[Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
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[Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
Habíamos dejado atrás la cueva de los escorpiones, los guardias habían prometido sellarla para que nunca más pudieran volver esos rufianes a usarla como base, lentamente habíamos ido dejando a los compañeros de viaje hasta que solo caminaba acompañado por la elfa viuda, aún intentaba no mirarla a la cara, lo cual era bastante extraño, mentir era algo que no me causaba remordimiento alguno, sin embargo esta vez sentía algún extraño tipo de remordimiento que me atormentaba -Ahora solo somos nosotros dos... Compartiendo la soledad de cada uno- Dije a la elfa aún sin dirigirle la mirada mientras seguíamos caminando hacia Lunargenta, aunque aún nos faltaba un largo camino por recorrer para poder pisar las calles de la ciudad.
La lluvia había cesado, pero entre los vestigios dejados por su paso, olía a humedad y tierra mojada por todos lados, incluso mis pies a veces se hundían en el fango irremediablemente, ir por el camino podría resultar una completa tortura; fue entonces cuando vi un árbol con una forma muy particular, había con sus hojas la perfecta silueta de una cabeza humana, recordé entonces la nota que había dejado a Bath antes de partir, le había dicho que nos encontraríamos justo en ese árbol, pues era muy fácil de identificar -Deberíamos descansar un rato- Dije a la elfa casi pidiendo piedad luego de haber caminado tanto -Vamos a ese extraño y gracioso árbol- Señalé el árbol mientras me aventuraba a ir en esa dirección esperando que la chica me siguiera, esperaba encontrar a Bath en ese lugar, apenas nos habíamos visto un rato después de tanto tiempo, ya extrañaba meterme en problemas y que ella estuviera ahí para salvarme.
Tras un rato de silencio decidí enfrentar mi remordimiento -Dije que respondería tus preguntas- Afirmé con seguridad volteando a mirar a la elfa -Soy un vampiro, pero eso no me hace menos ni más asesino que los humanos que arrasan todo a su paso, o los brujos que exterminaron a tu gente- Me crucé de brazos finalmente -Puedes conocerme y odiarme por como soy, pero no debes odiarme solamente por lo que soy- Tras decirlo me sentí un poco más aliviado y caminé un poco más hasta sentarme bajo el gracioso árbol.
La lluvia había cesado, pero entre los vestigios dejados por su paso, olía a humedad y tierra mojada por todos lados, incluso mis pies a veces se hundían en el fango irremediablemente, ir por el camino podría resultar una completa tortura; fue entonces cuando vi un árbol con una forma muy particular, había con sus hojas la perfecta silueta de una cabeza humana, recordé entonces la nota que había dejado a Bath antes de partir, le había dicho que nos encontraríamos justo en ese árbol, pues era muy fácil de identificar -Deberíamos descansar un rato- Dije a la elfa casi pidiendo piedad luego de haber caminado tanto -Vamos a ese extraño y gracioso árbol- Señalé el árbol mientras me aventuraba a ir en esa dirección esperando que la chica me siguiera, esperaba encontrar a Bath en ese lugar, apenas nos habíamos visto un rato después de tanto tiempo, ya extrañaba meterme en problemas y que ella estuviera ahí para salvarme.
Tras un rato de silencio decidí enfrentar mi remordimiento -Dije que respondería tus preguntas- Afirmé con seguridad volteando a mirar a la elfa -Soy un vampiro, pero eso no me hace menos ni más asesino que los humanos que arrasan todo a su paso, o los brujos que exterminaron a tu gente- Me crucé de brazos finalmente -Puedes conocerme y odiarme por como soy, pero no debes odiarme solamente por lo que soy- Tras decirlo me sentí un poco más aliviado y caminé un poco más hasta sentarme bajo el gracioso árbol.
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Última edición por Bio el Dom Sep 06 2015, 16:42, editado 4 veces
Bio
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Re: [Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
Níniel estaba cansada pero la llenaba un sentimiento de satisfacción por un trabajo bien hecho tras haberse ocupado en unas pocas horas de una gran amenaza contra la que ni la guardia de la ciudad había podido actuar en todo un mes. Además los soldados habían dejado que cogieran lo que quisieran del escondite de aquellos villanos antes de clausurar el lugar para siempre y la peliblanca había aprovechado para tomar nota de la bruja llamada Elen y quedarse con algunos objetos de alquimia y así poder conformar un práctico set de viaje para poder realizar algún que otro trabajo básico en ese campo estuviera donde estuviera. Cuando llegara a la ciudad compraría en algún mercado un bolsa como la de mujer de la que recién se habían separado, quizá incluso le pidiera a Chimar algún invento que le permitiera organizar mejor aquellos utensilios.
Había dejado de llover pero la noche seguía siendo bastante fresca y la peliblanca se arrebujaba bajo su gruesa capa para combatir contra el frío mientras cabalgaba plácidamente a lomos de su caballo que avanzaba lentamente para no dejar a Bio atrás ya que este iba a pie. El vampiro no debía de viajar mucho o de lo contrario dispondría también de alguna montura, de lo contrario no debía ganar para suelas de botas. ¿Cómo se ganaba la vida alguien de su naturaleza? ¿Era un noble, se dedicaba a la vida de aventurero por las noches? ¿Acaso usaba sus encantos para ganarse el favor de las mujeres?. La verdad es que había decido seguir confiando en él a pesar de saber que era uno de los malditos y juzgarlo por sus acciones y no por su naturaleza pero a pesar de ello no se atrevía a preguntar demasiado por temor a descubrir algo que era mejor no saber, el silencio se había convertido en el compañero de viaje de ambos desde que estaban solos, al menos hasta que el pelinegro lo rompió y era evidente que la situación le era tan poco cómoda como a la elfa.
-Si, eso parece...- Comentó a las primeras palabras que intentaban romper el hielo. -Es una lástima que Elen cogiera otro camino, teníamos mucho en común a pesar de todo.- Dijo refiriéndose a que normalmente un encuentro entre miembros de dos especies con tanto rencor entre ellas no acababa tan bien. -¿Estás seguro de que quieres pararte a esperar aquí?. La noche avanza y no tendrás donde refugiarte del sol.-
A pesar de ello siguió al vampiro hasta aquel árbol y desmontó con gracilidad dejando suelto al corcel que como muestra de su buen entrenamiento apenas se alejó unos pasos y comenzó a morder algunas briznas de hierba. Níniel localizó una zona de hierba junto al tronco del árbol que estaba seca y puesta a descansar se sentó dejando su bastón de pie a su lado sin que pareciera necesitar estar apoyado sobre ninguna superficie para mantener su verticalidad. Se mantuvo callada disfrutando del descanso, y del aire libre lanzando a su compañero únicamente furtivas miradas de curiosidad hasta que de nuevo habló.
-Ya te dije que había decidido considerar tus actos y no tu naturaleza, por eso sigo aquí. Sé que si quisieras hacerme daño ya lo habrías hecho...O al menos intentado. Es solo que...Es complicado. Eres así por una maldición de un ser al que venero...Aún así siempre te he visto ayudar a la gente. No sé qué preguntar...El sol te mata, eso dicen, también he leído que no coméis comida normal, solo os alimenta la sangre...Supongo que aunque ayudas a la gente también necesitas comer y eso implica que habrás hecho daño a gente pero no sé si quiero saberlo. ¿Cómo te ganas la vida?-
La peliblanca miró al vampiro de nuevo con cierto aire de reproche y con cierto miedo a las respuestas del pelinegro. ¿Qué haría si aquel hombre decía que se había alimentado de personas inocentes o si resultaba ser un vividor mujeriego sin oficio ni beneficio?.
Había dejado de llover pero la noche seguía siendo bastante fresca y la peliblanca se arrebujaba bajo su gruesa capa para combatir contra el frío mientras cabalgaba plácidamente a lomos de su caballo que avanzaba lentamente para no dejar a Bio atrás ya que este iba a pie. El vampiro no debía de viajar mucho o de lo contrario dispondría también de alguna montura, de lo contrario no debía ganar para suelas de botas. ¿Cómo se ganaba la vida alguien de su naturaleza? ¿Era un noble, se dedicaba a la vida de aventurero por las noches? ¿Acaso usaba sus encantos para ganarse el favor de las mujeres?. La verdad es que había decido seguir confiando en él a pesar de saber que era uno de los malditos y juzgarlo por sus acciones y no por su naturaleza pero a pesar de ello no se atrevía a preguntar demasiado por temor a descubrir algo que era mejor no saber, el silencio se había convertido en el compañero de viaje de ambos desde que estaban solos, al menos hasta que el pelinegro lo rompió y era evidente que la situación le era tan poco cómoda como a la elfa.
-Si, eso parece...- Comentó a las primeras palabras que intentaban romper el hielo. -Es una lástima que Elen cogiera otro camino, teníamos mucho en común a pesar de todo.- Dijo refiriéndose a que normalmente un encuentro entre miembros de dos especies con tanto rencor entre ellas no acababa tan bien. -¿Estás seguro de que quieres pararte a esperar aquí?. La noche avanza y no tendrás donde refugiarte del sol.-
A pesar de ello siguió al vampiro hasta aquel árbol y desmontó con gracilidad dejando suelto al corcel que como muestra de su buen entrenamiento apenas se alejó unos pasos y comenzó a morder algunas briznas de hierba. Níniel localizó una zona de hierba junto al tronco del árbol que estaba seca y puesta a descansar se sentó dejando su bastón de pie a su lado sin que pareciera necesitar estar apoyado sobre ninguna superficie para mantener su verticalidad. Se mantuvo callada disfrutando del descanso, y del aire libre lanzando a su compañero únicamente furtivas miradas de curiosidad hasta que de nuevo habló.
-Ya te dije que había decidido considerar tus actos y no tu naturaleza, por eso sigo aquí. Sé que si quisieras hacerme daño ya lo habrías hecho...O al menos intentado. Es solo que...Es complicado. Eres así por una maldición de un ser al que venero...Aún así siempre te he visto ayudar a la gente. No sé qué preguntar...El sol te mata, eso dicen, también he leído que no coméis comida normal, solo os alimenta la sangre...Supongo que aunque ayudas a la gente también necesitas comer y eso implica que habrás hecho daño a gente pero no sé si quiero saberlo. ¿Cómo te ganas la vida?-
La peliblanca miró al vampiro de nuevo con cierto aire de reproche y con cierto miedo a las respuestas del pelinegro. ¿Qué haría si aquel hombre decía que se había alimentado de personas inocentes o si resultaba ser un vividor mujeriego sin oficio ni beneficio?.
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
La misión de espionaje que Manuela le había encargado había sido peligrosa hasta un punto que no se había llegado a imaginar, y sobretodo se había presentado agotadora. La noche se había acabado muy pronto y tuvo que volver a refugiarse en casa de su clienta unos días más, para recobrar un poco el ánimo y las fuerzas tras el desgaste físico y mental que había sufrido, además de para ofrecerle toda la información que había cosechado y recoger a su nueva y adorada adquisición: Hiel, el cuervo albino, un obsequio que se había ganado en una aventurilla con su fiel compañero de aventuras, Bio el vampiro descuidado. Desde que llegó a la morada de Manuela se había pasado los días y noches leyendo y releyendo la nota de su querido y único amigo, a la vez que Hiel le dedicaba graznidos y le exigía mimos con el pico.
"Me habría gustado al menos despedirme, fue agradable volver a verte. Ahora tengo asuntos pendientes y por la actitud de Manuela, asumo que también tiene planes para ti. Búscame en tres días, a las afueras de la ciudad; encuentra un árbol con forma graciosa al noreste y seguro me encontrarás. Procura no tardar más de lo necesario... o moriré de aburrimiento.
Bio."
En el blanco papel se dibujaban corazoncitos y estrellitas, típico de la actitud desenfadada y cariñosa de Bio. Ya podía imaginárselo, sentado bajo un árbol con mirada de cachorro esperando a que él apareciera con sus tacones altos y su mirada de soberbio a hacerle compañía y salvarles a ambos de algún apuro que seguro él provocaría. Pero, ¿qué tenía de divertida la vida, si no se corrían riesgos con tus allegados?
Los tres días se le hicieron tremendamente abrumadores entre aquellas paredes, compartiendo tazas de café que no se bebía en calidad de huésped para no decepcionar a Manuela en calidad de anfitriona, saliendo a escondidas de vez en cuando para ver cómo Hiel volaba y volvía hacia su hombro, como diciendo "no voy a irme aunque me eches", cosa que agradecía en los momentos de soledad, y escribiendo cartas y cartas para Cassandra, aunque nunca se las daría. Nunca le entregaba sus pensamientos, nunca le diría lo que sentía. Cuánto odiaba amarla, ¡y cuánto la amaba, que le enloquecía hasta los cimientos de su alma, y le destruía la conciencia y el remordimiento! ¡Cuántas cosas haría por ella, mientras ella solo lo usaba como mero instrumento de sus confabulaciones! Y cómo se dejaba usar sin rechistar.
Al tercer día se despidió gentilmente de Manuela, dejándole sus más sinceros deseos de que volviese a requerir sus servicios pronto, aunque tampoco tenía demasiada prisa. Salió de la ciudad de Lunargenta, carta de Bio en mano y Hiel a su hombro, habiendo prescindido ya de la jaula al ver que este no se resistía y le seguía con afecto. Corrió al noreste, tal y como ponía el escrito, y de lejos, entre árboles de mil formas y tamaños, creyó encontrar al que se refería Bio. Un árbol gracioso, ¿eh?, pensó, acariciando a Hiel y pasando su vista de la carta al árbol y del árbol a la carta. Tenía forma de... ¿cabeza de persona? Qué curiosa era la naturaleza, cómo iluminaba la luna aquella construcción ridícula. Y dos figuras se encontraban bajo el cobijo de sus ramas.
Escudriñó ambos seres para discernir sus figuras. Uno era Bio, eso estaba clarísimo, sus oscuros cabellos ondeaban con la brisa nocturna y la luz de la luna se reflejaba en sus ojos de ébano, pero había alguien a quien no reconocía. Una cabellera blanca como Hiel yacía en el suelo, apoyada en el árbol, no lograba distinguir si era hombre o mujer, pero Bio parecía estar en confianza así que dejó las dagas en su sitio en lugar de ponerse a la defensiva.
Se aproximó, vio un caballo que pastaba por allí y no le dio demasiada importancia, a medida que avanzaba soltaba gritos para que supiera que llegaba y el desconocido no se asustase.
—¡Bio, tengo a alguien que quiere conocerte! Y tú creo que tienes que presentarme a tu... ¿amigo? ¿amiga? ¡Lo que sea! —avanzó lo suficiente como para mantener una distancia de seguridad, esperando una respuesta antes de dar un paso más.
Los tres días se le hicieron tremendamente abrumadores entre aquellas paredes, compartiendo tazas de café que no se bebía en calidad de huésped para no decepcionar a Manuela en calidad de anfitriona, saliendo a escondidas de vez en cuando para ver cómo Hiel volaba y volvía hacia su hombro, como diciendo "no voy a irme aunque me eches", cosa que agradecía en los momentos de soledad, y escribiendo cartas y cartas para Cassandra, aunque nunca se las daría. Nunca le entregaba sus pensamientos, nunca le diría lo que sentía. Cuánto odiaba amarla, ¡y cuánto la amaba, que le enloquecía hasta los cimientos de su alma, y le destruía la conciencia y el remordimiento! ¡Cuántas cosas haría por ella, mientras ella solo lo usaba como mero instrumento de sus confabulaciones! Y cómo se dejaba usar sin rechistar.
Al tercer día se despidió gentilmente de Manuela, dejándole sus más sinceros deseos de que volviese a requerir sus servicios pronto, aunque tampoco tenía demasiada prisa. Salió de la ciudad de Lunargenta, carta de Bio en mano y Hiel a su hombro, habiendo prescindido ya de la jaula al ver que este no se resistía y le seguía con afecto. Corrió al noreste, tal y como ponía el escrito, y de lejos, entre árboles de mil formas y tamaños, creyó encontrar al que se refería Bio. Un árbol gracioso, ¿eh?, pensó, acariciando a Hiel y pasando su vista de la carta al árbol y del árbol a la carta. Tenía forma de... ¿cabeza de persona? Qué curiosa era la naturaleza, cómo iluminaba la luna aquella construcción ridícula. Y dos figuras se encontraban bajo el cobijo de sus ramas.
Escudriñó ambos seres para discernir sus figuras. Uno era Bio, eso estaba clarísimo, sus oscuros cabellos ondeaban con la brisa nocturna y la luz de la luna se reflejaba en sus ojos de ébano, pero había alguien a quien no reconocía. Una cabellera blanca como Hiel yacía en el suelo, apoyada en el árbol, no lograba distinguir si era hombre o mujer, pero Bio parecía estar en confianza así que dejó las dagas en su sitio en lugar de ponerse a la defensiva.
Se aproximó, vio un caballo que pastaba por allí y no le dio demasiada importancia, a medida que avanzaba soltaba gritos para que supiera que llegaba y el desconocido no se asustase.
—¡Bio, tengo a alguien que quiere conocerte! Y tú creo que tienes que presentarme a tu... ¿amigo? ¿amiga? ¡Lo que sea! —avanzó lo suficiente como para mantener una distancia de seguridad, esperando una respuesta antes de dar un paso más.
Bathory
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Re: [Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
Aunque la lluvia se había ido, el frío de la noche embestía sin piedad alguna sobre este par de solitarios viajeros en tan silencioso viaje, la elfa me miraba con cierta curiosidad, como si miles de preguntas se arremolinaran en su cabeza sin dejar salir ninguna, aunque finalmente algunas palabras comenzaron a aparecer entre ambos -Sí, una pena, aunque esos relámpagos me ponían un poco nervioso, sentía que me chamuscaba por accidente- Dije intentando ser gracioso, aunque la tensión del momento no daba lugar para ese tipo de bromas y la chica no parecía tener tan buen humor.
El árbol al que íbamos era bastante particular, podría haber muchos árboles en las afueras de Lunargenta, e incluso en todo Aerandir, pero seguramente ninguno como ese con forma de cabeza -Estoy completamente seguro, debo esperar a alguien justo en este lugar, y sé que no tardará mucho en llegar- Afirmé con una pícara sonrisa, luego de esto observé la gracia de sus movimientos para sentarse, y más aún, para dejar su bastón en tal posición que resultaba sumamente gracioso e intrigante -No podría siquiera intentar hacerte daño, tu bastón es muy intimidante- Dije aún en tono jocoso intentando sacarle al menos una leve sonrisa, pero sus afirmaciones me parecían demasiado serias, toda ella me parecía muy seria, o tal vez yo era demasiado informal y despreocupado, sus palabras dejaban evidenciar, además del poco afecto hacia los vampiros, una buena capacidad de investigación, lo cual era algo que me agradaba en otras personas, así que me limité a observarla mientras hablaba hasta que me sorprendió con su pregunta -Hay cosas de mí, que ni yo quisiera saber- Dije intentando evadir la pregunta, pero luego recordé mi oferta de responder a sus inquietudes -Pues...- Hice una larga pausa, no me gustaba revelar ciertos detalles de mi vida, pero la chica no parecía ser una amenaza, así que podría dar algunos datos -Solía ganarme la vida dentro de un grupo de asesinos- Bajé la mirada de nuevo pero continué la explicación -Pero en una misión, me negué a asesinar a una niña, asesiné a mi compañero para salvar a la pequeña y huí con ella para esconderla durante un tiempo... Años... Pero luego acabaron por encontrarme y me amenazaron con destruir todo lo que amaba, así que me alejé de mi pequeña para no atraer problemas hacia ella- Cerré los ojos y apreté los puños -Por ahora, solo intento ayudar a otras personas, y hacerme más fuerte para no permitir que nadie lastime a quienes amo- La vi directamente a los ojos con algo de ternura en la mirada -Entonces podré buscar a mi pequeña magazubi- Concluí un poco sonrojado por ese absurdo final de cuentos de hadas.
Tras mi extraña confesión guardé un silencio incómodo hasta que unos gritos a lo lejos me recordaron la voz de alguien que conocía, me levanté de inmediato casi de un solo salto de manera muy efusiva -Hola, Bath, que bueno que llegaste, te estábamos esperando- Dije con una gran sonrisa mientras extendía los brazos hacia el frente esperando un efusivo abrazo -No te asustes- Dije a la elfa antes que entrara en estado de alarma al estar rodeada de desconocidos -Ella es una buena amiga- Señalé a Bathory que se acercaba en su manera tan graciosa y coqueta de andar -Bath, te presento a Niniel, una elfa que perdió a su esposo hace poco y por eso casi no sonríe- Señalé a la peliblanca de manera amistosa -Niniel, te presento a Bath, siempre está para salvarme hasta en los peores momentos- Hice una breve pausa esperando a que ambas intercambiaran palabras y fue entonces cuando pude notar otra figura que desde la distancia, se venía acercando a nosotros -Agua, por favor, un poco de agua- Pidió el hombre que aunque no era viejo, tampoco se encontraba en la flor de la vida, tras esto, cayó al piso desmayado frente a nuestro peculiar grupo.
El árbol al que íbamos era bastante particular, podría haber muchos árboles en las afueras de Lunargenta, e incluso en todo Aerandir, pero seguramente ninguno como ese con forma de cabeza -Estoy completamente seguro, debo esperar a alguien justo en este lugar, y sé que no tardará mucho en llegar- Afirmé con una pícara sonrisa, luego de esto observé la gracia de sus movimientos para sentarse, y más aún, para dejar su bastón en tal posición que resultaba sumamente gracioso e intrigante -No podría siquiera intentar hacerte daño, tu bastón es muy intimidante- Dije aún en tono jocoso intentando sacarle al menos una leve sonrisa, pero sus afirmaciones me parecían demasiado serias, toda ella me parecía muy seria, o tal vez yo era demasiado informal y despreocupado, sus palabras dejaban evidenciar, además del poco afecto hacia los vampiros, una buena capacidad de investigación, lo cual era algo que me agradaba en otras personas, así que me limité a observarla mientras hablaba hasta que me sorprendió con su pregunta -Hay cosas de mí, que ni yo quisiera saber- Dije intentando evadir la pregunta, pero luego recordé mi oferta de responder a sus inquietudes -Pues...- Hice una larga pausa, no me gustaba revelar ciertos detalles de mi vida, pero la chica no parecía ser una amenaza, así que podría dar algunos datos -Solía ganarme la vida dentro de un grupo de asesinos- Bajé la mirada de nuevo pero continué la explicación -Pero en una misión, me negué a asesinar a una niña, asesiné a mi compañero para salvar a la pequeña y huí con ella para esconderla durante un tiempo... Años... Pero luego acabaron por encontrarme y me amenazaron con destruir todo lo que amaba, así que me alejé de mi pequeña para no atraer problemas hacia ella- Cerré los ojos y apreté los puños -Por ahora, solo intento ayudar a otras personas, y hacerme más fuerte para no permitir que nadie lastime a quienes amo- La vi directamente a los ojos con algo de ternura en la mirada -Entonces podré buscar a mi pequeña magazubi- Concluí un poco sonrojado por ese absurdo final de cuentos de hadas.
Tras mi extraña confesión guardé un silencio incómodo hasta que unos gritos a lo lejos me recordaron la voz de alguien que conocía, me levanté de inmediato casi de un solo salto de manera muy efusiva -Hola, Bath, que bueno que llegaste, te estábamos esperando- Dije con una gran sonrisa mientras extendía los brazos hacia el frente esperando un efusivo abrazo -No te asustes- Dije a la elfa antes que entrara en estado de alarma al estar rodeada de desconocidos -Ella es una buena amiga- Señalé a Bathory que se acercaba en su manera tan graciosa y coqueta de andar -Bath, te presento a Niniel, una elfa que perdió a su esposo hace poco y por eso casi no sonríe- Señalé a la peliblanca de manera amistosa -Niniel, te presento a Bath, siempre está para salvarme hasta en los peores momentos- Hice una breve pausa esperando a que ambas intercambiaran palabras y fue entonces cuando pude notar otra figura que desde la distancia, se venía acercando a nosotros -Agua, por favor, un poco de agua- Pidió el hombre que aunque no era viejo, tampoco se encontraba en la flor de la vida, tras esto, cayó al piso desmayado frente a nuestro peculiar grupo.
Bio
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Re: [Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
Tal y como esperaba las respuestas del vampiro estaban tintadas de una gran oscuridad que amenazaba con romper la frágil confianza que se había establecido entre ambos. No era fácil para la peliblanca encajar que estaba hablando con alguien que no solo no negaba haberse alimentado de personas si no que además afirmaba haber sido asesino profesional, ya no solo asesino por necesidad, asesino por dinero...Incluso tras escuchar el resto de la historia en la que el pelinegro se redimía salvando a una niña Níniel no podía evitar sentirse mal. ¿Cuántos trabajos había cumplido antes de que aquel ser encontrara un mínimo de conciencia e hiciera algo bueno?. ¿Cuantos trabajos había cumplido para la clase de gente que contrata a alguien para que mate a niños?. ¿Había un Bio de antes y un nuevo Bio al que no podía culpar de sus actos pasados? ¿Cuántas buenas acciones hacían falta para compensar un pasado como ese?. Nunca podría compensarse algo así.
Las manos de Níniel tampoco estaban limpias de sangre, criaturas y personas habían encontrado su final al encontrarse con la joven sacerdotisa y a pesar de ello su conciencia estaba limpia y no dudaría en volver a hacerlo si fuese necesario. Bio era diferente, entre varias opciones escogió matar cuando había otro modo de actuar, otro modo de vivir. Había quien no sabía distinguir a un soldado de un asesino, para la peliblanca la distancia entre uno y otro era abismal y las diferencias tan claras como las que había entre el día y la noche.
