquier cosa no se negaría… tampoco se negaría…
¿Stalhrim?
Los pies de la chica se detuvieron en el segundo peldaño. No hacía falta saber mucho de herrería para haber oído hablar del Stalhrim. En los mercados y tiendas algo más especializadas en armas y armaduras solía ser u producto caro. Se contaban historias de que más que un mineral era un hielo, hielo manchado por sangre de un propio dragón de hielo… aunque lo más seguro que ese historia fue inventada para poder sacar más dinero de todo aquello. Dinero… ¿Realmente alguien podía pagar sus conocimientos superando los atributos personales? ¿El antiguo aprendiz del anciano herrero seria ese tipo de personas?... No lo podía saber a ciencia cierta, pero el último pensamiento que le pasó por la cabeza, antes de centrarse de nuevo en el hielo azul, fue que ese tipo de personas a la dragona personalmente no le gustaban.
“Puede ser de alto interés para ambos.” Aun parada en el escalón, la joven alzó una ceja, sonriendo un poco.
-Me encantaría poder ayudarle, señor. Si necesita cualquier cosa, estaré abajo.- dijo reanudando su camino.
Se ató bien la capa que portaba a los hombros, que le cubría prácticamente hasta los pies. Odiaba ir con tan penosa armadura, así que lo oculto bajo aquel manto negro. Sus rizos se movían a cada paso como si fuesen muelles, azabaches y brillantes.
Pensando en sus cosas, la dragona casi choca contra la espalda de uno de los hombres que custodiaba la puerta. Al parecer los hombres de la guardia estaban repartiendo paz a golpe de porra. La dragona negó con la cabeza, esbozando una expresión que no dejaba lugar a duda sus sentimientos ante aquello: asco.
Podía hablar y preguntar, podía salir a la calle… pero por el momento solo se le ocurría una pegunta, aunque de daba un poco de reparo preguntar, ya que por lo que parecía todo el mundo estaba al corriente.
Se acercó al anciano con el que habían intercambiado algunas palabras, el que había cogido a la niña hacia unos minutos.
-¿Puedo hacerle una pregunta?- hizo una pequeña pausa, mirando el espectáculo por la ventana, al parecer alguien se había colocado en el centro de la plaza, pidiéndole a la gente que se recogieran en sus casas… patético. La pausa no fue muy larga como para que el hombre se negara o le soltase una fresca a la chica. -¿Quiénes son la Media Noche?- dijo seria, su desconocimiento ante el tema no debía hacerle parecer ingenua, así que lo intento tapar con fuerza en la voz.
Sus ojos no se apartaban de la ventana ¿realmente pensaba que podrían contener a todo el mundos? A Levia siempre le había gustado la posición de luchar por la familia y las cosas queridas, pero la de luchar y matar por la patria o país. No entendía como las personas podían matar en nombre de un rey o persona que mandaba sobre todos los demás sin apenas pensarlo o discutirlo. La principal idea de los ejércitos no acababan de disgustarle a la dragona, aunque no simpatizaba con sus actuales ideales ni formas de preceder.
En fin, si debía salir a la calle no pensaba vaciar ante aquellos hombres con armas repetidas. El que no llevara una buena armadura no le haría esconderse en una casa gremial como si fuese una niña repleta de miedo.
Pudo ver que algo más adelante estaba el medio elfo, parecía que él estaba más a gusto en aquel ambiente… quizás sí que era el idóneo para estar ahí, y quien sabe, quizás para ser el sucesor delos conocimientos del anciano.
¿Stalhrim?
Los pies de la chica se detuvieron en el segundo peldaño. No hacía falta saber mucho de herrería para haber oído hablar del Stalhrim. En los mercados y tiendas algo más especializadas en armas y armaduras solía ser u producto caro. Se contaban historias de que más que un mineral era un hielo, hielo manchado por sangre de un propio dragón de hielo… aunque lo más seguro que ese historia fue inventada para poder sacar más dinero de todo aquello. Dinero… ¿Realmente alguien podía pagar sus conocimientos superando los atributos personales? ¿El antiguo aprendiz del anciano herrero seria ese tipo de personas?... No lo podía saber a ciencia cierta, pero el último pensamiento que le pasó por la cabeza, antes de centrarse de nuevo en el hielo azul, fue que ese tipo de personas a la dragona personalmente no le gustaban.
“Puede ser de alto interés para ambos.” Aun parada en el escalón, la joven alzó una ceja, sonriendo un poco.
-Me encantaría poder ayudarle, señor. Si necesita cualquier cosa, estaré abajo.- dijo reanudando su camino.
Se ató bien la capa que portaba a los hombros, que le cubría prácticamente hasta los pies. Odiaba ir con tan penosa armadura, así que lo oculto bajo aquel manto negro. Sus rizos se movían a cada paso como si fuesen muelles, azabaches y brillantes.
Pensando en sus cosas, la dragona casi choca contra la espalda de uno de los hombres que custodiaba la puerta. Al parecer los hombres de la guardia estaban repartiendo paz a golpe de porra. La dragona negó con la cabeza, esbozando una expresión que no dejaba lugar a duda sus sentimientos ante aquello: asco.
