La Puerta L.C I [quest] [Demian]
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La Puerta L.C I [quest] [Demian]
I. El.Misterio.
- Vamos Eleanor, deja de llorar. Mamá se va a enojar- Se quejó el niño, poniendo delicadamente su mano en el hombro de su hermanita de siete años.
-Iuuuuaaaa y..hic…hic tú hic hic q…qué sa..sabes?- preguntó ella, con el rostro lleno de mocos y lágrimas. Sus cachetes estaban completamente rojos. Se restregó contra su hermano mayor y continuó llorando.
-¿Cómo no voy a saber? ¡Es mi mejor amigo!- Replicó y el joven Adalbert de nueve años se unió a su hermana.
-Ya mocosos, Gabo no va a regresar. No al menos por sus propios medios. Asique ahora dejen de llorar o mamá les va a hacer una maldición muajajaja-
-… Desde que murió su padre ese muchacho cambió.
-Y es que con esa madre
-Ese no es el punto. Escúchame mujer. Ahora Adalbert está peor. Esta tarde se ha peleado con Stephanus y luego se ha dirigido a la tienda de la Señora Alelí para comer cuantos dulces le entraran en su barriga.
-¿Y su madre?
-Quién sabe, pero si sigue así el niño terminará muerto en alguna esquina en cualquier momento.
___________________
Al primero que llegue, deberá relatar cómo llega hasta el pequeño pueblo. Qué hacía en esos parajes, relatar su estancia allí, describir lo que reste del niño Adalbert y ayudarle. Veamos que tal les va y el nivel de dificultad que pondremos luego de esto. Suerte
-Iuuuuaaaa y..hic…hic tú hic hic q…qué sa..sabes?- preguntó ella, con el rostro lleno de mocos y lágrimas. Sus cachetes estaban completamente rojos. Se restregó contra su hermano mayor y continuó llorando.
-¿Cómo no voy a saber? ¡Es mi mejor amigo!- Replicó y el joven Adalbert de nueve años se unió a su hermana.
-Ya mocosos, Gabo no va a regresar. No al menos por sus propios medios. Asique ahora dejen de llorar o mamá les va a hacer una maldición muajajaja-
- Miranda-mama:
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-… Desde que murió su padre ese muchacho cambió.
-Y es que con esa madre
-Ese no es el punto. Escúchame mujer. Ahora Adalbert está peor. Esta tarde se ha peleado con Stephanus y luego se ha dirigido a la tienda de la Señora Alelí para comer cuantos dulces le entraran en su barriga.
-¿Y su madre?
-Quién sabe, pero si sigue así el niño terminará muerto en alguna esquina en cualquier momento.
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Al primero que llegue, deberá relatar cómo llega hasta el pequeño pueblo. Qué hacía en esos parajes, relatar su estancia allí, describir lo que reste del niño Adalbert y ayudarle. Veamos que tal les va y el nivel de dificultad que pondremos luego de esto. Suerte
Última edición por Thorn el Lun 03 Ago 2015, 22:55, editado 1 vez
Thorn
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Re: La Puerta L.C I [quest] [Demian]
Llevaba apenas un día en las Islas Illidenses, tras su viaje con sus compañeros Gorriones en aquel barco de mala muerte, pero aún tenía mucho que ordenar en su joven mente.
No era que no quisiera estar con sus amigos, sólo necesitaba unas horas a solas para pensar. Desde que hubiera entrado a formar parte de esa tripulación no había tenido un momento de tranquilidad y la ansiedad de saber que en los próximos días vería finalmente a su maestro le comía por dentro.
Caminó sin rumbo, como solía hacer cuando necesitaba pensar, y terminó, por supuesto, tan lejos de su punto de partida que ya ni siquiera sabía cómo volver o si lograría hacerlo antes que cayera la noche.
—Los chicos me matarán por no avisarles —dijo en un profundo suspiro.
En efecto, el sol ya hacía rato que había transitado por el cenit y ahora se acercaba a su encuentro con el horizonte. Aún quedaban unas horas del día, pero no había manera de que hiciera todo el camino de vuelta antes del anochecer. Por ahora el pueblecillo que se asomaba tras una colina debía ser su refugio.
Se dirigió allí sintiéndose algo tonto, no era la primera vez que salía a caminar y acababa tan lejos del punto de partida sin haber tenido plan alguno. Y se suponía que era un chico listo, ¿no?.
No tardó más que otros veinte minutos en pisar la entrada de tierra del pequeño poblado, algo decepcionado de que no luciera como un lugar relevante, sino apenas un conjunto de casas que poca gala hacían del renombre de las maravillas de Beltrexus. Siendo sincero, los brujos no eran los mejores constructores.
—¡Niño malcriado, vuelve acá! —escuchó los gritos de una mujer, llamando de inmediato su atención.
El aludido no daba señales de que le importara, alejándose a paso firme del lugar, como quien no ha hecho nada, pero era claro que a dueña de lo que parecía una tienda comercial no opinaba lo mismo.
Aquello era inesperado, en un lugar tan pequeño como aquel la delincuencia juvenil no sería ni remotamente un asunto que pudiera pasar desapercibido. Podría apostar que todos allí se conocían por nombre y familia, de modo que era inevitable que el chico acabara siendo reprendido por sus padres.
Si Demian hubiera sido más perceptivo con ese tipo de cosas habría notado que el niño no lucía feliz, que tras una apariencia de enojo había algo más, que sus ojos tenían pena y en ese momento bien podrían haber derramado su salino contenido sobre aquellas mejillas pecosas, pero Demian era más simple, al menos en lo que se refería a las personas. Demian veía acciones y Demian vio allí determinación, coraje, algo que valoraba.