-El pasado siempre nos alcanza, no importa lo fuertes que seamos o lo rápido que creamos movernos. Dices querer hacerte fuerte para proteger lo que amas, yo intuyo que crees que necesitas algo más que fuerza para mirar a esa niña a la cara, igual que ahora bajas la mirada ante mi. No es el camino más fácil pero creo que es el correcto.-
No dijo nada más ni mostró intención de explicar sus palabras de forma extendida, se limitó a permanecer en silencio y a mirar al frente con sus ojos aguamarina fijos en algún punto del horizonte, dando la sensación de que la peliblanca no miraba nada de aquel paisaje nocturno en concreto si no que se encontraba perdida en sus pensamientos, de los que solo la sacaron las voces de una figura que se acercaba tornándose su imagen cada vez más nítida a medida que la distancia menguaba y la luz de la luna alcanzaba a iluminarla mejor. No había duda de que se trataba de la persona a la que estaban esperando. Interpretando que no se quedarían allí mucho más y que se pondrían pronto en marcha Níniel se levantó del suelo y le hizo un gesto a su caballo para que se acercara, acariciándole la cabeza para premiar su obediencia cuando el corcel se acercó.
Bio pareció bastante contento con aquel encuentro a juzgar por su la efusividad de sus movimientos y saludos a la recién llegada, una mujer con una ropa ciertamente impactante. Por alguna razón el pelinegro pensó que la elfa se asustaría o se sentiría incómoda por la presencia de la recién llegada, lo cuál tenía gracia dado que él era un vampiro y acababa de confesar haber sido un asesino. Lo que no fue nada divertido fue el ser presentada como una elfa que acababa de perder a su esposo lo cual causó que la elfa le atizara en la cabeza al vampiro con el bastón aunque no demasiado fuerte, solo lo justo.
-No le hagas caso, de hecho no estoy y nunca he estado casada, Bio dio de comer a una bestia marina a un hombre que me compró como esclava y afirmaba ser mi marido para no levantar sospechas pues la esclavitud está prohibida en Lunargenta. La próxima vez que digas que soy viuda comprobarás que puedo golpear mas fuerte, mucho más de hecho.- Dijo esto último mirando al pelinegro a la cara con una sonrisa que resultaba mucho más aterradora que un ceño fruncido y a pesar de todo con su siempre melodiosa voz. -Un placer conocerte Bath, trabajo complicado el tuyo, salvar a una persona tan..."lanzada"-
No hubo tiempo para alargar en demasía las presentaciones pues un hombre en evidente mal estado interrumpió al grupo rogando por algo de agua con voz débil y temblorosa antes de caer al suelo tras perder el conocimiento. Inmediatamente la peliblanca fue hacia el y le dio la vuelta hasta dejarlo boca arriba mientras comprobaba su respiración y su pulso. Tras ver que eran normales giró al hombre hacia ella y lo colocó de tal manera que tanto su cadera como sus rodillas quedaran formando ángulos rectos e inclinó su cabeza hacia atrás, así podría respirar mejor.
-Está bien, solo inconsciente. Debería recobrar el sentido enseguida, si no, bueno, tiene suerte de que este yo aquí-
Subrayado el uso de la pasiva primeros auxilios.
Las manos de Níniel tampoco estaban limpias de sangre, criaturas y personas habían encontrado su final al encontrarse con la joven sacerdotisa y a pesar de ello su conciencia estaba limpia y no dudaría en volver a hacerlo si fuese necesario. Bio era diferente, entre varias opciones escogió matar cuando había otro modo de actuar, otro modo de vivir. Había quien no sabía distinguir a un soldado de un asesino, para la peliblanca la distancia entre uno y otro era abismal y las diferencias tan claras como las que había entre el día y la noche.
-El pasado siempre nos alcanza, no importa lo fuertes que seamos o lo rápido que creamos movernos. Dices querer hacerte fuerte para proteger lo que amas, yo intuyo que crees que necesitas algo más que fuerza para mirar a esa niña a la cara, igual que ahora bajas la mirada ante mi. No es el camino más fácil pero creo que es el correcto.-
No dijo nada más ni mostró intención de explicar sus palabras de forma extendida, se limitó a permanecer en silencio y a mirar al frente con sus ojos aguamarina fijos en algún punto del horizonte, dando la sensación de que la peliblanca no miraba nada de aquel paisaje nocturno en concreto si no que se encontraba perdida en sus pensamientos, de los que solo la sacaron las voces de una figura que se acercaba tornándose su imagen cada vez más nítida a medida que la distancia menguaba y la luz de la luna alcanzaba a iluminarla mejor. No había duda de que se trataba de la persona a la que estaban esperando. Interpretando que no se quedarían allí mucho más y que se pondrían pronto en marcha Níniel se levantó del suelo y le hizo un gesto a su caballo para que se acercara, acariciándole la cabeza para premiar su obediencia cuando el corcel se acercó.
Bio pareció bastante contento con aquel encuentro a juzgar por su la efusividad de sus movimientos y saludos a la recién llegada, una mujer con una ropa ciertamente impactante. Por alguna razón el pelinegro pensó que la elfa se asustaría o se sentiría incómoda por la presencia de la recién llegada, lo cuál tenía gracia dado que él era un vampiro y acababa de confesar haber sido un asesino. Lo que no fue nada divertido fue el ser presentada como una elfa que acababa de perder a su esposo lo cual causó que la elfa le atizara en la cabeza al vampiro con el bastón aunque no demasiado fuerte, solo lo justo.
-No le hagas caso, de hecho no estoy y nunca he estado casada, Bio dio de comer a una bestia marina a un hombre que me compró como esclava y afirmaba ser mi marido para no levantar sospechas pues la esclavitud está prohibida en Lunargenta. La próxima vez que digas que soy viuda comprobarás que puedo golpear mas fuerte, mucho más de hecho.- Dijo esto último mirando al pelinegro a la cara con una sonrisa que resultaba mucho más aterradora que un ceño fruncido y a pesar de todo con su siempre melodiosa voz. -Un placer conocerte Bath, trabajo complicado el tuyo, salvar a una persona tan..."lanzada"-
No hubo tiempo para alargar en demasía las presentaciones pues un hombre en evidente mal estado interrumpió al grupo rogando por algo de agua con voz débil y temblorosa antes de caer al suelo tras perder el conocimiento. Inmediatamente la peliblanca fue hacia el y le dio la vuelta hasta dejarlo boca arriba mientras comprobaba su respiración y su pulso. Tras ver que eran normales giró al hombre hacia ella y lo colocó de tal manera que tanto su cadera como sus rodillas quedaran formando ángulos rectos e inclinó su cabeza hacia atrás, así podría respirar mejor.
-Está bien, solo inconsciente. Debería recobrar el sentido enseguida, si no, bueno, tiene suerte de que este yo aquí-
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Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
El vampiro parecía haber llegado justo a tiempo para interrumpir una conversación, ya que pudo escuchar algunas palabras sueltas en lo que se aproximaba, pero le restó importancia, en aquellos momentos tras la misión estaba completamente harto de succionar información por, al menos, unas semanas. A Erzsébeth se le escapó una sonrisa al ver que Bio le proponía un abrazo desde unos pocos metros más allá e hizo un amago de avanzar, pero quedó quieto y su leve sonrisa se esfumó cuando una hermosa mujer, alta y esbelta, meciendo sus cabellos al viento, se levantó y le miró. La presentó como una viuda, algo que hizo reír por lo bajo al cazador noctívago, aquella mujer no tenía cara de ser una viuda exactamente, aunque sí que lucía lúgubre y decaída, como si aquellos ojos azules hubiesen visto cosas horribles.
La escudriñó con la mirada y pudo advertir sus rasgos élficos, hacía tiempo que no se topaba con uno y la verdad es que todos eran absolutamente elegantes y extravagantes, tanto por sus formas de vestir como por las armas locas que portaban, aquella hembra llevaba un bastón tan ornamentado y delicado que parecía hecho por un forjador de sueños propio de la ciudad natal de Erzsébeth. Su historia le pareció familiar y le hizo recordar efímeramente sus desventuras, mas aquel bastón con forma de dragón que parecía incluso más alto que ella, había robado completamente su atención. Un golpe a Bio fue suficiente para que le cayese bien al vampiro, aunque solo hubiesen pasado unos minutos de que la conocía.
Una vez se hubo sentido cómodo, avanzó hasta los brazos de su fiel compañero y le abrazó tan fuerte que casi lo tira al suelo. Al separarse, agarró la mano de la elfa y le besó el dorso, dedicándole una mirada picarona y admirando con profunda sinceridad aquellos cabellos blanquecinos y lisos. Iba a juego con la luna.
—Como bien me ha presentado, yo soy Bathory, encantada de conocerte, Niniel —le dedicó una sonrisa antes de continuar— la elfa no-viuda —estaba empezando a cogerle el gusto a decir su apellido, ya que así no mentía con su género—, falta por presentar a mi nuevo y querido amigo Hiel —acarició al cuervo albino bajo el mentón y este graznó, moviendo las alas.
Con un disimulado gesto para indicarle que fuese hacia él, Hiel salió volando hasta el hombro de Bio y le propinó un picotazo en la oreja como saludo. Erzsébeth rió con energía, pero la cara de perturbado que había puesto Bio le había puesto de los nervios. Al girarse, un hombre estaba desmayado en el suelo, con Niniel al lado proporcionándole lo que parecían primeros auxilios. Parecía saber del tema, así que no vio motivo para perturbar su labor de enfermera.
—Si has preparado un tentempié —empezó Erzsébeth, tomando del brazo a Bio— deberías saber que prefiero hombres un poco más jóvenes. Su sangre está mucho más sabrosa y se resisten más que este fiambre.
La escudriñó con la mirada y pudo advertir sus rasgos élficos, hacía tiempo que no se topaba con uno y la verdad es que todos eran absolutamente elegantes y extravagantes, tanto por sus formas de vestir como por las armas locas que portaban, aquella hembra llevaba un bastón tan ornamentado y delicado que parecía hecho por un forjador de sueños propio de la ciudad natal de Erzsébeth. Su historia le pareció familiar y le hizo recordar efímeramente sus desventuras, mas aquel bastón con forma de dragón que parecía incluso más alto que ella, había robado completamente su atención. Un golpe a Bio fue suficiente para que le cayese bien al vampiro, aunque solo hubiesen pasado unos minutos de que la conocía.
Una vez se hubo sentido cómodo, avanzó hasta los brazos de su fiel compañero y le abrazó tan fuerte que casi lo tira al suelo. Al separarse, agarró la mano de la elfa y le besó el dorso, dedicándole una mirada picarona y admirando con profunda sinceridad aquellos cabellos blanquecinos y lisos. Iba a juego con la luna.
—Como bien me ha presentado, yo soy Bathory, encantada de conocerte, Niniel —le dedicó una sonrisa antes de continuar— la elfa no-viuda —estaba empezando a cogerle el gusto a decir su apellido, ya que así no mentía con su género—, falta por presentar a mi nuevo y querido amigo Hiel —acarició al cuervo albino bajo el mentón y este graznó, moviendo las alas.
Con un disimulado gesto para indicarle que fuese hacia él, Hiel salió volando hasta el hombro de Bio y le propinó un picotazo en la oreja como saludo. Erzsébeth rió con energía, pero la cara de perturbado que había puesto Bio le había puesto de los nervios. Al girarse, un hombre estaba desmayado en el suelo, con Niniel al lado proporcionándole lo que parecían primeros auxilios. Parecía saber del tema, así que no vio motivo para perturbar su labor de enfermera.
—Si has preparado un tentempié —empezó Erzsébeth, tomando del brazo a Bio— deberías saber que prefiero hombres un poco más jóvenes. Su sangre está mucho más sabrosa y se resisten más que este fiambre.
Bathory
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Re: [Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
El golpe de la elfa me hizo entender que no me guardaba rencor, a pesar de la violencia había sido bastante amistoso el gesto, incluso al amenazar, parecía demasiado dulce como para poder hacerle daño a alguien, de hecho, hasta ahora, jamás la había visto lastimar a nadie, lo cual me resultaba bastante intrigante -Está bien, dejaré que seas viuda en secreto- Dije con una amplia y despreocupada sonrisa por fin sin cuidarme de ocultarle mis colmillos, aunque ella intentó desquitarse llamándome “lanzado”.
Bath por su parte parecía venir ahora acompañada, pues tras darme un efusivo abrazo, llamó a su extraño pajarraco que luego de su respectiva presentación voló hacia mí hasta posarse en mi hombro -¡¡Hey!! Yo te recuerdo, pequeñín- Dije cariñosamente mientras intentaba acariciarle la panza, aunque aún me era muy arisco y solo conseguí que me picoteara una oreja -Creí que ya te habían convertido en cena- Le dije con desgano mientras alejaba mi cabeza para no ser picoteado de nuevo.
El intrigante sujeto que había aparecido cayó al piso sin más, lo cual me intrigó durante unos instantes, Niniel acudió en su ayuda de inmediato como si estuviera muy adaptada a dar asistencia médica, a fin de cuentas, ya lo había hecho conmigo una vez, y había sido bastante efectiva, su preocupación por las vidas ajenas se había convertido en un rasgo característico de su personalidad, cosa que hablaba muy bien de ella.
El comentario de Bath tal vez no agradaría a la elfa, pero a mí me había matado de risa, aunque me mantuve controlado por respeto a la situación, el sujeto me parecía bastante sospechoso, no parecía ser un viajero común, y si lo fuera, no tenía sentido que anduviera por ahí de madrugada a menos que se sintiera capaz de defenderse de los peligros existentes en el bosque, tenía más preguntas que respuestas y se generaban más a cada rato.
Por si eso no fuera suficiente, un grupo de sujetos parecían acercarse velozmente hacia nosotros -Y aquí vamos de nuevo- Dije mientras me colocaba entre Niniel con su enfermo y los extraños que se acercaban, observé al hombre con detenimiento intentando atar cabos, pero solo surgían más preguntas, en su mano derecha, sostenía fuertemente un objeto pequeño y brillante que no había soltado a pesar de haberse desmayado, incluso sin fuerzas, había deseado mantenerlo en su poder, como si su vida fuera menos importante, ya había visto ese tipo de fervor y devoción en el Poblado Abandonado, por lo que me intrigó saber lo que llevaba en la mano, aunque ciertamente la elfa no me permitiría tomarlo sin permiso, así que debía esperar un poco más a que despertara y nos explicara de buena manera -Tal vez deban esconderse- Dije a Niniel mientras señalaba unos arbustos cercanos -Tengo un mal presentimiento acerca de estos sujetos- Susurré a ambas chicas ante los sujetos que se acercaban, eran apenas 3, pero mientras dos se acercaban, uno de ellos se quedó atrás muy atento a nuestros movimientos, cada uno de los sujetos vestía el mismo traje de color azul oscuro con una media capa que les cubría apenas la espalda, llevaban el mismo peinado y un anillo en la mano izquierda de cada uno de ellos, los cuales comenzaban a brillar a medida que se acercaban a nosotros, o al enfermo -No puedes esconderte de nosotros Cétiro, sabemos que estás acá- Dijo uno mientras el que se había quedado atrás tomó una pequeña piedra con forma esférica y tras escribir algo en ella la hizo ascender varios metros despidiendo una llamativa luz, tal vez una señal para el resto de su grupo.
La situación comenzaba a volverse muy tensa y seguíamos sin obtener respuestas, aunque los sujetos no parecían interesados en nosotros, pues casi nos ignoraban completamente, tan solo tenían interés en ese hombre, aunque mi curiosidad se había encendido y no descansaría hasta saber toda la verdad.
Bath por su parte parecía venir ahora acompañada, pues tras darme un efusivo abrazo, llamó a su extraño pajarraco que luego de su respectiva presentación voló hacia mí hasta posarse en mi hombro -¡¡Hey!! Yo te recuerdo, pequeñín- Dije cariñosamente mientras intentaba acariciarle la panza, aunque aún me era muy arisco y solo conseguí que me picoteara una oreja -Creí que ya te habían convertido en cena- Le dije con desgano mientras alejaba mi cabeza para no ser picoteado de nuevo.
El intrigante sujeto que había aparecido cayó al piso sin más, lo cual me intrigó durante unos instantes, Niniel acudió en su ayuda de inmediato como si estuviera muy adaptada a dar asistencia médica, a fin de cuentas, ya lo había hecho conmigo una vez, y había sido bastante efectiva, su preocupación por las vidas ajenas se había convertido en un rasgo característico de su personalidad, cosa que hablaba muy bien de ella.
El comentario de Bath tal vez no agradaría a la elfa, pero a mí me había matado de risa, aunque me mantuve controlado por respeto a la situación, el sujeto me parecía bastante sospechoso, no parecía ser un viajero común, y si lo fuera, no tenía sentido que anduviera por ahí de madrugada a menos que se sintiera capaz de defenderse de los peligros existentes en el bosque, tenía más preguntas que respuestas y se generaban más a cada rato.
Por si eso no fuera suficiente, un grupo de sujetos parecían acercarse velozmente hacia nosotros -Y aquí vamos de nuevo- Dije mientras me colocaba entre Niniel con su enfermo y los extraños que se acercaban, observé al hombre con detenimiento intentando atar cabos, pero solo surgían más preguntas, en su mano derecha, sostenía fuertemente un objeto pequeño y brillante que no había soltado a pesar de haberse desmayado, incluso sin fuerzas, había deseado mantenerlo en su poder, como si su vida fuera menos importante, ya había visto ese tipo de fervor y devoción en el Poblado Abandonado, por lo que me intrigó saber lo que llevaba en la mano, aunque ciertamente la elfa no me permitiría tomarlo sin permiso, así que debía esperar un poco más a que despertara y nos explicara de buena manera -Tal vez deban esconderse- Dije a Niniel mientras señalaba unos arbustos cercanos -Tengo un mal presentimiento acerca de estos sujetos- Susurré a ambas chicas ante los sujetos que se acercaban, eran apenas 3, pero mientras dos se acercaban, uno de ellos se quedó atrás muy atento a nuestros movimientos, cada uno de los sujetos vestía el mismo traje de color azul oscuro con una media capa que les cubría apenas la espalda, llevaban el mismo peinado y un anillo en la mano izquierda de cada uno de ellos, los cuales comenzaban a brillar a medida que se acercaban a nosotros, o al enfermo -No puedes esconderte de nosotros Cétiro, sabemos que estás acá- Dijo uno mientras el que se había quedado atrás tomó una pequeña piedra con forma esférica y tras escribir algo en ella la hizo ascender varios metros despidiendo una llamativa luz, tal vez una señal para el resto de su grupo.
La situación comenzaba a volverse muy tensa y seguíamos sin obtener respuestas, aunque los sujetos no parecían interesados en nosotros, pues casi nos ignoraban completamente, tan solo tenían interés en ese hombre, aunque mi curiosidad se había encendido y no descansaría hasta saber toda la verdad.
Bio
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Re: [Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
Lo que en principio estaba siendo una presentación bastante normal entre Bathory y Níniel dirigida por Bio como maestro de ceremonias dio un giró de forma sinceramente peculiar y sorprendente cuando la mujer demostró conocer los gestos y maneras de la nobleza humana para aquellas situaciones, salvo que por alguna clase de confusión no los correspondientes a una dama si no los propios de un caballero. Tomó la mano de la peliblanca y depositó un beso en el dorso para, aún sujetando dicha mano, lanzar una mirada a la perpleja elfa que ni siquiera retiró la mano ante aquella desfachatez por lo inesperado de la situación. Mentiría si dijera que nunca una mujer la había mirado así, pero ninguna había mostrado modales propios del género contrario, aquello era algo nuevo para la sacerdotisa y la hizo preguntarse a qué se debía aquella actuación, aunque por supuesto por educación y falta de confianza no preguntó nada.
Para Bathory aquello pareció ser lo más normal del mundo pues continuó con la conversación introduciendo a otro compañero de viajes que por alguna extraña casualidad resultó ser un cuervo albino de blanco plumaje, un animal que parecía encontrar entretenido molestar a Bio haciendo las delicias de su propietaria y permitiendo que la elfa pudiera ver un pequeño esbozo de la clase de relación que tenían el pelinegro y la mujer de vestimentas bicolor. Era curioso como en su momento Geralt, la ardilla blanca, le resultó peculiar por el color de su pelaje y como desde aquel momento había empezado a ver más animales blancos en sus viajes. No obstante se abstuvo de comentar nada sobre su propia fiel mascota con nombre de brujo.
La cosa no terminó allí pues cuando la elfa se lanzó a atender a aquel hombre que tambaleante había hecho aparición en tan apartado lugar, y a pesar de centrarse en él su atención, pudo oír como Bathory se refería al desmayado humano como "Tentenpié" revelando de aquel modo, quizá por despiste quizá como prueba de un profundo desdén, que debía de compartir la misma naturaleza maldita que Bio. Era otra vampiresa y ver a los dos reír y bromear sobre la vida de un hombre no le hizo ninguna gracia. ¿Cuál era el verdadero Bio? ¿El que se ponía sentimental hablando de una niña o el que reía una estúpida y cruel gracia?. Al menos ninguno de los dos parecían tener una auténtica intención de aprovecharse del estado del humano, la elfa dudaba mucho que pudiera detener a a los dos ella sola, pero desde luego lo intentaría de ser necesario.
Con un ojo sobre el hombre y otro observando con cada vez menos confianza a aquel par de chupasangres la peliblanca esperó unos instantes hasta que como había esperado que ocurriera el hombre comenzara a reaccionar aunque muy levemente al principio. Fue en ese momento de leve satisfacción cuando se hicieron patentes el ruido de los cascos de caballo contra el húmedo suelo y también que se acercaban rápidamente. Níniel no pensó que fuese una coincidencia, la presencia de aquel individuo allí a esas horas, solo y en ese estado era sospechosa, pero más gente justo allí, justo en ese momento...El vampiro compartía las dudas de la peliblanca y aconsejó esconderse, cosa que Níniel trató de hacer de inmediato pero el humano pesaba mucho para ella y sola apenas podía arrastrarlo unos centímetros por segundo, demasiado despacio.
Ya escondida entre los arbustos uno de los jinetes que más se había acercado interpeló a alguien, supuéstamente a aquel sujeto aún medio inconsciente, con el nombre de Cétiro y con un tono que a la elfa no le gustó nada. Al oír aquel nombre o quizás al reconocer la voz el hombre comenzó a abrir los ojos y Níniel tuvo que evitar que desvelara el lugar donde lo habían ocultado con algún grito o movimiento brusco, haciéndole entender que confiara en ella con signos. Quizá fuera un criminal o un reo fugado y aquellos hombres le persiguieran en nombre de la justicia, aunque por su modo de vestir no lo parecía, quizá fuese al revés, necesitaba más información pero lo cierto era que no sabía si sus "compañeros" serían de su misma opinión, al menos hasta aquel momento parecía que así era.
Bio siempre había mostrado tener mucha labia, quizá lograra sacarles algo de información e incluso convencer a los jinetes de que lo que buscaban no estaba allí. En cualquier caso, por el momento, Níniel permanecería oculta junto con el tal Cétiro, aunque con una mano sobre la empuñadura de su daga...Por si acaso. Justo en ese momento una luz iluminó el cielo y el hombre junto a Níniel se puso más nervioso y comenzó a señalar a algo que tenía en una de sus manos, una que cerraba con fuerza.
Para Bathory aquello pareció ser lo más normal del mundo pues continuó con la conversación introduciendo a otro compañero de viajes que por alguna extraña casualidad resultó ser un cuervo albino de blanco plumaje, un animal que parecía encontrar entretenido molestar a Bio haciendo las delicias de su propietaria y permitiendo que la elfa pudiera ver un pequeño esbozo de la clase de relación que tenían el pelinegro y la mujer de vestimentas bicolor. Era curioso como en su momento Geralt, la ardilla blanca, le resultó peculiar por el color de su pelaje y como desde aquel momento había empezado a ver más animales blancos en sus viajes. No obstante se abstuvo de comentar nada sobre su propia fiel mascota con nombre de brujo.
La cosa no terminó allí pues cuando la elfa se lanzó a atender a aquel hombre que tambaleante había hecho aparición en tan apartado lugar, y a pesar de centrarse en él su atención, pudo oír como Bathory se refería al desmayado humano como "Tentenpié" revelando de aquel modo, quizá por despiste quizá como prueba de un profundo desdén, que debía de compartir la misma naturaleza maldita que Bio. Era otra vampiresa y ver a los dos reír y bromear sobre la vida de un hombre no le hizo ninguna gracia. ¿Cuál era el verdadero Bio? ¿El que se ponía sentimental hablando de una niña o el que reía una estúpida y cruel gracia?. Al menos ninguno de los dos parecían tener una auténtica intención de aprovecharse del estado del humano, la elfa dudaba mucho que pudiera detener a a los dos ella sola, pero desde luego lo intentaría de ser necesario.
Con un ojo sobre el hombre y otro observando con cada vez menos confianza a aquel par de chupasangres la peliblanca esperó unos instantes hasta que como había esperado que ocurriera el hombre comenzara a reaccionar aunque muy levemente al principio. Fue en ese momento de leve satisfacción cuando se hicieron patentes el ruido de los cascos de caballo contra el húmedo suelo y también que se acercaban rápidamente. Níniel no pensó que fuese una coincidencia, la presencia de aquel individuo allí a esas horas, solo y en ese estado era sospechosa, pero más gente justo allí, justo en ese momento...El vampiro compartía las dudas de la peliblanca y aconsejó esconderse, cosa que Níniel trató de hacer de inmediato pero el humano pesaba mucho para ella y sola apenas podía arrastrarlo unos centímetros por segundo, demasiado despacio.
