Momento decisivo [Mastereado][Libre]
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Momento decisivo [Mastereado][Libre]
Tras un largo día enseñando las artes de la magia a la juventud autóctona de las islas decidí hacerle una pequeña visita al mandamás de la academia de la alquimia, iba a conseguir de una vez por todas el viaje a la tierra de mis admirados elfos. Estaba seguro de que el director sabía de todas y cada una de las veces que había llegado tarde, de todas las veces que respondí mal a sus representantes, de mis actos poco habituales JAJAJA, espero que lo entienda.
Debía ir con cuidado, el director era un brujo poderoso y a pesar de que contadas ocasiones hablé con él, no me pareció un brujo muy diferente del resto y aunque del dicho al hecho hay un trecho, dicen que es de los alquimistas más poderosos que se conocen y si al final resulta que no me tiene en buena estima, podría hacerme daño sin miramientos ni consecuencias, para él, claro. Pero si quería irme conservando mi puesto y mi casa, tenía hablar con él.
Ya había oscurecido y el pasillo se alzaba lúgubre ante mi, las paredes eran de piedra y las cristaleras estaban abiertas, el frío entraba por ellas campando a sus anchas en una cruzada contra la buena temperatura. Y al final, allí estaba la puerta, cerrada como siempre; con una luz asomando bajo ella. Señal de que el director estaba dentro, y dada la hora, estaría sólo. Sin más, esperé la respuesta del director, con suerte, me invitaría a entrar.
Me planté delante de la puerta y esperé unos instantantes, no se oía nada; alcé mi puño y tras dar una bocanada de aire, me dispuse a dar el clásico "toc toc ¿Puedo pasar?". ¿Qué mejor forma para empezar una conversación? JAJAJA.
Debía ir con cuidado, el director era un brujo poderoso y a pesar de que contadas ocasiones hablé con él, no me pareció un brujo muy diferente del resto y aunque del dicho al hecho hay un trecho, dicen que es de los alquimistas más poderosos que se conocen y si al final resulta que no me tiene en buena estima, podría hacerme daño sin miramientos ni consecuencias, para él, claro. Pero si quería irme conservando mi puesto y mi casa, tenía hablar con él.
Ya había oscurecido y el pasillo se alzaba lúgubre ante mi, las paredes eran de piedra y las cristaleras estaban abiertas, el frío entraba por ellas campando a sus anchas en una cruzada contra la buena temperatura. Y al final, allí estaba la puerta, cerrada como siempre; con una luz asomando bajo ella. Señal de que el director estaba dentro, y dada la hora, estaría sólo. Sin más, esperé la respuesta del director, con suerte, me invitaría a entrar.
Me planté delante de la puerta y esperé unos instantantes, no se oía nada; alcé mi puño y tras dar una bocanada de aire, me dispuse a dar el clásico "toc toc ¿Puedo pasar?". ¿Qué mejor forma para empezar una conversación? JAJAJA.
Maeloc
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Re: Momento decisivo [Mastereado][Libre]
El director de la academia de alquimia estaba sentado en su sillón de piel de color azul, con los codos apoyados sobre la mesa. Rascaba su arrugada sien con las manos, pensando.
-Debe de haber una manera… ¿pero cómo?- pregunto a sabiendas de que estaba solo. Se levantó de manera pesada, llevaba semanas estudiando unas ideas, y apenas había dejado tiempo para nada más, por lo que estaba agotado.
La habitación en la que se encontraba era su despacho, aunque también, con el paso del tiempo, se había convertido en su dormitorio: la habitación no era pequeña, pero la aglomeración de cosas hacía de ella una cueva. En la mayoría de las pareces abundaban las librerías, aunque la mayor parte de libros estaban sobre las mesas apilados o en el suelo. Había un escritorio en el medio de la sala, con la silla en dirección hacia la pequeña ventana, adornada con unas modestas cortinas. Esta estaba repleta de papeles arrugados y llenos de garabatos. En el fondo de la habitación había una pequeña cama, que durante las últimas semanas no había sido aireada ni un solo día. Una única llama de un pequeño candil de cobre reposaba en la mesita que había junto a la cama, para así poder seguir trabajando hasta tarde, una llama que no se moría nunca. En el alto tejado de madera había algunas telarañas, pero el director apenas había visto nunca a las tejedoras, por lo que no quitó los blancos hilos que adornaban su techo.
Con las manos frías y un tanto entumecidas de tanto escribir, el brujo se sirvió una infusión de la jarra plateada, estaba caliente y había dejado un buen aroma en la habitación. Se sentó en sillón de nuevo, bebiendo. Sus dedos picaban en la mesa, sabía que había alguien al otro lado de la puerta de su despacho, lo sentía.
-Puedes pasar…- dijo en voz alta, un poco a regañadientes, ya que como casi todo el mundo sabía en la academia, no le gustaba que le molestaran mientras trabajaba. Cerró los ojos, a la espera de que la visita entrara.
-Debe de haber una manera… ¿pero cómo?- pregunto a sabiendas de que estaba solo. Se levantó de manera pesada, llevaba semanas estudiando unas ideas, y apenas había dejado tiempo para nada más, por lo que estaba agotado.
La habitación en la que se encontraba era su despacho, aunque también, con el paso del tiempo, se había convertido en su dormitorio: la habitación no era pequeña, pero la aglomeración de cosas hacía de ella una cueva. En la mayoría de las pareces abundaban las librerías, aunque la mayor parte de libros estaban sobre las mesas apilados o en el suelo. Había un escritorio en el medio de la sala, con la silla en dirección hacia la pequeña ventana, adornada con unas modestas cortinas. Esta estaba repleta de papeles arrugados y llenos de garabatos. En el fondo de la habitación había una pequeña cama, que durante las últimas semanas no había sido aireada ni un solo día. Una única llama de un pequeño candil de cobre reposaba en la mesita que había junto a la cama, para así poder seguir trabajando hasta tarde, una llama que no se moría nunca. En el alto tejado de madera había algunas telarañas, pero el director apenas había visto nunca a las tejedoras, por lo que no quitó los blancos hilos que adornaban su techo.
Con las manos frías y un tanto entumecidas de tanto escribir, el brujo se sirvió una infusión de la jarra plateada, estaba caliente y había dejado un buen aroma en la habitación. Se sentó en sillón de nuevo, bebiendo. Sus dedos picaban en la mesa, sabía que había alguien al otro lado de la puerta de su despacho, lo sentía.
-Puedes pasar…- dijo en voz alta, un poco a regañadientes, ya que como casi todo el mundo sabía en la academia, no le gustaba que le molestaran mientras trabajaba. Cerró los ojos, a la espera de que la visita entrara.
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•Maeloc debes exponerle al director tu propuesta.
Neros, si al final te incorporas el tema recuerda informarme antes para darte paso en el rol.
*Los nuevos deben tener al menos 10 post antes de entrar en el mastereado.
*No se debe de estar participando en Quest u otro rol mastereado
*Este rol no causará riesgos altos para los pjs. (posibilidad de riesgo leve)
*El rol debe ser fluido, se deben avisar las ausencias pasadas las 48h, de lo contrario, el pj será avisado, si tras esto no se tienen en consideración las advertencias, el pj será sancionado, expulsado del rol y algún castigo, como podría ser una herida que incapacite o una maldición.
Última edición por Wyn el Vie 7 Nov - 17:35, editado 1 vez
Wyn
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Re: Momento decisivo [Mastereado][Libre]
Tragué saliva y agarré el picaporte, lo giré y abrí la puerta; puse mi cara más alegre y con un tono amable le dije: "¡Hombre! ¡Nuestro querido director! ¿Cómo te trata la vida?". Tras un breve silencio añadí: "¿Recuerdas a mi primo Xenxo Axel? Estoy seguro de que si, es mi primo tercero por parte de la madre de mi tía. Vive en Lunargenta y me gustaría ir a visitarlo, ¿Me concedes un permiso para ausentarme un tiempo?".
Lo cierto es que debí llevar algo pensado, aunque se me da bien improvisar no se me da bien mentir, pero... ¿Cómo le iba a mencionar a los elfos siquiera? Aprecio mi vida como para tirarla por imprudente. Las dudas ante su posible reacción me hicieron prepararme para cualquier cosa, me anticiparía a sus movimientos en caso de que intentase atacarme o pondría mi mejor cara si es que me permite irme con la bolsa llena. Tras cavilar sobre estos temas unos instantes añadí: "Además, aprovecharía mi estancia allí para aprender e investigar cualquier cosa que pudiese enseñar a nuestros alumnos"; y esto último, si era cierto, pretendía aprender la magia élfica.
Lunargenta era un buen destino, el principal problema de nuestro humilde grupo era cruzar el mar, una vez en el continente, el bosque de los elfos está a un tiro de piedra de Lunargenta.
Lo cierto es que debí llevar algo pensado, aunque se me da bien improvisar no se me da bien mentir, pero... ¿Cómo le iba a mencionar a los elfos siquiera? Aprecio mi vida como para tirarla por imprudente. Las dudas ante su posible reacción me hicieron prepararme para cualquier cosa, me anticiparía a sus movimientos en caso de que intentase atacarme o pondría mi mejor cara si es que me permite irme con la bolsa llena. Tras cavilar sobre estos temas unos instantes añadí: "Además, aprovecharía mi estancia allí para aprender e investigar cualquier cosa que pudiese enseñar a nuestros alumnos"; y esto último, si era cierto, pretendía aprender la magia élfica.
Lunargenta era un buen destino, el principal problema de nuestro humilde grupo era cruzar el mar, una vez en el continente, el bosque de los elfos está a un tiro de piedra de Lunargenta.
Maeloc
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Re: Momento decisivo [Mastereado][Libre]
Las manos del director estaban alrededor de la taza, agradeciendo su calor. Su espalda se había recostado en el respaldo del sillón. Miraba fijamente a la puerta cuando entró Maeloc.
¿Querido director? El hombre alzo una ceja. El viejo brujo debía de estar muy necesitado de su ayuda para alagarle de esa manera, y más después de algunas de las riñas que habían tenido.
-Así que era eso…- dijo con una leve sonrisa, acariciando su cuidada barba antes de ponerse serio, y mirar al brujo a los ojos -… vienes a mí, nada menos que al director de la academia de alquimia, para pedirme permiso para ir a ver a… ¿tu primo?- su voz se había ido alzando un poco a medida que hablaba, aunque no llegó a gritar.
- Y dime ¿cómo esta él? Tengo entendido que hacía un tiempo que no le dirigías palabra alguna, cosa que no me extraña ya que tus palabras a veces son algo más afiladas de lo que deberían, aunque claramente eso no es lo que tú piensas…- El hombre estaba intentando sonsacar la verdad, ya que sabía que le estaba mintiendo.
- ¿Qué fue, por tu incansable impaciencia? ¿O quizás le dio grima ver que cuando se habla contigo muerdes esas sucias uñas que portas en las manos?- sabía que aquel hombre era hábil a la hora de improvisar historias y por lo tanto, escusas. Quería ponerle contra las cuerdas, pero no tenía toda la noche, había cosas más importantes.
– Maeloc, ya me he cansado de parlotear, digamos que nos hemos pasado muchas horas aquí sentados…- le hizo un gesto con la mano para que se sentase frente a él, en una silla que había de madera. -…y que tras una larga y batallada conversación, tu desistes y me cuentas realmente para que quieres ese permiso, y yo, tan indulgente como siempre, pienso si eres merecedor de dicho permiso.-
Su apariencia tranquila había vuelto a su rostro, sus manos reposaban de nuevo en la mesa, ya que mientras hablaba había reforzado sus palabras gesticulando con ellas. Callado, esperando la respuesta del profesor, se permití el lujo de desconectar unos segundos de la conversación para seguir pensando en sus problemas, bajando la miraba para repasar las hojas.
¿Querido director? El hombre alzo una ceja. El viejo brujo debía de estar muy necesitado de su ayuda para alagarle de esa manera, y más después de algunas de las riñas que habían tenido.
-Así que era eso…- dijo con una leve sonrisa, acariciando su cuidada barba antes de ponerse serio, y mirar al brujo a los ojos -… vienes a mí, nada menos que al director de la academia de alquimia, para pedirme permiso para ir a ver a… ¿tu primo?- su voz se había ido alzando un poco a medida que hablaba, aunque no llegó a gritar.
- Y dime ¿cómo esta él? Tengo entendido que hacía un tiempo que no le dirigías palabra alguna, cosa que no me extraña ya que tus palabras a veces son algo más afiladas de lo que deberían, aunque claramente eso no es lo que tú piensas…- El hombre estaba intentando sonsacar la verdad, ya que sabía que le estaba mintiendo.
- ¿Qué fue, por tu incansable impaciencia? ¿O quizás le dio grima ver que cuando se habla contigo muerdes esas sucias uñas que portas en las manos?- sabía que aquel hombre era hábil a la hora de improvisar historias y por lo tanto, escusas. Quería ponerle contra las cuerdas, pero no tenía toda la noche, había cosas más importantes.
– Maeloc, ya me he cansado de parlotear, digamos que nos hemos pasado muchas horas aquí sentados…- le hizo un gesto con la mano para que se sentase frente a él, en una silla que había de madera. -…y que tras una larga y batallada conversación, tu desistes y me cuentas realmente para que quieres ese permiso, y yo, tan indulgente como siempre, pienso si eres merecedor de dicho permiso.-
Su apariencia tranquila había vuelto a su rostro, sus manos reposaban de nuevo en la mesa, ya que mientras hablaba había reforzado sus palabras gesticulando con ellas. Callado, esperando la respuesta del profesor, se permití el lujo de desconectar unos segundos de la conversación para seguir pensando en sus problemas, bajando la miraba para repasar las hojas.
