La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
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La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
Otra noche más lloviendo.
A Sarah aquello no le importaba demasiado, le gustaba la lluvia, su susurró, su relajante abrazo, el olor a tierra mojada que dejaba tras su paso; Sarah no podía estar más contenta.
Sin embargo, aunque una enorme parte de su ser le exigía que se deshiciese de la capa que cubría su cabeza y simplemente dejase que la lluvia abrazase cada centímetro de su piel no podía relajarse, no aquel día.
Tenía prisa, se había obligado a si misma seguir avanzando a través de la espesura ignorándolo todo hasta que llegase a la pequeña aldea vecina, también se había propuesto permanecer despierta, tenía que ser rápida, la vida de los de su aldea dependía de ella, dependía de la capacidad que tuviese para mantenerse firme frente a la adversidad, tenía que encontrar esa maldita planta, con ayuda o sin ella.
Una vez más volvió a escuchar un susurró entre los árboles, siguiéndola, Sarah sabía que era peligroso andar sola por ahí aquella noche, pero no le había quedado más remedio que hacerlo, tenía que encontrar ayuda, los bosques son sitios peligrosos de por sí, y aquellas fechas algo hacia salir a las bestias que habitaban en las profundidades del mismo, las cuales cazaban personas y animales por igual, tenia miedo.
Por eso sintió como se le aceleraba el corazón cuando distinguió las luces de la aldea vecina en el horizonte; por eso, ignorando lo que le seguía y que clamaba su sangre, se adentró en el pueblo e irrumpió en la pequeña taberna en la que se solían reunir los viajeros, y aun empapada y cubierta en barro cayó de rodillas. - Alguien... que… necesito ayuda – Dijo a los pocos presentes con un hilo de voz.
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Instrucciones Básicas:
Recompensas:
A Sarah aquello no le importaba demasiado, le gustaba la lluvia, su susurró, su relajante abrazo, el olor a tierra mojada que dejaba tras su paso; Sarah no podía estar más contenta.
Sin embargo, aunque una enorme parte de su ser le exigía que se deshiciese de la capa que cubría su cabeza y simplemente dejase que la lluvia abrazase cada centímetro de su piel no podía relajarse, no aquel día.
Tenía prisa, se había obligado a si misma seguir avanzando a través de la espesura ignorándolo todo hasta que llegase a la pequeña aldea vecina, también se había propuesto permanecer despierta, tenía que ser rápida, la vida de los de su aldea dependía de ella, dependía de la capacidad que tuviese para mantenerse firme frente a la adversidad, tenía que encontrar esa maldita planta, con ayuda o sin ella.
Una vez más volvió a escuchar un susurró entre los árboles, siguiéndola, Sarah sabía que era peligroso andar sola por ahí aquella noche, pero no le había quedado más remedio que hacerlo, tenía que encontrar ayuda, los bosques son sitios peligrosos de por sí, y aquellas fechas algo hacia salir a las bestias que habitaban en las profundidades del mismo, las cuales cazaban personas y animales por igual, tenia miedo.
Por eso sintió como se le aceleraba el corazón cuando distinguió las luces de la aldea vecina en el horizonte; por eso, ignorando lo que le seguía y que clamaba su sangre, se adentró en el pueblo e irrumpió en la pequeña taberna en la que se solían reunir los viajeros, y aun empapada y cubierta en barro cayó de rodillas. - Alguien... que… necesito ayuda – Dijo a los pocos presentes con un hilo de voz.
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Instrucciones Básicas:
- Deberás tener al menos 10 post Onrol para poder participar en esta Quest.
- Pueden participar todos los PJ independientemente de su: Raza, Edad, Sexo o Nivel.
- Solo pueden participar 4 personajes en esta Quest.
- Peligro bajo, posibilidad heridas leves, leve posibilidad de ser presa de alguna maldición.
- La constancia es una prioridad, si no se contesta en 48 horas, las repercusiones serán severas.
- Para participar, debes describir por qué te encuentras en al taberna y los motivos por los que decides ayudar a la muchacha, aún cuando esta tiene poco que ofrecer. Una vez lo hagas, descubrirás que la aldea de Sarah ha caído presa de una terrible enferdad, el único remedio de dicha enfermedad se encuentra en lo más profundo del bosque.
Recompensas:
- 15 Puntos de experiencia base + 10 por desarrollo: 25 puntos máximo.
- 450 Aeros.
- Baja posibilidad de objeto dependiendo de como se desarrolle la Quest.
Última edición por Fehu el Mar Ene 05 2016, 14:26, editado 2 veces
Fehu
Master
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
Era un coñazo tener que venir hasta aqui afuera, pero la posada del interior de la ciudad que solía usar para vender clandestinamente los objetos que robaba estaba bajo vigilancia de la guardia, así que tendría que apartarme de ella durante una temporada, no quería que me pillaran que bastantes problemas con los guardias había tenido ya.
Aunque aqui afuera no me conocían tanto como en la ciudad pues poco había tenido que venir aqui, así que el tabernero fue bastante más agarrado y aun encima me dijo que si no me conformaba con el precio que me ofrecía llamaría a la guardia. Sabía que era una amenaza bana pues no le convenía tener a los guardias vigilándolo por si más ladrones usaban la posada como centro de contrabando, pero para evitarme problemas me limité a refunfuñar y aceptar las pocas monedas que me había ofrecido, aun sabiendo que luego él los vendería al doble o triple del precio que me había dado a mi. Pero así funcionaban los negocios.
Al menos el trato incluía un poco de sopa y la posibilidad de pasar la noche tumbado en el suelo junto al fogón para no tener que volver a la ciudad bajo la lluvia. Así que me senté en una mesa a tomármela tranquilo, era sopa de pollo con verduras y el caldo era bastante espeso, aunque no me había tocado ningun trozo de carne, lástima.
Pero mi cena pronto sería interrumpido por causa de un interesante percance pues una joven empapada y agotada acababa de entrar corriendo en la taberna. Lo primero que pensé fue que había ocurrido para refugiarse lo antes posible de la lluvia, pero algo en el tono de voz de su petición de ayuda me hizo pensar que se trataba de algo más grave que eso.
Me levanté y me acerqué a ella. Inqué una rodilla para mirarla a la cara directamente y entonces le dije: - Deberías acercarte al fuego, estás empapada. - dije tendiendole una mano a modo de ayuda. No tenía ninguna razón para ayudarla, pero me daba pena verla en ese estado, podría decirse que me había conmovido ver a alguien más vulnerable que yo.
Aunque aqui afuera no me conocían tanto como en la ciudad pues poco había tenido que venir aqui, así que el tabernero fue bastante más agarrado y aun encima me dijo que si no me conformaba con el precio que me ofrecía llamaría a la guardia. Sabía que era una amenaza bana pues no le convenía tener a los guardias vigilándolo por si más ladrones usaban la posada como centro de contrabando, pero para evitarme problemas me limité a refunfuñar y aceptar las pocas monedas que me había ofrecido, aun sabiendo que luego él los vendería al doble o triple del precio que me había dado a mi. Pero así funcionaban los negocios.
Al menos el trato incluía un poco de sopa y la posibilidad de pasar la noche tumbado en el suelo junto al fogón para no tener que volver a la ciudad bajo la lluvia. Así que me senté en una mesa a tomármela tranquilo, era sopa de pollo con verduras y el caldo era bastante espeso, aunque no me había tocado ningun trozo de carne, lástima.
Pero mi cena pronto sería interrumpido por causa de un interesante percance pues una joven empapada y agotada acababa de entrar corriendo en la taberna. Lo primero que pensé fue que había ocurrido para refugiarse lo antes posible de la lluvia, pero algo en el tono de voz de su petición de ayuda me hizo pensar que se trataba de algo más grave que eso.
Me levanté y me acerqué a ella. Inqué una rodilla para mirarla a la cara directamente y entonces le dije: - Deberías acercarte al fuego, estás empapada. - dije tendiendole una mano a modo de ayuda. No tenía ninguna razón para ayudarla, pero me daba pena verla en ese estado, podría decirse que me había conmovido ver a alguien más vulnerable que yo.
Azoth
Experto
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
Una noche más, cuando la oscuridad cubría el cielo, cuando nada la hacía dormir, cuando las pesadillas la acusaban incluso despierta y las sombras la acosaban desde las paredes del cuarto, cuando ni siquiera el té calmaba los temblores que le llegaban a su cuerpo por los recuerdos, decidió salir a pasear.
La noche parecía clara, aunque el aire era pesado, y las nubes se acercaban con rapidez desde el norte, mala señal, señal de lluvias, llevaba ya un rato largo andando cuando, efectivamente, los primeros truenos sonaron, casi tenía ganas de llorar, no eran suficientes las pesadillas y el miedo a la oscuridad que había llegado a ella por acontecimientos que, aun sin ser recientes, para ella resultaban aun heridas abiertas y sangrantes, que, para colmo, empezaba una tremenda tormenta.
Con la que estaba cayendo, no podía volver a casa, acabaría enfermando, por ello, con rapidez, corriendo cubierta y enredada en su capa, llegó a una taberna a refugiarse. Entró quitándose la capucha dando un suspiro. y miró a su alrededor, parecía que todos habían decidido refugiarse de la lluvia, o bien en sus hogares, o bien en la taberna. Se sentó junto a una chimenea llameante que elevababa las llamas caldeando el lugar, proporcionando algo de calidez a esa maldita humedad ambiental que le erizaba el pelo.
Allí acurrucada, notó que una camarera se le acercaba sinriente con una manta y un bol de sopa caliente, la chica lo agradeció y se bebió de un sorbo la sopa tras pagara por ambas cosas. En cuanto hubo terminado de comer, la puerta ase abrió con un golpe, y una joven entró nerviosa, pidiendo ayuda.
Alanna se levantó de golpe, era guardia, su responsabilidad era ayudar al desbalido, por ello, aunque seguía helada, se acercó a la chica y la cubrió con la manta que ella misma había llevado escasos segundos antes justo al tiempo que un chiquillo instaba a la chica a acercarse al fuego.
- ¿Estás bien? ¿Qué te ha sucedido?- preguntó a la joven temblorosa mientras la acompañaba junto al hogar.- Mi nombre es Alanna, tranquila, ahora estás a salvo.- sonrió tranquilizadoramente.
Era su deber cuidar del ciudadano, y parecía estar en su anatomía el no poder dejar solo a alguien necesitado de auxilio.
La noche parecía clara, aunque el aire era pesado, y las nubes se acercaban con rapidez desde el norte, mala señal, señal de lluvias, llevaba ya un rato largo andando cuando, efectivamente, los primeros truenos sonaron, casi tenía ganas de llorar, no eran suficientes las pesadillas y el miedo a la oscuridad que había llegado a ella por acontecimientos que, aun sin ser recientes, para ella resultaban aun heridas abiertas y sangrantes, que, para colmo, empezaba una tremenda tormenta.
Con la que estaba cayendo, no podía volver a casa, acabaría enfermando, por ello, con rapidez, corriendo cubierta y enredada en su capa, llegó a una taberna a refugiarse. Entró quitándose la capucha dando un suspiro. y miró a su alrededor, parecía que todos habían decidido refugiarse de la lluvia, o bien en sus hogares, o bien en la taberna. Se sentó junto a una chimenea llameante que elevababa las llamas caldeando el lugar, proporcionando algo de calidez a esa maldita humedad ambiental que le erizaba el pelo.
Allí acurrucada, notó que una camarera se le acercaba sinriente con una manta y un bol de sopa caliente, la chica lo agradeció y se bebió de un sorbo la sopa tras pagara por ambas cosas. En cuanto hubo terminado de comer, la puerta ase abrió con un golpe, y una joven entró nerviosa, pidiendo ayuda.
Alanna se levantó de golpe, era guardia, su responsabilidad era ayudar al desbalido, por ello, aunque seguía helada, se acercó a la chica y la cubrió con la manta que ella misma había llevado escasos segundos antes justo al tiempo que un chiquillo instaba a la chica a acercarse al fuego.
- ¿Estás bien? ¿Qué te ha sucedido?- preguntó a la joven temblorosa mientras la acompañaba junto al hogar.- Mi nombre es Alanna, tranquila, ahora estás a salvo.- sonrió tranquilizadoramente.
Era su deber cuidar del ciudadano, y parecía estar en su anatomía el no poder dejar solo a alguien necesitado de auxilio.
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
Meditaba sentada en una esquina de la taberna, el suelo estaba algo sucio. Bueno, bastante sucio…. La conversación con el elfo Sarez, la última conversación y su gesto de disculpa me había abierto los ojos. Yo quería cambiar de lugar, internarme en los bosques pero… Aquello simplemente aumentaría mi soledad, y la fe en la Madre no iba a expandirse sola, de modo que seguí sus designios, con el ánimo de hacer entender a todos la utopía de respeto y armonía, la ayuda al prójimo... El culto al agua y a la Madre Luna, a la Madre Tierra. Me había preparado uno de sus brebajes, uno que serenaba mi alma y disparaba mis sentidos y había vagado por el bosque…
Hasta que había empezado a llover y a causa de tan potenciada sensibilidad, el agua estaba haciendo estragos en mi interior: en otras palabras, no quería coger una pulmonía.
Así que me metí en aquella taberna a las afueras, junto al bosque y me aparté en un rincón, sabía que incomodaba a muchos, y me dispuse a meditar, para dar gracias a la Madre por aquel lugar cálido y por la oportunidad de difundir su culto, de abrir los ojos a los demás.
Era una noche muy concurrida, aunque apenas me había fijado en los otros, aquello era algo que con el tiempo tendría que aprender a cambiar, aunque aún no lo sabía; por muy nobles que fuesen entonces mis intenciones el mundo no siempre comparte las mismas ideas. A veces, casi siempre, es cruel.
Mis orejas aletearon cuando se abrió la puerta y entró el frío, las gotas de lluvia arrastradas por el viento y la humedad impregnando la capa del nuevo inquilino. Yo estaba sentada al entrar, a la izquierda, y por algún motivo (probablemente la incertidumbre por estar en un sitio así, las miradas que sentía clavadas en mí, …el frío que entraba de cuando en cuando…) me costaba centrarme en mis rezos: además, aquel no era un lugar adecuado para el culto… Por aquella vez, tendría que ser suficiente.
Noté un revuelo y abrí un ojo, lo cerré y después abrí el otro; un murmullo desesperado llegó hasta mis oídos y entonces me incorporé, ágil y rápida, me acerqué al pequeño grupito que acababa de formarse en torno a la recién llegada.
Me acerqué a ella, la rodeaban, la cubrían con una manta y se preocupaban por ella. Aquello me hizo sonreír como una tonta: la gente buena todavía poblaba las aldeas humanas… Y yo podría contribuir tal vez, de algún modo, la Madre era sabia, ella sabía que la armonía era posible, solo había que saber encontrarla… Y ejercerla, como aquellas personas.
– Me hace sentir alegría contemplar escenas así; todavía queda gente buena. ¿Qué te ha ocurrido? Tal vez podamos ayudarte, la Madre no dejaría a nadie pasarlo mal, no si está en sus manos socorrerte.
La chica le había puesto una manta, y también había un niño con ojos profundos. Noté entonces la sonrisa que tenía en la cara, debía parecerles tonta y ridícula… Me sonrojé un poco y la reduje a un gesto sincero. La muchacha parecía ciertamente aterrada, desesperada, aquello no era justo. Deseé que no me tomasen por loca por una vez.
Hasta que había empezado a llover y a causa de tan potenciada sensibilidad, el agua estaba haciendo estragos en mi interior: en otras palabras, no quería coger una pulmonía.
Así que me metí en aquella taberna a las afueras, junto al bosque y me aparté en un rincón, sabía que incomodaba a muchos, y me dispuse a meditar, para dar gracias a la Madre por aquel lugar cálido y por la oportunidad de difundir su culto, de abrir los ojos a los demás.
Era una noche muy concurrida, aunque apenas me había fijado en los otros, aquello era algo que con el tiempo tendría que aprender a cambiar, aunque aún no lo sabía; por muy nobles que fuesen entonces mis intenciones el mundo no siempre comparte las mismas ideas. A veces, casi siempre, es cruel.
Mis orejas aletearon cuando se abrió la puerta y entró el frío, las gotas de lluvia arrastradas por el viento y la humedad impregnando la capa del nuevo inquilino. Yo estaba sentada al entrar, a la izquierda, y por algún motivo (probablemente la incertidumbre por estar en un sitio así, las miradas que sentía clavadas en mí, …el frío que entraba de cuando en cuando…) me costaba centrarme en mis rezos: además, aquel no era un lugar adecuado para el culto… Por aquella vez, tendría que ser suficiente.
Noté un revuelo y abrí un ojo, lo cerré y después abrí el otro; un murmullo desesperado llegó hasta mis oídos y entonces me incorporé, ágil y rápida, me acerqué al pequeño grupito que acababa de formarse en torno a la recién llegada.
Me acerqué a ella, la rodeaban, la cubrían con una manta y se preocupaban por ella. Aquello me hizo sonreír como una tonta: la gente buena todavía poblaba las aldeas humanas… Y yo podría contribuir tal vez, de algún modo, la Madre era sabia, ella sabía que la armonía era posible, solo había que saber encontrarla… Y ejercerla, como aquellas personas.
– Me hace sentir alegría contemplar escenas así; todavía queda gente buena. ¿Qué te ha ocurrido? Tal vez podamos ayudarte, la Madre no dejaría a nadie pasarlo mal, no si está en sus manos socorrerte.
La chica le había puesto una manta, y también había un niño con ojos profundos. Noté entonces la sonrisa que tenía en la cara, debía parecerles tonta y ridícula… Me sonrojé un poco y la reduje a un gesto sincero. La muchacha parecía ciertamente aterrada, desesperada, aquello no era justo. Deseé que no me tomasen por loca por una vez.
Nübian
Experto
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
Comenzó a llover incesantemente en camino hacia el Sur. Había llegado la temporada de tormentas. Estaba agotada tras muchos días de viaje, el camino desde Ulmer había sido muy largo. Me dirigía al lugar que indicaba la nota que había conseguido de la misteriosa bruja Tensai que pretendía arrasar Ulmer. El camino había sido largo. Pero ya estaba cerca, muy cerca, de mi destino. Espero, de por fin encontrar por fin a mi madre, después de una incesante persecución alrededor del mundo que se había extendido ya casi dos meses desde que abandoné la isla. Afortunadamente, encontré una posada. Un buen lugar para reposar y escribir una carta a mi maestro, Dorian, para indicarle que me encontraba en perfectas condiciones y que estaba próxima a mi objetivo.