Ya escondida entre los arbustos uno de los jinetes que más se había acercado interpeló a alguien, supuéstamente a aquel sujeto aún medio inconsciente, con el nombre de Cétiro y con un tono que a la elfa no le gustó nada. Al oír aquel nombre o quizás al reconocer la voz el hombre comenzó a abrir los ojos y Níniel tuvo que evitar que desvelara el lugar donde lo habían ocultado con algún grito o movimiento brusco, haciéndole entender que confiara en ella con signos. Quizá fuera un criminal o un reo fugado y aquellos hombres le persiguieran en nombre de la justicia, aunque por su modo de vestir no lo parecía, quizá fuese al revés, necesitaba más información pero lo cierto era que no sabía si sus "compañeros" serían de su misma opinión, al menos hasta aquel momento parecía que así era.
Bio siempre había mostrado tener mucha labia, quizá lograra sacarles algo de información e incluso convencer a los jinetes de que lo que buscaban no estaba allí. En cualquier caso, por el momento, Níniel permanecería oculta junto con el tal Cétiro, aunque con una mano sobre la empuñadura de su daga...Por si acaso. Justo en ese momento una luz iluminó el cielo y el hombre junto a Níniel se puso más nervioso y comenzó a señalar a algo que tenía en una de sus manos, una que cerraba con fuerza.
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
La reacción de la elfa ante el saludo cordial que le había brindado el vampiro fue sencillamente sublime, adoraba poner nerviosas a las personas que le rodeaban y, sobretodo, a sabiendas de que su raza era fervientemente odiada por muchas otras. Quizá aquella hermosa mujer era una de sus fans, esas que le buscaban con antorchas en mano (en su caso, con bastón) para darle caza y decorar sus paredes. Aunque no lo sabía, siempre le parecía buena idea de desconfiar de las personas, ya las conociese de un instante como de una vida, y aquella estrategia le había ahorrado muchos dolores de cabeza. Después de la broma del fiambre el ambiente se tensó un poco, aunque no intercambiaron una palabra, el vampiro tenía cierta sensibilidad a los cambios de humor... era parte de su trabajo, al fin y al cabo, analizar mínimos gestos. El aura que desprendían las personas, su olor cuando su estado de ánimo variaba, era único e inconfundible. Dejó de prestar atención al asunto cuando Bio las alertó de que se acercaban problemas.
Tres hombres se acercaban a cierta velocidad, ataviados con trajes azules y capas, con joyería brillante en sus cuerpos y uno de ellos con, al parecer, una piedra que tenía la capacidad de rastrear al señor que andaban buscando... señor que la elfa, en esos instantes, estaba escondiendo tras unos arbustos a orden de Bio. Erzsébeth se dio un golpe con la palma de la mano en medio de la cara en señal de disgusto. ¿Si lo quieren, por qué no simplemente se lo damos?, pensó, a la vez que le dedicaba una mirada a su compañero de aventuras. Al segundo se arrepintió de aquel pensamiento, ¿qué clase de espía se negaba a obtener información tan valiosa como aquella? El cansancio debía estarle jugando una mala pasada, arrebatándole los ánimos de informante.
Se acercó con disimulo a Bio, a la vez que los encapuchados llegaban a su destino y nos escudriñaban con la mirada. El que parecía ser el jefe portador de la piedra, hizo amago de hablar, mas unos estruendosos cascos de caballos le cortaron el habla. A las espaldas de los vampiros habían aparecido tres figuras montadas a caballo, estas ataviadas de rojo y con unas gargantillas enganchadas en sus cuellos que producían una leve luz rojiza. Los caballos se pararon derrapando debido al húmedo suelo. Las bestias pardas rechinaron cuando dos de los tres personajes bajaron de ellos, pero uno no se movió. Se retiró la capucha y resultó ser una mujer de dorados cabellos y ojos rojos, que miraba iracunda a los otros tres sujetos.
—Cétiro está aquí, mi señora —dijo uno de sus súbditos, dedicándole mirada de asco a los otros—, sabéis que esa joya es nuestra, ¡largaos de aquí antes de que os arranque la cabeza!
—No es inteligente mostrar emociones —le reprendió su jefa, acercándose con la única yegua del grupo a los que habían llegado antes vestidos de azul. Les empezó a dar vueltas montada en su fiel corcel, a la vez que los otros blasfemaban por lo bajo—. Si te largas no tendré que hacerte entender que está mal robar. —los magos empezaban a musitar sus conjuros y los otros dos montaron en sus caballos para acercarse a toda velocidad a lo que parecía el principio de una batalla entre ambos bandos.
—¡Vete al infierno! —le espetó el de la piedra, haciendo señales a sus camaradas.
—¡BIO, NOS VAMOS NOSOTROS! —gritó el Erzsébeth en la oreja de Bio, pellizcándole la misma. Hiel se había puesto a dar vueltas en el aire de los nervios, y a la llamada de el vampiro descendió hasta su hombro. Aprovechando los gritos que emitían los bellacos, se coló tras el arbusto donde Niniel había llevado al moribundo y, para su sorpresa, estaba vivito y coleando, aunque con un miedo en los ojos que espantaba.
—Niniel, tenemos que irnos —musitó Erzsébeth— yo lo llevaré para que vayas más cómoda, pero debemos marchar ya, esta gente tiene sus asuntos pendientes y no quiero estar en medio cuando los resuelvan —puso sus manos sobre el anciano, estaba frío y tenía pinta de empezar a sollozar en cualquier momento—. No voy a prometerte que te protegeré con mi vida... —le susurró directamente en la oreja al anciano, en voz queda y tenebrosa— pero te prometo que sin duda usaría de escudo la tuya—la sonrisa que se le dibujó en la cara fue visiblemente malévola, aunque en el fondo no era más que una broma de mal gusto. Cogió en peso al hombre y, a gachas, fue saliendo de entre los arbustos en dirección contraria...
Tres hombres se acercaban a cierta velocidad, ataviados con trajes azules y capas, con joyería brillante en sus cuerpos y uno de ellos con, al parecer, una piedra que tenía la capacidad de rastrear al señor que andaban buscando... señor que la elfa, en esos instantes, estaba escondiendo tras unos arbustos a orden de Bio. Erzsébeth se dio un golpe con la palma de la mano en medio de la cara en señal de disgusto. ¿Si lo quieren, por qué no simplemente se lo damos?, pensó, a la vez que le dedicaba una mirada a su compañero de aventuras. Al segundo se arrepintió de aquel pensamiento, ¿qué clase de espía se negaba a obtener información tan valiosa como aquella? El cansancio debía estarle jugando una mala pasada, arrebatándole los ánimos de informante.
Se acercó con disimulo a Bio, a la vez que los encapuchados llegaban a su destino y nos escudriñaban con la mirada. El que parecía ser el jefe portador de la piedra, hizo amago de hablar, mas unos estruendosos cascos de caballos le cortaron el habla. A las espaldas de los vampiros habían aparecido tres figuras montadas a caballo, estas ataviadas de rojo y con unas gargantillas enganchadas en sus cuellos que producían una leve luz rojiza. Los caballos se pararon derrapando debido al húmedo suelo. Las bestias pardas rechinaron cuando dos de los tres personajes bajaron de ellos, pero uno no se movió. Se retiró la capucha y resultó ser una mujer de dorados cabellos y ojos rojos, que miraba iracunda a los otros tres sujetos.
—Cétiro está aquí, mi señora —dijo uno de sus súbditos, dedicándole mirada de asco a los otros—, sabéis que esa joya es nuestra, ¡largaos de aquí antes de que os arranque la cabeza!
—No es inteligente mostrar emociones —le reprendió su jefa, acercándose con la única yegua del grupo a los que habían llegado antes vestidos de azul. Les empezó a dar vueltas montada en su fiel corcel, a la vez que los otros blasfemaban por lo bajo—. Si te largas no tendré que hacerte entender que está mal robar. —los magos empezaban a musitar sus conjuros y los otros dos montaron en sus caballos para acercarse a toda velocidad a lo que parecía el principio de una batalla entre ambos bandos.
—¡Vete al infierno! —le espetó el de la piedra, haciendo señales a sus camaradas.
—¡BIO, NOS VAMOS NOSOTROS! —gritó el Erzsébeth en la oreja de Bio, pellizcándole la misma. Hiel se había puesto a dar vueltas en el aire de los nervios, y a la llamada de el vampiro descendió hasta su hombro. Aprovechando los gritos que emitían los bellacos, se coló tras el arbusto donde Niniel había llevado al moribundo y, para su sorpresa, estaba vivito y coleando, aunque con un miedo en los ojos que espantaba.
—Niniel, tenemos que irnos —musitó Erzsébeth— yo lo llevaré para que vayas más cómoda, pero debemos marchar ya, esta gente tiene sus asuntos pendientes y no quiero estar en medio cuando los resuelvan —puso sus manos sobre el anciano, estaba frío y tenía pinta de empezar a sollozar en cualquier momento—. No voy a prometerte que te protegeré con mi vida... —le susurró directamente en la oreja al anciano, en voz queda y tenebrosa— pero te prometo que sin duda usaría de escudo la tuya—la sonrisa que se le dibujó en la cara fue visiblemente malévola, aunque en el fondo no era más que una broma de mal gusto. Cogió en peso al hombre y, a gachas, fue saliendo de entre los arbustos en dirección contraria...
Bathory
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Re: [Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
La situación se complicaba más de la cuenta, ahora eran seis sujetos en vez de los tres del inicio, y a juzgar por el aviso que habían dado, llegarían más en cualquier momento, siendo nosotros apenas dos... O dos y medio contando a Niniel, no podríamos luchar contra tanta gente, sin embargo, la situación no parecía ser tan mala después de todo, los dos grupos parecían discutir entre ellos por quedarse con la presa, quien todavía se encontraba a salvo junto a Niniel, o al menos eso pensaba.
Cétiro, ante la gravedad de la situación y considerando sus pocas oportunidades de huir, entregó a Niniel la pequeña esfera brillante que llevaba en su mano, no tenía más de unos 5 cm de diámetro y un color similar a los cabellos de la elfa, tras dar un vistazo a través de los arbustos donde se encontraba metido, al menos hasta donde su poca energía le permitía moverse, pudo contemplar a los vampiros siendo la única línea de defensa contra lo que se acercaba, no tenían esperanza alguna de salir victoriosos en un combate directo -He visto en tus ojos bondad, tal vez puedas soportar cargar con esto, huye, aunque me maten a mí o a tus amigos vampiros, huye- Dijo el hombre al depositar la pequeña esfera en manos de la peliblanca -Ellos no deben obtener el Ojo de la Serpiente- Confesó mientras intentaba levantarse aunque finalmente no fue necesario, Bathory llegó a donde se encontraba y lo cargó para alejarlo del lugar.
Yo por mi parte, me había quedado pasmado unos instantes observando la extraña discusión de aquellos dos grupos, ambos tras el viejo, pero no parecían venir juntos, sus túnicas, aunque con cierto parecido, tenían detalles y colores diferentes ¿Qué significaba eso? No había tiempo para averiguarlo, o al menos eso era lo que esperaba, intenté seguir a Bath huyendo por el otro lado -Vamos Nin- Dije a la elfa al estar cerca de ella mientras le tendía la mano para ayudarla a seguirnos, aunque a fin de cuenta, tal vez seríamos nosotros quienes la siguieran a ella, pues a caballo no tardaría en huir lejos, aunque me preocupaba que uno de los sujetos tenía algo que lo guiaba al viejo, de ser así, nos encontrarían a donde quiera que fuéramos.
Tras nosotros quedaba un espantoso campo de batalla donde se comenzaba a destruir entre ellos mismos, un grupo contra el otro, dándonos tiempo de alejarnos un poco de la escena, aunque tal vez no demasiado, desde la distancia aparecía lentamente otro peligro, esta vez desde el cielo, un gran dragón azul se dibujaba sublime y elegante acercándose a nosotros, aunque primero pasó de largo a donde se encontraban los otros grupos y en una ráfaga de electricidad pulverizó a los vestidos de rojo quedando solo la mujer rubia que consiguió escapar para venir directo hacia nosotros, en su caballo no tardaría mucho en llegar, pero además había atraído de nuevo sobre nosotros la atención del dragón y los dos sujetos que habían quedado del grupo de azules, la enorme bestia descendió junto a sus compañeros transformándose en una figura humana y señalando en nuestra dirección, dijo algo que no alcancé a oír por la distancia a la que ya nos encontrábamos y volvió a transformarse en dragón para volar tras nosotros.
La mujer de cabellos rubios se acercaba a nosotros mientras lanzaba algunos gritos -¡¡Insensatos!! No saben con lo que se enfrentan ¡¡Deben destruir esa joya!!- Aunque dichos gritos apenas llegaban hacia nosotros -¿Qué tan valiosa podría ser la joya? Y aún más ¿Cuál joya? ¿De qué rayos habla?- Susurré para mí mismo mientras me detenía, viendo lo difícil que resultaría seguir huyendo -Bath, cuida de Niniel- Dije mientras detenía mi carrera frenando violentamente aunque el piso mojado hizo que patinara algunos centímetros intentando no perder el equilibrio -Intentaré detenerlos- Finalicé con un tono más serio de lo habitual, no tenía muchas esperanzas de poder contra ese enorme dragón, pero al menos podría detener a la rubia, tal vez sacarle algo de información y entender lo que estaba sucediendo, no quería que nos mataran sin siquiera saber por qué.
Cétiro, ante la gravedad de la situación y considerando sus pocas oportunidades de huir, entregó a Niniel la pequeña esfera brillante que llevaba en su mano, no tenía más de unos 5 cm de diámetro y un color similar a los cabellos de la elfa, tras dar un vistazo a través de los arbustos donde se encontraba metido, al menos hasta donde su poca energía le permitía moverse, pudo contemplar a los vampiros siendo la única línea de defensa contra lo que se acercaba, no tenían esperanza alguna de salir victoriosos en un combate directo -He visto en tus ojos bondad, tal vez puedas soportar cargar con esto, huye, aunque me maten a mí o a tus amigos vampiros, huye- Dijo el hombre al depositar la pequeña esfera en manos de la peliblanca -Ellos no deben obtener el Ojo de la Serpiente- Confesó mientras intentaba levantarse aunque finalmente no fue necesario, Bathory llegó a donde se encontraba y lo cargó para alejarlo del lugar.
Yo por mi parte, me había quedado pasmado unos instantes observando la extraña discusión de aquellos dos grupos, ambos tras el viejo, pero no parecían venir juntos, sus túnicas, aunque con cierto parecido, tenían detalles y colores diferentes ¿Qué significaba eso? No había tiempo para averiguarlo, o al menos eso era lo que esperaba, intenté seguir a Bath huyendo por el otro lado -Vamos Nin- Dije a la elfa al estar cerca de ella mientras le tendía la mano para ayudarla a seguirnos, aunque a fin de cuenta, tal vez seríamos nosotros quienes la siguieran a ella, pues a caballo no tardaría en huir lejos, aunque me preocupaba que uno de los sujetos tenía algo que lo guiaba al viejo, de ser así, nos encontrarían a donde quiera que fuéramos.
Tras nosotros quedaba un espantoso campo de batalla donde se comenzaba a destruir entre ellos mismos, un grupo contra el otro, dándonos tiempo de alejarnos un poco de la escena, aunque tal vez no demasiado, desde la distancia aparecía lentamente otro peligro, esta vez desde el cielo, un gran dragón azul se dibujaba sublime y elegante acercándose a nosotros, aunque primero pasó de largo a donde se encontraban los otros grupos y en una ráfaga de electricidad pulverizó a los vestidos de rojo quedando solo la mujer rubia que consiguió escapar para venir directo hacia nosotros, en su caballo no tardaría mucho en llegar, pero además había atraído de nuevo sobre nosotros la atención del dragón y los dos sujetos que habían quedado del grupo de azules, la enorme bestia descendió junto a sus compañeros transformándose en una figura humana y señalando en nuestra dirección, dijo algo que no alcancé a oír por la distancia a la que ya nos encontrábamos y volvió a transformarse en dragón para volar tras nosotros.
La mujer de cabellos rubios se acercaba a nosotros mientras lanzaba algunos gritos -¡¡Insensatos!! No saben con lo que se enfrentan ¡¡Deben destruir esa joya!!- Aunque dichos gritos apenas llegaban hacia nosotros -¿Qué tan valiosa podría ser la joya? Y aún más ¿Cuál joya? ¿De qué rayos habla?- Susurré para mí mismo mientras me detenía, viendo lo difícil que resultaría seguir huyendo -Bath, cuida de Niniel- Dije mientras detenía mi carrera frenando violentamente aunque el piso mojado hizo que patinara algunos centímetros intentando no perder el equilibrio -Intentaré detenerlos- Finalicé con un tono más serio de lo habitual, no tenía muchas esperanzas de poder contra ese enorme dragón, pero al menos podría detener a la rubia, tal vez sacarle algo de información y entender lo que estaba sucediendo, no quería que nos mataran sin siquiera saber por qué.
Bio
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Re: [Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
Antes incluso de que aquella extraña luz se desvaneciera del todo y el lugar volviera a quedar solo iluminado por la luz de la luna cuando las nubes que hasta hacía bien poco habían descargado una constante lluvia así lo permitían, llegaron al lugar otros tres jinetes desde la dirección opuesta a la de los otros tres que habían llegado primero. Desde su posición, escondida tras los matorrales Níniel no podía ver mucho de los recién llegados sin arriesgarse a ser vista pero a grandes rasgos pudo darse cuenta de que aunque vestían de forma parecida unos y otros, el color de sus ropajes variaba. Níniel no pudo evitar pensar en uniformes y que de algún modo el color representaría un rango, una unidad o una facción pero no tenía forma de saberlo. Su "paciente", inquieto pero al menos lo bastante lúcido como para haber hecho caso a la peliblanca y evitar moverse demasiado o hacer ruido se incorporó ligéramente y observó al igual que ella la situación a la vez que se llevaba el puño cerrado al pecho de manera inconsciente. Se percató de que la elfa le miraba extrañada y observaba con atención su mano cerrada y en lo que solo podía ser descrito como un gesto de confianza ciega le tendió la mano y le ofreció lo que con tanta intensidad atesoraba.
Níniel, que había sentido un cierto pulso mágico proveniente de la mano de aquel hombre, observó con suma atención aunque con cautela aquel objeto, un pequeño orbe que emitía su propia luz. Aquel sujeto se lo ofrecía sin reservas e incluso la instó a protegerlo incluso aunque aquello les costara la vida a los vampiros o a él mismo. Níniel, sin verbalizar una pregunta le miró inquisitívamente. ¿Quiénes eran "Ellos? ¿Cómo había sabido que Bio y Bathory eran vampiros?. El hombre debió de ver sus dudas, tonto no parecía, pero no dijo nada más y le acercó aún más aquel mágico objeto, mostrándose satisfecho solo cuando la esfera obró en manos de la elfa. Su tacto era suave pero también extrañamente frío, helado de hecho y a pesaba bastante más de lo que parecía por su pequeño tamaño. Níniel lo estudió unos instantes hasta que escuchó la voz de la vampiresa gritando que se iban por encima de las voces de los jinetes pues se habían puesto a discutir acaloradamente.
En ese momento Bathory asomó su cabeza entre los arbustos para avisar a la elfa que tenían que moverse e incluso se ofreció a cargar con el hombre que difícilmente podría emprender la huída por si mismo. Níniel, movida por instinto, ocultó la esfera en su capa intentando aparentar una absoluta normalidad para que la vampiresa no se percatara de que escondía nada o de que en caso de percatarse de su movimiento solo pudiese pensar que guardaba cualquier cosa sin importancia. No se fiaba para nada de aquella extraña mujer, de hecho verla junto a Bio y ver cómo actuaban juntos la había llevado a no confiar ni siquiera en el pelinegro, de hecho de tener la fuerza suficiente para cargar con aquel hombre lo haría ella misma.
Por el otro lado de los arbustos Bio pasó al lado de la peliblanca y le ofreció la mano para ayudarla, pero la elfa no la aceptó. Se levantó del suelo por sus propios medios y miró en dirección hacia donde estaban los jinetes que acaban de enzarzarse en una autentica pelea, incluso lo que parecía una bola de fuego pasó relativamente cerca del lugar donde estaba Níniel tras rebotar en alguna clase de barrera levantada por una mujer rubia que emanaba peligro por cada uno de sus poros. La peliblanca cada vez entendía menos qué demonios estaba ocurriendo pero no pensaba quedarse allí plantada esperando a que otra bola de fuego fuera esta vez directa hacia ella por lo que comenzó a correr siguiendo a Bio. Tras unos metros emitió un silbido de llamada y su caballo acudió presto desde el lugar al que se había alejado. Durante unos instantes corrió al lado de la elfa, acompasando su velocidad a la de la peliblanca, entonces la elfa pudo agarrarse a la silla y montar sin detenerse, pronto alcanzó a Bathory y se ofreció a llevar al débil hombre que la miró de un modo que la elfa entendió a la perfección. "Déjanos atrás, salva el ojo".
Las preguntas se acumulaban mientras parecía que los dioses no consideraban que las emociones por aquella noche habían sido ya más que suficientes. Recortada contra la luna apareció la figura de un animal volador de gran tamaño que iba directa hacia ellos, al principio Níniel no supo de qué se trataba pero no tardó en descubrirlo. La elfa se quedó asombrada viendo aquella figura, incluso llegando a pensar que se trataba de alguno de los grandes dragones que su pueblo veneraba, a pesar de que aquella absurda idea quedó rápidamente descartada la joven no podía si no sentir fascinación por aquel ser, tanta que incluso cuando el draco pasó volando bajo por encima de ella la ráfaga de viento que le siguió casi la derriba del caballo. Inmediatamente se giró para seguirlo con la vista y vio como atacaba con furiosos rayos a uno de los grupos de jinetes. "Y eso lo hace un semi-dragón, ¿De qué sería capaz uno de los grandes dragones de las leyendas?".
Aquello puso fin a la trifulca de un plumazo pero no acabó con todos los jinetes rojos, la mujer rubia había logrado sobrevivir de alguna forma y con ello demostraba que era de la clase de personas a las que no había que subestimar. Siguiéndola a ella, o quizá al grupo, emprendieron la marcha el resto de jinetes azules a los que pronto volvió a unirse el semi-dragón, era evidente que no podrían huir con un solo caballo, e incluso con suficientes monturas tampoco podrían evitar al dragón, al menos no mucho tiempo. En ese momento Bio se detuvo y se dispuso una vez más a llevar a cabo un plan suicida.
Lo vio lanzarse contra la mujer rubia, vio como derribaba a la rubia de su caballo y la amenazaba con sus afilados colmillos en busca de respuestas...Y entonces vio como el dragón aterrizaba sobre ellos y de un golpe de su larga cola empujaba a Bio que acababa retorciéndose de dolor en el suelo. Vio como el dragón aplastaba a la mujer rubia con una de sus patas y la mataba sin piedad rompiéndole el cuello con la boca, como a continuación iba a por el vampiro protegido por una Bathory que parecía poca cosa ante aquel ser. Níniel se dio cuenta de que había visto todo aquello sin parpadear y cuando lo hizo Bio seguía allí, detenido pero en pie y sin ninguna herida, Bathory seguía al lado de la elfa y el semi-dragón aún no se había acercado. Entonces...¿Qué acababa de ver?. No lo sabía pero aún así supo que debía advertir al pelinegro.
-Bio, no seas estúpido y sigue corriendo, hacia la espesura, allí tendremos una oportunidad.-
Níniel, que había sentido un cierto pulso mágico proveniente de la mano de aquel hombre, observó con suma atención aunque con cautela aquel objeto, un pequeño orbe que emitía su propia luz. Aquel sujeto se lo ofrecía sin reservas e incluso la instó a protegerlo incluso aunque aquello les costara la vida a los vampiros o a él mismo. Níniel, sin verbalizar una pregunta le miró inquisitívamente. ¿Quiénes eran "Ellos? ¿Cómo había sabido que Bio y Bathory eran vampiros?. El hombre debió de ver sus dudas, tonto no parecía, pero no dijo nada más y le acercó aún más aquel mágico objeto, mostrándose satisfecho solo cuando la esfera obró en manos de la elfa. Su tacto era suave pero también extrañamente frío, helado de hecho y a pesaba bastante más de lo que parecía por su pequeño tamaño. Níniel lo estudió unos instantes hasta que escuchó la voz de la vampiresa gritando que se iban por encima de las voces de los jinetes pues se habían puesto a discutir acaloradamente.
En ese momento Bathory asomó su cabeza entre los arbustos para avisar a la elfa que tenían que moverse e incluso se ofreció a cargar con el hombre que difícilmente podría emprender la huída por si mismo. Níniel, movida por instinto, ocultó la esfera en su capa intentando aparentar una absoluta normalidad para que la vampiresa no se percatara de que escondía nada o de que en caso de percatarse de su movimiento solo pudiese pensar que guardaba cualquier cosa sin importancia. No se fiaba para nada de aquella extraña mujer, de hecho verla junto a Bio y ver cómo actuaban juntos la había llevado a no confiar ni siquiera en el pelinegro, de hecho de tener la fuerza suficiente para cargar con aquel hombre lo haría ella misma.
Por el otro lado de los arbustos Bio pasó al lado de la peliblanca y le ofreció la mano para ayudarla, pero la elfa no la aceptó. Se levantó del suelo por sus propios medios y miró en dirección hacia donde estaban los jinetes que acaban de enzarzarse en una autentica pelea, incluso lo que parecía una bola de fuego pasó relativamente cerca del lugar donde estaba Níniel tras rebotar en alguna clase de barrera levantada por una mujer rubia que emanaba peligro por cada uno de sus poros. La peliblanca cada vez entendía menos qué demonios estaba ocurriendo pero no pensaba quedarse allí plantada esperando a que otra bola de fuego fuera esta vez directa hacia ella por lo que comenzó a correr siguiendo a Bio. Tras unos metros emitió un silbido de llamada y su caballo acudió presto desde el lugar al que se había alejado. Durante unos instantes corrió al lado de la elfa, acompasando su velocidad a la de la peliblanca, entonces la elfa pudo agarrarse a la silla y montar sin detenerse, pronto alcanzó a Bathory y se ofreció a llevar al débil hombre que la miró de un modo que la elfa entendió a la perfección. "Déjanos atrás, salva el ojo".
