Compañia en la noche [Quest]
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Compañia en la noche [Quest]
Como cada día Adara estaba en su habitación, durmiendo. El sol entraba por la ventana, recordándole que era hora de despertarse.
Pero aquel día no era como todos, Ratko le había prometido que contrataría a una mujer para que estuviese con ella, que le ayudase a vestirse y limpiar, que le ayudase… si, le había mentido, le había dicho que una noble como ella necesitaba una doncella, pero la verdad es que solo necesitaba una persona con la que hablar, una amiga.
Y el día había llegado.
La humana se lavó y se vistió con un precioso vestido de color azul cielo, con detalles blancos. Estaba nerviosa por ver a su nueva… doncella.
Bajó corriendo las escaleras, suponiendo que su marido estaría en la habitación, encerrado como siempre. Pero no, estaba en la puerta, esperando a la nueva trabajadora igual que ella.
-Buenos días…- susurro el bajito, no solían hablar, por lo que la situación entre ambos era un poco… tensa.
-Buenos días…- susurro ella bajando la miraba, acabando de bajar las escaleras a paso lento.
Adara creía que se encerraba en su habitación porque él también se sentía incómodo. No le acababa de parecer mala persona, ya que no la había forzado, ni siquiera había sacado el tema de consumar el matrimonio… surte, pensó la humana.
Las puertas de la casa se abrieron, la nueva trabajadora estaba entrando por el jardín.
Pero aquel día no era como todos, Ratko le había prometido que contrataría a una mujer para que estuviese con ella, que le ayudase a vestirse y limpiar, que le ayudase… si, le había mentido, le había dicho que una noble como ella necesitaba una doncella, pero la verdad es que solo necesitaba una persona con la que hablar, una amiga.
Y el día había llegado.
La humana se lavó y se vistió con un precioso vestido de color azul cielo, con detalles blancos. Estaba nerviosa por ver a su nueva… doncella.
Bajó corriendo las escaleras, suponiendo que su marido estaría en la habitación, encerrado como siempre. Pero no, estaba en la puerta, esperando a la nueva trabajadora igual que ella.
-Buenos días…- susurro el bajito, no solían hablar, por lo que la situación entre ambos era un poco… tensa.
-Buenos días…- susurro ella bajando la miraba, acabando de bajar las escaleras a paso lento.
Adara creía que se encerraba en su habitación porque él también se sentía incómodo. No le acababa de parecer mala persona, ya que no la había forzado, ni siquiera había sacado el tema de consumar el matrimonio… surte, pensó la humana.
Las puertas de la casa se abrieron, la nueva trabajadora estaba entrando por el jardín.
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- Ratko:
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- adara:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
•Debes explicar cómo eres contratada, y como llegas a la casa de las afueras.
Este tema es solo para 1 personaje
Los turnos serán: master, p1
*No se debe de estar participando en Quest u otro rol mastereado
*Este rol no causará riesgos graves para los pjs. (posibilidad de riesgo leve)
*El rol debe ser fluido, se deben avisar las ausencias pasadas las 48h, de lo contrario, el pj será avisado, si tras esto no se tienen en consideración las advertencias, el pj será sancionado, expulsado del rol y algún castigo, como podría ser una herida que incapacite o una maldición.
Última edición por Wyn el Dom Jun 21 2015, 14:19, editado 2 veces
Wyn
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Re: Compañia en la noche [Quest]
Entre las flores, un tazón de vino. Bebo sola, ningún amigo está cerca. Levanto mi copa, invito a la Luna y a mi sombra, y ahora somos tres. En realidad es una botella, ¡pero qué importa! Estoy tan ebria que podría intentar dejar vivir a alguien, herirlo sin desearlo y accidentalmente salvarle la vida. De hecho, es más probable que intente asesinar a un árbol pensando que era un hombre-coyote-colibrí. ¡Hilarante! Un animal capaz de aullar boludeces mientras vuela. Y hablando de aullar, hace tiempo que no hablo con alguien. Ya va siendo hora que me entretenga con algún engaño, cuadrar alguna artimaña, preparar un embuste.
—¿Pero a quién? —Hablé a la nada con un tono de voz desmesurado y claramente revelando mi estado de alcoholismo. No podía presentarme ante alguien en este estado, perdería credibilidad y podría incluso ahuyentar a mi presa. No, no. Debía mejorar mi postura, modular mi voz y serenar mi rostro. Vamos, Ingrid, no estás tan borracha. Has estado peor, de cabeza, perdida y con un troll a tu lado. ¿O era una suricata? Bueno, tenía pelo.
Afiné la garganta, me mojé la cara y tras contar mis seis dedos de la mano... No, para. Que no son seis, yo sólo tengo cinco. ¿De quién era el otro dedo? No había alguien alrededor. ¿Es tuyo, Luna? ¿O acaso tuyo, sombra? ¡Qué va! Sólo bromeo, estoy vy3m.
Vagué y divagué toda la noche, sin un rumbo fijo, sin una idea clara. Sólo caminaba, trepando árboles, haciendo algunas piruetas y seguramente provocando a mucha gente. Creo que golpeé a alguien, o al menos, algo. Me dolían los nudillos y la cabeza me daba vueltas, o ellos daban vueltas. Me parecía raro que hubiese despertado en mi propia cama y no en el cementerio, normalmente ahí iba cuando me embriagaba en serio, y ahora mismo sentía que había sido una de esas noches.
—Recapitulemos. ¿Qué truenos hice anoche? —Normalmente tenía imágenes borrosas de lo sucedido y eso me bastaba para sentirme cómoda, pero ahora todo estaba tan negro... ¡Oh, espera! Aquí vienen los recuerdos. Sí, me acabé el vino, me levanté de las flores. Caminé un poco, creo que comí algo. Sí, eso parece importante. Pasé mucho tiempo en esa taberna. No es raro que no recuerdo algún rostro, por eso me sentía sorprendida al rememorar la silueta de un sujeto. Qué digo sujeto, ¡esperpento! Ni elfo, ni bestia. El individuo color carbón era un verdadero monstruo.
¿Pero él qué? ¿Por qué era importante? Si no había olvidado su rostro, era por algo. Y no creo que lo hubiese matado, algo especial debió suceder. Sí, estaba buscando algo... ¡Alguien! Y me había encontrado, pero no me estaba buscando a mí, sino a alguien como yo. Es decir, no una asesina o espía, sino una mujer. ¿Y por qué yo? ¿Se dirigió a mí? No, en ese caso lo hubiera golpeado. Tal vez lo hice, mas no antes de haber platicado. ¡Eso es! Ofrecía dinero, mucho dinero por algo simple. ¿Qué era? ¿Cuidar de alguien? Totalmente opuesto a mi estilo. Yo no protejo, yo mato. Yo corto, corto.
Cortar... Ahogar... Matar... ¡Hogar! Eso es. Requería servicios de hogar. No específicamente cocinar o limpiar, de nuevo, se trataba de estar al servicio de alguien. Es decir, buscaba a una sirvienta, una criada, una doncella. Una fámula, vamos. ¿Y acepté? ¡¿En qué estaba pensando?! Cierto que era una cantidad interesante la recompensa, pero de ninguna manera me denigraría a ese rango tan mundano. Eso sí, me hubiese gustado recordar la escena en la que me aproximo a él y acepté el trabajo...
El parloteo y, por así decir, la presentación repentina de la mujer parecía atraer la atención de Ratko, que comenzaba a considerar aceptarla para el papel. Pero necesitaría más que palabras bonitas para encantar. Cualquiera podía sólo hablar.
—Así que cuando le oí pronunciar esas palabras de petición, de inmediato vi la preciosa oportunidad de volver a mi sendero de servidumbre y lealtad. No sólo le juro mi incondicional apoyo, sino también todo mi talento. Yo canto, bordo y corro. Preparo, cocino y pesco. Tiño, reparo y afino. Lavo, cuido y limpio. Bailo, espero y sirvo. Aprendo, enseño y visto. Tejo, combino y escucho. Juego, defiendo y monto. Adorno, acomodo y...
—Y hablas hasta por los codos, ¿no, niña? —Diría uno de los hombres que cerca se encontraba con un tarro de cerveza en mano—. ¿Que nunca se te acaban las palabras? ¡Cállate de una buena vez!
Las palabras penetraron en Ingrid, y en su interior un deseo ardiente crecía de manera exponencial. Quería hacer pagar a ese entrometido en el acto, pero bien sabía, aun estado bajo efectos del licor, que eso podría dar una mala imagen—. Y también tolero. Dé la orden y juro por la estrella más brillante que ahí me tendrá.
No fue una meditación larga, pero tampoco corta. Sin duda Ratko veía atractivo tener a alguien con experiencia, pero también parecía una decisión premeditada. Quizá por la falta de opciones o por el deseo de hacerla callar, la contrató. Pero no con la gran suma que la ebria de Ingrid había escuchado. Ella entendió 'trescientos cincuenta mil aeros', cuando en realidad dijo 'trescientos cincuenta de mis aeros'. Pobrecilla. Me pregunto cómo reaccionará.
Y hablando de reacciones... Cuando el trató se cerró, las instrucciones fueron dadas y separaron caminos, inmediatamente Geist fue a buscar a ese inepto imprudente para empezar una pelea. Y aunque ambos eran buenos peleadores, la verdad es que poco se puede esperar de un par de borrachos. Terminaron haciendo un desastre con las mesas y las cervezas. Ella no se había lastimado la mano al golpearlo a él, sino que al intentar darle un puñetazo, había fallado y atinado a la pared.. Tras ser echados de la taberna, la dama oscura se retiró a casa sobando sus nudillos...
Apuesto a que fue algo divertido. Pero bah. Eso quedó en el pasado. Aunque quisiera, no puedo. No sé dónde, cómo o cuándo. Y no es que no quiera, admito estar aburrido. ¡Pero es ridículo hacer algo así! ¿Pero qué es esto? Tenía un lienzo colgando de mi manga, con letras ahí escritas. Ésa era mi caligrafía, era un mensaje de mí para mí. Soy una genio. A sabiendas que no lo recordaría, lo apunté. Y yo sólo anoto cosas relevantes. Daré este pequeño salto de fe y acudiré a esta dirección. Confiaré en mí misma, sólo por ocio y nada más. Si este caso termina siendo un fiasco, ¡me largo al instante!
No llevé mi traje de combate, sería tonto, mucho menos mi atuendo de gala, no era algo tan formal. No. Opté por un [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] un tanto más sencillo. Capucha para el frío, mangas para el quehacer y botines para el terreno; detrás llevaba una pequeña bolsa con objetos varios que podría o no ocupar [alfileres, hilos, papel y otros materiales aleatorios]. Al parecer, no estaba a la vuelta de la esquina, sino en el exterior de Lunargenta, en una región donde la lujosa morada se alzaría y destacaría entre la naturaleza. Típico de un individuo adinerado.
La caminata me auxilió para recobrar mi temple sobrio, que aunque crudo, sabría sobrellevarlo. La brisa helada y los primeros rayos de Sol me ayudaban a relajarme, recobrando mi elemento. Aunque prefería el ambiente nocturno, esta atmósfera pulcra ayudaba al cuerpo y a la mente. Y vaya que lo necesitaría, pues no recordaba a detalle lo que sucedía. ¿Qué nombre di, qué historia dije, cuántas mentiras habré elaborado? ¿Y por qué no lo apunté?
Llegaba al inmueble. Ahí estaba la casa. Estaba menos protegida de lo que esperaba, pero igual mantenía un aspecto formidable. Eso o estaba alucinando, factor que no me sorprendería tomando en cuenta las pocas horas que habré dormido. Sinceramente, lo único que me mantenía el andar era esa fantástica cantidad de aeros resonantes que conseguiría por hacer prácticamente nada. Trapear y curtir, ¡lo más fácil del mundo!
Atravesaba el jardín, lista para llegar a la puerta principal y ser recibida por... Por quien sea, no me importaba. Bien el hombrecillo que vi hace un momento podría ser el contratista y yo ni palabra alguna había dicho. Las flores se quedaron atrás, la puerta que se abría estaba delante y yo daba un paso enfrente.
—¡Saludos! —Entré jovial, no gritando, sino imponiendo mi presencia con mi tono más sobrio y suave posible—. Muy buenos días, 'mis señores'. —Hice una reverencia teatral, por dentro burlándome de todo. Mi rol tan poco interesado y mis nuevos 'amos' tan... tan... No sé. Tan disparejos. Yo esperaba un animal salido del volcán, no una simple humana. ¿O ella no era mi objetivo? Pues ahí estaba ese tal... emm... Ralok, o algo así. Espero que diga su nombre. Aunque tampoco tengo que referirme a él directamente. De hecho, espero que diga MI nombre.
—¿Pero a quién? —Hablé a la nada con un tono de voz desmesurado y claramente revelando mi estado de alcoholismo. No podía presentarme ante alguien en este estado, perdería credibilidad y podría incluso ahuyentar a mi presa. No, no. Debía mejorar mi postura, modular mi voz y serenar mi rostro. Vamos, Ingrid, no estás tan borracha. Has estado peor, de cabeza, perdida y con un troll a tu lado. ¿O era una suricata? Bueno, tenía pelo.
Afiné la garganta, me mojé la cara y tras contar mis seis dedos de la mano... No, para. Que no son seis, yo sólo tengo cinco. ¿De quién era el otro dedo? No había alguien alrededor. ¿Es tuyo, Luna? ¿O acaso tuyo, sombra? ¡Qué va! Sólo bromeo, estoy vy3m.
Vagué y divagué toda la noche, sin un rumbo fijo, sin una idea clara. Sólo caminaba, trepando árboles, haciendo algunas piruetas y seguramente provocando a mucha gente. Creo que golpeé a alguien, o al menos, algo. Me dolían los nudillos y la cabeza me daba vueltas, o ellos daban vueltas. Me parecía raro que hubiese despertado en mi propia cama y no en el cementerio, normalmente ahí iba cuando me embriagaba en serio, y ahora mismo sentía que había sido una de esas noches.
—Recapitulemos. ¿Qué truenos hice anoche? —Normalmente tenía imágenes borrosas de lo sucedido y eso me bastaba para sentirme cómoda, pero ahora todo estaba tan negro... ¡Oh, espera! Aquí vienen los recuerdos. Sí, me acabé el vino, me levanté de las flores. Caminé un poco, creo que comí algo. Sí, eso parece importante. Pasé mucho tiempo en esa taberna. No es raro que no recuerdo algún rostro, por eso me sentía sorprendida al rememorar la silueta de un sujeto. Qué digo sujeto, ¡esperpento! Ni elfo, ni bestia. El individuo color carbón era un verdadero monstruo.
¿Pero él qué? ¿Por qué era importante? Si no había olvidado su rostro, era por algo. Y no creo que lo hubiese matado, algo especial debió suceder. Sí, estaba buscando algo... ¡Alguien! Y me había encontrado, pero no me estaba buscando a mí, sino a alguien como yo. Es decir, no una asesina o espía, sino una mujer. ¿Y por qué yo? ¿Se dirigió a mí? No, en ese caso lo hubiera golpeado. Tal vez lo hice, mas no antes de haber platicado. ¡Eso es! Ofrecía dinero, mucho dinero por algo simple. ¿Qué era? ¿Cuidar de alguien? Totalmente opuesto a mi estilo. Yo no protejo, yo mato. Yo corto, corto.
Cortar... Ahogar... Matar... ¡Hogar! Eso es. Requería servicios de hogar. No específicamente cocinar o limpiar, de nuevo, se trataba de estar al servicio de alguien. Es decir, buscaba a una sirvienta, una criada, una doncella. Una fámula, vamos. ¿Y acepté? ¡¿En qué estaba pensando?! Cierto que era una cantidad interesante la recompensa, pero de ninguna manera me denigraría a ese rango tan mundano. Eso sí, me hubiese gustado recordar la escena en la que me aproximo a él y acepté el trabajo...
***
—Disculpe, noble caballero. No pude evitar escuchar que usted requería los servicios de una dama lista y dispuesta. —Geist se acercó a Ratko con una voz profunda y grave, aunque claramente femenina. Su rostro se veía sonrojado y animado, guardando una sonrisa pícara, acompañando con una postura elegante—. No busque más. Me presento. Soy Angeline Belgrado, de la casa de los Spassky. Por quince años serví a esa exquisita familia, hasta que mi ama, la gentil señora Nísserunssanië, me extendió lo que ella llamó 'mi libertad'. Oh, pero le juro que fue una maldición. Servir a los nobles es lo único que conozco, no imagino una vida fuera de ese contexto. —Ingrid dramatizaba y a veces hasta exageraba sus expresiones que eran acompañadas con ademanes dinámicos.El parloteo y, por así decir, la presentación repentina de la mujer parecía atraer la atención de Ratko, que comenzaba a considerar aceptarla para el papel. Pero necesitaría más que palabras bonitas para encantar. Cualquiera podía sólo hablar.
—Así que cuando le oí pronunciar esas palabras de petición, de inmediato vi la preciosa oportunidad de volver a mi sendero de servidumbre y lealtad. No sólo le juro mi incondicional apoyo, sino también todo mi talento. Yo canto, bordo y corro. Preparo, cocino y pesco. Tiño, reparo y afino. Lavo, cuido y limpio. Bailo, espero y sirvo. Aprendo, enseño y visto. Tejo, combino y escucho. Juego, defiendo y monto. Adorno, acomodo y...
—Y hablas hasta por los codos, ¿no, niña? —Diría uno de los hombres que cerca se encontraba con un tarro de cerveza en mano—. ¿Que nunca se te acaban las palabras? ¡Cállate de una buena vez!
Las palabras penetraron en Ingrid, y en su interior un deseo ardiente crecía de manera exponencial. Quería hacer pagar a ese entrometido en el acto, pero bien sabía, aun estado bajo efectos del licor, que eso podría dar una mala imagen—. Y también tolero. Dé la orden y juro por la estrella más brillante que ahí me tendrá.
No fue una meditación larga, pero tampoco corta. Sin duda Ratko veía atractivo tener a alguien con experiencia, pero también parecía una decisión premeditada. Quizá por la falta de opciones o por el deseo de hacerla callar, la contrató. Pero no con la gran suma que la ebria de Ingrid había escuchado. Ella entendió 'trescientos cincuenta mil aeros', cuando en realidad dijo 'trescientos cincuenta de mis aeros'. Pobrecilla. Me pregunto cómo reaccionará.
Y hablando de reacciones... Cuando el trató se cerró, las instrucciones fueron dadas y separaron caminos, inmediatamente Geist fue a buscar a ese inepto imprudente para empezar una pelea. Y aunque ambos eran buenos peleadores, la verdad es que poco se puede esperar de un par de borrachos. Terminaron haciendo un desastre con las mesas y las cervezas. Ella no se había lastimado la mano al golpearlo a él, sino que al intentar darle un puñetazo, había fallado y atinado a la pared.. Tras ser echados de la taberna, la dama oscura se retiró a casa sobando sus nudillos...
***
Apuesto a que fue algo divertido. Pero bah. Eso quedó en el pasado. Aunque quisiera, no puedo. No sé dónde, cómo o cuándo. Y no es que no quiera, admito estar aburrido. ¡Pero es ridículo hacer algo así! ¿Pero qué es esto? Tenía un lienzo colgando de mi manga, con letras ahí escritas. Ésa era mi caligrafía, era un mensaje de mí para mí. Soy una genio. A sabiendas que no lo recordaría, lo apunté. Y yo sólo anoto cosas relevantes. Daré este pequeño salto de fe y acudiré a esta dirección. Confiaré en mí misma, sólo por ocio y nada más. Si este caso termina siendo un fiasco, ¡me largo al instante!
No llevé mi traje de combate, sería tonto, mucho menos mi atuendo de gala, no era algo tan formal. No. Opté por un [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] un tanto más sencillo. Capucha para el frío, mangas para el quehacer y botines para el terreno; detrás llevaba una pequeña bolsa con objetos varios que podría o no ocupar [alfileres, hilos, papel y otros materiales aleatorios]. Al parecer, no estaba a la vuelta de la esquina, sino en el exterior de Lunargenta, en una región donde la lujosa morada se alzaría y destacaría entre la naturaleza. Típico de un individuo adinerado.
La caminata me auxilió para recobrar mi temple sobrio, que aunque crudo, sabría sobrellevarlo. La brisa helada y los primeros rayos de Sol me ayudaban a relajarme, recobrando mi elemento. Aunque prefería el ambiente nocturno, esta atmósfera pulcra ayudaba al cuerpo y a la mente. Y vaya que lo necesitaría, pues no recordaba a detalle lo que sucedía. ¿Qué nombre di, qué historia dije, cuántas mentiras habré elaborado? ¿Y por qué no lo apunté?
Llegaba al inmueble. Ahí estaba la casa. Estaba menos protegida de lo que esperaba, pero igual mantenía un aspecto formidable. Eso o estaba alucinando, factor que no me sorprendería tomando en cuenta las pocas horas que habré dormido. Sinceramente, lo único que me mantenía el andar era esa fantástica cantidad de aeros resonantes que conseguiría por hacer prácticamente nada. Trapear y curtir, ¡lo más fácil del mundo!
Atravesaba el jardín, lista para llegar a la puerta principal y ser recibida por... Por quien sea, no me importaba. Bien el hombrecillo que vi hace un momento podría ser el contratista y yo ni palabra alguna había dicho. Las flores se quedaron atrás, la puerta que se abría estaba delante y yo daba un paso enfrente.
—¡Saludos! —Entré jovial, no gritando, sino imponiendo mi presencia con mi tono más sobrio y suave posible—. Muy buenos días, 'mis señores'. —Hice una reverencia teatral, por dentro burlándome de todo. Mi rol tan poco interesado y mis nuevos 'amos' tan... tan... No sé. Tan disparejos. Yo esperaba un animal salido del volcán, no una simple humana. ¿O ella no era mi objetivo? Pues ahí estaba ese tal... emm... Ralok, o algo así. Espero que diga su nombre. Aunque tampoco tengo que referirme a él directamente. De hecho, espero que diga MI nombre.
Geist
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Re: Compañia en la noche [Quest]
Hola, señorita Angeline Belgrado, te presento a…- miró a su esposa, apenas sin fijarse en ella, no lo solía hacer…- Adara, mi esposa.- no le gustaba tener que hacer las presentaciones, pero dado que él fue quien la había contratado, aquello no era más que menos formalismos. –Es una joven con años de experiencia en el sector, espero que te sirva de ayuda en tus quehaceres. Belgrado, ella será quien te mando y ordene, estas a su mando, lo que ella te diga es lo que se tiene que hacer… si me disculpáis…- su voz era seria y fría, forzada y áspera.
Adara miraba al suelo, hasta que Ratko se fue se la entrada.
-Hola, encantada, soy Adara…- susurro sonriendo, por fin ya no estaba sola. –Dime, ¿estas cansada? ¿Quieres comer algo?- estaba entusiasmada de tener a alguien al lado.
Las únicas personas que habitaban aquellas pareces de piedra grisácea, exceptuando a ella y su marido, eran dos: la cocinera; una mujer mayor muy agradable, pero de pocas palabras. Por lo que había podido averiguar Adara aquella mujer llevaba muchos años al servicio de Ratko, y cuando él le ofreció dejar de trabajar para aquella casa, para poder irse a la cuidad, la mujer se negó a abandonarle. Y el mayordomo/jardinero/dueño de llaves/señor de la limpieza; era un hombre alto y delgado, muy pálido, casi podía confundirse con un vampiro. Callado y serio, miraba penetrante, joven y… algo atractivo, pero distante. Se ocupaba de todo lo demás, nunca se quejaba, y la palabra de Ratko era lo único que contaba para él.
-Si quieres te puedo enseñar la casa, y presentarte a Dorian y Nuan, serán tu… compañeros…- aun no pensaba decirle cual iba a ser su cometido en la casa, al menos no ahí, Ratko no lo podía saber, si no la echaría al momento…
-Así que tu nombre es Angeline… es un nombre muy bonito…- temía estar hablando demasiado a causa de la emoción, así que se calló.
Nuan, la cocinera, estaba en cocina, preparando un estofado para el medio día, acompañado por una carne en salsa y miel que había aprendido a hacer gracias a unos contactos de las islas.
Dorian, el mayordomo, entre otras cosas, estaba bajando las escaleras mientras las dos mujeres aún estaban en la entrada. Este se quedó mirando a la nueva… la miró, de arriba abajo, y sin decir nada, se dirigió a la parte trasera del jardín, donde habían unas estatuas y plantas en su mayoría verdes, sin flor.
Ratko había desaparecido escaleras arriba, se había dirigido a su habitación, una persona nueva quería decir una persona más de la que ocultarse, a la que…. No le hacía del todo gracia, pero si Adara con su presencia estaba menos triste, pagaría lo que fuese por que no se fuese.
Adara miraba al suelo, hasta que Ratko se fue se la entrada.
-Hola, encantada, soy Adara…- susurro sonriendo, por fin ya no estaba sola. –Dime, ¿estas cansada? ¿Quieres comer algo?- estaba entusiasmada de tener a alguien al lado.
Las únicas personas que habitaban aquellas pareces de piedra grisácea, exceptuando a ella y su marido, eran dos: la cocinera; una mujer mayor muy agradable, pero de pocas palabras. Por lo que había podido averiguar Adara aquella mujer llevaba muchos años al servicio de Ratko, y cuando él le ofreció dejar de trabajar para aquella casa, para poder irse a la cuidad, la mujer se negó a abandonarle. Y el mayordomo/jardinero/dueño de llaves/señor de la limpieza; era un hombre alto y delgado, muy pálido, casi podía confundirse con un vampiro. Callado y serio, miraba penetrante, joven y… algo atractivo, pero distante. Se ocupaba de todo lo demás, nunca se quejaba, y la palabra de Ratko era lo único que contaba para él.
-Si quieres te puedo enseñar la casa, y presentarte a Dorian y Nuan, serán tu… compañeros…- aun no pensaba decirle cual iba a ser su cometido en la casa, al menos no ahí, Ratko no lo podía saber, si no la echaría al momento…
-Así que tu nombre es Angeline… es un nombre muy bonito…- temía estar hablando demasiado a causa de la emoción, así que se calló.
Nuan, la cocinera, estaba en cocina, preparando un estofado para el medio día, acompañado por una carne en salsa y miel que había aprendido a hacer gracias a unos contactos de las islas.
Dorian, el mayordomo, entre otras cosas, estaba bajando las escaleras mientras las dos mujeres aún estaban en la entrada. Este se quedó mirando a la nueva… la miró, de arriba abajo, y sin decir nada, se dirigió a la parte trasera del jardín, donde habían unas estatuas y plantas en su mayoría verdes, sin flor.
Ratko había desaparecido escaleras arriba, se había dirigido a su habitación, una persona nueva quería decir una persona más de la que ocultarse, a la que…. No le hacía del todo gracia, pero si Adara con su presencia estaba menos triste, pagaría lo que fuese por que no se fuese.
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- nuan:
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•Hola Geist, por el momento tienes carta blanca. Puedes metarolear a Dorian y Nuan, pero no en exceso.
•Puedes moverte por toda la casa y hablar con quién quieras, pero no puedes irte, al menos no aun.
