[Evento] Mensajeros para Terpoli [Batalla por Terpoli]
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[Evento] Mensajeros para Terpoli [Batalla por Terpoli]
EVENTO: EL MENSAJERO
Terpoli, un pequeño pueblo, insignificante hasta para los mapas, de pronto concentra la atención de todo Aerandir. Un grupo de nigromantes lo ha tomado por la fuerza y ahora amenaza con llevar a cabo horribles rituales con los habitantes. Sus calles están repletas de muertos vivientes, volviendo realidad las peores pesadillas.
Una expedición ha salido desde Lunargenta, al mando de Lord Treki el Rubio. Un elfo a cargo de la guardia de la ciudad. En sus filas se cuentan muchos aventureros apenas reclutados hace unos días atrás para esta misión, sedientos de gloria. Uno de ellos eres tú.
Habéis realizado una marcha desde la ciudad, establecido un asedio y descansado una jornada, pero ya no podéis esperar más, los habitantes están en peligro y sólo vosotros estáis en condiciones de salvarles.
¿Cumplirás con tu parte en esta misión?
La batalla ruge en el otrora pacífico pueblo y las cosas pueden inclinarse para cualquier lado, pero los nigromantes se traman algo muy sucio.
Te han designado en las tareas de exploración, avanzando entre los tejados y los rincones del pueblo, evitando el conflicto abierto, para explorar más allá de las líneas enemigas e informar de inmediato cualquier cosa importante que veas.
Es una misión peligrosa, pues te encuentras sin el apoyo de las líneas de frente del campo de batalla, que aún se intentan abrir paso a través de las calles, pero su avance es lento.
El capitán a cargo de tu grupo acaba de descubrir algo, pero le ha costado una pierna. Los nigromantes preparan una catapulta gigantesca con cadáveres que arrojarán a la parte posterior de las tropas, seguramente causando un caos en las filas. Aún no terminan de prepararla, por lo que es imperativo enviar un destacamento a atacarla antes de que lo hagan.
Tu misión consiste en volver a toda prisa hasta Lord Treki, para lo que deberás pasar por entre olas de muertos, llegar hasta las líneas aliadas y desde allí tomar el camino más rápido posible para llegar a dar la información, cueste lo que cueste. No será fácil con tanto caos por el combate.
Una expedición ha salido desde Lunargenta, al mando de Lord Treki el Rubio. Un elfo a cargo de la guardia de la ciudad. En sus filas se cuentan muchos aventureros apenas reclutados hace unos días atrás para esta misión, sedientos de gloria. Uno de ellos eres tú.
Habéis realizado una marcha desde la ciudad, establecido un asedio y descansado una jornada, pero ya no podéis esperar más, los habitantes están en peligro y sólo vosotros estáis en condiciones de salvarles.
¿Cumplirás con tu parte en esta misión?
La batalla ruge en el otrora pacífico pueblo y las cosas pueden inclinarse para cualquier lado, pero los nigromantes se traman algo muy sucio.
Te han designado en las tareas de exploración, avanzando entre los tejados y los rincones del pueblo, evitando el conflicto abierto, para explorar más allá de las líneas enemigas e informar de inmediato cualquier cosa importante que veas.
Es una misión peligrosa, pues te encuentras sin el apoyo de las líneas de frente del campo de batalla, que aún se intentan abrir paso a través de las calles, pero su avance es lento.
El capitán a cargo de tu grupo acaba de descubrir algo, pero le ha costado una pierna. Los nigromantes preparan una catapulta gigantesca con cadáveres que arrojarán a la parte posterior de las tropas, seguramente causando un caos en las filas. Aún no terminan de prepararla, por lo que es imperativo enviar un destacamento a atacarla antes de que lo hagan.
Tu misión consiste en volver a toda prisa hasta Lord Treki, para lo que deberás pasar por entre olas de muertos, llegar hasta las líneas aliadas y desde allí tomar el camino más rápido posible para llegar a dar la información, cueste lo que cueste. No será fácil con tanto caos por el combate.
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Instrucciones:
- Es importante que lleguéis con el mensaje, cueste lo que cueste, por lo que es imperativo evitar peleas innecesarias y protegeros mutuamente.
- Basta con que uno sólo llegue donde Lord Treki.
- Los hechos ocurrirán entre las 15:30 y las 16:30 horas (3:30pm - 4:30pm), aproximadamente.
- El primer post debe contener el comienzo de la ejecución de la labor, cómo se llega y qué es lo primero que se hace. A continuación el master posteará agregando una dificultad y finalmente se terminará con un post donde se resuelve la dificultad y se termina el evento.
- Podéis controlar algunos soldados genéricos PNJ.
- Los participantes serán Alanna Delteria y Sakun.
- Las instrucciones generales de esta mega evento, así como la trama, se encuentran en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
- Para unirte, debes primero postear tu reclutamiento en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
Othel
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Re: [Evento] Mensajeros para Terpoli [Batalla por Terpoli]
[Rol en primera persona]
Ya habían pasado varios días desde que llegamos a Lunargenta, con bastantes objetos en nuestras espaldas, y con las piernas tronando del dolor. De agradecimiento, nos acogieron en uno de los aposentos que ofrecieron para los aventureros que llegaban de otros lugares, al menos sin un peso. Zarpitas finalmente pudo dormir en un colchón cómodo, donde finalmente recobraría toda sus energías. Se notaba que ellos deseaban que estuviésemos con todas las fuerzas, por la forma en que nos trataban, siendo bastantes amables y ofreciéndonos comida. Tampoco nos tenían como reyes, pero si se preocupaban por nuestra salud, e incluso me habían vendado mi abdomen, cubriendo las heridas para que no se atrevieran a abrirse. Mi mascota se arregló de cada pata que llevaba, por lo que ahora, caminaría muy bien. Cada arma y objeto lo dejé listo, esperando a que llegase el día de la invasión. Los amaneceres siguientes a éste, habían sido bastante fríos y preocupantes. En mi caso, podía sentir el nerviosismo de cada perteneciente del nuestro grupo. Algunos temían en morir, aunque otros estaba seguros de sus talentos. Por otro lado, yo sabía perfectamente que Lord Treki estaba ansioso por saber de su querido pueblo. Las mañanas se volvían cortas, hasta que el cielo marcaba la hora que nos iríamos de la gran ciudad, con nuestro pecho inflado y nuestros puños tensados, teniendo conocimiento de lo que encontraríamos, y mucho peor, entendiendo que cualquiera podría morir.
La tarde ya se había hecho en el firmamento, y las nubes se encontraban grises... Era hora de visitar Terpoli. Una voz gruesa comenzó a gritar de manera imperativa, dando las indicaciones para salir y tener confianza en sus estrategias. ¡Es hora de salir!. ¡Por favor, mantengan la calma y alisten sus equipajes!. ¡No vayan a llevar muchos, sólo los necesarios!. ¡A nadie se le ocurra apartarse del equipo que saldrá desde aquí, o podrán perder la vida!.-El hombre calló después de ésto, y el silencio fue incómodo, más en la parte donde podría ser su último viaje. Rápidamente, desperté a Zarpitas con unas caricias en su estómago, las cuales fueron efectivas para que él abriera sus ojos. Escarbé entre los cajones que habían en el cuarto, para encontrarme milagrosamente con una capa en mal estado, pero perfecta para cubrir el cuerpo de mi mascota. Luego, tomé un abrigo viejo y sucio que se encontraba colgado en la cama improvisada donde dormía... Era perfecta para cubrir mi desnudo torso. Luego de tan largos minutos, todos salieron en orden por sus puertas, dispuestos para emprender el viaje.
Sin más preámbulo, nos llevaron hasta la salida principal de Lunargenta, e hicieron una despedida muy agradable. Algunos que otros niños se colocaban entre las multitudes, sólo para estrechar las manos de los valientes que irían a infiltrarse. Un crío se acercó y a pesar de su pobreza, me entregó dos libras de arroz, envueltas en un papel café. -Lo hizo mi mamá, en agradecimiento por lo que hizo con Phillip, Drako y Vagnar. Algún día me gustaría ser tú... Espero que pueda encontrar a mi padre... Tuvo que prestar su servicio para ayudarnos. Ojalá no esté muer...-No lo dejé terminar, cuando mi mano estaba acariciando su cabello castaño, que soltó un montón de polvo. -Sigue con vida, todo estará bien.-Tomé los elementos de alimento, y en un movimiento sigiloso, lo guardé entre mi abrigo. Zarpitas le dio una lamida en la mejilla y la aventura dio inicio, dirigiéndonos hasta Terpoli.
El desenlace de la travesía había sido bastante ardua, por el hecho de que atravesamos lagos enormes. También tuvimos que nadar por debajo de profundas albercas, todo para que no nos viesen los nigromantes que se encontraban revisando que nadie se acercaba. Tuvimos que escalar árboles, e incluso, protegernos de unos a otros, esquivando las variadas trampas que dejaban el grupo enemigo. Después de tantas horas, y unas jornadas de descanso, logramos llegar al importante pueblo. Acabábamos de salir de una incómoda caverna, pero al menos fue un alivio encontrarnos en el lugar dicho. La entrada general era custodiada por los rivales, así que no tuvimos otra opción que introducirnos por los tejados.