Las preguntas se acumulaban mientras parecía que los dioses no consideraban que las emociones por aquella noche habían sido ya más que suficientes. Recortada contra la luna apareció la figura de un animal volador de gran tamaño que iba directa hacia ellos, al principio Níniel no supo de qué se trataba pero no tardó en descubrirlo. La elfa se quedó asombrada viendo aquella figura, incluso llegando a pensar que se trataba de alguno de los grandes dragones que su pueblo veneraba, a pesar de que aquella absurda idea quedó rápidamente descartada la joven no podía si no sentir fascinación por aquel ser, tanta que incluso cuando el draco pasó volando bajo por encima de ella la ráfaga de viento que le siguió casi la derriba del caballo. Inmediatamente se giró para seguirlo con la vista y vio como atacaba con furiosos rayos a uno de los grupos de jinetes. "Y eso lo hace un semi-dragón, ¿De qué sería capaz uno de los grandes dragones de las leyendas?".
Aquello puso fin a la trifulca de un plumazo pero no acabó con todos los jinetes rojos, la mujer rubia había logrado sobrevivir de alguna forma y con ello demostraba que era de la clase de personas a las que no había que subestimar. Siguiéndola a ella, o quizá al grupo, emprendieron la marcha el resto de jinetes azules a los que pronto volvió a unirse el semi-dragón, era evidente que no podrían huir con un solo caballo, e incluso con suficientes monturas tampoco podrían evitar al dragón, al menos no mucho tiempo. En ese momento Bio se detuvo y se dispuso una vez más a llevar a cabo un plan suicida.
Lo vio lanzarse contra la mujer rubia, vio como derribaba a la rubia de su caballo y la amenazaba con sus afilados colmillos en busca de respuestas...Y entonces vio como el dragón aterrizaba sobre ellos y de un golpe de su larga cola empujaba a Bio que acababa retorciéndose de dolor en el suelo. Vio como el dragón aplastaba a la mujer rubia con una de sus patas y la mataba sin piedad rompiéndole el cuello con la boca, como a continuación iba a por el vampiro protegido por una Bathory que parecía poca cosa ante aquel ser. Níniel se dio cuenta de que había visto todo aquello sin parpadear y cuando lo hizo Bio seguía allí, detenido pero en pie y sin ninguna herida, Bathory seguía al lado de la elfa y el semi-dragón aún no se había acercado. Entonces...¿Qué acababa de ver?. No lo sabía pero aún así supo que debía advertir al pelinegro.
-Bio, no seas estúpido y sigue corriendo, hacia la espesura, allí tendremos una oportunidad.-
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
Aquel enjuto hombre no pesaba demasiado, la avanzada edad y su frágil aspecto eran el principal motivo, y la espalda de Erzsébeth era fuerte y amplia y podía cargarle sin dificultades. Lo único que le pesaba al vampiro sobre todas las cosas era el alma, estar ayudando sin motivo alguno a aquel desconocido, ya que le preguntaba mientras corría con él encima cosas como "¿quién eres?", "¿por qué te buscan?", "¿por qué hueles a magia en tus ojos y a miedo en tu corazón?", mas no obtuvo respuestas. Él simplemente gimoteaba palabras sin sentido, su lengua exhausta no era capaz de reunir ninguna lógica y su cerebro no producía frases completas. A veces se quedaba tan callado que parecía que había muerto, pero notaba el vampiro notaba el aire caliente que salía de entre sus labios en la nuca, algo desagradable y la prueba de que vivía, al menos por ahora.
Erzsébeth sabía que tanto Niniel como Bio le estaban siguiendo, a la elfa la vio montada en su caballo, tan elegante y espléndida que casi le pide un autógrafo, y la vio con intenciones de subir al corcel al viejo, pero este pareció negarse con la mirada o algo por el estilo, ya que se aferró con fuerza a la espalda del vampiro y de pronto lo notó mucho, mucho más pesado. Espero que todavía sepa usar los esfínteres, pensó, aspirando el aire con esperanzas de que aquel hombre no se hubiese cagado de miedo. Por suerte, no lo había hecho. La elfa pareció perderse en la noche, sus ojos se llenaron con la imagen de la luna y su esencia se tornó todavía más misteriosa, si cabe. El cazador subió la vista al cielo para encontrarse un eclipse provocado por una figura desconodida.
Es un hombre-dragón, pensó, girando sobre sí mismo y viendo cómo Bio también se hallaba expectante ante tal espectáculo de luces y sombras. Después de su experiencia en aquel poblado abandonado, debía reconocer más fácilmente aquellas bestias de ojos desalmados, ya que los dragones reales no eran tan pequeños en comparación. Relámpagos salieron de aquel ser alado, y seguramente aquel grupo había quedado exterminado, y la única superviviente, la mujer de dorados cabellos, se aproximó perseguida de dos hombres azules y del dragón, vuelto persona nuevamente. La de ojos rojos gritaba algo que el vampiro no llegó a entender, pero el dragón se había transformado nuevamente y esta corría desesperada intentando alcanzarnos.
Bio había pausado su carrera y había dedicado una mirada de súplica al vampiro. Era cómo le miraba antes de cometer alguna locura que a ambos le costaría un dolor de cabeza. Le pidió que cuidara de la elfa y su semblante se volvió serio, lúgubre... algo que realmente no le había visto desde hacía un tiempo. Niniel, a su vez, le pidió que no fuese estúpido. No pudo aguantar la risa.
—Pedirle a Bio que no sea estúpido —comenzó, entregándole a Niniel al anciano, pero no a ella directamente ya que se percibía algo distraída, sino depositándolo en el lomo de su corcel, de tal forma que pudiese quedarse inmóvil sin caerse— es como pedirle a la luna que bese al sol... —y se acercó junto a su compañero, con las dagas en las manos, girándolas con fervor—. Si lo que quieres es morir —le dijo a Bio, una vez estuvo a su lado, viendo cómo la de cabellos de sol caía al suelo víctima de un tropezón e intentaba con horror en los ojos arrastrarse y levantarse—al menos déjame un testamento, como mínimo, siendo yo la máxima beneficiaria.
Erzsébeth sabía que tanto Niniel como Bio le estaban siguiendo, a la elfa la vio montada en su caballo, tan elegante y espléndida que casi le pide un autógrafo, y la vio con intenciones de subir al corcel al viejo, pero este pareció negarse con la mirada o algo por el estilo, ya que se aferró con fuerza a la espalda del vampiro y de pronto lo notó mucho, mucho más pesado. Espero que todavía sepa usar los esfínteres, pensó, aspirando el aire con esperanzas de que aquel hombre no se hubiese cagado de miedo. Por suerte, no lo había hecho. La elfa pareció perderse en la noche, sus ojos se llenaron con la imagen de la luna y su esencia se tornó todavía más misteriosa, si cabe. El cazador subió la vista al cielo para encontrarse un eclipse provocado por una figura desconodida.
Es un hombre-dragón, pensó, girando sobre sí mismo y viendo cómo Bio también se hallaba expectante ante tal espectáculo de luces y sombras. Después de su experiencia en aquel poblado abandonado, debía reconocer más fácilmente aquellas bestias de ojos desalmados, ya que los dragones reales no eran tan pequeños en comparación. Relámpagos salieron de aquel ser alado, y seguramente aquel grupo había quedado exterminado, y la única superviviente, la mujer de dorados cabellos, se aproximó perseguida de dos hombres azules y del dragón, vuelto persona nuevamente. La de ojos rojos gritaba algo que el vampiro no llegó a entender, pero el dragón se había transformado nuevamente y esta corría desesperada intentando alcanzarnos.
Bio había pausado su carrera y había dedicado una mirada de súplica al vampiro. Era cómo le miraba antes de cometer alguna locura que a ambos le costaría un dolor de cabeza. Le pidió que cuidara de la elfa y su semblante se volvió serio, lúgubre... algo que realmente no le había visto desde hacía un tiempo. Niniel, a su vez, le pidió que no fuese estúpido. No pudo aguantar la risa.
—Pedirle a Bio que no sea estúpido —comenzó, entregándole a Niniel al anciano, pero no a ella directamente ya que se percibía algo distraída, sino depositándolo en el lomo de su corcel, de tal forma que pudiese quedarse inmóvil sin caerse— es como pedirle a la luna que bese al sol... —y se acercó junto a su compañero, con las dagas en las manos, girándolas con fervor—. Si lo que quieres es morir —le dijo a Bio, una vez estuvo a su lado, viendo cómo la de cabellos de sol caía al suelo víctima de un tropezón e intentaba con horror en los ojos arrastrarse y levantarse—al menos déjame un testamento, como mínimo, siendo yo la máxima beneficiaria.
Bathory
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Re: [Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
Al momento de huir, Niniel se comportaba de forma extraña, incluso se negó a recibir mi ayuda para levantarse, aunque al final siempre me había parecido un tanto extraña, así que de momento decidí seguir adelante sin prestarle demasiada atención y seguimos en la huida no teníamos mucha posibilidad de escapar cuando decidí detenerme y enfrentar al dragón, no se me ocurría nada más estúpido que eso, pero tampoco podía pensar en algo útil para escapar todos, de este modo al menos les daría algo de tiempo.
Estaba a punto de lanzarme contra la rubia del caballo para llevarla al piso y exigir respuestas cuando me interrumpió inesperadamente la voz de Niniel, aunque siempre me parecía demasiado precavida, esta vez había algo diferente en su mirada que me hizo detenerme unos instantes, además de eso, Bath vino en mi ayuda también, estaba dispuesta a arriesgarse junto a mí, de nuevo, por lo que no pude evitar regalarle una sonrisa de agradecimiento, sin embargo, seguía pensando en las palabras de la elfa, las palabras de Bathory me distrajeron por unos instantes, suficientes ver cómo el dragón aterrizaba justo donde la rubia jinete y yo, habríamos caído en caso de ir hacia ella, lo que me hizo retroceder un poco y seguir la sugerencia de la elfa, correr hacia la espesura -Tal vez, esta vez, el suicidio no sea una buena idea- Dije a mi compañera mientras ponía una mano en su hombro y la invitaba a seguirme en un desesperado escape, me di la vuelta y corrí tan rápido como pude hasta alcanzar a Niniel y el viejo, pero antes de llegar a la espesura fuimos alcanzados por el dragón que cayó frente a nosotros haciendo temblar el suelo en el impacto de su llegada, con lo cual, el caballo de la rubia perdió el equilibrio cayendo al piso con ella justo entre nosotros y el dragón que preparaba su boca para lanzar una ráfaga de electricidad que sin duda nos iba a volver polvo, sin embargo, antes que pudiera hacerlo, la rubia levantó su mano derecha haciendo brillar su extraño anillo que generó una enorme barrera mágica alrededor de nosotros evitando que nos impactara el poderoso rayo, el cual acabó rebotando hacia diferentes direcciones haciendo explotar pedazos del terreno.
Me encontraba completamente impresionado ante todo aquello y apenas podía mover mis piernas para retroceder lentamente -No tenemos mucho tiempo- Dijo la mujer mientras se levantaba con un poco de esfuerzo -¿Dónde está el ojo?- Preguntó mientras nos detallaba a todos con la miraba hasta centrarse en Cétiro -Debe ser destruido y lo sabes- Dijo dirigiéndose al hombre que apenas se estaba recuperando pero ya al menos podía mantenerse en pie luego de a duras penas bajar del caballo, mientras tanto el dragón se acercó a la barrera y la golpeaba con mucha fuerza haciendo estremecer el suelo en cada golpe, su fuerza era demasiado descomunal incluso siendo un dragón, no era nada normal -¿Alguien nos puede explicar lo que sucede acá?- Dije interrumpiendo la conversación que mantenían los extraños -Si voy a morir al menos quiero saber por qué- Un instante de silencio ornamentó el ambiente unos instantes hasta que los golpes del dragón sobre el escudo nos sacaron de aquel letargo -Somos guardianes- Dijo el viejo explicando sin querer dar demasiados detalles -Pertenezco al sexto círculo, encargados de proteger unas joyas mágicas muy poderosas... Ese es mi líder- Dijo señalando al enorme dragón -Nos engañó haciéndonos buscar las joyas, para cuidar de ellas, pero vi lo que deseaba hacer y escapé robando la joya- Bajó la cabeza con un poco de vergüenza -Yo pertenezco al primer círculo- Dijo la mujer con algo de desprecio hacia Cétiro -Fuimos los primeros guardianes, pero entendimos que eran demasiado peligrosos y decidimos destruirlos, pero antes de lograrlo fueron robadas y casi todo el grupo fue asesinado, lo que quedábamos, fuimos mermados hace instantes, ya soy la última, la única que ha quedado tras casi 200 años- Bajó la cabeza con una disimulada tristeza -¿Y dónde rayos está esa joya?- Pregunté mientras dirigía la mirada hacia el viejo con ganas de arrancarle la lengua si no soltaba toda la verdad.
La barrera comenzaba a debilitarse rápido, no podría contener mucho la fuerza del dragón que la golpeaba sin piedad alguna -No hay tiempo para...- Intentó decir el viejo pero lo interrumpí levantándolo por el cuello con una mano y llevándolo tan cerca del dragón como el escudo lo permitía -No permitiré que pongas en peligro a mis amigas ¡¡habla o morirás primero!!- Le grité completamente enojado como no había estado en mucho tiempo, la ira casi me hacía perder el control dejando salir mi lado más oscuro por proteger a Bath y Niniel, cosa que seguramente no lograría hacer, ese dragón parecía ser invencible...
Estaba a punto de lanzarme contra la rubia del caballo para llevarla al piso y exigir respuestas cuando me interrumpió inesperadamente la voz de Niniel, aunque siempre me parecía demasiado precavida, esta vez había algo diferente en su mirada que me hizo detenerme unos instantes, además de eso, Bath vino en mi ayuda también, estaba dispuesta a arriesgarse junto a mí, de nuevo, por lo que no pude evitar regalarle una sonrisa de agradecimiento, sin embargo, seguía pensando en las palabras de la elfa, las palabras de Bathory me distrajeron por unos instantes, suficientes ver cómo el dragón aterrizaba justo donde la rubia jinete y yo, habríamos caído en caso de ir hacia ella, lo que me hizo retroceder un poco y seguir la sugerencia de la elfa, correr hacia la espesura -Tal vez, esta vez, el suicidio no sea una buena idea- Dije a mi compañera mientras ponía una mano en su hombro y la invitaba a seguirme en un desesperado escape, me di la vuelta y corrí tan rápido como pude hasta alcanzar a Niniel y el viejo, pero antes de llegar a la espesura fuimos alcanzados por el dragón que cayó frente a nosotros haciendo temblar el suelo en el impacto de su llegada, con lo cual, el caballo de la rubia perdió el equilibrio cayendo al piso con ella justo entre nosotros y el dragón que preparaba su boca para lanzar una ráfaga de electricidad que sin duda nos iba a volver polvo, sin embargo, antes que pudiera hacerlo, la rubia levantó su mano derecha haciendo brillar su extraño anillo que generó una enorme barrera mágica alrededor de nosotros evitando que nos impactara el poderoso rayo, el cual acabó rebotando hacia diferentes direcciones haciendo explotar pedazos del terreno.
Me encontraba completamente impresionado ante todo aquello y apenas podía mover mis piernas para retroceder lentamente -No tenemos mucho tiempo- Dijo la mujer mientras se levantaba con un poco de esfuerzo -¿Dónde está el ojo?- Preguntó mientras nos detallaba a todos con la miraba hasta centrarse en Cétiro -Debe ser destruido y lo sabes- Dijo dirigiéndose al hombre que apenas se estaba recuperando pero ya al menos podía mantenerse en pie luego de a duras penas bajar del caballo, mientras tanto el dragón se acercó a la barrera y la golpeaba con mucha fuerza haciendo estremecer el suelo en cada golpe, su fuerza era demasiado descomunal incluso siendo un dragón, no era nada normal -¿Alguien nos puede explicar lo que sucede acá?- Dije interrumpiendo la conversación que mantenían los extraños -Si voy a morir al menos quiero saber por qué- Un instante de silencio ornamentó el ambiente unos instantes hasta que los golpes del dragón sobre el escudo nos sacaron de aquel letargo -Somos guardianes- Dijo el viejo explicando sin querer dar demasiados detalles -Pertenezco al sexto círculo, encargados de proteger unas joyas mágicas muy poderosas... Ese es mi líder- Dijo señalando al enorme dragón -Nos engañó haciéndonos buscar las joyas, para cuidar de ellas, pero vi lo que deseaba hacer y escapé robando la joya- Bajó la cabeza con un poco de vergüenza -Yo pertenezco al primer círculo- Dijo la mujer con algo de desprecio hacia Cétiro -Fuimos los primeros guardianes, pero entendimos que eran demasiado peligrosos y decidimos destruirlos, pero antes de lograrlo fueron robadas y casi todo el grupo fue asesinado, lo que quedábamos, fuimos mermados hace instantes, ya soy la última, la única que ha quedado tras casi 200 años- Bajó la cabeza con una disimulada tristeza -¿Y dónde rayos está esa joya?- Pregunté mientras dirigía la mirada hacia el viejo con ganas de arrancarle la lengua si no soltaba toda la verdad.
La barrera comenzaba a debilitarse rápido, no podría contener mucho la fuerza del dragón que la golpeaba sin piedad alguna -No hay tiempo para...- Intentó decir el viejo pero lo interrumpí levantándolo por el cuello con una mano y llevándolo tan cerca del dragón como el escudo lo permitía -No permitiré que pongas en peligro a mis amigas ¡¡habla o morirás primero!!- Le grité completamente enojado como no había estado en mucho tiempo, la ira casi me hacía perder el control dejando salir mi lado más oscuro por proteger a Bath y Niniel, cosa que seguramente no lograría hacer, ese dragón parecía ser invencible...
Bio
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Re: [Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
Níniel estaba confusa ante aquella extraña visión en la que ocurría algo que en realidad no había sucedido e incluso temió que quizá de alguna manera el miedo y la tensión del momento la estaban haciendo ver ilusiones, precisamente algo que no necesitaba con cuatro enemigos tan cerca, aunque tres de ellos se vieran eclipsados ante la presencia del cuarto. Sin embargo la misma seguridad que la había instado a advertir al vampiro de que no siguiera con su alocado plan también la decía que debía dejar atrás esas dudas y hacer caso de lo que había visto, de hecho tenía la sensación de haber sido objetivo de una gran generosidad, de un regalo.
Cuando aquel dragón aterrizó de golpe sobre el suelo cerca de los vampiros. La peliblanca se dio cuenta de que lo había hecho en el lugar exacto y del modo exacto a cómo le había visto hacerlo en aquella especie de visión, con la diferencia de que al no haber sido derribada por el asalto de Bio, ni la bruja ni el pelinegro estaban allí, evitando así un ataque del que no se habían percatado les alcanzara. El semi- dragón, furioso por haber errado en su ataque emitió un potente rugido y alzó de nuevo el vuelo descartando la opción de perseguir a sus objetivos por tierra. Níniel recordó que en su forma de dragón aquella raza no era especialmente rápida, debía de ser por eso que el ser prefería alzar de vuelo aunque perdiera unos segundos con tal acción, podía no parecer un detalle demasiado importante pero cualquier información sobre un enemigo, incluso la de un mero tick en el ojo, podía significar la diferencia entre la vida y la muerte. Lo había leído en un libro antiguo que en la lengua de los orejas redondas se titulaba "El arte de la guerra" y entre otras muchas cosas que la peliblanca no lograba entender rezaba: "Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo y no correrás peligro ni en cien batallas". Bueno quizá eso de no correr ningún peligro era exagerado, pero aún así era un buen consejo.
Siguieron avanzando hacia la cercana espesura, extrañamente acompañados por la hechicera rubia que por por unos instantes parecía más interesada en escapar del dragón que en seguir atosigando a Níniel y su grupo. por desgracia, a pesar de la corta distancia que les separaba de las primeras hileras de árboles, no pudieron llegar antes de ser alcanzados por el gran draco que les cortó el paso haciendo temblar a la misma tierra bajo su peso y desplegó sus alas de tal modo que cortaba todo paso hacia el bosque. Tal fue la fuerza con la que golpeó el suelo que derribó a la bruja de su montura. Sin camino por delante la mirada de la peliblanca se giró en dirección contraria buscando otra opción, cualquiera que no fuese quedarse ahí parada esperando la muerte, pero en aquella dirección llegaban al trote los jinetes azules restantes, ni siquiera azuzaban a sus monturas confiados en que nadie podía escapar del dragón azul. Antes de poder hacer que su corcel diera un solo paso el semi-dragón hinchó su pecho y exhaló una tormenta de rayos por sus fauces. Solo lo que parecía un milagro evitó que aquel fuera el final de los presentes.
Una barrera de origen mágico detuvo y desvió aquel ataque elemental brillando alrededor del grupo con un color azulado. Inmediatamente la elfa se giró hacia la bruja y hacia su anillo, notando que era de aquel objeto del que emanaba la esfera protectora. Hacía tiempo que no veía algo así, desde que su madre se dignara a mostrarle una parte de las habilidades que había ganado a lo largo de los siglos y entre las increibles aptitudes que había demostrado manejar a su antojo se encontraba la de formar una barrera muy parecida a aquella, quizá más grande y sin necesidad de ningún objeto, pero sin duda basada en el mismo principio.
Entonces, incluso aunque todos bajo aquella esfera sin duda sabrían que no les protegería indefinidamente, llegó el momento de las revelaciones que debían de aportar algo de sentido a aquella caótica situación a la que los vampiros y la elfa habían sido arrastrados. La primera llegó de mano de la poderosa bruja al mencionar entre miradas acusatorias, con las que trataba de averiguar dónde estaba el ojo, que su intención era destruirlo. Aquello puso fin a la paciencia del pelinegro que exigió respuestas, y lo hacía en representación de Níniel también, que a pesar de todo seguía sin revelar que el preciado ojo estaba en su poder. La información que llegó después, aunque dejaba algunas lagunas a la lógica y la imaginación de cada uno, fue más que suficiente para saber lo que estaba pasando. Un loable objetivo original mancillado por la codicia, por desgracia algo que pasaba con demasiada frecuencia, aunque verlo en un semi-dragón era especialmente triste para la peliblanca. Generaciones de antepasados esforzándose por lograr la bendición de los grandes dragones para acabar así...Era tan lamentable o más que ver a un elfo desviándose del camino, era insultar a los grandes poderes que a bien habían tenido otorgarles no pocos dones.
Tras acabar las explicaciones que parecían totalmente ciertas, de nuevo surgió la obligada pregunta sobre dónde estaba la joya. Cétiro reiteró su confianza en la peliblanca al tratar de evitar responder a la pregunta del vampiro, pero solo logró cabrearle más. Daba miedo verlo así pero Níniel debía actuar a pesar de ello.
-Y yo no permitiré que lo pongas en peligro a él, suéltale y tranquilizate. De esta no vamos a salir con fuerza bruta y mostrando colmillos, por si no te has dado cuenta el dragón también tiene...Y los suyos son mucho más grandes. Además este hombre ha estado dispuesto a morir por el ojo desde el primer momento, así no le asustas. -Tomo aire- El ojo lo tengo yo, Cétiro me lo ha encomendado a mi y por el momento así seguirá. Hay gente que ha muerto por defenderlo, gente que ha muerto por querer destruirlo y gente que ha muerto por querer usarlo, no tomaré una decisión sobre el ni aquí ni ahora.- Miró con determinación a los allí presentes uno por uno.- Podemos seguir discutiéndolo o podemos pensar en cómo evitar que nos coman y tengo una idea, pero antes quiero saber qué hace esta cosa.-
La rubia parecía furiosa incuso capaz de atacar a la elfa pero las palabras de la peliblanca al menos habían servido para darle algo de crédito a sus ojos, no haría nada, al menos de momento, además mantener aquella barrera debía de ser agotador y no era la primera habilidad mágica que había usado aquella noche. Fue Cétiro quien respondió a la pregunta sobre el poder de la joya.
-El ojo de la serpiente también es llamada como piedra del vidente, con las preparaciones necesarias y no poca habilidad, un dotado para la magia puede sondear en la bruma del tiempo y...Ver el futuro, al menos retazos del mismo. La leyenda dice que se han ganado guerras gracias a este objeto en pasado y nadie sabe cuál es su origen. Nuestra orden nunca ha intentado usarla, hasta ahora.-
Níniel comprendió aquella respuesta pero no pudo evitar que su gesto se torciera al comprender que de alguna manera totalmente involuntaria había visto uno de esos retazos de futuro tan solo unos instantes antes. El humano le preguntó si se encontraba bien y la elfa asintió recomponiéndose, sin embargo el humano la miró con extrañeza aunque no dijo nada.
