Crimen y recompensa [Trabajo]
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Crimen y recompensa [Trabajo]
Al salir de la posada en la que me había alojado por mi última noche en Lunargenta, vi un tablón de anuncios. En este se buscaba gente competente para trasladar prisioneros a La Prisión, con una paga relativamente buena. Me venia perfecto, pues la base de los Bios era mi primera parada... quería ver como eran en realidad, no las historias.
Fui a la puerta, donde unos guardias vigilaban al prisionero con manos atadas. Me acerqué a ellos y me miraron ladeando la cabeza. Solté un ligero suspiro -Soy el que va a llevar a "eso" a la prisión.- dije. Parecían extrañados, como si esperasen a alguien más. -¿Vas a hacerlo tu solo?- preguntó uno de ellos. -¿Algún problema? Eso pensaba. Ahora, ¿puedo llevármelo, o vais a seguir cuestionando lo que puedo hacer?- solté, molesto. -Vale, vale... tu mismo...-
Una vez me entregaron al delincuente, le dí un ligero empujón en la espalda para que caminase. Nos alejamos de los guardias e intentó empezar conversación. -Soy inocente... de verdad. -Vaya, eso si que era original. En cuanto llegase a la prisión, les decía que era todo un error -Si ya, como todos... hasta que nos descubren...- comenté. La verdad es que no parecía muy amenazador. Era un hombre delgado, algo bajito... habría robado algo, supuse.
-Me llamo Davo.- guardé silencio. No le había preguntado y no me interesaba. Solo me pagaban por llevarle, no por escucharle. -Fue todo un malentendido.- continuó, sin rendirse. -Simplemente es que me parezco a un criminal buscado...- No parecía importarle el hecho de que no le iba a responder. Parecía algún tipo de venganza, él estaría en la prisión, pero yo tendría que oír su charla incesante. -Estaba en el mercado y,..-
-Me da igual.- le corté. -No creo, tienes cara de buen pe... hombre. Seguro que lo haces para que no tengamos una despedida triste, ¡pero no te preocupes! Al menos podemos disfrutar del trayecto y...- emití un grave gruñido, como advertencia. ¿No se callaría nunca? -La verdad es que hace un bonito día. ¿Como te llamas? -inquirió. Solo para ver si se callaba, le respondí. -Wernack.-
-Oh, ¡que nombre tan curioso! ¿Es normal en hombres-lobo? -Lo que faltaba, que me confundiesen con un licántropo. -¿Crees que me recompensarán menos si te entrego con un par de agujeros sangrantes de más?- pregunté, amenazante. El hombre era exasperante, iba a ser un recorrido muy largo.
Fui a la puerta, donde unos guardias vigilaban al prisionero con manos atadas. Me acerqué a ellos y me miraron ladeando la cabeza. Solté un ligero suspiro -Soy el que va a llevar a "eso" a la prisión.- dije. Parecían extrañados, como si esperasen a alguien más. -¿Vas a hacerlo tu solo?- preguntó uno de ellos. -¿Algún problema? Eso pensaba. Ahora, ¿puedo llevármelo, o vais a seguir cuestionando lo que puedo hacer?- solté, molesto. -Vale, vale... tu mismo...-
Una vez me entregaron al delincuente, le dí un ligero empujón en la espalda para que caminase. Nos alejamos de los guardias e intentó empezar conversación. -Soy inocente... de verdad. -Vaya, eso si que era original. En cuanto llegase a la prisión, les decía que era todo un error -Si ya, como todos... hasta que nos descubren...- comenté. La verdad es que no parecía muy amenazador. Era un hombre delgado, algo bajito... habría robado algo, supuse.
-Me llamo Davo.- guardé silencio. No le había preguntado y no me interesaba. Solo me pagaban por llevarle, no por escucharle. -Fue todo un malentendido.- continuó, sin rendirse. -Simplemente es que me parezco a un criminal buscado...- No parecía importarle el hecho de que no le iba a responder. Parecía algún tipo de venganza, él estaría en la prisión, pero yo tendría que oír su charla incesante. -Estaba en el mercado y,..-
-Me da igual.- le corté. -No creo, tienes cara de buen pe... hombre. Seguro que lo haces para que no tengamos una despedida triste, ¡pero no te preocupes! Al menos podemos disfrutar del trayecto y...- emití un grave gruñido, como advertencia. ¿No se callaría nunca? -La verdad es que hace un bonito día. ¿Como te llamas? -inquirió. Solo para ver si se callaba, le respondí. -Wernack.-
-Oh, ¡que nombre tan curioso! ¿Es normal en hombres-lobo? -Lo que faltaba, que me confundiesen con un licántropo. -¿Crees que me recompensarán menos si te entrego con un par de agujeros sangrantes de más?- pregunté, amenazante. El hombre era exasperante, iba a ser un recorrido muy largo.