Luego, en la noche, hubo una leve separación para agilizar la misión. Quedamos de reunirnos en uno de los sombríos callejones donde absolutamente nadie nos vería. En mi caso, escuché sobre un plan que tenían los magos malvados. No supe demasiado de ésto, pero aún así, me dirigí hacia el punto de encuentro, y para nuestro infortunio, el capitán de nosotros se encontraba gravemente herido. Nadie sabía cómo reaccionar al respecto, así que algunos lograron vendar su pierna. -¡Mantengan la calma!, no lograremos nada si seguimos causando esa euforia. Recordemos que debemos ser silenciosos, y no llamar al conflicto.-La mayoría cerró la boca en respeto. El jefe de la división nos habló sobre un ataque que iban a hacer los nigromantes. Me quedé atónito, porque a pesar de haber tomado un pueblo pequeño, también estaban dispuestos en destruir una ciudad enorme.
-¡Yo opino que deberíamos dejar tanto rodeo e ir a acabar con toda esa manada de imbéciles!.-Pronunció Korp, un pelirrojo de cabello crespo, el cual es caracterizado por su mal humor.
-¿Y ya?, ¿Fracasar con el trabajo que nos entregaron?... Por favor, cállate. Aquí no estamos jugando a pelear y hacer lo que queremos. Nuestro amo ha sido herido, y este grupo va de mal en peor.-Respondió una de las chicas que se encargaba de ayudar a los novatos del grupo.
-Creo que la mejor opción es volver... Así les podemos avisar sobre las tropas. Así que no tenemos mucho tiempo, manos a la obra.-Hablé con seguridad, haciéndoles caer en cuenta que era la única salida para que todo saliese a la perfección. Algunos me observaron con desprecio, pero no había otra alternativa. Combatir era la manera más estúpida de ser derrotados por la cantidad. ¿En serio pensarían que tan pocos podrían contra unos brujos diestros en el tema de la tortura y el asesinato?.
La tarde ya se había hecho en el firmamento, y las nubes se encontraban grises... Era hora de visitar Terpoli. Una voz gruesa comenzó a gritar de manera imperativa, dando las indicaciones para salir y tener confianza en sus estrategias. ¡Es hora de salir!. ¡Por favor, mantengan la calma y alisten sus equipajes!. ¡No vayan a llevar muchos, sólo los necesarios!. ¡A nadie se le ocurra apartarse del equipo que saldrá desde aquí, o podrán perder la vida!.-El hombre calló después de ésto, y el silencio fue incómodo, más en la parte donde podría ser su último viaje. Rápidamente, desperté a Zarpitas con unas caricias en su estómago, las cuales fueron efectivas para que él abriera sus ojos. Escarbé entre los cajones que habían en el cuarto, para encontrarme milagrosamente con una capa en mal estado, pero perfecta para cubrir el cuerpo de mi mascota. Luego, tomé un abrigo viejo y sucio que se encontraba colgado en la cama improvisada donde dormía... Era perfecta para cubrir mi desnudo torso. Luego de tan largos minutos, todos salieron en orden por sus puertas, dispuestos para emprender el viaje.
Sin más preámbulo, nos llevaron hasta la salida principal de Lunargenta, e hicieron una despedida muy agradable. Algunos que otros niños se colocaban entre las multitudes, sólo para estrechar las manos de los valientes que irían a infiltrarse. Un crío se acercó y a pesar de su pobreza, me entregó dos libras de arroz, envueltas en un papel café. -Lo hizo mi mamá, en agradecimiento por lo que hizo con Phillip, Drako y Vagnar. Algún día me gustaría ser tú... Espero que pueda encontrar a mi padre... Tuvo que prestar su servicio para ayudarnos. Ojalá no esté muer...-No lo dejé terminar, cuando mi mano estaba acariciando su cabello castaño, que soltó un montón de polvo. -Sigue con vida, todo estará bien.-Tomé los elementos de alimento, y en un movimiento sigiloso, lo guardé entre mi abrigo. Zarpitas le dio una lamida en la mejilla y la aventura dio inicio, dirigiéndonos hasta Terpoli.
El desenlace de la travesía había sido bastante ardua, por el hecho de que atravesamos lagos enormes. También tuvimos que nadar por debajo de profundas albercas, todo para que no nos viesen los nigromantes que se encontraban revisando que nadie se acercaba. Tuvimos que escalar árboles, e incluso, protegernos de unos a otros, esquivando las variadas trampas que dejaban el grupo enemigo. Después de tantas horas, y unas jornadas de descanso, logramos llegar al importante pueblo. Acabábamos de salir de una incómoda caverna, pero al menos fue un alivio encontrarnos en el lugar dicho. La entrada general era custodiada por los rivales, así que no tuvimos otra opción que introducirnos por los tejados.
Luego, en la noche, hubo una leve separación para agilizar la misión. Quedamos de reunirnos en uno de los sombríos callejones donde absolutamente nadie nos vería. En mi caso, escuché sobre un plan que tenían los magos malvados. No supe demasiado de ésto, pero aún así, me dirigí hacia el punto de encuentro, y para nuestro infortunio, el capitán de nosotros se encontraba gravemente herido. Nadie sabía cómo reaccionar al respecto, así que algunos lograron vendar su pierna. -¡Mantengan la calma!, no lograremos nada si seguimos causando esa euforia. Recordemos que debemos ser silenciosos, y no llamar al conflicto.-La mayoría cerró la boca en respeto. El jefe de la división nos habló sobre un ataque que iban a hacer los nigromantes. Me quedé atónito, porque a pesar de haber tomado un pueblo pequeño, también estaban dispuestos en destruir una ciudad enorme.
-¡Yo opino que deberíamos dejar tanto rodeo e ir a acabar con toda esa manada de imbéciles!.-Pronunció Korp, un pelirrojo de cabello crespo, el cual es caracterizado por su mal humor.
-¿Y ya?, ¿Fracasar con el trabajo que nos entregaron?... Por favor, cállate. Aquí no estamos jugando a pelear y hacer lo que queremos. Nuestro amo ha sido herido, y este grupo va de mal en peor.-Respondió una de las chicas que se encargaba de ayudar a los novatos del grupo.
-Creo que la mejor opción es volver... Así les podemos avisar sobre las tropas. Así que no tenemos mucho tiempo, manos a la obra.-Hablé con seguridad, haciéndoles caer en cuenta que era la única salida para que todo saliese a la perfección. Algunos me observaron con desprecio, pero no había otra alternativa. Combatir era la manera más estúpida de ser derrotados por la cantidad. ¿En serio pensarían que tan pocos podrían contra unos brujos diestros en el tema de la tortura y el asesinato?.
Sakun
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Re: [Evento] Mensajeros para Terpoli [Batalla por Terpoli]
La guardia nunca había visto algo similar, jamás había participado en una campaña, solo patrullas por la ciudad y misiones de un par de personas. Lo que allí acontecía era completamente diferente. Los habían metido en tiendas de campaña, para preparar sus mentes.
Ofrecían herreros, y armeros de todo tipo así como caballos y montura para aquellos que supieran montar con soltura, era un campamento de guerra con todas las de la ley, por mucho que quisieran llamarlo campaña…
La guardia se dedicó esos días a pensar un buen método de, fueran quienes fueran sus compañeros, poder salir ilesos, ella era ágil, sabía entrar y salir de los sitios sin ser vista, era posible que fuera de ayuda. Aunque, tenía claro, que estaba arriesgando su vida…
Aunque aparentaba calma, lo cierto es que tenía los nervios a flor de piel, no quería morir, se negaba a hacerlo, sin embargo, era su obligación, y era algo que tenía claro, en el momento en el que se apuntó a la guardia, accedió, con ello a proteger y cuidar a los ciudadanos de Lunargenta aun a riesgo de su propia vida.
Afiladas sus dagas y espada, cubierta por su capa con el emblema de la guardia, se situó en el lugar indicado antes de salir hacia el lugar del asalto, con un nudo en la garganta. Las palabras de despedida no auguraron nada bueno, estaba claro que se esperaban bajas.
En silencio, se inició la salida de la ciudad, haciendo que, más que partir hacia el campo de batalla, diera la impresión de que se dirigían a un festival, como si fueran una cabalgata, vítores, aplausos, comentarios de admiración. Esas gentes animadas, de aspecto tranquilo, no tenían idea alguna de lo que era arriesgar sus vidas, y ojala nunca tuvieran que saberlo… Con una respiración profunda, la joven cruzó las puertas que despedían la capital, dejando su hogar a las espaldas.
El camino fue difícil, teniendo que alejarse del camino principal, pasaron por valles secos, pantanos fangosos, cruzaron ríos profundos, treparon árboles para apartarse de miradas indiscretas y evitaron toda aldea que pudieran encontrar por el camino, ya era bastante con tener una ciudad atacada, no necesitaban más.
El sol fuerte del medio día brillaba en el cielo cuando el grupo inició la carrera, al final, el trabajo que habían mandado no era más que el de una avanzadilla, un pequeño grupo se había introducido en el interior del pueblo, era el trabajo perfecto para ella, los tejados eran su terreno, al fin y al cabo, no por nada era “La Gata”. Sin embargo, la situación se había vuelto complicada.