Podía hablar y preguntar, podía salir a la calle… pero por el momento solo se le ocurría una pegunta, aunque de daba un poco de reparo preguntar, ya que por lo que parecía todo el mundo estaba al corriente.
Se acercó al anciano con el que habían intercambiado algunas palabras, el que había cogido a la niña hacia unos minutos.
-¿Puedo hacerle una pregunta?- hizo una pequeña pausa, mirando el espectáculo por la ventana, al parecer alguien se había colocado en el centro de la plaza, pidiéndole a la gente que se recogieran en sus casas… patético. La pausa no fue muy larga como para que el hombre se negara o le soltase una fresca a la chica. -¿Quiénes son la Media Noche?- dijo seria, su desconocimiento ante el tema no debía hacerle parecer ingenua, así que lo intento tapar con fuerza en la voz.
Sus ojos no se apartaban de la ventana ¿realmente pensaba que podrían contener a todo el mundos? A Levia siempre le había gustado la posición de luchar por la familia y las cosas queridas, pero la de luchar y matar por la patria o país. No entendía como las personas podían matar en nombre de un rey o persona que mandaba sobre todos los demás sin apenas pensarlo o discutirlo. La principal idea de los ejércitos no acababan de disgustarle a la dragona, aunque no simpatizaba con sus actuales ideales ni formas de preceder.
En fin, si debía salir a la calle no pensaba vaciar ante aquellos hombres con armas repetidas. El que no llevara una buena armadura no le haría esconderse en una casa gremial como si fuese una niña repleta de miedo.
Pudo ver que algo más adelante estaba el medio elfo, parecía que él estaba más a gusto en aquel ambiente… quizás sí que era el idóneo para estar ahí, y quien sabe, quizás para ser el sucesor delos conocimientos del anciano.
Levia
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Mi intento por apoderarme de los otros libros en el estante fue en vano, mi mano no alcanzaba aquellas hojas tan altas – me rindo – suspiro – no llego a donde están los otros libros- susurro mientras mi pie juega con el cristal. - Bueno... como que me quedare con un libro inservible y con un cristalsito azul- gruño. Me bajo de la cubierta del libro y me agacho para recoger mis nuevas pertenencias. Al agarrar por 2da vez aquel cristal sentí un pequeño escalofrío en el cuerpo, algo parecido a la primera vez, sin embargo ahora percibía “algo fuerte” proveniente de ese objeto, una energía, un cosquilleo, algo que en mi primer contacto por el constante ajetreo no pude percibir muy bien; mis ojos no pudieron evitar el constante parpadeo por la impresión que el mineral me hacía sentir, nunca había sentido nada igual, algunos poros en los brazos se me erizaron y aquel momentico de segundos se convirtió en una eternidad de sensaciones que no podría diferenciar entre experiencias buenas o malas, simplemente eran ajenas a todo lo conocido. Escondí el cristal en un bolsillo interno de mi pequeño suetersito y cargue con un considerable esfuerzo aquel libro – el único que pude bajar- mientras sentía como aquel mineral hacía que mi fuerza se desprendiese de mí como arrancandome "algo", me dirigí rápidamente a las escaleras para descender y salir huyendo de aquel lugar sin dejar rastro, pero incluso desde adentro del gremio se podría suponer que afuera no era un buen lugar para pasear con un libro robado y menos en las condiciones que se encuentra la ciudad hoy, bajé algunos escalones para confirmar el alboroto que se formaba allá afuera y preferí quedarme tranquilita bajo mi techito y bien protegida en el gremio de los herreros – todos esos fortachones protegiéndome- pensé en un momento un poco engreído de la situación como para tratar de dispersar mi mente que aún pequeñas partes seguían pensando en la sensaciones producidas por el mineral azul.