Asher Daregan
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Re: Crimen y recompensa [Trabajo]
Tras un pequeño rato de agradable silencio, el insoportable criminal volvió a su agresión verbal pasiva. esta vez para solicitar una parada. -Tengo que ir a un arbol...- se quejó.
-Aguantate. Todavia queda mucho tramo para pararnos tan pronto.- respondí. Como si el capullo tuviese cinco años. -Pero... Es urgente...-gimió. Maldita sea, ¿tengo que escoltarlo, o hacer de niñera? Suspiré, molesto, y le empujé en dirección a un árbol cercano. Este se fue hacia él... pero no paró, sino que empezó a correr hacia el bosque. -¡Hijo de puta!- Maldecí, mientras corria detrás de él.
Davo no era muy fuerte ni corpulento, pero si era rápido. Siguió corriendo haciendo giros bruscos para confundirme en el espeso bosque e incluso logró desorientarme lo suficiente para que le perdiese de vista. -¡Estás muerto, gusano!- grité al aire. -¡Sé que estás aqui, puedo olerte! ¡No vas a correr más que yo, te lo aseguro!- Por rápido que fuese, yo tenia más aguante y era más veloz gracias a mi genética. Empecé a acercarme a un gran árbol... el aroma dejaba claro que estaba cerca, y parecía que provenía de ahí. Sin embargo, el bastardo salió de su escondite y me arremetió un puñetazo en la mandíbula.
No lo había visto venir, ¿como se había desatado? El golpe me hizo retroceder, y el recluso aprovechó para intentar golpearme en la cabeza con una gran piedra que esquivé en el último segundo. Me lancé contra Davo, tirándole al suelo, y le clavé las garras en el costado, perforando su piel y provocándole un arañazo que le hizo gritar. Me levanté y le di una patada en la cabeza antes de que se recuperase, aturdiendole. -Imbécil. Te voy a enseñar a temerme.- Le di la vuelta a patadas, para que se quedase boca abajo estremeciéndose en el suelo, y desenrollé mi gancho de mi brazo para atarle ambas manos con fuerza. Después, lo arrastré a un árbol y lo encadené a él, con el gancho bien sujeto en la otra parte del árbol.
Ahora que el cabrón estaba de pie y bien atado, hice crujir mis nudillos. Era hora de desahogarme un poco. -He tenido ganas de hacer esto desde hace un buen rato.- dije. Le golpeé en la mandibula, igual que él había hecho, pero con más fuerza, y por duplicado, lo que le soltó un diente y sangre de su boca. -¿Te gusta, bastardo? No eres tan hablador ahora, ¿hmm?- Empecé a golpear en el estómago, no quería que acabase muerto, solo verle sufrir. Ya estaba llorando y escupiendo sangre. Era patético, tan débil... no se merecía la menor compasión. Le di una última patada, dirigida a su estómago. -¿Que tal, has aprendido ya?- pregunté, aunque Davo no estaba en condiciones de responder.
-Aguantate. Todavia queda mucho tramo para pararnos tan pronto.- respondí. Como si el capullo tuviese cinco años. -Pero... Es urgente...-gimió. Maldita sea, ¿tengo que escoltarlo, o hacer de niñera? Suspiré, molesto, y le empujé en dirección a un árbol cercano. Este se fue hacia él... pero no paró, sino que empezó a correr hacia el bosque. -¡Hijo de puta!- Maldecí, mientras corria detrás de él.
Davo no era muy fuerte ni corpulento, pero si era rápido. Siguió corriendo haciendo giros bruscos para confundirme en el espeso bosque e incluso logró desorientarme lo suficiente para que le perdiese de vista. -¡Estás muerto, gusano!- grité al aire. -¡Sé que estás aqui, puedo olerte! ¡No vas a correr más que yo, te lo aseguro!- Por rápido que fuese, yo tenia más aguante y era más veloz gracias a mi genética. Empecé a acercarme a un gran árbol... el aroma dejaba claro que estaba cerca, y parecía que provenía de ahí. Sin embargo, el bastardo salió de su escondite y me arremetió un puñetazo en la mandíbula.
No lo había visto venir, ¿como se había desatado? El golpe me hizo retroceder, y el recluso aprovechó para intentar golpearme en la cabeza con una gran piedra que esquivé en el último segundo. Me lancé contra Davo, tirándole al suelo, y le clavé las garras en el costado, perforando su piel y provocándole un arañazo que le hizo gritar. Me levanté y le di una patada en la cabeza antes de que se recuperase, aturdiendole. -Imbécil. Te voy a enseñar a temerme.- Le di la vuelta a patadas, para que se quedase boca abajo estremeciéndose en el suelo, y desenrollé mi gancho de mi brazo para atarle ambas manos con fuerza. Después, lo arrastré a un árbol y lo encadené a él, con el gancho bien sujeto en la otra parte del árbol.