Quien comandaba la misión había ido en cabeza, dejando a algunos retrasados, vigilando el terreno, mientras él llevaba a cabo una inspección. El grupo que habían dejado atrás observaba la situación y el pasear de muertos y vivos por las mismas calles. Algo no marchaba bien, a pesar de los ataques del frente parecían estar demasiado tranquilos. La asaltó a Alanna que descendió del tejado con cuidado, llegando directamente al callejón donde se había pactado el reencuentro.
Ambos grupos se habían reunido finalmente, dando lugar a una disputa que no les venía nada bien y que alteraba los nervios ya consumidos de la Gata, solo quería darles un par de gritos para acallarlos. El dirigente de la misión, herido, recibía atenciones mientras un joven de ojos rasgados ponía orden, era de agradecer, pues la guardia no estaba como para ser amable.
Las disputa siguió algo más, hasta que el joven volvió a hablar, regresar, era una buena opción, pero no podían volver todos, a la vez, sería llamar demasiado la atención y, aún más, con un herido grave con el que cargar, lo más seguro era que una o dos personas fueran a dar aviso, tanto a Lord Treki, como a un grupo de apoyo, para que fuera a tratar al herido y así lo hizo saber.
- Como ha dicho él- comentó señalando al joven de ojos rasgados- Lo más seguro es volver, pero deberían ir uno o dos, no solo pueden avanzar a advertir de los sucedido para recibir instrucciones, si no que, además, pueden ser una distracción para los enemigos y dar tiempo a los otros para que se escondan. Es imposible movernos todos sin llamar la atención y más con un herido. Yo misma me ofrezco para ir a entregar el mensaje, pero necesitaré que alguien venga conmigo. – Dijo con seriedad, interviniendo por fin.- No se si lo entendéis, pero solo somos un grupo de investigación, no de asalto, si no sabéis mantener el sigilo, podéis ir ya mismo ahí fuera y dejar que os maten, pero no pongáis en peligro al resto del grupo, no es un juego, estamos arriesgando nuestros cuellos- dijo mirando al chico que había propuesto el ataque directo- si quieres ser el culpable de que todo lo que se está haciendo se vaya a hacer puñetas, adelante, sal ahí y deja que te maten, porque gracias a eso, nos matarás a todos, y no hablo solo de los que estamos aquí, también de los del frente. Muchas de esas personas no son soldados, y arriesgan su vida igualmente, te aseguro que si por tu estupidez muriera alguien, yo misma te perseguiría para que lamieras los pies de sus familias, no creo que quieras cargar en tu conciencia con la muerte de inocentes.
El comandante de la misión estaba herido, y ella era la única del grupo, a parte de él, que pertenecía a la guardia, sentía la responsabilidad de tomar el mando y formar parte activa, porque, sin duda, sería muy cómodo para ella dejar que discutieran, esconderse, y dejar que los muertos localizaran a los demás, pero no era su estilo, y, si debía arriesgarse, se arriesgaría.
- ¿Alguien más quiere decir otra tontería como ha hecho él, o estáis dispuestos a tener paciencia para poder salir de aquí con las mínimas bajas posibles?- Era una guerra, no podían evitar las muertes, pero si no hacían tonterías y daban la advertencia, podrían disminuir las bajas, había mucha gente que había ido de voluntaria, tenían derecho a gozar de toda la información posible para salvar sus vidas.
El silencio se había instaurado tras las palabras de la guardia, e, incluso el capataz, herido, asentía antes la lógica aplastante del joven de ojos rasgados y de Alanna, tras eso nadie se atrevía a contradecir el plan, daba la impresión de que ya estaba todo decidido. Tal vez si no hubiera pasado por lo que había pasado hacía poco, habría reaccionado de manera diferente, pero no estaba para tonterías y ya había visto perecer bastante inocencia a manos de idiotas. Si con un simple mensaje podía evitar la muerte de aunque fuera, una persona, lo haría.
Ofrecían herreros, y armeros de todo tipo así como caballos y montura para aquellos que supieran montar con soltura, era un campamento de guerra con todas las de la ley, por mucho que quisieran llamarlo campaña…
La guardia se dedicó esos días a pensar un buen método de, fueran quienes fueran sus compañeros, poder salir ilesos, ella era ágil, sabía entrar y salir de los sitios sin ser vista, era posible que fuera de ayuda. Aunque, tenía claro, que estaba arriesgando su vida…
Aunque aparentaba calma, lo cierto es que tenía los nervios a flor de piel, no quería morir, se negaba a hacerlo, sin embargo, era su obligación, y era algo que tenía claro, en el momento en el que se apuntó a la guardia, accedió, con ello a proteger y cuidar a los ciudadanos de Lunargenta aun a riesgo de su propia vida.
Afiladas sus dagas y espada, cubierta por su capa con el emblema de la guardia, se situó en el lugar indicado antes de salir hacia el lugar del asalto, con un nudo en la garganta. Las palabras de despedida no auguraron nada bueno, estaba claro que se esperaban bajas.
En silencio, se inició la salida de la ciudad, haciendo que, más que partir hacia el campo de batalla, diera la impresión de que se dirigían a un festival, como si fueran una cabalgata, vítores, aplausos, comentarios de admiración. Esas gentes animadas, de aspecto tranquilo, no tenían idea alguna de lo que era arriesgar sus vidas, y ojala nunca tuvieran que saberlo… Con una respiración profunda, la joven cruzó las puertas que despedían la capital, dejando su hogar a las espaldas.
El camino fue difícil, teniendo que alejarse del camino principal, pasaron por valles secos, pantanos fangosos, cruzaron ríos profundos, treparon árboles para apartarse de miradas indiscretas y evitaron toda aldea que pudieran encontrar por el camino, ya era bastante con tener una ciudad atacada, no necesitaban más.
El sol fuerte del medio día brillaba en el cielo cuando el grupo inició la carrera, al final, el trabajo que habían mandado no era más que el de una avanzadilla, un pequeño grupo se había introducido en el interior del pueblo, era el trabajo perfecto para ella, los tejados eran su terreno, al fin y al cabo, no por nada era “La Gata”. Sin embargo, la situación se había vuelto complicada.
Quien comandaba la misión había ido en cabeza, dejando a algunos retrasados, vigilando el terreno, mientras él llevaba a cabo una inspección. El grupo que habían dejado atrás observaba la situación y el pasear de muertos y vivos por las mismas calles. Algo no marchaba bien, a pesar de los ataques del frente parecían estar demasiado tranquilos. La asaltó a Alanna que descendió del tejado con cuidado, llegando directamente al callejón donde se había pactado el reencuentro.
Ambos grupos se habían reunido finalmente, dando lugar a una disputa que no les venía nada bien y que alteraba los nervios ya consumidos de la Gata, solo quería darles un par de gritos para acallarlos. El dirigente de la misión, herido, recibía atenciones mientras un joven de ojos rasgados ponía orden, era de agradecer, pues la guardia no estaba como para ser amable.
Las disputa siguió algo más, hasta que el joven volvió a hablar, regresar, era una buena opción, pero no podían volver todos, a la vez, sería llamar demasiado la atención y, aún más, con un herido grave con el que cargar, lo más seguro era que una o dos personas fueran a dar aviso, tanto a Lord Treki, como a un grupo de apoyo, para que fuera a tratar al herido y así lo hizo saber.
- Como ha dicho él- comentó señalando al joven de ojos rasgados- Lo más seguro es volver, pero deberían ir uno o dos, no solo pueden avanzar a advertir de los sucedido para recibir instrucciones, si no que, además, pueden ser una distracción para los enemigos y dar tiempo a los otros para que se escondan. Es imposible movernos todos sin llamar la atención y más con un herido. Yo misma me ofrezco para ir a entregar el mensaje, pero necesitaré que alguien venga conmigo. – Dijo con seriedad, interviniendo por fin.- No se si lo entendéis, pero solo somos un grupo de investigación, no de asalto, si no sabéis mantener el sigilo, podéis ir ya mismo ahí fuera y dejar que os maten, pero no pongáis en peligro al resto del grupo, no es un juego, estamos arriesgando nuestros cuellos- dijo mirando al chico que había propuesto el ataque directo- si quieres ser el culpable de que todo lo que se está haciendo se vaya a hacer puñetas, adelante, sal ahí y deja que te maten, porque gracias a eso, nos matarás a todos, y no hablo solo de los que estamos aquí, también de los del frente. Muchas de esas personas no son soldados, y arriesgan su vida igualmente, te aseguro que si por tu estupidez muriera alguien, yo misma te perseguiría para que lamieras los pies de sus familias, no creo que quieras cargar en tu conciencia con la muerte de inocentes.
El comandante de la misión estaba herido, y ella era la única del grupo, a parte de él, que pertenecía a la guardia, sentía la responsabilidad de tomar el mando y formar parte activa, porque, sin duda, sería muy cómodo para ella dejar que discutieran, esconderse, y dejar que los muertos localizaran a los demás, pero no era su estilo, y, si debía arriesgarse, se arriesgaría.
- ¿Alguien más quiere decir otra tontería como ha hecho él, o estáis dispuestos a tener paciencia para poder salir de aquí con las mínimas bajas posibles?- Era una guerra, no podían evitar las muertes, pero si no hacían tonterías y daban la advertencia, podrían disminuir las bajas, había mucha gente que había ido de voluntaria, tenían derecho a gozar de toda la información posible para salvar sus vidas.
