[QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
El ambiente se tornaba un poco tenso, ya que aquel viejo no tenía intensiones amables de compartir sus pertenencias conmigo, ni amables, ni no amables, simplemente no estaba de humor como para tener un poco de compasión conmigo. La interrupción de la joven de cabellos oscuros no había suavizado la situación, sólo corto el momento tenso para arruinar mis planes. Me molestaba estar ahí sentada perdiendo el tiempo hablando con dos adultos, quería jugar o estudiar y ninguno de los dos tenía cara de querer hacer cualquiera de mis dos opciones. La llegada de la chica era el momento perfecto para suavizar la situación, montar un marco amoroso y que el viejo lo comprendiera, incluso enternecer ese corazón de herrero tan rígido y bien soldado para que se viese penetrado por los sentimientos, valores y mil cosas cursis que tengo por darle, pero las cosas no siempre salen como uno espera.
- No quiero ser herrera, quiero ser princesa y quiero que ese libro esté en mi reino...- le contesto en tono muy serio a Einar. Luego éste empezó a hacerle preguntas a la recién llegada sobre su responsabilidad sobre mí.
-Lo siento pequeña, pero tienes que lidiar tus propias batallas tu sola…Tranquilícese, Einar…no, no soy responsable de ella, ni soy su tía, como que tampoco sé que ha pasado.- contestó.
Qué? En serio me vas a dejar morir así?- No podía creer lo que acababa de ocurrir – Justo ahorita vas a entrar en planes de enseñarme una lección? Lidiar mis propias batallas?- Todo se fue al vacío – Y para colmo dices que no soy tu sobrina... Quisieras tu tener una sobrina tan bella y astuta...- pensaba en tono atorrante por mi cabeza – Gracias por dejarme como una completa mentirosa o como una niña loca- hago una inhalación profunda para dejar caer mi cuerpo sobre el piso haciendo una forma de estrella y exhalar de forma notoria y brusca – Gracias – llevé mis manos a la cara para taparla y meditar una solución para ese desastre apocalíptico – Qué posibilidades tengo de salir con el libro y en buena reputación? Ninguna...- respiro lento – Ya reputación no tengo, ahora soy mentirosa y ladrona para los ojos de ambos...- pienso... – Algo triste, algo triste.... Uhmmm ya sé...- Imagino a mi papá vivo y que lo estén torturando por mi culpa: Que le saquen las uñas de los pies y las manos a carne viva, esa sería la primera fase; la segunda sería quemarle la planta de los pies, algunas partes del pecho y la cara; la tercera, clavarle estacas por todo su cuerpo lentamente para que sufra y por último cortarle las extremidades muy lentamente.
Aquellas imágenes debastadoramente sangrientas y que hayan sido por mi culpa me hacían llorar sin remedio mientras me retorcía en el piso de la habitación en el gremio de los herreros. Las lágrimas de cocodrilo, el dolor que sentía, la impotencia de no poder hacer nada por ayudarlo...
Me sonaba la nariz por la ola de mocos que se destinaban a salir, mi cuerpo empezó a temblar y sólo podía pensar en tristeza, muerte y destrucción. Mi llanto se extendía y cada vez era más duro. Sentí que ya era suficiente drama para la ocasión y que también era demasiado dolor para mí. - Necesito dominar la situación... Basta de torturarte- Se me fue un poco de las manos el control de mis sentimientos y mis pensamientos, no hallaba manera de pensar algo lindo, entré en crisis mental, no podía dejar de imaginar la sangre corriendo por el cuerpo de mi papi. Busqué mil formas de calmarme y ninguna me estaba funcionando. - Bastaaaa- gritaba en mi interior sin dejar de llorar como loca en el piso.
Mi respiración acelerada empezó a ser lenta, me limpiaba los mocos salidos y ya mis ojos no tenían muchas más lágrimas que botar – Necesito pensar en algo lindoo...- Sinceramente no entendía como los niños de mi edad se les hacía tan fácil llorar por idioteces y hacer berrinches – Yo puedo armar berrinches fáciles, pero se me es muy difícil llorar por cualquier cosa...- Sentí la necesidad de estudiar más a los especímenes de mi edad, pero no era el momento, ya había conseguido manejar un poco mi situación de berrinche, no por mi propia voluntad sino porque mis ojos se estaban quedando secos, y tenía que aprovechar para informarle a los dos adultos la razón de mi lloriqueo.
- Yo no sé que hago aquí- chupo el moquito por la nariz – Sólo quería conocer al gran sabio, mucha gente lo admira mucho señor...- con un drama armado me pongo en plan adulador... - es sólo que... me perdí- chupo más moquito por la nariz – y encontré unas piedritas lindas y ese libro... a mí me gusta mucho la lectura y y... pensé...- mi dialogo se ve interrumpido por restos de lágrimas que no terminaban de acabarse – que podría leer su libro... y como usted está todo enojado...- me limpio la carita – consideré que si le decía a esta señorita que me ayudara a conseguirlo sería buena idea- parpadeo mucho para que me brillen más los ojos y me salgan las lagrimitas que quedan – Disculpe señorita, no debí meterla en mis problemas- chupo moco y pongo una carita de perrito arrepentido – No quería molestarlos...- agregué con mucha sinceridad.
- No quiero ser herrera, quiero ser princesa y quiero que ese libro esté en mi reino...- le contesto en tono muy serio a Einar. Luego éste empezó a hacerle preguntas a la recién llegada sobre su responsabilidad sobre mí.
-Lo siento pequeña, pero tienes que lidiar tus propias batallas tu sola…Tranquilícese, Einar…no, no soy responsable de ella, ni soy su tía, como que tampoco sé que ha pasado.- contestó.
Qué? En serio me vas a dejar morir así?- No podía creer lo que acababa de ocurrir – Justo ahorita vas a entrar en planes de enseñarme una lección? Lidiar mis propias batallas?- Todo se fue al vacío – Y para colmo dices que no soy tu sobrina... Quisieras tu tener una sobrina tan bella y astuta...- pensaba en tono atorrante por mi cabeza – Gracias por dejarme como una completa mentirosa o como una niña loca- hago una inhalación profunda para dejar caer mi cuerpo sobre el piso haciendo una forma de estrella y exhalar de forma notoria y brusca – Gracias – llevé mis manos a la cara para taparla y meditar una solución para ese desastre apocalíptico – Qué posibilidades tengo de salir con el libro y en buena reputación? Ninguna...- respiro lento – Ya reputación no tengo, ahora soy mentirosa y ladrona para los ojos de ambos...- pienso... – Algo triste, algo triste.... Uhmmm ya sé...- Imagino a mi papá vivo y que lo estén torturando por mi culpa: Que le saquen las uñas de los pies y las manos a carne viva, esa sería la primera fase; la segunda sería quemarle la planta de los pies, algunas partes del pecho y la cara; la tercera, clavarle estacas por todo su cuerpo lentamente para que sufra y por último cortarle las extremidades muy lentamente.
Aquellas imágenes debastadoramente sangrientas y que hayan sido por mi culpa me hacían llorar sin remedio mientras me retorcía en el piso de la habitación en el gremio de los herreros. Las lágrimas de cocodrilo, el dolor que sentía, la impotencia de no poder hacer nada por ayudarlo...
Me sonaba la nariz por la ola de mocos que se destinaban a salir, mi cuerpo empezó a temblar y sólo podía pensar en tristeza, muerte y destrucción. Mi llanto se extendía y cada vez era más duro. Sentí que ya era suficiente drama para la ocasión y que también era demasiado dolor para mí. - Necesito dominar la situación... Basta de torturarte- Se me fue un poco de las manos el control de mis sentimientos y mis pensamientos, no hallaba manera de pensar algo lindo, entré en crisis mental, no podía dejar de imaginar la sangre corriendo por el cuerpo de mi papi. Busqué mil formas de calmarme y ninguna me estaba funcionando. - Bastaaaa- gritaba en mi interior sin dejar de llorar como loca en el piso.
Mi respiración acelerada empezó a ser lenta, me limpiaba los mocos salidos y ya mis ojos no tenían muchas más lágrimas que botar – Necesito pensar en algo lindoo...- Sinceramente no entendía como los niños de mi edad se les hacía tan fácil llorar por idioteces y hacer berrinches – Yo puedo armar berrinches fáciles, pero se me es muy difícil llorar por cualquier cosa...- Sentí la necesidad de estudiar más a los especímenes de mi edad, pero no era el momento, ya había conseguido manejar un poco mi situación de berrinche, no por mi propia voluntad sino porque mis ojos se estaban quedando secos, y tenía que aprovechar para informarle a los dos adultos la razón de mi lloriqueo.
- Yo no sé que hago aquí- chupo el moquito por la nariz – Sólo quería conocer al gran sabio, mucha gente lo admira mucho señor...- con un drama armado me pongo en plan adulador... - es sólo que... me perdí- chupo más moquito por la nariz – y encontré unas piedritas lindas y ese libro... a mí me gusta mucho la lectura y y... pensé...- mi dialogo se ve interrumpido por restos de lágrimas que no terminaban de acabarse – que podría leer su libro... y como usted está todo enojado...- me limpio la carita – consideré que si le decía a esta señorita que me ayudara a conseguirlo sería buena idea- parpadeo mucho para que me brillen más los ojos y me salgan las lagrimitas que quedan – Disculpe señorita, no debí meterla en mis problemas- chupo moco y pongo una carita de perrito arrepentido – No quería molestarlos...- agregué con mucha sinceridad.
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
El anciano aun mantendría el martillo entre sus manos cuando la mujer analizaba la escena que encontraba. Un Einar bastante enfadado, que ponía un rostro arrugado mientras escuchaba lo que la mujer adulta tenía que decirle ante las palabras de la niña que quería ser princesa y las propias preguntas del anciano. Tenía muy claro que no iba a permitir a nadie robarle o atentar contra su persona en la casa que le era propia, no sabía con qué agentes podían contar los conspiradores a su causa, por lo que rara vez bajaba la guardia del todo y esa ocasión con la mujer y la cría no iba a ser una excepción.
Cierto era que la muchacha que le estaba tuteando demostraba respeto cuando hacía ver al anciano que debía regresar a sus cabales y que no tenía nada que ver con la pequeña, pero aquello no las libraba de estar profanando su taller de trabajo y sus escritos. - Vas lista si crees que voy a dejar que me chantajees con mi oferta del Stalhrim. - Espetaría algo violento señalando con el martillo a la mujer de la armadura rota, que volvía al poco rato de haberle hecho un encargo bastante confidencial, pero su escarmiento se vería cortado por el llanto de la pequeña, bastante escandaloso.
El lloro inconsolable de la niña desubicó totalmente al anciano, que retrocedería unos pasos para dejar reposar su martillo, dándose cuenta en ese momento de dónde le habían llevado sus retorcidos pensamientos. No quería ningún mal para la niña, pero sin duda no iba a encargarse de todos los huérfanos de la gran ciudad humana, por lo que pronto les daba la espalda a ambas, y sin ninguna intención de consolar a la pequeña, volvería a disponer el metal sobre las llamas del horno, aunque no podría evitar escuchar la voz aguda y entrecortada de la niña llorona, el llanto de la cual había atribuido en que la había pillado con las manos en la masa, haciendo que el anciano se girara bruscamente al escuchar sobre las piedras que había encontrado cerca del libro.- ¿Qué dices que has encontrado y dónde? - Preguntaría soltando el hierro sobre las brasas, haciendo que varias chispas saltaran al exterior del horno sin despertar la más mínima preocupación en Einar.- ¡Putos extranjeros y huérfanos... Ladrones, largo de aquí! - Gritaría tirando el martillo a los pies de la mujer, y, montando en cólera, finalmente se dirigiría a las mujeres para echarlas con sus manos.
Los guardias no tendrían problema en reducir al semi elfo bajo los golpes de sus porras metálicas. Aunque se resistiese y maldijera, pronto se vería arrastrado con tantos otros hacia los carros, que transportaban a los prisioneros a la base de bios despues de haber recibido una paliza soberbia.- Aquí tenemos a otro agitador, este es peligroso.- Diría uno de los guardias que lo había maniatado antes de arrojarlo dentro de la carroza, cerrando los barrotes de esta cuando el hombre yacía en el suelo, con un mero silbido del soldado los caballos empezaron a cabalgar, haciendo que una malévola sonrisa se dibujara en el rostro de aquél corrupto.
____
Off: Levia, podrás detener a Einar y razonar con él, si no consigues que entre en razón buscará el lirio que Maga tiene escondido. Por tu lado Maga tienes que evitar que el anciano te eche la mano encima, tienes carta blanca, con lo que puedes intentar hablar, huir, esconderte...
Tarken, por ahora cumplirás una condena en la base de bios con diferentes cargos injustos por lo que tus atributos se verán reducidos al salir (te lo especificaré por MP). Por otro lado, no podrás iniciar otro rol hasta que escapes de la cárcel o consigas salir por algún medio (incluso con el cumplimiento total de la condena), hilo que deberá ser supervisado por un máster.
Cierto era que la muchacha que le estaba tuteando demostraba respeto cuando hacía ver al anciano que debía regresar a sus cabales y que no tenía nada que ver con la pequeña, pero aquello no las libraba de estar profanando su taller de trabajo y sus escritos. - Vas lista si crees que voy a dejar que me chantajees con mi oferta del Stalhrim. - Espetaría algo violento señalando con el martillo a la mujer de la armadura rota, que volvía al poco rato de haberle hecho un encargo bastante confidencial, pero su escarmiento se vería cortado por el llanto de la pequeña, bastante escandaloso.