-Bien, este es mi plan, la magia de barreras no me es desconocida, hay algunos entre mi pueblo que la usan y dominan, incluida mi propia madre. Yo no le llego ni a la suela de los zapatos pero si que he aprendido algo sobre este tipo de magia gracias a ella. Se que toda barrera tiene un limite y que cuando ese límite llega la barrera se hace añicos, de hecho está a punto de pasar. Quiero que en el momento en el que un golpe de este ser vaya a hacer añicos la barrera uses toda la fuerza que te quede y la dirijas a la propia barrera.-
-Eso no reforzará la barrera elfa, simplemente se hará pedazos igualmente pero...-
La bruja cayó en la cuenta de algo, sin duda era una mujer inteligente. -Eso me dejará sin energías, vulnerable...-
-No te dejaremos atrás, puedes confiar en mi...O en el dragón.-
La bruja asintió y Níniel instó a todos a que estuvieran preparados, Cétiro de nuevo sobre el caballo y los vampiros preparados para ayudar a la bruja llegado el momento, momento que se presentó tras otro par de fuertes golpes del dragón a la esfera protectora. La rubia dio el aviso y justo cuando el dragón daba un potente zarpazo a la barrera la sobrecargó en el momento exacto, como resultado la barrera explosionó, enviando una fuerte onda expansiva hacia el exterior que golpeó al dragón desequilibrándolo y haciendo caer estrepitosamente derribado al suelo entre rugidos de dolor y sorpresa. La onda fue tan fuerte que incluso desmontó a los jinetes de azul que aguardaban pacientemente a varios metros de allí. No obstante, a pesar de la fuerza del impacto aquella enorme criatura apenas estaría conmocionada unos instantes, más les valía darse prisa y alcanzar la espesura.
Cuando aquel dragón aterrizó de golpe sobre el suelo cerca de los vampiros. La peliblanca se dio cuenta de que lo había hecho en el lugar exacto y del modo exacto a cómo le había visto hacerlo en aquella especie de visión, con la diferencia de que al no haber sido derribada por el asalto de Bio, ni la bruja ni el pelinegro estaban allí, evitando así un ataque del que no se habían percatado les alcanzara. El semi- dragón, furioso por haber errado en su ataque emitió un potente rugido y alzó de nuevo el vuelo descartando la opción de perseguir a sus objetivos por tierra. Níniel recordó que en su forma de dragón aquella raza no era especialmente rápida, debía de ser por eso que el ser prefería alzar de vuelo aunque perdiera unos segundos con tal acción, podía no parecer un detalle demasiado importante pero cualquier información sobre un enemigo, incluso la de un mero tick en el ojo, podía significar la diferencia entre la vida y la muerte. Lo había leído en un libro antiguo que en la lengua de los orejas redondas se titulaba "El arte de la guerra" y entre otras muchas cosas que la peliblanca no lograba entender rezaba: "Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo y no correrás peligro ni en cien batallas". Bueno quizá eso de no correr ningún peligro era exagerado, pero aún así era un buen consejo.
Siguieron avanzando hacia la cercana espesura, extrañamente acompañados por la hechicera rubia que por por unos instantes parecía más interesada en escapar del dragón que en seguir atosigando a Níniel y su grupo. por desgracia, a pesar de la corta distancia que les separaba de las primeras hileras de árboles, no pudieron llegar antes de ser alcanzados por el gran draco que les cortó el paso haciendo temblar a la misma tierra bajo su peso y desplegó sus alas de tal modo que cortaba todo paso hacia el bosque. Tal fue la fuerza con la que golpeó el suelo que derribó a la bruja de su montura. Sin camino por delante la mirada de la peliblanca se giró en dirección contraria buscando otra opción, cualquiera que no fuese quedarse ahí parada esperando la muerte, pero en aquella dirección llegaban al trote los jinetes azules restantes, ni siquiera azuzaban a sus monturas confiados en que nadie podía escapar del dragón azul. Antes de poder hacer que su corcel diera un solo paso el semi-dragón hinchó su pecho y exhaló una tormenta de rayos por sus fauces. Solo lo que parecía un milagro evitó que aquel fuera el final de los presentes.
Una barrera de origen mágico detuvo y desvió aquel ataque elemental brillando alrededor del grupo con un color azulado. Inmediatamente la elfa se giró hacia la bruja y hacia su anillo, notando que era de aquel objeto del que emanaba la esfera protectora. Hacía tiempo que no veía algo así, desde que su madre se dignara a mostrarle una parte de las habilidades que había ganado a lo largo de los siglos y entre las increibles aptitudes que había demostrado manejar a su antojo se encontraba la de formar una barrera muy parecida a aquella, quizá más grande y sin necesidad de ningún objeto, pero sin duda basada en el mismo principio.
Entonces, incluso aunque todos bajo aquella esfera sin duda sabrían que no les protegería indefinidamente, llegó el momento de las revelaciones que debían de aportar algo de sentido a aquella caótica situación a la que los vampiros y la elfa habían sido arrastrados. La primera llegó de mano de la poderosa bruja al mencionar entre miradas acusatorias, con las que trataba de averiguar dónde estaba el ojo, que su intención era destruirlo. Aquello puso fin a la paciencia del pelinegro que exigió respuestas, y lo hacía en representación de Níniel también, que a pesar de todo seguía sin revelar que el preciado ojo estaba en su poder. La información que llegó después, aunque dejaba algunas lagunas a la lógica y la imaginación de cada uno, fue más que suficiente para saber lo que estaba pasando. Un loable objetivo original mancillado por la codicia, por desgracia algo que pasaba con demasiada frecuencia, aunque verlo en un semi-dragón era especialmente triste para la peliblanca. Generaciones de antepasados esforzándose por lograr la bendición de los grandes dragones para acabar así...Era tan lamentable o más que ver a un elfo desviándose del camino, era insultar a los grandes poderes que a bien habían tenido otorgarles no pocos dones.
Tras acabar las explicaciones que parecían totalmente ciertas, de nuevo surgió la obligada pregunta sobre dónde estaba la joya. Cétiro reiteró su confianza en la peliblanca al tratar de evitar responder a la pregunta del vampiro, pero solo logró cabrearle más. Daba miedo verlo así pero Níniel debía actuar a pesar de ello.
-Y yo no permitiré que lo pongas en peligro a él, suéltale y tranquilizate. De esta no vamos a salir con fuerza bruta y mostrando colmillos, por si no te has dado cuenta el dragón también tiene...Y los suyos son mucho más grandes. Además este hombre ha estado dispuesto a morir por el ojo desde el primer momento, así no le asustas. -Tomo aire- El ojo lo tengo yo, Cétiro me lo ha encomendado a mi y por el momento así seguirá. Hay gente que ha muerto por defenderlo, gente que ha muerto por querer destruirlo y gente que ha muerto por querer usarlo, no tomaré una decisión sobre el ni aquí ni ahora.- Miró con determinación a los allí presentes uno por uno.- Podemos seguir discutiéndolo o podemos pensar en cómo evitar que nos coman y tengo una idea, pero antes quiero saber qué hace esta cosa.-
La rubia parecía furiosa incuso capaz de atacar a la elfa pero las palabras de la peliblanca al menos habían servido para darle algo de crédito a sus ojos, no haría nada, al menos de momento, además mantener aquella barrera debía de ser agotador y no era la primera habilidad mágica que había usado aquella noche. Fue Cétiro quien respondió a la pregunta sobre el poder de la joya.
-El ojo de la serpiente también es llamada como piedra del vidente, con las preparaciones necesarias y no poca habilidad, un dotado para la magia puede sondear en la bruma del tiempo y...Ver el futuro, al menos retazos del mismo. La leyenda dice que se han ganado guerras gracias a este objeto en pasado y nadie sabe cuál es su origen. Nuestra orden nunca ha intentado usarla, hasta ahora.-
Níniel comprendió aquella respuesta pero no pudo evitar que su gesto se torciera al comprender que de alguna manera totalmente involuntaria había visto uno de esos retazos de futuro tan solo unos instantes antes. El humano le preguntó si se encontraba bien y la elfa asintió recomponiéndose, sin embargo el humano la miró con extrañeza aunque no dijo nada.
-Bien, este es mi plan, la magia de barreras no me es desconocida, hay algunos entre mi pueblo que la usan y dominan, incluida mi propia madre. Yo no le llego ni a la suela de los zapatos pero si que he aprendido algo sobre este tipo de magia gracias a ella. Se que toda barrera tiene un limite y que cuando ese límite llega la barrera se hace añicos, de hecho está a punto de pasar. Quiero que en el momento en el que un golpe de este ser vaya a hacer añicos la barrera uses toda la fuerza que te quede y la dirijas a la propia barrera.-
-Eso no reforzará la barrera elfa, simplemente se hará pedazos igualmente pero...-
La bruja cayó en la cuenta de algo, sin duda era una mujer inteligente. -Eso me dejará sin energías, vulnerable...-
-No te dejaremos atrás, puedes confiar en mi...O en el dragón.-
La bruja asintió y Níniel instó a todos a que estuvieran preparados, Cétiro de nuevo sobre el caballo y los vampiros preparados para ayudar a la bruja llegado el momento, momento que se presentó tras otro par de fuertes golpes del dragón a la esfera protectora. La rubia dio el aviso y justo cuando el dragón daba un potente zarpazo a la barrera la sobrecargó en el momento exacto, como resultado la barrera explosionó, enviando una fuerte onda expansiva hacia el exterior que golpeó al dragón desequilibrándolo y haciendo caer estrepitosamente derribado al suelo entre rugidos de dolor y sorpresa. La onda fue tan fuerte que incluso desmontó a los jinetes de azul que aguardaban pacientemente a varios metros de allí. No obstante, a pesar de la fuerza del impacto aquella enorme criatura apenas estaría conmocionada unos instantes, más les valía darse prisa y alcanzar la espesura.
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
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Re: [Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
Desde que le conocía, Bio jamás se había arrepentido de usarse a sí mismo de carnaza o de llevar a cabo una de sus descabelladas ocurrencias para terminar casi muerto con una sonrisa estúpida en la cara, y eso era algo que Erzsébeth adoraba y temía por igual. Adoraba, por un lado, la picardía del vampiro, su imaginación, la capacidad de dar todo lo que tenía por y para sí mismo, para lograr sus objetivos y, a veces, intentar salvar sin siquiera un buen plan a su vampiresa favorita; temía, por otro, que algún día una de sus locuras le llevase demasiado lejos, tanto que no pudiese regresar, en un momento en que el vampiro no estuviese allí para echarle una mano o una daga. Pero en aquel momento consiguió entrar en razón gracias a las pocas palabras de la elfa, la cual a cada momento actuaba de una forma más extraña y sonaba muy agitada, seguramente por la situación tan tensa e inesperada que estaban viviendo por culpa de un completo desconocido.
Cuando avanzó lo suficiente siguiendo los pasos de Bio, pudo ver que el dragón se plantó delante de toda la pandilla, haciendo temblar el suelo con sus poderosas y afiladas garras, soltando rayos de energía por sus fauces de forma amenazante. Erzsébeth tragó saliva al ver que uno se dirigía directamente hacia ellos, pero rebotó contra una barrera invisible hasta el momento del primer impacto. Cada vez que un rayo iba en su dirección, una luz cerúlea relampagueaba en señal de que estaban protegidos. Yo esta magia ya la he visto antes, pensó, acordándose del enigma que representaba Destino en su vida, aunque sacudió la cabeza y, como el resto, esperó respuestas por parte de la rubia y el enjuto semi-cadáver llamado Cétiro.
Las explicaciones habían sido correctas y sobrecogedoras. Otros fanäticos protectores de tesoros, como los del poblado abandonado. Pero Erzsébeth tenía muy claro que, si algo era tan absurdamente peligroso de proteger, lo mejor sería destruirlo antes de que cayese en zarpas de dragones indeseables. Por lo que no entendía por qué, Cétiro, sabiendo el peligro que corría, persistía en la idea de no acabar con la existencia de la joya. Aunque ver el futuro sería interesante, pensó, así sabría cómo demonios voy a morir y no me mataría el suspense de esta tragicomedia en la que se ha convertido mi vida.
—Lucharé por una causa —comenzó el vampiro, viendo cómo las chispas poco a poco quebraban la barrera que les protegía de las llamaradas draconianas— pero no moriré por ella. Proteger la joya debe ser importantísimo para vosotros y vuestra orden... algo que no tiene absolutamente nada que ver conmigo, mas si no podéis llevar a cabo una labor así, lo mejor será que deje de existir. Yo misma destruiré esa piedra como vea que mi vida o la de Bio está en peligro... ya que aunque no sean mis asuntos, estáis poniendo en riesgo más de lo que os voy a permitir —le dedicó una mirada llena de recelo al anciano, que le miró impactado apartando la mirada a los pocos segundos.
La hermosa elfa hablaba con sabiduría, rasgo que era muy propio de su raza, aunque no presentaba muestras de egolatría por ningún lado. Era algo que agradecía profundamente, tras conocer a cierto elfo tan sumamente egocéntrico que hablaba de sí mismo en tercera persona. Carraspeó al escuchar que las cosas podrían torcerse, pero confió en las palabras de la mujer y se acercó a la rubia, la cual estaba concentrando toda su energía al ataque que se avecinaba.
Un. Dos. Tres... ¡BOOM! Una explosión cerúlea y ambarina corrompió el aire, Erzsébeth casi se ve arrastrada por la voracidad de la misma mas consiguió mantenerse de pie. La que no lo logró fue la pobre hechicera, ahora tendida en el suelo, al igual que el dragón, que emitía lastimosos gemidos y lanzaba pequeñas chispas de resentimiento. Como la mujer de cabellos dorados le parecía una persona razonable y, sobretodo, con muchas respuestas, la levantó como pudo y la cargó entre sus brazos. Era ligera como una hoja, era como cargar un pequeño y frágil tesoro. Su anillo se había apagado, la luz que brotaba de su ser estaba menguando y la notó fría. Había que llegar al paraje poblado de matorrales antes de que fuese demasiado tarde.
Le hizo un gesto a Bio para que le siguiera, y empezó la carrera. Una vez hubo llegado a terreno "seguro", la hechicera le dio un suave toque en el hombro. Cuando la miró, sus ojos carmesí estaban abiertos y una sonrisa reposaba en sus labios, susurró gracias de una forma tan suave que el viento se llevó sus palabras. La bajó con delicadeza y esta caminó lentamente, buscando a Cétiro por todos lados.
—Danshee —musitó, recogiéndose el pelo tras su oreja.
—¿Perdón? —preguntó Erzsébeth, sin parar de mirar hacia atrás esperando a que Bio le alcanzase. Sabía que no tardaría demasiado.
—Mi nombre es Danshee —repitió, inquiriendo en el nombre—. Si algo me pasara, quiero que tú te encargues de que esa piedra se destruya... Cétiro no entra en razón casi nunca, y eso nos costará una guerra como el ojo caiga en manos erróneas. Yo daré mi vida por mi causa. Tú quita las necesarias por la tuya —finalizó, guardando silencio.
Erzsébeth no podía parar de pensar en Lyanna. Cómo ella protegía a su tesoro con su vida, cómo hablaba de lo mal que estaba el mundo y del odio que sentía por la vanidad de las personas. Ya que ella era una pecadora y se entregaba para enmendar su error. ¿Habría pecado igual Danshee, o simplemente la casualidad la llevó hasta donde se encontraba ahora? No tuvo mucho más tiempo de divagar al notar un estruendo.
El maldito dragón de los cojones había seguido su rastro hasta la espesura. Entre los matorrales, sus garras descansaban, arañado la tierra, rasgando pequeñas rocas que había en su camino. Daba tales movimientos con la cola que los árboles a su alrededor caían uno tras otro, las chispas que brotaban de sus escamas eran tan inflamables que las briznas de hierba comenzaban a arder bajo sus patas. Era una imagen sobrecogedora y absurda. Erzsébeth estaba cansándose de juegos para niños. Tal vez no podría sola contra un dragón de verdad, pero sí que podría intentar algo contra un hombre-dragón. Sacó sus dagas y, aprovechando la lentitud de los movimientos de la bestia, corrió por uno de sus laterales.
Cuando el dragón consiguió moverse a su izquierda, Erzsébeth ya se encontraba en su cola. Cuando le lanzó una ráfaga mortífera, Erzsébeth fue capaz de esquivarla con cierta facilidad puesto que seguía a una distancia considerable. Escaló por la cola del dragón, distrayendo su atención del resto, y llegó hasta su cabeza. Se sentó en su enorme cuello, clavó sus tacones en las duras escamas que allí estaban y se aferró con ansia a su lomo. Enterró sus dagas en los pómulos, y el dragón profirió un quejido que le hizo vibrar. Entre las piernas notaba el calor de los relámpagos que subían por su garganta, y a punto estuvo de quemarse la piel con el roce que producían los movimientos de la bestia. Se aferró a sus cuernos, los cuales estaban curvos y facilitaban el agarre, no estaban grasientos ni nada por el estilo, pero sí que a veces se le resbalaba una mano y tenía que agarrarse de las dagas.
Esto sí que es suicidarse, pensó, pero a lo grande, ¡contarán historias sobre Erzsébeth, el travesti monta-dragones!
Cuando avanzó lo suficiente siguiendo los pasos de Bio, pudo ver que el dragón se plantó delante de toda la pandilla, haciendo temblar el suelo con sus poderosas y afiladas garras, soltando rayos de energía por sus fauces de forma amenazante. Erzsébeth tragó saliva al ver que uno se dirigía directamente hacia ellos, pero rebotó contra una barrera invisible hasta el momento del primer impacto. Cada vez que un rayo iba en su dirección, una luz cerúlea relampagueaba en señal de que estaban protegidos. Yo esta magia ya la he visto antes, pensó, acordándose del enigma que representaba Destino en su vida, aunque sacudió la cabeza y, como el resto, esperó respuestas por parte de la rubia y el enjuto semi-cadáver llamado Cétiro.
Las explicaciones habían sido correctas y sobrecogedoras. Otros fanäticos protectores de tesoros, como los del poblado abandonado. Pero Erzsébeth tenía muy claro que, si algo era tan absurdamente peligroso de proteger, lo mejor sería destruirlo antes de que cayese en zarpas de dragones indeseables. Por lo que no entendía por qué, Cétiro, sabiendo el peligro que corría, persistía en la idea de no acabar con la existencia de la joya. Aunque ver el futuro sería interesante, pensó, así sabría cómo demonios voy a morir y no me mataría el suspense de esta tragicomedia en la que se ha convertido mi vida.
—Lucharé por una causa —comenzó el vampiro, viendo cómo las chispas poco a poco quebraban la barrera que les protegía de las llamaradas draconianas— pero no moriré por ella. Proteger la joya debe ser importantísimo para vosotros y vuestra orden... algo que no tiene absolutamente nada que ver conmigo, mas si no podéis llevar a cabo una labor así, lo mejor será que deje de existir. Yo misma destruiré esa piedra como vea que mi vida o la de Bio está en peligro... ya que aunque no sean mis asuntos, estáis poniendo en riesgo más de lo que os voy a permitir —le dedicó una mirada llena de recelo al anciano, que le miró impactado apartando la mirada a los pocos segundos.
La hermosa elfa hablaba con sabiduría, rasgo que era muy propio de su raza, aunque no presentaba muestras de egolatría por ningún lado. Era algo que agradecía profundamente, tras conocer a cierto elfo tan sumamente egocéntrico que hablaba de sí mismo en tercera persona. Carraspeó al escuchar que las cosas podrían torcerse, pero confió en las palabras de la mujer y se acercó a la rubia, la cual estaba concentrando toda su energía al ataque que se avecinaba.
Un. Dos. Tres... ¡BOOM! Una explosión cerúlea y ambarina corrompió el aire, Erzsébeth casi se ve arrastrada por la voracidad de la misma mas consiguió mantenerse de pie. La que no lo logró fue la pobre hechicera, ahora tendida en el suelo, al igual que el dragón, que emitía lastimosos gemidos y lanzaba pequeñas chispas de resentimiento. Como la mujer de cabellos dorados le parecía una persona razonable y, sobretodo, con muchas respuestas, la levantó como pudo y la cargó entre sus brazos. Era ligera como una hoja, era como cargar un pequeño y frágil tesoro. Su anillo se había apagado, la luz que brotaba de su ser estaba menguando y la notó fría. Había que llegar al paraje poblado de matorrales antes de que fuese demasiado tarde.
Le hizo un gesto a Bio para que le siguiera, y empezó la carrera. Una vez hubo llegado a terreno "seguro", la hechicera le dio un suave toque en el hombro. Cuando la miró, sus ojos carmesí estaban abiertos y una sonrisa reposaba en sus labios, susurró gracias de una forma tan suave que el viento se llevó sus palabras. La bajó con delicadeza y esta caminó lentamente, buscando a Cétiro por todos lados.
—Danshee —musitó, recogiéndose el pelo tras su oreja.
—¿Perdón? —preguntó Erzsébeth, sin parar de mirar hacia atrás esperando a que Bio le alcanzase. Sabía que no tardaría demasiado.
—Mi nombre es Danshee —repitió, inquiriendo en el nombre—. Si algo me pasara, quiero que tú te encargues de que esa piedra se destruya... Cétiro no entra en razón casi nunca, y eso nos costará una guerra como el ojo caiga en manos erróneas. Yo daré mi vida por mi causa. Tú quita las necesarias por la tuya —finalizó, guardando silencio.
Erzsébeth no podía parar de pensar en Lyanna. Cómo ella protegía a su tesoro con su vida, cómo hablaba de lo mal que estaba el mundo y del odio que sentía por la vanidad de las personas. Ya que ella era una pecadora y se entregaba para enmendar su error. ¿Habría pecado igual Danshee, o simplemente la casualidad la llevó hasta donde se encontraba ahora? No tuvo mucho más tiempo de divagar al notar un estruendo.
El maldito dragón de los cojones había seguido su rastro hasta la espesura. Entre los matorrales, sus garras descansaban, arañado la tierra, rasgando pequeñas rocas que había en su camino. Daba tales movimientos con la cola que los árboles a su alrededor caían uno tras otro, las chispas que brotaban de sus escamas eran tan inflamables que las briznas de hierba comenzaban a arder bajo sus patas. Era una imagen sobrecogedora y absurda. Erzsébeth estaba cansándose de juegos para niños. Tal vez no podría sola contra un dragón de verdad, pero sí que podría intentar algo contra un hombre-dragón. Sacó sus dagas y, aprovechando la lentitud de los movimientos de la bestia, corrió por uno de sus laterales.
Cuando el dragón consiguió moverse a su izquierda, Erzsébeth ya se encontraba en su cola. Cuando le lanzó una ráfaga mortífera, Erzsébeth fue capaz de esquivarla con cierta facilidad puesto que seguía a una distancia considerable. Escaló por la cola del dragón, distrayendo su atención del resto, y llegó hasta su cabeza. Se sentó en su enorme cuello, clavó sus tacones en las duras escamas que allí estaban y se aferró con ansia a su lomo. Enterró sus dagas en los pómulos, y el dragón profirió un quejido que le hizo vibrar. Entre las piernas notaba el calor de los relámpagos que subían por su garganta, y a punto estuvo de quemarse la piel con el roce que producían los movimientos de la bestia. Se aferró a sus cuernos, los cuales estaban curvos y facilitaban el agarre, no estaban grasientos ni nada por el estilo, pero sí que a veces se le resbalaba una mano y tenía que agarrarse de las dagas.
Esto sí que es suicidarse, pensó, pero a lo grande, ¡contarán historias sobre Erzsébeth, el travesti monta-dragones!
Bathory
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Re: [Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
Niniel me interrumpió mientras intentaba obtener respuestas, y aunque sus palabras habían llegado a mis oídos, no había disminuido la fuerza con la que apretaba al debilitado Cétiro, incluso, cuando la elfa dijo que el ojo estaba en su poder, lancé al suelo al pobre hombre que cayó levantando algo de polvo, realmente no me esperaba esto, tendría demasiadas preguntas qué hacerle luego, pero a fin de cuentas, no le podía pedir que confiara en mí, sus razones tendría para habérsela guardado; además, tras la explicación del hombre sobre lo que hacía la joya, hubo miradas con cierta complicidad entre el sujeto y Niniel.
Bathory al parecer se estaba comenzando a enojar, y eso sí era algo de temer, aunque yo estaba muy a su favor, si la joya era tan peligrosa y no había manera de protegerla, entonces sería mejor destruirla, mientras existiera, aún ganando esta batalla, siempre vendrían otros intentando obtenerla y sería una historia sin fin.
Además de todo, la elfa tenía un plan, uno arriesgado además, pero no había muchas opciones para elegir, me quedé escuchando atentamente el plan que proponía la elfa, mi ingenuidad me hizo permanecer parado mirando al dragón con una mezcla entre odio, temor y respeto, para cuando vi lo que vendría ya fue demasiado tarde, antes del golpe del dragón que acabaría con la barrera, ésta explotó creando una onda expansiva que sacudió a todos los que se encontraban fuera de la capsula e incluso a los que estábamos dentro, como a cierto vampiro que fue a dar al piso tras perder el equilibrio en medio de las fuerzas liberadas por la explosión de la barrera.
Al levantarme de nuevo pude ver ante mí al dragón conmocionado aún por el evento anterior y a los lejos, los jinetes intentaba controlar a los caballos e incluso, volver a ellos, el efecto había sido más poderoso de lo esperado pero debía reaccionar rápido, pues de hecho, al darme cuenta me habían dejado atrás, todos habían huído sin mí -Desgraciados- Murmuré mientras me levantaba y corría intentando alcanzarlos, el gesto de Bath me había llevado a alcanzarlos pero no lo lograría, corrí tanto como podía mientras el dragón ya recuperado intentaba desquitarse conmigo, sentía como el suelo tras mis pisadas volaba entre descargas eléctricas que sacudían el piso -Odio a los dragones- Me dije a mí mismo mientras intentaba acelerar más para alcanzar al resto que me habían sacado buena ventaja.