El silencio se había instaurado tras las palabras de la guardia, e, incluso el capataz, herido, asentía antes la lógica aplastante del joven de ojos rasgados y de Alanna, tras eso nadie se atrevía a contradecir el plan, daba la impresión de que ya estaba todo decidido. Tal vez si no hubiera pasado por lo que había pasado hacía poco, habría reaccionado de manera diferente, pero no estaba para tonterías y ya había visto perecer bastante inocencia a manos de idiotas. Si con un simple mensaje podía evitar la muerte de aunque fuera, una persona, lo haría.
Alanna Delteria
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Re: [Evento] Mensajeros para Terpoli [Batalla por Terpoli]
Se hizo un silencio incomodo en el grupo, formado por el Capitán, Alanna, Sakun y otros cuatro miembros, sin embargo, no era debido a un desacuerdo de opiniones, ni a confusión, ni siquiera a furia contenida, simplemente había algo que les impulsaba a acallarse, como cuando entrabas en un bosque donde los pájaros no piaban.
Los nervios se tensaron, las manos fueron llevadas a las armas, a pesar de que no se veía ni oía nada, el instinto de supervivencia parecía ser más fuerte que el resto de sentidos. Más fuerte, pero no lo suficientemente rápido.
Korp soltó un alarido y se agarro el pie, del cual sobresalía una estaca oscura, que desapareció casi al instante. DISPERSAROS chillo el capitán desde el suelo, al parecer estaba familiarizado con lo que acababa de pasar.
Una figura oscura se formo delante de otro de los miembros del grupo y se apuñalaron mutuamente. El ser lo perforo con una espada de cristal oscuro, que como con la estaca, también se desvaneció un segundo después, mientras que el pobre desgraciado le había atravesado el pecho a la aberración con una espada corta. No se enfrentaban a un asesino encapuchado, ni siquiera a alguien con ropas negras, era literalmente una figura oscura, hecha de sombras moldeadas como una persona, pero del más puro color negro. Esa sombra se miro el agujero que tenia en el pecho y este se cerro unos segundos más tarde. Lo que había atacado al capitán les había encontrado e iba a silenciarlos, uno a uno.
Mientras tanto, en una casa cercana, una figura encapuchada sonreía. Sujetando firmemente una bola de cristal oscuro e inmóvil debido a la concentración que requería el conjuro, no podía evitar sonreír ante lo fácil que estaba resultando, era casi como hacer trampas, casi, solo tenia que retirarlo antes de que lo destruyeran por completo, cosa extremadamente difícil con esa regeneración.
• Ya sabéis vuestra misión, llegar con el mensaje. Basta con que uno de vosotros dos (No los NPC) entregue el mensaje, por lo que tendréis que salir del pueblo.
• Os enfrentáis a un enemigo que corre más rápido que vosotros y es capaz de atacar desde cualquier superficie. La buena noticia es que se vuelve más débil cuando se regenera, puesto que requiere un esfuerzo añadido. Debéis elegir entre huir y ser perseguidos en cuando acabe con los 2 npcs restantes o enfrentarlo, solos o acompañados.
• Otra opción valida es dañarlo hasta que se retire, seguirlo hasta el nigromante y matarlo, pero si ambos os decantáis por esta, implicaría olvidaros de vuestra misión durante un rato.
Los nervios se tensaron, las manos fueron llevadas a las armas, a pesar de que no se veía ni oía nada, el instinto de supervivencia parecía ser más fuerte que el resto de sentidos. Más fuerte, pero no lo suficientemente rápido.
Korp soltó un alarido y se agarro el pie, del cual sobresalía una estaca oscura, que desapareció casi al instante. DISPERSAROS chillo el capitán desde el suelo, al parecer estaba familiarizado con lo que acababa de pasar.
Una figura oscura se formo delante de otro de los miembros del grupo y se apuñalaron mutuamente. El ser lo perforo con una espada de cristal oscuro, que como con la estaca, también se desvaneció un segundo después, mientras que el pobre desgraciado le había atravesado el pecho a la aberración con una espada corta. No se enfrentaban a un asesino encapuchado, ni siquiera a alguien con ropas negras, era literalmente una figura oscura, hecha de sombras moldeadas como una persona, pero del más puro color negro. Esa sombra se miro el agujero que tenia en el pecho y este se cerro unos segundos más tarde. Lo que había atacado al capitán les había encontrado e iba a silenciarlos, uno a uno.
Mientras tanto, en una casa cercana, una figura encapuchada sonreía. Sujetando firmemente una bola de cristal oscuro e inmóvil debido a la concentración que requería el conjuro, no podía evitar sonreír ante lo fácil que estaba resultando, era casi como hacer trampas, casi, solo tenia que retirarlo antes de que lo destruyeran por completo, cosa extremadamente difícil con esa regeneración.
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• Ya sabéis vuestra misión, llegar con el mensaje. Basta con que uno de vosotros dos (No los NPC) entregue el mensaje, por lo que tendréis que salir del pueblo.
• Os enfrentáis a un enemigo que corre más rápido que vosotros y es capaz de atacar desde cualquier superficie. La buena noticia es que se vuelve más débil cuando se regenera, puesto que requiere un esfuerzo añadido. Debéis elegir entre huir y ser perseguidos en cuando acabe con los 2 npcs restantes o enfrentarlo, solos o acompañados.
• Otra opción valida es dañarlo hasta que se retire, seguirlo hasta el nigromante y matarlo, pero si ambos os decantáis por esta, implicaría olvidaros de vuestra misión durante un rato.
Othel
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Re: [Evento] Mensajeros para Terpoli [Batalla por Terpoli]
Después de que una rubia hablase, dando un discurso bastante perfecto para el instante, asentí con mi cabeza. Todos estábamos desconcertados, y tristemente, nadie se enfocaba en trabajar en equipo. La chica había decidido en llevar la información, dado que le sería más fácil. El pelirrojo se enojó ante ésta manifestación, y sólo soltó un fragmento de aire, para luego sacudir su prenda y fingir que no escuchó nada. Todos se miraron de unos a otros, con un silencio inmenso. Apenas el capitán se quejaba de su herida, aunque resistía por seguir cuerdo. Él no moriría, no sin saber que la información ya era entregada. La amenaza que los magos oscuros prometían, era bastante tenebrosa. Se estaba agotando el tiempo, así que todos nos decidimos a levantarnos. Era hora de partir.
Estábamos a punto de empezar a caminar, cuando de repente todos quedaron inmovilizados. Algunos estaban nerviosos y asustados, pero la mayoría estaba curiosa de la sensación nueva que apareció de repente. Tragué saliva, colocando mi mirada en Zarpitas, esperando a que nada sucediese. El sentimiento que alcanzaba a percibir, no era nada bueno. Podía saborear una aurora intimidatoria, que sólo me hacía pensar en mi madre, que había muerto hace años. Una gota de sudor recorrió la parte extrema de mi rostro, cayendo lentamente hasta el suelo, donde la porción de líquido se esparció por todo el asfalto natural.
Una circunstancia surgió, en la que Korp soltó un alarido. Di un paso hacia atrás, y le ordené a mi mascota que se acercara a mi posición. Uno del pequeño grupo se acercó a ayudarlo, logrando que el capitán se altere y nos de una orden de dispersarnos. Salté de manera horizontal, dispuesto a desenvainar mi espada, pero algo llamó mi atención, y era un hombre encapuchado. Desde la lejanía, alcancé a notar que la entidad estaba atacando a miembros de la división. Fruncí el ceño y traté de hacer algo al respecto, pero él lograba desvanecerse y cambiar de lugar.
De repente, noté que los soldados restantes comenzaron a escapar, arrastrando el cuerpo del capitán y ayudando a Korp para que pudiese caminar. Mientras la mayoría trataba de irse, mi atención estaba enfocada en la nueva aparición, haciendo que todo sea más arduo. Sentía impotencia, porque el espectro era imposible de observar. Cuando noté que algo salió desde un hogar abandonado, dirigido hacia la chica de cabellos rubios, emprendí toda mi rapidez hacia éste y lo embestí con mi cuerpo, alejándolo de ella. -Yo me encargo, no se preocupen.-Susurré con confianza a si mismo, empuñando mis manos y con mis ojos colocados en él.
Después, giré lentamente la cabeza hacia la dama que anteriormente había dado un discurso. -Es la hora de que te encargues... Asegúrate de entregar esa información. Todo queda en tus manos, chica.-Pronuncié con seriedad, con mis puños justo en la altura de mi pecho.
-¡Zarpitas!, quiero que la sigas.-El tigre bajó sus orejas, y sin más preámbulo, caminó lentamente hacia la muchacha. Al estar seguro de que sólo estaba yo y mi rival, hice tronar cada músculo de mi cuerpo, preparándome para la futura lucha estaba por darse. Era el momento de probar cuánto había mejorado. El ser salió lentamente de su escondite, para luego exhibirse frente a mi, con un objeto hiriente en su mano.
-Eres un iluso al pensar que me derrotarás. Ahora no perdonaré tu vida...-Su voz era completamente tenebrosa, hasta el punto que me estremecí. Luego, él desapareció de donde se encontraba, y en un movimiento sorpresa, estampó su empuñadura justo en mi mentón, haciendo que cayese al suelo. Con enojo, me levanté de un salto hacia atrás, y le propiné un corte justo en el cuello, donde lo degollaría. Apenas, en lo que se podía ver de su capucha, sonrió levemente, en burla de mi ataque.