Wyn
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Re: Compañia en la noche [Quest]
¿Angeline Belgrado? ¡Pero qué mugriento nombre! ¿Qué habrá estado pasando por mi cabeza al utilizar esa nombradía? En primer lugar, el nombre era totalmente inadecuado para mí, sin mencionar que ni siquiera me gustaba; además, daba la esencia de algo angelical. Qué vomitivo. Y luego ese ridículo apellido. ¿Qué se supone que significa? ¿Ángulo? ¿Campana? Recién empezábamos y ya estaba odiando el escenario completo. De verdad que si sucedía otro inconveniente me largaría de aquí.
Oh, momento. ¿Escuche bien? ¿Esposa? ¿Ese engendro se había casado con ella? Sin duda el dinero manda en estos tiempos. No soy quien para dar lecciones de filosofía o criticar el materialismo, pero casarse sólo para mejorar el estado económico era algo definitivamente repugnante. Eso sí, Adara tenía una frente tan grande como una montaña, y esa sonrisilla de niña me ponía los nervios de punto. Ya podía imaginarme arrancando sus mejillas por la frustración. A puesto a que se vería mejor triste.
Me llamó la atención que dijera que yo tenía experiencia en el sector. No por la forma en que lo dijo, sino porque lo dijo. ¿Qué se suponía que significaba eso? ¿Yo experimentada en el sector? Cierto que sé hacer varias cosas, pero no significa que sea una experta en ello. A menos que quisiera que matara a alguien, ahí sí que destacaría. Pero qué importaba. La verdad es que la casa se veía tan bien que dudaba que tuviera que hacer algo especial, y aunque tuviera que ponerme a hacer labores, tampoco era lo más difícil del mundo. Me parecía tonto que tuvieran que contratar a otra persona para hacerlo.
—Enterada. —Dije con neutralidad, entendiendo lo que estaba sucediendo. Ese tal Rakog no tenía ningún interés en mí o en su propia pareja, se notaba que prefería estar solo. Y quién podía negarle ese derecho, yo también me aislaría si tuviera un rostro de espanto. Pensándolo bien, creo que sí rondaría por las calles matando del susto. Después hubo un breve silencio, hasta que Rahok desapareció de la entrada. ¿Adara sería demasiado sumisa o muy miedosa? Sería interesante hacerle proyectar su lado rebelde.
Finalmente ella rompió el silencio. Ya comprendo. Así que estás encantada. Me pregunto qué mago habrá lanzado el hechizo para darle esa frente tan grande—. Ni cansada y ni hambrienta. Poco es lo que como y mucho es lo que resisto. —Formé una media sonrisa y levanté mi pulgar en señal de buen estado. No me costó mucho elegir el mejor perfil para esta misión. Ella estaba en un estado subyugado, totalmente oprimida y sin verdadera libertad, así que lo que yo necesitaba para ganármela era tener una aproximación extrovertida para hacerla sentir cómoda—. Gracias por preguntar. Quizá luego. —También era muy probable que nadie reconociera sus esfuerzos, podría explotar eso.
¿Dorian? ¿Nuan? Si ya tienen sirvientes, ¿para qué infiernos me necesitan? Esto comenzaba a lucir muy sospechoso, ¿estaré cayendo en una trampa? ¿Todo esto era un mero montaje para ocultar sus verdaderas intenciones? Les daré un punto por eso. Aun así, no parecía haber peligro. Ella lucía tan frágil que no me costaría vencerla, mas debería cuidarme de su cabezota; y Rolak podría ser diestro con el sable pero lucía a la vez bruto y pesado. No conocía a los otros ayudantes, pero seguramente eran una basca. Así que podrían atacarme con todo lo que tuvieran, no les tenía miedo.
¿Te gusta mi nombre? Para tener una cabeza tan grande no tienes una mente muy brillante, ¿eh? Eso me hacía pensar en la posible vida confinada que tuvo y los pocos conocimientos que debió haber desarrollado. Por algo estaba en esta posición encadenada, ¿no? Sin talento, sin gracia, sin capacidad para valerse por sí misma. Lo único que tenía a su favor era estar con un... ¿conde? No creo que sea un príncipe, sería bobo siquiera considerar esa opción.
—No tan bonito e interesante como el tuyo. ¿Te habías dado cuenta que si pronuncias al revés tu nombre suena muy similar? Adara. Arada. —Por todo lo oscuro, qué tontería acaba de decir. Bueno, al menos me serviría qué tipo de sentido de humor tenía o algo—. En cambio el mío... —Me da asco—. Es un tanto simple, creo yo. —Me encogí de hombros. La conversación parecía tomar un rumbo sin sentido. No quería perder mi tiempo en eso.
—Sí, me parece muy buena que me vaya familiarizando con todos por aquí, y también debería ir conociendo los alrededores. —Di una vista a mi entorno, fingiendo un rostro animado. La verdad es que no tenía algo especial. De verdad que era una mansión descuidada en el aspecto estético. Simple, pulcro, gris. No es como si me disgustara, lo prefería así, pero ese ambiente cutre evitaba que pudiera dar algún halago—. Tienen una casa muy fina.
Vaya. Y hablando de simpleza, ¿qué tenemos aquí? ¿Un vampiro haciendo la tarea de un mayordomo? Eso o vio a su amo y quedó blanco del susto. Pasó por un lado, y mientras se dirigía al jardín, y qué jardín tan insípido, noté que no dejaba de mirarme. O más específicamente, como a analizarme. Qué se creía ese albino. Le arrancaré los ojos al terminar esto. Aunque su comportamiento alimentó mi hipótesis, seguramente me estaba observando para medir mis habilidades y detectar defectos. Mala suerte para él, no obtendría algo de mí con sólo ver.
—Adivinaré, él es Dorian, ¿no es así? No es un hombre de muchas palabras, ¿verdad? Eso está bien. —Debía admitir que prefería el silencio, y era mejor para su salud, ya que con dos o tres palabras podría llegarme a irritar. Pero si iba a estar escaneando cada vez que pasara enfrente de mí...
Comenzó el tour. Estábamos en el recibidor, así que después nos dirigimos al comedor. Lo primero en lo que me fijé fue en las sillas, cerciorándome de que ninguna fuera a colapsar en cuanto me sentara. Los cubiertos aún no estaban puestos, lo que debía significar que faltaba al menos media hora para la comida. Poco o nada había para destacar.
De ahí fuimos a la cocina. No fue sorpresa hallar ahí a Nuan. Si el tipo se ocupaba del jardín, ella sin duda estaría en la cocina. Se encontraba preparando algo que olía un tanto dulce, aunque no tanto para ser un postre. De nuevo, la mesa no estaba preparada así que debían faltar algunos minutos para que la cocinara terminara el estofado. Se veía muy concentrada en ello, tanto que no pareció indicar que sabía que estábamos ahí. Adara se encargó de presentarnos.
—Mucho gusto. —Amagué una reverencia. No merecía un saludo formal, sólo era la cocinera—. Estaré siempre gustosa de ayudar si lo necesitas. Podría ir arreglando la mesa, por ejemplo. Y lo haré con muchísimo cuidado y cariño, pues noto le dedicas toda tu atención a lo que haces. Eso es inspirador. —Aparenté estar maravillada. Sólo debía seguir la receta, qué tan difícil es eso. Y seguramente es algo que ha hecho miles de veces. Bastaba con verla un instante para notar todas sus arrugas. Parecía estar deshidratada o algo.
—Qué dulce. —Alcancé a notar que susurró aquello. Vamos, anciana, ¡hable bien! No se va a morir antes por elevar un poco la voz—. Aún no termino de cocinar. Luego. Yo aviso. —Volvió a sumergirse en lo que estaba haciendo. ¿En serio necesitaba hacerlo de esa manera? No parecía que se fuese a quemar, o ahumar, ni siquiera corría el riesgo de que algo cayera encima. ¿Así que por qué tanta concentración? Tal vez sí era la primera vez que guisaba eso en específico. Meh. Iba a ofrecerme a ayudar, pero ni parecía quererla u ocuparla, y aún no acababa el recorrido.
No entramos, pero me indicó dónde estaba el almacén. Suministros, alimentos, materiales, y seguramente esclavos y gárgolas también. Donde el transcurso, Adara se encargaba de informarme de un par de cosas. La mayoría eran muy obvias, pero ocasionalmente decía un dato que se salía de la monotonía. Por ejemplo, me dijo que recientemente habían remplazado una sección del comedor. Al parecer era una casa suficientemente antigua para requerir ese tipo de cuidados. No era información importante, lo único que me interesaba era su forma de actuar y hablar, parecía que se estaba ahorrando comentarios.
Terminamos por volver a la sala, seguía el segundo piso. Pero antes, quería interferir, intentar hacerla cambiar de rumo, ver cómo reaccionaba—. Antes de ir arriba, ¿podrías enseñarme el jardín? Desde que llegué había querido verlo detenidamente, mas no pude por tal de llegar. ¿Sí, po favó? —Junté mis manos y sonreí ampliamente, haciendo un tono infantil al final. Quizá eso gatillaría un instinto materno, eso y mi posición suplicante comparable a la de una niña pequeña. Y por si eso no era suficiente, me encargaba de tutearla para entablar un diálogo demasiado rígido. Todo estaba fríamente calculado para aprovecharme de su lado gentil.
_______
OFF: Perdón la pequeña demora. Quise contestar antes pero se me fue el internet.
Pregunta. Me queda claro que puedo manejar un poco a Nuan y Dorian [lo cual haré con mayor profundidad más adelante], ¿pero podría también darle un poco diálogo a Adara y a Ratko? No para cosas importantes, sólo para pequeñeces como las descripciones de las habitaciones o cosas así.
Y otra cosita. No puedo entrar al índice del foro. El resto del foro me anda bien, pero al índice en sí no puedo acceder. No sé si sea un problema de mi navegador u otro detalle.
Oh, momento. ¿Escuche bien? ¿Esposa? ¿Ese engendro se había casado con ella? Sin duda el dinero manda en estos tiempos. No soy quien para dar lecciones de filosofía o criticar el materialismo, pero casarse sólo para mejorar el estado económico era algo definitivamente repugnante. Eso sí, Adara tenía una frente tan grande como una montaña, y esa sonrisilla de niña me ponía los nervios de punto. Ya podía imaginarme arrancando sus mejillas por la frustración. A puesto a que se vería mejor triste.
Me llamó la atención que dijera que yo tenía experiencia en el sector. No por la forma en que lo dijo, sino porque lo dijo. ¿Qué se suponía que significaba eso? ¿Yo experimentada en el sector? Cierto que sé hacer varias cosas, pero no significa que sea una experta en ello. A menos que quisiera que matara a alguien, ahí sí que destacaría. Pero qué importaba. La verdad es que la casa se veía tan bien que dudaba que tuviera que hacer algo especial, y aunque tuviera que ponerme a hacer labores, tampoco era lo más difícil del mundo. Me parecía tonto que tuvieran que contratar a otra persona para hacerlo.
—Enterada. —Dije con neutralidad, entendiendo lo que estaba sucediendo. Ese tal Rakog no tenía ningún interés en mí o en su propia pareja, se notaba que prefería estar solo. Y quién podía negarle ese derecho, yo también me aislaría si tuviera un rostro de espanto. Pensándolo bien, creo que sí rondaría por las calles matando del susto. Después hubo un breve silencio, hasta que Rahok desapareció de la entrada. ¿Adara sería demasiado sumisa o muy miedosa? Sería interesante hacerle proyectar su lado rebelde.
Finalmente ella rompió el silencio. Ya comprendo. Así que estás encantada. Me pregunto qué mago habrá lanzado el hechizo para darle esa frente tan grande—. Ni cansada y ni hambrienta. Poco es lo que como y mucho es lo que resisto. —Formé una media sonrisa y levanté mi pulgar en señal de buen estado. No me costó mucho elegir el mejor perfil para esta misión. Ella estaba en un estado subyugado, totalmente oprimida y sin verdadera libertad, así que lo que yo necesitaba para ganármela era tener una aproximación extrovertida para hacerla sentir cómoda—. Gracias por preguntar. Quizá luego. —También era muy probable que nadie reconociera sus esfuerzos, podría explotar eso.
¿Dorian? ¿Nuan? Si ya tienen sirvientes, ¿para qué infiernos me necesitan? Esto comenzaba a lucir muy sospechoso, ¿estaré cayendo en una trampa? ¿Todo esto era un mero montaje para ocultar sus verdaderas intenciones? Les daré un punto por eso. Aun así, no parecía haber peligro. Ella lucía tan frágil que no me costaría vencerla, mas debería cuidarme de su cabezota; y Rolak podría ser diestro con el sable pero lucía a la vez bruto y pesado. No conocía a los otros ayudantes, pero seguramente eran una basca. Así que podrían atacarme con todo lo que tuvieran, no les tenía miedo.
¿Te gusta mi nombre? Para tener una cabeza tan grande no tienes una mente muy brillante, ¿eh? Eso me hacía pensar en la posible vida confinada que tuvo y los pocos conocimientos que debió haber desarrollado. Por algo estaba en esta posición encadenada, ¿no? Sin talento, sin gracia, sin capacidad para valerse por sí misma. Lo único que tenía a su favor era estar con un... ¿conde? No creo que sea un príncipe, sería bobo siquiera considerar esa opción.
—No tan bonito e interesante como el tuyo. ¿Te habías dado cuenta que si pronuncias al revés tu nombre suena muy similar? Adara. Arada. —Por todo lo oscuro, qué tontería acaba de decir. Bueno, al menos me serviría qué tipo de sentido de humor tenía o algo—. En cambio el mío... —Me da asco—. Es un tanto simple, creo yo. —Me encogí de hombros. La conversación parecía tomar un rumbo sin sentido. No quería perder mi tiempo en eso.
—Sí, me parece muy buena que me vaya familiarizando con todos por aquí, y también debería ir conociendo los alrededores. —Di una vista a mi entorno, fingiendo un rostro animado. La verdad es que no tenía algo especial. De verdad que era una mansión descuidada en el aspecto estético. Simple, pulcro, gris. No es como si me disgustara, lo prefería así, pero ese ambiente cutre evitaba que pudiera dar algún halago—. Tienen una casa muy fina.
Vaya. Y hablando de simpleza, ¿qué tenemos aquí? ¿Un vampiro haciendo la tarea de un mayordomo? Eso o vio a su amo y quedó blanco del susto. Pasó por un lado, y mientras se dirigía al jardín, y qué jardín tan insípido, noté que no dejaba de mirarme. O más específicamente, como a analizarme. Qué se creía ese albino. Le arrancaré los ojos al terminar esto. Aunque su comportamiento alimentó mi hipótesis, seguramente me estaba observando para medir mis habilidades y detectar defectos. Mala suerte para él, no obtendría algo de mí con sólo ver.
—Adivinaré, él es Dorian, ¿no es así? No es un hombre de muchas palabras, ¿verdad? Eso está bien. —Debía admitir que prefería el silencio, y era mejor para su salud, ya que con dos o tres palabras podría llegarme a irritar. Pero si iba a estar escaneando cada vez que pasara enfrente de mí...
Comenzó el tour. Estábamos en el recibidor, así que después nos dirigimos al comedor. Lo primero en lo que me fijé fue en las sillas, cerciorándome de que ninguna fuera a colapsar en cuanto me sentara. Los cubiertos aún no estaban puestos, lo que debía significar que faltaba al menos media hora para la comida. Poco o nada había para destacar.
De ahí fuimos a la cocina. No fue sorpresa hallar ahí a Nuan. Si el tipo se ocupaba del jardín, ella sin duda estaría en la cocina. Se encontraba preparando algo que olía un tanto dulce, aunque no tanto para ser un postre. De nuevo, la mesa no estaba preparada así que debían faltar algunos minutos para que la cocinara terminara el estofado. Se veía muy concentrada en ello, tanto que no pareció indicar que sabía que estábamos ahí. Adara se encargó de presentarnos.
—Mucho gusto. —Amagué una reverencia. No merecía un saludo formal, sólo era la cocinera—. Estaré siempre gustosa de ayudar si lo necesitas. Podría ir arreglando la mesa, por ejemplo. Y lo haré con muchísimo cuidado y cariño, pues noto le dedicas toda tu atención a lo que haces. Eso es inspirador. —Aparenté estar maravillada. Sólo debía seguir la receta, qué tan difícil es eso. Y seguramente es algo que ha hecho miles de veces. Bastaba con verla un instante para notar todas sus arrugas. Parecía estar deshidratada o algo.
—Qué dulce. —Alcancé a notar que susurró aquello. Vamos, anciana, ¡hable bien! No se va a morir antes por elevar un poco la voz—. Aún no termino de cocinar. Luego. Yo aviso. —Volvió a sumergirse en lo que estaba haciendo. ¿En serio necesitaba hacerlo de esa manera? No parecía que se fuese a quemar, o ahumar, ni siquiera corría el riesgo de que algo cayera encima. ¿Así que por qué tanta concentración? Tal vez sí era la primera vez que guisaba eso en específico. Meh. Iba a ofrecerme a ayudar, pero ni parecía quererla u ocuparla, y aún no acababa el recorrido.
No entramos, pero me indicó dónde estaba el almacén. Suministros, alimentos, materiales, y seguramente esclavos y gárgolas también. Donde el transcurso, Adara se encargaba de informarme de un par de cosas. La mayoría eran muy obvias, pero ocasionalmente decía un dato que se salía de la monotonía. Por ejemplo, me dijo que recientemente habían remplazado una sección del comedor. Al parecer era una casa suficientemente antigua para requerir ese tipo de cuidados. No era información importante, lo único que me interesaba era su forma de actuar y hablar, parecía que se estaba ahorrando comentarios.
Terminamos por volver a la sala, seguía el segundo piso. Pero antes, quería interferir, intentar hacerla cambiar de rumo, ver cómo reaccionaba—. Antes de ir arriba, ¿podrías enseñarme el jardín? Desde que llegué había querido verlo detenidamente, mas no pude por tal de llegar. ¿Sí, po favó? —Junté mis manos y sonreí ampliamente, haciendo un tono infantil al final. Quizá eso gatillaría un instinto materno, eso y mi posición suplicante comparable a la de una niña pequeña. Y por si eso no era suficiente, me encargaba de tutearla para entablar un diálogo demasiado rígido. Todo estaba fríamente calculado para aprovecharme de su lado gentil.
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OFF: Perdón la pequeña demora. Quise contestar antes pero se me fue el internet.
Pregunta. Me queda claro que puedo manejar un poco a Nuan y Dorian [lo cual haré con mayor profundidad más adelante], ¿pero podría también darle un poco diálogo a Adara y a Ratko? No para cosas importantes, sólo para pequeñeces como las descripciones de las habitaciones o cosas así.
Y otra cosita. No puedo entrar al índice del foro. El resto del foro me anda bien, pero al índice en sí no puedo acceder. No sé si sea un problema de mi navegador u otro detalle.
Geist
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Re: Compañia en la noche [Quest]
Adara sonrió ante el comentario de Geist, nunca había pensado en ello. –A mí me parece bonito, aunque quizás no pega mucho contigo… tu pareces más fuerte.- dijo de manera amable, intentando que las palabras no le ofendiesen.
Cuando hizo el comentario sobre la casa, Adara torció el morro. –La verdad es que a mí no me gusta mucho, para mi gusto faltan clores y luz… y alguna que otra flor. Pero bueno, me conformo con el jardín. Aunque las estatuas son algo... raras, parecen verdad, pero es un lugar muy tranquilo.- dijo riendo un poco.
El jardín era grande y verde, con estatuas del color del marfil, finas y lisas, auqnue la vegetacion y el paso del tiempo se notaba en ellas. De mujeres y hombres. Estaban repartidas por toda la zona, al final del todo habian un pequeño lago, con una fona de descanso. Adara se imaginaba que tan bello podría llegar a ser aquel espacio cubierto de bellas y coloridas flores, pero Dorian se negaba a ponerlas, quizás a Ratko no le gustaban las flores…
Adara negó con la cabeza cuando Geist hablo de Dorian. – No, la verdad es que es bastante callado, pero eso no quita lo buen trabajador que es…- le gustaría poder elogiar su carácter algo más personal, pero Dorian era distante, al menos con ella, y nunca, o casi nunca, habían hablado de cosas fuera de margen de trabajo de él.
Enseñar una casa con la que no te acabas de identificar puede ser algo rígido y aburrido, lo poco que le podía contar a la nueva eran acontecimientos nuevos, ya que ella hacia bien poco que vivía allí, o datos que le había mencionada Nuan. Pero ahora también era su casa, e intentó hacerlo lo mejor posible.
-… y arriba esta la biblioteca, las habitaciones, una sala de est- Angeline le interrumpió, pidiendo permiso para ir al jardín. Aquello sonaba maravilloso, Adara pasaba la mayor parte del día allí, o en su cuarto, así que enseñarle aquel lugar le parecía mejor que la parte de arriba de la casa. –Claro que podemos ir, Angeline.- dijo dejando escapar una pequeña risilla por su gesto. –No hace falta que me lo pidas así, ahora esta también es tu asa, puedes ir si lo deseas…- dijo empezando a caminar hacia la puerta que daba paso al jardín, situada en una sala con una gran mesa, pero sin sillas, parecía la típica habitación del mapa de un barco, ya que en las paredes habían cuadros antiguos, entre otras cosas.
Llegaron al jardín, donde se encontraba Dorian, arreglando una Aria, ya que parecía que no estaba especialmente en sus mejores momentos. Parecía que el jardín estuviese cerrado por una cerca natural de árboles, evitando la entrada de animales salvajes a la zona residencial, pocos animales solían acercarse por allí.
-Hola Dorian…- dijo Adara amable, mirando sus preciadas, aunque verdes, plantas. Las estatuas parecían mirar constantemente, siguiendo a las personas con sus fríos ojos tallados en el mármol.
Dorian se levantó, sacudiéndose de las manos un poco de tierra.
-Buenos días, esto ya está, las dejo solas.- dijo llevándose un pequeño tallo para Nuan, que quería darle un toque más al estofado. Adara le sonrío, agradeciendo que mantuviese el jardín siempre perfecto.
-Y bien… ¿te gusta?- preguntó mirando a Geist a los ojos. Junto a ellas también se encontraban algunas plantas que se notaba que no eran de allí, sino de otra procedencia de Aerandir, plantas para alquimia.
Cuando hizo el comentario sobre la casa, Adara torció el morro. –La verdad es que a mí no me gusta mucho, para mi gusto faltan clores y luz… y alguna que otra flor. Pero bueno, me conformo con el jardín. Aunque las estatuas son algo... raras, parecen verdad, pero es un lugar muy tranquilo.- dijo riendo un poco.
El jardín era grande y verde, con estatuas del color del marfil, finas y lisas, auqnue la vegetacion y el paso del tiempo se notaba en ellas. De mujeres y hombres. Estaban repartidas por toda la zona, al final del todo habian un pequeño lago, con una fona de descanso. Adara se imaginaba que tan bello podría llegar a ser aquel espacio cubierto de bellas y coloridas flores, pero Dorian se negaba a ponerlas, quizás a Ratko no le gustaban las flores…
Adara negó con la cabeza cuando Geist hablo de Dorian. – No, la verdad es que es bastante callado, pero eso no quita lo buen trabajador que es…- le gustaría poder elogiar su carácter algo más personal, pero Dorian era distante, al menos con ella, y nunca, o casi nunca, habían hablado de cosas fuera de margen de trabajo de él.
Enseñar una casa con la que no te acabas de identificar puede ser algo rígido y aburrido, lo poco que le podía contar a la nueva eran acontecimientos nuevos, ya que ella hacia bien poco que vivía allí, o datos que le había mencionada Nuan. Pero ahora también era su casa, e intentó hacerlo lo mejor posible.
-… y arriba esta la biblioteca, las habitaciones, una sala de est- Angeline le interrumpió, pidiendo permiso para ir al jardín. Aquello sonaba maravilloso, Adara pasaba la mayor parte del día allí, o en su cuarto, así que enseñarle aquel lugar le parecía mejor que la parte de arriba de la casa. –Claro que podemos ir, Angeline.- dijo dejando escapar una pequeña risilla por su gesto. –No hace falta que me lo pidas así, ahora esta también es tu asa, puedes ir si lo deseas…- dijo empezando a caminar hacia la puerta que daba paso al jardín, situada en una sala con una gran mesa, pero sin sillas, parecía la típica habitación del mapa de un barco, ya que en las paredes habían cuadros antiguos, entre otras cosas.
Llegaron al jardín, donde se encontraba Dorian, arreglando una Aria, ya que parecía que no estaba especialmente en sus mejores momentos. Parecía que el jardín estuviese cerrado por una cerca natural de árboles, evitando la entrada de animales salvajes a la zona residencial, pocos animales solían acercarse por allí.
-Hola Dorian…- dijo Adara amable, mirando sus preciadas, aunque verdes, plantas. Las estatuas parecían mirar constantemente, siguiendo a las personas con sus fríos ojos tallados en el mármol.
Dorian se levantó, sacudiéndose de las manos un poco de tierra.
-Buenos días, esto ya está, las dejo solas.- dijo llevándose un pequeño tallo para Nuan, que quería darle un toque más al estofado. Adara le sonrío, agradeciendo que mantuviese el jardín siempre perfecto.
-Y bien… ¿te gusta?- preguntó mirando a Geist a los ojos. Junto a ellas también se encontraban algunas plantas que se notaba que no eran de allí, sino de otra procedencia de Aerandir, plantas para alquimia.
**
Ratko, a sabiendas que desde la ventana, acompañado por la oscuridad de la habitación, no le podía advertir, observó a las mujeres que caminaban por el jardín. Adara parecía feliz… suspiró. La compañía de aquella tal Angeline la estaba haciendo feliz, quizás era lo mejor. Dorian parecía tenso, más de lo normal, quizás había visto algo en ella.
Apoyó la mano en el alfeizar, ahora mirando las estatuas.
Frías, blancas, pétreas.
Se alejó de la ventaba, pasando a través de la perta para dirigirse a la biblioteca, necesitaba leer.
Apoyó la mano en el alfeizar, ahora mirando las estatuas.
Frías, blancas, pétreas.
Se alejó de la ventaba, pasando a través de la perta para dirigirse a la biblioteca, necesitaba leer.
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Wyn
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Re: Compañia en la noche [Quest]
A la primera vez no el di importancia, cualquiera se reía por cualquier razón. Pero una segunda vez era algo inusual. ¿Qué truenos hay en el jardín? Dos veces había sonreído o poco más al mencionar su ubicación o el hecho de estar ahí. ¿Acaso ahí es donde planeaban emboscarme, quizá había adelantado su plan. Eso no parecía algo tan malo, así los haría forzar su trampa de forma prematura y tendría un poco del elemento sorpresa a mi favor. Tal vez me estaban esperando para después de comer o poco antes, pero ahora sucedería media hora antes, sin duda estarían confundidos y perplejos. Igual no es como si me preocupara este cuarteto que parecía un chiste."Un monstruo, una bella doncella, un vampiro mayordomo y una cocinera anciana estaban preparando un asesinato... De verdad que parecía la frase inicial a una broma.
Otro detalle me había llamado la atención. Algo minúsculo, sin importancia... ¡¿Mi casa?! Yo jamás acepté a quedarme a vivir aquí. Si lo hacía quizá mi imaginación sería aplastada por este gris lugar. Estaría durmiendo todo el tiempo por el extremo aburrimiento. De ninguna manera pasaría ni una noche aquí. ¿O quizá era un 'decir'? Más vale que fuese eso, si no... ¡Adiós!