Me adentré en el gremio otra vez y subí al tercer piso, sin pensarlo mucho con el cristal en mi suéter y el libro “hurtado” en mis manos interrumpí al viejo herrero que estaba en aquella habitación – Oiga señor- levanté una mano para llamar la atención de aquel canoso barbudo – Donde esta la sala de lectura del gremio? Donde puedo pedir prestado este libro? Ud sabe traducir herrerolengüish?- le digo en tono amable, carismático e inocente con una sonrisa en la cara y haciéndole señalizaciones de que tengo un libro gordo el cual no entiendo y me gustaría leer – porfaaaa señor, conoce algún diccionario u otro librito que se explique mejor?... es que en este sinceramente no entiendo nada...- me quedo mirando el interior de la habitación y el aspecto del señor desde la entrada – puedo pasar?- digo mientras mis piernas electrizadas desean entrar en aquella habitación para dejar el pesado libro en una mesa y que aquel viejo me trajese un traductor de “herrerolengüish” - Ah y por cierto... mi sentido pésame... ya puedo pasar?-
Me adentré en el gremio otra vez y subí al tercer piso, sin pensarlo mucho con el cristal en mi suéter y el libro “hurtado” en mis manos interrumpí al viejo herrero que estaba en aquella habitación – Oiga señor- levanté una mano para llamar la atención de aquel canoso barbudo – Donde esta la sala de lectura del gremio? Donde puedo pedir prestado este libro? Ud sabe traducir herrerolengüish?- le digo en tono amable, carismático e inocente con una sonrisa en la cara y haciéndole señalizaciones de que tengo un libro gordo el cual no entiendo y me gustaría leer – porfaaaa señor, conoce algún diccionario u otro librito que se explique mejor?... es que en este sinceramente no entiendo nada...- me quedo mirando el interior de la habitación y el aspecto del señor desde la entrada – puedo pasar?- digo mientras mis piernas electrizadas desean entrar en aquella habitación para dejar el pesado libro en una mesa y que aquel viejo me trajese un traductor de “herrerolengüish” - Ah y por cierto... mi sentido pésame... ya puedo pasar?-
Magazubi
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
En las calles ahora imperaba el orden y la marcha marcial de los grupos de guardias que peinaban la zona. El silencio conseguido tan solo se vería interrumpido por las injurias dirigidas al capitán, que prevalecía en su puesto central en la plaza dando instrucciones a los diferentes hombres que estaban cerca de él. Por su lado, los maestres herreros permanecerían apoyados en la pared que había junto a la puerta de la casa gremial, conteniéndose a sabiendas de lo enfadado que podía estar Einar por el espectáculo fatídico de aquella mañana.
Cuando Tarken habló, los demás herreros parecieron escucharlo con atención, pero tan solo uno respondió.- Ellos se lo tienen buscado, bastaba con no trabajar. - Afirmaría uno de los maestres ante la primera cuestión del hombre, que ahora plantearía la investigación de aquél asesinato, provocando que uno de los maestres negara con la cabeza. - Como acostumbra a pasar en estos casos, nadie sabe nada, nadie ha visto nada. - Respondió el que estaba más cerca del semi elfo.- No creo que la guardia haya averiguado nada. - Se lamentó cuando la mujer de la armadura rota chocaba en su espalda sin apenas mover al gran hombre del sitio.
La mujer se dirigía al más anciano de los maestres, el cual llevaba mirando con malos ojos a la pareja desde un principio, y ahora era interrogado por la mujer sin ningún tipo de filtro por la delicada cuestión que tocaba.- Yo... No sé nada sobre eso. - Diría el anciano tras titubear por un segundo, algo chocado por la pregunta y, al parecer, poco dispuesto a responder.
Einar observaría intrigado a la mujer alejarse de dónde él se encontraba, mas negaría con la cabeza, no parecía que tuviese siquiera los medios para reparar su armadura, probablemente tampoco los tendría para encontrar Stalhrim en el tiempo que precisaba el Gran Maestre. Le daría la espalda antes de volver a golpear el hierro candente, mas una voz aguda entre golpe y golpe harían que Einar se detuviese para mirar a sus espaldas la aparición de una niña que hablaba de un modo que el anciano apenas podía entender.- Espera... - Dijo dándose cuenta que lo que portaba eran sus propios escritos.- ¿De dónde has sacado esto, qué pretendías? - Siguió hablando dejando el martillo sobre el yunque para acercarse presto a la niña.- ¡Dame eso ladronzuela, y que no vuelva a verte por aquí! - La reñiría entre gritos pese a su intención de darle el pésame, arrebatando el libro de sus manos, pues era un manuscrito de gran valor para el gremio.
___
Off: Tarken y Levia tenéis carta blanca, de momento estáis en la puerta del gremio y en este siguiente turno las calles estarán "pacificadas" como dije. Podéis intentar hablar con el capitán (os interceptarán sus guardias antes de llegar a él) o abandonar la zona de negocios de Lunargenta. Si en cualquier momento deseais cambiar de escenario me lo tendréis que comunicar vía MP antes de iniciar un nuevo hilo para el que os daría instrucciones.
Maga, puedes intentar hablar con Einar pero está visiblemente de malhumor, en todo caso, tienes carta blanca.
Cuando Tarken habló, los demás herreros parecieron escucharlo con atención, pero tan solo uno respondió.- Ellos se lo tienen buscado, bastaba con no trabajar. - Afirmaría uno de los maestres ante la primera cuestión del hombre, que ahora plantearía la investigación de aquél asesinato, provocando que uno de los maestres negara con la cabeza. - Como acostumbra a pasar en estos casos, nadie sabe nada, nadie ha visto nada. - Respondió el que estaba más cerca del semi elfo.- No creo que la guardia haya averiguado nada. - Se lamentó cuando la mujer de la armadura rota chocaba en su espalda sin apenas mover al gran hombre del sitio.
La mujer se dirigía al más anciano de los maestres, el cual llevaba mirando con malos ojos a la pareja desde un principio, y ahora era interrogado por la mujer sin ningún tipo de filtro por la delicada cuestión que tocaba.- Yo... No sé nada sobre eso. - Diría el anciano tras titubear por un segundo, algo chocado por la pregunta y, al parecer, poco dispuesto a responder.