Creo que lo habías visto, ¿no?. Me regenero rápidamente.-El ataque cicatrizó lentamente, y con un puñetazo, lanzó mi torso hacia varios árboles, los que me llevé con mi musculosa anchura. Aquel golpe fue doloroso, pero no fue un motivo para rendirse, así que me levanté con serenidad, botando el pequeño coágulo de líquido que llevaba en mi boca. -Bueno... Yo no, pero seguiré en pie, aunque el sufrimiento me consuma. ¿Oíste?...-Hablé, y lancé mi espada justo al abdomen de él, el cual se enterró sin ningún problema. El mago sonrió y lo sacó sin ningún problema, para luego recuperarse como él me había avisado. Lanzó mi arma completamente lejos, y aprovechó ese lapso para agredir mi nariz, con un corte seco, trazando una linea en la zona del tabique. La sangre empezó a bajar, y mis ojos se aguaron, viéndose que las lágrimas se combinaban con el carmesí que brotaba desde la parte superior de mi rostro. No pude contener un alarido.
El tiempo se ralentizó, y su rodilla se incrustó en mi costilla izquierda, haciéndome soltar una gran bocanada de aire. No fue suficiente, ya que después, me estampó contra el suelo... Suficiente para dejarme arrodillado y confuso. Soltó una carcajada ante ésto, y sentí sus manos en el abrigo que llevaba, apretándome y sosteniendo su katana con el otro brazo. -Te lo había dicho, maldito imbécil... Ahora muere...-Todo fue bastante lento, y el filo entraba por mi estómago con lentitud, haciendo que mis ojos se abran de manera exagerada. La ofensa era completamente sangrienta, y mis ojos comenzaba a volverse borrosos, como si se tratara del último suspiro de vida... Ahora agonizaría, viendo la sonrisa malvada del mago oscuro...
¿Era el fin?.
Cuando él trató de empujar con más fuerza su espada no podía, algo no le dejaba. Unas manos tibias tocaron las de él. Solté un grito de guerra, y acto seguido, me alejé del filo de su espada. Con mi extremidad izquierda, tapé el agujero que quedó, y no podía respirar con tranquilidad. Después de varios minutos, zampé un cabezazo en la frente de él, y apuñalé al ser con agresividad, dejando mi arma ahí.
-¡NO!... ¡NO VOY A MORIR HASTA ACABAR CONTIGO!...-Vociferé con decisión, colocando mi vista en la del encapuchado.
-Prometí acabar contigo... ¡Y ASÍ SERÁ!.-Volvía a resurgir, y el combate duraría.
Estábamos a punto de empezar a caminar, cuando de repente todos quedaron inmovilizados. Algunos estaban nerviosos y asustados, pero la mayoría estaba curiosa de la sensación nueva que apareció de repente. Tragué saliva, colocando mi mirada en Zarpitas, esperando a que nada sucediese. El sentimiento que alcanzaba a percibir, no era nada bueno. Podía saborear una aurora intimidatoria, que sólo me hacía pensar en mi madre, que había muerto hace años. Una gota de sudor recorrió la parte extrema de mi rostro, cayendo lentamente hasta el suelo, donde la porción de líquido se esparció por todo el asfalto natural.
Una circunstancia surgió, en la que Korp soltó un alarido. Di un paso hacia atrás, y le ordené a mi mascota que se acercara a mi posición. Uno del pequeño grupo se acercó a ayudarlo, logrando que el capitán se altere y nos de una orden de dispersarnos. Salté de manera horizontal, dispuesto a desenvainar mi espada, pero algo llamó mi atención, y era un hombre encapuchado. Desde la lejanía, alcancé a notar que la entidad estaba atacando a miembros de la división. Fruncí el ceño y traté de hacer algo al respecto, pero él lograba desvanecerse y cambiar de lugar.
De repente, noté que los soldados restantes comenzaron a escapar, arrastrando el cuerpo del capitán y ayudando a Korp para que pudiese caminar. Mientras la mayoría trataba de irse, mi atención estaba enfocada en la nueva aparición, haciendo que todo sea más arduo. Sentía impotencia, porque el espectro era imposible de observar. Cuando noté que algo salió desde un hogar abandonado, dirigido hacia la chica de cabellos rubios, emprendí toda mi rapidez hacia éste y lo embestí con mi cuerpo, alejándolo de ella. -Yo me encargo, no se preocupen.-Susurré con confianza a si mismo, empuñando mis manos y con mis ojos colocados en él.
Después, giré lentamente la cabeza hacia la dama que anteriormente había dado un discurso. -Es la hora de que te encargues... Asegúrate de entregar esa información. Todo queda en tus manos, chica.-Pronuncié con seriedad, con mis puños justo en la altura de mi pecho.
-¡Zarpitas!, quiero que la sigas.-El tigre bajó sus orejas, y sin más preámbulo, caminó lentamente hacia la muchacha. Al estar seguro de que sólo estaba yo y mi rival, hice tronar cada músculo de mi cuerpo, preparándome para la futura lucha estaba por darse. Era el momento de probar cuánto había mejorado. El ser salió lentamente de su escondite, para luego exhibirse frente a mi, con un objeto hiriente en su mano.
-Eres un iluso al pensar que me derrotarás. Ahora no perdonaré tu vida...-Su voz era completamente tenebrosa, hasta el punto que me estremecí. Luego, él desapareció de donde se encontraba, y en un movimiento sorpresa, estampó su empuñadura justo en mi mentón, haciendo que cayese al suelo. Con enojo, me levanté de un salto hacia atrás, y le propiné un corte justo en el cuello, donde lo degollaría. Apenas, en lo que se podía ver de su capucha, sonrió levemente, en burla de mi ataque.
Creo que lo habías visto, ¿no?. Me regenero rápidamente.-El ataque cicatrizó lentamente, y con un puñetazo, lanzó mi torso hacia varios árboles, los que me llevé con mi musculosa anchura. Aquel golpe fue doloroso, pero no fue un motivo para rendirse, así que me levanté con serenidad, botando el pequeño coágulo de líquido que llevaba en mi boca. -Bueno... Yo no, pero seguiré en pie, aunque el sufrimiento me consuma. ¿Oíste?...-Hablé, y lancé mi espada justo al abdomen de él, el cual se enterró sin ningún problema. El mago sonrió y lo sacó sin ningún problema, para luego recuperarse como él me había avisado. Lanzó mi arma completamente lejos, y aprovechó ese lapso para agredir mi nariz, con un corte seco, trazando una linea en la zona del tabique. La sangre empezó a bajar, y mis ojos se aguaron, viéndose que las lágrimas se combinaban con el carmesí que brotaba desde la parte superior de mi rostro. No pude contener un alarido.
El tiempo se ralentizó, y su rodilla se incrustó en mi costilla izquierda, haciéndome soltar una gran bocanada de aire. No fue suficiente, ya que después, me estampó contra el suelo... Suficiente para dejarme arrodillado y confuso. Soltó una carcajada ante ésto, y sentí sus manos en el abrigo que llevaba, apretándome y sosteniendo su katana con el otro brazo. -Te lo había dicho, maldito imbécil... Ahora muere...-Todo fue bastante lento, y el filo entraba por mi estómago con lentitud, haciendo que mis ojos se abran de manera exagerada. La ofensa era completamente sangrienta, y mis ojos comenzaba a volverse borrosos, como si se tratara del último suspiro de vida... Ahora agonizaría, viendo la sonrisa malvada del mago oscuro...
¿Era el fin?.
Cuando él trató de empujar con más fuerza su espada no podía, algo no le dejaba. Unas manos tibias tocaron las de él. Solté un grito de guerra, y acto seguido, me alejé del filo de su espada. Con mi extremidad izquierda, tapé el agujero que quedó, y no podía respirar con tranquilidad. Después de varios minutos, zampé un cabezazo en la frente de él, y apuñalé al ser con agresividad, dejando mi arma ahí.
-¡NO!... ¡NO VOY A MORIR HASTA ACABAR CONTIGO!...-Vociferé con decisión, colocando mi vista en la del encapuchado.
-Prometí acabar contigo... ¡Y ASÍ SERÁ!.-Volvía a resurgir, y el combate duraría.
Sakun
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Re: [Evento] Mensajeros para Terpoli [Batalla por Terpoli]
Un tremendo silencio se hizo patente, el ambiente pesaba como una losa y la tensión podría cortarse con un cuchillo. El presentimiento de un peligro cercano, la sensación de un enemigo poderoso, hacía que la garganta se le atenazase, la respiración se acelerara y no se sintiera capaz de soltar palabra alguna, ni siquiera para terminar de tomar una decisión sobre el qué hacer.
Un viento con aroma a muerto, a sangre seca, a cadáver, llegó a ellos, Alanna llevó la mano a su espada, mirando a todos lados poniéndose en guardia, con ceño fruncido, intentando que sus sentidos estuvieran lo más atentos posibles.
De la nada un alarido cortó el aire, Korp, uno de los que acompañaban al grupo, había visto su pie ser empalizado por una estaca que, ante la vista asombrada de la joven desapareció como si solo fuera humo. El grito del capitán se arrastró con el viento, “dispersaos”, ordenó, como si fuera tan fácil hacerlo en un callejón estrecho.