"¿Quién sabe?" se dijo "y quizás hasta es el próximo Gorrión."
Decidió entonces seguirle con su sigilo característico. No se trataba de asesinarle, pero actuaba como si fuera una misión de esas características, apenas pisando la tierra, buscando los puntos ciegos del niño que parecía tan ensimismado que de todas maneras hubiera pasado desapercibido aunque fuera con una enorme bandera amarrada al culo y bailara frente a él.
Pero Demian era simple en esas cosas, él miraba una persona y veía allí una presa, un objetivo.
—Sabes —dijo cuando estaba ya a escasos dos metros— hay maneras más efectivas de robar sin ser descubierto.
El chico se detuvo y por un momento pareció como si le hubieran pillado sacando algo, a juzgar por su rostro, pero se tranquilizó casi tan rápido como se había alertado. Una de sus cejas tuvo un tiritón, pero Demian era simple, él no miraba esas cosas.
—Podría enseñarte algunos trucos, si quisieras —ofreció.
El pecoso pareció algo confundido, seguro preguntándose por qué un niño que ni siquiera conocía le ofrecía entrenar sus habilidades de ladrón, pero ya saben, ese tipo de cosas pasan desapercibidas a un chico que evita la mirada directa a los ojos.
—Yo debería estar en... —comenzó a hablar, pero interrumpió su propia frase con silencio.
—Ah, ya, tienes un padre regañón que te castigará si llegas tarde, vale —agregó Demian con algo de decepción.
—Mi padre está muerto —fue la seca respuesta.
Ahora Demian fue el que levantó una ceja. Después de todo aquel chico sí tenía algo de potencial como Gorrión. Probaría con la filosofía básica de su pandilla.
—Los adultos apestan.
No se requirió de más palabras, ambos se miraron, quizás por primera vez en todo ese rato, asintiendo sin palabras ni movimientos exagerados, con ese entendimiento cómplice de dos niños que, de alguna manera, saben que tienen el potencial de tener muchas cosas en común.
¿Amigos?, era demasiado pronto para aventurarse en ese tipo de conclusiones.
No era que no quisiera estar con sus amigos, sólo necesitaba unas horas a solas para pensar. Desde que hubiera entrado a formar parte de esa tripulación no había tenido un momento de tranquilidad y la ansiedad de saber que en los próximos días vería finalmente a su maestro le comía por dentro.
Caminó sin rumbo, como solía hacer cuando necesitaba pensar, y terminó, por supuesto, tan lejos de su punto de partida que ya ni siquiera sabía cómo volver o si lograría hacerlo antes que cayera la noche.
—Los chicos me matarán por no avisarles —dijo en un profundo suspiro.
En efecto, el sol ya hacía rato que había transitado por el cenit y ahora se acercaba a su encuentro con el horizonte. Aún quedaban unas horas del día, pero no había manera de que hiciera todo el camino de vuelta antes del anochecer. Por ahora el pueblecillo que se asomaba tras una colina debía ser su refugio.
Se dirigió allí sintiéndose algo tonto, no era la primera vez que salía a caminar y acababa tan lejos del punto de partida sin haber tenido plan alguno. Y se suponía que era un chico listo, ¿no?.
No tardó más que otros veinte minutos en pisar la entrada de tierra del pequeño poblado, algo decepcionado de que no luciera como un lugar relevante, sino apenas un conjunto de casas que poca gala hacían del renombre de las maravillas de Beltrexus. Siendo sincero, los brujos no eran los mejores constructores.
—¡Niño malcriado, vuelve acá! —escuchó los gritos de una mujer, llamando de inmediato su atención.
El aludido no daba señales de que le importara, alejándose a paso firme del lugar, como quien no ha hecho nada, pero era claro que a dueña de lo que parecía una tienda comercial no opinaba lo mismo.
Aquello era inesperado, en un lugar tan pequeño como aquel la delincuencia juvenil no sería ni remotamente un asunto que pudiera pasar desapercibido. Podría apostar que todos allí se conocían por nombre y familia, de modo que era inevitable que el chico acabara siendo reprendido por sus padres.
Si Demian hubiera sido más perceptivo con ese tipo de cosas habría notado que el niño no lucía feliz, que tras una apariencia de enojo había algo más, que sus ojos tenían pena y en ese momento bien podrían haber derramado su salino contenido sobre aquellas mejillas pecosas, pero Demian era más simple, al menos en lo que se refería a las personas. Demian veía acciones y Demian vio allí determinación, coraje, algo que valoraba.
"¿Quién sabe?" se dijo "y quizás hasta es el próximo Gorrión."
Decidió entonces seguirle con su sigilo característico. No se trataba de asesinarle, pero actuaba como si fuera una misión de esas características, apenas pisando la tierra, buscando los puntos ciegos del niño que parecía tan ensimismado que de todas maneras hubiera pasado desapercibido aunque fuera con una enorme bandera amarrada al culo y bailara frente a él.
Pero Demian era simple en esas cosas, él miraba una persona y veía allí una presa, un objetivo.
—Sabes —dijo cuando estaba ya a escasos dos metros— hay maneras más efectivas de robar sin ser descubierto.
El chico se detuvo y por un momento pareció como si le hubieran pillado sacando algo, a juzgar por su rostro, pero se tranquilizó casi tan rápido como se había alertado. Una de sus cejas tuvo un tiritón, pero Demian era simple, él no miraba esas cosas.
—Podría enseñarte algunos trucos, si quisieras —ofreció.
El pecoso pareció algo confundido, seguro preguntándose por qué un niño que ni siquiera conocía le ofrecía entrenar sus habilidades de ladrón, pero ya saben, ese tipo de cosas pasan desapercibidas a un chico que evita la mirada directa a los ojos.