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•Maeloc, en tus manos esta seguir mintiendo o decir la verdad. Piensa bien tus actos, ya que pueden llevar a situaciones totalmente distintas.
Wyn
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Re: Momento decisivo [Mastereado][Libre]
Menudo cachondo, indulgentemente decidirá sobre si pasarme por la piedra o por la soga en caso de que le cuente mis intenciones reales. Solté una breve risilla medio disimulada y tomé asiento sin perder de vista al director, y sin pensarlo mucho le dije: "Pues para ser franco contigo, director, ese primo no existe, así que hemos intercambiado una mentira por otra. Ahí te va una verdad: Hay en el continente una serie de fenómenos mágicos que no se enseñan en la academia, como los dragones, el vampirismo y la licantropía... me gustaría estudiarlos y no se me ocurre mejor sitio que Lunargenta para establecer el centro de investigaciones".
Evité la palabra elfo, no quería ni imaginar una acusación de traición. De todas formas, no le he dicho ninguna mentira, por lo tanto no me tembló la voz y hablé con una seguridad más propia de mi. A menos que sea capaz de leerme la mente, no se dará cuenta. Ahora a ver que decide... Mi fama no era buena en lo que respecta a las normas, pero esperaba que mis años como profesor avalasen mis capacidades.
Evité la palabra elfo, no quería ni imaginar una acusación de traición. De todas formas, no le he dicho ninguna mentira, por lo tanto no me tembló la voz y hablé con una seguridad más propia de mi. A menos que sea capaz de leerme la mente, no se dará cuenta. Ahora a ver que decide... Mi fama no era buena en lo que respecta a las normas, pero esperaba que mis años como profesor avalasen mis capacidades.
Maeloc
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Re: Momento decisivo [Mastereado][Libre]
El director suspiró antes de llevarse la taza a los labios y beber un poco más de aquel aromático té. No era mala idea que el viejo maestro quisiera ir a Lunargenta a estudiar y aprender nuevas cosas. ¿Pero porque ahora? Le aprecia raro que no estuviese mordiéndose las uñas ni rascándose la cabeza, haciendo que su sombrero se moviera de un lado a otro. Por lo que pensaba que le estaba mintiendo de nuevo, o simplemente omitiendo gran parte de sus deseos. Negó con la cabeza, ya que creía que por mucho que lo discutieran, el brujo no daría su brazo a torcer.
-Sabes Maeloc…- el director se levantó de su sillón y se dirigió de nuevo a la zona donde las cosas de “cocina”. Llenó dos vasos, el suyo de la jarra plateada y uno nuevo de la dorada. Antes de sentarse de nuevo frente al brujo, el director de detuvo ante la ventana. Se podían ver algunas luces aun encendidas en las torres que formaban la escuela. -…no me parece mala idea.- Hizo una pequeña pausa. Sus labios acariciaron la suave porcelana con pequeños relieves en color oro. - Pero… ¿Qué estarías dispuesto a dar por ello?- lo miró fijamente a los ojos, apoyando los codos en la mesa, y entrelazando los dedos de sus manos, una postura normal en él.
-No sé si me he explicado bien. Sabes que yo te dejaría ir…- su voz sonaba con un tono algo extraño. -…pero entonces todo el mundo haría lo mismo. Tendría que, como a ti, permitírselo a todos, y eso no puede ser…- extendiendo el brazo, acercando más el vaso a Maeloc, el suyo desprendía un ligero olor a jazmín. Parecía que aquello era una señal de tregua.
–En estos momento incluso, tengo a un joven que está alojado en la academia desde hace un par de semanas y también me ha pedido algo…quizás si los dos me ayudáis… yo os pueda ayudar…- las comisuras de sus labios se alzaron un poco, creando una sonrisa, aunque más bien se podría decir que parecía malévola.
Alzando un poco la voz hizo llamar al joven. Sabía que aun tardaría un poco en llegar, así que siguió concentrando su atención e las hojas y en el té, deseando que no tardaran mucho en llegar las "peleas"… o la sumisión.
-Sabes Maeloc…- el director se levantó de su sillón y se dirigió de nuevo a la zona donde las cosas de “cocina”. Llenó dos vasos, el suyo de la jarra plateada y uno nuevo de la dorada. Antes de sentarse de nuevo frente al brujo, el director de detuvo ante la ventana. Se podían ver algunas luces aun encendidas en las torres que formaban la escuela. -…no me parece mala idea.- Hizo una pequeña pausa. Sus labios acariciaron la suave porcelana con pequeños relieves en color oro. - Pero… ¿Qué estarías dispuesto a dar por ello?- lo miró fijamente a los ojos, apoyando los codos en la mesa, y entrelazando los dedos de sus manos, una postura normal en él.
-No sé si me he explicado bien. Sabes que yo te dejaría ir…- su voz sonaba con un tono algo extraño. -…pero entonces todo el mundo haría lo mismo. Tendría que, como a ti, permitírselo a todos, y eso no puede ser…- extendiendo el brazo, acercando más el vaso a Maeloc, el suyo desprendía un ligero olor a jazmín. Parecía que aquello era una señal de tregua.
–En estos momento incluso, tengo a un joven que está alojado en la academia desde hace un par de semanas y también me ha pedido algo…quizás si los dos me ayudáis… yo os pueda ayudar…- las comisuras de sus labios se alzaron un poco, creando una sonrisa, aunque más bien se podría decir que parecía malévola.
Alzando un poco la voz hizo llamar al joven. Sabía que aun tardaría un poco en llegar, así que siguió concentrando su atención e las hojas y en el té, deseando que no tardaran mucho en llegar las "peleas"… o la sumisión.
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• De acuerdo, a partir de aquí los turnos quedan tal que así: Master, p1 (Maeloc), p2 (Neros).
• Maeloc, tienes carta blanca. Puedes hacer lo que quieras, siempre que no salgas de la estancia, claro está. Puedes ir dando tu opinión sobre lo expuesto o reservarte hasta que llegue tu compañero.
• Neros ya que has sido llamado, deberás explicar cómo te van a buscar, ya que el director solicita tu presencia. La persona que te acompaña por los pasillos te abrirá la puerta directamente, así que no tienes que picar ni esperar fuera.
Wyn
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Re: Momento decisivo [Mastereado][Libre]
Tras coger la taza y escuchar las palabras del director, di un trago a la infusión... ¡Y que buena estaba! Es algo que echaría en falta de las islas una vez en el continente. ¿Qué querrá el director de mi? Sus palabras me llenaron la cabeza con una batería de preguntas que no dudé en intentar resolver.
-Hombre, pues no se que querrás de mi, pero si está en mi mano podría intentar ayudarte, ¿De qué se trata? ¿En qué asunto necesitas mi ayuda?- Di una pausa para dar otro trago de infusión que tardé unos segundos en saborear... -Además, ¿Quién es el compañero del que hablas?
Es evidente que necesitaría saber estas cosas antes de dar un si, pero estaba casi seguro que fuese lo que fuese, valdría la pena intentarlo sólo por poder ir al continente, y es que ya estaba muy mayor para ponerme a viajar de polizón.
Tras otro trago añadí -No te preocupes, podemos quedar los tres y nos comentas a los dos juntos de que se trata tu petición... Por cierto, ¡Una infusión deliciosa!- Dije con una sonriente cara -Lo único malo que tiene es que no puedo morderme las uñas mientras sujeto la taza JAJAJA.
-Hombre, pues no se que querrás de mi, pero si está en mi mano podría intentar ayudarte, ¿De qué se trata? ¿En qué asunto necesitas mi ayuda?- Di una pausa para dar otro trago de infusión que tardé unos segundos en saborear... -Además, ¿Quién es el compañero del que hablas?
Es evidente que necesitaría saber estas cosas antes de dar un si, pero estaba casi seguro que fuese lo que fuese, valdría la pena intentarlo sólo por poder ir al continente, y es que ya estaba muy mayor para ponerme a viajar de polizón.
Tras otro trago añadí -No te preocupes, podemos quedar los tres y nos comentas a los dos juntos de que se trata tu petición... Por cierto, ¡Una infusión deliciosa!- Dije con una sonriente cara -Lo único malo que tiene es que no puedo morderme las uñas mientras sujeto la taza JAJAJA.
Maeloc
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Re: Momento decisivo [Mastereado][Libre]
La noche en las profundidades del bosque no le habían traído nada más que congojas y un mayor número de cuestiones en la mente del mago, atormentado por el tiempo desperdiciado por aquél alquimista mentiroso que le había ocultado durante tanto tiempo su identidad, la naturaleza de la magia que le era propia. Deambulaba el joven brujo por las calles de la ciudad camino a la Academia de Alquimia, estaba decidido a enfrentarse a quien fuera necesario hasta llegar a una de las bibliotecas abiertas a todos los alumnos. Aunque tuviera talento más que suficiente, el trato por parte de su propia gente y los rumores sobre el asesinato de su padre habían hecho que no le aceptasen como alumno oficialmente.
Había servido a varios hombres que hacían llamar maestres, mas no consiguieron enseñar nada a Neros, que pagaba las lecciones con servidumbre, haciendo de sirviente en las casas de los distintos señoritos de la Academia. Por ese emotivo cuando entraba en las puertas entre otros alumnos y profesores que lo hacían, sentía sus miradas como cuchillazos encima de su negra túnica, que hondeaba levemente a su paso, el joven brujo sonreía de medio lado, había conseguido entrar en la academia sin que nadie le reconociese, o eso había pensado primeramente.
Cuando llegó a la biblioteca no llamaba la atención entre el silencio del lugar, pues no había criatura más silenciosa que el propio Neros en un lugar con una calma tal. Mientras avanzaba dudoso en busca del libro que había ido a buscar, el bibliotecario, un viejo maestre jubilado e incapaz por su edad de usar sus poderes como antaño, se le acercó por detrás. Neros se lamentaba aunque su posición en el escalafón social fuese el de monstruo, de los desgraciados que ostentaban el título de bibliotecario, aceptando la caridad de la academia como perros.- Estoy buscando un antiguo grimorio de alquimia, uno que habla un elemento que los dragones describen como Fuego Sombra o Fuego Sombrío, no pude traducirlo a la perfección. - Diría Neros ante la atenta mirada del bibliotecario, que por algún motivo había ido hasta su persona.
- Alseth eh... - Respondió aquél viejo mirándole desde abajo debido a una chepa que le había empezado a brotar en la espalda por el mal posicionamiento durante su larga vida. La mirada que le dedicaba hacía helar la sangre de Neros, que sospechaba que pudiese tratarse de uno de sus familiares por parte paterna.- Ese tipo de magia está vedada. - Dijo tajante, marchándose con prisas sin aportar nada más tras haberle reconocido por el pellido. Aunque la actitud del anciano hizo sospechar al brujo, había reunido mucho valor para adentrarse en la academia, y no estaba dispuesto a salir de ahí sin respuestas. Se pasearía entonces en soledad por la biblioteca observando las portadas de los libros en busca del que a él pudiera interesarle. La mayoría de los alumnos estaban en sus respectivas clases y el bibliotecario hacía tiempo que había desaparecido de su vista.
No había encontrado lo que estaba buscando, pero dio mano a uno de los libros que mencionaba antiguos clanes alquimistas y la magia que practicaban cuando la voz del bibliotecario le interrumpía una vez más.- Bien Sin Rostro, has disfrutado tu presencia aquí más tiempo del que necesita alguien de tu calaña. - Diría con aires de superioridad al atribuïr a Neros la calidad de un vagabundo analfabeto en la magia. Neros se levantaría ante esas palabras hostiles, había llegado el momento de abandonar la Academia y había que hacerlo rápido. - Espero que no tengas nada en mente, tras saber de tu presencia aquí el director desea verte. - Afirmó con una sonrisa que el brujo no podía identificar.
Ya no había escapatoria, había caído como un ratón en la ratonera que era ese sitio del que no podía huir. Uno de los altos cargos de la academia le esperaba en la entrada de la biblioteca dispuesto a llevarlo hasta el despacho de ese director. - (No entiendo que querrán de mi. ¿Le habrá dicho algo ese maldito vejestorio?). - Pensaría Neros maldiciendo al bibliotecario mientras seguía al alto cargo como si fuese un detenido que va al calabozo. No había visto nunca al director de la academia, pero sin duda debía ser un brujo más que poderoso, por lo que Neros temía qué podía encontrar tras la puerta que le abría ante sus ojos uno de los hombres del director.
Entraba cabizbajo con tal de que de ningún modo los sentidos sobrehumanos que le atribuía a la figura del director detectasen su miedo dentro de la capucha, mas su sorpresa fue más que brutal cuando veía al anciano que le había acogido en su casa sentado frente a aquella figura de autoridad que les recibía a ambos.- (¿¡Qué le ha confesado este viejo idiota, a qué me ha condenado!?). - Sería un pensamiento fugaz que tendría el mago mientras sus pulsaciones aumentaban para segregar adrenalina. No podía entender porqué tenía que pagar un precio tan caro por una vez que un hombre le ofrecía un hogar para dormir.- Director, maestre Maeloc... Mis respetos. - Dijo finalmente Neros deleitándoles con su rasgada voz, cuando se daba cuenta de que su presencia ahí había llamado la atención. Tenía que aparentar seguridad, pero el miedo le impedía soltar la mano derecha del bastón en el que se apoyaba.
Había servido a varios hombres que hacían llamar maestres, mas no consiguieron enseñar nada a Neros, que pagaba las lecciones con servidumbre, haciendo de sirviente en las casas de los distintos señoritos de la Academia. Por ese emotivo cuando entraba en las puertas entre otros alumnos y profesores que lo hacían, sentía sus miradas como cuchillazos encima de su negra túnica, que hondeaba levemente a su paso, el joven brujo sonreía de medio lado, había conseguido entrar en la academia sin que nadie le reconociese, o eso había pensado primeramente.