Nos dirigimos al jardín... En realidad primero pasamos por una sala inusual, aunque tampoco había mucho que destacar. Parecía un salón de guerra donde se llevaban a cabo juntas entre el pequeño grupo de fenómenos. Quizá ahí iban cada mañana para decidir cómo ser más feos cada día, qué linda decoración remplazar con un cutre 'adorno' y cuál sería el postre del día. Podía imaginarlos tomando inspiración de esas raras pinturas. No estuvimos ahí mucho tiempo, así que no pude detenerme a analizar el simbolismo detrás de esos cuadros, pero sin duda sería algo... digamos, soso.
Por fin llegamos al susodicho jardín, que lejos de ser el Edén, era más un lugar donde todo lo verde habido y por haber se reunía para formar una monótona fila, como si se tratara de un ejército muy bien uniformado. Eso sí, no dejaba de ser un jardín. Para variar, y compensar la falta de gracia visual, el aroma era remarcable. Podría estar oliendo esa esencia por mucho tiempo y definitivamente no me fastidiaría. ¡Otro punto para los tres chiflados y su cocinera! Y hablando de chiflados...
Hice un ademán de saludo, agitando la mano con cierta energía—. Hola. —Prolongué la duración de aquella última sílaba porque... Pues porque podía, y no quería sonar tan artera o simple, necesitaba un poco de variedad este ambiente, algo entretenido. Sí, alguien necesitaba morir. Y estaba ansiosa por eso, puesto que estaba esperando el momento en que su ataque empezara. Por ahora, nada.
De verdad que nada. Precisamente, la nada fue cobrando un nivel más profundo de nada. Dorian ni se quedó, sino que se retiró justificando que ya había acabado. Patrañas. Qué casualidad que culminara justo en el instante en que llegábamos. ¡Ya entiendo! Va a hacer los preparativos para la emboscada. Claro. Sin duda los había atrapado con la ofensiva sin preparar, algo debía llevarse a cabo antes para poder iniciar el asalto. Está bien, vampirito, ve a hacer eso.
Vampiro, ¿en serio? Pasó a un lado, más cerca que la última vez, permitiéndome un ángulo adecuado para analizar su complexión y otros detalles físicos. Había tratado con decenas de vampiros y de alguna manera me había acostumbrado a identificarlos, y a pesar de las similitudes, él no era un vampiro. Vamos, que se está exponiendo al sol, eso dice mucho. Por si fuera poco, esos individuos tienen la mandíbula en una estructura diferente, pupilas intensas, hasta su presencia daba un aire distinto. Él no, parecía un albino vampiresco, sin llegar a hacerlo. Qué aburrido. Si considerándolo me parecía poco interesante, ahora como humano aún menos le prestaría atención.
Dejando esa decepción de lado, me enfoqué en detectar las estatuas que Arada... ¿Arada, Adara? Rayos, por andar con esa tontería de poner el nombre al revés había olvidado cuál era el verdadero. El punto era que esta chica les había otorgado el adjetivo de 'raro', lo que atrajo mi curiosidad. Al verlas no pude evitar notar que todas representaban figuras femeninas y tres de ellas veían al piso. No era sorpresa que esta tipa estuviera deprimida todo el tiempo con ese tipo de decoraciones a su alrededor. No, ¿sí es mujer? Tenía un aspecto de mujer, mas tras un vistazo más detenido... ¡No importa! No importa, no importa. Lo relevante es que no transmitía algo alegre, ni algo sombrío, ni algo fascinante, sólo melancolía y tristeza.
La más interesante, por así decirlo, era la de una dama que se mantenía observante sosteniendo 'algo' en sus manos. Eso parecía simbolizar que siempre alguien estaba vigilando, analizando. ¿Qué otra interpretación se le podría dar? ¿Y por qué las tenían? ¿Para qué? Si no son para asustar, las estatuas tienden a ser soporíferas. Sí, ésa era una buena descripción. So-po-rí-fe-ras.
Uh, me distraje. Me había distraído y perdido las primeras palabras de Adara, al menos capté la pregunta, que era lo importante—. Les gusta el verde, ¿eh? —Respondí con lo primero que cruzó mi mente, al menos la primera idea no irreverente. Estaba repasando el aspecto de las plantas, algunas las había antes, otras... Ey, ¿ésa no se usa para hacer un veneno? Podría equivocarme, muchas plantas tienen similitudes entre sí, sobre todo si sólo puedes definirlas por sus hojas.
Devolvió la mirada a Arada, también clavando sus fríos ojos en ella, aunque otorgando un gesto amable. Una combinación de amargo y dulce. ¿Me gusta? No. Planeaba mentir y hacer una lluvia de elogios, pero encontré una pequeña trampa para ser sincera sin exponer mis pensamientos de manera desagradable. Asertividad, le llamaban algunos—. Es agradable saber que le den dedicación a tantas plantas. Sin embargo, y perdóname la vida si lo digo, es desesperante ver tanto potencial de espacio desperdiciado. Creo que podrían poner una belladonna aquí o allá para relucir. —Me encogí de hombros, lanzando mis palabras con aparente desinterés, ocultando detrás la intención de saber lo que pensaba de las hierbas venenosas, o si tenía al menos algo que decir al respecto—. ¿A ti te gusta?
Caminamos un poco alrededor, apreciando la vegetación, y no sólo del propio jardín, sino también de aquélla que estaba en el exterior, rodeando como si fuera un cinturón de árboles. Juraría haber visto una sombra moverse tras uno de los troncos, pero lo más probable era mi mente jugándome otro espejismo. De haber animales peligrosos, no estaríamos aquí.
Llegamos hasta un pequeño kiosko que tenía vista a un estanque con algunos pececitos que nadaban en círculos. A veces me preguntaba si al nadar intentaban crear siluetas de palabras para emitir un mensaje. Hasta ahora no había sido capaz de descifrarlo. Había sido un fugaz pensamiento, pero repentinamente me di cuenta que era un comentario que valdría la pena decir. Hablar cosas ambiguas siempre tenía sus ventajas.
Antes, divagué con ella un instante, necesitaba que hablara más, incluso hasta el punto en donde me sacara de quicio—. De verdad que es un sitio tranquilo. Será muy agradable estar aquí. —Liberé una diminuta risa—. Y no es que quiera remplazar a Dorian, pero me encantaría cuidar de sus plantas. Te aseguro que me encargaré de que crezcan frondosas y soberbias. Sirve que se compensa su falta de colorido. —Di otra risa amena, tratando de ocasionar una respuesta.
Ella también rió, no se estaba desternillando, pero al menos expresaba que estaba de acuerdo conmigo—. Es verdad que le falta color a este jardín. —Dijo con sutileza. Tenía un tono bastante suave, delicado, de hecho. Y también notaba un repetido uso de la palabra 'verdad'—. Pero aún así yo lo aprecio mucho. Es un lugar en donde puedo venir a pensar y relajarme. Me gusta el aire fresco que hay aquí. —Inhaló profundamente con los ojos cerrados, claramente disfrutando de la esencia vegetal.
—Pensar, ¿mm? —Era la ventana perfecta para introducir mi pequeño hilo envenenado. Lo que había dicho me servía de poco, salvo garantizar que una mujer de su tipo no sería capaz de amar a un ser tan tácito como esa bestia. Yo quería que eso saliera a flote, provocar quizá una discusión, empujarla a hacer una estupidez—. Hablando de pensar... —Giré mi vista al cuerpo de agua, en donde aún seguían algunos peces cerca para ser mirados—. ¿No te parece curiosa la forma en que los peces se mueven? A veces siento que quieren transmitirnos lo que piensan con su nado. Tal vez tratan de formar letras o algo por el estilo. Yo no sé. Nunca he podido notar un patrón o algo relevante. —La miré curiosa, exigiendo con mis orbes una contestación sincera—. ¿Tú crees que se sientan atrapados ahí en el agua?
Así como tú te sientes atrapada aquí, niña. ¿No es así? Dime que sí, eso sería tan entretenido de explotar. Era fascinante que la vida se manejara en extremos. Adara, o quería matarme o quería mi ayuda para algo más que sólo hablar y hacer quehaceres. Al menos así prefería ver las cosas, ya que si esta era una familia normal con problemas normales, resultaría una experiencia cutre. Por lo menos terminaría con quinientos mil aeros más en mi bolsa.
Otro detalle me había llamado la atención. Algo minúsculo, sin importancia... ¡¿Mi casa?! Yo jamás acepté a quedarme a vivir aquí. Si lo hacía quizá mi imaginación sería aplastada por este gris lugar. Estaría durmiendo todo el tiempo por el extremo aburrimiento. De ninguna manera pasaría ni una noche aquí. ¿O quizá era un 'decir'? Más vale que fuese eso, si no... ¡Adiós!
Nos dirigimos al jardín... En realidad primero pasamos por una sala inusual, aunque tampoco había mucho que destacar. Parecía un salón de guerra donde se llevaban a cabo juntas entre el pequeño grupo de fenómenos. Quizá ahí iban cada mañana para decidir cómo ser más feos cada día, qué linda decoración remplazar con un cutre 'adorno' y cuál sería el postre del día. Podía imaginarlos tomando inspiración de esas raras pinturas. No estuvimos ahí mucho tiempo, así que no pude detenerme a analizar el simbolismo detrás de esos cuadros, pero sin duda sería algo... digamos, soso.
Por fin llegamos al susodicho jardín, que lejos de ser el Edén, era más un lugar donde todo lo verde habido y por haber se reunía para formar una monótona fila, como si se tratara de un ejército muy bien uniformado. Eso sí, no dejaba de ser un jardín. Para variar, y compensar la falta de gracia visual, el aroma era remarcable. Podría estar oliendo esa esencia por mucho tiempo y definitivamente no me fastidiaría. ¡Otro punto para los tres chiflados y su cocinera! Y hablando de chiflados...
Hice un ademán de saludo, agitando la mano con cierta energía—. Hola. —Prolongué la duración de aquella última sílaba porque... Pues porque podía, y no quería sonar tan artera o simple, necesitaba un poco de variedad este ambiente, algo entretenido. Sí, alguien necesitaba morir. Y estaba ansiosa por eso, puesto que estaba esperando el momento en que su ataque empezara. Por ahora, nada.
De verdad que nada. Precisamente, la nada fue cobrando un nivel más profundo de nada. Dorian ni se quedó, sino que se retiró justificando que ya había acabado. Patrañas. Qué casualidad que culminara justo en el instante en que llegábamos. ¡Ya entiendo! Va a hacer los preparativos para la emboscada. Claro. Sin duda los había atrapado con la ofensiva sin preparar, algo debía llevarse a cabo antes para poder iniciar el asalto. Está bien, vampirito, ve a hacer eso.
Vampiro, ¿en serio? Pasó a un lado, más cerca que la última vez, permitiéndome un ángulo adecuado para analizar su complexión y otros detalles físicos. Había tratado con decenas de vampiros y de alguna manera me había acostumbrado a identificarlos, y a pesar de las similitudes, él no era un vampiro. Vamos, que se está exponiendo al sol, eso dice mucho. Por si fuera poco, esos individuos tienen la mandíbula en una estructura diferente, pupilas intensas, hasta su presencia daba un aire distinto. Él no, parecía un albino vampiresco, sin llegar a hacerlo. Qué aburrido. Si considerándolo me parecía poco interesante, ahora como humano aún menos le prestaría atención.
Dejando esa decepción de lado, me enfoqué en detectar las estatuas que Arada... ¿Arada, Adara? Rayos, por andar con esa tontería de poner el nombre al revés había olvidado cuál era el verdadero. El punto era que esta chica les había otorgado el adjetivo de 'raro', lo que atrajo mi curiosidad. Al verlas no pude evitar notar que todas representaban figuras femeninas y tres de ellas veían al piso. No era sorpresa que esta tipa estuviera deprimida todo el tiempo con ese tipo de decoraciones a su alrededor. No, ¿sí es mujer? Tenía un aspecto de mujer, mas tras un vistazo más detenido... ¡No importa! No importa, no importa. Lo relevante es que no transmitía algo alegre, ni algo sombrío, ni algo fascinante, sólo melancolía y tristeza.
La más interesante, por así decirlo, era la de una dama que se mantenía observante sosteniendo 'algo' en sus manos. Eso parecía simbolizar que siempre alguien estaba vigilando, analizando. ¿Qué otra interpretación se le podría dar? ¿Y por qué las tenían? ¿Para qué? Si no son para asustar, las estatuas tienden a ser soporíferas. Sí, ésa era una buena descripción. So-po-rí-fe-ras.
Uh, me distraje. Me había distraído y perdido las primeras palabras de Adara, al menos capté la pregunta, que era lo importante—. Les gusta el verde, ¿eh? —Respondí con lo primero que cruzó mi mente, al menos la primera idea no irreverente. Estaba repasando el aspecto de las plantas, algunas las había antes, otras... Ey, ¿ésa no se usa para hacer un veneno? Podría equivocarme, muchas plantas tienen similitudes entre sí, sobre todo si sólo puedes definirlas por sus hojas.
Devolvió la mirada a Arada, también clavando sus fríos ojos en ella, aunque otorgando un gesto amable. Una combinación de amargo y dulce. ¿Me gusta? No. Planeaba mentir y hacer una lluvia de elogios, pero encontré una pequeña trampa para ser sincera sin exponer mis pensamientos de manera desagradable. Asertividad, le llamaban algunos—. Es agradable saber que le den dedicación a tantas plantas. Sin embargo, y perdóname la vida si lo digo, es desesperante ver tanto potencial de espacio desperdiciado. Creo que podrían poner una belladonna aquí o allá para relucir. —Me encogí de hombros, lanzando mis palabras con aparente desinterés, ocultando detrás la intención de saber lo que pensaba de las hierbas venenosas, o si tenía al menos algo que decir al respecto—. ¿A ti te gusta?
Caminamos un poco alrededor, apreciando la vegetación, y no sólo del propio jardín, sino también de aquélla que estaba en el exterior, rodeando como si fuera un cinturón de árboles. Juraría haber visto una sombra moverse tras uno de los troncos, pero lo más probable era mi mente jugándome otro espejismo. De haber animales peligrosos, no estaríamos aquí.
Llegamos hasta un pequeño kiosko que tenía vista a un estanque con algunos pececitos que nadaban en círculos. A veces me preguntaba si al nadar intentaban crear siluetas de palabras para emitir un mensaje. Hasta ahora no había sido capaz de descifrarlo. Había sido un fugaz pensamiento, pero repentinamente me di cuenta que era un comentario que valdría la pena decir. Hablar cosas ambiguas siempre tenía sus ventajas.
Antes, divagué con ella un instante, necesitaba que hablara más, incluso hasta el punto en donde me sacara de quicio—. De verdad que es un sitio tranquilo. Será muy agradable estar aquí. —Liberé una diminuta risa—. Y no es que quiera remplazar a Dorian, pero me encantaría cuidar de sus plantas. Te aseguro que me encargaré de que crezcan frondosas y soberbias. Sirve que se compensa su falta de colorido. —Di otra risa amena, tratando de ocasionar una respuesta.
Ella también rió, no se estaba desternillando, pero al menos expresaba que estaba de acuerdo conmigo—. Es verdad que le falta color a este jardín. —Dijo con sutileza. Tenía un tono bastante suave, delicado, de hecho. Y también notaba un repetido uso de la palabra 'verdad'—. Pero aún así yo lo aprecio mucho. Es un lugar en donde puedo venir a pensar y relajarme. Me gusta el aire fresco que hay aquí. —Inhaló profundamente con los ojos cerrados, claramente disfrutando de la esencia vegetal.
—Pensar, ¿mm? —Era la ventana perfecta para introducir mi pequeño hilo envenenado. Lo que había dicho me servía de poco, salvo garantizar que una mujer de su tipo no sería capaz de amar a un ser tan tácito como esa bestia. Yo quería que eso saliera a flote, provocar quizá una discusión, empujarla a hacer una estupidez—. Hablando de pensar... —Giré mi vista al cuerpo de agua, en donde aún seguían algunos peces cerca para ser mirados—. ¿No te parece curiosa la forma en que los peces se mueven? A veces siento que quieren transmitirnos lo que piensan con su nado. Tal vez tratan de formar letras o algo por el estilo. Yo no sé. Nunca he podido notar un patrón o algo relevante. —La miré curiosa, exigiendo con mis orbes una contestación sincera—. ¿Tú crees que se sientan atrapados ahí en el agua?
Así como tú te sientes atrapada aquí, niña. ¿No es así? Dime que sí, eso sería tan entretenido de explotar. Era fascinante que la vida se manejara en extremos. Adara, o quería matarme o quería mi ayuda para algo más que sólo hablar y hacer quehaceres. Al menos así prefería ver las cosas, ya que si esta era una familia normal con problemas normales, resultaría una experiencia cutre. Por lo menos terminaría con quinientos mil aeros más en mi bolsa.
Geist
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Re: Compañia en la noche [Quest]
Adara observaba a la nueva mientras esta se perdía en sus propios pensamientos, parecía absorta en ellos.
-Oh… no- susurro negando con la cabeza, una péquela sonrisa baño sus labios, apenas imperceptible. – A mí la verdad… bueno si me gusta, pero creo que este estaría maravilloso con miles de colores… pero no se puede.- se encogió de hombros, pasando los ojos por toda el extensión. Después la miró a ella.
-Tienes razón, las únicas plantas que tiene un poco de color son aquellas- casualmente señalo las que Geist pensaba que eran venenosas- son de Nuan, las utiliza para cocinar. Yo… he pedido algunas veces poder plantas con flores, pero no me lo han permitido… no se… quizá con el tiempo…- dijo con un poco de melancolía. -Es verdad que le falta color a este jardín. Pero aún así yo lo aprecio mucho. Es un lugar en donde puedo venir a pensar y relajarme. Me gusta el aire fresco que hay aquí. – concluyó. Anduvo hacia la parte en la que estaba la glorieta, pasando por el jardín, sus árboles y arbustos, esperando que su nueva “amiga” le acompañase. –O quizás si tú me ayudas podemos convencer a…- ¿Ratko? ¿Dorian?-… a Ratko…- parecía que le costaba decir su nombre. Le dedico una suave sonrisa. Poco tardo en borrarse, aquella parecía una buena situación para plantearle a Geist la verdad… desde allí había una preciosa vista del estanque… el agua era totalmente transparente, apenas parecía que hubiese si no fuera por las ondas que creaban los peces al nadar.
Miró a la joven que empezaba a hablar.
-Como gustes, Angeline. Si lo deseas puedes ocuparte, aunque deberías aviar a Dorian, quizás comparta contigo algunos trucos…o no se- dijo sonriendo, dejando ver sus blancos dientes-... la verdad es que no se mucha de botánica.
–Me alegra de que estés aquí tranquila y cómoda, la verdad que es algo muy importante para mí. Si tienes algún reproche, duda, o incluso algo personal no dudes en contármelo… no quisiera que estuvieses mal… -la miraba a los ojos, era sincera, y pensaba que ella también lo era… pobre ingenua.
Escuchaba la explicación de Geist mientras miraba los peces. Parecían felices y despreocupados, sin tener que preocuparse por nada, nadando… tenía ganas de nadar, quizás le dejaban ir con Angeline al lago no muy lejos de ahí.
¿Atrapados? Adara se mordió el labio, sus pintando.
-La verdad… yo creo que son libres, en cierto modo… aunque lo serian mas en mar abierto eso es vierto…- Entonces algo la miraba para posar sus ojos en los de la humana. –Oh Angeline, perdóname, no te he sido sincera del todo. Lo siento mucho yo… solo que no quería…- debía decirlo ya, aun estaba tiempo de irse… -La verdad no es que le dije a Ratko que necesitaba una sirvienta… Es que veras… el matrimonio entre Ratko y yo no fue por… amor. –miro a un lado, después a otro, estaban solas, no había problema alguno en hablar. – Fue un matrimonio… bueno por conveniencia, más que nada. Yo… me da un poco de miedo, bueno ya no tanto, pero… si un poco. –admitió- Yo quería tener aquí a alguien con quien poder estar. Me siento muy sola, Ratko tiene a Nuan y Dorian, que os conoce desde hace años. Yo he tenido que renunciar a todo… solo quería… bueno, tener a alguien conmigo… no te pediré nunca que me hagas la cama ni me cocines, ni que me vistas ni me limpies, solo que seas una persona con quien pueda hablar… y en quien pueda confiar… aunque entiendo que te enfades y te quieras ir…- bajo la cabeza, no sabía cómo reaccionaría.
-Oh… no- susurro negando con la cabeza, una péquela sonrisa baño sus labios, apenas imperceptible. – A mí la verdad… bueno si me gusta, pero creo que este estaría maravilloso con miles de colores… pero no se puede.- se encogió de hombros, pasando los ojos por toda el extensión. Después la miró a ella.
-Tienes razón, las únicas plantas que tiene un poco de color son aquellas- casualmente señalo las que Geist pensaba que eran venenosas- son de Nuan, las utiliza para cocinar. Yo… he pedido algunas veces poder plantas con flores, pero no me lo han permitido… no se… quizá con el tiempo…- dijo con un poco de melancolía. -Es verdad que le falta color a este jardín. Pero aún así yo lo aprecio mucho. Es un lugar en donde puedo venir a pensar y relajarme. Me gusta el aire fresco que hay aquí. – concluyó. Anduvo hacia la parte en la que estaba la glorieta, pasando por el jardín, sus árboles y arbustos, esperando que su nueva “amiga” le acompañase. –O quizás si tú me ayudas podemos convencer a…- ¿Ratko? ¿Dorian?-… a Ratko…- parecía que le costaba decir su nombre. Le dedico una suave sonrisa. Poco tardo en borrarse, aquella parecía una buena situación para plantearle a Geist la verdad… desde allí había una preciosa vista del estanque… el agua era totalmente transparente, apenas parecía que hubiese si no fuera por las ondas que creaban los peces al nadar.
Miró a la joven que empezaba a hablar.
-Como gustes, Angeline. Si lo deseas puedes ocuparte, aunque deberías aviar a Dorian, quizás comparta contigo algunos trucos…o no se- dijo sonriendo, dejando ver sus blancos dientes-... la verdad es que no se mucha de botánica.
–Me alegra de que estés aquí tranquila y cómoda, la verdad que es algo muy importante para mí. Si tienes algún reproche, duda, o incluso algo personal no dudes en contármelo… no quisiera que estuvieses mal… -la miraba a los ojos, era sincera, y pensaba que ella también lo era… pobre ingenua.
Escuchaba la explicación de Geist mientras miraba los peces. Parecían felices y despreocupados, sin tener que preocuparse por nada, nadando… tenía ganas de nadar, quizás le dejaban ir con Angeline al lago no muy lejos de ahí.
¿Atrapados? Adara se mordió el labio, sus pintando.
-La verdad… yo creo que son libres, en cierto modo… aunque lo serian mas en mar abierto eso es vierto…- Entonces algo la miraba para posar sus ojos en los de la humana. –Oh Angeline, perdóname, no te he sido sincera del todo. Lo siento mucho yo… solo que no quería…- debía decirlo ya, aun estaba tiempo de irse… -La verdad no es que le dije a Ratko que necesitaba una sirvienta… Es que veras… el matrimonio entre Ratko y yo no fue por… amor. –miro a un lado, después a otro, estaban solas, no había problema alguno en hablar. – Fue un matrimonio… bueno por conveniencia, más que nada. Yo… me da un poco de miedo, bueno ya no tanto, pero… si un poco. –admitió- Yo quería tener aquí a alguien con quien poder estar. Me siento muy sola, Ratko tiene a Nuan y Dorian, que os conoce desde hace años. Yo he tenido que renunciar a todo… solo quería… bueno, tener a alguien conmigo… no te pediré nunca que me hagas la cama ni me cocines, ni que me vistas ni me limpies, solo que seas una persona con quien pueda hablar… y en quien pueda confiar… aunque entiendo que te enfades y te quieras ir…- bajo la cabeza, no sabía cómo reaccionaría.
**
Ratko las podía ver desde la ventana, parecía que estaban a gusto la una con la otra, aunque la tal Angeline lo que acababa de… simplemente no parecía ser una simple sirvienta, pero aquello a él no le importaba, mientras que trabajase bien.
Miró el cielo, aun quedaban muchas horas de sol… maldijo adentrándose en la habitación. Cogió un libro y, sentándose en un sillón, se puso a leer.
Dorian entro por la puerta.
La conversación apenas duró unos minutos. Dorian no se fiaba de la nueva, Ratko no le dio importancia, al menos no más de la que merecía.
Miró el cielo, aun quedaban muchas horas de sol… maldijo adentrándose en la habitación. Cogió un libro y, sentándose en un sillón, se puso a leer.
Dorian entro por la puerta.
La conversación apenas duró unos minutos. Dorian no se fiaba de la nueva, Ratko no le dio importancia, al menos no más de la que merecía.
Wyn
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Re: Compañia en la noche [Quest]
Oh, sí. Admítelo. Dime la verdad. Odias este lugar. Sé que con cada paso que das sientes que te hundes más y más en las tinieblas de la desesperanza. Lo noto en tus ojos apagados, en tu frágil sonrisa forzada, en tus dedos nerviosos, en tus piernas tensas, en tu respiración oprimida. Quieres más que esto. ¿No es así, Adara? Yo sé que sí. Al menos el aire sí es reconfortante...
¿A... A... A...? ¿A quién, mujer? ¿A quién debo de matar para poder poner una rosa en este lugar? Lógicamente debería ser a Ragko, él parece ser el amo del lugar. Pero quizá, ¿Dorian tendrá cierta autoridad en el jardín? Los nobles siempre hacen acuerdos muy extraños. Probablemente la casa le pertenecía originalmente a ese albino o a su familia, pero el monstruito, o su familia, la adquirieron de alguna manera; a modo de ofrenda, le permite que gobierne esta sección. Algo así. Apuesto diez aeros a que es una tontería. A fin de cuentas, terminó por mencionar a su no tan amado esposo.
—De alguna manera, ya lo verás. Pronto confundirás este jardín con un arcoíris. Lo prometo. —Expresaba con la voz más amena que pude recrear, a fin de darle un rayo de esperanza, uno que le crearía la ilusión de la confianza. Era una gran mentira, por supuesto, no planeaba añadir ni una flor por aquí, mas me gustaba elevar sus expectativas para después derrumbarlas. Me gustaba eso, destruir, desmoronar.
¿Dorian compartiendo secretos de botánica? A duras penas quiere compartir un saludo... O quizá sólo es un sujeto introvertido. No debe ser sencillo para alguien como él aceptar así de pronto a una nueva huésped siendo que estuvo tantos años con el mismo estilo de vida, supongo. Ése no era mi problema. Si no quería salir de su pequeña burbuja o si no podía adaptarse a los nuevos escenarios de la vida, allá él. Igual, ¿qué información podría otorgarme? Sólo son plantas, por todas las sombras. Les echas agua y ya.
¿Quejas? ¿Yo? ¿De aquí? Nooo... De ninguna manera. Sí, podría decirle todo lo que pienso de este lugar, pero probablemente termine irritada o algo por el estilo. Yo necesito que se fíe de mí, y no lo lograré siendo crítica o agresiva, debo continuar con esta aproximación amable.