—Yo debería estar en... —comenzó a hablar, pero interrumpió su propia frase con silencio.
—Ah, ya, tienes un padre regañón que te castigará si llegas tarde, vale —agregó Demian con algo de decepción.
—Mi padre está muerto —fue la seca respuesta.
Ahora Demian fue el que levantó una ceja. Después de todo aquel chico sí tenía algo de potencial como Gorrión. Probaría con la filosofía básica de su pandilla.
—Los adultos apestan.
No se requirió de más palabras, ambos se miraron, quizás por primera vez en todo ese rato, asintiendo sin palabras ni movimientos exagerados, con ese entendimiento cómplice de dos niños que, de alguna manera, saben que tienen el potencial de tener muchas cosas en común.
¿Amigos?, era demasiado pronto para aventurarse en ese tipo de conclusiones.
Demian
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Re: La Puerta L.C I [quest] [Demian]
- Sí- dijo el chico, asintiendo mientras bajaba la cabeza. -Me llamo Adalbert ¿y tú?- preguntó, con un nuevo ataque de energía, probablemente debido a todo ese azúcar en su organismo. Esperó la respuesta del chico frente a él y luego se sentó en el suelo. Llevaba sus pantalones remangados -No te había visto en el pueblo. Supongo que no eres de aquí. Te recomiendo irte con cuidado, aquí los adultos apestan más que en otros lados. Te lo digo porque sé de lo que hablo-. Sacó un dulce del bolsillo de su camisa y se lo tendió al chico.
-Mi madre es una bruja peligrosa, pero creo que no te convertirá en sapo si me acompañas a cenar. Mi hermana Eleanor está muy triste y podemos jugar esa carta. ¿Te apetece?- preguntó él, cerrando su puño y devolviéndolo junto a su cuerpo. Miró el cielo taciturno y se puso en pie. -Mi casa está a un kilómetro al Oeste. Tendrás que remangarte bien e intentar no ensuciarte demasiado en el camino. Gabo lo hacía todo el tiempo, mamá una vez lo convirtió en cerdo.- El fuego de sus palabras se apagó con aquél nombre.
En el camino el chico comenzaría a perder una que otra lágrima sin motivo aparente. -Mañana iré nuevamente a la tienda y comeré tantos dulces que tendrá que regresar para reírse de mí y decir que soy un tonto. Incluso dejaré de hacerle levitar y… y… podría dejar que sea el novio de Ele…-
__________________
Es tiempo de interactuar. Puedes dialogar con él y manejarlo un poco. Información importante será dada por mí. Deberás llegar a la casa, describirla como quieras y en la profundidad que quieras. Debes de saber que en su patio hay un gran acantilado. Eleanor será como Demian quiera que sea y de la madre me encargo yo, aunque como toda madre estará por ahí asique tienes permiso para indirectos, no para desarrollar carácter.
Pista: intenta averiguar sobre Gabo
Suerte
-Mi madre es una bruja peligrosa, pero creo que no te convertirá en sapo si me acompañas a cenar. Mi hermana Eleanor está muy triste y podemos jugar esa carta. ¿Te apetece?- preguntó él, cerrando su puño y devolviéndolo junto a su cuerpo. Miró el cielo taciturno y se puso en pie. -Mi casa está a un kilómetro al Oeste. Tendrás que remangarte bien e intentar no ensuciarte demasiado en el camino. Gabo lo hacía todo el tiempo, mamá una vez lo convirtió en cerdo.- El fuego de sus palabras se apagó con aquél nombre.
En el camino el chico comenzaría a perder una que otra lágrima sin motivo aparente. -Mañana iré nuevamente a la tienda y comeré tantos dulces que tendrá que regresar para reírse de mí y decir que soy un tonto. Incluso dejaré de hacerle levitar y… y… podría dejar que sea el novio de Ele…-
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Es tiempo de interactuar. Puedes dialogar con él y manejarlo un poco. Información importante será dada por mí. Deberás llegar a la casa, describirla como quieras y en la profundidad que quieras. Debes de saber que en su patio hay un gran acantilado. Eleanor será como Demian quiera que sea y de la madre me encargo yo, aunque como toda madre estará por ahí asique tienes permiso para indirectos, no para desarrollar carácter.
Pista: intenta averiguar sobre Gabo
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Re: La Puerta L.C I [quest] [Demian]
El chico parecía agradable y, aunque pronto quedó claro que no tenía mucho potencial de Gorrión, dado que aún tenía una madre, aún resultaba agradable para pasar un rato y, tema no menor, le ofrecía una posibilidad de gozar de una comida.
—Mi nombre es Demian
A estas alturas Demian ya asumía que tendría que esperar hasta el día siguiente para poder regresar, así que tendría también que soportar con estoicismo los reclamos de sus amigos.
Pronto comprendió por qué el chico hablaba de arremangarse, pues frente a sí tenían un humedal y era claro que no iban a poder llegar a su casa sin hundir sus pies en el agua fangosa.
—Hay veces en que desearía ser un tensai, ¿sabes? —comentó la primera vez que su pie se enterró más de la cuenta en algún hoy tapado por el barro.
Tomó nota mental de algo importante. Si el chico no estaba bluffeando, esa bruja debía ser realmente poderosa. Muy pocos eran capaces de dominar la magia para influir directamente en cuerpos de otros, más aún transformarlos. Conservó un dejo de escepticismo.
Y así eventualmente llegaron a la casa. No parecía a la altura de una hechicera tan poderosa como clamaba ser, pero tampoco se quedaba mal. Estaba algo descuidada, con resquebrajones en algunos rincones, manchas perennes y restos de algún nido de un ave de al menos una temporada completa de antigüedad que se secaba al sol.