Cuando llegó a la biblioteca no llamaba la atención entre el silencio del lugar, pues no había criatura más silenciosa que el propio Neros en un lugar con una calma tal. Mientras avanzaba dudoso en busca del libro que había ido a buscar, el bibliotecario, un viejo maestre jubilado e incapaz por su edad de usar sus poderes como antaño, se le acercó por detrás. Neros se lamentaba aunque su posición en el escalafón social fuese el de monstruo, de los desgraciados que ostentaban el título de bibliotecario, aceptando la caridad de la academia como perros.- Estoy buscando un antiguo grimorio de alquimia, uno que habla un elemento que los dragones describen como Fuego Sombra o Fuego Sombrío, no pude traducirlo a la perfección. - Diría Neros ante la atenta mirada del bibliotecario, que por algún motivo había ido hasta su persona.
- Alseth eh... - Respondió aquél viejo mirándole desde abajo debido a una chepa que le había empezado a brotar en la espalda por el mal posicionamiento durante su larga vida. La mirada que le dedicaba hacía helar la sangre de Neros, que sospechaba que pudiese tratarse de uno de sus familiares por parte paterna.- Ese tipo de magia está vedada. - Dijo tajante, marchándose con prisas sin aportar nada más tras haberle reconocido por el pellido. Aunque la actitud del anciano hizo sospechar al brujo, había reunido mucho valor para adentrarse en la academia, y no estaba dispuesto a salir de ahí sin respuestas. Se pasearía entonces en soledad por la biblioteca observando las portadas de los libros en busca del que a él pudiera interesarle. La mayoría de los alumnos estaban en sus respectivas clases y el bibliotecario hacía tiempo que había desaparecido de su vista.
No había encontrado lo que estaba buscando, pero dio mano a uno de los libros que mencionaba antiguos clanes alquimistas y la magia que practicaban cuando la voz del bibliotecario le interrumpía una vez más.- Bien Sin Rostro, has disfrutado tu presencia aquí más tiempo del que necesita alguien de tu calaña. - Diría con aires de superioridad al atribuïr a Neros la calidad de un vagabundo analfabeto en la magia. Neros se levantaría ante esas palabras hostiles, había llegado el momento de abandonar la Academia y había que hacerlo rápido. - Espero que no tengas nada en mente, tras saber de tu presencia aquí el director desea verte. - Afirmó con una sonrisa que el brujo no podía identificar.
Ya no había escapatoria, había caído como un ratón en la ratonera que era ese sitio del que no podía huir. Uno de los altos cargos de la academia le esperaba en la entrada de la biblioteca dispuesto a llevarlo hasta el despacho de ese director. - (No entiendo que querrán de mi. ¿Le habrá dicho algo ese maldito vejestorio?). - Pensaría Neros maldiciendo al bibliotecario mientras seguía al alto cargo como si fuese un detenido que va al calabozo. No había visto nunca al director de la academia, pero sin duda debía ser un brujo más que poderoso, por lo que Neros temía qué podía encontrar tras la puerta que le abría ante sus ojos uno de los hombres del director.
Entraba cabizbajo con tal de que de ningún modo los sentidos sobrehumanos que le atribuía a la figura del director detectasen su miedo dentro de la capucha, mas su sorpresa fue más que brutal cuando veía al anciano que le había acogido en su casa sentado frente a aquella figura de autoridad que les recibía a ambos.- (¿¡Qué le ha confesado este viejo idiota, a qué me ha condenado!?). - Sería un pensamiento fugaz que tendría el mago mientras sus pulsaciones aumentaban para segregar adrenalina. No podía entender porqué tenía que pagar un precio tan caro por una vez que un hombre le ofrecía un hogar para dormir.- Director, maestre Maeloc... Mis respetos. - Dijo finalmente Neros deleitándoles con su rasgada voz, cuando se daba cuenta de que su presencia ahí había llamado la atención. Tenía que aparentar seguridad, pero el miedo le impedía soltar la mano derecha del bastón en el que se apoyaba.
Neros Alseth
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Re: Momento decisivo [Mastereado][Libre]
Las preguntas del viejo maestro impactaron en la mente del director como metralla. Una tras otra, tan insistente como siempre…pensó el director mientras daba otro sorbo a su té.
-Todo a su tiempo, Maeloc.- se limitó a decir, sereno y calmado, como casi siempre intentaba aparentar. Vio como el brujo bebía la infusión que él mismo le había puesto, una leve sonrisa apareció por debajo de su abundando barba. El hombre sonrió ante los últimos comentarios del brujo.
-Gracias.- susurro dejando su vaso con cuidado en la mesa. –Ya había pensado en ello, amigo.- aquella última palabra sonó extraña en los labios del director, ya no solo por lo poco notable en su diccionario, sino también por el tono que le había otorgado. La llama del candil parecía bailar aquella noche, aunque su tamaño no menguó, incluso cuando la puerta creó una leve corriente al cerrarse.
No tuvieron que esperar mucho rato en aquel silencio, que más de uno podría haber catalogado como incomodo, antes de que el nuevo invitado entrara por la puerta. Era un brujo medianamente alto, aunque ocultaba su rostro bajo las sombras que le proporcionaba aquella larga y negra túnica. Los cansados ojos del director pasaron del maestro al encapuchado. Parecía que se conocían. Esto podría ser interesante…
El hombre se levanto y le hizo un gesto con la mano al nuevo para que se sentase junto a Maeloc, agradeciendo con una leve sonrisa su cordialidad, o al menos respeto. Sirvió nuevamente una taza de la misma infusión a brujo más joven. Tras sentarse en su sillón y apartar cuidadosamente unos papeles para que no estorbaran, apoyó ambas manos en la mesa, entrelazando los dedos entre sí. Miraba a uno, y después al otro. Sentía curiosidad del rumbo que tomaría aquella conversación que estaba a punto de comenzar.
- Ahora que ya estamos todos…- empezó al hombre, con un semblante amable. -…podemos empezar.- acabó esta frase con una sonrisa, aunque parecía gélida, y costaba verlo como un gesto sincero. Ya le había parecido a simple vista, pero ahora era un signo mucho más notable: el nuevo estaba inquieto, incluso se atrevería a decir que sentía… ¿miedo? El que ocultara su rostro no impedía que lo pudiera examinar. Las sombras no lo tapan todo, joven brujo…
De nuevo silencio. El gran maestro y director estaba impaciente, por lo que esperó a hablar, para que sus palabras sonaran lo más normales posible.
-Tengo entendido que tu nombre es Neros, Neros Alseth…- susurro entrecerrando los ojos. Él, y como la mayoría de los de aquella isla, conocía la historia de aquel muchacho. Las malas lenguas contaban que él mismo había dado muerte a su padre, y de ahí, las invenciones habían llegado a mucho, llegando a sus oídos distintas versiones de la historia.
Pero para el director aquella historia era todo un enigma. No se creía ni una sola palabra de aquellos cuentos, avivados por el miedo, el odio, o posiblemente la envidia y admiración… El hombre, con el paso del tiempo, había sacado sus propias conclusiones, y como aquella frase que un día había leído en un antiguo libro: Nadie es un asesino hasta que se encuentran sus manos manchadas de la sangre del muerto. Aunque aquella reflexión era un poco radical.
-Sabes, yo conocía a tu padre…- nunca le había parecido un hombre muy… humilde. Aunque eso quizás no era lo más apropiado. – Bueno, no estáis aquí para hablar de eso. Estáis aquí porque queréis algo. Tú, Maeloc, quieres un permiso…- dijo antes de carraspear, aun pensando que eso no era todo -…y tú, Neros, tengo entendido que buscas algunos libros en especial. Sabes, yo podría dejarte dicho libros, aunque solo sea temporalmente.- hizo una pequeña pausa, la que utilizó para peinar su barba con los dedos.
-Estoy dispuesto a daros lo que queréis, siempre y que vosotros me ayudéis a mí…- aquella sonrisa de nuevo, aunque esta vez las comisuras estaban algo mas alzadas, y sus ojos fijos en ellos. –¿ Aceptáis?
-Todo a su tiempo, Maeloc.- se limitó a decir, sereno y calmado, como casi siempre intentaba aparentar. Vio como el brujo bebía la infusión que él mismo le había puesto, una leve sonrisa apareció por debajo de su abundando barba. El hombre sonrió ante los últimos comentarios del brujo.
-Gracias.- susurro dejando su vaso con cuidado en la mesa. –Ya había pensado en ello, amigo.- aquella última palabra sonó extraña en los labios del director, ya no solo por lo poco notable en su diccionario, sino también por el tono que le había otorgado. La llama del candil parecía bailar aquella noche, aunque su tamaño no menguó, incluso cuando la puerta creó una leve corriente al cerrarse.
No tuvieron que esperar mucho rato en aquel silencio, que más de uno podría haber catalogado como incomodo, antes de que el nuevo invitado entrara por la puerta. Era un brujo medianamente alto, aunque ocultaba su rostro bajo las sombras que le proporcionaba aquella larga y negra túnica. Los cansados ojos del director pasaron del maestro al encapuchado. Parecía que se conocían. Esto podría ser interesante…
El hombre se levanto y le hizo un gesto con la mano al nuevo para que se sentase junto a Maeloc, agradeciendo con una leve sonrisa su cordialidad, o al menos respeto. Sirvió nuevamente una taza de la misma infusión a brujo más joven. Tras sentarse en su sillón y apartar cuidadosamente unos papeles para que no estorbaran, apoyó ambas manos en la mesa, entrelazando los dedos entre sí. Miraba a uno, y después al otro. Sentía curiosidad del rumbo que tomaría aquella conversación que estaba a punto de comenzar.
- Ahora que ya estamos todos…- empezó al hombre, con un semblante amable. -…podemos empezar.- acabó esta frase con una sonrisa, aunque parecía gélida, y costaba verlo como un gesto sincero. Ya le había parecido a simple vista, pero ahora era un signo mucho más notable: el nuevo estaba inquieto, incluso se atrevería a decir que sentía… ¿miedo? El que ocultara su rostro no impedía que lo pudiera examinar. Las sombras no lo tapan todo, joven brujo…
De nuevo silencio. El gran maestro y director estaba impaciente, por lo que esperó a hablar, para que sus palabras sonaran lo más normales posible.
-Tengo entendido que tu nombre es Neros, Neros Alseth…- susurro entrecerrando los ojos. Él, y como la mayoría de los de aquella isla, conocía la historia de aquel muchacho. Las malas lenguas contaban que él mismo había dado muerte a su padre, y de ahí, las invenciones habían llegado a mucho, llegando a sus oídos distintas versiones de la historia.
Pero para el director aquella historia era todo un enigma. No se creía ni una sola palabra de aquellos cuentos, avivados por el miedo, el odio, o posiblemente la envidia y admiración… El hombre, con el paso del tiempo, había sacado sus propias conclusiones, y como aquella frase que un día había leído en un antiguo libro: Nadie es un asesino hasta que se encuentran sus manos manchadas de la sangre del muerto. Aunque aquella reflexión era un poco radical.
-Sabes, yo conocía a tu padre…- nunca le había parecido un hombre muy… humilde. Aunque eso quizás no era lo más apropiado. – Bueno, no estáis aquí para hablar de eso. Estáis aquí porque queréis algo. Tú, Maeloc, quieres un permiso…- dijo antes de carraspear, aun pensando que eso no era todo -…y tú, Neros, tengo entendido que buscas algunos libros en especial. Sabes, yo podría dejarte dicho libros, aunque solo sea temporalmente.- hizo una pequeña pausa, la que utilizó para peinar su barba con los dedos.
-Estoy dispuesto a daros lo que queréis, siempre y que vosotros me ayudéis a mí…- aquella sonrisa de nuevo, aunque esta vez las comisuras estaban algo mas alzadas, y sus ojos fijos en ellos. –¿ Aceptáis?
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•Bueno Maeloc, Neros, debéis interesaros por lo que os están proponiendo. De nuevo, podéis aceptar lo propuesto o negaros. Recordad que cada decisión conlleva una respuesta diferente.
Wyn
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En silencio tomó asiento al lado del maestre Maeloc, el cual parecía estar meditativo en aquellos momentos, demasiado ocupado incluso para contestarle a él o al director, pero aquello no era tan extraño en el estrafalario Sombrero Grande, aunque ese silencio no hacía sino perturbar más aun los pensamientos del joven Neros que se veía entre dos grandes magos, quizás a espera de ser juzgado por preguntar más de la cuenta. Su mano temblaba cuando el director le ofrecía una bebida al igual que había hecho tal y como podía apreciar con Maeloc y por el mismo, así que descartó de entrada que fuese un veneno. - Gratitud. - Diría simplemente acercando la taza a sus labios para saborear lo que le ofrecían en un intento de relajarse.
Sus años bajo miradas de reproche habían vuelto a Neros una persona comprensiblemente paranoica hacia las retorcidas intenciones que podían tener sus congéneres para con él, y las palabras del director le volvieron a poner en situación cuando le reconocía como Neros Alseth. Seguramente había oído varias historias sobre su infancia, pero sabía del cierto que solo él sabía la única verdad y aceptaría cualquier cosa de la que le acusara ese hombre tan poderoso. - Sabes, yo conocía a tu padre… - Le dijo como habían hecho tiempo atrás tantos otros sin buenas intenciones, tal y como había sospechado el joven brujo desde un principio, se podía encontrar en peligro. Aunque no parecía que el rostro del director reflejara la vileza propia de los fanáticos Illidenses, Neros acariciaba el bastón que reposaba frente a su silla mientras seguía hablando, en una evidente tensión por la mera mención del hombre que le otorgó el monstruoso aspecto que le era propio. - Bueno, no estáis aquí para hablar de eso. Estáis aquí porque queréis algo. Tú, Maeloc, quieres un permiso…Y tú, Neros, tengo entendido que buscas algunos libros en especial. Sabes, yo podría dejarte dicho libros, aunque solo sea temporalmente. - Dijo finalmente dirigiéndose directamente a su persona con bastante cordialidad, una a la que no estaba acostumbrado y no comprendía el encapuchado que le observaba mesándose la barba mientras hablaba.- Estoy dispuesto a daros lo que queréis, siempre y que vosotros me ayudéis a mí… ¿Aceptáis? -Dejaría ir al aire con cierto pasmo para Neros, que daría un último sorbo a la taza antes de dejarla reposar de nuevo en la mesa.
