[Evento] El teatro
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Las pasiones muchas veces generan conflictos, guerras, problemas… pero cuando son representadas sobre un escenario pueden convertirse en una fuente inagotable de recursos. Una acaudalada familia de antiguos hombres dragón ha estado colaborando con Lunargenta para enviar una tropa a la ciudad, una que sea capaz de levantar a los muertos y resucitar los viejos huesos en los osarios-cama de las ancianas más estiradas de la ciudad.
La compañía puede estar conformada por una o varias personas, se reclutarán a cielo abierto, en un gran tablado conmemorativo de la ocasión. Cualquier tema u obra serán considerados. No olvides que el día del amor y la amistad está cerca ¿Quién sabe? Quizás encuentres inspiración allí
La compañía puede estar conformada por una o varias personas, se reclutarán a cielo abierto, en un gran tablado conmemorativo de la ocasión. Cualquier tema u obra serán considerados. No olvides que el día del amor y la amistad está cerca ¿Quién sabe? Quizás encuentres inspiración allí
- Para participar en este evento deberás tener como mínimo diez post son rol.
- Deberás justificar tu llegada al lugar además de describir la ambientación.
- Pueden participar cuantas personas quieran, en el momento que deseen y en el orden que deseen.
-No importa la raza.
- Para conocer el resultado de sus acciones deberán esperar a que yo postee, por lo que, si les va bien deberán de escribir al menos dos posts en este hilo.
-Pueden poner la cantidad de complicaciones que deseen, es necesario al menos dos.
- Al final de su primer post, lanzarán la voluntad de los dioses para conocer su suerte en el transcurso de la trama
Thorn
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Re: [Evento] El teatro
Mi paso por la imponente ciudad de los dragones debía ser corto y rápido, a fin de cuentas, solo necesitaba descansar un rato antes de seguir hasta la Llanura Nevada, la ciudad era realmente imponente, enormes murallas a lo alto de la montaña desde donde se podía tener una hermosa vista de los alrededores, realmente era un lugar mágico, de una belleza exótica capaz de atrapar a cualquier visitante y retenerlo eternamente, era imposible no querer quedarse, sin embargo, por ahora me ganaba la prisa y aunque algunas cosas de la ciudad habían conseguido captar mi atención, tal vez para volver luego, hubo una que me atrapó definitivamente, un gran teatro se había instalado en un pequeño rincón del imponente lugar, me acerqué esperando poder disfrutar de alguna gran obra, por supuesto, si era gratis, sin embargo, al acercarme encontré un ambiente no muy de fiesta, no había ninguna función anunciada, por lo que me sentí profundamente decepcionado, los artistas se miraban unos a otros sentados en los rincones, esperando que alguien apareciera en el lugar para salvar el día.
Mi rostro era un inalienable poema de decepción, lo que por un momento me había llenado de alegría, de pronto se había ido al subsuelo, no había encontrado nada, así que me di media vuelta dispuesto a marcharme cuando de pronto una mano tomó mi hombro con fuerza - No has venido hasta aquí por casualidad - Dijo con voz áspera y severa, con total seguridad de que lo que estaba pregonando era completamente cierto, giré mi cuerpo con rostro de desaprobación pero su cara de pena me hizo cambiar mi actitud - Por favor, necesitamos una obra para presentar, tenemos buenos actores, utilería, escenografía, pero no un guión, no hay una obra qué actuar - El viejo cayó de rodillas sujetando mis manos - Escribe algo para mí, lo que sea servirá - Sus palabras me habían hecho dudar de mis convicciones, no creía que existiera tal cosa como el destino, pero, por alguna razón, el viejo había tenido la suposición de que yo podría escribir, así que le di un voto de confianza y decidí lanzarme a la aventura - Está bien, veré qué puedo hacer - Le dije con voz desganada mientras preparaba mis exigencias - Pero debes conseguirme las cosas que necesite y tendrás que actuar tú también - Le dije mientras lo halaba hacia arriba para levantarlo del piso - Necesitaré un cuervo negro y un pájaro blanco del tamaño del cuervo; pero lo más necesario por ahora, es una hermosa doncella, ve a buscar eso mientras escribo algo - Le dije al viejo quien corrió a pasar lista de las personas que tenía a su disposición esperando encontrar a la doncella ideal...
Mi rostro era un inalienable poema de decepción, lo que por un momento me había llenado de alegría, de pronto se había ido al subsuelo, no había encontrado nada, así que me di media vuelta dispuesto a marcharme cuando de pronto una mano tomó mi hombro con fuerza - No has venido hasta aquí por casualidad - Dijo con voz áspera y severa, con total seguridad de que lo que estaba pregonando era completamente cierto, giré mi cuerpo con rostro de desaprobación pero su cara de pena me hizo cambiar mi actitud - Por favor, necesitamos una obra para presentar, tenemos buenos actores, utilería, escenografía, pero no un guión, no hay una obra qué actuar - El viejo cayó de rodillas sujetando mis manos - Escribe algo para mí, lo que sea servirá - Sus palabras me habían hecho dudar de mis convicciones, no creía que existiera tal cosa como el destino, pero, por alguna razón, el viejo había tenido la suposición de que yo podría escribir, así que le di un voto de confianza y decidí lanzarme a la aventura - Está bien, veré qué puedo hacer - Le dije con voz desganada mientras preparaba mis exigencias - Pero debes conseguirme las cosas que necesite y tendrás que actuar tú también - Le dije mientras lo halaba hacia arriba para levantarlo del piso - Necesitaré un cuervo negro y un pájaro blanco del tamaño del cuervo; pero lo más necesario por ahora, es una hermosa doncella, ve a buscar eso mientras escribo algo - Le dije al viejo quien corrió a pasar lista de las personas que tenía a su disposición esperando encontrar a la doncella ideal...