Intentando alejarse y tomar distancia, vio como un joven atravesaba una extraña sombra con una espada corta mientras, mientras, él mismo, era atravesado por una especie de cristal, que, al igual que la estaca, se desvanecía instantáneamente.
“Esto no es normal” pensó ella mientras se lanzaba a intentar dar un corte a la sombra, y, retirarse al instante, para evitar que ella le diera. No podían quedarse todos allí, necesitaban refuerzos y, además, la catapulta seguía en proceso, alguien debía ir a informar, era imperativo. Si llegaban tarde las catapultas darían paso a una masacre en el frente, donde cientos de personas intentaban derribar la muralla.
Cobardes como no había visto antes, los soldados que iban a su lado comenzaron a huir, dejando solos al hombre de ojos rasgados y a ella misma. Al menos había alguien con honor y valor en el grupo. Tendrían ambos que quedarse a luchar… necesitaban entregar la información, pero su conciencia no podía dejar a un hombre solo frente a un rival de tal magnitud, no por las buenas.
Por suerte parecía que ella no era la única que conocía lo que era el sentido del deber, pues el hombre la instó a correr para informar, Alanna, con una respiración, guardó su espada haciendo una reverencia al hombre, que hablaba con un tigre blanco.
La joven sacó sus dagas y, mientras el hombre enfrentaba la neblina negra, ella inició su carrera subiendo al tejado del que, pocos minutos antes, había bajado.
- Así que Zarpitas, ¿eh?, muy bien, pues, pequeño, vamos a correr.- dijo tomando impulso para poder saltar de tejado en tejado.
Por suerte los techos estaban lo bastante juntos como para que el salto no tuviera que ser demasiado grande. No obstante, siendo a dos aguas, se ralentizaba la carrera, viéndose obligada a correr por las cornisas.
Había dejado atrás a la sombra que combatía con el joven, y parecía que pasaba bastante desapercibida por el momento, no obstante, no debían quedar más de cuarenta y cinco minutos, ¿cómo salir del pueblo en ese tiempo si solo entrar ya les había costado como hora y media?
La carrera seguía a velocidad de flecha, la respiración de la joven se agitaba, parecía difícil, pero tal vez lo lograse, a una distancia no demasiado grande, ya comenzaba a vislumbrarse la muralla donde las hordas daban la impresión de tener problemas. Centrada en eso, la joven, que no había encontrado demasiadas dificultades hasta el momento, dio un resbalón cayendo del tejado.
Logró sostenerse de la canalera de agua intentando mantener el silencio. Con ojos cerrados subió la mano al canal para agarrarse y poder subir, pero esta cedió un poco, haciendo ruido y llamando la atención de indeseados.
Los no-muertos que la habían visto, intentaban alcanzarla, era una suerte su lentitud. El tigre blanco se acercó a ella tendiéndole el cuello, del que la chica se agarró para lograr subir. Sin embargo había perdido cinco minutos muy valiosos y también parte del sigilo. Pero no podrían seguirla con esa velocidad.
No podían quedar más de cuarenta minutos; la muralla ya se veía a lo lejos. El tigre, que era más rápido que ella, podría serle de ayuda. Volviendo a iniciar la carrera por las cornisas con algún ligero tropezón que otro, consiguió llegar a la fortificación. Respirando con fuerza, se escondió un instante tras una chimenea, si no llevaba mal la cuenta, debían quedar uno 20 minutos, más o menos.
Un enorme grupo de cadáveres lanzaban flechas y cazos de aceite desde la altura. A sangre de Alanna hervía ante eso, los del frente debían estar pasando un auténtico infierno, solo esperaba que no hubiera nadie conocido en el lugar, aunque, sabiendo cómo eran algunos de sus amigos, no había duda de que más de uno debía estar por ahí fuera.
Con eso la misión de La Gata solo hacía que cobrar más importancia, ya había perdido a bastante gente, se negaba a perder a más personas. Frunciendo el ceño, se lanzó a una de las escaleras seguida por el precioso animal blanco que cubría sus espaldas y sacó su espada.
Los no muertos giraban a verla y se lanzaban, armas en mano, a atacarla, mientras ella esquivaba ataques lentos y cortaba miembros al tiempo que subía para llegar arriba del todo. En la cima, el viento hizo notar la altura a la que estaba, pero no tenía más remedio que saltar. No podía perder momento alguno con un enfrentamiento, el tigre, a su lado, daba zarpazos y mordiscos.
Una enorme bola verde pasó por delante de sus ojos, un mago la atacaba. Tenía que seguir avanzando, aprovechar mientras el enemigo concentraba fuerzas en su mano para crear un nuevo ataque para saltar.
-¡Zarpitas!- llamó al tigre por el nombre que había usado el hombre de ojos rasgados.
El animal se situó a su lado mientras ella observaba la pared, había escudos clavados a diferentes alturas. Tal vez pudiera saltar hasta alguno de ellos pero debía esperar al momento exacto. Los cadáveres se acercaban y el brujo, finalmente apuntó para lanzar su magia, ese fue el momento que la chica escogió para saltar, dando un toque al animal que se lanzó al vacío con ella.
Como había sido su intención, sus piernas tocaron un escudo sujeto entre las piedras, que, con su peso, acabó por soltarse haciéndola resbalar, estaba fuera. Miró un instante hacia arriba, donde el mago que había intentado atacarla la miraba rabioso. Su bola de fuego había ido a impactar en la parte de fuera de un caldero lleno de aceite que había dado un giro lanzando el líquido hacia sus propias tropas.
Con una sonrisa satisfecha, la chica tomó el escudo, cubriéndose la espalada con él, no tenía más tiempo, había perdido demasiado al subir a la muralla. No tenía más remedio. Con todo lo que le permitían sus músculos, ignorando lo que la rodeaba y el dolor de hombro que comenzaba a tener, posiblemente causado por culpa de haberse tenido que sostener del canalón, y las antiguas lesiones, forzó sus piernas aumentado su velocidad hasta un punto de no retorno, estaba segura de que tardaría en recuperarse de esa carrera, pero, si llegaba a Lord Treki, merecería la pena.
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Off: Uso de la habilidad de nivel 1 (multiplica por dos la velocidad que dan los atributos)
Un viento con aroma a muerto, a sangre seca, a cadáver, llegó a ellos, Alanna llevó la mano a su espada, mirando a todos lados poniéndose en guardia, con ceño fruncido, intentando que sus sentidos estuvieran lo más atentos posibles.
De la nada un alarido cortó el aire, Korp, uno de los que acompañaban al grupo, había visto su pie ser empalizado por una estaca que, ante la vista asombrada de la joven desapareció como si solo fuera humo. El grito del capitán se arrastró con el viento, “dispersaos”, ordenó, como si fuera tan fácil hacerlo en un callejón estrecho.
Intentando alejarse y tomar distancia, vio como un joven atravesaba una extraña sombra con una espada corta mientras, mientras, él mismo, era atravesado por una especie de cristal, que, al igual que la estaca, se desvanecía instantáneamente.
“Esto no es normal” pensó ella mientras se lanzaba a intentar dar un corte a la sombra, y, retirarse al instante, para evitar que ella le diera. No podían quedarse todos allí, necesitaban refuerzos y, además, la catapulta seguía en proceso, alguien debía ir a informar, era imperativo. Si llegaban tarde las catapultas darían paso a una masacre en el frente, donde cientos de personas intentaban derribar la muralla.
Cobardes como no había visto antes, los soldados que iban a su lado comenzaron a huir, dejando solos al hombre de ojos rasgados y a ella misma. Al menos había alguien con honor y valor en el grupo. Tendrían ambos que quedarse a luchar… necesitaban entregar la información, pero su conciencia no podía dejar a un hombre solo frente a un rival de tal magnitud, no por las buenas.
Por suerte parecía que ella no era la única que conocía lo que era el sentido del deber, pues el hombre la instó a correr para informar, Alanna, con una respiración, guardó su espada haciendo una reverencia al hombre, que hablaba con un tigre blanco.
La joven sacó sus dagas y, mientras el hombre enfrentaba la neblina negra, ella inició su carrera subiendo al tejado del que, pocos minutos antes, había bajado.
- Así que Zarpitas, ¿eh?, muy bien, pues, pequeño, vamos a correr.- dijo tomando impulso para poder saltar de tejado en tejado.
Por suerte los techos estaban lo bastante juntos como para que el salto no tuviera que ser demasiado grande. No obstante, siendo a dos aguas, se ralentizaba la carrera, viéndose obligada a correr por las cornisas.
Había dejado atrás a la sombra que combatía con el joven, y parecía que pasaba bastante desapercibida por el momento, no obstante, no debían quedar más de cuarenta y cinco minutos, ¿cómo salir del pueblo en ese tiempo si solo entrar ya les había costado como hora y media?
La carrera seguía a velocidad de flecha, la respiración de la joven se agitaba, parecía difícil, pero tal vez lo lograse, a una distancia no demasiado grande, ya comenzaba a vislumbrarse la muralla donde las hordas daban la impresión de tener problemas. Centrada en eso, la joven, que no había encontrado demasiadas dificultades hasta el momento, dio un resbalón cayendo del tejado.
Logró sostenerse de la canalera de agua intentando mantener el silencio. Con ojos cerrados subió la mano al canal para agarrarse y poder subir, pero esta cedió un poco, haciendo ruido y llamando la atención de indeseados.