—Mamá, traje un amigo a comer —dijo Adalbert apenas llegaron, pero luego sacó a Demian al patio.
Era ciertamente un patio inusual, pues daba directamente a un acantilado de tamaño suficiente para matar a alguien. Demian se preguntó si alguna vez algún pequeño no se habría excedido en algún juego y acabado en el fondo de allí. Eso le hizo recordar algo.
—En el camino hablaste de un Gabo, ¿no?, ¿vive también aquí? —quiso saber el chico, algo incómodo él mismo con la pregunta, pues intuía que la respuesta no sería del todo agradable.
El niño pareció bajar la mirada, pero cuando estaba por abrir la boca para hablar se escuchó un chillido.
—Deja a mi hermanito, extraño, ¡no me lo quitarás! —sonó imperiosa la voz de una niña pequeña.
Demian miró en esa dirección, notando la figura de una niña pequeña, pero de rostro furioso. No era determinación, sin embargo, lo que lo poblaba, sino la incertidumbre y dudas de una niña temerosa.
—¿Quitártelo? —contestó el brujo de 12 años algo confuso— No, no, yo sólo... él me invitó a comer, ¿sabes?
—Mientes, quieres quitármelo, ¿cierto? —insistió ella.
—Que no, sólo estamos conversando —respondió algo molesto Demian.
—No le hagas mucho caso, es algo celosa, pero al final es buena niña
Demian miró con algo de escepticismo los ojos desafiantes de la menor, pero no sabía mucho qué hacer al respecto. Entonces tuvo una idea. A pesar de su impulsividad lucía como toda chica de su edad, así que le haría un pequeño regalo para animarla. Concentró su magia en sus manos, juntándolas, dejando crecer la magia entre ellas, hasta que las abrió de pronto y salió una lluvia de mariposas ilusorias de distintos colores. Parecían reales, pero al tocarlas desaparecían en una explosión de color.
—Apuesto que no habías nada así, huh?
La niña, en efecto, de pronto tenía una cara de fascinada, olvidando por completo el posible robo de hermanos.
Demian
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Re: La Puerta L.C I [quest] [Demian]
El rostro de Adalbert se contorsionó durante unos momentos, pero la intervención de su pequeña hermana le salvó el pellejo. -Eso es asombroso Demian- comentó el chico abrazando a su pequeña hermana. -Hermoso, hermoso, ¡más más más!- replicaría la pequeña al intentar en vano tomar las bellas creaciones de su par. -Mama, mama, enséñame a hacer mariposas- pidió la pequeña dándose la vuelta para alcanzar a Miranda que venía en dirección a ellos.
-Ahora tienes amigos ilusionistas- comentó ella observando cuidadosamente a Demian -¿Qué haces aquí? Debes de estar muy lejos de tu hogar- preguntó ella, tomando entre sus brazos a Eleanor. -Es peligroso que estén aquí, entremos, el viento se pone fuerte y empieza a hacer frío- ni bien la mujer se dio la vuelta su hijo le hizo señas a Demian -Le caes bien- dijo con una sonrisa apagada.
-Mama, ¿por qué no podemos ir a buscar a Gabo? Debe de sentirse solo, con hambre y frío- la pregunta de la niña no había sido inocente y tampoco había llegado en mal tiempo ya que coincidió con el momento en el que los dos chicos entraban a la casa.
- Porque el idiota de tu hermano no sobreviviría del otro lado de la puerta y tú te cansas todo el tiempo. Tampoco puedo dejarlos solos mientras voy. ¿Qué tal si vienen por ustedes?- La respuesta de la mujer fue dura, pero sin dudas muy pensada. La pregunta final silenció a los chicos por un buen tiempo.
Luego de la cena tanto Elena como Adalbert quedaron dormidos sobre la mesa. -Si estás suponiendo que no es una coincidencia, estás en lo cierto. Si no lo estabas haciendo, supongo que estaba equivocada y que eres un mocoso después de todo- hizo una pausa y se puso en pie, midiendo al joven Demian, escuchando las palabras que tuviera para decir.
-Gabo es un brujo que ha atravesado cierto portal. Sucede cada cientos de años, pero esta vez hay algo maligno proviniendo de él, no es como se suponía debería de ser. Generaciones de brujos preparándose para este momento y no podía estar en peor condición… - La mujer salió fuera y se sentó en la baranda mirando al acantilado y el cielo que comenzaba a motearse con las primeras estrellas.
-Una oportunidad única en la vida de un brujo. La llave es confiar- dicho eso se puso en pie y señaló hacia el mar, en el borde del acantilado comenzaba a hacerse visible un portal redondo.
___________________
El viento se pondrá cada vez más fuerte hasta dejarte poco menos que sordo. Cuando toques el portal caerás por el acantilado pero poco a poco se irá transformando en un túnel bajo tierra. Describe al menos dos hechos insólitos allí.
Al llegar al fondo encontrarás pasillos y puertas. Podrás mirar a través de dos y atravesar la que gustes, más no habrá vuelta atrás, la tercera que mires te succionará.
-Ahora tienes amigos ilusionistas- comentó ella observando cuidadosamente a Demian -¿Qué haces aquí? Debes de estar muy lejos de tu hogar- preguntó ella, tomando entre sus brazos a Eleanor. -Es peligroso que estén aquí, entremos, el viento se pone fuerte y empieza a hacer frío- ni bien la mujer se dio la vuelta su hijo le hizo señas a Demian -Le caes bien- dijo con una sonrisa apagada.
-Mama, ¿por qué no podemos ir a buscar a Gabo? Debe de sentirse solo, con hambre y frío- la pregunta de la niña no había sido inocente y tampoco había llegado en mal tiempo ya que coincidió con el momento en el que los dos chicos entraban a la casa.