La compañía en aquella posada no era muy grata. Estaba abarrotada. No quería llamar mucho la atención, de manera que pedí un caldo caliente y me acerqué. Nunca había estado en aquella península. Era todo tan distinto a cómo lo imaginaba… Tan diferente a la calma que se respiraba en Beltrexus. El ruido y el jolgorio me repugnaba mientras bebía a sorbos el caldo de gallo que había pedido. Estaba hirviendo y tuve que soplar algo para que enfriara. Saqué un papel y una pluma y comencé a escribir.
Pero tuve que detener mi escritura cuando una mujer irrumpió violentamente en la taberna, pidiendo auxilio, agotada y de rodillas. Yo no soy precisamente una buena samaritana así que la ignoré por completo. Luego vi como un niño se acercaba a ayudarla, y posteriormente dos mujeres hacían lo mismo. Nadie más hizo nada. No obstante, ninguno de los tres parecía tener idea de auscultar, yo había visto muchos casos de gente con aspectos similares al de aquella joven. Si creían que con darle calor ya iban a solucionarlo todo estaban muy equivocados. Aquella mujer escondía algo más. Nadie irrumpe pidiendo auxilio de aquella manera aguardando una manta y un plato de comida caliente. Guardé el bolígrafo y me acerqué a la escena.
-Dejadme verla – dije apartando la muchedumbre, y poniéndome en cuclillas con una rodilla sobre el suelo para analizarla. Había visto. Le toqué la frente. Estaba bastante caliente, con la piel pálida, le observé la lengua también. La tenía de un mismo color blancuzco. Aquello no era una simple gripe. – Esta mujer está enferma – concluí mientras me levantaba. Tampoco era una experta en medicina, pero tal vez ayudaría mi veredicto.
La compañía en aquella posada no era muy grata. Estaba abarrotada. No quería llamar mucho la atención, de manera que pedí un caldo caliente y me acerqué. Nunca había estado en aquella península. Era todo tan distinto a cómo lo imaginaba… Tan diferente a la calma que se respiraba en Beltrexus. El ruido y el jolgorio me repugnaba mientras bebía a sorbos el caldo de gallo que había pedido. Estaba hirviendo y tuve que soplar algo para que enfriara. Saqué un papel y una pluma y comencé a escribir.
Pero tuve que detener mi escritura cuando una mujer irrumpió violentamente en la taberna, pidiendo auxilio, agotada y de rodillas. Yo no soy precisamente una buena samaritana así que la ignoré por completo. Luego vi como un niño se acercaba a ayudarla, y posteriormente dos mujeres hacían lo mismo. Nadie más hizo nada. No obstante, ninguno de los tres parecía tener idea de auscultar, yo había visto muchos casos de gente con aspectos similares al de aquella joven. Si creían que con darle calor ya iban a solucionarlo todo estaban muy equivocados. Aquella mujer escondía algo más. Nadie irrumpe pidiendo auxilio de aquella manera aguardando una manta y un plato de comida caliente. Guardé el bolígrafo y me acerqué a la escena.
-Dejadme verla – dije apartando la muchedumbre, y poniéndome en cuclillas con una rodilla sobre el suelo para analizarla. Había visto. Le toqué la frente. Estaba bastante caliente, con la piel pálida, le observé la lengua también. La tenía de un mismo color blancuzco. Aquello no era una simple gripe. – Esta mujer está enferma – concluí mientras me levantaba. Tampoco era una experta en medicina, pero tal vez ayudaría mi veredicto.
Anastasia Boisson
Honorable
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
Sarah sintió como los ojos se le empañaban en lágrimas cuando, cuatro de los presentes se acercaban a ella a prestarle ayuda, jamás habría pensado que alguien se acercaría a ella, no en su estado.
El primero que se levantó a comprobar como estaba fue un muchacho de profundos ojos azules, un poco más joven que ella, el cual le ayudo a levantarse y acercó a la joven junto al cálido fuego que crepitaba en la chimenea, después de aquel muchacho una joven de cabellos castaños y sonrisa agradable le tendió su capa que aunque húmeda por el clima la joven sin duda agradeció asintiendo levemente, aquel signo de altruismo fue enseguida notado por una tercera persona que se acercó curiosa a ver que acontecía, Sarah no tardó en notar que aquella mujer que acababa de acercársele era, por su aspecto, una elfa; el cuarto y último de los individuos que se aproximaron a la muchacha se trataba de otra joven, esta de aspecto más serio y distante que las dos primeras, se encargó de analizar estoicamente el estado de la recién llegada pocos segundos, detectando de paso que estaba enferma.
-Gra… - Sarah trató de agradecer a los presentes aquello, más apenas tenía fuerzas para permanecer despierta, era consciente de que ella también había enfermado, pero jamás habría imaginado que la enfermedad había avanzado tanto en tan poco tiempo, alargando la mano hasta la persona que tenía más próxima, el chico de ojos azules, agarró la extremidad de aquel muchacho y haciendo acopio de las pocas fuerzas que le quedaban se incorporó levemente.
– Mi… aldea… - No sabía exactamente que palabras usar para convencer a aquellas personas que prestaran su ayuda a un lugar que ni siquiera aparecía en los mapas – Estamos enfermos, todos, por favor… - Sintió como se le escapaba la fuerza, pero no podía quedarse a medias, tenía que explicarles lo que sucedía a aquella gente – Mi… maestro, Theo… el… el curandero de la aldea… – Se dejó caer un poco sobre la silla en la que la habían colocado – … Pudo averiguar de que se trataba lo que nos consumía… poco… poco antes de caer él mismo enfermo… solo necesita… necesitamos… - Cerró los ojos – Dos plantas para… para… fabricar la medicina…- Respiró hondo y forzándose a sí misma a permanecer despierta volvió a abrir los ojos, sus pupilas habían adquirido un extraño tono amarillento – Empeora… con el agua – Explicó al notar que muchos allí parecían haber notado que la muchacha desmejoraba demasiado rápido – Por eso… si no nos ayudáis… no… no sobreviviremos a esta… noche, por favor... – Antes de caer profundamente dormida entregó un papel húmedo que guardaba en uno de los bolsillos a la mujer que había comprobado su estado.
En el dibujo estaría garabateado un mapa pobremente dibujado, así como la descripción de las dos plantas necesarias y sus respectivos nombres, en el reverso de la hoja, con una caligrafía que dejaba bastante que desear yacían escritas las siguientes palabras:
“Sarah, la enfermedad se ha propagado increíblemente rápido por culpa del agua, algo ha infectado nuestros depósitos sin que nos diésemos cuentas, no te pases por la clínica hoy, sal tan aprisa como puedas al pueblo vecino y busca ayuda joven alquimista, iría yo mismo a recoger dichas plantas pero no creo que pueda en mi condición, ya no. Por eso Sarah, tienes que ir tú, no te preocupes por mí, corre y no mires atrás mi prometedora alumna, estaré bien, me encargaré de que todo siga en pie en tu ausencia.
Pero por lo que más quiera niña, no hagas ninguna locura, cuídate.
Tu amigo y profesor, Theo”
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El primero que se levantó a comprobar como estaba fue un muchacho de profundos ojos azules, un poco más joven que ella, el cual le ayudo a levantarse y acercó a la joven junto al cálido fuego que crepitaba en la chimenea, después de aquel muchacho una joven de cabellos castaños y sonrisa agradable le tendió su capa que aunque húmeda por el clima la joven sin duda agradeció asintiendo levemente, aquel signo de altruismo fue enseguida notado por una tercera persona que se acercó curiosa a ver que acontecía, Sarah no tardó en notar que aquella mujer que acababa de acercársele era, por su aspecto, una elfa; el cuarto y último de los individuos que se aproximaron a la muchacha se trataba de otra joven, esta de aspecto más serio y distante que las dos primeras, se encargó de analizar estoicamente el estado de la recién llegada pocos segundos, detectando de paso que estaba enferma.
-Gra… - Sarah trató de agradecer a los presentes aquello, más apenas tenía fuerzas para permanecer despierta, era consciente de que ella también había enfermado, pero jamás habría imaginado que la enfermedad había avanzado tanto en tan poco tiempo, alargando la mano hasta la persona que tenía más próxima, el chico de ojos azules, agarró la extremidad de aquel muchacho y haciendo acopio de las pocas fuerzas que le quedaban se incorporó levemente.
– Mi… aldea… - No sabía exactamente que palabras usar para convencer a aquellas personas que prestaran su ayuda a un lugar que ni siquiera aparecía en los mapas – Estamos enfermos, todos, por favor… - Sintió como se le escapaba la fuerza, pero no podía quedarse a medias, tenía que explicarles lo que sucedía a aquella gente – Mi… maestro, Theo… el… el curandero de la aldea… – Se dejó caer un poco sobre la silla en la que la habían colocado – … Pudo averiguar de que se trataba lo que nos consumía… poco… poco antes de caer él mismo enfermo… solo necesita… necesitamos… - Cerró los ojos – Dos plantas para… para… fabricar la medicina…- Respiró hondo y forzándose a sí misma a permanecer despierta volvió a abrir los ojos, sus pupilas habían adquirido un extraño tono amarillento – Empeora… con el agua – Explicó al notar que muchos allí parecían haber notado que la muchacha desmejoraba demasiado rápido – Por eso… si no nos ayudáis… no… no sobreviviremos a esta… noche, por favor... – Antes de caer profundamente dormida entregó un papel húmedo que guardaba en uno de los bolsillos a la mujer que había comprobado su estado.
En el dibujo estaría garabateado un mapa pobremente dibujado, así como la descripción de las dos plantas necesarias y sus respectivos nombres, en el reverso de la hoja, con una caligrafía que dejaba bastante que desear yacían escritas las siguientes palabras:
“Sarah, la enfermedad se ha propagado increíblemente rápido por culpa del agua, algo ha infectado nuestros depósitos sin que nos diésemos cuentas, no te pases por la clínica hoy, sal tan aprisa como puedas al pueblo vecino y busca ayuda joven alquimista, iría yo mismo a recoger dichas plantas pero no creo que pueda en mi condición, ya no. Por eso Sarah, tienes que ir tú, no te preocupes por mí, corre y no mires atrás mi prometedora alumna, estaré bien, me encargaré de que todo siga en pie en tu ausencia.
Pero por lo que más quiera niña, no hagas ninguna locura, cuídate.
Tu amigo y profesor, Theo”
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- Si todos los presentes decidís ayudar a la joven que acaba de caer inconsciente frente a vuestros ojos deberéis encontrar las plantas que están en el papel que Sarah os ha proporcionado; lamentablemente estas se encuentran en lo más profundo del bosque.
- El inusual grupo que acaba de formarse deberá ponerse de acuerdo si quiere afrontar la situación, seria buena idea que os conocieseis antes de decidir que hacer.
- Por otro lado, cada minuto que pasa es un minuto menos de vida para los habitantes de la aldea de Sarah, la vida o la muerte de estos dependerán de vuestra velocidad.
- Tan pronto como abandonéis el pueblo, sentiréis que algo os sigue.
Fehu
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
No fui el único que acudió a socorrer a la chica, una tras otra tres mujeres vinieron prestando apoyo cada una a su manera. La primera de ellas le tendió una manta y se presentó, lo que hizo que yo tambien dijera mi nombre por acto reflejo. - Yo soy Azoth. - murmuré, aunque en un un tono lo bastante alto para que me escucharan.
La siguiente que se acercó era una chica... curiosa. ¡Una elfa nada menos! No había visto muchos elfos en mi vida y pocas veces había tenido una tan cerca, ¿como no me había fijado antes? No pude evitar mirarla fijamente con curiosidad, sobre todo cuando habló con una gran sonrisa. Las historias decían que los elfos eran gente buena, muchos los llamaban el pueblo bello, pero tambien había escuchado que eran misteriosos y territoriales. Esta chica parecía encajar más con la primera versión de la historia, de todos modos tampoco la iba a interrogar al respecto ahora.
La tercera mujer declaró que la chica estaba enferma, lo cual me hizo preocuparme, pero tenía sentido. - ¿Eres curandera? ¿Puedes tratarla? - le pregunté.Pero mi atención se desvió de nuevo hacia la enferma cuando esta me sujetó por un brazo. Posé suavamente mi mano sobre la suya por el punto donde me había agarrado y le presté toda mi atención con cara de preocupación, vigilando que no se cayera ni nada.
Su historia era terrible, pero cuando se cayó dormida me preocupaba más que no se pegara la gran hostia contra el suelo, así que la sujeté por los hombros. - Ayudadme... - pesaba mucho para moverla yo solo, así que con ayuda de otra de las chicas la tendimos con cuidado en el suelo.
Entonces me acerqué a la chica que había recibido el papel y me puse a su lado para ver el mapa y la nota escrita en él. - ¡Una aldea entera va a desaparecer, eso es horrible! - exclamé. Como chico de la calle estaba acostumbrado a ver cosas malas, y tambien bastante harto, Era curioso como a pesar de haber sido entrenado por un asesino tenía un sentido de la conciencia bastante desarrollado. - Hay que encontrar esas plantas... - murmuré, entonces me dirigí hacia el tabernero y dejé una moneda de oro sobre la mesa. - Esta mujer debe permanecer cerca del fuego, ¡y lejos del agua! - o eso es lo que intuía por sus palabras, entonces corrí hacia la puerta de la taberna y miré a las otras chicas que habían ayudado a la joven. - ¿Quien viene?
La siguiente que se acercó era una chica... curiosa. ¡Una elfa nada menos! No había visto muchos elfos en mi vida y pocas veces había tenido una tan cerca, ¿como no me había fijado antes? No pude evitar mirarla fijamente con curiosidad, sobre todo cuando habló con una gran sonrisa. Las historias decían que los elfos eran gente buena, muchos los llamaban el pueblo bello, pero tambien había escuchado que eran misteriosos y territoriales. Esta chica parecía encajar más con la primera versión de la historia, de todos modos tampoco la iba a interrogar al respecto ahora.
La tercera mujer declaró que la chica estaba enferma, lo cual me hizo preocuparme, pero tenía sentido. - ¿Eres curandera? ¿Puedes tratarla? - le pregunté.Pero mi atención se desvió de nuevo hacia la enferma cuando esta me sujetó por un brazo. Posé suavamente mi mano sobre la suya por el punto donde me había agarrado y le presté toda mi atención con cara de preocupación, vigilando que no se cayera ni nada.
Su historia era terrible, pero cuando se cayó dormida me preocupaba más que no se pegara la gran hostia contra el suelo, así que la sujeté por los hombros. - Ayudadme... - pesaba mucho para moverla yo solo, así que con ayuda de otra de las chicas la tendimos con cuidado en el suelo.
Entonces me acerqué a la chica que había recibido el papel y me puse a su lado para ver el mapa y la nota escrita en él. - ¡Una aldea entera va a desaparecer, eso es horrible! - exclamé. Como chico de la calle estaba acostumbrado a ver cosas malas, y tambien bastante harto, Era curioso como a pesar de haber sido entrenado por un asesino tenía un sentido de la conciencia bastante desarrollado. - Hay que encontrar esas plantas... - murmuré, entonces me dirigí hacia el tabernero y dejé una moneda de oro sobre la mesa. - Esta mujer debe permanecer cerca del fuego, ¡y lejos del agua! - o eso es lo que intuía por sus palabras, entonces corrí hacia la puerta de la taberna y miré a las otras chicas que habían ayudado a la joven. - ¿Quien viene?
Azoth
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
Ya frente a fuego, dos nuevas personas se unieron al grupo, una elfa, que parecía algo ida, y una chica que, por su forma de actuar, parecía saber de medicina, concretó que la mujer que ahora estaba tapada frente al fuego, se encontraba enferma. "¿Enferma?" pensó Alanna, más que una enfermedad común, parecía una especie de envenenamiento.
Ella sabía que muchas veces, los venenos pueden semejar simples enfermedades, pero que, por mucho que la gente se empeñase, no lo eran, y tratarlo como tal podía acabar con las personas muertas. La joven reaccionó ante las atenciones y, antes de envenenarse, entregó a la recién llegada una nota. El pequeñó notó que la aldeana estaba por caer y entre él y ella misma la situaron nuevamente en la silla antes de acercarse a leer la nota.
Por lo que podía leer, era el agua lo que había causado eso, y afectaba a toda la aldea.... Efectivamente, no era una enfermedad cualquiera que se traspasaba por el aire, algo del agua debía estar contaminado, la aldeana no había querido decir que empeoraba con el agua, si no que el agua de su aldea era la causa de todo... al menos, eso le decía la lógica, pero para estar seguros, necesitaban más datos.
- Espera pequeño- detuvo al chiquillo que salía ya disparado.- está claro que esto es lo que el doctor piensa que debemos recolectar, pero no sabemos ni la cantidad ni el metodo para darselo a los enfermos, a mi me da la impresión de que hay algo dentro del agua de su aldea, por mucho que curemos a la gente, si el agua sigue contaminada, no valdrá de nada, está claro que lo primero es encontrar la cura, pero también tendríamos que limpiar el agua, debemos hablar con el doctor, necesitamos un plan de acción, no podemos lanzarnos al vacío sin nada que nos salve de la caida.- suspiró y recapacitó para si.- de primeras, este mapa es una birria, y la explicación de la planta no ayuda mucho, si entramos al bosque a lo loco nos perderemos y no solo la aldea estará acabada.- con un suspiro, miró a quienes la rodeaban, dandose cuenta de que no sabía más que el nombre del pequeño.- perdón por mi mala educación, me llamo Alanna, soy miembro de la guardia de Lunargenta. Personalmente, creo que lo mejor sería ir a la aldea en primer lugar a investigar, pero lo que decidamos entre todos se hará, con la noche que hace no creo que sea buena idea que nadie se separe, las tormentas son un mal augurio.- murmuró recordando los sucesos con Marie hacía poco.- Decidamos lo que decidamos, debemos darnos prisa.
Ella sabía que muchas veces, los venenos pueden semejar simples enfermedades, pero que, por mucho que la gente se empeñase, no lo eran, y tratarlo como tal podía acabar con las personas muertas. La joven reaccionó ante las atenciones y, antes de envenenarse, entregó a la recién llegada una nota. El pequeñó notó que la aldeana estaba por caer y entre él y ella misma la situaron nuevamente en la silla antes de acercarse a leer la nota.
Por lo que podía leer, era el agua lo que había causado eso, y afectaba a toda la aldea.... Efectivamente, no era una enfermedad cualquiera que se traspasaba por el aire, algo del agua debía estar contaminado, la aldeana no había querido decir que empeoraba con el agua, si no que el agua de su aldea era la causa de todo... al menos, eso le decía la lógica, pero para estar seguros, necesitaban más datos.