¿Más libres en el mar? Comprendía la profunda lógica detrás de eso, pero hasta la libertad tiene sus cadenas. No parecía que fuese a entrar en detalles sobre eso. Repentinamente había caído en un silencio. Quién sabe, tal vez me equivocaba y no se sentía tan encerrada, tal vez le gustaba este extraño estilo de vida. ¡Nah! Aunque fuera a golpes, le haría escupir sinceridad. No tan rápido, Ingrid. Comenzó a articular vocablos, de esa forma particular en la que una señorita afligida inicia a contar toda la verdad. Habla, cabezona, a ver si así disminuyes ese enorme tamaño de tu cabeza.
Era extraño, pero su voz era música para mis oídos. Disfrutaba escucharla decir todo lo que había pronosticado. El malestar que esa bestia le causaba, la soledad que sentía, la naturaleza de las nupcias. Ya podía imaginármelo. Ya podía escucharla decir: 'asesina a mi esposo, asesina a la cocinera, asesina al mayordomo'. Y yo diría, 'lo haré sólo para que puedas ser libre'. ¡Y después lo haría! Los degollaría, haciéndole creer a Adara que por fin se liberaba de sus ataduras, y en el punto máximo de su júbilo le rompería el cuello. De lo más entretenido.
En cualquier momento. Después de la siguiente palabra. Aquí venía. No había callado, estaba tomando aire. Estaba a punto de expresarme su comando. Y... ¡Ya! ¿No? ¿Eso es todo? ¿Ningún deseo de muerte, ninguna instrucción malévola? ¿Ni siquiera una pequeña travesura? ¿Sólo me quieres para ser tu... amiga? ¡Dioses! Qué tonto. Qué cómico. Penoso. Bah, un paso a la vez. Primero debería decirle algo, no podía echarme a reír en ese instante.
Estaba a punto de lanzar una carcajada, podía sentir que una sonrisa se dibujaba en mis labios. No dejaría que un gesto involuntario arruinara mi artimaña, debía evitar que me viera, pero también debía decirle algo. Como un relámpago, la idea vino a mi mente. Me acerqué a ella y le di un suave abrazo. Y cuando uno da un abrazo, es imposible ver el rostro de la otra persona, ¿verdad? Aprovechándome de eso, hice una mueca para liberar la sensación de reírme. Ya estando relajada, me aparté de ella y puse mis manos sobre sus hombros.
—No estoy enfadada. Estoy contenta de que me tengas confianza para contarme esto. Y definitivamente no me quiero ir. Yo jamás abandono a mis amigas. —Con la adecuada modulación de voz, esas oraciones deberían haber sido suficientes para envolverla del todo en mi telaraña. No quería arriesgarme a sonar muy escasa, así que conservando ese tono delicado, continué llenando su cabeza con palabras bonitas—. Siempre estaré cerca de ti para lo que sea que necesites. —Como matar a alguien, por ejemplo. Soy muy buena en eso—. Si quieres hablar, yo seré los oídos más atentos del reino. Si quieres bailar, crearé la música más animada. Si quieres pasear, seré la compañía más sagaz. —Algo faltaba. Debía añadir dramatismo. ¿Pero cómo? ¡Lo tengo!
Me puse de pie y llevé mi mano derecha al corazón. Como soy zurda, por poco llevaba la izquierda, pero logré resistir el impulso—. Juro solemnemente que desde este día en adelante, mi gran amiga —pardiez, olvidé su nombre, hace un momento lo tenía—, a la que aprecio con todo mi corazón, jamás volverá a sentirse sola o decaída. —Le sonreí a... ¡Adara! Ése era. Le sonreí con falsedad tal que no había gesto sincero que pudiera compararse con mi actuación—. Y para lograr eso... —Volví a sentarme a su lado, alzando la mirada, como si estuviera buscando algo en el techo de la glorieta—. ¿qué tal si jugamos a algo? ¿A qué? La verdad, no sé. ¿Te gusta jugar a las escondidas? —No sé cómo lo recordé, tal vez sí tenía un poco de hambre, o tal vez me arrepentí en el último segundo de querer jugar y busqué desesperadamente un medio de escape—. Oh, cielos... —Reí apenada—. No debe faltar mucho para la comida, ¿no es así?
Estaba bien ir a comer. Aprovecharía para ir conociendo mejor a mis víctimas y así descubrir la mejor manera para torturar sus almas.
¿A... A... A...? ¿A quién, mujer? ¿A quién debo de matar para poder poner una rosa en este lugar? Lógicamente debería ser a Ragko, él parece ser el amo del lugar. Pero quizá, ¿Dorian tendrá cierta autoridad en el jardín? Los nobles siempre hacen acuerdos muy extraños. Probablemente la casa le pertenecía originalmente a ese albino o a su familia, pero el monstruito, o su familia, la adquirieron de alguna manera; a modo de ofrenda, le permite que gobierne esta sección. Algo así. Apuesto diez aeros a que es una tontería. A fin de cuentas, terminó por mencionar a su no tan amado esposo.
—De alguna manera, ya lo verás. Pronto confundirás este jardín con un arcoíris. Lo prometo. —Expresaba con la voz más amena que pude recrear, a fin de darle un rayo de esperanza, uno que le crearía la ilusión de la confianza. Era una gran mentira, por supuesto, no planeaba añadir ni una flor por aquí, mas me gustaba elevar sus expectativas para después derrumbarlas. Me gustaba eso, destruir, desmoronar.
¿Dorian compartiendo secretos de botánica? A duras penas quiere compartir un saludo... O quizá sólo es un sujeto introvertido. No debe ser sencillo para alguien como él aceptar así de pronto a una nueva huésped siendo que estuvo tantos años con el mismo estilo de vida, supongo. Ése no era mi problema. Si no quería salir de su pequeña burbuja o si no podía adaptarse a los nuevos escenarios de la vida, allá él. Igual, ¿qué información podría otorgarme? Sólo son plantas, por todas las sombras. Les echas agua y ya.
¿Quejas? ¿Yo? ¿De aquí? Nooo... De ninguna manera. Sí, podría decirle todo lo que pienso de este lugar, pero probablemente termine irritada o algo por el estilo. Yo necesito que se fíe de mí, y no lo lograré siendo crítica o agresiva, debo continuar con esta aproximación amable.
¿Más libres en el mar? Comprendía la profunda lógica detrás de eso, pero hasta la libertad tiene sus cadenas. No parecía que fuese a entrar en detalles sobre eso. Repentinamente había caído en un silencio. Quién sabe, tal vez me equivocaba y no se sentía tan encerrada, tal vez le gustaba este extraño estilo de vida. ¡Nah! Aunque fuera a golpes, le haría escupir sinceridad. No tan rápido, Ingrid. Comenzó a articular vocablos, de esa forma particular en la que una señorita afligida inicia a contar toda la verdad. Habla, cabezona, a ver si así disminuyes ese enorme tamaño de tu cabeza.
Era extraño, pero su voz era música para mis oídos. Disfrutaba escucharla decir todo lo que había pronosticado. El malestar que esa bestia le causaba, la soledad que sentía, la naturaleza de las nupcias. Ya podía imaginármelo. Ya podía escucharla decir: 'asesina a mi esposo, asesina a la cocinera, asesina al mayordomo'. Y yo diría, 'lo haré sólo para que puedas ser libre'. ¡Y después lo haría! Los degollaría, haciéndole creer a Adara que por fin se liberaba de sus ataduras, y en el punto máximo de su júbilo le rompería el cuello. De lo más entretenido.
En cualquier momento. Después de la siguiente palabra. Aquí venía. No había callado, estaba tomando aire. Estaba a punto de expresarme su comando. Y... ¡Ya! ¿No? ¿Eso es todo? ¿Ningún deseo de muerte, ninguna instrucción malévola? ¿Ni siquiera una pequeña travesura? ¿Sólo me quieres para ser tu... amiga? ¡Dioses! Qué tonto. Qué cómico. Penoso. Bah, un paso a la vez. Primero debería decirle algo, no podía echarme a reír en ese instante.
Estaba a punto de lanzar una carcajada, podía sentir que una sonrisa se dibujaba en mis labios. No dejaría que un gesto involuntario arruinara mi artimaña, debía evitar que me viera, pero también debía decirle algo. Como un relámpago, la idea vino a mi mente. Me acerqué a ella y le di un suave abrazo. Y cuando uno da un abrazo, es imposible ver el rostro de la otra persona, ¿verdad? Aprovechándome de eso, hice una mueca para liberar la sensación de reírme. Ya estando relajada, me aparté de ella y puse mis manos sobre sus hombros.
—No estoy enfadada. Estoy contenta de que me tengas confianza para contarme esto. Y definitivamente no me quiero ir. Yo jamás abandono a mis amigas. —Con la adecuada modulación de voz, esas oraciones deberían haber sido suficientes para envolverla del todo en mi telaraña. No quería arriesgarme a sonar muy escasa, así que conservando ese tono delicado, continué llenando su cabeza con palabras bonitas—. Siempre estaré cerca de ti para lo que sea que necesites. —Como matar a alguien, por ejemplo. Soy muy buena en eso—. Si quieres hablar, yo seré los oídos más atentos del reino. Si quieres bailar, crearé la música más animada. Si quieres pasear, seré la compañía más sagaz. —Algo faltaba. Debía añadir dramatismo. ¿Pero cómo? ¡Lo tengo!
Me puse de pie y llevé mi mano derecha al corazón. Como soy zurda, por poco llevaba la izquierda, pero logré resistir el impulso—. Juro solemnemente que desde este día en adelante, mi gran amiga —pardiez, olvidé su nombre, hace un momento lo tenía—, a la que aprecio con todo mi corazón, jamás volverá a sentirse sola o decaída. —Le sonreí a... ¡Adara! Ése era. Le sonreí con falsedad tal que no había gesto sincero que pudiera compararse con mi actuación—. Y para lograr eso... —Volví a sentarme a su lado, alzando la mirada, como si estuviera buscando algo en el techo de la glorieta—. ¿qué tal si jugamos a algo? ¿A qué? La verdad, no sé. ¿Te gusta jugar a las escondidas? —No sé cómo lo recordé, tal vez sí tenía un poco de hambre, o tal vez me arrepentí en el último segundo de querer jugar y busqué desesperadamente un medio de escape—. Oh, cielos... —Reí apenada—. No debe faltar mucho para la comida, ¿no es así?
Estaba bien ir a comer. Aprovecharía para ir conociendo mejor a mis víctimas y así descubrir la mejor manera para torturar sus almas.
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Re: Compañia en la noche [Quest]
Sonrió ante su comentario del arco iris, aquello parecía tan bello, aunque solo viviese en su cabeza, y ahora también en el de su amiga…
La abrazó y Adara correspondió con agrado, aquel gesto le había encantado, aunque no hubiese sido sincero en cuando a reciprocidad. Apoyó la mejilla en el hombro de Geist, que quedaba algo más alta que ella misma, aun sonriendo. Parecía que todo iba sobre ruedas, parecía que alguien había orado a los dioses por ella.
Apoyó sus manos en los hombros de Adara… amiga. ¿Amiga? ¿Eso es lo que había dicho? Una gran sonrisa dejó ver sus bonitos dientes. Amiga. No se iba a ir, aquello sonaba maravilloso. No estaba enfadada, aquello era aún más maravilloso, no podría ir mejor de lo que estaba yendo, aquello era perfecto.
Tras la pequeña pausa que Ingrid realizo, para pensar su punto fulminante, Adara lo aprovecho para mirarla a los ojos, verdes, como la hierba a primera hora de la mañana aun con rocío, eran preciosos, dulces y delicados, aunque con un punto de fuerza y picardía.
Aquel “juramento” hizo que la joven se quedase perpleja, realmente había tenido muchísima suerte con Angeline…
Aquellas palabras hacían que la sonrisa de Adara no se borrase por nada, sino que aumentase, así como su felicidad y sus esperanzas.
¿Jugar? Aquella sonaba muy divertido, hacia tanto que no jugaba a nada… bueno desde que era pequeña, claro, pero sonaba divertido igual…
Le propinó una abrazo a su ahora amiga, casi inclinándose sobre ella, a apretó un poco incluso.
-Muchas gracias Angelines… o si… a verdad es que o debe faltar mucho, además ya huele muy bien…- dijo volviendo a su sitio, colocando la palma de las manos en le banquito, algo sonrojada.
La mesa estaba dispuesta de manera ocupaba gran pate de la sala. Muchas sillas la acompañaban, pero tan solo unos pocos platos había encima de esta.
Para Ratko, Adara, Nuan, Doria, y ahora también para Angeline. Había cerdo a la Illidense con verduras, un poco de vino para beber, fruta como acompañamiento, y de postre, en el centro de la mesa, una tarta de frutos dulces bañado con zumo de naranjas de Dundarak.
Ratko se sentaba en comandando la mesa, en su extremo. Al lado derecho, no muy relativamente cerca, Adara. Y al lado izquierdo Dorian y Nuan. Todos callaban, esperando a las dos jóvenes que venían de fuera.
-Lo siento, nos hemos entretenido en el jardín…- dijo Adara sentándose en su sitio, moviendo al silla de su lado para que Geist se pusiese a su lado.
La abrazó y Adara correspondió con agrado, aquel gesto le había encantado, aunque no hubiese sido sincero en cuando a reciprocidad. Apoyó la mejilla en el hombro de Geist, que quedaba algo más alta que ella misma, aun sonriendo. Parecía que todo iba sobre ruedas, parecía que alguien había orado a los dioses por ella.
Apoyó sus manos en los hombros de Adara… amiga. ¿Amiga? ¿Eso es lo que había dicho? Una gran sonrisa dejó ver sus bonitos dientes. Amiga. No se iba a ir, aquello sonaba maravilloso. No estaba enfadada, aquello era aún más maravilloso, no podría ir mejor de lo que estaba yendo, aquello era perfecto.
Tras la pequeña pausa que Ingrid realizo, para pensar su punto fulminante, Adara lo aprovecho para mirarla a los ojos, verdes, como la hierba a primera hora de la mañana aun con rocío, eran preciosos, dulces y delicados, aunque con un punto de fuerza y picardía.
Aquel “juramento” hizo que la joven se quedase perpleja, realmente había tenido muchísima suerte con Angeline…
Aquellas palabras hacían que la sonrisa de Adara no se borrase por nada, sino que aumentase, así como su felicidad y sus esperanzas.
¿Jugar? Aquella sonaba muy divertido, hacia tanto que no jugaba a nada… bueno desde que era pequeña, claro, pero sonaba divertido igual…
Le propinó una abrazo a su ahora amiga, casi inclinándose sobre ella, a apretó un poco incluso.
-Muchas gracias Angelines… o si… a verdad es que o debe faltar mucho, además ya huele muy bien…- dijo volviendo a su sitio, colocando la palma de las manos en le banquito, algo sonrojada.
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La mesa estaba dispuesta de manera ocupaba gran pate de la sala. Muchas sillas la acompañaban, pero tan solo unos pocos platos había encima de esta.
Para Ratko, Adara, Nuan, Doria, y ahora también para Angeline. Había cerdo a la Illidense con verduras, un poco de vino para beber, fruta como acompañamiento, y de postre, en el centro de la mesa, una tarta de frutos dulces bañado con zumo de naranjas de Dundarak.
Ratko se sentaba en comandando la mesa, en su extremo. Al lado derecho, no muy relativamente cerca, Adara. Y al lado izquierdo Dorian y Nuan. Todos callaban, esperando a las dos jóvenes que venían de fuera.
-Lo siento, nos hemos entretenido en el jardín…- dijo Adara sentándose en su sitio, moviendo al silla de su lado para que Geist se pusiese a su lado.
Wyn
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Re: Compañia en la noche [Quest]
Me parecía haber abordado sin errores y sin causar inconvenientes. Muy por el contrario, notaba resultados bastantes positivos con mi juego de gestos y palabras. Veía sus ojos iluminados de esperanza infantil, y sus expresiones reflejaban una genuina felicidad. Le había creado exactamente las expectativas que yo deseaba, y ahora seguramente estaría volando si tuviera alas. Lástima que no fuese una mujer alada, sería más divertido verla caer literalmente. Tendría que conformarme con su decepción emocional y posterior muerte. ¿O le dejaría como única superviviente? Tentador, muy suculenta la idea.
No me agradó ni un poco que me diera un segundo abrazo, con uno era suficiente. Hasta creé una mueca incómoda al sentirla sobre mí. No. Mejor dicho, era de asco. Quise apartarla de mí cuanto antes, pero me contuve, aunque esa acción la sentí eterna y sofocante, no sería para nada adecuado rechazarla ahora, mandaría a la basura todas las preparaciones que había creado hasta ahora. No obstante, si lo repetía, sería más probable que yo terminara golpeándola. Quizá hasta intenté disfrazar mi puñetazo como un intento de matar una araña. No parecía una persona muy brillante.
—Gracias a ti. —Contesté como un reflejo, ya sin muchos ánimos de querer continuar con esa charla. Ya había dicho todo lo que tenía que decir y prefería cortar el hilo antes de que se volviera un alboroto, mejor idea era dirigirse a comer. Con suerte tropezaría por ahí y caería sobre un tenedor—. ¿Verdad que huele exquisito? —Dije con sarcasmo, confiada de que no lo notaría. No importaba, sí olía muy bien, creo que era un reflejo natural emplear ese tono—. Sabía que no estaba imaginando ese aroma. —Complementé genuina—. Vamos entonces. No quiero causar una mala impresión por ser impuntual. —Agregué burdas palabras, por el simple hecho de decir algo. Era importante que mantuviera ese perfil de habladora. Se supone que el personaje de Angeline es alegre, después de todo, con muy buena autoestima y sin miedo a decir idioteces.
—No es importante, pero, ¿me sentaré a tu lado? —Pregunté fingiendo curiosidad y una especie de preocupación. Podía parecer algo muy simple, pero tenía mi plan detrás de todo esto. Quería ver cuánta autoridad y libertad tenía. Por ejemplo, si me contestaba con duda o si abiertamente admitía que dependería de Ralik decidir mi asiento, entonces estaría más consciente de lo oprimida que esta pobre muchacha estaba.
—Por supuesto, Angeline. No veo el problema con eso. —Respondió casi de inmediato, sin reparar en consecuencias o reacciones. Una contestación muy natural. No había obtenido mucho con eso, pero estaba bien. Al menos me indicaba que no había algo de especial en la comida. Debí haberlo suponido, tomando en cuenta que no parecía estar apurada con el tema. Sólo vamos a comer, ¿no? No creo que me vayan a comer...
Llegamos al comedor, yo yendo justo detrás de Adara, pues había olvidado el camino que conducía al cuarto de comida. Pude haberlo deducido, tanto por el olor como por la estructura, mas me fui por lo seguro. Tampoco era algo importante.
Sobre la mesa ya estaba todo dispuesto, nada evitaba que se comenzara a comer, excepto la idea evidente de que faltaban dos personas. Hasta eso, parecían ser muy civilizados y educados. A mí no me hubiera importado. Si tengo hambre, como con o sin todos en la mesa. No me torturaría sólo porque a alguien se le hacía tarde. Afortunadamente para ellos, no estaba hambrienta, aunque sí estaba deseosa por probar la receta secreta de la 'abuela', no tendría problemas con esperar a que los demás comenzaran antes que yo. Ultimadamente, alguien debía comprobar si estaba envenenada la comida. Se sentiría raro, normalmente yo era la que preparaba las cenas mortales.
—Fue mi culpa. —Hablé apenada, con una sonrisa tonta en mi rostro—. Quedé hipnotizada por el agua, el aire fresco, las decoraciones y... todo, la verdad. El jardín es maravilloso. —Tomé el asiento que idealmente me había acomodado Adara—. Muchas gracias. —Me acomodé en mi silla y finalmente expresé muy amena—. Provecho.
No me sorprendía que todos se presentaran reservados, al contrario, lo esperaba. Hasta me sentía tentada por hablar en exceso, ver hasta dónde me soportarían. Pero... no. La comida es sagrada, ¿no? Y la verdad, yo también disfruto más comer en silencio. Quizá un par de comentarios aquí y allá.
No fui la primera en iniciar, aguardé a que ellos abrieran. Aún así, tenía la duda de si habían puesto el veneno en mi plato. Tenía una forma para comprobarlo. Llevé el cubierto con verdura en él hasta mi boca, pero antes de dar el mordisco, corté el acto y dije—. Oh, y gracias por la comida. —Parecía un gesto inocente, mas en realidad ocultaba la profunda respiración tan cerca del alimento, permitiéndome detectar si tenía o no esencia tóxica. Al no ser así, proseguí.
Avanzábamos despacio, cada uno tomándose su propio tiempo para comer. Yo sólo estaba teniendo problemas al beber, puesto que por inercia quería empinar la botella. Con cierta fuerza de voluntad controlaba ese anhelo. Todo se encontraba tranquilo. Demasiado tranquilo. Sospechosamente tranquilo.
—Éste es un platillo sin duda delicioso. Apuesto a que guardará la receta con mucho recelo. ¿O podría yo tener la fortuna de conocerla también? —Me dirigía a Nuan, mirándola con picardía.
—Tal vez corras con suerte. —Sorprendentemente me había respondido, aunque con voz baja. Creo que sonrió.
—Joven Dorian, noté que en el jardín la planta más cercana a la entrada es una Aria. ¿Acaso planeaba ordenarlas en orden alfabético? —Es al que menos había oído hablar, tenía curiosidad si es porque odiaba su propia voz.
—Es una coincidencia. —Natural y simple. Nada extraordinario en su acento. No se le quitaba lo pálido.
Quería preguntarle alto también al amo de la casa cualquier tontería, pero no recordaba su nombre y tampoco estaba decidida cómo dirigirme a él. Esperaría un poco. Continué disfrutando de la comida.
No me agradó ni un poco que me diera un segundo abrazo, con uno era suficiente. Hasta creé una mueca incómoda al sentirla sobre mí. No. Mejor dicho, era de asco. Quise apartarla de mí cuanto antes, pero me contuve, aunque esa acción la sentí eterna y sofocante, no sería para nada adecuado rechazarla ahora, mandaría a la basura todas las preparaciones que había creado hasta ahora. No obstante, si lo repetía, sería más probable que yo terminara golpeándola. Quizá hasta intenté disfrazar mi puñetazo como un intento de matar una araña. No parecía una persona muy brillante.
—Gracias a ti. —Contesté como un reflejo, ya sin muchos ánimos de querer continuar con esa charla. Ya había dicho todo lo que tenía que decir y prefería cortar el hilo antes de que se volviera un alboroto, mejor idea era dirigirse a comer. Con suerte tropezaría por ahí y caería sobre un tenedor—. ¿Verdad que huele exquisito? —Dije con sarcasmo, confiada de que no lo notaría. No importaba, sí olía muy bien, creo que era un reflejo natural emplear ese tono—. Sabía que no estaba imaginando ese aroma. —Complementé genuina—. Vamos entonces. No quiero causar una mala impresión por ser impuntual. —Agregué burdas palabras, por el simple hecho de decir algo. Era importante que mantuviera ese perfil de habladora. Se supone que el personaje de Angeline es alegre, después de todo, con muy buena autoestima y sin miedo a decir idioteces.
—No es importante, pero, ¿me sentaré a tu lado? —Pregunté fingiendo curiosidad y una especie de preocupación. Podía parecer algo muy simple, pero tenía mi plan detrás de todo esto. Quería ver cuánta autoridad y libertad tenía. Por ejemplo, si me contestaba con duda o si abiertamente admitía que dependería de Ralik decidir mi asiento, entonces estaría más consciente de lo oprimida que esta pobre muchacha estaba.
—Por supuesto, Angeline. No veo el problema con eso. —Respondió casi de inmediato, sin reparar en consecuencias o reacciones. Una contestación muy natural. No había obtenido mucho con eso, pero estaba bien. Al menos me indicaba que no había algo de especial en la comida. Debí haberlo suponido, tomando en cuenta que no parecía estar apurada con el tema. Sólo vamos a comer, ¿no? No creo que me vayan a comer...
Llegamos al comedor, yo yendo justo detrás de Adara, pues había olvidado el camino que conducía al cuarto de comida. Pude haberlo deducido, tanto por el olor como por la estructura, mas me fui por lo seguro. Tampoco era algo importante.
Sobre la mesa ya estaba todo dispuesto, nada evitaba que se comenzara a comer, excepto la idea evidente de que faltaban dos personas. Hasta eso, parecían ser muy civilizados y educados. A mí no me hubiera importado. Si tengo hambre, como con o sin todos en la mesa. No me torturaría sólo porque a alguien se le hacía tarde. Afortunadamente para ellos, no estaba hambrienta, aunque sí estaba deseosa por probar la receta secreta de la 'abuela', no tendría problemas con esperar a que los demás comenzaran antes que yo. Ultimadamente, alguien debía comprobar si estaba envenenada la comida. Se sentiría raro, normalmente yo era la que preparaba las cenas mortales.
—Fue mi culpa. —Hablé apenada, con una sonrisa tonta en mi rostro—. Quedé hipnotizada por el agua, el aire fresco, las decoraciones y... todo, la verdad. El jardín es maravilloso. —Tomé el asiento que idealmente me había acomodado Adara—. Muchas gracias. —Me acomodé en mi silla y finalmente expresé muy amena—. Provecho.
No me sorprendía que todos se presentaran reservados, al contrario, lo esperaba. Hasta me sentía tentada por hablar en exceso, ver hasta dónde me soportarían. Pero... no. La comida es sagrada, ¿no? Y la verdad, yo también disfruto más comer en silencio. Quizá un par de comentarios aquí y allá.
No fui la primera en iniciar, aguardé a que ellos abrieran. Aún así, tenía la duda de si habían puesto el veneno en mi plato. Tenía una forma para comprobarlo. Llevé el cubierto con verdura en él hasta mi boca, pero antes de dar el mordisco, corté el acto y dije—. Oh, y gracias por la comida. —Parecía un gesto inocente, mas en realidad ocultaba la profunda respiración tan cerca del alimento, permitiéndome detectar si tenía o no esencia tóxica. Al no ser así, proseguí.
Avanzábamos despacio, cada uno tomándose su propio tiempo para comer. Yo sólo estaba teniendo problemas al beber, puesto que por inercia quería empinar la botella. Con cierta fuerza de voluntad controlaba ese anhelo. Todo se encontraba tranquilo. Demasiado tranquilo. Sospechosamente tranquilo.
—Éste es un platillo sin duda delicioso. Apuesto a que guardará la receta con mucho recelo. ¿O podría yo tener la fortuna de conocerla también? —Me dirigía a Nuan, mirándola con picardía.
—Tal vez corras con suerte. —Sorprendentemente me había respondido, aunque con voz baja. Creo que sonrió.
—Joven Dorian, noté que en el jardín la planta más cercana a la entrada es una Aria. ¿Acaso planeaba ordenarlas en orden alfabético? —Es al que menos había oído hablar, tenía curiosidad si es porque odiaba su propia voz.
—Es una coincidencia. —Natural y simple. Nada extraordinario en su acento. No se le quitaba lo pálido.
Quería preguntarle alto también al amo de la casa cualquier tontería, pero no recordaba su nombre y tampoco estaba decidida cómo dirigirme a él. Esperaría un poco. Continué disfrutando de la comida.
Geist
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Re: Compañia en la noche [Quest]
La cena fue tranquila y por lo general silenciosa. Nuan dejaba car algún tema sobre los alimentos o el mismo plato. Dorian asentía. Ratko apenas apartaba la mirada del plato, no hablaba mucho. Adara era la más parlanchina, aunque se notaba que no tanto como cuando se encontraba a solas con Angeline, en aquel ambiente se sentía algo más cohibida.