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Einar observaría intrigado a la mujer alejarse de dónde él se encontraba, mas negaría con la cabeza, no parecía que tuviese siquiera los medios para reparar su armadura, probablemente tampoco los tendría para encontrar Stalhrim en el tiempo que precisaba el Gran Maestre. Le daría la espalda antes de volver a golpear el hierro candente, mas una voz aguda entre golpe y golpe harían que Einar se detuviese para mirar a sus espaldas la aparición de una niña que hablaba de un modo que el anciano apenas podía entender.- Espera... - Dijo dándose cuenta que lo que portaba eran sus propios escritos.- ¿De dónde has sacado esto, qué pretendías? - Siguió hablando dejando el martillo sobre el yunque para acercarse presto a la niña.- ¡Dame eso ladronzuela, y que no vuelva a verte por aquí! - La reñiría entre gritos pese a su intención de darle el pésame, arrebatando el libro de sus manos, pues era un manuscrito de gran valor para el gremio.
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Off: Tarken y Levia tenéis carta blanca, de momento estáis en la puerta del gremio y en este siguiente turno las calles estarán "pacificadas" como dije. Podéis intentar hablar con el capitán (os interceptarán sus guardias antes de llegar a él) o abandonar la zona de negocios de Lunargenta. Si en cualquier momento deseais cambiar de escenario me lo tendréis que comunicar vía MP antes de iniciar un nuevo hilo para el que os daría instrucciones.
Maga, puedes intentar hablar con Einar pero está visiblemente de malhumor, en todo caso, tienes carta blanca.
Ger
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Levia miró al anciano alzando una ceja, parecía que no quería hablar del asunto. Sus brazos de cruzaron quedando en forma de jarra. Parecía que no quería hablar sobre aquel “grupo” y quizás ninguno de aquellos fortachones quisiera hacerlo. Aquello le hizo pensar a la dragona que aquellos eran un grupo de asesinos a sueldo, como ya había pensado anteriormente, sino ¿Por qué ocultarlo? No podía ser que no supiese nada. Si no se quiere hablar de algo… por alguna razón es.
-De acuerdo, gracias.- susurró seria, caminando entre los hombres para salir del lugar, puesto que no quería quedarse allí encerrada hasta que todo aquello pasase.
La ciudad tenía muchos ojos, y cualquier persona podría haber visto algo de lo sucedido en relación con la muerte del joven, pero la gente, como podía ser el anciano herrero, prefería no hablar. Era mejor callarse y evitar problemas. La gente no quería arriesgar su cabeza por los demás, y menso por alguien a quien ya no le hacía falta.
Los pasos de la dragona la llevaron al centro de la plaza, parecía que el ambiente ya no estaba tan caldeado, aunque ambas partes estaban alerta por si la guerra empezaba de nuevo. Y la verdad, a la joven no le apetecía nada meterse en una discusión, así que siguió adelante.
Stalhrim (©)…
Había oído hablar de aquel mineral... Claro que lo había oído, el hielo manchado. Todos decían que el mejor lugar donde ir a buscar aquel preciado material era el norte. En las blancas montañas que coronaban la cuidad de Dundarak. Allí donde la nieve lo cubre todo en un manto frio. También había los que contaban que este mineral podía crecer de algunos cuerpos momificados, pero que raras veces se había visto algo así. ¿Quizás otra estratagema para sacar más dinero?
Eso es lo que movía el mundo, la muerte y… el sexo. Todo lo que estuviese relacionado con aquellos dos puntos podía ser más preciado o buscado. Stalhrim nacido de un cuerpo muerto… ¿Por qué no decir que la espada que se haga de esta piedra posee el espíritu del puerto? Seguro que eso les gustaría mucho a esos vendedores…
No se había dado cuenta de que entre pensamientos, la dragona se había alejado del centro de la plaza. Se encontraba en una callejuela, frente a una taberna, ahora sopesando la idea de entrar a tomar un trago o no.
Pero ganó el no. Tenía cosas en las que pensar, y aquello no era lo mejor para la memoria, como ella había podido bien comprobar.
Sabía que volando no tardaría mucho en llagar a las tierras del norte, pero si lo suficiente como para poder perder aquella oportunidad.
Aunque… siempre podía llegar a un acuerdo con el anciano: él podía experimentar con el material haciendo cosas para ella, y Levia se comprometería a ir a por más hielo mágico para el maestro de los herreros.
Quizás no aceptaba, pero no había tiempo para mucho más, y no perdía nada por intentarlo.
Tras tomarse un trago en la taberna escondida en aquella callejuela, Levia se acercó de nuevo al gremio de los herreros. No había pasado mucho rato, así que no le extrañaba que aun durase aquella incomoda tregua.
Hizo un gesto con la cabeza a los hombres de la puerta, por los que había pasado como si nada la otra vez, intentando no buscar problemas con volver a entrar.