- Espera pequeño- detuvo al chiquillo que salía ya disparado.- está claro que esto es lo que el doctor piensa que debemos recolectar, pero no sabemos ni la cantidad ni el metodo para darselo a los enfermos, a mi me da la impresión de que hay algo dentro del agua de su aldea, por mucho que curemos a la gente, si el agua sigue contaminada, no valdrá de nada, está claro que lo primero es encontrar la cura, pero también tendríamos que limpiar el agua, debemos hablar con el doctor, necesitamos un plan de acción, no podemos lanzarnos al vacío sin nada que nos salve de la caida.- suspiró y recapacitó para si.- de primeras, este mapa es una birria, y la explicación de la planta no ayuda mucho, si entramos al bosque a lo loco nos perderemos y no solo la aldea estará acabada.- con un suspiro, miró a quienes la rodeaban, dandose cuenta de que no sabía más que el nombre del pequeño.- perdón por mi mala educación, me llamo Alanna, soy miembro de la guardia de Lunargenta. Personalmente, creo que lo mejor sería ir a la aldea en primer lugar a investigar, pero lo que decidamos entre todos se hará, con la noche que hace no creo que sea buena idea que nadie se separe, las tormentas son un mal augurio.- murmuró recordando los sucesos con Marie hacía poco.- Decidamos lo que decidamos, debemos darnos prisa.
Alanna Delteria
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
Una última mujer apareció para ayudarnos, aunque parecía más decidida y centrada en lo que hacía. Estaba claro que aquella muchacha necesitaba atenciones, apenas se tenía en pie y no podía habar con claridad… Sumado al diagnóstico repentino de la recién llegada. Estuviese realmente enferma o no, no estaba en condiciones.
Miré a los demás confusa, aquella situación era nueva para mi… Era el contacto con el mundo que tanto había querido para extender mi fe, y a la vez el tan temido momento de enfrentarme al mundo del que había estado alejada mucho tiempo.
El chico preguntó a la última mujer, y acto seguido la chica enferma comenzó a hablar como buenamente pudo.
Era terrible, con cada palabra sentía mi ser retorcerse con tal desdicha en una aldea, interna en el bosque... Con tanta maldad y tan mala suerte. Una aldea entera con un problema así era algo francamente grave… Incluso para mí, que no estaba habituada a contemplar esas situaciones. No hubo tiempo de preguntas, tuvimos que ayudar al chico, que cogía a la enferma que se desvanecía incapaz, parecía, de permanecer consciente mucho más tiempo.
Me acerqué a la muchacha morena de piel clara para leer la nota que le había entregado antes a la última chica. Y el horror aumentaba, las letras solo corroboraban las palabras de la mujer.
Me separé, consciente de mi continuo silencio pero desubicada en una situación así…. Aunque por una vez, creía ser útil.
– ¡Una aldea entera va a desaparecer, eso es horrible! Hay que encontrar esas plantas...
El muchacho estaba acelerado. Lo miré, estaba ansioso por ayudarla…. Era bonito, pero sentía pena porque no era un asunto que tratar a la ligera… Su disposición era asombrosa; en tanto que se acercaba al tabernero, miré a la muchacha última más estoica, y después a la otra mujer, tratando de leer en sus rostros y de pensar.
– ¿Quién viene?
Tras unos instantes de silencio la chica de piel clara alzó la voz, mientras mi mente y seguro la de los demás bullía entre ideas y posibles soluciones…
– Espera pequeño. Está claro que esto es lo que el doctor piensa que debemos recolectar, pero no sabemos ni la cantidad ni el método para dárselo a los enfermos, a mí me da la impresión de que hay algo dentro del agua de su aldea, por mucho que curemos a la gente, si el agua sigue contaminada, no valdrá de nada, está claro que lo primero es encontrar la cura, pero también tendríamos que limpiar el agua, debemos hablar con el doctor, necesitamos un plan de acción, no podemos lanzarnos al vacío sin nada que nos salve de la caída de primeras, este mapa es una birria, y la explicación de la planta no ayuda mucho, si entramos al bosque a lo loco nos perderemos y no solo la aldea estará acabada. Perdón por mi mala educación, me llamo Alanna, soy miembro de la guardia de Lunargenta. Personalmente, creo que lo mejor sería ir a la aldea en primer lugar a investigar, pero lo que decidamos entre todos se hará, con la noche que hace no creo que sea buena idea que nadie se separe, las tormentas son un mal augurio. Decidamos lo que decidamos, debemos darnos prisa.
– Mi nombre es Nübian, soy… elfa, como habréis notado, mis circunstancias no importan ahora, no conciernen a esta situación y es más que evidente que urge una solución. Me temo que coincido con… ¿Alanna? – la miré, inquiriendo. – Debemos trazar un plan, si es que todos estamos dispuestos a ayudarla… – Miré a la tercera mujer, pues los demás ya parecíamos resueltos a ayudar, solo restaba su opinión, con lo que guardé unos instantes de silencio. – Estoy conforme en que no es buena idea separarnos… Pero… Si pretendemos limpiar el agua e investigar, no podremos encontrar esas plantas, y si conocen el remedio… Tal vez sea bueno encontrarlo, recordad que toda la aldea está mal, tal vez no les quede mucho tiempo, tal vez no más de esta noche o mañana… – no me gustaba nada pensar en aquello– Lo que todos decidamos se hará, la Madre sabe que nuestras intenciones son nobles; yo puedo aportar mi ayuda, conozco estos bosques, llevo unos meses por aquí, por los alrededores en ellos… – me sonrojé, pensando en el tiempo que llevaba medio escondida allí, con temor a salir a la gran ciudad– además conozco muy bien las plantas de todos estos lares. Podemos tratar de encontrar la aldea dando… ¿Un rodeo? ¿Para encontrar las plantas…? No creo que las encontremos en una botica, de lo contrario la joven no estaría aquí.
Torcí el gesto, insegura, y miré a la última mujer esperando su respuesta, y esperando también no haber errado con mis palabras, pues no era mi intención importunar a nadie. Iría a donde decidiesen, eso lo tenía claro. Me separé unos instantes para coger mi bolsa, en el rincón donde antes estaba y me la ajusté, sujetando también mis armas.
Off: Nübian os seguirá hacia afuera, cuando salga, tendrá expresión inquieta por el presentimiento de que algo nos sigue, como nos ha indicado Fehu: todo esto en caso de que salgamos antes de que me toque de nuevo el turno. Cualquier duda o cambio, mp ^^
Miré a los demás confusa, aquella situación era nueva para mi… Era el contacto con el mundo que tanto había querido para extender mi fe, y a la vez el tan temido momento de enfrentarme al mundo del que había estado alejada mucho tiempo.
El chico preguntó a la última mujer, y acto seguido la chica enferma comenzó a hablar como buenamente pudo.
Era terrible, con cada palabra sentía mi ser retorcerse con tal desdicha en una aldea, interna en el bosque... Con tanta maldad y tan mala suerte. Una aldea entera con un problema así era algo francamente grave… Incluso para mí, que no estaba habituada a contemplar esas situaciones. No hubo tiempo de preguntas, tuvimos que ayudar al chico, que cogía a la enferma que se desvanecía incapaz, parecía, de permanecer consciente mucho más tiempo.
Me acerqué a la muchacha morena de piel clara para leer la nota que le había entregado antes a la última chica. Y el horror aumentaba, las letras solo corroboraban las palabras de la mujer.
Me separé, consciente de mi continuo silencio pero desubicada en una situación así…. Aunque por una vez, creía ser útil.
– ¡Una aldea entera va a desaparecer, eso es horrible! Hay que encontrar esas plantas...
El muchacho estaba acelerado. Lo miré, estaba ansioso por ayudarla…. Era bonito, pero sentía pena porque no era un asunto que tratar a la ligera… Su disposición era asombrosa; en tanto que se acercaba al tabernero, miré a la muchacha última más estoica, y después a la otra mujer, tratando de leer en sus rostros y de pensar.
– ¿Quién viene?
Tras unos instantes de silencio la chica de piel clara alzó la voz, mientras mi mente y seguro la de los demás bullía entre ideas y posibles soluciones…
– Espera pequeño. Está claro que esto es lo que el doctor piensa que debemos recolectar, pero no sabemos ni la cantidad ni el método para dárselo a los enfermos, a mí me da la impresión de que hay algo dentro del agua de su aldea, por mucho que curemos a la gente, si el agua sigue contaminada, no valdrá de nada, está claro que lo primero es encontrar la cura, pero también tendríamos que limpiar el agua, debemos hablar con el doctor, necesitamos un plan de acción, no podemos lanzarnos al vacío sin nada que nos salve de la caída de primeras, este mapa es una birria, y la explicación de la planta no ayuda mucho, si entramos al bosque a lo loco nos perderemos y no solo la aldea estará acabada. Perdón por mi mala educación, me llamo Alanna, soy miembro de la guardia de Lunargenta. Personalmente, creo que lo mejor sería ir a la aldea en primer lugar a investigar, pero lo que decidamos entre todos se hará, con la noche que hace no creo que sea buena idea que nadie se separe, las tormentas son un mal augurio. Decidamos lo que decidamos, debemos darnos prisa.
– Mi nombre es Nübian, soy… elfa, como habréis notado, mis circunstancias no importan ahora, no conciernen a esta situación y es más que evidente que urge una solución. Me temo que coincido con… ¿Alanna? – la miré, inquiriendo. – Debemos trazar un plan, si es que todos estamos dispuestos a ayudarla… – Miré a la tercera mujer, pues los demás ya parecíamos resueltos a ayudar, solo restaba su opinión, con lo que guardé unos instantes de silencio. – Estoy conforme en que no es buena idea separarnos… Pero… Si pretendemos limpiar el agua e investigar, no podremos encontrar esas plantas, y si conocen el remedio… Tal vez sea bueno encontrarlo, recordad que toda la aldea está mal, tal vez no les quede mucho tiempo, tal vez no más de esta noche o mañana… – no me gustaba nada pensar en aquello– Lo que todos decidamos se hará, la Madre sabe que nuestras intenciones son nobles; yo puedo aportar mi ayuda, conozco estos bosques, llevo unos meses por aquí, por los alrededores en ellos… – me sonrojé, pensando en el tiempo que llevaba medio escondida allí, con temor a salir a la gran ciudad– además conozco muy bien las plantas de todos estos lares. Podemos tratar de encontrar la aldea dando… ¿Un rodeo? ¿Para encontrar las plantas…? No creo que las encontremos en una botica, de lo contrario la joven no estaría aquí.
Torcí el gesto, insegura, y miré a la última mujer esperando su respuesta, y esperando también no haber errado con mis palabras, pues no era mi intención importunar a nadie. Iría a donde decidiesen, eso lo tenía claro. Me separé unos instantes para coger mi bolsa, en el rincón donde antes estaba y me la ajusté, sujetando también mis armas.
-
Off: Nübian os seguirá hacia afuera, cuando salga, tendrá expresión inquieta por el presentimiento de que algo nos sigue, como nos ha indicado Fehu: todo esto en caso de que salgamos antes de que me toque de nuevo el turno. Cualquier duda o cambio, mp ^^
Nübian
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
La mujer que acabábamos de atender me cedió un papel a la vez que declaró estar no sólo ella envenenada, sino todo su pueblo, y a tenor de sus palabras interpreté que la enfermedad se transmitía por el agua, y la única cura eran dos plantas que se encontraban en el bosque. Poco después el niño me preguntó si era curandera. Respondí con una negación con la cabeza. Antes de dar mi opinión, esperé con los brazos en cruz a escuchar el veredicto de los demás. Espero que entendieran lo poco que me acostumbro a hablar con la gente, incluso con los niños, que me parecían inquietos y revoltosos.
Al niño se le notaba además impaciente por querer ayudar e iba a salir disparado. La mujer de pelo castaño, lo detuvo. Y propuso una reflexión más interesante. Según ella, era importante recoger las plantas, pero también lo era descontaminar el agua del pozo y ver qué ocurría en la aldea. Podía estar en lo cierto. Instó a tomar una decisión rápida. Y se presentó como Alanna, autoridad de Lunargenta.
Me alejé del grupo y me dediqué a mirar por la ventana, sin mirar a nadie, con los brazos en jarra y rostro serio, pero sin perder noción de lo que decían. Observaba como llovía intensamente, estaba cayendo una buena. A continuación habló la otra mujer, una elfa, Nübian.
Ella coincidía con la tal Alanna en que era importante saber qué ocurría en la aldea, pero remarcaba que era igual de importante o más conseguir las plantas, ya que los hombres conocían la cura. Puede que ambas estuvieran en lo cierto. Yendo todos al mismo sitio en busca de lo mismo no habría mucho que hacer. Tal y como pensaban las otras dos mujeres, lo mejor sería dividirse.
Se hizo un silencio esperando mi última respuesta. Seguía observando llover. Sentía algo a través del cristal. No sé muy bien el qué. Al pueblo podía llegarse por un camino, aunque poco visible por la intensa lluvia, pero un camino a fin de cuentas. Pero entrar en el bosque… era otra historia. Entre los matojos, los animales que habría y la lluvia multiplicada por los dos, no habría quien saliera de allí. La elfa sabría mucho de correr por bosques, pero no parecía una guerrera experta. Cualquier alimaña en la oscuridad se la zamparía de un bocado. Mejor que no fuera sola. Comprobé que mi armamento: Dos ballestas de mano, una pesada, dagas y bombas, estuviera listo. A continuación me giré y miré a Nübian.
–Tú… - la miré a los ojos y la señalé - ¿Dices saber de plantas? Pues tira. Yo te cubro – luego miré a Alanna – Guardia, ve a la aldea y mira a ver qué pasa allí. – le dije. Sería más seguro para ir ella sola. A continuación miré al niño, al que Alanna sujetaba, que parecía dispuesto a salir corriendo, pero tampoco nadie le decía nada para evitarlo. Miré a las dos compañeras. – ¿De verdad no pensaréis permitir al niño que venga con nosotras? ¿Acaso no tenéis dos dedos de frente? – No pensaba cargar con semejante irresponsabilidad. Aquel niño no aportaría nada bajo la noche y aquel temporal y seguramente habría que estar cuidando de él constantemente. Hacer de niñera de un mocoso era el último plan que tenía para aquella noche.
Fuera lo que fuera, había que moverse, así que tomé la iniciativa. Me acerqué a la puerta y la abrí. Tomé mi ballesta pesada a dos manos y la cargué con una flecha. Me giré al grupo, que aún aguardaba dentro y respondí.
-Soy Huracán, por cierto. – dije, por supuesto ocultando mi verdadero nombre y mi profesión. No quería causar prejuicios en una taberna abarrotada por mi polémica profesión de cazadora de vampiros. – Por el momento es lo que necesitáis saber.
Al niño se le notaba además impaciente por querer ayudar e iba a salir disparado. La mujer de pelo castaño, lo detuvo. Y propuso una reflexión más interesante. Según ella, era importante recoger las plantas, pero también lo era descontaminar el agua del pozo y ver qué ocurría en la aldea. Podía estar en lo cierto. Instó a tomar una decisión rápida. Y se presentó como Alanna, autoridad de Lunargenta.
Me alejé del grupo y me dediqué a mirar por la ventana, sin mirar a nadie, con los brazos en jarra y rostro serio, pero sin perder noción de lo que decían. Observaba como llovía intensamente, estaba cayendo una buena. A continuación habló la otra mujer, una elfa, Nübian.
Ella coincidía con la tal Alanna en que era importante saber qué ocurría en la aldea, pero remarcaba que era igual de importante o más conseguir las plantas, ya que los hombres conocían la cura. Puede que ambas estuvieran en lo cierto. Yendo todos al mismo sitio en busca de lo mismo no habría mucho que hacer. Tal y como pensaban las otras dos mujeres, lo mejor sería dividirse.
Se hizo un silencio esperando mi última respuesta. Seguía observando llover. Sentía algo a través del cristal. No sé muy bien el qué. Al pueblo podía llegarse por un camino, aunque poco visible por la intensa lluvia, pero un camino a fin de cuentas. Pero entrar en el bosque… era otra historia. Entre los matojos, los animales que habría y la lluvia multiplicada por los dos, no habría quien saliera de allí. La elfa sabría mucho de correr por bosques, pero no parecía una guerrera experta. Cualquier alimaña en la oscuridad se la zamparía de un bocado. Mejor que no fuera sola. Comprobé que mi armamento: Dos ballestas de mano, una pesada, dagas y bombas, estuviera listo. A continuación me giré y miré a Nübian.
–Tú… - la miré a los ojos y la señalé - ¿Dices saber de plantas? Pues tira. Yo te cubro – luego miré a Alanna – Guardia, ve a la aldea y mira a ver qué pasa allí. – le dije. Sería más seguro para ir ella sola. A continuación miré al niño, al que Alanna sujetaba, que parecía dispuesto a salir corriendo, pero tampoco nadie le decía nada para evitarlo. Miré a las dos compañeras. – ¿De verdad no pensaréis permitir al niño que venga con nosotras? ¿Acaso no tenéis dos dedos de frente? – No pensaba cargar con semejante irresponsabilidad. Aquel niño no aportaría nada bajo la noche y aquel temporal y seguramente habría que estar cuidando de él constantemente. Hacer de niñera de un mocoso era el último plan que tenía para aquella noche.
Fuera lo que fuera, había que moverse, así que tomé la iniciativa. Me acerqué a la puerta y la abrí. Tomé mi ballesta pesada a dos manos y la cargué con una flecha. Me giré al grupo, que aún aguardaba dentro y respondí.
-Soy Huracán, por cierto. – dije, por supuesto ocultando mi verdadero nombre y mi profesión. No quería causar prejuicios en una taberna abarrotada por mi polémica profesión de cazadora de vampiros. – Por el momento es lo que necesitáis saber.
Anastasia Boisson
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
Llevaba siguiendo a la bestia toda la noche, bajo la lluvia, y no pararía hasta acabar con ella. Estaba agotado, pero le daba igual, esa cosa salía cada año desde lo más profundo del bosque y cada año se llevaba a alguien consigo, Hank había decidido que aquel sería el último, mataría a aquella cosa.
Había sido la primera vez que la había visto de frente, e incluso gracias a su fiel ballesta la había herido, no obstante aquel hecho no impidió a su presa morderle un brazo. Apartándose el agua de los ojos miró a su alrededor nervioso y frunció el ceño, fuese lo que fuese aquella cosa iba a acabar con ella.