El dragón estaba bastante enojado, así que al llegar a la espesura golpeaba los árboles derribándolos como si fueran de papel -Vaya que lo hiciste enojar Niniel- Susurré mientras me escondía tras un árbol intentando descansar unos instantes, aunque la mitad superior del árbol fue arrancada por un golpe de la cola del dragón, me agaché y rodé hacia un lado para no ser aplastado por el tronco, y fue entonces cuando vi pasar a Bath más enojada que de costumbre -Estás demente mujer, no puedes contra el dragón tú sola- Susurré sabiendo que aunque lo dijera fuerte no me escucharía, corrí tras ella pero estaba muy enfocada, distraerla podría ser fatal así que la dejé seguir su plan mientras yo seguía el mío, el mismo plan de siempre “Pegar y no dejar que me peguen”.
Corrí hacia el dragón pero mi paso fue cortado por un par de jinetes que intentaban evitarme el paso, sin embargo, el dragón en su frenesí pisó a uno de ellos convirtiéndolo en una sopa de carne y huesos de hombre y caballo juntos bajo su pie, tras eso, bajó la mirada hacia lo que había pisado, dejando su cuerpo quieto por un instante, momento que Bath aprovechó para trepar por su cola -Creo que ella me da más miedo que el dragón- Dije mientras corría directo hacia el jinete que había quedado, di un salto para caer sobre el caballo y usarlo como escalón saltando más alto, justo hacia el escamoso pecho de la criatura, cuando comencé a perder impulso enterré las dagas varias veces para impulsarme más hacia la cabeza donde finalmente logré incrustar una de mis dagas en el ojo izquierdo del dragón, el cual dejó escapar un enorme grito seguido de algunos rayos en diferentes direcciones, aunque tal vez por agotamiento, cada rayo llevaba menos potencia, estar en su forma de dragón, peleando de esa manera, sin duda requería un gran esfuerzo físico, no podría soportarlo por mucho tiempo, aunque yo tampoco soportaría lo que vendría luego, mi cuerpo fue atrapado en el aire entre los dedos del dragón que comenzaba a aplastarme sin piedad alguna -Entreguen el ojo, o el vampiro será solo el primero en morir- Dijo el jinete dirigiéndose al grupo de Niniel y los otros -¡¡No se lo enregues!!- Grité con claros gestos de dolor -Hay que destruirlo- Dijo la bruja que se encontraba cerca de la elfa -Huye con el ojo- Dijo Cétiro mientras caminaba hacia el dragón para tratar de ayudar -Grrrr- Dijo el dragón mientras me apretaba con más fuerza.
Bathory al parecer se estaba comenzando a enojar, y eso sí era algo de temer, aunque yo estaba muy a su favor, si la joya era tan peligrosa y no había manera de protegerla, entonces sería mejor destruirla, mientras existiera, aún ganando esta batalla, siempre vendrían otros intentando obtenerla y sería una historia sin fin.
Además de todo, la elfa tenía un plan, uno arriesgado además, pero no había muchas opciones para elegir, me quedé escuchando atentamente el plan que proponía la elfa, mi ingenuidad me hizo permanecer parado mirando al dragón con una mezcla entre odio, temor y respeto, para cuando vi lo que vendría ya fue demasiado tarde, antes del golpe del dragón que acabaría con la barrera, ésta explotó creando una onda expansiva que sacudió a todos los que se encontraban fuera de la capsula e incluso a los que estábamos dentro, como a cierto vampiro que fue a dar al piso tras perder el equilibrio en medio de las fuerzas liberadas por la explosión de la barrera.
Al levantarme de nuevo pude ver ante mí al dragón conmocionado aún por el evento anterior y a los lejos, los jinetes intentaba controlar a los caballos e incluso, volver a ellos, el efecto había sido más poderoso de lo esperado pero debía reaccionar rápido, pues de hecho, al darme cuenta me habían dejado atrás, todos habían huído sin mí -Desgraciados- Murmuré mientras me levantaba y corría intentando alcanzarlos, el gesto de Bath me había llevado a alcanzarlos pero no lo lograría, corrí tanto como podía mientras el dragón ya recuperado intentaba desquitarse conmigo, sentía como el suelo tras mis pisadas volaba entre descargas eléctricas que sacudían el piso -Odio a los dragones- Me dije a mí mismo mientras intentaba acelerar más para alcanzar al resto que me habían sacado buena ventaja.
El dragón estaba bastante enojado, así que al llegar a la espesura golpeaba los árboles derribándolos como si fueran de papel -Vaya que lo hiciste enojar Niniel- Susurré mientras me escondía tras un árbol intentando descansar unos instantes, aunque la mitad superior del árbol fue arrancada por un golpe de la cola del dragón, me agaché y rodé hacia un lado para no ser aplastado por el tronco, y fue entonces cuando vi pasar a Bath más enojada que de costumbre -Estás demente mujer, no puedes contra el dragón tú sola- Susurré sabiendo que aunque lo dijera fuerte no me escucharía, corrí tras ella pero estaba muy enfocada, distraerla podría ser fatal así que la dejé seguir su plan mientras yo seguía el mío, el mismo plan de siempre “Pegar y no dejar que me peguen”.
Corrí hacia el dragón pero mi paso fue cortado por un par de jinetes que intentaban evitarme el paso, sin embargo, el dragón en su frenesí pisó a uno de ellos convirtiéndolo en una sopa de carne y huesos de hombre y caballo juntos bajo su pie, tras eso, bajó la mirada hacia lo que había pisado, dejando su cuerpo quieto por un instante, momento que Bath aprovechó para trepar por su cola -Creo que ella me da más miedo que el dragón- Dije mientras corría directo hacia el jinete que había quedado, di un salto para caer sobre el caballo y usarlo como escalón saltando más alto, justo hacia el escamoso pecho de la criatura, cuando comencé a perder impulso enterré las dagas varias veces para impulsarme más hacia la cabeza donde finalmente logré incrustar una de mis dagas en el ojo izquierdo del dragón, el cual dejó escapar un enorme grito seguido de algunos rayos en diferentes direcciones, aunque tal vez por agotamiento, cada rayo llevaba menos potencia, estar en su forma de dragón, peleando de esa manera, sin duda requería un gran esfuerzo físico, no podría soportarlo por mucho tiempo, aunque yo tampoco soportaría lo que vendría luego, mi cuerpo fue atrapado en el aire entre los dedos del dragón que comenzaba a aplastarme sin piedad alguna -Entreguen el ojo, o el vampiro será solo el primero en morir- Dijo el jinete dirigiéndose al grupo de Niniel y los otros -¡¡No se lo enregues!!- Grité con claros gestos de dolor -Hay que destruirlo- Dijo la bruja que se encontraba cerca de la elfa -Huye con el ojo- Dijo Cétiro mientras caminaba hacia el dragón para tratar de ayudar -Grrrr- Dijo el dragón mientras me apretaba con más fuerza.
Bio
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Re: [Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
Sin duda aquella bruja era sorprendente, Níniel estimaba que pocas energías debían de quedarle después de todo lo que la había visto hacer aquella noche, y seguramente otras muchas cosas que habría hecho para llegar hasta allí enfrentada como estaba al grupo de jinetes azules y su enorme líder, y aún así, llegado el momento, canalizó suficiente magia como para que la fuerza de la explosión de la barrera al quebrarse sorprendiera a la propia peliblanca a pesar de haber sido la que propuso aquella idea. Aunque sin duda no tanto como a Bio que parecía haber subestimado por mucho el poder de la magia y había acabado perdiendo el equilibrio.
Tan pronto el camino estuvo libre Níniel le dio una palmada a su montura en los cuartos traseros y esta comenzó a correr entre relinchos hacia los árboles, llevando consigo a Cétiro. Tras el caballo avanzaba Bathoty que se había hecho cargo de la tarea de ayudar a la bruja en su momento de mayor debilidad. Era curioso como a pesar de sus palabras sobre comerse a la gente y sobre estar dispuesta a sacrificar otras vidas para salvar la suya siempre acababa cargando con alguien indefenso a la espalda. Junto a la vampiresa corría Níniel, tan rápido como podía y sin la intención de detenerse o mirar atrás hasta tener al menos varios metros de árboles entre ella y el dragón, al que sus espaldas podía escuchar como tornaba sus rugidos de dolor en una feroz rabia desatada.
Había cruzado la primera linea de árboles, la segunda y la tercera aún sin considerar que la espesura del lugar fuese la suficiente como para estar a salvo de aquella mala bestia cuando se atrevió a mirar atrás por primera vez y le pareció que todos habían llegado a los árboles de una pieza y estaban a salvo, al menos relativamente comparado con el llano. El dragón trataba de alcanzarles tronchando y arrancando los obstáculos que mantenían al grupo a salvo pero resultando evidente que con aquella forma no podría seguirles ni mantenerlos a rango para sus ataques de rayos, eso les dejaba con tres enemigos de tamaño normal y sin monturas, algo que así pensado se antojaba una tarea sencilla y más contando con dos vampiros. Ya mas tranquila, o al menos sin la muerte en el cogote, Níniel se percató de que no era cierto que estuviesen todos.
-¿Donde está Bio?-
Dijo percatándose perfectamente de que no era la primera vez aquella noche que lanzaba esa pregunta al aire. Si iba a ser una especie de costumbre entre ellos dos...Era una muy mala. Cétiro bajó del caballo aún débil y tras mirar ligeramente alrededor se encogió de hombros para después entablar un cruce de acusaciones con la bruja, una vez más sobre el debate que había llevado a su grupo a la perdición, qué hacer con el dichoso ojo. Quizá si la gente de aquel grupo de los círculos no hubiese estado tan ocupada discutiendo sobre si guardarlo o destruirlo se hubiesen percatado de la corrupción de su líder y evitado tanta muerte y riesgo. Ambos puntos de vista le parecían a la elfa mucho más cercanos de lo que aquel par estarían dispuestos a considerar, ambos querían evitar un mal uso del ojo...Y tan enzarzados debieron de estar en aquel enfrentamiento que una facción con unas ideas totalmente contrarias casi obtiene la joya, de hecho estaba viendo eso mismo delante de sus ojos...Aquel par discutiendo con un dragón a escasa distancia que no tardaría en llegar hasta ellos si no seguían moviéndose, lamentable y absurdo.
La peliblanca les dejó seguir con su discusión a pesar de tener ganas de darles un golpe a cada uno, ninguno de los dos iba a ser de ayuda en algo mucho más importante, dónde estaba aquel vampiro. Se giró rápidamente y asustada para preguntarle a Bathory, pero lo que vio hizo que la peliblanca se olvidara de Bio y de todo...La vampiresa se lanzó a la carga contra el semi-dragón, hacia una muerte segura. Ese no era el plan, la idea era dejar atrás al dragón en la espesura u obligarle a luchar en una forma mucho menos peligrosa...No volver a salir de la seguridad de los árboles para luchar contra él.
La peliblanca no daba crédito a lo que veía, la vampiresa usando el entorno y su velocidad para evitar ataques del enemigo para acto seguido acabar...Montándolo. Era algo increíble, pero ni por un instante la elfa sintió alivio o alguna esperanza de que aquello acabara bien, en cualquier momento aquel ser se revolvería por el suelo y la vampiresa moriría de una forma espantosa. Para empeorar las cosas, Bio reapareció y debió de pensar que la idea de Bathory era genial, pues intento hacer lo mismo aunque de una forma aún menos ortodoxa, si es que se podía adjetivar de alguna manera. En aquel momento Níniel supo otra cosa sobre los vampiros, eran rápidos, eran fuertes, la luz del sol les era letal, se alimentan de sangre...Y eran completamente estúpidos.
El vampiro logró herir al dragón en uno de los pocos lugares donde su gruesa armadura de escamas no le protegía pero hasta ahí llegó su suerte. La criatura logró finalmente atraparlo y aquello puso fin al combate al amenazar con espachurrar al pelinegro entre sus poderosas extremidades. Incluso Bathory tendría que aceptar la derrota y dejar de realizar su todo-menos-clásica doma de dragones. las opciones parecían ser solo dos, o entregaba el ojo o Bio, y muy posiblemente Bathory también, morirían.
Si el objeto fuese solo algo muy valioso pero sin ninguna utilidad más allá de poder proporcionar suficientes riquezas como para tener la mejor casa en árbol madre, levantada sobre una montaña de oro macizo, la peliblanca ni lo dudaría, la entregaría, pero no era tan sencillo, si aquel dragón usaba la piedra del modo en que parecía que quería usarla muchas vidas estarían en peligro y no solo una o dos. Lamentándolo mucho por Bio aquella joya no podía entregarla, solo quedaba huir con ella o destruirla.
Níniel sacó el pequeño orbe de entre los pliegues de su capa y aún entre los árboles la alzó sobre su cabeza para que el dragón pudiera verla, sin duda saber que estaba tan cerca pero justo fuera de su alcance debía de volver loca a la criatura.
-Se me ha encomendado este objeto a mi, mucho bien podría hacerse con él pero tú solo lo quieres para el mal. Eres tú el que deberías ser destruido y no la joya, pero jamás permitiré que alguien como tu la posea. Míralo bien....Es la última vez que lo ves-
Buscando destruirlo la elfa canalizó su propia magia hacia el orbe con la intención de hacerlo pedazos a base de pura energía. Pronto el orbe comenzó a brillar y su perfectamente lisa superficie comenzó a resquebrajarse, a pesar de ello la peliblanca estaba tardando mucho en hacerlo, más de lo que esperaba, sin duda por la extraña naturaleza de la esfera. El dragón dio un alarido de rabia y se lanzó contra la elfa, chocando contra un árbol tras otro hasta que ni forcejeando, pudo seguir avanzando. Desesperado soltó a Bio para tratar de abrirse paso con sus garras pero no lo lograba lo bastante rápido, con un nuevo rugido de frustración volvió a tomar su forma humana para de ese modo llegar hasta la elfa y a punto estuvo de conseguirlo, pero con un último esfuerzo Níniel envió tanta magia como pudo al orbe y este se hizo pedazos en su mano aún alzada.
-Noooooooo....Maldita perra elfa...Morirás por esto puta- Grito el semi-dragón en su forma humana lanzándose con la smanos extendidas hasta el cuello de la elfa, dispuesto a estrangularla. Níniel no se movió, permaneció quieta, con la mirada perdida hacia a su mano alzada como en un estado catatónico y con su boca moviéndose como si gesticulara palabras que no llegaba a pronunciar.
Tan pronto el camino estuvo libre Níniel le dio una palmada a su montura en los cuartos traseros y esta comenzó a correr entre relinchos hacia los árboles, llevando consigo a Cétiro. Tras el caballo avanzaba Bathoty que se había hecho cargo de la tarea de ayudar a la bruja en su momento de mayor debilidad. Era curioso como a pesar de sus palabras sobre comerse a la gente y sobre estar dispuesta a sacrificar otras vidas para salvar la suya siempre acababa cargando con alguien indefenso a la espalda. Junto a la vampiresa corría Níniel, tan rápido como podía y sin la intención de detenerse o mirar atrás hasta tener al menos varios metros de árboles entre ella y el dragón, al que sus espaldas podía escuchar como tornaba sus rugidos de dolor en una feroz rabia desatada.
Había cruzado la primera linea de árboles, la segunda y la tercera aún sin considerar que la espesura del lugar fuese la suficiente como para estar a salvo de aquella mala bestia cuando se atrevió a mirar atrás por primera vez y le pareció que todos habían llegado a los árboles de una pieza y estaban a salvo, al menos relativamente comparado con el llano. El dragón trataba de alcanzarles tronchando y arrancando los obstáculos que mantenían al grupo a salvo pero resultando evidente que con aquella forma no podría seguirles ni mantenerlos a rango para sus ataques de rayos, eso les dejaba con tres enemigos de tamaño normal y sin monturas, algo que así pensado se antojaba una tarea sencilla y más contando con dos vampiros. Ya mas tranquila, o al menos sin la muerte en el cogote, Níniel se percató de que no era cierto que estuviesen todos.
-¿Donde está Bio?-
Dijo percatándose perfectamente de que no era la primera vez aquella noche que lanzaba esa pregunta al aire. Si iba a ser una especie de costumbre entre ellos dos...Era una muy mala. Cétiro bajó del caballo aún débil y tras mirar ligeramente alrededor se encogió de hombros para después entablar un cruce de acusaciones con la bruja, una vez más sobre el debate que había llevado a su grupo a la perdición, qué hacer con el dichoso ojo. Quizá si la gente de aquel grupo de los círculos no hubiese estado tan ocupada discutiendo sobre si guardarlo o destruirlo se hubiesen percatado de la corrupción de su líder y evitado tanta muerte y riesgo. Ambos puntos de vista le parecían a la elfa mucho más cercanos de lo que aquel par estarían dispuestos a considerar, ambos querían evitar un mal uso del ojo...Y tan enzarzados debieron de estar en aquel enfrentamiento que una facción con unas ideas totalmente contrarias casi obtiene la joya, de hecho estaba viendo eso mismo delante de sus ojos...Aquel par discutiendo con un dragón a escasa distancia que no tardaría en llegar hasta ellos si no seguían moviéndose, lamentable y absurdo.
La peliblanca les dejó seguir con su discusión a pesar de tener ganas de darles un golpe a cada uno, ninguno de los dos iba a ser de ayuda en algo mucho más importante, dónde estaba aquel vampiro. Se giró rápidamente y asustada para preguntarle a Bathory, pero lo que vio hizo que la peliblanca se olvidara de Bio y de todo...La vampiresa se lanzó a la carga contra el semi-dragón, hacia una muerte segura. Ese no era el plan, la idea era dejar atrás al dragón en la espesura u obligarle a luchar en una forma mucho menos peligrosa...No volver a salir de la seguridad de los árboles para luchar contra él.
La peliblanca no daba crédito a lo que veía, la vampiresa usando el entorno y su velocidad para evitar ataques del enemigo para acto seguido acabar...Montándolo. Era algo increíble, pero ni por un instante la elfa sintió alivio o alguna esperanza de que aquello acabara bien, en cualquier momento aquel ser se revolvería por el suelo y la vampiresa moriría de una forma espantosa. Para empeorar las cosas, Bio reapareció y debió de pensar que la idea de Bathory era genial, pues intento hacer lo mismo aunque de una forma aún menos ortodoxa, si es que se podía adjetivar de alguna manera. En aquel momento Níniel supo otra cosa sobre los vampiros, eran rápidos, eran fuertes, la luz del sol les era letal, se alimentan de sangre...Y eran completamente estúpidos.
El vampiro logró herir al dragón en uno de los pocos lugares donde su gruesa armadura de escamas no le protegía pero hasta ahí llegó su suerte. La criatura logró finalmente atraparlo y aquello puso fin al combate al amenazar con espachurrar al pelinegro entre sus poderosas extremidades. Incluso Bathory tendría que aceptar la derrota y dejar de realizar su todo-menos-clásica doma de dragones. las opciones parecían ser solo dos, o entregaba el ojo o Bio, y muy posiblemente Bathory también, morirían.
Si el objeto fuese solo algo muy valioso pero sin ninguna utilidad más allá de poder proporcionar suficientes riquezas como para tener la mejor casa en árbol madre, levantada sobre una montaña de oro macizo, la peliblanca ni lo dudaría, la entregaría, pero no era tan sencillo, si aquel dragón usaba la piedra del modo en que parecía que quería usarla muchas vidas estarían en peligro y no solo una o dos. Lamentándolo mucho por Bio aquella joya no podía entregarla, solo quedaba huir con ella o destruirla.
Níniel sacó el pequeño orbe de entre los pliegues de su capa y aún entre los árboles la alzó sobre su cabeza para que el dragón pudiera verla, sin duda saber que estaba tan cerca pero justo fuera de su alcance debía de volver loca a la criatura.
-Se me ha encomendado este objeto a mi, mucho bien podría hacerse con él pero tú solo lo quieres para el mal. Eres tú el que deberías ser destruido y no la joya, pero jamás permitiré que alguien como tu la posea. Míralo bien....Es la última vez que lo ves-
Buscando destruirlo la elfa canalizó su propia magia hacia el orbe con la intención de hacerlo pedazos a base de pura energía. Pronto el orbe comenzó a brillar y su perfectamente lisa superficie comenzó a resquebrajarse, a pesar de ello la peliblanca estaba tardando mucho en hacerlo, más de lo que esperaba, sin duda por la extraña naturaleza de la esfera. El dragón dio un alarido de rabia y se lanzó contra la elfa, chocando contra un árbol tras otro hasta que ni forcejeando, pudo seguir avanzando. Desesperado soltó a Bio para tratar de abrirse paso con sus garras pero no lo lograba lo bastante rápido, con un nuevo rugido de frustración volvió a tomar su forma humana para de ese modo llegar hasta la elfa y a punto estuvo de conseguirlo, pero con un último esfuerzo Níniel envió tanta magia como pudo al orbe y este se hizo pedazos en su mano aún alzada.
-Noooooooo....Maldita perra elfa...Morirás por esto puta- Grito el semi-dragón en su forma humana lanzándose con la smanos extendidas hasta el cuello de la elfa, dispuesto a estrangularla. Níniel no se movió, permaneció quieta, con la mirada perdida hacia a su mano alzada como en un estado catatónico y con su boca moviéndose como si gesticulara palabras que no llegaba a pronunciar.
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
El forcejeo con la alada bestia era cada vez más intenso, sus movimiento seguían siendo violentos a pesar de la pérdida de sangre que le producía con cada puñalada en su enorme y grueso cuello, y los rayos que lanzaba le quemaban, de vez en cuando, un brazo, una pierna... e incluso algún mechón que otro de pelo se vio afectado por el remolino de llamas azules, mas no se propagó y su cabellera quedó a salvo. ¿Era mal momento para cuidar su feminidad? Sí. Pero cuando uno trataba de llevar una doble vida, nunca había buenos momentos para mentir. Nunca había suficiente espacio para huir... y por mucho que huyas de ti mismo, no puedes esconderte. Dejó de perderse en sus cavilaciones sobre el ser humano y su asquerosa naturaleza cuando el dragón comenzó a agitarse de un lado a otro con objeto de tirarle al suelo, se aferró con más fuerza a los cuernos y le propinó otras nuevas puñaladas para que cesase.
No paró. Los ataques se volvían más alocados y estaba quedando exhausto. De repente, como un ángel caído (aunque en aquellos momentos estuviese ascendiendo, y no cayendo), apareció Bio a través de la espesura, y con gran valentía y la estupidez que le caracterizaba, siguió al vampiro a una muerte más que segura, trepando por la delantera del dragón, hecho que era todavía más de novato que ir por la retaguardia, teniendo en cuenta que era la boca la que tenía el poder de expulsar los relámpagos y no el culo.
—Estás loco —gritó el vampiro, arrancándole una escama del cuello al dragón para producirle, si cabía, más agonía— por eso somos tan buenos amigos —y rió agarrándose de los cuernos, ya que volvían las curvas.
Unas cuantas veces vio sin poder hacer nada cómo las llamas acariciaban la tez de su vampiro favorito, dejando su hermosa cara llena de marcas cerúleas que iluminaban sus ojos aún más que la luna llena, con un atisbo de muerte tras las intenciones del dragón. Cuando logró clavarle una de sus dagas en el ojo, Erzsébeth pensó que lo habían logrado, ya que los movimientos habían parado, ya fuese por el cansancio o por lo débil que se encontrase aquel ser... pero era una falsa alarma. Con una de sus enormes garras, atrapó a Bio en una de sus patas y comenzó a apretar con tanta fuerza que pronto el oxígeno abandonaría por completo los pulmones del vampiro. No podía permitirselo.
—¡COMO LE HAGAS DAÑO TU MUERTE SERÁ TODAVÍA MÁS DOLOROSA! —exclamó, nervioso, dando más puñaladas en la cara y cuello del monstruo, que apretaba con recelo y dureza a Bio. La asfixia sería inminente, ya podía escuchar huesos quebrándose, si es que no le engañaba la imaginación. El corazón se le encogió cuando el dragón paró de moverse, manteniendo la fuerza con la que agarraba a su compañero.
Habría jurado escuchar la voz de Níniel en la lejanía, lo habría jurado pero ahora sus sentidos solo existían para Bio, debía actuar con rapidez para sacarlo de ahí. El dragón se movía en dirección a la elfa con lentitud, sus pasos eran gigantescos pero avanzaba con mucho tiempo de retraso, los músculos de su brazo soltaron tensión y entendió que estaba a punto de soltar a su amigo en un arrebato de ira. Sacó las dagas, se las guardó en un rápido gesto, se aferró a los cuernos del dragón y acabó en su cara, viendo directamente sus ojos. Vacíos, inyectados en sangre, iracundos. Los ignoró, seguramente ni siquiera le habría visto, y se dejó caer en el hombro de la criatura, aun erguido.
Corrió entre las escamas de su brazo hasta llegar a la mano, la cual estaba abierta a punto de soltar al vampiro contra el suelo, una caída de varios metros, y en el estado en que se hallaba Bio no podría caer de una forma que le evitara o bien lesionarse de por vida o morir. Saltó, propulsándose con las piernas para coger velocidad a la vez que el cuerpo de su amigo caía al vacío, lo envolvió entre sus brazos y al llegar a un árbol lo aprovechó. Se paró con los pies juntos flexionando las rodillas en una de las ramas, se propulsó nuevamente, rompiendo la misma, y con un giro acabó en el suelo, dando una voltereta para caer en buena posición como le habían enseñado.
Dejó a Bio en un matorral, seguro lejos del único montaraz que ya había salido huyendo ante el espectáculo, y lo cubrió con un par de hojas por si algún indeseable pasase por allí. Una vez estuvo a salvo, el enfado y la agonía empezaron su trabajo, corrían ahora por las venas de Erzsébeth, ansiosos por vengar el intento de asesinato de su amigo vampiro. Escupió al suelo y empezó a correr, notaba horribles molestias en las rodillas de aquella caída, pero ya habría tiempo de descansar cuando matase a aquella bestia infecta.