Aunque sería un gran avance caer en gracia al director y conseguir su propósito encuanto a los libros, no sabía hasta dónde había llegado la conversación del insensato Maeloc, capaz de haber nombrado incluso a los elfos. Tragó saliva en espera de que su maestre respondiera antes que él, pero una vez más se quedó en silencio mesándose la barba. No comprendía la pasión de los ancianos por sus barbas y nunca lo entendería, pues apenas tenía pelo por las zonas que fueron quemadas de su cuerpo, que eran la gran mayoría. - (¿Será una trampa, a caso lo necesita para dar conmigo?). - Pensaría el brujo observando en ese silencio que no le era para nada incómodo, al contrario, le permitía pensar con más lucidez mientras los demás se sentían molestos durante sus pausas.- (¿Cuándo volveré a tener esta oportunidad en todo caso?). - Se reafirmó interiormente, devolviendo la mirada al director y dejando al que había aceptado ser su maestre en un segundo plano.- Se cumplirá tu voluntad director, estoy a su servicio. - Rompería una vez más el silencio con su desagradable voz, fuera lo que fuera lo que tuviese en mente aquél hombre, debía ser la mejor opción para llegar a sus objetivos. Aunque aquella fuera la jugada más arriesgada que había hecho en largos años, quería confiar en ese hombre que no le despreciaba directamente por el mero hecho de saber su nombre, quería pensar en que realmente le daría lo que llevaba tanto tiempo buscando.
Sus años bajo miradas de reproche habían vuelto a Neros una persona comprensiblemente paranoica hacia las retorcidas intenciones que podían tener sus congéneres para con él, y las palabras del director le volvieron a poner en situación cuando le reconocía como Neros Alseth. Seguramente había oído varias historias sobre su infancia, pero sabía del cierto que solo él sabía la única verdad y aceptaría cualquier cosa de la que le acusara ese hombre tan poderoso. - Sabes, yo conocía a tu padre… - Le dijo como habían hecho tiempo atrás tantos otros sin buenas intenciones, tal y como había sospechado el joven brujo desde un principio, se podía encontrar en peligro. Aunque no parecía que el rostro del director reflejara la vileza propia de los fanáticos Illidenses, Neros acariciaba el bastón que reposaba frente a su silla mientras seguía hablando, en una evidente tensión por la mera mención del hombre que le otorgó el monstruoso aspecto que le era propio. - Bueno, no estáis aquí para hablar de eso. Estáis aquí porque queréis algo. Tú, Maeloc, quieres un permiso…Y tú, Neros, tengo entendido que buscas algunos libros en especial. Sabes, yo podría dejarte dicho libros, aunque solo sea temporalmente. - Dijo finalmente dirigiéndose directamente a su persona con bastante cordialidad, una a la que no estaba acostumbrado y no comprendía el encapuchado que le observaba mesándose la barba mientras hablaba.- Estoy dispuesto a daros lo que queréis, siempre y que vosotros me ayudéis a mí… ¿Aceptáis? -Dejaría ir al aire con cierto pasmo para Neros, que daría un último sorbo a la taza antes de dejarla reposar de nuevo en la mesa.
Aunque sería un gran avance caer en gracia al director y conseguir su propósito encuanto a los libros, no sabía hasta dónde había llegado la conversación del insensato Maeloc, capaz de haber nombrado incluso a los elfos. Tragó saliva en espera de que su maestre respondiera antes que él, pero una vez más se quedó en silencio mesándose la barba. No comprendía la pasión de los ancianos por sus barbas y nunca lo entendería, pues apenas tenía pelo por las zonas que fueron quemadas de su cuerpo, que eran la gran mayoría. - (¿Será una trampa, a caso lo necesita para dar conmigo?). - Pensaría el brujo observando en ese silencio que no le era para nada incómodo, al contrario, le permitía pensar con más lucidez mientras los demás se sentían molestos durante sus pausas.- (¿Cuándo volveré a tener esta oportunidad en todo caso?). - Se reafirmó interiormente, devolviendo la mirada al director y dejando al que había aceptado ser su maestre en un segundo plano.- Se cumplirá tu voluntad director, estoy a su servicio. - Rompería una vez más el silencio con su desagradable voz, fuera lo que fuera lo que tuviese en mente aquél hombre, debía ser la mejor opción para llegar a sus objetivos. Aunque aquella fuera la jugada más arriesgada que había hecho en largos años, quería confiar en ese hombre que no le despreciaba directamente por el mero hecho de saber su nombre, quería pensar en que realmente le daría lo que llevaba tanto tiempo buscando.
Neros Alseth
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- MAZMORRA:
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El director era un hombre paciente. Esperó escuchar las decisiones a su propuesta, bebiendo su té, mientras acariciaba su canosa barba. Su cabeza no dejaba de darle vueltas al asunto que le quitaba el sueño, sonrió al pensar que por fin podrían estar resueltos.
Miró primero al maestro Maeloc, callado, parecía que estaba pensándose la oferta… aunque sus ojos parecían esconder algo. Y Neros... qué decir de él… no podía ver su cara, pero si los gestos de su cuerpo, era extraño el modo en que parcia pasar de estar cómodo a incomodo, y viceversa.
Las palabras del joven brujo hicieron aflorar una nueva sonrisa al director. Aquello estaba yendo a la perfección. El director se levanto, apoyando las manos en la mesa.
-Maeloc…- empezó al ver que este asentía. -… ¿puedes abandonar la sala? Necesito hablar con Neros a solas…- Esperó a que el anciano saliera de la estancia. Asomó la cabeza por la puerta, buscando al vigilante, que corrió a su encuentro.
-¿Si, señor?- preguntó el jovenzuelo, poniéndose recto.
- Farah, necesito que me hagas un favor, acompaña al maestro Maeloc a sus aposentos.- hizo un gento con la mano para que el muchacho se acercara aun mas a él. -… pero asegúrate de que coma esto…- susurro dándole al chico una especie de hoja. Farah asintió, sabía lo que era, sabía lo que tenía que hacer.
- Sí, señor. Así será. – dijo antes de irse por el pasillo junto al brujo.
El director cerró la puerta con llave, guardándola en el bolsillo de su túnica. Se acercó por detrás a Neros, andando pausadamente. Rodeó la mesa, sentándose en la esquina de esta.
- Bueno muchacho, para obtener lo que quieres… debes ayudarme. ¿Como se te dan las misiones bajo tierra?-
Miró primero al maestro Maeloc, callado, parecía que estaba pensándose la oferta… aunque sus ojos parecían esconder algo. Y Neros... qué decir de él… no podía ver su cara, pero si los gestos de su cuerpo, era extraño el modo en que parcia pasar de estar cómodo a incomodo, y viceversa.
Las palabras del joven brujo hicieron aflorar una nueva sonrisa al director. Aquello estaba yendo a la perfección. El director se levanto, apoyando las manos en la mesa.
-Maeloc…- empezó al ver que este asentía. -… ¿puedes abandonar la sala? Necesito hablar con Neros a solas…- Esperó a que el anciano saliera de la estancia. Asomó la cabeza por la puerta, buscando al vigilante, que corrió a su encuentro.
-¿Si, señor?- preguntó el jovenzuelo, poniéndose recto.
- Farah, necesito que me hagas un favor, acompaña al maestro Maeloc a sus aposentos.- hizo un gento con la mano para que el muchacho se acercara aun mas a él. -… pero asegúrate de que coma esto…- susurro dándole al chico una especie de hoja. Farah asintió, sabía lo que era, sabía lo que tenía que hacer.
- Sí, señor. Así será. – dijo antes de irse por el pasillo junto al brujo.
El director cerró la puerta con llave, guardándola en el bolsillo de su túnica. Se acercó por detrás a Neros, andando pausadamente. Rodeó la mesa, sentándose en la esquina de esta.
- Bueno muchacho, para obtener lo que quieres… debes ayudarme. ¿Como se te dan las misiones bajo tierra?-
**
Neros estaba frente a un muro de plantas, como el director le había dicho que seria.
-Hay un pasadizo entre los matorrales, entra. A partir de allí no puedo ayudarte.- fueron la palabras del director antes de dejar partir al brujo. Le había proporcionado un franquito de cristal, vacio. –Necesito que lo llenes del contenido de un pozo. Lo llaman el pozo de sangre, por lo que supongo que es de color rojo… ¿O será realmente sangre?- finalizo riendo.
Los pensamientos y recuerdos estaban un tanto distorsionados, haciendo que Neros olvidara como había llegado hasta allí. Pero bueno, allí estaba, y tenía una misión.
-Hay un pasadizo entre los matorrales, entra. A partir de allí no puedo ayudarte.- fueron la palabras del director antes de dejar partir al brujo. Le había proporcionado un franquito de cristal, vacio. –Necesito que lo llenes del contenido de un pozo. Lo llaman el pozo de sangre, por lo que supongo que es de color rojo… ¿O será realmente sangre?- finalizo riendo.
Los pensamientos y recuerdos estaban un tanto distorsionados, haciendo que Neros olvidara como había llegado hasta allí. Pero bueno, allí estaba, y tenía una misión.
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-Bueno Neros, empieza tu aventura. No te preocupes por lo del compañero, si se incorpora alguno ya os encontrareis por la zona.
-Voy a explicar un poco como ira esto: al principio de cada post mío, te pondré una imagen de la “mazmorra” en la que te encuentras, como puntos de referencia. Al principio estará todo negro, y a medida que vayas descubriendo sitios yo te los iré mostrando.
Si hay una bifurcación o una elección, se te marcaran como A ó B.
Recuerda que la mazmorra esta creada por mí mismo, por lo normalmente las cosas estarán puestas por algo… o no. En tu mano esta pasar de ellas o detenerte a mirar.
Puedes encontrar cosas como armas, pociones… todo puede ser recogido y utilizado en esta quest. FINALIZADA, ESTOS OBJETOS DESAPARECERAN. Los objetos no se podrán utilizar en otros roles, masterados, quets. etc.
Por el momento eso es todo, si hay cosas nuevas ya se te irán informando.
• Debes entrar y en el pasadizo. Llegaras como a una cueva, en el fondo de la cual hay una planta. Esta planta tapa toda la puerta de entrada a la mazmorra.
•Elimina el obstáculo, pero ten cuidado, la planta está cubierta de pinchos y… se mueve, y no duda en atacarte.
Wyn
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Re: Momento decisivo [Mastereado][Libre]
No comprendía qué llevaba a Maeloc a quedarse en silencio ante las aparentemente generosas palabras del director, que se aseguraría de sacarse a ese viejo de encima cuanto antes. Aunque no lo comprendiese, ese anciano, una de las pocas personas que le habían mostrado generosidad gratuita en los últimos años, pasaba a un segundo grado en el escalafón del brujo, resultando ahora una herramienta menos útil de lo que pensaba en aquellos momentos. Había ya descansado el tiempo que necesitaba en su casa y había comido de su despensa cuanto había deseado a cambio de meras palabras y respeto fingido. Ahora ya no tenía ni una pizca de su preciado tiempo para dedicarse a pensar en la suerte del anciano a manos del director, lo cual prefirió ignorar.
Ahora el que realmente le era de utilidad era el director de la academia, que volvía a centrar en él su atención, explicándole muy por encima de lo que se trataba su empresa. Los ancianos nunca hablaban con claridad cuando pretendían algo y el joven brujo lo sabía, por lo que se levantó presto sin formular tantas preguntas que le venían en mente mientras seguía al director junto a uno de sus ayudantes por distintos pasillos de la Academia que le eran totalmente desconocidos, por lo que pronto se sintió desorientado después de subir, bajar y girar varias veces hasta llegar a un gigantesco muro de maleza ante él. - Hay un pasadizo entre los matorrales, entra. A partir de allí no puedo ayudarte. Necesito que lo llenes del contenido de un pozo. Lo llaman el pozo de sangre, por lo que supongo que es de color rojo… ¿O será realmente sangre? - Empezó a hablar de nuevo el director para tenderle un frasco de cristal que guardaría en el interior de la túnica mientras le escuchaba hablar. Empezaba a esclarecer parte de sus oscuras intenciones, aunque nunca lo hacía del todo.
El director reía por sus palabras mientras el brujo se concienciaba maldiciendo por dentro antes de adentrarse hacia las plantas, detestaba ponerse en peligro, por lo que avanzar por aquél túnel haciendo ruido con todo lo que pisaba o tocaba no le tranquilizaban en absoluto. Sin duda habían buscado dos brujos de los que nadie se acordaría en caso de que algo saliera mal. - (¿A caso alguien se cuestionaría la desaparición de mi persona o la de Sombrero Grande?) - Sería una de tantas cosas que se cuestionaría mientras avanzaba por aquél lugar, sin saber qué iba a encontrar más allá. Finalmente dio en una cueva, pensando que las sombras le cubrirían en toda esa aventura subterránea, se vio disgustado al ver la presencia de un fuego poco común que iluminaba la sala y alejaba de esta las sombras que pudieran haberle sido de ayuda. Un ser desconocido para el brujo parecía plantarse ante la puerta por la que pretendía proseguir.