El lloro inconsolable de la niña desubicó totalmente al anciano, que retrocedería unos pasos para dejar reposar su martillo, dándose cuenta en ese momento de dónde le habían llevado sus retorcidos pensamientos. No quería ningún mal para la niña, pero sin duda no iba a encargarse de todos los huérfanos de la gran ciudad humana, por lo que pronto les daba la espalda a ambas, y sin ninguna intención de consolar a la pequeña, volvería a disponer el metal sobre las llamas del horno, aunque no podría evitar escuchar la voz aguda y entrecortada de la niña llorona, el llanto de la cual había atribuido en que la había pillado con las manos en la masa, haciendo que el anciano se girara bruscamente al escuchar sobre las piedras que había encontrado cerca del libro.- ¿Qué dices que has encontrado y dónde? - Preguntaría soltando el hierro sobre las brasas, haciendo que varias chispas saltaran al exterior del horno sin despertar la más mínima preocupación en Einar.- ¡Putos extranjeros y huérfanos... Ladrones, largo de aquí! - Gritaría tirando el martillo a los pies de la mujer, y, montando en cólera, finalmente se dirigiría a las mujeres para echarlas con sus manos.
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Los guardias no tendrían problema en reducir al semi elfo bajo los golpes de sus porras metálicas. Aunque se resistiese y maldijera, pronto se vería arrastrado con tantos otros hacia los carros, que transportaban a los prisioneros a la base de bios despues de haber recibido una paliza soberbia.- Aquí tenemos a otro agitador, este es peligroso.- Diría uno de los guardias que lo había maniatado antes de arrojarlo dentro de la carroza, cerrando los barrotes de esta cuando el hombre yacía en el suelo, con un mero silbido del soldado los caballos empezaron a cabalgar, haciendo que una malévola sonrisa se dibujara en el rostro de aquél corrupto.
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Off: Levia, podrás detener a Einar y razonar con él, si no consigues que entre en razón buscará el lirio que Maga tiene escondido. Por tu lado Maga tienes que evitar que el anciano te eche la mano encima, tienes carta blanca, con lo que puedes intentar hablar, huir, esconderte...
Tarken, por ahora cumplirás una condena en la base de bios con diferentes cargos injustos por lo que tus atributos se verán reducidos al salir (te lo especificaré por MP). Por otro lado, no podrás iniciar otro rol hasta que escapes de la cárcel o consigas salir por algún medio (incluso con el cumplimiento total de la condena), hilo que deberá ser supervisado por un máster.
Ger
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
¿Chantajear? El entrecejo de la dragona se frunció, tanto que parecía que ambas cejas negras casi podían tocarse. Si, el anciano estaba muy enfadado. Ella no buscaba chantaje alguno, y menos…
La niña empezó a llorar. Sus sollozos parecían aumentar por segundos. Había algo… parecía que las palabras de la niña eran sinceras, pero había algo que no acababa de encajar.
Levia intentó apartar la mirada, no le gustaban las lágrimas, ni de niños, ni mayores, mujeres u hombres, no le gustaban. Odiaba llorar, y odiaba que otros lo hicieran. Debía apartar la vista para no perder la compostura.
Einar parecía que al igual que ella, había recibido aquella reacción de la pequeña con asombro, al menos no es lo que ella se esperaba en aquel momento.
Pudo ver como el anciano herrero les daba la espalda, volviendo a sus quehaceres, parecía no querer hablar más del tema… quizás lo mejor sería salir a hacer algo “productivo”, si el herrero no quería conversar más, Levia lo entendería, aquel había sido un día muy duro, y al parecer aquella visita no había acabado del todo bien.
La niño prosiguió su monologo.
Libro, piedras… ¿acaso también se había llevado alguna piedra o mineral de algún lugar de aquel gremio? No le gustaba la posición que había adoptado, simplemente por querer un libro para ella sola. Y más porque no era suyo, se estaba comportando como una… No parecía del todo humana, no olía como tal…. ¿Realmente tendría los años que aparentaba?
Einar estallo, y parecía que aquel huracán se lo iba a llevar todo a su paso.
Levia no se movió cuando el anciano tiró el martillo, haciendo que golpease contra el suelo, justo rozando los pies de la dragona. Se aproximaba a ellas, con cara de pocos amigo, realmente parecía que una vena del cuello lo iba a estallar. No sabía que debía hacer, aunque su cuerpo reacciono sin ser mandado.
-Maestro Einar…- susurró ella con un tono de voz neutral, aunque algo alzada, ya que parecía que de otro modo no le llegaría al hombre. Dio un paso adelante, abriendo un poco las piernas, para no pisar el martillo, cosa que le daba un poco más de estabilizad y equilibro al cuerpo si llegase a necesitarlo. -…cálmese.- parecía más bien una frase imperativa a una sugerencia.
La dragona se había cansado ya de todo aquello. Sus ojos estaban fruncidos, volviendo la cabeza hacia la niña.
-Si tienes algo que pertenece al señor Einar devuélveselo.- dijo mirando a la niña, casi entre ella y el maestro. –Si es su deseo regalártelo él te lo hará saber, de otro modo no es tuyo, no puedes reclamarlo como tal.- dijo anticipándose a las posibles palabras de la pequeña.
Le tendió un trozo de pañuelo a la niña, ya que aún estaba moqueando. Volvió entonces la cabeza, y mirada, hacia el hombre.
–Y no sé a qué viene eso de chantaje y más cosas. Eso es algo que me propuso usted, venía a decirle que me iba a tomar unos días para poder traerle su…- no sabía si debía hablar de aquello delante de la pequeña, al fin y al cabo era algo que le había confiado a Levia cuando ambos se habían quedado solos. -… ya sabe. Que me alejaría de la ciudad y que al volver vendría a verle con lo suyo. Entiendo que son tiempos difíciles, así como raros, si me quiere echar no hará falta que lo haga a patadas, yo misma puedo hacerlo sola – era cabezota, sus palabras quizás sonaban algo serias, no le importaba, quizás debería hablarle con cuidado y cariño, ya que estaba que echaba fuego por las orejas, pero no iba a comportase de un modo que ella no era. – pero también le digo que iré a por el material igualmente. – sus últimas palabras se fueron suavizando un poco, aunque no bajo el tono de voz.
Se quedó sosteniéndole la mirada al hombre que había frente a ella, esperando alguna palabra, alguien gesto… ¿un golpe? También estaba preparada para ello, pero deseaba que no fuese el caso.
La niña empezó a llorar. Sus sollozos parecían aumentar por segundos. Había algo… parecía que las palabras de la niña eran sinceras, pero había algo que no acababa de encajar.
Levia intentó apartar la mirada, no le gustaban las lágrimas, ni de niños, ni mayores, mujeres u hombres, no le gustaban. Odiaba llorar, y odiaba que otros lo hicieran. Debía apartar la vista para no perder la compostura.
Einar parecía que al igual que ella, había recibido aquella reacción de la pequeña con asombro, al menos no es lo que ella se esperaba en aquel momento.
Pudo ver como el anciano herrero les daba la espalda, volviendo a sus quehaceres, parecía no querer hablar más del tema… quizás lo mejor sería salir a hacer algo “productivo”, si el herrero no quería conversar más, Levia lo entendería, aquel había sido un día muy duro, y al parecer aquella visita no había acabado del todo bien.
La niño prosiguió su monologo.
Libro, piedras… ¿acaso también se había llevado alguna piedra o mineral de algún lugar de aquel gremio? No le gustaba la posición que había adoptado, simplemente por querer un libro para ella sola. Y más porque no era suyo, se estaba comportando como una… No parecía del todo humana, no olía como tal…. ¿Realmente tendría los años que aparentaba?
Einar estallo, y parecía que aquel huracán se lo iba a llevar todo a su paso.
Levia no se movió cuando el anciano tiró el martillo, haciendo que golpease contra el suelo, justo rozando los pies de la dragona. Se aproximaba a ellas, con cara de pocos amigo, realmente parecía que una vena del cuello lo iba a estallar. No sabía que debía hacer, aunque su cuerpo reacciono sin ser mandado.
-Maestro Einar…- susurró ella con un tono de voz neutral, aunque algo alzada, ya que parecía que de otro modo no le llegaría al hombre. Dio un paso adelante, abriendo un poco las piernas, para no pisar el martillo, cosa que le daba un poco más de estabilizad y equilibro al cuerpo si llegase a necesitarlo. -…cálmese.- parecía más bien una frase imperativa a una sugerencia.
La dragona se había cansado ya de todo aquello. Sus ojos estaban fruncidos, volviendo la cabeza hacia la niña.
-Si tienes algo que pertenece al señor Einar devuélveselo.- dijo mirando a la niña, casi entre ella y el maestro. –Si es su deseo regalártelo él te lo hará saber, de otro modo no es tuyo, no puedes reclamarlo como tal.- dijo anticipándose a las posibles palabras de la pequeña.
Le tendió un trozo de pañuelo a la niña, ya que aún estaba moqueando. Volvió entonces la cabeza, y mirada, hacia el hombre.
–Y no sé a qué viene eso de chantaje y más cosas. Eso es algo que me propuso usted, venía a decirle que me iba a tomar unos días para poder traerle su…- no sabía si debía hablar de aquello delante de la pequeña, al fin y al cabo era algo que le había confiado a Levia cuando ambos se habían quedado solos. -… ya sabe. Que me alejaría de la ciudad y que al volver vendría a verle con lo suyo. Entiendo que son tiempos difíciles, así como raros, si me quiere echar no hará falta que lo haga a patadas, yo misma puedo hacerlo sola – era cabezota, sus palabras quizás sonaban algo serias, no le importaba, quizás debería hablarle con cuidado y cariño, ya que estaba que echaba fuego por las orejas, pero no iba a comportase de un modo que ella no era. – pero también le digo que iré a por el material igualmente. – sus últimas palabras se fueron suavizando un poco, aunque no bajo el tono de voz.
Se quedó sosteniéndole la mirada al hombre que había frente a ella, esperando alguna palabra, alguien gesto… ¿un golpe? También estaba preparada para ello, pero deseaba que no fuese el caso.
Levia
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Aun con los mocos un poco sueltos recibí de la joven “honesta” un pañuelo, el cual acepté y me lo restregué por la cara para limpiarme los restos de drama que había logrado causar en aquel sitio, me relajé y mi cuerpo volvió a un estado sereno y controlable. Era un alivio haber terminado mi escena llorona, no me funcionó tan bien como esperaba pero me sacó de un apuro y me dio tiempo para pensar.
El señor Einar estaba muy molesto e interesado en lo que había obtenido, me dijo huérfana, ladrona y extranjera, no se porque me ofendí si todo era cierto, pero al menos su cólera lo mantuvo distraído totalmente del libro, seguía pendiente de mi viveza, mas bajo la guardia en la información que podría obtener. Necesitaba aquel libro, realmente lo quería y mi primera opción era aprovechar ese momento para tomarlo y huir con el a toda velocidad, era muy difícil ser conseguida en ese lugar, sabía ocultarme bien, pero sería altamente reconocida por toda la ciudad y si es tan importante ese libro como parece dudo que la búsqueda termine hoy. - Sí hurto el libro en su propia cara no podré pasear nunca tranquila por las calles de Lunargenta, tengo que pensar bien lo que voy a hacer...-
-Tengo que ser muy cuidadosa con lo que haga con este señor...- era mi momento si quería robar el libro, pero lo dejé pasar, era una aventura muy arriesgada y seguramente no conseguiría nada de ello, sólo una mala fama e intranquilidad – Necesito conseguir información sin que se note mucho que es robada... bueno al fin y al cabo buscare que el solito se desamarre la lengua...-
La muchacha de cabello oscuro me ordenó entregarle al anciano las pertenencias que había hurtado y luego le comentó a este algo sobre traerle algún producto. Empecé a unir hilos y era mi momento para cambiar la balanza a mi favor – No tengo nada del señor Einar que deba entregarle- le dije en tono segura. Al terminar la intervención de la joven agregue – Señor Einar, si usted quiere que me vaya lo haré con gusto... pero debería saber que aprendí mucho de este lugar...- pique mi ojo y le devolví una sonrisa un poco macabra - … es interesante como los herreros hacen cualquier cosa por mejorar sus productos- finjo haber conseguido mucha información, lo suficiente como para extorsionar un poco – tenga mucho cuidado... no hay nada oculto entre cielo y tierra. Poseen cosas interesantes en este gremio... Nos vemos- me dirijo a la salida con dignidad -No obtuve el libro, pero obtuve cosas mejores...- camino lento hacia la puerta esperando que aquel hombre se interesara por mis conocimientos adquiridos, pero si no era así simplemente seguiría mi camino por las escaleras para dejarlo con la duda y acercarme al gremio por más información en otro momento.