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Off: No puedo con mi mala suerte T.TÚltima edición por Bio el Mar 30 Jun - 4:04, editado 1 vez
Bio
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Re: [Evento] El teatro
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Re: [Evento] El teatro
Había seguido las indicaciones de aquel extraño viajero por algún motivo que aun desconocía, pero le había transmitido tan buenos deseos e intenciones al hablarle que no pudo evitar seguir sus pasos. Cuando llegaron a Dundarak, ciudad que era totalmente nueva y algo amenazante para el vampiro, se giró para encontrar que su compañero se había ido dejándolo a su suerte. La nieve caía en todo su esplendor, cubriendo con un manto blanco y delicioso la ciudad, las huellas nacían y morían en la espesura a la vez que las esperanzas de Erzsébeth de encontrar una manta con la que cubrirse se desvanecían. El aire se condensaba y salía como humo de entre sus labios al respirar, cada bocanada de aire era más fría y áspera que la anterior.
Sus pasos solitarios en la noche se disimulaban gracias a la mullida sustancia, cuyo ruido debía ser tan familiar por aquellos lares que nadie imaginaría que en la noche un vampiro vagabundeaba por sus avenidas, buscando una nueva víctima que llevarse a la boca y, a poder ser, algo de compañía. Sus cavilaciones no duraron mucho, un hombre se acercó llevando un candil en su mano y le iluminó el rostro. Parecía que seguiría con su carrera, pero entonces se detuvo y dio marcha atrás para escudriñar a Erzsébeth con la mirada. Un ápice de asombro cruzó su rostro y le agarró de las manos, moviéndoselas arriba y abajo, dejando caer la molesta luz del farolillo al suelo, quedando apagada en cuestión de segundos gracias a la nieve. La luna era lo único que iluminaba la cara de aquel desesperado humano.
—¡La doncella, la doncella! —exclamó, como si él supiese de lo que estaba hablando—. ¡La obra va a ser un éxito! Ven, ven, preciosa, no me temas. Hay alguien que te espera en el nuevo teatro, ¡eres perfecta! —siguió entre gritos el señor, a la vez que Erzsébeth dibujaba un gesto de antipatía y desagrado. Pero no tuvo más opción que la de seguir al lugareño, al fin y al cabo estaba perdido como de costumbre y no perdía nada por reírle las gracias al hombrecillo. Siguió sus pisadas hasta llegar a las puertas del teatro, era una estructura titánica y bella y no pudo evitar dar un pequeño brinco de asombro. ¿Querían que actuase? ¿Qué esperaban de él? Cuando las puertas se abrieron contempló algo de ajetreo, algunas personas corriendo de un lado a otro con jaulas y algo estresadas. El señor le llevó hacia dentro hasta una figura masculina un tanto familiar. Estaba escribiendo y farfullando por lo bajo cuando posó su mano sobre su hombro, se giró hacia él y una vez más allí estaba.
—¡Bio! ¿Me estás siguiendo, cielo? —preguntó mientras se reía, pero con miedo de que así fuese. La gente que seguía al vampiro no acababa nada bien—. Me han traído aquí diciendo no sé qué de una obra... ¿ahora eres compositor? ¡Oh, vamos, guíame, que estoy perdida!—Se sentó a su lado con las piernas cruzadas, esperando una respuesta de su fiel compañero de aventuras.
Sus pasos solitarios en la noche se disimulaban gracias a la mullida sustancia, cuyo ruido debía ser tan familiar por aquellos lares que nadie imaginaría que en la noche un vampiro vagabundeaba por sus avenidas, buscando una nueva víctima que llevarse a la boca y, a poder ser, algo de compañía. Sus cavilaciones no duraron mucho, un hombre se acercó llevando un candil en su mano y le iluminó el rostro. Parecía que seguiría con su carrera, pero entonces se detuvo y dio marcha atrás para escudriñar a Erzsébeth con la mirada. Un ápice de asombro cruzó su rostro y le agarró de las manos, moviéndoselas arriba y abajo, dejando caer la molesta luz del farolillo al suelo, quedando apagada en cuestión de segundos gracias a la nieve. La luna era lo único que iluminaba la cara de aquel desesperado humano.
—¡La doncella, la doncella! —exclamó, como si él supiese de lo que estaba hablando—. ¡La obra va a ser un éxito! Ven, ven, preciosa, no me temas. Hay alguien que te espera en el nuevo teatro, ¡eres perfecta! —siguió entre gritos el señor, a la vez que Erzsébeth dibujaba un gesto de antipatía y desagrado. Pero no tuvo más opción que la de seguir al lugareño, al fin y al cabo estaba perdido como de costumbre y no perdía nada por reírle las gracias al hombrecillo. Siguió sus pisadas hasta llegar a las puertas del teatro, era una estructura titánica y bella y no pudo evitar dar un pequeño brinco de asombro. ¿Querían que actuase? ¿Qué esperaban de él? Cuando las puertas se abrieron contempló algo de ajetreo, algunas personas corriendo de un lado a otro con jaulas y algo estresadas. El señor le llevó hacia dentro hasta una figura masculina un tanto familiar. Estaba escribiendo y farfullando por lo bajo cuando posó su mano sobre su hombro, se giró hacia él y una vez más allí estaba.
—¡Bio! ¿Me estás siguiendo, cielo? —preguntó mientras se reía, pero con miedo de que así fuese. La gente que seguía al vampiro no acababa nada bien—. Me han traído aquí diciendo no sé qué de una obra... ¿ahora eres compositor? ¡Oh, vamos, guíame, que estoy perdida!—Se sentó a su lado con las piernas cruzadas, esperando una respuesta de su fiel compañero de aventuras.
Última edición por Bathory el Miér 1 Jul - 11:09, editado 1 vez
Bathory
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Re: [Evento] El teatro
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Re: [Evento] El teatro
Silencio. El vampiro solamente podía ver a Ersébeth moer sus labios pero no sería capaz de oírle por unos buenos diez o quince minutos más debido al estruendo de una trompeta muy cercano a su cabeza apenas unos momentos antes de que el viejo encargado de buscar a la doncella atravesara la puerta con su hallazgo.