Se detuvo en la mitad de la sala para ser consciente de que tanto el fuego que prendía sin leña como la planta que se retorcía sin presencia de brisa alguna, habían sido dotados de un conjuro mágico, siendo ahora consciente el joven brujo de que no había penetrado una simple cueva. Desconfiado, tendió levemente su bastón hacia lo que le pareció la zona de alcance de la planta, comprobando que se revolvía con violencia hacia el bastón que tubo que retirar de inmediato. Aunque no supiera que había más allá de lo que el ser herbáceo protegía, no estaba dispuesto a volver atrás, pues fuera lo que fuera esa sangre que pretendía encontrar el director, era su clave hacia el conocimiento que había estado buscando tiempo atrás arriesgando en mayor o menor medida su vida.
Se acercó al fuego que había no muy lejos de él para, cambiándo el bastón de la mano derecha a la izquierda, tender su mano buena hacia el caldero para atraer las llamas hacia la palma de su mano intentándose concentrar. Crear el fuego de la nada siempre resultaba más agotador que aprovechar una fuente existente, aunque ese era un fuego poco común que se le podía escapar literalmente de las manos. Con la mano y parte del antebrazo cubierto de llamas intentaría mantenerlas el tiempo suficiente hasta devolver el bastón a la mano derecha, donde dejaría fluir libremente el fuego que cubriría ahora la mano y el bastón del encapuchado que se acercaría de nuevo a la planta.- Atrás. - Ordenaría acercándose con el bastón en llamas, mas por hechizada que estuviera la planta no parecía atender a las razones por las que se regía el brujo, que no dudaría en defenderse golpeando con el bastón que no había dejado de arder.
Ahora el que realmente le era de utilidad era el director de la academia, que volvía a centrar en él su atención, explicándole muy por encima de lo que se trataba su empresa. Los ancianos nunca hablaban con claridad cuando pretendían algo y el joven brujo lo sabía, por lo que se levantó presto sin formular tantas preguntas que le venían en mente mientras seguía al director junto a uno de sus ayudantes por distintos pasillos de la Academia que le eran totalmente desconocidos, por lo que pronto se sintió desorientado después de subir, bajar y girar varias veces hasta llegar a un gigantesco muro de maleza ante él. - Hay un pasadizo entre los matorrales, entra. A partir de allí no puedo ayudarte. Necesito que lo llenes del contenido de un pozo. Lo llaman el pozo de sangre, por lo que supongo que es de color rojo… ¿O será realmente sangre? - Empezó a hablar de nuevo el director para tenderle un frasco de cristal que guardaría en el interior de la túnica mientras le escuchaba hablar. Empezaba a esclarecer parte de sus oscuras intenciones, aunque nunca lo hacía del todo.
El director reía por sus palabras mientras el brujo se concienciaba maldiciendo por dentro antes de adentrarse hacia las plantas, detestaba ponerse en peligro, por lo que avanzar por aquél túnel haciendo ruido con todo lo que pisaba o tocaba no le tranquilizaban en absoluto. Sin duda habían buscado dos brujos de los que nadie se acordaría en caso de que algo saliera mal. - (¿A caso alguien se cuestionaría la desaparición de mi persona o la de Sombrero Grande?) - Sería una de tantas cosas que se cuestionaría mientras avanzaba por aquél lugar, sin saber qué iba a encontrar más allá. Finalmente dio en una cueva, pensando que las sombras le cubrirían en toda esa aventura subterránea, se vio disgustado al ver la presencia de un fuego poco común que iluminaba la sala y alejaba de esta las sombras que pudieran haberle sido de ayuda. Un ser desconocido para el brujo parecía plantarse ante la puerta por la que pretendía proseguir.
Se detuvo en la mitad de la sala para ser consciente de que tanto el fuego que prendía sin leña como la planta que se retorcía sin presencia de brisa alguna, habían sido dotados de un conjuro mágico, siendo ahora consciente el joven brujo de que no había penetrado una simple cueva. Desconfiado, tendió levemente su bastón hacia lo que le pareció la zona de alcance de la planta, comprobando que se revolvía con violencia hacia el bastón que tubo que retirar de inmediato. Aunque no supiera que había más allá de lo que el ser herbáceo protegía, no estaba dispuesto a volver atrás, pues fuera lo que fuera esa sangre que pretendía encontrar el director, era su clave hacia el conocimiento que había estado buscando tiempo atrás arriesgando en mayor o menor medida su vida.
Se acercó al fuego que había no muy lejos de él para, cambiándo el bastón de la mano derecha a la izquierda, tender su mano buena hacia el caldero para atraer las llamas hacia la palma de su mano intentándose concentrar. Crear el fuego de la nada siempre resultaba más agotador que aprovechar una fuente existente, aunque ese era un fuego poco común que se le podía escapar literalmente de las manos. Con la mano y parte del antebrazo cubierto de llamas intentaría mantenerlas el tiempo suficiente hasta devolver el bastón a la mano derecha, donde dejaría fluir libremente el fuego que cubriría ahora la mano y el bastón del encapuchado que se acercaría de nuevo a la planta.- Atrás. - Ordenaría acercándose con el bastón en llamas, mas por hechizada que estuviera la planta no parecía atender a las razones por las que se regía el brujo, que no dudaría en defenderse golpeando con el bastón que no había dejado de arder.
Neros Alseth
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Re: Momento decisivo [Mastereado][Libre]
La planta se movía de manera inquieta. Parecía que de ella salían una especie de tentáculos verdes y espinosos, moviéndose en toda su extensión, intentando alcanzar al brujo, pero estaba demasiado lejos. En el centro de la planta, había una especie de núcleo, rodeado por un mar de espinas. En el centro, una pequeña luz de color roja parecía palpitar, antojándose a un corazón.
La planta parcia no temer las palabras del brujo, sino al contrario, la amenaza del fuego parecía ponerla más nerviosa, haciendo que las espinas de sus extensiones aumentaran.
El brujo se acercó, con el bastón bañado en llamas en la mano. La planta tardó unos segundos hasta lanzar sus serpenteantes brazos hacia él. Parecía que se movían de manera antinatural, rápida y peligrosa.
Las afiladas espinas grisáceas rozaron la capa del encapuchado, haciendo finos cortes en la oscura tela. Acto seguido, los tentáculos se encogieron, sabiendo que una pelea contra el fuego seria su perdición.
Parecía que estaba esperando el momento adecuado, un momento de vacilación o de duda, de miedo o retroceso. Una sola cinta de las verdes y punzantes del ser, se arrastró de manera rápida por el suelo, levantando polvo, haciendo chirriar las rocas con sus cuchillos. La larga extremidad se enrollo en el tobillo del joven brujo, clavando las espinas en su piel, sintiendo como se desquebrajaba con cada apretón. La sangre caía por el pie del muchacho, manchando de un tinte rojo oscuro los zapatos y la propia planta.
Parecía que dos brazos más de la planta se estaban alzando, amenazantes, aprovechando la distracción que ella misma había creado: era el momento adecuado para acabar con el intruso. Era la hora de darle muerte.
La planta parcia no temer las palabras del brujo, sino al contrario, la amenaza del fuego parecía ponerla más nerviosa, haciendo que las espinas de sus extensiones aumentaran.
El brujo se acercó, con el bastón bañado en llamas en la mano. La planta tardó unos segundos hasta lanzar sus serpenteantes brazos hacia él. Parecía que se movían de manera antinatural, rápida y peligrosa.
Las afiladas espinas grisáceas rozaron la capa del encapuchado, haciendo finos cortes en la oscura tela. Acto seguido, los tentáculos se encogieron, sabiendo que una pelea contra el fuego seria su perdición.
Parecía que estaba esperando el momento adecuado, un momento de vacilación o de duda, de miedo o retroceso. Una sola cinta de las verdes y punzantes del ser, se arrastró de manera rápida por el suelo, levantando polvo, haciendo chirriar las rocas con sus cuchillos. La larga extremidad se enrollo en el tobillo del joven brujo, clavando las espinas en su piel, sintiendo como se desquebrajaba con cada apretón. La sangre caía por el pie del muchacho, manchando de un tinte rojo oscuro los zapatos y la propia planta.
Parecía que dos brazos más de la planta se estaban alzando, amenazantes, aprovechando la distracción que ella misma había creado: era el momento adecuado para acabar con el intruso. Era la hora de darle muerte.
**
El director de la academia estaba sentado en su mesa, fumando de una pipa larga y de madera negra. El olor que desprendía se colaba en cada rincón de aquella habitación cerrada. El humo se había apoderado del techo de la sala, pareciendo nubes sobre montañas.
Un ruido sacó al director de sus pensamientos, habían picado a la puerta.
-Si… ¿Quién es?- pregunto lentamente, dejando escapar humo por los orificios de la nariz.
El joven que antes estaba haciendo la guardia en el pasillo asomó la cabeza, el mismo que había acompañada a Maeloc a sus aposentos.
-Hola señor…- dijo haciendo una pequeña reverencia con la cabeza. Al anciano director le encantaban el respeto de los jóvenes, aunque muchas veces era más bien miedo. -…ya está todo, tal y como lo pidió.
-Muy bien… ya te puedes retirar…- susurro antes de escuchar como la puerta se cerraba de nuevo. Con un leve movimiento de mano, cerró con cerrojo, no quería que nadie le molestara.
Dejó la pipa apoyada en el escritorio, y acariciando su barba, el hombre sonrió mirando los papeles, los que tantas noches le había quitado el sueño.
-Poco…queda muy poco para saber si realmente funciona…-
Un ruido sacó al director de sus pensamientos, habían picado a la puerta.
-Si… ¿Quién es?- pregunto lentamente, dejando escapar humo por los orificios de la nariz.
El joven que antes estaba haciendo la guardia en el pasillo asomó la cabeza, el mismo que había acompañada a Maeloc a sus aposentos.
-Hola señor…- dijo haciendo una pequeña reverencia con la cabeza. Al anciano director le encantaban el respeto de los jóvenes, aunque muchas veces era más bien miedo. -…ya está todo, tal y como lo pidió.
-Muy bien… ya te puedes retirar…- susurro antes de escuchar como la puerta se cerraba de nuevo. Con un leve movimiento de mano, cerró con cerrojo, no quería que nadie le molestara.
Dejó la pipa apoyada en el escritorio, y acariciando su barba, el hombre sonrió mirando los papeles, los que tantas noches le había quitado el sueño.
-Poco…queda muy poco para saber si realmente funciona…-
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•Bueno Neros, ya es hora de acabar con la planta, o ella lo hará contigo.
•Cuando la hayas derrotado, ante ti, encontraras unas escaleras, debes elegir que camino seguirás. A o B
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Re: Momento decisivo [Mastereado][Libre]
El mágico ser que obstaculizaba su siguiente paso se revolvía con agresividad ante las llamas y sus palabras, contaba el mago con aquello, pero pareció que ese fuego le daba realmente miedo y podía ser más inteligente de lo que aparentaba a simple vista. Pudo evitar los primeros ataques de su adversaria, que parecía en un momento retroceder ante el ímpetu del brujo, confiado en sus conocimientos, pero una vez más su frecuente creencia de superioridad intelectual le traicionaba, podía sentir una de las enredaderas extensiones del ser herbáceo alrededor de su tobillo, los pinchazos y el dolor que sintió con los consiguientes ataques llenaron de miedo al brujo, que se vería con varios arañazos en la túnica y el tobillo, estaba en verdadero peligro. - (Serénate). - Pensó fugazmente para sus adentros cuando al final recuperaba el control de su cuerpo ahora rebosante de adrenalina por el daño sufrido y la ira.
Un brillo palpitante gobernaba lo que parecía ser el cuerpo de la que le presentaba ese combate tan feroz por parte de un ser invocado seguramente hacía ya mucho tiempo. Sabiendo que podía tratarse de su única salida, se fue al suelo dejándose arrastrar por la rama que durante todo ese tiempo le tiraba del tobillo para hacerle perder el equilibrio. Al verle en el suelo, aquella planta se dispondría a hacer su ataque final contra la aparentemente inofensiva víctima que el destino le había llevado, no había vuelta atrás y aquella ligera suposición que había tenido resultaba ser ahora su última esperanza contra los pinchos cada vez más cercanos y que acabarían por hacerle abono de plantas. Golpeó con su bastón la planta de aquél ser con todas sus fuerzas con la esperanza de que no arremetiera su último ataque, cerrando los ojos a la espera del destino fatal que podía esperarle.
La pasiva caída de las ramas cerca de él le hicieron abrir los ojos, se había desesperanzado antes de tiempo, pero si algo atemorizaba al brujo era aquello que le podía ser desconocido, y aquella cueva en la que se había adentrado parecía estar plagada, pues seguía habiendo luz más allá de las escaleras que protegía la planta. El director tenia un buen motivo para no adentrarse en la cueva, aunque le demostraba con aquello que era más cobarde o menos poderoso de lo que hubiera podido pensar de él en un principio. - (Este sitio alberga oscuros secretos...). - Pensaría para sus adentros motivándose para bajar las escaleras mientras se levantaba y se quitaba el polvo tras golpear el suelo con la base del bastón para que las llamas se desvanecieran, no le convenía llamar la atención donde fuera que iba.
Cuando emprendió finalmente la marcha hacia la bifurcación iluminada por antorchas y todo aquello no hacía más que amedrentar su insaciable curiosidad. Miró Neros a un lado y otro del pasadizo, consciente de que debía tomar una decisión y maldiciendo por dentro la poca información que daban los ancianos, a veces por puro egoísmo hacia lo que ellos saben, otras simplemente por que desconocen de lo que hablan y no pueden dejar de aparentar. Negó para si por los pensamientos que le venían a la cabeza y tomó el camino de la izquierda en silencio, cauto ante los sortilegios que pudiesen contener ese lugar.