El señor Einar estaba muy molesto e interesado en lo que había obtenido, me dijo huérfana, ladrona y extranjera, no se porque me ofendí si todo era cierto, pero al menos su cólera lo mantuvo distraído totalmente del libro, seguía pendiente de mi viveza, mas bajo la guardia en la información que podría obtener. Necesitaba aquel libro, realmente lo quería y mi primera opción era aprovechar ese momento para tomarlo y huir con el a toda velocidad, era muy difícil ser conseguida en ese lugar, sabía ocultarme bien, pero sería altamente reconocida por toda la ciudad y si es tan importante ese libro como parece dudo que la búsqueda termine hoy. - Sí hurto el libro en su propia cara no podré pasear nunca tranquila por las calles de Lunargenta, tengo que pensar bien lo que voy a hacer...-
-Tengo que ser muy cuidadosa con lo que haga con este señor...- era mi momento si quería robar el libro, pero lo dejé pasar, era una aventura muy arriesgada y seguramente no conseguiría nada de ello, sólo una mala fama e intranquilidad – Necesito conseguir información sin que se note mucho que es robada... bueno al fin y al cabo buscare que el solito se desamarre la lengua...-
La muchacha de cabello oscuro me ordenó entregarle al anciano las pertenencias que había hurtado y luego le comentó a este algo sobre traerle algún producto. Empecé a unir hilos y era mi momento para cambiar la balanza a mi favor – No tengo nada del señor Einar que deba entregarle- le dije en tono segura. Al terminar la intervención de la joven agregue – Señor Einar, si usted quiere que me vaya lo haré con gusto... pero debería saber que aprendí mucho de este lugar...- pique mi ojo y le devolví una sonrisa un poco macabra - … es interesante como los herreros hacen cualquier cosa por mejorar sus productos- finjo haber conseguido mucha información, lo suficiente como para extorsionar un poco – tenga mucho cuidado... no hay nada oculto entre cielo y tierra. Poseen cosas interesantes en este gremio... Nos vemos- me dirijo a la salida con dignidad -No obtuve el libro, pero obtuve cosas mejores...- camino lento hacia la puerta esperando que aquel hombre se interesara por mis conocimientos adquiridos, pero si no era así simplemente seguiría mi camino por las escaleras para dejarlo con la duda y acercarme al gremio por más información en otro momento.
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OffRol
Ger acuerdate de mi linda especialización (Diplomacia) para la reacción de Einar ante lo último que le dije
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Ger acuerdate de mi linda especialización (Diplomacia) para la reacción de Einar ante lo último que le dije
Magazubi
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Fuera de sus casillas, el anciano se dirigiría ambas mujeres, algo violentado por el hecho de que no se dejaran intimidar por su malhumor tal como hacían los fornidos herreros que le rodeaban diariamente. Presupondrían quizás que Einar no arremetería contra ellas con todas sus fuerzas, mas no acostumbraba a bajar la guardia contra los que querían boicotear su empresa, que ya habían llegado al asesinato en plena calle. No, aquellas mujeres no iban a ser una excepción. Pronto aquél humano de gran tamaño se plantaría ante ambas con intención de echarlas del peor modo que se le antojara a su instinto agresivo despertado, pero de nuevo la adulta le haría ver con sus palabras que había perdido los estribos.
Sería ella quién pondría orden en aquella sala, abroncando en parte a la niña, quién atraería de nuevo la atención del entrecejo fruncido del gran maestre, pues no era sino ella el origen de su enfado. Con sus palabras la mujer evitó que fuera el propio anciano quién diera una lección a la pequeña, por lo que ahora escucharía sus palabras no sin enojo, pero con más tranquilidad. Ciertamente había acusado a la mujer del norte en vano, no la había dejado tan siquiera hablar, y ahora entendía el por qué de su regreso, no pudiendo evitar sentir algo de bochorno por sus formas con una edad tan avanzada. - Tendrías que haber salido antes si vas a tardar.- Le respondería, sin poder evitar cierta impertinencia en sus palabras y gestos.- Vamos, a qué esperas. - Dijo finalmente, apartando la mirada, volviendo su atención a la pequeña, las lágrimas de cocodrilo de la cual habían quedado atrás para dar pasos a curiosas palabras que esta vez el anciano podía entender.
Arrugando la cara bastante confuso, escucharía hablar a la niña pavonearse, lo cual en otra ocasión le hubiera podido llegar a parecer divertido, pero parecía que aquello daba paso de nuevo al ceño fruncido que se había ido apaciguando.- ¿Cuidado yo? No sabes nada criaja. - Diría con bastante menosprecio, escupiendo el suelo de su propio lugar de trabajo.- Los niños no deberían trastear con herramientas de trabajo, no es ningún juego. - Continuó el anciano.- Si debes devolverme algo este es el momento, de lo contrario, vete de aquí sin buscarte problemas. - Añadió finalmente en un tono de voz baja pero de total convicción, tomando del suelo el martillo con intención de seguir con su trabajo.
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Off: Disculpadme el retraso -..- .Tenéis carta blanca chumachas, si queréis tomar algún rumbo fuera de Lunargenta - Negocios, avisadme por MP y en mi siguiente turno os daría instrucciones. Einar dará la espalda al libro en este turno, por lo que si lo deseas Maga puedes intentar el hurto, aunque recomiendo como siempre precaución. Por otro lado aclaro que tengo muy en cuenta vuestras habilidades, atributos... Pero debéis recordar que sois nivel 0, por lo que disfrutad de vuestra debilidad (que luego cuando seáis lvl 20 lo echaréis de menos) y cuidad con quién tratáis.
Sería ella quién pondría orden en aquella sala, abroncando en parte a la niña, quién atraería de nuevo la atención del entrecejo fruncido del gran maestre, pues no era sino ella el origen de su enfado. Con sus palabras la mujer evitó que fuera el propio anciano quién diera una lección a la pequeña, por lo que ahora escucharía sus palabras no sin enojo, pero con más tranquilidad. Ciertamente había acusado a la mujer del norte en vano, no la había dejado tan siquiera hablar, y ahora entendía el por qué de su regreso, no pudiendo evitar sentir algo de bochorno por sus formas con una edad tan avanzada. - Tendrías que haber salido antes si vas a tardar.- Le respondería, sin poder evitar cierta impertinencia en sus palabras y gestos.- Vamos, a qué esperas. - Dijo finalmente, apartando la mirada, volviendo su atención a la pequeña, las lágrimas de cocodrilo de la cual habían quedado atrás para dar pasos a curiosas palabras que esta vez el anciano podía entender.
Arrugando la cara bastante confuso, escucharía hablar a la niña pavonearse, lo cual en otra ocasión le hubiera podido llegar a parecer divertido, pero parecía que aquello daba paso de nuevo al ceño fruncido que se había ido apaciguando.- ¿Cuidado yo? No sabes nada criaja. - Diría con bastante menosprecio, escupiendo el suelo de su propio lugar de trabajo.- Los niños no deberían trastear con herramientas de trabajo, no es ningún juego. - Continuó el anciano.- Si debes devolverme algo este es el momento, de lo contrario, vete de aquí sin buscarte problemas. - Añadió finalmente en un tono de voz baja pero de total convicción, tomando del suelo el martillo con intención de seguir con su trabajo.
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Off: Disculpadme el retraso -..- .Tenéis carta blanca chumachas, si queréis tomar algún rumbo fuera de Lunargenta - Negocios, avisadme por MP y en mi siguiente turno os daría instrucciones. Einar dará la espalda al libro en este turno, por lo que si lo deseas Maga puedes intentar el hurto, aunque recomiendo como siempre precaución. Por otro lado aclaro que tengo muy en cuenta vuestras habilidades, atributos... Pero debéis recordar que sois nivel 0, por lo que disfrutad de vuestra debilidad (que luego cuando seáis lvl 20 lo echaréis de menos) y cuidad con quién tratáis.
Ger
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Levia miró al anciano con una leve sonrisa, una de sus negras cejas se alzó. Así que ahora debía irse con prisas. Aquel hombre la estaba sorprendiendo a cada momento, le gustaba a pesar de su carácter temperamental. Aunque quizás su comportamiento estaba más que justificado con el día que estaría pasando el pobre hombre, y más después del accidente.
Levia miró a la niña, que parecía ser el centro de la atención de Einar, parecía que todo aquello no iba a acabar muy bien, para la dragona habían dos opciones: La niña le devuelve todo al herrero, o la niña no se lo devuelve y Einar lo toma a la fuerza… lo primero parecía mejor, ya que se podía meter en un buen problema.
Dado a la insistencia de la pequeña por el libro, y la persistencia del anciano por no dárselo, aquel libro creó dentro de Levia la curiosidad. ¿Qué habría dentro de aquel libro que tan fascinante era? No… la joven sacudió la cabeza, haciendo mover una tormenta de tirabuzones azabache, no era de su interés, si el anciano no estaba dispuesto a darlo ni prestarlo, aquello no era su guerra, no le interesaba, no le importaba… ¿Pondría como extraer el mineral que debía ir a buscar Levia?
En aquel momento, Levia apretó los labios, como se suponía que iba a extraer el hielo mágico, si apenas sabia de herrería… apenas había acompañado alguna vez a un brujo herrero en sus quehaceres, lo había visto trabajar, y mentiría si dijese que o le había pegado algún que otro martillazo a una espada a medio construir, pero exceptuando eso… la dragona no sabía nada del tema. Soy una bocazas… quizás podía ir con alguien que supiera…. No, negó con la cabeza, quería ir sola. Después de estar con Zelme, la dragona se había vuelto un poco reacia a compartir su tiempo con otras personas, a excepción del monje, aquel era distinto. El humano había desaparecido por completo, sin decirle nada. Si, estaba enfadada. No, no iría en su búsqueda. Sus motivos tendrá para irse, pero ella no era nadie para meter ahí las narices. Iría sola.
Se acercó a la puerta que daba a las escaleras mientras el anciano seguía hablando, “discutiendo” con la pequeña. Antes de descender por ellas, miró al anciano, como había hecho la última vez.
-Si debes devolverme algo este es el momento, de lo contrario, vete de aquí sin buscarte problemas.
Levia sacó la bota que había comprado, aguamiel, le dio un trago no muy largo y la dejó colgando al lado de la puerta, apoyada en una herramienta que había contra en la pared.
Mejor no beber mucho si tengo que volar… pensó Levia pasando los ojos por última vez en el anciano herrero, que por lo que parecía debería armarse de valor con la pequeña.
La joven dragona bajó las escaleras, no sin dejar de darle vueltas al asunto del Stalhrim. Tendría todo el viaje para pensarlo, primero necesitaba algo con lo que cubrirse un poco más…
En la sala de abajo, fuertes herreros aun hablaban y alardeaban, gritaban y golpeaban… quizás podría coger algunas de las armaduras que tenían a medio acabar por allí, pero no parecía que les fuese a sentar muy bien a aquellos hombretones. Así que salió del gremio con su arm… con sus trapos que apenas cubrían el cuerpo.
Estúpidos cuerpos, estúpidos Circenn y estúpida yo… iba maldiciendo por sus adentros mientras se acercaba a la zona de mercado del pueblo.
Compró un cinturón, de cuero, ancho, cómodo.
Detrás de la tienda, la anciana tenía unas cortinas, donde hizo pasar a Levia para quitarse sus ropas “Como te vas a desnudar delante de todos, niña. ¿Qué pensara tu futuro esposo?” futuro marido… pensó Levia mientras se quitaba las ropas, suspirando. ¿Acaso en un futuro estaba obligada a contraer matrimonio con un hombre? Aquello era una idea descabellada. Dos personas podían demostrar su amor sin que… los religiosos tuviesen que meter la mano.
Aquello le hizo recordar a una joven dulce y delicada, de piel suave como la seda, labios rosados como las flores de un cerezo.
Dejó las ropas en el suelo y se puso bien la capa negra, haciendo que la envolviese como si fuera un abrigo, y se puso encima el cinturón, para que no se moviese. Parecía que la dragona iba con un largo vestido negro de mangas largas, y con capucha, claro.
El semblante a un vestido hizo alzar las cejas de la chica… vaya ahora voy con vestido… pensaría saliendo, bajo la atenta mirada de la anciana.
Le tendió las telas, aunque rotas, eran de buena calidad, quizás de ellas podían salir unos guantes o quizás unas bolsas.
-Quédese con esto, a mí ya no me sirve…- dijo mientras la anciana las aceptaba con una sonrisa, parecía que ya estaba maquinando que hacer con ellas.
La morena se alejó de las calles concurridas de la ciudad, podía ya escuchar como los murmuras se quedaban atrás. Las puertas de la gran ciudad se cerraron, dejando a la muchacha sola, en silencio… cerró los ojos tan solo por un segundo, disfrutando de aquella, antes de empezar a andar.
Tenía que alejarse de la cuidad, quería transformare en un lugar donde la pudiesen ver… aquel punto aún seguía igual, prefería que la gente le siguiese tomando por una humana normal, e incluso aun ocultaba su olor con esencia de lavanda, aunque muchas veces, con ciertas razas, fuse inútil.
Llegó a un claro, y quitándose la capa, no era cuestión de romperla ya al principio, la guardó en una bolsa y abrió los brazos. Unas alas negras se extendieron los lados, casi tocando los arboles de los extremos. Una cola larga zigzagueó por el suelo, todo su cuerpo escureció, cubriéndose de escamas fuertes y puntiagudas. Las garras se clavaron en el suelo.
Por muchas veces que hiciese aquello, Levia aún seguía sintiendo algo de… dolor. Aunque no era del todo daño, pero podía sentir como cada uno de sus músculos se estiraba y deformaba, incluso a veces, cuando la transformación debía ser rápida, parecía que estos músculos explotaban en su interior, entonces si sentía dolor.
Con la cabeza apoyada en el suelo, la dragona espero unos instantes a que aquella sensación tan rara desapareciese. Movió las patas y las alas impaciente, ya podía sentir el viento contra ella.
Y echo a volar.
Dejó atrás Lunargenta, sin mirar atrás. Zonas verdes se extendían delante de ella, la zona de los elfos… pensó la chica antes de ver… una especie de construcción que nunca había visto. Era la base de los bio. Se había desviado un poco hacia el este. Aquel lugar le parecía curioso, nunca había estado allí, no se había acercado, solo lo había visto de lejos, pero no de manera tan precisa como entonces.
Quizás después de aquello podía pasarse a explorar. Pero lo que la dragona no sabía es que el destino le tenía ya algo preparado en el norte.