Ahora que el cabrón estaba de pie y bien atado, hice crujir mis nudillos. Era hora de desahogarme un poco. -He tenido ganas de hacer esto desde hace un buen rato.- dije. Le golpeé en la mandibula, igual que él había hecho, pero con más fuerza, y por duplicado, lo que le soltó un diente y sangre de su boca. -¿Te gusta, bastardo? No eres tan hablador ahora, ¿hmm?- Empecé a golpear en el estómago, no quería que acabase muerto, solo verle sufrir. Ya estaba llorando y escupiendo sangre. Era patético, tan débil... no se merecía la menor compasión. Le di una última patada, dirigida a su estómago. -¿Que tal, has aprendido ya?- pregunté, aunque Davo no estaba en condiciones de responder.
Asher Daregan
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Re: Crimen y recompensa [Trabajo]
Me saqué la ligera mochila que llevaba a mi espalda y me puse a rebuscar en ella, ignorando los gemidos del hombre. Entre las provisiones que llevaba tenia agua, un poco de comida, mi mapa, marcado con los puntos que debia visitar, unas pocas vendas básicas y... cinco flores Inhibis que habia comprado esa mañana. Por lo que sabia, eran para reducir el dolor, pero recordaba un trabajo, años atrás, en el que un asesino usó un estracto de esa flor para dormir a alguien.
Sin embargo, por lo que sabia, habia que hervirlas y no tenia el tiempo para eso. Cogí una flor, la coloqué sobre una hoja grande de árbol, y la empecé a machacar con una piedra lisa durante un rato, hasta que solo quedaron trozos pequeños de pétalo y un fino polvo. Satisfecho. tomé la hoja con los restos de la flor y puse sobre la boca del prisionero, mientras le forzaba a subir la cabeza para que no pudiera escupir. No ofreció mucha resistencia. -¿Que... que era eso...?- preguntó tras tragarse el veneno improvisado. Sin embargo, no le dio tiempo a escuchar una respuesta, pues cayó dormido casi al instante. Comprobé si seguía vivo, no tenia claro cuanta dosis le habia dado al no haber hervido la flor. No estaba muerto, pero su respiración estaba muy ralentizada. Eso me valia.
Lo desencadené, lo que le hizo caer al suelo, y volví a enrollar la cadena sobre mi brazo. El trabajo se habia vuelto mucho más fácil en ese instante. Recogí el resto de mis cosas y me puse a cargar al humano al hombro, como si fuese un saco de patatas. No era pesado, asi que no dificultó mucho mi movimiento. En comparación con antes, era un paseo tranquilo, con el sol brillando en el cielo y una temperatura agradable... Realmente era un bonito día. Iba a disfrutar mucho de mi recorrido si podia hacerlo con tanta tranquilidad, el bullicio de la ciudad nunca me permitia relajarme. El camino ante mi estaba desierto, asi que no me tendria que preocupar por nadie que me molestase hasta que el idiota que llevaba se despertase.
O eso creía, porque empezó a hablar en sueños. -Ng... inocente... una trampa, el hombre que buscan...- ¿No se iba a callar ni dormido? Y hasta entonces juraba su inocencia. Era repulsivo, ¿de verdad pensaba que le iba a servir de algo el decir que era inocente? Al menos podía haber conservado la dignidad. Aunque me preguntaba de que se le acusaba, ya que los guardias parecían preocupados al entregarlo. ¿Que iba a poder hacer alguien tan enclenque como ese hombre?
Un recuerdo pasó por mi cabeza. Yo había visto a ese hombre antes... en la ciudad. Había carteles sobre él. Era el líder de un grupo de bandidos que había estado atacando caravanas de mercaderes durante un tiempo, y nadie lo había conseguido capturar nunca. ¡Ja! Pues lo habían conseguido, al parecer. Eso explicaba que los guardias esperasen a alguien más, probablemente pensaban que los bandidos tenderían una emboscada para recuperar a su líder.
Sin embargo, por lo que sabia, habia que hervirlas y no tenia el tiempo para eso. Cogí una flor, la coloqué sobre una hoja grande de árbol, y la empecé a machacar con una piedra lisa durante un rato, hasta que solo quedaron trozos pequeños de pétalo y un fino polvo. Satisfecho. tomé la hoja con los restos de la flor y puse sobre la boca del prisionero, mientras le forzaba a subir la cabeza para que no pudiera escupir. No ofreció mucha resistencia. -¿Que... que era eso...?- preguntó tras tragarse el veneno improvisado. Sin embargo, no le dio tiempo a escuchar una respuesta, pues cayó dormido casi al instante. Comprobé si seguía vivo, no tenia claro cuanta dosis le habia dado al no haber hervido la flor. No estaba muerto, pero su respiración estaba muy ralentizada. Eso me valia.