***
Perdidos en mitad de la nada, bajo la lluvia, dos siluetas murmuraban entre ellas mientras contemplaban las distantes luces del pequeño pueblo que acababan de abandonar.
-Maestra – Dijo la persona de menor tamaño - ¿Crees que esta vez funcionará? – La otra silueta, que como la primera resguardaba sus rasgos bajo una larga capa asintió escuetamente – Sí, mi joven alumno – Afirmó cruzando de brazos – ...En cualquier caso, pequeño aprendiz, esto es lo que se nosotros denominamos una “prueba de campo” – Tras las sombras proporcionada por la capa se podía vislumbrar lo que parecía ser una sonrisa – Si falla, volveremos a probar en otro lugar, es cuestión de tiempo de que alguna fórmula sea la indicada– La supuesta maestra se giró y comenzó a andar en dirección al bosque, alejándose de dónde se empezaban a escuchar voces y pasos.
– Retirémonos pues joven aprendiz, ya sabes cuál es nuestra primera norma – De la silueta de menor estatura salió algo como un gruñido disconforme y siguió a su profesora – Estoy esperando… - La voz de la mujer adquirió un carácter más autoritario - Los maestros nunca intervienen – Dijo finalmente el muchacho – Solo observan sus progresos. – Su mentora volvió a sonreír – Así me gusta.
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Había sido la primera vez que la había visto de frente, e incluso gracias a su fiel ballesta la había herido, no obstante aquel hecho no impidió a su presa morderle un brazo. Apartándose el agua de los ojos miró a su alrededor nervioso y frunció el ceño, fuese lo que fuese aquella cosa iba a acabar con ella.
***
Perdidos en mitad de la nada, bajo la lluvia, dos siluetas murmuraban entre ellas mientras contemplaban las distantes luces del pequeño pueblo que acababan de abandonar.
-Maestra – Dijo la persona de menor tamaño - ¿Crees que esta vez funcionará? – La otra silueta, que como la primera resguardaba sus rasgos bajo una larga capa asintió escuetamente – Sí, mi joven alumno – Afirmó cruzando de brazos – ...En cualquier caso, pequeño aprendiz, esto es lo que se nosotros denominamos una “prueba de campo” – Tras las sombras proporcionada por la capa se podía vislumbrar lo que parecía ser una sonrisa – Si falla, volveremos a probar en otro lugar, es cuestión de tiempo de que alguna fórmula sea la indicada– La supuesta maestra se giró y comenzó a andar en dirección al bosque, alejándose de dónde se empezaban a escuchar voces y pasos.
– Retirémonos pues joven aprendiz, ya sabes cuál es nuestra primera norma – De la silueta de menor estatura salió algo como un gruñido disconforme y siguió a su profesora – Estoy esperando… - La voz de la mujer adquirió un carácter más autoritario - Los maestros nunca intervienen – Dijo finalmente el muchacho – Solo observan sus progresos. – Su mentora volvió a sonreír – Así me gusta.
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- Aquellos que decidáis ir directamente a la aldea os encontrareis con un paraje desolador, nadie os recibe, la mayoría de las luces están apagadas y las pocas casas que cuentan con personas despiertas dentro se niegan a abriros las puertas. Explorad la aldea en busca de algo que os sea utilidad, pero sed cautos, la presencia que os seguía se hace más intensa en el mismo instante en el que entráis en la aldea.
- Los que decidáis, por el contrario, ir en busca de las plantas necesarias para realizar la medicina os cruzareis con Hank, un cazador humano de escasos modales y de baja estatura. Este hombre, ya de por si excéntrico y huraño, se volverá particularmente agresivo en el momento en el cual os percatéis que algo le ha mordido.
- Tic-Tac...
Fehu
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
Alanna agarró mi mano cortándome el paso así y la miré molesto, ya que no parecían entender la urgencia de la situación. O quizás era yo el que se estaba precipitando, ya que lo que ella y la elfa dijeron tenía bastante sentido. Me mordí el labio de forma pensativa mientras las escuchaba, era verdad, quizás encontrar solo las plantas no sirviera de nada, además yo no sabía mucho sobre medicina, aunque si sobre venenos, con lo cual sabía algo sobre plantas, de todos modos mis conocimientos aun eran muy básicos.
Me tensé como un palo cuando la primera mujer dijo que formaba parte de la guardia y me solté de golpe como si me hubiera picado una serpiente. Luego caí en la cuenta de lo sospechoso que quedaba eso y traté de fingir una pose más relajada tosiendo para disimular un poco.
Pero tras toda esa palabrería fue Huracan la que decidió tomar las riendas y empezar la acción, proponiendo dividirnos para abarcar más terreno, con lo cual estuve de acuerdo. Aunque no pude evitar soltar un sarcástico ¡JA! cuando dijo algo acerca de no permitirme venir. - A mi nadie me "permite" nada, voy a donde yo quiero y haré lo que me parezca oportuno, sé cuidar de mi mismo, siempre lo he hecho. - contesté con ferocidad. Toda una vida viviendo lejos de la autoridad de los adultos me habían vuelto totalmente independiente, solo había un hombre al que había reconocido como alguien de poder, y ahora estaba muerto, la espada quebrada que llevaba al cinto era una muestra de ello. - Así que creo que iré a la aldea. - así seríamos dos y dos, y sin esperar confirmación de nadie salí de la taberna y me interné en la lluvia.
Durante todo el camino no pude evitar sentirme observado, y más aun cuando llegué a la aldea pero eso lo atribuí a los vecinos (los pocos que quedaban). Aun así no pude evitar que un escalofrío me recorriera la espalda, que mal rollito daba todo esto. Por si fuera poco estaba helado por la lluvia pero había pasado por cosas peores... aunque nunca en un bosque. - Habrá que encontrar la casa del boticario. - comenté antes de dirigirme hacia la puerta de uno de los vecinos y aporrearla, no obteniendo ninguna respuesta.
Fruncí el ceño con extrañeza y decidí buscarla por mi mismo si ellos no iban a colaborar, que raro era todo esto.
Me tensé como un palo cuando la primera mujer dijo que formaba parte de la guardia y me solté de golpe como si me hubiera picado una serpiente. Luego caí en la cuenta de lo sospechoso que quedaba eso y traté de fingir una pose más relajada tosiendo para disimular un poco.
Pero tras toda esa palabrería fue Huracan la que decidió tomar las riendas y empezar la acción, proponiendo dividirnos para abarcar más terreno, con lo cual estuve de acuerdo. Aunque no pude evitar soltar un sarcástico ¡JA! cuando dijo algo acerca de no permitirme venir. - A mi nadie me "permite" nada, voy a donde yo quiero y haré lo que me parezca oportuno, sé cuidar de mi mismo, siempre lo he hecho. - contesté con ferocidad. Toda una vida viviendo lejos de la autoridad de los adultos me habían vuelto totalmente independiente, solo había un hombre al que había reconocido como alguien de poder, y ahora estaba muerto, la espada quebrada que llevaba al cinto era una muestra de ello. - Así que creo que iré a la aldea. - así seríamos dos y dos, y sin esperar confirmación de nadie salí de la taberna y me interné en la lluvia.
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Durante todo el camino no pude evitar sentirme observado, y más aun cuando llegué a la aldea pero eso lo atribuí a los vecinos (los pocos que quedaban). Aun así no pude evitar que un escalofrío me recorriera la espalda, que mal rollito daba todo esto. Por si fuera poco estaba helado por la lluvia pero había pasado por cosas peores... aunque nunca en un bosque. - Habrá que encontrar la casa del boticario. - comenté antes de dirigirme hacia la puerta de uno de los vecinos y aporrearla, no obteniendo ninguna respuesta.
Fruncí el ceño con extrañeza y decidí buscarla por mi mismo si ellos no iban a colaborar, que raro era todo esto.
Azoth
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
La reacción del niño la sorprendió y le recordó ligeramente a lo que podría haber hecho Demian en su lugar, el pequeño bribón con quien ya se había encontrado varias veces no dejaba de ser un problema, un problema que no podía dejar solo, le preocupaba que se metiera en líos, y, aunque había estado preguntando de modo frecuente y disimulado, nadie sabía nada, eso, en cierto modo, era un alivio, quería decir que no se había metido en más líos.
Dejando de lado sus cavilaciones, se centró de nuevo, escuchando hablar a la elfa y a la mujer que había quedado claro que las opiniones eran comunes, había que encontrar las plantas, si o si, pero no podían dejar olvidada la aldea. así que, con la decisión en las mentes, y las ordenes que, en el fondo, le molestaban un poco, de la mujer que se hacía llamar huracán, salieron a la tormenta.
Había quedado bastante claro que ella, definitivamente, iría a la aldea, y, su compañero, sería el niño, parecía que e pequeño había escogido bien, a pesar de su reciente perdida, a Alanna le seguían gustando los niños, y una elfa que le daba la impresión de estar ida y una mujer que decía que el pequeño no haría más que molestar, no parecían ser la compañía idónea para el pequeño.
Cuando las gotas de lluvia volvieron a mojar su cabeza cubierta por su capa azul sintió unas miradas clavadas en la nuca. Inició la marcha junto al pequeño, en silenciosa espera, y más de una vez durante el camino se detuvo y giró a mirar, no podía evitar sentir esa extraña presencia a sus espaldas, pero era algo tan sutil, tan ínfimo, que moviendo la cabeza, cruzando los dedos para que no hubiera truenos, siguió hacia delante.
Al poner el primer pie en la aldea, esa extraña sensación volvió con mayor fuerza, sintió como si alguien los observara desde algún punto entre las tinieblas de la noche y la tormenta, el pequeño parecía tan tranquilo que se preguntó si no sería una paranoia suya, sin embargo, por pura precaución, mientras el niño aporreaba una puerta, ella sacó una de sus dagas, se sentía afortunada de llevarlas siempre encima, siendo guardia, la frase "más vale prevenir que curar" no era solo una frase.
- No te alejes mucho Azoth, algo me dice que no estamos solos.- Murmuró mirando a su alrededor.
Parecía que no había nadie en la aldea, las casas se encontraban a oscuras, y aquellas que tenían luz no daba la impresión de querer abrir, la joven, sin dejar bajar su guardia, se acercó a mirar por una ventana, sin embargo, no pudo ver nada con la oscuridad del interior, con la sospecha latiendo en su cabeza, se acercó, sin perder de vista al niño, al abrevadero. Y con cuidado, olisqueó el agua, esperando notar algo, "¿Que pasaría si metiera la mano?" Se preguntó tal vez pudiera notar que era más pesada o similar, no lo sabía, pero algo no le resultaba normal en ese lugar.
Dejando de lado sus cavilaciones, se centró de nuevo, escuchando hablar a la elfa y a la mujer que había quedado claro que las opiniones eran comunes, había que encontrar las plantas, si o si, pero no podían dejar olvidada la aldea. así que, con la decisión en las mentes, y las ordenes que, en el fondo, le molestaban un poco, de la mujer que se hacía llamar huracán, salieron a la tormenta.
Había quedado bastante claro que ella, definitivamente, iría a la aldea, y, su compañero, sería el niño, parecía que e pequeño había escogido bien, a pesar de su reciente perdida, a Alanna le seguían gustando los niños, y una elfa que le daba la impresión de estar ida y una mujer que decía que el pequeño no haría más que molestar, no parecían ser la compañía idónea para el pequeño.
Cuando las gotas de lluvia volvieron a mojar su cabeza cubierta por su capa azul sintió unas miradas clavadas en la nuca. Inició la marcha junto al pequeño, en silenciosa espera, y más de una vez durante el camino se detuvo y giró a mirar, no podía evitar sentir esa extraña presencia a sus espaldas, pero era algo tan sutil, tan ínfimo, que moviendo la cabeza, cruzando los dedos para que no hubiera truenos, siguió hacia delante.
Al poner el primer pie en la aldea, esa extraña sensación volvió con mayor fuerza, sintió como si alguien los observara desde algún punto entre las tinieblas de la noche y la tormenta, el pequeño parecía tan tranquilo que se preguntó si no sería una paranoia suya, sin embargo, por pura precaución, mientras el niño aporreaba una puerta, ella sacó una de sus dagas, se sentía afortunada de llevarlas siempre encima, siendo guardia, la frase "más vale prevenir que curar" no era solo una frase.
- No te alejes mucho Azoth, algo me dice que no estamos solos.- Murmuró mirando a su alrededor.
Parecía que no había nadie en la aldea, las casas se encontraban a oscuras, y aquellas que tenían luz no daba la impresión de querer abrir, la joven, sin dejar bajar su guardia, se acercó a mirar por una ventana, sin embargo, no pudo ver nada con la oscuridad del interior, con la sospecha latiendo en su cabeza, se acercó, sin perder de vista al niño, al abrevadero. Y con cuidado, olisqueó el agua, esperando notar algo, "¿Que pasaría si metiera la mano?" Se preguntó tal vez pudiera notar que era más pesada o similar, no lo sabía, pero algo no le resultaba normal en ese lugar.
Alanna Delteria
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
La disposición de la que después se presentó como Huracán era apabullante. No dio lugar a réplicas, fue tan directa como sigilosa y pensativa estaba junto a la ventana.
– Tú… Dices saber de plantas? Pues tira. Yo te cubro. Guardia, ve a la aldea y mira a ver qué pasa allí. – Asentí casi sin pensarlo, después de todo cuando había dicho que conocía los bosques lo había hecho con esa intención… Estaba contenta con mi cometido, iría protegida y la Madre nos ayudaría a encontrar aquellas dos plantas, y hablando de plantas…
– ¿De verdad no pensaréis permitir al niño que venga con nosotras? ¿Acaso no tenéis dos dedos de frente? – Aquel era un buen apunte. Miré al muchacho pero no hizo falta ningún comentario más.
– A mí nadie me "permite" nada, voy a donde yo quiero y haré lo que me parezca oportuno, sé cuidar de mí mismo, siempre lo he hecho. Así que creo que iré a la aldea.
Mientras se reafirmaba en sus capacidades, cogí el papel que llevaba la mujer en la mano y examiné bien ambas plantas para recordar su aspecto, pues ellos necesitarían más el mapa que nosotras. Escuché la voz de la ahora recién presentada Huracán en la puerta:
– Soy Huracán, por cierto. Por el momento es lo que necesitáis saber.
Alcé la vista consciente de que se iba mi compañera y cogí las manos de Alanna: – Seguid el curso de la humedad en el bosque para salir de él si os perdéis, si la Madre os bendice con la claridad de su cielo, buscar la estrella más brillante y no os desviéis de su camino. Suerte, tened cuidado.
Giré la cabeza antes de sonreír y salir detrás de Huracán.
-------------------
Iba detrás de ella, muy cerca por su derecha, en silencio. Huracán parecía reacia a iniciar conversación, y por un momento me dio miedo hacer con mis palabras que se molestase conmigo, como tantos otros; había visto esa sequedad en la actitud de otros momentos antes de ser rechazada. Tragué y oteé el bosque. Llovía menos pero aún lo hacía, y aquello era un motivo para que todos los olores fuesen más intensos, una de las plantas despedía un aroma similar a la de los frutos rojos pero con un deje de pestilencia, la conocía bien, si encontraba el rastro, podría seguirlo.
– Será complicado rastrear en la oscuridad y con el tiempo en contra, pero la lluvia alza los olores, juega a nuestro favor por contrario a lo que pueda parecer… – guardé silencio repentino, creí ver algo moverse en la espesura, a la derecha. – ¿Crees que conseguiremos ayudar a esa aldea? – dije, en un momento de pensamiento exteriorizado. Era una buena pregunta.
Sangre.
– Huracán. – dije en un susurro firme. Agarré a la mujer por el brazo firmemente, mirando en dirección derecha porque el bulto en movimiento en el follaje era ahora un hombre que avanzaba, bajito y ceñudo, armado. Herido.
El hombre salió y se plantó frente a nosotras apuntándonos con su arma, una ballesta. – Las manos, donde pueda verlas. ¿Qué carajo hacéis aquí en medio? En mala hora os habéis cruzado con Hank…
Tragué, y miré ansiosa a mi compañera. – Queremos ayudar, señor, hemos tenido noticia de una aldea… De un problema con sus aguas… Usted, usted también… ¿Su herida…?
El hombre se revolvió de pronto, frunció el ceño y nos apuntó con su arma más cerca, dando un paso. Yo llevé mi mano a una de mis hachas, inútilmente pensé, ante aquella situación y decidí callarme y dejar que Huracan tomara las riendas.
-
Off: Lo siento, realmente es un post cutre xD si he manejado demasiado o he avanzado mucho, me decis y edito :3
– Tú… Dices saber de plantas? Pues tira. Yo te cubro. Guardia, ve a la aldea y mira a ver qué pasa allí. – Asentí casi sin pensarlo, después de todo cuando había dicho que conocía los bosques lo había hecho con esa intención… Estaba contenta con mi cometido, iría protegida y la Madre nos ayudaría a encontrar aquellas dos plantas, y hablando de plantas…
– ¿De verdad no pensaréis permitir al niño que venga con nosotras? ¿Acaso no tenéis dos dedos de frente? – Aquel era un buen apunte. Miré al muchacho pero no hizo falta ningún comentario más.
– A mí nadie me "permite" nada, voy a donde yo quiero y haré lo que me parezca oportuno, sé cuidar de mí mismo, siempre lo he hecho. Así que creo que iré a la aldea.
Mientras se reafirmaba en sus capacidades, cogí el papel que llevaba la mujer en la mano y examiné bien ambas plantas para recordar su aspecto, pues ellos necesitarían más el mapa que nosotras. Escuché la voz de la ahora recién presentada Huracán en la puerta:
– Soy Huracán, por cierto. Por el momento es lo que necesitáis saber.
Alcé la vista consciente de que se iba mi compañera y cogí las manos de Alanna: – Seguid el curso de la humedad en el bosque para salir de él si os perdéis, si la Madre os bendice con la claridad de su cielo, buscar la estrella más brillante y no os desviéis de su camino. Suerte, tened cuidado.
Giré la cabeza antes de sonreír y salir detrás de Huracán.
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– Será complicado rastrear en la oscuridad y con el tiempo en contra, pero la lluvia alza los olores, juega a nuestro favor por contrario a lo que pueda parecer… – guardé silencio repentino, creí ver algo moverse en la espesura, a la derecha. – ¿Crees que conseguiremos ayudar a esa aldea? – dije, en un momento de pensamiento exteriorizado. Era una buena pregunta.
Sangre.
– Huracán. – dije en un susurro firme. Agarré a la mujer por el brazo firmemente, mirando en dirección derecha porque el bulto en movimiento en el follaje era ahora un hombre que avanzaba, bajito y ceñudo, armado. Herido.