Los no-muertos que la habían visto, intentaban alcanzarla, era una suerte su lentitud. El tigre blanco se acercó a ella tendiéndole el cuello, del que la chica se agarró para lograr subir. Sin embargo había perdido cinco minutos muy valiosos y también parte del sigilo. Pero no podrían seguirla con esa velocidad.
No podían quedar más de cuarenta minutos; la muralla ya se veía a lo lejos. El tigre, que era más rápido que ella, podría serle de ayuda. Volviendo a iniciar la carrera por las cornisas con algún ligero tropezón que otro, consiguió llegar a la fortificación. Respirando con fuerza, se escondió un instante tras una chimenea, si no llevaba mal la cuenta, debían quedar uno 20 minutos, más o menos.
Un enorme grupo de cadáveres lanzaban flechas y cazos de aceite desde la altura. A sangre de Alanna hervía ante eso, los del frente debían estar pasando un auténtico infierno, solo esperaba que no hubiera nadie conocido en el lugar, aunque, sabiendo cómo eran algunos de sus amigos, no había duda de que más de uno debía estar por ahí fuera.
Con eso la misión de La Gata solo hacía que cobrar más importancia, ya había perdido a bastante gente, se negaba a perder a más personas. Frunciendo el ceño, se lanzó a una de las escaleras seguida por el precioso animal blanco que cubría sus espaldas y sacó su espada.
Los no muertos giraban a verla y se lanzaban, armas en mano, a atacarla, mientras ella esquivaba ataques lentos y cortaba miembros al tiempo que subía para llegar arriba del todo. En la cima, el viento hizo notar la altura a la que estaba, pero no tenía más remedio que saltar. No podía perder momento alguno con un enfrentamiento, el tigre, a su lado, daba zarpazos y mordiscos.
Una enorme bola verde pasó por delante de sus ojos, un mago la atacaba. Tenía que seguir avanzando, aprovechar mientras el enemigo concentraba fuerzas en su mano para crear un nuevo ataque para saltar.
-¡Zarpitas!- llamó al tigre por el nombre que había usado el hombre de ojos rasgados.
El animal se situó a su lado mientras ella observaba la pared, había escudos clavados a diferentes alturas. Tal vez pudiera saltar hasta alguno de ellos pero debía esperar al momento exacto. Los cadáveres se acercaban y el brujo, finalmente apuntó para lanzar su magia, ese fue el momento que la chica escogió para saltar, dando un toque al animal que se lanzó al vacío con ella.
Como había sido su intención, sus piernas tocaron un escudo sujeto entre las piedras, que, con su peso, acabó por soltarse haciéndola resbalar, estaba fuera. Miró un instante hacia arriba, donde el mago que había intentado atacarla la miraba rabioso. Su bola de fuego había ido a impactar en la parte de fuera de un caldero lleno de aceite que había dado un giro lanzando el líquido hacia sus propias tropas.
Con una sonrisa satisfecha, la chica tomó el escudo, cubriéndose la espalada con él, no tenía más tiempo, había perdido demasiado al subir a la muralla. No tenía más remedio. Con todo lo que le permitían sus músculos, ignorando lo que la rodeaba y el dolor de hombro que comenzaba a tener, posiblemente causado por culpa de haberse tenido que sostener del canalón, y las antiguas lesiones, forzó sus piernas aumentado su velocidad hasta un punto de no retorno, estaba segura de que tardaría en recuperarse de esa carrera, pero, si llegaba a Lord Treki, merecería la pena.
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Alanna Delteria
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Re: [Evento] Mensajeros para Terpoli [Batalla por Terpoli]
Una risa siniestra, casi maníaca, salió de la sombra, mientras miraba al malherido hombre, pero no perdió más tiempo con él, ya había jugado bastante. Había intentado retenerlo y había fallado. Simplemente se fundió, como una estatua de hielo en un horno. Y ese charco de oscuridad dejo al dragón a su suerte, a la suya y a la de la patrulla de cadáveres que había enviado hacia allí. Ellos se encargarían de ese molesto mensajero.
El charco se volvió un torrente, un torrente antinatural que subía tejados y saltaba, dirigiéndose hacia la dirección en la que las tropas habían visto por última vez a los fugitivos. El río de pura oscuridad salto sobre una figura, atravesando su caja torácica sin ni siquiera convertirse en humanoide otra vez. Para la segunda fue más original. Espero pacientemente enganchado en la pared hasta que doblo la esquina y extendió un filo, haciéndose que se abriera la garganta ella sola. Con esta forma matar era un arte, un arte que se le daba extremadamente bien.
Fue entonces cuando se dio cuenta que uno de los pajaritos casi había escapado de la jaula, la otra mujer del grupo. El guerrero sombrío se desplazó a toda la velocidad que le permitía su cuerpo, que era mucha, muchísima, y llego a la muralla exterior, donde se paró ante uno de sus camadas. El nigromante lo miro con cierta confusión, hasta que pareció entender y señalo una figura que huía en la oscuridad, junto a un gato al que le habían dado demasiado de comer. Menudos inútiles habían aceptado en sus filas.
Un enorme arco largo se materializo en la mano del guerrero sombrío, junto con una saeta de pura oscuridad. No era un tirador experto, pero no hacía falta, podía engancharse a la flecha y trasladar su cuerpo allí donde fuera, solo tenía que caer cerca.
Un proyectil silbo en la noche, despertando a las pobres bestias del bosque mientras se dirigía hacia una pobre chica, aunque lo más peligroso no era el proyectil, sino lo que le seguía.
• Un pequeño empujoncito para que acabéis el evento. Alanna debería llegar hasta alguien del campamento, como una patrulla y Sakun debería... bueno, salir de allí con vida. Se que seguramente os quedara un post algo corto, no pasa nada mientras pase las 10 lineas.
• La sombra considera que Sakun esta lo suficientemente herido como para no entregar el mensaje y lo deja a merced de alguna de las patrullas de zombies, dirigiéndose hacia Alanna. Si se ve claramente que ha fracasado (si Alanna encuentra una patrulla numerosa de soldados, si grita el mensaje a los cuatro vientos y alguien la escucha y lo repite, etc) se retirara, por lo que no tendría porque correr un peligro real.
•Este es mi ultimo post, así que si cuando ambos posteeis solucionando la situación no hay ningún problema, os enviare mp para que postees para recibir la recompensa.
El charco se volvió un torrente, un torrente antinatural que subía tejados y saltaba, dirigiéndose hacia la dirección en la que las tropas habían visto por última vez a los fugitivos. El río de pura oscuridad salto sobre una figura, atravesando su caja torácica sin ni siquiera convertirse en humanoide otra vez. Para la segunda fue más original. Espero pacientemente enganchado en la pared hasta que doblo la esquina y extendió un filo, haciéndose que se abriera la garganta ella sola. Con esta forma matar era un arte, un arte que se le daba extremadamente bien.
Fue entonces cuando se dio cuenta que uno de los pajaritos casi había escapado de la jaula, la otra mujer del grupo. El guerrero sombrío se desplazó a toda la velocidad que le permitía su cuerpo, que era mucha, muchísima, y llego a la muralla exterior, donde se paró ante uno de sus camadas. El nigromante lo miro con cierta confusión, hasta que pareció entender y señalo una figura que huía en la oscuridad, junto a un gato al que le habían dado demasiado de comer. Menudos inútiles habían aceptado en sus filas.
Un enorme arco largo se materializo en la mano del guerrero sombrío, junto con una saeta de pura oscuridad. No era un tirador experto, pero no hacía falta, podía engancharse a la flecha y trasladar su cuerpo allí donde fuera, solo tenía que caer cerca.
Un proyectil silbo en la noche, despertando a las pobres bestias del bosque mientras se dirigía hacia una pobre chica, aunque lo más peligroso no era el proyectil, sino lo que le seguía.
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• Un pequeño empujoncito para que acabéis el evento. Alanna debería llegar hasta alguien del campamento, como una patrulla y Sakun debería... bueno, salir de allí con vida. Se que seguramente os quedara un post algo corto, no pasa nada mientras pase las 10 lineas.
• La sombra considera que Sakun esta lo suficientemente herido como para no entregar el mensaje y lo deja a merced de alguna de las patrullas de zombies, dirigiéndose hacia Alanna. Si se ve claramente que ha fracasado (si Alanna encuentra una patrulla numerosa de soldados, si grita el mensaje a los cuatro vientos y alguien la escucha y lo repite, etc) se retirara, por lo que no tendría porque correr un peligro real.
•Este es mi ultimo post, así que si cuando ambos posteeis solucionando la situación no hay ningún problema, os enviare mp para que postees para recibir la recompensa.