Un crujido detuvo su carrera a tan solo un metro del dragón. Se llevó las manos a la cabeza, empezó a ver borroso y todo se tornó oscuro. Invadido por el dolor, expulsó un grito, mas era hueco, sin sonido alguno, no era capaz de emitir nada por aquella garganta seca y podrida. Se vio a sí mismo sentado en una larga mesa, con sus mejores galas, un vestido rojo ceñido y unos tacones altos negros. La mesa, cubierta por un sedoso mantel blanco, estaba repleta de platos de carne y copas llenas de un líquido carmesí que olía al paraíso. Era sangre, y aquello era carne humana, era uno de los festines de Cassandra, sin dudarlo. Al final de la mesa logró discernir la figura de su ama y señora, de su dueña y maestra, de su único y verdadero amor. Ella, vestida de negro y con una gargantilla adornada con una calavera, reía, reía y reía, agitando una copa y derramando gotas de sangre en el blanco mantel.
—Disfruta de este festín —le dijo, acercándose a él con una daga en la mano, tirándola al aire en tono amenazante— será el último —y le lanzó la daga entre ceja y ceja, de pronto todo volvió a la normalidad y lo que le había parecido un encuentro de media hora en realidad había sido solo un segundo. El dragón seguía en el mismo sitio, ahora en su forma real, y él también. Estaba confuso, no sabía qué acababa de ver, pero sí que sabía una cosa...
—La sangre llama a la sangre —espetó, y sin más se abalanzó sobre el ahora indefenso y lleno de sangre humano. Esta vez no quería que fuese por la espalda, lo giró, le agarró del cuello y le levantó del suelo con las fuerzas que le quedaban.
Cogió una de sus dagas, la que poseía un brillo verdoso precioso, y la giró entre sus dedos. La clavó con tanta fuerza en el abdomen del muchacho que este gritó ahogadamente, la sangre salió de entre sus labios y Erzsébeth aspiró el dulce aroma que emanaba, ahora, de aquella situación. Removió la daga en el interior del humano-dragón, y lo tiró al suelo, apuñalándole brazos y piernas, poco a poco, rebanando toda su carne, dejando que la sangre brotase de su cuerpo como si de una fuente se tratase. Pegó su cara a la de aquel asqueroso, le escupió en el único ojo que le quedaba tras el asalto de Bio y, con la daga, le arrancó el otro. No permitiría que muriese plácidamente.
—Te lo advertí. Los hombres nunca tomáis en serio las advertencias de una mujer.
Después de varios minutos no pudo contenerse más y le rebanó el cuello, pero esta vez no bebió su sangre. Jamás bebería la sangre de un traidor, y menos de alguien que toque lo que es mío, pensó, a la vez que limpiaba su daga en el vestido y se la volvía a guardar. Cuando se levantó, empapado en sangre, observó que la elfa aún seguía allí parada, mirándole, con un gesto de terror o de indiferencia. Todavía no lograba distinguirlos, pero vio que en su mano alzada descansaban los pedazos rotos de un objeto. ¿La piedra? ¿La había destruido ella? ¿Había sufrido aquella visión por eso?
—Níniel, la elfa que sacó a un dragón de sus casillas —musitó, a la vez que Hiel se volvía a posar en su hombro y le propinaba una caricia. Por lo visto se había pasado toda la pelea sobrevolándolos, la inteligencia era algo que caracterizaba a los cuervos, y este no iba a ser menos.
OFF: Bio me ha dado permiso para manipular a su personaje.No paró. Los ataques se volvían más alocados y estaba quedando exhausto. De repente, como un ángel caído (aunque en aquellos momentos estuviese ascendiendo, y no cayendo), apareció Bio a través de la espesura, y con gran valentía y la estupidez que le caracterizaba, siguió al vampiro a una muerte más que segura, trepando por la delantera del dragón, hecho que era todavía más de novato que ir por la retaguardia, teniendo en cuenta que era la boca la que tenía el poder de expulsar los relámpagos y no el culo.
—Estás loco —gritó el vampiro, arrancándole una escama del cuello al dragón para producirle, si cabía, más agonía— por eso somos tan buenos amigos —y rió agarrándose de los cuernos, ya que volvían las curvas.
Unas cuantas veces vio sin poder hacer nada cómo las llamas acariciaban la tez de su vampiro favorito, dejando su hermosa cara llena de marcas cerúleas que iluminaban sus ojos aún más que la luna llena, con un atisbo de muerte tras las intenciones del dragón. Cuando logró clavarle una de sus dagas en el ojo, Erzsébeth pensó que lo habían logrado, ya que los movimientos habían parado, ya fuese por el cansancio o por lo débil que se encontrase aquel ser... pero era una falsa alarma. Con una de sus enormes garras, atrapó a Bio en una de sus patas y comenzó a apretar con tanta fuerza que pronto el oxígeno abandonaría por completo los pulmones del vampiro. No podía permitirselo.
—¡COMO LE HAGAS DAÑO TU MUERTE SERÁ TODAVÍA MÁS DOLOROSA! —exclamó, nervioso, dando más puñaladas en la cara y cuello del monstruo, que apretaba con recelo y dureza a Bio. La asfixia sería inminente, ya podía escuchar huesos quebrándose, si es que no le engañaba la imaginación. El corazón se le encogió cuando el dragón paró de moverse, manteniendo la fuerza con la que agarraba a su compañero.
Habría jurado escuchar la voz de Níniel en la lejanía, lo habría jurado pero ahora sus sentidos solo existían para Bio, debía actuar con rapidez para sacarlo de ahí. El dragón se movía en dirección a la elfa con lentitud, sus pasos eran gigantescos pero avanzaba con mucho tiempo de retraso, los músculos de su brazo soltaron tensión y entendió que estaba a punto de soltar a su amigo en un arrebato de ira. Sacó las dagas, se las guardó en un rápido gesto, se aferró a los cuernos del dragón y acabó en su cara, viendo directamente sus ojos. Vacíos, inyectados en sangre, iracundos. Los ignoró, seguramente ni siquiera le habría visto, y se dejó caer en el hombro de la criatura, aun erguido.
Corrió entre las escamas de su brazo hasta llegar a la mano, la cual estaba abierta a punto de soltar al vampiro contra el suelo, una caída de varios metros, y en el estado en que se hallaba Bio no podría caer de una forma que le evitara o bien lesionarse de por vida o morir. Saltó, propulsándose con las piernas para coger velocidad a la vez que el cuerpo de su amigo caía al vacío, lo envolvió entre sus brazos y al llegar a un árbol lo aprovechó. Se paró con los pies juntos flexionando las rodillas en una de las ramas, se propulsó nuevamente, rompiendo la misma, y con un giro acabó en el suelo, dando una voltereta para caer en buena posición como le habían enseñado.
Dejó a Bio en un matorral, seguro lejos del único montaraz que ya había salido huyendo ante el espectáculo, y lo cubrió con un par de hojas por si algún indeseable pasase por allí. Una vez estuvo a salvo, el enfado y la agonía empezaron su trabajo, corrían ahora por las venas de Erzsébeth, ansiosos por vengar el intento de asesinato de su amigo vampiro. Escupió al suelo y empezó a correr, notaba horribles molestias en las rodillas de aquella caída, pero ya habría tiempo de descansar cuando matase a aquella bestia infecta.
Un crujido detuvo su carrera a tan solo un metro del dragón. Se llevó las manos a la cabeza, empezó a ver borroso y todo se tornó oscuro. Invadido por el dolor, expulsó un grito, mas era hueco, sin sonido alguno, no era capaz de emitir nada por aquella garganta seca y podrida. Se vio a sí mismo sentado en una larga mesa, con sus mejores galas, un vestido rojo ceñido y unos tacones altos negros. La mesa, cubierta por un sedoso mantel blanco, estaba repleta de platos de carne y copas llenas de un líquido carmesí que olía al paraíso. Era sangre, y aquello era carne humana, era uno de los festines de Cassandra, sin dudarlo. Al final de la mesa logró discernir la figura de su ama y señora, de su dueña y maestra, de su único y verdadero amor. Ella, vestida de negro y con una gargantilla adornada con una calavera, reía, reía y reía, agitando una copa y derramando gotas de sangre en el blanco mantel.
—Disfruta de este festín —le dijo, acercándose a él con una daga en la mano, tirándola al aire en tono amenazante— será el último —y le lanzó la daga entre ceja y ceja, de pronto todo volvió a la normalidad y lo que le había parecido un encuentro de media hora en realidad había sido solo un segundo. El dragón seguía en el mismo sitio, ahora en su forma real, y él también. Estaba confuso, no sabía qué acababa de ver, pero sí que sabía una cosa...
—La sangre llama a la sangre —espetó, y sin más se abalanzó sobre el ahora indefenso y lleno de sangre humano. Esta vez no quería que fuese por la espalda, lo giró, le agarró del cuello y le levantó del suelo con las fuerzas que le quedaban.
Cogió una de sus dagas, la que poseía un brillo verdoso precioso, y la giró entre sus dedos. La clavó con tanta fuerza en el abdomen del muchacho que este gritó ahogadamente, la sangre salió de entre sus labios y Erzsébeth aspiró el dulce aroma que emanaba, ahora, de aquella situación. Removió la daga en el interior del humano-dragón, y lo tiró al suelo, apuñalándole brazos y piernas, poco a poco, rebanando toda su carne, dejando que la sangre brotase de su cuerpo como si de una fuente se tratase. Pegó su cara a la de aquel asqueroso, le escupió en el único ojo que le quedaba tras el asalto de Bio y, con la daga, le arrancó el otro. No permitiría que muriese plácidamente.
—Te lo advertí. Los hombres nunca tomáis en serio las advertencias de una mujer.
Después de varios minutos no pudo contenerse más y le rebanó el cuello, pero esta vez no bebió su sangre. Jamás bebería la sangre de un traidor, y menos de alguien que toque lo que es mío, pensó, a la vez que limpiaba su daga en el vestido y se la volvía a guardar. Cuando se levantó, empapado en sangre, observó que la elfa aún seguía allí parada, mirándole, con un gesto de terror o de indiferencia. Todavía no lograba distinguirlos, pero vio que en su mano alzada descansaban los pedazos rotos de un objeto. ¿La piedra? ¿La había destruido ella? ¿Había sufrido aquella visión por eso?
—Níniel, la elfa que sacó a un dragón de sus casillas —musitó, a la vez que Hiel se volvía a posar en su hombro y le propinaba una caricia. Por lo visto se había pasado toda la pelea sobrevolándolos, la inteligencia era algo que caracterizaba a los cuervos, y este no iba a ser menos.
Bathory
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Re: [Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
Sentía como me faltaba el aire y lo poco que lograba aspirar para llenar mis pulmones era bruscamente arrancado en medio de gritos de dolor, sentía como si mis huesos estuvieran a punto de romperse cuando de pronto la violencia se calmó por un instante, escuché la voz de Niniel a lo lejos aunque no llegué a escuchar nada, estaba muy estrujado para ello, sin embargo el semidragón sí que la había escuchado bien y sin pensarlo se lanzó contra ella aún con Bath encima; llegado el momento sentí como me arrojaba al piso sin más, cual si no fuera más que un mero estorbo, imaginé que me estrellaría contra el suelo pero de pronto unos brazos fuertes me atraparon en el aire y tras un par de saltos acabé aterrizando en el piso sin romperme más de lo que ya estaba.
Sin saber cómo, acabé metido en un matorral, mi cabeza daba vueltas sin entender muy bien lo que había ocurrido - Mala idea número 2: Dejarse agarrar por un hombre-dragón- Me dije a mí mismo mientras intentaba levantarme del suelo, pero era una misión bastante difícil, sentía las piernas un poco entumecidas y me costaba levantarme, descansé unos instantes hasta que un presentimiento me llevó a levantarme bruscamente, me había olvidado del dolor por unos instantes, pero ya regresaba incluso con más fuerza, sin embargo al estar de pie logré ver a Niniel destruyendo por fin el anhelado Ojo de la Serpiente, aunque la magia del objeto habría emitido una especie de onda que no tardó en llegar a donde me encontraba, atravesó mi cuerpo como si hubiese sido nada, y aunque no habría ningún daño físico adicional, algo no estaba bien, todo estaba ahora muy oscuro, demasiado oscuro, y al fondo, podía ver a mi pequeña Maguita apuntándome directamente con una flecha y su mirada perdida, tras ella, la silueta de alguien conocido, esos inconfundibles ojos grises de mi maestro, quien me hizo vampiro y había amenazado con destruir todo lo que amo.
Sacudí mi cabeza y volví a la realidad, todo estaba justo igual que antes, nada había cambiado -¿Qué rayos ha sido eso?- Murmuré para mí mismo mientras venía como Niniel era alcanzada por el hombre dragón que ahora estaba finalmente en su forma humana, iba por ella y no la dejaría, tenía que evitarlo, intenté correr pero apenas podía caminar estaba algo mareado y no alcanzaría a llegar, aunque finalmente Bathory consiguió llegar antes que yo y hacer trizas al enemigo en tan solo unos instantes, parecía haber descargado toda su ira contra el pobre sujeto que aunque había intentado un par de veces volver a su poderosa forma de dragón, no contaba ya con la suficiente energía para lograrlo.
Aunque el enemigo principal había muerto, eso no sería suficiente, uno de los jinetes azules había quedado y observaba con ira la muerte de su líder, tomó el arco que había mantenido en su espalda y lanzó una flecha directamente hacia el pecho de Niniel, aunque antes que esta llegara a impactarle se encontró con el pecho de Cétiro, quien se había interpuesto para salvarla, el viejo giró su cuerpo para regalarle a la elfa una sonrisa de despedida y fue entonces cuando una segunda flecha le atravesó el cráneo causándole una muerte instantánea, sin medir consecuencias o importarle ser atacado el último azul caminaba directo hacia el grupo preparando otra de sus flechas que lanzaría de nuevo contra la elfa, entonces usé las últimas energías que me quedaban en arrojar una de mis dagas -Nooo- Grité mientras lanzaba la filosa hoja hacia el sujeto, el grito logró distraerlo y llamar su atención, y finalmente la daga se incrustó en medio de su cara sin que hiciera nada por evitarlo, como si ya supiera que tendría ese final y solo lo estuviera esperando; tras esto, caí de rodillas al suelo con los ojos cerrados intentando no desplomarme, ahora podría quedarme tranquilo y recuperar energías sabiendo que al menos Bath y Niniel estaban bien, al menos tan bien como se podía estar…
Sin saber cómo, acabé metido en un matorral, mi cabeza daba vueltas sin entender muy bien lo que había ocurrido - Mala idea número 2: Dejarse agarrar por un hombre-dragón- Me dije a mí mismo mientras intentaba levantarme del suelo, pero era una misión bastante difícil, sentía las piernas un poco entumecidas y me costaba levantarme, descansé unos instantes hasta que un presentimiento me llevó a levantarme bruscamente, me había olvidado del dolor por unos instantes, pero ya regresaba incluso con más fuerza, sin embargo al estar de pie logré ver a Niniel destruyendo por fin el anhelado Ojo de la Serpiente, aunque la magia del objeto habría emitido una especie de onda que no tardó en llegar a donde me encontraba, atravesó mi cuerpo como si hubiese sido nada, y aunque no habría ningún daño físico adicional, algo no estaba bien, todo estaba ahora muy oscuro, demasiado oscuro, y al fondo, podía ver a mi pequeña Maguita apuntándome directamente con una flecha y su mirada perdida, tras ella, la silueta de alguien conocido, esos inconfundibles ojos grises de mi maestro, quien me hizo vampiro y había amenazado con destruir todo lo que amo.
Sacudí mi cabeza y volví a la realidad, todo estaba justo igual que antes, nada había cambiado -¿Qué rayos ha sido eso?- Murmuré para mí mismo mientras venía como Niniel era alcanzada por el hombre dragón que ahora estaba finalmente en su forma humana, iba por ella y no la dejaría, tenía que evitarlo, intenté correr pero apenas podía caminar estaba algo mareado y no alcanzaría a llegar, aunque finalmente Bathory consiguió llegar antes que yo y hacer trizas al enemigo en tan solo unos instantes, parecía haber descargado toda su ira contra el pobre sujeto que aunque había intentado un par de veces volver a su poderosa forma de dragón, no contaba ya con la suficiente energía para lograrlo.
Aunque el enemigo principal había muerto, eso no sería suficiente, uno de los jinetes azules había quedado y observaba con ira la muerte de su líder, tomó el arco que había mantenido en su espalda y lanzó una flecha directamente hacia el pecho de Niniel, aunque antes que esta llegara a impactarle se encontró con el pecho de Cétiro, quien se había interpuesto para salvarla, el viejo giró su cuerpo para regalarle a la elfa una sonrisa de despedida y fue entonces cuando una segunda flecha le atravesó el cráneo causándole una muerte instantánea, sin medir consecuencias o importarle ser atacado el último azul caminaba directo hacia el grupo preparando otra de sus flechas que lanzaría de nuevo contra la elfa, entonces usé las últimas energías que me quedaban en arrojar una de mis dagas -Nooo- Grité mientras lanzaba la filosa hoja hacia el sujeto, el grito logró distraerlo y llamar su atención, y finalmente la daga se incrustó en medio de su cara sin que hiciera nada por evitarlo, como si ya supiera que tendría ese final y solo lo estuviera esperando; tras esto, caí de rodillas al suelo con los ojos cerrados intentando no desplomarme, ahora podría quedarme tranquilo y recuperar energías sabiendo que al menos Bath y Niniel estaban bien, al menos tan bien como se podía estar…
Bio
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Re: [Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
Todo cambió de repente en el mismo momento en el que la piedra del vidente se quebró, no solo había cambiado, ya no estaba en los bosques cercanos a la ciudad de Lunargenta si no en otros que conocía muy bien, uno al que con orgullo llamaba hogar. Reconoció el tipo de árboles y vegetación, reconoció los olores y reconoció el arrullo de las aguas cristalinas del riachuelo que pasaba cerca de su casa en Sindorai y que con uno de sus serpenteantes giros formaba bajo la misma una zona donde tomar un refrescante baño sin tan siquiera tener que andar unos metros desde la puerta. Por alguna razón llegaron a su mente decenas de agradables recuerdos del tiempo que había pasado allí, conversaciones con las amigas, lecciones con los pies a remojo en los más calurosos días de verano, las sonrisas de su madre en respuesta a la risueña y cantarina voz de su hija mientras chapoteaba...
El sol se alzaba en lo más alto y soplaba una agradable y fresca brisa, movida por la costumbre la peliblanca recorrió el familiar camino que la llevaría hasta el gran árbol que acogía su morada, dándose cuenta de que aquello no podía ser real pero sin poder evitar seguir andando, había algo que tenía que ver mas allá de lo que la vegetación permitía ver desde donde estaba, debía avanzar, eso sentía aunque si pensaba sobre ello no tenía el menor sentido. Tras andar unos pasos entre la espesura pronto vio aparecer ante sus ojos su casa e incluso le pareció ver un poco de humo saliendo de la parte de la casa donde su madre tenía su completo juego de instrumentos de la más avanzada de las alquimias, lo que siempre había sido prueba de que estaba en casa y no en el pueblo o en alguno de sus viajes. Todo era normal, como siempre, no había nada extraño en aquel remanso de paz y tranquilidad que aquella casa siempre había sido, un lugar en lo que lo único que pasaba era el tiempo y lo que su propia familia se trajera entre manos, la elfa no entendía por qué entonces aquella sensación de que debía seguir mirando con atención no se iba.
Entonces se percató, no se escuchaba ni el menor ruido de ningún animal. ¿Cómo podía no haberse dado cuenta?. Allí siempre había aves cantoras y decenas de animales correteando y dando vida al lugar, no había muros ni vallas que acotaran la casa, podían entrar y salir a placer sin que nadie les molestara y rara vez guardaban tanto silencio. El único ruido era el del agua del río y mientras todo lo demás guardaba silencio, el sonido de las aguas comenzó a aumentar como si hubiese una crecida. Níniel se acercó al agua y ahogó un grito llevándose una mano a la boca al ver como las cristalinas aguas bajaban teñidas de rojo, unos metros más arriba en el curso del río, atrapado entre la rama de un árbol caído, boca abajo, estaba el cuerpo de un elfo con varias flechas clavadas en su espalda.
Inmediatamente la elfa se repuso y se lanzó a la carrera para tratar de ver si podía hacer algo por aquel elfo, pero una visión aún más atroz la hizo detenerse a mitad de camino y a gemir horrorizada. Más cuerpos, decenas de ellos, comenzaron a pasar flotando sobre las aguas delante de la peliblanca, tantos que chocaban los unos con los otros hasta bloquearse el paso uno a otros, causando que algunos acabaran desplazados hasta las orillas o que quedaran inmóviles en mitad de unas aguas cada vez más rojas. En ese momento un rugido sacudió el bosque y Níniel dirigió su mirada hacia el lugar del que provenía semejante muestra de poder.
Alzándose incluso sobre los más altos árboles apareció una sombra, una criatura que parecía hecha de oscuridad pura y con una forma difusa que alzaba su poderosa testa coronada con imponentes cuernos hacia los cielos, como si los desafiara emitiendo un nuevo rugido que hizo que la peliblanca tuviera que taparse los oídos al sentir autentico dolor, todo temblaba. Entonces, como si hubiese oído su grito o como si pudiera sentir su presencia, aquella criatura la miró directamente con sus ojos rojos brillantes como rubíes, sobre su frente, tres gemas de diferentes colores brillaban tan intensamente como el odio de sus ojos. Había inteligencia en aquella mirada una que daba auténtico pavor, miró a la elfa unos instantes más y después comenzó a reír de forma grotesca. El día se tornó noche, la noche en oscuridad...Y en ese momento Níniel volvió en sí.
Volvía a estar en aquella arboleda cercana a la ciudad de los humanos, volvía a ver a Bio, y a Bathory sobre un cadáver destrozado que hubiese impactado a la peliblanca si no acabara de tener una visión de la perdición de todo su pueblo a manos de...La oscuridad. Los fragmentos del ojo de la serpiente que aún tenía en su mano alzada se convirtieron en polvo que se dispersó con el viento y finalmente la elfa bajó la mirada para ver a su lado el cuerpo sin vida de Cétiro con dos mortales flechazos en su cuerpo. Parecía que en su último estertor había intentado entregar algo a la elfa, un cuaderno con tapas de cuero y al que habían dado mucho uso a juzgar por su estado. Tras ella estaba la bruja que la miraba como si esperara alguna clase de revelación proveniente de la peliblanca.
-¿Y bien?. ¿Las has visto elfa?-
-¿Ver qué?- Respondió la joven aún aturdida y apenas consciente de lo que la rodeaba ni de qué había pasado.
-Las gemas...Las gemas de la leyenda, los tres orbes. Cétiro lo dijo antes de morir.-
-¿Qué dijo antes de morir?-
-Protégelas...Eso dijo con su último aliento tras recibir una flecha por ti-
-¿Por mí?.- Níniel se dejó caer al suelo junto al cuerpo de Cétiro y comenzando a derramar lágrimas silenciosas por el anciano fallecido al comenzar a dejar atrás el aturdimiento y colocar las piezas en su sitio para entender la escena que tenía delante. Con cuidado tomó el cuaderno de sus manos y colocó el cuerpo del hombre en una posición más digna.
-¿Las viste?.- Preguntó d enuevo la bruja con muy poco tacto y mostrando muy poco aprecio por su camarada muerto.
-Si, las vi...Y también vi oscuridad y muerte. Tanta como no creía posible.-
El sol se alzaba en lo más alto y soplaba una agradable y fresca brisa, movida por la costumbre la peliblanca recorrió el familiar camino que la llevaría hasta el gran árbol que acogía su morada, dándose cuenta de que aquello no podía ser real pero sin poder evitar seguir andando, había algo que tenía que ver mas allá de lo que la vegetación permitía ver desde donde estaba, debía avanzar, eso sentía aunque si pensaba sobre ello no tenía el menor sentido. Tras andar unos pasos entre la espesura pronto vio aparecer ante sus ojos su casa e incluso le pareció ver un poco de humo saliendo de la parte de la casa donde su madre tenía su completo juego de instrumentos de la más avanzada de las alquimias, lo que siempre había sido prueba de que estaba en casa y no en el pueblo o en alguno de sus viajes. Todo era normal, como siempre, no había nada extraño en aquel remanso de paz y tranquilidad que aquella casa siempre había sido, un lugar en lo que lo único que pasaba era el tiempo y lo que su propia familia se trajera entre manos, la elfa no entendía por qué entonces aquella sensación de que debía seguir mirando con atención no se iba.
Entonces se percató, no se escuchaba ni el menor ruido de ningún animal. ¿Cómo podía no haberse dado cuenta?. Allí siempre había aves cantoras y decenas de animales correteando y dando vida al lugar, no había muros ni vallas que acotaran la casa, podían entrar y salir a placer sin que nadie les molestara y rara vez guardaban tanto silencio. El único ruido era el del agua del río y mientras todo lo demás guardaba silencio, el sonido de las aguas comenzó a aumentar como si hubiese una crecida. Níniel se acercó al agua y ahogó un grito llevándose una mano a la boca al ver como las cristalinas aguas bajaban teñidas de rojo, unos metros más arriba en el curso del río, atrapado entre la rama de un árbol caído, boca abajo, estaba el cuerpo de un elfo con varias flechas clavadas en su espalda.