Cuando la nueva agradeció por los alimentos, cuando se disculpó por la tardanza, cada vez que abría la boca Dorian la miraba, prácticamente de reojo, de manera casi imperceptible. No le gustaba, no le gustaba nada. Ocultaba algo, lo sabía. Todo lo que decía parecía ensayado y recitado, parecía que aquella amabilidad era una máscara, y la alegría “inocentona” la capa. La vigilaría de cerca… aunque tampoco debía darle mucha importancia, si Ratko confiaba en ella… no, la vigilaría.
Adara sonrió cuando indirectamente Angeline preguntó sobre la receta de Nuan. No sabía que le gustase cocinar, pensó con agrado. Nuan no salía contar sus recetas, no le gustaba. Ella alegaba que no era maestra, que no enseña sobre hoja y tinta, no le gusta hablar sin más.
-No lo guardo con recelo…- dijo lentamente mientras intentaba pinchar con el tenedor un fruta redonda que parecía que se le resistía un poco. Todas la miraron en aquel instante… si lo hacía por lo general. – Si quieres conocer la receta, puedes cocinarlo conmigo mañana, así aprenderías- dijo seria y educara, dedicándole una leve sonrisa a la humana. –Tal vez corras con suerte.
Todos, todos parecían sorprendidos por aquello.
-Es una coincidencia…- Dijo Dorian apenas sin mirar a Geist, respondiendo a su tonta pregunta. Preguntas y conversaciones tontas y banales, esto no parece del todo…. Poco normal. La casa y su ambiente habían cambiado totalmente desde que la nueva esposa de Ratko había llegado, pero aquella nueva incorporación en la “plantilla” lo hacía aún más extraño. No, definitivamente no le gustaba. No le apetecía hablar con ella.
Ratko termino de comer el primero.
-Si alguien necesita algo estaré en la biblioteca…- susurro mientras se levantaba. Su voz era agria, ronca, pegaba totalmente con su apariencia. Oscura y grabe.
Todos sabían que aunque por simple cortesía, Ratko non quería ser molestado. Nadie lo hacía, solo Dorian hablaba con el si pensaba que el tema era lo suficientemente importante como para ser tema de conversación.
Mantuvieron un leve silencio mientras este desaparecía por las puertas dobles que cerraban el comedor al sala de estar, unas puertas de madera con cristal en su centro, con dibujos en los cristales de flores y plantas enredaderas. Bonitas, pero algo antiguas. Ascendió por las escaleras, unas escaleras que a medida que ascendían se curvaban haca la derecha. La pared de dichas escaleras contenían marcos, pero nada en su interior. Podría haber sido un elemento decorativo diferente y moderno, pero la pared carecía de un color vivo o de elementos decorativos, por l que los marcos no parecían más que simples recuerdos eliminados.
La biblioteca estaba al final del pasillo, la diferencia de luz estacaba a la del pasillo, ya que las puertas de las habitaciones solían estar cerradas. Era una sala bastante grande, más de lo normal para una casa. Muchas estanterías que llegaban hasta el techo estaban repletas de libros. Unos sillones una mesa baja reposaban en lo que parecía el centro, aunque los tres elementos parecía prácticamente nuevos.
Ratko cogía con sus negras y frías manos el tomo que había dejado a medias y se sentó en unos de los sillones. Llevaba días leyendo las mismas páginas, absorto en sus pensamientos, sin quedarse con nada de lo que leía, teniendo que releer lo mismo día tras día.
Adara fue la siguiente en terminar de comer, su plato estaba menos lleno, y aun así se dejó la mitad, no era de mucho comer, aunque era muy agradecida, le gustaba prácticamente todo.
Observó a su amiga, parecía que estaba disfrutando con el dulce del postre.
-Angeline, tengo que ir arriba, a mi cuarto, estoy cosiendo un vestido para cuando llegue buen tiempo. Si quieres puedes tomarte un tiempo para familiarizarte con tú habitación y la casa…- dijo sonriendo, limpiando unas miguitas que habían quedado sobre la mesa.
Nuan recogía la mesa, no dejaba que nadie la ayudase, así que ya habían dejado de intentarlo, y se ocupaba ella sola.
Dorian, como cada día después de comer, debía trabajar, solo se permitía tiempo libre después de la cena, una casa grande requería muchos cuidados. Con educación, le levantó y dejando sobre la mesa la servilleta que portaba en las faldas, susurró. – Si me disculpan…- la silla chillo un poco contra el suelo al ser arrastrada. Se fue hacia fuera habían llegado unos nuevos muebles para la habitación ella nueva, y ahora solo quedaba limpiar lo que había sobrado.
-Si te aburres o cuando hayas acabado te espero en mi habitación.- dijo alegre Adara dirigiéndose escaleras arriba hacia su cuarto. Siempre que ascendía por aquellas escaleras se pregunta que habían contenido aquellos marcos…
Nuan trabajaba rápido, se notaba que le gustaba cocinar y ocuparse de las cosas de casa. Era una cosa que había hecho siempre, incluso en sus años de juventud cuando llevaba su propia casa. Era algo que le salía solo. Esperó a que Angelina acabase para retirar la mesa al completo.
Cuando la nueva agradeció por los alimentos, cuando se disculpó por la tardanza, cada vez que abría la boca Dorian la miraba, prácticamente de reojo, de manera casi imperceptible. No le gustaba, no le gustaba nada. Ocultaba algo, lo sabía. Todo lo que decía parecía ensayado y recitado, parecía que aquella amabilidad era una máscara, y la alegría “inocentona” la capa. La vigilaría de cerca… aunque tampoco debía darle mucha importancia, si Ratko confiaba en ella… no, la vigilaría.
Adara sonrió cuando indirectamente Angeline preguntó sobre la receta de Nuan. No sabía que le gustase cocinar, pensó con agrado. Nuan no salía contar sus recetas, no le gustaba. Ella alegaba que no era maestra, que no enseña sobre hoja y tinta, no le gusta hablar sin más.
-No lo guardo con recelo…- dijo lentamente mientras intentaba pinchar con el tenedor un fruta redonda que parecía que se le resistía un poco. Todas la miraron en aquel instante… si lo hacía por lo general. – Si quieres conocer la receta, puedes cocinarlo conmigo mañana, así aprenderías- dijo seria y educara, dedicándole una leve sonrisa a la humana. –Tal vez corras con suerte.
Todos, todos parecían sorprendidos por aquello.
-Es una coincidencia…- Dijo Dorian apenas sin mirar a Geist, respondiendo a su tonta pregunta. Preguntas y conversaciones tontas y banales, esto no parece del todo…. Poco normal. La casa y su ambiente habían cambiado totalmente desde que la nueva esposa de Ratko había llegado, pero aquella nueva incorporación en la “plantilla” lo hacía aún más extraño. No, definitivamente no le gustaba. No le apetecía hablar con ella.
Ratko termino de comer el primero.
-Si alguien necesita algo estaré en la biblioteca…- susurro mientras se levantaba. Su voz era agria, ronca, pegaba totalmente con su apariencia. Oscura y grabe.
Todos sabían que aunque por simple cortesía, Ratko non quería ser molestado. Nadie lo hacía, solo Dorian hablaba con el si pensaba que el tema era lo suficientemente importante como para ser tema de conversación.
Mantuvieron un leve silencio mientras este desaparecía por las puertas dobles que cerraban el comedor al sala de estar, unas puertas de madera con cristal en su centro, con dibujos en los cristales de flores y plantas enredaderas. Bonitas, pero algo antiguas. Ascendió por las escaleras, unas escaleras que a medida que ascendían se curvaban haca la derecha. La pared de dichas escaleras contenían marcos, pero nada en su interior. Podría haber sido un elemento decorativo diferente y moderno, pero la pared carecía de un color vivo o de elementos decorativos, por l que los marcos no parecían más que simples recuerdos eliminados.
La biblioteca estaba al final del pasillo, la diferencia de luz estacaba a la del pasillo, ya que las puertas de las habitaciones solían estar cerradas. Era una sala bastante grande, más de lo normal para una casa. Muchas estanterías que llegaban hasta el techo estaban repletas de libros. Unos sillones una mesa baja reposaban en lo que parecía el centro, aunque los tres elementos parecía prácticamente nuevos.
Ratko cogía con sus negras y frías manos el tomo que había dejado a medias y se sentó en unos de los sillones. Llevaba días leyendo las mismas páginas, absorto en sus pensamientos, sin quedarse con nada de lo que leía, teniendo que releer lo mismo día tras día.
Adara fue la siguiente en terminar de comer, su plato estaba menos lleno, y aun así se dejó la mitad, no era de mucho comer, aunque era muy agradecida, le gustaba prácticamente todo.
Observó a su amiga, parecía que estaba disfrutando con el dulce del postre.
-Angeline, tengo que ir arriba, a mi cuarto, estoy cosiendo un vestido para cuando llegue buen tiempo. Si quieres puedes tomarte un tiempo para familiarizarte con tú habitación y la casa…- dijo sonriendo, limpiando unas miguitas que habían quedado sobre la mesa.
Nuan recogía la mesa, no dejaba que nadie la ayudase, así que ya habían dejado de intentarlo, y se ocupaba ella sola.
Dorian, como cada día después de comer, debía trabajar, solo se permitía tiempo libre después de la cena, una casa grande requería muchos cuidados. Con educación, le levantó y dejando sobre la mesa la servilleta que portaba en las faldas, susurró. – Si me disculpan…- la silla chillo un poco contra el suelo al ser arrastrada. Se fue hacia fuera habían llegado unos nuevos muebles para la habitación ella nueva, y ahora solo quedaba limpiar lo que había sobrado.
-Si te aburres o cuando hayas acabado te espero en mi habitación.- dijo alegre Adara dirigiéndose escaleras arriba hacia su cuarto. Siempre que ascendía por aquellas escaleras se pregunta que habían contenido aquellos marcos…
Nuan trabajaba rápido, se notaba que le gustaba cocinar y ocuparse de las cosas de casa. Era una cosa que había hecho siempre, incluso en sus años de juventud cuando llevaba su propia casa. Era algo que le salía solo. Esperó a que Angelina acabase para retirar la mesa al completo.
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Re: Compañia en la noche [Quest]
¿Mañana cocinar con la vieja? Paso. Oh, no, espera. De hecho es una excelente idea. Podría pretender que deseo aprender de ella, pero durante el transcurso arruinaría el platillo de una u otra manera por 'accidente' hasta que se altere y termine regañándome. Eso sería muy gracioso. Así que claro que aceptaría su invitación. De paso le rompo los dedos para que no vuelva a cocinar y le coso la boca para que deje de hablar sandeces. Aunque no la había escuchado decir nada por el estilo... ¿Pero para qué arriesgarse?
¡Claro que es una coincidencia, Dorian! ¿Quién en su sano juicio le dedicaría al jardín una preparación como ésa? Ordenar las cosas por orden alfabético. ¡Pf, absurdo! No es como si yo lo hubiese hecho antes. Je... No, claro que no. Tal vez una vez, o dos, pero porque era útil y adecuado, no porque estuviera aburrida o porque me gusten las letras. No. No... ¡Torpe! Bah... Tal vez esperaba a que me dijera que sí, eso lo hubiese vuelto un poco más interesante. Mas detrás de ese silencioso temple, había una cabeza hueca. Seguro que cuando lo atraviese con una estaca de plata, ¿o debía ser de madera?, saldrá aire en lugar de sangre.
El patroncito se iba, parecía tener prisa. Eso o no comía mucho. Extraño, uno pensaría que alguien tan tosco como él necesitaría de mucho alimento. ¿O tal vez tiene humanos de los que se alimenta en secreto? ¡Tal vez conejitos! Uuhh, bastardo asesino de criaturitas. ¿Quién se cree poniéndole la mano encima a un ser vivo delicado e inocente? ¡Sólo yo debería tener ese derecho! Así que sí, Retko, sí necesito algo de ti. ¿Qué tal si te ahogas, eh? ¡Ahógate, ahógate! No se ahogó... Qué lástima.
Mi nueva súper amiga también había concluido su alimento, por así decirlo. Seguramente ni le gustó la comida de Nuan. O sí le agradaba el sabor pero no soportaba tenerla enfrente de sí, ¿acaso tenían conflicto? Apuesto a que su esposo la engañaba con ese vejestorio. Típico, ¿no? La mucama y el amo en una aventura, y no precisamente una que involucre matar un dragón. Uy, qué asco.
Un segundo. ¿Dijo habitación? ¿De verdad me habían asignado una habitación? ¡Rayos y centellas! ¡Truenos y estampidas! No quería dormir aquí, al menos que me dejen dormir afuera, al menos ahí tendría una mejor vista. Carajo. No contaba con esto, me había dejado muchas cosas en mi casa. En fin. Fue divertido gente, pero si así me van a tratar, yo mejor me retiro. Hasta la vista, ciaito, adieu... Antes, aceptaría la propuesta de explorar la mansión. Tal vez encontraría algo de valor para llevármelo. Agh, pero esa grandiosa cantidad de aeros seguía siendo muy tentadora. ¡No! No valía la pena. Definitivamente no. Pero son cinco mil... ¡Que no! Aunque... ¡Ne-Ga-Ti-Vo!
—¿Puedo? —Inquirí animada—. Gracias. Daré un rápido vistazo alrededor e iré inmediatamente contigo. —Le sonreí contenta. Tenía bandera verde para hacer lo que me plazca, ¿qué haría primero? Tal vez... La salida de Dorian fue molesta, me distrajo. No que se fuera, sino la forma. Ese rechinido parecía ser provocado por una gata en cólera. ¿No tenía fuerza para levantar su silla apropiadamente? ¡Hum! Qué descortés.
—¿Necesitas una mano, Nuan? —Me acerqué a ella con falsa solidaridad—. ¿O dos, quizá? —Agité mis manos como una señal de... om... pues de servidumbre, para que sepa que estaba dispuesta a hacer quehacer. Yo ya sabía que se negaría, lo veía desde lejos, por eso no me molestaba ofrecerme.
—No, querida. —Ése querida lo sentí muy forzado. ¿O tal vez fue porque al flexionar sus viejos pulmones se contrajeron de manera extraña? Si ella quería, podía sacárselos para revisarlos. Yo soy muy buena arrancando y degollando—. Yo puse la mesa y yo me encargaré de recogerla... Gracias. —Por poco se te olvidaba decir gracias, ¿verdad, santurrona?
—Qué responsable. —Comenté aparentando estar impresionada—. Muy bien, me parece justo. La próxima vez me aseguraré de arreglar la mesa, entonces. Diviértete. —Me marché, despidiéndome con un suave ademán.
Me apresuré a alcanzar a Ange... No, yo soy Angeline, ella es Adara. Me apresuré a alcanzar a Adara, quien estaba subiendo esas curvadas escalaras. Lo único que no era cuadrado de aquí.
—¿Olvidaste algo, Angeline?
—No es eso. —Sonreí nerviosa—. Bueno, sí... Eh, no exactamente. —Sobé la parte posterior de mi cabeza—. Sólo quería saber dónde estaba tu habitación... Y la mía... Y la biblioteca... Y... lo demás.
Me contestó con un gesto amable—. Por supuesto. —Terminó por indicarme a dónde conducía cada puerta en el segundo piso—. Aunque no creo que sea buena idea ir ahora mismo a la biblioteca. —Se mordió nerviosa el labio inferior, muy sutilmente—. No mientras mi esposo esté ahí.
—No te preocupes. Sólo deseaba saber donde estaba. —Para poder ir, claro. Me daba igual si estaba el dragón oscuro con todo su ejército de tinieblas. Pensándolo bien, eso era un incentivo magnífico para ir. ¿Qué reacción tendría ese sujeto al verme entrar ahí? ¿Se retiraría, me ignoraría? Pronto lo averiguaría—. ¿Y segura que no necesitarás ayuda? —Ya hasta se me había olvidado para qué, bordar, creo.
—No hay necesidad. Sólo debo darle los detalles finales. Me falta muy poco. —Su sonrisa... Me recordó cuando mi madre solía decirme que no requería asistencia en la herrería. Siempre me mentía con eso. Yo la espiaba y me percataba que de hecho estaba cargada con trabajo, así que suponía que no quería que le ayudara porque creía que haría algo mal. Cómo la odiaba. Y ya que Adara me recordaba a mi madre, bien podría darle el mismo destino que ella sufrió, así tendrían más cosas en común.
—Muchas gracias. Prometo no demorar. —Me aparté con una reverencia, dándole la espalda conforme ella iba entrando a su habitación—. Babosa. —Musité entre dientes, alejándome hacia las escaleras. ¿Ahora qué? Rodé los ojos, pensando en el lugar más apropiado en donde podría encontrar algo interesante. ¿Esto es interesante? Me detuve frente a los marcos vacíos. Apuesto a que ahí había pinturas de Roland con su otra esposa, o quizá cuando era un niño. ¿O imágenes de Dorian? Si mi hipótesis era correcta, eso tendría sentido. Bah, seguramente las habían llevado a restaurar. ¿O simplemente les gustaba ver el cuadro vacío?
Al volver al primer nivel, mi primer instinto fue echarme a correr para largarme de aquí, supongo que en serio quería irme. Pero eso seguramente significaría encontrarme con ese albino. Ahora que recordaba, me había estado mirando durante la comida. Ya había dicho que le arrancaría los ojos, ¿no? Y yo siempre cumplo lo que digo. Aunque técnicamente no lo había dicho, sólo pensado. En fin, ¿dónde estará? En un segundo pensamiento, no era bueno forzar los encuentros, eso se vería extraño. Lo que me hacía considerar también ir a la biblioteca, pues eso significaría perder mucho tiempo ahí y se supone que debería estar pronto de vuelta con Adara.
Iré a... Giré un poco sobre mi propio eje, eligiendo un lugar a donde dirigirme. Allá. No noté que alguien se dirigiera por aquella dirección, así que sería una excursión sin interrupciones. Ese 'allá' me condujo a una ordinaria habitación. Yo esperaba encontrar una prisión, o al menos un cuarto con joyería, pero parecía un lugar de reuniones, quizá hasta servía como un segundo comedor. ¿Aquí es donde venían a tomar té? Se veía decepcionante, así que no indagué. Tal vez había una puerta secreta o algo así, pero por ahora no quería activar algo, sólo ojear.
Esa sala me recordó a la que daba al jardín. Fui a visitarla de nuevo, quizá me había perdido de algún detalle. Parecía que no, a simple vista. La mesa estaba bien cuidada y los marcos ofrecían una extraña decoración. Es decir, ¿qué hacían ahí? ¿Por qué había pinturas aquí? ¿Eran para inspirar, para ocultar algo? Acaricié la textura de los cuadros, tentada a moverlos para ver si había algo detrás. Quizá en otra ocasión. Eché un vistazo a la puerta que daba al jardín y negué con la cabeza. Parecía ser el lugar favorito de Adara, así que sería natural volver pronto y visitarlo una y otra vez.
Tal vez sí iría a la biblioteca, después de todo. ¡Aguarda! Mi fantástica recámara. Debería visitarla, ¿no? Al ascender por los peldaños, noté el color de la pared. Ya lo había visto, por supuesto, pero recién le habría acreditado cierta importancia. Igual, no había mucho que destacar, ¿Qué querían, que los felicitara por haber recordado que los colores existen?
Accedí a la... a mi habitación. Nada extraordinario. Yo esperaba a que la puerta estallara o que un agujero se abriera al primer paso que diera, pero nada. La cama estaba bien tendida, a un lado de la ventana que ofrecía una vista modesta al exterior. Una mesita a su lado sostenía una vela, para alumbrar por la noche, sin duda. Tenía su pequeño armario y un baúl... vacío. Había algunas prendas sencillas, que es prácticamente nada. Había un libro ahí. '¿Quién se llevó mi queso?' No lo ojeé, ni quise abrirlo. Ese título me parecía creado para llamar la atención y que uno se pusiera a leerlo para contestar la pregunta. ¿Quién se había llevado el queso, por qué, a quién se lo robaron, qué tenía de especial el queso? Buen truco, pero no caería en él. La rata podía llevarse todo el queso que quisiera y yo no me inmutaría.
Me senté brevemente sobre la cama, probando su comodidad. Estaba dura. Moví un poco la almohada, de nuevo creyendo que habría un monstruo deseoso de pegarse a mi cabeza para comerme mi cerebro, nada. Debajo de la cama no había un lobo que aullaba, sólo un poco de polvo. Simple. Aburrido. Decepcionante.
Al salir vi con curiosidad la enorme puerta que conducía a la biblioteca. Una parte de mí quería ir, mas entrar significaba tener que ver todos los libros y a juzgar por la entrada, habría mucho que ver. Además, estaba el sujeto ese, que seguro al verme holgazanear me despediría. Tal vez luego. Me encaminé a la recamará de Adara y toqué a la puerta.
—Soy yo. —Obviamente soy yo, ¿quién más si no? ¿Tú, ella, nosotros?—... Angeline. —Completé casi de inmediato. Quería darle esa ilusión de autoridad, que se sintiera un poco en control sobre lo que le rodeaba, respetando al mismo tiempo su privacidad. Chance y molestaría a los que estuvieran alrededor. Cuando me dijera que podía pasar, pasaría. Y si no obtenía respuesta, pues tocaría con más fuerza.
¡Claro que es una coincidencia, Dorian! ¿Quién en su sano juicio le dedicaría al jardín una preparación como ésa? Ordenar las cosas por orden alfabético. ¡Pf, absurdo! No es como si yo lo hubiese hecho antes. Je... No, claro que no. Tal vez una vez, o dos, pero porque era útil y adecuado, no porque estuviera aburrida o porque me gusten las letras. No. No... ¡Torpe! Bah... Tal vez esperaba a que me dijera que sí, eso lo hubiese vuelto un poco más interesante. Mas detrás de ese silencioso temple, había una cabeza hueca. Seguro que cuando lo atraviese con una estaca de plata, ¿o debía ser de madera?, saldrá aire en lugar de sangre.
El patroncito se iba, parecía tener prisa. Eso o no comía mucho. Extraño, uno pensaría que alguien tan tosco como él necesitaría de mucho alimento. ¿O tal vez tiene humanos de los que se alimenta en secreto? ¡Tal vez conejitos! Uuhh, bastardo asesino de criaturitas. ¿Quién se cree poniéndole la mano encima a un ser vivo delicado e inocente? ¡Sólo yo debería tener ese derecho! Así que sí, Retko, sí necesito algo de ti. ¿Qué tal si te ahogas, eh? ¡Ahógate, ahógate! No se ahogó... Qué lástima.
Mi nueva súper amiga también había concluido su alimento, por así decirlo. Seguramente ni le gustó la comida de Nuan. O sí le agradaba el sabor pero no soportaba tenerla enfrente de sí, ¿acaso tenían conflicto? Apuesto a que su esposo la engañaba con ese vejestorio. Típico, ¿no? La mucama y el amo en una aventura, y no precisamente una que involucre matar un dragón. Uy, qué asco.
Un segundo. ¿Dijo habitación? ¿De verdad me habían asignado una habitación? ¡Rayos y centellas! ¡Truenos y estampidas! No quería dormir aquí, al menos que me dejen dormir afuera, al menos ahí tendría una mejor vista. Carajo. No contaba con esto, me había dejado muchas cosas en mi casa. En fin. Fue divertido gente, pero si así me van a tratar, yo mejor me retiro. Hasta la vista, ciaito, adieu... Antes, aceptaría la propuesta de explorar la mansión. Tal vez encontraría algo de valor para llevármelo. Agh, pero esa grandiosa cantidad de aeros seguía siendo muy tentadora. ¡No! No valía la pena. Definitivamente no. Pero son cinco mil... ¡Que no! Aunque... ¡Ne-Ga-Ti-Vo!
—¿Puedo? —Inquirí animada—. Gracias. Daré un rápido vistazo alrededor e iré inmediatamente contigo. —Le sonreí contenta. Tenía bandera verde para hacer lo que me plazca, ¿qué haría primero? Tal vez... La salida de Dorian fue molesta, me distrajo. No que se fuera, sino la forma. Ese rechinido parecía ser provocado por una gata en cólera. ¿No tenía fuerza para levantar su silla apropiadamente? ¡Hum! Qué descortés.
—¿Necesitas una mano, Nuan? —Me acerqué a ella con falsa solidaridad—. ¿O dos, quizá? —Agité mis manos como una señal de... om... pues de servidumbre, para que sepa que estaba dispuesta a hacer quehacer. Yo ya sabía que se negaría, lo veía desde lejos, por eso no me molestaba ofrecerme.
—No, querida. —Ése querida lo sentí muy forzado. ¿O tal vez fue porque al flexionar sus viejos pulmones se contrajeron de manera extraña? Si ella quería, podía sacárselos para revisarlos. Yo soy muy buena arrancando y degollando—. Yo puse la mesa y yo me encargaré de recogerla... Gracias. —Por poco se te olvidaba decir gracias, ¿verdad, santurrona?
—Qué responsable. —Comenté aparentando estar impresionada—. Muy bien, me parece justo. La próxima vez me aseguraré de arreglar la mesa, entonces. Diviértete. —Me marché, despidiéndome con un suave ademán.
Me apresuré a alcanzar a Ange... No, yo soy Angeline, ella es Adara. Me apresuré a alcanzar a Adara, quien estaba subiendo esas curvadas escalaras. Lo único que no era cuadrado de aquí.
—¿Olvidaste algo, Angeline?
—No es eso. —Sonreí nerviosa—. Bueno, sí... Eh, no exactamente. —Sobé la parte posterior de mi cabeza—. Sólo quería saber dónde estaba tu habitación... Y la mía... Y la biblioteca... Y... lo demás.
Me contestó con un gesto amable—. Por supuesto. —Terminó por indicarme a dónde conducía cada puerta en el segundo piso—. Aunque no creo que sea buena idea ir ahora mismo a la biblioteca. —Se mordió nerviosa el labio inferior, muy sutilmente—. No mientras mi esposo esté ahí.
—No te preocupes. Sólo deseaba saber donde estaba. —Para poder ir, claro. Me daba igual si estaba el dragón oscuro con todo su ejército de tinieblas. Pensándolo bien, eso era un incentivo magnífico para ir. ¿Qué reacción tendría ese sujeto al verme entrar ahí? ¿Se retiraría, me ignoraría? Pronto lo averiguaría—. ¿Y segura que no necesitarás ayuda? —Ya hasta se me había olvidado para qué, bordar, creo.
—No hay necesidad. Sólo debo darle los detalles finales. Me falta muy poco. —Su sonrisa... Me recordó cuando mi madre solía decirme que no requería asistencia en la herrería. Siempre me mentía con eso. Yo la espiaba y me percataba que de hecho estaba cargada con trabajo, así que suponía que no quería que le ayudara porque creía que haría algo mal. Cómo la odiaba. Y ya que Adara me recordaba a mi madre, bien podría darle el mismo destino que ella sufrió, así tendrían más cosas en común.
—Muchas gracias. Prometo no demorar. —Me aparté con una reverencia, dándole la espalda conforme ella iba entrando a su habitación—. Babosa. —Musité entre dientes, alejándome hacia las escaleras. ¿Ahora qué? Rodé los ojos, pensando en el lugar más apropiado en donde podría encontrar algo interesante. ¿Esto es interesante? Me detuve frente a los marcos vacíos. Apuesto a que ahí había pinturas de Roland con su otra esposa, o quizá cuando era un niño. ¿O imágenes de Dorian? Si mi hipótesis era correcta, eso tendría sentido. Bah, seguramente las habían llevado a restaurar. ¿O simplemente les gustaba ver el cuadro vacío?