Sus pies hacían chirriar los escalones a su paso hacia la ascensión del gremio. Pensaba que Einar estaría solo, pero aun así fue respetuosa y esperó en la puerta, tocando con los nudillos antes de entrar.
-De acuerdo, gracias.- susurró seria, caminando entre los hombres para salir del lugar, puesto que no quería quedarse allí encerrada hasta que todo aquello pasase.
La ciudad tenía muchos ojos, y cualquier persona podría haber visto algo de lo sucedido en relación con la muerte del joven, pero la gente, como podía ser el anciano herrero, prefería no hablar. Era mejor callarse y evitar problemas. La gente no quería arriesgar su cabeza por los demás, y menso por alguien a quien ya no le hacía falta.
Los pasos de la dragona la llevaron al centro de la plaza, parecía que el ambiente ya no estaba tan caldeado, aunque ambas partes estaban alerta por si la guerra empezaba de nuevo. Y la verdad, a la joven no le apetecía nada meterse en una discusión, así que siguió adelante.
Stalhrim (©)…
Había oído hablar de aquel mineral... Claro que lo había oído, el hielo manchado. Todos decían que el mejor lugar donde ir a buscar aquel preciado material era el norte. En las blancas montañas que coronaban la cuidad de Dundarak. Allí donde la nieve lo cubre todo en un manto frio. También había los que contaban que este mineral podía crecer de algunos cuerpos momificados, pero que raras veces se había visto algo así. ¿Quizás otra estratagema para sacar más dinero?
Eso es lo que movía el mundo, la muerte y… el sexo. Todo lo que estuviese relacionado con aquellos dos puntos podía ser más preciado o buscado. Stalhrim nacido de un cuerpo muerto… ¿Por qué no decir que la espada que se haga de esta piedra posee el espíritu del puerto? Seguro que eso les gustaría mucho a esos vendedores…
No se había dado cuenta de que entre pensamientos, la dragona se había alejado del centro de la plaza. Se encontraba en una callejuela, frente a una taberna, ahora sopesando la idea de entrar a tomar un trago o no.
Pero ganó el no. Tenía cosas en las que pensar, y aquello no era lo mejor para la memoria, como ella había podido bien comprobar.
Sabía que volando no tardaría mucho en llagar a las tierras del norte, pero si lo suficiente como para poder perder aquella oportunidad.
Aunque… siempre podía llegar a un acuerdo con el anciano: él podía experimentar con el material haciendo cosas para ella, y Levia se comprometería a ir a por más hielo mágico para el maestro de los herreros.
Quizás no aceptaba, pero no había tiempo para mucho más, y no perdía nada por intentarlo.
Tras tomarse un trago en la taberna escondida en aquella callejuela, Levia se acercó de nuevo al gremio de los herreros. No había pasado mucho rato, así que no le extrañaba que aun durase aquella incomoda tregua.
Hizo un gesto con la cabeza a los hombres de la puerta, por los que había pasado como si nada la otra vez, intentando no buscar problemas con volver a entrar.
Sus pies hacían chirriar los escalones a su paso hacia la ascensión del gremio. Pensaba que Einar estaría solo, pero aun así fue respetuosa y esperó en la puerta, tocando con los nudillos antes de entrar.
Levia
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Mientras miraba el interior de la habitación me percaté de que aquel señor no había entendido ni medio de lo que le comenté pero al parecer reconoció aquel libro. Dejó su trabajo y sin mucho tiempo para reaccionar me quitó de las manos aquella fuente de información, que ahora la veía más valiosa por ser deseada por aquel viejo. Me quedé pasmada por lo ocurrido y mire al señor con mucha serenidad. - Mi intención no era robarle el libro, sólo pretendía entenderlo o pedirlo prestado si era posible...- le digo mientras fijo mi mirada en sus ojos – lo conseguí por ahí...- respiro y bajo la mirada -no todos tenemos malas intenciones- hago un puchero para crear un ambiente dramático.
Flexioné mis rodillas y me senté con las piernas cruzadas en el suelo de aquel lugar – No me iré hasta que me traduzca todo el libro- le dije en tono terco y firme plantándome en el piso con la mirada aún baja.