- Porque el idiota de tu hermano no sobreviviría del otro lado de la puerta y tú te cansas todo el tiempo. Tampoco puedo dejarlos solos mientras voy. ¿Qué tal si vienen por ustedes?- La respuesta de la mujer fue dura, pero sin dudas muy pensada. La pregunta final silenció a los chicos por un buen tiempo.
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Luego de la cena tanto Elena como Adalbert quedaron dormidos sobre la mesa. -Si estás suponiendo que no es una coincidencia, estás en lo cierto. Si no lo estabas haciendo, supongo que estaba equivocada y que eres un mocoso después de todo- hizo una pausa y se puso en pie, midiendo al joven Demian, escuchando las palabras que tuviera para decir.
-Gabo es un brujo que ha atravesado cierto portal. Sucede cada cientos de años, pero esta vez hay algo maligno proviniendo de él, no es como se suponía debería de ser. Generaciones de brujos preparándose para este momento y no podía estar en peor condición… - La mujer salió fuera y se sentó en la baranda mirando al acantilado y el cielo que comenzaba a motearse con las primeras estrellas.
-Una oportunidad única en la vida de un brujo. La llave es confiar- dicho eso se puso en pie y señaló hacia el mar, en el borde del acantilado comenzaba a hacerse visible un portal redondo.
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El viento se pondrá cada vez más fuerte hasta dejarte poco menos que sordo. Cuando toques el portal caerás por el acantilado pero poco a poco se irá transformando en un túnel bajo tierra. Describe al menos dos hechos insólitos allí.
Al llegar al fondo encontrarás pasillos y puertas. Podrás mirar a través de dos y atravesar la que gustes, más no habrá vuelta atrás, la tercera que mires te succionará.
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Re: La Puerta L.C I [quest] [Demian]
La madre del niño apareció en escena, preguntando directamente a Demian por qué estaba allí.
—Iba c-c-camino a Beltrexus, pero se me ha hecho tarde y su hijo me ha invitado a cenar, señora —contestó algo apresurado.
Lo que vino a continuación, aunque pareciera extraño, era una experiencia completamente nueva para Demian. Una cena en familia.
Siempre había tenido fantasías al respecto, claro, sabía que otros niños tenían familias y que las familias se juntaban a cenar, pero nunca había presenciado la cosa real. Por lo que escuchaba, se suponía que las madres serían cariñosas, las personas conversarían de las cosas bellas de su día, habría besos, abrazos y todas esas cosas cursi, no precisamente expresiones como 'el idiota de tu hermano'.
El shock inicial fue seguido por el sentido común. Seguramente las historias contaban solamente lo bueno, pero así debía ser como normalmente transcurría una cena en familia, con un aire de incomodidad, insultos y niños cayendo dormidos sobre la mesa. Claro, eso hacía práctico mandarlos a la cama, tenía sentido.
Pero entonces las palabras de la mujer revelaron que algo extraño estaba ocurriendo, que no era de esperarse que la gente cayera dormida apenas terminar de comer y que había algo encerrado en todo ello. Algo confuso, Demian intentó dar una respuesta que sonara más o menos entendida.
—Mi maestro me dijo una vez, siempre que dos cosas pasen juntas en el tiempo, una luego de otra, pregúntate si hay alguna relación, incluso si a primera vista no la hay —dijo algo solemne.
Al parecer la respuesta había sido suficiente, pues la mujer comenzó a relatar sobre cierta persona, un tal Gabo, que coincidía con el nombre mencionado antes por Adalbert. Toda la explicación sonaba algo forzada, sobrenatural incluso para un brujo, pero desde un comienzo esa familia no había sido de lo más normal.
Pronto estuvieron afuera, por el acantilado, y Demian sintió frío. No sabía si era por el viento o simplemente por los nervios, pero sus piernas tenían ganas de temblar. Hizo acopio de fuerzas para resistirlo.
Un portal apareció allí, siendo guiado para pararse frente a él. La situación se le antojaba peligrosa, pero al mismo tiempo lo llenaba la curiosidad. ¿Qué tan malo podía ser?, Las madres eran siempre buenas, ¿no?.
El viento sopló con fuerza, casi queriendo despojar a Demian de sus ropas y su cabello, pero su atención recaía completamente en el extraño portal, como si su poder resultara atrayente, deseable. Extendió ligeramente la mano, sintió un empujoncito a sus espaldas... y cayó.
—¡Mierda, mierda, mierda! —gritó al percatarse que, por algún motivo, iba en caída libre.
Intentó acomodarse, buscar una posición apropiada, pero el viento lo sacudía, no lo dejaba quedar quieto. Esperó el inminente golpe contra las rocas cerrando los ojos.
Tardó demasiado...
Al mirar nuevamente el mundo a su alrededor cambiaba, ya no estaba en el acantilado, sino que un túnel crecía a su alrededor, pero no era un lugar corriente, algo extraño pasaba allí. Era como si estuviera en alguna especie de agujero infinito, al que pronto no podía siquiera distinguir bordes. Allí se sentía distinto, liviano, como si su caída fuera más lenta. El viento ya no le golpeaba.
De pronto vio muchos objetos flotando, pero al mirar con más calma notó que eran sólo libros, miles de libros reunidos en torno a él, como cayendo, aunque sus hojas no se abrían ni desordenaban, sino que seguían en su posición. Estiró la mano, tomando uno para ojearlo. El título decía 'Demian'.
Impactado, comenzó a pasar rápido las hojas y notó dibujos de momentos de su vida. Al comenzar a leer era como si fuera un diario de su vida, pero él nunca había llevado uno. Avanzó y avanzó, viendo si en algún momento eso llegaba hasta describir lo que pasaba luego de ese momento, pero en un punto el libro se esfumó en el aire, junto a todos los otros.