Todo desde aquella altura parecía más bello, más tranquilo, más silencioso. Zonas verdes parecían no acabarse nunca, aunque un pequeño charco le daba un toque aún más bonito, el pantano misterioso. Apenas pudo verlo, ya que se ocultaba con la vegetación, pero la dragona sabía que estaba ahí.
Algunos pájaros volaban junto a ella, quedándose atrás a pesar de intentar alcanzarla. Aquello hizo que Elvia sonriera en u interior. Pájaros…
El sol se iba escondiendo poco a poco, parecía cansado, su luz cada vez era más débil. No era bueno volar por la noche, aunque a Levia le encantase. No podía permitirse perderse o chocar contra algo. Así que aterrizo para hacer noche en bosque del este.
Y aunque su cabezonería se lo impidiese, había que admitir que sus alas necesitaban un descanso.
Su cuerpo humano, desnudo si no fuese por la capa negra, se tendió en el suelo, mirando al cielo. No necesitaba nada más de protección, parecía que aquella noche o iba a hacer frio, y a diferencia de las últimas noches, tampoco iba a llover.
Se durmió contemplando las estrellas y la luna ¿hay mejor manera para coger el sueño? Seguiría su viaje cuando saliese el sol.
Levia miró a la niña, que parecía ser el centro de la atención de Einar, parecía que todo aquello no iba a acabar muy bien, para la dragona habían dos opciones: La niña le devuelve todo al herrero, o la niña no se lo devuelve y Einar lo toma a la fuerza… lo primero parecía mejor, ya que se podía meter en un buen problema.
Dado a la insistencia de la pequeña por el libro, y la persistencia del anciano por no dárselo, aquel libro creó dentro de Levia la curiosidad. ¿Qué habría dentro de aquel libro que tan fascinante era? No… la joven sacudió la cabeza, haciendo mover una tormenta de tirabuzones azabache, no era de su interés, si el anciano no estaba dispuesto a darlo ni prestarlo, aquello no era su guerra, no le interesaba, no le importaba… ¿Pondría como extraer el mineral que debía ir a buscar Levia?
En aquel momento, Levia apretó los labios, como se suponía que iba a extraer el hielo mágico, si apenas sabia de herrería… apenas había acompañado alguna vez a un brujo herrero en sus quehaceres, lo había visto trabajar, y mentiría si dijese que o le había pegado algún que otro martillazo a una espada a medio construir, pero exceptuando eso… la dragona no sabía nada del tema. Soy una bocazas… quizás podía ir con alguien que supiera…. No, negó con la cabeza, quería ir sola. Después de estar con Zelme, la dragona se había vuelto un poco reacia a compartir su tiempo con otras personas, a excepción del monje, aquel era distinto. El humano había desaparecido por completo, sin decirle nada. Si, estaba enfadada. No, no iría en su búsqueda. Sus motivos tendrá para irse, pero ella no era nadie para meter ahí las narices. Iría sola.
Se acercó a la puerta que daba a las escaleras mientras el anciano seguía hablando, “discutiendo” con la pequeña. Antes de descender por ellas, miró al anciano, como había hecho la última vez.
-Si debes devolverme algo este es el momento, de lo contrario, vete de aquí sin buscarte problemas.
Levia sacó la bota que había comprado, aguamiel, le dio un trago no muy largo y la dejó colgando al lado de la puerta, apoyada en una herramienta que había contra en la pared.
Mejor no beber mucho si tengo que volar… pensó Levia pasando los ojos por última vez en el anciano herrero, que por lo que parecía debería armarse de valor con la pequeña.
La joven dragona bajó las escaleras, no sin dejar de darle vueltas al asunto del Stalhrim. Tendría todo el viaje para pensarlo, primero necesitaba algo con lo que cubrirse un poco más…
En la sala de abajo, fuertes herreros aun hablaban y alardeaban, gritaban y golpeaban… quizás podría coger algunas de las armaduras que tenían a medio acabar por allí, pero no parecía que les fuese a sentar muy bien a aquellos hombretones. Así que salió del gremio con su arm… con sus trapos que apenas cubrían el cuerpo.
Estúpidos cuerpos, estúpidos Circenn y estúpida yo… iba maldiciendo por sus adentros mientras se acercaba a la zona de mercado del pueblo.
Compró un cinturón, de cuero, ancho, cómodo.
Detrás de la tienda, la anciana tenía unas cortinas, donde hizo pasar a Levia para quitarse sus ropas “Como te vas a desnudar delante de todos, niña. ¿Qué pensara tu futuro esposo?” futuro marido… pensó Levia mientras se quitaba las ropas, suspirando. ¿Acaso en un futuro estaba obligada a contraer matrimonio con un hombre? Aquello era una idea descabellada. Dos personas podían demostrar su amor sin que… los religiosos tuviesen que meter la mano.
Aquello le hizo recordar a una joven dulce y delicada, de piel suave como la seda, labios rosados como las flores de un cerezo.
Dejó las ropas en el suelo y se puso bien la capa negra, haciendo que la envolviese como si fuera un abrigo, y se puso encima el cinturón, para que no se moviese. Parecía que la dragona iba con un largo vestido negro de mangas largas, y con capucha, claro.
El semblante a un vestido hizo alzar las cejas de la chica… vaya ahora voy con vestido… pensaría saliendo, bajo la atenta mirada de la anciana.
Le tendió las telas, aunque rotas, eran de buena calidad, quizás de ellas podían salir unos guantes o quizás unas bolsas.
-Quédese con esto, a mí ya no me sirve…- dijo mientras la anciana las aceptaba con una sonrisa, parecía que ya estaba maquinando que hacer con ellas.
La morena se alejó de las calles concurridas de la ciudad, podía ya escuchar como los murmuras se quedaban atrás. Las puertas de la gran ciudad se cerraron, dejando a la muchacha sola, en silencio… cerró los ojos tan solo por un segundo, disfrutando de aquella, antes de empezar a andar.
Tenía que alejarse de la cuidad, quería transformare en un lugar donde la pudiesen ver… aquel punto aún seguía igual, prefería que la gente le siguiese tomando por una humana normal, e incluso aun ocultaba su olor con esencia de lavanda, aunque muchas veces, con ciertas razas, fuse inútil.
Llegó a un claro, y quitándose la capa, no era cuestión de romperla ya al principio, la guardó en una bolsa y abrió los brazos. Unas alas negras se extendieron los lados, casi tocando los arboles de los extremos. Una cola larga zigzagueó por el suelo, todo su cuerpo escureció, cubriéndose de escamas fuertes y puntiagudas. Las garras se clavaron en el suelo.
Por muchas veces que hiciese aquello, Levia aún seguía sintiendo algo de… dolor. Aunque no era del todo daño, pero podía sentir como cada uno de sus músculos se estiraba y deformaba, incluso a veces, cuando la transformación debía ser rápida, parecía que estos músculos explotaban en su interior, entonces si sentía dolor.
Con la cabeza apoyada en el suelo, la dragona espero unos instantes a que aquella sensación tan rara desapareciese. Movió las patas y las alas impaciente, ya podía sentir el viento contra ella.
Y echo a volar.
Dejó atrás Lunargenta, sin mirar atrás. Zonas verdes se extendían delante de ella, la zona de los elfos… pensó la chica antes de ver… una especie de construcción que nunca había visto. Era la base de los bio. Se había desviado un poco hacia el este. Aquel lugar le parecía curioso, nunca había estado allí, no se había acercado, solo lo había visto de lejos, pero no de manera tan precisa como entonces.
Quizás después de aquello podía pasarse a explorar. Pero lo que la dragona no sabía es que el destino le tenía ya algo preparado en el norte.
Todo desde aquella altura parecía más bello, más tranquilo, más silencioso. Zonas verdes parecían no acabarse nunca, aunque un pequeño charco le daba un toque aún más bonito, el pantano misterioso. Apenas pudo verlo, ya que se ocultaba con la vegetación, pero la dragona sabía que estaba ahí.
Algunos pájaros volaban junto a ella, quedándose atrás a pesar de intentar alcanzarla. Aquello hizo que Elvia sonriera en u interior. Pájaros…
El sol se iba escondiendo poco a poco, parecía cansado, su luz cada vez era más débil. No era bueno volar por la noche, aunque a Levia le encantase. No podía permitirse perderse o chocar contra algo. Así que aterrizo para hacer noche en bosque del este.
Y aunque su cabezonería se lo impidiese, había que admitir que sus alas necesitaban un descanso.
Su cuerpo humano, desnudo si no fuese por la capa negra, se tendió en el suelo, mirando al cielo. No necesitaba nada más de protección, parecía que aquella noche o iba a hacer frio, y a diferencia de las últimas noches, tampoco iba a llover.
Se durmió contemplando las estrellas y la luna ¿hay mejor manera para coger el sueño? Seguiría su viaje cuando saliese el sol.
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Levia
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Claramente la respuesta del anciano no era la que esperaba, sin embargo las ganas de este por deshacerse de nosotras había dejado una puerta abierta para yo poder tomar el libro y salir corriendo sin mucho desastre, sin embargo no era una decisión muy sensata así que tuve que morderme la lengua y tragarme mis deseos por saber el contenido del libro. Las ganas de librarme de esa “chica del bien” estaban aumentando, - de verdad no entiendo como alguien puede ser tan honesto... y buscar siempre hacer las cosas justas y debidas...- suspiré – de vez en cuando hay que hacer cosas por instinto o divertidas... es una vieja...- pienso en Levia – seguro nunca ha hecho nada que vaya en contra de las normas o alguna pequeña travesura-. Al parecer ella también se quería librar de mi, sentía en su mirada que me gritaba por dentro: Eres un estorbo, estás haciendo todo mal, deja de ser tan insensata, dale al viejo lo que quiere, deja de causar problemas.
Parpadee varias veces y sin mucho problema me dirigí a la puerta para salir de la habitación con intenciones de pasear por alguna joyería en Lunargenta o en alguna tienda de objetos extraños a ver sí alguien reconocía la piedra que tenía en mi bolsillo. Primero la joven que nos acompañaba salió del lugar para tomar algo y seguido de eso salí yo, con muchas dudas rondando por mi cabeza a la hora de bajar las escaleras; le volví a echar un vistazo al segundo piso de reojo y seguí bajando.
Al escuchar las voces de los otros herreros que se encontraban en el gremio me acordé de que había muerto alguien importante para el anciano – no fue buena idea venir por información hoy- pase entre la multitud que se encontraba ya en las calles de la ciudad – pasaré por aquí otra vez un día menos complicado... a lo mejor vengo y robo el libro... o sólo busco hablar y jugar bien con el anciano... justo hoy no esta para juegos- respire hondo – bien tarde que pensé en la situación por la que debe estar pasando ese señor y yo ahí queriendo jugar con él jaja-
Salir sin heridas graves de aquel gremio lleno de personas gigantes me pareció un excelente logro – no cualquier niño sobrevive a esto- me dije a mi misma mientras me reía imaginando a un herrero callándole encima a un niño.
Ya en las calles todo parecía un poco más tranquilo pero todos se movían a gran velocidad, muy pocos eran los que se detenían a mirar a su alrededor o a sentarse para disfrutar un día más. Era difícil dirigirme a esas personas con una vida tan agitada para preguntarles sobre algún local en donde puedan saber un poco más sobre mi nueva adquisición, así que me acerque a uno de esos extraños especímenes que les daba tiempo de mirar hacía los lados.
– Buenas tardes señor, disculpe... Usted sabe donde puedo conseguir una tienda de reliquias, objetos viejos o esas tiendas que tienen de todo un poco...- pregunté amablemente.
El señor se rió levemente de mi pregunta -Aquí hay pocas tiendas de ese estilo al que te refieres.... pero no sé como explicarte su ubicación, pero a esos lugares te aconsejo que vayas con tus padres- dijo con buenas intenciones.
– Es que ellos me pidieron que buscara un objeto lindo para la casa mientras trabajan... Podrías acompañarme tu?-
-No, lo siento- se frotó la frente y se alejo de mi tomando otra vez su camino.
Estaba claro que le daba mucha pereza acompañarme, que simplemente podía pero no quería, así que trate de ir hacía donde estaban más personas, seguro encontraría locales ahí... -Los mejores de estos especialistas están en lugares pocos poblados pero aquí en el centro debe al menos existir algo parecido o un impostor al que le pueda sacar información de la piedra o de algún lugar con personas capacitadas para descubrir porque esa pequeña cosita azul me hace sentir así...- pensé mientras encontraba un pequeño local de zapatería, en el se encontraban varios artefactos que no parecían en un muy buen estado, tenía pequeños objetos que se veían antiguos e interesantes – Es aquí-
Me adentré rápidamente al humilde local. Un señor de avanzada edad estaba conversando con un cliente (o eso creo), mientras tenía en sus brazos algunos cordones y estaba martillando un llamativo zapato rojo. Me coloque en algún espacio donde el señor pudiese ver mi llegada y espere atenta hasta que terminara de atender a su otro cliente.
Parpadee varias veces y sin mucho problema me dirigí a la puerta para salir de la habitación con intenciones de pasear por alguna joyería en Lunargenta o en alguna tienda de objetos extraños a ver sí alguien reconocía la piedra que tenía en mi bolsillo. Primero la joven que nos acompañaba salió del lugar para tomar algo y seguido de eso salí yo, con muchas dudas rondando por mi cabeza a la hora de bajar las escaleras; le volví a echar un vistazo al segundo piso de reojo y seguí bajando.