El hombre salió y se plantó frente a nosotras apuntándonos con su arma, una ballesta. – Las manos, donde pueda verlas. ¿Qué carajo hacéis aquí en medio? En mala hora os habéis cruzado con Hank…
Tragué, y miré ansiosa a mi compañera. – Queremos ayudar, señor, hemos tenido noticia de una aldea… De un problema con sus aguas… Usted, usted también… ¿Su herida…?
El hombre se revolvió de pronto, frunció el ceño y nos apuntó con su arma más cerca, dando un paso. Yo llevé mi mano a una de mis hachas, inútilmente pensé, ante aquella situación y decidí callarme y dejar que Huracan tomara las riendas.
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Off: Lo siento, realmente es un post cutre xD si he manejado demasiado o he avanzado mucho, me decis y edito :3
Nübian
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
Al joven parecía importarle más bien poco mi opinión. Contestando muy mal y no con la educación que un joven de su edad debería tener. Dos faltas así y de ser un brujo sería expulsado de la academia. Pero aquel joven sería de la zona y parecía ser un humano normal y corriente. En el futuro destacaría más por su afilada lengua que por sus habilidades. Como todos los humanos.
En cualquier caso. Partimos. Yo con Nübian, que había tomado mi papel para observar de que plantas se trataba. ¿A quién se referirá con “La Madre”? Tal vez una especie de Dios. Si la fe le servía para encontrar las plantas, no veía ningún inconveniente en ello. Todos teníamos algo a lo que aferrarnos para solventar las situaciones que creíamos imposibles. Por otra parte, la guardia Alanna y el joven se habían dirigido al pueblo, a ver qué había pasado allí.
--------------
Salí con rostro serio. En camino al bosque. Sin mediar palabra y observando todo cuanto había. Aunque había muy poca luz, no tenía ganas de ser sorprendida por una criatura. Pero el hecho de cazar vampiros, que realizan sus fechorías por la noche, hacían que aquel escenario no fuese, ni mucho menos, desconocido para mí.
La elfa se salía de vez en cuando el camino para observar las plantas. Y yo me detenía a observarla, con la ballesta apuntando al suelo, pero siempre en ristre, por si algo intentaba atacarla. Comentó que la lluvia jugaba a nuestro favor, porque desprendía olores. Yo era de la escuela Tensai, no de la de Alquimia. Tal vez Elen, la versátil bruja que conocí en la Cala de la Luna, supiera más que yo al respecto de plantas. También me preguntó si creía que encontraríamos ayudar a la aldea.
-Es posible. Siempre que encontremos rápidamente las plantas. – le dije con amabilidad, no quería presionarla. Pero llevábamos un tiempo caminando y aún no habíamos encontrado nada.
De repente, la mujer se detuvo, clamó mi nombre y me cogió del brazo. Que poco me gusta que me agarren. Tal vez la experiencia con los vampiros. Parece que había visto algo. Miré hacia donde ella. Tras los arbustos se encontraba un hombre, pequeño, mayor y medio calvo. Nos instó a que tiráramos las armas. Lo llevaba claro.
Nübian trató de calmarle, y le hizo notar una herida. Aquello no era una herida corriente. Era claramente un desgarro, probablemente proveniente de alguna bestia tipo licantropía, criaturas a las que yo también daba caza. Sin embargo, esto hizo enfadar aún más al hombre.
-Tranquila – le dije en voz baja, tomándola del brazo y colocándola detrás de mí, para que se sintiese más segura. Estaba muy nerviosa y alterada y parecía bastante indefensa. Luego me dirigí al hombre con la ballesta en ristre. – Te recomiendo que bajes el arma – dije apuntándole también con mi ballesta a la vez que me concentraba. Comenzaba invocar al viento, para que si aquel hombre se le ocurría disparar, yo pudiera desviar la flecha. – Soy tensai del viento. Tu flecha no llegará a mí, en cambio la mía acabará entre tus cejas. – amenacé con relativa calma. Sin nervios. Estaba a una distancia suficiente como para desviar la flecha en una reacción rápida. – Pero no buscamos problemas. Sólo queremos saber qué le ha ocurrido y preguntarle si conoce estas dos plantas. - saqué de mi bolsillo el papel que la tal Sarah me había dado y lo puse en el suelo.
En cualquier caso. Partimos. Yo con Nübian, que había tomado mi papel para observar de que plantas se trataba. ¿A quién se referirá con “La Madre”? Tal vez una especie de Dios. Si la fe le servía para encontrar las plantas, no veía ningún inconveniente en ello. Todos teníamos algo a lo que aferrarnos para solventar las situaciones que creíamos imposibles. Por otra parte, la guardia Alanna y el joven se habían dirigido al pueblo, a ver qué había pasado allí.
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Salí con rostro serio. En camino al bosque. Sin mediar palabra y observando todo cuanto había. Aunque había muy poca luz, no tenía ganas de ser sorprendida por una criatura. Pero el hecho de cazar vampiros, que realizan sus fechorías por la noche, hacían que aquel escenario no fuese, ni mucho menos, desconocido para mí.
La elfa se salía de vez en cuando el camino para observar las plantas. Y yo me detenía a observarla, con la ballesta apuntando al suelo, pero siempre en ristre, por si algo intentaba atacarla. Comentó que la lluvia jugaba a nuestro favor, porque desprendía olores. Yo era de la escuela Tensai, no de la de Alquimia. Tal vez Elen, la versátil bruja que conocí en la Cala de la Luna, supiera más que yo al respecto de plantas. También me preguntó si creía que encontraríamos ayudar a la aldea.
-Es posible. Siempre que encontremos rápidamente las plantas. – le dije con amabilidad, no quería presionarla. Pero llevábamos un tiempo caminando y aún no habíamos encontrado nada.
De repente, la mujer se detuvo, clamó mi nombre y me cogió del brazo. Que poco me gusta que me agarren. Tal vez la experiencia con los vampiros. Parece que había visto algo. Miré hacia donde ella. Tras los arbustos se encontraba un hombre, pequeño, mayor y medio calvo. Nos instó a que tiráramos las armas. Lo llevaba claro.
Nübian trató de calmarle, y le hizo notar una herida. Aquello no era una herida corriente. Era claramente un desgarro, probablemente proveniente de alguna bestia tipo licantropía, criaturas a las que yo también daba caza. Sin embargo, esto hizo enfadar aún más al hombre.
-Tranquila – le dije en voz baja, tomándola del brazo y colocándola detrás de mí, para que se sintiese más segura. Estaba muy nerviosa y alterada y parecía bastante indefensa. Luego me dirigí al hombre con la ballesta en ristre. – Te recomiendo que bajes el arma – dije apuntándole también con mi ballesta a la vez que me concentraba. Comenzaba invocar al viento, para que si aquel hombre se le ocurría disparar, yo pudiera desviar la flecha. – Soy tensai del viento. Tu flecha no llegará a mí, en cambio la mía acabará entre tus cejas. – amenacé con relativa calma. Sin nervios. Estaba a una distancia suficiente como para desviar la flecha en una reacción rápida. – Pero no buscamos problemas. Sólo queremos saber qué le ha ocurrido y preguntarle si conoce estas dos plantas. - saqué de mi bolsillo el papel que la tal Sarah me había dado y lo puse en el suelo.
Anastasia Boisson
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
Debido a que estos últimos días he estado algo indispuesto os dejo directamente las instrucciones, siento el retraso y la carencia de contenido en este post.
Instrucciones:
Instrucciones:
- Tanto Alanna como el joven Azoth serán, por parte de un enfermo doctor, arrastrados hasta su clínica; dónde se presentará como Theo, el alquimista y medico del pueblo les explicara lo que sucede y recriminará la tardanza de la guarda, así como que Alanna haya llevado al muchacho hasta allí.
- Pronto descubrís que la enfermedad no se reduce a lo que habéis visto, Theo contará como, tras unos días la mayor parte del pueblo comenzó a mostrar comportamiento errático e instintivo, afirma sin lugar a dudas que la cura será efectiva, pero que administrarla será un problema ya que, la mayor parte de los enfermos se comportan de forma agresiva y querrán acabar con la vida de todo humano no enfermo.
Cosa que comprobareis cuando una multitud sedienta de sangre comience a golpear las puertas y ventanas del lugar en el que estáis. Atrincheraos. - Hank parece bastante seguro de si mismo y se niega a bajar su arma, el cazador es un veterano guerrero que ha vivido innumerables conflictos, si Huracan decide enfrentarse a él acabareis mal. Sin embargo, el hombre baja el arma cuando la joven Bruja deja el papel en el suelo con la descripción de las plantas que buscais, las palabras de Nübian terminan de convencer al cazador para, a regañadientes, ayudaros a encontrar dichas plantas.
- Mientras os adentráis en lo más profundo del bosque, notareis como los ojos de Hank van adquiriendo poco a poco un tono amarillento; también os contará todo lo que sabe sobre la bestia a la que sigue.
- Podéis controlar a los NPC en el siguiente turno, siempre respetando la personalidad de los mismos y lo que he dejado sobre ellos en las instrucciones.
- El tiempo corre...
Fehu
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
Me mantuve cerca de Alanna como ella me pide, aunque intentando aparentar que era un machote y no tenía miedo ni nada, aunque bueno, un poquito si que tenía. De todos modos mi maestro me había dicho que uno solo podía ser valiente cuando tenia miedo, y yo tenía intención de ser muy valiente, así que seguí llamando a puertas de casa junto con la chica y sin recibir ninguna respuesta hasta que finalmente una figura se acercó a nosotros (un poco a duras penas), presentándose como Theo, el doctor y llevándonos a su clínica.
Una vez entramos en su casa pierdo momentáneamente el interés en la conversación y la enfermedad y me centro en acercarme a la chimenea para entrar un poco en calor mientras ellos hablan. Me parece escuchar como el hombre recimina a Alanna que haya traido a un niño pero decido ignorar por completo el comentario, ¿que iba a saber un campesino sobre lo que los huerfanos de ciudad éramos capaces de hacer o no?
Así que me distraigo y me limito a pasear por la casa hasta que capto un movimiento afuera. Me asomo a la ventana (la cual está cerrada por cierto) y trato de divisar algo entre la lluvia y la oscuridad, pero aparentemente no había nada, quizás hubiera sido mi imaginación... Pero de pronto una cara furiosa se estrella contra el cristal y yo doy un salto hacia atrás dando un grito de alarma. Pronto aparecieron más personas y empezaron a aporrear puertas y ventanas, furiosos. - ¿Pero que demonios...? - ¿tan grave era el efecto de la enfermedad? Pues bien que se lo había callado la chica aquella, ahora mismo estaba deseando haberme quedado en la posada, pero era tarde para arrepentirse de nada.
Intenté no tener un ataque de pánico y empecé a empujar un mueble hacia la puerta para taponarla. Una vez hecho desenvainé mi espada quebrada por si alguno lograba romper la ventana (no dudaría en hacerle cortes en brazos e incluso cara para rechazarlos) mientras miraba a mi alrededor buscando que más hacer.
Una vez entramos en su casa pierdo momentáneamente el interés en la conversación y la enfermedad y me centro en acercarme a la chimenea para entrar un poco en calor mientras ellos hablan. Me parece escuchar como el hombre recimina a Alanna que haya traido a un niño pero decido ignorar por completo el comentario, ¿que iba a saber un campesino sobre lo que los huerfanos de ciudad éramos capaces de hacer o no?
Así que me distraigo y me limito a pasear por la casa hasta que capto un movimiento afuera. Me asomo a la ventana (la cual está cerrada por cierto) y trato de divisar algo entre la lluvia y la oscuridad, pero aparentemente no había nada, quizás hubiera sido mi imaginación... Pero de pronto una cara furiosa se estrella contra el cristal y yo doy un salto hacia atrás dando un grito de alarma. Pronto aparecieron más personas y empezaron a aporrear puertas y ventanas, furiosos. - ¿Pero que demonios...? - ¿tan grave era el efecto de la enfermedad? Pues bien que se lo había callado la chica aquella, ahora mismo estaba deseando haberme quedado en la posada, pero era tarde para arrepentirse de nada.
Intenté no tener un ataque de pánico y empecé a empujar un mueble hacia la puerta para taponarla. Una vez hecho desenvainé mi espada quebrada por si alguno lograba romper la ventana (no dudaría en hacerle cortes en brazos e incluso cara para rechazarlos) mientras miraba a mi alrededor buscando que más hacer.
Azoth
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
No le gustaba el aspecto del pueblo, el agua tampoco, parecía emitir un brillo muy sutil, tanto que era prácticamente imperceptible, y que nadie abriera sus puertas tampoco le parecía señal de buen augurio, chasqueando la lengua, comenzó a colaborar con la tarea que había iniciado el chiquillo sin dejar de sentir esa molesta presencia a sus espaldas. Sin embargo, por mucho que buscase, seguía sin localizarla.
Pasaron varios minutos sin recibir respuesta alguna, hasta que, finalmente, una mano tocó el hombro de la joven, que, daga en mano, se giró a ver quien era aquel que le había dado tal susto. Un hombre de aspecto enfermo, enjuto, y alicaído, les hizo una señal y, al ver que la chica dudaba, terminó por llevarla a rastras al interior de una casa junto al chiquillo.
Allí dentro, el hombre cerró la puerta con manos temblorosas ante la atenta mirada de la joven que esperaba atenta una explicación. No le gustaba la situación, y se olía que algo malo pasaba en la aldea, cuando una persona no abre su puerta, es normal, tal vez no está en casa, pero cuando todo un pueblo evita la presencia de forasteros, algo extraño pasa en el lugar.
Mientras daba golpes con un pie esperando, miró a su alrededor, era un lugar pequeño, un solo cuarto con cama, un pequeño laboratorio de alquimia en un lado, una chimenea que crepitaba y ventanas cerradas a cal y canto, igual que la puerta. Cuando por fin escuchó la voz, algo gangosa del hombre, seguramente por la enfermedad, solo recibió quejas.
- Tu, tu eres guardia, ¿cierto? Te he visto por la ciudad cuando voy a por medicinas.- narró el hombre.- ¿Por qué has tardado tanto, eh, por qué? ¡Y, para colmo, te traes contigo a un crío! ¡Este no es sitio para niños!- gritó alzando un dedo recriminatorio, sorprendiendo a la joven, y, al instante, dándole un ataque de tos.
Alanna se alejó con rapidez tapándose la boca y la nariz con su manga, no queriendo arriesgarse, aunque si, como sospechaba, era todo causa de un veneno, no sería contagioso por el aire. Tomando medidas de seguridad, se anudó un pañuelo de los que solía llevar al rededor de la boca y la nariz, a menos haría de filtro, y, en tonces, comenzó a hablar.
- Realmente siento la tardanza, mi nombre es Alanna, y, efectivamente, soy guardia de Lunargenta, este chiquillo, aunque sea pequeño, está ansioso por ayudar, y si la enfermedad es tan grave cualquier apoyo nos será útil.- dijo conciliadora notando cierta calma en el hombre.
- Yo soy Theo, Doctor del pueblo, pero no entiendes...- se presentó el señor.
- En su nota decía que se propaga por el agua- comentó dejando un pañuelo junto al chiquillo en el suelo, manrcandole que la imitase y se cubriera por prevención, sin dejar que el hombre acabase de hablar, sin darse cuenta siquiera.- ¿qué sospecha que puede ser?- preguntó finalmente.
Cuando parecía a punto de recibir respuesta, unos golpes sonaron en el exterior, miró por la ventana, por encima del hombro del chiquillo, y pudo ver como varias personas, de aspecto maltrecho, andares erráticos y cansados, se acercaban transmitiendo una severa rabia. La chica abrió los ojos y, cuando el chiquillo retrocedió, ella no pudo más que imitarle.
- ¿Qué es esto?- preguntó girándose hacia el doctor.
Nerviosa, notando los golpes en ventanas y puerta, preocupada por que lograsen entrar, miró por el cuarto y localizó unas tablas de madera, y, sobre la mesa del doctor, clavos y un martillo. Con prisa, sin saber bien lo que hacía, clavó las tablas a las ventanas y a la puerta, reforzando la seguridad y, tras ello, se giró a mirar al doctor. Tomando una cuerda de un rincón, alzó la vista y expresó.
- Doctor, sabe que esto no es normal y, por lo que sabemos, usted también tiene eso, así que entenderá que quiera tomar precauciones.- El doctor, asintió razonable y, sentándose en una silla. permitió que la joven lo atase.
Primero las piernas, a las patas de la silla, y, después, el tronco al respaldo, no podría hacerles nada. Seguidamente, se alejó y, con calma, esperó explicaciones.
- Efectivamente, la nota no lo decía todo, tras varios días, las personas comenzaron a comportarse de modo agresivo, no dejaban que nadie se acercase, y, cuando lo hacían, intentaban dañarlos. Su comportamiento se ha vuelto... bueno, como veis fuera, errático, rabioso, lento, pero... no por ello menos peligroso. Estoy seguro de que la cura funcionará, pero... pero no será fácil.- Comentó con aspecto débil y cansado.
La chica, desde su posición, miró a la ventana, intentando distinguir lo que había fuera, sabiendo que no podía atravesar las paredes con su mirada, y, pensando que, por desgracia, todo eso le recordaba demasiado a lo sucedido en Terpoli y la última vez que bajó a las catacumbas... No le daba buena espina, y, para colmo, estaban allí encerrados, sin escapatoria alguna, y con el tiempo corriendo en su contra, si no lograban acabar con todo ello, el pueblo entero moriría y no solo sería una enorme perdida de vidas si no que, para colmo, jamás sabrían que tipo de enfermedad era aquella que los había hecho comportarse de ese modo.
Pasaron varios minutos sin recibir respuesta alguna, hasta que, finalmente, una mano tocó el hombro de la joven, que, daga en mano, se giró a ver quien era aquel que le había dado tal susto. Un hombre de aspecto enfermo, enjuto, y alicaído, les hizo una señal y, al ver que la chica dudaba, terminó por llevarla a rastras al interior de una casa junto al chiquillo.
Allí dentro, el hombre cerró la puerta con manos temblorosas ante la atenta mirada de la joven que esperaba atenta una explicación. No le gustaba la situación, y se olía que algo malo pasaba en la aldea, cuando una persona no abre su puerta, es normal, tal vez no está en casa, pero cuando todo un pueblo evita la presencia de forasteros, algo extraño pasa en el lugar.
Mientras daba golpes con un pie esperando, miró a su alrededor, era un lugar pequeño, un solo cuarto con cama, un pequeño laboratorio de alquimia en un lado, una chimenea que crepitaba y ventanas cerradas a cal y canto, igual que la puerta. Cuando por fin escuchó la voz, algo gangosa del hombre, seguramente por la enfermedad, solo recibió quejas.