Entonces otros objetos lo rodearon. Eran retratos, pinturas hechas en gran calidad, casi como si fuera mirar directamente a escenas congeladas en el tiempo. Costaba distinguirlos con claridad, por el movimiento, pero las escenas se le hicieron extrañamente conocidas. Todas mostraban un niño de ojos azules, no, no cualquier niño, era él, quizás algo más joven. Pero no estaba solo, en cada uno de los retratos había una familia a su alrededor, pero siempre una distinta. En algunos casos sólo una madre, en otros padre y madre, en otros sólo padre, en unos había hermanos, hermanas, primos, abuelos, tíos, mascotas... todo falso. Demian supo, de manera intuitiva, que esas eran las imágenes con las que siempre había fantaseado, imaginando cómo sería vivir como los otros niños, imaginando que un día lo encontraba una familia perdida y se iba a vivir con ellos, felices para siempre.
Todo se volvió a esfumar y sintió que su espalda estaba en contacto con el suelo. No se había golpeado, de hecho era como si todo el rato hubiera estado de espaldas en el suelo, pero sólo ahora se hubiera dado cuenta.
Se puso de pie y miró a su alrededor. El lugar era amplio y lleno de incontables pasillos y puertas, como si se tratase de un laberinto salido de una pesadilla. Tenía ganas de gritar, huir, tenía miedo, pero no parecía haber nadie allí para ayudarle. Decidió probar con las puertas.
Tras abrir la primera se quedó boquiabierto. Estaba él, sentado a una mesa, tal como hacía poco rato, pero no era una casa de un extraño, de alguna manera sabía que era su casa. Una madre y un padre estaban sentados también, todos comiendo de una cena deliciosa.
La cerró rápidamente, asustado. No sabía de qué se trataba todo aquello.
Abrió una segunda. Ahora estaba su maestro, sentado, mirándole fijamente, como si le reprochara algo que había hecho. Frente a él descansaba un cuchillo ensangrentado.
Volvió a cerrar de manera apresurada, confundido. Sabía que habían magias muy poderosas allí, pero no sabía qué hacer.
Abrió una tercera puerta, pero ahora fue distinto, en vez de ver algo sintió una presión enorme, como si fuera tragado hacia el interior. Trató de afirmarse de la puerta, pero no pudo.
Demian
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Re: La Puerta L.C I [quest] [Demian]
Demian había sido absorbido por la tercera puerta, la que llevaba a un pequeño estanque, con pequeños animales que caminaban erguidos. Pero al verle, comenzaron a huir despavoridos, como si sus vidas dependieran de ello. Eran como pequeñas hormigas locas buscando un refugio. Varios de ellos, corrieron hacia una pequeña casa metida en un árbol, entre ellos una lagartija, un ratón y un conejo. -Cierren bien las puertas y ventanas, ¡escondan mis guantes! ¿Por qué justo ahora?- preguntó una voz entre enojada y atemorizada.
El pequeño brujo escucharía constantemente el “tic tac” de un reloj. El sonido sería continuo pero extraño, ya que cada minuto hacía “tic” y luego tardaba dos en hacer “tac”. Además, se percataría de que su tamaño era colosal en comparación con todo lo que estaba allí. El bosque que rodeaba el estanque no eran más que pequeños pastitos para él y el agua, donde fácilmente se hubiera ahogado un caballo, no le llegará ni a los tobillos.
-Tenemos que hacer algo con él, llamará demasiado la atención
-Yo voto por matarlo y convertirlo en pedacitos pequeños
-Sí, podríamos comerlo
Parecía que una reunión se estaba llevando a cabo para decidir el futuro del recién llegado, ignorándole como si no estuviese allí, capaz de oírles.
__________________
Quiero descripción para este primer post. Deberás interactuar con ellos y hacer que cambien su fallo, convencerles finalmente a las buenas.
Si lo logras por el precio de ayudarles en una tarea secreta, te darán un muffin para empequeñecerte.
El pequeño brujo escucharía constantemente el “tic tac” de un reloj. El sonido sería continuo pero extraño, ya que cada minuto hacía “tic” y luego tardaba dos en hacer “tac”. Además, se percataría de que su tamaño era colosal en comparación con todo lo que estaba allí. El bosque que rodeaba el estanque no eran más que pequeños pastitos para él y el agua, donde fácilmente se hubiera ahogado un caballo, no le llegará ni a los tobillos.
-Tenemos que hacer algo con él, llamará demasiado la atención
-Yo voto por matarlo y convertirlo en pedacitos pequeños
-Sí, podríamos comerlo
Parecía que una reunión se estaba llevando a cabo para decidir el futuro del recién llegado, ignorándole como si no estuviese allí, capaz de oírles.
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Quiero descripción para este primer post. Deberás interactuar con ellos y hacer que cambien su fallo, convencerles finalmente a las buenas.
Si lo logras por el precio de ayudarles en una tarea secreta, te darán un muffin para empequeñecerte.
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Re: La Puerta L.C I [quest] [Demian]
Sólo dos respuestas tenían sentido, o bien se encontraba durmiendo y eso no era más que un extraño sueño o bien por algún motivo su magia se había salido de control y se estaba engañando a sí mismo con ilusiones azarosas. Pero a pesar de eso, no lograba encontrar pruebas que comprobaran que ninguna de ellas era la explicación correcta a lo que pasaba.
Decidió avanzar, pero no alcanzó a dar más de un paso cuando oyó las voces. Eran como personas, pero se oían pequeñas, débiles. Venían desde abajo. Se inclinó para oír mejor y pudo verles. Eran como pequeños animales, pero hablaban y tenían tamaños imposiblemente diminutos.