Un brillo palpitante gobernaba lo que parecía ser el cuerpo de la que le presentaba ese combate tan feroz por parte de un ser invocado seguramente hacía ya mucho tiempo. Sabiendo que podía tratarse de su única salida, se fue al suelo dejándose arrastrar por la rama que durante todo ese tiempo le tiraba del tobillo para hacerle perder el equilibrio. Al verle en el suelo, aquella planta se dispondría a hacer su ataque final contra la aparentemente inofensiva víctima que el destino le había llevado, no había vuelta atrás y aquella ligera suposición que había tenido resultaba ser ahora su última esperanza contra los pinchos cada vez más cercanos y que acabarían por hacerle abono de plantas. Golpeó con su bastón la planta de aquél ser con todas sus fuerzas con la esperanza de que no arremetiera su último ataque, cerrando los ojos a la espera del destino fatal que podía esperarle.
La pasiva caída de las ramas cerca de él le hicieron abrir los ojos, se había desesperanzado antes de tiempo, pero si algo atemorizaba al brujo era aquello que le podía ser desconocido, y aquella cueva en la que se había adentrado parecía estar plagada, pues seguía habiendo luz más allá de las escaleras que protegía la planta. El director tenia un buen motivo para no adentrarse en la cueva, aunque le demostraba con aquello que era más cobarde o menos poderoso de lo que hubiera podido pensar de él en un principio. - (Este sitio alberga oscuros secretos...). - Pensaría para sus adentros motivándose para bajar las escaleras mientras se levantaba y se quitaba el polvo tras golpear el suelo con la base del bastón para que las llamas se desvanecieran, no le convenía llamar la atención donde fuera que iba.
Cuando emprendió finalmente la marcha hacia la bifurcación iluminada por antorchas y todo aquello no hacía más que amedrentar su insaciable curiosidad. Miró Neros a un lado y otro del pasadizo, consciente de que debía tomar una decisión y maldiciendo por dentro la poca información que daban los ancianos, a veces por puro egoísmo hacia lo que ellos saben, otras simplemente por que desconocen de lo que hablan y no pueden dejar de aparentar. Negó para si por los pensamientos que le venían a la cabeza y tomó el camino de la izquierda en silencio, cauto ante los sortilegios que pudiesen contener ese lugar.
Neros Alseth
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Re: Momento decisivo [Mastereado][Libre]
- MAZMORRA:
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La luz del interior de la planta se apagó poco a poco. Cuando esta quedó totalmente muerta, los brazos de la planta cayeron al suelo, quedando todo el ser inerte. Las púas parecía que se habían escondido, introduciéndose de nuevo en la lisa y verde piel de la planta.
Esta no realizó movimiento alguno, ni siquiera el aire que entraba por el túnel hacia mecer sus extremidades. Su cuerpo empezaba a oscurecerse, desde el interior hacia fuera, adoptando una tonalidad más marrón, como la de un árbol seco. Desprendía un olor fuerte, aunque no del todo desagradable, similar al olor de la hierba en días lluviosos, aunque con un toque ligero a azufre.
Las escaleras parecían conducir a las profundidades de una cueva, con luz al fondo. El final llevaba a una bifurcación, con un camino a cada lado. Estos pasillos estaban iluminados por antorchas, colocadas en la pared de piedra, piedra oscura y gruesa.
Neros escogió el camino de la izquierda (A), el cual le condujo a una puerta, entreabierta. Esta puerta daba la entrada a una sala, un tanto rara.
Las mismas paredes de piedra contenían una habitación con dos puertas, una situada al este (cerrada con llave) y otra al sudeste (abierta). En la sala, en el fondo, había una mesa, en la cual se podía ver un cuchillo manchado de sangre, un bol de agua, distintas herramientas…sangre, la protagonista de aquel logar. Bajo esta mesa, un poco escondido, asoma la esquina de un pequeño cofre de madera.
En el otro extremo habían tres mesas, en dos de ellas habían dos cuerpos, en vendados. Apenas quedaban libres de las blancas vendas las manos y los ojos de los cadáveres. En la otra mesa, en la más apartada, también había un cuerpo, pero este estaba destapado. El torso del cuerpo estaba cortado desde la garanta hasta el estomago. Unas pinzas sujetaban la piel, dejando expuestos los órganos.
Esta no realizó movimiento alguno, ni siquiera el aire que entraba por el túnel hacia mecer sus extremidades. Su cuerpo empezaba a oscurecerse, desde el interior hacia fuera, adoptando una tonalidad más marrón, como la de un árbol seco. Desprendía un olor fuerte, aunque no del todo desagradable, similar al olor de la hierba en días lluviosos, aunque con un toque ligero a azufre.
Las escaleras parecían conducir a las profundidades de una cueva, con luz al fondo. El final llevaba a una bifurcación, con un camino a cada lado. Estos pasillos estaban iluminados por antorchas, colocadas en la pared de piedra, piedra oscura y gruesa.
Neros escogió el camino de la izquierda (A), el cual le condujo a una puerta, entreabierta. Esta puerta daba la entrada a una sala, un tanto rara.
Las mismas paredes de piedra contenían una habitación con dos puertas, una situada al este (cerrada con llave) y otra al sudeste (abierta). En la sala, en el fondo, había una mesa, en la cual se podía ver un cuchillo manchado de sangre, un bol de agua, distintas herramientas…sangre, la protagonista de aquel logar. Bajo esta mesa, un poco escondido, asoma la esquina de un pequeño cofre de madera.
En el otro extremo habían tres mesas, en dos de ellas habían dos cuerpos, en vendados. Apenas quedaban libres de las blancas vendas las manos y los ojos de los cadáveres. En la otra mesa, en la más apartada, también había un cuerpo, pero este estaba destapado. El torso del cuerpo estaba cortado desde la garanta hasta el estomago. Unas pinzas sujetaban la piel, dejando expuestos los órganos.
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La pipa reposaba sobre la mesa, apagada. La pequeña vela que hasta el momento iluminaba toda la habitación como si de una gran lámpara de araña se tratase, ahora brillaba con una luz azul, creando estrellas en el techo.
El anciano director estaba sentado en la cama, con las piernas colgando en el borde. Una noche mas no podía dormir, seguramente estaban pasando cosas muy interesantes ¿cómo poder dormir entonces?
Bajó las escaleras hasta una especie de calabozos, que no eran más que unas pequeñas habitaciones, con cerraduras en el exterior. Un par de jóvenes vigilaban ese pasillo, nadie podía ni salir ni entrar sin que el director estuviese al corriente.
Se acercó a uno de estos muchachos.
- Buenas noches…quiero verlo. – dijo parándose en la última de las puertas.
El vigilante abrió la pequeña ventanita que estaba incrustada en la puerta de madera. El director adoptó una sonrisa, que hizo mover su bigote graciosamente hacia arriba. Se apartó lentamente, acariciando su barba.
- Esta bien, dejadle en libertad. – hizo un gesto con la mano, abriendo el cerrojo de aquella maciza puerta. Tras esto, el director rehízo su camino hacia su habitación.
El anciano director estaba sentado en la cama, con las piernas colgando en el borde. Una noche mas no podía dormir, seguramente estaban pasando cosas muy interesantes ¿cómo poder dormir entonces?
Bajó las escaleras hasta una especie de calabozos, que no eran más que unas pequeñas habitaciones, con cerraduras en el exterior. Un par de jóvenes vigilaban ese pasillo, nadie podía ni salir ni entrar sin que el director estuviese al corriente.
Se acercó a uno de estos muchachos.
- Buenas noches…quiero verlo. – dijo parándose en la última de las puertas.
El vigilante abrió la pequeña ventanita que estaba incrustada en la puerta de madera. El director adoptó una sonrisa, que hizo mover su bigote graciosamente hacia arriba. Se apartó lentamente, acariciando su barba.
- Esta bien, dejadle en libertad. – hizo un gesto con la mano, abriendo el cerrojo de aquella maciza puerta. Tras esto, el director rehízo su camino hacia su habitación.
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•Neros, debes explicar tu entrada en la sala. Puedes interactuar con las cosas/objetos
•Si en tus post realizas una acción como podría ser abrir una caja, yo dejare un pequeño post en el que enumero lo que encuentras (haya o no objetos) + una pequeña explicación. Después de este post deberás seguir tú, con un mensaje normal, siguiendo con el tema.
Wyn
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Re: Momento decisivo [Mastereado][Libre]
Neros avanzaría dubitativo en cada paso que daba, pues como era de lógica, cuando más se adentrara, más lejos estaría de la salida si tenía que huir. Estaba solo en esa empresa y aunque aquello le acobardara en parte, se alegraba de no tener que cargar ningún lastre y si finalmente moría en ese triste y olvidado lugar, no tendría que escuchar las palabras de lástima de nadie. Todo aquello arremetería en su cabeza mientras avanzaba por el pasillo de antorchas hasta dar con una puerta a medio abrir. Ojeó desde su posición en el exterior y lo que veía primeramente no le agradó.
La corrupción y la muerte le eran viejos conocidos al brujo que los identificaría apenas abrir la puerta. Sin aparente sorpresa, observaría el escenario sangriento de aquél lugar que había teñido de rojo paredes y suelo. Lo que le inspiraba cierto miedo no eran los cadáveres en si, sino el hecho de que alguien hubiera dado muerte a aquellos hombres con el cuchillo de la mesa para luego momificarlos de una manera tan siniestra como vil, aunque viniendo probablemente de un brujo, tendría seguramente un buen motivo para aquello y no podía evitar preguntarse el qué. Neros, plantado aun en la puerta, finalmente entró al percatarse que efectivamente aquellos restos estaban bien muertos, y, queriéndose convencer de que ya no suponían un peligro, se plantó en medio de aquella sala en silencio a la espera de algún ruido que la pareciera sospechoso tras una de las puertas que tenía alrededor.
No se había percatado del aspecto de un tercer cadáver en el lugar, el cual observaba sin demasiada sorpresa. No era aquello en todo caso un escenario placentero para su vista, no obstante, se acercó para ver de cerca aquello, no había tenido demasiadas ocasiones de estudiar la anatomía, así que ayudado en parte por su falta de gusto y olfato provocados por las quemaduras en su niñez, se acercó para observar durante unos momentos el cuerpo expuesto enfrente suyo. No había podido escuchar ningún sonido que le representara una amenaza en las puertas circundantes o en la sala y aquello le tranquilizó más aun para seguir analizando con tranquilidad el lugar, percatándose al voltearse que bajo la mesa del cuchillo había un cofre.
Con un gesto de su mano hizo que el objeto se retirara de debajo de la mesa hasta acercarse relativamente cerca del brujo. - (¿Una trampa?) - Pensaría en un momento por la fácil obtención de aquello. Su actitud paranoide se desvanecería poco a poco cuando se convencía de que estaba solo en el lugar, agachándose para intentar abrir el cofre...
La corrupción y la muerte le eran viejos conocidos al brujo que los identificaría apenas abrir la puerta. Sin aparente sorpresa, observaría el escenario sangriento de aquél lugar que había teñido de rojo paredes y suelo. Lo que le inspiraba cierto miedo no eran los cadáveres en si, sino el hecho de que alguien hubiera dado muerte a aquellos hombres con el cuchillo de la mesa para luego momificarlos de una manera tan siniestra como vil, aunque viniendo probablemente de un brujo, tendría seguramente un buen motivo para aquello y no podía evitar preguntarse el qué. Neros, plantado aun en la puerta, finalmente entró al percatarse que efectivamente aquellos restos estaban bien muertos, y, queriéndose convencer de que ya no suponían un peligro, se plantó en medio de aquella sala en silencio a la espera de algún ruido que la pareciera sospechoso tras una de las puertas que tenía alrededor.
No se había percatado del aspecto de un tercer cadáver en el lugar, el cual observaba sin demasiada sorpresa. No era aquello en todo caso un escenario placentero para su vista, no obstante, se acercó para ver de cerca aquello, no había tenido demasiadas ocasiones de estudiar la anatomía, así que ayudado en parte por su falta de gusto y olfato provocados por las quemaduras en su niñez, se acercó para observar durante unos momentos el cuerpo expuesto enfrente suyo. No había podido escuchar ningún sonido que le representara una amenaza en las puertas circundantes o en la sala y aquello le tranquilizó más aun para seguir analizando con tranquilidad el lugar, percatándose al voltearse que bajo la mesa del cuchillo había un cofre.
Con un gesto de su mano hizo que el objeto se retirara de debajo de la mesa hasta acercarse relativamente cerca del brujo. - (¿Una trampa?) - Pensaría en un momento por la fácil obtención de aquello. Su actitud paranoide se desvanecería poco a poco cuando se convencía de que estaba solo en el lugar, agachándose para intentar abrir el cofre...
Neros Alseth
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Re: Momento decisivo [Mastereado][Libre]
El cofre cedió con el contacto del brujo, haciendo un ruido chirriante al abrirse. Dentro del cofre había una llave, vieja y con la punta un poco gastada. Nada más. Extraño, ya que el tamaño del cofre era algo grande para tan poco contenido.
Si no hubiese sido por el rudo que produjo una de las mesas al chocar contra la pared, aquellos cuerpos se habrían acercado al brujo sin ser vistos.
Ambos cuerpos, los que estaban momificados, se había levantado de sus camillas, y se estaba aproximando al joven. Su manera de andar era un poco rígida, cosa que era de esperar, pues las vendas apretaban todos los músculos y articulaciones. Tenían los brazos alzados, con los dedos en forma de garra, cada vez más cerca de la espalada de Neros.
Sus cuerpos parecían crujir con cada movimiento, parecía como si se fuesen a romper por segmentos de un momento a otro. Pero no era así, pretendían acabar de nuevo con la vida del brujo. Uno de ellos se lanzó hacia el hombre por el lado derecho, clavando unas uñas largas y sucias en el cuello de la túnica, mientras el otro parecía que estaba cogiendo uno de los ganchos que sujetaba la piel del cuerpo abierto, aun en su mesa.