Las cosas no habían ido muy bien para el nuevo guionista de la obra, quién luego de recibir pluma y pergamino junto con un frasco de tinta algo seca como para escribir corrido tuviera que organizar a unos trovadores, luego a unos músicos y finalmente al séquito dándole apenas tiempo para pensar en algo nuevo. Al menos había sido capaz con todo aquél alboroto de conocer con qué insumos contaba.
Una vez la “doncella” llegara al escenario, aparecería el guionista anterior de la tropa, borracho, con una botella medio vacía en su mano derecha y una navaja en la otra. -Quiero a mi Letitia, ¿qué han hecho con ella? ¡Bribones! Me la han robado-
Las cosas no habían ido muy bien para el nuevo guionista de la obra, quién luego de recibir pluma y pergamino junto con un frasco de tinta algo seca como para escribir corrido tuviera que organizar a unos trovadores, luego a unos músicos y finalmente al séquito dándole apenas tiempo para pensar en algo nuevo. Al menos había sido capaz con todo aquél alboroto de conocer con qué insumos contaba.
Una vez la “doncella” llegara al escenario, aparecería el guionista anterior de la tropa, borracho, con una botella medio vacía en su mano derecha y una navaja en la otra. -Quiero a mi Letitia, ¿qué han hecho con ella? ¡Bribones! Me la han robado-
Thorn
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Re: [Evento] El teatro
Las condiciones para escribir no eran nada agradables, no parecía ser una tarea sencilla, empezando por que la tinta que me habían dado estaba un poco seca, por lo que debía repetir y reescribir algunas letras varias veces, además de eso, era interrumpido a cada rato para presentarme a los diferentes grupos dentro del teatro, pero al menos así podría saber con lo que contaba, los trovadores serían usados para contar la historia, así los actores no necesitarían aprenderse un guión en apenas unos minutos, por otro lado, contaba con músico que podrían poner la ambientación para la obra, el resto, pues ya les encontraría alguna función, pues hasta ahora, me faltaban los actores.
Todos se preparaban sin saber en realidad para qué lo hacían, pero al verme tan concentrado escribiendo sabían que algo habría para presentar, cuando alcancé a poner el último punto levanté el papel anunciando mi logro pero antes de poder decir algo un fuerte sonido a mi lado me dejó sordo por unos instantes, apenas unos instantes después vi entrar al viejo junto a ¿Bath? - HOLA BATH, QUE BUENO QUE LLEGASTE, TE ESTÁBAMOS ESPERANDO - Grité sin poder oírme, aunque los gestos de sus caras me dieron a entender que sí me habían escuchado, aunque yo pasaría un buen rato sin poder escuchar nada, absolutamente nada.
Finalmente, fui recuperando el oído aunque muy despacio, no había tiempo para esperar, así que me tocó ordenar a cada quien en su respectivo puesto, Bath por su parte, sería llevada a vestir y maquillar, aunque ya era bastante hermosa como para necesitar maquillaje.
Finalmente los preparativos estaban listos, apenas alcancé a escuchar cuando se anunciaba el comienzo de la obra por andar terminando los preparativos, pero finalmente todo estaba dispuesto sobre el escenario, y Bath sería la primera en hacer su entrada, esperamos hasta que estuviera lista mientras los músicos comenzaban a hacer su parte con la ambientación musical.
Apenas Bath pisó el escenario apareció un sujeto desconocido, al menos para mí, mientras los otros se miraban un poco nerviosos, yo estaba bastante emocionado con mi obra y no dejaría que nadie me la estropeara, así que hice algunos cambios para usar al sujeto en nuestro favor, subí al escenario tan de prisa como pude para tratar de atraerlo hacia mí y él no tardó en subir también, aunque por ahora el público estaba algo confuso, el plan era hacerlos creer que todo era parte del show.
Di la señal a los trovadores para que iniciaran con la narración para ocultar los gritos del sujeto en busca de una tal Letitia, no tenía idea de a qué se refería pero por ahora no había tiempo para averiguarlo, finalmente los trovadores comenzaron a contar la historia y los actores, incluido yo, solo tendríamos que dramatizar la historia con expresión corporal.
Al encontrar el momento de silencio preciso, inició la narración - Cuentan las leyendas que una vez, hace mucho tiempo, un poderoso brujo se enamoró perdidamente de la más bella de las mujeres - Comenzó a relatar el grupo de trovadores - Su belleza era tal que los ríos desviaban su curso para seguirla, y por las noches, las estrellas brillaban con más fuerza para alcanzar a iluminar su hermoso rostro, era la criatura más hermosa que ha existido jamás - Todo el público observaba a Bath en ese momento hasta que el sujeto ebrio entró en escena justo a tiempo para la narración de los trovadores - Por lo que el brujo la deseaba con todas sus fuerzas - Todos abucharon al sujeto por unos instantes - Pero este brujo era un importante coronel, y por eso debía viajar constantemente - Prosiguieron narrando - Y durante sus viajes no podía estar pendiente de su amada musa, la cual era codiciada por muchos hombres, así que un día, el brujo decidió dejar a un pájaro blanco entrenado para custodiar a la mujer y vigilar todos sus movimientos - En ese entonces fue liberada el ave blanca que no sabía de dónde la habían sacado, pero la habían conseguido justo a tiempo, la cual se detuvo cerca de la bella Bathory para el asombro de los presentes.
Tras un poco de intensidad en la música, el tono de los trovadores cambió por uno más serio y misterioso - Sin embargo, un día el ave se distrajo comiendo y la mujer aprovechó el momento para escaparse a los brazos del seductor vampiro que poco a poco se había ido ganando su corazón, y esa misma noche, el vampiro la convirtió en una más de su raza, brindándole la inmortalidad a cambio de no poder ver la luz, pero eso poco les importaba, pues podrían estar juntos para siempre - Me acerqué a Bath de forma seductora e intenté acercar mi boca a su cuello para fingir morderla mientras el sujeto ebrio nos miraba lleno de dudas para luego acercarse a mí.