Lo desencadené, lo que le hizo caer al suelo, y volví a enrollar la cadena sobre mi brazo. El trabajo se habia vuelto mucho más fácil en ese instante. Recogí el resto de mis cosas y me puse a cargar al humano al hombro, como si fuese un saco de patatas. No era pesado, asi que no dificultó mucho mi movimiento. En comparación con antes, era un paseo tranquilo, con el sol brillando en el cielo y una temperatura agradable... Realmente era un bonito día. Iba a disfrutar mucho de mi recorrido si podia hacerlo con tanta tranquilidad, el bullicio de la ciudad nunca me permitia relajarme. El camino ante mi estaba desierto, asi que no me tendria que preocupar por nadie que me molestase hasta que el idiota que llevaba se despertase.
O eso creía, porque empezó a hablar en sueños. -Ng... inocente... una trampa, el hombre que buscan...- ¿No se iba a callar ni dormido? Y hasta entonces juraba su inocencia. Era repulsivo, ¿de verdad pensaba que le iba a servir de algo el decir que era inocente? Al menos podía haber conservado la dignidad. Aunque me preguntaba de que se le acusaba, ya que los guardias parecían preocupados al entregarlo. ¿Que iba a poder hacer alguien tan enclenque como ese hombre?
Un recuerdo pasó por mi cabeza. Yo había visto a ese hombre antes... en la ciudad. Había carteles sobre él. Era el líder de un grupo de bandidos que había estado atacando caravanas de mercaderes durante un tiempo, y nadie lo había conseguido capturar nunca. ¡Ja! Pues lo habían conseguido, al parecer. Eso explicaba que los guardias esperasen a alguien más, probablemente pensaban que los bandidos tenderían una emboscada para recuperar a su líder.
Asher Daregan
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Re: Crimen y recompensa [Trabajo]
Tras una media hora que fue la parte más tranquila del viaje, mi estómago empezó a rugir. No habia comido en todo el día... supuse que me podía permitir un pequeño descanso para comer algo rápido. Me adentré un poco en el bosque para sentarme un rato y dejé a Davo en la hierba.
Saqué de mi mochila la comida que habia comprado esa mañana. Algo de carne seca, una cantimplora llena de agua y una manzana dorada. Me senté en el suelo y empecé a comer tranquilamente. No era ninguna delicia, pero no estaba mal. Lo devoré en pocos minutos, y después empecé a comer la manzana. Era dulce y sabrosa, aunque no era fácil de comer con mi mandíbula canina. Una vez terminé, arrojé el resto de la manzana al bosque para que se descompusiera y me levanté para seguir por mi camino... pero entonces olí algo. Y de repente, una docena de bandidos salieron de entre los árboles y arbustos.
-...Ah, hola. Hemos visto que invadias nuestros bosques, y hemos decidido atracarte. Asi que, ¿la bolsa, o la vida?- dijo una voz a la que no podia ver, con un sorprendentemente educado tono. Le respondí con una fingida sonrisa antes de ponerme serio. -Tu vida.- dije, desenfundando. -Te animo a reconsiderar. Somos doce, y vosotros solo dos... Espera un segundo.- se detuvo. -¿No es ese...?- Oh, maldita mi suerte, lo habían reconocido. Era el grupo de bandidos cuyo lider estaba escoltando. Iba a tener que dejarlo atrás y salir por patas... Pero antes de que lo hiciese, una figura salió de entre los árboles. ¡Era casi totalmente igual a Davo! -Parece que nos hemos topado con el señuelo... escucha, hemos hecho que ese hombre -dijo, señalando a Davo- cargue con la culpa de mis crímenes, para que los guardias se tranquilicen un poco. Y tu vas a seguir con tu trabajo y llevarlo a La Prisión..-explicó.
Así que Davo era inocente, después de todo. Tenia gracia. -La cosa es, que no podemos asaltarte. Si mi doble no llega a La Prisión, no nos habrá servido de nada.- Asi que no iban a atacarme, siempre y cuando llevase el doble a La Prisión. ¿Pero iba a dejar que se saliese con la suya y un inocente fuese encarcelado? La respuesta estaba clara.
-De acuerdo. A mi me da igual, la recompensa será la misma.- confirmé. -¡Así me gusta! Eres un hombre listo. Nunca olvido una cara, asi que mientras yo, Cyro, sea líder, no te molestaremos. ¿Te llamás...?- Wernack.- Y de forma tan simple, me había ganado la confianza de un grupo de bandidos, a costa de un insoportable desgraciado llamado Davo, que aún dormía plácidamente. Me levanté y me lo puse al hombro para volver al camino. Ya llevaba la mitad de trayecto.