Con el gancho en mano, aquel cadáver también atacó al brujo, intentando clavar el “arma” en uno de sus omoplatos.
Si no hubiese sido por el rudo que produjo una de las mesas al chocar contra la pared, aquellos cuerpos se habrían acercado al brujo sin ser vistos.
Ambos cuerpos, los que estaban momificados, se había levantado de sus camillas, y se estaba aproximando al joven. Su manera de andar era un poco rígida, cosa que era de esperar, pues las vendas apretaban todos los músculos y articulaciones. Tenían los brazos alzados, con los dedos en forma de garra, cada vez más cerca de la espalada de Neros.
Sus cuerpos parecían crujir con cada movimiento, parecía como si se fuesen a romper por segmentos de un momento a otro. Pero no era así, pretendían acabar de nuevo con la vida del brujo. Uno de ellos se lanzó hacia el hombre por el lado derecho, clavando unas uñas largas y sucias en el cuello de la túnica, mientras el otro parecía que estaba cogiendo uno de los ganchos que sujetaba la piel del cuerpo abierto, aun en su mesa.
Con el gancho en mano, aquel cadáver también atacó al brujo, intentando clavar el “arma” en uno de sus omoplatos.
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• Dentro del cofre había una llave.
•Debes acabar con tus oponentes, pare después escoger un camino (A o B).
Wyn
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Re: Momento decisivo [Mastereado][Libre]
Apenas había rozado el extraño cofre que este se abría de par en par ante el brujo que observaría expectante el contenido, ahora algo agachado para poder coger la destartalada llave que seguro le iba a ser de utilidad en aquella mazmorra con aspecto de cueva. Sonrío de medio lado por su obtención, pero un ruido súbito a sus espaldas hicieron que reaccionara reincorporándose para ver que los cuerpos envendados realmente tenían un propósito. Se le heló la sangre, presumía haber leído mucho sobre los nigromantes y la magia oscura, pero jamás la había visto de cerca y la mera idea de estar asaltando el hogar de un nigromante incapacitaron la concentración del brujo para defenderse adecuadamente de aquellos asaltantes envendados, uno de los cuales ya se le había abalanzado y le tenía cogido. - ¡Maldición! - Dijo furioso, intentando concentrarse y reconducir su instinto de superviviencia, que instantes antes tan solo buscaba maneras de huir de la cueva del nigromante.
Al ver que uno de los cuerpos cogía un arma, el mago se preocupó temeroso de hasta dónde podía llegar la inteligencia de esas criaturas que pretendía subestimar en un principio. Forcejeó con el que le estaba agarrando, intentando en primer lugar desprenderse de su agarre con tal de que no pudiese estrangularle. Mas ese cuerpo de aspecto rígido y frágil parecía tener más fuerza que Neros, que observaba como el que portaba un gancho se dirigía pesadamente hacia él. Sacando fuerzas de la flaqueza, giró levemente para escudarse con el no muerto que aun mantenía su furioso agarre, el cual ahora era víctima del gancho de la otra críatura, que se lo habría clavado en la espalda y forcejeaba para sacarlo.
Aunque no mostraran signos de dolor por la sangría que acontecía frente a los ojos de Neros, el agarré se aflojó lo suficiente como para que el bujo se liberara, pudiéndose ahora concentrar. La criatura que portaba el gancho desgarraría a su congénere hasta liberar el arma que blandía, dejando al segundo sin medio espinazo y tendido en el suelo, aunque al parecer, aun con vida. Ahora retomaba su marcha hacia Neros, el cual con un gesto de su mano izquierda dirigía con frialdad uno de los cuchillos de la mesa a sus espaldas en dirección a la cabeza de su enemigo, esperando que ese fuese realmente un punto letal para los seres contra los que se enfrentaba. Cuando el cuchillo se clavó en el adversario que cada vez parecía más cercano, fue letal, y el cuerpo finalmente reposó en el suelo del lugar.
El brujo se acercó con lentitud al no muerto que intentaba hacer movimientos sin éxito en el suelo.- Si por mi fuera tu no descansarías.- Diría lleno de sadismo Neros, que se encontraba cada vez más en peligro en ese lugar. Aun así hacia demasiado escándalo y le dio el golpe de gracia con el bastón, algo disgustado por que la base estaba ahora manchada de una sangre más bien coagulada. - (Realmente no se trata de leyendas). - Se reafirmó Neros consciente de que la magia negra era un hecho y que había muchas cosas que él desconocía.
Si había un momento para huir era ese, pero se arrepentiría probablemente toda su vida de haberlo hecho. Negó para dirigirse a la puerta al este (B), viendo que esta estaba cerrada con llave. Usando la lógica dio mano a la llave que acaba de coger del baúl para comprobar si la puerta se abría para él, que consciente de que debía ser precavido, intentaría ver todo lo que pudiera antes de poner un pie en cualquier sitio.
Al ver que uno de los cuerpos cogía un arma, el mago se preocupó temeroso de hasta dónde podía llegar la inteligencia de esas criaturas que pretendía subestimar en un principio. Forcejeó con el que le estaba agarrando, intentando en primer lugar desprenderse de su agarre con tal de que no pudiese estrangularle. Mas ese cuerpo de aspecto rígido y frágil parecía tener más fuerza que Neros, que observaba como el que portaba un gancho se dirigía pesadamente hacia él. Sacando fuerzas de la flaqueza, giró levemente para escudarse con el no muerto que aun mantenía su furioso agarre, el cual ahora era víctima del gancho de la otra críatura, que se lo habría clavado en la espalda y forcejeaba para sacarlo.
Aunque no mostraran signos de dolor por la sangría que acontecía frente a los ojos de Neros, el agarré se aflojó lo suficiente como para que el bujo se liberara, pudiéndose ahora concentrar. La criatura que portaba el gancho desgarraría a su congénere hasta liberar el arma que blandía, dejando al segundo sin medio espinazo y tendido en el suelo, aunque al parecer, aun con vida. Ahora retomaba su marcha hacia Neros, el cual con un gesto de su mano izquierda dirigía con frialdad uno de los cuchillos de la mesa a sus espaldas en dirección a la cabeza de su enemigo, esperando que ese fuese realmente un punto letal para los seres contra los que se enfrentaba. Cuando el cuchillo se clavó en el adversario que cada vez parecía más cercano, fue letal, y el cuerpo finalmente reposó en el suelo del lugar.
El brujo se acercó con lentitud al no muerto que intentaba hacer movimientos sin éxito en el suelo.- Si por mi fuera tu no descansarías.- Diría lleno de sadismo Neros, que se encontraba cada vez más en peligro en ese lugar. Aun así hacia demasiado escándalo y le dio el golpe de gracia con el bastón, algo disgustado por que la base estaba ahora manchada de una sangre más bien coagulada. - (Realmente no se trata de leyendas). - Se reafirmó Neros consciente de que la magia negra era un hecho y que había muchas cosas que él desconocía.
Si había un momento para huir era ese, pero se arrepentiría probablemente toda su vida de haberlo hecho. Negó para dirigirse a la puerta al este (B), viendo que esta estaba cerrada con llave. Usando la lógica dio mano a la llave que acaba de coger del baúl para comprobar si la puerta se abría para él, que consciente de que debía ser precavido, intentaría ver todo lo que pudiera antes de poner un pie en cualquier sitio.
Neros Alseth
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Re: Momento decisivo [Mastereado][Libre]
- MAZMORRA:
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Con ambos seres abatidos en el suelo, Neros se dirigió a la puerta B, abriéndola con la llave. La puerta chirrió al abrirse, dejando ver un pasillo no muy largo, iluminado con dos antorchas. Al final del pasillo, había nuevamente una puerta, esta entre abierta, por la que se filtraba aún más luz.
Tras la segunda puerta había una habitación. Prácticamente en la entrada había una mesa con sillas y un candelabro de tres velas, las cuales daban luz a toda la sala. A la izquierda, un pozo de agua, con agua calmada y fría. Enfrente del agua había una cama, no muy lujosa, pero suficiente para el descanso, y junto a esta, un baúl. En la pared que daba al sur había un par de estanterías, repletas de libros, aparentemente viejos.
Allí abajo era un poco difícil distinguir si era de día o de noche, si estaba nevando o si brillaba un precioso y reluciente sol. Pero sus fuerzas parecían ir disminuyendo a cada paso que daba, como si aquel lugar absorbiera su fuerza. ¿Quizás dormir haría que se sintiera mejor?
El suelo de aquella habitación estaba limpio, sin sangre, nada raro. Parecía una habitación normal, como cualquier otra, totalmente distinta a la que había al otro lado del pasillo. Las cosas parecían bien puestas, y los libros cuidados, aunque el paso del tiempo no se había olvidado de ellos.
Un dedo de polvo cubría lo objetos, dado la sensación de que no habitaba nadie aquella habitación, al menos no ahora.
Un silencio parecía llenar aquel lugar. Silencio, paz…
Sería un buen lugar para el descanso… ¿no?
Tras la segunda puerta había una habitación. Prácticamente en la entrada había una mesa con sillas y un candelabro de tres velas, las cuales daban luz a toda la sala. A la izquierda, un pozo de agua, con agua calmada y fría. Enfrente del agua había una cama, no muy lujosa, pero suficiente para el descanso, y junto a esta, un baúl. En la pared que daba al sur había un par de estanterías, repletas de libros, aparentemente viejos.
Allí abajo era un poco difícil distinguir si era de día o de noche, si estaba nevando o si brillaba un precioso y reluciente sol. Pero sus fuerzas parecían ir disminuyendo a cada paso que daba, como si aquel lugar absorbiera su fuerza. ¿Quizás dormir haría que se sintiera mejor?
El suelo de aquella habitación estaba limpio, sin sangre, nada raro. Parecía una habitación normal, como cualquier otra, totalmente distinta a la que había al otro lado del pasillo. Las cosas parecían bien puestas, y los libros cuidados, aunque el paso del tiempo no se había olvidado de ellos.
Un dedo de polvo cubría lo objetos, dado la sensación de que no habitaba nadie aquella habitación, al menos no ahora.
Un silencio parecía llenar aquel lugar. Silencio, paz…
Sería un buen lugar para el descanso… ¿no?
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•¿Recuerdas que dijimos que en este teme puedes encontrar objetos de ayuda, curación…? Bueno, pues parece que te encuentras en una sala de “recuperación”.
•Su tu pj está listo para seguir la aventura, puedes irte de nuevo por el pasillo, o inspeccionar la habitación. Si por el contrario está cansado…puedes descasar.
Wyn
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Re: Momento decisivo [Mastereado][Libre]
La puerta se abrió para él. Otro pasillo iluminado por aquellas misteriosas antorchas, todo ese lugar le tenía desconcertado. Sus lentos pasos se dirigieron al pasillo en busca de algún conjuro en el suelo que pisaba o las paredes que le rodeaban, algo le estaba debilitando, y aunque no era consciente de cuanto tiempo había pasado en el lugar, se sentía más fatigado que de costumbre tras los combates con la planta y los seres. Otra puerta entre abierta, el mago miraría precavido lo que podía desde su posición.
Una sala de piedra tallada se presentaba ante él una vez más, aunque en esta parecía que la higiene y la calma reinaban, haciendo que Neros relajara los instintos primarios que había despertado en él el peligro del combate. Entró finalmente en una sala bien adaptada para el estudio, con mesas, libros y silencio... Un silencio con el que el brujo se sentía ahora cómodo y seguro. Cerró la puerta a sus espaldas para no quedarse expuesto, quería encontrar respuestas a lo que había visto, y quizás en esa sala se encontraba lo que estaba buscando.
Se acercó a la estantería de los libros para comprobar que el estado de la mayoría de estos era paupérrimo. Hizo un gesto con la mano que tenía libre del bastón para apartar de la estantería los libros uno a uno, alguno tendría que servirle y parecía que en ese lugar podía sentarse a leer los escritos de el amo de la llave, quien suponía que había despertado a los muertos de la sala anterior...
Una sala de piedra tallada se presentaba ante él una vez más, aunque en esta parecía que la higiene y la calma reinaban, haciendo que Neros relajara los instintos primarios que había despertado en él el peligro del combate. Entró finalmente en una sala bien adaptada para el estudio, con mesas, libros y silencio... Un silencio con el que el brujo se sentía ahora cómodo y seguro. Cerró la puerta a sus espaldas para no quedarse expuesto, quería encontrar respuestas a lo que había visto, y quizás en esa sala se encontraba lo que estaba buscando.
Se acercó a la estantería de los libros para comprobar que el estado de la mayoría de estos era paupérrimo. Hizo un gesto con la mano que tenía libre del bastón para apartar de la estantería los libros uno a uno, alguno tendría que servirle y parecía que en ese lugar podía sentarse a leer los escritos de el amo de la llave, quien suponía que había despertado a los muertos de la sala anterior...
Neros Alseth
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Re: Momento decisivo [Mastereado][Libre]
Plantas, minerales, pociones… Nada del otro mundo. Aquellos libros no contenían nada que Neros no pudiese saber o intuir. Pasarían horas hasta que pudiese encontrar el libro adecuado.
Era un libro sin letras, ni en portada ni en lomo. Era de color marrón sucio, de piel. Parecía antiguo, ya que se podían ver con el peculiar tomo amarillento en las páginas, aunque estaba prácticamente intacto.
En su interior, la gran parte del contenido estaba en blanco. En las primeras hojas había unos extraños dibujos hechos a manos, de unos seres aún más extraños. No eran animales ni monstruos que Neros pudiese reconocer… no parecían reales. Bajo los dibujos había pequeñas descripciones, también escritas a manos:
La puerta estaba cerrada, y en la sala no había ventana alguna, aunque el agua del pozo tenía un leve movimiento, prácticamente constante. Las velas estaban casi extinguidas, creando una cascada de cera que llegaba a tocar la mesa, aunque no se había apagado.