Al escuchar las voces de los otros herreros que se encontraban en el gremio me acordé de que había muerto alguien importante para el anciano – no fue buena idea venir por información hoy- pase entre la multitud que se encontraba ya en las calles de la ciudad – pasaré por aquí otra vez un día menos complicado... a lo mejor vengo y robo el libro... o sólo busco hablar y jugar bien con el anciano... justo hoy no esta para juegos- respire hondo – bien tarde que pensé en la situación por la que debe estar pasando ese señor y yo ahí queriendo jugar con él jaja-
Salir sin heridas graves de aquel gremio lleno de personas gigantes me pareció un excelente logro – no cualquier niño sobrevive a esto- me dije a mi misma mientras me reía imaginando a un herrero callándole encima a un niño.
Ya en las calles todo parecía un poco más tranquilo pero todos se movían a gran velocidad, muy pocos eran los que se detenían a mirar a su alrededor o a sentarse para disfrutar un día más. Era difícil dirigirme a esas personas con una vida tan agitada para preguntarles sobre algún local en donde puedan saber un poco más sobre mi nueva adquisición, así que me acerque a uno de esos extraños especímenes que les daba tiempo de mirar hacía los lados.
– Buenas tardes señor, disculpe... Usted sabe donde puedo conseguir una tienda de reliquias, objetos viejos o esas tiendas que tienen de todo un poco...- pregunté amablemente.
El señor se rió levemente de mi pregunta -Aquí hay pocas tiendas de ese estilo al que te refieres.... pero no sé como explicarte su ubicación, pero a esos lugares te aconsejo que vayas con tus padres- dijo con buenas intenciones.
– Es que ellos me pidieron que buscara un objeto lindo para la casa mientras trabajan... Podrías acompañarme tu?-
-No, lo siento- se frotó la frente y se alejo de mi tomando otra vez su camino.
Estaba claro que le daba mucha pereza acompañarme, que simplemente podía pero no quería, así que trate de ir hacía donde estaban más personas, seguro encontraría locales ahí... -Los mejores de estos especialistas están en lugares pocos poblados pero aquí en el centro debe al menos existir algo parecido o un impostor al que le pueda sacar información de la piedra o de algún lugar con personas capacitadas para descubrir porque esa pequeña cosita azul me hace sentir así...- pensé mientras encontraba un pequeño local de zapatería, en el se encontraban varios artefactos que no parecían en un muy buen estado, tenía pequeños objetos que se veían antiguos e interesantes – Es aquí-
Me adentré rápidamente al humilde local. Un señor de avanzada edad estaba conversando con un cliente (o eso creo), mientras tenía en sus brazos algunos cordones y estaba martillando un llamativo zapato rojo. Me coloque en algún espacio donde el señor pudiese ver mi llegada y espere atenta hasta que terminara de atender a su otro cliente.
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Magazubi
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Pese al malestar que se pudiese respirar en la calle de los herreros, Lunargenta era una ciudad económicamente imparable por mucho que el empeño del gran maestre de los herreros se obsesionara por que aquello no fuera así. Cuando la pequeña recorría las calles momentos antes vacías por la presencia de la guardia, ahora estarían de nuevo llenas de nuevos ciudadanos ajenos a la violencia anterior. Rodeada mayortariamente humanos de todas las edades y orígenes, la pequeña bruja también vería en su camino hombres de todas las razas, tamaños y aspectos que se mezclaban entre la multitud.
El viejo zapatero de la calle de los peleteros tendría varios clavos delgados en la boca mientras con sus manos intentaba arreglar la suela de unas botas que hablaban. Levantaría la ceja por la presencia de la niña, a quién atendería cuando pudiese dejar los susodichos clavos en la pequeña mesa de trabajo que usaba.- Dime pequeña, ¿Qué deseas? - Diría este afable anciano, dispuesto a atenderla antes de seguir con su trabajo del día.
______
Etapa de la quest superada con éxito. Levia deberás abrir un tema en el norte con el nombre que tu elijas y la etiqueta [Quest]. Puede intervenir en tu hilo alguien del norte (hombre dragón) o alguien que haya cerrado un rol en el norte hace poco, aunque como tu decidas, yo intervendré una vez el hilo este empezado. Maga, tu por tu lado seguimos posteando en este mismo hilo hasta que salgas de la zona de negocios o sea conveniente, en cualquier caso recuerda que llevas algo preciado y que los humanos son codiciosos. Suerte.
El viejo zapatero de la calle de los peleteros tendría varios clavos delgados en la boca mientras con sus manos intentaba arreglar la suela de unas botas que hablaban. Levantaría la ceja por la presencia de la niña, a quién atendería cuando pudiese dejar los susodichos clavos en la pequeña mesa de trabajo que usaba.- Dime pequeña, ¿Qué deseas? - Diría este afable anciano, dispuesto a atenderla antes de seguir con su trabajo del día.
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Etapa de la quest superada con éxito. Levia deberás abrir un tema en el norte con el nombre que tu elijas y la etiqueta [Quest]. Puede intervenir en tu hilo alguien del norte (hombre dragón) o alguien que haya cerrado un rol en el norte hace poco, aunque como tu decidas, yo intervendré una vez el hilo este empezado. Maga, tu por tu lado seguimos posteando en este mismo hilo hasta que salgas de la zona de negocios o sea conveniente, en cualquier caso recuerda que llevas algo preciado y que los humanos son codiciosos. Suerte.
Ger
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
El zapatero parecía ser un hombre bastante ocupado, tenía muchos zapatos, maletas y otras cosas en su tienda así que supuse que sería alguien de fiar que poseía una gran clientela.
- Buenas tardecitas señor- le dije amablemente cuando este se dirigió a mí para saber mi inquietud. Alcé mi vista para observar su rostro y en vez de eso pude observar en su mesa de trabajo unas botas muy interesantes. - Ohh... Que son esas?- Mi cabeza se sacudió bruscamente hacia los lados para interrumpir mi pregunta y explicar – Lo siento, no vengo por eso...-
Me concentro para poder explicarle al señor lo suficiente sin que sea tan revelador mi testimonio – Bueno señor, yo soy una pequeña estudiante que está haciendo una gran investigación referente a los minerales- -este señor va a pensar que estoy loca... una investigación de minerales y le estoy preguntando a un zapatero... pero no importa, sigue hablando... - -...y tengo una teoría de que las personas menos “ligadas” al tema pueden saber más que alguien que lo esté- hago una pequeña pausa – y si estoy equivocada, que es lo más probable, estoy segura de que alguien que no sabe del tema no debe tener malicia para ocultar lo poquito que sabe...-
Mi cerebro estaba a punto de patearse a sí mismo – Qué tonterías estoy diciendo? Ni yo misma entiendo nada... Este es el trabalenguas menos creíble que he dicho hasta ahora... Que desastreeee!!!- Traté de mantenerme serena para que mi cuerpo aparentase tener convicción en mis palabras mientras mi mente discutía consigo misma buscando una forma de arreglar el embrollo verbal en el que acabo de meter a ese pobre señor, así que me interrumpí y pregunté finalmente – Qué sabe usted de los minerales?- le dijé con seriedad como parte de mi investigación escolar y luego agregue una pregunta que se me salió repentinamente – He leído en libros sobre piedras mágicas... Ud cree que eso es posible?-
Mi lengua había funcionado como un tobogán delatador, rápido y directo. Realmente esperaba que mi pregunta no haya sonado tan seria sino más bien como si fuese una preguntica inocente que saca una niña de los cuentos de hadas. No sabía como el zapatero reaccionaría ante mis intervenciones tan extrañas, así que puse una carita de niña curiosamente inocente sin dejar de dirigir mi mirada a la de él para demostrar seguridad y que no hayan hilos sueltos que me puedan meter en problemas – Uhmm ojalá este zapatero conozca algo del tema...-
- Buenas tardecitas señor- le dije amablemente cuando este se dirigió a mí para saber mi inquietud. Alcé mi vista para observar su rostro y en vez de eso pude observar en su mesa de trabajo unas botas muy interesantes. - Ohh... Que son esas?- Mi cabeza se sacudió bruscamente hacia los lados para interrumpir mi pregunta y explicar – Lo siento, no vengo por eso...-
Me concentro para poder explicarle al señor lo suficiente sin que sea tan revelador mi testimonio – Bueno señor, yo soy una pequeña estudiante que está haciendo una gran investigación referente a los minerales- -este señor va a pensar que estoy loca... una investigación de minerales y le estoy preguntando a un zapatero... pero no importa, sigue hablando... - -...y tengo una teoría de que las personas menos “ligadas” al tema pueden saber más que alguien que lo esté- hago una pequeña pausa – y si estoy equivocada, que es lo más probable, estoy segura de que alguien que no sabe del tema no debe tener malicia para ocultar lo poquito que sabe...-
Mi cerebro estaba a punto de patearse a sí mismo – Qué tonterías estoy diciendo? Ni yo misma entiendo nada... Este es el trabalenguas menos creíble que he dicho hasta ahora... Que desastreeee!!!- Traté de mantenerme serena para que mi cuerpo aparentase tener convicción en mis palabras mientras mi mente discutía consigo misma buscando una forma de arreglar el embrollo verbal en el que acabo de meter a ese pobre señor, así que me interrumpí y pregunté finalmente – Qué sabe usted de los minerales?- le dijé con seriedad como parte de mi investigación escolar y luego agregue una pregunta que se me salió repentinamente – He leído en libros sobre piedras mágicas... Ud cree que eso es posible?-
Mi lengua había funcionado como un tobogán delatador, rápido y directo. Realmente esperaba que mi pregunta no haya sonado tan seria sino más bien como si fuese una preguntica inocente que saca una niña de los cuentos de hadas. No sabía como el zapatero reaccionaría ante mis intervenciones tan extrañas, así que puse una carita de niña curiosamente inocente sin dejar de dirigir mi mirada a la de él para demostrar seguridad y que no hayan hilos sueltos que me puedan meter en problemas – Uhmm ojalá este zapatero conozca algo del tema...-
Magazubi
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
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Levia
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Aquél hombre de estatura media y afable sonrisa escucharía lo que la niña tuviera que decir con bastante interés al principio. Había llamado su curiosidad, y a su avanzada edad, aquél zapatero había despertado cierta actitud paternal hacia todas las criaturas que se encontraba, pues le recordaban a sus propios nietos y la alegría que estos le hacían sentir en esta última etapa de su vida. Dejaría que la niña mirara los zapatos que intentaba remendar cuando parecía que su curiosidad iba hacia estos, pero pronto ignoró completamente la predisposición del buen hombre a mostrar su trabajo, ya que al parecer, estaba tratando con una estudiante con una importante tarea.
Al escuchar que se trataba de algo de minerales, el zapatero seguiría escuchando a la parlanchina niña, aunque regresó a su anterior labor mientras lo hacía, midiendo con precisión dónde debía clavar los diminutos clavos con el martillo a ojo desnudo antes de ponerse a tejer y reforzar las partes más maltrechas. Aunque en este acto de compaginar dos tareas a la vez ignoraría algunas palabras de la conversación ya que él sabía de minerales lo mismo que cualquier otro viandante y esperaba que la niña le hiciera una pregunta superflua, no pudiendo evitar reír cuando le preguntaba todo lo que él pudiera saber sobre minerales, negando con la cabeza tras su carcajada para devolver la seriedad que la pequeña le exigía aunque sin poder evitar sonreír. - ¿Piedras mágicas? - Se aseguraría el anciano de que su maltrecho sentido de la escucha no le estuviera fallando antes de responder.- Pues ahora que lo dices... Hay muchas cosas mágicas en este mundo, ¿Por qué las piedras iban a ser una excepción? - Sería la divertida respuesta del anciano, que no pretendía ofender el entendimiento de la pequeña.
El anciano dejaría a un lado sus herramientas de trabajo para mesarse los escasos pelos que le quedaban en la calva, un gesto impulsivo al pensar con el que la alopecia no pudo acabar.- Son temas que es mejor tratar con los herreros, aunque hoy no es el mejor día, no... - Confesaría sinceramente el hombre intentando ser de ayuda a la pequeña desde su humilde ignorancia antes de volver a sus quehaceres, la presencia de Magazubi no le disturbaba lo más mínimo durante aquello.
Al escuchar que se trataba de algo de minerales, el zapatero seguiría escuchando a la parlanchina niña, aunque regresó a su anterior labor mientras lo hacía, midiendo con precisión dónde debía clavar los diminutos clavos con el martillo a ojo desnudo antes de ponerse a tejer y reforzar las partes más maltrechas. Aunque en este acto de compaginar dos tareas a la vez ignoraría algunas palabras de la conversación ya que él sabía de minerales lo mismo que cualquier otro viandante y esperaba que la niña le hiciera una pregunta superflua, no pudiendo evitar reír cuando le preguntaba todo lo que él pudiera saber sobre minerales, negando con la cabeza tras su carcajada para devolver la seriedad que la pequeña le exigía aunque sin poder evitar sonreír. - ¿Piedras mágicas? - Se aseguraría el anciano de que su maltrecho sentido de la escucha no le estuviera fallando antes de responder.- Pues ahora que lo dices... Hay muchas cosas mágicas en este mundo, ¿Por qué las piedras iban a ser una excepción? - Sería la divertida respuesta del anciano, que no pretendía ofender el entendimiento de la pequeña.
El anciano dejaría a un lado sus herramientas de trabajo para mesarse los escasos pelos que le quedaban en la calva, un gesto impulsivo al pensar con el que la alopecia no pudo acabar.- Son temas que es mejor tratar con los herreros, aunque hoy no es el mejor día, no... - Confesaría sinceramente el hombre intentando ser de ayuda a la pequeña desde su humilde ignorancia antes de volver a sus quehaceres, la presencia de Magazubi no le disturbaba lo más mínimo durante aquello.