Saqué de mi mochila la comida que habia comprado esa mañana. Algo de carne seca, una cantimplora llena de agua y una manzana dorada. Me senté en el suelo y empecé a comer tranquilamente. No era ninguna delicia, pero no estaba mal. Lo devoré en pocos minutos, y después empecé a comer la manzana. Era dulce y sabrosa, aunque no era fácil de comer con mi mandíbula canina. Una vez terminé, arrojé el resto de la manzana al bosque para que se descompusiera y me levanté para seguir por mi camino... pero entonces olí algo. Y de repente, una docena de bandidos salieron de entre los árboles y arbustos.
-...Ah, hola. Hemos visto que invadias nuestros bosques, y hemos decidido atracarte. Asi que, ¿la bolsa, o la vida?- dijo una voz a la que no podia ver, con un sorprendentemente educado tono. Le respondí con una fingida sonrisa antes de ponerme serio. -Tu vida.- dije, desenfundando. -Te animo a reconsiderar. Somos doce, y vosotros solo dos... Espera un segundo.- se detuvo. -¿No es ese...?- Oh, maldita mi suerte, lo habían reconocido. Era el grupo de bandidos cuyo lider estaba escoltando. Iba a tener que dejarlo atrás y salir por patas... Pero antes de que lo hiciese, una figura salió de entre los árboles. ¡Era casi totalmente igual a Davo! -Parece que nos hemos topado con el señuelo... escucha, hemos hecho que ese hombre -dijo, señalando a Davo- cargue con la culpa de mis crímenes, para que los guardias se tranquilicen un poco. Y tu vas a seguir con tu trabajo y llevarlo a La Prisión..-explicó.
Así que Davo era inocente, después de todo. Tenia gracia. -La cosa es, que no podemos asaltarte. Si mi doble no llega a La Prisión, no nos habrá servido de nada.- Asi que no iban a atacarme, siempre y cuando llevase el doble a La Prisión. ¿Pero iba a dejar que se saliese con la suya y un inocente fuese encarcelado? La respuesta estaba clara.
-De acuerdo. A mi me da igual, la recompensa será la misma.- confirmé. -¡Así me gusta! Eres un hombre listo. Nunca olvido una cara, asi que mientras yo, Cyro, sea líder, no te molestaremos. ¿Te llamás...?- Wernack.- Y de forma tan simple, me había ganado la confianza de un grupo de bandidos, a costa de un insoportable desgraciado llamado Davo, que aún dormía plácidamente. Me levanté y me lo puse al hombro para volver al camino. Ya llevaba la mitad de trayecto.
Asher Daregan
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Re: Crimen y recompensa [Trabajo]
Tras ese encuentro con los bandidos, me sentía algo más seguro, ya que suponía que algunos estarían vigilando los alrededores del bosque y el camino para asegurarse de que su engaño llegase bien a La Prisión. Empecé a preguntarme si Davo y Cyro tenían algún parentesco. ¿Serian hermanos? Me alegré de ser hijo único, con hermanos así...
Si no me daba prisa, llegaría para el atardecer, y eso que había salido pronto. Demasiados imprevistos, y yo que pensaba que sería un viaje tranquilo... Al menos el futuro reo seguía dormido. Pero solo podía pensar en la recompensa que obtendría y que haria con ella. "Aparte de buena comida, no me vendría mal algo práctico... como una capa" Una capa... protegía del frío para el viaje por el norte, tenia muchos bolsillos y me haría más intimidante.
Perdido en mis pensamientos, no me di cuenta de lo que habia más adelante. Un pequeño grupo se hallaba junto a un cruce de caminos, y cuando me vieron, se acercaron. ¿Más bandidos? Lo que faltaba. El lider parecía ser un hombre-bestia, un zorro con ojos azules y un estoque. Se acercó a mi y dijo. -Viandante, no es mi cometido asediarte, pero de tus bienes vengo a despojarte.- Mi respuesta fue inmediata. -Me estás tomando el pelo.- ¿Un salteador de caminos que hablaba en verso? Parecia una broma. Si habia algún dios, que lo dudaba, se estaba riendo de mi.
El hombre-zorro se presentó. -Lans D'Chance de llamo, y vuestro dinero reclamo.- Definitivamente, fue odio a primera vista. El hombre llevaba un sombrero negro con pluma roja, y ropas ligeras. Tenia todo el aspecto de ser un duelista de algún tipo. -Si te voy a dar algo, va a ser una muerte sangrienta.- dije, mientras tiraba a Davo al suelo y desenvainaba. El resto de los bandidos hizo lo mismo, pero antes de que empezase el combate, uno de ellos recibió una flecha en el hombro. Parecia que mis "angeles de la guarda" tenian arcos. El zorro señaló al interior del bosque. -El rufían tiene refuerzos, ¡Que se noten nuestros esfuerzos!- su grupo fue a atacar a los bandidos, de forma que nos quedamos solo el zorro, yo, y un Davo inconsciente.