Deseaba con todas mis fuerzas saber el contenido de aquellas viejas paginas escritas a mano, con rayas, tachones y muchos dibujos ilustrativos indescifrables igual que el resto del contenido. - Tendría algo que ver con las piedras? Por qué me sentí tan extraña al tocarla tanto tiempo? Este viejo está ocultando algo y no me pienso ir hasta averiguarlo.- hago un pequeño ruido para llamar su atención – dicen que eres muy sabio... yo no lo creo...- le comento en tono retador mientras no le quito la mirada al libro. - Tengo que conseguirlo a toda costa aunque no lo entienda. Debo crear un plan estratégico para adueñarme de él- la adrenalina se estaba aumentando en mi cuerpo, más bien la expresión correcta sería multiplicando, pero mi concentración y emoción se vio interrumpida por el sonido de la puerta. Giré mi cara para observar de que se trataba y era nada más y nada menos que la joven que me separó del viejo verde de la puerta. Coloqué mi cabeza de nuevo de frente al viejo y llevé mi mano izquierda a la frente para darme un pequeño golpe – Esto va a ser más complicado o más sencillo de lo que pensé, pero prefería irme por lo seguro- suspiro -Es más fácil convencer o manipular a un adultos ingenuo que a dos...- me llevo la otra mano a mi cara y me tapo los ojos como sobándolos – Sí ambos se interfieren en mis planes no podré lograr nada. Espero que inconscientemente esta muchacha me ayude o que el viejo cascarrabias se ponga flexible, pero creo que la primera alternativa es más probable-
Me quito las manos de la cara y giro en el piso para quedar frente a la puerta y mirar a la joven mientras le doy la espalda al herrero; subo mi mano derecha y hago un gesto de saludo a la chica – Hola- le digo sonriente y con mucha normalidad. Giro en el piso otra vez para ver al herrero – Señor Einar le presento a mi tía, es la hermana de mi papi- agrego – es muy buena jugando a la peluquería y a quedarse sentada apoyándome...- digo lo último con consciencia de que la joven no entendiese muy bien lo de quedarse sentada, pero quería intimidar y presionar un poco a Einar.
- Tiita, más tarde deberías llevarme por un helado y a la biblioteca. Si? Necesito un traductor de herrerolenguish- sonrío.
Flexioné mis rodillas y me senté con las piernas cruzadas en el suelo de aquel lugar – No me iré hasta que me traduzca todo el libro- le dije en tono terco y firme plantándome en el piso con la mirada aún baja.
Deseaba con todas mis fuerzas saber el contenido de aquellas viejas paginas escritas a mano, con rayas, tachones y muchos dibujos ilustrativos indescifrables igual que el resto del contenido. - Tendría algo que ver con las piedras? Por qué me sentí tan extraña al tocarla tanto tiempo? Este viejo está ocultando algo y no me pienso ir hasta averiguarlo.- hago un pequeño ruido para llamar su atención – dicen que eres muy sabio... yo no lo creo...- le comento en tono retador mientras no le quito la mirada al libro. - Tengo que conseguirlo a toda costa aunque no lo entienda. Debo crear un plan estratégico para adueñarme de él- la adrenalina se estaba aumentando en mi cuerpo, más bien la expresión correcta sería multiplicando, pero mi concentración y emoción se vio interrumpida por el sonido de la puerta. Giré mi cara para observar de que se trataba y era nada más y nada menos que la joven que me separó del viejo verde de la puerta. Coloqué mi cabeza de nuevo de frente al viejo y llevé mi mano izquierda a la frente para darme un pequeño golpe – Esto va a ser más complicado o más sencillo de lo que pensé, pero prefería irme por lo seguro- suspiro -Es más fácil convencer o manipular a un adultos ingenuo que a dos...- me llevo la otra mano a mi cara y me tapo los ojos como sobándolos – Sí ambos se interfieren en mis planes no podré lograr nada. Espero que inconscientemente esta muchacha me ayude o que el viejo cascarrabias se ponga flexible, pero creo que la primera alternativa es más probable-
Me quito las manos de la cara y giro en el piso para quedar frente a la puerta y mirar a la joven mientras le doy la espalda al herrero; subo mi mano derecha y hago un gesto de saludo a la chica – Hola- le digo sonriente y con mucha normalidad. Giro en el piso otra vez para ver al herrero – Señor Einar le presento a mi tía, es la hermana de mi papi- agrego – es muy buena jugando a la peluquería y a quedarse sentada apoyándome...- digo lo último con consciencia de que la joven no entendiese muy bien lo de quedarse sentada, pero quería intimidar y presionar un poco a Einar.
- Tiita, más tarde deberías llevarme por un helado y a la biblioteca. Si? Necesito un traductor de herrerolenguish- sonrío.
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Sorry la tardanza.
- Sorry:
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Ahora las calles estaban calmadas, aunque la suciedad, la sangre y la destrucción de diferentes escaparates durante las persecuciones permanecerían ahí el tiempo que la propia gente lo permitiera. Pequeñas patrullas paseaban por la plaza y las calles manteniendo la paz, por lo que al salir de la taberna la mujer se encontraría un escenario pacificado y turbio a la vez. Los herreros se harían a un lado para dejarla pasar de nuevo al gremio con caras extrañadas.- Einar la echará a patadas. - Comentaría por lo bajo el más anciano entre sus compañeros que seguirían murmurando en voz baja.