Al volver al primer nivel, mi primer instinto fue echarme a correr para largarme de aquí, supongo que en serio quería irme. Pero eso seguramente significaría encontrarme con ese albino. Ahora que recordaba, me había estado mirando durante la comida. Ya había dicho que le arrancaría los ojos, ¿no? Y yo siempre cumplo lo que digo. Aunque técnicamente no lo había dicho, sólo pensado. En fin, ¿dónde estará? En un segundo pensamiento, no era bueno forzar los encuentros, eso se vería extraño. Lo que me hacía considerar también ir a la biblioteca, pues eso significaría perder mucho tiempo ahí y se supone que debería estar pronto de vuelta con Adara.
Iré a... Giré un poco sobre mi propio eje, eligiendo un lugar a donde dirigirme. Allá. No noté que alguien se dirigiera por aquella dirección, así que sería una excursión sin interrupciones. Ese 'allá' me condujo a una ordinaria habitación. Yo esperaba encontrar una prisión, o al menos un cuarto con joyería, pero parecía un lugar de reuniones, quizá hasta servía como un segundo comedor. ¿Aquí es donde venían a tomar té? Se veía decepcionante, así que no indagué. Tal vez había una puerta secreta o algo así, pero por ahora no quería activar algo, sólo ojear.
Esa sala me recordó a la que daba al jardín. Fui a visitarla de nuevo, quizá me había perdido de algún detalle. Parecía que no, a simple vista. La mesa estaba bien cuidada y los marcos ofrecían una extraña decoración. Es decir, ¿qué hacían ahí? ¿Por qué había pinturas aquí? ¿Eran para inspirar, para ocultar algo? Acaricié la textura de los cuadros, tentada a moverlos para ver si había algo detrás. Quizá en otra ocasión. Eché un vistazo a la puerta que daba al jardín y negué con la cabeza. Parecía ser el lugar favorito de Adara, así que sería natural volver pronto y visitarlo una y otra vez.
Tal vez sí iría a la biblioteca, después de todo. ¡Aguarda! Mi fantástica recámara. Debería visitarla, ¿no? Al ascender por los peldaños, noté el color de la pared. Ya lo había visto, por supuesto, pero recién le habría acreditado cierta importancia. Igual, no había mucho que destacar, ¿Qué querían, que los felicitara por haber recordado que los colores existen?
Accedí a la... a mi habitación. Nada extraordinario. Yo esperaba a que la puerta estallara o que un agujero se abriera al primer paso que diera, pero nada. La cama estaba bien tendida, a un lado de la ventana que ofrecía una vista modesta al exterior. Una mesita a su lado sostenía una vela, para alumbrar por la noche, sin duda. Tenía su pequeño armario y un baúl... vacío. Había algunas prendas sencillas, que es prácticamente nada. Había un libro ahí. '¿Quién se llevó mi queso?' No lo ojeé, ni quise abrirlo. Ese título me parecía creado para llamar la atención y que uno se pusiera a leerlo para contestar la pregunta. ¿Quién se había llevado el queso, por qué, a quién se lo robaron, qué tenía de especial el queso? Buen truco, pero no caería en él. La rata podía llevarse todo el queso que quisiera y yo no me inmutaría.
Me senté brevemente sobre la cama, probando su comodidad. Estaba dura. Moví un poco la almohada, de nuevo creyendo que habría un monstruo deseoso de pegarse a mi cabeza para comerme mi cerebro, nada. Debajo de la cama no había un lobo que aullaba, sólo un poco de polvo. Simple. Aburrido. Decepcionante.
Al salir vi con curiosidad la enorme puerta que conducía a la biblioteca. Una parte de mí quería ir, mas entrar significaba tener que ver todos los libros y a juzgar por la entrada, habría mucho que ver. Además, estaba el sujeto ese, que seguro al verme holgazanear me despediría. Tal vez luego. Me encaminé a la recamará de Adara y toqué a la puerta.
—Soy yo. —Obviamente soy yo, ¿quién más si no? ¿Tú, ella, nosotros?—... Angeline. —Completé casi de inmediato. Quería darle esa ilusión de autoridad, que se sintiera un poco en control sobre lo que le rodeaba, respetando al mismo tiempo su privacidad. Chance y molestaría a los que estuvieran alrededor. Cuando me dijera que podía pasar, pasaría. Y si no obtenía respuesta, pues tocaría con más fuerza.
Geist
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Re: Compañia en la noche [Quest]
-Oh, pasa Angeline…- susurro desde dentro. Aquella habitación resaltaba de los demás ambientes de la casa. Las paredes estaban pintadas de un color azul cielo, las sabanas de la cama eran de color rosado, madera clara y oscura, cuadros de bosques y animales, algún que otro amuleto. –Que rápido que has ido- dijo sonriendo. Estaba sentada en un sillón, junto al hogar, cosiendo un bonito vestido blanco, sencillo, ya apenas quedaba trabajo por hacer.
-Si quieres, cuando termine con este, puedo hacer uno para ti...- propuso con un tono amable.
El fuego bailaba en la leña de la chimenea, dando calor. Se podía escuchar cantar los pájaros, ya que la ventaba estaba abierta con una rendija del tamaño de un dedo.
-¿Has visto tu cuarto? Está muy vacía, pero supongo que tu iras poniéndole cosas.
Nuan ya lo había limpiado todo, ahora era el momento de hacer un pastel de moras. Moras y frambuesas. Seguro que a Adara y a la nueva les gustaría.
Salió al jardín a por unos cuantos ingredientes, perdiéndose por unos minutos en él. Todo parecía tan tranquilo, aunque nunca sería como años atrás.
Dorian había ido al altillo, donde un mar de muebles y objetos creaban pasillos y montañas. Realmente aquel lugar necesitaba ser ordenado.
Armarios, estanterías… todo vacío, debía empezar a utilizarlos, aquel lugar era siniestro. Vio la caja en la que estaban guardados los retratos de las escaleras y del comedor principal… no los miro, sabía perfectamente lo que había, nos e debía mirar.
Continuó con su trabajo.
Cuando termino, ya siendo la hora de cenar, cerró de nuevo con candado y bajó antes a asearse un poco.
Ratko leía un una página tras otra, para volver a realizar la acción minutos después. Algo no le dejaba dormir, algo no le dejaba avanzar. Sabía lo que era, y que Adara estuviese en la casa lo hacía todo aun peor.
Tenía que solucionarlo, ¿pero cómo?
El que Dorian no se fiase de la nueva también le escamaba, Dorian no solía equivocarse con esas cosas… pensaría en ello. acarició el amuleto que portaba en el pecho mienras miraba por la ventana.
-Si quieres, cuando termine con este, puedo hacer uno para ti...- propuso con un tono amable.
El fuego bailaba en la leña de la chimenea, dando calor. Se podía escuchar cantar los pájaros, ya que la ventaba estaba abierta con una rendija del tamaño de un dedo.
-¿Has visto tu cuarto? Está muy vacía, pero supongo que tu iras poniéndole cosas.
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Nuan ya lo había limpiado todo, ahora era el momento de hacer un pastel de moras. Moras y frambuesas. Seguro que a Adara y a la nueva les gustaría.
Salió al jardín a por unos cuantos ingredientes, perdiéndose por unos minutos en él. Todo parecía tan tranquilo, aunque nunca sería como años atrás.
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Dorian había ido al altillo, donde un mar de muebles y objetos creaban pasillos y montañas. Realmente aquel lugar necesitaba ser ordenado.
Armarios, estanterías… todo vacío, debía empezar a utilizarlos, aquel lugar era siniestro. Vio la caja en la que estaban guardados los retratos de las escaleras y del comedor principal… no los miro, sabía perfectamente lo que había, nos e debía mirar.
Continuó con su trabajo.
Cuando termino, ya siendo la hora de cenar, cerró de nuevo con candado y bajó antes a asearse un poco.
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Ratko leía un una página tras otra, para volver a realizar la acción minutos después. Algo no le dejaba dormir, algo no le dejaba avanzar. Sabía lo que era, y que Adara estuviese en la casa lo hacía todo aun peor.
Tenía que solucionarlo, ¿pero cómo?
El que Dorian no se fiase de la nueva también le escamaba, Dorian no solía equivocarse con esas cosas… pensaría en ello. acarició el amuleto que portaba en el pecho mienras miraba por la ventana.
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•El día de hoy finalizara con normalidad, después de eso, haremos que saltan algunos días, con pequeñas explicaciones de cada día saltado. Se supone que deba pasar un tiempo, así será más cómodo (si no sales corriendo o los matas a todos, claro)
- vestido:
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Wyn
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Re: Compañia en la noche [Quest]
No pasé de inmediato, demoré un par de segundos antes de girar la perilla. E incluso cuando lo hice, lo llevé a cabo con lentitud y dramatismo. No tenía prisa por entrar. Realmente no quería entrar, debería soportar sus comentarios sobre el vestido y responderlos, y hacerla sentir bien por más horrible que fuese el vestido. Tenía su lado positivo, pues de nuevo podría elevar sus expectativas, pero... Comenzaba a ser un fastidio, necesitaba un poco de emoción, de variedad, si no, terminaría fugándome esta noche.
—Corrí por la casa para poder llegar lo antes posible contigo. —Respondí con poca seriedad, dando un vistazo a su cuarto. Dicen que la luz brilla más en la oscuridad, pero esto era absurdo. Jamás en mi vida había visto una recámara tan rosa. Aunque no había estado en muchas recámaras, claro. Aun así, los colores lucían tan intensos, tal vez porque el resto de la mansión a penas si sabía lo que era un color. De alguna manera no me sorprendía, mas debía admitir que era interesante que le permitieran esta libertad. ¿O no? Probablemente ella y yo habíamos sido las únicas en entrar aquí.
—¿De verdad? —Y aquí vamos de nuevo—. ¿Podrías? —Me acerqué hacia ella, viendo con cierta atención el traje que sorprendentemente era blanco, y no rosa. Era bastante simple, sin adornos extraños y sin decoraciones innecesarias. No había mucho que criticarle, pero tampoco tenía algo a destacar. Daba cierto aire fantasmagórico por tener las mangas tan largas. La textura de la tela parecía tener cierto estilo élfico. De lo más curioso. También tenía la pinta de ser algo ceremonial, ¿planeaba casarse de nuevo, o harían alguna fiesta?
—Eso sería magnífico. ¡Mejor aún! —Chasqueé los dedos con energía—. Hagamos uno juntas, ¿qué te parece? Me gustaría uno similar a este, es muy bonito. Pero con —sangre y sellos demoníacos— dos pliegues de tela negra corriendo desde los hombros. Y los bordes de las mangas que tengan —llamas de un dragón esquizofrénico— hilos carmesí, también con una cintilla alrededor del pliegue del codo. ¡Oh, quedará maravilloso! —Di suaves aplausos, amagando un brinco.
—Son muy buenas ideas. —Admitió con una sonrisa. Apuesto que se moría de la envidia por no haber pensado en eso antes—. Estoy ansiosa por empezar. —Tal vez había tomado una incorrecta aproximación, debería estar hablando de su vestido.
—Ya casi terminas, ¿no es así? Ha quedado de lo más lindo. Pero, ¿no te gustaría agregarle, quizá, una flor en el hombro para decorar? Creo que le daría un toque llamativo. —Creo que era muy evidente por qué se había apegado a confeccionar un vestido sencillo. No quería alterar a su esposa, ¿verdad? Si lograba convencerla de no acatar sus órdenes, lograría que entren en conflicto.
—Hmm. Tal vez lo haga. —Casi lo murmuraba, sin duda no le agradaba la idea. De inmediato pasó a hablar sobre mi habitación.
No quise hacer un alboroto sobre el asunto, así que fingí desinterés—. No tengo muchas cosas. —Me encogí de hombros—. Tal vez más tarde vaya por algunas cosas. No les importa si salgo, ¿verdad? —Sería el colmo que me vieran como una prisionera.
—¿Más tarde? —Inquirió escéptica—. Hoy, ¿dices?
Uy, se me fue ésa. No había considerado que era tarde. Normalmente no me importaba, al contrario, me gustaba trasladarme entre el velo nocturno. Pero sonaba muy extraño para la mayoría, ¿no?— Ahora, mañana. En diez días. —Reí un tanto nerviosa, juguetona—. No importa. Más tarde, luego, en otro momento.
Continuamos perdiendo el tiempo, sin hablar de algo interesante. Yo trataba de mantener un diálogo no tan ordinario, lanzando comentarios satíricos o bromas disimuladas. Entre especular cómo cambiaríamos el jardín y qué podía y no podía hacer en la casa, se fueron las horas. En cierto punto comimos un pastel de moras y frambuesas que había hecho Nuan. Creo que nunca había comido uno así, con esas frutas. Creo. Noté que algunos muebles habían cambiado y que otros habían aparecido, al parecer Dorian continuaba dedicándole tiempo a la remodelación.
Al llegar la hora de dormir, terminé por decidirme a quedarme. No lo había considerado, pero estaba algo cansada. No me desmayaría, pero la noche pasada no la había tenido ligera y si por azares del destino llegaba a huir y estos locos comenzaban a perseguirme, estaría en desventaja energética.
—Corrí por la casa para poder llegar lo antes posible contigo. —Respondí con poca seriedad, dando un vistazo a su cuarto. Dicen que la luz brilla más en la oscuridad, pero esto era absurdo. Jamás en mi vida había visto una recámara tan rosa. Aunque no había estado en muchas recámaras, claro. Aun así, los colores lucían tan intensos, tal vez porque el resto de la mansión a penas si sabía lo que era un color. De alguna manera no me sorprendía, mas debía admitir que era interesante que le permitieran esta libertad. ¿O no? Probablemente ella y yo habíamos sido las únicas en entrar aquí.
—¿De verdad? —Y aquí vamos de nuevo—. ¿Podrías? —Me acerqué hacia ella, viendo con cierta atención el traje que sorprendentemente era blanco, y no rosa. Era bastante simple, sin adornos extraños y sin decoraciones innecesarias. No había mucho que criticarle, pero tampoco tenía algo a destacar. Daba cierto aire fantasmagórico por tener las mangas tan largas. La textura de la tela parecía tener cierto estilo élfico. De lo más curioso. También tenía la pinta de ser algo ceremonial, ¿planeaba casarse de nuevo, o harían alguna fiesta?
—Eso sería magnífico. ¡Mejor aún! —Chasqueé los dedos con energía—. Hagamos uno juntas, ¿qué te parece? Me gustaría uno similar a este, es muy bonito. Pero con —sangre y sellos demoníacos— dos pliegues de tela negra corriendo desde los hombros. Y los bordes de las mangas que tengan —llamas de un dragón esquizofrénico— hilos carmesí, también con una cintilla alrededor del pliegue del codo. ¡Oh, quedará maravilloso! —Di suaves aplausos, amagando un brinco.
—Son muy buenas ideas. —Admitió con una sonrisa. Apuesto que se moría de la envidia por no haber pensado en eso antes—. Estoy ansiosa por empezar. —Tal vez había tomado una incorrecta aproximación, debería estar hablando de su vestido.
—Ya casi terminas, ¿no es así? Ha quedado de lo más lindo. Pero, ¿no te gustaría agregarle, quizá, una flor en el hombro para decorar? Creo que le daría un toque llamativo. —Creo que era muy evidente por qué se había apegado a confeccionar un vestido sencillo. No quería alterar a su esposa, ¿verdad? Si lograba convencerla de no acatar sus órdenes, lograría que entren en conflicto.
—Hmm. Tal vez lo haga. —Casi lo murmuraba, sin duda no le agradaba la idea. De inmediato pasó a hablar sobre mi habitación.
No quise hacer un alboroto sobre el asunto, así que fingí desinterés—. No tengo muchas cosas. —Me encogí de hombros—. Tal vez más tarde vaya por algunas cosas. No les importa si salgo, ¿verdad? —Sería el colmo que me vieran como una prisionera.
—¿Más tarde? —Inquirió escéptica—. Hoy, ¿dices?
Uy, se me fue ésa. No había considerado que era tarde. Normalmente no me importaba, al contrario, me gustaba trasladarme entre el velo nocturno. Pero sonaba muy extraño para la mayoría, ¿no?— Ahora, mañana. En diez días. —Reí un tanto nerviosa, juguetona—. No importa. Más tarde, luego, en otro momento.
Continuamos perdiendo el tiempo, sin hablar de algo interesante. Yo trataba de mantener un diálogo no tan ordinario, lanzando comentarios satíricos o bromas disimuladas. Entre especular cómo cambiaríamos el jardín y qué podía y no podía hacer en la casa, se fueron las horas. En cierto punto comimos un pastel de moras y frambuesas que había hecho Nuan. Creo que nunca había comido uno así, con esas frutas. Creo. Noté que algunos muebles habían cambiado y que otros habían aparecido, al parecer Dorian continuaba dedicándole tiempo a la remodelación.
Al llegar la hora de dormir, terminé por decidirme a quedarme. No lo había considerado, pero estaba algo cansada. No me desmayaría, pero la noche pasada no la había tenido ligera y si por azares del destino llegaba a huir y estos locos comenzaban a perseguirme, estaría en desventaja energética.
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Re: Compañia en la noche [Quest]
Adara miraba con asombro a su amiga, realmente no se imaginaba que esta aceptase a lo del vestido. Aquello era genial, ya se lo podía imaginar. Ra la visión d un vestido muy bonito, al menos en la cabeza en su cabeza, tendría que mirra las telas que tenía, seguro que salía algo precioso, digno de Angeline.
-Son muy buenas ideas. Estoy ansiosa por empezar. – una estupenda idea lo de hacerlo juntas. Según lo que le había dicho Ratko, Angeline tenía experiencia cosiendo, así que entre las dos lo sacarían en poco tiempo. -¿una flor? Si… eso quedaría muy bien. Pasa que siempre que coso para mí tengo miedo de arriesgar, por si después no me gusta. Pero confío en tu palabra, cuando termine pondré algún complemento. Muchas gracias. -dijo sonriendo, sin dejar de coser, parecía que podía hacerlo sin mirar la tela. Frunció el ceño –Hmm- aunque cosas llamativas…quizás… -Si, tal vez lo haga.- susurro pensando en los pros y contras.
Frunció los labios, al parecer la nueva inquilina quería irse para comprar o buscar algo, pero ya era tarde. –Claro, no creo que sea problema, puedes ir a caballo, así llegaras antes. Pero espera a la mañana, por favor, no quisiera que te sucediese nada…
La hora de la cena –aunque temprana- fue algo similar a la de la comida. No halaron mucho, todos estaban más concentrados en comer. Adara comentó que Angeline y ella empezarían a confeccionar un vestido para la mujer de ojos claros, y explicó por encima como lo quería. Nuan se mostró sonriente ante aquello. Parecía una buena idea, y pensaba que podía salir algo muy digno, aunque por las manos de la nueva no parecía que coser fue lo suyo.
Siempre comían antes de que se fuese el sol, Adara apunto que desde que ella estaba allí era algo normal, que no tardaría en acostumbrarse.
Ratko se levantó de la mesa rápido, apenas había cenado, aunque se había acabado la tarta, era un pecado dejarse algo tan delicioso. El sol aun rozaba el horizonte cuando este ya estaba encerrado en su habitación, encerrado bajo llave, ahora ya nadie podría molestar, ya no hasta la salida del nuevo sol.
Dorian, después de comer, mientras Nuan recogía la mesa y se encerraba en la cocina, se sentó en una de las rojas butacas de piel con un vaso de licor, era su momento de descanso. Miraba hacia el frente, donde estaba el piano, un instrumento antiguo y grande, que permanecía mudo un día más. Se creían que Ratko tocaba el piano en su juventud, pero ya hacía mucho de todo aquello, muchas cosas habían cambiado. Desde que él lo dejó, nadie más se acercó al instrumento. Adara se sentía raramente atraída por aquel instrumento, pero tenía casi prohibido tocarlo, Nuan le había dicho que Ratko se enfurecía cuando lo escuchaba. Nunca se añadió nada más al tema. Al finalizar, dejó el vaso, casualmente cuando pasaba la nueva, la miro de manera penetrante. Se había soltado el cabello, que le llegaba a los hombros. No se fiaba de ella, pero tampoco le diría nada, por el momento.
Adara al finalizar de cenar se fue a dar un baño, no muy largo, estaba cansada. Peinó su cabello mojado con un peine de plata, un regalo de su padre. Se acostó con su camisón blanco, la primera cosa que había cosido años atrás. No tardó mucho en dormirse, pensando en todo lo que debía hacer a la mañana siguiente.
-Son muy buenas ideas. Estoy ansiosa por empezar. – una estupenda idea lo de hacerlo juntas. Según lo que le había dicho Ratko, Angeline tenía experiencia cosiendo, así que entre las dos lo sacarían en poco tiempo. -¿una flor? Si… eso quedaría muy bien. Pasa que siempre que coso para mí tengo miedo de arriesgar, por si después no me gusta. Pero confío en tu palabra, cuando termine pondré algún complemento. Muchas gracias. -dijo sonriendo, sin dejar de coser, parecía que podía hacerlo sin mirar la tela. Frunció el ceño –Hmm- aunque cosas llamativas…quizás… -Si, tal vez lo haga.- susurro pensando en los pros y contras.
Frunció los labios, al parecer la nueva inquilina quería irse para comprar o buscar algo, pero ya era tarde. –Claro, no creo que sea problema, puedes ir a caballo, así llegaras antes. Pero espera a la mañana, por favor, no quisiera que te sucediese nada…
La hora de la cena –aunque temprana- fue algo similar a la de la comida. No halaron mucho, todos estaban más concentrados en comer. Adara comentó que Angeline y ella empezarían a confeccionar un vestido para la mujer de ojos claros, y explicó por encima como lo quería. Nuan se mostró sonriente ante aquello. Parecía una buena idea, y pensaba que podía salir algo muy digno, aunque por las manos de la nueva no parecía que coser fue lo suyo.
Siempre comían antes de que se fuese el sol, Adara apunto que desde que ella estaba allí era algo normal, que no tardaría en acostumbrarse.
Ratko se levantó de la mesa rápido, apenas había cenado, aunque se había acabado la tarta, era un pecado dejarse algo tan delicioso. El sol aun rozaba el horizonte cuando este ya estaba encerrado en su habitación, encerrado bajo llave, ahora ya nadie podría molestar, ya no hasta la salida del nuevo sol.
Dorian, después de comer, mientras Nuan recogía la mesa y se encerraba en la cocina, se sentó en una de las rojas butacas de piel con un vaso de licor, era su momento de descanso. Miraba hacia el frente, donde estaba el piano, un instrumento antiguo y grande, que permanecía mudo un día más. Se creían que Ratko tocaba el piano en su juventud, pero ya hacía mucho de todo aquello, muchas cosas habían cambiado. Desde que él lo dejó, nadie más se acercó al instrumento. Adara se sentía raramente atraída por aquel instrumento, pero tenía casi prohibido tocarlo, Nuan le había dicho que Ratko se enfurecía cuando lo escuchaba. Nunca se añadió nada más al tema. Al finalizar, dejó el vaso, casualmente cuando pasaba la nueva, la miro de manera penetrante. Se había soltado el cabello, que le llegaba a los hombros. No se fiaba de ella, pero tampoco le diría nada, por el momento.
Adara al finalizar de cenar se fue a dar un baño, no muy largo, estaba cansada. Peinó su cabello mojado con un peine de plata, un regalo de su padre. Se acostó con su camisón blanco, la primera cosa que había cosido años atrás. No tardó mucho en dormirse, pensando en todo lo que debía hacer a la mañana siguiente.
- dorian:
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El sol salió, pero apenas visible por un par de horas, ya que después unas oscuras nubes lo engulleron, inundando la mañana de un gris pétreo. La lluvia no tardó mucho en llegar. Los días que llovía Ratko los aprovechaba para salir a cazar. Nuan solía estar enfadada ya que no se podía secar la ropa dela colada, y se podía un poco histérica por no poder hacer bien su trabajo, era mejor no hablar con ella en días así. Dorian finalizaría en la mañana el trabajo de los muebles. Adara abrió su baúl de telas en busca de algo perfecto para su amiga.
El día parecía pasar lento si no había nada que hacer, ya que siempre parecía ser la misma hora.
Adara le propuso a Angeline salir otro día, el rio podía ir muy cargado, y el caballo podía resbalarse y tirarla, mejor partir con el sol.
Sol, como el que llenó todo el día siguiente.
-Te he preparado mi propio caballo, se sabe el camino a casa, por si te perdieses. Ten mucho cuidado, ¿sí?- dijo sonriendo a su amiga. - Te prometo que para la próxima vez tendrás u propio caballo.
El caballo era un bonito ejemplar, grande, fuerte, de color blanco y negro, de oscuros ojos, bonito cabello que Adara no había pasado por alto, ya que el animal tenía unas pequeñas y bonitas trenzas en la crin. Era un magnifico animal, que podía correr horas sin cansarse, de buena memoria y valentía. Llevaba una tela de color turquesa en el lomo, se le montaba sin silla, ya que el animal no toleraba otra cosa.
- Sardinilla:
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Wyn
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Re: Compañia en la noche [Quest]
Usualmente, en mis noches de sueño experimento varias pesadillas o una muy particular, en el sentido de que es prolongada o me hace despertar. Sin embargo, en esta ocasión fue diferente; yo se lo acredito al cansancio, supongo, ¿o quizá habrá sido por la comida? Debía admitir que estaba muy baja en energía, lo cual contribuyó a que me quedara a pasar la velada aquí. Eso y que había llovido repentinamente. No es como si me molestara el agua celestial, al contrario, parecía una sonata caótica y de tristeza, como si los dioses estuvieran sufriendo, y me gustaba pensar que era yo quien ocasionaba su dolor. Me gustaba echar volar la imaginación de vez en cuando.
Para no hacer la historia tan larga, fue una noche que no disfruté. No me gusta entrar a un estado sumamente pasivo y de reposo, prefiero siempre estar haciendo algo, activa en la participación o incluso espectación de algún evento. No era el caso, y me frustrataba. Aunque al menos ya estaba descansa, llena de energías deseosa de asesinarlos cuanto antes. Tal vez podría hacerlo esta noche. Sí, por qué no.
Pero la fortuna es caprichosa, quizá más que yo, y eso ya es decir mucho. Tampoco es para tanto... Yo no tenía ningún problema con partir ahora mismo. No me atemorizaba la lluvia, y con o sin caballo lograría regresar a Lunargenta sana y salva. No en balde, ¿y si espero, y si aguardo, y si resisto? Es decir, tenía sus ventajas a corto y largo plazo. Por un lado, me permetiría investigar más a fondo sobre esta vivienda que comenzaba a denotar particularidades, me picaba la curiosidad. Además, aquel caballo, 'Sardinilla', resultaba tener un valor muy alto.