El movimiento del sujeto había sido justo en el momento indicado para resaltar el climax de la historia con una música más agresiva - Aunque al final no sería como ellos esperaban, pues el brujo regresó y al enterarse los persiguió con todo el peso de su ira, primero asesinó al vampiro que le había robado a su amada, pues era un acto imperdonable, debía saciar su ira y a la vez dejar un ejemplo para los otros que intentaran arrebatarle a la mujer que debía ser suya - Era mi turno de intervenir y manipular al sujeto - Yo tengo a Letitia - Dije en voz baja como para que solo él y Bath pudieran escuchar, el sujeto avanzó hacia mí de manera torpe pues la ebriedad había hecho estragos con él, intentó herirme con su navaja pero conseguí desviarla y colocarla justo entre mi brazo y mi costado, fingiendo que me había herido; se escucharon algunos gritos de asombro entre el público hasta que los trovadores, tras asegurarse de que yo estaba bien, continuaron con la narración - El brujo lanzaría una bola de fuego directa hacia el cuerpo del vampiro, haciéndolo desaparecer en un torbellino de llamas - Retrocedí un poco arrancando la navaja de las manos del hombre para evitar un accidente, luego me envolví entre unas cortinas de color amarillo que simulaban fuego y me dejé caer por un pequeño agujero preparado en el escenario para mi escape, ahora todo quedaba de parte de Bathory, había un plan a seguir, aunque tal vez debería improvisar un poco...
Todos se preparaban sin saber en realidad para qué lo hacían, pero al verme tan concentrado escribiendo sabían que algo habría para presentar, cuando alcancé a poner el último punto levanté el papel anunciando mi logro pero antes de poder decir algo un fuerte sonido a mi lado me dejó sordo por unos instantes, apenas unos instantes después vi entrar al viejo junto a ¿Bath? - HOLA BATH, QUE BUENO QUE LLEGASTE, TE ESTÁBAMOS ESPERANDO - Grité sin poder oírme, aunque los gestos de sus caras me dieron a entender que sí me habían escuchado, aunque yo pasaría un buen rato sin poder escuchar nada, absolutamente nada.
Finalmente, fui recuperando el oído aunque muy despacio, no había tiempo para esperar, así que me tocó ordenar a cada quien en su respectivo puesto, Bath por su parte, sería llevada a vestir y maquillar, aunque ya era bastante hermosa como para necesitar maquillaje.
Finalmente los preparativos estaban listos, apenas alcancé a escuchar cuando se anunciaba el comienzo de la obra por andar terminando los preparativos, pero finalmente todo estaba dispuesto sobre el escenario, y Bath sería la primera en hacer su entrada, esperamos hasta que estuviera lista mientras los músicos comenzaban a hacer su parte con la ambientación musical.
Apenas Bath pisó el escenario apareció un sujeto desconocido, al menos para mí, mientras los otros se miraban un poco nerviosos, yo estaba bastante emocionado con mi obra y no dejaría que nadie me la estropeara, así que hice algunos cambios para usar al sujeto en nuestro favor, subí al escenario tan de prisa como pude para tratar de atraerlo hacia mí y él no tardó en subir también, aunque por ahora el público estaba algo confuso, el plan era hacerlos creer que todo era parte del show.
Di la señal a los trovadores para que iniciaran con la narración para ocultar los gritos del sujeto en busca de una tal Letitia, no tenía idea de a qué se refería pero por ahora no había tiempo para averiguarlo, finalmente los trovadores comenzaron a contar la historia y los actores, incluido yo, solo tendríamos que dramatizar la historia con expresión corporal.
Al encontrar el momento de silencio preciso, inició la narración - Cuentan las leyendas que una vez, hace mucho tiempo, un poderoso brujo se enamoró perdidamente de la más bella de las mujeres - Comenzó a relatar el grupo de trovadores - Su belleza era tal que los ríos desviaban su curso para seguirla, y por las noches, las estrellas brillaban con más fuerza para alcanzar a iluminar su hermoso rostro, era la criatura más hermosa que ha existido jamás - Todo el público observaba a Bath en ese momento hasta que el sujeto ebrio entró en escena justo a tiempo para la narración de los trovadores - Por lo que el brujo la deseaba con todas sus fuerzas - Todos abucharon al sujeto por unos instantes - Pero este brujo era un importante coronel, y por eso debía viajar constantemente - Prosiguieron narrando - Y durante sus viajes no podía estar pendiente de su amada musa, la cual era codiciada por muchos hombres, así que un día, el brujo decidió dejar a un pájaro blanco entrenado para custodiar a la mujer y vigilar todos sus movimientos - En ese entonces fue liberada el ave blanca que no sabía de dónde la habían sacado, pero la habían conseguido justo a tiempo, la cual se detuvo cerca de la bella Bathory para el asombro de los presentes.
Tras un poco de intensidad en la música, el tono de los trovadores cambió por uno más serio y misterioso - Sin embargo, un día el ave se distrajo comiendo y la mujer aprovechó el momento para escaparse a los brazos del seductor vampiro que poco a poco se había ido ganando su corazón, y esa misma noche, el vampiro la convirtió en una más de su raza, brindándole la inmortalidad a cambio de no poder ver la luz, pero eso poco les importaba, pues podrían estar juntos para siempre - Me acerqué a Bath de forma seductora e intenté acercar mi boca a su cuello para fingir morderla mientras el sujeto ebrio nos miraba lleno de dudas para luego acercarse a mí.