Se agachó para verles más de cerca, percatándose que también los árboles eran muy pequeños. Se rascó la cabeza confundido, pues todo apuntaba a que era un gigante, excepto que no había sentido ningún cambio en su cuerpo.
Los pequeños hablaban de matarlo y comerlo. Eso le sacó una pequeña risa, pues se veían tan diminutos que pensó que sería muy fácil acabar con ellos si de pronto buscaban hacerle daño. Por un momento estuvo a punto de probar qué pasaba, sólo por ver los efectos, pero se frenó. Estaba atrapado allí y, si quería salir alguna vez, necesitaba información.
—Hey, ¿se puede saber dónde estoy? —preguntó pretendiendo no haber oído la parte sobre su destino.
—No molestes —contestó uno.
Demian se volvió a rascar la cabeza, todo aquello era de lo más insólito, divertido en cierto modo, pero escalofriante cuando se pensaba en lo que vendría luego. Para empezar estaba el tema del alimento, ni matando a todos esos pequeños animales podría hacerse una cena, jamás podría sobrevivir siendo de ese tamaño.
—Vale, vale, chicos, no se cómo he llegado acá, ni por qué todo luce tan pequeño, pero sí se que ninguno ganará nada si pelean conmigo.
Como de manera casual puso un dedo sobre un árbol, hundiéndolo completamente bajo tierra, demostrando con ello su ventaja en fuerza a modo de velada amenaza.
—Pues no eres el único con asuntos pendientes por acá, no molestes —contestó desafiante un conejo con prendas humanas.
Demian dio un suspiro, volviendo a considerar la opción de borrar a esas cosas del mapa y buscar un nuevo lugar por información, pero sospechaba que no todo sería tan fácil, estaba allí por algo.
—¿Mencioné que soy un brujo?, puedo serles útil para esos... asuntos pendientes de los que hablan. ¿Qué necesitan realmente?
El conejo se acercó unos pasos, aunque a esa escala era casi imperceptible el movimiento, poniendo su pequeña pata en lo que parecía su mentón, aunque costaba decirlo con certeza.
—Pues no se... —dijo— , no me das del todo confianza.
Demian dio un suspiro que hizo que el conejo rodara sobre sí mismo unas veces y luego le mirara con más desagrado.
—Perdón, no quise hacerlo... esto de ser grande no me va muy bien.
El conejo volvió a acercarse, dando pasitos rápidos que le hacían parecer aún más cómico.
—Quizás podrías ser útil, pero primero debes comer esto, que no quiero que luego destruyas todo.
Extrajo de su bolsillo algo muy pequeño, algo que Demian no alcanzaba a ver bien, pero que por la postura asumida por el conejo se entendía que era para él. Usó su telekinesis para levantarlo y dirigirlo a su boca. Al aplastarlo con su lengua sintió un sabor dulzón. Tragó.
El mundo comenzó a agrandarse, o quizás fue él quien se achicaba, no lo sabía, peor no sentía nada especial en su cuerpo. Finalmente quedó todo en un tamaño que podía llamarse normal, mientras por fin tenía una vista cercana y certera de los animales que hablaban y vestían como personas.
—¿Dónde estoy? —quiso saber.
Demian
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Re: La Puerta L.C I [quest] [Demian]
II. El.Trato
Al empequeñecerse, Demian notaría como su ropa se volvía cada vez más grande, hasta perderse entre ella. Extrañamente sus medias y zapatos se mantendrían en sus pies, por el resto estaría desnudo. Sin embargo, los animalitos estaban sospechosamente preparados para la situación, por lo que antes que se viera alguna privacidad, se le dieron un pantalón color café con tirantes y una camisola sencilla color azul claro, con líneas horizontales blancas, además de una gorra de pértigo.
-Ahora sí jovencito, uno puede hablar con más calma de frente. Ha preguntado usted donde está ¿acaso eso no es gracioso?- Preguntó girándose para ver a sus compañeros que salían de los escondites tímidamente para luego reír ante aquella pregunta -Son las tierras de la reina roja, por supuesto- agregó frunciendo el ceño -Ha usted accedido a ayudarnos, por lo que he aquí la cuestión…- comenzaría a relatar el conejo que no dejaría de ver la hora en su reloj de bolsillo a cuerda. El sonido persistente de aquél aparato no pertenecía al que se escuchaba en el fondo. El vocero le explicaría que su misión consistiría en ayudar al joven Gabo en su misión de atrapar a Cheshire para la reina roja. Debía de buscar al joven no muy lejos de ahí, en el bosque en dirección del poniente. Debía hacerlo mientras aún fuese de día.
El conejo miró la hora, algo ausente -Recuerda ir siempre hacia el poniente, no coma cosas extrañas y no haga que te corten la cabeza. Por cierto, estará a salvo siempre que escuches el “tic tac”- agregó a medio camino mientas se apuraba hacia lo que le dijeron más tarde era una reunión con la reina. Era de etiqueta, por lo que aquellos guantes eran requeridos.
-Mucha suerte Demian- agregó una joven paloma con sus polluelos bajo sus alas -Eres muy valiente, sí que sí- comentó para luego limpiarse un lagrimón con una de las plumas de su mano.
__________________
El bosque quedará a 30 minutos de camino. Poco antes de llegar encuentras uno de los guantes del conejo tirado en el suelo y al levantar la cabeza encontrarás un perro Basset Hound pequeño para cuando tenías la otra estatura, colosal ahora. Deberás deshacerte de él y recoger la prenda.
Al final de tu post aparecerá Gabo, un chico poco menos menor que tu cubierto en lodo, por lo que no podrás ver sus rasgos. Lanzarás la voluntad de los dioses.