El nombre era lo de menos, me recordaba a las sardinas... Lo importante era su figura y su estado. Era un semental, lo cual lo vuelve mucho más recio, aunque de alguna forma inquieto. Sólo un buen jinete lograría explotar todo su potencial. Y ahí estaba la clave. Si encontraba a un buen comprador, lograría conseguir una cantidad interesante de aeros. Parecía lo mejor que podía obtener de estos sujetos. Mi idea inicial era cortar sus cabezas y llevarme al caballo, mas habían comentado algo certero, y es que estaba lloviendo. Si por alguna casualidad el potro salía lastimado, terminaría por disminuir su valor o algo mucho peor. Un poco de paciencia no me mataría.
En ese corto, ¿o largo? periodo de espera, me encontré con algunos momentos a resaltar. Ayudé brevemente a Dorian a trasladar unos muebles. Me preguntaba si dentro llevaban algo de valor, porque me parecían sutilmente más pesados de lo usual. Eso o Dorian era un debilicho. Je. Deliberadamente, cuando estábamos por concluir, solté un extremo, causando que el mayordomo hiciera un esfuerzo mayor; no se lastimó, creo, pero a puesto a que le incomodó. No me dijo algo, qué extraño, parece del tipo de persona que se queja mucho. Ah, espera, que es un introvertido. Apuesto a que en su mente me maldecía a diestra y siniestra.
Logré llevar a cabo mi plan sobre arruinar un platillo de Nuan. Nada grave, infortunadametne, no se presentó una buena oportunidad. Pero le compliqué el proceso de localización de ingredientes al moverlos de lugar y en una ocasión tuvo que repetir un guisado sólo porque le agregué comino en lugar de pimienta. ¿O fue al revés? Algo así.
Adara no paraba de hablar. Tuve que escapar a la biblioteca para tener un par de minutos de tranquilidad. Debía admitir que tenían un par de libros llamativos, podría robarlos. Definitivamente estaban mejor que aquel del queso, el cual había sepultado debajo de la cama. Jamás lo abrí, y ni lo haría.
Llegó el momento de partir, con el Sol favoreciendo mi sendero, montando a la bestia quisquillosa. Justo a esto me refería con que eran caprichosos los sementales, éste no dejaba ponerse montura. Para lo que me importaba. Sería problema de alguien más cuando lo vendiera. Y como soy una cínica, volvería a con Adara con la mentira de que me habían robado. Eso significaba que debería caminar de vuelta... por el mismo camino... Sonaba aburrido. Luego solucionaría ese dilema, primero iría a por una buena cerveza en mi taberna favorita.
Justo al entrar, repasé el escenario como típicamente lo hacía. Me gustaba porque siempre había algo nuevo. Y esta mañana teníamos... ¡Juego! Unos individuos estaban jugando a los dados, y parecían tener apuestas elevadas. Aquello me dio una idea de inmediato. ¿Para qué preocuparme por vender cuando puedo duplicar mi ganancia con un agradable juego? No hice calentamientos, desde el inició empecé dando todo. El caballo por sus aeros. Rodé los dados y... ¡Siete! Esto estaba chupado.
Los jugadores se habían enfadado, querían la revancha, y se las daría. Rodaron los dados y... ¿Siete? ¿Estaban cargados? Qué se creían al intentar engañarme. Pues nada. Significaba que cualquiera podía ganar, con esos dados lancé para recuperar lo que había perdido y... Dos. Ups. Pues ahí iba el caballo... ¡Revancha! Traía aeros propios con los que podría remontar, aunque demoraría. Continuamos jugando, y la escena se volvía dramática. Cada vez que lograba reunir aeros suficientes, los jugaba para ganar un caballo, no a la Sardina ésa, pues era muy caro, tuve que avanzar de a poco, quitándoles sus potros más torpes primero. Ya había perdido ocho veces, pero ganado diecinueve. Estadísticamente, debería perder en la siguiente...
—Caballeros, les propongo algo. Ya que es más probable que ustedes ganen en ésta, qué les parece si equilibramos las cosas. Si gano, me devuelven el caballo más diez mil aeros. Si pierdo, se quedan con lo que tengo, quince mil. —Vamos, que se están jugando practicamente la mitad del caballo. A mí me daba igual el caballo y los aeros, sólo algunos eran originalmente míos. No aceptaron tan fácilmente, pero logré hacer que mordieran el anzuelo. Y la fortuna estuvo de mi lado, acerté y ahora volvía a ser la que estaba en la cima, mientras que mis oponente estaban con casi nada.
Ah, pero eran insistintes, y copiaron mi técnica. Asquerosas ratas. Estaban remontando poco a poco y ahora sólo me quedaba el caballo de vuelta más unos miserables aeros. Volteé a la ventana y comenzaba a notarse el paso de las horas. Era más de medio día, Adara y los otros podrían alterarse si no volvía pronto. No quería que hicieran un escándalo y de pronto fuera conocida en todo el reino. Tuve que partir, con algunos aeros extra. Pasé rápidamente por mi casa para tomar algunas pertenencias de nada. Cogí mi hoja oculta, que elegantemente asimilaba ser un simple brazalete, aunque igual lo cubría con las mangas, y tela negra que me había sobrado al elaborar mi propio traje hace meses.
Antes de salir, tuve que alimentar a Sardinilla, gastando así lo que había ganado... Una lástima, al menos no corría el riesgo con que se intoxicara. Y quizá otro día podría jugarlo de nuevo para ganar definitivamente algo sustancial. Regresamos a toda velocidad a la mansión. Esperaba llegar justo a tiempo para comer, y si no, invertiriíamos tiempo para limpiar algo o ir preparando el vestio. En el camino había pensado en una o dos ideas que sería interesantes aplicarlas.
_______
OFF:Took me long enough, eh? Lo siento. Anduvo a tope de trabajo, incluso fin de semana. Esta semana será algo más ligera, así que demoraré mucho menos, aunque igual debo ponerme a tiempo con los demá Lo siento. Gracias por la paciencia.
Para no hacer la historia tan larga, fue una noche que no disfruté. No me gusta entrar a un estado sumamente pasivo y de reposo, prefiero siempre estar haciendo algo, activa en la participación o incluso espectación de algún evento. No era el caso, y me frustrataba. Aunque al menos ya estaba descansa, llena de energías deseosa de asesinarlos cuanto antes. Tal vez podría hacerlo esta noche. Sí, por qué no.
Pero la fortuna es caprichosa, quizá más que yo, y eso ya es decir mucho. Tampoco es para tanto... Yo no tenía ningún problema con partir ahora mismo. No me atemorizaba la lluvia, y con o sin caballo lograría regresar a Lunargenta sana y salva. No en balde, ¿y si espero, y si aguardo, y si resisto? Es decir, tenía sus ventajas a corto y largo plazo. Por un lado, me permetiría investigar más a fondo sobre esta vivienda que comenzaba a denotar particularidades, me picaba la curiosidad. Además, aquel caballo, 'Sardinilla', resultaba tener un valor muy alto.
El nombre era lo de menos, me recordaba a las sardinas... Lo importante era su figura y su estado. Era un semental, lo cual lo vuelve mucho más recio, aunque de alguna forma inquieto. Sólo un buen jinete lograría explotar todo su potencial. Y ahí estaba la clave. Si encontraba a un buen comprador, lograría conseguir una cantidad interesante de aeros. Parecía lo mejor que podía obtener de estos sujetos. Mi idea inicial era cortar sus cabezas y llevarme al caballo, mas habían comentado algo certero, y es que estaba lloviendo. Si por alguna casualidad el potro salía lastimado, terminaría por disminuir su valor o algo mucho peor. Un poco de paciencia no me mataría.
En ese corto, ¿o largo? periodo de espera, me encontré con algunos momentos a resaltar. Ayudé brevemente a Dorian a trasladar unos muebles. Me preguntaba si dentro llevaban algo de valor, porque me parecían sutilmente más pesados de lo usual. Eso o Dorian era un debilicho. Je. Deliberadamente, cuando estábamos por concluir, solté un extremo, causando que el mayordomo hiciera un esfuerzo mayor; no se lastimó, creo, pero a puesto a que le incomodó. No me dijo algo, qué extraño, parece del tipo de persona que se queja mucho. Ah, espera, que es un introvertido. Apuesto a que en su mente me maldecía a diestra y siniestra.
Logré llevar a cabo mi plan sobre arruinar un platillo de Nuan. Nada grave, infortunadametne, no se presentó una buena oportunidad. Pero le compliqué el proceso de localización de ingredientes al moverlos de lugar y en una ocasión tuvo que repetir un guisado sólo porque le agregué comino en lugar de pimienta. ¿O fue al revés? Algo así.
Adara no paraba de hablar. Tuve que escapar a la biblioteca para tener un par de minutos de tranquilidad. Debía admitir que tenían un par de libros llamativos, podría robarlos. Definitivamente estaban mejor que aquel del queso, el cual había sepultado debajo de la cama. Jamás lo abrí, y ni lo haría.
Llegó el momento de partir, con el Sol favoreciendo mi sendero, montando a la bestia quisquillosa. Justo a esto me refería con que eran caprichosos los sementales, éste no dejaba ponerse montura. Para lo que me importaba. Sería problema de alguien más cuando lo vendiera. Y como soy una cínica, volvería a con Adara con la mentira de que me habían robado. Eso significaba que debería caminar de vuelta... por el mismo camino... Sonaba aburrido. Luego solucionaría ese dilema, primero iría a por una buena cerveza en mi taberna favorita.
Justo al entrar, repasé el escenario como típicamente lo hacía. Me gustaba porque siempre había algo nuevo. Y esta mañana teníamos... ¡Juego! Unos individuos estaban jugando a los dados, y parecían tener apuestas elevadas. Aquello me dio una idea de inmediato. ¿Para qué preocuparme por vender cuando puedo duplicar mi ganancia con un agradable juego? No hice calentamientos, desde el inició empecé dando todo. El caballo por sus aeros. Rodé los dados y... ¡Siete! Esto estaba chupado.
Los jugadores se habían enfadado, querían la revancha, y se las daría. Rodaron los dados y... ¿Siete? ¿Estaban cargados? Qué se creían al intentar engañarme. Pues nada. Significaba que cualquiera podía ganar, con esos dados lancé para recuperar lo que había perdido y... Dos. Ups. Pues ahí iba el caballo... ¡Revancha! Traía aeros propios con los que podría remontar, aunque demoraría. Continuamos jugando, y la escena se volvía dramática. Cada vez que lograba reunir aeros suficientes, los jugaba para ganar un caballo, no a la Sardina ésa, pues era muy caro, tuve que avanzar de a poco, quitándoles sus potros más torpes primero. Ya había perdido ocho veces, pero ganado diecinueve. Estadísticamente, debería perder en la siguiente...
—Caballeros, les propongo algo. Ya que es más probable que ustedes ganen en ésta, qué les parece si equilibramos las cosas. Si gano, me devuelven el caballo más diez mil aeros. Si pierdo, se quedan con lo que tengo, quince mil. —Vamos, que se están jugando practicamente la mitad del caballo. A mí me daba igual el caballo y los aeros, sólo algunos eran originalmente míos. No aceptaron tan fácilmente, pero logré hacer que mordieran el anzuelo. Y la fortuna estuvo de mi lado, acerté y ahora volvía a ser la que estaba en la cima, mientras que mis oponente estaban con casi nada.
Ah, pero eran insistintes, y copiaron mi técnica. Asquerosas ratas. Estaban remontando poco a poco y ahora sólo me quedaba el caballo de vuelta más unos miserables aeros. Volteé a la ventana y comenzaba a notarse el paso de las horas. Era más de medio día, Adara y los otros podrían alterarse si no volvía pronto. No quería que hicieran un escándalo y de pronto fuera conocida en todo el reino. Tuve que partir, con algunos aeros extra. Pasé rápidamente por mi casa para tomar algunas pertenencias de nada. Cogí mi hoja oculta, que elegantemente asimilaba ser un simple brazalete, aunque igual lo cubría con las mangas, y tela negra que me había sobrado al elaborar mi propio traje hace meses.
Antes de salir, tuve que alimentar a Sardinilla, gastando así lo que había ganado... Una lástima, al menos no corría el riesgo con que se intoxicara. Y quizá otro día podría jugarlo de nuevo para ganar definitivamente algo sustancial. Regresamos a toda velocidad a la mansión. Esperaba llegar justo a tiempo para comer, y si no, invertiriíamos tiempo para limpiar algo o ir preparando el vestio. En el camino había pensado en una o dos ideas que sería interesantes aplicarlas.
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OFF:Took me long enough, eh? Lo siento. Anduvo a tope de trabajo, incluso fin de semana. Esta semana será algo más ligera, así que demoraré mucho menos, aunque igual debo ponerme a tiempo con los demá Lo siento. Gracias por la paciencia.
Geist
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Re: Compañia en la noche [Quest]
Dorian trabajaba, Nuan cocinaba, Ratko había desaparecido por completo durante toda la mañana. Adara le había visto que subía al desván, y había podido escuchar pasos en la biblioteca, peor no se asomó para comprobarlo.
Se despertó pronto, por lo que tenía mucho tiempo para hacer cosas… ¿pero el que? Añoraba a su amiga, y tardaría en llegar, cosa que le preocuparía. Pero era una mujer fuerte… no tenía que preocupare por minucias.
De buena mañana bajó a desayunar, antes de salir al jardín y limpiar las estatuas. Le gustaba contemplarlas, parecían personas con un ligero baño de marfil por encima. Parecía que quería hablar o salir de aquella cárcel… pero no sucedía nada. Observó a los peces, que nadaban el uno muy cerca del otro, como bailando en las aguas. Entro en la casa, aperas eran las diez.
Subió a su habitación, y después de arreglarla –no le gustaba que otros lo hiciesen.- se sentó en su cómodo sitio, junto a un hogar que parecía que nunca moría, y empezó coser. El vestido de Angeline, debía quedar perfecto. El hilo se escondía en la tela para después salir de nuevo, creando bonitos detalles en un color y otro. Las imágenes de su cabeza parecían brotar en sus manos, tal y como se lo imaginaba, esperando que también fuese lo que imaginaba su amiga. Podía sentir el calor del fuego en su brazo derecho, pero eso no le molestaba. Podía escuchar el canto de un pájaro que se había posado en el alfeizar. Maravilloso, aquello era maravilloso. Alguien picó a la puerta, Adara alzó la vista algo sobresaltada, el pajar salió volando.
-Adara, ya han traído lo que pidió…- escuchó tras la puerta de madera. Era la voz de Dorian. Después unos pasos, el hombre debía seguir con sus tareas.
-Gracias, ahora mismo iré. – soltó las telas, dejando la aguja bien colocada, donde o podía pincharse nada, en una cojín en forma de pato. Estiró los brazos hacia el cielo, cerrando los ojos, poniéndose de puntillas. Las tripas le sonaron, y olía muy bien, ya debía ser la hora de la comida, porque estaba hambrienta. Pero no, apenas eran las doce.
Bajó al patio, donde habían dejado un caballo, bonito, grande, fuerte… es perfecto, pensó Adara acercándose.
Lo peinó y limpió, era una cosa que le encantaba, estar con los animales, no le importaba mancharse o despeinarse, si era para pasar un buen rato junto con un animal, y más con un caballo, eran sus animales preferidos. Listos, nobles, fieles…
Le hizo un par de trenzas, igual que al suyo, el cual estaba con Geist. Le puso por encima un tela de color azul cielo, con bordados de color oro, colores que contrastaban con un pelaje negro como el carbón. Iba a probar a ensillarlo, pero aquello era mejor que lo hiciese su mueva dueña.
Dejó al nuevo ejemplar en la cuadra, cerca del caballo de Ratko, y entro en la casa, estaba llena de polvo, entre otras cosas, debía limpiarse. Ahora sí que será la hora de comer… la una, ellos comían cobre las dos, así que le daba tiempo a arreglarse y bajar a comer.
Ya lista y con un vestido limpio, Adara se sentó la primera en la mesa, poco después se unió a ella el señor de la casa, Dorian y la misma Nuan. Esperaron un poco más por si legaba Angeline, pero al ver que o era así, empezaron a comer.
Ya estaba todo limpio y recogido, pero habían dejado un par de platos de comida en la cocina para cuando llegase la nueva, por si traía hambre.
Dorian partió al pueblo, junto con Ratko, debían comprar un par de cosas, ya que se avecinaban días de fuertes lluvias, mejor estar provistos. Nuan estaba leyendo unas recetas nuevas de pasteles. Adara estuvo un rato con ella, pero era aburrido, no cocinaba, el primer de receta nueva Nuan solo leía y releía, no quería que nada saliese mal.
Adara estaba un poco preocupada, Angeline se estaba demorando. Realmente no le apetecía para nada seguir cosiendo, así que aprovechando que no estaba Ratko, cogió un libro de la biblioteca y se puso a leer mientras tomaba u caliente baño.
Se despertó pronto, por lo que tenía mucho tiempo para hacer cosas… ¿pero el que? Añoraba a su amiga, y tardaría en llegar, cosa que le preocuparía. Pero era una mujer fuerte… no tenía que preocupare por minucias.
De buena mañana bajó a desayunar, antes de salir al jardín y limpiar las estatuas. Le gustaba contemplarlas, parecían personas con un ligero baño de marfil por encima. Parecía que quería hablar o salir de aquella cárcel… pero no sucedía nada. Observó a los peces, que nadaban el uno muy cerca del otro, como bailando en las aguas. Entro en la casa, aperas eran las diez.
Subió a su habitación, y después de arreglarla –no le gustaba que otros lo hiciesen.- se sentó en su cómodo sitio, junto a un hogar que parecía que nunca moría, y empezó coser. El vestido de Angeline, debía quedar perfecto. El hilo se escondía en la tela para después salir de nuevo, creando bonitos detalles en un color y otro. Las imágenes de su cabeza parecían brotar en sus manos, tal y como se lo imaginaba, esperando que también fuese lo que imaginaba su amiga. Podía sentir el calor del fuego en su brazo derecho, pero eso no le molestaba. Podía escuchar el canto de un pájaro que se había posado en el alfeizar. Maravilloso, aquello era maravilloso. Alguien picó a la puerta, Adara alzó la vista algo sobresaltada, el pajar salió volando.
-Adara, ya han traído lo que pidió…- escuchó tras la puerta de madera. Era la voz de Dorian. Después unos pasos, el hombre debía seguir con sus tareas.
-Gracias, ahora mismo iré. – soltó las telas, dejando la aguja bien colocada, donde o podía pincharse nada, en una cojín en forma de pato. Estiró los brazos hacia el cielo, cerrando los ojos, poniéndose de puntillas. Las tripas le sonaron, y olía muy bien, ya debía ser la hora de la comida, porque estaba hambrienta. Pero no, apenas eran las doce.
Bajó al patio, donde habían dejado un caballo, bonito, grande, fuerte… es perfecto, pensó Adara acercándose.
Lo peinó y limpió, era una cosa que le encantaba, estar con los animales, no le importaba mancharse o despeinarse, si era para pasar un buen rato junto con un animal, y más con un caballo, eran sus animales preferidos. Listos, nobles, fieles…
Le hizo un par de trenzas, igual que al suyo, el cual estaba con Geist. Le puso por encima un tela de color azul cielo, con bordados de color oro, colores que contrastaban con un pelaje negro como el carbón. Iba a probar a ensillarlo, pero aquello era mejor que lo hiciese su mueva dueña.
Dejó al nuevo ejemplar en la cuadra, cerca del caballo de Ratko, y entro en la casa, estaba llena de polvo, entre otras cosas, debía limpiarse. Ahora sí que será la hora de comer… la una, ellos comían cobre las dos, así que le daba tiempo a arreglarse y bajar a comer.
Ya lista y con un vestido limpio, Adara se sentó la primera en la mesa, poco después se unió a ella el señor de la casa, Dorian y la misma Nuan. Esperaron un poco más por si legaba Angeline, pero al ver que o era así, empezaron a comer.
Ya estaba todo limpio y recogido, pero habían dejado un par de platos de comida en la cocina para cuando llegase la nueva, por si traía hambre.
Dorian partió al pueblo, junto con Ratko, debían comprar un par de cosas, ya que se avecinaban días de fuertes lluvias, mejor estar provistos. Nuan estaba leyendo unas recetas nuevas de pasteles. Adara estuvo un rato con ella, pero era aburrido, no cocinaba, el primer de receta nueva Nuan solo leía y releía, no quería que nada saliese mal.
Adara estaba un poco preocupada, Angeline se estaba demorando. Realmente no le apetecía para nada seguir cosiendo, así que aprovechando que no estaba Ratko, cogió un libro de la biblioteca y se puso a leer mientras tomaba u caliente baño.
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- caballo:
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•Finaliza este día y para el siguiente habrán saltado un par de días más. Ha habido como bien he pronosticado, días de tan fuertes lluvias que no se podía ni salir al jardín.
•Encuentra algo que hacer en estos días, explicando brevemente.
Mmmh… te ayudo. Debes introducir en el siguiente post al menos tres de estas palabras
Payaso – peine – azufre – leche – [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] – [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] – enredadera
Subráyalas en el texto.
Recuerda que tienes una nueva montura. Por el momento es tuya, puedes hacer con ella lo que te plazca… si te portas bien quizás te las puedas quedar el terminar el tema… solo quizá.
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Re: Compañia en la noche [Quest]
Hasta nuevo aviso o reincorporación de Geist, este tema queda pausado.
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Re: Compañia en la noche [Quest]
¡Rápido! Ya perdimos mucho tiempo. Ya era suficiente con tener que soportar la incómoda montura, quería volver cuanto antes. O mejor dicho, quería no tener que estar sobre caballo. Era un fastidio. ¿Cómo las personas podían considerar estas bestias bellas? Útiles sí. Bah. Sardinilla logró apretar el paso y la última milla la hizo casi en un parpadeo—. Uh, ¿te cansaste? —Murmuraba con tono infantil mientras me bajaba—. Pobrecito animalejo. Tonto y exhausto. —Pasé mis uñas por su pelaje, como si fuese un peine, pero no cualquier peine, sino uno filoso que tallaba, rascaba, irritaba. Fue evidente notar que no le agradó la 'caricia' y agitó su cabeza con violencia, relinchando—. Ey. Que yo también la pasé mal y tengo que desquitar de alguna forma. —Lo fulminé con la mirada—. No tientes tu suerte. Aunque no esté en mis planes matarte, tu situación puede cambiar. —Yo forzaba un rostro serio, mas al potro no pareció importarle, ¿me estaba ignorando? Comenzó a dirigirse a los establos, a donde pertenecía—. Sí, anda, vuelve caballo llo...rón. —Noté la presencia de un nuevo equino. ¿O no era nuevo? Al menos, no lo recordaba. De hecho... había varias cosas que no recordaba. Curioso. No era novedad que tuviera lagunas mentales, pero... ¡Qué importa!
Lo que sí importa es que ya volví. ¿Qué pasa? ¿Nadie va a saludarme? ¿No están felices de que ya volví? Qué triste. Bien, eso debe significar que no me desean aquí, ¿verdad? Pues me voy. ¡Adiós, perdedores!
...
Es aquí cuando todos salen de la tierra y gritan 'sorpresa' mientras yo finjo impresión. ¿De verdad nada? Qué cutre. Pues si la montaña no va a Obama, Obama va a la montaña. ¿O cómo era?
Entré a la mansión y de inmediato sentí esa sensación de vacío. Como aquella vez que entré a esa supuesta casa embrujada. Ésa es otra historia, pero se sentía igual—. ¿Hola? ¿Quién vive? —Yo sé que no alcé la voz, pero aún así esperaba alguna respuesta. Esta estructura beneficiaba a que se propagara el sonido sin problema, era difícil hablar en voz baja aquí. Quizá se los había tragado la tierra. Espero que no, sería muy triste si alguien más o algo más acabó con sus vidas... Seguramente aparecerían de un momento a otro.
Algo debía hacer, ¿no? Y llevaba un tiempo sin comer, ¿sí? Hora de comer, entonces. Algunos residuos debían de haber por ahí. Quizá, tan sólo quizá, Nuan era una especie de hechicera y había dejado un encanto para que los ingredientes se mezclaran por sí solos. Fui ilusionada a la cocina, esperando exactamente eso. ¿Qué encontré? ¡A ese vejestorio en una silla! Y yo que pensaba estar sola—. Hola. —Me ignoró. Vieja sorda y repugnante—. Saludowskisarps... —Bien podía decir cualquier garabato y...
—El amo Ratko y el caballero Dorian salieron por provisiones. La joven Adara debería estar arriba.
Fue extraño oírla hablar. No había perdido ese tonito de abuelita dulce, pero lo dijo en un momento de tanta concentración que esa dulzura se mezcló con amargura.
—También te dejamos comida por si deseas. ¿Tienes hambre?
¡No soy su perro para que me den las sobras!
—Estoy bien, gracias. —Pude resistir sin dormir, podré resistir sin comer. Púdrase... usted... ¡octogenaria! Fea—. Iré a ver a Adara. —Seguramente estaría en su habitación confeccionando un nuevo vestido blanco como la leche. Es decir, un tono natural, puro, muy diferente al negro, sin duda. Ergo, no sería de mi agrado. Aunque tal vez podría decorarlo con la sangre de... un Rutktu. ¡Sí! Un pequeño e inofensivo Runktu. Lo cómico del asunto es que escasean, ¿no? Y sería divertido buscar uno sólo para usar su sangre en una prenda. Eso volvería a la prenda muy valiosa, me imagino.
No estaba en su habitación. Me fijé debajo de la cama y detrás del ropero, de verdad, y ni un alma en esa habitación asquerosamente rosa. Pues estará en... ¡la biblioteca! Sin el 'amo' aquí, aquel lugar estará desocupado para que finalmente la tímida Adara pueda hacer uso de ella sin preocupaciones. No había razones para apresurarse, podía hacer otras cosas, como verificar que no haya trampas en mi cuarto o ir preparando una soga con las enredaderas que había en el patio. ¿Y para qué? Pues para colgarlos del cuello, claro.
Tras vagar por ahí, fui finalmente con mi 'amiga'. Traía un libro en mano y su pelo parecía estar algo húmedo, habría estado tomando un baño... Al encontrar nuestras vistas, parecía como si estuviera —ella, no yo— a punto de saltar sobre mí para triturar mis frágiles huesitos. Sí saltó sobre mí, aunque era tan débil que su abrazo a penas lo sentí, realmente la fuerza venía de su velocidad. Fue raro que hiciéramos ruido en la biblioteca... con esa bienvenida, digo. Definitivamente mostraba una actitud muy distinta cuando no estaban los hombres. Un día de estos va a venir suicidándose...
Me platicó con mucha emoción que había terminado su vestido y estuvo trabajando en el mío. Gracias a la Noche que ya había visto el vestido, si no, hubiera sentí un escalofrío por la forma en que lo describía. Era... decente, no sé. No me molestaría usarlo, aunque no se me ocurría una ocasión para usarlo. Hmm. Sería irónico que lo vistiera el mismo día en que los... los... Comienza a hacerse repetitiva la palabra. Eso. La conversación nos arrastró hasta que llegó la noche lluviosa, amenazando con sepultarnos con agua. Quizá, había llegado justo a tiempo. Debía admitir que estaba lloviendo con cierta intensidad.