El movimiento del sujeto había sido justo en el momento indicado para resaltar el climax de la historia con una música más agresiva - Aunque al final no sería como ellos esperaban, pues el brujo regresó y al enterarse los persiguió con todo el peso de su ira, primero asesinó al vampiro que le había robado a su amada, pues era un acto imperdonable, debía saciar su ira y a la vez dejar un ejemplo para los otros que intentaran arrebatarle a la mujer que debía ser suya - Era mi turno de intervenir y manipular al sujeto - Yo tengo a Letitia - Dije en voz baja como para que solo él y Bath pudieran escuchar, el sujeto avanzó hacia mí de manera torpe pues la ebriedad había hecho estragos con él, intentó herirme con su navaja pero conseguí desviarla y colocarla justo entre mi brazo y mi costado, fingiendo que me había herido; se escucharon algunos gritos de asombro entre el público hasta que los trovadores, tras asegurarse de que yo estaba bien, continuaron con la narración - El brujo lanzaría una bola de fuego directa hacia el cuerpo del vampiro, haciéndolo desaparecer en un torbellino de llamas - Retrocedí un poco arrancando la navaja de las manos del hombre para evitar un accidente, luego me envolví entre unas cortinas de color amarillo que simulaban fuego y me dejé caer por un pequeño agujero preparado en el escenario para mi escape, ahora todo quedaba de parte de Bathory, había un plan a seguir, aunque tal vez debería improvisar un poco...
Bio
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Re: [Evento] El teatro
Erzsébeth, tanto por su apariencia como por su manera de ser, no estaba acostumbrado a que le ignorasen, pero al parecer Bio estaba demasiado ocupado y ensimismado trabajando en algo que desconocía como para responderle. En el fondo le molestó un poco, siempre quería llamar la atención y su orgullo de mujer se vio mínimamente herido por un instante, mas cuando cayó en la cuenta en lo alta que sonaba la música a su alrededor y todo el gentío que se arremolinaba y hacía todavía más ruido, comprendió que no le estaba ignorando a propósito; una sonrisa se dibujó en su rostro al ver cuán nervioso se veía Bio. El vampiro no entendía nada de lo que ocurría allí, y de pronto unas mujeres le agarraron de ambos brazos y lo llevaron a rastras a una especie de camerino. Gritó unas cuantas veces para que Bio le auxiliase, mas volvió a perderse su voz en el barullo y nada pudo hacer para liberarse de las manos de aquellas jóvenes y rudas campesinas. Se removió y se ajustó el corsé, pero aun así consiguieron sentarlo en una silla.
Exigió que le explicasen con detalle lo que ocurría y les lanzó una amenaza camuflada entre cumplidos. Las mujeres se miraron entre sí, intercambiaron un gesto de aprobación y le explicaron que se trataba de una obra de teatro, y que ella debía interpretar lo que los trovadores fuesen narrando. Nunca en su vida se había planteado la idea de ser actor, pero era arrebatador pensar que tantas personas fuesen a mirarle a él y solo a él, a admirar sus dotes dramáticas y artísticas, y no su sangre fría y capacidades de asesino. Que te reconozcan por una vez por algo que no tiene que ver con muerte y destrucción suena apetecible, pensó, a la vez que dejaba que las mujeres revolviesen la sala en busca de maquillaje y vestuario. Cuando mostraron intenciones de desnudar al vampiro, se ruborizó hasta las orejas y se negó en rotundo; como alguien le arrebatase la ropa se darían cuenta de que su feminidad era una farsa, así que se dirigió detrás de unas cortinas blancas y se desvistió, dejando su vestido, medias y guantes doblados sobre una gran butaca. La cortina solo dejaba ver la grisácea silueta del vampiro, así que no corría riesgos de ser descubierto, se terminó de vestir y fue a verse a un espejo. Dejó sus dagas bajo el blanco traje, solo por si acaso.
Era un vestido blanco que le llegaba por encima de las rodillas, con un escote sugerente, le habían dado unas medias también blancas y un collar negro que reposaba sobre su pecho. Tenía forma de lágrima, y veía venir que la obra sería un auténtico y absurdo drama. Los zapatos eran negros con poco tacón, algo a lo que no estaba acostumbrado y se notó demasiado pegado al suelo. Después de quince minutos le terminaron de maquillar; y lo único que realmente le gustaba eran sus labios pintados de rojo carmesí, como la sangre. Se relamió por dentro con la idea de satisfacer su apetito tras la obra de teatro, como mínimo ese sería su premio personal e intransferible. Al salir comprobó que todo estaba a oscuras, y que unos focos iluminaban su entrada. Cada paso que daba era un grito ahogado de algún borracho de la sala, todos le contemplaban y él estaba más que encantado. Un desconocido estaba en medio, apestaba a alcohol y dedujo que era un inconveniente, palpó para comprobar que sus dagas siguiesen ahí, pero Bio parecía tenerlo todo controlado, así que siguió con su papel y acarició al ave que se posó, asombrándole, en su hombro. Lo que al parecer nadie había adivinado es que era un cuervo albino, no una paloma. No hay nada más traicionero que los vampiros y los cuervos, pensó, a la vez que danzaba al son de la música acercándose a Bio.
Nunca había notado al vampiro tan cerca suyo; por una parte le inquietaba, el contacto físico era algo de lo que solía encargarse él y tomar él mismo la iniciativa, pero en aquel momento había sido su fiel compañero quien había comenzado la cacería. Por otra, no le desagradaba nada, era un hombre apuesto y no sintió sorpresa alguna al descubrir ese hilo de atracción que le unía a sus brazos. Cuando Bio se aproximó a su cuello y sus labios lo rozaron, Erzsébeth tuvo que morderse el labio para no soltar ruidos deshonrosos. Cuánto había deseado en aquellos momentos que le mordiera, y cuánto había sufrido en su interior al ver que se alejaba para seguir con la pantomima.
No sabía quién o qué era Letitia, pero sí sabía que lo que el borracho tenía entre sus manos era una navaja y estaba a punto de acuchillar a su compañero. Se levantó el vestido por un lado y a punto estuvo de sacar su daga, pero al ver que Bio lo tenía todo controlado al enrollarse en aquellas falsas llamas y dedicarle una mirada burlona antes de desaparecer por un agujero, bajó su vestido y suspiró de alivio. Ahora era la parte en la que brillaría Erzsébeth. El cuervo seguía revoloteando por todo el espacio cuando la música se tornó aún más tétrica y agresiva.