- Tu, tu eres guardia, ¿cierto? Te he visto por la ciudad cuando voy a por medicinas.- narró el hombre.- ¿Por qué has tardado tanto, eh, por qué? ¡Y, para colmo, te traes contigo a un crío! ¡Este no es sitio para niños!- gritó alzando un dedo recriminatorio, sorprendiendo a la joven, y, al instante, dándole un ataque de tos.
Alanna se alejó con rapidez tapándose la boca y la nariz con su manga, no queriendo arriesgarse, aunque si, como sospechaba, era todo causa de un veneno, no sería contagioso por el aire. Tomando medidas de seguridad, se anudó un pañuelo de los que solía llevar al rededor de la boca y la nariz, a menos haría de filtro, y, en tonces, comenzó a hablar.
- Realmente siento la tardanza, mi nombre es Alanna, y, efectivamente, soy guardia de Lunargenta, este chiquillo, aunque sea pequeño, está ansioso por ayudar, y si la enfermedad es tan grave cualquier apoyo nos será útil.- dijo conciliadora notando cierta calma en el hombre.
- Yo soy Theo, Doctor del pueblo, pero no entiendes...- se presentó el señor.
- En su nota decía que se propaga por el agua- comentó dejando un pañuelo junto al chiquillo en el suelo, manrcandole que la imitase y se cubriera por prevención, sin dejar que el hombre acabase de hablar, sin darse cuenta siquiera.- ¿qué sospecha que puede ser?- preguntó finalmente.
Cuando parecía a punto de recibir respuesta, unos golpes sonaron en el exterior, miró por la ventana, por encima del hombro del chiquillo, y pudo ver como varias personas, de aspecto maltrecho, andares erráticos y cansados, se acercaban transmitiendo una severa rabia. La chica abrió los ojos y, cuando el chiquillo retrocedió, ella no pudo más que imitarle.
- ¿Qué es esto?- preguntó girándose hacia el doctor.
Nerviosa, notando los golpes en ventanas y puerta, preocupada por que lograsen entrar, miró por el cuarto y localizó unas tablas de madera, y, sobre la mesa del doctor, clavos y un martillo. Con prisa, sin saber bien lo que hacía, clavó las tablas a las ventanas y a la puerta, reforzando la seguridad y, tras ello, se giró a mirar al doctor. Tomando una cuerda de un rincón, alzó la vista y expresó.
- Doctor, sabe que esto no es normal y, por lo que sabemos, usted también tiene eso, así que entenderá que quiera tomar precauciones.- El doctor, asintió razonable y, sentándose en una silla. permitió que la joven lo atase.
Primero las piernas, a las patas de la silla, y, después, el tronco al respaldo, no podría hacerles nada. Seguidamente, se alejó y, con calma, esperó explicaciones.
- Efectivamente, la nota no lo decía todo, tras varios días, las personas comenzaron a comportarse de modo agresivo, no dejaban que nadie se acercase, y, cuando lo hacían, intentaban dañarlos. Su comportamiento se ha vuelto... bueno, como veis fuera, errático, rabioso, lento, pero... no por ello menos peligroso. Estoy seguro de que la cura funcionará, pero... pero no será fácil.- Comentó con aspecto débil y cansado.
La chica, desde su posición, miró a la ventana, intentando distinguir lo que había fuera, sabiendo que no podía atravesar las paredes con su mirada, y, pensando que, por desgracia, todo eso le recordaba demasiado a lo sucedido en Terpoli y la última vez que bajó a las catacumbas... No le daba buena espina, y, para colmo, estaban allí encerrados, sin escapatoria alguna, y con el tiempo corriendo en su contra, si no lograban acabar con todo ello, el pueblo entero moriría y no solo sería una enorme perdida de vidas si no que, para colmo, jamás sabrían que tipo de enfermedad era aquella que los había hecho comportarse de ese modo.
Alanna Delteria
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
Estaba visiblemente nerviosa, las situaciones así no eran nuevas para mí, muchos me habían amenazado en los caminos pero que me apuntasen directamente, con una desconocida al lado, y un cometido del que al parecer dependían tantas personas… No, definitivamente no era algo que ocurriese a diario, y menos a alguien como yo.
– Tranquila – me dijo la mujer. ¡Claro, qué fácil era! ¿Cómo diantres iba a estar tranquila…? Si por si fuese poco la presión de encontrar esas plantas, porque a pesar de las apariencias yo no era tonta y sabía que tenía que darme prisa en ello, sumaba que tenía aquel hombre nervioso, apuntándonos con un arma, herido, ¡sangrante! Me entró el agobio. Clavé la mano inconscientemente en el brazo de Huracán y la retuve, antes de soltarla– No hay tiempo, ¡su sangre! Puede atraer criaturas… – susurré.
Y era cierto, realmente podía traernos problemas aquella situación: los tres ahí sin movernos, yo asustada, Huracán apuntando al hombre y él a nosotras… La noche pasaba, Alanna y el chico esperaba que estuviesen en la aldea, y todo aquello pintaba peor de como lo había pensado… Más crudo. En definitiva: real. Teníamos que ser certeros en nuestros movimientos, y rápidos. Así que mi cabeza bullía mientras Huracán había iniciado una conversación con él:
– Te recomiendo que bajes el arma. Soy tensai del viento. Tu flecha no llegará a mí, en cambio la mía acabará entre tus cejas, pero no buscamos problemas. Sólo queremos saber qué le ha ocurrido y preguntarle si conoce estas dos plantas.
Tragué. Nada. Ninguna reacción. El hombre alzó aún más a ballesta con un gesto de dolor por su brazo herido, y en ese momento estuve segura de que todos pudimos notar la leve brisa que se levantaba. Miré a Huracán; después a Hank, volví a tragar, tenía la sensación de que podía romper el silencio, el ambiente tenso con el aliento frío de mi garganta. El silencio escandaloso nos embotaba los oídos… Hasta que Huracán hizo un movimiento leve, suave. Dejó el papel con las indicaciones en el suelo, mientras Hank seguía sus movimientos atento, en tensión.
Sus ojos se posaron en la hoja, luego en Huracán, luego en mí; después, otra vez en la hoja. Dioses… Yo estaba atenazada, pero el aparente alivio que vi en el pecho de Hank cuando este pareció respirar algo más calmado me sacó del estado de inmovilidad por, básicamente, miedo.
– Señor… Ah.. Hank. – Di un par de pasos por la derecha de Huracán, mirando a ambos nerviosa, traté de esbozar la mejor de mis sonrisas posibles, sincera, reparando por primera vez en mucho rato en la Madre; aquello me resultó extraño. Por primera vez no había estado pendiente de ella… Eso me hacía sentir mal, yo era su elegida, su pupila… Pero allí, rodeada de personas en una situación delicada me había sentido, parte del asunto, no solo una mera observadora..
Sacudí la cabeza levemente y me incliné despacio, dando otro paso hacia Hank y cogiendo el papel. – Estas plantas. Las necesitamos, la señorita – miré a Huracán y volví de nuevo la vista – y yo, estamos aquí para ayudar a unas personas. Al parecer hay una aldea cercana con problemas que pueden subsanarse con estas plantas. No queremos molestar a nadie y tampoco al bosque, yo mejor que nadie sé lo importante que es el equilibrio y nadie merece que le sea negada la ayuda, no cuando depende de la madre tierra.
El hombre parecía algo más tranquilo. Retiró la ballesta un poco hacia un lado, pero seguía sin quitar ojo de Huracán y su arma. Tragó y me miró. – Esas matas… Yo las he visto. Por todo el bosque están, pero habéis de internaros más.
– Por el cielo… Gracias, amable señor, no queremos importunarle… Si no le… Importa, continuaremos nuestro cam..
– ¡No! ¡Volved! Salid del bosque, es peligroso para dos mujeres.
Oh… Algo me decía que aquellas palabras serían algo peligrosas. Miré de soslayo a Huracán y cuadré los hombros antes de dirigirme a Hank de nuevo. – Vamos a ir, es nuestro deber, Hank.
Estaba visiblemente nervioso. Se adelantó un par de pasos y examinó con cara de pocos amigos a Huracán, después a mí. – Malditas seáis las dos. ¡Puñeta! Os acompañaré, encontraréis esas plantas ¡y sus iréis por dónde habéis venío’!
Asentí rápidamente con la cabeza y miré a mi compañera, entregándole de nuevo el papel. Hank parecía aliviado en cierto modo, a pesar de su carácter tan huraño, y sus palabras para que nos fuésemos de allí y lo dejásemos en paz, algo me hacía intuir que no le molestaba tanto como nos hacía ver, y además, nos ayudaría a buscar las plantas… Nos pusimos en marcha, con un silencio aplastante al principio…
– Tranquila – me dijo la mujer. ¡Claro, qué fácil era! ¿Cómo diantres iba a estar tranquila…? Si por si fuese poco la presión de encontrar esas plantas, porque a pesar de las apariencias yo no era tonta y sabía que tenía que darme prisa en ello, sumaba que tenía aquel hombre nervioso, apuntándonos con un arma, herido, ¡sangrante! Me entró el agobio. Clavé la mano inconscientemente en el brazo de Huracán y la retuve, antes de soltarla– No hay tiempo, ¡su sangre! Puede atraer criaturas… – susurré.
Y era cierto, realmente podía traernos problemas aquella situación: los tres ahí sin movernos, yo asustada, Huracán apuntando al hombre y él a nosotras… La noche pasaba, Alanna y el chico esperaba que estuviesen en la aldea, y todo aquello pintaba peor de como lo había pensado… Más crudo. En definitiva: real. Teníamos que ser certeros en nuestros movimientos, y rápidos. Así que mi cabeza bullía mientras Huracán había iniciado una conversación con él:
– Te recomiendo que bajes el arma. Soy tensai del viento. Tu flecha no llegará a mí, en cambio la mía acabará entre tus cejas, pero no buscamos problemas. Sólo queremos saber qué le ha ocurrido y preguntarle si conoce estas dos plantas.
Tragué. Nada. Ninguna reacción. El hombre alzó aún más a ballesta con un gesto de dolor por su brazo herido, y en ese momento estuve segura de que todos pudimos notar la leve brisa que se levantaba. Miré a Huracán; después a Hank, volví a tragar, tenía la sensación de que podía romper el silencio, el ambiente tenso con el aliento frío de mi garganta. El silencio escandaloso nos embotaba los oídos… Hasta que Huracán hizo un movimiento leve, suave. Dejó el papel con las indicaciones en el suelo, mientras Hank seguía sus movimientos atento, en tensión.
Sus ojos se posaron en la hoja, luego en Huracán, luego en mí; después, otra vez en la hoja. Dioses… Yo estaba atenazada, pero el aparente alivio que vi en el pecho de Hank cuando este pareció respirar algo más calmado me sacó del estado de inmovilidad por, básicamente, miedo.
– Señor… Ah.. Hank. – Di un par de pasos por la derecha de Huracán, mirando a ambos nerviosa, traté de esbozar la mejor de mis sonrisas posibles, sincera, reparando por primera vez en mucho rato en la Madre; aquello me resultó extraño. Por primera vez no había estado pendiente de ella… Eso me hacía sentir mal, yo era su elegida, su pupila… Pero allí, rodeada de personas en una situación delicada me había sentido, parte del asunto, no solo una mera observadora..
Sacudí la cabeza levemente y me incliné despacio, dando otro paso hacia Hank y cogiendo el papel. – Estas plantas. Las necesitamos, la señorita – miré a Huracán y volví de nuevo la vista – y yo, estamos aquí para ayudar a unas personas. Al parecer hay una aldea cercana con problemas que pueden subsanarse con estas plantas. No queremos molestar a nadie y tampoco al bosque, yo mejor que nadie sé lo importante que es el equilibrio y nadie merece que le sea negada la ayuda, no cuando depende de la madre tierra.
El hombre parecía algo más tranquilo. Retiró la ballesta un poco hacia un lado, pero seguía sin quitar ojo de Huracán y su arma. Tragó y me miró. – Esas matas… Yo las he visto. Por todo el bosque están, pero habéis de internaros más.
– Por el cielo… Gracias, amable señor, no queremos importunarle… Si no le… Importa, continuaremos nuestro cam..
– ¡No! ¡Volved! Salid del bosque, es peligroso para dos mujeres.
Oh… Algo me decía que aquellas palabras serían algo peligrosas. Miré de soslayo a Huracán y cuadré los hombros antes de dirigirme a Hank de nuevo. – Vamos a ir, es nuestro deber, Hank.
Estaba visiblemente nervioso. Se adelantó un par de pasos y examinó con cara de pocos amigos a Huracán, después a mí. – Malditas seáis las dos. ¡Puñeta! Os acompañaré, encontraréis esas plantas ¡y sus iréis por dónde habéis venío’!
Asentí rápidamente con la cabeza y miré a mi compañera, entregándole de nuevo el papel. Hank parecía aliviado en cierto modo, a pesar de su carácter tan huraño, y sus palabras para que nos fuésemos de allí y lo dejásemos en paz, algo me hacía intuir que no le molestaba tanto como nos hacía ver, y además, nos ayudaría a buscar las plantas… Nos pusimos en marcha, con un silencio aplastante al principio…
Nübian
Experto
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
Por unos instantes hubo tensión en el ambiente. Yo sonreía. Estaba muy segura y confiada. El hombre bajó el arma al poco de descubrir que yo había depositado el papel con las plantas que debíamos recoger. Cuando retiró la ballesta, yo hice lo propio con la mía, y volví a apuntar hacia el suelo, destensando los músculos, y mirando ahora a ambos lados del bosque, no fuera que atacara otra cosa.
Nübian tomó el papel y se lo mostró. Indicándole el por qué y el para qué de nuestra búsqueda, adornándolo muy hábilmente con florituras medioambientales sobre la madre tierra. Resoplé con una medio sonrisa y mirando hacia otro lado. El hombre asintió haber visto las plantas, pero afirmó que deberíamos adentrarnos más en el bosque para conseguirlas. Cuando Nübian ya se despedía. El cazador dijo que sería peligroso para dos mujeres.
Nübian me miró con cara de precaución. Por supuesto, el peligro era permanente, pero nos habíamos comprometido a conseguir aquellas plantas, de modo que ante la insistencia de la elfa de que continuaríamos adentrándonos para conseguirlas, Hank dio la vuelta y decidió acompañarnos hacia la parte más espesa del bosque.
Primero avanzaba Hank, como guía, en segundo lugar avanzaba Nübian y yo iba en la retaguardia. Hubo un incómodo silencio que tuve que romper, pues estuve pensando cuales serían los objetivos del cazador.
-Dígame, Hank – le pregunté ante el silencio – Deduzco que a estas horas y con ese arma usted no está aquí para recolectar moras. – el hombre se tomó a risa mi comentario.
-Estoy siguiendo a una bestia. – respondió – Un felino muy peligroso y grande, del tamaño de un lince, que sólo se puede ver por las noches – ¿Hay felinos en los bosques?, fue lo primero que se me pasó por la cabeza cuando el hombre dijo el animal. De todos modos, estos animales muy silenciosos y ágiles, por lo que tendríamos que tener el oído fino si no queríamos que nos sorprendiera repentinamente.
-Y deduzco que ese felino, es lo que le ha mordido en el brazo – repliqué.
-¡Maldito gato! – maldijo el hombre parándose en seco y mirando al cielo – Sí. Ese hijo de puta ha sido. – Se giró y nos miró con un semblante de odio que rozaba el sadismo – ¡Y por eso pondré su cabeza disecada sobre mi horno!
Cuando se giró, me percaté de cómo sus ojos se habían tornado de un color amarillento. Lo había notado especialmente por el tiempo que estuvimos apuntándonos mutuamente con la ballesta, que lo miraba fijamente a los ojos. Y antes estaban bastante más blancos. Cuando se dio la vuelta le di un golpecito a Nübian en el brazo para ver si era impresión mía o se había dado cuenta también.
-¡Ah! Mirad. Ahí tenéis la primera de vuestras plantas – dijo señalando a una de ellas. Le hice una indicación a Nübian con la cabeza de que la tomara. Yo iba con una ballesta a doble mano y no podría cargar con ellas. Espero que no tardemos demasiado en conseguir la segunda.
-------------------------Nübian tomó el papel y se lo mostró. Indicándole el por qué y el para qué de nuestra búsqueda, adornándolo muy hábilmente con florituras medioambientales sobre la madre tierra. Resoplé con una medio sonrisa y mirando hacia otro lado. El hombre asintió haber visto las plantas, pero afirmó que deberíamos adentrarnos más en el bosque para conseguirlas. Cuando Nübian ya se despedía. El cazador dijo que sería peligroso para dos mujeres.
Nübian me miró con cara de precaución. Por supuesto, el peligro era permanente, pero nos habíamos comprometido a conseguir aquellas plantas, de modo que ante la insistencia de la elfa de que continuaríamos adentrándonos para conseguirlas, Hank dio la vuelta y decidió acompañarnos hacia la parte más espesa del bosque.
Primero avanzaba Hank, como guía, en segundo lugar avanzaba Nübian y yo iba en la retaguardia. Hubo un incómodo silencio que tuve que romper, pues estuve pensando cuales serían los objetivos del cazador.
-Dígame, Hank – le pregunté ante el silencio – Deduzco que a estas horas y con ese arma usted no está aquí para recolectar moras. – el hombre se tomó a risa mi comentario.
-Estoy siguiendo a una bestia. – respondió – Un felino muy peligroso y grande, del tamaño de un lince, que sólo se puede ver por las noches – ¿Hay felinos en los bosques?, fue lo primero que se me pasó por la cabeza cuando el hombre dijo el animal. De todos modos, estos animales muy silenciosos y ágiles, por lo que tendríamos que tener el oído fino si no queríamos que nos sorprendiera repentinamente.
-Y deduzco que ese felino, es lo que le ha mordido en el brazo – repliqué.
-¡Maldito gato! – maldijo el hombre parándose en seco y mirando al cielo – Sí. Ese hijo de puta ha sido. – Se giró y nos miró con un semblante de odio que rozaba el sadismo – ¡Y por eso pondré su cabeza disecada sobre mi horno!
Cuando se giró, me percaté de cómo sus ojos se habían tornado de un color amarillento. Lo había notado especialmente por el tiempo que estuvimos apuntándonos mutuamente con la ballesta, que lo miraba fijamente a los ojos. Y antes estaban bastante más blancos. Cuando se dio la vuelta le di un golpecito a Nübian en el brazo para ver si era impresión mía o se había dado cuenta también.