Sin la posibilidad cómoda de ir afuera, tuvimos que estar encerrados por mucho tiempo. Soy mala para calcular el tiempo, así que no puedo garantizar si fue una hora o una semana, pero fue un periodo largo y eso es lo importante. A veces el ambiente se sentía deprimente, y yo intentaba darle cierto ritmo a las conversaciones, al menos para no estar aburridos, pero creo que ni el más sagaz de los payasos obtendría una buena carcajada de éstos. Y es que a pesar de que disfruto de los silencios fúnebres, estos sujetos simplemente eran... tediosos. Los 'eso' de no ser que tendría que correr bajo la lluvia y no parecía tan placentero desde el calor de la mansión. Las gotas caer eran atractivas, al menos. Ya se irían, pronto. Además, me pareció ver un cuarto secreto debajo de uno de los pisos.
____
OFF: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] Je. Lo siento x)
Lo que sí importa es que ya volví. ¿Qué pasa? ¿Nadie va a saludarme? ¿No están felices de que ya volví? Qué triste. Bien, eso debe significar que no me desean aquí, ¿verdad? Pues me voy. ¡Adiós, perdedores!
...
Es aquí cuando todos salen de la tierra y gritan 'sorpresa' mientras yo finjo impresión. ¿De verdad nada? Qué cutre. Pues si la montaña no va a Obama, Obama va a la montaña. ¿O cómo era?
Entré a la mansión y de inmediato sentí esa sensación de vacío. Como aquella vez que entré a esa supuesta casa embrujada. Ésa es otra historia, pero se sentía igual—. ¿Hola? ¿Quién vive? —Yo sé que no alcé la voz, pero aún así esperaba alguna respuesta. Esta estructura beneficiaba a que se propagara el sonido sin problema, era difícil hablar en voz baja aquí. Quizá se los había tragado la tierra. Espero que no, sería muy triste si alguien más o algo más acabó con sus vidas... Seguramente aparecerían de un momento a otro.
Algo debía hacer, ¿no? Y llevaba un tiempo sin comer, ¿sí? Hora de comer, entonces. Algunos residuos debían de haber por ahí. Quizá, tan sólo quizá, Nuan era una especie de hechicera y había dejado un encanto para que los ingredientes se mezclaran por sí solos. Fui ilusionada a la cocina, esperando exactamente eso. ¿Qué encontré? ¡A ese vejestorio en una silla! Y yo que pensaba estar sola—. Hola. —Me ignoró. Vieja sorda y repugnante—. Saludowskisarps... —Bien podía decir cualquier garabato y...
—El amo Ratko y el caballero Dorian salieron por provisiones. La joven Adara debería estar arriba.
Fue extraño oírla hablar. No había perdido ese tonito de abuelita dulce, pero lo dijo en un momento de tanta concentración que esa dulzura se mezcló con amargura.
—También te dejamos comida por si deseas. ¿Tienes hambre?
¡No soy su perro para que me den las sobras!
—Estoy bien, gracias. —Pude resistir sin dormir, podré resistir sin comer. Púdrase... usted... ¡octogenaria! Fea—. Iré a ver a Adara. —Seguramente estaría en su habitación confeccionando un nuevo vestido blanco como la leche. Es decir, un tono natural, puro, muy diferente al negro, sin duda. Ergo, no sería de mi agrado. Aunque tal vez podría decorarlo con la sangre de... un Rutktu. ¡Sí! Un pequeño e inofensivo Runktu. Lo cómico del asunto es que escasean, ¿no? Y sería divertido buscar uno sólo para usar su sangre en una prenda. Eso volvería a la prenda muy valiosa, me imagino.
No estaba en su habitación. Me fijé debajo de la cama y detrás del ropero, de verdad, y ni un alma en esa habitación asquerosamente rosa. Pues estará en... ¡la biblioteca! Sin el 'amo' aquí, aquel lugar estará desocupado para que finalmente la tímida Adara pueda hacer uso de ella sin preocupaciones. No había razones para apresurarse, podía hacer otras cosas, como verificar que no haya trampas en mi cuarto o ir preparando una soga con las enredaderas que había en el patio. ¿Y para qué? Pues para colgarlos del cuello, claro.
Tras vagar por ahí, fui finalmente con mi 'amiga'. Traía un libro en mano y su pelo parecía estar algo húmedo, habría estado tomando un baño... Al encontrar nuestras vistas, parecía como si estuviera —ella, no yo— a punto de saltar sobre mí para triturar mis frágiles huesitos. Sí saltó sobre mí, aunque era tan débil que su abrazo a penas lo sentí, realmente la fuerza venía de su velocidad. Fue raro que hiciéramos ruido en la biblioteca... con esa bienvenida, digo. Definitivamente mostraba una actitud muy distinta cuando no estaban los hombres. Un día de estos va a venir suicidándose...
Me platicó con mucha emoción que había terminado su vestido y estuvo trabajando en el mío. Gracias a la Noche que ya había visto el vestido, si no, hubiera sentí un escalofrío por la forma en que lo describía. Era... decente, no sé. No me molestaría usarlo, aunque no se me ocurría una ocasión para usarlo. Hmm. Sería irónico que lo vistiera el mismo día en que los... los... Comienza a hacerse repetitiva la palabra. Eso. La conversación nos arrastró hasta que llegó la noche lluviosa, amenazando con sepultarnos con agua. Quizá, había llegado justo a tiempo. Debía admitir que estaba lloviendo con cierta intensidad.
Sin la posibilidad cómoda de ir afuera, tuvimos que estar encerrados por mucho tiempo. Soy mala para calcular el tiempo, así que no puedo garantizar si fue una hora o una semana, pero fue un periodo largo y eso es lo importante. A veces el ambiente se sentía deprimente, y yo intentaba darle cierto ritmo a las conversaciones, al menos para no estar aburridos, pero creo que ni el más sagaz de los payasos obtendría una buena carcajada de éstos. Y es que a pesar de que disfruto de los silencios fúnebres, estos sujetos simplemente eran... tediosos. Los 'eso' de no ser que tendría que correr bajo la lluvia y no parecía tan placentero desde el calor de la mansión. Las gotas caer eran atractivas, al menos. Ya se irían, pronto. Además, me pareció ver un cuarto secreto debajo de uno de los pisos.
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Re: Compañia en la noche [Quest]
Pasaron los días, no se sabría decir con claridad cuantos, pero pasaron seguro. Todo parecía estar igual que siempre. Nada parecía cambiar.
Realmente no parecía que Angeline fuese la persona más adecuada para el puesto que se le había encomendado, pero Adara le había cogido mucho cariño, y eso superaba el que no fuese buena en su labor.
Los días lluviosos parecían aun más largos. Ratko pasaba largos ratos en su biblioteca durante el día, por la noche se encerraba de nuevo en la habitación. Nuan tenía a asa impecable –al menos lo que se podía con ese tiempo- y siempre tenía un plato de comida riquísimo para todos. Adara buscaba durante el día cosas a hacer para no caer en el aburrimiento, y si eran con su amiga aun más, como pintar, bailar, hablar… no imaginaba lo a gusto que podía llegar a estar con la humana. Dorian era el que estaba más raro, a pesar de las lluvias salía a aballo de buena mañana, y no regresaba hasta bien entrada la noche. Volvía empapado y muy serio. Miraba a Ratko y se iba a su habitación. El amo, también serio, se ausentaba también después de ese encuentro.
Todos los días pasaban con la tranquilidad y monotonía de siempre.
Pero Adara rompió esa monotonía con un simple acto, sin darse cuenta.
Una mañana, Ratko, para variar, estaba en la biblioteca, buscando algo que no hubiese leído ya. Buscaba un ejemplar que hacía años había visto, pero que jamás había llamado la atención en él. Un libro de historias de fantasía. Adara entro en la biblioteca pensando que estaba sola, andaba buscando un libro de historias fuera de lo normal, con magia y amor, mucho amor. Ambos fueron a por el mismo libro.
-Oh…yo…lo siento, me iré y…- la joven se volvió, dispuesta a irse, cuando Ratko tomo de su mano para que no se fuese, rompiendo esa lejanía que siempre había entre ellos.
-Por favor, quédatelo tu…- dijo dejando el libro en su mano.
Adara le sonrió y se fue a leer junto al hogar, aunque tuvo que leer unas cuantas veces una misma página para poder enterarse, ya que su cabeza estaba por otras cosas.
Durante un día o dos, Adara se fue pasando por la biblioteca, para verse con Ratko.
-Y al final resulta que se trataba de un mago.
-Vaya… un mago…- dijo Ratko mirando las pequeñas manos de la mujer que sujetaban el libro.
-Oh lo siento, te lo estoy contando todo, así ya no querrás leerlo después.- dijo sin perder la sonrisa que por unos días parecía no perder.
El hombre que parecía sacado de un cuento para quitarles el sueño a los niños la miró con algo parecido a ternura, pero solo cuando esta no le veía.
-Tranquila, lo leeré igual.
Parecía que el humor de Ratko también había cambiado, a mejor. Pero todas las noches, cuando Dorian volvía, ese buen humor desaparecía por completo.
-Angeline… ¿puedo contarte algo?- le preguntó Adara a su amiga, mientras le animaba a sentarse con ella en el alfeizar de la ventana. Parecía que las nubes que había bañado el cielo casi por una semana empezaban a disiparse. –Llevo… unos días hablando con Ratko…- dijo algo tímida.
Realmente no parecía que Angeline fuese la persona más adecuada para el puesto que se le había encomendado, pero Adara le había cogido mucho cariño, y eso superaba el que no fuese buena en su labor.
Los días lluviosos parecían aun más largos. Ratko pasaba largos ratos en su biblioteca durante el día, por la noche se encerraba de nuevo en la habitación. Nuan tenía a asa impecable –al menos lo que se podía con ese tiempo- y siempre tenía un plato de comida riquísimo para todos. Adara buscaba durante el día cosas a hacer para no caer en el aburrimiento, y si eran con su amiga aun más, como pintar, bailar, hablar… no imaginaba lo a gusto que podía llegar a estar con la humana. Dorian era el que estaba más raro, a pesar de las lluvias salía a aballo de buena mañana, y no regresaba hasta bien entrada la noche. Volvía empapado y muy serio. Miraba a Ratko y se iba a su habitación. El amo, también serio, se ausentaba también después de ese encuentro.
Todos los días pasaban con la tranquilidad y monotonía de siempre.
Pero Adara rompió esa monotonía con un simple acto, sin darse cuenta.
Una mañana, Ratko, para variar, estaba en la biblioteca, buscando algo que no hubiese leído ya. Buscaba un ejemplar que hacía años había visto, pero que jamás había llamado la atención en él. Un libro de historias de fantasía. Adara entro en la biblioteca pensando que estaba sola, andaba buscando un libro de historias fuera de lo normal, con magia y amor, mucho amor. Ambos fueron a por el mismo libro.
-Oh…yo…lo siento, me iré y…- la joven se volvió, dispuesta a irse, cuando Ratko tomo de su mano para que no se fuese, rompiendo esa lejanía que siempre había entre ellos.
-Por favor, quédatelo tu…- dijo dejando el libro en su mano.
Adara le sonrió y se fue a leer junto al hogar, aunque tuvo que leer unas cuantas veces una misma página para poder enterarse, ya que su cabeza estaba por otras cosas.
Durante un día o dos, Adara se fue pasando por la biblioteca, para verse con Ratko.
-Y al final resulta que se trataba de un mago.
-Vaya… un mago…- dijo Ratko mirando las pequeñas manos de la mujer que sujetaban el libro.
-Oh lo siento, te lo estoy contando todo, así ya no querrás leerlo después.- dijo sin perder la sonrisa que por unos días parecía no perder.
El hombre que parecía sacado de un cuento para quitarles el sueño a los niños la miró con algo parecido a ternura, pero solo cuando esta no le veía.
-Tranquila, lo leeré igual.
Parecía que el humor de Ratko también había cambiado, a mejor. Pero todas las noches, cuando Dorian volvía, ese buen humor desaparecía por completo.
-Angeline… ¿puedo contarte algo?- le preguntó Adara a su amiga, mientras le animaba a sentarse con ella en el alfeizar de la ventana. Parecía que las nubes que había bañado el cielo casi por una semana empezaban a disiparse. –Llevo… unos días hablando con Ratko…- dijo algo tímida.
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•Explica lo bien que te lo has pasado los días de lluvia, y más contando que Adara ha estado algo ausente. No hace falta que sea un post muy extenso, ya que debes quedarte en la conversación.
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Re: Compañia en la noche [Quest]
Gota tras gota, tras gota, tras gota, tras gota y otra gota. ¡Uh, otra gota! Qué novedad. ¿Qué rayos hacían por aquí para que llovieran tanto? Había leído sobre danzas de la lluvia, ¿acaso salían a bailar todos los días para lograr estos diluvios? Me pregunto qué tan benéfico sería investigar al respecto.
Peeero, no me pagan para eso. Me despegué de mi ventana, dirigiéndome a con Adara. Debía estar con ella, ¿no? A veces creía que pasaba demasiado tiempo a su lado, charlando por horas. Debía admitir que era impresionante su capacidad de siempre tener algo que decir. A veces ni siquiera podía imaginar alguna mentira para responder o algún tipo de comentario, así que simplemente debía admitir estar sin palabras o inventar una excusa para retirarme. Lo que me llevaba a recordar que también tenía cierta responsabilidad hogareña. Ocasionalmente le dedicaba tiempo a limpiar y acomodar, desacomodar y volver a acomodar.
Tenía la esperanza de encontrar una trampilla o algo por el estilo, mas era complicado, porque se vería sospechoso si me ponía a inspeccionar cada rincón. Eso me había dado una idea. Bajo la excusa de estar buscando goteras, logré echar un vistazo más cercano a las paredes y al techo. No queremos que la casa se inunde, ¿verdad? Me aseguraban que los cimientos eran bastantes sólidos y no era posible que existieran fugas. Ah, pero nunca se sabe, ¿cierto, cierto? Hay que estar cien mil por ciento seguros... Nada. Esto parecía una fortaleza. Aunque encontré una araña. Tuve que matarla, podría robarme mis 'kills'.
Así que cuando no estaba con mi amiguita, estaba limpiando —o 'limpiando'— o criticando la comida de Nuan. No era divertido, sus respuestas eran cortas y amables. 'Intentaré hacerlo mejor', decía. 'Así va la receta', replicaba. Bah. Tal vez sabía que no era necesario, tal vez se daba cuenta que estaba aburrida. No tan aburrida como para salir. Podría hacerlo, pero entonces volvería toda empapada como Dorian, lo que significaría tener que cambiar de vestuario y otras molestias. Así estaba bien.
La tercera opción era la biblioteca. Si la casa en sí ya era tranquila, aquella sección era aún más silenciosa. Al que más tiempo le dediqué fue a uno que trataba sobre códigos, de cómo descifrarlos y cómo hacer los propios. Algunos aspectos eran lógica, otros sí requerían de cierta imaginación. Era divertido, porque el autor dejaba ejercicios a resolver. ¿Aunque cómo saber si lo habías hecho bien?
Angel... ¿Otra vez? Yo soy Angeline, ella es Adara. Esta tipa me llamó, esta vez de manera distinta, con cierto secretismo, como si fuese a contarme... ¡Uh! ¿Ya era hora? ¿Por fin ejecutaríamos nuestro plan de ataque? Perfecto, justo cuando la lluvia parecía estar despidiéndose. Habla, niña. Soy toda oídos.
—Hablar es bueno. ¿Han logrado llegar a un acuerdo? ¿Han descubierto cosas nuevas? ¿Planean tener un hijo? —Dije a modo de broma, con una clara silueta burlona—. Dicen que es bueno para mejorar las relaciones maritales. —Me encogí de hombros. No lo había dicho con seriedad, pero por un momento me imaginé al producto de ese par. Qué escalofrío. Mas no tenían eso en mente. Supongo.
Peeero, no me pagan para eso. Me despegué de mi ventana, dirigiéndome a con Adara. Debía estar con ella, ¿no? A veces creía que pasaba demasiado tiempo a su lado, charlando por horas. Debía admitir que era impresionante su capacidad de siempre tener algo que decir. A veces ni siquiera podía imaginar alguna mentira para responder o algún tipo de comentario, así que simplemente debía admitir estar sin palabras o inventar una excusa para retirarme. Lo que me llevaba a recordar que también tenía cierta responsabilidad hogareña. Ocasionalmente le dedicaba tiempo a limpiar y acomodar, desacomodar y volver a acomodar.
Tenía la esperanza de encontrar una trampilla o algo por el estilo, mas era complicado, porque se vería sospechoso si me ponía a inspeccionar cada rincón. Eso me había dado una idea. Bajo la excusa de estar buscando goteras, logré echar un vistazo más cercano a las paredes y al techo. No queremos que la casa se inunde, ¿verdad? Me aseguraban que los cimientos eran bastantes sólidos y no era posible que existieran fugas. Ah, pero nunca se sabe, ¿cierto, cierto? Hay que estar cien mil por ciento seguros... Nada. Esto parecía una fortaleza. Aunque encontré una araña. Tuve que matarla, podría robarme mis 'kills'.
Así que cuando no estaba con mi amiguita, estaba limpiando —o 'limpiando'— o criticando la comida de Nuan. No era divertido, sus respuestas eran cortas y amables. 'Intentaré hacerlo mejor', decía. 'Así va la receta', replicaba. Bah. Tal vez sabía que no era necesario, tal vez se daba cuenta que estaba aburrida. No tan aburrida como para salir. Podría hacerlo, pero entonces volvería toda empapada como Dorian, lo que significaría tener que cambiar de vestuario y otras molestias. Así estaba bien.
La tercera opción era la biblioteca. Si la casa en sí ya era tranquila, aquella sección era aún más silenciosa. Al que más tiempo le dediqué fue a uno que trataba sobre códigos, de cómo descifrarlos y cómo hacer los propios. Algunos aspectos eran lógica, otros sí requerían de cierta imaginación. Era divertido, porque el autor dejaba ejercicios a resolver. ¿Aunque cómo saber si lo habías hecho bien?
Angel... ¿Otra vez? Yo soy Angeline, ella es Adara. Esta tipa me llamó, esta vez de manera distinta, con cierto secretismo, como si fuese a contarme... ¡Uh! ¿Ya era hora? ¿Por fin ejecutaríamos nuestro plan de ataque? Perfecto, justo cuando la lluvia parecía estar despidiéndose. Habla, niña. Soy toda oídos.
—Hablar es bueno. ¿Han logrado llegar a un acuerdo? ¿Han descubierto cosas nuevas? ¿Planean tener un hijo? —Dije a modo de broma, con una clara silueta burlona—. Dicen que es bueno para mejorar las relaciones maritales. —Me encogí de hombros. No lo había dicho con seriedad, pero por un momento me imaginé al producto de ese par. Qué escalofrío. Mas no tenían eso en mente. Supongo.
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Re: Compañia en la noche [Quest]
Adara se puso más roja que un pimiento.
-Oh no, nosotros n-o…- y si parecía imposible alcanzar un nivel de sonrojo mayor, la joven humana se superó en aquel momento. –El señor Ratko y yo no… no hemos dado muestra de nuestra unión marital aun… él no me ha insistido y yo… yo no sé… yo no… - se calló llevándose la mano al flequillo, tapándose un poco la cara de vergüenza.
Una pequeña pero larga pausa reinó en la sala.
-La verdad es que desde que hablo con él…ahora que lo estoy conociendo… no me parece un monstruo, como me pareció la primera vez que lo vi.- susurró mirando hacia el suelo, con una leve sonrisa.
Nuan estaba en el porche, mitrando la lluvia que parcia cada vez más débil.
-Parece ser que este es el último día de las grandes lluvias…quizás mañana haga una tarta de naranjas de Dundarak para celebrarlo…
Se sentó pacientemente en una butaca de mimbre, habían sido días muy aburridos, toda la casa ya estaba más que limpia, era el día perfecto para descansar.
Hay algo en ella que no me gusta, ¿pero qué es? Pensaba Dorian mientras subía las escaleras, debía investigar sobre aquella humana nueva en la casa, no se fiaba de ella, sus ojos no decía lo mismo que sus palabras. Sus gestos no eran los de una “sirvienta”.
Iba a averiguarlo.
-Oh no, nosotros n-o…- y si parecía imposible alcanzar un nivel de sonrojo mayor, la joven humana se superó en aquel momento. –El señor Ratko y yo no… no hemos dado muestra de nuestra unión marital aun… él no me ha insistido y yo… yo no sé… yo no… - se calló llevándose la mano al flequillo, tapándose un poco la cara de vergüenza.
Una pequeña pero larga pausa reinó en la sala.
-La verdad es que desde que hablo con él…ahora que lo estoy conociendo… no me parece un monstruo, como me pareció la primera vez que lo vi.- susurró mirando hacia el suelo, con una leve sonrisa.
Nuan estaba en el porche, mitrando la lluvia que parcia cada vez más débil.
-Parece ser que este es el último día de las grandes lluvias…quizás mañana haga una tarta de naranjas de Dundarak para celebrarlo…
Se sentó pacientemente en una butaca de mimbre, habían sido días muy aburridos, toda la casa ya estaba más que limpia, era el día perfecto para descansar.
Hay algo en ella que no me gusta, ¿pero qué es? Pensaba Dorian mientras subía las escaleras, debía investigar sobre aquella humana nueva en la casa, no se fiaba de ella, sus ojos no decía lo mismo que sus palabras. Sus gestos no eran los de una “sirvienta”.
Iba a averiguarlo.
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· Estas hablando con Adara. Después de ello explica brevemente la cena y al final de tu post, debes poner que legas a tu habitación.
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Re: Compañia en la noche [Quest]
No. Claro que no. Tú eres una miedosa con cero autoconfianza que jamás será capaz de proyectar verdaderamente lo que piensa y siente; frágil, tímida, temerosa. Mientras que tu 'querido' es una bestia deforme que busca cómo encajar en este mundo que le supera en belleza; desperpento asqueado de sí mismo, corazón podrido, error de la vida. Vuestros defectos son colosales e incompatibles con la vida. Caerán marchitos por efecto de su propia existencia. Su condena es absoluta y cualquier decreto mío es una aceleración a natura. Si los mato, concluyen; si viven, sufren.
Parece que no importa lo que haga, igual su destino es el mismo. Mas existe una sutil diferencia. Reconocimiento. Estos individuos sufren y lloran, sin embargo no parece que sean completamente conscientes de lo que les está sucediendo, ergo, la penitencia directa tendrá un mayor impacto inmediato. Darles la oportunidad de vivir les abre la opción de la falsa felicidad, que no deja de ser un placentero júbilo para la mente idiota. ¿Es así como tomaré mi decisión final? ¿Actuar porque merecen experimentar dolor diligente, retirarme porque no hay peor infierno que el creado por un delirio?
Sólo sonreí y asentí a sus débiles balbuceos. Yo sabía, no tenía que decirme. Aunque es curiosa su expresión de cariño. ¿De verdad este chiste de mujer siente algo por... eso? Bien dicen que para gustos, colores. Apesar de que estoy de acuerdo en afirmar que todo tiene su lado positivo, me parece ridícula la posición de esta pareja.
—Persevera y encontrarás. —Levanté su mejilla. Quiero que me ponga total atención. Ella seguramente lo interpretará como un gesto amistoso, como aquella amiga que trata de hacerle sentir mejor—. Cualquier semilla es capaz de aflorar. Mas cuidado, sólo porque algo parezca existir no significa que lo haga. No sabes lo que piensa realmente, no sabes con qué intenciones te mira. Te sonríe, ¿pero es por afecto o formalidad? Intenta descifrar lo que esa mente quiere y no persigas un final que nunca se escribirá.
Vamos, que soy un monstruo con las armas de cúpido. Sólo porque busque crear caos no significa que no permita felicidades. Eso lo vuelve más jugoso. Si se enamoran de verdad, la caída provocará un daño eterno. Y si nada sucede, serán consumidos por el vacío. It' a win-win! Para mí. ¡Para el mal! Muahaha. Qué tonto.
La conversación se extendió tanto como la temática lo permitió. Con Adara sonrojada, no había mucha retroalimentación, y el tema del vestido era simple e irrelevante para mí. Pronto saldría de la hsbitación para perder más tiempo en la casa, hasta que me di cuenta que era hora de cenar. Para ese instante estaba demasiada ocupada con mis pensamientos de tortura como para inclinarme por una presencia más genuina. Hubiera estado bien soltar un comentario que fastidiara o desesperara a los presentes, pero a fin de cuentas voté por el silencio. Aquello quizá les perturbaría más.
Con la noche en nuestras ventanas y con el hambre saciado, poco había que hacer salvo dormir. Era extraño llevar un horario de sueño así de estable, no me acostumbraba. Era difícil dormir. El llamado de sangre era cada vez más fuerte, necesitaba clavar mis garras y sinceramente cada vez menos me preocupaban las consecuencias. Me recosté con respiración inquieta y ojos aún más intranquilos. La desesperación me llenaba.
Parece que no importa lo que haga, igual su destino es el mismo. Mas existe una sutil diferencia. Reconocimiento. Estos individuos sufren y lloran, sin embargo no parece que sean completamente conscientes de lo que les está sucediendo, ergo, la penitencia directa tendrá un mayor impacto inmediato. Darles la oportunidad de vivir les abre la opción de la falsa felicidad, que no deja de ser un placentero júbilo para la mente idiota. ¿Es así como tomaré mi decisión final? ¿Actuar porque merecen experimentar dolor diligente, retirarme porque no hay peor infierno que el creado por un delirio?
Sólo sonreí y asentí a sus débiles balbuceos. Yo sabía, no tenía que decirme. Aunque es curiosa su expresión de cariño. ¿De verdad este chiste de mujer siente algo por... eso? Bien dicen que para gustos, colores. Apesar de que estoy de acuerdo en afirmar que todo tiene su lado positivo, me parece ridícula la posición de esta pareja.
—Persevera y encontrarás. —Levanté su mejilla. Quiero que me ponga total atención. Ella seguramente lo interpretará como un gesto amistoso, como aquella amiga que trata de hacerle sentir mejor—. Cualquier semilla es capaz de aflorar. Mas cuidado, sólo porque algo parezca existir no significa que lo haga. No sabes lo que piensa realmente, no sabes con qué intenciones te mira. Te sonríe, ¿pero es por afecto o formalidad? Intenta descifrar lo que esa mente quiere y no persigas un final que nunca se escribirá.
Vamos, que soy un monstruo con las armas de cúpido. Sólo porque busque crear caos no significa que no permita felicidades. Eso lo vuelve más jugoso. Si se enamoran de verdad, la caída provocará un daño eterno. Y si nada sucede, serán consumidos por el vacío. It' a win-win! Para mí. ¡Para el mal! Muahaha. Qué tonto.
La conversación se extendió tanto como la temática lo permitió. Con Adara sonrojada, no había mucha retroalimentación, y el tema del vestido era simple e irrelevante para mí. Pronto saldría de la hsbitación para perder más tiempo en la casa, hasta que me di cuenta que era hora de cenar. Para ese instante estaba demasiada ocupada con mis pensamientos de tortura como para inclinarme por una presencia más genuina. Hubiera estado bien soltar un comentario que fastidiara o desesperara a los presentes, pero a fin de cuentas voté por el silencio. Aquello quizá les perturbaría más.
Con la noche en nuestras ventanas y con el hambre saciado, poco había que hacer salvo dormir. Era extraño llevar un horario de sueño así de estable, no me acostumbraba. Era difícil dormir. El llamado de sangre era cada vez más fuerte, necesitaba clavar mis garras y sinceramente cada vez menos me preocupaban las consecuencias. Me recosté con respiración inquieta y ojos aún más intranquilos. La desesperación me llenaba.
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