Othel
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Re: [Evento] Mensajeros para Terpoli [Batalla por Terpoli]
Superarse... Así es, superarse. Allí estaba, frente a una escena oscura, apagada, sin ninguna luz que radiase mi rostro, o al menos mostrara el gesto que llevaba. Un brazo estaba apoyado contra el suelo, mientras que el otro se encontraba en mi herida, tratando de sostener el sangrado. Las gotas de sudor seguían cayendo lentamente hacia el suelo, y el eco de estas era interminable, como si me sumergiese en una especie de mar, en el cual ningún ruido puede captarse, excepto el de un laúd, entonando una canción bastante triste. Perdí, de nuevo. ¿Qué significaba esto?. ¿Había aportado por la batalla de Terpoli, o simplemente me comporté como un estorbo?. No podía levantarme, y el hombre desapareció, esfumándose como solo él sabe hacerlo. Yo, por otro lado, me quedé pensativo, con el sabor de la derrota. Las brisas apenas acariciaban mi piel, y secaban las pequeños fragmentos de sangre, los cuales, todos eran absolutamente míos. No logré nada... Sólo ser agredido física y mentalmente. ¿Ahora?, ¿Sería el fin?, ¿matarían a la rubia?, ¿Sería el culpable de ello?. Lunargenta había dependido de mí, y yo les fallé.
-¡No!, ¡No, no, no, no, no!. ¡NO!.-Zampé un puñetazo al suelo por cada negación que musitaba. Mi extremidad comenzó a brotar un líquido rojizo bastante conocido. Mi mentón temblaba, y no era por el miedo, ni por nerviosismo, si no por aquella tristeza que me consumía lentamente. De repente, comencé a escuchar unos mascullidos desde la lejanía. El frío no me dejaba mover, y parecía aferrado contra el suelo. La voz de mi padre me molestaba, con sus típicas frases de ¨Eres un debilucho¨, ¨No vales nada.¨ Sentía que tenía razón, no he mejorado, ni tampoco me he vuelto más fuerte. ¿Entonces, a quién quiero engañar?. Nunca venceré a mi padre, nunca lo veré arrepintiéndose de sus palabras.
Al ver aquellos muertos vivientes tan cerca, no tuve más opción que fruncir el ceño. Todo mi cuerpo se apoyó en los músculos de mis piernas, y sin ningún gesto, me quedé mirándoles. No sabía si perder la vida ahí, o escapar. Entonces, decidí en hacer algo... Irme... Mi trabajo había terminado. Me convertí rápidamente en dragón. Los cuernos salieron con velocidad en mi cabeza, al igual que mi torso se alargó y se llenó de escamas. Un ruido crujiente se escuchó en mi espalda, dejando salir unas salas oscuras pero gigantescas. Comencé a volar y desaparecí, dirigiéndome hacia Lunargenta, esperando encontrarme con la muchacha que se fue con mi tigre.
Mi esperanzaba quedaba en ella, esperaba a que entregara ese mensaje. Mientras mi forma dragón se movía por los aires, y al ver Nigromantes repletos en cada zona, no tuve otra opción que... ¡Ayudar en lo que aún quedaba a mi alcance!. Mi estómago se pintó de un color anaranjado, evaporándose y notando que el humo salía de allí. Después, abrí la boca para dejar escapar una especie de llamarada, dirigida para los zombies y magos malvados, para al menos incinerarlos y apoyar a las pobres personas que se encargaron de enfrentarlos de cerca.
-¡GRWAAAAAAAAAAAAR!...-Fue el rugido de guerra, que daba a entender que la batalla de Terpoli no sólo era contra humanos, si no también contra dragones y todos las razas de Lunargenta que seguían la verdadera justicia.
-¡No!, ¡No, no, no, no, no!. ¡NO!.-Zampé un puñetazo al suelo por cada negación que musitaba. Mi extremidad comenzó a brotar un líquido rojizo bastante conocido. Mi mentón temblaba, y no era por el miedo, ni por nerviosismo, si no por aquella tristeza que me consumía lentamente. De repente, comencé a escuchar unos mascullidos desde la lejanía. El frío no me dejaba mover, y parecía aferrado contra el suelo. La voz de mi padre me molestaba, con sus típicas frases de ¨Eres un debilucho¨, ¨No vales nada.¨ Sentía que tenía razón, no he mejorado, ni tampoco me he vuelto más fuerte. ¿Entonces, a quién quiero engañar?. Nunca venceré a mi padre, nunca lo veré arrepintiéndose de sus palabras.
Al ver aquellos muertos vivientes tan cerca, no tuve más opción que fruncir el ceño. Todo mi cuerpo se apoyó en los músculos de mis piernas, y sin ningún gesto, me quedé mirándoles. No sabía si perder la vida ahí, o escapar. Entonces, decidí en hacer algo... Irme... Mi trabajo había terminado. Me convertí rápidamente en dragón. Los cuernos salieron con velocidad en mi cabeza, al igual que mi torso se alargó y se llenó de escamas. Un ruido crujiente se escuchó en mi espalda, dejando salir unas salas oscuras pero gigantescas. Comencé a volar y desaparecí, dirigiéndome hacia Lunargenta, esperando encontrarme con la muchacha que se fue con mi tigre.
Mi esperanzaba quedaba en ella, esperaba a que entregara ese mensaje. Mientras mi forma dragón se movía por los aires, y al ver Nigromantes repletos en cada zona, no tuve otra opción que... ¡Ayudar en lo que aún quedaba a mi alcance!. Mi estómago se pintó de un color anaranjado, evaporándose y notando que el humo salía de allí. Después, abrí la boca para dejar escapar una especie de llamarada, dirigida para los zombies y magos malvados, para al menos incinerarlos y apoyar a las pobres personas que se encargaron de enfrentarlos de cerca.
-¡GRWAAAAAAAAAAAAR!...-Fue el rugido de guerra, que daba a entender que la batalla de Terpoli no sólo era contra humanos, si no también contra dragones y todos las razas de Lunargenta que seguían la verdadera justicia.
Sakun
Honorable
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Re: [Evento] Mensajeros para Terpoli [Batalla por Terpoli]
Ese último empujón había sido la solución, había hecho que avanzase como un rayo hasta las tiendas donde encontraría a Lord Treki. El tigre a su lado, parecía casi tan cansado como ella, que corría por pura inercia sin a penas sentir las piernas, todavía se mantenía en carrera ligera, por suerte.
No demasiado lejos un gran grupo armado se acercaba a ella, la guardia notó primero su mirada sobre el tigre que corría a su lado y, después, como la alzaban para observar algo a espaldas de la chica. Por las caras de los hombres, Alanna, supuso que sería mejor no mirar atrás y seguir corriendo. Tomó una gran bocanada de aire sin cesar el avance, hasta que pasó de largo a los hombres.
Daban la impresión de ser nobles, por sus armaduras y armas con florituras, al menos, la mayoría, debían dirigirse al frente a dar soporte, sin embargo, al verla, comenzaron a cubrirla, un golpe sonó en la tierra, y fue cuando la chica se atrevió a mirar a sus espaldas sin dejar de correr. La sombra estaba allí, la había alcanzado, ¿eso quería decir que el guerrero estaba muerto?
No tenía tiempo de pensarlo, aprovechando que los soldados habían iniciado un ataque circular contra el ente, la chica siguió corriendo hasta entrar a la tienda más grande del lugar, no se fijó en nada, excepto en la figura del elfo, Lord Treki sabría que hacer.
- Señor, han preparado catapultas, las están llenando de no-muertos y pronto estarán listas. Mi grupo de avanzadilla ha sufrido percances, el dirigente ha perdido una pierna, no se cuantos habrán caído en combate, necesitan refuerzos y alguien que sepa primeros auxilios.- soltó del tirón sin respirar si quiera.
Dicha la información, se dejó caer al suelo, respirando con dificultad y acarició el cuello del tigre, ojalá su amo estuviera bien, era un guerrero valiente y con honor, no merecía caer de ese modo. Una vez más, contó el tiempo mentalmente, y sonrió dejando que su espalda tocase el suelo de la tienda, le habían sobrado cinco minutos.
No demasiado lejos un gran grupo armado se acercaba a ella, la guardia notó primero su mirada sobre el tigre que corría a su lado y, después, como la alzaban para observar algo a espaldas de la chica. Por las caras de los hombres, Alanna, supuso que sería mejor no mirar atrás y seguir corriendo. Tomó una gran bocanada de aire sin cesar el avance, hasta que pasó de largo a los hombres.
Daban la impresión de ser nobles, por sus armaduras y armas con florituras, al menos, la mayoría, debían dirigirse al frente a dar soporte, sin embargo, al verla, comenzaron a cubrirla, un golpe sonó en la tierra, y fue cuando la chica se atrevió a mirar a sus espaldas sin dejar de correr. La sombra estaba allí, la había alcanzado, ¿eso quería decir que el guerrero estaba muerto?
No tenía tiempo de pensarlo, aprovechando que los soldados habían iniciado un ataque circular contra el ente, la chica siguió corriendo hasta entrar a la tienda más grande del lugar, no se fijó en nada, excepto en la figura del elfo, Lord Treki sabría que hacer.
- Señor, han preparado catapultas, las están llenando de no-muertos y pronto estarán listas. Mi grupo de avanzadilla ha sufrido percances, el dirigente ha perdido una pierna, no se cuantos habrán caído en combate, necesitan refuerzos y alguien que sepa primeros auxilios.- soltó del tirón sin respirar si quiera.
Dicha la información, se dejó caer al suelo, respirando con dificultad y acarició el cuello del tigre, ojalá su amo estuviera bien, era un guerrero valiente y con honor, no merecía caer de ese modo. Una vez más, contó el tiempo mentalmente, y sonrió dejando que su espalda tocase el suelo de la tienda, le habían sobrado cinco minutos.
Alanna Delteria
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