-¡Ah! Mirad. Ahí tenéis la primera de vuestras plantas – dijo señalando a una de ellas. Le hice una indicación a Nübian con la cabeza de que la tomara. Yo iba con una ballesta a doble mano y no podría cargar con ellas. Espero que no tardemos demasiado en conseguir la segunda.
OFF: No sé si me he adelantado o el master tenía previsto otro animal. Como comentaste que "nos contará todo lo que sabe sobre la bestia a la que sigue" me inventé lo del felino. Si hay cualquier problema, MP y edito.
Anastasia Boisson
Honorable
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
Theo no podía concebir lo que veían sus ojos, aquella mentecata había tenido la desfachatez de traer un crio consigo, ¿Es que el estado de Sarah no le había dicho que aquello era peligroso? ¿Es que a la nota no daba pistas suficientes como para probar que a aquel debían ir aguerridos guerrero y alquimista?
Pero nada de eso servía ahora, estaba a atado en una silla en mitad de su casa; al menos la chica que se llamaba Alanna había sido lista, había pensado el mismo en atarse, muchos en el pueblo lo habían hecho; otros como acababan de comprobar los recién llegados estaban ahora golpeando efusivamente las ventanas de la casa.
Cada impacto sonaba fuerte, decidido, realmente querían entrar en el interior y acabar con los presentes – ¡El armario, la estantería de la cocina! – Theo quiso señalar los diferentes muebles que los presentes podían usar como parapeto, pero se encontraba demasiado aturdido para hacerlo, las ataduras tampoco facilitaban nada.
Con sencillas ordenes informó a los presentes de los puntos más accesible de su casa, los golpes de los violentos visitantes seguían acrecentándose y pronto casi todo el pueblo se arremolinó en torno a la casa.
-No dejéis que os muerdan – Dijo el alquimista con un hilo de voz, notaba como perdía la cabeza poco a poco – La enfermedad se transmite… por… fluid…. – El Doctor Theo cerró los ojos, una parte de él temió no poder volver a tener un pensamiento razonable nunca más, otra se dejó llevar por el suave y placentero sueño que le llamaba desde hacía horas.
Al poco de quedarse dormido el doctor, en el piso superior se rompió una ventana.
***
Hank encabezó la extraña expedición que se había formado, que no le gustaban los brujos era un hecho, tampoco le gustaban los elfos, pero al menos estos últimos no tenían esos aires de majestuosidad que se gastaban los isleños.
Escupiendo a un lado respondió a todas las preguntas de las dos mujeres con “educación” y “cortesía” que acostumbraba a gastar, sabía que no era precisamente digno de un banquete, pero nunca había pretendido serlo, así que, si querían ayuda para encontrar aquellas dichosas plantas, tendrían que aguantar al viejo Hank, les gustase o no.
No pasó mucho tiempo hasta que encontraron la primera de las plantas, y durante todo ese tiempo no hubo ni rastro de aquel engendro atigrado, pero cuando, en lo más profundo del bosque el cazador se agachó dispuesto a arrancar la segunda planta un sonido en mitad de la noche lo alertó.
-Tensai… - Dijo alzando su ballesta y tendiéndole la planta a la elfa – ¿Esto es todo lo que necesitáis no? – Miró hacia las copas de los árboles, las cuales no se podían ver desde donde estaban, solo agua, mucha agua, y la extraña sensación de que algo le observaba. – Vámonos entonces… - Sin dejar tiempo a que las chicas dijesen nada se giró sobre sí mismo.
Entonces, al compás de uno de los muchos relámpagos que adornaban el cielo aquella noche, una silueta humanoide emergió de la nada y atacó a los presentes.
Hank, que lejos de amedrentarse por esta visión dio un grito de júbilo al ver por fin a su presa, apuntó con la ballesta hacia ella y sin dudarlo, el atacante esquivó rápidamente la saeta y saltó en dirección al cazador, quien activando un extraño dispositivo que tenía en el brazo disparó un proyectil que, después de estallar y producir un sonido ensordecedor, hizo a la bestia salir volando hacia atrás y chocar contra el grueso tronco de un árbol.
-Alquimia – Dijo orgulloso mientras activaba un pequeño botón en el brazalete, el cual inmediatamente expulsó un frasquito humeante al suelo – Me encanta la alquimia – El cazador se reafirmó en sus palabras mientras a paso firme se acercaba a su víctima, la cual yacía inmóvil en el suelo.
Con una sonrisa giró hacia las dos mujeres cuando certificó la muerte del animal, lo tenían todo, y habían matado a la bestia, ahora solo tenían que salir de allí; el combate habida acabado insultantemente rápido.
No obstante, aquello no fue todo, sabía que aquel extraño animal, que parecía un hombre-bestia enardecido le había atacado antes, sin embargo, había algo que no terminaba de encajar, era casi como si no fuese la misma cosa de antes, en ese caso tendrían un problema y de los gordos, todos los años le daba esquinazo, nunca atacaban - ¿Por qué este año eres tan descuidado amigo? – Susurró cargando varias saetas en su ballesta.
Entonces se miró el brazo sangrante, el suyo, sabía que algo no iba bien desde que la primera de aquellas cosas le mordió, oyó el susurró que emanaba de las copas de los árboles y lo comprendió.
- ¡TENSAI! – Gritó a pleno pulmón haciéndose oír sobre el sonido de la lluvia - ¡Llevate a la elfa de aquí! ¡AHORA!– Varios centelleantes ojos amarillos salieron de la noche, Hank activó de nuevo el mecanismo que tenía en el brazo y abatió a uno de ellos con un fuerte estruendo, un segundo frasquito traslucido salió disparado del brazalete y cayó al suelo humeante - ¿¡A que esperáis?! ¡Huid! – Gritó mientras se alejaba de las chicas y corría en dirección contraria, atrayendo la atención de las criaturas.
Varias explosiones como las anteriores, seguidas de maldiciones e improperios de distintos tipos se podían oír a través de la espesura, todo ello precedió a una última frase - ¡No dejéis que os muerdan!
_________________________________________
Pero nada de eso servía ahora, estaba a atado en una silla en mitad de su casa; al menos la chica que se llamaba Alanna había sido lista, había pensado el mismo en atarse, muchos en el pueblo lo habían hecho; otros como acababan de comprobar los recién llegados estaban ahora golpeando efusivamente las ventanas de la casa.
Cada impacto sonaba fuerte, decidido, realmente querían entrar en el interior y acabar con los presentes – ¡El armario, la estantería de la cocina! – Theo quiso señalar los diferentes muebles que los presentes podían usar como parapeto, pero se encontraba demasiado aturdido para hacerlo, las ataduras tampoco facilitaban nada.
Con sencillas ordenes informó a los presentes de los puntos más accesible de su casa, los golpes de los violentos visitantes seguían acrecentándose y pronto casi todo el pueblo se arremolinó en torno a la casa.
-No dejéis que os muerdan – Dijo el alquimista con un hilo de voz, notaba como perdía la cabeza poco a poco – La enfermedad se transmite… por… fluid…. – El Doctor Theo cerró los ojos, una parte de él temió no poder volver a tener un pensamiento razonable nunca más, otra se dejó llevar por el suave y placentero sueño que le llamaba desde hacía horas.
Al poco de quedarse dormido el doctor, en el piso superior se rompió una ventana.
***
Hank encabezó la extraña expedición que se había formado, que no le gustaban los brujos era un hecho, tampoco le gustaban los elfos, pero al menos estos últimos no tenían esos aires de majestuosidad que se gastaban los isleños.
Escupiendo a un lado respondió a todas las preguntas de las dos mujeres con “educación” y “cortesía” que acostumbraba a gastar, sabía que no era precisamente digno de un banquete, pero nunca había pretendido serlo, así que, si querían ayuda para encontrar aquellas dichosas plantas, tendrían que aguantar al viejo Hank, les gustase o no.
No pasó mucho tiempo hasta que encontraron la primera de las plantas, y durante todo ese tiempo no hubo ni rastro de aquel engendro atigrado, pero cuando, en lo más profundo del bosque el cazador se agachó dispuesto a arrancar la segunda planta un sonido en mitad de la noche lo alertó.
-Tensai… - Dijo alzando su ballesta y tendiéndole la planta a la elfa – ¿Esto es todo lo que necesitáis no? – Miró hacia las copas de los árboles, las cuales no se podían ver desde donde estaban, solo agua, mucha agua, y la extraña sensación de que algo le observaba. – Vámonos entonces… - Sin dejar tiempo a que las chicas dijesen nada se giró sobre sí mismo.
Entonces, al compás de uno de los muchos relámpagos que adornaban el cielo aquella noche, una silueta humanoide emergió de la nada y atacó a los presentes.
Hank, que lejos de amedrentarse por esta visión dio un grito de júbilo al ver por fin a su presa, apuntó con la ballesta hacia ella y sin dudarlo, el atacante esquivó rápidamente la saeta y saltó en dirección al cazador, quien activando un extraño dispositivo que tenía en el brazo disparó un proyectil que, después de estallar y producir un sonido ensordecedor, hizo a la bestia salir volando hacia atrás y chocar contra el grueso tronco de un árbol.
-Alquimia – Dijo orgulloso mientras activaba un pequeño botón en el brazalete, el cual inmediatamente expulsó un frasquito humeante al suelo – Me encanta la alquimia – El cazador se reafirmó en sus palabras mientras a paso firme se acercaba a su víctima, la cual yacía inmóvil en el suelo.
Con una sonrisa giró hacia las dos mujeres cuando certificó la muerte del animal, lo tenían todo, y habían matado a la bestia, ahora solo tenían que salir de allí; el combate habida acabado insultantemente rápido.
No obstante, aquello no fue todo, sabía que aquel extraño animal, que parecía un hombre-bestia enardecido le había atacado antes, sin embargo, había algo que no terminaba de encajar, era casi como si no fuese la misma cosa de antes, en ese caso tendrían un problema y de los gordos, todos los años le daba esquinazo, nunca atacaban - ¿Por qué este año eres tan descuidado amigo? – Susurró cargando varias saetas en su ballesta.
Entonces se miró el brazo sangrante, el suyo, sabía que algo no iba bien desde que la primera de aquellas cosas le mordió, oyó el susurró que emanaba de las copas de los árboles y lo comprendió.
- ¡TENSAI! – Gritó a pleno pulmón haciéndose oír sobre el sonido de la lluvia - ¡Llevate a la elfa de aquí! ¡AHORA!– Varios centelleantes ojos amarillos salieron de la noche, Hank activó de nuevo el mecanismo que tenía en el brazo y abatió a uno de ellos con un fuerte estruendo, un segundo frasquito traslucido salió disparado del brazalete y cayó al suelo humeante - ¿¡A que esperáis?! ¡Huid! – Gritó mientras se alejaba de las chicas y corría en dirección contraria, atrayendo la atención de las criaturas.
Varias explosiones como las anteriores, seguidas de maldiciones e improperios de distintos tipos se podían oír a través de la espesura, todo ello precedió a una última frase - ¡No dejéis que os muerdan!
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- Azoth y Alanna, vuestra principal prioridad es defenderos, vosotros decidís como. Tened en cuenta que los "asaltantes" están entrando por el piso superior, no obstante, no es recomendable dejar el inferior sin nadie que lo vigile.
- Nübian y Huracan, huid, un número indeterminado de hombres-bestia de brillantes ojos amarillos os sigue dispuesto a daros caza, podéis ir en dirección a la aldea en la que os encontrabais cuando aceptasteis ayudar a Sarah o encaminaros directamente al lugar que habéis prometido salvar
- No dejéis que os muerdan.
Fehu
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
Ayudé a Alanna a atar al doctor porque en cualquier momento tambien podría volverse loco a intentar arrancarnos la yugular a mordiscos, así que más valía ser precavidos. Aun así el hombre trataba de ser útil dandonos instrucciones acerca de los puntos débiles de la casa, aunque eran tantos y había tantos aldeanos locos ahí fuera que estaba resultando bastante dificil antender a todo a la vez. Bueno, intentaba ayudar hasta que de pronto se durmió. - ¡Menudo momento para echarse una siestecita! - exclamé de forma nerviosa.
- ¿Alguna vez habías oido hablar de una enfermedad así? - pregunté intentando no parecer muy atemorizado a la chica mientras terminaba de atrancar una ventana del piso inferior. Lo más parecido que había visto yo era la rabia, y no tenía ese efecto en las personas, tan solo los animales se volvían realmente agresivos con ella.
Y entonces se escuchó algo que me heló la sangre, una ventana rompiendose en el piso superior. - Mierda... - murmuré. Posé mi vista en el profesor dormido y le di una patada en la espinilla. - ¡Despierta! - vale, eso había sido un poco irracional, pero estaba nervioso, no sabía bien que hacer y él era el que mejor conocía la enfermedad, aunque poco podía hacer atado a la silla sentía que podríamos necesitar su ayuda.
Pese a todo decidí actuar. - Subiré yo. - declaré mientras arrancaba una cortina y me la enrrollaba alrededor del antebrazo izquierdo, mi intención era usarlo de barrera entre los dientes de los infecatos y mi propio cuerpo dejando que mordieran la gruesa tela de la cortina enrrollada a su alrededor, en mi mano derecha blandía mi espada quebrada.
Con infinito cuidado, empecé a subir las escaleras mientras mantenía una guardia baja. El brazo derecho lo tenía colocado de forma horizontal delante de mi más o menos a la altura de mi cuello y sujetaba la espada de forma que apuntaría más o menos a la garganta de un hombre adulto. En el momento en que apareciera alguno le rebanaría el cuello sin pensarlo, me daban pena, pero consideraba mi propia supervivencia más importante que sus vidas.
- ¿Alguna vez habías oido hablar de una enfermedad así? - pregunté intentando no parecer muy atemorizado a la chica mientras terminaba de atrancar una ventana del piso inferior. Lo más parecido que había visto yo era la rabia, y no tenía ese efecto en las personas, tan solo los animales se volvían realmente agresivos con ella.
Y entonces se escuchó algo que me heló la sangre, una ventana rompiendose en el piso superior. - Mierda... - murmuré. Posé mi vista en el profesor dormido y le di una patada en la espinilla. - ¡Despierta! - vale, eso había sido un poco irracional, pero estaba nervioso, no sabía bien que hacer y él era el que mejor conocía la enfermedad, aunque poco podía hacer atado a la silla sentía que podríamos necesitar su ayuda.
Pese a todo decidí actuar. - Subiré yo. - declaré mientras arrancaba una cortina y me la enrrollaba alrededor del antebrazo izquierdo, mi intención era usarlo de barrera entre los dientes de los infecatos y mi propio cuerpo dejando que mordieran la gruesa tela de la cortina enrrollada a su alrededor, en mi mano derecha blandía mi espada quebrada.
Con infinito cuidado, empecé a subir las escaleras mientras mantenía una guardia baja. El brazo derecho lo tenía colocado de forma horizontal delante de mi más o menos a la altura de mi cuello y sujetaba la espada de forma que apuntaría más o menos a la garganta de un hombre adulto. En el momento en que apareciera alguno le rebanaría el cuello sin pensarlo, me daban pena, pero consideraba mi propia supervivencia más importante que sus vidas.
Azoth
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
- Por desgracia, si.- respondió la chica a la pregunta del joven, sin poder evitar que la horrible imagen de Terpoli le llegase a la cabeza.
Ida como estaba, las imágenes de cuerpos putrefactos bailaban en su cabeza, sangre, sudor, lágrimas corrían como espuma llenando sus pensamientos, gritos, esas personas del frente que sabía tanto habían sufrido, los pueblerinos asaltados que, temerosos, habían sucumbido, esas marionetas vivas que buscaban formas de atrapar de uno u otro modo a todo aquel que se plantase delante... un escalofrío la recorrió de arriba a bajo, y tragó saliva con fuerza.
A pesar de que ella había sido simplemente una avanzadilla silenciosa que, finalmente, había salido corriendo para dar un aviso de peligro grave, a pesar de que ella no se había enfrentado directamente a esas cosas... había contemplado, con su velocidad, el horror del suceso desde un punto más alto, y, se vio a si misma de nuevo en el campo de batalla, impotente tras haber cumplido su cometido, agotada, con las piernas doloridas, vendadas, sin ser capaz siquiera de andar, contemplando la carnicería de la ciudad...
Apretó los dientes rabiosa, y alzó la cabeza para obedecer lo que, en ese momento, pedía el doctor, ya que en su momento había sido incapaz de hacer más que portar un mensaje, actuaría en ese caso y lo haría ofreciendo todas sus capacidades. Empezó a empujar la estantería de la cocina, era pesada, eso sin duda, apoyó la espalda para ofrecer más fuerza con la que mover el mueble cuando, de pronto, el hombre maniatado volvió a pronunciarse, los mordiscos....
El doctor cayó dormido, y Azoth se acercó a él para intentar despertarlo cuando un sonido de cristales rotos se escuchó desde las escaleras. "¿Qué?" se preguntó "¿Cómo demonios han conseguido subir?" pensó. La chica ni siquiera había visto que hubiera algún tipo de árbol o modo de escalar, era imposible... Se disponía a subir cuando Azoth se propuso voluntario e inició su escalada.
- No, espera- dijo demasiado tarde.
Si el niño había subido, ella debería quedarse bajo defendiendo esa parte por si el niño volvía, solo quedaba una entrada, se prepararía para dejar un solo rescoldo pero antes debía tomar una precaución más. Se quitó el pañuelo de la cara y lo anudó con fuerza entorno a la boca del doctor, ni un peligro quería cerca. Cuando estuvo hecho, usó toda la fuerza de la que disponía para medio taponar la escalera, dejando el sitio suficiente como para que cupiese el chiquillo, y, cuando este entrase, poder cerrar de un solo empujón fuerte.
- Maldición, Huracán, Nubia, daos prisa.... o moriremos aquí dentro...- suplicó al cielo sintiéndose, una vez más, impotente.
Observó el cuarto, el hombre dormido, varias cuerdas más sueltas por los rincones y un colchón viejo, con el relleno podría hacerse una armadura lo suficientemente buena como para aumentar su defensa.... No tardó en arrastrar el colchón a su lado junto al armario que cubría las escaleras de modo parcial, y comenzar a descuartizarlo con sus dagas para rellenar su ropa con el acolchado, no era perfecto, pero el material liviano le permitiría protegerse y, al mismo tiempo, correr si era necesario, en cuanto tuviera una oportunidad, cogería al chiquillo en brazos y saldría de allí como alma que lleva al diablo.