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Aquel hombre se había portado muy bien conmigo, era amable, paciente y simpático. Siguió con su trabajo mientras le comentaba mi inquietud, sin embargo no pudo ignorar mi pregunta sobre las piedras mágicas, lo bueno es que no se lo había tomado con mucha seriedad y eso me salvaba de tener que dar muchas explicaciones. El viejito creía que había la posibilidad de que existieran piedras mágicas y eso me hizo lanzar un delicado suspiro.
- Son temas que es mejor tratar con los herreros, aunque hoy no es el mejor día, no... - dijo el zapatero deteniendo su trabajo para pensar un poco en mi pregunta. - Oh genial... Es una excelente respuesta y me serviría muchísimo si no viniese de allá después de hacer enojar a un herrero importante... Yupii- pensé y parpadee un par de veces.
– Lo que pasa es que los herreros ahorita están todos tristes y mi tarea es para mañana- le comenté mientras le hacía seña al señor para que se agachase un poquito y poder intimar un poco la conversación – …y no me caen muy bien los herreros, son un poco amargados- susurré – de casualidad, sabe usted en donde puedo conseguir información sobre las piedras mágicas que no sea en donde los herreros? - le pregunte en un tono que lo hiciese parecer cómplice de una pequeña travesura, alentándolo juntando mis manos y balanceandome sobre mí misma de un ladito a otro de forma muy tierna – Algún localsito de cositas mágicas o tal vez tal vez...- parpadeé más para que mis ojos brillaran un poco -... a un piedrólogo-
Estaba un poco desesperada por saber ya mismo, qué hacía esa piedra y por qué conmigo brillaba – ¿Brillará con todos los brujos? O ¿Será un detector de especies? O... o... mejor... ¡¡un detonador de poder!!... Seguro me ayuda a ser invisible, o leer la mente, aumentar mi poder o algo parecido...- la curiosidad me llamaba, mi mano deseaba volver a tocar la piedra y en cuanto viese al zapatero despistarse aunque sea un poco metería mi mano en mi bolsillo para volver a sentir su interesante reacción sobre mi cuerpo. Mis deditos se acercaron a gran velocidad a la gema y al contacto con ella, fue como si me saliese de mí, como si todo lo que estuviese a mi alrededor no importara, era como si solo importase mi respiración y el flujo de energía que corría velozmente por mi cuerpo, no lograba pensar en nada, un escalofrío recorrió mi cuerpo; no podía controlar mis sentidos y enseguida me desplomé hacia un lado, estiré mi mano para sujetarme de la mesa de trabajo pero no tenía suficiente fuerza como para mantenerme y caí en el piso. Gracias a los dioses me caí, si no, pienso que me hubiese quedado pegada babeando mientras sostenía la piedra; el haberme golpeado hizo que volviese en mí, saque mi mano lentamente del bolsillo dejando la gema en su lugar; vi mi mano como si no la conociera y la observé por un largo rato perpleja por lo ocurrido. Después de mi caída se acercó el amable señor preocupado por lo ocurrido y yo solo logré responderle con balbuceos. Sentada en el piso empecé a sobarme la pierna y a arrugar la cara por el golpe que me di, mordí mis labios y apreté mis ojos con fuerza. - ¿Qué diantres fue eso...? -
- Son temas que es mejor tratar con los herreros, aunque hoy no es el mejor día, no... - dijo el zapatero deteniendo su trabajo para pensar un poco en mi pregunta. - Oh genial... Es una excelente respuesta y me serviría muchísimo si no viniese de allá después de hacer enojar a un herrero importante... Yupii- pensé y parpadee un par de veces.
– Lo que pasa es que los herreros ahorita están todos tristes y mi tarea es para mañana- le comenté mientras le hacía seña al señor para que se agachase un poquito y poder intimar un poco la conversación – …y no me caen muy bien los herreros, son un poco amargados- susurré – de casualidad, sabe usted en donde puedo conseguir información sobre las piedras mágicas que no sea en donde los herreros? - le pregunte en un tono que lo hiciese parecer cómplice de una pequeña travesura, alentándolo juntando mis manos y balanceandome sobre mí misma de un ladito a otro de forma muy tierna – Algún localsito de cositas mágicas o tal vez tal vez...- parpadeé más para que mis ojos brillaran un poco -... a un piedrólogo-
Estaba un poco desesperada por saber ya mismo, qué hacía esa piedra y por qué conmigo brillaba – ¿Brillará con todos los brujos? O ¿Será un detector de especies? O... o... mejor... ¡¡un detonador de poder!!... Seguro me ayuda a ser invisible, o leer la mente, aumentar mi poder o algo parecido...- la curiosidad me llamaba, mi mano deseaba volver a tocar la piedra y en cuanto viese al zapatero despistarse aunque sea un poco metería mi mano en mi bolsillo para volver a sentir su interesante reacción sobre mi cuerpo. Mis deditos se acercaron a gran velocidad a la gema y al contacto con ella, fue como si me saliese de mí, como si todo lo que estuviese a mi alrededor no importara, era como si solo importase mi respiración y el flujo de energía que corría velozmente por mi cuerpo, no lograba pensar en nada, un escalofrío recorrió mi cuerpo; no podía controlar mis sentidos y enseguida me desplomé hacia un lado, estiré mi mano para sujetarme de la mesa de trabajo pero no tenía suficiente fuerza como para mantenerme y caí en el piso. Gracias a los dioses me caí, si no, pienso que me hubiese quedado pegada babeando mientras sostenía la piedra; el haberme golpeado hizo que volviese en mí, saque mi mano lentamente del bolsillo dejando la gema en su lugar; vi mi mano como si no la conociera y la observé por un largo rato perpleja por lo ocurrido. Después de mi caída se acercó el amable señor preocupado por lo ocurrido y yo solo logré responderle con balbuceos. Sentada en el piso empecé a sobarme la pierna y a arrugar la cara por el golpe que me di, mordí mis labios y apreté mis ojos con fuerza. - ¿Qué diantres fue eso...? -
- Mi cara al caer:
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
- ¡Jaja! -Espetaría el hombre cuando se agachaba a escuchar con mayor atención las palabras de la pequeña.- ¿Han armado un buen barullo verdad? - Respondió bastante orgulloso de lo que habían montado un puñado de herreros enfadados, aunque mayormente su alegría se vería magnificada por el hecho de que pues habría una semana en el que los peleteros apenas tendrían competencia y el negocio sería productivo. Finalmente volvió a su posición erguida en la silla, mirando esta vez al techo mientras pensaba un lugar en el que pudieran ayudar a la niña, con demasiada prisa por obtener información. - Pues... Cuando alguien necesita algo de la magia acostumbra a recurrir a los brujos, pero no son gente de la que yo me fiaría, no... Además guardan con recelo sus secretos. - Afirmaría el anciano de apariencia amable pero de comentarios xenófobos después de pasar un tiempo meditanto su pausada respuesta, que apenas fue percibida por la pequeña que discurría en un tema que haría al anciano abrir los ojos de par en par ante lo que balbuceaba.
- ¡¡Un detonador de poder!!... Seguro me ayuda a ser invisible, o leer la mente, aumentar mi poder o algo parecido... - El anciano retrocedería por un segundo ante las palabras de la niña, sabiendo que nunca sabías con quién estabas tratando en aquella ciudad, un extraño brillo empezó a emanar del interior de su ropa, provocando en la niña extraños movimientos que dejarían a aquél pobre hombre bastante aturdido, sin saber qué hacer.
El lirio se veía estimulado por el contacto mágico, su energía se transmitía casi de forma inmediata a través de la piel de la pequeña, invadiendo cada rincón de su ser, un estallido de placer y sensación de fuerza demasiado súbito e intenso para un niño, cuya mente infantil solo podría pretender repetir una vez y otra aquél placer tan inmediato que le otorgaba el mero contacto con el mineral azul. El zapatero no reaccionaría hasta que la niña cayera al suelo, impedida por la cantidad de energía sin control que había recorrido por su interior para luego irse, en el constante movimiento de ida y venida cada vez menos intenso, más controlable.
Mas la amabilidad del hombre pareció quedar atrás en la zapatería en la que se encontraban ambos. Su rostro había cambiado por completo al vislumbrar un fragmento de la piedra preciosa que la niña portaba, su tamaño. El sueño de una vida sencilla y acomodada al simple alcance de su mano. - Lirio... - Susurraría acercándose a la niña sin dudar, tendiendo la mano hacia su bolsillo, sin mostrar el menor interés por el estado de la pequeña, solo con la intención de quitarle con aparente sencillez el caramelo a un niño. Agarraría su muñeca con fuerza, incluso con cierta violencia, sacando del bolsillo la mano y la piedra, lo que provocó que también las pupilas del hombre se dilataran, ya era suyo.
____
Off: La codicia rompe el saco (o no?), tienes carta blanca, aunque estés aturdida, la situación de violencia que vives te despejará lo suficiente. Si vas avanzando correctamente en la trama al final de la quest te revelaré específicamente las propiedades de la piedra que irás descubriendo (sus pros y contras), aunque ahora debes evitar que te la robe el anciano. Puedes intentar gritar, luchar... Si decides luchar te daré la pista de que si ejecutas un hechizo tendrá probabilidad de éxito bastante elevada y su potencia se verá aumentada en mi resolución. Suerte y prudencia.
- ¡¡Un detonador de poder!!... Seguro me ayuda a ser invisible, o leer la mente, aumentar mi poder o algo parecido... - El anciano retrocedería por un segundo ante las palabras de la niña, sabiendo que nunca sabías con quién estabas tratando en aquella ciudad, un extraño brillo empezó a emanar del interior de su ropa, provocando en la niña extraños movimientos que dejarían a aquél pobre hombre bastante aturdido, sin saber qué hacer.
El lirio se veía estimulado por el contacto mágico, su energía se transmitía casi de forma inmediata a través de la piel de la pequeña, invadiendo cada rincón de su ser, un estallido de placer y sensación de fuerza demasiado súbito e intenso para un niño, cuya mente infantil solo podría pretender repetir una vez y otra aquél placer tan inmediato que le otorgaba el mero contacto con el mineral azul. El zapatero no reaccionaría hasta que la niña cayera al suelo, impedida por la cantidad de energía sin control que había recorrido por su interior para luego irse, en el constante movimiento de ida y venida cada vez menos intenso, más controlable.
Mas la amabilidad del hombre pareció quedar atrás en la zapatería en la que se encontraban ambos. Su rostro había cambiado por completo al vislumbrar un fragmento de la piedra preciosa que la niña portaba, su tamaño. El sueño de una vida sencilla y acomodada al simple alcance de su mano. - Lirio... - Susurraría acercándose a la niña sin dudar, tendiendo la mano hacia su bolsillo, sin mostrar el menor interés por el estado de la pequeña, solo con la intención de quitarle con aparente sencillez el caramelo a un niño. Agarraría su muñeca con fuerza, incluso con cierta violencia, sacando del bolsillo la mano y la piedra, lo que provocó que también las pupilas del hombre se dilataran, ya era suyo.
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Off: La codicia rompe el saco (o no?), tienes carta blanca, aunque estés aturdida, la situación de violencia que vives te despejará lo suficiente. Si vas avanzando correctamente en la trama al final de la quest te revelaré específicamente las propiedades de la piedra que irás descubriendo (sus pros y contras), aunque ahora debes evitar que te la robe el anciano. Puedes intentar gritar, luchar... Si decides luchar te daré la pista de que si ejecutas un hechizo tendrá probabilidad de éxito bastante elevada y su potencia se verá aumentada en mi resolución. Suerte y prudencia.
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Ya en el suelo aturdida sentía como una esencia recorría mi cuerpo de forma violenta y fue bajando su intensidad hasta que se apago progresivamente. El golpe de la caía me hizo despertar de inmediato de aquel extasiante momento. Mis intenciones eran alejar mi mano de aquel cristal para poder estabilizarme, pero cuando estaba en proceso de hacerlo el zapatero se acercó a mí, me sujetó la muñeca con fuerza e intentó arrebatarme el cristal. Yo quede perpleja por la situación, me enfurecí mucho ya que consideraba que ese señor era un buen hombre, no esperaba que fuese a actuar de esa manera tan brusca conmigo y todo por un pedasito de piedra que conseguí por ahí.
Sus ojos brillaban, su deseo y su desinterés por su alrededor me dio a entender la codicia que poseía ese hombre en su interior. No se acercaba a ayudarme por mi fuerte caída, simplemente se acercaba para aprovechar el momento de debilidad para robarme. - Quiere robarme a mí... pues está muy equivocado-
La caída me había despertado de repente dejando a mi cuerpo un tanto acelerado, sin embargo me sentía muy débil mentalmente como para poder utilizar mis poderes. Deseaba simplemente recuperar lo que me pertenece y salir de ahí; pero por otro lado si este señor desea el “lirio” porque así lo llamó, me parece que sabe algo de esto y por eso fue que vine, información. - ¿ Qué tan importante será este pequeño amiguito que tengo en mi bolsillo? ¿ Por qué este inservible zapatero lo conoce y yo no? ¿ Cuánto valdrá? Porque a mi me suena que este viejo lo que quiere es dinero y no poder-
Sentada en el piso mirando sus ojos de desesperación me entró una rabia enorme – No me vas a quitar lo que es mío- dije en tono fuerte mientras procedía a darle una patada en la rodilla con intenciones de desestabilizarlo y que dejara mi muñeca en paz. - ¡¡ Sueltame !!- grité dándome fuerzas mentalmente para pegarle consecutivas patadas en las rodillas y las piernas aumentando mi fuerza progresivamente proveniente de la colera - ¡¡¡¡ Viejo ladrón !!!!- grité más fuerte.