El Gran Maestre tendría el libro agarrado en una de sus fuertes manos mientras observaba colérico a la pequeña, sin entender qué interés podría tener en sus escritos.- Esto es mío, no se de dónde has salido pero... - Empezaría a abroncarla fuesen cuales fuesen sus intenciones, pero se quedaría cortado cuando esta se sentaba en un acto de desobediencia pasiva.- Si tantas ganas tienes de ser herrera debes aprender mucho antes de pisar este gremio, empezando por hablar nuestra lengua, ahora largo. - Diría entonces Einar, dispuesto a llevar a la niña a rastras hasta la puerta, cuando la presencia de la mujer llamó su atención y detenía sus pasos, vacilando lo suficiente como para que la niña atribuyese a la mujer sangre de su sangre.- ¿Eres responsable de esta criaja? - Espetaría el anciano en un tono entre enfadado y confuso.- No sé que habéis venido a buscar a mi gremio, pero más os vale marcharos antes de que se me acabe la paciencia. - Dijo palpando el martillo a sus espaldas antes de blandirlo, algo paranoico.
Entre los callejones la guardia sembraba el caos a placer entre los que al verles empezaban a correr, la mayoría por puro instinto, y aquello consistía una diversión para la aburrida rutina de los milicianos, que ahora tenían la oportunidad de escarmentar a placer a personas desarmadas. Una pareja de estos se encontraría arrinconando a una muchacha cuando Tarken no pudo sino mirar en su dirección, provocando que uno de los guardias hablase amenazante.- ¿Qué estás mirando? - Preguntaría haciendo que quién sostenía a la muchacha cesara su agarre y está se escabullera sin dudarlo ni un momento.
_____
Off: Bueno, como veréis Einar no está para audiencias, si conseguís calmarlo podréis intentar exponerle vuestras ideas y yo respondería en mi siguiente turno. Por otro lado, daremos 48h. a Tarken para que me de señales de vida, sino le impondré un castigo digno de abandono de quest. Carta blanca en cualquier caso, suerte.
El Gran Maestre tendría el libro agarrado en una de sus fuertes manos mientras observaba colérico a la pequeña, sin entender qué interés podría tener en sus escritos.- Esto es mío, no se de dónde has salido pero... - Empezaría a abroncarla fuesen cuales fuesen sus intenciones, pero se quedaría cortado cuando esta se sentaba en un acto de desobediencia pasiva.- Si tantas ganas tienes de ser herrera debes aprender mucho antes de pisar este gremio, empezando por hablar nuestra lengua, ahora largo. - Diría entonces Einar, dispuesto a llevar a la niña a rastras hasta la puerta, cuando la presencia de la mujer llamó su atención y detenía sus pasos, vacilando lo suficiente como para que la niña atribuyese a la mujer sangre de su sangre.- ¿Eres responsable de esta criaja? - Espetaría el anciano en un tono entre enfadado y confuso.- No sé que habéis venido a buscar a mi gremio, pero más os vale marcharos antes de que se me acabe la paciencia. - Dijo palpando el martillo a sus espaldas antes de blandirlo, algo paranoico.
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Entre los callejones la guardia sembraba el caos a placer entre los que al verles empezaban a correr, la mayoría por puro instinto, y aquello consistía una diversión para la aburrida rutina de los milicianos, que ahora tenían la oportunidad de escarmentar a placer a personas desarmadas. Una pareja de estos se encontraría arrinconando a una muchacha cuando Tarken no pudo sino mirar en su dirección, provocando que uno de los guardias hablase amenazante.- ¿Qué estás mirando? - Preguntaría haciendo que quién sostenía a la muchacha cesara su agarre y está se escabullera sin dudarlo ni un momento.
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Off: Bueno, como veréis Einar no está para audiencias, si conseguís calmarlo podréis intentar exponerle vuestras ideas y yo respondería en mi siguiente turno. Por otro lado, daremos 48h. a Tarken para que me de señales de vida, sino le impondré un castigo digno de abandono de quest. Carta blanca en cualquier caso, suerte.
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Apenas le había dado tiempo a bajar la manos tras picar a la puerta cuando sus ojos examinaron el lugar: Einar y la niña de la trifulca… su entrecejo se frunció mientras la pequeña le saludaba con la mano.
-Hola. Señor Einar le presento a mi tía, es la hermana de mi papi, es muy buena jugando a la peluquería y a quedarse sentada apoyándome…- ¿peluquería? ¿Acaso me ha visto? Se podría haber inventado algo mejor. No sabía que pretendía aquella muchacha, pero parecía que el maestro estaba enfadado. Prefirió esperara a ser como transcurría aquello antes de hablar.
-Tiita, más tarde deberías llevarme por un helado y a la biblioteca. Si?- una de las negras cejas de la dragona se alzó mirando a la pequeña con cara dubitativa. –Necesito un traductor de herrerolenguish.
-¿Eres responsable de esta criaja?- preguntó entonces el aciano Einar, haciendo que Levia levantase la vista, aun con su ceja alzada. –No sé qué habéis venido a buscar a mi gremio, pero más os vale marcharos antes de que se me acabe la paciencia.- ahora ambas cejas estaban alzadas… ¿cuándo había pasado todo aquello?
Si es verdad que Levia sentía unos extraños sentimientos por ayudar a los niños, no le gustaba ver que estos sufrían daños o amenazas. Un instinto, quizás el único relacionado con niños y esas cosas, era ayudarles, rescatarles, pero en aquella ocasión parecía que la niña había hecho algo malo, y a pesar del gesto extraño que se había apoderado del rostro de Einar, sabía que él no le haría nada.