Sin embargo, esto no sació la ira del brujo —comenzaron los trovadores— quien arremetió con todas sus fuerzas contra la chica, del mismo modo que antes, lanzaba grandes bolas de fuego intentando aniquilarla; pero este era muy rápido, por lo que fallaba repetidas veces —danzaba Erzsébeth un baile improvisado esquivando los puñetazos al aire que pretendía brindarle aquel borracho sin siquiera despeinarse, aunque poniendo cara de dolor cuando las cortinas caían a su alrededor—, aunque las llamas comenzaban a quemar todo el pueblo donde vivían. Las cortinas salían y se escondían por todo el escenario, rodeando al borracho y al vampiro en un perfecto círculo cerrado en que ya no habría escapatoria alguna. Finalmente la mujer se quedó sin fuerzas para escapar y decidió lanzar un último y desesperado ataque contra el brujo. Arremetió tras aquella última frase contra el borracho, dándole una patada en el estómago, no tan fuerte como para tumbarlo pero sí como para incitarlo a que volviese hacia a él una vez más.
Al tenerla de frente, el brujo no dudó en atacarla con todo su poder —al parecer la patada le había herido en su orgullo de machito— pero había usado tanta magia que se encontraba más débil, por lo que la vampiresa logró llegar hasta él y asestarle una fuerte y letal puñalada —cuando el borracho había intentado agredirle por última vez, sacó su daga con pleno derecho, solo seguía lo que los trovadores estaban rogándole, la sed de sangre de aquel ebrio estúpido había llegado ya demasiado lejos, así que clavó en su estómago una puñalada tal real como el placer que estaba sintiendo en aquellos momentos, siendo a vistas del público, trovadores y los demás, parte del show, el grito de dolor que había emitido el borracho era la mejor música de la noche, y solo él en aquellos instantes apreciaba lo que ese alarido significaba—, pero en consecuencia, las llamas hicieron su trabajo sobre el cuerpo de la hermosa joven que acabó por desvanecerse. Aprovechó Erzsébeth para escabullirse entre las cortinas que le habían envuelto con un gesto de dolor y cayó por una especie de trampilla a donde se encontraba Bio escondido.
El brujo agonizaba, pero antes de irse debía acabar con el tercer culpable, aquel pájaro blanco cuyo descuido había causado toda esa desgracia —el borracho estaba señalando hacia el pájaro con desdén, balbuceando "Letitia" a la vez que agonizaba—, así que dirigió su última bola de fuego y la lanzó hacia el pájaro haciéndolo arder unos instantes —las cortinas amarillas y rojizas cubrieron al pobre cuervo y lo dejaron teñido de una tinta negra que no le hacía justicia a su belleza natural—, pero antes que lograra acabar con el pájaro, la vida del brujo expiró, desapareciendo también su magia y dejando al pájaro apenas quemado, pero desde ese entonces, a causa de las quemaduras, el plumaje de ese pájaro es de color negro, como un heraldo de la desgracia y el caos. Finalizó el encuentro con que todos los focos se apagaron, el público estalló en aplausos y gritos alabando el trabajo del director y de los actores, y Erzsébeth no podía estar más feliz de lo que había logrado. Limpió la sangre en su vestido blanco y miró a Bio con una sonrisa algo enfermiza.
—Otro día deberías morderme como casi lo has hecho ahí arriba, cielo —le dijo, dándole un rápido abrazo y un beso en la mejilla— ahora debo irme, ¡no sé cómo lo has hecho, pero seguro que estos pueblerinos te darían trabajo de por vida! Te veo en otro momento, ¡esta obra se sintió como un beso!... Se levantó, se arregló el vestido, dirigió una última mirada a Bio y salió a donde estaban sus ropas, volvió a cambiarse y percibió que algo le perseguía. Era el anciano que le había llevado hasta allí, llevaba una jaula con el cuervo. La agarró de los hombros y le dio dos besos en las mejillas, aplaudió y dio saltos de alegría. El pájaro no paraba de hacer ruidos que simulaban ser de ave, pero sonaba triste y melancólico.
—¡Ha sido un auténtico éxito, preciosa! ¡Bravo, bravo, bravísimo! Ha nacido una estrella entre los copos de nieve. ¿Puedo hacer algo por ti, niña mía, que junto con el caballero has salvado la noche y el teatro?
—Es usted todo un galán —replicó, devolviéndole los besos que le había ofrecido— la verdad es que me gustaría de todo corazón quedarme a ese cuervo... Como recuerdo de una noche tan especial y fascinante, además, ¡se ve tan triste y tan solo!
—¡Oh, este pobre cuervo! Lo que ha sufrido. Lo encontramos en el bosque, herido casi de muerte, hace unos dos años, ¡cómo sangraba, cómo lloraba lastimosamente, siendo tan solo un polluelo! Nadie se atrevía a curarle porque si se acercaban amenazaba con ese enorme pico que tiene y porque por aquí un cuervo es señal de mala suerte, ¡pero Letitia, llena de bondad y compasión, se acercó! Era la actriz más hermosa de este teatro —rezó algo por lo bajo que Erzsébeth no logró entender—. Llena de picotazos estuvo una semana, pero lo curó y le dio tanto cariño que el animal dejó de ser un cascarrabias y pasó a ser casi la mascota del pueblo. Ambos eran felices, ella cuidándole y él siendo cuidado, pero luego apareció ese estúpido de Ronald —continuó, ajustándose la corbata que llevaba y poniéndose rojo como un tomate— ¡le robó el corazón, el dinero y la salud! Un día encontraron su cuerpo en la casa del hombre y él llorando con botella de vino en la mano; ¡el cuervo le estaba picando en los ojos, al desgraciado, que al parecer había atacado con la botella a su mujer y la había matado sin quererlo! A partir de ese momento fue un borracho, y nadie pudo recuperar al cuervo. Había semanas en las que el animalillo no comía más que por nosotros, ¡y hoy el muy desgraciado ha intentado mancillar esta obra! Nos prestó al cuervo pero empezó a beber nada más llegar. Y hoy ha recibido su castigo, ¡sus demonios se lo han llevado ya! Al parecer llevaba una navaja y se hirió de muerte a sí mismo de lo ebrio que estaba. Allí descanse lejos de Letitia y de este pobre cuervo, ¡que ni nombre tiene ya, quedado en el olvido por la única persona que le quiso!