Sus ojos brillaban, su deseo y su desinterés por su alrededor me dio a entender la codicia que poseía ese hombre en su interior. No se acercaba a ayudarme por mi fuerte caída, simplemente se acercaba para aprovechar el momento de debilidad para robarme. - Quiere robarme a mí... pues está muy equivocado-
La caída me había despertado de repente dejando a mi cuerpo un tanto acelerado, sin embargo me sentía muy débil mentalmente como para poder utilizar mis poderes. Deseaba simplemente recuperar lo que me pertenece y salir de ahí; pero por otro lado si este señor desea el “lirio” porque así lo llamó, me parece que sabe algo de esto y por eso fue que vine, información. - ¿ Qué tan importante será este pequeño amiguito que tengo en mi bolsillo? ¿ Por qué este inservible zapatero lo conoce y yo no? ¿ Cuánto valdrá? Porque a mi me suena que este viejo lo que quiere es dinero y no poder-
Sentada en el piso mirando sus ojos de desesperación me entró una rabia enorme – No me vas a quitar lo que es mío- dije en tono fuerte mientras procedía a darle una patada en la rodilla con intenciones de desestabilizarlo y que dejara mi muñeca en paz. - ¡¡ Sueltame !!- grité dándome fuerzas mentalmente para pegarle consecutivas patadas en las rodillas y las piernas aumentando mi fuerza progresivamente proveniente de la colera - ¡¡¡¡ Viejo ladrón !!!!- grité más fuerte.
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Ya con el lirio en la mano el anciano sonreiría ámpliamente, la fuerza de la niña no representaba el menor obstáculo. Aunque sujetase aun su muñeca, la pequeña montaría en cólera a sus pies, montando un escándalo poco productivo para sus viles intenciones, golpeando las rodillas del viejo hasta que se desestabilizó, soltándola tanto a ella como al lirio en su caída. - ¡Estate quieta! - Diría bruscamente, dando un revés a la niña que volvería a dejarla en el suelo. Notaría el sabor de la sangre en sus labios, pero no era comparable a la sensación de angustia que le hacía sentir el hecho que la piedra le había sido arrebatada de las manos.
El anciano se levantaría tambaleándose en busca de la piedra, la pequeña le había dejado algo cojo, pues tenía las rodillas delicadas desde hacía ya tiempo como para ser golpeado con tanto descaro. Cogería el lirio del suelo aun tambaleándose, la borrosa imagen de una mano envejecida cogiendo el lirio sería lo que vería la niña antes de que el anciano abandonara el lugar sin esperar lo más mínimo, siendo el ruido del cerrojo lo que despertaría los sentidos de la pequeña, se había quedado encerrada en aquella zapatería.
El taller del zapatero no tenía a la vista nada interesante o de valor además de las herramientas y pieles que utilizaba, las cuales habían quedado desperdigadas por el lugar tras la estrepitosa lucha que había tenido lugar. Los cristales en las ventanas no parecían un desafío y la presencia del lirio cercano no le pasaba desapercibida a la joven bruja.
___
Off: Mientras no dejes que el anciano se aleje demasiado podrás sentir la presencia del lirio, ves con cuidado, pues la quest podría fracasar si no escapas con rapidez del lugar. Tienes carta blanca para actuar, aunque ten en cuenta si consigues llegar a la calle aquello de que el que roba a un ladrón tiene cien años de perdón. Suerte.
El anciano se levantaría tambaleándose en busca de la piedra, la pequeña le había dejado algo cojo, pues tenía las rodillas delicadas desde hacía ya tiempo como para ser golpeado con tanto descaro. Cogería el lirio del suelo aun tambaleándose, la borrosa imagen de una mano envejecida cogiendo el lirio sería lo que vería la niña antes de que el anciano abandonara el lugar sin esperar lo más mínimo, siendo el ruido del cerrojo lo que despertaría los sentidos de la pequeña, se había quedado encerrada en aquella zapatería.
El taller del zapatero no tenía a la vista nada interesante o de valor además de las herramientas y pieles que utilizaba, las cuales habían quedado desperdigadas por el lugar tras la estrepitosa lucha que había tenido lugar. Los cristales en las ventanas no parecían un desafío y la presencia del lirio cercano no le pasaba desapercibida a la joven bruja.
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Off: Mientras no dejes que el anciano se aleje demasiado podrás sentir la presencia del lirio, ves con cuidado, pues la quest podría fracasar si no escapas con rapidez del lugar. Tienes carta blanca para actuar, aunque ten en cuenta si consigues llegar a la calle aquello de que el que roba a un ladrón tiene cien años de perdón. Suerte.
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Estaba indignada por aquel acto tan vil de robarle un juguete nuevo a un niño, era inaceptable. Mi insistencia con el lirio aumentaba y al parecer la de aquel hombre también -Nadie me robará lo que es mío- grité.
La piedra por fin fue libre de sus sucias y ladronas manos, en ese instante todo se movía en cámara lenta; vi la esperanza de recuperar mis pertenencias pero al estirar mi mano para intentar cogerlo sentí un golpe en la cara que me dejó pegada al suelo -no me esperaba una reacción tan violenta de alguien mayor-.
Mi boca chocó con el duro suelo haciendo que mis dientes me reventaran un poco el labio, parpadee varias veces para recuperarme del estruendo y pude ver como mi pequeña esperanza se iba desvaneciendo, mi oportunidad de recuperar el lirio se reducía y en mi boca sentía que algo que no es común tener en ella. Me llevé la mano a mi labio para verificar si mis sospechas de sangre eran ciertas y pude sentir el frío de la herida. Me toqué varias veces la boca con suavidad mientras pegaba un chillido de frustración y una lagrimita corrió por mi mejilla inevitablemente, aumentando mi furia. El sonido tan desconcertante del cerrojo me percató de que el anciano escaparía así que escupí con fuerza y rabia para liberarme de esa tortura visual roja y me paré decidida a recuperar lo mío.
-¡Le rebanaré los dedos uno por uno!- grité con mucha rabia mientras me terminaba de levantar para sujetar un martillo y lanzarlo violentamente hacia la ventana.
Tomé la silla del zapatero y la acomodé cerca de la ventana para ayudarme a salir, me monté con rapidez, patee fuertemente algunos filitos peligrosos de vidrio que podrían arriesgar mi huida y salté para salir de aquella prisión.
Mi enojo había condicionado mi vista para pasar por alto a todo lo que no fuera un zapatero ladrón, pero a simple vista no había rastro alguno del señor, miré a los alrededores y no podía determinar hacía donde se podía haber dirigido el zapatero, sin embargo sentía en lo más profundo de mis adentros que no estaba muy lejos. Decidí correr el riesgo de seguir mis instintos y estos cada vez se hacían más fuerte, incluso tenía un gran presentimiento de que el camino que estaba siguiendo era el correcto.
Cada paso me hacía sentir más segura de la ubicación de aquel señor -¿será que esta sensación la produce la piedra?- pensé –no, creo... ¿o sí?- me preguntaba en mi cabeza mientras trataba de concentrarme en conseguirlo y mi adrenalina aumentaba.
Saqué mi arco y le preparé unas flechas listas para acabar y descuartizar los sesos de aquel señor, aunque en mis adentros sabía que no sería capaz de hacer algo tan agresivo y sangriento como eso.
Sentía la presencia de “algo” cerca, me apresuré a acercarme y averiguar si había logrado dar con la ubicación del viejo y efectivamente estaba ahí, huyendo a toda velocidad con mi lirio. El señor que me había recibido con amabilidad y que de un momento a otro se puso en plan de ladrón, agresivo y de intentar encerrarme en su local.
La rabia inundaba mis ojos y mi objetivo era claro, dejé de correr, apunté y lancé dos flechas una con intensiones de impactar sobre su nalguita izquierda y la otra en su pierna derecha. Después de mis lanzamientos me coloqué rápidamente el arco en la espalda y con la telequinesis deseaba mover aquella piedra para arrebatarla de las dañadas manos de aquel zapatero malo y depositar el lirio de nuevo en el bolsillo donde estaba bien guardada y segura, lejos de todos los zapateros ladrones que existen.
La piedra por fin fue libre de sus sucias y ladronas manos, en ese instante todo se movía en cámara lenta; vi la esperanza de recuperar mis pertenencias pero al estirar mi mano para intentar cogerlo sentí un golpe en la cara que me dejó pegada al suelo -no me esperaba una reacción tan violenta de alguien mayor-.
Mi boca chocó con el duro suelo haciendo que mis dientes me reventaran un poco el labio, parpadee varias veces para recuperarme del estruendo y pude ver como mi pequeña esperanza se iba desvaneciendo, mi oportunidad de recuperar el lirio se reducía y en mi boca sentía que algo que no es común tener en ella. Me llevé la mano a mi labio para verificar si mis sospechas de sangre eran ciertas y pude sentir el frío de la herida. Me toqué varias veces la boca con suavidad mientras pegaba un chillido de frustración y una lagrimita corrió por mi mejilla inevitablemente, aumentando mi furia. El sonido tan desconcertante del cerrojo me percató de que el anciano escaparía así que escupí con fuerza y rabia para liberarme de esa tortura visual roja y me paré decidida a recuperar lo mío.
-¡Le rebanaré los dedos uno por uno!- grité con mucha rabia mientras me terminaba de levantar para sujetar un martillo y lanzarlo violentamente hacia la ventana.
Tomé la silla del zapatero y la acomodé cerca de la ventana para ayudarme a salir, me monté con rapidez, patee fuertemente algunos filitos peligrosos de vidrio que podrían arriesgar mi huida y salté para salir de aquella prisión.
Mi enojo había condicionado mi vista para pasar por alto a todo lo que no fuera un zapatero ladrón, pero a simple vista no había rastro alguno del señor, miré a los alrededores y no podía determinar hacía donde se podía haber dirigido el zapatero, sin embargo sentía en lo más profundo de mis adentros que no estaba muy lejos. Decidí correr el riesgo de seguir mis instintos y estos cada vez se hacían más fuerte, incluso tenía un gran presentimiento de que el camino que estaba siguiendo era el correcto.
Cada paso me hacía sentir más segura de la ubicación de aquel señor -¿será que esta sensación la produce la piedra?- pensé –no, creo... ¿o sí?- me preguntaba en mi cabeza mientras trataba de concentrarme en conseguirlo y mi adrenalina aumentaba.
Saqué mi arco y le preparé unas flechas listas para acabar y descuartizar los sesos de aquel señor, aunque en mis adentros sabía que no sería capaz de hacer algo tan agresivo y sangriento como eso.
Sentía la presencia de “algo” cerca, me apresuré a acercarme y averiguar si había logrado dar con la ubicación del viejo y efectivamente estaba ahí, huyendo a toda velocidad con mi lirio. El señor que me había recibido con amabilidad y que de un momento a otro se puso en plan de ladrón, agresivo y de intentar encerrarme en su local.
La rabia inundaba mis ojos y mi objetivo era claro, dejé de correr, apunté y lancé dos flechas una con intensiones de impactar sobre su nalguita izquierda y la otra en su pierna derecha. Después de mis lanzamientos me coloqué rápidamente el arco en la espalda y con la telequinesis deseaba mover aquella piedra para arrebatarla de las dañadas manos de aquel zapatero malo y depositar el lirio de nuevo en el bolsillo donde estaba bien guardada y segura, lejos de todos los zapateros ladrones que existen.
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Magazubi
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
El crujir de los cristales por el martillo y la salida de la pequeña niña de la ventana dejaría a todos los transeúntes sorprendidos, expresando cada cual su opinión de una forma más o menos discreta en la calle, formando un corro alrededor de la niña, apartándose de su paso cuando esta avanzaba por las calles bajo las miradas de los que aun se cuestionaban lo que habían visto sus sentidos. El zapatero en su cojera sabía muy bien donde debía dirigirse, hacia los muelles, los brujos le darían una buena suma por aquella miserable piedra.- Parece puro... - Susurraría en su paso cojo entre la multitud, aun cegado por la codicia, esta le impediría ver hasta dónde le había llevado su osadía, podía vivir los últimos años de su vida como un aristócrata.
Dejando atrás el mercado, el aura del lirio sería perceptible por la bruja cada vez más cercana, aumentando el brillo de este en el bolsillo del asustadizo zapatero, incapaz de comprender lo que podía estar aconteciendo, tan solo intentaría dar paso por atajos hacia el muelle, aunque el lirio no haría sino brillar con más intensidad, la bruja estaba cerca. No le daría tiempo al anciano a girarse, nadie tendría tiempo a reaccionar ante los silbidos que presagiaban las flechas, que impactarían en el torso y la pierna del zapatero, que caería en redondo en el suelo, ensangrentando el pavimento de las ciudades, cayendo de su bolsillo el cristal que le había conducido a ello.
Una anciana observaría desde su posición en la callejuela la pequeña arquera, que recogería a prisa el cristal caído ante los estupefactos ojos de la mujer. Vestida con varias telas de colores vivos, aquella anciana abriría los ojos y se levantaría tambaleándose mientras sollozaba al grito. - ¡Asesina, has matado a Eufidio! - La mujer fingiría gran tristeza y se escandalizaría para que los vecinos dieran voz a la guardia de la ciudad ante tal crimen.- ¡Asesina... Has matado a Eufidio! - Se lamentaría repetidas veces sobre el anciano sangrante, la pequeña debía correr, huir, las calles ya no eran seguras para ella.