Inmediatamente la elfa se repuso y se lanzó a la carrera para tratar de ver si podía hacer algo por aquel elfo, pero una visión aún más atroz la hizo detenerse a mitad de camino y a gemir horrorizada. Más cuerpos, decenas de ellos, comenzaron a pasar flotando sobre las aguas delante de la peliblanca, tantos que chocaban los unos con los otros hasta bloquearse el paso uno a otros, causando que algunos acabaran desplazados hasta las orillas o que quedaran inmóviles en mitad de unas aguas cada vez más rojas. En ese momento un rugido sacudió el bosque y Níniel dirigió su mirada hacia el lugar del que provenía semejante muestra de poder.
Alzándose incluso sobre los más altos árboles apareció una sombra, una criatura que parecía hecha de oscuridad pura y con una forma difusa que alzaba su poderosa testa coronada con imponentes cuernos hacia los cielos, como si los desafiara emitiendo un nuevo rugido que hizo que la peliblanca tuviera que taparse los oídos al sentir autentico dolor, todo temblaba. Entonces, como si hubiese oído su grito o como si pudiera sentir su presencia, aquella criatura la miró directamente con sus ojos rojos brillantes como rubíes, sobre su frente, tres gemas de diferentes colores brillaban tan intensamente como el odio de sus ojos. Había inteligencia en aquella mirada una que daba auténtico pavor, miró a la elfa unos instantes más y después comenzó a reír de forma grotesca. El día se tornó noche, la noche en oscuridad...Y en ese momento Níniel volvió en sí.
Volvía a estar en aquella arboleda cercana a la ciudad de los humanos, volvía a ver a Bio, y a Bathory sobre un cadáver destrozado que hubiese impactado a la peliblanca si no acabara de tener una visión de la perdición de todo su pueblo a manos de...La oscuridad. Los fragmentos del ojo de la serpiente que aún tenía en su mano alzada se convirtieron en polvo que se dispersó con el viento y finalmente la elfa bajó la mirada para ver a su lado el cuerpo sin vida de Cétiro con dos mortales flechazos en su cuerpo. Parecía que en su último estertor había intentado entregar algo a la elfa, un cuaderno con tapas de cuero y al que habían dado mucho uso a juzgar por su estado. Tras ella estaba la bruja que la miraba como si esperara alguna clase de revelación proveniente de la peliblanca.
-¿Y bien?. ¿Las has visto elfa?-
-¿Ver qué?- Respondió la joven aún aturdida y apenas consciente de lo que la rodeaba ni de qué había pasado.
-Las gemas...Las gemas de la leyenda, los tres orbes. Cétiro lo dijo antes de morir.-
-¿Qué dijo antes de morir?-
-Protégelas...Eso dijo con su último aliento tras recibir una flecha por ti-
-¿Por mí?.- Níniel se dejó caer al suelo junto al cuerpo de Cétiro y comenzando a derramar lágrimas silenciosas por el anciano fallecido al comenzar a dejar atrás el aturdimiento y colocar las piezas en su sitio para entender la escena que tenía delante. Con cuidado tomó el cuaderno de sus manos y colocó el cuerpo del hombre en una posición más digna.
-¿Las viste?.- Preguntó d enuevo la bruja con muy poco tacto y mostrando muy poco aprecio por su camarada muerto.
-Si, las vi...Y también vi oscuridad y muerte. Tanta como no creía posible.-
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
Erzsébeth no estaba seguro de si lo que había pasado a continuación del asesinato del hombre-dragón había pasado tan rápido como él creía o era debido al éxtasis que le estaba poseyendo en aquellos instantes tras la ardua batalla contra la bestia lo que le hacía ver los acontecimientos a una visión extra rápida.
En solo un par de segundos habían pasado 3 cosas destacables: la primera de todas, el dolor. El dolor que recorrió sus piernas había sido tan asolador que le hizo caer de rodillas con un gesto de agonía dibujado en su rostro, era un suplicio dado por un latigazo apasionado e invisible, debía haber sido a causa de los múltiples saltos que había dado anteriormente para poner a buen recaudo a Bio, aquello le pasaría factura durante un par de días si es que no se había fracturado algún hueso. Por mucho que a uno le enseñen a caer, la hostia te la acabas dando igual. Y en aquellos momentos el dolor le impedía moverse lo suficientemente rápido como para desviar con sus dagas una flecha que iba directa hacia la cabeza de Níniel. Intentó avisarla con un grito, mas no le dio tiempo.
Ya que la segunda cosa que merecía ser nombrada, era que aquel anciano enjuto y desvalido, cobarde como para huir de su destino en un principio pero valiente como para dar la vida por su causa y finalmente aceptarlo, había puesto final a su propia vida para salvar a la aparentemente flemática elfa, cuya mirada se hallaba vacía, perdida en un universo que solo ella podía contemplar: su mente. Su rincón privado e intransferible se la había llevado lejos en un momento muy peliagudo, algo que le habría costado la vida de no ser por aquel estúpido Cétiro, que tras recibir el primer flechazo le dedicó unas palabras que se perderían para siempre en el susurro silencioso del bosque... Níniel no estaba escuchando. Crack. El segundo flechazo había llegado a su destino, la cabeza del pobre hombre, su cráneo se había quebrado con una facilidad increíble. Erzsébeth se acordaba ahora de las múltiples torturas que había recibido y propinado en su vida, de lo frágiles que eran los huesos cuando tenías las herramientas o la sangre fría necesaria como para ponerlos al límite. Al viejo se le había caído un cuaderno muy interesante casi a los pies de la peliblanca, que se erguía impasible ante la situación secuestrada por sus cavilaciones.
La tercera cosa tenía que ver, cómo no, con Bio. Aún seguía Níniel en sus mundos cuando el arquero preparó otra flecha. Erzsébeth intentó levantarse, fracasando nuevamente y cayendo de bruces al suelo, agarrando con rabia las briznas de hierba mientras retenía la rabia apretando fuertemente los dientes, mas al llevar la vista atrás buscando alguna solución, se encontró con que su fiel compañero ya se había puesto en marcha, lanzando heróicamente y de forma adecuada una daga que le había perforado el cráneo al arquero de la misma manera que él lo había hecho hacía unos instantes, y cayó como las hojas en otoño, y murió como los humanos morían y merecían morir. Todo había tenido lugar en menos de diez segundos, tiempo suficiente para que el vampiro, mirando a la elfa junto con la hechicera Danshee, se diese cuenta de algo muy importante.
Cuando Níniel salió de su trance e intercambió unas palabras que no pudo comprender con Danshee, cuando se agachó con lágrimas sigilosas y traicioneras en los ojos y agarró la especie de diario que Cétiro le había ofrecido, cuando habló de oscuridad y muerte después de todo lo que había ocurrido entre la cuna de aquellos árboles, comprendió que jamás podría confiar en aquella recelosa y orgullosa elfa. Erzsébeth también se movía por el interés, y si hubiese sido otra situación, también se habría callado lo de que poseía el Ojo, pero si algo le había enseñado Cassandra cuando iba de misión con sus compañeras espías, era que debes confiar con al gente que trabaja contigo, ya que pones tu vida en sus manos y si te traicionan debes arrebatarles la suya. Ellos estaban juntos intentando sobrevivir, era muy parecido a trabajar unidos, y que ella hubiese sido capaz de ocultar que le habían confiado el objeto que estaba poniendo a todos en peligro en lugar de buscar la solución "rápida" había sido un acto en el que el vampiro no había recaído hasta que la vio llorar. Sacudió la cabeza y se levantó dejando el tema de la desconfianza para otro momento, observando cómo ya no quedaban restos del dichoso artilugio, y Danshee carraspeó, moviéndose justo en medio de los tres, Bio un poco más alejado del resto pero no tanto como para no escucharla.
—Lo que habéis presenciado aquí no es más que el principio de una cacería que se avecina —comenzó, señalándonos a todos, uno por uno, terminando en Níniel— todos os habéis visto envueltos en algo de lo que no podréis escapar... sobretodo tú, elfa, que ya has visto el fin del mundo en Lunargenta. Una misión se me ha encomendado y preciso de vuestra ayuda para conseguir acabarla con éxito... Necesito diestros guerreros, fuertes estrategas. Y vosotros sois los elegidos, así se ha predicho y así se ha de cumplir. Níniel ha visto las Joyas de la Destrucción. Cuenta una leyenda que ha pasado de generación en generación en nuestro círculo, que hace cientos de años, cuando todo no era más que un sueño retorcido de la creación, una figura maligna que encarnaba a la propia destrucción amenazaba con acabar con todo. Era un espíritu, una visión, algo intangible pero muy real, sus pasos hacían temblar la tierra del poder que emanaba, sus órdenes eran cumplidas sin rechistar y sus ansias de poder eran incansables. Mas al no poseer un cuerpo físico y ser una mera esencia espiritual aunque con mucha influencia, un grupo de poderosos hechiceros tramaron un plan: encerrar a la bestia en varios recipientes, separando su poder para que no sea capaz de ser liberado a no ser que estas vuelvan a juntarse. Pudo ser encerrada, tras muchos años de intento y de conjuros, en cuatro gemas, divididas y repartidas con mucha dedicación y esfuerzo en lugares que poseen su propia naturaleza mágica, barreras irrompibles y hechizos fortísimos que impedirían a cualquier persona adentrarse y obtener las gemas. Todo estaba en secreto y nadie sabía acerca del tema.
Hizo una pausa, mirando el cadáver de Cétiro con cierta nostalgia y aire melancólico.
—Pero la maldad ha corrompido las gemas hasta tal punto de que tienen poder sobre el mundo, estas tienen un aura que atrae a los humanos y otras razas con fervor, creando ilusiones de que si consiguen encontrarlas todas y reunirlas en un lugar que prefiero no decir, podrán invocar a un brujo que les conceda todos sus deseos... a cambio de ser sus súbditos. Solo la última parte es real —dijo, entre risas— ya que lo que hace ese ser es meter la maldad en el alma de los seres y corromperlos para utilizarlos en su propio beneficio, creando así un ejército maligno que haga el trabajo sucio mientras él espera sentado en su trono de dolor y huesos a que la humanidad le rinda devoción. Quiere ser un Dios. En el cuaderno que Cétiro te ha otorgado tenemos la ubicación de cada una de las gemas y de todos los grupos activos que están buscándolas, los medios que utilizan y los nuevos lugares a los que debemos trasladarlas para que pueda durar así la paz en Lunargenta otros cientos de años. Tres de ellas representan lo más humano, la mente, el cuerpo y el alma, que es algo de lo que carece nuestra avariciosa criatura y lo que le impulsa a odiar a los humanos. La última de todas simboliza el miedo, el horror... la muerte. Y es la más escondida y con la que más cuidado debemos tener... ya que ha adquirido poder suficiente como para protegerse haciendo cosas terribles. Ahora debéis decirme si vuestra alianza se hará, pues yo, Danshee, estoy dispuesta a morir.
El silencio que siguió a aquella temible historia fue sofocante. Aunque no entendía por qué estaban eligiéndole, ni se imaginaba cuán grave era la situación, Erzsébeth no tenía otra opción que aceptar aquella extravagante aventura que bien podía acabar en su inminente muerte... pero había obtenido suficiente información como para que Cassandra quisiera tener un encuentro con él. Eso le animaba todavía más a meterse de lleno en aquel callejón sin salida.
—Una joya es la mejor amiga de una mujer, no creo que me haga daño conseguir cuatro —espetó Erzsébeth acariciando el pecho de Hiel, esperando la respuesta de los otros dos.
En solo un par de segundos habían pasado 3 cosas destacables: la primera de todas, el dolor. El dolor que recorrió sus piernas había sido tan asolador que le hizo caer de rodillas con un gesto de agonía dibujado en su rostro, era un suplicio dado por un latigazo apasionado e invisible, debía haber sido a causa de los múltiples saltos que había dado anteriormente para poner a buen recaudo a Bio, aquello le pasaría factura durante un par de días si es que no se había fracturado algún hueso. Por mucho que a uno le enseñen a caer, la hostia te la acabas dando igual. Y en aquellos momentos el dolor le impedía moverse lo suficientemente rápido como para desviar con sus dagas una flecha que iba directa hacia la cabeza de Níniel. Intentó avisarla con un grito, mas no le dio tiempo.
Ya que la segunda cosa que merecía ser nombrada, era que aquel anciano enjuto y desvalido, cobarde como para huir de su destino en un principio pero valiente como para dar la vida por su causa y finalmente aceptarlo, había puesto final a su propia vida para salvar a la aparentemente flemática elfa, cuya mirada se hallaba vacía, perdida en un universo que solo ella podía contemplar: su mente. Su rincón privado e intransferible se la había llevado lejos en un momento muy peliagudo, algo que le habría costado la vida de no ser por aquel estúpido Cétiro, que tras recibir el primer flechazo le dedicó unas palabras que se perderían para siempre en el susurro silencioso del bosque... Níniel no estaba escuchando. Crack. El segundo flechazo había llegado a su destino, la cabeza del pobre hombre, su cráneo se había quebrado con una facilidad increíble. Erzsébeth se acordaba ahora de las múltiples torturas que había recibido y propinado en su vida, de lo frágiles que eran los huesos cuando tenías las herramientas o la sangre fría necesaria como para ponerlos al límite. Al viejo se le había caído un cuaderno muy interesante casi a los pies de la peliblanca, que se erguía impasible ante la situación secuestrada por sus cavilaciones.
La tercera cosa tenía que ver, cómo no, con Bio. Aún seguía Níniel en sus mundos cuando el arquero preparó otra flecha. Erzsébeth intentó levantarse, fracasando nuevamente y cayendo de bruces al suelo, agarrando con rabia las briznas de hierba mientras retenía la rabia apretando fuertemente los dientes, mas al llevar la vista atrás buscando alguna solución, se encontró con que su fiel compañero ya se había puesto en marcha, lanzando heróicamente y de forma adecuada una daga que le había perforado el cráneo al arquero de la misma manera que él lo había hecho hacía unos instantes, y cayó como las hojas en otoño, y murió como los humanos morían y merecían morir. Todo había tenido lugar en menos de diez segundos, tiempo suficiente para que el vampiro, mirando a la elfa junto con la hechicera Danshee, se diese cuenta de algo muy importante.
Cuando Níniel salió de su trance e intercambió unas palabras que no pudo comprender con Danshee, cuando se agachó con lágrimas sigilosas y traicioneras en los ojos y agarró la especie de diario que Cétiro le había ofrecido, cuando habló de oscuridad y muerte después de todo lo que había ocurrido entre la cuna de aquellos árboles, comprendió que jamás podría confiar en aquella recelosa y orgullosa elfa. Erzsébeth también se movía por el interés, y si hubiese sido otra situación, también se habría callado lo de que poseía el Ojo, pero si algo le había enseñado Cassandra cuando iba de misión con sus compañeras espías, era que debes confiar con al gente que trabaja contigo, ya que pones tu vida en sus manos y si te traicionan debes arrebatarles la suya. Ellos estaban juntos intentando sobrevivir, era muy parecido a trabajar unidos, y que ella hubiese sido capaz de ocultar que le habían confiado el objeto que estaba poniendo a todos en peligro en lugar de buscar la solución "rápida" había sido un acto en el que el vampiro no había recaído hasta que la vio llorar. Sacudió la cabeza y se levantó dejando el tema de la desconfianza para otro momento, observando cómo ya no quedaban restos del dichoso artilugio, y Danshee carraspeó, moviéndose justo en medio de los tres, Bio un poco más alejado del resto pero no tanto como para no escucharla.
—Lo que habéis presenciado aquí no es más que el principio de una cacería que se avecina —comenzó, señalándonos a todos, uno por uno, terminando en Níniel— todos os habéis visto envueltos en algo de lo que no podréis escapar... sobretodo tú, elfa, que ya has visto el fin del mundo en Lunargenta. Una misión se me ha encomendado y preciso de vuestra ayuda para conseguir acabarla con éxito... Necesito diestros guerreros, fuertes estrategas. Y vosotros sois los elegidos, así se ha predicho y así se ha de cumplir. Níniel ha visto las Joyas de la Destrucción. Cuenta una leyenda que ha pasado de generación en generación en nuestro círculo, que hace cientos de años, cuando todo no era más que un sueño retorcido de la creación, una figura maligna que encarnaba a la propia destrucción amenazaba con acabar con todo. Era un espíritu, una visión, algo intangible pero muy real, sus pasos hacían temblar la tierra del poder que emanaba, sus órdenes eran cumplidas sin rechistar y sus ansias de poder eran incansables. Mas al no poseer un cuerpo físico y ser una mera esencia espiritual aunque con mucha influencia, un grupo de poderosos hechiceros tramaron un plan: encerrar a la bestia en varios recipientes, separando su poder para que no sea capaz de ser liberado a no ser que estas vuelvan a juntarse. Pudo ser encerrada, tras muchos años de intento y de conjuros, en cuatro gemas, divididas y repartidas con mucha dedicación y esfuerzo en lugares que poseen su propia naturaleza mágica, barreras irrompibles y hechizos fortísimos que impedirían a cualquier persona adentrarse y obtener las gemas. Todo estaba en secreto y nadie sabía acerca del tema.
Hizo una pausa, mirando el cadáver de Cétiro con cierta nostalgia y aire melancólico.
—Pero la maldad ha corrompido las gemas hasta tal punto de que tienen poder sobre el mundo, estas tienen un aura que atrae a los humanos y otras razas con fervor, creando ilusiones de que si consiguen encontrarlas todas y reunirlas en un lugar que prefiero no decir, podrán invocar a un brujo que les conceda todos sus deseos... a cambio de ser sus súbditos. Solo la última parte es real —dijo, entre risas— ya que lo que hace ese ser es meter la maldad en el alma de los seres y corromperlos para utilizarlos en su propio beneficio, creando así un ejército maligno que haga el trabajo sucio mientras él espera sentado en su trono de dolor y huesos a que la humanidad le rinda devoción. Quiere ser un Dios. En el cuaderno que Cétiro te ha otorgado tenemos la ubicación de cada una de las gemas y de todos los grupos activos que están buscándolas, los medios que utilizan y los nuevos lugares a los que debemos trasladarlas para que pueda durar así la paz en Lunargenta otros cientos de años. Tres de ellas representan lo más humano, la mente, el cuerpo y el alma, que es algo de lo que carece nuestra avariciosa criatura y lo que le impulsa a odiar a los humanos. La última de todas simboliza el miedo, el horror... la muerte. Y es la más escondida y con la que más cuidado debemos tener... ya que ha adquirido poder suficiente como para protegerse haciendo cosas terribles. Ahora debéis decirme si vuestra alianza se hará, pues yo, Danshee, estoy dispuesta a morir.
El silencio que siguió a aquella temible historia fue sofocante. Aunque no entendía por qué estaban eligiéndole, ni se imaginaba cuán grave era la situación, Erzsébeth no tenía otra opción que aceptar aquella extravagante aventura que bien podía acabar en su inminente muerte... pero había obtenido suficiente información como para que Cassandra quisiera tener un encuentro con él. Eso le animaba todavía más a meterse de lleno en aquel callejón sin salida.
—Una joya es la mejor amiga de una mujer, no creo que me haga daño conseguir cuatro —espetó Erzsébeth acariciando el pecho de Hiel, esperando la respuesta de los otros dos.
Bathory
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Re: [Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
Tras recuperar mis fuerzas reposando un rato sobre el piso conseguí levantarme y caminar hasta donde se encontraba el grupo; me encontraba un poco conmocionado, no solo por los daños recibidos, sino también por esa extraña visión, cerré los ojos con fuerza y agité la cabeza hacia os lados intentando sacar ese pensamiento de mi cabeza, al llegar encontré a la bruja preguntando a Niniel acerca de las joyas, aunque ésta no lograba contestar, hasta que finalmente admitió haberlas visto -(Otras tres joyas)- Pensé mientras observaba una extraña marca en la elfa, aunque por ahora no parecía ser importante, no recordaba haberla visto antes, pero tal vez había estado muy distraído y no había podido detallarla con claridad.
Fue entonces cuando la bruja, tras asegurarse de que Nin realmente había podido controlar la inestable joya para dar con algo que tal vez nadie había podido ver en muchos años, décadas, generaciones enteras cuidando y persiguiendo cosas que ni siquiera sabían si servían para algo real, además de todo reveló también que había una joya más, serían 4 en total, me costaba un poco creer todo lo que había dicho, pero la joya recién destruida parecía tener un poder real, si la elfa la había resguardado de esa manera, era porque había sentido el poder en ella, así que no estaría de más asegurarnos de que si había otras, fueran destruidas de la misma forma -Me has confundido- Dije a la bruja -¿Son tres o cuatro joyas?- La bruja no terminaba de confiar del todo en nosotros los vampiros, pero accedió a contestar -Solo Cétiro había podido descubrir los secretos de esas joyas, Tal vez encuentren en ese cuaderno más respuestas de las que yo pueda darles; hasta donde mi grupo sabía, se necesitan tres joyas para despertar al mal, se sospecha que existe una joya más, que es para controlarlo, aunque no se sabe si es real, y la que acabó hoy destruida, era para prevenirlo- Apretó los puños para continuar la historia -No fuimos capaces de hacer un buen trabajo, hasta ahora, los Hijos del Caos, como se hacen llamar, tienen en su poder una de las joyas todavía, otra fue destruida, y tres están ocultas, deben ser encontradas y destruidas a cualquier costo. Si realmente son dignos de esta tarea, una marca aparecerá en sus cuerpos, si eso sucede, los esperaré dentro de 21 días en el punto más al sur de la Playa de los Ancestros- Llamó a su caballo que vino a ella trotando con bastante delicadeza, parecía ser un animal muy listo -Tienen hasta entonces para encontrarse a sí mismos y vencer sus temores- Subió a su corcel con algo de dificultad y tras observarnos un rato partió luego de decir en tono algo irónico -Dos vampiros y una elfa, vaya grupo el que se ha formado.
Di una mirada a Bath a quien el esfuerzo realizado parecía comenzar a pasarle factura, y a Niniel que se encontraba muy conmocionada, a fin de cuentas, no era una guerrera ¿Cómo podían encargarle semejante tarea? Yo no podía dejarla sola en eso, aún tenía muchos asuntos pendientes, pero llegado el momento, estaría para apoyarla -Quieras mi ayuda o no... La tendrás- Dije a la elfa mientras caminaba despacio hacia donde se encontraba mi compañera de gremio y estiré mi mano buscando su hombro -Todo va a estar bien- Dije a Bath para luego dirigirme a Niniel -Todo va a estar bien, aunque tengamos que asegurarnos de que así sea- Habré con mucha determinación, tanta como el momento se lo merecía -Pero primero debemos descansar un par de días, ya luego pensaremos en ser la séptima generación de guardianes... El Séptimo Círculo- Hice un breve silencio tras decirlo -No suena nada mal- Dije con una pícara sonrisa -El Séptimo Círculo.
Fue entonces cuando la bruja, tras asegurarse de que Nin realmente había podido controlar la inestable joya para dar con algo que tal vez nadie había podido ver en muchos años, décadas, generaciones enteras cuidando y persiguiendo cosas que ni siquiera sabían si servían para algo real, además de todo reveló también que había una joya más, serían 4 en total, me costaba un poco creer todo lo que había dicho, pero la joya recién destruida parecía tener un poder real, si la elfa la había resguardado de esa manera, era porque había sentido el poder en ella, así que no estaría de más asegurarnos de que si había otras, fueran destruidas de la misma forma -Me has confundido- Dije a la bruja -¿Son tres o cuatro joyas?- La bruja no terminaba de confiar del todo en nosotros los vampiros, pero accedió a contestar -Solo Cétiro había podido descubrir los secretos de esas joyas, Tal vez encuentren en ese cuaderno más respuestas de las que yo pueda darles; hasta donde mi grupo sabía, se necesitan tres joyas para despertar al mal, se sospecha que existe una joya más, que es para controlarlo, aunque no se sabe si es real, y la que acabó hoy destruida, era para prevenirlo- Apretó los puños para continuar la historia -No fuimos capaces de hacer un buen trabajo, hasta ahora, los Hijos del Caos, como se hacen llamar, tienen en su poder una de las joyas todavía, otra fue destruida, y tres están ocultas, deben ser encontradas y destruidas a cualquier costo. Si realmente son dignos de esta tarea, una marca aparecerá en sus cuerpos, si eso sucede, los esperaré dentro de 21 días en el punto más al sur de la Playa de los Ancestros- Llamó a su caballo que vino a ella trotando con bastante delicadeza, parecía ser un animal muy listo -Tienen hasta entonces para encontrarse a sí mismos y vencer sus temores- Subió a su corcel con algo de dificultad y tras observarnos un rato partió luego de decir en tono algo irónico -Dos vampiros y una elfa, vaya grupo el que se ha formado.
Di una mirada a Bath a quien el esfuerzo realizado parecía comenzar a pasarle factura, y a Niniel que se encontraba muy conmocionada, a fin de cuentas, no era una guerrera ¿Cómo podían encargarle semejante tarea? Yo no podía dejarla sola en eso, aún tenía muchos asuntos pendientes, pero llegado el momento, estaría para apoyarla -Quieras mi ayuda o no... La tendrás- Dije a la elfa mientras caminaba despacio hacia donde se encontraba mi compañera de gremio y estiré mi mano buscando su hombro -Todo va a estar bien- Dije a Bath para luego dirigirme a Niniel -Todo va a estar bien, aunque tengamos que asegurarnos de que así sea- Habré con mucha determinación, tanta como el momento se lo merecía -Pero primero debemos descansar un par de días, ya luego pensaremos en ser la séptima generación de guardianes... El Séptimo Círculo- Hice un breve silencio tras decirlo -No suena nada mal- Dije con una pícara sonrisa -El Séptimo Círculo.
Última edición por Bio el Lun Sep 07 2015, 06:12, editado 1 vez
Bio
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Re: [Cerrado] El Séptimo Círculo [Creación de Clan - Interpretativo - Libre]
+1 punto para Niniel en habilidad pasiva, primeros auxilios.
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