—Da igual lo ricos o pobres que seamos, lo buenos o malos que seamos, lo estúpidos o inteligentes que seamos. La muerte es el único destino de los humanos, y les llega a todos —dijo, fingiendo lástima por la historia, aunque se alegraba de haber sido él el autor del asesinato mejor encubierto de aquella ciudad—.
El anciano accedió gustoso a darle el pájaro a Erzsébeth, agradeciéndole una vez más su trabajo y pidiéndole que regresara de vez en cuando, para ver qué tal iba el albino cuervo y actuar en otra ocasión. Se despidió, salió del lugar y vio cómo un par de hombres agarraban el cadáver del sujeto del teatro. Lo tiraron a un contenedor gigante de basura y fueron riéndose, agradeciéndole a los dioses que se hubiesen llevado al fin a ese alma torturada. Todos somos instrumentos, pensó, a la vez que miraba a través de la jaula a su nuevo compañero de viajes, alejándose de aquella ciudad a la que seguramente volvería tarde o temprano.
Exigió que le explicasen con detalle lo que ocurría y les lanzó una amenaza camuflada entre cumplidos. Las mujeres se miraron entre sí, intercambiaron un gesto de aprobación y le explicaron que se trataba de una obra de teatro, y que ella debía interpretar lo que los trovadores fuesen narrando. Nunca en su vida se había planteado la idea de ser actor, pero era arrebatador pensar que tantas personas fuesen a mirarle a él y solo a él, a admirar sus dotes dramáticas y artísticas, y no su sangre fría y capacidades de asesino. Que te reconozcan por una vez por algo que no tiene que ver con muerte y destrucción suena apetecible, pensó, a la vez que dejaba que las mujeres revolviesen la sala en busca de maquillaje y vestuario. Cuando mostraron intenciones de desnudar al vampiro, se ruborizó hasta las orejas y se negó en rotundo; como alguien le arrebatase la ropa se darían cuenta de que su feminidad era una farsa, así que se dirigió detrás de unas cortinas blancas y se desvistió, dejando su vestido, medias y guantes doblados sobre una gran butaca. La cortina solo dejaba ver la grisácea silueta del vampiro, así que no corría riesgos de ser descubierto, se terminó de vestir y fue a verse a un espejo. Dejó sus dagas bajo el blanco traje, solo por si acaso.
Era un vestido blanco que le llegaba por encima de las rodillas, con un escote sugerente, le habían dado unas medias también blancas y un collar negro que reposaba sobre su pecho. Tenía forma de lágrima, y veía venir que la obra sería un auténtico y absurdo drama. Los zapatos eran negros con poco tacón, algo a lo que no estaba acostumbrado y se notó demasiado pegado al suelo. Después de quince minutos le terminaron de maquillar; y lo único que realmente le gustaba eran sus labios pintados de rojo carmesí, como la sangre. Se relamió por dentro con la idea de satisfacer su apetito tras la obra de teatro, como mínimo ese sería su premio personal e intransferible. Al salir comprobó que todo estaba a oscuras, y que unos focos iluminaban su entrada. Cada paso que daba era un grito ahogado de algún borracho de la sala, todos le contemplaban y él estaba más que encantado. Un desconocido estaba en medio, apestaba a alcohol y dedujo que era un inconveniente, palpó para comprobar que sus dagas siguiesen ahí, pero Bio parecía tenerlo todo controlado, así que siguió con su papel y acarició al ave que se posó, asombrándole, en su hombro. Lo que al parecer nadie había adivinado es que era un cuervo albino, no una paloma. No hay nada más traicionero que los vampiros y los cuervos, pensó, a la vez que danzaba al son de la música acercándose a Bio.
Nunca había notado al vampiro tan cerca suyo; por una parte le inquietaba, el contacto físico era algo de lo que solía encargarse él y tomar él mismo la iniciativa, pero en aquel momento había sido su fiel compañero quien había comenzado la cacería. Por otra, no le desagradaba nada, era un hombre apuesto y no sintió sorpresa alguna al descubrir ese hilo de atracción que le unía a sus brazos. Cuando Bio se aproximó a su cuello y sus labios lo rozaron, Erzsébeth tuvo que morderse el labio para no soltar ruidos deshonrosos. Cuánto había deseado en aquellos momentos que le mordiera, y cuánto había sufrido en su interior al ver que se alejaba para seguir con la pantomima.
No sabía quién o qué era Letitia, pero sí sabía que lo que el borracho tenía entre sus manos era una navaja y estaba a punto de acuchillar a su compañero. Se levantó el vestido por un lado y a punto estuvo de sacar su daga, pero al ver que Bio lo tenía todo controlado al enrollarse en aquellas falsas llamas y dedicarle una mirada burlona antes de desaparecer por un agujero, bajó su vestido y suspiró de alivio. Ahora era la parte en la que brillaría Erzsébeth. El cuervo seguía revoloteando por todo el espacio cuando la música se tornó aún más tétrica y agresiva.