___
Bien, no hay que olvidar que te encuentras en las calles de Lunargenta. La gente llegará al callejón este turno y la guardia se informará. Empezará a buscarte por la ciudad dentro de dos turnos. En tu siguiente post deberás escapar del mercado o esconderte hasta la noche, el resultado final lo determinaré yo en mi siguiente post. En caso de huir del mercado, deberás pensar en qué dirección lo haces (qué parte de Lunargenta). Suerte.
Dejando atrás el mercado, el aura del lirio sería perceptible por la bruja cada vez más cercana, aumentando el brillo de este en el bolsillo del asustadizo zapatero, incapaz de comprender lo que podía estar aconteciendo, tan solo intentaría dar paso por atajos hacia el muelle, aunque el lirio no haría sino brillar con más intensidad, la bruja estaba cerca. No le daría tiempo al anciano a girarse, nadie tendría tiempo a reaccionar ante los silbidos que presagiaban las flechas, que impactarían en el torso y la pierna del zapatero, que caería en redondo en el suelo, ensangrentando el pavimento de las ciudades, cayendo de su bolsillo el cristal que le había conducido a ello.
Una anciana observaría desde su posición en la callejuela la pequeña arquera, que recogería a prisa el cristal caído ante los estupefactos ojos de la mujer. Vestida con varias telas de colores vivos, aquella anciana abriría los ojos y se levantaría tambaleándose mientras sollozaba al grito. - ¡Asesina, has matado a Eufidio! - La mujer fingiría gran tristeza y se escandalizaría para que los vecinos dieran voz a la guardia de la ciudad ante tal crimen.- ¡Asesina... Has matado a Eufidio! - Se lamentaría repetidas veces sobre el anciano sangrante, la pequeña debía correr, huir, las calles ya no eran seguras para ella.
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Bien, no hay que olvidar que te encuentras en las calles de Lunargenta. La gente llegará al callejón este turno y la guardia se informará. Empezará a buscarte por la ciudad dentro de dos turnos. En tu siguiente post deberás escapar del mercado o esconderte hasta la noche, el resultado final lo determinaré yo en mi siguiente post. En caso de huir del mercado, deberás pensar en qué dirección lo haces (qué parte de Lunargenta). Suerte.
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
El zapatero había caído al suelo, recibir el impacto de mis flechas lo habían dejado indefenso abriéndome la posibilidad de recuperar lo que había obtenido de aquel gremio, un recuerdo, una aventura, un misterio por ser revelado -¿Qué es ese objeto y cuál es su naturaleza?- eran preguntas que me encantaría contestar antes de que alguien se apoderara de aquella piedra.
Me acerqué rápidamente al viejo para arrebatarle el lirio con telequinesis y luego depositarlo en mi bolsillo, no quería arriesgarme a volver a sentir esos disparos de energía mientras estaba en una situación de robo que no esperaba que nadie entendiese. Era momento para tomar un respiro; ya había recuperado lo que quería, sentí un pequeño alivio que sólo duro unos pocos segundos, ya que una vieja chillona empezó a gritar como loca.
-¡Asesina, has matado a Eufidio! - gritaba ella con gran tristeza.
Voltee ipso facto para informarme sobre lo ocurrido -¿Qué le pasará a esta pobre señora?- la miré y ella volvió a gritar.
Su dramático escándalo parecía ser producto de mi ataque al zapatero. -Mald#¿!- grité para mis adentros entrando en estado de alarma. Me devolví para observar el panorama en el que me encontraba y claramente las cosas no se veían muy lindas a mi favor: una niña arquera, un cristal que al parecer tiene mucho valor y un viejo sangrando en el piso no son un buen cuadro el cual discutir.
Los vecinos no tardarían mucho en alarmarse por la señora así que la adrenalina volvió a mi cuerpo para actuar sin pensar dos veces. Le quite al cuerpo del anciano los dos proyectiles y los guarde ensangrentados junto a mis otras flechas en mi espalda.
Tenía que huir y no podía devolverme, tenía que seguir hacia adelante, correr a todo dar, seguir el camino que el viejo pensaba tomar y así lo hice. No miré hacia atrás, necesitaba salir de ahí lo más rápido posible.
Con cada paso mi corazón se aceleraba, mi tranquilidad desaparecía y el olor del agua salada se hacía más intenso; me dirigía claramente al puerto, sería un lugar seguro, un refugio y no lo desperdiciaría, me subiría a la primera embarcación que estuviese por partir, no me importaba hacía donde iría – lo más importante es estar a salvo- pensé mientras me acercaba al muelle -¿Por qué el zapatero vendría aquí? ¿Pensaba huir con mi cristal?-.
No quería confiar en nada ni en nadie, no podía bajar la guardia, tenía que pasar desapercibido como una niña cualquiera sin ningún objeto de valor. Mi deber era proteger esa piedra hasta saber qué es y qué hace.
Me acerqué rápidamente al viejo para arrebatarle el lirio con telequinesis y luego depositarlo en mi bolsillo, no quería arriesgarme a volver a sentir esos disparos de energía mientras estaba en una situación de robo que no esperaba que nadie entendiese. Era momento para tomar un respiro; ya había recuperado lo que quería, sentí un pequeño alivio que sólo duro unos pocos segundos, ya que una vieja chillona empezó a gritar como loca.
-¡Asesina, has matado a Eufidio! - gritaba ella con gran tristeza.
Voltee ipso facto para informarme sobre lo ocurrido -¿Qué le pasará a esta pobre señora?- la miré y ella volvió a gritar.
Su dramático escándalo parecía ser producto de mi ataque al zapatero. -Mald#¿!- grité para mis adentros entrando en estado de alarma. Me devolví para observar el panorama en el que me encontraba y claramente las cosas no se veían muy lindas a mi favor: una niña arquera, un cristal que al parecer tiene mucho valor y un viejo sangrando en el piso no son un buen cuadro el cual discutir.
Los vecinos no tardarían mucho en alarmarse por la señora así que la adrenalina volvió a mi cuerpo para actuar sin pensar dos veces. Le quite al cuerpo del anciano los dos proyectiles y los guarde ensangrentados junto a mis otras flechas en mi espalda.
Tenía que huir y no podía devolverme, tenía que seguir hacia adelante, correr a todo dar, seguir el camino que el viejo pensaba tomar y así lo hice. No miré hacia atrás, necesitaba salir de ahí lo más rápido posible.
Con cada paso mi corazón se aceleraba, mi tranquilidad desaparecía y el olor del agua salada se hacía más intenso; me dirigía claramente al puerto, sería un lugar seguro, un refugio y no lo desperdiciaría, me subiría a la primera embarcación que estuviese por partir, no me importaba hacía donde iría – lo más importante es estar a salvo- pensé mientras me acercaba al muelle -¿Por qué el zapatero vendría aquí? ¿Pensaba huir con mi cristal?-.
No quería confiar en nada ni en nadie, no podía bajar la guardia, tenía que pasar desapercibido como una niña cualquiera sin ningún objeto de valor. Mi deber era proteger esa piedra hasta saber qué es y qué hace.
Magazubi
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Gracias thorn.
-Ger.
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Thorn
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
Aun desesperada por la muerte que acababa de presenciar, la anciana no pudo sino retroceder y quedarse al fin sin aliento al ver como la pequeña arrancaba brutalmente las flechas del cuerpo del anciano caído, guardándolas aun ensangrentadas. Finalmente varios grupos de curiosos se acercarían al callejón cuando la niña huía corriendo. En su camino se cruzaría con guardias y diferentes ciudadanos totalmente desinformados, impasibles ante ella en mayor medida cuanto más se alejaba hacia la zona portuaria, pronto su situación cambiaría, incluso ella con su corta edad podía intuirlo con claridad.
Dos jinetes se abrían paso entre la multitud de la gente a empujones y a gritos de - ¡Paso a la guardia, circulen, vuelvan a sus casas! - Obligados a actuar con la seriedad que caracterizaba a los guardianes de la ley del rey en la gran ciudad, que ahora padecían una oleada de asesinatos aleatorios. La anciana, que había repetido su versión de los hechos incansablemente, correría a llorar a los pies de uno de los jinetes que desmontaba detectando en él la armadura plateada que vestía, signo del puesto de honor y responsabilidad que ello le otorgaba. No obstante, el yelmo cerrado descubriría en su apertura un rostro enfadado y fatigado, incapaz de creer la historia que narraba aquella mujer de avanzada edad hambrienta de atención. - No ha sido obra de asesinos, de eso no hay duda. - Admitiría el hombre ante ese asesinato a pleno día y con testigos, apartando a la mujer no sin poder evitar escucharla mientras observaba el cuerpo en mitad de la calle, a disposición de todo aquél publico heterogéneo que se había formado alrededor.
Aunque la muerte no era ninguna novedad para ancianos o niños, pues podían presenciarla en las transitadas calles o en su comunidad propia, si lo eran los asesinatos como las ejecuciones, que parecían haberse convertido en todo un espectáculo. Ese había sido el segundo homicidio en plena calle en un corto periodo y ahora realmente la reputación del orden se veía al borde del toque de queda. - Informad a las puertas y los muelles... No es más que una criaja, encontrarla. - Se reafirmaría el capitán cuando montaba de nuevo en su montura, intentando serenarse ante las opciones que se le brindaban y la vergüenza que podían sufrir si fracasaban.
El puerto le ofrecía a Magazubi una puerta a la clandestinidad suburbana de la ciudad, donde como la mayoría de traficantes y rufianes que albergaba, encontraría por un tiempo una tranquilidad que le sería necesaria para pensar su siguiente paso y quizás, alguien dispuesto ayudarla.
___
Bueno pequeñaja, el cuervo ha vuelto para atorment... Nada, ejem... He vuelto y junto a mi se reactiva la quest. Cuando estés lista (y si no estás ahora mismo enrolada en una quest/mastereado, en tal caso deberás finalizarlos) proseguimos con el ritmo de 48h. Al rol, tu escapada no ha sido todo lo discreta que podría, lo cual me gusta para tu personaje inexperto en estos mundos, por otro lado recuerda que en mi siguiente post la guardia te estará oficialmente buscando, por lo que recomiendo mentalización escapista, pronto correrá la voz.
Deberás abrir un tema con la etiqueta [Quest] + el título que decidas en Lunargenta-Puerto con carta blanca para describir el puerto y sus habitantes hasta mi siguiente post, donde yo tomaré mando de NPC's a tu alrededor. Puedes incluir un 2º usuario para que te ayude/¿Perjudique? O.o. Deberás enviarme MP en todo caso tanto si deseas seguir sola como si alguien quiere unirse. Suerte.
Dos jinetes se abrían paso entre la multitud de la gente a empujones y a gritos de - ¡Paso a la guardia, circulen, vuelvan a sus casas! - Obligados a actuar con la seriedad que caracterizaba a los guardianes de la ley del rey en la gran ciudad, que ahora padecían una oleada de asesinatos aleatorios. La anciana, que había repetido su versión de los hechos incansablemente, correría a llorar a los pies de uno de los jinetes que desmontaba detectando en él la armadura plateada que vestía, signo del puesto de honor y responsabilidad que ello le otorgaba. No obstante, el yelmo cerrado descubriría en su apertura un rostro enfadado y fatigado, incapaz de creer la historia que narraba aquella mujer de avanzada edad hambrienta de atención. - No ha sido obra de asesinos, de eso no hay duda. - Admitiría el hombre ante ese asesinato a pleno día y con testigos, apartando a la mujer no sin poder evitar escucharla mientras observaba el cuerpo en mitad de la calle, a disposición de todo aquél publico heterogéneo que se había formado alrededor.
Aunque la muerte no era ninguna novedad para ancianos o niños, pues podían presenciarla en las transitadas calles o en su comunidad propia, si lo eran los asesinatos como las ejecuciones, que parecían haberse convertido en todo un espectáculo. Ese había sido el segundo homicidio en plena calle en un corto periodo y ahora realmente la reputación del orden se veía al borde del toque de queda. - Informad a las puertas y los muelles... No es más que una criaja, encontrarla. - Se reafirmaría el capitán cuando montaba de nuevo en su montura, intentando serenarse ante las opciones que se le brindaban y la vergüenza que podían sufrir si fracasaban.
El puerto le ofrecía a Magazubi una puerta a la clandestinidad suburbana de la ciudad, donde como la mayoría de traficantes y rufianes que albergaba, encontraría por un tiempo una tranquilidad que le sería necesaria para pensar su siguiente paso y quizás, alguien dispuesto ayudarla.
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Bueno pequeñaja, el cuervo ha vuelto para atorment... Nada, ejem... He vuelto y junto a mi se reactiva la quest. Cuando estés lista (y si no estás ahora mismo enrolada en una quest/mastereado, en tal caso deberás finalizarlos) proseguimos con el ritmo de 48h. Al rol, tu escapada no ha sido todo lo discreta que podría, lo cual me gusta para tu personaje inexperto en estos mundos, por otro lado recuerda que en mi siguiente post la guardia te estará oficialmente buscando, por lo que recomiendo mentalización escapista, pronto correrá la voz.
Deberás abrir un tema con la etiqueta [Quest] + el título que decidas en Lunargenta-Puerto con carta blanca para describir el puerto y sus habitantes hasta mi siguiente post, donde yo tomaré mando de NPC's a tu alrededor. Puedes incluir un 2º usuario para que te ayude/¿Perjudique? O.o. Deberás enviarme MP en todo caso tanto si deseas seguir sola como si alguien quiere unirse. Suerte.
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Re: [QUEST] Día de luto en la calle de los herreros.
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Magazubi
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