-Ahora sí jovencito, uno puede hablar con más calma de frente. Ha preguntado usted donde está ¿acaso eso no es gracioso?- Preguntó girándose para ver a sus compañeros que salían de los escondites tímidamente para luego reír ante aquella pregunta -Son las tierras de la reina roja, por supuesto- agregó frunciendo el ceño -Ha usted accedido a ayudarnos, por lo que he aquí la cuestión…- comenzaría a relatar el conejo que no dejaría de ver la hora en su reloj de bolsillo a cuerda. El sonido persistente de aquél aparato no pertenecía al que se escuchaba en el fondo. El vocero le explicaría que su misión consistiría en ayudar al joven Gabo en su misión de atrapar a Cheshire para la reina roja. Debía de buscar al joven no muy lejos de ahí, en el bosque en dirección del poniente. Debía hacerlo mientras aún fuese de día.
El conejo miró la hora, algo ausente -Recuerda ir siempre hacia el poniente, no coma cosas extrañas y no haga que te corten la cabeza. Por cierto, estará a salvo siempre que escuches el “tic tac”- agregó a medio camino mientas se apuraba hacia lo que le dijeron más tarde era una reunión con la reina. Era de etiqueta, por lo que aquellos guantes eran requeridos.
-Mucha suerte Demian- agregó una joven paloma con sus polluelos bajo sus alas -Eres muy valiente, sí que sí- comentó para luego limpiarse un lagrimón con una de las plumas de su mano.
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El bosque quedará a 30 minutos de camino. Poco antes de llegar encuentras uno de los guantes del conejo tirado en el suelo y al levantar la cabeza encontrarás un perro Basset Hound pequeño para cuando tenías la otra estatura, colosal ahora. Deberás deshacerte de él y recoger la prenda.
Al final de tu post aparecerá Gabo, un chico poco menos menor que tu cubierto en lodo, por lo que no podrás ver sus rasgos. Lanzarás la voluntad de los dioses.
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Re: La Puerta L.C I [quest] [Demian]
Quedar desnudo frente a un grupo de desconocidos no era de lo más atrayente para Demian, especialmente si eran un grupo de lo más inusual de hombres-bestia en un lugar donde hasta ahora nada parecía cobrar sentido, de manera que se vistió rápidamente con las prendas otorgadas por los animales en cuanto pudo.
—¿La reina roja? —repitió ante tal mención.
Se consideraba un sujeto bastante culto para su edad, por haber pasado su vida estudiando y entrenando, de manera que podía afirmar con convicción que conocía las principales fuerzas políticas de Aerandir. Salvo que algo hubiera cambiado radicalmente en muy corto tiempo y no se hubiera enterado, no había ninguna reina roja en su memoria.
La situación cada vez se ponía más rara y Demian sólo pudo asumir que fuese cual fuese la naturaleza del portal que lo había llevado hasta allí, ciertamente estaba muy lejos de su hogar. Con una mirada mezcla de suspicacia y molestia aceptó la misión, procurando memorizar las instrucciones.
Una paloma quiso darle las gracias, pero la ignoró, sumido en sus pensamientos y cálculos de posibles maneras de salir de esa, caminando en dirección poniente. Sólo lamentaba una cosa, que sus dagas ahora fueran tan enormes que no pudiera llevarlas consigo. Necesitaba armarse cuanto antes.
Lo primero que hizo fue buscar ramas en la naturaleza, aquellas que parecieran resistentes. Cuando estuvo conforme con lo que obtuvo las quebró y formó con ello dos improvisadas dagas de madera. No eran de ninguna manera un arma efectiva, pero al menos no era andar con las manos desnudas y era más fácil enterrar un trozo de madera con punta que sus dedos si un rival intentaba hacerle daño. Comenzó a buscar algo distinto, usando sus conocimientos sobre hierbas y venenos se dedicó a observar el entorno en busca de lo que pareciera venenoso.
Lo que encontró fue distinto. No tardó en reconocer el guante como aquel que había estado en una de las extremidades del conejo. Eso no era buena señal. Se agachó y lo levantó del suelo, pero cuando su mirada volvió al camino tuvo un nuevo motivo para preocuparse.
—Mierda...
Un perro de enorme tamaño lo miraba. No parecía demasiado fiero con esos ojos tristones y largas orejas, pero con ese tamaño bien podía acabar con él de un simple mordisco juguetón. Los trozos de madera, ciertamente, iban a ser completamente inútiles. Por suerte tenía su magia.
Se quedó quieto, en silencio, mientras concentraba su energía. La ilusión que tenía en mente era sencilla en complejidad, pero requería gran tamaño.
Imaginó un trozo de carne, jugoso y fresco, y éste apareció flotando frente a si. Enorme, imposible de encontrar en una vaca o animal común. No sólo procuró que la ilusión pareciera real, sino que creo un efecto olfativo también. Meció el alimento frente a los ojos del perro hasta captar su atención y luego lo arrojó a la mayor distancia que pudo. Inmediatamente se movió en el sentido opuesto.
Sabía que debía salir de allí pronto, pues el perro podía avanzar grandes distancias con facilidad, así que, haciendo gala de su particular sigilo, avanzó presuroso, sin dejar de moverse hacia poniente.
Sus ojos siguieron buscando frenéticos señales de alguna planta venenosa, especialmente ahora que se adentraba en el bosque, pero nuevamente fue algo distinto lo que pilló. Un chico cubierto en lodo aparecía en el camino.
Con aire precavido Demian mantuvo una cierta distancia mientras saludaba.
—Hola, soy Demian... ¿has visto un conejo con un sólo guante pasar por aquí?
Demian
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