Era un libro sin letras, ni en portada ni en lomo. Era de color marrón sucio, de piel. Parecía antiguo, ya que se podían ver con el peculiar tomo amarillento en las páginas, aunque estaba prácticamente intacto.
En su interior, la gran parte del contenido estaba en blanco. En las primeras hojas había unos extraños dibujos hechos a manos, de unos seres aún más extraños. No eran animales ni monstruos que Neros pudiese reconocer… no parecían reales. Bajo los dibujos había pequeñas descripciones, también escritas a manos:
- LIBRO:
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Sinesin
-Cabeza de pájaro.
-Dientes muy afilados.
-Cuerpo humanoide.
-Patas de animal.
-Garras en las extremidades superiores.
Este ser es un ejemplar prácticamente extinguido. Es uno de los deshechos de los experimentos fallidos de los humanos, cuando en antaño intentaros crear los hombres-bestia.
Le han implantado una especie de cuchillos en las extremidades, para hacer de ellos un arma.
Es ciego, rápido, mortal… pero torpe.
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Guesagee
-Gran altura.
-Dientes en forma de espiral.
Esta especie es muy poco común, aunque puedes llegarte a topar con ella si frecuentas los lugares adecuados. Nunca se han visto dos de estos juntos, por lo que es difícil compararlos. Las crías miden alrededor de cinco personas de alto. Los adultos pueden llegar a superar el tamaño de dos casas juntas.
No se sabe su procedencia, pero se dice que habita en cuevas, en las que hay humedad, ya que necesitan mojarse.
Es ciego, se traga todo lo que pasa por sus espinosos dientes y resbaladizo, pero lento.
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-Numerosas extensiones con púas.
-Duro abdomen.
-Dientes en forma de círculo.
-Cola fuerte y escamada.
A esta criatura aun no le he puesto nombre… no se me ocurre nada.
Tiene numerosas extensiones con una especie de pincho en la parte final. Camina sobre dos patas, por lo que no es un monstruo muy rápido. Tiene una fuerte cola con la que ataca a sus enemigos, si estos se libran de sus brazos. Tiene un ojo en el centro del pecho, aunque no alcanza a ver a larga distancia.
La puerta estaba cerrada, y en la sala no había ventana alguna, aunque el agua del pozo tenía un leve movimiento, prácticamente constante. Las velas estaban casi extinguidas, creando una cascada de cera que llegaba a tocar la mesa, aunque no se había apagado.
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•Carta blanca Neros.
Wyn
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Re: Momento decisivo [Mastereado][Libre]
Los libros que en un principio su mente había calificado como importantes resultaron ser mera información sobre encantamiento y alquimia entre otros conocimientos básicos. Invirtió un tiempo manoseando aquellos libros hasta que uno finalmente parecía ocultar algo a la vista del brujo. Pasó su mano por encima de las páginas en un intento de desbloquear lo que fuera que impedía la lectura de las que estaban en blanco sin ningún resultado. Pasó unas páginas más hasta que dio con la visión de detallados dibujos de monstruos espeluznantes a los que el autor de aquellos escritos se había dedicado a bautizar.
Tras disfrutar de aquellos momentos en los que pudo leer tranquilamente sentado en aquella lujosa sala bajo tierra, no vio necesidad de ordenar la habitación, pues con el espectáculo de la habitación anterior, quien fuera que residiese en la cueva ya sabría que había un intruso, quizás ya había caído en la trampa del director y tan solo hacía falta que los eventos se desarrollasen. En cualquier caso estaba dispuesto a pelear por su vida hasta el último aliento. Tenía que encontrar ese pozo de sangre y salir de la caverna cuando antes. Lentamente se puso de pie ayudado por su bastón para percibir que la habitación seguía con el silencio que Neros tanto había respetado, por lo que abrió la puerta de la habitación lentamente, relajado al ver que nadie le esperaba más allá.
Con el mayor de los silencios el brujo se aventuró de nuevo en el pasillo que daba a la sala donde se había enfrentado a los cadáveres. Tras atravesar la puerta al final del pasillo de piedra, vislumbró la escena que había dejado a sus espaldas, los cadáveres, objetos y sangre estaban donde Neros los había dejado. Su instinto de supervivencia le instaba a huir de ese lugar ahora que se le ofrecía la ocasión de volver sobre sus pasos, pero era consciente de que todo aquello tenía un propósito mayor que le empujaron a rozar el paño de una de las puertas que le restaban por abrir (A), aunque el deseo que invade a cualquier hombre de sobrevivir un día más hacia que su mano y sus piernas temblaran ante la expectación del qué habría más allá.
Tras disfrutar de aquellos momentos en los que pudo leer tranquilamente sentado en aquella lujosa sala bajo tierra, no vio necesidad de ordenar la habitación, pues con el espectáculo de la habitación anterior, quien fuera que residiese en la cueva ya sabría que había un intruso, quizás ya había caído en la trampa del director y tan solo hacía falta que los eventos se desarrollasen. En cualquier caso estaba dispuesto a pelear por su vida hasta el último aliento. Tenía que encontrar ese pozo de sangre y salir de la caverna cuando antes. Lentamente se puso de pie ayudado por su bastón para percibir que la habitación seguía con el silencio que Neros tanto había respetado, por lo que abrió la puerta de la habitación lentamente, relajado al ver que nadie le esperaba más allá.
Con el mayor de los silencios el brujo se aventuró de nuevo en el pasillo que daba a la sala donde se había enfrentado a los cadáveres. Tras atravesar la puerta al final del pasillo de piedra, vislumbró la escena que había dejado a sus espaldas, los cadáveres, objetos y sangre estaban donde Neros los había dejado. Su instinto de supervivencia le instaba a huir de ese lugar ahora que se le ofrecía la ocasión de volver sobre sus pasos, pero era consciente de que todo aquello tenía un propósito mayor que le empujaron a rozar el paño de una de las puertas que le restaban por abrir (A), aunque el deseo que invade a cualquier hombre de sobrevivir un día más hacia que su mano y sus piernas temblaran ante la expectación del qué habría más allá.
Neros Alseth
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Re: Momento decisivo [Mastereado][Libre]
- MAZMORRA:
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La puerta ya estaba medio abierta, por lo que el brujo no tuvo que hacer mucho esfuerzo para poder abrirla.
Ante él había una habitación un tanto pequeña, con un gran agujero en el medio, por lo que si no se iba con cuidado era fácil caerse. No se veía nada a parte de oscuridad… aunque tampoco se escuchaba nada.
Al fondo de la estancia, apoyadas junto a la pared, había dos bolsas, o más bien dicho saquitos.
En ambos parecía haber algo dentro.
La sala no era nada más, ni ventanas, ni decoración… nada. Silencio, frio, oscuridad…
Ante él había una habitación un tanto pequeña, con un gran agujero en el medio, por lo que si no se iba con cuidado era fácil caerse. No se veía nada a parte de oscuridad… aunque tampoco se escuchaba nada.
Al fondo de la estancia, apoyadas junto a la pared, había dos bolsas, o más bien dicho saquitos.
En ambos parecía haber algo dentro.
La sala no era nada más, ni ventanas, ni decoración… nada. Silencio, frio, oscuridad…
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• Neros, tienes tres opciones:
1-> entras y recoges la bolsa A
2 -> entras y recoges la bolsa B
3 -> te vas y no coges ninguna
En todo caso, solo puedes hacerte con una de las bolsitas, y esta debe ser abierta en el interior de aquella sala.
• Bueno también tienes otra opción… puedes caerte… aunque no creo que ese sea tu mayor deseo, ¿no?
Sé que ya te había enviado un mp para avisarte, aun así, perdón por la espera. Las cosas ya se me están normalizando, por lo que intentare seguir siendo constante.
Wyn
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Re: Momento decisivo [Mastereado][Libre]
La puerta ya estaba entreabierta cuando el mago se dispuso a cruzar por esta. Su temblorosa mano la abrió de par en par para acabar observando lo que tras esta había. Una sala más bajo aquellas cuevas, la misma piedra tallada que en las salas anteriores, un agujero en medio de esta y, al final, dos sacos perfectamente a la vista del joven Neros, acostumbrado a vagar en la penumbra. Se adentraría en el lugar a la espera de que ningún mal le aconteciera. La puerta a sus espaldas restó abierta a su paso por la habitación, algo muy primario en él le obligaba a dejar una vía de escape, a no quedarse encerrado en aquél lugar tan sórdido como silencioso.
Las sombras le amparaban en ese lugar y aquello no hizo sino aumentar la moral del mago, que se detendría al poder vislumbrar de cerca el gran agujero en medio de la sala por el que por poco cae, ya que era más grande de lo que había podido imaginar. Se detuvo para mirar en el agujero en busca de un final, mas estaba demasiado oscuro y no consiguió dar con este, no era algo que le incumbiera, o eso quería pensar para tranquilizarse. - (¿Otro truco del señor de la cueva?).- Pensaría para si el brujo cuando rodeaba el hoyo que gobernaba el centro de la sala para dar finalmente con una pared sin salida en la que se encontró finalmente los pequeños sacos, no pudiendo evitar recordar como los cuerpos de la sala a sus espaldas se movieron al poner contacto en el cofre tan visible a su vista. Los recuerdos del combate pasado hicieron que la mano de Neros se detuviera un instante frente al primero de los sacos.
- (No he venido hasta aquí para echarme atrás). - Pensó para sus adentros dejando pacientemente que las sombras cubrieran su ser desde la mano izquierda hasta el bastón. Aunque nada pudiese amenazarle en el lugar, aquello le hacía sentirse seguro en aquél sitio hostil, su curiosidad quizá le estaba traicionando, pero cuando quería percatarse se encontraba abriendo uno de los sacos (A) en busca de su contenido, los libros, los cuerpos, el lugar en si despertaban en él demasiadas incógnitas, se había fascinado demasiado.
Las sombras le amparaban en ese lugar y aquello no hizo sino aumentar la moral del mago, que se detendría al poder vislumbrar de cerca el gran agujero en medio de la sala por el que por poco cae, ya que era más grande de lo que había podido imaginar. Se detuvo para mirar en el agujero en busca de un final, mas estaba demasiado oscuro y no consiguió dar con este, no era algo que le incumbiera, o eso quería pensar para tranquilizarse. - (¿Otro truco del señor de la cueva?).- Pensaría para si el brujo cuando rodeaba el hoyo que gobernaba el centro de la sala para dar finalmente con una pared sin salida en la que se encontró finalmente los pequeños sacos, no pudiendo evitar recordar como los cuerpos de la sala a sus espaldas se movieron al poner contacto en el cofre tan visible a su vista. Los recuerdos del combate pasado hicieron que la mano de Neros se detuviera un instante frente al primero de los sacos.
- (No he venido hasta aquí para echarme atrás). - Pensó para sus adentros dejando pacientemente que las sombras cubrieran su ser desde la mano izquierda hasta el bastón. Aunque nada pudiese amenazarle en el lugar, aquello le hacía sentirse seguro en aquél sitio hostil, su curiosidad quizá le estaba traicionando, pero cuando quería percatarse se encontraba abriendo uno de los sacos (A) en busca de su contenido, los libros, los cuerpos, el lugar en si despertaban en él demasiadas incógnitas, se había fascinado demasiado.
Neros Alseth
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Re: Momento decisivo [Mastereado][Libre]
Silencio.
Oscuridad.
Una leve brisa se colaba por el gran agujero del centro de la sala. El sonido del viento rascaba los bordes irregulares de piedra rota, haciendo un sonido similar al de un chirrido. El chirrido de algún animal o incluso el de un niño… pero solo era el viento…
Las bolsas estaban anudadas con un cordón negro, del mismo color que la tela. Los cordones estaban un poco desgastados, pero el nudo era fuerte y resistente, como si lo hubiesen hecho a consciencia.
La bolsa que Neros recogió, y posteriormente abrió, pesaba un poco. Y al cogerla adoptó una forma más bien alargada. Del interior, el brujo pudo sacar un frasco, transparente, como si de una piedra preciosa se tratase. Acero elfico cubría la parte de arriba, formando una especie de hojas, envolviendo el frasco. Era una poción de curación.
Oscuridad.
Una leve brisa se colaba por el gran agujero del centro de la sala. El sonido del viento rascaba los bordes irregulares de piedra rota, haciendo un sonido similar al de un chirrido. El chirrido de algún animal o incluso el de un niño… pero solo era el viento…
Las bolsas estaban anudadas con un cordón negro, del mismo color que la tela. Los cordones estaban un poco desgastados, pero el nudo era fuerte y resistente, como si lo hubiesen hecho a consciencia.
La bolsa que Neros recogió, y posteriormente abrió, pesaba un poco. Y al cogerla adoptó una forma más bien alargada. Del interior, el brujo pudo sacar un frasco, transparente, como si de una piedra preciosa se tratase. Acero elfico cubría la parte de arriba, formando una especie de hojas, envolviendo el frasco. Era una poción de curación.
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- POCION:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Poción de curación: cuando una persona bebe el líquido del interior del frasco, todas sus heridas y males serás curados. Debe beberse todo el contenido, ya que si no, no cumple con su cometido.
•Has obtenido una poción de curación.
•Bueno, es una habitación sin salida, debes seguir avanzando.
-Recuerda que ya no puedes abrir el saquito B.
-También debes recordar que los objetos que te vayas encontrando en este mazmorra son para utilizarlas en este mismo tema, ya que después serán eliminados, así que no dudes en usarlo si ves que tu pj es “maltrecho”. Aunque tampoco hace falta malgastarlo… aún queda mucho camino…
Wyn
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