-Pues esto será un duelo, ¡quedará entre tu, yo, y el cielo!- dijo, mientras se ponia en posición para combatir. -Veremos que tal rimas cuando te corte la lengua.-
Si no me daba prisa, llegaría para el atardecer, y eso que había salido pronto. Demasiados imprevistos, y yo que pensaba que sería un viaje tranquilo... Al menos el futuro reo seguía dormido. Pero solo podía pensar en la recompensa que obtendría y que haria con ella. "Aparte de buena comida, no me vendría mal algo práctico... como una capa" Una capa... protegía del frío para el viaje por el norte, tenia muchos bolsillos y me haría más intimidante.
Perdido en mis pensamientos, no me di cuenta de lo que habia más adelante. Un pequeño grupo se hallaba junto a un cruce de caminos, y cuando me vieron, se acercaron. ¿Más bandidos? Lo que faltaba. El lider parecía ser un hombre-bestia, un zorro con ojos azules y un estoque. Se acercó a mi y dijo. -Viandante, no es mi cometido asediarte, pero de tus bienes vengo a despojarte.- Mi respuesta fue inmediata. -Me estás tomando el pelo.- ¿Un salteador de caminos que hablaba en verso? Parecia una broma. Si habia algún dios, que lo dudaba, se estaba riendo de mi.
El hombre-zorro se presentó. -Lans D'Chance de llamo, y vuestro dinero reclamo.- Definitivamente, fue odio a primera vista. El hombre llevaba un sombrero negro con pluma roja, y ropas ligeras. Tenia todo el aspecto de ser un duelista de algún tipo. -Si te voy a dar algo, va a ser una muerte sangrienta.- dije, mientras tiraba a Davo al suelo y desenvainaba. El resto de los bandidos hizo lo mismo, pero antes de que empezase el combate, uno de ellos recibió una flecha en el hombro. Parecia que mis "angeles de la guarda" tenian arcos. El zorro señaló al interior del bosque. -El rufían tiene refuerzos, ¡Que se noten nuestros esfuerzos!- su grupo fue a atacar a los bandidos, de forma que nos quedamos solo el zorro, yo, y un Davo inconsciente.
-Pues esto será un duelo, ¡quedará entre tu, yo, y el cielo!- dijo, mientras se ponia en posición para combatir. -Veremos que tal rimas cuando te corte la lengua.-
Asher Daregan
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Re: Crimen y recompensa [Trabajo]
La posición de Lans era extraña, se puso de lado, con una mano en la espalda y el estoque en alto, de forma que solo podria avanzar con pasos laterales. -En guardia, bellaco, ¡en este momento ataco!- dijo. ¿Bellaco? ¡Si era él el que me intentaba asaltar! Gruñí y lancé un tajo rápido, pero lo desvió con facilidad. Respondió con una estocada que bloqueé con mi espada y contraataque. El esgrimista era hábil, de forma que estuvimos intercambiando ataques sin cesar pero ninguno resultó herido. -Eres un diestro luchador, mas no rival de mi esplendor. Que se grabe en tu memoria, ¡mía será la victoria!-
Con esas palabras, hizo una finta con su ligera espada que intenté bloquear, pero en el último momento, dio un giro y atacó con una daga que había llevado a su espalda. Salté hacia atrás en el último segundo, de forma que el cuchillo me rozó, soltando unos pocos pelos y provocando un fino corte en mi antebrazo. -Se acabó.- dije, poniéndome serio. ¡Nadie me hacia sangrar! Mi gancho voló hacia su brazo derecho, enrollándose en él mientras atacaba con un tajo vertical. Tiré de la cadena, forzándole a bloquear con su fina espada un golpe que no resistiría, y partí su estoque con mi ataque.
El duelista parecía no haberse esperado tal estrategia, y el verse desarmado mermó su confianza. -N-No es posible, mi arma está rota... ¡No... aceptaré una derrota!- dijo, dudando. -Es un empate, malhechor, está claro. Volveremos a vernos en tu... ¿desamparo?- Sus versos empezaban a ser cada vez peores, tal vez por los nervios. El zorro salió corriendo y se perdió en el bosque, abandonando a sus supuestos aliados que probablemente habían muerto a manos de los bandidos. No iba a malgastar mi tiempo persiguiendo a ese "Lans D'Chance", tenia un prisionero que llevar si quería cobrar.
Uno de los bandidos salió del bosque. -¿Todo bien?- asentí, y el hombre volvió con su grupo. Examiné el pequeño corte de mi brazo. Nada serio, aunque me molestaba que tal idiota me hubiese podido dañar. Me acerqué a Davo para volver a ponermelo a los hombros, pero me di cuenta de que estaba abriendo los ojos. "MIERDA" maldije mentalmente. ¿Iba a tener que aguantarle lo que quedaba de trayecto? -¿Que... ha pasado? ¿Donde estoy? Ouch... me duele la cara... y el costado...- dijo, palpando las partes donde le habia golpeado antes. -Ibamos a La Prisión... ¿no?- Al parecer, el... "sueño forzado" que le habia sometido le habia desorientado, aunque no sería nada grave... probablemente.