Ida como estaba, las imágenes de cuerpos putrefactos bailaban en su cabeza, sangre, sudor, lágrimas corrían como espuma llenando sus pensamientos, gritos, esas personas del frente que sabía tanto habían sufrido, los pueblerinos asaltados que, temerosos, habían sucumbido, esas marionetas vivas que buscaban formas de atrapar de uno u otro modo a todo aquel que se plantase delante... un escalofrío la recorrió de arriba a bajo, y tragó saliva con fuerza.
A pesar de que ella había sido simplemente una avanzadilla silenciosa que, finalmente, había salido corriendo para dar un aviso de peligro grave, a pesar de que ella no se había enfrentado directamente a esas cosas... había contemplado, con su velocidad, el horror del suceso desde un punto más alto, y, se vio a si misma de nuevo en el campo de batalla, impotente tras haber cumplido su cometido, agotada, con las piernas doloridas, vendadas, sin ser capaz siquiera de andar, contemplando la carnicería de la ciudad...
Apretó los dientes rabiosa, y alzó la cabeza para obedecer lo que, en ese momento, pedía el doctor, ya que en su momento había sido incapaz de hacer más que portar un mensaje, actuaría en ese caso y lo haría ofreciendo todas sus capacidades. Empezó a empujar la estantería de la cocina, era pesada, eso sin duda, apoyó la espalda para ofrecer más fuerza con la que mover el mueble cuando, de pronto, el hombre maniatado volvió a pronunciarse, los mordiscos....
El doctor cayó dormido, y Azoth se acercó a él para intentar despertarlo cuando un sonido de cristales rotos se escuchó desde las escaleras. "¿Qué?" se preguntó "¿Cómo demonios han conseguido subir?" pensó. La chica ni siquiera había visto que hubiera algún tipo de árbol o modo de escalar, era imposible... Se disponía a subir cuando Azoth se propuso voluntario e inició su escalada.
- No, espera- dijo demasiado tarde.
Si el niño había subido, ella debería quedarse bajo defendiendo esa parte por si el niño volvía, solo quedaba una entrada, se prepararía para dejar un solo rescoldo pero antes debía tomar una precaución más. Se quitó el pañuelo de la cara y lo anudó con fuerza entorno a la boca del doctor, ni un peligro quería cerca. Cuando estuvo hecho, usó toda la fuerza de la que disponía para medio taponar la escalera, dejando el sitio suficiente como para que cupiese el chiquillo, y, cuando este entrase, poder cerrar de un solo empujón fuerte.
- Maldición, Huracán, Nubia, daos prisa.... o moriremos aquí dentro...- suplicó al cielo sintiéndose, una vez más, impotente.
Observó el cuarto, el hombre dormido, varias cuerdas más sueltas por los rincones y un colchón viejo, con el relleno podría hacerse una armadura lo suficientemente buena como para aumentar su defensa.... No tardó en arrastrar el colchón a su lado junto al armario que cubría las escaleras de modo parcial, y comenzar a descuartizarlo con sus dagas para rellenar su ropa con el acolchado, no era perfecto, pero el material liviano le permitiría protegerse y, al mismo tiempo, correr si era necesario, en cuanto tuviera una oportunidad, cogería al chiquillo en brazos y saldría de allí como alma que lleva al diablo.
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
Me mantuve callada, contenta y nerviosa a la vez. Contenta por haber conseguido que aquel hombre nos acompañase aunque más que por eso, porque parecía que no iba a agredirnos en ese momento… Por otra parte no dejaba de estar inquieta. Caminaba entre ambos observándolo todo, caminando en sigilo solo con la lluvia como telón de fondo, mientras Huracán trataba de sacar información a Hank.
Lo cierto es que si había algo que estaba siguiendo al cazador o al revés, ese algo podría también afectarnos a nosotras y por consiguiente a la aldea…
Sin embargo más allá de la tensión por aquella extraña situación de búsqueda y alerta, me tenía muy inquieta el bosque; la naturaleza es sabia, y podía notar la extraña quietud, como una expectación por parte del propio bosque atento a los sucesos… Y aquello me temía, en aquellas circunstancias, no auguraba nada bueno.
La ira llenaba cada vez más la voz de Hank, que se dio la vuelta violentamente y sin reparos, mirándonos con dos ojos que parecían tener un cierto tinte amarillo… Me detuve, Huracán también, y me golpeó con sigilo… Supuse que por la misma razón que yo había notado.
– ¡Ah! Mirad. Ahí tenéis la primera de vuestras plantas – tragué, esbocé una pequeña sonrisa y me acerqué a coger la planta para guardarla en mi bolsa, mirando a mi compañera significativamente. Sabía que no podía ocultar la inquietud en mi rostro.
Momentos más tarde, internados ya en una zona más profunda, Hank se inclinó y me tendió de nuevo otra planta.
– Tensai… ¿Esto es todo lo que necesitáis no?
– Sí, están ambas plantas, ahora tenemos que volver a la aldea.
– Vámonos entonces…
La lluvia arreciaba por momentos, emprendimos la vuelta atrás con cierto recelo en el ambiente. Acomodé ambas plantas en la bolsa para que no se mojasen pues no sabía si aquello era malo o no… Miré a Huracán, tratando de descifrar algo en sus miradas, los ojos de Hank eran demasiado extraños, su mordedura…. En definitiva, trataba de hacer memoria del camino a la aldea.
– Creo que recuerdo el camino que había en el ma…. – chillé acompañando al relámpago. Hank del mismo modo saltó hacia delante pues una figura dentada, cuadrúpeda y peluda se echaba sobre nosotros. – ¡Por la Madre y por todos los Dioses…!
Miré a mi alrededor frenética, corriendo hacia el extremo opuesto del escaso claro –si es que podía llamarse así– en el que estábamos; con la vista buscaba a Huracán, entre tanta lluvia y el sonido de los forcejeos que terminó con un disparo extraño del brazo sano de Hank hacia el felino.
– Alquimia. Me encanta la alquimia.
– Madre… – dije, recuperando el aliento. Había aferrado la bolsa con fuerza, con las plantas dentro y miré con ojos como platos a Hank: él, como si nada, estaba plenamente feliz de aquel ataque por lo que parecía… Me acerqué a Huracán todo cuanto pude, mientras él volvía de examinar su víctima.
Sin embargo, no parecía que todo hubiese acabado. Hank se acababa de incorporar con un gesto inquietante en la mirada. Las orejas me aletearon seguidamente, agudicé la mirada. Movimiento. Agarré a Huracán del brazo a la vez que Hank salía corriendo y nos gritaba.
– ¡TENSAI! ¡Llévate a la elfa de aquí! ¡AHORA! ¿¡A que esperáis?! ¡Huid!
Ni mil palabras más. Corrí e hice lo mismo que él, en su dirección, pero me detuve en seco instantes después con los ojos muy abiertos consciente de que él corría con toda una jauría detrás de sí, y en dirección contraria a la aldea.
Los improperios y chillidos llenaban el aire mientras tomé la dirección contraria y una última frase flotaba en nuestros oídos. – ¡No dejéis que os muerdan!
– No podemos dejarle allí, ¿me oyes? ¡No podemos! ¡Lo van a matar! Y nos ha ayudado… ¡Huracán! – la miraba inquieta mientras corría y saltábamos árboles caídos, matojos… Con el horrible presentimiento de que los susurros de la persecución no se perdían, sino que persistían tras nuestros pies. Trataba de verle el rostro a mi compañera pero no podía, y me invadía el horror por dejarle a merced del destino, del bosque… Pedí a la Madre que lo ayudase mientras corríamos y colocaba la bolsa frente a mí, para no perder las plantas.
Quisiese o no, podía escuchar las hojas crujir tras otros pies, otros, detrás de nosotras. Solté una mano de la bolsa y la llevé a la empuñadura de una de mis hachas; en algún momento tendría que plantar cara al mundo.
Off: sé que está un poco confuso y.. raro xD no es mi mejor post, mil disculpas. Cualquier cosa rara me decís y edito. ¡Me encanta la quest!
Lo cierto es que si había algo que estaba siguiendo al cazador o al revés, ese algo podría también afectarnos a nosotras y por consiguiente a la aldea…
Sin embargo más allá de la tensión por aquella extraña situación de búsqueda y alerta, me tenía muy inquieta el bosque; la naturaleza es sabia, y podía notar la extraña quietud, como una expectación por parte del propio bosque atento a los sucesos… Y aquello me temía, en aquellas circunstancias, no auguraba nada bueno.
La ira llenaba cada vez más la voz de Hank, que se dio la vuelta violentamente y sin reparos, mirándonos con dos ojos que parecían tener un cierto tinte amarillo… Me detuve, Huracán también, y me golpeó con sigilo… Supuse que por la misma razón que yo había notado.
– ¡Ah! Mirad. Ahí tenéis la primera de vuestras plantas – tragué, esbocé una pequeña sonrisa y me acerqué a coger la planta para guardarla en mi bolsa, mirando a mi compañera significativamente. Sabía que no podía ocultar la inquietud en mi rostro.
Momentos más tarde, internados ya en una zona más profunda, Hank se inclinó y me tendió de nuevo otra planta.
– Tensai… ¿Esto es todo lo que necesitáis no?
– Sí, están ambas plantas, ahora tenemos que volver a la aldea.
– Vámonos entonces…
La lluvia arreciaba por momentos, emprendimos la vuelta atrás con cierto recelo en el ambiente. Acomodé ambas plantas en la bolsa para que no se mojasen pues no sabía si aquello era malo o no… Miré a Huracán, tratando de descifrar algo en sus miradas, los ojos de Hank eran demasiado extraños, su mordedura…. En definitiva, trataba de hacer memoria del camino a la aldea.
– Creo que recuerdo el camino que había en el ma…. – chillé acompañando al relámpago. Hank del mismo modo saltó hacia delante pues una figura dentada, cuadrúpeda y peluda se echaba sobre nosotros. – ¡Por la Madre y por todos los Dioses…!
Miré a mi alrededor frenética, corriendo hacia el extremo opuesto del escaso claro –si es que podía llamarse así– en el que estábamos; con la vista buscaba a Huracán, entre tanta lluvia y el sonido de los forcejeos que terminó con un disparo extraño del brazo sano de Hank hacia el felino.
– Alquimia. Me encanta la alquimia.
– Madre… – dije, recuperando el aliento. Había aferrado la bolsa con fuerza, con las plantas dentro y miré con ojos como platos a Hank: él, como si nada, estaba plenamente feliz de aquel ataque por lo que parecía… Me acerqué a Huracán todo cuanto pude, mientras él volvía de examinar su víctima.
Sin embargo, no parecía que todo hubiese acabado. Hank se acababa de incorporar con un gesto inquietante en la mirada. Las orejas me aletearon seguidamente, agudicé la mirada. Movimiento. Agarré a Huracán del brazo a la vez que Hank salía corriendo y nos gritaba.
– ¡TENSAI! ¡Llévate a la elfa de aquí! ¡AHORA! ¿¡A que esperáis?! ¡Huid!
Ni mil palabras más. Corrí e hice lo mismo que él, en su dirección, pero me detuve en seco instantes después con los ojos muy abiertos consciente de que él corría con toda una jauría detrás de sí, y en dirección contraria a la aldea.
Los improperios y chillidos llenaban el aire mientras tomé la dirección contraria y una última frase flotaba en nuestros oídos. – ¡No dejéis que os muerdan!
– No podemos dejarle allí, ¿me oyes? ¡No podemos! ¡Lo van a matar! Y nos ha ayudado… ¡Huracán! – la miraba inquieta mientras corría y saltábamos árboles caídos, matojos… Con el horrible presentimiento de que los susurros de la persecución no se perdían, sino que persistían tras nuestros pies. Trataba de verle el rostro a mi compañera pero no podía, y me invadía el horror por dejarle a merced del destino, del bosque… Pedí a la Madre que lo ayudase mientras corríamos y colocaba la bolsa frente a mí, para no perder las plantas.
Quisiese o no, podía escuchar las hojas crujir tras otros pies, otros, detrás de nosotras. Solté una mano de la bolsa y la llevé a la empuñadura de una de mis hachas; en algún momento tendría que plantar cara al mundo.
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Off: sé que está un poco confuso y.. raro xD no es mi mejor post, mil disculpas. Cualquier cosa rara me decís y edito. ¡Me encanta la quest!
Nübian
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Re: La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
Poco después de tomar la primera planta, encontramos la segunda. Todo parecía ir bien, pero me mantenía alerta. Una extraña sensación de que algo nos seguía recorría todo mi cuerpo y me hacía sentir visiblemente incómoda. A decir por sus gestos, Nübian parecía sentirse parecida a mí. Era curioso que el hombre se dirigiese a mí, y no a mi compañera elfa, que era la experta en herbología, Ella contestó por mí de todos modos.
Fue nada más conseguir la segunda planta cuando una especie de hombre bestia extraño se lanzó a por Hank. Nübian salió corriendo hacia ninguna parte, tan sólo alejándose del monstruo. Yo, pese a que me asusté, intenté apuntarle, pero estaba tan cerca del cazador que tenía miedo herirle. No obstante, él consiguió librarse del monstruo por sí mismo con un extraño truco alquímico. Parecía un tipo experto y curtido en mil batallas. Y a decir por sus palabras, no era la primera vez que se enfrentaba a esa criatura.
Sin embargo, ese no sería el único rival al que tendría que enfrentarse Hank. Pronto se escuchó un sonido como de pisadas viniendo hacia nuestra posición. Nübian me tomó fuertemente del brazo, buscando protección. Hank me dijo que me llevara a la elfa de aquí y salió corriendo en dirección contraria a la nuestra. En dirección al bosque. Seguramente para tratar.
La elfa me soltó y salió corriendo la primera. Yo por un momento dudé en ayudar al hombre, pero era imposible. Demasiados enemigos. Estaba claro que se había sacrificado por nosotras. Teníamos que correr si queríamos que su sacrificio no fuera en vano. Enfundé mi ballesta para poder correr lo más rápido que pude, impulsándome con los brazos, tras Nübian, que era bastante más rápida que yo en parte por su experiencia corriendo bosques, en parte por su menor equipamiento.
Las últimas palabras de Hank advertían de que no fuésemos mordidos por aquellas criaturas. Era lo último que pensaba permitir que hicieran. Dejarse morder por cualquier ser era peor que recibir un flechazo. Yo había perdido muchos amigos y conocidos por eso mismo. Tal vez fuesen vampiros o tal vez no. Pero aquel no era el escenario idóneo para combatir. Y sentía decenas de pasos tras de mí, perseguirme a una velocidad terrorífica y produciendo ruidos que no eran los de una criatura de la noche corriente.
Tampoco tuve mucho tiempo para analizar la situación, estaba más preocupada de saltar los setos y los árboles caídos que me impedían el paso. Nübian insistió en no dejarle ahí. Volver y rescatarlo.
-Hay momentos en los que… - salté un tronco – …no se puede salvar a todo el mundo. – le dije medio fatigada, mientras corría – ¡Corre! – salté otro tronco - ¡por lo que más quieras!
Después de una buena persecución que todavía duraba. Se veían ya las casas del supuesto pueblo maldito. Un lugar bastante tétrico y que no invitaba a quedarse por allí. Imaginaba que Alanna y el niño estarán en una situación similar a la nuestra.
-Mira… - le dije a la elfa, que avanzaba delante de mí – Ese es el pueblo – jadeante estaba, creo que no había corrido tanto en mi vida - ¿Qué haremos si nos reciben de la misma manera? – Y es que de ser así. Tendríamos hombres bestia furiosos por delante y por detrás. Tal vez fuese un suicidio dirigirse allí, pero lo cierto es que no había más sitios en los que refugiarse.
Fue nada más conseguir la segunda planta cuando una especie de hombre bestia extraño se lanzó a por Hank. Nübian salió corriendo hacia ninguna parte, tan sólo alejándose del monstruo. Yo, pese a que me asusté, intenté apuntarle, pero estaba tan cerca del cazador que tenía miedo herirle. No obstante, él consiguió librarse del monstruo por sí mismo con un extraño truco alquímico. Parecía un tipo experto y curtido en mil batallas. Y a decir por sus palabras, no era la primera vez que se enfrentaba a esa criatura.
Sin embargo, ese no sería el único rival al que tendría que enfrentarse Hank. Pronto se escuchó un sonido como de pisadas viniendo hacia nuestra posición. Nübian me tomó fuertemente del brazo, buscando protección. Hank me dijo que me llevara a la elfa de aquí y salió corriendo en dirección contraria a la nuestra. En dirección al bosque. Seguramente para tratar.
La elfa me soltó y salió corriendo la primera. Yo por un momento dudé en ayudar al hombre, pero era imposible. Demasiados enemigos. Estaba claro que se había sacrificado por nosotras. Teníamos que correr si queríamos que su sacrificio no fuera en vano. Enfundé mi ballesta para poder correr lo más rápido que pude, impulsándome con los brazos, tras Nübian, que era bastante más rápida que yo en parte por su experiencia corriendo bosques, en parte por su menor equipamiento.
Las últimas palabras de Hank advertían de que no fuésemos mordidos por aquellas criaturas. Era lo último que pensaba permitir que hicieran. Dejarse morder por cualquier ser era peor que recibir un flechazo. Yo había perdido muchos amigos y conocidos por eso mismo. Tal vez fuesen vampiros o tal vez no. Pero aquel no era el escenario idóneo para combatir. Y sentía decenas de pasos tras de mí, perseguirme a una velocidad terrorífica y produciendo ruidos que no eran los de una criatura de la noche corriente.
Tampoco tuve mucho tiempo para analizar la situación, estaba más preocupada de saltar los setos y los árboles caídos que me impedían el paso. Nübian insistió en no dejarle ahí. Volver y rescatarlo.
-Hay momentos en los que… - salté un tronco – …no se puede salvar a todo el mundo. – le dije medio fatigada, mientras corría – ¡Corre! – salté otro tronco - ¡por lo que más quieras!
Después de una buena persecución que todavía duraba. Se veían ya las casas del supuesto pueblo maldito. Un lugar bastante tétrico y que no invitaba a quedarse por allí. Imaginaba que Alanna y el niño estarán en una situación similar a la nuestra.
-Mira… - le dije a la elfa, que avanzaba delante de mí – Ese es el pueblo – jadeante estaba, creo que no había corrido tanto en mi vida - ¿Qué haremos si nos reciben de la misma manera? – Y es que de ser así. Tendríamos hombres bestia furiosos por delante y por detrás. Tal vez fuese un suicidio dirigirse allí, pero lo cierto es que no había más sitios en los que refugiarse.
Anastasia Boisson
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