Sin embargo, esto no sació la ira del brujo —comenzaron los trovadores— quien arremetió con todas sus fuerzas contra la chica, del mismo modo que antes, lanzaba grandes bolas de fuego intentando aniquilarla; pero este era muy rápido, por lo que fallaba repetidas veces —danzaba Erzsébeth un baile improvisado esquivando los puñetazos al aire que pretendía brindarle aquel borracho sin siquiera despeinarse, aunque poniendo cara de dolor cuando las cortinas caían a su alrededor—, aunque las llamas comenzaban a quemar todo el pueblo donde vivían. Las cortinas salían y se escondían por todo el escenario, rodeando al borracho y al vampiro en un perfecto círculo cerrado en que ya no habría escapatoria alguna. Finalmente la mujer se quedó sin fuerzas para escapar y decidió lanzar un último y desesperado ataque contra el brujo. Arremetió tras aquella última frase contra el borracho, dándole una patada en el estómago, no tan fuerte como para tumbarlo pero sí como para incitarlo a que volviese hacia a él una vez más.
Al tenerla de frente, el brujo no dudó en atacarla con todo su poder —al parecer la patada le había herido en su orgullo de machito— pero había usado tanta magia que se encontraba más débil, por lo que la vampiresa logró llegar hasta él y asestarle una fuerte y letal puñalada —cuando el borracho había intentado agredirle por última vez, sacó su daga con pleno derecho, solo seguía lo que los trovadores estaban rogándole, la sed de sangre de aquel ebrio estúpido había llegado ya demasiado lejos, así que clavó en su estómago una puñalada tal real como el placer que estaba sintiendo en aquellos momentos, siendo a vistas del público, trovadores y los demás, parte del show, el grito de dolor que había emitido el borracho era la mejor música de la noche, y solo él en aquellos instantes apreciaba lo que ese alarido significaba—, pero en consecuencia, las llamas hicieron su trabajo sobre el cuerpo de la hermosa joven que acabó por desvanecerse. Aprovechó Erzsébeth para escabullirse entre las cortinas que le habían envuelto con un gesto de dolor y cayó por una especie de trampilla a donde se encontraba Bio escondido.
El brujo agonizaba, pero antes de irse debía acabar con el tercer culpable, aquel pájaro blanco cuyo descuido había causado toda esa desgracia —el borracho estaba señalando hacia el pájaro con desdén, balbuceando "Letitia" a la vez que agonizaba—, así que dirigió su última bola de fuego y la lanzó hacia el pájaro haciéndolo arder unos instantes —las cortinas amarillas y rojizas cubrieron al pobre cuervo y lo dejaron teñido de una tinta negra que no le hacía justicia a su belleza natural—, pero antes que lograra acabar con el pájaro, la vida del brujo expiró, desapareciendo también su magia y dejando al pájaro apenas quemado, pero desde ese entonces, a causa de las quemaduras, el plumaje de ese pájaro es de color negro, como un heraldo de la desgracia y el caos. Finalizó el encuentro con que todos los focos se apagaron, el público estalló en aplausos y gritos alabando el trabajo del director y de los actores, y Erzsébeth no podía estar más feliz de lo que había logrado. Limpió la sangre en su vestido blanco y miró a Bio con una sonrisa algo enfermiza.
—Otro día deberías morderme como casi lo has hecho ahí arriba, cielo —le dijo, dándole un rápido abrazo y un beso en la mejilla— ahora debo irme, ¡no sé cómo lo has hecho, pero seguro que estos pueblerinos te darían trabajo de por vida! Te veo en otro momento, ¡esta obra se sintió como un beso!... Se levantó, se arregló el vestido, dirigió una última mirada a Bio y salió a donde estaban sus ropas, volvió a cambiarse y percibió que algo le perseguía. Era el anciano que le había llevado hasta allí, llevaba una jaula con el cuervo. La agarró de los hombros y le dio dos besos en las mejillas, aplaudió y dio saltos de alegría. El pájaro no paraba de hacer ruidos que simulaban ser de ave, pero sonaba triste y melancólico.
—¡Ha sido un auténtico éxito, preciosa! ¡Bravo, bravo, bravísimo! Ha nacido una estrella entre los copos de nieve. ¿Puedo hacer algo por ti, niña mía, que junto con el caballero has salvado la noche y el teatro?
—Es usted todo un galán —replicó, devolviéndole los besos que le había ofrecido— la verdad es que me gustaría de todo corazón quedarme a ese cuervo... Como recuerdo de una noche tan especial y fascinante, además, ¡se ve tan triste y tan solo!
—¡Oh, este pobre cuervo! Lo que ha sufrido. Lo encontramos en el bosque, herido casi de muerte, hace unos dos años, ¡cómo sangraba, cómo lloraba lastimosamente, siendo tan solo un polluelo! Nadie se atrevía a curarle porque si se acercaban amenazaba con ese enorme pico que tiene y porque por aquí un cuervo es señal de mala suerte, ¡pero Letitia, llena de bondad y compasión, se acercó! Era la actriz más hermosa de este teatro —rezó algo por lo bajo que Erzsébeth no logró entender—. Llena de picotazos estuvo una semana, pero lo curó y le dio tanto cariño que el animal dejó de ser un cascarrabias y pasó a ser casi la mascota del pueblo. Ambos eran felices, ella cuidándole y él siendo cuidado, pero luego apareció ese estúpido de Ronald —continuó, ajustándose la corbata que llevaba y poniéndose rojo como un tomate— ¡le robó el corazón, el dinero y la salud! Un día encontraron su cuerpo en la casa del hombre y él llorando con botella de vino en la mano; ¡el cuervo le estaba picando en los ojos, al desgraciado, que al parecer había atacado con la botella a su mujer y la había matado sin quererlo! A partir de ese momento fue un borracho, y nadie pudo recuperar al cuervo. Había semanas en las que el animalillo no comía más que por nosotros, ¡y hoy el muy desgraciado ha intentado mancillar esta obra! Nos prestó al cuervo pero empezó a beber nada más llegar. Y hoy ha recibido su castigo, ¡sus demonios se lo han llevado ya! Al parecer llevaba una navaja y se hirió de muerte a sí mismo de lo ebrio que estaba. Allí descanse lejos de Letitia y de este pobre cuervo, ¡que ni nombre tiene ya, quedado en el olvido por la única persona que le quiso!
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