Con esas palabras, hizo una finta con su ligera espada que intenté bloquear, pero en el último momento, dio un giro y atacó con una daga que había llevado a su espalda. Salté hacia atrás en el último segundo, de forma que el cuchillo me rozó, soltando unos pocos pelos y provocando un fino corte en mi antebrazo. -Se acabó.- dije, poniéndome serio. ¡Nadie me hacia sangrar! Mi gancho voló hacia su brazo derecho, enrollándose en él mientras atacaba con un tajo vertical. Tiré de la cadena, forzándole a bloquear con su fina espada un golpe que no resistiría, y partí su estoque con mi ataque.
El duelista parecía no haberse esperado tal estrategia, y el verse desarmado mermó su confianza. -N-No es posible, mi arma está rota... ¡No... aceptaré una derrota!- dijo, dudando. -Es un empate, malhechor, está claro. Volveremos a vernos en tu... ¿desamparo?- Sus versos empezaban a ser cada vez peores, tal vez por los nervios. El zorro salió corriendo y se perdió en el bosque, abandonando a sus supuestos aliados que probablemente habían muerto a manos de los bandidos. No iba a malgastar mi tiempo persiguiendo a ese "Lans D'Chance", tenia un prisionero que llevar si quería cobrar.
Uno de los bandidos salió del bosque. -¿Todo bien?- asentí, y el hombre volvió con su grupo. Examiné el pequeño corte de mi brazo. Nada serio, aunque me molestaba que tal idiota me hubiese podido dañar. Me acerqué a Davo para volver a ponermelo a los hombros, pero me di cuenta de que estaba abriendo los ojos. "MIERDA" maldije mentalmente. ¿Iba a tener que aguantarle lo que quedaba de trayecto? -¿Que... ha pasado? ¿Donde estoy? Ouch... me duele la cara... y el costado...- dijo, palpando las partes donde le habia golpeado antes. -Ibamos a La Prisión... ¿no?- Al parecer, el... "sueño forzado" que le habia sometido le habia desorientado, aunque no sería nada grave... probablemente.
Asher Daregan
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Re: Crimen y recompensa [Trabajo]
La parte buena era que ya quedaba poco trayecto. La mala, que Davo estaba recordando lo que había pasado antes de drogarle. Por ese motivo, ahora le llevaba encadenado, de forma que no se pudiese separar demasiado. A pesar de todo, no parecía guardarme ningún rencor por darle una paliza... -¿Tienes hermanos?- pregunté, para confirmar mi teoría. -¿Hmm? Eh... se supone que tengo un hermano gemelo, pero nunca le he conocido.- "¿Tan pocas luces tiene como para no deducir que es el criminal al que buscaban?" me pregunté. Alguien tan idiota se merecía la prisión.
Hubo una larga pausa, y el hombre volvió a hablar. -¿Por qué has tomado este trabajo?- preguntó. Suspiré. Supuse que no era tan malo algo de conversación, aunque solo fuese para que el tiempo pasase más deprisa. -Soy mercenario e iba a viajar al norte de todos modos. Pienso visitar todas las ciudades.- respondí. Viajar, ganar poder, dinero y artefactos mágicos... básicamente, mis objetivos se reducian a eso. Cada raza ofrecia una diferente perspectiva y oportunidades. Otra cosa que queria averiguar era que puntos débiles tenia cada especie distinta, aparte de los evidentes: De esa forma, sería un combatiente letal contra cualquiera que se interpusiese, sin importar sus puntos fuertes. Lamentablemente, solo conocia bien dos razas: Humanos y hombres bestia. Unos sin puntos débiles ni fuertes, y los otros demasiado variables para poder decir nada seguro.
Davo miró al frente, y soltó un quejido.-No puedes hacer esto... Soy inocente, a pesar de lo que creas...-dijo, gimiendo. -Oh, si te creo. Pero te voy a entregar igual.- No creía que fuese posible, pero le habia dejado sin palabras. Su rostro denotaba sorpresa, y luego odio. -Eres... el mayor monstruo que haya visto nunca.- dijo lentamente. "Pues si que ha visto poco mundo..."
Durante un rato, ninguno dijo nada. Solo caminamos. De vez en cuando, me dedicaba una mirada de odio respondida solo por indiferencia, lo cual le enfurecia más. Sin embargo, ocurrió algo inesperado: El hombre se detuvo en medio del camino y perdió el conocimiento.