-Lo siento pequeña, pero tienes que lidiar tus propias batallas tu sola…- no, no sabía que había pasado, pero hay que aprender a sacar las propias castañas del fuego, y eso es algo que se aprende siendo niño. Si la muchacha intentase volver a meterle en sus pequeños problemas, Levia la miraría con ojos de desaprobación. Ella no iba a mentir, así como tampoco le gustaba que otros lo hiciesen, era algo que no solía tolerar.
-Tranquilícese, Einar…-¿Estaba bien tutear a alguien “mayor” y encima con un prestigio como el del anciano? Levia nunca había pensado que por llamar de usted a alguien se le demostraban respetos, sino que los actos podían decir mucho más, así que una vez más pasó de aquellas formalidades tan dadas en los humanos. -… no, no soy responsable de ella, ni soy su tía, como que tampoco sé que ha pasado.- la dragona estaba tranquila, con los hombros relajados. Aunque por experiencia sabía que su cuerpo no tardaba mucho en reaccionar y ponerse en guardia, defenderse… o atacar.
Pasó los ojos de manera momentánea por la pequeña, para después mirar de nuevo a Einar y hacerse a un lado. Eso era un asunto de ella, no se iba a meter. Observó que el herrero potaba un libro en las manos. Solo pudo mirar la portada, el titulo… ¿ese libro seria la causa de aquella riña?
Pequeña, deberías discúlpate si has hecho algo malo... no es un buen momento para tonterías… pensó Levia suspirando de manera apenas imperceptible, ella no era nadie para pronunciar aquellas palabras en alto, se suponía que la niña tenía padres… ¿Dónde estaban?
Qué bien le vendría ahora la bota que había comprado con licor, que portaba en la mochila… y parecía que a Einar también le sentaría de maravilla.
-Hola. Señor Einar le presento a mi tía, es la hermana de mi papi, es muy buena jugando a la peluquería y a quedarse sentada apoyándome…- ¿peluquería? ¿Acaso me ha visto? Se podría haber inventado algo mejor. No sabía que pretendía aquella muchacha, pero parecía que el maestro estaba enfadado. Prefirió esperara a ser como transcurría aquello antes de hablar.
-Tiita, más tarde deberías llevarme por un helado y a la biblioteca. Si?- una de las negras cejas de la dragona se alzó mirando a la pequeña con cara dubitativa. –Necesito un traductor de herrerolenguish.
-¿Eres responsable de esta criaja?- preguntó entonces el aciano Einar, haciendo que Levia levantase la vista, aun con su ceja alzada. –No sé qué habéis venido a buscar a mi gremio, pero más os vale marcharos antes de que se me acabe la paciencia.- ahora ambas cejas estaban alzadas… ¿cuándo había pasado todo aquello?
Si es verdad que Levia sentía unos extraños sentimientos por ayudar a los niños, no le gustaba ver que estos sufrían daños o amenazas. Un instinto, quizás el único relacionado con niños y esas cosas, era ayudarles, rescatarles, pero en aquella ocasión parecía que la niña había hecho algo malo, y a pesar del gesto extraño que se había apoderado del rostro de Einar, sabía que él no le haría nada.
-Lo siento pequeña, pero tienes que lidiar tus propias batallas tu sola…- no, no sabía que había pasado, pero hay que aprender a sacar las propias castañas del fuego, y eso es algo que se aprende siendo niño. Si la muchacha intentase volver a meterle en sus pequeños problemas, Levia la miraría con ojos de desaprobación. Ella no iba a mentir, así como tampoco le gustaba que otros lo hiciesen, era algo que no solía tolerar.
-Tranquilícese, Einar…-¿Estaba bien tutear a alguien “mayor” y encima con un prestigio como el del anciano? Levia nunca había pensado que por llamar de usted a alguien se le demostraban respetos, sino que los actos podían decir mucho más, así que una vez más pasó de aquellas formalidades tan dadas en los humanos. -… no, no soy responsable de ella, ni soy su tía, como que tampoco sé que ha pasado.- la dragona estaba tranquila, con los hombros relajados. Aunque por experiencia sabía que su cuerpo no tardaba mucho en reaccionar y ponerse en guardia, defenderse… o atacar.
Pasó los ojos de manera momentánea por la pequeña, para después mirar de nuevo a Einar y hacerse a un lado. Eso era un asunto de ella, no se iba a meter. Observó que el herrero potaba un libro en las manos. Solo pudo mirar la portada, el titulo… ¿ese libro seria la causa de aquella riña?
Pequeña, deberías discúlpate si has hecho algo malo... no es un buen momento para tonterías… pensó Levia suspirando de manera apenas imperceptible, ella no era nadie para pronunciar aquellas palabras en alto, se suponía que la niña tenía padres… ¿Dónde estaban?
Qué bien le vendría ahora la bota que había comprado con licor, que portaba en la mochila… y parecía que a Einar también le sentaría de maravilla.
Levia
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