Hubo una larga pausa, y el hombre volvió a hablar. -¿Por qué has tomado este trabajo?- preguntó. Suspiré. Supuse que no era tan malo algo de conversación, aunque solo fuese para que el tiempo pasase más deprisa. -Soy mercenario e iba a viajar al norte de todos modos. Pienso visitar todas las ciudades.- respondí. Viajar, ganar poder, dinero y artefactos mágicos... básicamente, mis objetivos se reducian a eso. Cada raza ofrecia una diferente perspectiva y oportunidades. Otra cosa que queria averiguar era que puntos débiles tenia cada especie distinta, aparte de los evidentes: De esa forma, sería un combatiente letal contra cualquiera que se interpusiese, sin importar sus puntos fuertes. Lamentablemente, solo conocia bien dos razas: Humanos y hombres bestia. Unos sin puntos débiles ni fuertes, y los otros demasiado variables para poder decir nada seguro.
Davo miró al frente, y soltó un quejido.-No puedes hacer esto... Soy inocente, a pesar de lo que creas...-dijo, gimiendo. -Oh, si te creo. Pero te voy a entregar igual.- No creía que fuese posible, pero le habia dejado sin palabras. Su rostro denotaba sorpresa, y luego odio. -Eres... el mayor monstruo que haya visto nunca.- dijo lentamente. "Pues si que ha visto poco mundo..."
Durante un rato, ninguno dijo nada. Solo caminamos. De vez en cuando, me dedicaba una mirada de odio respondida solo por indiferencia, lo cual le enfurecia más. Sin embargo, ocurrió algo inesperado: El hombre se detuvo en medio del camino y perdió el conocimiento.
Asher Daregan
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Re: Crimen y recompensa [Trabajo]
Davo estaba en el suelo, aparentemente inconsciente. Le di un ligero toque con mi pata. Al no haber respuesta, me incliné junto a él y le di la vuelta. Parecía que estaba sudando mucho. Le puse la mano en la frente, y efectivamente, tenía fiebre. Mucha fiebre. Tal vez una mala reacción a la Inhibis... o quizá hubiese algo con lo que no había contado. ¿Sería por haber machacado la flor, en vez de hervirla? ¿O quizás...? Hice memoria. Las hojas que había usado para recoger el polvo de Inhibis... Tal vez fuesen "ligeramente" tóxicas. Tomé nota mental para no repetir el experimento conmigo mismo.
Fuera como fuese, tendría que apresurarme, no quería que muriese antes de llegar. No pagaban por cadáveres. Si era necesario, hasta le pondría un trapo húmedo en la frente... pero pasaba de hacer de enfermero si no era esencial. Por suerte, quedaba poco para llegar a la base de los bio. -Como te mueras, te mato...- dije. Un segundo después me di cuenta de que no tenía sentido, aunque por suerte, solo el inconsciente Davo y unas ardillas de aspecto alterado estaban ahí para oírme.
Me puse a Davo al hombro como había hecho antes, solo que algo más asqueado por el sudor y el olor que emanaba, y me apresuré. Con suerte, no tendría ningún altercado más y llegaría bien a La Prisión, curarían al desgraciado, me pagarían, y el idiota tendría una nada placentera vida en una horrible cárcel de la que no saldría jamás. Final feliz para todos. Con ese pensamiento, me puse en marcha.
Cada vez quedaba menos, ya casi podía sentir el tintineo de las monedas que me iban a entregar. El último trayecto del viaje fue tranquilo, aunque si que estaba algo apresurado para llegar antes de que Davo muriese. Finalmente, llegué a la entrada, tomé un respiro, y me adentré.
(Fin de parte 1. Continua [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Fuera como fuese, tendría que apresurarme, no quería que muriese antes de llegar. No pagaban por cadáveres. Si era necesario, hasta le pondría un trapo húmedo en la frente... pero pasaba de hacer de enfermero si no era esencial. Por suerte, quedaba poco para llegar a la base de los bio. -Como te mueras, te mato...- dije. Un segundo después me di cuenta de que no tenía sentido, aunque por suerte, solo el inconsciente Davo y unas ardillas de aspecto alterado estaban ahí para oírme.
Me puse a Davo al hombro como había hecho antes, solo que algo más asqueado por el sudor y el olor que emanaba, y me apresuré. Con suerte, no tendría ningún altercado más y llegaría bien a La Prisión, curarían al desgraciado, me pagarían, y el idiota tendría una nada placentera vida en una horrible cárcel de la que no saldría jamás. Final feliz para todos. Con ese pensamiento, me puse en marcha.
Cada vez quedaba menos, ya casi podía sentir el tintineo de las monedas que me iban a entregar. El último trayecto del viaje fue tranquilo, aunque si que estaba algo apresurado para llegar antes de que Davo muriese. Finalmente, llegué a la entrada, tomé un respiro, y me adentré.
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Asher Daregan
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